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A qué nos referimos cuando hablamos de personalidad y sus trastornos?

28/10/2015Karemi Rodríguez Batista

Imagen: Hieu Lee en Usplash.com

Seguramente habrás escuchado frases similares a: “le han diagnosticado un trastorno x de la


personalidad”, “me cae bien y tiene mucha personalidad”, y el que se lleva las palmas: “es que no
tiene personalidad” (todos tenemos personalidad y además, es única e irrepetible, ya vale con
estas frases). Sería imposible resumir en unas páginas el tema de la personalidad y sus trastornos,
lo que sí que me gustaría es ayudarte a tener una perspectiva más amplia, científica y a la vez
sencilla, sobre la personalidad; cuáles son los factores que la determinan, algunas teorías y
modelos, sus trastornos y tratamientos actuales.

ENTRÉNATE EN TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

Personalidad

Como habrás visto en la introducción el término “personalidad”, en muchas ocasiones, se utiliza


de una manera errónea. En psicología, cuando hablamos de personalidad nos referimos a un
conjunto de pensamientos, sentimientos y comportamientos profundamente incorporados, que
persisten en el tiempo y nos hacen únicos e irrepetibles. Las personas tendemos a responder de
un modo similar al enfrentarnos a ciertas situaciones. Sin embargo, nuestro comportamiento no
está determinado tan solo por la personalidad. El aprendizaje, el ambiente o los estados anímicos
nos condicionan a la hora de actuar en ciertos momentos.

Si bien la personalidad puede, en cierta medida, predecir o determinar cómo nos comportaremos
ante diferentes situaciones, no podemos pretender que la exactitud sea al cien por cien. La
complejidad del ser humano y la inmensa cantidad de factores que intervienen en nuestra manera
de actuar hacen imposible la identificación de un único predictor de comportamiento.

Factores determinantes de la personalidad

Existen varios factores que son determinantes en nuestra personalidad, como: la herencia, el
afecto, la nutrición, la salud física, el desarrollo neuropsicológico, el ambiente y el aprendizaje.
Según Hans J. Eysenck , psicólogo inglés que dedicó su vida al estudio de la personalidad, la
estructura de personalidad posee tres “dimensiones”: carácter, temperamento (que muchas veces
se confunden) e inteligencia.

nos referimos a un conjunto de pensamientos, sentimientos y comportamientos profundamente


incorporados

Cuando hablamos de carácter nos referimos a aquellas características en las que tiene un mayor
peso la influencia del ambiente, es decir, el aprendizaje. Es adquirido, ligado a factores educativos
y culturales. Sin él nos sería imposible interiorizar las normas sociales y nuestro ajuste voluntario.
Se le puede educar, claro está que con trabajo personal.

Respecto al temperamento, es la base biológica del carácter, nos viene dada, es nuestro
comportamiento afectivo (en gran parte resultado de la suma de procesos químicos del cerebro).
Recientes estudios informan cuáles son los genes que influyen en nuestra personalidad.

Y, finalmente, la inteligencia, que hace referencia a nuestro comportamiento cognitivo, formada


por algunas variables como la atención, la capacidad de observación, la memoria, el aprendizaje y
las habilidades para socializarse.

Cuando hablamos del desarrollo de la personalidad debemos tener en consideración dos


conceptos: genotipo y fenotipo. El primero se refiere a las potencialidades que tenemos debido a
nuestra constitución biológica, es decir, lo que podríamos o deberíamos ser y está determinado
por la herencia y el desarrollo neuropsicológico. El segundo hace referencia a la manifestación
conductual de nuestra personalidad, es decir, lo que hacemos y cómo lo mostramos, y está
determinado por el genotipo y por los procesos de aprendizaje a lo largo de nuestra vida. Ambos
desempeñan un rol fundamental para el desarrollo de nuestra personalidad.

En conclusión, nacemos con ciertas características propias, que con el paso del tiempo y con un
conjunto de factores como son el origen ambiental, la cultura, la familia, la educación recibida,
etc., se van desarrollando y definiendo, estructurando y cambiando con el paso de los años. En
este proceso intervienen de forma significativa ejerciendo una gran influencia las figuras de los
padres, los amigos, profesores.
Rasgos y tipos

Como hemos visto, nuestro comportamiento se muestra, en cierta manera, consistente con el
tiempo, con lo cual podríamos concebir los rasgos como agrupaciones de conductas específicas
que se presentan habitualmente.

Un rasgo de personalidad contiene las características de estabilidad y durabilidad y en esto se


diferencia de un estado, que es una situación puntual, con un inicio y fin. Por ejemplo, es muy
distinto que estemos nerviosos porque mañana presentamos un examen, hayamos tomado
mucho café o hayamos discutido, a que seamos nerviosos.

Es muy importante tener esto presente, ser específicos, de hecho muchas terapias trabajan en esa
diferenciación. Cuántas veces habrás escuchado que te llamen apático, enojón, nervioso,
antisocial, alma de la fiesta… en función de una situación específica. ¿A qué es molesto?

Las personas nos asemejamos o diferenciamos no en función de nuestros estados, sino


dependiendo de nuestros rasgos. Hay una inmensa, pero inmensa cantidad (egocentrismo,
impulsividad, ansioso, dominantes, emotivos…). Mira la investigación original donde en 1936,
Allport y Odbert encontraron hasta 17953 rasgos.

Como comprenderás, el trabajo de los psicólogos sería imposible y es por ello que desde el punto
de vista moderno de las teorías de la personalidad se establecen los tipos o dimensiones. Los
rasgos no son independientes, en realidad se relacionan entre sí en mayor o menor medida y esta
relación puede cuantificarse mediante un índice estadístico llamado correlación. Este tipo de
relación entre los rasgos hace posible su agrupación en entidades superiores llamadas tipos o
dimensiones. Así, por ejemplo, tenemos tipos como el de la extraversión, que englobaría rasgos de
sociabilidad, vitalidad, actividad, dominancia, búsqueda de emociones, etc. Es importante no
concebir estos tipos de manera dicotómica (extraversión-intraversión) sino en un continuo o
grado, en función de la medida en que poseemos los distintos rasgos que constituyen ese tipo en
concreto.

Antes de pasar a las teorías y modelos, me gustaría que echaras un vistazo a una recopilación de
investigaciones recientes sobre el uso de nuestros datos (edad, intereses, likes, etc.) que ayudan a
empresas importantes (concretamente facebook) a serlo, en gran parte gracias al perfil que se
forman de nosotros y cómo influye en nuestra conducta. Es impresionante.

Teorías y modelos de la personalidad

El estudio de la personalidad no se formalizó, como una rama de la psicología, hasta finales de la


década de los 30. Y, entre los años treinta y setenta, se formularon las grandes teorías de la
personalidad de tipo clínico , como las factoriales o multi-rasgo (Allport, Guilford, Cattell, Eysenck,
Modelo de los Cinco Grandes), o las bio-tipológicas (Pavlov, Strelau, Gray), además de las basadas
en los supuestos más conductuales (Skinner, Dollard y Miller), o en las aportaciones primeras del
aprendizaje social (Rotter, Bandura, Mischel).

Si quieres profundizar más en estas teorías y sus autores, te recomiendo que visites la versión en
línea del libro “Teorías de la Personalidad” de Raúl Gautier y George Boeree. Ahí encontrarás tanto
la biografía exhaustiva de los principales autores, como sus aportaciones.

Desde finales del siglo XX y a lo largo de la primera década del XXI, cabe destacar el papel
adquirido por las concepciones sociocognitivas, que nos presentan el entendimiento de la
personalidad como un sistema complejo integrado por subsistemas relacionados entre sí de
elementos cognitivos y afectivos, donde la persona es proactiva y no reactiva, habiendo elección y
creación de situaciones así como intencionalidad en su camino hacia las metas y objetivos que se
propone.

Bien, pues las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden
organizarse en torno a tres modelos teóricos: internalista, situacionista e interaccionista, que se
diferencian en la respuesta que dan a la cuestión sobre los determinantes de la conducta
individual.

El modelo internalista entiende que nuestra conducta está fundamentalmente determinada por
factores personales. El modelo situacionista, entiende que nuestra conducta está principalmente
determinada por las características del ambiente o situación en que ésta tiene lugar. El modelo
interaccionista reúne las dos posiciones anteriores, señalando que nuestra conducta está
determinada, en parte, por nuestras características personales, en parte, por parámetros
situacionales, y fundamentalmente, por la interacción entre ambos conjuntos de determinantes.
Trastornos de la personalidad

El trastorno de la personalidad se considera diferente de un trastorno clínico debido a que persiste


durante toda la vida adulta, mientras que el trastorno clínico tiene un inicio y una evolución en el
tiempo.

Aunque es objeto de debate intenso, todas las clasificaciones actuales de los trastornos de la
personalidad exigen: 1) que el comienzo del trastorno se ubique en la infancia o en la adolescencia
(inicio precoz); 2) que haya una persistencia de la conducta en el tiempo y en casi todas las
situaciones (estabilidad y consistencia); y 3) que cause sufrimiento personal, problemas en el
trabajo o dificultades en las relaciones familiares o sociales.

Al igual que los problemas de salud mental, los trastornos de la personalidad son probablemente
el resultado de la interacción de múltiples factores ambientales y genéticos. Existe cada vez más
evidencia de que existe un componente genético. Hay estudios que indican la herencia de los
caracteres de la personalidad y los trastornos de la personalidad, van del 30% al 50%. Y las
experiencias familiares e infantiles son importantes, incluyendo el haber experimentado abuso
(emocional, físico y sexual), abandono y acoso (puedes ver el artículo entero y sus referencias
aquí).

El trastorno de la personalidad se considera diferente de un trastorno clínico debido a que persiste


durante toda la vida adulta

En un artículo reciente de la revista “Actas Españolas de Psiquiatría,” se examinaron diversos


estudios que analizan la influencia de los acontecimientos ambientales sobre los mecanismos de
regulación génica, con particular atención a las consecuencias de esta interacción en la
conformación del sistema nervioso, de rasgos de personalidad y de alteraciones en la
personalidad. Te recomiendo que lo leas.

Con respecto a la actual clasificación, la quinta edición del DSM (DSM-V) publicada recientemente,
no ha modificado la clasificación previa por categorías, aunque es una alternativa más compleja.
Enfatiza los rasgos de personalidad y un concepto dimensional. La revista “Actas Españolas de
Psiquiatría” estudia a profundidad la reformulación de los trastornos de la personalidad en el
DSM-V en el siguiente artículo.
Hay que puntualizar que los rasgos que describen cada uno de los trastornos de la personalidad
también pueden encontrarse en gente “sana”, por ejemplo, el hecho de que el trastorno obsesivo-
compulsivo de la personalidad implique, entre otras características, una gran meticulosidad no
quiere decir que todo aquél que posea este rasgo deba recibir el diagnóstico.

Se pueden distinguir 10 diagnósticos agrupables en tres categorías (clusters), que a continuación


intentaré resumir.

Grupo A (trastornos raros o excéntricos)

Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de cognición (por ej. sospecha), expresión (por
ej. lenguaje extraño) y relación con otros (por ej. aislamiento) anormales.

Paranoide

La persona tiene un patrón de desconfianza y recelos de los demás en forma prolongada. Son
individuos suspicaces, resentidos y hostiles que responden airadamente ante cualquier situación
próxima al ridículo. Ellos se perciben como inocentes, justos y nobles, por el contrario consideran a
los demás maliciosos, malintencionados e interesados.

Esquizoide

La persona tiene un patrón vitalicio (de por vida) de indiferencia hacia los demás y de aislamiento
social. Al contrario del esquizotípico, la ausencia de relaciones sociales no es debida a la ansiedad
sino a un rechazo voluntario porque se autopercibe como suficiente y a los demás como intrusivos
e indeseables.

Esquizotípico

Es una condición mental por la cual una persona tiene dificultad con las relaciones interpersonales
y alteraciones en los patrones de pensamiento, apariencia y comportamiento. Es decir, se
comportan de manera extraña, destacan por una apariencia muy peculiar, resulta difícil entender
qué dicen tanto por el contenido como por la forma. Tienen escasa afectividad y se mantienen
aislados socialmente debido a la gran ansiedad que les produce el contacto social, además de
sostener creencias extravagantes.
Grupo B (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos)

Estos trastornos se caracterizan por un patrón penetrante de violación de las normas sociales (por
ej. comportamiento criminal), comportamiento impulsivo, emotividad excesiva y grandiosidad.

Antisocial

Es una condición mental por la cual una persona tiene un patrón prolongado de manipulación,
explotación o violación de los derechos de otros. Percibe a los demás como débiles y muestran
deshonestidad, impulsividad, agresividad e irresponsabilidad en sus actos, así como una falta de
remordimientos frente al daño causado a los demás

Límite

Es una condición mental por la cual una persona tiene patrones prolongados de emociones
turbulentas o inestables. Se define por la inestabilidad tanto de la autoimagen y de las relaciones
interpersonales, como del humor. Por esto, es frecuente observar una alternancia entre la
idealización y la devaluación de sus amistades, junto con un esfuerzo frenético por no ser
abandonado. Estas alteraciones de humor les llevan en la mayoría de los casos a presentar
autolesiones e intentos de suicidio.

La identificación y modificación de esos esquemas de conducta del pasado, desde nuestra


experiencia presente, es la clave del tratamiento

Histriónico

Es una condición mental por la cual las personas actúan de una manera muy emocional y
dramática que atrae la atención hacia ellas. No soportan ser ignorados o rechazados. Utilizan su
aspecto físico para llamar la atención, así como mostrarse exageradamente emotivos.

Narcisista

Es una condición mental por la cual una persona tiene: sentido exagerado de egocentrismo, una
preocupación extrema por sí misma y falta de empatía con otras personas. Puesto que ellos son un
caso especial, les parece lícito saltarse las normas y utilizar a los demás para su beneficio. En la
mayoría de los casos son muy sensibles a la crítica y por tanto pueden presentar problemas
relacionados con estados de ánimo.
Grupo C (trastornos ansiosos o temerosos)

Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de temores anormales, incluyendo relaciones
sociales, separación y necesidad de control.

Evitación

Es una condición mental por la cual una persona tiene un patrón vitalicio de sentirse muy tímida,
inadecuada y sensible al rechazo, debido a que se percibe como muy vulnerable y socialmente
incapaz. Ven a los demás como superiores y críticos, y evitan situaciones en las que puedan
sentirse juzgadas o evaluadas.

Dependencia

Es una condición mental por la cual las personas dependen demasiado de otros para satisfacer sus
necesidades emocionales y físicas. Tienden a idealizar a los demás, mostrándose desvalidos,
incapaces de hacer nada por su propia cuenta y muy absorbentes en sus relaciones con los demás.

Obsesivo-compulsivo

Es una condición mental por la cual la persona está preocupada por las reglas, el orden y el
control. Son personas sumamente perfeccionistas, detallistas y organizadas, con dificultad para
delegar tareas, muy escrupulosas. Se consideran a ellos mismos como muy responsables y
competentes, pero a los demás como lo contrario. Esto, evidentemente, les llega a resultar
incapacitante.

Si quieres ver los criterios diagnósticos generales de cada trastorno (aunque en base al DSM-IV y
CIE-¡O) pulsa aquí.

Tratamientos

Los problemas de personalidad se caracterizan porque ocupan gran parte de la vida de la persona
en el momento presente y a lo largo del tiempo. En su tratamiento se pretende cambiar para ser
capaz de solucionar los problemas actuales y luego identificar y modificar conductas aprendidas y
eficaces en el pasado que continúan aplicándose en el presente, donde ya no son convenientes.
Las técnicas cognitivo conductuales han comenzado a dar alternativas eficaces a este tipo de
problemas. Los recientes avances en la comprensión de los procesos de lenguaje han propiciado la
aparición de una nueva generación de terapia cognitivo conductual: las terapias contextuales.
Entre las distintas líneas de desarrollo que se están dando en este momento, destacan: la terapia
de aceptación y compromiso, la terapia dialéctica conductual de Linehan, la Psicoterapia Analítica
Funcional, de Koheleberg, la terapia conductual integrativa de pareja de Jacobson.

En el aprendizaje básico que realizamos para poder manejarnos en la vida, nuestras circunstancias
vitales nos pueden haber llevado a resolver los problemas que se nos presentaban de una forma
que tuvo su función y eficacia en aquellas situaciones y con los medios y conocimientos que
teníamos. Sin embargo, estas formas de resolver los problemas se incorporan como esquemas
automáticos y los empleamos en situaciones actuales en las que no son eficaces y en las que
(ahora) seríamos capaces de actuar de otra manera. Estos esquemas son muy básicos y afectan a
gran cantidad de situaciones y problemas.

La identificación y modificación de esos esquemas de conducta del pasado, desde nuestra


experiencia presente, es la clave del tratamiento.

Si quieres profundizar de manera breve pero rigurosa en la génesis de los trastornos;


manifestaciones y efectos para la persona, su entorno, y sobre todo en los tratamientos actuales
para cada uno, descárgate la guía gratuita “La personalidad y sus trastornos”.

Referencias:

Allport, G. (1936). Traitnames. A psycho-lexical study. Psychological Review Publication; 47(1), 1-


178 pp.

Aparicio, D. (2015). Facebook: Las investigaciones más relevantes sobre su efecto en nuestra
conducta. Disponible en http://www.psyciencia.com/2015/26/facebook-las-investigaciones-mas-
relevantes-sobre-su-efecto-en-nuestra-conducta/

Bermúdez Moreno, J., Pérez García, A. M., Ruíz Caballero, J. A., SanJuan Juárez, P., y Rueda
Laffond, B. (2011). Psicología de la personalidad. Madrid, España: UNED.
Esbec, B. y Echeburúa, E. (2011). La reformulación de los trastornos de la personalidad en el DSM-
V. Actas Españolas de Psiquiatría; 39(1), 1-11 pp.

García Higuera, J. A. (2013). Tratamiento de los trastornos de personalidad. Disponible en


http://www.cop.es/colegiados/m-00451/Person.htm

Gask, L., Evans, M., y Kessler, D. (2013). Trastorno de la personalidad. Disponible en


http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=81626

Gautier, R., y Boeree, C.G. (2015). Teorías de la personalidad. Disponible en


http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/personalidad.htm

GoodTherapy.org. (2015). Hans Eysenck. Disponible en http://www.goodtherapy.org/famous-


psychologists/hans-eysenck.html

Lorea-Conde, I. y Molero, P. (2015). Implicaciones de los mecanismos epigenéticos en el desarrollo


y tratamiento de los trastornos de la personalidad. Actas Españolas de Psiquiatría; 43(2), 42-50 pp.

Maero, F. (2013). ¿Qué demonios son las terapias de tercera ola? Disponible en
http://www.psyciencia.com/2013/26/que-demonios-son-las-terapias-de-tercera-ola

MedlinePlus. (2014). Trastornos de la personalidad. Disponible en


https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000939.htm

Nuestra personalidad, única e irrepetible. (2007). En Enciclopedia de la Psicología (Vol. 4, 53-95


pp.). España: Océano.

Psicomed.net. (2015). Criterios diagnósticos generales para un trastorno de la personalidad.


Disponible en http://www.psicomed.net/dsmiv/dsmiv16.html

Psyciencia. (2012). Los genes que regulan la personalidad. Disponible en


http://www.psyciencia.com/2012/26/los-genes-que-regulan-la-personalidad/

Karemi Rodríguez Batista

Karemi Rodríguez Batista

Psicóloga, psicoterapeuta y divulgadora. Es fundadora de Psico-K, web dedicada a la promoción y


apoyo en salud mental a través de recursos de libre acceso para pacientes y profesionales. Máster
en Psicología General Sanitaria, Máster en Terapias Contextuales y de Tercera Generación. Experta
en Clínica y Psicoterapia en Adultos, y Especialista en Psicología de Emergencias y Pérdidas
Personales. Miembro de la Association for Contextual Behavioral Science (ACBS) y de la División de
Psicología Clínica y de la Salud del Colegio Oficial de la Psicología de España.
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El hombre que veía a un extraño en el espejo

28/10/2015Alejandra Alonso

Una escena clásica de las películas de terror es la del espejo, desde el vampiro que no se refleja,
hasta el fantasma o la figura que aparece rápidamente detrás del protagonista. En psicología no
nos quedamos atrás, la revista Neurocase reportó el caso de un hombre de 78 años (al que llaman
Sr. B para proteger su privacidad) quien durante 10 días, cuando se miraba al espejo, veía a otra
persona: un extraño que se veía igual a él y sabía todo sobre él, pero que sin embargo seguía
siendo un extraño. Eventualmente, esta figura “se hizo agresiva“ y probablemente fue esto lo que
llevó al Sr. B a ser admitido en el hospital.

ENTRÉNATE EN TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

El Sr. B., quién no tenía historial de enfermedad psiquiátrica, fue diagnosticado con una forma del
síndrome de Capgras. Este síndrome se caracteriza por la creencia de que una persona
(generalmente cercana al paciente) ha sido reemplazada por un impostor y ha sido descrita en
enfermedades de tipo psiquiátrico y neurológico (degenerativas y no degenerativas). Es más
comúnmente asociado con enfermedades neurodegenerativas, específicamente con la
enfermedad de los cuerpos de Lewy, donde siempre coexisten alucinaciones visuales. En ausencia
de enfermedades neurodegenerativas, el inició de la enfermedad ocurre a una edad más
temprana y puede estar asociado con enfermedades psiquiátricas, eventos cerebrovasculares y
uso de drogas ilícitas.

Es probable que los delirios involucren algún grado de discapacidad en el procesamiento de


rostros, específicamente en la habilidad de procesar la familiaridad de los rostros de otros: en el
Capgras, lo familiar de alguna forma no lo es.

Lo que es más interesante sobre el caso es que el juicio delirante es aplicado a su propio rostro
Se asume que el síndrome de Capgras es un fenómeno raro, inicialmente reportado solo con
enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia paranoide y el trastorno esquizoafectivo. Sin
embargo, recientemente se ha descrito el síndrome en condiciones neurológicas como la
epilepsia, enfermedades cerebrovasculares, luego de traumas en la cabeza, con tumores
hipofisarios y especialmente en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la
enfermedad de los cuerpos de Lewy.

Lo que es más interesante sobre el caso es que el juicio delirante es aplicado a su propio rostro.
Hay evidencia que sugiere que procesamos información sobre nuestra propia cara de forma
especial, sugiriendo esto a su vez que esta experiencia particular refleja una discapacidad cerebral
específica. Los autores del artículo sobre el Sr. B no dan muchos datos sobre los síntomas
neurológicos del paciente, solo mencionan algunos indicadores proteínicos consistentes con la
enfermedad de Alzheimer, y atrofia en las principales regiones cerebrales posteriores. También se
esperaría que presentara daños en la corteza prefrontal dorsolateral, que es común en pacientes
que experimentan tales alucinaciones. Este área está relacionada con la evaluación de creencias,
interviniendo para cuestionar ideas extremas o incoherentes.

Al Sr. B se le administró medicación antidepresiva y antipsicótica en el hospital y, luego de tres


meses, se había recuperado de sus alucinaciones. Menos mal, debe haber sido aterrador mirarse
al espejo y que te pase lo que le pasó al Sr. B.

Si te interesa, puedes leer sobre otros síndromes o delirios raros aquí.

Fuente: Research Digest

Imagen: Andrés Nieto Porras (Flickr)

Alejandra Alonso

Alejandra Alonso

Licenciada en Psicología, editora y miembro fundador de Psyciencia.com. Me interesan la


psicología infanto-juvenil, la evaluación psicológica y las neurociencias.
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