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LA LEY 5550/2019
Resumen
Se analizan en el presente trabajo tres sentencias de la Sala de lo contencioso-
administrativo del Tribunal Supremo en la que se fija doctrina sobre tres
aspectos esenciales en el ámbito de las subvenciones públicas. Uno, se refiere a
los intereses y a la forma de su cómputo cuando la Administración se ha dejado
caducar un procedimiento previo; dos, la determinación de las reglas de la
solidaridad cuando el beneficiario de la subvención es un ente —o la agrupación
de varios— sin personalidad jurídica propia; y, tres, la regla sobre las
condiciones y naturaleza de la concesión de aplazamientos.
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de diciembre de 2017, dictada en el recurso de dicho orden jurisdiccional seguido ante la misma bajo
el núm. 382/2016, a instancia de la misma recurrente, sobre revocación de ayuda concedida por el
Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas
Mineras
A su vez, la STAN se había pronunciado, desestimando el recurso, interpuesto contra la resolución del
Presidente del Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de
las Comarcas Mineras, de 25 de septiembre de 2015, por la que se acuerda la revocación total de la
ayuda concedida a Nestlé España, S.A. mediante resolución de 1 de octubre de 2008 para la
financiación del proyecto "Ampliación, modernización e incorporación de nuevas tecnologías para la
fabricación de leches dietéticas"…».
La Sección Primera de la Sala Tercera —Sección de admisión— de acuerdo con el artículo 90.2 de la
LJCA acordó, por auto de fecha a 11 de junio de 2018:
«1.º) Admitir el recurso de casación preparado por la representación procesal de Nestlé España, S.A.
contra la sentencia de 5 de diciembre de 2017, dictada por la Sección Cuarta de la Sala de lo
Contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional en el procedimiento ordinario núm. 382/2016.
2.º) Declarar que la cuestión planteada en el recurso que presenta interés casacional objetivo para la
formación de la jurisprudencia consiste en determinar si debe o no computarse, a efectos de fijar el
importe de los intereses de demora que lleva aparejada una resolución de reintegro de la subvención
—artículo 37.1 LGS—, el periodo durante el que se tramitó un previo expediente de reintegro que
caducó por el transcurso del plazo legalmente establecido para su resolución o, en otros términos,
cual es el periodo de devengo de intereses de demora en los casos de declaración de caducidad de un
primer expediente de reintegro.
3.º) Los preceptos que en principio serán objeto de interpretación son los artículos 26.4 LGT, en
relación con los artículos 37.1 y 38.1 LGS y 17.1 y 3 y 11 LGP».
Para la adecuada inteligencia de los hechos debe tenerse en cuenta que:
Así reseña la sentencia el fundamento de la propia concesión cuando indica que «…La subvención se
concedió al amparo de la Orden ITC/1044/2007, de 12 de abril, por la que se aprueban las bases
reguladoras para la concesión de ayudas dirigidas a proyectos empresariales generadores de empleo,
que promuevan el desarrollo alternativo de las zonas mineras, para el período 2007-2012. Según la
resolución de concesión, la subvención se condicionaba a la realización de la inversión antes del 30
de junio de 2010, la cual había de mantenerse hasta el 30 de junio de 2015. Se condicionaba
también a la generación de 15 puestos de trabajo, de los cuales 5 habrían de ser femeninos, empleos
que habrían de crearse antes de 31 de agosto de 2010 y mantenerse durante los tres años siguientes.
(...)
De dicha subvención la empresa demandante recibió anticipadamente el 85% de la misma,
invirtiendo la totalidad de lo percibido en la realización de obra civil y la adquisición de bienes de
equipo conforme se establecía en la resolución de concesión».
Como consecuencia de los informes remitidos al IRMC por el Instituto para el Desarrollo Económico
del Principado de Asturias (IDEPA) se inició un primer expediente de revocación de la ayuda que
terminó siendo declarado caducado por el Instituto. Con posterioridad se inició un nuevo expediente
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mediante acuerdo de 31 de octubre de 2014, expediente que concluyó con la resolución ahora
impugnada.
La resolución de revocación de la ayuda y el acuerdo de reintegro se justifican en el incumplimiento
del compromiso de creación y mantenimiento del empleo. La entidad Nestlé España, S.A. ha
ingresado la cantidad exigida…».
El planteamiento es el siguiente en relación con la formación de la jurisprudencia y la interpretación
de las normas:
«…El auto de admisión concluyó que la cuestión planteada en el recurso que presenta interés
casacional objetivo para la formación de la jurisprudencia consiste en determinar si debe o no
computarse, a efectos de fijar el importe de los intereses de demora que lleva aparejada una
resolución de reintegro de la subvención —artículo 37.1 LGS—, el periodo durante el que se tramitó
un previo expediente de reintegro que caducó por el transcurso del plazo legalmente establecido para
su resolución o, en otros términos, cual es el periodo de devengo de intereses de demora en los
casos de declaración de caducidad de un primer expediente de reintegro.
Los preceptos que en principio serán objeto de interpretación son los artículos 26.4 LGT, en relación
con los artículos 37.1 y 38.1 LGS y 17.1 y 3 y 11 LGP…».
No obstante, lo anterior se señala en la STS que «…Es cierto que en el escrito de preparación la
recurrente también sostuvo que tenían interés casacional, otros dos aspectos de la sentencia
recurrida:
"— En relación con el principio de proporcionalidad, el artículo 37.2, en conexión con el artículo
17.3.n) LGS, y la jurisprudencia que los interpreta. Alega, en síntesis, que aunque el
incumplimiento de la condición de crear y mantener 15 puestos de trabajo había sido sólo parcial,
sin embargo sí cumplió el resto de condiciones, en particular la condición de invertir 5.801.369
euros, por lo que el reintegro del importe de la ayuda debía ser parcial, no total. (...)
— En relación con la condena en costas, el artículo 139.4 LJCA, en relación con la jurisprudencia
que resuelve la limitación de las costas procesales al amparo del mismo en casos similares o
idénticos al presente…"».
Estas cuestiones no fueron, sin embargo, objeto de la admisión por lo que no corresponde al Tribunal
Supremo un pronunciamiento sobre las mismas.
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Y, por tanto, la STS señala que «…La Administración computó los intereses de demora (de
conformidad con el artículo 37.1 LGS) desde la fecha del ingreso de la ayuda ( dies a quo) hasta la
resolución del segundo expediente de reintegro ( dies ad quem), sin tener en consideración la
caducidad del primer expediente, obligando a la recurrente al pago de más de dos años adicionales
en concepto de intereses de demora a raíz del funcionamiento anormal de la Administración.
Antes de cualquier consideración, la STS, citando la doctrina establecida en la STS de 28 de febrero
de 2019 establece una cuestión ciertamente relevante, la naturaleza jurídica del crédito y de donde
deriva cuando señala que «…En efecto, la deuda tributaria deriva de una obligación legal de
contribuir en función de los ingresos o bienes del contribuyente y no presupone ningún
incumplimiento previo —que sí puede producirse, como es obvio, si transcurren los plazos para su
pago voluntario sin hacerse efectivo—.
La doctrina de la STS se resume en la siguiente consideración:
«…Una cosa son los intereses de demora devengados hasta el acuerdo de reintegro, y otra los
intereses de demora que se devenguen desde el acuerdo de reintegro hasta que se extinga la
obligación, es decir y normalmente, hasta que se realice el pago.
Aquí lo que se plantea es la cuantificación de los intereses de demora devengados hasta y liquidados
en el acuerdo de reintegro. No los posibles intereses posteriores.
Conviene recordar lo que dice la sentencia recurrida con respecto a la generación de intereses, pues
el mismo demandante anticipa ya una objeción insalvable. Los intereses son resarcitorios, de manera
que indemnizan el disfrute de un capital ajeno en los términos que el legislador ha previsto. A lo que
ha de añadirse que nada obsta para que la demandante hubiera procedido a la devolución anticipada
ante el incumplimiento de las condiciones de empleo que la Administración iba constatando,
incumplimiento del que se dejaba constancia en periódicos informes con pleno conocimiento del
interesado…».
Esta doctrina general, se completa en otro lugar indicando que «….F) Sobre la posible aplicación
analógica del artículo 26.4 LGT , ha de descartarse por no existir identidad de razón entre el supuesto
subvencional examinado y el que contempla la LGT, como antes hemos anticipado.
Por otra parte, como recuerda el Abogado del Estado, tanto la LGS, como la LGP y la LGT son
coetáneas. Por lo que si la voluntad del legislador hubiera sido la aplicación de las normas de la LGT
al reintegro de la LGS, lo hubiera hecho. Más aun considerando que la LGS se remite a la LGP —y
ésta a la LGT—, pero solo en cuanto al cobro de las cantidades liquidadas por el acto de reintegro y
extinción de tales deudas.
El reintegro de la LGS lo es de cantidades previamente abonadas sin contraprestación, y la LGT se
ocupa de los derechos legales a favor de la Hacienda, sin existir una previa disposición de fondos,
dentro de un sistema que impone cargas y obligaciones al administrado, generalmente permanentes y
periódicas, con tratamientos masivos, que configura las obligaciones tributarias dentro de un marco
distinto al régimen del reintegro de subvenciones.
El artículo 26.4 se enmarca dentro del propio artículo, esto es dentro del régimen general de los
intereses de demora. Y no se refiere a cualquiera interés de demora, sino a los que específicamente
contempla en su apartado 2. Y cuyo cómputo, apartado 3, se calculará sobre el importe no ingresado
en plazo o sobre la cuantía de la devolución cobrada improcedentemente, y resultará exigible durante
el tiempo al que se extienda el retraso del obligado. Frente al interés de demora en el reintegro de
subvenciones, en que no existe retraso en el pago. Puesto que la obligación de reintegro —de la
subvención e intereses— nace en el momento del acto de reintegro, no antes.
El artículo 26.4 LGT contempla el supuesto de que la Administración tributaria incumpla por causa
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imputable a la misma alguno de los plazos fijados en esta ley para resolver hasta que se dicte dicha
resolución, lo que excluye la caducidad, puesto que en ella no es posible resolver después de
incumplir el plazo de duración del procedimiento. ..»
Lo realmente claro es el paralelismo que la STS hace sobre otros supuestos de deudas tributarias
cuando señala que:
«…En materia de reintegro de subvenciones el incumplimiento del plazo para resolver determina la
caducidad del procedimiento, con el alcance que hemos recordado en las recientes sentencias de 19
de marzo de 2018 (recursos de casación núms. 2412/2015 y 2054/2017 ). Así:
"El ejercicio por la Administración de sus potestades de intervención está sujeta a límites, uno de
ellos es el establecimiento de un plazo máximo para resolver los procedimientos. Su razón de ser
obedece al deber de las Administraciones públicas de dictar resolución expresa en los plazos
marcados por la ley, con ello se pretende garantizar que los procedimientos administrativos se
resuelvan en un tiempo concreto, evitando la prolongación indefinida de los mismos por razones de
seguridad jurídica. El incumplimiento de estos plazos conlleva como consecuencia jurídica la
caducidad del procedimiento y el consiguiente archivo de las actuaciones ( artículo 44.2 de la Ley
30/1992 ), lo que no impide la apertura de nuevo expediente sobre el mismo objeto, siempre que no
haya transcurrido el plazo de prescripción.
La caducidad del procedimiento se constituye así como una forma de terminación del procedimiento
que penaliza la falta de diligencia de la Administración en el cumplimiento de los plazos legalmente
establecidos para tramitar y resolver. La esencia de la caducidad de un procedimiento es que queda
inhabilitado como cauce adecuado en el que poder dictar una resolución valida sobre el fondo". ..».
Y termina:
«…(...) la declaración de caducidad de un procedimiento de reintegro ha de tener como lógica
consecuencia la invalidez de la resolución de fondo dictada en el mismo. De modo que la
Administración para poder adoptar una decisión de fondo sobre la procedencia del reintegro está
obligada a iniciar un nuevo procedimiento, siempre que no haya transcurrido el plazo de prescripción
fijado».
Y como consecuencia señala que «…H) E n r e s u m e n , e l artículo 37.1 LGS —reintegro por
incumplimiento de condiciones— es taxativo: «También procederá el reintegro de las cantidades
percibidas y la exigencia del interés de demora correspondiente desde el momento del pago de la
subvención hasta la fecha en que se acuerde la procedencia del reintegro, o a la fecha a que el
deudor ingresa el reintegro si es anterior a ésta». A diferencia del supuesto de devolución de la
subvención por invalidez en su concesión —por nulidad o anulabilidad— cuyo efecto es: «La
declaración judicial o administrativa de nulidad o anulación llevará consigo la obligación de devolver
las cantidades percibidas» ( artículo 36.4 LGS ). No menciona los posibles intereses de demora. Por
su parte, el artículo 40.1 LGS dispone: «Los beneficiarios y entidades colaboradoras, en los casos
contemplados en el artículo 37 de esta ley, deberán reintegrar la totalidad o parte de las cantidades
percibidas más los correspondientes intereses de demora, (...)». Por lo que, en principio, la no
exigencia de intereses de demora solo procederá en los casos de devolución del artículo 36 LGS .
En definitiva, la norma propia en materia subvencional regula la aplicación de los intereses de
demora, sin que, por las razones que señalábamos, deba acudirse a la normativa tributaria.
En consecuencia, es improcedente la aplicación del artículo 26.4 LGT, sin perjuicio que pueda
instarse, en su caso, un procedimiento de responsabilidad patrimonial por el posible perjuicio
derivado del retraso de la Administración en resolver…».
La consecuencia explícita es muy clara y, en este sentido, señala la
El artículo 26.4 LGT no es STS que «…El artículo 26.4 LGT no es de aplicación para el cómputo
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condiciones establecidas, que determina la obligación de reintegro a los efectos de declarar si cabe
exigirla únicamente a la referida entidad coordinadora o también, de forma desagregada, al resto de
entidades participes en la ejecución del proyecto subvencionado.
Concretamente, según se expone en el auto de la Sección Primera de la Sala de lo Contencioso-
Administrativo del Tribunal Supremo de 23 de abril de 2018, la controversia jurídica que se suscita
versa sobre determinar, en supuestos de concesión de subvenciones de proyectos de cooperación, y
ante un incumplimiento causante de reintegro de la subvención, el alcance de la responsabilidad que
tienen el coordinador y el resto de partícipes del proyecto; en concreto, si el reintegro debe
reclamarse por la Administración al coordinador del proyecto o si puede reclamarse directamente a
los partícipes del mismo en función del importe de la ayuda recibida por cada uno de ellos. Todo ello
a la vista de los artículos 11 y 40 de la Ley 38/2003, General de Subvenciones, y de la Orden
ITC/362/2011, de 21 de febrero, por la que se regulan las bases, el régimen de ayudas y la gestión
del Plan Avanza 2, en el marco de la acción estratégica de telecomunicaciones y sociedad de la
información, dentro del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación
Tecnológica, 2008-2011.»
En punto a la resolución se señala, con carácter previo, que «…Fijado en estos términos el debate
casacional, esta Sala sostiene que la sentencia de la Sección Octava de la Sala de lo Contencioso-
Administrativo de la Audiencia Nacional de 31 de octubre de 2017 no contradice la doctrina
jurisprudencial de esta Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo formulada en la
sentencia de 27 de julio de 2015, por cuanto que el hecho de que la entidad coordinadora del
proyecto subvencionado sea, como beneficiaria, responsable ante la Administración de reintegro, a
tenor de lo dispuesto en los artículos 11 y 40 de la Ley 38/2003 de 17 de noviembre, General de
Subvenciones, no excluye que la Administración concedente pueda exigir la obligación de reintegro a
sociedades participes en proporción a sus respectivas participaciones.
Sobre esta base se señala como primera referencia interpretativa que «…En efecto, en los supuestos
en que el solicitante de la subvención sea una agrupación de personas físicas o jurídicas, públicas o
privadas, sin personalidad jurídica y carente de un patrimonio propio que pretenden llevar a cabo la
ejecución del proyecto que motiva la concesión de la ayuda pública, a la Administración le compete,
por prescripción legal, exigir la designación de un representante o apoderado único que asuma la
responsabilidad de cumplir las obligaciones que correspondan "como beneficiario" a la agrupación. A
la entidad coordinadora le corresponde, en primer término, la obligación de reintegro, en los
supuestos de incumplimiento de las condiciones que motivaron la concesión de la subvención, pero
esta determinación no resulta incompatible con el deber jurídico de la Administración de poder exigir
directamente a las entidades participantes la obligación de reintegro, limitada, en términos
cuantitativos, al grado de responsabilidad que asumieron en la ejecución del proyecto
subvencionado.
En la Sentencia del Tribunal Supremo se contiene una referencia amplia a la doctrina del Consejo de
Estado en la materia cuando señala que:
«…En relación con esta interpretación se indica que "…Esta interpretación del artículo 40 de la Ley
38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, es coincidente con la que mantiene el
Consejo de Estado, en su dictamen 660/2012 de 13 de septiembre de 2012, en que se afirma, con
base en el análisis exegético del artículo 40.2 de la Ley General de Subvenciones, que la solidaridad
establecida en dicha disposición legal debe interpretarse, en el sentido de que se trata de una
responsabilidad solidaria que liga a todos los miembros de la agrupación constituida para
beneficiarse de la subvención y ejecutar el proyecto. A esto último es necesario añadir que se trata de
una responsabilidad solidaria de carácter limitado.
El Consejo de Estado destaca las características singulares del principio de solidaridad, establecido en
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sostiene la parte. Antes al contrario, en todo momento dichos preceptos se refieren al posible
aplazamiento o fraccionamiento de la deuda por parte de la Administración a solicitud del obligado
(artículo 44.1) y luego, reiteradamente, a la solicitud de éste.
En conclusión, de conformidad con el tenor literal de los preceptos
El aplazamiento o que se han examinado, el aplazamiento o fraccionamiento de la deuda
fraccionamiento de la deuda en el ámbito de las subvenciones con dinero público tiene sin duda
en el ámbito de las
carácter potestativo para la Administración, tal como ha resuelto la
subvenciones con dinero
sentencia impugnada, sin que la parte recurrente ofrezca ninguna
público tiene carácter
potestativo para la razón jurídica que justifique el carácter vinculante que se quiere dar a
Administración tal posibilidad…».
La doctrina del interés casacional señala que «…De acuerdo con lo
razonado en los anteriores fundamentos de derecho y en relación con el aplazamiento y
fraccionamiento del pago de deudas, tales posibilidades flexibilizadoras del pago resultan aplicables
al ámbito subvencional, si bien con carácter potestativo para la Administración, que en todo caso
deberá dar una respuesta motivada a la solicitud de aplazamiento o fraccionamiento que pueda
formular el obligado al pago. Quiere esto decir, en relación con la cuestión planteada en el auto de
admisión del recurso, de 2 de noviembre de 2017, que el aplazamiento o fraccionamiento de deudas
derivadas de un procedimiento de reintegro de subvención no se configura, en caso de cumplirse los
requisitos establecidos por la normativa correspondiente, como un derecho del deudor —y correlativo
ejercicio de una potestad reglada por parte de la Administración—, sin que sea trasladable a este
ámbito la jurisprudencia dictada al respecto en el ámbito de la deuda tributaria. Por el contrario y
ante la ausencia de previsión concreta en la normativa sectorial, el otorgamiento de dicho
aplazamiento o fraccionamiento de la deuda es una facultad potestativa de la Administración, si bien
en todo caso la respuesta a una solicitud en tal sentido del obligado al pago ha de ser motivada y
razonable.»
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