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Antropología e Mistori

del ccidenfe de México


XXIV Mesa Redonda de la Sociedad
Mexicana de Antropología
XXIV Mesa Redonda
de la Sociedad Mexicana de Antropología

ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
DEL OCCIDENTE DE MÉXICO

III

SOCIEDAD MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
México 1998
Responsable de la edición: Rosa Brambila Paz

Primera edición: 1998


D. R. © 1998, Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, 04510, México
Sociedad Mexicana de Antropología
Instituto de Investigaciones Antropológicas
Impreso y hecho en México
ISBN: 968-36-6445-8
Obra completa: 968-36-6442-3

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Las figurillas de Tetimpa

Kathleen Clear
Patricia Plunket
Universidad de las Américas/Puebla

Las figurillas presentadas en este estudio preliminar vienen de excavaciones y


recolecciones de superficie efectuadas en el flanco noreste del volcán Popoca-
tépetl, en el estado de Puebla, durante las primeras dos temporadas del Proyecto
Tetimpa, en 1994 y 1995. Aunque en su gran mayoría provienen de dos unidades
domésticas de la fase Tetimpa temprano (400-200 aC), operación 1, Unidades
1-2, y Operación 1, unidades 5-9, la colección también incluye algunos frag-
mentos encontrados en áreas residenciales de Tetimpa tardío (lOO-O aC), tanto
de excavaciones como de superficie. Hay un total de 122 ejemplares que incluyen
representaciones de seres humanos y animales, pero en el presente trabajo so-
lamente comentaremos sobre las piezas antropomorfas.
La mayoría de las figurillas fueron recuperadas de pozos troncocónicos en
los patios o derivan del relleno de las distintas etapas constructivas de las unida-
des domésticas . No se encuentran asociadas a entierros y, en términos genera-
les, esto parece acoplarse bien con las observaciones tanto de Cyphers Guillén
(1993 :21 1) para Chalcatzigo, como de Vaillant (1930: 36 y 1935 : 218) para la
cuenca de México de que a lo largo del Formativo se va perdiendo la costumbre
de depositar ritualmente las figurillas como parte de la ofrenda funeraria, se
encuentran más bien fragmentadas y descartadas en la basura cotidiana de las
zonas habitacionales (sin embargo, véase Grove 1984:52).
A grandes rasgos, las figurillas de Tetimpa se pueden agrupar en dos
categorías fundamentales. La primera consiste en diferentes partes del torso de
figurillas pequeñas que pertenecen a las tradiciones C, E y G (Vaillant 1930: 130-
133) que se asocian temporalmente a la última parte del Preclásico medio al
Preclásico superior. Estos cuerpos usualmente fueron elaborados en una pasta
1842 las figurillas de Tetimpa

relativamente fina, bien cocidos; comúnmente están .alisados y ocasionalmente


pulidos. Las características diagnósticas de las C y E son sus torsos alargados y
acinturados, en ocasiones con el ombligo señalado, sus brazos cortos y efímeros,
y con poca definición de sus extremidades; en la tradición G, que traslapa con la
E (Villant 1930: 132), los torsos son más cortos. Este grupo es predominantemen-
te femenino y es común encontrar los pechos localizados junto a las axilas, si es
que están representados . No ha sido posible vincular cabezas con cuerpos, senci-
llamente porque en la colección de Tetimpa todas son demasiado grandes para
pertenecer a los cuerpos de las tradiciones C, E/G. Hasta la fecha contamos con
31 torsos y nueve fragmentos de brazos o piernas para esta categoría.
La segunda categoría pertenece a la tradición H y parece ser particularmente
característica del área de Tetimpa en el occidente de Puebla durante el Preclá-
sico tardío y, por ende, la hemos denominado H-Tetimpa. Tiene poco en común
con los torsos naturalistas de las tradiciones C y E, Yhasta eso, lo que más resalta
es su gran contraste con éstos. Aquí los cuerpos son planos y más grandes, sus
brazos y piernas más toscos y gruesos, y la pasta contiene una mayor cantidad
de material aplástico, dándoles un aspecto áspero y rugoso; nunca están pulidos .
Las figurillas H-Tetimpa se definen a través de un conjunto estándar de rasgos
faciales particularmente diagnósticos: ojos señalados por aplicaciones ova-
ladas sin pupila, una nariz prominente y puntiaguda, y labios gruesos. Las hemos
dividido en dos variantes: la A, definida por su tocado específico, y la B, carac-
terizada por su cuerpo ancho y plano sobre el que descansan las manos . La
colección cuenta para esta categoría con 30 fragmentos que incluyen pedazos de
la cabeza y/o tocados, torsos y extremidades.

Las tradiciones e y E/G

La mayoría de los torsos de estas dos tradiciones fueron recuperados de los


rellenos de una unidad doméstica de la fase Tetimpa temprano (Operación 1,
unidades 1-2), pero también aparecen en otras localidades del área de Tetimpa.
Como ya señalamos, se trata de fragmentos de cuerpos acinturados y relativamente
esbeltos, generalmente entre 3 y 5 cm de altura. En su gran mayoría son femeninos,
hay solamente siete posibles casos de ejemplares masculinos de 26 torsos donde
antropología e historia 1843
Ipa

existe detalle suficiente para determinar el sexo. N o contamos con cabezas de es-
nte tas figurillas en la colección, pero no sabemos si esta carencia se deba a que
sy fueron intencionalmente rotas (Grove y Gillespie 1984:28) o si sencillamente el
os, cuello es uno de los puntos más débiles de la figurilla, de tal manera que las
Ila cabezas se separan con frecuencia de los torsos (Cyphers Guillén 1993:213);
en- nos parece curioso, y quizá no totalmente aleatorio sin embargo, que no recupe-
l es remos más que dos tocados que pueden ser clasificados con estos cuerpos.
ICI- Hemos distinguido entre los cuerpos de la tradición C y los de la E/G,
ara aunque la información nos parece bastante fragmentaria para lograr más que
:on esto; es evidente que existen más ejemplos de torsos de la tradición C que de la
E/G en las colecciones de Tetimpa.
nte La mayoría de los ejemplares de la tradición C presentan torsos alargados,
:lá- con la cintura marcada pero no exagerada, y piernas relativamente esbeltas que
lún terminan en una punta volteada hacia afuera; carecen de detalles específicos con
lita la excepción de una que otra banda en el tobillo. Los pechos generalmente se
sus representan a través de aplicaciones de barro, cerca de las axilas, y es común
dad
los .
gos
Iva-
nos
rac-
La
sde

los
n 1,
Ilpa.
ente
nos, Foto J. Ejemplos de torsos femeninos de la tradición C .
.ode
1844 las figurillas de Tetimpa

encontrar alguna señalización del área púbica, ya sea un triángulo levemente


remarcado o algunas incisiones. Solamente en un caso existe la representación
del ombligo . La parte posterior de las figurillas es relativamente plana y sin
detalle .
Lo interesante de este grupo es que las figurillas no parecen estar emba-
razadas . El abdomen es relativamente plano y en general la forma del cuerpo es
de un adolescente . La especificación del triángulo púbico es semejante a lo que
muestra Hadan (1987 : 495 y 497), quien lo identifica como delantal púbico; sin
embargo, en un caso (Foto 1) esta zona del cuerpo presenta incisiones que podrían
más bien señalar el pelo púbico. Nos parece importante en vista de otros trabajos
(e.g .• Cyphers Guillén 1993) la falta de representaciones de mujeres embarazadas
y con bebés; la mujer adolescente es aparentemente el tema sobresaliente del
grupo femenino y no la maternidad .
Los siete ejemplares masculinos han sido clasificados así, más que nada por
la falta de pechos, ya que no existe ningún otro indicador del sexo. A diferencia

Foto 2. Probables cuerpos masculinos de la tradición C.


antropología e historia 1845

Foto 3 . Torsos de las tradiciones E y G.

de las figurillas femeninas , hay cierta tendencia a la utilización de collares (dos


casos) o pectorales (un caso) entre las masculinas (Figura 2), y es posible que
solamente los hombres usaran este tipo de ornamentación . La posición más
común para las figurillas es parada, contamos con un solo caso sedente.
Las figurillas de la tradición E/G son, como las de la e, principalmente
femeninas. Son muy parecidas a las que MacNeish, Peterson y Flannery (1970:
141, Figura 89) llaman "Ticoman bodies" y que Vaillant (1931: Lám. LXII, fila)
clasifica dentro de sus subgrupos El y EII. Suelen ser bastante pequeñas,
alrededor de 3 cm de alto, con torsos acinturados, pero, a diferencia de las de la
tradición e, sus caderas y piernas son bastante exageradas y con detalle tridi-
mensional en la parte posterior. Los pies están indicados a base del pellizcado
del extremo de la pierna, o a veces con algunas líneas para señalar los dedos. El
abdomen suele ser más redondeado que en las figurillas e, y solamente una no
presenta un ombligo punzonado; hay un caso donde se aprecia que la mujer está
claramente embarazada (Foto 3).
1846 las figurillas de Tetimpa

La tradición H-Tetimpa

La cara H-Tetimpa

La cara de todas las figurillas H-Tetimpa tiene rasgos hechos al pastillaje. Los
ojos, la nariz y la boca consisten en bolas de barro aplicadas a la superficie de
la cara, y no pellizcadas de ella. Los ojos son óvalos aplanados colocados diagonal
u horizontalmente, es de notar que por lo general carecen de cualquier tipo de
definición, como podrían ser párpados, pupilas o cejas. Hay tres casos excepcio-
nales donde los óvalos cuentan con una incisión, convirtiéndolos en "granos de
café" . Lo interesante de esta variación es que dos de los ejemplares provienen
de contextos asociados a la fase Tetimpa tardío y, aunque no podemos asegurar
que fueron utilizados en esa fase, nos sugieren la posibilidad de que el ojo "grano
de café" de estas figurillas sea una moda tardía.
La mayoría de estas figurillas tienen una nariz cónica extremadamente
protuberante, aunque en una de las subvariaciones de la variante A, las del
"tocado creciente", la nariz llega a tener proporciones relativamente normales;
sin embargo, a veces es tan exagerada que distorsiona la cara dándole un carácter
de insecto o de ave . Quizá vale la pena señalar que hace muchos años Vaillant
(1930 : 136) propuso que la nariz grande podría ser un rasgo diagnóstico para la
fase Ticomán del Preclásico tardío.
Abajo de la narj"z hay una bola de barro aplicada con una ancha incisión
horizontal para lograr la representación de una boca abierta con labios gruesos.
En todos los casos el labio superior está adosado a la parte inferior de la nariz.
La boca puede estar colocada horizontalmente o enrollarse abajo de la nariz so-
bre las mejillas, como la boca de un payaso. En aproximadamente 50% de los
ejemplos, el labio inferior define la parte baja de la cara; el otro 50% cuenta con
un mentón claramente señalado y a veces hecho a base de la adición de arcilla
para remarcarlo. Esta diferencia es quizá significativa en términos temporales,
siendo más tardío el uso del mentón, pero todavía no podemos establecer de-
finitivamente esto.
Todas las figuras de la tradición H en Tetimpa tienen orejeras. La gran
mayoría cuenta con orejeras circulares perforadas y colocadas a los lados de la
cara sin que se represente oreja. En los dos casos donde existen orejas, éstas son
antropología e historia 1847

grandes y alargadas, y la orejera se coloca encima de ellas; estas dos figurillas


son silbatos a la vez . La orejeras generalmente son grandes en proporción con
la cara, cubriendo la altura entre el ojo y la boca, aunque también hay algunos
ejemplares más pequeños. No existe ningún señalamiento de cómo se fijaba la
orejera al lóbulo de la oreja. Es quizá importante notar que en los únicos tres
casos donde la orejera es sólida y no perforada, las figurillas son las mismas que
cuentan con ojos de "grano de café" y, como ya hemos sugerido, posiblemente
sean más tardías .

Figurillas H-Tetimpa variante A: "el tocado tejido"

La región de Tetimpa ha proporcionado un conjunto diverso de fragmentos de


tocados que incluyen cierta variación estilística, pero en general se puede apreciar
el predominio de un elemento básico: el fondo tejido o trerlzado del tocado. La
forma varía de alargado y estrecho a rectangular a curvo en forma decreciente,
y su superficie está mellada con una serie de marcas punzonadas que pueden
correr en sentido horizontal, diagonal o vertical. Es difícil identificar el material
del cual estuvo hecho el tocado que se representa : posiblemente se trata de ti-
ras de tela o cuero (MacNeish, Peterson y Flannery 1970:71 a), aunque más pro-
bablemente sea un patrón que busca representar el pelo trenzado del individuo,
quizá entrelazado con estambre (Sánchez 1991: 97-98). Este mismo tipo de de-
coración se encuentra en las orejas de un silbato en forma de búho y, aunque esto
quizá se podría utilizar para identificarlo como plumas, es más posible que sea
una manera genérica de señalar el plumaje de las aves, el pelo de los animales
y el cabello de los seres humanos. Como sea, es claro que este elemento del
tocado es un diagnóstico importante para el área de Tetimpa durante el Preclásico
tardío . El tocado puede presentar un cordón o banda horizontal amarrando su
extremo superior, o estar adornado con un "grano de café" colocado sobre un
lado, o contar con un ornamento formado por un elemento vertical y un círculo
perforado que llamaremos de aquí en adelante la "pluma con cuenta".
El tocado muestra variaciones menores que posiblemente marcan el desa-
rrollo estilístico a través del tiempo dentro del patrón básico utilizado en el área
de Tetimpa, o quizá refleje diferencias cultural mente definidas, como son es-
las figurillas de Tetimpa
1848

tatus o identidad de grupo; también es posible que sean indicadores sexuales o


tengan que ver con grupos de edad. Las tres variaciones fundamentales que se
encuentran dentro de la variante A del tocado tejido son la vertical, la horizontal
y la creciente.
El tocado vertical (Foto 4) inicia a nivel de la frente y se extiende directa-
mente hacia arriba con una marcada composición vertical que posiblemente
indique deformación craneal. Las incisiones que representan el tejido o trenzado
corren en sentido vertical. Una de las cuatro figurillas con este tocado presenta
el adorno "pluma con cuenta". Dos de los fragmentos verticales tienen "granos
de café" aplicados a uno de los lados del tocado. En estos dos casos en particular,
los ojos son particularmente protuberantes y están colocados en un ángulo muy
sesgado; la nariz y la boca también son exageradas, y la cara cuenta con un
mentón definido. Las cabezas están cuidadosamente elaboradas, pero su aspecto
no es natural, ya que sus facciones son demasiado grandes y extremas para el

Foto 4. El "tocado vertical" de 1" tradición H-Tetimpa.


antropología e historia 1849

Foto 5. "El tocado horizontal" de la tradición H-Tetimpa.

tamaño pequeño de la cara; los ojos abultados producen una apariencia de


insecto. En general, esta subvariante tiene un aire occidental y refleja grosso
modo las mismas tendencias que se encuentran en las figuras Hiv asociadas a la
tradición Chupícuaro.
El tocado horizontal (Foto 5) logra proporciones más equilibradas entre sus
ejes vertical y horizontal. El material tejido o trenzado se extiende sobre las
orejas de tal manera que la orejeras están colocadas sobre la tela o el cabello . La
textura del tocado se define a base de marcas punzonadas que corren en sentido
horizontal o diagonal. El tocado puede tener una banda o cordón horizontal que
amarra su extremo superior, y en algunos casos éste presenta un ornamento poco
definido hacia un lado. Ninguno de los ejemplos horizontales tiene un "grano de
café" aplicado, aunque dos cuentan con un elemento vertical en el centro su-
perior del tocado. La cara de la subvariante horizontal es extremadamente
alargada y delgada. Los ojos son más chicos que en la vertical y están colocados
1850 las figurillas de Tetimpa

más cerca del eje horizontal, pero la nariz y la boca son igualmente grandes en
relación con la superficie facial. Al igual que la subvariante vertical, la horizontal
cuenta con un mentón bien definido.
La tercera subvariante del tocado tejido es la forma decreciente, que consis-
te en una banda semicircular que rodea la cabeza de oreja a oreja (Foto 6). Este
grupo corresponde a la clasificación HUI y es común en el occidente de Puebla
(Sánchez 1991 : 97 -100). Los rasgos faciales tienden a ser mucho más delicados
y mejor proporcionados con respecto al tamaño de la cara. Los ojos aplicados y
la nariz son más chicos, los labios menos gruesos y todas presentan un mentón
definido, lo cual proporciona un aspecto más natural a este grupo. Algunas figu-
rillas tienen un cuello que marca claramente la transición entre la cabeza y el
torso, y en dos posibles ejemplos de este grupo hay representaciones de pec-
torales o collares. Por lo general, las orejeras se colocan arriba de la tela o ca-
bello, de la misma manera que en la subvariante horizontal.
Las figurillas con el tocado en forma decreciente tienen las proporciones
más naturales de todas las H-Tetimpa y esto les da un aspecto más humano . Las

Foto 6. El "tocado creciente" de la tradición H-Tetimpa (Hiii).


!pa antropología e historia 1851

en otras dos subvariantes, la vertical y la horizontal, son altamente estilizadas y


tal es probable que los atributos específicos del tocado, elementos como el "grano
de café", el adorno de la "pluma con cuenta" y las bandas horizontales sean
.IS-
más importantes que las facciones en términos de información . Si el aspecto más
ste naturalista de las figurillas con el "tocado creciente" tiene que ver con el desarro-
bla llo de "retratos", o un mayor interés en rasgos individuales, está fuera del alcance
los del presente estudio.
sy
tón
gu-
I el
Figurillas H-Tetimpa variantes B: "las manos sobre el torso"
ec-
ca-
Las figurillas de la segunda variante de la tradición H en Tetimpa tienen cuerpos
nes grandes (generalmente de más de 8 cm), planos y con rasgos más toscos que
Las las de la variante A, pero en general sus facciones tienen las mismas tendencias
básicas : ojos ovalados y aplicados sin detallar, la nariz cónica prominente y la
boca abierta con labios gruesos. Estas figurillas, a diferencia de las de la variante
A, no tienen cuellos ni mentones definidos. Sus facciones son, como las del toca-
do tejido vertical, exageradamente grandes para sus caras y su aspecto es poco
natural o realista. Hay tres figurillas un poco diferentes dentro de este grupo, que
ya hemos mencionado anteriormente. En los tres casos los ojos son del tipo
"grano de café" y las orejeras son sólidas en vez de perforadas . Uno de estos
ejemplares está completo (Foto 7) y nos permite apreciar que el tocado es un
trapezoide plano sin decoración; esta figurilla también presenta la curiosidad de
contar con cejas prominentes, está parada con las manos sobre el cuerpo a nivel
de la cadera y tiene el pie arqueado; los otros dos ejemplares son sedentes y sus
manos descansan sobre el abdomen. Como ya mencionamos, es posible que es-
tas tres figurillas sean versiones tardías de la variante B.
La mayoría de las figurillas de esta agrupación no conser'van su tocado, lo
cual hace difícil una comparación con la variante A. En dos casos, sin embargo,
existe información. El primero es la figura completa con el tocado liso trapezoidal
y el otro es un silbato que estilísticamente puede ser clasificado con este grupo,
cuenta con una cabeza alargada sin decoración, lo cual da a entender quizá que
las figurillas B carecen de tocados o portan ejemplares lisos; sÍn embargo, es
1852 las figurillas de Tetimpa

Foto 7. Figurilla H-Tetimpa, variante B con ojos "grano de café".

muy posible que la variante B sea sencillamente una versión burda y más casera
de la A.
Las figurillas de la variante B se presentan tanto paradas como sedentes. El
rasgo diagnóstico de esta agrupación son los brazos hechos de rollos de barro
que bajan del hombro con gran plasticidad para que las manos descansen sobre
el torso, generalmente sobre el abdomen pero ocasionalmente volteadas hacia
arriba sobre el pecho (Foto 8). Los dedos a veces están señalados con incisiones
burdas. Las figuras femeninas presentan pechos cónicos y en algunos casos
portan faldas cortas sugeridas a través de una serie de incisiones verticales (Foto 9).
Una de las figurillas femeninas, mejor hecha que la otras, tiene una indentación
modelada en la parte superior de su brazo izquierdo que podría indicar una blusa
(Foto 10). No hemos recuperado restos de fibras o pieles en las excavaciones de
las unidades domésticas de Tetimpa, así que solamente podemos especular
sobre la naturaleza de los materiales utilizados para vestimentas. No hay mala-
cates en el inventario de artefactos, por lo que es poco probable que se trate de
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1854 las figurillas de Tetimpa

Foto 9. Figurilla femenina H-Tetimpa, variante B.

Foto JO. Figurilla femenina H-Tetimpa, variante B.


'a antropología e historia 1855

tela, pero la presencia de machacadores en varios entierros nos da la posibilidad


de tela de corteza de árbol; también podría tratarse de pieles de animal.
En general, las figurillas H-Tetimpa so n parecidas a los grupos Hiii, Hiii
variante Atlixco (Sánchez 1991: 101; Vaillant 1931: Lámina LXII, fila 3, núms.
2 y 3), Hiv (García Cook 1975: Figuras 27 y 29; Guevara 1975: Lámina 1, Fi-
guras 2, 3 Y 5; Trejo 1975: Lámina 2, fig. 2) Y el Tipo 1 de Teotihuacan (Millon,
Drewitt y Bennyhoff 1965: Figura 97, núms. 3 y 7; Smith 1987: Figura 55, j).
Las figurillas procedentes de las excavaciones y recolecciones de superficie
del área de Tetimpa reflejan una ocupación durante la segunda parte del Pre-
clásico medio y la primera parte del Preclásico superior, con la presencia de
ejemplares pertenecientes a las tradiciones C, E y H. Hemos tratado de señalar
en el presente trabajo que para el Preclásico medio la estirpe C predomina, de
la misma manera que lo hace en Cholula (Noguera 1954), a unos escasos 15 kms
al oriente, y que para el Preclásico tardío estas figuras se van reemplazando con
la tradición H. En el occidente de Puebla, especialmente en la franja que corre
a lo largo del volcán Popocatépetl, las variantes locales de la tradición H se
vuelven particularmente características de los años 400-100 aC, y probable-
mente reflejan la producción casera de una tradición mucho más extendida en
el centro de México que eventualmente fue incoporada a la tradición teo-
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