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SEMANA SANTA

VIERNES
SANTO

SUBSIDIO
Viernes Santo

Celebración a las _________hrs.

▪ Color litúrgico: ROJO


▪ Nota para el ceremoniero: Las rubricas del misal romano indican que “El día de hoy y el
de mañana, por una antiquísima tradición, la Iglesia omite por completo la celebración del
sacrificio eucarístico. El altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, sin candelabros
y sin manteles.”

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1. PREPARATIVOS NECESARIOS:
a. PREVIOS EN EL TEMPLO.
En la Sacristía:
• Ornamentos rojos para el • Dos canastitas para la colecta que
presidente y los concelebrantes se realiza durante la adoración de la
(si los hay). Buscar las mejores santa cruz.
Casullas, tenerlas limpias y listas.
• El Cristo crucificado para la • El misal o el libro para las
adoración cubierto con un lienzo celebraciones de Semana Santa.
morado.
• •
En el Presbiterio o en la nave:
• El Altar completamente desnudo, • Todas las imágenes de la iglesia
sin candelabros y sin mantel. cubiertas con un lienzo morado.
• En el ambón, 2 o 3 libros con la • Dos o tres micrófonos cerca del
lectura de la Pasión (uno para el ambón. (uno para el Sacerdote y
Sacerdote y uno para cada uno para cada persona que participe
persona que participe en la en la lectura de la Pasión).
lectura de la Pasión).
• Alfombra o tapete muy limpio al • Sagrario vacío, con las puertas
pie del presbiterio para la abiertas, y apagada la lámpara roja.
postración del sacerdote al inicio
de la celebración.
• Atril para el Monitor. •
En la Credencia:
• Mantel para el Altar doblado. • Matraca (guárdense las
campanillas).
• Corporal. • Purificador y agua en una de las
vinajeras.
En el fondo de la nave:
• El Cristo crucificado para la • Ciriales para acompañar al Cristo
adoración cubierto con un lienzo Crucificado durante la adoración y,
morado. cerillos o encendedor para
prenderlos.
• Canastas para la colecta. •

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I. GUÍA PARA LA CELEBRACIÓN
o Generales
• El orden que tendrá la celebración será el siguiente:
1. La entrada del sacerdote y sus ministros se hará en completo silencio; no hay
canto de entrada.
2. La asamblea se pone de pie.
3. Cuando el sacerdote llega a los pies del Altar y se postra, la asamblea se pone
de rodillas.
4. Cuando el sacerdote se levante, la asamblea se pone de pie.
5. El Sacerdote se dirige a la sede y desde allí dice la oración colecta, sin decir:
"Oremos".
6. Se continúa con la Liturgia de la Palabra.
7. Para la lectura de la Pasión no se llevan velas.
8. Al finalizar la Pasión de nuestro Señor el sacerdote puede dar una breve
homilía, pero también la puede omitir.
9. Al finalizar la homilía (si hubo), se da inicio a la Oración Universal.
10.El desarrollo de esta Oración Universal es el siguiente: Primero, el sacerdote
hace la invitación y la intención, y luego de un breve silencio, él hace mismo
la oración a la que toda la asamblea responde amén.
11.Cuando el Sacerdote termina toda la Oración Universal, se dirige junto con
dos monaguillos por la Cruz.
12.Enseguida el Sacerdote hace el traslado de la Cruz desde el fondo de la nave
y va descubriendo los brazos, el cuerpo y los pies del Crucificado mientras
elevándolo en alto dice: “MIREN EL ÁRBOL DE LA CRUZ DONDE
ESTUVO CLAVADO EL SALVADOR DEL MUNDO”. La comunidad
responde: “VENGAN Y ADOREMOS.”
13.Luego el sacerdote hace la adoración de la Cruz y en seguida todo el pueblo
pude pasar a hacerlo.
14.Durante la adoración de la Cruz se cantan o rezan las antífonas, los
improperios o algún canto adecuado.
15.Terminada la adoración, la cruz es llevada al altar y puesta en un lugar
pertinente.
16.Así mismo, terminada la Adoración, se extiende un mantel sobre el altar y se
pone sobre el un corporal y el libro.
17.Mientras tanto el Sacerdote va buscar el Santísimo Sacramento de la capilla
donde se reservó ayer, acompañado de dos monaguillos con los ciriales y uno
con la matraca, mientras tanto el pueblo espera de pie y en silencio.
18.Una vez que ya se coloca todo lo anterior y llega el Santísimo, el Sacerdote y
pueblo con las manos extendidas dicen juntos el Padre Nuestro.
19.No se dice ni se canta Cordero de Dios.
20.El Sacerdote comulga y luego distribuye la comunión al pueblo.
21.Durante la comunión se pueden cantar cantos apropiados que conserven y
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fomenten la oración y recogimiento propio de la celebración.
22.Posteriormente dice la oración después de la Comunión.
23.Después hace la última oración sobre el pueblo.
24.Una vez terminada esta oración, se retiran todos en silencio, no hay avisos, no
hay canto de salida.
25.En seguida se vuelve a quitar el mantel, velas y todo lo que haya sobre el Altar.
o Ceremoniero
• Se les pedirá a los lectores que vengan con su uniforme de gala (si lo tienen), o
muy bien presentados.
• Si la lectura de la Pasión se hace de forma participada, se escogerán 1 o 2
personas (según la modalidad de lectura que se haga) que tengan experiencia en
la proclamación de la palabra de Dios en la Misa y con buena entonación y
dicción para que ayuden al sacerdote que preside con la lectura de la misma.
• Cuando la lectura de la Pasión se hace en forma participada, al sacerdote le
corresponden siempre las partes que dice Cristo, así mismo, le corresponde
anunciarla, de tal manera que es él quien dice: "Pasión de nuestro Señor
Jesucristo, según San Juan y no el comentarista o el narrador. Inmediatamente
después de que sacerdote anuncia la Pasión, el comentarista inicia la lectura
intercalándose con él, y con el que hace las veces de la sinagoga (en su caso),
según las intervenciones marcadas para cada uno. Al finalizar la lectura de la
Pasión, a quien le toca decir: "Palabra del Señor" es al sacerdote no al
comentarista.
• Cuidar que el coro entone los cantos apropiados para cada momento y en su caso
coordinar la intercalación del canto con la recitación de las antífonas señaladas
en el propio, principalmente durante la adoración de la Cruz.
o Monitor
• Esté atento el monitor para que de ser necesario, en cualquier momento, pero en
especial durante el la adoración de la Cruz, pida a la asamblea orden y silencio.
• Por ser esta una celebración única y diferente a las del resto del año, es muy
conveniente que el monitor vaya dirigiendo las intervenciones de los fieles, de
tal manera que sea el portavoz de la participación de la asamblea. Pero cuídese
de no abusar en el uso del micrófono.
• Dos monaguillos deberán acompañar al sacerdote con ciriales encendidos al
momento en que presente la Santa Cruz para la adoración.
• Mientras el sacerdote comulga, al monitor le tocará indicar como se hará la
distribución de la Comunión (p.ej. 2 filas en el pasillo principal…)
• En este día no se darán avisos, la celebración se termina con la oración sobre el
pueblo, que se retira en completo silencio.
o Monaguillos

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• La procesión de entrada se hará sin cruz alta, ni ciriales, ni evangeliario.
• No se llevan ciriales ni incienso, a la lectura de la Pasión.
• Los monaguillos estén muy atentos a servir al altar y auxiliar al sacerdote en los
momentos indicados, principalmente durante la adoración de la Santa Cruz y en
el traslado del Santísimo desde el lugar de la reserva a la iglesia.
• Durante la traslación del Santísimo Sacramento, no olviden los monaguillos que
no se tocan las campanillas, deberá usarse la matraca y si no se tiene, no se toque
nada.

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1. Oficios y ministerios en la celebración
Viernes Santo – de la Pasión del Señor

Celebración a las ________ hrs.


Notas:
PRESIDENTE:
 Concelebrante (s):

Ceremoniero:

Monitor:

Sacristán:

Monaguillos:
 Ceroferario 1
 Ceroferario 2


Coro:

Lectores:
 1ª Lectura:
 Salmo:
 2ª Lectura:
 Aclamación:
 Comentarista (Pasión):
 Antífonas 1:
 Antífonas 2:

Ofrendas:
 Colecta:

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M.E.S.C.:

Orden y otros ministerios:




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Viernes Santo
de la Pasión del Señor
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2. ESQUEMA Y MONICIONES DE LA CELEBRACIÓN

RITOS INICIALES

La celebración de hoy es diferente de las habituales. Por eso se harán algunas moniciones que
expliquen el sentido y la forma de participar en los ritos. Por tal motivo, esté el monitor muy atento
para hacerlas oportunamente.
Estando toda la asamblea sentada, en silencio y el sacerdote casi listo para entrar al fondo de la
iglesia, será el momento de iniciar la monición de entrada; el sacerdote entrará cuando la
monición invite a la asamblea a ponerse de pie; una vez que entró el sacerdote y mientras hace la
postración el monitor lee la parte restante de la monición inicial, en seguida, y luego de unos
momentos de silencio y una vez dicha la oración empieza la liturgia de la palabra, no se cantará
canto de entrada.

(Estando todos sentados justo antes de la entrada del sacerdote).


Monición inicial:
Es Viernes Santo, el día en que Jesús, el Señor, muere en la cruz. Por eso nuestra
celebración es diferente. Hoy la Iglesia se abstiene del Sacrificio Eucarístico, y hace
una solemne celebración de la Pasión del Señor, que consta de tres partes; la Liturgia
de la Palabra, la Adoración de la Cruz y la Sagrada Comunión.
Toda la celebración de hoy es de contemplación, de silencio y de oración…
(Al entrar el sacerdote)
Nos ponemos ahora de pie.
(Al postrarse el sacerdote)
Puestos de rodillas, y en silencio, en actitud de penitencia y de oración tomemos
conciencia de que son nuestros pecados los que han causado la muerte de Jesús en
la Cruz.
(Al levantarse el sacerdote)
De pie.
Oración: (Sacerdote)

LITURGIA DE LA PALABRA

Se hará una sola monición para las lecturas y una monición antes de la Pasión.
Monición a las lecturas:
Dispongámonos a escuchar las lecturas de hoy. La profecía de Isaías, el Salmo
responsorial, el texto de la carta a los hebreos, y sobre todo la Pasión según san Juan,

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nos llevarán a vivir el misterio que hoy conmemoramos. Escuchemos, y más todavía,
contemplemos, con atención y con el corazón bien abierto, la Palabra de Dios.
1ª lectura: del libro del profeta Isaías (52, 13—53, 12)
Salmo responsorial: Salmo 30

2ª lectura: Lectura de la carta a los Hebreos (4, 14-16; 5, 7-9)


Monición a la lectura de la Pasión:
Ahora, vamos a participar en la narración de la Pasión del Señor, leyendo a un coro
en voz alta, fuerte y clara, la parte que está marcada en sus hojas para ser leída por
la asamblea, señalada como “sinagoga”; toda esta lectura nos hará participar en los
sufrimientos de Cristo durante su Pasión. Contemplemos, pues, con fe este camino
de amor que siguió Cristo para darnos la vida. De pie, por favor...
Aclamación antes de la lectura de la Pasión: ( - Coro - Todos) “Honor y gloria a ti
Señor Jesús”
No se llevan velas ni incienso para la lectura de la Pasión del Señor, ni se hace al principio el
saludo, ni se signa el libro.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan (18, 1-19, 42): (Sacerdote -
Cronista: - Todos)
Una vez terminada la homilía, en caso de que hubiera, o bien, al terminar la lectura de la Pasión,
se hace la monición a la Oración Universal .El sacerdote hará la invitación a orar y luego de un
breve silencio concluye con la oración .El monitor debe estar atento para que no haya respuesta del
pueblo después del invitatorio indicando a la asamblea, solo si fuera necesario, que se ore en
silencio.
Monición a la Oración Universal:
Hoy, nuestra oración toma un tono más solemne, y sobre todo quiere ser una oración
que alcance a todos; para que a todos llegue la salvación que nace de la vida
entregada por Jesús en la cruz. Por eso luego de cada intención haremos oración en
silencio por un momento, y después de la oración del celebrante todos
responderemos: Amén.
Oración Universal: (Sacerdote)
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

Mientras el sacerdote se dirige al fondo de la nave de la iglesia se hace la monición a la adoración


de la Cruz.
Monición a la adoración de la Cruz:
Dispongámonos a recibir la Santa Cruz, poniéndola ahora en el centro de nuestra
celebración; pasaremos después cada uno a adorarla, expresando nuestra profunda

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gratitud por tan grande amor de Jesús hacia nosotros, que se ha manifestado en su
entrega hasta la muerte.
El Sacerdote ira al fondo de la iglesia acompañado por sus monaguillos, ahí tomará la Cruz
cubierta, los monaguillos caminarán junto a él con los ciriales encendidos; descubriendo la parte
superior de la Cruz hará la invitación indicada y el pueblo responderá. Al terminar esta primera
invitación se hará la indicación para que todo el pueblo se arrodille. Con el pueblo de rodillas, el
sacerdote continúa avanzando y hace la segunda y tercera invitación hasta que la Cruz queda
completamente descubierta y él sacerdote se encuentre al pie del presbiterio.
Primera invitación a la adoración:
• Sacerdote: “Mirad el árbol de la cruz ...”
• Respuesta: (Todos: “Venid y adoremos”).
Monitor: PONGÁMONOS DE RODILLAS.
Segunda y tercera invitación y respuestas, ídem anterior: (Sacerdote –Todos)

La invitación e indicaciones para la adoración de la Cruz las hará el sacerdote quien adorará la
Cruz en primer lugar, luego pasará toda la asamblea a la adoración, procurando en todo momento
conservar el debido orden y respeto (si es necesario el monitor hará las indicaciones pertinentes
respecto de la adoración y/o el orden). Mientras la gente pasa a adorar la Cruz se cantaran cantos
adecuados y/o se leerán las antífonas y/o los himnos del Propio alternados con aquellos. La Cruz
será colocada en una mesa para la adoración de los fieles, los monaguillos con los ciriales se
colocaran a los lados y un tercero estará con un paño limpiando la Cruz luego de que los fieles
la besen, especialmente luego de que pase alguna mujer.
Adoración (cantos y/o antífonas):

Al terminar la adoración de la Cruz esta se coloca junto al altar, se pone un mantel y un corporal
sobre la mesa del altar y los candelabros encendidos que estaban a los lados de la Cruz durante
la adoración se disponen a acompañar al Santísimo desde el lugar de la reserva hasta la iglesia,
no se tocan campanas, si se tiene matraca será esta la que se toque, luego se da paso al rito de
comunión.

RITO DE COMUNIÓN

Monición mientras el sacerdote se va a buscar el Santísimo:


Como hemos dicho ya, hoy no celebramos la Eucaristía. Pero sí comulgamos con el
pan consagrado en la Misa de ayer. La Comunión del Cuerpo de Jesús entregado por
nosotros nos ayuda a estar más unidos a él, en espera de la gran Eucaristía de la
noche de Pascua. Esperemos al Señor puestos de pie.
Padre Nuestro: (Coro - Todos)
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Cantos de comunión: (Coro - Todos)

Para terminar, el Sacerdote hace la oración después de la comunión, y por último la bendición
sobre el pueblo. La salida se hará en completo silencio.
Oración sobre el Pueblo: (Sacerdote)
Salida en completo silencio.
(Si fuera necesario, pero solo si fuera necesario, el monitor invitará a la asamblea a retirarse en
completo silencio)

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1. EL "VÍA CRUCIS"
“Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran la Pasión del Señor,
hay pocos que sean tan estimados como el Vía Crucis. A través de este ejercicio
de piedad los fieles recorren, participando con su afecto, el último tramo del camino
recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de los Olivos, donde en el
"huerto llamado Getsemani" (Mc 14,32) el Señor fue "presa de la angustia" (Lc
22,44), hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (cfr.
Lc 23,33), al jardín donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca
(cfr. Jn 19,40-42)…” (DPP 131)

“En su forma actual, que está ya atestiguada en la primera mitad del siglo XVII, el
Vía Crucis, difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha
sido aprobado por la Sede Apostólica, dotado de indulgencias y consta de catorce
estaciones.” (DPP 132)

“Para realizar con fruto el Vía Crucis pueden ser útiles las siguientes indicaciones:
- la forma tradicional, con sus catorce estaciones, se debe considerar como la
forma típica de este ejercicio de piedad; sin embargo, en algunas ocasiones, no se
debe excluir la sustitución de una u otra "estación" por otras que reflejen episodios
evangélicos del camino doloroso de Cristo, y que no se consideran en la forma
tradicional;
- en todo caso, existen formas alternativas del Vía Crucis aprobadas por la Sede
Apostólica o usadas públicamente por el Romano Pontífice: estas se deben
considerar formas auténticas del mismo, que se pueden emplear según sea oportuno.
- el Vía Crucis es un ejercicio de piedad que se refiere a la Pasión de Cristo; sin
embargo, es oportuno que concluya de manera que los fieles se abran a la
expectativa, llena de fe y de esperanza, de la Resurrección; tomando como
modelo la estación de la Anastasis al final del Vía Crucis de Jerusalén, se puede
concluir el ejercicio de piedad con la memoria de la Resurrección del Señor.”
(DPP 34)

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Vía Crucis
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VIA CRUCIS: “IGLESIA SINODAL”
Oración inicial
En el nombre del padre…
«Tanto nos ha amado Dios que llegó a entregarnos, por el sacrificio, a su Hijo… que
nos amó y se entregó por nosotros» (Jn 3,16; Gál 2,20).

Oremos:
«Oh Dios, que por la Pasión de Cristo, Señor nuestro, has destruido la muerte,
consecuencia del primer pecado, que a todos los hombres alcanza; te pedimos nos
hagas semejantes a tu Hijo; así, quienes por nuestra naturaleza humana somos
imagen de Adán, el hombre terreno, por la acción de tu gracia, seamos imagen de
Jesucristo, el hombre celestial». (Misal gelasiano).

Primera estación: Jesús es condenado a muerte

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Entonces Pilato dictó la sentencia sobre Jesús que le pedían. Liberó al
hombre que querían. . . se les entregó a Jesús para que hicieran lo que quisieran”
(Lucas 23: 24-25).

Guía: “No se debe excluir a. . . Nadie . . . de compartir su perspectiva y experiencias,


en la medida en que quieran ayudar a la Iglesia en su caminosinodal de búsqueda del
bien y de la verdad. Esto es especialmente importante para aquellos que son más
vulnerables o marginados” (Manual del Sínodo, 2.1).

Lector: Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Pertenecemos a una


sola familia humana. En una Iglesia sinodal, no condenemos a nadie en las orillas
del camino por su diferencia física, psíquica, religiosa, étnica o cultural. No nos
lavemos las manos por los miembros anormales y diferentes de la familia humana.

Segunda estación: Jesús carga con la cruz

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

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Lector: “Entonces les soltó a Barrabás. Ordenó que primero azotaran a Jesús y luego
lo entregaran para que lo crucificaran." (Mateo 27: 26b)

Guía: "Ante la desconcertante perspectiva de la cruz, hay discípulos que se alejan y


gente que cambia de estado de ánimo. La insidia que divide – y por lo tanto contrasta
un camino común – se manifiesta indiferentemente en las formas del rigorismo
religioso, de la intimación moral que se presenta más exigente que la de Jesús, y de
la seducción de una sabiduría política mundana que pretende ser más eficaz que el
discernimiento de espíritus." (Documento Preparatorio del Sínodo, 21).

Lector: Estamos llamados a tomar la cruz de Jesucristo en esta Iglesia que quiere
ser sinodal. Es nuestra responsabilidad caminar juntos como Pueblo de Dios -
hombres, mujeres, niños y niñas, religiosos hombres y mujeres, clérigos, obispos.
Tomar la cruz significa asumir el caos, el desorden, las frustraciones y las
desilusiones de los demás. Subamos al tren sinodal y acompañemos aCristo
crucificado que nos acompaña en el camino.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Tercera estación: Jesús cae por primera vez

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Cuando una de las criadas lo vio sentado junto al fuego, lo miró
fijamente y dijo: “¡Este también estaba con Jesús!”. Pero Pedro lo negó: “¡Mujer, ni
siquiera lo conozco!”. (Lucas 22: 56-57).

Guía: “Como en cualquier camino, debemos ser conscientes de las posibles trampas
que podrían obstaculizar nuestro progreso durante este tiempo de sinodalidad”
(Manual del Sínodo, 2.4).
Lector: Mientras caminamos juntos, a veces caemos por el peso de nuestras
responsabilidades comunitarias. Cuando caigamos, no abandonemos la misión de
caminar juntos. No juzguemos con dureza ni culpemos a los que caen. No
descuidemos ni ignoremos a los débiles y vulnerables que caen. Cristo también cayó
bajo el peso de su propia cruz misionera, pero se levantó de nuevo y continuó el
camino.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

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Cuarta estación: Jesús se encuentra con su madre

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “De pie junto a la cruz de Jesús estaba su madre. . . Jesús vio a su
madre y al discípulo que amaba parados allí; así que le dijo a su madre: “Éles tu
hijo”. Entonces dijo al discípulo: “Ella es tu madre”. (Juan 19: 28-29)

Guía“Que la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la


Iglesia, interceda por nosotros mientras caminamos juntos por el camino que Dios
nos presenta. Como en el Cenáculo en Pentecostés, que su cuidado maternal y su
intercesión nos acompañen mientras construimos nuestra comunión unos con otros
y llevamos a cabo nuestra misión en el mundo. Con ella, decimos juntos como
Pueblo de Dios: Hágase en mí según tu palabra”
(Lucas 1, 38) (Manual Sinodal 5.3)
Lector: María es la Madre de la Iglesia. En medio de la crisis de la Iglesia, ella no
abandona, desatiende ni ignora a sus hijos. Ella nos acompaña fielmente en el camino
y comparte nuestro dolor y sufrimiento. Siguiendo su ejemplo, la Iglesia nunca debe
abandonar a sus hijos.
Ella debe ir donde ellos sienten el dolor más insoportable: en relaciones rotas, en
familias disfuncionales y en la pobreza. Debemos ser madres para todos en el
camino.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Quinta estación: Jesús es ayudado por el Cirineo

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Los soldados se llevaron a Jesús, y mientras iban, se encontraron


con un hombre de Cirene llamado Simón, que venía del campo a la ciudad. Lo
agarraron, le pusieron la cruz y le hicieron llevarla detrás de Jesús”. (Lucas 23: 26)
Guía: “Continuamente somos interpelados como Pueblo de Dios a asumir el dolor
de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Por mucho tiempo el
clamor de las víctimas ha sido uno que la Iglesia no ha sabido escuchar
suficientemente (Documento Preparatorio del Sínodo, 6).

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Lector: Jesucristo es la Cabeza del Cuerpo de Cristo. Como Cabeza, Él nos enseña
a ser hospitalarios con los desconocidos, cuyos dones y presencia pueden ayudarnos
a llevar nuestra cruz. En este camino, nos encontramos con el moderno Simón de
Cirene, desconocido de diferente estatus social, creencias religiosas, etnia, género,
orientación sexual y capacidad intelectual. Extendamos la hospitalidad a todos los
desconocidos.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Sexta estación: La verónica enjuga el rostro de Jesús

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: "Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania... Allí le prepararon una
comida... Entonces María tomó una libra entera de un perfume muy caro hecho de
nardo puro, lo derramó sobre los pies de Jesús, y los secó con sus cabellos" (Juan
12: 1-3b).

Guía: "La asamblea del Pueblo de Dios se compone no sólo de hombres (Éxodo
24:7-8) sino también de mujeres (Josué 8: 33 y 35). Ellas son las compañeras
convocadas por el Señor cada vez que renueva su alianza” (Sinodalidad en la Vida
y Misión de la Iglesia, 2018).

Lector: Al tocar su rostro herido y despreciable, Verónica honra a Jesucristo. A


pesar de su rostro herido y sangrante, lo dignifica con su toque. Hoy, ¿quiénes son
los rostros heridos y poco agraciados que Verónica nos anima a dignificar? ¿Es el
niño que llora, el rostro de mujer maltratada y desfigurada obligada a prostituirse,
los rostros de discapacitados, la piel flácida y arrugada de ancianas y ancianos, o el
rostro de una adolescente que no se considera digna de la portada de revistas de
moda?

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

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Lector: “Cuando Jesús llegó, encontró que Lázaro había sido sepultado cuatro días
antes. . . Jesús lloró. . .” (Juan 11: 17 y 35)

Guía: “En la Iglesia, el contexto también está marcado por el sufrimiento vivido por
menores y personas vulnerables 'debido al abuso sexual. . .' La pandemia de la
Covid-19 ha hecho estallar las desigualdades existentes. . . La crisis global ha
revivido nuestro sentido de que todos estamos en el mismo barco, y que 'los
problemas de una persona son los problemas de todos'” (Manual del Sínodo, 1.1).
Lector: Cuando los miembros de la familia humana caen bajo el peso de los efectos
del cambio climático, las terribles condiciones socioeconómicas, los desastres
naturales, los conflictos políticos internos, la guerra, el genocidio y la discriminación
religiosa, caemos con ellos. Pertenecemos a una sola familia humana, caminando
juntos, con Dios como Madre y Padre de esta familia. Caigamos y suframos con los
caídos y caídas. Caer juntamente les da la fuerza para levantarse y continuar el
camino.

Padre nuestro, Ave María, gloria, canto.

Octava estación: Las mujeres de Jerusalén lloran delante de Jesús

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Lo seguía una gran multitud de gente; entre ellos había algunas mujeres
que lloraban y se lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: “¡Mujeres
de Jerusalén! No lloren por mí, sino por ustedes y por sus hijos”. (Lucas 23: 27-28)
Guía: “El Papa Francisco caracteriza los objetivos interrelacionados de este proceso
de escucha: 'escuchar a Dios, para que con él podamos escuchar el clamor de su
pueblo; escuchar a su pueblo hasta que estemos en sintonía con la voluntad a la que
Dios nos llama'” (Manual del Sínodo, 2.2)
Lector: Sentimos el profundo dolor emocional de las madres. Llevan la carga de la
muerte de una niña, un niño drogadicto, la partida de sus hijos e hijas del hogar, el
abuso o la enfermedad terminal de un niño o niña. En este camino, nos unimos a las
mujeres contemporáneas de Jerusalén en el llanto con y por sus hijos. Caminamos
con ellas en solidaridad y esperanza.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

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Novena estación: Jesús cae por tercera vez

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Jesús salió de la ciudad y se fue. . . al Monte de los Olivos. . . Luego se


alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra y se arrodilló y oró.” “Padre,
si quieres, aparta de mí este cáliz de sufrimiento. Con gran angustia oró aún más
fervientemente; su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.” (Lucas 22:
39-44)

Guía: “¿Por qué la cruz? Porque Jesús toma sobre sí el mal, la inmundicia, el pecado
del mundo, incluido el pecado de todos nosotros, y lo limpia; lo limpia con su sangre,
con la misericordia y el amor de Dios”. (Papa Francisco, La Iglesia de la
Misericordia)

Lector: En el camino sinodal, caemos bajo el peso de nuestra cruz. Llevando la


cruz, llevamos el mal, la inmundicia y el pecado del mundo. Caemos bajo el peso de
formas irrespetuosas e insensibles de hablar entre nosotros, o de formas críticas e
insensibles de escuchar. En este camino la Iglesia cae bajo el peso del clericalismo,
del autoritarismo, del individualismo o del narcisismo. A veces, la cruz es demasiado
pesada para cargarla.

Padre nuestro, Ave María, gloria, canto.

Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Lo crucificaron y luego repartieron sus vestidos entre ellos tirando dados”.
(Mateo 27: 35)

Guía: “Dejar atrás los prejuicios y estereotipos: Podemos ser abrumados por
nuestras debilidades y pecados. El primer paso para escuchar es liberar [despojar]
nuestra mente y nuestro corazón de los prejuicios y estereotipos que nos llevan por
el camino equivocado, hacia la ignorancia y la división” (Manual Sinodal, 2.3)

Lector: ¿De qué estamos dispuestos a ser despojados en este camino sinodal? Jesús
es despojado de su ropa y de su dignidad humana. Pablo es despojado de su estatus
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religioso y social. Pedro es despojado de su orgullo. ¿De qué estoy dispuesto a ser
despojado? ¿Es nuestra tendencia controladora y manipuladora, posiciones de
privilegio, nuestras actitudes invencibles o indispensables, o una actitud de
superioridad?

Padre nuestro, Ave María, gloria, canto.

Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Lo crucificaron y luego se repartieron sus vestidos tirando los dados”
(Mateo 27: 35).

Guía: Testimonio de un sacerdote falsamente acusado:


"Cuántas veces, como sacerdote, he meditado en esta página del Evangelio. Cuando
un día me pusieron en una cruz, sentí todo el peso de esa madera: la acusación se
hizo con palabras tan duras como clavos, la subida se hizo empinada, el sufrimiento
me agobiaba. El momento más oscuro fue ver mi nombre pegado fuera de la sala del
tribunal: en ese momento me di cuenta de que era un hombre sin culpa obligado a
demostrar su inocencia. Estuve colgado en la cruz durante diez años: mi Vía Crucis
se llenó de expedientes, sospechas, acusaciones, insultos. Cada vez que estaba en la
sala del tribunal, buscaba el crucifijo: tenía los ojos fijos en él mientras la ley
investigaba mi historia.
Por un momento, la vergüenza me llevó a pensar que sería mejor acabar con todo,
pero entonces decidí seguir siendo el sacerdote que siempre fui, nunca pensé en
disminuir mi cruz, incluso cuando la ley lo permitía, opté por someterme a un juicio
civil: Me lo debía a mí mismo, a los jóvenes a los que enseñé durante los años de
seminario, a sus familias. Mientras subía a mi calvario, los encontré a lo largo del
camino: se convirtieron en mis cirineos, llevaron conmigo el peso de la cruz, secaron
mis muchas lágrimas. Junto a mí, muchos de ellos oraron por el joven que me acusó:
nunca se detuvieron. El día en que fui completamente absuelto, me encontré más
feliz que durante los diez años anteriores: experimenté de primera mano a Dios
obrando en mi vida. Colgado de la cruz, descubrí el significado de mi sacerdocio”.
(Meditación del sacerdote acusado y luego absuelto, Vía Crucis presidida por el Papa
Francisco, 10 de abril de 2020, Viernes Santo)

Pueblo: Los pobres son los que están clavados o aprisionados por la indigencia, la
pobreza, el encarcelamiento, el hambre, la falta de vivienda y la injusticia. En el
22
camino de la vida, son clavados en la cruz ante nuestros ojos pero nos hacemos de
la vista gorda. ¿Estamos dispuestos a clavarnos con los pobres, es decir, a ser
solidarios con ellos? No es suficiente orar simplemente por ellos. Ellos también están
en el camino con nosotros. Necesitan nuestras manos, pies y voz.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Duodécima estación: Cristo muere en la cruz

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “Eran cerca de las doce cuando el sol dejó de brillar y la oscuridad cubrió
todo el país hasta las tres de la tarde; y la cortina que colgaba del templo se rasgó en
dos. Jesús clamó a gran voz: ¡Padre! ¡En tus manos pongo mi espíritu! Dijo esto y
murió”. (Lucas 23: 45-46)

Guía: “Padre, me preguntan por qué no lloré en el funeral de mi hijo. Algunos


preguntan si todavía estoy en negación. Otros se preguntan si realmente estoy
afligida. Mientras que otros piensan que soy fría y distante. A decir verdad, Padre,
desde la noticia de su muerte he llorado tanto que me he quedado sin lágrimas, no
queda nada. He muerto un millón de muertes. Estoy en el fondo de este abismo, sin
más a donde ir. No me importa lo que diga la gente. Permítame permanecer en mi
propia muerte.” (Testimonio de una madre cuyo primer hijo murió en un accidente
aéreo.)

Lector: Tantas personas mueren por vivir en una Iglesia Sinodal. ¿Estoy dispuesto
a trabajar en favor de que esta Iglesia de Aguascalientes tenga un rostro sinodal
donde todos sean escuchados, donde todos aprehendamos a escuchar? ¿Estoy
dispuesto a morir por la justicia, la equidad y la paz? ¿Estoy dispuesto a morir
defendiendo los derechos de los no nacidos, los condenados a muerte, las personas
sin hogar o los abusados física y emocionalmente? ¿Estoy dispuesto a bajar al
abismo para estar con los que sufren o por los que se han alejado de la Iglesia por
nuestra falta de testimonio?

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Décimo tercera estación: Jesús es bajado de la cruz

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


23
℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “José (de Arimatea) trajo una sábana de lino, bajó el cuerpo y lo envolvió
en la sábana”. (Marcos 15: 46)

Guía: “Señor Jesús, tu cuerpo, desfigurado por un mal tan grande, ahora está
envuelto en un sudario y entregado a la tierra desnuda: aquí está la nueva creación.
A tu Padre encomendamos la Iglesia, nacida de tu costado traspasado, para que
nunca desfallezca ante los fracasos y las apariencias, sino que persevere en llevar a
todos el mensaje gozoso de nuestra salvación” (Estaciones del Vía Crucis, Viernes
Santo, 10 de abril de 2020, Papa Francisco.)

Lector: En el camino sinodal caminamos por el “valle de la sombra de la muerte”.


¿Realmente creemos que la oscuridad puede conducir a la luz o que las situaciones
de oscuridad no tienen permanencia? Aunque Jesús tuvo una muerte cruel, todavía
tenía compañeros fieles dispuestos a arriesgarse a la pena y la vergüenza para
reclamar su cuerpo. ¿Qué estamos dispuestos a arriesgar para defender a los
indefensos, para identificarnos con los marginados, o con las personas más
despreciables o indeseables de nuestra sociedad?

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Décimo cuarta estación: Jesús es puesto en el sepulcro

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: “. . . y lo puso en un sepulcro. . .” (Marcos 15:46)

Guía: "Frente a una situación de violencia, tantos jóvenes muertos en vida a causa
de las drogas, hundidos en los sepulcros de casas de seguridad, de laboratorios
clandestinos, pareciera que todo se ha perdido. En ellos debe haber un resurgimiento,
y renovarse para no permanecer sepultados.

Lector: El camino sinodal está plagado de muchas experiencias sepulcrales. Son


momentos oscuros para las comunidades en las que no se percibe una solución a las
crisis. Puede ser una discusión o pelea acalorada, la revelación de una historia de
abuso, alguien que se niega a hablar con otra persona o un grupo que se niega a
escuchar la perspectiva de otro grupo. Nos sentimos atrapados en el barro. Parece el
final del camino sinodal. Pero perseveramos creyendo en la resurrección de Jesús.
24
Él Es la vida, el camino y la verdad. No perdamos la esperanza y pidámosle que
aumente nuestra fe.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

Oración final

Oremos:
«Señor, Dios nuestro; Jesucristo, tu Hijo, al derramar su sangre por nosotros, se
adentró en su misterio pascual; recuerda, pues, que tu ternura y tu misericordia son
eternas, santifica a tus hijos y protégelos siempre». Amén. (Misal Gelasiano).

25
Procesión del Silencio
26
LA PROCESIÓN DEL VIERNES SANTO

“El Viernes Santo la Iglesia celebra la Muerte salvadora de Cristo. En el Acto


litúrgico de la tarde, medita en la Pasión de su Señor, intercede por la salvación del
mundo, adora la Cruz y conmemora su propio nacimiento del costado abierto del
Salvador (Cfr. Jn 19,34). Entre las manifestaciones de piedad popular del
Viernes Santo, además del Vía Crucis, destaca la procesión del "Cristo
muerto". Esta destaca, según las formas expresivas de la piedad popular, el
pequeño grupo de amigos y discípulos que, después de haber bajado de la Cruz
el Cuerpo de Jesús, lo llevaron al lugar en el cual había una "tumba excavada
en la roca, en la cual todavía no se había dado sepultura a nadie" (Lc 23,53). La
procesión del "Cristo muerto" se desarrolla, por lo general, en un clima de
austeridad, de silencio y de oración, con la participación de numerosos fieles, que
perciben no pocos sentidos del misterio de la sepultura de Jesús.” (DPP 142)
“Sin embargo, es necesario que estas manifestaciones de la piedad popular nunca
aparezcan ante los fieles, ni por la hora ni por el modo de convocatoria, como
sucedáneo de las celebraciones litúrgicas del Viernes Santo.
Por lo tanto, al planificar pastoralmente el Viernes Santo se deberá conceder el
primer lugar y el máximo relieve a la Celebración litúrgica, y se deberá explicar a
los fieles que ningún ejercicio de piedad debe sustituir a esta celebración, en su valor
objetivo. Finalmente, hay que evitar introducir la procesión de "Cristo muerto" en el
ámbito de la solemne Celebración litúrgica del Viernes Santo, porque esto
constituiría una mezcla híbrida de celebraciones.” (DPP143)

EN MÉXICO

Uno de las procesiones más tradicionales en México el Viernes Santo es,


ciertamente, la Procesión del Silencio, la cual nos recuerda el camino doloroso que
siguió María hacia el sepulcro de Jesús.
Venida de España juntamente con los primeros evangelizadores esta procesión se
arraigó prontamente en el espíritu religioso del pueblo mexicano.
Esta procesión es llamada "del silencio" inspirada en dos pasajes evangélicos: el que
nos narra que "María guardaba todas estas cosas en su corazón" y, el segundo, en el
momento en que José de Arimatea acompañado de Nicodemo y las otras mujeres
juntamente con María dan sepultura a Cristo. Por lo tanto, podemos afirmar que esta
procesión también tiene un tinte Mariano, al acompañar a María camino del
sepulcro, en el "silencio".

27
PROCESIÓN DEL SILENCIO
Oración Inicial

Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.


Todos: Amén

Guía: Iniciaremos esta procesión en silencio, queremos llevar Señor tu santo cuerpo
hacía el sepulcro, queremos contemplar tu pasión que no se queda sólo en muerte.
Nuestro silencio es de esperanza, Tú lo prometiste, resucitar glorioso para darnos
vida, vida eterna.

Todos: Permítenos acompañarte oh Madre Dolorosa, queremos estar junto a ti,


compartir tu silencio, que es amor, que es ternura, que es compasión.

Lector: Escuchemos lo que nos describe el libro de los Hechos de los apóstoles:
Hech 13,29

“Y cuando habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de


Él, le bajaron de la cruz y le pusieron en un sepulcro.”
Padre nuestro…
Ave María
Gloria

Oración para concluir la procesión

Guía: ¡Madre de Dios más digna! que, al estar a los pies de la Cruz con Jesús, tú
Hijo Unigénito, lo viste sufrir, agonizar y morir, permaneciendo sola e indefensa,
sin otro alivio que el dolor y sin otra compañía que los tormentos.
¡Oh Virgen dolorosa! Mi alma quiere participar, en tus dolores y aflicciones, para
que me acompañes toda mi vida en el justo sentimiento de la muerte de tu amado
Hijo.
Permíteme, Solitaria Señora, que te acompañe siempre en tu tan amarga Soledad,
sintiendo lo que sientes y llorando por lo que lloras.
¡Oh Madre del verdadero amor! llena mi pecho de una caridad inmensa para amar a
tu Hijo Divino, que por amor a mí murió crucificado; y concédeme el favor que pido
en esta oración, para la gloria de Dios, su honor y el beneficio de mi alma. Amén

28
Rosario de Pésame
a la Virgen
29
INTRODUCCIÓN
Ha llegado la primera noche después de la muerte de Jesús, y María su Madre
se encuentra llorando el dolor que le atraviesa el corazón por el asesinato de su Hijo.
Este sufrimiento le consume el alma y le cuestiona toda la vida del hombre y de la
mujer. Aún no termina de entender por qué, si su Hijo anuncia la justicia, el amor,
la fraternidad, el respeto y la vida, por qué le quitan precisamente esa vida.
El dolor de nuestra Madre María surge del seguimiento de Jesús confrontado
con la experiencia amarga de la vida de los hombres y de las mujeres. Durante este
tiempo trataremos de acompañar a nuestra Madre de los Dolores que aún sigue
sufriendo a causa de nuestras injusticias e incoherencia, por nuestro individualismo
e indiferencia, por nuestra resistencia a caminar juntos.

Indicaciones:

- Primero se enuncia el misterio y se lee la cita bíblica correspondiente.


- Enseguida se anuncia el “dolor” y se lee la reflexión.
- Se reza 1 Padre nuestro y 10 Ave Marías.
- Se termina con la siguiente jaculatoria: “María Madre de los Dolores,
consuélanos y anímanos a caminar juntos”.
- Entre cada misterio se entona un canto a María.

30
Santo Rosario
Guía: Por la señal de la santa cruz……

Todos:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
me pesa de todo corazón haber pecado,
porque he merecido el infierno y he perdido el cielo,
sobre todo porque te ofendí a Tí,
que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con tu gracia,
enmendarme y evitar las ocasiones de pecado,
confesarme y cumplir la penitencia.
Confío me perdonarás mis culpas
y me has de llevar a la vida eterna
porque eres bueno. Amén.

PRIMER MISTERIO: “LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO”

«Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los
discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.» Y tomando consigo a Pedro y a
los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice:
«Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» 39.Y
adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es
posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras
tú.»» (Mt 26, 36-39)

PRIMER DOLOR DE MARÍA:


NUESTRO INDIVIDUALISMO QUE NOS IMPIDE CAMINAR JUNTOS

En la Iglesia y en la sociedad estamos en el mismo camino uno al lado del


otro. Somos compañeros de camino. Caminar juntos en la Iglesia debe ser un signo
profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido,
capaz de conseguir el bien de todos.
Un dolor profundo de María es ver nuestro individualismo que nos lleva a ver
sólo nuestros intereses, que nos impide comprometernos en buscar el bien común,
ver nuestro protagonismo que impide a otros participar en la vida eclesial, ver
nuestra autor referencialidad que nos impide descubrir que cada uno tiene algo que

31
aprender de otro, nuestra indiferencia ante quienes son excluidos de la vida
eclesial…
Madre de Jesús, hoy queremos comprometernos a caminar juntos escuchando,
dialogando y practicando el discernimiento comunitario; a cuidar más en nuestras
comunidades a los pobres, a los jóvenes, a los enfermos, a buscar a los que hemos
alejado de la comunidad por nuestro mal testimonio; a recibir y acompañar a los que
se han sentido alguna vez rechazados como los homosexuales, los divorciados y los
que tienen algún vicio.

Guía: María Madre de los Dolores:


Todos: consuélanos y anímanos a caminar juntos.

SEGUNDO MISTERIO: “LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR”

«Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a


Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.» (Mc 15, 15)

SEGUNDO DOLOR DE MARÍA:


NUESTRA FALTA DE ESCUCHA Y DIÁLOGO
La escucha exige tener una mente y un corazón abiertos, sin prejuicios, así
como María escuchó la Palabra de Dios; y hablar requiere valentía y parresía
integrando libertad, verdad y caridad.
Un grande dolor de María es ver que realizamos muchas actividades sin
discernir, es decir sin escuchar a Dios que nos habla en su Palabra, que nos habla
cuando nos escuchamos entre nosotros y cuando escuchamos la realidad. A veces
escuchamos sólo a los que nos dan por nuestro lado y silenciamos a muchos a
quienes deberíamos escuchar. A María le duele ver que en nuestras familias no
escuchamos a las personas mayores, no nos escuchamos como esposos, no
escuchamos a nuestros hijos; le duele que en la Diócesis no escuchemos a muchos
laicos, a muchos sacerdotes y a una realidad que reclama más solidaridad; pero
también le duele que cuando hay los espacios para tomar la palabra nos quedemos
callados por miedo, por intereses y por conformismo.
Madre de Jesús hoy queremos comprometernos a escuchar más la Palabra de
Dios, a escuchar a los silenciados y a tomar la palabra con valentía y compromiso
para aportar en bien de nuestra Iglesia y sociedad.

TERCER MISTERIO: “LA CORONACIÓN DE ESPINAS”


«Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. Y se pusieron
a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»» (Mc 15, 17-18)

32
TERCER DOLOR DE MARÍA:
NUESTRA FALTA DE VIDA EUCARISTÍCA

Caminar juntos sólo es posible sobre la base de la escucha comunitaria de la


Palabra y de la celebración de la Eucaristía. Al reunirnos en la Eucaristía el pan y el
vino representan nuestros gozos y esperanzas, nuestras dificultades y fatigas como
discípulos de Jesús. Nuestros dones y nosotros en ellos somos convertidos en pan
partido y compartido para nuestros hermanos y constructores de comunidades
fraternas.
Otro dolor de María es ver que muchos cristianos descuidan la participación
en la Eucaristía sobre todo dominical, ver que muchos se acercan a la Eucaristía sólo
en algunas ocasiones como en las exequias o ceremonias; ver que muchos buscan
una Eucaristía especial individual por gusto personal y falta de sentido comunitario
cuando la Eucaristía nos vincula a la comunidad y nos compromete a velar por el
bien común.
Madre de Jesús, nos comprometemos a poner en el centro de nuestra vida y
de nuestra comunidad la Eucaristía, que alimente la vida de comunión, inspire y
oriente nuestras decisiones y nos impulse al compromiso misionero.

CUARTO MISTERIO: “JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS”

«Cargando con la cruz, salió al sitio llamado de la Calavera» (Jn 19,17)

CUARTO DOLOR:
NUESTRA FALTA DE CORRESPONSABILIDAD Y EL MARCADO
CLERICALISMO

La sinodalidad está al servicio de la misión de la Iglesia, en la que todos sus


miembros están llamados a participar. Hay diferentes maneras de pertenecer a la
comunidad y de participar en la misión, pero no se puede pertenecer a una
comunidad si no se participa.
A María le duele nuestra falta de corresponsabilidad en la misión de la Iglesia,
creer que los responsables de evangelizar son los sacerdotes o sólo los que andan en
la Parroquia; le duele que los bautizados no llevemos el Evangelio a nuestra vida
social, laboral, política, educativa y familiar; y que no asumamos como bautizados
la alegría de sentirnos parte de la misión encomendada por su hijo Jesús.
Madre de Jesús, queremos comprometernos a formarnos en nuestra fe,
encontrar a Jesús vivo en su Palabra, en los sacramentos, en la comunidad y en los
hermanos; a sentirnos Pueblo de Dios por nuestro Bautismo y construir el Reino de

33
Dios con compromiso y corresponsabilidad, venciendo el clericalismo que cree que
los sacerdotes deben hacerlo y decidirlo todo.

QUINTO MISTERIO: “LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE NUESTRO


SEÑOR JESUCRISTO”

«Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores,


uno a la derecha y otro a la izquierda.» (Lc 23, 33)

QUINTO DOLOR:
NUESTRA FALTA DE ARDOR MISIONERO

La sinodalidad es para la misión. El método de la misión cristiana no es hacer


proselitismo sino compartir la llama que calienta el alma (Papa Francisco).
Un dolor profundo de María es ver nuestra pasividad, nuestro encierro
cómodo en nuestros templos, esquemas y grupos mientras ella fue presurosa a servir
a su prima Isabel y a llevarle el gozo de la presencia de Jesús en su vida; le duele
nuestra resistencia para pasar de una pastoral de conservación a una pastoral
misionera; nuestro miedo a hacer cosas distintas a nuestras rutinas y a enfrentarnos
con una realidad que nos exige ser verdaderos discípulos misioneros de Jesús.
Madre de Jesús, nos comprometemos a buscar para nosotros y para todo
hombre: una experiencia de encuentro con Jesucristo que lleva a la conversión, una
vivencia comunitaria que nos haga sentir parte de la familia de la Iglesia, una
formación bíblica y de fe que sea vivencial y comunitaria y un compromiso
misionero de todos los miembros de la comunidad.

-V./ Oh Soberano Santuario, Sagrario del Verbo Eterno,


- R./ Libra Virgen del infierno a los que rezamos tu Santo Rosario.

- V./ Emperatriz poderosa, de los mortales consuelo,


- R./ Ábrenos Virgen el cielo con una muerte dichosa y danos pureza de alma,
ya que eres tan poderosa.

Ahora vamos a rezar un Padre nuestro por nuestra Iglesia, para que juntos con
el Papa, nuestros Obispos, presbíteros, diáconos, religiosas, religiosos, laicas y
laicos, como Pueblo de Dios podamos trabajar con entusiasmo y esperanza para
vencer los dolores de nuestra Madre María.

Padre nuestro…
34
Dios te salve María Santísima, Hija de Dios Padre, mujer fuerte y decidida a
realizar el proyecto del Dios vivo, en tus manos ponemos nuestra fe para que nos
compartas de tu resistencia ante los dolores que vivimos, llena eres de gracia…

Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, mujer valiente que asume
la fecundidad de la salvación y por tanto el dolor de las consecuencias del anuncio
del Reino, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que nos acompañes en el
proceso de la sinodalidad misionera, llena eres de gracia…

Dios te salve María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, mujer


perseverante y fiel a la Iglesia, en tus manos ponemos nuestra vida para que nos
ayudes en la construcción de una sociedad en donde podamos vivir los valores del
Evangelio, llena eres de gracia…

Dios te salve María, mujer elegida por la Santísima Trinidad para ser Templo
y Sagrario de la Justicia y la Verdad. Dios te salve Reina y Madre…

Letanías de nuestra Madre de los que sufren

Señor de la Justicia Ten piedad


Cristo de la Solidaridad Ten piedad
Señor de la Misericordia Ten piedad
Cristo de la Paz Óyenos
Cristo de la Fraternidad Escúchanos
Dios Padre de la Comunión Ten piedad de nosotros
Dios Hijo Promotor de la Comunión Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo Constructor de la Comunión Ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad que eres Comunión Ten piedad de nosotros
Madre de Dios Ruega por nosotros
Madre de Jesucristo
Madre de la Iglesia sinodal y misionera
Madre Inmaculada
Madre Virgen
Madre del Creador
Madre del Salvador
Madre de la Escucha
Madre de los silenciados
Madre de los indigentes
35
Madre de los campesinos
Madre de los indígenas
Madre de los migrantes
Madre de los trabajadores
Madre de los desempleados
Madre de los estudiantes
Madre de las mujeres
Madre de los enfermos
Madre de los políticos
Madre de los empresarios
Madre de los adolescentes y jóvenes
Madre de los desaparecidos
Madre de los secuestrados
Madre de los asesinados
Madre de los Obispos
Madre de los sacerdotes
Madre de los religiosos
Madre de los laicos
Madre de los Dolores
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes


y nunca solo me dejes y ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, cúbreme
con tu manto, y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

36
Anexos
Vía Crucis
q1
37
38
VIA CRUCIS:
“PARTICIPACIÓN SINODAL EN
UNA IGLESIA JUBILAR”
Orando por los 125 años de la creación de la Diócesis y hacia nuestro V Plan
Diocesano de Pastoral

ORACIÓN INICIAL

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

«Tanto nos ha amado Dios que llegó a entregarnos, por el sacrificio, a su Hijo…
que nos amó y se entregó por nosotros» (Jn 3,16; Gál 2,20).

ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo…

Oremos:
«Oh Dios, que, por la Pasión de Cristo, Señor nuestro, has destruido la muerte,
consecuencia del primer pecado, que a todos los hombres alcanza; te pedimos
nos hagas semejantes a tu Hijo; así, quienes por nuestra naturaleza humana
somos imagen de Adán, el hombre terreno, por la acción de tu gracia, seamos
imagen de Jesucristo, el hombre celestial». (Misal gelasiano).
Queremos de forma especial en este recorrido que haremos contigo en tu
dolorosa pasión, tener presente a esta amada Diócesis de Aguascalientes, que a
semejanza tuya también ha tenido momentos de dolor, sufrimiento
consecuencia de la división y falta de humildad entre nosotros. Pero que no se
ha quedado en eso, sino que como el Cirineo también ha ayudado a cargar la
cruz de los hermanos implementando de forma creativa programas y proyectos
pastorales que nos han hecho trabajar y crecer en comunión. Vivimos un
momento histórico importante y, contemplando tu Cruz, deseamos seguir
trabajando en favor de tu Reino, con actitud sinodal y la participación de todos.
Queremos un rostro nuevo de Iglesia a través del V Plan Diocesano de Pastoral.
Que María Dolorosa, madre nuestra, nos acompañe en este caminar, y al
practicar piadosamente tu vía dolorosa sintamos la urgencia de cargar nuestra
cruz y seguirte hacia el camino de la Resurrección.

2
PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Entonces Pilato dictó la sentencia sobre Jesús que le pedían. Liberó
al hombre que querían. . . se les entregó a Jesús para que hicieran lo que
quisieran” (Lucas 23: 24-25).

Lector 2: Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Pertenecemos a


una sola familia humana. En una Iglesia sinodal, no condenemos a nadie en las
orillas del camino por su diferencia física, psíquica, religiosa, étnica o cultural.
No nos lavemos las manos por los miembros anormales y diferentes de la
familia humana.

Guía: “Señor que evitemos excluir, que aprendamos a compartir y que cada uno
con su perspectiva y experiencias, ayude a nuestra Iglesia Diocesana en su
camino hacia el V Plan diocesano de pastoral”

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Entonces les soltó a Barrabás. Ordenó que primero azotaran a Jesús
y luego lo entregaran para que lo crucificaran." (Mateo 27: 26b)

Lector 2: Estamos llamados a tomar la cruz de Jesucristo en esta Iglesia


diocesana que a 125 años de su fundación quiere ser sinodal. Es nuestra
responsabilidad caminar juntos como Pueblo de Dios -hombres, mujeres, niños
y niñas, religiosos hombres y mujeres, clérigos, obispo-. Tomar la cruz significa
asumir nuestros desordenes, clericalismos, despotismos, las frustraciones y las
desilusiones que algunas veces han marcado nuestra vida pastoral. Carguemos
la Cruz del renunciar a nuestras propias opiniones y escuchar, participar y vivir
la alegría de acompañar a Cristo crucificado, él siempre está con nosotros.

Guía: Señor Dios nuestro: Ante la desconcertante perspectiva de la cruz, hay


discípulos que se alejan y gente que cambia de estado de ánimo. La insidia que
divide –y por lo tanto contrasta un camino común– se manifiesta

3
indiferentemente en las formas del rigorismo religioso, de hieratismo pastoral,
y de la seducción de una sabiduría política mundana que pretende ser más
eficaz. Ayúdanos, te pedimos, a vivir siempre en el discernimiento de espíritu."
(Documento Preparatorio del Sínodo, 21).

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Cuando una de las criadas lo vio sentado junto al fuego, lo miró
fijamente y dijo: “¡Este también estaba con Jesús!”. Pero Pedro lo negó:
“¡Mujer, ni siquiera lo conozco!”. (Lucas 22: 56-57).

Lector 2: Mientras caminamos juntos, a veces caemos por el peso de nuestras


responsabilidades comunitarias. Cuando caigamos, no abandonemos la misión
de caminar juntos. Nuestra Iglesia particular ha tenido que sufrir caídas que en
su tiempo fragmentaron la comunión. No es tiempo de juzgar con dureza ni
culpemos a nadie. Hoy en nuestro tiempo se nos invita a no ignorar a los débiles
y vulnerables. Cristo también cayó bajo el peso de su propia cruz misionera,
pero se levantó de nuevo y continuó el camino, que así sea en nuestra amada
Iglesia diocesana.

Guía: “ Señor haz que seamos conscientes de las posibles trampas que podrían
obstaculizar nuestro progreso durante este tiempo de participación y
sinodalidad; ahuyenta de nosotros cualquier juicio negativo que no nos haga
caminar como hermanos, sabiendo asimilar la historia que nos permita madurar
como Iglesia en comunión y en salida”

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

4
CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “De pie junto a la cruz de Jesús estaba su madre. . . Jesús vio a su
madre y al discípulo que amaba parados allí; así que le dijo a su madre: “Él es
tu hijo”. Entonces dijo al discípulo: “Ella es tu madre”. (Juan 19: 28-29)

Lector 2: María es la Madre de la Iglesia. Aun cuando la Iglesia pudiera


padecer crisis, María nunca abandona ni desatiende ni ignora a sus hijos. Ella
nos acompaña fielmente en el camino y comparte nuestro dolor y sufrimiento.
Siguiendo su ejemplo, la Iglesia procura hacer siempre lo mismo: atender a sus
hijos. Ella debe ir donde ellos sienten el dolor más insoportable: en relaciones
rotas, en familias disfuncionales y en la pobreza. Debemos sentirnos
responsables de aquellos que caminan junto a nosotros.

Guía “Que la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la


Iglesia, interceda por nosotros mientras caminamos juntos por el camino hacia
nuestro V Plan Diocesano de pastoral. Como en el Cenáculo en Pentecostés,
que su cuidado maternal y su intercesión nos acompañen mientras construimos
nuestra Iglesia en participación sinodal y así, unos con otros, llevemos a cabo
nuestra misión en el mundo. Con ella, decimos juntos como Pueblo de Dios:
Hagan lo que Él les diga”.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

QUINTA ESTACIÓN: JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Los soldados se llevaron a Jesús, y mientras iban, se encontraron


con un hombre de Cirene llamado Simón, que venía del campo a la ciudad. Lo
agarraron, le pusieron la cruz y le hicieron llevarla detrás de Jesús”. (Lucas 23:
26)

5
Lector 2: Jesucristo es la Cabeza del Cuerpo de Cristo. Como Cabeza, él nos
enseña a ser cooperadores, a trabajar en comunión. En 125 años hemos querido
ser una Iglesia que, como Simón de Cirene, se atreva a ayudar a nivel social a
llevar las cruces que marcan a una comunidad herida por diferencia de estatus,
creencias religiosas, etnia, género, orientación sexual y capacidad intelectual.
Entendamos y vivamos la hospitalidad como el Cirineo, y sigamos siendo una
comunidad eclesial que se compadece y que contribuye al bien de la sociedad.

Guía: “Señor: somos interpelados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de


nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Por mucho tiempo
el clamor de las víctimas ha sido uno que la Iglesia no ha sabido escuchar
suficientemente (Documento Preparatorio del Sínodo, 6). Ayúdanos a ser
sensibles al dolor humano y ayudemos a nuestros hermanos a cargar su cruz.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

SEXTA ESTACIÓN:
LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector: "Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania... Allí le prepararon
una comida... Entonces María tomó una libra entera de un perfume muy caro
hecho de nardo puro, lo derramó sobre los pies de Jesús, y los secó con sus
cabellos" (Juan 12: 1-3b).

Lector: Al tocar su rostro herido y despreciable, Verónica honra a Jesucristo.


A pesar de su rostro herido y sangrante, lo dignifica con su toque. Hoy, ¿quiénes
son los rostros heridos y poco agraciados que Verónica nos anima a dignificar?
¿Es el niño que llora, el rostro de mujer maltratada y desfigurada obligada a
prostituirse, los rostros de discapacitados, la piel flácida y arrugada de ancianas
y ancianos abandonados por hijos ingratos, o el rostro de una adolescente que
no se considera digna de la portada de revistas de moda?

Guía: "Señor, que el V Plan Diocesano que estamos preparando nos lleve seguir
siendo ese Pueblo de Dios que se compone no sólo de hombres (Éxodo 24:7-
8) sino también de mujeres (Josué 8: 33 y 35). Ellas son las compañeras
convocadas por el Señor cada vez que renueva su alianza” (Sinodalidad en la

6
Vida y Misión de la Iglesia, 2018). Ellas también son las protagonistas y
principales colaboradoras en el quehacer pastoral, que nunca falte en nuestra
Iglesia particular el rostro materno, tierno y fervoroso de las mujeres.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Cuando Jesús llegó, encontró que Lázaro había sido sepultado cuatro
días antes. . . Jesús lloró. . .” (Juan 11: 17 y 35)

Lector 2: Cuando los miembros de la familia humana caen bajo el peso de los
efectos del cambio climático, las terribles condiciones socioeconómicas, los
desastres naturales, los conflictos políticos internos, la guerra, el genocidio y la
discriminación religiosa, caemos con ellos. Pertenecemos a una sola familia
humana, caminando juntos, con Dios como Madre y Padre de esta familia.
Caigamos y suframos con los caídos y caídas. Caer juntamente les da la fuerza
para levantarse y continuar el camino.

Guía: Señor, sabemos que, en la Iglesia, el contexto también está marcado por
el sufrimiento vivido por menores y personas vulnerables 'debido al abuso
sexual o de poder, todo lo que como consecuencia dejó la pandemia del Covid-
19. La crisis global ha revivido nuestro sentido de que todos estamos en el
mismo barco, y que los problemas de una persona son los problemas de todos.
Te pedimos nos inspires para que los planes y proyectos de nuestra Iglesia
Diocesana no sean ajenos a todo lo que es humano y que verdaderamente
seamos comunidad de fieles que quieren levantarse y formar una nueva
civilización, la civilización del amor.

Padre nuestro, Ave María, gloria, canto.

7
OCTAVA ESTACIÓN:
LAS MUJERES DE JERUSALÉN LLORAN DELANTE DE JESÚS

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Lo seguía una gran multitud de gente; entre ellos había algunas
mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les
dijo: “¡Mujeres de Jerusalén! No lloren por mí, sino por ustedes y por sus hijos”.
(Lucas 23: 27-28)

Lector 2: Sentimos el profundo dolor emocional de las madres. Llevan la carga


de la muerte de una niña, un niño drogadicto, la partida de sus hijos e hijas del
hogar, el abuso o la enfermedad terminal de un niño o niña. En este camino, nos
unimos a las mujeres contemporáneas de Jerusalén en el llanto con y por sus
hijos. Caminamos con ellas en solidaridad y esperanza.

Guía: Señor nuestro, atendemos a la voz del Papa que nos insiste: 'escuchar a
Dios, para que con él podamos escuchar el clamor de su pueblo; escuchar a su
pueblo hasta que estemos en sintonía con la voluntad a la que Dios nos llama”
Señor que aprendamos siempre a ser sensibles al dolor, que seamos una Iglesia
que consuela y que ama.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Jesús salió de la ciudad y se fue. . . al Monte de los Olivos. . . Luego


se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra y se arrodilló y oró.”
“Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz de sufrimiento. Con gran angustia oró
aún más fervientemente; su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.”
(Lucas 22: 39-44)

Lector 2: En el camino hacia nuestro V Plan Diocesano de Pastoral podemos


caer bajo el peso de nuestra cruz. Llevando la cruz, llevamos el mal, la

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inmundicia y el pecado del mundo. Caemos bajo el peso de formas irrespetuosas
e insensibles de hablar entre nosotros, o de formas críticas e insensibles de
escuchar. En este camino la Iglesia cae bajo el peso del clericalismo, del
autoritarismo, del individualismo o del narcisismo. A veces, la cruz es
demasiado pesada para cargarla.

Guía: “Gracias Señor Jesús por cargar con nuestra cruz, porque has tomado
sobre ti el mal, la inmundicia, el pecado del mundo, incluido el pecado de todos
nosotros, y lo limpias; lo limpias con tu sangre, con la misericordia y el amor
de Dios”.

Padre nuestro, Ave María, gloria, canto.

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Lo crucificaron y luego repartieron sus vestidos entre ellos tirando
dados”. (Mateo 27: 35)

Lector 2: ¿De qué estamos dispuestos a ser despojados en este camino de


participación sinodal? Jesús es despojado de su ropa y de su dignidad humana.
Pablo es despojado de su estatus religioso y social. Pedro es despojado de su
orgullo. ¿De qué estoy dispuesto a ser despojado? ¿Es nuestra tendencia
controladora y manipuladora, posiciones de privilegio, nuestras actitudes
invencibles o indispensables, o una actitud de superioridad?

Guía: “Dejar atrás los prejuicios y estereotipos: Podemos ser abrumados por
nuestras debilidades y pecados. El primer paso para escuchar es liberar
[despojar] nuestra mente y nuestro corazón de los prejuicios y estereotipos que
nos llevan por el camino equivocado, hacia la ignorancia y la división” (Manual
Sinodal, 2.3)

Padre nuestro, Ave María, gloria, canto.

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UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Lo crucificaron y luego se repartieron sus vestidos tirando los dados”
(Mateo 27: 35).

Lector 2: En la cruz te han clavado como nosotros clavamos a nuestros


hermanos cuando los juzgamos, los criticamos o los difamamos; en la cruz
clavamos a nuestros hermanos cuando no nos compadecemos de sus males,
sufrimientos o enfermedades; los clavamos cuando somos intransigentes o
desconsiderados con ellos; los clavamos cuando los ignoramos porque nos
sentimos mejores que los demás.

Guía: Queremos unirnos a ti en la cruz para que, como San Pablo, suframos por
los demás y así completemos en nuestra carne lo que falta a tus aflicciones en
la Pasión (cfr. Col 1,24). Así, en vez de crucificarlos, bajaremos de su cruz a los
pobres y afligidos, a los tristes y a los desconsolados, a quienes han perdido la
esperanza porque no tienen ningún horizonte existencial.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

DUODÉCIMA ESTACIÓN: CRISTO MUERE EN LA CRUZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “Eran cerca de las doce cuando el sol dejó de brillar y la oscuridad
cubrió todo el país hasta las tres de la tarde; y la cortina que colgaba del templo
se rasgó en dos. Jesús clamó a gran voz: ¡Padre! ¡En tus manos pongo mi
espíritu! Dijo esto y murió”. (Lucas 23: 45-46)

Lector 2: Tantas personas mueren por vivir en una Iglesia Sinodal. ¿Estoy
dispuesto a trabajar en favor de que esta Iglesia de Aguascalientes tenga un
rostro sinodal donde todos participemos, donde todos aprehendamos a
escuchar? Que el camino hacia el V Plan Diocesano de pastoral sea un
verdadero ejercicio de Iglesia siempre nueva, que celebra, que anuncia y que
vive su fe.

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Guía: Padre de las luces, nos haz regalado a Cristo, el muere por nosotros,
déjanos Padre morir con él, para ser cristianos nuevos, dispuestos y agradecidos.
Son tantos los dones que no permites gozar en esta Iglesia que ha caminado por
casi 15 años. Señor que muramos a nuestros vicios, a nuestra cegueras, a nuestra
falta de interés, para que abrazando la cruz seamos una Iglesia nueva.

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

℣. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


℟. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén

Lector 1: “José (de Arimatea) trajo una sábana de lino, bajó el cuerpo y lo
envolvió en la sábana”. (Marcos 15: 46)

Lector 2: En el camino de la participación sinodal caminamos por el “valle de


la sombra de la muerte”. ¿Realmente creemos que la oscuridad puede conducir
a la luz o que las situaciones de oscuridad no tienen permanencia? Aunque Jesús
tuvo una muerte cruel, todavía tenía compañeros fieles dispuestos a arriesgarse
a la pena y la vergüenza para reclamar su cuerpo. ¿Qué estamos dispuestos a
arriesgar para defender a los indefensos, para identificarnos con los marginados,
o con las personas más despreciables o indeseables de nuestra sociedad? ¿Qué
vamos arriesgar de nuestras comodidades para luchar por el diálogo y
participación que la Iglesia en el mundo de hoy nos demanda?

Guía: “Señor Jesús, tu cuerpo, desfigurado por un mal tan grande, ahora está
envuelto en un sudario y entregado a la tierra desnuda: aquí está la nueva
creación. A tu Padre encomendamos nuestra Iglesia, Iglesia nacida de tu
costado traspasado, en especial por esta Iglesia Diocesana de Aguascalientes
para que nunca desfallezca ante los fracasos y las apariencias, sino que
persevere como lo ha hecho en 125 años en llevar a todos el mensaje gozoso
de nuestra salvación”

Padre nuestro, Ave María, Gloria, canto.

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APÉNDICE I
VIACRUCIS

Acompañando al Señor en el Camino de la Cruz

INTRODUCCIÓN
“Miren que subimos a Jerusalén”… (Mt. 20,18)
Mediante estas palabras el Señor invita a los discípulos a recorrer junto a Él, el camino que
partiendo de Galilea conduce hasta el lugar donde se consumará su misión redentora. Este
camino a Jerusalén, que los evangelios presentan como la culminación del itinerario terreno de
Jesús, constituye el modelo de vida del cristiano comprometido a seguir al Maestro en la vía
de la Cruz.
También nosotros en este Viernes Santo, sentimos la necesidad de disponer el corazón para
renovar la responsabilidad que tenemos de cooperar en la edificación de la Iglesia.
Este Via Crucis, “nos debería llevar a contemplar los rostros de quienes sufren. Entre ellos,
están las comunidades indígenas, que, en muchas ocasiones, no son tratadas con dignidad e
igualdad de condiciones; muchas mujeres, que son excluidas en razón de su sexo, raza o
situación socioeconómica; jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen
oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para
desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados,
campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas
abusados de diversas maneras; también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y
familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen
de las drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctimas de
enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH - SIDA, que sufren de soledad y
se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos tampoco a los secuestrados
y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la
inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del sistema
productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e
inútiles. Una globalización sin solidaridad afecta negativamente a los sectores más pobres. Ya
no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la
exclusión social. Con ella queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la
que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los
excluidos no son solamente ‘explotados’ sino ‘sobrantes’ y ‘desechables’.”(DA 65)
Comencemos con nuestro Vía Crucis:
En el nombre del Padre † y del Hijo y del Espíritu Santo
Acto de contrición
Dios mío, recibe bondadoso este acto de contrición por mis pecados, en los cuales he ofendido a
tu Divina Bondad. Me duele profundamente haber lastimado tu Divino Corazón. Uno el dolor de
mis pecados al dolor redentor de tu Hijo amadísimo, quien por redimir la humanidad se entregó
incluso a la muerte y una muerte de cruz.
Me propongo firmemente evitar en adelante las ocasiones de ofender tu amadísimo corazón
con mis pecados y humildemente te suplico que, por el devoto rezo de este Santo Via Crucis,
me concedas las gracias necesarias para en adelante hacer obras merecedoras de tu
misericordia. Amén.

Oración inicial

Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a
acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate. Queremos sufrir todo
lo que tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque eres inocente y vas a morir
por nosotros, que somos los únicos culpables.
Madre mía, Virgen dolorosa, ayúdanos a revivir aquellas horas amargas que tu Hijo quiso pasar
en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo, viviésemos al fin en la libertad y
gloria de los hijos de Dios.
I Estación
Jesús es condenado a muerte

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación
“Asistimos hoy a retos nuevos que nos piden ser voz de los que no tienen voz.
El niño que está creciendo en el seno materno y las personas que se encuentran
en el ocaso de sus vidas, son un reclamo de vida digna que grita al cielo y que
no puede dejar de estremecernos. La liberalización y banalización de las
prácticas abortivas son crímenes abominables, al igual que la eutanasia, la
manipulación genética y embrionaria, ensayos médicos contrarios a la ética, pena capital, y
tantas otras maneras de atentar contra la dignidad y la vida del ser humano. Si queremos
sostener un fundamento sólido e inviolable para los derechos humanos, es indispensable
reconocer que la vida humana debe ser defendida siempre, desde el momento mismo de la
fecundación. De otra manera, las circunstancias y conveniencias de los poderosos siempre
encontrarán excusas para maltratar a las personas”. (DA 467)

Oración
Cristo, que aceptas una condena injusta, concédenos, a nosotros y a los hombres de todos los
tiempos, la gracia de ser fieles a la verdad y no permitas que caiga sobre nosotros y sobre
los que vendrán después de nosotros el peso de la responsabilidad por el sufrimiento de los
inocentes. A ti, Jesús, Juez justo, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
II Estación
Jesús carga con la Cruz a cuestas

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación
A Jesús “lo encontramos de un modo especial en los pobres, afligidos
y enfermos (cf. Mt 25, 37-40), que reclaman nuestro compromiso y
nos dan testimonio de fe, paciencia en el sufrimiento y constante lucha
para seguir viviendo. ¡Cuántas veces los pobres y los que sufren
realmente nos evangelizan! En el reconocimiento de esta presencia y
cercanía, y en la defensa de los derechos de los excluidos se juega la fidelidad de la Iglesia
a Jesucristo. El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión constitutiva de
nuestra fe en Jesucristo. De la contemplación de su rostro sufriente en ellos y del encuentro
con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge
nuestra opción por ellos. La misma adhesión a Jesucristo es la que nos hace amigos de los
pobres y solidarios con su destino”. (DA 257)

Oración
Cristo, que aceptas la cruz de las manos de los hombres para hacer de ella un signo del amor
salvífico de Dios por el hombre, concédenos, a nosotros y a los hombres de nuestro tiempo
la gracia de la fe en este infinito amor, para que, transmitiendo al nuevo milenio el signo de
la cruz, seamos auténticos testigos de la Redención. A ti. Jesús, Sacerdote y Víctima,
alabanza y gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén.
V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.
R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
III Estación
Cae Jesús por primera vez

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación
“La globalización hace emerger, nuevos rostros de pobres. Con
especial atención fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos
excluidos: los migrantes, las víctimas de la violencia, desplazados y
refugiados, víctimas del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos, enfermos de HIV y
de enfermedades endémicas, tóxico dependientes, adultos mayores, niños y niñas que son
víctimas de la prostitución, pornografía y violencia o del trabajo infantil, mujeres
maltratadas, víctimas de la exclusión y del tráfico para la explotación sexual, personas con
capacidades diferentes, grandes grupos de desempleados/as, los excluidos por el
analfabetismo tecnológico, las personas que viven en la calle de las grandes urbes, los
indígenas, campesinos sin tierra y los mineros”. (DA 402)

Oración
Cristo, que caes bajo el peso de nuestra indiferencia hacia tus predilectos, los pobres, te
rogamos que ayudes a cuantos están bajo el peso de la injusticia o del pecado a volverse a
poner en pie y reanudar el camino. Danos la fuerza del Espíritu, para llevar contigo la cruz
de nuestra debilidad. A ti, Jesús, aplastado por el peso de nuestras culpas, nuestro amor y
alabanza por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
IV Estación
Jesús encuentra a María, su Santísima Madre.

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi
pecador.

Puntos de meditación
“Nuestro pueblo se identifica particularmente con el Cristo sufriente,
lo mira, lo besa o toca sus pies lastimados como diciendo: Este es el
“que me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20). Muchos golpeados,
ignorados, despojados, no bajan los brazos. Con su religiosidad
característica se aferran al inmenso amor que Dios les tiene y que les recuerda
permanentemente su propia dignidad.
También encuentran la ternura y el amor de Dios en el rostro de María. En ella ven reflejado
el mensaje esencial del Evangelio. Nuestra Madre querida, desde el santuario de Guadalupe,
hace sentir a sus hijos más pequeños que ellos están en el hueco de su manto. Ella, reuniendo
a los hijos, integra a nuestros pueblos en torno a Jesucristo”. (DA 265)

Oración
Oh María, tú que has recorrido el camino de la cruz junto con tu Hijo, quebrantada por el
dolor en tu corazón de madre, pero recordando siempre el “hágase” e íntimamente confiada
en que Aquél para quien nada es imposible cumpliría sus promesas, suplica para nosotros y
para los hombres de las generaciones futuras la gracia del abandono en el amor de Dios. Haz
que, ante el sufrimiento, el rechazo y la prueba, por dura y larga que sea, jamás dudemos de
su amor. A Jesús, tu Hijo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
V Estación
Simón de Cirene ayuda a llevar la Cruz de Jesús

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación
“El consumismo hedonista e individualista, que pone la vida humana
en función de un placer inmediato y sin límites, oscurece el sentido de
la vida y la degrada. La vitalidad que Cristo ofrece nos invita a ampliar
nuestros horizontes, y a reconocer que, abrazando la cruz cotidiana,
entramos en las dimensiones más profundas de la existencia”. (DA 357)
“Jesús salió al encuentro de personas en situaciones muy diversas: hombres y mujeres, pobres
y ricos, judíos y extranjeros, justos y pecadores…, invitándolos a todos a su seguimiento. Hoy
sigue invitando a encontrar en Él, el amor del Padre. Por esto mismo, el discípulo misionero
ha de ser un hombre o una mujer que hace visible el amor misericordioso del Padre,
especialmente a los pobres y pecadores”. (DA 147)

Oración
Cristo, que has concedido a Simón de Cirene la gracia de llevar tu cruz, acógenos también a
nosotros bajo su peso, acoge a todos los hombres y concede a cada uno la gracia de la
disponibilidad. Haz que no apartemos nuestra mirada de quienes están oprimidos por la cruz
de la enfermedad, de la soledad, del hambre y de la injusticia. Haz que, llevando las cargas
los unos de los otros, seamos testigos del evangelio de la cruz y testigos de ti, que vives y
reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro.
Ave María
Gloria
VI Estación
Una piadosa mujer enjuga el rostro de Jesús

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación
“En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros
pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso,
podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres
y mujeres de nuestro tiempo y al mismo tiempo, la vocación a la libertad de
los hijos de Dios y la vocación a la plena realización de su dignidad personal y a la
fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas
de Dios”. (DA 31)

Oración
Señor, danos la capacidad de reconciliarnos con nuestros hermanos, porque a veces nos
cuesta verte en cada rostro humillado de nuestro prójimo; porque a veces queremos imponer
en vez de proponer; porque a veces lastimamos y herimos con nuestras palabras. Señor
Jesús, haz que nuestras obras, nos hagan semejantes a ti y dejen al mundo el reflejo de tu
infinito amor. Para ti, el esplendor de la gloria del Padre y alabanza por los siglos de los
siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
VII Estación
Jesús cae por segunda vez

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi
pecador.

Puntos de meditación
“El sacramento de la reconciliación es el lugar donde el
pecador experimenta de manera singular el encuentro con
Jesucristo, quien se compadece de nosotros y nos da el don de su perdón misericordioso, nos
hace sentir que el amor es más fuerte que el pecado cometido, nos libera de cuanto nos
impide permanecer en su amor, y nos devuelve la alegría y el entusiasmo de anunciarlo a los
demás con corazón abierto y generoso”. (DA 254)
El Papa “Benedicto XVI nos recuerda que ‘el amor a la Eucaristía lleva también a apreciar
cada vez más el Sacramento de la Reconciliación’. Vivimos en una cultura marcada por un
fuerte relativismo y una pérdida del sentido del pecado que nos lleva a olvidar la necesidad
del sacramento de la Reconciliación para acercarnos dignamente a recibir la Eucaristía”. (DA
177)

Oración
Señor Jesucristo, que por tu humillación bajo la cruz has revelado al mundo el precio de su
redención, concédenos a los hombres del tercer milenio la luz de la fe, para que reconociendo
en ti al Siervo sufriente de Dios y del hombre, tengamos la valentía de seguir el mismo
camino, que, a través de la cruz y el arrepentimiento, lleva a la vida que no tendrá fin. A ti,
Jesús, apoyo en nuestra debilidad, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
VIII Estación
Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi
pecador.

Puntos de meditación.
“Nuestro pueblo no quiere andar por sombras de muerte; tiene sed
de vida y felicidad en Cristo. Lo busca como fuente de vida. Anhela
esa vida nueva en Dios, a la cual el discípulo del Señor nace por el
bautismo y renace por el sacramento de la reconciliación. Busca esa
vida que se fortalece, cuando es confirmada por el Espíritu de Jesús y cuando el discípulo
renueva en cada celebración eucarística su alianza de amor en Cristo, con el Padre y con los
hermanos. Acogiendo la Palabra de vida eterna y alimentados por el Pan bajado del cielo,
quiere vivir la plenitud del amor y conducir a todos al encuentro con Aquel que es el Camino,
la Verdad y la Vida”. (DA 350)
“Sin embargo, en el ejercicio de nuestra libertad, a veces rechazamos esa vida nueva (cf. Jn
5, 40) o no perseveramos en el camino (cf. Heb 3, 12-14). Con el pecado, optamos por un
camino de muerte. Por eso, el anuncio de Jesucristo siempre llama a la conversión, que nos
hace participar del triunfo del Resucitado e inicia un camino de transformación”. (DA 351)

Oración
Cristo, que has venido a este mundo para visitar a todos los que esperan la salvación, haz
que nuestra generación reconozca el tiempo de tu visita y tenga parte en los frutos de tu
redención. No permitas que por nosotros y por los hombres del nuevo siglo se tenga que
llorar porque hayamos rechazado la mano del Padre misericordioso. A ti, Jesús, nacido de la
Virgen, Hija de Sión, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
IX Estación
Jesús cae por tercera vez

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a
mi pecador.

Puntos de meditación
“Entre los presupuestos que debilitan y menoscaban la vida familiar, encontramos la
ideología de género, según la cual cada uno puede escoger su orientación sexual, sin tomar
en cuenta las diferencias dadas por la naturaleza humana. Esto ha provocado modificaciones
legales que hieren gravemente la dignidad del matrimonio, el respeto al derecho a la vida y
la identidad de la familia”. (DA 40)
“Urge tomar conciencia de la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres.
Algunas, desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro
y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera
del trabajo, de la política y de la economía; explotación publicitaria por parte de muchos
medios de comunicación social, que las tratan como objeto de lucro”. (DA 48)

Oración
Señor Jesucristo, que caes bajo el peso del pecado del hombre y te levantas para tomarlo
sobre ti y borrarlo, concédenos a nosotros, hombres débiles, la fuerza de llevar la cruz de
cada día y de levantarnos de nuestras caídas, para llevar a las generaciones que vendrán el
Evangelio de tu poder salvífico. A ti, Jesús, soporte de nuestra debilidad, la alabanza y la
gloria por los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
X Estación
Jesús es despojado de sus vestiduras

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación
“En algunos países, ha aumentado la represión, la violación de los
derechos humanos, incluso el derecho a la libertad religiosa, la libertad
de expresión y la libertad de enseñanza, así como el desprecio a la
objeción de conciencia”. (DA 80)
“Ante la exclusión, Jesús defiende los derechos de los débiles y la vida
digna de todo ser humano. De su Maestro, el discípulo ha aprendido a luchar contra toda
forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona humana. Sólo el Señor es autor
y dueño de la vida. El ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su
concepción hasta su muerte natural; en todas las circunstancias y condiciones de su vida.
Ante las estructuras de muerte, Jesús hace presente la vida plena. ‘Yo he venido para dar
vida a los hombres y para que la tengan en plenitud’ (Jn 10, 10). Por ello, sana a los enfermos,
expulsa los demonios y compromete a los discípulos en la promoción de la dignidad humana
y de relaciones sociales fundadas en la justicia”. (DA 112)

Oración
Señor Jesús, que con total entrega has aceptado la muerte de cruz por nuestra salvación,
haznos a nosotros y a todos los hombres del mundo partícipes de tu sacrificio en la cruz, para
que nuestro existir y nuestro obrar tengan la forma de una participación libre y consciente
en tu obra de salvación. A ti, Jesús, sacerdote y víctima, honor y gloria por los siglos. R/.
Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
XI Estación
Jesús es clavado en la Cruz

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi
pecador.

Puntos de meditación
“Es limitado el número de católicos que llegan a nuestra
celebración dominical; es inmenso el número de los alejados, así como el de los que no
conocen a Cristo”. (DA 173)
“Hoy se plantea elegir entre caminos que conducen a la vida o caminos que conducen a la
muerte (cf. Dt 30, 15). Caminos de muerte son los que llevan a dilapidar los bienes recibidos
de Dios a través de quienes nos precedieron en la fe. Son caminos que trazan una cultura sin
Dios y sin sus mandamientos o incluso contra Dios, animada por los ídolos del poder, la
riqueza y el placer efímero, la cual termina siendo una cultura contra el ser humano y contra
el bien de los pueblos. Caminos de vida verdadera y plena para todos, caminos de vida eterna,
son aquellos abiertos por la fe que conducen a ‘la plenitud de vida que Cristo nos ha traído:
con esta vida divina se desarrolla también en plenitud la existencia humana, en su dimensión
personal, familiar, social y cultural’ Esa es la vida que Dios nos participa por su amor
gratuito, porque ‘es el amor que da la vida’. Estos caminos de vida fructifican en los dones
de verdad y de amor que nos han sido dados en Cristo en la comunión de los discípulos y
misioneros del Señor, la esperanza y el amor renuevan la vida de las personas”. (DA 13b)

Oración
Cristo elevado, Amor crucificado, llena nuestros corazones de tu amor, para que
reconozcamos en tu cruz el signo de nuestra redención y, atraídos por tus heridas, vivamos
y muramos contigo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y por los
siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
XII Estación
Jesús muere en la Cruz.

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación.
“Jesús es el hijo de Dios, la Palabra hecha carne (cf. Jn 1, 14),
verdadero Dios y verdadero hombre, prueba del amor de Dios a los
hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas
las personas, consumada definitivamente en su muerte y resurrección.
Por ser el Cordero de Dios, Él es el salvador. Su pasión, muerte y
resurrección posibilita la superación del pecado y la vida nueva para toda la humanidad. En
Él, el Padre se hace presente, porque quien conoce al Hijo conoce al Padre (cf. Jn 14, 7)”.
(DA 102)
“Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, con palabras y acciones, con su muerte y
resurrección, inaugura en medio de nosotros el Reino de vida del Padre, que alcanzará su
plenitud allí donde no habrá más ‘muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo antiguo
ha desaparecido’ (Ap 21, 4). Durante su vida y con su muerte en cruz, Jesús permanece fiel
a su Padre y a su voluntad (cf. Lc 22, 42). Durante su ministerio, los discípulos no fueron
capaces de comprender que el sentido de su vida sellaba el sentido de su muerte. Mucho
menos podían comprender que, según el designio del Padre, la muerte del Hijo era fuente de
vida fecunda para todos (cf. Jn 12, 23-24). El misterio pascual de Jesús es el acto de
obediencia y amor al Padre y de entrega por todos sus hermanos, mediante el cual el Mesías
dona plenamente aquella vida que ofrecía en caminos y aldeas de Palestina. Por su sacrificio
voluntario, el Cordero de Dios pone su vida ofrecida en las manos del Padre (cf. Lc 23, 46),
quien lo hace salvación ‘para nosotros’ (1Cor 1, 30). Por el misterio pascual, el Padre sella
la nueva alianza y genera un nuevo pueblo, que tiene por fundamento su amor gratuito de
Padre que salva”. (DA 143)

Oración
Señor Jesucristo, Tú que en el momento de la agonía no has permanecido indiferente a la
suerte del hombre y con tu último respiro has confiado con amor a la misericordia del Padre
a los hombres y mujeres de todos los tiempos con sus debilidades y pecados, llénanos a
nosotros y a las generaciones futuras de tu Espíritu de amor, para que nuestra indiferencia
no haga vanos en nosotros los frutos de tu muerte. A ti, Jesús crucificado, sabiduría y poder
de Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
XIII Estación
Jesús en los brazos de su Madre

V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi pecador.

Puntos de meditación.
Con María, “providencialmente unida a la plenitud de los tiempos (cf.
Gal 4, 4), llega a cumplimiento la esperanza de los pobres y el deseo de
salvación. La Virgen de Nazaret tuvo una misión única en la historia de
salvación, concibiendo, educando y acompañado a su hijo hasta su
sacrificio definitivo. Desde la cruz, Jesucristo confió a sus discípulos,
representados por Juan, el don de la maternidad de María, que brota directamente de la hora
pascual de Cristo: ‘Y desde aquel momento el discípulo la recibió como suya’ (Jn 19, 27).
Perseverando junto a los apóstoles a la espera del Espíritu (cf. Hch. 1, 13-14), cooperó con
el nacimiento de la Iglesia misionera, imprimiéndole un sello mariano que la identifica
hondamente. Como madre de tantos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la
reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten como
una familia, la familia de Dios. En María, nos encontramos con Cristo, con el Padre y el
Espíritu Santo, como asimismo con los hermanos”. (DA 267)

Oración
Salve, Reina, Madre de misericordia, Madre de Dolores, vida, dulzura y esperanza nuestra,
salve. A ti clamamos… vuélvenos tus ojos misericordiosos y conviértenos a Jesús, ora por
nosotros Santa Madre de Dios y alcánzanos la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad,
para que también nosotros, como tú, sepamos perseverar bajo la cruz hasta al último suspiro.
A tu Hijo, Jesús, nuestro Salvador, con el Padre y el Espíritu Santo, todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro
Ave María
Gloria
XIV Estación
Jesús es colocado en el sepulcro.
V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y, a mi
pecador.

Puntos de meditación
“Lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la
vida, ni los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos
emprender, sino ante todo el amor recibido del Padre gracias a
Jesucristo por la unción del Espíritu Santo”. (DA 14b)
El reto fundamental de la Iglesia es formar discípulos y misioneros, que respondan a la
vocación recibida y comuniquen por doquier el don del encuentro con Jesucristo. Ser
instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido,
amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y
resistencias. (cfr DA 14d)
A pesar de la tristeza de dejar a Nuestro Señor en el sepulcro, debemos saber por la fe que
el camino no termina aquí. “El Señor nos dice: ‘no tengan miedo’ (Mt 28, 5). Como a las
mujeres en la mañana de la Resurrección, nos repite: ‘¿Por qué buscan entre los muertos al
que está vivo?’ (Lc 24, 5). Nos alientan los signos de la victoria de Cristo resucitado,
mientras suplicamos la gracia de la conversión y mantenemos viva la esperanza que no
defrauda”. (DA 14a)

Oración
Señor Jesucristo, que por el Padre, con la potencia del Espíritu Santo, fuiste llevado desde
las tinieblas de la muerte a la luz de una nueva vida en la gloria, haz que el signo del sepulcro
vacío nos hable a nosotros y a las generaciones futuras y se convierta en fuente viva de fe,
de caridad generosa y de firmísima esperanza. A ti, Jesús, presencia escondida y victoriosa
en la historia del mundo honor y gloria por los siglos. R/. Amén.

V/. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.


R/. ¡Pecamos Señor y nos pesa, ten piedad y misericordia de nosotros!

Padre Nuestro, Ave María , Gloria


R/. Amén.
APENDICE II
PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN

1. † Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan (18,1-19,42)


C. En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el
sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.
Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de
los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo
que iba a suceder, se adelantó y les dijo:
† “¿A quién buscan?”
C. Le contestaron:
S. “A Jesús, el nazareno”.
C. Les dijo Jesús:
† “Yo soy”.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy’, retrocedieron y cayeron
a tierra. Jesús les volvió a preguntar:
† “¿A quién buscan?”
C. Ellos dijeron:
S. “A Jesús, el nazareno”.
C. Jesús contestó:

† “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”.
C. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste’.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo
sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús
a Pedro:
† “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?”
C. El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo
llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año.
Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo
hombre por el pueblo ’.
Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del
sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se
quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote,
habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:

S. “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?”


C. El dijo:
S. “No lo soy”.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote
interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
† “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga
y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por
qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado.
Ellos saben lo que he dicho”.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole:
S. “¿Así contestas al sumo sacerdote?”
C. Jesús le respondió:
† “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se
debe, ¿por qué me pegas?”
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
S. “¿No eres tú también uno de sus discípulos?”
C. El lo negó diciendo:
S. “No lo soy”.

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado
la oreja, le dijo:
S. “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?”
C. Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron
en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió
entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo:
S. “¿De qué acusan a este hombre?”
C. Le contestaron:
S. “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”.

C. Pilato les dijo:


S. “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”.
C. Los judíos le respondieron:
S. “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”.
C. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C. Jesús le contestó:
† “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?”
C. Pilato le respondió:
S. “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí.
¿Qué es lo que has hecho?”
C. Jesús le contestó:
† “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores
habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es
de aquí”.
C. Pilato le dijo:
S. “¿Conque tú eres rey?”
C. Jesús le contestó:
† “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo
el que es de la verdad, escucha mi voz”.
C. Pilato le dijo:
S. “¿Y qué es la verdad?”
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
S. “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua
ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”
C. Pero todos ellos gritaron:
S. “¡No, a ése no! ¡A Barrabás!”
C. (El tal Barrabás era un bandido).
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona de
espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y
acercándose a él, le decían:

S. “¡Viva el rey de los judíos!”.


C. Y le daban de bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa”.
C. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. “Aquí está el hombre”.
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:
S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!”
C. Pilato les dijo:
S. “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”.
C. Los judíos le contestaron:
S. “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado
Hijo de Dios”.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio,
dijo a Jesús:
S. “¿De dónde eres tú?”
C. Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces:
S. “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad
para crucificarte?”
C. Jesús le contestó:
† “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso,
el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor”.
C. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. “¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey, es
enemigo del César”.
C. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman
“el Enlosado” (en hebreo Gábbata).
Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. “Aquí tienen a su rey”.

C. Ellos gritaron:
S. “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!”
C. Pilato les dijo:
S. “¿A su rey voy a crucificar?”
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. “No tenemos más rey que el César”.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Tomaron a Jesús y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera”
(que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada
lado, y en medio Jesús.
Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús
el nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca
el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces
los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
S. “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Este ha dicho: Soy rey de los judíos’”.
C. Pilato les contestó:
S. “Lo escrito, escrito está”.
C. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una
pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron:
S. “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”.
C. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi
túnica. Y eso hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás,
y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús
dijo a su madre:
† “Mujer, ahí está tu hijo”.
C. Luego dijo al discípulo:
† “Ahí está tu madre”.
C. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús
que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:

† “Tengo sed”.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en
vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo:
† “Todo está cumplido”.
C. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
(Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes)
C. Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos
de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día
muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido
crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e
inmediatamente salió sangre y agua.
El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad,
para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la
Escritura: ‘No le quebrarán ningún hueso’; y en otro lugar la Escritura dice: ‘Mirarán
al que traspasaron’.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a
los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó.
El fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo
de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de
Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar entre
los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro
nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía.
Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca,
allí pusieron a Jesús.† Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.
Comisión Diocesana de Pastoral Litúrgica

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