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El problema de la escasez del agua se agrava por su mala distribución en el tiempo y en el espacio,
coexistiendo los problemas derivados de la necesidad de conocer los caudales máximos por razones de
seguridad, y los caudales mínimos por razones de disponibilidad.
Se produce vapor de agua por evaporación en la superficie terrestre y en las masas de agua, y por
transpiración de los seres vivos. Este vapor circula por la atmósfera y precipita en forma de lluvia o
nieve.
La precipitación en forma sólida la constituye la nieve, cuya densidad recién caída es muy baja. Con el
tiempo la estructura del manto de nieve acumulada en un punto sufre cambios importantes en sus
propiedades (densidad, porosidad, estructura, temperatura), hasta alcanzar el estado caracterizado por
propiedades homogéneas de la capa de nieve y temperatura de 0ºC. En esas condiciones la nieve se
encuentra en condiciones para su fusión. Cuando comienza la fusión el agua fundida pasa a rellenar los
poros de nieve. Al alcanzarse el máximo contenido de agua líquida la nieve se dice estar madura y puede
empezar a producirse la escorrentía. Cuando esa escorrentía llega al suelo ha de superar la capacidad de
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infiltración para que tenga lugar la escorrentía superficial. Todo este proceso hace que se produzca,
generalmente, un desfase temporal entre los momentos de caída de la nieve y su fusión, que deberá ser
tenido en cuenta al evaluar el recurso hídrico y su distribución temporal.
También existen, aunque con poca importancia cuantitativa en el ciclo del agua, aguas fósiles,
confinadas en un acuífero sin circulación desde su deposición, acaecida hace miles de años.
En el ciclo hidrológico tiene fundamental importancia la atmósfera, que desempeña, además del papel
de depósito de vapor de agua, el de elemento de transporte, de distribución y de captador de calor.
Las magnitudes que intervienen, en mayor o menor medida, en el ciclo hidrológico son las siguientes:
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Temperatura, siendo la media en nuestro país de 13,5º, y en ciudad de Zaragoza unos 15,5º,
con máximas media cercanas a los 21º y absolutas de 45º.
Otras magnitudes climáticas: velocidad de los vientos, radiación solar.
Caudal: volumen por segundo. Caudal instantáneo, medio diario, medio mensual, medio anual
y media de los medios anuales de un periodo. Se expresan en m3 /s o l/s.
Aportación: volumen por unidad de tiempo distinta del segundo. Aportación diaria, mensual,
anual, media de las anuales de una serie de años. Se expresan en m3 /día, hm3 /mes o hm3
/año.
las redes hidrológicas que permiten conocer el estado de las aguas superficies y de las aguas
subterráneas:
Las mediciones tienen por objeto proporcionar datos para acometer la planificación y explotación de los
recursos hídricos, como ejemplo se tiene que:
Las precipitaciones serán medidas con pluviómetros o pluviógrafos que establecen la relación
de la precipitación producida en el tiempo.
La medición de la evapotranspiración puede ser medida con medidas de evaporación en tanque
La escorrentía por su parte es medida con los limnigramas e hidrogramas
Determinísticos: que son los que determinan las variables a través de leyes físicas
Estocásticos: cuyas variables son recogidas por leyes de azar.
Atendiendo a la forma de estar mantenida el agua en el terreno se pueden distinguir los siguientes tipos
de agua:
Agua de constitución: Esta agua está combinada químicamente con los materiales del terreno,
como por ejemplo el agua de cristalización. Lógicamente no puede drenarse esta agua.
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Agua de retención: es la que es absorbida por las rocas, se debe a las atracciones polares entre
las partículas del terreno y las moléculas de H2O. Se llama también agua de imbibición o agua
ligada. Se distinguen dentro de ésta dos tipos:
o Agua higroscópica: se mantiene en el terreno debido a las fuerzas de absorción, por lo
que sólo puede cambiar de lugar al transformarse en vapor.
o Agua pelicular: rodea a las partículas del suelo y queda sujeta a él por las fuerzas de
adhesión. Igual que el agua higroscópica no puede desplazarse por gravedad y no
transmite la presión hidrostática.
Agua capilar: Esta agua rellena los canalículos que dejan entre sí las partículas del terreno,
manteniéndose en ellos mediante las fuerzas de capilaridad. Dentro de ésta se pueden
distinguir dos tipos:
o Agua capilar aislada: es la que queda suspendida en el terreno sin conexión con el
agua de gravedad.
o Agua capilar continua: forma parte del agua de gravedad, estando sostenida por ella y
manteniéndose toda la columna capilar a presión negativa (respecto a la atmosférica).
Agua de gravedad o gravífica: Es el agua que satura el terreno, rellenando todos los poros,
intersticios y fisuras; obedece únicamente a la acción de gravedad y transmite la presión
hidrostática. Es la parte de agua que circula por el terreno y puede captarse arrastrando
además el agua capilar continua.
Según la distribución vertical de agua en el suelo se pueden distinguir dos grandes zonas:
Zona de saturación, que es aquella en que los intersticios están llenos de agua. Está limitada
superiormente por una superficie de saturación que se llama nivel piezométrico.
Zona de aireación, que es aquella en que en los intersticios hay agua y aire. Se divide en zona
de agua del suelo, zona intermedia y zona capilar.
El agua que está en esta zona se llama de aireación. El agua que interesa desde el punto de vista del
aprovechamiento y de la hidrología de las aguas subterráneas es el agua de gravedad, que se sitúa en los
acuíferos. Las rocas o las formaciones geológicas se clasifican en función de su capacidad para
almacenar agua y para transmitirla y recargarse en:
Acuíferos: formaciones geológicas que ocupan la zona de saturación y que son capaces de
almacenar y transmitir agua en cantidades importantes. Se caracterizan por poseer una
permeabilidad significativa y una extensión y espesor considerables.
Acuitardos: formaciones geológicas semipermeables que, conteniendo agua en gran cantidad,
la transmiten muy lentamente. En determinados casos pueden proporcionar al acuífero que
esté en contacto con él una recarga vertical importante. Son por ejemplo los limos y las arcillas
arenosas.
Acuicludos: formaciones porosas pero impermeables que contienen agua pero que no la
transmiten. Son un ejemplo de ellos las arcillas que a pesar de contener cantidades de agua no
permiten ni el drenaje vertical, ni el flujo horizontal.
Acuifugos: formaciones de porosidad nula y por tanto sin capacidad para almacenar agua ni
para transmitirla. Son por ejemplo las rocas plutónicas inalteradas.
Los acuíferos son pues medios con elevado coeficiente de huecos y que dejan circular con facilidad el
agua. Según la formación geológica en que están reunidos existen varios tipos de acuíferos:
Acuífero libre o freático: La superficie del agua está a la presión atmosférica y coincide con el
nivel piezométrico. Una variación del nivel supone el vaciado o llenado de los poros o grietas
del acuífero situados en la altura correspondiente a la variación de nivel.
Acuífero cautivo o confinado: Acuífero limitado por formaciones impermeables, que configuran
la superficie superior del agua, independientemente del nivel piezométrico.
Acuífero semiconfinado o semicautivo: Es el acuífero cautivo que puede ganar o perder agua a
través de los niveles confinantes.
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Como concepto previo y fundamental en la hidrología subterránea hay que mencionar la Ley de Darcy,
que fue definida por Darcy en 1856 al cuantificar el caudal de agua infiltrado a través de arenas según la
ley:
Es decir, el caudal que pasa a través de un medio poroso y permeable es proporcional al gradiente
hidráulico (Δh/ΔL), a la sección (A) y a un coeficiente característico del medio poroso que se denomina
coeficiente de permeabilidad (k) y que tiene dimensiones de velocidad.
El concepto de transmisividad fue introducido por Theis en 1935 y se define como el caudal que se filtra
a través de una franja de terreno, de ancho unidad y de altura igual a la del manto permeable saturado
(acuífero) en un plano ortogonal a la dirección del flujo bajo un gradiente hidráulico unidad y una
temperatura fija determinada.
La permeabilidad puede aumentar con el tiempo si el agua va agrandando los poros por erosión o por
disolución y puede disminuir si, por el contrario, los poros se van colmatando por materias que lleve el
agua disueltas o en suspensión.
El coeficiente de almacenamiento se define como el volumen de agua que puede ser liberado por un
prisma vertical del acuífero de sección igual a la unidad y altura igual a la del acuífero saturado si se
produce un descenso unidad de la carga hidráulica.
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Alcanza valores muy bajos para acuíferos confinados entre 0,01 y 0,0001 y mayores para acuíferos libres
0,05 a 0,30.
El caudal específico se define como el cociente entre el caudal de flujo y la superficie de la cuenca
vertiente en km2 . Se mide en l/s.km2 o m3 /s.km2 ). También otros autores utilizan este concepto para
designar al cociente entre el caudal bombeado de un pozo entre el descenso producido en el nivel del
mismo. Se emplea en muchas ocasiones para conocer las características propias de un acuífero,
mediante ensayos de bombeo. El espesor saturado corresponde al de la zona de saturación, zona
totalmente saturada de agua.
El espesor saturado está definido porque contiene agua de gravedad. El espesor de saturación está
limitado inferiormente por una capa de terreno impermeable que retendrá el agua. La parte superior de
esta zona, denominada superficie de saturación, está a la presión atmosférica y recibe el nombre de
nivel freático.
Las disposiciones que definen y regulan los usos y aprovechamientos de las aguas subterráneas están
contenidas en el Título IV del Texto Refundido de la Ley de Aguas, desarrollado en el Titulo II del
Reglamento del Dominio Público Hidráulico. El régimen de los aprovechamientos existentes al 1 de
enero de 1986 está regulado en las cuatro primeras disposiciones transitorias de la Ley.
Usos privativos
El derecho al uso privativo -sea o no consuntivo- del dominio público hidráulico se adquiere por
disposición legal o por concesión administrativa.
El derecho por disposición legal al aprovechamiento de las aguas subterráneas en un predio se
limita a un máximo de utilización de 7.000 m3 anuales, que deberán extraerse en ese mismo
predio.
Las distancias mínimas entre pozos en explotación, o entre pozo y manantial, serán fijados en el
correspondiente plan hidrológico; en su defecto esta distancia será de 10 m. en suelo urbano y
de 20 m en suelo urbanizable, para caudales inferiores a 0,15 l/seg, ampliándose a 100 m en el
caso de caudales superiores al mencionado. Cuando el pozo se sitúe en zona de policía de
márgenes fluviales será necesaria la autorización del Organismo de cuenca, que verificará si con
la extracción se detraen aguas superficiales con derecho preferente.
Concesiones
El sistema concesional que establece la Ley de Aguas para el aprovechamiento de las aguas subterráneas
es similar al de las aguas superficiales, si bien la propia ley y el Reglamento del Dominio Público
Hidráulico contienen normas específicas sobre determinadas circunstancias particulares del
alumbramiento de aguas subterráneas.
Todo uso privativo de las aguas subterráneas, excepto el aprovechamiento que no supere los 7.000
m3 /año para su uso dentro del predio en el que se encuentra, requiere concesión administrativa, que
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otorgará discrecionalmente el Organismo de cuenca -según las previsiones del Plan Hidrológico- con
carácter temporal y plazo no superior a setenta y cinco años.
Las concesiones de aguas subterráneas deberán especificar: el volumen anual utilizable y el caudal
máximo instantáneo; el uso y el destino de las aguas; la profundidad máxima del pozo y la de instalación
de la bomba de elevación; la exigencia, en su caso, de disponer instrumentos de medición de niveles y
caudal; el plazo de la concesión y cualesquiera otras condiciones que se estimen oportunas.
Para establecer el volumen máximo a otorgar en cada acuífero o unidad hidrogeológica se tendrán en
cuenta las condiciones establecidas, en su caso, en el correspondiente Plan Hidrológico, así como la
evolución de los niveles piezométricos y de la calidad del agua.
Los Organismos de cuenca llevarán un Registro de Aguas en el que se inscribirán de oficio tanto las
concesiones de aguas superficiales como las de aguas subterráneas, así como los cambios autorizados
que se produzcan en su titularidad o en sus características esenciales.
Los Planes Hidrológicos de cuenca establecerán para cada unidad hidrogeológica, en la medida que sea
posible, normas para el otorgamiento de autorizaciones de investigación o concesiones.
Régimen de explotación.
Las explotaciones de aguas subterráneas iniciadas con posterioridad al 1 de enero de 1986 deben
realizarse según las cláusulas de la correspondiente concesión, o en su caso, con arreglo al artículo 54.2
del Texto Refundido de la Ley. El régimen de las iniciadas antes de la fecha indicada, que constituyen la
gran mayoría de las existentes, debe ajustarse a una de las dos opciones fijadas en la disposición
transitoria tercera.
Dicha disposición transitoria estableció un plazo de tres años para que los titulares de derechos sobre
aguas subterráneas según la legislación anterior, optaran por inscribirlos en el Registro de Aguas como
aprovechamiento temporal de aguas privadas.
En el caso de que las extracciones anuales en una masa de agua subterránea se encuentre en riesgo de
no alcanzar el buen estado cuantitativo o químico, la Junta de Gobierno del Organismo de cuenca, sin
necesidad de consulta al Consejo del Agua y previo informe no vinculante del Instituto Tecnológico
Geominero de España, podrá declarar que los recursos en la zona afectada están sobreexplotados o en
riesgo de estarlo. En esta situación se impondrá, mediante procedimiento reglamentado, una
ordenación dé todas las extracciones para lograr su explotación más racional y proceder a la revisión del
Plan Hidrológico de cuenca.
Se procederá del mismo modo en los acuíferos afectados por intrusión de aguas salinas de origen
continental o marino.
En ambos casos, el control de la ejecución del Plan de Ordenación corresponderá a una Junta de
Explotación, que elaborará un informe anual sobre la marcha del Plan, con las propuestas de
modificación que estimo oportunas.
La recarga artificial de acuíferos, es un método de gestión hídrica que permite introducir agua en los
acuíferos subterráneos (en general, agua de buena calidad y pretratada, aunque históricamente hubo
algunas experiencias de recarga con aguas residuales). Una vez almacenada en estos, puede ser extraída
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para distintos usos (abastecimiento, riego, frenar la intrusión marina, reducir la contaminación,
regenerar ecosistemas, etcétera) mediante pozos o sondeos.
El agua puede proceder de ríos, depuradoras, escorrentía urbana, desaladoras o humedales entre otros
orígenes, y se introduce en el acuífero mediante diversos dispositivos tales como zanjas, balsas o pozas
(técnica más frecuente en el mundo), canales (segundo dispositivo más empleado), pozos, sondeos de
inyección, etc.
La actividad se lleva a cabo, generalmente, en invierno o en la época lluviosa cuando hay excedentes
hídricos (sistema intermitente, ocasional o de oportunidad); aunque hay dispositivos permanentes o 24-
7 si la disponibilidad de agua es continua (depuradoras). Esta agua se almacena en el acuífero en
cantidad superior a la natural, y sigue su circuito subterráneo, depurándose in itinere durante un
periodo de tiempo variable. Más tarde es extraída y empleada para diferentes usos como
abastecimiento y regadío, generalmente con una calidad mejorada y con altas garantías de seguridad.
Esta técnica es considerada una Driving Force o actividad capacitada para provocar un impacto
ambiental (positivo o negativo) sobre la cantidad y la calidad de las masas de agua.
Los condicionantes a tener en cuenta en una zona de recarga artificial tipo, según la finalidad específica
de la recarga, son las siguientes:
Zona con intensa explotación agrícola o zona que suscite un determinado interés
medioambiental.
Acuíferos con intensa extracción para usos potables.
Zonas con un incremento de extracción previsto para el futuro, ya sea programado o
espontáneo (por ejemplo: crecimiento demográfico en una ciudad o pueblo cuyo sistema de
abastecimiento de agua potable esté alimentado desde acuíferos; ampliación de la superficie
agrícola con parcelas abastecidas con aguas subterráneas; etc.).
Acuíferos en zonas donde la disponibilidad de aguas superficiales muestra una marcada variación
estacional:
A nivel nacional no existe una reglamentación para la calidad del agua de recarga, excepto para el caso
en el que esta proceda de plantas de tratamiento de aguas residuales (aguas depuradas o regeneradas).
El RD 1620/2007 establece valores máximos admisibles según el uso del agua previsto. Los parámetros
exigidos son escasos pero altamente restrictivos, siendo una de las legislaciones más exigentes del
mundo
Cualquier proyecto de recarga artificial requiere, de manera muy sintética, cuatro requisitos básicos,
que son: contar con una fuente de agua con una cierta garantía, con un medio receptor para su
almacenamiento, que el contexto legal permita la actividad y unos recursos económicos suficientes para
su implementación.
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De este modo, la diversificación de las fuentes de toma, es decir, la posibilidad de captar agua de
diferentes orígenes en distintos periodos del año, incrementa la posibilidad de éxito técnico de cada
sistema. Las fuentes de toma más habituales son:
Efluentes de depuradoras
Por bueno que sea el proceso de depuración, las aguas resultantes suelen ser muy inestables
iónicamente y suelen requerir un post-tratamiento. Este se lleva a cabo bien en la propia planta
depuradora; en la cabecera del dispositivo de recarga; o bien in itinere, es decir, el agua es sometida a
tratamientos de manera simultánea a su flujo por las conducciones.
En general, la práctica de usar aditivos químicos como cloro, iodo o agua oxigenada es evitada en la
mayoría de las experiencias, por la liberación de iones nocivos libres a los acuíferos y por los sinergismos
que se generan en reacciones consecutivas.
La derivación del excedentes hídricos de origen fluvial salvaguardando un caudal ecológico constituye
una de las alternativas más viables y recurrentes, sí bien, al tratarse de un método intermitente y
temporal, la garantía de suministro es baja, y queda supeditada a la climatología. La sostenibilidad del
sistema, por tanto, está amenazada por el cambio climático y la concurrencia de eventos climáticos
extremos con frecuencia creciente.
Igualmente resulta importante estudiar los efectos ambientales, especialmente aquellos diferidos
(producidos aguas debajo de la fuente de toma a una distancia indeterminada o de impactos inmediatos
imprevisibles) y en el medio y largo plazos.
La dependencia exclusiva de excedentes fluviales para actuaciones de recarga gestionada, hoy por hoy,
no garantiza su continuidad futura, de ahí la conveniencia de combinar este recurso con otros
adicionales.
Escorrentía superficial
Se trata de otra fuente de suministro intermitente y temporal cuya calidad es muy dependiente de la
zona de captación. La escorrentía de carreteras o de aeropuertos suele contar con importantes
concentraciones de, por ejemplo, hidrocarburos; mientras que en zonas rurales la presencia de sólidos
en suspensión suele ser bastante elevada. De este modo, se trata de una alternativa adicional a ser
combinada con otras fuentes de toma.
Otros
Abarca las restantes fuentes de toma que en general corresponden a excedentes hídricos, bien de
desaladoras, plantas de tratamiento de agua potable, retorno de regadío (que de manera habitual
presentan una sobrecarga de nutrientes), y muy especialmente, los caudales excedentarios de avenidas
o inundaciones, que en general requieren amplias zonas de almacenamiento temporal para ser
decantados antes de proceder a su infiltración en el terreno.
La recarga de acuíferos tiene varias funciones, entre las que se destaca, además del almacenamiento de
agua, limitar la intrusión de agua salada, la recuperción de humedales degradados, contención de la
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erosión y el frenado de la desertificación de suelos. Las técnicas para la RAA son variadas y pueden
concebirse múltiples dispositivos para tal fin (actualmente hay inventariados 25 dispositivos y técnicas
diferentes a nivel internacional, en DINA-MAR, 2010 y MARSOL, 2016). Los principales se describen
someramente a continuación.2
Dispositivos de dispersión[editar]
Para poder utilizar este tipo de dispositivos deben verificarse algunas condiciones, válidas para todos
ellos;
Balsas, lagunas o pozas de infiltración. Las lagunas o balsas pueden establecerse aprovechando
depresiones naturales o en espacios excavados para tal fin. Este procedimiento requiere áreas
relativamente amplias. Como inconveniente debe mencionarse las pérdidas que pudieran darse
a causa de la evaporación, factor que debe ser considerado en su dimensionamiento, después
del volumen que es posible infiltrar en su ubicación. La estructura básica de una balsa de
infiltración depende en gran medida de las características de la zona, la calidad del agua de
recarga y del rendimiento que se espere obtener del dispositivo.
Canales y zanjas de infiltración. La principal diferencia entre canales y zanjas es que, mientras
los primeros suelen construirse para distribuir el agua a través de las zonas más permeables o
conducirla hasta los reservorios, las zanjas son estructuras de retención de aguas de escorrentía
que, además de reducir significativamente la erosión de laderas, aumentan la infiltración
natural. Para poder construir las zanjas es necesario que exista una capa superficial de material
blando que permita su conformación. Para el caso de canales, estos pueden discurrir incluso
sobre la roca. Las zanjas son estructuras con una morfología lineal excavadas en el terreno.
Pueden ubicarse siguiendo las curvas de nivel lo cual además de aumentar la infiltración
también reduce los procesos de erosión. Uno de los principales inconvenientes que presentan
estos dispositivos es la reducción de la capacidad de infiltración debido a los fenómenos de
colmatación que tienen lugar en fondo de las balsas y canales.
Campos de infiltración. (Inundación y difusión controlada) Este tipo de RAA es una antigua
forma de gestión de los recursos hídricos muy utilizado en zonas áridas y semiáridas. Una de las
regiones donde más se práctica es en Pakistán, aunque también es muy utilizado en Asia, Israel,
Yemen, el Cuerno de África y África del Norte. Es particularmente apropiada su aplicación en las
áreas próximas a los cursos de agua no permanentes, donde las aguas son derivadas durante
los cortos períodos en que hay flujo de agua en el cauce. Los campos, rodeados por diques de
unos 2 m de altura, se llenan, y algunas veces, una vez llenos, sirven de pasaje para el (o los)
campo(s) siguiente(s). Cuando están llenos los campos se cierra la entrada/salida y se espera a
que el agua se infiltre, para después arar la tierra y plantar. Obviamente una gran parte del
agua encerrada en el campo llegara al acuífero.
Técnicas de tratamiento suelo/acuífero. (Técnicas SAT) Las técnicas SAT más habituales están
encaminadas a extraer o minimizar ciertos contaminantes de las aguas residuales,
especialmente compuestos orgánicos y nitrogenados, reducir la colmatación física, biológica y
química, la eliminación de los sólidos en suspensión y microorganismos, así como a la reducción
de fosfatos, metales y aire disuelto en el agua mediante actuaciones previas. El agua tratada
tras su paso por el suelo y acuífero puede ser utilizada para riego, usos municipales,
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recreativos, etc. Sin embargo, su uso para consumo humano queda restringido por el contenido
en carbono orgánico.
Recarga por retornos de riego. Históricamente el exceso de agua de riego en los canales y
campos de cultivo ha causado números problemas como la inundación y la salinización de los
suelos. Sin embargo, si el exceso de riego está controlado y gestionado correctamente, puede
convertirse en una técnica de recarga artificial de los acuíferos subyacentes. Dentro de los
diferentes tipos de riego que suelen utilizarse, los de superficie son los más indicados para ser
empleados en la recarga artificial de acuíferos, tanto los canteros como los surcos.
Pozos
Este tipo de instalaciones suelen emplearse en terrenos donde el uso de sistemas superficiales es
inadecuado, ya sea por disponer de poco espacio o por tratarse de acuíferos poco transmisivos o con
alternancia de niveles permeables e impermeables.
Es particularmente importante en este tipo de dispositivos ser estrictos en lo que se refiere a la calidad
del agua que se aplica a la RAA, ya que esta entra directamente al acuífero sin contar con proceso de
pre-tratamiento alguno, lo que significa atravesar capas de suelo no saturado y usar al acuífero como
elemento depurador, que puede ver sobrepasada su capacidad natural si las acciones no son
planificadas de manera adecuada.
Qanats (galerías subterráneas). El sistema, llamado qanats fue inventado en Irán hace miles de
años. Debido a su sencillez y eficacia fue adoptado en muchas otras regiones del Oriente Medio
y en todo el Mediterráneo. Este sistema también fue utilizado en la costa desértica del Perú por
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culturas precolombinas, como la Nazca, por ejemplo. Si bien los Qanat se usaron
principalmente para extraer agua de los acuíferos, también pueden ser utilizados para
recargarlos. Este sistema se ha extendido a los cinco continentes.
Pozos abiertos y pozos profundos de infiltración. Este tipo de dispositivo de recarga artificial se
utiliza cuando la presencia de capas superficiales de baja permeabilidad no permite la
utilización de las técnicas de recarga superficiales mediante dispersión, o bien no se dispone de
suficientes áreas libres. La profundidad y diámetro de los pozos utilizables es muy variada. En
particular, pueden utilizarse pozos que han quedado en desuso a causa del agotamiento de los
acuíferos. De ahí el eslogan empleado por el proyecto MARSOL "no abandones un pozo,
reutilizalo" (MARSOL, 2016).
Sondeos, ASR y ASTR. A diferencia de los pozos abiertos o pozos profundos, en los sondeos, ASR
y ASTR, el agua se inyecta en el acuífero mediante bombas u otro dispositivo con consumo de
electricidad, mientras que en los pozos esta se infiltra hasta las capas más permeables por
gravedad (salvo excepciones de pozos activos). En el caso de los sondeos, el agua inyectada en
el acuífero fluye siguiendo el gradiente hidráulico de la zona, hasta ser recuperada aumentando
el volumen de lagunas, ríos, manantiales, etc.
En los ASR “Aquifer Storage Recovery” o “Almacenamiento en acuífero con recuperación”, el
agua se inyecta y se recupera mediante un solo sondeo. En cambio, en los ASTR “Aquifer
Storage Transfer and Recovery“ o “Almacenamiento en acuífero, transferencia y recuperación”,
el agua inyectada se recupera a través de otro sondeo distinto que puede estar situado incluso
a varios kilómetros del primero.
Dolinas, sumideros. Las dolinas y sumideros suelen estar conectadas en profundidad con un
sistema kárstico que es realmente el que hará las funciones de almacén del agua de recarga. Es
importante verificar la calidad del agua de recarga, para evitar posible reacciones químicas al
interaccionar ésta con la matriz del acuífero y el aire disuelto para evitar condiciones
hiperoxidantes. El agua de recarga se lleva desde la fuente, que puede ser un río, canal, laguna,
etc. hasta la dolina o sumidero, a través de los cuales se introduce en el acuífero.
Dispositivos de filtración
Bancos filtrantes en lechos de ríos. Esta técnica engloba diversos tipos de actuaciones que
aumentan la infiltración natural del lecho del cauce, como son:
o la instalación de una batería de pozos de infiltración en el cauce o en la margen del
mismo, por este medio se puede llegar a estratos más permeables en profundidad;
o la ampliación y modificación de las márgenes de ríos. Una forma puede ser la
construcción de áreas de expansión en el cauce mayor del río. Este dispositivo también
tiene un efecto laminador de las avenidas;
o la implantación de tuberías de drenaje en el cauce.
Filtración interdunar. Esta técnica consiste básicamente en la inundación de campos de dunas
para aumentar la recarga natural, mejorando tanto la calidad como la cantidad del agua en
acuíferos costeros. Esta práctica tiene también un efecto de fijación de las dunas. También es
aplicable en sistemas de dunas interiores o continentales (e.g. El Carracillo, Segovia, España).
Este tipo de dispositivos han sido muy utilizados en las costas de Holanda, donde utilizan agua
de río como fuente de agua de recarga. Aportando también un efecto de contención de la
intrusión de agua salada.
Riego subterráneo. El riego subterráneo, a diferencia del riego subsuperficial, consiste en la
aplicación de agua en zonas radiculares más profundas del suelo. La aplicación de este método
pretende conseguir, tanto la creación de franjas húmedas a la profundidad deseada, como
también la creación de niveles freáticos artificiales o la recarga directa en caso de disponer de
excedentes para riego y dificultades para utilizar otros métodos.
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La recolección de agua de lluvia de los techos permite aprovechar el agua de lluvia para consumo directo
o para la recarga del agua subterránea.
Infraestructura urbana
Las ciudades están permeadas por redes de abastecimiento de agua potable y redes de alcantarillado
sanitario, red de drenaje de aguas de lluvia, y, en algunas ciudades como por ejemplo Lima, disponen
también de una red de riego.
Recarga accidental, conducciones y alcantarillado. Pensar que las fugas de la red de abastecimiento de
agua potable pueden ser útiles para recargar los acuíferos subyacentes no va propiamente en la
dirección correcta, en efecto el agua potable es tratada, por lo menos con desinfección, o por lo menos
eso se espera. El agua potable transportada por el sistema de distribución es un agua costosa para ser
usada en la recarga artificial de acuíferos. Por lo tanto si hay fugas en la red, estas deben ser reparadas.
Algunos autores denominan este tipo de recarga como "antiMAR" (MARSOL, 2016).
Las fugas de aguas residuales tienen un alto poder de contaminación,y por lo tanto debe evitarse por
todos los medios que las aguas negras o grises lleguen a los acuíferos.
Tanto las pérdidas ocasionadas en los sistemas de alcantarillado de las grandes ciudades, como las
pequeñas fugas de los sistemas de distribución de agua potable, deben ser monitoreadas y eliminadas.
Los sistemas de aguas crudas destinadas al riego de las áreas verdes en las zonas urbanas pueden
contribuir significativamente a la recarga de las aguas subterráneas. En algunos casos puede hasta llegar
a crear un aumento significativo de los niveles de las aguas subterráneas y llegar a producir
inundaciones en las partes bajas de las ciudades.
Sistemas urbanos de drenaje sostenible. Las superficies asfaltadas, aparcamientos, fachadas, tejados,
etc., suponen una importante superficie impermeabilizada dentro del área urbana donde no existe
infiltración natural o se reduce en gran medida. Estas aguas de escorrentía, provenientes del lavado de
estas superficies impermeables, aportan gran cantidad de contaminantes a los ríos. El objetivo general
de este tipo de sistemas es la recuperación del mayor volumen de agua de lluvia y la reducción de los
sólidos en suspensión y demás contaminantes presentes.
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