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Licenciatura en Seguridad Pública

Políticas Públicas

El contexto histórico de las políticas públicas

Sesión
1 1
Bienvenido al primer podcast de la materia Políticas Públicas, correspondiente

a la Licenciatura en Seguridad Pública, en el cual se explica que el estudioso de las

políticas públicas debe identificar y comprender los contextos históricos en el que

se ha desarrollado este campo disciplinario y, que en ese sentido, se puede afirmar

que las políticas públicas fueron creadas y reformadas a partir del proceso de

transición que se ha dado a partir de dos modelos de Estado: el Estado Benefactor

y el Estado Neoliberal.

Los subtemas que se abordarán en la presente sesión, son los siguientes:

1. Características del análisis de políticas públicas

2. El Estado Benefactor y las políticas públicas

3. El Estado Neoliberal y las políticas públicas.

2
Subtema 1. Características del análisis de políticas públicas

El análisis de las políticas públicas puede caracterizarse como un campo

disciplinario que tiene como objeto de estudio un conjunto de decisiones y acciones

de carácter público, las cuales denominaremos políticas públicas.

El adjetivo de “público” establece que tales decisiones/acciones no pueden

planearse o diseñarse únicamente desde el ámbito gubernamental, sino que

necesitan de la participación ciudadana.

En ese sentido, el análisis de política pública nos viene a recordar una

premisa básica para estudiar la gestión pública: “todo lo gubernamental es público,

pero lo público trasciende lo gubernamental” (Aguilar, 1992).

Por tal motivo, se puede afirmar que el análisis de políticas públicas propone

caracterizar a la gestión pública como una serie de actos de gobierno que consisten

en “producir políticas públicas” destinadas a solventar problemas de índole

social, económica o cultural que afectan a determinados grupos de personas

mediante la participación de diversos actores sociales.

3
Esta afirmación nos permite inferir que toda política pública representaría un

“curso de acción” que se va desarrollando por varias etapas, como serían: la

definición del problema, la identificación de medios para afrontarlos, la selección de

una alternativa de acción, la implementación de la acción y la medición de sus

respectivos resultados (Merino, 2016, p. 36).

Al concebir a la política pública como un curso de acción, podemos proyectar

que el análisis de tales decisiones/acciones obligan a los interesados de este campo

disciplinario a especializarse en alguno de los aspectos que conforman ese curso

de acción.

Para comenzar con este proceso de especialización, los estudiosos de las

políticas públicas debemos preguntarnos ¿cuál es el contexto histórico en el que

surge este campo disciplinario?

Los dos subtemas que se exponen a continuación tratan de responder a este

cuestionamiento.

4
Subtema 2. El Estado Benefactor y las políticas públicas

Los estudios de las políticas públicas surgieron después de la segunda mitad

siglo XX. De manera específica, con la creación y proliferación del Estado

Benefactor en la mayoría de los países desarrollados del mundo, los cuáles se

ubican en Estados Unidos y Europa principalmente.

Los propósitos generales que pretendía alcanzar el Estado Benefactor eran:

1) regular el funcionamiento de los mercados económicos y 2) garantizar los

derechos sociales de las personas (Meny y Thoening, 1992, p.19).

Para lograr estos propósitos, el llamado Welfare State (por su nombre en

inglés) impulsó una política social.

La política social fue concebida como un conjunto de programas en materia

de asistencia social destinados a ofrecer servicios o ingresos a personas o familias

en materia de salud, seguridad social, educación, trabajo, vivienda u otros servicios

sociales (Montagut, 2004, p. 20).

5
Cabe destacar que desde su origen, la política social asumía que de no

atender cada una de estas cuestiones, se generarían problemáticas sociales que

obstaculizarían las aspiraciones y mermarían el bienestar social de las personas.

Por ello y como bien apuntan los profesores franceses Ives Meny y Jean

Claude Thoenig, se puede afirmar que la política social que impulsaron los

gobiernos adscritos al llamado Estado Benefactor, conformaron por primera vez un

mercado de políticas públicas, donde el gobierno era el oferente y la sociedad la

consumidora.

Para estos investigadores franceses, los incipientes mercados de políticas

públicas presentaron diferencias importantes, porque cada uno de los países

desarrollados en que se implementaba la política social se privilegiaban derechos

sociales específicos.

Por ejemplo, en los países nórdicos como Suecia o Noruega, se privilegiaban

los programas de seguro de desempleo. Mientras que para el caso de Alemania se

promovían sistemas de seguridad social. En el caso de Estados Unidos los

programas que percibían más apoyos se adscribían al combate a la pobreza.

6
A pesar de este criterio de diferenciación, se puede pensar que la agenda

pública de en los Estados de Bienestar estaba abierta a financiar cualquier

programa que robusteciera la política social. Esta se adjetiva como una agenda de

gobierna optimista, donde el gasto público y social se circunscribía a un sendero de

crecimiento paulatino.

No obstante, el desarrollo de este modelo de Estado comenzó a presentar

límites y a exhibir su incapacidad para garantizar el bienestar social de numerosos

y nuevos sectores sociales como serían: jóvenes, mujeres niños, personas con

discapacidad, trabajadores informales, entre otros.

Si bien es cierto que las críticas más comunes al Welfare State apuntaban a

criterios económicos (la inviabilidad fiscal) y políticos (la poca participación

ciudadana), habría que destacar la oleada de críticas que se generaron en términos

de sus políticas públicas.

De manera específica, se estableció que los programas sociales que este

modelo de Estado creaba, generaban incentivos para que sus beneficiarios tuvieran

una dependencia prolongada a estas políticas públicas.

7
El caso más representativo de este hecho fue la llamada “Guerra contra la

Pobreza” impulsada en la década de los sesenta por el Presidente Norteamericano

Lyndon B. Johnson. Esta estrategia impulsó muchos programas para ayudar a las

minorías negras en ese país.

Después de algunos años de su implementación, el Congreso de aquel país,

solicitó una evaluación a estos programas. Los resultados de tales evaluaciones

apuntaban a que en la mayoría de los programas, el 90% de la población

beneficiaria permanecía en esa condición desde hace10 años.

Para finales de la década de los setenta, la crisis del Estado Benefactor era

más una realidad consumada más que una eventualidad.

Frente a tal coyuntura, no solo se pensó en transitar hacia un nuevo modelo

de Estado, sino también en crear un nuevo paquete de políticas públicas.

8
Subtema 3. El Estado Neoliberal y las políticas públicas

A finales de la década de los setenta el intervencionismo estatal del Estado

Benefactor pareció no estar en capacidad de resolver satisfactoriamente los

problemas sociales, económicos y culturales de la época.

Por tal motivo, en muchos países desarrollados se habló de la necesidad de

diseñar un nuevo modelo de Estado que redefiniera las fronteras entre el gobierno

y la sociedad, entre lo público y lo privado (Roth-Deubel, 2014).

Ya entrada la década de los ochenta se aceptó la conformación de un Estado

Neoliberal que pregonaba dos pilares: 1) disminución del tamaño del Estado y 2)

liberalización de la economía.

No obstante, habría que preguntarnos ¿Qué repercusiones tuvo este

nuevo modelo de Estado en el campo de las políticas públicas?

9
El Estado Neoliberal modifico la lógica y contenido de las políticas públicas.

De entrada, resulta evidente que la mayoría de las decisiones/acciones de política

pública que se impulsaron en los primeros años del neoliberalismo, apuntaron a

reducir la presencia del intervencionismo estatal. Dos acciones fueron muy

socorridas en este periodo: reducir el gasto social y eliminar programas sociales.

El problema público en ese contexto parecía elemental: el déficit fiscal que

tenía el sector público debido a los gastos excesivos e irracionales que

presentaban la mayoría de los gobiernos que fueron partidarios del Estado

Benefactor.

Posteriormente, la gestión pública del Estado Neoliberal empezó a promover

la idea que las políticas públicas tendieran a ser más focalizadas. Los exegetas del

neoliberalismo, sostuvieron que uno de los factores que determinó la crisis del

Welfare-State fue el carácter universal de sus programas.

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Bajo esa lógica, las políticas públicas en el Estado Neoliberal darán prioridad

a grupos poblacionales considerados excluidos y vulnerados por una

problemática social específica.

Siguiendo al profesor Andre Nöel Roth Deubel, también podemos añadir que

en el neoliberalismo las políticas públicas ampliarán la dimensión de sus marcos

normativos y aumentarán la oferta temática.

Para explicar la primera cuestión, se puede señalar que dentro del

neoliberalismo, se privilegiaba el contexto internacional al nacional. Por ende,

muchas de las políticas públicas que se impulsan en el modelo neoliberal responden

a un marco normativo internacional, es decir, a los lineamientos, informes y estudios

que realizan organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU),

Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo

Económico (OCDE), así como Organizaciones No Gubernamentales con carácter

transnacional.

11
Para explicar la segunda cuestión, podemos señalar que a partir del

neoliberalismo, las políticas públicas trascienden el sector de la política social, por

lo cual, en este modelo de Estado se formulan políticas públicas en relación a otras

temáticas como serían: el medio ambiente, las tecnologías de la información, la

seguridad pública, los derechos humanos, los derechos animales, la transparencia

gubernamental, la evaluación del sector público, entre otras.

Referencias

 Aguilar Villanueva Luis F. (2000). El estudio de las políticas públicas. Tomo

1. Editorial Porrúa.

 Meny Ives y Thoenig Jean Claude (1992). Las políticas públicas. Editorial

Ariel.

 Merino Mauricio (2016). Políticas públicas. Ensayo sobre la intervención del

Estado en la solución de problemas públicos. Editado por el Centro de

Investigación y Docencia Económicas.

 Montagut Teresa (2004). Política Social. Una introducción. Editorial Ariel

 Roth Deubel Andre-Noel (2014). Políticas Públicas. Ediciones Aurora.

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Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Elementos fundamentales para el


análisis de políticas públicas

Sesión1 2
Contenido
Objetivo general…………………………………………………………………..3
Introducción…………………………………………………………………….....3
Subtema1. El Concepto de política pública…………………………….……4
Subtema 2. Los elementos constituyentes de
Política pública…………………………………………………………………….9
Subtema 3. El ciclo de vida de una política ………………………..……….13
Referencias………………………………………………………………….........17

2
Objetivo General:

Conocer algunas definiciones de política pública que permitan identificar los

elementos constitutivos de tales acciones, con el objetivo de comprender la

dimensión política, económica, social y jurídica que interviene en este campo

disciplinario.

Introducción

El estudio de las políticas públicas debe partir de una conceptualización de

tales acciones.

Una vez que se investigan diferentes definiciones de política pública, el

especialista en este campo, puede tener la capacidad de identificar los elementos

constitutivos de las mismas.

En ese sentido, en esta sesión se expone cuatro elementos constitutivos de

una política pública: el problema público, los actores, los componentes y el marco

normativo.

3
Cada uno de estos elementos juega un papel importante para el análisis de

una política pública.

Finalmente, esta sesión termina exponiendo las características que posee

una herramienta analítica denominada “Ciclo de vida de las políticas públicas”.

Con esta herramienta, el estudioso de las políticas públicas entenderá que

dentro de este campo disciplinario, aparecen cuatro subcampos para la

especialización: la formulación, el diseño, la implementación y la evaluación de las

políticas públicas.

Subtema 1. El concepto de política pública

La expresión “política pública” proviene de la distinción semántica que existe

en lenguaje anglosajón entre las palabras polity, politics y policy.

4
La palabra polity es usada por los politólogos para hacer referencia a las

formas de gobierno y al Estado. En ese sentido, la palabra polity, aparece como el

referente u objeto de estudio de la teoría o de la filosofía política.

El vocablo politics hace referencia a las relaciones de poder que sostienen

los actores políticos más tradicionales como serían los partidos políticos, los

sindicatos, los grupos de interés o los legisladores. Bajo esta cuestión, podemos

decir que la palabra politics aparece como el referente u objeto de estudio de la

sociología o de la ciencia política.

Mientras que el término policy hace referencia a las acciones que realiza el

gobierno para atender problemas colectivos que requieren una decisión o acción

determinada. Se puede inferir que la palabra policy, se posiciona como un objeto de

estudio dentro de la administración pública.

A partir de esta distinción semántica que tiene el lenguaje anglosajón,

podemos iniciar esta segunda sesión, formulando la siguiente pregunta: ¿Qué

debemos entender por políticas públicas?

5
Para responder a esta pregunta, expondremos las definiciones que han dado

tres especialistas en este campo como son: Joan Subirats, Luis F. Aguilar Villanueva

y Andre Noel Roth Deubël.

El investigador español, Joan Subirats, define a las políticas públicas como:

“Una serie de decisiones o de acciones, intencionalmente coherentes,

tomadas por diferentes actores públicos y a veces no públicos, cuyos recursos,

nexos institucionales e intereses varían –a fin de resolver de manera puntual un

problema políticamente definido como colectivo. Este conjunto de decisiones y

acciones genera actos formales, con un grado de obligatoriedad variable, tendientes

a modificar la conducta de grupos sociales que, se supone, originaron el problema

colectivo a resolver, en el interés de grupos sociales que padecen los efectos

negativos del problema en cuestión” (Subirats, 2008, p.38).

El investigador mexicano, Luis F. Aguilar Villanueva sostiene que las políticas

públicas pueden caracterizarse como:

“Un conjunto de acciones intencionales y causales, orientadas a la

realización de un objetivo de interés/beneficio público, cuyos lineamientos de

6
acción, agentes, instrumentos, procedimientos y recursos se reproducen en el

tiempo de manera constante y coherente”. (Aguilar, 2011, p. 29)

El investigador colombiano Andre Nöel Roth Deubel, sostiene que las

políticas públicas pueden definirse como:

Un conjunto conformado por uno o varios objetivos colectivos considerados

necesarios o deseables, de medios y acciones que son tratados, por lo menos

parcialmente, por una institución u organización gubernamental con la finalidad de

orientar el comportamiento de los actores individuales o colectivos para modificar

una situación percibida como insatisfactoria o problemática” (Roth, 2014, p. 38)

Se puede observar que cada una de estas tres definiciones, expone distintos

elementos que podrían caracterizarse como esenciales en una política pública.

Si nos enfocamos en la primera definición, podemos destacar dos elementos:

los problemas públicos y los actores implicados.

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Si nos enfocamos a la segunda definición podríamos destacar que en toda

política pública necesitamos emplear recursos e instrumentos que permitan hacer

viable o pertinente la decisión-acción.

Mientras que la tercera definición nos expone que finalmente las políticas

públicas están acotadas porque hay un marco organizacional que las determina y

orienta.

La diversidad de elementos que podemos identificar en esta y otras

definiciones de política pública, nos llevan a pensar en la necesidad que existe para

todo estudioso de las políticas públicas, de identificar los elementos esenciales de

una política pública.

Frente a este reto, podemos formular un segundo cuestionamiento: ¿Cuáles

son los elementos constituyentes de una política pública?

8
Subtema 2. Los elementos constituyentes de una política
pública

Los elementos constitutivos de una política pública serían aquellos que

técnicamente no deberían omitirse en cualquier análisis de política pública.

Asumiendo una visión reduccionista, se establece un listado de cuatro

elementos constitutivos: a) problema público, b) actores, c) componentes y d) marco

normativo.

a) Problema público. Toda política pública nace para afrontar o en su caso

resolver un problema que se adjetiva como público. Este tipo de

problemas se percibe como una situación negativa de insatisfacción

social (Subirats, 2008, p. 40).

Pero ¿Qué es un problema público? Básicamente un problema público es un

problema social, porque es una carencia que comparten un cierto número de

personas en la sociedad. Ahora bien, este problema social transita al estatus de

público, básicamente por dos procesos:

• Focalización que detalle el problema;

• Integración en la agenda de gobierno.

9
El proceso de focalización del problema nos establece que la problemática

social de que quedar delimitada mediante datos cuantitativos y cualitativos que nos

permitan identificar con precisión al grupo poblacional afectado por la problemática

social. Además, este proceso de focalización debe responder a una delimitación

territorial, ya que todo problema social se sitúa en un área geográfica determinada.

El proceso de integración de la agenda de gobierno hace referencia al

momento en que el gobierno decide intervenir de diversas razones. Algunos de

estos medios podrían ser: programas presupuestarios, fondos públicos,

reglamentos, decisiones políticas, informes o pronunciamientos.

b) Actores. En todo análisis de una política pública se deben identificar

actores. En ese sentido, existe una tipología de actores que se estructura a partir

de diferentes criterios (Subirats, 2008, p. 40).

Podríamos decir que conforme al criterio de espacio, los actores se

clasifican públicos y privados. Llamaremos actores públicos a las

organizaciones/grupos/personas que se sitúan en el gobierno. Llamaremos actores

privados a las organizaciones, grupos/personas que se sitúan en la sociedad en un

rol de empresarios, ONG´s o ciudadanos.

10
Si pensamos en el rol que los actores juegan con respecto al problema

público, podemos distinguir entre actores afectados y actores no afectados.

Los actores afectados serían aquellos que padecen la problemática social

identificada, por lo cual, representarían pérdida de bienestar e su vida por esta

condición.

Los actores no afectados serían aquellos que pueden ser causantes de la

problemática social, coordinadores o patrocinadores del componente de política

pública con el que se hará frente a esta problemática.

c) Componentes. Los componentes denotan los recursos que otorga una

política pública a su población beneficiada.

Se puede inferir que tales componentes pueden ser monetarios, materiales

o humanos.

11
Ante esta distinción, podemos decir que tales componentes no son

excluyentes. Por tal motivo, muchas veces podemos encontrar ejemplos de políticas

públicas donde se reparten estos tres tipos de recursos.

d) Marco normativo. Toda política pública responde a un marco normativo

que determina su pertinencia y justificación.

Los marcos normativos pueden clasificarse en dos: nacionales e

internacionales.

Los marcos normativos nacionales remiten a las leyes secundarias o

manuales de trabajo que rigen el funcionamiento de las organizaciones públicas,

responsables de llevar a cabo políticas públicas dentro de un sector especializado

de la administración pública.

Los marcos normativos internacionales harán referencia a los tratados,

publicaciones o informes que emiten organismos internacionales y que repercuten

en la agenda gubernamental.

12
Este tipo de marco normativo, nos permite entender que las políticas públicas

muchas veces vienen determinadas desde un contexto global e internacional, por lo

cual, sería un tanto iluso pensar que las políticas públicas no se adscriben a una

agenda de gobierno internacional.

Subtema 3. El ciclo de vida de una política pública

Dentro del campo de las políticas públicas, existe una herramienta

esquemática denominada “Ciclo de vida de una política pública”.

Esta herramienta propone que el análisis de cualquier política pública se deba

realizar por etapas.

A este respecto, cabe menciona que muchos especialistas en políticas

públicas suelen complejizar o simplificar este esquema aumentando o quitando

etapas a este ciclo.

Para solventar esta cuestión, se propone concebir al Ciclo de vida de una

política pública como un proceso compuesto por cuatro fases: formulación, diseño,

implementación y evaluación (Roth, 2014, p. 84)

13
En cada una de estas etapas, el analista de políticas públicas debe centrar

su atención en temas específicos y generar conocimientos/conceptos particulares.

Esta visión fragmentada y secuencial ha permitido que los analistas de

políticas públicas se hagan especialistas en alguna etapa de este ciclo. Por ende,

se puede afirmar que dentro de este campo disciplinario: habría expertos para

analizar la etapa de formulación, la etapa de diseño, la etapa de implementación o

la etapa final de evaluación de una política pública.

Frente a estas afirmaciones, cabe preguntarse ¿en qué consiste cada una de

estas etapas del ciclo de vida de una política pública?

El Cuadro I, pretende responder a esta pregunta, tratando de describir las

actividades cognitivas más importantes en cada una de las cuatro etapas.

14
Cuadro 1. Aspectos clave en las etapas del ciclo de vida de una política pública

Fuente: Elaboración propia, con base en Roth (2014)

Cabe señalar que esta herramienta tiene ventajas y desventajas para los

especialistas en políticas públicas.

La ventaja que suele atribuirse a esta herramienta es que simplifica el estudio

de una política pública. Esta simplificación estriba básicamente en que en cada

etapa los temas y actores a estudiar se hacen específicos.

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Por ejemplo, en la etapa de diseño no estamos preocupados por saber si la

formulación del problema público fue precisa o no, porque trabajaríamos con el

supuesto de que lo fue.

Además, se puede inferir que conforme vamos avanzando en etapas el

número y sobre todo, la presencia de actores privados va cobrando mayor fuerza.

La desventaja que tiene el modelo es que no necesariamente el ciclo puede

cumplirse, incluso diríamos, la normalidad dentro del campo de las políticas públicas

es ser testigos de ciclos incompletos.

En este escenario, podemos señalar que el escenario más común que se

presenta es que las políticas públicas suelen quedar exentas de evaluación. Esta

situación suele explicarse por la falta de cultura evaluativa que se tiene dentro del

sector públicos, o más aún, de los usos políticos que suele tener la evaluación para

“castigar” el acervo de políticas públicas, es decir, aquellas políticas públicas que

hayan sido creación de un gobierno o de gobiernos anteriores y que no se adecúen

a la ideología de un gobierno actual.

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Referencias

• Aguilar Villanueva Luis (2011). Política Pública. Editado por Escuela de


Administración Pública de la Ciudad de México y Siglo XXI Editores.

• Roth Deubel Andre (2014). Políticas Públicas. Ediciones Aurora.

• Subirats Joan (200). Análisis y gestión de las políticas públicas. Editorial Ariel.

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Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Ciclo de Políticas Públicas parte I

Sesión
1 3
Contenido
Objetivo general………………………………………………………………,…..3
Introducción…………………………………………………………………,….....3
Subtema1. Gestión…………………………………………………………..……5
Subtema 2. Diseño………………………………………………………….…….9
2.1. Análisis de políticas públicas…………..………………………..……….11
2.2. Decisión de políticas públicas…………..………………..……..……….12
Referencias………………………………………………………………….........15

2
Objetivo general

Clasificar las etapas del ciclo de políticas públicas, a través de un análisis

de los cuatro momentos, para conocer integralmente el inicio y cierre de esta

herramienta.

Introducción

El modelo burocrático de la administración pública ya no responde a la

demanda del contexto global; por ello, el riguroso mundo de la teoría, para

reorganizar la Administración pública, propone un modelo posburocrático; diseñado

para que cumpla con las expectativas de la población y logre que la Administración

pública alcance su modernización, a través de colocar a dicha Administración como

un órgano tutelado por la gestión pública, que transite de la eficiencia a la calidad

total; de la evaluación a la identificación de áreas de oportunidad; de la

responsabilidad obligada a la rendición de cuentas; asimismo, está enfocado para

alcanzar la eficiencia, eficacia y legitimidad en su gestión; considerando al

ciudadano como el cliente; en este contexto, surge la necesidad de diseñar políticas

públicas para mejorar tanto el desempeño del Poder Ejecutivo como las condiciones

3
de vida de la población; de la misma forma, para identificar espacios públicos de

decisión, conformados por el quehacer gubernamental y la participación ciudadana.

En este contexto, desde sus inicios las Ciencias de las Políticas –o políticas

públicas como se les denomina comúnmente—, bajo el enfoque del análisis de las

políticas y posteriormente de la administración pública, han realizado significativos

avances y una amplia aceptación global; debido a que el trabajo académico sobre

dicho objeto de estudio ha sido fecundo. Para mayor precisión, el objeto de estudio

de las políticas públicas ha abordado “aspectos disímiles como la definición de la

agenda gubernamental, los modos de decisión, la acción de las instituciones, el

papel de las élites, los análisis de gobernanza, la cuantificación de resultados, la

aplicación de indicadores de gestión, entre otros” (López, 2007, p.61).

En consecuencia, no es fortuito asegurar que el objeto de estudio de las

políticas públicas, se ha instaurado como una subdisciplina de la Ciencia Política;

es decir, como una herramienta para comprender la praxis de la Ciencia Política, en

la medida que permite el traslado de los conceptos teóricos hacia la acción del

Estado.

En este orden de ideas, las etapas para fines analíticos del ciclo de

elaboración de las políticas públicas en las cuales concuerdan los teóricos, se divide

4
en cuatro: Gestación, Diseño, Implementación y Evaluación, sin soslayar que “en la

práctica las ‘etapas’ pueden sobreponerse y suponerse unas a las otras,

condensarse alrededor de una de ellas, anticiparse o atrasarse, repetirse. Separar

en diversos tramos la elaboración de una política es algo artificial” (Aguilar, 2017,

p.15).

Puntualizando, la gestación incluye la formación de agenda de gobierno, y

marca el inicio del ciclo de las políticas públicas, es decir la gestación, se da a partir

de la definición y la búsqueda de una solución a un problema público; generando,

dos arenas de conflicto; una donde se deliberan las distintas definiciones del

problema público, y otra entre los diversos problemas públicos, los cuales buscan

un espacio en las prioridades de la agenda de gobierno.

En este mismo orden y dirección, el diseño incluye las subetapas de análisis

y decisión; en estas etapas se analiza cómo resolver el problema público en el cual

el Poder Ejecutivo ha decidido intervenir, con base en el presupuesto público y el

costo político que le va a generar, dados los intereses, las presiones, las

expectativas, los disensos y los apoyos de los actores gubernamentales y privados

involucrados, quienes buscan orientar los beneficios de las referidas políticas

públicas, hacia sus intereses de grupo.

5
Subtema 1. Gestación

Es claro que el inicio del ciclo de las políticas públicas se da a partir de la

definición y la búsqueda de una solución a un problema social que se ha convertido

en público, en consecuencia, para que sea atendido el referido problema, por parte

del Poder Ejecutivo, debe ingresar a la agenda gubernamental convirtiéndose así

en un problema gubernamental.

Puntualizando, el problema social si es favorecido se implanta en la opinión

pública a través de los medios políticos o masivos de comunicación, y obtendrá

difusión en la medida que consiga algo extra a los intereses de los referidos medios,

convirtiéndolo así, en problema de interés público, es decir, con la particularidad de

conjugar tanto la parte cuantitativa —suma de problemas sociales— como la

cualitativa –interacción de grupos de poder—; únicos con posibilidad de inscribirse

en la agenda de gobierno; porque según Cobb y Elder:

Para que un asunto tenga acceso a la agenda necesita cumplir tres

requisitos: que sea objeto de atención amplia o al menos de amplio conocimiento

del público, que buena parte del público considere que se requiere algún tipo de

acción y que a los ojos de los miembros de la comunidad la acción sea competencia

de alguna entidad gubernamental (Cobb y Elder, citados por Aguilar, 2017, p.34).

6
La atención amplia de un problema público o al menos de amplio

conocimiento público, especifica, que lo público no implica lo perteneciente a todo

el pueblo; lo público de la política puede ser desde algo acotado —la comunidad de

una colonia—, hasta un conjunto universal —la población total de un país—.

Asimismo, la conformación de la agenda de gobierno es un proceso que ha

creado diversas hipótesis, así como la atención de los estudiosos de la materia;

quienes esbozan profusas teorías sobre el referido proceso, manifestando su

importancia política y administrativa, tanto en lo teórico como en la práctica; por ello,

en opinión de Aguilar la formación de la agenda de gobierno:

Deja ver quiénes son los que efectivamente definen y justifican los problemas

públicos, cuáles grupos y organizaciones tienen efectivamente la fuerza de

transubstanciar cuestiones sociales en públicas y en prioridades de gobierno,

cuáles organismos y decidores gubernamentales están siempre prontos a actuar

frente a las demandas de determinados grupos, cuál es el firmamento ideológico

que otorga valor y prioridad de asunto público a cuáles cuestiones (Aguilar, 2017,

p.27).

Precisando, la agenda de gobierno se define en palabras de Aguilar como:

“el conjunto de problemas, demandas, cuestiones, asuntos, que los gobernantes

7
han seleccionado y ordenado como objetos de su acción y, más propiamente, como

objetos sobre los que han decidido que deben actuar o han considerado que tienen

que actuar” (Aguilar, 2017, p.29).

Por lo tanto, la gestación y formación de agenda es el periodo entre la

identificación del problema social y la decisión de la política pública; proceso que

explica cómo se origina una política pública inédita o a partir de una existente. Tales

problemas, para ingresar a la agenda de gobierno, deben pertenecer al espacio

público, no al ámbito social, ni al ámbito gubernamental, sino a la intersección de

los dos, donde lo público rebasa a lo gubernamental; en este sentido se pronuncia

Uvalle al afirmar:

Por eso, el espacio público no debe entenderse como algo que se ciñe

únicamente al Estado, sino que comprende a la vez el universo no estatal en el cual

se desarrollan personas y organismos que no pertenecen al mundo oficial, pero sí

al espacio territorial en el cual el Estado es la organización política de la sociedad.

(Uvalle, 2016, p.207).

Sin embargo, no todos los problemas públicos entran en la agenda de

gobierno, más aún, entran sólo asuntos, que no necesariamente son públicos, cuya

evolución y bajo ciertas condiciones, cuestiona la legitimidad o la efectividad del

8
Poder Público; lo que conlleva a que el Poder Ejecutivo incorpore este asunto en su

agenda de gobierno.

En este contexto, cada problema público, reviste una naturaleza propia que

responde a realidades distintas y conjuga cuatro factores: objetivos, recursos,

actores y tiempo; por lo tanto, no existen dos o más problemas públicos idénticos;

tampoco un catálogo de soluciones uniformes; además, siempre hay más de una

alternativa de solución, la cual genera siempre actores gubernamentales o privados

insatisfechos.

Subtema 2. Diseño

El fin del diseño de las políticas públicas es mejorar la economía, provisión y

efectividad del gobierno; por ello, el servidor público llamado analista de políticas

públicas, tiene como característica distintiva sus conocimientos técnicos e

instrumentales, para examinar, identificar, señalar y prescribir las acciones óptimas

del diseño de una política pública que establezca una relación idónea entre fines y

medios, como resultado de un complejo proceso; que brinda a quienes toman

decisiones contar con información útil, que les permita realizar una elección óptima;

9
sin embargo, un riguroso análisis y una óptima decisión no son garantes del éxito

de una política pública. Como plantea Aguilar:

El análisis y diseño de políticas que, con frecuencia, son formuladas a la

manera de “planes maestros” con especificaciones precisas, regulaciones

detalladas de operación, rutas críticas, estándares e indicadores puntuales de

desempeño por evaluar, como si los analistas y decisores de las políticas estuvieran

seguros de que el curso de acción se desarrollará como está diseñado y previsto

sin defectos y sin contratiempos, o considerar que pueden tener el control del

desarrollo de la política y de su entorno (Aguilar, 2012. p.57).

En conclusión, en esta etapa del ciclo se identifica y define un problema cuya

solución requiere del diseño de una política pública –hipótesis de solución al

problema—, valorándose los recursos disponibles –humanos, materiales,

financieros y tecnológicos—, las alternativas de solución y se identifican a los

actores relevantes; –representantes de grupos sociales, élites administrativas y

servidores de elección popular—; asimismo se establecen las etapas de su

evaluación, con sus respectivos indicadores y se diseña su implementación.

10
2.1. Análisis de políticas públicas

Una vez incorporado en la agenda gubernamental; se realiza el análisis de

las alternativas de solución del problema público, entre las cuales se debe

considerar el no hacer; es decir, se ejecuta un análisis de factibilidad, debido a que

no todas las alternativas son posibles, a la vez proyectan diferentes costos y

beneficios; por tal motivo, en la etapa del análisis, los problemas públicos, “deben

ser planteados, estructurados, de manera que sean gubernamental-socialmente

abordables con los recursos intelectuales, legales, fiscales, políticos y

administrativos a disposición” (Aguilar, 2017, p.60).

Por consiguiente, corresponde al analista de políticas públicas examinar las

diferentes alternativas de solución, debiendo analizar de cada una de ellas, la

legalidad, la factibilidad económica, la viabilidad política, el grado de satisfacción

que alcanzará, el nivel de eficiencia y eficacia con el que actuará, la utilidad de sus

acciones para los usuarios, el costo-beneficio, la tasa de retorno y la aceptabilidad

social; buscando compatibilizar lo deseable y lo factible, para mejorar la economía,

provisión y efectividad del gobierno; considerando de manera conjunta objetivos,

recursos, actores y tiempo. Desde el punto de vista de Aguilar:

11
Ante esta carga de asuntos diversos y cambiantes, la decisión del gobierno

que selecciona una cuestión como objeto merecedor de su atención y a fin de

cuentas como objeto de su acción termina por ser el resultado de las correlaciones

y combinaciones que, analítica o intuitivamente, fría o atolondradamente, logra

armar entre los elementos teóricos, técnicos, humanos, legales... que tiene a la

mano: este problema con este esquema de solución con estos hombres con estos

recursos con este tiempo (Aguilar, 2017, p.39).

De acuerdo con esto, el análisis de políticas públicas tiene como fin el estudio

de los factores del problema público y la proyección del proceso del trabajo; en un

entorno compuesto por tres sistemas: el político, el administrativo y el social. Por

esta razón, el análisis de políticas, es un análisis de sistemas que incluye un marco

valorativo de la política pública, indagación de metas a largo plazo, análisis

estratégico de las alternativas, análisis de factibilidad política, evaluación de

políticas alternativas, exploración de los efectos de las políticas y considerar los

roles predecibles de los diversos actores; entre otros.

2.2. Decisión de políticas públicas

12
Después del análisis de factibilidad a las alternativas posibles para resolver

un problema público es necesario optar por alguna de ellas; hay que decidir una

alternativa; asumida por diversos factores como son las aportaciones de solución

emanadas de la participación de los ciudadanos; los estudios de caso de políticas

públicas exitosas similares; los diagnósticos de tecnócratas; los enfoques políticos

del decisor; entre otros factores.

Por otra parte, durante el proceso de elaboración de la agenda de gobierno,

el Poder Ejecutivo decide si interviene o no, es la decisión de decisiones; decidir

intervenir implica implementar políticas públicas –Ciencias de Políticas—, y cumplir

compromisos asumidos con la población, los cuales fueron contraídos en el riguroso

mundo de la política partidista –objeto de estudio de la Ciencia Política— y deberán

ser contestados en el espacio de la Administración pública –objeto de estudio de la

Administración Pública—. Desde el punto de vista de López:

El objeto de una política pública consiste en modificar el ámbito o entorno de

los actores implicados, la percepción que estos puedan tener y sus conductas

sociales; tomar una decisión es ya poner en marcha una política en la medida en

que los diferentes actores van a modificar probablemente sus conductas en función

de esta decisión (López, 2007, p.61).

13
Por consiguiente, se considera a la decisión de la política pública como la

oportunidad de mejorar las relaciones entre gobernantes y gobernados –

comprendiendo que se encuentra la agenda de gobierno saturada y las

oportunidades están cerradas—, debido a que la decisión de la política pública

implica el diálogo, la exposición de motivos, convencer políticamente, involucra

también, negociaciones y ajustes entre gobernantes y gobernados, sobre añejos

problemas o nuevos e inéditos; buscando la asignación y distribución de los

limitados recursos a través, de una decisión política, sí política, como afirma

Lindblom, citado por Aguilar:

Los filósofos y los científicos sociales pueden disentir interminablemente,

pero los gobiernos tienen que decidir. Sí, los gobiernos tienen que decidir. Pero esto

no significa –nunca significa eso— que las personas estén de acuerdo. No se

requiere reconciliar las opiniones. No se necesita una reconciliación. Todo lo que se

necesita –y es inevitable— es que algunas personas impongan su decisión sobre

otras. Ésta es tan sólo otra manera de reconocer que, cuando no es posible llegar

a una decisión que abarque a toda la sociedad, las decisiones respecto a las

políticas públicas deben imponerse políticamente (Lindblom apud Aguilar, 2007,

pp.245-246).

Para concluir, es necesario especificar que la formación de la agenda

gubernamental, es un proceso de decisiones circunstanciales, cambiantes,

14
parafraseando a Aguilar, es encuentro de cuatro corrientes con diferente lógica y

dinámica: los problemas, las soluciones, los actores participantes y las

oportunidades de elección (2017, p.39). Por lo tanto, para realizar la decisión de la

solución más favorable, se busca fundamentarla en modelos que han demostrado

su eficacia, pero hay ocasiones en las cuales el Poder Ejecutivo debe actuar por

razones morales, jurídicas, políticas y operar con débiles razones cognitivas. Por tal

motivo las políticas públicas son intervenciones del Poder Ejecutivo que deben

ocurrir, pero… pueden fallar.

Referencias

• Aguilar, V. Luís F. (2017). Problemas públicos y agenda de gobierno. México.


Miguel Ángel Porrúa. 4ª. reimp.

• Aguilar V., Luís F. (2012). Política Pública, una mirada al presente y al futuro.
pp. 31-61. Colombia. Revista OPERA (Observatorio de Políticas, Ejecución
y resultados de la Administración pública).12. Recuperado de
https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/opera/article/view/3649/3741

• Aguilar, V. Luís F. (2007). La hechura de las Políticas. México. Miguel Ángel


Porrúa. 2ª. reimp.

• López, Mario H. (2007). El asunto de las políticas públicas. pp. 59-67.


Colombia. Revista Luna Azul. 24. Universidad de Caldas Manizales.
Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/3217/321727226008.pdf

• Uvalle B., Ricardo. (2016). Fundamentos de la transparencia en la sociedad


contemporánea. pp. 199-220. México. Revista Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales. LXI (226). Universidad Nacional Autónoma de México.
Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/421/42144001008.pdf

15
Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Ciclo de Políticas Públicas parte II

Sesión 4
1
Contenido
Objetivo general……………………………………………………………….…..3
Introducción………………………………………………………………….….....3
Subtema1. Implementación de las políticas
públicas………………………………………………………………………..……4
1.1. El enfoque top-down de la implementación de las políticas
públicas………………………………………………………….…………………10
1.2. El enfoque bottom-up de la implementación de las políticas
Publicas…………..………………………..……………………………………...12
1.3 El enfoque de redes de políticas de la implementación
de las políticas publicas …………..………………..……..…………………...14
Referencias………………………………………………………………….........17

2
Objetivo general

Clasificar las etapas del ciclo de políticas públicas, a través de un análisis de

los cuatro momentos, para conocer integralmente el inicio y cierre de esta

herramienta.

Introducción

Una vez que el problema público se hizo gubernamental, ingresó a la agenda

gubernamental, se analizaron las diferentes alternativas de solución y se asumió

una decisión dados los recursos disponibles; el paso siguiente es la implementación,

la cual implica comenzar la política pública, momento de ejecutar la decisión, por lo

tanto, es la prueba de la verdad –es ilusorio creer en la implementación como poco

menos que automática, una vez adoptada la política—. Quienes decidieron las

políticas en los más altos niveles de la esfera gubernamental y cuyo control

jerárquico no es perfecto —contrariamente a la interpretación weberiana sobre el

papel ideal de los subordinados consistente en implementar fielmente las decisiones

de sus superiores—, delega a los operadores de los niveles inferiores, el control

sobre las personas destinatarias de la política pública y ejerzan así, su “microfísica

del poder” (Foucault, 2001, pp.33).

3
Subtema 1. Implementación de las políticas públicas

La implementación de las políticas públicas no ha merecido el estudio

analítico como proceso sistémico, tanto del mundo académico como de los propios

administradores públicos, en comparación con los procesos de hechura o

evaluación, para Van Meter y Van Horn:

Este descuido obedece, en parte, a la suposición ingenua, implícita en

muchos estudios, una vez que una política ha sido adoptada por un gobierno, ésta

será llevada a cabo y sus resultados coincidirán en gran medida con las

expectativas de quienes elaboran la política (Van Meter y Van Horn apud Aguilar,

2014, p.102).

Por consiguiente, para la comprensión de la implementación de las políticas

públicas es necesario acudir a los teóricos, quienes han contribuido con los

siguientes conceptos.

4
Desde el punto de vista de Subirats, Knoepfel, Larrue y Varonne, son “el

conjunto de procesos que, tras la fase de programación, tienden a la realización

concreta de los objetivos de una política pública” (Subirats et al, 2008, p.179).

Como plantea Aguilar, la implementación:

Es el objetivo, el evento aún irrealizado pero esperado y calculado como

efecto último de un proceso causal, puesto en marcha por determinadas

condiciones iniciales y continuado por la cadena de acciones de implementación.

Hay así un doble sentido de implementación: es el proceso de convertir un mero

enunciado mental (legislación, plan o programa de gobierno) en un curso de acción

efectivo y es el proceso de convertir algo que es sólo un deseo, un efecto probable,

en una realidad efectiva (Aguilar, 2014, p.47).

Dicho con palabras de Bardach la implementación es:

El proceso de ensamblar numerosos y diversos elementos del programa...

que se encuentran en manos de diferentes partes que... son independientes entre

sí, razón por la cual la persuasión y la negociación son el único modo de lograr que

5
cada parte coopere proporcionando los elementos del programa que están bajo su

control (Bardach apud Aguilar, 2014, p.62)

En la opinión de Van Meter y Van Horn:

La implementación de políticas abarca aquellas acciones efectuadas por

individuos (o grupos) públicos y privados, con miras a la realización de objetivos

previamente decididos. A estas acciones pertenecen tanto los esfuerzos

momentáneos por traducir las decisiones en propuestas operativas, como los

esfuerzos prolongados para realizar los cambios, grandes y pequeños, ordenados

por las decisiones políticas (Van Meter y Van Horn apud Aguilar, 2014, pp.99-100).

Teniendo en cuenta a Rein y Rabinovitz, la implementación es "1) una

declaración de las preferencias del gobierno, 2) medida por varios actores que 3)

generan un proceso caracterizado por relaciones de poder y negociaciones

recíprocas" (Rein y Rabinovitz apud Aguilar, 2014, p.148).

Sabatier y Mazmanian la conciben como “el cumplimiento de una decisión

política básica” (Sabatier y Mazmanian apud Aguilar, 2014, p.329).

6
Puntualmente, implementar es poner en marcha la política pública, tiempo de

ejecutar la decisión y, por lo tanto, es la prueba de la verdad.

Después de las consideraciones anteriores, una vez que se ha decidido la

política, la implementación reviste diversos problemas y no se compone como un

curso de acción eficiente y eficaz, que resulta acorde a lo decidido por los

tecnócratas, ejecutado, por la clase burocrática, conforme a las indicaciones

administrativas, organizativas, técnicas y ejecutoras, es decir, los problemas de

implementación no son resultado de grandes desacuerdos o conflictos sobre los

valores, objetivos o metodologías de las políticas públicas; por el contrario, la mayor

parte de los problemas responden a la complejidad de la Administración pública,

caracterizada por decisiones centralizadas, procesos rutinarios, acciones e

interacciones de múltiples niveles jerárquicos, extensa división departamental y una

exagerada formalización, consideradas como ordinarias y por lo tanto poco

importantes. Empleando las palabras de Canto:

La implementación de las políticas plantea otro tipo de asuntos, los intereses

de los encargados de llevarlas adelante, esto es: la relación de poder dentro de la

organización ejecutante, misma que puede dar lugar a que la implementación no

sea sólo distinta, sino incluso opuesta a la intención de los decisores (Canto, 1996,

p.45).

7
De la misma forma, la implementación de la política pública, es la etapa más

prolongada y en la cual se experimentan los mayores cambios, por su tiempo de

duración, por ello, es una oportunidad de aprendizaje para acrecentar la eficiencia

y eficacia de la Administración pública, dado que, ante el amplio espectro de

políticas públicas, los implementadores analizan cuáles cumplen con la realización

de objetivos previamente decididos y bajo qué condiciones se justifica modificar los

cursos de acción originales. Desde el punto de vista de Aguilar:

Asimismo, la política, en el momento en que se echa a andar, desata muchas

oportunidades y expectativas, poderes e intereses en juego, cargas de trabajo y

responsabilidades, operaciones y decisiones; la implementación se vuelve entonces

un proceso muy complejo y elusivo, también conflictivo, y es casi imposible

encontrar una fórmula de coordinación que integre las diferencias y configure una

acción colectiva armónica y efectiva (Aguilar, 2014, p.17).

En este orden de ideas, los cambios se hacen en las dependencias o

entidades encargadas de la implementación, sin embargo, las reformas pueden

generarse en los diferentes órdenes de gobierno, en las distintas dependencias

gubernamentales, o derivarse de los diferentes puntos de vista de los actores –

públicos y privados— que intervienen en el proceso y con poder de veto; entonces,

el punto de discusión es quién o quiénes determinan cuándo y qué clase de ajustes

8
se requieren para lograr los objetivos de las políticas, o si estos ajustes implican que

los objetivos son otros o se modifican expresamente. Cabrero coincide en esta

concepción al afirmar “esta fase se caracteriza por incorporar una red diversificada

de agencias ejecutoras, diversas en la medida en que corresponden a diferentes

niveles de gobierno, y en la medida en que incluyen muy frecuentemente agencias

no gubernamentales” (Cabrero, 2000, p.205).

En este sentido; el enfoque conceptual burocrático vertical descendente, es

inquebrantable, sostiene como premisa que la decisión gubernamental es acertada;

solo se necesita hacerla pública para que transite inalterable la estructura

burocrática de la Administración pública, a pesar de que la decisión sea deformada

y obstruida por la ineptitud, indolencia u obstinación, de los burócratas al nivel de la

calle, o de otras entidades inferiores en el escalafón piramidal; resultando así, una

situación paradoja, ya que la gestión y el diseño correctos de una política pública,

no necesariamente convergen en una ejecución sin problemas.

Además, en torno de las políticas públicas se mueven grupos de intereses

económicos –proveedores— e intervienen distintos grupos de presión –ciudadanos,

partidos políticos, autoridades administrativas— generando en la implementación

oportunidades y riesgos no contemplados en la gestión y el diseño de la política

pública. Al respecto Bardach propone:

9
El proceso de implementación se caracteriza por el maniobrar de muchos

actores semiautónomos, cada uno de los cuales intenta tener acceso a los

elementos del programa y tenerlos bajo su control, intentando al mismo tiempo

extraer las mejores ventajas de otros actores que también buscan tener acceso a

elementos que les den el control (Bardach apud Aguilar, 2014, p.63).

En este contexto; las propuestas teóricas de cómo se realiza la

implementación, se clasifican en tres enfoques: el top-down, el bottom-up y redes

de políticas; los dos primeros son enfoques analíticos concentrados en estudiar el

rol de los servidores públicos, como la variable central de la implementación; y el

enfoque de redes de políticas, surge como una alternativa a los dos esquemas

anteriores, y tiene su centralidad de análisis en el desempeño de la Administración

pública.

1.1. El enfoque top-down de la implementación de las


políticas públicas

El enfoque top-down –Sabatier y Mazmanian— se caracteriza por un análisis

de la toma de decisiones; generalmente plasmada en una ley o estatuto,

posteriormente se examina el cumplimiento de los objetivos y metas; identificando

10
el problema social que debe solucionarse y finalmente se analiza la estructura del

proceso de la implementación. En términos de los referidos autores:

La función central de análisis de la implementación consiste en identificar los

factores que condicionan el logro de los objetivos normativos a lo largo de todo el

proceso. Estos factores pueden dividirse en tres categorías amplias: 1) la

tratabilidad del o de los problemas a los que se dirige el estatuto; 2) la capacidad

del estatuto para estructurar apropiadamente el proceso de implementación; y 3) el

efecto neto de las diversas variables políticas en el apoyo a los objetos estatutarios

(Sabatier y Mazmanian apud Aguilar, 2014, p.329).

Por consiguiente, el enfoque top-down plantea que la implementación de las

políticas públicas, es un proceso vertical descendente, en el cual, el titular del Poder

Ejecutivo, delega la función de implementar sus decisiones a la estructura

burocrática de la Administración pública.

Como conclusión, el enfoque top-down es un punto de vista administrativo

que analiza la implementación de arriba hacia abajo –desde un nivel político-

tecnocrático hacia un nivel operativo-burocrático—; examinando la consistencia de

la actuación de la burocracia, la toma de decisiones de los implementadores, la

11
consecución de los objetivos, los factores que alteran los impactos esperados y las

reformulaciones durante la ejecución.

1.2. El enfoque bottom-up de la implementación de las


políticas públicas

El enfoque bottom-up tiene como su principal fuente los escritos de Lipsky,

cuyo énfasis está puesto en la burocracia; planteada como el eje central del éxito o

del fracaso de la implementación; parafraseando a Aguilar, a Lipsky, se debe la

conceptualización de burócratas al nivel de la calle; son quienes interactúan

directamente con los ciudadanos y ejercen con discrecionalidad el desempeño de

sus funciones; siendo en verdad los policymakers en sus respectivas áreas de

trabajo; quienes operan en condiciones de desventaja, al asignarles excesivas y

diversas tareas sin indicaciones precisas, con remuneraciones bajas y recursos

materiales y organizativos limitados; ante tal panorama Lipsky puntualiza:

Para poder cumplir con los requerimientos de sus tareas, los burócratas de

los niveles operativos deben encontrar sus modos de acomodar las demandas con

la realidad de recursos limitados. Para ello rutinizan procedimientos, modifican

objetivos, racionalizan servicios, determinan prioridades y limitan o controlan

clientelas. En otras palabras, procuran desarrollar prácticas que les permitan de

12
alguna manera procesar el trabajo que se les exige. Su trabajo es intrínsecamente

discrecional. Las medidas que podrían dar dirección a su conducta son de muy poca

eficacia. (Lipsky apud Aguilar,2014, p.87).

En este contexto, el enfoque bottom-up centra su análisis en las relaciones

entre los ciudadanos y los servidores públicos encargados de suministrar los bienes

o servicios de la política pública. En consecuencia; el fracaso o éxito de la

implementación, depende de la función que realizan los servidores de los niveles

operativos, dado que en esta etapa se adecuan las decisiones de las políticas

públicas a las peculiaridades locales y al contexto político-social en el cual se

implantan; desarrollándose en un ambiente adverso y conflictivo, al respecto Aguilar

describe:

Son comunes las características de trabajo de este conjunto de empleados

públicos en contacto directo con los ciudadanos…les exigen ajustes importantes en

sus habilidades y conductas tanto personales como de grupo. La demanda de

servicios tiende a ser no sólo amplia, incesante y apremiante (sobrecarga de

trabajo), sino también diversificada casuísticamente. Por otro lado, no reciben

indicaciones precisas y operativas sobre metas, prioridades y casos extraordinarios,

tanto menos criterios o escalas de rendimiento. (Aguilar, 2014, pp.86-87).

13
En una postura más conciliadora, Parsons expresa:

El modelo de abajo hacia arriba considera que los procesos implican la

negociación y la construcción de consensos, que a su vez implican dos contextos o

entornos: las aptitudes gerenciales y las culturas de las organizaciones que

participan en la implementación de las políticas públicas (colegios, hospitales,

fuerzas policíacas, agencias de beneficencia, fuerzas armadas y departamentos

gubernamentales), así como el entorno político en el que deben funcionar (Parsons,

2007, p.489).

1.3. El enfoque de redes de políticas de la implementación


de las políticas públicas

En un esfuerzo por conciliar los dos enfoques, los cuales tienen como

premisa mayor un Poder Público que concentra el ciclo de las políticas públicas;

diversos teóricos han diseñado un enfoque híbrido, que tiene como premisa a un

Poder Público descentralizado en su actuación, en donde la toma de decisiones de

política pública, se ejecuta en redes de políticas, a través de una coordinación

horizontal, con un rol dominante de actores públicos y privados locales, en un

entorno de interacción con la Administración pública federal; surgiendo así, el

enfoque de redes de políticas.

14
Por consiguiente, el enfoque de redes de políticas (policy networks) es una

evolución, que propone ir del análisis de la burocracia y sus rutinas, hacia el estudio

de las redes de actores públicos y privados, que tienen como peculiaridad ser de

carácter político, en donde la noción de red, comprende desde la conformación de

entramados o redes de actores –adscritos a una pluralidad de organizaciones—

durante la construcción de una política pública, hasta la identificación de las

relaciones estructurales en la Administración pública.

En este sentido, bajo este enfoque la implementación se percibe como un

proceso en el cual interviene una red de actores. Verticalmente interactúan los tres

órdenes administrativos –federal, estatal y municipal—; asimismo, las entidades

administrativas y al interior de las mismas; donde fluyen planes, programas,

presupuestos, normatividades e información. Horizontalmente, se relacionan las

entidades de igual nivel jerárquico y aquellos actores públicos y privados

interdependientes, que toman forma alrededor de los problemas sociales y de la

política, quienes buscan influir en el proceso de la implementación, con la intención

de satisfacer intereses grupales.

Al mismo tiempo, el enfoque de redes de políticas, se identifica por sostener

la hipótesis de que, para analizar la implementación de la política pública, se debe

estudiar la diversidad de relaciones entre actores públicos y privados, en espacios

15
públicos, para comprender los procesos y resultados en la resolución de problemas

sociales vía la política pública; negando la existencia de un modelo único el cual

además deba ser gestionado desde la misma Administración pública.

Puntualmente, el análisis de la implementación de la política pública, desde

el enfoque de redes de políticas, está centrando en la interacción entre actores

públicos y privados, fundada en una coordinación reticular, opuesta a la jerárquica.

Para concluir, la implementación de una política pública es el conjunto de

acciones ejecutadas por uno de los órdenes de la Administración pública, quien, por

ley o precepto administrativo, se le faculta dicha política; cuya finalidad es el

cumplimiento de un objetivo, definido por la participación ciudadana y la intervención

pública, para resolver un problema social, incorporado como problema público en la

agenda gubernamental.

16
Referencias

• AGUILAR, V. Luís F. (2014). La implementación de las Políticas. México.


Miguel Ángel Porrúa. 3ª reimp.
• BARDACH, Eugene. (2014). El juego de la implementación, México. En
Aguilar V., Luís F. (2014). La implementación de las Políticas. Miguel Ángel
Porrúa. 3ª reimp.
• CABRERO M., Enrique. (2000). Usos y costumbres en la hechura de las
políticas públicas en México. Límites de las policy sciences en contextos
cultural y políticamente diferentes. México. Gestión y Política Pública. IX (2).
Disponible en: http://repositorio-
digital.cide.edu/bitstream/handle/11651/1818/000001818.pdf?sequence=1&i
sAllowed=y
• CANTO Ch., Manuel. (1996). Introducción a la Ciencia de Políticas
Públicas. En Merino, Mauricio (coord.) México, Política Pública y Gobierno
Local, Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, 1ª.
tomo I.
• FOUCAULT, Michel. (2001). Vigilar y Castigar. México. Siglo XXI. 31ª.
• LIPSKY, M. (2014). Street-Level Bureaucracy and the Analysis of Urban
Reform. México. En Aguilar V., Luís F. (2014). La implementación de las
Políticas. Miguel Ángel Porrúa. 3ª reimp.
• PARSONS, W. (2007). Políticas Públicas: Una Introducción a la Teoría y la
Práctica del Análisis de Políticas Públicas. México; FLACSO. Sede
Académica de México.
• REIN, Martin y Rabinovitz, Francine F. (2014). La implementación una
perspectiva teórica. Entre la intención y la acción. pp.147-184. México. En
Aguilar V., Luís F. (2014). La implementación de las Políticas. Miguel Ángel
Porrúa. 3ª reimp.
• SABATIER, Paul A. y Mazmanian, Daniel. A. (2014). La Implementación de
la Política Pública: Un Marco de Análisis. pp.323-372. México. En Aguilar
V., Luís F. (2014). La implementación de las Políticas. Miguel Ángel Porrúa.
3ª reimp.
• SUBIRATS, Joan, Knoepfel, Peter, Larrue, Corine, y Varonne, Federic.
(2008). Análisis y Gestión de Políticas Públicas. Barcelona. Ariel S.A. yVAN
METER, Donald S. y Van Horn, Carl E. (2014). El proceso de
implementación de las políticas. Un marco conceptual. pp.97-146. México.
En Aguilar V., Luís F. (2014). La implementación de las Políticas. Miguel
Ángel Porrúa. 3ª reimp.

17
Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Ciclo de Políticas Públicas parte III

Sesión
1 5
Contenido
Objetivo general…………………………………………………………..………...3
Introducción…………………………………………………………..…………......3
Subtema 1. Evaluación según los propósitos…………………………………6
1.1. Evaluaciones sumativas…………………………………………………......6
1.1.1. Evaluación de resultados……………..………….……………..………...7
1.1.2. Evaluación de impactos...…………..…………………………..….……..8
1.2. Evaluación formativas…………..………..…………………………..….…..9
1.2.1. Evaluación conceptual de diseño…………..……………………….....12
1.2.2. Evaluación del proceso…………..………………………..……………..13
Subtema 2. Evaluación según la perspectiva temporal……..…………..…14
2.1. Evaluacion ex-ante....……………………….…………………………….…14
2.2. Evaluacion intermedia…………………………………………………….…16
2.3. Evaluacion ex-post………………………………………………………...…17
Referencias…………………………………………………………………............19

2
Objetivo general

Identificar la etapa de la evaluación como parte del ciclo de políticas públicas,

a través de su precisión teórica, para conocer integralmente la parte de la valoración

de esta tecnología.

Introducción

El objetivo de toda política pública es la solución de un problema público,

definido mediante la utilización de valores específicos, tales como el bienestar

económico, la equidad o la calidad de vida; lo cual permite construir prioridades en

la atención de los problemas y provee la formulación de políticas para resolverlos.

En este orden de ideas, es necesario considerar que el poder público está

atiborrado con exigencias de rendición de cuentas, desconcentración y

descentralización; asimismo, de contrapesos emergentes, los cuales provienen de

los diferentes cuerpos sociales intermedios y del sector privado, reclamando

diariamente una mayor responsabilidad en la programación y distribución del gasto

público; todo lo cual se suma al interés creciente de los encargados del poder

3
público por involucrar, al menos en el diseño, al usuario de los trámites, bienes y

servicios que otorga; y al compromiso de informar a la población del manejo del

erario; todo lo cual hace que su legitimación transite por la transparencia del

ejercicio de sus atribuciones, lo cual se logra con procesos objetivos de evaluación.

En este contexto, todo el ciclo de la política pública lleva un proceso de

evaluación, el cual se orienta a demostrar su buen funcionamiento; así como,

decisión; programa de acción; obtención de resultados; niveles de eficiencia y

eficacia y; el logro de impactos sociales.

En consecuencia, la evaluación de las políticas públicas, tienen como

objetivo fundamental valorar el impacto de la solución planteada por la esfera

gubernamental a un problema público y admitida por la población; por lo tanto,

involucra la ejecución de un conjunto de técnicas propias de diversas disciplinas

como la administración, la ciencia política, la estadística, las matemáticas, la

psicología, la sociología, entre otras; al mismo tiempo, permite a los analistas de

políticas públicas sumar el conocimiento de la elaboración de políticas públicas,

formando un círculo virtuoso de retroalimentación donde las conclusiones y

recomendaciones de la evaluación sirven para la planificación de futuras políticas

públicas, logrando racionalizar la toma de decisiones.

4
No obstante, la evaluación de las políticas públicas no es solo la valoración

de su funcionalidad; es a la vez una herramienta política cuya finalidad es estimar

la eficiencia y eficacia; requisitos indiscutibles para la intervención gubernamental

en el espacio público y elementos sustanciales para abrir a la transparencia las

atribuciones de la administración pública.

Debido a lo cual, la evaluación examina no lo que dice que hace, sino lo que

realmente hace la política pública y demuestra los valores que están detrás de los

objetivos proyectados. Por lo tanto, la evaluación de una política pública es un

proceso permanente y continuo de valoración del ciclo de la referida política,

asumiendo como propósito concebir procesos de aprendizaje orientados a mejorar

calidad, resultados e impactos de la política pública, así como para concertar y

corregir procesos operativos; por ello, dota a los servidores públicos, que asumen

las decisiones administrativas, de mejor capacidad de respuesta y a los operadores,

de mayor pericia y habilidad.

En consecuencia, para lograr los fines de la evaluación, existen diferentes

modelos de evaluación de políticas públicas, el presente estudio se circunscribe a

los dos modelos más relevantes, en las cuales coinciden la mayoría de los teóricos;

es decir, según los propósitos y desde la perspectiva temporal.

5
Subtema 1. Evaluación según los propósitos

Para la elección del modelo de evaluación se define qué se quiere evaluar y

cuál es el fin, lo cual determina los aspectos presupuestales, administrativos y

técnicos; por ello, los criterios para realizar una evaluación consideran la magnitud

de la política pública en función de la población beneficiaria y del tiempo de su

implementación. Por otra parte, la evaluación se realiza con dos propósitos

fundamentales, para la rendición de cuentas a los ciudadanos, con las evaluaciones

sumativas y para aprender de la experiencia, a través de las evaluaciones

formativas.

1.1. Evaluaciones sumativas

Las evaluaciones sumativas –también denominadas acumulativas—, tienen

como finalidad proveer información que permita valorar los resultados de una

política pública, así como su pertinencia; es decir, formulan un juicio sobre el valor

de lo evaluado y la decisión de continuarla o suspenderla. En palabras de Calero,

Fontcuberta, García, Ballesteros y De Wispelaere la evaluación sumativa:

6
Valora el producto final de la intervención y los diferentes aspectos que

surgen una vez ésta han finalizado. Recapitula la actuación realizada, tratando de

obtener una valoración global de la misma. Se vincula con las funciones de rendición

de cuentas e información y mejora de futuras intervenciones, y suele utilizarse para,

en primer lugar, decidir si se mantiene en el tiempo la intervención evaluada (Calero

et al, 2013, p.37-38).

Asimismo, las evaluaciones sumativas pueden analizar los efectos sobre los

usuarios/beneficiarios de una política pública –evaluación de resultados— o evaluar

la medida en que la intervención produce efectos más allá de los resultados

previstos –evaluación de impactos—, por tal motivo, es ineludible precisar

conceptualmente dichos modelos.

1.1.1. Evaluación de resultados

Este modelo determina los efectos –cambios/resultados— de la política

pública; una vez consumado el proceso, generando información en el corto y

mediano plazo sobre el progreso específico prospectado, analizando el

cumplimiento de objetivos, metas, calidad y resultados programados, al compilar

información de los cambios en las condiciones de la población beneficiaria.

7
En palabras de Osuna y Márquez: “Este nivel hace referencia a los objetivos

más inmediatos y directos perseguidos con la actuación. Su evaluación se centra

en analizar los efectos sobre los usuarios/beneficiarios del programa (Osuna y

Márquez, 2000, p.19).

Precisando, evaluar los resultados de la política pública, es verificar el

cumplimiento de los objetivos proyectados con lo ejecutados, estableciendo

exactamente las consecuencias de las intervenciones en la población beneficiaria.

1.1.2. Evaluación de impactos

Este modelo, constituye una relación de causa-efecto entre los

cambios/resultados y la política pública implementada, en una población

beneficiaria. El fin principal es instituir si las consecuencias son producto o no de la

política pública; por lo cual, la evaluación de impacto es la más compleja de realizar.

En este sentido, Nina establece que la evaluación de impacto examina:

A qué se deben los resultados logrados, esta se enfoca en evaluar el impacto

a través de diferentes formas. La dificultad en este tipo de evaluación se encuentra

8
en la necesidad de escoger una variable que permita realmente evaluar el impacto

del programa. Una manera para abordar este tipo de investigación es mediante la

creación de escenarios contrafactuales, es decir, de escenarios proyectados hacia

el futuro que evidencien lo que hubiera pasado si el programa no hubiera existido.

(Nina, 2008, p. 454).

Para concluir, la evaluación de impactos significa precisar en qué medida las

consecuencias son debidas a la intervención de la política pública; diferenciándose

de los posibles efectos causados por agentes externos.

1.2. Evaluación formativas

Las evaluaciones formativas de la política pública se realizan para generar

aprendizaje social e institucional, formado de las experiencias tanto negativas como

positivas, ofreciendo el punto de análisis de factibilidad; proveyendo acuerdos

sociales y políticos sobre las decisiones de las funciones que ambos deben realizar.

Dicho con palabras de Parsons, citando a Rossi y Freeman, quienes:

9
Describen este tipo de evaluación como una modalidad orientada a tres

preguntas:

(1) hasta qué punto el programa está llegando a la población objetivo

adecuada, (2) en qué medida la prestación de servicios es consistente con las

especificaciones del diseño del programa y (3) qué recursos se han gastado o están

gastándose para llevar a cabo el programa (Rossi y Freeman apud Parsons, 2007,

p.565).

Por consiguiente, la evaluación formativa genera información de una política

pública de forma progresiva, a la vez, es un proceso de aprendizaje o formación, lo

cual implica analizar el momento de lo que se está implementando, asimismo, los

contextos que originan la implementación efectiva, con el fin de informarla a los

responsables, para que, de ser necesario, adecuen los cambios necesarios. Desde

el punto de vista de Parsons; la evaluación formativa:

Ocurre durante la implementación de una política… la etapa de la

implementación requiere una evaluación “formativa” que monitorea la manera en

que se está administrando o gestionando un programa, con el objetivo de

10
proporcionar retroalimentación útil para mejorar el proceso de implementación

(Parsons, 2007, p.565).

Por lo tanto, la evaluación formativa es una herramienta que mejora la

comprensión de la política pública y de sus diversos mecanismos; examina el

beneficio de los objetivos proyectados y localiza sus fortalezas; igualmente,

identifica espacios de crecimiento y prevé problemas a corto, mediano o largo plazo,

produciendo que el curso de acción deba ser adaptado a los requerimientos del

contexto, o la necesidad de reiniciar el proceso.

Puntualizando, la evaluación formativa es una herramienta de

retroalimentación, que implica corregir y mejorar acciones que no se realizan

efectivamente; de igual manera, la evaluación formativa es una actividad

sistemática y continua que analiza la política pública, para generar información que

permita crear procesos de mejora.

En este orden de ideas, es necesario precisar que la evaluación formativa

puede, a priori, analizar el diseño de una política pública –evaluación conceptual o

de diseño— o evaluar la organización administrativa y la cobertura de la referida

11
política –evaluación del proceso—, en consecuencia, es necesario hacer la

precisión conceptual de los referidos modelos.

1.2.1. Evaluación conceptual o de diseño

Este modelo busca responder al modo en que se diseña teóricamente una

política pública, implícita o explícitamente, en relación con los problemas sociales

que debe solucionar. El modelo concentra sus análisis en los decisores públicos,

con el fin de aportar conocimiento a los modelos de gestión pública.

Exactamente, la evaluación conceptual o de diseño de una política pública

tiene como objetivo el diseño de modelos teóricos que expongan, a priori, cómo

deben desempeñarse sus elementos; demostrando su utilidad y la efectividad de su

estructura, apoyada en información proporcionada por la política referida, con la

finalidad de dotar de certezas a la consecución de los objetivos programados.

1.2.2. Evaluación del proceso

12
Este modelo analiza la organización administrativa y la cobertura de las

políticas públicas, es decir, el uso de recursos y servicios, cómo son distribuidos; y

hasta qué punto las políticas públicas están cubriendo a la población beneficiaria.

Para Osuna y Márquez, la evaluación del proceso de políticas públicas:

Consiste en examinar la forma en la que se gestiona y ejecuta el programa,

esto es, su puesta en práctica. Trata de medir la capacidad de un organismo en

relación con el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de los programas y de

valorar el grado de implicación de los gestores con dichas tareas, su actitud,

formación, organización y la dotación de recursos para llevarlas a cabo óptimamente

(Osuna y Márquez, 2000, p.18).

Centrando, la evaluación del proceso confronta paso por paso el ciclo de la

política pública tal y como se diseñó, con respecto a lo puesto en práctica; asimismo,

la consecución de objetivos, implícitos los cumplimientos, permutaciones o

desviaciones.

13
Subtema 2. Evaluación según la perspectiva temporal

La evaluación no es una etapa aislada de las políticas públicas, es una

constante que acompaña a todo el proceso; por ello, la perspectiva temporal de la

evaluación es un aspecto significativo que se debe tener presente, debido a que, en

sentido inverso a la creencia tradicional de la evaluación, no obligatoriamente se

realiza una vez que ha terminado la fase de la implementación; en ese sentido, los

tipos de evaluación que se pueden realizar según la perspectiva temporal, a la

intervención de la administración pública, son antes de ponerse en marcha –

evaluación ex-ante —; durante la implementación –evaluación intermedia— o

después de implementada –evaluación ex post—.

2.1. Evaluación ex-ante

Previo a la implementación de una política pública, se efectúa la evaluación

ex-ante siendo su objetivo primordial investigar e instituir la adecuación de la

intervención pública a las necesidades sociales que la motivan y las posibilidades

de conseguir los objetivos proyectados.

14
Por esta razón, también es conocida como evaluación de factibilidad, la cual

consiste en realizar un análisis, antes de ejecutar la política pública, cuyo fin

principal es establecer los viables efectos de su implementación y sus posibilidades

de éxito o si no debe implementarse. Desde el punto de vista de Torres-Melo y

Santander:

Este tipo de evaluación, también llamada a priori o de factibilidad, consiste

en realizar un análisis de una política pública antes de su implementación, con el fin

de determinar los posibles efectos de su puesta en marcha. Se trata entonces de

un instrumento prospectivo y de ayuda a la decisión, que consiste principalmente

en pronosticar los impactos futuros causados por un proyecto, al analizar diversas

opciones diseñadas, generalmente en función de su eficacia, su impacto previsible

y su impacto en otras políticas públicas (Torres-Melo y Santander, 2013, p.144).

En conclusión, la evaluación ex-ante, investiga las insuficiencias que

resuelve la política pública, la teoría de dicha política, su coherencia interna, su

cobertura, las derivaciones de su implementación, asimismo, resultados previsibles

y su impacto; a través de técnicas de análisis como el costo-impacto, costo-

eficiencia o costo-beneficio; en función de los recursos –humanos, materiales,

financieros y tecnológicos— los objetivos proyectados y las acciones.

15
2.2. Evaluación intermedia

La evaluación intermedia de una política pública se realiza durante su

implementación, involucra analizar los métodos aplicados, en el uso de los recursos,

para el cumplimiento de los objetivos proyectados; de igual manera, cómo se están

desempeñando sus elementos y funciones; por esa razón, deja percibir en qué

medida la administración pública es capaz de generar un ajuste de la programación

de la política pública e identificar los conocimientos procedimentales que intervienen

para alcanzar o no sus objetivos proyectados.

Por lo tanto, la evaluación intermedia se realiza entre la gestación de la

política pública y el final de la implementación; cuando se inician los efectos de la

referida política; por ello, examina si los objetivos proyectados se están cumpliendo;

exhibiendo las discrepancias y valorando previamente los efectos finales de la

intervención; igualmente, entrega información sobre la pertinencia de la política

pública en marcha; la conveniencia de los objetivos y la eficiencia y eficacia del

método de gestión y seguimiento de la referida política.

En este orden de ideas, para Vedung la evaluación intermedia controla “la

totalidad del proceso de implementación desde la adopción de la intervención formal

16
hasta la posible participación de los destinatarios en la entrega para escudriñar

posibles problemas” (Vedung, 2017, p.287).

Por consiguiente, alcanzar una información selecta y puntual que admita

implantar las reformas necesarias en la hechura y/o en la ejecución de la política

pública, es el objetivo principal de la evaluación intermedia.

2.3. Evaluación ex-post

La evaluación ex-post; también denominada evaluación retrospectiva, se

efectúa una vez que la implementación de la política pública ha finalizado, con el

objeto de puntualizar los efectos producidos.

De acuerdo con esto, dicha evaluación es el análisis de los resultados

inmediatos e impactos finales, los cuales demuestren su pertinencia,

comparándolos con los objetivos proyectados y con las prospecciones ex-ante; su

objetivo es valorar los alcances de la política pública, al procesar la efectividad de

la estrategia, su grado de flexibilidad, adaptación, eficiencia y eficacia; igualmente,

si logró o está logrando los objetivos proyectados; la conciliación de los

17
componentes de gestión y seguimiento; y su capacidad de adecuación a los

cambios; obteniendo así, conocimientos y aprendizajes para decisiones posteriores.

Desde el punto de vista de Torres-Melo y Santander la evaluación ex-post es

“la evaluación que se realiza con más frecuencia. Este tipo de evaluación busca

analizar los efectos de una política una vez se ha completado su implementación”

(Torres-Melo y Santander, 2013, p.146).

En definitiva, la evaluación ex-post es un proceso razonado que aprueba la

efectividad de la política pública, una vez implementada, al crear un modelo de los

componentes de interacción entre la política pública, la estrategia realizada, la

satisfacción de los destinatarios, los contextos y los impactos.

En conclusión, la evaluación apoya a la administración pública, en la toma de

decisiones, en cuanto a la organización de políticas públicas y la asignación de

recursos, a la vez, ofrece a los actores gubernamentales y privados una herramienta

de control para la rendición de cuentas, es decir, para informar a la población lo

logrado con los recursos humanos, financieros, materiales y tecnológicos; radicando

su utilidad trascendental en ser un proceso de aprendizaje organizacional,

18
determinando la efectividad de la política pública y facilitando la reorientación o

terminación de la misma.

Referencias

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Ana, & De Wispelaere, Jurgen. (2013). Guía para la evaluación de programas y
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Disponible en
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• Nina B., Esteban. (2008). Modelos de evaluación de políticas y programas


sociales en Colombia. Bogotá. Papel Político. 13(2). pp. 449-471. Disponible en
http://www.scielo.org.co/pdf/papel/v13n2/v13n2a03.pdf

• Osuna, José Luis y Márquez, Carolina (eds.). (2000). Guía para la evaluación
de políticas públicas. Sevilla, Instituto de Desarrollo Regional. Disponible en
https://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/56449/Gu%C3%ADa%20evaluaci
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• Parsons, Wayne. (2007), Políticas Públicas: Una Introducción a la Teoría y la


Práctica del Análisis de Políticas Públicas. México. FLACSO. Sede Académica de
México.

• Torres-Melo, Jaime y Santander A., Jairo. (2013). Introducción a las


Políticas Públicas: Conceptos y herramientas desde la relación entre Estado y
ciudadanía. Colombia. IEMP, Ediciones. Procuraduría General de la Nación e
Instituto de Estudios del Ministerio Público. Disponible en
http://www.funcionpublica.gov.co/eva/admon//files/empresas/ZW1wcmVzYV83Ng=
=/imgproductos/1450056996_ce38e6d218235ac89d6c8a14907a5a9c.pdf

• Vedung, Evert. (2017). Investigación de la evaluación. En Martínez N.,


Roberto (Comp.). (2017). La evaluación de políticas. Fundamentos conceptuales y
analíticos. Argentina. Corporación Andina de Fomento (CAF). Buenos Aires. pp.
267-304. Disponible en

19
http://scioteca.caf.com/bitstream/handle/123456789/1008/Version%20Web%20Ev
aluacion%20de%20politicas%20.pdf

20
Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Factores determinantes de
las políticas públicas

Sesión
1 6
Contenido
Objetivo general…………………………………………………………………..3

Introduccion…………………………………………………………………….....3

Subtema1. Los problemas publicos……………………………………………6

Subtema 2. Anatomia de los problemas publicos…………………………….8

Subtema 3. Formacion de la agenda…………………………………………..9

Subtema4. Actores politicos…………………………………………………...14

Referencias………………………………………………………………….......17

2
Objetivo general

Establecer la relevancia de la formación de la agenda de gobierno, a través

del análisis de su relación con los problemas públicos, para explicar su

composición de forma teórica.

Introducción

Los estudios de la gestación y diseño de las políticas públicas, señalan lo

significativo del empoderamiento (Empowerment) de los actores políticos y

privados; en relación a su desempeño en dicho proceso; precisan que usualmente

son los políticos quienes formulan, diseñan y deciden las políticas públicas; por

ello, con decisiones políticas se ensancha el distanciamiento entre los intereses

del Poder Público y las necesidades de la población.

Por consiguiente, el proceso del Análisis de Políticas públicas (Policy

Analysis) –análisis de objetivos, recursos, actores y tiempo, en la búsqueda de la

solución óptima a un problema público— genera información fundamental para que

actores políticos y privados logren coincidir conceptualmente en la definición de los

problemas públicos, asuman compromisos y elijan una política pública –hipótesis

de solución—, dentro del abanico de posibilidades que se presentan.

3
Sin embargo, para coincidir en la definición de un problema público y cuáles

son los prioritarios en la diversidad de problemas públicos, es necesario la

institucionalización de espacios públicos de análisis y decisión; donde se genere el

conocimiento, el intercambio de experiencias, se estimule el interés de los

involucrados y se focalice su energía en la resolución de los referidos problemas

públicos.

De acuerdo con esto, en el espacio público, cada actor en el desempeño de

su rol específico, argumenta su visión sociopolítica con el propósito de imponerla, y

a la vez, participan con la disposición de reconciliar dicha visión si el discurso

convincente de sus interlocutores lo persuaden.

Por otra parte, en el espacio público, –de coincidencias, de fines contrarios y

en conflicto —se reconoce la participación ambigua de diferentes actores, conforme

a sus posibilidades económicas, preferencias políticas, aspectos culturales, entre

otros; asimismo, se consideran las propuestas gubernamentales, sometidas a la

resistencia o aceptación de la población afectada, por ello, es fundamental la

puntual identificación de los actores y sus preferencias.

4
En este contexto, los espacios públicos de análisis de políticas públicas

poseen una dimensión interdisciplinaria, dominando el modelo político; no obstante,

los problemas públicos en pocas ocasiones son estrictamente políticos o

únicamente técnicos. El modelo político, analiza cómo las ideologías, imperantes en

la arena política, direccionan la resolución de los problemas públicos. Empleando

las palabras de Dery, citado por Del Castillo y Azuma, el modelo político:

Visualiza el cambio de las políticas públicas como resultado de un

cambio en las preferencias de los actores que intervienen en la toma de

decisiones por considerar que las políticas públicas en marcha ya no

responden a la resolución del problema público en cuestión (Dery apud Del

Castillo y Azuma, 2011, p.16).

En ese orden de ideas, desde el modelo político, los problemas públicos se

examinan como contextos que deben definirse en relación a la proximidad de los

procesos electorales, por lo tanto están apegados a la racionalidad electoral, la cual

se caracteriza por su parcialidad ideológica, altamente influenciada por intereses

políticos; con delimitadas áreas de competencia y autoridad jerárquica, sin

embargo, en el discurso incluyen la participación ciudadana en las políticas públicas,

siempre y cuando estén ajustadas a soluciones verticales descendentes; donde el

conocimiento del político es el centro de la decisión.

5
En tal sentido, la propuesta del análisis de políticas públicas, se centra en la

participación de la población beneficiaria y los actores políticos, debido a que dicha

participación genera propuestas exactas, limitadas y centradas en la definición y

resolución concreta de un problema público; apartándose así de los mecanismos de

resoluciones verticales descendentes y autoritarias de los políticos.

Para concluir, el objetivo de esta sesión es vincular la formación de la agenda

de gobierno con los problemas públicos, explicando su relación e importancia, con

la finalidad de comprender sus alcances y aplicaciones en la gestación y diseño de

las políticas públicas; enfatizando que el enfoque del análisis de políticas públicas

atiende, en esencia, a la recuperación de los procesos decisorios de políticas

públicas, entorno a los actores políticos y privados involucrados, así como el fin que

persiguen.

Subtema 1. Los problemas públicos.

El problema privado es un escenario cotidiano impredecible y negativo, el

cual se contrapone al plan original del individuo, situación que, de no buscarle la

solución adecuada, agravará la condición de la persona, hasta aproximarse a una

situación definitiva o terminal. Por ello, los problemas privados, en la medida que

6
afectan —no tanto de forma cuantitativa sino cualitativa— a la población, aportarán

como resultado un problema social.

En este aspecto, el problema social es conceptualizado como la adición de

problemas que la vida privada no puede por sí misma superar y en conjunto afectan

los intereses de un determinado sector de la población.

En este orden de ideas, el problema social si es privilegiado, se inserta en la

opinión pública a través de los medios —políticos o masivos de comunicación—, los

cuales, si dan difusión al mismo, pueden convertirlo en problema de interés público;

sin embargo, en palabras de Downs, citado por Aguilar:

Cada día se entabla una lucha feroz por el espacio muy limitado de los

periódicos y de las cadenas de televisión. Cada problema contiende no sólo con

todos los demás problemas sociales y los eventos públicos, sino también con una

multitud de temas que son noticia y que con frecuencia son más agradables de ver

(Downs apud Aguilar, 2017, p.147).

7
En consecuencia, la administración pública tiene como fin la solución de

demandas de la población referidas como problemas públicos, que inician como un

problema privado y en la medida que afectan a la población, traerán como resultado

un problema social, el cual, al acceder a los medios masivos de comunicación, sean

tradicionales o las redes sociales, se convierten en problema de interés

públicoConjuntamente, un problema público es el resultado de una situación única

e inconstante que conjuga cuatro factores, objetivos, recursos, actores y tiempo; por

ello, debido a su especificidad los problemas públicos son los únicos con posibilidad

de ingresar en la agenda de gobierno; y solo una vez que ha ingresado, serán

considerados problemas gubernamentales; por tal motivo, solo el Poder Ejecutivo

determina que es un problema gubernamental, influido por diversos actores políticos

y privados.

Subtema 2. Anatomía de los problemas públicos

Las políticas públicas tienen como fin contribuir con la administración pública,

en mejorar el gobierno de los hombres y la administración de los recursos –

humanos, materiales, financieros y tecnológicos— lo cual implica la identificación y

solución de las demandas de la población, a través de acciones y medios

administrativos; por tal motivo, las políticas públicas son una herramienta que

orienta, formula, organiza y ejecuta los postulados sociales a favor del interés

8
público, operando criterios de productividad, eficacia y eficiencia, buscando, a

través de la solución de dichas demandas, legitimar la actuación de la

Administración pública; órgano auxiliar del Poder Ejecutivo.

En consecuencia, la administración pública tiene como fin la solución de

demandas de la población referidas como problemas públicos, que inician como un

problema privado y en la medida que afectan a la población, traerán como resultado

un problema social, el cual, al acceder a los medios masivos de comunicación, sean

tradicionales o las redes sociales, se convierten en problema de interés público.

En este orden de ideas, la anatomía de los problemas públicos se compone

por una parte cuantitativa y otra cualitativa; la cuantitativa, es la suma de problemas

sociales, sin embargo, no todos los problemas sociales son de atención pública; lo

serán en la medida que representen un riesgo a la gobernabilidad del Estado; por

ello, un problema que no necesariamente es público, pero cuya evolución y que bajo

ciertas condiciones cuestione ya sea legitimidad o la efectividad del Poder Ejecutivo,

llevará a que se incorpore dicho problema en la agenda de gobierno.

9
En este contexto, la parte cualitativa de la anatomía del problema público,

revela la interacción de los grupos de poder, demostrando la capacidad o

incapacidad de los actores políticos y privados, para llegar a consensos en la

solución de los referidos problemas; asimismo, dejar ver factores como la lucha

constante por el poder político, las pugnas ideológicas; la falta de un verdadero

proyecto de nación; la persistencia del clientelismo político; la permanencia de

hechos de corrupción entre otros; los cuales generan distorsiones en la puntual

solución de un problema público. Como expresa Aguilar:

Los problemas sociales escabrosos y elusivos que los cambios en curso

han provocado en el interno y en el entorno del Estado, exhibiendo los límites de la

capacidad de gobierno de los gobiernos, suscitan la cuestión acerca de si estos por

sí solos tienen la capacidad de dirigir a sus sociedades, de definir y realizar por sí

mismos los objetivos de la preferencia social y conducir sus colectividades hacia

lugares de superior calidad de vida, o si en cambio sus capacidades directivas son

restringidas y han quedado rebasadas por las nuevas condiciones nacionales e

internacionales (Aguilar, 2012, p.32).

Por los motivos expuestos, la administración pública brinda solución a los

problemas públicos atendiendo tanto su parte cualitativa como cuantitativa; sin

embargo, para ello requiere de un proceso público eficiente que equilibre al contexto

10
altamente politizado, es decir, requiere de políticas públicas que tienen como

requisito sine qua non la participación ciudadana en el espacio público; donde a la

población se le conciba como principio y fin de la Administración pública. Desde el

punto de vista de Uvalle, “lo público de la administración pública es el nuevo perfil

que la define como la institución más cercana a la sociedad y, por lo tanto,

responsable de atender sus requerimientos y problemas” (2009, p. 83).

Subtema 3. Formación de la agenda

La formación de la agenda de gobierno está condicionada por contextos

sociales, políticos, económicos y culturales únicos; por ello la inclusión de un

problema social en la referida agenda, es un proceso de interacción estratégica de

diversos actores políticos y privados, cada uno con su particular definición y un

abanico de soluciones, que implícitamente representan sus intereses y

preferencias. En palabras de Aguilar:

Se puede llamar propiamente formación de la agenda al proceso

mediante el cual las demandas de varios grupos de la población se

transforman en asuntos que compiten por alcanzar la atención seria de las

autoridades públicas (Cobb, Ross, apud Aguilar, 2017, p.126).

11
De igual manera, para Cobb y Elder la formación de la agenda puede ser

entendida como:

El proceso a través del cual problemas y cuestiones llegan a llamar la

atención seria y activa del gobierno como asuntos posibles de política pública. La

importancia del proceso se debe básicamente a dos hechos. Primero, la capacidad

de atención de los gobiernos es limitada: son siempre más los asuntos en liza por

la atención del gobierno que los que el gobierno considera efectivamente. Segundo,

los problemas de una política no son datos a priori, sino más bien asuntos por definir.

(Cobb y Elder apud Aguilar, 2017, pp.30-31).

De acuerdo con esto, es esencial señalar que ningún orden de Poder

Ejecutivo –federal, estatal o municipal— ha resuelto todos los problemas públicos;

sin embargo, una constante en el discurso político es la atención a los problemas

estructurales, los cuales son los primeros en ingresar en la agenda de gobierno, por

ser aquellos que afectan a un mayor sector de la población, es decir,

cuantitativamente tienen una mayor relevancia; en este sentido se pronuncia Aguilar

al asegurar:

Se propone la hipótesis comprobable de que cuanto más amplio sea el

público al que se ha expandido una cuestión, mayor será la probabilidad de que

12
presione efectivamente al gobierno y se coloque en la agenda formal. En efecto, si

la cuestión ha logrado difundirse entre los ciudadanos de la comunidad política local

o nacional, cuenta entonces con toda la fuerza para levantar una presión masiva

sobre el gobierno y exigir se le preste seria atención y se analice la manera de

atenderla (Aguilar, 2017, p.36).

Por consiguiente, la formación de la agenda de gobierno consiste en

incorporar un problema público en la referida agenda; lo cual lleva implícito que la

administración pública brinde cobertura y solución a los problemas sociales;

asimismo, es un mecanismo de distensión de adversidades, conflictos e

irregularidades sociales. Por esa razón, dadas las condiciones sociopolíticas, es

necesaria la participación de actores políticos y privados para un exitoso proceso

de la formación de la agenda de gobierno. En este sentido, Uvalle hace una

precisión importante dado que afirma:

Lo público se ha constituido en una veta de desarrollo que alienta desde la

sociedad otras opciones para fortalecer la gestión de los asuntos comunes, los

cuales tienen como faceta no definirse únicamente desde las esferas de la

autoridad, sino que intervienen actores organizados e interesados en participar en

las políticas públicas (2009, p.83).

13
Para concluir, es importante destacar la opinión de Aguilar quien asegura que

el elemento que tiene el “mayor peso causal en la configuración de la agenda formal

de gobierno es la fuerza de los actores políticos que intervienen en el proceso y, las

relaciones políticas y administrativas que han tejido entre ellos y con el gobierno”

(2017, p.44); por lo tanto, es necesario analizar la participación específica de los

actores políticos en el contexto de las políticas públicas.

Subtema 4. Actores políticos

La formación de la agenda de gobierno es la etapa donde se analiza qué

problemas públicos la van a conformar, aquellos en los cuales el Poder Ejecutivo ha

decidido intervenir; con base en el presupuesto público y el costo político que van a

generar, dados los intereses, las presiones, las expectativas, los disensos y los

apoyos de los actores políticos y privados; quienes buscan orientar los beneficios

de las referidas políticas públicas, hacia sus intereses de grupo.

En virtud de ello, el análisis de los modelos, metodologías y roles que

desempeñan los actores políticos y privados, como variables independientes de las

políticas públicas, explica el proceso decisorio de la selección de dicha política, el

cual está contextualizado en ambientes político-institucionales, económico-

14
empresariales y socio-culturales; y posee como objetivo señalar la legitimidad de

dichas políticas, asimismo, la eficacia y eficiencia de sus impactos sociales.

En consecuencia, si las políticas públicas son convenios entre los actores

políticos y los privados, resulta evidente que dichas políticas se sustentan en

principios políticos, con el fin de atender demandas de los actores privados. Por lo

tanto, las políticas públicas son consecuencia de la interacción entre actores

políticos y privados; en el ámbito de la administración pública, argumentando los

primeros compromisos políticos, adquiridos en la búsqueda del voto popular y los

cuales se deben de cumplir en la administración de lo público. En este sentido Uvalle

propone que:

Es factible armonizar el nexo de lo privado y lo público con el enfoque de la

gestión y las capacidades públicas, reconociendo con el esquema de las políticas

públicas formas de cooperación y entendimiento que tiendan al aumento del

rendimiento social y productivo de la vida comunitaria (2009, p.99).

En este orden de ideas, es necesario precisar que los actores políticos

participan en definición de las políticas públicas, para ejercer control político, con el

propósito de direccionar las referidas políticas en favor de sus intereses, los cuales

15
se materializan en la preferencia de la población, en su calidad de electores, el día

de las votaciones.

En tal sentido, los actores políticos, buscan imponer sus particularidades e

intereses en una política pública, a través del diálogo persuasivo y las negociaciones

legítimas, con la participación de actores privados, en espacios públicos de

interlocución para la gestación, diseño, análisis, decisión, implementación,

evaluación y seguimiento de políticas públicas, con el fin de construir un consenso

político en favor de la ideología que pretenden imponer; sin embargo, como lo

expresa Cruz:

No siempre los actores políticos utilizan la intencionalidad racional en su

proceder, sino que incorporan otras formas a fin de manejar el conflicto, justificar

acciones, obtener resultados de una manera más rápida o segura, evitar la caída,

el desprestigio o la exclusión, o hacerse con más beneficios (Cruz, 2010, p. 2).

Por consiguiente, en este diálogo persuasivo el actor político tiene capacidad

de veto, “cuya participación es obligatoria por ley o tan importante en el proceso que

define en muchos aspectos su existencia misma, y que no es posible eximir su

participación sin que el proceso pierda legitimidad” (Cruz, 2010, p. 9); debido a que

tiene la facultad de imponer sus predilecciones frente a los demás actores, quienes

16
ven obstruidas sus preferencias, por ello, no son parte de las decisiones, pero sí

legitiman el proceso.

En este mismo sentido, es posible afirmar que las políticas públicas, son la

formulación, argumentación y decisión de actores políticos, impuestas en una arena

de intereses y conflictos; por lo tanto, responden más a los compromisos adquiridos

en el riguroso mundo de la política partidista pero implementadas en el ejercicio de

la administración de lo público.

Finalmente, actores políticos y privados deben sumar esfuerzos en la

exploración de soluciones sensibles a los problemas sociales, implementando

políticas públicas que respondan a las justas demandas de la población y no más

“políticas públicas electoreras”, cuya evaluación no demuestra que tengan un

impacto social, dado que están diseñadas en un entorno que especula con los

procesos electorales venideros.

17
Referencias

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futuro. p. 31-61. Colombia. Revista OPERA (Observatorio de Políticas,
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educación: la supervisión escolar. México. FLACSO. Recuperado de:
https://www.researchgate.net/profile/Gloria_Del_Castillo/publication/319321
719_Gobernanza_Local_y_educacion_El_caso_de_la_supervision_escolar/
links/59a4782c0f7e9b4f7df379f6/Gobernanza-Local-y-educacion-El-caso-
de-la-supervision-escolar.pdf

• UVALLE, Ricardo. (2009). Condiciones, procesos y tendencias de la


administración pública contemporánea. p. 73-102. México. Revista
Convergencia. 16(49). Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/pdf/conver/v16n49/v16n49a4.pdf

18
Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Toma de decisiones

Sesión
1 7
Contenido
Objetivo general……………………………………………………………………..3
Introducción……………………………………………………………………….....3
Subtema1. Técnicas para la formulación de
Decisiones…………………………………………...………………………....……5
1.1.Definir el problema político…………………………..…………..…….…….7
1.2. Exploración de alternativas…………..…………………..……..……….….9
1.3. Valoración de Alternativas y decisión…………………..……………….10
1.4. Exploración del plan de acción………………………….………………..12
1.5. Control y evaluación del pan
De acción……………………………………..…………………..…………..…….12
Subtema 2. Planificación…………………………………………………..…….13
Subtema 3. Modelos de toma de decisiones…………………..…..……..….16
3.1. Modelo racional…………………..………………………………..……..….17
3.2. Modelo racional limitada…………………..…………………………..…...18
3.3. Modelo incrementalista…………………..……………………………..….19
Referencias……………………………………………………………….….........20

2
Objetivo general

Reconocer los modelos de toma de decisiones, relacionados con las políticas

públicas, distinguiendo las técnicas para la formulación de decisiones, con el fin de

precisar su utilidad práctica.

Introducción

Gobernar por políticas públicas le permite al actor político tomar decisiones

centradas en las necesidades reales de la población; en este contexto destaca su

importancia considerando que las políticas públicas aportan múltiples variables de

solución, con las cuales, el referido actor, puede abrir su abanico de posibilidades

para realizar sus atribuciones.

Puntualmente, las políticas públicas emanan de la toma de decisiones tanto

de actores políticos como de privados, reconociendo cada uno sus capacidades y

limitaciones, encauzados a la solución de problemas públicos, privilegiando la

participación ciudadana.

3
Sin embargo, en vista de que la información es esencial en la toma de

decisiones; debido a que a mayor información trascendente, existe mayor

racionalidad en la decisión; la participación de los actores privados demanda de un

nivel de información; en este sentido, la información es asimétrica puesto que el

actor político posee la mayor parte de la información y el actor privado no dispone

normalmente de la información requerida, ni de los conocimientos necesarios; con

lo cual su participación es inequitativa.

En este contexto, los espacios públicos institucionalizados para albergar la

participación ciudadana, deben tutelar la toma de decisiones atestiguando la

igualdad de oportunidades, considerando las diferencias inequitativas de los actores

privados y de sus necesidades, las cuales, entre otras, son:

● El conocimiento de los actores privados sobre políticas públicas.

● La disposición de los actores políticos a ser colaborativos con los

actores privados.

● La responsabilidad de los actores políticos para dar seguimiento a las

decisiones de los actores privados sobre políticas públicas.

● El compromiso de los actores políticos de no politizar la participación

de los actores privados en función de los procesos electorales.

4
En consecuencia, en los referidos espacios públicos institucionalizados se

promueve la participación abierta y libre en la toma de decisiones, que beneficien a

los actores privados, la cual debe estar sustentada en una cultura de respeto hacia

la diversidad y promover la reflexión crítica, creativa y ética para pasar de la

discusión a la decisión de objetivos comunes.

En conclusión, en la práctica la toma de decisiones en políticas públicas debe

realizarse por el consenso de actores políticos y privados con el fin de resolver un

problema público.

Subtema 1. Técnicas para la formulación de decisiones

El proceso de toma de decisiones implica dos factores, la pulcritud de la toma

de decisiones y la aprobación de la decisión por parte de los actores políticos que

deben ejecutar las acciones y de los actores privados, a quienes beneficia. En

consecuencia, el diseño de una técnica para la formulación de decisiones obedece

a la pulcritud de la decisión y a la aceptación de los actores políticos que deben

implementarlas; sin embargo, en determinados contextos es necesario ponderar

una sobre el otra, considerando que la toma de decisiones implica asumir

responsabilidades con incertidumbre; a pesar de haberse realizado con información

trascendente y una vez ejecutado el análisis de las alternativas y sus posibles

5
resultados, a lo cual se debe sumar que los contextos cambian. Por consiguiente,

es necesario distinguir que la técnica para la toma de decisiones en políticas

públicas comprende:

1.1. Definir del problema público

Es el punto de partida que distingue y examina una situación que se

contrapone al plan original, así como los contextos y factores que influyen en ella;

por lo tanto, en este paso se precisa e identifica el problema público a resolver,

siendo la base de las acciones subsecuentes para alcanzar una solución.

6
En consecuencia, se debe acotar y explicar qué y por qué es un problema

público, por qué se genera y cuáles son las variables dependientes, es decir,

dispuestas a ser manipuladas a través de una estrategia racional; para ello se debe

de:

● Investigar los testimonios e indicios del problema público.

● Confrontar con contextos análogos: con otras políticas públicas.

● Establecer la información trascendente.

● Examinar y resumir la información trascendente.

● Definir en un informe el problema público.

Finalmente, una vez definido el problema público es necesario responder a

los siguientes cuestionamientos:

¿Por qué es un problema público? Esto implica dimensionar su importancia

con criterios objetivos, considerando que, en ocasiones se invierten recursos para

solucionar problemas que no revisten importancia; asimismo, valorar la importancia

de un problema público, involucra realizar un juicio previo sobre la trascendencia

que dicho problema tiene en la administración de lo público.

7
¿Para quién es un problema público? Responder esta pregunta requiere de

la identificación de los aspectos perceptibles de la situación problemática; las áreas

geográficas en las cuales se limita; a qué población afecta –niños, mujeres,

población vulnerable—; si afecta de forma homogénea a la población objetivo; el

número de afectados; si el problema público es viejo o nuevo.

¿Es responsabilidad gubernamental resolverlo? Responder esta pregunta

implica el reconocimiento de la factibilidad gubernamental; es decir si se cuenta con

los recursos humanos, materiales, financieros y tecnológicos; asimismo, si existe el

precepto legal que faculte al actor político para intervenir en la solución al referido

problema público.

En el contexto de la decisión de definir el problema público se pronuncia

Aguilar al afirmar:

Frente a un asunto, aun si multitudinario y candente, el gobierno encara el

dilema de elegir si es de interés público o no, constitucional o no, políticamente

trascendente o no, pero a fin de cuentas encara el dilema de si debe actuar o no,

de si interviene, se repliega o se da tiempo (Aguilar, 2017, p.28).

8
En conclusión, definir el problema público, es encontrar la mitad de la

solución; el paso subsiguiente es explorar las alternativas de solución al referido

problema público.

1.2. Exploración de alternativas

Es la parte del proceso para generar, examinar, diferenciar y proponer

soluciones sobre el problema público que se busca solucionar; no existe una métrica

para el número de alternativas, debido a que a mayor número de alternativas es

mayor la probabilidad de encontrar la solución.

Por consiguiente, esta parte del proceso requiere de conocimientos

tecnocráticos sobre soluciones de políticas públicas y una dosis de creatividad; en

el cual el analista de políticas públicas –un tecnócrata— examina las soluciones,

buscando encontrar una diversidad de alternativas.

Para la exploración de alternativas existen diversas técnicas entre las que se

distinguen; Análisis morfológico; Alternative environment; Brainwriting;

Brainstorming; Técnica de Da Vinci y 4X4X4; todas las cuales proponen un

esquema organizado para aplicar el pensamiento analítico y creativo.

9
1.3. Valoración de alternativas y decisión

Este momento del proceso es difícil de puntualizar, considerando que el

grupo de alternativas encontradas debe someterse mentalmente a un análisis y una

evaluación rigurosa por parte del que toma la decisión; dado que no todas las

alternativas cumplen con los requisitos de factibilidad.

En este orden de ideas, esta etapa de proceso tiene por objetivo decidir qué

estrategia es efectiva para lograr resolver el problema público. Debido a que no

existe una sola estrategia posible, para evaluarlas se deben considerar los

siguientes criterios:

● Recursos humanos, materiales, financieros y tecnológicos necesarios.

● Tiempo estimado de resolución.

● Posibilidad de solucionar el problema público.

● Entidad o dependencia administrativa encargada de resolver este tipo

de problema público.

10
De acuerdo con lo anterior, es necesario precisar que entre más complicado

es el problema público, más arduo resulta encontrar una solución factible.

Por consiguiente, una vez valoradas las alternativas se requiere capacidad

técnica de análisis de políticas públicas para decidir por una de ellas; debido a que,

de las alternativas de solución, se debe seleccionar la que proyecte una solución

viable y cumpla con las metas y objetivos propuestos. Desde el punto de vista de

Aguilar:

“Quien define es quien decide" es una máxima que quiere subrayar el hecho

de que los grupos sociales y/o gubernamentales que han tenido la capacidad de

ofrecer el planteamiento y la definición aceptable de la cuestión son los que influyen

efectivamente en la decisión. Pero, quiere decir también que la manera como se ha

definido un asunto público condiciona la configuración de los instrumentos, modos

y objetivos de la decisión pública, las opciones de acción (Aguilar, 2017, p.52).

En conclusión, los problemas públicos no son concepciones sencillas, aun

siéndole, están sujetos a interpretaciones subjetivas; es decir, son definidos por un

actor político y por ello pueden tener múltiples concepciones, por lo tanto, la decisión

de una alternativa de solución siempre es una posición subjetiva de quien define.

11
1.4. Elaboración del plan de acción

Una vez que se ha decidido por una alternativa de solución; el paso

subsiguiente es la elaboración de un plan de acción que describa explícitamente a

los actores políticos responsables de llevarlas a cabo, los recursos financieros

programados, estar cronológicamente detalladas y el tiempo de su ejecución; sin

soslayar los recursos materiales y tecnológicos.

Por lo tanto, la elaboración de un plan de es fundamental para asegurar su

éxito, ya que, en el referido plan, se adjudican responsabilidades y recursos para

ejecutar tareas en un tiempo explícito.

1.5. Control y evaluación del plan de acción

La última etapa del diseño de una técnica para la formulación de decisiones,

es su evaluación, debido a que no es suficiente la elaboración de un plan de acción

explícito y su ejecución por actores políticos con capacidad administrativa, es

necesario el seguimiento y control adecuado del proceso, para verificar la evolución

12
favorable de la población destinataria de la política pública; asimismo, el desarrollo

de todo el proceso de la técnica incluye tiempos específicos de evaluación.

Subtema 2. Planificación

En el espacio gubernamental el ejercicio de la planificación de soluciones

para resolver problemas públicos es una acción complicada de realizar, en vista de

que los contextos sociales son siempre dinámicos y los referidos problemas son

recurrentes y en constante cambio, todo lo cual hace complejo el proceso de toma

de decisiones. En palabras de Webber y Rittel, citados por Aguilar:

A diferencia de los problemas de las ciencias que son de suyo naturales,

definibles, separables y susceptibles de solución, los problemas de la planeación

gubernamental –especialmente los que tienen que ver con la planeación social y de

las políticas— son de suyo mal definidos y su "re-solución" descansa en juicios

políticos elusivos. (Los problemas sociales nunca se solucionan. En el mejor de los

casos se resuelven una y otra vez.) (Webber y Rittel, apud Aguilar, 2017, p.170).

Específicamente, la planificación en la Administración pública es una

herramienta del actor político para el diagnóstico, análisis, reflexión y toma de

13
decisiones, en torno a planes, programas y políticas públicas que se implementan

en el mediano y largo plazo, para ajustarse a los cambios y demandas que imponen

las necesidades de la población, en un futuro contingente, complejo y cambiante.

En consecuencia, la importancia y beneficios de la planificación, entre otros,

son:

● Abre el sentido de participación del actor político.

● Acrecienta las comunicaciones y relaciones públicas con los actores

privados y con los sectores privado y social.

● Capacita para manejar situaciones de incertidumbre.

● Enuncia y contesta preguntas sobre políticas y presupuestos.

● Forma a la Administración pública para prevenir problemas públicos.

● Incrementa el canal de comunicación entre actores políticos.

● Mejora el establecimiento de metas, objetivos, estrategias.

● Puntualiza las áreas de responsabilidad de los actores políticos.

En este orden de ideas, en el Estado mexicano los responsables de regular

y propiciar la planificación son las siguientes instancias:

14
En el orden federal, la planificación nacional está reglamentada por la Ley de

Planeación; de la cual se deriva el Plan Nacional de Desarrollo, del que, a su vez,

emana toda la estructura programática –planes estatales y municipales, programas

operativos anuales y políticas públicas en torno a las metas y objetivos del referido

plan rector —, que coordinan las tareas del Poder Ejecutivo con las de los Poderes

Legislativo y Judicial, y los órdenes de gobierno estatal y municipal.

En las entidades federativas, le corresponde al Poder Ejecutivo estatal

regular el ejercicio de la planificación del desarrollo; siendo obligatorio para la

Administración pública estatal, establecer las bases para la integración y ejercicio

del Sistema Estatal de Planeación Democrática; la coordinación en materia de

planificación entre la federación, entidades federativas y municipios; y la

participación social para la misma.

Por consiguiente, en el orden municipal, los ayuntamientos apegados a la ley

de planeación de cada entidad federativa, tienen el deber de formular un plan de

desarrollo municipal que permita proyectar acciones que mejoren el desarrollo

económico y social, de acuerdo a las demandas de la población, independiente de

su diversidad.

15
Subtema 3. Modelos de toma de decisiones

En la toma de decisiones de las políticas públicas existen diversos modelos,

los cuales se derivan de la Ciencia Política y de la Economía; catalogados

genéricamente en modelos normativos y modelos descriptivos; los cuales se

fundamentan en el concepto de racionalidad. Los modelos normativos hacen

referencia al deber ser, es decir, cómo debe ser el proceso de toma de decisiones

y los contextos en los cuales se desarrolla. Los modelos descriptivos realizan una

relatoría del ser; esto es, puntualiza cómo es el proceso de toma de decisiones.

En consecuencia, es necesario la precisión de los principales modelos

emanados de estas dos generalizaciones para el análisis de la toma de decisiones

en el ámbito de las políticas públicas.

3.1. Modelo racional

Este modelo establece que las decisiones en las políticas públicas se realizan

de manera racional, es decir, a través de un modelo sustentado en el análisis y la

planeación; cuya premisa es que el actor político posee capacidad ilimitada para

tomar decisiones, dado que:

16
● Posee información trascendente para confrontar y seleccionar los

elementos y aspectos relevantes de las políticas públicas.

● Tiene conocimientos para prospectar los resultados en la población de

sus decisiones en políticas públicas.

● Maneja un método sólido, absoluto, transmisible y autónomo para

realizar la selección decisional.

Con referencia a lo anterior, para Aguilar el modelo racional ve a la política

pública como:

El resultado y desarrollo de una "elección racional" (rational choice), que

considera a decisores y operadores como actores que se comportan racionalmente

maximizando valores y minimizando costos, después de haber examinado toda la

información pertinente y construida las opciones relevantes. En esta óptica, la

política decidida es básicamente el curso de acción eficiente para la realización de

los objetivos perseguidos (Aguilar, 2007, p.37).

En consecuencia, si se cumplen las premisas descritas, el proceso decisional

certifica que la solución elegida es la óptima, pero el contexto del decisor es

conflictivo, lo cual dificulta aplicar el modelo, específicamente en lo concerniente a

la información.

17
3.2. Modelo de racionalidad limitada

El modelo de racionalidad limitada es una contrapropuesta al racionalismo

ilimitado; propone la toma de decisiones en políticas públicas como una prescripción

del deber ser; sin embargo, la realidad indica lo opuesto, dado que es irrealizable y

muy exigente para el decisor. En este sentido se pronuncia Aguilar al afirmar:

Es libresco suponer o exigir que un gobierno encare el conjunto de las

decisiones públicas complejas y tornadizas con un ordenamiento coherente de

valores conceptualizados correctamente, que cuente oportunamente con toda la

información requerida, que construya todas las opciones políticas relevantes en

todas las circunstancias, que haga un cálculo puntilloso de las consecuencias de

sus actos y una ponderación exhaustiva entre las opciones y cuente con un

repertorio de teorías causales capaces de guiar cualquier toma de decisión (Aguilar,

2007, p.48).

Puntualmente, este modelo afirma que la mayoría de los decisores en

ocasiones actúan y deciden racionalmente, pero muchas veces la toma de

decisiones es intuitiva, es decir, integra creencias, cultura, destrezas, emociones,

experiencias, hábitos, personalidad, percepciones, propósitos y valores del decisor;

asimismo, el modelo sostiene que la información se reúne al azar con sesgos y

18
preferencias y, en ocasiones, el decisor desconoce información o la falsea con el fin

de enmarcarla dentro de sus preferencias.

3.3. Modelo incrementalista

El modelo incrementalista plantea el método de las comparaciones limitadas

sucesivas, proponiendo la toma de decisiones paso a paso, de forma incremental,

y reducir así los problemas de darle a la planificación una connotación

más importante de lo que es; concibiéndola como un conjunto de acciones en las

cuales el tomador de decisiones solo busca salir del paso; por ello, también se le

conoce como la ciencia de salir de paso; en oposición al modelo racional.

En consecuencia, este modelo de decisión, se especifica por su contenido

experimental descriptivo, cimentado en el conocimiento empírico; donde el decisor

tiene una comprensión de la realidad que lo rodea y debe plantearse qué sucede si

realiza cambios limitados y los va incrementando; dichos cambios, evidentemente,

se realizan para solucionar el problema. En palabras de Aguilar:

En ausencia de un cálculo cierto de las consecuencias que desatarán las

decisiones, lo realmente racional para un gobierno es corregir limitada y

19
sucesivamente sus pasadas decisiones incorrectas, así como fortalecer y

generalizar sus pasos exitosos. El mecanismo autocorrectivo de las democracias

pluralistas y competitivas se plasma en este estilo gradual e incansable de

reelaborar las políticas. El incrementalismo es, en el fondo, una estrategia de

aprendizaje colectivo en la solución de los problemas públicos (Aguilar, 2007, p.52).

Como corolario, para enfrentar necesidades ilimitadas con recursos

limitados, actores políticos y privados han decidido coordinar recursos y

conocimientos, recurriendo a espacios de participación ciudadana, los cuales son

herramientas administrativas para llegar a consensos de políticas públicas.

Referencias

• AGUILAR, V. Luís F. (2017). Problemas públicos y agenda de gobierno.


México. Miguel Ángel Porrúa. 4ª. reimp.

• AGUILAR, V. Luís F. (2007). La hechura de las Políticas. México. Miguel


Ángel Porrúa. 2ª. reimp.

20
Licenciatura en Seguridad Pública
Políticas Públicas

Buenas Prácticas

Sesión
1 8
Contenido
Objetivo general………………………………………………………………,…..3
Introducción…………………………………………………………………,….....3
Subtema 1. Políticas públicas en materia de desarrollo
social……………………………………………………………………….…..……5
Subtema 2. Políticas públicas en materia de
movilidad………………………………………………………………….….…….8
Subtema 3. Políticas públicas en materia de medio
ambiente……………………………..…………..………………………..……….11
Subtema 4. Políticas públicas en materia de
seguridad…………..………………..……..………………………………..…….14
Referencias………………………………………………………………….........20

2
Objetivo general

Identificar la utilidad de las políticas públicas, mediante una revisión de la

aplicación en diferentes áreas, con el fin de afirmar el concepto.

Introducción

Las políticas públicas buscan resolver problemas generados por alteraciones

en materia de desarrollo social, de movilidad, de medio ambiente, de seguridad,

entre otras; dichos problemas han mutado, perturbando y modificando el espacio

público; sumados a una transformación en la capacidad individual para tener acceso

a los bienes y servicios públicos donde intervienen otros factores menos conocidos

o más difíciles de cuantificar, pero que también resultan decisorios, entre ellos

pueden nombrarse el conocimiento, el estatus, la etnia, el género y otras

representaciones individuales accidentales como su raza, su lengua, su cultura o su

religión.

En este contexto, la clase social, alucinación de la sociedad, es principio de

desigualdades debido a que el acceso selectivo a diversos recursos –económicos,

sociales, educativos, culturales—, se encuentra asociado con la distinción de

3
pertenencia a determinado nivel en la estratificación social; esto es cultural en las

sociedades organizadas en castas, pero es agudo en sociedades abiertas o

democráticas, donde persiste la categorización social con base en el estatus o en

otros criterios, algunos explícitos, como el grado escolar, ingresos, religión o

nacionalidad, y otros menos manifiestos y cotidianos, pero no por ello carentes de

importancia, como acento al hablar, manera de escribir, estilo de vida y consumo.

En este orden de ideas, otras peculiaridades personales, como peso, talla,

apariencia física, color de la piel o discapacidad, son motivo de desigualdades en

múltiples bienes y servicios, desde acceso a espacios públicos hasta la atención en

servicios hospitalarios, ya sea para acceder a realizar un trámite o para solucionar

un complejo problema de salud.

Con referencia a lo anterior, estas características son ponderadas

exhaustivamente para implementar políticas públicas, por ello, a pesar de las

dificultades para que alcancen un impacto social positivo, existen casos exitosos de

buenas prácticas, específicamente aquellas que se relacionan con el desarrollo

social; la movilidad; el medio ambiente y la seguridad.

4
Subtema1. Políticas públicas en materia de desarrollo
social

Las políticas públicas en materia de desarrollo social tienen por objeto

garantizar el ejercicio pleno de los derechos sociales, cuyo principio esencial es una

justa distribución del ingreso y la riqueza, que permita el pleno ejercicio de la libertad

y la dignidad de la población.

En este sentido, en materia de desarrollo social las políticas públicas exitosas

buscan perfeccionar la calidad de vida de la población, a través de la formación

plena de individuos, grupos sociales, comunidades y regiones, para el progreso

integral y sustentable de sus capacidades productivas; lo cual garantiza erradicar

desigualdad, exclusión e inequidad social entre individuos y grupos socialmente

vulnerables, a través del acceso universal a los bienes y servicios públicos básicos;

bajo los principios de justicia, solidaridad, participación y sustentabilidad.

Asimismo, en materia de desarrollo social las políticas públicas tienen como

objetivo atender problemas públicos relativos a alimentación, salud, educación y

vivienda, también los que se refieren a la no discriminación, equidad e igualdad.

5
De acuerdo con lo anterior, la Ley General de Desarrollo Social (LGDS)

institucionaliza, en su artículo 14, los derechos sociales al establecer que la política

de desarrollo social debe incluir, cuando menos, las siguientes vertientes:

I. Superación de la pobreza a través de la educación, la salud, de la

alimentación nutritiva y de calidad, la generación de empleo e ingreso, autoempleo

y capacitación;

II. Seguridad social y programas asistenciales;

III. Desarrollo Regional;

IV. Infraestructura social básica, y

V. Fomento del sector social de la economía (LGDS, 2019, p.5).

Por consiguiente, en el Estado Mexicano del conjunto de políticas públicas

en materia de desarrollo social que forman parte de las buenas prácticas, se

encuentran los programas Progresa-Oportunidades-Prospera (POP); los cuales se

conocen genéricamente como programas de transferencias monetarias

condicionadas.

6
Puntualmente, los referidos programas durante 20 años consecutivos fueron

evaluados como exitosos y replicados en el orden internacional. Las buenas

prácticas de las acciones del programa se atribuyen a que se focalizaron en mejorar

tres aspectos relacionados con el capital humano; los cuales son:

Educación. Entrega de becas crecientes educativas en efectivo por cada hijo

que asistiera a la escuela entre tercero de primaria y tercero de educación media

superior. Además, tenían un enfoque de género, es decir, contemplaba montos

superiores para las mujeres a partir de la secundaria.

Salud. Este aspecto se focalizaba en talleres educativos para la salud;

nutrición y salud infantil preventiva; suministro de complementos alimenticios para

niños y mujeres en lactancia o embarazadas, con seguimiento a los casos de

desnutrición.

Alimentación. Consistente en transferencias monetarias a las familias,

condicionadas a la asistencia a las consultas de salud y las sesiones educativas.

7
Subtema 2. Políticas públicas en materia de movilidad

La movilidad urbana implica una constante presencia de transeúntes

vulnerables que comparten la vía pública con todo tipo de vehículos; por ello, es un

reto para las políticas públicas cuyo propósito es implantar la cultura de la movilidad

segura en el individuo y en la sociedad, que requieren desplazarse para realizar sus

actividades a bajo costo, en menor tiempo, con eficiencia ecológica y seguridad;

resaltando que solo se trata de lograr una convivencia ordenada en el espacio

público, procurando minimizar el número de accidentes de tránsito, cuyas

consecuencias, en no pocas ocasiones, son pérdidas humanas y materiales.

En este orden de ideas, el modelo de transporte urbano basado en el vehículo

privado, ha llevado a una progresiva saturación de las vías de comunicación de las

ciudades metropolitanas y urbanas; por ello, se requiere impulsar políticas públicas

de movilidad integral y amigable, a partir de esquemas alternativos al uso del

vehículo privado; las cuales deben promover un sistema de transporte público

eficiente como eje transversal de la movilidad urbana.

De acuerdo con esto, para optimizar la movilidad no es suficiente la

experiencia tecnocrática y política para generar normas de movilidad, es necesario

8
destinar presupuesto para su implementación, debido a que, ante el panorama

actual, donde hay mayor población, y presupuesto limitado, se necesita generar

políticas públicas en materia de movilidad, sin afectar el medio ambiente,

contemplando la participación ciudadana. Asimismo, la diversidad de la

composición de las zonas urbanas en los municipios, hacen que cada municipio

estructure de acuerdo a sus características sus políticas públicas en materia de

movilidad, el cual debe realizarse de acuerdo a los siguientes puntos mínimos:

● Diagnóstico de la movilidad.

▪ Usuarios

▪ Factores de riesgo

▪ Localización

▪ Periodo

● Definición de estrategias de prevención de riesgos.

● Acciones inmediatas.

En consecuencia, en materia de movilidad las políticas públicas deben

diseñarse para conseguir transitar del esquema de uso excesivo del vehículo

privado a un modelo de movilidad sustentable, considerando:

9
● Crear el marco normativo que regule la movilidad.

● Electrificar el transporte público urbano.

● Estimular fiscalmente el uso de la eco-movilidad.

● Generar una mayor inversión en transporte público.

● Homologar las tarifas del transporte público.

● Incentivar el uso compartido del vehículo privado.

● Prospectar la movilidad peatonal.

● Prácticas de movilidad responsable.

● Desarrollar tecnologías de movilidad sustentable.

Puntualizando, las políticas públicas en materia de movilidad deben estar

encauzadas a la reducción de los efectos negativos en la estructura urbana y el

medio ambiente; concentradas en la disminución de la saturación de las vías de

comunicación y en el decremento paulatino del uso de combustibles fósiles, así

como la adquisición de vehículos de transporte urbano que ofrezcan seguridad en

los traslados.

10
Subtema 3. Políticas públicas en materia de medio
ambiente

El cambio climático es un calentamiento artificial del planeta provocado por

la actividad humana, a diferencia de aquellos causados por los procesos naturales

de la tierra y el sol; principalmente, es un problema global originado en ciudades

metropolitanas y urbanas donde se emiten las mayores concentraciones de gases

con efecto invernadero; debido a la movilidad de personas y bienes en vehículos

que consumen combustibles fósiles; asimismo, por los cambios de usos de suelo

como consecuencia del crecimiento de la población; por tal motivo, la

industrialización es señalada por diversos autores como la principal causa del

deterioro del medio ambiente.

En tal sentido, las relaciones entre población y medio ambiente por sí solas

no revelan las causas que producen la crisis socio-ambiental. En primer término, al

analizar el deterioro ambiental se deben considerar las formas en las que el ser

humano se estructura socialmente –el sistema económico y la producción—;

asimismo, el uso de la tecnología –maquinaria, procesos y substancias— que

descompone de manera irreparable los ecosistemas; ambos factores son el origen

del deterioro ambiental.

11
En consecuencia, para promover un desarrollo sustentable es necesario

implementar políticas públicas en materia de medio ambiente con un enfoque

interdisciplinario que suponga dejar de lado la aplicación de los recursos humanos,

financieros, materiales y tecnológicos, buscando solo la satisfacción de las

necesidades humanas, y consideren los efectos nocivos de la modificación de la

biósfera, así como los enfoques sociales y ambientales, los cuales son necesarios

para lograr un medio ambiente sustentable.

En este orden de ideas, una política pública en materia de medio ambiente

paradigmática, es el documento Cuidar la Tierra auspiciado entre otros organismos

por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente; el cual propone

un medio ambiente sustentable, cuyos enunciados son:

● Respetar y cuidar la comunidad de los seres vivientes.

● Mejorar la calidad de la vida humana.

● Conservar la vitalidad y diversidad de la Tierra.

● Reducir al mínimo el agotamiento de los recursos no renovables.

● Mantenerse dentro de la capacidad de carga de la Tierra.

● Modificar las actitudes y prácticas personales.

12
● Facultar a las comunidades para que cuiden su propio ambiente.

● Proporcionar un marco nacional para la integración del desarrollo y la

conservación.

● Forjar una alianza mundial.

Por consiguiente, implementar políticas públicas en materia de medio

ambiente, tienen como finalidad realizar procesos productivos minimizando el uso

de los recursos, sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la

sustentan; buscando ir más allá del control de la contaminación o su eliminación.

Desde el punto de vista de Candelas:

El reto principal estriba en avanzar en la estructuración de un modelo de

desarrollo económico sustentable capaz de transformar profundamente el modo de

producción capitalista así como las formas de distribución y consumo de los bienes

y servicios, de manera que su aprovechamiento y asignación sean armónicos con

la capacidad real que el medio ambiente tiene para dar soporte a la explotación y

aprovechamiento masivo de recursos materiales y humanos, lo cual a su vez, debe

hacerse, sin degradar la capa de la biosfera que es el sustento planetario de todo el

circuito alrededor del cual funcionan todas las actividades humanas. (Candelas,

2017, p.2).

13
Puntualizando, el desarrollo sustentable exige implementar políticas públicas

en materia de medio ambiente, apoyadas por un proceso participativo, integrado y

flexible, cuyo fin sea alinear la política industrial con la ambiental; asimismo regular

la explotación de los recursos naturales y la ordenación de los sistemas productivos

hacia un medio ambiente sustentable.

Subtema 4. Políticas públicas en materia de seguridad

El tema de la seguridad pública es el más sentido en la población de un

Estado, presente en el imaginario colectivo de forma constante, debido a que la

razón de ser del Estado, de acuerdo a teóricos como Hobbes, es brindar seguridad

a su población; en el caso del Estado mexicano, no es la excepción; por lo tanto, no

es casual que el tema de la seguridad pública sea tema central de discursos

políticos y de debates académicos. En este sentido la seguridad pública está

sustentada en el artículo 21 párrafo noveno y subsecuentes de la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) que es del tenor literal

siguiente:

14
Artículo 21. (…)

(…) La seguridad pública es una función del Estado a cargo de la

Federación, las entidades federativas y los Municipios, cuyos fines son salvaguardar

la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como

contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social, de

conformidad con lo previsto en esta Constitución y las leyes en la materia. La

seguridad pública comprende la prevención, investigación y persecución de los

delitos, así como la sanción de las infracciones administrativas, en los términos de

la ley, en las respectivas competencias que esta Constitución señala. La actuación

de las instituciones de seguridad pública se regirá por los principios de legalidad,

objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos

reconocidos en esta Constitución.

Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán

de carácter civil, disciplinado y profesional. El Ministerio Público y las instituciones

policiales de los tres órdenes de gobierno deberán coordinarse entre sí para cumplir

los fines de la seguridad pública y conformarán el Sistema Nacional de Seguridad

Pública, que estará sujeto a las siguientes bases mínimas:

a) La regulación de la selección, ingreso, formación, permanencia,

evaluación, reconocimiento y certificación de los integrantes de las instituciones de

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seguridad pública. La operación y desarrollo de estas acciones será competencia

de la Federación, las entidades federativas y los Municipios en el ámbito de sus

respectivas atribuciones.

b) El establecimiento de un sistema nacional de información en seguridad

pública a cargo de la Federación al que ésta, las entidades federativas y los

Municipios, a través de las dependencias responsables de la seguridad pública,

proporcionarán la información de que dispongan en la materia, conforme a la ley. El

sistema contendrá también las bases de datos criminalísticos y de personal para las

instituciones de seguridad pública. Ninguna persona podrá ingresar a las

instituciones de seguridad pública si no ha sido debidamente certificada y registrada

en el sistema.

c) La formulación de políticas públicas tendientes a prevenir la comisión de


delitos.

d) Se determinará la participación de la comunidad que coadyuvará, entre

otros, en los procesos de evaluación de las políticas de prevención del delito, así

como de las instituciones de seguridad pública.

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e) Los fondos de ayuda federal para la seguridad pública, a nivel nacional

serán aportados a las entidades federativas y municipios para ser destinados

exclusivamente a estos fines (CPEUM, 2019, p.25).

Por consiguiente, del texto anterior se concluye que la seguridad pública es

fundamental para el bienestar de la sociedad; por lo tanto, es un estado de Derecho;

el cual permite a la población cumplir su proyecto de vida, con la seguridad de que

sus bienes materiales, financieros y jurídicos están garantizados.

En este contexto, implementar políticas públicas en materia de seguridad, no

es la panacea para solucionar los problemas de la violencia y la delincuencia, sin

embargo, incluir la participación ciudadana a través de las políticas públicas en la

prevención integral, es una respuesta a la demanda social de participar

institucionalmente en asuntos que afectan, en mayor o menor grado, la convivencia

social.

De igual forma, el Poder Público ha flexibilizado su concepción de cuál es su

función en materia de seguridad pública, admitiendo la participación ciudadana en

el diseño de políticas públicas en dicha materia; bajo la premisa de que la

participación se debe a que la sociedad vive diariamente las consecuencias del

incremento de la criminalidad, de la inseguridad y de la ineficacia del modelo

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sostenido en factores correctivos, en consecuencia, percibe como nadie las

diferentes formas de solución a los problemas públicos de inseguridad.

Por este motivo, regular la participación ciudadana implica instituir reglas y

componentes puntuales afines a las peculiaridades de cada espacio geográfico;

además, es ineludible instaurar elementos generales para forjar dicha participación,

por ello, en el Estado mexicano está regulada la participación ciudadana por el

Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana; el cual tiene

como fin constituir mecanismos eficaces para que la sociedad participe en el

seguimiento, evaluación y supervisión del Sistema Nacional de Seguridad Pública,

en los términos de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Asimismo, se han instaurado los consejos municipales de consulta y

participación ciudadana en seguridad pública; las cuales son instituciones de

consulta, coordinación y participación, con el fin de colaborar en la planeación,

supervisión y evaluación de los programas y actividades de seguridad pública en el

municipio.

Puntualmente, la participación ciudadana en materia de seguridad pública

genera escenarios donde interactúan sociedad e instituciones de seguridad pública;

permitiendo que se valore el capital social de cada comunidad, que solo busca ser

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parte de la solución, adecuar las políticas públicas a las peculiaridades de cada

municipio y democratizar los procesos de toma de decisiones en materia de

seguridad pública.

Del mismo modo, la seguridad pública como función del Poder Público y

razón de ser del Estado, es el medio por el cual se alcanza el fin del Derecho, es

decir, la seguridad –sin adjetivos—.

En conclusión, el poder público, es el elemento formal del Estado, que

previene, persigue y sanciona los delitos; ampara la integridad y derechos de la

población, salvaguarda la libertad y conserva el orden y la paz; en este sentido,

ejercer el derecho de brindar seguridad pública, es la garantía del Poder Público de

disciplinar el comportamiento de los habitantes, cuyo fin es asegurar que el

patrimonio particular de cada uno de los integrantes de la población no sea afectado.

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Referencias

• Candelas R., Roberto. (2017). Hacia un Modelo Económico para el


Desarrollo Sustentable. México. Centro de Estudios Sociales y de Opinión
Pública. Cámara de Diputados. p. 1-27. Recuperado de
http://www5.diputados.gob.mx/index.php/camara/Centros-de-
Estudio/CESOP/Estudios-e-Investigaciones/Documentos-de-Trabajo/Num.-
259-Hacia-un-Modelo-Economico-para-el-Desarrollo-Sustentable

• Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. (1917). Cámara de


Diputados Recuperado de
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1_201219.pdf

• Ley General de Desarrollo Social. (2004). México. Cámara de Diputados


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http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/264_250618.pdf

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