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ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN

CONTENIDO PROGRAMÁTICO

Comencemos por precisar qué es la economía. Esta no es más que la


ciencia que estudia todo acto de producción e intercambio de bienes y servicios
para satisfacer cualquier tipo de necesidad o deseo de las personas.

Existe desde siempre. El hombre de las cavernas cambiaba con las tribus
vecinas cualquier bien que le sobrara por otro que le hiciera falta. El intercambio
era su forma de comercio, en una época donde aún no se había inventado el dinero
y ese procedimiento del intercambio era el único posible.
Pero es un sistema económico muy limitado, totalmente inútil en los tiempos
actuales con más de seis mil millones de habitantes en este planeta.
Hace más de tres mil años que el dinero se creó, y, a partir de entonces los
conceptos económicos fueron evolucionando hasta llegar a la época presente.
Vayamos a la actualidad. En la naturaleza del hombre existe el deseo de
poseer, que nace del más potente de sus instintos: el de la supervivencia. Por este
compramos alimentos, casa, ropa y multitud de bienes que cuanto más
desarrollada es una sociedad mayor amplitud y variedad tienen, sobre todo según
vamos superando la simple economía de supervivencia. De ahí brota el fenómeno
económico, el cual se pone en marcha de forma natural cada vez que alguien
necesita algo que no tiene, pues siempre encontrará a otro dispuesto a
proporcionárselo. A partir de ahí surgen los diversos sectores económicos: el que
lo fabrica, el que lo trasporta, el que lo almacena, el que lo vende; y, en su caso, el
que lo financiará. Simultáneamente con estos intervinientes conviven los estados
–que se convierten también en otro sector económico en sí mismo- quedándose con
un porcentaje de ese movimiento de bienes y servicios, por medio de los
impuestos. Dichos sectores son todos interdependientes entre sí, y su conjunto
conforma la Economía.
La economía trata de resolver el problema de cómo satisfacer las
necesidades humanas con recursos escasos y susceptibles de usos
alternativos. La finalidad de la actividad económica realizada por los seres
humanos es la satisfacción de sus propias necesidades. Necesidad es una
sensación de apetencia de un determinado objeto, originada biológica o
psicológicamente. Las necesidades tienen carácter económico si los recursos
de que se dispone para satisfacerlas son escasos.
LAS NECESIDADES HUMANAS Y LA POBREZA
• Definición absoluta de pobreza
• Definición relativa de pobreza
• Necesidades básicas
• Necesidades sociales
• Necesidades materiales
• Necesidades inmateriales
• Necesidades primarias
• Necesidades secundarias
Los problemas económicos no surgen sólo por las necesidades materiales;
las necesidades inmateriales (la apetencia de seguridad y paz, cultura y
arte, de bienestar espiritual, etc.) también tienen carácter económico en cuanto
los medios para satisfacerlas sean escasos. Así, por ejemplo, la paz espiritual que
proporciona la asistencia a una ceremonia religiosa requiere una serie de medios
(edificios especiales, sacerdotes o líderes espirituales, ropajes ceremoniales,
objetos litúrgicos) todos ellos escasos y susceptibles de usos alternativos.
Podemos distinguir entre las necesidades básicas, que son las que comparte
el hombre con el resto de los seres vivos y las necesidades sociales, que
son las originadas por el momento histórico y el contexto social en que se vive.
Vestirse para protegerse del frío o del sol es una necesidad básica; el que
el vestido tenga forma de traje de chaqueta, chilaba o shari, es una necesidad social.
A veces se clasifican también las necesidades en primarias y secundarias,
considerando como necesidades primarias todas las que una sociedad considera
imprescindibles para un ciudadano normal o medio. Este análisis de las
necesidades humanas podría servir de base para una definición absoluta de
pobreza. Podríamos decir que "una persona es pobre si no tiene cubiertas
todas sus necesidades primarias (o todas sus necesidades básicas)". El
problema que plantea este tipo de definición es que la línea que separa los
tipos de necesidades está muy borrosa ya que se basa en la opinión de la
sociedad, lo que es muy difícil de medir.
Alternativamente podemos utilizar la definición relativa de pobreza que dice:
"pobre es todo aquel que gana menos de la mitad de la renta per cápita
de su país (o región, o ciudad, o territorio en el que se haga el estudio
estadístico)". Esta definición es la utilizada más frecuentemente en los
estudios estadísticos y por organismos internacionales. Por simetría podemos
concluir que "rico es todo aquel que gana más del doble de la renta per cápita
media de un país". Esta definición tiene la ventaja de que se puede medir con
absoluta precisión en términos monetarios, pero tiene también muchos
inconvenientes ya que muchos pobres de los países más ricos podrían ser
considerados ricos en los países más pobres.
Los expertos en marketing prestan una atención especial a la pirámide de
necesidades diseñada por Abraham H. Maslow. Según este autor, las necesidades
del ser humano están jerarquizadas y escalonadas de forma tal que cuando quedan
cubiertas las necesidades de un orden es cuando se empiezan a sentir las
necesidades del orden superior.
ELABORAR LA PIRÁMIDE DE MASLOW
El escalón básico de Maslow es el de las necesidades fisiológicas, hambre y
sed. Cuando el ser humano tiene ya cubiertas estas necesidades empieza a
preocuparse por la seguridad de que las va a seguir teniendo cubiertas en el futuro
y por la seguridad frente a cualquier daño. Una vez que el individuo se siente
físicamente seguro, empieza a buscar la aceptación social; quiere identificarse y
compartir las aficiones de un grupo social y quiere que este grupo lo acepte como
miembro. Cuando el individuo está integrado en grupos sociales empieza a sentir la
necesidad de obtener prestigio, éxito, alabanza de los demás. Finalmente, los
individuos que tienen cubiertos todos estos escalones, llegan a la culminación y
desean sentir que están dando de sí todo lo que pueden, desean crear.
LA POBREZA: LAS DIFERENCIAS ENTRE RICOS Y POBRES
¿Cómo será la sociedad humana en el futuro próximo? Muchas
personas piensan que las diferencias económicas entre los países ricos y los
países pobres están aumentando por lo que el abismo que separa al primer mundo
del tercer mundo es cada vez mayor ¿Es eso cierto? Y si eso es cierto ¿No hay
forma, no hay esperanza de que se invierta la tendencia? Durante casi todo el
siglo veinte se pensó que podía haber diferentes caminos para el crecimiento
económico y que los países pobres tenían que elegir entre diferentes vías
de desarrollo. Eso implicaba una promesa de que algunos caminos funcionaban
como "atajos" que permitirían llegar más lejos, antes que los demás.
La desaparición de los regímenes comunistas parece haber eliminado de
nuestras mentes la posibilidad de elegir entre diferentes caminos y con ello la
esperanza de encontrar atajos. Sólo queda un camino y es precisamente por el que
estamos avanzando todos los países. En este camino hay algunos viajeros que
están muy avanzados y otros muy atrasados. Si la distancia entre los ricos y los
pobres es cada vez mayor es comprensible que cunda el pesimismo y el desaliento.

En el mundo hay medios suficientes para alimentar a sus 6.000 millones de


habitantes. A pesar de ello muchas personas no tienen acceso a alimentos
suficientes para gozar de una vida sana. La Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha publicado una lista de 82 países pobres
que corren riesgo especial. Estos países son los de más rápido crecimiento de la
población, que, además, tienen un sistema productivo muy ineficaz y carecen de
medios para importar los alimentos que necesitan.

En los países pobres, especialmente en los que la población está creciendo


rápidamente, el hambre y la desnutrición suelen ser problemas graves. Se estima
que dos mil millones de personas sufren de desnutrición y deficiencias
nutricionales. Más de 840 millones de personas —mujeres y niñas en gran
proporción— sufren de desnutrición crónica. Todos los años unos 18 millones de
personas, sobre todo niños, mueren de inanición y de enfermedades causadas por la
desnutrición.
LOS MERCADOS DE COMPETENCIA PERFECTA
Vamos a empezar analizando un mercado sencillo e "ideal", el
"mercado de competencia perfecta". En realidad no existe ningún mercado
tan "perfecto" como éste pero dejaremos para más adelante el estudio de las
diferencias que hay entre la realidad y este modelo. (Para facilitar la comprensión
pensemos, por ejemplo, que estamos hablando del mercado del trigo). Para
que ese mercado pueda ser considerado de competencia perfecta tiene que
mostrar las siguientes características:
Libre concurrencia. Ningún agente puede influir en el mercado. El número de
compradores y vendedores es muy alto y las cantidades producidas o
demandadas por cada uno de ellos son tan pequeñas en relación con el total que
su influencia sobre los precios es inapreciable.
Homogeneidad del producto. Para que haya libre competencia es necesario que
el consumidor sea indiferente a comprar el producto de una empresa o de otra, por
tanto los productos tienen que ser exactamente iguales.
Información y racionalidad de los agentes. En los mercados de libre
competencia los agentes económicos conocen los precios de todos los
productos y factores, sus características y la existencia de posibles sustitutos.

LA FUNCIÓN Y CURVA DE LA OFERTA


Veamos ahora los argumentos de los oferentes y cómo se configura la curva
de oferta. Su reacción a los precios será la opuesta: si los precios del trigo son altos
se producirá mucho trigo, pero si los precios bajan, los agricultores destinarán
sus tierras al cultivo de otros cereales y la cantidad de trigo que llegará al
mercado será menor.
LA ELASTICIDAD DE LA OFERTA
La curva de oferta de la empresa es por tanto un tramo de su curva de costes
marginales, el tramo en el que los precios son superiores al del punto de cierre. Al
igual que hicimos con la demanda debemos también considerar la elasticidad
de la oferta, su sensibilidad ante las variaciones en el precio.
Los gráficos muestran las curvas de oferta de dos empresas.
La oferta del Gráfico 1 es muy elástica: una pequeña bajada de precios (de P1 a
P2) provoca
una gran disminución en la cantidad ofrecida (de Q1 a Q2).
La oferta del Gráfico 2, en cambio, es muy inelástica: grandes variaciones de precio
(de P1 a
P2, por ejemplo) provocarán pequeñas variaciones en la cantidad ofrecida (de Q1
a Q2).
La oferta será elástica o inelástica según que las variaciones en la
cantidad ofrecida sean mayores o menores proporcionalmente a las variaciones en
los precios. Definida con más precisión, la elasticidad de la oferta es el porcentaje
en que varía la cantidad ofrecida cuando el precio varía en un uno por ciento.
Lo que se trata de medir de hecho es la capacidad de reacción de las empresas a
las variaciones en los precios. La elasticidad de la oferta depende por tanto de las
peculiaridades tecnológicas del proceso productivo, de la disponibilidad de factores
necesarios para la producción, pero, sobre todo, del tiempo. Como a corto plazo
las instalaciones no pueden variar, la oferta es muy rígida, y grandes variaciones
en los precios no modificarán sensiblemente la cantidad ofrecida. Sin embargo a
largo plazo la oferta resulta muy elástica, no sólo porque las empresas existentes
pueden adaptarse a los nuevos precios sino porque puede que entren nuevas
empresas, si el precio ha subido, o que cierren algunas, si el precio ha bajado
LA FUNCIÓN Y CURVA DE DEMANDA
En un mercado ideal, de libre competencia, tanto si es de bienes y
servicios como si es de factores, llegarán los demandantes tratando de obtener la
mayor cantidad de bienes al precio más bajo posible. Así se configura la demanda.
Utilizaremos como ejemplo el mercado del trigo de un país imaginario. Los
consumidores estarán dispuestos a comprar más trigo si el precio es bajo que si el
precio es alto.
La elasticidad de la demanda
Hay algunos bienes cuya demanda es muy sensible al precio, pequeñas
variaciones en su precio provocan grandes variaciones en la cantidad
demandada. Se dice de ellos que tienen demanda elástica. Los bienes que, por el
contrario, son poco sensibles al precio son los de demanda inelástica o rígida. En
éstos pueden producirse grandes variaciones en los precios sin que los
consumidores varíen las cantidades que demandan. El caso intermedio se llama de
elasticidad unitaria.
La elasticidad de la demanda se mide calculando el porcentaje en que varía
la cantidad demandada de un bien cuando su precio varía en un uno por ciento. Si
el resultado de la operación es mayor que uno, la demanda de ese bien es elástica;
si el resultado está entre cero y uno, su demanda es inelástica.
Los factores que influyen en que la demanda de un bien sea más o
menos elástica son:
1) Tipo de necesidades que satisface el bien. Si el bien es de primera
necesidad la demanda es inelástica, se adquiere sea cual sea el precio; en cambio
si el bien es de lujo la demanda será elástica ya que si el precio aumenta un poco
muchos consumidores podrán prescindir de él.
2) Existencia de bienes sustitutivos. Si existen buenos sustitutos la demanda del
bien será muy elástica. Por ejemplo, un pequeño aumento en el precio del aceite
de oliva puede provocar que un gran número de amas de casa se decida por usar
el de girasol.
3) Importancia del bien en términos de coste. Si el gasto en ese bien
supone un porcentaje muy pequeño de la renta de los individuos, su demanda será
inelástica. Por ejemplo, el lápiz. Las variaciones en su precio influyen muy poco
en las decisiones de los consumidores que desean adquirirlos.
4) El paso del tiempo. Para casi todos los bienes, cuanto mayor sea el período
de tiempo considerado mayor será la elasticidad de la demanda. Puede ser que
al aumentar el precio de la gasolina, su consumo no varíe mucho, pero al pasar
el tiempo podrá ser substituida en algunos de sus usos por el carbón, en otros usos
por el alcohol, de forma que la disminución en la demanda sólo se nota cuando
pasa el tiempo.
5) El precio. Finalmente hay que tener en cuenta que la elasticidad de la demanda
no es la misma a lo largo de toda la curva. Es posible que para precios altos la
demanda sea menos elástica que cuando los precios son más bajos o al revés,
dependiendo del producto de que se trate.
EL EQUILIBRIO DEL MERCADO
Habrá una situación de equilibrio entre la oferta y la demanda cuando, a los
precios de mercado, todos los consumidores puedan adquirir las cantidades
que deseen y los oferentes consigan vender todas las existencias.

EL EQUILIBRIO EN EL MERCADO DE TRIGO


tendencia tendencia
P D O situación
precios producción
8 2 9 excedentes bajar disminuir
5 4 8 excedentes bajar disminuir
3 7 7 equilibrio equilibrio equilibrio
2 10 5 escasez subir aumentar

El precio y la cantidad de producto que se intercambiará realmente en


el mercado queda determinado automáticamente como consecuencia de la forma
de las curvas de oferta y demanda del producto. Si el precio es muy alto, los
productores estarán ofreciendo mucho más producto del que demandan los
consumidores por lo que se encontrarán con excedentes, cantidades que no
pueden vender, por lo que reducirán sus producciones y bajarán los precios.
Por el contrario, si el precio resulta ser demasiado bajo, las cantidades
demandadas serán mayores que las ofrecidas por lo que se producirá escasez.

ESTAS FUERON SUS PALABRAS


Una avaricia incontenible e inmoral aparece siempre que nuestros ejércitos, en
defensa del bien común, marchan no sólo por aldeas y ciudades sino también por
las carreteras; con ello hacen que los precios de los comestibles no sólo se
tripliquen, a veces llegan a costar ocho veces más y superan todo lo imaginable.
Con esta ley estableceremos una medida y pondremos coto a la avaricia.
(Edicto del emperador Diocleciano, año 302)

EMPERADOR DIOCLECIANO
Este emperador vivió en momentos de profunda crisis económica e hizo por
primera vez intentos racionales de controlar la economía y los precios. El Edicto de
Precios de Diocleciano (“Edictum de maximis pretiis rerum venalium”) fijaba precios
máximos para más de mil trescientos productos y también establecía el costo de la
mano de obra para producir esos artículos. La pena para quienes violaran el edicto
era bastante dura (“…si alguno tiene la osadía de actuar contra lo dispuesto en esta
norma, será condenado a pena capital…”), pero el edicto fracasó. Las
consecuencias fueron la desaparición de productos de los mercados, la aparición
del mercado negro y la agravación de las subidas de precios.

EL MODELO HALCÓN-PALOMA
En el lenguaje ordinario entendemos por "halcón" a los políticos partidarios
de estrategias más agresivas mientras que identificamos como "paloma" a los más
pacifistas. El modelo HalcónPaloma sirve para analizar situaciones de conflicto
entre estrategias agresivas y conciliadoras.
Este modelo es conocido en la literatura anglosajona como el "hawk-dove" o
el "chicken" y en español es conocido también como "gallina". También se ha
utilizado este modelo abundantemente para representar una guerra fría entre
dos superpotencias. La estrategia Halcón consiste en este caso en proceder
a una escalada armamentística y bélica. Si un jugador mantiene la estrategia
Halcón y el otro elige la estrategia Paloma, el Halcón gana y la Paloma pierde. Pero
la situación peor para ambos es cuando los dos jugadores se aferran a la
estrategia Halcón. El resultado puede modelizarse con la siguiente matriz de
pagos.
HALCÓN-PALOMA:
MATRIZ DE PAGOS
Jugador Y Paloma Halcón
Jugador X
Paloma 2º,2º 3º,1º
Halcón 1º,3º 4º,4º
Obsérvense las sutiles pero importantes diferencias de este modelo con
el Dilema del Prisionero. En principio la matriz es muy parecida, simplemente se
han trocado las posiciones de los pagos 3º y 4º, pero la solución y el análisis son
ahora muy diferentes.
EL SISTEMA ECONÓMICO DEL FUTURO
A los economistas nos gusta predecir el futuro. Es una enfermedad
profesional. A pesar de que lo hemos hecho siempre muy mal y hemos
cometido graves errores, no nos dejamos arrastrar por el desánimo y seguimos
intentándolo. Aquí lo vamos a hacer de nuevo, pero, sirva este comentario de aviso,
no conviene que se conceda a esta página más credibilidad que la que se concede
al horóscopo de un astrólogo o a las revelaciones de un quiromántico.
LA INFLACIÓN
Las tendencias actuales en la política económica de los países occidentales
sitúa a la lucha contra la inflación como el objetivo prioritario al que quedan
subordinados todos los demás. Mensualmente los medios de comunicación
ofrecen con grandes titulares los datos más recientes de inflación. Esos datos
determinan a su vez la revisión de los convenios laborales colectivos, las pensiones
de jubilación y multitud de acuerdos contractuales.
Cualquier profesional tiene que ser capaz hoy de valorar en su justa medida
la precisión de los datos oficiales de la inflación. Tiene que ser muy consciente
también de sus consecuencias, especialmente de los efectos redistributivos. Por
ejemplo, uno de los errores más nefastos y frecuentes en las sentencias de los
tribunales procede precisamente de la falta de reconocimiento oficial por los
jueces de la existencia de la inflación. Cuando un juez considera saldada una deuda
si se abona la cantidad nominal contratada aunque hayan pasado años de su fecha
de cumplimiento, caso, por ejemplo, de las suspensiones de pagos o de los
arrendamientos sin indiciar, está sin duda sancionando prácticas viciosas e
injustas de enriquecimiento.
En cualquier caso, los requerimientos culturales más elementales exigen
que cualquier universitario conozca las causas que originan la inflación y las
políticas e instrumentos que conducen a su solución.
Naturaleza y medida de la inflación
La inflación consiste en el crecimiento generalizado y continuo de los precios
de los bienes, servicios y factores productivos de un país. La inflación implica por
tanto la reducción de la capacidad adquisitiva del dinero. Para ofrecer una
medida de la inflación se pueden utilizar dos formas, las tasas de crecimiento
de los precios (porcentaje en que han variado en un período de tiempo
determinado) o los números índice (— porcentaje que representan los precios
actuales con respecto a los vigentes en una fecha base). Así podemos afirmar,
por ejemplo, que en el año 1990 los precios crecieron en España a una tasa
del 6,5% o que alcanzaron el índice 168,6 en comparación con 1983. La
estimación de esas medidas suele hacerse mediante el Índice de Precios al
Consumo (IPC).
LA HIPERINFLACIÓN
En muchos países latinoamericanos las subidas de precios han
alcanzado en las últimas décadas tasas muy elevadas, algunas del orden del
400% anual e incluso superiores. Este es el fenómeno llamado hiperinflación.
Aquí hay un cambio cualitativo, es una situación substancialmente diferente a
la inflación normal, con problemas y peculiaridades propias, que requieren
explicaciones y soluciones diferentes. En una situación hiperinflacionaria la gente
no está dispuesta a mantener dinero debido a la rapidez con que disminuye su valor.
La hiperinflación no es una novedad. En otros países y otros períodos
históricos se han conocido también procesos inflacionistas extraordinarios. El más
estudiado de todos ellos es el sufrido por Alemania tras la Primera Guerra
Mundial. La obligación de pagar fuertes indemnizaciones a las naciones
vencedoras y la caótica situación interna que impedía obtener por la vía fiscal los
ingresos necesarios, indujeron a la República de Weimar a financiarse
imprimiendo papel moneda sin ninguna contención. Entre enero de 1922 y
noviembre de 1923 la tasa acumulada de inflación ascendió a un billón por
ciento. Para hacernos una idea del significado de esa cifra piénsese que el dinero
suficiente para adquirir todas las viviendas del término municipal de Málaga no
bastaría un par de años después para pagar una ración de boquerones.
ESTAS FUERON SUS PALABRAS

Los hombres y las mujeres se apresuraban a gastar sus sueldos, a ser posible, a
los pocos minutos de cobrarlos. Los billetes eran llevados a las tiendas en
carretilla o en cochecitos de niño. La referencia a las prensas de imprimir
siempre había ocupado un lugar especialmente importante en el clisé
monetario. Aquel otoño, en Alemania, se utilizaron virtualmente todas las
prensas capaces de imprimir dinero. En realidad los billetes manaban a raudales.
Y a veces el comercio se interrumpía al retrasarse las prensas en producir nuevos
billetes de cifras lo bastante altas para que fuese transportable la cantidad de
papel necesaria para la compra del día.

(J.K. Galbraith, El dinero, 1975)

Aún más grave fue la hiperinflación sufrida por Hungría inmediatamente


después de la segunda guerra mundial. Los precios se multiplicaron por más de
10^27 en doce meses, multiplicándose dos veces cada día.
La hiperinflación latinoamericana no ha alcanzado nunca esas tasas extremas,
pero ha resultado ser mucho más perdurable en el tiempo. La tasa media de
inflación anual durante el período 1980-1987 fue del 166% para Brasil, del 299%
para Argentina y hasta del 602% para Bolivia. Pero no fueron las propuestas
estructuralistas sino las más clásicas (restricción monetaria y contención del
gasto público) las que han conseguido domeñar la fiera. Eso sí, con efectos muy
desagradables para la población de estos países. De hecho, como consecuencia
de las repercusiones de algunas políticas antiinflacioniarias excesivamente rígidas,
finales de los ochenta se llegaron a producir en varios países sudamericanos
(Argentina, Venezuela, entre otros) motines espontáneos con asalto de
muchedumbres procedentes de los barrios más pobres a tiendas de alimentación

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