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Frases de Martin Buber (filósofo y escritor, judío austriaco-israeslí)

El odio es, por su naturaleza, ciego.

Actuar es crear; inventar es encontrar; dar una forma es descubrir. Al crear


descubro.

La fe es una relación viva con lo creído, una relación viva que abraza la vida
entera o, de lo contrario, es irreal.

El lenguaje no es más que su signo y su medio, toda obra espiritual ha sido


provocada por ese algo. Es lo que hace del hombre un hombre.

El deseo mismo cambia cuando pasa de la imagen soñada a la imagen


aparecida. Todo medio es un obstáculo. Sólo cuando todos los medios están
abolidos, se produce el encuentro.

El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre.


Lo que singulariza al mundo humano es, por encima de todo, que en él
ocurre entre ser y ser algo que no encuentra par en ningún otro rincón de la
naturaleza.

En el hielo de la soledad es cuando el hombre, implacablemente, se siente


como problema, se hace cuestión de sí mismo, y como la cuestión se dirige
y hace entrar en juego a lo más recóndito de sí, el hombre llega a cobrar
experiencia de sí mismo.

El hombre que tiene experiencia de las cosas no participa en absoluto en el


mundo. Pues es "en él" donde la experiencia surge, y no entre él y el mundo.
El mundo no tiene parte en la experiencia. Se deja experimentar, pero no
compromete su interés.

Las máquinas que se inventaron para servir al hombre en su tarea acabaron


por adscribirle a su servicio; no eran ya, como las herramientas, una
prolongación de su brazo, pues el hombre se convirtió en su mera
prolongación, en un miembro periférico pegadizo y coadyuvante.

Se dice que el hombre posee una experiencia del mundo al que pertenece.
¿Qué significa esto? El hombre explora la superficie de las cosas y las
experimenta. Extrae de ellas un saber relativo a su constitución; adquiere
de ellas experiencia. Experimenta lo que pertenece a las cosas.
El amor no es un sentimiento que se adhiere al Yo de manera que el Tú sea
su "contenido" u objeto; el amor está entre el Yo y el Tú. Quien no sepa
esto, y no lo sepa con todo su ser, no conoce el amor, aunque atribuya al
amor los sentimientos que experimenta, que siente, que goza y que expresa.

La vida humana posee un sentido absoluto porque trasciende de hecho su


propia condicionalidad, es decir, que considera al hombre con quien se
enfrenta, y con el que puede entrar en una relación real de ser a ser, como
no menos real que él mismo, y lo toma no menos en serio que se toma a sí
mismo.

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