Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MISA.
Sorprendido me hallo. Ante el aluvión de preguntas que me van llegando sobre la música
litúrgica he decidido ir haciendo breves entradas en el blog sobre diferentes cuestiones. Una de
las preguntas que más se repite al hilo de la entrada anterior es "¿Qué cantos corresponden
al "ordinario" y al "proprio" de la misa?", así que comenzaremos por aquí.
Con respecto a la música litúrgica, dentro de la celebración eucarística, debemos hacer una
división importante, ésta ya la encontramos en el GRADUALE ROMANUM y en el GRADUALE
SIMPLEX, ambos "cancioneros" oficiales de la Iglesia, que nacieron fruto de la renovación
litúrgica del Concilio Vaticano II. El primero (GR) recoge un elenco de cantos gregorianos -sólo
para la misa- del antiguo Liber Usualis y el segundo (GS) pretende lo mismo pero con melodías
más sencillas, sobre todo, para facilitar la participación de los fieles.
Resumo brevemente:
En esta ocasión, me he permitido conservar también los nombres en latín porque resulta muy
característico, sobre todo, en lo que respecta a las antífonas. Tanto en el Graduale
Romanum como en el Simplex encontramos esta nomenclatura, esto nos indica que cada
celebración tiene su "propia" antífona de entrada, de ofertorio y de comunión... seguida de un
salmo apropiado para la ocasión. Por esta razón, entre otras, la Iglesia prima el canto
gregoriano sobre otro tipo de música. Porque porta en sí, el verdadero espíritu de cada
celebración transmitiendo con una melodía austera el texto que la liturgia propone para cada
celebración. Sin ánimo de ser polémico, pensemos en cualquier canto de entrada habitual en
nuestras parroquias: Juntos como hermanos. No lo escuchamos a diario, los domingos, en
funerales, en cualquier tiempo litúrgico...? sin duda, es un salto cualitativo entre una cosa y
otra.
Iremos profundizando en las próximas entradas en cada una de las partes del ordinario y del
propio, así como en otras cuestiones que me han llegado al correo electrónico y creo que
pueden resultar de interes general:
Estos cantos, los que corresponden al ordinario de la misa -como decíamos la semana
anterior-, son las partes mimas de la misa, es decir, son oraciones con un texto
invariable, son los textos litúrgicos que la Iglesia propone fruto de una tradición
heredada. Dicho esto, nos podemos hacer la primera pregunta... se puede cambiar el
texto de una de estas partes del ordinario? NO.
Pero no se trata de un "NO" caprichoso, más bien todo lo contrario. Bien meditado. La
esencia misma de la acción litúrgica invita a la participación activa de los fieles con su
oración - en este caso, oración cantada. Y esta oración es la oración de toda la Iglesia,
por ello no debe ser alterada, es un verdadero signo de comunión más allá de los
caprichos, modas, filias o fobias.
1. El KYRIE (Señor ten piedad), según la Ordenación General del Misal Romano
(OGMR) es un "canto con el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia,
regularmente habrán de hacerlo todos, es decir, tomarán parte en él el pueblo y la
schola (coro) o un cantor" (cf. n. 52). Sólo se suprime cuando hay bendición del agua y
aspersión (usualmente en el tiempo pascual).
2. Sobre el GLORIA, la OGMR nos dice: "El texto de este himno no puede cambiarse
por otro. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan
todos juntos o el pueblo alternando con la schola." (cf. n. 53). Se canta los domingos
(excepto los de Adviento y Cuaresma) en las solemnidades y en las fiestas. Existen una
serie de cantos que se denominan "glorias" pero no tienen nada que ver, bueno, sí, que
comienzan por "gloria", pero nada tienen que ver con el "himno de carácter trinitario de
alabanza y súplica con forma cerrada".
5. El AGNUS DEI (Cordero de Dios). En cuanto el sacerdote realiza la fracción del pan
(no durante el rito de la paz) "el coro o un cantor - no el sacerdote - canta la súplica
Cordero de Dios con la respuesta del pueblo [...] Esta invocación acompaña a la
fracción del pan y, por eso, puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta que
concluya el rito. La última vez se concluye con las palabras: danos la paz" (cf. n. 83).
Con esto finalizamos un recorrido muy esquemático de las partes del ordinario más importantes
y que deben ser cantadas por toda la asamblea. Es fundamental llegar a comprender lo que
tantos autores dicen: debemos cantar "la misa", no "en misa".
Hoy dedicamos nuestra nueva entrada al canto del "propio", es decir, los cantos que pueden
variar dentro de la celebración en función del tiempo litúrgico, solemnidad, fiesta... u otros
motivos, como por ejemplo las exequias.
Pero vayamos directamente a las diferentes partes de este grupo de cantos que ya hemos
introducido en una entrada anterior sobre la diferencia entre los cantos del propio y del
ordinario.
Obviamente, nos guiaremos por la Ordenación General del Misal Romano, sobre todo para no
caer en subjetivismos que no nos llevan a ninguna parte. De este modo, también podremos
valorar si en nuestro entorno existe una mala praxis o no, todo a la luz de lo que nos pide la
Iglesia.
1. La Antiphona ad introitum (canto de entrada) tiene una finalidad muy clara (cf. n. 47):
a. Abrir la celebración
b. Acompañar la procesión de entrada del sacerdote y los ministros
c. Fomentar la unión de todos los presentes
d. Introducir al misterio según el tiempo litúrgico o fiesta que se celebre.
Este canto lo puede entonar la schola y el pueblo, o un cantor y el pueblo, o todo el pueblo, o
solamente la schola. Pueden emplearse para este canto la "antífona" con su salmo, tal y como
se encuentra en el Graduale Romanum o en el Graduale Simplex (cantorales oficiales), u otro
canto acomodado a la acción sagrada o a la índole del día o del tiempo litúrgico, con un texto
aprobado por la Conferencia de los Obispos. (cf. n. 48)
Esta aclamación antes del evangelio, tiene la finalidad de que los fieles acojan y saluden al
Señor que les va a hablar en el evangelio y profesen su fe con el canto. Atendiendo a esto, qué
sentido tiene entonar otros cantos con textos como: "evangelio es decir amigo es decir
hermano... evangelio es darte mi tiempo es darte mi mano..."? Esto está lejos de profesar la fe
en Cristo resucitado con el el Aleluya.
Sin duda, cabe destacar que aunque las orientaciones que nos da la Ordenación General del
Misal Romano sobre la utilización de los graduales Romanum y Simplex no quiere decir que
tengamos que cantar todo en latin, por supuesto que no. Podemos y debemos utilizar cantos en
nuestra lengua y que estén a nuestro alcance para facilitar la participación PERO (siempre hay
un "pero") esto no debe ir en detrimento de la calidad musical y menos aún del contenido del
texto, preferiblemente bíblico-litúrgico.
A grandes rasgos esto es lo que podemos decir del canto del Propio. Ha sido una entrada un
poco más larga de lo habitual pero espero que pueda ayudar a diferenciar bien qué cantos
debemos utilizar en nuestras celebraciones.
*SALMO RESPONSORIAL.
Este salmo es parte de las “lecturas” de la misa; es
bueno no cambiarlo por otro canto. Es bueno,
asimismo, aprender a cantarlo, hallarle música. Sale
muy bien (y es conforme a una antigua tradición de
la Iglesia) cuando las estrofas las canta un solista
hombre o mujer, y la antífona la canta toda la
asamblea. Recuerde que el salmo es una fracción
sacada del libro de los salmos que están en la Biblia.
La palabra Salmo viene del hebreo y significa
alabanza. Estos son oraciones cantadas. Algunos de
ellos según la tradición, fueron compuestos por el
Rey David. Lo más recomendable es que se hagan
cantados, pero de forma solemne, ya que muchas
veces se le ponen tonos que parecen de misa
fúnebre y hacen que la gente tenga hasta miedo. Si
no sabe cantar, mejor no cante, hay que invitar a la
devoción no a la perturbación. Nosotros
acostumbramos a utilizar los tonos gregorianos, no
todos pueden ser los dirigentes, pero hay que buscar
quien puede ser nuestro guía para no espantar a los
fieles.
EL CANTO FINAL.
Este canto no forma parte de la tradición de la
Iglesia, pero es muy querido en las comunidades de
nuestro continente. El canto final puede llevar varias
tonalidades. Puede ser con un sentido mariano, es
decir dedicado a la Virgen María, también puede ser
de acción de gracias por la liturgia vivida, o por la
vida o de misión ya que al salir de la misa volvemos
a retomar nuestro compromiso por el Reino.
Vayamos a anunciar lo que aquí hemos celebrado.
Aquí si en verdad quieren un canto súper movido los
del coro, lo pueden hacer con todo gusto.
RITOS INICIALES
Entrada
Estando el pueblo reunido, cuando avanza el sacerdote con el diácono y con los
ministros, se da comienzo al canto de entrada. La finalidad de este canto es abrir la
celebración, promover la unión de quienes se están congregados e introducir su
espíritu en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, así como acompañar la
procesión del sacerdote y los ministros.
Saludo
Cuando llegan al presbiterio, el sacerdote, el diácono y los ministros saludan al altar
con una inclinación profunda. Sin embargo, como signo de veneración, el sacerdote
y el diácono besan el altar; y el sacerdote, según las circunstancias, inciensa la cruz
y el altar. Concluido el canto de entrada, el sacerdote de pie, en la sede, se signa
juntamente con toda la asamblea con la señal de la cruz; después, por medio del
saludo, expresa a la comunidad reunida la presencia del Señor. Con este saludo y
con la respuesta del pueblo se manifiesta el misterio de la Iglesia congregada.
Acto penitencial
Después el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve pausa de
silencio, se lleva a cabo por medio de la fórmula de la confesión general de toda la
comunidad, y se concluye con la absolución del sacerdote que, no obstante, carece
de la eficacia del sacramento de la Penitencia.
Después del acto penitencial, se tiene siempre el Señor, ten piedad, a no ser que
quizás haya tenido lugar ya en el mismo acto penitencial.
Gloria
Colecta
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas bíblicas
Por las lecturas se prepara para los fieles la mesa de la Palabra de Dios y abren
para ellos los tesoros de la Biblia. La lectura del Evangelio constituye la cumbre de
la Liturgia de la Palabra. La Liturgia misma enseña que debe tributársele suma
veneración, cuando la distingue entre las otras lecturas con especial honor, sea por
parte del ministro delegado para anunciarlo y por la bendición o la oración con que
se prepara; sea por parte de los fieles, que con sus aclamaciones reconocen y
profesan la presencia de Cristo que les habla, y escuchan de pie la lectura misma;
sea por los mismos signos de veneración que se tributan al Evangeliario.
Homilía
Profesión de fe
Oración universal
LITURGIA EUCARÍSTICA
3) Por la fracción del pan y por la Comunión, los fieles, aunque sean muchos,
reciben de un único pan el Cuerpo, y de un único cáliz la Sangre del Señor, del
mismo modo como los Apóstoles lo recibieron de las manos del mismo Cristo.
Depositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, con la invitación
a orar junto con el sacerdote, y con la oración sobre las ofrendas, se concluye la
preparación de los dones y se prepara la Plegaria Eucarística.
Plegaria Eucarística
e) Anámnesis: por la cual la Iglesia, al cumplir el mandato que recibió de Cristo por
medio de los Apóstoles, realiza el memorial del mismo Cristo, renovando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y su ascensión al
cielo.
Rito de la comunión
En la Oración del Señor se pide el pan de cada día, que para los cristianos indica
principalmente el pan eucarístico, y se implora la purificación de los pecados, de
modo que, en realidad, las cosas santas se den a los santos.
Rito de la paz
Sigue el rito de la paz, con el que la Iglesia implora la paz y la unidad para sí
misma y para toda la familia humana, y con el que los fieles se expresan la
comunión eclesial y la mutua caridad, antes de la comunión sacramental.
El sacerdote parte el pan eucarístico, con la ayuda, si es del caso, del diácono o de
un concelebrante. El gesto de la fracción del Pan realizado por Cristo en la Última
Cena, que en el tiempo apostólico designó a toda la acción eucarística, significa que
los fieles siendo muchos, en la Comunión de un solo Pan de vida, que es Cristo
muerto y resucitado para la salvación del mundo, forman un solo cuerpo (1Co 10,
17).
Comunión
Es muy de desear que los fieles, como está obligado a hacerlo también el mismo
sacerdote, reciban el Cuerpo del Señor de las hostias consagradas en esa misma
Misa, y en los casos previstos, participen del cáliz, para que aún por los signos
aparezca mejor que la Comunión es una participación en el sacrificio que entonces
mismo se está celebrando.
Mientras el sacerdote toma el Sacramento, se inicia el canto de Comunión, que
debe expresar, por la unión de las voces, la unión espiritual de quienes comulgan,
manifestar el gozo del corazón y esclarecer mejor la índole «comunitaria» de la
procesión para recibir la Eucaristía.
Para terminar la súplica del pueblo de Dios y también para concluir todo el rito de la
Comunión, el sacerdote dice la oración después de la Comunión, en la que se
suplican los frutos del misterio celebrado.