Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CONTENIDO CAPÍTULO 12
PLAYLIST Bailey
SINOPSIS CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 1 Asher
Asher CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 2 Bailey
Bailey CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 3 Asher
Asher CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 4 Bailey
Bailey CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 5 Asher
Asher CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 6 Bailey
Bailey CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 7 Asher
Asher CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 8 Bailey
Bailey CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 9 Asher
Asher EPÍLOGO
CAPÍTULO 10 Bailey
Bailey Asher
CAPÍTULO 11 ¡NO OLVIDES DEJAR TU RESEÑA Y/O
Asher VALORIZACIÓN EN GOODREADS!
PLAYLIST
“Electricity” - Silk City & Dua Lipa
“Sexy Boy” - Air
“Jealous” - Chromeo
“Connection” - OneRepublic
Pero admito que ser atendido por mi preciosa amiga Bailey, que acaba de
graduarse de la escuela de medicina, no suena exactamente como una
dificultad.
Asher
Lo veo. Lo quiero. Lo tomo.
—¿Estás bien? —pregunta Owen, mirando por encima del borde de su tarro hacia mí.
Es el portero de nuestro equipo y uno de mis mejores amigos.
Recostado en mi silla, me paso una mano por el pelo—. ¿Quién diablos sabe? Tal vez
esto estaba destinado a suceder. Tal vez fue el universo diciéndome que he estado yendo
demasiado duro por mucho tiempo, y que necesitaba un descanso antes de quemarme por
completo.
Incluso mientras digo las palabras, dudo que haya algo de verdad en ellas. No creo
que mis compañeros de equipo quieran oír lo jodidamente deprimente que es que no
juegue con ellos.
—Maldición, Asher. Eso es mierda poética —dice Teddy. Como yo, es uno de los
centros titulares del equipo.
—Eh —Inclino la cabeza—. Hasta una ardilla ciega encuentra una nuez de vez en
cuando.
Ahí está el Owen que conocemos y amamos. Nunca sabes lo que va a salir volando de
su boca. Como la vez que fuimos detenidos en el aeropuerto por seguridad después de que
el agente de la TSA le preguntara—: Señor, ¿trae armas o explosivos con usted?
—¿Quieres decir aparte de este pito bomba en mis pantalones? —dijo Owen con una
sonrisa. Ese pequeño comentario nos costó más de una hora en una sala especial de
entrevistas.
Buenos tiempos.
Es un poco impredecible. Un poco salvaje. Eso no quiere decir que no se haya relajado
un poco desde que se comprometió a principios de este año. Lo ha hecho. Pero sigue siendo
muy Owen, lo que significa que proporciona un alivio cómico regular a nuestro grupo de
amigos, a menudo en forma de chistes verdes y frases ingeniosas.
6 Teddy es un poco mayor, un poco más sensato de los dos, y en general se puede
confiar en él para dar consejos sólidos. Sólo que ahora mismo, no quiero escuchar los
consejos de nadie sobre lo que debería hacer con mi inesperado e indeseado tiempo libre.
Antes de que los chicos puedan seguir investigando, vemos a un par de amigas al otro
lado de la barra y mi estómago se endurece. Bailey es pequeña y hermosa y muy lista. Está
a punto de graduarse de la escuela de medicina, y aunque nunca lo he admitido antes, tengo
un flechazo grande por ella. Está con su amiga Aubree, que es castaña y un poco más
tranquila y seria. He sido amigo de ambas durante los últimos años después de conocerlas
a través de amigos mutuos.
Incluso si quisiera, no puedo evitar la forma en que mi mirada pasa por encima de las
curvas de Bailey mientras la veo acercarse. Un par de jeans ajustados, rasgados
artísticamente en ambas rodillas, una camiseta negra que abraza su pecho y unos tenis
blancos completan su look casual pero sexy como el carajo. Su pelo rubio y ondulado bordea
la parte superior de sus hombros, acentuando la larga y delicada columna de su cuello
mientras sus curiosos ojos marrones se cruzan con los míos.
Bailey mete un mechón de cabello color miel detrás de su oreja, y se encuentra con mi
mirada brevemente de nuevo antes de mirar a otro lado—. Sólo estoy recogiendo una orden
de comida para llevar. Nos quedamos en casa esta noche, pero tuvimos un repentino antojo
de papas fritas con trufa y champiñones rellenos.
Asiento. Es lo que yo quería hacer, quedarme en casa—. Suena divertido.
Quién sabe, tal vez sea su formación médica la que está tomando el control, pero algo
se siente diferente en su expresión. Me veo bien por fuera, sin ojos negros, vendas o
moretones. Pero es lo suficientemente lista para saber que las heridas más profundas son a
veces las que no se pueden ver.
—Estaré fuera por lo menos dos semanas, tal vez el resto de la temporada —No puedo
evitar el toque de frustración en mi voz.
Los detalles de mi lesión han salido en todas las noticias, la repetición se ha mostrado
en cámara lenta en la televisión tantas veces, que parecía que estaba viendo como le pasaba
7
a otra persona. Pero el dolor en mi entrepierna y la sensación borrosa dentro de mi cabeza
sirven como recordatorios constantes de que fui yo quien fue golpeado contra los tableros
ese juego.
No me gusta la mirada de lástima en las caras de todos cuando se los digo. Es una de
las razones por las que no he respondido a mensajes o llamadas, no quiero escuchar la
decepción de nadie por no jugar en los playoffs. Es sólo el momento más importante de mi
vida, y ahora está sucediendo sin mí.
—En realidad voy a visitar el baño de damas antes de irnos —dice Bailey.
Este bar es genial, es oscuro, tranquilo y relajado, pero una cosa extraña es que los
baños están en la parte de atrás, en un edificio separado al lado del estacionamiento. Y como
de ninguna manera voy a dejar que Bailey ande por ahí sola después de que oscurezca, me
levanto de mi asiento—. Yo también tengo que ir. Caminaré contigo.
Ella asiente y dirige el camino hacia la salida trasera.
Sé que no debería, pero no puedo evitar ver su trasero mientras camina. Jesús, Asher.
Cuando llegamos a la puerta, la mantengo abierta y Bailey pasa. El olor de su champú floral
es como un golpe de succión para el sistema nervioso. De repente me siento muy nervioso
y ni siquiera sé por qué. Ya que mentí sobre la necesidad de usar el baño, entro al baño de
hombres y me lavo las manos, luego la espero afuera en la acera poco iluminada.
No he pasado mucho tiempo a solas con Bailey, pero no lo necesité para saber que
era buena gente. Una estudiante de medicina en camino de convertirse en doctora. Ojos
amables. Un poco respondona. Curvas para días. Exactamente lo que buscaría en una mujer.
No es que tenga que ir a buscar en estos días. Los últimos años han sido un buffet de chicas
ansiosas por mi compañía. No es que me haya quejado. Diablos, no. Ni mucho menos. Pero
eso no significa que me sienta diferente si alguna vez tuviera la oportunidad con una buena
chica como Bailey.
Recuerdos del verano pasado pasan por mi cerebro. Un fin de semana largo habíamos
tomado un ferry a la Isla de las Orcas para alojarnos en un par de cabañas situadas a lo largo
de la costa rocosa. Habíamos ido a ver ballenas y habíamos visitado un viñedo. Creo que
Elise y Aubree lo habían planeado todo, pero sinceramente no lo sé. Yo había contribuido
con algo de dinero para la cabaña y para la comida y había empacado una chaqueta para la
lluvia y mis botas para caminar. Ese fue el fin de semana en que empecé a notar cosas de
Bailey que nunca había notado. Como lo inteligente que era, lo divertida y lo bonita que era,
incluso sin una gota de maquillaje o acceso a un secador de pelo, tuvo toda mi atención.
No que se fijara en mí. Diablos, si se dio cuenta de que yo era un tipo soltero, no me
lo dijo. Ella se había quedado más que nada con las chicas. Está muy unida a Sara, Elise,
Becca y Aubree. Y yo salía más con los chicos, todos los habituales del equipo estaban allí.
Pero, aun así, Bailey y yo nos cruzamos en la mesa del desayuno y en las fogatas nocturnas.
Secretamente amé como le importó un carajo usar pants y acogedores jerséis de lana todo
el fin de semana. Cómo maldijo cuando quemó su hot dog en el fuego e hizo que uno de
los chicos intercambiara con ella.
Con el tic de una sonrisa, Bailey continúa pasando a mi lado, guiando el camino de
vuelta a la mesa, y el hechizo se rompe.
—¿Qué reunión familiar? —dice Teddy, antes de tomar otro sorbo de su cerveza.
Aclarando mi garganta, me inclino hacia adelante, poniendo los codos sobre la mesa—
. Es el cumpleaños 85 de mi abuela este verano, y quiso que toda la familia se reuniera en
su casa de la playa en San Diego. Es el próximo fin de semana, así que supuse que no podría
ir, que aún estaríamos en los playoffs. Y ustedes lo estarán —digo, dándole a mis
compañeros una mirada severa—, pero yo no lo haré.
Owen hace una expresión confusa—. Entonces, ¿por qué no ir? El entrenador te dejará.
—No voy a ir porque el equipo dice que tengo que llevar una enfermera conmigo, y
eso es jodidamente ridículo. Soy un hombre adulto. No voy a pasar mis vacaciones siendo
9 bañado con una esponja por un extraña, o que me frunzan el ceño cada vez que intente
tomar una cerveza. Prefiero mantener mi culo en casa. Al menos así puedo relajarme en mi
propio espacio.
—¿Un viaje a California por una semana? —pregunta Bailey. Me encuentro asintiendo
mientras vuelvo a ver sus ojos—. Lo haré —dice, causando que todos la evaluemos con
diversos grados de confusión.
—¿Eh?
—Ser tu enfermera. Lo haré. Iré contigo —Sus amplios ojos marrones se encuentran
con los míos en serio.
—¿Por qué? —Pestañeo hacia ella, aún completamente confundido.
Apenas puedo oír el resto de sus palabras. De repente, todo el mundo tiene una
opinión, y todos están alentando esto en voz alta.
—Hazlo, viejo —dice Owen, y luego se termina su cerveza con un trago largo—. Será
mucho mejor que el equipo asignándote una desconocida, y podrás ver a tu familia. Eso
tiene que mejorar tu mal humor, hombre.
Tiene razón, pero yo quería aferrarme a esto y quedarme en casa, escondido como un
miserable. Ya sé que será difícil mantener mi mal humor cuando el sol de California me dé
en la piel, o cuando mi abuela me cuente una de sus historias inapropiadas.
Si me quedo en casa, sólo me castigaré a mí mismo. Y Bailey parece tan emocionada
por la idea de este viaje que me tiene un poco intrigado.
—Okay Lo veré con el equipo la semana que viene. Nuestro entrenador de atletismo
puede que quiera hablar contigo primero.
Después de unos minutos más de charla, las chicas se excusan para recoger su pedido,
que está listo, y entonces somos sólo nosotros otra vez.
—Ten cuidado con Bailey —dice Owen después de un tenso minuto de silencio.
10
—¿Qué demonios se supone que significa eso?
Me da una mirada aguda—. Significa que tú eres tú, y ella es ella, y sólo estoy tratando
de mantenerlo real. Ella te hará un favor al viajar contigo, recuérdalo.
—No te estoy siguiendo, viejo. Entiendo que me estaría haciendo un favor —Incluso
mientras refunfuño estas palabras, sé a qué se refiere.
Durante años, he jugado duro y descansado poco en mi tiempo libre. He ido de un
juego a otro, de un juego a otro, de una lucha a otra, como un adicto que busca
constantemente su próxima dosis. El hockey es lo único que me hace sentir completo, y lo
he perseguido sin descanso. Por supuesto, ahora todo eso está fuera de la mesa. Al menos,
por el momento.
Cuando mis padres se divorciaron, yo era joven y estaba herido, lleno de una rabia que
ninguna cantidad de hockey podía ahogar. Me lanzaba contra los oponentes, con los puños
en alto, sin saber siempre las razones.
Los rumores sobre mí son viciosos. La gente dice que soy egoísta. Un pendejo. Algo
de eso es cierto. Tal vez más que algunos de ellos. Pero no me importa admitirlo ante mí
mismo ahora, porque más que mi ego fue herido.
—Bailey es una chica grande. Puede manejarse sola —Teddy me estudia como si
intentara leer mis intenciones.
—Sólo quería poner mis dos centavos —dice Owen a la defensiva, inclinándose hacia
atrás con sus voluminosos antebrazos cruzados sobre su pecho.
A pesar de que he jugado, sé exactamente lo que Owen está diciendo. Mi reputación
de jugar un juego duro de hockey es una cosa, pero también ha habido muchas mujeres.
Más que unas pocas.
Por primera vez desde mi lesión, siento que me han quitado un peso de encima, y es
por la rubia bonita con los preciosos ojos marrones.
CAPÍTULO 2
ACTO DE EQUILIBRO
Pero el equilibrio literal, como resulta... No soy tan bueno en eso. Un pequeño hecho
que se me debe haber pasado por alto la otra noche cuando, entre puñados de papas fritas
con trufa, acepté unirme a Aubree para hacer yoga esta mañana.
Mientras clavo los dedos de los pies en mi colchoneta, tratando de "centrar mi
respiración" como recomienda nuestra instructora, observo a Aubree por el rabillo del ojo.
12 Se está doblando y estirando como una banda elástica en su sujetador deportivo rosa claro
y sus leggins a juego. Lo hace parecer tan fácil, como si alguien la hubiera sacado de la
cuenta de Instagram de un influencer del mundo fitness. Cuando trato de igualar su postura,
llevando un pie a la parte interior del otro muslo, me tambaleo como si me hubiera tomado
demasiados shots de tequila, y finalmente me caigo.
Sí, como dije. No es muy yogui. Pero pasé mi primera clase de yoga sin sufrir ninguna
lesión permanente, así que lo contaré como una victoria.
—Entonces, ¿qué te pareció? —pregunta Aubree, su tono optimista mientras agarra
una botella de desinfectante y comienza a rociar su colchoneta.
—Creo que necesito trabajar en mi equilibrio antes de volver —digo con una risa. El
eufemismo del año—. Pero se sintió bien estirarse. He estado lidiando con una seria tensión
en mi supraespinoso.
Aubree pone en blanco sus grandes ojos color miel mientras al mismo tiempo enrolla
su colchoneta de yoga en un compacto burrito morado—. Español, por favor.
—Lo siento. Un poco de dolor en mi manguito rotador.
Empujando su colchoneta bajo su brazo, Aubree salta a sus pies y me extiende una
mano—. Hola, Bailey. ¿Nos conocemos? Soy Aubree. Trabajo en el mundo de las
organizaciones sin fines de lucro. Tendrás que salir de la tierra de la ciencia por un segundo
13
aquí y hablar en el lenguaje de la gente normal, no en el lenguaje de los doctores.
Una burbuja de nerviosismo se acumula en mis entrañas. ¿El chacra del estómago
existe? Porque si es así, el mío está definitivamente fuera de lugar.
Todavía no puedo creer que me ofrecí como voluntaria para ir a este viaje con Asher y
su familia. Debí haber mantenido la boca cerrada, ahora me doy cuenta. Pero para ser justos,
mantener la boca cerrada nunca fue mi fuerte. Pequeña charla. Promesas audaces. Chismes.
Esas son todas las cosas en las que sobresalgo. Ser dócil y callada no es una fortaleza que
haya poseído nunca. Mi boca me ha metido y sacado de problemas muchas veces a lo largo
de los años. Diablos, es lo que me llevó a esta clase de yoga esta mañana. Y ahora me he
ofrecido como enfermera personal de Asher en San Diego durante una semana.
Un desliz más y estaré invirtiendo en un bozal para mí.
Nuestra cafetería favorita está a la vuelta de la manzana del estudio de yoga. En cuanto
Aubree y yo entramos, un barista familiar asiente en mi dirección y empieza a preparar mi
pedido habitual, un latte grande de vainilla.
—Supongo que eres oficialmente una habitual —dice Aubree sobre su hombro
mientras se acerca al mostrador y se pide una bebida fría.
Para cuando me levanto, el barista ya tiene mi latte esperándome, con el vapor saliendo
de la tapa. Extra caliente, justo como me gusta.
Dios, ¿realmente soy tan predecible? Supongo que he pasado mucho tiempo
estudiando aquí últimamente.
Respiro hondo y me doy cuenta de que, sí, aparentemente, soy así de predecible.
¿Necesito un aperitivo? Tal vez no. ¿Pero quiero uno? Definitivamente. Me lleva unos cinco
segundos ceder.
—No lo sé del todo —digo encogiéndome de hombros—. Pero estoy segura de que
me darán la información sobre el tratamiento que Asher ha estado recibiendo, cualquier
cosa que yo necesite o los medicamentos que él necesita tomar. Todo lo bueno.
Las cejas de Aubree se entrelazan mientras toma un largo y atento sorbo de su infusión
fría—. ¿Cuál es la que más te emociona? ¿Jugar al doctor, o la increíble parte de las
vacaciones gratis al sol? ¿O la parte del tiempo prolongado con Asher?
—¿Está mal si digo todo lo anterior?
Mi respuesta sorprende a Aubree tanto como a mí.
Sí, estoy entusiasmada con las cosas de doctor y la vitamina D que voy a absorber.
Pero en todo el sueño de estar acostada en la playa y que se me confíe como un verdadero
profesional médico, casi me olvido de la parte en la que estaré cara a cara con Asher Reed
durante una semana. El tipo es pecaminosamente sexy, no se puede negar eso.
—No es que vaya a pasar nada —le aseguro mientras nos dirigimos a nuestros
respectivos coches—. O sea, él está herido. Y...
—¿Y? —pregunta Aubree—. ¿Hay una 'y'?
Me meto un bocado de muffin a la boca para evitar admitir que no, que no hay un "y".
En el escenario de mis sueños estaría encima de él antes de que nuestro avión fuera
autorizado a despegar. No es que piense que él piensa en mí de esa manera. Pero, oigan,
una chica puede soñar.
—Yo no estaría yendo a este viaje como su amiga, que casualmente piensa que es
digno de babear —le recuerdo—. Estaría yendo como su enfermera.
Es un recordatorio para mí también. El equipo me estaría confiando la salud de uno de
sus centros estelares. No hay forma de que pueda decepcionarlos. Si es que esta idea loca
es aprobada.
15
Una vez que Aubree y yo nos despidamos, me dirijo a casa y me cambio a algo un
poco más profesional. Después es un viaje rápido a las instalaciones de entrenamiento de
los Ice Hawks.
Dentro, soy recibida por seguridad y me piden mi identificación. Luego me dirigen por
el pasillo a la tercera puerta a la derecha. Los pasillos son de hormigón pulido y brillante, y
en las paredes hay murales de jugadores, tanto los de la lista actual como leyendas del
pasado, junto con dichos en letras de imprenta como NUNCA DEJES DE PRESIONAR y
FALLAR NO ES UNA OPCIÓN.
Cuando entro en la sala de entrenamiento, un hombre que debe ser el entrenador de
atletismo del equipo está revisando el papeleo en un portapapeles mientras Asher está
sentado cerca en una pelota de ejercicio, una pierna rebotando y moviéndose con
impaciencia. Está vestido con un par de shorts negros y una camiseta verde de los Ice Hawks,
su cabello rubio ceniza apenas asomándose por debajo de una gorra de los Ice Hawks.
Doy unos pasos adelante y extiendo una mano—. Y usted debe ser el tipo al que he
venido a ver —Le doy la mano con firmeza y le devuelvo la sonrisa.
—Trey Donovan, MC, EAC —Me devuelve el apretón de manos con un firme apretón
mientras recita las letras detrás de su nombre.
Estoy realmente satisfecha conmigo misma por saber lo que representan. No es doctor,
pero tiene una maestría en ciencias y es un entrenador atlético certificado. Estoy segura de
que estudió medicina deportiva en la escuela de posgrado. Lleva pantalones caquis y una
camisa polo verde con el logo del equipo y tenis de color rojo brillante, y parece bastante
amistoso, mirándome desde el portapapeles que aún está sosteniendo.
—Entiendo que ha completado sus rotaciones clínicas y está esperando que comience
su residencia —dice.
Asiento, no me sorprende en absoluto que me hayan revisado—. Sí. Seré internista en
William Simmons a partir de julio.
Trey asiente hacia Asher, quien deja de moverse por un momento para dispararme una
de sus famosas sonrisas. Los nervios de mi estómago alzan el vuelo y me siento un poco
inquieta.
—¿Qué onda, Bailey? —Asher alza su barbilla y me muestra otra sonrisa que hace que
mi corazón palpite un poco más rápido.
—Sube aquí —le dice Trey a Asher, palmeando una mesa acolchada negra, y luego se
gira hacia mí—. Estamos tratando con una conmoción cerebral bastante estándar, así que—
—Nada de deportes de contacto, y mucha agua y descanso —digo, terminando su
frase.
Una sonrisa impresionada se mueve por los labios de Trey—. Exactamente eso. Su
equilibrio es otra cosa que estamos vigilando. Puede que haya sido comprometido.
Asher se sienta en la mesa, pero Trey le da palmaditas otra vez—. Recuéstate, ¿quieres?
Inhalando lentamente por sus fosas nasales como si estuviera ligeramente frustrado,
Asher se recuesta, extendiendo sus piernas delante de él. Es un poco extraño estar de pie al
lado de una mesa de examen con Asher delante de mí, pero mantengo mi atención en Trey.
—Hay otra lesión a la que debemos estar atentos —dice Trey, señalando el expediente
médico de Asher en el portapapeles—. El Sr. Reed sufrió una distensión inguinal de grado
dos cuando se cayó. Así que debería evitar actividad vigorosa a toda costa.
—Correcto. Te enseñaré lo que hay que tener en cuenta. Asher, ¿podrías apoyar tu
pierna en la mesa, por favor?
Asher hace lo que le dicen, y Trey me hace un gesto para que lo vea por mí misma. Me
hace tragar el enorme bulto que tengo en la garganta.
Claro. No hay problema. Sólo voy a tocarle la entrepierna a Asher Reed por un
segundo. Por motivos médicos. Y no voy a tener ningún pensamiento sucio en el proceso.
Me acerco vacilante a Asher, buscando cualquier signo de que esto es tan inapropiado
17
como se siente, pero no me da ninguno. Dah. Porque esto es un examen médico, no un
llegue. Necesito mantener mi mente fuera de la zanja.
Inclinándome sobre él, y con el toque más suave que puedo hacer, empujo la pierna
de los shorts de basquetbol de Asher por su muslo. La tela es suelta, así que se desliza
fácilmente. Está usado bóxers negros, y de debajo del borde de estos, puedo ver el comienzo
de un moretón.
—¿Puedo? —Pregunto, mi voz un poco temblorosa.
Él asiente, y yo cuidadosamente muevo la tela a un lado, tratando de ignorar cuánto
me gusta la sensación de mis dedos en su piel. Pero esa sensación desaparece rápidamente
cuando veo la hinchazón y los profundos moretones púrpura en la parte interior de su muslo.
Auch x10.
—Dios, Ashe —murmuro suavemente, mis dedos distraídamente acariciando el punto
sensible.
—Sí, créeme, lo sé —dice, su voz profunda y ronca.
Mi atención se desvanece cuando me doy cuenta de que Trey está hablando de nuevo.
—Veo muchas lesiones como ésta. Es la naturaleza del juego de hockey, muchas
lesiones en la ingle y la cadera. Usan sus glúteos cuando patinan, y cuando esos músculos
se cansan, los flexores de la cadera y los músculos de la ingle se sobre utilizan.
No puedo dejar que mi mente se desvíe hacia los glúteos de Asher, porque niño Jesús...
el culo de este hombre. El trasero de hockey existe y es glorioso. Búsquenlo en Google.
—Te mostraré cómo me gusta vendarlo antes de que te vayas —dice Trey—, e imprimí
una hoja de estiramientos y ejercicios de fortalecimiento que puedes asegurarte de que haga
todos los días.
Asiento—. ¿Algún medicamento para el dolor del que deba estar al tanto? —Pregunto
mientras Asher se sienta. Asumo que la respuesta es sí. Con esta cantidad de hinchazón,
imagino que incluso caminar debe ser increíblemente doloroso para él.
Trey resopla—. Buena suerte. Tiene una receta, pero se mantiene firme en no usarla.
—Eso es porque no lo necesito —Asher resopla, jalando sus shorts para cubrir sus
moretones—. No soy un marica.
Pongo los ojos en blanco y me pongo de pie otra vez—. No, pero eres un jugador
lesionado. Y lo que yo digo va, Asher. Así que, si creo que necesitas las medicinas, te las vas
a tomar.
Asher se ríe mientras ajusta su gorra de los Ice Hawks y vuelve a hacer rebotar su
pierna—. Sí, señora.
18
—Por señora, asumo que se refiere a DM —espeto, plantando una mano en mi
cadera—. Y deja de mover tu pierna herida. Eso se ve como una actividad vigorosa para mí.
Trey se ríe entre dientes, interrumpiendo nuestra pequeña discusión—. Parece que
tienes un buen manejo de la condición del Sr. Reed. No dejes que te haga pasar un mal rato
esta semana, Bailey.
—No hay forma —digo, dándole una media sonrisa y otro apretón de manos firme—.
Tenga la seguridad de que Asher está en buenas manos.
Asher
—Esto es. No hay vuelta atrás ahora —digo, moviéndome para mirar a Bailey, que está
sentada a mi lado. La azafata acaba de hacer un anuncio, el de las puertas de la cabina ahora
siendo aseguradas—. Estás atrapada conmigo por una semana.
Bailey levanta una ceja oscura bien formada y me sonríe irónicamente—. Creo que
puedo manejarlo.
—No lo sé... los rumores dicen que soy un poco difícil.
Ante esto, Bailey se ríe entre dientes, sus labios se separan completamente para revelar
dientes blancos y rectos. Luego se muerde el labio inferior y me mira con una expresión
19 desafiante—. ¿Vas a ser un paciente difícil?
—Lo siento —dice mientras mastica—. Nunca había estado en primera clase. Esto es
condenadamente increíble.
—Podría imaginarme —asiente, su mirada barriendo mi longitud—. ¿Qué tan alto eres
últimamente?
La copa de champán de Bailey se entrega junto con un agua mineral para mí. Aunque
no se me ordenó específicamente no beber, creo que las heridas en la cabeza y el alcohol
probablemente no se mezclan bien, y es más seguro abstenerse por el momento.
El avión se lanza hacia adelante y comienza a rodar hacia la pista. Después de unos
minutos, estamos listos para despegar y navegar sin problemas en ruta a California. Vuelo
todas las semanas para ir al trabajo, pero me avergüenza admitir que no he ido a casa a
visitar a mi familia en más de dos años.
—Un pequeño mareo que viene y va. Un poco de fatiga. Nada importante.
Ella duda, jugueteando con su servilleta de cóctel antes de volver a verme—. ¿Y con
tu...am, ingle?
No puedo evitar sonreír—. No te preocupes. Sé que parecía aterrador, pero todos los
sistemas siguen funcionando perfectamente.
20
—Sabes que no me refería a eso.
—Bien. Bueno, duele como el carajo, si quieres saber la verdad.
Soy un gran fan de la forma en que suena mi apodo rodando de sus hermosos labios
llenos. Aparentemente, también lo es mi cuerpo, porque mi corazón late a toda velocidad,
mi sangre palpitando establemente por mis venas.
El vuelo se pone en marcha, y como nunca he pasado un tiempo a solas con Bailey, y
ciertamente nunca he volado con ella antes, no tengo ni idea de si quiere pasar el vuelo
hablando o si planea leer o ver una película. Pero como no se mueve para agarrar su teléfono
o sus audífonos, yo tampoco lo hago.
—Entonces, ¿con quién voy a conocer? —pregunta, frotando sus manos como si
estuviera emocionada.
Es algo adorable. Me imaginé que ella aguantaría esta semana, en el mejor de los casos.
Estar atrapada con la familia de otro durante siete días parece una tortura muy específica.
—A todos —digo—. Mi madre, mis hermanas, mi abuela, mi tía Darby... que hace el
mejor pastel de durazno del planeta. Mi inapropiado y loco tío Jim.
Bailey se ríe, el sonido es suave y femenino—. Todo el mundo tiene uno de esos,
¿verdad? —dice bromeando.
—¿Quieres decir aparte de mis primos sexys tratando sacarte las bragas? —Le ofrezco
una sonrisa, pero hay un extraño nudo de frustración en mi estómago.
—Gracias.
—En realidad, hay algo, supongo. Mis padres están divorciados, y ambos estarán allí,
pero mi madre estará allí con su nuevo marido y mi padre sigue soltero. Es como nuestra
“nueva norma” —Hago comillas con mis dedos mientras digo esto.
—Hmm. Okay. Bailey mastica, se ve pensativa—. ¿Qué más?
Tomo un trago de mi agua, pensando qué otros hechos divertidos puedo decirle sobre
la pandilla Reed—. A mí abuela le decimos Lolli.
—¿Lolli? —Un lado de la boca de Bailey se levanta con una sonrisa torcida.
—Solía ser Lolli y Pop, mi abuelo era Pop. Murió hace diez años, pero su apodo se
había quedado para entonces.
—Lollipop1. Creo que es lindo.
Extrañamente, yo tampoco.
Pasamos todo el vuelo hablando, y luego de alguna manera, nuestro avión ya está
aterrizando en San Diego como si no hubiera pasado el tiempo. Escuchar las historias de
Bailey, sobre la escuela de medicina, los trabajos ocasionales que ha tenido a lo largo de los
años, y su actuación de Annie en la preparatoria, me ha entretenido, eso es seguro.
Por más que me resistí a traer un cuidador a este viaje, empiezo a darme cuenta de
que esta semana será mucho más divertida con Bailey a mi lado.
22
1
Paleta/piruleta/chupetín.
CAPÍTULO 4
AIRE CALIFORNIANO
Asher puede haber insistido en el avión que no tiene planes de ser difícil, pero en el
momento en que aterrizamos en la pista, me da una información que sugiere lo contrario.
Rentó un coche.
Mi primera pista de que no era un coche rentado normal fue que no fuimos a uno de
los mostradores para rentar coches. Diablos, ni siquiera fuimos al edificio para rentar coches.
Un tipo vestido de traje y con lentes de sol oscuras se reunió con nosotros afuera de la
terminal y nos trajo el coche.
Y no cualquier coche, claro está. Un convertible amarillo brillante con un motor súper
cargado. Supongo que esto es lo que pasa cuando eres una celebridad o un atleta
23 profesional. Los concesionarios de coches de lujo quieren que te vean conduciendo su
marca. Mientras estamos parados en la acera mientras las maletas son metidas en la cajuela,
Asher no parece dar ninguna indicación de haber entregado las llaves.
—No creo que conducir cuando tu pierna derecha está herida sea una buena idea,
Ashe —Suelto el asa de mi maleta rodante y cruzo los brazos sobre mi pecho, dejando claro
que él no va a ganar esta pelea fácilmente—. Tal vez deba llamar a Trey y aclarar esto con
él.
—No tuvo ningún problema con que yo condujera en casa —dice Asher, balanceando
el llavero alrededor de un dedo grueso como si pudiera hipnotizarme para que le deje hacer
lo que quiera—. Además, es sólo un viaje de quince minutos. De ninguna manera voy a dejar
pasar la oportunidad de conducir por la costa en esta cosa.
Cuando Asher me da una imitación persuasiva de ojos de cachorro y pasa sus dedos
por su desordenado pelo rubio, de repente abro la puerta y me deslizo dentro, resignada a
ir en el asiento del copiloto. Dios, este hombre tiene suerte de ser tan condenadamente
guapo. Tengo el presentimiento de que su aspecto lo ha tenido saliéndose con la suya
durante mucho tiempo.
Deja salir una risa de cuerpo entero que hace revolotear mi estómago—. Si vamos a ir
al sur de California, lo haremos con estilo. Y me imaginé que necesitarías un auto de escape
apropiado cuando te des cuenta de lo loca que está mi familia.
El viaje desde el aeropuerto de San Diego a donde vive la abuela de Asher en Coronado
Island es absolutamente impresionante. Sabía que cruzaríamos el agua para llegar a la isla,
pero cuando veo por primera vez el Puente de Coronado, me estremezco en mi asiento,
24
poniéndome las manos sobre los ojos.
—Supongo que no es un buen momento para decirte que me dan miedo los puentes
—digo, mirándolo de entre mis dedos.
—No es el mejor momento, no —dice, su voz atada con preocupación—. No sabía eso
de ti.
Estoy tentada a hacer un comentario sobre cómo hay muchas cosas que él no sabe de
mí. Después de todo, en los dos años que nos conocemos, sólo hemos tenido unas pocas
conversaciones individuales, la mayoría de las cuales fueron prácticamente exámenes de
medicina. Me preguntaba sobre algún dolor que tenía, y yo le daba una explicación médica
y le decía que no jugara tan duro en el hielo. Enjabonar, enjuagar, repetir. No puedo evitar
pensar que, si me hubiera escuchado, no se estaría enfrentando a la posibilidad de pasar el
resto de la temporada en la banca, pero eso no es ni aquí ni allá.
Tomo una respiración lenta e inestable, tratando de calmar mis alterados latidos.
—¿Ayudaría si te tomo de la mano... para darte apoyo moral? —Él desliza una mano
grande hacia mí, con la palma hacia arriba, pero le doy un manotazo.
—Sí. Pero en este caso voy a necesitar las dos manos en el volante. Diez y dos, señor.
—¿Vas a estar bien? —pregunta él.
—Estaré bien. Sólo distráeme hasta que sea seguro mirar.
—Es una gran vista —murmuro, mirando a la distancia ahora que mis manos han
dejado la comodidad de mis ojos.
El puerto está lleno de gigantescos barcos grises de la Marina sentados en un agua de
un azul tan vibrante que casi no parece real. Respiro profundamente, llenando mis pulmones
con el aire salado de California. Se siente como la primera respiración profunda real que he
tomado en años.
Asher asiente—. Pop solía trabajar en la base naval de aquí abajo, y cuando se enfermó,
mi mamá y Steve se mudaron aquí para ayudar a cuidarlo. Y luego todos se quedaron. Creo
25 que siempre pensamos que Lolli vendería el lugar después de que Pop murió, pero no pudo
desprenderse de él. Ya lo verás. Es una casa bastante asombrosa.
Y resulta que, por casa, quiere decir oasis frente a la playa.
—¡Oigan todos, Asher está aquí! —Una anciana pequeña con corte estilo pixie blanco
y lentes de sol del tamaño de un plato, está de pie en el porche, llamando a la casa—.
¡Vamos, bobos! ¡No hagan que la anciana o al chico con la entrepierna rota lleven todas sus
cosas!
Cuando llego al porche, con su maleta colgada sobre un hombro y mi maleta rodante
en la otra mano, toda una pandilla de parientes se ha unido a Lolli en el porche, y cada uno
de ellos está luchando por su turno para abrazar a Asher.
—Usted debe ser la Dra. Bailey —dice Lolli con voz melosa, y antes de que pueda
detenerla, me está jalando fuerte en un abrazo con brazos que son sorprendentemente
fuertes para una mujer de su edad y estatura.
—Lolli, suelta a la pobre chica —Una mujer de pelo rubio canoso se desata el delantal
de su cintura y golpea a Lolli con él, y luego se presenta—. Soy la madre de Asher. Puedes
llamarme Tess —Me da la mano, y luego le da al convertible un bizco escéptico—. Supongo
que el coche deportivo fue idea de mi hijo, el demonio de la velocidad.
Mi mirada se dirige a Asher, una sonrisa contrayendo la comisura de mis labios—. Sí,
Speedy González insistió en conducir a pesar de su lesión.
Asher levanta las manos en defensa—. Oye. Soy un excelente conductor. ¿No me dan
26 puntos por distraerte para que no te asustaras cuando cruzamos el puente?
Tess abraza a su hijo y besa su mandíbula con barba—. Sólo te estamos haciendo pasar
un mal rato, cariño. No podría estar más emocionada de que estés aquí.
—¡Y yo no podría estar más emocionada de que tengamos una casa con aire
acondicionado! —Lolli se abanica la cara para mantener el sudor a raya—. ¿Podemos
trasladar esta fiesta de amor al interior antes de que uno de ustedes tenga que trapearme
del porche?
Asher agarra su maleta y se la echa al hombro—. Yo lideraré el camino.
Liderar camino a qué, se preguntarán. A una cocina llena de más parientes a los que
conocer y saludar. Voy a necesitar tarjetas de memoria para recordar el nombre de todos,
esta semana.
—¿Hay algún lugar donde pueda poner nuestras maletas? —Le pregunto a la madre
de Asher, medio gritando sobre el alboroto.
Ella asiente, le quita la maleta a Asher del hombro, y me pide que la siga arriba, lo cual
no me alivia tanto. Santa reunión familiar, hay un montón de gente que conocer a la vez.
Aunque todos son encantadores hasta ahora, viajar siempre tiene la habilidad única de
darme sueño, a pesar de que no he hecho nada más que sentarme en un avión y luego en
un coche.
Sigo a Tess por un largo pasillo de habitaciones hasta una particularmente soleada al
final. Parece que esta será mi casa durante la próxima semana, y debo decir que es mucho
más bonita que el estudio que llamo hogar el resto del año. Hay hermosas piezas de arte
abstracto enmarcadas en todas las paredes blancas, y la cama matrimonial en el centro de
la habitación está cubierta con un edredón coral y más almohadas de las que jamás he visto
fuera de una exposición de decoración.
—Pensamos que sería mejor que tuvieras la habitación más cercana a la de Asher por
si hay alguna emergencia médica por la noche —dice Tess, parada en la puerta mientras
dejo mi maleta al lado de la cómoda—. No soy médico, pero si necesitas ayuda con él, puedo
darte mi número. Steve y yo vivimos al final de la calle.
—Tal vez no sea una profesional médica, pero es su madre. Estoy segura de que cuidó
muchas lesiones de hockey de Asher cuando era un niño.
Ella se ríe, sus ojos son amables cuando se encuentran con los míos—. Me ocupé de
un montón de lesiones que probablemente deberían haber sido responsabilidad de una sala
de emergencias. Es un alivio pasarle la antorcha a un verdadero profesional.
Hemos estado ausentes de la reunión familiar durante cinco minutos, pero parece que
son unos minutos más que suficientes. Una voz que es inconfundiblemente la de Lolli viene
27
tronando desde la cocina y hasta las vigas, diciéndonos, “bajen sus traseros aquí”.
Una risita se me escapa. Asher no estaba bromeando. Su abuela es un petardo.
De vuelta a la cocina, los abrazos han cesado, pero el caos está lejos de terminar.
Mientras uno de los parientes de Asher toma notas de las pizzas preferidas de todos
para la cena de esta noche, otro está ayudando a Lolli a prensar la masa de las galletas en
las cacerolas. Y en el centro de todo esto, Asher está sentado en la barra de desayuno, a
medio contar a sus tíos la historia de cómo ocurrió su lesión. O al menos su versión, que
suena más como una historia de terror. Estoy sintiendo que hay una exageración, así que lo
interrumpo a la mitad de una descripción que hace que el jugador que lo chocó parezca un
pie grande rabioso en patines.
—Odio interrumpir la plática de deportes, chicos, pero necesito acomodar a mi
paciente con una bolsa de hielo. Ya ha sido una mañana larga.
Lolli, que tenía metidos los dedos en sus oídos para no oír los detalles sangrientos de
la lesión de Asher, aprovecha la oportunidad para ofrecer una bolsa de guisantes congelados
de su congelador, que acepto encantada. Trey envió un montón de paquetes de frío
instantáneo, pero aún están metidos en algún lugar de mi equipaje.
—¿Te importa si me dirijo al porche cubierto? —Asher inclina su cabeza hacia la puerta
corrediza de cristal en la parte de atrás de la cocina—. Podría muy bien sentir un poco de
sol en mi piel mientras pongo hielo en esta cosa.
—¿La razón sobre qué? —Pregunto, levantando sus shorts a la pálida piel de su muslo
interior.
28 Asher no parpadea, aunque mis manos están muy cerca de su ropa interior—. Mi
familia. Están locos.
Asher salta un poco ante el frío de nuestra improvisada bolsa de hielo. Tengo que
admitirlo; es como lindo. Puede que él sea un gran y duro jugador de hockey, pero aun así
es un poco sensible a una bolsa de guisantes congelados.
—Bueno, sé que puede ser abrumador —dice—, pero significa mucho para mí que te
hayas ofrecido a venir aquí conmigo. Si no fuera por ti, no habría venido. No quería que un
médico de un equipo cualquiera vigilara cada uno de mis movimientos y examinara todo lo
que hacía. No he visto a algunas de estas personas en años, así que... gracias.
Apenas puedo creerlo, pero por primera vez, veo que la guardia de Asher baja un poco.
Nunca había visto este lado tierno de él. Es intrigante. Cuando una nube se mueve en el
cielo, la luz del sol le da en sus ojos azules. Son casi del color del océano, e igual de
fascinantes.
—Entonces, tal vez su lesión fue una bendición disfrazada —Pongo una mano
tranquilizadora en su hombro con un suave apretón—. Una excusa para tener algo de
tiempo libre para visitar a su familia.
Asher resopla, y yo dejo caer mi mano—. Sí. Algo así.
Su ceño se suaviza en una sonrisa escéptica—. ¿Destino? ¿Crees en eso? Pensé que
eras demasiado científica para ese tipo de cosas.
Una sonrisa permanece en mis labios mientras me pongo de pie—. Tal vez estoy
perdiendo mi toque, estando en mi primer descanso de la escuela de medicina en cuatro
años.
—Creo que es sólo el aire californiano que te llega —dice, ajustando la bolsa de
guisantes—. Ten cuidado. Todo ese sol y el agua salada te harán hacer algunas locuras.
Mis mejillas empiezan a calentarse, y no creo que sea por el sol entrando por las
enormes ventanas. Con o sin aire californiano, con la forma en que Asher entrecierra sus
29
ojos azules en mí, no me preocupa tanto decir algo loco como hacer algo loco.
Sólo hay una pequeña cosa deteniéndome. Y por una pequeña cosa, me refiero a ocho
pequeñas cosas... ...en la forma de los miembros de la familia de Asher que probablemente
nos están mirando a través de la puerta corrediza de cristal ahora mismo.
Que el cielo me ayude. Esta va a ser una semana larga.
CAPÍTULO 5
UNICORNIOS, CHISTES DE PAPÁ E INAPROPIADAS ERECCIONES PÚBLICAS
Asher
Balanceando un plato de pizza sobre mis rodillas, tomo una servilleta de mi tía Darby
mientras ella pasa. La cena es un asunto casual esta noche, y un completo caos, por supuesto.
Niños corren por la casa jugando a las atrapadas, las cajas de pizza cubren la isleta de la
cocina y la televisión tiene el volumen que sólo Lolli apreciaría.
—No lo sé. Ve a preguntarle a tu tío Asher —oigo decir a mi primo Tad en la otra
habitación. Es una frase común cuando estoy en la casa.
Si no tuviera un dolor de cabeza masivo en este momento, estaría feliz de
entretener a los niños. Pero la verdad es que no me siento tan entusiasta y estoy
anhelando paz y tranquilidad. Algo que no tengo posibilidades de conseguir esta
30 noche, según parece.
Ella asiente, pareciendo complacida consigo misma—. Creo que anoche hubo un
unicornio en mi habitación. Vi chispas.
—Eso suena… fascinante —le sonrío y, por el rabillo del ojo, puedo ver a Bailey
mirándonos desde el otro lado de la habitación. Su boca está suave y relajada, y hay
una mirada cálida en sus ojos mientras me mira interactuar con la precoz niña de seis
años.
—Mmm… —Antes de que pueda incluso contemplar una mejor respuesta que esa, se
da la vuelta, gira rápidamente y se detiene dramáticamente con las manos en las caderas.
—¿Sabes cómo hice eso? Magia —anuncia con orgullo—. ¡Soy mágica!
Asiento, dándole una sonrisa grande—. Lo eres, y también eres muy inteligente. ¿Qué
otros movimientos tienes?
Fable lo piensa mientras su hermana menor, Brooke, se acerca a donde estoy sentado.
Ella tiene dos años y es tan linda como un botón, pero cuando se acerca, un olor terrible cae
sobre nosotros.
—Hola, princesa —digo, acariciando su cabeza.
Ella mete un dedo pegajoso en su boca, mirándome con enormes brillantes ojos azules.
—Oye, Tad —llamo hacia la otra habitación—, creo que la pequeña necesita un cambio
de pañal.
31
Escucho una frase murmurada que no puedo entender, que bien podría ser una de las
palabras de maldición inventadas que Tad creó para decir cerca de las chicas, y luego él
aparece, doblando la esquina.
—Fable tiene algunas teorías interesantes —le digo mientras recoge a Brooke en sus
brazos.
Su nariz se arruga al oler lo que ella ha estado cocinando—. Sí. Ella nos mantiene con
los pies en la tierra —luego levanta a Brooke en el aire y le sonríe—. Sólo dale a ésta unos
años para dominar sus entrañas, y luego ella también se estará dominando el mundo.
Me río y bajo la mirada para encontrar los ojos de Fable—. Okay, chica inteligente. Por
mucho que me encante escuchar tus increíbles historias, voy a pasar algo de tiempo con mi
amiga Bailey, ¿de acuerdo?
Fable asiente una vez y luego se aleja corriendo—. ¡Te guardaré una galleta! —dice
sobre un hombro delgado sin disminuir la velocidad. Realmente es una niña dulce.
Bailey sonríe cuando me acerco, doblando su servilleta—. Eres bueno con ellas.
Asiento—. Son divertidas, en su mayor parte. Pero trazo la línea en los cambios de
pañales.
Ella resopla, empujando una rebanada de pizza a medio comer en su plato—. No me
digas que vas a ser uno de esos papás.
Rápidamente sacudo la cabeza—. ¿Mis propios hijos? No hay problema. Los
pañales sucios no me asustan. Pero, oye, no te escuché exactamente siendo voluntaria
para cambiarla.
Su boca se presiona en una línea—. Estoy bien. Estoy más preocupada por ti.
Todo este ruido y platica no puede ser fácil para ti, y te he visto frotarte las sienes un
par de veces.
Ella tiene razón, por supuesto. Las dos mesas exteriores están llenas de mis
parientes, comiendo rebanadas de pizza en platos de papel, contando historias y
riéndose.
32 —Tomemos nuestros platos y bajemos a la playa —sugiero en su lugar.
Bailey lidera el camino a través de la casa y sale por la puerta mosquitera. Agarro
una toalla de playa de la canasta en la cubierta trasera y luego la sigo escaleras abajo
y hacia la arena que se siente fresca bajo mis pies. El sol está hundiéndose lentamente
en el horizonte, una perezosa mancha anaranjada flotando en la distancia sobre el
agua. Balanceando mi plato con una mano, extiendo la toalla con la otra.
—Oh, esta es una buena idea —dice, mirándome de cerca antes de extender la
mano y tomar mi plato así no lo dejo caer en la arena.
Me uno a ella y le doy una mordida a mi pizza. El sonido de las olas rompiéndose
en la distancia ahoga la cacofonía de las voces de mi familia. Ah. Mucho mejor.
Pero nuestro indulto silencioso no dura mucho porque dos voces familiares se
acercan desde la casa.
Me doy vuelta y cuando veo a mis hermanas, Courtney y Amber, dirigiéndose en
nuestro camino, me pongo de pie. Chillan cuando me ven, trotando los últimos pasos.
—¡Hola, extraño! —dice Amber, lanzando sus brazos alrededor de mi cintura.
Con solo diecisiete meses de diferencia, siempre hemos sido cercanos, pero ha pasado
un tiempo desde que la vi. Es una ejecutiva de marketing de alto perfil y vive en la ciudad
de Nueva York, donde su carrera es su vida.
—Síp —dice Courtney, y se presenta—, soy el bebé de la familia con veinticuatro años.
—Y yo soy Amber. La segunda más vieja del grupo —opta por dejar de lado su edad,
algo que he descubierto que las personas mayores de veintinueve tienden a hacer—.
Entonces, ¿eres enfermera?
—Médico, en realidad. Pero realmente estoy aquí como amiga de Asher. El equipo está
siendo demasiado cauteloso.
—¿Entonces estás bien? —me pregunta Courtney, sus ojos azules se encuentran con
los míos con un toque de preocupación.
—Lo estaré. Confía en mí, he lidiado con lesiones mucho peores.
La parte más difícil de mi lesión, con toda honestidad, es sentir que he decepcionado
a mi equipo. Tienen un juego mañana, y no estoy seguro de poder verlo sin golpear algo o
vomitar de los nervios. Odio no estar en el hielo para ayudarlos. En un juego de eliminatoria,
nada menos.
Por supuesto, incluso si todavía estuviera en Seattle, no es como si el entrenador
me hubiera permitido ir a la arena para animarlos desde la banca. Aparentemente, un
estadio escandaloso y ruidoso con sus brillantes luces intermitentes no es el mejor
lugar para recuperarse de una conmoción cerebral. Por eso, en cambio, aquí estoy, en
una playa para algo de descanso y relajación—al menos, eso es lo que se supone que
sea. El entrenador no necesita saber que, en ocasiones, mi familia es incluso más
ruidosa y entusiasta que un estadio lleno de fanáticos del hockey.
Agarro una botella de agua para mí y otra para Bailey, y luego les digo buenas
noches a algunos de mis parientes en la cocina. Lolli besa mi mejilla y empuja dos
barras de snickerdoodles envueltas en toallas de papel en mi mano.
—Bailey es encantadora —susurra Lolli con un guiño cuando retrocedo—, hará muy
feliz a un tipo afortunado algún día.
NOTA PARA MÍ MISMO: No traer a una amiga soltera a una reunión familiar nunca
más, porque aparentemente mis parientes no tienen reparo cuando se trata de imaginarme
en una relación. No ayuda exactamente a mi causa que Bailey sea guapa y tenga una
personalidad a juego. Posee una sonrisa que puede dejar a cualquiera sin palabras, y resulta
ser una maldita doctora.
—Buenas noches, mamá —digo hacia la sala de estar donde está sentada con Steve y
mi tía Darby, chismeando sobre algo.
—Buenas noches, cariño. Estoy muy contenta de que estés aquí. Asegúrate de decirle
a Bailey gracias por mí.
Hemos viajado juntos antes, y una vez en particular me viene a la mente, el verano
pasado, cuando todo nuestro grupo de amigos acampó en las islas de San Juan. Me viene a
la mente la vívida imagen mental de ella emocionada saltando arriba y abajo y agarrando
mi bíceps cuando vimos una orca en la bahía. Sin embargo, esto es definitivamente diferente
de acampar con una docena de otras personas.
—Tal vez debería irme —le digo, aclarándome la garganta.
Sacude su cabeza—. Comamos nuestro postre primero. Entonces puedo bañarme.
Bailey toma las botellas de agua de la cómoda y me arroja una. Aterriza en la cama a
mi lado con un suave rebote. Luego alcanza ambas barras de snickerdoodle, y después de
desenvolver las toallas de papel, mide las barras una contra la otra.
Coño, es adorable.
—Ten. Puedes tomar la más grande. Eres prácticamente el doble de mi tamaño.
Bailey sonríe, luego toma la más grande de las dos, lo que a su vez me hace sonreír.
Luego los dos damos una mordida mientras ella se sienta en la cama a mi lado.
—Oh, estos van a ser peligrosos —gime, cerrando los ojos.
¿Por qué demonios estoy pensando en besarla? Vaya manera de cruzar la línea,
imbécil.
Es el primer día, y mis pensamientos ya están por el desagüe. La severa advertencia de
37
Owen sobre comportarme con Bailey se repite en mi cabeza, y sus temores de repente no
parecen tan descabellados.
Con otro pequeño ruido de placer, Bailey lame un cristal de azúcar de su labio inferior.
Meto el resto del postre en mi boca, mastico, y trago sin probar nada. Podría haber comido
un trozo de teja del techo y no habría notado la diferencia.
Bailey termina su postre y toma un sorbo de agua—. Eso es muy dulce de su parte. Tu
mamá parece realmente genial. Steve también.
Mi cerebro me está gritando, ¡Aborta! ¡Aborta! Así que antes de hacer algo estúpido—
como besarla—me pongo de pie más rápido de lo que debería. Haciendo una mueca por el
destello de dolor en mi ingle, medio caminando, medio cojeando hacia la puerta.
Bailey se pone de pie y se une a mí en la puerta—. ¿Adolorido? —pregunta, con
preocupación en su voz y en sus amables ojos que me devuelven la mirada.
Asintiendo, apoyo una cadera contra el marco de la puerta—. Creo que sólo estoy
cansado.
—No tienes que ser un tipo duro cerca de mí —dice suavemente, colocando una mano
sobre mi pecho—. Tienes que decirme cuándo te duela para que pueda ayudarte.
—Lo sé —le digo, mi voz profunda, ronca.
Cuando rompo una compresa fría por la mitad y la sacudo para activar el hielo seco,
mi pene está más que medio duro. E incluso cuando empujo la bolsa de hielo en mi ropa
interior, no se ablanda.
Increíble.
De verdad jodidamente increíble.
Estar aquí con Bailey en alojamientos tan cercanos está fastidiando mi cabeza, más de
lo que creía posible. Verla interactuar con Lolli. Defenderse ante Amber y prometer que estoy
en buenas manos. Cuidándome. Joder, ofreciéndome el más grande de los dos postres.
39
CAPÍTULO 6
GERÓNIMO
Después de cuatro años de trabajo y estudio sin parar, casi olvido lo que es simplemente
relajarse. Pero hoy, estoy teniendo bastante práctica.
A pesar de mis mejores esfuerzos para ayudar en la casa, todos han insistido en que
cuidar de Asher debería ser mi única preocupación y enfoque esta semana. Cuando me
ofrecí para ayudar a Lolli y Tess a preparar Sloppy Joes2 para el almuerzo, me corrieron de
la cocina, insistiendo que debía volver a revisar la pierna de Asher nuevamente, o que viera
cómo se está sintiendo su cabeza. Es como si no quisieran que me fuera de su lado.
—Ty probablemente insistirá en que vayamos a surfear al menos una vez. Y las chicas
suelen ir de compras en algún momento. Pero, de lo contrario, estás viendo el alcance de
una reunión familiar de los Reed —estira los brazos, señalando la belleza que es nuestra
situación actual.
—No estoy segura sobre surfear —le doy una mirada afilada.
Ondea su mano—. Confía en mí, será poco más que yo remando en una tabla
pareciendo idiota mientras mis primos se burlan de mí por ser aburiido.
Asiento, y luego miro alrededor, disfrutando de la sensación del sol sobre mi piel.
2
El sloppy Joe es un sándwich caliente (con pan estilo hamburguesa) que se sirve en Estados Unidos.
La alberca está llena de pequeños, el cielo no tiene una sola nube y no tenemos
obligaciones. Perfecto.
Me giro para encontrar a las hermanas de Asher tomando sillas de jardín—. Cuantos
más, mejor, Courtney y Amber —he estado haciendo un hábito el usar los nombres de las
personas tanto como sea posible para grabármelos.
Gracias, escuela de medicina, por hacerme una profesional para memorizar cosas
rápidamente.
Me he estado interrogando en silencio todo el día, diciendo los nombres de las
personas en mi cabeza cada vez que pasan junto a mí para darse un chapuzón en la piscina
o corren adentro para tomar un aperitivo. Tyson es el de la barba, mientras que Mack está
afeitado. S de silencioso también es S de Steve, el esposo increíblemente reservado de Tess.
Termino otra ronda del examen "Nombra a esa persona" mientras Courtney y Amber
acomodan sus sillas, pero cuando miro hacia los escalones del porche, una cara desconocida
se está dirigiendo hacia nosotros. Esta debe ser mi pregunta de crédito adicional.
Quienquiera que sea, lleva un vestido amarillo que abraza la redondez de su panza de
embarazada, cuyo tamaño, según mis cálculos, debería colocarla al final de su tercer
trimestre.
Nora pone los ojos en blanco—. Caramba, gracias. Eso me hace sentir genial acerca de
cómo luzco.
La sonrisa de Asher se desliza hasta sus ojos—. Diablos, sí. Necesito ponerme el traje
de baño de todos modos. ¿Quieres algo mientras estoy dentro, Nor?
—Lo que quiero es una cerveza —dice con una risa—, pero lo que necesito es algo de
comer. ¿Podrías conseguirme cualquier sobra que haya en el refrigerador? El bocadillo que
comí en el camino no fue suficiente.
Mientras Asher sube los escalones de madera y entra a la casa, Amber salta de su silla
de jardín para que su hermana embarazada pueda sentarse.
—Pero ¿cómo es estar embarazada? ¿Es mágico? Cuéntanos la verdad —dice Courtney
con un suspiro melancólico y estrellas en sus ojos. Puedo decir que es la romántica del grupo.
Nora lanza un largo suspiro. Tengo pocas dudas de que está a punto de lanzarnos una
bomba de verdad, y como que ya la amo—. No puedo estar lo suficientemente cómoda
para dormir durante más de diez minutos a la vez. Tengo una acidez estomacal terrible.
Siempre tengo que orinar. Todo. El. Tiempo.
—Aguanta ahí, hermana. Todo valdrá la pena —dice Amber, la más práctica de las dos.
Nora pone los ojos en blanco dramáticamente—. Eso es lo que siguen diciéndome.
Decido no agregar mi propio comentario. Dudo mucho que Nora vaya a apreciar saber
acerca de las hemorroides o la preeclampsia o cualquiera de las otras cosas horribles que le
43 pueden pasar a las mujeres embarazadas.
—¿Alguien sabe cómo hacer que este niño llegue antes? —pregunta Nora después de
un momento de silencio.
—Pregúntale a Bailey —dice Courtney—. Ella es doctora —menea las cejas de una
manera que sé que tendré que interpretar más tarde.
Una risa colectiva brota de todas nosotras, y por un segundo, siento que sé lo que es
tener hermanas.
—Entonces, ¿cuál es tu historia, Bailey? —pregunta Nora.
—Acabo de aceptar un puesto en Seattle, pero no comienza hasta dentro de un par
de semanas. He sido amiga de tu hermano desde hace un tiempo y, por eso, cuando necesitó
la ayuda, no iba a dejar pasar un viaje gratis a la playa.
Ella asiente—. Eso es genial. Sé que mi mamá y Lolli están en la luna porque Asher
pudo venir.
—Ha sido una locura hasta ahora. Soy hija única, por lo que estar cerca de una gran
familia es una delicia —veo a otro niño saltar a la piscina.
—Espero que también puedas relajarte un poco. No puedo imaginar que tu agenda
permita mucho de eso —dice Nora.
Se dice que los humanos sólo usan una pequeña porción de sus cerebros. Si eso es
cierto, el 99 por ciento del mío está enfocado en el cuerpo deliciosamente pecaminoso de
Asher. Abdominales. Hombros anchos. Cintura elegante. Cabello perfectamente despeinado.
Una sonrisa juguetona que sugiere que siempre está planeando alguna travesura.
Dios, ¿por qué tiene que ser tan malditamente atractivo? ¿Y por qué elegí venir a este
viaje cuando estoy tan privada de sexo? Para una chica inteligente, a veces puedo ser
bastante estúpida.
No es que no haya visto a Asher sin camisa antes. El verano pasado, cuando nuestro
grupo de amigos fue a acampar frente a la costa, creo que pasamos al menos la mitad del
viaje en trajes de baño. Sin mencionar nuestro incómodo momento en la sesión del
calendario de caridad de los Ice Hawks. Aunque no tengo nada más que buenos recuerdos
de ese día. Frotar aceite en su pecho esculpido no fue exactamente una dificultad.
Mirándolo ahora, donde estoy lo suficientemente cerca como para contar cada
músculo en su six-pack, honestamente puedo decir que se ve más robusto y musculoso que
cualquier modelo masculino que haya visto en un anuncio de revista. Y esas fotos están
retocadas. Asher es cosa real.
—Bueno, si van a hablar de mí mientras no estoy, será mejor que al menos me digan
lo que estaban diciendo —se estira por una papa del plato de Nora, pero ella le da una
palmada en la muñeca.
—Yo ciertamente lo recuerdo —dice Tess, rodando los ojos hacia su hijo.
Él responde con una sonrisa arrogante y finge sacudir el polvo de sus hombros—. No
es mi culpa tener la mejor bola de cañón del juego.
Segundos después, Fable, que debe tener el oído de un murciélago para haber
45
atrapado nuestra conversación, corre hacia nosotros, dejando pequeñas huellas húmedas a
lo largo del concreto detrás de ella.
—¿Veeeees? ¿Por favor, tío Asher? —Fable saca su labio inferior y bate sus enormes
ojos azules—. ¿Sólo una vez? ¿Por mí?
Asher me da una mirada que dice gracias por nada.
Buen intento. Estoy del lado de Fable en esto.
—¿Qué? ¿Eres mucho ruido y pocas nueces? —digo, burlándome de él—. Pensé que
habías dicho que tenías la mejor bola de cañón del juego.
Sin retroceder ante un desafío, se quita el reloj y lo coloca sobre la mesa, luego me
mira con un brillo diabólico en los ojos—. ¿Tienes tu teléfono contigo?
Palpo mis bolsillos vacíos—. Está en mi habitación. ¿Por qué?
Cuando finalmente me doy cuenta de lo que está por suceder, las manos de Asher ya
están agarrando mi cintura, levantándome de mi silla de jardín y arrojándome sobre su
hombro, estilo bombero.
—No-no-no-no-¡no! —medio río, medio chillo, pataleando en señal de protesta.
Pero es muy tarde. Ya estamos corriendo hacia la piscina y un segundo después grita—
: ¡GERÓNIMO! —y hace el zambullido.
Su voz es tan ronca y dulce que me provoca un temblor. Tal vez sea sólo el impacto
del agua fría en mi sistema, pero todos mis nervios están repentinamente súper alertas a
cada flexión y desplazamiento de sus músculos debajo de mi agarre.
Por un momento perfecto, sólo somos él y yo, flotando con el movimiento del agua,
riendo y abrazándonos fuertemente sin intención de soltarnos. Su mirada se mueve hacia mi
boca, y mi corazón late fuerte y rápido. Hay un impulso, una agitación en la boca de mi
estómago, que me dice que debería inclinarme y besar esa sonrisa arrogante de su boca.
Pero entonces el universo me recuerda por qué no puedo.
Una dulce y chillona vocecita grita nuestro puntaje, un número inventado en algún
lugar en el rango de los miles de millones, y me devuelve a la realidad. Y aquí, en la realidad,
los concursos de clavados son un deporte para espectadores, y toda la familia de Asher
observa cómo su enfermera voluntaria tiene las manos sobre su cuerpo semidesnudo.
—Yo, eh, necesito secarme —de mala gana suelto el dispositivo de flotación más sexy
del mundo y pateo furiosamente hacia la escalera. Hay demasiados ojos sobre nosotros y
necesito alejarme de esta situación antes de que todos me vean sonrojar.
Afortunadamente, Tess me pasa una toalla en el instante en que salgo de la piscina, la
que envuelvo alrededor de mi torso. No estoy intentando ser la única participante en un
concurso de camisetas mojadas, y nadie necesita más razones para mirar ahora mismo.
Empuja un vaso hacia mí. Aunque generalmente prefiero la cerveza a las bebidas
mezcladas, la llevo a mis labios.
Santa vaca, un poco hace que te dispares con esta cosa. Esto tiene que ser una parte
de jugo de piña por tres partes de vodka, con Dios sabe qué más. No debo tener una buena
cara de póquer, porque Lolli se entusiasma con mi reacción a su cóctel.
47 —Sí, te pondrá algo de pelo en el pecho. O lo que sea el equivalente femenino de eso.
Tómalo un sorbo a la vez.
Ni siquiera puedo concentrarme en las palabras que salen de mi boca. Porque, aunque
he abandonado mi ropa mojada, no puedo deshacerme de la sensación de que lo que sea
que haya sucedido entre Asher y yo fue más que una pequeña broma junto a la piscina.
No debería significar nada. Le molesté por no querer hacer su bola de cañón, por lo
que tomó represalias arrastrándome con él. Tan simple como eso.
A medida que el sol se hunde más y más en el cielo, me sorprende encontrar que la
cantidad del jugo especial de Lolli en mi vaso también está bajando. Cuando Lolli se da
cuenta, lo vuelve a llenar sin pensarlo dos veces. Creo que las abuelas son alérgicas a los
vasos y platos vacíos. Incluso cuando Tad y Steve entran para agarrar hot dogs y bollos,
anunciando que van a encender la parrilla, Lolli y yo continuamos—disfrutando de la charla
de chicas y un rato tranquilo en el interior.
—Y luego le dije, ‘Escucha, amigo, tengo una vida plena aquí. No necesito un Príncipe
Encantador de edad avanzada para salvarme’ —dice Lolli con una sonrisa, y me doy cuenta
de que no he estado prestando suficiente atención a sus historias.
Poco a poco, los otros miembros de la familia comienzan a filtrarse también. Los
mosquitos están comenzando a picar, y los pequeños ya han pasado la hora de acostarse.
Ahora que lo pienso, cuando me acerco al fondo de mi segundo vaso de lo que sea que Lolli
me está sirviendo, es posible que también necesite acostarme pronto.
Pero cuando Asher entra por esa puerta corrediza de vidrio, su línea de bronceado
asomándose por encima del elástico de su traje de baño, tengo una idea un poco diferente
sobre lo que la hora de dormir podría significar para mí esta noche. Tal vez podamos tomar
la química que he estado sintiendo para dar una vuelta.
Se ríe para sí mismo—. Ese jugo especial suyo te atrapa sigilosamente. Vas a dormir
como una roca esta noche.
Jugueteo con un mechón de cabello que se ha soltado de mi desordenado moño
mientras doy otro paso en su habitación, cerrando la puerta detrás de mí.
Sus ojos azules se reducen a una ranura—. ¿Está todo bien, Bailey?
Respirando hondo y aprovechando el poder del coraje líquido, cierro la distancia entre
nosotros y presiono mi palma contra su pecho. Sip. Ahí está ese zumbido en mis dedos otra
vez.
—Más que bien.
Asher baja la mirada hacia mi mano, tensándose un poco ante mi toque. Su rostro es
tan guapo, esculpido y curioso.
Una exhalación lenta y temblorosa escapa de sus pulmones mientras coloca sus manos
en mi cintura.
Mis cejas se fruncen en una línea apretada nacida de partes iguales de decepción y
confusión—. ¿Qué? ¿No quieres?
—Por supuesto que quiero —dice con un suspiro—. Quiero decir, joder, mírate —su
49
mirada recorre mis curvas, un gruñido bajo y silencioso se forma en el fondo de su garganta.
—El problema es que no puedo cruzar esa línea contigo, Bailey. Así no.
—¿Así cómo? —hay una punzada de molestia en mi voz.
Saca un suspiro—. Has estado bebiendo. Y más que eso, eres mi… cuidadora. Podemos
discutir más sobre esto mañana, pero en este momento, tenemos que llevarte a la cama.
Mi mirada se mueve entre Asher y la cama de tamaño queen detrás de él. Ahí hay
espacio más que suficiente para los dos.
—Tu cama —dice con firmeza, leyendo mi mente—, por favor no hagas esto más difícil
de lo que ya es. Vamos, te encontraré ahí.
El reloj de la mesita de noche me dice buenas noticias… y malas noticias. Son las
50
mendigas diez y media. Lo que significa que dormí casi once horas.
Santo ciclo de REM. No he dormido tantas horas seguidas desde antes de que
comenzara la escuela de medicina. Durante la escuela de medicina, tenía suerte de conseguir
tantas horas combinadas en el transcurso de tres días.
Lo que sea que haya en el jugo especial de Lolli me noqueó sobre mi trasero anoche
y me está dando un dolor de cabeza esta mañana. Pero no es nada que una pequeña
aspirina no pueda arreglar.
Ruedo fuera de la cama y busco mi bolsa de artículos de tocador para ver si empaqué
alguna. Aunque estoy segura de que hay algunas en mis suministros médicos para Asher si
necesito respaldo.
Oh, no.
Mis mejillas se calientan al instante. ¿El cóctel de Lolli era secretamente una poción de
amor? Porque obviamente no tuve autocontrol anoche. ¿Realmente no puedo pasar dos
mendigas noches en este viaje sin tirarle la onda a mi paciente?
Me quito la ropa en la que me quedé dormida y me pongo unos shorts de mezclilla,
un sostén deportivo y una camiseta cómoda antes de ir al baño para prepararme para el día.
Su voz es alegre, aunque más fuerte de lo que lo quisiera mi resaca. Aun así, le doy
una sonrisa mientras escojo un bagel de arándanos y me sirvo una taza de café.
—¿Ya has visto a mi paciente esta mañana? —pregunto, tomando asiento a su lado.
Inclina la cabeza hacia la ventana. Afuera, Asher está dirigiendo un juego de fútbol con
sus sobrinos en la arena, dando instrucciones sobre la mejor manera de lanzar el balón.
51
Supongo que es tan bueno con sus sobrinos como lo es con sus sobrinas. Es dulce.
—Él no es el chico salvaje que los medios lo hacen parecer —dice—. Todos esperamos
que encuentre a la chica adecuada que vea a través de eso. Alguien que lo haga querer
asentarse —la mirada conocedora que me está dando sobre su taza casi me hace ahogarme
con mi café.
—Oh. No —me las arreglo para decir entre tosidos—, yo no… él no est… sólo somos
amigos. Estoy a punto de comenzar mi residencia, donde me entrenarán para asumir el
puesto de su internista principal en unos años, y—
—Buenos días, dormilona —agarra una botella de agua y la baja en tres tragos largos.
Tess aprovecha la oportunidad para dejar caer no tan sutilmente una excusa sobre la
necesidad de encontrar a Steve, dejándonos a los dos solos.
Asher toma un bagel y agarra al asiento que su madre estaba ocupando
anteriormente—. ¿Cuánto recuerdas de anoche, lindura?
—Ups. Lo siento.
Muerdo mi bagel, ganándome un poco de tiempo para acumular una fracción del
coraje que tuve anoche. Esto no se pospone. Bien podría saltar directamente. Gerónimo.
—Mira, ambos sabemos que soy yo quien debería disculparse. Lamento haberte
abordado anoche. Eso fue realmente inapropiado de mi parte —mis ojos miran tímidamente
hacia lo que queda de mi café mientras me preparo para cualquier respuesta arrogante que
tenga en espera. En cambio, lo que obtengo es una risilla.
—Déjame ser claro —dice, su voz tranquila pero contundente, y sus ojos azules llenos
de diversión—. La única razón por la que no me acosté contigo anoche fue porque estabas
borracha. Así que, si te sientes igualmente audaz esta noche, ven a buscarme.
—Le entro —dice Asher, luego se gira hacia mí—. ¿Le entras?
—Nunca lo he hecho.
—Te gustará.
Tyson resopla—. Creo que lo que este idiota quiere decir es, sí, ve a ponerte tu traje.
CAPÍTULO 7
CÚRALO CON UN BESO
Asher
Es nuestro tercer día aquí, y tengo una llamada programada con Trey para empezar en unos
minutos.
Bailey está sentada al final de mi cama, tomando café de una taza rosa con puntos. La
taza rosa con puntos favorita de Lolli. Es obvio que Bailey se la ganó. Si ella está bebiendo
de esa taza, la que nunca me han permitido tocar, la lealtad de Lolli ya es profunda.
Es un poco alarmante, la verdad.
Cuando volvimos de remar con mis primos, preparé una jarra de café recién hecho y
algunos huevos para que Bailey y yo compartiéramos. Ella estuvo callada mientras
54 comíamos, y no es como si pudiera indagar con ella para obtener información con mi familia
flotando cerca.
Obviamente dije demasiado cuando trató de disculparse por tirarme la onda anoche,
pero yo quería que supiera que una disculpa realmente no era necesaria. Ella es hermosa, y
estoy sintiendo totalmente sus vibras.
Pero no tengo tiempo para procesar todo eso, porque el teléfono comienza a sonar y
acepto la llamada.
—Hola, Trey. Todo bien. Los dolores de cabeza son menos frecuentes ahora, y mi
desgarre en realidad está empezando a sentirse un poco mejor.
—Bueno, esas son ciertamente noticias positivas.
—Síp. Bailey también está aquí, si quieres saludar —alzo mi celular, que coloqué en
altavoz.
—Hola, Trey —Bailey se acerca, coloca su taza en mi mesita de noche para que
podamos sentarnos juntos cerca del teléfono.
Bailey me mira, esperando que le muestre mi lesión para que pueda responderle a
Trey. Desde el primer día que llegamos y me atendió en la terraza acristalada, he evitado
que esos hábiles dedos se acerquen demasiado, bueno, a todas las partes importantes de
nuevo, por lo que no lo ha visto en el último par de días.
—Permíteme examinarlo —dice Bailey, terminando la larga pausa en la conversación—
. ¿Puedo echar un vistazo? —me pregunta, su voz más baja.
—Adelante —murmuro.
Me recuesto en la cama, apoyado sobre mis codos, y observo mientras sube la pierna
derecha de mis shorts, pasando una cálida palma por la extensión de mi muslo. Tomo una
inhalación irregular cuando mueve mis bóxers a un lado, con cuidado de no exponerme más
de lo que debería.
El color morado oscuro de los moretones se ha desvanecido a rosas y lavandas. No
puedo evitar ver la preocupación escrita en todo el rostro de Bailey mientras mira mi lesión.
—Que te mejores, hermano —una voz masculina profunda llama desde el fondo.
Hay algunos gritos más y buenos deseos de un par de chicos de mi equipo en el fondo,
que me dejan sonriendo mientras terminamos la llamada.
Bailey está mirándome con curiosidad, como si estuviera tratando de descifrar algo.
Espero a que lo suelte, sabiendo que tiene algo en mente.
Finalmente, dice—: Esto debe ser muy diferente para ti, estar aquí, rodeado de todas
estas mujeres en lugar del vestuario lleno de testosterona al que estás acostumbrado.
—Sí. Un poco, supongo. Pero así es como crecí, así que es normal para mí. Estoy bien
con una pequeña charla de chicas.
Sonríe—. Pude ver eso.
—¿Tú? —el tono de Bailey está lleno de shock—. Eres el hombre más viril que conozco,
Señor Atleta Estrella. Señor Jugador de Hockey Fuerte y Determinado.
Es divertido saber que así es como ella me ve—. Eh. ¿Tal vez? Pero, mierda, felizmente
me quedaría en casa y cocinaría y limpiaría todo el día, y tendría una esposa que sea el
sostén de la familia.
—Y si quiero llorar por la canción “Over the Rainbow”, eso debería ser totalmente
aceptable.
Ella se ablanda, apoyando un brazo en la cama a mi lado—. Tienes razón. Debería. Es
56
una canción muy hermosa.
—Claro que lo es. Como hombres, prácticamente se nos enseña que no está bien
mostrar nuestros sentimientos y emociones.
—Es cierto, nunca lo pensé de esa manera —dice Bailey en voz baja. Todavía no se ha
movido de su lugar a mi lado en la cama.
—Por cierto, gracias por estar aquí. Por todo esto. Por cuidarme.
Sus labios se separan y ella cambia su peso, por lo que se está inclinando un poco más
cerca—. Realmente no es una molestia.
Cuando coloco mi mano sobre la de ella, no la retira como casi espero que lo haga—.
Aun así. Lo aprecio —mi voz se ha vuelto ronca, y no puedo negar que estamos
compartiendo algún tipo de momento.
Parece que toda la química entre nosotros que he estado tratando de negar, todas
esas miradas acaloradas en los últimos días salen a la superficie. Me inclino, y también Bailey,
hasta que está lo suficientemente cerca como para que pueda presionar mi boca contra la
suya. Un pequeño jadeo de sorpresa separa sus labios, y lo uso para mi ventaja, chupando
su labio inferior grueso entre los míos y profundizando nuestro beso.
Me devuelve el beso con habilidad y certeza, la certeza de que sí, nosotros
absolutamente deberíamos estar besándonos en este momento. Como si nada más
importara en este momento, excepto la caricia de su lengua contra la mía. Y, Oh mi puto
Dios, es perfecto. Su boca se ajusta perfectamente a la mía, y me trago un gemido cuando
siento que sus dedos se enroscan en el cabello de mi nuca.
Me digo que este beso no tiene nada que ver con las cosas que escuché que mis
primos idiotas susurraron cuando Bailey salió en traje de baño. No tiene nada que ver con
su adorable ligue ebrio anoche. Sólo quería besarla.
Y el beso no decepciona.
Ahora está respirando con dificultad, y sus muslos se presionan así que imagino que
hay un dolor construyéndose entre ellos. Un dolor que yo estaría más que feliz de atender.
Bueno, eso es, si pudiera, pero al carajo, me arriesgaría a quedarme fuera por el resto de la
temporada si significara que podría tener a Bailey. Pero ese peligroso pensamiento es
interrumpido por el sonido de pasos subiendo las escaleras. Nos separamos justo a tiempo.
Me giro hacia Bailey, que ahora también está de pie, sonriendo también—.
¿Deberíamos ir? Deberíamos ir al hospital, ¿verdad?
Mamá me da palmaditas en el hombro—. Los bebés toman tiempo. Tomen un baño y
vayan por algo de comer, luego vayan un poco más tarde.
Mi corazón late con fuerza. No estoy seguro si es porque justo estaba besando a Bailey,
porque mi madre casi nos atrapa, o porque mi hermana acaba de entrar en labor de parto.
Probablemente una combinación de las tres.
Mi mamá vuelve a bajar las escaleras con entusiasmo, y Bailey sale al pasillo detrás de
ella—. Me bañaré y estaré lista rápidamente. Esto es tan emocionante.
Quiero besarla otra vez, pero en lugar de eso simplemente asiento—. ¿Nos vemos
abajo?
La última actualización que recibimos del médico de Nora fue que probablemente
queden un par de horas hasta que el bebé esté aquí.
58 Me estiro y bajo la mirada hacia mi teléfono por la hora—casi medianoche. Supongo
que mi mamá tenía razón—los bebés toman tiempo, especialmente los primeros bebés. No
puedo evitar el nudo de nervios que se forma en mi estómago mientras me preocupo por
Nora. Espero que ella esté bien. Pero nos dirían si hubiera algo anormal, ¿verdad?
Girándome hacia Bailey, extiendo mis piernas frente a mí y pongo un brazo alrededor
del respaldo de su silla—. Ya es tarde. Deberías salir de aquí. Al menos uno de nosotros
debería dormir un poco.
Ella mira alrededor, sus ojos sonrientes—. En realidad, es bastante cómodo para ser
una sala de espera de hospital.
—¡Es una niña! —su voz está llena de reverencia cuando dice esto, y sus ojos están un
poco llorosos.
Mamá inmediatamente rompe en llanto—. Otra niña —dice suavemente, lágrimas
ahora deslizándose por ambas mejillas.
—Tres kilos, doscientos gramos —Todd resopla cada palabra como si acabara de
correr un maratón.
Todos nos turnamos para mirar el par de fotos borrosas que logró capturar con su
teléfono—mi diminuta y manchada sobrina rosa acostada desnuda sobre una cuna, su boca
abierta en un grito aullante. Envuelta y descansando pacíficamente en el pecho de Nora
mientras se miran la una a la otra.
Cuando llegamos a la casa, Lolli todavía está despierta y tiene una pila de panqueques
calientes esperándonos, junto con tocino crujiente y jugo de naranja.
Gimo cuando veo la extensión—. Lolli, eres jodidamente increíble.
Ella suspira y sacude una espátula hacia mí—. Esa boca te meterá en problemas.
Bailey me lanza una mirada cautelosa desde el otro lado de la mesa, su boca torcida
en una sonrisa irónica. De repente, quiero mostrarle justamente en cuantos problemas
podría meterme con mi boca, y preferiblemente, tan pronto como sea posible. En cambio,
60 me conformo con una gran pila de panqueques y seis tiras de tocino mientras Lolli exige
información sobre el nuevo bebé.
Le contamos todo lo que sabemos, que no es tanto, luego terminamos comiendo en
exhausto silencio. Incluso Bailey, que estaba tan alegre en el hospital, está desplomada sobre
su asiento. Toma unos cuantos bocados de su comida y luego enjuaga su plato antes de
colocarlo en el lavavajillas. Lolli la aleja del fregadero antes de que pueda hacer más.
—Gracias, Lolli. Te amo —digo presionando mis labios contra su mejilla—. Perdón por
maldecir, es que era… tocino. Saca al hombre de las cavernas que hay en mí.
Resulta que no hay. Y tampoco hay alguien en la casa, lo cual es extraño. La puerta de
la habitación de Bailey estaba abierta y la habitación estaba vacía cuando pasé. Trabajo en
prepararme una taza de café, ya que aparentemente me perdí la fiebre del desayuno.
Un montón sucedió ayer, y mientras espero que se prepare el café, no puedo evitar
reexaminar todo. Ese beso que compartí con Bailey fue jodidamente perfecto, y luego
convertirme en tío y observar la alegría de Bailey, y ver lo bien que encaja con mi familia…
es mucho para asimilar. Tal vez sea la falta de sueño, pero me siento emocional, como si yo
fuera el que tiene hormonas del embarazo o alguna mierda. Hablando de eso, me pregunto
cómo están Nora y la bebé esta mañana.
61
El sonido de risa interrumpe mis pensamientos, y camino hacia las ventanas con una
taza de café humeante y miro hacia afuera. Bailey está en la arena, tumbada sobre una toalla
de playa entre Courtney y Amber. Lleva puesto ese traje de baño rosa de dos piezas que la
vi poner en el cajón de nuestra cómoda nuestra primera noche aquí, y mi primer
pensamiento es maldición.
Piel suave, pálida y cremosa. Escote en el que quiero enterrar mi cara, y muchas curvas
deliciosas que quiero descubrir una y otra vez.
Se están riendo de algo, carcajeándose, y Bailey empuja sus lentes de sol para limpiarse
las lágrimas de los ojos antes de caer nuevamente sobre la toalla. Se ve tan pequeña al lado
de mis hermanas, que siempre han estado en el lado más alto.
—Prefiero quedarme adentro. ¿Tienes algo con lo que necesitas ayuda? —pregunto,
esperanza en mi tono.
¿Qué no entiende ella sobre esto? Necesito algo para mantenerme ocupado. Algo
además de las imágenes que corren desenfrenadas por mi cerebro acerca de conocer de
cerca y personalmente las curvas de Bailey.
—¿Algo de lavandería que pueda hacer por ti? —hay seis personas que se quedan en
esta casa. Seguramente, hay toallas y sábanas para lavar.
62
Lolli frunce los labios y le da a su cabeza otra sacudida—. Ahora sé que algo pasa si te
ofreces como voluntario para lavar la ropa. Esto no tendrá algo que ver con esa hermosa
chica en bikini, ¿verdad?
Esta mañana, por primera vez desde que llegamos, la casa está en silencio.
Era la última hora de la mañana cuando me desperté. Mi reloj interno está fuera de
control por nuestro trasnoche en el hospital, pero valió totalmente la pena ver la expresión
de orgullo y amor que cubrió la cara de Asher cuando se anunció que tenía una nueva
sobrina. Él es tan tierno cuando se trata de su familia, eso es obvio.
En los últimos días, no ha habido falta de ruido en esta casa, sin importar la hora del
día. Entonces, cuando Amber, Courtney y yo volvimos de la playa a una casa mayormente
silenciosa, en realidad es un poco inquietante. Tess y Steve están recibiendo a algunos de
los otros miembros de la familia en su casa, y en cuanto a Lolli, hay un post-it de color rosa
63 claro en la barra que dice que fue a comprar comestibles. Pero eso deja a una persona muy
importante sin justificar.
—¿Alguien ha visto a Asher? —pregunto, sacando mis shorts de mi bolso de playa y
subiéndomelos por las piernas. Me cohíbo un poco con solo mi bikini rosa con tiras ahora
que no estamos en la playa, pero Courtney y Amber no muestran signos de cambiarse su
tankini y traje de una pieza, respectivamente, así que tampoco lo haré yo.
—Siempre podemos esperar hasta que Lolli llegue a casa —dice Amber.
Courtney abre los ojos con esperanza—. O podríamos recoger algo en nuestro camino
al hospital para visitar a Nora.
Es un plan sensato, pero el enorme estruendo que proviene del estómago de Amber a
mitad de la oración es evidencia de que ese plan no va a funcionar.
La señal para que las tres vayamos a una misión de búsqueda completa en la cocina.
Amber, que todavía está pidiendo que esperemos a que Lolli regrese con las compras,
es la primera en hacer un agujero a mi plan de nachos—. ¿Qué pasa con las proteínas?
—Nop —me río—. Suena como algo bueno para mí. Porque eso es exactamente lo
que hay en el menú.
Nunca subestimes el poder de tres mujeres de mal humor con hambre, porque con un
poco de trabajo en equipo y mucha motivación basada en queso, tenemos una bandeja
llena de nachos preparados en muy poco tiempo. Después de unos minutos en el horno,
tenemos un producto final que se parece un poco a un proyecto de ciencia fallido de séptimo
grado. Un proyecto fallido muy desordenado y de aspecto muy delicioso en el que no puedo
esperar para cavar.
Courtney deja escapar un gemido gutural mientras mastica—. Oh, por Dios. Están
increíbles. Necesitamos hacerlos todos los veranos.
65
Me giro hacia Amber para preguntarle qué piensa, pero el hecho de que ya tiene un
totopo en cada mano lo dice todo.
Después de algunos totopos más, decidimos que necesitamos que Lolli pase por más
totopos de tortilla y carne sloppy joe para que el resto de la familia pueda probar nuestra
nueva creación. Amber toma su teléfono para llamar a Lolli, pero basada en la forma en que
sus cejas se disparan hacia su frente cuando mira la pantalla de su teléfono, supongo que
finalmente recibimos una actualización sobre Nora.
—¿Noticias del bebé? —pregunta Courtney, cruzando los dedos de ambas manos.
Amber asiente, levantando un dedo mientras termina de masticar—. Es Todd. Dice que
Nora y el bebé están bien, pero que ambas estarán en el hospital por unos días más.
—Pero ¿dijo algo sobre nosotros de visita? —la mirada de Courtney se mueve entre
Amber y yo, buscando una respuesta que ninguna de nosotros tiene.
Los dedos de Amber vuelan sobre su teclado. Momentos después, tiene una
respuesta—. Nora puede aceptar visitas en cualquier momento antes de las cuatro, pero
Todd dice que ahora está descansando. Entonces, ¿tal vez en una hora?
—Eso nos daría tiempo para recoger un regalo para la nueva mamá —digo.
Nos lanzamos a una sesión de lluvia de ideas sobre lo que Nora podría querer,
acordando que una variedad de cosas probablemente sería lo mejor. Justo cuando Courtney
presiona el botón para confirmar nuestra compra en línea para recoger en la tienda, un suave
golpe de pasos viene las escaleras, y nuestro tiempo de chicas oficialmente termina.
—Bueno, mira quién decidió finalmente salir de la cama —se burla Amber.
Asher está de pie en la puerta con un bañador y una camiseta de los Ice Hawks muy
gastada, con el cabello recién lavado. Y, de repente, estoy pensando en él desnudo en la
regadera, el agua goteando por esos abdominales, sus brazos flexionándose mientras se
66
masajea el cabello con champú. Él enjabonando su…
Agh. He estado excitada sin parar desde que nuestra mini sesión de besos fue
interrumpida ayer. De acuerdo, fue interrumpida por el nacimiento de su sobrina, que es
aproximadamente un millón de veces más importante que nosotros poniéndonos a
manosearnos, pero, aun así. Intenta decirle eso al dolor desesperado entre mis muslos.
No ayudó que verlo emocionado en la sala de espera del hospital tirara de mis fibras
y hormonas. Ahora, sabiendo que la casa está prácticamente vacía, se necesita mucha fuerza
de voluntad para no arrastrar el cuerpo recién bañado de Asher por las escaleras hasta su
habitación.
Doble agh. Él es el que tiene la conmoción cerebral, no yo, entonces, ¿por qué soy yo
la que no piensa con claridad?
—¿De verdad? Ahora que estoy listo para unirme a ustedes en la playa, ¿están todas
adentro? —Asher toma un totopo de la bandeja de nachos y se lo lleva todo a la boca de
un bocado, frunciendo el ceño mientras mastica—. ¿Ustedes pusieron carne de sloppy joe
en los nachos?
—Una pregunta a la vez, campeón —dice Amber con los ojos en blanco—. ¿Cuál de
esas quieres que te contesten primero?
Él suelta una suave carcajada, limpiándose la boca con el dorso de la mano—. En
realidad, nueva pregunta. ¿Creen que Nora ya está lista para las visitas? Juro que he estado
revisando mi teléfono cada cinco minutos esperando actualizaciones.
—Muy por delante de ti, hermano. Tengo todos los detalles aquí —se jacta Amber,
tocando la pantalla de su teléfono—, Todd me envió un mensaje para decirme que Nora y
la bebé estarán ahí por unos días todavía, pero ella recibirá visitas antes de las cuatro. Y tu
chica, Bailey, es un genio que se le ocurrió no sólo la creación nachos, sino también los
mejores regalos para llevarle a Nora y al bebé.
La elección de palabras de Amber me pone la piel de gallina en los brazos. Tu chica,
Bailey. Me gusta un poco demasiado el sonido de eso.
—Puedes hacer esto para mí cada vez que quieras, Bailey —Asher toma otro nacho
mientras levanta una ceja en mi dirección—. ¿Qué se te ocurrió cómo regalo?
—Bueno, Amber y Courtney estaban hablando de cómo Nora es muy adicta a la mezcla
de frutos secos —le digo con una sonrisa—, y dado que las nuevas mamás necesitan calorías
adicionales cuando amamantan, vamos a elegir algunas mezclas elegantes en una boutique
gourmet y ponerlas en una canasta con un par de pantuflas y un par de otras pequeñas
cosas.
67
—Ya encontramos un gran par en línea que está disponible para recoger —Courtney
voltea su teléfono hacia Asher para mostrarle las esponjosas pantuflas de espuma
viscoelástica que ya pagamos en línea—. ¿Ves? Bailey las eligió porque son de color amarillo
brillante.
—Su color favorito —Asher murmura por lo bajo antes de volver su atención hacia
mí—. ¿Ya sabías eso?
¿Recuerdan esa piel de gallina en mis brazos? Sí, bueno, ahora está en todas partes. Y
no es sólo piel de gallina promedio. Este es el tipo de piel de gallina que hace que todo tu
cuerpo se estremezca y tus dedos se agarren a la baldosa de la cocina. Este es de otro nivel.
Te envía directamente al séptimo cielo.
Hacemos un poco más de daño en los nachos antes de que Courtney y Amber suban
las escaleras para bañarse y prepararse, dejándonos a Asher y a mí solos por primera vez
desde anoche.
—Así que, le vas a dar un regalo a mi hermana antes que yo, ¿eh? —Asher se pasa los
dedos por el pelo y me da una de esas medias sonrisas divertidas por las que es tan famoso.
No puedo mirarlo a los ojos sin ponerme rosa—. Espero no estar sobrepasándome —
digo, dirigiéndolo más a mis dedos de los pies que a Asher—, tal vez sea extraño que Nora
reciba un regalo de mí ya que apenas la conozco.
—No te estás sobrepasando. Estás siendo considerada. No puedo creer que ya supieras
su color favorito.
Su voz es baja y burlona. Pero estoy cien por ciento preparada para el desafío.
—Tal vez lo haga —le digo una vez que encuentro mi aliento, mi voz tiembla casi
imperceptiblemente.
¿Me va a besar? ¿Me subirá a la isleta y presionará su boca contra la mía aquí y ahora?
Me guiña, luego se aleja, caminando hacia la puerta corrediza de vidrio. Así como así.
Como si no me hubiera dejado caliente y pesada a su paso.
Pero cuando abre la puerta, se detiene, mirando por encima del hombro, sus ojos
brillando con problemas—. ¿Por casualidad sabes cuál es mi color favorito?
Asher
—Toc, toc—una voz femenina llama suavemente desde el pasillo.
Bingo.
Sabía que ella iba a volver pronto, y había prometido revisar cómo estaba. Mis
69 hermanas habían enviado fotos de su visita al hospital. El hecho de que esté sin camisa y
recién salido de la ducha es una coincidencia total.
Sí, claro. Hashtag Lo siento, no lo siento.
Podría estar jugando con fuego, pero al carajo, estoy demasiado lejos de preocuparme.
La deseo. Y si soy honesto, siempre lo hice. Pensé que era demasiado buena para mí: es una
mujer inteligente y profesional. Soy conocido por aventuras de una noche y enrolles
casuales.
Pero verla aquí, en mi espacio, con mi familia, está cambiando las cosas. Haciéndome
querer cosas, cosas que nunca pensé que querría.
No es que sea alérgico a la monogamia. Es sólo que nunca he visto el punto, nunca
conocí a una persona que quisiera encerrar tanto como quiero con Bailey. Honestamente,
ella es la primera mujer con la que me imagino en una relación.
Ella sostiene una en alto—. Supuse que era hora de una de estas.
Asiento—. Claro —espero a que me la entregue, pero no lo hace. Así que me siento a
un lado de la cama y estiro la pierna derecha frente a mí—. ¿Quieres hacer los honores? —
le pregunto cuando me doy cuenta de que todavía no se ha movido de su lugar a la orilla
de la cama.
Honestamente, yo debería estar prestando mejor atención, pero todo en lo que puedo
concentrarme es en la idea de las suaves almohadillas de sus dedos mientras acarician mi
70
piel magullada, acercándose cada vez más a mi verga rígida. Huele tan bien, como a la luz
del sol y a champú, y mi estado de ánimo se levanta de inmediato cuando se sienta en la
cama a mi lado. Luego sube mis shorts para exponer el punto sensible.
La verdad es, ella es jodidamente perfecta. Y eso me como el demonio. Ninguna chica
es perfecta, ¿verdad? Excepto que, para mí, Bailey lo es. Es preciosa. Graciosa. Inteligente.
Impulsada. Educada. Debería dejar de contar esta lista mental, y lo hago, porque Bailey está
dirigiendo esos hermosos ojos oscuros hacia mí otra vez.
—¿Algún otro síntoma que deba conocer? —pregunta, mirando hacia abajo como si
estuviera satisfecha con mi recuperación hasta ahora.
—Nada que besándome no puedas curar —digo, doblando una mano contra su nuca
para empujarla hacia adelante.
Joder, sí.
Acuno su trasero en mis manos mientras mi lengua coquetea con la suya. Estoy
completamente duro ahora, y Bailey se mece contra la cresta firme en mis shorts. Todo mi
cuerpo se estremece por lo bien que se siente. Sus movimientos sacan la bolsa de hielo de
su lugar, y rueda al lado de mi muslo, el frío me sobresalta. Lo tiro al otro lado del cuarto y
sigo besándola.
—¿Esto está bien? —pregunto cuando ella aparta sus labios de los míos.
Una parte de mí quiere preguntarle qué estamos haciendo, y si está segura de estar
bien con esto. En todos los años que la conozco, nunca nos hemos aventurado fuera de la
71
zona de amigos. Pero la otra parte de mí, la parte más excitada, me dice que cierre la maldita
boca y disfrute el momento.
Sus caderas se mueven inquietamente encima de mí, y dejó escapar un largo gemido—
. Joder, Bailey. Te sientes tan bien.
—Tócame —exhala las palabras, meciendo sus caderas contra mí con más firmeza.
—Felizmente, cariño.
Coloco un beso suave más en su boca y luego mis labios se mueven más abajo,
trazando el pulso en su garganta, luego mordisqueo su clavícula mientras bajo la parte
superior de su vestido y me dirijo hacia la generosa hinchazón de sus pechos. Son más que
un puñado.
—Joder, soy el hombre vivo más afortunado en este momento.
—Bailey, estoy bromeando. Sé que nunca lo harías. ¿Me perdonas por ser un idiota?
Voy a echarle la culpa al flujo de sangre que se ha desviado hacia el sur.
Ella tuerce los labios, es casi una sonrisa, y niega con la cabeza hacia mí.
—Ambos somos adultos. Si quieres parar, eso es exactamente lo que haremos, pero si
quieres seguir adelante, me encantaría hacerte venir en mi lengua. O en mis dedos. O con
mi verga —o con los tres…
—Sí…
Cuando ella duda como si hubiera algo más en su mente, le pregunto—. ¿Pero?
Se muerde el labio inferior por un segundo mientras su mirada se dirige hacia la puerta.
Desafortunadamente, no tiene cerradura, y creo que Bailey acaba de darse cuenta de eso.
72 —¿Y si entra alguien? Tal vez no deberíamos desnudarnos—
Me gustaría asegurarle que Lolli no irrumpiría sin tocar primero, pero seamos honestos.
Mi abuela hace muchas cosas que no esperaría que hiciera. Como un toro mecánico.
—Puedo trabajar con eso —le digo, acariciando sus senos de nuevo. Estoy un poco
obsesionado con estos, aparentemente.
—¿Qué pasa con...? —baja la vista a la ansiosa erección tensando la parte delantera de
mis shorts—. ¿Debería…?
Sólo el pensamiento de ella tocándome me tiene listo para explotar—. Me ocuparé de
eso más tarde —le digo, besándola de nuevo.
Bailey se ajusta las bragas y tira de la falda de su vestido—. Bueno, eso fue divertido
—dice, todavía un poco sin aliento.
—¿No lo estás?
Ella ríe—. Dios, no. Estoy a punto de entrar en uno de los momentos más ocupados de
mi vida. Apenas tendré tiempo para incluso dormir, y mucho menos atender a otro ser
humano.
73
—Cierto —digo entre dientes—, por supuesto —las palabras se sienten como papel
de lija en mi garganta.
Unos minutos más tarde, después de que Bailey ha reposicionado la bolsa de hielo
contra mí, me da un último beso y luego se detiene en la puerta—. Hielo durante al menos
veinte minutos. Nos vemos abajo más tarde, ¿cierto?
Con un profundo suspiro, empujo una almohada debajo de mi cabeza y cierro los ojos,
tratando de descubrir qué demonios acaba de suceder y por qué la idea de que Bailey no
quiera una relación me hace sentir tan malhumorado.
CAPÍTULO 10
UN TELÉFONO VIGILADO NUNCA SUENA
Son las 10:55 a.m. y estoy sentada con las piernas cruzadas en el medio de mi cama,
preguntándome si mirar la hora en mi teléfono hará que avance más rápido.
Necesito que sean las 11:00 a.m., también conocido como la hora del almuerzo de
Aubree. Le envié un mensaje esta mañana, diciéndole que necesito hablar, no sólo por
mensajes. Porque si no le cuento a alguien lo que sucedió con Asher anoche, creo que
realmente podría explotar.
Deseaba poder extraer cada uno de ellos como una sutura de una incisión, pero no
tenía tanta suerte. Lo cual fue para mejor, porque dudo que mis propios pensamientos
impuros se hubieran ocultado tan fácilmente. Mi cara amenazaba con ponerse tan roja como
un tomate ante la idea de desnudarlo. No es un hecho que necesite que su abuela conozca,
no importa cuánto me haya acercado a ella esta semana.
El último clavo en el ataúd fue cuando Lolli hizo un comentario sobre cómo Asher es
"un gran comedor". Casi escupí cereal por toda la mesa. Por lo tanto, me estoy escondiendo
en mi habitación ahora mismo, en lugar de ir a la tienda con Lolli y Tess por suministros para
la fiesta. Me he tomado un tiempo fuera hasta que ya no sienta que llevo un letrero en la
frente que dice: PREGÚNTAME SOBRE LAS IMPRESIONANTES HABILIDADES DE ASHER EN
EL SEXO ORAL.
Mi pulgar se cierne sobre el contacto de Aubree mientras veo el reloj pasar de las 10:59
a las 11:00, y luego toco el botón LLAMAR al instante.
¿Debería haber esperado que ella me llamara? Sí. Pero ¿tengo paciencia para eso? No.
Ni siquiera un poco. Suena algunas veces, pero justo cuando está a punto de ir al correo de
voz, ella contesta.
Gracias a Dios.
—Hola, estoy terminando algunas cosas, así que por favor ignora cualquier ruido de
fondo.
—Lo hice —ante esas dos palabras, tengo que quitarme el teléfono de la oreja
brevemente o arriesgarme a quedar sorda por los chillidos agudos de Aubree.
—¡Maldición, mujer!
Me rio entre dientes—. Lo sé. No esperaba nada de eso cuando acepté venir a este
viaje, pero hay una conexión entre nosotros que se intensificó en los últimos días. Y, quiero
decir, tienes globos oculares. Has visto al sujeto.
No quiero admitírselo, pero aparte de lo hermoso que es, verlo ayudar a su abuela con
pequeñas tareas, verlo emocionado por el nacimiento de su nueva sobrina… No lo sé.
Supongo que más o menos cambió la forma en que lo veo.
Pero quise decir lo que le dije: esto es sólo por la semana. No tengo expectativas de
que esto se convierta en algo más. Y, francamente, no quiero. Necesito estar 100% enfocada
en mi carrera. Además, Asher Reed es un playboy total, y no me hago ilusiones con que soy
la mujer que lo hará cambiar, y mucho menos será la mujer con la que se establezca.
—Está bueno como el carajo —dice Aubree, concordando conmigo—. ¿Cómo fue?
—Fue bueno.
Casi me río de mi propia elección de palabras. Bueno es una palabra demasiado blanda
para lo que compartimos, pero no estoy segura de qué más decir. Además, me golpea una
repentina ola de modestia. El hombre es un dador, pero no estoy segura de que deba
divulgarle esa información a Aubree.
76
—Güey, no te vas a salir con la tuya así de fácil. Bueno, aparentemente sí te saliste con
la tuya así fácil —se carcajea de su propia broma—. ¡En serio, Bailey, hermanas antes que
hombres! —grita al teléfono.
Hay un silencio en el otro extremo de la línea por un segundo, y luego Aubree se aclara
la garganta—. Okay. Mi pregunta es… ¿Cómo era su verga?
Me echo a reír ante su pregunta inesperada y bastante inapropiada—. No tengo idea.
No la vi.
Supongo que no voy a avanzar sin divulgar algunos detalles. Respiro hondo y
tartamudeo—: Él, em… bajo las escaleras.
Aubree festeja—. ¡Sí! Pero espera… ¿eso fue todo?
—¿Qué quieres decir?
—Sí, todavía funciona, al menos lo que sentí cuando estaba a horcajadas sobre él me
dice que todos los sistemas estaban funcionando. Qué quieres decir con, ¿pero aún? —
pregunto, confundida. Soy lo suficientemente inteligente como para saber que cuando un
hombre sexy como el infierno quiere comerte, lo dejas. Punto final.
—Sólo digo, eres una mujer ruda. Creo que quiero ser tú cuando sea crezca.
Esto me hace reír a carcajadas, porque a los treinta años y directora de una
organización benéfica, Aubree es ruda, y definitivamente adulta.
—Okay, consigo una nueva pregunta ya que no pudiste responder la primera —dice
Aubree con firmeza. Aparentemente, ella está poniendo las reglas ahora—. ¿No está toda
su familia en la misma casa que ustedes? ¿Cómo lograste…? ¿cómo lo llamaste? ¿Bajara las
escaleras?
Bajo la voz unos decibelios ante el recordatorio. Incluso con Asher visitando a Nora,
todavía hay muchos otros oídos que podrían estar escuchando.
—Tuvimos que ser un poco creativos —murmuro, manteniéndolo intencionalmente
vago. Dije sólo una pregunta, después de todo.
Reprimo una risa—. No, Aub. Saca la cabeza de la alcantarilla. Simplemente tuvimos
que jugar de forma segura.
Como si hubiera algo remotamente seguro sobre enrollarse en una casa llena de toda
su extensa familia. Lo que hicimos anoche fue el equivalente sexual de encender un fósforo
al lado de una bomba de gas. Peligroso, si no es que un poco estúpido. Pero, maldición, el
calor valió la pena.
Después de unos minutos más de hablar de galas y chicos, escucho el crujido de la
puerta principal junto con el crujir de las bolsas de papel. Lolli y Tess deben haber regresado
con decoraciones para la fiesta.
—Probablemente debería irme. Mañana hay una fiesta para la abuela de Asher para la
que creo comenzaremos a decorar.
—Muy bien. Supongo que debería ir a almorzar antes de perderme otra vez en la hoja
de cálculo —dice Aubree, sonando aburrida—. Pero si algo más se da, literal o
figurativamente, será mejor que reciba una llamada al respecto en al segundo que ocurra —
hace una pausa por un momento y luego agrega—: Bueno, tal vez no sea al segundo que
ocurra. Probablemente después de que tú, o sea, te vuelvas a poner la ropa y salgas de la
habitación. Pero será mejor que yo sea la primera en saberlo.
Aubree se ríe—. okay, voy a agarrar algo para comer. Ve por tu hombre, y por ve por
tu hombre, quiero decir, ver por verga.
CAPÍTULO 11
VIVIENDO MI MEJOR VIDA
Asher
Mis primos, Mack y Tyson, me convencieron de practicar surf hoy, aunque no estoy seguro
de que sea la mejor idea, dado que todavía estoy lesionado. Pero son un par de años
mayores que yo, y siempre he caído de cabeza en su presión de grupo. Es la razón por la
que probé mi primer (y último) cigarro a los trece años. Es por eso por lo que subí a una
torre de agua por un desafío a los diecisiete años, y me torcí la muñeca al bajar.
Y ahora es la razón por la que estoy parado en la playa, usando shorts con una tabla
de surf acostada en la arena a mi lado, a pesar de que es lo último que quiero hacer en este
momento. Lo que preferiría estar haciendo es encontrar a Bailey, pero está ocupada
haciendo algo con Amber esta mañana, y todavía no he hablado con ella desde anoche.
79 Pasamos el rato un poco ayer después de ese increíble enrolle en mi habitación, pero
fue con toda mi familia, por lo que no fue exactamente propicio para descubrir cómo se
estaría sintiendo. Y luego se excusó temprano, justo después de las nueve, diciendo que
estaba cansada, y se dirigió a la cama. Sola.
Confíen en mí, si hubiera podido escabullirme para unirme a ella, lo habría hecho. Pero
Fable me retó a un juego de Uno, y no estaba dispuesto a fallarle a una niña de seis años al
escaparme. Además, hola, vena competitiva. Gané dos juegos y Fable me ganó en uno.
Tal vez ese épico orgasmo cansó a Bailey. Es un buen pensamiento, uno al que me
hubiera gustado aferrarme, pero cuando finalmente me fui a la cama alrededor de las once,
noté que su luz aún estaba encendida. No supe qué hacer con eso, así que me fui a la cama,
pero me tomó un tiempo dormirme.
—¡Oye, vamos, hombre! —llama Mack, indicándome que me una a él en el agua. Está
con el agua a la altura de la cintura, y su tabla se balancea a su lado en las olas. El agua está
lo suficientemente caliente en esta época del año como para que nadie use un traje de
neopreno.
Tyson, el más aventurero y atrevido de los dos, no espera a nadie, y ya está tumbado
en su tabla, remando hacia las rompeolas.
Cuando finalmente remo hacia donde Tyson y Mack me esperan, estoy sin aliento y
ambos sonríen.
—Lo lograste, precioso. ¿De verdad estás cansado, amigo? —pregunta Tyson, con una
sonrisa arrogante en su rostro.
La última vez que estuve en agua que no estuviera congelada fue hace años. No he
surfeado desde que era un niño. Afortunadamente, el agua es cálida y el sol brilla, y me
ayuda a levantar el ánimo. Monto un par de olas fáciles, pero en su mayor parte, estoy
contento con sólo estar sentado en mi tabla, viendo a mis primos haciendo el tonto
compitiendo entre sí.
Cuando Tyson se levanta en una ola, Mack me mira—. Así que, ¿cuál es la historia con
Bailey? ¿Está soltera?
Abro la boca para decirle que retroceda, pero las palabras quedan atrapadas en mi
garganta. Porque Bailey está soltera, incluso si no necesariamente quiero que lo sea.
80
Antes de que incluso pueda responder, dice en voz baja—: Bueno, hablando del diablo
—sigo su mirada hacia la orilla donde Bailey se ha aventurado en la arena, llevando una
toalla de playa y un libro de bolsillo.
Nos saluda, luego se deja caer sobre la toalla y comienza a leer su libro. Por su bien,
espero que no sea un texto médico. Ella trabaja muy duro, y se supone que esta semana
será relajante para ella.
—Se acerca una buena ola —dice Mack, mirando detrás de nosotros al oleaje que está
ganando velocidad.
—Tómala. Voy a hablar con Bailey —acostado en la tabla, dejo que el agua me empuje
hacia la orilla, y me bajo cuando llego a la arena.
Bailey me mira, protegiéndose los ojos del sol—. No estoy segura de que el surf esté
en la lista de actividades aprobadas de Trey, señor —dice cuando me acerco—, pero
supongo que debería haberme dado cuenta de que no serías un seguidor de reglas.
Me río—. Prometo que lo que hice apenas podría describirse como surfear. Estoy
seguro de que oirás todo sobre el marica que fui cuando Mack y Ty vuelvan.
Ella sacude la cabeza—. Entonces no escucharé ni una palabra de eso para que tu
reputación callejera permanezca intacta.
Me complace ver que su libro no es un libro de texto, sino que es el thriller de crimen
que la vi mirando en el aeropuerto—. ¿Es bueno tú libro?
Ella frunce el ceño por un segundo antes de mirarme a los ojos—. En realidad, no lo
sabría. No he pasado la página dos.
No le pregunto por qué, pero una pequeña parte de mí espera que sea porque verme
en shorts es tanta distracción como ella para mí.
Magníficas curvas pálidas y cremosas llenan su traje de dos piezas tan perfectamente,
que tengo que agarrar mi tabla de surf lo suficientemente fuerte como para magullar mis
palmas y así no me acerco a tocarla. Pero la verdad es que, ella es mucho más que una mujer
sexy… es divertida e inteligente y dulce. Me gustan nuestras conversaciones. Me gusta estar
cerca de ella, punto.
Algo dentro de mí está complacido de que no le importe ver el espectáculo que están
haciendo mis primos. Ella prefiere estar conmigo.
—Creo que es lo último —pongo la caja de vino en la barra y utilizo la parte inferior
de mi camiseta para limpiar el sudor de mi frente. Bailey y yo pasamos la última hora
haciendo algunos recados para mi mamá, que incluían recoger más vino para la fiesta.
—Gracias, cariño —dice mamá, agarrando las botellas de dos en dos para meterlas en
el refrigerador.
Bailey toma una botella de agua del refrigerador y me entrega una segunda. Me la
acabo toda de una vez.
—¿Alguna noticia sobre Nora y la bebé? —le pregunta Bailey a mi mamá mientras
toma un sorbo de su propia agua.
—La darán de alta a tiempo para la fiesta de cumpleaños de mañana. Creo que les
endulzó los oídos a las enfermeras, pero la bebé está sana, así que todo está bien.
Ahogo una risa cuando me doy cuenta, oh, joder, ella habla en serio. Un caliente
escalofrío me recorre mientras la veo acercarse. Me encanta lo atrevida que es. Me encanta
lo sexualmente positiva y abierta que es. Es como si simplemente encajara conmigo y mi
personalidad. Siempre he sido un tipo de chico ‘si se siente bien, hazlo’ y parece que eso es
exactamente lo que Bailey está pensando también.
Ella se detiene justo frente a mí como si estuviéramos jugando un juego de la gallina.
Alguien necesita rendirse. De lo contrario, no puedo ser responsable de todas las cosas
malvadas que quiero hacerle.
Con mis dedos debajo de su barbilla, levanto su boca hacia la mía, lo cual no es
exactamente un movimiento suave porque nuestra diferencia de altura es tal que tengo que
doblar las rodillas y encorvarme. Pero en el momento en que su boca se presiona contra la
mía, deja de importarme un carajo y sólo voy con eso, porque mierda, Bailey es buena
besando.
Es profundo y desordenado, y su lengua coincide con la mía caricia por caricia. Mi ritmo
cardíaco aumenta y mis dedos se hunden en su cabello mientras su boca permanece
fusionada con la mía en el beso más excitante que he tenido en mucho tiempo. Quizás desde
siempre.
—¿Estás segura? —le pregunto, levantando su barbilla para poder mirarla a los ojos.
Son brillantes, claros y determinados.
—Me aseguraste que todos los sistemas funcionaban perfectamente en orden—
bromea.
—Algo así —se muerde el labio mientras suelta el botón de mis shorts y luego baja
lentamente la cremallera.
83
Todo el aliento abandona mis pulmones al mismo tiempo que su cálida palma se
desliza dentro de mis bóxers.
Joder.
Me paso las dos manos por el pelo y dejo caer la cabeza hacia atrás para mirar
directamente al techo. Bueno, no realmente mirando. Mis ojos están bien cerrados porque
no puedo jodidamente creer que Bailey sea la mujer deslizando su mano hacia arriba y hacia
abajo sobre mí. Se siente tan malditamente increíble.
—Cielos, Ashe —dice en un jadeo, sacando mi longitud de mis shorts y dándome una
mirada apreciativa.
No voy a mentir; mi pecho se hincha un poco con orgullo. Pero entonces no puedo
concentrarme en nada más, porque Bailey sabe exactamente cómo manejar mi apéndice
favorito. Caricias largos y firmes que me tensan los músculos de mi abdomen.
—Joder. Eso se siente bien —susurro, volviendo a encontrar su boca con la mía.
Mientras empujo en su puño, un escalofrío me recorre. Gimo, incapaz de hacer otra
cosa que emitir sonidos ásperos e inarticulados que suenan a través del pequeño baño.
Me bañé esta mañana después de surfear. ¿Cuán sucio podría haberme puesto
haciendo mandados durante una hora?
Pero cuando Bailey se arrodilla frente a mí y me mira con sus grandes ojos marrones,
la decisión ya la tomaron por mí.
84
CAPÍTULO 12
ESPERAR LO INESPERADO
Soy una chica inteligente que es capaz de muchas cosas, pero practicar la moderación cerca
de Asher Reed no es una de ellas.
Cuando me pongo rodillas en el suelo del baño justo delante de él, sus labios se
separan en un aliento tembloroso, que rápidamente se convierte en un gemido entrecortado
cuando lo rodeo con mi mano. Para responder a la pregunta de Aubree, Asher no
decepciona en el departamento de dotación. Hay mucho de él, y estoy ansiosa por
complacer cada sólido centímetro.
Desde el momento en que lo vi en la playa esta mañana, con su pelo rubio mojado y
despeinado por el agua de mar, con los bíceps flexionados mientras arrastraba la tabla de
85 surf por la costa, supe lo que quería. A él. Así. Desnudo y completamente a mi disposición.
Y sólo unas pocas horas más tarde, eso es exactamente lo que consigo, y ni siquiera sé por
dónde empezar. Soy codiciosa, y Asher ofrece mucho.
Está de pie frente a mí como una estatua tallada en granito, excepto por su pecho
esculpido, que se contrae con respiraciones cortas y desiguales, mientras su gruesa longitud
palpita en mis manos.
Un escalofrío caliente corre a través de mí. Eso es, de lejos, lo más sexy que un hombre
me ha dicho jamás. Y por mucho que quiera aceptar la oferta, sería estúpida si no considerara
su lesión primero—. ¿Qué hay de tu pierna?
—Mi pierna estará bien. La has cuidado muy bien —una sonrisa burlona se dibuja en
la comisura de sus labios—. También has cuidado malditamente bien mi tercera pierna. Pero
de ninguna manera voy a terminar sin que tú termines también.
Me ayuda a ponerme de pie, tirando de mí para darme un profundo y agradecido
beso—. Recámara —gruñe contra mi boca.
No sé si es una sugerencia, una petición o una orden. Como sea que lo haya pensado,
estoy posada en el la orilla de su cama en cuestión de segundos, bajando mis jeans al suelo.
Cuando Asher ve el bañador rosa que llevo debajo, sacude la cabeza con incredulidad.
—Ese maldito bikini rosa —suspira—. Creo que esa cosa es mi debilidad.
—Deberías —un malvado parpadeo baila a través de sus ojos mientras enlaza sus
pulgares en la pretina—. Pero ahora mismo, necesito que se vaya.
Un escalofrío me atraviesa mientras él tira el nylon rosado al suelo. Luego sigue mi
camiseta, y finalmente, con un tirón del lazo sosteniendo mi bikini, no hay ni un rastro de
ropa entre los dos. Nada más que piel sobre piel, besos, frotamientos y calor más abrasador
que el sol. Me inclino hacia atrás contra las almohadas, y Asher se toma su tiempo,
explorando cada centímetro de mis curvas con sus dedos callosos.
—Dios mío, Bailey —acuna mis pechos en sus manos, arrastrando su lengua sobre su
labio inferior mientras toca mis pezones con sus pulgares—. Estos son jodidamente
87
perfectos.
Y entonces, por segunda vez esta noche, Asher se retira. Se levanta de la cama y
escarba en su maleta, sacando un envoltura plateado.
—Por supuesto que no. Esto fue totalmente inesperado —se arrodilla entre mis muslos
separados y pasa una palma caliente sobre el músculo de mi pantorrilla—. ¿Imaginado?
Claro. Pero no esperado —presiona un dulce y suave beso contra mi ansiosa boca, tirando
ligeramente de mi labio inferior con sus dientes mientras se retira—. ¿Estás bien?
La mirada en sus ojos azules es sincera, y me doy cuenta de que siento exactamente
lo mismo. Nunca esperé esto, pero secretamente quería que termináramos aquí.
Luego asiente hacia el condón que está a nuestro lado en la cama—. ¿Debería ponerme
eso?
—Dios, sí —digo, medio suspirando, medio rogando. He estado lista para esto desde
la noche en que tomé demasiados cócteles de Lolli y lo seguí hasta su habitación. Puede
que sólo hayan pasado unos pocos días, pero se siente como media vida de espera.
Antes de que me lo piense dos veces, Asher se ha envainado y ha vuelto a su sitio entre
mis muslos separados, meciendo sus caderas en las mías. Junto aire en mis pulmones
mientras se hunde en mí, deliciosamente lento centímetro a deliciosamente lento centímetro.
Y, buen Dios, valió la pena la espera.
—J-Joder, Ashe —tartamudeo, mis caderas se elevan para encontrarse con las suyas,
ansiosa por cada centímetro.
—Hmm —gime, simultáneamente sin hacer ninguna pregunta en particular y cien
preguntas a la vez. Pero las palabras no son necesarias. Sé exactamente lo que está
preguntando.
88
¿Eso es bueno?
¿Debería seguir?
¿Puedo ir más profundo?
¿Puedo hacer que te vengas así?
Respondo a todas las preguntas no dichas a la vez en un suspiro desesperado—. Sí.
Presiona sus labios contra los míos, calmándome mientras se mueve, dejándome sin
aliento y clavando mis uñas en su espalda. Incluso cuando rompe nuestro beso, sus labios
se ciernen sobre los míos mientras nuestras caderas se mueven juntas. Respiramos el mismo
aire, nos movemos al mismo ritmo, chocando el uno con el otro como la marea contra la
orilla. No es bueno, ni siquiera es genial, es alucinante.
Cuando él lleva una mano a mi clítoris, dibujando círculos alrededor de él con su pulgar,
pierdo toda esperanza de aguantar por más tiempo. Pronto estoy apretando contra su
longitud, justo en el borde de mi orgasmo.
—Puta mierda.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —pánico se eleva en mi garganta mientras sale y rueda
hacia su lado, agarrando su muslo.
Por supuesto que no está bien. Se está recuperando de una lesión grave y se le instruyó
específicamente evitar la actividad vigorosa. Y lo que acabamos de hacer definitivamente
califica como vigoroso. Mierda, ¿cómo voy a explicarle esto a Trey?
Asher sonríe, se sienta en la cama y pasa sus dedos por sus despeinados mechones
rubios—. Por favor, no te asustes. Cada momento de eso valió la pena.
Levanto una ceja hacia él—. ¿En serio? ¿Vale la pena tener sexo conmigo para sufrir
una lesión secundaria?
No pierde un segundo—. Sí. Y lo haría de nuevo en un instante —se frota la parte
interior del muslo hinchado, y saltando por el dolor—. Pero tienes razón. Probablemente
debería ponerle hielo a esto.
Dejo salir una exhalación temblorosa mientras recupero sus shorts, asegurándome de
que está decente antes de abrir la puerta para ir a buscar una bolsa de hielo del congelador.
En mi camino, paso a Lolli y Tess, que están ocupadas arreglando los centros de mesa para
la fiesta de mañana, pero me saludan cuando paso. No sospechan nada. Mis viajes al
congelador por las bolsas de hielo de Asher han sido una parte rutinaria de la semana. Por
lo que saben, esta vez no es diferente. Podrían descubrir su lesión agravada, pero de ninguna
manera voy a dejar que averigüen qué la causó.
—Creo que tenemos un esguince de ingle muy agravado, y una doctora muy culpable.
Se ríe, dándome una mirada suave—. No te sientas culpable. Yo fui quien sugirió que
lleváramos esto a la cama. Se necesitan dos para bailar el tango, sabes.
Sopeso sus palabras, respirando lentamente—. Eso es cierto. Y la buena noticia es que,
si te hubiéramos llevado de un tirón muscular de grado dos a grado tres, probablemente
estarías gritando ahora mismo. Así que el hecho de que estés lo suficientemente bien como
90 para levantarte y vestirte sugiere que puede que sólo te hayamos retrasado unos pocos días
de recuperación.
—Avísame si notas algún moretón adicional. Te necesitamos en buena forma para que
pronto puedas estar en el hielo con tu equipo de nuevo —digo, apretando su hombro—.
¿Necesitas algo más?
Me mira con una expresión llena de esperanza—. ¿Un beso de buenas noches?
Sonrío, trazando el ángulo de su mandíbula con la punta de mis dedos—. Usando tus
palabras, puedo manejar eso.
CAPÍTULO 13
CELEBRACIONES
Asher
—¿Qué demonios? —Lolli me frunce el ceño cuando paso cojeando junto a ella, cojeando
de camino a la cafetera—. ¿Noche dura, corazón?
Auch.
Menos de un minuto después, está de regreso, de pie ante mí con la misma expresión
de preocupación—. Aquí tienes —Lolli pone una taza de café humeante en la mesa delante
de mí y me da la misma bolsa de guisantes congelados que usé mi primer día aquí.
—Gracias, cariño. Es tan agradable tener a toda la familia junta para celebrar.
Asiento. La gran fiesta es esta noche.
No puedo creer lo rápido que ha pasado esta semana. Tampoco puedo creer lo
envuelto en Bailey que he estado. Pero una cosa es segura, no me arrepiento de nada.
La boca de Lolli se levanta con una sonrisa conspirativa mientras me mira—. Anoche
pasé por la habitación de Bailey para ver si quería tomar el té conmigo en el porche esta
mañana, pero no estaba en su habitación.
Más tarde ese día, Nora y Todd son dados de alta del hospital con mi nueva sobrina,
Hannah. Es tan pequeña, rosada y adorable. Y como ninguno de los dos puede hacer más
que holgazanear, termino sosteniéndola la mayor parte del día mientras estoy acampado en
el sofá. Nora y Todd se turnan para dormir la siesta, y Nora pasa cada dos horas para
amamantar a Hannah, pero la mayor parte del tiempo, la bebé y yo nos quedamos solos.
Yo, tendido en el sofá con hielo y cinta adhesiva en mi pierna, y Hannah envuelta
prolijamente como un burrito, descansando sobre mi pecho.
El partido de hockey está de fondo, pero apenas puedo verlo. Mi equipo está abajo
por dos partidos en esta serie, y me siento mal por no estar ahí para ayudarlos. Nunca he
estado más agradecido por todas las distracciones de la gran reunión familiar que está a
punto de comenzar.
Mis primos están ayudando a poner mesas y sillas extras al aire libre, y Bailey está
ayudando a mi mamá en la cocina. Amenazó a cualquiera que me preguntara si yo podía
ayudar, y se aseguró de que no estuviera en pie todo el día, lo cual agradezco mucho.
Cuando Nora vuelve para amamantar a Hannah, decido que es hora de prepararme
para esta fiesta. Con un gemido, lentamente subo las escaleras y me baño.
92
Mientras salgo de mi habitación vestido con jeans y camiseta, Bailey también sale de
su habitación. Se detiene frente a mí, vestida con un vestido azul claro de algodón con
botones en el frente. Sus pies están desnudos, lo que significa que se ve aún más pequeña,
y colgando de su mano hay un par de sandalias.
—Eso valió totalmente la pena —digo en serio, pero Bailey me da una mirada incierta—
. ¿Estás lista para esta fiesta? —sonrío, tratando de aligerar el ambiente.
—No puedo decir que haya estado en una fiesta de cumpleaños de ochenta y cinco
antes —se ríe, sus mejillas se vuelven del más suave tono de rosa.
Pero antes de que pueda seguir pensando en ello, Bailey me muestra una sonrisa
amable y empieza a bajar las escaleras. La sigo rápidamente.
La fiesta ya está en pleno apogeo. Una banda de jazz de tres miembros se está
instalando en la cubierta trasera. Las barras de la cocina tienen bandejas de aluminio
cubiertas de papel de aluminio, y el aroma de la comida mexicana de Miguel's, mi
restaurante favorito de la isla me hace agradecer que me resistí a una segunda porción en
el almuerzo. Porque voy a arrasar lo que sea que haya en esas bandejas.
Varios vinos y botellas de cerveza local se están enfriando en cubos de hielo, y se han
preparado varias jarras del muy potente jugo especial de Lolli. Mi mamá tuvo cuidado de no
mezclarlos muy fuerte, pero no me sorprendería si Lolli se colara detrás de ella y les echara
más piquete. Un plato de queso ha sido ingeniosamente arreglado en la isla de la cocina
con pequeñas flores comestibles y racimos de uvas que proveen explosiones de color. Más
tarde, habrá una fogata en la playa y baile.
Mierda.
—¿Es eso cierto? —pregunta Mack, apareciendo de la nada por detrás de nosotros.
Lolli se detiene junto a Bailey y nos da un guiño—. Normalmente es verdad.
Bailey sonríe, enlazando su brazo por el de Lolli—. Creo que la cumpleañera necesita
un cóctel de cumpleaños especial.
Con una risilla, Lolli acompaña a Bailey a la cocina, mientras yo deambulo para revisar
a Nora y la bebé.
Un poco más tarde, los invitados empiezan a filtrarse y se retiran a la cama. Cuando la
fiesta se ha acabado y la banda ha empacado después de su set de tres horas, y la mayor
parte de la familia se ha ido, me siento en la terraza trasera con mi mamá, disfrutando de mi
primera bebida adulta de la noche. No he tenido mareos ni dolores de cabeza desde hace
varios días, así que confío en que la conmoción cerebral ya no es una preocupación. Bailey
da las buenas noches a todos y le da a Lolli un gran abrazo, y luego se va a la cama.
El adulto dentro de mí se porta bien, cuando todo lo que quiero hacer es subir las
escaleras tras ella y atacar su boca con besos. En lugar de eso, me quedo sentado donde
estoy, forzando mi mirada hacia abajo en mi vaso de bourbon.
—Entonces —dice mamá una vez que estamos solos otra vez—. ¿Tú y Bailey?
—No —me froto la nuca con una mano, no quiero tener esta conversación con mi
mamá cuando ni siquiera sé qué demonios está pasando—. No lo creo.
Sus ojos se suavizan—. Bueno, nunca lo sabrás a menos que lo intentes. Nunca te he
conocido como alguien que no persigue lo que quiere. Si Bailey es la mujer que quieres en
tu vida, entonces persíguela con tanta pasión y determinación como lo hiciste para conseguir
la carrera de hockey que tienes actualmente.
Me concentro en mi vaso de bourbon y no digo nada más. Mamá tiene razón. Cuando
quiero algo, no paro hasta que es mío. Ya sea jugar en mi equipo favorito, conseguir el
puesto que quiero, comprar el departamento perfecto en la mejor parte de Seattle. Lo que
quiero, siempre lo he conseguido porque nunca me he rendido.
95
Y quiero a Bailey. No puedo y no voy a negar eso.
Pero ella dejó muy claro que no quiere una relación. Mi trabajo me lleva a la carretera
más tiempo del que estaré en casa en Seattle. Su carrera la mantendrá ridículamente
ocupada. En papel, nunca funcionaríamos. Eso lo sé. Pero aun así la quiero.
Desesperadamente. Incluso si no estoy listo para admitirlo.
—No es tan simple —digo, manteniendo mi tono neutral.
Mamá lanza un largo suspiro, y sigue mirando fijamente al frente—. No quiero que el
matrimonio de tu padre y el mío impidan tus decisiones. Éramos jóvenes, y…
—Alguien a quien puedas traer a casa con la familia. Alguien como Bailey —añade.
Aprieto mis labios.
La suave voz de mamá interrumpe mis pensamientos mientras se levanta y pone su
mano en mi hombro—. Me gusta, Asher. Me gusta mucho. Para nuestra familia, y sobre todo
para ti. Si la quieres, no la dejes ir.
96
CAPÍTULO 14
BYE-BYE, CERTEZA
Hace siete días, no podría haber imaginado los sentimientos que actualmente se están
agitando dentro de mí. Y tengo un jugador de hockey muy sexy a quien culpar.
Antes de este viaje, mi vida era simple. Ordenada. Todo tenía sentido.
¿Cómo vuelves a ser sólo amiga de un hombre al que has oído decir tu nombre con
un gemido lujurioso? ¿Un hombre que es tan sexy que tu estómago literalmente estalla en
mariposas por una simple sonrisa?
Es como si no pudiera dejar de mirarlo de forma diferente ahora, este chico dorado
con sus abdominales perfectamente cincelados y sus brillantes y juguetones ojos y su pelo
color miel. Ahora que he sido testigo de su lado más suave, así como de su conocida persona
áspera-y-difícil-de-manejar de hockey y playboy de regreso a casa, bueno, ha cambiado
algunas cosas.
Su calidez y afecto por su familia, incluso de sus miembros más pequeños, es muy
entrañable. Cuando lo vi trabajar en abrir una botella de jugo de arándanos para su abuela,
removió algo muy profundo dentro de mí. Por eso me excusé, me despedí y me fui a la
cama. Era o subir a la cama, o devorarlo delante de su familia. Aunque asumo que Lolli
estaría de acuerdo con eso, definitivamente no es cómo quiero que recuerde su cumpleaños.
Después de cepillarme los dientes y ponerme unos shorts para dormir y un tank top,
me arrastro entre las sábanas. Pero el sueño no llega fácilmente... y tampoco la habilidad de
apagar mis pensamientos de Asher.
Me encantó sólo mirarlo esta noche. El apretamiento de su mandíbula cincelada al
reaccionar a algo que Mack había dicho. La forma casual en que apoyó su voluminoso brazo
sobre uno de mis hombros. La forma fácil en que su boca se levantó en una sonrisa cuando
Fable pasó corriendo. El amor que brillaba en sus ojos cuando miraba a su sobrina pequeña,
Hannah. Sin mencionar que no puedo olvidar la forma en que besa, un beso tan firme,
insistente y caliente que mis dedos se enroscan en las sábanas incluso ahora.
Y luego tengo un pensamiento terrible. Una chica podría enamorarse de Asher muy
fácilmente. Demasiado fácil.
No tengo ni idea de qué hacer con esa información, aparte de alejarla más rápido de
lo que un jugador de hockey puede meter un disco en la red.
98
CAPÍTULO 15
BOLSA MIXTA
Asher
Después de que la fiesta termina y el desorden en la cocina es limpiado, subo las escaleras
y dejo escapar un suspiro de derrota cuando veo que la puerta de Bailey está cerrada y no
hay luz asomándose de debajo de su puerta. Supongo que tengo mi respuesta.
El resto de esa frase se queda sin decir porque labios cálidos presionan contra los míos
en un beso adormilado. No tengo la oportunidad de preguntarle qué hace aquí, pero lo
hace obvio, besándome con ganas.
Rodando de costado hasta que nuestros cuerpos están al ras, coloco mi boca sobre la suya
y profundizo el beso. Los labios de Bailey se separan, dándole la bienvenida a mi lengua, y
gimo profundamente.
Pero aun así no es suficiente, así que me empujo sobre mis codos, moviéndome sobre
ella hasta que puedo enjaularla con mis antebrazos y presionar mi palpitante erección justo
entre sus muslos. Bailey emite un sonido de satisfacción, entre un suspiro y un gemido. Estoy
en la misma página. Es un alivio, mitigando el dolor sólo una fracción, pero ni remotamente
suficiente para satisfacer.
Pero entonces Bailey hace la cosa más brillante. Abre más sus muslos hasta que puedo
encajar la cabeza de mi verga justo en su cálido centro, donde froto, meso y provoco
mientras su lengua coquetea con la mía.
—Oh joder, Ashe —susurra, su voz sonando jadeante y desesperada—. Quiero tu
verga.
—Sí, cariño. Es tuya —Ahora. Esta noche. La semana que viene. Siempre.
Carajo.
Se siente tan malditamente bien. Un escalofrío me atraviesa, y dejo escapar un gemido
que Bailey bebe. Sujetando mi peso sobre ella con un brazo, pongo mi otra mano entre
100 nosotros, empujando mis dedos en el lado de su ropa interior para frotar su cálido y húmedo
calor.
—Esta vez tendremos cuidado —dice con un suspiro.
Empujando sus caderas hacia arriba en las mías, Bailey toma el control, cubriéndome
con su humedad, y tratando de hacer que mi verga entre.
Mi alivio es instantáneo. Me gusta que esté a cargo, y gimo mi agradecimiento—. Sí,
cariño.
Bailey se retuerce, cerrando el hueco entre nosotros hasta que la cabeza de mi verga
se abre paso justo dentro de su ajustado coño. Se siente increíble, y su gemido en respuesta
es el mejor sonido del mundo.
Me alejo de ella, pero sólo lo suficiente para recuperar un condón y vestirme. Una vez
que estoy seguro, me acuesto en la cama y pongo a Bailey encima de mí.
—Móntame —digo con un gemido cuando ella se mece contra mí provocadoramente.
Apenas un segundo después, Bailey se levanta sobre sus rodillas y encuentra el ángulo
correcto para unirnos. Se desliza lentamente, permitiéndonos a ambos ajustarnos a las
abrumadoras sensaciones. Es como ser golpeado en la cara, con placer, en lugar de dolor.
Es demasiado, y es jodidamente perfecto.
Bailey tiembla encima de mí mientras se desliza hacia abajo hasta que estoy enterrado
completamente en el calor más intenso que jamás haya sentido. Dejo escapar un gemido
monstruoso mientras excitación caliente destella salvajemente por mis venas.
Pongo mi mano en su cadera para guiarla, pero Bailey no necesita ninguna dirección.
Ella gira sus caderas como si hubiera estado entrenando para este momento durante años,
en lugar de estudiar para obtener un título médico. Honestamente, si me hubieran dicho
que era una campeona monta vergas en vez de una estudiante de medicina, en este
momento, les habría creído.
Trabajando juntos, besándonos seguido, corremos hacia nuestra liberación. Cuando
Bailey pone una mano entre nosotros para tocarse, la quito.
—Puedes quedarte —digo, sentándome para ver cómo se pone su ropa interior.
—Está bien —agarra su tank top—. Estoy segura de que dormirás mejor sin mí en tu
espacio.
Dudo que eso sea cierto, pero su rechazo a este momento entre nosotros me deja
momentáneamente sin palabras. Mi humor se hunde más rápido que un disparo directo a
una red vacía.
Siento que mi maleta es un juego imposible de Tetris. Muevo un par de zapatos. Roto
mi bolsa de maquillaje. Trato de poner mi champú vertical en lugar de horizontal.
He estado sentada en el piso de mi cuarto empacando por la última media hora, pero
ningún intento por re arreglar, apretar o implorarles a mis pertenencias ha hecho que todo
entre. Incluso he cambiado outfits, haber cambiado mi camiseta por un top más estructurado
que ocupaba aún más espacio. Sin suerte.
Luego de resituar un par de sandalias por lo que debe ser la décima vez, pongo todo
el músculo que tengo en darle otro tirón al cierre. Nop. Todavía no cede.
103
¿Por qué todo entra en mi maleta cuando empaco para un viaje, pero no a la vuelta?
Es como si mis cosas se hubieran multiplicado por diez. Añádanle a la lista de cosas que
nunca entenderé. Junto a los agujeros negros, el metabolismo masculino, y, más
recientemente, mis sentimientos por Asher.
He pasado un tiempo increíble con él esta semana, tanto fuera como adentro la
recámara. Pero esta semana fueron vacaciones, no la vida real. Y en la vida real, estoy
demasiado ocupada como para hacer tiempo para una relación. Mi vida es como esta
maleta… tan llena hasta el borde que, si trato de agregar una sola cosa más, simplemente
no entrará.
Seamos sinceros, no es como si Asher fuera material para una relación de todos modos.
—Bueno, parece que tú ya has probado prácticamente todo —dice con una sonrisa.
Buen punto. Tomo asiento sobre mi maleta y se achata un poco bajo mi peso, lo
suficiente que cuando Asher se agacha a mi lado, puede mover el cierre. Con un fuerte tirón,
consigue cerrarla a la fuerza.
—Eres un enviado de Dios —le digo con una sonrisa.
Salto para darle una mano, y aunque él pone una cantidad decente de peso sobre mí
mientras se levanta, está notablemente más ágil que ayer. Quizá no está en perfecto estado,
pero al menos no lo estoy enviando de vuelta a Trey más lastimado que cuando se fue.
—¿Lista para irnos? —pregunta, tomando su bolso y señalando con la barbilla hacia la
puerta.
—Supongo.
Miro alrededor del cuarto, buscando cualquier cosa que pueda haber dejado atrás. Se
ve tan vacía sin las sábanas en la cama y con todas mis cosas empacadas. No esperaba estar
tan emocional dejando una habitación de invitados, pero se ha sentido como un hogar
durante los últimos siete días. Si no fuera por el hecho de que mi residencia empieza esta
semana, estaría pidiendo extender nuestra visita un poco más, quizá ayudar a Lolli con unas
pocas cosas mientras trabajamos en nuestros bronceados.
Pero el deber llama. Adiós paraíso, bienvenido de nuevo mundo real.
Arrastramos nuestro equipaje hasta la cocina donde el resto de la familia está
limpiando las sobras de la fiesta de Lolli y esperan vernos. Su hermana, su mamá y Lolli están
paradas cerca.
La primera es Lolli, quien me aprieta tanto que estruja mis órganos internos. Luego
intercambio cuentas de redes sociales con Amber y Courtney, con promesas de mantenernos
en contacto. Luego de un abrazo de lado de Mack y Tyson, voy hacia Tess, quien me sostiene
bien y por mucho tiempo como si fuera una de sus hijas.
Tess desestima el comentario con una sacudida de su muñeca y rodando los ojos—.
Oh, silencio. Es la intención lo que cuenta, ¿no? Lolli, ¿quieres hacer los honores?
Lolli se frota las manos emocionadamente mientras sale de la cocina, volviendo
momentos después con una caja de zapatos decorada con papel rojo y stickers con forma
de estetoscopios y termómetros.
—Claro que teníamos que hacerlo —dice Amber, dándole un apretón al hombro de
Asher—, si no fuera por ti no hubiéramos podido tener con nosotros a nuestro hermano
esta semana.
—Y sin ti para calmarme hubiera sido un desastre ansioso todo el tiempo que Nora
estuvo en el hospital —dice Courtney—, fuiste un salvavidas.
Hurgo en la caja, impresionada por cuánto hicieron entrar aquí. Hay sanitizante para
manos, toallitas desmaquillantes, incluso algunas conchas de playa que la pequeña Miss
Fable orgullosamente dijo haber elegido especialmente para mí.
106
Cuando llego al fondo, hay una pila de notas de aliento escritas a mano por toda la
familia, los chicos y las chicas. Tengo que cerrar la tapa para no leerlas en este momento.
Mejor guardarlas para un día duro de trabajo. Además, luego de dos palabras de una de
esas estaría completamente llorando frente a toda la familia Reed.
—Muchas gracias a todos —consigo decir, parpadeando para alejar las lágrimas
amontonándose en mis ojos—, esto significa el mundo para mí.
—Tú significas el mundo para nosotros —dice Courtney—, si la gente en William
Simmons te ama tanto como nosotros, vas a tener una residencia increíble.
—Y aunque no tenga todos los recursos que necesito —le doy palmaditas a la caja de
zapatos en mi regazo—. Ustedes me tienen cubierta.
—Bueno, me parece que esto amerita una segunda ronda de abrazos —anuncia Lolli,
aplaudiendo.
Todos nos reímos como si fuera una broma, pero momentos después, estamos
empezando de nuevo el desfile de abrazos. Y no me molesta ni un poco. Nunca he sido una
persona de tocar y sentir, pero supongo que esta familia me ha llegado.
Una vez que todo el mundo ha sido abrazado, salimos hacia el auto y ponemos nuestro
equipaje en el asiento trasero. Sin embargo, el kit de emergencias irá en el asiento delantero
conmigo. Lo deposito cuidadosamente sobre mi regazo antes de abrocharme el cinturón de
seguridad, mientras lo mantengo en el lugar.
—¡Gracias por todo! —Asher grita por la ventana mientras pone el coche en reversa.
Mientras da marcha atrás en la entrada, bajo mi ventana del todo, despidiendo con la
mano y sonriéndole a todos en el porche.
La ironía es real. Una semana atrás, una extraña es exactamente lo que era en esta casa.
Pero ahora, luego de siete cortos días, estoy sonriendo y despidiendo a gente que se
siente más como familia, y no tengo idea de qué hacer con las emociones acumulándose en
mi interior.
107
CAPÍTULO 17
IGNORADO
Asher
—Al fin te encuentro —la voz de mi mamá viene del altavoz, sonando alegre y un poco
aliviada.
108 —Bueno, sólo quería ver cómo estabas. ¿El doctor dijo que la concusión se fue?
Se está refiriendo a mi mensaje a la familia, en el que dije que había sido dado de alta.
—Sip. Todo sanado.
—Eso es un alivio.
Mientras descarto la toalla y me visto, mamá me pone al día sobre Nora y la bebé, el
nuevo club de costura de Lolli, y sobre un vecino al que Steve está ayudando a estructurar
un formulario 401K. Todas son cosas fascinantes.
—Eso es genial, mamá —paso un cepillo a través de mi pelo mojado y ojeo mi barba
crecida. Me afeitaré mañana. No hay ninguna razón por la que no hacerlo; no estamos en
los playoffs—. Lamento cortarte, pero le prometí a Covey que lo ayudaría a mudarse hoy.
—Síp.
—Okay, sé que tienes que irte, pero la razón por la que llamo es para ver cómo van las
cosas entre tú y Bailey.
Me detengo con el peine a mitad de camino en mi pelo.
¿La respuesta corta? No van. Estoy seguro de que no me vio como más que un paseo
divertido.
Prácticamente me he tocado hasta dejarme en carne viva con los recuerdos de nuestras
noches juntos. Pero no sólo extraño el sexo, aunque era increíble. Disfruté nuestra semana
juntos en la isla, simplemente pasando tiempo juntos y hablando con ella, llegando a
conocerla lejos de nuestro grupo de amigos.
Pero le mandé un mensaje unos días después de que volvimos, sólo un mensaje simple
para decir hola, para decirle que la pasé bien, quizá para tener una charla fácil, pero ni
siquiera contestó. Si eso no dejó clara su posición, no sé qué lo haría.
—No podría saberlo —le contesto finalmente a mi mamá de camino a la puerta.
—Mmm —mamá hace un sonido incierto, pero puedo decir que no está complacida
con mi respuesta—. Ustedes tienen una conexión, Asher.
109 —No estoy negando eso.
—Y no me tires una línea sobre son “sólo amigos” —supongo que percibió nuestra
química entonces.
—No lo estoy haciendo, mamá —agarro las llaves de mi coche, y me encamino hacia
el elevador de mi edificio. No parece que esta conversación vaya a terminar en un futuro
cercano, y sé que los chicos me van a molestar si llego tarde.
Mi mamá hace otro de esos sonidos—. Es una chica ocupada, Asher. Acaba de empezar
un nuevo trabajo en una clínica ocupada en el centro. ¿Qué decía ese mensaje exactamente?
Mi mamá nunca había investigado sobre el estado de mis relaciones antes, pero de
nuevo, Bailey es una mujer excepcional. Así que tiene sentido que mi mamá sea
repentinamente curiosa ahora.
—Le agradecí por venir. Dije que la había pasado muy bien. Ese tipo de cosas.
El viaje hacia la casa de Landon es uno muy distraído. Cuando estaciono frente al
complejo de cinco pisos al que se va a mudar hoy, veo a Teddy, Justin y Owen parados
alrededor de un camión de mudanzas blanco mientras Landon juega con el candado.
—Hola, hola—dice Owen cuando me ve, dándome una palmada en el hombro con
una mano—. ¿Cómo lo llevas?
110
—Hola. Mejor. Gracias, hombre —o al menos eso es lo que se supone que debo decir.
He sido dado de alta para jugar Hockey de nuevo, entonces ¿por qué no me siento mejor?
—Hola, TK.
Landon abre el candado y se extiende a su metro con noventa centímetros de altura.
Asiento hacia él. Mientras nos paramos aquí en un momento de silencio, me pregunto si
vamos a hablar de nuestra derrota contra Denver. Pero nadie saca el tema, y no soy de los
que le pone sal a la herida de nadie, así que me mantengo callado también. Además, las
heridas no son sólo de ellos, son mías también. Aunque no estuve en el hielo esa noche,
todos sufrimos esa pérdida.
—No tengo mucho —Landon dice—, así que no debería tomar demasiado. Pero no
podría haberlo hecho solo, así que gracias por venir hoy, chicos.
—Por supuesto, hombre. Eso es para lo que estamos aquí —añade Teddy.
Landon abre la puerta de arriba del camión de mudanzas, y todos nos subimos.
Owen y yo agarramos cada lado de un sofá marrón, y así empieza.
Es un departamento grande de una recámara con una linda y moderna cocina y una
buena vista de la ciudad. Pero TK tiene razón… se siente vacío, como si algo faltara.
Puedo decir que está estresado, y me sentí exactamente de la misma manera a los
veinte tres luego de ser elegido para mi primer equipo de las ligas mayores. Tú no tienes
idea de si es una casualidad o de si va a funcionar o si te van a echar en cualquier segundo.
No hay muchas garantías en un contrato de novato.
Aun así, Landon es un jugador sólido. Un poco crudo y no desarrollado, pero eso
llegará. Necesito apartarlo luego y decirle que tenga fe, o quizá le escriba a Grant, nuestro
capitán, para avisarle. Él es bueno con conversaciones de corazón a corazón. Lo recuerdo
tomándome bajo sus alas años atrás.
—Pidamos una pizza —dice Owen. Este tipo nunca tiene no hambre.
Más tarde, luego de que un par de pizzas grandes han sido traídas, nos dirigimos a la
sala vacía con un pack de seis cervezas.
—Pido el sillón —dice Owen, corriendo y tirándose al centro de la cosa.
Para el momento en que los chicos se han sentado, Landon y yo estamos sentados en
el piso de madera de la sala.
Se ríe entre dientes—. Quizá sí necesito más muebles.
No digo nada, feliz de comer mi parte de la pizza y disfrutar de una cerveza con mis
compañeros de equipo.
—Entonces, viejo, cuéntanos —dice Teddy finalmente, encontrándose con mis ojos con
un destello juguetón.
—¿Contarles qué? —pregunto alrededor de un bocado de pizza con salchicha.
—¿Por qué dices eso? —pregunta Owen antes de meter toda la orilla de su rebanada
de pizza en la boca.
Sacudo la cabeza y tomo una servilleta—. Dos razones. Una, ella me dijo claramente
que no estaba buscando nada, y dos, le escribí cuando volvimos, y ni siquiera se molestó en
contestar.
Admitir eso en voz alta duele más de lo que pensé que lo haría. Fui ignorado… simple
y llanamente.
Ella fue comunicativa durante el almuerzo, luego durmió gran parte en el vuelo de
regreso, feliz de descansar su cabeza en mi hombro. Cuando la dejé en su casa, nos
abrazamos como despedida. Aunque nunca esperé que fuera un adiós de verdad, no con
todo lo que habíamos compartido. Asumí que íbamos a hacer planes para vernos en unos
pocos días. Incluso como amigos. Pero nop, nada.
—Pero usualmente no eres de los que se rinde tan fácilmente. Entonces, ¿qué pasa?
Suspiro y exhalo—. No me estoy rindiendo. Sólo quiero respetar su espacio. Si ella dice
que no quiere nada más, tengo que aceptarlo, ¿verdad?
—Sí, supongo —dicen Owen.
Landon deja salir un gemido—. Demonios, las chicas son confusas. Retiro todo lo que
dije sobre querer una novia.
Todos nos reímos, pero mi risa suena vacía, y me pregunto si los chicos pueden darse
cuenta de cuánto deseo que las cosas pudieran ser diferentes entre Bailey y yo.
Porque, ¿Bailey como novia? Eso sería bastante increíble.
113
CAPÍTULO 18
ABRIR EN CASO DE EMERGENCIA
Estoy apenas a la mitad de mi día y me estoy preparando para ver a mi octavo paciente.
Detengo un bostezo mientras reviso su historial médico. Parece que está aquí para una
estándar reposición de prescripción, así que no debería tomar más de diez minutos. Lo que
114 quiere decir que voy a tener quince preciosos minutos para almorzar antes de mi siguiente
paciente. Mi gruñón estómago se regocija con el pensamiento.
—¿Dra. Erickson? Su siguiente paciente está listo para verla.
¿Estoy cansada? Sí. ¿Tengo hambre? Sí. Pero escuchar a un profesional médico
llamarme Dra. Erickson hace que todo valga la pena. Puedo decir que aceptar esta residencia
fue lo correcto, y tengo el presentimiento de que estos años van a ser unos de los mejores
de mi vida.
Estoy dentro y fuera del cuarto de examen en unos pocos minutos. La medicación en
cuestión resultó que era para una alergia estacional, así que no hay complicaciones en
reponer su prescripción. Me esfuerzo en terminar la documentación sobre el paciente, luego
se la entrego a un asistente para ser archivada.
Bueno, casi cualquier cosa. Desde que volví de Coronado, hay una cosa que
absolutamente no puedo hacer… sacar a Asher Reed de mi cabeza. Incluso ahora, mirando
mis sobras dar vueltas a la luz del microondas, mi mente viaja a los nachos a la barbacoa
que hice con Amber y Courtney. La cara de Asher cuando los probó fue absolutamente
invaluable. Podría haber besado la salsa barbacoa de sus labios.
Ugh. Ya párale, cerebro. ¿Puedo pasar cinco míseros minutos sin que algo me recuerde
nuestro viaje a California?
Hasta ahora, la respuesta a esa pregunta es un gran y gordo no. El universo parece
estar tomando cada una de las oportunidades que puede para dirigir mis pensamientos
fuera de mi trabajo y de vuelta a Asher.
Cuando mi primer paciente del día estaba usando una camiseta de San Diego, pensé
que sólo era una coincidencia. Pero luego, mi segunda cita fue con un chico joven con una
concusión que obtuvo en un campo de Hockey. Mensaje recibido, universo. Pero incluso las
115
cosas más pequeñas, algo tan inocente como el color azul brillante de mi ropa de trabajo,
me tiene soñando despierta con sus ojos.
No puedo escapar de ello. Asher Reed está viviendo libre de renta en mi cerebro a
tiempo completo, y me está agotando emocionalmente.
Sólo logro tomar tres bocados antes de bajar mi tenedor y sacar mi teléfono de mi
bolsa, buscando el mensaje de Asher del día que llegamos a casa.
Hola, Bailey
Gracias de nuevo por haber ido conmigo esta semana.
Pasé un tiempo increíble contigo.
Un mensaje corto y dulce que he releído cien veces, y aun así he fallado en contestar.
Pero ¿qué hay para decir? La semana que compartimos fue increíble, y el sexo fue de otro
mundo. Pero ¿ahora qué? Él tiene su propia vida ocupada, y yo tengo la mía.
No soy estúpida… sé que su vida incluye noches hasta tarde rodeado de groupies en
el bar. He visto a los chicos en acción demasiadas veces para hacerme la tonta. Quien sea
que no esté comprometido con una novia seria puede elegir a cualquiera de las groupies
del hockey que quiera.
Poniendo el contenido de la caja a un lado, tomo una de las notas de aliento escondida
en el fondo. Cada pieza está doblada a la mitad, escondiendo el mensaje y el nombre de
quien la escribió, así que escojo una al azar, desdoblándola para revelar una nota escrita en
una letra prolija.
Bailey,
Eres la chica más inteligente y hermosa que alguna vez he conocido.
Cualquier cosa que sea con la que estés lidiando, puedes manejarlo.
XOXO, Asher
Mi corazón salta en mi garganta, pero mis ojos se mantienen fijos en las X y las O. ¿Es
esto una señal? ¿Una coincidencia? Sea lo que sea, no tengo el tiempo para averiguarlo. Hay
un golpe en la puerta de mi oficina… es mi asistente médico de nuevo, mirándome
expectante con un portapapeles en sus manos.
—Su siguiente paciente está listo para usted en la sala cuatro, Dra. Erickson.
¿Ya? Miro mi reloj. Sip. Quince minutos llegaron y se fueron.
El tiempo seguro que vuela con estás intentando no enamorarte.
117
CAPÍTULO 19
TRATA DE NO CAER
Asher
El dolor hueco en mi pecho no se ha ido.
Y no, no es sólo porque el sexo con Bailey fue bueno. Aunque, para que conste, fue
tan bueno que podría hacer a un hombre ponerse en una rodilla y proponerle matrimonio.
Hablando de…
―¿Cómo van los planes de boda? ―le pregunto a Owen para distraerme.
Todos estamos pasando el rato en casa de Justin esta noche. Owen se mudó hace un
tiempo a un nuevo condominio que comparte con su prometida, Becca. Justin es anfitrión
de una pequeña reunión―hay comida, cerveza y música reproduciéndose a un volumen
118 bajo, como confirmando que es un espacio para un soltero―aunque apostaría mi bola
izquierda que su novia, Elise, estará mudándose aquí pronto.
―Quería un tanque de agua. Pensé que sería divertido… mezclarlo, ¿sabes? Así la fiesta
de recepción no es tan sofocante.
Esto provoca burlas y risas de los muchachos que están parados alrededor de la isleta
de la cocina. Las chicas están en la sala de estar, mientras que los chicos se han quedado
cerca de la comida.
―Sí, porque cuando tu novia pasa todo el día arreglando su cabello y maquillaje, lo
que obviamente querría hacer después es sumergirse en un tanque de agua fría ―digo con
una risa seca, lo que hace reír a los chicos nuevamente.
―Cállate ―se queja Owen―. Podríamos haber recaudado dinero para caridad o algo
así.
Pongo los ojos en blanco―. Es tu boda, no un evento del equipo, viejo.
―Cierto ―dice Owen.
―Eso es genial ―dice Teddy con una sonrisa perezosa―. Sara y yo no necesariamente
queremos esperar, pero también estamos demasiado ocupados para pensar en planear una
boda. Demonios, no me sorprendería sólo voláramos y nos fugáramos un día.
Eso encajaría bien con sus personalidades. Ambos son un poco impulsivos. Ambos un
poco salvajes. Hicieron un maldito video sexual en la universidad del que ninguno de
nosotros sabía. Hasta hace poco.
―¿Qué hay de ti, Landon? ―pregunto.
Aparte de mí, él es el único soltero que queda en nuestro grupo. Bueno, además de
nuestro capitán, Grant. Pero Grant es un malhumorado bastardo y realmente no puedo
imaginarlo sentando cabeza y siendo todo doméstico con alguien.
119 ―Algún día, seguro ―dice Landon―. Pero hasta que aparezca la chica adecuada,
estoy bien esperando.
No puedo evitar preguntarme si quiere decir esperar, como en, bueno, esperar.
Esperar a tener sexo. Nunca he visto a Landon con una chica antes y las pocas veces que los
chicos han tratado de persuadirlo para que se acueste con una fan, se puso rojo e inventó
una excusa para irse. Por otra parte, tal vez estoy leyendo demasiado sobre eso. Tal vez sólo
es selectivo y está esperando a la chica correcta como él dijo.
―Mi papá se casó cuatro veces ―dice Landon―. Y después de verlo pasar por cuatro
miserables divorcios, preferiría esperar a la chica adecuada y hacerlo sólo una vez.
Ella le da una mirada aguda, una sonrisa molesta en sus labios―. Si tengo que
escucharte masticar por un minuto más, te voy a tirar por la ventana.
Mis ojos se ensanchan―. Es bueno ver que el romance no está muerto.
Owen sólo se ríe entre dientes como si se divirtiera con esto y luego aprieta su trasero
cuando ella sale de la cocina―. Yo también te amo, ángel ―Y luego sigue comiendo como
si nada hubiera pasado.
―Sí. Ella ha estado ocupada ―la mirada de Aubree se mueve en mi dirección otra
vez―. Ella no salió esta noche porque no está sintiéndose bien.
Asiento―. Ella me cuidó esa semana en Cali. Es justo que le devuelva el favor si ella
realmente está enferma.
Y, por Dios, ¿es extraño que una parte de mí espere que ella esté realmente enferma y
no sólo evitando venir a un lugar en el que sabía que yo iba a estar esta noche?
Él extiende su puño para que los choquemos―. Muy bien. Buen plan.
** *
121
Quince minutos después, estoy buscando estacionamiento en la calle frente al edificio
de Bailey. Un auto sale, haciendo espacio, y después de estacionar en paralelo en la acera,
camino hasta la puerta, esperando no cometer un gran error.
Suena el timbre. Cuando se abre la puerta principal, subo las escaleras con un renovado
sentido de propósito.
Cuando Bailey abre la puerta de su departamento, no puedo evitar la sonrisa que estira
mis labios. Ella esta vestida con su pijama y su cabello está húmedo por la ducha.
Ella hace una mueca como… bueno, como la expresión que haces cuando tropiezas
con un rincón oscuro de un sitio porno y ves algo que no querías ver―. ¿Realmente quieres
saber?
―Por supuesto que sí ―Estoy empezando a pensar que Bailey no tiene idea de lo que
realmente siento por ella.
―Bien podrías venir a sentarte entonces… antes de que te asuste por completo
―agrega en voz baja.
Inhala y exhala lentamente, como si estuviera fastidiada por algo―. Tengo anemia
debido a períodos realmente malos.
Entreno mis rasgos para que mis cejas no salten sobre mi frente. Me doy cuenta de
que Aubree en realidad nunca dijo que Bailey estaba enferma, sólo que no se sentía bien.
122
―Te juro que eso no me asusta. Crecí con tres hermanas, ¿recuerdas?
Ella deja escapar una risa incómoda―. Eso es cierto, pero, aun así. Esto es demasiada
información.
―Entonces, ¿estás bien? ―entrelazo sus dedos con los míos y acaricio el dorso de su
mano con mi pulgar.
―Estoy bien. Es más molesto que otra cosa. El término médico es menorragia. Puedes
huir gritando ahora ―ella me sonríe.
―Nah. No voy a huir ―No tengo idea de lo que está diciendo, aparte de que estoy
bastante seguro de que una vez al mes su vagina intenta matarla. Me muevo en el sofá, así
que estoy más cerca.
―De hecho, creo que es hora de que te cuide hasta que te sientas mejor, tal como lo
hiciste por mí.
Ella me da una mirada burlona―. ¿Necesito recordarte que fui yo quien volvió a torcer
tu ingle al montarte demasiado duro?
Me río―. Eso valió totalmente la pena y puedes volver a hacerlo cuando quieras. Sólo
di la hora y el lugar.
―Así que escucha, si quieres que me vaya, lo haré. Pero si quieres pasar un rato,
también me encantaría ―le digo. Lo último que quiero hacer es forzar mi compañía en ella.
Ella asiente, una sonrisa tímida formándose en sus labios―. De hecho, eso sería
realmente agradable.
No puedo decirles lo feliz que me hace esa oración―. ¿Ya comiste?
―Cualquier cosa. En serio ―responde. Bailey regresa a la sala con dos copas de vino
y una sonrisa tímida―. Entonces, ¿cómo están todos? ―pregunta―. ¿Has hablado con tu
mamá desde que regresamos?
Asiento, aceptando la copa de vino tinto que me da. Bailey se sienta de nuevo a mi
lado y se cubre con una manta.
―Sí, he hablado con mi mamá y con Nora. Todos están bien. Hannah está más
adorable que nunca ―Le muestro una foto en mi teléfono y Bailey deja escapar un suspiro
suave.
Toma un sorbo de su vino, todavía desplazándose por mis fotos. Hay al menos una
docena de Hannah haciendo nada más que durmiendo, lo que no debería ser tan cautivador,
pero lo entiendo: también soy un fanático de las fotos que Nora envía―. Estoy tan contenta
de haber conocido a todos. Fue genial ver de dónde vienes.
Entonces, ¿por qué me has ignorado? Pienso, pero lo que realmente digo es―: Te
envié un mensaje cuando volvimos.
Bailey deja escapar un suspiro―. Sí. Me encanta, en realidad. Pero, Dios mío. Las horas
han sido intensas. Eso o todavía tengo una resaca de vacaciones.
Me rio entre dientes―. Me alegra que te esté gustando.
Ella se lanza en una historia sobre el Dr. Simmons y escucho atentamente. Podría
escuchar a esta chica recitar el alfabeto. Me encanta la forma tan animada en que habla con
sus manos y observo como cambian sus expresiones y la pasión en sus ojos.
Cuando llega nuestra comida saco los contenedores―. Tu ensalada ―le digo,
pasándole el recipiente―. Te pedí una ensalada de espinacas con bistec. Espero que esté
bien. Tiene hierro. Eso debería ser bueno para ti.
Ella me mira con curiosidad mientras acepta el contenedor―. ¿Cómo supiste sobre el
hierro?
Pasando una mano por mi nuca, vacilo―. Yo, eh, le envié un mensaje a Owen. El tipo
lo sabe todo sobre la anatomía de una mujer. No tengo idea de cómo. Él simplemente lo
hace.
124
Bailey sonríe, tomando un bocado de carne―. Becca es una chica con suerte.
―Oye ―digo, fingiendo estar ofendido.
Claro que sí. Una oleada de orgullo me invade, mezclada con un toque de lujuria. No
puedo evitarlo. Cada vez que pienso en nosotros juntos… Tengo esta extraña sensación
flotante en mi pecho y me duele todo el cuerpo.
―Estaré encantado de refrescar tu memoria en cualquier momento.
Bailey se ríe, el sonido profundo y gutural―. Tal vez. Sólo que no esta noche ―Ella
guiña.
―Anotado ―No puedo evitar que mis labios se contraigan con una sonrisa. Estar cerca
de ella me hace feliz. Realmente no puedo explicarlo: simplemente lo hace.
Después de la cena, nos acurrucamos y vemos una película en el sofá como si fuera la
cosa más natural del mundo. E incluso aunque estamos descansando cómodamente en su
sofá y lo último que quiero hacer es sacudir el panal, me muero por saberlo.
―Entonces, ¿puedo preguntarte algo?
Bailey voltea la cabeza y se encuentra con mis ojos―. Por supuesto que puedes.
―Sé que dijiste que has estado ocupada y estoy seguro de que lo has estado, pero
sinceramente, ¿por qué no me respondiste cuando regresamos a casa?
Bailey sopesa mis palabras haciendo una pausa y soltando un breve respiro―. Fue
divertido, cierto, pero no tienes que hacer todo esto ―ondea sus manos mientras dice esto.
―Estar aquí. Ser todo dulce conmigo. Fingir que somos más que una enrolle.
Sus palabras son como un puño en el esternón―. No estoy fingiendo, Bailey.
―Creo que no quería estar en tu camino, obstaculizando tu estilo ahora que estamos
en casa ―agrega encogiéndose de hombros y no puedo ignorar la forma en que deja caer
la mirada a su regazo.
Con una inclinación de la barbilla, ella asiente―. A mí también me gustó ―su voz es
suave, apenas por encima de un susurro.
No puedo permitirme mirar su boca, de lo contrario voy a querer besarla. Y ahora se
trata de hablar, no de besar.
―¿Es raro que pensara que ibas a proponer que fuéramos amigos con derechos?
¿Qué…? ¿Es eso realmente todo lo que ella piensa de mí?
―¿Hubieras dicho que sí, si lo hubiera hecho?
Bailey sonríe―. Me gusta un hombre que sabe lo que quiere ―le da golpecitos a su
barbilla pensativamente.
―Te quiero, Bailey ―le digo, mi tono lleno de certeza a pesar de que mi corazón late
tan fuerte que está golpeando contra mis costillas
―Me gustas de una manera que es totalmente nueva para mí, pero quiero una
oportunidad. Quiero ver a dónde podría llegar esto, si quieres eso también.
Me inclino y cuando mis labios capturan los suyos, hay una semana de pasión y fuego
puro en un beso abrasador.
CAPÍTULO 20
INTÉNTALO
Estoy sentada en un ventoso patio de ladrillos con mis cuatro mejores amigas,
examinando un menú de brunch tan grueso como un capítulo de un libro de texto de
medicina. Es un raro sábado soleado en Seattle, lo que significa que cada mesa al aire libre
en este restaurante está reservada para todo el día. Pero gracias a Aubree, la reina de las
reservaciones, conseguimos una mesa con sólo un día de anticipación.
―No sé cómo voy a decidirme ―dice Elise, pasando el dedo por la extensa lista de
opciones―. Este lugar es increíble.
―Sí, Aubree ―dice Becca y cruza los brazos sobre su pecho―. ¿Hay alguna razón por
la que hayas mantenido el mejor lugar de brunch en Seattle en secreto para nosotras?
127 Una media sonrisa tira de los labios de Aubree mientras toma un buen sorbo de café,
pensando en su respuesta―. ¿Honestamente? Porque si supieran que este lugar existe,
ninguna de ustedes iría conmigo a practicar yoga el sábado por la mañana nunca más.
―Atrapadas ―le digo, levantando mi taza en el aire. Todas se ríen, excepto Aubree,
que empuja su labio inferior en un puchero―. Bromeo, nena. El yoga es divertido. Pero,
seamos sinceras. Nada puede competir con el pan de plátano tostado francés.
Los ojos de Sara se ensanchan con incredulidad mientras busca su menú y hojea las
páginas―. ¿Tienen eso aquí?
―Sip. Y será mejor que creas que lo voy a ordenar. Comí sano toda la semana. Necesito
un golpe de carbohidratos.
Cuando aparece la mesera con su bolígrafo y su libreta listos, acepto compartir mi pan
tostado francés con Sara a cambio de unos cuantos bocados de croquetas de papa. Una vez
que nuestros pedidos son tomados, Aubree recoge los menús y se los pasa a la mesera,
dejando mucho espacio en la mesa de hierro forjado para que ella pueda plantar los codos
y apoyarlos en completa posición de modo chisme.
―Entonces, Bailey. ¿Qué pasa con Asher yendo a tu casa cuando San Andrés te tenía
en cama?
Dios. Qué manera llamarle la atención a una chica.
Me encojo de hombros—. No fue nada. Quería cuidarme ya que pasé toda la semana
en Coronado jugando a la doctora para él. Sólo estaba devolviéndome el favor.
―¿De qué estás hablando, Aubree? ―pregunta Sara, sin obtener respuestas de mí,
pero los labios de Aubree también están sellados.
Supongo que soy yo quien va a compartir mi noticia y no hay tiempo como el presente.
―Asher y yo ―digo, luego me doy cuenta rápidamente de que no sé a dónde voy con
esto.
¿Cuántos detalles realmente quiero revelar? Este patio está lleno y la familia sentada
en la mesa junto a nosotras no necesita escuchar los detalles de mi aventura en SoCal. Tal
128
vez sea mejor que lo diga breve y dulce.
Trago mis nervios y voy directamente al grano—. Asher y yo tenemos una cita esta
tarde.
La mesa deja escapar un jadeo colectivo, seguido de un estallido de charla
emocionada, todas insistiendo en que vieron esto venir antes que nadie. Creo que incluso
escucho a Becca decir algo acerca de Asher siendo mi acompañante para su boda. Denles
un centímetro a estas chicas y tomarán un metro entero.
―No se emocionen demasiado ―le indico al grupo que se calme, bajando su
emocionada charla a un rugido sordo―. Es sólo una cita. Nada oficial todavía.
―Okay, pero ¿ustedes dos…? Ya sabes ―dice Elise, meneando las cejas
sugestivamente―. ¿Pasó algo en California que no le has contado a tus chicas?
Vacío un paquete de edulcorante en mi café, manteniendo mi enfoque allí para evitar
el contacto visual―. Algunas cosas pueden que hayan sucedido.
―¡Bailey maldita Erickson! ―chilla Elise, chocando mi mano desde el otro lado de la
mesa―. Estoy muy impresionada. Sabía que lo tenías en ti.
―Será mejor que él sea más cuidadoso contigo de lo que es en el hielo ―agrega
Becca en un tono serio.
—Lo es, confía en mí —le digo—. Él puede ser realmente gentil y dulce cuando quiere
serlo. Deberías verlo con sus primos pequeños.
Elise golpea una mano sobre su corazón—. ¿Un chico que es bueno con los niños?
Agh. Me derrito ante eso.
—Y esta es una cita, ¿verdad? —pregunta Aubree—. ¿No sólo un plan para tener sexo?
—Sí. Una verdadera cita. Pensé que iba a ser un enrolle para él, pero… ―me encojo de
hombros otra vez, sintiendo mis mejillas calentarse―. Creo que vamos a ver qué pasa.
―Okay, tengo que ser aguafiestas por un segundo ―Sara rompe su relativo silencio,
sus cejas fruncidas en pensamiento―. ¿Estás preocupada por hacer malabares con una
relación y con tu residencia? Me preocupa que te sientas abrumada.
O realmente sólo una pequeña palabra que es demasiado pronto para decir.
―¡Bajo en un segundo!
Son las tres en punto y mi intercomunicador acaba de sonar anunciando la llegada de
Asher.
Tuve toda la tarde para decidir sobre un atuendo y ahora, segundos antes de salir por
130 la puerta, estoy dudando de cada elección que he hecho.
¿Qué te pones para una cita cuando no tienes ni idea de lo que vas a hacer?
Entonces, ¿por qué sigo luchando contra un maremoto de energía nerviosa? Este es
Asher. Ya hemos dormido juntos. Dos veces. Demonios, él es el que se supone que debe
estar impresionándome en esta cita, no al revés.
Aun así, no puedo negar el nudo atorado en mi garganta.
Sabiendo que vino a cuidarme abrió algo dentro de mi pecho. Es posible que hayamos
comenzado como algo casual, pero ¿me atrevo a desear algo más? La posibilidad me
emociona y me asusta.
Con una última comprobación en el espejo, suspiro cuando mi timbre vuelve a sonar.
Mierda.
Okay, no más tiempo para segundos pensamientos. No puedo hacerlo esperar.
Deslizando mi bolso sobre mi hombro, salgo por la puerta y bajo dos tramos de
escaleras, viendo a Asher en el momento en que salgo. Una mirada a él y estoy
instantáneamente tranquila. En parte porque también está vestido de manera casual: lleva
jeans negros y una camiseta gris, la cual está estirada sobre su pecho. Pero también porque
con un destello de su hermosa sonrisa, me olvido de lo que sea que me estaba preocupando.
Mientras camino hacia él, me quedo sin aliento cuando su brillante mirada azul se
desliza de la mía todo el camino hacia mis sandalias de tiras, luego retroceden para
encontrarse con mis ojos nuevamente.
―Hola, preciosa ―me lanza otra sonrisa y, para mi sorpresa, me atrae para un beso
lento y suave.
―Bueno, como sé que puede ser difícil volver a la vida real después de las vacaciones,
vamos a ser turistas en nuestra propia ciudad esta tarde.
Su tono es tan natural que, por un segundo, casi no me doy cuenta de que su respuesta
no fue realmente una respuesta. Todavía no tengo información sobre lo que nos depara el
día, y por lo que parece, no está dejando espacio para más preguntas. Entrelazando sus
dedos con los míos, me tira hacia el cruce de peatones y cruzamos la calle hacia donde su
auto está estacionado.
El brillante sedán negro de Asher es fácil de detectar entre las bicicletas y los autos en
mal estado que bordean mi calle. Yo vivo en el distrito universitario y la mayoría de los
estudiantes de medicina están un poco más preocupados por la colegiatura que por sus
automóviles, incluida yo. Comparado con mi pequeño sedán, su auto de lujo bien podría ser
una limosina. Especialmente porque abre la puerta del lado del pasajero para mí como un
maldito conductor de limosina.
―No tienes que hacer eso ―le digo, poniendo los ojos en blanco―. Tengo dos manos
bastante capaces, ya sabes.
―Oh, sé todo sobre tus manos capaces ―dice con una sonrisa petulante―. Pero la
última vez que chequé, se supone que debo cortejarte. Así que, déjame ser un caballero,
¿quieres?
Cedo ante eso, deslizándome en el asiento del pasajero, notando cuán limpio está el
interior de su automóvil. No estaba esperando exactamente mochilas de gimnasio
malolientes, después de todo, está tratando de impresionarme, pero parece que este auto
podría haberlo conducido hasta aquí directo del concesionario.
―¿Qué tan bien conoces la escena del café por aquí? ―pregunta, en un intento
bastante obvio de distraerme del hecho de que estamos rodeados de agua en ambos lados.
Pero no me importa. Tal vez la sutileza no es su fuerza, pero un tipo que recuerda que
necesito estar distraída mientras estoy en puentes todavía es oro en mi libro.
―Pasé la mayor parte de la escuela de medicina cerrando la misma cafetería casi todas
las noches. Realmente no he estado en ningún otro lugar.
Levanta una ceja detrás de sus aviadores—. ¿La que está cerca del estudio de yoga de
Aubree?
―¿Cómo lo supiste?
Una sonrisa tira de sus labios—. Hice mi investigación. Tenía que asegurarme de
llevarte a un lugar donde nunca has estado antes. Vamos a ser turistas, después de todo.
Una vez que salimos del puente, espero que Asher vuelva a poner su mano en el
volante, pero la deja donde está, ocasionalmente acariciando mis nudillos con su pulgar
mientras maneja con una sola mano por las calles del centro. Son unos pocos giros rápidos
hasta que dirige el auto hasta la acera, estacionando en nuestro destino, un edificio de
ladrillo desgastado que contiene una de las cafeterías más populares de Seattle. O eso he
escuchado. Nunca he venido.
―¿Puedes creer que he estado bebiendo latte de vainilla mediocre durante cuatro
años? ―pregunto, lamiendo espuma de mi labio inferior―. Y todo este tiempo, podría haber
estado bebiendo un sueño real en una taza.
Asher desliza un brazo alrededor de mi cintura, apoyando su mano en la parte baja de
mi espalda mientras caminamos—. A veces las mejores cosas están justo debajo de nuestras
narices. Sólo lleva un tiempo encontrarlas.
A medida que avanzamos hacia el sur por la calle, tomados de la mano, me doy cuenta
de cosas que nunca había visto. ¿Siempre ha habido tantos murales aquí? ¿Desde cuándo
hay una papelería en esta calle? Con Asher a mi lado, deambular por Seattle se siente como
explorar una ciudad completamente nueva.
Cuando pasamos por una boutique para bebés de lujo, él es quien sugiere que
entremos y escojamos un atuendo para Hannah. Al instante, mi corazón se aprieta con
intensos sentimientos por este hombre.
Nos tomamos nuestro tiempo en la tienda, examinando los adorables atuendos y las
mantas peludas para bebés mientras bebemos nuestros lattes. Después de un rato,
concordamos en un precioso mameluco de cachemir rojo para bebés de seis meses, lo que
significa que su sobrina encajará en él justo a tiempo para navidad. Él carga la bolsita rosa
de la tienda con orgullo. Es realmente adorable y sólo otra palomita en la columna de pros
para Asher Reed. Y, no, no hay absolutamente nada en la columna de contras.
Caminamos un poco más, platicando sobre su familia y el equipo. Responde a todas
las preguntas que tengo, e intercala la conversación con preguntas propias sobre mi trabajo
y mi familia. Es interesante como puedes conocer alguien casualmente por años, pero nunca
los conoces en el nivel profundo en el que estoy empezando a conectarme con él ahora.
Quiero saber todo sobre él y está dispuesto a darme eso.
―No puedes culpar a un chico por tener confianza ―se sienta a mi lado y descorcha
la botella, llenando la primera de las dos copas y pasándomela a mí.
Tomo un sorbo lento y cuidadoso, dejando que el rico sabor aterciopelado se arrastre
sobre mi lengua—. Delicioso. Aunque no se puede comparar con el jugo especial de Lolli.
Asher se ríe, un sonido fuerte y profundo que hace que mi corazón se hinche—. No
creo que nada pueda compararse con el jugo especial de Lolli. No en contenido de alcohol,
de todos modos.
―Oye, si no fuera por esas bebidas, podría no haberme acercado a ti esa noche ―le
recuerdo mientras coloco mi copa en un portavaso, dejando mis manos libres para
descansarlas sobre su muslo―. ¿Y entonces dónde estaríamos?
―¿Y bien?
Parpadeo hacia él, esperando una pregunta más completa—. ¿Bien qué?
Golpeo mi barbilla con mi dedo índice, mirando hacia el techo—. Hoy fue casi perfecto.
Y fuiste muy útil cuando tuve esa intensa menstruación la semana pasada.
Él asiente firmemente—. Síp. Eso todavía no me asusta y no lo hará. Tres hermanas,
¿recuerdas?
―Oh, lo recuerdo ―me río―. Tal vez recuerdes que tus tres hermanas pasaron todas
sus vacaciones tratando de juntarnos.
―Saben que algo es bueno cuando lo ven ―su tono se vuelve serio cuando sus ojos
azules se cruzan con los míos―. Seamos sinceros, Bailey. Tenemos química. Sé que tienes
dudas, pero estoy loco por ti. Démosle a esto entre nosotros una oportunidad.
―Tener química no es lo mismo que estar listo para una relación, Ashe. Demonios,
¿cómo sé que quiero un novio? Tengo un plato bastante lleno como está.
―Bailey, sé que no necesitas un novio. Tu vida ya está llena sin uno. Y tengo que decir
que me encanta eso de ti. No estás persiguiendo chicos, tratando de encontrar tu otra mitad.
Estás completa por tu cuenta. Así que no quiero ser tu otra mitad. Sólo quiero ser el chico a
un lado que pueda sacarte los fines de semana. Y tal vez también el tipo que consigue
hacerte gritar en la cama a veces.
Me aparto de sus brazos, cruzando los míos sobre mi pecho—. ¿El chico a un lado?
¿Crees que te veo como una especie de pieza lateral, Asher?
―No lo sé, Bailey. ¿Cómo me ves?
―Te veo como uno de los tipos más dulces y cariñosos que he conocido ―admito con
136 un suspiro―. Sin mencionar totalmente fuera de mi alcance. Pero también te veo como un
atleta profesional con un millón de fans que podría tener a cualquier chica que quisiera.
―Pero yo te quiero a ti, sólo a ti ―dice, con voz baja y sincera―. Si me quieres.
Las palabras apenas salen de mis labios antes de que la boca de Asher se estrelle contra
la mía, besándome una y otra vez, cada pasada de su lengua contra la mía más apasionada
de lo que me han besado antes. Mis manos encuentran su agarre en sus hombros mientras
me lleva a su regazo, metiendo sus dedos en mi cabello mientras inclina mi cabeza.
―Dios, eres hermosa ―susurra entre besos ansiosos y hambrientos―. No puedo creer
que seas mía.
Sus dedos se deslizan por mi cadera, soltando el lazo de mis shorts, como si estuviera
desenvolviendo un regalo perfecto. Antes de que él pueda bajarlos por mis caderas, lo
detengo, agarrando su muñeca con mis dedos.
―¿Qué pasa con tu coche? —Hay una preocupación genuina en mi voz, pero Asher
sólo sonríe.
―Para lo que me importa, pueden remolcarlo ―se ríe, sacudiendo su cabeza mientras
pasa su pulgar por mi labio inferior―. Tengo todo lo que necesito aquí mismo.
Él me besa entonces. Realmente me besa. Como si fuera una conclusión inevitable que
ya soy suya.
137
CAPÍTULO 21
SIN ARREPENTIMIENTOS
Asher
Un mes después
No me gusta esto. Pero estar lejos de Bailey durante tres días será mi norma pronto,
una vez que comience la temporada, así que supongo que es buena práctica. Pensé que
tenía más tiempo con ella este verano, pero cuando el entrenador Dodd me pidió que
asistiera al campo de entrenamiento para nuestro equipo afiliado de ligas menores en
Wisconsin, no pude decir exactamente que no.
Quizás por eso el entrenador Dodd me envió aquí esta semana. ¿Quién diablos lo
sabe? Por otra parte, tal vez me envió aquí así apreciaría lo agradables que son nuestras
instalaciones de entrenamiento en comparación con este agujero de mierda, porque santo
infierno. Nunca volveré a dar por sentado nuestros vestidores.
Bancas de metal y sillas plegables baratas se encuentran dispersas por la habitación,
junto con montones de equipos maltratados. De alguna manera, hace que nuestro vestuario
parezca un hotel de lujo con sus elegantes bancas de madera pulida y gabinetes
incorporados para cada jugador, donde nuestras camisetas y equipos se limpian y cuelgan
para nosotros al comienzo de cada entrenamiento y cada juego.
Después de que los muchachos han calentado en el hielo, el entrenador hace sonar un
silbato y organiza a los equipos para un juego de práctica.
Me paro al lado del entrenador asistente y saco mi teléfono para tomar más notas
mientras me preparo para verlos jugar hoy, pero un mensaje de Bailey me distrae.
Me estoy estresando. No sé qué ponerme para esta cosa del banquete.
Sonrío a mi teléfono, mis pulgares ya están trabajando para escribir un mensaje rápido
antes de que el líder del equipo se dé cuenta de que le estoy enviando mensajes a mi novia
en lugar de prestarle atención al juego.
Bailey y yo sólo hemos estado saliendo oficialmente durante un mes, pero ya no puedo
139
imaginar mis días sin ella. Simplemente me hace feliz. Y el banquete al que se refiere es el
inicio oficial de nuestra temporada, donde el liderazgo de nuestro equipo invita al equipo y
a sus seres queridos a una cena elegante antes de que comience la locura de la temporada.
Estoy muy emocionado de que Bailey haya aceptado acompañarme. Cada año he ido solo.
Bebé, podrías usar una maldita bolsa de basura y todavía verte bien.
Eres dulce, pero te equivocas.
Me río y rápidamente escribo otro mensaje.
Puedes preguntarle a Elise si tiene algo que te pueda prestar. Ella ha ido a un millón
de estas cosas a lo largo de los años.
Estoy a punto de darme una palmada en la espalda por tener una buena sugerencia
hasta que veo la respuesta de Bailey.
Um… No. Te das cuenta de que Elise es tres tallas menos que yo, ¿verdad?
Mis cejas se juntan. No, no me di cuenta de eso. El cuerpo de Bailey es perfecto,
curvilíneo, generoso y encantador. Nunca me detuve a pensar qué talla usa, porque no
importa.
Sea cual sea tu talla, ese es el tamaño perfecto para mí.
Espero que mi respuesta revindique haber metido la pata. Estoy a punto de agregar
que, si ella quiere ir a comprar un vestido nuevo, felizmente me sentaré en los probadores y
veré cómo se mide vestido tras vestido, pero el agresivo extremo derecho del equipo golpea
el vidrio frente a mí y estoy tan distraído que me sobresalto y el chico que está a mi lado
comienza a reírse.
140 ―Te ves increíble ―lo intento de nuevo, una gran sonrisa me invade la cara―. Todos
los muchachos se pondrán celosos cuando aparezca contigo en mi brazo.
Ella gira en un círculo lento, obviamente siguiéndome la corriente, ya que su boca está
presionada en una línea. Pero sus ojos brillan con diversión.
―Absolutamente. Vámonos.
Ayudo a Bailey a subir al lado del pasajero de mi automóvil y es un viaje rápido al
restaurante donde se celebrará la cena de nuestro equipo esta noche. En el pasado, siempre
he asistido a este evento solo, pero esta noche será bueno tener a Bailey en mi brazo.
Cuando llegamos al restaurante, dejo mi auto con el valet y luego Bailey y a mí nos
llevan a un comedor privado en la parte trasera del edificio. Con una mano en la espalda
baja de Bailey, ajusto mi corbata con la otra.
Nos detenemos justo dentro del comedor privado, elaboradamente decorado, para
orientarnos. Hay tres mesas largas, probablemente una docena de sillas en cada una y un
par de mis mejores amigos del equipo están sentados en el medio. Veo a Owen y Becca,
Justin y Elise, y Teddy y Sara. Grant, nuestro capitán, está aquí solo, sentado al lado del
entrenador Dodd en la primera mesa. En la mesa más alejada cerca de las ventanas, Morgan
está sentado con una chica que nunca había visto antes, susurrando en una conversación
baja.
―Asher, por aquí ―dice el entrenador Dodd, señalando hacia la mesa de los
entrenadores―. Quiero saber sobre tu viaje a Wisconsin.
Sonriendo, acompaño a Bailey hacia la mesa donde aparentemente estaremos
sentados con Grant, los entrenadores Dodd y Bryant y sus esposas, y un par de otros
jugadores. Pero no me pierdo la forma en que el extremo izquierdo de nuestra segunda
línea, un pendejo llamado Jason Kress, molesta visualmente a Bailey cuando nos detenemos
al lado de la mesa.
141
Cabrón.
―Esta es mi novia, la doctora Erickson ―digo, señalando a Bailey.
Ella me da una mirada rara—. Soy Bailey. Hola, gusto en conocerlos a todos.
Ella es increíble y es sólo una cosa más que aprecio de ella. Pronto, ella tiene toda la
mesa riéndose con una historia entretenida sobre un paciente anciano que pensaba que era
alérgico al gluten pero que en realidad sólo tenía gases. También me encuentro riendo,
hipnotizado por ella.
Supongo que no me di cuenta, pero esta es la primera vez que nuestros amigos nos
ven juntos como pareja y no están siendo discretos sobre sus miradas. Owen tiene una gran
sonrisa plasmada en su rostro, Justin nos está mirando de cerca como si estuviera buscando
señales de que voy a joder esto y la cara de Teddy está arrugada como si estuviera tratando
de descubrir cómo sucedió exactamente esto sin que él lo supiera.
―Hola, muchachos ―dice Bailey con un pequeño gesto mientras nos detenemos junto
a la mesa donde están sentados la mayoría de mis compañeros de equipo.
―Me encanta tu vestido ―le dice Sara a Bailey.
―La pasamos increíble en California y las cosas simplemente florecieron desde allí ―le
digo, esperando que esa explicación sea adecuada.
―Creo que es increíble y tiene mucho sentido si lo piensas ―dice Elise con una
sonrisa―. Ambos son increíbles… ¿y juntos? Santa pareja poderosa.
―No lo hemos hecho ―dice Owen de manera casual, observándonos con una mirada
en blanco.
Bueno, ciertamente eso no es cierto. Me he ido a casa con mi parte justa de fans a lo
largo de los años, pero afortunadamente, nadie menciona eso. No es exactamente la imagen
mental con la que quiero que se quede mi nueva mujer a medida que se acerca la noche.
Espero tener suerte esta noche, después de todo.
Con ganas de cambiar de tema, miro a Bailey y le digo—: ¿Lista para salir de aquí? —
Me estoy acercando, lo suficientemente cerca como para que el dulce aroma de su champú
floral haga que mi corazón galope.
Ella me lanza una sonrisa tímida—. Seguro. Vámonos.
Después de una ronda de despedidas y una última historia de Bailey sobre su trabajo,
que deja al entrenador Dodd riendo, finalmente nos vamos. Y no llega un momento
demasiado pronto, porque no puedo esperar para estar a solas con ella.
No puedo imaginar que ese sentimiento se desvanezca porque, ¿esta chica? Ella es
todo para mí y no hay forma de que vaya a perder mi oportunidad de algo real.
143
Sé que no debería apurar esto, pero estoy tan ansioso por ella que es difícil no hacerlo.
Bailey está besando mi cuello y sus delgados dedos desabrochan mis pantalones.
―Ve despacio, bebé. Tenemos toda la noche —digo, levantando su barbilla hacia la
mía para poder capturar sus labios en un beso suave.
―Tienes razón ―me sonríe―. Y tampoco hay nadie que nos interrumpa o nos
escuche.
―Exactamente. Así que, siéntete libre de ser tan ruidosa como quieras.
―Oyeee, Asher ―dice un poco demasiado fuerte―. Qué bueno que hayas
contestado.
―¿Qué pasa, hombre?
Bueno, el bastardo tiene razón, pero ¿por qué tengo que ser yo quien lo rescate? ¿No
sabe que finalmente estoy a punto de desnudarme con la mujer que he estado ansiando
durante tres días?
Ella asiente.
―Ya probé con Justin, Owen y Teddy. Y no hay forma de que llame a Grant.
Suspiro. Él tiene razón. El capitán de nuestro equipo, Grant, tendría sus bolas en el
próximo entrenamiento si lo llamara borracho en medio de la noche—. ¿Dónde estás?
―En el centro. El Elefante Rosa o algo así. Tal vez sea el Paquidermo Púrpura ―esto
lo lleva a un ataque de risa.
―¿Que está pasando? ―pregunta Bailey en el momento en que tomo mis llaves de la
cómoda y abrocho mis pantalones.
Una vez dentro, se desabrocha la camisa de vestir mientras Bailey anuncia que le va a
traer un vaso de agua. Se tambalea hacia un lado, apoyando una cadera contra la cómoda.
Todavía está batallando con los botones de su camisa cuando ella regresa. Con un
suspiro, Bailey deja el vaso y luego cruza la habitación para pararse frente a Landon.
―Déjame ayudarte ―dice suavemente, desabrochando cada botón hasta que está
libre y puede quitarse la camisa de vestir. La arroja sin gracia al otro lado de la habitación.
145
Incluso borracho, Landon sabe que ni yo ni Bailey vamos a ayudar a liberarlo de sus
pantalones, así que se cae de nuevo en la cama con los pantalones de vestir que usó en el
banquete. No lo matará dormir en ellos.
Él deja escapar un fuerte eructo y de repente pregunta—: ¿Creen que tendría una
oportunidad con Aubree?
Bailey y yo nos reímos—. ¿En este estado? No, viejo.
―Duerme un poco, amigo —Apagando las luces, llevo mi mano a la espalda baja de
Bailey, guiándola hacia la puerta.
―Oh, em, esa es una buena pregunta ―titubea, pero sólo por un segundo―. Bueno,
depende de la mujer, por supuesto, pero creo que diría fuerza emocional.
Le doy una mirada suplicante—. Podemos sentarnos en el sofá por un rato hasta que
se duerma ―dice ella, más bajo esta vez.
146
Enciendo la lámpara de la sala y Bailey y yo nos hundimos en el sofá.
Ella se aleja para mirarme a los ojos—. No, no lo es. Pero eres un buen amigo, Ashe.
Me inclino y le doy un beso lento y dulce. Los labios de Bailey se separan y no puedo
resistir probarla, mi lengua hace un paso confiado sobre la de ella.
―Aún no. Pero tengo una idea sobre cómo podemos pasar el tiempo —El brillo
travieso en los ojos de Bailey es inesperado y también lo es la forma en que la temperatura
de mi cuerpo aumenta un poco.
Cuando su mano se mueve hacia el botón de mis pantalones, inhalo una respiración
irregular—. ¿Qué hay con Landon?
―Eso es cierto...
Con una sonrisa maliciosa, Bailey se pone de rodillas frente a mí y mi pecho se aprieta.
—¿Aquí? —pregunto.
Ella me da una mirada sensual que hace imposible decirle que no.
―Nunca hablemos de eso otra vez ―le digo, con la boca moviéndose hacia su cuello.
Todavía no puedo creer que Landon nos haya interrumpido así, hablemos de algo
incómodo.
147 ―¿Qué voy a hacer una vez que comience la temporada? ―le pregunto, admirando
sus curvas con una mano contra su cintura y la otra tocando su mejilla.
Bailey se ablanda, sus dedos ahora trabajan en serio en la parte delantera de mis
pantalones. Cuando finalmente me libera de ellos, estoy pesado, caliente y duro, y duelo por
ella. Moviéndose a mi cama, baja un par de diminutas bragas negras por sus piernas y se
quita el sostén, arrojándolos por el costado.
Pero justo antes de unírmele, hago una pausa. Casi lo olvido—. Tengo algo para ti.
Su expresión es curiosa. Agarrando una hoja de papel doblada de mi escritorio, se la
entrego a Bailey, que ahora está apoyada sobre un codo para ver qué estoy haciendo. Sus
labios se mueven mientras lee en silencio y luego esos hermosos grandes ojos marrones se
encuentran con los míos.
Me río y me uno a ella en la cama, atrayéndola hacia mi regazo. Bailey se ajusta contra
mí como si estuviera hecha sólo para mí. Sus rodillas están a cada lado de mis caderas y su
pecho roza el mío. Presiono mi pulgar contra su mejilla, acariciando mientras la miro.
―No hay presión de ninguna manera, pero te dejaré decidir si todavía quieres usar
148 uno de esos ―inclino mi barbilla hacia la enorme caja de condones que hemos estado
usando durante el último mes.
Bailey no quita sus ojos de los míos—. Ese fue un regalo muy considerado
―murmura―. Creo que sé cómo recompensarte.
Ella me mira con una mirada medio cerrada—. ¿Nunca has hecho esto antes?
Sacudo la cabeza, diciendo con voz tensa―: Primera vez.
Entonces Bailey lleva su boca a la mía y me besa hasta que me olvido de todo lo demás,
porque maldita sea, realmente es así de bueno.
Después, nos acostamos juntos en una pila cálida y acogedora. Bailey usa mi pecho
como almohada y deslizo mis dedos hacia arriba y hacia abajo por su columna mientras mi
ritmo cardíaco disminuye.
Mis gemelos están en la cómoda, descansando junto a un par de aretes de Bailey. Hay
algo en esa vista que me hace sonreír.
Tal vez sea porque me resistí a la idea de esto por mucho tiempo, ser el acompañante
de alguien. Pero la realidad es mucho mejor de lo que alguna vez soñé. Tengo a alguien a
quien llamar cuando he tenido un juego difícil. Alguien con quien reír y acurrucarme. Alguien
con quien compartir los grandes momentos de la vida. Me estoy enamorando fuerte y
rápido, y eso probablemente debería asustarme, pero hasta ahora, no lo hace.
A veces las mejores cosas de la vida son las que nunca viste venir. Y Bailey en mi vida
es absolutamente una de esas cosas.
149
EPÍLOGO
El verano siguiente
¿Hay alguna palabra para la sensación cálida y agitada que tienes en el pecho cuando estás
exactamente donde debes estar? Porque eso es lo que siento cuando Asher gira nuestro
coche rentado en la calle de Lolli. El sonido de las olas del mar rompiendo en la distancia es
tan dulce y familiar como una canción favorita. A pesar de que sólo estuve en Coronado una
vez, al segundo que aparece esa casa de playa de color amarillo claro, siento que estoy en
casa.
Todo se ve tal como lo dejamos el año pasado: las mismas persianas rosadas, aunque
creo que han recibido una nueva capa de pintura, las mismas flores de color púrpura
floreciendo en las macetas delanteras y la misma gran familia feliz en el porche, lista para
darnos la bienvenida. Pero mucho ha cambiado en un corto año.
150
Es decir, el hecho de que en lugar de venir a Coronado como la supervisión médica de
Asher, vengo con él para la primera fiesta de cumpleaños de Hannah como su novia.
―¡Ya era hora de que aparecieran! ―llama Lolli a través de las manos ahuecadas
cuando salimos del auto―. ¡Casi se pierden el pastel!
―Oye, ¿qué hay de mí? ―pregunta Asher, fingiendo estar ofendido mientras
engancha nuestras bolsas sobre un hombro musculoso―. ¿Soy solo la mula?
Lolli pone los ojos en blanco, abre los brazos y mueve los dedos hacia su nieto—. Oh,
silencio. Ven aquí, tú. Te veo en la televisión todas las semanas. No todos los días veo a
Bailey.
―Y conozco a algunas otras personas dentro que están emocionadas de verte también
—Tess inclina la cabeza hacia la puerta, que está decorada con serpentinas de color verde
azulado y un letrero que dice ¡MIRA QUIÉN ESTÁ CUMPLIENDO UN AÑO!
A pesar de que la puerta está cerrada, todavía puedo escuchar el ruido sordo de la
música y el parloteo desde el interior. Si la primera fiesta de cumpleaños de Hannah es como
la de ochenta y cinco de Lolli, supongo que la casa está repleta. Y hace un año, eso me
asustó muchísimo. Pero mis días de ser abrumada por la gran familia de Asher se han ido.
Ahora tengo ganas de entrar y ver a las personas que se han convertido rápidamente en mi
segunda familia.
Una vez que Lolli libera a Asher de su abrazo, Tess presiona un beso en su mejilla con
barba y toma nuestras bolsas sobre sus hombros—. Las llevaré a tu habitación. Pero te
advierto, la cuna de Hannah está en la habitación de al lado. Entonces, si un bebé que llora
te despierta… ―pone sus manos frente a ella en señal de rendición―. No me culpes, culpa
a la cumpleañera.
Lolli jadea, sus ojos ensanchándose ante la mención de la pequeña a la que celebramos
hoy—. ¡Nos vamos a perder la aplasta de pastel! ¡Ándale, ándale! —ella corre por la puerta
principal como un cangrejo a su madriguera, con Tess siguiéndola de cerca.
151
―¿Ella acaba de decir aplastada de pastel? ―levanto mi cabeza hacia Asher, buscando
una explicación, pero él sólo sonríe y entrelaza sus dedos con los míos.
―Seguro que lo hizo. Vamos, hermosa. Vamos a ver.
Un paso por la puerta principal, y de repente, siento menos que estoy en la casa de
Lolli y más como si estuviera dentro de un blog de manualidades que cobró vida. Los racimos
de globos de color azul claro están puestos en cada esquina para que parezcan burbujas y
las serpentinas verdes pegadas a las paredes forman algunas algas convincentes. La cereza
del pastel es, bueno, el pastel en sí, que está a la vista en la isleta de la cocina. Está decorado
para parecerse a un cofre del tesoro con monedas de oro y chocolate derramándose.
―Cielos ―silba Asher, estirando el cuello para ver la decoración―. Esto parece mucho
trabajo para una fiesta que Hannah ni siquiera recordará ―en el momento en que salen las
palabras, me lanza una mirada nerviosa de reojo―. No le digas a Nora que dije eso.
Hago como que encadeno mis labios y arrojo la llave invisible sobre mi hombro—. Tu
secreto está a salvo conmigo.
―¿Alguien dijo secreto? ―Courtney aparece de la nada, con una barra de malvavisco
en forma de concha en la mano―. Pensé que ustedes dos habían terminado de guardar
secretos por aquí.
―Qué bueno verte a ti también, hermana ―dice Asher con una sonrisa―. Y no, no
hay secretos. Ninguno del que necesites saber, de todos modos.
Mi corazón da un salto cuádruple en mi pecho. Así que no soy la única que ha estado
pensando en los próximos pasos. Anotado.
―Vaya, pero si no es mi pareja favorita —Amber emerge de la multitud, presionando
una mano contra su corazón—. ¿Les he mencionado que los dos se ven perfectos juntos?
―No desde la última vez que hablamos por video ―dice Asher, acercándola para
abrazarla―. ¿Cómo has estado?
152 ―Estoy mejor ahora que estás aquí ―dice ella, pellizcando un bocado del dulce de
malvavisco de Courtney y metiéndolo entre sus labios―. He pasado la última hora tratando
de mantener a Brooke lejos del montón de regalos de Hannah. Quien haya pensado que
sería una buena idea darle azúcar a un niño de tres años es oficialmente mi enemigo.
―Hablando de eso, ¿hay un lugar para las tarjetas? ―pregunto, sacando el sobre azul
brillante de mi bolso.
Como si fuera una señal, aparece el papá de la cumpleañera, dándole una palmada en
la espalda a Asher con una mano y agarrando el sobre con la otra—. Puedo tomar eso.
Gracias por venir, chicos.
―Ese dinero es para el fondo universitario de tu hija, Todd ―le dice Asher―. No para
gastarlo en cerveza y comida para llevar, ¿de acuerdo?
Todd se ríe, levantando una mano como si estuviera haciendo un juramento—. Juro
que está en buenas manos conmigo. Ahora con Nora, corres el riesgo de que se use en más
diademas brillantes que no necesita.
―¡Vamos, todos! ―una voz que sin lugar a dudas es de Lolli grita por encima del
caos―. ¡Estamos a punto de partir el pastel!
La multitud se reúne alrededor de la silla alta de bebé de Hannah, que está decorada
con serpentinas que combinan con el brillante lazo verde azulado en su diadema. Se ve tan
linda como un botón en su camisa de sirena y tutú. Con su cabello rubio, casi podía pasar
por una diminuta Asher.
Ese pensamiento debería asustarme, pero en cambio, trae esa sensación cálida de
regreso al centro de mi pecho. Tal como dijo Courtney el año pasado, siempre hay espacio
para uno más en la familia. Pero eso está muy lejos. Por ahora, estoy disfrutando la sensación
del musculoso brazo de Asher envuelto alrededor de mi cintura, tirando de mí al ras contra
él mientras besa la parte superior de mi cabeza.
―Me alegra que estés aquí ―susurra, apretándome fuerte.
―Por supuesto que estoy aquí ―me hundo nuevamente en él, amando la sensación
de sus fuertes brazos a mí alrededor. Y nunca he estado tan segura de que no hay otro lugar
en el que preferiría estar ahora.
―¡A la cuenta de tres! —grita Lolli, agitando las manos en el aire como un director de
153
orquesta―. ¡Y a la una, y a las dos y a las tres!
Mientras todos festejamos, Nora quita la vela apagada de la parte superior del pastel
con glaseado azul de Hannah—. Muy bien, Hannah. ¡Aplástalo! —ella señala hacia la belleza
azucarada en forma de cúpula frente a ella.
Como para demostrar que está equivocado, Hannah lanza un chillido fuerte y alegre y
presiona una mano abierta directamente sobre el pastel, agarrando un puñado de glaseado
azul pegajoso para empujarlo en su boca y se gana una ovación triunfante de la multitud.
―Olvídalo ―Asher se ríe―. Me retracto. Ella es la jefe.
Una vez que la cara de Hannah está suficientemente cubierta de glaseado, Lolli corta
el pastel del cofre del tesoro y me ofrezco voluntariamente para repartir rebanadas. Es una
buena oportunidad para asegurarme de saludar a todos individualmente. Después de
discutir el segundo grado con Fable, de intercambiar ideas sobre los temas de la fiesta de
cumpleaños con Todd y Nora y de resumir mi primer año en la práctica médica con Steve y
Tess, me acomodo en el sofá junto a Asher con una porción extra grande de pastel de
chocolate como recompensa.
―¿Ahora? ―susurro con los ojos muy abiertos―. ¿Con toda tu familia aquí abajo?
Una sonrisa diabólica contrae sus labios—. ¿Qué puedo decir? Me gusta el reto.
154 ―Sí, aprendí eso hace un año cuando me ganaste.
―Sí, estoy agotada ―digo, apoyando su caso. Una vez en Roma, ¿verdad? O en este
caso, una vez en Coronado.
―Vayan a tomar una siesta ―sugiere Lolli de pasada―. LOS necesitaremos bien
descansados para ayudar a Fable a asar malvaviscos sin prenderle fuego a la playa.
―Gran idea, Lolli ―la voz de Asher es dulce y azucarada mientras se pone de pie,
ofreciéndome una mano―. ¿Vamos?
Asher
Nunca me he desnudado tan rápido en toda mi vida, pero Bailey parece
completamente desinteresada en el juego previo. Lo cual está bien para mí. Más que bien,
en realidad.
Mientras me paro de espaldas a la puerta, ella palmea mi verga, deslizando sus dedos
sobre mí y dejo escapar un sonido agradecido.
―Silencio ―dice, llevándose un dedo a los labios.
―Sí, señora ―susurro, empujando sus bragas, el último trozo de ropa entre nosotros,
al suelo.
155
Segundos después, estamos en la cama besándonos. Y cuando separa sus muslos, me
arrodillo entre ellos. No puedo evitar notar la forma en que me admira. Su mirada se detiene
en mi amplio pecho, luego se hunde lentamente en mis abdominales cincelados y luego
vuelve a mi cara.
Sonrío. Bailey sonríe de vuelta.
Y luego estoy frotándome contra ella, sólo para descubrir que ya está mojada. Bailey
hace un sonido bajo en su garganta.
―Shh —Coloco mi mano sobre su boca al mismo tiempo que el primer empuje lento
de mis caderas empuja mi dureza ligeramente contra su suave calor.
Los ojos de Bailey se abren y se clavan en los míos, y luego comienzan a cerrarse
mientras el placer se apodera de sus rasgos.
Presiono más y ella gime. Sé que debería, pero no puedo ir despacio. Conduciendo
mis caderas hacia adelante, cierro toda la distancia restante entre nosotros. Tengo que
morderme el labio para contener un gemido.
―¿Vas a estar callada para mí mientras hago que te vengas tan fuerte que quieras
gritar mi nombre? ―susurro esta y otras cosas sucias en la suave y dulce piel de su garganta.
Bailey hace un sonido impotente y lleno de placer que vibra en la habitación, y coloco
mi mano sobre su boca.
Obviamente la sigo, mi palpitante erección se balancea con cada paso. Y no hay tiempo
para sentirme incómodo con esto porque mi novia sexy como el pecado me está empujando
dentro del espacio y levantándose en el lavabo. Cuando separa las rodillas, pateo la puerta
156
para que se cierre detrás de mí y luego mi boca está sobre la suya. Su lengua acaricia la mía
mientras entro de nuevo en ella.
―Bebé… me vas a hacer perder el control ―mi voz es una súplica desesperada.
―Sí, hermosa ―murmuro, besando su sien mientras comienza a temblar―. Eso es.
No puedo durar Y no sólo por lo increíblemente caliente que es el sexo entre nosotros,
sino porque puedo sentirla hasta el fondo de mi alma.
Momentos después, me derramo dentro de ella en ráfagas calientes y húmedas. Estoy
destrozado, sudoroso y totalmente sin aliento, así que me toma un segundo darme cuenta
de que Bailey se está riendo.
***
A la mañana siguiente me sirvo una taza de café y me uno a Bailey en la mesa de la
cocina.
Es otro hermoso día en el paraíso y estoy agradecido de que podamos pasar la semana
aquí, de vacaciones juntos. Le dije a Bailey que podríamos haber ido a cualquier parte,
cualquier lugar exótico que quisiera en el mundo, pero ella eligió aquí, la casa de mi abuela,
insistiendo en que no podíamos perdernos el gran día de Hannah. Juro que me hizo
enamorarme un poco más de Bailey, si eso fuera siquiera posible.
―¿Dormiste bien? ―le pregunto, disfrutando de la vista de su cabello despeinado y
de verla en mi camiseta de gran tamaño.
―Me cansaste ―murmura, dándome una mirada suave desde el otro lado de la mesa.
Hace que mi cuerpo se caliente unos pocos grados.
―Anoche dormí como los muertos. Ustedes estaban tan callados allá arriba ―dice,
mirando entre Bailey y yo como si algo la divirtiera. O tal vez está tratando de engañarnos
para ver qué sucedió después de que nos acostamos a una hora tan temprana.
Me encojo de hombros Mi mirada se dirige a la de Bailey y sus labios se contraen con
el conocimiento secreto de lo que hicimos anoche. Sólo nos quedamos callados por lo
creativos que nos pusimos cuando la follé hasta el cansancio.
Misión cumplida.
―¿Qué hay en la agenda de hoy? ―pregunta Bailey, levantándose de su silla para
rellenar su café. Sospecho que sólo está tratando de cambiar de tema. Chica inteligente.
Me encojo de hombros—. Escuché que puede que haya un concurso de balas de cañón
más tarde. Fable es la juez.
―De ninguna manera. Tengo la mejor bala de cañón del juego, ¿recuerdas? ―sonrío.
Me doy cuenta de que Lolli nos está sonriendo como una loca. También me doy cuenta
de que, con Bailey a mi lado, la vida es mucho más dulce.
158
FIN
¡NO OLVIDES DEJAR TU
159 RESEÑA Y/O VALORIZACIÓN
EN GOODREADS!
https://www.goodreads.com/?ref=nav_home