Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda” (Bob Marley)
Resiliencia:
La resiliencia es una aptitud que adoptan algunos individuos que se caracterizan por su
postura ante la superación de una adversidad y de mucho estrés, con el fin de pensar
en un mejor futuro. Muchas veces esta habilidad es desconocida por el individuo y la
descubre únicamente cuando se encuentra en medio de una situación difícil que logra
superar gracias a su postura de lucha y de seguir adelante.
Dimensiones de la resiliencia:
No solamente son los grandes gastos de energía los que agotan tu energía. Se pierde
aún más energía por la acumulación de sentimientos sutiles como la impaciencia,
tristeza o frustración, que al final del día se convierten en grandes pérdidas de energía.
Puede ser que no observes tan fácilmente estos gastos sutiles de energía en
comparación con cuando tienes una explosión de ira. Una explosión de ira es como
cuando pisamos el acelerador del automóvil al máximo, esta es una manera rápida de
gastar combustible. Las emociones que agotan sutilmente son más bien como dejar las
luces del vehículo encendidas con el motor apagado. Lenta y silenciosamente drenan tu
batería interna.
Tipos de resiliencia:
Resiliencia psicológica:
Tiene que ver con el estado mental de una persona, entre más sólido y fuerte sea, más opciones
de superar problemas tiene un líder.
Resiliencia emocional:
Se refiera a la superación de todos los sentimientos que pueden llegar a afectar la
estabilidad del líder, su bienestar y su toma de decisiones, como los miedos, las
angustias, ansiedades y el estrés, entre otros.
Resiliencia corporal:
Para el experto, un líder debe tener la capacidad de afrontar los problemas con una excelente
capacidad física y, con esto, tener más opciones de trabajar con mayor pundonor.
Resiliencia comunitaria:
Se pone en práctica a través de la solidaridad con las personas más vulnerables y la
posibilidad de contribuir con el desarrollo social.
"Este no es un reto individual, es colectivo. Si algo ha quedado claro con esta crisis es
que la gente que actúa de forma egoísta no tiene futuro, el liderazgo individual es
importante, pero si no se adiciona el colectivo no vamos a superar los desafíos que
tenemos por delante"
Resiliencia ambiental:
La resiliencia ecológica o ambiental es la capacidad que tiene un determinado sistema
para recuperar el equilibrio después de haber sufrido una perturbación. Este concepto
se refiere a la capacidad de restauración de un sistema.
Resiliencia jurídica:
Posibilidad que poseen las personas de recuperar su estado original de libertad,
igualdad e inocencia, después de haber sido sometidas a las acciones de fuerza del
Estado.
Resiliencia en sociología:
Capacidad que tienen los grupos sociales para sobreponerse a resultados adversos,
reconstruyendo sus vínculos internos.
Resiliencia organizacional:
En cuanto a gestión, se refiere a los procesos de cambios y al equilibrio emocional de
los trabajadores para hacer frente a las diversas e inesperadas situaciones laborales.
Ventajas de la resiliencia:
● Mayor autoestima y tendencia a criticarte menos.
Ser realista:
Actuar como una persona positiva no implica pasarse de optimista. A veces,
hay situaciones difíciles o situaciones límite que no pueden contemplarse de una
manera naif, pues son dolorosas, y aceptar la dificultad de esos momentos puede servir
para saber actuar en consecuencia. Se trata simplemente de relativizar y tratar de
pensar en las soluciones, y no en los problemas.
Usar el humor:
Puede ser una herramienta muy eficaz para quitarle importancia a las cosas y relajarse
en momentos de tensión. Siempre que sea espontáneo y natural -por tanto, no forzado
o con la intención de hacer reír a toda costa- el humor puede ser un recurso muy
valioso.
Tener autonomía:
La frustración en muchos casos deriva de la falta de control sobre una situación
concreta. Sentir la impotencia respecto a un asunto que nos importa puede generar
estrés y malestar. Estas personas suelen tener confianza en uno mismo, por creer
en nuestra capacidad de resiliencia para incidir en lo que sucede.
Conocerse a sí mismo:
Reconocer cuáles son las principales fortalezas y habilidades de uno mismo, así como
las debilidades, es clave para identificar qué podemos mejorar, cómo podemos
reconstruirnos de forma que estemos más a gusto. La persona resiliente puede tener
momentos decadentes, pero se levanta a sí misma y fortalece su autoestima en el
esfuerzo. Es muy importante para ello aprender a desaprender y no dar todo por sabido.
Cada día se puede encontrar diversas formas de afrontar una misma cuestión.
Cultivar la empatía:
Saber ponerse en el lugar del otro, hacernos una idea de cómo se puede sentir, también
es un signo de resiliencia. Ser empáticos nos ayuda a separar pensamiento de acción, y
nos acerca humanamente a la persona con la que podemos estar teniendo un
problema. Incluso, quien sabe, quizás esa falta de entendimiento pueda derivar en una
gran amistad futura.
Tolerar la incertidumbre:
No solo no podemos controlar todo lo que ocurre, sino que hay situaciones sobre las
que -seguro- jamás podremos incidir, como son las que ni siquiera conocemos. Si no
sabemos qué pasará, lo mejor que podemos hacer es aprender a lidiar con la
incertidumbre y aprender a desarrollar nuestras capacidades cognitivas.
Conciencia de presente:
Muchas de nuestras preocupaciones no pertenecen al ahora, sino a situaciones futuras
-que, en ocasiones, no podemos ni siquiera predecir- o a acontecimientos del pasado,
fruto en muchos casos de la culpa. Las personas resilientes suelen ser personas
con resolver problemas con perspectiva creativa disfrutan de los pequeños detalles del
presente y viven plenamente el aquí y el ahora, una de las formas más sencillas de ser
positivo en el día a día y de saber relativizar los problemas.
1. Conoce tus límites: Explora a fondo tus capacidades y así podrás plantearte
metas retadoras, pero al mismo tiempo realistas.
2. Celebra tus triunfos: Será bueno para tu autoestima y para motivarte a ir por
más, sin rendirte ante los reveses que se presenten.
3. Relaciónate: Recuerda que la resiliencia no es innata, necesitas relacionarte
con tus amigos y colegas para recibir feedbacks y vivir experiencias que
fortalezcan tu capacidad para empatizar, conectar, adaptarte y manejar
conflictos.
4. Aprende de los errores y rechazos: Sacar lecciones de errores propios y
ajenos te ayudará a prevenir futuros problemas y ser más optimista ante las
adversidades.