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by camilatopping
Todos los años se realiza el Ritual de Apareamiento, donde los hombres lobos buscan
a sus compañeras y la loba elegida no tiene nada que decir contra eso. Así que
cuando la inocente Camila Cabello cumple dieciocho años, capta la atención de la Alfa
más temida por todos: la Alfa Lauren Jauregui. Podrá Camila suavizarla con su
corazón o simplemente arruinará su espíritu?
Sinopsis
Todos los años se realiza el Ritual de Apareamiento, donde los hombres lobos buscan
a sus compañeras y la loba elegida no tiene nada que decir contra eso. Así que
cuando la inocente Camila Cabello cumple dieciocho años, capta la atención de la Alfa
más temida por todos: la Alfa Lauren Jauregui. Podrá Camila suavizarla con su
corazón o simplemente arruinará su espíritu?
Capítulo 1
No volví a dormir, solo permanecí acostada en mi cama por unas horas. A las seis de
la mañana, alguien llamó a la puerta.
-Es hora de levantarse- gritó mi madre, sonando apurada. Ella ni siquiera abrió la
puerta antes de correr por el pasillo para despertar a mi hermana.
Hoy era 10 de noviembre. Para los humanos es solo un día más, pero para los
hombres lobo es un día de emoción y alegría. Porque el 10 de noviembre es el día del
compañero. Todos los años, el sexto día de noviembre, todos los hombres lobo de
dieciocho a veinticinco años se reunen en terreno neutral, para el ritual de
apareamiento.
Los Lobos masculinos de las diferentes manada, tienen la opción de conocer a todas
las Lobas del país. Para ver a cuál quieren para aparearse. Tan pronto como una Loba
cumple dieciocho años, tienen que ir y luego, si no fueron elegidas, continúan
regresando hasta que cumplen los veinticinco.
Sin embargo, los Alfa se aparean con otros Alfa. Así es como funciona. Un macho alfa,
que desea tener cachorros fuertes, siempre elegirá a una Loba que tenga un padre o
abuelo alfa; para asegurar que sus cachorros sean lo más fuertes posible. Sin
embargo, eso no impidió que las niñas de dieciocho años vivieran con la esperanza.
Está en la naturaleza de las Lobas querer estar con un Alfa.
-Camila, será mejor que te pongas ropa en los próximos dos minutos, de lo contrario,
iré y te vestiré yo misma-, gritó mi madre. Gemí ruidosamente, mientras agarraba mi
atuendo y caminaba hacia el baño. Me miré en el espejo y me di cuenta de que la
noche de insomnio no me hacía ningún bien. Tenía un gran trabajo que hacer.
Una vez que mi vestido estaba puesto, me dirigí escaleras abajo. Mi madre y mi
hermana mayor me estaban esperando. Mi hermana, Sofia, era tres años mayor que
yo. Ella conoció a su compañero, Adam, en su segundo año en el ritual de
apareamiento. Adam era un buen chico, tranquilo, pero agradable. Él estaba en
nuestra manada, por lo que Sofi continuó en nuestra manada y viviendo con
nosotros.
Uso lo básico de maquillaje la mayoría de los días, pero al mirar la mesa de repente
sentí que no sabía nada sobre las reglas de belleza.
Quiero decir, no soy una persona fea y soy bastante delgada, pero incluso me
sorprendió lo bonita que me veía una vez que estaba completamente lista. Mi piel
parecía brillar, y mis pómulos eran obvios. Mis grandes ojos, de color marrón,
parecían casi hechizantes cuando estaban forrados de negro.
-Bueno, ella parece desafiante-, comentó Sofi a mi madre, quien asintió con la
cabeza.
-Esperemos que no intenten hablar con ella, así puede tener una oportunidad de ser
elegida por alguien-, respondió.
Fruncí el ceño, un poco herida por su comentario, pero no respondí. No era errado
decir que no tengo una personalidad fuerte. Me habían dicho en muchas ocasiones
que no tenía personalidad, que era aburrida y tranquila, pero sabía que me sentía
cómoda en mi propia compañía. Lo saque de mi padre; quien no hablaba mucho, pero
cuando lo hizo, se dirigio con sabiduría.
Conocí a otros lobos que iban al ritual de apareamiento. Tanto chicas como chicos
estaban vestidos para impresionar. Pero obviamente las chicas más que los chicos.
Cuando vi a mi mejor amigo, Shawn, sonreí y corrí hacia él.
Shawn llevaba un par de jeans negros y una camisa polo blanca. Su cabello castaño
estaba despeinado y su estilo desordenado, pero de una buena manera. Shawn era
un chico atractivo, no había duda de que las lobas estarían presionando sus encantos
para llamar su atención.
-Mila- sonrió.
-Te ves increíble-, comentó, extendiéndose hacia adelante para darme un abrazo.
Corrí sus manos, sonrojándome profundamente. No me gustaba ser el centro de
atención, nunca lo había hecho.
Bajé del autobús y Shawn puso su mano en mi espalda baja. Era algo extraño en él, y
yo fruncí el ceño. No era que tuviera un problema con él tocándome, era solo que
estaba allí para encontrar un compañero, y su toque era como un reclamo. Estaba
advirtiendo a otros machos que estén lejos de mí.
-Shawn, ¿qué estás haciendo?- Siseé en voz baja, mientras nos alineamos en la
entrada. Como si ni siquiera se hubiera dado cuenta de lo que había hecho, dejó caer
su mano.
-Lo siento- murmuró, casi avergonzado. Miré alrededor mientras esperaba obtener mi
placa, que diría mi nombre, edad, fuerza y mi manada actual. Todo el ritual se
llevaría a cabo afuera.
Había tres grandes carpas, todas contenían comida, bebida y otros refrescos. La
gente estaba por todas partes, solo hablando y mezclandose. Había una larga cola
para conseguir las insignias y entrar.
-¿El Alfa te calificó con tres de diez?- Preguntó Shawn, molesto. Le di una mirada,
diciéndole que estaba bien con eso. Pero no lo era. Sabía que tres no era bueno. No
obtendría mucha atención de los hombres. Porque mis cachorros no serían fuertes.
-Seis.
-Eso es bueno.
-Está bien-, sonrió con suficiencia, antes de darme una sonrisa juguetona.
Me reí.
-Me sorprende que hayas llegado tan alto-. Shawn empujó mi hombro jugando, no lo
había estado esperando. Grité en shock cuando caí hacia atrás, pero no golpeé el
piso. No, golpee algo peor, o mejor dicho a alguien peor. Me estrellé directamente
contra un alfa. Pero no cualquier Alfa, la Alfa más temible de todos.
La Alfa era alta, con una gran constitución: su torso es amplio y tonificado, y sus
brazos tatuados se ven debajo las mangas de su camisa. Es una mujer hermosa;
Cabello del color de un cielo de medianoche, y ojos del color de un campo verde en
verano. Es más alta que yo, solo para aumentar su intimidación.
Estaba aterrada. Nunca había conocido a alguien más temible en mi vida. Su rostro
estaba vacío de toda emoción, como si fuera un zombie, completamente limpio de
todos los pensamientos y sentimientos. Tragué nerviosamente, mientras sus brazos
me sostenían. Sus manos eran fuertes y firmes; Como si fueran de acero. Miré su
placa y casi me derrumbé.
Sabía quién es la Alfa Jauregui, todos lo sabían. La mujer era bien conocida, y no por
buenas razones. En su decimoctavo cumpleaños, asesinó a sus dos padres, antes de
hacerse cargo de su manada de lobos. Además de que era un caso extraño, pero no
único, de un lobo intersexual, es decir que tenía el aparato reproductor masculino que
le asignaba totalmente su rol como Alfa, y si alguien la miraba de una manera que no
le gustaba, los mataría. Era de una pesadilla, un monstruo de gran nivel.
-Mírame- gruñó. Su voz era áspera y ronca, un indicio de extrañeza en su acento: era
una mujer tranquila, lo sabía, nunca se dirigió a muchas personas. Sólo un puñado de
personas la habían oído hablar alguna vez. Pero, no me atreví a mirarla. -Dije que me
mires- dijo bruscamente.
Gemí de miedo, mientras su mano tomaba mi barbilla. Sus manos eran duras; Como
si pasara toda su vida haciendo labores manuales. Estaba temblando, aterrorizada,
mientras empujaba mi barbilla hacia arriba. Mis ojos, de mala gana, se encontraron
con los suyos. Sus ojos eran grandes y circulares, con orbes verdes brillantes que
parecían vivos y muertos al mismo tiempo. Alfa Jauregui me dio mucho miedo. Ella no
recibió el apodo de "Alfa de Sangre" sin razón.
Me miró a los ojos por unos segundos, sus ojos se estrecharon como si estuviera
tratando de leer mi mente. Entonces, finalmente, me soltó, antes de alejarse un poco.
Hizo una pausa, me tocó la placa para verla claramente, antes de alejarse. Cuando
estuvo completamente fuera de mi vista, dejé escapar un largo y tembloroso suspiro.
Miré a mi alrededor rápidamente, notando que todos me miraban, todos se veían tan
aterrorizados como yo. Tenía la sensación de que todos pensaban que ella también
me habría matado. Pero entonces, pensé que todavía podría regresar por mí. Ese
pensamiento me hizo temblar de miedo.
-Estaba tan asustada, Shawn. Pensé que me iba a matar- murmuré. Estaba a punto
de llorar, de romperme. No tenía mucho coraje o experiencia con un Alfa, así que
sentí que estaba a punto de desmayarme por el miedo.
-Vamos, vamos a tomar una copa-, sugirió Shawn, tomando mi brazo y tirando de mí
hacia una de las carpas. Estaba tratando de hacerme sentir mejor. Mientras nos
alejábamos, miré a mi izquierda para ver a la Alfa Jauregui una vez más. Y su intensa
mirada estaba firmemente en mí.
Capítulo 2
-Gracias, Shawn- le sonreí, sabía que estaba tratando de hacerme sentir mejor. Tomé
un vaso de agua de la mesa detrás de mí, antes de entregarle uno. Nos detuvimos en
una de las carpas, con el sol de verano brillando. Shawn tomo el vaso antes de
meterse un sándwich en su boca.
Mi mejor amigo llamó la atención de otra chica, que le sonrió coquetamente. Shawn
ni siquiera le prestó atención, y se volvió hacia mí. Había corrido a todas las Lobas
que habían tratado de coquetear con él, y se negó a buscar a la chica que quería. Su
comportamiento era extraño.
Shawn suspiró, antes de acercarse a mí. Fruncí el ceño cuando su rostro se puso
serio, no era frecuente que Shawn hablara en serio. Yo era la amiga tranquila y seria,
y él era el amigo jovial e inmaduro; Por eso nos llevamos tan bien.
-Disculpe- una voz interrumpió a Shawn. Me volví para ver a una mujer alta, con el
pelo rubio y ojos marrones. No era demasiado atractiva, pero tampoco era
desafortunada. Le ofrecí una sonrisa.
-¿Sí? -Pregunté, mientras Shawn fruncía el ceño por haber sido interrumpido.
-¿Camila Cabello?- Preguntó, con sus ojos brevemente moviéndose hacia mi placa.
Asentí que sí, y continuó. -Soy Hansen la Beta de la manada de Endoro. La Alfa
Jauregui me pidió que te encontrara y te llevará a ella-, me dijo. Ante sus palabras mi
sangre se enfrió, y mi rostro cayó.
-Ella será mi compañera- espetó Shawn, lanzándose hacia adelante para agarrarme.
La Beta Hansen me empujó detrás de ella, antes de que tuviera la oportunidad de
pensar en las palabras de Shawn. Él me quería como su compañera. Él quería
elegirme.
Shawn y yo habíamos sido amigos desde que podía recordar, y nunca hubo ningún
sentimiento romántico entre nosotros. Bueno, no por lo que yo sabía. Pero no podía
negar que no había pensado en que Shawn y yo termináramos juntos, sería fácil para
nosotros. Nunca tuvimos secretos, sabíamos todo el uno del otro. Sería fácil estar con
él, lo sabía, siempre lo había sabido.
-Cuida tu boca cachorro- gruñó la Beta Hansen. La conmoción estaba causando una
escena y algunos de los organizadores del ritual se apresuraron. Me sonrojé
profundamente, escondiéndome detrás de una cortina de cabello.
-Beta, ¿algo está mal?- Preguntó uno de los hombres, mirandonos con confusión a los
tres.
-Mantén a este cachorro alejado de Camila. Ella será elegida por la Alfa Jauregui-,
respondió, y no fui solo yo quien se sorprendió. Todos los que estaban cerca
jadearon. La Alfa Jauregui era conocida por mantenerse siempre alejada de las
relaciones y los vínculos emocionales. Era el último año para que ella reclamara una
pareja, y había dejado muy claro que no había planeado elegir una mujer.
No podía negar que la Alfa Jauregui era atractiva, pero eso no disminuía el hecho de
que era una asesina, un monstruo. La alfa de sangre. No quería ser elegida por la Alfa
Jauregui, quería ser elegida por Shawn o alguien más. Simplemente no por la Alfa de
sangre.
-No, ella será elegida por mí. Camila es mía - gruñó Shawn. Nunca lo había
escuchado sonar tan enojado o posesivo en mi vida. No sonaba como mi amigo,
sonaba como cualquier otro lobo masculino. No me gustó eso, pero hubiera preferido
estar con él que con la infame Alfa Jauregui.
-No me importa lo que quieras. Pero le daré a la Alfa Jauregui lo que ella quiera. Y
ella te quiere. Así que detén este comportamiento y sígueme, antes de que te pegue -
. Su voz era poderosa y dominante. No era una Alfa, pero aún así era de un rango
mucho más alto que el mío, una simple loba sin título.
Sus palabras me asustaron y sentí lágrimas en mis ojos. No quería que me golpeara,
y no quería estar emparejada con la Alfa Jauregui.
-No llores- espetó la Beta Hansen, molesta. Sus palabras me molestaron cada vez
más, y sentí más lágrimas en aumento. -Ven-. Agarró mi brazo, con los dedos
clavándose en mi brazo, y me jaló detrás de ella.
Las lágrimas comenzaron a caer cuando me arrastró a través del territorio neutro. Me
llevó a una carpa más pequeña hacia la parte posterior del área y empujó la cortina
para arrastrarme hacia ella. Tan pronto como entramos, tragué saliva.
La Alfa Jauregui se sentó en una silla, con los ojos mirando al suelo en su habitual
mirada sin emociones. Cuando entramos, sus ojos se movieron hacia nosotras. Me
miró, antes de fruncir el ceño profundamente. El miedo me recorrió, tal vez no era
tan bonita como ella pensó, y por eso me iba a matar.
-¿Por qué está llorando?- Exigió la Alfa, mirando a su segunda al mando. La Beta se
encogió de hombros, como si no tuviera idea. La Alfa Jauregui no le creyó, y frunció el
ceño profundamente. Su ceño fruncido era la mayor emoción que había visto en ella.
Se volvió hacia mí. -¿Por qué estás llorando?-, Preguntó.
Su voz solo me hizo sentir más miedo. Pero era extraño, tenía más miedo de la Beta
Hansen que de la Alfa Jauregui. Quiero decir, no planeaba ser su mejor amiga, pero el
hecho de que ella iba a elegirme me hizo mirarla de una manera diferente.
Durante todo el día, los lobos varones me habían rechazado debido a mi debilidad, sin
embargo, la Alfa Jauregui, alguien que debería haberme rechazado debido a mi
debilidad, quería hacerme su compañera. Eso me hizo sentir un poco segura, como si
viera más allá de la puntuación de la etiqueta. Sin embargo, todavía me aterraba.
-¿Y bien?- Dijo bruscamente, cuando no respondí. -¿Por qué lloras?- Su voz áspera
me hizo gemir, deje caer mi cabeza una vez más. Siento que más lágrimas caen de
mis ojos cada vez más rápido. -Mírame-. Tomando mi barbilla, una vez más, me
obligó a encontrar sus ojos verdes. -¿Qué pasó?
-¿Mi Beta?-, Preguntó, con la mandíbula apretada de ira y furia. Asentí que sí, y al
instante me arrepentí. Girando sobre sus talones, se enfrentó a la Beta. Agarró el
collar de su Beta, antes de estrellarle el puño en la cara. Grité cuando la nariz de la
Beta Hansen se rompió, rompiéndose casi al instante. Cayó al suelo, mientras la
sangre brotaba de su rostro.
-Muy extraño- murmuró para sí misma. Quería preguntarle qué era extraño, pero
decidí no hacerlo. Estaba preocupada de que me encontrara entrometida, así que me
quedé en un silencio mortal. -Ven- instruyó, antes de alejarse. La seguí sin
preguntas.
La Alfa Jauregui no paró de caminar hasta que llegamos a una parte diferente de la
carpa. Había algunas sillas allí, y una mesa llena de bebidas y comida. Sabía que era
una tienda de campaña reservada para los Alfa, Shawn me la había señalado.
También había mencionado que la Alfa Jauregui era la única Alfa allí para encontrar
una compañera.
-Siéntate- asintió a una silla. Hice lo que me dijo. La Alfa Jauregui me estudió durante
unos minutos, con los ojos examinando mi cuerpo de cerca. Me sentí muy cohibida, y
me acurruqué un poco en mí misma. Antes de que lo pensara, una pregunta salió
volando de mi boca.
-¿Pero por qué? Soy débil-. Mi voz era pequeña e infantil, me sentía tan patética y
débil junto a ella. Lauren continuó mirándome fijamente, sus ojos muy abiertos y
duros.
-No me importa la fuerza. Te deseo; Así que ahora eres mía-. Lauren me dio una
mirada intensa; Ojos verdes que perforan los míos. Nos quedamos así durante unos
segundos: Lauren me miraba fijamente y yo sostenía su mirada para no dejarla caer
y enfadarla. Finalmente, rompió el contacto visual.
-Es tiempo de elegir-, dijo, antes de girarse y alejarse. Me tomó unos segundos
darme cuenta de que quería que la siguiera, así que tuve que correr unos pasos para
ponerme a su lado. Camina con grandes pasos, lo que me resultó difícil de seguir.
Todos los lobos machos se pararon alrededor de la línea, hubo un murmullo bajo de
charla sobre el grupo.
-Sígueme-, me dijo Lauren, tomando mi brazo y tirándome hacia la línea de las lobas.
Todos se quedaron en silencio al ver a la Alfa de Sangre arrastrar a una débil Loba a
la línea, fue un shock para todos. Me sonrojé por la atención.
Ella me acompañó a la línea, cada par de ojos en mí. Encontró a las otras Lobas con
mi misma fuerza y me llevó con ellas. Con un simple fulgor de sus duros ojos, todos
los Lobos se movieron para dejar espacio para mí. Lauren me puso en la fila, antes de
caminar de regreso a donde estaban todos los machos.
"Mía", expresó un lobo masculino, dando un paso fuera de la multitud. Hubo unos
segundos de pausa, asegurándose de que nadie más intentara elegirla, antes de que
la mujer asintiera. Luego el hombre se acercó, tomó la mano de la chica y se la llevó.
La mujer continuó su camino por la línea; dijo el nombre de cada Loba. La mayoría
fue elegida, pero algunas no fueron reclamadas. Cada chica que no fue elegida,
parecía molesta y avergonzada, y se quedaban donde estaban. Sentí pena por ellas;
pensé que sería una de ellas antes de conocer a Lauren.
Lauren agarró mi maleta de mi viejo Alfa, el Alfa Jones, con una mirada en su
dirección. Parecía que ninguno de los dos cederia; pero, entonces, no podía imaginar
que Lauren se llevará bien con nadie.
-¿Has visto a Shawn?-, Le pregunté al Alfa Jones, mientras Lauren llevaba mi bolso a
su auto.
-Lo envié de vuelta a la manada- Alfa Jones frunció el ceño; dándome una mirada de
evidente molestia. Sabía que él me culpaba por la conmoción entre Shawn y Lauren,
pero también me culpaba a mí misma, yo tenía la culpa. Estaban peleando por mí.
-Camila, vamos-, espetó Lauren, detrás de mí. Miré hacia atrás para verla entrar en
su costoso auto deportivo. Le di un pequeño asentimiento, antes de volver al Alfa
Jones.
-Espera- gruñó Alfa Jones, agarrando mi brazo antes de que pudiera alejarme. Le
devolví la mirada. Parecía enojado. Al ver al Alfa Jones tocando mi brazo, Lauren saltó
del auto. -No eres bienvenida de nuevo- Alfa Jones me gruñó.
A los pocos segundos de dejar el auto, Lauren estaba a mi lado, agarrando el brazo
de Alfa Jones. Lo dobló hacia atrás, lo rompió. Grité, mientras Alfa Jones gritaba de
dolor. La ruptura de su brazo fue tan grotesca, que su hueso asomó a través de su
piel; rasgando la piel en pedazos. El sonido era horrible; un fuerte sonido de craqueo
que casi pensé que era falso porque era muy repugnante.
Otro grito escapó de mis labios mientras la sangre salpicaba mi vestido blanco, y Alfa
Jones tropezó hacia atrás con dolor. La gente comenzó a correr hacia nosotros,
mientras las lágrimas caían de mis ojos.
Una vez que Lauren estaba en el asiento del conductor, nos fuimos en silencio. La
tensión entre nosotras era espesa y sofocante.
-Deja de llorar-, soltó unos diez minutos en el camino. Bajé la cabeza y traté de
dominar mis emociones.
Lauren era una conductora peligrosa; entrando y saliendo del tráfico, y rompiendo
cada regulación de velocidad en todo el camino. Me aferré secretamente a la puerta
del auto, tratando de no parecer asustada. Pero, lo que me sorprendió fue cuando
Lauren vio lo aterrorizada que estaba, y disminuyó la velocidad.
-¿Por qué yo?- Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. Me
sonrojé por mi avance, pero Lauren me miró antes de mirar de vuelta hacia la
carretera.
Suspiró pesadamente.
-Nunca quise una compañera, no es un secreto. Sin embargo, cada año, las Lobas se
lanzan a mis pies; suplicándome que las tome como compañeras. Estaba harta de
eso. Sin embargo, eres diferente. Ni siquiera desprendiste un aroma de deseo cuando
nos conocimos. Incluso me aseguré de tocarte y de obligarte a mirarme a los ojos.
Sin embargo, nada, no sientes ningún deseo hacia mí, si lo hubieras hecho, lo habría
sentido.
Entonces, cuando nos acercamos al borde del territorio de Lauren, mi corazón latía
con fuerza y me temblaban las manos. Lauren notó mi ansiedad y miró en mi
dirección.
Gemí de miedo, bajando la cabeza. Otra ola de lágrimas se abrió camino en mis ojos,
nublando enormemente mi visión. Al ver mis ojos vidriosos, Lauren suspiró
pesadamente.
-Por favor, no llores-. Su voz estaba llena de fatiga, como si estuviera cansada de mi
comportamiento. Eso me preocupó; Me asustó pensar que se había cansado de mí tan
pronto. Sentí que mi miedo aumentaba mientras pensaba en lo que me haría cuando
estuviera completamente harta de mi. Ninguna de mis suposiciones era buena.
-No hagas eso- dijo bruscamente, inclinándose y agarrando mi muñeca. La usó para
tirar de mi cuerpo en su posición cerrada, haciendo que mi cuerpo cayera hacia
adelante en una posición normal, más abierta.
Después de unos diez minutos del doloroso viaje, el camino se ensanchó y se alisó.
Dejé escapar un suspiro de alivio mental, el viaje lleno de baches hizo que mi
ansiedad fuera diez veces peor. Dejé escapar un suspiro, cuando la manada de
Endoro apareció a la vista. Era un lugar hermoso, intimidante, pero hermoso.
Se veía tan perfecto, tan meticuloso, que me hizo sentir intimidada. Tragué saliva
cuando eché un vistazo a la ventana de una casa de campo, mientras pasábamos. El
interior no era diferente, ningún objeto fuera de lugar. A mí me pareció agradable,
desde que era pequeña tuve un comportamiento obsesivo hacia la limpieza y el cierre
de las puertas. Por lo tanto, debería haberme hecho sentir mejor ir a un lugar limpio,
pero me hizo sentir como si estuviera sucia, porque no estaba tan limpia como la
manada Endoro. Por eso era intimidante.
Cuando apareció el final de la pequeña aldea, vi una casa solitaria en la parte superior
de una pequeña pendiente. Era más grande que las cabañas de la manada; de color
marrón claro, con grandes ventanas de vidrio que dan a los bosques de los
alrededores. Un jardín perfectamente trazado en frente de la entrada, a ambos lados
de un camino pavimentado.
Tragué profundamente cuando Lauren detuvo el auto afuera. Sabía que era su casa,
una casa lujosa sólo podía pertenecer a una loba tan importante como un alfa. Me
incliné hacia adelante, para agarrar el pomo de la puerta, cuando Lauren me detuvo.
Lauren salió del auto, y caminó alrededor del auto. Abrió mi puerta y me miró. Tragué
profundamente, mientras sus ojos verdes perforaban mi cuerpo. Pero, empecé a salir
del coche.
-No- gruñó, mirándome para que dejara de salir. Nuevamente, no discutí con la orden
y me senté de nuevo. No entendí lo que estaba haciendo, pero no fui tan estúpida
como para cuestionarla.
Lauren era grande, más grande que cualquier otra mujer que haya visto. Puede que
se la considerara demasiado grande para que algunas personas la encontraran
atractiva, pero fue su tamaño lo que la hizo intimidar a la gente, y para los hombres
lobo, cuanto más intimidantes eran para los demás, más atractivos eran para las
lobas. Está en la naturaleza de las lobas encontrar parejas más grandes, porque
podrían "protegernos". O eso era para lo que se suponía que fuera.
Sin embargo, no encontraba atractivos a las personas más grandes, los encontraba
intimidantes. Lauren era una mujer bien parecida, nadie podía negar ese hecho, pero
eso no significaba que le tenía miedo; Yo estaba... estaba aterrorizada.
Se sentía extraño estar en los brazos de Lauren. No solo me hizo sentir más pequeña
de lo que era, sino que también me hizo sentir débil. Sabía por qué quería llevarme;
porque pensó que yo era demasiado débil, pensó que no podía soportar mi propio
peso. No pude evitar acurrucarme más en sus brazos mientras me llevaba. Estaba
cansada, emocionalmente agotada y tenía un dolor de cabeza terrible; Así que me
sentí relajada en mis brazos.
Me llevó por el camino, hacia la puerta principal, antes de mirarme en sus brazos. Sus
ojos me miraron con suspicacia, mientras reprimía un bostezo.
-Estoy bien- solté. No quería que se enojara conmigo otra vez. Mi plan fracasó.
-No me mientas-, dijo bruscamente, -si estás cansada, di que estás cansada- Su ira
me hizo gemir, lo que a su vez la hizo suspirar pesadamente. -Deja de tenerme
miedo- gruñó. Sus palabras me sorprendieron.
-Pensé que querías que todos estuvieran asustados de ti-, susurré, mi voz era
pequeña e infantil.
-No tú-. Me llevó a la casa, que era tan meticulosa y perfecta como el exterior. Era un
diseño moderno, con poco o nada de objetos personales y baratijas colocadas
alrededor. Era agradable y limpio, pero también se sentía muy vacío. Era como una
casa de muestra; Nadie vive allí. Me hizo sentir como si me estuviera entrometiendo
en su vida, no que ella estuviera entrometiendose en la mía.
Apenas mire
alrededor antes de subir una gran escalera. Bostezé una vez más, pero me esforcé
por ocultarlo.
-No quiero-, espeté, con voz fuerte y en pánico. Estaba tan asustada de que ella
quisiera aparearse, tomar mi virginidad. No estaba lista para eso, todavía me
asustaba demasiado. Me sonrojé profundamente tan pronto como las palabras
escaparon.
-¿Estás hablando del apareamiento?- Me cortó. Una vez más, su rostro nunca cambió
de emoción. Asentí a su pregunta, echando mis ojos al suelo. Lauren volvió a gruñir,
antes de agarrar mi barbilla; Empujándola hacia arriba para que nuestros ojos se
conecten. -No te sometas a mí-, espetó.
-Y tú eres mi compañera, ahora. Así que no te inclines ante mí. Y nos aparearemos,
quieras o no, pero no será esta noche. Tú eres mi compañera, es tu deber
complacerme y llevar a mis cachorros. Eso es lo que hacen los lobos.
Sus palabras me entristecieron, antes me había preguntado si todo lo que había oído
sobre la Alfa Jauregui, sobre la Alfa de sangre, era verdad. Y cuando me dijo eso,
supe que todo era verdad. Me obligaría a tener sexo con ella, y a llevar a sus
cachorros. No debería haber esperado menos, sin embargo, una pequeña parte de mí
había esperado que tal vez todos fueran rumores. Que mi compañera, la mujer con la
que tendría que pasar mi vida, no era un completo monstruo. Pero estaba
equivocada.
-Vete a dormir, Camila-, dijo Lauren, antes de salir de la habitación. Dejándome sola
en una cama extraña, en un territorio extraño con una mujer extraña, con quien no
tengo más remedio que pasar el resto de mi vida.
Capítulo 4
Por el sonido de mis gritos histéricos, Lauren irrumpió en la habitación. Su rostro era
neutral, como de costumbre, pero sus ojos estaban salvajes y alertas. Estaba sentada
en el suelo, con mi maleta vacía hecha jirones alrededor de mis pies. Mi vestido
blanco, que todavía tenía pequeñas salpicaduras de sangre de cuando Lauren rompió
el brazo del Alfa Jones ese mismo día, estaba arrugado por la posición que tenía en el
suelo.
Cuando Lauren se dio cuenta de que no había peligro, me frunció el ceño; Cruzando
los brazos sobre su pecho en señal de dominación.
-¿Quien?
-Donald-. Ante la mención de su nombre, Lauren gruñó y se precipitó hacia mí. Grité
en shock cuando me levantó y me tiró con fuerza sobre su cama. Gemí de miedo
cuando Lauren me siguió hasta la cama. Sus manos agarraron mis brazos,
sujetándolos sobre mi cabeza mientras se sentaba en mi cintura. Estaba pesada, y yo
jadeé.
-Tú eres mía- casi gritó en mi cara. Gemí de miedo, con los ojos llorosos, estaba muy
confundida con su comportamiento. Confundida y asustada.-¿Cómo te atreves a
hablar de otro hombre en mi presencia? Y no creas que no escuché sobre ese lobo
patético, débil, que intentó reclamarte como suya esta mañana. Tienes suerte, allí
sólo estaba mi Beta, porque habría matado a ese imbecil.
Estaba sollozando, duro, tanto por la tristeza como por el miedo. Sabía que Lauren
daba miedo, ella era la Alfa de sangre después de todo, pero eso no quería decir que
alguna vez pensé que sería tan agresiva conmigo. Gemí en su agarre, cuando sus
garras salieron y se clavaron en mis muñecas que tenía sujetadas. Sentí una
humedad allí, me había sacado sangre.
-Lo siento Alfa Jauregui, pero tengo que irme a casa. No puedo dormir sin Donald -le
dije, con voz tranquila y pequeña.
-No- rugió con fuerza, la ira arrastrándose en sus grandes ojos una vez más. -Nunca
te irás-. Y con eso, giró sobre sus talones y salió de la habitación. Salté cuando cerró
de golpe la puerta de la habitación, no solo por el fuerte sonido, sino también por la
ira que usaba para cerrarla. Yo gemí de nuevo. Acurrucándome en la cama, lloré por
lo que parecieron horas.
Cuando finalmente miré hacia las grandes ventanas, estaba oscuro afuera. Mis ojos
estaban rojos y doloridos, y me dolía la cabeza y las muñecas. No quería estar allí,
quería estar en casa con; Shawn, mi familia y Donald. Sentí que mi cansancio se
cernía sobre mí, como una plaga con la que no podía luchar. Pero justo cuando mis
ojos estaban a punto de cerrarse, una cosa apareció en mi cabeza: ¿están cerradas
las puertas?
Bajé las escaleras lentamente, asegurándome de que mis pies fueran ligeros y
suaves. No quería que Lauren me escuchara. Ya se enteró de Donald y pensó que yo
era extraña, si ella sabía sobre mis compulsiones para revisar las cerraduras; ella
pensaría que estoy loca. Me preocupaba que se enterara de lo jodida que estaba, ya
no me querría. Que me enviaría lejos.
Me arrastré por el salón, antes de ver la puerta principal. Caminando hacia ella, toqué
la cerradura, encogiéndome por el frío metal. Estaba cerrado, así que lo desbloqueé y
luego lo cerré. Luego, lo desbloqueé una vez más, solo para bloquearlo de nuevo.
Satisfecha, me di la vuelta. Entonces una pequeña voz habló en mi mente; Lo
cerraste después de desbloquearlo, ¿verdad?
La vocecita me hizo dudar, así que me di la vuelta, abrí la puerta y volví a cerrar la
puerta seis veces antes de estar satisfecha. Asentí con la cabeza a la cerradura, feliz
de que estuviera segura, antes de girarme. Mientras me preparaba para volver a la
habitación de Lauren, su voz llenó la habitación.
Giré sobre mis talones, para ver a Lauren apoyada en una puerta iluminada. Detrás
de ella vislumbré un poco de la cocina. Lauren sostenía un vaso de cristal en sus
manos, parecía que contenía algún tipo de sustancia alcohólica. Parecía casual, con
una postura relajada, una pierna encorvada y una ceja arriba. Habría dicho que se
veía ligeramente divertida, pero sabía que no mostró ninguna emoción.
-Parece que te estás asegurando de que esa puerta esté cerrada con llave-, comentó,
bajando el vaso, -Me preguntaba si estabas planeando matarme. O, al menos, tomar
una ventaja.
Me sonrojé furiosamente,
-Por supuesto que no, Alfa Jauregui. Solo quería asegurarme de que la puerta
estuviera cerrada con llave-. Sonaba como una excusa patética, aunque era la
verdad.
-Lauren- gruñó, caminando hacia mí. Le di una mirada de confusión cuando se acercó
a mí. -Mi nombre-, dijo, tomando mi rostro entre sus manos, -es Lauren.
-Lo siento-susurré, con la voz saliendo gruesa. Estaba tan cerca de ella que noté
cómo sus tatuajes entintados evadían los bordes de su cuello, un poco de tinta negra
salía del cuello de su camisa. Pero, no pude averiguar cuál era el diseño.
-¿Camila?- Cuestionó Lauren, sus manos todavía agarrando mi cara. Su agarre era
firme, pero había una extraña ternura en sus manos.
-¿Sí? -Respondí, mis ojos marrones se encontraron con sus hermosos ojos verdes.
-Ese lobo macho, el que intentó reclamarte como suya, aunque sos mía, ¿era tu
novio?- Trataba de mantener su voz normal y tranquila, pero podía escuchar el leve
gruñido de posesividad en su palabras.
-No - negué con la cabeza. - El era mi mejor amigo, pero nunca fue algo más. Nunca
he tenido un novio.
-Bien - Lauren asintió. Hubo un temblor en sus labios, que algunas personas pueden
haber pensado que era una sonrisa, pero no duró lo suficiente como para que yo
pudiera decirlo. - Ahora, no has dormido. Vamos a la cama-. Se apartó de mí,
dejando caer su mano. Su actitud fría y helada, regresaba tan rápido como se había
ido.
-No puedo dormir sin Donald-, admití, moviéndose incómodamente sobre mis pies.
-Es solo un estúpido oso, vete a la cama- dijo Lauren agresivamente, con un leve
enojo en su áspera voz. Fruncí el ceño profundamente, tratando de contener mis
lágrimas. Ya había llorado lo suficiente en un día y había asumido, bastante rápido,
que Lauren tenía mal genio y que la enojaba cuando lloraba.
-No puedo- susurré. No entendía lo que Donald significaba para mí, lo que era para
mí. Él era mi amigo, mi protector; El recuerdo de mi difunto padre. -Sé que te parece
extraño, y probablemente a la mayoría de la gente. Pero Donald es especial para mí,
y en serio no puedo dormir sin él.
Lauren me miró por unos minutos, estudiando mi cara como si estuviera bromeando,
y luego suspiró profundamente cuando se dio cuenta de que no estaba bromeando.
Apretando el puente de su nariz, Lauren cerró los ojos y se detuvo. Me quedé
congelada, esperando el gran enojo de ella. Pero nunca llegó.
Era un oso andrajoso, obviamente no se había utilizado en unos años, y faltaba una
de sus orejas. Era de color beige, con manchas más oscuras debido a derrames y
daños evidentes; y unos pequeños trocitos de costuras desde donde alguien tuvo que
intentar reparar los rasgones. Parecía un oso muy usado. Amado, pero utilizado.
-Lo que sea- se encogió de hombros, -ahora vete a la cama, Camila. No juego a este
juego, es tarde y estarás cansada por la mañana si no te vas a dormir.
-Lauren- gritó detrás de mí, cuando llegué a las escaleras. Mentalmente me regañé a
mí misma por haberme equivocado de nombre, otra vez, pero estaba demasiado
asustada para decir algo más. Pero me estaba volviendo más insensible a la ira de
Lauren. Porque pude ver que no lo decía todo; Era una mujer atrevida y de mal
genio, pero le importaba, a su extraña manera.
Me hizo sonreír saber que ella me cuidó lo suficiente como para darme un osito de
peluche. Sabía que era infantil de mi parte necesitar ese consuelo de Donald, pero él
era mi roca emocional. La parte de mi padre a la que me aferré. Me gustó que Lauren
me hubiera dado a Darius, quien obviamente era su propio juguete, me hizo sentir
especial. Aunque se me pasó por la cabeza que solo me lo dio, para que me callara.
Volví a la cama, acurrucándome con Darius hasta que me dormí. Sin embargo, Darius
no era Donald, y no importa cuántas veces me desperté, sigo extrañando el confort
familiar de Donald. Sin embargo, cuando me di cuenta de que Donald no estaba
conmigo, me puse nerviosa y tuve que seguir levantándome para revisar las
cerraduras.
Un golpe en mi puerta, cerca de las ocho de la mañana, antes de que Lauren asomara
la cabeza.
-Lauren- gruñó, molesta. Su falta de sueño no hizo nada para mejorar su estado de
ánimo; en todo caso, la hizo aún poco menos hospitalaria. Que hasta ese momento,
no había pensado que fuera posible. Pero así fue, parecía aún más ágil que de
costumbre.
Cuando me levanté unas horas más tarde, escuché un golpe en la puerta principal.
Frunciendo el ceño, me acerqué y eché un vistazo por el agujero. Al otro lado de la
puerta, había una bonita mujer. Su cabello era de un color rojo intenso, y sus ojos un
marrón oscuro. Era material modelo, con un busto que era obvio para su delgada
cintura. Sus curvas eran demasiado para morir, y su rostro era el de un ángel. Me
sentí cohibida y, de repente, no quería abrir la puerta. Pero, sabía que tenía que
hacerlo.
-Camila, supongo?- Dijo ella, girando su nariz hacia mí. Miré hacia abajo a mi holgado
vestido blanco de noche, y a mis grandes zapatillas suaves. Parecía una niña
pequeña, lo sabía; y me hizo tirar un poco del material de algodón. Me sentí tan
simple al lado de la mujer.
-Sí-, tartamudeé. Ella me dio una pequeña sonrisa, una de disgusto y diversión. Las
siguientes palabras que salieron de su boca, hicieron que mis ojos se abrieran y mi
corazón latiera terriblemente.
No pude pronunciar ninguna palabra. Yo estaba en shock total. Lauren tenía una
novia. La Alfa de Sangre tenía una novia, y su nombre era Andrea. La mujer era
hermosa, incluso perfecta, no era nada comparada con ella. Nada.
-S-su novia?- Tartamudeé, las lágrimas llenando mis ojos. Estaba tan confundida y
herida. Si Lauren ya tenía novia, ¿por qué me eligió? ¿Por qué obligarme a ser su
compañera, si ella ya amaba a alguien más? Estaba tan confundida y asustada.
-Sí, soy su novia- ella asintió. Tenía una fría sonrisa en su rostro, podía ver cuánto
me estaba lastimando y estaba teniendo algún tipo de placer sádico. -Y a pesar de
que eres su compañera, solo lo hizo porque si no elegía a alguien, era posible que
perdiera su título.
-Los Alfa de las otras manadas decían que un Alfa no puede estar sin un heredero o
un compañero. Por lo tanto, si ella no elegía en el Ritual de Apareamiento, sería
eliminada como Alfa-, me dijo con una sonrisa de suficiencia. -Ella te eligió porque
eres débil y puede manipularte. Es así de simple.
-No creo que la Alfa Jauregui hiciera eso-. Unas cuantas lágrimas salieron de mis
ojos. Tenía miedo, si Lauren no me quería, entonces cuánto tiempo me aguantaría y a
mis obsesiones.
-Oh, pero cariño, lo haría-, respondió Andrea. A pesar de que me llamaba cariño, no
parecía agradable, era condescendiente. Parecía estar entre mediados y finales de los
veinte; mayor que Lauren y yo, sin embargo, me miró como si fuera una niña
pequeña que no la entendía.
-Soy mayor que Lauren, y ya había sido elegida por otra persona cuando nos
conocimos. Pero mi compañero está muerto ahora, y se suponía que íbamos a ser
felices juntas. Entonces, le dijeron que perdería su posición como Alfa, así que te
eligió a ti.
Pasando a mi lado, ella entró en la habitación. Chillé en shock mientras ella caminaba
casualmente hacia la casa de Lauren y tomaba asiento en el sofá. No quería estar sola
con Andrea; ella me asustaba y lo que me estaba diciendo me hizo enojar.
Me metí en la cocina y me sorprendió encontrar una nota de Lauren en la nevera.
"Cualquier problema llamame. L." Debajo del texto había un número de teléfono.
Tomando el teléfono de Lauren, marqué el número.
-Alfa Jauregui- la voz de Lauren resonó. Salté ante lo aterradora y dominante que
sonaba.
-Soy yo, Camila- grité, asustada de nuevo. No estaba bien temerle a Lauren, ella era
mi compañera, pero yo estaba aterrorizada de ella.
-Alfa Jauregui, lamento molestarte ... pero hay una mujer aquí... Andrea-. Mi voz era
pequeña y vacilante. Hubo una larga pausa en el otro extremo del teléfono, luego
Lauren suspiró.
-Andrea, mi novia. Sí, ella no te hará daño -me dijo. Tragué saliva, unas cuantas
lágrimas cayeron. Andrea no estaba mintiendo, ella realmente era la novia de Lauren.
-Pero, puedo ver cómo esto podría ser problemático, volveré pronto-. Entonces el
teléfono se cortó. El tono de llamada sonó en mi oído y colgué el teléfono.
La espera de Lauren era aterradora. Estaba tan asustada de que me confirme todo lo
que Andrea dijo, que solo fui elegida para asegurar la posición Alfa de Lauren. Me
entristeció y sentí más lágrimas derramándose. Solo quería ir a casa, con Shawn, con
mi madre, con Donald.
Lauren parecía molesta, con la mandíbula apretada y dura. Llevaba un traje negro; el
cual estaba apretado sobre su cuerpo. Se veía bien, imponía miedo. Mientras
caminaba hacia ella, Andrea se levantó y se acercó a nosotras.
-Nunca me has llamado bebé, deja de intentar poner celosa a Camila-, dijo Lauren,
mirando directamente a Andrea. La mujer se veía un poco sorprendida por su
franqueza, pero no pude evitar sentirme un poco satisfecha. Aunque todavía me dolía
saber que Lauren y Andrea estaban saliendo.
-Ahora, aclaremos todo aquí porque tengo trabajo que hacer- gruñó Lauren. Se volvió
hacia mí, -Andrea era mi novia, supéralo-. Luego se volvió hacia Andrea, que parecía
presumida. -Camila es mi compañera elegida, no tú. Entonces vete-.
No estaba segura de quién estaba más sorprendida por sus palabras; yo o Andrea. Su
boca se abrió, y sus ojos mostraban el shock. No había esperado las palabras de
Lauren; y yo tampoco.
-Me quedé sin opciones, y necesitaba un cachorro para que se haga cargo de la
manada. Necesito un heredero. Pero, Camila me dará un cachorro. Ella es mi
compañera elegida, no tú.
-Pero ella es débil- Andrea gritó, su rostro enrojeció de ira. -Escuché a la manada
decir que solo obtuvo un tres por su fuerza. ¡Un tres! Eso es patético, ¿por qué
demonios querrías estar con ella sobre mí?.
Sus palabras dolieron, y mi labio inferior tembló. Lauren notó mi disgusto y gruñó a
Andrea.
-Lo siento-, le dije, más por impulso que por cualquier otra cosa.
-Que te jodan-, gritó ella, antes de girar sobre sus talones y salir de la casa de
Lauren. La Alfa no parecía ni siquiera perturbada por su reacción, y todavía parecía
sin emociones. Daba miedo, me desconcertaba. Si una escena como esa no provoca
emoción en su rostro, entonces no sabía qué lo haría.
-Tengo trabajo que hacer-, me dijo Lauren, -no te vayas de casa-. Entonces, se fue.
La vi salir aún en shock; No estaba segura de qué decir o cómo sentirme. ¿Debería
haber estado molesta, celosa o enojada? No lo sabía, así que me senté en el sofá y
pensé en todo.
Me sentí mal por Andrea. No pensé que fuera una mala persona, tal vez un poco
condescendiente, pero no una mala persona. Lauren había sido su novia, y le había
dicho que quería que tuviera a sus cachorros. Sin embargo, tan pronto como ella me
eligió; la dejó sin pensarlo dos veces. Honestamente sentí pena por ella.
Encendí la televisión y vi una o dos películas hasta que llegó la hora del almuerzo.
Después de eso me aburrí y fui a explorar la gigante casa. Miré a través de los
grandes dormitorios y el gran baño, antes de encontrar una amplia biblioteca.
Exploré un poco más, antes de cansarme de caminar por la casa. Y decidí bañarme en
uno de los baños que vi. Llené el agua caliente con una gama de productos
perfumados. El baño estaba humeante, con burbujas suaves en la superficie del agua.
El agua estaba fría cuando pensé en salir. Pero, antes de que tuviera la oportunidad,
la puerta principal se cerró de golpe.
-Sí, pero yo ... um ...- Me detuve, sin saber si tenía la confianza para salir.
-¿Pero qué?- Espetó Lauren. No respondí, simplemente me sonrojé. -Camila, será
mejor que respondas a mi maldita pregunta antes de que derribe esta puerta.
-No estoy decente- finalmente respondí. Mi voz era pequeña y débil; mi vergüenza
obvia. Hubo una larga pausa al otro lado de la puerta, antes de que Lauren volviera a
hablar.
-Eres mi compañera, debería saber cómo es tu cuerpo. Tienes cinco segundos para
abrir esta estúpida puerta antes de que yo entre -. No lo tuvo que decir otra vez, abrí
la puerta. Mis manos temblaban de miedo y anticipación, cuando vi a Lauren.
Se quedó allí, mirándome fijamente, con esa expresión que no revelaba nada.
Todavía me estaba sonrojando locamente, mientras apretaba la toalla con más
fuerza. Entonces Lauren dijo algo que me hizo ahogarme con mi propia saliva.
-No me importa lo que pienses-, respondió Lauren, dando un paso adelante para
estar justo delante de mí. En un impulso, dejé caer mis ojos en señal de sumisión.
Lauren agarró mi barbilla bruscamente, forzándola hacia arriba para que nuestros
ojos se encontraran. -Quitate. La. Toalla.
Lauren dio un paso atrás, con sus ojos vagando sobre mi cuerpo. Su rostro era
impasible, de ninguna manera podía leer lo que estaba pensando. Cuando intenté
cubrir mi cuerpo con mis manos, ella me gruñó. Instantáneamente dejé caer mis
manos a un lado, cambiando de un pie al otro mientras miraba mi cuerpo desnudo.
Sólo se quedó mirando por lo que parecieron horas. Luego extendió la mano y pasó
un dedo por mi cuerpo; su índice recorrió mi pecho, incluidos mis pezones, y luego
bajó por mi estómago; terminando en mi muslo. Me quedé allí; congelada.
Suspiró.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que mi nombre es Lauren?- Se pasó una mano por
la cara, mientras sacudía la cabeza una vez más. -Solo vístete, vamos a salir a cenar.
Asentí que sí, y me escabullí. Me alegré de que Lauren me hubiera elegido sobre
Andrea, pero eso no significaba que no estuviera aterrorizada por ella. Mi compañera
era la Alfa de sangre, y ella me aterrorizaba hasta lo más profundo de mi ser.
Capítulo 6
Me habia puesto un par de jeans negros y un suéter, pero Lauren me dijo que me
pusiera algo más formal. Así que me puse un vestido rojo que me llegaba hasta las
rodillas, era ajustado en la cintura y a partir de ahí estallaba en pliegues rígidos, lo
combiné con unos pequeños zapatos planos negros.
-Vamos-, dijo, sosteniendo la puerta delantera abierta para mí. Salí y esperé a que
Lauren se uniera a mí. Cuando lo hizo, puso su mano en la parte baja de mi espalda y
me guío a su auto.
Me hizo subir al asiento del pasajero, antes de caminar hasta el asiento del conductor
y encender el auto. Condujimos durante unos minutos en un tenso silencio: para
evitar eso, encendí la rio.
-Cabina -, dijo Lauren, con la voz tan fría y rígida como siempre lo fue. El camarero
asintió y nos condujo a una cabina cerca de la parte de atrás. La gente susurró y nos
miró mientras pasábamos, me sonrojé ligeramente, no me gustaba ser el centro de
atención.
-Tinto o blanco?- Preguntó. Le di una mirada en blanco, sin saber de qué se trataba. -
¿Vino tinto o blanco?- Aclaró cuando vio mi expresión.
-Blanco- dije, más una pregunta que una respuesta. Nunca había bebido antes, ni
siquiera había pensado en beber. Recordé todas las veces que Shawn se
emborrachaba en las fiestas y me pedía que fuera a buscarlo. Solía tomar prestado el
auto de mi hermana y llevarlo a casa, aunque no era una gran conductora.
-Probablemente piensan que eres demasiado joven para mí-. Su mirada me dijo que
no le importaba, ni le importaban las otras costumbres del restaurante.
-¿Crees que soy demasiado joven para ti?-, Le pregunté. Tenía muchas ganas de
saber por qué me había elegido, aparte del hecho de que era "un desafío". Y había
decidido que tenía que tragarme el miedo y hacerle las preguntas que me habían
estado rondando desde que conocí a Andrea.
-Su vino-. Le mostró la botella a Lauren, quien asintió con la cabeza. Luego el
camarero vertió un poco en dos vasos y le entregó uno a Lauren y otro a mí.
Lauren olió el vino y luego tomó un sorbo. Parecía que sabía lo que estaba haciendo,
así que le copié. No podía decir cómo olía; Excepto fuerte y alcohólico. Pero lo probé,
e hice una pequeña mueca. Tenía un sabor acre, seco y amargo. Pero también hubo
un regusto dulce, que me gustó.
-¿Qué les puedo servir para la cena?-, Le preguntó el camarero a Lauren, quien
ordenó algo que sonaba extraño. Luego se volvió hacia mí, -¿y para usted, señorita?-
No estaba segura, pero señalé algo en el menú, no queriendo sonar estúpida al
pronunciarlo mal. El camarero me ofreció una sonrisa y anotó la orden.
-Llámame así una vez más y me enfadaré mucho-, espetó Lauren. Tragué saliva,
asustada, pero asentí con la cabeza.
-Supongo que tienes preguntas sobre Andrea-, dijo Lauren, una vez que el camarero
se había ido. Asentí, sonrojándome tímidamente, antes de tomar un sorbo de vino.
Con el segundo sorbo, el sabor se volvió más suave y sabroso. -Tienes toda la noche
para preguntar lo que quieras, y te responderé con la verdad.
-¿La amabas?
Lauren resopló, en lo que supuse era diversión, aunque, con Lauren, nunca intentaría
adivinar lo que estaba pensando o sintiendo.
-No la amaba, nunca he amado a nadie-. Sus palabras me hicieron pensar en lo que
estaba diciendo.
-Debes sentirte tremendamente sola-, comenté. Lauren me miró por unos segundos;
sus ojos verdes explorando mi cara con cuidado.
-A veces la casa es demasiado grande para uno-, fue todo lo que respondió. Podía
decir por su tono que la conversación no debía ser llevada más allá. No fui estúpida ni
suicida, así que cambié de tema.
-He pasado toda mi vida con Lobas que se arrojaban a mis pies, queriendo que las
empareje. Es la naturaleza de las Lobas sentir automáticamente deseo por una
persona de alta posición, por lo que, cuando no lo hiciste, me gustó. Me gustó que no
fueras como las otras lobas.
-También me gustó que fueras sumisa. Más que el lobo promedio de todos modos.
Cada Loba con la que he estado, siempre ha pensado que podría controlar algún
aspecto de mi manada. Estaba harta de decirle a las lobas que yo dirijo la manada
Endoro, y nadie más. Sin embargo, seguían pensando que si no estaban de acuerdo
conmigo, entonces yo escucharía. Cuando, de hecho, me hacía enojar.
Me gustaba escuchar a Lauren hablar, era lo mas que la había escuchado hablar. Era
una mujer de pocas palabras, y me sentí especial de que se estuviera abriendo a mí.
Entendí lo que estaba diciendo, hasta cierto punto. Pero, estuve de acuerdo. Lauren
había pasado su vida aprendiendo sobre como ser una Alfa, entrenándose para ser
una líder. Así que pude ver por qué se molestaría si yo, o alguien que no sabía nada
de manejar una manada, intentará entrar y hacerse cargo.
-No quiero liderar tu manada, no sabría cómo- admití. Lauren parecía complacida.
-Lo sé, y esa fue una de las razones principales por la que te quería. No tenías ningún
deseo de ser una Hembra Alfa, o de estar emparejada con un Alfa, así que te quise,
porque sabía que me aplacarías y no harías una pelea por el poder. Sé cómo dirigir mi
manada, y no necesito que nadie trate de adivinar.
Creo que Lauren es una buena Alfa y entiendo las exigencias de ser una líder firme.
Por lo tanto, nunca intentaría cambiar la forma en que hace las cosas, excepto tal vez
pedirle que no sea tan dura con la gente. Pero, entonces, había estado con ella
durante veinticinco años.
Nuestro camarero entregó nuestra comida, que olía y se veía increíble. Y se fue, no
antes de servirnos otro vaso de vino. Le sonreí en agradecimiento, y Lauren me dijo
que no le sonriera, que era una falta de respeto cuando estaba sentada con ella.
Pensé que solo estaba siendo educada, pero no luché contra ella en ese punto.
-¿Por qué salías con Andrea?-, Le pregunté, cuando comenzamos a comer nuestra
comida. Lauren pensó en la pregunta por unos segundos, tomando un bocado de su
comida, antes de responder.
-Necesito un heredero, Camila. Estoy segura de que entiendes que un Alfa debe tener
a alguien para entrenar, que se haga cargo de la manada cuando llegue a la vejez.
Quiero un cachorro, alguien a quien pueda enseñarle para que lidere mi manada.
Entonces, tomé las medidas correspondientes para tener un heredero -, respondió.
-¿Así que solo estabas con ella para poder tener a tu hijo?- No podía negar que el
hecho me hizo sentir feliz, que ella y Andrea no hablaban en serio y que ella no
estaba enamorada de Andrea, ni había estado enamorada de otra chica
anteriormente. Pero no era tan estúpida como para pensar que eso significaba que
iba a caer de cabeza por mí.
-Sí, quería que ella tuviera a mi hijo. Luego, después de que él naciera, habría
matado a Andrea o la habría enviado lejos. Yo misma hubiera criado al niño -,
contestó Lauren. En su respuesta, mi sangre se enfrió y me congelé.
Me sorprendió, y disgusto. Planeaba embarazar a una mujer y luego matarla una vez
que naciera el niño. Era una cosa bárbara que incluso podría pensar en hacer. Y le
dije eso. Fue algo atrevido para mí, y me asusté cuando lo dije, aterrorizada de que
se enojara conmigo.
Lauren asintió a mis palabras
-No, por supuesto que no- Lauren resopló; Como si acabara de sugerir lo más
absurdo del mundo. -Tú eres mi compañera, y quiero que traigas a nuestro cachorro.
Entiendo que hablo como si no me importaras. Pero, sí me importas Camila. Una vez
que estés embarazada, seremos una familia como corresponde.
-¿Por qué soy diferente a Andrea? ¿O a todas las otras Lobas? -Pregunté, nerviosa
por la respuesta.
-Encajo donde?.
-Conmigo. Siento que encajas, y una vez que tengas a mi cachorro, encajaras aún
más -. Lauren se detuvo, mirándome atentamente antes de continuar. -Nunca quise
tener una compañera, eso no es un secreto, pero quería un cachorro, otra vez, no era
un secreto. Sin embargo, tan pronto como te vi sentí que quería una compañera y no
solo para darme un cachorro. Sentí que quería una compañera, para mí. Me siento
egoísta contigo.
-¿Egoísta?.
-Sí- asintió. -Te dije mi deseo por un cachorro, y todavía lo tengo. Pero estoy un poco
preocupada de que cuando te quedes embarazada, el cachorro tendrá tu atención. Y
quiero toda tu atención. Y sé que es ridículo, ser egoísta sobre un cachorro no
concebido, pero lo hago. Te quiero para mí, así que te dejaré para mí -. Lauren
simplemente se encogió de hombros indiferente.
-¿Dónde está ese maldito camarero?-, Gruñó Lauren molesta. Tomé otro sorbo de
vino, notando que me sentía un poco borracha. Mi cabeza se sentía como si estuviera
nadando, y parecía que Lauren y el restaurante se alejaban. -Voy a buscarlo y
apresurarlo.
-Lo siento-, me disculpé, antes de reír de nuevo. La segunda vez más maníaca e
histérica. Una vez más, puse mi mano sobre mi boca para amortiguar el sonido.
Lauren se olvidó de su búsqueda por nuestros postres retrasados y se acercó a mí.
-¿Cuánto has bebido?- Lauren exigió, usó su voz dominante. Incliné la cabeza, mis
ojos se posaron en el suelo, pero no pude evitar reírme una vez más. Lauren se sentó
a mi lado y me agarró la barbilla. Ella forzó bruscamente mi cabeza hacia arriba.
Repitió su pregunta, -¿cuánto has bebido?
-Dos vasos, tal vez tres-, respondí, mirando directamente a los ojos esmeralda de
Lauren. Me di cuenta de lo hermosos que son sus ojos: una mezcla giratoria de verde,
menta y oro. Eran impresionantes, si yo fuera una buena artista, habría querido
pintarlos. Quería gritarle al mundo lo asombrosos que eran sus ojos. -Tienes unos
ojos hermosos-, solté.
-Así que crees que tengo ojos hermosos, pero no sientes ningún deseo hacia mí en
absoluto-, murmuró, enojada.
-Me asustas-, admití, todavía mirándola a los ojos. No debería haber estado mirando
fijamente a sus ojos, era una falta de respeto. Sin embargo, Lauren no frunció el ceño
ni rompió el contacto visual. Parecía que le gustaba que estuviera haciendo contacto
visual con ella; No estaba sometiéndome a ella, y le gustó.
-Mucha gente me tiene miedo- comentó.
-Se supone que todo el mundo tiene miedo de mí-, dijo Lauren, con un pequeño
encogimiento de hombros. -Si la gente me tiene miedo, no me joden a mí, ni a mi
manada. Entonces, si la gente me tiene miedo, me dejan sola. Sin embargo, no
quiero que estés asustada de mi. Ahora no, somos compañeras.
-A ella le gusta que la llamen Lauren-, le dije, con un firme asentimiento de la cabeza.
-No, no lo es-, espetó Lauren, furiosa. Parecía enojada, lista para matar. -Llámame
Señora Jauregui o sino tendremos un problema-. Estaba mirando al camarero,
tratando de quemar agujeros en su piel. El camarero tragó visualmente, antes de
murmurar una disculpa a Lauren y apresurarse a buscar un gerente.
-Solo tú puedes llamarme Lauren. No me hagas parecer débil ante los demás -. Sus
palabras fueron duras, y lo dijo con un furioso gruñido de ira. Gemí ante su tono, y
bajé la cabeza. Borracha o no siempre me sometería a un alfa.
-Mírame a los ojos-, ordenó, -como antes. Eso estuvo bien-. Fue extraño escuchar a
Lauren describir algo como "bien", pero sonreí ligeramente. Me hizo feliz saber que
estaba disfrutando el estar conmigo.
Quería que me hablara, y ver sus ojos de nuevo. Pero, entonces, arruiné el momento
riéndome una vez más. Rompí el contacto visual para reír y cubrir mi boca, y Lauren
suspiró profundamente.
-Estás borracha, te llevaré a casa.
Agarró mi brazo, sus uñas se clavaron en mi piel debido a su extrema fuerza. Gemí
de dolor, y al instante ella relajó su agarre.
-No puedo caminar- exclamé. Mi voz era aguda y llena de miedo. -Escuché que el
alcohol arruina las células del cerebro. ¿Qué pasa si todas mis células cerebrales
están rotas y ha dañado mis funciones motoras? ¡No podré caminar de nuevo! Y yo...
-Camila, basta-, dijo Lauren. Luego, hizo algo completamente fuera de lugar, puso los
ojos en blanco. Era algo que no esperaba ver hacer a Lauren; Era algo tan juvenil e
inmaduro para ella. Me sorprendió por un segundo, pero siguió hablando.
-Simplemente has bebido demasiado. Eres demasiado pequeña para beber mucho,
especialmente para alguien que no bebe. No has dañado tu cerebro, ni se afectaron
tus funciones motoras ni ninguna otra cosa de las que estas hablando. Has bebido
demasiado.
Estaba cansada. Mientras regresábamos, podía sentir mis ojos cerrándose lentamente
y mi cuerpo sucumbiendo al agotamiento. Me acurruqué en el asiento, mientras
apoyaba la cabeza contra la ventana del coche.
-¿Lauren?- Gemí, presionando mi cara contra su pecho. Ella me llevó adentro, sin
responderme. -Lauren?- le dije de nuevo.
-¿Qué?
-Eres mimosa, como un oso-. Me reí suavemente, enterrando mi cara más cerca de
Lauren. Se quedó callada y continuó llevándome escaleras arriba. Sentí mi cuerpo
siendo colocado sobre una suave cama, y sonreí.
-No-, me quejé, agarrando su chaqueta. La miré, mientras ella me daba una mirada
inquisitiva. -No me dejes, eres mi osito de peluche-, hice un puchero.
-Si me quedo contigo esta noche, no puedes enojarte por la mañana. Porque me
pediste que estuviera aquí -. Ella no estaba inventando excusas, me estaba diciendo
un hecho.
-Está bien, abrazame osita -. La atraje más cerca, pero ella simplemente rompió el
abrazo para ponerse de pie. Cuando lo hizo, se quitó la chaqueta y se quitó los
zapatos. Después de eso, caminó hacia el otro lado de la cama y se acostó.
-Me siento incómoda- me quejé, unos treinta segundos después. -Mi ropa pica-. Tiré
del vestido, levantándolo un poco.
-Oh-, murmuré, -bien, ¿puedo quitarme el vestido?-, Pregunté. Hubo una larga y
pesada pausa por parte de Lauren. Luego se sentó, empujándome fuera de su
cuerpo. Hice un ruido de queja, mientras salía de la habitación.
Lauren regresó unos momentos después, con una de sus camisas en sus manos.
-Si tengo que abrazarte toda la noche y no llevas nada, no podré controlarme. Así
que tendrás que usar algo que tenga mi olor, o podría volverse loco.
No hice ningún intento de acercarme a ella; lo que la hizo gruñir. Gemí mientras
dormía, golpeando el aire cerca de donde estaba Lauren.
Justo cuando estaba a punto de dormir, me incorporé al instante; con mis ojos muy
abiertos, y mi corazón martillando. Ante mi repentino movimiento, Lauren se levantó
de golpe, de pie junto a la cama, agazapada a la defensiva. Gruñó y sus ojos
escudriñaron la habitación.
-Lo siento- dije, sorprendida mientras miraba a Lauren. Sus manos temblaban, su
cuerpo quería cambiar a su forma de lobo. No pude evitar soltar una pequeña risita. -
Sólo quería saber si la puerta estaba cerrada.
Ante mis palabras, Lauren suspiró profundamente, pasándose una mano por la cara
para mostrar su estrés.
-Nunca te mentiría-, respondió Lauren. Sonreí ante sus palabras, y me acurruque más
lentamente en ella. Era agradable estar en sus brazos, casi demasiado agradable.
Capítulo 8
Por supuesto, sabía que era el vino el que me había hecho actuar así, pero todavía
cuestionaba las decisiones que había tomado. Me sonrojé cuando recordé haber
llamado a Lauren 'oso de peluche' y dormí sobre sus pechos durante la noche. Estaba
más allá de la mortificación; Pero Lauren parecía disfrutar de mis abrazos, lo que me
sorprendió enormemente.
-¿Qué hay para cenar?- Esas fueron las primeras palabras que salieron de su boca
cuando llegó, y no había preparado nada. Le di una mirada en blanco, mirándola con
evidente miedo. No le había hecho la cena, no me di cuenta de que necesitaba
hacerlo.
Sin pensarlo, levanté la mano y la coloqué en su mejilla. Pasé mi dedo índice bajo su
ojo izquierdo, fruncí el ceño mientras lo hacía. Cuando Lauren se congeló, me di
cuenta de lo que había hecho.
-Lo siento-, me disculpé, bajando mi mano y me aleje. Lauren me miró con el ceño
fruncido, antes de que me diera un rápido asentimiento.
-Hay un menú de pizzas en la cocina-, dijo, antes de girarse y subir las escaleras.
Respire hondo, despejando mi cabeza, antes de obtener el menú y pedir una pizza.
-Saca esa mierda, pon el juego y siéntate en mi regazo -espetó Lauren, sonando
enojada. Cambié rápidamente el canal, le puse el juego de softball y la miré con
cautela. Lauren levantó los brazos, haciéndome sitio. Dio un gruñido profundo cuando
no obedecí.
-Quiero aparearte-, anunció Lauren de repente, con los ojos fijos en el partido de
softball. -Pero no lo haré-, continuó, sin duda era capaz de escuchar el latido de mi
corazón. -He cambiado de opinión. Ya no te daré una semana, te aparearé en el
momento en que huela tu deseo.
-No, porque todavía tienes que sentir algún deseo hacia mí. Pero, encontraré una
manera de hacerte sentirlo. Incluso si me mata, haré que me quieras.
Tragué profundamente, mis ojos se dirigieron hacia abajo mientras mis mejillas se
iluminaban. Me asustaba pensar qué pasaría si no sentía ningún deseo hacia Lauren
en un corto plazo. No es que no encontrase a Lauren atractiva, porque lo hacía, era
que todavía le tenía miedo. Lo sabía; Me tomaría un tiempo dejar de tenerle miedo.
-¿Sí?
Lauren dejó escapar una pequeña risita, pero estaba llena de amargura.
-Oh, también moverás todas tus cosas a mi habitación. Vamos a compartir mi cama
de ahora en adelante, no hay discusión sobre el tema.
La noche siguiente, tuve la cena lista para Lauren cuando regresó a casa. Le había
hecho una cazuela, y me alegré cuando lo disfrutó.
De repente, una mano me rodeó la cintura y salté. Los pechos de Lauren se apretaron
contra mi espalda mientras sus brazos se envolvían alrededor de mi cintura. Grité
levemente en shock, cuando Lauren se inclinó y presionó su cara contra mi cuello. Se
rió entre dientes, obviamente estaba de buen humor, y su aliento sopló sobre mi piel.
Ante el sonido, Lauren se alejó de mí, con los ojos muy abiertos y en shock.
-Deseo- se ahogó, -Huelo tu deseo-. Sus palabras fueron un shock para mí, pero yo
estaba feliz. Sentí deseo hacia Lauren, y estaba feliz. Pero ella no lo estaba.
Dio un paso atrás, pasando una mano por su cara. Estaba confundida, ella había
querido que sintiera deseo desde el momento en que nos conocimos, pero tan pronto
lo sentí, se alejó de mí como si estuviera enferma.
-Pensé que querías que te deseara- susurré, con lágrimas llenando mis ojos. Las
lágrimas no derramadas habían hecho tambalear mi voz. Al oír mi voz, los ojos de
Lauren se fijaron a los míos. Al ver mi malestar, suspiró pesadamente.
-No seas tan tonta, por supuesto que lo hago- dijo bruscamente. Luego, dio media
vuelta y salió de la casa. Gemí al oír el ruido de la puerta frontal cerrándose de golpe.
No me gustaba cuando Lauren estaba enojada, su ira siempre me asustaba.
Lauren no regresó a casa esa noche, así que dormí sola en la cama. Me preocupé por
Lauren, por si había dormido. No pude evitar preocuparme aún más por su salud; no
dormía a menudo, y trabajaba demasiado.
Cuando llegó el mediodía todavía no había escuchado nada sobre ella, decidí que
necesitaba ver a Lauren. Así que me vestí con un vestido morado, y salí de casa.
Todavía salía de casa acompañada por Lauren, y eso solo fue en una ocasión. Así que
no estaba segura de a dónde debería ir.
Pero, sabía que la oficina de Lauren estaba en el gran edificio cerca de la entrada de
la aldea de la manada. Así que me dirigí en esa dirección. Me estaba tocando las
manos con nerviosismo, ocasionalmente empujando mi cabello detrás de mis orejas.
Cuando entré por primera vez en el pueblo de la manada, me sorprendió ver lo
ocupados que estaban. La manada trabajaba en tiendas con amigos y familiares.
Conversaban mucho y reían felizmente. Me pareció extraño.
En mi cabeza siempre había pensado que la manada de Endoro habría sido reservada
y sobria, simplemente por el rigor de su Alfa. Pero probablemente todos estaban de
acuerdo con las decisiones de Lauren y ella los trataba bien. Entonces, tal vez, fui
rápida en juzgar cuando no estaba en la manada.
No sabía qué hacer. Siempre fui la sumisa y nunca antes se habían sometido a mi.
Tampoco sabía cómo reaccionar al ser llamada la "Hembra Alfa" y tenía el apellido de
Lauren. Todo fue un shock, pero sabía que tenía que responder.
Cuando pasé junto a una pareja de ancianos, los oí hablar y me sonrojé aún más.
-¿No es hermosa la Hembra Alfa?- La anciana susurro, hablando más fuerte de lo que
ella creía que lo hacía.
-Esperemos que ella pueda hacer que la Alfa se olvide de Alyssa. La pobre mujer
nunca ha podido superar lo que ella hizo -. Las palabras de la mujer me intrigaron e
hice un puchero. Me pregunté quién era Alyssa, y si era ella la que había dejado a
Lauren sin emociones y cerrada.
-¿Qué desea?.
-Lauren, soy yo- respondí, mordiéndome el labio inferior. Hubo otra pausa, antes de
que la puerta se abriera. Levanté la vista hacia Lauren, y no se veía feliz.
-Estaba preocupada por ti-, admití, -después de lo que pasó anoche. Solo quería
asegurarme de que estabas bien. ¿Dónde dormiste?
-No creo que eso sea muy bueno para ti, Lauren. Te enfermarás si sigues trabajando
tan duro. ¿Volverás a casa esta noche?
La miré a los ojos, esperando que mi voz sonara tan valiente como quería. Lauren
solo me miró, como si estuviera loca. No entendí su comportamiento, pero me quedé
en silencio.
-Está bien, tendré lista la cena-. Sonreí, antes de ponerme de puntillas y depositar un
suave beso en su mejilla. Fue un movimiento audaz por mi parte. Pero lo hice de
todos modos, sonrojándome, antes de alejarme y ofrecerle una pequeña sonrisa. Se
veía muy asombrada. -Te veré en casa.
Capítulo 9
Cuando Lauren regresó, cenamos juntas en silencio; Luego limpie los platos mientras
Lauren veía la televisión. Al entrar al salón, Lauren me miró con una pequeña
sonrisa.
-Ven, siéntate-, dijo, levantando los brazos para que me sentara en su regazo.
-¿Qué no entiendes?-
-Hay muchas cosas que no entiendo, Lauren. Pero estoy hablando de lo de ayer. Sentí
deseo por ti, pero no me quisiste, y desde que te conocí, querías que lo sintiera.
Entonces, ¿por qué huiste de mí en el momento en que sucedió?
Lauren frunció el ceño, mirándome por unos minutos, antes de que la esquina de sus
labios se levantara un poco.
-Lo que sentiste ayer fue deseo sexual, querías aparearte conmigo. Y, sí, quiero que
sientas deseo sexual, pero no hasta que sientas un deseo normal. Quiero ambas
cosas de ti.
-Tienes miedo- solté. Los ojos de Lauren se clavaron en los míos, y me miraron antes
de que ella gruñera. El sonido era bajo y áspero, lleno de dominio. Quería someterme
a ella, todo mi cuerpo quería desmoronarse a sus pies. Pero, mantuve su mirada. -No
quise molestarte, Lauren- comencé.
-Entonces no sugieras que estoy asustada, no soy tan débil como para sentir eso-.
Espetó furiosa, con los dientes apretados.
-Tener miedo no te debilita, Lauren. Te hace normal-, le dije con una pequeña
sonrisa. -Pero lo que quise decir fue qué tienes miedo de que solo sienta deseo sexual
hacia ti y no deseo normal. Estás preocupada de que no te quiera.
-Es por eso que no viniste a casa anoche, ¿verdad? Porque no quisiste enfrentarme,
tenías miedo de que no te quisiera, excepto por razones sexuales-. Repentinamente
todo fue muy claro, entendí todas sus acciones de la noche anterior. Lauren no
respondió, solo se burló.
-No te rías de mí-. Sus palabras solo me hicieron reír más, y tuve que morderme el
labio. -En serio, no te rías de mí- gruñó Lauren.
Todavía estaba sentada en su regazo, así que enterré mi cara en su cuello para
ocultar mi risa.
-Lo siento- dije, con una risita, -no te enfades-. Me reí de nuevo.
-No estoy enfadada-, suspiró Lauren, -es bueno que ya no me tengas miedo-. Sus
brazos se apretaron a mi alrededor, y saqué mi cabeza de su cuello. -No te sometiste
a mi, eso fue algo bueno-. Se encogió de hombros, tratando de sonar casual.
-Hoy la gente se sometió a mí-, respondí, mirando profundamente sus ojos. Una vez
más, el verde me hechizó con su belleza. Lauren asintió levemente.
-Espero que sea así, eres su Hembra Alfa. Si no lo hubieran hecho, me habría
enfadado.
-Me hizo sentir sola. Como si fuera diferente, una extraña. Debes haberte sentido así
toda tu vida. Debió de ser horrible cuando eras una niña. No saber si a la gente le
gustabas por ti, o porque eras la futura alfa.
Hubo una gran pausa, mientras nos mirabamos. Sus ojos brillantes me miraban
fijamente, sus ojos me estudiaban de cerca. Quería decir algo, podía ver eso, pero se
estaba conteniendo. Quería abrirse a mí, pero simplemente no estaba lista. Todavía.
Sonreí con tristeza, antes de ahuecar su mejilla con una de mis manos.
Unas horas más tarde, cuando nos acostamos, Lauren me abrazó estrechamente.
Estaba de espaldas a ella, mientras su cuerpo se enroscaba alrededor del mío.
Otra semana pasó rápidamente, y pronto Lauren y yo caímos en una rutina. Ella
trabajaría durante los días, y me quedaría en casa o daría un paseo por el territorio,
antes de pasar las noches juntas. Todo fue muy mundano. Me sorprendió lo normal
que era una vida con la Alpha de sangre.
Estaba bien con eso, porque la mayoría de los hombres lobo también lo creían. Así
era con nuestros antepasados, hombres cazando, mientras que las mujeres tenían
cachorros, y las tradiciones realmente no habían cambiado. Por supuesto, algunas de
las mujeres de los tiempos modernos salen a trabajar; pero no era para todas las
manadas, el Alfa tenía que aceptarlo.
Entonces, después de dos semanas de estar con la manada Endoro, Lauren me dijo
que tenía que ir a uno de los almuerzos con las demás mujeres de la manada. El
almuerzo se hacía en uno de los restaurantes del pueblo de la manada y todas las
mujeres tenían que ir.
Lauren llegó a casa una hora antes del almuerzo y me dijo que me llevaría. Me sentí
un poco aliviada, estaba nerviosa. Siempre se me dificulto hacer amigos,
especialmente con otra mujer. Y como yo era su hembra alfa, sentí que sería aún
peor.
-¿Está bien?- Le pregunté a Lauren, caminando hacia la cocina donde estaba ella
comiendo un sándwich que le había hecho. Lauren estudió mi atuendo. Había elegido
un vestido rojo escarlata largo hasta la rodilla, que tenía un estilo de los años
cuarenta. Lo combiné con un par de tacones rojos, un lápiz de labios a juego y una
pequeña bolsa. Mi pelo rizado sobre mi hombro.
-Es demasiado, ¿no?- Me preocupé, pensando que todos se reirían de mí. -Voy a
cambiarme.
-No- gruñó. Saltando, me agarró del brazo antes de que pudiera salir de la cocina. -
Te ves hermosa, no te cambies-. Lauren me ofreció una pequeña sonrisa, casi
avergonzada, antes de alejarse y volver a su almuerzo.
-Antes de que me olvide-, dijo Lauren mientras caminábamos, -no dejes que la gente
te llame por tu primer nombre. Deben llamarte Hembra Alfa y nada más. Sé que no
te gusta, pero tienen que hacerlo.
-Está bien- asentí, dándole una triste sonrisa. Tenía la esperanza de hacer amigos, y
sabía que no los haría si tuvieran que usar mi título para dirigirse a mí.
Fuera del restaurante, una mujer de mediana edad nos vio y sonrió alegremente. Ella
tenía el pelo rubio corto, que caía hacia un lado, y llevaba un vestido de encaje
negro.
-Hola, Arlene- dijo Lauren a la mujer. Parecía amigable, y me dio una gran sonrisa,
no pude evitar devolverle la sonrisa. -Espero poder depender de ti para que cuides a
mi compañera hoy-. La voz de Lauren le dijo que si ella no podía "depender" de ella,
Arlene estaría en problemas.
-Por supuesto que lo haré, Alfa- Arlene le devolvió la sonrisa. Ella era una buena
dama, parecía genuinamente preocupada. Había pasado mucho tiempo desde que
había visto a alguien tan feliz, no podía dejar de gustarme.
-Te veré en casa esta noche- dijo. Sonreí, y asentí con la cabeza. Lauren se detuvo,
como si quisiera decir algo más, antes de que sus ojos mirarán alrededor del área.
Cada ojo estaba en nosotras.
Sin embargo, no podía recordar nada de mi primer beso. Sucedió tan rápido, que tuve
que preguntarme si realmente había sucedido. Pero con la forma en que los ojos de
Lauren se clavaron en los míos y me observaron de cerca, supe que había sucedido.
Yo, entonces, entendí el significado del beso. Era una forma de advertir a los hombres
que estén lejos de mí. Su posesividad era casi divertida, especialmente porque nadie
se atrevería a robar a la pareja de la Alfa de Sangre.
Arlene me llevó al lugar y todas las mesas se habían juntado para formar una gran
plaza alrededor del interior. Me llevó a un asiento, cerca del centro, y se sentó a mi
lado. Hablamos un poco, mientras la habitación se llenaba con otra mujer.
La manada de lobos promedio tenía unos cuarenta lobos, pero la manada de Endoro
tenía sesenta lobos. Éramos una manada grande, con aproximadamente treinta
Lobas. Así que el pequeño restaurante se llenó rápidamente, y estaba muy apretado.
Pero fue bonito, fue comunal.
-Es muy diferente, a mi antiguo manada- respondí, -pero vivir con Lauren, quiero
decir con la Alfa Jauregui, fue lo más importante a lo que tuve que acostumbrarme-.
Arlene asintio.
-Sí, recuerdo cuando fui elegida por Steve. Fue tan extraño-, se rió. La otra mujer
estuvo de acuerdo, y comenzó a hablar de su propio compañero. Eché un vistazo
alrededor de la habitación. Las mujeres se conocían y conversaban entre sí en
pequeños grupos. Me sentí un poco sola, a pesar de que Arlene y sus amigas estaban
tratando de incluirme.
Se puso de pie, con el vaso en la mano. Ella sonrió a las mujeres que estaban en la
habitación, y miraron hacia ella.
-Entonces, como todos sabemos, las mujeres de la manada son las personas más
importantes-, bromeó, unas cuantas mujeres gritaron mientras todas las demás se
reían. Andrea continuó su discurso.
-Sin embargo, tenemos que trabajar juntas para apoyar a nuestra manada, a
nuestros compañeros, a nuestra Alfa-. Sus ojos me miraron brevemente, cuando
mencionó a Lauren, antes de continuar. -Como todos ustedes ya saben, la Alfa
Jauregui recientemente eligió una compañera. Hoy es la primera vez que se une a
nosotras.
Todos los ojos se volvieron hacia mí, y escondí mis manos temblorosas debajo de la
mesa. Odiaba cómo todos me miraban, y un pequeño rubor llenó mis mejillas. No
quería ser el centro de atención. Andrea me dio una sonrisa condescendiente, sus
ojos parecían crueles. Sabía que el discurso no saldría bien.
-Lo siento, Camila-. Ella puso los ojos en blanco, deliberadamente siendo irrespetuosa
al no usar mi título. Algunas mujeres en la habitación se encogieron ligeramente, pero
no la detuvieron. -Las hembras aquí, en la manada Endoro, se cuidan unas a otras y
se cuidan la espalda. Eres el nuevo miembro de la manada, así que tenemos un
problema allí.
Quería preguntar por qué había un problema, pero me quedé en silencio y escuché.
-Respetamos a nuestros compañeros aquí y a nuestra Alfa. Sin embargo, por lo que
he oído, no respetas a tu compañera, ni a tu Alfa-. Sus palabras me hicieron entrar en
pánico, no sabía qué iba a decir.
-No solo te forzaste en la vida de la Alfa Jauregui, mintiendo sobre un embarazo para
que te eligiera. La obligaste a dejar a su novia y te dio dinero. Nunca te llamaré mi
Hembra Alfa porque no mereces estar con nuestra Alfa
-Estás mintiendo- exclamé, las lágrimas caían de mis ojos. Estaba triste porque ella
decía cosas tan odiosas, estaba enojada porque intentaba lastimarme, pero, más que
nada, me preocupaba que las otras mujeres le creyeran. -No hice nada de eso.
Lauren me eligió porque me quiere-, olfateé.
-Oh, por favor- Andrea bufó, mirándome como si fuera una niña. -Eres una niña
patético que fue fácil para Lauren. Ella solo te tomó como compañera, porque fingiste
estar embarazada-.
-¿Que pasó?- Gruñó, furiosa. Solo había estado en casa en cuestión de minutos, pero
todavía lloraba por la humillación de Andrea. Ver a Lauren fue agradable; ella era
familiar para mí.
Corrí hacia Lauren, y rápidamente lancé mis brazos alrededor de ella. Lauren se
sorprendió, y se quedó rígida por unos segundos, mientras agarraba su camisa y
sollozaba. Pero después de una pausa momentánea, me levantó y nos llevó hasta el
sofá.
-Toda la manada me odia-, lamenté, mis lágrimas mojaban la camisa de Lauren, pero
no se quejó.
-No, no lo hacen-, me dijo Lauren, con fiereza en su voz. -Tú eres su Hembra Alfa, te
adoran y te respetan. Si no lo hicieran, los mataría a todos. Ahora, dime por qué
piensas así?
Hice lo que me dijo, y rápidamente me cambié. Agarré para Lauren una camisa azul
oscuro y se la llevé. Rápidamente se cambió la camisa, antes de tomar mi mano.
Haciendo una pausa, Lauren se volvió hacia mí y ahuecó mis mejillas con sus manos.
-No voy a permitir que Andrea se salga con la suya. La pondré de ejemplo. Voy a
poner en orden a todos los miembros de esta manada-. dejó caer sus manos, antes
de tomar mi brazo y sacarme de la casa.
Fuimos a la aldea de la manada. Lauren estaba furiosa. Estaba aterrorizada de que
ella me hiciera responsable por la muerte de alguien.
-Que alguien me traiga a Andrea Falster, ahora- ordenó Lauren, -y quiero que todos
los hombres, mujeres y niños estén aquí en los próximos tres minutos. No importa lo
que estén haciendo-. Su voz era fuerte, dominante y llena de rabia. Sonaba como una
verdadera alfa.
Lauren era confiada, directa, llena de control y poder. Y yo era todo lo contrario.
Éramos muy diferentes, pero por alguna razón encajamos.
Incluso si las cosas fueran complicadas y confusas entre nosotras, no significaba que
no me importara Lauren o que no quisiera estar con ella. Hubo muchos momentos en
los que estaba aterrorizada de ella, pero también hubo otros en los que me mostró
cuánto se preocupaba por mí, incluso si era de la manera incorrecta.
Cuando se reunió toda la manada y Andrea fue traída frente a nosotras, Lauren se
dirigió a todos.
-Como saben todos los miembros de la manada, hoy hubo un almuerzo para todas
las hembras de la manada. Estoy segura de que la mayoría de ustedes sabe que tomé
una compañera recientemente. Y mi compañera, su Hembra Alfa, estuvo allí, en el
almuerzo. Sin embargo, hoy a algunas de las hembras les disgustó mi compañera-.
Me hizo un gesto.
-Una de las hembras de la manada decidió hacer que no les gustará mi compañera,
su Hembra Alfa. Ella inventó mentiras, para lastimar a mi compañera, y habló mal de
ella a propósito-. Le hizo un gesto a Andrea, que estaba frente a Lauren el miedo se
podía ver en sus ojos.
-Todo lo que dijo sobre mi compañera; la forma en que me manipuló para que la
eligiera, el hecho de que ella mintió sobre un embarazo y que solo está usando mi
dinero. Todas esas cosas son mentiras. Primero, mi pareja y yo nos conocimos en el
apareamiento, en la Ceremonia, por primera vez. En segundo lugar, mi compañera
era virgen antes de conocerme. Y por último, mi compañera no ha gastado nada de
mi dinero, tuve que obligarla a que me permitiera comprarle ropa -. Unos cuantos
machos se rieron, e incluso yo sonreí levemente.
Todos en el área asintieron, antes de que escuchara un coro de; -Entendido, Alfa-.
Hubo una pausa momentánea, antes de que Lauren se volviera hacia Andrea.
-Lo que has hecho es inexcusable. Ahora serás castigada-. Lauren se detuvo, mirando
a Andrea. Su pelo rojo estaba desordenado, por la lucha con los miembros de la
manada que la trajeron, y sus ojos estaban muy abiertos y húmedos con lágrimas no
derramadas.
Miré a los miembros de la Manada y noté cómo la mayoría de las lobas y los niños
miraban hacia otro lado. Ellos tampoco pudieron soportarlo. Algunos seguían
mirando, al igual que los machos en la Manada. Tenía la sensación de que era una
ocurrencia normal para todos ellos.
Miré a Lauren y me di cuenta de algo; ella no era una persona mala, solo tenía un
mal genio. A pesar de que Lauren tenía la cara seria, podía ver la fiereza en sus
hermosos ojos verdes. Nadie estaba tan cerca de ella como yo, por lo que no lo
podían ver.
Pero yo podía, ella estaba perdiendo el control. Andrea estaba inconsciente, pero
seguía golpeándola. Sus ojos se estaban volviendo de enojados, a salvajes. Estaba
perdiendo el control sobre la poca humanidad que tenía.
-Lauren- susurré en voz baja, esperando que nadie más escuchara. -Lauren, ya es
suficiente. La matarás si continúas- susurré.
Paré la bilis que subía por mi garganta tragándola. Me dirigí a la persona más cercana
a nosotras, era Beta Hansen. No éramos cercanas, de hecho tenía miedo de ella. Solo
nos habíamos visto una vez, pero ella había amenazado con pegarme y eso no me
gustaba. No creía que nuestra relación estuviera mejor, pero ella era la más cercana
a mí.
Beta Hansen frunció el ceño, no parecía feliz conmigo diciéndole qué hacer.
-Sí, hembra Alfa Jauregui-, respondió con los dientes apretados. Se dio la vuelta, para
localizar al médico. Rápidamente me volví hacia Lauren, y tomé su mano
ensangrentada.
-Vamos- le supliqué. Lauren asintió, y salimos del pueblo. Fue un camino silencioso a
casa, una fuerte tensión entre las dos. Cuando llegamos a casa, me di cuenta de que
Lauren había vuelto a la normalidad, lo que me relajó enormemente.
Lauren se dirigió hacia el salón, pero tiré de su mano. Se quedó helada, mirándome
con confusión, antes de que la empujara hacia el baño.
-Lo sé- respondí. Lauren me ignoró, y continuó como si no hubiera dicho nada.
-Ella se lo merecía, y mucho más. Merecía morir de la forma más horribles por lo que
dijo-. Hizo una pausa, respirando profundamente. -Eres un ángel. Eres tan buena,
pura, amable y sensible. Eres un ángel. Y ella no es más que una astuta, mentirosa,
pequeña ...-
-Lauren cálmate-. Dejé caer la tela y tomé la cara de Lauren con mis manos. Sus ojos
verdes tenían una emoción que nunca antes había visto en Lauren. Vulnerabilidad.
-Encajas- me susurró, apoyando su frente contra la mía. -Tú encajas conmigo, fue
hecho de esta manera. Encajas-.
-Hoy te quedaste hasta tarde, pensé que estarías en la oficina- sonreí, -no es que me
queje-. No podía negar que disfrutaba estar acompañada por Lauren. Era la primera
vez, desde la ceremonia de apareamiento, que estaba feliz de que Lauren me hubiera
elegido. Me alegré de que ella fuera mi compañera.
-¿Pero?- Me reí
-Pero decidí que eres mucho más importante que ese papeleo 'importante'-.
Empujando mi cabello detrás de mi oreja, sostuvo mi cara. Me reí un poco, me
gustaba cuando Lauren era así.
-Bueno, ¿qué tal si empezamos el día con un desayuno en la cama?- Sugerí,
inclinándome para pasar mis manos por su cabello oscuro.
-Creo que eso sería perfecto- asintió. Sonreí, antes de inclinarme y darle un beso en
la mejilla. Me sonrojé intensamente, antes de salir de la cama y bajar a la cocina.
En ese momento me di cuenta, de lo buena que había sido mi vida. Cuando solía
pensar acerca de mi compañera, pensaba en alguien que me cuidara. Y Lauren lo
hacía. Cuando solía pensar en mi compañero, pensaba en alguien que me abrazaba
por la mañana. Y Lauren lo hacía. Cuando solía pensar en mi compañera, pensaba en
alguien con quien quería pasar todos los días. Y esa era Lauren..
Con esa realización, le sonreí a Lauren. Simplemente me miró con los ojos muy
abiertos.
-Estás sintiendo deseo por mí, un deseo real-, sonrió alegremente. Era la primera vez
que la veía sonreír completamente, era hermosa cuando sonreía así. -Tú me quieres-
susurró; Hablando más para sí misma que para mí.
Sus labios eran dulces y amargos al mismo tiempo. Se sentía como si sus labios
estuvieran hechos para mi por la forma en que encajaban. El beso comenzó suave,
Lauren simplemente colocó sus labios sobre los míos. Estaba siendo amable. Si yo me
apartara, ella también lo haría.
Presioné mis labios con fuerza contra los de Lauren, diciéndole que quería que el beso
continuara. La velocidad del beso aumentó, al igual que mi ritmo cardíaco. La lengua
de Lauren separó mis labios y se abrió camino hacia mi boca, explorando el territorio
desconocido.
Me aleje cuando me sentí mareada. No quería hacerlo, pero no tenía otra opción. Me
aparté y mis ojos se volvieron a abrir y miré a Lauren, las dos estábamos jadeando.
Lauren me frunció el ceño, no le gustaba que rompiera el beso.
-Tenía que respirar-, me reí. Lauren sonrió de nuevo, esa hermosa y rara sonrisa que
era tan hermosa como un amanecer. Era algo que quería ver todas las mañanas.
Lauren estaba a punto de decir algo, cuando un fuerte pitido la interrumpió. El fuerte
ruido me hizo saltar en shock, y me tomó unos segundos darme cuenta de lo que era.
La alarma de humo, el desayuno se estaba quemando.
-Oh no-, murmuré, antes de tratar de apagar el fuego de la sartén. Cuando resolví
todo, me volví hacia Lauren, que me estaba mirando. -Creo que el desayuno está
arruinado- dije.
-No me importa el desayuno, solo quiero volver a la cama-. Se acercó a mí, y deslizó
sus brazos alrededor de mi cintura. Le sonreí, pero me sonrojé ligeramente. -Ven-
susurró con voz ronca.
Presionó un pequeño beso que duró unos segundos, luego se apartó y tomó mi mano.
Lauren me condujo escaleras arriba, su mano agarrando la mía con fuerza. Estaba
nerviosa y emocionada.
Después de unos minutos, de profundos besos, los labios de Lauren se alejaron de los
míos. Ella arrastró sus besos sobre la línea de mi mandíbula, y bajó por mi cuello.
Dejó intensos y húmedos besos sobre mi cuello, ocasionalmente sus dientes
pellizcaban la piel de mi garganta.
Cuando sus besos se profundizaron, comenzó a pasar sus manos por mis costados).
El movimiento hizo que mi camisa se subiera un poco y me estremecí al sentir su piel.
Cuando los besos no fueron suficientes para satisfacernos, Lauren se retiró y agarró
mi camisa.
-Lauren- dije con voz temblorosa. Mi compañera me dio una gran sonrisa, antes de
presionar otro beso en mis labios. Luego, lentamente me quitó la camisa.
Lauren quitó cada prenda de mi ropa, hasta que estuve desnuda debajo de ella.
Respiraba con dificultad, mi pecho subía y bajaba rápidamente, mientras Lauren me
estudiaba. Ser Lobo significaba pasar mucho tiempo desnudo en la luna llena, por eso
no teníamos problema con la desnudez.
Sin embargo, estar bajo la mirada de Lauren, me hacía sentir más consciente de mi
desnudez. Así que, para avanzar en el proceso, empecé a tirar de la camisa de
Lauren; lo entendió y comenzó a desvestirse.
Deslizó dos botones a través de los agujeros, antes de detenerse.
-Tu me lo quitas- me dijo. Su voz era áspera y ronca, incluso más de lo normal.
Tragué saliva, mientras Lauren se echaba hacia atrás de modo que estaba arrodillada
en la cama. La seguí, arrodillándome frente a ella.
Me miró, sus ojos verdes atravesaban mi cuerpo. Me temblaban las manos cuando
lentamente agarré su camisa. Los ojos de Lauren no se movieron de mi cara mientras
le desabrochaba la camisa. Una vez que estaba completamente desabotonada, eché
un vistazo a sus pechos y estómago.
Temblaba mientras pasaba las manos por su torso. Me sorprendió todo lo que me hizo
sentir, cuando me obligó a tocarla apenas la conocí, no sentí nada. Pero ahora, sentí
todo.
Lauren se quitó la camisa y se molestó por lo lento que iba. Quería que sea lento,
pero ella no. Estaba impaciente, al igual que con todo lo demás en su vida, me
deseaba y no quería esperar.
Tomando mis manos las apretó contra su entrepierna. Chillé ligeramente ante el gran
bulto que llenaba mi mano. Dejó mi mano allí por una fracción de segundo, antes de
moverla a su cinturón. Me dio una pista y le desabroché los pantalones. Se levantó de
la cama y los dejó caer antes de empujar su ropa interior con ellos.
Eché un vistazo por encima de la figura desnuda de Lauren, viendo sus hombros, los
tatuajes, las cicatrices, sus gruesas piernas y la dura erección. Había visto hombres
desnudos, en la luna llena, pero ninguno de ellos había estado excitado como Lauren
lo estaba en este momento.
Estaba tan encendida que su gran miembro estaba presionado contra su estómago,
una gran vena le atravesaba. Tragué saliva, nerviosa, pero también sentí que la
humedad me empapaba el corazón cuando me di cuenta exactamente de lo que iba a
pasar.
-Recuéstate- refunfuñó Lauren, incluso en las situaciones más íntimas, todavía era
alguien de pocas palabras. Hice lo que dijo, mi pecho se agitó por la excitación.
Lauren me admiró por un momento, sus ojos estaban enfocando mis pechos y mis
caderas.
Finalmente, se movió. Ella me atrajo para un beso, mientras pasaba su cuerpo sobre
mí. Me fundí en el beso, mis miedos volaron fuera de mi cabeza, mientras envolvía
mis manos alrededor de su cuello. Su lengua masajeaba la mía, mientras presionaba
su cuerpo contra el mío.
Tomando mi mano en la suya, Lauren la llevó entre las dos y la colocó alrededor de
su erección. La sostuve flojamente por un momento, antes de reunir algo de coraje y
apretar mi agarre. Gruñó suavemente mientras permitía que mi mano se moviera
hacia arriba y hacia abajo en su gran y dura erección. Le gustó eso, así que aceleré el
paso.
-Lento -dijo bruscamente, con la voz cada vez más ronca -Si lo haces así, puedo
correrme -. Lauren besó mi cuello, mientras yo desaceleraba mi mano. Sus manos se
movieron hacia arriba para acariciar mis pechos, mientras sus dientes mordían mi
cuello.
Sus manos masajeaban mis pechos y mis pezones se endurecieron hasta ser casi
doloroso. Unos minutos más tarde, Lauren se alejó un poco de mí y mi mano dejó
caer su erección.
-Sí -asentí, con voz ronca y entrecortada. Ella asintió con la cabeza hacia mí,
sonriendo suavemente, pero era casi áspera debido a la intensidad que había en sus
ojos. Lauren se movió, y se arrodilló entre mis piernas, y tragué con anticipación de
nuevo. Ella deslizó dos dedos dentro de mí.
Siseé con un poco de dolor, mientras sus dedos me llenaban. Lauren frunció el ceño
antes de apartar su dedo.
-No estás lo suficientemente mojada. Cuanto más húmeda estés, menos dolerá -,
afirmó.
-No lo sé -, respondió Lauren simplemente. -Pero podré entrar más fácilmente cuanto
más lubricación haya -. Se movió un poco hacia atrás, antes de deslizar sus manos
debajo de mis muslos. Levantó mis piernas para que mis caderas se despegaran de la
cama.
Estuve confundida por un momento antes de que su boca se moviera hacia mi núcleo.
Me estremecí de alegría cuando sus labios prácticamente se unieron a mi área más
íntima. Dejé escapar un gemido involuntario mientras su lengua salía y exploraba.
Su lengua y sus labios trabajaron en mi núcleo hasta el punto en que temblaba. Hice
un ruido de decepción cuando se alejó, pero estaba sin aliento como para decir
alguna palabra.
Con sus manos bajo mis muslos, se acercó, aún arrodillada entre mis piernas. Ella
deslizó su erección dentro de mí. Llegó a la mitad, antes de que yo llorara de dolor.
Lauren se detuvo por un momento.
-Solo hazlo - asentí. Lauren dio un empujón final y siseé de dolor. Esperó dentro de
mí un momento, mientras respiraba profundamente. Me miró, con esos hermosos
ojos verdes esperando. Asentí, diciéndole que continuara.
Estuve en agonía durante unos cinco minutos, cada vez que empujaba dentro y fuera,
mi núcleo se quemaba. Pero lentamente comenzó a alejarse el dolor y dio lugar al
placer. Y pronto estaba animando a Lauren para que vaya más rápido.
Comencé a gemir y jadear, a medida que el placer se intensificaba. Pero mis sonidos
de deleite hicieron que Lauren se emocionara más y más, y comenzó a acelerar el
ritmo. Me encantaba, la fricción era rápida, pero luego se volvió demasiado rápida,
demasiado apresurada.
-Eso duele - le grité. Al instante se detuvo, y salió de mí. Se arrodilló entre mis
piernas, ambas respirabamos con dificultad mientras sus brillantes ojos miraban mi
cara. -Ibas demasiado rápido - le expliqué.
Lauren se calmó por un momento, un suave gruñido vibro en su garganta. Era más
animal que humana: había dejado que sus instintos de lobo tomaran el control. Así
que se tomó un momento para calmarse, antes de tumbarse sobre mí.
Cuando todo terminó, me acosté con Lauren. Mi cabeza descansaba sobre sus pechos,
mientras ella me abrazaba. Hubo silencio entre las dos, antes de que pasara mis ojos
sobre su cuerpo. Era hermosa y estaba perfectamente tonificada en todos los lugares
correctos, el sudor hacía que brillara con la luz de la habitación.
-La obtuve cuando tenía dieciséis años-, me dijo, y miré sus ojos. -Mi padre me la
hizo.
-¿Tu padre?- Respiré, sorprendida de cómo cualquier padre pudiera lastimar a su hija.
Lauren me miró por unos segundos, antes de inclinarse y presionar un pequeño beso
en mis labios.
-Tengo un pasado oscuro, Camila. Más oscuro de lo que me gustaría admitir. Algún
día te lo contaré, pero no ahora. No arruinemos una gran mañana con historias de mi
pasado.
Asentí, ofreciéndole una pequeña sonrisa, antes de recargar mi cabeza en sus pechos
una vez más. Los dedos de Lauren jugaron con mi cabello, retorciéndo y girando mis
hebras alrededor de su dedo índice. Se sentía tan bien acostarse con ella así, tan
íntimo y natural.
-Tengo que hacerlo. Tengo mucho que hacer, realmente no debería haber tomado la
mañana libre. Pero, me alegro de haberlo hecho-. Ella sonrió de nuevo. No podía
creer lo asombrosa que era su sonrisa y lo mucho que me la había mostrado esta
mañana.
-Deberías sonreír más a menudo-, comenté, sonriendo. Lauren solo se inclinó y picó
mis labios una vez más.
-Me voy a bañar, luego tendré que ir a la oficina-, me dijo. Lauren me dio un último
beso, antes de salir de la cama y dirigirse al baño. Me quedé en la cama, mientras el
agua sonaba en el baño.
Cuando Lauren salió del baño, tenía una toalla alrededor de su cuerpo que brillaba
con gotas de agua. Me quedé en silencio cuando Lauren fue a su armario y escogió su
atuendo. La vi vestirse, pensando en lo mundanas que eran nuestras vidas.
-Volveré más tarde, no cocines nada, saldremos. También tengo algo que necesito
que hagas.
-Quiero llamar a mi familia, no he hablado con ellos desde antes del ritual de
apareamiento-. Hubo un momento de silencio antes de que Lauren me diera su móvil,
le di las gracias y ella asintió.
Una vez que se fue, me duché y me cambié, antes de hacer el desayuno. Me sentí
mal porque Lauren no desayuno, pero tuve la sensación de que ella prefirió lo que
habíamos hecho. Me reí, en voz alta, mientras miraba las bandejas de comida
quemadas.
Después de comer, llamé a casa, escuché con ansiedad el tono de llamada. Cuando
escuché a mi madre, no estaba segura de si debería estar aliviada o nerviosa.
-Camila, oh, Dios mío-, exclamó. -Escuché que la Alfa de Sangre te eligió. Cariño, ¿es
cierto? Dios mío, ¿te golpeó? ¿Te obligó?
-Es una asesina, Camila. No dejes que te engañe, es una asesina. ¡No creas que no
he oído que ella mató a sus propios padres! Solo un verdadero monstruo podría hacer
eso.
-No la conoces- le espeté. No era frecuente que peleara con mi madre, o que no
estuviera de acuerdo con ella. Pero, simplemente no me gustó la forma en que
hablaba de Lauren. Ellla no era un monstruo, la conocía y ella no era un monstruo.
-Cariño, tú tampoco la conoces. ¿La conoces desde hace dos semanas y media? Te
está manipulando, haciéndote creer que es dulce e inocente. Pero no lo es, ha matado
a personas Camila. Asesinado ¡Estás tratando de ver lo mejor en alguien que no lo
tiene!
-No me hago ilusiones sobre quién es o sobre lo que ha hecho. Pero eso no significa
que no se preocupe por mí ni por su manada-. Mi voz era áspera y estática, nunca
había hablado con nadie así. -Es mi compañera elegida, pensé que te alegrarías por
mí-.
Hubo una larga pausa por parte de mi madre. Si no pudiera escuchar su respiración,
hubiera pensado que había colgado.
Cuando Lauren regresó más tarde esa noche, ya estaba lista para salir. Llevaba un
vestido de melocotón largo hasta la rodilla, que se hinchaba en un estilo de enagua.
-Te ves hermosa- Lauren asintió con aprobación, presionando un suave beso en mis
labios pintados.
Me sonrojé, y me di la vuelta.
Tardamos casi una hora en llegar a la ciudad más cercana. Había un pequeño pueblo
que estaba al lado de la tierra de la manada, pero solo tenía lo básico en restaurantes
y tiendas. Era el típico lugar donde todos se conocían. En esa ciudad creían que
Lauren era dueña de una comunidad cerrada y tenían sus propias ideas de lo que
sucedía dentro de la exclusiva "Comunidad".
Sin embargo, Lauren tenía cosas que hacer, así que teníamos que ir a la ciudad. A
mitad del viaje, Lauren murmuró agresivamente haciendome saltar. Enojada, golpeó
el volante y dejó escapar un gruñido.
-Quiero un heredero, pero tenemos que esperar un mes-, explicó. -Tenemos que
esperar un mes.
-¿Por qué es importante?- Mi pregunta no fue bien recibida, ella golpeó el volante con
sus manos.
-Por supuesto que importa, Camila. Tenemos que seguir el plan, todo tiene que
suceder de acuerdo al plan.
-Nuestro plan de vida, debemos apegarnos a el. Lo hice, y debes apegarte a el. No
hay otra opción al respecto-. Sus ojos eran como dagas, apuñalando mi cuerpo.
Estaba enojada y, de repente, todo lo que dijo mi madre me inundó. Ya no quería ir a
la ciudad con Lauren, solo quería irme a casa.
Capitulo 12
-No quise asustarte, Camila- me dijo. Lo sabía. A pesar del temperamento de Lauren,
ella se preocupaba por mí.
-No tuve una buena infancia, fue horrible-. Lauren hizo una pausa, un suave gruñido
se deslizó por sus labios. Estaba enojada, pero más que nada, estaba herida. Lo vi en
sus ojos.
Me acerqué y tomé su mano. Fue audaz de mi parte, pero me sentía más cómoda al
tocarla después de aparearnos. Era extraño, pero antes no hubiera hecho algo tan
atrevido. Lauren me miró brevemente, antes de acercar mi mano a sus labios y darle
un suave beso.
-Solo quiero que todo sea perfecto, y para eso tenemos que seguir el plan-. Me dio
una suave mirada -por favor di que lo entiendes.
-Bien- asintió, antes de inclinarse y besar mis labios. Sonreí en el beso, nuestros
labios se encontraron de una manera apasionada. Fue agradable besar a Lauren, se
sentía tan natural para mí. Me ahuecó la mejilla, antes de profundizar el beso.
Cuando nos separamos, Lauren me sonrió. Esa sonrisa que amaba, la había visto tres
veces ese día, y todavía no podía evitar quedarme sin aliento cada vez que la veía. No
solo era hermosa cuando sonreía, sino que también se veía más joven, más feliz, más
despreocupada.
-¿A dónde vamos?- Le pregunté, cuando salimos del auto y tomó mi mano.
-¿Para qué?
-Tendré tu apellido?- Ya me había hecho una Jauregui cuando fui elegida, pero el
matrimonio lo haría legal.
-Por supuesto- se burló Lauren, como si le dijera la cosa más ridícula del mundo.
-Aquí-, dijo Lauren, una vez que dejamos el Ayuntamiento y nos sentamos en un
elegante restaurante para comer algo.
Antes de que llegara la comida me entregó un anillo de bodas de oro, para demostrar
que le pertenecía. Ella deslizó uno en su propio dedo, y luego empujó el mío.
Encajaba perfectamente. Levantó mi mano a sus labios, y besó donde estaba el anillo.
-Estás asumiendo que tendremos un cachorro macho o con tu condición-. Sabía que
Lauren tenía ideales pasados de moda, por lo que solo permitiría a alguien con pene
como el futuro Alfa. Sorprendentemente, estuve de acuerdo con ella.
-Si nuestro cachorro es una niña, seguiremos teniendo cachorros hasta que tengamos
un niño- Lauren se encogió de hombros. Hice un puchero ligeramente, mientras
pensaba en lo que acababa de decir.
-Es algo que no puedes controlar Lauren. La vida es como el clima, se puede predecir,
pero no significa que vaya a salir de esa manera-. Le ofrecí una sonrisa, antes de
tomar su mano sobre la mesa. -Algún día te darás cuenta de que está bien no ser
perfecto. A veces la imperfección es mejor que la perfección.
-Lauren, estoy aburrida-, espeté, una semana después, mientras nos acurrucábamos
en el sofá. Era tarde, casi de noche. Lauren se apartó de nuestro abrazo por un
segundo, para mirarme.
-Me aburro durante el día, solo quiero hacer algo-, le dije. Lauren me miró con
atención, como si acabara de recordarle que estaba allí. Sospeché que no pensaba en
el hecho de que pudiera estar aburrida y sola durante el día, simplemente no era algo
que pasaría por su mente.
-Necesitará una buena limpieza, está lleno de basura. Pero, si quieres, puedes
hacerlo.
-De acuerdo- Lauren sonrió, inclinándose y presionando sus labios contra los míos.
Nos besamos unos minutos, fue un beso largo y apasionado. Cuando nos alejamos,
estaba casi sin aliento. -Vamos a la cama, quiero disfrutarte esta noche-. Me besó
una vez más, antes de llevarme a la cama y hacerme el amor la mayor parte de la
noche.
-Realmente estás emocionada por esto, no?- se rió un poco, mientras llenábamos uno
de los dormitorios de invitados con las compras.
-Amo esta casa, Lauren, realmente lo hago-, le dije con sinceridad. -Pero se parece a
una casa de exhibición. Quiero darle un toque personal. Comenzaré por el ático y, con
suerte, redecoraré otras partes de la casa. Es una casa en este momento, y quiero
que sea un hogar.
Tan pronto como Lauren se fue, me di la vuelta y me dirigí hacia las escaleras que
llevaban al ático y subí lentamente las destrozadas escaleras. La madera gimió y el
polvo se elevó levemente. Tendría que hacer una gran limpieza antes de redecorarla.
Pero, primero necesitaba mover todo lo que había dentro.
Abrí la puerta y la oscuridad me rodeó. Mantuve la puerta abierta con una mano,
mientras me estiraba para encender la luz. No pasó nada. Suspiré, dándome cuenta
de que la bombilla habría dejado de funcionar hace unos años atrás. Tuve que abrir
las ventanas para que entrara la luz.
La habitación era larga y delgada, con tablas de madera que cubrían el suelo. Cajas,
muebles viejos y otros misceláneos fueron esparcidos alrededor. Una capa de polvo
espeso cubría cada superficie y grieta. Todo estaba sucio. Suspirando pesadamente,
me puse a trabajar.
Clasifiqué las cajas. Tres de ellas estaban llenas de ropa vieja y libros. Llevé la ropa al
garaje, planeaba darlas en caridad más tarde, y deje la caja de los libros a un lado,
por el aspecto rústico de los libros supe que quedarían bien en la biblioteca cuando
estuviera lista.
Cuando llegué a la cuarta caja, me sorprendí con lo que había dentro. En la parte
superior de la caja había una foto de Lauren en la playa. No pasaba de los cinco años,
su cabello oscuro estaba desordenado por todos lados, sus ojos verdes brillaban y su
boca se estiraba en una gran sonrisa.
La pequeña Lauren llevaba un par de bañadores, y tenía los pies cubiertos por el
oleaje. Parecía mucho más feliz que la Lauren que conocía, tan joven e inocente. Me
pregunté qué le había pasado para pasar de una niña tan feliz, a una mujer seria y
dominante.
La foto estaba dentro de un marco que estaba más oscuro por la suciedad.
Me gustó la foto y quería ponerla en algún lugar de la casa, así que la llevé a la cocina
y usé jabón para limpiarla. Cuando estaba impecable y brillante, la coloqué en una de
las ventanas de la cocina. Sonreí mientras la miraba, estaba bien allí.
No tuve más tiempo para trabajar en el ático, porque Lauren regresó y comencé a
preparar la cena.
-Estuvo bien- respondió Lauren, se puso detrás de mí. Sus brazos envolvieron mi
cintura, mientras me abrazaba por detrás. Ella presionó un fuerte beso contra mi
nuca, mientras cocinaba. -Hmmm. ¿Cómo estuvo tu tarde?
-No estuvo mal, despejé un poco el ático. Pero, aún me queda trabajo por hacer-
admití, mientras ponía las verduras en la sartén. Lauren no respondió, solo apretó su
agarre sobre mí y enterró su cara en mi cuello.
-Me voy a bañar-, dijo unos segundos más tarde. Rápidamente, besó mi cuello, antes
de alejarse y subir las escaleras. Seguí cocinando la cena, y cuando regresó ya estaba
lista.
-¿Por qué está ahí esa foto?- Lauren gruñó, haciendo una seña hacia la foto que había
encontrado en el ático. Su mandíbula estaba apretada y sus dientes rechinaban.
-Es una hermosa foto, Lauren. Dame una razón por la que no pueda estar ahí.
-Es una foto hermosa, Lauren. Te guste o no, se queda ahí-, le contesté. Lauren me
miró en shock, por la manera en que le hablé. Simplemente me encogí de hombros. -
Estuviste feliz con que redecore la casa, y así es como quiero hacerlo. Haciendo de
ella nuestro hogar.
Los agresivos golpes continuaron hasta que Lauren abrió la puerta. Estaba enojada
por ser interrumpida. Pero no gruñó, ni gritó, cuando vio quién era. Beta Hansen se
paró en nuestra puerta principal, con los ojos desorbitados y la respiración agitada.
Parecía que acababa de correr un maratón.
-Jesús, Dinah, ¿cuál es el problema?- Preguntó Lauren, tan sorprendida como yo.
Mi ritmo cardíaco se aceleró: alguien había muerto. Y eso me aterrorizaba. Había oído
sobre muerte de lobos solitarios sin manadas y traidores. Pero, nunca había estado
asociada con la muerte ni con un asesinato. Era tan extraño como otro idioma.
Los humanos mueren todo el tiempo. Los humanos son asesinados todo el tiempo.
Los humanos matan todo el tiempo. Sin embargo, tener a un humano muerto en
nuestro territorio es una mala noticia. Eso significa que la policía va a estar en
nuestras tierras, y va a haber personas entrometiendose en nuestros negocios. No
necesitábamos eso.
Lauren me miró, antes de tomarme en sus brazos. Me apoyó contra su costado y sus
brazos rodearon mi cintura. Me abrazó de una manera posesiva, y sus dedos se
clavaron ligeramente en mi cintura. Me estaba lastimando un poco, pero no me quejé.
-Llévame allí. Ahora- gruñó Lauren. Beta Hansen asintió, antes de guiarnos hacia el
bosque. No quería ir con ellas, no quería ver el cadáver, pero tampoco quería dejar a
Lauren. Pero fui de todos modos porque estaba demasiado asustada para quedarme
sola en casa y no quería que Lauren perdiera los estribos, tengo un efecto calmante
en ella. Ya teníamos un cadáver, no le iba a agregar otro problema.
En el borde del territorio, cerca del bosque, había una reunión de algunas personas de
la manada.
-Vuelvan a casa, ordenaré esto-, exclamó Lauren en voz alta, mientras caminábamos
hacia donde se habían juntado.
Los miembros de nuestra manada que estaban allí se giraron para vernos, antes de
bajar la cabeza en sumisión y regresar a sus hogares. Cuando los lobos se movieron,
vi lo que habían estado mirando. La humana muerta.
Era una chica, no mucho mayor que yo, con cabello castaño y una constitución
delgada. Su cuerpo estaba tendido sobre el suelo del bosque, sus brazos cruzados
sobre su cuerpo y sus piernas separadas. La suciedad se enredó en su cabello y se
roció por todo su cuerpo. Su piel se veía azul.
La sangre escarlata estaba en todas partes. El olor a cobre llenó mis sentidos y jugó
con mi reflejo nauseabundo. Me atraganté y aparte mi mirada de ella. Lauren no dijo
nada, simplemente me frotó la espalda. Estaba tratando de calmarme, pero la
agresión con la que lo hacía no me calmó.
-¿Qué vamos a hacer, alfa?- Beta Hansen cuestionó, y traté de pensar en otra cosa
que no fuera el cadáver.
Traté de tomar aire fresco, pero no funcionó, solo terminé respirando el olor a
muerte. Ya no podía contener mi cena. Me separé de Lauren y vomité.
-¿Qué debemos hacer?- Beta Hansen preguntó nuevamente, y Lauren hizo una
pausa. -Tenemos que llamar a la policía, Alfa. La persona que la mató, estaba en
medio cambio, así que parece un ataque de un animal.
Lauren pensó en eso por un momento, antes de suspirar.
-Bien, llama a los jodidos policías - espetó enojada, dándose la vuelta y lanzando sus
manos al aire. -Camila, ven- gruñó, sin siquiera mirarme. Obedecí sin discutir,
corriendo a su lado.
Puso sus brazos alrededor de mí, y me agarró con fuerza. No me miró, y mantuve mis
ojos fijos en el suelo.
-Pensé que habías dejado de someterte?- gruñó enojada. Sabía que no estaba
enojada conmigo, sino con la situación. Así que no me tomé en serio su ira, pero eso
no significaba que no doliera.
-No me estaba sometiendo, no quería verla-, respondí con sinceridad, mi voz era un
susurro. Lauren me miró de forma extraña, antes de sacudir la cabeza.
-Lo siento, no pensé que te molestaría tanto- suspiró, pasándose una mano por el
pelo. Me acercó y me abrazó. Besó la parte superior de mi cabeza, fue un beso suave
y calmante. Me apoyé en ella, mi cara descansando sobre su hombro.
-¿Qué es un medio cambio?- Pregunté una vez más, mirando a los ojos verdes de
Lauren.
-Un medio cambio es cuando los lobos fuertes tienen la capacidad de cambiar cuando
no es una Luna Llena. No es un cambio completo, es solo una parte del cuerpo la que
cambia-, explicó. Asentí en shock, nunca había oído hablar de eso. Pero antes no
habia conocido a ningún lobo fuerte.
-No - negué con la cabeza, -quiero quedarme contigo -. Me aferré a su camisa, mis
dedos agarraron el material con fuerza. Lauren solo asintió, y nos quedamos juntas.
-Ella debería irse - dijo una voz detrás de nosotras. Gire la cabeza ligeramente, y la
Beta Hansen nos miraba a las dos. -Ella es débil y no necesitamos que cuente todos
nuestros secretos si la policía la cuestiona-. Entrecerró los ojos en mi dirección, me
sonrojé por la vergüenza y me moví incómodamente. Lauren dejó escapar un gruñido
amenazador a su Beta.
-Cuida tu boca, Dinah, o te arrancaré la lengua para que no puedas volver a hablar
mal otra vez de tu Hembra Alfa -. Sus palabras fueron pronunciadas con furia y una
terrorífica mirada asesina. Tragué saliva, contenta de que esa mirada no estuviera
dirigida a mí, me habría derrumbado a sus pies.
Grité, poniendo mi mano sobre mi boca para amortiguar el sonido. Nunca antes había
temido tanto por mi vida, tropecé hacia atrás mientras las lágrimas brotaban de mis
ojos. Ella era un monstruo, Lauren era un monstruo. Sabía que lo era, y todavía
estaba aterrorizada por ella, no podía imaginarme lo asustada que estuvo la chica al
ver una bestia así.
Lauren, en su medio cambio, envolvió una mano con garras alrededor del cuello de la
Beta Hansen. Ella miró a mi compañera aterrorizada, luciendo como si estuviera
frente a un cañón de pistola, pero esto era peor. Me había asustado, pero aún era
Lauren, y sabía que ella realmente no quería matar a su Beta.
-Lauren, la policía está en camino. No tenemos que ser sospechosos. Tenemos que
pensar que fue un ataque de un animal el que mató a la chica, no necesitamos otro
cadáver. Es una investigación por un asesinato -. Hubo una pesada pausa. -Lauren,
por favor-. Me estaba desesperando.
-Deberías irte- le gruñó Lauren. -Porque podría matarte si sigues hablando y estás
sangrando. No necesitamos que los policías metan su nariz-. Sus palabras aún
contenían un feroz gruñido en ellas.
-Entendido, Alfa- gruñó la Beta Hansen, sus ojos miraron el suelo y frunció sus labios.
No parecía feliz, pero se fue de todos modos.
Lauren se giró lentamente hacia mí, respiraba profundamente y sus manos temblaban
de rabia. Cuando sus ojos negros, sin fondo, se encontraron con los míos me
estremecí visualmente.
-Me tienes miedo - dijo. Su voz sonaba uniforme y tranquila, pero había un tono
brusco debido al medio cambio. Tragué saliva, pero negué con la cabeza. -Sí, lo
tienes, Camila. No me mientas, me tienes miedo. Porque soy un monstruo.
-No lo eres -, exclamé, más fuerte de lo necesario. Corrí hacia ella, asustada por
dentro pero tratando de aparentar que no lo sentía -Tú no eres un monstruo, Lauren.
La conversación terminó por el sonido de las sirenas. Lauren respiró hondo, antes de
regresar a la hermosa Alfa que conocía. Ella me tomó en sus brazos.
-Eres muy joven para estar casada-, comentó mirándome. -Y todos hemos oído
hablar de la señora Jauregui y su comunidad, pero nunca he oído hablar de una
esposa-. Hablaba como si yo fuera culpable de algo, me sonrojé ligeramente.
-Nos casamos hace poco -, respondí, haciendo todo lo posible por sonar casual. Pero
estaba asustada, los humanos me desconcertaban. Eran anomalías para mí, algo
diferente y único. Solo interactuaba con ellos cuando tenía que hacerlo, como en los
restaurantes, en el banco y otras cosas mundanas. Pero me quedo con mi propia
especie, prefiero a los lobos.
-Wow, así que supongo que encontrar un cadáver en su luna de miel es un poco
chocante. Sra. Jauregui, si no le importa que le pregunte, ¿qué es exactamente lo que
están haciendo aquí, en medio del bosque?
-Nos gustaría que vinieran a la estación con nosotros, para hacerles algunas
preguntas-, dijo finalmente.
-Ya te contamos lo que pasó, salimos a caminar y encontramos el cuerpo. ¿Qué más
necesitas saber?- Exigió Lauren, sus labios se inclinaron en un gesto de
desaprobación. El sargento sonrió sin humor a Lauren.
Los oficiales nos llevaron a cuartos separados. A Lauren no le gustó eso, y comenzó a
gritar y maldecir. Tomé su mano, y le pedí que se calmara. Al principio, no quería
hacerlo, pero finalmente permitió que los oficiales nos separaran, aunque mostró su
disgusto por la situación.
-Sé qué decir Lauren- susurré, interrumpiéndola. Me sostenía con fuerza con sus
brazos. Lauren medio sonrió, pero solo por un segundo antes de que su furiosa
mirada regresara. Realmente no le gustaba que fuera a una habitación con dos
humanos, hombres, y sin ella.
-Claro- dije. Lauren me soltó, como si fuera doloroso, y seguí al oficial. Me llevó a una
habitación oscura y cuestionadora. Había un escritorio de madera en el centro, con un
espejo unidireccional en el lado izquierdo de la habitación.
Dos hombres se sentaron detrás del escritorio, uno era el Sargento Harries y el otro
era un hombre alto con pelo rojo, el detective Smith. Ambos tenían una expresión
ilegible. Leyeron algunas cosas, para la grabación, antes de comenzar el
interrogatorio.
-Sí-, le contesté.
-Sí.
-¿Quiénes son ellos? ¿Familia? Si es así, tienen una familia muy grande-. Sus
preguntas me estaban desconcertando, odiaba a las personas que se entrometían.
Pero, tomé una gran respiración, y sonreí levemente. Quería llorar y esconderme, o
salir corriendo de la habitación y encontrar a Lauren. Pero, no podía, tenía que ser la
Hembra Alfa que Lauren quería que fuera.
-Son amigos, algunos familiares, pero sobre todo amigos-, sonreí. -Lo siento, oficial,
pero no veo qué tiene esto que ver con la muerte de esa pobre chica.
-¿Tu esposa tiene una secta?- El detective Smith dejó escapar. Me volví hacia él, con
los ojos muy abiertos y en shock. No podía creer que me lo hubiera preguntado
directamente. Muchos humanos piensan que las comunidades de las Manadas de
Lobos eran cultos, pero no esperaba que él me lo preguntara.
-Hemos estado observando a tu esposa por un tiempo. Hemos visto cómo es contigo
y cómo es con su gente. ¿Te ha lastimado? ¿La señora Jauregui te ha golpeado,
Camila? ¿Puedo llamarte Camila?.
-No. Es señora Jauregui- dije. Estaba enojada porque él estaba diciendo que Lauren
me podría lastimar.
-Le sugiero que deje de hablar de mi esposa de esa manera, detective-. Estuve a
punto de gruñir de una manera animal. Estaba asustada, molesta y enojada. Una
mala combinación para un hombre lobo: cuando nuestras emociones se vuelven
demasiado fuertes, explotamos violentamente.
Soy una persona naturalmente tranquila, solo dos veces había llegado al punto de
explosión. Los lobos más dominantes, como Lauren, alcanzan el nivel de explosión
semanalmente. Siempre se pone feo cuando nuestras emociones se disparan. Somos
un peligro para nosotros mismos y para los demás. Así que respiré hondo y me
concentré en calmarme.
-No era mi intención molestarla, señora Jauregui. Sólo quería que usted entendiera
que si su esposa le hiciera daño, podríamos ofrecerle seguridad. Todo lo que tendría
que hacer es declarar que ella está liderando un culto y...
-No somos una secta -, les dije con calma, -por favor, deje de insultarme a mí, a mi
esposa y a mi comunidad. Mi esposa nunca pondría un dedo sobre mi, y la gente la
respeta por cuidar de todos. ¿Es un crimen?. Somos personas pacíficas que viven en
una comunidad cerrada. Y si no les gusta eso, lo siento, pero realmente no tiene nada
que ver con ustedes -. Estaba orgullosa de lo segura que sonaba.
-Señora Jauregui, como dije antes, hemos estado monitoreando las actividades de su
comunidad. Y sabemos que la sacaron de su casa, de otra comunidad similar a esta, y
en pocas semanas estuvo casada con la señora Jauregui.
-¿Qué está sugiriendo, detective Smith?- Pregunté, poniendo mis manos en mis
piernas mientras intentaba controlar mis emociones.
-Si te entregaron a la señora Jauregui, como regalo a un líder o por dinero, entonces
podemos sacarte de esto. Eres una chica muy atractiva, tienes muchas opciones ...
-¿Crees que Lauren me compró?- Yo chillé Estaba indignada y herida. Me puse de pie,
haciendo a un lado mi asiento que cayó al suelo. Lágrimas calientes brotaron de mis
ojos, se derramaron y corrieron por mis mejillas. Me ahogué con un sollozo, mientras
sacudía la cabeza con disgusto. -¿Cómo te atreves? ¿Cómo te atreves a decir esas
cosas sobre mí, sobre mi esposa y sobre mi comunidad.
-Soy señora Jauregui para usted-, le espeté, conmocionado por mi propia ira. -Estoy
disgustada de que me hayas hablado de esa manera. O me consigues un abogado en
este momento o me dejas ir. Porque ya he terminado de responder tus preguntas.
Estoy casada con Lauren por amor y me estás sugiriendo otra.
Todavía estaba llorando, cuando giré sobre mis talones y salí de la sala de
interrogatorios. Ninguno de los dos me siguió o me llamó. Lauren estaba en la sala de
espera, y tan pronto como la vi, su mandíbula se apretó con furia. Corrí a sus brazos,
aferrándome a su camisa.
-Camila, ¿qué pasa? ¿Qué te hicieron? Te juro por Dios que si te tocaron-. Dejó
escapar un gruñido amenazador; agarrándome fuertemente.
-Arlene, ven a la estación de policía. Quiero que recojas a Camila y la lleves a casa,
ven lo antes posible-. Inmediatamente colgó el teléfono, antes de volverse hacia mí.
Ella me abrazó, balanceándose ligeramente mientras yo olfateaba y trataba de
contener mis sollozos.
-Señora Jauregui- la voz del sargento Harries, sono cuando entró en la sala de
espera.
-¿Cómo te atreves a sugerir esas cosas sobre mi esposa?- Gruñó Lauren, apretando
las manos a mi alrededor.
-Entiendo que no está contenta con ciertas cosas, señora Jauregui, pero le puedo
asegurar...
-Discutiremos esto una vez que mi esposa se haya ido-, gruñó Lauren, con voz grave
y amenazadora. -Ahora mismo, te sugiero que mantengas la boca cerrada y llames a
tu Capitán por teléfono, porque tengo muchas cosas que discutir con él.
-Gracias, Arlene- sonreí, mientras el auto entraba al territorio. -Puedo caminar desde
aquí.
-Con el debido respeto, Hembra Alfa, te quedarás en el maldito auto. Un asesino anda
suelto, y no voy a dejar que te desarme como a esa pobre chica. Lo siento, hembra
alfa, pero eso no va a pasar.
-Está bien- asentí, riendo levemente. Arlene me recordó en gran parte a mi madre:
ambas eran tercas y de opinión, pero de una manera cariñosa. Ella me llevó hasta mi
puerta. -Gracias, Arlene. Lo digo en serio. Fuiste amable conmigo cuando nadie más
lo fue, y eres leal a Lauren. Así que, gracias.
La casa estaba silenciosa, y nuestra cena sin comer estaba fría en la mesa. Lo miré,
pensando en lo simple que parecía todo unas horas antes. Lauren y yo estábamos en
un buen lugar, y la manada estaba a salvo. Pero, entonces, todo cambió. Una chica
murió, un lobo entró ilegalmente y la policía se involucró.
Quité los platos, antes de hacer un poco de pasta. Dejé un tazón grande para Lauren,
y lo puse en la nevera. Me senté a la mesa, y pensé en todo lo que había sucedido
desde la Ceremonia de Elección.
Miré el anillo de bodas en mi dedo y sonreí levemente. Nunca pensé que sería feliz
con Lauren, con la Alfa de sangre, pero lo era. Yo estaba más feliz de lo que hubiera
imaginado.
Una hora después, Lauren volvió a casa. Tan pronto como la vi, corrí hacia ella.
-Está arreglado- fue todo lo que dijo. Le di una mirada desesperada, deseando que se
explicara. -Déjalo ser, Camila. Está todo en orden-, advirtió. Me miró fijamente y yo
asentí.
-Pensé que tendrías hambre-, dije, tomando su mano y llevándola a la cocina. Tomó
asiento en la mesa y saqué la pasta de la nevera. -¿Quieres que lo caliente?.
-No, lo comeré como está-, respondió. Asentí y me acerqué a ella. Coloqué la comida
frente a Lauren, antes de subirme a su regazo. Estaba sorprendida por mis acciones,
pero me sonrió cuando me acomodé, inclinándome hacia ella. Uno de sus brazos se
deslizó alrededor de mi cintura para abrazarme, mientras el otro tomaba su tenedor
para comer.
-Bueno, pensé que tendrías hambre-, me encogí de hombros, mientras una de mis
manos tocaba el hilo en su camisa. -Lauren, ¿estás de acuerdo con el oficial de
policía? ¿Crees que me compraste? No en la forma de pagar con dinero, sino en que
me compraste hasta encontrar al compañero adecuado?- Espeté
-No- dijo Lauren con fuerza. -Eres un premio. Eres mi recompensa por esperar y
elegir un buen compañero. No te compré, te gané.
Entonces, como si mi boca tuviera mente propia, solté unas palabras peligrosas.
Palabras que no había querido decir.
-Lauren, te amo.
Capítulo 15
Hubo una pausa mientras Lauren tragó el bocado que tenía en la boca y dejó el
tenedor sobre la mesa. Me apartó un poco, dejando una brecha entre nosotras: le
gustaba que la mirara a los ojos. Su rostro estaba en blanco como siempre; ilegible,
tenía un aspecto dominante.
-¿Qué dijiste?- preguntó, con calma. Sus ojos verdes perforaban mi ser. Tragué
profundamente, esperando no estar cometiendo un error.
-Te amo- susurré, mordiéndome nerviosamente el labio inferior. Ante mis palabras, la
cara de Lauren se iluminó. Me dio esa hermosa sonrisa que amo, la que soñé con
obtener. Me reí entre dientes, aliviada, antes de sonreír con ella.
-Te amo, Lauren Jauregui-, me reí, y ella gruñó de nuevo. Gruñia de manera
juguetona, mientras nos besábamos. Nuestros labios lucharon, mientras nuestros
cuerpos se apretaban, y mis manos se aferraron a su cabello. Gemí sin aliento,
mientras me levantaba en sus brazos y salíamos de la cocina.
Lauren estaba tan concentrada en mis labios que tropezó un poco y nos caímos en el
sofá. Me reí cuando caí sobre Lauren, y ella se rió conmigo. Era la primera vez que la
escuchaba reír, era un sonido profundo y ronco que me hizo sonreír alegremente.
-Es tarde.
-Es temprano-, respondió, y me reí y bostece. Apoyé la cabeza en sus pechos, tirando
de la manta más cerca de mí. -Dilo otra vez- gruñó. Me reí entre dientes, mientras
me giraba para mirarla a los ojos.
-No, porque cada vez que lo digo terminamos teniendo sexo y estoy agotada- Me reí,
y Lauren sonrió suavemente. Levantó la mano y tomó un mechón de mi cabello entre
el pulgar y el índice, y lo giró suavemente.
-Lauren- susurré, después de un rato, y ella me gruñó para que continuara. -No me lo
has dicho... Que me amas-. Fruncí el ceño ligeramente, cuando mi mente de repente
se llenó de pensamientos paranoicos sobre sus sentimientos hacia mí.
Lauren hizo una pausa, puso mala cara y frunció sus labios, antes de suspirar.
-Perdón, pero no puedo decírtelo. Las palabras son demasiado dolorosas, tal vez
cuando te explique mi vida, entiendas por qué no puedo decirlo. Pero siento eso hacia
ti, simplemente no puedo decirlo en voz alta.
Sonreí con tristeza, sin entender lo que quería decir. Pero, sabía que Lauren era una
mujer complicada con un pasado complicado, así que no la cuestioné.
-Está bien, te quiero-, sonreí, y ella gruñó juguetonamente. Me agaché y le di un beso
en los labios.
Me desperté con la sensación de que me levantaban del piso, y cuando mis ojos se
abrieron, estaba en mi cama. Lauren estaba de pie junto a su armario, agarrando una
camisa.
-Deberías descansar, tuvimos una noche agitada- sonrió. Se acercó y se sentó junto a
mi en la cama.
-No puedo, todavía hay policías en el territorio y necesito calmar la histeria-, me dijo.
-Voy a dar un gran almuerzo, para toda la manada, necesito que estés a mi lado. Así
que volveré a eso de la una y te llevaré-, me dijo. Asentí, se inclinó y me besó.
-No-, advirtió, gritando -porque volveré allí y te follaré otra vez, y tengo que ir a
trabajar-. Podía escuchar la diversión en su voz, y me reí un poco mientras volvía a
dormir.
Decidí que mi cabello quédase un poco rizado. Sonreí ante mi reflejo mientras giraba
nerviosamente el anillo de bodas. Sonreí ridículamente pensando en Lauren. Como
cualquier otra idiota enamorada. Amaba a Lauren, con todo mi corazón.
-Te ves hermosa-, dijo Lauren cuando regresó a casa, a la una en punto, justo como
había dicho.
-Gracias- sonreí, y me dio un beso en la cabeza. Luego se puso una camisa limpia,
antes de volver al salón. Lauren se acercó a mí, antes de tenderme una caja negra de
joyas. Le di una mirada confusa, pero la tome.
La abrí y dentro había un hermoso colgante de diamantes, una pequeña perla, en una
delgada cadena de oro con un delicado broche en la parte posterior. Me quedé sin
aliento, cuando el diamante atrapó la luz y envió espectros volando por la habitación.
-No hay ocasión- Lauren se encogió de hombros, actuando casi avergonzada. -Lo
traje la semana pasada, y te lo iba a dar anoche. Antes de que sucediera toda la
mierda. Te lo iba a dar como un comienzo de nuestra familia.
-Tuvimos relaciones sexuales once veces la noche anterior, y ni una sola vez usé un
condón-, dijo Lauren, y la miré en shock. Ni siquiera me había dado cuenta, había
estado demasiado cegada por la pasión y el amor como para notarlo. -Vamos a tratar
de tener un bebé, Camila. Así que este es un regalo para el comienzo de nuestra
familia.
Sonreí suavemente, nerviosa y feliz, antes de sacar el collar de la caja. Lauren me
ayudó a colocarlo, y me miré en el espejo con una sonrisa. Quedó perfectamente en
mi cuello.
-De ahora en adelante necesitamos tener más relaciones sexuales -, dijo Lauren,
sonriendo levemente. Me reí de su alegría cuando me envolvió en sus brazos. - Me
refiero a cada mañana y cada noche.
-Oh, estoy devastada- sonrió, besando mis labios brevemente. -Ahora, debemos
irnos-. Puso su mano en la parte baja de mi espalda y me sacó de la casa. Mientras
caminábamos hacia la aldea de la manada, tomé su mano.
-¿La policía todavía está aquí?- pregunté; después de un minuto más o menos.
-Sí. Han estado investigando el área durante toda la noche y la mayor parte de la
mañana. Es ridículo, van a hacer todo ese trabajo para descubrir que fue el ataque de
un animal. Están gastando dinero en algo que ya les he dicho.
-Mentiste- le comenté.
Había mucho ruido en el restaurante, y la gente llenaba toda la sala. Solo quedaban
dos asientos en la cabecera del restaurante, eran para Lauren y para mí. Tomamos
asiento, y la habitación se volvió silenciosa.
Lauren se dirigió a la manada; hablando de la niña, la investigación policial y la
importancia de permanecer encubiertos mientras tengamos humanos entre nosotros.
La poderosa voz de Lauren sonó con fuerza en la sala llena de gente, tal era la
influencia y autoridad en la sala que nadie se atrevió a hablar, toser, estornudar o
incluso respirar fuerte.
-Con suertev-, continuó Lauren, -la policía se habrá ido para la Luna Llena. Si no, he
estado en contacto con el Alfa Jones de la manada de Gresall, y está feliz de que
vayamos para allá para la Luna Llena, nos va a acomodar a todos. Entonces, si para
el lunes, la policía todavía está aquí, nos dirigiremos hacía la manada Gresall.
Eso fue un shock para mí, descubrir que Lauren había hecho arreglos para que
regresáramos a mi vieja manada. Vería a mi madre, a mi hermana y a Shawn de
nuevo. Estaba emocionada y nerviosa por eso. Quería ver a mi madre, pero sus
palabras acerca de no querer hablar conmigo me inundaron la mente.
-Ahora, eso concluye la reunión. Daniel está preparando una barbacoa. Todos tienen
algo para comer y beber, y tendremos otra reunión el lunes a las nueve de la mañana
para discutir si vamos a tener que reubicarnos para la luna llena.
-Esta es tu casa, Camila. Me enoja cuando dices una mierda como esa- espetó
Lauren, fulminándome con la mirada por mis palabras.
-Lo siento. No quise decir eso-. Tomé su mano y le di un apretón, miró nuestras
manos unidas antes de llevarlas a sus labios para besarlas. -Sabes que me gusta vivir
aquí Lauren. Te amo Lauren, y amo vivir aquí. Lo sabes, no?.
-Sí-, asintió, -Lo sé. E incluso si no te gustara vivir aquí, no te dejaría ir. Ahora me
perteneces, eres mía.
-No soy una posesión, Lauren; soy una persona-. Era extraño lo cómoda que me
sentía al decírselo. Sabía que ella podría enfadarse.
-Sé que eres una persona-, dijo Lauren, -pero sigues siendo mi persona. Me
perteneces a mí, así como yo te pertenezco. Así es como funciona, Camila. No
compliques más las cosas pensando profundamente lo que digo. Tú me amas, y yo
siento lo mismo. Deja de pensar así -. Estaba irritada conmigo.
La policía siguió dando vueltas por nuestro territorio, hasta el lunes siguiente. Así que
Lauren tomó la decisión de llevar a toda la manada al territorio de la manada Gresall,
para la Luna Llena. Era demasiado peligroso cambiar a nuestras formas de lobo
alrededor de tantos humanos.
Entonces, empacamos una bolsa para el fin de semana. Lauren contrató dos
autobuses para algunos miembros de la manada, y el resto condujo hasta mi anterior
manada. Debido a que Lauren tenía algunas cosas que hacer, nos quedamos hasta el
día siguiente.
La manada de Endoro estaba tranquila, solo estábamos con Lauren, y unos pocos
lobos que se ofrecieron como voluntarios para quedarse. Era arriesgado para ellos,
pero era más arriesgado dejar el territorio en manos de la policía. Así que unos cinco
hombres se quedaron para vigilar que todo esté bien.
Solo había cambiado seis veces desde mi cumpleaños, así que todavía me dolía. Pero,
menos que el primer cambio después de mi cumpleaños, aún lo recuerdo, era
insoportable, cada hueso de mi cuerpo se rompía y se reformaba, grité y grité, hasta
que me desmayé. Por eso no me gustaba cambiar, por el dolor.
-Estaré contigo -dijo Lauren, al ver el miedo en mis ojos. Subimos al auto y encendí
la radio. -Te dije que no me gusta la radio-, espetó, mientras arrancaba el auto.
Suspiré ruidosamente, mostrando mi molestia, mientras apagaba la radio. -No tengas
esa actitud conmigo- espetó, gruñendo enojada.
-¿Qué eres, mi madre?- La rete, cruzando mis brazos sobre mi pecho. Lauren me
gruñó, mostrando sus dientes de una manera salvaje. Hubo mucha tensión en el
auto, cuando Lauren comenzó a conducir.
Durante aproximadamente media hora de viaje, estuvimos en un incómodo silencio,
los ojos de Lauren se enfocaron en el camino y los míos en el paisaje.
-Está bien- Lauren asintió con la cabeza, -ambas estamos al borde. Es la Luna Llena
esta noche, nuestras emociones están por todos lados. Nunca quisimos enojarnos
entre nosotras, ambas entendemos eso, así que dejémoslo así.
-Está olvidado-, me dijo, estirándose y tomando una de mis manos. Nuestros dedos
jugaban distraídamente unos con otros. -¿Estás emocionada por ver a tu familia?-
cuestiono y no respondí -Camila, te pregunté si estabas emocionada por ver a tu
familia-.
-El día después de que nos acostáramos, llamé a mi madre-. Hice una pausa,
mordiéndome el labio inferior.
-¿Y?- Preguntó Lauren. Se estaba volviendo loca de nuevo, por la Luna Llena, aunque
estaba tratando de contenerse.
-Y ella me dijo que ya no quería tener nada que ver conmigo-. Intenté encogerme de
hombros, pero sentí el escozor de las lágrimas en mis ojos. Se supone que tu madre
te amaba incondicionalmente, sin embargo, mi madre no. Ella me empujó a encontrar
un compañero, y luego, cuando lo hice, me rechazó por eso.
-¿Por qué diría eso?- Lauren exigió. Sonaba furiosa; Sus dedos se pusieron blancos
por lo fuerte que agarró el volante.
-Porque estoy emparejada contigo-. Mi voz era pequeña, e infantil. Sabía que Lauren
sentía que era mala para mí, me lo había dicho en muchas ocasiones, así que me
sentía mal por decirle que era culpa suya que mi madre me rechazara.
La manada Gresall, estaba llena de gente cuando llegamos. Mi anterior manada solo
tenía unos treinta lobos en total, pero con los sesenta añadidos del Endoro, toda el
área estaba llena. El bosque rodeaba el pequeño pueblo, un conjunto de casas con un
gran edificio en el centro. Las tiendas de campaña fueron armadas en el borde del
territorio por mi nueva manada.
-¿Nos quedamos en una tienda?- Pregunté, mientras el auto se detenía al lado de los
autobuses y otros autos de nuestro manada.
-Las lunas llenas causan emociones intensas. ¿Pero quieres saber qué más está
aumentado en este momento?- Bromeó, besando mi cuello. Gemí suavemente.
-Alfa Jauregui?- una voz nos llamó, y nos separamos rápidamente. Me sonrojé de un
color rojo brillante y mire hacia abajo. De pie frente al auto estaba el Alfa Jones, Beta
Hansen y mi madre.
-No lo hagas-, siseó Lauren, molesta. Volví a levantar la cabeza, pero no pude hacer
contacto visual con ninguna de las personas que estaban fuera del automóvil, estaba
demasiado avergonzada. Lauren salió del auto, y rápidamente seguí su ejemplo.
Ambas caminamos hacia el frente del auto, y Lauren deslizó su brazo alrededor de mi
delgada cintura cuando me apoyé en ella.
-Jauregui - Alfa Jones asintió con la cabeza, pareciendo igualmente disgustado con la
presencia de mi compañera. -Bienvenida a mi manada.
-Gracias por invitarnos- gruñó Lauren, con las manos clavadas en mis caderas y sentí
un furioso temblor entre sus dedos.
-Es parte de la ley de las manadas-. La respuesta fue breve y ágil, y Alfa Jones dijo
que no estaba de acuerdo con las leyes de las manadas. Cuando se creó por primera
vez el sistema de manadas, el Alfa estableció las reglas que debían seguirse en
diferentes circunstancias.
La regla más importante es que los humanos nunca se enteren de nuestra existencia.
Entonces, cuando la policía invadió nuestras tierras, Alfa Jones no tuvo más remedio
que permitirnos permanecer con su manada. No importaba cuanto odiara a Lauren.
-No le digas a mi compañera qué hacer. Si quiero tenerla conmigo toda la tarde, lo
haré-. Los dos alfa se miraron acaloradamente, ambos son los mejores de la cadena
alimenticia y sus emociones se disparan por la Luna Llena.
Pude ver como ambos temblaban de ira. Querían pelear, herir, matar. Tenía la fuerte
sensación de que Lauren ganaría la pelea, pero no quería probar esa teoría.
-Lauren- susurré, deslizando una de mis manos alrededor de su brazo. -Ve, estaré
bien-.
Lauren hizo una pausa, dejando escapar un largo suspiro a través de sus fosas
nasales. Luego se volvió hacia mí.
Cuando se acercó la noche, decidí que tenía que tragarme el miedo y visitar a mi
madre. Entonces, dejé a mi manada, y caminé de regreso a mi antigua casa. A
Lauren no le gustaría que me vaya, pero no tenía más remedio, tenía que verla antes
de la Luna Llena.
Caminé por el exterior del pueblo, sin querer que me viera mi vieja manada.
Rápidamente me dirigí a mi casa y llamé a la puerta. Pasaron unos minutos antes de
que mi madre atendiera. Ella se veía igual, cabello rubio un poco corto, ojos verdes
apagados y cuerpo delgado.
-Camila- ella suspiró, -Te he estado esperando-. Empujó la puerta para abrirla y la
seguí. La sala de espera se veía exactamente igual a como la recordaba, nada había
cambiado. Mi madre se sentó en el sofá y yo me senté a su lado.
-¿Así que ... cómo has estado?- Le pregunté, sin saber qué más decir.
-No estoy feliz, Camila. Te has apareado con un monstruo. Te vi antes, con sus
miradas y su coqueteo. Podrías haber estado con alguien mucho mejor, pero te
dejaste degradar como una prostituta con esa Alfa-. Me estaba escupiendo palabras
llenas de veneno y odio. Ella realmente me odiaba.
-La amo- susurré, derramando lágrimas. Amaba a mi madre, ella era mi única madre
y la amaba. Pero eso no significaba que la elegiría sobre Lauren.
-Entonces eres más tonta de lo que pensé al principio-, respondió ella, sonando casi
comprensiva. En ese momento, me di cuenta de que ella aún me veía como a una
niña. Alguien incapaz de cuidarse. Eso me hizo sentir horrible. Lauren no me veia así,
ella vio mi propio ser, por eso me enamoré tanto de ella.
-Eres mi madre, deberías amarme sin importar qué- lloré, profundamente herida por
sus palabras.
Apreté mi mano contra mi dolorido pecho, y salí de la casa que solía llamar hogar.
Lloré, y caminé, y lloré. Entonces, lloré más fuerte cuando escuché que la puerta se
cerraba de golpe detrás de mí.
Me di la vuelta rápidamente, para ver una cara familiar. Dejé escapar un fuerte
suspiro de alivio, cuando puse mi mano sobre mi corazón que latía rápidamente. Mi
amigo me sonrió.
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Capitulo 17
-¿Estás bien, Mila?- Preguntó, cuando nos separamos. -Has estado llorando. La Alfa
de sangre te hizo algo? Esa bastarda, que te hizo?- Gruñó oscuramente, pero parecía
débil en comparación con el gruñido de Lauren.
-Porque es una asesina, Camila. Una jodida asesina. Ella mató a sus propios padres,
¿cómo puedes decir que la amas?- me gritó. No me gustaba estar cerca de Shawn en
la temporada de Luna Llena, siempre se enojaba conmigo. No me gustaba que la
gente se enojara conmigo.
-Por supuesto que lo entiendo - rugió Shawn, acercándose a mí, agarrando mis
brazos con fuerza. Me encogí ante su agarre, pero no estaba asustada. Sabía que
Shawn nunca me haría daño. -Lo entiendo, porque solía tenerte.
Le di una mirada confusa, sin entender lo que quería decir, pero él lo explicó
rápidamente.
-Te tuve, Camila. Éramos amigos, nos teníamos el uno al otro. Te he amado desde
que éramos niños, y pensé que tú también me amabas. Solo estabas siendo
demasiado... Camila... como para darte cuenta.
-Estaba siendo demasiado Camila, ¿qué significa eso?- Pregunté, sintiéndome un poco
ofendida. Mi padre solía decir que la Luna Llena era más fuerte que cualquier suero de
la verdad, nadie tenía filtro en la Luna Llena.
-Sabes -, se encogió de hombros, -eres tú. Eres rara, y tienes algunos problemas.
Como cerrar las puertas y dormir con un oso de peluche. Eres inmadura para tu edad,
eres...
-Lauren no me considera inmadura - dije bruscamente, - Ella me ama por lo que soy.
-¿Ella? - Shawn se echó a reír, su risa era venenosa y amarga. -Oh, entonces, te dijo
que te ama? ¿Que no quiere que hagas ciertas cosas, que actúes de cierta manera,
que uses ciertas ropa? A ella no le gustas por como eres, solo le gusta cómo te ves.
-No sabes nada - grité. Las lágrimas se acumularon en mis ojos. Sus palabras dolían,
me cortaban profundamente. Lauren me amaba, simplemente no podía decirlo, y le
creí cuando me lo dijo. Pero parecía que nadie creía que ella podía amarme, me dolía
saber que todos pensaran que yo era tan tonta.
-Sé que no la amas-, gruñó, -solo sientes lujuria por ella. Eres demasiado ingenua
para saber la diferencia. Puedo mostrarte lo que es el verdadero amor, Camila. Pero
primero voy a mostrarte que lo que sientes es lujuria.
No tuve oportunidad de preguntarle qué quería decir con eso. Porque de repente, me
empujó con fuerza contra un árbol. Grité en shock, cuando Shawn presionó su cuerpo
contra el mío. Me miró por un segundo, sus ojos más oscuros de lo normal y pude ver
sus caninos crecer en su boca. Era más lobo que humano.
Mis súplicas fueron silenciadas por sus labios. Sus labios eran ásperos y extraños, y
no se parecían en nada a los de Lauren. Empuje su pecho y golpee sus brazos. No
sirvió de nada, soy demasiado débil.
La lengua de Shawn abrió mi boca y se hundió en mi interior. Me sentí violada, y
completamente abrumada. Estaba luchando duro, pero mi fuerza no era suficiente.
Lloré, cuando Shawn comenzó a arañar mi vestido, rasgando el material para revelar
mi sostén.
Cerré los ojos, mientras las lágrimas se derramaban sobre mis mejillas. Cuando
Shawn logró quitarme el vestido, me dejó en ropa interior y mis tacones. Shawn
movió sus labios a mi cuello, mientras sus brazos me mantenían inmóvil contra el
árbol.
Cuando finalmente dejé de pelear, supe que no había nada que pudiera hacer para
detener a Shawn, y solo lloré. Pero justo cuando Shawn comenzó a morder mi cuello,
fue arrancado de mí. Mis ojos se alzaron y solté un sollozo de alivio.
Lauren se paró frente a mí, su cuerpo entero temblaba por la furia. Shawn estaba
tendido en el suelo, su rostro estaba en shock. Sus ojos estaban muy abiertos, y me
di cuenta de que estaba saliendo de la lujuria y dominancia alimentada por la Luna
Llena.
-Voy a arrancarte cada parte de tu cuerpo - gritó Lauren, el tono Alfa causó que los
pelos de mi cuerpo se erizaran. Levantando su mano, Lauren dejó caer su puño y lo
golpeó en la cara. Sabía que eso iba a suceder, y no sería capaz de evitar que Lauren
lo haga, así que me di la vuelta.
Me quedé mirando en la dirección opuesta, con las manos sobre mis oídos, y lloré
para mí misma. Sabía que Lauren no dejaría que se fuera, ella iba a matar a Shawn.
No podía detenerla, lo sabía. Estaba triste, pero también me sentí aliviada.
No podía creer que Shawn me hubiera hecho eso. Me había atacado, trató de
aprovecharse de mí. No sabía qué habría pasado si Lauren no hubiera aparecido.
Cuando sentí que unas manos se deslizaron sobre las mías y las apartaron de mis
oídos, grité.
-El intentó...- Me corté con un sollozo, poniendo mi mano en mi boca para silenciar el
llanto.
-Cállate, Camila. Ya está hecho, nunca más te hará daño. Estoy aquí ahora. Estoy
aquí-. Me abrazó fuertemente, presionándome contra su cuerpo con fuerza. Todo el
cuerpo de Lauren estaba temblando, pensé que era porque estaba enojada, pero
cuando la miré a los ojos no vi enojo.
-Pensarás mal de mi. Pensarás que soy un fenómeno - susurró. Tuve que tomar dos
segundos para asegurarme de que era mi compañera quien estaba frente a mí.
Sonaba tan joven y vulnerable.
-Nunca pensaría eso de ti, Lauren. Te amo, sabes que lo hago. Por favor, dime -
susurré, lágrimas caían de mis ojos mientras ahuecaba su mejilla. Todavía estaba
temblando de miedo, pero estaba más preocupada por Lauren en ese momento.
-Lo que casi te pasó... me pasó hace varios años -, admitió. Sus palabras hicieron que
mi boca cayera en shock. No podía creer lo que me estaba diciendo, había sido
maltratada, violada. Me sentí físicamente enferma porque alguien pudiera hacerle
eso.
-¿Pero cómo? - Me ahogué, las lágrimas corrían más rápido. -¿Quién haría eso?
Luchaste, no?.
Lauren dejó escapar un profundo suspiro, sus hermosos ojos verdes brillaban por sus
emociones internas.
-Yo era una niña, Camila. No podía pelear. Era vulnerable, así que me aseguré de que
no volviera a pasar... Mi madre, Alyssa, tenía problemas mentales, que mi padre
ignoró. Cuando el abuso se hizo recurrente, me rompí y la maté.
-No merecías eso. Eres una buena persona, Lauren. Eres una buena persona-. Me
sentí mal del estómago. Como puede ser que una madre le hiciera eso a su hija.
Cómo alguien podría hacerle eso a Lauren.
-Nunca se lo dije a nadie -, susurró, con voz ronca mientras su rostro se endurecía de
nuevo. -Le dije a mi manada y a mi padre que ella me había golpeado, me golpeó con
un bastón. Estaba harta de que me golpeara. No solía defenderme porque no quería
golpearla, hasta que fue demasiado. Era luna llena, y todos me creyeron.
-No me creyó, me llamó mentirosa. Como dije, era Luna Llena. Me enojé y me volví
hacia él. Cuando abusaba de mí, solía decirme que era porque me amaba... No puedo
decirte eso, no porque no lo haga, solo me da malos recuerdos. Pero me gusta que lo
digas -. Lauren terminó, mientras tragaba profundamente.
-¿Shawn está muerto?- cuestioné. Mi voz se quebró un poco. Lauren no dijo nada,
simplemente limpió las lágrimas de mis mejillas.
-La Luna Llena no fue una excusa para su comportamiento-, espetó Lauren. -Nadie te
hará pasar por lo que pasé. Te lo prometo, Camila, nadie te pondrá un dedo encima.
Lo prometo.
-Era mi mejor amigo, Lauren-, admití, -No quería hacerlo-. No estaba segura de por
qué estaba defendiendo a Shawn, después de lo que había hecho, pero todavía
amaba al amigo que solía tener.
-Pruebame Camila- espetó Lauren, gruñendo levemente. -No inventes excusas para
él. Me he sentido caliente en la Luna Llena, pero nunca he tratado de violar a alguien-
. Sus palabras me hicieron estremecer.
-No la pierdas de vista-, le ordenó Lauren. Beta Hansen frunció el ceño, pero no
discutió nada.
Lauren me dio un rápido beso, antes de marcharse. Beta Hansen se volvió hacia mí
pareciendo levemente enojada.
-Tienes sangre.
-Lauren mató a alguien. Al que era mi mejor amigo - le dije con lágrimas en mis ojos.
Beta Hansen me miró de cerca y suspiró pesadamente sacudiendo la cabeza.
-Escuchen a todos-, gritó en voz alta, y todos guardaron silencio. Alfa Jones, y la
mayor parte del manada Gresall estaba aquí. Se quedaron callados y miraron a
Lauren. -Quiero que todos sepan que no me tomo a la ligera la falta de respeto a mi
título, a mi manada o a mis lobas. Hoy, uno de la manada Gresall, Shawn, atacó a mi
compañera y trató de agredirla sexualmente.
-Shawn amaba a Camila, todos lo sabemos. No fue una agresión sexual, sino que...
-No me desafíes en el asunto- gritó Lauren, sus ojos mostraban toda su rabia. -Si
alguien dice que no, entonces quiere decir que no. A nadie le importa una mierda
cómo se sienten el uno por el otro. Si alguien dice que no, entonces no lo presionas.
Fue un intento de violación, no excuses sus acciones.
-Así que lo maté - declaró Lauren, sus ojos miraron directamente al Alfa Jones.
Lauren le desafiaba a decir algo, a mencionar que estaba equivocada al matar a
Shawn. -Y si alguien más piensa en tocar a mi compañera, lo volveré a hacer.
Luego, para dejar en claro su punto de vista, pateó el cuerpo sin vida de Shawn. Oí
un crujido, y vomité.
Capitulo 18
Lo que hizo Shawn fue inexcusable, pero había sido muy importante en mi vida. Crecí
con Shawn, él era mi mejor amigo. Era prácticamente mi familia. Él me defendió
cuando me intimidaban, me llevó a la escuela. Fue una constante después de que mi
padre muriera. Y, de repente, estaba muerto.
-No quiero que estés sola durante el cambio-, dijo Lauren, mordiéndose el interior de
su mejilla, en lo que interprete como preocupación.
-Me quedaré con ella- dijo una voz detrás de nosotras. Ambas giramos para ver a
Beta Hansen de pie. Sus brazos estaban cruzados sobre sus pechos. Y su mirada era
de aburrimiento. No parecía que se preocupara por mí, así que no estaba segura de
por qué estaba ofreciendo su ayuda voluntariamente. Lauren tampoco entendió.
Beta Hansen puso los ojos en blanco, siendo extremadamente irrespetuosa. Sin
embargo, Lauren no dijo nada sobre su comportamiento.
-No me tiene que gustar para vigilar que no se enfade y mate a alguien-, se burló
Beta Hansen. -Todo lo que digo es que haré el mismo recorrido que ella, para
asegurarme de que no se vuelva loca.
-Bien - dijo Beta Hansen con sus manos en el aire. -Solo déjala ir desnuda alrededor
de todos los machos sin aparear que no conoces.
-Quédate con ella - espetó Lauren, sin dudar en la decisión. Fruncí el ceño, no me
gustaba el hecho de no tener otra opción. Pero luego, después de lo que sucedió con
Shawn, no me emocionaba estar sola en un estado vulnerable.
Beta Hansen me miró con aire de suficiencia, y suspiré profundamente. Girando hacia
mí, Lauren tomó mi rostro entre sus manos. Sus hermosos ojos verdes miraron
profundamente los míos, antes de que se inclinara y me besara. Fue un beso caliente,
y presioné mi cuerpo contra el suyo, mientras su lengua se deslizaba dentro de mi
boca. Gemí suavemente, mientras apretaba sus brazos con fuerza.
-Lo siento, Lauren, solo necesito algo de tiempo para mí misma. Puedo hacerlo mejor
en mi forma de Lobo-. Le di una pequeña sonrisa, antes de escuchar un fuerte aullido
a través del bosque. Levanté la vista para ver la luna casi en su punto más alto.
-Necesito cambiar -, dijo Lauren, mirando a la luna. Pude ver sus ojos oscureciéndose
y sus manos temblar ligeramente.
-Ve - asentí. Lauren me dio una última mirada, antes de adentrarme en el bosque.
Sentí un dolor atravesar mi brazo, e hice una mueca. El dolor se fue tan pronto como
llegó. -Deberíamos ir más lejos-, le dije a Beta Hansen, antes de dirigirme a los
matorrales del bosque.
Beta Hansen me siguió, mientras tropezaba ligeramente sobre los escombros del
bosque.
-¿Por qué te ofreciste para hacer esto?- Pregunté, mientras me detenía en un claro.
Las ramas cubrían la mayor parte del cielo, pero el brillo de la luna aún se veía.
-¿Por qué no?- pregunté. Mi labio inferior tambaleó cuando sentí que mis emociones
aumentaban.
-Porque no le darás los cachorros que se merece-. Beta Hansen no lo estaba diciendo
de mala manera, simplemente estaba diciendo hechos. Pero me lastimó
profundamente.
-¿Así que prefieres que esté con Andrea?- Rompí. Un dolor agudo se disparó por todo
mi cuerpo a medida que la rabia bombeaba por mis venas. Grité, antes de
desplomarme de rodillas. Beta Hansen me dijo que respirara profundamente, seguí su
consejo y unos minutos más tarde, el dolor disminuyó.
Otra erupción de dolor llegó, ahora en mi brazo. Lo apreté contra mi pecho, mientras
gritaba con los dientes apretados. Respiré con calma, pero el dolor no se calmó.
Entonces, mi brazo se rompió, el codo sobresalió en un ángulo grotesco.
Grité, lloré, y grité un poco más. Un hueso roto, luego otro y otro más. Mis piernas
sobresalían de una forma antinatural, mientras que mis brazos se rompían y se
fundían en una manera más animal. Las lágrimas empañaron mi vista, mientras
estaba acurrucada en el suelo en posición fetal.
-No creí que fueras lo suficientemente fuerte para Lauren- dijo Beta Hansen de
repente. La miré, estaba arrodillada junto a mí. Me miró con dolor, estaba luchando
contra el cambio.
-No estás ayudando- gemí, mientras mis brazos y piernas comenzaron a alargarse.
Grité, mientras me ponía a cuatro patas.
-Escúchame- gruñó Beta Hansen, antes de gritar por el dolor. - No pensé que fueras
lo suficientemente fuerte para Lauren, pensé que eras débil. Y lo eres, físicamente,
pero eres fuerte mentalmente.
-Eres exactamente lo que Lauren necesita-, continuó Beta Hansen, mientras seguía
frenando su transformación. -Necesita a alguien que sea amable, tranquila y
amorosa. Pero, por favor, te lo ruego, no trates de cambiarla. Tiene que seguir siendo
la Alfa de Sangre. Porque así es como debe manejar a la manada, no puede cambiar
solo por ti.
Mi pelaje es de color arena suave, y garras oscuras. Mis piernas largas y fuertes, con
muslos gruesos y musculosos para correr. Mi hocico largo y grande, mis dientes más
fuertes y afilados que cualquier cuchillo. Me puse de pie con cautela, con mis garras
cavando en el suelo.
Una vez que estuve de pie, miré a mi izquierda. Beta Hansen también había
cambiado, su cambio fue mucho más rápido y menos doloroso que el mío. Su forma
de lobo es más grande que la mía, y su pelaje de color marrón claro. Me lanzó una
mirada y ladeó ligeramente la cabeza. Me preguntaba si estaba bien.
La mayor parte de la noche, corrí, cazé y disfruté. Beta Hansen se quedó conmigo
todo el tiempo. Ella era mucho más rápida que yo, por supuesto, pero me dejó jugar.
Encontramos algunos ciervos. Beta Hansen acechó a uno, antes de matarlo con sus
dientes. Observé su técnica, antes de repetirla. Bueno, lo intenté, soy demasiado
ruidosa y torpe, así que asusté a todos los ciervos. No atrapé ninguno, pero eso no
impidió que me divierta.
Después de eso, llevé a Beta Hansen al pantano. Había algunos lobos dando vueltas,
pero se fueron rápidamente cuando se dieron cuenta quién era yo. Con Beta Hansen
tomamos agua, antes de acostarnos por un rato, y después chapoteamos en el agua.
Era todo muy infantil, pero no me importaba. Porque no pensé en Shawn o Lauren.
Simplemente cedí a mis instintos animales y me divertí. Ni por un segundo pensé en
llorar, ni recordé el incidente.
Cuando amaneció, y la luna comenzó a bajar, volvimos al claro donde habíamos
cambiado. Lauren estaba allí cuando volvimos. Me detuve en el borde del claro y la
miré fijamente.
Su forma de lobo era grande, más grande que cualquier otro que haya visto. Su
pelaje negro medianoche, y sus piernas gruesas y anchas. Era una bestia, un
verdadero monstruo. Su pelaje estaba ligeramente salpicado de barro, pero solo en
su parte inferior.
Lauren yacía en el piso del claro, las patas delanteras cruzadas y su cabeza
descansando sobre ellas. Sus hermosos ojos verdes, más brillantes que en su forma
humana, miraban el cielo. Obviamente estaba sumida en sus pensamientos, sin darse
cuenta de que no estaba sola.
Beta Hansen me dio un golpe en el hombro con su cabeza. Le fruncí el ceño, mientras
asentía con la cabeza en dirección a mi compañera. Me estaba diciendo que fuera con
ella, para consolar a Lauren. Moví mi cabeza, sí, y Beta Hansen rápidamente nos dejó
solas.
Hice una pausa por un momento, pensando en Shawn, antes de dirigirme hacia
Lauren. Al escuchar el ruido de mis patas, Lauren saltó, poniéndose en cuatro patas.
Gruñó de manera amenazante, sus ojos verdes viendo en mi dirección. Pero, tan
pronto como se dio cuenta de quién era yo, se relajó.
Nos quedamos frente a frente durante unos segundos, fue un momento tenso en el
que nos miramos fijamente. Hice el primer movimiento, bajando la cabeza en
sumisión y dejando escapar un pequeño gemido. Lauren asintió, antes de volver a su
posición en el suelo.
Estar con ella de esa manera, mostrandome cuánto le importaba, me hizo sentir bien.
Pensé en Shawn, en su muerte y en el horrible pasado de Lauren. Ahogué un sollozo,
todo mi cuerpo a tembló con un leve gruñido. Todas mis emociones colapsaron en
una, así que eché la cabeza hacia atrás y aullé.
Capitulo 19
Estaba pensando en Shawn, mientras miraba por la ventanilla del auto, y el paisaje
pasaba velozmente. Lauren estaba callada y me permitió tener la radio encendida, lo
que me indicaba que estaba tratando de hacerme sentir mejor. No hablé con Lauren,
y ella no me habló.
Cuando llegamos a nuestro territorio, sentí que podía respirar de nuevo. Era como si
me hubiera quedado atrapada en una caja, y finalmente me hubieran dejado salir.
Estar en casa, en la manada de Endoro, se sentía como un soplo de aire fresco.
-No estoy tan cansada-, me encogí de hombros, mientras Lauren llevaba nuestra
bolsa de viaje.
-No has dormido, Camila. Ahora ve a la cama, lo digo en serio-. Ella no iba a discutir
conmigo, y yo no iba a discutir. Así que dejé que me llevara hasta nuestra habitación.
-Vete a dormir, Camila. Tengo trabajo que hacer, pero volveré más tarde-. Lauren me
dio una triste sonrisa, antes de inclinarse y besarme. Sus labios eran suaves,
dominantes, y familiares.
Tan pronto como me besó, sentí que todos mis malos sentimientos desaparecieron.
Todo lo que quería era que Lauren me besara, me abrazara, me amara. Entonces,
cuando Lauren se alejó, rápidamente levanté mi cabeza y junté nuestros labios. No se
negó a mi beso, sino que lo hizo más profundo ahuecando mi mejilla y deslizando su
lengua en mi boca.
Lauren aceptó gustosamente aquel movimiento y separó mis piernas para colocarse
en medio de ellas. Sus manos tomaron mis brazos para colocarlos sobre mi cabeza.
Sus besos dejaron mi boca y comenzaron a pasar por mi mandíbula hasta mi cuello,
besando mi pulso con entusiasmo. Jadeos escapaban de mi boca a medida que el
contacto aumentaba y Lauren comenzó un lento movimiento de sus caderas contra mi
intimidad. Podía sentir como su excitación iba creciendo cada vez más contra mi.
Sus manos se deslizaron por el interior de mis brazos, bajando por mi costado hasta
agarrar el dobladillo de mi camiseta y sacarmela, dejando expuestos mis pechos. Su
boca continuó bajando por mi clavícula hasta llegar a mi pecho izquierdo donde beso
con veneración hasta que agarro mi pezón, mordiendolo, estirandolo y luego
succionando de vuelta.
Mis jadeos se convirtieron rápidamente en gemidos por todas las sensaciones que me
estaba haciendo sentir Lauren, su boca cambio a mi pecho derecho, dejando un
camino de besos entre ellos y volvió a tirar de mi pezón con vehemencia.
Una de sus manos vagaba por mi estómago y subía hasta mi pecho que estaba sin
atención y lo masajeaba y tiraba del pezo entre su dedo índice y pulgar, mientras que
su otra mano acariciaba mi muslo de arriba a abajo por debajo de mi falda.
Todas mis terminaciones nerviosas estaban siendo abrasadas por las sensaciones que
me causaba esta majestuosa mujer y sus caderas seguían manteniendo un ritmo
constante en sus embestidas, lo hacía como si me estuviera penetrando, algunas
veces más fuerte y otras más suaves.
Lauren se levantó mirándome desde arriba con una de sus sonrisas de muerte, esa
que amo tanto y se puso de rodillas entre mis piernas, su respiración estaba
acelerada como la mía y nuestros ojos se veían fijamente, sentí como el calor y el
deseo llenaba la habitacion.
Lauren tomó mis piernas e hizo que las fleccionara para apoyar mis pies sobre la
cama, empezó a acariciar desde mis pantorrillas hasta mi rodillas. De ida y vuelta.
Sus manos quedaron posicionadas debajo de mis rodillas agarrándome con fuerza y
de un solo movimiento certero me giró dejándome boca abajo. El aire dejo mis
pulmones por la sorpresa e incredulidad del momento.
Sus manos se posaron en mi cadera y me tiro mas hacia ella haciendo que levantara
la cadera en su dirección, quedado con mi pecho sobre el colchón y mi trasero al aire.
Podía escuchar como su respiración se aceleró y sus manos abandonaron mis
caderas.
Una de sus manos levantó la pollera que llevaba puesta dejándola caer sobre mi
espalda y de un solo movimiento cortó mi ropa interior y comenzó a masajear mi
trasero. Mis jadeos de expectación eran cada vez más rápidos.
Escuche como gruñía y lo que creo era un movimiento, pero no se de que. La mano
que estaba en mi trasero empezó a dirigirse hacia mis pliegues abriendolos, uno de
sus dedos paso por el medio hasta llegar a mi clítoris, gemí sonoramente por aquel
contacto y su dedo volvió a subir hasta mi apertura, en donde metió un dedo y
comenzó a meterlo y sacarlo.
-Eres mia, Camila. Solo mía - dijo en un tono tan posesivo y ronco que fue directo a
mi entrepierna. Una de sus manos se deslizó por mi espalda tomando un puñado de
mi pelo, el cual tiro haciendo que mi cabeza se despegara del colchón. Gemí
fuertemente diciendo su nombre y sus movimientos cada vez se hacían más rápidos.
-Vamos Camila, vente conmigo. -dijo con la voz airada por los jadeos que salían de su
boca. Y eso fue todo lo que necesite, el clímax llegó tan fuerte que me apreté a su
alrededor y mis caderas comenzaron a convulsionar mientras ella me agarro de la
cadera para seguir embistiendo hasta llegar a su propia liberación.
Lauren cayó encima de mi espalda, hasta que su respiración se regularizo y giro hacia
un lado y me atrajo hacia ella.
Después de que Lauren y yo hiciéramos el amor, lloré por Shawn una vez más.
Lauren me sostuvo, calmándome con caricias. No hablamos, no había mucho que
decir. Nuestros corazones latían como uno solo. En ese momento, sé que una cosa es
cierta,la amo, no importa lo que haya hecho.
Pasaron tres semanas y mi dolor comenzó a ser soportable. Había dejado de llorar y
de soñar con él. Por supuesto, todavía lo extrañaba, no estaba totalmente segura de
que el dolor desaparecería, pero ya no era el centro de mis pensamientos.
El jueves antes del día de Navidad, decidí ir a comprar regalos y Arlene se ofreció
para acompañarme. Lauren me dejó salir del territorio de la manada, con una
condición, que llevé a la Beta Hansen conmigo.
No me importó eso, ya que desde la Luna Llena nos volvimos amigas, incluso empecé
a llamarla Dinah. No éramos cercanas, ni mucho menos, pero sabía lo que ella hizo
por mí esa noche y no lo olvidaría.
Arlene y yo arrastramos a Dinah por las tiendas del centro comercial, luchando contra
todos los humanos que estaban apurados comprando regalos de última hora. La
Navidad no era muy importante para los hombres lobo, pero no significaba que no lo
celebraramos.
Compre regalos para algunas personas de la manada, para los que habían sido
buenos conmigo, me faltaba comprar el regalo para Lauren. No estaba segura de qué
comprarle. Así que me decidí por algunas prendas de vestir, una computadora portátil
nueva y una foto enmarcada que había tomado una semana antes.
-¿Estás bromeando?- Dinah resopló, -de ninguna manera. Lauren cortaría nuestras
cabezas si permitimos que eso suceda.
-Estaré bien, Dinah, lo prometo. Pero hay algunas cosas que necesito comprar por mi
cuenta- suspiré. Les di una mirada suplicante, uniendo mis manos en modo de ruego.
-Media hora, eso es todo lo que necesito. ¿Por favor?
Dinah me miró, sus ojos ardían mientras examinaba mi cara de cerca. Pero,
finalmente, suspiró profundamente y asintió con la cabeza.
-Media hora, eso es todo. Luego, nos reuniremos allí-. Señaló un pequeño restaurante
frente a donde estábamos paradas.
-Gracias- sonreí. Me dirigí hacia las tiendas, comprando algunas cosas más. Luego, fui
a donde realmente quería ir, a la farmacia.
Una semana después de la luna llena, mi período dejó de venir. Pensé que podría
haber estado embarazada, pero no dije nada. Esperé unas semanas más, y cuando
aún no había llegado mi período, estaba casi segura de que estaba embarazada.
-Es mi esposa- contesté, antes de darme la vuelta. Tomé una prueba de embarazo de
la estantería y simulé estar estudiándola, pero no le podía prestar atención. Sentía a
las cuatro personas detrás de mí, y me estaban poniendo nerviosa.
-Tú y tu esposa tienen un culto, ¿no?- Preguntó uno de los hombres. Mi corazón
comenzó a latir con fuerza, y me estaba poniendo extremadamente nerviosa y
asustada. Mis manos temblaron alrededor de la caja, mientras mi otra mano se
deslizó en mi bolsillo y agarró mi teléfono.
-No tenemos un culto- dije. Estaba asustada, pero hice todo lo posible por mantener
mi voz lo más segura posible. -Vivimos en una comunidad cerrada con nuestra familia
y amigos, eso es todo.
-Piensas que somos estúpidos, ¿no?- exigió el hombre a mi izquierda, el más alto. -
Sabemos que hacen todo tipo de cosas raras allí. Quiero decir, el mes pasado
sacrificaron a una pobre chica por Satanás, o a quienquiera que adoren-, dijo
bruscamente. Un poco de saliva salpicó de su boca y me cayó en la mejilla.
-Esa chica fue mutilada por un animal salvaje, así lo dijo la policía-, susurré, en voz
baja. Mis manos estaban agarrando la prueba de embarazo, mientras me enfrentaba
a estos humanos.
-Por favor, solo déjame ir- le supliqué, tratando de dar un paso adelante. No se
movieron, así que retrocedí nuevamente. -Por favor, solo deja que me vaya de la
farmacia -. Me aseguré de decir dónde estaba, para ayudar a Dinah a saber dónde
encontrarme.
-Salgan de aquí. Están aterrorizando a una clienta y molestando a los demás. Todos
ustedes afuera ahora, antes de que llame a la policía-. la mujer asintió con la cabeza
a sus amigos y todos se fueron. Dejé escapar un profundo suspiro cuando solo
quedamos con el gerente.
-Gracias- sonreí.
-Lo siento mucho, señora Jauregui. Le pagaré lo que sea que esté buscando-. El
gerente estaba nervioso, sabía que Lauren podía arruinar su negocio si ella lo
deseaba. Agarró la prueba de embarazo y la llevó al mostrador, justo cuando entró
Dinah.
-¿Estás bien?- Preguntó, podía ver el pánico en sus ojos. Asentí, unas lágrimas se
derramaron por mis mejillas. Rápidamente abrazé a Dinah, poniendo mis brazos
alrededor de ella. Se quedó inmóvil, no me devolvió el abrazo, pero no se apartó
hasta que lo hice.
-Pensé que iban a lastimarme-, admití, limpiando mis lágrimas. El gerente volvió con
la bolsa de mis compras y me la entregó. -Gracias- sonreí, tomando la bolsa.
-¿Sobre la gente que te atacó, o esto?- demandó. Me giré hacia ella, para verla
sosteniendo la prueba de embarazo. Me apresuré y tomé la caja de sus manos.
-No sé si estoy embarazada, solo creo que lo estoy-, le expliqué, frunciéndole el ceño.
-Pero si lo estoy, seré yo quien se lo diga.
-Sí, Hembra Alfa- sonrió suavemente. -Pero, tengo que decirle sobre esos humanos-.
Poco después fue a buscar a Lauren.
Lauren no estaba contenta con lo que sucedió, y cuando regresó, maldijo a todos los
humanos del país. Me senté en la cama, en silencio, escuchando su larga perorata.
Era la primera vez que la escuchaba hablar tan apasionadamente por algo. Y ese
algo, era el genocidio masivo de los humanos.
-Por favor, Lauren, olvidémoslo- suspiré, tomando su mano y tirando de ella hacia la
cama conmigo. Frunció el ceño, pero no discutió mientras nos acostábamos juntas.
Apoyé mi cabeza en sus pechos, escuchando el latido de su corazón.
-Lauren- susurré, preparándome para contarle a Lauren lo que ella había querido
escuchar desde que empezamos a salir. Que estaba embarazada, que iba a tener a su
cachorro. Estaba emocionada por decírselo.
-¿Sí?- preguntó, justo cuando su teléfono comenzó a sonar. -Un segundo- me dijo y
sonrió, antes de contestar. Era Dinah. Escuchó por unos minutos, antes de fruncir el
ceño y volverse hacia mí. -Necesito contestar esto afuera- me dijo.
Fruncí el ceño, pero asentí. Esperé a que volviera, y cuando lo hizo, no estaba
contenta. Estaba furiosa.
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Les dejo otro capitulo porque los deje muchos dias sin actualizar.
-¿Me estabas esperando?- Preguntó, acercándose a mí. Salté del taburete, fui hacia
ella y me abrazó.
-Tenía miedo- admití, apoyando mi cabeza contra sus pechos. Podía escuchar su
elevado ritmo cardíaco, y eso me puso nerviosa al instante. Lauren no era de las que
se ponía nerviosa, algo había acelerado la velocidad de su corazón.
-Había un mensaje al lado del cuerpo-, me dijo. Me retiré un poco, y la miré a la cara.
-Me quedé con el mensaje, nadie más lo vio. Y quiero que se quede así.
La nota estaba escrita con letras de periódicos y revistas, como las de las películas. La
nota decía: “Pelo castaño, ojos marrones, una hermosa mente y cuerpo. ¿Te recuerda
a alguien? La primera chica fue Jessica Smith. La segunda chica fue Scarlet Jackson.
La tercera chica será Camila Jauregui y mataré a dos lobos de un tiro.”
Debajo había una foto mía, sacada ese mismo día, con una prueba de embarazo en la
mano. La foto fue sacada desde afuera de la farmacia, y los humanos que me
atacaron estaban justo al frente de mí, mirándome de cerca.
Miré por encima de la carta, mi aliento quedo atrapado en mi garganta. Sentía como
las lágrimas llenaban mis ojos mientras miraba a Lauren. Su rostro era ilegible y
estoico. Tan duro como el primer día que la había visto. Nos miramos a los ojos por
unos minutos, mientras lágrimas silenciosas se derramaban sobre mis mejillas.
-Esta mañana-, susurré, -eso era lo que iba a decirte antes de que llegara Dinah.
Lauren, estoy embarazada-. Hubo un tenso momento, mientras nos mirábamos
fijamente. Entonces, Lauren me agarró del cuello y me hizo levantar la cabeza. El
dolor atravesó mi cuello, pero se fue tan pronto como sus labios tocaron los míos.
-Y yo- respondió, y me reí entre lágrimas. -No puedo creer que vamos a tener un
cachorro-, sonrió, con esa hermosa sonrisa que me da solo a mí. Y luego, nos
besamos una vez más. Me aleje un poco, y acuné su mejilla con mi mano. Se apoyó
en ella y me dio una pequeña sonrisa.
-Porque alguien de la manada está ayudando al asesino-, respondió Lauren, con una
mirada fría y oscura. Tragué profundamente, mi garganta se secó y mis ojos estaban
muy abiertos. No puedo creer que alguien de nuestra manada, gente que
consideramos familia, nos traicionara de esa manera.
-El asesino no es de la manada, porque estuvo matando con el medio cambio. Y solo
hay dos personas lo suficientemente fuertes en la manada para realizar el medio
cambio, Dinah y yo. Y no somos ninguna de las dos. Pero el asesino logró entrar
cuando no hay nadie patrullando. Debe de tener una fuente interna.
-No, cambio los turnos todos los días para que estas cosas no sucedan-. Hubo una
pausa, antes de que Lauren gruñera y me abrazara. -Esto no es justo. Eres perfecta,
amable y amorosa. Y nuestro cachorro será igual. Sin embargo, en lugar de ir por mí,
te persiguen. No es justo, realmente no lo es.
-No quiero que nadie te persiga- susurré, más lágrimas escaparon de mis ojos.
-Moriría felizmente para alejar a este asesino de ti, si eso te salva y a nuestro hijo.
-Lauren, por favor, no digas esas cosas. No puedo criar a nuestro hijo yo sola, así que
por favor, no digas esas cosas-. Con una mano limpio las lágrimas de mis mejillas.
Lauren me dio una suave sonrisa, antes de tomar mis manos y besarlas.
-Lauren, llévame a la cama- dije, presionando un suave beso en sus labios. -Quiero
que me abraces, que me ames. Por favor, llévame a la cama-. Hubo un momento
pesado entre nosotras, antes de que Lauren me besara profundamente.
Había amanecido cuando Lauren regresó a casa, así que cuando terminamos de hacer
el amor, casi era hora de que el mundo despertara. Nos acostamos en la cama juntas,
apretadas la una con la otra en silencio. Mi cabeza descansaba sobre sus pechos, y
nuestras piernas estaban enredadas.
Lauren suspiró pesadamente, mientras levantaba la cabeza para mirar sus hermosos
ojos verdes.
-El padre de mi madre era un Alfa, de la Manada de Lobos Hender. Y ahora su nieto,
mi primo, es el líder. Él y yo nos entendemos, somos familia, después de todo. Voy a
hablar con él hoy, quiero que vayas allí por un tiempo.
-¿Qué?- Chillé, sentándome bruscamente. Sentía como las lágrimas llenaban mis
ojos. -¿Me estás enviando lejos? ¿Sin ti?.
-Camila, cálmate- suspiró Lauren, sentándose y limpiando mis lágrimas. -No quiero
enviarte lejos, pero necesito mantenerte a salvo. A ambos-. Me miró, antes de que su
mano descansara en mi vientre. -No puedo permitir que te lastimen. Estarás a salvo
allí y te visitaré.
-Y es por eso que estoy haciendo esto Camila-. Se pasó una mano por el pelo. Las
hebras negras se desplazaron ligeramente hacia arriba. -Les diremos a todos que
rompimos y regresaste a tu vieja manada. Pero irás y te quedarás con mi primo,
Valentine, en su manada. Te mantendrán a salvo.
-No quiero irme-, resoplé, mirando hacia abajo. Lauren colocó un dedo debajo de mi
barbilla y la levantó para que nuestros ojos se encontraran.
-No quiero que te vayas. Solo quiero abrazarte y no dejarte ir. Pero, no puedo-. Me
besó suavemente, mientras le ofrecía una triste sonrisa.
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Lauren se sentía ansiosa por dejarme sola en la casa, así que fui con ella a su oficina.
Toda la manada hablaba sobre el asesinato y la policía se había involucrado, otra vez.
Al parecer, les habían avisado sobre el cuerpo y dónde encontrarlo. Quienquiera que
fuera el asesino, realmente quería afectar a Lauren.
-¿Lauren te habló de la nota?- Dinah rompió el silencio con su pregunta. Hice una
pausa en mi lectura y la miré.
-Sí - asentí. -¿Te habló de la manada Hender?.
-Alfa Jauregui, es Evan Morris- respondió una voz masculina. -Beta Hansen me dijo
que querías verme.
-Evan, entra- dijo Lauren. La puerta se abrió lentamente, antes de que entrara un
chico, de una edad similar a la mía. Es pequeño, pero sigue siendo más alto que yo,
su cuerpo es largo y delgado. Su cabello de color marrón rojizo, y ojos de un azul
claro.
-Alfa, Hembra Alfa- Evan asintió con la cabeza hacia nosotras, con sus ojos mirando
al suelo en señal de sumisión.
-Voy a hacer un trato contigo, que espero que aceptes. Mi compañera está en peligro
por el asesino, él la ha amenazado personalmente. Así que va a ir a la manada
Hender para que la cuiden. Quiero que vayas con ella, hay una Universidad de
medicina a unas tres millas de distancia a la que asistirás, y tienes que fingir ser su
compañero.
Y eso fue todo, se establecieron planes. Me iba, con Evan, mientras Lauren trataba de
averiguar quién era el asesino y el traidor.
Capítulo 21
Lauren me ayudó a empacar, lo cual era extraño. Tenía una maleta pequeña de
cuando me mudé con Lauren por primera vez, pero con toda la ropa y las cosas que
me había comprado recientemente no entraba todo en ella. Así que terminé
comprando una nueva maleta para acomodar todas mis cosas.
-No tienes que llevarte todo - suspiró Lauren, mientras trataba de forzar el cierre de
la parte superior. -No estamos separandonos de verdad- refunfuñó.
-Pero la gente tiene que pensar que es cierto-, espeté, pasando mis manos por mi
cabello por la frustración. Las lágrimas se acumularon en mis ojos cuando dejé
escapar un salvaje gruñido de frustración. Lauren me agarró, pero la empujé lejos de
mí. -No- grité, dándome la vuelta.
-Camila calmate, es solo una maleta. Podemos comprar una más grande-, dijo,
tratando de abrazarme de nuevo. La aparté de nuevo, cuando las lágrimas
comenzaron a caer.
-No se trata de la maldita maleta, Lauren. Se trata del hecho de que tengo que irme,
porque alguien quiere matarme. Y todos van a pensar que ya no me quieres, y
Andrea y otras Lobas intentarán tener relaciones sexuales contigo. Y todos pensarán
que Evan es el padre de mi bebé y... -Mis palabras se convirtieron en sollozos cuando
comencé a llorar.
Lauren me frunció el ceño, mientras me jalaba en sus brazos. Mis dedos se aferraron
en su camisa mientras mi cuerpo entero se movía por los sollozos. Lauren no habló
mientras pasaba su mano por mi cabello. Durante unos buenos minutos, Lauren me
sostuvo mientras lloraba.
-No estoy siendo infantil- fruncí el ceño, sentándome en el sofá mientras Lauren
comenzaba a ordenar su pequeña bolsa.
-Sí, lo eres-, respondió, deteniéndose y cruzando los brazos sobre sus pechos
mientras me miraba. La odié cuando hizo eso, me miró como si fuera inferior. Me hizo
sentir pequeña y patética, odiaba eso.
Me puse de pie y puse mis manos en mis caderas.
-Lauren, con todo lo que está pasando, tengo derecho a estar molesta. La gente
pensará que estás soltera otra vez, y tú misma me dijiste que las Lobas se lanzan a
tus pies queriendo ser tu compañera.
-No es por ti, no confío en las demás Lobas. No es como si nunca hubieras estado con
alguien antes. Yo te amo, solo me preocupa que encuentres a alguien más mientras
estoy lejos- . Fruncí el ceño, mientras miraba sus ojos verdes.
-Solo estuve con una mujer por dos cosas: sexo y para tener un heredero-, me dijo
Lauren -Tengo ambas cosas de ti, ¿por qué necesitaría a alguien más?
-Oh, entonces solo soy buena para el sexo y para tener hijos?- Rompí. Nunca había
imaginado que alguna vez hablaría con Lauren de esa manera. Sin embargo, estaba
triste, hormonal y estábamos a solo tres días de la luna llena, así que me encontré
buscando argumentos contra ella.
-Basta-, gritó Lauren, con voz grave y ronca. Su cuerpo entero tembló cuando la piel
comenzó a brotar sobre su cara y cuello, y se convirtió a medias. Su rostro se
distorsionó hasta convertirse en una bestia, dejé caer mi cabeza en señal de
sumisión.
Lauren gruñó ruidosamente, las garras que crecían de sus dedos golpeaban el aire.
Gemí de miedo y retrocedí un paso. Lauren se fijó en mí, mientras sus ojos se volvían
negros. Gruñó una vez más, antes de girar sobre sus talones y salir corriendo de la
casa. Me encogí cuando la puerta de entrada se cerró de golpe detrás de ella.
Lloré después de que se fue, acurrucada debajo de una manta en el sofá. Sabía que
me estaba comportando de manera irracional, pero no quería dejar a Lauren y
realmente no quería que Andrea ni nadie más tratara de estar con ella.
Cuando regresó, todavía estaba acurrucada en el sofá. Al verme, frunció el ceño, pero
se sentó a mi lado.
-¿Por qué actúas de esa manera? Si sabes lo que siento por ti. No tienes que
preocuparte por la competencia cuando se trata de Lobas. Eres la única mujer en mi
vida, y siempre me será así.
-A menos que nuestro cachorro sea una niña- comenté, olfateando suavemente.
-Sí, a menos que eso suceda- asintió, antes de estirarse y empujar el cabello detrás
de mi oreja. -Te entiendo, tampoco quiero que te vayas. Pero estoy haciendo esto
porque tengo que hacerlo, no porque quiero. Intentaré visitarte lo más que pueda, y
llamaré cada noche.
-¿Lo prometes?- Me incorpore y Lauren me acercó más a ella. Sus brazos rodearon mi
delgada cintura mientras me sostenía.
-Lo prometo- asintió. -Ahora tenemos que irnos, o llegaremos tarde-. Presionó un
rápido beso en la parte superior de mi cabeza, antes de levantarse. Asentí con la
cabeza hacia ella, ya que también me levanté. Lauren volvió a revisar nuestras
maletas mientras corrí escaleras arriba para cambiarme.
-Te ves hermosa. Ahora, vámonos-. Tomando mi mano, me llevó al coche mientras
colocaba las bolsas en la parte de atrás. Evan también estaba esperando afuera, con
los ojos en el suelo y una maleta en la mano.
-Hola- sonreí, algo avergonzada. Evan y yo apenas nos conocemos, pero tenemos que
fingir estar enamorados cuando lleguemos al manada de Hender, no me siento
cómoda con esta situación. Amo a Lauren, y no quiero que nadie piense que estoy
enamorada de alguien más.
El viaje en avión fue solo de una hora y media. Cuando nos bajamos del avión, el aire
caliente nos golpeó y al instante me arrepentí de ponerme una chaqueta antes de
subir al avión. Me lo quité y Lauren se ofreció a llevarlo por mí.
-Prima - nos llamó una voz profunda y masculina cuando salimos. Lauren, Evan y yo
nos giramos para enfrentar al hombre que nos había llamado.
-Valentine- Lauren asintió y se acercó al hombre. Los dos Alfa se estrecharon las
manos. Valentine es un hombre alto, con rizos dorados y ojos dorados a juego.
Nadie podía negar que era un hombre atractivo. Era extraño ver a Lauren a su lado.
Son todo lo opuesto, la claridad y la oscuridad. Valentine es un hombre cálido,
mientras que Lauren es fría, ambos atractivos más allá de las palabras, pero en
formas opuestas.
-El placer es todo mío- respondió, mientras estrechábamos la mano. -Y tú debes ser
el futuro doctor- Valentine se volvió hacia Evan.
-Gracias por recibirme, Alfa Asenda- dijo Evan, dejando caer su cabeza una vez más.
Valentine asintió a Evan antes de volverse hacia nosotras.
-Por favor sígame-. Nos condujo a su carro. Lauren se sentó al frente con Valentine, y
con Evan nos sentamos detrás. -Entonces, ¿cómo has estado Lauren? Aparte de los
asesinatos, por supuesto-, comenzó Valentine, mientras nos conducía hacia su
manada.
El manada Hender era hermosa, ubicada en el borde de un gran lago, con muchas
cabañas pequeñas y casas de madera esparcidas a su alrededor. La hierba de color
verde brillante y el bosque, que rodeaban el territorio, eran igual de brillantes.
Valentine nos condujo a los tres adentro, antes de que llegara su Beta y llevara a
Evan a la cabaña donde nos quedaríamos. Quería ir con él, pero Lauren me abrazó.
Valentine nos mostró nuestra habitación, antes de dejarnos a solas por un rato.
La habitación tiene una amplia cama doble. Las paredes y los muebles están hechos
de la misma madera de la que se hizo de la casa.
-No te quiero aquí sin mí. No sé si puedo hacer esto-, sacudió la cabeza y apretó la
mandíbula. -Tú eres mi compañera, deberías de estar conmigo. Debería estar durante
el embarazo y deberíamos de ir al médico juntas. No tienes que estar aquí sin mí-,
volvió a negar con la cabeza.
-Lauren- suspiré, acercándome y tomando su cara entre mis manos. Sus ojos se
movieron hacia arriba, haciendo contacto con los míos. -Tú misma lo dijiste, esta es
una solución temporal. Hasta que el asesino se haya ido, ambas tenemos que
asegurarnos de que nuestro cachorro esté a salvo, posiblemente tú futuro heredero.
Te amo, Lauren, pero necesitamos hacer que nuestro hogar sea seguro para nuestro
cachorro de acuerdo?
-Silencio- dije, presionando un suave beso en sus labios. -Volveré contigo antes de
que eso suceda, y criaremos a este cachorro juntas-. Le sonreí y ella asintió
lentamente. Nos besamos una vez más.
Alguien llamó a la puerta y ambas levantamos la vista para ver a Valentine de pie en
la puerta.
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Lo prometido es deuda, aquí esta su segundo capítulo.
Capitulo 22
Valentine nos llevó a recorrer su tierra, no nos tocamos con Lauren en todo el
recorrido. La manada de lobos de Hender tenía que creer que soy la compañera de
Evan, por lo que no podían vernos a Lauren y a mi abrazándonos. Sería sospechoso.
Se sentía extraño, caminar a su lado sin tocarla. Lauren es una mujer posesiva, y
cada vez que íbamos a algún lugar, le gustaba abrazarme o tomar mi mano, le
gustaba advertirle a los demás. Sin embargo, no podía hacerlo ahora.
-Emma- Valentine llamó a una mujer, de la manada Hender. Se acercó una chica alta,
de pelo corto y negro.
-Alfa- inclinó la cabeza, a Valentine. Entonces, ella vio a Lauren y sus ojos se abrieron
por el shock. -Alfa Jauregui- tartamudeó, con los ojos en el suelo.
-Emma, ella es Camila- dijo Valentine, haciéndome un gesto con la mano. -Ella va a
trabajar contigo en la tienda y...
-No-, espetó Lauren, interrumpiendo a su primo. Fruncí el ceño tan pronto como
escuché su tono. Sabía que la idea de que yo trabajara, o que cualquier mujer de su
manada trabajara, no era algo con lo que Lauren estuviera de acuerdo.
-Déjanos- le ordenó. Emma asintió, y lanzó una mirada de miedo a Lauren antes de
escabullirse. -Tenemos un sistema aquí, Lauren, todos tienen que ganarse su
sustento.
-Lauren, no puedo permitir que Camila entre en mi manada y no siga las reglas.
Parecería sospechoso, van a pensar que ella no es la compañera de Evan y...
-No me importa una mierda-, espetó Lauren, antes de estirarse y tomar mi mano. -
Ella no va a trabajar. Camila, vamos, nos vamos a casa-, dijo, jalándome con ella,
dirigiéndonos a la casa de Valentine.
-Lauren espera- siseé. -Lauren-, me quejé, mientras su dedo se clavaba en mi palma
por su agarre. Ella me ignoró hasta que estuvimos de vuelta en la casa de Valentine,
y en la habitación.
Con un gruñido profundo, Lauren agarró mi maleta y su bolsa y las tiró en la cama.
Luego comenzó a agarrar las cosas que habíamos sacado de la maleta, y las guardo
agresivamente de nuevo.
-¿Qué?- exigió, cruzando los brazos debajo sus pechos mientras me miraba. -No me
pongas a prueba ahora mismo, Camila. He cambiado de opinión, ahora mismo vas a
venir a casa conmigo. Y si este asesino quiere llegar a ti, entonces puede pasar sobre
mí.
-Lauren, cálmate- suspiré, acercándome y tomando sus manos con las mías. Continuó
frunciéndome el ceño, mientras la sentaba en la cama antes de subirme a su regazo.
Las manos de Lauren se apoyaron en mis caderas cuando me senté a horcajadas en
su cintura, y tomé su cara con mis manos para que no pudiera deshacer el contacto
visual.
-Pero nada. Estamos haciendo esto porque hay un asesino suelto. Una vez que hayas
tratado con el asesino, puedo volver a casa y seremos una familia, de acuerdo?
Estarás para el nacimiento, y para nombrar al cachorro. Te conozco, Lauren, esto es
solo una excusa para ti.
Lauren me miró por unos segundos, sus ojos se clavaron profundamente en los míos.
Ella estaba respirando pesadamente, debido a la ira, y podía escuchar el palpitar de
su corazón.
-Sabes lo que siento por ti, no?- Rompió el silencio. -Yo ...- tragó profundamente,
ahogándose con la palabra. -Yo te...- su voz se quebró de nuevo.
-Silencio - susurré, besando sus labios suavemente. -No lo digas. No tienes que
hacerlo, lo sé y eso es todo lo que importa. Te amo-. La besé de nuevo.
-Entonces, me quedo?
-Sí- Lauren asintió, presionando otro suave beso en mis labios. -Te quedas.
-¿Estás bien?- Preguntó Evan, apareciendo en la puerta. Lauren había trasladado mis
maletas a la cabaña donde vivíamos con Evan. La cabaña contaba con dos
habitaciones, una para cada uno.
-Ojalá pudiera estar con ella-, resoplé, limpiándome los ojos. -No quiero a otras lobas
a su alrededor. Pensarán que ahora está soltera e intentarán ser sus compañeras.
-Sé que lo hace- suspiré, -pero sigo preocupándome de las otras lobas que van a
estar tratando de dormir con ella. Confío en Lauren, pero no confío en las mujeres
que la rodean.
-Lo siento, me siento miserable-. Me limpié los ojos, antes de dejar la camisa de
Lauren. -Es Luna Llena mañana, ¿cuántas veces has cambiado?
-Sí. ¿Te quedarás conmigo mañana por la noche, cuando cambiemos? Todavía tengo
miedo-, admití, sonrojándome suavemente.
-No sabías sobre el bebé, verdad?- Le pregunté, y él negó con la cabeza. -Lo siento,
pensé que Lauren te lo había mencionado. Sé que debe ser mucha responsabilidad,
cuidar tanto de tu Hembra Alfa como del cachorro de la Alfa, estoy agradecida.
-Solo fue un shock del momento, eso es todo. Quiero decir, pensé que era un gran
deber vigilar a la compañera de la Alfa, pero al enterarme de que también confiaba en
mí con su cachorro por nacer, me sorprendió. Honrado, por supuesto. Lo soy, pero
wow, es una gran responsabilidad. Prometo mantenerte a salvo, Camila.
-Ven conmigo-, dijo, -toda la manada se va al bosque-. Nos hizo un gesto hacia
adelante, uní mi brazo con Evan y lo seguimos.
-No te asustes- Valentine nos sonrió suavemente, -somos una buena manada.
Ustedes dos se ven aterrorizados-. Él soltó una suave risa, sus ojos dorados se
arrugaban en las esquinas.
-Lo siento, Alfa-, Evan habló por los dos, -no es que le tengamos miedo a la manada.
Solo que todavía estamos nerviosos por el cambio, todavía nos duele.
Nos reunimos con la manada Hender, y Valentine dijo unas pocas palabras, antes de
que la Luna comenzara a salir. Evan comenzó a cambiar primero, ya que era unos
meses más chico que yo, y tenía menos experiencia, no es que fuera la más sabia al
respecto.
Sin embargo, me quedé con él mientras cambiaba. Cuando cambié grité, y lloré, y
grité un poco más. Pero, podía decir que el dolor estaba siendo menor con el paso de
los meses, esperaba que pronto dejara de doler.
Cuando estuve completamente cambiada, me puse de pie sobre mis cuatro patas y
estiré la columna vertebral. Miré a Evan, y gruñí suavemente en un saludo. Su lobo
era más grande que el mío, con un largo cuerpo aerodinámico y un pelaje marrón
oscuro, casi rojizo.
Una vez que todos cambiaron, Valentine, su lobo de color dorado como su cabello y
ojos, echó la cabeza hacia atrás y aulló. Todos los demás siguieron su ejemplo,
aullando ruidosamente a la luna. Con Evan nos miramos, antes de unirnos al aullido.
Después de estar una semana en la manada Hender, quería volver a casa, con
Lauren, y estar en un territorio conocido. Cuando llegué por primera vez a la manada
Hender, me había parecido hermoso y pintoresco. Sin embargo, ahora parecía todo
tan monótono que me aburrió.
Había estado trabajando en una pequeña tienda, con Emma, Valentine nos la había
presentado en nuestro primer día en la manada. Emma fue agradable, pero no la
consideraría amistosa, y el trabajo en la tienda era sencillo. Cuando estaba en la
manada Gresall trabajaba en una panadería, era mucho más difícil.
-Buenos días- le respondí. Hubo una pausa, antes de añadir -Alfa-. Me sorprendió lo
difícil que me resultaba ser sumisa nuevamente. Pasé la mayor parte de mi vida
sometiéndome a los lobos Alfa, Beta y todos los que fueran más fuertes. Pero
después de un breve romance con Lauren, me había vuelto tan insensible al estatus,
que seguía olvidando someterme a Valentine.
Valentine sonrió suavemente, con diversión en sus ojos. Encontró gracioso el que me
haya olvidado de llamarlo Alfa, y no Valentine, pero nunca lo comentó.
-Da un paseo conmigo Camila-. Señaló la puerta de la tienda. Era un lindo día,
soleado y con una brisa cálida.
-Hablaré con Emma para que me cubra- contesté, antes de dirigirme a la habitación
de atrás y agarrar a Emma. Una vez que Emma fue al frente para atender la tienda,
me dirigí hacia Valentine al exterior. Caminamos un momento en silencio. Ambos
tomamos pasos lentos a través del bosque.
-Sí, mucho- asentí -Tu no tienes una compañera- dije -tampoco estuviste en el Ritual
de Apareamiento del año pasado.
-No. Estaba en proceso de asumir el control como Alfa, y no pensé que fuera un buen
momento para tener una compañera. Además, tengo en mira a alguien pero todavía
no es mayor de edad- Él me sonrió, sus ojos brillaban.
Me reí un poco.
-Parece que tienes todo planeado, como Lauren-. Negué con la cabeza y sonreí,
pensando en mi esposa. -Pobre chica-. Mis palabras hicieron que Valentine se
detuviera, y él frunció el ceño suavemente.
-¿Entonces sabes sobre Alyssa?- espetó, tan pronto mencionó a la madre de Lauren,
me detuve. Mi cuerpo entero se congeló, mientras miraba al Alfa. Valentine tenía una
expresión seria en su rostro, así que supe que sabía el secreto de Lauren.
Valentine me miró por un minuto más o menos, tenía una expresión seria y dura, en
su rostro.
-Después de que Lauren matara a Alyssa, le envió una caja de sus cosas al padre de
Alyssa, mi abuelo. Pero Lauren no revisó las cajas, y había un diario allí. Alyssa
escribió mucho.
-Solo yo. Desempaqué sus cosas hace unos meses. La tía Alyssa no era cercana a mi
familia, por lo que a ellos no les interesaban sus cosas. Simplemente lo guardaron. -
contestó Valentine, y dejó escapar un suspiro de alivio.
-Esta es la única vez que hablaremos de esto. Cuando Lauren me lo contó, le costó
mucho hacerlo, si descubre que lo sabes, ella se sentirá humillada. Eso arruinará su
confianza.
-Lo siento. Simplemente no puedo creerlo. Esperaba que me dijeras que no había
pasado nada, eso era lo que esperaba-. Hizo una pausa de nuevo, pude ver la
seriedad en sus ojos. - A veces me olvido de que Lauren alguna vez fue solo una
niña.
-Eso es muy alfa para ti-. Estaba tratando de aligerar y cambiar la conversación, y
por eso me alegré. Me reí de él, antes de golpearle en el brazo. -Y golpeando a un
Alfa, ¿quién crees que eres?
Más tarde esa noche, Evan y yo nos sentamos en el sofá. Estaba viendo una película,
y Evan estaba estudiando un texto sobre enfermedades del corazón. Era un ambiente
tranquilo, pero no incómodo.
-Déjame ver lo que tenemos. Quería comprar comida esta mañana, pero Valentine
me distrajo - Entré a la pequeña cocina de nuestra cabaña y eché un vistazo rápido al
armario.- Puede que tengas que salir, Evan, no tenemos nada.
-Está bien, hembra alfa, ya voy - gritó Evan antes de que lo escuchara levantarse. -
¿Qué quieres comer?
Unos segundos después de que Evan se fuera, mi teléfono comenzó a sonar. Era
Lauren. Sonreí felizmente, mientras colocaba el teléfono en mi oído.
-Lauren, estuve con Valentine esta mañana, simplemente lo olvidé. Y, estaba a punto
de responder. Solo habían pasado unos minutos, estaba hablando con Evan y...
-Oh, ¿entonces Evan y Valentine son más importantes que yo ahora?- Espetó Lauren.
-Bueno, en este momento parece que piensas en Evan como algo más que un
compañero falso. Eres mi esposa, no la de Evan- Había un gruñido áspero en su voz,
y sabía que estaba cerca de la mitad del cambio.
-Sí, bueno, en este momento no es lo que parece -, dijo Lauren antes de colgar.
Respiré hondo mientras escuchaba el tono de marcado. Sentí como las lágrimas se
derramaban sobre mis mejillas, mientras mi labio inferior temblaba.
Llamé a Lauren de nuevo, pero fue directamente al contestador. Lo intenté tres veces
más, antes de enviarle cuatro mensajes. Lauren simplemente me ignoró. Decidí que
Lauren no podría ignorar a Valentine, así que le escribí una nota a Evan antes de salir
de la cabaña para dirigirme a la cabaña de Valentine.
Pasé por algunas casas de la manada de Hender durante unos minutos, mientras me
dirigía hacía la cabaña de Valentine. Sin embargo, parece que tomé un camino
equivocado porque de repente me perdí en el paisaje del bosque.
Giré sobre mis talones, con mis ojos viendo el oscuro bosque.
-¿Hola? - Grité, esperando ver una cara familiar de alguien de la manada. Pero no
pude ver a nadie, y nadie respondió. Eso me asustó al instante, mi corazón comenzó
a acelerarse y mis manos a temblar.
Unos pasos más tarde, escuché otro sonido cerca, eran unos pies siendo arrastrados.
Tan pronto como mis oídos captaron el sonido, me asusté. Salí corriendo, mis pies
golpeando el suelo pesadamente. Mientras continuaba corriendo, escuché otro paso
detrás de mí.
Dejé escapar un pequeño gemido cuando los pasos empezaron a estar más cerca.
Corrí más rápido, mientras sacaba mi teléfono de mi bolsillo. Llamé a Valentine,
mientras corría.
-Valentine, hay alguien detrás de mí- grité por el teléfono cuando el perseguidor me
alcanzó. Grité cuando algo me golpeó en la nuca. Dejé caer el teléfono al suelo,
mientras caía de cabeza al barro. Podía sentir la humedad en la parte posterior de mi
cabeza, así que sabía que estaba sangrando, pero cuando mi visión comenzó a
nublarse, supe que era una lesión grave.
Podía escuchar la voz apagada de Valentine desde mi teléfono, pero no tenía la fuerza
para alcanzarlo. Justo cuando mis ojos comenzaron a cerrarse, la persona se acercó a
mí. Los párpados de mis ojos se cerraron, pero antes de eso vi unos tacones de aguja
rojos muy distintivos en los pies de mi atacante.
Capitulo 24
Por mi mente pasaron los últimos momentos antes de que me golpearan, no quería
saber a dónde me podría haber llevado. Lo extraño era que no estaba en alguna
mazmorra como había pensado, porque sabía que estaba acostada en una cama, lo
que me confundió.
Gemí, en un intento de decir que sí y finalmente abrí los ojos. Me encontré cara a
cara con los ojos verdes de Lauren, sus ojos estaban más duros y fríos como nunca
los había visto. La vi unos momentos antes de mirar alrededor.
Me dolía la cabeza, pero también el cuerpo. Gemí, mientras apoyé mi cabeza para
que descansara sobre la almohada.
-Me duele- me quejé. Nadie dijo nada, estaban en silencio. -¿Que pasó?-pregunté de
nuevo. Miré a Lauren, pero ella siguió mirándome, sin emoción en sus ojos. -Lauren,
¿qué pasó? - No me dio respuesta.
-Valentine, ¿qué está pasando?- Supliqué, las lágrimas llenaban mis ojos. El
comportamiento de Lauren me estaba asustando, era como si estuviera enojada
conmigo. Valentine tragó saliva, antes de apartar la vista de mí y miré hacia Evan. -
Alguien por favor digame algo- lloré.
-¿Qué estas diciendo?- Me ahogué, tratando de encontrarme con los ojos de los
presentes otra vez. Ni Valentine, ni Evan me miraron. Lauren lo hizo, pero sus ojos
eran tan fríos que aparté mi mirada.
-Lo siento Hembra Alfa, pero me temo que perdiste a tu cachorro- dijo el doctor. Todo
lo que dijo después de eso, no lo oí. No podía oír nada más que mi propio corazón. No
pude llorar, no pude gritar, no pude enojarme.
Solo habian unas pocas palabras pasando por mi mente, mi cachorro había muerto.
Mi hijo, mi bebé por nacer, había sido asesinado. Había sido asesinado, porque a
alguien no le gustaba mi esposa. Me disgustó que alguien pudiera matar a un
cachorro inocente por Lauren.
-¿Por qué?- Solté, hablando por encima del médico, no había estado escuchando, así
que no estaba segura de lo que estaba interrumpiendo. Pero por primera vez, no me
importaba si estaba siendo grosera. Todos los ojos en la habitación se volvieron hacia
mí. -¿Por qué hicieron esto?- Demandé, mirando directamente a Lauren.
-No mucho antes del ritual de apareamiento, estaba en una pelea con un Alfa vecino.
Él atacó a una mujer en mi manada, casi la mató. Respondí y maté a su compañera.
Pactamos una tregua, pero asumo que todavía tiene ganas de quedar iguales.
Miré a Lauren, con los ojos bien abiertos, mientras la primera lágrima caía de mis
ojos.
-¿Cómo me encontró el otro Alfa?- susurré.
-Sin duda tiene gente que trabaja para él. Es muy rico, y algunas personas piensan
que el dinero es más importante que la manada. Es poca la gente que piensa así,
pero Thomas sabe exactamente cómo encontrarlos. Es un hombre muy manipulador,
que sabe jugar con las debilidades de las manadas.
-¿Viste quién te atacó, Camila?- Me preguntó Valentine -¿O algo? ¿Algo que pueda
ayudarnos a identificar quién está trabajando para Thomas?- Una imagen de esos
tacones de aguja rojos llenó mi mente, y sabía exactamente a quién pertenecían.
-No.
-¿Estás cansada?
-Sí.
-Entonces deberías dormir- dijo. Simplemente asentí con la cabeza hacia ella, sin
saber qué decir. Quería llorar, pero había estado haciéndolo desde que me enteré del
aborto. Quería gritar, pero sabía que no serviría de nada. Lo que realmente quería era
vengarme. Sin embargo, lo único que sentía era una especie de adormecimiento.
-Quédate conmigo- grité, mientras Lauren se dirigía hacia la puerta. Hizo una pausa,
con la mano sobre el mango. -Lauren, por favor, te necesito en este momento- me
ahogué, mientras otra ola de sollozos atormentaba mi cuerpo. -Acabo de perder a mi
cachorro. ¿Por qué no me muestras una onza de compasión y me consuelas cuando lo
necesito?- Espeté, mi dolor se convirtió en ira.
Lauren me abrazó fuerte, todo el tiempo que me derrumbé, y no me solté hasta que
me quedé dormida. Sabía que no estábamos en un buen lugar en ese momento, así
que fue agradable tenerla conmigo mientras trabajaba en mi dolor.
El vuelo de regreso fue silencioso, me pasé todo el tiempo mirando por la ventana.
Traté de pensar en otra cosa que no fuera mi cachorro nonato, pero simplemente no
pude. Seguí pensando si habría sido un niño o una niña. Si se hubiera parecido a mí o
a Lauren, como hubiera sido su temperamento.
Entonces, mientras pensaba en eso, pensé en cuando fui atacada. Tal vez si hubiera
corrido más rápido, mi cachorro todavía estaría vivo. Tal vez si hubiera esperado a
que Evan regresara antes de salir sola, entonces mi cachorro todavía estaría vivo. Tal
vez si no hubiera ignorado el mensaje de texto de Lauren, no se habría enfadado
conmigo, por lo que no habría ido a buscar a Valentine, por lo que mi cachorro
todavía estaría vivo.
-¿Qué estás pensando?- Preguntó Lauren. Ella me había estado estudiando por un
tiempo, había sentido sus ojos en mí, pero ambas habíamos estado tranquilas hasta
entonces.
-Que estoy siendo ridícula- contesté. Mis palabras sorprendieron a mi compañera, y
ella levantó una ceja ligeramente. -Es tan ridículo estar tan enojada por un cachorro
que realmente nunca tuve. Quiero decir, el cachorro ni siquiera se desarrolló lo
suficiente como para tener un género. Pero siento que he perdido mucho.
-Entonces, ¿por qué me siento tan patética?- Pregunté en voz alta, pero Lauren no
respondió mi pregunta.
Después de una semana de duelo, finalmente logré convertir mi dolor en ira. Estaba
enojada, y estaba lista para obtener mis respuestas. Sabía a quién le pertenecían
esos tacones rojos y había asesinado a mi hijo. Estaba enojada, y necesitaba actuar.
Empaqué una pequeña bolsa y la coloqué en la parte trasera del auto de Lauren,
después me dirigí hacia su oficina. Cada vez que los miembros de la manada me
veían, se inclinaban sumisos y me decían que lo lamentaban. Lauren no quería
asustar a la manada, así que les había dicho a todos que había sufrido un aborto
espontáneo, no que había sido asesinado.
Lauren le había dicho a la manada que estábamos de nuevo juntas, después de que
nos enteramos que estaba embarazada. Sin embargo, solo unos días después aborté.
Mientras estaba fuera, Lauren me había dicho que Andrea había reaparecido, le
coqueteaba y había tratado de acostarse con Lauren varias veces, pero Lauren la
había rechazado en cada insinuación.
-Camila, no sabía que ibas a venir- respondió Lauren sin emoción, mientras miraba
los papeles que tenía delante.
-Bueno, soy tu esposa. No sabía que tenía que anunciarme-, respondí con los dientes
apretados, ya estaba enojada. Me la pasaba en casa llorando por nuestro cachorro,
mientras ella coqueteaba con su ex novia. Me volví hacia Andrea y fruncí el ceño. -Tal
vez deberías irte, necesito hablar con Lauren sobre cosas que las esposas, como
Lauren y yo, tenemos que discutir. No necesitamos que tu descarado coqueteo
interfiera.
-Andrea, vete- le ordenó. La pelirroja se detuvo, antes de poner mala cara y salir
corriendo de la habitación. Lauren suspiró y se volvió hacia mí. -¿Qué deseas?- se
quejó.
No respondí, simplemente caminé alrededor del escritorio hasta que llegué a su silla.
Me miró, confundida por un momento, antes de que me sentara a horcadas en su
regazo. Lauren se sorprendió por mi audacia, pero la ignoré y rápidamente besé sus
labios. Ella dudó antes de devolver mi beso.
Nos besamos por un rato, las manos de Lauren agarraron mis caderas con fuerza.
Podía sentir lo mucho que lo estaba disfrutando, pero se apartó cuando mis manos
bajaron a su cinturón.
-Te necesito, te amo- respondí, presionando otro beso en sus labios. Lauren me miró
por un momento, su pecho agitado por su respiración. Luego, con decisión, me
levantó y me colocó en el borde del escritorio. Grité por la sorpresa, cuando ella se
levantó, me besó otra vez, y se quitó el cinturón.
-Oh si, Lauren - suspire mientras su mano hacía a un lado mi ropa interior y alineó su
dureza en mi entrada.
Sus manos tomaron el control de mis caderas moviendome mas cerca del borde para
que nuestros cuerpos se encuentren en su totalidad, una de sus manos abrió aún más
mis piernas haciendo que estas se abracen a su cadera, mis tacones golpeando sus
muslos mientras continuaba con un ritmo avasallante contra mí.
Sus pechos presionaban los míos y mis manos fueron a su cuello, agarrandola,
rasguñando y tirando un poco de su cabello, mi cara estaba hacia un costado dándole
todo el espacio que necesitara para que siga con su tortura de besos que iban desde
mi clavicula hasta mi oreja.
Con Lauren hicimos el amor varias veces en su oficina, antes de despedirme y volver
a casa. Me sentí mal por manipular a Lauren de esa manera. Pero necesitaba que ella
supiera que la amaba, antes de irme. Porque amaba a Lauren, más de lo que nunca
había imaginado. Y ella no me creería si solo se lo decía, así que tenía que
demostrarselo.
Cuando regresé a nuestra casa, le escribí una nota antes de subir a su auto. La nota
decía: 'Lauren, mi esposa, lo siento. Te mentí, sé quién me atacó esa noche. Debería
haber dicho algo, pero no lo hice, fui una tonta. Pero ahora, sé lo que tengo que
hacer. Me vengaré por lo que le hicieron a nuestro cachorro. No pienses que no
volveré, porque lo haré. Pero ahora debo irme. Por siempre tuya, Camila.'
Salí del territorio de la manada, mis manos estaban temblando por la anticipación de
huir, aunque tenía la intención de volver. Pero necesitaba ser fuerte, por primera vez.
Necesitaba volver a casa, mirar a mi madre directamente a los ojos y preguntarle por
qué asesinó a mi cachorro.
Capitulo 25
Mis manos temblaron contra el volante. Estaba a unos minutos de llegar a mi vieja
manada, antes me detuve a un lado de la carretera después de entrar en pánico. Un
suave sollozo escapó de mi boca mientras me la tapaba con la mano. No lo había
pensado bien.
Mi teléfono estaba sonando, como lo había estado haciendo durante la mayor parte
del viaje. Sabía que era Lauren, y sabía que estaba enojada. La había dejado, y
conduje a la manada Gresall, que planeaba hacer?. Matar a mi madre, no podría. Por
supuesto que no lo podría hacer.
No importaba lo que había hecho, ella seguía siendo mi madre. Ella me crió, me dio a
luz, pero me quitó todas esas experiencias con mi hijo. No estaba muy segura de qué
hacer, así que me quedé allí, sentada por unos momentos llorando.
No estaba segura de por qué estaba llorando, si era por mi aborto involuntario, la
traición de mi madre, el comportamiento frío de Lauren o mi completa desesperanza.
No estaba segura, aunque podría haber sido una suma de todo o nada. Estaba tan
perdida, y completamente destrozada. Pero quería matarla, quería matar a mi madre.
Ese había sido el plan, incluso me había asegurado de colocar el arma de Lauren en
mi bolsa, ya que mi fuerza no me permitiría matarla. Pero no sabía si seguir adelante
o no. Mi teléfono volvió a sonar, por enésima vez, y decidí que era hora de contestar.
Lauren habló antes de que tuviera la oportunidad.
-¿Cómo pudo hacerlo? - La corté. Lloraba con fuerza, mi nariz chorreaba y todo mi
cuerpo temblaba. -¿Cómo pudo hacerme eso? ¿A mi indefenso cachorro? ¿Cómo
pudo?
-¿Quién, Camila? ¿Dónde estás? Por favor, dime antes de que te maten - Lauren
estaba tratando de calmarme, pero sonaba tan fría y distante que solo me molestó
más. -Camila, soy tu esposa y tu Alfa, y te exijo que me digas dónde estás.
-Estoy en la manada de Gresall. Mi madre fue la que me atacó esa noche. Lo sé,
porque llevaba esos tacones rojos que mi padre le había regalado por su cumpleaños.
Solía usarlos cuando jugaba a disfrazarme. Ella me dijo que las usaba como zapatillas
para correr, y solía reírme porque es estúpido correr con tacones. Pero ella me dijo
que era porque podía correr ligeramente y nadie podía escucharla venir.
Las palabras salieron de mi boca, como un vómito verbal. Hablé sin hacer ninguna
pausa, porque no quería decírselo, pero no tenía otra opción. Tan pronto como
terminé, jadeé fuerte antes de colgar.
Estaba furiosa porque Lauren había usado su mando sobre mí, pero con lo que le
había dicho, ella mataría a mi madre, y una parte de mí me dijo que debía dejar que
Lauren se encargara de eso. Pero mi parte sensible me dijo que no podía dejarla
morir, porque ella seguía siendo mi madre y yo no era un monstruo. La haría pagar,
pero no la mataría.
Prendiendo nuevamente el auto, continúe con el tramo final del viaje sobre la
frontera.
Un hombre lobo alto estaba parado frente a mi auto, exigiendo saber lo que quería
hacer en la manada. Le dije que quería ver a mi madre. Me recordó que estaba
emparejada con la Alfa de sangre, a lo que respondí "Ellos eligen a su pareja, no tuve
otra opción en el asunto".
El hombre me dejó entrar sin dudar, podía ver mis ojos rojos, mi maquillaje corrido y
sintió pena por mí. Yo era la compañera de la Alfa de Sangre, y por primera vez supe
por qué todos me compadecían. Lauren era fría, exigente, dominante y una asesina.
No quería decir que no la amaba, pero en ese momento realmente no quería hacerlo.
Me detuve afuera de mi antigua casa, y pude ver la luz parpadeando dentro del salón.
Sabía que tenía unas cuatro horas hasta que Lauren llegara allí, y no estaba
presupuestando el hecho de que rompería todos los límites de velocidad para hacerlo.
Así que respiré hondo y salí del auto. Levanté mi cabeza, antes de llegar a la puerta y
golpear con fuerza. Hubo un ligero movimiento en el interior antes de que mi
hermana, Sofia, la abriera.
-¿Como pudiste? - Grité, mis manos temblaban mientras la miraba con los ojos llenos
de lágrimas. -Yo llevaba a tu nieto, y tú lo mataste.
Pude ver la confusión en la cara de Sofia, pero mi madre mantuvo una cara
imperturbable, mientras se ponía de pie.
-Pero funcionó, ¿no, Camila? Has vuelto aquí, sin vínculos con ese monstruo.
-Por supuesto que tengo vínculos con ese "monstruo", porque es mi esposa y la amo.
No importa lo que pienses de ella, siempre la amaré. No puedes cambiar eso - grité,
las lágrimas finalmente derramandose. Lauren había hecho muchas cosas mal, pero
aun así la amaba más que a nada.
-Tienes una oportunidad ahora - continuó mi madre, agarrando mis muñecas y ella
me suplicó desesperadamente. - Puedes huir, Alfa Roberts dijo que te daría asilo. Las
dos huiríamos, comenzaríamos una nueva vida y tú puedes conseguir un nuevo
compañero.
-Alfa Roberts me matará en cuanto tenga una oportunidad- respondí, apartando sus
manos. - Lauren me ama, soy su debilidad. Thomas lo sabe, y por eso me matará
para hacerle daño a Lauren. Me estás pidiendo que me entregue al hombre que
quiere matarme, eso es un suicidio. Ya has perdido a tu nieto, seguramente no
querrás perder a tu hija también.
-Alfa Roberts no es así. Él entiende que estás atrapada en la manada de Endoro, que
la Alfa de sangre no tiene ningún sentimiento, ella realmente te ama, ella...
Lauren nunca me lo había dicho, porque me dijo que no podía. Pero eso no significaba
que ella no se sintiera así. Estaba segura de que Lauren me amaba, pero su pregunta
me hizo dudar.
-Lauren sabe lo que hiciste, cómo mataste a su hijo- dije cambiando de tema. -Tienes
aproximadamente cuatro horas hasta que ella llegue. No te detendré si te vas, pero
tampoco evitaré que Lauren te mate si llega aquí y tú no te has ido. No voy a
matarte, pero me aseguraré de que desees estar muerta. Si alguna vez intentas
ponerte en contacto con algún miembro de la familia, le diré a Lauren que te
encuentre. Si alguna vez intentas sacar dinero, de la cuenta bancaria de la familia, le
diré a Lauren que te encuentre. Si alguna vez escucho algo sobre ti y otra persona,
Lauren lo encontrará y no dudará en matarlo. Voy a dejarte sola y miserable, y te
darás cuenta de todo lo que le hiciste a mi cachorro. Vas a pagar.
Mi madre, la mujer que me crió, me miró durante un largo momento, con humedad
en sus ojos.
-Te ha convertido en un monstruo. No eres el Camila Cabello que crié, la dulce chica
que haría cualquier cosa por cualquiera.
-No -negué con la cabeza. -Soy Camila Jauregui, esposa de la Alfa de sangre, y amo a
mi esposa sin importar nada. Así que vete y no vuelvas nunca más.
Mi madre tomó mi consejo y empacó una bolsa. Mientras lo hacía, decidí quedarme.
Lauren estaba en camino, y había confrontado a mi madre como quería, así que era
hora de irme a casa.
Me senté en mi cama perfectamente hecha, y pasé las manos por las sábanas. Sonreí
tristemente para mí misma, mientras levantaba el oso que estaba sentado en mi
almohada. Donald, lo había extrañado mucho. Antes no podía dormir sin él, pero
ahora no podía dormir sin Lauren. Abracé a Donald contra mi pecho, mientras me
acostaba sobre mi vieja cama.
Cuando tenía ocho años, mi madre había sacado a Sofia para un fin de semana de
spa. Con mi padre nos quedamos en casa, viendo una exhibición de autos y comiendo
palomitas de maíz dulces. Mi padre era mi ídolo, mi mejor amigo. Era tranquilo como
yo, pero cuando hablaba, siempre era con pasión.
Cuando mi padre me acostó, leyéndome un libro para poder quedarme dormida, sonó
un disparo en la distancia. Grité, y mi padre parecía sorprendido. Sin embargo,
ninguno de los dos tuvo tiempo de procesar el sonido, segundos después, la puerta
de entrada se rompió.
Tres hombres, vestidos de negro y con máscaras, irrumpieron en casa con armas en
sus manos. Agarrándome, mi padre corrió por el pasillo hasta su habitación y cerró la
puerta detrás de nosotros. Nos atrincheró con sus muebles.
Era joven, así que no recordaba mucho de lo que pasó. Pero recordé que mi padre me
llevó al armario, me escondió debajo de uno de sus abrigos y me dijo que apretara
fuerte a Donald, porque me protegería. Luego, se fue para alejar a los asesinos.
Cuando crecí, pude hacer conexiones y me di cuenta de que los hombres que habían
entrado a casa eran humanos y pensaron que éramos unos locos después de
descubrir nuestro mundo. Mi padre murió, y disparó varias veces, mientras alejaba a
los humanos de mí.
Me quedé en mi antigua habitación, viendo cómo la luz del día se iba y se volvía de
noche. Escuché a Lauren y al Alfa Jones, antes de verlos. Gritaban, gruñían y hacían
mucho ruido mientras caminaban por el territorio hasta llegar a mi casa.
-Camila, ¿dónde estás?- gritó Lauren. Nunca la había escuchado sonar tan enojada.
Había escuchado a Lauren enojada antes, la había visto golpear gente hasta el
matarlos, incluso la había oído asesinar a mi mejor amigo, pero ahora era diferente,
ahora realmente le tenía miedo.
-No me hagas daño - gemí, mientras se acercaba a mí. Pero no lo hizo, ella me
agarró y me llevó hacia su cuerpo. Me estrellé contra su torso, tenía los ojos
cerrados, tenía miedo de que me hiciera algo. Pero en lugar de gritarme como había
esperado, simplemente me abrazó con más fuerza y hundió su cara en mi cuello.
-No vuelvas a asustarme así otra vez-, susurró en mi oído. -Nunca he estado tan
asustada en mi vida. Ya he perdido tanto, y solo pensar en perderte...- su voz se
quebró.
-Ven a casa, por favor, ven a casa, haré lo que quieras. Si quieres ser Alfa, y que las
dos lideremos la manada, lo haremos. Puedes trabajar si quieres. No hace falta que
tengamos hijos, puedo entregar el título de Alfa a otra persona cuando sea el
momento. A la mierda con ser Alfa, huiremos si quieres. No me importa una mierda,
siempre y cuando estés allí. Podemos hacer lo que quieras, solo no me dejes, por
favor. No como todos los demás. Se suponía que eras la única persona que se
quedaría conmigo.
-No lo digas. Por favor, yo te... Yo te a... Mierda, mierda, mierda. Camila, te...
La besé rápidamente.
-No es necesario que lo digas. Respira hondo, estoy aquí y no voy a ninguna parte-.
Me aparté y miré sus vidriosos ojos verdes. Nuestras miradas se conectaron por un
momento mientras apoyaba mi frente contra la suya y tomaba su rostro entre mis
manos. -Estoy aquí, Lauren, estoy aquí.
-Sí, estás aquí. Por favor, no me dejes otra vez. Estaba tan asustada, algo te podría
haber sucedido.
-No entiendo- Sacudí mi cabeza por la confusión, -¿Por qué mi madre me hizo eso?.
Había pasado una semana desde que mi madre había desaparecido, y juré no volver
a verla nunca más. Quería olvidarme de ella, borrarla de mis recuerdos. Porque no
importa cuántas razones haya, no importa cuántas veces me explicaron que no lo
hizo por maldad, ella había asesinado a mi hijo. Nunca la perdonaría por eso.
Me acosté con Lauren, con la cabeza apoyada en su pecho, mientras sus dedos se
anudaban en mi cabello. El sol de la mañana se filtraba por las ventanas, dando al
dormitorio un tinte anaranjado.
-Después de que nuestro cachorro muriera, ¿por qué me odiaste? - La pregunta hizo
que Lauren apartara sus dedos, y suspirara pesadamente.
-Es algo muy infantil, pero no te odié. Mis sentimientos por ti no cambiaron, pero sí
mis sentimientos por mí misma.
-¿Qué significa eso?- Pregunté, girándome de modo que estuviera mirando sus ojos
verdes.
-Sé que fue mi culpa que nuestro cachorro haya sido asesinado. Intenté hacer la vida
perfecta para ti, porque eso es exactamente lo que mereces. Pero la cagué y arruiné
tu inocencia. Me sentí culpable por ser la única que mató a nuestro cachorro, por ser
la que tomó tu ingenuidad y por casarme contigo en la manera en la que lo hice.
Lauren se pasó una mano por la cara, gimiendo suavemente mientras se sentaba a
mi lado.
-Si me dieran una opción, no cambiaría lo que vivimos. Cada momento, sea bueno o
malo, nos trajo hasta aquí, así que, por favor, no pienses así. Estamos juntas porque
nos amamos, no hagas que parezca que me obligaste a amarte, porque lo hice por mi
cuenta.
Una vez que Lauren se fue a trabajar, bajé a su estudio y utilicé su teléfono. Llamé a
Valentine, contestó al cabo de unos instantes.
-Valentine, soy Camila- respondí. No había hablado con Valentine desde que dejé su
manada, después de mi aborto.
-Camila, por mucho que me encanta conversar contigo, y lo sabes, resulta que tengo
trabajo que hacer. Y también sé que no llamaste para hablar sobre cómo le está
yendo a Evan en la universidad -se rió. Podía imaginar su sonrisa astuta y divertida
en su rostro bellamente esculpido.
-Si Lauren desafía a Thomas y se pone feo, ¿estarás con nosotras? -cuestioné, estaba
nerviosa de que Lauren intentara luchar contra Thomas. Y no quería perderla a ella, ni
a nadie de la manada.
-Ambas son de mi familia, por supuesto que estaré a su lado. Espero que no llegue a
eso, pero si lo hace, pueden contar conmigo - no quería que Lauren luchara, pero
como ambos sabiamos, Lauren hacía lo que ella quería.
-Gracias, Valentine, envíale saludos a Evan-. Nos despedimos antes de colgar. Fue
agradable hablar con Valentine. Sentí que él me entendía, y que tenía razón, eramos
familia, y lo extrañaba. Aunque, estaba mucho más feliz de estar en casa con Lauren,
a donde pertenezco
Otro mes transcurrió sin problemas, con Lauren caímos en nuestra vieja rutina,
incluso comencé a rehacer el ático nuevamente, como había empezado antes del
primer asesinato. Parecía que había pasado mucho tiempo desde que esa humana
había muerto en el territorio, pero solo habían pasado unos pocos meses. Pero fue
entonces cuando toda la pesadilla había comenzado.
También salió a la luz que uno de los lobos más fuertes de Lauren, un hombre
llamado Josef, había sido el único que le pasaba información a Thomas. Él fue el
traidor que ayudó a Thomas a matar a esas chicas humanas. Josef era el hermano de
Andrea, y estaba enojado por la forma en que Lauren había tratado a su gemela.
Tanto Lauren, Dinah y yo sospechábamos que Andrea también estaba involucrada,
pero no teníamos evidencia para ejecutarla como a su hermano gemelo. Todavía.
Me había acostumbrado a hablar con Valentine los miércoles por la mañana, cosas
mundanas, nada pesado. También estaba empezando a pensar en el aborto
involuntario. Mi hijo había muerto, y tenía que lidiar con eso.
Cuando el mes llegaba a su fin, el vengativo Alfa se contactó con nosotras. Era
temprano en la mañana del miércoles, cuando escuché el tono del teléfono de Lauren
y bajé las escaleras con mi pijama y mi bata.
-¿Hola?
-Ah, supongo que es la pequeña señorita Camila - una voz masculina profunda y
ronca se rió a través del receptor. Me congelé en shock.
-¿Quien es?- Exigí, mi voz tembló ligeramente. Metí mi mano en mi bolsillo y saqué
mi celular mientras hablaba. Marqué el número de Lauren.
-¿No sabes quién soy?- La voz se rió, justo cuando Lauren atendió. Puse los dos
teléfonos en altavoz. - Pero te dejé un hermoso regalo - continuó el hombre, - todos
esos cuerpos solo para ti, y por supuesto que te envié a tu madre con mis saludos, no
te pasó el mensaje?.
-Alfa Roberts- respondí con los dientes apretados, y escuché a Lauren gruñir a través
del teléfono.
-Por favor, llámame Thomas, Camila. Acaso no estamos lo suficientemente
familiarizados como para llamarnos por nuestros nombres?
-¿Qué quieres Thomas?- Lo cuestioné. Había estado jugando al juego del gato y el
ratón con nosotras durante meses, pero ni Lauren ni yo sabíamos realmente qué
quería, cuál era su juego final.
-Quiero que Lauren sufra como yo - gritó Thomas. Por primera vez escuché al hombre
enojado y amargo que Lauren me había descrito. - Ella mató a mi compañera, a mi
Lorraine, y ahora quiero que Lauren sufra como yo cuando murió.
-No es suficiente- gritó con enojo. -Quiero un encuentro, nosotros tres. Mañana por la
noche, Territorio de Chables. Y resolveremos esto, de una vez por todas. A las siete,
no se retrasen-. Y con eso, colgó.
Me alejé, y caminé alrededor de modo que quede al otro lado de la barra de la cocina.
Comencé a hacernos a ambas una taza de café, para justificar el alejamiento.
-Contesté el teléfono porque pensé que era Valentine. Sabes que nos llamamos los
miércoles- respondí, mientras sacaba la leche.
Sabía cómo funcionaba Lauren, si fingía estar ocupada y continuaba haciendo cosas
mundanas, no se enojaba tanto. Si me sentara y me encogiera contra su ira, ella se
enfocaría completamente en las partes malas de la situación. Pero, si estuviera
haciendo algo, ella se enfocaría ligeramente en eso, y eso la distraería. Era como una
niña. Estaba haciendo café, con el único propósito de calmarla. Y funciona bien.
-No quise acusarte de nada. Sabes lo que me pasa- murmuró, frunciendo el ceño
profundamente mientras pensaba. Me acerqué y coloqué una taza de café humeante
frente a Lauren.
Inclinándome sobre ella, tracé las líneas del ceño en su frente. El toque la hizo salir
de sus pensamientos, y mirarme.
-No deberías fruncir tanto el ceño, empeorará tus arrugas cuando seas mayor- le dije.
Lauren dejó escapar un suave ruido, que se asemejaba un poco a un suspiro y una
risa.
-Bueno, algunas estamos más cerca de treinta que de los veinte- respondió.
-Ya escribí mi testamento- Lauren se encogió de hombros, levante las cejas por el
shock. - Lo tienes todo, tú y cualquier cachorro que tengamos. Eres mi esposa,
tendrás lo que te pertenece.
-No podemos. Mañana por la noche nos reuniremos con Thomas, y sin duda él
intentará matarme. Esto es exactamente de lo que tenemos que hablar- respondió,
dándome un suave apretón en el muslo.
-Sí. Me niego a dejar vivo a alguien que quiere lastimarte. Voy a matar a cualquiera
que piense en hacerte daño. Así que iremos y luego Dinah te traerá de vuelta, me
asegurare de que Thomas esté muerto.
Capitulo 27
La manada Chables era una pequeña manada de lobos, a unas dos horas de
distancia. El viejo Alfa había disgustado a Lauren hacía unos años, y ella lo había
matado. Después de eso, los lobos de la manada habían huido a otras manadas,
dejando el territorio sin reclamar.
Dinah y yo nos sentamos en la parte de atrás, las dos íbamos mirando por la ventana.
De vez en cuando nos mirábamos, y me daba una pequeña sonrisa, tratando de
calmarme. Estaba agradecida, porque sabía que ella no era exactamente la más
simpática de las personas, pero sabía lo aterradora que era la situación para mí.
El suelo era fangoso y desigual, una pequeña pista de tierra en medio del bosque. La
vegetación se extendía rápidamente en todas las direcciones, dando al área un
aspecto encantado. Estaba oscuro, el sol estaba bloqueado por los árboles.
Condujimos durante unos minutos, todos nos aferrabamos a los costados cuando el
auto se movia abruptamente por el camino lleno de baches. Cuando nos adentramos
en el corazón de la manada Chable, tragué profundamente.
Habian casas y tiendas abandonadas, todas con las ventanas y puertas rotas, algunas
colgaban de sus bisagras. El lugar parecía un pueblo fantasma, solo se escuchaban
los neumáticos del auto crujiendo las hojas secas. Tragué profundamente, el lugar
envió escalofríos sobre mi espina dorsal.
Cuando Lauren detuvo el auto y todos salieron, esperé un poco antes de salir. Lauren
comenzó a mirar por el área, y Valentine abrió la puerta de mi lado. Sin una palabra,
me tendió una mano y me ayudó a salir.
Él no soltó mi mano cuando nos quedamos afuera, una suave brisa soplaba sobre
nosotros y hacía crujir algunas de las puertas colgantes. Estaba temblando, no por
frialdad sino por miedo, pero Dinah miró en mi dirección y puso su abrigo sobre mis
hombros.
-No hay rastro de él - dijo. Echó un vistazo a donde nos estabamos tomando de la
mano con Valentine, y al abrigo de Dinah que me cubría los hombros.
-Tengo miedo Lauren - susurré, unos minutos después. Valentine y Dinah estaban
mirando el área, tratando de encontrar algo que se vinculara de forma remota con el
vengativo Alfa que estaba en camino.
-Sé que lo tienes, pero no dejaré que te pase nada - respondió. Me miró, ahuecando
mi mejilla. Nos miramos la una a la otra por un instante, ninguna de las dos dijo
nada, solo nos veíamos.
Sabía cómo se veía Lauren, no podía olvidar una cara tan hermosa, pero mientras la
miraba fijamente, me aseguré de estudiar algunos pequeños detalles sobre ella, las
líneas en su frente, la forma en que su ceja izquierda era un poquito más alta que su
derecha. Realmente era hermosa, y yo seguí bebiéndola con la mirada.
-Desde el primer día que te vi, supe lo que sentía por ti. No pude evitar ser hechizada
por ti, hermosa, me divertida tu inocencia y me sorprendía tu amabilidad. Tan pronto
como te vi, supe que tenía que tenerte.
-Lauren yo...
-No- me cortó, empujando su dedo sobre mis labios. -Solo déjame decir esto. No me
va a pasar nada, pero en caso de que algo suceda, necesito decirte esto ahora- sus
ojos se veían emocionados, lo que me hizo asentir. Lauren solo transmitía sus
emociones en momentos de verdadera importancia.
-Ese día, en el Ritual de Apareamiento, fui allí sin planear tener una compañera.
Quería un cachorro, pero no quería una compañera. Sin embargo, cuando me
golpeaste, todo cambió. Vi a esta pequeña y hermosa loba castaña con ojos café. Sí,
eras débil y tímida, pero me hiciste sentir algo que nunca antes había sentido. Hiciste
que mi corazón se acelerara, y mis manos sudaran. Y supe, solo con mirarte, que
había algo diferente en ti. Fue tu belleza y tu falta de deseo lo que me atrajo hacia ti.
Hubo una pausa, mientras Lauren me miraba y otra suave brisa soplaba a nuestro
alrededor.
-Nunca quise llegar a ser como soy, pero suceden mierdas. Y al verte, recordé algo.
Cuando era niña, había una niña un año menor que yo en mi manada y se parecía
mucho a ti. Tenía unos grandes ojos azules y este hermoso cabello castaño. Debo
haber tenido solo seis años, pero jugábamos juntas porque mis padres eran amigos
de los suyos. Antes me gustaba mucho, ella fue mi mejor amiga en mi infancia,
aunque no puedo recordar su nombre. De todos modos, cuando crecí comencé a
odiarla, porque cada vez que pensaba en ella, pensaba en mi infancia, empecé a odiar
lo que representaba. Ella era tan feliz y yo no podía, debido a mi madre. Así que
empecé a despreciar a esta chica de cabello castaño y ojos azules. Te pareces mucho
a ella, y generalmente cuando veo chicas que se parecen a ella, las odio. Sin
embargo, cuando te vi, no te odié. No, sentí algo diferente. Era como si fueras una
fuerza masiva, que simplemente se abrió camino en mi vida y se apoderó de todo. Lo
cual era absurdo porque estabas tan asustada de mí que ni siquiera me mirabas.
-No estoy diciendo adiós, estoy diciendo hola - respondió, dándome una tensa
sonrisa. - Te he ocultado tanto y te he protegido tanto que he acabado por ponerte en
peligro. Solo quiero dejarte en claro, que una vez que Thomas esté muerto,
comenzaremos un nuevo. No más planes, no más secretos.
-Pero dijiste que tu plan era hacer que todo fuera perfecto.
-Ya eres perfecta, así que nada de lo que hagas podría estar mal- afirmó. Sonreí a
través de mis lágrimas, antes de ponerme de puntillas y presionar un beso en mis
labios.
-Yo también- Lauren asintió, lo que me hizo reír, como siempre lo hacía. Nos besamos
una vez más, antes de descansar en ella. Podía escuchar su firme latido mientras
deslizaba mis brazos alrededor de ella. Me sentí como una niña asustada y Lauren era
mi roca.
-¿De qué están hablando ustedes dos?- Ante sus palabras, Lauren la fulminó con la
mirada. -Oye, pensé que estabas tratando de ser más amable y justa.
Ella sonreía, estaba bromeando con Lauren, pero Lauren no se dio cuenta.
-Lauren, él está aquí- gritó Valentine, haciéndo que nos alejaramos. Nos giramos para
ver a Valentine correr hacia nosotras, sus rizos rubios rebotaban mientras él lo hacía.
Dinah estaba cerca de él. Con sus palabras, mi miedo se disparó. Lauren lo notó y me
apretó la mano.
Thomas llegó, unos minutos después. Entró, aparcando a unos cien metros de
distancia. El aire se sentía más pesado, mientras todos mirábamos fijamente el auto,
antes de que la puerta se abriera y Thomas saliera. Alfa Roberts era lo que esperaba.
-¿Quién diablos es él? - Lauren finalmente se quebró. -¿Dónde diablos está Thomas?-
Fue entonces cuando me di cuenta de que el anciano no era el Alfa Roberts, y que
algo extraño estaba sucediendo. Tragué saliva, mi miedo hizo que mi manos
temblaran. Me agarré a la camisa de Lauren, mis dedos casi rasgaron la tela.
Lauren gruñó suavemente, antes de empujarme con fuerza hacia Dinah. Me caí en los
brazos de su Beta, mientras ella se alejaba. Dinah me abrazó con fuerza, y
rápidamente me acurruqué contra ella, aterrorizada. Lauren se acercó al anciano.
-¿Quién demonios eres? ¿Y dónde diablos está Thomas?- grito. Sabía que su ira se
había reducido a una cosa, Lauren estaba nerviosa. Nunca lo admitiría, pero Lauren
estaba nerviosa por lo que Thomas había planeado. Y cuando Lauren estaba nerviosa,
convierte toda su emoción en una furia cegadora.
-Lauren, es una distracción- gritó alguien. No estaba segura de si fui yo, o alguien
más quien gritó. Pero, todos nos habíamos dado cuenta.
En una fracción de segundo vi a quien asumí que era Thomas. Era bastante bajo para
un hombre, pero con una constitución grande y ancha. Estaba fornido, con músculos,
su pelo era rojo castaño, y su piel de color pálido.
Durante los más breves segundos, Alfa Roberts y yo nos vimos a los ojos. Entonces el
hombre levantó una pistola en mi dirección, y disparó. Antes de que pudiera pensar
en algo, me empujaron. Sentí el suelo debajo de mí, justo cuando la bala descargada
golpea el cuerpo de su víctima. Grité, mientras la sangre me salpicaba.
Capitulo 28
Valentine había visto el arma delante de mí, y se había tirado al suelo, llevandome
con él. Los dos terminamos en el suelo, nuestros costados golpearon el duro y
desigual suelo cuando terminó de sonar el disparo.
Escuché a Lauren gritar un gran "No" detrás de mí, mientras corría hacia nosotros.
Valentine gimió de dolor, por la caída. Dinah hizo una pausa, antes de mirar su
estómago. La bala había apuntado a mi pecho, pero ella era más alta que yo y la bala
le había dado en el estómago.
-Camila agachate - gritó Lauren, ella estaba corriendo hacia mí, y se lanzó hacia
Thomas. No miré, pero podía escucharlos pelear. Estaba demasiado ocupada mirando
a Dinah.
-No- grité, mientras la agarraba. Pero era demasiado débil para sostenerla, y ambas
caímos. Me dejé caer en el suelo con torpeza, cuando aterrizó encima de mí. Estaba
llorando, Lauren luchaba, Valentine gritaba y Dinah se moría.
Envolví mis manos alrededor de ella, presionándolas sobre la herida. Su sangre cubrió
mis dedos, y solté un fuerte sollozo.
-Solo espera, por favor, te llevaremos a un hospital- dije con las manos temblando
mientras intentaba presionar más fuerte, tratando de detener la sangre. No la podía
ayudar, había demasiada sangre -Lauren, ayuda - grité.
No obtuve respuesta, así que aparté la vista de Dinah y vi hacia donde estaba Lauren.
Sus manos estaban alrededor del cuello de Thomas, lo estaba estrangulado. En un
momento Lauren movió sus manos hacia la izquierda, rompiendo el cuello de su
enemigo al instante.
Me volví hacia Dinah, y me di cuenta que se había quedado floja en mis brazos. Sus
ojos estaban cerrados, y su respiración se había silenciado.
-Dinah, despierta- grité, casi como si estuviera enojada con ella por morir. Comencé a
sentir pánico porque su corazón había estado detenido durante demasiado tiempo y,
de forma maníaca, comenzó a acelerar el RCP. Sabía que estaba actuando
desesperadamente, pero estaba desesperada.
Con Dinah no nos habíamos llevado bien cuando nos conocimos, pero nos habíamos
convertido en amigas. Era la única amiga que tenía, además de Valentine, y de
repente estaba muerta. Había hecho un vínculo especial con Dinah, nos respetábamos
y nos entendíamos.
-No- grité, alejando sus manos de mí. Todo mi cuerpo estaba temblando, y estaba
aterrorizada, pero seguí tratando de reanimar su corazón. Las lágrimas estaban
borrando mi visión, haciendo que todo pareciera confuso y oscuro.
-Camila, es suficiente. Lo siento, pero murió. No hay nada que podamos hacer - dijo
Lauren en mi oído, alejándome con fuerza de Dinah. Lloré, tratando de alejarme de
su agarre. Pero Lauren era increíblemente fuerte, y ni siquiera se inmutó mientras
luchaba en sus brazos.
-Camila, por favor - susurró Lauren en mi oído. Me llevó lejos del cuerpo de Dinah y
me metió al coche. Se sentó en el lado del pasajero y me sostuvo en su regazo
mientras sollozaba con fuerza. -Deja de llorar, por favor, para. - Sonaba tan enojada
como yo me sentía.
Levanté la vista hacia sus ojos verdes, para verlos brillar con lágrimas no
derramadas. Había olvidado, en mi propio pozo de dolor, que Dinah había sido lo más
parecido a una amiga que tenía Lauren. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, y
la sostuve lo más fuerte posible.
-Está muerto- espetó Lauren, su voz siendo más dura que antes. Su agarre en mí se
apretó, mientras me alejaba y nos mirábamos a los ojos otra vez. -Thomas está
muerto, Camila. Se acabó, se acabó.
-Murió en batalla, y siempre será recordada por ello-. Presionó un suave beso en mi
frente, sus labios se demoraron unos segundos.
Decidimos llevar el cuerpo de Dinah de vuelta a la manada, para que pudiera tener un
entierro adecuado. Colocamos su cuerpo en la parte trasera del auto, Lauren condujo
y me senté en el regazo de Valentine mientras volviamos a casa. Me acurruqué en el
agarre de Valentine, tratando de mantenerme despierta.
-¿Qué estás haciendo? ¿Qué le pasó a Valentine? ¿Qué pasó con Dinah?- Disparé las
preguntas rápidamente, sintiendo que me había perdido mucho con solo una simple
siesta.
-Todo está arreglado, Camila. Valentine se fue, dijo que llamaría por la mañana para
ver cómo estabas, y el cuerpo de Dinah está en el hospital. Pronto tendremos su
funeral- me dijo Lauren, con los ojos en el papeleo en su mano. Había grandes bolsas
bajo sus ojos, y sus líneas de expresión eran profundas.
Caminando hacia ella, vi que estaba trabajando en los planes para el funeral de
Dinah.
-Necesitas descansar, Lauren. ¿Por qué no haces que alguien haga esto por ti?-
Sugerí, preocupada por cómo estaba manejando la muerte de su amiga.
-La persona que hace esto generalmente es mi Beta. Y en caso de que lo hayas
olvidado, mi Beta murió- espetó Lauren enojada. Me estremecí ante su duro tono, y
automáticamente retrocedí un paso. -Vete a casa Camila, tengo mucho trabajo que
hacer.
-Está bien- susurré, apartando la mirada. Sabía que Lauren estaba enojada, porque
estaba de duelo, pero me dolía la forma en la que me hablaba. Así que la dejé sola,
para lidiar con los arreglos del funeral, y caminé a casa.
Pensé en muchas cosas sobre Dinah y Lauren. No pude sacar la imagen de mi cabeza.
La bala le dio a Dinah, y ella cayó al suelo. Pensé en la posibilidad de que Valentine
nos hubiera sacado del camino, también en la posibilidad de lo que hubiera pasado si
Valentine no me hubiera empujado. Ambos pensamientos eran sombríos.
Cuando llegué a casa, me di una ducha, porque todavía me sentía como si estuviera
cubierta con la sangre de Dinah. Ella murió a causa de una bala que me apuntaba, y
eso me hizo sentir responsable de su muerte. Sabía que era estúpido, me repetía a
mí misma que Thomas tenía la culpa, no yo, pero eso no aliviaba mi mente.
-Está bien- sonreí con tristeza, mientras se sentaba a mi lado. Se sentó más cerca de
lo esperado, y la cama se hundió haciendo que vaya más cerca de su costado. No me
importó, y rápidamente me acurruqué contra ella, mientras sus brazos me rodeaban.
-Tal vez un poco- se encogió de hombros. El silencio cayó sobre nosotras -Mañana
vamos a tener el funeral- rompió el silencio.
Una vez en la cama, Lauren apagó la luz y ambas nos quedamos en silencio. Para mi
sorpresa, fue Lauren quien habló.
-Pero no quiero otro Beta- frunció el ceño. Sonaba como una niña pequeña en medio
de un berrinche y tal vez si la situación fuera diferente, me hubiera reído un poco.
-No reemplazarán a Dinah. Nadie puede hacer eso. Será tu nuevo Beta, no tu nueva
Dinah - le dije a Lauren. Hubo una pausa, antes de que la abrazara, Lauren enterró
su cara en mi cuello.
-Te amo, Camila- susurró, y por un momento me quedé congelada por el shock. Pero
no pude concentrarme demasiado en el poder de esas palabras, porque de repente
Lauren comenzó a llorar.
Capitulo 29
El funeral fue simple, la lluvia caía, los truenos crepitaban y el aire era sofocante. Me
desperté al oír la lluvia golpeando la ventana. Me hizo pensar que el universo lloraba
por Dinah, al igual que la manada lo hacía.
Me puse un vestido negro hasta las rodillas, y un par de tacones. Una vez que peine
mi cabello y mi maquillaje fue aplicado, fui a buscar a Lauren, ella estaba tomando
una bebida y cuando me escuchó, me miró.
Llevaba un traje, que era negro y caro, pero su corbata aún estaba deshecha.
-Te ves muy bien- me dijo, más porque sentía que necesitaba decirlo no porque
quería. No le gustaba el vestido negro, porque le recordaba la muerte.
-¿Estás lista para ir?- cuestioné, y Lauren se sirvió más whisky, lo bebió rápidamente
y asintió con la cabeza. Lauren pasó su brazo por mi cintura, antes de salir por la
puerta trasera. Ella sostuvo el gran paraguas negro sobre nosotras, mientras
caminábamos.
Todos estaban allí, hombres, mujeres y niños, todos lucían tristes. Lauren apretó mi
mano fuertemente, mientras caminábamos hacia el frente.
Lauren habló en voz alta, sobre lo atenta y valiente que era Dinah. Habló de su
amabilidad, lealtad y amistad. Lauren sonaba como siempre lo hacía, dominante y
ruda, sin embargo, podía escuchar el titubeo en su voz, incluso si la manada no lo
hacía.
Todos los usamos para prenderle fuego a la pila de madera en la que yacia su cuerpo,
las llamas crecían de manera salvaje, las llamas rojizas lamían el borde del cuerpo de
Dinah. Me ahogué con un sollozo, mientras observaba su cuerpo siendo tragado por el
fuego.
Durante una semana, Lauren estuvo tranquila y reservada para sí misma, más de lo
usual. Estaba de duelo, y era algo que necesitaba resolver por su cuenta.
Dos semanas después de la muerte de Dinah, podía ver que Lauren era tan
vulnerable como cualquier otra persona, y eso la hacía ver más real.
-Estoy llamando a la manada para una reunión. ¿Qué estás haciendo aquí?
-Voy a almorzar con Arlene - respondí, tomó su mano en la mía y me dio un pequeño
apretón. -¿Puedo estar contigo?- Pregunté, cuando la manada comenzó a agruparse.
-Siempre- respondió, levantando nuestras manos unidas y presionando un beso en la
parte del dorso de la mía.
Cuando todos los lobos de nuestra manada estuvieron allí, con Lauren nos quedamos
en el frente. El lugar quedó en silencio, mientras esperaban a que su Alfa hablara.
-Hoy- la voz de Lauren resonó después de unos momentos, -voy a anunciar a nuestro
nuevo Beta.
Era un gran momento para Lauren, y sabía que ella lo había estado temiendo.
Entonces, fue mi turno de apretar su mano. Al instante, su agarre se intensificó,
mostrando la importancia del momento. Pero nadie más lo sabía, en su exterior
mostraba su habitual cara de Alfa. Nadie, excepto yo, conocía el dolor que sentía en
ese momento.
Recordé lo triste que había estado cuando le dije eso, y me alegré de que les
estuviera diciendo lo mismo a todos los demás. Lauren dejó de hablar, antes de
anunciar al nuevo Beta. Ese momento era importante, ella finalmente se despidió de
su mejor amiga.
-Así que, sin más preámbulos, el nuevo Beta de la manada Endoro es- Lauren se
detuvo una vez más -Patrick Collins-. Una suave ronda de aplausos llenó el ambiente,
cuando el nuevo Beta salió de la multitud. Patrick tenía un año menos que Lauren,
con la cabeza afeitada y cejas gruesas. Parecía intimidante como Lauren, pero a
diferencia de Lauren, Patrick tenía una gran sonrisa tonta en su rostro. Era un
verdadero gigante amistoso.
Lauren y Patrick se estrecharon las manos, antes de que Patrick se volviera hacia mí.
-Hembra alfa, sé lo que hizo Beta Hansen, y espero que un día puedas pensar en mí
como alguien en quien puedes confiar, como lo hiciste con ella.
-Gracias Patrick, estoy segura que eso pasará -. Luego lo abracé, se sorprendió pero
rápidamente aceptó mi abrazo. Sabía que Lauren no estaría impresionada por mi
acción, medio segundo después sentí que me tiraba para estar a su lado.
-Ya se pueden ir- dijo Lauren a la manada, y todos siguieron su camino -Patrick, te
veré en la oficina.
-Gracias de nuevo, Alfa. Voy a ponerme al día contigo -. Inclinó la cabeza, antes de
dejarnos solas.
-Parece que disfrutó demasiado de ese abrazo- gruñó por lo bajo, de una manera
infantil. Puse los ojos en blanco, pero no pude evitar reírme un poco. Me puse de
puntillas y le di un suave beso en los labios.
-Asegúrate de venir a casa temprano esta noche - le dije, mientras nos separábamos.
-Sin peros, Lauren. Llega a casa temprano - agité mi dedo juguetonamente hacia ella.
Lauren enarcó una ceja, mirándome con un leve shock.
-Sí, Hembra Alfa- se rió entre dientes, con una pequeña sonrisa bordeando sus labios.
Después me encontre con Arlene, ella me entregó las cosas que le había encargado
que me comprara, y me dirigí a casa.
Cuando regresaba, alguien me llamó. Me volví para ver una cabeza roja hostil que se
acercaba a mí. Suspiré profundamente cuando Andrea me alcanzó.
No estaba segura de lo que me había pasado, pero de repente una persona segura
surgió dentro de mí.
-No me llames Camila, dime Hembra Alfa. Ahora, Andrea, si vienes a decirme algo
importante, entonces dilo, pero si es algo horrible y lleno de celos, entonces no
hables.
Andrea me miró boquiabierta.
-Vete, ahora, antes de que llame a mi esposa- agregué. Una vez más, ella solo me
miró fijamente, antes de girarse y alejarse. -Oh y Andrea, sé que estabas ayudando
al Alfa Roberts, y Lauren también lo sabe. Así que si fuera tu mantendría un perfil.
Porque si estornudas sin nuestro permiso, haré que te exilien. Así que déjame, y a mi
esposa.
Eran las seis en punto y Lauren todavía no estaba en casa, suspiré profundamente y
usé el teléfono de la casa para llamar a su oficina. Patrick respondió.
-Soy Camila, ¿puedes poner a mi olvidadiza esposa en el teléfono, por favor? - Me reí.
Patrick se rió entre dientes, antes de escuchar movimientos en el otro extremo.
-Tu esposa.
-Mierda, me olvidé. Ahora voy- fue todo lo que dijo antes de colgar. Reí suavemente,
mientras sacaba una botella de vino de la nevera y serví una copa a Lauren para
cuando llegara.
-Lo olvidé, lo siento- murmuró Lauren, cuando llegó a casa. Volví a sonreír, porque
todavía no estaba acostumbrada a que se disculpara. Entró en la cocina, me dio un
breve beso en la cabeza, antes de tomar asiento en la mesa.
Lauren me miró durante un minuto entero con esos ojos verdes, antes de tragar
profundamente.
-Estaba bastante segura, pero Arlene me trajo una prueba y la hice esta tarde-
respondí. Lauren se levantó de su silla en un segundo, vino hacia mí y me tomó en
sus brazos. Sonreí felizmente, mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello y
nos abrazábamos.
-Tal vez- susurró Lauren, unos segundos antes de que estuviera a punto de irme a
dormir, -si el cachorro es una niña, ¿podríamos llamarla Dinah?
-Sí- bostezé, acurrucándome más cerca de su cuerpo. -Eso estaría bien. Creo que a
Dinah realmente le habría gustado eso.
-Te amo- susurré, cuando mis ojos comenzaron a cerrarse y la fatiga se apoderó de
mi cuerpo.
-Yo también te amo- respondió Lauren. Me dormí con una sonrisa en mis labios y con
el amor de mi vida en mis brazos.
Fin.
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Hey! Estoy buscando fics para leer. Recomienden los tres mejores que hayan leido!
Algo que no sea corto, cliché y con mucho smut, quiero una historia larga que me
haga sentir el amor.
Los amo