#40 Deception Trilogy 01&#41 Rina Kent - Vow of Deception-165-330

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INVIERNO
“Y "¿Mami?"
Tienes una misión. Aprieta el puto gatillo.
No.
Abro los ojos, el corazón late tan fuerte que todo lo que escucho es su
latido. Jeremy está sentado sobre mí y su manita tira de mi camisón.
Esperar. Un camisón. Pensé que me había quedado dormido desnudo.

¿Cuándo me puse esto?
"¿Mami?" Jeremy llama de nuevo, su pequeña barbilla temblando.
"Hola, cariño. "Mañana."
"Mmañana". Solloza y se seca los ojos con el dorso de la mano.
Paso mi pulgar sobre sus lágrimas. "¿Por qué estás llorando?"

“Porque no estabas allí cuando me desperté esta mañana. "Pensé que
te habías ido otra vez".
“Te dije que no me iré. “¿No me crees?”
Sus ojos grises se nublan por las lágrimas. “Pero tú siempre
desapareces, mami”.
¿Sí? Quiero decir, ¿Lia lo hace? ¿Por qué lo haría ella? En realidad,
después de haber probado a Adrian, sé exactamente por qué lo haría. No
es el tipo de hombre al que nadie se quedaría voluntariamente.
Él es el diablo encarnado. Un odioso imbécil cuyo único propósito es

barrer a cualquiera que se cruce en su camino.
Pero aun así, Jeremy es su hijo. No debería haberlo dejado con ese tipo
de hombre. Ninguno de los dos merece la bendición que es Jeremy.
Suavizando mi voz, le sonrío. “No lo volveré a hacer, mi angelito”.
"¿En realidad?"
"Por supuesto que no, así que deja de llorar". Le limpié las mejillas con
las yemas de mis dedos.
"Dijiste que dormirías conmigo, mami".
“Tu padre tenía otros planes. Hablalo con él”. Él
Se necesita todo lo que hay en mí para no decir tu padre imbécil.
Me muevo hasta quedar sentada y el dolor explota por todo mi trasero y la parte
interna de mis muslos. Hago una mueca y me agarro del poste de la cama para
mantener el equilibrio.
Estoy adolorida como nunca antes y él ni siquiera
Fóllame, y no lo haría, según sus palabras.
Mis entrañas arden con el recordatorio de las despiadadas pestañas de
Adrian y el tipo de placer depravado que sus dedos me arrancaron.
No importaba cuánto me resistiera, cuánto quisiera odiarlo. Me doblegó

a su voluntad hasta el punto de que realmente lo ansiaba. Lo quería como
nunca he querido nada.
Pero ahora desearía poder incinerar anoche y todo lo que vino con ella
de mis recuerdos.
“¿Estás herida, mami?”
Yo sonrío. "Un poco."
"Lo besaré mejor".
Me río y luego le doy mi mejilla. "Adelante."
Me besa y sus pequeñas manos rodean mi cuello. No puedo evitar sentir
la necesidad de abrazarlo, así que lo levanto y lo siento en mi regazo,
ignorando el dolor en mi
culo.
"¿Te encantan los abrazos, Jer?"

“¿Qué significa abrazar?”
Oh, el pobre bebé tiene unos padres tan horribles. Lo atraigo hacia
mí debajo de la manta y lo acerco, apartando su cabello de sus ojos.
"Esto se llama abrazar".
Él sonríe. “¿Vas a abrazarme todos los días?”
“Todos los días y luego… —Me detengo, haciéndole cosquillas en
la barriga. “Voy a atacarte”.
Rompe en risitas incontrolables. “¡No, mami, nooo!”
"Estás acabado, Jer".

"¡Mami!" Él resopla y trata de proteger su estómago.
Su alegría es contagiosa y me río a carcajadas con él. Y así, mi día

comienza de la mejor manera posible.
Excepto por el dolor en mi trasero y el otro en la nuca. Puede que

ayer haya ignorado mi necesidad de beber alcohol, pero no creo que
pueda seguir con otro día como este.
Después de ducharme y ayudar a Jeremy con él, nos vestimos con
colores a juego. Pantalón negro y camisa de franela verde. Yo uso una
bufanda como cinturón. No encuentro ninguna otra camiseta sin
mangas, después de que el salvaje rompió la única disponible. Así
que me puse una camisa de manga corta, la retorcí en la parte inferior
y luego la recogí en un nudo para que dejara al descubierto mi ombligo.
Llevo tacones hoy porque siento que necesito la altura que vaya con el
corte de los pantalones.
Jeremy se pone sus gafas de sol con montura blanca y encuentro
unas similares en mi cajón. No importa que estemos dentro de casa.
Me tomo varias selfies con el angelito porque creemos que somos el
dúo madrehijo más genial. Jeremy posa y sonríe como un modelo
profesional, riéndose incontrolablemente cada vez que intento hacerle
cosquillas en la barriga.
Después de nuestra sesión de fotos, nos quitamos las gafas de sol y

pongo una canción pop española en mi teléfono en su habitación. Los ojos
de Jeremy se abren cuando tomo su mano y empiezo a bailar con él.
Mueve un poco sus caderas y cuando lo giro, jadea.
en medio de su risa.
"¡Hazlo tú, mami!" el reclama.
"¿Hacer lo?" Grito por encima de la música.
"Gira como la hermosa niña". Señala a una bailarina en una bola de
nieve que descansa sobre su mesa de noche.
Mi sonrisa cae mientras la estudio, la forma en que está parada en punta
mientras la nieve la rodea. La primera imagen que me viene a la mente es
la de piernas rotas, huesos protuberantes y sangre.
Mucha maldita sangre.
"¿Mami?" Jeremy deja de bailar y me doy cuenta de que es
porque me he detenido.
Aparto mi mirada de la bola de nieve y le sonrío.
"¿Sí?"
"No te preocupes. Eres más hermosa que ella”.
La inocencia de este ángel.
"¿Soy?"
"Eres la más bonita que jamás haya existido".
"Gracias, mi ángel." Le cepillo el pelo. "¿Tienes hambre?"
"¡Sí!"
“Vámonos entonces.”
Apago la música y tomo su mano entre la mía mientras bajamos las
escaleras.
Tan pronto como estamos en el comedor, el ambiente cambia.
Ogla nos espera con el ceño fruncido y un evidente desprecio por nuestra
ropa. Pero el que más temía ver y que he seguido empujando hacia la parte
posterior de mi cabeza desde que desperté no está aquí.
“¿Dónde está Adrián?” Pregunto antes de que pueda detenerme.

"Trabajando en su oficina". Hace una pausa por si acaso.

"No debe ser molestado".
Estoy seguro que no lo molestaría. En todo caso, me alivia no tener que
enfrentarme a él esta mañana y poder desayunar tranquilamente con Jeremy.
O mayormente pacífico ya que Ogla sigue vigilándonos en su nombre

como un halcón.
La ignoro mientras me siento al lado de Jeremy. Me arde el culo y cierro
los ojos para que pase el dolor. Pero no es así.
Cada cambio provoca ronchas y, para mi horror, comienza un cosquilleo en
mi centro.
Maldita sea.
Ignoro el estado entre mis muslos y me concentro en alimentarnos a
Jeremy y a mí.
Se siente casi surrealista haber desayunado dos días seguidos y no
haberme saltado ninguna comida desde ese sándwich que comí en el auto
de Adrian. Parece que ha pasado mucho tiempo, aunque hayan pasado
menos de cuarenta y ocho horas.
Pero supongo que han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que
automáticamente he caído en la rutina. Lo principal a lo que no estoy
acostumbrado es a la falta de alcohol. Por mucho que lleno el estómago, me
palpitan las sienes, exigiendo licor.
Hay una cosa más a la que no estoy acostumbrado. El aguijón en mi

trasero. Es como agujas, increíblemente incómodo, pero mi mente sigue
jugando anoche como si fuera la última y más emocionante película que he
visto en mi vida. Todos los detalles están grabados en mis recuerdos como
una escritura sagrada. Incluyendo la parte en la que le dije a Adrian que no
fuera con ella. Esa debe haber sido otra pesadilla.
Este lugar ha sido creado por el mismo Satanás, también conocido como Adrian.
Desde que entré, he tenido una pesadilla aterradora tras otra.
Después del desayuno, llevé a Jeremy a jugar al jardín.

Algo por lo que Ogla frunce los labios y le recuerdo con toda naturalidad que
Adrian dijo que tengo acceso a cualquier parte de la casa.
Ya estoy encerrado aquí tal como está. Al menos quiero oler un poco de
aire fresco.
Hace frío hoy, aunque el cielo no está completamente gris, así que me
aseguro de que Jeremy y yo estemos vestidos con nuestros abrigos antes de
salir.
Unos cuantos guardias vestidos con uniformes militares y chaquetas
negras se encuentran dispersos por toda la propiedad cada pocos metros.
Algunos de ellos llevan rifles gigantes colgados al hombro o al pecho, y sus
rostros son solemnes, cerrados y sin emoción alguna. Como su jefe dictador.
Aprieto la mano de Jeremy con más fuerza, temerosa de que de alguna

manera lo lastimen, pero él parece no darse cuenta. Debe haberse
acostumbrado a su presencia a lo largo de los años. ¿Qué tan triste es para
un niño pequeño crecer en medio de gente peligrosa y armas como ésta?
Me lleva a un cenador de madera empotrado debajo de un gran árbol.

Hay una mesa en el medio y dos bancos largos a cada lado. Allí ya le esperan
un sinfín de soldados y juguetes.
Dejé caer el iPad que Ogla me puso en la mano esta mañana para
aprender sobre Bratva y bla, bla, sobre la mesa. Le echaré un vistazo más
tarde, porque estoy seguro de que no quiero darle a Adrian una razón más
para castigarme.
Tan pronto como nos instalamos, un guardia se coloca detrás de nosotros.
Por favor, díganme que no nos vigilará con un rifle colgando del hombro.
Levanto la cabeza y al instante siento una sensación de familiaridad.

Nariz Torcida (Yan) se encuentra en la entrada del mirador, y aunque está
vestido con un uniforme negro como el resto de ellos, no muestra su rifle.
Estoy seguro de que tiene un
arma en alguna parte, pero agradezco que no me la esté poniendo

en la cara.
"
“Buenos días, Yan”, dice Jeremy distraídamente, mientras reúne algunos
de sus soldaditos de juguete. Está sentado tan cerca de mí que su muslo
toca el mío y sus pies cuelgan del banco.
"
“Buenos Yan responde, asintiendo con la cabeza en mi
días, dirección.
"
“Mañana”, dejo escapar, sin estar seguro de cómo debería hablarle.
Ahora que Kolya y Adrian no lo eclipsan y puedo verlo de cerca,
veo lo hermoso que es Yan en realidad. Su constitución es más
delgada que la de Adrian y Kolya, sus rasgos son más suaves,
menos cautelosos y tiene pestañas espesas que son casi femeninas.
Eso y su pelo largo lo hacen de alguna manera más accesible que
los otros dos.
Tampoco tiene un ceño permanente como el resto de ellos. Su
expresión tampoco es acogedora, sólo neutral. Todo eso combinado
hace de Yan la única persona a la que creo que podría acercarme
más. Por alguna razón, siento que necesito aliados además del
ángel sentado a mi lado.
“¿Cuidas a Jeremy todo el tiempo?” Pregunto.
"Sí."
"
“Yan juega conmigo a veces,” Está Jeremy me informa.
bien, Yan. “Ya tengo a mami”.
Sonrío ante eso y, aunque Yan no me lo devuelve, su expresión
se suaviza.
"¿Has estado aquí por mucho tiempo?" Le pregunté a Yan.
“Desde que tenía tres años”. Noto que mientras habla, Yan no
hace contacto visual conmigo y elige concentrarse en Jeremy, así
que hago lo mismo mientras recojo un par de sus juguetes, sin tener
idea de por qué.
"Eso es un largo tiempo."
"Podrías decirlo."
"Acaso tú… ¿Conoces a Lía? Murmuro, no queriendo que Jeremy

escuchar. "Quiero decir, yo antes de que..." Sabes… "
“Kolya y yo la sacamos de ese estacionamiento, señora.
Volkov. "Sabemos."
Bien. Lo hicieron. Entonces, junto con Adrian, Kolya y Yan también saben
que soy un impostor. Eso me hace sentir más cerca y a gusto con Yan. “Por
favor no me llames Sra. Vólkov”.
"Eres."
"Sabes que no lo soy".
Él amplía su postura pero no dice nada, así que repito: "¿Entonces la
conocías?"
"Sí." Su respuesta es breve pero no cortante, lo que significa que no se
opone a otras preguntas.
"¿Qué edad tenía ella?"
"No ha pasado mucho desde que cumplió treinta".
“¿Cuánto tiempo estuvo casada con Adrian?”
"Desde que tenía veinticuatro años".
Son seis años, mucho tiempo para pasar en compañía del diablo. Llevo
aquí sólo dos días y me parecen una eternidad.
"¿Cuántos años tiene Adrián?"

"Treinta y seis, y esa es la única pregunta que responderé sobre él".
Su significado es obvio. Yan satisfará mi curiosidad sobre Lia, pero no

Adrian. Es un tipo de lealtad admirable, incluso si eso me deja a oscuras
sobre mi falso marido.
Debería empezar a llamarlo mi captor y deshumanizarlo un poco.
“¿Eras cercano a Lia?”

"Yo era su guardia cuando el jefe no me necesitaba".
"Déjame adivinar. ¿Ahora estás atrapado conmigo?
"Es mi deber." Su voz es tranquila con un toque de vacilación, como si
quisiera decir algo más.
Mi mirada se desliza hacia él para poder leer su expresión, pero él niega

levemente con la cabeza, sin dejar de mirar a Jeremy.
Bajo los ojos y paso mis dedos por los del chico.
cabello mientras lucha con un interminable juego tipo Lego.
"¿Cómo murió ella?" murmuro.
“Ella acaba de morir”. Ahora su voz está cortada, cerrada, no
ofreciendo espacio para más.
El mensaje es claro: el turno de preguntas ha terminado.
Pero una multitud de ellos se siguen multiplicando en mi cabeza.
¿Qué tipo de mujer era ella? ¿Madre? ¿Esposa? ¿Adrián la amaba?
Me burlo internamente de esa pregunta. Ese diablo no es capaz de tener

emociones, y mucho menos de algo que requiera dar más que recibir.
Pero hizo todo lo posible para reemplazarla conmigo, así que tal vez
sentía algo por ella.
O tal vez simplemente estaba obsesionado con ella y me lo infligirá a mí.
Me llamó lo suyo y a la gente como Adrian no le gusta que le quiten sus
propiedades.
No es que les gusten, sino más bien que anhelan
sensación de poder que conlleva poseer esas cosas.
Las cosas son Lia y ahora yo.
Dedos fantasmales me rascan la columna ante ese pensamiento y
rápidamente ahuyento el sentimiento, eligiendo concentrarme en Jeremy.
Aparentemente, está tratando de construir una zona de guerra para sus

soldados de juguete usando cositas de plástico parecidas a Lego. Parece
bastante fácil.
Equivocado.
Montarlos es mucho más difícil de lo que esperaba y tengo que hacer

trampa usando YouTube. Yan me pilla buscando en mi teléfono a espaldas
de Jeremy, pero no dice nada y su atención vuelve rápidamente a mirar a la
nada.
Quiero pedirle ayuda, pero mi orgullo me lo impide. Seguramente puedo

hacerlo, no importa lo complicado que sea. ¿Qué carajos les venden a los
niños hoy en día?
Después de intentar sin éxito juntar dos partes incompatibles, Jeremy me
frunce el ceño como si le hubiera dado una patada a su cachorro. “Así no,
mami”.
"Lo estoy intentando, Jer." Incluso con YouTube, montar esto es
tremendamente sofisticado.
"Nunca las haces bien, mami". Sus ojitos me juzgan igual que los de su
padre. Jesús. Adrian obtiene una A+ por clonarse a sí mismo.
Le revuelvo el pelo. "Oye, ¿estás diciendo que apesto?"

"No, pero papá los hace mejor".
"¿Él juega contigo?" Sueno tan incrédulo como me siento. Tuve la
impresión de que Adrian apenas presta atención a su
hijo.
Mi atención se dirige a Yan, en busca de algún tipo de confirmación. Pero

él no muestra ninguna reacción y continúa parado allí como un pilar.
Jeremy levanta un hombro. "A veces."

"Lo siento, Jer."
"Está bien." Él sonríe, mostrándome sus dientes. "Papá está ocupado".
Dios. Este niño fue criado para ser un hombre a una edad temprana.
Ningún niño debería sentir que está bien que su padre dedique más tiempo
a su trabajo que a él. Ningún niño debería alegrarse de que juegue con él
sólo de vez en cuando.
Si no podía criar a un niño, ¿para qué traerlo al mundo?
La parte de atrás de mi cuello pica como si Adrian estuviera sintiendo mis
pensamientos sobre él y arremetiera contra sus castigos por tenerlos.
Jeremy elige dos piezas y las une. Jesús.

El pequeño bribón sabe hacer esto mejor que yo. Yo realmente
Espero que sea porque lo ha visto innumerables veces antes y no porque

soy un asco.
“¿No te sientes mal porque él no está más cerca?” Pregunto.
"No."
"¿Por qué no?"
"Porque papá se quedó conmigo cuando eras un fantasma, mami".
17
INVIERNO
I Fruncir el ceño. Esa es la segunda vez que dice esa palabra. "¿Por
qué dices que yo era un fantasma, Jer?"
“Porque eras,
"
dice con indiferencia, moviendo los pies
hacia adelante y hacia atrás. "Fui a verte."
"¿Viniste a verme?"
"UH Huh." Señala a su derecha. "Allí."
Mis ojos siguen la dirección de su pulgar. Es un pequeño edificio
blanco, separado de la casa. No parece tan bien conservada como la
mansión principal. Las grietas cubren el exterior y en sus paredes crecen
enredaderas de hiedra, cubriendo la mayor parte de ellas.
El lugar instantáneamente me da una sensación horrible, como un
regusto amargo mezclado con vómito.
Me doy cuenta de que esta es la casa de huéspedes de la que Adrian me dijo
que me mantuviera alejada, y tengo toda la intención de hacerlo. Pero las palabras
de Jeremy acerca de que yo (la verdadera Lia) soy un fantasma me desconciertan.
¿Qué podría haber allí para que un niño lo considere "fantasmal"?
Estoy a punto de preguntarle a Yan, pero mi mirada se desvía hacia la
izquierda y me congelo. En la casa principal, Adrian me mira fijamente a través
de una ventana que va del suelo al techo. Está detrás de un escritorio en lo
que supongo es su oficina. Tres monitores están sentados frente a él, pero su
atención está completamente centrada en mí mientras golpea con su dedo
índice la superficie de madera.
Me está mirando tan intensamente que se siente como si estuviera parado justo
encima de mi cabeza y chupando mi alma. Intento romper el contacto visual, pero la
pura intensidad de sus ojos gris ceniciento me toma como rehén.
Adrian simplemente me observa, pero me golpea más profundamente, como una

demanda, una llamada... para qué, no lo sé.
¿Qué diablos quieres de mí? Grito con los ojos y frunco los labios, pero su
atención no cambia.
Soy el primero en desviar la mirada, porque mirarlo a los ojos sigue siendo
incómodo. Todavía parece haber sido asfixiado por manos invisibles. El acto no es
real, pero es tan palpable como el ardor en mis pulmones y las contracciones en mi
estómago.
Eso es un paso más allá que cuando lo conocí por primera vez. En aquel
entonces, era sólo una sensación de inquietud. Ahora puedo descifrar la razón detrás
de ese sentimiento: es el aterrador despertar de un lado de mí que odio tanto. Cada
vez que veo sus ojos, lo único en lo que puedo pensar es en cuánta depravación se
esconde detrás de esa calma. Y cuánto lo anhelo, como nunca antes.
Después de perder a mi madre y a mi hija, pensé que había terminado con esta
vida. Tenía ganas de hacer cosas.
Adrian me ha demostrado que estoy equivocado.
El hombre está casado o es viudo, y yo descaradamente
vino en sus dedos. Dos veces.
Sacudo la cabeza internamente. No es que haya venido a él o que pueda salir de
esto. Él es el culpable de reemplazar a su esposa tan pronto.
Continúo jugando con Jeremy, tratando de ignorar la forma en que la

mirada de Adrian se clava en mí como si estuviera despegando mi maldita
piel, capa tras capa agonizante. Sólo dejo escapar un suspiro cuando Kolya
se une a él y su atención se distrae momentáneamente de mí.
Jeremy y yo almorzamos juntos y le pido a Yan que venga con nosotros. Después
de vivir tanto tiempo en la calle, he aprendido a compartir mis comidas, especialmente
con personas con las que me siento a gusto. I
Ojalá Larry estuviera cerca, y como no tengo forma de comunicarme con

él, de alguna manera pretendo que Yan es su reemplazo.
El guardia niega con la cabeza mientras Ogla me lanza una de sus
miradas críticas por siquiera sugerirlo.
Adrian todavía está encerrado en su oficina y no se une a nosotros
para almorzar. Algo que quiero ignorar, pero en lo que pensar durante
toda la comida.
Después de acostar a Jeremy para su siesta, una sensación de vacío
resuena en mi pecho.
Hasta ahora, el angelito me ha tenido ocupada, pero ahora que está
durmiendo, nada puede hacerlo.
El vacío es jodidamente malo en mi caso. Si no ocupo mi mente, ella
me ocupará, y eso es lo último que quiero en vista de las malditas
pesadillas que no suelo tener.
Intento buscar alcohol en la cocina y vuelvo a encontrarme con las
manos vacías. Al salir, Ogla me sorprende al aparecer de la nada, de pie
en su postura rígida. La mujer está en todas partes, lo juro.
Coloco una mano en mi pecho. "Me asustaste."

"¿Has aprendido algo sobre la Bratva?"
"Sí, he hecho algunos progresos". Mientras le leía un cuento a
Jeremy.
“¿Qué tipo de progreso?”
"Sé que el nombre de Pakhan es Sergei Sorlov".
"Es Sokolov."
"La misma cosa."
" —me regaña con rígida
"No es la misma cosa,
seriedad. “Si dice que el apellido de Pakhan es incorrecto, Sr.
Volkov pagará el precio”.
“¿Adrián no es de alto rango?”
“Eso no lo hace a prueba de balas. En todo caso, es más examinado
que nadie y su castigo sería el más brutal posible para dar ejemplo.
Entonces, para todo lo que es sagrado, deja de jugar y tómate esto en

serio”.
Odio que me haga sentir como una niña petulante, pero al mismo
tiempo, puedo ver la sinceridad en sus ojos. Su lealtad hacia Adrian es
su incentivo y no importa cuánto odio a ese hombre, si algo le sucede,
Jeremy se quedará sin padre y toda esta familia probablemente se
desmoronará.
Eso no es lo que quiero.
Se me ocurre una idea. Dado que mi papel es bastante
importante para Adrian, puedo usarlo a mi favor.
"Entiendo, Ogla." Suavizo mi tono. “¿Adrian saldrá pronto a tomar un
descanso?”
"No."
“¿No tiene que ir a trabajar o algo así?”
Ella entrecierra los ojos. “Si hubieras pasado esa primera página
en el documento, lo habrías visto por ti mismo”.
Y con eso, se da vuelta y se va, haciendo sonar sus tacones por el
pasillo. Realmente no quiero llamar perra a nadie, pero Ogla se dirige en
esa dirección con gran éxito.
Después de conseguir el iPad, deambulo hasta encontrar la oficina de
Adrian. Como está en la planta baja y lo he visto desde el jardín, no tardo
mucho en saber dónde está ubicado.
La puerta está cerrada y Ogla me dijo que no debía molestarlo cuando

estuviera trabajando, así que camino frente a ella, luego pronto me rindo
y elijo ocupar mi tiempo hasta que él salga. No es como si me estuviera
muriendo por otra confrontación con el diablo.
Hay una pequeña sala de estar frente a su oficina. Me acuesto de
espaldas en el sofá y pateo mis zapatos, suspiro de satisfacción. Una de
mis piernas cuelga del reposabrazos y uso mi brazo como almohada
mientras leo en el iPad.
Efectivamente, como dijo Ogla, los deberes de Adrian se describen
en la segunda página del documento. Su trabajo consiste en encontrar a
las personas adecuadas a las que sobornar para la hermandad. Su critico
La inteligencia permite a la Bratva de Sergei Sokolov estar por delante de

todas las demás organizaciones criminales. Dado que desempeña un papel
más bien secundario, Adrian suele trabajar desde casa y rara vez aparece en
público.
Delincuente. Comprobar, comprobar y comprobar.
No es que esperara algo diferente. Después de todo, me incriminó por
asesinato muy fácilmente.
Frunzo el ceño ante su foto en la parte superior de la página. Está parado
en una gran inauguración, vestido con un esmoquin y sosteniendo unas
tijeras de gran tamaño para cortar una cinta roja. El imbécil es demasiado
guapo para su propio bien. Podría ser un poco más bajo o tener barriga
cervecera. Demonios, al menos no podría estar tatuado. Pero no, tiene que
marcar las casillas en todas las cuentas.
La imagen se centra principalmente en él, pero a su derecha, hay una
mujer rubia con un elegante traje pantalón y una sonrisa firme. Ella es
deslumbrante, tan deslumbrante que una sensación extraña se apodera de
mis entrañas al verla a su lado.
Hojeo las páginas para ver si puedo encontrarla en el documento. No
tengo que buscar por mucho tiempo. Hay una foto de ella con un vestido de
novia y me invade una sensación de alivio aún más extraña.
Rai Sokolov es la sobrina nieta de Pakhan y un personaje importante en
la compañía de la hermandad, V Corp. Mientras la estudio, una sensación
molesta diferente a la de antes se apodera de mí.
Siento que la conozco, pero ¿de dónde? ¿Quizás estaba en alguna de

las organizaciones benéficas de las que Larry y yo recibimos comida?
La puerta de la oficina se abre y miro hacia adelante para ser recibido por
Kolya con el ceño fruncido. Adrian lo sigue poco después y se detiene en
seco junto a su guardia, sus ojos se oscurecen tan rápido que me quedo sin
aliento.
¿Qué?
Me miro fijamente por si desconozco uno de los botones de mi camisa o
algo así.
"
“Levántate”, ordena Adrian.
"¿Por qué? Estoy leyendo el documento que me diste. Si no lo leo,

estoy en problemas, y si lo hago, ¿también estoy en problemas? Decídete."
Adrian me alcanza en dos pasos y me agarra del brazo, haciendo que el

iPad caiga sobre el sofá. Chillo mientras él me pone de pie y deshace el nudo
de mi camisa para que cubra suavemente mi trasero.
Estoy mirando, sin palabras, cuando Kolya asiente brevemente y

camina por el pasillo.
"No vuelvas a vestirte así". La voz de Adrian está mezclada con una
amenaza.
“No me gusta el vestuario. "Es aburrido."
Agarra mi camisa entre sus dedos y me atrae contra su pecho. Mis
manos aterrizan en su pared de músculos mientras mis ojos muy abiertos
chocan con los suyos fríos. “No podría importarme menos que sea aburrido.
No te vistes así delante de mis hombres, y desde luego no te acuestas
como lo hacías ahora. ¿Está claro?"
"No veo cuál es el problema".

“El problema es que nadie te mira como yo. Nadie puede vislumbrar lo
que es mío”.
Ahí está. El sentido de propiedad. La sutil obsesión
que no muestra abiertamente pero que, sin embargo, se puede sentir.
"No soy lo tuyo, Adrian".
"¿Eso es un no, Lia?" Su voz baja y cuando permanezco en silencio,
continúa: “¿Dije o no que debes hacer lo que te digo? ¿O tu trasero está
de humor para recibir otra paliza?
Lo miro fijamente y rápidamente suavizo mi expresión porque

lo que tengo en mente es más importante.
Tomando aire, aliso una arruga invisible en su camisa, algo por lo que
entrecierra los ojos, probablemente cuestionando mis motivos.
Realmente necesito hacer esto bien. Si le doy alertas, nunca me

concederá mi deseo.
"
"Bien, " Yo le digo. “Haré lo que tú digas”.
¿En serio? Él prolonga la palabra, afirmando descaradamente que no me cree.
"En realidad. "No quiero que me castiguen de nuevo".

"
"No quieres ser castigado, —repite, lo cual empiezo
a pensar que es su manera de leer entre líneas mis palabras.
"No."
"Veremos."
"Si… " Yo trago. "Si soy bueno, ¿no debería ser recompensado?"
“Recompensado. Entonces eso es lo que quieres. ¿Cómo deseas
ser recompensada, Lia?
“Es realmente simple. Por todo lo que te satisface, recibo algo a
cambio”.
“Ya estás obteniendo un techo sobre tu cabeza, comidas gratis e
inmunidad de prisión. “¿Crees que puedes pedir otras cosas?”
“Ese era el acuerdo original. No mencionaste el castigo en aquel

entonces y, aun así, los incluiste. Los acepté, así que ahora deberías
aceptar mi sugerencia”.
"¿Pero tú lo hiciste?"
“¿Hice qué?”
“Acepta tu castigo”. Sus ojos imploran los míos con tanta intensidad
que la sensación de asfixia vuelve con fuerza.
“¿Habría alguna diferencia si lo hubiera hecho?”

"En realidad no, no, pero me gustaría saberlo".
"Si no hace ninguna diferencia, ¿por qué importaría si lo sabes?"
"Podré decirte si debo seguir introduciéndote, Lenochka". Su voz

se oscurece con una intención oculta.
“Entonces dime, ¿necesito mejorar mis métodos? ¿O te has hecho más

inteligente y has dejado el hábito de interrogarme?
Quiero clavarle las uñas en el pecho, abrir la superficie y mirar dentro
de su caja torácica para ver si realmente tiene el corazón negro. Cuanto
más hablo con él, más seguro estoy de que no siente emociones. Que es
un demonio con tendencias psicópatas que sólo pretende causar estragos
en todo lo que se interponga en su camino.
Si bien odio inclinarme ante él con tanta facilidad, tengo un propósito,

y enojarme con él es la forma más segura de evitar que alcance mi
objetivo.
Lo que muestro por fuera no importa de todos modos. Por dentro, lo
aborrezco por completo, y eso es suficiente para mi autoestima.
“Me estoy acostumbrando a los castigos. Es justo que

Las recompensas también están incluidas”.
"No me importa ser justo".
"Adrián, por favor". Lo suplico pero lo digo en tono exasperado.
"Prometo no pedir nada extravagante".
"Aún no."
"Está bien, hagámoslo de esta manera".
"Ese es uno por hoy".
"¿Qué? ¿Por qué?"
“¿Qué dije sobre la palabra bien?”
Puaj. “Está bien, quiero decir, está bien. Bien. ¿Qué tal si solo pido
una recompensa por día?
Él niega con la cabeza.
“¿Una vez cada dos días?”
"No."
"¿Dos veces a la semana?"
"Una vez a la semana y juzgaré si es razonable o no".
Yo chillo. "¡Sí!"
En mi alegría por haber ganado uno contra el mismísimo diablo, me

encuentro a punto de abrazarlo antes de recordar quién es.
No importa lo que me conceda, no se lo agradeceré. No lo humanizaré .
Adrian me mira con lo que parece aprobación y trato de no dejarme

atrapar por eso.
Se intenta la palabra clave .
La atención de Adrian es como un poderoso imán del que no puedo
escapar. Un agujero negro que se traga todo lo que hay a su alrededor.
Pero la verdad sigue siendo: él sólo ve a Lia en mí.

Y estoy lejos de ser ella o su fantasma. Soy un caparazón que necesita
volver a su estado de entumecimiento antes de convertirme en un peligro
para su vida y la de su hijo.
18
ADRIÁN
METRO Mis dedos golpean la madera de mi escritorio mientras miro la

transmisión en mi pantalla.
Kolya se sienta frente a mí y me cuenta sobre los últimos informes de V
Corp, pero mi concentración está dispersa y apenas presto atención a sus
palabras.
Lia está abrazando a Jeremy, sus piernas entrelazadas mientras duermen
en su cama. Su vestido sube por su pálido muslo, ocultando apenas la raja
de su trasero. Incluso a través del monitor, puedo ver las ronchas rojas en la
parte posterior de sus muslos debido al castigo de anoche. No me contuve y
ella se retorció y se retorció más que las otras veces.
Ella casi gritó. Casi.

Ha desarrollado el hábito de tomar una siesta con Jeremy durante el
últimos días. Algo que hace que mi hijo esté extasiado.
Ha pasado una semana desde que ella se convirtió en parte de su vida y
no tiene ninguna duda de que ella es su madre.
Durante este corto período de tiempo, Lia ha estado haciendo cosas
raras, como vestirlo para que combine con ella y bailar con él en los pasillos,
cosas que a Ogla no le gustan. Su niñera apenas ha trabajado, porque Lia se
asegura de ser la única cuidadora, maestra y compañera de juegos de
Jeremy. Al instante,
Se han vuelto inseparables, su vínculo crece naturalmente, sin necesidad de

mi interferencia.
Sin embargo, su influencia no es precisamente muy positiva. Si bien me
alegro de que Jeremy esté saliendo de su caparazón, ella le está enseñando
cosas innecesarias, como cómo silbar o correr dentro de la casa mientras
juegan al escondite. A menudo me encuentro con ellos y ella usa la presencia
de Jeremy como escudo para escapar de mis interrogatorios.
Sin embargo, por la noche, cuando Jeremy duerme profundamente, no

puede evitarme. Al principio, ella trató de convencerme de que era mejor
acostarse con él porque él la necesitaba más, pero después de que eso
terminó con su castigo, comenzó a venir al dormitorio por su propia voluntad.
Sus movimientos permanecen vacilantes con una ligera punzada de miedo

en sus ojos azul claro. Pero en el momento en que la toco, cae libre sin alas
que la mantengan erguida.
No es por su falta de resistencia, porque no
resistir, luchando con uñas y dientes.
Lia todavía se muerde el labio o la almohada para amortiguar cualquier
sonido que pueda hacer. Ella todavía me mira desafiante después de tener un
orgasmo. Ella todavía se aleja de mí cuando duerme y se acerca al borde de
la cama para mantenerse lo más lejos posible de mí. Todavía se pone rígida
como una tabla cada vez que paso un brazo alrededor de su cintura y aplano
mi pecho contra la delicada piel de su espalda.
Estoy esperando que se recupere con el tiempo, pero no soy un hombre

paciente. Corrección. No soy un hombre paciente cuando se trata de ella.
En otras partes de mi vida, soy el epítome de las decisiones firmes. No me

permito agitarme ni perder la cabeza; eso sólo me llevará a tomar decisiones
precipitadas y, finalmente, a mi ruina.
Sin embargo, cuando se trata de Lia, parezco perder de vista mi modus

operandi. No ayuda que ella me desafíe todo.
paso del camino. Incluso cuando se está rompiendo en mis dedos.
Se ve tan dócil cuando duerme, sus labios ligeramente

separadas y las suaves líneas de su rostro en eterna paz.
Si tan solo fuera tan dócil mientras estaba despierta.
Tal vez sea su cara dormida lo que me detiene. Quizás sea su relación
con Jeremy.
Pero he estado postergando lo inevitable desde hace algún tiempo.
Necesito dar el siguiente paso con ella antes de que sea demasiado tarde.
"
“Kirill no mostró ninguna actividad sospechosa”, dice Kolya, tecleando
rápidamente en su computadora portátil.
Cuando recibió entrenamiento militar, Kolya se destacó tanto en el
departamento intelectual como en el físico. En cierto modo, es el segundo al
mando más valioso de toda la hermandad. Y es lo suficientemente inteligente
como para ocultar su valor real para que Pakhan no se lo lleve. Nikolai
Sokolov estuvo cerca una vez, pero murió antes de poder luchar conmigo por
él.
"
“No permitas que los hombres aflojen alrededor de Kirill”, digo, sin dejar
de mirar a Lia. "Lo más probable es que esté esperando una oportunidad para
atacar".
“Son mis mejores hombres. No te decepcionarían”.
"Veremos." Hago una pausa y golpeo el escritorio. “¿Qué tal Vladimir?”
"No podemos decirlo con seguridad". Kolya hace una pausa y mira
fijamente la pantalla de su computadora portátil antes de que sus ojos
marrones vuelvan a mirarme. "Mantiene sus cartas cerca de su pecho, pero
como el Pakhan no ha dicho nada, no sabe nada".
“Él no sabe nada todavía. "Eso podría cambiar en cualquier segundo".
Kolya introduce algunas cosas más en su computadora portátil. “Los
movimientos de Vladimir han sido normales. No ha hecho nada inusual
excepto ir a la comisaría”.
"Podría estar recibiendo ayuda".
"¿De quien?"
"
“Mijail. Ígor. rai, Pronuncio su nombre. “Vigila a los tres y a su
marido. Tiene amigos asesinos y no dudaría en utilizar su información si
cree que la beneficiaría”.
"¿No Damien y Kirill?"

“Kirill no me lo habría dicho si hubiera elegido el otro lado. Su juego
es diferente al de asuntos internos.
Y Damien no se involucra en nada que no le permita usar sus puños”.
"En eso."
“¿Y Kolya?”
"¿Sí?" Él levanta la cabeza.
"Necesitamos tener una reunión con los italianos".
Su nuez se balancea hacia arriba y hacia abajo al tragar.
Nada provoca esa reacción por parte de mi segundo al mando.
Ni sangre, ni matar, ni siquiera bombardear un lugar sólo para sacarme.
Cuando teníamos veintitantos años, él solo mató a cinco hombres para
salvarme de un intento de asesinato.
Es el hombre más valiente y leal que conozco, y eso se ha puesto a

prueba a lo largo de los veinticinco años que nos conocemos. El hecho
de que esté mostrando incluso una pizca de malestar en este momento
es por una razón, y sólo una razón.
Está preocupado por mi vida.
"Estoy en contra, señor".
“No pedí tu opinión. "Solo te dije que sucederá".
“Con el debido respeto, si Sergei o cualquiera de los demás se entera,

será el último ataque. Tendrán todos los motivos para cuestionar tu
lealtad”.
“Ya lo hacen. También podría hacer las cosas”.
“Sospechar de ti y tener pruebas son completamente diferentes.
Esto hará que te maten. Deberías alejarte del
italianos durante algún tiempo, hasta que al menos sepamos qué se

propone Vladimir.
"Sabes muy bien que no tengo tiempo".
"Podrías tallar un poco".
“El tiempo es como una bomba de tiempo; cuanto más espero, más
rápido me dirijo al final”.
Suspira profundamente, pasando su mano por su cabello claro.
“¿Qué pasa, Kolya? Si tienes algo que decir, dilo."
“¿Recuerdas cuando ese hombre intentó matarte hace algún tiempo?
Corrimos tras él, acompañados por Damien y Kirill, ¿pero luego lo
encontramos muerto?
"Sí." Nunca podría olvidar el único intento de asesinato que mi sistema
no pudo identificar. Por lo general, encontraba al perpetrador y lo convertía
en un ejemplo. Aunque no esa vez. No solo el mercenario que fue enviado
a matarme recibió un disparo en la nuca, sino que también encontramos
evidencia de que alguien le quitó la bala.
“Tengo la premonición de que el pasado se repetirá y la solución será

asesinada ante nuestros ojos”.
“¿Desde cuándo te has vuelto supersticioso?”
"Desde entonces." Su voz es dura, y aunque sé que sus preocupaciones
son genuinas, también estoy seguro de que si no doy un paso ahora, todo
se caerá como un castillo de naipes.
"Haremos la reunión el día del cumpleaños de Igor". Toco la mesa con
los dedos. “Haremos que parezca normal. Si convenzo a Lazlo Luciano
para que nos dé una oportunidad con su candidato a la alcaldía, eso
apaciguará a Sergei”.
"Puedes jugar tu carta de triunfo".
"
“No, digo con firmeza.
"Pero son tiempos desesperados".
"Dije que no, Kolya, y eso es definitivo".
Afina sus labios pero se abstiene de decir algo.
más tonterías.
Ésa es una de las mejores cualidades de Kolya. Él sabe cuando

quédate callado y cuándo hablar.
Mi mirada vuelve al monitor cuando noto algo de movimiento. Lia envuelve
sus brazos con fuerza alrededor de Jeremy hasta el punto de que él se
despierta. Todo mi cuerpo se pone rígido y estoy a punto de ir allí hasta que
Jeremy se echa a reír mientras le hace cosquillas en el estómago.
Mi cuerpo se relaja un poco, pero sigo mirándolos mientras ella lo ayuda

a ponerse el abrigo y le envuelve una bufanda alrededor del cuello antes de
ponerse su propio abrigo y salir. Navego a través de la cámara del pasillo,
luego las escaleras, siguiendo cada uno de sus movimientos.
Muy pronto, se dirigen al mirador del jardín.

Hay una cámara allí, pero en lugar de eso los miro a través de la ventana.
Veo a Yan, que está de pie en una esquina del mirador, con una postura
relajada pero alerta.
Jeremy y Lia todavía están luchando por construir su zona de guerra, o
más bien, ella está luchando. Es el centésimo intento y Jeremy sigue
llevándole un modelo tras otro, queriendo que los termine todos.
Sus cejas se juntan con concentración y resopla con frustración cuando

no funciona. No tiene absolutamente ninguna paciencia, por lo que se las
arregla para recibir un castigo (o pocos) todas las noches. Ella todavía
responde y dice cosas, incluso cuando sabe muy bien que eso la meterá en
problemas. A veces veo el arrepentimiento, pero otras veces su expresión
dice sin palabras: "A la mierda, sucederá de todos modos, así que ¿por qué
retrasarlo?". Después de algunos intentos fallidos, Lia llama a Yan, quien se
une a ellos. Ella hace un gesto hacia el
banco, probablemente invitándolo a sentarse, pero él niega con la cabeza
una vez.
Entonces ella se levanta, lo agarra de la mano y lo arrastra hasta el

asiento a su lado. La mirada alerta de Yan se encuentra con la mía.
la ventana, y estoy a punto de salir y golpearlo hasta convertirlo en pulpa.
Sé que no es culpa suya, que ella lo haya hecho, pero mi cerebro no puede mirar
más allá de su mano sobre la suya. Su mano está sobre la de él.
Como si sintiera mis planes asesinos, Yan se aleja rápidamente, pero eso
no extingue el fuego que está quemando agujeros en mi pecho.
Mirándolo fijamente, le hago un gesto para que se levante, e inmediatamente

comienza a obedecer, pero Lia coloca una mano en su rodilla, obligándolo a
quedarse.
Eso es todo. Voy a matarlo.
Inclino mi cabeza hacia un lado y le hago un gesto para que se vaya. En
ese momento, Lia se da vuelta y me mira, con los ojos entrecerrados y los
labios fruncidos, luego dice: "Basta".
¿Yo, para?
Recupero mi teléfono y le escribo un mensaje de texto.
adrián: entra aquí.
Ella mira fijamente su pantalla por un segundo, con los labios fruncidos.
más antes de volver a escribir a gran velocidad.
Lía: No. Estoy jugando con Jeremy.
Adrian: Son tres, Lenochka.
Sus ojos se abren y se encuentra con mi mirada a través de la ventana.
Lia: Hoy no hice nada malo.

Adrian: Tocaste a Yan dos veces y simplemente rechazaste una
orden directa. Tres.
Lia: Eres imposible.
Adrian: Te mostraré lo imposible que realmente puedo ser.
en lo que te convertirás si no entras aquí en el próximo minuto.
Lia me mira a través de la ventana y su temperamento aumenta cada
segundo antes de escribir.
Lía: No.
Adrian: Entonces dile a Yan que venga.
Un ceño fruncido dibuja su delicada frente.
Lía: ¿Por qué?

Adrian: Para que pueda pagar por tocarte.
Lia: Él no lo hizo. Hice.
adrián: no importa.
El hecho de que ella lo esté defendiendo empeora su caso, y cuanto más
se pone del lado de Yan, más profunda se vuelve su tumba.
Lia: Necesitas ayuda, ¿vale?
Adrian: Y son cuatro.
Lia se incorpora de un salto y arroja su teléfono al lado de Jeremy. Él la
mira con ojos inseguros, pero pronto sonríe cuando ella le besa las mejillas y
probablemente le dice que no tardará.
Yan también se levanta, pero permanece al lado de Jeremy.
Kolya, que debe haber presenciado todo, se levanta y agarra su
computadora portátil. "Estaré en el anexo si me necesitas".
"¿Qué?" Le pregunto cuando no intenta ir.

“¿Por qué mantienes a Yan como su guardia cuando no confías en él
cuando está cerca de ella?”
"Lo estoy poniendo a prueba".
"Lo estás domando".
"La misma cosa."
"Aún."
“Deja de malcriarlo, Kolya. Ya no es un niño. De hecho, es más astuto y
trabaja bajo la superficie más profundamente de lo que estás ciego para ver”.
“Solo dices eso porque es cercano a la Sra.

Vólkov”.
"Y sólo lo estás defendiendo porque te niegas a
reconoce en qué se ha convertido. “¿No puedes verlo?”
Él frunce el ceño. "¿Mira qué?"
"Yan no es el niño pequeño que solía seguirte a todas partes.
“Dondequiera que fueras”.
Hace una pausa como si quisiera decir algo, pero piensa
Mejor, asiente y se va.
Cierro los monitores y me dirijo al minibar para servirme una copa

de coñac con hielo. Para cuando me recuesto en mi silla, la puerta
se abre no tan suavemente como una furiosa Lia irrumpe dentro y la
cierra de golpe detrás de ella.
Tomándome mi tiempo, la bebo. Se quitó el abrigo y lleva un
vestido rosa claro que se aplana contra la curva de sus senos y
cintura antes de caer de rodillas. Sus mejillas están rojas, sus labios
fruncidos, acentuando el corte de cuando los mordió hasta el punto
de sacar sangre.
Eso cambiará.
Tarde o temprano, ese hábito desaparecerá.
Tarde o temprano, ella será completamente mía. Literalmente.
Figuradamente. En todos los sentidos de la palabra.
Hago clic en el control remoto, lo que hace que las cortinas se
cierren, protegiéndonos del mundo exterior.
"¿Qué diablos quieres?" ella espeta.
"Y ya son cinco, Lenochka". Le hago un gesto para que se mueva
cerca. "Ahora, ven aquí".
19
INVIERNO
METRO Mi temperamento está a punto de estallar y desatar el infierno.

Estoy tan tentada de salir de su oficina... al diablo con sus
castigos todas las noches. De todos modos, el bastardo enfermo siempre
encuentra una razón para azotarme o azotarme, así que esta noche no será
diferente.
Su misión es no permitirme sentarme cómodamente y sentir cada latigazo
de su castigo cada vez que me muevo. Siento constantemente su presencia
conmigo, incluso cuando no nos vemos. Es un recordatorio persistente de
mis vergonzosos orgasmos y de cómo mi cuerpo responde al dolor como
estimulación en lugar de malestar.
Lo peor es que ahora espero con ansias que llegue la noche. Espero con
ansias todas las cosas que me hará en el confinamiento de las paredes del
dormitorio. A veces, me quedo quieta por la mañana y me siento como una
puta por asumir el papel de otra mujer y tener un orgasmo en la cama en la
que durmió durante años. Me siento como un impostor y un ser humano
horrible.
Pero cuando cae la noche, todos esos pensamientos se desvanecen,
excepto la sensación de su piel sobre la mía. El aroma de su colonia. El puro
poder de su presencia.
Me digo a mí mismo que lo odie, lo deteste, que me rebele contra él, pero
¿cuál es el punto? Puedo amortiguar mis orgasmos y darme la vuelta
de él, pero es una constante de la que es imposible deshacerse.

Podría haberme confiscado de las calles, pero no me obligó a disfrutar de sus
cuidados. Todo eso fue culpa mía. Elegí disfrutar de su brutalidad, su toque, e
incluso anhelarlo después de probarlo una sola vez.
Ahora que estamos en su oficina, se siente diferente al dormitorio. No hay

voces que me digan que está mal o que este lugar pertenece a su esposa.
Desde el día que lo esperé en el sofá afuera, he evitado activamente

este lugar, así que esta es la primera vez que vengo aquí. Al igual que él, su
oficina exuda una intensa vibra masculina. El salón tiene un sofá y sillas de
cuero negro con respaldo alto. Incluso el cristal de la mesa de café es negro.
Su escritorio de madera marrón oscuro está coronado por tres monitores y
está sentado en una silla grande que queda eclipsada por su musculosa
estructura. Me sorprende encontrar estantes del suelo al techo llenos de un
sinfín de libros a cada lado de él.
Probablemente sean para mostrar.

Me hace señas con un dedo. "Ven aquí."
Mis ojos se abren cuando se lleva un vaso a la boca y el
Los trozos de hielo hacen un sonido de remolino, tintineando tentadoramente.
Santa mierda. Alcohol.
Ese mentiroso de Ogla me dijo que no había ninguno en la casa. Obviamente,
Adrian está bebiendo un poco ahora mismo.
He estado haciendo todo lo posible para no cometer errores para ser
recompensado y poder pedir alcohol. Sin embargo, mi boca suele causarme
problemas, porque no soporto la tiranía de Adrian, por lo que termino siendo
castigada todas las noches.
O tal vez quieras que te castiguen todas las noches.
Guardo esa idea en la caja negra que tengo en el fondo de mi mente.
Todo este tiempo me he aferrado a la esperanza de poder emborracharme al
menos un poco.
Ahora las cosas han cambiado. Adrian tiene alcohol en este lugar. Si lo
hubiera sabido, habría irrumpido en su oficina.
antes.
Inmediatamente se forma un plan en mi cabeza mientras me acerco
lentamente a él. Su fachada tranquila no me engaña, porque es simplemente
una capa de camuflaje para ocultar su naturaleza observadora. He perdido la
cuenta de la cantidad de veces que lo sorprendí mirándome, ya sea a través
de la ventana de su oficina o mientras dormía.
Es espeluznante y me eriza la piel, pero no es sólo por el acto en sí. Es

porque a veces realmente parece estar viendo a través de mí. Debido a esa
habilidad, él podrá descubrir si estoy siendo falso o genuino, así que oculto mi
enojo mientras balanceo suavemente mis caderas.
Llevo un vestido rosa suave que tiene una falda skater en lugar de las
rectas que tiene el armario de Lia.
No hace falta decir que me costó mucho investigar para encontrarlo. También
llevo tacones para añadir un poco de altura a mis piernas cortas.
Mi cabello está suelto y me arreglé el maquillaje después de que Jeremy y yo
nos despertáramos de nuestra siesta. Entonces tengo confianza en mi apariencia.
En lo que no tengo confianza es en mi capacidad para jugar un juego de
seducción con alguien como Adrian.
No sólo es observador, sino que también tiene la capacidad de irrumpir en
el alma de alguien sin armadura.
Me detengo a un brazo de distancia de él e inhalo una bocanada de aire
hacia mis pulmones. El olor a coñac es casi suficiente para emborracharme.
Mataría por un sorbo. Sólo un, un solo sorbo. Pero no importa cuánto lo anhelo,
me obligo a no mirar el vaso que se encuentra entre sus delgados dedos.
Si lo hago, Adrian verá a través de mí.

Inclina su cabeza hacia un lado como si estuviera tratando de pasar más
allá de mi cráneo y mirar dentro de mi cabeza. "¿Qué pensaste que estabas
haciendo con Yan hace un momento?"
“Solo lo estaba invitando a jugar con nosotros. Hace frío fuera del mirador”.
“Yan no juega contigo. Si tiene frío o muere congelado no es asunto

tuyo”.
“¿Siempre eres así de cruel, incluso con tus propios hombres?”
"¿Por qué?" Él inclina aún más la cabeza. —¿Te sientes ofendida por
él, Lenochka?
"Claro que soy yo. No mereces su lealtad hacia ti”.
“No lo vuelvas a tocar. No lo vuelvas a invitar a entrar y
“Ni siquiera hablas con él”.
"Era inocente".
“Inocente”, repite, como si la perspectiva fuera imposible.
"Fue."
“Inocente o no. Eso no volverá a pasar."
"¿O que? “¿Me castigarás?” Resisto la tentación de burlarme, porque
eso es parte de su modus operandi.
"Ni que decir. Sin embargo, ese no es el único precio. Cualquiera que
se atreva a tocarte también pagará. De hecho, si pillo a alguien mirándote,
deseará no haber nacido nunca.
"¿Hablas en serio?" Sé que lo es, así que mi pregunta es, en el mejor de

los casos, retórica, pero Adrian asiente de todos modos.
“Adelante, ponme a prueba, Lenochka. Si prefieres ver ese lado mío
más temprano que tarde, si quieres presenciar cómo golpean a Yan hasta
romperle algunos huesos, puedes mantener esta actitud”.
"Estás loco." Mi voz tiembla cuando las imágenes de Yan siendo

Golpe golpeado en mi cabeza.
"No has visto nada de mi locura, así que no me provoques".
“Eres un maldito dictador. No sé cómo diablos Lia se quedó contigo

todo este tiempo. Si yo fuera ella, me habría ido hace mucho tiempo”.
Lamento las palabras tan pronto como las digo. Adrian cree plenamente
que soy Lia y acabo de romper el hechizo que él tiene.
aceptado como verdad durante toda una semana.

Su expresión se oscurece y estoy tentada de salir corriendo de la
habitación. Mejor aún, toda la maldita casa. Pero algo me mantiene
arraigado en mi lugar.
Debe ser alcohol. No. Definitivamente es el alcohol
Eso me hace quedarme aquí.
Adrian me agarra por la muñeca y chillo cuando mi trasero
palpitante toca el borde del escritorio. Hace rodar su silla hacia
adelante y abre las piernas, enjaulándome entre ellas.
La calidez de su piel me captura en sus oscuras profundidades,
hundiéndome a pesar de mí mismo. Estamos separados por sus
pantalones y mi vestido, pero ni siquiera importa. El control que tiene
sobre mí es magnético y sigue empeorando, no mejorando.
Envuelve una mano posesiva alrededor de mi cadera y tiemblo
mientras habla con calma: "¿Te habrías ido?"
"
"Sí, Susurro con sinceridad, porque ahora no sirve de nada
mentir. Él verá claramente a través de ello.
“¿Pero cómo te habrías ido cuando estás siendo monitoreado?”
Levanto la barbilla. "Habría encontrado una manera".
"Como… "
"Vestirse como una criada o un repartidor o algo así".
Sus labios se inclinan en lo que parece una sonrisa, pero no lo es.
Lo he visto todos los días durante toda una semana y nunca lo he
visto sonreír, ni siquiera cuando habla con su hijo. “¿Cómo escaparías
de mis guardias y seguridad?”
"No sé. Seguramente uno de ellos se apiadaría de mí y me
ayudaría”.
“Ten piedad y te ayudaré. "Interesante." La forma en que reflexiona
sobre las palabras hace que parezca que todo esto es una situación
real, no hipotética.
Me encojo de hombros. "No todo el mundo es tan desalmado como tú".
"¿Y luego?" él sondea.
"¿Y que?"
“Digamos que lograste escapar. ¿Cómo lo harías?

¿Sobrevivir en el mundo exterior?
"Dejaría el estado e iría al sur y trabajaría como camarera o algo así".
“¿Y crees que te desharías de mí tan fácilmente?”

"Podria intentar."
“¿Y si te atrapo? "¿Qué pasa si fallaste?"
“Lo intentaría de nuevo. No dejaría de intentarlo hasta lograrlo”.
Su mandíbula se aprieta como si le hubiera dado un puñetazo en la
cara y sus dedos se clavan dolorosamente en mi costado. “No lo
conseguirás, Lía. "Nunca."
"Es sólo una situación hipotética". Me retuerzo. "Ay. Eso duele."
Afloja su agarre en mi cadera, pero no me suelta.

Su rostro todavía está cerrado y no sé por qué. ¿Será porque Lia intentó
escapar antes? Espero que haya tenido éxito.
Una sensación espeluznante se apodera de mí al pensar que su
La fuga sólo pudo haber tenido éxito porque terminó muerta.
La conversación ha oscurecido sus rasgos, sus pómulos parecen más
afilados, más duros, como si pudieran cortar. Realmente no lo quiero de mal
humor cuando necesito esa bebida ahora mismo, así que me aclaro la garganta
y señalo la biblioteca. “¿Leíste alguno de estos?”
"¿Por qué? ¿Interesado en leer uno?

"No, gracias. Apenas estoy terminando ese documento tan grueso
como el infierno.
“¿No eres lector?”
"No. "Prefiero la música". Hago una pausa. "Probablemente tampoco seas
un lector y sólo los guardes para mostrarlos".
"He leído todos los libros en esta oficina".
"De ninguna manera."
“Sí, solía sentarme y leer tanto como podía cuando mi padre trabajaba
aquí”.
Recuerdo las notas del documento que mencionaban a su padre, Georgy

Volkov, que también era un líder en Bratva.
Su foto mostraba que tenía rasgos sombríos y aterradores, como si
partiera a una persona en dos si le hablaran.
Adrian comparte algunos de sus rasgos, pero su apariencia y físico son
más sofisticados que los de su padre. Fácilmente se le puede considerar
un caballero honorable en público, cuando en realidad es un siervo del
diablo.
Georgy falleció cuando Adrian tenía poco más de veinte años y Adrian
heredó todo, ampliando su influencia hasta convertirse en quien es hoy.
Sin embargo, no se mencionó a su madre, así que le pregunto: “¿Tu

madre influyó en tus hábitos de lectura?”
Él levanta una ceja como si no esperara esa pregunta.

"Tal vez."
“¿Eso es un sí o un no?”
"Ni." Por eso es un tal vez”.
Entrecierro los ojos hacia él. ¿Me está tomando el pelo?
"¿Por qué no estaba tu madre en el documento?"
“Porque ella no existía”.
"Oh. “¿Murió cuando eras joven?”
"Algo como eso."
Todas sus respuestas son, en el mejor de los casos, vagas. No puedo
entender qué está tratando de decir o qué no, pero al mismo tiempo, no
rechaza completamente mis preguntas. En todo caso, la pequeña
conversación lo ha relajado un poco hasta el punto en que su agarre
alrededor de mi cintura se siente íntimo. Ya no es para asegurar su control
sobre mí, sino más bien como si quisiera tocarme.
a mí.
“¿Tuviste una infancia como la de Jeremy?” Pregunto.
“¿Como el de Jeremy?”
“¿Es decir, tu padre estaba ausente y tu madre tuvo que cuidar de ti?”
"Era de la otra manera."

“¿Tu mamá estuvo ausente?”
No dice nada, sus ojos me miran pero no parece que me estén
viendo. Siento como si estuviera perdiendo el control de él, así que
espeto: "Si tuvieras un padre ausente, ¿no deberías sentir más la
situación de Jeremy?".
Parte de la luz vuelve a sus ojos ante la mención de su hijo. “¿Qué
pasa con la situación de Jeremy?”
"Él apenas te ve, a pesar de que trabajas principalmente desde casa".
"Nos vemos bien".

“¿Alguna vez le has leído un cuento antes de dormir?”
“Éstos los superaron”.
“Sólo tiene cinco años, Adrian. No superó los cuentos antes de
dormir. Además, te extraña”.
"¿Cómo sabes eso?"
“Cada vez que hacemos algo, él nunca deja de mencionar cuándo
lo hizo contigo o qué le dijiste al respecto. Él te está mirando todo el
tiempo; "¿Por qué no lo miras?" Mi voz se ahoga y trato de aclararme
la garganta.
No sabe la suerte que tiene de tener un ángel como Jeremy como
hijo. Adrian pasa un pulgar debajo de mi ojo, su expresión es más
cálida, casi como si no quisiera que llorara.
Al gilipollas no parece importarle que yo llore durante mis orgasmos
mientras él me castiga.
"¿Y tú?" él susurra.
"¿A mí?"
“¿Me miras?”
"No tengo ninguna razón para mirarte".
"¿No?"
"No. "Lo siento si crees que soy tu esposa, pero no lo soy".
"Sí, lo eres, Lía".
"Mi nombre es invierno".
La oscuridad que pensé que había desaparecido vuelve a sus ojos.

“Son seis”.
“No puedes borrar mi nombre. Es invierno. Al menos llámame
eso cuando somos nosotros dos.”
"Siete, Lía".
Cierro los labios con fuerza y siento que más lágrimas brotan de mis
ojos. No sé por qué el hecho de que se niegue a llamarme por mi nombre
tiene este efecto en mí, por qué siento que me está abriendo más que
cualquiera de sus castigos. No debería, y aún así, un sentimiento mórbido
roe mis entrañas, exigiendo que gane esto.
Porque cada día que pasa, mi verdadera identidad es

desintegrándome y siento que me convertiré en Lia en poco tiempo.
"Puedes jugar a tus juegos enfermizos todo lo que quieras, Adrian, pero
No podrás borrar quién soy. "Lo que soy."
"Ocho."
Debería reducir mis pérdidas y mantener la boca cerrada, pero no lo
hago. No puedo. Tiene que saber que soy mi propia persona, que no puede
transformarme en su esposa muerta.
“Mi nombre es Winter Cavanaugh y nací en Michigan. Mi padre murió
cuando yo era un niño pequeño y mi madre nos mudó a Nueva York por
motivos laborales”.
"Callarse la boca."
"¡No! Escucharás, porque no soy sólo una muñeca inflable que hace el
papel enfermizo de tu esposa muerta. Soy humano. Tengo sentimientos.
"Siento." Respiro con dificultad antes de continuar: “Después de que mi
mamá nos mudó aquí, tomé clases de ballet, a pesar de que eran muy
caras. Cuando mamá ya no pudo pagarlos, mi maestra me tomó bajo su
protección como un caso de caridad y los pagó en nombre de mi mamá
porque no podía soportar ver mi talento desperdiciado. ¿Y sabes qué? Yo
era una bailarina jodidamente brillante. Hacía que todos mis compañeros
se pusieran verdes de envidia porque tenía tobillos fuertes y podía pararme
en punta desde
cuando tenía once malditos once. Yo era así de bueno. Pero también fue
entonces cuando los niños ricos empezaron a conspirar contra mí,
llamándome un caso de caridad. ¿Sabes lo que se siente crecer pobre,
Adrian? Por supuesto que no. Tenías a tu padre mafioso rico”.
“¿Vas a callarte?”
"No. Vas a escuchar. Esta vez vas a escuchar, carajo. Me reclutaron
como suplente en el Ballet de la ciudad de Nueva York cuando tenía
dieciséis años. Pensé que mi vida y la de mamá se convertirían en un
arcoíris. Pero no, a los bailarines de allí no les agrado y lo hicieron saber.
Me acosaron, me cambiaron los zapatos rotos por unos nuevos. Me
robaron las tiritas, las protectores de los pies y las vendas elásticas y me
rompieron los leotardos antes de actuaciones importantes para impedirme
subir al escenario. Pero tenía un amigo que me ayudó. Ella me dio una
mano y me protegió. A veces me dejaba bailar en su nombre.
Ella me apoyó a lo largo de los años y, aunque sus habilidades no eran

diferentes a las mías, se convirtió en primera bailarina a la edad de veinte
años. No llegué muy lejos. Sólo me quedé ahí, en un segundo plano, como
un don nadie, pero no le tenía rencor por ello. Estaba feliz por ella. Celebré
con ella y agradecí poder mantener un techo sobre nuestra cabeza.
“¿Pero sabes qué pasó después? Descubrí que ella era la que me
había mantenido en segundo plano. Todo su buen comportamiento fue
una estratagema para mantenerme bajo su control. Fui tan estúpido. Qué
jodidamente estúpido. Odié tanto bailar después de eso, así que lo dejé.
Dejé ese mundo y todo lo que vino con él.
Pero ella nunca abandonó mi mente. Ella se quedó atrás y en mis
pesadillas. Ella estuvo ahí cuando yo era una camarera don nadie viendo
sus carteles en las calles. Dijo que quería un último favor. Tuvo el maldito
descaro de pedir un favor. Pero no pude decir que no, ¿y sabes por qué?
Porque mi mamá se estaba muriendo, y yo quedé preñada por un maldito
hombre cuyo nombre no recuerdo y mi hija estaba
Nació con pulmones débiles. Acepté la oferta de la famosa bailarina, que

incluía que me arrancaran a mi hija de las manos poco después de su
nacimiento. Cuando le conté a mi mamá lo que estaba haciendo para
asegurar nuestro futuro, ella me maldijo hasta el infierno, pero no me
detuve. No tuve el lujo de parar.
“Sin embargo, no lo logré. Tuve un accidente en el que casi me
rompieron la cabeza. Cuando desperté en el hospital, mi madre ya no
estaba”. Estoy sollozando ahora, las lágrimas corren por mis mejillas. “Los
pulmones de mi pequeña se dieron por vencidos y ella lo siguió poco
después. Así terminé en la calle. Así me convertí en la sombra de una
persona, un vagabundo, un don nadie. Entonces no, Adrián. No soy Lía.
Mi nombre y mi identidad son lo último que tengo, así que no te atrevas a
quitármelos también”.
Estoy jadeando cuando termino de contarle mi historia. Nunca esperé

soltarlo como si las palabras me quemaran la lengua. La única otra
persona que conoce mi historia es Larry, y solo se lo conté por partes. No
de una vez como lo acabo de hacer.
Si esperaba simpatía por parte de Adrian, no muestra ninguna. Su

expresión sigue siendo la misma. “¿Cuál fue el favor que te pidió?”
"¿Qué?"
“Dijiste que ella te pidió un favor. "¿Qué era?"
"¿Por qué quieres saber?"
"Dime."
"Nno".
Él entrecierra los ojos. "¿Por qué no?"
"Porque no estoy orgulloso de ello".
"Dijiste que no tuvo éxito".
“Yo quería que así fuera. "Supongo que eso es lo que cuenta para mí".
Se queda en silencio durante demasiado tiempo y creo que me hará
otra pregunta, pero no lo hace. Sus hombros son visibles
tenso debajo de su camisa gris claro y la sutil intensidad en sus

ojos se agudiza a cada segundo.
Si no lo conociera mejor, diría que estaba enojado. ¿Pero para
qué? ¿Porque no respondí su pregunta?
"Sube a la mesa, Lia".
Cualquier esperanza que tuviera de que me llamara por mi nombre se
hace añicos y se dispersa en el fondo. Me duele más que cualquier cosa que
me haya hecho. Peor que los azotes de su cinturón y el golpe de sus manos.
Peor que él privándome del alcohol.
Porque en este momento me doy cuenta de que nunca me verá.

Que, como en el ballet, sólo soy una sombra de otra persona.
Un don nadie sin valor.

20
INVIERNO
W. Cuando me toma más de un segundo subirme al escritorio,

Adrian rodea mi cintura con sus manos.
me levanta y me pone en ello.
Ahora estoy a la vista directa de su mirada implacable. Quiero gritar y
chillar, golpear y arañar. Puedo sentir una rabieta o una crisis (o ambas)
creciendo en la parte posterior de mi cerebro, pero las controlo mientras miro
la pared detrás de él. el ordena.
"
“Levanta las piernas y ábrelas, hago
lo que me dice, con los talones plantados en el borde del escritorio.
Mis movimientos son, en el mejor de los casos, mecánicos y estoy
agradecido por ello. Espero que el entumecimiento se apodere de mí,
porque eso es lo que necesito ahora.
Si estoy entumecido, no sentiré los bordes afilados clavándose en mi
corazón. Si estoy entumecido, no odiaré a una mujer muerta porque ella
todavía vive a través de mí. Porque ella sigue viva para Adrian mientras yo
no existo.
"Mírame."
No lo hago, mi mirada fue robada por la pared blanca detrás de él.
"Lía."
No soy Lía. Deja de llamarme Lía. Pero no digo eso,
porque no importa. A Adrián no.
“Son nueve”.
Me quedo en silencio. Él puede hacer lo que quiera con mi

cuerpo. De todos modos, ya piensa que es de Lia en lugar de mío.
"Diez." Él mira su reloj. "La cuenta aumentará cada minuto que no
me mires".
Mi mirada se desliza hacia él y espero que esté tan muerto como me
siento. Espero que vea la crueldad de lo que me está haciendo, de la
forma en que está borrando mi identidad. ¿Pero le importaría siquiera si
ese fuera el caso? ¿Se tomaría un segundo de su precioso tiempo para
pensar lo que siente la mujer que trajo de la calle?
Él no lo hace.
Adrian se lleva la copa de coñac a los labios y la mayor parte del hielo
se ha derretido. Quiero un sorbo más que nada en el mundo. Borrará mis
sentimientos y me adormecerá nuevamente. Si estoy borracho, no me
hará daño que esté viendo a otra mujer a través de mí.
Al ver mi concentración en su bebida, Adrian hace una pausa antes

de levantarse. "Quédate ahí y levántate el vestido".
Hago lo que dice y observo cómo se dirige al minibar y llena su vaso
con más hielo y un poco de alcohol.
Para cuando regresa, estoy sosteniendo el vestido contra mi
estómago, sentada en la mesa, medio desnuda, con solo mis bragas de
encaje blanco cubriendo mi coño. Se desliza hacia su silla y toma otro
sorbo de coñac como si se estuviera burlando de mí.
Cuando libera sus labios del vaso, se mete algo en la boca antes de
inclinarse y presionar sus fríos labios contra la parte interna de mi muslo.
Jadeo y me apoyo en una mano. Besa su camino hasta mi muslo,

pasando la punta del hielo sobre mi piel caliente. Se derrite en cuestión
de segundos, dejando escalofriantes estelas de calor y frío a su paso.
Adrian toma otro, esta vez con los dientes, y pinta un nuevo rastro,
comenzando desde donde se detuvo el primero.
Por un momento pierdo de vista el coñac, toda mi atención se centra

en dónde el hielo se encuentra con mi piel, en cómo sus labios
Roza ligeramente mi muslo, su barba creando una fricción insoportable.
Mi cabeza gira hacia atrás y me muerdo el labio inferior mientras trato de

cerrar las piernas.
"
“Mantenlos abiertos, —ordena, con el vaso a medio camino
su boca. "¿Cuántos?"
“¿Qqué?”
"¿Olvidaste cómo contar, Lenochka?"
Oh, entonces esta es su versión enfermiza del castigo de hoy. Prefiero
el dolor punzante. Al menos entonces puedo pensar en él como un
psicópata pervertido al que debería odiar.
“Lía… "
"Tdos." Mi voz tiembla y odio ese nombre y a él y la forma en que
me hace sentir invisible.
Se moja los labios y desliza dos cubitos de hielo más por la parte
interna de mi muslo antes de pasar al otro, dándole la misma atención
atormentadora. Estoy delirando por el octavo.
Siempre se detiene justo antes de que sus labios o el cubito de hielo
toquen el dobladillo de mis bragas, como si lo estuviera haciendo a
propósito, torturándome a propósito, convirtiéndome en una versión de
mí mismo que no reconozco a propósito.
Soy un desastre jadeante, mi corazón late dentro y fuera de
sincronización, mientras él baja mi ropa interior por mis piernas y luego
la arroja al suelo. Es deliberado, lento, como si supiera exactamente el
efecto de lo que me está haciendo.
“¿Cuántos, Lía?”
"Ocho… “Exhalo.
Toma un sorbo de coñac y se pone otro cubito de hielo entre los dientes.
Respiro profundamente al ver cómo moja sus labios y gotea por su barbilla
sin afeitar. Pero esa es toda la vista que tengo antes de que desaparezca
entre mis piernas. Coloca el hielo contra mis pliegues empapados y yo me
sacudo sobre la superficie rígida.
No importa cuánto anticipé el contacto, en el momento en que ocurre,

son como todos los fuegos artificiales y explosiones que nunca pensé que
serían posibles.
Adrian agarra mis muslos, aprisionándome en mi lugar mientras empuja
el cubo contra mi punto más sensible. Se supone que la temperatura fría
ahoga mi libido, pero solo se fortalece. Podría ser porque mi temperatura
caliente lo derrite en un segundo o por el toque deliberado de Adrian o su
lengua contra mi clítoris.
Tan pronto como se acaba el cubo, toma otro y abandona su vaso

sobre la mesa. Debería aprovechar la oportunidad y tomar un trago, pero
no puedo moverme. Estoy enjaulada en un lugar y no es por sus dedos
clavándose en mis muslos. Si quito la mano, siento que de alguna manera
me caeré.
Adrian empuja el hielo contra mi entrada y yo chillo antes de morderme
el labio para ocultar el sonido. Pero él no se detiene ahí.
Su lengua mordisquea mi clítoris mientras dos de sus dedos empujan

el hielo profundamente dentro de mí. Mi espalda se arquea y la punta de
mi talón casi se cae del borde de la mesa.
Me lame con rudeza y diligencia, como si me estuviera castigando y
recompensando al mismo tiempo. Como si estuviera adorando mi cuerpo y
dándole una lección al mismo tiempo.
Puedo sentir el hielo derritiéndose dentro de mí, y eso sólo aumenta el
placer que puedo sentir a través de mi clítoris. Sus dientes envían descargas
eléctricas a mi núcleo. Chupa, mordisquea y luego mueve su lengua contra
esa parte secreta de mí que no debería conocer tan bien.
Mi cabeza choca contra uno de los monitores curvos mientras salgo

con un grito ahogado. Incapaz de sostener el vestido, lo dejo caer,
cubriendo su cabeza mientras monto la ola. Mis piernas renuncian a la
lucha por mantenerse erguidas y caen, temblando y colgando del borde del
escritorio.
Adrian emerge de debajo de mi vestido, lamiéndose los labios. Aparto la

mirada de él mientras recobro el aliento. No quiero mirarlo, ni mirar la
arrogancia grabada en su rostro, ni la forma en que se siente tan satisfecho
de poseerme. Sobre que soy su maldita Lenochka.
No soy .
Agarra mi barbilla con ambos dedos y me obliga a mirarlo fijamente. “No
contaste”.
"Nueve. Diez." Mi voz está apenas por encima de un murmullo mientras
miro su mano. Se lleva la copa de coñac a los labios y mi corazón se hace
añicos.
Él lo terminará y yo no ganaré nada con todo esto.
"¿Quieres esta bebida?" pregunta con indiferencia, como si no estuviera
viendo el entusiasmo en mi rostro.
Está jugando un juego enfermizo, pero no importa cuánto quiera esa
bebida, no le haré el juego.
"¿Cuál es el punto de? Simplemente dirás que no”.
"Puedes probarlo".
"¿En realidad?" Sueno tan desconfiado como me siento.
"Ven aquí." Me tira del brazo y me pongo de pie hasta que estoy parada
con piernas temblorosas frente a él. Me da vuelta y me sienta en su regazo
para que quede frente al escritorio.
Mi espalda está pegada a su sólida pared de músculos y mis piernas

están metidas entre él. Un bulto me golpea el trasero dolorido y necesito todo
lo que hay en mí para permanecer quieto, para no retorcerme ni moverme
contra él.
“Engancha los pies en la silla, Lenochka. "Quiero tener acceso a tu coño
mientras bebes".
Hago lo que me dicen y enlazo ambos pies alrededor de la silla, lo que
naturalmente abre mis piernas aún más. Su mano libre se desliza debajo de
mi vestido hasta que me acaricia.
Un escalofrío me invade y trato de no convertirme en una hoja temblorosa
en sus brazos.
Adrian vacía el vaso, dejando sólo un sorbo. "Abre la boca."
No quiero, realmente no quiero, porque mi boca es el lugar de donde

saldrán todos esos ruidos vergonzosos, pero él no me está estimulando
realmente en este momento. Se trata de alcohol.
Abro lentamente la boca. Pero en lugar de ofrecerme las gotas restantes

de coñac como esperaba que lo hiciera, Adrian se lo bebe y, antes de que
pueda protestar, deja caer el vaso sobre la mesa mientras los dedos de su
otra mano se envuelven alrededor de mi garganta y levantan mi mandíbula. .
Sus labios se encuentran con los míos y reconozco el sabor astringente del
alcohol. Es leve, pero es suficiente para que se me suba a la cabeza.
En realidad no. No es el alcohol lo que se me sube a la cabeza. Es

un sabor completamente diferente.
El de Adrián.
Chupa mi lengua en un beso con la boca abierta, implorando, explorando
y robándome todo mi sentido común.
Es tierno pero duro. Apasionado pero exigente. Justo como me comió hace
apenas un minuto.
Adrian nunca me había besado antes y, aun así, se siente como si nos
hubiéramos estado besando desde que nos conocimos. Como si besar
hubiera sido lo más destacado de nuestra existencia. Está tan metido en ello,
como si intentara sacar algo de mí usando mi boca.
Su vigor desencadena el mío y no puedo evitar la necesidad de devolverle el
beso, de intentar dar tanto como él. Estoy tan en sintonía con él que mi cuerpo
se siente como si se fusionara con él.
Me emborracho con él, no con alcohol.
Él mete dos dedos dentro de mí y gimo en su boca. Un gemido se le
escapa como si el sonido fuera lo más excitante que jamás haya escuchado.
Quiero alejarme de su boca, amortiguar mi voz como suelo hacer, pero Adrian
me mantiene en el lugar mientras mete y saca sus dedos. Jadeo cuando
agrega un tercero, llenándome como nunca antes.
Jesús.
Adrian devora mis labios y mi lengua mientras golpea sus dedos dentro
y fuera de mí. Muevo mi trasero contra su muslo, desesperada por la
liberación que sólo él puede traer. Se pone duro como una roca y su polla
crece de tamaño con cada segundo. Un matiz de miedo mezclado con
anticipación me recorre.
Si sus tres dedos me están llenando, ¿cómo se sentiría su polla? Lo vi
varias veces cuando me hizo verlo correrse con sus propias manos. Sé
que es enorme cuando es difícil, y realmente no debería estar pensando
en eso dentro de mí ahora mismo en lugar de en sus dedos.
Pero el mero pensamiento es suficiente para llevarme al límite.

Me alejo de sus labios y muerdo su brazo que sostiene mi garganta
mientras me corro. Debe doler muchísimo, pero Adrian no emite ningún
sonido. En todo caso, él permanece quieto, incluso sus dedos se detienen
mientras yo subo la ola de mi orgasmo.
Respiro con dificultad, mis dientes y labios todavía están alrededor de
su brazo, cuando él pregunta en voz baja: "¿Alguna vez me dejarás
escuchar tu voz?"
Libero su brazo para mirarlo, al ligero surco en
su frente, ante la decepción que puedo saborear en su postura.
“¿Alguna vez me llamarás Winter?” Me quedo atrás.
Sacude la cabeza una vez.
Quiero llorar. Quiero caerme de la silla y convertirme en uno con la
alfombra. Pero en lugar de eso digo: —Entonces nunca oirás mi voz,
Adrian. Porque es mío, no de Lia”.
Se oye un pequeño golpe en la puerta antes de que pueda decir algo.
Me congelo, mi corazón late con fuerza en mi pecho. No la cerré con llave,
y si alguien entra, me verá sentada en el regazo de Adrian con sus dedos
profundamente dentro de mí.
"¿Quién es?" Adrian pregunta con su voz fuerte, sin intentar dejarme
ir. Está tan seguro de que nadie abrirá la puerta, pero claro, este es su
castillo. ¿Por qué alguien en su sano juicio lo desafiaría?
"Papá, ¿mamá está ahí?"

Jadeo ante la voz de Jeremy y trato de liberarme del agarre de Adrian,
pero él me mantiene unida a él por los dedos dentro de mí.
"Déjame ir. "Tu hijo está afuera".

Me mira cuando le habla a Jeremy: "Sí".
"¿Puedo entrar?" pregunta el niño.
Sacudo la cabeza frenéticamente, pero Adrian dice: "Sí".
"¿Estás loco?" Siseo en voz baja.
"Dijiste que no paso mucho tiempo con él".
“Esto no es lo que quise decir… Mis palabras se apagan cuando la puerta
se abre y Jeremy entra trotando, cargando uno de sus soldados de juguete.
Dejo caer los pies y aliso el vestido sobre mis muslos para ocultar la posición
en la que su padre sostiene
a mí.
"¿Qué estás haciendo?" Jeremy se detiene a nuestra derecha, su
Ojos inocentes van de mí a Adrian.
Su padre permanece en silencio, dejando la pelota en mi tejado.
Estúpido. Pongo una sonrisa. "Tu papá me estaba mostrando algo".
"¿En realidad?"
Adrian pasa un brazo alrededor de mi cintura y apoya su barbilla en mi
hombro. El gesto es nuevo y se siente íntimo, incluso más que sus dedos
dentro de mí, y eso me hace estremecer. "En realidad."
“¿Puedo ver yo también?”

"¡No!" —digo bruscamente y luego sonrío. "Quiero decir, venía a ti para
que pudiéramos jugar juntos".
“¿Papá también puede venir?” Jeremy pregunta lentamente, casi con timidez.
y quiero darle un puñetazo a Adrian por hacerlo sentir así.
"Lo haré, Malysh."
Los ojos de Jeremy se abren al mismo tiempo que los míos, y
ambos dicen: "¿Lo harás?"
Adrian me lanza una mirada divertida. "Lo haré."
Jeremy toma mi mano entre las suyas y trata de arrastrarme con él.
Le doy un codazo a Adrian para que me suelte y él lo hace, pero no
antes de mordisquear la cáscara de mi oreja.
Toma un pañuelo y se limpia la mano antes de recoger rápidamente
mis bragas del suelo. Mis mejillas arden. Olvidé por completo que
estaban allí.
En lugar de tirarlos a la basura o esconderlos en uno de sus cajones,
Adrian los mete en el bolsillo de su pantalón. Abro la boca para protestar
pero luego recuerdo que Jeremy está aquí.
Se mete a su soldado en el bolsillo y mete la mano en
la de su padre, no la que estaba dentro de mí, gracias a Dios.
Adrian sigue el ejemplo de su hijo mientras nos acompaña fuera de la
oficina, hablando de sus soldados. Al menos uno de nosotros se siente
cómodo. Siento que mis piernas dejarán de sostenerme de lo mucho que
tiemblan.
"Hola, papá". Jeremy mira a su padre.
"¿Sí?" Noto que la voz de Adrian es más suave cuando habla con
su hijo. Todavía tiene esa intensidad, pero no la dirige a Jeremy.
“¿Puedo tener a mami?”

Los ojos color ceniza de Adrian se deslizan hacia mí antes de centrarse
nuevamente en su hijo. “Ya lo haces”.
"Ahora no. Por la noche. "Quiero que mamá duerma conmigo, pero
ella dijo que tengo que pedírtelo".
Las llamas suben por mis mejillas. El niño tomó en serio esa
sugerencia.
"Ella lo hizo, ¿eh?" Adrian encuentra mi mirada con una pequeña
sonrisa que me deja sin aliento. Santa mierda. Ni siquiera es una
sonrisa completa, pero siento que me están atacando.
"
“Ajá”, dice Jeremy, ajeno a la tensión que se gesta en el aire.
"Entonces, ¿puedo tenerla?"
"Ya la tienes durante el día, así que no".
"Por favor, papá".
"¿Quieres que esté sola, Malysh?"
"No."
"Entonces tienes que darme a tu madre durante la noche".
“¿Tú también necesitas a mamá, papá?”

Adrian hace una pausa antes de decir con calma y asertividad: "Sí, quiero".
Mi corazón se lanza, truena y aprieta contra mi caja torácica como si
quisiera escapar de su confinamiento. Sus palabras no deberían tener este
efecto en mí. Debería pensar que sólo me necesita porque quiere su dosis
diaria de castigarme, pero la mirada en sus ojos dice algo completamente
diferente.
Sus ojos que siempre pensé que eran incómodos ahora son sofocantes,
tratando de imponerme palabras que no quiero escuchar.
"Está bien, papá". Jeremy me sonríe. "Entonces compartiremos a mami".
"Gracias, Malysh". Adrian le sonríe a su hijo y una vez más me toma por
sorpresa.
¿Qué derecho tiene a sonreír así?
Adrian me ayuda a ponerme el abrigo y lo abotona hasta arriba antes de
pasarme una bufanda alrededor del cuello. Luego hace lo mismo con Jeremy
y lo levanta en sus brazos.
No quiero centrarme en eso, en cómo puede ser un padre cariñoso, pero
la escena toca algo dentro de mí mientras salimos.
Los tres nos sentamos en el mirador, donde la zona de guerra de Jeremy

todavía está patéticamente incompleta. El angelito se acomoda entre
nosotros con sus pies balanceándose alegremente mientras su atención
pasa de mí a su padre. ¿Quién sabe cuánto tiempo ha pasado desde que
sus padres jugaron con él?
"Mami no sabe cómo hacerlo, papá".
Los labios de Adrian se torcen un poco.
“Oye, eso no es cierto. Lo estaba tomando con calma, para que él
aprendiera”.
"Demasiado lento, aparentemente". Adrian estudia las piezas equivocadas

atascadas. “¿Estás seguro de que no eres tú quien está aprendiendo?”
Flexiono mis dedos. "Sí estoy seguro."

"Eres una mentirosa terrible, Lenochka".
"No estoy mintiendo."
"Eso es lo que dicen todos los mentirosos".
Lo miro por encima de la cabeza de Jeremy, y él me devuelve la mirada, con
una expresión tranquila, casi extrovertida en su rostro. “¿Cómo puedes saber
cuando alguien miente tan fácilmente?”
“¿Entonces admites que estabas mintiendo?”
"
"No." Hago una mueca y una boca, “Jeremy, entonces el no lo hace
etiquétame como mentiroso delante de él.
Los labios de Adrian dibujan una pequeña sonrisa. Santo infierno. Me alegro
de que no sonría muy seguido porque me daría un paro cardíaco o algo así.
Parece estar de muy buen humor en este momento y me pregunto qué lo provocó.
¿Fue infligir mi castigo en su oficina o simplemente estar aquí conmigo y Jeremy?
Conociendo su carácter controlador y dominante, probablemente sea la primera
razón.
Toma algunas piezas del juego de Jeremy y las ensambla sin romper el
contacto visual conmigo. “A menos que estés entrenado para mentir, la gente lo
ha dicho. El roce de la nariz o la nuca, la inquietud o la mirada en otra dirección
para conjurar una mentira.
La razón de esto es que mentir no es algo natural y requiere mucha energía, por
lo que la mayor parte del oxígeno en la sangre corre al cerebro, dejando el resto
de las extremidades entumecidas o frías. Por eso has estado flexionando los
dedos”.
Aprieto los dedos en la tela de mi abrigo y Adrian me mira con absoluta
diversión, sin duda encontrando diversión al acorralarme.
Jeremy me lanza una mirada de desaprobación. "Mentir es malo, mami".

"No estaba mintiendo, Jer." Suavizo mi tono incluso mientras miro a Adrian.
"
"Bueno, Él acepta fácilmente como el angelito que es.
"Enséñale a mamá cómo hacer mi zona de guerra, papá".
"Mmm." La cabeza de Adrian se inclina hacia un lado en mi dirección.
"Creo que lo haré."
Le aprieto los labios, pero él simplemente se acerca para envolver la
bufanda alrededor de mi cuello antes de ponerse a trabajar. Literalmente
termina de construir toda la zona de guerra en menos de quince minutos.
Intento no impresionarme, pero lo estoy.

"¡Sí, papá!" Jeremy besa a su padre en la mejilla, alegría.
brillando en sus grandes ojos.
Adrian me mira. “Creo que tu mamá también debería mostrarte
agradecimiento, ¿no es así, Malysh?”
"¡Sí mami! Besa a papá”.
Miro a Adrian por la forma en que está manipulando a un niño, pero no lo
hago un problema cuando me inclino y presiono mis labios contra la barba
incipiente de su mejilla.
Por una fracción de segundo, se siente normal, como si en realidad
fuéramos una familia que estamos en el jardín, haciendo cosas familiares.
Estoy a punto de alejarme cuando mi mirada se dirige hacia arriba. No sé

por qué miro en dirección a la casa de huéspedes en un momento como este.
No sé por qué mis ojos se levantan inmediatamente.
Todo lo que sé es que no debería haberlo hecho. Realmente, realmente no

debería haberlo hecho.
Una figura me mira fijamente desde la ventana. Su rostro está tan pálido como su
camisón, pero sus ojos son de un azul intenso mientras me mira fijamente.
Mis ojos.
El fantasma que Jeremy mencionó me está mirando y parece lista para
matarme.
21
INVIERNO
“L "Levanta los brazos".

Sigo la orden de Adrian para que pueda deslizar el
camisón de seda sobre mi cuerpo. Se siente suave y calmante, pero
todavía es demasiado para mi piel sensible.
Acabamos de terminar otra sesión de castigo. Esta vez fueron tres
orgasmos exitosos por responderle tres veces hoy.
El número se ha ido acortando durante la última semana.

Tal vez algún día sea cero y pueda obtener mi recompensa, pero no parece
que eso vaya a suceder pronto.
Han pasado dos semanas desde que entré en la casa de Adrian y él
siempre, sin falta, encuentra algo por lo que castigarme. Supongo que
tampoco estoy siendo lo suficientemente cuidadoso, pero él no es nada
tolerante.
Si digo "está bien", es uno.
Si pregunto por qué, son dos.
Si no lo miro mientras me folla con los dedos o con la boca, son tres.
Si me llama Lia y no contesto inmediatamente, son las cuatro.
No hay forma de ganar con él, porque expuso todas las circunstancias
para que funcionaran a su favor.
Todas las noches, después de que Jeremy se va a dormir, llego a esta

habitación con el corazón en la garganta anticipando lo que hará a
continuación. A veces no espera hasta entonces y me llama a su oficina
para obtener su castigo. Luego reiniciará la cuenta para asegurarse de que
sus manos estén ocupadas durante la noche.
Manos que actualmente están abotonando la parte superior de mi

camisón. Manos grandes y venosas con dedos largos y delgados que no
podía dejar de mirar aunque quisiera.
Manos que pueden traer placer o dolor, o ambos, según el estado de
ánimo de su dueño.
Mis ojos están caídos y estoy exhausta por la cantidad de orgasmos
que me dio de una sola vez, pero permanezco sentada frente a la cómoda
mientras Adrian está arrodillado frente a mí.
Está jodidamente arrodillado y, sin embargo, el movimiento no disuade
nada de su poder. Por el control que tiene sobre mí, al menos físicamente.
Sólo físicamente.
Acaba de terminar de ducharme. Desde ese día en su oficina, ha estado
abierto a cuidar de mí. Me enjabonó todo el cuerpo e incluso me lavó el
pelo. En un momento, mis piernas no podían sostenerme y me senté en el
suelo de la ducha. Adrian se arrodilló detrás de mí y terminó con mi cabello.
Sus manos estaban sobre mí: sobre mis hombros, mi espalda, entre mis
piernas y recorriendo la cicatriz del parto.
Fue demasiado. Sigue siendo. No quiero que me cuide de esa manera.
No me gusta que me cuiden. Me hace sentir débil, más débil que la situación
en la que me encuentro. Y estoy seguro de que no quiero que Adrian lo
haga. Porque él no es genuino.
O tal vez lo sea, pero no conmigo.
Es hacia su esposa.
Ahora lleva pantalones deportivos negros y sin camisa. Estudio las
duras crestas de su abdomen y los finos pelos de su pecho masculino. Me
pregunto por qué no tiene tatuajes allí.
Sus brazos y manos están completamente tatuados, pero incluso mientras

los miro, no puedo entender el significado detrás de la mayoría de sus tatuajes.
Hay una brújula en su antebrazo, pero no creo que indique dirección. Hay
pájaros que se escapan por encima de sus hombros. Una flor ensangrentada
está tatuada en medio de un intrincado mapa que no parece uno del mundo.
Quizás sea un mapa de Rusia. Me pregunto qué estaba pensando cuando los
recibió.
¿Pero por qué debería preguntarme? No soy nada para este hombre. Sólo
un reemplazo.
Intento grabar esas palabras en la memoria para no quedar atrapada en
su suave toque, en la forma en que sus dedos rozan la hinchazón de mis
pechos de vez en cuando.
Él no te ve, Winter. Él ve a Lía.
Mi mente vuelve a la figura que vi en las ventanas ese día cuando estaba
besando su mejilla.
La mujer pálida con ojos furiosos, que se parecía
a mí.
Cuando parpadeé, ella desapareció.
O estaba imaginando cosas o el fantasma de Lia en realidad estaba ahí.
Elegí la primera opción porque la segunda me aterrorizaba.
Cada vez que Jeremy y yo jugamos en el mirador, sigo mirando la misma

ventana por si ella reaparece.
Ella nunca lo ha hecho.
Probablemente tendría más posibilidades de descubrir si mis alucinaciones

son ciertas o no si voy allí, pero los guardias de Adrian están vigilando el jardín
(o a nosotros) todo el día. Sin mencionar que el hombre mismo siempre nos
está observando como un halcón desde la ventana de su oficina.
Yan también está constantemente allí.

El único momento en el que podría entrar a la casa de huéspedes sin ser
visto es durante la noche. Y eso asusta muchísimo
a mí.
Esta casa me asusta muchísimo.

El hombre frente a mí me aterroriza más porque es la razón por la que
siento que me estoy arrastrando hacia un territorio jodido.
Adrian se levanta una vez que termina y se coloca detrás de mí, agarrando
el secador. El lento zumbido de la máquina llena la habitación mientras me
quita la toalla de la cabeza y me seca el pelo.
Tiemblo por una razón completamente diferente a que mi cabello mojado

toque mi cuello. Mantengo los ojos bajos porque no quiero mirarme en el
espejo y verlo cuidándome y secándome el cabello. No quiero quedar atrapado
en estos momentos que no son para mí.
Lia fue una mujer afortunada. O tal vez fue todo lo contrario,
considerando las formas salvajes en que me toca a mí... a ella.
Me pregunto cómo se siente tener un hombre tan duro como Adrian
cuidándola así, como si ella fuera su mundo. ¿Estaba hormigueando como yo
o lo consideraba asfixiante como debería hacerlo yo?
Me pregunto si él también la hizo esperar antes de follarla. Sacudo la
cabeza internamente. ¿Por qué diablos estoy pensando en que él se la folle?
¿O yo?
Es sólo que no tiene sentido que siga corriéndose por todo mi estómago,
mis pechos o incluso mi trasero. Sus erecciones parecen dolorosas, pero
todavía se niega a follarme.
Me niego a dejar que me escuche gemir o gritar, así que supongo que no
sucederá en el futuro cercano.
¿Eso también fue lo que hizo con Lia?
“¿Cómo estuvo tu matrimonio con Lia?” Pregunto antes de que pueda
detenerme.
Mi voz es tranquila en comparación con la del secador de pelo, así que
rezo a todas las estrellas para que no me escuche.
Pero luego dice: "Fue un matrimonio".
Mi mortificación por haber sido escuchada desaparece con su respuesta.
Tiene esta forma exasperante de evitar preguntas. el no
Se niega exactamente a responder, pero da algo vago o reformula la

pregunta original.
"¿Cómo os conocisteis?"
"¿Por qué quieres saber?"
¿Por qué quiero saberlo, realmente? ¿Por qué estoy interesado en
¿Sabes sobre él y su esposa?
Chasqueando las uñas, sigo mirándolas. "Pensé que debería saberlo
en caso de que alguien pregunte".
"La versión oficial es que nos conocimos en una fiesta".
Levanto lentamente la cabeza y lo miro a través del
espejo. “¿Existe una versión no oficial?”
Está preocupado por mi cabello mientras habla: "Correcto".
"¿Qué es?"
"Es un secreto entre Lia y yo".
“Pensé que era Lía”.
"Pensé que no te gustaba que te llamaran Lia". el enhebra
sus dedos a través de mi cabello que se seca rápidamente.
"Todavía me haces desempeñar su papel".
"Aún no crees que eres ella y eso no te hace estar al tanto de mis
secretos con ella".
Abro la boca para decir algo pero elijo no hacerlo.
porque cualquier cosa que diga me saldrá por la culata.
El idiota enfermo está tratando de borrarme por completo para
convertirme en su esposa. Si bajo la guardia no quedará nada de mí.
"
“Dentro de unos días me acompañarás a una fiesta de cumpleaños”,
anuncia de repente, apagando el secador y cepillándome el pelo.
"¿La fiesta de cumpleaños de quién?"

"Igor."
Entrecerré los ojos. “¿Ígor Petrov?”
El asiente. "¿Qué sabes sobre él?"
Hago una pausa, sintiéndome atacada por una prueba de repente.
Intento recordar los detalles que leí sobre él. “Él está más arriba en el
fraternidad. No tan alto como tú, pero tiene una posición notable”.
"¿Y?"
"¿Y qué?"
"Su familia. "¿Cuántos miembros hay?"
"I… "No lo recuerdo".
Me mira a través del espejo.
"¿Qué? Hay demasiada gente en su organización y soy muy malo con
los nombres. Estoy seguro de que estaré bien cuando los conozca”.
Envuelve su mano alrededor de mi cabello y tira hacia atrás,

inclinando mi cabeza para mirarme a los ojos. “Aprenderás todo sobre
ellos antes del cumpleaños. No está permitido, bajo ninguna
circunstancia, cometer ningún error. ¿Está claro?"
“Está bien, quiero decir, está bien. ¡Bien!" Dios mío. Tiene una
forma extraña de pasar de suave a duro en una fracción de segundo.
Es como si tuviera una doble personalidad o algo así.
“Ogla te hará preguntas hasta asegurarse de que hayas
“Aprendí todo”.
"
“Encantador, murmuro en voz baja.
“¿Qué fue eso, Lenochka?”
"Nada."
Su agarre se aprieta con más fuerza en mi cabello, pero lo suelta y el tema
se va.
"Vamos a dormir." Él extiende su palma y quiero rechazarla. Quiero
fingir que no existe, pero eso sólo resultará en más castigo y tengo
muchas ganas de dormir.
Como todas las noches, trato de deslizarme hasta el borde de la cama,
de espaldas a él. Adrian no me detiene, como siempre, pero me abraza por
detrás, su rodilla empujando entre mis muslos y su barbilla apoyada en mi
hombro. Huele a madera y a gel de ducha. Limpio y fuerte como todo en él.
Su mano se desliza debajo de mi brazo y envuelve mi estómago. A

veces, agarra mi pecho y distraídamente juguetea con un pezón hasta que
está sensible y dolorido.
Miro fijamente la suave luz en la mesa de noche, intentando borrar su

existencia de mi entorno, fingir que su piel no cubre la mía.
Que no soy rehén de mi propio cuerpo.

Si al menos tomara una copa, no me sentiría tan victimizada en este
momento. Lo habría adormecido... todo lo relacionado con ello.
Catorce días sin alcohol, aparte de ese ligero sabor que precedió al
primer y único beso de Adrian.
No creo que fuera tan alcohólico si logré pasar dos semanas sin una
gota. Quizás simplemente me convencí de que lo era.
De alguna manera mis antojos han desaparecido, pero mi anhelo por ese
estado mental que me proporcionó el alcohol es definitivamente real y
siempre presente.
Adrian traza una línea invisible sobre la tela de mi estómago y es
hipnotizante, como su toque. Me quedé dormido casi de inmediato.
No debería sentirme lo suficientemente segura como para quedarme dormida en los

brazos de un monstruo como Adrian, pero simplemente sucede.
Un pequeño sonido me hace abrir los ojos. Todavía estoy durmiendo de
lado, con Adrian envuelto a mi alrededor.
Parpadeo para quitarme el sueño cuando el sonido vuelve. Son casi
como los pasos de un niño, pero son más pesados que los de Jeremy.
Algo se atasca contra el pomo de la puerta. Gira pero vuelve a su lugar

debido a la cerradura.
¿Quién diablos intentaría entrar al dormitorio principal por la noche? Los
guardias de Adrian no entran, excepto
a veces para Kolya y Yan, pero nunca de noche. Ogla tampoco nos molesta
nunca durante este tiempo.
Todos los sonidos desaparecen y creo que estoy imaginando cosas, pero
el pomo de la puerta está atascado otra vez, y esta vez suena con más fuerza.
Jadeo, sentándome en la cama y tirando la sábana hasta mi pecho.
Los brazos de Adrian caen a mi alrededor y sacudo su hombro, tentativo al
principio, pero se vuelve más urgente con cada segundo que pasa. “Adrián…
Despertar… "
El pomo de la puerta sigue girando y girando a una velocidad supersónica.
“¡Adrián!” Siseo, pero él no se mueve.

La puerta se abre de golpe y respiro profundamente ante la vista.
El fantasma que vi desde la ventana está parado en la puerta. Su sencillo

vestido blanco le llega hasta debajo de las rodillas. Lleva el pelo recogido hacia
atrás y su rostro está pálido, pero aparte de eso, es una réplica mía. Incluso
sus ojos con ojeras y mejillas hundidas se parecen a los míos cuando vivía en
la calle.
“LLia… ?” Yo susurro.
"Entonces sabes quién soy, pero aún así te atreves a robarme a mi marido
como si fuera un derecho otorgado por Dios".
Sacudo la cabeza frenéticamente. "No… Yo no… "
"Coño destroza hogares".
Sacudo la cabeza de nuevo. “No quería…” Adrián… Extiendo una mano
para despertarlo, pero su voz áspera me detiene.
“¡No lo toques! ¡Dejar!"

"No puedo…" "Estoy llorando ahora, mi voz ronca por lo mucho que estoy
tratando de formar palabras que nunca quise esto.
Nunca pensé en ocupar su lugar ni su nombre ni el de su marido.
Ella se lanza hacia mí y cruzo las manos frente a mi cara para protegerla.
Pero ella no me alcanza. En cambio, un gorgoteo emerge en el silencio.
Miro entre mis dedos y jadeo cuando una mancha de sangre explota
en el camisón de Lia, algo afilado sobresale de su abdomen: un cuchillo.
Detrás de ella hay un gran cuerpo, el que la apuñaló,

y creo que es uno de los guardias, pero su rostro está ensombrecido.
El cuello de Lia se inclina en una posición antinatural, pero sus ojos
permanecen en mí, mirándome, siguiéndome, sacándome de mi maldita
piel.
Es como si quisiera arrastrarme con ella a cualquier lugar al que
vaya.
Me tapo la boca con la palma para amortiguar un grito ahogado, pero una
cosa de metal áspero golpea mis labios.
Confundida, miro mi mano y encuentro mis dedos alrededor de una
pistola.
Que… ?
"
“Aprieta el gatillo, la susurra la sombra detrás de Lia. Su
voz es monótona, casi robótica. "Tienes una misión".
“¿Apretar el gatillo sobre quién?” No tengo idea de por qué esa pregunta.
Se me escapa, porque no importa. No lo haré.
“Maté a esta perra por ti. Jalar. El. Desencadenar."
Sacudo la cabeza violentamente, pero entonces una risa siniestra
se escapa de la sombra. Es largo y me irrita los nervios como uñas
arañando las paredes de mi cerebro.
"Basta", siseo.
“Ya te quitaste una vida. "¿Qué es uno más?"
"No… "
“¿Pero no puedes ver? Ya está hecho."
"¿Qué?"
"Tu arma".
Miro mi mano y observo con horror cómo mi arma apunta y mi dedo
presiona el gatillo.
Directo al pecho de Adrian.
Ni siquiera se mueve cuando una mancha de sangre cubre su hombro
y su pecho, luego forma un charco a su alrededor, empapándolo.
las hojas.
“¡Nooo!” Grito y mi mundo se vuelve negro.
22
ADRIÁN
t hud.
Ruido sordo.
Ruido sordo.
Un gorgoteo resuena en el aire como si alguien estuviera

ahogándose con su propia sangre.
O vomitar.
Mis ojos se abren de golpe. Estoy inmediatamente alerta, mi corazón.
latiendo fuerte mientras la escena se materializa frente a mí.
Lia se agita mientras duerme, sus pies patean en el aire y su cuerpo pesa
como una piedra arrojada al fondo de un océano.
Sus dos manos están apretadas con tanta fuerza que hay un corte en la
palma de sus uñas y gotas de sangre tiñen las sábanas blancas de rojo.
Pero eso no es lo que me despertó. Fue el sonido.

El gorgoteo.
El atragantamiento con su propia saliva.
Dos líneas de baba caen en cascada por su barbilla y cuello, y rápidamente
se forma espuma en su boca.
“¡Lía!”
Ella no muestra ninguna señal de escucharme y continúa retorciéndose,
retorciéndose. Gluglú.
Le meto dos dedos en la boca y la abro de par en par.

Intente ayudarla a respirar.
Ella no lo hace.
Es como si estuviera bloqueando su propia tráquea con una mordaza
imaginaria.
“¡Lía! ¡Despertar!" Coloco una mano debajo de su cabeza y la levanto con
cuidado. Arrastra las sábanas con el puño en la mano, con el cuerpo todavía
rígido como una tabla.
Su cabeza se mueve hacia un lado y luego gira tanto hacia atrás que la
posición le habría roto el cuello si estuviera sola. Le apoyo la nuca y sigo
explorando su boca abierta con la otra mano.
Sus labios se vuelven azules y su cara enrojece. ella es

No respira, y no ha estado en al menos un puto minuto.
“¡Lía!” La sacudo, pero eso no me produce ningún resultado.
Está perdida en algún lugar al que no puedo llegar. En algún lugar donde ella
puede mantenerse escondida de mí bajo llave.
Nada la sacará.
Excepto tal vez...
"
“Winter”, llamo con cautela, a lo que ella respira profundamente, jadeando
y tosiendo cuando el aire llega a sus pulmones. Libero su boca para que
pueda respirar adecuadamente.
Mientras la veo inhalar oxígeno en sus pulmones, permitiendo que la vida
vuelva a entrar, debería sentirme aliviado. Soy. Pero los alambres de púas se
enrollan alrededor de mi pecho, pinchándome la piel, centímetro a cada centímetro
agonizante.
Sus ojos se abren lentamente, pero su azul está en blanco, como si no
supiera quién o dónde está.
Contengo la respiración mientras pasan los segundos y ella permanece
así, atrapado en un trance.
“¿Lenóchka?”
Ella parpadea una vez, dos veces, antes de que su mirada se encuentre con la mía.
La humedad se acumula en sus ojos y una lágrima se desliza por sus
mejilla. Lo limpio con la yema del pulgar mientras ella tiembla

incontrolablemente en mis brazos.
Pareciendo haber salido de su trance, se levanta de un salto y se
arrodilla frente a mí en la cama. Su expresión es frenética ahora
mientras agarra mi bíceps, mueve su mano hacia arriba, luego revisa
mi costado, mi pecho e incluso mi espalda.
Ella me está tocando por todas partes, sintiendo, inspeccionándome,
completamente ajena a lo duro que me he vuelto en el corto lapso de
sus atenciones.
He tenido pelotas azules desde que ella entró por primera vez en esta
habitación, pero no puedo follármela todavía. No cuando tiene todas esas
pesadillas y construye sus muros.
"No te dispararon", exhala en un susurro.
"¿Me veo como soy?" Intento mantener mi voz tranquila, aunque
tengo la mandíbula apretada, y no sólo por ser dura, sino porque ella
respondió a Winter y no a Lia.
"No. Pero se sentía tan real, tan visceral... ” Ella palmea mi mejilla
y se congela cuando siente que mi mandíbula se aprieta bajo su agarre,
luego rápidamente deja caer su mano a su costado.
“¿Otra pesadilla?”
Ella asiente una vez.
No es la primera vez que tengo que despertarla por una pesadilla.
Sucedió dos veces durante la semana pasada, pero ella realmente no
abrió los ojos ni habló. Simplemente se volvió a dormir, así que dudo
que los recuerde.
Pero yo sí.
Los sonidos de gorgoteo y asfixia que hace son como mi infierno hecho
a medida. A veces lo escucho incluso cuando estoy despierto y tengo que
mirar las cámaras por si está sucediendo en tiempo real.
"
“Lia estaba allí, y dice en voz baja. “Ella quería matarme
entonces… entonces… "
Toco su brazo suavemente. "No tienes que hablar de eso".
Ella me mira con esos ojos enormes. Están perdidos como si ella no
supiera a quién está mirando y de alguna manera todavía estuviera
atrapada dentro de la pesadilla.
“¿Por qué me trajiste aquí, Adrian?” murmuró, su voz sufrida.
"Sabes."
“¿Porque me parezco a Lia?”
Asiento con la cabeza.
"No soy ella. Y cuanto más me comparas con ella, más me siento
borrado, olvidado. "No quiero que me olviden".
La agarro del brazo y trato de meterla debajo de la sábana.

"Duerme por ahora".
"No." Ella libera sus brazos de un tirón. "No quiero dormir".
"¿Entonces qué quieres?"
"Invierno. Por una vez, llámame Winter. Por favor."
Lo hice y lo odié. Lo odié tanto que quiero echarme lejía en la maldita
garganta.
"No."
"Por favor… Las lágrimas caen en cascada por sus mejillas. “Por favor no
borrarme. Por favor, Adrián”.
“No me ruegues por algo así. Eres Lía. Acostumbrarse a él."
Un sollozo brota de su garganta y sus labios se fruncen, uno de

lo maltratan y cortan por lo mucho que ella lo muerde.
Eso tiene que sanar antes de que la vean en público. Necesita
recuperarse, pero sé que no será fácil lograr que cumpla. Es decir, si es
que es posible.
Esta vez, ella no se resiste mientras la meto bajo las sábanas. Ella
cierra los ojos de buena gana y susurra: "Ojalá nunca te hubiera conocido".
Mis labios rozan su frente. "Te veré en

y otra vez si es necesario”.
23
INVIERNO
t Seis días después, vamos a la fiesta.

Aunque, a juzgar por la cantidad de guardias armados presentes,
no lo llamaría exactamente una fiesta.
Es la primera vez que salgo de la casa de Adrian desde que llegué allí, y
aunque pensé que sería liberador, de alguna manera es más asfixiante.
En parte se debe a la cantidad de guardias que nos acompañan en un

coche aparte. Cinco, además de Kolya y Yan.
En parte se debe a que Jeremy lloró cuando le dije que esta noche no le
leería un cuento antes de dormir. Sus lágrimas dibujaron un agujero negro en
mi pecho que aún no ha sanado.
Esta noche está mal en muchos niveles. ¿Cometeré un error? ¿Se harán
realidad todas las advertencias de Adrian y Ogla?
Quiero regresar a la habitación de Jeremy, besar sus suaves mejillas y fingir
que el mundo entero sólo existe gracias a él.
Pero aquí estoy, en medio de una fiesta, celebrando el
cumpleaños de un hombre que nunca había conocido antes.
El Pakhan, Sergei, decidió celebrar el cumpleaños de Igor en su mansión,
lo que aparentemente es un gran honor. El complejo de la hermandad es
enorme, incluso más grande que la casa de Adrian, y tiene un jardín que se
extiende por kilómetros. Es
rodeado de altos muros y cámaras que parpadean en cada

esquina.
Se siente más aterrador que el lugar que dejé atrás, más vacío, más
grande. Lo cual es extraño ya que creo que la casa de Adrian es
aterradora. Cada vez que camino por los pasillos, siento que sus paredes
abren la boca y me gritan en la cara o me arrastran a la nada. Su alma
es tan negra como la de su dueño.
La casa de Sergei Sokolov da miedo por lo poco que la conozco, los
nervios que me siguen atormentando, la pura presión de cometer un
error de alguna manera. ¿Qué pasa si alguien descubre que no soy Lia?
¿Qué pasa si pongo a Adrian en peligro y hago que Jeremy pierda a su
padre?
"Relajarse." Adrian envuelve su mano alrededor de mi mano enguantada.
eso está agarrando su chaqueta. "Estás bien."
Sus palabras inmediatamente calmaron mis nervios por dentro. No
sé qué tiene su voz que me tranquiliza. No debería serlo, considerando
lo profundo que es, pero durante momentos insondables, siento como si
su voz fuera el único ancla que necesito.
“Todo lo que tienes que hacer es permanecer en silencio. Todo el
mundo está acostumbrado a eso de tu parte”. Su mano se suelta de la
mía y quiero agarrarla y volver a colocarla. Incluso a través del guante,
su toque me ofreció la cantidad justa de comodidad que necesitaba.
Pero Adrian ha tenido como misión privarme de lo que necesito estos
últimos días. Desde la noche que soñé que Lia era asesinada por una
sombra desconocida y que yo le disparaba, él se ha alejado de mí.
Todavía me atiende: me pone ungüento en el labio cortado, me

seca el pelo con secador, me envuelve el cuello con una bufanda cuando
cree que hace frío. Pero él no me toca sexualmente.
Sin castigo.
Sin orgasmos.
Nada.
Incluso le respondí tanto durante el desayuno que las cejas de Ogla
se encontraron con la línea del cabello y finalmente
me dijo que me callara.

Yo no lo he hecho. He seguido haciendo todas las cosas que sé que
Adrian odia. Le dije "está bien" más de lo que pensé que podría, pero me
ignoró. Llevo camisetas sin mangas delante de Yan y él simplemente despide
a su guardia de la casa.
Todavía me abraza por detrás todas las noches, pero su tacto se siente
mecánico y distante. Ha estado tan distante que creo que tal vez nunca pueda
alcanzarlo. Eso debería encantarme. Después de todo, quiero que me deje en
paz. ¿Pero yo?
La respuesta es no.
Desde que se retrajo, me desconcierta lo mucho que me he acostumbrado
a él, a sus castigos. A su… cercanía.
Simplemente lo arrancó como si nunca hubiera existido y quiero exigirle

que me diga por qué. Quiero pisar fuerte y detenerlo.
Es más cruel que si nunca más me hubiera puesto las manos encima.
El toque de ahora es la primera vez que se siente cerca de mí en tres
días, y quiero luchar con uñas y dientes para conservarlo.
Lo miro en secreto, absorbiendo la mayor cantidad posible de su

apariencia. Lleva un esmoquin negro hecho a medida.
Lo hace parecer más alto, lo que no debería ser posible con su altura, más
delgado y más parecido a un hombre de negocios. Su cabello está peinado
hacia atrás y su espesa barba aumenta su majestuosidad. El atuendo oculta
sus tatuajes, dándole una imagen de caballero, como alguien que verías en la
portada de Forbes.
Elegí un vestido a juego con él. No tengo idea de por qué lo hice, pero
pensé que nos veríamos bien juntos si usara un vestido negro. Es uno de
esos que están apretados en los senos y la cintura pero caen sueltos al suelo,
su cola me sigue con cada movimiento. Recogí mi cabello en un moño
elegante y usé aretes colgantes. Coinciden con el pequeño bolso que tengo
en la mano y que contiene mi teléfono. Completé el look con unos elegantes
guantes blancos.
del armario de Lia y el par de tacones más altos que pude encontrar.
Me dolían, pero no quería que mi altura me diera un complejo de inferioridad.
La reunión está en pleno apogeo. Hombres y mujeres van vestidos para

la ocasión y charlan animadamente entre ellos. Suena música clásica de
fondo y, de alguna manera, el sonido me da un poco de serenidad, una
promesa de que todo estará bien.
Adrian me lleva a donde tres ancianos están sentados en un salón.

Parecen estar en una liga propia incluso antes de que nos acerquemos a
ellos. Hombres altos y corpulentos como Kolya están detrás de sus sillas
como estatuas, y sé que no dudarán en hacer uso de las armas que se
asoman bajo sus chaquetas.
No sorprende que estén separados del resto de la multitud. El que está

en el medio es el propio Pakhan , Sergei.
A su derecha está el hombre del momento, Igor Petrov. El de la izquierda es
Mikhail Kozlov. Los tres tienen alrededor del doble de mi edad y son los
pilares de la mafia rusa en Nueva York, aparte del padre de Adrian y el
hermano de Sergei, que ahora están muertos.
Para ocupar mi mente estos últimos días, dediqué todo mi tiempo al

maldito documento sobre la hermandad y la telaraña de otras redes del
crimen organizado relacionadas con ella.
Incluso Ogla quedó impresionado con todo lo que aprendí, y eso es
mucho decir.
"Adrián". Sergei le hace un gesto, hablando con un pronunciado acento
ruso. "Venir. Venir."
Adrian toma su mano, la besa y se la coloca en la frente. Hago lo mismo
porque eso es lo que se espera cuando estás en presencia del líder de una
organización aterradora.
"Lía." Los ojos de Sergei me recorren como si estuviera comprobando si
falta algo. "Te ves bien para alguien que no se encontraba bien".
"
"Gracias, Hablo con una sonrisa. “No podía perderme el de Igor
cumpleaños".
"
“Muy apreciado, acento, Igor dice con un ruso similar.
su tono poco acogedor.
"Feliz cumpleaños. "Te traje algo, aunque no es mucho".
Él levanta una ceja. "Ya recibí el regalo de Adrian".

Los ojos de Adrian se encuentran con los míos por un breve
segundo. Bien. No le hablé de mi regalo para Igor. ¿Estaba fuera de
lugar? ¿Y si lo insulto? Pero si retrocedo ahora, parecerá aún más
sospechoso.
"Es uno separado".
“¿Uno separado?” Es Mikhail quien pregunta, prolonga las palabras
e inmediatamente me desagrada. “¿Desde cuándo tu esposa trae un
regalo aparte, Adrian?”
Mi falso marido permanece en silencio, así que hablo con calma,
casi como si no me detuviera lo que acaba de pasar. "Pensé que como
Igor tendría mucho pastel azucarado hoy, debería agregar un pastel
de cumpleaños especial más".
"
"A su edad, eso es demasiado", dice Serguéi.
tiene razón. Igor obedece con disgusto. "Mi esposa no aprobaría
tanta azúcar".
“Eso es lo que hace que el mío sea especial. Tiene un tipo de
azúcar que no perjudicará tu salud. Intentalo." Yo sonrío. "Y si no te
gusta, te lo compensaré".
Igor asiente, pero las arrugas alrededor de sus ojos no desaparecen.
Parece que quiere estrangularme, como si lo hubiera ofendido en una
vida anterior.
“Dios mío, Adrián. No sabía que Lia sabía cocinar. Ella siempre
está muy enferma; Pensé que ya sería un cadáver”. Mikhail toma un
sorbo de una bebida transparente y me mira con recelo.
Mierda.
No sé por qué siento que uno de ellos se quitará la máscara.

desde arriba y exponerme por ser falso.
"
"Ella ha estado mejorando, Adrian dice con su habitual calma.
tono.
"Obviamente. Feliz de tenerte con nosotros”. Sergei me mira de una
manera inquietante. Me alegro de llevar guantes, porque tengo las manos
tan sudorosas que brillarían bajo la luz.
"El placer es todo mío, Pakhan". No sé cómo diablos logro hablar en un

tono seminormal.
Sergei señala una silla vacía al lado de Igor. "Siéntate, Adrián".
No extraño que solo mencione el nombre de Adrian. Mi falso marido

duda por un momento antes de soltarme y dirigirse al asiento que el jefe le
asignó. Sé lo que esto significa, tengo que irme. Pero no quiero. ¿A dónde
iré en medio de toda esta gente que no conozco?
Sin embargo, fuerzo mi cabeza a moverse en un pequeño movimiento de

cabeza mientras me doy la vuelta y me voy. Quiero pensar que Adrian me
está cuidando las espaldas, que Kolya y Yan están en algún lugar por aquí y
vendrán en mi ayuda, pero me tiemblan las piernas mientras me dirijo al
balcón más cercano. Necesito aire fresco e ir a casa con Jeremy. Incluso
estaré feliz con el cariño distante de Adrian esta noche.
“¡Lía!”
Mis pies se detienen ante la voz femenina que dice mi nombre. Quiero
fingir que no la escuché, pero vuelve a llamar y me veo obligado a darme
la vuelta.
Una hermosa rubia con un maquillaje impecable me hace señas para que
únete a su círculo. Rai Sokolov.
La sobrina nieta de Sergei y la única mujer que puede rivalizar con los
hombres de la hermandad. Ella está junto a Damien Orlov y Kirill Morozov.
Ambos son líderes. Otro hombre, Aleksander, el guardia más cercano a Kirill,
que básicamente está en el rango de Kolya, está con ellos, pero un paso
atrás.
Camino hacia su círculo con pasos vacilantes hasta que estoy a unos
metros de distancia. Fue entonces cuando noté la panza de Rai debajo de ella.
vestido azul real.

Ella besa mis mejillas y yo le devuelvo el gesto. "Como tiene
¿Has estado, Lía? Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi”.
"Estoy bien gracias."
"Ella es como una luna, ésta." Damien inclina la cabeza hacia un
lado y me observa de cerca. "Dime la verdad. ¿Adrian te está
engordando para ofrecerte como sacrificio a sus ancestros demoníacos?
Separo los labios para hablar, luego los cierro, sin saber si es una
broma o cómo responder. Damien es guapo, alto, ancho y de mirada
furiosa, pero en el documento está marcado como imprudente e
impredecible.
" Rai lo regaña.
"Cállate, Damien,
tengo mucha curiosidad". Se inclina y me mira como si fuera un
maniquí en una tienda. “¿Por qué te esconde como si fueras una
versión jodida de la Bella Durmiente? ¿Hace rituales satánicos que
necesito conocer?
“¿Tal vez ella es la que hace los rituales?” Kirill dice lentamente,
reajustándose sus gafas de montura negra. A diferencia de los
ancianos, estos dos apenas tienen acento.
Kirill parece un contable, vestido y con gafas, pero el documento
menciona algunas cosas sobre sus antecedentes sospechosos y que
no se detendría ante nada por su agenda.
"¿Qué se supone que significa eso?" Pregunté con la barbilla en

alto.
“No lo sé, señora. Volkov. ¿Por qué no me lo dices?
"¿Por qué no te vas a la mierda?" Rai dice a quemarropa. "Yo solo
Quiero a Sasha cerca, no a ti.
"
“Aleksander, subraya Kirill, “es mi guardia, Rai. Venimos en conjunto.
Acostumbrarse a él."
"Estoy seguro de que la única razón por la que está contigo es porque
estás sosteniendo algo sobre su cabeza". Rai le da unas palmaditas en la
mano a Aleksander. “No te preocupes, Sasha. "Te salvaré de este demonio".
Sasha—Aleksander—un guardia que es incluso más bonito que

Yan baja la cabeza y se aclara la garganta con torpeza.
“¿Qué hay de mí, Rai?” Damien toma su mano libre entre las suyas y
le besa el dorso. “¿Cuándo me vas a salvar?
Todo lo que tienes que hacer es divorciarte de Kyle y luego podremos cabalgar
hacia el atardecer o hacia el campo de batalla. Mismo resultado”.
Ella rápidamente retira su mano de la de él. “Sólo Kyle llega a
tócame. Hazlo de nuevo y te daré una patada en los huevos”.
Espero que Damien se ofenda, pero sonríe. "Rizado. "Me encanta."
"Hablando de pervertido". Kirill me mira de nuevo. No ha dejado de

mirarme desde que me uní a ellos. “¿Adrian ha aprendido algo nuevo
últimamente?”
"Te matará si te oye hablar con su esposa sobre perversiones".
Damien aprieta el hombro de Kirill. "Descansa en pedazos, hijo de puta".
Rai abre la boca, probablemente para salir en mi defensa. ¿Está

acostumbrada a hacer eso? ¿Era Lia un felpudo que dejaba que
cualquiera la pisoteara?
Pero no soy Lía. Soy invierno.
Levantando la barbilla, me enfrento a Kirill. “Esa pregunta es
desagradable, Kirill. No me ves preguntándote sobre tus asuntos privados,
porque simplemente no es asunto mío. Creo que lo que mi marido y yo
hacemos en la intimidad de nuestro hogar tampoco te concierne”.
Mi respuesta tiene exactamente el efecto contrario de lo que pretendo.

Kirill sonríe como si supiera algo.
“¿Quién eres y qué le has hecho a la muda Lia?”
Damien me observa de cerca. "Nunca has hablado cuando te pinchamos".
“Fue por respeto, pero si no me muestras nada, ¿por qué debería

hacerlo?”
"Esa es mi chica." Rai entrelaza su brazo con el mío.
"Vamos, dejemos a estos imbéciles, aparte de Sasha".
La sigo con gusto, pero siento la mirada de Kirill sobre mí, incluso
después de desaparecer en un balcón tranquilo. Dejo escapar el aliento hacia
la brisa y Rai sonríe.
"Lo hiciste muy bien. "Estoy muy orgullosa de ti, Lia".
"Gracias." Intento no sentirme inferior ahora que estamos solo nosotros
dos. No se trata sólo de su apariencia explosiva o su altura ( las personas
altas apestan), sino también de su carácter. Sé que Adrian la considera un
miembro digno de la hermandad, de lo contrario no la habría incluido en las
primeras páginas de ese documento.
Quizás alguien como ella, fuerte, intrépida, sea lo que Adrian necesita a
su lado.
Rai se inclina y observa su entorno antes de susurrar: “No hiciste un
seguimiento de lo que pasó. "Estaba preocupado."
“¿Qqué?” La miro con los labios entreabiertos.

“Me pediste que te ayudara a escapar, y luego supe que regresaste al
lado de Adrian como si nada hubiera pasado. "¿Sabes lo confundido que
estaba?"
Esperar. ¿Qué?
¿Lia le pidió a Rai que la ayudara a escapar de Adrian? ¿Cuándo diablos
fue eso?
Pero no puedo hacer esas preguntas porque eso me delataría como un
fraude.
Me aclaro la garganta. “No pude escapar de él”.
"Pero estabas tan empeñado en ello".
"
“Jeremy, espeto. "No puedo dejar a Jeremy".
"Lo entiendo, pero al menos podrías haberme llamado o dejarme una
pista". Su voz baja un poco más. “Adrian ha estado detrás de mi cuello.
Sospecha que tengo algo que ver con tu intento de fuga. Te dije que no lo
quiero como enemigo, Lia. Que te estaba ayudando porque estabas al borde
de una crisis nerviosa.
Lia estaba al borde de una crisis nerviosa cuando quiso

Deja a Adrián. Rai la ayudó, pero ella... ¿qué? ¿Ella murió?
"
"Lo siento," Yo susurro.
Solo dime si Adrian vio a Ruslan ese día ".
Ruslan es su guardia superior. Supongo que él es quien está parado en
la entrada del balcón para protegerse de cualquiera. Es la primera vez que
veo su rostro, aparte de su foto en el documento.
Debió haber ayudado a Lia a escapar en nombre de Rai, pero no tengo

ni idea de si Adrian lo vio.
"
“No lo recuerdo claramente, digo vagamente.
Rai me agarra por el hombro. “Piensa, Lía. Cuando Adrian te
perseguía esa noche, escapaste de Ruslan. ¿Pero Adrian lo vio?
“No, no lo creo”. Estoy hablando solo por lógica, porque si Ruslan

ayudara a Lia a escapar y Adrian lo hubiera visto, ya estaría muerto.
Puede que Adrian esté tranquilo, pero es letal. No perdonaría a

nadie que intentara quitarle a su preciosa y maldita Lia. Incluso Rai
estará en peligro si se entera de su participación.
"Eso es bueno." Ella suelta un suspiro.
" No debería
"Lamento haberte involucrado en esto,
disculparme en nombre de Lia, pero ella era una mujer egoísta.
No sólo dejó atrás a su hijo, sino que también involucró a otras personas,
sabiendo muy bien que Adrian los erradicaría.
Me pregunto por qué intentó escapar de él. No podía ser porque

ella se sintiera invisible como yo.
Por alguna razón, saber que su matrimonio no era tan sólido como
pensaba me relaja un poco.
Soy una persona tan horrible.
Pero ni siquiera esa pequeña relajación dura. No importa que haya
intentado escapar. Adrian todavía se preocupa por ella.
Él todavía me adora porque cree que soy ella.
“Volvamos adentro”. Rai me sonríe. "Sergei nos llamará para cenar en

cualquier momento".
"Está bien."
Estoy a punto de irme cuando siento unos ojos mirándome. Me detengo
en el balcón y miro hacia abajo. Hay algunos guardias apostados afuera.
Uno de ellos es el conductor de Adrian, que fuma un cigarrillo y habla
animadamente con otro guardia, probablemente en ruso. En la casa todos
hablan ruso. Incluso Adrian se dirige a ellos en ruso, a menos que yo esté
cerca. Entonces es cuando cambia al inglés. Jeremy también conoce
algunas expresiones, pero creo que todavía tiene problemas para mezclar
ambos idiomas.
Estoy a punto de atribuir la sensación que acabo de sentir a paranoia,

pero la piel me pica de nuevo. El sentimiento es tan fuerte que me estremezco
visiblemente.
Busco a los hombres que están abajo durante unos segundos más,
luego mis ojos recorren los vehículos estacionados a lo lejos. Ahí es cuando
lo veo. Una sombra acechando silenciosamente entre los coches. Sólo se
ve su espalda mientras desaparece en medio del área de estacionamiento.
Como la sombra de mi reciente pesadilla.

Mis piernas tiemblan y mi respiración se hace más profunda hasta que soy consciente
de cada inhalación y exhalación.
Es paranoia. Sólo paranoia.
La pesadilla fue solo eso. Una pesadilla. No hay manera de que una
sombra de mi subconsciente salte a la vida real.
Debe haber sido uno de los guardias que estaba haciendo su ronda.
Mi teléfono vibra en mi pequeño bolso y salto, mis nervios se apoderan
de mí.
Sólo Adrian me envía mensajes de texto por este teléfono. ¿A menos que sea Ogla?
Le dije que me llamara si le pasaba algo a Jeremy.
Recupero el teléfono tan rápido que casi lo dejo caer.
No es Ogla.
Un mensaje de texto de un número desconocido ilumina la pantalla.

Hago clic en él, la sensación de pavor de hace unos segundos me agarra
por la garganta.
Mi bolso cae al suelo mientras leo el texto.
Número desconocido: tienes una misión. Aprieta el maldito gatillo.
24
ADRIÁN
l No ha sido ella misma desde que nos sentamos a cenar.

Su cuerpo está rígido y, de vez en cuando, un escalofrío la
invade y deja caer el tenedor. Luego lo vuelve a coger para arrastrarlo
por la comida. Sus manos se mueven, pero rara vez se lleva algo a la
boca. Desde que salió de la calle, la comida es sagrada para ella.
Este no.
Sabía que traerla aquí no estaría completamente libre de problemas.
Cuando la vi hablando con Damien y Kirill antes, fantaseé con las millones
de maneras en que quería cortarles el cuello a ambos cabrones, pero me
conformé con golpear mis dedos contra mi muslo para no faltarle el
respeto a Sergei. O peor aún, dale un incentivo para atacar.
Esta noche ha estado concentrado en mí más de lo habitual y lo

último que quiero es confirmar lo que sea que esté pasando por su cabeza.
Vladimir, que ahora está sentado frente a mí, no se ha dirigido a mí

en toda la noche. Es enorme, voluminoso y tiene una barba que le da una
apariencia aterradora al mundo exterior.
La única vez que habla más de lo necesario es cuando Rai está a la vista.
Se comprometió a protegerla a ella y al apellido Sokolov.
de una edad temprana. Esa es básicamente su fuerza motriz, lo que significa

que no se preocupa por otros asuntos.
Si bien no he descubierto su punto de vista sobre mí, sé que su lealtad
hacia Sergei es profunda debido a su apellido. Si Pakhan da la orden de
eliminarme, Vladimir será el primero en hacerlo realidad.
En la mesa del comedor, hay una charla tranquila en la que él no participa

y simplemente asiente cuando Rai le susurra algo. Kyle rápidamente le roba
la atención porque no le gusta que hable con nadie más que con él.
Un pequeño suspiro deja a Lia, y aunque mi misión es no mirarla en

público, estoy tentado a echar un vistazo. Sería una ruptura en mi patrón,
algo que Vladimir, Rai y especialmente ese cabrón de Kirill notarían.
Mi alto estado de alerta acerca de esta noche me está convirtiendo en un

Un idiota paranoico, como Mikhail.
En los seis años que llevo casado con Lia, la he tratado como a una
extraña en público. Todos en la hermandad piensan que ella no significa
nada para mí, y que la única razón por la que tengo a mi lado a una mujer
enfermiza con cara de muñeca es por un embarazo no planificado.
Sergei no dudó en sugerir que debería dejarla, incluso en su cara. Por

eso aproveché cada oportunidad que tuve para no traerla aquí. Sergei y los
otros mayores, Igor y Mikhail, nunca aprobaron sus orígenes desconocidos o
su condición de "nadie". Preferían que me casara con la hija de Igor y
procreara para producir un linaje ruso "puro".
Su agresión hacia ella es tangible, por eso no quería darles razones más
tangibles para actuar en su contra. Ella no debe llamar su atención. En absoluto.
Lia suelta un segundo suspiro y me inclino, fingiendo agarrar un trozo de

pan mientras susurro: "¿Qué pasa con
"¿Tú?"
Ella se estremece y su mano se aprieta alrededor del tenedor mientras
Encuentra mi mirada con la suya amplia. "¿Porque lo preguntas?"
"No has estado prestando atención ni comiendo".
"Es nnada".
"
“Lia, te lo advierto en voz baja.
"
“Es Jeremy”, suelta. "Estoy preocupado por él".
No le creo, no porque no le preocupe
Jeremy, pero su tono sugiere que es sólo una excusa.
Toca en secreto el costado de mi chaqueta y sus uñas se clavan
suavemente, casi vacilantes, en la tela. "¿Podemos ir a casa?"
No extraño la forma en que ella llama a mi casa "hogar" o cómo ella

La voz tiembla alrededor de la palabra.
Probablemente lo considera por culpa de Jeremy, pero todavía me tomo
un momento para asimilar esa palabra mientras la miro. Por su desesperación
y la forma en que respira con dificultad. Definitivamente hay algo mal con ella
y lo resolveré, pero eso es para más tarde.
Sacudiendo la cabeza una vez, digo: "Tengo una reunión de negocios a

la que asistir".
Deja caer su mano de mi costado y se concentra nuevamente en su
comida, metiéndose un tenedor en la boca. Me obligo a apartar la mirada de
ella porque ha captado mi atención más de lo que me gustaría mostrar.
Capto la sonrisa de Kirill desde mi visión periférica. Está sentado a mi

izquierda, lamiendo su tenedor y con una sonrisa astuta. El hijo de puta.
Durante el resto de la cena, no vuelvo a mirar en su dirección, incluso

cuando la pillo mirándome furtivamente, rogándome con los ojos que la
tome y me vaya.
No hay nada que quiera hacer más que eso, pero Sergei ha convocado
una reunión después de cenar. No sólo para los miembros de élite de la
hermandad, sino que también pidió a los jefes de
las otras organizaciones criminales se unan a nosotros. Como muestra

de respeto al rango de Igor, invitó a Lazlo, el Don de la familia
Luciano, y su subjefe. También están Kai, el segundo al mando de
la rama Yakuza en Nueva York, y su líder, Abe, un anciano que tiene
el temperamento de una montaña silenciosa.
Sin embargo, ha estado molestando activamente a Damien durante
toda la cena, algo por lo que nuestro propio toro negro está a punto
de destrozar la mesa. No tiene absolutamente ninguna paciencia
cuando se trata de utilizar métodos diplomáticos.
Algunos otros miembros de las Tríadas también están sentados a la
mesa de Sergei. Necesito estar en esa reunión esta noche. Lo que significa
que tengo que dejar a Lia otra vez. Dadas las circunstancias, eso es lo
último que quiero, pero al menos Kirill y Damien estarán ahí conmigo y no
tendré que preocuparme por ellos.
A Yan le han dado órdenes claras de vigilarla desde lejos.
Tan pronto como termina la cena, todos se ponen de pie. Cuando Lia se
" queda sin
Se levanta y comienza a seguirme, le digo: "Quédate
aquí, girándote hacia ella".
Si la veo, si me quedo atrapado en sus suaves rasgos y esos
tristes ojos azules, estaré tentado a tocarla. No ayuda que no me
haya saciado de ella en los últimos días para que ya no se corte el
labio.
“Adrián… "ella murmura."
"¿Qué?" Digo con dureza, todavía sin mirarla, porque ahora tanto
Sergei como Kirill están ahí mirándome en lugar de dirigirse a la
reunión.
"Quiero decirte algo."
"Ahora no."
"Pero… "
"Ahora no, Lía". Mi tono es bajo y firme, y no ofrece lugar a la
negociación.
No la veo, pero puedo sentirla ponerse rígida detrás de mí.
Cuando hago un movimiento para irme, Kirill y Sergei finalmente se dan

la vuelta y suben a su oficina, donde se llevará a cabo la reunión.
La sigo, pero me detengo en la base de las escaleras para mirar a Lia y

asegurarme de que esté a la vista de Yan. Rai está entrelazando sus brazos
con ella, llevándola a una sección de buffet. No quiero que esa mujer se
acerque a Lia, pero al mismo tiempo, no puedo interferir y hacerme notar.
Yan está parado a unos tres metros detrás y me saluda con la cabeza
cuando encuentro su mirada. Aunque últimamente ha sido un dolor de
cabeza, al menos puedo confiar en que la mantendrá a salvo.
Kolya se detiene a mi lado y me susurra al oído en ruso: "Lazlo viene,
señor".
“Ve delante de mí”.
Mi guardia hace lo que le dice y sincronizo mis pasos para que Lazlo y
yo seamos los últimos en subir las escaleras. Su guardia y su subjefe están
un paso por delante de nosotros después de haber recibido el mensaje de
Kolya. Planificamos esto estratégicamente para que nuestra conversación
pudiera tener lugar en las escaleras sin que nadie sospeche de nosotros.
Lazlo Luciano tiene aproximadamente la misma edad que Sergei, pero

no es tan enfermizo. Su cabello es completamente blanco y tiene una cicatriz
en la mejilla de cuando alguien quiso tallarle la cara con un cuchillo.
Nadie sabe el destino de esa persona ni por qué lo hizo, pero corre el
rumor de que Lazlo los dejó ir. Un rumor que significaba debilidad y los
italianos hicieron todo lo posible para demostrar que estaba equivocado.
"
"Cuánto tiempo sin verte, Adrián, habla con un italiano
acento.
"
“De hecho, Respondo con uno ruso, para resaltar mi
raíces.
“¿Están mis clubes y mi casa debajo de ti ahora?”
“Por supuesto que no, Don. "He estado ocupado."
"Ocupado." Él levanta una ceja. “¿Ocupado con qué, Volkov?”

"Negocio Bratva".
"Eso no te impidió hacerme una visita antes". Me lanza una mirada de
reojo. “¿Estamos cayendo de la gracia del otro?”
"No, pero podría estar cayendo en desgracia de Sergei".

Hace una pausa, sopesando la severidad de la declaración. "¿Cómo?"
“Ya lo sabes, Don. La muerte de Richard Green sirve

Tú, no la hermandad”.
"Sí Sí. Pero podemos hacerlo funcionar, ¿no? la pelota no
Siempre necesito estar en tu corte, Adrian.
"Si no lo apruebas, ya no tendrás un aliado en mí, Don".
"¿Me estás amenazando, Volkov?"

“Estoy exponiendo los hechos para que puedas elegir sabiamente. Si no
nos das una parte de tu nuevo candidato, Sergei sospechará que estoy
traicionando a la hermandad. “Eso significa mi muerte”.
"Él no te mataría por algo como esto".

"Él haría. Ya está buscando mi reemplazo.
El hijo mayor de Igor, Alexei, es el principal candidato”. En realidad no lo es,
pero es un incentivo para convencer a Lazlo de lo grave que es esto. A Igor
no le agrada Lazlo debido a un viejo rencor, y Alexei sigue los pasos de su
padre. Si Lazlo pierde a su aliado más fuerte dentro de la hermandad (yo),
no tendrá a nadie a quien recurrir.
Se está preparando para una nueva empresa con uno de los cárteles
más notorios de Colombia. Lo último que necesita es una relación tensa con
nosotros o una guerra interna. Utilizo todos los datos que conozco sobre él
y sus planes de negocio a mi favor.
“¿Esperas que comparta mi pastel, Volkov? Trabajamos muy duro para

finalmente ampliar nuestro alcance y ahora estás
¿Diciéndome que tengo que dejarlo?

“No te rindas. Úsalo con sabiduría." Me retiro cuando Damien
Sube las escaleras detrás de nosotros, acompañado por los japoneses.
Él no presta atención a estas cosas, pero Kai sí. Sus ojos oscuros
recorren mí y el pequeño encuentro que acabo de tener con Lazlo antes
de que asienta en señal de respeto.
También es un aliado de Rai, en cierto modo, y sólo por esa razón no
confío en él. Sergei, Rai, Vladimir y Kyle están todos en un solo paquete.
Si se proponen destruirme, tendrá más impacto del previsto.
Si fuera en otro momento, los habría enfrentado a todos y les habría dado
una lección a todos y cada uno de ellos. Habría usado mi sistema para
destruirlos antes de que pudieran tocarme.
Sin embargo, esto ya no se trata sólo de mí.

La reunión va bien en su mayor parte. La razón detrás de esto no es
más que el fortalecimiento de los aliados de la hermandad con la familia
Luciano, la Yakuza y las Tríadas. Es la misma charla fracasada que
dirigen Mikhail, Sergei e Igor. Kirill también habla, porque le gusta parecer
un buen deportista. Damien pasa la mayor parte del tiempo fumando y
rechazando los avances de Abe para servirle un trago. Vladimir me está
mirando. Está siendo discreto al respecto, pero mi madre me enseñó a
saber cuándo alguien es una amenaza, incluso cuando no lo veo.
Me quedo en silencio, como siempre, a menos que Sergei me pida mi

opinión. Esta noche, saldrá a lanzarme golpes. Los habría descartado en
cualquier otro momento, pero mi inquietud por esta noche se está llenando
una vez más de paranoia. Un sentimiento que suelo aplastar antes de que
me invada.
"
“Adrian tiene las mejores relaciones con los italianos”, serguéi
afirma. “¿Cómo sucedió eso otra vez?”
Él lo sabe, pero quiere que lo diga. "Ayudé al Don una vez".
“¿Qué tipo de ayuda?” Es Vladimir quien pregunta esta vez.

"
"Él me salvó la vida, Lazlo dice con orgullo. "La noche del ataque a
mi club, los malditos Rozettis me asaltaron y casi muero, pero Adrian, que
estaba allí por casualidad, me salvó".
"Por casualidad." Los ojos de Vladimir se deslizan hacia mí. "No lo haces
Pero tú crees en las coincidencias, ¿verdad, Volkov?
"Las coincidencias ocurren". Kirill levanta las manos con desdén. "Si no
fuera por la coincidencia, no habría nacido".
“Brindaré por eso. A la puta existencia coincidente de Kirill. Damien

levanta su copa y todos los demás lo siguen.
El tema pasa de mí a otros temas relacionados con el crimen.

que suelen incluir drogas y envíos y aduanas.
Kirill me lanza una mirada que dice "de nada" pero lo ignoro.
Una vez que termine la reunión, estoy más que listo para llevarme a Lia
e irme a casa. Mientras salgo, Vladimir se pone a mi lado y susurra en ruso
para que sólo yo pueda oírlo: "Sé que tuviste algo que ver con la muerte de
Richard".
"¿Prueba?" Mantengo la calma.
"Lo encontraré, y cuando lo haga, contarás tu maldita
Días, Adrián. "Terminaré tu vida con mis propias manos".
“Buena suerte, Vladimir. "Lo digo en serio."
Y dicho esto, Kolya y yo bajamos corriendo las escaleras.
"¿Has revisado a Yan?" Pregunto.
“Solo le dije que llevara a la Sra. Volkov al coche. Estarán allí antes
que nosotros”.
Apresuro mis pasos hasta llegar al estacionamiento. Kolya duda detrás
de mí, mirando su teléfono.
"¿Qué?"
Su ceño se frunce. "El coche se está moviendo".
“¿Qué quieres decir con que se está moviendo?” Miro fijamente el GPS de
su teléfono y, efectivamente, nuestro coche principal ya salió de la mansión.
Recupero mi teléfono y llamo a Yan. Los timbres al otro lado de la línea

son los más largos e insoportables que he oído jamás.
Cuando finalmente responden a la llamada, hay crujidos y

jadeos, pero no es la voz de Yan la que me saluda. Es de Lia,
suave y en un pequeño susurro. “¡Yan! ¡Yan, abre los ojos!
No hablo porque no creo que esté sola. No

Quiero regalarla por hablar conmigo.
"¡Yan!" ella grita. “Adrian y Kolya estarán aquí. "Ellos van a
ayudar."
"
“Cállate, perra, grita. una voz dice de fondo y luego
La línea se corta.
Lo agarro con fuerza, apretando la mandíbula con tanta fuerza que está a
punto de romperse.
"¿Qué pasó?" Kolya pregunta en tono incierto.
"Lia ha sido secuestrada".
25
INVIERNO
I Sucedió tan rápido.

Un segundo, Yan me estaba haciendo entrar al auto y al siguiente, le
dispararon. Fue silencioso, rápido, y no lo habría notado si él no se hubiera
echado hacia atrás, estrellándose contra mí.
La sangre cubrió su hombro, pero aun así extendió la mano para alejarme.
Pero ya era demasiado tarde.

Mientras estaba preocupada tratando de detener la hemorragia en su
hombro, unas manos inflexibles me empujaron hacia el interior del coche
mientras éste aceleraba.
Yan me abrazó con todas sus fuerzas. Le volvieron a disparar en el mismo
hombro. Puse mi pecho contra el suyo para que no pudieran matarlo y usé
toda mi energía para atraerlo hacia adentro conmigo.
Puedo decir que no me quieren muerto o me habrían disparado también,

así que usé mi cuerpo como escudo contra Yan. Está claro que no querían
que se uniera a nosotros, y probablemente debería haberlo dejado caer fuera
del auto para que los demás lo encontraran y lo ayudaran, pero no podía
confiar en que no lo atropellarían en el camino. .. fuera, sólo para asegurarse
de que estaba muerto.
Mi cuerpo todavía cubre el suyo después de que uno de los hombres al
frente interrumpiera mi conversación con Adrian. Aquí está la esperanza
Los pequeños fragmentos de información que le di a mi falso marido le

permitirán a él y a sus hombres encontrarnos pronto. No sólo porque tengo
un presentimiento horrible sobre adónde nos llevarán, sino también porque
Yan ha perdido mucha sangre. Mis guantes blancos se han puesto rojos por
lo mucho que he presionado los dos agujeros en su hombro, pero la sangre
no deja de manar.
Sus labios están pálidos y sigue intentando empujarme con su mano
buena, pero me niego a ceder. Si lo hago, el hombre del frente que sostiene
un maldito rifle no dudará en dispararle.
No he prestado atención a dónde vamos, pero los caminos están

apartados, silenciosos y oscuros. Hay dos hombres al frente. El que conduce
lleva una chaqueta de cuero, el pelo oculto por un sombrero y una máscara
negra que le cubre todo menos la boca y la nariz. Él es el silencioso, el que
no ha hablado desde que llegamos aquí. El otro hombre sostiene un rifle
como si fuera su mascota. Él fue quien le disparó a Yan, al menos la segunda
vez, y cortó mi llamada telefónica con Adrian.
No hablan, así que no puedo decir de qué nacionalidad son.

Lo son, pero Rifle Man habló con un inglés con acento hace un momento.
No tengo idea de qué es esto, pero estoy casi seguro de que tiene que
ver con Adrian. ¿Me están secuestrando para obligarlo a hacer algo? No creo
que sea por un rescate, o ya habrían hecho sus demandas.
En ese documento se menciona que Adrián fue blanco de muchos

intentos de asesinato. Debido a su posición, sabe más de lo que debería y lo
utiliza en beneficio de la hermandad. Ya sea para tomar el poder, ordenar un
golpe o robar tratos. Su control sobre información crítica lo ha convertido en
blanco de numerosas organizaciones criminales y cárteles, incluidos los
aliados clásicos de la Bratva.
Ogla mencionó una vez que trabaja desde casa por su propia seguridad
y que Pakhan lo prefiere porque mantiene fuera de peligro al activo más
valioso de la hermandad, Adrian.
"
“Déjame ir, Yan gime.
sacudo la cabeza contra su hombro. Estoy sentada a horcajadas sobre
su regazo, con ambas manos presionando su herida. “Te matarán”.
Él levanta una ceja. "Si no lo hacen ellos, lo hará el jefe".

Frunzo el ceño. "Este no es el momento de pensar en la estúpida
posesividad de Adrian".
"Realmente me asesinará por tocarte".
“No te estás tocando. "Soy." Miro detrás de mí a la
hombres silenciosos. "¿Quiénes son?"
Yan niega con la cabeza y no estoy seguro de si eso significa que no lo
sabe o que no debería hablar de ellos cuando pueden oírnos. Probablemente
ambas cosas.
Lo único que sé es que estos hombres son peligrosos, incluso
profesionales. Se las arreglaron para burlar la fuerte seguridad en la fiesta
de esta noche e incluso pasar desapercibidos. El coche tiene cristales
tintados, lo que ayudó, pero aun así. Yan y yo quedamos completamente
desprevenidos.
"¿Por qué estás tan tranquilo?" Me pregunta el guardia de Adrian, sudor.
Goteando por sus sienes.
Miro mis manos firmes. Incluso mi respiración es tranquila. No entré en
pánico, ni siquiera cuando le dispararon a Yan. Mi pensamiento inmediato
fue sacarlo sano y salvo de esa situación. Sigue siendo.
Pero desde que recibí ese mensaje de texto, tuve una premonición de
que algo malo sucedería. Por eso prácticamente le rogué a Adrian que nos
llevara a casa.
"El pánico no nos hará ningún bien, Yan".
"Eres tan diferente". Me agarra la mano con su no
uno herido y trata de quitarme de él.
Lo aparté lo más suavemente posible. “Deja de preocuparte por
La reacción de Adrian cuando estás a punto de morir desangrado”.
"Imposible. "Existimos para él".
"Jesús. Ése es un sentido retorcido de lealtad”.
"Aunque está tan ciego... "Se calla, su voz

debilitamiento. “Ha perdido de vista lo que es importante… "
Presiono con más fuerza su herida y él gruñe, apretando los labios para
sofocar un gemido de dolor. Puedo sentir que mis fuerzas disminuyen y Yan
todavía no deja de sangrar.
No tarda mucho en perder el conocimiento. Intenta luchar contra ello, se
lo concedo. Sigue intentando abrir los párpados cuando lo llamo por su
nombre, pero luego se queda inconsciente.
“¡Yan! No te desmayes. Piensa en tu estúpido jefe, en Kolya y Jeremy.
Mi voz es urgente, casi histérica. Es la única apariencia de amigo que he
tenido desde que me puse en el lugar de Lia.
Sus labios secos se contraen, pero no intenta abrir los ojos.
"¡Yan!"
"¡Cállate, perra!" Rifle Man se da vuelta y me golpea en la cara con la
punta de su rifle. El dolor explota en mi sien y siento el sabor del metal en
mis labios.
Las lágrimas llenan mis ojos por el dolor punzante, pero no dejo que
ellos afuera. Tampoco libero el cuerpo frío e inerte de Yan.
El auto se detiene y me encojo aún más hacia Yan. Si lo tiran en medio de
la nada no podrá sobrevivir.
"Es hora de que te ocupes de esta perra". El hombre del rifle recupera un
cigarrillo. "Estoy tan cansado de su molesta voz..."
El cigarrillo se le cae de los dedos cuando el conductor le dispara entre
los ojos. Su cabeza cae hacia un lado, su rostro contorsionado por la sorpresa.
Jadeo, todo mi cuerpo se pone rígido. Acaba de dispararle a su

compañero.
El conductor inclina la cabeza hacia abajo y el sombrero negro oculta su
expresión. Su mano, cubierta por un guante de cuero negro, descansa sobre
el volante, y la otra que sostiene el arma está en su regazo. Su postura es
relajada, indiferente.
"
“Hijo de puta murmura casualmente.
ruidoso, mis labios se abren cuando me doy cuenta. Es la misma
voz de mi pesadilla.
El mismo tono.
El mismo tenor.
Tienes una misión. Aprieta el maldito gatillo.
La sombra. La sombra está aquí.
"
“Cuánto tiempo sin vernos, duquesa”, dice sin darse la vuelta.
"¿Extráñame?"
Intento moverme hacia un lado para verlo, pero el sombrero y la
máscara aún camuflan su rostro.
"¿Quién eres?" Mi voz es tranquila pero cautelosa.
“¿Quién soy yo?” es una forma interesante de decirlo. ¿Quién
eres, duquesa? “¿Cuál es tu misión?”
"No tengo ninguna misión".
"Si tu puedes." Hace girar el arma en su mano, su dedo índice
presiona el gatillo. "Tú lo sabes. Lo sé. Si no lo haces, pagarás el
precio”.
"
“No sé de qué diablos estás hablando, los labios tiemblan mi
cuando las palabras los abandonan.
“Encontrar oportunidades para hablar contigo es jodidamente tedioso, duquesa. Deja
de hacerme perder el tiempo y hazlo realidad. Te veré pronto”. Sale del auto y, antes de
que pueda soltar un suspiro, abre la puerta de un tirón y me saca.
Me aferro a Yan y ambos caemos al suelo. Afuera está oscuro. Tan

oscuro que apenas puedo ver los contornos del rostro de Yan.
La sombra está frente a mí, pero no hay forma de distinguir quién

es. Es alto, delgado y huele como... lejía.
Lejía… ¿Por qué huele así y por qué me resulta familiar?
“No soy un hombre paciente, duquesa. Así que no pongas a prueba
mis límites”.
Y dicho esto, se sube al coche. Los neumáticos chirrían

la grava y la tierra antes de que se dispare en la distancia.
¿Nos deja aquí?
Ni siquiera tengo mi teléfono para llamar a Adrian o al menos usarlo
como linterna.
Un gemido sale de Yan y siento frente a mí hasta que capto algo cálido.
Su mano. Gracias a Dios es su mano y no otro órgano.
“¡Yan! "Abre tus ojos."

No hay respuesta, y cuando toco su hombro, puedo sentir la sangre
todavía manando. Si no hago algo, sin duda morirá.
Me esfuerzo por colocarlo boca abajo, luego me agacho frente a él,

engancho su brazo bueno alrededor de mi cuello y agarro el dobladillo de su
chaqueta con la otra mano.
Levantándome, intento cargarlo. Es más pesado, más alto y más
voluminoso que yo, por lo que esa misión es un fracaso épico desde el
principio. Pero no lo suelto, incluso cuando todo su peso cae sobre mí.
No me detengo.
Me quito los talones y camino descalzo para mejorar mi equilibrio. Los
guijarros se clavan en las plantas de mis pies como pequeñas agujas. Al
principio siento que mi espalda se va a partir en dos, pero después de unos
pocos pasos, una ola de adrenalina recorre mis extremidades.
Recuerdo aquellos momentos en los que pasaba noches enteras en el

estudio, bailando y torturándome los pies. Practiqué una y otra vez para
perfeccionar mi postura, mi técnica y mi actuación. Si pude sobrevivir a eso,
puedo sobrevivir a esto.
Porque de ninguna manera dejaría atrás a Yan. Él recibió esas balas por mí.
Está muriendo por mi culpa.
La noche es tranquila y oscura. Ni siquiera hay una luna que me ayude
a orientarme. Un escalofrío me cubre de pies a cabeza y mis músculos gritan
de dolor.
Camino tanto tiempo que empiezo a perder la sensación en los pies. Necesito
encontrar un lugar al que llamar para pedir ayuda y necesito encontrarlo pronto.
Los dedos de mis pies tocan una superficie sólida y sonrío, incluso mientras
me esfuerzo por sostenerlo. “Encontré un camino, Yan. “Voy a llevarnos a un
lugar seguro”.
No suelta ningún sonido. Su pulso bajo mis dedos se está volviendo más
débil, su cuerpo más pesado.
"Vamos. Quédate conmigo, Yan”.
Los faros brillan a lo lejos e intento llegar a la carretera. Me detengo a mitad
de camino y retrocedo cuando el coche pasa a toda velocidad por delante de
nosotros. Mierda. Eso estuvo cerca. Si hubiera estado en el camino, nos habría
golpeado.
El coche se detiene delante y sus luces rojas brillan ante él.
retrocede a toda velocidad y se detiene justo delante de nosotros.
Casi lloro de alegría cuando se abre la puerta del pasajero y sale Adrian.
Miro sus rasgos tensos y su arma en la mano. Por la forma en que parece un
señor de la guerra listo para comenzar una batalla y ganarla.
Nos encontró.
No tengo idea de cómo logró hacerlo tan rápido, pero estoy muy feliz de que
esté aquí. Me agarra por los hombros. "¿Estás bien?"
Logré asentir levemente y luego le hice un gesto a Yan. "Le dispararon.

Dos veces. Ayúdalo."
Las palabras no han salido del todo antes de que Kolya me quite a Yan y lo
cargue. Sin embargo, no me siento aliviado de que su peso haya desaparecido.
En todo caso, mis dedos tiemblan cuando me invaden pensamientos pesimistas.
Al menos cuando estaba apoyado en mi espalda, podía sentir los latidos de su
corazón, tan bajos como eran, y decirme que estaba vivo. Ahora, se siente como
si estuviera más cerca de la muerte que de la vida.
Un segundo coche se detiene detrás de este y Kolya coloca con cuidado a
Yan dentro.
"Lía."
"¿Qué?" Respondo distraídamente, sin dejar de observar el cuerpo sin

vida de Yan.
“¡Lía!”
"¿Qué?" Le digo bruscamente a Adrian.
Me está limpiando los ojos. Pruebo la sal y ahí es cuando me doy cuenta
de que he estado llorando. Por cuánto tiempo, no tengo idea, pero ha sido
suficiente como para sollozar y temblar.
Adrian revisa mis manos, mi vestido y mi abrigo.
"
"No es mío. Es de Yan, el pulgar Digo para explicar la sangre.
de Adrian pasa por debajo de mi mejilla y hago una mueca cuando él
toca mi labio cortado. "¿Dónde está el cabrón que hizo esto?"
"Él murió."
"¿Fallecido?"
“Su compañero lo mató”.

“¿Y dónde está su socio?”
“Se fue en el auto”. Lo miro fijamente mientras el vehículo
llevando a Yan revoluciones en la distancia. “¿Va a estar bien?”
Puedo sentir la vacilación en Adrian. Él lo vio. Vio la sangre. Sabe que su segundo
guardia más cercano podría no sobrevivir.
"Vámonos." Me lleva al asiento trasero y dos de

sus guardias se ponen al frente.
Adrian mantiene sus brazos alrededor de mí durante todo el camino a
casa. Las lágrimas estúpidas no paran de salir y sigo temblando como una
hoja en invierno.
Se quita la chaqueta y la envuelve sobre mi abrigo ensangrentado.
pero eso no alivia el dolor que siento en lo profundo de mi pecho.
Estoy llorando, pero no se trata sólo de Yan. También lloro porque creo
conocer a ese hombre, la sombra, el que dijo que tenía una misión.
Y algo me dice que esta misión es más peligrosa.

de lo que jamás podría imaginar.
26
INVIERNO
I Respiro por primera vez cuando el médico dice que Yan sobrevivirá.
Perdió mucha sangre y todavía está inconsciente, pero

No hay ninguna amenaza inmediata a su vida.
Esas palabras me desgarran el pecho y se alojan en mi corazón con una
fuerza que me roba el equilibrio. Agarro el brazo de Adrian y me anclaré
mientras estamos parados en medio de la habitación de Yan que está ubicada
en la casa de huéspedes, el lugar donde Adrian nunca me permitió entrar
hasta ahora.
Está boca arriba, con el pecho vendado, no sale más sangre de su
cuerpo, pero tampoco abre los ojos. Su bonito rostro de modelo está pálido y
sus labios están agrietados.
Kolya está a su lado, controlándole la temperatura tal como le mostró el
médico. No extraño que tengan un médico en el lugar, o que no haya hecho
ninguna pregunta sobre por qué tuvo que atender a un paciente baleado en
la casa de Adrián.
Él simplemente asintió y se fue como si esto fuera algo cotidiano.
ocurrencia.
Probablemente lo sea.
“¿Cómo está su temperatura?” Le pregunto a Kolya mientras mira fijamente el
dispositivo que tiene en la mano.
La habitación es sencilla, con una cama en el medio y un armario en

la esquina. La única luz proviene de la lámpara de la mesa de noche,
proyectando sombras oscuras sobre el pálido rostro de Yan.
"Es alto, pero no alarmante". Kolya se endereza y, aunque su habitual
ceño fruncido se mantiene firme, hay una sutil cautela en su postura. "Me
aseguraré de que baje durante la noche".
Doy un paso adelante. "Yo también me quedaré".

"No." Adrian me agarra por el codo y tira de mí hacia atrás.
“Hiciste tu parte. Déjalo en manos de Kolya ahora”.
“Tiene razón, señora. Volkov. Gracias por todo lo que has hecho. Si
no lo hubieras cargado o no hubieras intentado detener su hemorragia,
no habría sobrevivido”. Kolya ofrece lo que parece una sonrisa. Es como
su jefe en ese departamento. Les vendría bien una lección o dos del
animado Yan.
"No fue nada."
Quiero quedarme y cuidar a Yan, pero Adrian me carga en sus brazos
y sale de la casa de huéspedes, dirigiéndose a la principal. Lo ha estado
haciendo desde antes porque no tengo zapatos y estoy agradecido
porque mis piernas no pueden sostenerme adecuadamente. Mis manos
dentro de mis guantes ensangrentados descansan sobre mi regazo y
trato de no quedar atrapado al verlos y recordar lo que le pasó a Yan.
"
"Agárrate a mí, Lia," Adrián dice con severidad.
Están ensangrentados ".
"¿Me veo como que me importa?"
Él no, pero yo sí. Incluso mientras envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, trato de
mantener los guantes alejados. No quiero mancharlo de sangre.
No debería haber sangre cerca de él.

Tan pronto como estamos dentro de la habitación, me retuerzo para que
me deje ir. A la luz brillante, puedo ver el carmesí en mis guantes, en todo
mi abrigo y en mi vestido. Está en todas partes, como una segunda piel.
Adrian me pone de pie y me alejo. Cierra la puerta con un clic y, cuando

avanza hacia mí, sus ojos están entrecerrados, oscuros, como si estuvieran
gestando una tormenta, un volcán o ambos.
Su camisa de esmoquin blanca tiene manchas de sangre. También hay

algo en su frente. No me gusta. No lo quiero con él y odio ser la razón por la
que está ahí.
Realmente no debería haber sangre sobre él.
Arrugo la frente. Es la segunda vez que tengo ese pensamiento en unos
segundos. No tengo idea de por qué me atormenta eso, pero sé que no
puedo ver el color carmesí en él. Tira de una parte oscura de mí donde existe
esa caja negra en la que estaba atrapado.
"I… "Voy a darme una ducha." Paso junto a él hacia la puerta. "Lo haré
en una de las otras habitaciones".
Mi mano está en el pomo de la puerta cuando su cuerpo aplasta el mío
por detrás, sus músculos duros y su constitución alta eclipsan mi cuerpo más
pequeño. Su palma cubre mis guantes ensangrentados sobre el pomo de la
puerta mientras susurra contra el caparazón de mi oreja: "¿A dónde crees
que vas?"
"Ducha… “Mi voz es baja, entrecortada y suena poco sincera porque, en
realidad, ducharme es lo último que quiero hacer en este momento.
"¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?" Frota su barbilla contra un

lado de mi cabeza mientras sus dedos desatan los clips que sujetan mi
cabello. Los mechones caen sobre mi espalda y él acaricia su nariz contra
ellos, inhalándome. "Pensé que te había perdido de nuevo, Lia".
Cierro los ojos, empapándome del tono grave y profundo de su voz y de

sentirlo detrás de mí. Es seguro y muy familiar. No debería tener estos
pensamientos en este momento, no cuando él habla de otra mujer, pero soy
incapaz de pensar más allá de su presencia. Su toque. Sus palabras.
Me he vuelto adicto a él en lugar del alcohol. Sus brutales castigos y mis

arrolladores orgasmos se han vuelto
mi nueva dosis, pero me la quitó y eso me dolió más que no beber. Al

menos con la falta de alcohol, era un dolor de cabeza.
Con él, todo mi cuerpo ha estado sufriendo abstinencia.
He estado muerta de hambre durante tanto tiempo (parece una eternidad) y los
acontecimientos de esta noche sólo aumentaron mi hambre.
Los labios de Adrian rozan la curva de mi mandíbula y siguen
hasta el hueco de mi garganta, mordisqueando, chupando.
Mis músculos pierden la rigidez de antes y me relajo en su agarre, mis
dedos sueltan el pomo de la puerta. Adrian sostiene mi mandíbula con dos
dedos, levantándola para poder besar mi cuello, luego mi clavícula, antes
de regresar a mi mandíbula.
La sangre no lo detiene. Es como si no existiera.
Me hace girar y lo miro fijamente mientras mi trasero se encuentra con
la superficie sólida de la puerta.
Él me mira mientras se quita la chaqueta y me sigue con mi abrigo.
Estoy en silencio, mientras una prenda sigue a la otra, arremolinándose a
mi alrededor.
Adrian pasa los dedos de una mano por mi cabello mientras la otra
encuentra mi cremallera, desabrochándola con un movimiento rápido.
La tela se desliza por mis brazos antes de unirse al resto de la ropa
esparcida por el suelo. Estoy parada con nada más que un sujetador sin
tirantes y bragas de encaje negro.
Estoy medio desnuda y, aun así, no me siento vulnerable, porque la
forma en que Adrian me mira es acalorada y ardiente, a diferencia de
todas las miradas robóticas que me ha dado durante los últimos días.
" él
“Estoy muy orgullosa de lo que hiciste para ayudar a Yan,
Lenochka, murmura contra mi cara mientras engancha sus dedos alrededor
del borde de mis bragas.
“¿Estás orgulloso de mí?” Agarré los lados de su camisa para mantener
el equilibrio.
"Siempre he estado orgulloso de ti". Hace una pausa. "Cambiemos
eso a mayormente".
Quiero preguntar si "mayormente" me incluye a mí o a Lia, pero elijo no

arruinar el momento. No me importa cómo me vea ahora, porque soy yo el
que está aquí.
No es Lía.
A mí.
Adrian se desabrocha el cinturón y lo miro con gran expectación mientras
deja caer sus pantalones y bóxers. Siempre es un espectáculo digno de
contemplar, algo de lo que no puedo quitar los ojos de encima, incluso
cuando mis instintos me dicen que es peligroso.
A pesar de ese peligro, o más bien a causa de él, he quedado atrapado
en su órbita sin forma de escapar.
Levanta una de mis piernas y la rodea su cintura. Lo mantengo allí,
incapaz de apartar la mirada de su polla. Es duro, espeso y tan listo que mis
entrañas revolotean con un deseo carnal.
Adrian entra en mí lentamente, e incluso con mi núcleo resbaladizo, su

polla se abre paso en mi cuerpo, llenándome sin llegar hasta el fondo.
Mientras se toma su tiempo, me doy cuenta de que no es sólo el deseo lo
que se apodera de mí, desgarrando mi carne y encontrando refugio en mis
huesos. Es algo más profundo, más oscuro y más siniestro. En este momento,
quiero ver la forma en que él me posee, centímetro a cada centímetro
agonizante. Quiero ver cómo se unen nuestros cuerpos.
Un gemido gutural llena el aire y me doy cuenta de que es mío.

Adrian hace una pausa y un gemido de satisfacción brota de sus labios.
"Joder, Lenochka..." ¿Sabes cuántas veces he pensado en escuchar tu sexy
voz ronca?
Quiero morderme el labio, terminar con esto, no permitirle escuchar mi
voz cuando todavía me llama por el nombre de otra mujer, pero la mirada en
sus ojos me detiene. El gris es intenso, pero no áspero. Es como estar
atrapado en un sueño brillante y saber que despertaré pronto, así que debo
disfrutar cada segundo.
"
"Eres tan hermosa", dice con voz ronca, moviendo sus caderas hasta que su
polla está completamente dentro de mí. "Estás jodidamente en casa".
Jadeo ante sus palabras y la forma en que me está llenando hasta el fondo.
punto de estirarme de la manera más deliciosa posible.
Hogar.
Me llamó a casa.
Mis brazos rodean su cuello mientras subo por su cuerpo para que mis
dos piernas queden alrededor de su cintura. No me importa la sangre o cómo
esta es posiblemente mi peor apariencia hasta ahora.
Lo único que sigue resonando en mi cabeza es la palabra "hogar". En

realidad, nunca he tenido uno, en realidad, y el hecho de que Adrian me
llame suya está desencadenando una parte latente de mí que no creía que
existiera.
La parte que también quiere un hogar y quiere que se lo muestre.
Yo cuánto soy su hogar.
Adrian penetra lentamente en mí, la nueva posición le da una profundidad
que le permite golpearme en un punto sensible con cada embestida sin prisas.
“Estás tan apretada, Lenochka. Vamos, ábreme”.

Entonces me doy cuenta de que sólo se lo está tomando con calma para
no lastimarme. A pesar de su naturaleza despiadada y sus castigos
despiadados, Adrian a veces me trata como si fuera un vaso de cristal que
se rompería si presiona lo suficiente.
Eso podría ser cierto ya que, de hecho, es enorme. Es tan grande que
siento un ardor cada vez que golpea dentro, a pesar de que estoy empapada.
Pero es del tipo exquisito. Del tipo en el que a las polillas no les importaría
que las quemaran vivas siempre que pudieran probarlo.
Clavo mis talones en su trasero, instándolo en silencio. Los labios de

Adrian capturan los míos a medida que su ritmo aumenta. Su beso coincide
con la ferocidad de sus embestidas. Primero, son profundos y pausados.
Luego, son rápidos y despiadados, robándome cualquier sensación de seguridad.
razón.
Es imposible seguir el ritmo, incluso si lo intento. Mi espalda golpea la

puerta, deslizándose sobre ella y chocando contra ella para igualar el poder
agudo de sus caderas, de su beso, de todo su cuerpo.
Soy una marioneta en sus manos, pero no me quita la lógica. Se está
grabando bajo mi piel. Me está robando el sentido común y el aliento. Está
abriendo puertas dentro de mí que no sabía que existían.
Desde que empezó a besarme, no he deseado el aire. Él es mi oxígeno ahora. La

razón por la que estoy luchando con uñas y dientes para aferrarme a la vida.
El orgasmo me golpea tan fuerte que no lo veo venir hasta que me

explota en la cara. Giro la cabeza hacia atrás y mis labios abandonan
momentáneamente los suyos. “Aaaah… ¡Adrián! ¡Adrián!
"Joder, joder".
Escucharlo maldecir sólo fortalece mi orgasmo. Normalmente no es del
tipo que maldice, pero parece haber perdido algo de su control de hierro
desde que me tuvo en sus brazos.
Él penetra en mí con fuerza animal, follándome contra la puerta con
golpes profundos y furiosos. "Repite eso.
“Repite mi nombre”.
"
“Adrian, Susurro, luego gimo. “¡Adrián!”
por un momento, me siento como si estuviera suspendido en el aire.
Mi cabeza y mi corazón están mareados. Mi cicatriz no hormiguea, no me
duele el pecho.
Soy libre.
En los brazos de Adrian, soy libre de todo y de todos.
Soy solo yo.
Esos pensamientos expanden la ola de mi orgasmo mientras me traga
por completo. No es nada parecido a lo que he sentido antes y me asusta,
pero lo uso de todos modos. Mis dedos se clavan en los hombros de Adrian
mientras un largo gemido mezclado con un gemido se derrama de mis
labios.
Entonces llega Adrián. Siento su semen calentando mis entrañas
mientras sus hombros se tensan bajo mis dedos.
"
“Joder, exhala contra el hueco de mi cuello.
Pero ni siquiera se detiene cuando se quita los pantalones y los boxers
y me lleva al baño mientras todavía está dentro de mí. Me quita los guantes
y el sostén y los arroja detrás de él. Mis manos están ensangrentadas,
pero Adrian no las mira con disgusto, más bien con orgullo.
Estoy orgulloso de ti, dijo.

Eres mi hogar, dijo también.
¿Todavía estoy feliz por el orgasmo o es esto?
algo completamente diferente?
Me pone de pie y estoy un poco inestable, así que mantiene
una mano en mi brazo mientras sale de mí. Me estremezco por
perderlo, luego mis ojos se cierran cuando su semen corre por mis
piernas.
Jesús. ¿Se supone que eso es excitante?
Adrian observa la evidencia de su follada minuciosa mientras se
quita la camisa, revelando sus músculos duros y la tinta etérea que
adorna sus brazos.
Quiero tocarlos, abrazarlo, pero siempre siento que no me
corresponde hacerlo. Como si no tuviera ningún derecho sobre él
para poder estudiar sus tatuajes.
Adrian presiona el botón y el agua nos empapa en un segundo.
Lentamente frota la sangre de mis manos y usa un cepillo para
quitarla de debajo de mis uñas. Luego pasa a mi cara, mi cuello y
mis brazos.
Estoy a punto de derretirme por la forma en que me toca. El
cuidado en sus ojos. La suavidad que no se adapta a su carácter y
que solo me muestra a mí.
Cuando termina, rodea mi cintura con sus brazos y me levanta, hundiendo
sus dedos en mi trasero. Luego embiste dentro de mí con un golpe despiadado.
Yo voy. Así.
Ni siquiera estaba tan excitada, pero creo que la forma en que me lavó fue
tan estimulante que todo lo que tuvo que hacer fue entrar en mí por un momento.
yo al orgasmo.
Ni siquiera es la estimulación física, es el significado detrás de ello, la
ternura, la preocupación en sus ojos grises que solo me ha dedicado a mí.
No me molesto en amortiguar mis gemidos, mis gritos y mi absoluta

alegría mientras él me folla bajo la ducha. Lo agarro con ambas manos, no
quiero dejarlo ir.
Ni ahora ni nunca.
No deja de follarme, de poseerme, de cambiar de posición cada cierto
tiempo. Sus manos están por todas partes, ahuecando mis pechos,
pellizcando mis pezones, tirando de mi cabello para poder mordisquear un
punto sensible en mi garganta. Me besa y luego me muerde la lengua.
Chupa mi pezón y luego tira de él. Él penetra en mí lentamente, luego lo
lleva a un nivel irregular y enloquecedor.
Es como si no pudiera tener suficiente de mí y quisiera profundizar

nuestra conexión con cada toque. Folla como habla, con aparente calma
pero sutil oscuridad.
Estoy tan estimulada que siento que un orgasmo sigue sangrando en el
otro.
Mi frente ahora está contra la cabina de ducha transparente mientras él
penetra en mí desde atrás mientras enjaula mis dos muñecas con una mano
en el vidrio sobre mí.
Mi boca está abierta en forma de 'O' mientras recibo cada delicioso
empujón y cada punzada de dolor que lo acompaña.
“Ahhh… Adrián… Ya voy… "
Él aumenta su ritmo, pellizcando mis pezones con su otra mano hasta que me
duelen y grito de dolor. "Muy sensible."
“¡Adrián!” Me caigo sin aterrizar. sigo cayendo

y rodando, encontrando una pausa para poder caer de nuevo.
Si hubiera sabido que así se sentiría, lo habría dejado.
escucha mi voz así que me habría jodido hace mucho tiempo.
Adrián todavía no ha venido. En todo caso, mi orgasmo lo ha hecho

crecer más duro dentro de mí. Sus labios se encuentran con mi oído mientras
susurra: "Gracias por darme la bienvenida a casa".
Y luego vuelve dentro de mí. cierro los ojos para
Recuerda la sensación y sus palabras.
Gracias por ser mi hogar, estoy a punto de susurrar en respuesta, pero
su cabeza cae en el espacio entre mi cuello y mi hombro y besa la piel allí.
"Joder, te extrañé, Lia".
Todo mi cuerpo se afloja contra él. Todo lo que pasó esta noche. Su
preocupación, su pasión desatada e incluso la forma en que mordisquea mi
piel y balancea ligeramente sus caderas nunca fueron para mí.
Él no me ve . Él sólo está viendo a Lia.

Ese pensamiento me abre tan profundamente que una lágrima se desliza por mi
mejilla, mezclándose con el agua y cayendo por el desagüe.
Porque lo sé, sólo sé que él nunca me verá como Winter.
Siempre seré Lía.

27
ADRIÁN
I no puedo parar.
Digo que lo haré después de una vez más mientras la levanto y la
acuesto boca abajo, abriendo bien las piernas y empujándola por detrás.
Dije que pararía después de llevarla una vez más a la cama anoche.
Dije que pararía después de despertarla, mis dientes mordisqueando

en su cuello y dedos provocando su clítoris.
Pero soy un maldito mentiroso.
No tengo voluntad ni plan para parar. Cuanto más la pruebo e inhalo el
aroma tangible de su excitación, más tentado estoy a deleitarme con él.
Para comérsela, tráguela tan profundamente que nunca pensará en encontrar
una salida. Se me ocurre un método tras otro para arrancarle un orgasmo
tras otro.
Por lo general, soy del tipo que sabe el momento exacto para detenerse.
No puedes exagerar ni subestimar las cosas. Encontrar ese equilibrio es
imposible para la mayoría de las personas, pero no para mí. Siempre me he
destacado por ser el tipo de persona "en la cantidad adecuada".
Nunca me ha importado demasiado ni demasiado poco. Nunca me
excedí, nunca superé los límites. Nunca tuve adicciones o cosas de las que
no pudiera deshacerme fácilmente.
Lia es la excepción a todos ellos.

Ella es la adicción que no vi venir, y cuando finalmente
La noté, ya corría por mi sangre.
Ella es la que se suponía que debía superar sus límites, pero
terminé siendo yo el que estaba en un montón de problemas.
Esta mujer es embriagadora. Se deslizó bajo mi piel e inyectó

su magia negra en mis huesos. Ahora, ella es la razón por la que
respiro. Siento que si dejo de tocarla, si la dejo ir, volverá a
desaparecer.
Nunca la volveré a tener.
Mis embestidas se vuelven profundas, agudas y animales ante
el pensamiento. Nunca he estado tan duro como anoche y esta
mañana. Mi polla tiene una necesidad constante de reclamarla,
poseerla y enseñarle que nunca irá a ninguna parte, voluntaria o
involuntariamente.
El cuerpo de Lia se sacude, sus dedos se aprietan en el cinturón
que le enrollé alrededor de las muñecas y lo até al gancho del
poste de la cama. Se ve tan hermosa y tan jodidamente mía.
Su cuerpo es pequeño, quebradizo y tan frágil que duele pensar
qué pudo haberle pasado anoche. Los cortes marcan las plantas
de sus pies y se le está formando un hematoma debajo del ojo. En
el momento en que la vi jadeando, llorando y en un leve estado de
shock, juré encontrar a quien la tocara y le rompiera el puto cuello
con mis propias manos.
Al mismo tiempo, cuando la vi luchando por sostener a Yan en posición
vertical y sabiendo que probablemente lo había cargado durante mucho
tiempo, a juzgar por los rasguños en sus pies, sentí una profunda sensación
de orgullo. Porque aunque se suponía que Yan debía protegerla, se
encontraron en una posición invertida y ella no dejó a ningún hombre atrás.
Esta pequeña y jodida mujer llevaba a un hombre grande en su espalda

como si eso fuera normal.
Esos pensamientos sólo me llenan de más deseo por ella, de más

necesidad de grabarme bajo su piel y en su sangre.
Clavo mis dedos en su nalga mientras mi otra mano levanta su

estómago un poquito. Con una de mis rodillas firmemente plantada entre
sus muslos abiertos, esta posición me da más espacio para poder
penetrarla.
Lia muerde la almohada, amortiguando sus sonidos nuevamente. Ha
estado haciendo eso desde que la saqué de la ducha anoche. Libero su
trasero y me inclino para que mi pecho cubra su espalda.
Sus músculos se doblan bajo mi toque, cediendo en lo más mínimo

mientras sus paredes se aprietan alrededor de mi polla. Metí dos dedos
en su boca y la abrí. “No te escondas de mí, Lia. "Dejame escuchar tu
voz."
Sus ojos se encuentran con los míos, la humedad se acumula en
ellos. Están callados, pero desafiantes. Decidido, pero triste, como un
desastre natural que no quiere arruinar la vida de las personas pero
sabe que tiene que suceder de todos modos.
“Lía. Abierto."
Envuelve sus labios alrededor de mis dedos y los muerde con fuerza
mientras me estrangula por dentro. Me corro al mismo tiempo, me
duelen las pelotas por la intensidad de mi liberación.
Las rodillas de Lia se doblan y colapsa el colchón. Yo también quiero
caer sobre ella, besarle la garganta y mordisquear sus rosados y erectos
pezones. Quiero adorar todo su cuerpo para poder hacerlo todo de
nuevo.
Pero salgo de ella y me mantengo en posición de flexión para no
aplastarla con mi peso. Es tan pequeña que duele imaginar que la
lastimen de esa manera.
Lia deja de morderme los dedos y los suelta, dejando un rastro de
saliva y marcas de dientes. Intenta apartar la mirada, pero dejo caer una
de mis rodillas entre sus piernas y la agarro por el pelo, obligándola a
quedarse en el lugar.
Paso las puntas de mis dedos índice y medio, los que ella acaba de
morder, sobre sus labios. “Si te gusta algo, hazlo realidad”.
Ella mira mis dedos, apretando los labios mientras deslizo la punta de
mi lengua sobre su garganta antes de encontrar su oreja. Todo su cuerpo
se estremece y puedo sentir su lujuria, incluso sin tocar entre sus piernas.
Sus ojos se abren como platos, su respiración se hace añicos y su piel se
vuelve caliente al tacto, un poco sudorosa, un poco sucia y tan jodidamente
perfecta.
“¿Por qué te vuelves a silenciar, hmm?” susurro
palabras bajas, haciendo todo lo posible por no perder los estribos.
"
“Pregúntese: “Te ella dice, sin aliento.
lo estoy preguntando. Respóndeme."
Ella vuelve a fruncir los labios.
“¿Estás de humor para algún castigo, Lia? Ha pasado algún tiempo, así
que tal vez tu cuerpo anhela ese latigazo de dolor”.
Ella se burla.
"Ese es uno, Lia".
Su mirada se encuentra con la mía y creo que es por el castigo, pero
ella grita entre dientes: " No soy Lia".
"Dos. Y usted es."

Nuevas lágrimas llenan sus ojos mientras se levanta de la cama,
tratando de alejarme. Puedo dominarla fácilmente, especialmente con ella
atada y atada para ser tomada, pero las lágrimas me detienen.
No son lágrimas de placer como cuando ella sollozaba durante su orgasmo
mientras la azotaban.
Son lágrimas de dolor.
Le doy espacio y me siento de rodillas para desatar el cinturón que
rodea sus manos. Estoy intentando masajearle las muñecas, pero ella las
tira hacia atrás y se señala a sí misma con el pulgar. "¡Invierno!
Mi nombre es invierno. Deja de llamarme Lía. "¡Solo para!"
Mi mandíbula se aprieta. "Tres."
“Que sean cien. "No me importa". Ella golpea mi pecho con el puño
cerrado. “Me estás borrando, Adrian. Me estás borrando de la existencia”.
Envuelvo una mano alrededor de su cabeza y la atraigo hacia mí,

forzando el fin de su rabieta. Ella lucha contra mí un poco más, sus pequeñas
manos empujándome, sus dientes mordiendo las crestas de mi pecho, pero
su energía disminuye cuando un sollozo sale de su garganta. Está crudo,
pero rebota justo contra mi caja torácica y desaparece.
Me importa un carajo la razón por la que llora.

Poco después, su respiración se estabiliza, aunque sus puños todavía
están apretados contra mi pecho. Creo que se ha quedado dormida hasta
que murmura: “Invierno. Mi nombre es invierno... "
Y luego ella queda inconsciente.
La coloco en la cama, voy al baño y regreso con una toalla mojada para
limpiarla. La levanto, le quito las sábanas que están mojadas con mi semen
y su excitación, y la envuelvo en el grueso edredón.
Todavía hay lágrimas en sus ojos y las limpio con el dorso de mis dedos.
Ella se inclina hacia mi tacto porque, incluso mientras duerme, su cuerpo
está sintonizado conmigo.
Después de asegurarme de que esté cómoda, me doy una ducha rápida,
me visto y me reúno con mis hombres abajo. Es un poco pronto, pero ningún
momento es demasiado pronto para lo que tenemos que hacer.
Están todos activos y ya he recibido informes de mis piratas informáticos.
Entrecierro los ojos mientras leo el correo electrónico de uno de los

piratas informáticos a los que pedí que forzaran la entrada al GPS de mi
coche después de que desapareció anoche. Él respondió que lo encontraron
en un acantilado, no lejos de donde recogimos a Lia y Yan.
Envío a dos de mis guardias a investigar antes de que la policía llegue al
lugar del accidente. Si hay algo que limpiar, lo harán también.
Pero, sobre todo, necesito saber quién carajo se atrevió a secuestrar a mi

esposa.
Mi. Esposa.
Ni siquiera sucedió en la calle o en un lugar insignificante. Se atrevieron a
llevársela de un acto celebrado por Serguéi en su propia casa. Tienen pelotas, se lo
reconozco, pero disfrutaré cada segundo cortándolas.
Envío algunos guardias más a investigar la casa de Sergei en caso de que

alguien sepa sobre el incidente. Después de recibir la llamada telefónica de Lia, mis
hombres y yo tuvimos cuidado de no alertar a los demás. Cualquier peligro para la
seguridad en presencia de otras familias criminales daría una mala imagen de la
hermandad y de Sergei. No quería darle una razón más para indagar en mí u
obligarme a echar a Lia. Probablemente pensaría que yo monté todo el maldito
secuestro y sacrifiqué a Yan para parecer inocente ante el fiasco de los italianos.
Eso es algo que haría su suegro, Kyle, no yo. El marido de Rai no dudaría en
ponerse en peligro con tal de poder seguir adelante. No soy así. Nunca sacrificaría
a mi gente ni pondría a Lia en peligro por mi propio beneficio.
Sergei no tiene muchas cámaras en el estacionamiento, así que necesito que

mis hombres me digan si algo fue captado en las imágenes, y luego me preocuparé
por eso.
Después de asegurarme de que todos mis hombres estén donde deberían estar,
Dirígete a la habitación de Yan en la casa de huéspedes.
Me tomo un segundo para respirar profundamente. Por mucho que ese cabrón
me haya estado poniendo de los nervios, no me gusta considerar la idea de la
muerte de Yan. Kolya siempre solía bromear diciendo que es como nuestro hijo con
lo mucho que lo adoramos, y lo es, en cierto modo. Verlo disparado fue equivalente
a ver a Jeremy ahogarse hace unos meses.
Después de un momento, abro la puerta. Kolya está sentada en una silla al lado
de la cama de Yan y agarra una toalla mojada. Sus ojos
Están inyectados en sangre pero alerta. Definitivamente no pegó ojo

anoche porque tiene debilidad por el bastardo imprudente que yace en la
cama.
Mi segundo al mando intenta levantarse, pero le hago un gesto para
que se quede y le pregunto en ruso: "¿Cómo está?".
"
“La fiebre bajó”, responde Kolya en el mismo idioma. "Pero aún no se
ha despertado".
“Lo hará”.
"Lo sé." Él duda. "¿Descubriste algo?"
"Los otros hombres dicen que aún no habían recibido la orden de
trasladarse al coche, por lo que no presenciaron nada de lo sucedido".
“Yan probablemente quería conseguir a la Sra. Volkov al coche primero.

"Sí." Miro fijamente el pecho vendado de Yan, golpeando mi muslo con
mis dedos. “¿Recuerdas cuando le dispararon a Kyle pretendiendo proteger
a Sergei, cuando él era el que estaba detrás del ataque?”
Kolya frunce el ceño, probablemente sin saber adónde voy.

con esto, pero asiente.
Mi atención permanece en Yan mientras hablo. “¿Sabes por qué lo
hizo?”
"Para agradar a Sergei".
“Que era básicamente su camuflaje. Su encubrimiento. Recibió una
bala no mortal como forma de sacrificio”.
Los ojos de Kolya se abren y finalmente entiende mi punto. “No puedes
significar… "No estás acusando a Yan de lo mismo, ¿verdad?"
Mi golpeteo se detiene cuando los ojos de Yan se mueven. "Mmm.
"¿Quién sabe?"
“Con el debido respeto, señor, Yan le ha servido desde que era un niño
pequeño. No es un asesino anónimo como Kyle, que intenta agradar a
alguien. ¡Recibió dos balas por tu esposa!
"Cuida tu tono, Kolya".

Frunce los labios, pero no se disculpa. Después de un momento,

traga. "Todo lo que digo es que Yan no te haría eso".
"Estás diciendo eso porque lo conoces desde siempre".

vida. Te resulta difícil sospechar de él debido a tu vínculo”.
“Aparentemente, no tienes ningún problema con eso.
"Felicidades."
"Te dije que cuidaras tu tono, y no, Kolya, no tengo
"El problema es desconfiar de la gente".
"¿Y ahora qué? ¿Vas a matarlo?
“No soy tan cruel. No lo mataría sin interrogarlo primero”.
Puedo decir por la expresión de Kolya que está enfurecido,

decepcionado y probablemente quiere darme un puñetazo en la cara.
Puede que hayamos crecido juntos, pero él sabe que soy frío y calculador
con otras personas, no con los míos.
Entonces, el hecho de que esté dirigiendo esos rasgos hacia adentro, a
Yan, lo está cabreando como nunca antes.
"¿Soy el siguiente?" pregunta en voz baja. "Después de Yan, ¿es mi turno?"
"No me des una razón". Me doy la vuelta. "Dime cuando se despierte".
"
"Ya sabes, Él habla detrás de mí. "Tanto como tú
odiabas a tus padres, eres una réplica de ellos".
No estoy bajo la implicación de responderle, así que no lo hago mientras
cierro la puerta detrás de mí.
Una réplica de ellos.
Posiblemente.
Después de todo, los monstruos sólo pueden engendrar monstruos.
28
INVIERNO
I Ya no puedo hacer esto.

Simplemente no puedo.
Hoy me desperté sudando y llorando. Todo mi cuerpo temblaba tan fuerte

que asusté a Jeremy cuando entró en mi habitación.
A veces no recuerdo mis pesadillas, pero recuerdo ésta. Recuerdo

cómo Adrian me estaba follando en la cama, mis brazos y piernas lo
rodeaban mientras Lia irrumpía por la puerta con un cuchillo. Sin embargo,
esta vez, ninguna sombra me salvó de ella mientras me cortaba la
garganta.
Adrian no me miró dos veces cuando estuvo en la habitación.
Mientras me agarraba el cuello sangrante, él salió de mí y se acercó a ella.
La abrazó de frente de una manera que nunca me había abrazado a mí.

Aspiró su aroma y besó sus sienes. le susurró mientras ella sostenía el
"
“Te extrañé, Lenochka, cuchillo ensangrentado que me
cortó la garganta. murmuró entre besos en su mejilla, su boca y su
"
"Finalmente estás en casa, garganta mientras yo yacía allí,
gorgoteando, retorciéndose, llorando.
¡Ayuda! Grité en mi cabeza. Adrián, ¡ayúdame!

No lo hizo.
Toda su atención estaba en Lia, en su rostro, sus mejillas, su garganta,

su boca. Ella me miró, sin embargo. Sus ojos se encontraron con los míos
idénticos, y sonrió mientras abrazaba a Adrian y articulaba: "Mío".
Fue entonces cuando morí.

Pero luego me sumergí en otra pesadilla, donde un hombre envolvió su
mano alrededor de la mía y me obligó a apretar el gatillo. La sangre cubrió
mi piel mientras gritaba a todo pulmón.
Entonces se acabó.
Jeremy era quien intentaba despertarme, de pie junto a mi cama,
sosteniendo uno de sus soldados de juguete. Se echó hacia atrás cuando
comencé a sentarme.
Ahora está de pie cerca de la cómoda, con el rostro pálido y los labios
temblorosos. “¿Eres un fantasma, mami?”
Mi respiración se calma inmediatamente y un tipo diferente de
preocupación se apodera de mí. Jeremy parece tener miedo de mí y eso me
duele más de lo que me gustaría admitir.
Extiendo una mano hacia él. “Lo siento mucho, Jer. Mami acaba de
tener una pesadilla. Ya se terminó."
"¿En realidad?" No parece convencido, incluso mientras mira mi mano.
"En realidad."
“¿No vas a ser mamá fantasma?”
"Por supuesto que no, mi ángel".
Con cautela da un paso adelante y coloca su pequeña mano en la mía.
Sonrío y él me devuelve la sonrisa. “Tú eres mi mami”.
"Soy."
Se sube a la cama y me rodea con sus pequeños brazos. “¿Podrás ser
siempre mi mami?”
La desesperación y la exasperación de antes se mantienen
Mi garganta mientras pienso en qué decirle.
Ya no me quedaré aquí.
No me importa si la policía me encierra. Simplemente no puedo, bajo

ninguna circunstancia, quedarme en una casa que me da escalofríos con un
hombre que me está borrando de la existencia.
Ha pasado una semana desde el ataque. Siete días completos desde
que me cogió por primera vez.
Lo ha hecho una y otra vez desde entonces. A veces dos veces al día.
A veces como forma de castigo. Anoche fue porque descubrió que había
pasado la mayor parte del día cuidando a Yan, un hecho que no le gusta.
Era duro, inflexible y no se retiró de mí hasta que mis labios sangraron

por lo mucho que los mordí. Me alegro de que me haya limpiado y cubierto
mi cuerpo con un camisón, porque lo último que quiero es que Jeremy me
vea así.
estado.
Pero claro, Adrian ofrece el mejor cuidado posterior que jamás haya
presenciado. Sólo he conocido hombres egoístas que prestaban atención a
su propio placer y al diablo con el mío. Adrian no sólo se asegura de que yo
llegue primero, y varias veces, sino que nunca me deja sucia y se marcha.
Siempre me baña, me viste, me cepilla el pelo, me arropa e incluso le dice a
Ogla que me traiga comida a la cama cuando siente que estoy enfermo.
demasiado dolorido para moverse.
Quiero convencerme de que no me gusta nada de eso.

Que no tengo más remedio que aceptarlo. ¿Pero es así si mi cuerpo siempre
se deshace? ¿Si lo anhelo tan pronto como su mano esté sobre mí?
No es su toque lo que odio. Es él y su forma de ser.

Nunca me llamó por mi nombre.
Dejé de pedirlo, porque no sólo es inútil, sino que siempre me castigan
por ello. Duro, con más dolor que placer, como si quisiera borrar ese
pensamiento de mi cerebro.
Y es por eso que necesito escapar. Mi corazón sangra al dejar a Jeremy,
quien me mira expectante, con sus ojos grises enormes. A menos que…
Mi corazón se estremece cuando una idea loca se forma en mi cabeza.

"¿Mami?"
"¿Sí?"
“No me respondiste”.
Me burlo. Definitivamente está asumiendo la exigente personalidad
de su padre.
“Siempre seré tu mami, Jer. “Nada cambiará eso”.
“¿Podemos jugar juntos hoy?”

"Sí, pero primero tenemos que visitar a Yan".
“¿Sigue enfermo porque te salvó, mami?”
"Sí."
"Entonces le daré uno de mis juguetes".
“Eres un buen chico, Jer. Vamos. Alistemonos."
Después de vestirnos, llevo a Jeremy abajo a desayunar. Ogla me
mira de forma extraña pero no dice nada. Estoy empacando unas tostadas
y mermelada cuando finalmente habla: "¿A dónde las lleva, señora?".
¿Volkov?
“A Yan y Kolya. Hoy en día apenas toman un verdadero desayuno”.
Si bien apenas los he visto a ellos (ni a los otros guardias) comer antes,
sé que Ogla generalmente lleva sus comidas a algún edificio trasero
donde viven y comen.
"No tienes permitido visitar a Yan".
Levanto la cabeza y detengo mi tarea. "¿Qué?"
“Antes de salir esta mañana, el Sr. Volkov dio
Órdenes específicas de que no se le permite visitar a Yan”.
"Oh, que se jodan él y sus órdenes específicas ".
Los ojos suaves de Ogla se abren como si no creyera lo que acabo de decir.
La dejé sin palabras por una vez.
Jeremy se ríe mientras tira de mi vestido. “Malas palabras, mami”.
"Lo siento, ángel". Sonrío y luego dirijo mi mirada a Ogla. "Decir

su jefe que no puede impedirme que atienda a un paciente”.
Y dicho esto, tomo la comida y le digo a Jeremy que venga conmigo.
Entramos en la casa de huéspedes. A diferencia de los otros guardias,

Kolya y Yan aparentemente viven aquí. Como de costumbre, hay dos
soldados con armas desenfundadas frente al edificio. Estoy dispuesto a
decirles lo que pienso si intentan detenerme, pero no lo hacen.
Cuando entramos en la habitación de Yan, lo encontramos durmiendo.

Se despertó hace unos días, pero el médico le recetó analgésicos que le
hacen dormir más.
Está cubierto por un edredón gris que le ha subido hasta la barbilla y le
crece una ligera barba en la mandíbula, pero no está tan pálido como esos
primeros días.
Kolya se sienta a su lado, tecleando su computadora portátil. Me
sorprende encontrarlo aquí, porque normalmente es la sombra de Adrian, y
como Ogla me dijo que Adrian tiene asuntos externos hoy, pensé que Kolya
estaría con él.
Pero claro, ha habido una tensión latente entre ellos dos desde la lesión
de Yan. Apenas se dirigen la palabra, ni siquiera en ruso. Adrian ha estado
saliendo mucho durante el día con los otros hombres, y Kolya apenas se ha
alejado de Yan. Cuando entramos, cierra su computadora portátil y se
levanta.
"¿Está mejor?" Ofrezco comida a Kolya.

Lo toma y lo coloca en la mesa de noche. "Sí. "Eso creo."
Jeremy se sienta en el suelo pasando su figura sobre la sábana, pero

está lo suficientemente lejos de Yan como para no causarle molestias.
"Señora. Vólkov”.
Mi atención pasa de Jeremy a Kolya. "¿Sí?"
"Por favor, vete. El jefe dio instrucciones claras sobre no darle más la
bienvenida aquí”.
Aprieto los dientes. Ese maldito imbécil.
"No me estoy yendo." Me cruzo de brazos. “Y si Adrián dice

“Cualquier cosa, dile que insistí”.
El rostro de Kolya permanece estoico mientras murmura: "Estás
empeorando el caso de Yan, en lugar de mejorarlo, Sra. Vólkov”.
"Seguramente no lastimaría a su herido porque quiero visitarlo".
"No, pero sospechará más de él".

Arrugo la frente. “¿Sospechar de él?”
"El jefe cree que Yan podría haber estado detrás de tu secuestro".
"¿Qué demonios? Tuvo una oportunidad. Dos veces."
La mandíbula de Kolya se tensa. "Él cree que Yan podría haber hecho
eso a propósito para salirse con la suya".
“Mierda. "Tu jefe es un maldito dictador".
Puedo ver que Kolya quiere defender a Adrian, pero algo lo detiene. O
alguien. El cuerpo inerte de Yan. Esa es la razón detrás de la tensión entre
ellos. Adrian sospecha de Yan y al guardia superior no le gusta.
“¿Le contó su versión de los hechos, Sra. ¿Volkov?

"Por supuesto." El bastardo me hizo repetirlo una y otra vez como para
asegurarse de que no estaba inventando cosas y que lo estaba contando tal
como sucedió.
No mencioné la sombra del hombre y lo que dijo. Arruiné algunos detalles
para que pareciera que los secuestradores nos echaron del auto y se fueron.
Escuché a Adrian hablar con uno de sus hombres, quien dijo que encontraron
un cadáver desfigurado con el auto que cayó por el acantilado. Debe haber
sido el Hombre Fusilero.
Nadie mencionó nada sobre el otro hombre. La sombra, que dijo que
tengo una misión y me llamó Duquesa. Dudaba que eso ayudara a Adrian de
alguna manera, y hubiera sido malo para mí.
Porque ni siquiera yo todavía entiendo cuáles son sus palabras.

significar.
Pero no pensé que Adrian creería que Yan había traicionado.

a él. Es un bastardo por sospechar de sus personas más cercanas.
"Mami." Jeremy tira de mi vestido.

“¿Sí, ángel?”
"Quiero traer mi zona de guerra aquí".
"Bueno." Hago una pausa antes de obedecer. "¿Puedes hacerlo, Kolya?"
"Estoy cuidando de Yan".

"Lo haré."
"Es mejor si no lo haces". Al jefe no le gusta ".
"Te lo dije, no me importa lo que le guste o no le guste".
Kolya permanece ahí unos segundos y cuando está claro
que no me moveré, suelta un pequeño suspiro. "Muy bien."
“¡Yo también quiero venir! "¡Yo también quiero ir!" Jeremy me suelta y
se dirige al guardia más cercano a su padre. "Llévame, Kolya".
"Mantenlo vigilado." Kolya inclina su cabeza hacia Yan.
dirección y asiento.
Después de que la puerta se cierra detrás de ellos, levanto un poco las
mantas sobre su cuerpo. "Lamento que tu jefe sea un gran idiota, Yan".
Sus labios se mueven en lo que parece una sonrisa antes de que sus
ojos se abran. Cuando habla, su voz es ronca. “Él siempre lo fue.
¿Lo estás viendo recién ahora?
“¡Yan! ¿Necesitas algo? ¿Debería traerte agua o comida o...?
Mis palabras se cortan cuando levanta su mano y la envuelve alrededor

de la mía. "Gracias por salvarme."
"Seguro… "
La mirada en sus ojos junto con su toque me hace sentir
yo fuera. Hay algo detrás de ellos, pero ¿qué?
Como si sintiera mi reacción, retira su mano de la mía.
"Para mostrar mi gratitud, quiero que vayas a algún lado".
"¿En algún lugar?"
“Kolya es el único guardia que está dentro. Así que no tendrás a nadie
que te detenga ahora que él no está aquí”.
“¿Detenerme de qué?”
“La segunda historia, Sra. Volkov. "El que has estado mirando
durante semanas".
Mi corazón salta a mi garganta cuando sus palabras se registran. Él notó.
He pensado en ir allí desde que tuve la oportunidad de venir aquí

y visitar a Yan, pero Kolya, sin duda, siempre me acompaña después
de cada visita.
Y no he tenido el coraje de volver durante la noche, especialmente
con la frecuencia con la que me desmayo debido a la minuciosa
follada de Adrian.
" dice
"Kolya es el hombre número uno y confidente de Adrian,
Yan. “Su lealtad está con él y siempre lo estará, sin importar lo que haga el jefe. No
te equivoques, si te encuentra, no dudará en venderte, así que será mejor que te des
prisa”.
“¿Y tú, Yan? ¿No te metería esto en problemas?
“Solo soy un paciente dormido. “Haré como si no supiera nada”.
Él me guiña un ojo y mi corazón late con fuerza.
Santa mierda. Vi ese guiño antes, pero ¿dónde? ¿Dónde?
"
“Ve”, susurra.
Una parte de mí no quiere, una parte de mí quiere enterrar mi
cabeza bajo la arena como la pequeña Señorita Avestruz.
Pero esa parte no gana.
Porque la mayor parte de mí quiere ir allí y ver qué está pasando.
Quizás si lo hago pueda encontrar una solución a la situación en la
que me encuentro. Quizás finalmente pueda deshacerme de las
pesadillas.
Aprieto el brazo de Yan como mensaje de agradecimiento y luego
salgo de la habitación. Subo las escaleras de dos en dos porque sé
que Kolya no tardará en regresar. Tan pronto como llego al segundo
piso, una sensación lúgubre recorre mi piel.
Las cuerdas de las marionetas se rompen en mi cuello mientras
doy pasos mecánicos por el pasillo. No debería saber adónde voy y,
aun así, siento que lo sé.
No abro la primera ni la segunda puerta y, en cambio, me detengo frente

a la última a la derecha. El de la ventana que vi ese día.
Mis dedos tiemblan cuando giro el pomo de la puerta. espero que lo haga
Se cierra de golpe y me deja fuera, pero un suave clic resuena en el aire.
Al abrirse, las bisagras emiten un pequeño chirrido como
los de películas de terror y thrillers trepidantes.
No sé por qué creo que un monstruo me espera al otro lado.
Que no es.
Es mucho peor.
Alguien yace en una cama sencilla.
Se enganchan cables al brazo de la persona. Están quietos, inmóviles,
como si estuvieran muertos. Pero la máquina que emite un pitido a la derecha
muestra un ritmo normal.
Bip.
Bip.
Bip.
Mis dedos sudorosos sueltan el pomo de la puerta mientras me acerco
lentamente a la cama. Mis pies están a punto de fallarme, mi corazón late
tan fuerte que habría roto la máquina si estuviera conectada a una.
Mis palmas cubren mi boca mientras miro a la persona que yace allí.
Lleva un camisón blanco como en la pesadilla, su cabello oscuro

esparcido por toda la almohada y su piel es de un blanco pastoso.
La sábana de lana la cubre hasta los pechos y las manos.

están cruzados sobre su estómago como si estuviera en un ataúd.
Lía Volkov.
La verdadera Lia Volkov.
Creí que estaba muerta. ¿Cómo podría ser ella...? ? Por qué esta ella… ?
Mis pensamientos se suceden unos sobre otros sin una dirección clara
mientras una sensación repugnante se apodera de mi estómago.
exigiendo que vomite mi desayuno.

Sus ojos se abren de golpe, su azul choca con el mío.
Tropiezo hacia atrás mientras mi boca se abre en un grito.
29
INVIERNO
t él es una pesadilla.
Esto sólo podría ser otra pesadilla. Realmente no me
desperté esta mañana y estoy teniendo otra pesadilla.
Cierro los ojos con fuerza y luego los abro de nuevo.

Lia sigue ahí, mirándome, pero no a mí. Su mirada no
Sígueme cuando tropecé.
Me pellizco en un intento desesperado por despertar, pero sólo me
saluda un dolor punzante.
Todo mi cuerpo tiembla cuando me acerco a ella nuevamente. Ella
continúa mirando, pero nada en su cuerpo se mueve. Ni sus manos, ni
sus extremidades.
Es como si estuviera dormida con los ojos abiertos.
"
“Lia”, susurro, temiendo que algo más fuerte la haga saltar de la
cama y cortarme la garganta como lo hizo en mi pesadilla más reciente.
Ella no muestra ninguna reacción al escucharme. Sus ojos siguen

mirando hacia adelante, atrapados en una tierra extranjera. Paso una
mano delante de su cara, pero ella no la sigue.
Ella ni siquiera parpadea, completamente en trance. Ahora que ya
no estoy en shock, puedo ver que sus ojos están en blanco.
más claros que los míos, como si los sentimientos que los hacían brillantes
hubieran desaparecido por completo.
Toco lentamente su hombro, a pesar de que mi cuerpo está
de espaldas, listo para salir corriendo de aquí en cualquier momento.
Lía no se mueve. Ni siquiera un centímetro.
¿Está paralizada? ¿Muerte cerebral? ¿Qué es exactamente lo que hace
que una persona permanezca en este estado sin realizar un solo movimiento?
“Lía… “Vuelvo a murmurar”.

Nada.
Pero eso no me da alivio. En todo caso, el temor y la tristeza de antes
cortan mi caja torácica y aprietan una soga alrededor de mi corazón.
Mi pierna vibra y jadeo, pensando que Lia me ha tocado.

Es el telefono. Sólo el teléfono.
Lo recupero con dedos temblorosos. El texto que me saluda
profundiza mi estado de temblor.
Número desconocido: ¿Ya has encontrado tu misión?
Mi mirada se desliza de la pantalla a Lia y luego regresa, mi corazón late
con fuerza en mi garganta.
El… ¿La sombra tiene algo que ver con esto? Escribo una respuesta.
Lia: ¿Tiene algo que ver con Lia?

Número desconocido: Te convertiste en Lia Volkov por una razón.
Encuéntralo. Hazlo. Estoy perdiendo la paciencia, duquesa.
"¿Qué diablos se supone que significa eso?" Murmuro en voz baja.
La cabeza de Lia gira hacia un lado en un ángulo antinatural, como si

estuviera a punto de romperse. Sus ojos parpadean rápidamente y su boca se
abre mientras un largo gemido de dolor sale de ella. Es crudo, profundo y
tremendamente inquietante.
Salgo corriendo de su habitación y cierro la puerta detrás de mí. Mis
dedos tiemblan alrededor del teléfono mientras corro. No dejo de correr
hasta que estoy afuera.
Mi corazón late en mi garganta y estoy casi seguro de que

Los guardias lo notan, pero si lo hacen, no lo comentan.
Me obligo a caminar a paso moderado hasta llegar a la casa principal.
Subo corriendo las escaleras, irrumpo en el dormitorio y me escondo debajo
de las sábanas.
Mi mano todavía está firmemente envuelta alrededor del teléfono como si
fuera una línea segura de los dedos fantasmales que siento tratando de
quitarme las sábanas o las cuerdas de marionetas que intentan dirigirme a
un túnel oscuro.
¿Y si Lia me siguiera? ¿Y si ella me mata ahora?
El sudor cubre mi frente y mis dedos están rígidos mientras miro
a la luz del teléfono bajo la oscuridad de las mantas.
Los mensajes de texto del número desconocido me miran fijamente. Él sabe algo.
Dijo que tomé su lugar por una razón. ¿Pero que? Aparte de que Adrian me obligó a
hacer esto, no tenía ninguna razón para ser Lia. No quiero ser Lía.
Entonces, darme cuenta de lo que vi me golpeó como un mazo.
Ella está viva.

Lia Volkova está viva.
Antes apenas pendía de un hilo, pero ahora que sé que está viva, me
siento diez veces peor que esta mañana.
Todo lo que Adrian me hizo ha sido una mierda, pero pensé que me
enfrentaba a alguien muerto, alguien que no existe. Pero ella existe . Ella
respira. Ella está ahí mismo, en la misma maldita casa mientras un doble sin
hogar se folla a su marido día tras día.
Le quité la vida, a su hijo, a su marido. Todo.

Creo que voy a vomitar.
No es de extrañar que tuviera pesadillas en las que ella me mataba o
intentaba hacerlo. Yo hubiera hecho lo mismo. Si mi marido, el hombre que
amo, trajera otra mujer para follar bajo mi techo, lo asesinaría con mis propias
manos.
No me importaría que la llame por mi nombre o que él

Sólo la trajo como reemplazo. Ella no es yo.
Es hacer trampa.
Está jodidamente mal.
Puede que antes me hubiera quedado callado al respecto, pero ahora que
Lo sé, no puedo seguir así.
No estoy tan enfermo como Adrian. No soy un rompehogares.
La otra mujer.
Sacando a relucir mi conversación con la sombra, lo sé.
que él es el único que puede permitirme escapar.
Después de todo, él me secuestró de esa fiesta de cumpleaños, en
medio de toda esa seguridad, sólo para hablar. Puede hacerlo de nuevo
si miento y digo que conozco la misión.
Esta vez, no volveré al lado de Adrian y sus juegos enfermizos y
retorcidos.
Esta vez tendré que irme.
30
ADRIÁN
W. Cuando entro a nuestra habitación, lo primero que huelo es...

rosas.
Hay algunas velas encendidas en la mesa de noche, sus luces parpadean
en la habitación que de otro modo estaría oscura.
Me detengo en la entrada mientras me quito la chaqueta. Hoy ha sido
jodidamente tedioso y la reunión en la mesa de Sergei fue para lanzar golpes.
Aunque normalmente no me inmuto ante eso, la amenaza visible que Vladimir
y Sergei están mostrando hacia mí me ha hecho desconfiar.
Afortunadamente, las cámaras de la mansión de Sergei no captaron nada

sobre el secuestro de esa noche. Yo mismo los vi, fingiendo que había perdido
mi tarjeta, pero esa parte fue completamente cortada del metraje. Lo último
que mostró fue a Yan haciendo pasar a Lia dentro de mi auto antes de que ella
lo agarrara por el hombro y lo arrastrara con ella.
Vi las imágenes de las cámaras opuestas, luego me detuve y acerqué el

zoom para ver los rostros de los atacantes, pero ambos llevaban máscaras. El
conductor llevaba sombrero y nunca levantó la cabeza lo suficiente como para
que yo pudiera verle la cara.
El otro no fue tan cuidadoso, y eso tiene sentido ya que asumo que es el
que encontramos en el fondo del acantilado. Era un Spetsnaz convertido en
asesino. un mercenario
de principio a fin, sin alianzas reales y, como la mayoría de los Spetsnaz

profesionales, es imposible rastrear cómo se puso en contacto con sus
clientes.
Estaba (y todavía estoy) más interesado en el hijo de puta que ocultó su
rostro todo el tiempo, porque parecía que tenía las riendas de toda esta
operación. Vi todas las imágenes del estacionamiento ese día e incluso me
llevé el valor de una semana. No apareció en la cámara. En absoluto. Lo que
significa que sabía todo sobre ellos y se aseguró de ir a sus puntos ciegos.
También sabía cómo dispararle a Yan de una manera que no fuera

captada por la cámara, y luego utilizó carreteras que no tienen vigilancia.
Esa es la parte que no tiene ningún puto sentido. ¿Por qué pasó por
todos esos problemas sólo para dejarlos ir? Podría haberme infligido más
daño si me hubiera amenazado con la vida de Lia.
Si Yan no es parte de esto, y estoy noventa y nueve por ciento seguro de

que no lo es, simplemente podría haber matado a mi guardia.
¿Por qué carajos los soltó a ambos?
A menos que su objetivo nunca haya sido capturarlos.
Yan dijo que estuvo inconsciente la mayor parte del viaje en auto y que no recordaba
mucho. Él está mintiendo. Puedo decir cuándo miente Yan. Pero todavía no puedo
entender por qué miente, así que le dije que su sustento depende de si recuerda o no lo
que pasó en ese maldito auto.
Kolya me lanzó una mirada asesina antes de darse cuenta de que no

debería mirarme fijamente. Mi segundo al mando es jodidamente bondadoso
cuando se trata de Yan, hasta el punto de que incluso él se dejó engañar por
su actuación. Él sólo ve su dolor, pero yo veo mucho más allá de eso.
Veo el vínculo que ha formado con Lia durante el tiempo que la ha estado
observando, por mucho que lo odie. Veo cómo su lealtad hacia mí ya no es
absoluta. Está dividido entre ella y yo y eso sólo le hará daño a largo plazo.
Cierro la puerta del dormitorio detrás de mí. Cuando Ogla y Kolya dijeron
que Lia desafió abiertamente mi orden de mantenerse alejada de Yan, yo
venía aquí decidido a castigarla, pero eso fue antes de ver esta vista.
Lia se sienta frente a su cómoda y se cepilla el cabello sobre su

esbelto y delicado hombro. Lleva un camisón de satén azul que combina
con el color de sus ojos brillantes.
La correa cae de la curva cremosa de su hombro y ella no se molesta en
sostenerla. Su atención está en el espejo mientras cepilla lentamente los
brillantes mechones de su cabello oscuro.
Dejo mi chaqueta en la silla mientras mis pies se dirigen hacia ella.

No tengo otra opción que querer estar cerca de ella. Está grabado en la
misma médula de mis huesos sin opción a purgarlo.
El aroma de las rosas llena mis fosas nasales cuando estoy al

alcance de la mano. Como si finalmente sintiera mi presencia, los dedos
de Lia se detienen en el cepillo y se encuentra con mi mirada a través
del espejo, con la boca entreabierta.
Sus labios están pintados con un lápiz labial rojo oscuro que quiero
Desliza mi lengua y unta sus mejillas sonrosadas.
"
“Has vuelto”, murmura.
"
“Estoy de vuelta, hablo en voz baja mientras coloco mis manos sobre
sus hombros. En lugar de levantar la correa, empujo la otra hacia abajo
por su brazo. La tela se desliza, dejando al descubierto sus pálidas tetas
y sus suaves pezones rosados.
Libero uno de sus hombros y agarro un seno en mi palma. Encaja
perfectamente, como si estuviera hecho para mi mano. Mi pulgar acaricia
su pezón y ella respira profundamente mientras ambas manos descansan
sobre su regazo.
“¿Velas?” Pregunto con indiferencia como si, de hecho, no estuviera
pensando en follarla en el suelo ahora mismo. Se ve tan tentadora, como
si mi fantasía más jodida se hiciera realidad.
Estoy hablando para distraer al animal que hay en mí de actuar

según esos deseos carnales y de alguna manera calmar mi furia dura.
en.
Esa estrategia está fallando mientras hablamos.
"Huelen bien". Su voz es entrecortada, erótica como la mierda.
y no está ayudando a mi misión. “¿No crees?”
"Ellas hacen." Muevo mechones de su cabello y lo levanto hacia mi
nariz, inhalándola profundamente. "Pero no más que tú".
"¿En realidad?"
"En realidad."
“¿A qué huelo?”
"Como rosas y malditas adicciones".
“¿Cómo sabes a qué huelen las adicciones?”
“No lo hice. "Hasta ti."
"¿A mí?" ella dibuja la palabra.
"Sí tú. Mmm. Si no supiera nada mejor, diría que me estás
seduciendo, Lenochka. Le pellizco el pezón y ella jadea antes de
morderse el labio inferior.
El hecho de que se esté silenciando debería desanimarme.
pero estoy demasiado ido para que esta mujer lo registre.
Le solté el pelo y le metí dos dedos en la boca, esperando que me
mordiera. Al menos puedo sentir cuánto me quiere de esa manera. Cuanto
más fuerte muerde, más se va por mí tanto como yo por ella.
Es un jodido sentido de autoafirmación. Algo que me mantenga a flote.

Soy plenamente consciente de que ella se alejará de mí cuando hayamos
terminado. Que se gire hacia su lado y me la devuelva, borrándome de su
mundo. Pero ahora mismo, mientras la toco, ella es mía y puedo tomarla.
Mío para poseer.

Mío para poseer.
Sin embargo, en lugar de morder, Lia pasa su lengua alrededor de
mis dedos. Sus ojos se encuentran con los míos a través del espejo,
mil destellos los atraviesan todos a la vez.
Le pellizco el pezón, tirando del apretado capullo rosado y ella jadea

entre mis dedos. Los saco antes de volver a meterlos. Los chupa con
diligencia y con reconocida energía, sin dejar de mirarme nunca.
"A la mierda esto." La levanto y le rodeo la cintura con un brazo. Es tan

pequeña que se acurruca contra mí, incluso con una mano.
Golpeo lo que sea que hay en su tocador con la otra mano y ella jadea
cuando sus dedos se clavan en mis hombros. Algunas botellas caen al suelo
y otras cosas se caen.
Afortunadamente, ninguna de las velas está aquí, porque habría provocado
un incendio.
La mejor opción hubiera sido cargarla a la cama, ser un puto ser humano,
pero no tengo paciencia para llegar a la cama ahora mismo. La pequeña
distancia parece un año luz. Mi control de acero es nulo cuando se trata de
esta mujer.
Por eso la mantengo alejada de la hermandad. Por eso prefiero que no

salgamos en público. Siempre estoy tentado a lanzarme a una matanza si
alguien mira en su dirección, y mucho menos habla con ella. Siempre estoy
tentado a encerrarnos a ambos en un lugar donde nadie pueda encontrarnos.
Me desabrocho los pantalones y los bajo con mis calzoncillos para liberar
mi polla hinchada. Lia me mira, sin parpadear, inmóvil. Incluso deja de
respirar por un segundo.
Por lo general, ella observa mi erección con una expresión medio
aturdida y medio excitada, y yo rezo para que gane la parte excitada, porque
estoy a punto de explotar.
"Voy a follarte duro y rápido esta noche, Lia. No seré gentil. No puedo
ser gentil, pero si te lastimo, si se vuelve insoportable, dímelo”.
Su pecho sube y baja pesadamente, sus senos de puntas rosadas

empujan hacia arriba y hacia abajo con cada movimiento.
“¿Está claro, Lía?”
Ella asiente una vez y su mirada se fija en la mía.

“Usa tus palabras. "Quiero oirte."
"¿Escuchame?"
"Tu voz. Quiero oírlo, Lía. Así que cuando te folle, no te apartes de mí.
"¿Por qué es eso tan importante para ti?" ella susurra.

“Porque sois todos vosotros”. Y porque ella será mi Lia.
Totalmente. Completamente.
Mi brazo todavía está alrededor de su cintura mientras uso mi otra mano

para separar sus muslos y rasgar su ropa interior. Se deshace de una sola
vez, junto con su grito ahogado, mientras entro de golpe dentro de su calor
húmedo.
Ella me da la bienvenida a su calidez, con las paredes apretándose y
las piernas temblando. Su cuerpo se hunde en el mío y sus brazos rodean
mis hombros, sus uñas arañan mi piel con cada movimiento de mis caderas.
Como prometí, la tomo fuerte y rápido. Su espalda golpea el espejo con

cada una de mis embestidas. Puedo sentirla apretándose a mi alrededor
en preparación para su orgasmo.
Pero no todavía.
Salgo de ella y ella suelta un sonido que está atrapado entre un jadeo y
un gemido. Muerdo su labio en mi boca antes de soltarlo y darle la vuelta
para que esté frente al espejo.
Sus ojos se abren cuando se ve a sí misma, medio desnuda, con el

camisón enrollado alrededor de su cintura. Ella rápidamente inclina la
cabeza cuando empujo dentro de ella. Agarro su mandíbula, hundo los
dedos en su carne e inclino su cabeza en dirección al espejo. “Mira tu cara
cuando te follo. Mira cómo responde tu cuerpo a mí”.
Intenta romper el contacto visual nuevamente, aparentemente

avergonzada de lo que está viendo, pero mantengo mi agarre firme
alrededor de su mandíbula, inmovilizándola.
"Mírame, Lía".
Ella no lo hace, así que giro mis caderas, golpeándola más profundamente.
Mis dedos se hundieron en su pierna. "Mírame."
Sus ojos se encuentran con los míos a través del espejo, tentativamente,
casi como si tuviera miedo de lo que encontrará en mi cara. No estoy seguro
de lo que ve; podría ser mi necesidad animal por ella, mi oscura obsesión por
ella o los secretos y mentiras que unen nuestras vidas.
Sea lo que sea, la mantiene fija en su lugar mientras la follo más fuerte,
impulsándola con una urgencia enloquecedora. Coloco una mano protectora
alrededor de su estómago para que no golpee el borde de la cómoda con cada
una de mis crudas embestidas.
Sus pechos pequeños y turgentes rebotan y sus piernas tiemblan.
con el poder de mis caderas.
“Adrián… ", gime, su voz es el sonido más dulce, más erótico y gutural que
jamás haya escuchado.
Ella no se muerde el labio, ni siquiera intenta apartar la mirada de mí.
Los gemidos de Lia se elevan en el aire como cuando la follé después de

que la secuestraran. Están crudos y hambrientos, abandonan los rincones de
su alma y chocan directamente contra la mía.
Eso sólo consigue ponerme más duro, mi ritmo aumenta y mi ritmo se sale
de control.
El hecho de que me esté dejando escuchar su voz, libre y sin modificaciones,
llena tanto mi ingle como mi pecho con una incomparable sensación de lujuria,
de propiedad y algo completamente diferente.
Siempre he tenido la intención de arruinar a esta mujer, pero también

puedo poseerla.
Para confiscarla.
Tenerla toda para mí.
Lia viene con un grito ronco, sus dedos agarrando el borde de la cómoda.
Me uno a ella poco después, derramando mi semilla en ella y reclamando mi
derecho.
Una respiración agitada llena el aire mientras ambos descendemos

lentamente desde nuestra altura. Lia todavía no aparta la mirada de mí, como
si sus encantadores ojos estuvieran atrapados en un trance.
Rozo mis labios contra sus hombros. Una capa de sudor cubre su piel,
pero eso me importa un carajo.
Todo en ella es perfección.
“¿Adrián?” ella susurra.
"¿Mmm?" Murmuro, continuando mordisqueando lentamente su piel.
Sólo le estoy dando un poco de tiempo libre antes de llevarla a la cama y
follarla de nuevo. Más lento esta vez. Aunque estoy seguro de que cuando
esté dentro de ella, no podré controlarme.
De nuevo.
"¿He sido bueno?"
"Mucho, Lenochka."
“¿Merezco una recompensa?”
"Mmm." Deslizo mi lengua por su garganta antes de que mis labios
encuentren su oreja. "¿Qué deseas?"
"Quiero salir con Jeremy".
"Lo haces, todos los días". Sigo mordisqueando su cuello,
dedos acariciando sus senos y pezones, haciéndola jadear.
"Nno al jardín".
"¿Entonces dónde?"
"El parque. "Un lugar con niños reales y gente que puede ver".
“Peligro para la seguridad. No."

"Adrián, por favor". Se da vuelta para mirarme, quedando atrapada
entre la cómoda y yo, y coloca una mano suave sobre mi pecho. “Los
niños de su edad necesitan salir y conocer a otros niños. Será sólo por
unas horas y estoy seguro de que tus guardias nos vigilarán”.
No me gusta que estén afuera, ni siquiera cuando mis guardias están

con ellos. Pero sé que ha estado estresada. Lo he sentido últimamente en
sus gestos distraídos y en la creciente intensidad
de sus pesadillas. Si no libera esa tensión, podría (y lo hará) comenzar a

comportarse mal pronto.
Si bien no estoy seguro del alcance de lo que sucede, los patrones no
mienten y ella está desarrollando uno.
Pero en lugar de estar de acuerdo fácilmente, levanto una ceja. "Una
condición."
Sus ojos se iluminan. "¿Qué?"
"De ahora en adelante, me dejarás escuchar tu voz".
Ella traga, dudando antes de asentir. No me gusta ese momento de
vacilación, cómo ella quiere decir que no pero sabe que tiene que decir sí
para conseguir lo que quiere.
Sin embargo, eso no significa que no la obligaré a cumplirlo.
Le levanto la barbilla. "A partir de esta noche".
“¿Eso significa que nos dejarás?”
"Haré los arreglos".
"Gracias." Ella sonríe ampliamente y beso esa sonrisa. Me deleito con
él, meto mi lengua dentro y la beso con una violencia que la deja sin aliento.
Me encanta hacerla feliz. Me encanta como se derrite en mis brazos

y tengo la intención de mostrarle cuánto lo amo durante toda la noche.
Pero incluso yo sé que esta fase llegará a su fin. Que ambos necesitamos
enfrentarnos a nuestros demonios.
La llevo en mis brazos hacia la cama.
Me preocuparé cuando suceda, porque ahora mismo, mi esposa es la
única que importa.
31
INVIERNO
I Nunca pensé que Adrian nos dejaría salir.

Cuando se me ocurrió este plan, la única variable era Adrian. Siempre
me mantiene en una torre de marfil que de alguna manera está bloqueada del
mundo exterior.
Entonces, cuando le pedí que nos dejara salir a Jeremy y a mí, pensé que
se negaría, a pesar de que usé mi cuerpo para relajarlo un poco. Bueno, usado
es una exageración. Disfruté cada segundo del sexo de anoche. De hecho, lo
disfruté tanto que me aterrorizó un poco el puro deseo que vi en mi cara en el
espejo.
Pero también lo usé a mi favor.

Adrian se vuelve más abierto a mí cuando está dentro de mí. No diría que
baja la guardia, pero está más en sintonía conmigo. Y por eso, tuve que dejarlo
ir por completo, sacrificar mi lucha para que él cayera más dentro de mí. No
podría haberlo logrado si lo hubiera fingido o me hubiera resistido. Es demasiado
perspicaz, tan metódico que contuve la respiración toda la noche pensando que
me descubriría.
Todavía estoy conteniendo la respiración.

Jeremy está jugando con su carrito de juguete mientras nos sentamos en el
banco de un parque cercano. Dos de los guardias de Adrian se encuentran no
lejos de nosotros, pero los convencí de que nos dieran algo de espacio. ambos son
voluminoso, ceñudo y aterrador como el infierno. Llamarían más la atención

en lugar de ahuyentarla.
El cielo está nublado, el aire es frío y el viento es un recordatorio constante
de la estación fría cada vez que me echa el pelo hacia atrás.
Pero el parque está lleno, como esperaba. Los niños juegan con sus
juguetes y los adultos hacen jogging o andan en bicicleta. Es el tipo de caos
que mantiene alerta a los guardias y que funcionará a mi favor.
El número de teléfono desconocido (o 'sombra', como me gusta llamarlo)

decía que se pondría en contacto. Le envié un mensaje de texto diciéndole
que estaría en este parque hoy antes de borrar toda la conversación.
No estoy seguro de si Adrian está revisando mi teléfono, así que no

podía correr ningún riesgo.
Esperar a que la sombra haga contacto es un concepto completamente
nuevo y estresante. He estado observando lo que me rodea durante la última
media hora como un yonqui que busca su próxima dosis. Me obligué a
permanecer quieto para no alertar a los guardias. No son Kolya ni Yan, pero
de todos modos son los hombres de Adrian. Están alerta y no dudarán en
informar a su jefe si notan algo sospechoso.
Mi teléfono vibra en mi bolso.

Mi corazón late con fuerza mientras lo recupero. Adrián. Aunque debería
sentirme decepcionado de que no sea la sombra, mi pulso se dispara aún
más.
Desearía que hubiera una manera de evitar tener esta reacción cada
vez que Adrian está involucrado. Ojalá no estuviera deseando a un hombre
casado.
Mierda.
No es sólo lujuria. Es algo más, y eso es lo que
Se me llenaron los ojos de lágrimas esta mañana en la ducha.
Pero no importa. Él no es mío y nunca lo será.

ser. Por eso necesito irme.
Normalmente no me llama, pero claro, normalmente tiene
Yo bajo su supervisión en casa.
Aclarándome la garganta, respondo: "Oye".
“¿Se están divirtiendo Jeremy y tú?” Su voz tranquila y sofisticada se
transmite. Me lo imagino sentado detrás de su escritorio y golpeando la
mesa con el dedo.
"Sí." Miro a Jeremy, que ahora está preocupado por
viendo cómo un ejército de hormigas desaparecía detrás del banco.
"Hace frío."
“Llevábamos abrigos, bufandas y guantes. "Te aseguraste de ello,
¿recuerdas?"
"Sí."
“Estamos bien, Adrián. "Realmente lo somos".
"Me gusta eso." Su voz cae dentro del rango.
"¿Te gusta qué?"
“Ustedes dos están bien”.
Te refieres a Lia y Jeremy. Pero no digo eso y prefiero permanecer en
silencio.
"Ten una cita conmigo esta noche".
"¿Una cita?"
"Sí. Es cuando dos personas pasan tiempo juntas ".
“Sé lo que es una cita. Simplemente no estoy seguro de por qué lo

quieres”.
“Ya tienes una cita con Jeremy. ¿Por qué no conmigo?
"¿Estás celoso de tu propio hijo?"

"A veces. "¿Qué dices?"
"¿Acerca de?"
"La fecha."
“¿Puedo siquiera negarme?”
"Lo haces, pero es más divertido si no lo haces".
"Bien."
"Te veré más tarde, Lenochka".
" le murmuro al
"Ve a ver a tu puta esposa en coma,
fecha límite mientras suelto un fuerte suspiro.
Sé que todo esto es actuación, pero se está volviendo tedioso y quiero
salir de toda esta farsa. Quiero borrar el día en que conocí a Adrian. Quiero
volver a ser el don nadie de la calle y pensar en mi próxima comida con
Larry.
Me pregunto si encontraré a mi viejo amigo ahora.
“¡Mami, mira!” exclama Jeremy, señalando un mini circo que pasa.
Pasan unos payasos con grandes globos en la mano. Un hombre sobre

altos zancos lanza pelotas al aire y otro hombre con los ojos pintados de
blanco y negro toca la armónica. La atención de la multitud se dirige a ellos.
Los niños, incluido Jeremy, están completamente cautivados por el
espectáculo.
Se detienen cerca de nosotros, los payasos bailan y toman a los niños
de la mano. Uno de ellos se acerca a Jeremy y le da un globo.
Mi angelito lo recibe con una enorme sonrisa en el rostro.

Los guardias de Adrian comienzan a cruzar la distancia entre nosotros,
probablemente viendo a los payasos como una amenaza.
Mi columna se levanta bruscamente, pero por una razón completamente diferente.
El mini circo está envolviendo a Jeremy. Baila con ellos, ríe y me llama.
Intento llegar hasta él, pero me impiden entrar mientras sonrío y hago
malabarismos con pelotas en el aire.
Los empujo y me sudan las palmas de las manos.
"¡Jeremy!"
Un fuerte agarre se cierra alrededor de mi muñeca y grito cuando me
empujan hacia atrás, pero el sonido es ahogado por una mano contra mi boca.
Todo lo que puedo respirar es cuero mientras él me aleja de la multitud.

Intento patearlo, pero me agarra del pelo.
“Quédate quieta, duquesa. No queremos romperte tu hermoso cuello

ahora, ¿verdad?
"¡Jeremy!" Murmuro contra su mano, pero apenas sale una palabra.
No me suelta hasta que estamos en un callejón con la espalda apoyada

contra una pared. Respiro con dificultad mientras lo miro. Lleva un
sombrero negro y una máscara que le cubre la nariz y la boca. Sólo sus
ojos son visibles, son marrones, profundos y muy familiares.
"
“Te dije que me llevaré a Jeremy conmigo”, se digo, jadeando.
ríe, el sonido es condescendiente. “¿Crees que Adrian dejará que su
único hijo desaparezca de vista? Él pondrá el mundo patas arriba para él”.
"Aún"
“Cállate con tus quejas, Duquesa. Usted dijo
"Tienes algo para mí".
"No te lo diré hasta que nos lleves a Jeremy y a mí".
"¿Lejos? Tu misión está aquí. ¿Por qué carajo deberías irte?
"Pero"
"No lo recuerdas, ¿verdad?" Expulsa un suspiro exagerado. “Eres un
dolor en el puto trasero, Duquesa. Siempre lo fueron”.
"¿Qué?"
Se quita la máscara y jadeo. Su cara, la de la ligera barba de dos días
y la nariz recta. Es lo mismo de mi pesadilla. El hombre que sostenía mi
mano mientras yo agarraba el arma y apretaba el gatillo. "¡Tú!"
"Si yo. Eres único... o lo que sea.

“Pero no eres real. "Fue una pesadilla."
Me pellizca la mejilla. Duro.
"Ay. "¿Para que era eso?"
“Así es como se diferencia entre la realidad y una alucinación, duquesa.
El dolor significa que es real. falta de dolor
Significa que es un juego enfermizo que se juega en tu cabeza”.

Mi boca se abre. "Cómo… "¿Como sabes eso?"
"Sé muchas cosas sobre ti, pero lo más importante de
"Bueno, sé que no cumpliste tu misión, Lia".
"
“No soy Lia, murmuro. Por primera vez, las palabras parecen poco
sinceras.
"Sí, lo eres, duquesa".
"No. La verdadera Lia está acostada en la cama, mirando a ninguna parte”.
Él levanta una ceja. “¿Pero ella es real? "¿Probaste tu dolor?"
Mi lengua se pega al paladar y la fuerzo

hacia abajo mientras murmuro: “No. No soy Lía. "Soy invierno".
“Realmente crees esa mierda, ¿no? ¿Hasta dónde has llegado
esta vez?
"
“Es real”, espeto. "No soy Lía".
Se inclina para susurrar: “Entonces, ¿cómo me ayudaste con el intento
de asesinato de Adrian hace un año? ¿La pesadilla en la que me viste?
Sí, eso fue un recuerdo, duquesa”.
Sacudo la cabeza frenéticamente, no quiero escuchar esto, no

quiero dejar que el influjo de energía que fluye por mis venas golpee
mi cabeza.
Mis extremidades tiemblan y estoy aterrorizada por lo que traerá
esa afluencia.
“Soy invierno. Mi nombre es Winter Cavanaugh y...
Un flashback me golpea con tanta fuerza que mis palabras mueren en mi garganta.
Estoy parada en medio de una iglesia, murmurando "Sí, quiero "

mientras miro a Adrian. Él lleva un esmoquin que lo hace diez veces
más guapo mientras que yo llevo un vestido de novia blanco.
Su mano fuerte envuelve mi nuca mientras me empuja contra
su pecho. “Usted es mía ahora, Sra. Vólkov”.
Sus labios se encuentran con los míos en un beso consumidor que me deja sin aliento.
No le devuelvo el beso.
Lo único en lo que pienso es en cómo terminar su vida.
Jadeo mientras soy devuelto al presente.

"¿Te acuerdas ahora?" pregunta Lucas. Ese es su nombre.
Lucas. Mi socio en todo esto.
Y lo recuerdo.
Es cierto.
Mi nombre es Lía. Lía Volkov.
CONTINUARÁ La historia de
Adrian y Lia continúa en el siguiente libro de la Trilogía Deception, Tempted by Deception.
¿Tienes curiosidad por Rai y Kyle que aparecieron en este libro?

Puedes leer su historia completa en Throne of Power.
Para echar un vistazo al pasado de Adrian, puedes descargar la

precuela gratuita, Dark Deception.
¿QUE SIGUE?
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El siguiente es la continuación de la trilogía Deception, Tempted by Deception.
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Mi esposo. Mi villano.
Empezamos con la muerte y la sangre.

Empezamos con juegos y placer carnal.
Adrian y yo no deberíamos haber estado juntos.
Él está equivocado.
Me equivoco.
Lo que tenemos es el desastre epitome.
Sin embargo, es imposible detenerse.
Mi marido me destruirá o yo lo destruiré a él.

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SOBRE EL AUTOR
Rina Kent es una autora de bestsellers internacionales de Todo enemigos de los amantes.
romance.
La oscuridad es su patio de recreo, el suspenso es su mejor amigo y los giros son el alimento de su
cerebro. Sin embargo, a ella le gusta pensar que de alguna manera es una romántica de corazón, así que
no acabes con sus esperanzas todavía.
Sus héroes son antihéroes y villanos porque ella siempre fue la rara que se enamoraba de los chicos a
los que nadie apoya. Sus libros están salpicados de un toque de misterio, una saludable dosis de angustia,
una pizca de violencia y mucha pasión intensa.
Rina pasa sus días privados en una tranquila ciudad del norte de África soñando despierta con la
siguiente idea de la trama o riéndose como un cerebro malvado cuando esas ideas se juntan.
Si estás de humor para acecharme:

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CONTENIDO
También por Rina Kent

Nota del autor
Lista de reproducción
Prólogo 1.
Adrian 2.
Invierno 3.
Invierno 4.
Invierno 5.
Invierno 6.
Adrian 7.
Invierno 8.
Adrian 9.
Invierno 10.
Invierno 11.
Invierno 12.
Invierno 13.
Adrian 14.
Invierno 15.
Invierno 16.
Invierno 17
Invierno 18.
Adrian 19.
Invierno 20.
Invierno 21.
Invierno 22.
Invierno 23.
Invierno 24.
Adrian 25.
Invierno 26.
Invierno 27.
Adrian 28.
Invierno 29.
Invierno
30. Adrián
31. Invierno
¿Que sigue?
También por Rina
Kent Sobre el autor

#40 Deception Trilogy 01&#41 Rina Kent - Vow of Deception-165-330

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Esperar. Un camisón. Pensé que me había quedado dormido desnudo.

Paso mi pulgar sobre sus lágrimas. "¿Por qué estás llorando?"

Él es el diablo encarnado. Un odioso imbécil cuyo único propósito es

Suavizando mi voz, le sonrío. “No lo volveré a hacer, mi angelito”.

No importaba cuánto me resistiera, cuánto quisiera odiarlo. Me doblegó

"¿Te encantan los abrazos, Jer?"

"Estás acabado, Jer".

Su alegría es contagiosa y me río a carcajadas con él. Y así, mi día

Excepto por el dolor en mi trasero y el otro en la nuca. Puede que

Después de nuestra sesión de fotos, nos quitamos las gafas de sol y

“¿Dónde está Adrián?” Pregunto antes de que pueda detenerme.

"Trabajando en su oficina". Hace una pausa por si acaso.

O mayormente pacífico ya que Ogla sigue vigilándonos en su nombre

Hay una cosa más a la que no estoy acostumbrado. El aguijón en mi

Después del desayuno, llevé a Jeremy a jugar al jardín.

Aprieto la mano de Jeremy con más fuerza, temerosa de que de alguna

Me lleva a un cenador de madera empotrado debajo de un gran árbol.

Levanto la cabeza y al instante siento una sensación de familiaridad.

arma en alguna parte, pero agradezco que no me la esté poniendo

"Acaso tú… ¿Conoces a Lía? Murmuro, no queriendo que Jeremy

"¿Cuántos años tiene Adrián?"

Su significado es obvio. Yan satisfará mi curiosidad sobre Lia, pero no

“¿Eras cercano a Lia?”

Mi mirada se desliza hacia él para poder leer su expresión, pero él niega

Me burlo internamente de esa pregunta. Ese diablo no es capaz de tener

Aparentemente, está tratando de construir una zona de guerra para sus

Montarlos es mucho más difícil de lo que esperaba y tengo que hacer

Quiero pedirle ayuda, pero mi orgullo me lo impide. Seguramente puedo

Le revuelvo el pelo. "Oye, ¿estás diciendo que apesto?"

Mi atención se dirige a Yan, en busca de algún tipo de confirmación. Pero

Jeremy levanta un hombro. "A veces."

Jeremy elige dos piezas y las une. Jesús.

Espero que sea porque lo ha visto innumerables veces antes y no porque

Adrian simplemente me observa, pero me golpea más profundamente, como una

Continúo jugando con Jeremy, tratando de ignorar la forma en que la

Ojalá Larry estuviera cerca, y como no tengo forma de comunicarme con

Coloco una mano en mi pecho. "Me asustaste."

Entonces, para todo lo que es sagrado, deja de jugar y tómate esto en

La puerta está cerrada y Ogla me dijo que no debía molestarlo cuando

La inteligencia permite a la Bratva de Sergei Sokolov estar por delante de

Siento que la conozco, pero ¿de dónde? ¿Quizás estaba en alguna de

"¿Por qué? Estoy leyendo el documento que me diste. Si no lo leo,

Adrian me alcanza en dos pasos y me agarra del brazo, haciendo que el

Estoy mirando, sin palabras, cuando Kolya asiente brevemente y

"No veo cuál es el problema".

Lo miro fijamente y rápidamente suavizo mi expresión porque

Realmente necesito hacer esto bien. Si le doy alertas, nunca me

"En realidad. "No quiero que me castiguen de nuevo".

“Ese era el acuerdo original. No mencionaste el castigo en aquel

“¿Habría alguna diferencia si lo hubiera hecho?”

"Podré decirte si debo seguir introduciéndote, Lenochka". Su voz

“Entonces dime, ¿necesito mejorar mis métodos? ¿O te has hecho más

Si bien odio inclinarme ante él con tanta facilidad, tengo un propósito,

“Me estoy acostumbrando a los castigos. Es justo que

"Una vez a la semana y juzgaré si es razonable o no".

En mi alegría por haber ganado uno contra el mismísimo diablo, me

No importa lo que me conceda, no se lo agradeceré. No lo humanizaré .

Adrian me mira con lo que parece aprobación y trato de no dejarme

Pero la verdad sigue siendo: él sólo ve a Lia en mí.

METRO Mis dedos golpean la madera de mi escritorio mientras miro la

Ella casi gritó. Casi.

Se han vuelto inseparables, su vínculo crece naturalmente, sin necesidad de