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12 RULES FOR LIFE

Considero que la felicidad no es el objetivo adecuado a seguir en la vida. Este propósito se


viene abajo en cada crisis que podamos vivir. Sugiero en cambio buscar un sentido más
profundo.

REGLA 1_ PONTE RECTO, CON TUS HOMBROS HACIA ATRÁS Y SACANDO


PECHO
En el mundo animal, así como en la sociedad, existe un eslabón inferior que es más propenso a
morir de enfermedades, a pasar hambre, etc. Del mismo modo, existe la contraparte, que es la
élite social que es más propensa a vivir más y mejor.

El estatus es algo normal en la naturaleza. El territorio y las mejores ubicaciones para obtener
suministros son importantes para sobrevivir. Obviamente el territorio produce conflictos, y el
conflicto a su vez produce otro problema: ¿cómo ganar o perder sin asumir demasiados
daños?

En la naturaleza podemos ver cómo las jerarquías están muy marcadas, y muchas veces el
conflicto apenas aparece. En una manada de leones, los machos del status superior comen
primero, luego cuando ya están satisfechos entran a comer el siguiente eslabón de la jerarquía,
luego el tercero y así en lo sucesivo hasta llegar al escalafón más bajo que se alimenta de lo
que haya sobrado, repelando los huesos.

La interacción por el territorio o por el alimento, como decimos, podría fácilmente degenerar
en un combate físico que llevará a que el más fuerte gane. Pero incluso en esta circunstancia,
el vencedor podría salir herido, dando lugar a que un tercer contrincante no más fuerte que el
vencedor pueda ahora arrebatar la victoria al ganador por estar este herido. Esto no sería
beneficioso para los dos primeros contrincantes.

A lo largo de los milenios los animales han aprendido muchos trucos para establecer el
dominio a la par que reducen al máximo el riesgo de resultar heridos. Un lobo derrotado, por
ejemplo, dará vueltas sobre su espalda, exponiendo su garganta al vencedor. Sin embargo el
vencedor no le morderá, porque el lobo vencido será a futuro un socio necesario para lograr
futuras presas.

Veamos el caso de las langostas. Éstas a menudo se encuentran con otras cuando están
explorando, y de forma innata muestran el siguiente comportamiento:

Todo empieza con un baile como si fueran boxeadores, abriendo y levantando sus pinzas,
moviéndose hacia adelante y hacia atrás, hacia un lado y hacia al otro, imitando a su oponente.
Al mismo tiempo emplean unas glándulas que tienen bajo sus ojos para lanzar chorros de
líquido a su oponente. Éste contiene una mezcla de químicos que da información a la otra
langosta sobre su tamaño, sexo, salud y estado de ánimo.

A veces una langosta puede inmediatamente, por el despliegue del tamaño de las pinzas del
rival, ver que es mucho más pequeño que su oponente, y en ese caso se retirará sin luchar. La
información química intercambiada en el spray puede producir el mismo efecto, convenciendo
al menos sano o menos agresivo de retirarse. Esta es la resolución de la disputa de nivel 1.

Si dos langostas están muy cercanas en tamaño y en aparente habilidad, o el intercambio de


líquido ha dado insuficiente información, procederán a la resolución de la disputa de nivel 2.
Con las antenas golpeando de forma alocada, y con las pinzas desplegadas hacia adelante, una
de las langostas logrará avanzar mientras que la otra será forzada a retroceder. Después de un
par de rondas mostrando este comportamiento, lo normal es que la más débil decida no
continuar (por su propio interés). En ese caso se retirará y desaparecerá para probar suerte en
otro lugar.

Si esto no sucede se pasará al nivel 3, que implica un combate real. En este caso las langostas
luchan para tratar de voltear a su rival. Normalmente en cuanto una de las langostas es
volteada se acabará retirando.

Si no esto no es suficiente para que la langosta volteada se retire, se pasa al nivel 4, dando
lugar a una situación de extremo riesgo. En este caso ambas langostas pueden acabar heridas,
arriesgándose incluso a morir. Las disputas que escalan a este punto típicamente crean un
ganador claro y un perdedor, que difícilmente sobrevivirá, especialmente si permanece en el
territorio ocupado por el vencedor por mucho tiempo.

Lo curioso aquí es que, independientemente de las heridas sufridas en la batalla, la langosta


que haya perdido pierde confianza hasta el punto de poder perder en una próxima batalla
frente a otra langosta a priori inferior. Se da el caso en el que la configuración del cerebro de
una langosta que haya perdido de forma muy clara acabe disolviéndose para dar lugar a un
cerebro más subordinado (más apropiado a su nuevo status). El cerebro original simplemente
no es lo suficientemente sofisticado como para comprender la transformación de rey a
plebeyo.

La química del cerebro de una langosta vencedora difiere de forma significativa de la de la


perdedora. Esto se ve reflejado en sus posturas. Mientras que una langosta que está más
segura genera más serotonina, la derrota da lugar a más octopamina. Una langosta con altos
niveles de serotonina y bajos niveles de octopamina es mucho menos propensa a echarse a
atrás en un desafío. Esto sucede porque la serotonina ayuda a regular la flexión corporal (la
serotonina ayuda a que la langosta se extienda pareciendo más alta y peligrosa).

Cuando una langosta que ha perdido una batalla es expuesta a serotonina (esto se ha probado
en laboratorio), se volverá a poner firme, a avanzar hacia el que la había vencido, y volverá a la
carga luchando más fuerte y por más tiempo. (Los medicamentos que se dan para tratar la
depresión en personas contienen de hecho serotonina y producen un comportamiento
similar).

La alta serotonina frente a la baja octopamina caracterizan al vencedor, mientras que la


configuración opuesta, un alto ratio de octopamina frente a la serotonina, produce un aspecto
de derrotado, decaído, tímido… Esto hace que la langosta rápidamente se eche a atrás y trate
de escapar ante un adversario.

Como comentábamos antes, cuando una langosta derrotada recupera su coraje y se atreve a
luchar de nuevo, es mucho más propensa a perder de nuevo (frente al resultado estadístico).
En cambio, una langosta previamente vencedora es más propensa a ganar su siguiente batalla.
Esto es comparable a nuestra sociedad, en la que el 1% tiene tanto como el 50% más bajo de la
población (donde las 85 personas más ricas tienen tanto como los 3.500.000 personas del
status inferior).

Esto es algo que sucede en todos los ámbitos, y es lo que se conoce como la ley de Prince, o la
ley de Pareto. Por ejemplo, sólo 500 autores en EEUU venden más de 100.000 libros, y sólo un
puñado de éstos venden el % mayor. También sucede en los idiomas, en los que el 90% de la
comunicación se produce únicamente con las 500 palabras más utilizadas.

El caso es que esta situación hace que una langosta derrotada deje de intentar medrar y se
acabe conformando con su bajo status, mientras que las langostas del rango superior acaban
ocupando los mejores refugios, logrando buenos alimentos, e incluso subordinando a otras
langostas haciéndolas marchar de sus actuales refugios sólo para demostrar quién manda. El
vencedor además provocará una atracción extraordinaria sobre las hembras, que se aparearán
con él una detrás de otra.

Los eco-activistas son muy idealistas al hablar de una naturaleza harmoniosamente balanceada
y perfecta, ausente de disrupciones y depredadores del ser humano. Nada más lejos de la
realidad, el entorno es hostil más allá de tener sus contrapartes paradisíacas. No por
casualidad el ser humano trata de proteger a sus hijos construyendo ciudades, cultivando
comida, generando energía. Si la naturaleza no estuviera empeñada en nuestra destrucción,
para nosotros sería mucho más sencillo existir en simple harmonía con sus dictados.

La parte de nuestro cerebro que gestiona la posición que ocupamos a nivel jerárquico es
excepcionalmente antigua y fundamental. Igual que las langostas ubicadas en la parte inferior
del ranking producen bajos niveles de serotonina, algo parecido sucede en los humanos. La
baja serotonina implica un decrecimiento de la confianza en uno mismo, implica mayor
propensión a dar respuesta al estrés y a cualquier situación de emergencia. La baja serotonina
implica menor felicidad, más dolor y ansiedad, más enfermedad, y menor esperanza de vida
(tanto en humanos como en los crustáceos). En los altos niveles jerárquicos se ve en cambio
mayores niveles de serotonina, caracterizando a estas personas por tener menor enfermedad
y mayor esperanza de vida.

Dentro de nuestro cerebro existe una especie de calculadora primordial que te monitoriza con
exactitud en una escala del 1 al 10 a nivel social. Si eres un número 1, es decir, estás en el nivel
más alto del estatus, significa que estás desbordado de éxito: tienes acceso preferencial a los
mejores lugares para vivir, a la comida de mayor calidad; la gente se pelea por hacerte favores;
tienes facilidad para lograr contacto romántico y sexual (eres una langosta exitosa y las más
deseables hembras tratarán de lograr tu atención).

Si estás en la posición 10, seguramente no tendrás un lugar para vivir (o será deplorable), tu
comida será terrible, si es que no estás hambriento. Tu situación física y mental serán bastante
pobres. Generarás el mínimo interés romántico y sexual en los demás, a no ser que estén tan
desesperados como tú. Y lo más probable es que acabes enfermo, envejezcas rápido, mueras
joven, y pocos (si alguno) lloren tu muerte.

Algo importante aquí es que cuando uno está en la parte superior de la escala jerárquica,
instintivamente uno percibe su nicho como seguro. Incluso uno tendrá apoyo social. El pensar
que las posibilidades de ser dañado son bajas, el tener altos niveles de serotonina que te dan
confianza, hacen que camines erguido, que estés menos alerta a peligros, y que seas más
propenso a que el futuro te sea favorable. En esa situación te merece la pena pensar en el
largo plazo y planear un mejor mañana, uno puede postergar la gratificación y lograr mejores
cosas a largo plazo sacrificando un beneficio inmediato.

Sin embargo, este mecanismo a veces puede entrar en error. Esto sucede muchas veces
cuando uno entra en malos hábitos de alimentación y de sueño. Es por esto que la rutina es
tan necesaria. Los actos que repetimos en la vida se automatizan y tienden a estabilizar
nuestras vidas, dando mayor certidumbre y predictibilidad, y simplificando las decisiones. Esto
se ve claramente en los niños, que cuando duermen y comen siguiendo rutinas resultan
adorables y juguetones, pero cuando sus hábitos de sueño y comida se alteran acaban siendo
insoportables. Es por esto que a mis clientes lo primero que les pido es que sigan rutinas de
sueño y de alimentación, que pese a que a priori resulten forzadas y vayan en contra de su
voluntad, a medio plazo acabarán haciéndoles mejorar su carácter y en consecuencia les
permitirá sobreponerse a las dificultades que les presenta la vida.

Digamos que seguir estos hábitos generan un círculo virtuoso, de igual manera que
rompiéndolo se genera un círculo vicioso.

La adicción al alcohol es otro elemento que altera el estado de ánimo de las personas.

LEVANTÁNDOSE Y PLANTANDO CARA

En ocasiones las personas sufren abusos y no tienen posibilidad de plantar cara. Sucede
cuando tu oponente es muy superior a ti. Por ejemplo, por mucho que seas el niño de 6 años
más fuerte de tu clase, si te agrede un niño de 9 años, no tienes nada que hacer.

Pero hay otras ocasiones en las que las personas sufren abusos simplemente porque no
plantan cara (es decir, sí podrían defenderse). Y esta actitud lo que hace es potenciar que sigan
siendo abusadas en el futuro. (Por ejemplo, los niños que lloran fácilmente son quienes más
tienden a sufrir bullying).

El hecho de que puedas usar la fuerza no implica que tengas que hacer uso de ella de forma
general, pero la habilidad para responder a una agresión y a la violencia lo que hace es
precisamente disminuir la probabilidad de que una agresión sea realmente necesaria. Si dices
NO en un estadio inicial de un círculo de opresión, lo que consigues es que la probabilidad de
que esa opresión continúe decaiga. Como vemos es fundamental esa habilidad de plantar cara,
de dar un paso adelante en momentos de incertidumbre y peligro.

Resulta que las fuerzas de la tiranía se expanden inexorablemente tratando de llenar el espacio
que las otras personas les dan. Aquellos que rehúsan a mostrar apropiadamente su posición de
defensa están abiertos a ser explotados tanto como aquellos que genuinamente no tienen
capacidad para plantar cara.

Muchas personas ingenuas comparten el axioma de que la gente es básicamente buena, y que
nadie quiere herir a los demás. Entienden que el uso de la fuerza es negativo. Pero estos
axiomas colapsan ante individuos que son genuinamente malvados. Y lo peor de todo es que
aquellos con este tipo de pensamientos están invitando a las personas malvadas a hacerles
daño.

Por tanto, cuando detectes una situación de este tipo, planta cara, marca tu territorio, y verás
como la opresión tenderá a remitir.

Puede que realmente seas un perdedor, o quizás no, pero incluso siendo un perdedor no
tienes por qué comportarte con actitud de perdedor. A lo mejor lo único que tienes es un
conjunto de malos hábitos que te han llevado a un círculo vicioso. Rompe con ello, lucha por
mejorar. Las alteraciones en tu lenguaje corporal pueden inducir a que las emociones positivas
acompañen. Si tu postura corporal es pobre, si tienes los hombros caídos, la cabeza hacia
abajo, miras con miedo, entonces te sentirás pequeño, derrotado. Las reacciones de los demás
amplificarán esto mismo. Las personas, como las langostas, miden a los otros para ubicarse
socialmente. Si te presentas como derrotado, entonces la gente reaccionará ante ti como si
fueras un perdedor. Si empiezas a ponerte recto, entonces la gente te empezará a tratar de
forma distinta.

Sacando pecho y posicionando tus hombros hacia atrás, aunque estés en la posición 10 de la
escala social, haces que tu sistema nervioso responda de una forma muy diferente. Estás
plantando cara a un reto, en lugar de abrazando la catástrofe. Estás dando un paso adelante
en la lucha por la jerarquía, estás ocupando tu territorio, manifestando tus ganas de
defenderte, de expandirte y de cambiar. Sacar pecho y ponerte recto significa que estás
aceptando la responsabilidad de la vida.

Coge inspiración en la langosta, saca pecho y echa los hombros atrás.


REGLA 2_ TRÁTATE A TI MISMO COMO A ALGUIEN DE QUIEN SEAS
RESPONSABLE DE AYUDAR
En las áreas donde la cristiandad emergió hace 2000 años, las personas eran mucho más
bárbaras de lo que son hoy. El conflicto estaba en todo lugar. Los asesinatos eran comunes
incluso en las sociedades más sofisticadas de aquél entonces.

Hoy en día, la probabilidad de asesinar o ser asesinado en nuestra sociedad es infinitamente


inferior a la de las sociedades pasadas.

El ser humano ha aprendido a reprimir el egoísmo impulsivo violento y la brutalidad que lo


acompaña por ser esta conducta poco óptima a largo plazo.

Sin embargo, en la sociedad actual aparece otro problema que es casi el opuesto, y es que en
lugar de que las personas ensalcen su propia importancia, muchos no se valoran a sí mismos
en absoluto, y se tratan con ninguna atención ni cuidado. Estas personas, conscientes de sus
propios defectos (reales o exagerados) acaban avergonzándose de sí mismos y dudando de su
valía.

No es virtuoso que nos dejemos victimizar por abusadores, incluso si ese abusador o esa
persona que no cree en nosotros somos nosotros mismos. Merecemos respeto. Todos
jugamos un papel vital en el destino del mundo. Estás obligado moralmente a cuidar de ti
mismo.

Trátate como lo harías a alguien que tuvieras a tu cuidado, a quién has de amar y valorar.
REGLA 3_ HAZTE AMIGO DE AQUELLOS QUE QUIEREN LO MEJOR PARA TI
En ocasiones uno escoge a amigos por tratar de ayudarles. Muchos alegarán que ese deseo de
ayudar a otros es virtuoso, pero en realidad no todo aquél que está cayendo es una víctima, ni
todo aquél que se encuentra en lo más bajo desea elevarse (aunque algunos si lo hacen).
Podemos ver muy frecuentemente a personas que aceptan e incluso amplifican su propio
sufrimiento así como el de los otros si de esta manera pueden evidenciar alguna situación de
injusticia que los avale.

Imagina a alguien al que no le va bien, que necesita ayuda. Esa persona puede incluso desear
dicha ayuda. Pero no es tan sencillo distinguir a alguien que realmente busca y necesita ayuda
de aquél que simplemente acabará explotando a alguien dispuesto a ayudarle (hasta la misma
persona puede creerse la veracidad de sus intentos de resurgir).

Veamos el siguiente ejemplo: imagina que alguien está supervisando a un equipo de


trabajadores excepcional, que luchan por un objetivo común, que son creativos, trabajan
unidos… Este supervisor, es también responsable de una persona que está en otro lugar y que
tiene algunos problemas, no trabaja bien…

En un punto de inspiración, el líder decide poner a esta persona problemática en medio de su


equipo estelar, esperando que éste mejore con el ejemplo de sus nuevos compañeros. Pues
bien, lo que está demostrado es que en lugar de que esta persona acabe desempeñando
mejor, lo que acaba logrando es que el resto del equipo degenere. El recién llegado se queja,
pierde reuniones importantes, la baja calidad de su trabajo genera retrasos, y sus compañeros
constantemente tienen que rescatarlo. Él en cambio, sigue cobrando exactamente el mismo
sueldo que sus compañeros.

Llega un momento en el que sus compañeros empiezan a sentirse traicionados por ver que se
están matando a trabajar para que él no sude la camiseta, y empiezan a bajar su rendimiento.

Esto es algo que se ve también en la política con la corrupción, que tiende a extenderse antes
que a erradicarse. Bajar es mucho más fácil que subir.

Por tanto, antes de ponerte a ayudar a alguien deberías de averiguar por qué esa persona
tiene problemas. No deberías asumir que esa persona es una noble víctima de unas
circunstancias injustas y de explotación, porque de hecho ésta es la explicación menos
probable.

Además, sucede que si compras la historia de que todo lo terrible que le ha sucedido a esta
persona ha sido debido a causas ajenas a su responsabilidad, estás denegando a esta persona
todo el poder sobre su pasado, y en consecuencia, todo su poder para con su presente y su
futuro. Estás quitando a esta persona todo el poder para cambiar su situación.

Como decía, la situación más probable suele ser que el individuo haya decidido rechazar el
camino hacia la mejora simplemente por su dificultad. Y quizás ésta deba de ser tu asunción
por defecto. Considera que el fracaso es lo más sencillo de entender (el miedo, la infidelidad, la
decepción, no requieren de explicación. No es la existencia de vicios o la indulgencia a ellos lo
que requiere de una explicación. Lo sencillo es postponer para mañana aquello que puedes
hacer hoy, dedicándote en cambio a hacer algo que te apetece más).

Uno debe de esperar a que la otra persona quiera ser ayudada realmente antes de ayudar. Carl
Rogers, el famoso psicólogo, creía que era imposible empezar una relación terapéutica si la
persona que buscaba ayuda no quería mejorar. Él decía que era imposible convencer a alguien
de cambiar a mejor. El desea de mejorar era una precondición para poder progresar.

De todo esto hay algo que merece la pena considerar, y es si tienes amigos cuya amistad no
recomendarías a tu hermana, a tu padre o a tu hijo. En ese caso, ¿por qué deberías tú mismo
tener a dicho amigo? En mi opinión, la amistad debe de ser algo recíproco. Tu no estás
obligado moralmente a apoyar a alguien que no está haciendo del mundo un lugar mejor, más
bien al contrario, deberías de buscar a aquellas personas que sí lo estén mejorando. Esto no es
una actitud egoísta como muchos puedan pensar, sino algo totalmente deseable y apropiado,
puesto que estas personas van a hacer que tu vida sea mejor.

Si te rodeas de gente que apoya tus logros, no tolerarán tu cinismo y tu destructividad. Ellos te
animarán cuando hagas las cosas bien y te castigarán amorosamente cuando no. La gente que
no te ayuda a mejorar hacen más bien lo contrario, te ofrecen un cigarro o te invitan a beber.
Se pondrán celosos cuando tengas éxito o cuando destaques. Apartarán su presencia en
momentos de necesidad, o te atacarán de forma activa. Algunas veces te estarán probando
para ver si tu amistad hacia ellos es genuina, pero en la mayoría de los casos te estarán tirando
abajo simplemente porque tus progresos evidencian sus carencias.

Haz amigos que quieran lo mejor para ti.


REGLA 4_ CÓMPARATE CON QUIEN ERAS AYER, NO CON CÓMO ES HOY
OTRA PERSONA DISTINTA A TI
Es más sencillo destacar cuando vives en una población pequeña que cuando vives en una gran
ciudad. Al fin y al cabo, si fueras uno entre un millón en algo, en Nueva York habría 24
personas como tú.

Para colmo de repente nos hemos conectado digitalmente con 7 mil millones de personas, así
que a día de hoy no importa cuán bueno seas en algo, que siempre habrá alguien por encima y
que te haga parecer incompetente en comparación.

Pero esto no es una razón para que te rindas. Simplemente apuesta por aquello en lo que seas
fuerte y haz las cosas lo mejor que puedas.

Algo positivo es que tú puedes elegir en qué quieres competir, busca hacer aquello que sea
afín a tus talentos (si luchas en algo que no se te da bien lo inteligente será cambiar a algo que
se te dé mejor).

Es importante entender que no en la vida estamos jugando a muchas cosas. Tienes una carrera
profesional, amigos, una familia, proyectos personales, etc. Debes considerar tu éxito en todos
los ámbitos. Lo normal será que en algunos ámbitos te vaya muy bien, en otros normal, y en
otros peor. Quizás es así como debería de ser. Puedes objetar diciendo: “debería de estar
ganando en todo”, pero el tener la posibilidad de mejorar no es algo negativo, todo lo
contrario.

Adicionalmente cabe comentar el siguiente error que hacen las personas, y es tender a
comprarse equivocadamente con los demás. A lo mejor tu compañero de trabajo lo hace
mucho mejor que tú en ese ámbito, pero su mujer está siéndole infiel mientras que tu
matrimonio es estable y feliz. ¿Quién está mejor? Al famoso que admiras, fuera de cámaras es
un alcohólico y tiene que tomar pastillas para ser feliz. ¿Es su vida realmente preferible a la
tuya? Debemos ser agradecidos con aquello que tenemos y no volvernos locos
comparándonos con otros, porque además en esas comparaciones tendemos a aislar un punto
muy concreto sobre el que comparamos, cuando en cómputo global igual estamos hasta mejor
que esa otra persona.

Desde luego que compararnos tiene el punto positivo de que es algo que nos mueve a
mejorar, pero no debemos de caer en la infelicidad por ello. Por otro lado, tratar de mejorar en
un ámbito te puede llevar a dejar de prestar atención a otros, así que valora qué es preferible.

No seas un tirano contigo mismo. Pregúntate realmente qué es lo que quieres hacer y hacia
dónde ir de una forma saludable, sabiendo cuáles son tus valores, tus prioridades, etc.

El punto de partida puede no ser tan importante como la dirección hacia la que decidas
dirigirte. Quizás la felicidad está siempre en el camino a recorrer, y no en el sentido de
satisfacción que te espera al conseguir tu siguiente objetivo. De hecho, la mayor parte de la
felicidad se basa en la esperanza.

Empieza en pequeño, día a día, al cabo del tiempo verás el gran progreso logrado (este es el
poder del interés compuesto).

Posiblemente la dirección que en un momento hayas decidido tomar, eventualmente se torne


menos adecuada, y te tocará cambiar la dirección a seguir. Pero esto es la vida, cada paso que
damos, cada cosa que aprendemos, siempre termina sirviéndonos para el futuro que nos
aguarda.

Por esta razón mi consejo es que te centres en mejorar continuamente, y que no te importe
tanto si ese es el mejor camino posible.

Compárate con quien eras ayer en vez de compararte con cómo le va hoy a otra persona que
no eres tú.
REGLA 5_ NO DEJES A TUS HIJOS HACER ALGO QUE TE HAGA
DETESTARLO
Recientemente, en el aeropuerto vi a un niño de 3 años gritar violentamente en intervalos de 5
segundos de forma totalmente voluntaria. Estaba irritando a sus padres y a cientos de
personas más para lograr atención. Quizás necesitaba alguna cosa, pero desde luego esa no
era la forma de conseguirlo, y sus padres deberían de haberle hecho saber eso. No me sirven
las excusas para justificar esa acción, que los padres podrían haber resuelto en 30 segundos
dejándole las cosas claras al niño.

He visto a multitud de padres incapaces de decir NO a sus hijos, y no haciéndoles ningún favor
en su educación, porque el marcar los límites a un niño es fundamental para su aprendizaje.

Cuando mi hija era pequeña, otro niño le pegó en la cabeza con un camión metálico de
juguete. A este mismo niño lo vi un año después empujando a su hermana pequeña sobre una
frágil mesa de café que era de vidrio. Su madre lo cogió en brazos (pero no así a su asustada
hija), y le dijo en tono suave que no hiciera esas cosas, reconfortándolo al mismo tiempo con
caricias que sólo le servían al niño como señal de aprobación. Esa acción lo único que lograba
era que el niño se sintiese el rey del universo, que no deja de ser el objetivo muchísimas
madres, incluso muchas que se consideran abogadas de la igualdad de género. Estas mujeres
que objetarían vociferando histéricamente ante cualquier orden dada por un hombre adulto a
una mujer, en cambio pararían cualquier cosa que estuvieran haciendo para hacerle un
sándwich de crema de cacahuete cuando se lo pidiera su hijo que está jugando a videojuegos.
Las futuras mujeres de estos chicos tienen todos los motivos para odiar a sus suegras.
¿Respetar a las mujeres? Eso es para otros chicos, para otros hombres, pero no para sus hijos.

Un padre me comentó recientemente que tenía problemas para que su hijo se durmiera por
las noches, y que estaba tardando todos los días alrededor de 45’ para lograrlo. Si hacemos
números, al cabo de 1 año esto significa 35 días peleando 8 horas. No importa cuán buenas
sean tus intenciones, o cuán buen temperamento tengas, es imposible que mantengas buenas
relaciones con alguien con quien tienes que pelear 35 días al año. El resentimiento
inevitablemente acaba surgiendo. Pero incluso despreciando esto, eso no quita a que podrías
haber dedicado a algo más productivo, o más agradable, todas esas horas. ¿En quién cae el
fallo, en el niño o en el padre? ¿En la naturaleza o en la sociedad?

Muchos piensan que no hay niños malos, sino sólo malos padres. Y efectivamente, cuando
idealizamos la imagen de un niño, con su belleza, su alegría, su graciosidad… nos hace pensar
que si algo anda mal es culpa de los padres. Pero esta actitud es peligrosamente ingenua. Los
seres humanos somos malos, de igual forma que somos buenos. Al contrario de lo que se suele
decir, que la sociedad corrompe al hombre, lo cierto es que los datos apuntan más bien a lo
contrario. El ratio de homicidios en Reino Unido es de 1/100.000 habitantes. Una sociedad
compleja tiende a reducir las tendencias violentas de los seres humanos. En cambio, en Kato,
un pueblo indígena de California, este ratio es de 1450/100.000.

Debido a que los niños, así como el resto de seres humanos, no son sólo buenos, no pueden
ser dejados únicamente a sus deseos, sin ser corregidos por la sociedad. Incluso a los perros
para que sean sociables se les tiene que enseñar.

Los niños pueden ser afectados negativamente tanto o más por la falta de atención en su
educación que habiendo sufrido abusos (mentales o físicos). Este es un daño por omisión. Cada
vez que un padre no corrige a su hijo, le está privando de orientación para convivir en
sociedad.

Muy a menudo los padres modernos se ven paralizados por el miedo a dejar de caer bien a sus
hijos, o que éstos dejen de quererlos. De alguna manera lo que buscan de sus hijos es ante
todo su amistad, de modo que sacrifican el respeto hacia ellos en tal obsesión. Esto no es
bueno. Un niño podrá tener muchos amigos, pero sólo dos padres (si eso), y los padres son
más importantes, no menos, que los amigos. Los amigos tienen una autoridad muy limitada
para corregir.

Es un acto de responsabilidad el disciplinar a un niño. No se trata de odio al mal


comportamiento, ni venganza a la desobediencia. Se trata en cambio de una combinación
cuidada de perdón y juicio a largo plazo. La disciplina correcta requiere esfuerzo.

Recuerdo haber llevado a mi hija a un parque de juegos una vez, cuando tenía 2 años. Estaba
jugando colgándose de las barras de mono, cuando un pequeño monstruo de su misma edad
que estaba de pie encima de la misma barra donde estaba ella, se fue aproximando mientras
me estaba mirando a los ojos, y lenta y deliberadamente empezó a pisar sus manos,
incrementando su fuerza mientras mantenía su mirada puesta en mí. Él sabía exactamente lo
que estaba haciendo. Había concluido que los adultos eran contemplativos, y por tanto podía
desafiarlos impunemente. Este era el futuro sin esperanza que sus padres habían estructurado
para él. Pillé al niño con fuerza y lo lancé al suelo a 10 metros.

No, no lo hice. Simplemente cogí a mi hija y la llevé a otro sitio. Pero si hubiera hecho lo otro le
habría sido mejor para el futuro de ese niño.

Imagina un niño pequeño pegando repetidamente a su madre en la cara. ¿Por qué haría algo
así? La respuesta es obvia: para dominar a su madre. Para ver si se puede salir con la suya. La
violencia, después de todo, no es un misterio. Es la paz lo que es un misterio. La violencia es
algo por defecto, es lo fácil. Es la paz lo que es complicado, lo que debe de aprenderse,
inculcarse, ganarse.

Aunque algunos niños son más agresivos que otros, los niños pegan primero porque la
agresión es algo innato, porque la agresión facilita los deseos. Estadísticamente los niños de 2
años son las personas más violentas. Ellos dan patadas, pegan y muerden, roban la propiedad
de los demás. Hace eso para explorar, para expresar rabia y frustración, y para satisfacer sus
impulsivos deseos. Y más importante, hacen eso para descubrir los límites permisibles de
comportamiento. ¿De qué otra forma van a poder saber qué es aceptable? Los niños son como
una persona ciega tratando de saber dónde está la pared. Tienen que empujar hacia adelante,
testear, para ver dónde están los límites.

La corrección consistente de este tipo de acciones permite marcar los límites de las agresiones
aceptables de los niños. La ausencia de corrección simplemente levanta la curiosidad y hace
que el niño pegue, muerda, de patadas y demás hasta que algo les indique que han dado con
el límite. ¿Cuán fuerte puedo morder a mamá? Hasta que ella objete. Es por todo esto que la
corrección es preferible que llegue antes que después. La corrección además ayuda al niño a
aprender que pegar a otros es una estrategia poco óptima en la sociedad. Sin corrección, los
niños saldrán al mundo sin ser capaces de regular sus impulsos.
Debemos de diferenciar entre los conceptos de disciplina y castigo. La distancia entre uno y
otro muchas veces es fácil de traspasar. Ambas se pueden aplicar bien o mal, pero desde
luego, son herramientas necesarias.

Si se pretende utilizar recompensas, éstas deben de ser proporcionadas. Es decir, una


recompensa demasiado alta puede desvirtuar una futura recompensa más pequeña. También
podemos utilizar las emociones negativas para corregir, de hecho, el ser humano se siente más
afectado muchas veces por la pérdida de algo que por una recompensa. El dolor es más
potente que el placer.

Muchos padres tratan de sobreproteger a sus hijos evitando que se caigan, que sientan
cualquier tipo de dolor, cuando en realidad lo que están haciendo es que cuando salgan a la
vida les resulte traumático enfrentarse a las dificultades que les sobrevendrán. Más aún, si el
niño no ha sido educado, la sociedad le tratará de una forma más dura cuando se enfrente a
ella.

Una idea que propongo es que la fuerza que debamos ejercer para disciplinar debe de ser la
mínima y necesaria. Así mismo, trata de limitar las reglas que pongas a tus hijos, cuantas más
reglas, más difícil será para ellos cumplirlas o darles la importancia necesaria. Una regla puede
ser decirle al niño que se vaya a dormir a su hora para que así sus padres puedan tener una
vida privada y no acaben deseando no haber tenido al niño. Otra puede ser decirle que tenga
cuidado de sus pertenencias, ya que es afortunado de poder tenerlas. Otra puede ser que sea
buena compañía cuando algo divertido suceda, para que así sea invitado en futuras ocasiones.
Estableciendo este tipo de reglas tu hijo y tú seréis bien recibidos en cualquier entorno al que
vayas con él.

Hay muchos clichés que dicen que si pegas a tu hijo lo único que le estás enseñando es a
pegar. Esto es falso. Otro cliché que hay es el de que si pegas a tu hijo le generarás un trauma.
Puedo decir que las consecuencias de un comportamiento inadecuado en su edad adulta va a
ser corregido de una forma mucho más severa que si se le hubiera corregido de niño.

Resumen de principios:

1. Limita las reglas.


2. Usa la mínima fuerza necesaria.
3. Los padres deben ir en pareja.
Criar a un hijo es algo demandante y agotador. Es por esto que siendo dos, se puede
evitar que uno de los dos padres, por estar con hambre, insomnio, agotados de
discutir, afectados por un mal día de trabajo, y mil otras circunstancias, acaben
respondiendo de forma inadecuada a su hijo (o a su pareja delante de su hijo).
4. Los padres deben conocer sus propias malas actitudes.
De esta manera podrán tratar de evitar hacerlas delante de sus hijos y que éste las
aprenda como normales y deseables.

No hagas que tu hijo haga algo que te haga detestarlo.


REGLA 6_ DEJA TU CASA EN PERFECTO ORDEN ANTES DE CRITICAR AL
MUNDO
La gente que experimenta la maldad puede desear perpetuarla para saldarse el pago de la
misma. Pero también es posible que aprenda algo bueno habiendo experimentado algo malo,
ya que si bien un niño al que le han hecho bullying puede replicarlo, también puede hacer todo
lo contrario habiendo aprendido cuán miserable esa acción le hizo su vida y no queriendo
trasladarlo a los demás.

Muchos, quizás la mayoría de los adultos que abusan a sus hijos fueron abusados de
pequeños. Sin embargo, la mayor parte de las personas que fueron abusados de pequeños no
abusan de sus hijos.

Limpia tu vida

Considera tus circunstancias. Empieza en pequeño. ¿Has tomado aquellas oportunidades que
se te han dado? ¿Estás trabajando duro en tu carrera profesional, en tu trabajo, o estás
dejando que la amargura te impida dar lo mejor de ti? ¿Estás haciéndote cargo de tus
responsabilidades?

Si la respuesta es no, te doy el siguiente consejo: “deja de hacer aquello que sabes que está
mal”. Empieza hoy. No pierdas el tiempo tratando de justificarte. No cumples al capitalismo, a
la izquierda radical, a la iniquidad de tus enemigos, a Dios… Ten humildad y empieza
arreglando aquello que estás haciendo mal tu. Con el tiempo esto te hará cambiar tu juicio, te
habrá hecho más fuerte y menos amargado, y te ayudará a avanzar con confianza hacia el
futuro.

Deja tu casa en perfecto orden antes de criticar al mundo.


REGLA 7_ PERSIGUE AQUELLO QUE DE SENTIDO A TU VIDA (NO SÓLO LO
CONVENIENTE)
La vida es sufrimiento. Esta es la más básica e irrefutable verdad. ¿Qué deberíamos hacer
entonces con ello? Lo simple y más obvio sería perseguir el placer, seguir a tus instintos, vivir el
momento, hacer aquello que te convenga. Mentir, engañar, robar, manipular (y no ser pillado).
El hecho de que la vida sea trágica y el sufrimiento que parte de ahí se ha usado para justificar
la búsqueda de la gratificación inmediata por mucho tiempo. ¿Pero hay alguna alternativa más
poderosa e interesante?

Postergando la gratificación

Nuestros antepasados descubrieron que algo mejor puede ser conseguido en el futuro a
cambio de dejar algo de valor en el presente. El hecho de hacer un sacrificio ritual a Dios era
una temprana y sofisticada manera del postergar algo para lograr algo mejor. La lógica del
trabajo consiste en sacrificarse ahora para ganar más tarde. Así que los sacrificios son
necesarios para poder mejorar el futuro, y cuanto más grandes sacrificios se hagan, mejores
recompensas se podrán lograr más adelante. (El mayor sacrificio posible que se pudo hacer fue
el que hizo Jesús en la Cruz, y lo hizo por el bien mayor, salvar a la humanidad de una
eternidad lejos de Dios).

Para complicar el asunto, postergar la gratificación sólo tiene sentido cuando estás en una
civilización estable que pueda garantizar su estabilidad o existencia en ese futuro. Si todo
aquello que estás ahorrando acaba siendo destruido o robado, no tiene sentido ahorrar.

Es importante comprender también que el concepto de compartir no implica que das algo de
valor sin recibir nada a cambio, más bien al contrario, lo que estás haciendo es iniciando un
proceso de intercambio.

A largo plazo el sacrificio y el trabajo es mucho más efectivo que los placeres a corto plazo para
mantener el sufrimiento alejado de ti.

En 1894, el socialismo me pareció algo atractivo, pero pronto me pareció insustancial; con el
tiempo llegué a entender a través de George Orwell, que la motivación de la ideología del
socialismo se basa en el odio al rico y al exitoso, en lugar del verdadero respeto por el pobre. Es
más, los socialistas son intrínsecamente más capitalistas que los capitalistas. Ellos creen tan
fuertemente en el dinero como ellos, sólo que piensan que debería de ser otras personas
distintas las que tuvieran el dinero para que los problemas de la humanidad desaparezcan.
Pero esto no es verdad. Hay muchos problemas que el dinero no resuelve, y otros que incluso
los empeora. La gente rica también se divorcia, se separa de sus hijos, sufre de angustias
existenciales, desarrollan cáncer o demencia, y mueren solos y sin ser amados.

Considera los asesinatos de tu propio espíritu antes de acusar a otros, y antes de tratar de
arreglar el mundo. Quizás no es el mundo el que está mal, quizás eres tú. Quizás has fallado en
hacer algo, has perdido el objetivo, has caído de la gloria de Dios, has pecado. Y todo lo malo
que ves es tu contribución a la insuficiencia y el mal que hay en el mundo.

Persigue aquello que de sentido a tu vida, no sólo aquello que te parezca conveniente.
REGLA 8_ DI LA VERDAD, O AL MENOS NO MIENTAS
Empecé por practicar el decir siempre la verdad, o al menos no mentir. Esta práctica me
resultó muy útil en ocasiones en las que no sabía qué hacer. Cuando te preguntes qué debes
de hacer en una situación en la que no sepas cómo actuar, di la verdad.

Un objetivo planteado de forma ingenua con el tiempo se convierte en una siniestra forma de
vida falsa. Un cliente mío de cuarenta y algún años me dijo que la visión que él tenía de joven
de su vida a su edad era el estar retirado, sentado en una playa tropical, bebiendo margaritas
al atardecer. Eso no es un plan, eso es un póster de viajes. Después de 8 margaritas sólo te
queda esperar la resaca. Después de 3 semanas de días llenos de margaritas, si tienes algo de
sentido común, estarás aburrido y medio disgustado. En un año o en menos te sentirás
patético. Esta simplemente no es una aproximación sostenible a tu futura vida. Este tipo de
simplificaciones y falsificaciones son particularmente típicas de las ideología, que adoptan
axiomas como: el gobierno es malo, la inmigración es mala, el capitalismo es malo, el
patriarcado es malo. Luego tratan de filtrar sus experiencias de una forma mucho más
estrecha al tratar de ejemplificar este axioma en la realidad. Creen narcisistamente que con sus
teorías el mundo en sus manos funcionaría mucho mejor.

Si dices no a tu jefe, o a tu esposa, o a tu madre, cuando debe de ser dicho, entonces te


transformas a ti mismo en una persona capaz de decir NO cuando debe de ser dicho. Si dices SÍ
incluso cuando no tienes necesidad de decirlo, sin embargo, acabas transformándote en
alguien que sólo puede decir sí, incluso cuando es claramente momento de decir NO. Si alguna
vez te preguntas cómo es posible que personas decentes acaben realizando cosas terribles en
el campo Gulag, ya tienes tu respuesta.

Imagínate: entras en la escuela de ingeniería porque esto es lo que tus padres desean para ti
(no lo que tú quieres). Trabajando con propósitos curzados con tus propios deseos, acabarás
sintiéndote desmotivado y cayendo. Te pelearás contigo mismo para concentrarte y
disciplinarte, pero aún así no funcionará. Tu alma rechazará la tiranía de tu voluntad.

Debes de sacar el coraje para afrontar el conflicto necesario para liberarte. Debes sacrificar la
infantil creencia en la omnipresencia parental, pensando que ellos saben de ti más que tú, y
que lo conocen todo sobre el mundo.

Un día acabas dejando la carrera. Decepcionas a tus padres. Aprendes a vivir con ello.
Empiezas la carrera de filosofía. Y te conviertes en una persona independiente. Rechazando la
visión de tu padre te acabas desarrollando a ti mismo. Y entonces, cuando tus padres
envejezcan, serás lo suficientemente adulto como para estar ahí para ellos cuando te
necesiten. Ellos ganan también. Pero ambas victorias tienen que comprarse al coste del
conflicto engendrado por tu propia verdad.

Con las mentiras sucede que a la primera mentira le acaban siguiendo otras pequeñas
mentiras que van apareciendo para coartar a la primera.

Di la verdad, o al menos no mientas.


REGLA 9_ ASUME QUE LA PERSONA A LA QUE ESTÁS ESCUCHANDO SABE
ALGO QUE TÚ NO
Es increíble lo que una persona te puede llegar a contar si realmente la estás escuchando.

Imagina que estás viendo una película en la que sólo suceden cosas terribles, pero al final de la
película todo se resuelve. Un final suficientemente feliz puede cambiar el significado de todos
los eventos previos. Ahora, esos eventos previos se pueden ver como cosas que tuvieron que
suceder para dar lugar a ese final. Ahora, imagina que estás viendo otra película en la que
están ocurriendo muchísimas cosas interesantes y fascinantes. A los 90’ de película empiezas a
preocuparte, porque da la sensación de que es una buena película, pero hay demasiadas cosas
aún en el aire que temes que no terminen de relacionarse. Y en efecto, termina la película con
todo abierto, sin haber resuelto apenas esos eventos y con un final cliché. Abandonas la sala
de cine insatisfecho y enfadado pensando en el tiempo que perdiste viendo esa película. El
presente puede cambiar el pasado, y el futuro puede cambiar el presente.

Cuando uno recuerda el pasado, de igual manera, acaba recordando algunas cosas y olvidando
otras. Uno tiene claros recuerdos de algunas cosas que sucedieron, pero no así de otras que
son potencialmente igual de importantes (así como en el presente uno está más atento a
algunos aspectos de tu entorno que de otros que pasan desapercibidos). Uno categoriza su
experiencia, enlazando algunos elementos, aislando otros del resto. Hay una misteriosa
arbitrariedad en todo esto. No es posible crear un recuerdo objetivo, primero porque
desconocemos lo suficiente como para generarlo, pero por otro lado porque nuestra
percepción es subjetiva.

Pero este es el propósito de la memoria. La memoria no sirve sólo para recordar el pasado,
sino más bien para evitar que una misma cosa se repita una y otra vez cuando no nos
conviene.

Una persona que escucha es tu colaborador y tu oponente. Una persona que escucha testea
aquello que estás diciendo sin tener que decir nada al respecto. Si tu dices algo que echa a
todo el mundo hacia atrás, deberías de reconsiderar aquello que dijiste. Soy conocedor de que
hay muchas opiniones controversiales que son correctas y que la multitud tiende a rehusar
escuchar. Es por esta razón entre otras que un individuo está moralmente obligado a ponerse
de pie y a contar la verdad desde su propia experiencia. Pero igualmente algo nuevo y
diferente puede ser erróneo. Por ello necesitas muy buenos argumentos para poder ignorar o
desafiar a la opinión general.

No toda conversación implica pensar, así como no toda escucha nos acaba aportando
información. Hay otros motivos para conversar que producen consecuencias de mucho menor
valor, incluso contraproducentes o peligrosas. Hay conversaciones por ejemplo en la que un
participante habla simplemente para establecer o confirmar su lugar de dominio jerárquico.
Una persona empieza contando una historia sobre algún suceso interesante y la otra persona
lo que hace es mostrarse poco interesado mientras trata de contar algo más interesante o
sorprendente. Este tipo de conversaciones no son las típicas en las que dos participantes están
conversando o tratando de divertirse entre ellos, sino que se acaba cayendo en un ambiente
de falsedad y exageración sólo con tal de impresionar al resto de participantes, aunque a mí lo
que me produce es vergüenza ajena.
Hay otro tipo de conversación en la que ninguno de los que hablan están escuchando al otro.
Cada uno sólo piensa en qué va a decir a continuación, por lo que muchas veces de repente
uno sale con un tema que nada tiene que ver que demuestra que la persona estaba ansiosa
por hablar y que no había estado escuchando.

Hay conversaciones en las que un participante lo que busca es lograr la victoria del punto de
vista que acaba de compartir. Es una variante de ese juego de dominio jerárquico en la
conversación. Estas conversaciones tienden a ir a puntos ideológicos, y suelen llevar a tratar de
ridiculizar el punto de vista del contrincante al tiempo que tratas de ganarte la aprobación de
aquellos que ya piensan como tú a través de aserciones. El objetivo aquí es ganar apoyo a
favor de un punto de vista normalmente muy simplificado. Casi todas las discusiones que
tienen que ver con política y economía acaban de esta forma, con cada participante tratando
de justificar una posición que traían ya fijada en lugar de tratar de aprender o adoptar
conocimiento nuevo de lo que dice la otra parte.

Una conversación genuina es aquella donde todo el mundo escucha a aquél que está
hablando. La persona que habla tiene garantizada la oportunidad de discutir algún evento de
forma seria. Normalmente la gente incluso responde de forma empática para que trate de
contar aquello que tiene que decir lo mejor posible, que al final implica un trabajo de
reorganizar información en la mente a través de la conversación. (Esto es importante, sin
poder conversar, aún haciéndolo no muy bien, uno no puede aprender a expresarse mejor
para el futuro, ni siquiera a reconsiderar sus posturas del todo bien, puesto que exponiéndolas
uno cae en sus propios puntos débiles y puede acabar reconsiderando cosas que en una futura
conversación no dirá igual porque igual ya no le encajan como antes).

Un buen orador suele dirigirse a una persona muy concreta de la audiencia, esperar a que ésta
asienta, o mueva su cabeza, o mire confundida, responda tal y como él espera que lo haga a
algo que acaba de decir, para después pasar a mirar a otra persona conforme arranca la
siguiente idea, y al tiempo que va validando las reacciones del público continúa su speech.

La conversación que queremos proponer aquí es aquella que permita la exploración mutua.
Requiere de una verdadera reciprocidad por parte de aquellos que escuchan y hablan. Este
tipo de conversación permite que todos los participantes se expresen para así poder organizar
sus propios pensamientos. Una conversación de este tipo normalmente trata un tema de
cierta complejidad, y que es de interés para todo el grupo. Cada participante está tratando de
dar respuesta al problema en lugar de tratar de validar sus opiniones preconcebidas. Todos
actúan con la premisa de que hay algo que aprender. Este tipo de conversación da lugar a la
filosofía, que es la más alta forma de pensamiento, y la mejor preparación para una vida
adecuada.

Las personas involucradas en este tipo de conversación deben de discutir ideas que
generalmente utilizan para estructurar sus percepciones y guiar sus acciones y palabras.

Cuando realmente uno medita en su conversación y escucha a la otra persona, cuando habla
evidencia nuevos pensamientos que acaban de surgir. Así es como se genera conocimiento (no
repitiendo cada uno lo que ya sabe y no escuchando al otro).

Con el tiempo uno acaba sintiéndose más seguro de su propia opinión, pero al mismo tiempo
mantiene la suficiente flexibilidad como para seguir transformando su pensamiento. Así uno
permite que nueva información penetre en tu estabilidad, llevándote a reparar y a mejorar esa
misma estructura y a expandir su dominio.
Así que escúchate a ti mismo y a aquellos con los que hables. Tu sabiduría no sólo consiste en
el conocimiento que ya tienes, sino en la continua búsqueda de conocimiento, que es la forma
más alta de sabiduría. Es por esta razón que las sacerdotisas del oráculo de Delfos dijeron que
Sócrates era la persona más próxima a la verdad, la persona más sabia, ya que él sabía que lo
que sabía no era nada al lado de lo que desconocía.

Asume que la persona a la que estás escuchando sabe algo que tú no.
REGLA 10_ SÉ PRECISO
Cuando miramos al mundo sólo percibimos aquello que aplica a nuestros planes y acciones. De
alguna forma simplificamos de forma inconsciente la mayor parte de cosas que nos rodean.
Haciendo esto logramos hacer abarcable aquello que necesitamos entender para un cierto
propósito.

Para conducir satisfactoriamente no necesitamos entender ni percibir la compleja maquinaria


de nuestros coches. La complejidad que esconde el coche que conducimos sólo tiene cabida en
nuestra mente cuando algo imprevisto acontece.

Ahora, especificar es algo que resulta crucial en muchos momentos. Especialmente en aquellos
de incertidumbre. En estos momentos ser específico o tratar de conocer la realidad en su
especificidad te permite afrontar las amenazas para poder defenderte lo mejor posible.

El tratar de ignorar el problema en realidad sólo te aportará una tranquilidad temporal, pero la
realidad subyacente acabará aflorando en muchos casos de manera intensificada. Es preferible
afrontar un problema lo antes posible que evitar afrontarlo.

El hecho de que afrontar el problema sea difícil no es algo relevante ya que la alternativa es
peor. Escuchar que algo falla en la maquinaria de tu coche y no tratar de averiguar qué sucede
lo único que logrará es que los problemas se agraven, en ningún caso te acercará a resolverlo.

Cuando algo terrible sucede, es la precisión lo que separa la realidad terrible que está
sucediendo de verdad, que todas aquellas otras posibilidades hipotéticas que en realidad no
existen.

Si te despiertas con dolor, puede que sea porque estés muriéndote. Si evitas decir a tu médico
que tienes ese dolor, aquello que hasta el momento no está especificado puede ser
potencialmente cualquier tipo de enfermedad, y como has evitado que te den un diagnóstico
es algo que desconoces. Pero si hablas a tu médico, muchas de esas posibilidades que te
asustaban se caerán de repente, y con suerte incluso puede que no tengas realmente nada
grave. Pero en el caso de que se trate de algo realmente malo, al menos estarás preparado
para saber de qué forma tratar de enfrentarla.

Aquello que escuchas en el bosque puede ser un tigre. Si te giras y miras, quizás verás que sólo
era una ardilla. Hay algo ahí en entre los árboles, eso lo sabes con certeza. Pero si te niegas a
mirar no podrás siquiera prepararte para defenderte del tigre en caso de que realmente eso
sea lo que en realidad está acechando.

Especificar es algo que te ayudará a acotar la incertidumbre y los miedos, y sobre todo te
permitirá prepararte para las amenazas reales que estén aguardando.

Sé preciso.
REGLA 11_ NO DIGAS A LOS NIÑOS QUE DEJEN DE JUGAR CON EL
MONOPATÍN
Fíjate en los niños que hacen skateboarding. Es admirable lo que acaban logrando hacer
considerando la cantidad de golpes que se tienen que dar para llegar a ejecutar cualquier
truco. Lo que los niños hacen no es buscar estar seguros, sino simplemente lograr ser
competentes en eso. La paradoja es que sólo siendo competentes logramos a posteriori estar
más seguros. Enfrentarnos al caos, a lo incierto, nos permite desarrollarnos, mejorar,
aprender. Por esto tenemos cierto gusto en el riesgo (algunos más que otros). Nos sentimos
emocionados cuando trabajamos para optimizar nuestro rendimiento futuro.

La sobreprotección a lo único a lo que nos lleva es a fallar cuando algo peligroso, inesperado y
que nos pueda abrir oportunidades aparezca en nuestras vidas, lo cual inevitablemente
acontecerá.

Marx intentó reducir la historia y la sociedad a lo económico, considerando la cultura de la


opresión del rico sobre el pobre. Cuando el Marxismo fue puesto en práctica en la Unión
Soviética, China, Vietnam, Camboya, y en cualquier otro sitio, los recursos económicos fueron
redistribuidos de forma brutal. La propiedad privada se eliminó, y la población rural fue
forzosamente colectivizada. ¿El resultado? Decenas de millones de personas murieron. Cientos
de millones más fueron sujetos a una opresión tremenda. Los resultantes sistemas económicos
fueron corruptos e insostenibles. El mundo entró en una prolongada y tremendamente
peligrosa guerra fría. Los ciudadanos de esas sociedades vivieron una vida de engaño,
traicionando a sus familias, informando de sus vecinos, etc.

La opresión y la maldad es intrínseca en el ser humano. Si no es la opresión del rico sobre el


pobre, se dará la opresión de quien ostenta el poder por quien no lo tiene. Es natural que las
personas compitan por ser mejores que quienes tienen al lado (y muchas veces saltándose la
ética).

Muchas de mis clientas mujeres tienen problemas en sus trabajos y en sus familias no por ser
agresivas, sino por todo lo contrario, por no serlo lo suficientemente. Estas personas tienden a
tratar a los demás como si se tratara de niños atormentados, tienden a ser ingenuas
asumiendo que la cooperación es la base de las transacciones sociales. Evitan el conflicto, y
con ello evitan confrontar los problemas que surgen en sus relaciones personales y laborales.
Estas personas continuamente se sacrifican por los demás buscando una reciprocidad que no
obtienen. Eventualmente el lado oscuro surge en forma de resentimiento.

Hay dos principales causas de resentimiento: que se estén aprovechando de ti, o que estés
rehusando tomar la responsabilidad de crecer.

En caso de que alguien esté aprovechándose de ti tienes la obligación moral de hablar por ti.
Esto implica confrontar a tu jefe, a tu marido, a tu hijo, a tus padres… esto significa recopilar
estratégicamente algunas pruebas para que cuando confrontes a esa persona le puedas dar
algunos ejemplos de su mal comportamiento hacia ti (al menos 3) de modo que no pueda
zafarse de tus acusaciones hacia él. El conflicto nunca es agradable ni fácil, pero es necesario.

Tienes que saber con claridad que quieres obtener de esa situación, de modo que puedas
articular de forma muy muy clara tu deseo. Una buena idea es que cuando confrontas a esa
persona le digas qué quieres exactamente que haga (en lugar de decirle qué está haciendo
mal). No esperes que lo adivine porque no lo va a adivinar (es difícil incluso para uno mismo
saber qué queremos).

Cuando te estén oprimiendo deja de asumir que es por ignorancia de la otra persona y
considera que más probablemente lo esté haciendo por maldad o egoísmo.

Haz tu petición lo más pequeña y razonable posible para asegurar que su consecución te
satisfará. De esta manera afrontas la discusión con una solución, en lugar de sólo con un
problema.

No digas a los niños que dejen de jugar con el monopatín.


REGLA 12_ ADOPTA A AQUEL GATO QUE TE ENCUENTRES EN LA CALLE
Los seres humanos son sociales, pero también antisociales. Son sociales porque les gustan los
miembros de su propio grupo, pero son antisociales porque no les gustan los miembros de
otros grupos.

Imagina un Ser que es omnisciente, omnipresente y omnipotente. ¿De qué carece este ser? De
limitación. Si ya eres todo, estás en todo lugar, siempre, no hay ningún sitio ni nada que hacer.
Todo lo que podía ser ya es, y todo lo que pudo haber sucedido ya ha sucedido. Es por esta
razón que Dios creó al hombre con limitaciones. Sin limitaciones no hubiera habido ninguna
historia. La existencia y la limitación están intrínsecamente vinculadas.

Cuando tu amas a alguien, no es a pesar de sus limitaciones, es precisamente por sus


limitaciones.
CODA
Dios no es un cumplidor de deseos. Jesús no buscó al Padre para pedirle favores. Cada día las
oraciones de personas desesperadas no son contestadas. Pero quizás sea así porque las
preguntas que contienen sus oraciones no están expresadas de forma adecuada.

Quizás no sea razonable pedir a Dios que rompa con las leyes de la física cada vez que
cometemos un error grave. Quizás en tales circunstancias lo que debamos de hacer es dejar de
esperar que el problema se resuelva de forma mágica, y en cambio debamos pedir a Dios que
nos ayude a encontrar la manera actuar adecuada para resolverlo, enfrentarlo, o simplemente
seguir adelante. En esta oración estaremos pidiendo a Dios más acerca de un cambio en
nuestro carácter o en nuestra forma de ver la realidad, que solicitando un cambio en la propia
realidad.

En mi matrimonio he discutido con mi mujer muchas veces hasta el punto de hacer peligrar la
relación. Por ello llegamos a la conclusión de que cuando nos enfadásemos por algo nos
apartáramos el uno del otro hasta haber preparado un listado de qué cosas habíamos hecho
cada uno de nosotros mal.

Esta fue sin duda la única forma de que en la disputa las cosas se fueran de control, puesto que
cuando nos reuníamos de nuevo empezábamos diciendo: “esto es lo que yo he hecho mal…”

El problema de hacerte esta pregunta es que tienes que estar predispuesto a querer saber
realmente la respuesta, aunque ésta no te vaya a gustar. En una discusión lo que uno pretende
es tener la razón y demostrar a la otra persona que es ella la que está equivocada. Uno busca
que sea la otra persona la que se sacrifique y cambie, no tú. Pero si eras tú quien estaba
haciendo las cosas mal, descubrir esto implica que tendrás que reconsiderar tu forma de ser
actual para no ser igual en el futuro.

En este punto te encontrarás ante la disyuntiva de tratar de lograr tu paz mental culpando a la
otra persona, o asumir tus fallos y hacer el esfuerzo por corregirte. Buscando la verdad lo que
menos lograrás encontrar es “paz”, pero a cambio salvarás tu matrimonio.

Cuando hagas este ejercicio acabarás yendo a tu pareja diciéndole que eres idiota, te
disculparás sinceramente, y tu pareja vendrá a ti haciendo lo mismo. Seréis dos idiotas que
volverán a hablarse.

Quizás esta sea la verdadera oración, preguntarte “¿qué he hecho mal, y cómo puedo hacer
para que las cosas mejoren un poco?”. Para ello tu corazón tiene que estar abierto a escuchar
la terrible verdad que subyace. Deberás de ser receptivo para poder escuchar aquello que no
te va a gustar oír. Cuando decides aprender de tus fallos podrás comenzar a rectificarlos.

Orar en esta dirección te permitirá abrir una línea de comunicación con la fuente reveladora
de conocimiento. Quizás esto sea lo mismo que preguntar a tu consciencia.

¿Qué debo de hacer con mi vida?

Oriéntate de forma adecuada, y una vez establecido el rumbo concéntrate en el día a día.
Apunta continuamente al cielo mientras trabajas con diligencia en la tierra. Enfócate al futuro
mientras que atiendes al presente.

¿Qué debo de hacer ante la muerte de un hijo?


Sustenta a tus ojos hijos para ayudarlos a sanar su dolor. La muerte es intrínseca a la vida, por
ello es necesario hacernos fuertes al enfrentarnos a ella. En el funeral de tu padre tendrás que
hacerte más fuerte de lo que eres para que así el resto de personas puedan apoyarse en ti para
soportar su dolor.

Este enfoque es diferente al deseo de buscar una vida libre de problemas. Los problemas son
intrínsecos a la vida, por lo que lo que uno ha de hacer es prepararse y fortalecerse para
encarar la adversidad.

El apocalipsis está siempre sobre nosotros, el diluvio está a punto de llegar. Es por esto que la
historia de Noé es arquetípica. Las cosas se vienen abajo. Sin embargo, si hemos construido
previamente un carácter que nos ayude a enfocar la adversidad, cuando ésta llegue tu carácter
te ayudará a encontrar la dirección a seguir, y si pese a ello fallas en el momento de crisis, Dios
estará ahí para ayudarte, será en quién podrás sustentarte para superar el dolor.

Un mayor conocimiento de la fragilidad y la mortalidad producida por la muerte puede


aterrorizarnos, amargarnos y separarnos. Pero también nos puede ayudar a despertar, nos
puede recordar que no debemos de dar por sentado que la gente a la que amamos estará
siempre con nosotros. Si a tus abuelos los ves 2 veces al año, y ya están en los 80, lo normal es
que les puedas ver 10 o 20 veces más solamente.

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