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INTRODUCCION A LA

PERSONALIDAD
EL CARACTER
En los tiempos modernos no ha habido unanimidad entre los
psicó logos con respecto al uso y significació n de las palabras
"temperamento", "cará cter" y "personalidad".
La palabra "CARACTER" en griego, significa SELLO, CUÑO o MARCA.
Con esto se quería indicar que toda acció n humana lleva la marca del
individuo que la ha realizado.
El cará cter, es "UNA DISPOSICION PSICOFISICA DURADERA QUE NOS
PERMITE INHIBIR LOS IMPULSOS INSTINTIVOS PARA AJUSTAR LA
ACCION DE UN PRINCIPIO REGULADOR" (Roback).
El cará cter, por consiguiente, es un aspecto de la personalidad total
de un individuo. Abarca todos aquellos rasgos que presentan un grado
mayor o menor de estabilidad y que tienen una significació n social y
moral.
Segú n el Diccionario de Psicología del Fondo de Cultura Econó mica,
se define CARACTER como la FASE DE LA PERSONALIDAD QUE
COMPRENDE ESPECIFICAMENTE LOS RASGOS MAS PERMANENTES DE
SIGNIFICADO ETICO O SOCIAL.
DIFERENCIA ENTRE TEMPERAMENTO Y
CARACTER:
El psicó logo argentino L.J. Guerrero ha distinguido entre el
temperamento y el cará cter diciendo que:
* TEMPERAMENTO es el plano profundo, íntimamente ligado a
la vida orgá nica y a las manifestaciones psicoló gicas de ésta,
como los afectos y las tendencias.
* El CARACTER, es la organizació n psíquica superior que
construimos por encima de la vida natural y espontá nea.
El temperamento es espontaneidad, vida natural; el cará cter es
control, voluntad, educació n.
El temperamento es un regalo de la naturaleza, es innato; el
cará cter se forma y se desarrolla, es una conquista del hombre.
LOS CINCO GRANDES
Pero, aunque la personalidad parece que cambia a lo largo de toda la
vida, hay determinados períodos en los cuales los cambios que se
experimentan son mayores y tienen má s repercusió n en la vida
presente y futura de los individuos; me estoy refiriendo concretamente
a la infancia, la adolescencia y la adultez temprana.
A lo largo de la historia de la disciplina se han propuesto diversas
clasificaciones de rasgos; no obstante, en los ú ltimos tiempos existe un
acuerdo bastante alto entre los distintos investigadores en considerar
como objeto de interés fundamental la denominada clasificació n de los
“Cinco Grandes”. De acuerdo con esta clasificació n, podemos hablar de
cinco rasgos fundamentales (aunque con diversas variaciones en la
terminología empleada para designarlos): extraversión, estabilidad
emocional, afabilidad, responsabilidad y apertura mental. Se ha
considerado que estos factores o dimensiones poseen validez
transcultural.
La extraversió n y la amabilidad está n relacionadas con el comportamiento interpersonal. La extraversión
(versus introversió n) se refiere a la cantidad e intensidad de las interacciones interpersonales y se asocia con
aspectos como por qué los individuos prefieren estar solos o con otras personas.
La afabilidad o amabilidad (versus oposicionismo) recoge la cualidad de la interacció n social y se asocia
con las respuestas características hacia otras personas; es producto de la socializació n. La responsabilidad
(versus falta de responsabilidad) refleja el grado de organizació n, persistencia, control y motivació n en la
conducta dirigida a metas; es decir, hace referencia a la forma en que se realizan las tareas.
El neuroticismo (versus estabilidad emocional) está relacionado con la vida emocional de las personas y
con su ajuste. Las personas con puntuaciones altas tienden a experimentar emociones negativas. Es una
dimensió n descriptiva muy importante en las personas que tienen problemas psicoló gicos.
La apertura mental (versus cerrado a la experiencia) tiene que ver con la respuesta de las personas ante
las ideas y experiencias nuevas.
Bermú dez (1997) ha realizado una revisió n de la literatura sobre
los Cinco Grandes, encontrando relaciones entre éstos y aspectos
como conducta interpersonal, salud, bienestar y calidad de vida,
comportamiento laboral, perfil profesional y rendimiento educativo,
entre otros. En el caso concreto de la conducta interpersonal, se ha
encontrado que la forma mediante la que una persona se relaciona
con los demá s se asocia con los rasgos de extraversió n, afabilidad y
estabilidad emocional.
La presencia conjunta de elevada extraversió n y baja afabilidad
suele estar asociada con un estilo arrogante y calculador en las
relaciones con los demá s; por el contrario, una elevada puntuació n
tanto en extraversió n como en afabilidad propiciaría modos de
relacionarse con los otros caracterizados por optimismo,
sociabilidad, cordialidad, cooperació n y bú squeda de armonía.
La unió n de baja extraversió n y baja afabilidad
favorece el desarrollo de un estilo
interpersonal reservado, frío y distante,
mientras que una persona muy afable y poco
extravertida tendería a relacionarse con los
demá s desde la ingenuidad, la modestia y la
escasez de pretensiones.
La presencia al mismo tiempo de estabilidad
emocional potenciaría los aspectos positivos
presentes en el estilo de conducta
interpersonal, mientras que un bajo nivel en
este rasgo intensificaría los aspectos negativos.
Estas tres dimensiones juegan ademá s un papel
importante en el modo de abordar el
establecimiento de relaciones estables con otra
persona y en la naturaleza de estas relaciones.
Así, las personas estables emocionalmente y
extravertidas se encuentran có modas al
establecer relaciones íntimas con otra persona y
no se preocupan excesivamente ante la
posibilidad de estrechar demasiado sus
relaciones. Por el contrario, las personas
emocionalmente inestables y poco afables suelen
mostrar una enorme inseguridad en este tipo de
situaciones. A estas personas les cuesta mucho
confiar plenamente en los demá s, les molesta
mantener relaciones estrechas con otra persona y,
en caso de establecerlas, crean vínculos muy
inestables y está n constantemente preocupadas
pensando si su pareja les quiere o no (Shaver y
Brennan, 1992).
En lo que respecta al rendimiento académico
parece que se relaciona fundamentalmente con
los factores de apertura mental y escrupulosidad
(componente de la dimensió n de
responsabilidad) (Paunonen y Ashton, 2001); en
menor medida influyen las dimensiones de
extraversió n, afabilidad y estabilidad emocional,
cuya incidencia afectaría de manera especial a la
competencia social, es decir, a la calidad de las
relaciones interpersonales que el escolar
mantiene con sus compañ eros y profesores y a su
adaptació n general al contexto escolar.
Por ú ltimo, en el á rea de la salud se han descubierto
relaciones entre las puntuaciones de los rasgos de los
Cinco Factores y la tendencia a experimentar
emociones específicas. Por ejemplo, se ha descubierto
una relació n entre la puntuació n alta en neuroticismo
y la tendencia a experimentar sentimientos negativos
y malestar psicoló gico. Del mismo modo, se ha
encontrado una asociació n entre una puntuació n alta
en extraversió n y la tendencia a experimentar
sentimientos positivos y bienestar psicoló gico
(McCrae y Costa, 1991; Watson, 2002).
Pero, ¿los rasgos anteriores pueden cambiar? En la
actualidad, los distintos estudios parecen
demostrar que pueden fluctuar considerablemente
hasta la adultez temprana, y que hay una cierta
consistencia y estabilidad de los mismos una vez
que ya se han establecido. No obstante lo anterior,
conviene señ alar que pueden sufrir cambios a lo
largo de toda la vida como consecuencia de la
experiencia. Por tanto, saber qué rasgos poseemos
y en qué medida puede ayudarnos a conocernos y
a controlarnos.
La teoría de la psicología del individuo de Allport
Allport define la personalidad como “la organizació n diná mica,
dentro del individuo, de aquellos sistemas psicofísicos que
determinan la conducta y pensamiento característico” (Allport,
1961, citado por Feist y Feist en 2007). Dentro de esta definició n
existen una serie de elementos sobre los que se debe
profundizar. El primero es el de organizació n diná mica, lo que
significa que la personalidad está en un constante pero
organizado desarrollo. El segundo es sobre lo psicofísico, que se
refiere al cuerpo - mente como unidad. El tercero determinació n,
significa que las diferentes facetas de la personalidad activan o
dirigen los comportamientos, y el cuarto que se refiere a la
conducta y los pensamientos característicos, que son propios de
una persona en particular y que la diferencian del resto.
Para Allport los rasgos de personalidad son formas de responder de
manera igual o similar a diferentes tipos de estímulos del ambiente, por lo
tanto son formas duraderas y congruentes de relacionarse con el
ambiente. Dentro de las características de los rasgos encontramos que:
son reales y está n dentro de cada uno de nosotros, determinan y
producen el comportamiento, puede demostrarse su existencia de manera
empírica, está n relacionados entre sí y varían segú n la situació n (Shultz y
Shultz, 2002).
Los rasgos pueden ser de dos tipos, individuales, a los que llamó
disposiciones personales que son exclusivos y definen el cará cter, y los
comunes a los que llamó rasgos que son compartidos con otras personas
dentro de una cultura.
En el caso de las disposiciones personales, no todas son igualmente intensas o
significativas, por lo tanto Allport distinguió tres grupos: Los rasgos cardinales:
que son los que influyen en todas las á reas de la personalidad, Los rasgos
centrales: que son los que describen la conducta particular de un sujeto. Los
rasgos secundarios: que son los menos importantes y que el sujeto muestra de
manera inconsistente y pasajera.
Otros dos elementos fundamentales en la teoría de Allport son los há bitos y las
actitudes. Los hábitos son respuestas inflexibles y específicas a determinados
estímulos, estos pueden agruparse y formar un rasgo. Las actitudes que son
similares a los rasgos pero tienen un objeto de referencia específico, mientras
que los rasgos no se dirigen de manera específica a objeto alguno.
Algunos rasgos personales está n pró ximos al nú cleo de la
personalidad, mientras que otros está n en la periferia, los
primeros son definidos como algo importante para el
individuo y se consideran como “típicamente suyos” lo que
se define como proprium. El Proprium es un término para
referirse al yo o si mismo, es un proceso de organizació n
que mantiene el sentido propio del si mismo, permite
percibir el mundo, los recuerdos de las experiencias y los
pensamientos personales (Shultz y Shultz, 2002).
La teoría de los rasgos de Cattell:
Cattell utiliza el método inductivo para establecer los rasgos de personalidad, es decir, inicia su estudio
de los rasgos desde el principio, negando cualquier idea preconcebida al respecto. Para esto emplearía
tres métodos de recolecció n de informació n distintos. Primero, la historia de vida de la persona (datos
L) desde la ó ptica de otras personas. Segundo, los informes sobre su vida, dados por el propio sujeto
(datos Q). Tercero, los test objetivos (datos T), que miden la inteligencia, los procesos de respuesta y
otras actividades de relevancia en el comportamiento del sujeto (Feist y Feist, 2007).
Cattell divide los rasgos en dos grupos, los rasgos comunes que
son aquellos que todas las personas poseen, algunas en mayor
grado que otras y los rasgos específicos que se basan en los
intereses y deseos particulares de las personas.
Sin embargo, catalogó otros tipos de rasgos:
Rasgos de capacidad: Determinan la eficiencia con la cual
podemos desarrollar una tarea o actividad.
Rasgos de temperamento: Describen el funcionamiento
general de nuestra conducta, y afectan nuestra capacidad de
respuesta ante las situaciones sociales.
Rasgos dinámicos: son las fuerzas base del comportamiento
del ser humano. Está n directamente relacionados con la
motivació n.
Rasgos constitucionales: Su base es bioló gica, pero no
necesariamente son innatos.
Rasgos moldeados por el ambiente: Son producto de la
influencia del medio social y del ambiente natural.
Rasgos superficiales: Son correlaciones de rasgos entre si, pero no
son un factor porque no tienen una fuente en comú n.
Rasgos fuente: Primordiales en la personalidad, ya que son estables
y permanentes determinando la conducta del individuo. Cattell
después de añ os de investigació n determinó 16 de estos rasgos,
conocidos por la prueba de personalidad diseñ ada por Cattell, el 16
PF o Dieciséis Factores de Personalidad. Estos rasgos son bipolares,
es decir, todas las personas los presentan pero existe un nivel alto y
uno bajo.
Estos rasgos fuente son elementos bá sicos de la personalidad, y para
el autor de esta teoría, no se puede hablar de personalidad sin
precisarlos.

Para Cattell la influencia de la genética y del ambiente debe ser


establecida de manera específica para cada uno de los rasgos fuente,
ya que algunos de ellos son determinados en mayor medida por la
genética, y otros en mayor medida por el ambiente.
La teoría de los rasgos y de los Factores de
Eysenck:
Para esta teoría la herencia determina las diferencias existentes
entre las personas, y aunque comparte con Cattell el concepto de
que los rasgos o factores pueden ser determinados por el método
analítico factorial. (Eysenck postuló un modelo denominado
“Modelo PEN” este modelo se basa en tres dimensiones que
denominó :
Neuroticismo (N): Esta dimensió n se caracteriza por un alto
grado de vulnerabilidad a la neurosis (de aquí su nombre) y está
relacionada con la activació n del sistema nervioso simpá tico. Las
personas que puntú an alto en está dimensió n se caracterizan por
ser poco tolerantes al estrés, ser inestables emocionalmente y
responder de manera inadecuada a los estímulos
medioambientales.
Extraversión (E): Esta dimensió n es bastante similar
al planteamiento de Jung (Liebert, 2000) quien
postulaba que los extrovertidos dirigían su atenció n y
energía psíquica hacia afuera, mientras que los
introvertidos la dirigían hacía adentro. Las personas
que puntú an alto en esta dimensió n se caracterizan
por ser amigables, sociables, optimistas e impulsivas.
Por el contrario las personas que puntú an bajo son
calladas, calmadas, reservadas, reflexivas y
controladas. Eysenck afirmaba que los delincuentes
y criminales tendían a puntuar alto en esta dimensió n.
Psicoticismo (P): Se caracteriza por su tendencia a la psicosis.
Es la ú ltima dimensió n expuesta en la teoría de Eysenck ya que,
segú n él, existía un sector de la població n que no se podía
clasificar dentro de las otras dos dimensiones y son aquellos
que presentan algú n tipo de trastorno psiquiá trico. Segú n
Eysenck los individuos que puntuaban alto en esta dimensió n
presentaban once (11) predisposiciones así (Liebert, 2000):
1. Se muestran solitarios, con poco interés en establecer
relaciones sociales, no les preocupa el entorno social.
2. Son conflictivos y no logran integrarse al grupo, no pueden
seguir las normas establecidas.
3. Tienden a ser crueles, les agrada el dolor ajeno, son
inhumanos.
4. Son insensibles y emocionalmente planos.
5. Buscan emociones fuertes, se siente subestimados
6. Son agresivos y altamente hostiles.
7. Son excéntricos y muestran una clara preferencia
por las cosas raras e inusuales.
8. Gustan de las actividades peligrosas.
9. De trato social á spero: Disfrutan avergonzando a los
demá s.
10. No aceptan las costumbres sociales y son temerarios.
11. Evitan establecer relaciones cercanas.
En el Psicoticismo se plantean diferentes niveles que
van desde un comportamiento normal, hasta el trastorno
psiquiá trico.
Eysenck (1987) plantea una serie de niveles que
permiten comprender el funcionamiento de la
personalidad. En la cima se encuentran los “tipos” de
personalidad, que está n compuestos por los “rasgos”, los
que a su vez está n compuestos por las respuestas
habituales y estas por las respuestas específicas.

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