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MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

Resumen

Josh va a recibir finalmente lo que realmente quiere: el


mordisco de un lobo alfa. El problema es que él no está seguro de
quererlo ya.
Mientras tanto, e compañero del Alfa Carter recibe noticias de
casa que pone grietas entre él y Elías.
Y alguien de la manada cometerá una última traición...

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MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

Nuevo Chico

Sus limpiaparabrisas no podía seguir el ritmo.


Josh estaba conduciendo por el bosque, sus neumáticos estaba
llenándose de barro, su GPS estaba volviéndose loco, y sus
limpiaparabrisas no podían mantener el ritmo. Sabía que debería
haberlos reemplazado, pero no lo había hecho, y ahora apenas podía
ver a través de la cortina de lluvia sobre el parabrisas.
Estaba bastante seguro de que estaba perdido; de hecho,
era cierto que había visto ese árbol antes. No estaba seguro pero le
parecía que había dado la vuelta de nuevo hacia donde había visto a
un hombre saltar delante de su coche.
Josh pisó el freno, apretándose el cinturón de seguridad a
través de su cuerpo mientras caía hacia delante sobre el
volante. Sintió un audible golpe cuando su auto chocó contra el
hombre.
Su bolsa de aire se disparó, lanzándolo contra el asiento.
—Oh Dios, oh Dios. —Josh se quitó el cinturón de seguridad y
salió a trompicones del coche, horrorizado para ver lo que había
debajo de sus neumáticos. —Por favor, que no esté muerto, por
favor que no esté muerto.
El hombre que había atropellado se agitó; estaba cubierto de
sangre, pero por suerte estaba vivo. —¿Estás bien?

3 —Sí.
Para horror de Josh, el cuerpo retorcido del hombre se movió
mientras se movía saliendo de debajo del coche. —Mierda.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

Josh se alejó, asqueado y confundido cuando los huesos rotos


del hombre se realinearon a sí mismos con un pop.
Tropezó con alguien y aulló. Las manos se deslizaron alrededor
de su boca y ahogó su voz.
—Cálmate, Josh, —dijo una voz sorprendentemente familiar.
—Has tropezado con nuestro perímetro y encendiste las alarmas. Si
me hubiera dado cuenta que eras tú, hubiese hecho una
llamada. Deja que se vaya, Dom.
Josh fue liberado; él se dio la vuelta y vio a tres hombres de
pie detrás de él, uno de los cuales conocía. —Eres el hombre
lobo. El que se suponía iba a morderme.
—Se supone que te voy a morder. No vas a retroceder ahora,
¿verdad?
En su pánico, Josh no podía recordar el nombre del
hombre; pero sin duda sabía, de pie bajo la lluvia con la realidad
justo en frente de él, que no tenía ningún interés en seguir adelante
con el acuerdo.
—Déjame ir, por favor. He cambiado de opinión, pero está
bien, no voy a hablarle a nadie de ti, te lo prometo.
—Eso no es aceptable. Tomadlo.
Antes de que pudiera correr, los dos hombres entraron en
acción y sujetaron a Josh.
Sus manos sobre él eran sorprendentemente fuertes; Josh
luchó y gritó, pero sabía que no nadie podía escucharlo en estos
bosques de Montana aislados. Yo nunca debería haber aceptado ser
mordido por un hombre lobo, pensó, tratando de cavar sus talones
4 en el suelo mientras la manada lo sacaba de la vista, alejándolo de
su coche.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

—¡Dejadme ir! —Gritó, luchando en vano. Un hombre


pelirrojo lo tenía por los brazos, y el hombre negro de las piernas; el
líder los condujo por el bosque, a Dios sabe dónde. Detrás de ellos
estaba el hombre que Josh había golpeado con el coche, que
caminaba sorprendentemente bien.
—Teníamos un acuerdo, —dijo el hombre que dirigía el
camino. —No puedo renegar de nuestro trato, Josh, y tú tampoco.
Elías; su nombre era Elías, Josh lo recordó de pronto. —
¡Déjame ir, por favor, Elías!
—No.
Y ahí se fue esperanza de Josh de que una declaración
personal lo salvaría.
—Mira, sé que acordamos que me convertiría. Pero no estoy
seguro de quiera ser parte de la manada ya.
—¿Por qué no quieres ser parte de la manada?
Tratando de no mirar a los hombres que lo sujetaban las
piernas y los brazos, Josh respondió—: tal vez… Si pudiese decírtelo
en privado.
—Él nos vio teniendo relaciones sexuales, —dijo el hombre
negro, con indiferencia. —Con Toby, también. En el bosque. Creo
que lo alarmó.
Elías suspiró. —Vamos, muchachos. ¿En serio? ¿Recibisteis al
nuevo tipo con un trío?
—¡No sabíamos que iba a estar allí! —El pelirrojo protestó. —
Estábamos... uuuhhhh...
—¡Lo sentimos! —El chico que Josh había atropellado
5 atrapado; él parecía avergonzado. Todo el pensamiento de Josh
cuando lo vio fue cómo era la masiva polla, como entraba y salía
de la boca del pelirrojo. —Lo siento.
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—Él lo superará. Una vez que haya sido mordido, va a ser


uno de nosotros, de cualquier manera.
¿En qué demonios me he metido? Era demasiado tarde para
echarse atrás ahora.

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Hay Uno

A Carter no le gustaba la idea de este nuevo tipo.


Sabía que no tenía motivos para estar celoso; era el compañero
del Alfa, después de todo. Pero no podía dejar de sentirse como si
estuviera siendo sustituido por carne fresca, sobre todo ahora que
Toby, Dominique, y Daniel se habían convertido en un trío. ¿Dónde
diablos iban a meter a esta sexta rueda?
Tal vez sea asexual, Carter débilmente lo esperaba. Sabía que
una vez que el nuevo tipo hubiera sido cambiado, descubriría
nuevos impulsos primarios animalistas y por lo que Carter había
experimentado hasta ahora, esos impulsos serían bastante gay.
Es totalmente la cosa del hombre lobo lo que me hizo
gay. Totalmente. Yo no era así antes. En algún lugar en el fondo de
su mente, todas las ex, novias de Carter estaban interviniendo sus
sedimentos y mirándolo belicosas deliberadamente; él no les hizo
caso, ya que eran invenciones de su imaginación.
Se había dado cuenta hoy que se había quedado sin
ropa. Después de que había sido convertido, Elías le había dado la
oportunidad de volver a su apartamento y recoger su ropa; lo había
hecho en una bruma de sexo y cambio, y al parecer sólo había
recogido el valor de dos semanas de cosas. Carter tenía que admitir
que no echaba de menos su vida normal, la rutina diaria de su
trabajo a tiempo parcial, las quejas de su compañero de piso, las

7 exigencias de la vida adulta. Ahora que habían pasado un par de


semanas, sin embargo, sentía nostalgia de una extraña manera.
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Afortunadamente, la mansión gigante llena de cosas caras lo


compensaba por renunciar a su vida pasada de una menor pobreza
clase media.
Los chicos estaban ocupados en el sótano, conociendo al nuevo
tipo, que se había al parecer perdido en el bosque. Elías tenía un
poco de equipo de seguridad de muy alta tecnología que utilizaba
para mantener a la manada segura, por lo menos de acuerdo con
él. Carter pensaba que era bastante espeluznante, pero le explicó
que era por si alguien se colaba en el bosque.
Carter estaba a punto de ir a la cocina y hacerse un bocadillo
cuando sonó su teléfono móvil. Casi se había olvidado que aún lo
tenía; envuelto como estaba en su nueva vida, apenas lo utilizaba,
sobre todo cuando su jefe y compañero de piso comenzaron a
llamarlo. Hurgando en sus bolsillos lo encontró y vio quién le estaba
llamándolo.
—Tía Teresa. —Lo cogió, con el corazón en la garganta, seguro
de que era una mala noticia. —¿Hola?
—¡Carter! —La voz de su tía se escuchó fuerte y claro. —Tenía
la esperanza de que lo cogieses. Ha pasado demasiado tiempo,
querido.
—Sí, lo siento por eso —Fue calmante oír su voz; La tía de
Carter lo había criado desde que era un niño pequeño. —He estado
un poco ocupado en el nuevo lugar.
—Por supuesto. Tía Sissy y yo estamos en la zona,
bien casi en la zona, y queríamos ver si tenías tiempo para que
fuésemos a visitarte. Nos gustaría que nos enseñases la
8 ciudad. Queremos malcriar a nuestro hijo.
Oh Dios Carter ni siquiera sabía si todavía tenía su viejo
apartamento o su antiguo puesto de trabajo; ciertamente sabía que
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no podía mostrarle a su tía Teresa y a su compañera de vida la


mansión. Aunque sabía que no le importaría que fuese gay y
sexualmente activo, no pensaba que lo tomarán tan amablemente
con el chico en el sótano y la luna llena acercándose rápidamente.
—¿Cuándo exactamente estabais pensando en venir?
—Oh, ¿es un inconveniente? Íbamos a ir este fin de semana,
pero no lo haremos si no quieres que lo hagamos.
—No, por supuesto que quiero, —dijo Carter, que no quería
herir sus sentimientos. —Yo sólo quería asegurarme de tener
tiempo fuera del trabajo, y lo haré.
—Muy bien, cariño. Hasta pronto. Te quiero.
—Yo también te quiero.
Carter colgó, con el corazón en la garganta, de repente
inseguro sobre su futuro. Entonces vio el icono de correo de voz en
su teléfono, cinco mensajes nuevos, todos de su compañero Eric,
todo sobre la renta. Si no la pagaba pronto, él no tendría lugar para
llamar propio excepto éste, y ahora que había un chico nuevo
entorno, Carter tenía que admitir que tenía miedo de que todas las
palabras que él y Elías se habían dicho en el calor del apareamiento
no contara ahora que las endorfinas se habían ido.
¿A dónde iría, si su nueva relación no se concretaba?
Recogiendo su ropa, Carter planeó en su cabeza la
conversación que tenía que tener con el Alfa.

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El mordisco

Podía oler el miedo rodando fuera de Josh.


Elías vio a través de sus opciones en su mente: escapar,
rendirse, dirigirse a las autoridades. Le habían despojado de su
teléfono celular y lo habían tirado a una de las jaulas que a veces
utilizaban durante el cambio, para los hombres lobo Omega que no
estaban bajo el control de un Alfa. No habían tenido uso desde que
Elías estaba al cargo; a diferencia de su anterior Alfa, a él no le
gustaba secuestrar Omegas de la calle y descubrir de lo que estaban
hechos durante la luna llena.
Tuvieron suerte de que el chico nuevo no tuviese una nariz
bastante fuerte como para oler la sangre dentro de su nueva
vivienda.
—No me gusta esto, —Dominique le murmuró al oído de
Elías; se encontraban lo suficientemente lejos de la jaula para que
Josh no fuese capaz de escucharlos. —Yo sé que hiciste un trato
con él, pero siento que nos daría mala suerte convertir a alguien
poco dispuesto. Casi nunca sale bien.
Toby gruñó y movió los pies; Hacia tan sólo unas semanas él
había mordido a Carter en su forma de lobo, y se había convertido
afortunadamente lo suficientemente bien. Esta situación con Josh
era una historia diferente.
Tal vez sería mejor tomar Omegas, Elías pensó para sí

10 mismo; al menos los hombres lobo callejeros ya habían sido


mordidos. Eran difíciles de integrar en una manada, sin embargo,
la picadura tendía a transmitir la lealtad, así como el virus.
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—Esto es técnicamente vuestra culpa, —Elías señaló a sus


tres miembros de la manada. —Probablemente al veros jodiendo
pensó que iba a ser violado.
—Ponerlo en una jaula no ayudará a mejorar esa impresión,
—señaló Daniel.
—Todos nosotros mirándolo y murmurando no ayuda
tampoco, —agregó Toby. —Si le dejamos que se vaya ahora, él no
tiene ninguna prueba de que somos hombres lobo; pueden no
creerle.
—¿Y si se va a otra manada ? —Eso preocupaba
especialmente a Elías. —¿Y si él les dice nuestros números,
nuestro perímetro, nuestra ubicación? Ya os he dicho lo que pasó
con la manada Hills. ¿Queréis que algo así nos suceda?
La manada Hills era una antigua familia que había sido muy
grande y temida; a principios de los años 90 habían perdido a
muchos de sus miembros en la lucha por la sucesión del Alfa. Con
el tiempo, se convirtieron en una manada tan pequeña el nuevo Alfa
se llevó a sus nuevas crías a un pequeño lugar en el desierto de
Nevada y cortó el contacto con los demás, hasta que un viejo
enemigo de la manada decidió vengarse y todos ellos fueron
sacrificados en la noche.
—Las reglas son las reglas por una razón, —dijo Elías,
mirando a Josh través de los barrotes. Acercándose a él, se inclinó
lo suficiente para que el hombre pudiera escucharlo. —Él va a
decidir que quiere el mordisco muy pronto, cuando el frío y el
hambre le ataquen. Hasta entonces, vamos a mantenerlo con vida.
11 —¿Así que me vas a matar de hambre? —Preguntó Josh, sus
ojos lamentables.
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—Tú querías ser un hombre lobo. —Elías dejó que un poco de


su poder se fugase hasta que sus ojos cambiaron y sus uñas
formaron garras afiladas; peló sus labios hacia atrás y le gruñó al
chico, con voz áspera y animal. —El poder y la misericordia no
siempre van de la mano.
—Bien. —Josh se puso de pie y se acercó a los barrotes. —Sé
cuándo es mejor no luchar. Si vas a morderme, entonces hazlo. No
me dejes en la miseria.
Los otros estaban en silencio detrás de él; esta era la elección
de Elías. Aun así, podía oler su desaprobación, su inquietud; pero la
responsabilidad no caía en ellos. Si dejaba que Josh se fuese y otro
Alfa los encontrase, la culpa seria de Elías y de nadie más cuando el
peligro se presentase en su puerta.
Él no podía rechazar a un nuevo miembro de la manada;
necesitaban su fuerza.
Así que abrió la puerta de la celda y se metió en ella,
acercándose a Josh. —Extiende tu brazo y recógete la
manga. Daniel, cierra la puerta detrás de mí.
Daniel lo hizo; a diferencia de los otros, había estado en la
manada el tiempo suficiente para recordar por qué a veces, la fuerza
era necesaria.
A diferencia de los otros hombres lobo, Elías a veces podía
cambiar sin la ayuda de una luna llena, pero hacerlo requería que
usase su vínculo Alfa minando algo de la fuerza de su manada.
Llamó a ese poder en ese momento cuando se quitó la ropa y se
volvió.
12 El cambio fue agonizante. Comenzó en sus huesos, que se
dislocaron y reformaron, se trasladaron en algunos lugares,
creciendo o acortándose. Sus dientes se aflojaron, su mandíbula se
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alargó y su nariz se desprendió hacia abajo en un bozal. Su caliente,


frente dolorida se unió a ellos, su lengua girando dentro de su boca.
—Mierda mierda santa santo joder. —Josh se aplastó contra
la pared de la celda, tan lejos de Elías como podía. —Joder, joder.
Elías se tambaleó sobre sus manos y rodillas, con las manos
retorcidas en grandes patas, sus tobillos rompiéndose en
corvejones. Sus piernas eran las más dolorosas; su columna
vertebral, la más extraña. Pronto su esqueleto estaba en forma de
lobo, y sus músculos pronto lo siguieron, solidificándose en su
nueva forma.
La náusea era lo peor; su tracto intestinal se había convertido.
Entonces, finalmente, toda su piel se estremeció, tembló, y
brotó la piel. Sacudió su nuevo cuerpo, el polvo y la caspa volando
mientras se acomodaba en ella.
En un instante, saltó sobre Josh y apretó los dientes alrededor
de su brazo.
Él gritó, agitándose violentamente; pero Elías lo sujetó. La
sangre brotó en su boca, caliente y amarga. Una vez que estuvo
seguro de que había traspasado las venas y conseguido insertar su
propio ADN en ellas, Elías lo soltó y se dirigió hacia la puerta, donde
Daniel lo esperaba para dejarlo salir.
Lanzándose hacia allí tan pronto como la puerta estuvo
abierta, el Alfa hombre lobo se puso en cuclillas y comenzó a
cambiar de nuevo a su forma humana, viendo como Josh sollozaba.
—Hay algo que tengo que decirte. —Daniel se agachó a su
lado, apoyándose. —Estuve en la ciudad hoy a por suministros y
13 vi a Marcus.
Por reflejo, Elías gruñó.
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Fisura

Cuando salieron del sótano olía a sangre.


Carter estaba abajo en el salón, viendo la televisión mientras la
secadora hacia su última carga de ropa. No había oído lo que había
pasado ahí abajo.
—¿Qué pasó? —Carter le preguntó a Elías, con el corazón en
la garganta. —¿Alguien se lastimó?
Elías negó con la cabeza, luego pareció reconsiderarlo. —
Ninguno de nosotros se lesionó. Pero vamos a tener a otro hombre
lobo durante la próxima luna llena.
Así que lo hizo, pensó Carter, con el intestino revuelto. Yo
sólo fui mordido accidentalmente por Toby una noche, pero este
chico fue elegido. ¿Qué significa eso para mi relación con
Elías? Esperaba que no significase nada, pero no podía estar
seguro; Daniel le dijo una vez que tenían que compartir compañeros
dentro de la manada. ¿Sería reemplazado por Elías porque su
reivindicación privada no había salido a la luz ni dicha
oficialmente todo el mundo? ¿Era suficiente porque todos parecían
saber que estaban juntos?
—¿Puedo hablar contigo? —Carter le preguntó a Elías,
tratando de no mostrar sus emociones aunque sabía que
probablemente podía olerlas. Un pozo caliente de arena parecía

14 haber fijado su residencia en su estómago y en su garganta.


—Claro.
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Se retiraron al piso de arriba, con los ojos de los demás sobre


ellos, sus pasos pesados en el pasillo. Carter llevó a Elías a su
habitación, y se quedó de pie mirándolo torpemente mientras
cerraba la puerta detrás de él.
—Sabes que si querías que vinieras aquí simplemente tenías
que decirlo. —Elías se paseó hacia él, tomó su mejilla en una mano
y le dio un beso.
Carter saboreó el beso, dejando que se derritiesen sus
frustraciones y su ansiedad. Se quedaron así durante unos
momentos, los labios suaves trabajando juntos, los cuerpos
irradiando calor. Podía saborear la sangre en la boca del Alfa cuando
se separaron.
—De hecho, la verdad es que necesito hablar contigo, —dijo
Carter, dando un paso atrás con un poco de esfuerzo. Fue entonces
cuando Elías se dio cuenta de la maleta. —¿Qué es eso?
Cambiando su peso hacia atrás y hacia adelante, Carter trató
de recordar las palabras que había ensayado en su cabeza una y otra
vez. —Mi tía Theresa llamó recientemente; ella está en la ciudad y
quiere verme. Pensé que ya no podía traerla aquí, y ya que tengo
algunas cosas todavía en mi apartamento, debería volver a casa por
un tiempo. Tengo que pagar mi alquiler, de todos modos. Mi
compañero de cuarto está a punto de estallar y tirar mis cosas si no
lo hago —Elías se quedó inmóvil., Demasiado quieto, casi
aterradoramente, oleadas de emoción rodando fuera de él. —Así
que te vas.
—Uh, sí. Sólo por un tiempo. Estaré de vuelta antes de la
15 luna llena, por supuesto. —Hubo un cierto silencio incómodo
durante un tiempo que sintió la necesidad de llenar. —Si te digo la
verdad, echo de menos mi casa de todos modos. Será bueno
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volver. Tal vez incluso me detenga en la ciudad a por algunos


suministros.
—Daniel ya se detuvo en la ciudad recientemente. —¿Era la
imaginación de Carter, o Elías sonaba enojado? —No hay
necesidad de que te vayas, tampoco.
—¿Estás molesto o algo así? —Carter luchó para encontrarse
con los ojos de Elías; que eran penetrantes y duros, y algo en su
expresión le hizo querer huir del Alfa.
—No me di cuenta que todavía considerabas tu apartamento
como tu casa. —mierda mierda mierda, Carter pensó, dándose
cuenta en ese momento del error que había cometido. —Por
supuesto, supongo que sólo han pasado dos semanas. Naturalmente
tu lealtad puede todavía estar en otra parte.
—Eso no es lo que quise decir…
—No hay problema. —Elías sonreía, pero algo al respecto
enfrió a Carter hasta los huesos. —Yo no te culpo en absoluto. La
gente como tú tienen familia. Venga, ve a visitar a los tuyos.
¿La gente como yo? Pero Carter no tuvo tiempo para
diseccionar su frase; antes de que se diera cuenta, Elías había
girado sobre sus talones y salido de la habitación, cerrando la
puerta detrás de él.
Él lo superará muy pronto, Carter pensó, agarrando su maleta
de fin de semana y metiendo más ropa en ella. En el momento en
que vuelva, su cabeza se habrá enfriado completamente.
Menos de una hora más tarde estaba de camino.

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Comodidad

Había algunas cosas que Daniel sabía que no tenía que hacer.
Una de esas cosas era tomar drogas; cada experiencia que
había tenido cuando era adolescente díscolo había ido muy, muy
mal. Otra de esas cosas eran las mujeres, seguro que no había una
gota de bisexual en él.
La última cosa era tener reuniones clandestinas con su
antiguo Alfa, pero eso era exactamente lo que estaba haciendo en
medio de la noche, pocas horas después de ver a Elías morder
enérgicamente a un recién llegado.
Seis miembros y contando, pensó, recordando la expresión del
rostro de su Alfa cuando le había mencionado que lo había visto en
la ciudad. No podía ser fácil para Elías, mantener todo lo que le
preocupaba dentro, pero Daniel sabía que había algo que hacer.
Por eso, a pesar de sus dudas, estaba decidido a averiguar de
qué se trataba.
Su beneficio favorito de la vida de manada era la materia. La
manada Monroe tenía un fondo fiduciario, transmitido por
generaciones, invertido en todo el mundo y en continuo
crecimiento; debido a ese fondo fiduciario, podían vivir una vida
relativamente pródiga juntos. Fue así como Daniel, un chico de la
calle, sin familia y una larga vida de cero habilidades, consiguió
tener un coche de lujo caro en su posesión.

17 Lamentablemente no podía utilizarlo para escaparse; Elías


tenía un excelente oído, y su ventana daba hacia el garaje.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

En cambio, subió por el camino hacia el coche de Josh,


llevaba las llaves del nuevo chico en una mano. Tenía una gran
memoria espacial, un efecto secundario del virus de hombre lobo, y
estaba bastante seguro de que a pesar de los daños causados al
coche, todavía iba a correr.
No habían tenido tiempo para llevarlo al garaje, que ya estaba
lleno; así que simplemente habían dejado en el camino que iba
hasta la propiedad, algo que Daniel pensó era bastante
descuidado. Se alegró por la falta de cuidado ahora mientras abría
las puertas, empujaba la bolsa de aire en su posición, y se alejaba en
la noche sin siquiera tocar la tecla de los faros.
La visión nocturna es posiblemente la mejor cosa del
mundo Daniel veía mejor de lo que nadie tenía derecho a ver; eso le
asustaba a veces, cuando ni siquiera notaba la puesta de sol porque
todavía podía distinguir el valor en la oscuridad.
El viaje a la ciudad pasó en un borrón, y demasiado pronto
Daniel estaba aparcando fuera de un pequeño bar bien llamado El
Agujero Infernal.
Olió el exterior del lugar antes de entrar; con su nariz
sobrenatural podía decir si había alguien dentro de los quince
metros más o menos. Imágenes pasaron por su cabeza de lo que
haría si resultaba que era una trampa; pero por suerte no había
nadie alrededor, confirmando lo que había sentido las últimas veces
que había visto a Marcus.
Su ex Alfa estaba viviendo su vida como Omega ahora.
No le había dicho a Elías toda la verdad. Se avergonzaba en su
18 interior profundamente al pensar en ello, pero había visto en
realidad a Marcus hacía semanas, y lo había seguido haciendo
cada vez que iba a la ciudad. Lo que había visto en la vida del
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hombre lo había deprimido, hasta que un día Marcus se dio la


vuelta, lo vio y habló con su ex Beta.
Habían establecido una hora y lugar para reunirse de nuevo,
en este sombrío rincón de Butte. La ciudad estaba a millas del
rincón escondido del mundo en el que vivía la manada, una esquina
que Marcus tenía prohibida. Por ley de la manada, un ex Alfa que
traspasaba la tierra de una manada podía ser asesinado. ¿Y qué
Alfa querría correr el riesgo? El poder de un lobo alfa venia de sus
vínculos con la manada; una vez que se rompían esos lazos, era
básicamente impotente.
Teniendo esto en mente, Daniel tomó coraje y entró en el bar.
Era un lugar lleno de humo que olía a sudor, cerveza, y
cáscaras de maní. Un anciano atendía la barra; él le dio a Daniel una
mirada superficial y luego se volvió limpiando el
mostrador. Algunos clientes estaban encorvados sobre sus cervezas
frías en las cabinas, pero uno en particular llamó la atención de
Daniel.
Incluso habiendo caído, tenía un aura de autoridad sobre
él. Marcus sostenía sus hombros hacia atrás y la barbilla con una
cierta dignidad. Era mayor de lo que parecía; Daniel no sabía su
edad exacta, y dudaba que alguien excepto su madre lo supiese, pero
estaba alrededor de los treinta y cinco y transmitía fácilmente 20
años en su lugar. Oscuro con el pelo rapado estrechamente
enroscado alrededor de sus oídos. Daniel no podía verlos desde
aquí, pero sabía que el hombre tenía ojos azules sorprendentemente
helados.
19 No fue a él directamente; primero, Daniel se deslizó a la barra,
con ganas de tomar un poco de valor líquido antes de enfrentarse
al hombre recto.
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—¿Qué puedo hacer por ti? —El camarero le preguntó en voz


baja y grave.
—Voy a tomar un trago del más oscuro whisky que tengas, —
dijo Daniel, arrojando un billete de 100 en la mesa, —y el cuarto de
atrás.
El camarero lo palmeó astutamente, le sirvió un vaso y lo
empujó a través de la barra. —Tienes una hora.
Daniel asintió y levantó el vaso. El licor amargo oscuro le
quemó la garganta de la mejor manera. Luego recogió a Marcus con
un movimiento de cabeza y lo llevó hacia la parte de atrás, más allá
de la habitación de los hombres sucios y el armario de limpieza.
—No pierdes el tiempo, —dijo el ex Alfa, su voz de barítono
suave, segura.
—Yo no quiero tener esta conversación en público. —En
verdad, Daniel no estaba seguro de por qué estaba optando por tener
esta conversación en absoluto.
—¿Quién hubiera imaginado hace apenas un año que mi
pelirrojo favorito estaría avergonzado de ser visto conmigo en
público.
Yo no soy tu nada, Daniel pensó, pero no tuvo el coraje o el
valor para decírselo al hombre en voz alta. En su lugar,
simplemente en silencio abrió la puerta de la habitación de atrás y le
indicó a Marcus que entrase.
Era un húmedo, lugar polvoriento, medio lleno de cajas de
botellas vacías, sillas apiladas en un rincón junto a una mesa
baja. Marcus tomó dos sillas y las puso en el suelo frente a la otra,
20 tomando una y señalándole a Daniel la otra.
—No necesito sentarme, —dijo. —Esto no va a tomarme
mucho tiempo.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

—¿No lo hará? —Marcus arqueó las cejas sugestivamente. —


¿Qué es lo que querías hablar que no podía ser discutido en público?
Buena pregunta. La voz de Daniel se quedó atascada en su
garganta; casi podía sentir a Elías de pie sobre su hombro,
acaloradamente exigiéndole que le explicara por qué, exactamente,
sentía que era necesario hacer las paces con el psicópata que había
arruinado su vida y matado a Callie.
Elías no estaba aquí, sin embargo, y no podía dictar cada
momento de la vida de Daniel. Había algunas cosas que tenía que
hacer.
—Yo sé que has tenido algunas dificultades tras abandonar la
manada, —dijo Daniel, con mucho tacto, dejándole notar a Marcus
que sabía que ahora estaba sin hogar. —Quería ver cómo lo estás
haciendo.
Marcus se cruzó de brazos. —¿Y qué crees que se podría hacer
al respecto si las cosas no son jodidamente, fantásticas para mí?
—Conozco a alguien, —admitió Daniel, un poco a
regañadientes. —Una manada en Detroit, en busca de Omegas.
Puedes unirte a ellos.
El ex Alfa resopló con delicadeza. —¿Y qué te hace pensar que
yo podría hacer eso, conformarme con nada menos que estar a
cargo? El hecho de que haya sido castrado no significa que haya
estado varado. Sigo siendo yo. —Avanzó hacia Daniel, su altura y
anchura de una pared intimidante, incluso mientras se debilitaba
como ahora. —Los hombres como yo no juegan al segundo con
nadie. Nunca.
21 —No puedes ser alfa de nuevo. —El calor de Marcus se
apoderó de Daniel como una onda; era duro admitirlo, pero el
hombre estaba teniendo un efecto en él, como siempre lo hacía. —
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No hay ninguna manada lo suficientemente débil como para perder


ante un extraño.
—¿No la hay? —Su voz era un gruñido profundo en su
garganta. —Tengo la sensación de que podía tomar la de
Elías. Ganó por suerte la última vez. Todo lo que necesito es una
manera de entrar en el compuesto.
—Yo nunca te dejaría entrar, —dijo Daniel, pero no
retrocedió ni caminó alejándose. En su lugar, sintiéndose
avergonzado de sí mismo, sólo débilmente protestó. —Ninguno de
nosotros quiere que vuelvas. Todo es mucho mejor ahora que te has
ido.
—¿Lo es?
Entonces Marcus levantó la barbilla de Daniel hacia él y lo
besó bruscamente, mordiendo su labio, movió sus caderas juntas
hasta que Daniel pudo sentir su erección a través de su ropa. Su
toque tuvo un efecto inmediato sobre Daniel, uno que nunca había
sido capaz de negar, y se encontró sucumbiendo al otro hombre con
demasiada facilidad.
—Tú me quieres, —dijo Marcus, moviéndose hacia atrás
unas meras pulgadas. —Yo sé que lo haces. Puedo olerlo en ti. Ni
siquiera intentes negarlo.
Daniel no podía; todo lo que quería hacer era joder con
Marcus.
Yo lo puedo parar ahora mismo, pensó, pero sabía que no
quería. —¿Cuánto tiempo tenemos?
—Una hora.
22 Marcus se abrió sus pantalones y los empujó hacia abajo,
revelando su gruesa 9 pulgadas de larga polla. —Vamos a hacer que
cuente.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

Y empujó a Daniel hasta sus rodillas.


Este era un lugar que él conocía muy bien; abrió la boca al
instante, inclinando la cabeza hacia atrás y soltando la lengua.
—Trágatela, —Marcus gruñó, toda la fuerza carismática de su
tiempo como Alfa volviendo a él con facilidad.
Daniel tomó tantos centímetros como pudo, conteniendo la
respiración para no atragantarse, dejando caer la parte posterior de
la garganta y dejando que la cabeza de la polla de su antiguo Alfa
entrase hasta el fondo.
—Siempre me has sujetado maravillosamente. —Agarrándolo
por el pelo, Marcus se empujó profundamente dentro de la garganta
de Daniel, ahogándolo con su gruesa longitud. Podía sentir su propia
erección prensándose contra el interior de sus pantalones. La
sensación de que el hombre lo llenaba y lo consumía era
maravilloso; Todo lo que había sentido alguna vez por Marcus desde
el momento en que había estado con él como un joven adolescente
por primera vez regresó a él. En sus manos, en su esclavo, era
consumido pero libre.
Marcus se echó hacia atrás lo suficiente para poder conseguir
un poco de aire, y luego estrelló su polla dentro de él de nuevo, tan
profundo que se deslizó en su garganta. Daniel tragó a su alrededor,
con lágrimas en sus ojos.
—Sí, —Marcus gruñó, comenzando a deshacerse, —lo
tomas. Toma mi polla.
Él cogió su boca cada vez más rápido, embistiendo muy dentro
de él. Su entonado, cuerpo apretado por encima de él, con las
23 piernas apoyadas a ambos lados del cuerpo de Daniel.
Moviendo las manos a su alrededor, Daniel agarró la parte
posterior de sus caderas y presionó su boca hacia él hasta que sus
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

bolas se frotaban contra las mejillas de Daniel. El fondo de su


garganta caliente acareando la vara del hombre espesa.
El culo del ex Alfa se apretó y movió bajo las palmas de
Daniel, sus músculos ondeando con energía frenética. Justo cuando
parecía que estaba a punto de correrse, la sacó, frotando su polla en
sus labios. Líquido preseminal goteó de la ranura, pintándole la
boca con el olor y el sabor de los deseos del hombre.
La ingle de Daniel se estremeció. Sintió algo que no había
sentido en mucho, mucho tiempo, su cuerpo entrar en puro, calor
como hombre lobo sumiso sexual.
—Quiero que me folles con tu polla, —dijo, con la voz en un
tono bajo con calidez y deseo. Vio la forma en que se veía afectado
Marcus, cuya polla tembló ante el sonido. —¿Cuándo fue la última
vez que alguien se dio a ti por completo para que lo arremetieras
con tu polla? Sabes que lo extrañas.
Marcus le tiró de la cabeza hacia atrás con fuerza. —No
intentes manipularme con eso.
Su polla se movió bajo el tono dominante de la voz del ex
Alfa. No, él es el Alfa. Para mí, él siempre lo será. —Lo siento, Alfa.
Gruñendo, Marcus lo levantó sobre sus pies.
—Te quiero desnudo, —dijo, arrancando la ropa de Daniel,
despojándolo de su camisa, cinturón y pantalones. Pronto el hombre
lobo Beta pelirroja estaba completamente desnudo, su polla
meneándose. Se estremeció cuando Marcus la acarició suavemente
con los dedos.
—Todavía eres muy hermoso, —dijo, sus fríos ojos azules
24 penetrantes mirando a Daniel con deseo. —Te extrañé.
—Yo también te extrañé —Daniel admitió. —Yo quiero que me
reclames. Quiero que me reclames por completo.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

Todas las nobles intenciones que había tenido la primera vez


que había programado esta reunión salieron volando por la
ventana; ahora que Daniel estaba allí, desnudo e increíblemente
excitado, podía admitirse a sí mismo que esto, esto, era por lo que
había hecho la reunión en primer lugar.
—Date la vuelta, —su Alfa le dijo, agarrando la parte
posterior del cuello y casi posicionándolo, con su culo contra la polla
de Marcus. Luego lo empujó hacia abajo sobre sus manos y rodillas,
tirando hacia arriba de sus caderas y frotando su erección contra el
culo de Daniel. —Todavía te gusta áspero, ¿no?
—Cállate y cógeme, —dijo Daniel, y en respuesta Marcus le
dio una palmada en el culo con la palma abierta. Lo hizo una y otra
vez, su mano golpeándolo con un impacto sonoro que hizo que
Daniel sintiese escalofríos y estremecimientos de placer. Su piel
estaba en llamas, y todo su cuerpo se estremecía con el dolor.
—Voy a castigarte. —El Alfa gruñó mientras sujetaba las
manos de Daniel en su espalda y las mantenía apretadas. —Ni
siquiera te molestes en gritar. Nadie quiere escucharte, y nadie va a
venir a por ti.
Con su verga crispada y líquido preseminal pulsante, Daniel
presionó su culo hacia su Alfa, listo y caliente para ser llenado. Él no
había sido tratado de esta manera en un largo tiempo; ninguno de
los otros entendía sus deseos como Marcus lo hacía. Desde el
momento en que lo tomó por primera vez más o menos, cuando él
era un adolescente, el Alfa hombre lobo le había dado forma a sus
deseos.
25 Él estaba en celo sumiso, caliente y resbaladizo en su interior,
así que cuando Marcus embistió con su polla dentro de su culo de
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

una vez Daniel lo tomó. Gritó, agudo y caliente, cuando su culo fue
estirado y llenado con la carne gruesa, dominante.
—Estás tan jodidamente apretado, —dijo Marcus, sacándola
unos centímetros y empujándose hacia atrás mientras Daniel gemía
al compás de sus embestidas.; podía sentir su cuerpo entero, dentro
áspero y crudo por la fricción. Su próstata latía por el contacto,
endureciéndole los músculos, ondulando a través de él. —Voy a
hacer que te corras con mi polla, ¿sí?
—Sí. —Daniel empujó su culo para que Marcus lo tomase con
sus profundos empujes rodantes. —Sí, cógeme más fuerza. Hazme
correrme con tu polla.
Marcus gruñó mientras empujaba hacia arriba en sus dedos de
los pies y empujaba de manera fluida dentro y fuera del culo
apretado de Daniel. Daniel podía sentir sus bolas mientras
golpeaban contra su piel con cada movimiento. Lloriqueando y
gimiendo por el contacto, con los brazos entumecidos de ser
capturados con tanta firmeza, Daniel se arqueó debajo de él cuando
empezó a correrse. Sus bolas se apretaron contra su cuerpo y su
polla tembló y pulsó; su boca se abrió en holgura, y soltó
gemidos. Marcus embistió su polla tan profundamente dentro de él
que Daniel casi podía sentirla contra su ombligo; le hizo correrse, su
polla derramó esperma caliente contra su vientre.
—Eres tan jodidamente caliente, —dijo Marcus, soltando sus
brazos para agarrar sus caderas y mover a Daniel hasta que estaba
doblado. Él fue más profundo y más profundo en su culo, luego se
detuvo de repente. —Gírate.
26 Daniel se dio la vuelta, su cuerpo todavía caliente y relajado
por su orgasmo. Marcus le movió hasta que lo tenía acostado sobre
su espalda, las piernas dobladas sobre el pecho, las rodillas rozando
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

sus hombros. Él gimió ligeramente ante el dolor de la posición, pero


Marcus no le hizo caso, envuelto en su propio placer. Su pene estaba
resbaladizo con líquido preseminal, grueso, rojo y palpitante de
deseo, sus bolas apretadas. Se arrodilló entre las piernas de Daniel,
guió su polla hacia él y le atravesó con ella de nuevo.
Esta vez, Marcus lo miró directamente a los ojos, su expresión
firme y exigente. Daniel no podía apartar la mirada; se había
presentado al hombre, mental y físicamente, y podía sentir el lazo
Beta/Alfa entre ellos renovándose. Empujándole fuera de su
vínculo con Elías, que había sido un lazo tan fuerte que podía
sentirlo a kilómetros de distancia, pero en comparación, no era nada
en absoluto comparándolo al hombre del que se había enamorado
hacia tanto tiempo que se sometía a él en reflejo.
Marcus empujó lentamente esta vez, cada movimiento de sus
caderas deliberado y profundo. Daniel gimió y se tomó la polla en la
mano, sintiéndola endurecerse con los empujes animalistas del
Alfa. Sus cuerpos se resistieron y rodaron juntos, con Daniel
acariciando su polla hasta que estaba completamente duro.
—Joder yeah, —Daniel murmuró, sonidos guturales bajos
que caían de su boca con cada embestida de la polla de Marcus. —
Jódeme. Jódeme más duro.
Lo hizo. El Alfa se mordió el labio inferior, empujó sus pies
contra el suelo, y le jodió con tanta fuerza que Daniel se deslizaba
en el piso con los movimientos de sus caderas.
—Deberías ver lo caliente que te ves ahora. Nadie te folla así.
—Nadie.
27 —Uuuuuhhh, sí. —Marcus golpeó en él, su ritmo cayendo en
la cuneta mientras se acercaba a su propio orgasmo. Daniel podía
decir por la forma en que lo follaba dentro y fuera de él, y la
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

expresión de su cara que se iba a correr. Eso era caliente ; aceleró


su mano sobre su polla, gimiendo en voz alta.
—Oh sí, oh sí, haaa, uuuugh, carajo, —Daniel echó la cabeza
hacia atrás, apretando el puño sobre su polla. Se corrió con
Marcus; Las caderas de la Alfa oscilaron de un lado al otro cuando
derramó su semen húmedo en el culo de Daniel. Pudo sentir la
satisfacción dentro de él cuando derramó su propio semen en su
pecho de nuevo, sus bolas doloridas por la liberación.
Marcus la sacó y se puso de pie, limpiándose a sí mismo con
un trapo que recogió de una silla.
—¿Hay algo más que quieras discutir? —Preguntó, en un tono
cordial y de repente completamente carente de intimidad. —
Debemos limpiarnos antes de que alguien aparezca.
De repente frío y con vergüenza en el suelo, Daniel se levantó,
apenas capaz de mirar a los ojos de Marcus.
—Llámame si quieres unirte a esa manada de Detroit, —dijo
mientras se ponía su camisa; Marcus ni siquiera había tomado su
ropa, ni los calcetines ni los zapatos. —Estoy seguro de que tendrán
un lugar para ti.
—No voy a necesitarlo, —dijo Marcus, agarrando la barbilla
de Daniel y obligándolo a mirarlo a los ojos. —Voy a matar a Eli. Y
si sabes lo que es bueno para ti, que estoy seguro de que lo haces,
no vas a advertirle.
—La próxima vez que coja tu culo, me voy a hacerlo como el
hombre lobo alfa a cargo de la manada Monroe. ¿Y tú? Serás mi
primer y único Beta.
28 Luego lo besó, ya pesar de todo lo que Daniel deseaba en el
mundo, su corazón dio un vuelco.
MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

Dulces Sueños

Todo su cuerpo estaba en llamas.


La garganta y la boca de Josh estaban tan secas que se sentía
como si tuviera arena gorgoteando. Se revolvió, ardiendo caliente e
increíblemente frío, de un momento a otro.
Me voy a morir, yo voy a morir, yo me voy a morir, pensó
una y otra vez. ¿Qué me hizo pensar que podría llegar a ser un
hombre lobo?
Los hombres lobo ni siquiera existen. Probablemente estoy
en medio de una secta.
Cuando cerraba los ojos, Josh tenía pesadillas. Imágenes de
gruñidos animales y bestias peludas pasaban por su mente.
Derramaban espuma caliente de su boca, goteando por todo su
cuerpo, donde le quemaba como ácido. Luego lo separaban de su
piel y la sangre caliente se derramaba de sus brazos y piernas,
tendida en charcos en el suelo.
Trató de gritar, pero su voz se había ido; trató de moverse,
pero estaba paralizado. Esto continuó durante lo que pareció una
eternidad, hasta que de pronto se detuvo.
La fiebre se rompió.
Se despertó y el mundo era diferente. Y él estaba vivo.

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MANADA MONROE 04 | Someterse al Alfa

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