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Viernes 8 de marzo, 2024

Trabajo de asignatura
Betania Oberreuter

La demanda como motor del análisis y la importancia del deseo en la transferencia

“Toda demanda es una demanda de amor”

Con esta contundente afirmación o aforismo, Lacan presenta una propuesta


aparentemente sencilla, pero que encierra una complejidad que va al corazón de la
relación entre analista y analizante. Por una parte, es posible pensar que en todo análisis
hay algo que se dirige al Otro, que puede ser un deseo de ser escuchado, de ser alojado, y,
en última instancia, de ser amado. Sin embargo, nos plantea un desafío: ¿cómo responder
a esta demanda sin satisfacerla completamente, para así ponerla a trabajar en un proceso
analítico?
Freud en “La interpretación de los sueños”, ya nos adelantaba sobre lo
anteriormente dicho. Aquí, plantea que "toda manifestación de deseo, toda solicitud de
atención, toda petición, en fin, lo mismo si se trata de la exigencia de amor que de una
queja por una falta de amor, [...] lleva siempre en sí el sentido de un recordatorio de un
tiempo en que el sujeto era amado y se mostraba demandante de amor" (1900). Por su
parte, Lacan, profundiza en esta idea al decir que "toda demanda es una demanda de
amor”, sin embargo, en sus seminarios planteará que esta demanda que ocurre en la
escena analítica no debe ser correspondida por el analista. Aquí, nos indica que no se trata
de satisfacer la demanda de forma literal, sino de permitir que opere en el análisis como
un motor. De esta forma, es crucial pensar en la importancia de la transferencia y el papel
que esta juega para el despliegue del propio deseo del analizante; la posición en que se
pone al analista, sus prejuicios, el semblante que ocupe, etcétera, podrán dar lugar a
grandes interferencias en la progresión de la cura, o bien, generar las condiciones
psíquicas para que esta se desarrolle.
Para pensar esto último, es posible tomar en consideración el caso del Sueño de la
inyección de Irma. En este sueño, Irma culpa a su doctor de su malestar a partir de una
inyección mal administrada. Freud interpreta que esta inyección es una metáfora que
proyecta sentimientos de culpa y responsabilidad que Irma tenía hacia él como su
analista. Freud interpretó que Irma estaba proyectando en él su malestar y culpabilidad
por no haber logrado una cura efectiva para sus síntomas. La "inyección" simboliza la
intervención de Freud en el tratamiento de Irma y su percepción de que él es responsable
de su malestar. Freud también interpretó que Irma estaba evitando enfrentar
directamente sus propios sentimientos de culpa y malestar, proyectándolos en la figura
del médico (Freud/Dr. M) en el sueño.
Es posible hacer una lectura de cómo en esta formación del inconsciente de Irma,
operan la transferencia y el deseo. Lacan agregará la importancia dialéctica en el sueño,
proponiendo una lectura bajo las lógicas del lenguaje; el sueño revelará conflictos
psíquicos anudados bajo las lógicas del significante. Aparece la importancia del deseo
como motor del trabajo analítico y, pensado desde el sueño de Irma, como ejemplo de
cómo la transferencia y el deseo de curación no cumplido permiten algo de movimiento y
puesta en marcha del psiquismo.
Abordar el asunto de la transferencia supone también pensar en la relevancia de la
táctica, técnica y ética de cada analista, asunto que Freud analizará ampliamente a lo largo
de su obra, y que en este escrito solo podrán mostrarse pequeñas pinceladas de lo que se
podría explorar. Dentro de los múltiples escritos donde Freud aborda esta temática, se
encuentran las puntualizaciones sobre el final del caso Dora. Sin detenernos a detallar en
profundidad el caso, la analizante finalmente abandona el tratamiento, y tanto Freud
como Lacan tendrán diversas lecturas en cuanto a este tema.
Lacan hará una lectura sobre como la escena inconsciente se despliega en este caso,
tomando en consideración los propios errores con los que Freud admite haberse
tropezado. Freud parece identificarse a la figura del señor K, posicionándose desde este
lugar en la transferencia; como efecto, termina siendo “abofeteado”, tal como le ocurre al
señor K, “Freud, en razón de su contratransferencia vuelve demasiado constantemente
sobre el amor que el Sr. K inspiraría a Dora” (Lacan, Escritos sobre transferencia, pp 213).
Por otro lado, la homosexualidad femenina también parece haber aparecido como punto
de tope que detiene el flujo del análisis.
He aquí la importancia en las maniobras que el analista pueda hacer desde la
transferencia. Los movimientos presentes en el caso de Dora parecen haber conducido
hacia una transferencia negativa, “relativa a la contratransferencia definida como la suma
de los prejuicios, de las pasiones, de las perplejidades... del analista en el proceso
dialectico” (Lacan, Escritos Sobre Transferencia, Pp. 214). Como hipótesis, se puede
pensar que cuestiones propias del mismo analista propician la instalación de la
transferencia negativa, dificultando que la escena inconsciente de Dora pueda
desplegarse. La bofetada, el “despedir” a Freud como tratante, emergen como pasajes al
acto donde el sujeto sale de la escena. *
Lacan propondrá la transferencia como el “artificio de hidráulico con el fin de asegurar
el paso de ciertos diques, y que su curso debe proseguir según las leyes de una gravitación
que le es propia y que se llama la verdad”(Lacan, Escritos Sobre Transferencia, pp. 215). Es
a través de este proceso que el sujeto puede confrontar sus deseos y conflictos,
permitiendo así el movimiento y la transformación. El deber del analista será propiciar el
paso de estos diques, a través de la lectura de las coordinadas y lógicas de cada caso.
En conclusión, se puede sostener que la demanda es el motor que impulsa al análisis,
pero es el deseo el que lo sostiene y lo hace avanzar. El deseo aparece como fundamento,
como la falta, que permite la movilización subjetiva. En este sentido, la transferencia
puede pensarse como un fenómeno clínico que pone de manifiesto las modalidades en
que el sujeto se posiciona en relación al Otro. La lectura de la transferencia se vuelve
crucial, para permitir que opere en el análisis, permitiendo al analista posicionarse en las
coordenadas que condicionen el despliegue de la escena inconsciente.
Cada caso tendrá una lógica única y subjetiva, pudiendo pensarse cada sujeto como un
único matema singular. De este modo, localizar los conceptos anteriormente expuestos
(transferencia, deseo, demanda) será eje fundamental para el trabajo de artesanía que
realiza cada analista en su consulta.
Referencias

 Freud S. Obras completas tomo VII: Fragmentos de análisis de un caso de histeria


(Dora). Buenos Aires, Amorrortu, 2004.
 Lacan J. Escritos 1: Intervención sobre la transferencia. Buenos Aires: Siglo XXI,
2003.
 Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 1: Los Escritos Técnicos de Freud.
Buenos Aires: Paidós, 2004.

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