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Unidad 3: Trastornos de la Personalidad

Diplomado en Salud Mental y Psiquiatría


Patologías Psiquiátricas de Prevalencia

Resumen de la unidad

Recurso grá co: Trastornos de Personalidad

Introducción

Trastornos de la Personalidad

Clasi cación

Referencias bibliográ cas

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Resumen de la unidad

Trastornos de la personalidad
En esta unidad estudiaremos los Trastornos de la
Personalidad y sus características principales, con el
objetivo de poder pesquisarlos en la consulta de APS, y a
partir de allí realizar un abordaje integral y eficiente.
En los videos analizaremos casos clínicos ejemplos de cada
grupo de los Trastornos de la Personalidad, y una
aproximación al tratamiento de los mismos.

Comenzaremos definiendo y comprendiendo qué es la


personalidad, y diferenciando de otros términos como
carácter y temperamento, que habitualmente se utilizan
como sinónimos de la misma pero no lo son.

El Diccionario de la Real Academia Española (RAE),


menciona cinco definiciones para personalidad,
resaltaremos las siguientes dos: “Diferencia individual que
constituye a cada persona y la distingue de otra” y
“Conjunto de características o cualidades originales que
destacan en algunas personas”.

Etimológicamente procede del vocablo latino persona, que


en su deconstrucción hace alusión a las máscaras que
usaban los actores en el teatro griego.
Actualmente la personalidad se define como “un patrón
complejo de características psicológicas profundamente
enraizadas, que se expresan de forma automática en casi
todas las áreas de la actividad psicológica. Es decir, es un
patrón de características que configuran la constelación
completa de la persona” (Millon, 2001, p2).

Por otro lado, el temperamento depende de la disposición


biológica, compuesto por el cuerpo y el instinto. Es el
conjunto de patrones de disposiciones, sensibilidades y de
comportamiento con los que nace cada persona. Asimismo,
podemos decir que es la base biológica para la conducta,
evidenciándose en el estado de ánimo predominante de
cada individuo.

Si al temperamento le sumamos la socialización y la


educación, hablamos de carácter. Entonces, podemos
decir, que con el temperamento se nace y el carácter se
adquiere.
Volviendo a la personalidad, en lo que respecta a los
aspectos psicológicos, se dice que esta es estable, interna,
consistente y diferente. Sin embargo, la personalidad se
desarrolla y cambia a lo largo del ciclo vital; persistiendo
siempre un núcleo de continuidad. La personalidad se
encuentra dentro del individuo y se puede inferir por la
conducta de la persona. La personalidad, estable, es lo que
hará que el individuo tenga diferentes conductas frente a
diferentes situaciones, es decir, que la conducta sea
consistente.

En cuanto al desarrollo de personalidad, se entiende por


este a la transformación gradual del organismo biológico
en persona biosocial. A su vez esto se relaciona con cómo
se resuelven las crisis de cada etapa de la vida, desde los
primeros meses de vida hasta la tercera edad.

En la transición a la adultez es donde se observan los hitos


más significativos que harán a la personalidad, debido a las
mayores exigencias del medio ambiente. En esta etapa se
modifica el concepto sobre la idealización de los padres, se
establecen los estándares de moralidad, hay una
identificación en el rol sexual y elecciones vocacionales. Es
por esto que, con algunas excepciones, para hablar de un
diagnóstico serio de Trastorno de la Personalidad se debe
esperar a pasar la adolescencia.

Todos tenemos una personalidad, y todos nacemos con un


temperamento, que sería la influencia biológica en esa
personalidad. Sin embargo, no todos presentamos un
Trastorno de la Personalidad.
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Recurso gráfico: Trastornos de Personalidad

A continuación podrá descargar una infografía que


muestra la categorización de los diferentes trastornos de la
personalidad:

Trastornos de personalidad.pdf
1.4 MB
Lección 3 de 8

Introducción

Temperamento, carácter,
personalidad. El concepto de
personalidad: aspectos psicológicos.
Desarrollo de la personalidad.
El Diccionario de la Real Academia Española (RAE),
menciona cinco definiciones para personalidad,
resaltaremos las siguientes dos: “Diferencia individual que
constituye a cada persona y la distingue de otra” y
“Conjunto de características o cualidades originales que
destacan en algunas personas”.

Etimológicamente procede del vocablo latino persona, que


en su deconstrucción hace alusión a las máscaras que
usaban los actores en el teatro griego.

Actualmente la personalidad se define como “un patrón


complejo de características psicológicas profundamente
enraizadas, que se expresan de forma automática en casi
todas las áreas de la actividad psicológica. Es decir, es un
patrón de características que configuran la constelación
completa de la persona” (Millon, 2001, p2).

Por otro lado, el temperamento depende de la disposición


biológica, compuesto por el cuerpo y el instinto. Es el
conjunto de patrones de disposiciones, sensibilidades y de
comportamiento con los que nace cada persona. Asimismo,
podemos decir que es la base biológica para la conducta,
evidenciándose en el estado de ánimo predominante de
cada individuo.

Si al temperamento le sumamos la socialización y la


educación, hablamos de carácter. Entonces, podemos
decir, que con el temperamento se nace y el carácter se
adquiere.
Volviendo a la personalidad, en lo que respecta a los
aspectos psicológicos, se dice que esta es estable, interna,
consistente y diferente. Sin embargo, la personalidad se
desarrolla y cambia a lo largo del ciclo vital; persistiendo
siempre un núcleo de continuidad. La personalidad se
encuentra dentro del individuo y se puede inferir por la
conducta de la persona. La personalidad, estable, es lo que
hará que el individuo tenga diferentes conductas frente a
diferentes situaciones, es decir, que la conducta sea
consistente.

En cuanto al desarrollo de personalidad, se entiende por


este a la transformación gradual del organismo biológico
en persona biosocial. A su vez esto se relaciona con cómo
se resuelven las crisis de cada etapa de la vida, desde los
primeros meses de vida hasta la tercera edad.

En la transición a la adultez es donde se observan los hitos


más significativos que harán a la personalidad, debido a las
mayores exigencias del medio ambiente. En esta etapa se
modifica el concepto sobre la idealización de los padres, se
establecen los estándares de moralidad, hay una
identificación en el rol sexual y elecciones vocacionales. Es
por esto que, con algunas excepciones, para hablar de un
diagnóstico serio de Trastorno de la Personalidad se debe
esperar a pasar la adolescencia.

Todos tenemos una personalidad, y todos nacemos con un


temperamento, que sería la influencia biológica en esa
personalidad. Sin embargo, no todos presentamos un
trastorno de la personalidad.
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Trastornos de la Personalidad

Un rasgo de personalidad, es un patrón de


comportamiento que se repite en el tiempo y en diferentes
situaciones. Cuando varios rasgos de personalidad se
presentan en forma conjunta, siendo desadaptativos y
generando tanto un deterioro funcional como malestar, en
el sujeto y su entorno, es que podemos hablar de
trastorno de personalidad.

Las personas con un trastorno de la personalidad tienden a


utilizar las mismas estrategias y reacciones para afrontar
situaciones complejas una y otra vez, sin capacidad de
adaptación o de flexibilización. Generalmente, frente a una
situación de stress, cuando una conducta o estrategia no
es exitosa, hay que cambiarla. Estos individuos no tienen
esa posibilidad, aumentando la situación de stress y su
vulnerabilidad y fragilidad. Poseen escasos recursos y
conductas alternativas a su patrón.
Las características anteriores influyen negativamente en las
relaciones interpersonales y en la evolución y desarrollo de
estas personas en todas las áreas, empobreciendo
significativamente su calidad de vida. La tendencia a
imponerse con rigidez y la falta de adaptación, conducen a
que cada vez que el entorno no pueda adaptarse a ellos se
desencadene una crisis.

Historia
Hipócrates introdujo el concepto de temperamento con la
teoría de los cuatro humores corporales; la bilis amarilla, la
bilis negra, la sangre y la flema. Correspondiendo a los
anteriores humores, identificó cuatro temperamentos
básicos: el colérico, el melancólico, el sanguíneo y el
flemático.

Posteriormente, Galeno asoció a cada temperamento con


un rasgo de personalidad. El colérico con irritabilidad, el
melancólico con tristeza, el sanguíneo con optimismo y el
flemático con apatía.

Otro antecedente importante al hablar de temperamento y


personalidad, es el estudio de la constitución y biotipos.
Kretschmer asoció los diferentes biotipos a rasgos de la
personalidad y a la tendencia a determinadas
psicopatologías.

En 1900, Kraepelin describe 4 tipos de personalidades


morbosas, el criminal innato, el inestable, el embustero y el
pseudoquerulante. Luego en 1924, Breuler amplía la lista
de estos trastornos, describiéndolos bajo el nombre de
psicopatías.
En la actualidad el mayor referente es Theodoro Millon.
Este psicólogo estadounidense se ha dedicado
especialmente al estudio de los trastornos de la
personalidad. Plantea los principios de la evolución que
planteó Darwin para el origen y evolución de las especies,
pero para explicar estos trastornos. Dice que la
Personalidad vendría a ser el funcionamiento adaptativo
que un miembro de una especie presenta para relacionarse
con su ambiente.

Consecuentemente, se considera que los trastornos de


personalidad son constructos evolutivos que se derivan de
las situaciones que todo organismo debe afrontar para
sobrevivir y adaptarse al medio.

Factores genéticos; biológicos; constitucionales;


medioambientales; culturales. Causas
Como en todas las patologías psiquiátricas, no hay una
causa única y específica en lo que respecta a estos
trastornos. Diferentes factores influyen interactuando
entre sí en cada uno de los trastornos.

Se ha estudiado que la genética podría tener cierta


influencia. Se destaca la herencia de algunos rasgos como
la introversión y la capacidad de los genes de actuar sobre
la conducta a través de una enzima, observada
especialmente en las conductas del trastorno antisocial.

En conjunto con los factores genéticos, también influyen


factores biológicos, como el desarrollo de los circuitos y
mecanismos de recompensa y castigo; y factores
constitucionales, como el biotipo.

Por otro lado, los factores medioambientales tienen un


gran peso en el desarrollo de la personalidad y de los
trastornos de ésta. Especialmente las relaciones tempranas,
que concluyen en la internalización de los objetos y
división en buenos y malos (relaciones objetales).

No se puede dejar de mencionar los factores culturales,


cada individuo se desarrolla en un contexto con sus
normas, usos y costumbres. Una conducta puede ser
desadaptativa en una sociedad y no en otra. Asimismo, el
medio muchas veces refuerza las conductas patológicas de
estos trastornos.

Teorías del Aprendizaje Social


Así como los factores medioambientales influyen sobre el
desarrollo de la personalidad, la conducta altera las
condiciones medioambienales, y luego se ve afectada por
las alteraciones que de alguna manera ella misma generó.
Es decir, existe un mecanismo bidireccional entre el
ambiente que rodea al individuo y su conducta. Podemos
decir que en una sociedad, las personas influyen y se ven
influenciadas por los hechos y situaciones que se
presentan en la cotidianidad. En otras palabras, hay un
“modelado social” de la personalidad.
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Clasificación

Dentro de las clasificaciones diagnósticas actuales, el DSM


V diferencia diez tipos de Trastornos de la Personalidad
divididos en tres grupos:

GRUPO A: Paranoide, Esquizoide, Esquizotípica.


GRUPO B: Antisocial, Límite, Histriónico, Narcisista.

GRUPO C: Evitativa, Dependiente, Obsesivo


compulsiva.

El CIE 10 no diferencia estos grupos y establece unos


criterios generales para todos los trastornos, además de los
específicos de cada uno, para establecer el diagnóstico, que
son los siguientes:

G1. El modo de ser propio del individuo y su forma


permanente de vivenciar y comportarse, se desvía de forma
importante de las normas aceptadas y esperadas de la
propia cultura. Esta desviación ha de manifestarse en más
de una de las siguientes áreas:

1 Cognición (p. ej., en la manera de percibir e


interpretar las cosas, personas y acontecimientos;
en el desarrollo de las actitudes y la imagen de sí
mismo y de los demás).
2 Afectividad (rango, intensidad y adecuación de la
respuesta emocional y la afectividad).

3 Control de los impulsos y satisfacción de deseos.

4 Modo en que se relaciona con los demás y manejo


de situaciones interpersonales.

G2. La desviación debe manifestarse de forma generalizada


como un comportamiento rígido y desadaptativo que
interfiere en una amplia gama de situaciones personales y
sociales (p. ej., no se limita a una situación o estímulo
desencadenante).

G3. Se produce malestar general, efecto negativo en el


entorno social o ambos, claramente atribuibles al
comportamiento referido en el criterio G2.

G4. Evidencia de que la desviación es estable y de larga


duración, con inicio al final de la infancia o la adolescencia.
G5. La desviación no puede ser explicada como una
consecuencia o manifestación de otros trastornos mentales
del adulto. No obstante, pueden darse condiciones agudas
o crónicas que se recogen en las categorías FOO-F59 o F70-
F79 de esta clasificación y que coexisten o se superponen a
la misma.

G6. La alteración no se debe a enfermedad del sistema


nervioso central, traumatismo o disfunciones cerebrales.
(En caso de que se demuestre una causa orgánica se
utilizará la categoría F07). (OMS, 1994, p.159)

GRUPO

desconfianza y
PARANOIDE suspicacia

distanciamiento,
introversión,
A EXTRAÑOS ESQUIZOIDE indiferencia

excentricidad,
pensamiento
ESQUIZOTIPICO magico,
autorreferenciales
B INMADUROS ANTISOCIAL incapacidad de
seguir normas,
deshonestos,
manipuladores
HISTRIÓNICO
emociones,
seductores,
centro de
atención
LÍMITE
inestabilidad,
impulsavilidad

NARCISISTA sentimientos de
grandeza

miedo al rechazo
EVITATIVO
y criticismo,
alejamiento social

falta de
DEPENDIENTE
C TEMEROSOS autoconfianza

rigidez,
OBSESIVO
perfeccionismo,
COMPULSIVO
dudas

Tabla 1: Trastornos de la Personalidad.

Fuente: elaboración propia


A continuación, estudiaremos las características principales
de cada uno de los trastornos, utilizando los grupos que
establece el DSM.

Trastornos de la Personalidad Grupo A

Este grupo también es llamado el de los sujetos extraños.


Son personas que viven socialmente aisladas, con una gran
carencia de habilidades sociales, introvertidas e
independientes.
Trastorno Paranoide de la Personalidad
Estos individuos se caracterizan por la desconfianza, la
suspicacia, la hipersensibilidad y la restricción afectiva. No
cuentan con la capacidad básica de confiar en los demás.

Tienen una tendencia a la autorreferencialidad y a


considerar que los otros tienen “malas intenciones” hacia
ellos. Se mantienen siempre alerta y sin bajar la guardia.
Son rígidos, reticentes a tener en cuenta cualquier
evidencia objetiva; se dedican a buscar información que
confirme sus sospechas creando una realidad cada vez más
hostil.

La desconfianza hacia los demás es parte normal y etapa


necesaria en nuestro desarrollo, especialmente en la
infancia. El miedo a los extraños en los niños, los aleja del
peligro y los mantiene cerca de su familia. Estar alerta
frente a amenazas, nos “protege” y mantiene vivos. Sin
embargo, perpetuada y en extremo, es decir sobrepasando
lo que sería socialmente adaptativo, es patológica.

No está descrito un temperamento paranoide, pero los


temperamentos irritables y agresivos pueden contribuir al
desarrollo de esta personalidad. Estos individuos viven en
constante tensión, están siempre listos para luchar o huir.

El DSM V establece los siguientes criterios:

A. Desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, de


tal manera que sus motivos se interpretan como malévolos,
que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y
está presente en diversos contextos, y que se manifiesta
por cuatro (o más) de los hechos siguientes:

1 Sospecha, sin base suficiente, de que los demás


explotan, causan daño o decepcionan al individuo.

2 Preocupación con dudas injustificadas acerca de la


lealtad o confianza de los amigos o colegas.

3 Poca disposición a confiar en los demás debido al


miedo injustificado a que la información se utilice
maliciosamente en su contra.

4 Lectura encubierta de significados denigrantes o


amenazadores en comentarios o actos sin malicia.

5 Rencor persistente (es decir, no olvida los insultos,


injurias o desaires).

6 Percepción de ataque a su carácter o reputación


que no es apreciable por los demás y disposición a
reaccionar rápidamente con enfado o a
contraatacar.
7 Sospecha recurrente, sin justificación, respecto a la
fidelidad del cónyuge o la pareja. (APA, 2014, p.649)

El CIE 10 establece criterios similares para su diagnóstico,


además de los generales de Trastornos de la Personalidad.

Al evaluar un paciente, y sospechar que presenta este


trastorno, debemos tener presente hacer un diagnóstico
diferencial con la Esquizofrenia Paranoide y el Trastorno Delirante

Crónico Paranoide o Paranoia.


En el caso de la esquizofrenia, la presentación de la misma
y la desorganización, en conjunto con las restricciones
afectivas, puede contribuir a diferenciarla; más aún si la
persona presenta alteraciones sensoperceptivas
características. Sin embargo debemos contemplar que, en
algunos casos, este Trastorno de la Personalidad se
presenta como un estado premórbido al desarrollo de una
esquizofrenia.

Por otro lado, diferenciar de un Trastorno Delirante


Crónico es una tarea difícil. Los delirios bien sistematizados
y verosímiles de un Trastorno Delirante Crónico pueden
confundirse con las distorsiones del trastorno de la
personalidad. Otro aspecto que podría ayudar a diferenciar
es que, por definición, cuando hablamos de delirio la
persona carece de toda capacidad de criticarlo, es decir, es
irreductible por el razonamiento. Sin embargo, en algunos
estados emocionales, de extrema ansiedad o enojo, las
personas con un trastorno de la personalidad, pueden
también perder esa capacidad de dudar.
Entonces, quizás sea necesario realizar más de una
entrevista para establecer el diagnóstico. Hacer una buena
anamnesis e historia clínica, tomando nota de todos los
antecedentes posibles, sin apurarnos a establecer un
diagnóstico definitivo.

Trastorno Esquizoide de la personalidad


Los individuos con este trastorno tienden a ensimismarse y
son indiferentes a las relaciones sociales. Viven en
introversión, aislamiento y al margen de la estructura
sociofamiliar. Dan la impresión de carecer de energía y
vitalidad.

Prefieren evitar toda interacción interpersonal siempre.


Como evitan todo lo interpersonal, se dedican a aficiones
solitarias. Estas personas, a pesar de “vivir en su mundo
interior”, no suelen tener una vida interior muy rica, lo que
se refleja en la falta de temas y dificultades para sostener
una conversión con otro.
El término esquizoidía fue introducido por Breuler, quien
también introdujo el término esquizofrenia. Resaltaba como
rasgo principal de la misma la indiferencia hacia todo,
amigos, trabajo, estudio, sexo, derechos, etc.

Esta indiferencia es un equivalente a carencia de respuesta


afectiva, hay ausencia de emociones. Biológicamente hay
una disposición temperamental y constitucional para
carecer de reacciones adecuadas al contexto y
circunstancias.

El DSM V establece para su diagnóstico que se presenten 4


de los siguientes:

No desea ni disfruta las relaciones íntimas, incluido


el formar parte de una familia

Casi siempre elige actividades solitarias

Demuestra poco o ningún interés en tener


experiencias sexuales con otra persona

Disfruta con pocas o con ninguna actividad


No tiene amigos íntimos ni confidentes aparte de
familiares de primer grado

Se muestra indiferente a las críticas o alabanzas de


los demás

Se muestra emocionalmente frío con desapego o


con afectividad plana. (APA, 2014, p.653)

El CIE 10 comparte criterios muy similares a los anteriores y


agrega:

Frialdad emocional, desapego o embotamiento


afectivo.

Capacidad limitada para expresar sentimientos de


simpatía, ternura o ira- hacia los demás.

Excesiva preocupación por la fantasía y la


introspección.

Marcada insensibilidad por las normas y


convenciones sociales establecidas (dicha
indiferencia no es deliberada). (OMS, 1994, p.161)
Este trastorno lo debemos diferenciar del trastorno
esquizotípico y del trastorno por evitación; siempre lo que
distinguirá al esquizoide es la indiferencia.

Trastorno Esquizotípico de la Personalidad


Los individuos con este trastorno se caracterizan por su
extravagancia y rareza. Son los excéntricos, los diferentes,
los misteriosos. Es un trastorno grave de la personalidad, y
pueden presentar a lo largo de su vida episodios psicóticos
que ameriten intervenciones de urgencia.

Está muy relacionado con la esquizofrenia, se dice que


tienen el potencial congénito para desarrollarla, pero no
siempre lo hacen. Incluso Breuler lo denominó
esquizofrenia latente.

El trastorno psicótico sería el punto final de una


predisposición genética, con la influencia de factores socio
ambientales. Muchos autores hablan de un continuo con la
esquizofrenia, algunos la denominan esquizotipia, y otro
espectro esquizofrénico.

Asociales como los esquizoides, a diferencia de estos, los


individuos esquizotípicos suelen presentar ansiedad social
en lugar de la indiferencia. A su vez, pueden presentar
ideación paranoide y ser autorreferenciales.

En ellos predomina un pensamiento mágico y primitivo.


Tienen dificultades para expresar de forma coherente sus
pensamientos. Éstos generalmente están relacionados con
lo paranormal (telepatía, clarividencia, etc.). Pueden
afiliarse a sectas esotéricas, como única forma de lazo
social o pertenencia a algún grupo. Les atrae lo
sobrenatural y lo oculto.
El DSM V establece para su diagnóstico 5 o más de los
siguientes criterios:

Ideas de referencia (con exclusión de delirios)

Creencias extrañas o pensamiento mágico que


influye en el comportamiento y que no concuerda
con las normas socioculturales

Experiencias perceptivas inhabituales, incluidas


ilusiones corporales

Pensamiento y discurso extraños

Suspicacia o ideas paranoides

Afecto inapropiado o limitado

Comportamiento o aspecto extraño, excéntrico,


peculiar
No tiene amigos íntimos o confidentes aparte de
familiares de primer grado

Ansiedad social excesiva que no disminuye con la


familiaridad y tiende a asociarse a miedos
paranoides más que a juicios negativos sobre sí
mismos. (APA, 2014, p.655)

El CIE 10, a diferencia del anterior que lo ubica en los


trastornos de personalidad, lo ubica en el grupo de los
síndromes del espectro de la esquizofrenia. Sin embargo
los criterios que establece para su diagnóstico son similares
a los del DSM V.

A continuación presentaremos el caso clínico de Graciela.

Video 1: Caso clínico - Graciela


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Fuente: elaboración propia.

Trastornos de la Personalidad Grupo B


Este grupo se caracteriza por su labilidad afectiva y
conductas sociales inconvenientes. Son sujetos inmaduros,
con dificultades para adquirir aprendizajes sociales. Su
dificultad para seguir las normas, y su “ingobernabilidad”
deriva en una forma de vida en constante conflicto.

Trastorno Histriónico de la Personalidad


Estas personas se encuentran en constante necesidad de
afecto y atención. Se caracterizan por su exuberancia,
bruscos cambios de humor, su teatralidad, su
superficialidad y una tendencia a deformar la realidad
priorizando su mundo fantástico.

Son cálidas y seductoras, y fomentan relaciones poco


elaboradas. Sacan el mayor provecho de su apariencia
física para llamar la atención y son sexualmente
provocativas. Tienden a confundir la atracción con la
intimidad y consideran a sus relaciones interpersonales
más íntimas de lo que son en realidad.
Estas personas, sociables, amigables, expresivas y
“encantadoras”, suelen ser el centro de cualquier reunión.
Son muy intuitivas y saben decir lo que quieren escuchar
los demás. Sin embargo, la atracción que saben generar no
es posible de sostenerse en el tiempo, y no suelen
mantener relaciones interpersonales duraderas; pues la
gente termina cansada de su exigencia y superficialidad.

Asimismo, a pesar del encanto que generan en los demás y


la exageración y entusiasmo con la que despliegan sus
actividades cotidianas, poseen una autoestima deficiente, y
una gran dificultad para establecer un objetivo y
alcanzarlo.

Viven lo que sucede con subjetividad total,


hipersensibilidad y suspicacia. Esto conduce a una
fragilidad emocional, muchas veces reflejada en
acontecimientos que motivan la consulta en salud mental,
como estados depresivos e intentos de suicidio. Cuando no
son el centro de atención se enojan, se deprimen y sienten
envidia. Son proclives a presentar estados conversivos y
disociativos.

Si bien la personalidad histriónica tiene sus antecedentes


en la histeria, palabra que hacía referencia al útero,
primero descripta por los griegos y estudiada en
profundidad por Freud, estos conceptos no son sinónimos.
Asimismo, tampoco debemos asumir que este trastorno es
exclusivo de las mujeres.

Para su diagnóstico el DSM V, indica 5 de los siguientes


criterios:

Se siente incómodo en situaciones donde no es el


centro de atención.

La interacción con los demás se caracteriza con


frecuencia por un comportamiento sexualmente
seductor o provocativo inapropiado.
Presenta cambios rápidos y expresión plana de las
emociones.

Utiliza constantemente el aspecto físico para atraer


la atención.

Tiene un estilo de hablar que se basa


excesivamente en las impresiones y que carece de
detalles.

Muestra autodramatización, teatralidad y expresión


exagerada de la emoción.

Es sugestionable (es decir, fácilmente influenciable


por los demás o por las circunstancias).

Considera que las relaciones son más estrechas de


lo que son en realidad. (APA, 2014, p.667)

El CIE 10 plantea criterios similares y agrega: Preocupación


excesiva por el aspecto físico.

Trastorno Antisocial de la Personalidad


Estas personas se caracterizan por su frialdad, falta de
miedo e impulsividad. Son hostiles y proclives a violar las
normas.

Tienen dificultad para planificar y plantearse las


consecuencias de sus actos, pues su vida se rige por la
gratificación inmediata. Manipulan a todo el ambiente,
para satisfacer sus necesidades.

A su vez, aunque no lo parezca, su comportamiento se basa


en una desconfianza hacia los demás. Desconfianza que los
conduce a querer controlar a los otros, antes de que los
otros los controlen a ellos.

Se considera que comienza a expresarse en la infancia, son


niños con dificultades para respetar las normas y en
quienes “el castigo” no tiene repercusión alguna. Este
trastorno cuenta con una base biológica amplia y
estudiada.

Estos individuos raramente consultarán por su cuenta, y en


la mayoría de las ocasiones en las que se presenten en una
consulta será por orden de algún juez en el contexto de
haber cometido algún delito.

El CIE 10 establece los siguientes criterios


diagnósticos:

Cruel despreocupación por los sentimientos de los


demás y falta de capacidad de empatía.

Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad


y despreocupación por las normas, reglas y
obligaciones sociales.

Incapacidad para mantener relaciones personales


duraderas.

Muy baja tolerancia a la frustración o bajo umbral


para descargas de agresividad, dando incluso lugar
a un comportamiento violento.
Incapacidad para sentir culpa y para aprender de la
experiencia, en particular del castigo.

Marcada predisposición a culpar a los demás o a


ofrecer racionalizaciones verosímiles del
comportamiento conflictivo. (OMS, 1994, p.162)

El DSM lo describe como “un patrón de inatención y


vulneración de los derechos de los demás desde antes de
los 15 años” (APA, 2014, p.659), y agrega a los criterios la
irritabilidad y agresividad.

Trastorno Narcisista de la Personalidad


Estos individuos se caracterizan por su tendencia a la
grandiosidad, arrogancia y la falta de empatía. Son
presumidos y egoístas. Todo esto hace que las personas de
su entorno tiendan a alejarse.

Tienen una tendencia a sustituir la realidad por fantasías y


ensoñaciones que los ubiquen en ese lugar de gloria y
grandeza, por sobre los demás.

El DSM describe los siguientes criterios, mientras que el CIE


lo incluye dentro de los trastornos de la personalidad no
especificados:

1 Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia (ej.


exagera sus logros y talentos, espera ser reconocido
como superior sin contar con los correspondientes
éxitos).

2 Está absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez,


belleza o amor ilimitado.

3 Cree que es “especial” y único y que sólo pueden


comprenderle o sólo puede relacionarse con otras
personas (o instituciones) especiales o de alto
status.

4 Tiene una necesidad excesiva de admiración.

5 Muestra un sentimiento de privilegio (es decir,


expectativas no razonables de tratamiento
especialmente favorable o de cumplimiento
automático de sus expectativas).

6 Explota las relaciones interpersonales (es decir, se


aprovecha de los demás para sus propios fines.

7 Carece de empatía: no está dispuesto a reconocer o


a identificarse con los sentimientos y necesidades
de los demás.

8 Con frecuencia envidia a los demás o cree que éstos


sienten envidia de él.

9 Muestra comportamientos o actitudes arrogantes,


de superioridad. (APA, 2014, p.669)

Trastorno Límite de la Personalidad


Se dice que este trastorno es un manual de psiquiatría,
pues puede presentar una signo-sintomatología diversa y
alternante. Esto hace que su diagnóstico sea difícil y sean
confundidos con otra psicopatología.
Son individuos en los que lo único “estable” es su
“inestabilidad”. Presentan inestabilidad en todas las áreas,
en el estado anímico, en las relaciones interpersonales, en
la conducta y en la imagen de sí mismos. Como posible
predisposición biológica a su desarrollo se considera al
temperamento ciclotímico.

Impulsivos, hipersensibles a la soledad y temerosos al


abandono; no toleran estar solos sin angustiarse, y hacen
lo que sea por evitarlo. Sin embargo, las relaciones
interpersonales que generan estos individuos son caóticas.
Su concepto del otro puede ir de un extremo a otro, por
ejemplo, de la adoración al odio, en cuestión de segundos;
de forma infantil y caprichosa. Esto sumado a las conductas
autodestructivas que realizan para evitar el abandono,
deriva en que no sostengan relaciones en el tiempo.

Probablemente sea el trastorno de la personalidad que se


presente en la consulta, especialmente de urgencia, con
mayor frecuencia. Esto debido a sus constantes estados
disfóricos, generalmente de ansiedad y depresión, que
culminan en autolesiones o intentos de suicidio. Asimismo,
pueden presentar episodios psicóticos breves. Reciben
diferentes diagnósticos y generalmente no responden a los
tratamientos. Van de un tratamiento a otro, generando
relaciones complejas con los equipos tratantes,
adhiriéndose de forma dependiente y patológica a los
terapeutas, intentando pasar los límites personales de éste.
El DSM establece los siguientes criterios
diagnósticos:

Patrón dominante de inestabilidad de las relaciones


interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e
impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas
de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y
que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos
siguientes:

1 Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo


real o imaginado. (Nota: No incluir el
comportamiento suicida ni de automutilación que
figuran en el Criterio 5.)

2 Patrón de relaciones interpersonales inestables e


intensas que se caracteriza por una alternancia
entre los extremos de idealización y de devaluación.
3 Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y
persistente de la autoimagen y del sentido del yo.

4 Impulsividad en dos o más áreas que son


potencialmente autolesivas (p. ej., gastos, sexo,
drogas, conducción temeraria, atracones
alimentarios). (Nota: No incluir el comportamiento
suicida ni de automutilación que figuran en el
Criterio 5.)

5 Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes


de suicidio, o comportamiento de automutilación.

6 Inestabilidad afectiva debida a una reactividad


notable del estado de ánimo (p. ej., episodios
intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que
generalmente duran unas horas y, rara vez, más de
unos días).

7 Sensación crónica de vacío.

8 Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para


controlar la ira (p.ej., exhibición frecuente de genio,
enfado constante, peleas físicas recurrentes).
9 Ideas paranoides transitorias relacionadas con el
estrés o síntomas disociativos graves. (APA, 2014,
p.663)

El CIE 10 describe a este trastorno como “Trastorno de


Inestabilidad Emocional”. Lo divide en dos grupos “Tipo
Límite” y “Tipo Impulsivo”, según predomine la inestabilidad
y dificultad en las relaciones o la conducta pendenciera e
impulsiva, respectivamente.

A continuación abordaremos un caso clínico que


representa un trastorno de la personalidad del grupo B.

Video 2: Caso clínico - Claudia

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Fuente: elaboración propia

Trastornos de la Personalidad del Grupo


C
Este grupo es el de los “temerosos”, el miedo patológico
domina sus vidas. Carecen de estrategias de afrontamiento
adecuadas y tienen un infradesarrollo de muchas áreas de
funcionamiento básicas para la autonomía y equilibrio
emocional.

Trastorno de la Personalidad por Evitación


Las personas con este trastorno necesitan la aprobación
incondicional del otro para establecer una relación y temen
constantemente a la evaluación negativa, pues no toleran
críticas y son muy sensibles a la humillación y al ridículo.

Carecen de cualquier recurso para la interacción personal


por lo que prefieren “evitar” cualquier contacto con otros
aislándose. A diferencia de las personalidades esquizoides,
estos individuos se aíslan, pero porque les importa mucho
lo que dirán los demás y temen no poder tolerarlo. De esta
manera les es difícil progresar en sus objetivos personales,
pues pierden desde oportunidades laborales hasta la
posibilidad de formar una pareja.

La timidez puede ser su sustrato temperamental, y la


inhibición y ansiedad predisponentes psicobiológicos para
su desarrollo. Se caracterizan por una baja autoestima y la
presentación de estados depresivos y ansiosos, que pueden
derivar en la consulta.

El DSM establece para su diagnóstico:


1 Evita las actividades laborales que implican un
contacto interpersonal significativo por miedo a las
críticas, la desaprobación o el rechazo.

2 Se muestra poco dispuesto a establecer relación


con los demás a no ser que esté seguro de ser
apreciado.

3 Se muestra retraído en las relaciones estrechas


porque teme que lo avergüencen o ridiculicen.

4 Le preocupa ser criticado o rechazado en


situaciones sociales.

5 Se muestra inhibido en nuevas situaciones


interpersonales debido al sentimiento de falta de
adaptación.

6 Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con


poco atractivo personal o inferior a los demás.

7 Se muestra extremadamente reacio a asumir


riesgos personales o a implicarse en nuevas
actividades porque le pueden resultar embarazosas.
(APA, 2014, p.672)

El CIE-10 lo denomina “Trastorno Ansioso (con conducta de


evitación) de la Personalidad” y establece criterios similares
a los anteriores, a los que agrega “Sentimientos constantes
y profundos de tensión emocional y temor” (OMS, 1994,
p.165).

Trastorno de la Personalidad por


Dependencia
Como en el Trastorno Límite, estos individuos temen a la
soledad, y como en el Trastorno Evitativo son
hipersensibles a la desaprobación del otro.

Para sortear estas dos características, a la hora de


relacionarse se vuelven completamente sumisos y
dependientes de las otras personas. Ponen su vida a
disposición a cambio de guía y protección.
Son individuos de muy baja autoestima y proclives a
desarrollar estados depresivos frente a situaciones en las
que deban decidir algo por su cuenta, o situaciones en las
que haya cualquier discrepancia o discusión con los otros.

Las siguientes son las características que describe el DSM:

1 Fomentar o permitir que otras personas asuman


responsabilidades importantes de la propia vida.

2 Subordinación de las necesidades propias a las de


aquellos de los que se depende; sumisión excesiva a
sus deseos.

3 Resistencia a hacer peticiones, incluso las más


razonables, a las personas de las que se depende.

4 Sentimientos de malestar o abandono al


encontrarse solo, debido a miedos exagerados a ser
capaz de cuidar de sí mismo.

5 Temor a ser abandonado por una persona con la


que se tiene una relación estrecha y temor a ser
dejado a su propio cuidado.
6 Capacidad limitada para tomar decisiones
cotidianas sin el consejo o seguridad de los demás.
Puede presentarse además la percepción de sí
mismo como inútil, incompetente y con falta de
resistencia. (APA, 2014, p. 675)

El CIE 10 describe características similares y agrega


“dificultad para expresar el desacuerdo con los demás por
miedo a perder su apoyo o aprobación” (OMS, 1994, p.167).

Trastorno Obsesivo - Compulsivo de la


Personalidad
Esos individuos necesitan orden, limpieza y meticulosidad.
Se caracterizan por dudar sistemáticamente lo que los
conduce a recurrir a repeticiones y comprobaciones, las
cuales critican racionalmente, pero no pueden evitar.

No toleran la menor incertidumbre, especulando siempre


con las posibilidades más catastróficas. Esto sumado al
sentimiento de inseguridad constante hace que vivan
“atrincherados”.

En sus relaciones parecen ser demasiado “buenas


personas”, pero lo que evitan es cualquier tensión
interpersonal que no sepan manejar y tolerar. Carecen de
espontaneidad. Son lentos, rígidos, reiterativos y
disciplinados.

Devotos a su trabajo, no admiten ni un mínimo error o


imperfección, y dedican su vida a eso, dejando de lado
actividades de ocio y placer. Sin embargo, llevan el
perfeccionismo y la disciplina a grados de rigidez
patológica.

Las situaciones de stress pueden derivar en trastornos


depresivos, estados de ansiedad, sintomatología
hipocondríaca, o conducir a desarrollar un Trastorno
Obsesivo Compulsivo.

El CIE 10 lo denomina Trastorno Anancástico de la


Personalidad y lo divide en Obsesivo, Compulsivo y
Obsesivo-Compulsivo. Describe las siguientes
características:

1 Sentimientos de duda y precaución excesivas.

2 Preocupación por detalles, listas, reglas, orden,


organización u horarios.

3 Perfeccionismo que interfiere con la realización de


tareas.

4 Rectitud y escrupulosidad excesivos.

5 Preocupación injustificada por la productividad,


hasta el extremo de renunciar a actividades
placenteras y relaciones interpersonales.
6 Excesiva pedantería y adhesión a las convenciones
sociales.

7 Rigidez y obstinación.

8 Insistencia irracional en que los demás se sometan


a la propia rutina de hacer las cosas o resistencia
irracional a permitir que los demás realicen. (OMS,
1994, p.165).

El DSM V plantea criterios similares.

En el siguiente video veremos un caso clínico a modo de


ejemplo del grupo C de los trastornos de la personalidad.

Video 3: Caso clínico - Mario

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Fuente: elaboración propia.

Un individuo no consultará por un trastorno de


personalidad en sí, lo hará por algún trastorno afectivo o
por alguna otra razón médica. Poder diagnosticar si existe
un trastorno de personalidad de base contribuirá a un
correcto abordaje y mejor evolución de cada caso. A
continuación, en el último video, hablaremos del
tratamiento de estos trastornos.
Video 4: Tratamiento de los Trastornos
de la Personalidad

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Fuente: elaboración propía


Lección 6 de 8

Referencias bibliográficas

Morrison, J. (2015). DSM-5: guía para el diagnóstico


clínico. Editorial El Manual Moderno.

Cornellà, J. (2010). ¿Qué es el temperamento?


Anales de Pediatría Continuada, Vol. 8. Núm. 5, (pp.
231-236).

Gálvez Herrer, M., Mingote Adán, J., Moreno


Jiménez, B. (2010). El paciente que padece un
trastorno de personalidad en el trabajo. Medicina y
Seguridad del Trabajo, 56(220), (pp. 226-247).

Izquierdo Martínez, A. (2002). Temperamento,


carácter y personalidad. Una aproximación a su
concepto e interacción. Revista Complutense de
Educación, Vol. 13 Núm. 2, (pp. 617-643).

Montaño Sinisterra, M., Palacios Cruz, J.,


Gantiva, C. (2009). Teorías de la personalidad. Un
análisis histórico del concepto y su
medición. Psychologia. Avances de la disciplina, 3(2),
(pp. 81-107).

Millon. (2006). Trastornos de la personalidad de la


vida moderna. Masson. (2da Ed.)

OMS. (1994). Guía de Bolsillo CIE 10. Panamericana.


OMS. 1994. Guía de Bolsillo CIE 10. Panamericana.
Cap. V. p.159

Sánchez, R. (2003). Theodore Millon, una teoría de la


personalidad y su patología. Psico-USF, 8(2), (pp. 163-
173).

Suárez Iglesias, D. (2010). El temperamento en la


regulación de la personalidad. Duazary, 7(1), (pp.
125-129).

Vallejo Ruiloba, L. (2006). Introducción a la


Psicopatología y Psiquiatría. Masson.
Lección 7 de 8

Bibliografía de consulta y descarga

Bibliografía obligatoria

Gálvez Herrer, M., Mingote Adán, J., Moreno Jiménez, B. (2010). El


paciente que padece un trastorno de personalidad en el trabajo. Medicina
y Seguridad del Trabajo, 56(220), (pp. 226-247).
Profundiza sobre los diferentes trastornos y cómo se relacionan
interpersonalmente.

IR AL RECURSO

Montaño Sinisterra, M., Palacios Cruz, J., Gantiva, C. (2009). Teorías


de la personalidad. Un análisis histórico del concepto y su medición.
Psychologia. Avances de la disciplina, 3(2), (pp. 81-107). Profundiza el
concepto de personalidad desde las diferentes teorías.

IR AL RECURSO

Sánchez, R. (2003). Theodore Millon, una teoría de la personalidad y su


patología. Psico-USF, 8(2), (pp. 163-173).
Amplía conocimientos de la teoría evolutiva de la personalidad de Millon.
IR AL RECURSO

Bibliografía complementaria

Izquierdo Martínez, A. (2002). Temperamento, carácter y personalidad.


Una aproximación a su concepto e interacción. Revista Complutense de
Educación, Vol. 13 Núm. 2, (pp. 617-643).
Amplía y ayuda a diferenciar los conceptos de temperamento, carácter y
personalidad.

IR AL RECURSO

Cornellà, J. (2010). ¿Qué es el temperamento? Anales de Pediatría


Continuada, Vol. 8. Núm. 5, (pp. 231-236).
Profundiza mejor concepto de temperamento.

IR AL RECURSO

Suárez Iglesias, D. (2010).El temperamento en la regulación de la


personalidad. Duazary, 7(1), (pp. 125-129).
Profundiza sobre el rol del temperamento en la personalidad.

IR AL RECURSO

Albores, L., Márquez, M., Estañol, B. (2003). ¿Qué es el temperamento?


El retorno de un concepto ancestral. Salud Mental, 26(3),16-26.
Aporta información para comprender la definición de temperamento.

IR AL RECURSO
Lección 8 de 8

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