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MALDICIÓN DE CUPIDO
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
RESUMEN
Poco después de que Sam es maldecido por una bruja, dos casos caen
sobre su escritorio. Tratar con hombres lobo, fantasmas molestos y una
gárgola malhumorada es bastante malo. Pero de alguna manera, entre todo
este caos, tiene que encontrar un Fae perdido y un niño shifter desaparecido.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
DEDICATORIA.
A nuestros fans, sí, realmente nos llevamos bastante bien como para
escribir una historia entera.
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MALDICIÓN DE CUPIDO
C
CAAPPÍÍTTU
ULLO
OUUN
NOO..
-Debes vender -Su amigo Oscar le había dicho. Oscar no tenía amor por
el tío Hanson. En un tono desdeñoso, a menudo, había consignado a Hanson
a la pila de idiota y lo llamaba "raro".
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EL CASO DE LA
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apartamentos. Tres estaban vacías, pero su tío había llenado un cuarto con las
notas de su propia práctica investigativa. La habitación estaba en lo alto de su
lista de cosas por resolver, pero primero tenía que concentrarse en alquilar
uno de los apartamentos vacíos.
Sam determinó que sería diferente. Incluso tenía un plan de cinco años
en su lugar. Sam no dudó ni por un minuto que él sabía exactamente por qué
su tío había tenido poco dinero. Su tío Hanson había hecho demasiado
trabajo para ellos.
Sam no contaba con su primo segundo Christa, que había sido tomado
por un demonio de sangre. Había una mala semilla en cada lote.
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EL CASO DE LA
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distanciado de su padre, Sam no habría heredado nada.
-¿Perdón?
Una voz suave le había echo dar la vuelta a Sam para ver a una anciana
que lo miraba. Tenía la piel arrugada y la forma en que se apoyó en su bastón
traicionaba su avanzada edad.
Ella lo miró fijamente como si quisiera ver a través de él, con sus ojos
blancos como la niebla. -Me debes un favor.
-Lo siento...
Después de abrir la puerta, le hizo señas para que fuese delante de él.
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EL CASO DE LA
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Su visitante se acomodó en la silla mientras Sam se sentó en el sillón de
cuero en frente de ella, acariciando la estatua de gárgola1 de su tío. Su tío
Hanson tenía la más extraña colección de arte que había visto nunca.
Finalmente se desharía de todo, pero ahora mismo las extrañas piezas le
recordaban a su familiar querido y sus mejores tiempos.
Frunciendo el ceño hacia él, ella negó con la cabeza. -El tipo de aquí
nunca le dijo que no debe compartir su nombre, ¿verdad?
Él se encogió de hombros. -Pensaba que eras una vieja. -Una mujer vieja
que le daba miedo y le ponía los pelos de punta, pero sin embargo una vieja.
1
Es un ser imaginario, representado generalmente en piedra, que posee características a
menudo grotescas.
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EL CASO DE LA
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-Bueno, me siento ofendida. -Espetó.
-¿Qué eres?
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expresión de la anciana.
Todo lo que Sam quería hacer en ese momento era poner su cabeza
entre las manos y maldecir. No lo hizo. Era demasiado profesional para ello.
En cambio, se encogió de hombros. Su madre siempre había dicho que si no
tienes nada bueno que decir, entonces no digas nada.
-¿Qué? -No podía mirarla a los ojos, tal vez si no se los veía, lo que decía
no sería real. Se sentía cómodo con su negación. De hecho, podría bloquear
la puerta, bajar las persianas y revolcarse en ella durante unos días.
Sam la miró. -¿Por qué?- ¿Caza paranormal? Eso nunca podría terminar
bien.
-Lo es si quieres que haga el trabajo sucio. -Sam sabía todo el tipo de
usos que las brujas tenían para los hombres lobo y ninguna de ellas era
agradable. -Por no hablar que la caza de los hombres lobo es ilegal.
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EL CASO DE LA
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-No. -A Sam no le gustaba mucho los paranormales, pero no iba a darles
caza, tampoco.
-Mi tío está muerto. -Comenzó a explicar tan pacientemente como pudo.
-Estaba dispuesto a escucharte, pero no voy a ir a matar a un hombre lobo
inocente para que puedas hacer una poción. -¿Eran los hombres lobo
realmente inocentes?¿No habían sido los hombres lobo que entraron a través
del territorio de líneas del lío del año pasado?
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EL CASO DE LA
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admitir la medida de su soledad.
-Eres un idiota.
-Un idiota. -Repitió la voz. Esta vez, Sam encontró la fuente, confirmó
que la estatua en su escritorio volvió la cabeza y lo miró con unos ojos
amarillos y misteriosos.
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EL CASO DE LA
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perseguido por un hombre lobo.
La gárgola rodó los ojos. -Tú no eres muy brillante, ¿verdad? Tu tío
traficaba con esa bruja.
Sam frunció el ceño. Su tío había sido un viejo y bondadoso IP2, que no
parecía hacer mucho en realidad del día a día. No había manera de que
hubiera traficado con nada. Había sido el tipo de hombre que siempre había
tenido un suministro de caramelos para los visitantes jóvenes ávidos como
Sam.
-Estaba moviendo los muebles para los inquilinos. -Sam negó con la
cabeza. -Y no, todavía no. Pensé que eran sólo los archivos antiguos de casos
que requieren organización.
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Investigador Privado.
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EL CASO DE LA
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no era estúpido. ¿Cómo podría no haber comprendido la verdadera
naturaleza de su tío? No, esta cosa... gárgola, tenía que estar equivocada.
-Huh.
«Vampiro»
El hombre no podría ser otra cosa. Alto, elegante y con una belleza
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EL CASO DE LA
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sobrenatural, el vampiro le dio una sonrisa que dejaba al descubierto sus
colmillos.
-He oído que tienes un apartamento para alquilar. -La voz del vampiro
era como un escocés, helado y goteaba con sensualidad.
«¿Un vampiro aquí? ¿En la luz del día?» Sam miró por encima del hombro.
Sí, el sol brillaba en el cielo.
El vampiro echó atrás la cabeza y rió. -Eso es sólo en las películas. Ahora,
¿puedo ver tu casa?
-Um… -Sam raspó su mente por una buena excusa. Cualquier cosa para
mantener al chupa sangre sobrenatural fuera de su casa.
El día había empezado tan bien. Ahora, Sam sólo quería volver a la cama
y esconderse debajo de las sábanas.
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EL CASO DE LA
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Por un momento, Sam no entendía de qué demonios estaba hablando,
entonces recordó que había pensado en camas y cubiertas. Sam miró por
encima del hombro para ver al vampiro mirándole el culo. Poniendo los ojos
en blanco, se dirigió hacia las escaleras, llevando al vampiro a la planta
superior. Sacó una llave antigua del bolsillo, la puso en la cerradura y la giró
abriendo la puerta.
Sam negó con la cabeza. Como si hubiera tenido tiempo para hacer las
cosas de esa manera. El vampiro tenía suerte de que la habitación había sido
arreglada y limpiada.
-Es bienvenido para agregar su propio hechizo, por supuesto. -Joder, iba
a alquilar el apartamento a un vampiro. Se podría esperar que la criatura no
quisiese el lugar. -No es nada lujoso.
-U-um, l-lo siento. -¿Era esto lo que hacían los vampiros justo antes de
beberse hasta la última gota de sangre de un cuerpo?
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EL CASO DE LA
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-¡No! -Empujó al vampiro, que, sorprendentemente, se apartó y liberó a
Sam.
-Soy humano, está bien. Sólo humano. -Sam frunció el ceño al vampiro.
-Bueno, es bueno para mí. -Sam dobló sus brazos. No le gustaban los
paranormales, pero sabía lo suficiente acerca de los vampiros y su forma de
controlar a la gente. -No voy a alquilar una habitación a alguien que trató de
controlarme. Es lo mismo que estar fuera.
-¿Había una bruja aquí? -Espetó Bob con urgencia. -¿Qué parecía?
-Una bruja. -¿Qué importaba qué aspecto tenía? -Era vieja, malhumorada
y bruja. Ya sabes,-hizo un gesto expansivo- una bruja.
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EL CASO DE LA
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-A partir de lo que ha dicho, los huesos de un hombre lobo.
-Mi verdadero nombre es Roberto, pero voy por Bob. -Dijo finalmente. -
Los vampiros no tienen apellidos fuera de un aquelarre. Su apellido revela el
grupo al que pertenece. Soy independiente.
-Los vampiros se supone que son sexys. No hay nada sexy en Bob. -Sam
finalmente logró decirle sin reír. ¿Por qué le importaba cómo se llamase el
vampiro?, él no lo sabía, pero no había manera de que llamase al vampiro
Bob.
Bob pareció olvidar su necesidad de advertir a Sam sobre las brujas y los
nombres y en su lugar lo acercó a sus brazos. Estaba claro que había vuelto a
su primera idea.
«Maldita sea» Había pensado en eso. Y maldita sea, Bob lo había oído.
Mierda. Bob estaba definitivamente sonriendo.
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EL CASO DE LA
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-¿Tienes un trastorno de personalidad múltiple o algo así? Rebotas más
que nadie que haya conocido. Desde pensar que soy un vampiro aterrador a
que estoy sonriendo como un idiota en un segundo.
Bob liberó a Sam y caminó por la sala y el pasillo. Había dos habitaciones
y una cocina pequeña, aunque dudaba de que Bob necesitara una cocina.
«Los vampiros no comen comida de verdad. ¿Cierto?» ¿Pero no iba a
necesitar una nevera o algo para toda la sangre? ¿O sería uno de esos
vampiros con un donante vivo?
¿Qué sabía Sam? Había pensado que los vampiros sólo podían salir por
la noche.
Bob regresó al lado de Sam con largas zancadas seguras. -Me lo quedo.
«¡Mierda!»
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C
CAAPPÍÍTTU
ULLO
ODDO
OSS..
No era la primera vez que Sam inhalaba el polvo del almacén de su tío,
se preguntó si no debería haber usado una máscara. El polvo estaba en todas
partes. La maldita cosa estaba cubierta por los años de caos tranquilo
apilados en un rincón del sistema de archivos de su tío. Las telas de arañas,
pesadas y gruesas, estaban enrolladas alrededor de archivos que se
desvanecían con el tiempo. La de arriba, etiquetada Aster vs Aster, fue
fechado hace quince años, por lo que Dios sabía lo que era el resto.
Echando hacia atrás las cortinas negras anchas, trajo luz en el espacio de
otro modo sombrío. Finalmente consiguió un buen vistazo a la sala de su tío,
siempre la había llamado “El cuarto libro”. Objetos, cajas, cartas y fotos
cubrían cada superficie imaginable. Una pila de notas aquí, un archivo de
observaciones de casos allí. Sin organización discernible en absoluto, a la vista
de que casi envió a Sam corriendo hacia fuera y cerrar la puerta del cuarto de
libro detrás de él.
-Edgar Aster engañó a su esposa. -La voz salía de una de las otras
esquinas oscuras y Sam se dio la vuelta, blandiendo el archivo en frente de él.
-¿Qué demonios?
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Justo cuando había decidido que había perdido la maldita cabeza, la voz
sin cuerpo fue acompañada por un cuerpo. Bueno, la mitad de un cuerpo
hasta el momento, en realidad. La forma completa se manifestaba en volutas
de humo y la figura de un hombre se formó en frente de los ojos de Sam.
-Y a que no sabes lo que hizo. -El fantasma flotó más cerca, una nariz se
unió a la cara y las orejas alineadas a cada lado de la cabeza. La voz del
fantasma goteaba con el tono de quien compartía el chisme. El júbilo bailaba
en sus ojos pálidos. Alegría definitiva. -Dejó a su esposa y a su novia
embarazadas al mismo tiempo.
-Oh. -Sam se quedó sin poder hacer nada. El fantasma le tendió la mano
como para agitarlo y Sam, por instinto, cogió los dedos que le ofrecían sólo
para ver su propia mano pasar directamente a través de la niebla. El fantasma
se rió. En serio se rió con alegría. Luego, para la consternación de Sam,
flotaba directamente a través de Sam.
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-No me gusta eso. -dijo el fantasma, simplemente.
-No, ¿Qué eres? -El fantasma repitió su pregunta de una manera lenta,
paciente como si estuviera hablando con un niño.
-¿Qué? ¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? Yo soy el normal aquí.
Soy humano.
-Sólo estaba bromeando -dijo el fantasma con los brazos cruzados. -Soy
Theodore McCurray Constantino III. Por alguna razón, tu tío Hanson le
gustaba llamarme Teddy 3 . Soy el encargado de los archivos. -Su voz se
extendió con orgullo mientras se enderezaba los hombros etéreos. -Es una
gran responsabilidad.
3
Es un tipo de oso de peluche, pero como se utiliza de nombre se deja el original.
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estado sentado.
-Es posible que hayas alquilado un piso, Bob, pero esta es mi habitación
y para... los inquilinos no están permitidos en esta parte del edificio.
Bob agitó una mano de lado a lado. -Los vampiros no se llevan bien con
los fantasmas, y viceversa.
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-¿No lo hacen? «¿Por qué? ¿Por qué le doy la oportunidad de explicarse?
Me está volviendo loco y él está entre la puerta y yo»
Esa era posiblemente una de las cosas más interesantes que Sam había
oído desde que había sido un niño sentado por horas interminables de
nivelación de estudios paranormales con el Sr. Esterhoon.
Bob tomó ese paso final hacia adelante hasta que no quedó nada más
que un solo aliento entre ellos. «Maldición» Hubo un destello dentro de Sam,
un rizo de la lujuria que subió más alto, mientras el sudor le corría por la
espalda. Su pene estaba tan duro que no podía jurar que no iba a romper la
cremallera de sus pantalones. Bob tenía los ojos más increíbles que hubiera
visto. Ámbar y oro, brillaban con una luz sobrenatural y Sam podía ver cada
estría de color en los iris. ¿Y el olor de él? ¿De Roberto? Una mezcla de tierra
y cielo y tan malditamente embriagador.
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EL CASO DE LA
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Sam. Al final, Sam se rompió.
-Estoy feliz aquí. -Bob estaba decididamente firme y Sam podía sentir la
tensión en su interior anudado al melancólico vampiro y su incapacidad para
estar solo.
Sam no había oído la puerta, pero se movió más allá de Bob para mirar
por encima de la barandilla y bajar las escaleras de todos modos. Bob tenía
razón. Dos figuras estaban apiñadas en la sala de la amplia entrada. Por Dios.
Si Bob no hubiera dicho nada, Sam no hubiera sabido que aún tenía visitas. Y
allí mismo se decidió a no dedicar tiempo a la pesca de arrastre a través de la
sala de archivos a expensas de la posibilidad de perder un cliente que paga.
Necesitaba una campana, una alarma o algo.
-Tienes visitantes. -Una voz le susurró al oído. Sam maldijo con sorpresa
cuando se dio la vuelta para encontrar a Teddy, medio allí y la otra mitad no,
con una mirada de preocupación en su rostro pálido.
-¿Vas a hacer lo que quieren? -Y ahora Bob estaba allí también, a su lado
y trazaba uno de sus largos dedos por el brazo de Sam. -No estoy seguro de
que debas dejar a los clientes de pie en el pasillo.
Esa fue la gota final. -Suficiente. Soy perfectamente capaz de tratar con
los clientes.
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hablando en voz baja entre ellos. Con el pelo corto de punta rubio y vestido
con pantalones y suéteres, parecían normales.
Mellizos.
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-Por favor, siéntanse. -Se preguntó si debería haber ofrecido café, pero,
después de echar un vistazo rápido a la máquina de café antigua de su tío, no
estaba del todo seguro de poder trabajar con la maldita cosa. No se había
dado cuenta aún de ello desde que se mudó allí. Nada le llevó a imaginar por
un momento que podía prepararse una taza adecuada ante la atenta mirada
de los extraños mellizos de ojos de plata. Se sentaron en perfecto unísono y
los dos llevaban las mismas expresiones expectantes en sus rostros. Sacando
su nueva libreta desde el lado de su escritorio.
-Dijo que está perdido el tercero. ¿No puede contar algo en absoluto?
¿Su tercer qué? -Era una cuestión segura. Habían mencionado perder un
tercero.
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lloraba. Nunca supo qué decir o hacer.
«Bien. El tercero es una persona. Alguien que significa mucho para dos
hombres que parecen mellizos»
Se echó hacia atrás en su silla y juntó los dedos. Había visto a su tío hacer
eso en más de una ocasión, y siempre había pensado que hacía parecer a su
tío muy inteligente y teniendo en cuenta. Por último, puso sus pensamientos
en palabras.
«Maldición»
«Frikis paranormales»
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OTTR
RE S..
ES
Alzó la vista para ver que Bob lo miraba con una expresión preocupada
en sus ojos.
-¿Qué? ¿Por qué no? Lo necesito. -No iba a darle la espalda a sus
primeros clientes, sobre todo porque parecían muy angustiados. Los
paranormales podrían no ser su tipo favorito de gente, pero no iba a ignorar a
la gente que buscaba un familiar desaparecido.
-Ellos te deseaban. -Bob frunció el ceño ante Sam como si fuera su culpa.
Bob rodó los ojos. -Eres un mentiroso terrible, sobre todo con alguien
que puede leer tu mente.
-Oh, sí. -Había olvidado esa parte. -Escucha, Bob. Sé que sólo estás
tratando de ayudar, pero, francamente, no tengo a nadie. Estoy solo y
probablemente va a seguir así. Sólo quiero tener suficientes casos para pagar
mis cuentas y ser independiente. -Había esperado evitar a los paranormales,
pero parecían decididos a encontrarlo.
-Llévame contigo.
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-No necesito un grande y malo vampiro para vea mi espalda.
Bob negó con la cabeza. -Necesitas a alguien para que cuide de ti más
que a nadie que haya conocido antes.
-¡Fuera de mi oficina!
-¡Bien!
-Shhh, vas a ser una estatua. -Le dijo Sam a la gárgola, haciendo un
gesto de espantar con la mano.
-¿Faes? ¿Es eso lo que eran? -El poder pulsante de los mellizos habían
enviado un hormigueo por el cuerpo de Sam. Casi no quería saber lo fuertes
que estarían con su tercero.
Bob rodó los ojos. -Tú ni siquiera sabes lo que son y ¿estás tratando con
ellos? -Su tono indicaba que Sam no tenía el cerebro de una gárgola en forma
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de piedra.
Sam se encogió de hombros. -No voy a tratar con ellos. Quieren que
encuentre a su tercero. Mi trabajo es encontrar a las personas desaparecidas,
incluso si es el tercero de una extraña triada paranormal.
El tono serio de Bob había echo que Sam estableciese la lista para dar al
vampiro toda su atención.
-Entonces voy contigo. -Bob cruzó los brazos como si eso hubiera
resuelto la cuestión.
-Um, no. ¿Por qué habría que hacerlo? No necesito que me sigas como
un guardaespaldas vampiro. Tengo que mezclarme en la multitud.
-No me llames bebé. Y no hay razón para que no pueda fundirme con la
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multitud.
-Es posible que hayas sido ignorado por tu perdedor ex, pero para mí y
la mayoría de los paranormales brillas como un faro. No voy a dejar de vayas a
cualquier club sin respaldo.
Sam puso los ojos en blanco a pesar de que podría decir que el vampiro
quiso decir lo que dijo.
Bob le dedicó una sonrisa con colmillos de punta. -Estoy a tus órdenes. -
Su tono bajo, seductor, había echo que Sam sacudiese la cabeza. La última
vez que había oído una voz seductora, estaba en la universidad, cuando había
accidentalmente entrado en una casa de baños de súcubos4.
4
Demonios que toman la forma de mujeres atractivas para seducir a los varones.
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la zona normal y lo paranormal. Las investigaciones de Sam habían mostrado
que habría una mezcla de humanos y no humanos allí esta noche. Un buen
lugar para comenzar. Los seres humanos podían hablar.
Después de mucho debate interno, Sam se vistió con su ropa vieja para
los clubs, un equipo que no había desempolvado por lo menos en un par de
años. Maldita sea, tal vez no era más que una de las razones de que su ex se
había ido a otra parte en busca de emoción.
-No te ves tan mal. -Le dijo a su reflejo mientras añadía un poco de gel
para el cabello y contempla su apariencia. Por lo menos la membresía5 de un
gimnasio parecía estar dando sus frutos. Lo único que hacía era estar sentado
detrás de un escritorio hasta el momento, pero había empezado a trabajar
por las mañanas y algunas de sus partes blandas fueron endureciéndose.
-Soy un vampiro. No puedo entrar en cualquier lugar sin vestir bien. -La
malvada sonrisa de Bob le dijo a Sam que no necesitaba expresar su
admiración, el bastardo había leído su pensamiento.
5
Significa ser miembro de alguna institución o asociación.
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EL CASO DE LA
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-No. -Bob negó con la cabeza. -Confía en mí, no quieres ir a ese club sin
mí. ¿Quieres aparecer reclamado por alguien o ser el objetivo de alguien?
-Si pongo mis manos en ese culo, valdrá la pena. -El vampiro sonrió. Sam
no confiaba en el hambre que veía en los ojos de Bob. Sólo deseaba que la
necesidad de responder a él pudiera ser apasionada, ya que estaba jugando
con su control.
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debería haber causado hielo en el aire.
-Tú no. -Gruñó el hombre lobo. -Él. -Señaló con el dedo a Sam.
-¿Cuál es tu precio?
Sam aceptó la foto. La imagen de una niña sonriente con los ojos
amarillos de su papá le pegó en el estómago. No podía tener más de cinco. -
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¿Q... qué edad tiene? -Tenía un bulto atorado en la garganta, por lo que le
era difícil hablar. Mierda, ni siquiera importaba que el hombre no fuera
humano. Sam tenía una debilidad por los niños.
-¿Cuando se la vio por última vez? -Sam pasó la cuenta a todas las
preguntas adecuadas. Dudaba que pudiera encontrar una niña-hombre lobo,
no, si incluso su padre no pudo atrapar el aroma.
Sam asintió con la cabeza. El werekin tenía los mismos problemas que
cualquier otro padre. Atrás quedaron los días en los que había grandes
viviendas de protección oficial. En estos días, la mayoría de los padres
estaban felices de ganar suficiente dinero para pagar los impuestos sobre sus
tierras de caza. Sam dudaba incluso si él encontraba a la niña viva y sana, si
iba a recibir dinero del hombre de pie delante de él. Mirando hacia arriba a
los ojos amarillos, Sam vio por primera vez un padre preocupado en lugar de
un werekin esperando para comer un ser humano desprevenido.
-¿Cómo te llamas?
-Hartman Hunter.
«Mierda»
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Una forma de llamar al hombre lobo. Como un were pariente o familiar.
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Sam no hubiera reconocido al hombre, pero sí reconocería el nombre.
Hartman encabezaba el grupo más grande en el estado. Su lista de enemigos
probablemente daba la vuelta al mundo. Sam suspiró. -Veré lo que puedo
hacer.
-¿Puedo tener su mano? -Hartman le tendió la mano.
«Una niña, Bob» Pensó. Bob cerró los ojos un instante y luego soltó a
Sam, tan bueno como el que da su aprobación. Tomando una respiración
profunda, Sam tomó la mano del hombre lobo. Hartman lo apretó
suavemente como si estuviera preocupado de hacer daño a Sam.
-Oh. Algunos fantasmas que dijeron que trabajaban para ti. -Dijo
Hartman. Luego, con un rápido movimiento de cabeza gruñó. -Te encontraré.
-Desapareció en la noche.
Bob deslizó su mano alrededor del brazo de Sam. -No creo que debas
llevar el caso.
Bob asintió con la cabeza, sin inmutarse por el tono agudo de Sam.
-Ya lo has oído. Ella se fue hace unos días. Las probabilidades son, si no
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se ha encontrado con vida, sin embargo, que no vas a encontrarla.
Señalando con el brazo fuera del vampiro, Sam se apartó de Bob y se fue
hacia el club.
-Está conmigo.
-Supongo que por una vez estas en lo cierto- Replicó Sam. Interiormente
maldiciendo, se aseguró de que su rostro no revelase su agitación. ¿Qué tipo
de detective no investigaba el lugar que planeaba visitar para un cliente?
Debería haber sabido que iba a necesitar una invitación. Realmente tenía que
trabajar en lo básico, si no quería que le matasen.
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EL CASO DE LA
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más que humana.
La camarera deslizó uno hacia Sam. -Esta es por parte de la casa. -Dijo
con un guiño.
-¿Y Sam?
-La abuela dice hola. -Con una sonrisa fría se dio la vuelta y se dirigió
hacia el otro extremo de la barra.
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UAAT
TR O..
RO
-Pa...Para, sal de mí. -Sam logró forzar la salida. Bob lo hizo. Luego hizo
algo peor, apretó a Sam tan fuerte que no podía respirar. La enfermedad dio
paso al pánico ya que su claustrofobia le golpeó con fuerza y comenzó a ver
puntos detrás de sus ojos. Con cada gramo de su fuerza, empujó a Bob y se
tambaleó hacia atrás y hacia fuera hasta que el bar estaba a sus espaldas.
-¿Estás bien? -Dijo Bob preocupado. Tenía una mano firme sobre el
brazo de Sam, claramente preocupado de que iba a desplomarse en
cualquier momento. Tiró de su brazo de las manos de Bob.
-Agua. -Bob ordenó imperiosamente. Sam miró por encima del hombro
al tipo bajito que estaba mirándolo y a Bob como si él nunca hubiera visto a
un vampiro y un humano envenenado antes. -Dije agua- Demandó Bob. El
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hombre, una especie de derivado de un clan enano por el aspecto del mismo,
se escabulló a las botellas de agua y llenó un vaso. En cuestión de segundos
estaba de vuelta y deslizó el vaso de vidrio a través de la superficie de madera
de la barra. Bob se lo arrebató antes de que Sam pudiera alcanzarlo. Tragó
dos tragos y esperó.
-¿No tienes una química diferente, siendo...? -Sam agitó una mano
temblorosa para indicar lo que quería decir, lo que sin lugar a dudas era que
Bob estaba muerto de todos modos.
Así que Sam lo hizo. Fresca y húmeda, se deslizó por su garganta como
un bálsamo helado. Negando con la cabeza de la borrosidad residual, miró
hacia abajo a su mano de nuevo. Realmente podría haber jurado que vio
hebras de plata debajo de su piel. Abrió la boca para decirle a Bob, pero su
arquero vampiro no estaba allí.
-Hola, precioso. -La voz era baja y estaba muy cerca del oído de Sam.
Tan cerca que le tomó por sorpresa y gritó en shock. Por Dios, sus nervios
estaban colgando de un hilo. Girando sobre sus talones, que no fue tan
inteligente teniendo en cuenta que su cabeza era un caos de mareos, se
volvió hacia el dueño de la voz.
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EL CASO DE LA
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-Tienen habitaciones en la parte de atrás. -Esa voz era nueva. Le
pertenecía al cuerpo fuerte en el que estaba apoyado. Que claramente no era
Bob.
Con otro grito viril, Sam giró para enfrentar al nuevo chico y por sus
pecados, tuvo al primer chico presionándose contra su culo.
-Ven conmigo. -Cantó el segundo tipo. -Te quiero. Podríamos estar tan
felices.
-No, a mí.
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EL CASO DE LA
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de Sam.
¿Hechizos de amor? ¿Qué? ¿Como una poción de amor? ¿Es eso lo que
había bebido? Se volvió hacia Bob, que tenía la cara como un trueno.
-¿Qué chica?
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EL CASO DE LA
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-La camarera. -Dijo Bob.
-¡Bob!
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Mirando a su alrededor, Sam reconoció el lugar como el Parque de la
Victoria, un lugar de reunión muy conocido para los lobos más jóvenes. El
viejo cercado en el monte, bajo dispersos robles antiguos, no era el lugar
para que un ser humano solitario vagara, especialmente uno que parecía
tener algún tipo de atracción venenosa en su sangre.
-Tengo que ir a casa. -Se quejó Sam. Apoyó los codos en las rodillas y
agachó la cabeza, respirando aire fresco, como si su vida dependiera de ello.
Empujó la imagen sin piedad. No antes de que Bob hubiera leído sus
pensamientos, sin embargo, la lasciva sonrisa del vampiro se fue.
-Me imagino que el primer camarero no era alguien que trabajaba allí. -
Bob comenzó pensativamente.
-También me imagino que su abuela tiene que ser alguien que le han
hecho mal y no era más que el proveedor de la justicia.
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en las personas.
-Pero lo hacen. -Dijo Bob con seriedad. Puso sus manos sobre cada uno
de los antebrazos de Sam, envío una sacudida de calor por el cuerpo de Sam.
El toque de Bob le ponía nervioso. Sam siempre había imaginado que los
vampiros eran fríos como el hielo, pero las manos de Bob eran calientes y
firmes. -¿Qué pasa con esa bruja que quería los huesos del hombre lobo?
Bob asintió. -Si te cruzas con una bruja, ten un poco de suerte y tal vez
puedas escapar con tu vida. Considérate afortunado de conseguir ser el
objeto de La Maldición de Cupido.
-Así que, de alguna manera equivocada, una bruja hizo que terminase
con un tipo en pañales bailando en mi cabeza. -Bob dio otro de sus frunces
de ceño como si no hubiera entendido la referencia al dios Cupido y sus
interpretaciones de él. -Lo que sea. -Añadió Sam. -¿Cómo salgo de esto? y
¿qué demonios hace?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Éste trabaja con claridad. -Gimió Sam. Entonces se dio cuenta. -¿Por
qué no estás encima de mí? -Se preguntó.
Bob se encogió de hombros. -¿Tal vez afecta más lento a los vampiros?
-La bruja original, hay que eliminarla. Para comenzar el hechizo lo único
que necesitaba era algo tuyo, y, por supuesto, tu nombre...
-Estoy seguro. Estoy contigo. -A pesar de que Sam lo dijo, se dio cuenta
de que realmente se sentía seguro con el hombre alto que le tenía cogido tan
fácilmente como a un niño pequeño. A pesar de sentirse humillado por no ser
autorizado a caminar.
Bob se detuvo y dejó que Sam se deslizara hacia abajo por el cuerpo del
vampiro hasta alcanzar una posición de pie. Un poco mareado, Sam puso una
mano de apoyo en el pecho de Bob. El vampiro tiró de él en un fuerte abrazo
antes de liberarlo rápidamente. Cogió la cara de Sam en sus manos, y lo miró.
El miedo creaba sombras en los ojos del vampiro mientras su mirada se
encontró con la de Sam.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Si esta bruja está tratando de localizar unos huesos de hombre lobo, La
Maldición de Cupido es la menor de nuestras preocupaciones. -Dijo Bob.
-¿Tiene que ver con lo que mi tío estaba involucrado? ¿Con una bruja?
Y... Mierda. -Sam se apartó del contacto de Bob, demasiado inquieto para
quedarse quieto.
-¿Qué?
Bob negó con la cabeza. -Ya basta. -Afirmó con firmeza. -Nada de eso.
La chica lobo ha estado desaparecida durante dos días. Antes de siquiera
conocieras a tu bruja.
Bob negó con la cabeza. -No sé. -Empezaron a caminar de nuevo. Sam
no estaba del todo seguro acerca de la ruta que estaban tomando para llegar
a casa, pero de alguna manera Bob no satisfacía a nadie. Sam se preguntó
cuánto tiempo duraría esta maldita maldición. ¿Era permanente? ¿O tal vez
sólo era algo para enseñarle algún tipo de lección rara?
-No irás más lejos en la búsqueda del tercer fae tampoco. -Se quejó.
Ellos rechazaron la carretera donde se encontraba la agencia, aunque fueron
en una dirección completamente diferente que cuando habían ido al club.
Había un hombre que estaba junto a los arbustos que rodeaban el camino, y
Sam instintivamente se acercó a Bob.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Espera aquí. -Dijo Bob. Apoyó a Sam contra la puerta y sacó al otro
hombre lejos de las luces de la casa y estuvieron en la oscuridad. Sam
observó desde su lugar en la sombra y no se movió. Deseó poder oír lo que
decía Bob. Lo intentó con el vínculo telepático, pero Bob lo miró y negó con
la cabeza. Era evidente que él no quería que Sam estuviera en su mente.
Genial.
Sam volvió su atención al otro hombre, un poco más bajo que Bob y de
pelo rubio. Había algo en su postura que hablaba de una conexión a Bob.
Probablemente otro maldito vampiro.
-Mikhail se hará cargo del problema que te está siguiendo. -Explicó Bob.
-De lo contrario si te asedias aquí sólo va a empeorar.
-¿Cómo va a ayudar?
-Es un medio vampiro, medio sirena. -Dijo Bob, como si eso lo explicara
todo.
Demasiado cansado para pedir una aclaración, Sam buscó sus llaves un
poco antes de que Bob las tomase y abriera la puerta para dejar a ambos
pasar y ver a Teddy flotando a través de la puerta de entrada, retorciéndose
las manos mientras se movía de un lado del amplio pasillo al otro.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-¿Detener a quién? -Preguntó Bob. Teddy volvió a retorcer sus manos y
pasó de una pared a otra. Bob se interpuso en su camino. Sam imaginó que el
fantasma pasaría directamente a través de los vampiros, pero en vez de eso,
se detuvo y arrugó la nariz con desagrado. Era evidente que los fantasmas no
les gustaba pasar a través de vampiros. Sam sonrió ante la idea y se dio
cuenta de que en realidad estaba agotado.
-Sirenas.
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Teddy flotó más cerca de Sam. -Te ves muy bien. Tu aura brilla.
-Los dos sabemos el tipo de daño que un fantasma puede hacer. -Bob
respondió en un tono duro.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Shh. -Dijo irritado. Necesitaba más descanso. Ubicado en la almohada,
trató de bloquear el sonido seductor.
-Despierta, bello. -dijo una voz suave y masculina que le habló al oído.
Sam frunció el ceño. -Hasta ahora no pensé que tenía que preocuparme
de que alguien me atacase en mi sueño. -Antes, Sam ni siquiera se había
preocupado por que lo atacaran mientras estaba despierto.
-¿Qué te hace pensar que eres al único que quiere? -Se burló Mikhail.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
¿Cómo podría estar su cuarto más ocupado que una estación de metro y
todavía no estar recibiendo ninguna acción?
-Está bien. La próxima vez que desees un favor, te voy a recordar como
no te gusta compartir. -Mikhail se deslizó de la cama y salió de la habitación.
Sam no dejó escapar el aliento hasta que el otro vampiro se había ido.
-Hey, todo está bien. -Dijo Bob en tono tranquilizador. -No dejaría que
Mikhail te tocara.
Antes de que Sam pudiera decidir si eso era bueno o no, Bob le dio un
beso. Sam esperaba un golpe de calor o emoción.
La boca de Bob rozó la suya y otra vez hasta que Sam se mareó por la
falta de oxígeno. De mala gana, agarró los hombros de Bob y lo empujó.
Falta de aire, examinó la expresión de Bob. La adoración en los ojos del
vampiro no ayudó a su problema respiratorio.
Bob sonrió. -Ha pasado un tiempo desde que me acosté con un ser
humano.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Se deslizó fuera del contacto de Bob. -Y no vas a estar en una "cama" ahora.
-Se ven bien. -Dijo Teddy, a la deriva en torno a Sam para conseguir una
buena imagen de la vista. Por Dios, Sam había olvidado que el fantasma
escalofriante aún estaba en la habitación.
-Me voy. -Con una mirada desdeñosa al vampiro, Teddy flotó hacia abajo
a través del suelo.
Sam agarró sus pantalones del suelo y se los puso, se sentía mejor, con
un poco más de algodón que cubriese su culo.
Una risa salió de Sam, rompiendo la tensión del momento. ¿Cómo podía
estar enojado cuando Bob salió con una sola línea de esa manera?
-Por muy tentador que sea, creo que es mejor si me resisto. Tengo
demasiadas complicaciones en este momento como para dormir con alguien.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
cabeza.
Bob perdió su sonrisa soleada. -Puede que no sea pronto para aceptar
una advertencia de un ser humano. Su especie no es conocida por su
preocupación por el bienestar de otros seres. Si no tienes cuidado, obtendrás
una reputación. -Advirtió Bob.
-¿De qué? ¿El amigo del hombre lobo feliz? Tengo suficiente en mi plato
con la maldición. No me voy a preocupar por parecer demasiado amable con
un ser sobrenatural. Tenemos que encontrar a Brunilda7 y tengo la mierda de
esta maldición de hechizo que tengo que invertir. No podemos esperar que
Mikhail me proteja para siempre.
Sam no sabía lo que sentía por el otro vampiro que lo custodiaba. Nunca
había necesitado protección antes y ahora tenía un guardaespaldas
sobrenatural para protegerlo de las multitudes que pululaban para tener
relaciones sexuales con él.
-B...Bien -Sam no sabía qué más decir. El exceso de aprecio hacia el otro
vampiro sacó instintos territoriales hacia Bob. Lentamente se dirigió a la
puerta. Ni siquiera vio el movimiento del vampiro hasta que Sam se encontró
presionado contra la pared.
-No debes dejar a tu hombre colgado. -Bob cubrió las muñecas de Sam
contra la pared y le pegó un beso en los labios. El fuego que dio el beso que
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Bruja que sale en un libro para niños pequeños.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
habían compartido antes se triplicó con fuerza, que estalló a través del cuerpo
de Sam como un infierno. Bob estaba presionando, guiando, besándolo
profundamente y lo sostenía con tanta fuerza contra la pared, que no podía
moverse. Mierda. Nunca había sentido nada tan erótico en su vida.
Cuando soltó sus manos, Sam las puso en los hombros de Bob y agarró
el material de la camisa de Bob para retenerlo cerca. No se cansaba del gusto
del vampiro, y cuando este se echó hacia atrás, Sam lo persiguió por más.
-Espera. -Dijo Bob, sin aliento. Inclinó la cabeza, con las manos contra la
pared a cada lado de la cabeza de Sam, y aspiró profundamente.
Bob sonrió. No, espera. No era una sonrisa. Los caninos de Bob se
habían extendido.
-Bob... Bo...yo…
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MALDICIÓN DE CUPIDO
Bob aumentó el movimiento, más errático que sistemático y Sam no
podía saber lo que estaba haciendo, un movimiento o un trago de succión,
entonces era más de juego.
Bob apartó la boca. -Preferiría si nunca más me comparas con tu ex. -El
vampiro arrastró las palabras.
-Pero nunca iba a aprender todas las cosas interesantes que pasan por tu
cabeza. -Bob lo besó de nuevo.
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Jadeó Sam. Se esforzó por encontrar las palabras, mientras que Bob apretó
su cuerpo con la misma intensidad contra Sam. Ahora el olor del vampiro
llenó su nariz y no pudo evitar el gemido que escapó de sus labios.
«Oh, sí»
-No lo creo. -Dijo Sam. Sacó sus pensamientos revueltos juntos y tiró de
la retención de Bob. -Libérame.
-Si alguna vez utilizas tu encanto en mí otra vez, tendrás suerte si esto es
todo lo que hago. -Dijo Sam. La decepción hizo que le doliera el pecho.
Había pensado que Bob era otro tipo de vampiro, pero al parecer, cuando
llegó a empujar, Bob haría cualquier cosa para salirse con la suya.
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EL CASO DE LA
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-¿Dónde está Bob?
Mikhail dio una sonrisa torcida, no tan alegre como su expresión habitual
hasta ahora.
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-Pero ¿qué pasa si un cliente quiere encontrarme? -Preguntó Sam.
-Es cierto. ¿Qué pasa cuando salga de la zona del hechizo? ¿Voy a ser
inundado con los seguidores de nuevo? -Sam se preguntó cómo iba a ser
capaz de ganarse la vida si constantemente tenía que luchar con los
admiradores.
-Pensé en eso. -Mikhail sacó un objeto del bolsillo y lo agitó hacia Sam
con orgullo. -Esto evitará que la mayoría se acerque. Tiene un canto de sirena
dentro de él para neutralizar la maldición.
-El collar solamente funciona unas seis horas. Después de eso, tendrás
que volver aquí para recargarlo. Yo encantaré la bandeja de plata en tu oficina
para actualizar el hechizo cuando no lo estés usando. Sólo tienes que
configurarlo allí cuando llegues a casa y tenerlo allí alrededor de una hora y
estará listo para usarlo de nuevo. Ten cuidado de no quedarte fuera más allá
de seis horas, porque cuando el hechizo de sirena se detenga, La Maldición
de Cupido se apoderará de nuevo. -La expresión seria de Mikhail hizo que
Sam asintiese con la comprensión.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Con un rápido gracias a Mikhail, Sam se dirigió a su oficina. Después de
estar seguro de que Bob se había ido, tomaría una ducha y se prepararía para
el día. Ahora quería ver lo que las sirenas podrían haber hecho con sus cosas.
Al abrir la puerta, Sam no tenía por qué ser un psíquico para averiguar el
problema. Había un puñal clavado en su silla con una foto del miembro que
faltaba de la tríada. Las palabras "Permanece Lejos" fueron escritas en tinta
roja.
-No tienen que atacar a mi inocente silla. -Sam frunció el ceño. -Después
de terminar esto, solo voy a llevar los casos de los humanos. No me importa
que amenaza o demanda me hagan, no vale la pena la molestia.
-Sí, porque los seres humanos nunca luchan entre sí. -Dijo Mikhail
secamente.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
No sé mucho acerca de la tríada, pero si el hombre dejó a los otros dos
buscar en los clubes, entonces seguramente no es una prioridad. Tenemos
que encontrar a la niña antes de que la bruja lo haga y rescatarla antes de que
sea demasiado tarde. -Sam podría tener un sentido de lo correcto en su
decisión de establecerse en sus huesos.
En lugar de chillar como una niña en una película de terror, Sam respiró
hondo antes de abordar al fantasma.
-¿Cuáles son los cotos de caza? ¿Un parque? -Sam había esperado un
parque, pero la alegría maliciosa en el rostro fantasmal no puso sus miedos a
descansar.
-Es el mejor bar de hombres lobo en la ciudad. Todos van allí para
desahogarse. -Respondió Teddy.
-De alguna manera dudo que una niña hombre-lobo va a estar en un bar.
-Sam frunció el ceño.
Teddy negó con la cabeza. -Eres bonito, pero un poco estúpido. Si algún
lobo vio a su chica desaparecida estarán en ese bar. Se está a dos días antes
de la próxima luna llena y siempre empiezan a congregarse unos días antes
del evento principal. Vas a querer encontrarla antes de esa fecha.
Sam frunció el ceño. -Su padre no dijo que ella fuera capaz de cambiar…
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ella es la hija de un alfa por lo que va a ser fuerte. -Mikhail sonó pensativo.
Eso era nuevo para Sam. Había leído los periódicos y los documentales
de televisión sobre esto, pero tendía a evitar las discusiones sobre seres
sobrenaturales la mayor parte de su vida. Sabía que había tensión, pero que
la tensión que se describe como guerra no sonaba bien…
La negación.
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Sam había esperado que fuera difícil entrar en el coto de caza. No era
estúpido. Los bares de lobos y los seres humanos no se mezclaban.
-Los seres humanos y los hombres lobo se llevan tan bien como los
vampiros y los hombres lobo. -Mikhail añadió amablemente. -¿El último grupo
de seres humanos que vagaron demasiado cerca del club? -Negó con la
cabeza. -Dos de ellos nunca fueron vistos de nuevo.
Sam trató de hacer caso omiso de todos ellos y se centró en lo que iba a
hacer allí.
Era lo más cercano a un policía que pudo ser sin llegar a llevar una placa
y estaba trabajando en un caso de Hartman Hunter, el más grande, hombre
lobo más malo de todos ellos. Seguramente que contaría con la protección
de no-comerlo. La gárgola sobre la mesa del lado estaba hablando, lo que no
ayudó para nada.
La decisión sobre la ropa que llevaría hizo que su miedo corriese por su
estómago. Eligió unos vaqueros. Botas. Una camisa negra. Y su chaqueta de
cuero con su licencia metida en el bolsillo... y el collar de conchas
completamente hortera. Un último vistazo en el espejo y estaba listo para irse.
Por un segundo, se apoyó en su armario y cerró los ojos. Tenía que
concentrarse.
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EL CASO DE LA
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-¿Sam?
Bob frunció el ceño y le tendió la mano. -No hay trucos, yo... tengo una
llave. -Explicó. Apretando el puño alrededor de una llave grande, se la metió
en el bolsillo, sin apartar los ojos de Sam.
-No bromees con esas cosas. -La voz grave de Bob, sus ojos
entrecerrados y los labios en una delgada línea transmitieron sus verdaderos
sentimientos. Genial. El golpe triple de Bob, serio, molesto y preocupado.
-Sabes que me han pedido que investigue esto por el propio Hartman
Hunter . -Explicó Sam. -Es el alfa de la manada más grande del estado. Nadie
va a hacerme daño.
-Salió de su casa, por lo que bien podría haber suplicado ayuda humana.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
miró con curiosidad, hacía como una especie de danza. Paso, paso, a su vez,
paso, paso, vuelta. Al final, Sam se movió frente al vampiro y lo detuvo con
una mano plana contra su pecho.
-Nadie tiene que saber que Hunter me pidió ayuda. -Comenzó Sam. -
¿Qué tal si juego que me topé con una información de que un niño lobo falta
por accidente?¿Qué si me paso por el lugar para investigar? -Estaba
asombrado de que estaba recogiendo todo el lenguaje IP tan rápido, el
registro y el seguimiento no eran las palabras que había tenido mucho uso
antes. Bob levantó una mano y la puso sobre la de Sam, sobre su corazón
parado. Sam apretó un poco más, cualquier cosa para conseguir esta
conexión final antes de que saliese corriendo hacia Dios sabe dónde y se
enfrentara a Dios sabe qué.
-Voy a estar cerca. ¿Lo sabes, no? -Bob lo miró muy serio y si Sam no
sabía lo que hacía él, habría pensado que vio el miedo en los ojos hermosos
del vampiro.
-No muy cerca. -Dijo Sam. No pudo evitar la preocupación en su voz más
de lo que Bob pudo detener el temor que casi irradiaba de él. El sarcástico,
confiado Bob se había ido y en su lugar había un hombre temeroso por la
vida de Sam. No creía que los vampiros podían sentir miedo estando en la
parte superior de la cadena alimenticia.
-Vas a estar cerca. -Confirmó Sam. -Y tenemos esta cosa. -Se tocó la
cabeza con la mano libre y luego tocó a Bob en la punta de la nariz. -Este
vínculo. Llamaré. ¿Está bien?
-No, a menos que me ates. -Dijo Sam. Le hubiera gustado poder tomar
las palabras de nuevo cuando un brillo lujurioso apareció en los ojos
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
ambarinos de oro de Bob. Sam suspiró profundamente. -No, no me atarás.
El club no podría ser más opuesto al Club de Virgo. Este lugar no era
más que un par de puertas dobles en una larga pared. Sólo una pequeña
placa de plata de ley tenía puesto cotos de caza. Caminando con confianza a
la puerta, Sam tiró de la manija.
Bloqueada.
-Tendrás que seguir hacia adelante, humano. -Una voz vino desde la
oscuridad hacia la izquierda.
-No hay nada más que problemas para los que no son lobos aquí. -
Retumbó la voz. Sam miró en la oscuridad y el brillo de los ojos amarillos le
devolvió la mirada. Parecían estar muy abajo de su hombre lobo imaginado.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
De repente, Sam se enfrentó al segundo hombre lobo que había
conocido. Se relajó. De pie unos cuantos centímetros más bajo que él, el
hombre parecía bastante inofensivo. Está bien, su pelo era espeso y negro y
largo, pero, aparte de eso, no era muy parecido a un lobo. De hecho, no se
parecía en nada a Hartman Hunter. No había nada que temer aquí, entonces.
El pequeño lobo olió el aire y arrugó la nariz.
Sam mantuvo la calma. Bob y Mikhail se podrían fundir en él. Gran cosa.
No estaban aquí ahora. -Tengo que entrar. -Repitió. Dilo suficientes veces y el
lobo de la puerta podría dar marcha atrás. Dio un paso hacia Sam y olió el aire
otra vez. Tenía los más impresionantes ojos verdes que hubiera visto y alargó
una mano hacia el collar de mal gusto que Sam llevaba al cuello. En el último
momento retiró la mano como si se hubiera quemado.
-Algo está mal... ¿Qué eres? -Le preguntó con un tono curioso. Él inclinó
la cabeza hacia un lado como si viera a través de él. Sam tragó su miedo y se
puso una mano protectora sobre el collar. Era un maldito humano y no podía
hacer nada al respecto. Si esto se caía en medio de un club de hombres lobos,
habría un baño de sangre... pero si no entraba, no obtendría una mierda de
donde la niña podría estar.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
cuerpos en la pista de baile, la música y la bebida. Grupos de individuos,
grupos de chicas, un chico con otro chico, una chica con otra chica, algunos
donde no se podía decir donde comenzaba una persona y terminaba otra.
Nada era diferente de cualquier otro lugar en el que había estado.
-Estoy buscando a alguien con quien hablar acerca de una niña. -Dijo
Sam. El barman frunció el ceño. -Una chica desaparecida, una niña lobo. -
Matizó. Brevemente la dríada miró la foto.
-Tengo que hacer algunas preguntas, pensé que podías ser capaz de
apuntarme en la dirección correcta en cuanto a quién debería hablar. -Gritaba
cuando la música eligió ese momento para ir tranquila. Por un segundo la
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Las dríadas son duendes de los árboles con forma femenina, muy solitarias y de gran belleza.
Físicamente tienen unos rasgos muy delicados, parecidos a los de las doncellas elfas. Tienen los ojos
violeta o verde oscuro y su cabello y piel cambian de color según la estación. De esta forma pueden
camuflarse entre el bosque sin que se las vea. En el invierno su pelo y piel son blancos, en otoño
rojizo, y en primavera y verano tienen la piel muy bronceada y el pelo verde.
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EL CASO DE LA
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pregunta colgada entre ellos, entonces Sam se dio cuenta de que ya no
estaba en el bar por su cuenta. Dos serios musculosos hombres lobo lo
rodearon. La música comenzó de nuevo, pero eso no impidió que Sam
consiguiese el mensaje muy torpe. Cogió la foto y la puso en el bolsillo.
Evidentemente, no iba a conseguir nada más de la dríada.
-Aquí. -El segundo hombre lobo habló, o mejor dicho, empezó a emitir
una serie de órdenes monosilábicas en la línea de "Por aquí", "Ahora" y
"Quédate aquí". Lo dejaron en una habitación iluminada por dos lámparas
pequeñas en una esquina y con un lujoso mobiliario de oficina de cuero.
Cuando la puerta se abrió de nuevo, Sam se estremeció.
Cara a cara con posiblemente la persona más grande que había visto
nunca, más grande incluso que Hartman Hunter, Sam sintió que sus rodillas se
bloquearon para mantenerlo en su lugar. Mierda. El chico le dio una nueva
definición a enorme.
-Ningún ser humano puede estar aquí. -Dijo el lobo. -Tienes suerte de
que mi Beta te encontró antes de que fueras un aperitivo.
-¿Me comerían?
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EL CASO DE LA
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El lobo suspiró. -No comemos seres humanos ya. Quise decir un
aperitivo en un... No importa. -El gran hombre se presentó. -Evan, Lobo-
propietario de los cotos de caza.
-Te prometo que voy a mirar sobre eso. -Dijo Evan. Sam miró a los ojos
de color marrón oscuro del lobo y creyó ver un atisbo de compasión en sus
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EL CASO DE LA
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profundidades. Desapareció tan rápidamente que podría haber imaginado lo
que había visto.
-Vete a casa con tus nocturnos hombres. -Escupió Evan. -Y deja el asunto
de los lobos a los lobos. -Retrocedió. Sam se levantó y caminó hasta que se
encontró cara a cara con Evan.
Evan frunció el ceño, pero esta vez fue Marcus quien habló.
-No me iré hasta que haga algunas preguntas. -En realidad no iba a
ninguna parte.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Te irás. -Dijo Evan casi con suavidad. -Marcus te llevará al vampiro que
espera fuera y entonces necesitaras ir a otra parte. La hija del Alfa se pierde
con él y él sólo puede aprender a soportar esa pérdida.
-Mira que no venga por aquí de nuevo, vampiro. -Escupió Marcus con
desdén. -No puedo responder de que lo dejen con vida la próxima vez.
Sam negó con la cabeza. No sabía lo que había aprendido, pero lo que
él había recibido era una respuesta a nada. Tuvo otro Alfa advirtiéndole de
que se alejara de Hartman Hunter y un miembro Hartman le dijo que se fuera
a casa. De hecho, él había conseguido nada más que problemas.
No tenía ninguna pista de la niña, y sólo faltaba dos días antes de que
apareciera la luna llena. Luego estaba la bruja que quería los huesos de un
hombre lobo y que, por alguna razón, sentía que le debía un favor. Tenía un
caso donde había un fae desaparecido de una tríada, y una amenaza por
parte de las sirenas. Por no hablar de la maldición que significaba que tenía
que usar un collar horrible, y un vampiro que lo seguía a todas partes.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
«Seamos realistas, soy una mierda en estas cosas de detectives»
Sam cruzó los brazos sobre el pecho y miró a la puerta del club. -Tengo
la sensación de que había más cosas allí que me estaban ocultando. Algún
tipo de cosa que Evan sabe más de lo que deja entrever, y Marcus tenía esa
abrumadora-No lo sé-tristeza o algo de eso.
-Mañana. -Dijo Bob a todos antes de subir las escaleras. Su tono era
firme y enojado. Genial. Eso era todo lo que Sam necesitaba. Un busto
completo en uno de sus casos, una amenaza en el otro, y ahora un vampiro
ofendido. No había querido hacer daño a Bob, pero su cabeza estaba llena a
rebosar y había llegado a su límite.
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EL CASO DE LA
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Colocando la cabeza hacia atrás en el apoyo para la cabeza, cerró los ojos. Se
dijo que no iba a dormir allí, pero sólo tomaría unos diez minutos para pensar
antes de ir a la cama, sería bueno.
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-Vete, Teddy. -Se quejó. Se dio la vuelta y tiró de las mantas sobre su
cabeza para bloquear la aparición.
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EL CASO DE LA
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Sam puso los ojos en el vampiro y continuó hacia las escaleras. No había
suficiente café en el mundo para hacer frente a Bob por la mañana.
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EL CASO DE LA
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-¿Qué pasa? -Sam buscó la razón de su reacción. Llegó al paquete y se
asomó dentro. Una concha de color rosa brillaba en el centro de la caja,
latiendo junto con las notas de la canción.
Sam puso la tapa en la caja, cortando el ruido. El silencio se hizo eco casi
tan fuerte como la música había hecho antes.
Bob levantó una ceja ante la vehemencia de Sam. -No tenía ni idea de
que fueras tan prejuicioso.
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EL CASO DE LA
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Cauteloso, tal vez, pero no tenía prejuicios.
Sam se encogió de hombros. -Sólo estoy diciendo que soy todo humano.
Nada en contra de los paranormales.
-¿Y si nos ocupamos de las cuestiones importantes? ¿Por qué las sirenas
me envían este paquete? ¿Cuál es su mensaje? -Sam examinó la caja,
asegurándose de no abrirla de nuevo.
-Creo que es una advertencia para retroceder. Tal vez pensaron que tu
viaje de anoche era para encontrar al tercer miembro de la tríada. -Dijo Bob. -
Si fueras como todos los demás, el ruido te hubiera golpeado en el culo. No
me sorprendería si tuvieras un poco de sangre de sirena en ti.
-Está bien, no hablaré más sobre tu ascendencia dudosa. -Dijo Bob con
el ceño fruncido. -Ahora, tenemos que pensar, ¿cuál es la conexión entre el
hada que falta y las sirenas?
-No lo sé. Sólo tengo dos casos. O bien tiene que ver con el hada que
falta o la chica lobo que falta. De cualquier manera, no sé cómo las sirenas se
ajustan a esto. ¿Crees que se podría tratar de Mikhail? -Sam no le gustaba
pensar que el medio vampiro, medio sirena podría tener algo que ver con la
caja, pero sólo lo había conocido de hace poco. -Es una sirena, ¿no es así? Tal
vez es el que pega los cuchillos en mi silla y me envía conchas locas.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-¿Cómo puedes estar tan seguro? -Preguntó Sam.
-He conocido a Mikhail por muchos años. Tiene poco que ver con esa
parte de su familia. Ha elegido vivir en la tierra en lugar del mar. Lo ha alejado
de los parientes de su madre. -Explicó Bob.
-¿Y no crees que haría algo para volver a ver a su familia? -Preguntó Sam.
Algunas personas harían cualquier cosa para hacer las paces con sus
familiares.
-Oh, el infierno que no. -Bob cruzó los brazos sobre el pecho. -De
ninguna manera voy a llevarte a las sirenas.
Sam parpadeó hacia Bob con sorpresa. -No te estaba pidiendo permiso.
Voy a ir a preguntarle a Mikhail. Serías inútil si empiezan a cantar.
Bob agarró los brazos de Sam. -No hay manera de que te vayas sin mí.
Voy a usar tapones para los oídos si es necesario.
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EL CASO DE LA
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Sam se volvió a ver al hombre magnífico deambular a su oficina.
-¿Es ésta una de esas cosas que yo digo tu nombre y te presentas? -Sam
enarcó una ceja ante el híbrido vampiro.
Mikhail sonrió. -No soy el diablo. Me dirigía hacia aquí para decirte que
me enteré de que el hada que estás buscando fue visto en Bite, el nuevo bar
en el extremo sur.
-¿El que compró esa pareja de hombre lobo y humano? -Dijo Bob. Miró
a Sam y había sin duda un mensaje evidente en su sonrisa. A Sam no le
importaba que los demás seres humanos estaban con paranormales. Todavía
no le ha llegado toda la razón a la cabeza. Le devolvió la mirada con calma.
Bob continuó: -No creo que estuviera abierto todavía.
-¿Estaba con una sirena o con una sirena? -Preguntó Sam. Añadió entre
comillas con los dedos. Mikhail estrechó su expresión.
-¿Cómo voy a saberlo? Esta es una noticia de segunda mano. -Dijo. -De
todos modos, me pareció oír un canto de sirena cuando vine aquí.
-Realmente no deben querer que juegues con las hadas. -Dijo Mikhail. -
Las sirenas sólo envían cáscaras sonoras si quieren advertir a la gente o
destruir sus naves.
-Como estoy en tierra, supongo que era una advertencia. -Dijo Sam
secamente.
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EL CASO DE LA
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Sam contuvo las ganas de discutir. Decirle al vampiro que hiciera su
propio negocio no tendría ningún efecto.
-¿No tienes nada más que hacer además de seguirme? -Preguntó Sam. -
¿Buscar a alguien para drenar? ¿Cómo a las personas que juegan al hombre
del saco?
Bob sonrió, sus dientes intermitentes con su diversión. -¿Por qué habría
de hacerlo? No quiero que te sientas abandonado.
Sam abrió la boca para discutir. Bob se abalanzó y capturó sus labios con
la suya. El corazón de Sam dio un vuelco en el pecho. Se agarró a la camisa
de Bob, tirando del vampiro aún más cerca.
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EL CASO DE LA
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Sam sacudió la cabeza para disipar la bruma apasionada llenando su
mente.
Se volvió y vio a la gárgola, con las alas metidas con fuerza en su cuerpo
y un mal humor definitivo en sus ojos.
-No lo es. -Respondió Bob, acariciando una mano por la espalda de Sam.
Sam se arqueó ante el toque del vampiro. Más. Necesitaba más tacto,
más contacto con los dedos de Bob acariciando a través de su piel.
83
EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Sin dar más tiempo a Sam a ponerse nervioso, Bob rasgó los pantalones
vaqueros, revelando su falta completa de ropa interior. Había estado en un
apuro y no se había molestado.
-Tranquilo, hermoso. -Lo tranquilizó Bob. -Sólo voy a quitarte los zapatos.
No quiero que te pongas todo enredado.
Bob se echó a reír. -Tal vez más tarde podamos ser más aventureros.
Necesito follarte ahora.
Sam negó con la cabeza. -Pensé que podías leer mi mente. Quiero tener
sexo contigo, pero quiero estar arriba.
84
EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Oh. -Sam no sabía a dónde ir desde allí. Había estado abajo antes, pero
nunca realmente lo había disfrutado. Entonces una idea le vino, una que
beneficiaría a ambos. -¿Qué tal si te pones en la parte inferior, pero te dejo
chupar mi sangre?
-Hmm, eso fue demasiado fácil. Tengo la sensación de que has estado
mintiendo. -Se quejó Sam.
Bob se echó a reír. -Nunca voy a decirte. Ahora ven y jódeme para poder
tener mi merienda.
Tanto como la alegría que el vampiro emanaba, Sam también podía leer
la ansiedad oculta debajo.
Bob negó con la cabeza. -No quiero hacerte daño. Si estás detrás de mí,
podría instintivamente atacarte. Además, no puedo morderte si estás detrás
de mí.
85
EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Vale... -Había tantas cosas que Sam no sabía acerca de los vampiros que
podía llenar una biblioteca.
-Fácil, fácil. Te tengo. -Sam enganchó las piernas de Bob sobre sus
hombros. Sus ojos se encontraron con los de Bob, para ver si encontraba
malestar. Sólo al ver la pasión en los ojos del vampiro, Sam soltó sus caderas,
moviéndose dentro y fuera del apretado capullo del cuerpo de Bob.
-El placer es mío. -Respondió Sam. Este entraba y salía del culo de Bob,
estableciendo un ritmo rápido. -Tócate a ti mismo. -Exigió.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
placer que se hizo cargo del dolor inicial de los dientes afilados a través de su
piel. Se deslizó con cuidado del vampiro, suspirando cuando la sensación de
chupar vibraba en su garganta.
Bob dio un gruñido, y luego levantó la boca y se lamió los labios. -Eres
simplemente delicioso. -Dijo Bob con un suspiro. -Y no eres del todo humano.
-Cállate. -Gruñó Sam. No quería hacer frente a lo que Bob pensó que
había encontrado en su sangre. -Estoy tomando sol en el resplandor. No me
lo arruines.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
C
CAAPPÍÍTTU
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Arriesgó una mirada a Bob, quien asintió con la cabeza hacia él. Sip.
Estaba claro que había pensado eso mismo.
-Hola, bienvenidos a Bite, ¿qué puedo servirles? -El rubio era todo
energía y fuego y exageradamente feliz. Sam no tenía por qué ser un
empático al ver eso.
-Tus cervezas.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Gracias. Me pregunto si has visto a este hombre. -Sam deslizó la
pequeña foto del fae que falta por encima del mostrador y el barman miró
con curiosidad. Por lo menos buscaba, que era más de lo que la dríada había
hecho en los cotos de caza.
-Sí, estuvo la noche anterior. Causó un gran revuelo por un tiempo, pero
Alec tuvo unas palabras con él y se fue. -El camarero deslizó una cerveza a un
hombre lobo a pocos metros de distancia.
«¿Este es Alec?»
Sam empujó la foto más cerca del gran hombre lobo y la golpeó.
-¿Eres un policía?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Un IP, tratando de localizar a una persona desaparecida. -Sam consideró
sacar la foto del niño lobo también, pero algo detuvo su mano. No pedir un
favor a un lobo para otro lobo era una de las lecciones que había aprendido.
Tal vez podría hablar con el camarero al final de su turno. Si el hombre era un
ser humano normal, no sería tan condenadamente territorial.
Alec miró la foto y arrugó la nariz. Luego frunció el ceño. -Nate es mejor
con las caras que yo. -Comenzó. -Los faes me parecen todos iguales, pero si
él dice que este fue el fae con el que hablé, entonces debe de serlo. -Estaba
cerca de gritar por encima del ruido de la música y Sam repentinamente
deseó que este caso no fuera uno en el que pasado tanto tiempo en los
clubes, y tal vez más tiempo en buenas cafeterías, tranquilo.
Sam sonrió en agradecimiento y con Bob tras él, entró por la puerta
privada. La música seguía siendo siempre una línea baja, pero al menos podía
hablar a un nivel normal. Todavía tenía su cerveza en la mano y dio un trago
fortificante. Bob se apoyó contra la puerta y cruzó los brazos sobre su amplio
pecho, siempre el guardián vigilante.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Un grande, hombre lobo malo y un pequeño y lindo humano, ¿eh?
Sam sabía lo suficiente como para saber que estaba siendo molestado
por hacer la pregunta personal y se sintió avergonzado adecuadamente.
¿Quién era él para juzgar? Por Dios. Cuando recordaba lo que le había
pedido a Bob...
-Mis disculpas. -Ofreció Sam. -Esa fue una cuestión personal y no era mi
intención ofender.
-No es cierto. -Alec respondió con una sonrisa irónica. -Hemos oído
cosas peores, pero sí, Nate es mi verdadero compañero, y sí, nos amamos, y
sí, nos mantenemos fuera como un pulgar dolorido. Ya te acostumbrarás a
eso.
-No soy...
Alec sacudió la cabeza y soltó una carcajada. -Su olor está sobre ti. -Dijo.
Luego asintió con Bob en el reconocimiento de lo que acababa de decir. Sam
miró directamente al dolor de la mirada ámbar de Bob. ¿Qué esperaba que
hiciera Sam? ¿Subirse sobre él como a un árbol para demostrar al mundo que
estaban teniendo relaciones sexuales? Los vampiros no tienen pareja. ¿Cierto?
Estaban compartiendo sexo increíblemente y satisfactorio. La expresión de
Bob se convirtió en impasible y su mirada se cerró. Sam se dio cuenta de que
probablemente había cogido algo sin siquiera darse cuenta.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
encontrarlo de todos modos?
-No se puede tener mucho sentido de los faes, pero la sirena gritaba y
decía cosas. -Alec se encogió de hombros. -No tengo mucho tiempo para
sirenas así que lo que digo puede ser debido por lo que pienso. Sean
advertidos.
-Está bien. -Sam sabía todo acerca de los prejuicios. Eso era lo que lo
mantenía a salvo.
-Me parece que el fae lo puso a raya. Le aparté del tipo sirena y le
pregunté si necesitaba ayuda de algún tipo. Nate y yo hacemos un trabajo
con el refugio de la quinta calle y podríamos haberle llevado allí, sirena o no
sirena.
-Eso era lo raro. Para todo el alcohol que había bebido, y por todo el
comportamiento fuera de lugar, insistió en que la sirena era con el único que
se iba a casa. ¿Qué más puedo decir?
-¿Luego se fueron?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
La puerta se abrió de golpe y Nate entró en la habitación y luego cerró la
puerta para evitar el ruido.
-Todo está bien. Buscaban al fae que falta y les dije lo que sabía.
-Ahora no, Nate. -Alec extendió su mano a Bob y luego a Sam. Sam
ignoró el último comentario extraño hecho por el otro ser humano.
-Es mi trabajo. -Dijo Nate con suavidad. Sam se volvió hacia la pareja.
Nate estaba mirando a Alec con una mirada suplicante en su rostro. Alec se
limitó a estar de piedra y camino más allá enojado y moviéndose furioso. -Ella
es mi sobrina, también. -Ante esas palabras, Alec visiblemente se desplomó y
luego se sentó en el sillón de cuero detrás del escritorio. El dueño del club
era confiado pero en su lugar ahora estaba un lobo con la tensión y pesar
pegados en la cara. Cuando Nate cayó de rodillas junto al lobo, fue
claramente su perdición.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
donde el corazón de Alec estaría. -Te amo, Alec. -Dijo. Sam sintió que se
estaba entrometiendo.
-Hay un niño lobo que falta. Una niña. Ella tiene cuatro años y creemos
que la madre tuvo algo que ver con eso. La manada la está cubriendo.
-¿Cómo sabes eso? -Interrumpió Nate. Tenía una mano calmante sobre
Alec, pero parecía tan angustiado como él. Sam miró a Bob.
-Es sólo una hipótesis de trabajo. -Dijo. -Pero tenemos que seguir su
rastro y con cada lobo que tratamos de hablar se vuelve un callejón sin salida.
¿Qué puedes hacer para ayudar?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
empujados a un lado. La niña desaparecida era lo importante aquí.
-¿Cómo lo hiciste...? ¿Lo que hizo...? -Alec lo miró sin palabras. Todo el
mundo se sorprendió cuando la puerta se abrió y esta vez Mikhail entró en la
habitación. La puerta cerró el ruido y Mikhail se quedó mirando a su
alrededor con los ojos entrecerrados.
-Es de la manada Hartman. -Anunció Mikhail. -La niña que falta es la hija
de su hermano. -Esperó la reacción y frunció el ceño cuando no hubo ninguna.
-Mi lobo odia que la manada no me deje hacer nada. Nunca abandones
a un cachorro, pero quieren mantener todo muy cerca de ellos. Mi hermano
tuvo un lavado de cerebro en el que piensa que sólo los lobos pueden ayudar
a los lobos. Esa es parte de la razón por la que... -Se calló. -Hartman es un
buen hombre atrapado en una red de política y de lucha contra los desafíos
de los partidos de izquierda, derecha y centro. La manada no tenía nada más
que un territorio que defender. Ahora, la manada de Hartman tiene
participaciones globales, las escuelas, los fondos de la universidad... Y tantos
otros tratan de luchar contra el Alfa por eso. Pensamos que fue un Alfa rival el
que había tomado a la niña para proporcionar algún tipo de influencia, pero
no nos pidió nada.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-¿Puedes cambiar aún? -Le preguntó.
Alec enarcó las cejas. -Todavía no. A pesar de que no pasará mucho
tiempo. -Añadió con orgullo. -No en esta luna llena, pero tal vez la próxima.
¿Eso es importante?
Bob miró a Sam y todo lo que Sam quería hacer era salir de la habitación
y no romper el corazón de Alec al decirle lo que pensaba. Al final, no pudo
dar la vuelta y correr. Tenía que decirle a Alec la verdad.
-Los hechizos de las brujas necesitan los huesos de un lobo, pero sólo los
huesos de un lobo capaz de cambiar para que sean más fuertes.
Sam y sus hombres vampiros dejaron el club sin mas información real
sobre la niña desaparecida, pero por lo menos con la posibilidad de trabajar
con otros para encontrarla. No podían hacer nada hasta que se encontraran
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
mañana en la parte trasera del club. Los olores de la ciudad eran demasiado
por la noche y todos estuvieron de acuerdo en que necesitaban tener las
cabezas tranquilas. Nadie había dicho una cosa cuando Alec dijo que iba a
estar fuera explorando esta noche. Había pasado de ser un tío pensando que
su sobrina era una especie de peón en un juego entre Hartman y su esposa, a
la creencia de que su sobrina estaba realmente perdida. Había dejado a Nate
en silencio en el bar cuando se había cerrado. Nate estaba destruido y Sam
deseaba tener palabras para animar al otro humano. Un simple "Todo estará
bien" era como poner una tirita en una herida de bala. No servía en absoluto.
9
También llamada memoria fotográfica.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
C
CAAPPÍÍTTU
ULLO
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EVVE
Los ojos de Bob estaban cerrados, pero ya no respiraba, era difícil saber
si estaba dormido o en estado de coma o lo que los vampiros hicieran para
descansar. Sam se deslizó fuera del abrazo de Bob y se vistió rápidamente. En
la planta baja, se instaló detrás de su escritorio y marcó el número de la
compañía de taxis. Doug ya estaba en el trabajo y más que dispuesto a
decirle a Sam donde dejo a la sirena y al fae.
-¿Todavía crees que estoy solo aquí por el sexo? -Preguntó Bob.
Sam negó con la cabeza. -Nop. No soy tan bueno en la cama. Estás por
la sangre, también.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
olerme. Cualquier persona con un poco de sangre paranormal te evitará
como la peste porque sabrán que el que te toque tendrá la muerte.
-El plan es que el taxista que viene va a llevarme a donde dejó a nuestro
fae difícil de alcanzar. Ahora mismo, voy a comer algo y luego ir a ver si puedo
rescatar a un fae que puede o no puede necesitar ser rescatado.
-Tiene que ser rescatado. -Dijo Bob. -Los fae nacen en agrupaciones.
Para ellos, separarse y ser independiente es algo inaudito. Él comenzará a
sentir la ausencia de su tríada, si no lo ha hecho ya. Si esta sirena tiene una
influencia indebida sobre nuestro fae, entonces tenemos que tratar con él
primero.
-¿Qué pasa con Mikhail? Él no tenía que ayudarme, pero lo hizo. -Señaló
Sam.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
mayor objetivo es apoderarse de un pedazo de tierra. Sin embargo, con
Mikhail, el medio vampiro es más fuerte por lo que tiene, al menos, la mitad
de un corazón.
-Buena idea, pero ¿por qué es con una sirena masculina? -Preguntó Bob.
-Sin duda, una sirena mujer hubiera sido una mejor opción.
Bob asintió. -Y una vez que lo había cautivado, ya era demasiado tarde
para tratar de agarrar a alguien diferente. -Añadió Bob.
-Puede ser. Tal vez por eso el fae estaba bebiendo en el bar. Sabía que
había disgustado a la sirena, tal vez ya había caído en el amor y estaba
deprimido. -Sam casi podía ver toda la situación extendiéndose ante él. -
Pobre fae. Podría haber salido con la sirena para probar algo nuevo, de
romper con su tríada por un tiempo, y en su lugar se encontró atrapado por
una sirena que quiere un criador.
Sam frunció el ceño. -Pero, ¿no puede ser la venganza de los dos
restantes en la tríada ser enorme? Es decir, los otros lo sentirían si estuviera
muerto, ¿no? Yo creo que estarían furiosos si asesinaran a su tercero.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Sí, pero eso no significa necesariamente que la sirena no vaya a matar al
fae. Ellos no siempre usan la mayoría del sentido. ¿Se te olvidó esto? -Bob
sacó el collar de Sam de su bolsillo y lo balanceó en el aire.
Bob negó con la cabeza. -No. Creo que tendrás que encontrar a alguien
para romper el hechizo. Preguntaré por ahí después de que consigamos al fae
a salvo en casa.
-Gracias.
Bob se inclinó y dio un beso suave en los labios de Sam. -No hay nada
que no haría por ti, amor. Se podría pensar que estamos jodiendo, pero estoy
apostando por un reclamo. Siempre serás mío.
-Bueno, no siempre. -Intervino Sam. -Voy a morir mucho antes que tú.
-Sam, Sam, ¿por qué tienes que analizar todo? Deja que las cosas
sucedan donde puedan. Yo no voy a ninguna parte y, con tu negocio, no
vamos a ninguna parte. No tenemos que tomar ninguna decisión en este
momento.
-Es cierto. -Sam no podía discutir con esa lógica. -Pero te viste herido
ayer cuando le dije que estábamos teniendo sexo. -No podía conseguir quitar
esa mirada de su mente.
Bob tomó el rostro de Sam entre sus manos. -Nunca he tenido una
conexión con alguien como la que tengo contigo. Para mí es mucho más que
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
sexo. No puedo hacer que sientas lo mismo por mí, pero tampoco voy a jugar
por mi afecto por ti sólo para que te sientas más cómodo. -La voz de Bob
tenía tanta determinación que Sam sabía que no sería capaz de disuadirlo.
-¿Vamos?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
salado y las gaviotas gritaban su deseo de que los turistas les dieran más
papas fritas.
-Oye, que era una sirena. -Dijo el taxista. -Me imaginé que tenía un
escondite en el agua o algo así, y tú no esperas hacer preguntas a las sirenas.
-El taxista parecía despreocupado por haber dejado a dos personas en el
medio de la nada en la oscuridad.
-No, lo siento. Tengo otro cliente. Puedes llamarme cuando estés listo, y
si estoy disponible, entonces pasaré. -Doug entregó un recibo con su tarjeta
de visita.
-Gracias, Doug.
Bob abrió la boca y dejó caer la pajita. -¿Qué? Es una buena sangre.
Sam puso los ojos en blanco. -Esta es la última vez que te dejo elegir el
sitio.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
nariz. -Apesta a sirenas por aquí.
-¿Lo hace? -Sam respiró hondo, pero todo lo que podía oler era el aire
salado y pescado muerto.
-Espero que sea una sirena. -Dijo Sam. -Si no, tenemos una persona
muerta que nos mira.
La persona parpadeó.
«Sirena»
-Whoa. -Sam corrió al lado de Bob. Los ojos del vampiro se mostraron
sólo blancos.
-Va a estar bien. -El chorro de agua que golpeó la madera hizo que Sam
levantase los ojos para ver que la sirena se había unido a él. Pelo rubio pálido,
con un toque de verde enmarcando una cara estrecha con los ojos de color
verde claro. Cuando sonrió, dientes afilados como los de un tiburón
aparecieron. La piel blanca de la sirena casi brillaba con su translucidez. Agua
a raudales salía de él como si fuera un pez, secándose rápido.
-¿Qué pasa con él? -Sam preguntó a la sirena mientras movía a Bob,
tratando de conseguir que se despertara.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Lo que es realmente sorprendente es que tú puedes. ¿Por qué, humano?
-Yo soy Sam. -Ofreció. -Tengo algo con lo que esperaba que me
pudieras ayudar. ¿Por casualidad has visto a un fae por aquí en absoluto?
-Sí. -Finalmente ofreció. Sam esperó por más información, pero no dijo
nada. Es hora de poner sus habilidades de IP en buen uso.
-Me imagino que tener un fae por aquí es un poco preocupante, con los
otros dos de la tríada queriéndolo de vuelta.
10
Nombre común de varias especies de peces osteíctios, acipenseriformes, de cuerpo alargado,
cinco hileras de placas óseas en el cuerpo y boca en posición ventral. Como se utiliza de nombre se
deja el original.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Sam frunció el ceño. -Tú lo retienes y estarás comenzando una guerra
con los faes. ¿Es eso lo que quieres?
Sam levantó las manos, las palmas hacia fuera en la negación. -No. Soy
gay y no tengo ningún interés en convertirme en un donante de esperma.
-Es una pena. -Los fríos ojos verdes de Sturgeon recorrieron a Sam de
arriba abajo como si estuviera buscando sus debilidades.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Gracias por su ayuda. -Dijo Sam, incluso mientras se preguntaba si la
sirena le había ayudado realmente. Es posible que haya entregado una
posible localización del tercer fae, pero tampoco había dado ninguna señal
de compasión con nada de eso.
-Uhhh ...-El gemido de Bob arrastró la atención de Sam lejos del agua.
-No voy a dejarte ir allí por tu cuenta. -Gruñó Bob. Intentó sentarse y se
aferró la cabeza.
-Enviaré a Mikhail para velar por ti. -Contestó Bob. -Él puede resistir
fácilmente a las sirenas.
Sam lo pensó por un momento. Sería tonto investigar sin respaldo. -Está
bien, tienes razón. Tomaré a Mikhail conmigo.
-Bueno. -Bob se puso de pie y le dio a Sam una sonrisa tímida. -Supongo
que tendré que sentarme fuera por amor.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Sam se quedó fuera del bar, esperando a Mikhail. Bob no quería dejarlo
solo, pero Sam había insistido. El vampiro había mirado inestable sobre sus
pies y acercarse al bar le había vuelto a su piel un tono extraño de color verde.
No era un buen color en un vampiro.
-¡Noooo! -Esta vez el terrible grito desgarrador hizo que Sam se moviera.
Con Mikhail aquí o no, iba a entrar. Empujó la puerta y corrió a través de la
barra, esquivando a las personas que trataron de interponerse en su camino.
Otro grito y Sam se encontró con la fuente del horrible ruido. El fae que había
estado buscando yacía en el suelo, las runas de su cara brillando.
Sam se puso de rodillas. El instinto le hacía coger la cara del fae. Una
energía pasó por sus brazos, haciendo que el vello de los brazos se erizara. El
fae se calmó bajo su toque inmediatamente. Las runas se atenuaron
ligeramente y el fae cerró los ojos.
-No puedes contar con él. Es mío. -Una voz petulante interrumpió la
concentración de Sam con el hombre en el suelo. Sam levantó la vista para
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
ver a una sirena de pelo azul con el ceño fruncido hacia ellos.
-Va a venir conmigo. Él tiene que volver con las otras partes de la tríada. -
Dijo Sam.
-¡No! -La sirena golpeó su pie en el suelo con un pedal infantil. -Lo
encontré, ¡es mío!
-¡Es mío!
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-¡Buen trabajo, detective! -Mikhail estaba en la puerta. Sam no sabía
cuánto tiempo Mikhail había estado allí, pero él se dio cuenta de que el
vampiro hubiera estado listo para intervenir si fuera necesario.
-Gracias.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
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-¿Tu nombre?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-¿Puedo tocarte otra vez? -Preguntó Sindri. Se acercó más, pero esta vez
Sam había logrado abrir la puerta detrás de él y pudo huir. Pasó a Mikhail en
las escaleras. Él dio un paso atrás y salió de su camino.
-Sindri es como una erupción en mí. -Espetó Sam. -Él quiere tocarme por
mucho tiempo.
-¿Mikhail?
-¿Por qué?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
cerró la puerta.
Bob negó con la cabeza. No se veía más feliz de lo que acababa de decir
a Sam.
«Mierda»
-¿Por qué no ser yo, Sam? -Dijo Bob con tristeza. -Has dejado claro que
lo que tenemos es sexo, y no confías en que no estoy usando mi control en ti.
-Se encogió de hombros. -Voy a comprar la habitación de al lado para estar
cerca de ti, pero no voy a obligarte a nada que no quieras hacer.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Sam se acercó y acarició el rostro de Bob con sus manos. -Creo que
tenemos algo que me asusta. Tú y yo juntos se siente bien. Cuando estaba
dentro de ti, cuando nos abrazamos, cuando me protegiste... -Cerró los ojos y
apoyó su frente contra la de Bob. Fuera de toda esta locura, la única cosa que
él no quería que sucediera era que Bob se fuera. De alguna manera sentía
algo más que lujuria por este hermoso vampiro de ojos ámbar que se había
colado en él.
-Lo siento si he dicho algo malo. -Bob ofreció suavemente. -No quiero
ser como los fae, siempre en tu espacio y obligarte...
-Te amo. -Dijo Sam. Tan pronto como las palabras salieron, casi deseó
poder arrancarlas de nuevo. ¿El hechizo de amor era responsable de él
diciendo estas palabras? ¿Era Bob totalmente incapaz de usar su encanto
sobre Sam?
-Sam, te amo más de lo que alguna vez se supone que amaría. -Dijo Bob
simplemente. Sam consideró la forma extraña de la admisión, y decidió que la
pensaría más tarde. Bob habló de nuevo. -Siempre lo haré.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
seguido por fuego y perseguido por mareos.
Cuando Sindri lo dejó en libertad, los ojos de Sam fueron a Bob y Mikhail.
Dieron un paso más cerca, pero algo hizo parar a los muertos. Estaban allí
como mimos presionando contra una lámina de vidrio invisible. «Una especie
de barrera mágica». Sindri fue reemplazado por el fae número dos, cuyo beso
era como un día de verano, fresco y brillante. Dios, Sam se sintió muy
mareado. Débilmente, Sam empujó al fae dos, pero eso sólo significó que el
dos fue sustituido por el fae tres, que murmuró un encantamiento bajo y
suave antes de robar un tercer beso.
«Eso duele»
-¿Lo suyo?
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
significa que no pueden otorgar un "gracias" a través del sexo completo. -
Resumió Mikhail. -Pero pueden darte un beso.
-Has sido bendecido por los fae. -Dijo Bob en voz baja. Alargó la mano y
tocó con un dedo la mejilla de Sam. -Han dejado su huella en ti. -Sam se
tambaleó de pie y se acercó al espejo. Bob tenía razón. En el pómulo
izquierdo había una pequeña estrella que brillaba cuando volvió la cabeza.
Con un dedo, frotó la marca, pero no había manera de sacarlo.
-Los fae llevan runas en sus rostros. No veían ninguna razón para no
hacerlo que marcarte de manera similar. -Dijo Bob.
-Viktor no pudo con el toque de los fae. -Aplacó Mikhail. -Le tomó tres
semanas para recuperar la conciencia. Mira a Sam, está despierto y se siente
bien.
-Estoy bien.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Una de las cosas buenas, sin embargo. -Continuó Mikhail. -La tríada
rompió La Maldición de Cupido. Puedes salir en público ahora.
-Gracias a Dios por los pequeños favores. -Murmuró Sam. -Sin ánimo de
ofender, pero ese collar de conchas era horrible.
-Nadie lo toma. -Se rió Mikhail. -Voy a dejaros para que solucionéis
vuestras cosas. -Salió y cerró la puerta tras de sí.
Si las palabras habían sido pronunciadas en voz alta con gran estilo
vampiresco teatral, entonces Sam las habría despedido. Pero la voz de Bob
era tranquila y llena de emoción. Ese fue el momento en que Sam sabía que
el edificio de amor dentro de él era real.
El expediente del fae se cerró y Sam no se sentía tan mal. Bueno, por lo
que aún tenía, le faltaba un lobo que encontrar, pero una victoria es una
victoria y la tomaría mientras decidía qué hacer a continuación para encontrar
a Shelby. El timbre volvió a sonar y, cuando nadie hizo nada para abrir la
puerta, Sam fue a averiguar qué siguiente misterio podía aparecer en su
puerta.
No había nadie allí. Pues bien, ninguna persona por lo menos. Había un
gato. Un gato de ébano con grandes ojos verdes... y una caja. Sam no creía
nada de los gatos, pero estaba intrigado por la pequeña y sencilla caja que
tenía su nombre escrito en él.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Los hechizos de sirenas no funcionan en mí. -Gritó. Sólo en caso de lo
que había en la caja era una especie de venganza sirena rara o una
advertencia como la cáscara que había recibido antes.
-Por supuesto que no. -Respondió una voz. Sam entrecerró los ojos y
miró a su alrededor.
La caja tenía una tapa suelta. Curioso, la abrió. En el interior había una
nota y una sola cinta roja. Un escalofrío recorrió su brazo al tocar el material
sedoso. Le pareció oír un niño llorando y sintió como un miedo rasgó a través
de él. No era su miedo, era el de ella. Se detuvo cuando tomó sus dedos
fuera de la franja roja. Extraño. Tocó de nuevo y reanudó el llanto. Frikis,
retrocedió, pero no antes de coger la tarjeta y darle la vuelta para leerla.
Sam se dejó caer en el sofá. Sin duda, un hombre lobo sería más
adecuado para localizar la sangre. La puerta se abrió de golpe y Bob corrió
hacia él, la preocupación grabada en su rostro.
-La magia la encubre. -Resumió. -No puedo oler más que el grupo
sanguíneo. Nada de un lobo, niño o no.
118
EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Entonces, ¿por qué yo...? -Sam no quería decirlo. Pero ¿por qué iba a
tocarla y oír un llanto?
-¿Recoges la cinta por mi? -Preguntó Sam. Bob retiró la cinta de la caja y
se la enrolló en la mano. Miró hacia abajo en el escarlata. -¿Oyes algo?
Bob pareció estar sin palabras. -Voy a hacerte un café. -Dijo finalmente. -
Entonces vamos a sentarnos y pensar en esto.
-Está bien. -Respondió Sam. Esperó hasta que Bob salió de la habitación
y luego hundió la cabeza entre las manos. Él no quería experimentar el dolor
de otras personas. Sí, casi podía sentir una ubicación para la niña.
-Por aquí. -La voz señaló. Sam miró hacia el suelo, al mismo gato negro
que había estado en la puerta. «Me estoy volviendo loco» pensó.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Me estoy volviendo loco. -Dijo en voz alta. -Escucho cosas.
-Es real. -Dijo el gato. Bueno. El pensamiento, por lo menos. La boca del
gato no se movió. Estaba mirando a Sam con una intensidad verde enfocada.
Bob regresó a la habitación con dos tazas, y las puso sobre la mesa.
Bob levantó las cejas y miró a la torsión felina dentro y fuera de las
piernas de Sam.
-Es él. -Repitió Sam. Luego cerró la boca. ¿Qué estaba haciendo
hablando de una alucinación como si fuera real?
-¿Un familiar? ¿El gato es como una entidad sobrenatural que ayuda a
una bruja? -Recordó lo que había aprendido de sus días en la universidad.
¿Las compinches viejas brujas tienen gatos negros? ¿Gatos negros malos que
hicieron su horrible licitación?
Bob parecía tomar todo con calma. Pasando a Sam un café, se instaló
con su propia bebida junto a Sam y se apoyó cerca.
120
EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-¿Estás bien? -Le preguntó. Estaba preocupado, Sam pudo ver que,
incluso a través de la niebla de ¿qué carajo? eso era en la cabeza. El
pensamiento de Sam cayó en la cabeza, sin dirección, pero sabía que no
estaba bien.
-Tengo el gato de una bruja como una mascota que habla conmigo. -
Comenzó Sam. -Por no hablar de que tengo un fantasma que está
permanentemente molesto y de mal humor, y una gárgola que se pone de
mal humor. Luego están los hombres lobos que amenazan con quitarme la
cabeza de mi cuerpo si me meto en sus negocios de manada, y dos vampiros,
uno que coquetea conmigo y otro de quien me he enamorado. No, Bob,
teniendo en cuenta el hecho de que hace tres meses estaba en contra de lo
paranormal y a favor de mantenerme en las áreas separadas de la ciudad,
realmente no estoy bien.
Bob acarició su brazo con suavidad. -Creo que estás en shock. -Dijo
amablemente.
-Todo va a estar bien una vez que aceptes este nuevo camino de los
tuyos. De todos modos, supongo que la cinta es una pista, sin embargo. Eso
es bueno, ¿verdad?
-Está bien. -Dijo Sam con firmeza. -No podemos darnos el lujo de parar
esto ahora. Shelby debe ser capaz de cambiar pronto. -Necesitamos
rescatarla y por alguna razón, un buen número de personas creen que puedo
ser su única esperanza.
Bob cruzó los brazos sobre el pecho y asintió con la cabeza. -¿Qué
quieres que haga? -Le preguntó.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
-Está bien.
Continuará....
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
Náyades, humanos, sirenas y un reto para el Alfa, conforman
la intrincada historia de la carrera para rescatar a los niños
desaparecidos.
Sam y Bob tienen algo más que el caso de un niño perdido para manejar.
No sólo les falta Shelby Hartman, otros niños paranormales han desaparecido.
La carrera para rescatar a los niños se ve obstaculizada por las náyades,
humanos, sirenas y un reto para el Alfa.
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EL CASO DE LA
MALDICIÓN DE CUPIDO
SOBRE LOS AUTORES
Amber Kell
Email: amberkellwrites@gmail.com
R. J. Scott
Vive en las afueras de Londres. Ella escribe desde los seis años, cuando
se quedó castigada por una infracción que involucraba galletas y escribió una
historia. Después de una historia en los dos lados de una hoja acerca de una
princesa atrapada, una amante escritora había nacido.
Ella ama leer cualquier cosa de thrillers, de ciencia ficción u horror; sin
embargo su real amor siempre ha sido el mundo del romance. Su meta es
escribir historias con emoción y romance, problemas en el camino para
alcanzar la felicidad y ser felices para siempre.
Email: rj@rjscott.co.uk
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EL CASO DE LA
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Elonoe
Corrección/ Revisión
Mayita
Diseño/Edición y Formato
Morgana Celtic
Limpieza de Portada
Shima_chan
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