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Actualización por depreciación monetaria e interés moratorio, en las

obligaciones dinerarias, ante la coyuntura actual


Autor:
Negri, Nicolás Jorge

Cita: RC D 610/2023
Encabezado:

Afirma el autor que cada vez con mayor frecuencia, se advierte en tribunales la existencia de pretensiones de
cobro de obligaciones dinerarias que, por el paso del tiempo, se ven afectadas en su virtualidad monetaria. A
partir de ello, advierte sobre la necesidad de revisar no solo los criterios interpretativos generales en materia de
intereses, preponderantes en la doctrina y en la jurisprudencia actual, sino también retomar los criterios que se
fueron sedimentando en épocas no tan lejanas, cuando se cristalizaron conceptos jurídicos útiles y eficaces para
la solución razonable de estos problemas.

Sumario:

1. Ordenamiento jurídico y casos. 2. Actualización monetaria e interés moratorio. 3. Derivaciones.

Actualización por depreciación monetaria e interés moratorio, en las obligaciones dinerarias, ante la
coyuntura actual

1. Ordenamiento jurídico y casos

En las causas que son traídas a conocimiento y decisión de los tribunales (art. 116, CN), se advierte -cada vez
con más frecuencia- la existencia de pretensiones de cobro de obligaciones dinerarias que, por el paso del
tiempo, se ven afectadas en su virtualidad monetaria (arts. 17 y 75, inc. 11, CN), ya sea por su falta de
equivalencia económica -en el tráfico jurídico-, cuando el dinero es empleado como precio de los contratos
(compraventa, suministro, locación, servicios, obra, cesión de derechos, etc.), o bien como resarcimiento
económico ante el daño injustamente causado (gastos por honorarios, traslados, medicamentos, etc.; arts. 1123,
1740 y concs., CCC)[1].

Dentro del sistema jurídico hasta ahora vigente (arts. 765 y 766, CCC; 7 y 10, Ley 23928, modif. por el art. 4 de la
Ley 25565), se ha recurrido -ante un nominalismo estricto, rígido u ortodoxo[2]- a la aplicación de tasas de interés
con componentes inflacionarios ("escorias" o "resacas"[3]), que intentan paliar dicha depreciación monetaria.
Cuando la inflación no es muy alta (mensual o anual), el interés moratorio no se exhibe como un instrumento
inadecuado. Sin embargo, cuando la inflación es significativa, tal interés comienza a mostrar algunos resquicios
de su falta de idoneidad (impropiedad) para sortear el problema en cuestión (los intereses se exhiben como
insuficientes o irrisorios para hacer frente a una incipiente desvaloración monetaria, arrojan un resultado negativo
en comparación con la inflación o con la cotización de otras divisas; lo cual es advertido no solo por el incremento
de la inflación nominal, sino también por la falta de precios relativos y, junto con ello, de valores de referencia, en
la moneda de curso legal)[4].

La situación así planteada, considerando las decisiones políticas adoptadas por el legislador para algunas
relaciones jurídicas en particular (me refiero a los créditos UVA y a los alquileres; Leyes 27271, 27551 y 27737),
sugiere la necesidad de revisar no solo los criterios interpretativos generales, preponderantes en la doctrina y en
la jurisprudencia actual, sino también retomar los criterios que se fueron sedimentando en épocas no tan lejanas,
cuando se cristalizaron conceptos jurídicos útiles y eficaces para la solución razonable de estos problemas, sobre
todo si se pondera que la aplicación automática de tasas de interés pueden arrojar un resultado
desproporcionado (por insuficiente -en los casos actuales-, con relación a los derechos del acreedor), porque se
prescinde de la realidad económica existente al momento del pronunciamiento (CSJN, Fallos: 316:1972;
315:2558; 342:162).

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Un ejemplo.

Se adeuda la suma de $ 1.000.000 por saldo de precio (compraventa, contrato de obra, préstamo, acuerdos o
convenios de pago, etc.), con mora del deudor a partir del día 1/10/2021, con una estimación realizada hasta el
día 1/10/2023. Una liquidación arrojaría los siguientes resultados[5]:

a) Capital sin actualización, con un interés moratorio según tasa pasiva promedio del BCRA: importe final $
1.980.132,56 (interés aplicado 98,013 %).

b) Capital sin actualización, con un interés moratorio según la pasiva más (plazo fijo digital a 30 días) del Banco
de la Provincia de Buenos Aires: importe final $ 2.343.698,63.

c) Capital sin actualización, con un interés moratorio según tasa activa BNA activa: importe final $ 2.447.806.

d) Capital actualizado, según el CER: $ 3.829.446, más un interés puro anual del 6 % hace un total de $
4.288.979,97.

Cabe indicar que la inflación acumulada durante este período, por el índice del consumidor (IPC), asciende al 335
%, aproximadamente. Ergo, en nuestro ejemplo, el capital actualizado por este índice arroja el resultado de $
3.335.000. Y si a este importe se le adiciona una tasa pura del 6 % anual, arroja el total de $ 4.470.000.

2. Actualización monetaria e interés moratorio

En la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se han diferenciado los conceptos jurídicos de
"interés moratorio" y "actualización monetaria", destacando sus diversas funciones y fundamentos.

Al respecto, ha sostenido que el interés moratorio encuentra justificación en la mora del deudor que retiene en
forma indebida una suma de dinero que corresponde al acreedor (no paga en el tiempo debido); es decir, no
tiene como función compensar la depreciación monetaria, la inflación ni la devaluación de la moneda, sino
fundamentalmente sancionar la actitud del deudor, funcionando como indemnización en favor del acreedor a
causa de tal comportamiento, por lo que la tasa pasiva -decidió en esa oportunidad- resulta suficiente para
cumplir tal recaudo respecto de los intereses de ese tipo aplicables a deudas de honorarios en mora (CSJN,
26/04/2011, "Gargano, Diego c/ Banco de la Nación Argentina s/ Ejecución de honorarios"; idem, 14/03/2017,
"Bedino", Fallos: 340:141).

En otras palabras, el interés moratorio constituye la sanción prevista por el ordenamiento jurídico ante el
incumplimiento de una obligación, a causa del retardo imputable.

La actualización por depreciación monetaria, en cambio, tiende a mantener el poder adquisitivo del dinero, frente
a la depreciación o devaluación de la moneda. En efecto, el reajuste del capital, en función de la desvalorización
monetaria, tiende a otorgar al acreedor el mismo valor que tenía derecho a recibir si hubiera aceptado el pago
inmediatamente de haberle sido ofrecido, sin que se le agregue ningún valor adicional, ya que de lo único que se
trata es de recomponer el deterioro de la moneda de manera que el deudor pague y el acreedor reciba un valor
equivalente el que se debió efectivizar con anterioridad (CSJN, 11/08/1987, "Lavié", Fallos: 310:1544). En este
sentido, la Corte ha dicho que una vez que el deudor ha incurrido en mora, nace para el acreedor el derecho de
percibir su crédito actualizado en función de la depreciación de la moneda desde que tuvo lugar el nacimiento de
la obligación (CSJN, 1/01/1986, "Kogan", Fallos: 308:1694; idem, 1/01/1986, "Bóveda", Fallos: 308:2402; idem
07/11/1989, "Corporación Cementera Argentina S.A.", Fallos: 312:2141); y aun, prescindiendo de la existencia de
mora, no es esta circunstancia la que habilita y condiciona el reconocimiento del reajuste de deudas dinerarias,
sino la variación del valor de la moneda que se da con independencia de aquella, y su fundamento se encuentra
en la inviolabilidad de la propiedad, garantizada por el art. 17 de la Constitución Nacional (CSJN, 23/02/1988,
"Colombres", Fallos: 311:149). De no efectuarse la actualización monetaria, el derecho de propiedad afectado
sería el del acreedor, quien percibiría una moneda desvalorizada cuyo poder adquisitivo sería muy inferior al que
tenía en la época en que debía cobrarse la deuda (CSJN, 21/03/1989, "Suárez", Fallos: 312:377).

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Los temas relativos a la actualización monetaria y al quantum de la depreciación son cuestiones trascendentes
(con relevancia federal, por cuanto las decisiones que se adopten al respecto pueden caer en la tacha de la
arbitrariedad), sobre todo cuando no estima que, por razones no imputables al interesado, se altera el real
significado económico de la deuda (CSJN, 14/09/2000, "Rizzi", Fallos: 323:2562).

3. Derivaciones

En primer lugar, no debe perderse de vista que -para la resolución de los casos- el derecho no se identifica con la
ley, puesto que existen otras fuentes del ordenamiento jurídico: por lo pronto, la Constitución misma (art. 1,
CCC)[6].

En segundo lugar, aun cuando la legislación sea la fuente del derecho más relevante dentro del sistema jurídico,
"la exégesis de la ley requiere de la máxima prudencia y cuidar que la inteligencia que se le asigne no lleve a la
pérdida de un derecho, o que el excesivo rigor formal de los razonamientos desnaturalice el espíritu que ha
inspirado su sanción", vale decir, que ni su interpretación ni su aplicación invaliden los intereses en juego (cfr.
CSJN, 3/03/1992, "Yacimientos Petrolíferos Fiscales c/ Corrientes, Provincia de y Banco de Corrientes s/ Cobro
de australes", Fallos: 315:158).

En tercer lugar, si bien la Ley 23928 ha constituido -en su momento- una decisión clara y terminante del
Congreso Nacional de ejercer las funciones que le encomienda el art. 75, inc. 11 de la Constitución Nacional, en
cuanto establece que le compete "hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras" (y con ello alcanzar
una estabilidad económica y combatir la inflación), lo cierto es que -ante las nuevas circunstancias económicas y
sociales- se presenta propicio dar pie a nuevas argumentaciones que permitan brindar soluciones pretorianas
que admitan el ajuste por depreciación, porque es el instrumento conceptual -como tiene dicho la Corte- que más
se ajusta a la naturaleza de las cosas y a los principios explícitos e implícitos del ordenamiento. A la aplicación de
tal instrumento, considerando la diversidad de índices propio de cada actividad económica (con más una tasa de
interés moratoria "pura"), se puede llegar por vía interpretativa, o, de ser necesario, por vía de la declaración
(oficiosa o a pedido de parte) de inconstitucionalidad de las leyes[7], cuando se vea afectada la razonabilidad o
proporcionalidad (arts. 28 y 31, CN; CSJN, "Mill de Pereyra", Fallos: 324:3219 y "Banco Comercial de Finanzas",
Fallos: 327:3117)[8].

Ello así, habida cuenta que es función de los jueces la realización efectiva del derecho en las situaciones reales
que se le presenten, conjugando los enunciados normativos con los elementos fácticos del caso (CSJN, Fallos:
315:158), por lo que sería conveniente cambiar el rumbo adoptado hace más de una década atrás (CSJN,
20/04/2010, "Massolo", Fallos: 333:447, Rubinzal online, RC J 2610/11)[9].

Y en cuarto lugar, vale la pena traer a colación la consideración realizada por la Corte nacional en un conocido y
destacado precedente: "... en situaciones regidas por los principios de la justicia conmutativa, como la de autos,
ha de estarse a la igualdad estricta de las prestaciones recíprocas conforme a las circunstancias del caso, y no
siendo el dinero un fin ni un valor en sí mismo sino un medio que, como denominador común, permite
conmensurar cosas y acciones muy dispares en el intercambio, aquella igualdad exige que la equivalencia de las
prestaciones recíprocas responda a la realidad de sus valores y al fin de cada una de ellas; situación equitativa
que resulta alterada cuando, como en el caso, por culpa del deudor moroso la prestación nominal a su cargo a
disminuido notablemente su valor real, su poder adquisitivo, por influencia de factores que no dependen del
acreedor" (23/09/1976, "Vieytes de Fernández", considerando 12°, Fallos, 295:937, Rubinzal online, RC J
8450/21).

[1] El valor de la moneda (dinero fiduciario o fiat, denominado técnicamente como "papel moneda",
que es calculado por unidades monetarias) no reside en su sustancia intrínseca, sino en su función
económica, es decir, en el hecho de reflejar una relación de valor existente entre distintos bienes,
ya que ellos se evalúan en dinero. Por ello es que el dinero no tiene un valor concreto, sino
abstracto (poder normativo de abstracción), que consiste en el poder adquisitivo que le atribuye el
grupo social (confianza, creencia, fiat; cfr. Nussbaum, Arthur, Derecho monetario nacional e

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internacional, tr. Alberto D. Schoo, Arayú, Bs. As., 1954, pp. 8-9, 19, 23, 39 y 44. Bonet Correa,
José, Las deudas de dinero, Civitas, Madrid, 1981, pp. 22, 24, 54-57, 60, 134-157, 218-227). De ahí
que algunos juristas consideren que "el dinero es un derecho de demanda sobre bienes del
mercado, de modo que no hay dinero sin mercado, ni mercado sin dinero...". (Mosset Iturraspe,
Jorge y Lorenzetti, Ricardo L., Derecho Monetario, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1989, p. 42. Cfr.
Negri, Nicolás J., "Criptomonedas, billeteras electrónicas y defensa del consumidor", en Galdós,
Jorge M. -dir.- y Valicenti, Ezequiel -coord.-, Daños en los entornos digitales, Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2023, pp. 488-491).

[2] Alterini, Atilio A., Desindexación. El retorno al nominalismo, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1991,
pp. 97-99, 143. Alterini, Atilio A. - Ameal, Oscar y López Cabana, Roberto O., Derecho de
Obligaciones Civiles y Comerciales, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2008, pp. 517-518, n.
1078-1079. Pizarro, Ramón D. y Vallespinos, Carlos G., Tratado de Obligaciones, Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2017, pp. 416-417 y 426-429. XXV Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Bahía Blanca,
2015, comisión 2).

[3] Molinario, Alberto D., "Del interés contractual y cuestiones conexas", ED 43-1153.

[4] Simplemente basta cotejar el índice de inflación de precios al consumidor -IPC- de los últimos
meses del año 2023, o la suba estrepitosa de la cotización del dólar estadounidenses con relación
al peso, especialmente, en el mercado de capitales -dólar MEP-, para advertir estas circunstancias
relativas a la desvalorización de la moneda y al aumento generalizado e importante de los precios
de bienes y servicios: "inflación galopante" (cfr. Trigo Represas, Félix A., Obligaciones de dinero y
depreciación monetaria, 2a ed., Lep, 1978, pp. 5-34. Pizarro, Ramón D. y Vallespinos, Carlos G.,
Tratado de Obligaciones, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2017, T. I, pp. 404-405. Pizarro, Ramón D.,
"Las obligaciones de dar sumas de dinero en un país sin moneda", en Lorenzetti, Ricardo L. -dir.-,
Derecho monetario, Rubinzal-Culzoni, 2023, p. 119 y ss. Ossola, Federico A., "Los intereses
moratorios en el fallo "García" de la Corte Suprema. Una respuesta y varios interrogantes", L.L.,
28/03/2023).

[5] Nos hemos valido de la planilla de cálculos del COLPROBA, Colegio de Abogados de la Provincia
de Buenos Aires: https://colproba.org.ar/liquidaciones/index.php. (Consultado el 14/11/2023).

[6] Mosset Iturraspe, Jorge, Derecho Civil Constitucional, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011, p. 61 y
ss. Lorenzetti, Ricardo L., Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2014, T. I, p. 29; ídem, La sentencia, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2022, p. 107 y ss.

[7] Lorenzetti, Ricardo L., Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 2014, T. I, p. 27; ídem, La sentencia, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2022, p. 242.

[8] Alterini, Jorge H., su voto en el plenario de la CNCiv. "La Amistad", 9/09/1977, L.L. 1977-D-1; ED,
74-463. Linares, Juan F., Razonabilidad de las leyes, 2° ed., Astrea, Bs. As., 2002, pp. 150-151.
Ibarlucía, Emilio A., "Es constitucional la prohibición de la actualización monetaria", ED, 199-626.

[9] En "Massolo" la Corte dijo que es inválida la cláusula incluida en el convenio de pago suscripto por
las partes, según la cual ambas pactaron que en caso de derogarse la ley de convertibilidad,
dejando de existir la paridad peso/dólar, cada una de las cuotas se abonarían en los pesos
necesarios para adquirir la cantidad de dólares equivalente a cada una de las cuotas pactadas,
pues tiene un inequívoco propósito indexatorio de las obligaciones pendientes de pago, siendo su
objeto estabilizar el valor de las prestaciones vinculándolo con el de una moneda extranjera,
correspondiendo aplicar la prohibición de indexar que el art. 4 de la Ley 25561 mantuvo vigente al
sustituir los arts. 7 y 10 de la Ley 23928. A ello añadió que el control de razonabilidad del art. 4 de
la Ley 25561 -que al sustituir el texto de los arts. 7 y 10 de la Ley 23928 mantuvo vigente la
prohibición de indexar-, debe efectuarse sobre la base de que la declaración de inconstitucionalidad
configura un acto de suma gravedad que debe ser considerado como ultima ratio del orden jurídico,
por lo que requiere inexcusablemente la demostración del agravio en el caso concreto y sólo cabe
acudir a ella cuando no existe otro modo de salvaguardar algún derecho o garantía amparado por la

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Constitución Nacional, y la ventaja, acierto o desacierto de la medida legislativa escapa al control
de constitucionalidad pues la conveniencia del criterio elegido por el legislador está sujeta a revisión
judicial.

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