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TRAS DE LAS HERIDAS DE LO QUE SOMOS Cap IV Par2
TRAS DE LAS HERIDAS DE LO QUE SOMOS Cap IV Par2
Esta segunda parte del camino busca “pasar la línea” que Jünger ya había
bocetado, una búsqueda que parte desde el punto cero, el cual sería para Heidegger
el punto mismo del reinado del nihilismo, más allá de intentar encontrar una solución
o “cura” Ávila ira intentando responder a la pregunta de ¿Cómo guiarnos hacia una
posible respuesta al nihilismo? Cuando en la cotidianidad del mundo esa fuerza
pasiva nos ha ido cegando al problema de evidentes caracteres negativos y
dañinos, una fuerza de autodestrucción que seguimos alimentando cual monstruo
hambriento dispuesto a devorarnos hasta los huesos, pero con el cual convivimos y
creemos que es inofensivo, cual bestia simplemente domesticada para nuestras
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propias ansias de “poder” y dominio “habilitar la grieta se ha vuelto tan habitual, que
ha terminado por tornarse invisible”3 como reflexiona Heidegger, ni con dos guerras
mundiales hemos aprendido a frenar o desviar esa ambición de destrucción, habría
entonces que partir por una interpretación nueva del ser, una nueva forma de
correlacionar ese dolor raudo del mundo.
Una forma, como lo planta Heidegger, puede ser a través de la conexión entre “dolor
y trabajo” entendiéndose según Ávila, como indica Heidegger “aquello que recoge
en lo más íntimo” esa relación de lo ente4 con el dolor, para ello, la importancia de
un desprendimiento de la idea tradicional del lenguaje metafísico, saliéndonos de la
principal óbice entre el ser y la pregunta por la nada, dos cuestiones que se han
dejado de lado con la época actual, y pareciesen olvidadas, tal vez por su aparente
“inutilidad” donde el ejercicio reflexivo ha sido descartado por un mundo de
proyecciones medibles en valores económicos y “progresistas”
Para Heidegger será necesario “abrir para reparar” y abrir esta herida es entender
y ser consiente de ella, ver a ojos abiertos ese pululante daño continuo, y como el
“trabajo” de nuestra vida pareciese ser esa adicción al dolor, pero al igual que todo
despertar es incómodo, doloroso, pero necesario para realizar una nueva
dedicación del ser y a su vez poder, como dice el autor, conjurar a shibboleth en el
sentido de una nueva dedicación-donación del ser, este cambio se ve mejor
expresado en ser una pequeña, no negación del “ser” más bien a lo entendido por
mucho tiempo a lo que se entiende de esa expresión <ser> “cortando” esa relación
entre sujeto y objeto, dejando la nada como, una parte correspondiente a su vez del
hombre, que no se aleja de ese nada aun estando incluido en ese <ser> no se trata
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de estar negando el nihilismo, es tener claridad que el “hombre” hace parte
fundamental de nihilismo y a su vez de su propia consumación; siendo así el mismo
“la fractura, la herida, Shibboleth”5
Siendo así de este modo, no un camino, más bien una guía, un posible camino o
recorrido para poder llegar a un punto donde se puede inquirir, escudriñar,
sucumbirse en esa pérdida del ser, donde se ha ausentado y dejado en el olvido,
como algo innecesario, algo que ha perdido su utilidad e importancia.
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