USO DE LA FUERZA Y VIOLACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES EN

LOS ESTADOS DE EMERGENCIA COMO MEDIDA PARA RECUPERAR EL

ORDEN INTERNO

Quispe Vallenas Wilbert

Estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencia Política
Universidad Andina del Cusco

Resumen
Hemos notado que en la coyuntura actual - que está viviendo el Perú a causa de la
vacancia presidencial, del Ex Presidente Pedro Castillo Terrones, la población ha salido
a las calles, pidiendo que se adelanten las elección generales, tanto presidenciales como
congresales, al sentirse traicionados, por la clase política del país - en los medios de
comunicación se suele poner énfasis en la violencia producida por los movimientos
sociales antes que en la respuesta estatal, es decir la violencia del Estado a través del
uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional y las fuerzas Armadas. Somos
conscientes que las protestas generan disrupción y afectan el normal desarrollo de otras
actividades, pero la base del derecho a la protesta tiene como una de sus funciones
canalizar y amplificar las demandas, aspiraciones y reclamos de grupos de la población,
que por su situación de exclusión o vulnerabilidad no acceden con facilidad a los
medios de comunicación y a las institucionales de mediación tradicionales. También
observamos el abuso de autoridad como un problema social, situación que ocurre
porque que el Estado para solucionar estos problemas y para mantener el orden público
ejerce el uso de la fuerza a través de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas,
llegando a criminalizar las protestas. Como también vulnerando derechos fundamentales
como el derecho a la vida y derecho a la integridad de los protestantes y los agentes
encargados de mantener el orden interno del país.
Abstract
We have noticed that in the current situation - that Peru is experiencing due to the
presidential vacancy of former President Pedro Castillo Terrones, the population has
taken to the streets, demanding an early general election, both presidential and
congressional, feeling betrayed by the country's political class - the media usually
emphasizes the violence produced by social movements rather than the state response,
i.e. the violence of the State through the use of force by the National Police and the
Armed Forces. We are aware that protests generate disruption and affect the normal
development of other activities, but the basis of the right to protest has as one of its
functions to channel and amplify the demands, aspirations and claims of groups of the
population, which due to their situation of exclusion or vulnerability do not have easy
access to the media and traditional mediation institutions. We also observe the abuse of
authority as a social problem, a situation that occurs because the State, in order to solve
these problems and to maintain public order, exercises the use of force through the
National Police and the Armed Forces, criminalizing protests. As well as violating
fundamental rights such as the right to life and the right to integrity of the protesters and
the agents in charge of maintaining the internal order of the country.
Palabras claves: abuso de autoridad, estado de emergencia, derechos fundamentales,
orden interno
Introducción
Dado la coyuntura actual que vive el país, es importante recordar que el derecho a la
protesta es un derecho reconocido por la constitución, derecho que debe ser respetado
cuando este es ejercido de manera pacífica, evitando situaciones de conflictos entre los
agentes policiales y los ciudadanos, a través de situaciones de provocación por
infiltrados, que responden a interés oscuros de los grupos de poder tanto de la derecha
como la izquierda política del Perú, que buscan desvirtuar este derecho, provocando los
escenarios que se escuchan por los medios de comunicación, donde policías y
ciudadanos pierden la vida, como resultado del enfrentamiento entre agentes del orden y
ciudadanos, destrozos a la propiedad pública y privada. Y la última tendencia
preocupante que se está dando durante las últimas protestas - resultado de la vacancia
presidencial promovidas por el Congreso de la Republica - cuando asumió la
Presidencia de la Republica Manuel Merino, donde murieron 2 jóvenes: Inti Sotelo
Camargo, de 24 años, y Bryan Pintado Sánchez, de 22, a consecuencia del uso excesivo
de armas de fuego por parte de los agentes del orden, situación que obligo la renuncia
de Manuel Merino. Y las últimas muertes ocurridas en la región de Apurímac, como
resultado de las protestas contra el congreso y la Presidente Dina Boluarte, donde según
datos de la Defensoría del Pueblo son 5 personas las que perdieron, lo que más preocupa
es que dentro de esas muertes están 2 menores de edad, que murieron por impactos de
balas, situación que nos obliga a analizar el uso de fuerza por parte de los agentes del
orden así como las implicancias de la implementación del estado de emergencia
implementado por el gobierno actual.
Sumario
La protesta en el estado de Emergencia, La protesta en el estado de Emergencia, La
suspensión de los derechos constitucionalmente permitidos, El uso de la fuerza por parte
de la policía y las fuerzas armadas, Uso de la fuerza y violaciones a los derechos a la
vida e integridad física, La defensoria del pueblo y su papel en la defensa de los
derechos fundamentales
1.- La protesta en el estado de
Emergencia
En nuestra Constitución Política en el
Artículo 137 establece que el estado de
emergencia puede decretarse en caso de
perturbación de la paz o del orden
interno, de catástrofe o de graves
circunstancias que afecten la vida de la
Nación. También nos señala que el
plazo de duración de esta medida no
puede excederse de 60 días y que su
prórroga requiere la expedición de un
nuevo decreto, lo que imposibilita su
prórroga automática, que si se aplicaría
daría como resultado un abuso de esta
media extraordinaria. También la
misma norma, regula que sólo pueden
restringirse el ejercicio de 4 derechos
constitucionales: libertad y seguridad
personales (artículo 2°, inciso 24, literal
f): inviolabilidad de domicilio (artículo
2°, inciso 9); libertad de tránsito
(artículo 2°, inciso 11) y libertad de
reunión (artículo 2°, inciso 12). La
Constitución señala expresamente que
"en ninguna circunstancia se puede
desterrar a nadie". Y finalmente, se hace
alusión a que las Fuerzas· Armadas
asumen el control del orden interno "si
así lo dispone el Presidente de la
República". Ésta no es, en
consecuencia, una condición necesaria
para la declaratoria del estado ele
emergencia.
Por lo tanto, la existencia de un estado
de emergencia no implica la ausencia de
la Constitución ni tampoco de los
tratados sobre derechos humanos
firmados por el Perú. Así como
tampoco la desaparición de los derechos
fundamentales de las personas. Porque
sólo autoriza a la autoridad competente
- en un Estado de derecho al Poder
Ejecutivo - a restringir los derechos a
que se refiere el objeto de la declaratoria
del régimen de excepción en los casos
en que se justifique dicha declaración
(perturbación de la paz o del orden
interno, de catástrofe o de graves
circunstancias que afecten la vida de la
Nación). Tal como se indica, los actos
que el Estado realice - que son avalados
por la norma constitucional - durante el
estado de emergencia, deben regirse por
los principios de razonabilidad y
proporcionalidad los cuales se
encuentran referidos en el artículo 200
de la Constitución Politica.
Tales principios vinculan a todos los
funcionarios y servidores de la
administración pública, incluyendo a
los miembros de las Fuerzas Armadas y
de la Policía Nacional, por cuanto se
derivan de la cláusula del Estado
democrático de Derecho, consagrada en
el artículo 43 de la Constitución, así
como del referido artículo 200 del texto
constitucional. Esta misma norma prevé
el control jurisdiccional de dichas
actuaciones a través de las acciones de
hábeas corpus y amparo.
Por ello, la Defensoría del Pueblo ha
recordado a los jueces que, cuando se
interpongan procesos de hábeas corpus
y amparo en defensa de los derechos
restringidos durante el estado de
emergencia, deberán evaluar la
razonabilidad y la proporcionalidad del
acto que los restringe.
Ahora bien, mediante el principio de
razonabilidad se verifica la relación de
causalidad que debe existir entre los
motivos que fundamentan el estado de
emergencia (por ejemplo, actividades
terroristas, vandálicas, etc.) y la
restricción a los derechos
constitucionales efectuada por una
autoridad pública. Si la actuación de la
autoridad pública supera el examen
efectuado a la luz del principio de
razonabilidad, debe analizarse la
proporcionalidad de la medida. Dicho
principio evalúa los medios utilizados
por la autoridad que restringe derechos
constitucionales en un estado de
emergencia. De esta manera, deberá
evaluarse si el medio para conseguir la
finalidad pública es idóneo y eficaz y si
es el menos restrictivo para el ejercicio
de los derechos fundamentales. Por
ejemplo, sería desproporcionado
dispersar una manifestación que
obstruye el libre tránsito disparando
armas de fuego o bombas lacrimógenas
al rostro de las personas.
La defensoría del pueblo en
cumplimiento de su rol constitucional
de protección de los derechos
fundamentales, nos indica sobre la
protesta, que viene a ser un derecho
humano que se configura a partir de
otros derechos expresamente
reconocidos por la Constitución. Por
medio de la cual su ejercicio se reafirma
nuestra condición de ciudadanas y
ciudadanos activas(os) frente a los
asuntos públicos. También corresponde
al Poder Ejecutivo garantizar el
ejercicio de este derecho a través de la
movilización pacífica en todo el país.
En este sentido, es imprescindible que
se ordene a las fuerzas policiales
garantizar su desarrollo, respetando
estrictamente los principios de
necesidad, proporcionalidad y
razonabilidad en el uso de la fuerza, si
ello fuera necesario.
Durante un estado de emergencia, el
derecho a la protesta puede ser ejercido.
Porque este no se encuentra restringido,
tal como lo ha señalado la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
En el mismo sentido, su ejercicio no
requiere de autorización previa de
ninguna autoridad política, policial o
militar alguna.
Hay un pronunciamiento de la
Defensoría del Pueblo, y esta es
relacionada sobre los niñas, niños y
adolescentes, los cuales a pesar de no
contar con la edad de mayoría, se les
reconoce como ciudadanos de este país,
que también tienen derecho a la
participación y a expresar su opinión,
necesidades y preocupaciones respecto
de los asuntos que les afectan. Por ello,
todas las autoridades deben respetar
estos derechos fundamentales y
especialmente, su derecho a la
integridad y a la vida, durante el
desarrollo de las protestas. En caso de
detenciones, estas deben ser atendidas
con absoluta prioridad por la Policía
Nacional y el Ministerio Público y
siempre, respetando su interés superior.
No obstante, se recomienda a madres,
padres y cuidadores, evitar el
desplazamiento acompañados de ellas y
ellos para salvaguardar su integridad y
vida.
2.- La aplicación del estado de
emergencia en el Perú
Los hallazgos del presente estudio
confirman que los estados de
emergencia en el Perú han sido
utilizados con dos grandes propósitos: i)
atender o prevenir las consecuencias de
fenómenos naturales y ii) garantizar el
orden interno.
Los estados de emergencia sobre
fenómenos naturales, cabe precisar, no
disponen la limitación o suspensión de
derechos; ni tampoco dispone un mayor
control de la Policía ni de las Fuerzas
Armadas. En cambio, este tipo de
estados de emergencia han tenido por
finalidad desplegar medidas urgentes de
ayuda humanitaria, decretar la
interrupción de servicios o sectores
económicos y la exoneración de los
procedimientos de contratación pública
para ejecutar presupuesto de forma
excepcional
En el caso del estado de emergencia que
busca controlar el orden interno. Como
será mostrado en esta sección, su
aplicación en determinadas zonas del
país han estado bajo un estado de
emergencia de forma semipermanente,
en especial aquéllas donde han
persistido células terroristas (Vraem);
mientras que el estado de emergencia
también es una herramienta recurrente
para las situaciones de conflictividad
social, sobre todo las relacionadas con
la extracción de recursos naturales, y
para otros motivos menos recurrentes,
como la seguridad ciudadana y la
criminalidad transfronteriza. Para ello,
los instrumentos de emergencia han
decretado la suspensión del ejercicio de
derechos constitucionales referidos en el
artículo 137, y se ha desplegado la
participación de la Policía y las Fuerzas
Armadas. Por lo general, los estados de
emergencia por orden interno han
estado ubicados fuera de la región de
Lima. se han declarado estado de
emergencia en 19 de las 24 regiones del
Perú, además de la provincia
constitucional del Callao. Aquellas
cinco regiones que han sido – casi -
inmunes a los estados de emergencia
por orden interno son Ica, Moquegua,
Pasco, Piura y Tumbes.
3.- La suspensión de los derechos
constitucionalmente permitidos
El estado de emergencia que versan
sobre el orden interno, en su gran
mayoría, han ordenado la suspensión
del ejercicio de los cuatro derechos que
permite la norma constitucional
(articulo 137 ).
Resulta importante problematizar la
forma en la cual los decretos supremos
han redactado esta prerrogativa. Por un
lado, todas las normas de emergencia
hacen referencia a la suspensión y
nunca a la restricción. De esta forma,
siempre disponen el mayor grado de
limitación en el ejercicio de los
derechos constitucionales. No parece
razonable, entonces, que se aplique un
mismo nivel de restricción de derechos
- peor aún, el máximo permitido
constitucionalmente - para la diversidad
de situaciones que han motivado las
declaraciones de emergencia. Por otro
lado, además, el texto de las normas de
emergencia estudiadas ordena la
suspensión de los derechos y no - como
manda la Constitución - de su ejercicio.
Si bien este aspecto puede parecer
irrelevante, da cuenta de la forma en la
que el Ejecutivo entiende la restricción
de derechos en un estado de
emergencia: más como una derogación
o inaplicación temporal y menos como
una limitación del ejercicio de los
derechos bajo los principios de
razonabilidad y proporcionalidad.
Todo esto como será precisado, tiene
consecuencias directas en la
responsabilidad internacional del Estado
peruano, en virtud de los instrumentos
internacionales de derechos humanos
obligatorios para el Perú.
4.- El uso de la fuerza por parte de la
policía y las fuerzas armadas
Debemos recordar ante todo que la
Policía en un Estado, no solamente
ocupa un espacio funcional destinado
exclusivamente a guardar y mantener el
Orden Público e Interno de su ámbito,
sino que principalmente, se erige como
uno de los elementos imprescindibles
del esquema orgánico del propio
Sistema Penal.
En el sistema universal de derechos
humanos contamos con el “Código de
conducta para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley”
(A.G. Res. 34/169), en el que se
establecen reglas aplicables para el
personal policial, militar y,
eventualmente, para otros
funcionarios estatales que cumplan
funciones análogas. Un aporte
fundamental son los principios de
necesidad y proporcionalidad, los que
limitan el uso de la fuerza a
supuestos en que no exista ninguna
otra medida menos lesiva y con un
criterio de proporcionalidad respecto del
ataque que se busca repeler.
Otro documento fundamental son los
“Principios Básicos sobre el empleo
de la fuerza y de armas de fuego
por los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley” (1990). Ahí se
establece el criterio del uso
diferenciado y progresivo de la
fuerza, priorizando los medios no
violentos y se prohíbe el uso de
armas letales, salvo cuando sea en
defensa propia o de otras personas.
Asimismo, se encuentran otros
documentos como las “Directrices para
la aplicación efectiva del Código de
conducta para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley”
(Consejo Económico y Social Res.
1989/61) y el “Conjunto de Principios
para la protección de todas las personas
sometidas a cualquier forma de
detención o prisión” (A.G. Res.
43/173). De estos documentos, resulta
importante la obligación que asume el
Estado de capacitar y educar a los
agentes en mecanismos idóneos para
garantizar el orden en contextos de
protestas sociales.
Según el artículo 166 de la Constitución
nos habla de la finalidad de la Policía
Nacional, esta tiene como finalidad
prestar protección y ayuda a las
personas y a la comunidad, también
busca garantizar el cumplimiento de las
leyes, la seguridad del patrimonio
público y privado, combatir a la
delincuencia, vigilar y controlar las
fronteras, pero el aspecto que más no
interesa es la garantizar, mantener y
restablecer el orden interno, este último
cuando la policía busca restablecer el
orden interno que es alterado por los
conflictos sociales.
Mientras que el artículo 165 nos habla
de la finalidad de las fuerzas armadas
están constituidas por el Ejército, la
Marina de Guerra y la Fuerza Aérea.
Estas instituciones tienen como
finalidad primordial garantizar la
independencia, la soberanía y la
integridad territorial de la República.
También Asumen el control del orden
interno de conformidad con el artículo
137 de la Constitución. Aunque
atendiendo a lo resuelto por la Corte
IDH esto no es recomendable dado que,
a diferencia de la PNP, las FFAA no
están entrenadas para lidiar con civiles
(2006, pág. 42) (2007, pág. 15).
El abuso de autoridad por parte de los
agentes del orden en el estado de
emergencia se debe señalar lo previsto
en la Corte interamericana de derechos
humanos y Comisión interamericana de
derechos humanos donde establecen tres
principios que rigen el uso de la fuerza
por parte de la PNP y FFAA, en un
estado de emergencia, estos son:
legalidad, absoluta necesidad y
proporcionalidad, que así mismo estos
principios se encuentran regulados en el
D.L. N° 1186 que regula el uso de la
fuerza de la PNP y el reglamento del
D.L. N°1095, que regula el uso de la
fuerza en las FF.AA.
El principio de legalidad tiene dos
componentes; por un lado, que el uso de
la fuerza debe estar regulado a través de
un marco jurídico adecuado; por el otro,
que el uso de la fuerza debe tener un
objetivo legítimo. El principio de
absoluta necesidad se refiere a que el
uso de la fuerza solamente puede tener
lugar frente a la inexistencia o falta de
disponibilidad de otros medios de
acuerdo con las circunstancias del caso.
Por último, el principio de
proporcionalidad, exige que el
funcionario encargado de hacer cumplir
la ley busque en toda circunstancia
reducir al mínimo los daños y lesiones
que pudieran causarse a cualquier
persona, así como utilizar el nivel de
fuerza más bajo para alcanzar el
objetivo legal buscado. (Franco Martin
del Campo, 2017)
Asimismo, la promulgación de la Ley
de protección policial Nº 31012 que
modifica el inciso 11 del artículo 20 del
CP, donde se le exime de
responsabilidad penal si el agente
ejecutivo causa lesiones o la muerte del
individuo, del cual deducimos que se le
da mayor poder a la PNP, poniendo a la
ciudadanía en una situación de mayor
vulnerabilidad. Puesto que, dará
discrecionalidad al personal de la PNP
para definir la intensidad del uso de la
fuerza, restándole importancia al
principio de proporcionalidad, Porque la
nueva ley también limita la facultad de
los jueces de dictar la detención
preliminar judicial y prisión preventiva
contra policías acusados de haber
causado lesiones o muertes mediante el
uso ilegal de la fuerza. Acaso el estado
se está olvidando de sus obligaciones
gubernamentales, de proteger los
derechos a la vida y la integridad física,
que también incluyen la prevención del
uso excesivo o arbitrario de la fuerza
por parte de la PNP y las FF. AA.
5.- Uso de la fuerza y violaciones a los
derechos a la vida e integridad
En los años recientes se han repetido
hechos que apuntan a violaciones a los
estándares sobre uso de la fuerza por
funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, particularmente en el
contexto de conflictos sociales, Existen
tendencias contradictorias en la
aplicación de estándares internacionales
a nivel normativo. Por un lado, la Ley
No. 30151 de enero de 2014 modificó el
Código Penal, introduciendo una
eximente ex ante de responsabilidad del
personal de las Fuerzas Armadas y de la
PNP que, en el cumplimiento de su
función constitucional y en uso de sus
armas, cause lesiones o muerte. Por otro
lado, la aprobación en agosto de 2015
de la Ley de Uso de la Fuerza (Decreto
Legislativo No. 1186) y su reglamento,
elaborados de manera participativa y
con asistencia técnica por parte de
ACNUDH, fue reconocida como un
avance, así como la adopción de un
Manual de Derechos Humanos
Aplicados a la Función Policial (2018).
Sin embargo, el cambio más reciente
representa un claro retroceso. En marzo
de 2020, la Ley de Protección Policial
(Ley No. 31012) no solo reiteró la ya
mencionada eximente de
responsabilidad penal, sino que además
estableció la prohibición de dictar
mandatos de detención preliminar
judicial o prisión preventiva contra
policías investigados por las lesiones o
muertes causadas por estos. Asimismo,
derogó expresamente el articulado del
Decreto Legislativo No. 1186 que
establecía el principio de
proporcionalidad en el uso de la fuerza
por parte de personal de la Policía. La
derogación del principio de
proporcionalidad contraviene los
estándares internacionales aplicables.
ACNUDH considera que la Ley de
Protección Policial plantea serios
obstáculos para la lucha contra la
impunidad, la rendición de cuentas y el
acceso a la justicia.
En este contexto, la Coordinadora
Nacional de DD.HH identificó y
denunció que habrían ocurrido abusos
en el uso de la fuerza policial como:
(i) el uso masivo e indiscriminado de
gases lacrimógenos para dispersar
acciones de protesta pacífica afectando
a personas no involucradas en las
manifestaciones, como transeúntes o
familias dentro de sus viviendas; (ii)
disparos de gases lacrimógenos contra
el cuerpo de las personas; (iii) disparos
contra personas que huyen, uso de
escopetas perdigoneras contra personas
que se manifestaban pacíficamente y
(iv) empleo de disparos de armas letales
al aire para dispersar a los
manifestantes, pese a la peligrosidad de
esta práctica. Todas acciones vulneran
el derecho a la vida y el derecho a la
integridad
6.- La defensoría del pueblo y su
papel en la defensa de los derechos
fundamentales
Como ya se indico en cumplimiento de
su rol constitucional de protección de
derechos fundamentes a través de sus
pronunciamientos la Defensoria del
Pueblo recordó a la Policía Nacional y a
las Fuerzas Armadas el rol
constitucional que les compete en
garantizar el estado de derecho y el
respeto de los derechos fundamentales
de las personas durante situaciones de
estado de emergencia, como los que han
sido establecidos en algunas regiones
del país, debido a los disturbios
provocados durante las manifestaciones
sociales.
De acuerdo a los resultados de la
supervisión desarrollada por
representantes del Mecanismo Nacional
de Prevención de la Tortura (MNPT) de
la Defensoría del Pueblo sostuvieron
que corresponde a las autoridades
garantizar la plena vigencia de los
derechos fundamentales y proteger a la
ciudadanía de las amenazas a su
seguridad, debiendo realizar las
acciones que la Constitución Política y
el ordenamiento jurídico nacional les
faculta con la finalidad de anticiparse a
los riesgos a la vida y a la integridad de
las personas.
De otro lado, refirió que las
intervenciones de la Policía Nacional
del Perú y de las Fuerzas Armadas
deben desarrollarse de acuerdo a los
principios establecidos en los artículos
165 y 166 de la Constitución Política,
así como en los decretos legislativos
1095 y 1186, referidos a los límites en
el uso de la fuerza por parte de las
Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional, respectivamente.
El representante de la Defensoría del
Pueblo precisó que el desarrollo de los
recientes acontecimientos políticos y
sociales presenta, lamentablemente,
serias afectaciones a la vida, integridad
y dignidad de las personas, lo que es
inadmisible en un Estado Constitucional
de Derecho cuyo núcleo jurídico es la
defensa de derechos fundamentales y el
respeto de la dignidad humana.
En este sentido, destacó que la
mencionada normativa expresamente
dispone que su interpretación es
conforme a la Constitución Política del
Perú y las normas del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos
reconocidas por el Estado peruano; así
como en los principios básicos sobre el
empleo de la fuerza y de armas de fuego
por los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley y en el código de
conducta para funcionarios encargados
de hacer cumplir la ley, adoptados por
la organización de las naciones unidas.
Conclusiones
De lo mencionado antes, como se
observa el derecho a la protesta es algo
que está protegido y reconocido por la
Constitución, cuando este se realice de
forma pacífica. En casos donde este se
desvirtué están regulados por el código
penal vigente.
El uso de la fuerza policial busca
disuadir a las personas que quieran
incurrir en actos de violencia para de
esta forma evitar daños contra la
propiedad pública y privada, asi como
la vulneración de otros derechos.
El Estado esta en la obligación de
capacitar a los agentes del orden a
afrontar situaciones criticas durante los
conflictos sociales, donde el uso de las
armas de fuego no debe ser considerado
como una alternativa, sino que se deben
buscar otras soluciones que no
involucren el derecho a la vida y la
integridad.
 Bibliografía
i. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (ACNUDH), 2020, informe sobre la misión al peru.
https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/Countries/PE/Informe-
Mission-Peru_SP.pdf
ii. Grando Mamani, Manuel; Choquecota Quispe, Edwin A.; Churana Mamani,
Franklin; Chipana Paredes, Yeny L.; Cáceres Mamani, Gladys E. 2021, Abuso
de autoridad en el Estado de Emergencia por la pandemia del (Covid-19) en el
Perú, desde el enfoque de la Criminología Crítica Revista de Derecho, vol. 6,
núm. 1, Universidad Nacional del Altiplano, Perú
https://www.redalyc.org/journal/6718/671870928004/671870928004.pdf
iii. Saldaña Cuba, J., & Portocarrero Salcedo, J. (2017). La violencia de las leyes: el
uso de la fuerza y la criminalización de protestas socioambientales en el
Perú. Derecho PUCP, (79), 311-352.
https://doi.org/10.18800/derechopucp.201702.013
iv. Tafur Sialer Andrea, Quesada Nicoli Diego, El estado de emergencia en el Perú
democrático posconflicto: Un estudio preliminar de las normas de emergencia,
Universidad del pacifico, VOL. 16 NÚM. 2
v. Defensoría del Pueblo, 2022, la protesta pacífica es un derecho humano
https://www.defensoria.gob.pe/defensoria-del-pueblo-la-protesta-pacifica-es-un-
derecho-humano/