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Con sangre de Alfa - Camren Lauren G!

P
by camilatopping

Todos los años se realiza el Ritual de Apareamiento, donde los hombres lobos buscan
a sus compañeras y la loba elegida no tiene nada que decir contra eso. Así que
cuando la inocente Camila Cabello cumple dieciocho años, capta la atención de la Alfa
más temida por todos: la Alfa Lauren Jauregui. Podrá Camila suavizarla con su
corazón o simplemente arruinará su espíritu?
Sinopsis

Todos los años se realiza el Ritual de Apareamiento, donde los hombres lobos buscan
a sus compañeras y la loba elegida no tiene nada que decir contra eso. Así que
cuando la inocente Camila Cabello cumple dieciocho años, capta la atención de la Alfa
más temida por todos: la Alfa Lauren Jauregui. Podrá Camila suavizarla con su
corazón o simplemente arruinará su espíritu?
Capítulo 1

Me desperté de un sobresalto. El sudor me cubría la cara y el cuello; mi cabello


estaba pegado a mi piel. Mi corazón latía con fuerza y me temblaban las manos. Por
miedo, mi cabeza dio vueltas por la habitación, como si estuviera buscando un
demonio malvado o algo que me habría asustado.

Aclaré mi vista con la familiaridad de mi dormitorio y dejé escapar un suspiro de


alivio.

-Era solo un sueño- susurré, -era solo un sueño.

Miré alrededor de la habitación, frunciendo el ceño ligeramente, antes de caer de


nuevo en la cama. Estaba cerca del amanecer, pero todavía estaba oscuro.

No volví a dormir, solo permanecí acostada en mi cama por unas horas. A las seis de
la mañana, alguien llamó a la puerta.

-Es hora de levantarse- gritó mi madre, sonando apurada. Ella ni siquiera abrió la
puerta antes de correr por el pasillo para despertar a mi hermana.

La oí decir algunas palabras a mi hermana, mientras me sentaba en la cama. Suspiré


profundamente, mirando hacia mi armario, allí estaba mi atuendo del día, había sido
elegido tres meses atrás, y lo deje en la puerta, con mi maleta empacada junto a ella.

Hoy era 10 de noviembre. Para los humanos es solo un día más, pero para los
hombres lobo es un día de emoción y alegría. Porque el 10 de noviembre es el día del
compañero. Todos los años, el sexto día de noviembre, todos los hombres lobo de
dieciocho a veinticinco años se reunen en terreno neutral, para el ritual de
apareamiento.

Los Lobos masculinos de las diferentes manada, tienen la opción de conocer a todas
las Lobas del país. Para ver a cuál quieren para aparearse. Tan pronto como una Loba
cumple dieciocho años, tienen que ir y luego, si no fueron elegidas, continúan
regresando hasta que cumplen los veinticinco.

Estaba temiendo todo el proceso. Y el hecho de que debiamos alinearnos de acuerdo


a nuestra fuerza era simplemente degradante. No quería estar con otros lobos
débiles, esperando a que alguien decida que me veo lo suficientemente bien como
para ser su compañera.

Sin embargo, mi opinión no fue compartida. La mayoría de las hembras esperaban


con ansias el ritual de apareamiento, con la esperanza de que uno de los Alfas las
eligiera. Ser elegida por un Líder de una manada, un Alfa, era raro, pero no
desconocido.

Sin embargo, los Alfa se aparean con otros Alfa. Así es como funciona. Un macho alfa,
que desea tener cachorros fuertes, siempre elegirá a una Loba que tenga un padre o
abuelo alfa; para asegurar que sus cachorros sean lo más fuertes posible. Sin
embargo, eso no impidió que las niñas de dieciocho años vivieran con la esperanza.
Está en la naturaleza de las Lobas querer estar con un Alfa.

-Camila, será mejor que te pongas ropa en los próximos dos minutos, de lo contrario,
iré y te vestiré yo misma-, gritó mi madre. Gemí ruidosamente, mientras agarraba mi
atuendo y caminaba hacia el baño. Me miré en el espejo y me di cuenta de que la
noche de insomnio no me hacía ningún bien. Tenía un gran trabajo que hacer.

Me bañé antes de cambiarme a mi atuendo: un vestido blanco de algodón que llegaba


hasta las rodillas, con pequeñas y delicadas flores de marfil que lo decoraban. La
parte superior del vestido era sin tirantes y colgaba de mi pecho con fuerza, pero no
de una manera reveladora. El vestido era A-Line y mostraba mi figura. Mi madre me
dijo que tenía que mostrarle a los lobos lo que iban a recibir.

Una vez que mi vestido estaba puesto, me dirigí escaleras abajo. Mi madre y mi
hermana mayor me estaban esperando. Mi hermana, Sofia, era tres años mayor que
yo. Ella conoció a su compañero, Adam, en su segundo año en el ritual de
apareamiento. Adam era un buen chico, tranquilo, pero agradable. Él estaba en
nuestra manada, por lo que Sofi continuó en nuestra manada y viviendo con
nosotros.

-Camila- mi madre me saludó, sonriendo nerviosamente. -Sabía que el vestido sería


perfecto. Ahora, por favor, sientate-. Había un asiento en el centro de la sala de
estar, junto a una mesa cubierta de productos de belleza.

Uso lo básico de maquillaje la mayoría de los días, pero al mirar la mesa de repente
sentí que no sabía nada sobre las reglas de belleza.

Tomé asiento en la silla y dejé que mi hermana y mi madre trabajaran conmigo. Mi


hermana rizó mi cabello castaño, dejándolo caer en cascada hacia mi espalda baja. Mi
madre luego trabajó en mi cara, haciéndola parecer impecable y brillante.

Quiero decir, no soy una persona fea y soy bastante delgada, pero incluso me
sorprendió lo bonita que me veía una vez que estaba completamente lista. Mi piel
parecía brillar, y mis pómulos eran obvios. Mis grandes ojos, de color marrón,
parecían casi hechizantes cuando estaban forrados de negro.

-Bueno, ella parece desafiante-, comentó Sofi a mi madre, quien asintió con la
cabeza.

-Esperemos que no intenten hablar con ella, así puede tener una oportunidad de ser
elegida por alguien-, respondió.

Fruncí el ceño, un poco herida por su comentario, pero no respondí. No era errado
decir que no tengo una personalidad fuerte. Me habían dicho en muchas ocasiones
que no tenía personalidad, que era aburrida y tranquila, pero sabía que me sentía
cómoda en mi propia compañía. Lo saque de mi padre; quien no hablaba mucho, pero
cuando lo hizo, se dirigio con sabiduría.

-Esperemos que su apariencia distraiga a la gente de su fuerza y personalidad-,


murmuró mi madre, mientras me dirigía hacia la puerta principal. Agarré mi maleta y
la saqué conmigo. Mi madre me besó y me dio un abrazo de despedida, al igual que
mi hermana, no antes de un rápido recordatorio de cómo debía actuar.

Conocí a otros lobos que iban al ritual de apareamiento. Tanto chicas como chicos
estaban vestidos para impresionar. Pero obviamente las chicas más que los chicos.
Cuando vi a mi mejor amigo, Shawn, sonreí y corrí hacia él.

Shawn llevaba un par de jeans negros y una camisa polo blanca. Su cabello castaño
estaba despeinado y su estilo desordenado, pero de una buena manera. Shawn era
un chico atractivo, no había duda de que las lobas estarían presionando sus encantos
para llamar su atención.

-Mila- sonrió.

-Hey- le sonreí alegremente.

-Te ves increíble-, comentó, extendiéndose hacia adelante para darme un abrazo.
Corrí sus manos, sonrojándome profundamente. No me gustaba ser el centro de
atención, nunca lo había hecho.

-No me arruines el pelo- bromeé. Se rió conmigo, sacudiendo la cabeza. Estaba


callada, pero hablo más cuando me siento cómoda con la gente. Con Shawn, podía
ser yo misma. Él me dio una gran sonrisa, antes de que una voz sonara a mi
izquierda. Era nuestro Alfa: teníamos un autobús que nos llevaría al Ritual de
Apareamiento.

Instantáneamente me senté en la parte de atrás, junto a Shawn y compartimos su


iPod en el viaje. Cuando llegamos, nuestro Alfa nos dio un pequeño discurso sobre
presentarnos. Nuestro Alfa, Alfa Jones, es atractivo, para ser un hombre mayor, y
siempre camina con autoridad.

Bajé del autobús y Shawn puso su mano en mi espalda baja. Era algo extraño en él, y
yo fruncí el ceño. No era que tuviera un problema con él tocándome, era solo que
estaba allí para encontrar un compañero, y su toque era como un reclamo. Estaba
advirtiendo a otros machos que estén lejos de mí.

-Shawn, ¿qué estás haciendo?- Siseé en voz baja, mientras nos alineamos en la
entrada. Como si ni siquiera se hubiera dado cuenta de lo que había hecho, dejó caer
su mano.

-Lo siento- murmuró, casi avergonzado. Miré alrededor mientras esperaba obtener mi
placa, que diría mi nombre, edad, fuerza y mi manada actual. Todo el ritual se
llevaría a cabo afuera.

Había tres grandes carpas, todas contenían comida, bebida y otros refrescos. La
gente estaba por todas partes, solo hablando y mezclandose. Había una larga cola
para conseguir las insignias y entrar.

Cuando llegué al frente de la cola, un hombre lobo mayor me preguntó mi nombre y


luego me entregó mi placa. Era pequeña y blanca, con información básica. Camila
Cabello. Fuerza 3/10. 18 años. Manada de lobos de Gresall. Lo miré con un ligero
disgusto, antes de ajustarlo en la parte superior de mi vestido.

-¿El Alfa te calificó con tres de diez?- Preguntó Shawn, molesto. Le di una mirada,
diciéndole que estaba bien con eso. Pero no lo era. Sabía que tres no era bueno. No
obtendría mucha atención de los hombres. Porque mis cachorros no serían fuertes.

-¿Qué obtuviste?- Pregunté a Shawn; cambiando de tema.

-Seis.

-Eso es bueno.

-Está bien-, sonrió con suficiencia, antes de darme una sonrisa juguetona.
Me reí.

-Me sorprende que hayas llegado tan alto-. Shawn empujó mi hombro jugando, no lo
había estado esperando. Grité en shock cuando caí hacia atrás, pero no golpeé el
piso. No, golpee algo peor, o mejor dicho a alguien peor. Me estrellé directamente
contra un alfa. Pero no cualquier Alfa, la Alfa más temible de todos.

La Alfa era alta, con una gran constitución: su torso es amplio y tonificado, y sus
brazos tatuados se ven debajo las mangas de su camisa. Es una mujer hermosa;
Cabello del color de un cielo de medianoche, y ojos del color de un campo verde en
verano. Es más alta que yo, solo para aumentar su intimidación.

Estaba aterrada. Nunca había conocido a alguien más temible en mi vida. Su rostro
estaba vacío de toda emoción, como si fuera un zombie, completamente limpio de
todos los pensamientos y sentimientos. Tragué nerviosamente, mientras sus brazos
me sostenían. Sus manos eran fuertes y firmes; Como si fueran de acero. Miré su
placa y casi me derrumbé.

Alfa Jauregui. Fuerza 10/10. 25 años. Manada de lobos de Endoro.

Sabía quién es la Alfa Jauregui, todos lo sabían. La mujer era bien conocida, y no por
buenas razones. En su decimoctavo cumpleaños, asesinó a sus dos padres, antes de
hacerse cargo de su manada de lobos. Además de que era un caso extraño, pero no
único, de un lobo intersexual, es decir que tenía el aparato reproductor masculino que
le asignaba totalmente su rol como Alfa, y si alguien la miraba de una manera que no
le gustaba, los mataría. Era de una pesadilla, un monstruo de gran nivel.

Todos los años en el Ritual de Apareamiento, desde su decimoctavo cumpleaños, no


había elegido una compañera. Se negó a hacerlo, sin embargo, se presentó cada año;
más porque tenía que hacerlo, no porque quería. Este es el último año al que podrá
asistir, y este año podría elegir. Pero, todos sabían que ella seguiría sin compañera, a
pesar de los cientos de lobas que se lanzaron a sus pies. Ella era Alfa de sangre, y
acababa de chocar con ella.

-A-Alfa-, tartamudeé, saltando a un costado y bajando mi cabeza al suelo. Estaba


siendo sumisa, mostrándole que entendía que ella era mi superior y que yo era más
débil que ella. -Lo siento, fue un accidente. Por favor olvídalo-. Estaba aterrorizada de
que me matara; justo ahí.

-Mírame- gruñó. Su voz era áspera y ronca, un indicio de extrañeza en su acento: era
una mujer tranquila, lo sabía, nunca se dirigió a muchas personas. Sólo un puñado de
personas la habían oído hablar alguna vez. Pero, no me atreví a mirarla. -Dije que me
mires- dijo bruscamente.

Gemí de miedo, mientras su mano tomaba mi barbilla. Sus manos eran duras; Como
si pasara toda su vida haciendo labores manuales. Estaba temblando, aterrorizada,
mientras empujaba mi barbilla hacia arriba. Mis ojos, de mala gana, se encontraron
con los suyos. Sus ojos eran grandes y circulares, con orbes verdes brillantes que
parecían vivos y muertos al mismo tiempo. Alfa Jauregui me dio mucho miedo. Ella no
recibió el apodo de "Alfa de Sangre" sin razón.

Me miró a los ojos por unos segundos, sus ojos se estrecharon como si estuviera
tratando de leer mi mente. Entonces, finalmente, me soltó, antes de alejarse un poco.
Hizo una pausa, me tocó la placa para verla claramente, antes de alejarse. Cuando
estuvo completamente fuera de mi vista, dejé escapar un largo y tembloroso suspiro.

Miré a mi alrededor rápidamente, notando que todos me miraban, todos se veían tan
aterrorizados como yo. Tenía la sensación de que todos pensaban que ella también
me habría matado. Pero entonces, pensé que todavía podría regresar por mí. Ese
pensamiento me hizo temblar de miedo.

-Mila, lo siento mucho- Shawn se ruborizó, dándome un fuerte abrazo. Ya no me


importaba que pudiera haber alejado a otros lobos por ese gesto, porque todavía
estaba temblando de miedo. -No puedo creer que casi te hayan matado-, suspiró,
retrocediendo.

-Estaba tan asustada, Shawn. Pensé que me iba a matar- murmuré. Estaba a punto
de llorar, de romperme. No tenía mucho coraje o experiencia con un Alfa, así que
sentí que estaba a punto de desmayarme por el miedo.

-Vamos, vamos a tomar una copa-, sugirió Shawn, tomando mi brazo y tirando de mí
hacia una de las carpas. Estaba tratando de hacerme sentir mejor. Mientras nos
alejábamos, miré a mi izquierda para ver a la Alfa Jauregui una vez más. Y su intensa
mirada estaba firmemente en mí.
Capítulo 2

Algunos hombres estaban interesados en mí, y eso se sentía bien. Conversaron,


coquetearon y hablaron de elegirme. Entonces, vieron mi fuerza y cambiaron de
opinión. Yo era demasiado débil para ellos. Un lobo, que estaba muy interesado,
decidió que "no estaría con él", después de que echó un vistazo más de cerca a mi
puntuación. Shawn se quedó a mi lado, sacudiendo la cabeza con molestia.

-De todas formas, te mereces algo mejor que ese idiota.

-Gracias, Shawn- le sonreí, sabía que estaba tratando de hacerme sentir mejor. Tomé
un vaso de agua de la mesa detrás de mí, antes de entregarle uno. Nos detuvimos en
una de las carpas, con el sol de verano brillando. Shawn tomo el vaso antes de
meterse un sándwich en su boca.

Mi mejor amigo llamó la atención de otra chica, que le sonrió coquetamente. Shawn
ni siquiera le prestó atención, y se volvió hacia mí. Había corrido a todas las Lobas
que habían tratado de coquetear con él, y se negó a buscar a la chica que quería. Su
comportamiento era extraño.

Shawn suspiró, antes de acercarse a mí. Fruncí el ceño cuando su rostro se puso
serio, no era frecuente que Shawn hablara en serio. Yo era la amiga tranquila y seria,
y él era el amigo jovial e inmaduro; Por eso nos llevamos tan bien.

-Mira, Camila, he estado pensando que ...

-Disculpe- una voz interrumpió a Shawn. Me volví para ver a una mujer alta, con el
pelo rubio y ojos marrones. No era demasiado atractiva, pero tampoco era
desafortunada. Le ofrecí una sonrisa.

-¿Sí? -Pregunté, mientras Shawn fruncía el ceño por haber sido interrumpido.

-¿Camila Cabello?- Preguntó, con sus ojos brevemente moviéndose hacia mi placa.
Asentí que sí, y continuó. -Soy Hansen la Beta de la manada de Endoro. La Alfa
Jauregui me pidió que te encontrara y te llevará a ella-, me dijo. Ante sus palabras mi
sangre se enfrió, y mi rostro cayó.

-No- Shawn habló, deslizando su brazo alrededor de mi cintura y tirándome a su lado.


Me estrellé contra su torso, y rápidamente agarré su camisa con miedo. No quería
que me dejara sola con la Alfa Jauregui, con la Alfa de Sangre.

La Beta Hansen frunció el ceño, antes de mirar a Shawn.


-No me hables así, cachorro. Y no toques a Camila —gruñó. Con una fuerza increíble,
me agarró y me alejó de Shawn. -Ahora quédate quieto.

-Ella será mi compañera- espetó Shawn, lanzándose hacia adelante para agarrarme.
La Beta Hansen me empujó detrás de ella, antes de que tuviera la oportunidad de
pensar en las palabras de Shawn. Él me quería como su compañera. Él quería
elegirme.

Shawn y yo habíamos sido amigos desde que podía recordar, y nunca hubo ningún
sentimiento romántico entre nosotros. Bueno, no por lo que yo sabía. Pero no podía
negar que no había pensado en que Shawn y yo termináramos juntos, sería fácil para
nosotros. Nunca tuvimos secretos, sabíamos todo el uno del otro. Sería fácil estar con
él, lo sabía, siempre lo había sabido.

-Cuida tu boca cachorro- gruñó la Beta Hansen. La conmoción estaba causando una
escena y algunos de los organizadores del ritual se apresuraron. Me sonrojé
profundamente, escondiéndome detrás de una cortina de cabello.

-Beta, ¿algo está mal?- Preguntó uno de los hombres, mirandonos con confusión a los
tres.

-Mantén a este cachorro alejado de Camila. Ella será elegida por la Alfa Jauregui-,
respondió, y no fui solo yo quien se sorprendió. Todos los que estaban cerca
jadearon. La Alfa Jauregui era conocida por mantenerse siempre alejada de las
relaciones y los vínculos emocionales. Era el último año para que ella reclamara una
pareja, y había dejado muy claro que no había planeado elegir una mujer.

No podía negar que la Alfa Jauregui era atractiva, pero eso no disminuía el hecho de
que era una asesina, un monstruo. La alfa de sangre. No quería ser elegida por la Alfa
Jauregui, quería ser elegida por Shawn o alguien más. Simplemente no por la Alfa de
sangre.

-No, ella será elegida por mí. Camila es mía - gruñó Shawn. Nunca lo había
escuchado sonar tan enojado o posesivo en mi vida. No sonaba como mi amigo,
sonaba como cualquier otro lobo masculino. No me gustó eso, pero hubiera preferido
estar con él que con la infame Alfa Jauregui.

-Llévatelo- gritó la Beta.


-Entendido Beta Hansen-, dijo uno de los trabajadores, antes de que dos de ellos
agarraran a Shawn. Mi amigo gruñó y se quebró, mientras luchaba contra ellos. Pero,
simplemente lo arrastraron lejos.

-Shawn - lo llamé, alejándome de la Beta e intentando ir tras mi amigo.

-No corras, Camila. A la Alfa Jauregui no le gustará eso.

-No quiero que lo lastimen-, le susurré, -Sólo quiero asegurarme de que no lo


expulsen-. La Beta solo puso los ojos en blanco ante mis palabras, como si fuera
infantil.

-No me importa lo que quieras. Pero le daré a la Alfa Jauregui lo que ella quiera. Y
ella te quiere. Así que detén este comportamiento y sígueme, antes de que te pegue -
. Su voz era poderosa y dominante. No era una Alfa, pero aún así era de un rango
mucho más alto que el mío, una simple loba sin título.

Sus palabras me asustaron y sentí lágrimas en mis ojos. No quería que me golpeara,
y no quería estar emparejada con la Alfa Jauregui.

-No llores- espetó la Beta Hansen, molesta. Sus palabras me molestaron cada vez
más, y sentí más lágrimas en aumento. -Ven-. Agarró mi brazo, con los dedos
clavándose en mi brazo, y me jaló detrás de ella.

Las lágrimas comenzaron a caer cuando me arrastró a través del territorio neutro. Me
llevó a una carpa más pequeña hacia la parte posterior del área y empujó la cortina
para arrastrarme hacia ella. Tan pronto como entramos, tragué saliva.

La Alfa Jauregui se sentó en una silla, con los ojos mirando al suelo en su habitual
mirada sin emociones. Cuando entramos, sus ojos se movieron hacia nosotras. Me
miró, antes de fruncir el ceño profundamente. El miedo me recorrió, tal vez no era
tan bonita como ella pensó, y por eso me iba a matar.

-¿Por qué está llorando?- Exigió la Alfa, mirando a su segunda al mando. La Beta se
encogió de hombros, como si no tuviera idea. La Alfa Jauregui no le creyó, y frunció el
ceño profundamente. Su ceño fruncido era la mayor emoción que había visto en ella.
Se volvió hacia mí. -¿Por qué estás llorando?-, Preguntó.

Su voz solo me hizo sentir más miedo. Pero era extraño, tenía más miedo de la Beta
Hansen que de la Alfa Jauregui. Quiero decir, no planeaba ser su mejor amiga, pero el
hecho de que ella iba a elegirme me hizo mirarla de una manera diferente.
Durante todo el día, los lobos varones me habían rechazado debido a mi debilidad, sin
embargo, la Alfa Jauregui, alguien que debería haberme rechazado debido a mi
debilidad, quería hacerme su compañera. Eso me hizo sentir un poco segura, como si
viera más allá de la puntuación de la etiqueta. Sin embargo, todavía me aterraba.

-¿Y bien?- Dijo bruscamente, cuando no respondí. -¿Por qué lloras?- Su voz áspera
me hizo gemir, deje caer mi cabeza una vez más. Siento que más lágrimas caen de
mis ojos cada vez más rápido. -Mírame-. Tomando mi barbilla, una vez más, me
obligó a encontrar sus ojos verdes. -¿Qué pasó?

-Tengo miedo- susurré; mi voz casi perdida en la suave brisa veraniega.

-¿De qué?- Exigió la Alfa Jauregui; No hay simpatía en su tono.

-Dijo que me golpearía- confesé.

-¿Mi Beta?-, Preguntó, con la mandíbula apretada de ira y furia. Asentí que sí, y al
instante me arrepentí. Girando sobre sus talones, se enfrentó a la Beta. Agarró el
collar de su Beta, antes de estrellarle el puño en la cara. Grité cuando la nariz de la
Beta Hansen se rompió, rompiéndose casi al instante. Cayó al suelo, mientras la
sangre brotaba de su rostro.

La Alfa Jauregui no se detuvo, se agachó y continuó golpeándola. Lloré más fuerte y


grité varias veces, mientras la observaba, la mujer que planeaba tomarme como
compañera, continuaba golpeando y pateando a su Beta. Pero, todavía no había
emoción en su rostro.

Cuando terminó de golpearla, la Beta estaba inconsciente y ensangrentada. La Alfa


Jauregui se apartó de ella, antes de mirarme. Volvió a fruncir el ceño cuando vio mi
forma de llorar. Luego se quitó la camisa quedándose en un top deportivo y la usó
para limpiarse la sangre de las manos.

El cuerpo de la Alfa Jauregui era grande y bien tonificado, sus abdominales


prominentes y evidentes. Me miró, una vez que había terminado de limpiarse, antes
de caminar hacia mí. Se detuvo cuando estaba a solo unos centímetros de mí. Mi
corazón latía con miedo.

Tomó mi mano, en la suya, y la llevó a su cuerpo tonificado. Me sonrojé, mientras


pasaba mi mano sobre su duro cuerpo. No estaba segura de lo que estaba haciendo,
pero no le pregunté ni la cuestione. Pasó mi mano sobre sus abdominales y sobre uno
de sus pechos, antes de soltarme.

-Muy extraño- murmuró para sí misma. Quería preguntarle qué era extraño, pero
decidí no hacerlo. Estaba preocupada de que me encontrara entrometida, así que me
quedé en un silencio mortal. -Ven- instruyó, antes de alejarse. La seguí sin
preguntas.

La Alfa Jauregui no paró de caminar hasta que llegamos a una parte diferente de la
carpa. Había algunas sillas allí, y una mesa llena de bebidas y comida. Sabía que era
una tienda de campaña reservada para los Alfa, Shawn me la había señalado.
También había mencionado que la Alfa Jauregui era la única Alfa allí para encontrar
una compañera.

-Siéntate- asintió a una silla. Hice lo que me dijo. La Alfa Jauregui me estudió durante
unos minutos, con los ojos examinando mi cuerpo de cerca. Me sentí muy cohibida, y
me acurruqué un poco en mí misma. Antes de que lo pensara, una pregunta salió
volando de mi boca.

-¿Alfa Jauregui?- Pregunté.

-Lauren- me interrumpió. Le di una mirada confusa. -Mi nombre es Lauren- Era


extraño que tuviera un nombre de pila, no porque pensara que no tuviera uno, sino
porque me recordaba que todavía era una persona normal y que iba a ser mi
compañera. Me gustaría conocerla, aparearnos, tener su cachorro. La Alfa de Sangre
iba a ser mi compañera, y su nombre era Lauren Jauregui.

-Lauren, ¿por qué me vas a elegir?- Pregunté, preocupada por su respuesta.

-Porque te quiero- fue su simple respuesta. Me di cuenta rápidamente de que Lauren


era una mujer de muy pocas palabras. No era una gran habladora, pero al menos
podía mantener una conversación. Parecía que Lauren lo encontraba más como una
tarea que una necesidad.

-¿Pero por qué? Soy débil-. Mi voz era pequeña e infantil, me sentía tan patética y
débil junto a ella. Lauren continuó mirándome fijamente, sus ojos muy abiertos y
duros.

-No me importa la fuerza. Te deseo; Así que ahora eres mía-. Lauren me dio una
mirada intensa; Ojos verdes que perforan los míos. Nos quedamos así durante unos
segundos: Lauren me miraba fijamente y yo sostenía su mirada para no dejarla caer
y enfadarla. Finalmente, rompió el contacto visual.
-Es tiempo de elegir-, dijo, antes de girarse y alejarse. Me tomó unos segundos
darme cuenta de que quería que la siguiera, así que tuve que correr unos pasos para
ponerme a su lado. Camina con grandes pasos, lo que me resultó difícil de seguir.

Todos los lobos machos se pararon alrededor de la línea, hubo un murmullo bajo de
charla sobre el grupo.

-Sígueme-, me dijo Lauren, tomando mi brazo y tirándome hacia la línea de las lobas.
Todos se quedaron en silencio al ver a la Alfa de Sangre arrastrar a una débil Loba a
la línea, fue un shock para todos. Me sonrojé por la atención.

Ella me acompañó a la línea, cada par de ojos en mí. Encontró a las otras Lobas con
mi misma fuerza y me llevó con ellas. Con un simple fulgor de sus duros ojos, todos
los Lobos se movieron para dejar espacio para mí. Lauren me puso en la fila, antes de
caminar de regreso a donde estaban todos los machos.

Me hubiera sentido nerviosa por el ritual, en circunstancias normales, pero como


todos sabían que una Alfa como Lauren tenía interés en mí, me sentí aún más
nerviosa. Doblé mis manos, manteniéndolas frente a ellas, mientras me mordía el
labio inferior. Estaba aterrada.

Una de las trabajadoras del Ritual se adelantó y comenzó a hablar. La sangre


golpeaba en mis oídos demasiado fuerte, no escuché una sola palabra de lo que dijo.
Pero no habló por mucho tiempo, porque pronto comenzó a gritar nombres.

"Charlotte Morrisey", anunció, de pie frente a la primera chica de la fila.

"Mía", expresó un lobo masculino, dando un paso fuera de la multitud. Hubo unos
segundos de pausa, asegurándose de que nadie más intentara elegirla, antes de que
la mujer asintiera. Luego el hombre se acercó, tomó la mano de la chica y se la llevó.

La mujer continuó su camino por la línea; dijo el nombre de cada Loba. La mayoría
fue elegida, pero algunas no fueron reclamadas. Cada chica que no fue elegida,
parecía molesta y avergonzada, y se quedaban donde estaban. Sentí pena por ellas;
pensé que sería una de ellas antes de conocer a Lauren.

Cuando me alcanzó, sentí que me quedaba sin aliento.

-Camila Cabello- gritó ella.

No pasó un segundo antes de que la voz de Lauren sonara.


-Ella es mia.

Un pequeño lío de nervios y excitación burbujeaba en el fondo de mi estómago.


Estaba siendo elegida por una Alfa; nunca, nunca, ni en mis sueños más salvajes,
pensé que eso me iba a suceder. Pero lo hizo, fui elegida no solo por un Alfa, sino por
la Alfa de Sangre.
Capítulo 3

Lauren agarró mi maleta de mi viejo Alfa, el Alfa Jones, con una mirada en su
dirección. Parecía que ninguno de los dos cederia; pero, entonces, no podía imaginar
que Lauren se llevará bien con nadie.

-¿Has visto a Shawn?-, Le pregunté al Alfa Jones, mientras Lauren llevaba mi bolso a
su auto.

-Lo envié de vuelta a la manada- Alfa Jones frunció el ceño; dándome una mirada de
evidente molestia. Sabía que él me culpaba por la conmoción entre Shawn y Lauren,
pero también me culpaba a mí misma, yo tenía la culpa. Estaban peleando por mí.

-Camila, vamos-, espetó Lauren, detrás de mí. Miré hacia atrás para verla entrar en
su costoso auto deportivo. Le di un pequeño asentimiento, antes de volver al Alfa
Jones.

-Adiós, Alfa-. Bajé la cabeza en sumisión, antes de darme la vuelta.

-Espera- gruñó Alfa Jones, agarrando mi brazo antes de que pudiera alejarme. Le
devolví la mirada. Parecía enojado. Al ver al Alfa Jones tocando mi brazo, Lauren saltó
del auto. -No eres bienvenida de nuevo- Alfa Jones me gruñó.

A los pocos segundos de dejar el auto, Lauren estaba a mi lado, agarrando el brazo
de Alfa Jones. Lo dobló hacia atrás, lo rompió. Grité, mientras Alfa Jones gritaba de
dolor. La ruptura de su brazo fue tan grotesca, que su hueso asomó a través de su
piel; rasgando la piel en pedazos. El sonido era horrible; un fuerte sonido de craqueo
que casi pensé que era falso porque era muy repugnante.

Otro grito escapó de mis labios mientras la sangre salpicaba mi vestido blanco, y Alfa
Jones tropezó hacia atrás con dolor. La gente comenzó a correr hacia nosotros,
mientras las lágrimas caían de mis ojos.

-Vamos-, dijo Lauren, agarrando mi brazo y arrastrándome hacia su auto.

Tenía tanto miedo de ella, de mi compañera. Porque acababa de romper el brazo de


otro Alfa sin siquiera parpadear. Lauren abrió la puerta del auto, y me forzó a entrar.
No peleé con ella, me preocupé demasiado por lo que me haría si la desobedeciera.
Lauren golpeó la puerta del pasajero con fuerza, y salté ante el fuerte ruido que hizo.

Una vez que Lauren estaba en el asiento del conductor, nos fuimos en silencio. La
tensión entre nosotras era espesa y sofocante.
-Deja de llorar-, soltó unos diez minutos en el camino. Bajé la cabeza y traté de
dominar mis emociones.

Lauren era una conductora peligrosa; entrando y saliendo del tráfico, y rompiendo
cada regulación de velocidad en todo el camino. Me aferré secretamente a la puerta
del auto, tratando de no parecer asustada. Pero, lo que me sorprendió fue cuando
Lauren vio lo aterrorizada que estaba, y disminuyó la velocidad.

A medida que continuaba el camino, a la casa de Lauren, comencé a hundirme en mis


pensamientos de que pasaría el resto de mi vida con ella. Sería la compañera de la
Alfa de sangre, y mi vida nunca volvería a ser la misma. Me di cuenta de eso,
sorprendida, y me pregunté cuánto tiempo pasaría antes de que Lauren quiera que
nos casemos, casarnos y tener cachorros. Ese pensamiento me asustó, que tendría
que tener hijos con la asesina sentada a mi lado.

-¿Por qué yo?- Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. Me
sonrojé por mi avance, pero Lauren me miró antes de mirar de vuelta hacia la
carretera.

Suspiró pesadamente.

-Nunca quise una compañera, no es un secreto. Sin embargo, cada año, las Lobas se
lanzan a mis pies; suplicándome que las tome como compañeras. Estaba harta de
eso. Sin embargo, eres diferente. Ni siquiera desprendiste un aroma de deseo cuando
nos conocimos. Incluso me aseguré de tocarte y de obligarte a mirarme a los ojos.
Sin embargo, nada, no sientes ningún deseo hacia mí, si lo hubieras hecho, lo habría
sentido.

Sus palabras me sorprendieron y me confundieron, pero lo capté; era lo más que la


había oído hablar.

-Entonces, ¿me elegiste porque no me atraes?- Pregunté lentamente, pensando las


palabras cuidadosamente.

Un destello de emoción se mostró en la cara de Lauren; Un poco de diversión. Pero,


se fue tan rápido como llegó. Lauren recogió mi pregunta.

-Me gusta el desafío.


Cuando llegamos al territorio de la manada de Endoro, estaba muy consciente de los
entornos desconocidos. No me gustaban los lugares nuevos, siempre me
desconcertaban, y afecta más a los lobos. A ningún lobo le gustaba salir de su propio
territorio, pero yo era aún peor. Nunca había sido buena con nuevas personas o
lugares; siempre me ponían extremadamente nerviosa.

Entonces, cuando nos acercamos al borde del territorio de Lauren, mi corazón latía
con fuerza y me temblaban las manos. Lauren notó mi ansiedad y miró en mi
dirección.

-Tranquilízate- gruñó. Las palabras, y la presencia, no hicieron nada para calmar mi


agitación interna. Sorprendentemente, Lauren había sido complaciente. Estaba
visiblemente temblando de miedo. -Camila, para-, espetó.

Gemí de miedo, bajando la cabeza. Otra ola de lágrimas se abrió camino en mis ojos,
nublando enormemente mi visión. Al ver mis ojos vidriosos, Lauren suspiró
pesadamente.

-Por favor, no llores-. Su voz estaba llena de fatiga, como si estuviera cansada de mi
comportamiento. Eso me preocupó; Me asustó pensar que se había cansado de mí tan
pronto. Sentí que mi miedo aumentaba mientras pensaba en lo que me haría cuando
estuviera completamente harta de mi. Ninguna de mis suposiciones era buena.

Los pensamientos me asustaron lo suficiente, para tratar de contener mis lágrimas y


sacudir mi cuerpo. Me abracé con fuerza; envolviendo mi cuerpo sobre sí mismo, en
un intento de volverme invisible. Lauren miró mis movimientos y frunció el ceño.

-No hagas eso- dijo bruscamente, inclinándose y agarrando mi muñeca. La usó para
tirar de mi cuerpo en su posición cerrada, haciendo que mi cuerpo cayera hacia
adelante en una posición normal, más abierta.

El auto rodó en un gran bosque, el pequeño deportivo luchando contra el camino de


tierra. Me agarré a un lado de la silla, mi agarre era fuerte debido al viaje lleno de
baches. Me encogí cuando nos sumergimos en un camino. Lauren no se disculpó por
el incómodo impulso.

Después de unos diez minutos del doloroso viaje, el camino se ensanchó y se alisó.
Dejé escapar un suspiro de alivio mental, el viaje lleno de baches hizo que mi
ansiedad fuera diez veces peor. Dejé escapar un suspiro, cuando la manada de
Endoro apareció a la vista. Era un lugar hermoso, intimidante, pero hermoso.

Cientos de pintorescas casitas de estilo rural se alineaban en las calles aisladas,


algunas tiendas y negocios ubicados entre las casas. Estaba limpio; sin basura
alrededor, sin letreros de tiendas y sin signos de vandalismo o graffiti. Era pintoresco.

Se veía tan perfecto, tan meticuloso, que me hizo sentir intimidada. Tragué saliva
cuando eché un vistazo a la ventana de una casa de campo, mientras pasábamos. El
interior no era diferente, ningún objeto fuera de lugar. A mí me pareció agradable,
desde que era pequeña tuve un comportamiento obsesivo hacia la limpieza y el cierre
de las puertas. Por lo tanto, debería haberme hecho sentir mejor ir a un lugar limpio,
pero me hizo sentir como si estuviera sucia, porque no estaba tan limpia como la
manada Endoro. Por eso era intimidante.

Cuando apareció el final de la pequeña aldea, vi una casa solitaria en la parte superior
de una pequeña pendiente. Era más grande que las cabañas de la manada; de color
marrón claro, con grandes ventanas de vidrio que dan a los bosques de los
alrededores. Un jardín perfectamente trazado en frente de la entrada, a ambos lados
de un camino pavimentado.

Tragué profundamente cuando Lauren detuvo el auto afuera. Sabía que era su casa,
una casa lujosa sólo podía pertenecer a una loba tan importante como un alfa. Me
incliné hacia adelante, para agarrar el pomo de la puerta, cuando Lauren me detuvo.

-Espera- me ordenó. Al instante obedecí, y retiré la mano.

Lauren salió del auto, y caminó alrededor del auto. Abrió mi puerta y me miró. Tragué
profundamente, mientras sus ojos verdes perforaban mi cuerpo. Pero, empecé a salir
del coche.

-No- gruñó, mirándome para que dejara de salir. Nuevamente, no discutí con la orden
y me senté de nuevo. No entendí lo que estaba haciendo, pero no fui tan estúpida
como para cuestionarla.

Sin embargo, sus siguientes acciones me sorprendieron. Se agachó y me levantó. Era


fuerte y yo era pequeña, por lo que no me sorprendió que pudiera levantarme sin
esfuerzo. Pero rechiné más por sorpresa que cualquier otra cosa. Lauren se quedó sin
emociones, mientras me tomaba en sus brazos y me sostenía cerca de su pecho.

Lauren era grande, más grande que cualquier otra mujer que haya visto. Puede que
se la considerara demasiado grande para que algunas personas la encontraran
atractiva, pero fue su tamaño lo que la hizo intimidar a la gente, y para los hombres
lobo, cuanto más intimidantes eran para los demás, más atractivos eran para las
lobas. Está en la naturaleza de las lobas encontrar parejas más grandes, porque
podrían "protegernos". O eso era para lo que se suponía que fuera.

Sin embargo, no encontraba atractivos a las personas más grandes, los encontraba
intimidantes. Lauren era una mujer bien parecida, nadie podía negar ese hecho, pero
eso no significaba que le tenía miedo; Yo estaba... estaba aterrorizada.

Se sentía extraño estar en los brazos de Lauren. No solo me hizo sentir más pequeña
de lo que era, sino que también me hizo sentir débil. Sabía por qué quería llevarme;
porque pensó que yo era demasiado débil, pensó que no podía soportar mi propio
peso. No pude evitar acurrucarme más en sus brazos mientras me llevaba. Estaba
cansada, emocionalmente agotada y tenía un dolor de cabeza terrible; Así que me
sentí relajada en mis brazos.

Me llevó por el camino, hacia la puerta principal, antes de mirarme en sus brazos. Sus
ojos me miraron con suspicacia, mientras reprimía un bostezo.

-Estás cansada-, dijo, cuando llegamos a la entrada.

-Estoy bien- solté. No quería que se enojara conmigo otra vez. Mi plan fracasó.

-No me mientas-, dijo bruscamente, -si estás cansada, di que estás cansada- Su ira
me hizo gemir, lo que a su vez la hizo suspirar pesadamente. -Deja de tenerme
miedo- gruñó. Sus palabras me sorprendieron.

-Pensé que querías que todos estuvieran asustados de ti-, susurré, mi voz era
pequeña e infantil.

-No tú-. Me llevó a la casa, que era tan meticulosa y perfecta como el exterior. Era un
diseño moderno, con poco o nada de objetos personales y baratijas colocadas
alrededor. Era agradable y limpio, pero también se sentía muy vacío. Era como una
casa de muestra; Nadie vive allí. Me hizo sentir como si me estuviera entrometiendo
en su vida, no que ella estuviera entrometiendose en la mía.

Apenas mire

alrededor antes de subir una gran escalera. Bostezé una vez más, pero me esforcé
por ocultarlo.

-Camila, estás cansada. Te voy a acostar - refunfuñó Lauren. Sus palabras


provocaron miedo en mi cuerpo, ¿quiere aparearse? Me había preparado para tal
cosa, mi madre se había asegurado de que usara ropa interior bonita y había depilado
mi cuerpo a la perfección. No quería aparearme con Lauren, pero también tenía
miedo de decirle que no.

El dormitorio de Lauren se quedó con el tema moderno, con una combinación de


colores en blanco y negro, y una gran cama cuadrada en el centro. Ella me acompañó
a la cama, antes de que me bajara con cuidado. Me sorprendió lo cuidadosamente
que me bajo; Era como si fuera una muñeca de porcelana que temía que se rompiera.
Una vez que estuve fuera de sus brazos, se sentó junto a la cama.

-No quiero-, espeté, con voz fuerte y en pánico. Estaba tan asustada de que ella
quisiera aparearse, tomar mi virginidad. No estaba lista para eso, todavía me
asustaba demasiado. Me sonrojé profundamente tan pronto como las palabras
escaparon.

Lauren me miró unos minutos, antes de hablar.

-¿No quieres hacer qué?

-Tengo miedo-, murmuré, todavía sonrojándome profundamente. -Sé que esperas


que lo haga, pero yo solo... ni siquiera te conozco. Y soy virgen, y sé...

-¿Estás hablando del apareamiento?- Me cortó. Una vez más, su rostro nunca cambió
de emoción. Asentí a su pregunta, echando mis ojos al suelo. Lauren volvió a gruñir,
antes de agarrar mi barbilla; Empujándola hacia arriba para que nuestros ojos se
conecten. -No te sometas a mí-, espetó.

-Pero eres una alfa.

-Y tú eres mi compañera, ahora. Así que no te inclines ante mí. Y nos aparearemos,
quieras o no, pero no será esta noche. Tú eres mi compañera, es tu deber
complacerme y llevar a mis cachorros. Eso es lo que hacen los lobos.

Sus palabras me entristecieron, antes me había preguntado si todo lo que había oído
sobre la Alfa Jauregui, sobre la Alfa de sangre, era verdad. Y cuando me dijo eso,
supe que todo era verdad. Me obligaría a tener sexo con ella, y a llevar a sus
cachorros. No debería haber esperado menos, sin embargo, una pequeña parte de mí
había esperado que tal vez todos fueran rumores. Que mi compañera, la mujer con la
que tendría que pasar mi vida, no era un completo monstruo. Pero estaba
equivocada.

-Vete a dormir, Camila-, dijo Lauren, antes de salir de la habitación. Dejándome sola
en una cama extraña, en un territorio extraño con una mujer extraña, con quien no
tengo más remedio que pasar el resto de mi vida.
Capítulo 4

Por el sonido de mis gritos histéricos, Lauren irrumpió en la habitación. Su rostro era
neutral, como de costumbre, pero sus ojos estaban salvajes y alertas. Estaba sentada
en el suelo, con mi maleta vacía hecha jirones alrededor de mis pies. Mi vestido
blanco, que todavía tenía pequeñas salpicaduras de sangre de cuando Lauren rompió
el brazo del Alfa Jones ese mismo día, estaba arrugado por la posición que tenía en el
suelo.

Cuando Lauren se dio cuenta de que no había peligro, me frunció el ceño; Cruzando
los brazos sobre su pecho en señal de dominación.

-¿Qué es lo que pasa?- Exigió, molesta.

-No está aquí-, respire entre hipos de mis fuertes sollozos.

-¿Quien?

-Donald-. Ante la mención de su nombre, Lauren gruñó y se precipitó hacia mí. Grité
en shock cuando me levantó y me tiró con fuerza sobre su cama. Gemí de miedo
cuando Lauren me siguió hasta la cama. Sus manos agarraron mis brazos,
sujetándolos sobre mi cabeza mientras se sentaba en mi cintura. Estaba pesada, y yo
jadeé.

-Tú eres mía- casi gritó en mi cara. Gemí de miedo, con los ojos llorosos, estaba muy
confundida con su comportamiento. Confundida y asustada.-¿Cómo te atreves a
hablar de otro hombre en mi presencia? Y no creas que no escuché sobre ese lobo
patético, débil, que intentó reclamarte como suya esta mañana. Tienes suerte, allí
sólo estaba mi Beta, porque habría matado a ese imbecil.

Estaba sollozando, duro, tanto por la tristeza como por el miedo. Sabía que Lauren
daba miedo, ella era la Alfa de sangre después de todo, pero eso no quería decir que
alguna vez pensé que sería tan agresiva conmigo. Gemí en su agarre, cuando sus
garras salieron y se clavaron en mis muñecas que tenía sujetadas. Sentí una
humedad allí, me había sacado sangre.

-Donald, es mi osito de peluche-, le susurré, con voz pequeña e infantil. A mis


palabras, Lauren parecía confundida, las cejas se hundieron y un ceño fruncido arrugó
las líneas de su frente. Parecía que estaba tratando de resolver la ecuación cuadrática
más difícil; como si mis palabras estuvieran en algún idioma extranjero que no
entendía.
-¿Huh? -Gimió.

-Mi osito de peluche, su nombre es Donald, y mi madre lo sacó de mi maleta-, le dije,


con los ojos llorosos una vez más. -Ella me dijo que mi compañero se reiría de mí por
tener un oso de peluche, pero mi papá me lo dio-. Hipo una vez más, antes de que
empezaran a caer más lágrimas.

Suspirando pesadamente, Lauren se me quitó. Soltó mis manos, y finalmente notó


mis muñecas cortadas; frunció el ceño, pero no comentó sobre ellos. Sin embargo, se
apartó un poco de la cama. Hipe otra vez, mientras suaves sollozos llenaban mi
garganta; restringiendo mi toma de aire. Me senté lentamente, mis ojos observaban a
Lauren en caso de que se abalanzara sobre mí otra vez. Pero no lo hizo, simplemente
se quedó allí; mirando de la manera desconcertante que siempre hacía.

-Lo siento Alfa Jauregui, pero tengo que irme a casa. No puedo dormir sin Donald -le
dije, con voz tranquila y pequeña.

-No- rugió con fuerza, la ira arrastrándose en sus grandes ojos una vez más. -Nunca
te irás-. Y con eso, giró sobre sus talones y salió de la habitación. Salté cuando cerró
de golpe la puerta de la habitación, no solo por el fuerte sonido, sino también por la
ira que usaba para cerrarla. Yo gemí de nuevo. Acurrucándome en la cama, lloré por
lo que parecieron horas.

Cuando finalmente miré hacia las grandes ventanas, estaba oscuro afuera. Mis ojos
estaban rojos y doloridos, y me dolía la cabeza y las muñecas. No quería estar allí,
quería estar en casa con; Shawn, mi familia y Donald. Sentí que mi cansancio se
cernía sobre mí, como una plaga con la que no podía luchar. Pero justo cuando mis
ojos estaban a punto de cerrarse, una cosa apareció en mi cabeza: ¿están cerradas
las puertas?

Saltando de la cama, me dirigí a la puerta de la habitación. Con cautela, la abrí antes


de que mis ojos buscaran en el rellano vacío. Era un bonito pasillo, con una escalera
de pie blanca que conducía al primer piso y un piso de madera pulida que parece
brillar bajo los pequeños focos en el techo. Tan pronto como salí, mis pies descalzos
tocaron el frío suelo.

Bajé las escaleras lentamente, asegurándome de que mis pies fueran ligeros y
suaves. No quería que Lauren me escuchara. Ya se enteró de Donald y pensó que yo
era extraña, si ella sabía sobre mis compulsiones para revisar las cerraduras; ella
pensaría que estoy loca. Me preocupaba que se enterara de lo jodida que estaba, ya
no me querría. Que me enviaría lejos.

Me arrastré por el salón, antes de ver la puerta principal. Caminando hacia ella, toqué
la cerradura, encogiéndome por el frío metal. Estaba cerrado, así que lo desbloqueé y
luego lo cerré. Luego, lo desbloqueé una vez más, solo para bloquearlo de nuevo.
Satisfecha, me di la vuelta. Entonces una pequeña voz habló en mi mente; Lo
cerraste después de desbloquearlo, ¿verdad?

La vocecita me hizo dudar, así que me di la vuelta, abrí la puerta y volví a cerrar la
puerta seis veces antes de estar satisfecha. Asentí con la cabeza a la cerradura, feliz
de que estuviera segura, antes de girarme. Mientras me preparaba para volver a la
habitación de Lauren, su voz llenó la habitación.

-¿Piensas matarme o algo así?

Giré sobre mis talones, para ver a Lauren apoyada en una puerta iluminada. Detrás
de ella vislumbré un poco de la cocina. Lauren sostenía un vaso de cristal en sus
manos, parecía que contenía algún tipo de sustancia alcohólica. Parecía casual, con
una postura relajada, una pierna encorvada y una ceja arriba. Habría dicho que se
veía ligeramente divertida, pero sabía que no mostró ninguna emoción.

-¿Qué?-, Le pregunté, con el corazón acelerado. Estaba asustada y avergonzada por


ser atrapada cerrando la puerta de manera obsesiva.

-Parece que te estás asegurando de que esa puerta esté cerrada con llave-, comentó,
bajando el vaso, -Me preguntaba si estabas planeando matarme. O, al menos, tomar
una ventaja.

Me sonrojé furiosamente,

-Por supuesto que no, Alfa Jauregui. Solo quería asegurarme de que la puerta
estuviera cerrada con llave-. Sonaba como una excusa patética, aunque era la
verdad.

-Lauren- gruñó, caminando hacia mí. Le di una mirada de confusión cuando se acercó
a mí. -Mi nombre-, dijo, tomando mi rostro entre sus manos, -es Lauren.

-Lo siento-susurré, con la voz saliendo gruesa. Estaba tan cerca de ella que noté
cómo sus tatuajes entintados evadían los bordes de su cuello, un poco de tinta negra
salía del cuello de su camisa. Pero, no pude averiguar cuál era el diseño.

-¿Camila?- Cuestionó Lauren, sus manos todavía agarrando mi cara. Su agarre era
firme, pero había una extraña ternura en sus manos.

-¿Sí? -Respondí, mis ojos marrones se encontraron con sus hermosos ojos verdes.

-Ese lobo macho, el que intentó reclamarte como suya, aunque sos mía, ¿era tu
novio?- Trataba de mantener su voz normal y tranquila, pero podía escuchar el leve
gruñido de posesividad en su palabras.

-No - negué con la cabeza. - El era mi mejor amigo, pero nunca fue algo más. Nunca
he tenido un novio.

-Bien - Lauren asintió. Hubo un temblor en sus labios, que algunas personas pueden
haber pensado que era una sonrisa, pero no duró lo suficiente como para que yo
pudiera decirlo. - Ahora, no has dormido. Vamos a la cama-. Se apartó de mí,
dejando caer su mano. Su actitud fría y helada, regresaba tan rápido como se había
ido.

-No puedo dormir sin Donald-, admití, moviéndose incómodamente sobre mis pies.

-Es solo un estúpido oso, vete a la cama- dijo Lauren agresivamente, con un leve
enojo en su áspera voz. Fruncí el ceño profundamente, tratando de contener mis
lágrimas. Ya había llorado lo suficiente en un día y había asumido, bastante rápido,
que Lauren tenía mal genio y que la enojaba cuando lloraba.

-No puedo- susurré. No entendía lo que Donald significaba para mí, lo que era para
mí. Él era mi amigo, mi protector; El recuerdo de mi difunto padre. -Sé que te parece
extraño, y probablemente a la mayoría de la gente. Pero Donald es especial para mí,
y en serio no puedo dormir sin él.

Lauren me miró por unos minutos, estudiando mi cara como si estuviera bromeando,
y luego suspiró profundamente cuando se dio cuenta de que no estaba bromeando.
Apretando el puente de su nariz, Lauren cerró los ojos y se detuvo. Me quedé
congelada, esperando el gran enojo de ella. Pero nunca llegó.

En cambio, salió de la habitación y atravesó una puerta, que conducía a un sótano de


la planta baja. Hubo algunos golpes y choques, antes de que Lauren emergiera.
Parecía molesta, pero no dijo nada al respecto. Simplemente se acercó a mí y me
tendió un osito de peluche. La miré en estado de shock.

Era un oso andrajoso, obviamente no se había utilizado en unos años, y faltaba una
de sus orejas. Era de color beige, con manchas más oscuras debido a derrames y
daños evidentes; y unos pequeños trocitos de costuras desde donde alguien tuvo que
intentar reparar los rasgones. Parecía un oso muy usado. Amado, pero utilizado.

-Puede ser el número dos de Darius- refunfuñó Lauren, pareciendo frustrada.

-Donald- la corregí. -Pero creo que a tu peluche le queda mejor a Darius.

-Lo que sea- se encogió de hombros, -ahora vete a la cama, Camila. No juego a este
juego, es tarde y estarás cansada por la mañana si no te vas a dormir.

-Buenas noches, Alfa Jauregui- dije, apartándome de ella mientras acurrucaba a


Darius contra mi pecho. Olía a Lauren.

-Lauren- gritó detrás de mí, cuando llegué a las escaleras. Mentalmente me regañé a
mí misma por haberme equivocado de nombre, otra vez, pero estaba demasiado
asustada para decir algo más. Pero me estaba volviendo más insensible a la ira de
Lauren. Porque pude ver que no lo decía todo; Era una mujer atrevida y de mal
genio, pero le importaba, a su extraña manera.

Me hizo sonreír saber que ella me cuidó lo suficiente como para darme un osito de
peluche. Sabía que era infantil de mi parte necesitar ese consuelo de Donald, pero él
era mi roca emocional. La parte de mi padre a la que me aferré. Me gustó que Lauren
me hubiera dado a Darius, quien obviamente era su propio juguete, me hizo sentir
especial. Aunque se me pasó por la cabeza que solo me lo dio, para que me callara.

Volví a la cama, acurrucándome con Darius hasta que me dormí. Sin embargo, Darius
no era Donald, y no importa cuántas veces me desperté, sigo extrañando el confort
familiar de Donald. Sin embargo, cuando me di cuenta de que Donald no estaba
conmigo, me puse nerviosa y tuve que seguir levantándome para revisar las
cerraduras.

Cada vez que me levantaba, Lauren también se levantaba, desde su habitación en el


lado opuesto del corredor. Al principio salía corriendo, con los ojos locos y lista para
una pelea. Luego, después de la tercera vez, simplemente caminaba conmigo hacia la
puerta, me observaba obsesionarme con la cerradura, y luego me llevaba de regreso
a mi habitación. A la mañana siguiente, las dos estábamos cansadas.

Un golpe en mi puerta, cerca de las ocho de la mañana, antes de que Lauren asomara
la cabeza.

-Tengo trabajo que hacer. No te vayas de la casa- me dijo sin rodeos.


-Está bien, Alfa Jauregui- dije, a través de un bostezo.

-Lauren- gruñó, molesta. Su falta de sueño no hizo nada para mejorar su estado de
ánimo; en todo caso, la hizo aún poco menos hospitalaria. Que hasta ese momento,
no había pensado que fuera posible. Pero así fue, parecía aún más ágil que de
costumbre.

-Está bien, Lauren Jauregui-, le contesté, demasiado cansada, en mi estado de fatiga,


para entender realmente lo que estaba diciendo. Escuché a Lauren suspirar
profundamente, antes de salir de mi habitación. Unos minutos más tarde, la puerta
principal se cerró.

Cuando me levanté unas horas más tarde, escuché un golpe en la puerta principal.
Frunciendo el ceño, me acerqué y eché un vistazo por el agujero. Al otro lado de la
puerta, había una bonita mujer. Su cabello era de un color rojo intenso, y sus ojos un
marrón oscuro. Era material modelo, con un busto que era obvio para su delgada
cintura. Sus curvas eran demasiado para morir, y su rostro era el de un ángel. Me
sentí cohibida y, de repente, no quería abrir la puerta. Pero, sabía que tenía que
hacerlo.

-¿Hola?- Pregunté, mirando a la bella e intimidante mujer.

-Camila, supongo?- Dijo ella, girando su nariz hacia mí. Miré hacia abajo a mi holgado
vestido blanco de noche, y a mis grandes zapatillas suaves. Parecía una niña
pequeña, lo sabía; y me hizo tirar un poco del material de algodón. Me sentí tan
simple al lado de la mujer.

-Sí-, tartamudeé. Ella me dio una pequeña sonrisa, una de disgusto y diversión. Las
siguientes palabras que salieron de su boca, hicieron que mis ojos se abrieran y mi
corazón latiera terriblemente.

-Mi nombre es Andrea y soy la novia de Lauren.


Capítulo 5

No pude pronunciar ninguna palabra. Yo estaba en shock total. Lauren tenía una
novia. La Alfa de Sangre tenía una novia, y su nombre era Andrea. La mujer era
hermosa, incluso perfecta, no era nada comparada con ella. Nada.

-S-su novia?- Tartamudeé, las lágrimas llenando mis ojos. Estaba tan confundida y
herida. Si Lauren ya tenía novia, ¿por qué me eligió? ¿Por qué obligarme a ser su
compañera, si ella ya amaba a alguien más? Estaba tan confundida y asustada.

-Sí, soy su novia- ella asintió. Tenía una fría sonrisa en su rostro, podía ver cuánto
me estaba lastimando y estaba teniendo algún tipo de placer sádico. -Y a pesar de
que eres su compañera, solo lo hizo porque si no elegía a alguien, era posible que
perdiera su título.

-¿Qué quieres decir?

-Los Alfa de las otras manadas decían que un Alfa no puede estar sin un heredero o
un compañero. Por lo tanto, si ella no elegía en el Ritual de Apareamiento, sería
eliminada como Alfa-, me dijo con una sonrisa de suficiencia. -Ella te eligió porque
eres débil y puede manipularte. Es así de simple.

-No creo que la Alfa Jauregui hiciera eso-. Unas cuantas lágrimas salieron de mis
ojos. Tenía miedo, si Lauren no me quería, entonces cuánto tiempo me aguantaría y a
mis obsesiones.

-Oh, pero cariño, lo haría-, respondió Andrea. A pesar de que me llamaba cariño, no
parecía agradable, era condescendiente. Parecía estar entre mediados y finales de los
veinte; mayor que Lauren y yo, sin embargo, me miró como si fuera una niña
pequeña que no la entendía.

-¿Por qué no te eligió entonces?-, Le pregunté valientemente, y asustada por su


respuesta.

-Soy mayor que Lauren, y ya había sido elegida por otra persona cuando nos
conocimos. Pero mi compañero está muerto ahora, y se suponía que íbamos a ser
felices juntas. Entonces, le dijeron que perdería su posición como Alfa, así que te
eligió a ti.

Pasando a mi lado, ella entró en la habitación. Chillé en shock mientras ella caminaba
casualmente hacia la casa de Lauren y tomaba asiento en el sofá. No quería estar sola
con Andrea; ella me asustaba y lo que me estaba diciendo me hizo enojar.
Me metí en la cocina y me sorprendió encontrar una nota de Lauren en la nevera.
"Cualquier problema llamame. L." Debajo del texto había un número de teléfono.
Tomando el teléfono de Lauren, marqué el número.

-Alfa Jauregui- la voz de Lauren resonó. Salté ante lo aterradora y dominante que
sonaba.

-Soy yo, Camila- grité, asustada de nuevo. No estaba bien temerle a Lauren, ella era
mi compañera, pero yo estaba aterrorizada de ella.

-Solo te dije que me llamaras si había un problema. ¿Hay algún problema?.

-Alfa Jauregui, lamento molestarte ... pero hay una mujer aquí... Andrea-. Mi voz era
pequeña y vacilante. Hubo una larga pausa en el otro extremo del teléfono, luego
Lauren suspiró.

-Andrea, mi novia. Sí, ella no te hará daño -me dijo. Tragué saliva, unas cuantas
lágrimas cayeron. Andrea no estaba mintiendo, ella realmente era la novia de Lauren.
-Pero, puedo ver cómo esto podría ser problemático, volveré pronto-. Entonces el
teléfono se cortó. El tono de llamada sonó en mi oído y colgué el teléfono.

La espera de Lauren era aterradora. Estaba tan asustada de que me confirme todo lo
que Andrea dijo, que solo fui elegida para asegurar la posición Alfa de Lauren. Me
entristeció y sentí más lágrimas derramándose. Solo quería ir a casa, con Shawn, con
mi madre, con Donald.

Cuando Lauren regresó, todavía no había salido de la cocina. Oí el portazo de la


puerta de entrada, y pesados pasos caminando dentro de la casa.

-Camila, ven aquí. Ahora-, gritó Lauren, y salí corriendo al salón.

Lauren parecía molesta, con la mandíbula apretada y dura. Llevaba un traje negro; el
cual estaba apretado sobre su cuerpo. Se veía bien, imponía miedo. Mientras
caminaba hacia ella, Andrea se levantó y se acercó a nosotras.

-Lauren, bebé-, sonrió.

-Nunca me has llamado bebé, deja de intentar poner celosa a Camila-, dijo Lauren,
mirando directamente a Andrea. La mujer se veía un poco sorprendida por su
franqueza, pero no pude evitar sentirme un poco satisfecha. Aunque todavía me dolía
saber que Lauren y Andrea estaban saliendo.

-Ahora, aclaremos todo aquí porque tengo trabajo que hacer- gruñó Lauren. Se volvió
hacia mí, -Andrea era mi novia, supéralo-. Luego se volvió hacia Andrea, que parecía
presumida. -Camila es mi compañera elegida, no tú. Entonces vete-.

No estaba segura de quién estaba más sorprendida por sus palabras; yo o Andrea. Su
boca se abrió, y sus ojos mostraban el shock. No había esperado las palabras de
Lauren; y yo tampoco.

-Pero, querías que te diera un heredero-, gritó ella.

Lauren se encogió de hombros.

-Me quedé sin opciones, y necesitaba un cachorro para que se haga cargo de la
manada. Necesito un heredero. Pero, Camila me dará un cachorro. Ella es mi
compañera elegida, no tú.

-Pero ella es débil- Andrea gritó, su rostro enrojeció de ira. -Escuché a la manada
decir que solo obtuvo un tres por su fuerza. ¡Un tres! Eso es patético, ¿por qué
demonios querrías estar con ella sobre mí?.

Sus palabras dolieron, y mi labio inferior tembló. Lauren notó mi disgusto y gruñó a
Andrea.

-Hiciste que mi compañera se pusiera mal-, le dijo bruscamente, -ahora vete. Si


vuelves te arrancaré la garganta con los dientes -. Para expresar su punto de vista,
Lauren dejó escapar un profundo y amenazante gruñido.

Las lágrimas se derramaron de los brillantes ojos de Andrea, y mancharon su


arreglado rostro. Ella se volvió hacia mí, las fosas nasales enrojecidas de ira.

-Lo siento-, le dije, más por impulso que por cualquier otra cosa.

-Que te jodan-, gritó ella, antes de girar sobre sus talones y salir de la casa de
Lauren. La Alfa no parecía ni siquiera perturbada por su reacción, y todavía parecía
sin emociones. Daba miedo, me desconcertaba. Si una escena como esa no provoca
emoción en su rostro, entonces no sabía qué lo haría.

-Tengo trabajo que hacer-, me dijo Lauren, -no te vayas de casa-. Entonces, se fue.
La vi salir aún en shock; No estaba segura de qué decir o cómo sentirme. ¿Debería
haber estado molesta, celosa o enojada? No lo sabía, así que me senté en el sofá y
pensé en todo.

Me sentí mal por Andrea. No pensé que fuera una mala persona, tal vez un poco
condescendiente, pero no una mala persona. Lauren había sido su novia, y le había
dicho que quería que tuviera a sus cachorros. Sin embargo, tan pronto como ella me
eligió; la dejó sin pensarlo dos veces. Honestamente sentí pena por ella.

Frunciendo el ceño, me pregunté si Andrea había estado en lo cierto al decir que


Lauren solo me había elegido porque perdería su título. Lo cuestioné, pero tenía
sentido. Realmente no me quería cerca, por lo que no me habría sorprendido. Pero, si
eso hubiera sido cierto, ¿por qué no se limitó a tomar a Andrea como su compañera?
Tendría que preguntarle a Lauren.

Encendí la televisión y vi una o dos películas hasta que llegó la hora del almuerzo.
Después de eso me aburrí y fui a explorar la gigante casa. Miré a través de los
grandes dormitorios y el gran baño, antes de encontrar una amplia biblioteca.

Exploré un poco más, antes de cansarme de caminar por la casa. Y decidí bañarme en
uno de los baños que vi. Llené el agua caliente con una gama de productos
perfumados. El baño estaba humeante, con burbujas suaves en la superficie del agua.

Me quité la ropa y me metí en el regaño del agua. Al principio me encogí, pero


rápidamente me acostumbré al calor y me relajé. Cerré los ojos y apoyé la cabeza
contra el borde. Seguí pensando en Lauren y Andrea mientras me bañaba.

El agua estaba fría cuando pensé en salir. Pero, antes de que tuviera la oportunidad,
la puerta principal se cerró de golpe.

-¿Camila?- Gritó Lauren, y me quedé inmóvil. No había traído ropa conmigo. No


esperaba estar tanto tiempo en la ducha. -Camila ¿dónde estás?-, Gritó, más enojada
esta vez.

-Estoy en el baño, Alfa Jauregui-, le contesté a gritos.

-Soy Lauren-, respondió entre dientes, mientras la escuchaba arrastrarse por la


puerta. Me levanté rápidamente y me envolví con una toalla. El material era delgado
y solo cubría la mitad de mi cuerpo; hice una mueca, pero me alegré de que cubriera
todas las partes esenciales. -¿Saldrás o no?- Lauren gruñó molesta.

-Sí, pero yo ... um ...- Me detuve, sin saber si tenía la confianza para salir.
-¿Pero qué?- Espetó Lauren. No respondí, simplemente me sonrojé. -Camila, será
mejor que respondas a mi maldita pregunta antes de que derribe esta puerta.

-No estoy decente- finalmente respondí. Mi voz era pequeña y débil; mi vergüenza
obvia. Hubo una larga pausa al otro lado de la puerta, antes de que Lauren volviera a
hablar.

-Eres mi compañera, debería saber cómo es tu cuerpo. Tienes cinco segundos para
abrir esta estúpida puerta antes de que yo entre -. No lo tuvo que decir otra vez, abrí
la puerta. Mis manos temblaban de miedo y anticipación, cuando vi a Lauren.

Se quedó allí, mirándome fijamente, con esa expresión que no revelaba nada.
Todavía me estaba sonrojando locamente, mientras apretaba la toalla con más
fuerza. Entonces Lauren dijo algo que me hizo ahogarme con mi propia saliva.

-Dejar caer la toalla.

-No creo que sea una buena idea.

-No me importa lo que pienses-, respondió Lauren, dando un paso adelante para
estar justo delante de mí. En un impulso, dejé caer mis ojos en señal de sumisión.
Lauren agarró mi barbilla bruscamente, forzándola hacia arriba para que nuestros
ojos se encontraran. -Quitate. La. Toalla.

Hice lo que me dijo.

Lauren dio un paso atrás, con sus ojos vagando sobre mi cuerpo. Su rostro era
impasible, de ninguna manera podía leer lo que estaba pensando. Cuando intenté
cubrir mi cuerpo con mis manos, ella me gruñó. Instantáneamente dejé caer mis
manos a un lado, cambiando de un pie al otro mientras miraba mi cuerpo desnudo.

Sólo se quedó mirando por lo que parecieron horas. Luego extendió la mano y pasó
un dedo por mi cuerpo; su índice recorrió mi pecho, incluidos mis pezones, y luego
bajó por mi estómago; terminando en mi muslo. Me quedé allí; congelada.

Entonces Lauren suspiró profundamente y se alejó. Frunció el ceño profundamente,


formando arrugas en su frente. Luego sacudió la cabeza hacia mí, como si lo
desaprobara.

-Nada. No estás sintiendo ningún deseo. Absolutamente nada-.


-Lo siento, Alfa Jauregui - me disculpé.

Suspiró.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que mi nombre es Lauren?- Se pasó una mano por
la cara, mientras sacudía la cabeza una vez más. -Solo vístete, vamos a salir a cenar.

Asentí que sí, y me escabullí. Me alegré de que Lauren me hubiera elegido sobre
Andrea, pero eso no significaba que no estuviera aterrorizada por ella. Mi compañera
era la Alfa de sangre, y ella me aterrorizaba hasta lo más profundo de mi ser.
Capítulo 6

Me habia puesto un par de jeans negros y un suéter, pero Lauren me dijo que me
pusiera algo más formal. Así que me puse un vestido rojo que me llegaba hasta las
rodillas, era ajustado en la cintura y a partir de ahí estallaba en pliegues rígidos, lo
combiné con unos pequeños zapatos planos negros.

Cuando me encontré con Lauren en la planta baja, me dio un gesto de aprobación.

-Vamos-, dijo, sosteniendo la puerta delantera abierta para mí. Salí y esperé a que
Lauren se uniera a mí. Cuando lo hizo, puso su mano en la parte baja de mi espalda y
me guío a su auto.

Me hizo subir al asiento del pasajero, antes de caminar hasta el asiento del conductor
y encender el auto. Condujimos durante unos minutos en un tenso silencio: para
evitar eso, encendí la rio.

Lauren miró en mi dirección, antes de apagar la radio.

-No quiero escuchar la radio- gruñó.

-Lo siento- susurré, bajando los ojos en sumisión.

Cuando llegamos al restaurante, me sorprendió lo extravagante que era. Todo el


lugar estaba poco iluminado, con pequeñas velas en cada mesa y las cabinas tenían
pequeños focos sobre ellas. Las ventanas de vidrio eran grandes, y mostraban la
oscura calle.

Al entrar en el restaurante, algunas personas nos miraron. Era extraño, porque


aunque los humanos no sabían que Lauren era una Alfa, todos la conocían. Tenía
inversiones en muchos negocios locales e internacionales, y si trataba con su personal
de trabajo de la misma manera que lo hacía con su manada, podía ver por qué
incluso la gente local le temía.

-Señora Jauregui-, dijo el camarero, mirandola nerviosamente. Pero se sorprendió al


verme con ella, no podía imaginar a Lauren teniendo compañía con demasiada
frecuencia. Tampoco estaba exactamente encantada de ser su compañía; pero,
cuando paso, no pude decir nada al respecto. -¿Cabina o mesa?-

-Cabina -, dijo Lauren, con la voz tan fría y rígida como siempre lo fue. El camarero
asintió y nos condujo a una cabina cerca de la parte de atrás. La gente susurró y nos
miró mientras pasábamos, me sonrojé ligeramente, no me gustaba ser el centro de
atención.

Cuando nos sentamos, Lauren me miró.

-Tinto o blanco?- Preguntó. Le di una mirada en blanco, sin saber de qué se trataba. -
¿Vino tinto o blanco?- Aclaró cuando vio mi expresión.

-Blanco- dije, más una pregunta que una respuesta. Nunca había bebido antes, ni
siquiera había pensado en beber. Recordé todas las veces que Shawn se
emborrachaba en las fiestas y me pedía que fuera a buscarlo. Solía tomar prestado el
auto de mi hermana y llevarlo a casa, aunque no era una gran conductora.

Lauren se volvió hacia el camarero.

-Tu mejor botella de blanco- ordenó. El camarero asintió y se escabulló. Todavía


podía sentir los ojos de todos en nosotras, y me retorcí incómodamente. -¿Estás
bien?-, Preguntó.

-Todo el mundo nos está mirando.

Lauren se encogió de hombros.

-Probablemente piensan que eres demasiado joven para mí-. Su mirada me dijo que
no le importaba, ni le importaban las otras costumbres del restaurante.

-¿Crees que soy demasiado joven para ti?-, Le pregunté. Tenía muchas ganas de
saber por qué me había elegido, aparte del hecho de que era "un desafío". Y había
decidido que tenía que tragarme el miedo y hacerle las preguntas que me habían
estado rondando desde que conocí a Andrea.

Lauren me miró por unos segundos, antes de hablar nuevamente.

-Eres joven, no de edad sino tu personalidad. Pero, en realidad no me importa, eres


mía, me perteneces.

Estaba a punto de preguntar otra cosa, cuando llegó el camarero.

-Su vino-. Le mostró la botella a Lauren, quien asintió con la cabeza. Luego el
camarero vertió un poco en dos vasos y le entregó uno a Lauren y otro a mí.
Lauren olió el vino y luego tomó un sorbo. Parecía que sabía lo que estaba haciendo,
así que le copié. No podía decir cómo olía; Excepto fuerte y alcohólico. Pero lo probé,
e hice una pequeña mueca. Tenía un sabor acre, seco y amargo. Pero también hubo
un regusto dulce, que me gustó.

-¿Lo suficientemente bueno?- Lauren me preguntó, y yo asentí con la cabeza. Me


gustó, era extraño, pero me gustaba. -Eso está bien, pero ponlo en el hielo-, dijo
Lauren al camarero. Él asintió y lo colocó dentro de una tina de hielo, no antes de
servirnos un vaso.

-¿Qué les puedo servir para la cena?-, Le preguntó el camarero a Lauren, quien
ordenó algo que sonaba extraño. Luego se volvió hacia mí, -¿y para usted, señorita?-
No estaba segura, pero señalé algo en el menú, no queriendo sonar estúpida al
pronunciarlo mal. El camarero me ofreció una sonrisa y anotó la orden.

-Alfa Jauregui ...- comencé, pero me interrumpió.

-Llámame así una vez más y me enfadaré mucho-, espetó Lauren. Tragué saliva,
asustada, pero asentí con la cabeza.

-Lauren, ¿puedo hacerte algunas preguntas?

-Supongo que tienes preguntas sobre Andrea-, dijo Lauren, una vez que el camarero
se había ido. Asentí, sonrojándome tímidamente, antes de tomar un sorbo de vino.
Con el segundo sorbo, el sabor se volvió más suave y sabroso. -Tienes toda la noche
para preguntar lo que quieras, y te responderé con la verdad.

-¿Cuánto tiempo estuvieron juntas?- Comencé.

Lauren se encogió de hombros.

-Alrededor de un mes o dos. No mucho.

-¿La amabas?

Lauren resopló, en lo que supuse era diversión, aunque, con Lauren, nunca intentaría
adivinar lo que estaba pensando o sintiendo.

-No la amaba, nunca he amado a nadie-. Sus palabras me hicieron pensar en lo que
estaba diciendo.

-Debes sentirte tremendamente sola-, comenté. Lauren me miró por unos segundos;
sus ojos verdes explorando mi cara con cuidado.

-A veces la casa es demasiado grande para uno-, fue todo lo que respondió. Podía
decir por su tono que la conversación no debía ser llevada más allá. No fui estúpida ni
suicida, así que cambié de tema.

-¿Realmente solo me elegiste porque te gustó que no mostré ningún deseo?-,


Pregunté, después de tomar otro sorbo de vino. Cuanto más bebía, más lo disfrutaba.

-He pasado toda mi vida con Lobas que se arrojaban a mis pies, queriendo que las
empareje. Es la naturaleza de las Lobas sentir automáticamente deseo por una
persona de alta posición, por lo que, cuando no lo hiciste, me gustó. Me gustó que no
fueras como las otras lobas.

Lauren se detuvo, pensando, antes de continuar.

-También me gustó que fueras sumisa. Más que el lobo promedio de todos modos.
Cada Loba con la que he estado, siempre ha pensado que podría controlar algún
aspecto de mi manada. Estaba harta de decirle a las lobas que yo dirijo la manada
Endoro, y nadie más. Sin embargo, seguían pensando que si no estaban de acuerdo
conmigo, entonces yo escucharía. Cuando, de hecho, me hacía enojar.

Me gustaba escuchar a Lauren hablar, era lo mas que la había escuchado hablar. Era
una mujer de pocas palabras, y me sentí especial de que se estuviera abriendo a mí.

-Y supe, solo por tu sumisión, que no tendrías el hambre de poder si te convirtieras


en la Hembra Alfa. Espero que si no estas de acuerdo conmigo, dijeras algo, pero que
comprendieras que no somos iguales. Yo soy la Alfa, y no quiero una lucha de poder.

Entendí lo que estaba diciendo, hasta cierto punto. Pero, estuve de acuerdo. Lauren
había pasado su vida aprendiendo sobre como ser una Alfa, entrenándose para ser
una líder. Así que pude ver por qué se molestaría si yo, o alguien que no sabía nada
de manejar una manada, intentará entrar y hacerse cargo.

Asentí con la cabeza a Lauren.

-No quiero liderar tu manada, no sabría cómo- admití. Lauren parecía complacida.

-Lo sé, y esa fue una de las razones principales por la que te quería. No tenías ningún
deseo de ser una Hembra Alfa, o de estar emparejada con un Alfa, así que te quise,
porque sabía que me aplacarías y no harías una pelea por el poder. Sé cómo dirigir mi
manada, y no necesito que nadie trate de adivinar.

Me parece extraño lo bien que entiendo a Lauren de repente. Ella es dominante, y le


gusta estar a cargo. Ella sabe cómo ser una Alfa y, a pesar de la manera
controvertida en que maneja ciertas cosas, su manada la respeta y hace lo correcto
por ellos.

Creo que Lauren es una buena Alfa y entiendo las exigencias de ser una líder firme.
Por lo tanto, nunca intentaría cambiar la forma en que hace las cosas, excepto tal vez
pedirle que no sea tan dura con la gente. Pero, entonces, había estado con ella
durante veinticinco años.

Nuestro camarero entregó nuestra comida, que olía y se veía increíble. Y se fue, no
antes de servirnos otro vaso de vino. Le sonreí en agradecimiento, y Lauren me dijo
que no le sonriera, que era una falta de respeto cuando estaba sentada con ella.
Pensé que solo estaba siendo educada, pero no luché contra ella en ese punto.

-¿Por qué salías con Andrea?-, Le pregunté, cuando comenzamos a comer nuestra
comida. Lauren pensó en la pregunta por unos segundos, tomando un bocado de su
comida, antes de responder.

-Necesito un heredero, Camila. Estoy segura de que entiendes que un Alfa debe tener
a alguien para entrenar, que se haga cargo de la manada cuando llegue a la vejez.
Quiero un cachorro, alguien a quien pueda enseñarle para que lidere mi manada.
Entonces, tomé las medidas correspondientes para tener un heredero -, respondió.

-¿Así que solo estabas con ella para poder tener a tu hijo?- No podía negar que el
hecho me hizo sentir feliz, que ella y Andrea no hablaban en serio y que ella no
estaba enamorada de Andrea, ni había estado enamorada de otra chica
anteriormente. Pero no era tan estúpida como para pensar que eso significaba que
iba a caer de cabeza por mí.

-Sí, quería que ella tuviera a mi hijo. Luego, después de que él naciera, habría
matado a Andrea o la habría enviado lejos. Yo misma hubiera criado al niño -,
contestó Lauren. En su respuesta, mi sangre se enfrió y me congelé.

Me sorprendió, y disgusto. Planeaba embarazar a una mujer y luego matarla una vez
que naciera el niño. Era una cosa bárbara que incluso podría pensar en hacer. Y le
dije eso. Fue algo atrevido para mí, y me asusté cuando lo dije, aterrorizada de que
se enojara conmigo.
Lauren asintió a mis palabras

-Sí, no es algo bueno. Pero, es una cosa necesaria.

-¿Piensas dejarme embarazada y luego matarme?-, Pregunté, las palabras salieron


tan temblorosas como lo estaban mis manos. Puedo sentir las lágrimas formándose
detrás de mis ojos, pero recé para que no se derramaran.

-No, por supuesto que no- Lauren resopló; Como si acabara de sugerir lo más
absurdo del mundo. -Tú eres mi compañera, y quiero que traigas a nuestro cachorro.
Entiendo que hablo como si no me importaras. Pero, sí me importas Camila. Una vez
que estés embarazada, seremos una familia como corresponde.

Sus palabras me relajaron un poco, porque le creo de todo corazón. Es extraño,


porque sé que Lauren no me está mintiendo. No sé cómo lo sé, pero siento que
Lauren no me mintió, o no me ha mentido.

-¿Por qué soy diferente a Andrea? ¿O a todas las otras Lobas? -Pregunté, nerviosa
por la respuesta.

-Siento como si encajaras-, respondió. Estaba confundida con su respuesta.

-Encajo donde?.

-Conmigo. Siento que encajas, y una vez que tengas a mi cachorro, encajaras aún
más -. Lauren se detuvo, mirándome atentamente antes de continuar. -Nunca quise
tener una compañera, eso no es un secreto, pero quería un cachorro, otra vez, no era
un secreto. Sin embargo, tan pronto como te vi sentí que quería una compañera y no
solo para darme un cachorro. Sentí que quería una compañera, para mí. Me siento
egoísta contigo.

-¿Egoísta?.

-Sí- asintió. -Te dije mi deseo por un cachorro, y todavía lo tengo. Pero estoy un poco
preocupada de que cuando te quedes embarazada, el cachorro tendrá tu atención. Y
quiero toda tu atención. Y sé que es ridículo, ser egoísta sobre un cachorro no
concebido, pero lo hago. Te quiero para mí, así que te dejaré para mí -. Lauren
simplemente se encogió de hombros indiferente.

-¿En cuánto tiempo esperas que me quede embarazada?-, Pregunté, nerviosa.

Lauren sabía la respuesta sin pensar; ella ya lo tenía planeado.


-Te daré una semana para acostumbrarte a la vida aquí, entonces, te emparejaré.
Después de eso, te daré un mes para ser mi compañera. Entonces, vamos a tratar de
tener un cachorro -. No había lugar para la discusión.
Capítulo 7

Lauren me preguntó si quería postre, y asenti. Pedimos el postre y hablamos un poco


más. Hubo una larga espera para el postre, y Lauren comenzó a impacientarse. Yo,
por otro lado, seguí bebiendo el vino blanco, más de lo que debería haber hecho.

-¿Dónde está ese maldito camarero?-, Gruñó Lauren molesta. Tomé otro sorbo de
vino, notando que me sentía un poco borracha. Mi cabeza se sentía como si estuviera
nadando, y parecía que Lauren y el restaurante se alejaban. -Voy a buscarlo y
apresurarlo.

Lauren se movió, alejándose de la mesa con frustración. Me reí de ella; No era mi


intención, el sonido simplemente salió. Sorprendida, Lauren se detuvo, congelada en
el lugar como si el tiempo se hubiera detenido repentinamente, luego, lentamente, se
dio la vuelta.

Su ceja oscura se alzó, mirándome con confusión. Me reí de nuevo, antes de


abofetearme la boca de una manera casi ridícula. Lauren me miró por unos segundos;
como si yo fuera una ecuación difícil que no podía entender.

-Lo siento-, me disculpé, antes de reír de nuevo. La segunda vez más maníaca e
histérica. Una vez más, puse mi mano sobre mi boca para amortiguar el sonido.
Lauren se olvidó de su búsqueda por nuestros postres retrasados y se acercó a mí.

-¿Cuánto has bebido?- Lauren exigió, usó su voz dominante. Incliné la cabeza, mis
ojos se posaron en el suelo, pero no pude evitar reírme una vez más. Lauren se sentó
a mi lado y me agarró la barbilla. Ella forzó bruscamente mi cabeza hacia arriba.
Repitió su pregunta, -¿cuánto has bebido?

-Dos vasos, tal vez tres-, respondí, mirando directamente a los ojos esmeralda de
Lauren. Me di cuenta de lo hermosos que son sus ojos: una mezcla giratoria de verde,
menta y oro. Eran impresionantes, si yo fuera una buena artista, habría querido
pintarlos. Quería gritarle al mundo lo asombrosos que eran sus ojos. -Tienes unos
ojos hermosos-, solté.

-Así que crees que tengo ojos hermosos, pero no sientes ningún deseo hacia mí en
absoluto-, murmuró, enojada.

-Me asustas-, admití, todavía mirándola a los ojos. No debería haber estado mirando
fijamente a sus ojos, era una falta de respeto. Sin embargo, Lauren no frunció el ceño
ni rompió el contacto visual. Parecía que le gustaba que estuviera haciendo contacto
visual con ella; No estaba sometiéndome a ella, y le gustó.
-Mucha gente me tiene miedo- comentó.

-¿Eso no te pone triste?

-Se supone que todo el mundo tiene miedo de mí-, dijo Lauren, con un pequeño
encogimiento de hombros. -Si la gente me tiene miedo, no me joden a mí, ni a mi
manada. Entonces, si la gente me tiene miedo, me dejan sola. Sin embargo, no
quiero que estés asustada de mi. Ahora no, somos compañeras.

En ese momento, el camarero apareció con nuestros postres. Lauren se apartó de mí


rompiendo nuestro intenso contacto visual y miró al camarero.

-Hemos estado esperando demasiado tiempo. No lo queremos ahora, devuélvalo y no


pagaré por eso o por el mal servicio de aquí-, dijo bruscamente.

-Lo siento, señora Jauregui...- comenzó el camarero, pero lo corregí rápidamente.

-A ella le gusta que la llamen Lauren-, le dije, con un firme asentimiento de la cabeza.

-No, no lo es-, espetó Lauren, furiosa. Parecía enojada, lista para matar. -Llámame
Señora Jauregui o sino tendremos un problema-. Estaba mirando al camarero,
tratando de quemar agujeros en su piel. El camarero tragó visualmente, antes de
murmurar una disculpa a Lauren y apresurarse a buscar un gerente.

Lauren se volvió hacia mí y frunció el ceño.

-Solo tú puedes llamarme Lauren. No me hagas parecer débil ante los demás -. Sus
palabras fueron duras, y lo dijo con un furioso gruñido de ira. Gemí ante su tono, y
bajé la cabeza. Borracha o no siempre me sometería a un alfa.

Suspirando, Lauren agarró mi barbilla de nuevo.

-Mírame a los ojos-, ordenó, -como antes. Eso estuvo bien-. Fue extraño escuchar a
Lauren describir algo como "bien", pero sonreí ligeramente. Me hizo feliz saber que
estaba disfrutando el estar conmigo.

Quería que me hablara, y ver sus ojos de nuevo. Pero, entonces, arruiné el momento
riéndome una vez más. Rompí el contacto visual para reír y cubrir mi boca, y Lauren
suspiró profundamente.
-Estás borracha, te llevaré a casa.

Lauren sacó algo de dinero de su bolsillo y lo tiró a la mesa. Luego, se levantó y me


hizo un gesto para que la siguiera. Me puse de pie, pero al hacerlo vi que el mundo
giraba ligeramente. Jadeé y me tambaleé sobre mis pies. Lauren me atrapó al
instante.

Agarró mi brazo, sus uñas se clavaron en mi piel debido a su extrema fuerza. Gemí
de dolor, y al instante ella relajó su agarre.

-No puedo caminar- exclamé. Mi voz era aguda y llena de miedo. -Escuché que el
alcohol arruina las células del cerebro. ¿Qué pasa si todas mis células cerebrales
están rotas y ha dañado mis funciones motoras? ¡No podré caminar de nuevo! Y yo...

-Camila, basta-, dijo Lauren. Luego, hizo algo completamente fuera de lugar, puso los
ojos en blanco. Era algo que no esperaba ver hacer a Lauren; Era algo tan juvenil e
inmaduro para ella. Me sorprendió por un segundo, pero siguió hablando.

-Simplemente has bebido demasiado. Eres demasiado pequeña para beber mucho,
especialmente para alguien que no bebe. No has dañado tu cerebro, ni se afectaron
tus funciones motoras ni ninguna otra cosa de las que estas hablando. Has bebido
demasiado.

Deslizó su brazo alrededor de mi cintura y me sacó del restaurante. Sentí que mi


estómago se revolvía y mi cabeza daba vueltas cuando entre en contacto con el aire.
Extendiéndome, me agarré de su traje y lo sostuve para salvar mi vida.

Lauren no se quejó, y me sostuvo cerca de su pecho. Su agarre se sentía casi


reconfortante, y me abrazó con cuidado, lo cual era extraño para alguien que había
matado y torturado. Estaba preocupada de que me fuera a romper, lo noté. Llegamos
al coche de Lauren y ella me levantó para ponerme en el asiento del pasajero.

Estaba cansada. Mientras regresábamos, podía sentir mis ojos cerrándose lentamente
y mi cuerpo sucumbiendo al agotamiento. Me acurruqué en el asiento, mientras
apoyaba la cabeza contra la ventana del coche.

-Camila, no te duermas. Ya casi estamos en casa.

Murmuré de una manera incoherente, y mis ojos revolotearon entre abiertos,


tratando de mantener el sueño a raya. No nos tomó mucho tiempo regresar a la casa
de Lauren, y cuando llegamos estaba demasiado cansada para salir del auto.
Lauren caminó hacia mi lado del auto y lentamente abrió la puerta. Bostezé
pesadamente, preparándome para cerrar los ojos.

-Vamos-, dijo, inclinándose y recogiéndome. Me abrazó de una manera nupcial;


presionándome contra su pecho.

-¿Lauren?- Gemí, presionando mi cara contra su pecho. Ella me llevó adentro, sin
responderme. -Lauren?- le dije de nuevo.

-¿Qué?

-Eres mimosa, como un oso-. Me reí suavemente, enterrando mi cara más cerca de
Lauren. Se quedó callada y continuó llevándome escaleras arriba. Sentí mi cuerpo
siendo colocado sobre una suave cama, y sonreí.

Sin embargo, mi sonrisa se convirtió rápidamente en un ceño fruncido, cuando sentí


que Lauren se alejaba de mí.

-No-, me quejé, agarrando su chaqueta. La miré, mientras ella me daba una mirada
inquisitiva. -No me dejes, eres mi osito de peluche-, hice un puchero.

Lauren hizo una pausa. Luego suspiró.

-Si me quedo contigo esta noche, no puedes enojarte por la mañana. Porque me
pediste que estuviera aquí -. Ella no estaba inventando excusas, me estaba diciendo
un hecho.

-Está bien, abrazame osita -. La atraje más cerca, pero ella simplemente rompió el
abrazo para ponerse de pie. Cuando lo hizo, se quitó la chaqueta y se quitó los
zapatos. Después de eso, caminó hacia el otro lado de la cama y se acostó.

Extendiéndome, agarré su brazo; acercándome a ella. Lauren murmuró algo, que no


escuché del todo, mientras apoyaba la cabeza en sus pechos y presionaba mi cuerpo
contra su costado.

-Me siento incómoda- me quejé, unos treinta segundos después. -Mi ropa pica-. Tiré
del vestido, levantándolo un poco.

-Si planeas desnudarte, avísame para poder prepararme- refunfuñó Lauren,


obviamente molesta por mi comportamiento. Reajusté mi ropa otra vez. -Estoy
hablando en serio, Camila. No puedo emparejarte todavía, así que si planeas usar
poca ropa, avísame para que pueda prepararme. De lo contrario, es posible que no
pueda contenerme.

-Oh-, murmuré, -bien, ¿puedo quitarme el vestido?-, Pregunté. Hubo una larga y
pesada pausa por parte de Lauren. Luego se sentó, empujándome fuera de su
cuerpo. Hice un ruido de queja, mientras salía de la habitación.

Lauren regresó unos momentos después, con una de sus camisas en sus manos.

-Si tengo que abrazarte toda la noche y no llevas nada, no podré controlarme. Así
que tendrás que usar algo que tenga mi olor, o podría volverse loco.

Asentí, mientras me entregaba la camisa. Lauren se apartó de mí cuando me cambié,


me sorprendió, fue diferente de cuando me hizo sacarme la toalla ese mismo día. Me
cambié rápidamente; lo cual era incómodo, porque estaba demasiado cansada para
levantarme.

-Me he cambiado-, murmuré, cuando mis ojos comenzaron a cerrarse de nuevo. Me


acosté en mi almohada; sintiendo su suavidad en mi cabeza. Unos segundos más
tarde, sentí que la cama se hundía cuando Lauren se metió en la cama.

No hice ningún intento de acercarme a ella; lo que la hizo gruñir. Gemí mientras
dormía, golpeando el aire cerca de donde estaba Lauren.

-Abrázame- dijo bruscamente, sonando enojada. Hice lo que me dijo y me recosté en


sus pechos: ella dio otro gruñido, esta vez de satisfacción.

Justo cuando estaba a punto de dormir, me incorporé al instante; con mis ojos muy
abiertos, y mi corazón martillando. Ante mi repentino movimiento, Lauren se levantó
de golpe, de pie junto a la cama, agazapada a la defensiva. Gruñó y sus ojos
escudriñaron la habitación.

-¿Qué? ¿Qué está mal?

-Lo siento- dije, sorprendida mientras miraba a Lauren. Sus manos temblaban, su
cuerpo quería cambiar a su forma de lobo. No pude evitar soltar una pequeña risita. -
Sólo quería saber si la puerta estaba cerrada.

Ante mis palabras, Lauren suspiró profundamente, pasándose una mano por la cara
para mostrar su estrés.

-Cerré las puertas, Camila, lo prometo-. Volvió a la cama y me llevó a su pecho. Me


acurruque en ella, Lauren era cómoda y cálida.

-¿Lo prometes?- Lo comprobaria dos veces.

-Nunca te mentiría-, respondió Lauren. Sonreí ante sus palabras, y me acurruque más
lentamente en ella. Era agradable estar en sus brazos, casi demasiado agradable.
Capítulo 8

Cuando desperté, tenía un fuerte dolor de cabeza, y estaba sola en la cama. Me


encogí, frotándome las sienes, mientras me sentaba en la cama. Recordé todo lo de
la noche anterior, no entendía por qué había actuado de esa manera.

Por supuesto, sabía que era el vino el que me había hecho actuar así, pero todavía
cuestionaba las decisiones que había tomado. Me sonrojé cuando recordé haber
llamado a Lauren 'oso de peluche' y dormí sobre sus pechos durante la noche. Estaba
más allá de la mortificación; Pero Lauren parecía disfrutar de mis abrazos, lo que me
sorprendió enormemente.

Después de tomar algunas pastillas para el dolor de cabeza, me di un baño y luego


volví a dormir. No hice mucho a lo largo del día; Simplemente me relajé y me
recupere. No escuché nada de Lauren, hasta que ella regresó esa noche.

-¿Qué hay para cenar?- Esas fueron las primeras palabras que salieron de su boca
cuando llegó, y no había preparado nada. Le di una mirada en blanco, mirándola con
evidente miedo. No le había hecho la cena, no me di cuenta de que necesitaba
hacerlo.

Al ver mi expresión, suspiró pesadamente.

-Pediremos algo, pero mañana empiezas a cocinar-, me instruyó. Inmediatamente


asentí, sonrojándome por haberla decepcionado. Miré a Lauren, detrás de mis largas
pestañas, y noté las grandes bolsas de color púrpura bajo sus ojos.

-¿Estás bien?-, Le pregunté, un poco preocupada. Lauren trabajó muchas horas. Me


pregunté si todo el trabajo que hace para mantener funcionando el Endoro estaba
afectando su salud.

Sin pensarlo, levanté la mano y la coloqué en su mejilla. Pasé mi dedo índice bajo su
ojo izquierdo, fruncí el ceño mientras lo hacía. Cuando Lauren se congeló, me di
cuenta de lo que había hecho.

-Lo siento-, me disculpé, bajando mi mano y me aleje. Lauren me miró con el ceño
fruncido, antes de que me diera un rápido asentimiento.

-Hay un menú de pizzas en la cocina-, dijo, antes de girarse y subir las escaleras.
Respire hondo, despejando mi cabeza, antes de obtener el menú y pedir una pizza.

Esperé en el sofá, encendiendo el televisor en un reality show. Realmente no lo


estaba viendo. Cuando Lauren regresó, se había duchado y se puso algo casual. Se
pasó una mano por el pelo mojado; mientras se sentaba a mi lado.

-Saca esa mierda, pon el juego y siéntate en mi regazo -espetó Lauren, sonando
enojada. Cambié rápidamente el canal, le puse el juego de softball y la miré con
cautela. Lauren levantó los brazos, haciéndome sitio. Dio un gruñido profundo cuando
no obedecí.

Me moví rápidamente; cambiando de lugar para ponerme en su regazo. Sus brazos se


deslizaron a mi alrededor, mientras me apoyaba en su cuerpo. Sus brazos me
rodeaban como una jaula, envolviéndome en su cuerpo. Como si fuera una respuesta
automática, apoyé la cabeza en su hombro.

-Quiero aparearte-, anunció Lauren de repente, con los ojos fijos en el partido de
softball. -Pero no lo haré-, continuó, sin duda era capaz de escuchar el latido de mi
corazón. -He cambiado de opinión. Ya no te daré una semana, te aparearé en el
momento en que huela tu deseo.

Pensé en sus palabras durante unos segundos.

-Pero todavía no has olido mi deseo.

Lauren finalmente apartó sus ojos del partido y me miró.

-No, porque todavía tienes que sentir algún deseo hacia mí. Pero, encontraré una
manera de hacerte sentirlo. Incluso si me mata, haré que me quieras.

Tragué profundamente, mis ojos se dirigieron hacia abajo mientras mis mejillas se
iluminaban. Me asustaba pensar qué pasaría si no sentía ningún deseo hacia Lauren
en un corto plazo. No es que no encontrase a Lauren atractiva, porque lo hacía, era
que todavía le tenía miedo. Lo sabía; Me tomaría un tiempo dejar de tenerle miedo.

-¿Lauren?- Pregunté, recostando mi cabeza en su hombro de nuevo.

-¿Sí?

-Quiero desearte- respondí. Me estaba sonrojando de un rojo brillante, absolutamente


mortificada por lo que estaba diciendo, aunque sentía que necesitaba saberlo. Lauren
no me respondió, así que me aparté un poco y miré sus ojos verdes. -Lauren? ¿Me
harás desearte?
Hubo una larga y pesada pausa, luego Lauren negó con la cabeza.

-No, no lo haré. Puedo, pero no lo haré. Si empiezo a complacerte, sentirás deseo,


pero sería forzado, artificial. Y no quiero eso, y tú tampoco. Le he hecho eso a las
mujeres en el pasado, pero no te haré eso a ti.

-¿Cómo sentiré deseo hacia ti?

Lauren dejó escapar una pequeña risita, pero estaba llena de amargura.

-Camila, si lo supiera, ya me habría asegurado de que lo hubieras sentido. Porque


quiero que me desees por ti misma, solo espero que sea pronto.

Asentí levemente, y recosté mi cabeza en su hombro.

-Oh, también moverás todas tus cosas a mi habitación. Vamos a compartir mi cama
de ahora en adelante, no hay discusión sobre el tema.

La noche siguiente, tuve la cena lista para Lauren cuando regresó a casa. Le había
hecho una cazuela, y me alegré cuando lo disfrutó.

-Me gustó la comida- asintió, limpiándose el borde de la boca, - estuvo bueno-.

-Lo haré de nuevo en otro momento- sonreí; Me alegró el haberla complacido.

-Bueno. Me voy a cambiar -. Salió de la habitación, mientras yo quitaba los platos,


sonriendo alegremente. Alcanzando la ventana, encendí la radio. Estaban pasando
música suave. Tarareé, mientras lavaba los platos.

De repente, una mano me rodeó la cintura y salté. Los pechos de Lauren se apretaron
contra mi espalda mientras sus brazos se envolvían alrededor de mi cintura. Grité
levemente en shock, cuando Lauren se inclinó y presionó su cara contra mi cuello. Se
rió entre dientes, obviamente estaba de buen humor, y su aliento sopló sobre mi piel.

Me estremecí ligeramente, causando que apretara su agarre en mis caderas. Lauren


presionó sus labios contra mi cuello, besándolo suavemente. Me sorprendió, nunca
antes me habían besado en el cuello.

Me congelé ligeramente, mientras Lauren continuaba presionando besos sobre mi


piel. Dejé que mi cabeza cayera ligeramente hacia atrás, mientras sentía sus dientes
sobre mi piel. Respiré profundamente, pesadamente, mientras Lauren seguía
besando; y frotaba sus caderas suavemente contra mi trasero.

Se sintió bien, y lo disfruté. Me pregunté cómo se sentiría si me besara realmente,


labios contra labios. Me pregunté cómo sería pasar mis manos sobre su piel. Me
pregunté cómo se movería si ella me hiciera el amor. Gemí, mientras seguía
besándome.

Ante el sonido, Lauren se alejó de mí, con los ojos muy abiertos y en shock.

-Deseo- se ahogó, -Huelo tu deseo-. Sus palabras fueron un shock para mí, pero yo
estaba feliz. Sentí deseo hacia Lauren, y estaba feliz. Pero ella no lo estaba.

Dio un paso atrás, pasando una mano por su cara. Estaba confundida, ella había
querido que sintiera deseo desde el momento en que nos conocimos, pero tan pronto
lo sentí, se alejó de mí como si estuviera enferma.

-Pensé que querías que te deseara- susurré, con lágrimas llenando mis ojos. Las
lágrimas no derramadas habían hecho tambalear mi voz. Al oír mi voz, los ojos de
Lauren se fijaron a los míos. Al ver mi malestar, suspiró pesadamente.

-¿Por qué estás molesta, ahora?-, Exigió, sonando enojada.

-Me estás rechazando. Ahora no me quieres.

-No seas tan tonta, por supuesto que lo hago- dijo bruscamente. Luego, dio media
vuelta y salió de la casa. Gemí al oír el ruido de la puerta frontal cerrándose de golpe.
No me gustaba cuando Lauren estaba enojada, su ira siempre me asustaba.

Lauren no regresó a casa esa noche, así que dormí sola en la cama. Me preocupé por
Lauren, por si había dormido. No pude evitar preocuparme aún más por su salud; no
dormía a menudo, y trabajaba demasiado.

Cuando llegó el mediodía todavía no había escuchado nada sobre ella, decidí que
necesitaba ver a Lauren. Así que me vestí con un vestido morado, y salí de casa.
Todavía salía de casa acompañada por Lauren, y eso solo fue en una ocasión. Así que
no estaba segura de a dónde debería ir.

Pero, sabía que la oficina de Lauren estaba en el gran edificio cerca de la entrada de
la aldea de la manada. Así que me dirigí en esa dirección. Me estaba tocando las
manos con nerviosismo, ocasionalmente empujando mi cabello detrás de mis orejas.
Cuando entré por primera vez en el pueblo de la manada, me sorprendió ver lo
ocupados que estaban. La manada trabajaba en tiendas con amigos y familiares.
Conversaban mucho y reían felizmente. Me pareció extraño.

En mi cabeza siempre había pensado que la manada de Endoro habría sido reservada
y sobria, simplemente por el rigor de su Alfa. Pero probablemente todos estaban de
acuerdo con las decisiones de Lauren y ella los trataba bien. Entonces, tal vez, fui
rápida en juzgar cuando no estaba en la manada.

Mientras caminaba por la avenida principal de la aldea, un hombre, de unos veinte


años, se fijó en mí. Sus ojos se abrieron en shock, y rápidamente inclinó su cabeza
hacia mí en sumisión.

-Buenas tardes, hembra alfa Jauregui- dijo.

No sabía qué hacer. Siempre fui la sumisa y nunca antes se habían sometido a mi.
Tampoco sabía cómo reaccionar al ser llamada la "Hembra Alfa" y tenía el apellido de
Lauren. Todo fue un shock, pero sabía que tenía que responder.

-Gracias- dije, sonriendo levemente al hombre. Él asintió de nuevo, antes de alejarse.


Otros siguieron su ejemplo, cuando descubrieron quién era, mientras caminaba por la
aldea de la manada me sonroje en un rojo brillante, avergonzada.

Cuando pasé junto a una pareja de ancianos, los oí hablar y me sonrojé aún más.

-¿No es hermosa la Hembra Alfa?- La anciana susurro, hablando más fuerte de lo que
ella creía que lo hacía.

-Sí, no es de extrañar que la Alfa la haya elegido-, respondió su esposo.

-Esperemos que ella pueda hacer que la Alfa se olvide de Alyssa. La pobre mujer
nunca ha podido superar lo que ella hizo -. Las palabras de la mujer me intrigaron e
hice un puchero. Me pregunté quién era Alyssa, y si era ella la que había dejado a
Lauren sin emociones y cerrada.

Cuando llegué al gran edificio, donde estaba la oficina de Lauren, le pregunté a un


lobo de manada, de una edad similar a la mía, dónde estaba la oficina de Lauren.

-Hembra alfa Jauregui, déjame mostrarle el camino-, dijo, inclinando la cabeza y


apartando los ojos.
No me gustaba que todos se sometieran a mí, me hacía sentir sola. Sabía el hecho de
que ahora yo era su superior y sólo tendría una relación profesional con los demás,
aparte de Lauren. Que todo el mundo fuera tan frío conmigo me hacía sentir muy
sola.

El lobo de la manada me dejó fuera de la oficina de Lauren, que estaba en el piso


superior. Hice una pausa por un segundo, antes de llamar a la puerta. Hubo una larga
pausa, antes de escuchar la voz ronca de Lauren.

-¿Qué desea?.

-Lauren, soy yo- respondí, mordiéndome el labio inferior. Hubo otra pausa, antes de
que la puerta se abriera. Levanté la vista hacia Lauren, y no se veía feliz.

-¿Qué?- Gruñó, bloqueando la puerta con su cuerpo.

-Estaba preocupada por ti-, admití, -después de lo que pasó anoche. Solo quería
asegurarme de que estabas bien. ¿Dónde dormiste?

-Dormí en mi oficina-, respondió Lauren, con voz sospechosa.

-No creo que eso sea muy bueno para ti, Lauren. Te enfermarás si sigues trabajando
tan duro. ¿Volverás a casa esta noche?

La miré a los ojos, esperando que mi voz sonara tan valiente como quería. Lauren
solo me miró, como si estuviera loca. No entendí su comportamiento, pero me quedé
en silencio.

-Sí-, finalmente respondió, -estaré en casa a las ocho.

-Está bien, tendré lista la cena-. Sonreí, antes de ponerme de puntillas y depositar un
suave beso en su mejilla. Fue un movimiento audaz por mi parte. Pero lo hice de
todos modos, sonrojándome, antes de alejarme y ofrecerle una pequeña sonrisa. Se
veía muy asombrada. -Te veré en casa.
Capítulo 9

Cuando Lauren regresó, cenamos juntas en silencio; Luego limpie los platos mientras
Lauren veía la televisión. Al entrar al salón, Lauren me miró con una pequeña
sonrisa.

-Ven, siéntate-, dijo, levantando los brazos para que me sentara en su regazo.

Le ofrecí una pequeña sonrisa, antes de acercarme y sentarme en su regazo. Me


acurruqué y apoyé la cabeza en su hombro.

-Lauren, no entiendo- dije.

Lauren hizo una pausa,

-¿Qué no entiendes?-

Me reí un poco por la declaración.

-Hay muchas cosas que no entiendo, Lauren. Pero estoy hablando de lo de ayer. Sentí
deseo por ti, pero no me quisiste, y desde que te conocí, querías que lo sintiera.
Entonces, ¿por qué huiste de mí en el momento en que sucedió?

Lauren frunció el ceño, mirándome por unos minutos, antes de que la esquina de sus
labios se levantara un poco.

-Lo que sentiste ayer fue deseo sexual, querías aparearte conmigo. Y, sí, quiero que
sientas deseo sexual, pero no hasta que sientas un deseo normal. Quiero ambas
cosas de ti.

-¿Cual es la diferencia?- pregunté, confundida.

-El deseo sexual, es la falta de sexo, el deseo de emparejarte. El deseo simple, es


simplemente la necesidad de algo. La necesidad de mí-. Lauren me miró por un
segundo más, antes de girarse para mirar la televisión de nuevo. Pensé en sus
palabras por un minuto, antes de que todo pareciera tener sentido para mí.

-Tienes miedo- solté. Los ojos de Lauren se clavaron en los míos, y me miraron antes
de que ella gruñera. El sonido era bajo y áspero, lleno de dominio. Quería someterme
a ella, todo mi cuerpo quería desmoronarse a sus pies. Pero, mantuve su mirada. -No
quise molestarte, Lauren- comencé.
-Entonces no sugieras que estoy asustada, no soy tan débil como para sentir eso-.
Espetó furiosa, con los dientes apretados.

-Tener miedo no te debilita, Lauren. Te hace normal-, le dije con una pequeña
sonrisa. -Pero lo que quise decir fue qué tienes miedo de que solo sienta deseo sexual
hacia ti y no deseo normal. Estás preocupada de que no te quiera.

-Estás siendo absurda, estás--

-Es por eso que no viniste a casa anoche, ¿verdad? Porque no quisiste enfrentarme,
tenías miedo de que no te quisiera, excepto por razones sexuales-. Repentinamente
todo fue muy claro, entendí todas sus acciones de la noche anterior. Lauren no
respondió, solo se burló.

Me reí por su reacción; ella estaba actuando infantilmente. Me frunció el ceño


profundamente,

-No te rías de mí-. Sus palabras solo me hicieron reír más, y tuve que morderme el
labio. -En serio, no te rías de mí- gruñó Lauren.

Todavía estaba sentada en su regazo, así que enterré mi cara en su cuello para
ocultar mi risa.

-Lo siento- dije, con una risita, -no te enfades-. Me reí de nuevo.

-No estoy enfadada-, suspiró Lauren, -es bueno que ya no me tengas miedo-. Sus
brazos se apretaron a mi alrededor, y saqué mi cabeza de su cuello. -No te sometiste
a mi, eso fue algo bueno-. Se encogió de hombros, tratando de sonar casual.

-Hoy la gente se sometió a mí-, respondí, mirando profundamente sus ojos. Una vez
más, el verde me hechizó con su belleza. Lauren asintió levemente.

-Espero que sea así, eres su Hembra Alfa. Si no lo hubieran hecho, me habría
enfadado.

-Me hizo sentir sola. Como si fuera diferente, una extraña. Debes haberte sentido así
toda tu vida. Debió de ser horrible cuando eras una niña. No saber si a la gente le
gustabas por ti, o porque eras la futura alfa.

Hubo una gran pausa, mientras nos mirabamos. Sus ojos brillantes me miraban
fijamente, sus ojos me estudiaban de cerca. Quería decir algo, podía ver eso, pero se
estaba conteniendo. Quería abrirse a mí, pero simplemente no estaba lista. Todavía.

Sonreí con tristeza, antes de ahuecar su mejilla con una de mis manos.

-Alfa Jauregui, tu vida debe ser tan solitaria.

Unas horas más tarde, cuando nos acostamos, Lauren me abrazó estrechamente.
Estaba de espaldas a ella, mientras su cuerpo se enroscaba alrededor del mío.

-Camila-, me susurró al oído, cuando estaba a unos segundos de quedarme dormida,


-por favor, quitame esta soledad-. Entonces, me dormí.

Otra semana pasó rápidamente, y pronto Lauren y yo caímos en una rutina. Ella
trabajaría durante los días, y me quedaría en casa o daría un paseo por el territorio,
antes de pasar las noches juntas. Todo fue muy mundano. Me sorprendió lo normal
que era una vida con la Alpha de sangre.

Me estaba acomodando mucho más a Lauren, acostumbrándome a ella. Con sus


cambios de humor repentinos, comportamiento dominante y actitud anticuada. Me
tomó unos días darme cuenta de que ella creía que los hombres salían a trabajar,
mientras que la mujer se quedaba en casa.

Estaba bien con eso, porque la mayoría de los hombres lobo también lo creían. Así
era con nuestros antepasados, hombres cazando, mientras que las mujeres tenían
cachorros, y las tradiciones realmente no habían cambiado. Por supuesto, algunas de
las mujeres de los tiempos modernos salen a trabajar; pero no era para todas las
manadas, el Alfa tenía que aceptarlo.

En la manada de Endoro, ninguna de las mujeres trabajaba. Sin embargo, Lauren se


aseguró de que todas las mujeres se reunieran regularmente para que no estuvieran
aisladas. Ella también se aseguró de que todos los hombres de la manada trabajaran,
a menos que fueran ancianos.

Entonces, después de dos semanas de estar con la manada Endoro, Lauren me dijo
que tenía que ir a uno de los almuerzos con las demás mujeres de la manada. El
almuerzo se hacía en uno de los restaurantes del pueblo de la manada y todas las
mujeres tenían que ir.

Lauren llegó a casa una hora antes del almuerzo y me dijo que me llevaría. Me sentí
un poco aliviada, estaba nerviosa. Siempre se me dificulto hacer amigos,
especialmente con otra mujer. Y como yo era su hembra alfa, sentí que sería aún
peor.

-¿Está bien?- Le pregunté a Lauren, caminando hacia la cocina donde estaba ella
comiendo un sándwich que le había hecho. Lauren estudió mi atuendo. Había elegido
un vestido rojo escarlata largo hasta la rodilla, que tenía un estilo de los años
cuarenta. Lo combiné con un par de tacones rojos, un lápiz de labios a juego y una
pequeña bolsa. Mi pelo rizado sobre mi hombro.

Lauren no respondió, solo me miró fijamente.

-Es demasiado, ¿no?- Me preocupé, pensando que todos se reirían de mí. -Voy a
cambiarme.

-No- gruñó. Saltando, me agarró del brazo antes de que pudiera salir de la cocina. -
Te ves hermosa, no te cambies-. Lauren me ofreció una pequeña sonrisa, casi
avergonzada, antes de alejarse y volver a su almuerzo.

Me sonrojé con sus palabras, antes de tomar asiento en el mostrador de la cocina. No


somos personas ruidosas; así que a menudo era silencioso entre nosotras. Sin
embargo, nunca fue incómodo, estábamos acostumbradas a nuestra tranquila vida
vida.

Cuando llegó la hora del almuerzo, Lauren me acompañó a la aldea de la manada.


Cuando comenzamos la caminata, la mano de Lauren tomó la mía. Miré en shock
hacia abajo a nuestras manos unidas, antes de mirar a Lauren. Ella miraba al frente,
ignorando por completo el hecho, fingiendo que era normal para nosotras. Así que
seguí caminando, y simplemente permití que sucediera.

-Antes de que me olvide-, dijo Lauren mientras caminábamos, -no dejes que la gente
te llame por tu primer nombre. Deben llamarte Hembra Alfa y nada más. Sé que no
te gusta, pero tienen que hacerlo.

-Está bien- asentí, dándole una triste sonrisa. Tenía la esperanza de hacer amigos, y
sabía que no los haría si tuvieran que usar mi título para dirigirse a mí.

-No te pongas nerviosa-, me susurró Lauren cuando nos acercamos al restaurante. -


Tú eres su hembra alfa-. Trataba de tranquilizarme, a su manera; Fue bueno saber
que le importaba.

Había algunos hombres, también dejando a sus compañeras, en el restaurante. Sin


embargo, debido a la gran cantidad de Lobas, había unos pocos machos sin pareja
merodeando afuera. A Lauren no le gustó eso, especialmente cuando unos pocos me
miraron más tiempo de lo que era respetuoso.

Fuera del restaurante, una mujer de mediana edad nos vio y sonrió alegremente. Ella
tenía el pelo rubio corto, que caía hacia un lado, y llevaba un vestido de encaje
negro.

-Alfa Jauregui, Hembra Alfa Jauregui- inclinó la cabeza.

-Hola, Arlene- dijo Lauren a la mujer. Parecía amigable, y me dio una gran sonrisa,
no pude evitar devolverle la sonrisa. -Espero poder depender de ti para que cuides a
mi compañera hoy-. La voz de Lauren le dijo que si ella no podía "depender" de ella,
Arlene estaría en problemas.

-Por supuesto que lo haré, Alfa- Arlene le devolvió la sonrisa. Ella era una buena
dama, parecía genuinamente preocupada. Había pasado mucho tiempo desde que
había visto a alguien tan feliz, no podía dejar de gustarme.

Lauren se volvió hacia mí y asintió levemente.

-Te veré en casa esta noche- dijo. Sonreí, y asentí con la cabeza. Lauren se detuvo,
como si quisiera decir algo más, antes de que sus ojos mirarán alrededor del área.
Cada ojo estaba en nosotras.

Lauren me agarró con fuerza del cuello y me sorprendí. Rápidamente, se inclinó y me


besó. Sus labios se sellaron sobre los míos, de forma apresurada. El beso no duró ni
un segundo, y no me di cuenta de que había sucedido hasta que terminó. Siempre
pensé que mi primer beso habría sido como en las películas: mágico y amoroso, algo
que traía mariposas a mi estómago.

Sin embargo, no podía recordar nada de mi primer beso. Sucedió tan rápido, que tuve
que preguntarme si realmente había sucedido. Pero con la forma en que los ojos de
Lauren se clavaron en los míos y me observaron de cerca, supe que había sucedido.

Lauren me dio otro asentimiento, antes de girarse y alejarse. La gente se sometió a


ella mientras se alejaba. Solo cuando la vi irse, me di cuenta de cuánta gente había. Y
los machos sin pareja ya no miraban en mi dirección.

Yo, entonces, entendí el significado del beso. Era una forma de advertir a los hombres
que estén lejos de mí. Su posesividad era casi divertida, especialmente porque nadie
se atrevería a robar a la pareja de la Alfa de Sangre.
Arlene me llevó al lugar y todas las mesas se habían juntado para formar una gran
plaza alrededor del interior. Me llevó a un asiento, cerca del centro, y se sentó a mi
lado. Hablamos un poco, mientras la habitación se llenaba con otra mujer.

La manada de lobos promedio tenía unos cuarenta lobos, pero la manada de Endoro
tenía sesenta lobos. Éramos una manada grande, con aproximadamente treinta
Lobas. Así que el pequeño restaurante se llenó rápidamente, y estaba muy apretado.
Pero fue bonito, fue comunal.

-Entonces, cariño, ¿cómo te estás adaptando a la vida aquí en Endoro?- Arlene me


preguntó, mientras sus amigas se sentaban a nuestro alrededor. Todas eran más
mayores que yo, pero parecían estar bien. Lauren me había dicho que no permitiera
que las lobas me llamaran por mi nombre, pero cariño no era mi primer nombre, así
que, técnicamente, no la estaba desobedeciendo.

-Es muy diferente, a mi antiguo manada- respondí, -pero vivir con Lauren, quiero
decir con la Alfa Jauregui, fue lo más importante a lo que tuve que acostumbrarme-.

Arlene asintio.

-Sí, recuerdo cuando fui elegida por Steve. Fue tan extraño-, se rió. La otra mujer
estuvo de acuerdo, y comenzó a hablar de su propio compañero. Eché un vistazo
alrededor de la habitación. Las mujeres se conocían y conversaban entre sí en
pequeños grupos. Me sentí un poco sola, a pesar de que Arlene y sus amigas estaban
tratando de incluirme.

La mujer parecía agradable y se esforzó por hablar conmigo durante el almuerzo.


Pero me sentía incómoda. Tal vez estaba siendo paranoica, pero sentí que todas me
estaba juzgando, en silencio por supuesto, y todavía me veían como una extraña.
Quería estar en casa, en los brazos de Lauren. La realización me sorprendió
enormemente; Me había vuelto muy dependiente de ella.

Después de que terminamos de comer, alguien golpeó un vaso y todas se callaron.


Miré hacia el otro lado de la habitación y vi a una mujer pelirroja que estaba de pie.
Andrea, la ex novia de Lauren. Se veía tan hermosa como siempre, con una camisa
ajustada y una blusa rosa.

Se puso de pie, con el vaso en la mano. Ella sonrió a las mujeres que estaban en la
habitación, y miraron hacia ella.

-Entonces, como todos sabemos, las mujeres de la manada son las personas más
importantes-, bromeó, unas cuantas mujeres gritaron mientras todas las demás se
reían. Andrea continuó su discurso.

-Sin embargo, tenemos que trabajar juntas para apoyar a nuestra manada, a
nuestros compañeros, a nuestra Alfa-. Sus ojos me miraron brevemente, cuando
mencionó a Lauren, antes de continuar. -Como todos ustedes ya saben, la Alfa
Jauregui recientemente eligió una compañera. Hoy es la primera vez que se une a
nosotras.

Todos los ojos se volvieron hacia mí, y escondí mis manos temblorosas debajo de la
mesa. Odiaba cómo todos me miraban, y un pequeño rubor llenó mis mejillas. No
quería ser el centro de atención. Andrea me dio una sonrisa condescendiente, sus
ojos parecían crueles. Sabía que el discurso no saldría bien.

-Ahora nuestra nueva Hembra Alfa, Mila- continuó Andrea.

-Camila- la corregí con una voz tranquila.

-Lo siento, Camila-. Ella puso los ojos en blanco, deliberadamente siendo irrespetuosa
al no usar mi título. Algunas mujeres en la habitación se encogieron ligeramente, pero
no la detuvieron. -Las hembras aquí, en la manada Endoro, se cuidan unas a otras y
se cuidan la espalda. Eres el nuevo miembro de la manada, así que tenemos un
problema allí.

Quería preguntar por qué había un problema, pero me quedé en silencio y escuché.

-Respetamos a nuestros compañeros aquí y a nuestra Alfa. Sin embargo, por lo que
he oído, no respetas a tu compañera, ni a tu Alfa-. Sus palabras me hicieron entrar en
pánico, no sabía qué iba a decir.

-Andrea- advirtió Arlene, no luciendo feliz. Andrea la ignoró.

-No solo te forzaste en la vida de la Alfa Jauregui, mintiendo sobre un embarazo para
que te eligiera. La obligaste a dejar a su novia y te dio dinero. Nunca te llamaré mi
Hembra Alfa porque no mereces estar con nuestra Alfa

-Estás mintiendo- exclamé, las lágrimas caían de mis ojos. Estaba triste porque ella
decía cosas tan odiosas, estaba enojada porque intentaba lastimarme, pero, más que
nada, me preocupaba que las otras mujeres le creyeran. -No hice nada de eso.
Lauren me eligió porque me quiere-, olfateé.

-Oh, por favor- Andrea bufó, mirándome como si fuera una niña. -Eres una niña
patético que fue fácil para Lauren. Ella solo te tomó como compañera, porque fingiste
estar embarazada-.

-No lo hice- grité, sacudiendo la cabeza. Eché un vistazo a la habitación y vi a algunas


de las mujeres mirándome con disgusto. Estaba mortificada, le creían. Entonces,
agarré mi bolsa y salí corriendo del restaurante mientras lloraba.
Capítulo 10

Enojada, Lauren irrumpió en la habitación.

-¿Que pasó?- Gruñó, furiosa. Solo había estado en casa en cuestión de minutos, pero
todavía lloraba por la humillación de Andrea. Ver a Lauren fue agradable; ella era
familiar para mí.

Corrí hacia Lauren, y rápidamente lancé mis brazos alrededor de ella. Lauren se
sorprendió, y se quedó rígida por unos segundos, mientras agarraba su camisa y
sollozaba. Pero después de una pausa momentánea, me levantó y nos llevó hasta el
sofá.

No mostró ninguna simpatía por mí, simplemente me abrazó mientras lloraba. Mi


cabeza se hundió en su cuello, mientras agarraba su camisa, casi rasgándola.

-Toda la manada me odia-, lamenté, mis lágrimas mojaban la camisa de Lauren, pero
no se quejó.

-No, no lo hacen-, me dijo Lauren, con fiereza en su voz. -Tú eres su Hembra Alfa, te
adoran y te respetan. Si no lo hicieran, los mataría a todos. Ahora, dime por qué
piensas así?

Entonces, le conté lo que hizo Andrea. Lloré mientras le contaba, ocasionalmente


hipaba entre palabras: cuanto más le contaba, más me enojaba.

-Ellas le creyeron, Lauren, todas le creyeron- terminé.

-Aclaremoslo - espetó Lauren, enojada, mientras me levantaba de su regazo y se


levantaba. La mire con confusión. -Ve, cambiate tu ropa y arregla tu maquillaje. Y,
tráeme una camisa mientras estés ahí arriba.

Hice lo que me dijo, y rápidamente me cambié. Agarré para Lauren una camisa azul
oscuro y se la llevé. Rápidamente se cambió la camisa, antes de tomar mi mano.

-Lauren, ¿a dónde vamos?- Pregunté, asustada, mientras me jalaba hacia la puerta.

Haciendo una pausa, Lauren se volvió hacia mí y ahuecó mis mejillas con sus manos.

-No voy a permitir que Andrea se salga con la suya. La pondré de ejemplo. Voy a
poner en orden a todos los miembros de esta manada-. dejó caer sus manos, antes
de tomar mi brazo y sacarme de la casa.
Fuimos a la aldea de la manada. Lauren estaba furiosa. Estaba aterrorizada de que
ella me hiciera responsable por la muerte de alguien.

-Lauren, realmente necesitas calmarte- siseé, asustada.

-No, no lo hago. Nadie trata a mi compañera de esa manera.

Cuando llegamos a la aldea, el agarre de Lauren en mis manos se apretó ligeramente.


No me tranquilizó, ni me asustó. Pero, hizo que mi preocupación aumentara. El
pueblo estaba ocupado; la gente estaba en todos lados.

-Silencio-, gritó Lauren, casi todos se encogieron y se sometieron. Yo también lo hice.

-Que alguien me traiga a Andrea Falster, ahora- ordenó Lauren, -y quiero que todos
los hombres, mujeres y niños estén aquí en los próximos tres minutos. No importa lo
que estén haciendo-. Su voz era fuerte, dominante y llena de rabia. Sonaba como una
verdadera alfa.

Lauren era confiada, directa, llena de control y poder. Y yo era todo lo contrario.
Éramos muy diferentes, pero por alguna razón encajamos.

Incluso si las cosas fueran complicadas y confusas entre nosotras, no significaba que
no me importara Lauren o que no quisiera estar con ella. Hubo muchos momentos en
los que estaba aterrorizada de ella, pero también hubo otros en los que me mostró
cuánto se preocupaba por mí, incluso si era de la manera incorrecta.

Cuando se reunió toda la manada y Andrea fue traída frente a nosotras, Lauren se
dirigió a todos.

-Como saben todos los miembros de la manada, hoy hubo un almuerzo para todas
las hembras de la manada. Estoy segura de que la mayoría de ustedes sabe que tomé
una compañera recientemente. Y mi compañera, su Hembra Alfa, estuvo allí, en el
almuerzo. Sin embargo, hoy a algunas de las hembras les disgustó mi compañera-.
Me hizo un gesto.

-Una de las hembras de la manada decidió hacer que no les gustará mi compañera,
su Hembra Alfa. Ella inventó mentiras, para lastimar a mi compañera, y habló mal de
ella a propósito-. Le hizo un gesto a Andrea, que estaba frente a Lauren el miedo se
podía ver en sus ojos.
-Todo lo que dijo sobre mi compañera; la forma en que me manipuló para que la
eligiera, el hecho de que ella mintió sobre un embarazo y que solo está usando mi
dinero. Todas esas cosas son mentiras. Primero, mi pareja y yo nos conocimos en el
apareamiento, en la Ceremonia, por primera vez. En segundo lugar, mi compañera
era virgen antes de conocerme. Y por último, mi compañera no ha gastado nada de
mi dinero, tuve que obligarla a que me permitiera comprarle ropa -. Unos cuantos
machos se rieron, e incluso yo sonreí levemente.

-Sin embargo-, continuó Lauren, -incluso si esos rumores fueran verdaderos, y no lo


son, mi compañera sigue siendo la Hembra Alfa. Ninguno de ustedes me faltaría el
respeto de esa manera, así que nunca le falten al respeto a mi compañera.
¿Entendido?-

Todos en el área asintieron, antes de que escuchara un coro de; -Entendido, Alfa-.
Hubo una pausa momentánea, antes de que Lauren se volviera hacia Andrea.

-Lo que has hecho es inexcusable. Ahora serás castigada-. Lauren se detuvo, mirando
a Andrea. Su pelo rojo estaba desordenado, por la lucha con los miembros de la
manada que la trajeron, y sus ojos estaban muy abiertos y húmedos con lágrimas no
derramadas.

Lauren levantó su puño y la golpeó. Me estremecí, sorprendida por sus acciones.


Andrea gritó, antes de caer al suelo. La cara de Lauren estaba completamente en
blanco, sin emociones y vacía. No era Lauren, era la Alfa de sangre.

Dando un paso adelante, Lauren avanzó hacia Andrea y continuó golpeándola.


Golpeaba cualquier otra parte de su cuerpo, estaba infligiendo dolor a su antigua
novia. Me estaba destrozando, era horrible verla hacer eso.

Miré a los miembros de la Manada y noté cómo la mayoría de las lobas y los niños
miraban hacia otro lado. Ellos tampoco pudieron soportarlo. Algunos seguían
mirando, al igual que los machos en la Manada. Tenía la sensación de que era una
ocurrencia normal para todos ellos.

Miré a Lauren y me di cuenta de algo; ella no era una persona mala, solo tenía un
mal genio. A pesar de que Lauren tenía la cara seria, podía ver la fiereza en sus
hermosos ojos verdes. Nadie estaba tan cerca de ella como yo, por lo que no lo
podían ver.

Pero yo podía, ella estaba perdiendo el control. Andrea estaba inconsciente, pero
seguía golpeándola. Sus ojos se estaban volviendo de enojados, a salvajes. Estaba
perdiendo el control sobre la poca humanidad que tenía.

Corrí a su lado, y vi a unos cuantos hombres dando un paso adelante, preocupados.

-Lauren- susurré en voz baja, esperando que nadie más escuchara. -Lauren, ya es
suficiente. La matarás si continúas- susurré.

Lauren se detuvo, antes de mirarme. La sangre le había salpicado en todo el cuerpo,


cubriendo su atuendo, manos y cara. Sus nudillos se veían magullados. Me miró,
realmente me miró; Como si fuera la primera vez que me veía. Luego, se alejó del
inconsciente y sangriento cuerpo de Andrea. Su rostro estaba desfigurado y
magullado, me sentí enferma con solo mirarla.

Paré la bilis que subía por mi garganta tragándola. Me dirigí a la persona más cercana
a nosotras, era Beta Hansen. No éramos cercanas, de hecho tenía miedo de ella. Solo
nos habíamos visto una vez, pero ella había amenazado con pegarme y eso no me
gustaba. No creía que nuestra relación estuviera mejor, pero ella era la más cercana
a mí.

-Consigue al doctor de la manada, ella necesita tratamiento inmediato- ordené. Era


extraño hablar con alguien así, pero sabía que Lauren estaba demasiado enojada
como para pensar en la atención médica para Andrea. Puede que no me haya
gustado, pero eso no quería decir que la quería muerta.

Beta Hansen frunció el ceño, no parecía feliz conmigo diciéndole qué hacer.

-Sí, hembra Alfa Jauregui-, respondió con los dientes apretados. Se dio la vuelta, para
localizar al médico. Rápidamente me volví hacia Lauren, y tomé su mano
ensangrentada.

-Vamos- le supliqué. Lauren asintió, y salimos del pueblo. Fue un camino silencioso a
casa, una fuerte tensión entre las dos. Cuando llegamos a casa, me di cuenta de que
Lauren había vuelto a la normalidad, lo que me relajó enormemente.

Lauren se dirigió hacia el salón, pero tiré de su mano. Se quedó helada, mirándome
con confusión, antes de que la empujara hacia el baño.

-Déjame limpiarte- dije. Lauren asintió, y la jalé detrás de mí.

Senté a Lauren en el borde de la bañera, antes de agarrar un paño y ponerlo bajo el


agua. Me acerqué a Lauren y comencé a lavarle la sangre de la cara.

Me estaba observando de cerca, analizando cada uno de mis movimientos.


Extendiéndose, Lauren deslizó sus brazos alrededor de mi cintura y me atrajo hacia
ella. Nuestros rostros estaban separados por pulgadas, nuestra respiración se
mezclaba.

-Ella se lo merecía-, me dijo, con su aliento caliente sobre mi cara.

-Lo sé- respondí. Lauren me ignoró, y continuó como si no hubiera dicho nada.

-Ella se lo merecía, y mucho más. Merecía morir de la forma más horribles por lo que
dijo-. Hizo una pausa, respirando profundamente. -Eres un ángel. Eres tan buena,
pura, amable y sensible. Eres un ángel. Y ella no es más que una astuta, mentirosa,
pequeña ...-

-Lauren cálmate-. Dejé caer la tela y tomé la cara de Lauren con mis manos. Sus ojos
verdes tenían una emoción que nunca antes había visto en Lauren. Vulnerabilidad.

-Encajas- me susurró, apoyando su frente contra la mía. -Tú encajas conmigo, fue
hecho de esta manera. Encajas-.

A la mañana siguiente, me desperté en los brazos de Lauren. Normalmente ya se


habría ido cuando despertara, pero esa mañana se quedó. Mi cabeza descansaba
contra sus pechos, mientras que sus brazos se envolvían alrededor de mi cintura.

-Buenos días- dijo Lauren, mientras me giraba para sonreírle.

-Hoy te quedaste hasta tarde, pensé que estarías en la oficina- sonreí, -no es que me
queje-. No podía negar que disfrutaba estar acompañada por Lauren. Era la primera
vez, desde la ceremonia de apareamiento, que estaba feliz de que Lauren me hubiera
elegido. Me alegré de que ella fuera mi compañera.

-Quería quedarme contigo esta mañana- respondió, apartando un mechón de cabello


de mi cara. -Se suponía que iba a hacer algunos papeles importantes hoy-, se rió. Fue
agradable escucharla reír.

-¿Pero?- Me reí

-Pero decidí que eres mucho más importante que ese papeleo 'importante'-.
Empujando mi cabello detrás de mi oreja, sostuvo mi cara. Me reí un poco, me
gustaba cuando Lauren era así.
-Bueno, ¿qué tal si empezamos el día con un desayuno en la cama?- Sugerí,
inclinándome para pasar mis manos por su cabello oscuro.

-Creo que eso sería perfecto- asintió. Sonreí, antes de inclinarme y darle un beso en
la mejilla. Me sonrojé intensamente, antes de salir de la cama y bajar a la cocina.

Cuando comencé a hacer el desayuno, oí movimiento en las escaleras.

-No es un desayuno en la cama, si no estás en la cama-, comenté, mientras el tocino


chisporroteaba frente a mí. Lauren se rió entre dientes, mientras sus brazos me
rodeaban. Puso un beso en mi cuello. Me giré para enfrentarla, y ella mantuvo sus
manos en mis caderas.

En ese momento me di cuenta, de lo buena que había sido mi vida. Cuando solía
pensar acerca de mi compañera, pensaba en alguien que me cuidara. Y Lauren lo
hacía. Cuando solía pensar en mi compañero, pensaba en alguien que me abrazaba
por la mañana. Y Lauren lo hacía. Cuando solía pensar en mi compañera, pensaba en
alguien con quien quería pasar todos los días. Y esa era Lauren..

Con esa realización, le sonreí a Lauren. Simplemente me miró con los ojos muy
abiertos.

-¿Qué?- Pregunté, de repente preocupada.

-Estás sintiendo deseo por mí, un deseo real-, sonrió alegremente. Era la primera vez
que la veía sonreír completamente, era hermosa cuando sonreía así. -Tú me quieres-
susurró; Hablando más para sí misma que para mí.

Me reí entre dientes, antes de levantarme para ahuecar sus mejillas.

-Sí, Lauren, te quiero-. Entonces, ella me besó.


Capítulo 11

Sus labios eran dulces y amargos al mismo tiempo. Se sentía como si sus labios
estuvieran hechos para mi por la forma en que encajaban. El beso comenzó suave,
Lauren simplemente colocó sus labios sobre los míos. Estaba siendo amable. Si yo me
apartara, ella también lo haría.

Pero no me aparté, en cambio profundicé el beso y puse mis brazos alrededor de su


cuello, para acercarme a ella. Sus manos se apretaron en mis caderas, y sus dedos
profundizaron su presión.

Presioné mis labios con fuerza contra los de Lauren, diciéndole que quería que el beso
continuara. La velocidad del beso aumentó, al igual que mi ritmo cardíaco. La lengua
de Lauren separó mis labios y se abrió camino hacia mi boca, explorando el territorio
desconocido.

No estaba segura de cuánto tiempo estuvimos besándonos, perdí la noción del


tiempo. Besar a Lauren despertó un deseo que no había sentido antes, y cuando
nuestros labios se conectaron, un hormigueo se extendió por mi cuerpo.

Me aleje cuando me sentí mareada. No quería hacerlo, pero no tenía otra opción. Me
aparté y mis ojos se volvieron a abrir y miré a Lauren, las dos estábamos jadeando.
Lauren me frunció el ceño, no le gustaba que rompiera el beso.

-Tenía que respirar-, me reí. Lauren sonrió de nuevo, esa hermosa y rara sonrisa que
era tan hermosa como un amanecer. Era algo que quería ver todas las mañanas.

Lauren estaba a punto de decir algo, cuando un fuerte pitido la interrumpió. El fuerte
ruido me hizo saltar en shock, y me tomó unos segundos darme cuenta de lo que era.
La alarma de humo, el desayuno se estaba quemando.

-Oh no-, murmuré, antes de tratar de apagar el fuego de la sartén. Cuando resolví
todo, me volví hacia Lauren, que me estaba mirando. -Creo que el desayuno está
arruinado- dije.

Lauren sonrió suavemente.

-No me importa el desayuno, solo quiero volver a la cama-. Se acercó a mí, y deslizó
sus brazos alrededor de mi cintura. Le sonreí, pero me sonrojé ligeramente. -Ven-
susurró con voz ronca.

Presionó un pequeño beso que duró unos segundos, luego se apartó y tomó mi mano.
Lauren me condujo escaleras arriba, su mano agarrando la mía con fuerza. Estaba
nerviosa y emocionada.

En nuestra habitación, Lauren se sentó en la cama antes de acercarme. Me tropecé


un poco, pero le permití que me acomodara en su regazo, sentandome a horcajadas.
Sus manos se apoderaron de mi cara, juntando nuevamente nuestros labios.

El beso fue largo y apasionado, y me di cuenta que mi cuerpo respondía


automáticamente al de Lauren. Su mano corrió por mi costado, y mi piel chamuscó
con calor. Ella cambió su peso, y presioné mi cuerpo firmemente contra el suyo.

Después de unos minutos, de profundos besos, los labios de Lauren se alejaron de los
míos. Ella arrastró sus besos sobre la línea de mi mandíbula, y bajó por mi cuello.
Dejó intensos y húmedos besos sobre mi cuello, ocasionalmente sus dientes
pellizcaban la piel de mi garganta.

Lauren se apartó, después de un rato, y comenzó a besar mis labios de nuevo.


Mientras lo hacía, envolvió sus brazos a mi alrededor y me levantó ligeramente. Jadeé
en shock, ante el repentino movimiento, cuando me puso en la cama y colocó su
cuerpo sobre el mío. Sus labios nunca dejaron los míos.

Cuando sus besos se profundizaron, comenzó a pasar sus manos por mis costados).
El movimiento hizo que mi camisa se subiera un poco y me estremecí al sentir su piel.
Cuando los besos no fueron suficientes para satisfacernos, Lauren se retiró y agarró
mi camisa.

Me temblaban las manos y estaba más que nerviosa.

-Lauren- dije con voz temblorosa. Mi compañera me dio una gran sonrisa, antes de
presionar otro beso en mis labios. Luego, lentamente me quitó la camisa.

Lauren quitó cada prenda de mi ropa, hasta que estuve desnuda debajo de ella.
Respiraba con dificultad, mi pecho subía y bajaba rápidamente, mientras Lauren me
estudiaba. Ser Lobo significaba pasar mucho tiempo desnudo en la luna llena, por eso
no teníamos problema con la desnudez.

Sin embargo, estar bajo la mirada de Lauren, me hacía sentir más consciente de mi
desnudez. Así que, para avanzar en el proceso, empecé a tirar de la camisa de
Lauren; lo entendió y comenzó a desvestirse.
Deslizó dos botones a través de los agujeros, antes de detenerse.

-Tu me lo quitas- me dijo. Su voz era áspera y ronca, incluso más de lo normal.
Tragué saliva, mientras Lauren se echaba hacia atrás de modo que estaba arrodillada
en la cama. La seguí, arrodillándome frente a ella.

Me miró, sus ojos verdes atravesaban mi cuerpo. Me temblaban las manos cuando
lentamente agarré su camisa. Los ojos de Lauren no se movieron de mi cara mientras
le desabrochaba la camisa. Una vez que estaba completamente desabotonada, eché
un vistazo a sus pechos y estómago.

Temblaba mientras pasaba las manos por su torso. Me sorprendió todo lo que me hizo
sentir, cuando me obligó a tocarla apenas la conocí, no sentí nada. Pero ahora, sentí
todo.

Lauren se quitó la camisa y se molestó por lo lento que iba. Quería que sea lento,
pero ella no. Estaba impaciente, al igual que con todo lo demás en su vida, me
deseaba y no quería esperar.

Tomando mis manos las apretó contra su entrepierna. Chillé ligeramente ante el gran
bulto que llenaba mi mano. Dejó mi mano allí por una fracción de segundo, antes de
moverla a su cinturón. Me dio una pista y le desabroché los pantalones. Se levantó de
la cama y los dejó caer antes de empujar su ropa interior con ellos.

Me sonrojé en el momento en que la vi desnuda, pero también sentí un calor que se


disparó a través de mi cuerpo. Estaba aterrorizada y emocionada. El deseo corría por
mi cuerpo a la velocidad de la luz, empapándose por cada poro y forzando a mi
corazón latir tan rápido como nunca lo había hecho.

Eché un vistazo por encima de la figura desnuda de Lauren, viendo sus hombros, los
tatuajes, las cicatrices, sus gruesas piernas y la dura erección. Había visto hombres
desnudos, en la luna llena, pero ninguno de ellos había estado excitado como Lauren
lo estaba en este momento.

Estaba tan encendida que su gran miembro estaba presionado contra su estómago,
una gran vena le atravesaba. Tragué saliva, nerviosa, pero también sentí que la
humedad me empapaba el corazón cuando me di cuenta exactamente de lo que iba a
pasar.

-Recuéstate- refunfuñó Lauren, incluso en las situaciones más íntimas, todavía era
alguien de pocas palabras. Hice lo que dijo, mi pecho se agitó por la excitación.
Lauren me admiró por un momento, sus ojos estaban enfocando mis pechos y mis
caderas.

Finalmente, se movió. Ella me atrajo para un beso, mientras pasaba su cuerpo sobre
mí. Me fundí en el beso, mis miedos volaron fuera de mi cabeza, mientras envolvía
mis manos alrededor de su cuello. Su lengua masajeaba la mía, mientras presionaba
su cuerpo contra el mío.

Tomando mi mano en la suya, Lauren la llevó entre las dos y la colocó alrededor de
su erección. La sostuve flojamente por un momento, antes de reunir algo de coraje y
apretar mi agarre. Gruñó suavemente mientras permitía que mi mano se moviera
hacia arriba y hacia abajo en su gran y dura erección. Le gustó eso, así que aceleré el
paso.

-Lento -dijo bruscamente, con la voz cada vez más ronca -Si lo haces así, puedo
correrme -. Lauren besó mi cuello, mientras yo desaceleraba mi mano. Sus manos se
movieron hacia arriba para acariciar mis pechos, mientras sus dientes mordían mi
cuello.

Sus manos masajeaban mis pechos y mis pezones se endurecieron hasta ser casi
doloroso. Unos minutos más tarde, Lauren se alejó un poco de mí y mi mano dejó
caer su erección.

-¿Estás lista?- preguntó.

-Sí -asentí, con voz ronca y entrecortada. Ella asintió con la cabeza hacia mí,
sonriendo suavemente, pero era casi áspera debido a la intensidad que había en sus
ojos. Lauren se movió, y se arrodilló entre mis piernas, y tragué con anticipación de
nuevo. Ella deslizó dos dedos dentro de mí.

Siseé con un poco de dolor, mientras sus dedos me llenaban. Lauren frunció el ceño
antes de apartar su dedo.

-No estás lo suficientemente mojada. Cuanto más húmeda estés, menos dolerá -,
afirmó.

-¿Dolerá mucho? - Pregunté nerviosa.

-No lo sé -, respondió Lauren simplemente. -Pero podré entrar más fácilmente cuanto
más lubricación haya -. Se movió un poco hacia atrás, antes de deslizar sus manos
debajo de mis muslos. Levantó mis piernas para que mis caderas se despegaran de la
cama.

Estuve confundida por un momento antes de que su boca se moviera hacia mi núcleo.
Me estremecí de alegría cuando sus labios prácticamente se unieron a mi área más
íntima. Dejé escapar un gemido involuntario mientras su lengua salía y exploraba.

Su lengua y sus labios trabajaron en mi núcleo hasta el punto en que temblaba. Hice
un ruido de decepción cuando se alejó, pero estaba sin aliento como para decir
alguna palabra.

-Estás lista - fue todo lo que dijo Lauren.

Con sus manos bajo mis muslos, se acercó, aún arrodillada entre mis piernas. Ella
deslizó su erección dentro de mí. Llegó a la mitad, antes de que yo llorara de dolor.
Lauren se detuvo por un momento.

-Te va a doler cuanto más despacio vaya.

-Solo hazlo - asentí. Lauren dio un empujón final y siseé de dolor. Esperó dentro de
mí un momento, mientras respiraba profundamente. Me miró, con esos hermosos
ojos verdes esperando. Asentí, diciéndole que continuara.

Estuve en agonía durante unos cinco minutos, cada vez que empujaba dentro y fuera,
mi núcleo se quemaba. Pero lentamente comenzó a alejarse el dolor y dio lugar al
placer. Y pronto estaba animando a Lauren para que vaya más rápido.

Comencé a gemir y jadear, a medida que el placer se intensificaba. Pero mis sonidos
de deleite hicieron que Lauren se emocionara más y más, y comenzó a acelerar el
ritmo. Me encantaba, la fricción era rápida, pero luego se volvió demasiado rápida,
demasiado apresurada.

-Lauren -, grité, pero eso la alentó a seguir.

-Eso duele - le grité. Al instante se detuvo, y salió de mí. Se arrodilló entre mis
piernas, ambas respirabamos con dificultad mientras sus brillantes ojos miraban mi
cara. -Ibas demasiado rápido - le expliqué.

Lauren se calmó por un momento, un suave gruñido vibro en su garganta. Era más
animal que humana: había dejado que sus instintos de lobo tomaran el control. Así
que se tomó un momento para calmarse, antes de tumbarse sobre mí.

Me besó fuertemente durante un largo momento, antes de deslizarse dentro de mí


una vez más. Prefería que me hiciera el amor, se sentía más íntimo y con más
sentido. Y pronto las dos llegamos al clímax.

Cuando todo terminó, me acosté con Lauren. Mi cabeza descansaba sobre sus pechos,
mientras ella me abrazaba. Hubo silencio entre las dos, antes de que pasara mis ojos
sobre su cuerpo. Era hermosa y estaba perfectamente tonificada en todos los lugares
correctos, el sudor hacía que brillara con la luz de la habitación.

Había una larga cicatriz en el lado izquierdo de su estómago. Se notaba que se la


había hecho hace mucho, pero parecía que tuvo un gran accidente. Pasé mi dedo
sobre la cicatriz y Lauren miró mis dedos.

-La obtuve cuando tenía dieciséis años-, me dijo, y miré sus ojos. -Mi padre me la
hizo.

-¿Tu padre?- Respiré, sorprendida de cómo cualquier padre pudiera lastimar a su hija.
Lauren me miró por unos segundos, antes de inclinarse y presionar un pequeño beso
en mis labios.

-Tengo un pasado oscuro, Camila. Más oscuro de lo que me gustaría admitir. Algún
día te lo contaré, pero no ahora. No arruinemos una gran mañana con historias de mi
pasado.

Asentí, ofreciéndole una pequeña sonrisa, antes de recargar mi cabeza en sus pechos
una vez más. Los dedos de Lauren jugaron con mi cabello, retorciéndo y girando mis
hebras alrededor de su dedo índice. Se sentía tan bien acostarse con ella así, tan
íntimo y natural.

-No quiero ir al trabajo- suspiró Lauren.

-Entonces no vayas- respondí, riéndome un poco. Se rió conmigo mientras me giraba,


así que estaba apoyada en sus pechos, mis ojos se encontraron con los de ella.

-Tengo que hacerlo. Tengo mucho que hacer, realmente no debería haber tomado la
mañana libre. Pero, me alegro de haberlo hecho-. Ella sonrió de nuevo. No podía
creer lo asombrosa que era su sonrisa y lo mucho que me la había mostrado esta
mañana.

-Deberías sonreír más a menudo-, comenté, sonriendo. Lauren solo se inclinó y picó
mis labios una vez más.
-Me voy a bañar, luego tendré que ir a la oficina-, me dijo. Lauren me dio un último
beso, antes de salir de la cama y dirigirse al baño. Me quedé en la cama, mientras el
agua sonaba en el baño.

Cuando Lauren salió del baño, tenía una toalla alrededor de su cuerpo que brillaba
con gotas de agua. Me quedé en silencio cuando Lauren fue a su armario y escogió su
atuendo. La vi vestirse, pensando en lo mundanas que eran nuestras vidas.

Antes de irse, Lauren me dio otro beso y sonrió.

-Volveré más tarde, no cocines nada, saldremos. También tengo algo que necesito
que hagas.

-¿Puedo tener tu teléfono?- Pregunté, sentándome en la cama, sosteniendo las


sábanas alrededor de mi cuerpo desnudo. Lauren se detuvo en la puerta, mirándome
con sospecha.

-¿Para qué?- ella demandó.

-Quiero llamar a mi familia, no he hablado con ellos desde antes del ritual de
apareamiento-. Hubo un momento de silencio antes de que Lauren me diera su móvil,
le di las gracias y ella asintió.

Una vez que se fue, me duché y me cambié, antes de hacer el desayuno. Me sentí
mal porque Lauren no desayuno, pero tuve la sensación de que ella prefirió lo que
habíamos hecho. Me reí, en voz alta, mientras miraba las bandejas de comida
quemadas.

Después de comer, llamé a casa, escuché con ansiedad el tono de llamada. Cuando
escuché a mi madre, no estaba segura de si debería estar aliviada o nerviosa.

-¿Hola?- ella contestó.

-Mamá, soy yo, Camila.

-Camila, oh, Dios mío-, exclamó. -Escuché que la Alfa de Sangre te eligió. Cariño, ¿es
cierto? Dios mío, ¿te golpeó? ¿Te obligó?

-Mamá, para- la corté deambulando. No me gustó la forma en que habló de Lauren,


diciendo que es malvada y abusiva. -Lauren no es así, es mi compañera. Ella se
preocupa por mí.
Mi madre se burló.

-Es una asesina, Camila. No dejes que te engañe, es una asesina. ¡No creas que no
he oído que ella mató a sus propios padres! Solo un verdadero monstruo podría hacer
eso.

-No la conoces- le espeté. No era frecuente que peleara con mi madre, o que no
estuviera de acuerdo con ella. Pero, simplemente no me gustó la forma en que
hablaba de Lauren. Ellla no era un monstruo, la conocía y ella no era un monstruo.

-Cariño, tú tampoco la conoces. ¿La conoces desde hace dos semanas y media? Te
está manipulando, haciéndote creer que es dulce e inocente. Pero no lo es, ha matado
a personas Camila. Asesinado ¡Estás tratando de ver lo mejor en alguien que no lo
tiene!

-No me hago ilusiones sobre quién es o sobre lo que ha hecho. Pero eso no significa
que no se preocupe por mí ni por su manada-. Mi voz era áspera y estática, nunca
había hablado con nadie así. -Es mi compañera elegida, pensé que te alegrarías por
mí-.

Hubo una larga pausa por parte de mi madre. Si no pudiera escuchar su respiración,
hubiera pensado que había colgado.

-Estás cegada, Camila. Te has enamorado de un monstruo, y ella está envenenando


tu mente. Por favor, no llames de nuevo a este número. No quiero estar asociada con
la Alfa de sangre, y sus cosas-. Entonces, ella colgó.

Cuando Lauren regresó más tarde esa noche, ya estaba lista para salir. Llevaba un
vestido de melocotón largo hasta la rodilla, que se hinchaba en un estilo de enagua.

-Te ves hermosa- Lauren asintió con aprobación, presionando un suave beso en mis
labios pintados.

Lauren se cambió rápidamente, antes de unirse a mí. Llevaba un traje negro


elegante, obviamente caro. Me sorprendió lo bien que se veía, parecía una modelo.

-Deja de oler a deseo, o no te dejaré salir de esta casa-, me advirtió seriamente.

Me sonrojé, y me di la vuelta.

-¿Vamos elegante?- Cambié el tema.


-Sí, vamos a la ciudad- me dijo.

Tardamos casi una hora en llegar a la ciudad más cercana. Había un pequeño pueblo
que estaba al lado de la tierra de la manada, pero solo tenía lo básico en restaurantes
y tiendas. Era el típico lugar donde todos se conocían. En esa ciudad creían que
Lauren era dueña de una comunidad cerrada y tenían sus propias ideas de lo que
sucedía dentro de la exclusiva "Comunidad".

Sin embargo, Lauren tenía cosas que hacer, así que teníamos que ir a la ciudad. A
mitad del viaje, Lauren murmuró agresivamente haciendome saltar. Enojada, golpeó
el volante y dejó escapar un gruñido.

-¿Qué?- Me preocupé, no tenía idea de lo que causó su repentino ataque de rabia.

-Protección- gruñó. Le di una mirada de confusión. -No usamos protección esta


mañana, podría haberte dejado embarazada. Esto no es bueno, no es bueno en
absoluto-. Sacudió la cabeza furiosamente, con sus manos agarrando el volante con
fuerza.

-¿Es un problema? Pensé que querías un heredero- le cuestioné, la lobas estaban


programadas para tener a los cachorros de sus compañero, así que no tenía ningún
problema con que Lauren quisiera cachorros y sabía que sucedería cuando conociera
a mi compañero. Estaba preparada.

-Quiero un heredero, pero tenemos que esperar un mes-, explicó. -Tenemos que
esperar un mes.

-¿Por qué es importante?- Mi pregunta no fue bien recibida, ella golpeó el volante con
sus manos.

-Por supuesto que importa, Camila. Tenemos que seguir el plan, todo tiene que
suceder de acuerdo al plan.

-Que plan?- Estaba nerviosa, pero quería saber.

-Nuestro plan de vida, debemos apegarnos a el. Lo hice, y debes apegarte a el. No
hay otra opción al respecto-. Sus ojos eran como dagas, apuñalando mi cuerpo.
Estaba enojada y, de repente, todo lo que dijo mi madre me inundó. Ya no quería ir a
la ciudad con Lauren, solo quería irme a casa.
Capitulo 12

Cuando llegamos a la ciudad, Lauren estaciono el auto. Después de unos segundos se


giró hacia mí con una pequeña sonrisa en su rostro.

-No quise asustarte, Camila- me dijo. Lo sabía. A pesar del temperamento de Lauren,
ella se preocupaba por mí.

-Lo sé- sonreí tímidamente, -pero todavía no lo entiendo-. Hubo un momento de


silencio entre nosotras hasta que Lauren suspiró profundamente y se pasó una mano
por el pelo.

-No tuve una buena infancia, fue horrible-. Lauren hizo una pausa, un suave gruñido
se deslizó por sus labios. Estaba enojada, pero más que nada, estaba herida. Lo vi en
sus ojos.

Me acerqué y tomé su mano. Fue audaz de mi parte, pero me sentía más cómoda al
tocarla después de aparearnos. Era extraño, pero antes no hubiera hecho algo tan
atrevido. Lauren me miró brevemente, antes de acercar mi mano a sus labios y darle
un suave beso.

-Solo quiero que todo sea perfecto, y para eso tenemos que seguir el plan-. Me dio
una suave mirada -por favor di que lo entiendes.

-Lo entiendo- respondí, aunque no lo hiciera.

-Bien- asintió, antes de inclinarse y besar mis labios. Sonreí en el beso, nuestros
labios se encontraron de una manera apasionada. Fue agradable besar a Lauren, se
sentía tan natural para mí. Me ahuecó la mejilla, antes de profundizar el beso.

Cuando nos separamos, Lauren me sonrió. Esa sonrisa que amaba, la había visto tres
veces ese día, y todavía no podía evitar quedarme sin aliento cada vez que la veía. No
solo era hermosa cuando sonreía, sino que también se veía más joven, más feliz, más
despreocupada.

-¿A dónde vamos?- Le pregunté, cuando salimos del auto y tomó mi mano.

-Al ayuntamiento- respondió.

-¿Para qué?

-Para hacer el Certificado de matrimonio- se encogió de hombros.


La perspectiva de firmar el certificado de matrimonio me asustaba, pero sabía que era
inminente. El matrimonio no era importante en la comunidad de hombres lobo. Era
una tradición humana, pero teníamos que hacerlo por razones legales. Significaba
muy poco para los lobos, pero tenía que hacerse.

-Lo necesitamos para el tema de los seguros y demás- dijo.

Asentí con la cabeza.

-Tendré tu apellido?- Ya me había hecho una Jauregui cuando fui elegida, pero el
matrimonio lo haría legal.

-Por supuesto- se burló Lauren, como si le dijera la cosa más ridícula del mundo.

Le sonreí, antes de dejar que me llevara a su lado. Automáticamente me recosté en


su costado.

No nos tomó mucho tiempo firmar el certificado de matrimonio, no sentí nada


diferente después de hacerlo. Nos habíamos sentamos frente a un ministro, solo era
un hombre en traje que estaba sentado detrás de un escritorio. No hubo intercambio
de votos, ni momentos románticos. Era una simple firma de documentos, no era la
boda con la que todas las chicas soñaban. Nunca soñé con una, pero era diferente a
lo que imaginaba.

-Aquí-, dijo Lauren, una vez que dejamos el Ayuntamiento y nos sentamos en un
elegante restaurante para comer algo.

Antes de que llegara la comida me entregó un anillo de bodas de oro, para demostrar
que le pertenecía. Ella deslizó uno en su propio dedo, y luego empujó el mío.
Encajaba perfectamente. Levantó mi mano a sus labios, y besó donde estaba el anillo.

Mientras comíamos, me aseguré de beber una pequeña cantidad de vino, no queria


repetir lo que paso con mi último encuentro con el alcohol. Pedí pasta, mientras que
Lauren tenía un sangriento filete. Hubo un cómodo silencio entre nosotras, las dos
comíamos y ocasionalmente compartimos sonrisas.

-¿Cuál es el plan?- Solté de repente y Lauren se detuvo. -Quiero decir, como es lo


que tienes planeado?
Lauren me miró por un momento, antes de responder.

-Primero tenia que encontrar la compañera perfecta. Ya lo hice. La segunda parte es


tener cachorro, después de un mes de estar con mi compañera. Luego, en tercer
lugar, criar al cachorro con mi compañera. Y cuando nuestro cachorro cumpla
dieciocho años, me retiraré como alfa.

Escuché su plan, asimilándolo.

-Estás asumiendo que tendremos un cachorro macho o con tu condición-. Sabía que
Lauren tenía ideales pasados de moda, por lo que solo permitiría a alguien con pene
como el futuro Alfa. Sorprendentemente, estuve de acuerdo con ella.

-Si nuestro cachorro es una niña, seguiremos teniendo cachorros hasta que tengamos
un niño- Lauren se encogió de hombros. Hice un puchero ligeramente, mientras
pensaba en lo que acababa de decir.

-Es algo que no puedes controlar Lauren. La vida es como el clima, se puede predecir,
pero no significa que vaya a salir de esa manera-. Le ofrecí una sonrisa, antes de
tomar su mano sobre la mesa. -Algún día te darás cuenta de que está bien no ser
perfecto. A veces la imperfección es mejor que la perfección.

La siguiente semana pasó rápidamente y comenzamos una cómoda rutina. Lauren


trabajaba todos los días durante el día, luego volvía a casa a pasar las noches
conmigo. Básicamente era cenar, mirar la TV, mimarnos y luego a veces tener sexo.
Era una rutina agradable, muy mundana y cómoda. Casi demasiado mundano y
cómodo.

-Lauren, estoy aburrida-, espeté, una semana después, mientras nos acurrucábamos
en el sofá. Era tarde, casi de noche. Lauren se apartó de nuestro abrazo por un
segundo, para mirarme.

-¿Aburrida de qué?- Preguntó, la duda entrelazada en su tono.

-Me aburro durante el día, solo quiero hacer algo-, le dije. Lauren me miró con
atención, como si acabara de recordarle que estaba allí. Sospeché que no pensaba en
el hecho de que pudiera estar aburrida y sola durante el día, simplemente no era algo
que pasaría por su mente.

-¿Qué quieres hacer?- finalmente preguntó.

-¿Conoces el ático?- Le pregunté, y ella asintió. -¿Puedo convertirlo en una biblioteca?


Esperaba que me llevaras a la ciudad local para comprar algo de pintura y otras
cosas. Quiero llenar la biblioteca mientras envejecemos.

Lauren asintió lentamente, antes de sonreír levemente.

-Necesitará una buena limpieza, está lleno de basura. Pero, si quieres, puedes
hacerlo.

-Gracias, solo necesito un proyecto para entretenerme.

-De acuerdo- Lauren sonrió, inclinándose y presionando sus labios contra los míos.
Nos besamos unos minutos, fue un beso largo y apasionado. Cuando nos alejamos,
estaba casi sin aliento. -Vamos a la cama, quiero disfrutarte esta noche-. Me besó
una vez más, antes de llevarme a la cama y hacerme el amor la mayor parte de la
noche.

Al día siguiente, Lauren me llevó a almorzar a la ciudad y me ayudó a llevar mis


compras. Estaba emocionada por comenzar con mi proyecto, me daría algo que
hacer. Traje pintura, un estante de libros y algunos muebles. Lauren estaba más que
feliz por pagar todo.

-Realmente estás emocionada por esto, no?- se rió un poco, mientras llenábamos uno
de los dormitorios de invitados con las compras.

-Amo esta casa, Lauren, realmente lo hago-, le dije con sinceridad. -Pero se parece a
una casa de exhibición. Quiero darle un toque personal. Comenzaré por el ático y, con
suerte, redecoraré otras partes de la casa. Es una casa en este momento, y quiero
que sea un hogar.

-Te apoyaré en lo que quieras-, respondió, dándome un beso en la cabeza mientras


pasaba junto a mí. -Tengo que volver al trabajo, te veré esta noche-. se fue de la
casa dejándome sola.

Tan pronto como Lauren se fue, me di la vuelta y me dirigí hacia las escaleras que
llevaban al ático y subí lentamente las destrozadas escaleras. La madera gimió y el
polvo se elevó levemente. Tendría que hacer una gran limpieza antes de redecorarla.
Pero, primero necesitaba mover todo lo que había dentro.

Abrí la puerta y la oscuridad me rodeó. Mantuve la puerta abierta con una mano,
mientras me estiraba para encender la luz. No pasó nada. Suspiré, dándome cuenta
de que la bombilla habría dejado de funcionar hace unos años atrás. Tuve que abrir
las ventanas para que entrara la luz.

La habitación era larga y delgada, con tablas de madera que cubrían el suelo. Cajas,
muebles viejos y otros misceláneos fueron esparcidos alrededor. Una capa de polvo
espeso cubría cada superficie y grieta. Todo estaba sucio. Suspirando pesadamente,
me puse a trabajar.

Clasifiqué las cajas. Tres de ellas estaban llenas de ropa vieja y libros. Llevé la ropa al
garaje, planeaba darlas en caridad más tarde, y deje la caja de los libros a un lado,
por el aspecto rústico de los libros supe que quedarían bien en la biblioteca cuando
estuviera lista.

Cuando llegué a la cuarta caja, me sorprendí con lo que había dentro. En la parte
superior de la caja había una foto de Lauren en la playa. No pasaba de los cinco años,
su cabello oscuro estaba desordenado por todos lados, sus ojos verdes brillaban y su
boca se estiraba en una gran sonrisa.

La pequeña Lauren llevaba un par de bañadores, y tenía los pies cubiertos por el
oleaje. Parecía mucho más feliz que la Lauren que conocía, tan joven e inocente. Me
pregunté qué le había pasado para pasar de una niña tan feliz, a una mujer seria y
dominante.

La foto estaba dentro de un marco que estaba más oscuro por la suciedad.

Me gustó la foto y quería ponerla en algún lugar de la casa, así que la llevé a la cocina
y usé jabón para limpiarla. Cuando estaba impecable y brillante, la coloqué en una de
las ventanas de la cocina. Sonreí mientras la miraba, estaba bien allí.

No tuve más tiempo para trabajar en el ático, porque Lauren regresó y comencé a
preparar la cena.

-¿Cómo estuvo tu día?- Pregunté, mientras picaba las verduras.

-Estuvo bien- respondió Lauren, se puso detrás de mí. Sus brazos envolvieron mi
cintura, mientras me abrazaba por detrás. Ella presionó un fuerte beso contra mi
nuca, mientras cocinaba. -Hmmm. ¿Cómo estuvo tu tarde?

-No estuvo mal, despejé un poco el ático. Pero, aún me queda trabajo por hacer-
admití, mientras ponía las verduras en la sartén. Lauren no respondió, solo apretó su
agarre sobre mí y enterró su cara en mi cuello.
-Me voy a bañar-, dijo unos segundos más tarde. Rápidamente, besó mi cuello, antes
de alejarse y subir las escaleras. Seguí cocinando la cena, y cuando regresó ya estaba
lista.

Hablamos un poco mientras comíamos en la mesa de la cocina. A mitad de la cena,


Lauren se detuvo, bajando el tenedor lentamente a su plato.

-¿Qué?- Le pregunté, preocupada.

-¿Por qué está ahí esa foto?- Lauren gruñó, haciendo una seña hacia la foto que había
encontrado en el ático. Su mandíbula estaba apretada y sus dientes rechinaban.

-Es una hermosa foto, Lauren. Dame una razón por la que no pueda estar ahí.

-Porque es una persona diferente, de una vida diferente - me dijo bruscamente. Me


estremecí ligeramente ante su agresión, pero no me afectó tanto como solía hacerlo.
Me estaba volviendo insensible a su ferocidad.

-Es una foto hermosa, Lauren. Te guste o no, se queda ahí-, le contesté. Lauren me
miró en shock, por la manera en que le hablé. Simplemente me encogí de hombros. -
Estuviste feliz con que redecore la casa, y así es como quiero hacerlo. Haciendo de
ella nuestro hogar.

Lauren estaba a punto de decir algo, pero un golpe en la puerta de entrada se lo


impidió. Intercambiamos miradas confusas, antes de levantarnos y dejar nuestra
comida.

Los agresivos golpes continuaron hasta que Lauren abrió la puerta. Estaba enojada
por ser interrumpida. Pero no gruñó, ni gritó, cuando vio quién era. Beta Hansen se
paró en nuestra puerta principal, con los ojos desorbitados y la respiración agitada.
Parecía que acababa de correr un maratón.

-Jesús, Dinah, ¿cuál es el problema?- Preguntó Lauren, tan sorprendida como yo.

-Tenemos problemas, Alfa-, respiró, a través de profundas exhalaciones. -Susie, la


esposa de Geoff, acaba de encontrar un cuerpo en el borde de nuestro territorio- dijo.

Mi ritmo cardíaco se aceleró: alguien había muerto. Y eso me aterrorizaba. Había oído
sobre muerte de lobos solitarios sin manadas y traidores. Pero, nunca había estado
asociada con la muerte ni con un asesinato. Era tan extraño como otro idioma.

-¿Es alguien de nuestra manada?- Lauren exigió, -o un lobo solitario?.


Beta Hansen hizo una pausa, tragando profundamente, antes de responder.

-No, Alfa. Tenemos un humano muerto en nuestra tierra.


Capitulo 13

Los humanos mueren todo el tiempo. Los humanos son asesinados todo el tiempo.
Los humanos matan todo el tiempo. Sin embargo, tener a un humano muerto en
nuestro territorio es una mala noticia. Eso significa que la policía va a estar en
nuestras tierras, y va a haber personas entrometiendose en nuestros negocios. No
necesitábamos eso.

Realmente no lo necesitábamos. Los humanos de por sí piensan que nuestras


comunidades son extrañas, algunos piensan que somos de un culto o de una
organización religiosa y otros piensan que somos nudistas. Le pasaba lo mismo a
todas las comunidades de hombres lobo. Los humanos marcaron nuestras
comunidades como si estuviéramos haciendo algo mal. Los humanos le temen a lo
desconocido.

Lauren se congeló, sus ojos se endurecieron mientras miraba a su Beta. Tragué


profundamente, asustada porque esto significa que la manada estará en medio de
una investigación policial por asesinato. Agarré con fuerza la mano de Lauren.

Lauren me miró, antes de tomarme en sus brazos. Me apoyó contra su costado y sus
brazos rodearon mi cintura. Me abrazó de una manera posesiva, y sus dedos se
clavaron ligeramente en mi cintura. Me estaba lastimando un poco, pero no me quejé.

-Llévame allí. Ahora- gruñó Lauren. Beta Hansen asintió, antes de guiarnos hacia el
bosque. No quería ir con ellas, no quería ver el cadáver, pero tampoco quería dejar a
Lauren. Pero fui de todos modos porque estaba demasiado asustada para quedarme
sola en casa y no quería que Lauren perdiera los estribos, tengo un efecto calmante
en ella. Ya teníamos un cadáver, no le iba a agregar otro problema.

En el borde del territorio, cerca del bosque, había una reunión de algunas personas de
la manada.

-Vuelvan a casa, ordenaré esto-, exclamó Lauren en voz alta, mientras caminábamos
hacia donde se habían juntado.

Los miembros de nuestra manada que estaban allí se giraron para vernos, antes de
bajar la cabeza en sumisión y regresar a sus hogares. Cuando los lobos se movieron,
vi lo que habían estado mirando. La humana muerta.

Era una chica, no mucho mayor que yo, con cabello castaño y una constitución
delgada. Su cuerpo estaba tendido sobre el suelo del bosque, sus brazos cruzados
sobre su cuerpo y sus piernas separadas. La suciedad se enredó en su cabello y se
roció por todo su cuerpo. Su piel se veía azul.

Pero lo peor fue la sangre.

La sangre escarlata estaba en todas partes. El olor a cobre llenó mis sentidos y jugó
con mi reflejo nauseabundo. Me atraganté y aparte mi mirada de ella. Lauren no dijo
nada, simplemente me frotó la espalda. Estaba tratando de calmarme, pero la
agresión con la que lo hacía no me calmó.

-¿Qué vamos a hacer, alfa?- Beta Hansen cuestionó, y traté de pensar en otra cosa
que no fuera el cadáver.

-Estoy pensando-, espetó Lauren, antes de mirar el cuerpo. Lauren estaba


acostumbrada a la muerte y la sangre, pero yo no. Matar no era una actividad
cotidiana para los hombres lobo. Lauren estaba familiarizada con eso, yo no. La
mayoría de los lobos no ven cadáveres, pero esto no afectaba a Lauren.

Traté de tomar aire fresco, pero no funcionó, solo terminé respirando el olor a
muerte. Ya no podía contener mi cena. Me separé de Lauren y vomité.

Tosí fuerte cuando la bilis se derramó de mi boca. Lauren apareció detrás de mí y me


echó el pelo hacia atrás, mientras me agachaba. Probablemente un humano no habría
podido oler mucho, tal vez algo extraño en el aire. Pero, con mis sentidos, fue el olor
lo que revolvió mi estómago.

Simplemente no esperaba que un cadáver estuviera tan... muerto. Era estúpido e


ingenuo de mi parte esperar que la chica hubiera estado durmiendo. El olor era
demasiado fuerte como para pensar eso. Era como si la muerte me estuviera
sofocando.

Me levanté cuando terminé de vomitar. Lauren me miró fríamente, y me soltó el pelo.


Me limpié la boca con el dorso de la mano.

-¿Terminaste? - Preguntó, levantando una ceja. Asentí, sonrojándome. -Bueno -. se


volvió hacia Beta Hansen.

-¿Qué debemos hacer?- Beta Hansen preguntó nuevamente, y Lauren hizo una
pausa. -Tenemos que llamar a la policía, Alfa. La persona que la mató, estaba en
medio cambio, así que parece un ataque de un animal.
Lauren pensó en eso por un momento, antes de suspirar.

-Tendremos policías en el territorio durante días. La manada lo odiará -. Se pasó una


mano por la cara y la miré, sin querer mirar a la chica muerta. Parecía que Lauren
había envejecido desde la cena, las arrugas de su ceño estaban más profundas.

-Pero, si no lo hacemos, y la chica es reportada como desaparecida, los policías


examinarán todas las áreas del bosque. Eso tomará más tiempo, y no podemos
permitir que ocurra con la Luna Llena cerca- Beta Hansen argumentó. Lauren maldijo
enojada.

Gruñó, y maldijo. Me asustaba cuando se volvía tan agresiva y dominante. Quería


acurrucarme a sus pies o volver a casa, pero en este momento no quería estar con
Lauren.

-Bien, llama a los jodidos policías - espetó enojada, dándose la vuelta y lanzando sus
manos al aire. -Camila, ven- gruñó, sin siquiera mirarme. Obedecí sin discutir,
corriendo a su lado.

Puso sus brazos alrededor de mí, y me agarró con fuerza. No me miró, y mantuve mis
ojos fijos en el suelo.

Beta Hansen sacó su teléfono de su bolsillo y marcó. Tragué mientras sostenía el


teléfono contra su oído, el tono de marcación llenaba el silencio de la noche.
Entonces, alguien habló y Beta Hansen explicó cómo había encontrado el cuerpo, que
había sido atacado por un animal, 'posiblemente un oso'.

-¿Qué es un medio cambio?- Le pregunté a Lauren. Finalmente se giró hacia mí,


antes de agarrar mi barbilla y levantar mi cabeza para que nuestros ojos se
encontraran.

-Pensé que habías dejado de someterte?- gruñó enojada. Sabía que no estaba
enojada conmigo, sino con la situación. Así que no me tomé en serio su ira, pero eso
no significaba que no doliera.

-No me estaba sometiendo, no quería verla-, respondí con sinceridad, mi voz era un
susurro. Lauren me miró de forma extraña, antes de sacudir la cabeza.

-Lo siento, no pensé que te molestaría tanto- suspiró, pasándose una mano por el
pelo. Me acercó y me abrazó. Besó la parte superior de mi cabeza, fue un beso suave
y calmante. Me apoyé en ella, mi cara descansando sobre su hombro.
-¿Qué es un medio cambio?- Pregunté una vez más, mirando a los ojos verdes de
Lauren.

-Un medio cambio es cuando los lobos fuertes tienen la capacidad de cambiar cuando
no es una Luna Llena. No es un cambio completo, es solo una parte del cuerpo la que
cambia-, explicó. Asentí en shock, nunca había oído hablar de eso. Pero antes no
habia conocido a ningún lobo fuerte.

-No te hubiera traído -, murmuró Lauren, suspirando profundamente. -Fue egoísta de


mi parte. Sabía que me calmarías si te traía. Pero no debería de haber sido tan
egoísta, solo pensé en mí -. Presionó otro suave beso en mi cabeza. -Vete a casa,
esperaré a la policía.

-No - negué con la cabeza, -quiero quedarme contigo -. Me aferré a su camisa, mis
dedos agarraron el material con fuerza. Lauren solo asintió, y nos quedamos juntas.

-Ella debería irse - dijo una voz detrás de nosotras. Gire la cabeza ligeramente, y la
Beta Hansen nos miraba a las dos. -Ella es débil y no necesitamos que cuente todos
nuestros secretos si la policía la cuestiona-. Entrecerró los ojos en mi dirección, me
sonrojé por la vergüenza y me moví incómodamente. Lauren dejó escapar un gruñido
amenazador a su Beta.

-Cuida tu boca, Dinah, o te arrancaré la lengua para que no puedas volver a hablar
mal otra vez de tu Hembra Alfa -. Sus palabras fueron pronunciadas con furia y una
terrorífica mirada asesina. Tragué saliva, contenta de que esa mirada no estuviera
dirigida a mí, me habría derrumbado a sus pies.

-Solo estoy diciendo que...

-Bueno, no lo digas - Lauren la interrumpió, un gruñido atravesando su pecho


mientras sus brazos se apretaban a mi alrededor. -Francamente, Dinah, no me
importa una mierda lo que pienses. Soy la Alfa. Estoy a cargo. Decido lo que sucede.
Así que cállate antes de que te haga algo -. Lauren me empujó detrás de ella, antes
de caminar hacia Beta Hansen.

La mujer debe de haber tenido ganas de morir, porque se enfrentó a Lauren,


desafiando a su Alfa. Total, y absoluta, falta de respeto. Lauren rugió. No era un
gruñido, era el rugido de una bestia. Gemí de miedo cuando Lauren agarró el cuello
de la Beta Hansen.
-¿Cómo te atreves?- Lauren gritó, su voz más animal de lo que creía posible.

La cara de Lauren se contrajo, su cara se transformó ligeramente. Estaba viendo a un


medio cambio. La cara de Lauren estaba distorsionada, su boca y nariz se alargaron y
sus dientes se agrandaron. Las garras se extendieron de sus dedos. Sus ojos
crecieron, sus pupilas se apoderaron del iris para que todo el ojo estuviera negro. El
verde se había ido, en su lugar solo quedaron unos ojos negros, los ojos de una
asesina.

Grité, poniendo mi mano sobre mi boca para amortiguar el sonido. Nunca antes había
temido tanto por mi vida, tropecé hacia atrás mientras las lágrimas brotaban de mis
ojos. Ella era un monstruo, Lauren era un monstruo. Sabía que lo era, y todavía
estaba aterrorizada por ella, no podía imaginarme lo asustada que estuvo la chica al
ver una bestia así.

Lauren, en su medio cambio, envolvió una mano con garras alrededor del cuello de la
Beta Hansen. Ella miró a mi compañera aterrorizada, luciendo como si estuviera
frente a un cañón de pistola, pero esto era peor. Me había asustado, pero aún era
Lauren, y sabía que ella realmente no quería matar a su Beta.

Entonces, con las piernas temblorosas, avancé y la llamé.

-Lauren. Lauren. ¡Lauren, detente por favor! Ya tenemos un cadáver, no necesitamos


dos- grité, con la voz quebrada por las lágrimas.

Lauren se congeló, su espalda se volvió rígida al escuchar mi voz. Continué


hablandole.

-Lauren, la policía está en camino. No tenemos que ser sospechosos. Tenemos que
pensar que fue un ataque de un animal el que mató a la chica, no necesitamos otro
cadáver. Es una investigación por un asesinato -. Hubo una pesada pausa. -Lauren,
por favor-. Me estaba desesperando.

Hubo un momento de tensión, con la Beta Hansen observamos a Lauren, esperando


su decisión. Tragué profundamente cuando Lauren miró a la Beta Hansen, antes de
que soltara su cuello. La Beta respiró profundamente, antes de frotarse el cuello. La
piel cubierta levemente por la sangre en donde las garras de Lauren perforaron el
tejido.

-Deberías irte- le gruñó Lauren. -Porque podría matarte si sigues hablando y estás
sangrando. No necesitamos que los policías metan su nariz-. Sus palabras aún
contenían un feroz gruñido en ellas.
-Entendido, Alfa- gruñó la Beta Hansen, sus ojos miraron el suelo y frunció sus labios.
No parecía feliz, pero se fue de todos modos.

Lauren se giró lentamente hacia mí, respiraba profundamente y sus manos temblaban
de rabia. Cuando sus ojos negros, sin fondo, se encontraron con los míos me
estremecí visualmente.

-Me tienes miedo - dijo. Su voz sonaba uniforme y tranquila, pero había un tono
brusco debido al medio cambio. Tragué saliva, pero negué con la cabeza. -Sí, lo
tienes, Camila. No me mientas, me tienes miedo. Porque soy un monstruo.

-No lo eres -, exclamé, más fuerte de lo necesario. Corrí hacia ella, asustada por
dentro pero tratando de aparentar que no lo sentía -Tú no eres un monstruo, Lauren.

Ella rió sin humor, sacudiendo la cabeza.

-Eso es exactamente lo que soy, Camila. Soy un monstruo y tú eres un ángel.

La conversación terminó por el sonido de las sirenas. Lauren respiró hondo, antes de
regresar a la hermosa Alfa que conocía. Ella me tomó en sus brazos.

-Salimos a caminar y tropezamos con el cuerpo. No escuchamos nada, no vimos


nada-susurró Lauren en mi oído. Asentí.

La policía trabajó rápidamente, llevándonos a mi y a Lauren hacia un lado, cerrando


el área y llevándose el cadáver a la morgue. Con Lauren nos quedamos juntas todo el
tiempo, sus brazos envueltos fuertemente alrededor de mi cuerpo. Se estaba
haciendo tarde, y me estremecí un poco.

-Señora Jauregui - dijo un policía - Soy el Sargento Harries - se acercó a nosotras. -


Creo que eres la dueña de esta tierra, no?- preguntó. El sargento Harries era un
hombre pequeño, sus brazos eran más grandes de lo normal y su cara de un color
palido.

-Sí, mi esposa y yo somos dueñas de estos cincuenta acres -, respondió Lauren en


tono cortante; demostrando que la pregunta no era bienvenida. Al oír la palabra
“esposa”, el sargento Harries se volvió hacia mí y enarcó una ceja, sorprendido.

-Eres muy joven para estar casada-, comentó mirándome. -Y todos hemos oído
hablar de la señora Jauregui y su comunidad, pero nunca he oído hablar de una
esposa-. Hablaba como si yo fuera culpable de algo, me sonrojé ligeramente.
-Nos casamos hace poco -, respondí, haciendo todo lo posible por sonar casual. Pero
estaba asustada, los humanos me desconcertaban. Eran anomalías para mí, algo
diferente y único. Solo interactuaba con ellos cuando tenía que hacerlo, como en los
restaurantes, en el banco y otras cosas mundanas. Pero me quedo con mi propia
especie, prefiero a los lobos.

-¿Qué tan reciente?- preguntó el sargento.

-Alrededor de una semana y media-, dije en blanco, y el oficial de policía parecía


intrigado.

-Wow, así que supongo que encontrar un cadáver en su luna de miel es un poco
chocante. Sra. Jauregui, si no le importa que le pregunte, ¿qué es exactamente lo que
están haciendo aquí, en medio del bosque?

-Estábamos dando un paseo. Es nuestra tierra, podemos caminar si queremos -. No


quise hablar tan rápido, pero mi miedo me obligó a ser más agresiva de lo que
quería. Lauren me apretó la cadera; Una advertencia, me di cuenta. El sargento
Harries se detuvo, mirándome con ojos brillantes.

-Nos gustaría que vinieran a la estación con nosotros, para hacerles algunas
preguntas-, dijo finalmente.

-Ya te contamos lo que pasó, salimos a caminar y encontramos el cuerpo. ¿Qué más
necesitas saber?- Exigió Lauren, sus labios se inclinaron en un gesto de
desaprobación. El sargento sonrió sin humor a Lauren.

-Usted y su esposa deben dar su declaración es todo- se encogió de hombros. -No


hay necesidad de ponerse a la defensiva-. Hizo una pausa, mirándonos de cerca a las
dos. -Quiero decir, no si no tienen nada que esconder.

-Nosotras no- dijo Lauren con los dientes apretados.

-Bien, porque tengo la intención de averiguar exactamente lo que pasó.


Capitulo 14

Los oficiales nos llevaron a cuartos separados. A Lauren no le gustó eso, y comenzó a
gritar y maldecir. Tomé su mano, y le pedí que se calmara. Al principio, no quería
hacerlo, pero finalmente permitió que los oficiales nos separaran, aunque mostró su
disgusto por la situación.

-Si comienzan a hacer preguntas intrusivas, entonces...

-Sé qué decir Lauren- susurré, interrumpiéndola. Me sostenía con fuerza con sus
brazos. Lauren medio sonrió, pero solo por un segundo antes de que su furiosa
mirada regresara. Realmente no le gustaba que fuera a una habitación con dos
humanos, hombres, y sin ella.

-Solo iba a decir, si comienzan a actuar de manera sospechosa, no contestes y exige


un abogado-. Levantó su mano y ahuecó mi mejilla. -No quiero dejarte- susurró con
voz espesa, antes de inclinarse y besar mis labios.

-Señora Jauregui, necesitamos empezar- nos interrumpió un oficial. Lauren frunció el


ceño y se apartó de mí.

-Claro- dije. Lauren me soltó, como si fuera doloroso, y seguí al oficial. Me llevó a una
habitación oscura y cuestionadora. Había un escritorio de madera en el centro, con un
espejo unidireccional en el lado izquierdo de la habitación.

Dos hombres se sentaron detrás del escritorio, uno era el Sargento Harries y el otro
era un hombre alto con pelo rojo, el detective Smith. Ambos tenían una expresión
ilegible. Leyeron algunas cosas, para la grabación, antes de comenzar el
interrogatorio.

Comenzaron con preguntas simples sobre cómo encontramos el cuerpo, si


conocíamos a la chica, si tuvimos animales salvajes en nuestras tierras. Preguntas
que respondí perfectamente. Luego, vinieron las preguntas más difíciles.
-¿Entonces usted y la señora Jauregui son dueñas de la tierra, no es así?- Preguntó el
sargento Harries.

-Sí-, le contesté.

-Y hay otras personas viviendo en la misma tierra con ustedes, es correcto?.

-Sí.

-¿Quiénes son ellos? ¿Familia? Si es así, tienen una familia muy grande-. Sus
preguntas me estaban desconcertando, odiaba a las personas que se entrometían.
Pero, tomé una gran respiración, y sonreí levemente. Quería llorar y esconderme, o
salir corriendo de la habitación y encontrar a Lauren. Pero, no podía, tenía que ser la
Hembra Alfa que Lauren quería que fuera.

-Son amigos, algunos familiares, pero sobre todo amigos-, sonreí. -Lo siento, oficial,
pero no veo qué tiene esto que ver con la muerte de esa pobre chica.

-Sólo estoy tratando de obtener un panorama completo aquí, señora Jauregui-. Me


dio una sonrisa exagerada que me puso nerviosa, era una sonrisa astuta, casi como la
de un zorro. -Ahora, ¿cómo se conocieron con la señora Jauregui?

-Tenemos amigos en común, nos conocimos en una especie de reunión.

-¿Tu esposa tiene una secta?- El detective Smith dejó escapar. Me volví hacia él, con
los ojos muy abiertos y en shock. No podía creer que me lo hubiera preguntado
directamente. Muchos humanos piensan que las comunidades de las Manadas de
Lobos eran cultos, pero no esperaba que él me lo preguntara.

-¿Qué? Por supuesto que no- jadeé, sorprendida.

-Hemos estado observando a tu esposa por un tiempo. Hemos visto cómo es contigo
y cómo es con su gente. ¿Te ha lastimado? ¿La señora Jauregui te ha golpeado,
Camila? ¿Puedo llamarte Camila?.

-No. Es señora Jauregui- dije. Estaba enojada porque él estaba diciendo que Lauren
me podría lastimar.

-Muy bien, señora Jauregui. El sargento Harries y yo hemos estado vigilando a su


esposa durante el último año. Y hemos visto cómo los demás se inclinan ante ella
como si fuera su líder. Sin mencionar en cómo le afectó la simple idea de que hables
con un hombre sin ella..

-Le sugiero que deje de hablar de mi esposa de esa manera, detective-. Estuve a
punto de gruñir de una manera animal. Estaba asustada, molesta y enojada. Una
mala combinación para un hombre lobo: cuando nuestras emociones se vuelven
demasiado fuertes, explotamos violentamente.

Soy una persona naturalmente tranquila, solo dos veces había llegado al punto de
explosión. Los lobos más dominantes, como Lauren, alcanzan el nivel de explosión
semanalmente. Siempre se pone feo cuando nuestras emociones se disparan. Somos
un peligro para nosotros mismos y para los demás. Así que respiré hondo y me
concentré en calmarme.

-No era mi intención molestarla, señora Jauregui. Sólo quería que usted entendiera
que si su esposa le hiciera daño, podríamos ofrecerle seguridad. Todo lo que tendría
que hacer es declarar que ella está liderando un culto y...

-No somos una secta -, les dije con calma, -por favor, deje de insultarme a mí, a mi
esposa y a mi comunidad. Mi esposa nunca pondría un dedo sobre mi, y la gente la
respeta por cuidar de todos. ¿Es un crimen?. Somos personas pacíficas que viven en
una comunidad cerrada. Y si no les gusta eso, lo siento, pero realmente no tiene nada
que ver con ustedes -. Estaba orgullosa de lo segura que sonaba.

-Señora Jauregui, como dije antes, hemos estado monitoreando las actividades de su
comunidad. Y sabemos que la sacaron de su casa, de otra comunidad similar a esta, y
en pocas semanas estuvo casada con la señora Jauregui.

-¿Qué está sugiriendo, detective Smith?- Pregunté, poniendo mis manos en mis
piernas mientras intentaba controlar mis emociones.

-Si te entregaron a la señora Jauregui, como regalo a un líder o por dinero, entonces
podemos sacarte de esto. Eres una chica muy atractiva, tienes muchas opciones ...

-¿Crees que Lauren me compró?- Yo chillé Estaba indignada y herida. Me puse de pie,
haciendo a un lado mi asiento que cayó al suelo. Lágrimas calientes brotaron de mis
ojos, se derramaron y corrieron por mis mejillas. Me ahogué con un sollozo, mientras
sacudía la cabeza con disgusto. -¿Cómo te atreves? ¿Cómo te atreves a decir esas
cosas sobre mí, sobre mi esposa y sobre mi comunidad.

-Camila-, el sargento Harries suspiró profundamente, -por favor entiende que...

-Soy señora Jauregui para usted-, le espeté, conmocionado por mi propia ira. -Estoy
disgustada de que me hayas hablado de esa manera. O me consigues un abogado en
este momento o me dejas ir. Porque ya he terminado de responder tus preguntas.
Estoy casada con Lauren por amor y me estás sugiriendo otra.

Todavía estaba llorando, cuando giré sobre mis talones y salí de la sala de
interrogatorios. Ninguno de los dos me siguió o me llamó. Lauren estaba en la sala de
espera, y tan pronto como la vi, su mandíbula se apretó con furia. Corrí a sus brazos,
aferrándome a su camisa.

-Camila, ¿qué pasa? ¿Qué te hicieron? Te juro por Dios que si te tocaron-. Dejó
escapar un gruñido amenazador; agarrándome fuertemente.

-Comenzaron a preguntar si estábamos organizando un culto, y luego si habías


pagado por mí, como si fuera una prostituta y...
-¿Ellos hicieron qué?- Lauren gritó. Todos en la habitación, se congelaron ante el
sonido de su ira. Era como un volcán; Listo para explotar en cualquier momento.
Lauren tomó una respiración profunda y calmada antes de sacar su teléfono del
bolsillo. Marcó un número, antes de colocarlo en su oreja.

-Arlene, ven a la estación de policía. Quiero que recojas a Camila y la lleves a casa,
ven lo antes posible-. Inmediatamente colgó el teléfono, antes de volverse hacia mí.
Ella me abrazó, balanceándose ligeramente mientras yo olfateaba y trataba de
contener mis sollozos.

-Señora Jauregui- la voz del sargento Harries, sono cuando entró en la sala de
espera.

-¿Cómo te atreves a sugerir esas cosas sobre mi esposa?- Gruñó Lauren, apretando
las manos a mi alrededor.

-Entiendo que no está contenta con ciertas cosas, señora Jauregui, pero le puedo
asegurar...

-Discutiremos esto una vez que mi esposa se haya ido-, gruñó Lauren, con voz grave
y amenazadora. -Ahora mismo, te sugiero que mantengas la boca cerrada y llames a
tu Capitán por teléfono, porque tengo muchas cosas que discutir con él.

El sargento Harries no respondió, y pronto llegó Arlene.

Ella me llevó a casa, pero tuvimos una pequeña conversación al respecto.

-Gracias, Arlene- sonreí, mientras el auto entraba al territorio. -Puedo caminar desde
aquí.

-Con el debido respeto, Hembra Alfa, te quedarás en el maldito auto. Un asesino anda
suelto, y no voy a dejar que te desarme como a esa pobre chica. Lo siento, hembra
alfa, pero eso no va a pasar.
-Está bien- asentí, riendo levemente. Arlene me recordó en gran parte a mi madre:
ambas eran tercas y de opinión, pero de una manera cariñosa. Ella me llevó hasta mi
puerta. -Gracias, Arlene. Lo digo en serio. Fuiste amable conmigo cuando nadie más
lo fue, y eres leal a Lauren. Así que, gracias.

La casa estaba silenciosa, y nuestra cena sin comer estaba fría en la mesa. Lo miré,
pensando en lo simple que parecía todo unas horas antes. Lauren y yo estábamos en
un buen lugar, y la manada estaba a salvo. Pero, entonces, todo cambió. Una chica
murió, un lobo entró ilegalmente y la policía se involucró.

Quité los platos, antes de hacer un poco de pasta. Dejé un tazón grande para Lauren,
y lo puse en la nevera. Me senté a la mesa, y pensé en todo lo que había sucedido
desde la Ceremonia de Elección.

Miré el anillo de bodas en mi dedo y sonreí levemente. Nunca pensé que sería feliz
con Lauren, con la Alfa de sangre, pero lo era. Yo estaba más feliz de lo que hubiera
imaginado.

Una hora después, Lauren volvió a casa. Tan pronto como la vi, corrí hacia ella.

-¿Que pasó? - pregunté.

-Está arreglado- fue todo lo que dijo. Le di una mirada desesperada, deseando que se
explicara. -Déjalo ser, Camila. Está todo en orden-, advirtió. Me miró fijamente y yo
asentí.

-Pensé que tendrías hambre-, dije, tomando su mano y llevándola a la cocina. Tomó
asiento en la mesa y saqué la pasta de la nevera. -¿Quieres que lo caliente?.

-No, lo comeré como está-, respondió. Asentí y me acerqué a ella. Coloqué la comida
frente a Lauren, antes de subirme a su regazo. Estaba sorprendida por mis acciones,
pero me sonrió cuando me acomodé, inclinándome hacia ella. Uno de sus brazos se
deslizó alrededor de mi cintura para abrazarme, mientras el otro tomaba su tenedor
para comer.

-Esta bueno- comentó Lauren entre bocados.

-Bueno, pensé que tendrías hambre-, me encogí de hombros, mientras una de mis
manos tocaba el hilo en su camisa. -Lauren, ¿estás de acuerdo con el oficial de
policía? ¿Crees que me compraste? No en la forma de pagar con dinero, sino en que
me compraste hasta encontrar al compañero adecuado?- Espeté

-No- dijo Lauren con fuerza. -Eres un premio. Eres mi recompensa por esperar y
elegir un buen compañero. No te compré, te gané.

Entonces, como si mi boca tuviera mente propia, solté unas palabras peligrosas.
Palabras que no había querido decir.

-Lauren, te amo.
Capítulo 15

Hubo una pausa mientras Lauren tragó el bocado que tenía en la boca y dejó el
tenedor sobre la mesa. Me apartó un poco, dejando una brecha entre nosotras: le
gustaba que la mirara a los ojos. Su rostro estaba en blanco como siempre; ilegible,
tenía un aspecto dominante.

-¿Qué dijiste?- preguntó, con calma. Sus ojos verdes perforaban mi ser. Tragué
profundamente, esperando no estar cometiendo un error.

-Te amo- susurré, mordiéndome nerviosamente el labio inferior. Ante mis palabras, la
cara de Lauren se iluminó. Me dio esa hermosa sonrisa que amo, la que soñé con
obtener. Me reí entre dientes, aliviada, antes de sonreír con ella.

Me apretó casi agresivamente hacia ella, agarró la parte de atrás de mi cabeza y


forzó mi cabeza hacia la suya. El beso fue ardiente y apasionado, sentí que todo mi
cuerpo se calentaba con el toque de nuestros labios. Gruñendo ligeramente, Lauren
me levantó y me bajó, así que estaba a horcajadas sobre ella. Al instante, mis manos
rodearon su cuello, y profundicé el beso.

Lauren se retiró un poco, sonriendo otra vez.

-Dilo otra vez- gruñó juguetonamente.

-Te amo, Lauren Jauregui-, me reí, y ella gruñó de nuevo. Gruñia de manera
juguetona, mientras nos besábamos. Nuestros labios lucharon, mientras nuestros
cuerpos se apretaban, y mis manos se aferraron a su cabello. Gemí sin aliento,
mientras me levantaba en sus brazos y salíamos de la cocina.

Lauren estaba tan concentrada en mis labios que tropezó un poco y nos caímos en el
sofá. Me reí cuando caí sobre Lauren, y ella se rió conmigo. Era la primera vez que la
escuchaba reír, era un sonido profundo y ronco que me hizo sonreír alegremente.

-Te amo- dije de nuevo, y luego nos besamos.


La mayor parte de la noche la pasé en los brazo de Lauren, no solo haciendo el amor,
sino besándonos y abrazándonos. Terminamos en el piso del salón, con una manta
sobre nosotras. Regresamos de la estación de policía a la una de la madrugada, así
que eran casi las cinco de la mañana cuando finalmente dejamos de hacer el amor.

Lauren solo continuó besándome y queriendo más, no es que me quejara. De vez en


cuando me gruñía que “lo dijera de nuevo”, se lo decía y tendríamos sexo
nuevamente. Cuando finalmente le dije a Lauren que estaba demasiado cansada para
venirme otra vez, ella gimió molesta pero entendió.

-Es tarde.

-Es temprano-, respondió, y me reí y bostece. Apoyé la cabeza en sus pechos, tirando
de la manta más cerca de mí. -Dilo otra vez- gruñó. Me reí entre dientes, mientras
me giraba para mirarla a los ojos.

-No, porque cada vez que lo digo terminamos teniendo sexo y estoy agotada- Me reí,
y Lauren sonrió suavemente. Levantó la mano y tomó un mechón de mi cabello entre
el pulgar y el índice, y lo giró suavemente.

-Lauren- susurré, después de un rato, y ella me gruñó para que continuara. -No me lo
has dicho... Que me amas-. Fruncí el ceño ligeramente, cuando mi mente de repente
se llenó de pensamientos paranoicos sobre sus sentimientos hacia mí.

Lauren hizo una pausa, puso mala cara y frunció sus labios, antes de suspirar.

-Perdón, pero no puedo decírtelo. Las palabras son demasiado dolorosas, tal vez
cuando te explique mi vida, entiendas por qué no puedo decirlo. Pero siento eso hacia
ti, simplemente no puedo decirlo en voz alta.

Sonreí con tristeza, sin entender lo que quería decir. Pero, sabía que Lauren era una
mujer complicada con un pasado complicado, así que no la cuestioné.
-Está bien, te quiero-, sonreí, y ella gruñó juguetonamente. Me agaché y le di un beso
en los labios.

Me desperté con la sensación de que me levantaban del piso, y cuando mis ojos se
abrieron, estaba en mi cama. Lauren estaba de pie junto a su armario, agarrando una
camisa.

-Lauren- susurré, sentándome en la cama. Se volvió hacia mí y me dio una pequeña


sonrisa.

-Deberías descansar, tuvimos una noche agitada- sonrió. Se acercó y se sentó junto a
mi en la cama.

-Apenas has dormido- comenté, a través de un bostezo, -vuelve a la cama-. Tomé su


mano mientras me acostaba en la cama.

-No puedo, todavía hay policías en el territorio y necesito calmar la histeria-, me dijo.
-Voy a dar un gran almuerzo, para toda la manada, necesito que estés a mi lado. Así
que volveré a eso de la una y te llevaré-, me dijo. Asentí, se inclinó y me besó.

-Te quiero- dije, mientras caminaba hacia la puerta.

-No-, advirtió, gritando -porque volveré allí y te follaré otra vez, y tengo que ir a
trabajar-. Podía escuchar la diversión en su voz, y me reí un poco mientras volvía a
dormir.

Aproximadamente una hora después, me levanté y me duché antes de elegir un


atuendo. Me decidí por otro vestido; sabiendo que a Lauren le gusta cuando me
pongo vestidos.
Es un vestido azul claro, casi de color perla, ajustado en la parte superior hasta la
cintura. Los pliegues de la pollera son rígidos con pequeñas flores azules en la parte
inferior. Lo combiné con unos pequeños tacones azules, que también me lo compro la
tarjeta de crédito de Lauren.

Decidí que mi cabello quédase un poco rizado. Sonreí ante mi reflejo mientras giraba
nerviosamente el anillo de bodas. Sonreí ridículamente pensando en Lauren. Como
cualquier otra idiota enamorada. Amaba a Lauren, con todo mi corazón.

-Te ves hermosa-, dijo Lauren cuando regresó a casa, a la una en punto, justo como
había dicho.

-Gracias- sonreí, y me dio un beso en la cabeza. Luego se puso una camisa limpia,
antes de volver al salón. Lauren se acercó a mí, antes de tenderme una caja negra de
joyas. Le di una mirada confusa, pero la tome.

La abrí y dentro había un hermoso colgante de diamantes, una pequeña perla, en una
delgada cadena de oro con un delicado broche en la parte posterior. Me quedé sin
aliento, cuando el diamante atrapó la luz y envió espectros volando por la habitación.

-Lauren, es hermoso. ¿Cuál es la ocasión?

-No hay ocasión- Lauren se encogió de hombros, actuando casi avergonzada. -Lo
traje la semana pasada, y te lo iba a dar anoche. Antes de que sucediera toda la
mierda. Te lo iba a dar como un comienzo de nuestra familia.

-¿Nuestra familia?- La cuestioné en confusión.

-Tuvimos relaciones sexuales once veces la noche anterior, y ni una sola vez usé un
condón-, dijo Lauren, y la miré en shock. Ni siquiera me había dado cuenta, había
estado demasiado cegada por la pasión y el amor como para notarlo. -Vamos a tratar
de tener un bebé, Camila. Así que este es un regalo para el comienzo de nuestra
familia.
Sonreí suavemente, nerviosa y feliz, antes de sacar el collar de la caja. Lauren me
ayudó a colocarlo, y me miré en el espejo con una sonrisa. Quedó perfectamente en
mi cuello.

-Gracias, Lauren, es hermoso-, sonreí y la besé suavemente.

-De ahora en adelante necesitamos tener más relaciones sexuales -, dijo Lauren,
sonriendo levemente. Me reí de su alegría cuando me envolvió en sus brazos. - Me
refiero a cada mañana y cada noche.

-No pareces muy triste por eso- me reí.

-Oh, estoy devastada- sonrió, besando mis labios brevemente. -Ahora, debemos
irnos-. Puso su mano en la parte baja de mi espalda y me sacó de la casa. Mientras
caminábamos hacia la aldea de la manada, tomé su mano.

-¿La policía todavía está aquí?- pregunté; después de un minuto más o menos.

-Sí. Han estado investigando el área durante toda la noche y la mayor parte de la
mañana. Es ridículo, van a hacer todo ese trabajo para descubrir que fue el ataque de
un animal. Están gastando dinero en algo que ya les he dicho.

-Mentiste- le comenté.

-Estiré la verdad- se encogió de hombros. Me reí entre dientes, mientras nos


abríamos paso hacia el restaurante donde Lauren le dijo a la manada que se reuniera,
el mismo lugar donde todas las lobas se reunieron la última vez.

Había mucho ruido en el restaurante, y la gente llenaba toda la sala. Solo quedaban
dos asientos en la cabecera del restaurante, eran para Lauren y para mí. Tomamos
asiento, y la habitación se volvió silenciosa.
Lauren se dirigió a la manada; hablando de la niña, la investigación policial y la
importancia de permanecer encubiertos mientras tengamos humanos entre nosotros.
La poderosa voz de Lauren sonó con fuerza en la sala llena de gente, tal era la
influencia y autoridad en la sala que nadie se atrevió a hablar, toser, estornudar o
incluso respirar fuerte.

-Con suertev-, continuó Lauren, -la policía se habrá ido para la Luna Llena. Si no, he
estado en contacto con el Alfa Jones de la manada de Gresall, y está feliz de que
vayamos para allá para la Luna Llena, nos va a acomodar a todos. Entonces, si para
el lunes, la policía todavía está aquí, nos dirigiremos hacía la manada Gresall.

Eso fue un shock para mí, descubrir que Lauren había hecho arreglos para que
regresáramos a mi vieja manada. Vería a mi madre, a mi hermana y a Shawn de
nuevo. Estaba emocionada y nerviosa por eso. Quería ver a mi madre, pero sus
palabras acerca de no querer hablar conmigo me inundaron la mente.

-Ahora, eso concluye la reunión. Daniel está preparando una barbacoa. Todos tienen
algo para comer y beber, y tendremos otra reunión el lunes a las nueve de la mañana
para discutir si vamos a tener que reubicarnos para la luna llena.

La charla volvió a comenzar, antes de que todos comenzaran a caminar por el


restaurante.

-¿Hay una posibilidad de que pueda ir a casa?- Le pregunté a Lauren.

-Esta es tu casa, Camila. Me enoja cuando dices una mierda como esa- espetó
Lauren, fulminándome con la mirada por mis palabras.

-Lo siento. No quise decir eso-. Tomé su mano y le di un apretón, miró nuestras
manos unidas antes de llevarlas a sus labios para besarlas. -Sabes que me gusta vivir
aquí Lauren. Te amo Lauren, y amo vivir aquí. Lo sabes, no?.
-Sí-, asintió, -Lo sé. E incluso si no te gustara vivir aquí, no te dejaría ir. Ahora me
perteneces, eres mía.

Fruncí el ceño ligeramente.

-No soy una posesión, Lauren; soy una persona-. Era extraño lo cómoda que me
sentía al decírselo. Sabía que ella podría enfadarse.

-Sé que eres una persona-, dijo Lauren, -pero sigues siendo mi persona. Me
perteneces a mí, así como yo te pertenezco. Así es como funciona, Camila. No
compliques más las cosas pensando profundamente lo que digo. Tú me amas, y yo
siento lo mismo. Deja de pensar así -. Estaba irritada conmigo.

-Está bien. Solo estaba diciendo- Me encogí de hombros ligeramente, antes de


sonreírle. Besé sus labios suavemente, antes de alejarme. -Vamos, vamos a comer
algo.
Capitulo 16

La policía siguió dando vueltas por nuestro territorio, hasta el lunes siguiente. Así que
Lauren tomó la decisión de llevar a toda la manada al territorio de la manada Gresall,
para la Luna Llena. Era demasiado peligroso cambiar a nuestras formas de lobo
alrededor de tantos humanos.

Entonces, empacamos una bolsa para el fin de semana. Lauren contrató dos
autobuses para algunos miembros de la manada, y el resto condujo hasta mi anterior
manada. Debido a que Lauren tenía algunas cosas que hacer, nos quedamos hasta el
día siguiente.

La manada de Endoro estaba tranquila, solo estábamos con Lauren, y unos pocos
lobos que se ofrecieron como voluntarios para quedarse. Era arriesgado para ellos,
pero era más arriesgado dejar el territorio en manos de la policía. Así que unos cinco
hombres se quedaron para vigilar que todo esté bien.

-¿Todavía te duele cuando cambias?- Lauren me preguntó, mientras metíamos


nuestras maletas en el auto el martes por la mañana. Todos los lobos cambian en la
primera Luna Llena después de cumplir los dieciocho años. Los primeros cambios son
los más dolorosos.

Solo había cambiado seis veces desde mi cumpleaños, así que todavía me dolía. Pero,
menos que el primer cambio después de mi cumpleaños, aún lo recuerdo, era
insoportable, cada hueso de mi cuerpo se rompía y se reformaba, grité y grité, hasta
que me desmayé. Por eso no me gustaba cambiar, por el dolor.

-Estaré contigo -dijo Lauren, al ver el miedo en mis ojos. Subimos al auto y encendí
la radio. -Te dije que no me gusta la radio-, espetó, mientras arrancaba el auto.
Suspiré ruidosamente, mostrando mi molestia, mientras apagaba la radio. -No tengas
esa actitud conmigo- espetó, gruñendo enojada.

-¿Qué eres, mi madre?- La rete, cruzando mis brazos sobre mi pecho. Lauren me
gruñó, mostrando sus dientes de una manera salvaje. Hubo mucha tensión en el
auto, cuando Lauren comenzó a conducir.
Durante aproximadamente media hora de viaje, estuvimos en un incómodo silencio,
los ojos de Lauren se enfocaron en el camino y los míos en el paisaje.

-Lo siento- susurré, dándome cuenta de lo grosera que había sido.

-Está bien- Lauren asintió con la cabeza, -ambas estamos al borde. Es la Luna Llena
esta noche, nuestras emociones están por todos lados. Nunca quisimos enojarnos
entre nosotras, ambas entendemos eso, así que dejémoslo así.

Asentí, antes de inclinarme y darle un beso en la mejilla.

-Lo siento- dije de nuevo.

-Está olvidado-, me dijo, estirándose y tomando una de mis manos. Nuestros dedos
jugaban distraídamente unos con otros. -¿Estás emocionada por ver a tu familia?-
cuestiono y no respondí -Camila, te pregunté si estabas emocionada por ver a tu
familia-.

-El día después de que nos acostáramos, llamé a mi madre-. Hice una pausa,
mordiéndome el labio inferior.

-¿Y?- Preguntó Lauren. Se estaba volviendo loca de nuevo, por la Luna Llena, aunque
estaba tratando de contenerse.

-Y ella me dijo que ya no quería tener nada que ver conmigo-. Intenté encogerme de
hombros, pero sentí el escozor de las lágrimas en mis ojos. Se supone que tu madre
te amaba incondicionalmente, sin embargo, mi madre no. Ella me empujó a encontrar
un compañero, y luego, cuando lo hice, me rechazó por eso.

-¿Por qué diría eso?- Lauren exigió. Sonaba furiosa; Sus dedos se pusieron blancos
por lo fuerte que agarró el volante.
-Porque estoy emparejada contigo-. Mi voz era pequeña, e infantil. Sabía que Lauren
sentía que era mala para mí, me lo había dicho en muchas ocasiones, así que me
sentía mal por decirle que era culpa suya que mi madre me rechazara.

La manada Gresall, estaba llena de gente cuando llegamos. Mi anterior manada solo
tenía unos treinta lobos en total, pero con los sesenta añadidos del Endoro, toda el
área estaba llena. El bosque rodeaba el pequeño pueblo, un conjunto de casas con un
gran edificio en el centro. Las tiendas de campaña fueron armadas en el borde del
territorio por mi nueva manada.

-¿Nos quedamos en una tienda?- Pregunté, mientras el auto se detenía al lado de los
autobuses y otros autos de nuestro manada.

-Sí- Lauren asintió, sonriéndome. Inclinándose hacia adelante, habló directamente en


mi oído, su aliento caliente se extendió por mi mejilla. -Una tienda pequeña, muy
privada, en la que tendré que mantenerte muy cerca para que te sientas bien, cálida
y sudorosa-. Sus labios mordisquearon el lóbulo de mi oreja, provocandome con sus
dientes.

Me reí como una niña, alejándola juguetonamente. Lauren me gruñó, antes de


estirarse y descansar una mano en mi pierna.

-Las lunas llenas causan emociones intensas. ¿Pero quieres saber qué más está
aumentado en este momento?- Bromeó, besando mi cuello. Gemí suavemente.

-Alfa Jauregui?- una voz nos llamó, y nos separamos rápidamente. Me sonrojé de un
color rojo brillante y mire hacia abajo. De pie frente al auto estaba el Alfa Jones, Beta
Hansen y mi madre.

-No lo hagas-, siseó Lauren, molesta. Volví a levantar la cabeza, pero no pude hacer
contacto visual con ninguna de las personas que estaban fuera del automóvil, estaba
demasiado avergonzada. Lauren salió del auto, y rápidamente seguí su ejemplo.
Ambas caminamos hacia el frente del auto, y Lauren deslizó su brazo alrededor de mi
delgada cintura cuando me apoyé en ella.

-Jones- Lauren asintió a Alfa Jones, dándole una mirada de disgusto.

-Jauregui - Alfa Jones asintió con la cabeza, pareciendo igualmente disgustado con la
presencia de mi compañera. -Bienvenida a mi manada.

-Gracias por invitarnos- gruñó Lauren, con las manos clavadas en mis caderas y sentí
un furioso temblor entre sus dedos.

-Es parte de la ley de las manadas-. La respuesta fue breve y ágil, y Alfa Jones dijo
que no estaba de acuerdo con las leyes de las manadas. Cuando se creó por primera
vez el sistema de manadas, el Alfa estableció las reglas que debían seguirse en
diferentes circunstancias.

La regla más importante es que los humanos nunca se enteren de nuestra existencia.
Entonces, cuando la policía invadió nuestras tierras, Alfa Jones no tuvo más remedio
que permitirnos permanecer con su manada. No importaba cuanto odiara a Lauren.

-Tendremos una reunión ahora. Tu compañera puede quedarse y atender a tu


manada-, dijo Alfa Jones.

Lauren gruñó enojada, empujándome detrás de su espalda.

-No le digas a mi compañera qué hacer. Si quiero tenerla conmigo toda la tarde, lo
haré-. Los dos alfa se miraron acaloradamente, ambos son los mejores de la cadena
alimenticia y sus emociones se disparan por la Luna Llena.

Pude ver como ambos temblaban de ira. Querían pelear, herir, matar. Tenía la fuerte
sensación de que Lauren ganaría la pelea, pero no quería probar esa teoría.
-Lauren- susurré, deslizando una de mis manos alrededor de su brazo. -Ve, estaré
bien-.

Lauren hizo una pausa, dejando escapar un largo suspiro a través de sus fosas
nasales. Luego se volvió hacia mí.

Me miró, y sus manos agarraron mi cuello con brusquedad antes de inclinarse y


besarme. La maraña de nuestros labios era caliente, apasionada y dominante.
Cuando se retiró miró hacia abajo, a mis ojos.

-Cualquier problema, llámame- me instruyó. Lauren me había traído un móvil unas


semanas antes, sin embargo, me dijo que solo podía llamarla. Lauren era el único
contacto que tenía, y el contacto que me permitiría tener.

-Estaré bien, Lauren, no te preocupes-. Le sonreí, antes de darle un suave beso en la


mejilla. Lauren me miró intensamente por un momento, antes de girarse y marcharse
con Alfa Jones.

Volviendo a mi manada, Arlene me saludó. Ella me ayudó a instalar mi tienda, un


poco lejos del resto de la manada. Conocí a su esposo, Steve, y a su niña de seis
años, Katie.

Cuando se acercó la noche, decidí que tenía que tragarme el miedo y visitar a mi
madre. Entonces, dejé a mi manada, y caminé de regreso a mi antigua casa. A
Lauren no le gustaría que me vaya, pero no tenía más remedio, tenía que verla antes
de la Luna Llena.

Caminé por el exterior del pueblo, sin querer que me viera mi vieja manada.
Rápidamente me dirigí a mi casa y llamé a la puerta. Pasaron unos minutos antes de
que mi madre atendiera. Ella se veía igual, cabello rubio un poco corto, ojos verdes
apagados y cuerpo delgado.
-Camila- ella suspiró, -Te he estado esperando-. Empujó la puerta para abrirla y la
seguí. La sala de espera se veía exactamente igual a como la recordaba, nada había
cambiado. Mi madre se sentó en el sofá y yo me senté a su lado.

-¿Así que ... cómo has estado?- Le pregunté, sin saber qué más decir.

Mi madre suspiró pesadamente, sacudiendo la cabeza.

-No estoy feliz, Camila. Te has apareado con un monstruo. Te vi antes, con sus
miradas y su coqueteo. Podrías haber estado con alguien mucho mejor, pero te
dejaste degradar como una prostituta con esa Alfa-. Me estaba escupiendo palabras
llenas de veneno y odio. Ella realmente me odiaba.

-La amo- susurré, derramando lágrimas. Amaba a mi madre, ella era mi única madre
y la amaba. Pero eso no significaba que la elegiría sobre Lauren.

-Entonces eres más tonta de lo que pensé al principio-, respondió ella, sonando casi
comprensiva. En ese momento, me di cuenta de que ella aún me veía como a una
niña. Alguien incapaz de cuidarse. Eso me hizo sentir horrible. Lauren no me veia así,
ella vio mi propio ser, por eso me enamoré tanto de ella.

Me estremecí ante sus frías palabras, y comencé a llorar.

-Eres mi madre, deberías amarme sin importar qué- lloré, profundamente herida por
sus palabras.

-Amo a mi hija, no amo a la compañera de la Alfa de Sangre- me gruñó.

-Pero tu hija es la compañera de la Alfa de Sangre.

-Entonces, supongo que ya no eres mi hija -. Levantándose, se alejó y se dirigió hacia


la puerta principal. Hizo un gesto con la mano para que me fuera. En ese momento
estaba llorando mucho, tanto que hasta hipaba ligeramente por la falta de aire.

Apreté mi mano contra mi dolorido pecho, y salí de la casa que solía llamar hogar.
Lloré, y caminé, y lloré. Entonces, lloré más fuerte cuando escuché que la puerta se
cerraba de golpe detrás de mí.

Me temblaban las manos, mientras respiraba calmadamente y me limpiaba los ojos.


No tenía ninguna duda de que mi maquillaje había manchado mi cara. Pero no me
importaba nada, estaba demasiado herida. Mientras me adentraba en el bosque, lo
único que quería era ver a Lauren.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y marqué el número de Lauren. Escuché el tono de


llamada, pero rápidamente dejé caer el teléfono cuando alguien me agarró por
detrás. Grité, y el teléfono término en alguna parte del bosque.

Me di la vuelta rápidamente, para ver una cara familiar. Dejé escapar un fuerte
suspiro de alivio, cuando puse mi mano sobre mi corazón que latía rápidamente. Mi
amigo me sonrió.

-No quise asustarte.

-Shawn- sonreí felizmente.

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Capitulo 17

-¿Me extrañaste?- Preguntó Shawn, sonriendo descaradamente cuando me lancé


hacia él y nos envolvimos en un fuerte abrazo. Era extraño lo débil que se sentía.
Antes Shawn era fuerte y poderoso, y me aplastaba cuando nos abrazábamos. Pero,
después de pasar tanto tiempo abrazando a Lauren, el abrazo de Shawn parecía
débil.

-¿Estás bien, Mila?- Preguntó, cuando nos separamos. -Has estado llorando. La Alfa
de sangre te hizo algo? Esa bastarda, que te hizo?- Gruñó oscuramente, pero parecía
débil en comparación con el gruñido de Lauren.

-Lauren es mi compañera - suspiré profundamente, sacudiendo mi cabeza ante la


forma en que todos hablaban de ella. -Lo amo, ella nunca me haría daño. ¿Por qué
nadie lo entiende?- Exclamé con enojo, la Luna Llena me estaba haciendo sentir
mucha rabia.

-Porque es una asesina, Camila. Una jodida asesina. Ella mató a sus propios padres,
¿cómo puedes decir que la amas?- me gritó. No me gustaba estar cerca de Shawn en
la temporada de Luna Llena, siempre se enojaba conmigo. No me gustaba que la
gente se enojara conmigo.

-La amo, Shawn. No entiendes lo que es tener un compañero, yo...

-Por supuesto que lo entiendo - rugió Shawn, acercándose a mí, agarrando mis
brazos con fuerza. Me encogí ante su agarre, pero no estaba asustada. Sabía que
Shawn nunca me haría daño. -Lo entiendo, porque solía tenerte.

Le di una mirada confusa, sin entender lo que quería decir, pero él lo explicó
rápidamente.

-Te tuve, Camila. Éramos amigos, nos teníamos el uno al otro. Te he amado desde
que éramos niños, y pensé que tú también me amabas. Solo estabas siendo
demasiado... Camila... como para darte cuenta.
-Estaba siendo demasiado Camila, ¿qué significa eso?- Pregunté, sintiéndome un poco
ofendida. Mi padre solía decir que la Luna Llena era más fuerte que cualquier suero de
la verdad, nadie tenía filtro en la Luna Llena.

-Sabes -, se encogió de hombros, -eres tú. Eres rara, y tienes algunos problemas.
Como cerrar las puertas y dormir con un oso de peluche. Eres inmadura para tu edad,
eres...

-Lauren no me considera inmadura - dije bruscamente, - Ella me ama por lo que soy.

-¿Ella? - Shawn se echó a reír, su risa era venenosa y amarga. -Oh, entonces, te dijo
que te ama? ¿Que no quiere que hagas ciertas cosas, que actúes de cierta manera,
que uses ciertas ropa? A ella no le gustas por como eres, solo le gusta cómo te ves.

-No sabes nada - grité. Las lágrimas se acumularon en mis ojos. Sus palabras dolían,
me cortaban profundamente. Lauren me amaba, simplemente no podía decirlo, y le
creí cuando me lo dijo. Pero parecía que nadie creía que ella podía amarme, me dolía
saber que todos pensaran que yo era tan tonta.

-Sé que no la amas-, gruñó, -solo sientes lujuria por ella. Eres demasiado ingenua
para saber la diferencia. Puedo mostrarte lo que es el verdadero amor, Camila. Pero
primero voy a mostrarte que lo que sientes es lujuria.

No tuve oportunidad de preguntarle qué quería decir con eso. Porque de repente, me
empujó con fuerza contra un árbol. Grité en shock, cuando Shawn presionó su cuerpo
contra el mío. Me miró por un segundo, sus ojos más oscuros de lo normal y pude ver
sus caninos crecer en su boca. Era más lobo que humano.

-Shawn por favor...

Mis súplicas fueron silenciadas por sus labios. Sus labios eran ásperos y extraños, y
no se parecían en nada a los de Lauren. Empuje su pecho y golpee sus brazos. No
sirvió de nada, soy demasiado débil.
La lengua de Shawn abrió mi boca y se hundió en mi interior. Me sentí violada, y
completamente abrumada. Estaba luchando duro, pero mi fuerza no era suficiente.
Lloré, cuando Shawn comenzó a arañar mi vestido, rasgando el material para revelar
mi sostén.

Estaba llorando mientras me besaba, deseaba que la tierra simplemente me tragara.


Shawn era mi mejor amigo, lo había sido durante toda mi vida. Pero por primera vez,
hubiera deseado no haberlo conocido nunca. Le tenía miedo.

Cerré los ojos, mientras las lágrimas se derramaban sobre mis mejillas. Cuando
Shawn logró quitarme el vestido, me dejó en ropa interior y mis tacones. Shawn
movió sus labios a mi cuello, mientras sus brazos me mantenían inmóvil contra el
árbol.

Cuando finalmente dejé de pelear, supe que no había nada que pudiera hacer para
detener a Shawn, y solo lloré. Pero justo cuando Shawn comenzó a morder mi cuello,
fue arrancado de mí. Mis ojos se alzaron y solté un sollozo de alivio.

Lauren se paró frente a mí, su cuerpo entero temblaba por la furia. Shawn estaba
tendido en el suelo, su rostro estaba en shock. Sus ojos estaban muy abiertos, y me
di cuenta de que estaba saliendo de la lujuria y dominancia alimentada por la Luna
Llena.

-Voy a arrancarte cada parte de tu cuerpo - gritó Lauren, el tono Alfa causó que los
pelos de mi cuerpo se erizaran. Levantando su mano, Lauren dejó caer su puño y lo
golpeó en la cara. Sabía que eso iba a suceder, y no sería capaz de evitar que Lauren
lo haga, así que me di la vuelta.

Me quedé mirando en la dirección opuesta, con las manos sobre mis oídos, y lloré
para mí misma. Sabía que Lauren no dejaría que se fuera, ella iba a matar a Shawn.
No podía detenerla, lo sabía. Estaba triste, pero también me sentí aliviada.
No podía creer que Shawn me hubiera hecho eso. Me había atacado, trató de
aprovecharse de mí. No sabía qué habría pasado si Lauren no hubiera aparecido.

Cuando sentí que unas manos se deslizaron sobre las mías y las apartaron de mis
oídos, grité.

-Silencio, Camila-, susurró Lauren en mi oído, desde atrás. Me di la vuelta; tratando


de no fijarme en la sangre que había en sus manos.

-El intentó...- Me corté con un sollozo, poniendo mi mano en mi boca para silenciar el
llanto.

-Cállate, Camila. Ya está hecho, nunca más te hará daño. Estoy aquí ahora. Estoy
aquí-. Me abrazó fuertemente, presionándome contra su cuerpo con fuerza. Todo el
cuerpo de Lauren estaba temblando, pensé que era porque estaba enojada, pero
cuando la miré a los ojos no vi enojo.

-¿Estás bien?- Pregunté, poniendo una mano en su mejilla. Se apoyó en ella,


cerrando los ojos y dejó escapar un largo suspiro. Lauren negó con la cabeza. -
Lauren, dime. ¿Qué pasa?.

Lauren dejó escapar otro suspiro, sacudiendo ligeramente la cabeza.

-Pensarás mal de mi. Pensarás que soy un fenómeno - susurró. Tuve que tomar dos
segundos para asegurarme de que era mi compañera quien estaba frente a mí.
Sonaba tan joven y vulnerable.

-Nunca pensaría eso de ti, Lauren. Te amo, sabes que lo hago. Por favor, dime -
susurré, lágrimas caían de mis ojos mientras ahuecaba su mejilla. Todavía estaba
temblando de miedo, pero estaba más preocupada por Lauren en ese momento.

-Lo que casi te pasó... me pasó hace varios años -, admitió. Sus palabras hicieron que
mi boca cayera en shock. No podía creer lo que me estaba diciendo, había sido
maltratada, violada. Me sentí físicamente enferma porque alguien pudiera hacerle
eso.

-¿Pero cómo? - Me ahogué, las lágrimas corrían más rápido. -¿Quién haría eso?
Luchaste, no?.

Lauren dejó escapar un profundo suspiro, sus hermosos ojos verdes brillaban por sus
emociones internas.

-Yo era una niña, Camila. No podía pelear. Era vulnerable, así que me aseguré de que
no volviera a pasar... Mi madre, Alyssa, tenía problemas mentales, que mi padre
ignoró. Cuando el abuso se hizo recurrente, me rompí y la maté.

Las lágrimas corrían por mis mejillas.

-No merecías eso. Eres una buena persona, Lauren. Eres una buena persona-. Me
sentí mal del estómago. Como puede ser que una madre le hiciera eso a su hija.
Cómo alguien podría hacerle eso a Lauren.

-Nunca se lo dije a nadie -, susurró, con voz ronca mientras su rostro se endurecía de
nuevo. -Le dije a mi manada y a mi padre que ella me había golpeado, me golpeó con
un bastón. Estaba harta de que me golpeara. No solía defenderme porque no quería
golpearla, hasta que fue demasiado. Era luna llena, y todos me creyeron.

-¿Y tu padre?- Pregunté, todavía llorando por lo que le paso.

-No me creyó, me llamó mentirosa. Como dije, era Luna Llena. Me enojé y me volví
hacia él. Cuando abusaba de mí, solía decirme que era porque me amaba... No puedo
decirte eso, no porque no lo haga, solo me da malos recuerdos. Pero me gusta que lo
digas -. Lauren terminó, mientras tragaba profundamente.
-¿Shawn está muerto?- cuestioné. Mi voz se quebró un poco. Lauren no dijo nada,
simplemente limpió las lágrimas de mis mejillas.

-La Luna Llena no fue una excusa para su comportamiento-, espetó Lauren. -Nadie te
hará pasar por lo que pasé. Te lo prometo, Camila, nadie te pondrá un dedo encima.
Lo prometo.

Hubo una pausa cuando Lauren se quitó la camisa y me la entregó. Me la puse y me


sentí enferma con solo mirar la sangre. La sangre que pertenecía a Shawn, mi mejor
amigo. Me ahogué con un sollozo, mis manos temblaban demasiado para abotonarla.

Lauren me ayudó a abrochar la camisa.

-Era mi mejor amigo, Lauren-, admití, -No quería hacerlo-. No estaba segura de por
qué estaba defendiendo a Shawn, después de lo que había hecho, pero todavía
amaba al amigo que solía tener.

-Pruebame Camila- espetó Lauren, gruñendo levemente. -No inventes excusas para
él. Me he sentido caliente en la Luna Llena, pero nunca he tratado de violar a alguien-
. Sus palabras me hicieron estremecer.

Lauren me llevó de regreso a donde estaba la manada, y llamó a Beta Hansen.

-No la pierdas de vista-, le ordenó Lauren. Beta Hansen frunció el ceño, pero no
discutió nada.

Lauren me dio un rápido beso, antes de marcharse. Beta Hansen se volvió hacia mí
pareciendo levemente enojada.

-Tienes sangre.
-Lauren mató a alguien. Al que era mi mejor amigo - le dije con lágrimas en mis ojos.
Beta Hansen me miró de cerca y suspiró pesadamente sacudiendo la cabeza.

-Lauren necesita juntar su mierda. Estamos aquí como invitados, no puede


simplemente matar a cualquiera que se ponga duro contigo-murmuró, cruzando los
brazos sobre sus pechos.

-Shawn me atacó - susurré, mis ojos se posaron en el suelo.

-¿Te atacó cómo?.

-Quería que yo fuera su compañera. Intentó... trató de emparejarme a la fuerza-.


Hubo un momento pesado, antes de que Beta Hansen lo insultara. Estaba a punto de
preguntarme algo, pero fuimos interrumpidas por la voz de Lauren.

-Escuchen a todos-, gritó en voz alta, y todos guardaron silencio. Alfa Jones, y la
mayor parte del manada Gresall estaba aquí. Se quedaron callados y miraron a
Lauren. -Quiero que todos sepan que no me tomo a la ligera la falta de respeto a mi
título, a mi manada o a mis lobas. Hoy, uno de la manada Gresall, Shawn, atacó a mi
compañera y trató de agredirla sexualmente.

Alfa Jones interrumpió.

-Shawn amaba a Camila, todos lo sabemos. No fue una agresión sexual, sino que...

-No me desafíes en el asunto- gritó Lauren, sus ojos mostraban toda su rabia. -Si
alguien dice que no, entonces quiere decir que no. A nadie le importa una mierda
cómo se sienten el uno por el otro. Si alguien dice que no, entonces no lo presionas.
Fue un intento de violación, no excuses sus acciones.

Hubo un momento de silencio, antes de que un hombre de nuestra manada se


acercara a Lauren y dejara el cadáver de Shawn frente a mi compañera. Su rostro
estaba desfigurado y cubierto de sangre, y su cuerpo estaba torcido y roto en varios
lugares. Sentí subir la bilis en mi garganta.

-Así que lo maté - declaró Lauren, sus ojos miraron directamente al Alfa Jones.
Lauren le desafiaba a decir algo, a mencionar que estaba equivocada al matar a
Shawn. -Y si alguien más piensa en tocar a mi compañera, lo volveré a hacer.

Luego, para dejar en claro su punto de vista, pateó el cuerpo sin vida de Shawn. Oí
un crujido, y vomité.
Capitulo 18

Me escondí en mi tienda. No quería ver a nadie y mucho menos a Lauren. No estaba


enojada con Lauren, no después de lo que me contó sobre su pasado, pero solo
necesitaba un poco de tiempo a solas para lidiar con el dolor que estaba sintiendo.

Lo que hizo Shawn fue inexcusable, pero había sido muy importante en mi vida. Crecí
con Shawn, él era mi mejor amigo. Era prácticamente mi familia. Él me defendió
cuando me intimidaban, me llevó a la escuela. Fue una constante después de que mi
padre muriera. Y, de repente, estaba muerto.

Me acurruqué en mi saco de dormir, mis lágrimas manchaban la almohada y abracé a


Darius cerca de mi pecho, preguntándome por qué Lauren había mantenido el oso si
su infancia había sido tan horrible. Pero tan pronto como comencé a pensar en el
pasado de Lauren, pensé en lo que le sucedió, y luego lo que le hizo a Shawn. Volví a
llorar.

Entonces, traté de distraerme, pensando en cosas bonitas. Pensé en algo simple,


como mi comida favorita. Mi comida favorita es la pasta. Así que pensé en la pasta,
que me llevó al día en que le hice pasta a Lauren, pensar en Lauren me llevó de
nuevo a lo que le hizo a Shawn y por qué. Era un círculo vicioso.

A medida que la noche se acercaba, me empecé a sentir incómoda. La luna llena se


estaba levantando. Tragué el nudo que estaba en mi garganta, por el llanto y el
miedo. Me levanté, y salí de la tienda.

Lauren me estaba esperando afuera. Había estado afuera de la tienda alrededor de


una hora. Supuse que quería estar cerca de mí, pero no conmigo. Sentí lo mismo que
ella.

-Lo siento-, susurró Lauren, mientras se acercaba.

Sonreí con tristeza, y retrocedí un paso.


-No tienes nada por qué lamentarte, Lauren. Hiciste lo que todos los demás hubieran
hecho en esa situación. No te culpo, ni te quiero menos por lo que pasó o por lo que
me dijiste. Sin embargo, necesito algo de tiempo para llorar al amigo que una vez
conocí. Solo dame tiempo, por favor.

La mandíbula de Lauren se apretó, y me dio un pequeño asentimiento. Su cara era


ilegible, como siempre, me gustaría saber lo que está sintiendo. Pero Lauren es un
libro cerrado, con páginas privadas. Quería que supiera que no la culpaba, culpé a
Shawn, no a ella. Así que me puse de puntillas y le di un suave beso en los labios.
Solo un pequeño beso, para hacerle saber que me importa.

-No quiero que estés sola durante el cambio-, dijo Lauren, mordiéndose el interior de
su mejilla, en lo que interprete como preocupación.

-Me quedaré con ella- dijo una voz detrás de nosotras. Ambas giramos para ver a
Beta Hansen de pie. Sus brazos estaban cruzados sobre sus pechos. Y su mirada era
de aburrimiento. No parecía que se preocupara por mí, así que no estaba segura de
por qué estaba ofreciendo su ayuda voluntariamente. Lauren tampoco entendió.

-Has expresado tu disgusto por mi compañera en varias ocasiones, y ahora, ¿quieres


ayudarla?- gruñó Lauren -Sin mencionar que estará desnuda. ¿Por qué debería
permitirte estar con ella?

Beta Hansen puso los ojos en blanco, siendo extremadamente irrespetuosa. Sin
embargo, Lauren no dijo nada sobre su comportamiento.

-No me tiene que gustar para vigilar que no se enfade y mate a alguien-, se burló
Beta Hansen. -Todo lo que digo es que haré el mismo recorrido que ella, para
asegurarme de que no se vuelva loca.

-No lo haré- respondí, suplicandole a Lauren. No me gustaba Beta Hansen, y


obviamente ella no me quería, así que no quería cambiar a su alrededor.

-Bien - dijo Beta Hansen con sus manos en el aire. -Solo déjala ir desnuda alrededor
de todos los machos sin aparear que no conoces.
-Quédate con ella - espetó Lauren, sin dudar en la decisión. Fruncí el ceño, no me
gustaba el hecho de no tener otra opción. Pero luego, después de lo que sucedió con
Shawn, no me emocionaba estar sola en un estado vulnerable.

Beta Hansen me miró con aire de suficiencia, y suspiré profundamente. Girando hacia
mí, Lauren tomó mi rostro entre sus manos. Sus hermosos ojos verdes miraron
profundamente los míos, antes de que se inclinara y me besara. Fue un beso caliente,
y presioné mi cuerpo contra el suyo, mientras su lengua se deslizaba dentro de mi
boca. Gemí suavemente, mientras apretaba sus brazos con fuerza.

-Está bien, ya es suficiente-, gritó Beta Hansen, agarrando mi brazo y alejándome de


Lauren. -Entiendo que es la Luna Llena y duplica la calentura, pero en serio,
separense- Volvió a poner los ojos en blanco.

Me sonrojé ligeramente, antes de mirar mis pies.

-Dinah - dijo bruscamente Lauren, frunciendo el ceño a su amiga. Beta Hansen se


encogió de hombros antes de alejarse. Lauren me sonrió con tristeza, -la Luna Llena
está a punto de alcanzar el punto más alto. ¿Estás segura de que no me quieres
contigo?

-Lo siento, Lauren, solo necesito algo de tiempo para mí misma. Puedo hacerlo mejor
en mi forma de Lobo-. Le di una pequeña sonrisa, antes de escuchar un fuerte aullido
a través del bosque. Levanté la vista para ver la luna casi en su punto más alto.

-Necesito cambiar -, dijo Lauren, mirando a la luna. Pude ver sus ojos oscureciéndose
y sus manos temblar ligeramente.

-Ve - asentí. Lauren me dio una última mirada, antes de adentrarme en el bosque.
Sentí un dolor atravesar mi brazo, e hice una mueca. El dolor se fue tan pronto como
llegó. -Deberíamos ir más lejos-, le dije a Beta Hansen, antes de dirigirme a los
matorrales del bosque.

Beta Hansen me siguió, mientras tropezaba ligeramente sobre los escombros del
bosque.

-¿Por qué te ofreciste para hacer esto?- Pregunté, mientras me detenía en un claro.
Las ramas cubrían la mayor parte del cielo, pero el brillo de la luna aún se veía.

-Porque, no quería que cambiaras sola - respondió, encogiéndose de hombros con


indiferencia. -Puede que haya sido un poco idiota contigo, pero no tenía nada que ver
contigo. Era por Lauren. Simplemente no creo que seas lo suficientemente buena
para ella.

-¿Por qué no?- pregunté. Mi labio inferior tambaleó cuando sentí que mis emociones
aumentaban.

-Porque no le darás los cachorros que se merece-. Beta Hansen no lo estaba diciendo
de mala manera, simplemente estaba diciendo hechos. Pero me lastimó
profundamente.

-¿Así que prefieres que esté con Andrea?- Rompí. Un dolor agudo se disparó por todo
mi cuerpo a medida que la rabia bombeaba por mis venas. Grité, antes de
desplomarme de rodillas. Beta Hansen me dijo que respirara profundamente, seguí su
consejo y unos minutos más tarde, el dolor disminuyó.

-¿No necesitas cambiar?- Pregunté, ella no estaba cambiando a su forma de lobo.

-Puedo aguantarlo un poco más- se encogió de hombros. -Y para responder a tu


pregunta, no, no preferiría que estuviera con Andrea. Prefiero que esté contigo, solo
que con una versión más fuerte de ti.

Otra erupción de dolor llegó, ahora en mi brazo. Lo apreté contra mi pecho, mientras
gritaba con los dientes apretados. Respiré con calma, pero el dolor no se calmó.
Entonces, mi brazo se rompió, el codo sobresalió en un ángulo grotesco.

Grité, lloré, y grité un poco más. Un hueso roto, luego otro y otro más. Mis piernas
sobresalían de una forma antinatural, mientras que mis brazos se rompían y se
fundían en una manera más animal. Las lágrimas empañaron mi vista, mientras
estaba acurrucada en el suelo en posición fetal.

-No creí que fueras lo suficientemente fuerte para Lauren- dijo Beta Hansen de
repente. La miré, estaba arrodillada junto a mí. Me miró con dolor, estaba luchando
contra el cambio.

-No estás ayudando- gemí, mientras mis brazos y piernas comenzaron a alargarse.
Grité, mientras me ponía a cuatro patas.

-Escúchame- gruñó Beta Hansen, antes de gritar por el dolor. - No pensé que fueras
lo suficientemente fuerte para Lauren, pensé que eras débil. Y lo eres, físicamente,
pero eres fuerte mentalmente.

Me puse de espaldas, cuando mi columna comenzó a romperse y restablecerse.


Agarré tierra con mis manos, mientras echaba mi cabeza hacia atrás y gritaba.
Convulsioné unas cuantas veces, antes de volver a desplomarme. El sudor goteaba
sobre todo mi cuerpo y respiraba con dificultad.

-Eres exactamente lo que Lauren necesita-, continuó Beta Hansen, mientras seguía
frenando su transformación. -Necesita a alguien que sea amable, tranquila y
amorosa. Pero, por favor, te lo ruego, no trates de cambiarla. Tiene que seguir siendo
la Alfa de Sangre. Porque así es como debe manejar a la manada, no puede cambiar
solo por ti.

-No la cambiaré- contesté. Entonces mi cuerpo comenzó a crecer y agrandarse, todo


mi cuerpo se cubrió con pelaje. -La amo - dije, antes de completar la transformación.
Cuando el cambio terminó, me acosté en el suelo y me recuperé. Mi lengua colgaba
fuera de mi boca, jadeando, mientras mi cuerpo se acurrucaba sobre sí mismo. Eché
un vistazo a mi cuerpo y suspiré de alivio. Había cambiado completamente.

Mi pelaje es de color arena suave, y garras oscuras. Mis piernas largas y fuertes, con
muslos gruesos y musculosos para correr. Mi hocico largo y grande, mis dientes más
fuertes y afilados que cualquier cuchillo. Me puse de pie con cautela, con mis garras
cavando en el suelo.

Una vez que estuve de pie, miré a mi izquierda. Beta Hansen también había
cambiado, su cambio fue mucho más rápido y menos doloroso que el mío. Su forma
de lobo es más grande que la mía, y su pelaje de color marrón claro. Me lanzó una
mirada y ladeó ligeramente la cabeza. Me preguntaba si estaba bien.

Asentí suavemente, dando unos pasos cautelosos. Me tomó unos segundos


acostumbrarme a mi forma de lobo. Beta Hansen asintió para que la siguiera. Ella
comenzó a correr, y yo corrí tras suyo.

La mayor parte de la noche, corrí, cazé y disfruté. Beta Hansen se quedó conmigo
todo el tiempo. Ella era mucho más rápida que yo, por supuesto, pero me dejó jugar.

Encontramos algunos ciervos. Beta Hansen acechó a uno, antes de matarlo con sus
dientes. Observé su técnica, antes de repetirla. Bueno, lo intenté, soy demasiado
ruidosa y torpe, así que asusté a todos los ciervos. No atrapé ninguno, pero eso no
impidió que me divierta.

Después de eso, llevé a Beta Hansen al pantano. Había algunos lobos dando vueltas,
pero se fueron rápidamente cuando se dieron cuenta quién era yo. Con Beta Hansen
tomamos agua, antes de acostarnos por un rato, y después chapoteamos en el agua.

Era todo muy infantil, pero no me importaba. Porque no pensé en Shawn o Lauren.
Simplemente cedí a mis instintos animales y me divertí. Ni por un segundo pensé en
llorar, ni recordé el incidente.
Cuando amaneció, y la luna comenzó a bajar, volvimos al claro donde habíamos
cambiado. Lauren estaba allí cuando volvimos. Me detuve en el borde del claro y la
miré fijamente.

Su forma de lobo era grande, más grande que cualquier otro que haya visto. Su
pelaje negro medianoche, y sus piernas gruesas y anchas. Era una bestia, un
verdadero monstruo. Su pelaje estaba ligeramente salpicado de barro, pero solo en
su parte inferior.

Lauren yacía en el piso del claro, las patas delanteras cruzadas y su cabeza
descansando sobre ellas. Sus hermosos ojos verdes, más brillantes que en su forma
humana, miraban el cielo. Obviamente estaba sumida en sus pensamientos, sin darse
cuenta de que no estaba sola.

Beta Hansen me dio un golpe en el hombro con su cabeza. Le fruncí el ceño, mientras
asentía con la cabeza en dirección a mi compañera. Me estaba diciendo que fuera con
ella, para consolar a Lauren. Moví mi cabeza, sí, y Beta Hansen rápidamente nos dejó
solas.

Hice una pausa por un momento, pensando en Shawn, antes de dirigirme hacia
Lauren. Al escuchar el ruido de mis patas, Lauren saltó, poniéndose en cuatro patas.
Gruñó de manera amenazante, sus ojos verdes viendo en mi dirección. Pero, tan
pronto como se dio cuenta de quién era yo, se relajó.

Nos quedamos frente a frente durante unos segundos, fue un momento tenso en el
que nos miramos fijamente. Hice el primer movimiento, bajando la cabeza en
sumisión y dejando escapar un pequeño gemido. Lauren asintió, antes de volver a su
posición en el suelo.

Me arrastré hacia delante, antes de acostarme junto a ella, mi pelaje tocando el de


Lauren. Hubo una pausa, antes de que Lauren se moviera y apoyara su cabeza en mi
espalda, su cuerpo presionando contra el mío. Era una posición posesiva,
sosteniéndome debajo de ella como si necesitara su protección.

Estar con ella de esa manera, mostrandome cuánto le importaba, me hizo sentir bien.
Pensé en Shawn, en su muerte y en el horrible pasado de Lauren. Ahogué un sollozo,
todo mi cuerpo a tembló con un leve gruñido. Todas mis emociones colapsaron en
una, así que eché la cabeza hacia atrás y aullé.
Capitulo 19

La manada de Endoro regresó a su territorio al día siguiente. El viaje en auto con


Lauren, fue tranquilo. Me acurruqué en el asiento del pasajero, con una manta sobre
mí. Estaba cansada, pero no podía dormir.

Estaba pensando en Shawn, mientras miraba por la ventanilla del auto, y el paisaje
pasaba velozmente. Lauren estaba callada y me permitió tener la radio encendida, lo
que me indicaba que estaba tratando de hacerme sentir mejor. No hablé con Lauren,
y ella no me habló.

Cuando llegamos a nuestro territorio, sentí que podía respirar de nuevo. Era como si
me hubiera quedado atrapada en una caja, y finalmente me hubieran dejado salir.
Estar en casa, en la manada de Endoro, se sentía como un soplo de aire fresco.

-Vamos, necesitas ir a la cama-, dijo Lauren, mientras nos dirigíamos de regreso a


nuestra casa.

-No estoy tan cansada-, me encogí de hombros, mientras Lauren llevaba nuestra
bolsa de viaje.

-No has dormido, Camila. Ahora ve a la cama, lo digo en serio-. Ella no iba a discutir
conmigo, y yo no iba a discutir. Así que dejé que me llevara hasta nuestra habitación.

Me recoste en la cama y Lauren se sentó a mi lado. Acercándose, empujó un mechón


de pelo detrás de mi oreja.

-Vete a dormir, Camila. Tengo trabajo que hacer, pero volveré más tarde-. Lauren me
dio una triste sonrisa, antes de inclinarse y besarme. Sus labios eran suaves,
dominantes, y familiares.

Tan pronto como me besó, sentí que todos mis malos sentimientos desaparecieron.
Todo lo que quería era que Lauren me besara, me abrazara, me amara. Entonces,
cuando Lauren se alejó, rápidamente levanté mi cabeza y junté nuestros labios. No se
negó a mi beso, sino que lo hizo más profundo ahuecando mi mejilla y deslizando su
lengua en mi boca.

Me acosté de nuevo a la cama, trayendo a Lauren conmigo. No se quejó, y se subió a


la cama por encima mio. Le lanze los brazos alrededor de su espalda, acercandola a
mi, para que nuestros cuerpos se unan.

Lauren aceptó gustosamente aquel movimiento y separó mis piernas para colocarse
en medio de ellas. Sus manos tomaron mis brazos para colocarlos sobre mi cabeza.

Sus besos dejaron mi boca y comenzaron a pasar por mi mandíbula hasta mi cuello,
besando mi pulso con entusiasmo. Jadeos escapaban de mi boca a medida que el
contacto aumentaba y Lauren comenzó un lento movimiento de sus caderas contra mi
intimidad. Podía sentir como su excitación iba creciendo cada vez más contra mi.

Sus manos se deslizaron por el interior de mis brazos, bajando por mi costado hasta
agarrar el dobladillo de mi camiseta y sacarmela, dejando expuestos mis pechos. Su
boca continuó bajando por mi clavícula hasta llegar a mi pecho izquierdo donde beso
con veneración hasta que agarro mi pezón, mordiendolo, estirandolo y luego
succionando de vuelta.

Mis jadeos se convirtieron rápidamente en gemidos por todas las sensaciones que me
estaba haciendo sentir Lauren, su boca cambio a mi pecho derecho, dejando un
camino de besos entre ellos y volvió a tirar de mi pezón con vehemencia.

Una de sus manos vagaba por mi estómago y subía hasta mi pecho que estaba sin
atención y lo masajeaba y tiraba del pezo entre su dedo índice y pulgar, mientras que
su otra mano acariciaba mi muslo de arriba a abajo por debajo de mi falda.

Todas mis terminaciones nerviosas estaban siendo abrasadas por las sensaciones que
me causaba esta majestuosa mujer y sus caderas seguían manteniendo un ritmo
constante en sus embestidas, lo hacía como si me estuviera penetrando, algunas
veces más fuerte y otras más suaves.
Lauren se levantó mirándome desde arriba con una de sus sonrisas de muerte, esa
que amo tanto y se puso de rodillas entre mis piernas, su respiración estaba
acelerada como la mía y nuestros ojos se veían fijamente, sentí como el calor y el
deseo llenaba la habitacion.

Lauren tomó mis piernas e hizo que las fleccionara para apoyar mis pies sobre la
cama, empezó a acariciar desde mis pantorrillas hasta mi rodillas. De ida y vuelta.
Sus manos quedaron posicionadas debajo de mis rodillas agarrándome con fuerza y
de un solo movimiento certero me giró dejándome boca abajo. El aire dejo mis
pulmones por la sorpresa e incredulidad del momento.

Sus manos se posaron en mi cadera y me tiro mas hacia ella haciendo que levantara
la cadera en su dirección, quedado con mi pecho sobre el colchón y mi trasero al aire.
Podía escuchar como su respiración se aceleró y sus manos abandonaron mis
caderas.

-Quédate así -me ordenó y escuche como cayó su pantalón al suelo.

Una de sus manos levantó la pollera que llevaba puesta dejándola caer sobre mi
espalda y de un solo movimiento cortó mi ropa interior y comenzó a masajear mi
trasero. Mis jadeos de expectación eran cada vez más rápidos.

Escuche como gruñía y lo que creo era un movimiento, pero no se de que. La mano
que estaba en mi trasero empezó a dirigirse hacia mis pliegues abriendolos, uno de
sus dedos paso por el medio hasta llegar a mi clítoris, gemí sonoramente por aquel
contacto y su dedo volvió a subir hasta mi apertura, en donde metió un dedo y
comenzó a meterlo y sacarlo.

-Oh, Lauren - jadee mientras sentía como mi cuerpo reaccionaba a su intrusión.

-Eres tan hermosa, Camila - murmuró y saco su dedo de mi interior.


Lo siguiente que sentí fue como me penetró de un solo golpe hasta el fondo, sus
dedos enterrados en mi cadera y un gruñido salió desde lo profundo de su garganta,
ronco, sensual. Sus movimientos no se hicieron esperar y me penetro una y otra vez
a un ritmo delicioso.

-Eres mia, Camila. Solo mía - dijo en un tono tan posesivo y ronco que fue directo a
mi entrepierna. Una de sus manos se deslizó por mi espalda tomando un puñado de
mi pelo, el cual tiro haciendo que mi cabeza se despegara del colchón. Gemí
fuertemente diciendo su nombre y sus movimientos cada vez se hacían más rápidos.

-Vamos Camila, vente conmigo. -dijo con la voz airada por los jadeos que salían de su
boca. Y eso fue todo lo que necesite, el clímax llegó tan fuerte que me apreté a su
alrededor y mis caderas comenzaron a convulsionar mientras ella me agarro de la
cadera para seguir embistiendo hasta llegar a su propia liberación.

Lauren cayó encima de mi espalda, hasta que su respiración se regularizo y giro hacia
un lado y me atrajo hacia ella.

Después de que Lauren y yo hiciéramos el amor, lloré por Shawn una vez más.
Lauren me sostuvo, calmándome con caricias. No hablamos, no había mucho que
decir. Nuestros corazones latían como uno solo. En ese momento, sé que una cosa es
cierta,la amo, no importa lo que haya hecho.

Pasaron tres semanas y mi dolor comenzó a ser soportable. Había dejado de llorar y
de soñar con él. Por supuesto, todavía lo extrañaba, no estaba totalmente segura de
que el dolor desaparecería, pero ya no era el centro de mis pensamientos.

Con Lauren caímos rápidamente en una rutina, y había tranquilidad en la manada.


Era la calma antes de una tormenta que iba a venir.

El jueves antes del día de Navidad, decidí ir a comprar regalos y Arlene se ofreció
para acompañarme. Lauren me dejó salir del territorio de la manada, con una
condición, que llevé a la Beta Hansen conmigo.
No me importó eso, ya que desde la Luna Llena nos volvimos amigas, incluso empecé
a llamarla Dinah. No éramos cercanas, ni mucho menos, pero sabía lo que ella hizo
por mí esa noche y no lo olvidaría.

Arlene y yo arrastramos a Dinah por las tiendas del centro comercial, luchando contra
todos los humanos que estaban apurados comprando regalos de última hora. La
Navidad no era muy importante para los hombres lobo, pero no significaba que no lo
celebraramos.

Compre regalos para algunas personas de la manada, para los que habían sido
buenos conmigo, me faltaba comprar el regalo para Lauren. No estaba segura de qué
comprarle. Así que me decidí por algunas prendas de vestir, una computadora portátil
nueva y una foto enmarcada que había tomado una semana antes.

-Necesito ir por mi cuenta-, dije, después de que terminé de comprar el regalo de


Lauren.

-¿Estás bromeando?- Dinah resopló, -de ninguna manera. Lauren cortaría nuestras
cabezas si permitimos que eso suceda.

-Estaré bien, Dinah, lo prometo. Pero hay algunas cosas que necesito comprar por mi
cuenta- suspiré. Les di una mirada suplicante, uniendo mis manos en modo de ruego.
-Media hora, eso es todo lo que necesito. ¿Por favor?

Dinah me miró, sus ojos ardían mientras examinaba mi cara de cerca. Pero,
finalmente, suspiró profundamente y asintió con la cabeza.

-Media hora, eso es todo. Luego, nos reuniremos allí-. Señaló un pequeño restaurante
frente a donde estábamos paradas.

-Gracias- sonreí. Me dirigí hacia las tiendas, comprando algunas cosas más. Luego, fui
a donde realmente quería ir, a la farmacia.

Una semana después de la luna llena, mi período dejó de venir. Pensé que podría
haber estado embarazada, pero no dije nada. Esperé unas semanas más, y cuando
aún no había llegado mi período, estaba casi segura de que estaba embarazada.

Estaba extremadamente emocionada, pero estaba más emocionada por decirle a


Lauren. Sabía que estaría feliz con el hecho de que estuviéramos comenzando
nuestra familia, de que le estuviera dando un cachorro.

Dentro de la farmacia, fui a la sección de pruebas de embarazo, aunque estaba


bastante segura de mi condición. Mientras veía los estantes, decidiendo qué marca
comprar, una voz sonó detrás de mí.

-Estás saliendo con la señora Jauregui, ¿verdad?- cuestionó la voz. Me di la vuelta,


para ver a tres hombres y una mujer. Todos ellos de unos veinte y tantos años, me
miraron con los ojos entrecerrados. Instantáneamente me puse a la defensiva.

-Es mi esposa- contesté, antes de darme la vuelta. Tomé una prueba de embarazo de
la estantería y simulé estar estudiándola, pero no le podía prestar atención. Sentía a
las cuatro personas detrás de mí, y me estaban poniendo nerviosa.

-Tú y tu esposa tienen un culto, ¿no?- Preguntó uno de los hombres. Mi corazón
comenzó a latir con fuerza, y me estaba poniendo extremadamente nerviosa y
asustada. Mis manos temblaron alrededor de la caja, mientras mi otra mano se
deslizó en mi bolsillo y agarró mi teléfono.

Los tres hombres de repente me rodearon.

-Respóndeme, perra- dijo uno de los hombres bruscamente, golpeando la estantería.


Salté en shock, y me giré para encontrarme cara a cara con los humanos.

-No tenemos un culto- dije. Estaba asustada, pero hice todo lo posible por mantener
mi voz lo más segura posible. -Vivimos en una comunidad cerrada con nuestra familia
y amigos, eso es todo.

-Piensas que somos estúpidos, ¿no?- exigió el hombre a mi izquierda, el más alto. -
Sabemos que hacen todo tipo de cosas raras allí. Quiero decir, el mes pasado
sacrificaron a una pobre chica por Satanás, o a quienquiera que adoren-, dijo
bruscamente. Un poco de saliva salpicó de su boca y me cayó en la mejilla.

-Esa chica fue mutilada por un animal salvaje, así lo dijo la policía-, susurré, en voz
baja. Mis manos estaban agarrando la prueba de embarazo, mientras me enfrentaba
a estos humanos.

-Mierda-, gritó la mujer, acercándose y obligándome a retroceder contra los estantes.


Mi espalda golpeó con fuerza, y los estantes se sacudieron ligeramente. -Sabemos
que mataron a esa mujer, no importa lo que diga la policía.

-No lo hicimos, no la conocíamos -. Presioné dos en mi teléfono, el número de


marcación rápida para Dinah. Sólo tenía tres números de teléfono. Lauren era el
número uno, Dinah el dos y Arlene el tres.

-Oh,chicos, está embarazada- arrulló la mujer, fingiendo que le parecía encantador. -


¿No sería horrible, si algo le sucediera a ese pequeño líder de culto?- Ella habló de
una manera infantil, y los hombres se rieron. Las lágrimas llenaron mis ojos, y unas
pocas cayeron por mis mejillas.

-Por favor, solo déjame ir- le supliqué, tratando de dar un paso adelante. No se
movieron, así que retrocedí nuevamente. -Por favor, solo deja que me vaya de la
farmacia -. Me aseguré de decir dónde estaba, para ayudar a Dinah a saber dónde
encontrarme.

-Cállate perra- gritó el hombre más bajo. Gemí ante su tono.


-Disculpen, ¿pasa algo?- Dijo una voz desde nuestra izquierda, y todos nos giramos
para ver al gerente de la farmacia. No se veía feliz. Me miró, y el reconocimiento pasó
por sus ojos. -Señora Jauregui, ¿estas personas la están molestando?

-Sí, señor, lo están haciendo- respondí rápidamente. El gerente se ve desconfiado.


Sin duda habrá oído hablar de Lauren. Pero no me importaba, estaba feliz de que me
haya salvado. Se dirigió hacia los otros humanos.

-Salgan de aquí. Están aterrorizando a una clienta y molestando a los demás. Todos
ustedes afuera ahora, antes de que llame a la policía-. la mujer asintió con la cabeza
a sus amigos y todos se fueron. Dejé escapar un profundo suspiro cuando solo
quedamos con el gerente.

-Gracias- sonreí.

-Lo siento mucho, señora Jauregui. Le pagaré lo que sea que esté buscando-. El
gerente estaba nervioso, sabía que Lauren podía arruinar su negocio si ella lo
deseaba. Agarró la prueba de embarazo y la llevó al mostrador, justo cuando entró
Dinah.

Tan pronto como me vio, corrió a mi lado.

-¿Estás bien?- Preguntó, podía ver el pánico en sus ojos. Asentí, unas lágrimas se
derramaron por mis mejillas. Rápidamente abrazé a Dinah, poniendo mis brazos
alrededor de ella. Se quedó inmóvil, no me devolvió el abrazo, pero no se apartó
hasta que lo hice.

-Pensé que iban a lastimarme-, admití, limpiando mis lágrimas. El gerente volvió con
la bolsa de mis compras y me la entregó. -Gracias- sonreí, tomando la bolsa.

Dinah habló con el gerente, antes de llevarnos de regreso a la manada.

-¿Vas a decírselo a Lauren?- Pregunté, mientras Dinah me ayudaba a llevar mis


bolsas dentro de casa.

-¿Sobre la gente que te atacó, o esto?- demandó. Me giré hacia ella, para verla
sosteniendo la prueba de embarazo. Me apresuré y tomé la caja de sus manos.

-No sé si estoy embarazada, solo creo que lo estoy-, le expliqué, frunciéndole el ceño.
-Pero si lo estoy, seré yo quien se lo diga.

-Sí, Hembra Alfa- sonrió suavemente. -Pero, tengo que decirle sobre esos humanos-.
Poco después fue a buscar a Lauren.

Lauren no estaba contenta con lo que sucedió, y cuando regresó, maldijo a todos los
humanos del país. Me senté en la cama, en silencio, escuchando su larga perorata.
Era la primera vez que la escuchaba hablar tan apasionadamente por algo. Y ese
algo, era el genocidio masivo de los humanos.

-Por favor, Lauren, olvidémoslo- suspiré, tomando su mano y tirando de ella hacia la
cama conmigo. Frunció el ceño, pero no discutió mientras nos acostábamos juntas.
Apoyé mi cabeza en sus pechos, escuchando el latido de su corazón.

-Lauren- susurré, preparándome para contarle a Lauren lo que ella había querido
escuchar desde que empezamos a salir. Que estaba embarazada, que iba a tener a su
cachorro. Estaba emocionada por decírselo.

-¿Sí?- preguntó, justo cuando su teléfono comenzó a sonar. -Un segundo- me dijo y
sonrió, antes de contestar. Era Dinah. Escuchó por unos minutos, antes de fruncir el
ceño y volverse hacia mí. -Necesito contestar esto afuera- me dijo.

Fruncí el ceño, pero asentí. Esperé a que volviera, y cuando lo hizo, no estaba
contenta. Estaba furiosa.

-Lauren, ¿qué te pasa?- Salté de la cama, mientras corría a su lado.


Lauren dejó escapar un gruñido bajo, apretando la mandíbula con ira.

-Lauren, ¿qué pasa? ¿Qué pasó?- exigí

-Tenemos otro humano muerto en nuestra tierra.

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Les dejo otro capitulo porque los deje muchos dias sin actualizar.

Espero que el smut haya estado bien.. Soy mala escribiendolo.


Capitulo 20

Lauren no me dejo ir con ella, y discutimos al respecto. Bueno, yo argumenté, y


Lauren me encerró en casa. Podría haber saltado por la ventana, o haber destrozado
las puertas francesas del balcón. Pero, no lo hice. Porque no la quería molestar.

Así que me senté en la isla de la cocina y la esperé. Y espere. Y espere. Estaba


extremadamente nerviosa por lo que sucedería si la policía se enterara del segundo
asesinato. También estaba nerviosa y asustada, por el asesino. Pensaba en quién
podría ser y por qué lo hacía.

Lauren volvió cuando estaba amaneciendo. Al entrar en la cocina, me vio y frunció el


ceño.

-¿Me estabas esperando?- Preguntó, acercándose a mí. Salté del taburete, fui hacia
ella y me abrazó.

-Tenía miedo- admití, apoyando mi cabeza contra sus pechos. Podía escuchar su
elevado ritmo cardíaco, y eso me puso nerviosa al instante. Lauren no era de las que
se ponía nerviosa, algo había acelerado la velocidad de su corazón.

-Te tengo, no te preocupes, te mantendré a salvo- dijo, dándome un beso en la parte


superior de la cabeza.

-Lauren, ¿qué pasó?- Pregunté, tratando de alejarme, pero Lauren no me dejó. Me


abrazó con más fuerza y me dio otro beso en la cabeza. Era un comportamiento
extraño en ella. Así que me preocupó aún más.

-Había un mensaje al lado del cuerpo-, me dijo. Me retiré un poco, y la miré a la cara.
-Me quedé con el mensaje, nadie más lo vio. Y quiero que se quede así.

-¿Qué decía el mensaje?- Pregunté, frunciendo el ceño profundamente. Hubo una


pausa, mientras Lauren me miraba a los ojos. -Lauren, ¿qué decía el mensaje?-
Repetí, con más fuerza.

Lauren buscó en su bolsillo y sacó un pedazo de papel. Lo agarró con fuerza, su


expresión era sombría, y me lo entregó. Me aparté de ella mientras miraba el papel.

La nota estaba escrita con letras de periódicos y revistas, como las de las películas. La
nota decía: “Pelo castaño, ojos marrones, una hermosa mente y cuerpo. ¿Te recuerda
a alguien? La primera chica fue Jessica Smith. La segunda chica fue Scarlet Jackson.
La tercera chica será Camila Jauregui y mataré a dos lobos de un tiro.”
Debajo había una foto mía, sacada ese mismo día, con una prueba de embarazo en la
mano. La foto fue sacada desde afuera de la farmacia, y los humanos que me
atacaron estaban justo al frente de mí, mirándome de cerca.

Miré por encima de la carta, mi aliento quedo atrapado en mi garganta. Sentía como
las lágrimas llenaban mis ojos mientras miraba a Lauren. Su rostro era ilegible y
estoico. Tan duro como el primer día que la había visto. Nos miramos a los ojos por
unos minutos, mientras lágrimas silenciosas se derramaban sobre mis mejillas.

-¿Cuando se sacó esta foto?- Preguntó Lauren, rompiendo el pesado silencio.

-Esta mañana-, susurré, -eso era lo que iba a decirte antes de que llegara Dinah.
Lauren, estoy embarazada-. Hubo un tenso momento, mientras nos mirábamos
fijamente. Entonces, Lauren me agarró del cuello y me hizo levantar la cabeza. El
dolor atravesó mi cuello, pero se fue tan pronto como sus labios tocaron los míos.

Puse mis manos alrededor de su cuello, mientras nos besábamos. La desesperación


de nuestros labios era casi insoportable. Podía sentir su miedo, igual que ella podía
sentir el mío. Mis manos se aferraron a su cuello con fuerza, mientras me levantaba.

Lauren se sentó en el sofá, y me senté a horcajadas sobre su regazo. Nos besamos


por un largo rato, besos apasionados, desesperados. Los besos se sintieron húmedos
por mis lágrimas. Cuando nos alejamos, ambas estábamos jadeando.

-Te amo, Lauren-.

-Y yo- respondió, y me reí entre lágrimas. -No puedo creer que vamos a tener un
cachorro-, sonrió, con esa hermosa sonrisa que me da solo a mí. Y luego, nos
besamos una vez más. Me aleje un poco, y acuné su mejilla con mi mano. Se apoyó
en ella y me dio una pequeña sonrisa.

-¿Por qué no quieres que la manada sepa sobre la nota?- pregunté.

-Porque alguien de la manada está ayudando al asesino-, respondió Lauren, con una
mirada fría y oscura. Tragué profundamente, mi garganta se secó y mis ojos estaban
muy abiertos. No puedo creer que alguien de nuestra manada, gente que
consideramos familia, nos traicionara de esa manera.

-El asesino no es de la manada, porque estuvo matando con el medio cambio. Y solo
hay dos personas lo suficientemente fuertes en la manada para realizar el medio
cambio, Dinah y yo. Y no somos ninguna de las dos. Pero el asesino logró entrar
cuando no hay nadie patrullando. Debe de tener una fuente interna.

-¿No podría simplemente conocer el calendario de nuestras patrullas? ¿O sabe cuándo


tenemos a los lobos de la manada vigilando nuestras fronteras y cuándo cambian los
turnos?- Pregunté, mordiéndome el labio inferior.

-No, cambio los turnos todos los días para que estas cosas no sucedan-. Hubo una
pausa, antes de que Lauren gruñera y me abrazara. -Esto no es justo. Eres perfecta,
amable y amorosa. Y nuestro cachorro será igual. Sin embargo, en lugar de ir por mí,
te persiguen. No es justo, realmente no lo es.

-No quiero que nadie te persiga- susurré, más lágrimas escaparon de mis ojos.

-Moriría felizmente para alejar a este asesino de ti, si eso te salva y a nuestro hijo.

-Lauren, por favor, no digas esas cosas. No puedo criar a nuestro hijo yo sola, así que
por favor, no digas esas cosas-. Con una mano limpio las lágrimas de mis mejillas.
Lauren me dio una suave sonrisa, antes de tomar mis manos y besarlas.

-Lauren, llévame a la cama- dije, presionando un suave beso en sus labios. -Quiero
que me abraces, que me ames. Por favor, llévame a la cama-. Hubo un momento
pesado entre nosotras, antes de que Lauren me besara profundamente.

Había amanecido cuando Lauren regresó a casa, así que cuando terminamos de hacer
el amor, casi era hora de que el mundo despertara. Nos acostamos en la cama juntas,
apretadas la una con la otra en silencio. Mi cabeza descansaba sobre sus pechos, y
nuestras piernas estaban enredadas.

-¿Qué vamos a hacer?- Le pregunté a Lauren, rompiendo el bendito silencio entre


nosotras. Habíamos estado ignorando a ese elefante asesino en la habitación.

Lauren suspiró pesadamente, mientras levantaba la cabeza para mirar sus hermosos
ojos verdes.

-¿Has oído hablar de la manada de lobos de Hender?- Lauren me preguntó. Negué


con la cabeza, y Lauren frunció su ceño.

-El padre de mi madre era un Alfa, de la Manada de Lobos Hender. Y ahora su nieto,
mi primo, es el líder. Él y yo nos entendemos, somos familia, después de todo. Voy a
hablar con él hoy, quiero que vayas allí por un tiempo.
-¿Qué?- Chillé, sentándome bruscamente. Sentía como las lágrimas llenaban mis
ojos. -¿Me estás enviando lejos? ¿Sin ti?.

-Camila, cálmate- suspiró Lauren, sentándose y limpiando mis lágrimas. -No quiero
enviarte lejos, pero necesito mantenerte a salvo. A ambos-. Me miró, antes de que su
mano descansara en mi vientre. -No puedo permitir que te lastimen. Estarás a salvo
allí y te visitaré.

-Pero estoy embarazada- mi labio inferior temblaba patéticamente. Lauren suspiró


molesta, podía decir que su paciencia se estaba agotando.

-Y es por eso que estoy haciendo esto Camila-. Se pasó una mano por el pelo. Las
hebras negras se desplazaron ligeramente hacia arriba. -Les diremos a todos que
rompimos y regresaste a tu vieja manada. Pero irás y te quedarás con mi primo,
Valentine, en su manada. Te mantendrán a salvo.

-No quiero irme-, resoplé, mirando hacia abajo. Lauren colocó un dedo debajo de mi
barbilla y la levantó para que nuestros ojos se encontraran.

-No quiero que te vayas. Solo quiero abrazarte y no dejarte ir. Pero, no puedo-. Me
besó suavemente, mientras le ofrecía una triste sonrisa.

-¿Puedo quedarme hasta después de Navidad?- pregunté. Mis dedos distraídamente


trazaban los patrones tatuados en sus brazos.

-Por supuesto, parecería sospechoso si te fueras después de otro asesinato.


Esperaremos hasta Año Nuevo-, respondió.

----

Lauren se sentía ansiosa por dejarme sola en la casa, así que fui con ella a su oficina.
Toda la manada hablaba sobre el asesinato y la policía se había involucrado, otra vez.
Al parecer, les habían avisado sobre el cuerpo y dónde encontrarlo. Quienquiera que
fuera el asesino, realmente quería afectar a Lauren.

La policía interrogó a Lauren por la mañana, mientras esperaba en su oficina, con


Dinah. No hablamos mucho. Leí un libro que estaba en el polvoriento librero de
Lauren y Dinah se puso a trabajar en silencio.

-¿Lauren te habló de la nota?- Dinah rompió el silencio con su pregunta. Hice una
pausa en mi lectura y la miré.
-Sí - asentí. -¿Te habló de la manada Hender?.

-Sí, lo hizo- Dinah contestó. Caímos en un pesado silencio, el ambiente es espeso. -


Siento que esto te esté pasando, especialmente con...- hizo un gesto hacia mi
estómago. Al instante, como por reacción, mis manos descansaron en mi vientre.

-Lamento que esto le esté sucediendo a la Manada- respondí.

Cuando Lauren regresó, Dinah volvió a su oficina y Lauren se sentó en su escritorio.


Al igual que con Dinah, leo un libro en voz baja y la dejo trabajar. Aproximadamente
una hora después de su regreso, alguien llamó a la puerta.

Con Lauren levantamos la vista y bajé las piernas de la mesa.

-¿Quién es?- Lauren exigió agresivamente. En momentos como este, me acuerdo lo


dura y fría que es Lauren con las otras personas. Sin embargo, Lauren es Lauren, y
no la cambiaría.

-Alfa Jauregui, es Evan Morris- respondió una voz masculina. -Beta Hansen me dijo
que querías verme.

-Evan, entra- dijo Lauren. La puerta se abrió lentamente, antes de que entrara un
chico, de una edad similar a la mía. Es pequeño, pero sigue siendo más alto que yo,
su cuerpo es largo y delgado. Su cabello de color marrón rojizo, y ojos de un azul
claro.

-Alfa, Hembra Alfa- Evan asintió con la cabeza hacia nosotras, con sus ojos mirando
al suelo en señal de sumisión.

-Evan, ¿todavía deseas convertirte en el doctor de la manada?- Preguntó Lauren.

-Si me lo permite, Alfa Jauregui, me encantaría ser médico-, respondió. Lauren


asintió, parecía ligeramente complacida.

-Voy a hacer un trato contigo, que espero que aceptes. Mi compañera está en peligro
por el asesino, él la ha amenazado personalmente. Así que va a ir a la manada
Hender para que la cuiden. Quiero que vayas con ella, hay una Universidad de
medicina a unas tres millas de distancia a la que asistirás, y tienes que fingir ser su
compañero.

Evan y yo hicimos ruidos de confusión, cuando se explicó Lauren.


-Pagaré por tu educación personalmente, y te quedarás con la manada Hender bajo
las reglas del Alfa Asenda, pero seguirás siendo parte de la manada Endoro. Mientras
mi compañera se queda allí, no quiero que nadie se fije en ella. Así que vas a fingir
que eres su compañero, adviertele a los demás. Necesito a alguien que la proteja y
quiero que seas tú.

Pensé en sus palabras, mientras Evan sonrió suavemente.

-Alfa Jauregui, sería un honor cuidar de la Hembra Alfa Jauregui.

-Bien- Lauren asintió. -He hablado con la Universidad y comenzarás en enero.


Empaca tus maletas, te irás con mi compañera en Año Nuevo.

Y eso fue todo, se establecieron planes. Me iba, con Evan, mientras Lauren trataba de
averiguar quién era el asesino y el traidor.
Capítulo 21

Lauren me ayudó a empacar, lo cual era extraño. Tenía una maleta pequeña de
cuando me mudé con Lauren por primera vez, pero con toda la ropa y las cosas que
me había comprado recientemente no entraba todo en ella. Así que terminé
comprando una nueva maleta para acomodar todas mis cosas.

-No tienes que llevarte todo - suspiró Lauren, mientras trataba de forzar el cierre de
la parte superior. -No estamos separandonos de verdad- refunfuñó.

-Pero la gente tiene que pensar que es cierto-, espeté, pasando mis manos por mi
cabello por la frustración. Las lágrimas se acumularon en mis ojos cuando dejé
escapar un salvaje gruñido de frustración. Lauren me agarró, pero la empujé lejos de
mí. -No- grité, dándome la vuelta.

-Camila calmate, es solo una maleta. Podemos comprar una más grande-, dijo,
tratando de abrazarme de nuevo. La aparté de nuevo, cuando las lágrimas
comenzaron a caer.

-No se trata de la maldita maleta, Lauren. Se trata del hecho de que tengo que irme,
porque alguien quiere matarme. Y todos van a pensar que ya no me quieres, y
Andrea y otras Lobas intentarán tener relaciones sexuales contigo. Y todos pensarán
que Evan es el padre de mi bebé y... -Mis palabras se convirtieron en sollozos cuando
comencé a llorar.

Lauren me frunció el ceño, mientras me jalaba en sus brazos. Mis dedos se aferraron
en su camisa mientras mi cuerpo entero se movía por los sollozos. Lauren no habló
mientras pasaba su mano por mi cabello. Durante unos buenos minutos, Lauren me
sostuvo mientras lloraba.

Cuando logré controlar mis emociones, retrocedí y me sequé las lágrimas.

-Estás siendo infantil- declaró Lauren, alejándose de mí y volviendo a mi maleta. Sacó


algunas prendas de vestir, antes de cerrarla y caminar hacia la puerta.

-No estoy siendo infantil- fruncí el ceño, sentándome en el sofá mientras Lauren
comenzaba a ordenar su pequeña bolsa.

-Sí, lo eres-, respondió, deteniéndose y cruzando los brazos sobre sus pechos
mientras me miraba. La odié cuando hizo eso, me miró como si fuera inferior. Me hizo
sentir pequeña y patética, odiaba eso.
Me puse de pie y puse mis manos en mis caderas.

-Lauren, con todo lo que está pasando, tengo derecho a estar molesta. La gente
pensará que estás soltera otra vez, y tú misma me dijiste que las Lobas se lanzan a
tus pies queriendo ser tu compañera.

-Camila, sabes lo que siento por ti, ¿por qué lo cuestionas?

-No es por ti, no confío en las demás Lobas. No es como si nunca hubieras estado con
alguien antes. Yo te amo, solo me preocupa que encuentres a alguien más mientras
estoy lejos- . Fruncí el ceño, mientras miraba sus ojos verdes.

-Solo estuve con una mujer por dos cosas: sexo y para tener un heredero-, me dijo
Lauren -Tengo ambas cosas de ti, ¿por qué necesitaría a alguien más?

-Oh, entonces solo soy buena para el sexo y para tener hijos?- Rompí. Nunca había
imaginado que alguna vez hablaría con Lauren de esa manera. Sin embargo, estaba
triste, hormonal y estábamos a solo tres días de la luna llena, así que me encontré
buscando argumentos contra ella.

-Basta-, gritó Lauren, con voz grave y ronca. Su cuerpo entero tembló cuando la piel
comenzó a brotar sobre su cara y cuello, y se convirtió a medias. Su rostro se
distorsionó hasta convertirse en una bestia, dejé caer mi cabeza en señal de
sumisión.

Lauren gruñó ruidosamente, las garras que crecían de sus dedos golpeaban el aire.
Gemí de miedo y retrocedí un paso. Lauren se fijó en mí, mientras sus ojos se volvían
negros. Gruñó una vez más, antes de girar sobre sus talones y salir corriendo de la
casa. Me encogí cuando la puerta de entrada se cerró de golpe detrás de ella.

Lloré después de que se fue, acurrucada debajo de una manta en el sofá. Sabía que
me estaba comportando de manera irracional, pero no quería dejar a Lauren y
realmente no quería que Andrea ni nadie más tratara de estar con ella.

Cuando regresó, todavía estaba acurrucada en el sofá. Al verme, frunció el ceño, pero
se sentó a mi lado.

-¿Por qué actúas de esa manera? Si sabes lo que siento por ti. No tienes que
preocuparte por la competencia cuando se trata de Lobas. Eres la única mujer en mi
vida, y siempre me será así.
-A menos que nuestro cachorro sea una niña- comenté, olfateando suavemente.

-Sí, a menos que eso suceda- asintió, antes de estirarse y empujar el cabello detrás
de mi oreja. -Te entiendo, tampoco quiero que te vayas. Pero estoy haciendo esto
porque tengo que hacerlo, no porque quiero. Intentaré visitarte lo más que pueda, y
llamaré cada noche.

-¿Lo prometes?- Me incorpore y Lauren me acercó más a ella. Sus brazos rodearon mi
delgada cintura mientras me sostenía.

-Lo prometo- asintió. -Ahora tenemos que irnos, o llegaremos tarde-. Presionó un
rápido beso en la parte superior de mi cabeza, antes de levantarse. Asentí con la
cabeza hacia ella, ya que también me levanté. Lauren volvió a revisar nuestras
maletas mientras corrí escaleras arriba para cambiarme.

Me puse un vestido verde hasta la rodilla, con tacones a juego. Me limpié el


maquillaje manchado por todo mi llanto y me cepillé el pelo. Luego agarré mi bolsa de
aseo antes de bajar y colocarla en la bolsa de Lauren. Porque no entraba en la mía.

-Te ves hermosa. Ahora, vámonos-. Tomando mi mano, me llevó al coche mientras
colocaba las bolsas en la parte de atrás. Evan también estaba esperando afuera, con
los ojos en el suelo y una maleta en la mano.

-Alfa, Hembra Alfa- nos saludó inclinando la cabeza.

-Hola- sonreí, algo avergonzada. Evan y yo apenas nos conocemos, pero tenemos que
fingir estar enamorados cuando lleguemos al manada de Hender, no me siento
cómoda con esta situación. Amo a Lauren, y no quiero que nadie piense que estoy
enamorada de alguien más.

Lauren tomó la maleta de Evan y la colocó en el maletero con la nuestra, antes de


subir a la parte trasera del auto. Lauren y yo nos sentamos en la parte delantera, con
las manos unidas entre nuestros asientos. Nadie habló en el viaje.

Cuando llegamos a un aeropuerto privado a unas dos horas de distancia, salimos y


recogimos nuestras maletas. Un hombre con un chaleco amarillo nos llevó a un avión
privado que Lauren había contratado, y los tres abordamos.

El viaje en avión fue solo de una hora y media. Cuando nos bajamos del avión, el aire
caliente nos golpeó y al instante me arrepentí de ponerme una chaqueta antes de
subir al avión. Me lo quité y Lauren se ofreció a llevarlo por mí.
-Prima - nos llamó una voz profunda y masculina cuando salimos. Lauren, Evan y yo
nos giramos para enfrentar al hombre que nos había llamado.

-Valentine- Lauren asintió y se acercó al hombre. Los dos Alfa se estrecharon las
manos. Valentine es un hombre alto, con rizos dorados y ojos dorados a juego.

Nadie podía negar que era un hombre atractivo. Era extraño ver a Lauren a su lado.
Son todo lo opuesto, la claridad y la oscuridad. Valentine es un hombre cálido,
mientras que Lauren es fría, ambos atractivos más allá de las palabras, pero en
formas opuestas.

-Lauren, ha pasado demasiado tiempo- Valentine sonrió, mientras los dos se


alejaban. Lauren se alejó e hizo un gesto para que me uniera a su lado. -Y ella debe
ser tu compañera.

-Camila - me presenté, sonriendo al Alfa. -Es un placer conocerte.

-El placer es todo mío- respondió, mientras estrechábamos la mano. -Y tú debes ser
el futuro doctor- Valentine se volvió hacia Evan.

-Gracias por recibirme, Alfa Asenda- dijo Evan, dejando caer su cabeza una vez más.
Valentine asintió a Evan antes de volverse hacia nosotras.

-Por favor sígame-. Nos condujo a su carro. Lauren se sentó al frente con Valentine, y
con Evan nos sentamos detrás. -Entonces, ¿cómo has estado Lauren? Aparte de los
asesinatos, por supuesto-, comenzó Valentine, mientras nos conducía hacia su
manada.

-Bien. Me temo que me olvidé de decirte algo -, admitió Lauren.

-¿Oh, y qué es?- Preguntó Valentine - su voz mostrando su evidente intriga.

-Camila está embarazada-, admitió Lauren, y vi a Evan ponerse rígido a mi lado.


Hubo una pausa, antes de que Valentine diera sus felicitaciones y cambiásemos de
tema. Pero Evan todavía estaba rígido.

El manada Hender era hermosa, ubicada en el borde de un gran lago, con muchas
cabañas pequeñas y casas de madera esparcidas a su alrededor. La hierba de color
verde brillante y el bosque, que rodeaban el territorio, eran igual de brillantes.

-Tienes un hermoso territorio, Valentine-, dije mientras avanzábamos.


-Gracias. Se ve hermoso bajo el sol, incluso si lo digo yo mismo-. Me ofreció una
sonrisa a través del espejo retrovisor, mientras detenía el auto afuera de su casa. La
cabaña de madera era grande, con un pequeño jardín al frente.

Valentine nos condujo a los tres adentro, antes de que llegara su Beta y llevara a
Evan a la cabaña donde nos quedaríamos. Quería ir con él, pero Lauren me abrazó.
Valentine nos mostró nuestra habitación, antes de dejarnos a solas por un rato.

La habitación tiene una amplia cama doble. Las paredes y los muebles están hechos
de la misma madera de la que se hizo de la casa.

-Este lugar es encantador- comenté, mientras Lauren colocaba nuestras bolsas en la


cama.

-He cambiado de opinión-, soltó Lauren, sentándose en la cama y pasándose una


mano por el rostro.

-¿Acerca de?- Pregunté, frunciendo el ceño suavemente cuando me di cuenta de lo


angustiada que se veía de repente.

-No te quiero aquí sin mí. No sé si puedo hacer esto-, sacudió la cabeza y apretó la
mandíbula. -Tú eres mi compañera, deberías de estar conmigo. Debería estar durante
el embarazo y deberíamos de ir al médico juntas. No tienes que estar aquí sin mí-,
volvió a negar con la cabeza.

-Lauren- suspiré, acercándome y tomando su cara entre mis manos. Sus ojos se
movieron hacia arriba, haciendo contacto con los míos. -Tú misma lo dijiste, esta es
una solución temporal. Hasta que el asesino se haya ido, ambas tenemos que
asegurarnos de que nuestro cachorro esté a salvo, posiblemente tú futuro heredero.
Te amo, Lauren, pero necesitamos hacer que nuestro hogar sea seguro para nuestro
cachorro de acuerdo?

-Sí- Lauren asintió, deteniéndose antes de suspirar profundamente. -Sí, lo siento, me


puse muy nerviosa cuando me di cuenta de lo lejos que estarás. Acabo de tener una
visión de que tenías al cachorro y yo no estaba allí y...

-Silencio- dije, presionando un suave beso en sus labios. -Volveré contigo antes de
que eso suceda, y criaremos a este cachorro juntas-. Le sonreí y ella asintió
lentamente. Nos besamos una vez más.

Alguien llamó a la puerta y ambas levantamos la vista para ver a Valentine de pie en
la puerta.

-Lamento interrumpir su muestra de amor-, sonrió, y yo me sonrojé suavemente. -


Quién quiere dar una vuelta?

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Lo prometido es deuda, aquí esta su segundo capítulo.
Capitulo 22

Valentine nos llevó a recorrer su tierra, no nos tocamos con Lauren en todo el
recorrido. La manada de lobos de Hender tenía que creer que soy la compañera de
Evan, por lo que no podían vernos a Lauren y a mi abrazándonos. Sería sospechoso.

Se sentía extraño, caminar a su lado sin tocarla. Lauren es una mujer posesiva, y
cada vez que íbamos a algún lugar, le gustaba abrazarme o tomar mi mano, le
gustaba advertirle a los demás. Sin embargo, no podía hacerlo ahora.

-Emma- Valentine llamó a una mujer, de la manada Hender. Se acercó una chica alta,
de pelo corto y negro.

-Alfa- inclinó la cabeza, a Valentine. Entonces, ella vio a Lauren y sus ojos se abrieron
por el shock. -Alfa Jauregui- tartamudeó, con los ojos en el suelo.

-Emma, ella es Camila- dijo Valentine, haciéndome un gesto con la mano. -Ella va a
trabajar contigo en la tienda y...

-No-, espetó Lauren, interrumpiendo a su primo. Fruncí el ceño tan pronto como
escuché su tono. Sabía que la idea de que yo trabajara, o que cualquier mujer de su
manada trabajara, no era algo con lo que Lauren estuviera de acuerdo.

Valentine miró a Lauren, antes de volverse hacia Emma.

-Déjanos- le ordenó. Emma asintió, y lanzó una mirada de miedo a Lauren antes de
escabullirse. -Tenemos un sistema aquí, Lauren, todos tienen que ganarse su
sustento.

-Ella está embarazada. Y mi compañera, ni una mujer en mi manada, trabajará. Mi


compañera no trabajará mientras ella esté aquí. Especialmente porque está
embarazada de mi cachorro, no funciona, ni ahora, ni nunca -chasqueó Lauren, con
los dientes apretados.

Valentine frunció el ceño, apretando los dientes con molestia.

-Lauren, no puedo permitir que Camila entre en mi manada y no siga las reglas.
Parecería sospechoso, van a pensar que ella no es la compañera de Evan y...

-No me importa una mierda-, espetó Lauren, antes de estirarse y tomar mi mano. -
Ella no va a trabajar. Camila, vamos, nos vamos a casa-, dijo, jalándome con ella,
dirigiéndonos a la casa de Valentine.
-Lauren espera- siseé. -Lauren-, me quejé, mientras su dedo se clavaba en mi palma
por su agarre. Ella me ignoró hasta que estuvimos de vuelta en la casa de Valentine,
y en la habitación.

Con un gruñido profundo, Lauren agarró mi maleta y su bolsa y las tiró en la cama.
Luego comenzó a agarrar las cosas que habíamos sacado de la maleta, y las guardo
agresivamente de nuevo.

-Lauren- dije, y otra vez me ignoró. -Lauren- grité, y finalmente se detuvo.

Se giró para mirarme, frunciendo el ceño profundamente.

-¿Qué?- exigió, cruzando los brazos debajo sus pechos mientras me miraba. -No me
pongas a prueba ahora mismo, Camila. He cambiado de opinión, ahora mismo vas a
venir a casa conmigo. Y si este asesino quiere llegar a ti, entonces puede pasar sobre
mí.

-Lauren, cálmate- suspiré, acercándome y tomando sus manos con las mías. Continuó
frunciéndome el ceño, mientras la sentaba en la cama antes de subirme a su regazo.
Las manos de Lauren se apoyaron en mis caderas cuando me senté a horcajadas en
su cintura, y tomé su cara con mis manos para que no pudiera deshacer el contacto
visual.

-Trabajé en la manada Gresall, y puedo trabajar aquí. Lauren. Sé que no te gusta,


pero es un pequeño precio que pagar para garantizar que nuestro cachorro esté a
salvo-, le dije. Sabía que no era ético jugar la carta del bebé, pero sabía cómo se
sentía y no me permitiría quedarme fácilmente.

-Pero...- comenzó, pero la corté.

-Pero nada. Estamos haciendo esto porque hay un asesino suelto. Una vez que hayas
tratado con el asesino, puedo volver a casa y seremos una familia, de acuerdo?
Estarás para el nacimiento, y para nombrar al cachorro. Te conozco, Lauren, esto es
solo una excusa para ti.

-No sé de qué estás hablando- Lauren se burló, algo avergonzada.

-Lauren te conozco. Te preocupa perderte el nacimiento del cachorro, el no conectar


con tu propio hijo porque no estás en el embarazo-. Sabía que tenía razón, y por la
leve mirada en sus ojos supe que había dado en el punto. -Eres su otra madre y nada
cambiará eso. Te amo, y también lo hará nuestro cachorro.

-Pero no está en el plan- murmuró Lauren, tragando profundamente. Sonreí


suavemente, dejando que una pequeña risita escapara de mis labios.

-Lauren, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? La vida no es perfecta, y nosotras


tampoco. Por mucho que lo intentes, el universo no te permitirá tener una vida
perfecta. Las cosas pasan Lauren, así es cómo funciona. No vamos a tener una vida
perfecta e idílica. Pero nos tenemos la una a la otra, tenemos amor, y a nuestro
cachorro. Este es el plan.

Lauren me miró por unos segundos, sus ojos se clavaron profundamente en los míos.
Ella estaba respirando pesadamente, debido a la ira, y podía escuchar el palpitar de
su corazón.

-Sabes lo que siento por ti, no?- Rompió el silencio. -Yo ...- tragó profundamente,
ahogándose con la palabra. -Yo te...- su voz se quebró de nuevo.

-Silencio - susurré, besando sus labios suavemente. -No lo digas. No tienes que
hacerlo, lo sé y eso es todo lo que importa. Te amo-. La besé de nuevo.

-Y yo- respondió, y sonreí antes de besarnos de nuevo. Nuestros labios se movieron


en sincronía, moldeandonos, mientras saboreamos el sabor familiar de la otra. Mis
manos recorrieron el cabello de Lauren, mientras que sus dedos se clavaban
ligeramente en mis caderas.

Alejándome, un rato después, apoyé mi cabeza contra la suya.

-Entonces, me quedo?

-Sí- Lauren asintió, presionando otro suave beso en mis labios. -Te quedas.

Lauren se quedó en la manada de Hender un día más, antes de tomar un avión de


regreso a nuestra manada. Lloré después de que se fue, sosteniendo una de sus
camisa. Olía a ella, y la apoyé contra mi mejilla.

-¿Estás bien?- Preguntó Evan, apareciendo en la puerta. Lauren había trasladado mis
maletas a la cabaña donde vivíamos con Evan. La cabaña contaba con dos
habitaciones, una para cada uno.

-Ojalá pudiera estar con ella-, resoplé, limpiándome los ojos. -No quiero a otras lobas
a su alrededor. Pensarán que ahora está soltera e intentarán ser sus compañeras.

-Sabes- dijo Evan, caminando lentamente hacia la habitación antes de sentarse a mi


lado en la cama. -He estado en el manada de Endoro toda mi vida, y nunca he visto a
la Alfa Jauregui tan feliz antes. Realmente te ama.

-Sé que lo hace- suspiré, -pero sigo preocupándome de las otras lobas que van a
estar tratando de dormir con ella. Confío en Lauren, pero no confío en las mujeres
que la rodean.

Miré a Evan y sonreí con tristeza.

-Lo siento, me siento miserable-. Me limpié los ojos, antes de dejar la camisa de
Lauren. -Es Luna Llena mañana, ¿cuántas veces has cambiado?

-Cinco o seis- respondió él, encogiéndose suavemente. -Todavía me duele mucho.


¿Qué hay de ti? ¿Todavía te duele?

-Sí. ¿Te quedarás conmigo mañana por la noche, cuando cambiemos? Todavía tengo
miedo-, admití, sonrojándome suavemente.

-Por supuesto, estaré contigo- asintió, ofreciéndome una pequeña sonrisa.

-No sabías sobre el bebé, verdad?- Le pregunté, y él negó con la cabeza. -Lo siento,
pensé que Lauren te lo había mencionado. Sé que debe ser mucha responsabilidad,
cuidar tanto de tu Hembra Alfa como del cachorro de la Alfa, estoy agradecida.

-Solo fue un shock del momento, eso es todo. Quiero decir, pensé que era un gran
deber vigilar a la compañera de la Alfa, pero al enterarme de que también confiaba en
mí con su cachorro por nacer, me sorprendió. Honrado, por supuesto. Lo soy, pero
wow, es una gran responsabilidad. Prometo mantenerte a salvo, Camila.

-Gracias, Evan, confío en ti y Lauren también-. Sonreí, antes de acercarme y tomar


su mano con la mía. Le di un pequeño apretón, mientras compartíamos una sonrisa.

Valentine vino a recogernos por la Luna llena la noche siguiente.

-Ven conmigo-, dijo, -toda la manada se va al bosque-. Nos hizo un gesto hacia
adelante, uní mi brazo con Evan y lo seguimos.

-No te asustes- Valentine nos sonrió suavemente, -somos una buena manada.
Ustedes dos se ven aterrorizados-. Él soltó una suave risa, sus ojos dorados se
arrugaban en las esquinas.

-Lo siento, Alfa-, Evan habló por los dos, -no es que le tengamos miedo a la manada.
Solo que todavía estamos nerviosos por el cambio, todavía nos duele.

-Oh, bueno, estarás bien-, respondió, ofreciéndonos una gran sonrisa.

-Gracias-, le dije a Valentine, asintiendo ligeramente hacia él. Ambos comprendimos


que los dos éramos líderes, pero teníamos que actuar de manera diferente.

Nos reunimos con la manada Hender, y Valentine dijo unas pocas palabras, antes de
que la Luna comenzara a salir. Evan comenzó a cambiar primero, ya que era unos
meses más chico que yo, y tenía menos experiencia, no es que fuera la más sabia al
respecto.

Sin embargo, me quedé con él mientras cambiaba. Cuando cambié grité, y lloré, y
grité un poco más. Pero, podía decir que el dolor estaba siendo menor con el paso de
los meses, esperaba que pronto dejara de doler.

Cuando estuve completamente cambiada, me puse de pie sobre mis cuatro patas y
estiré la columna vertebral. Miré a Evan, y gruñí suavemente en un saludo. Su lobo
era más grande que el mío, con un largo cuerpo aerodinámico y un pelaje marrón
oscuro, casi rojizo.

Esperamos que el resto de los miembro del manada Hender cambiara.

Una vez que todos cambiaron, Valentine, su lobo de color dorado como su cabello y
ojos, echó la cabeza hacia atrás y aulló. Todos los demás siguieron su ejemplo,
aullando ruidosamente a la luna. Con Evan nos miramos, antes de unirnos al aullido.

Entonces, Valentine comenzó a correr. Y, de repente, todos los miembros de la


manada corrían con él, como una gran ola que se mueve hacia la orilla. A Evan y a mí
nos llevó un momento darnos cuenta de lo que sucedía. Hasta que salimos corriendo
con la manada Hender.
Capítulo 23

Después de estar una semana en la manada Hender, quería volver a casa, con
Lauren, y estar en un territorio conocido. Cuando llegué por primera vez a la manada
Hender, me había parecido hermoso y pintoresco. Sin embargo, ahora parecía todo
tan monótono que me aburrió.

Había estado trabajando en una pequeña tienda, con Emma, Valentine nos la había
presentado en nuestro primer día en la manada. Emma fue agradable, pero no la
consideraría amistosa, y el trabajo en la tienda era sencillo. Cuando estaba en la
manada Gresall trabajaba en una panadería, era mucho más difícil.

Evan había empezado la Escuela de Medicina, a una media hora de distancia, y


realmente lo estaba disfrutando. Se lo veía feliz cada vez que estudiaba. Evan era
inteligente, y sería un gran doctor.

Durante una mañana en el trabajo, Valentine vino a visitarme a la tienda.

-Buenos días Camila-, me sonrió, caminando. Sonreí de regreso, él estaba usaba un


traje elegante como lo hacía usualmente. Valentine me recordaba a un príncipe, la
forma en que caminaba era como si nada pudiera tocarlo.

-Buenos días- le respondí. Hubo una pausa, antes de añadir -Alfa-. Me sorprendió lo
difícil que me resultaba ser sumisa nuevamente. Pasé la mayor parte de mi vida
sometiéndome a los lobos Alfa, Beta y todos los que fueran más fuertes. Pero
después de un breve romance con Lauren, me había vuelto tan insensible al estatus,
que seguía olvidando someterme a Valentine.

Valentine sonrió suavemente, con diversión en sus ojos. Encontró gracioso el que me
haya olvidado de llamarlo Alfa, y no Valentine, pero nunca lo comentó.

-¿Cómo puedo ayudarte, Alfa?- pregunté.

-Da un paseo conmigo Camila-. Señaló la puerta de la tienda. Era un lindo día,
soleado y con una brisa cálida.

-Hablaré con Emma para que me cubra- contesté, antes de dirigirme a la habitación
de atrás y agarrar a Emma. Una vez que Emma fue al frente para atender la tienda,
me dirigí hacia Valentine al exterior. Caminamos un momento en silencio. Ambos
tomamos pasos lentos a través del bosque.

-¿Cómo estás encontrando todo?- Preguntó Valentine, rompiendo el silencio.


-La extraño- le dije honestamente -Desde que me eligió, pasé todos los días a su
lado. Pero ahora que no estamos juntas, me siento mal. Como si hubiera perdido una
extremidad. La extraño horriblemente.

-Eso es porque la amas.

-Sí, mucho- asentí -Tu no tienes una compañera- dije -tampoco estuviste en el Ritual
de Apareamiento del año pasado.

-No. Estaba en proceso de asumir el control como Alfa, y no pensé que fuera un buen
momento para tener una compañera. Además, tengo en mira a alguien pero todavía
no es mayor de edad- Él me sonrió, sus ojos brillaban.

Me reí un poco.

-Parece que tienes todo planeado, como Lauren-. Negué con la cabeza y sonreí,
pensando en mi esposa. -Pobre chica-. Mis palabras hicieron que Valentine se
detuviera, y él frunció el ceño suavemente.

-¿Cuánto sabes del pasado de Lauren?- Cuestionó Valentine, nos quedamos en


silencio mientras seguíamos caminando, y me preguntaba cómo responderle. Me
aclaré la garganta y miré hacia el bosque.

-Lo sé todo-, le respondí alegremente, fingiendo no estar afectada por el giro de la


conversación. -¿Por qué preguntas?

-¿Entonces sabes sobre Alyssa?- espetó, tan pronto mencionó a la madre de Lauren,
me detuve. Mi cuerpo entero se congeló, mientras miraba al Alfa. Valentine tenía una
expresión seria en su rostro, así que supe que sabía el secreto de Lauren.

-Soy la primera persona a la que Lauren le contó. Si descubre que lo sabes, la


destruirá. Y pensará que te lo dije, nunca volverá a confiar en mí. No puedes decirle
que sabes -Me preocupé.

Valentine me miró por un minuto más o menos, tenía una expresión seria y dura, en
su rostro.

-Después de que Lauren matara a Alyssa, le envió una caja de sus cosas al padre de
Alyssa, mi abuelo. Pero Lauren no revisó las cajas, y había un diario allí. Alyssa
escribió mucho.

Respiré hondo, con lágrimas en mis ojos, mientras sacudía la cabeza.

-¿Quién lo ha leído?- Me ahogué, mordiéndome el labio inferior con preocupación.

-Solo yo. Desempaqué sus cosas hace unos meses. La tía Alyssa no era cercana a mi
familia, por lo que a ellos no les interesaban sus cosas. Simplemente lo guardaron. -
contestó Valentine, y dejó escapar un suspiro de alivio.

-Esta es la única vez que hablaremos de esto. Cuando Lauren me lo contó, le costó
mucho hacerlo, si descubre que lo sabes, ella se sentirá humillada. Eso arruinará su
confianza.

Valentine se detuvo, y nos miramos por un momento, antes de hablar.

-Esperaba que dijeras que ella no la violó...

-No lo digas así- lo corté.

-Lo siento. Simplemente no puedo creerlo. Esperaba que me dijeras que no había
pasado nada, eso era lo que esperaba-. Hizo una pausa de nuevo, pude ver la
seriedad en sus ojos. - A veces me olvido de que Lauren alguna vez fue solo una
niña.

-No hablemos más de esto-. Comencé a caminar de nuevo, y Valentine me siguió. -


No debes hablar de esto otra vez, Valentine.

Valentine se rió suavemente,

-Eso es muy alfa para ti-. Estaba tratando de aligerar y cambiar la conversación, y
por eso me alegré. Me reí de él, antes de golpearle en el brazo. -Y golpeando a un
Alfa, ¿quién crees que eres?

-Soy Camila Jauregui - juguetonamente le saqué la lengua.

Más tarde esa noche, Evan y yo nos sentamos en el sofá. Estaba viendo una película,
y Evan estaba estudiando un texto sobre enfermedades del corazón. Era un ambiente
tranquilo, pero no incómodo.

-¿Tienes hambre?- Le pregunté, mientras mi teléfono zumbaba con un mensaje.


-Podría comer- asintió Evan, ofreciéndome una pequeña sonrisa. -Puedo ir a recoger
algo si no quieres cocinar.

-Déjame ver lo que tenemos. Quería comprar comida esta mañana, pero Valentine
me distrajo - Entré a la pequeña cocina de nuestra cabaña y eché un vistazo rápido al
armario.- Puede que tengas que salir, Evan, no tenemos nada.

-Está bien, hembra alfa, ya voy - gritó Evan antes de que lo escuchara levantarse. -
¿Qué quieres comer?

-Cualquier cosa menos china, tú decides- Sonreí, mientras él entraba en la cocina. -


Asegúrate de llevar tu teléfono-. Deslicé su móvil a través de la encimera hacia él,
mientras agarraba sus llaves y su abrigo. -Nos vemos en un momento- dije, mientras
me despedía de él con la mano.

Unos segundos después de que Evan se fuera, mi teléfono comenzó a sonar. Era
Lauren. Sonreí felizmente, mientras colocaba el teléfono en mi oído.

-¿Por qué no respondiste mi mensaje?- Lauren exigió al instante.

-Hola a ti- me reí, feliz de hablarle a la mujer que amaba.

-Camila hablo en serio. Prometiste que siempre responderías a mis mensajes, y no


respondiste. Sin mencionar que no llamaste esta mañana cuando terminaste el
trabajo como lo haces habitualmente. Estás en peligro, Camila, no tienes idea de lo
cerca que estaba de llamar a Valentine y de exigirle que fuera a verte - se quejó
Lauren.

-Lauren, estuve con Valentine esta mañana, simplemente lo olvidé. Y, estaba a punto
de responder. Solo habían pasado unos minutos, estaba hablando con Evan y...

-Oh, ¿entonces Evan y Valentine son más importantes que yo ahora?- Espetó Lauren.

-¿Qué? Nunca dije eso.

-Bueno, en este momento parece que piensas en Evan como algo más que un
compañero falso. Eres mi esposa, no la de Evan- Había un gruñido áspero en su voz,
y sabía que estaba cerca de la mitad del cambio.

-Sé que soy tuya, Lauren. Estoy casada contigo y te amo.

-Sí, bueno, en este momento no es lo que parece -, dijo Lauren antes de colgar.
Respiré hondo mientras escuchaba el tono de marcado. Sentí como las lágrimas se
derramaban sobre mis mejillas, mientras mi labio inferior temblaba.

Llamé a Lauren de nuevo, pero fue directamente al contestador. Lo intenté tres veces
más, antes de enviarle cuatro mensajes. Lauren simplemente me ignoró. Decidí que
Lauren no podría ignorar a Valentine, así que le escribí una nota a Evan antes de salir
de la cabaña para dirigirme a la cabaña de Valentine.

Caminé lentamente, pensando en mi discusión con Lauren. No había hecho nada


malo, pero entendía por qué Lauren estaba molesta. Ella era muy territorial, y yo
podría ser sacada de su lado, o así fue como lo vio.

Pasé por algunas casas de la manada de Hender durante unos minutos, mientras me
dirigía hacía la cabaña de Valentine. Sin embargo, parece que tomé un camino
equivocado porque de repente me perdí en el paisaje del bosque.

Fruncí el ceño, y traté de regresar a mi cabaña. Pero no estaba segura de dónde


estaba. Caminé lentamente, a medida que el día se tornaba más oscuro, y escuché un
sonido cerca de mí. Fue un simple chasquido de una ramita, pero estaba cerca.

Giré sobre mis talones, con mis ojos viendo el oscuro bosque.

-¿Hola? - Grité, esperando ver una cara familiar de alguien de la manada. Pero no
pude ver a nadie, y nadie respondió. Eso me asustó al instante, mi corazón comenzó
a acelerarse y mis manos a temblar.

Convenciéndome de que el ruido había sido un animal, traté de averiguar de qué


manera volver a mi cabaña.

Unos pasos más tarde, escuché otro sonido cerca, eran unos pies siendo arrastrados.
Tan pronto como mis oídos captaron el sonido, me asusté. Salí corriendo, mis pies
golpeando el suelo pesadamente. Mientras continuaba corriendo, escuché otro paso
detrás de mí.

Dejé escapar un pequeño gemido cuando los pasos empezaron a estar más cerca.
Corrí más rápido, mientras sacaba mi teléfono de mi bolsillo. Llamé a Valentine,
mientras corría.

-¿Hola?- preguntó despreocupadamente

-Valentine, hay alguien detrás de mí- grité por el teléfono cuando el perseguidor me
alcanzó. Grité cuando algo me golpeó en la nuca. Dejé caer el teléfono al suelo,
mientras caía de cabeza al barro. Podía sentir la humedad en la parte posterior de mi
cabeza, así que sabía que estaba sangrando, pero cuando mi visión comenzó a
nublarse, supe que era una lesión grave.

Podía escuchar la voz apagada de Valentine desde mi teléfono, pero no tenía la fuerza
para alcanzarlo. Justo cuando mis ojos comenzaron a cerrarse, la persona se acercó a
mí. Los párpados de mis ojos se cerraron, pero antes de eso vi unos tacones de aguja
rojos muy distintivos en los pies de mi atacante.
Capitulo 24

Me desperté con un dolor de cabeza, como si me la estuvieran dividiendo, era como


un latido sordo dentro de mi cráneo. El dolor era horrible y gemí, incluso antes de
abrir los ojos. No quería abrirlos, tenía miedo de saber en dónde estaba.

Por mi mente pasaron los últimos momentos antes de que me golpearan, no quería
saber a dónde me podría haber llevado. Lo extraño era que no estaba en alguna
mazmorra como había pensado, porque sabía que estaba acostada en una cama, lo
que me confundió.

Me confundí aún más cuando escuché la voz de Lauren.

-Camila, ¿puedes escucharme? ¿Estás despierta?

Gemí, en un intento de decir que sí y finalmente abrí los ojos. Me encontré cara a
cara con los ojos verdes de Lauren, sus ojos estaban más duros y fríos como nunca
los había visto. La vi unos momentos antes de mirar alrededor.

Estaba en el hospital de la manada de Hender. Valentine estaba a un lado de la


habitación, con Evan y el médico de la manada, mientras que Lauren estaba sentada
junto a la cama en la que estaba acostada.

-¿Qué pasó?- Pregunté, mientras trataba de sentarme. Gemí de dolor mientras lo


hacía.

Me dolía la cabeza, pero también el cuerpo. Gemí, mientras apoyé mi cabeza para
que descansara sobre la almohada.

-Me duele- me quejé. Nadie dijo nada, estaban en silencio. -¿Que pasó?-pregunté de
nuevo. Miré a Lauren, pero ella siguió mirándome, sin emoción en sus ojos. -Lauren,
¿qué pasó? - No me dio respuesta.

-Valentine, ¿qué está pasando?- Supliqué, las lágrimas llenaban mis ojos. El
comportamiento de Lauren me estaba asustando, era como si estuviera enojada
conmigo. Valentine tragó saliva, antes de apartar la vista de mí y miré hacia Evan. -
Alguien por favor digame algo- lloré.

- Hembra Alfa Jauregui- dijo finalmente el doctor, caminando hasta el final de la


cama. -Lamento tener que decirle esto. Pero después de que el atacante la noqueó, le
inyectaron un cóctel químico de mifepristona y misoprostol.
Le di una mirada confusa.

-¿Qué? ¿Qué significa eso?- Hubo un momento de silencio, y el médico se aclaró la


garganta y explicó lo que nadie me quería decir.

-La mifepristona, cuando se combina con misoprostol, se puede usar en un


procedimiento de aborto inducido. La mifepristona se usa comúnmente para
interrumpir embarazos que se encuentran a menos de cuarenta y nueve días desde la
concepción. Lo que sí hace es inhibir la producción de ciertas hormonas. Sin estas
hormonas, el feto no puede permanecer adherido a la pared uterina. A medida que el
feto se separa de la pared, comienza a morir y luego es expulsado de la matriz.

Podía escuchar la sangre golpear mis oídos, y tragué profundamente.

-¿Qué estas diciendo?- Me ahogué, tratando de encontrarme con los ojos de los
presentes otra vez. Ni Valentine, ni Evan me miraron. Lauren lo hizo, pero sus ojos
eran tan fríos que aparté mi mirada.

-Lo siento Hembra Alfa, pero me temo que perdiste a tu cachorro- dijo el doctor. Todo
lo que dijo después de eso, no lo oí. No podía oír nada más que mi propio corazón. No
pude llorar, no pude gritar, no pude enojarme.

Solo habian unas pocas palabras pasando por mi mente, mi cachorro había muerto.
Mi hijo, mi bebé por nacer, había sido asesinado. Había sido asesinado, porque a
alguien no le gustaba mi esposa. Me disgustó que alguien pudiera matar a un
cachorro inocente por Lauren.

-¿Por qué?- Solté, hablando por encima del médico, no había estado escuchando, así
que no estaba segura de lo que estaba interrumpiendo. Pero por primera vez, no me
importaba si estaba siendo grosera. Todos los ojos en la habitación se volvieron hacia
mí. -¿Por qué hicieron esto?- Demandé, mirando directamente a Lauren.

Su mandíbula se apretó, antes de que respondiera con la verdad.

-No mucho antes del ritual de apareamiento, estaba en una pelea con un Alfa vecino.
Él atacó a una mujer en mi manada, casi la mató. Respondí y maté a su compañera.
Pactamos una tregua, pero asumo que todavía tiene ganas de quedar iguales.

Miré a Lauren, con los ojos bien abiertos, mientras la primera lágrima caía de mis
ojos.
-¿Cómo me encontró el otro Alfa?- susurré.

-Sin duda tiene gente que trabaja para él. Es muy rico, y algunas personas piensan
que el dinero es más importante que la manada. Es poca la gente que piensa así,
pero Thomas sabe exactamente cómo encontrarlos. Es un hombre muy manipulador,
que sabe jugar con las debilidades de las manadas.

-¿Por qué no me dijiste todo esto antes?- Le pregunté a Lauren.

-Porque no necesitabas saber.

-Bueno, obviamente lo necesitaba saber- le espeté. Nunca antes le había contestado


a nadie, especialmente a Lauren, pero estaba tan llena de dolor que no podía
controlar mis emociones. Lauren no respondió, pero vi que los músculos de su
mandíbula se contrajeron, mostrándome que la había hecho enojar con mi falta de
respeto. Pero no me importaba. -No tenías derecho a ocultarme eso.- le grité. Ni
siquiera parpadeó ante mi enojo o mi tono de voz elevado.

-¿Viste quién te atacó, Camila?- Me preguntó Valentine -¿O algo? ¿Algo que pueda
ayudarnos a identificar quién está trabajando para Thomas?- Una imagen de esos
tacones de aguja rojos llenó mi mente, y sabía exactamente a quién pertenecían.

-No- mentí -no recuerdo nada.

El médico me mantuvo en el hospital durante la noche, revisándome ocasionalmente.


Mi dolor de cabeza disminuyó unas horas después, pero seguí sangrando por el
aborto espontáneo. Me repetía a mí misma que era un aborto involuntario, porque si
recordaba que era un aborto forzado, me sumiría en la depresión.

Al día siguiente, a la hora del almuerzo, Lauren me acompañó a la casa de Valentine.


Fue incómodo entre nosotras, ninguna de las dos habíamos hablado, excepto si lo
necesitábamos. Lauren estaba enojada conmigo, pero no me dijo por qué. Pero asumí
que me culpaba por ser débil y permitir que mataran a nuestro hijo.

-¿Tienes hambre?- Lauren me preguntó, mientras me sentaba en la cama.

-No.

-¿Estás cansada?

-Sí.
-Entonces deberías dormir- dijo. Simplemente asentí con la cabeza hacia ella, sin
saber qué decir. Quería llorar, pero había estado haciéndolo desde que me enteré del
aborto. Quería gritar, pero sabía que no serviría de nada. Lo que realmente quería era
vengarme. Sin embargo, lo único que sentía era una especie de adormecimiento.

-Quédate conmigo- grité, mientras Lauren se dirigía hacia la puerta. Hizo una pausa,
con la mano sobre el mango. -Lauren, por favor, te necesito en este momento- me
ahogué, mientras otra ola de sollozos atormentaba mi cuerpo. -Acabo de perder a mi
cachorro. ¿Por qué no me muestras una onza de compasión y me consuelas cuando lo
necesito?- Espeté, mi dolor se convirtió en ira.

Lauren suspiró profundamente, antes de caminar y acostarse en la cama a mi lado.


Me acerqué a ella y envolvió sus brazos alrededor de mí. Me agarré de su camisa, con
un apretón fuerte, mientras hundía mi cara en la curva de su cuello y lloraba.

Lauren me abrazó fuerte, todo el tiempo que me derrumbé, y no me solté hasta que
me quedé dormida. Sabía que no estábamos en un buen lugar en ese momento, así
que fue agradable tenerla conmigo mientras trabajaba en mi dolor.

A la mañana siguiente, Lauren y yo empacamos y regresamos a la manada Endoro.


Todo pasó rápidamente o así lo sentí, porque estaba demasiado adormecida para
realmente centrarme en lo que estaba pasando. Pero me despedí de Valentine y
Evan, que se quedó para continuar la universidad.

El vuelo de regreso fue silencioso, me pasé todo el tiempo mirando por la ventana.
Traté de pensar en otra cosa que no fuera mi cachorro nonato, pero simplemente no
pude. Seguí pensando si habría sido un niño o una niña. Si se hubiera parecido a mí o
a Lauren, como hubiera sido su temperamento.

Entonces, mientras pensaba en eso, pensé en cuando fui atacada. Tal vez si hubiera
corrido más rápido, mi cachorro todavía estaría vivo. Tal vez si hubiera esperado a
que Evan regresara antes de salir sola, entonces mi cachorro todavía estaría vivo. Tal
vez si no hubiera ignorado el mensaje de texto de Lauren, no se habría enfadado
conmigo, por lo que no habría ido a buscar a Valentine, por lo que mi cachorro
todavía estaría vivo.

-¿Qué estás pensando?- Preguntó Lauren. Ella me había estado estudiando por un
tiempo, había sentido sus ojos en mí, pero ambas habíamos estado tranquilas hasta
entonces.
-Que estoy siendo ridícula- contesté. Mis palabras sorprendieron a mi compañera, y
ella levantó una ceja ligeramente. -Es tan ridículo estar tan enojada por un cachorro
que realmente nunca tuve. Quiero decir, el cachorro ni siquiera se desarrolló lo
suficiente como para tener un género. Pero siento que he perdido mucho.

-No es ridículo- respondió Lauren, sacudiendo la cabeza. -Era tu cachorro, estaba


creciendo dentro de ti, y alguien lo asesinó. Tienes todo el derecho de estar enojada.

-Entonces, ¿por qué me siento tan patética?- Pregunté en voz alta, pero Lauren no
respondió mi pregunta.

No salí de casa durante toda la


primera semana después de llegar a la manada Endoro. Lauren apenas estaba en
casa, e incluso durmió en su oficina varias veces.

Después de una semana de duelo, finalmente logré convertir mi dolor en ira. Estaba
enojada, y estaba lista para obtener mis respuestas. Sabía a quién le pertenecían
esos tacones rojos y había asesinado a mi hijo. Estaba enojada, y necesitaba actuar.

Me levanté de la cama, me bañe, antes de ponerme un vestido celeste y unos tacones


a juego. No había salido de los pantalones de chándal en una semana, así que era
extraño estar tan bien vestida. Pero sabía que necesitaba hacerlo, porque tenía que
actuar mejor para poder vengarme.

Empaqué una pequeña bolsa y la coloqué en la parte trasera del auto de Lauren,
después me dirigí hacia su oficina. Cada vez que los miembros de la manada me
veían, se inclinaban sumisos y me decían que lo lamentaban. Lauren no quería
asustar a la manada, así que les había dicho a todos que había sufrido un aborto
espontáneo, no que había sido asesinado.

Cuando llegué a la oficina de Lauren, llamé a la puerta antes de entrar. Fruncí el


ceño, cuando vi a Andrea, con un vestido negro muy ajustado, sentada en el borde
del escritorio de Lauren mientras trabajaba.

Lauren le había dicho a la manada que estábamos de nuevo juntas, después de que
nos enteramos que estaba embarazada. Sin embargo, solo unos días después aborté.

Mientras estaba fuera, Lauren me había dicho que Andrea había reaparecido, le
coqueteaba y había tratado de acostarse con Lauren varias veces, pero Lauren la
había rechazado en cada insinuación.
-Camila, no sabía que ibas a venir- respondió Lauren sin emoción, mientras miraba
los papeles que tenía delante.

-Bueno, soy tu esposa. No sabía que tenía que anunciarme-, respondí con los dientes
apretados, ya estaba enojada. Me la pasaba en casa llorando por nuestro cachorro,
mientras ella coqueteaba con su ex novia. Me volví hacia Andrea y fruncí el ceño. -Tal
vez deberías irte, necesito hablar con Lauren sobre cosas que las esposas, como
Lauren y yo, tenemos que discutir. No necesitamos que tu descarado coqueteo
interfiera.

Andrea abrió la boca para mirarme, pero Lauren habló.

-Andrea, vete- le ordenó. La pelirroja se detuvo, antes de poner mala cara y salir
corriendo de la habitación. Lauren suspiró y se volvió hacia mí. -¿Qué deseas?- se
quejó.

No respondí, simplemente caminé alrededor del escritorio hasta que llegué a su silla.
Me miró, confundida por un momento, antes de que me sentara a horcadas en su
regazo. Lauren se sorprendió por mi audacia, pero la ignoré y rápidamente besé sus
labios. Ella dudó antes de devolver mi beso.

Nos besamos por un rato, las manos de Lauren agarraron mis caderas con fuerza.
Podía sentir lo mucho que lo estaba disfrutando, pero se apartó cuando mis manos
bajaron a su cinturón.

-Camila-, suspiró, mientras yo continuaba tratando de quitarle los pantalones. -¿Estás


segura de que esta es una buena idea?

-Te necesito, te amo- respondí, presionando otro beso en sus labios. Lauren me miró
por un momento, su pecho agitado por su respiración. Luego, con decisión, me
levantó y me colocó en el borde del escritorio. Grité por la sorpresa, cuando ella se
levantó, me besó otra vez, y se quitó el cinturón.

Sus movimientos fueron rapidos, en un segundo sus pantalones habían caido en el


suelo de su oficina y una de sus manos estaban jugando con mi clítoris.

-Oh si, Lauren - suspire mientras su mano hacía a un lado mi ropa interior y alineó su
dureza en mi entrada.

De un movimiento metió su pene en mi interior haciendo que me empujara mas atrás


en el escritorio perdiendo la estabilidad y tirando varios objetos al suelo.
-Como extrañaba esto - gruño, su cabeza hundida en mi cuello, la sentí olerme y
comenzó a esparcir una serie de besos humedos allí, mientras sus caderas me
embestian cada vez más fuerte.

Sus manos tomaron el control de mis caderas moviendome mas cerca del borde para
que nuestros cuerpos se encuentren en su totalidad, una de sus manos abrió aún más
mis piernas haciendo que estas se abracen a su cadera, mis tacones golpeando sus
muslos mientras continuaba con un ritmo avasallante contra mí.

Sus pechos presionaban los míos y mis manos fueron a su cuello, agarrandola,
rasguñando y tirando un poco de su cabello, mi cara estaba hacia un costado dándole
todo el espacio que necesitara para que siga con su tortura de besos que iban desde
mi clavicula hasta mi oreja.

El calor empezó a aumentar en la oficina y empece a sentir ese maravilloso


hormigueo en mi interior que iba bajando hacia el sur, mis movimientos empezaron a
acompañar los suyos y sentí explotar todo mi interior con una ola de placer que me
hizo apoyar mi cabeza contra el hombro de Lauren, mientras ella seguía dando unas
cuantas embestidas más para llegar a su liberación.

Con Lauren hicimos el amor varias veces en su oficina, antes de despedirme y volver
a casa. Me sentí mal por manipular a Lauren de esa manera. Pero necesitaba que ella
supiera que la amaba, antes de irme. Porque amaba a Lauren, más de lo que nunca
había imaginado. Y ella no me creería si solo se lo decía, así que tenía que
demostrarselo.

Cuando regresé a nuestra casa, le escribí una nota antes de subir a su auto. La nota
decía: 'Lauren, mi esposa, lo siento. Te mentí, sé quién me atacó esa noche. Debería
haber dicho algo, pero no lo hice, fui una tonta. Pero ahora, sé lo que tengo que
hacer. Me vengaré por lo que le hicieron a nuestro cachorro. No pienses que no
volveré, porque lo haré. Pero ahora debo irme. Por siempre tuya, Camila.'

Salí del territorio de la manada, mis manos estaban temblando por la anticipación de
huir, aunque tenía la intención de volver. Pero necesitaba ser fuerte, por primera vez.

Necesitaba volver a casa, mirar a mi madre directamente a los ojos y preguntarle por
qué asesinó a mi cachorro.
Capitulo 25

Mis manos temblaron contra el volante. Estaba a unos minutos de llegar a mi vieja
manada, antes me detuve a un lado de la carretera después de entrar en pánico. Un
suave sollozo escapó de mi boca mientras me la tapaba con la mano. No lo había
pensado bien.

Mi teléfono estaba sonando, como lo había estado haciendo durante la mayor parte
del viaje. Sabía que era Lauren, y sabía que estaba enojada. La había dejado, y
conduje a la manada Gresall, que planeaba hacer?. Matar a mi madre, no podría. Por
supuesto que no lo podría hacer.

No importaba lo que había hecho, ella seguía siendo mi madre. Ella me crió, me dio a
luz, pero me quitó todas esas experiencias con mi hijo. No estaba muy segura de qué
hacer, así que me quedé allí, sentada por unos momentos llorando.

No estaba segura de por qué estaba llorando, si era por mi aborto involuntario, la
traición de mi madre, el comportamiento frío de Lauren o mi completa desesperanza.
No estaba segura, aunque podría haber sido una suma de todo o nada. Estaba tan
perdida, y completamente destrozada. Pero quería matarla, quería matar a mi madre.

Ese había sido el plan, incluso me había asegurado de colocar el arma de Lauren en
mi bolsa, ya que mi fuerza no me permitiría matarla. Pero no sabía si seguir adelante
o no. Mi teléfono volvió a sonar, por enésima vez, y decidí que era hora de contestar.
Lauren habló antes de que tuviera la oportunidad.

-¿Camila? Tienes exactamente cinco segundos para...

-¿Cómo pudo hacerlo? - La corté. Lloraba con fuerza, mi nariz chorreaba y todo mi
cuerpo temblaba. -¿Cómo pudo hacerme eso? ¿A mi indefenso cachorro? ¿Cómo
pudo?

-¿Quién, Camila? ¿Dónde estás? Por favor, dime antes de que te maten - Lauren
estaba tratando de calmarme, pero sonaba tan fría y distante que solo me molestó
más. -Camila, soy tu esposa y tu Alfa, y te exijo que me digas dónde estás.

Me quedé inmóvil, mis lágrimas se detuvieron ante sus palabras. No quería


responderle, pero no tenía otra opción. Lauren había usado su poderosa voz de Alfa,
que hacía que todo mi cuerpo se atemorizara. La había escuchado usarla antes, pero
nunca sobre mí. Yo era una persona sumisa, así que no podía faltarle el respeto a su
orden. Me dijo que nunca me pondría en una posición así, otra promesa que había
roto. Justo como cuando dijo que nunca dejaría de cuidarme. Todo fue una mentira,
bueno, en mi estado eso era lo que creía. Pero, no tuve más remedio que responder.

-Estoy en la manada de Gresall. Mi madre fue la que me atacó esa noche. Lo sé,
porque llevaba esos tacones rojos que mi padre le había regalado por su cumpleaños.
Solía usarlos cuando jugaba a disfrazarme. Ella me dijo que las usaba como zapatillas
para correr, y solía reírme porque es estúpido correr con tacones. Pero ella me dijo
que era porque podía correr ligeramente y nadie podía escucharla venir.

Las palabras salieron de mi boca, como un vómito verbal. Hablé sin hacer ninguna
pausa, porque no quería decírselo, pero no tenía otra opción. Tan pronto como
terminé, jadeé fuerte antes de colgar.

Estaba furiosa porque Lauren había usado su mando sobre mí, pero con lo que le
había dicho, ella mataría a mi madre, y una parte de mí me dijo que debía dejar que
Lauren se encargara de eso. Pero mi parte sensible me dijo que no podía dejarla
morir, porque ella seguía siendo mi madre y yo no era un monstruo. La haría pagar,
pero no la mataría.

Prendiendo nuevamente el auto, continúe con el tramo final del viaje sobre la
frontera.

Un hombre lobo alto estaba parado frente a mi auto, exigiendo saber lo que quería
hacer en la manada. Le dije que quería ver a mi madre. Me recordó que estaba
emparejada con la Alfa de sangre, a lo que respondí "Ellos eligen a su pareja, no tuve
otra opción en el asunto".

El hombre me dejó entrar sin dudar, podía ver mis ojos rojos, mi maquillaje corrido y
sintió pena por mí. Yo era la compañera de la Alfa de Sangre, y por primera vez supe
por qué todos me compadecían. Lauren era fría, exigente, dominante y una asesina.
No quería decir que no la amaba, pero en ese momento realmente no quería hacerlo.

Me detuve afuera de mi antigua casa, y pude ver la luz parpadeando dentro del salón.
Sabía que tenía unas cuatro horas hasta que Lauren llegara allí, y no estaba
presupuestando el hecho de que rompería todos los límites de velocidad para hacerlo.

Así que respiré hondo y salí del auto. Levanté mi cabeza, antes de llegar a la puerta y
golpear con fuerza. Hubo un ligero movimiento en el interior antes de que mi
hermana, Sofia, la abriera.

-Camila, santa mierda- suspiró, mientras la abría. Estando de vuelta en mi casa,


pensando en mi madre, rápidamente me volvió la ira y el odio. Mi madre se sentó en
el sofá, mirando la televisión como si no le importara el mundo, eso me enfureció aún
más.

-¿Como pudiste? - Grité, mis manos temblaban mientras la miraba con los ojos llenos
de lágrimas. -Yo llevaba a tu nieto, y tú lo mataste.

Pude ver la confusión en la cara de Sofia, pero mi madre mantuvo una cara
imperturbable, mientras se ponía de pie.

Ella se metió un mechon de pelo rubio detrás de la oreja.

-Camila, tienes que entender. Estabas cargando a un monstruo, Alfa Roberts me lo


dijo. Me explicó que si quería que fueras la persona que eras antes, tenía para
ayudarte a salir de esa relación.

-Lauren es mi compañera, y Thomas quiere lastimar a Lauren y a mí. ¿Cómo pudiste


escucharlo? - Pregunté histéricamente Lauren me había dicho que Thomas, el Alfa
Roberts, era manipulador, que siempre estaba forzando a los lobos débiles a cumplir
sus órdenes. Sabía que eso era lo que le había pasado a mi madre.

-Pero funcionó, ¿no, Camila? Has vuelto aquí, sin vínculos con ese monstruo.

-Por supuesto que tengo vínculos con ese "monstruo", porque es mi esposa y la amo.
No importa lo que pienses de ella, siempre la amaré. No puedes cambiar eso - grité,
las lágrimas finalmente derramandose. Lauren había hecho muchas cosas mal, pero
aun así la amaba más que a nada.

-Tienes una oportunidad ahora - continuó mi madre, agarrando mis muñecas y ella
me suplicó desesperadamente. - Puedes huir, Alfa Roberts dijo que te daría asilo. Las
dos huiríamos, comenzaríamos una nueva vida y tú puedes conseguir un nuevo
compañero.

-Alfa Roberts me matará en cuanto tenga una oportunidad- respondí, apartando sus
manos. - Lauren me ama, soy su debilidad. Thomas lo sabe, y por eso me matará
para hacerle daño a Lauren. Me estás pidiendo que me entregue al hombre que
quiere matarme, eso es un suicidio. Ya has perdido a tu nieto, seguramente no
querrás perder a tu hija también.

Mi madre negó con la cabeza rápidamente.

-Alfa Roberts no es así. Él entiende que estás atrapada en la manada de Endoro, que
la Alfa de sangre no tiene ningún sentimiento, ella realmente te ama, ella...

-Lauren me ama- grité, cortándola.

-¿Cuántas veces te lo ha dicho?- la pregunta me hizo congelar.

Lauren nunca me lo había dicho, porque me dijo que no podía. Pero eso no significaba
que ella no se sintiera así. Estaba segura de que Lauren me amaba, pero su pregunta
me hizo dudar.

-Lauren sabe lo que hiciste, cómo mataste a su hijo- dije cambiando de tema. -Tienes
aproximadamente cuatro horas hasta que ella llegue. No te detendré si te vas, pero
tampoco evitaré que Lauren te mate si llega aquí y tú no te has ido. No voy a
matarte, pero me aseguraré de que desees estar muerta. Si alguna vez intentas
ponerte en contacto con algún miembro de la familia, le diré a Lauren que te
encuentre. Si alguna vez intentas sacar dinero, de la cuenta bancaria de la familia, le
diré a Lauren que te encuentre. Si alguna vez escucho algo sobre ti y otra persona,
Lauren lo encontrará y no dudará en matarlo. Voy a dejarte sola y miserable, y te
darás cuenta de todo lo que le hiciste a mi cachorro. Vas a pagar.

Mi madre, la mujer que me crió, me miró durante un largo momento, con humedad
en sus ojos.

-Te ha convertido en un monstruo. No eres el Camila Cabello que crié, la dulce chica
que haría cualquier cosa por cualquiera.

-No -negué con la cabeza. -Soy Camila Jauregui, esposa de la Alfa de sangre, y amo a
mi esposa sin importar nada. Así que vete y no vuelvas nunca más.

Mi madre tomó mi consejo y empacó una bolsa. Mientras lo hacía, decidí quedarme.
Lauren estaba en camino, y había confrontado a mi madre como quería, así que era
hora de irme a casa.

Entré en mi antiguo dormitorio, pensando para mí misma cuánto había cambiado


desde la última mañana que estuve allí, el día en que Lauren me había tomado como
compañera. Yo era más joven, más tranquila, en aquel entonces era una niña en
muchos aspectos. Pero Lauren me había cambiado, ser una líder me había cambiado.

Me senté en mi cama perfectamente hecha, y pasé las manos por las sábanas. Sonreí
tristemente para mí misma, mientras levantaba el oso que estaba sentado en mi
almohada. Donald, lo había extrañado mucho. Antes no podía dormir sin él, pero
ahora no podía dormir sin Lauren. Abracé a Donald contra mi pecho, mientras me
acostaba sobre mi vieja cama.

Cuando tenía ocho años, mi madre había sacado a Sofia para un fin de semana de
spa. Con mi padre nos quedamos en casa, viendo una exhibición de autos y comiendo
palomitas de maíz dulces. Mi padre era mi ídolo, mi mejor amigo. Era tranquilo como
yo, pero cuando hablaba, siempre era con pasión.

Cuando mi padre me acostó, leyéndome un libro para poder quedarme dormida, sonó
un disparo en la distancia. Grité, y mi padre parecía sorprendido. Sin embargo,
ninguno de los dos tuvo tiempo de procesar el sonido, segundos después, la puerta
de entrada se rompió.

Tres hombres, vestidos de negro y con máscaras, irrumpieron en casa con armas en
sus manos. Agarrándome, mi padre corrió por el pasillo hasta su habitación y cerró la
puerta detrás de nosotros. Nos atrincheró con sus muebles.

Era joven, así que no recordaba mucho de lo que pasó. Pero recordé que mi padre me
llevó al armario, me escondió debajo de uno de sus abrigos y me dijo que apretara
fuerte a Donald, porque me protegería. Luego, se fue para alejar a los asesinos.

Cuando crecí, pude hacer conexiones y me di cuenta de que los hombres que habían
entrado a casa eran humanos y pensaron que éramos unos locos después de
descubrir nuestro mundo. Mi padre murió, y disparó varias veces, mientras alejaba a
los humanos de mí.

Crecí deseando que Donald me protegiera, y me aseguraba de que las puertas


estuvieran cerradas para evitar que entren los intrusos. Pero me había sentido tan
cómoda al dejar que Lauren me cuidara que mis compulsiones eran mínimas, aún
revisaba las cerraduras, pero solo una vez antes de irme a la cama.

Me quedé en mi antigua habitación, viendo cómo la luz del día se iba y se volvía de
noche. Escuché a Lauren y al Alfa Jones, antes de verlos. Gritaban, gruñían y hacían
mucho ruido mientras caminaban por el territorio hasta llegar a mi casa.

-Camila, ¿dónde estás?- gritó Lauren. Nunca la había escuchado sonar tan enojada.
Había escuchado a Lauren enojada antes, la había visto golpear gente hasta el
matarlos, incluso la había oído asesinar a mi mejor amigo, pero ahora era diferente,
ahora realmente le tenía miedo.

Me senté en la cama, preparándome para ir a buscarla, cuando la puerta de mi


habitación se abrió de golpe y Lauren entró furiosa. Estaba en medio cambio, con la
cara torcida y la piel brotando en la parte posterior de su cuello, con las garras
creciendo de sus uñas de las manos.

-No me hagas daño - gemí, mientras se acercaba a mí. Pero no lo hizo, ella me
agarró y me llevó hacia su cuerpo. Me estrellé contra su torso, tenía los ojos
cerrados, tenía miedo de que me hiciera algo. Pero en lugar de gritarme como había
esperado, simplemente me abrazó con más fuerza y hundió su cara en mi cuello.

Su respiración era rápida e irregular, como si casi estuviera llorando, y estaba


soplando sobre mi cuello, haciendo que mis pelos se erizaran.

-No vuelvas a asustarme así otra vez-, susurró en mi oído. -Nunca he estado tan
asustada en mi vida. Ya he perdido tanto, y solo pensar en perderte...- su voz se
quebró.

-Lauren yo... -Ella habló sobre mí.

-Ven a casa, por favor, ven a casa, haré lo que quieras. Si quieres ser Alfa, y que las
dos lideremos la manada, lo haremos. Puedes trabajar si quieres. No hace falta que
tengamos hijos, puedo entregar el título de Alfa a otra persona cuando sea el
momento. A la mierda con ser Alfa, huiremos si quieres. No me importa una mierda,
siempre y cuando estés allí. Podemos hacer lo que quieras, solo no me dejes, por
favor. No como todos los demás. Se suponía que eras la única persona que se
quedaría conmigo.

-Lauren por favor, entiende que...

Puso un dedo sobre mis labios.

-No lo digas. Por favor, yo te... Yo te a... Mierda, mierda, mierda. Camila, te...

La besé rápidamente.

-No es necesario que lo digas. Respira hondo, estoy aquí y no voy a ninguna parte-.
Me aparté y miré sus vidriosos ojos verdes. Nuestras miradas se conectaron por un
momento mientras apoyaba mi frente contra la suya y tomaba su rostro entre mis
manos. -Estoy aquí, Lauren, estoy aquí.

Tragó profundamente y yo asentí levemente.

-Sí, estás aquí. Por favor, no me dejes otra vez. Estaba tan asustada, algo te podría
haber sucedido.

-Estoy aquí, Lauren, no te voy a dejar- repetí.

-Sí, estás aquí- dijo una vez más.


Capitulo 26

-No entiendo- Sacudí mi cabeza por la confusión, -¿Por qué mi madre me hizo eso?.

-Te lo dije, Camila, Thomas es un hombre manipulador. Se metió dentro de la cabeza


de tu madre y le hizo pensar que lo que estaba haciendo iba a salvarte - me recordó
Lauren. Presionó un suave beso en la parte superior de mi cabeza. -Lo veas o no, lo
hizo porque te ama. De una manera muy jodida y retorcida.

Había pasado una semana desde que mi madre había desaparecido, y juré no volver
a verla nunca más. Quería olvidarme de ella, borrarla de mis recuerdos. Porque no
importa cuántas razones haya, no importa cuántas veces me explicaron que no lo
hizo por maldad, ella había asesinado a mi hijo. Nunca la perdonaría por eso.

Me acosté con Lauren, con la cabeza apoyada en su pecho, mientras sus dedos se
anudaban en mi cabello. El sol de la mañana se filtraba por las ventanas, dando al
dormitorio un tinte anaranjado.

-¿Puedo preguntarte algo?- Solté.

-Puedes preguntarme cualquier cosa, sabes eso - respondió Lauren, su atención


estaba en la forma en que sus dedos se enroscaron a través de mis ondas castañas.

-Después de que nuestro cachorro muriera, ¿por qué me odiaste? - La pregunta hizo
que Lauren apartara sus dedos, y suspirara pesadamente.

-Es algo muy infantil, pero no te odié. Mis sentimientos por ti no cambiaron, pero sí
mis sentimientos por mí misma.

-¿Qué significa eso?- Pregunté, girándome de modo que estuviera mirando sus ojos
verdes.

-Sé que fue mi culpa que nuestro cachorro haya sido asesinado. Intenté hacer la vida
perfecta para ti, porque eso es exactamente lo que mereces. Pero la cagué y arruiné
tu inocencia. Me sentí culpable por ser la única que mató a nuestro cachorro, por ser
la que tomó tu ingenuidad y por casarme contigo en la manera en la que lo hice.

-¿Te arrepientes de haberte casado conmigo?- Chillé, sentándome y permitiendo que


las mantas se cayeran de mi cuerpo.

-Camila, cálmate. No me arrepiento de conocerte, ni de casarme contigo o de


enamorarme de ti. Solo desearía no haberlo presionado tanto, tal vez serías más feliz.
Me sentí culpable después de que el cachorro murió, porque me di cuenta de que si
no te hubiera presionado por tener niños, nada de esto habría sucedido.

Lauren se pasó una mano por la cara, gimiendo suavemente mientras se sentaba a
mi lado.

-Si me dieran una opción, no cambiaría lo que vivimos. Cada momento, sea bueno o
malo, nos trajo hasta aquí, así que, por favor, no pienses así. Estamos juntas porque
nos amamos, no hagas que parezca que me obligaste a amarte, porque lo hice por mi
cuenta.

Una vez que Lauren se fue a trabajar, bajé a su estudio y utilicé su teléfono. Llamé a
Valentine, contestó al cabo de unos instantes.

-Habla Alfa Asenda- canturreó.

-Valentine, soy Camila- respondí. No había hablado con Valentine desde que dejé su
manada, después de mi aborto.

-Camila, ¿cómo has estado?- preguntó al instante. Le dije la verdad y hablamos un


poco sobre temas mundanos antes de llegar al tema real.

-Camila, por mucho que me encanta conversar contigo, y lo sabes, resulta que tengo
trabajo que hacer. Y también sé que no llamaste para hablar sobre cómo le está
yendo a Evan en la universidad -se rió. Podía imaginar su sonrisa astuta y divertida
en su rostro bellamente esculpido.

-Si Lauren desafía a Thomas y se pone feo, ¿estarás con nosotras? -cuestioné, estaba
nerviosa de que Lauren intentara luchar contra Thomas. Y no quería perderla a ella, ni
a nadie de la manada.

-Ambas son de mi familia, por supuesto que estaré a su lado. Espero que no llegue a
eso, pero si lo hace, pueden contar conmigo - no quería que Lauren luchara, pero
como ambos sabiamos, Lauren hacía lo que ella quería.

-Gracias, Valentine, envíale saludos a Evan-. Nos despedimos antes de colgar. Fue
agradable hablar con Valentine. Sentí que él me entendía, y que tenía razón, eramos
familia, y lo extrañaba. Aunque, estaba mucho más feliz de estar en casa con Lauren,
a donde pertenezco
Otro mes transcurrió sin problemas, con Lauren caímos en nuestra vieja rutina,
incluso comencé a rehacer el ático nuevamente, como había empezado antes del
primer asesinato. Parecía que había pasado mucho tiempo desde que esa humana
había muerto en el territorio, pero solo habían pasado unos pocos meses. Pero fue
entonces cuando toda la pesadilla había comenzado.

También salió a la luz que uno de los lobos más fuertes de Lauren, un hombre
llamado Josef, había sido el único que le pasaba información a Thomas. Él fue el
traidor que ayudó a Thomas a matar a esas chicas humanas. Josef era el hermano de
Andrea, y estaba enojado por la forma en que Lauren había tratado a su gemela.
Tanto Lauren, Dinah y yo sospechábamos que Andrea también estaba involucrada,
pero no teníamos evidencia para ejecutarla como a su hermano gemelo. Todavía.

Lauren y yo conocíamos la amenaza a las que nos enfrentábamos, pero vivíamos en


una alegre ignorancia, viviendo como si nada estuviera mal.

Me había acostumbrado a hablar con Valentine los miércoles por la mañana, cosas
mundanas, nada pesado. También estaba empezando a pensar en el aborto
involuntario. Mi hijo había muerto, y tenía que lidiar con eso.

Cuando el mes llegaba a su fin, el vengativo Alfa se contactó con nosotras. Era
temprano en la mañana del miércoles, cuando escuché el tono del teléfono de Lauren
y bajé las escaleras con mi pijama y mi bata.

Asumiendo que era Valentine, entré y contesté el teléfono.

-¿Hola?

-Ah, supongo que es la pequeña señorita Camila - una voz masculina profunda y
ronca se rió a través del receptor. Me congelé en shock.

-¿Quien es?- Exigí, mi voz tembló ligeramente. Metí mi mano en mi bolsillo y saqué
mi celular mientras hablaba. Marqué el número de Lauren.

-¿No sabes quién soy?- La voz se rió, justo cuando Lauren atendió. Puse los dos
teléfonos en altavoz. - Pero te dejé un hermoso regalo - continuó el hombre, - todos
esos cuerpos solo para ti, y por supuesto que te envié a tu madre con mis saludos, no
te pasó el mensaje?.

-Alfa Roberts- respondí con los dientes apretados, y escuché a Lauren gruñir a través
del teléfono.
-Por favor, llámame Thomas, Camila. Acaso no estamos lo suficientemente
familiarizados como para llamarnos por nuestros nombres?

-Mataste a mi cachorro - le espeté. Estaba tratando de parecer valiente, aunque todo


mi cuerpo temblaba de miedo.

-Técnicamente, tu propia madre mató a tu cachorro. Simplemente sugerí la idea.

-¿Qué quieres Thomas?- Lo cuestioné. Había estado jugando al juego del gato y el
ratón con nosotras durante meses, pero ni Lauren ni yo sabíamos realmente qué
quería, cuál era su juego final.

-Quiero que Lauren sufra como yo - gritó Thomas. Por primera vez escuché al hombre
enojado y amargo que Lauren me había descrito. - Ella mató a mi compañera, a mi
Lorraine, y ahora quiero que Lauren sufra como yo cuando murió.

-Ya sufrió, mataste a su cachorro. Y...

-No es suficiente- gritó con enojo. -Quiero un encuentro, nosotros tres. Mañana por la
noche, Territorio de Chables. Y resolveremos esto, de una vez por todas. A las siete,
no se retrasen-. Y con eso, colgó.

Cuando Lauren llegó a casa, estaba furiosa. Su rostro se oscureció, mientras su


mandíbula se apretaba, y todo su cuerpo parecía haber sido inyectado con tensión.
Estaba furiosa, al principio me preocupe de que fuera por mí, pero sabía que estaba
siendo ridícula.

-¿Por qué contestaste el teléfono de mi oficina para empezar?- Exigió Lauren,


frunciéndome el ceño. Ella estaba haciendo lo que yo odiaba, trataba de hacerme
responder por intimidación. No fue consciente por parte de Lauren, lo hizo por puro
hábito. Pero, siempre me había molestado.

Me alejé, y caminé alrededor de modo que quede al otro lado de la barra de la cocina.
Comencé a hacernos a ambas una taza de café, para justificar el alejamiento.

-Contesté el teléfono porque pensé que era Valentine. Sabes que nos llamamos los
miércoles- respondí, mientras sacaba la leche.

Sabía cómo funcionaba Lauren, si fingía estar ocupada y continuaba haciendo cosas
mundanas, no se enojaba tanto. Si me sentara y me encogiera contra su ira, ella se
enfocaría completamente en las partes malas de la situación. Pero, si estuviera
haciendo algo, ella se enfocaría ligeramente en eso, y eso la distraería. Era como una
niña. Estaba haciendo café, con el único propósito de calmarla. Y funciona bien.

Lauren suspiró profundamente, tomando asiento en la isla de la cocina.

-No quise acusarte de nada. Sabes lo que me pasa- murmuró, frunciendo el ceño
profundamente mientras pensaba. Me acerqué y coloqué una taza de café humeante
frente a Lauren.

Inclinándome sobre ella, tracé las líneas del ceño en su frente. El toque la hizo salir
de sus pensamientos, y mirarme.

-No deberías fruncir tanto el ceño, empeorará tus arrugas cuando seas mayor- le dije.

Lauren dejó escapar un suave ruido, que se asemejaba un poco a un suspiro y una
risa.

-Bueno, algunas estamos más cerca de treinta que de los veinte- respondió.

-Tienes veinticinco años, Lauren, no escribas tu testamento todavía- sonreí. Estaba de


pie junto a ella, así que me senté a su lado. Me ofreció una suave sonrisa, antes de
poner su mano en mi muslo.

-Ya escribí mi testamento- Lauren se encogió de hombros, levante las cejas por el
shock. - Lo tienes todo, tú y cualquier cachorro que tengamos. Eres mi esposa,
tendrás lo que te pertenece.

-Esto es deprimente- fruncí el ceño, tomando un sorbo de mi café, mientras que


Lauren lo levantaba y le daba un sorbo, su otra mano continuaba acariciando mi
pierna. -No quiero imaginar como sería vivir sin ti. Por favor, hablemos de otra cosa.

-No podemos. Mañana por la noche nos reuniremos con Thomas, y sin duda él
intentará matarme. Esto es exactamente de lo que tenemos que hablar- respondió,
dándome un suave apretón en el muslo.

-Vamos a ir?- chillé en shock.

Lauren le dio otro apretón a mi muslo, antes de asentir rígidamente.

-Sí. Me niego a dejar vivo a alguien que quiere lastimarte. Voy a matar a cualquiera
que piense en hacerte daño. Así que iremos y luego Dinah te traerá de vuelta, me
asegurare de que Thomas esté muerto.
Capitulo 27

Lauren, Dinah, Valentine y yo nos subimos al auto de mi esposa. Después de la


conversación telefónica con Thomas, Lauren había llamado a su primo, quien había
volado de inmediato a nuestro territorio. Me alegré de tener el apoyo de Valentine.

Thomas quería que nos encontráramos con él en el territorio de Chables. No sabía


dónde quedaba, pero Lauren si lo sabia.

La manada Chables era una pequeña manada de lobos, a unas dos horas de
distancia. El viejo Alfa había disgustado a Lauren hacía unos años, y ella lo había
matado. Después de eso, los lobos de la manada habían huido a otras manadas,
dejando el territorio sin reclamar.

El camino fue silencio, se sentía la tensión. Lauren y Valentine estaban sentados en el


frente, ambos rígidos. Era una vista extraña, viéndolos así, Valentine como un ángel
rubio y Lauren como un demonio oscuro, eran tan opuestos, casi era cómico. No
importa cuántas veces los vi juntos, todavía estaba sorprendida de que fueran tan
diferentes.

Dinah y yo nos sentamos en la parte de atrás, las dos íbamos mirando por la ventana.
De vez en cuando nos mirábamos, y me daba una pequeña sonrisa, tratando de
calmarme. Estaba agradecida, porque sabía que ella no era exactamente la más
simpática de las personas, pero sabía lo aterradora que era la situación para mí.

Me sentí completamente fuera de mi zona de confort, en todos los sentidos. Ellos


estaban acostumbrados a pelear, matar y a la violencia. Pero yo no, yo estaba
acostumbrada a una vida tranquila, quedarme en casa y ser una ama de casa. Yo era
un soldado de casa, no uno que iba en primera línea.

-Estamos aquí- refunfuñó Lauren mientras desaceleraba el auto. Me enderezé y miré


por la ventana.

El suelo era fangoso y desigual, una pequeña pista de tierra en medio del bosque. La
vegetación se extendía rápidamente en todas las direcciones, dando al área un
aspecto encantado. Estaba oscuro, el sol estaba bloqueado por los árboles.

Condujimos durante unos minutos, todos nos aferrabamos a los costados cuando el
auto se movia abruptamente por el camino lleno de baches. Cuando nos adentramos
en el corazón de la manada Chable, tragué profundamente.

Habian casas y tiendas abandonadas, todas con las ventanas y puertas rotas, algunas
colgaban de sus bisagras. El lugar parecía un pueblo fantasma, solo se escuchaban
los neumáticos del auto crujiendo las hojas secas. Tragué profundamente, el lugar
envió escalofríos sobre mi espina dorsal.

Cuando Lauren detuvo el auto y todos salieron, esperé un poco antes de salir. Lauren
comenzó a mirar por el área, y Valentine abrió la puerta de mi lado. Sin una palabra,
me tendió una mano y me ayudó a salir.

Él no soltó mi mano cuando nos quedamos afuera, una suave brisa soplaba sobre
nosotros y hacía crujir algunas de las puertas colgantes. Estaba temblando, no por
frialdad sino por miedo, pero Dinah miró en mi dirección y puso su abrigo sobre mis
hombros.

Después de que Lauren terminó de verificar el área, regresó al auto.

-No hay rastro de él - dijo. Echó un vistazo a donde nos estabamos tomando de la
mano con Valentine, y al abrigo de Dinah que me cubría los hombros.

Frunciendo el ceño, Lauren me quitó la chaqueta y la arrojó a su Beta. Luego me


ayudó a ponerme el abrigo, enrollando las mangas por mí, antes de mirar a su primo
y tomarme la mano. No comenté nada sobre su posesividad, porque fue un pequeño
consuelo a mi estado.

-Tengo miedo Lauren - susurré, unos minutos después. Valentine y Dinah estaban
mirando el área, tratando de encontrar algo que se vinculara de forma remota con el
vengativo Alfa que estaba en camino.

-Sé que lo tienes, pero no dejaré que te pase nada - respondió. Me miró, ahuecando
mi mejilla. Nos miramos la una a la otra por un instante, ninguna de las dos dijo
nada, solo nos veíamos.

Sabía cómo se veía Lauren, no podía olvidar una cara tan hermosa, pero mientras la
miraba fijamente, me aseguré de estudiar algunos pequeños detalles sobre ella, las
líneas en su frente, la forma en que su ceja izquierda era un poquito más alta que su
derecha. Realmente era hermosa, y yo seguí bebiéndola con la mirada.

Lauren fue la que rompió el silencio.

-Desde el primer día que te vi, supe lo que sentía por ti. No pude evitar ser hechizada
por ti, hermosa, me divertida tu inocencia y me sorprendía tu amabilidad. Tan pronto
como te vi, supe que tenía que tenerte.

-Lauren yo...

-No- me cortó, empujando su dedo sobre mis labios. -Solo déjame decir esto. No me
va a pasar nada, pero en caso de que algo suceda, necesito decirte esto ahora- sus
ojos se veían emocionados, lo que me hizo asentir. Lauren solo transmitía sus
emociones en momentos de verdadera importancia.

-Ese día, en el Ritual de Apareamiento, fui allí sin planear tener una compañera.
Quería un cachorro, pero no quería una compañera. Sin embargo, cuando me
golpeaste, todo cambió. Vi a esta pequeña y hermosa loba castaña con ojos café. Sí,
eras débil y tímida, pero me hiciste sentir algo que nunca antes había sentido. Hiciste
que mi corazón se acelerara, y mis manos sudaran. Y supe, solo con mirarte, que
había algo diferente en ti. Fue tu belleza y tu falta de deseo lo que me atrajo hacia ti.

Hubo una pausa, mientras Lauren me miraba y otra suave brisa soplaba a nuestro
alrededor.

-Nunca quise llegar a ser como soy, pero suceden mierdas. Y al verte, recordé algo.
Cuando era niña, había una niña un año menor que yo en mi manada y se parecía
mucho a ti. Tenía unos grandes ojos azules y este hermoso cabello castaño. Debo
haber tenido solo seis años, pero jugábamos juntas porque mis padres eran amigos
de los suyos. Antes me gustaba mucho, ella fue mi mejor amiga en mi infancia,
aunque no puedo recordar su nombre. De todos modos, cuando crecí comencé a
odiarla, porque cada vez que pensaba en ella, pensaba en mi infancia, empecé a odiar
lo que representaba. Ella era tan feliz y yo no podía, debido a mi madre. Así que
empecé a despreciar a esta chica de cabello castaño y ojos azules. Te pareces mucho
a ella, y generalmente cuando veo chicas que se parecen a ella, las odio. Sin
embargo, cuando te vi, no te odié. No, sentí algo diferente. Era como si fueras una
fuerza masiva, que simplemente se abrió camino en mi vida y se apoderó de todo. Lo
cual era absurdo porque estabas tan asustada de mí que ni siquiera me mirabas.

-Lauren - la interrumpí, mi voz temblaba. Ni siquiera me había dado cuenta de que


estaba llorando, y Lauren tampoco. Me ofreció una triste sonrisa, antes de limpiarme
las mejillas. -¿Por qué suenas como si estuvieras diciendo adiós?

-No estoy diciendo adiós, estoy diciendo hola - respondió, dándome una tensa
sonrisa. - Te he ocultado tanto y te he protegido tanto que he acabado por ponerte en
peligro. Solo quiero dejarte en claro, que una vez que Thomas esté muerto,
comenzaremos un nuevo. No más planes, no más secretos.
-Pero dijiste que tu plan era hacer que todo fuera perfecto.

-Ya eres perfecta, así que nada de lo que hagas podría estar mal- afirmó. Sonreí a
través de mis lágrimas, antes de ponerme de puntillas y presionar un beso en mis
labios.

-Te amo - le dije.

-Yo también- Lauren asintió, lo que me hizo reír, como siempre lo hacía. Nos besamos
una vez más, antes de descansar en ella. Podía escuchar su firme latido mientras
deslizaba mis brazos alrededor de ella. Me sentí como una niña asustada y Lauren era
mi roca.

Dinah se unió a nosotras unos segundos después.

-¿De qué están hablando ustedes dos?- Ante sus palabras, Lauren la fulminó con la
mirada. -Oye, pensé que estabas tratando de ser más amable y justa.

Ella sonreía, estaba bromeando con Lauren, pero Lauren no se dio cuenta.

-Lauren, él está aquí- gritó Valentine, haciéndo que nos alejaramos. Nos giramos para
ver a Valentine correr hacia nosotras, sus rizos rubios rebotaban mientras él lo hacía.
Dinah estaba cerca de él. Con sus palabras, mi miedo se disparó. Lauren lo notó y me
apretó la mano.

-Quédate cerca de mí- susurró Lauren en mi cabello, presionando un suave beso en


mi cabeza. Valentine se movió hacia mi lado izquierdo, y también quería agarrarlo,
pero no quería que Lauren estuviera más enojada de lo que ya estaba. Dinah se paró
a nuestro lado derecho, al lado de Lauren.

Thomas llegó, unos minutos después. Entró, aparcando a unos cien metros de
distancia. El aire se sentía más pesado, mientras todos mirábamos fijamente el auto,
antes de que la puerta se abriera y Thomas saliera. Alfa Roberts era lo que esperaba.

Delante de nosotros se encontraba un anciano, en los finales de los cincuenta y


principios de los sesenta, con pelo gris plateado. Su piel estaba llena de arrugas,
mostrando la vida que ya había vivido.

-¿Quién diablos es él? - Lauren finalmente se quebró. -¿Dónde diablos está Thomas?-

Fue entonces cuando me di cuenta de que el anciano no era el Alfa Roberts, y que
algo extraño estaba sucediendo. Tragué saliva, mi miedo hizo que mi manos
temblaran. Me agarré a la camisa de Lauren, mis dedos casi rasgaron la tela.

Lauren gruñó suavemente, antes de empujarme con fuerza hacia Dinah. Me caí en los
brazos de su Beta, mientras ella se alejaba. Dinah me abrazó con fuerza, y
rápidamente me acurruqué contra ella, aterrorizada. Lauren se acercó al anciano.

-¿Quién demonios eres? ¿Y dónde diablos está Thomas?- grito. Sabía que su ira se
había reducido a una cosa, Lauren estaba nerviosa. Nunca lo admitiría, pero Lauren
estaba nerviosa por lo que Thomas había planeado. Y cuando Lauren estaba nerviosa,
convierte toda su emoción en una furia cegadora.

El anciano no respondió y después de un momento escuchamos un crujido a nuestra


izquierda. Muevo mis talones, al igual que Dinah y Valentine.

-Lauren, es una distracción- gritó alguien. No estaba segura de si fui yo, o alguien
más quien gritó. Pero, todos nos habíamos dado cuenta.

En una fracción de segundo vi a quien asumí que era Thomas. Era bastante bajo para
un hombre, pero con una constitución grande y ancha. Estaba fornido, con músculos,
su pelo era rojo castaño, y su piel de color pálido.

Durante los más breves segundos, Alfa Roberts y yo nos vimos a los ojos. Entonces el
hombre levantó una pistola en mi dirección, y disparó. Antes de que pudiera pensar
en algo, me empujaron. Sentí el suelo debajo de mí, justo cuando la bala descargada
golpea el cuerpo de su víctima. Grité, mientras la sangre me salpicaba.
Capitulo 28

Todo pasó en cámara lenta, mi caída, el disparo, las salpicaduras de sangre y el


grito.

Valentine había visto el arma delante de mí, y se había tirado al suelo, llevandome
con él. Los dos terminamos en el suelo, nuestros costados golpearon el duro y
desigual suelo cuando terminó de sonar el disparo.

Escuché a Lauren gritar un gran "No" detrás de mí, mientras corría hacia nosotros.
Valentine gimió de dolor, por la caída. Dinah hizo una pausa, antes de mirar su
estómago. La bala había apuntado a mi pecho, pero ella era más alta que yo y la bala
le había dado en el estómago.

-No - grité, mientras saltaba y corría hacia ella.

-Camila agachate - gritó Lauren, ella estaba corriendo hacia mí, y se lanzó hacia
Thomas. No miré, pero podía escucharlos pelear. Estaba demasiado ocupada mirando
a Dinah.

-No- grité, mientras la agarraba. Pero era demasiado débil para sostenerla, y ambas
caímos. Me dejé caer en el suelo con torpeza, cuando aterrizó encima de mí. Estaba
llorando, Lauren luchaba, Valentine gritaba y Dinah se moría.

Envolví mis manos alrededor de ella, presionándolas sobre la herida. Su sangre cubrió
mis dedos, y solté un fuerte sollozo.

-Duele - Dinah se atragantó, luchando por respirar a través del dolor.

-Solo espera, por favor, te llevaremos a un hospital- dije con las manos temblando
mientras intentaba presionar más fuerte, tratando de detener la sangre. No la podía
ayudar, había demasiada sangre -Lauren, ayuda - grité.

No obtuve respuesta, así que aparté la vista de Dinah y vi hacia donde estaba Lauren.
Sus manos estaban alrededor del cuello de Thomas, lo estaba estrangulado. En un
momento Lauren movió sus manos hacia la izquierda, rompiendo el cuello de su
enemigo al instante.

El cuerpo de Thomas se desplomó en el suelo. Muerto. No grité, no lloré, no


reaccioné. Estaba demasiado triste por Dinah como para preocuparme porque
Thomas estuviera muerto. Valentine también gritaba, eché un vistazo para verlo
intentando que el señor que había llegado en el auto se fuera.
Lauren también lo notó, y no estaba feliz. Salió corriendo, antes de matar al anciano
de la misma manera que lo habia hecho con Thomas. Era obvio que Lauren estaba
enojada, pero a mí no me importaba, yo también estaba enojada.

Me volví hacia Dinah, y me di cuenta que se había quedado floja en mis brazos. Sus
ojos estaban cerrados, y su respiración se había silenciado.

-Dinah- dije, sacudiéndola ligeramente. Ella no respondió, y su cabeza se inclinó hacia


un lado. -No, Dinah, no-. Levanté mi mano empapada de sangre hasta su cuello, y
palpé para sentir su pulso. No tenía -No, no puedes, no puede ser.

La separé de mi cuerpo, y la acosté en el suelo. Sollozando fuertemente, cubierta de


sangre, comencé a realizar RCP, mis manos empujaban su pecho mientras lloraba.
Después de cuatro presiones, sellé mi boca sobre la suya y empujé mi respiración
hacia sus pulmones. Lo hice dos veces, pero no hizo ninguna diferencia.

-Dinah, despierta- grité, casi como si estuviera enojada con ella por morir. Comencé a
sentir pánico porque su corazón había estado detenido durante demasiado tiempo y,
de forma maníaca, comenzó a acelerar el RCP. Sabía que estaba actuando
desesperadamente, pero estaba desesperada.

Con Dinah no nos habíamos llevado bien cuando nos conocimos, pero nos habíamos
convertido en amigas. Era la única amiga que tenía, además de Valentine, y de
repente estaba muerta. Había hecho un vínculo especial con Dinah, nos respetábamos
y nos entendíamos.

-Camila detente- escuché a Lauren decir detrás de mí, su mano apoyada en mi


hombro.

-No- grité, alejando sus manos de mí. Todo mi cuerpo estaba temblando, y estaba
aterrorizada, pero seguí tratando de reanimar su corazón. Las lágrimas estaban
borrando mi visión, haciendo que todo pareciera confuso y oscuro.

-Camila, es suficiente. Lo siento, pero murió. No hay nada que podamos hacer - dijo
Lauren en mi oído, alejándome con fuerza de Dinah. Lloré, tratando de alejarme de
su agarre. Pero Lauren era increíblemente fuerte, y ni siquiera se inmutó mientras
luchaba en sus brazos.

-Camila, por favor - susurró Lauren en mi oído. Me llevó lejos del cuerpo de Dinah y
me metió al coche. Se sentó en el lado del pasajero y me sostuvo en su regazo
mientras sollozaba con fuerza. -Deja de llorar, por favor, para. - Sonaba tan enojada
como yo me sentía.

Levanté la vista hacia sus ojos verdes, para verlos brillar con lágrimas no
derramadas. Había olvidado, en mi propio pozo de dolor, que Dinah había sido lo más
parecido a una amiga que tenía Lauren. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, y
la sostuve lo más fuerte posible.

-Estaba apuntando hacia mí- me ahogué, enterrando mi cara en su cuello.

-Está muerto- respondió Lauren.

-Si Valentine no me hubiera empujado, estaría muerta.

-Él está muerto.

-La bala fue hecha para mí.

-Está muerto- espetó Lauren, su voz siendo más dura que antes. Su agarre en mí se
apretó, mientras me alejaba y nos mirábamos a los ojos otra vez. -Thomas está
muerto, Camila. Se acabó, se acabó.

-Pero Dinah murió- respondí, humedeciéndome los labios nerviosamente. -Thomas


puede estar muerto, pero también Dinah.

-Murió en batalla, y siempre será recordada por ello-. Presionó un suave beso en mi
frente, sus labios se demoraron unos segundos.

Decidimos llevar el cuerpo de Dinah de vuelta a la manada, para que pudiera tener un
entierro adecuado. Colocamos su cuerpo en la parte trasera del auto, Lauren condujo
y me senté en el regazo de Valentine mientras volviamos a casa. Me acurruqué en el
agarre de Valentine, tratando de mantenerme despierta.

Sin embargo, terminé quedándome dormida en algún momento en el camino de


regreso, y me desperté con una terrible pesadilla. Grité, lloré, y me moví
desesperadamente. Estaba recostada en el sofá, en la oficina de Lauren, mientras ella
estaba sentaba detrás de su escritorio.

-¿Qué pasa?- Exigió Lauren, levantando la vista de unos papeles.

-Una pesadilla - murmuré, sentándome en el sofá y pasándome las manos por mi


pelo suelto. Miré mi ropa, notando que tenía otra diferente. -¿Me has cambiado?

-Estabas cubierta de sangre. No quería que te despertaras así- respondió. Estaba


agradecida, y le ofrecí una pequeña sonrisa.

-¿Qué estás haciendo? ¿Qué le pasó a Valentine? ¿Qué pasó con Dinah?- Disparé las
preguntas rápidamente, sintiendo que me había perdido mucho con solo una simple
siesta.

-Todo está arreglado, Camila. Valentine se fue, dijo que llamaría por la mañana para
ver cómo estabas, y el cuerpo de Dinah está en el hospital. Pronto tendremos su
funeral- me dijo Lauren, con los ojos en el papeleo en su mano. Había grandes bolsas
bajo sus ojos, y sus líneas de expresión eran profundas.

Caminando hacia ella, vi que estaba trabajando en los planes para el funeral de
Dinah.

-Necesitas descansar, Lauren. ¿Por qué no haces que alguien haga esto por ti?-
Sugerí, preocupada por cómo estaba manejando la muerte de su amiga.

-La persona que hace esto generalmente es mi Beta. Y en caso de que lo hayas
olvidado, mi Beta murió- espetó Lauren enojada. Me estremecí ante su duro tono, y
automáticamente retrocedí un paso. -Vete a casa Camila, tengo mucho trabajo que
hacer.

-Está bien- susurré, apartando la mirada. Sabía que Lauren estaba enojada, porque
estaba de duelo, pero me dolía la forma en la que me hablaba. Así que la dejé sola,
para lidiar con los arreglos del funeral, y caminé a casa.

Pensé en muchas cosas sobre Dinah y Lauren. No pude sacar la imagen de mi cabeza.
La bala le dio a Dinah, y ella cayó al suelo. Pensé en la posibilidad de que Valentine
nos hubiera sacado del camino, también en la posibilidad de lo que hubiera pasado si
Valentine no me hubiera empujado. Ambos pensamientos eran sombríos.

Cuando llegué a casa, me di una ducha, porque todavía me sentía como si estuviera
cubierta con la sangre de Dinah. Ella murió a causa de una bala que me apuntaba, y
eso me hizo sentir responsable de su muerte. Sabía que era estúpido, me repetía a
mí misma que Thomas tenía la culpa, no yo, pero eso no aliviaba mi mente.

Lauren regresó más tarde esa noche, en su rostro se reflejaba el cansancio y la


tristeza. Si acabara de conocer a Lauren, habría pensado que se veía sin emociones
como de costumbre, pero la conocía demasiado bien. Podía ver el dolor en sus ojos,
su cara cubierta por la máscara que mostraba normalmente. Y aunque nunca lo
admitiría, su máscara desapareció conmigo.

Me senté en la cama y ella me miró.

-Lo siento- murmuró, frotándose torpemente la parte posterior de su cuello. No había


esperado que me pidiera disculpas.

-Está bien- sonreí con tristeza, mientras se sentaba a mi lado. Se sentó más cerca de
lo esperado, y la cama se hundió haciendo que vaya más cerca de su costado. No me
importó, y rápidamente me acurruqué contra ella, mientras sus brazos me rodeaban.

-¿Estás cansada?-me preguntó.

-No, pero tu si.

-Tal vez un poco- se encogió de hombros. El silencio cayó sobre nosotras -Mañana
vamos a tener el funeral- rompió el silencio.

-Deberíamos ir a la cama-. Me alejé de Lauren y me preparé para irme a la cama, ella


hizo lo mismo, ninguna de las dos habló. La tensión entre nosotras era espesa,
ninguna quería hablar sobre el elefante en la habitación. Un elefante muy muerto que
era nuestra buena amiga, de cuya muerte nos sentimos culpables.

Una vez en la cama, Lauren apagó la luz y ambas nos quedamos en silencio. Para mi
sorpresa, fue Lauren quien habló.

-No quiero nombrar un nuevo Beta-, soltó. Me di la vuelta y quedamos frente a


frente, estaba oscuro, así que solo podía ver el contorno de su rostro.

-Necesitas hacerlo, no puedes hacer todo el trabajo sola - suspiré tristemente,


levantándome y ahuecando su mejilla. -Te matarás si haces todo.

-Pero no quiero otro Beta- frunció el ceño. Sonaba como una niña pequeña en medio
de un berrinche y tal vez si la situación fuera diferente, me hubiera reído un poco.

-No reemplazarán a Dinah. Nadie puede hacer eso. Será tu nuevo Beta, no tu nueva
Dinah - le dije a Lauren. Hubo una pausa, antes de que la abrazara, Lauren enterró
su cara en mi cuello.

-Te amo, Camila- susurró, y por un momento me quedé congelada por el shock. Pero
no pude concentrarme demasiado en el poder de esas palabras, porque de repente
Lauren comenzó a llorar.
Capitulo 29

El funeral fue simple, la lluvia caía, los truenos crepitaban y el aire era sofocante. Me
desperté al oír la lluvia golpeando la ventana. Me hizo pensar que el universo lloraba
por Dinah, al igual que la manada lo hacía.

Me puse un vestido negro hasta las rodillas, y un par de tacones. Una vez que peine
mi cabello y mi maquillaje fue aplicado, fui a buscar a Lauren, ella estaba tomando
una bebida y cuando me escuchó, me miró.

Llevaba un traje, que era negro y caro, pero su corbata aún estaba deshecha.

-Te ves muy bien- me dijo, más porque sentía que necesitaba decirlo no porque
quería. No le gustaba el vestido negro, porque le recordaba la muerte.

-¿Estás lista para ir?- cuestioné, y Lauren se sirvió más whisky, lo bebió rápidamente
y asintió con la cabeza. Lauren pasó su brazo por mi cintura, antes de salir por la
puerta trasera. Ella sostuvo el gran paraguas negro sobre nosotras, mientras
caminábamos.

-Te amo- susurré, mientras su brazo caía de mi cintura y nuestros dedos se


entrelazaban.

-Y yo - respondió, ofreciéndome una triste sonrisa. Le costaba volver a decir que me


ama a pesar de que ayer me lo había dicho. Pero no le presté mucha atención, lo
había dicho una vez, y eso era todo lo que me importaba. Ella me ama, me lo había
dicho.

Caminamos juntas, en silencio, mientras la lluvia caía a nuestro alrededor. La manada


ya estaba reunida en el claro detrás del pueblo, en el lugar reinaba un silencio
espeluznante.

Todos estaban allí, hombres, mujeres y niños, todos lucían tristes. Lauren apretó mi
mano fuertemente, mientras caminábamos hacia el frente.

Lauren habló en voz alta, sobre lo atenta y valiente que era Dinah. Habló de su
amabilidad, lealtad y amistad. Lauren sonaba como siempre lo hacía, dominante y
ruda, sin embargo, podía escuchar el titubeo en su voz, incluso si la manada no lo
hacía.

El padre de Dinah y su hermano menor llevaron su cuerpo. Estaba llorando, con


suaves y silenciosas lágrimas, mientras colocaban el cuerpo sobre una pila de
madera. Lauren me entregó un gran trozo de madera, antes de prenderle fuego en la
parte superior. Los padres y el hermano de Dinah también encendieron sus pieza de
madera, como Lauren lo hizo con la suya.

Todos los usamos para prenderle fuego a la pila de madera en la que yacia su cuerpo,
las llamas crecían de manera salvaje, las llamas rojizas lamían el borde del cuerpo de
Dinah. Me ahogué con un sollozo, mientras observaba su cuerpo siendo tragado por el
fuego.

Lauren me sostuvo a su lado, mientras observábamos cómo el cuerpo se convertía en


ceniza y el humo oscuro llenaba el cielo lluvioso. El día albergaba un sentimiento
inquietante, como si el mundo supiera de su muerte, y estuviera llorando a nuestra
amiga con nosotros. Era ridículo e ingenuo creer eso, pero así fue como se sintió. El
sol no se vio en ese doloroso día.

Durante una semana, Lauren estuvo tranquila y reservada para sí misma, más de lo
usual. Estaba de duelo, y era algo que necesitaba resolver por su cuenta.

Cada noche haciamos el amor en silencio, y luegos nos abrazabamos.

Dos semanas después de la muerte de Dinah, podía ver que Lauren era tan
vulnerable como cualquier otra persona, y eso la hacía ver más real.

Había colocado mentalmente a Lauren en un pedestal, haciéndola parecer una mujer


dura que sabía exactamente lo que quería hacer y cómo lo iba a hacer.

Exactamente un mes después de la muerte de Dinah, Lauren llamó a toda la manada


para una reunión en el pueblo. Ese día había planeado almorzar con Arlene. Así que
ya estaba en el pueblo cuando hizo el anuncio.

-Camila - me gritó mientras caminaba hacia el café. Me detuve y esperé a que me


alcanzara. -Oye - sonrió abiertamente, presionando un casto beso en mis labios a
modo de saludo.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Estoy llamando a la manada para una reunión. ¿Qué estás haciendo aquí?

-Voy a almorzar con Arlene - respondí, tomó su mano en la mía y me dio un pequeño
apretón. -¿Puedo estar contigo?- Pregunté, cuando la manada comenzó a agruparse.
-Siempre- respondió, levantando nuestras manos unidas y presionando un beso en la
parte del dorso de la mía.

Cuando todos los lobos de nuestra manada estuvieron allí, con Lauren nos quedamos
en el frente. El lugar quedó en silencio, mientras esperaban a que su Alfa hablara.

-Hoy- la voz de Lauren resonó después de unos momentos, -voy a anunciar a nuestro
nuevo Beta.

Era un gran momento para Lauren, y sabía que ella lo había estado temiendo.
Entonces, fue mi turno de apretar su mano. Al instante, su agarre se intensificó,
mostrando la importancia del momento. Pero nadie más lo sabía, en su exterior
mostraba su habitual cara de Alfa. Nadie, excepto yo, conocía el dolor que sentía en
ese momento.

-Después de la valerosa muerte de nuestra Beta anterior, Dinah Jane Hansen, he


estado observando atentamente a todos nuestros lobos más fuertes. La muerte de la
Beta Hansen fue muy triste para todos nosotros. Y como mi compañera me recordó,
quien sea a quién nombre será un nuevo Beta, no una nueva Dinah. Y quiero que
todos lo recuerden.

Recordé lo triste que había estado cuando le dije eso, y me alegré de que les
estuviera diciendo lo mismo a todos los demás. Lauren dejó de hablar, antes de
anunciar al nuevo Beta. Ese momento era importante, ella finalmente se despidió de
su mejor amiga.

-Así que, sin más preámbulos, el nuevo Beta de la manada Endoro es- Lauren se
detuvo una vez más -Patrick Collins-. Una suave ronda de aplausos llenó el ambiente,
cuando el nuevo Beta salió de la multitud. Patrick tenía un año menos que Lauren,
con la cabeza afeitada y cejas gruesas. Parecía intimidante como Lauren, pero a
diferencia de Lauren, Patrick tenía una gran sonrisa tonta en su rostro. Era un
verdadero gigante amistoso.

Lauren y Patrick se estrecharon las manos, antes de que Patrick se volviera hacia mí.

-Hembra alfa, sé lo que hizo Beta Hansen, y espero que un día puedas pensar en mí
como alguien en quien puedes confiar, como lo hiciste con ella.

-Gracias Patrick, estoy segura que eso pasará -. Luego lo abracé, se sorprendió pero
rápidamente aceptó mi abrazo. Sabía que Lauren no estaría impresionada por mi
acción, medio segundo después sentí que me tiraba para estar a su lado.
-Ya se pueden ir- dijo Lauren a la manada, y todos siguieron su camino -Patrick, te
veré en la oficina.

-Gracias de nuevo, Alfa. Voy a ponerme al día contigo -. Inclinó la cabeza, antes de
dejarnos solas.

-Se ve bien- le sonreí a Lauren.

-Parece que disfrutó demasiado de ese abrazo- gruñó por lo bajo, de una manera
infantil. Puse los ojos en blanco, pero no pude evitar reírme un poco. Me puse de
puntillas y le di un suave beso en los labios.

-Asegúrate de venir a casa temprano esta noche - le dije, mientras nos separábamos.

-Pero...- comenzó, pero la corté.

-Sin peros, Lauren. Llega a casa temprano - agité mi dedo juguetonamente hacia ella.
Lauren enarcó una ceja, mirándome con un leve shock.

-Sí, Hembra Alfa- se rió entre dientes, con una pequeña sonrisa bordeando sus labios.

-Lo digo en serio. Realmente te necesito en casa a las seis.

-Está bien, lo prometo. - me reí de nuevo, y le di un beso de despedida.

Después me encontre con Arlene, ella me entregó las cosas que le había encargado
que me comprara, y me dirigí a casa.

Cuando regresaba, alguien me llamó. Me volví para ver una cabeza roja hostil que se
acercaba a mí. Suspiré profundamente cuando Andrea me alcanzó.

-Camila, ¿podemos hablar?

No estaba segura de lo que me había pasado, pero de repente una persona segura
surgió dentro de mí.

-No me llames Camila, dime Hembra Alfa. Ahora, Andrea, si vienes a decirme algo
importante, entonces dilo, pero si es algo horrible y lleno de celos, entonces no
hables.
Andrea me miró boquiabierta.

-Vete, ahora, antes de que llame a mi esposa- agregué. Una vez más, ella solo me
miró fijamente, antes de girarse y alejarse. -Oh y Andrea, sé que estabas ayudando
al Alfa Roberts, y Lauren también lo sabe. Así que si fuera tu mantendría un perfil.
Porque si estornudas sin nuestro permiso, haré que te exilien. Así que déjame, y a mi
esposa.

No podía creer que finalmente me había enfrentado a la horrible ex novia de Lauren,


me sentía bien. Se sintió mejor que bien, se sintió increíble. Me sentí poderosa, fuerte
y dominante. Andrea necesitaba entender que Lauren era mi esposa, yo era su
Hembra Alfa y al fin me sentí como una. Fue el mejor día desde que mataron a Dinah.

Eran las seis en punto y Lauren todavía no estaba en casa, suspiré profundamente y
usé el teléfono de la casa para llamar a su oficina. Patrick respondió.

-Manada Endoro, Beta Collins esta hablando- respondió él.

-Soy Camila, ¿puedes poner a mi olvidadiza esposa en el teléfono, por favor? - Me reí.
Patrick se rió entre dientes, antes de escuchar movimientos en el otro extremo.

-Alfa la llamada es para ti- dijo Patrick.

-¿Quién es?- Se quejó Lauren, sonando enojada.

-Tu esposa.

Hubo silencio, antes de que Lauren contestara el teléfono.

-Mierda, me olvidé. Ahora voy- fue todo lo que dijo antes de colgar. Reí suavemente,
mientras sacaba una botella de vino de la nevera y serví una copa a Lauren para
cuando llegara.

-Lo olvidé, lo siento- murmuró Lauren, cuando llegó a casa. Volví a sonreír, porque
todavía no estaba acostumbrada a que se disculpara. Entró en la cocina, me dio un
breve beso en la cabeza, antes de tomar asiento en la mesa.

Nos serví algo de comida, y me senté frente a ella.

-Entonces, ¿cuál es el problema de esta noche?- Lauren me cuestionó, cuando


comenzamos a comer.
-Tengo una noticia- sonreí suavemente, deslizando mi mano sobre la mesa para
tomar la suya. -Lauren, estoy embarazada -. Sonreí alegremente, mientras Lauren
bajaba el tenedor y me miraba. Estaba extasiada por esto, realmente quería un hijo,
pero también estaba aterrorizada por haber perdido a mi cachorro.

Lauren me miró durante un minuto entero con esos ojos verdes, antes de tragar
profundamente.

-¿Y estás segura de esto?- ella gruñó

-Estaba bastante segura, pero Arlene me trajo una prueba y la hice esta tarde-
respondí. Lauren se levantó de su silla en un segundo, vino hacia mí y me tomó en
sus brazos. Sonreí felizmente, mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello y
nos abrazábamos.

Lauren y yo continuamos la cena discutiendo alegremente sobre el cachorro, y lo


importante que era mantenerme a salvo en este segundo embarazo. Las dos
estábamos nerviosas, pero también felices.

Era tarde cuando nos fuimos a la cama.

-Tal vez- susurró Lauren, unos segundos antes de que estuviera a punto de irme a
dormir, -si el cachorro es una niña, ¿podríamos llamarla Dinah?

-Sí- bostezé, acurrucándome más cerca de su cuerpo. -Eso estaría bien. Creo que a
Dinah realmente le habría gustado eso.

-Deberías dormir un poco, Camila-. Presionó un suave beso en la parte superior de mi


cabeza. -Eres la mejor elección que he hecho, sabes? El día en que te elegí, fue el día
más importante de mi vida. Y no me arrepiento de nada.

-Te amo- susurré, cuando mis ojos comenzaron a cerrarse y la fatiga se apoderó de
mi cuerpo.

-Yo también te amo- respondió Lauren. Me dormí con una sonrisa en mis labios y con
el amor de mi vida en mis brazos.

Fin.
x

Hey! Estoy buscando fics para leer. Recomienden los tres mejores que hayan leido!

Algo que no sea corto, cliché y con mucho smut, quiero una historia larga que me
haga sentir el amor.

Amo leer sus comentarios en los capítulos. Gracias!!

Los amo

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