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Política Social

UNIDAD
La política social en México
U3 La política social en México

Introducción

En la presente unidad se analizarán los tres tipos de modelos de desarrollo que han

predominado en América Latina: el liberal clásico, el de sustitución de importaciones y

el denominado posajuste, asimismo, se vincularán con tres de las etapas de desarrollo

económico y social de México, lo anterior a partir de las concepciones diversas del

papel que debe cumplir la gestión de las políticas públicas en beneficio de la sociedad.

A lo largo de los temas se abordará la política social recurriendo a diferentes

teóricos que la han trabajado en dos momentos históricos y según los tipos de

Estado contemporáneo: el ya conocido Estado de bienestar y el neoliberal, así como

la concepción de cada uno en función de la política social, su instrumentación y el

nivel de vida de la población considerando rubros básicos como salud, educación

y vivienda, así como otros que están tomando fuerza como la equidad y la justicia,

entre otros.

En esta visión radica la importancia de la unidad para la formación del alumno, ya

que le permitirá ubicar los modelos de desarrollo socioeconómico por los que ha

atravesado nuestro país y, sobre todo, establecer las enormes diferencias entre el

modelo dominante de bienestar social y el modelo del posajuste o liberal.

Para finalizar la unidad, estudiaremos el tema de los actores de la política social en

México en cuanto a su emergencia y proceso de institucionalización, así como a su

vinculación con el Estado a partir de su creación y percepción sobre cómo deben

actuar respecto a éste para satisfacer las necesidades más sentidas, que fueron las

que los impulsaron a actuar.

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Temario

TEMA 1. MODELOS DE DESARROLLO Y POLÍTICAS SOCIALES

Crecimiento hacia afuera


Sustitución de importaciones
El modelo posterior al ajuste

TEMA 2. EL MODELO DEL ESTADO DE BIENESTAR Y EL MODELO NEOLIBERAL

Las etapas del desarrollo económico y social

• La etapa de crecimiento económico (1945-1965)

• La etapa de desarrollo económico y social (1965-1980)

• La etapa de transición: la crisis del Estado de bienestar (1980- 1990)

• La etapa de desarrollo humano (1990)

TEMA 3. CARACTERÍSTICAS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES EN LOS PARADIGMAS

DOMINANTE (ESTADO DE BIENESTAR) Y EMERGENTE (NEOLIBERAL)

Institucionalidad I
Institucionalidad II
Lógica decisional
Financiamiento I: fuentes de recursos
Financiamiento II: asignación de recursos
Objetivo
Criterio de prioridad y expansión
Población beneficiaria
Enfoque
Indicador utilizado

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TEMA 4. LOS ACTORES DE LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO

TEMA 1.
MODELOS DE DESARROLLO Y POLÍTICAS SOCIALES

Crecimiento hacia afuera


Sustitución de importaciones
El modelo posterior al ajuste

Objetivo del tema

Comparar los modelos de desarrollo que se han presentado

en América Latina para explicar las tendencias históricas

de las políticas sociales a través del estudio de las

generalidades de cada modelo.

Crecimiento hacia afuera

Durante esta fase, los países latinoamericanos exportaban bienes primarios en troca

de productos manufacturados. El Estado era de corte liberal clásico, por lo que sus

funciones se reducían a la seguridad externa, al mantenimiento del orden interior y a

la preocupación por asegurar las condiciones para el cumplimiento de los contratos.

La política social no formaba parte de las preocupaciones gubernamentales. De

acuerdo con Van Der Gaag (1995), a través de la historia las personas han ido con

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maestros particulares y a escuelas privadas para conseguir educación, y con doctores

y hospitales privados cuando estaban enfermas.

Sustitución de importaciones

En la fase de la sustitución de importaciones, cuyo inicio suele datarse en la crisis

de 1929 (aunque comenzó con anterioridad en algunos países y mucho más tarde

en otros), el Estado asumió nuevos roles (de regulador, interventor, planificador,

empresario y social), con el objetivo de contribuir al funcionamiento del nuevo modelo

de desarrollo hacia adentro cuyo motor era el mercado interno.

En este periodo la política social contribuyó a crear o consolidar una clase media,

por cuanto se requería sostener una capacidad de demanda de esos nuevos bienes

manufacturados nacionales de costo elevado, tal como sucedía con los productos

de la industria automovilística. Probablemente esto propició a agravar la ya desigual

distribución del ingreso.

El modelo posterior al ajuste

Durante la llamada década perdida, que en lo económico no lo fue para todos los

países, de manera que resultó ganada para muchos por el restablecimiento de la

democracia, comenzó a diseminarse un nuevo modelo cuyos principales criterios

económicos eran los siguientes:

Alcanzar y/o respetar los equilibrios macroeconómicos.

Reducir la tasa de inflación.

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Retirar al Estado de ciertas áreas en las que serían más eficientes los actores

privados.

Aumentar las exportaciones porque el motor del crecimiento de estas economías

se situaba nuevamente en el mercado internacional.

Elevar la competitividad de los productores nacionales, incluso

eliminando la protección arancelaria.

Modernizar el aparato público para usar de modo más eficiente los recursos,

sobre todo financieros, y ser más eficaz en el logro de sus objetivos.

Figura 1. Criterios económicos del nuevo modelo

Surge de esta manera una contradicción entre la nueva importancia de lo social

que llevaría al Estado (y a otros actores) a jugar un papel importante en la creación

de los prerrequisitos para el logro de la competitividad sistémica, lo cual exigió

recursos crecientes y la necesidad de reducir los ingresos públicos para hacer frente

a la competencia global. Así, se torna especialmente pertinente analizar los criterios

en que se basa el diseño e implementación de la política social y la búsqueda de

paradigmas novedosos para realizar esa tarea.

Esto es apenas el primer acercamiento al tema, para profundizar en cada

punto y tener las herramientas necesarias para realizar las actividades

de aprendizaje deberás acudir al material básico del curso titulado

Política social, elaborado por Silvia Solís San Vicente, y revisar el apartado

correspondiente a este tema.

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TEMA 2.
EL MODELO DEL ESTADO DE BIENESTAR Y EL
MODELO NEOLIBERAL

Las etapas del desarrollo económico y social


• La etapa de crecimiento económico (1945-1965)

• La etapa de desarrollo económico y social (1965-1980)

• La etapa de transición: la crisis del Estado de bienestar (1980- 1990)

• La etapa de desarrollo humano (1990)

Objetivo del tema

Diferenciar las etapas de desarrollo económico y social a

partir de los paradigmas del modelo del Estado de bienestar

y el modelo neoliberal para distinguir las tendencias de la

política social actual.

Las etapas del desarrollo económico y social

Para abordar los modelos de política social en México se puede tomar en cuenta

el planteamiento de Eicher y Staatz (Comisión Económica para América Latina y el

Caribe, 1999), según el cual existen cuatro etapas bien definidas y una en transición:

• La etapa de crecimiento económico (1945-1965).

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• La del desarrollo económico y social (1965-1980).

• La de transición y confusión generada por la crisis del Estado de bienestar

(1980-1990).

• La etapa actual, centrada en el desarrollo humano (a partir de 1990).

La etapa de crecimiento económico (1945-1965)

En esta etapa, el objetivo final de la acción política y económica de los países era

obtener altas tasas de crecimiento del producto, esto significaba casi exclusivamente

elevar los niveles de la producción para abastecer las necesidades crecientes de la

población.

El énfasis en el crecimiento de la producción estaba dado vía a la productividad.

Debido a que era un modelo de substitución de importaciones, los sectores dinámicos

eran la industria y el consumo urbano.

Los aspectos sociales se reducían a derechos plasmados en la Constitución que

ya se habían negociado en un sistema de alianzas políticas entre el Estado y los

sectores organizados de la sociedad como los sindicatos, la burocracia, el ejército y

la clase media. Esto no significaba un tratamiento equitativo de la distribución de los

beneficios, pues se dejaban a un lado los esfuerzos del Estado por hacer un reparto

equitativo de la tierra a través de la reforma agraria.

La etapa de desarrollo económico y social (1965 -1980)

Durante el modelo de crecimiento económico se sentaron las bases para el modelo

de bienestar social, el cual era la meta del Estado benefactor. El objetivo estaba

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centrado en obtener altas tasas de crecimiento económico que se tradujeran en

bienestar para la población. El eje central lo constituía la distribución del ingreso como

el enlace articulador entre el mundo del trabajo y los servicios de provisión pública,

y se estableció entonces la articulación entre salario-asistencia-bienestar social,

fundamentada en el modelo keynesiano (Incháustegui, 1997, p. 62).

La estrategia del Estado de bienestar fue plantear un modelo basado en la atención

de las necesidades básicas.

Para mediados de 1970, se formuló un criterio conocido como estrategia de las

necesidades básicas, que rescató el propósito central del desarrollo: la promoción del

bienestar humano, especialmente el de los pobres. Esta estrategia estaba compuesta

por tres partes principales:

El aumento del ingreso,


utilizando el recurso abundante
de la mano de obra en los
países pobres.

Se orientó la atención de la
La asignación de un papel gente hacia la participación: los
fundamental a los servicios servicios públicos debían ser
públicos en la reducción de la financiados por el gobierno por
pobreza: la enseñanza de medio de la ayuda
masas, el agua apta para el internacional, pero su
consumo, la planificación de la planificación y prestación debía
familia y los servicios de salud. hacerse con la ayuda de los
beneficiarios.

Figura 2. Elementos de la estrategia de las necesidades básicas

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La descripción abreviada de la estrategia de las necesidades básicas era ingreso

+ servicios públicos + participación (Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo, 1996, p. 53).

La etapa de transición: la crisis del Estado de bienestar


(1980-1990)

“La siguiente década, la de 1980, fue llamada ‘la década perdida para el desarrollo’.

[…] El proceso de ajuste significó, para muchos países, abandonar o desmantelar, en

nombre del desarrollo, la mayor parte de sus logros previos” (Esteva, 1998, p. 3). El

desequilibrio del modelo social se reflejó en el Estado de bienestar: comenzó a surgir

y crecer la pobreza, así como la marginación social en sectores importantes de la

población, se incrementó el deterioro de los niveles de vida y desempleo; los esfuerzos

eran insuficientes para hacer frente al crecimiento de las necesidades sociales y a los

cambios epidemiológicos en el campo de la salud.

La provisión del bienestar ligada al empleo tendía a retirarse de su objetivo

redistributivo; esta nueva visión significaba modificar la concepción y la gestión del

bienestar social. En el modelo social se planteó un nuevo método de las necesidades

básicas insatisfechas (NBI) que, mediante el concepto de canastas básicas, pudiera

responder al rezago y al crecimiento de las necesidades sociales.

Las NBI marcaron la línea entre los que eran pobres y los que no lo eran, contemplando

el rezago de las necesidades sociales y la incapacidad del primer método para

atenderlas; por lo tanto, constituían una nueva normatividad sobre el tipo de

necesidades, cómo atenderlas y una nueva concepción de la pobreza. La definición

de sus canastas normativas se enfocó en grupos sociales prioritarios, así como en

regiones y personas específicas.

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El método tradicional de las NBI consistía en definir un mínimo de cada necesidad

(alimentación, educación, salud) y calcular la población debajo de cada una

(método de vivienda, método de bienestar, alimentación, salud, educación), lo cual

conducía a una lista fragmentaria de brechas específicas. Por listas fragmentarias se

entendían los mínimos de los mínimos que debía comprender cada uno de los rubros

que compone la canasta normativa; por su parte, el concepto brechas específicas se

refería a la distancia que separaba la línea que definía la pobreza.

La etapa de desarrollo humano (1990)

Para la última década del siglo XX, el modelo de bienestar social era insostenible; el

concepto de desarrollo social, como responsabilidad de la política social, no respondía

a la creciente desigualdad social ni a los elevados niveles de pobreza. Habría que

encontrar una nueva forma de concebir el bienestar social considerando una menor

participación del Estado en el campo de las políticas sociales, lo que implicaba

responder con menos recursos a las crecientes necesidades sociales.

El debate en los foros internacionales era sobre cómo convertir el crecimiento

económico en un mejoramiento de las condiciones de vida de la población. De allí,

surgió un nuevo concepto: el desarrollo humano.

El fin es el desarrollo humano; [por lo que] el crecimiento económico es un

medio. El propósito del crecimiento económico debe ser enriquecer la vida de

la gente, pero con demasiada frecuencia no se hace. En los últimos decenios se

ha manifestado claramente que no existe vínculo automático entre crecimiento

económico y desarrollo humano (Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo, 1996, p. 1).

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Para profundizar en cada punto y tener las herramientas necesarias para

realizar las actividades de aprendizaje, deberás acudir al material básico

del curso titulado Política social, elaborado por Silvia Solís San Vicente, y

revisar el apartado correspondiente.

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TEMA 3.
CARACTERÍSTICAS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES
EN LOS PARADIGMAS DOMINANTE (ESTADO DE
BIENESTAR) Y EMERGENTE (NEOLIBERAL)

Institucionalidad I
Institucionalidad II
Lógica decisional
Financiamiento I: fuentes de recursos
Financiamiento II: asignación de recursos
Objetivo
Criterio de prioridad y expansión
Población beneficiaria
Enfoque
Indicador utilizado

Objetivo del tema

Analizar los paradigmas de los modelos de política social

dominante y emergente, para diferenciar la concepción de

las políticas sociales y su operacionalización, distinguiendo

a los paradigmas de la participación de los actores sociales,

de la definición de las políticas sociales, de las formas de

administración y organización y, finalmente, de los objetivos

que persiguen.

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Es posible caracterizar dos paradigmas de políticas sociales: el originado en la fase

de sustitución de importaciones, todavía vigente y conocido como dominante, y el

que se encuentra en ciernes llamado emergente (Franco, 2001).

Dominante Emergente

Institucionalidad I Responsabilidad estatal Pluralidad de sectores

Institucionalidad II Centralismo Descentralización

Lógica decisional Lógica burocrática Lógica de proyectos

Financiamiento I:
fuentes Estatal Cofinanciación
de recursos

Financiamiento II:
asignación de Subsidio a la oferta Subsidio a la demanda
recursos

Universalidad de la
Objetivo Universalismo de la oferta
satisfacción

Criterio de prioridad y Ampliación progresiva de Primero, los más


expansión arriba hacia abajo necesitados

Clase media o intereses


Población beneficiaria Grupos pobres
organizados

Enfoque En los medios En los fines

Indicador utilizado Gasto público social Relación costo-impacto

Figura 3. Características del paradigma dominante y emergente

Institucionalidad I
Responsabilidad estatal vs. Pluralidad de sectores
En el paradigma dominante, la política social tradicional consiste en los programas

que realiza el Estado, los cuales llevan a cabo la totalidad de las funciones: actúa como

financiador, diseñador, implementador, supervisor y, esporádicamente, evaluador.

Vale decir que todas las funciones están unificadas en un mismo sujeto.

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El paradigma emergente recoge los antecedentes que mostraban el agotamiento

de esta concentración de responsabilidades en el aparato estatal; afirma que el

Estado ya no hará las mismas cosas que en el pasado ni procederá de la misma

manera; será responsable parcialmente del financiamiento, en especial de los

programas orientados a la población de menores recursos; ejercerá actividades de

promoción; tendrá que asumir también funciones de ejecución de los programas,

según algunos, sólo de manera subsidiaria; todo esto en reemplazo (o subsidio) de

otros actores sociales llamados en primer lugar a cumplir estas tareas, pero sostiene

que las funciones de la política social pueden separarse y llevarse a cabo por otros

subsectores: filantrópico o voluntario, comercial e informal (Bustelo, 1988).

Institucionalidad II
Centralismo vs. Descentralización
El paradigma dominante se basa en un Estado fuertemente centralizado, mientras

que el emergente tiende a privilegiar que las decisiones se tomen en el ámbito local,

para lo cual promueve tanto la desconcentración como la descentralización.

Lógica decisional
Lógica burocrática vs. Lógica de proyectos
El paradigma dominante se basa en la implementación de programas sociales a través

del sector público, que los entrega en la cantidad y calidad que estima conveniente,

por razones administrativas, políticas y derivadas de presiones corporativas; parte

del principio de que el Estado sabe lo que hay que hacer. Los usuarios carecen de

alternativas reales para escoger: sólo pueden aceptar o rechazar la prestación

cuando no sea obligatoria.

El paradigma emergente, en cambio, tiende a fomentar, dentro de lo posible, la

participación de otros actores. Busca asignar recursos públicos contra la presentación

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de proyectos confeccionados por los interesados, de acuerdo con su propia percepción

sobre cómo solucionar determinados problemas sociales. Esta concepción cree que

la capacidad de innovación se encuentra diseminada en la sociedad, no concentrada

exclusivamente en el Estado, y que debe aprovecharse.

Financiamiento I: fuentes de recursos


Estatal vs. Cofinanciación
El paradigma dominante es estatista, por lo tanto, el financiamiento de la política social

proviene básicamente de fuentes fiscales que enfrentarían demandas crecientes de

fondos. Los recursos siempre son limitados ante las necesidades, cuando una de ellas

es satisfecha, surge otra probablemente más compleja. Así, por ejemplo, alcanzada la

cobertura total en educación primaria, aparece el problema de su calidad.

El paradigma emergente, al considerar que el Estado no es el único actor de la

política social, afirma que debe ser sólo uno entre varios aportantes de recursos. En

definitiva, es necesario buscar la cofinanciación, es decir, que los propios beneficiarios

contribuyan. Esto no sólo aportaría recursos suplementarios, sino que, además, avivaría

el compromiso de la comunidad con el programa. El criterio subyacente es que lo

que no cuesta, no es valorizado por quien lo recibe. El riesgo de marginar a los más

pobres que no están en condiciones de asumir responsabilidades financieras puede

ser evitado si se establecen los incentivos adecuados (Larrañaga, 1994; Lehmann,

1994).

Financiamiento II: asignación de recursos


Subsidio a la oferta vs. Subsidio a la demanda
En el paradigma dominante, el financiamiento se orienta a cubrir los costos relevantes

del proveedor (alguna repartición estatal), quien oferta bienes o servicios, con los

cuales pretende solucionar o paliar el problema social detectado.

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Mediante el subsidio a la demanda, en cambio, el financiador transfiere un poder de

compra (vía cupones o vouchers) para que el beneficiario compre en el cuasimercado

así creado el bien que estime adecuado. La alternatividad, esto es, la existencia de

más de un oferente, es requisito fundamental en esta forma de subsidio, aunque el

cálculo del valor del voucher plantea dificultades (Levin, 1995).

Objetivo
Universalismo de la oferta vs. Universalidad de la satisfacción
El paradigma dominante defiende al universalismo entendido como una oferta

homogénea abierta a todos. Subyace a esta concepción la necesidad de difundir

valores y creencias que fomenten la integración social y la idea de igualdad. En la

práctica, empero, los principales beneficiarios de los servicios públicos sociales han

sido los sectores más instruidos, más informados y organizados en América Latina,

es decir, los que viven en áreas mejor dotadas de servicios que cuentan con recursos

para hacer frente a los costos de transacción (transporte, tiempo) en los que es

necesario incurrir para recibirlos.

El acceso a esa oferta estatal ha sido siempre difícil para quienes, aun teniendo

mayores necesidades, carecen de las características enumeradas y deben enfrentar

las dificultades de acceso a las prestaciones.

El paradigma emergente plantea otra forma de universalización, ya no de la oferta,

sino de la satisfacción de las necesidades de las personas; se sustenta en el principio

de equidad, según el cual, para superar las diferencias, debe tratarse desigualmente

a quienes son socioeconómicamente desiguales, lo que ahora conocemos

como acción afirmativa o discriminación positiva. Una oferta homogénea para

situaciones heterogéneas sólo puede conducir a mantener las diferencias originarias;

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corresponderá a las necesidades de cierto subconjunto de la población, pero no será

adecuada para otros, ya sea por razones culturales o socioeconómicas (Levin, 1995).

Criterio de prioridad y expansión


Ampliación progresiva de arriba hacia abajo vs. Primero
los más necesitados
El paradigma dominante espera la ampliación progresiva del sistema de protección

social, mientras incorpora paulatinamente a los postergados, según se vaya

disponiendo de más recursos. En definitiva, la cobertura se expande de arriba hacia

abajo empezando por quienes tienen menos necesidades y mayor capacidad para

defender sus intereses. El ejemplo típico de ese proceso de acceso segmentado ha

sido la seguridad social en América Latina (Mesa Lago, 1984), que llega tarde o nunca

a proteger a los campesinos sin tierra y a los autoempleados de la ciudad.

Hay tres criterios para asignar recursos en lo social: destinarlos al que llega primero, a

los que tienen menos necesidades o a los más necesitados. Entre ellos, el paradigma

emergente opta por el último y propone implementarlo a través de la focalización, lo

cual implica identificar con la mayor precisión posible a los beneficiarios potenciales,

y diseñar el programa con el objetivo de asegurar un impacto per cápita elevado

sobre el grupo seleccionado, mediante transferencias monetarias o entrega de bienes

o servicios (Franco, 1990, 1995).

La focalización permitiría mejorar el diseño de los programas, ya que cuanto más

precisa sea la identificación del problema (carencias a satisfacer) y de quiénes lo

padecen (población objetivo), más fácil resultará diseñar medidas diferenciadas

para satisfacer a la población objetivo; aumenta además la eficiencia en el uso de

los recursos escasos y eleva el impacto producido por el programa, al concentrar los

recursos en la población de mayor riesgo.

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Población beneficiaria
Clase media o intereses organizados vs. Grupos pobres
El paradigma dominante, por su relación con una fase específica del crecimiento

económico latinoamericano, se preocupó por atender a sectores que tenían capacidad

de presión sobre el Estado, en especial a la clase media. Por esa vía, el Estado facilitó

la ampliación del mercado interno, lo que era de interés para la industria nacional.

Para el paradigma emergente, en cambio, la única manera de lograr la equidad

es atendiendo a los más necesitados, debido a su situación de carencia extrema y

porque los sectores que han sido beneficiados, hasta ahora, tienen la capacidad o, al

menos, más capacidad para solucionar de manera autónoma sus problemas.

Enfoque
En los medios vs. En los fines
El paradigma dominante tiende a destacar la importancia de la ampliación de la

cobertura, lo que es muy importante, pero no agota las finalidades de una política.

¿Puede sostenerse que se ha alcanzado el éxito cuando la educación impartida es

deficiente? Incluso la preocupación por la cobertura puede conducir a distorsiones,

dado que es más fácil ampliarla atendiendo a las poblaciones concentradas

especialmente en áreas urbanas que a las rurales dispersas, a pesar de que en las

segunda existan mayores niveles de necesidad. Asimismo, una cobertura elevada

puede no producir resultados como sucede con programas nutricionales que, para

llegar a más personas, reducen por debajo de las normas mínimas la cantidad de

calorías y proteínas entregadas. También puede ampliarse la cobertura sin impacto

como cuando se incluyen como beneficiarios del programa a quienes no tienen

necesidades insatisfechas (Cohen y Franco, 1992 y 1993).

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Este paradigma también acentúa la inversión en infraestructura social (construcción

de escuelas, puestos de salud, hospitales), aun cuando se carezca de recursos para

financiar los gastos corrientes (personal, equipamiento, instrumentos o materiales

desechables); en otras ocasiones, se eleva el gasto corriente para pagar sueldos,

independientemente de si quienes los perciben hacen su trabajo de forma adecuada

o de si los destinatarios se benefician realmente con las prestaciones.

El paradigma emergente pretende, por su parte, orientar los programas a lograr un

cambio en las condiciones de vida de la población; se preocupa por el impacto y

magnitud del beneficio que reciben los destinatarios de los programas de acuerdo

con los objetivos buscados.

Indicador utilizado
Gasto público social vs. Relación costo-impacto
El indicador principal del modelo dominante es el gasto público social y sus

fluctuaciones. Tácitamente se acepta que existe una relación inversa no explicitada

entre el monto y la magnitud de la pobreza: a mayores recursos disponibles, menor

proporción de pobres. Sin embargo, el monto del gasto social es un mal indicador tanto

del desarrollo social (que se relaciona también con el desempeño económico del

país) como de la inversión en capital humano, pues puede ser elevado y malversado

para alcanzar esa finalidad.

Por ello, el paradigma emergente insiste en la necesidad de indicadores relacionados

con cada programa específico. En tal sentido, recomiendan utilizar la relación costo-

impacto, ya que permite apreciar si el programa está optimizando los recursos o,

bien, maximiza el impacto al menor costo posible.

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U3 La política social en México

Esto es apenas el primer acercamiento al tema, recuerda que para

profundizar en cada punto y tener las herramientas necesarias para realizar

las actividades de aprendizaje deberás acudir al material básico del curso

titulado Política social, elaborado por Silvia Solís San Vicente, y revisar el

apartado correspondiente.

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TEMA 4.
LOS ACTORES DE LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO

Objetivo del tema

Analizar la participación de los actores de la política

social en la etapa actual, para resaltar la participación

de los sectores privados y sociales en la definición y

operacionalización de las políticas sociales, a partir de su

papel en la etapa posrevolucionaria y en la transición del

neoliberalismo.

La política social del Estado mexicano tiene sus cimientos en el movimiento

revolucionario de 1910-1917; tanto sus fundamentos como las acciones sociales

implementadas a partir de ese periodo, hasta aproximadamente el año 1982, fueron

articuladas por un Estado social posrevolucionario. Sin embargo, a partir de 1982, los

lineamientos y las formulaciones sociales se encontraron de frente con un proceso de

transformación del Estado, que fue generando simultáneamente uno de cambio en

las dimensiones de la política social (Evangelista, 1998).

Los actores de la política social en el Estado social


posrevolucionario (1917-1982)

En ese sentido, el Estado posrevolucionario es, sin duda, una herencia política y social

del movimiento revolucionario de 1910, el cual reivindicó las aspiraciones sociales de

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los sectores mayoritarios del país y configuró a los Estados Unidos Mexicanos como

una república representativa con división y equilibrio de poderes democráticos

(Legislativo, Ejecutivo y Judicial), con la posibilidad de elegir a sus autoridades

mediante la participación del pueblo a través del voto, y federales (integrada por

estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos

en torno a la federación).

Sin embargo, aun cuando la Constitución de la República define y otorga al Estado

mexicano estas características, es importante aclarar que en la realidad concreta se

fueron construyendo pilares políticos contradictorios ante los designios de las leyes

fundamentales, bases o características como las siguientes:

Estado corporativo Estado centralista


Que ha utilizado estrategias cooptativas Donde el poder central delimitará la

para cobijar bajo su tutela a los movimientos autonomía de los estados de la federación

y organizaciones sociales mayoritarios, buscando principalmente la centralización

y de ese modo asumir sus demandas y y homogeneización en las decisiones

aprovechar sus apoyos políticos. económicas, políticas y sociales.

Estado presidencialista Partido de Estado

Donde la expresión administrativa del Donde el Estado y su expresión

Estado (el gobierno) estará supeditado al administrativa serán institucionalizadas en

poder del Ejecutivo federal, que jugará un un partido oficial ideado como mecanismo

papel central en la toma de decisiones de control político-social y utilizando el

sobre las acciones públicas a realizarse. poder del Estado para priorizar acciones,

fundamentar lineamientos políticos y


Figura 4. Pilares políticos contradictorios
privilegiar a algunos sectores sociales de la

población nacional.

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U3 La política social en México

Los actores de la política social en la transición del Mé-


xico neoliberal (1982-2000)

Durante la etapa de transición hacia el Estado neoliberal (1982-2000), se llevó a cabo

el proceso conocido como “reforma o modernización del Estado”, que significó generar

transformaciones estructurales fundamentalmente en términos de sus componentes

económicos y sociales, aunque, en el caso de los cambios políticos, éstos fueron más

paulatinos, pues en la primera mitad de este periodo permanecieron casi intactos,

aun con las demandas y movilizaciones de diversos actores por transformarlos, pero

a partir de un segundo momento surgieron reformas políticas que concluyeron el 2

de julio de 2000.

En este caso, los principios guías de las formulaciones y acciones sociales en este

complejo periodo de 18 años se basaron en la protección social focalizada, mínima

y discrecional, dirigida solamente a los sectores sociales comprobadamente en

situación de necesidad social extrema. Su esencia era promover y fortalecer la

competencia y el logro individual con respecto a la satisfacción de necesidades y

problemáticas sociales.

Los planteamientos de un Estado de monopolio social dieron paso a un nuevo

paradigma que básicamente se nutrió de una alianza estratégica entre Estado y

mercado, lo cual conllevó las premisas del Estado mínimo, subsidiario y coprotagonista

de los aspectos económicos y sociales, así como a una serie de iniciativas privadas,

consistentes y hegemónicas. En este contexto, el bienestar social será identificado

como logro individual y responsabilidad personal y familiar, entendiendo al Estado

como social garante de protección mínima a sectores que no puedan solventar su

bienestar social; el desarrollo social será entendido como un proceso de satisfacción

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U3 La política social en México

de las necesidades básicas de sectores de la población elegida como prioritaria:

pobres, pobres extremos e indigentes.

El pacto social del Estado neoliberal mexicano se puede definir como regresivo, ya que,

al dejar de lado la noción de derechos sociales universales, la satisfacción de servicios

y beneficios sociales queda como obligación de los grupos que tienen capacidad

de comprarlos en el mercado social, asimismo, reconoce que el Estado sólo debe

responsabilizarse de los sectores sociales con necesidades imperiosas. También es

un pacto social excluyente, pues los actores socio-civiles quedan fuera de todo poder

de decisión en el ámbito social, aunque son piezas importantes en la operación de

servicios sociales. En este caso, los actores involucrados en la definición de la política

social siguen siendo los reconocidos por el pacto posrevolucionario, aunque tienen

mayor protagonismo que los actores privados.

Durante la etapa del Estado neoliberal, la gestión social sufrió una transformación

discursiva al tratar de acelerar los procesos de descentralización. Inicialmente, la

descentralización planteaba la transferencia de funciones, competencias, normativas

y recursos (económicos, profesionales, técnicos y de capacitación) de lo central

(federal) a lo local (regional y municipal), pero en la realidad esto se enfrentó con

estructuras institucionales caracterizadas por un funcionamiento profundamente

centralizador, aunque en este sentido las instancias locales (municipios) pasaron a

desempeñar un papel central en el diseño y la coordinación de programas, obras y

proyectos sociales específicos.

En los hechos, las formulaciones y las acciones sociales, aun con algunos intentos

de descentralización en educación y salud, quedaron definidas desde el centro, sin

autonomía para un funcionamiento acorde con la región o la localidad, solamente

implementándose a nivel local, lo que en realidad conformó un modelo de gestión

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U3 La política social en México

donde los actores locales siguieron sin poder de decisión, aunque cargaron con la

responsabilidad de operar los lineamientos definidos desde el centro. En otros casos

se generaron modalidades perversas de descentralización al transferir funciones y

competencias sin hacer lo mismo con los recursos económicos, profesionales, técnicos

o de capacitación, o al transferir, desde el centro, competencias y funciones que iban

en contra de las legislaciones vigentes en las entidades federativas.

A partir de los vacíos del mercado y de la incapacidad del Estado con respecto a lo

social, las iniciativas socio-civiles empezaron a tener un creciente protagonismo en

la escena pública. En este sentido, se vislumbró una corresponsabilidad creciente

entre las instituciones estatales que se involucraban en el quehacer social junto con

instituciones privadas y socio-civiles, principalmente las ONG. Se advirtió un paulatino,

aunque profundo, proceso de cambio en torno a la connotación social, además de

intentos por lograr la deconstrucción de la matriz pública compleja y el establecimiento

de una institucionalidad social descoordinada y referida específicamente a situaciones

focalizadas y fragmentadas de pobreza y riesgo social.

Emergencia e institucionalización de nuevos actores


sociales de la política social en México

Una de las principales lecciones de la historia de la política social en nuestro país

es la siguiente: no puede alcanzarse una plena democracia ni un desarrollo social

progresivo para los distintos sectores de la sociedad sin un protagonismo y una

alianza estratégica entre de la totalidad de los actores de la política social, es decir,

no habrá una sociedad vigorosa y capaz de generar un consenso social en torno

al límite de lo posible sin un conjunto de alianzas estratégicas y tácticas entre los

actores estatales, socio-civiles y privados.

26
U3 La política social en México

Una articulación estatal-social-civil-privada, poderosa y diversa, organizada en

diferentes modos y sectores, infunde profundidad en el impacto social de los distintos

proyectos y promueve una amplia participación de todos los sectores en los asuntos

públicos.

En este caso, la definición de políticas sociales en México resultaba de un pacto social

excluyente, en el que existía una especie de monopolio del aparato estatal en la

definición de los lineamientos y acciones sociales, se dejaba a las iniciativas privadas

la operación de ciertos servicios sociales rentables, focalizados a los estratos sociales

con posibilidad de erogar recursos en su acceso, aunque siempre dentro de los marcos

que el Estado proyectara, además, existía una serie de actores sociales y civiles débiles

desarticulados, que incidían de una manera muy somera en la operación de ciertas

acciones sociales.

De hecho, la política corporativista del Estado mexicano cobijó bajo su manto ciertas

expresiones sociales y civiles que no tenían autonomía alguna y cuyos procesos de

movilización se generaban dentro de los marcos que el Estado definía. Sin embargo,

actualmente se reconoce y se valora que entre el Estado y el mercado hay un amplio

espectro de organizaciones sociales e iniciativas civiles que ejercen cierto poder social

en territorios muy definidos, las cuales centran sus objetivos en el bien común y en los

fines públicos.

Esto es apenas el primer acercamiento al tema, recuerda que para

profundizar en cada punto y tener las herramientas necesarias para realizar

las actividades de aprendizaje debes acudir al material básico del curso

titulado Política social, elaborado por Silvia Solís San Vicente, y revisar el

apartado correspondiente.

27
U3 La política social en México

Resumen
Esta unidad inició con el estudio de los modelos de desarrollo que han prevalecido en

los países de América Latina, los cuales son el modelo de crecimiento hacia afuera,

el modelo de sustitución de importaciones y el modelo del posajuste. Conocer las

características de estos modelos es relevante debido a que, en cada uno de ellos, se

incluye una concepción de los asuntos sociales implícita o explícitamente.

De esta forma se analizó cómo, en el modelo de crecimiento hacia afuera, el Estado

de corte liberal clásico no contaba entre sus preocupaciones a la política social.

En el modelo de sustitución de importaciones, la política social buscaba originar o

consolidar a la clase media. Por su parte, en el modelo del posajuste la política social

se orienta a la inversión en el capital humano para enfrentar la competencia global.

Una vez que se reflexionó sobre el contexto inmediato, la unidad continuó con la

exposición de las características de las etapas de desarrollo que se han presentado

en nuestro país para delimitar los modelos de política social que se han llevado a

cabo. Según el planteamiento de Eicher y Staatz (Comisión Económica para América

Latina y el Caribe, 1999), existen cuatro etapas bien definidas y una en transición:

• La etapa de crecimiento económico (1945-1965).

• La del desarrollo económico y social (1965-1980).

• La de transición y confusión generada por la crisis del Estado de bienestar

(1980-1990).

• La etapa actual, centrada en el desarrollo humano (a partir de 1990).

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U3 La política social en México

En la etapa del crecimiento económico los países buscaban elevar los niveles de

producción para abastecer las necesidades crecientes de la población; los aspectos

sociales se veían reducidos a los derechos plasmados en la Constitución. Durante

el modelo de crecimiento económico se fueron sentando las bases para el modelo

de bienestar social; por ello, en la etapa de desarrollo económico y social, el Estado

buscaba obtener altas tasas de crecimiento económico que se tradujeran en bienestar

para la población.

La siguiente década, la de 1980, fue llamada “la década perdida para el desarrollo,

[donde] el proceso de ajuste significó, para muchos países, abandonar o desmantela,

en nombre del desarrollo la mayor parte de sus logros previos” (Esteva, 1998, p. 3).

Durante la década de 1980, en la etapa de transición, el desequilibrio del modelo social

se reflejó en el Estado de bienestar, que empezó a manifestar diversas problemáticas

sociales (como crecimiento de la pobreza, marginación social, deterioro de los niveles

de vida y desempleo, entre otras). Esta crisis provocó que en la década de los noventa

surgiera el concepto de “desarrollo humano” y se reconociera que el crecimiento

económico era sólo un medio para alcanzarlo.

Luego de la revisión de las etapas de desarrollo se estableció la diferencia entre el

paradigma dominante y el emergente, a partir de diversas categorías de análisis

(como la institucionalidad, la lógica decisional, el financiamiento, la población

beneficiaria, los criterios de prioridad y expansión, el enfoque, el indicador utilizado y

el objetivo).

La unidad se concluyó al destacar que los modelos de desarrollo se han logrado

gracias a la intervención de los diferentes actores sociales; por ejemplo, en el modelo

de Estado de bienestar la participación del Estado fue predominante; en cambio, en

29
U3 La política social en México

el modelo neoliberal, la participación del mercado y la sociedad civil sustituyen la

ausencia del Estado.

Analizar las características de los distintos modelos de desarrollo que se han

presentado en América Latina y su relación con las etapas de desarrollo de nuestro

país nos permite apreciar las tendencias de los nuevos paradigmas de la política

social.

Glosario

Etapa de crecimiento económico

Periodo de 1945 a 1965 en México donde el objetivo final de la acción política o de

la política social era abastecer las necesidades crecientes de la población. Este

modelo empezó a utilizar el estudio de las necesidades básicas, vinculado también

a los derechos constitucionales de carácter social como las garantías individuales, el

derecho a la educación, el derecho a la salud y a la asistencia, y el derecho al trabajo

(Solis, 2006).

Etapa de crisis del Estado de bienestar

Periodo entre 1980 y 1990 en México donde la visión del bienestar social se modifica y

se introduce una nueva visión sobre la concepción y la gestión del bienestar social. El

modelo social se plantea con un método de necesidades básicas insatisfechas que,

mediante el concepto de “canastas básicas”, respondiera al rezago y crecimiento de

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U3 La política social en México

las necesidades sociales, enfocándose en grupos sociales prioritarios, así como en

regiones y personas específicas (Solis, 2006).

Etapa de desarrollo económico y social

Periodo entre 1965 y 1980 en México en el cual la estrategia del modelo de bienestar

se centraba en la atención a las necesidades básicas, con el propósito central de

promover el bienestar humano, especialmente el de los pobres. La política social

estaba vinculada con el acceso al empleo y al ingreso (Solis, 2006).

Modelo social

Es la caracterización de una política social llevada a cabo durante un periodo

determinado vinculándolo con la política económica y la política social (Solis, 2006).

Tipos de política social

Se caracterizan por el tipo de modelo económico adoptado en el país. En el caso de

México existen distintas etapas de la política social: la de crecimiento económico, la

de desarrollo económico y social, y la de crisis del Estado (Solis, 2006).

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U3 La política social en México

Fuentes de información
BÁSICA

Solís, S. (2006). Política social. ENTS-SUA, UNAM.

COMPLEMENTARIAS

Bustelo, E. (1988). Política en un contexto de crisis: ¿Será que se puede? Trabajo

presentado en el Seminario de Alto Nivel: Cómo recuperar el progreso social en

América Latina. Banco Mundial; Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación

Económica y Social; Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Cohen, E. y Franco, R (1993). Evaluación de proyectos sociales. Siglo XXI.

Cohen, E. y Franco, R. (1992). Racionalizando la política social: el papel de la evaluación

y su viabilidad. Revista de la CEPAL, (47).

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formulación y evaluación de proyectos de desarrollo rural. Comisión Económica para

América Latina y el Caribe.

Esteva, G. (1998). El debate sobre el desarrollo. Revista Economía Informa. Facultad de

Economía, UNAM.

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análisis multidimensional. Tesis de Maestría en Trabajo Social y Política Social.

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