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Índice

Presentación 2

Felipe Ramírez
Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan 3
María Rosa Avilez Moreno
Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial
de un centro prominente en la planicie de Tecolutla, Veracruz 29
Lourdes Budar / Philip J. Arnold III / Gibránn Becerra
Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas 44
Gianfranco Cassiano / Ana María Álvarez / Margarita Meza
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales 65
María Teresa Muñoz Espinosa / José Carlos Castañeda Reyes
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda
al nordeste de Méxic o 82
Ivonne A. Pérez Alcántara / Alejandro Jesús Uriarte
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción
regional a través del estudio de los materiales cerámicos 105
Georgina Tenango Salgado / María de Jesús Sánchez Vázquez
Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX
en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México 131
David Yiro Cisneros
El contexto y simbología de dos petrograbados prehispánicos hallados
in situ en la estructura 1B del sitio Apapataro II, Huimilpan, Querétaro 146
Daniel Juárez Cossío / Erik Velásquez García
La Estela Ruz Buenfil del Museo Nacional de Antropología 156
Luis Alberto López Wario
Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros
de texto gratuitos en la escuela primaria de México 165

Noticia
Ángel Iván Rivera Guzmán
Un lote de vasijas oaxaqueñas documentadas por la Dirección
de Registro Arqueológico del INAH 193

Reseña
Luis Alberto López Wario
Un acercamiento a las placas conmemorativas y a los escudos
de los siglos XVI a XIX en la Ciudad de México 197

Catálogo
Enrique Alcalá Castañeda
Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil:
Proyecto Arqueológico “Cueva de San Felipe” 199
Presentación

Estimados lectores:

L
a arqueología moderna que se practica en México merece ser di-
fundida con más amplitud. Por eso, en revista Arqueología nos es-
forzamos por dar a conocer los avances de trabajo de campo que se
expresan a través de múltiples proyectos, muchas veces poco conocidos
para los colegas de otras instituciones o territorios. Nuestra misión es
hacer visibles los resultados y avances de la abundante investigación que
se realiza hoy día en distintas partes de México y Mesoamérica. En el
presente número se puede apreciar una muestra de la amplia variedad
de regiones, temáticas, materiales, y métodos empleados para el cono-
cimiento del pasado. Pero, sobre todo, podemos constatar a lo largo de
estos artículos la calidad de los trabajos que nuestros pares desarrollan
incansablemente. También damos espacio a trabajos de retrospectiva y
reflexión, reseñas, y al abundante catálogo de materiales que contribuye
al indispensable trabajo comparativo.
Nuestra nueva edición ofrece a nuestros lectores investigaciones
sobre Veracruz, la Huasteca, Querétaro, y el centro de México, que
abordan tópicos sobre Cuicuilco, Tecolutla, Los Tuxtlas, el Pánuco,
los límites de Veracruz e Hidalgo, el Bajío queretano, y la Ciudad de
México. Los enfoques son variados de acuerdo con las circunstancias,
pero en todos los casos se aprecian trabajos acuciosos, observacio-
nes precisas sobre contextos y materiales, y un esfuerzo notable por
plantear interpretaciones y líneas de investigación futuras. Entre los
estudios retrospectivos está la visión de Cuicuilco por Piña Chan, y el
contexto de la llamada estela Ruz Buenfil. Finalmente, un trabajo de
opinión sobre la concepción de la arqueología en textos educativos.
La arqueología de campo es una actividad incesante en México, a pesar
de las condiciones en su mayoría adversas, que los arqueólogos enfren-
tamos con frecuencia. Aun así, las aportaciones han sido mucho más
ricas y estimulantes en las últimas décadas, por lo cual esperamos con-
tinuar ofreciendo este espacio para su difusión, y siempre dando lugar
al trabajo de otras instituciones nacionales e internacionales. Por ahora,
ofrecemos estas contribuciones que estamos seguros serán del interés
de investigadores y aportarán nuevos datos para continuar explorando
la inagotable arqueología de este país. Desde nuestro espacio editorial,
seguimos trabajando con la intención de poder dar cabida a muchos más
estudios que merecen ser conocidos.

Blas Castellón Huerta


Editor
Cuicuilco en la concepción
de Román Piña Chan

Felipe Ramírez
Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH

Resumen: Román Piña Chan, un destacado arqueólogo por su conocimiento de las culturas prehispánicas mesoamericanas, es de los más re-
conocidos en la comunidad académica; por tal razón, en este artículo se analiza la visión que tenía sobre Cuicuilco, uno de los más importantes
asentamientos del Preclásico en la Cuenca de México, con la intención de contrastar su visión a raíz de nueva información y de complementar el
conocimiento sobre este importante sitio del suroeste de la Ciudad de México.
Palabras clave: Piña Chan, Cuicuilco, Preclásico, Cuenca de México.

Abstract: Roman Piña Chan was one of the most important archaeologists in Mexico and his knowledge of Mesoamerican prehispanic cultures
is one of the most recognized by the academic community, for this reason, this article analyzes the vision he had about Cuicuilco, one of the most
important settlements of the Preclassic in the Basin of Mexico, with the intention of contrasting their vision as a result of the new information and
complement the knowledge on this important settlement of the southwest of Mexico City.
Keywords: Piña Chan, Cuicuilco, Preclassic, Basin of Mexico.

U
no de los más grandes arqueólogos mexicanos, ciones de arqueólogos. En ese texto, Piña Chan co-
sin lugar a duda, ha sido Román Piña Chan (fi- locó a Cuicuilco en la llamada época de la producción
gura 1), cuyo entendimiento de las culturas que de alimentos, dentro de la etapa de las comunidades
habitaron la llamada Mesoamérica (Kirchhoff, 1960) sedentarias y en el llamado periodo de las aldeas y cen-
desde tiempos remotos, quedó plasmado en los di- tros ceremoniales que ubicó cronológicamente entre
versos trabajos que escribió a lo largo de su vida. Su el 1200 a.C. y el 200 d.C. (Piña Chan, 1985: 41-79).
alta productividad académica impresionó a quienes Ese tiempo de aldeas y centros ceremoniales, al que
desde las bibliotecas consultábamos cotidianamente llamó Preclásico, lo dividió en tres periodos: inferior,
sus estudios relacionados con diversas culturas, con medio y superior (Piña Chan, 1951: 71), caracterizado
las poblaciones y los asentamientos que habitaron y el último por la aparición de los primeros edificios
los tiempos en los que vivieron. Era impresionante religiosos, la especialización paulatina de labores y la
ver el largo listado de escritos que realizó sobre infi- concentración de pequeñas poblaciones en torno a un
nidad de lugares y temas, dejándonos admirados por centro ceremonial mayor con basamentos-templos.
la vastedad de su obra. De igual forma, es en este momento cuando aparece,
Precisamente, una obra en donde quedó materiali- nos dice Piña Chan, una casta sacerdotal que también
zado su vasto conocimiento sobre la historia cultural funciona como grupo político, sustentado en el poder
de nuestro país fue en “Un modelo de evolución so- y prestigio de sus conocimientos. Este grupo se trans-
cial y cultural del México precolombino” (figura 2), forma en la nueva élite que integra a varias aldeas,
saber adquirido a lo largo de su carrera profesional y controlándolas, además de que impone y maneja los
que fue sintetizado en un estudio que, hoy día, sigue cultos religiosos, la ideología, el intercambio y sus
siendo puntal en la formación de las nuevas genera- estilos artísticos (Piña Chan, 1951: 67-68).
Arqueología 64 • agosto, 2021

Román Piña Chan y su concepción


sobre Cuicuilco
En el caso específico de Cuicuilco (figuras 3 y 4), Piña
Chan lo concebía, de manera general, como una pobla-
ción que influyó en todos sus ámbitos sobre diversos
asentamientos de la Cuenca de México, ya que, en el
sitio referido, existe evidencia de artefactos y edifi-
caciones que indican una transición hacia la cultura
teotihuacana.
Sin embargo, lo consideraba “incipiente”, es decir,
un centro ceremonial en ciernes, donde se construyó
arquitectura monumental con funciones de templo,
edificados a base de una serie de plataformas super-
puestas rectangulares (figuras 5 y 6) o circulares (fi-
gura 7), estas últimas únicas en la Cuenca de México,
con rampas o escaleras (Piña Chan, 1951: 66; Piña
Chan, 1960: 72), en cuya cima se colocó, en un pri-
mer momento, altares ovalados de tierra (figuras 8 y
9) o delimitados por muros de cantos rodados de poca
Fig. 1 Román Piña Chan. Fuente: Fototeca de la Universidad de altura (figura 10), que se convirtieron después en un
Campeche. templo-choza con paredes de bajareque y un techo con
estructura de madera (figura 11).
Desde su perspectiva, en Cuicuilco existe un claro
ejemplo del surgimiento de una religión, ya que se ob-
servan representaciones de un Dios del Fuego, deidad
que es materializada como un anciano jorobado que
carga en su espalda un brasero (figura 12).
También, es claro el culto a los muertos represen-
tado por entierros radiales (Noguera, 1939: 1-29), o

Fig. 2 “Un modelo de evolución social y cultural del México


precolombino” (INAH, 1985).

Con base en lo anterior, el presente artículo con-


trasta los supuestos planteados por Piña Chan para el
Preclásico, utilizando un caso emblemático para este
propósito: Cuicuilco. Al mismo tiempo, se discute la
concepción que el investigador tenía sobre este im-
portante asentamiento y qué tanto se ha modificado
esa visión a raíz de los nuevos hallazgos en este tercer Fig. 3 Cuicuilco en la Cuenca de México plano modificado de
milenio. Piña Chan, 1960, fig. 11 .

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 4 Fotografía aérea (Google Earth, 2003): 1) Cuicuilco “A”; 2) Cuicuilco “B”; 3) Cuicuilco “C”; 4) y 5) montículo de Peña Pobre
y canal preclásico, Cuicuilco “D”; 6) montículo de Tenantongo, Bosque de Tlalpan; y 7) Fuentes Brotantes.

Fig. 5 Estructura VI, Cuicuilco “B”.


Fotografía de F. Ramírez.

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Fig. 6 Estructura VIII, Cuicuilco “B”.


Fotografía de F. Ramírez.

Fig. 7 Gran Basamento, Cuicuilco “A”. Dron: Luis Alberto Martos.

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 8 Altar Rojo No. 2, Pirámide de


Cuicuilco. Fotografía de F. Ramírez.

Fig. 9 Altar Rojo No. 4, Pirámide de


Cuicuilco. Fotografía de F. Ramírez.

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Fig. 10 Altar de cantos rodados sobre la


Pirámide de Cuicuilco.
Fotografía: Fototeca Nacional, INAH.

Fig. 11 Reconstrucción hipotética de


templo-choza sobre la Pirámide de
Cuicuilco (Marquina, 1951).

Fig. 12 Dios Viejo del Fuego-


Huehueteotl Piña Chan, 1960, fig. 13 .

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

de personajes importantes, además de las primeras Uno de los rasgos destacados por Piña Chan para el
manifestaciones del urbanismo en las que se observan Preclásico superior fue la aparición de construcciones
edificios distribuidos alrededor de las plazas (figura cívico-religiosas. Aunque ya hemos hablado del Gran
13), mismas que fueron ubicadas en plataformas de Basamento como una de las edificaciones que tuvieron
diferentes niveles que, al parecer, se alinean en un eje esta función, cabe precisar que no fue la única.
de composición que inicia en la Pirámide Principal de Algunos edificios más fueron construidos y em-
Cuicuilco (Müller, 1990). pleados con este propósito, entre ellos el Montículo
Tal es el caso, nos dice Piña Chan, de un basamento de Tenantongo (figura 15), la estructura circular des-
circular escalonado, construido totalmente de tierra y truida en Cuicuilco “C” (figura 16) y las estructuras
revestido de barro apisonado, al que hoy conocemos VI y VIII en Cuicuilco “B” (figura 17).
como Estructura IX (figura 14), la que al momento de Durante las excavaciones efectuadas por Olivia
la erupción estaba en renovación (Piña Chan, 1960: 71; Torres en el Montículo de Tenantongo, ella destacó
Piña Chan, 1985: 68). similitudes con el Gran Basamento de Cuicuilco. De
Otros aspectos destacados por Piña Chan para Cui- él nos dice que se encuentra en una primera terraza,
cuilco fueron la construcción de escultura monumen- y asociado a éste, se descubrió uno de los canales a los
tal, el monopolio de artesanías y rutas comerciales, la que Palerm hace referencia y que se alimentaba de una
repartición de las funciones sociales (Piña Chan, 1985: corriente natural de agua. Estas obras hidráulicas, por
68), además de una productividad agrícola mayor que sus características, probablemente estuvieron asocia-
en otras épocas, esto debido al aumento poblacional y das a rituales evidentemente relacionados con el vital
a periodos de sequía que se presentaron en esta última líquido (Torres, 1983).
etapa del Preclásico. Dicha productividad incluyó, nos En lo que concierne a la estructura circular en Cui-
dice, nuevas técnicas de cultivo en las que destaca el cuilco “C” (figura 18), Rodríguez Sánchez señaló su
sistema de terrazas y el aumento de las zonas para la carácter religioso al llamarlo templo de segundo orden,
siembra a través del desmonte (Piña Chan, 1985: 67). ya que por su tamaño y ubicación consideró que pudie-
Piña Chan consideraba el inicio de Cuicuilco en el ron llevarse a cabo rituales previos al principal cere-
450 a.C. y su abandono en el 100 a.C., y que su pobla- monial público, el cual, se efectuaría en edificaciones
ción, al colapso del asentamiento y su entorno debido más grandes (Rodríguez, 1994: 194-195).
a la erupción del Xitle, tuvo que emigrar hacia dis- Otros edificios que aún se conservan en Cuicuilco
tintos lugares, sobre todo al oriente de la Cuenca de “B” funcionaron sólo como templos. Ése fue el caso de
México. las estructuras VI y VIII, ya que en ellas se descubrie-
ron artefactos relacionados únicamente con funciones
Características del Preclásico superior rituales (figura 19).
destacadas por Piña Chan, ¿concuerdan La construcción de edificaciones monumentales im-
plicó, entonces, no sólo mano de obra en abundancia,
con lo visto en Cuicuilco a raíz también una especialización de labores para este mo-
de la nueva información? mento, como señala Piña Chan.
De igual forma, entre distintos rasgos de especia-
Lo expuesto en líneas anteriores nos da una idea de lización en Cuicuilco se puede observar el trabajo de
la concepción que Piña Chan se había forjado sobre la escultura que, aunque escasamente, se tiene ejem-
Cuicuilco, eso, con la limitada información con la que plos de esta actividad, entre ellos destacan algunas
contaba hasta el momento de su partida. Sin embargo, sin conclu ir y otras terminadas descubiertas en dife-
el arqueólogo campechano poseía una visión amplia rentes exploraciones arqueológicas (figura 21). Dentro
de Preclásico por sus experiencias en diversos asen- del mismo campo sobresale el trabajo de la obsidiana,
tamientos de la época, entre ellos Tlatilco, Tlapacoya, cuya evidencia está reflejada en las herramientas utili-
Chimalhuacan y Cerro del Tepalcate, sólo por mencio- zadas en su producción, entre ellas las astas de vena-
nar algunos, con los cuales pudo crear un panorama so- do, empleadas para el retoque de puntas de proyectil,
bre las características de dicho momento en particular, cuchillos y diversos objetos más; además de punzones
periodo que él ubicó entre el 600 y 100 antes de Cristo. para la elaboración de petates, cuya evidencia es la
Pues bien, ya se habló de manera general sobre al- aparición de improntas de este producto sobre api-
gunos de los principales rasgos destacados por Piña sonados en Cuicuilco “B” (Rodríguez y Bracamontes,
Chan para este tiempo. Sin embargo, y a raíz de la 1994) (figura 22).
nueva información, ¿tales rasgos pueden observarse
en Cuicuilco? ¿Es posible sustentar sus supuestos con
evidencia arqueológica para el caso concreto de Cui-
cuilco? Veamos.

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Fig. 13 Estructuras II y IX (plasta gris). En ambas plataformas habitacionales fueron descubiertos


entierros de personajes de élite plano tomado y modificado de M ller, 1990, fig. 1, p. 17 .

Fig. 14 Estructura I Edific io Heizer , Cuicuilco B . Dron: Luis Alberto Martos.

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 15 Montículo de Tenantongo, Bosque de Tlalpan. Dron: Luis Alberto Martos.

Fig. 16 Estructura circular, Cuicuilco “C”. Fotografía: E. Rodríguez.

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Fig. 17 Estructuras VI y VIII, Cuicuilco


“B”. Dron: Luis Alberto Martos.

Fig. 18 Restos de una estructura circular en Cuicuilco “C”.


Fotografía cortesía: Ernesto Rodríguez Sánchez-DSA .

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 19 Estructuras VI y VIII en Cuicuilco “B”. Fotografía cortesía: Pedro Ramírez Vázquez.

Fig. 20 Plazas con estructuras a diferentes niveles, Cuicuilco (reconstrucción hipotética).


Cortesía de: Alejandro Villalobos Pérez, 2010

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Fig. 21 Trabajo de escultura


descubierta en Cuicuilco: a) escultura
antropomorfa (Museo de sitio, Cuicuilco.
Fotografía: F. Ramírez); b) brasero
antropomorfo. Fotografía cortesía:
Alejandro Pastrana); c) escultura sin
terminar: ¿cabeza antropomorfa?
Cummings, 1933) y d) la Estela de
Cuicuilco. Fotografías: Miguel Morales.
Composición: F. Ramírez.

Fig. 22 Astas y punzones de venado utilizados como


herramientas de trabajo. Fotografía: F. Ramírez.

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Ejemplo de la especialización de labores tiene que de ellos portaban o contenían objetos suntuarios como
ver también con el aumento de la productividad agrí- parte de sus ofrendas (objetos de piedra verde como
cola. Palerm y Wolf ya destacaron la presencia de obras hi- orejeras, cuentas de collares y pulseras, y una canoa,
dráulicas en Tenantongo (figura 23), además de cana- además de objetos de concha, de asta de venado y de
les cercanos al cerro Zacatepetl, que presumiblemente hueso) y parafernalia ritual (Müller, 1990: 247-254).
pertenecieron a la población cuicuilca (Palerm y Wolf, También, varios de esos individuos presentaban de-
1972: 100-105; Palerm, 1973: 14). Diversas obras más formaciones craneanas y mutilaciones dentarias (Sán-
de esta naturaleza se han reportado en el área del Cen- chez, 1971) (figura 28).
tro Comercial Inbursa, también conocido como Plaza Como ya se esbozó, en esta misma sección de Cui-
Cuicuilco. En este espacio, Pastrana descubrió, en la cuilco “B”, tres de las estructuras que fueron destrui-
parte norte del hoy estacionamiento del edificio Tel- das (I, IV y VII), además de dos que hoy se conservan
mex, un gran canal de irrigación que alimentaba otros (Estructura II, el llamado Palacio y la Estructura IX,
de menores dimensiones (figura 24). De igual forma, Edificio Heizer), fueron plataformas habitacionales
reportó la existencia de una laguna, probablemente de los grupos de poder, algunas de las cuales con-
de naturaleza artificial, que según nuestros cálculos tenían los entierros de personajes de élite, mientras
pudo haber abarcado una superficie de alrededor de que la Estructura II (el Palacio) posiblemente fue la
nueve hectáreas (figura 25). Este hallazgo fue corro- residencia del gobernante cuicuilca (figura 29).
borado tanto por Pérez Campa et al. (2005) como por Estos grupos, nos dice Piña Chan, manejaron los
el que esto escribe (Ramírez y Rangel, 2007), tiempo cultos religiosos que, para el caso de Cuicuilco y según
después. la evidencia arqueológica recuperada hasta hoy, estu-
Un aspecto que destaca Piña Chan para el Preclási- vieron relacionados con ceremoniales agrícolas (Pérez,
co superior es la congregación de poblaciones peque- 1998: 37; Pastrana, 1996; Ramírez et al., 2014: 6-20),
ñas en torno a un centro ceremonial mayor, el cual se el juego de pelota (Matos, 1968), ofrendas mortuorias
caracteriza por contar con basamentos-templos. a construcciones o ampliaciones de edificios (Nogue-
Como hemos visto, la arquitectura monumental en ra, 1939; Rodríguez, 1994: 68-183; Pastrana, 1996) y con
Cuicuilco está representada por edificios como el Gran el fuego (Cummings, 1933: 1-56; Piña Chan, 1960: 68)
Basamento, el Montículo de Tenantongo (estos dos (figura 30).
con dimensiones similares: 20 metros de alto x 110 Asimismo, para Cuicuilco existen evidencias de
metros de diámetro), el Montículo de Peña Pobre (8 espacios donde grupos de personas de menor rango
metros de alto x 80 metros de diámetro) y el denomi- habitaron, entre ellos pueden mencionarse cuartos de
nado “Palacio” (Estructura II, cuyo tamaño pudo ha- unidades habitacionales en Cuicuilco “C”, mismos que
ber alcanzado los 100 x 100 metros). Estas edificacio- al edificarse la estructura circular fueron desplazados
nes y otras menores, algunas con funciones diferentes y re-ubicados. También, las evidencias arqueológicas
(de habitación de los grupos de elite),1 nos indican que descubiertas en el sitio de Corregidora y en el centro
Cuicuilco, a finales del Preclásico, fue el mayor centro de Tlalpan nos indican personas de estrato social bajo
ceremonial (figura 26) no sólo del sureste, sino proba- (figura 31). Como parte de esos hallazgos se descubrie-
blemente de toda la Cuenca de México. ron áreas de preparación de alimentos, de trabajo de
En los espacios que la lava no cubrió, dentro del la obsidiana y de almacenaje de granos (posiblemente
área de influencia y posiblemente control de Cuicuil- tres cuexcomatl).
co, se han reportado varios asentamientos menores Un aspecto del que nos habla Piña Chan para este
que fueron contemporáneos a este primer asentamien- momento es el intercambio, que los grupos de po-
to, entre ellos destacan al sur, Corregidora (Gándara, der lo manejaron por medio de convenios y alian-
1984), La Ladrillera (Gándara, 1985) y el Centro de zas políticas y comerciales. Entre los objetos ob-
Tlalpan (Meraz, 2009), y al norte, Copilco (Gamio, 1920: servados en Cuicuilco que reflejan esta actividad
127-143) (figura 27). destacan: vasijas cerámicas, 2 figurillas H4, 3 cina-
El surgimiento de grupos de élite en el Preclásico brio,4 obsidiana,5 concha, 6 pizarra, serpentina, pie-
superior es un rasgo que Piña Chan destaca para este dra verde (jadeíta),7 entre otros objetos más (figu-
momento y que también se refleja en Cuicuilco. Du- ra 32). Esas mercancías circulaban por las diversas
rante los trabajos de exploración realizados por Heizer rutas de comercio que se interconectaban con la
y Bennyhoff a finales de los cincuentas y durante el
rescate llevado a cabo por Gallegos cuando se constru- 2 Entre ellas los tipos Laca naranja y Granular, por citar algunos.
yó Villa Olímpica en 1967-1968, se pudieron recuperar 3 Presumiblemente de Chupícuaro.
varios entierros de personajes de élite, ya que algunos 4 Posiblemente de la zona de Querétaro.
5 De yacimientos como Ucareo-Zinapécuaro, Paredón y Sierra de las Navajas.
6 Spondylus (Adrián Velázquez, comunicación personal).
1 Alrededor de 19, de las que existen, se supo o se presume de su existencia. 7 Estas tres últimas, probablemente de la zona de Guerrero.

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Fig. 23 Canales de irrigación en el Montículo de Tenantongo, croquis de las exploraciones realizadas en 1983
(tomado de Torres, 1983).

Fig. 24 Canal preclásico, Plaza Cuicuilco, Cuicuilco “D”. Fotografía cortesía: Alejandro Pastrana.

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 25 Extensión de laguna artificial en


Cuicuilco “D” (Pastrana y Ramírez, 2012).

Fig. 26 Estructuras monumentales en Cuicuilco que aún existen, que se supo o que se presume su
existencia (plano tomado de inegi).

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Fig. 27. Probable área de in uencia


de Cuicuilco, sureste de la Cuenca de
México (plano tomado de INEGI).

Fig. 28 Evidencias de la presencia de


personajes de élite descubiertos en
Cuicuilco: 1) parafernalia personal y ritual
(museo de sitio), 2) cráneos con
deformación tabular-erecta (a y b: variedad
fronto-occipital, en Sánchez, 1971) y 3)
mutilación dentaria (Foto: F. Ramírez.
Museo de sitio).

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 29 Plataformas habitacionales de


personajes de élite en Cuicuilco. Estruc-
turas I, II, IV, V, VII y IX (en plasta oscura)
en Cuicuilco B . Modificado de M ller,
1990, fig. 1 .

Fig. 30 Algunas evidencias de rituales


llevados a cabo en C uicuilco: a) y b) dioses
del fuego (fotografías: F. Ramírez); c) ofrenda
mortuoria a etapa constructiva del Gran
Basamento (fotografía: Alejandro Pastrana);
d jugador de pelota M ller, Entierro 32,
Cuicuilco “B”), y e) la estela para cuestiones
agrícolas (fotografía: Miguel Morales;
composición: F. Ramírez).

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Cuenca de México, algunas que comunicaban con locales como piedra volcánica, cantos de río, lodo,
las actuales regiones de Morelos, Guerrero, Oaxaca, la troncos, entre otros.
costa del Pacífico y occidente de México. En Cuicuilco, este aspecto está bien representado,
De igual forma nos dice Piña Chan, se observa, ya que, para la construcción del Gran Basamento, se
para el Preclásico superior, la continuación de una superpusieron cinco cuerpos redondeados que le
tradición alfarera en la Cuenca de México (Piña Chan, dieron la forma actual. Asimismo, en la edificación
1960: 68). Entre esos ejemplos destacan los tipos ce- de las primeras subestructuras en forma de cono
rámicos, presentes en Cuicuilco, y denominados por truncado se emplearon materiales como lodo, y en sus
el mismo como Blanco caedizo, hoy conocido como últimas etapas fueron revestidos con roca volcánica
Ixta Blanco Tetelpan o Ixta Blanco Zacatenco; el (figura 34). Los altares ubicados en su cima, y que
“Blanco sobre rojo tardío”, llamado hoy en día Zaca- se emplearon en ciertos momentos de su historia
tenco Rojo sobre blanco o Ticomán Rojo sobre blanco; constructiva como monumentos importantes en sus
el Rojo sobre café amarillento, denominado en la ac- rituales, fueron levantados con lodo y posteriormente
tualidad como Zacatenco Rojo sobre bayo o Ticomán con cantos rodados, hasta sustituirlos por chozas que
Rojo sobre bayo; el Café negruzco, renombrado para funcionaron como pequeños templos (véanse figuras
esta época como Anahuac pulido o Ticomán pulido; 8-11), que se edificaron probablemente con paredes de
el Rojo pulido tardío, o Ticomán rojo; el Blanco sobre bajareque y techos con armazón de madera cubierta
rojo tardío llamado Blanco sobre rojo Zacatenco o con palma. Otras edificaciones rituales como los
Blanco sobre rojo Ticomán (figura 33). Destaca tam- montículos de Peña Pobre y Tenantongo, la estructura
bién la presencia de cerámicas de influencia de Occi- de Cuicuilco “C” y las estructuras VI y VIII, fueron
dente, las cuales han sido descubiertas en Cuicuilco, edificadas con cuerpos superpuestos y tuvieron un
sobresaliendo entre ellas: la cerámica al negativo, núcleo hecho de lodo con fachadas recubiertas parcial
muy común en el sitio, y la policroma. o totalmente de roca volcánica.
Como ya hemos visto, en Cuicuilco se construyó
arquitectura de grandes dimensiones para activida-
des rituales, sin embargo, también se edificó arqui-
tectura de carácter habitacional para los grupos de
élite y para la gente común. En la arquitectura monu-
mental, Piña Chan destaca que en la construcción de
los grandes basamentos se emplea la superposición
de varias plataformas, donde se utilizan materiales

Fig. 31 Elementos asociados a una unidad habitacional común Fig. 32 Algunos productos obtenidos a través de intercambio
descubierta en Cuicuilco “C” (Rodríguez, 1994: 95). (museo de sitio y colección Heizer y Bennyhoff).

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 33 Tipos cerámicos mencionados por Piña Chan e identificados en Cuicuilco: a) Ixta
Blanco Tetelpan; b) Blanco sobre rojo Ticomán; c) Rojo sobre bayo Ticomán; d) Ticomán
pulido; e) Zaltepec rojo y f ) Rojo sobre blanco Ticomán (colección Heizer y Bennyhoff ).

Fig. 34 Materiales constructivos usados


en las edificaciones cuicuilcas: a núcleo
de tierra en el Gran Basamento; b) piedra
y tierra en el núcleo de las últimas
edificaciones adosadas a la Pirámide
Principal; c) cantos rodados en los
altares; d) piedra en los revestimientos
del Gran Basamento, y e) hoyos para
postes de madera en paredes de “La
Casa” en la Estructura II en Cuicuilco “B”.

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De las unidades habitacionales, Piña Chan mencio- Ahora, en los edificios públicos y en las unidades
na que, para el Preclásico superior, estas edificaciones habitacionales se aprecia asimismo una evolución en
fueron construidas con diversos materiales, además de su sistema constructivo, entre ellos el Gran Basamento
que se observa una evolución, para este momento, en y dos casas en la Estructura II (el llamado Palacio).
el sistema constructivo. De esos materiales destaca el En el Gran Basamento se observan dos aspectos
uso de bajareque en las paredes de las chozas (troncos interesantes: el primero de ellos tiene que ver con el
clavados en el suelo y recubiertos con lodo), con techos recubrimiento de sus paredes en sus últimas etapas,
de dos aguas, mismos que fueron sostenidos con tra- lo cual no se hacía en sus dos primeras épocas ya que
bes de madera y revestimiento de palma o paja en sus el edificio sólo estaba conformado por tierra. El se-
largueros (figura 35). gundo de ellos está relacionado con el material que se
En Cuicuilco se han descubierto evidencias de cons- usa como relleno; por ejemplo, en sus primeras épocas
trucciones de cuartos con paredes de bajareque y lar- sólo se utilizó tierra en el núcleo, mientras que en sus
gueros que fueron sustituidos por techo de terrado, etapas constructivas posteriores ya se empleó piedra
lo cual se observa en la Estructura II en Cuicuilco “B” de tamaño homogéneo y lodo (figura 36).
(Müller, 1990: 277-280). Algunas de las edificaciones En la Estructura II (el Palacio), en las denominadas
donde los grupos de élite vivieron se destacaron por plataformas “A” y “C” se descubrieron las plantas de
sus plataformas levantadas sólo con lodo, como en el lo que Müller llamó casas “B” y “C”. En la casa “B”
caso de la Estructura IX (Edificio Heizer), y otras resal- se puede apreciar un sistema constructivo (figura 37)
tan por ser plataformas construidas con lodo y reves- diferente, observable en su techo, el cual parece ser el
timientos de roca volcánica, caso de la Estructura II. más antiguo, fechado entre el 400 y 200 a.C. De él nos
Tanto en Cuicuilco “C” como en el sitio Corregidora se dice Müller (1990: 279), que las paredes fueron hechas
reportaron muros de cuartos de unidades habitaciona- con una:
les hechos con roca basáltica y lodo como cementante.

Fig. 35 Evidencias del sistema constructivo de la misma época que en Cuicuilco en El Cerro del Tepalcate. Hoyos para postes
y largueros para techumbre (E. Pareyón, 2013, foto 21: 95).

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 36 Pirámide Principal, sistemas constructivos. Dibujo: F. Ramírez.

[…] doble hilera de piedras irregulares de origen andesíti- el aplanado plano del techo (?) y la pared intermedia,
co o boludas de río trabajadas de un lado, encajadas en la sugieren la posibilidad del techo plano de terrado (?)”.
plataforma, en el centro de la pared había un espacio para Un aspecto que Piña Chan apunta, también relacio-
empotrar palos o varas todo esto fue recubierto con un nado con los sistemas constructivos para esta época,
aplanado de mezcla de lodo y ceniza volcánica. La parte es el uso del estuco. Aunque en Cuicuilco es escaso,
de mampostería tenía un metro y el resto de la pared era también se observa en la última etapa constructiva de
del tipo bajareque, pero el grueso del aplanado daba la la casa “C”. Esta pequeña muestra parece fue utilizada
impresión de haber sido bastante resistente. como parte del acabado final de las paredes y se pintó
de rojo (figura 38).
Mientras que el techo fue construido con una: “[…] Un ejemplo reciente del uso de este elemento cons-
hilera central con huellas de postes para un techo de tructivo fue redescubierto por el proyecto a mi cargo
dos aguas, su piso era de una capa gruesa de barro (figura 39), el cual, parece, fue usado para recubrir una
pulido”. fachada escalonada (lado norte del edificio), además
En lo que corresponde a la casa “C”, ésta es más re- de una banqueta o plataforma baja adosada a la Es-
ciente, de entre el 200 y el 100 a.C. De esta edificación tructura IX (Edificio Heizer), esto, en su última etapa
menciona que la pared ya es: “[…] construida de hileras constructiva (Ramírez et al., 2014: 72-97).
de piedras acomodadas trabajadas de un lado”. Y del te- Respecto de las propuestas específicas sobre Cui-
cho, nos dice que: “[…] por la impresión de murillos en cuilco con las que no concordamos con Piña Chan, es-

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 37 Evolución en los sistemas


constructivos: casas “B” y “C”,
Estructura II (el Palacio), Cuicuilco “B”
M ller, 1990: 277-280 .

Fig. 38 Estuco en paredes y piso de la


casa “C”, Estructura II (El Palacio),
Cuicuilco “B”. Fotografía: F. Ramírez.

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Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 39 Evidencia del uso de estuco


frente a Estructura IX, Cuicuilco “B”.
Fotografía: F. Ramírez.

tán las que tienen que ver con lo novel del asentamien-
to y, sobre todo, con la temporalidad del sitio. Piña
Chan destacó en este último aspecto que esta pobla-
ción inicia en el 450 a.C. y termina en el 100 a.C. (Piña
Chan, 1960: 72). La evidencia arqueológica, a la luz de
las nuevas reinterpretaciones y hallazgos recientes de-
muestra la existencia de cerámicas relacionadas con la
fase Tetelpan (800-700 a.C.) (figura 40), para su época
más temprana y, cerámica de la fase Miccaotli, a fines
del Preclásico terminal (200 a.C.-250 d.C.). De hecho,
para esta última época existe un ejemplar de este mo-
mento que el mismo Cummings descubrió justo debajo
de la ceniza y lava del Xitle (figura 41) y cuya erupción
hoy en día ha sido fechada con mucha más exactitud en
el 250 d.C. (Siebe, 2000: 45-64; González et al., 2000:
205-224). Es decir, Piña Chan no da más de 350 años
de existencia a Cuicuilco, mientras que en nuestros
trabajos hemos visto una continuidad cultural de al-
rededor de 1 000 años de ocupación.
Algunos aspectos que no quisiéramos dejar de men-
cionar son el interés de Piña Chan por proteger el patri-
monio cuicuilca y por la divulgación del conocimiento
de las culturas del Preclásico (Gallegos, 1987: 37-74).
Nuestro personaje, como subdirector en ese entonces
de la Dirección de Monumentos Prehispánicos, hoy Di-
rección de Estudios Arqueológicos, promovió las labo-
res de mantenimiento y protección de Cuicuilco (Piña
Chan, 1956-1957: 81-88). En la difusión de la cultura
escribió guiones; dibujó y elaboró láminas, cuadros cro-
nológicos y montó el primer museo de Cuicuilco (figura
42), relacionado con las culturas del Preclásico, aprove- Fig. 40 Cerámicas de las fases Tetelpan (800-700 a.C.) y
chando una oquedad bajo la lava del Xitle en el costado Cuicuilco (200 a.C.-250 d.C.): a) Cesto blanco Tetelpan, b) Ixta
este del Gran Basamento (Gallegos, 1987: 57 y 67). blanco Tetelpan, c) Agua alisado terminal. (Fotos: F. Ramírez).

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Consideraciones finales Gallegos, Roberto


1987 Román Piña Chan: un intento de bosquejo
En suma, podremos estar de acuerdo o no con Piña biográfico. En Homenaje a Román Piña
Chan (figura 43) en numerosos aspectos relacionados Chan (pp. 37-74). México, IIA-UNAM (serie
con Cuicuilco o con el Preclásico en general que él Antropológica, 79).
destacó; sin embargo, eso es parte del quehacer ar-
queológico. Piña Chan, al morir, dejó un vacío difícil Gamio, Manuel
de cubrir, y un legado difícil de igualar. 1920 Las excavaciones del Pedregal de San Ángel
Finalmente, quisiera terminar con una frase escrita y la cultura arcaica del Valle de México.
por Kirchhoff (1960) en relación con su monumental American Anthropologist, 22 (2): 127-143.
obra sobre Mesoamérica, a manera de reflexión en
torno al trabajo de Piña Chan y nuestra responsabili- Gándara, Manuel
dad con su legado: “[…] concebí este estudio como el 1984 Proyecto Unidades Habitacionales, Cuicuilco
primero de una serie de investigaciones que trataran 84. Informe de trabajos, 1ª temporada. México,
sucesivamente de estos problemas, anticipando que Archivo Técnico de la Dirección de Arqueología-
la mayor parte de esta tarea deberían tomarla otros INAH.
a su cargo”. 1985 Proyecto Unidades Habitacionales, Cuicuilco
85. Informe de trabajos, 2ª temporada. México,
Archivo Técnico de la Dirección de Arqueología-
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26
Cuicuilco en la concepción de Román Piña Chan

Fig. 42 Primer museo de sitio en


Cuicuilco (Fototeca Nacional de INAH).

Fig. 43 Román Piña Chan en Cuicuilco “B” con Robert F. Heizer (Fototeca Nacional del INAH).

27
Arqueología 64 • agosto, 2021

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28
Santa Emilia Ojite Nuevo.
Expresión espacial
de un centro prominente
María Rosa Avilez Moreno
en la planicie de
Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH
Tecolutla, Veracruz

Resumen: A pesar del tiempo transcurrido, cerca del origen de la cuenca del río Tecolutla y sobre su planicie aluvial prevalecen los vestigios
arqueológicos de un asentamiento con arquitectura monumental, en un emplazamiento estratégico dada su proximidad a un camino que conectaría
la planicie con la Sierra Norte de Puebla. La complejidad de Santa Emilia Ojite Nuevo se expresa espacialmente tanto en su diseño con un arreglo
planificado, acorde a un patrón lineal y una axialidad bien definida, como por la variabilidad morfológica de sus edificios, a partir de la cual se
puede inferir una variedad de funciones, generalmente asociadas a sedes de poder político. En este artículo damos cuenta de ello, así como de
algunos elementos cerámicos diagnósticos que lo hacen partícipe de una cultura material compartida con el Tajín, Morgadal Grande y Cerro Grande,
independiente del tipo de lazos y relaciones que pudieran haber existido entre ellos y que empezamos apenas a conocer, pero que marcan un rango
temporal amplio a partir del Protoclásico.
Palabras clave: Santa Emilia, emplazamiento estratégico, expresión espacial, funciones diferenciadas, cerámica diagnóstica

Abstract: Despite the time that has elapsed, near the origin of the Tecolutla river basin and on its alluvial plain, the archaeological remains of a
settlement with monumental architecture prevail, in a strategic location given its proximity to a road that would connect the plain with the Sierra
de Puebla. The complexity of Santa Emilia Ojite Nuevo is expressed spatially both in its design with a planned arrangement, according to a linear
pattern and well-defined axiality, and by the morphological variability of its buildings, from which a variety of functions, generally associated with
seats of political power. In this article we give an account of this, as well as of some diagnostic ceramic elements that make it part of a material
culture shared with the Tajín, Morgadal Grande and Cerro Grande, regardless of the type of ties and relationships that may have existed between
them and that we started barely known, but that mark a wide time range from the Protoclassic period.
Keywords: Santa Emilia, strategic location, spacial expression, differentiated functions, diagnostic ceramic

L
a monumentalidad de una ciudad como El Tajín, mientos en los valles y lomeríos cercanos al cauce, que
y de sitios nodales a su alrededor, ha demostrado seguían un patrón disperso. El Proyecto Arqueológico
que, para el Clásico, el centro-norte de Veracruz en la Cuenca del Río Necaxa buscó, en parte, dar con-
vivía una época de esplendor cuyos antecedentes aún tinuidad a los trabajos de esta investigación pionera,
siguen siendo objeto de estudio. Investigaciones ar- ampliando la localización, el rango temporal y la carac-
queológicas en esta parte han ido poniendo de ma- terización cultural de algunos asentamientos en esta
nifiesto que esta ciudad fue producto de un proceso área. Su programa, entonces, tuvo como un objetivo el
regional (Wilkerson, 1972; Pascual, 2006: 56; Daneels, de explorar una porción del centro-norte, que corres-
2012c: 357) que pudo haberse iniciado a partir del Pro- ponde a la planicie media de los ríos Necaxa-Tecolutla y
toclásico y en el que participarían las cuencas de los Cazones, buscando evidencias de su ocupación a través
ríos Tecolutla y Cazones. del tiempo.
Los estudios se habían centrado en los alrededores De este modo, para contribuir en el llenado de los
de la ciudad al inicio de nuestro proyecto, y había muy vacíos en la información planteamos un trabajo de
pocos trabajos arqueológicos sistemáticos en partes reconocimiento arqueológico, a efecto de determinar
extensas de esa zona. La búsqueda de los testimonios el patrón de ocupación y documentar sus cambios a
de dicho proceso fue una de las guías para llevar a cabo través del tiempo, cubriendo necesariamente las di-
un proyecto tierra dentro, en la cuenca media del río mensiones espacial y temporal de manera simultánea.
Necaxa-Tecolutla, donde hasta ese momento sólo János Hasta la fecha se han realizado levantamientos to-
Gyarmati (1988) había registrado una serie de asenta- pográficos y sondeos en dos puntos de la planicie del
Arqueología 64 • agosto, 2021

Tecolutla: al norte, en los sitios de La Lima y Tuzapan, El escenario geográfico


y al sur, en los sitios Ojital Coxquihui y Santa Emilia
Ojite, cuyos materiales superficiales cubren en conjunto Santa Emilia Ojite Nuevo se localiza en la llanura
un rango de ocupación que va del Protoclásico al Pos- costera del Golfo de México, y en proximidad de las
clásico. De entre ellos, tanto por su extensión como por estribaciones de la Sierra Madre Oriental, conocida
la densidad, variedad y tamaño, además de la diversidad como Sierra Norte de Puebla. Se extiende propiamente
funcional de sus estructuras, son los de mayor jerarquía sobre la rica planicie aluvial formada con los depósi-
Santa Emilia y Tuzapan, aunque difieren notablemente tos de los afluentes del río Tecolutla en tierras llanas,
en su temporalidad. con una altura de 80 msnm, y en las coordenadas 659
Santa Emilia se localiza al sur del río Necaxa-Teco- 375mE y 2235 055mN (ITRF92). El río Apulco, que en
lutla, próximo a su afluente Apulco, en una ubicación la actualidad sirve de límite entre los estados de Ve-
privilegiada dado que se encuentra en una vía que racruz y Puebla, se encuentra a tan sólo 900 metros
conecta a El Tajín con la Sierra Norte de Puebla, de al este del asentamiento y lleva agua permanente que
especial relevancia dado que este centro parece que capta en partes altas de la sierra para fundirse cinco
pudo haberse expandido hasta Yohualichan, donde kilómetros más adelante con el río Necaxa y dar origen
se reproduce fielmente el estilo de sus edificios. Este al río Tecolutla. La diversidad topográfica ocasionada
emplazamiento permitiría que Santa Emilia partici- por la cercanía de la sierra y la biodiversidad propia de
para de una red de caminos que conectarían hacia el los diversos pisos altitudinales, resultaría favorable
sur, quizá con los sitios de la cuenca del río Nautla, para la obtención de una gama de recursos de montaña
entre ellos vía Poza Larga y San José Acateno, e in- que combinan plantas y animales, así como materiales
cluso con un corredor que iniciaba en el río Nautla constructivos de roca caliza y de arenisca para revestir
y ligaba a la Costa del Golfo con el Altiplano, y que edificios y estucarlos. A los que se sumarían los obte-
pasaba cerca de Cantona. Aunque es probable que nidos en las fértiles tierras agrícolas de la planicie y
Jeffrey Wilkerson tenga razón al señalar que la ruta en los ríos que la atraviesan, con su variedad de crus-
hacia Yohualichan tendría un objetivo muy distinto, táceos y peces, así como de cantos para los núcleos de
que sería el de evadir el dominio de los centros que sus construcciones.
ocupaban la zona del río Nautla (Wilkerson, 1999). Desde el punto de vista jurisdiccional queda en el
En este artículo mostramos la estructura espa- centro-norte del estado de Veracruz, cerca de la colin-
cial de Santa Emilia basados en su prospección y en dancia con Puebla y en la parte austral del municipio
el plano levantado, describiendo sus componentes y Espinal, Veracruz (figura 1).
asumiendo, a partir de la morfología de los principa- Actualmente, la unidad arqueológica se encuentra
les edificios, algunas de sus funciones posibles, con el en las proximidades de la comunidad de Nuevo Ojite y
propósito de mostrar la complejidad de este centro y junto a su cementerio, dentro de los ranchos Los Lau-
hacer algunas consideraciones sobre su relevancia en reles y Santa Isabel, ambos de propiedad privada. Un
el contexto regional. encargado reciente de Los Laureles recuerda que estas
Pero antes, es indispensable precisar que, con ex- propiedades serían parte de la Hacienda de San Pedro
cepción del Proyecto Río Necaxa de Gyarmati, la ma- Miradores, que originalmente fuera de Mucio P. Mar-
yoría de las investigaciones arqueológicas efectuadas tínez (1993-1911), gobernador de Puebla (y opositor del
al inicio de nuestros estudios había cubierto un área movimiento anti-releccionista), y que con el tiempo se
más cercana a la desembocadura del río, en la planicie fue fraccionando, y que quien se quedó con esta parte
costera y en áreas aledañas a El Tajín, independiente- le puso el nombre de su esposa.
mente de las hechas en la ciudad misma, como las de Por su parte, Emma Ramos Corral publica en las
Wilkerson, Bruggemann, Pascual Soto y Jiménez Lara, memorias de Carmen Corral Escalante que, en 1920,
entre otros investigadores. los hermanos Diego y Fernando Ramos Sauri com-
Y más recientemente, el Proyecto de Salvamen- praron San Pedro, donde se cultivaba tabaco oscuro
to Furbero-Presidente Miguel Alemán-Remolino 3D, en rama para la British American Tobacco y sacaban
bajo la dirección de Patricia Castillo, ha documenta- maderas (particularmente cedro) por el río, durante
do la existencia de un mosaico de sitios al norte del el boom económico de la región (Ramos, s.f.). A par-
río Tecolutla y occidente de El Tajín, que contribuye tir de 1930 meten frutales y ganado, a medida que
de manera importante al conocimiento de la ocupa- fueron deforestando las tierras, lo que coincide con
ción humana en la región (Castillo, 2013), del mismo el desarrollo de la ganadería extensiva en la región y
modo que lo hacen los registros hechos en la cuenca con la formación de un grupo de propietarios exter-
del Cazones por el Proyecto Coyula-Huamapa bajo la nos, rancheros y empresarios asociados al mercado
directriz de Morrison Limón (2006). nacional, que viven en ciudades de Veracruz y Puebla.

30
Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial de un centro prominente...

Antecedentes
Santa Emilia había sido visitada a principios del siglo
pasado por Vicente Lombardo Toledano, en su juven-
tud, quien refirió que:

Sobre la margen izquierda del río de Tecuantepec, en el


límite del ex-distrito de Tetela y el cantón de Papantla hay
una zona arqueológica importante, con varias pirámides
de 10 a 15 m de altura, mesetas largas bien dibujadas a
pesar de la tierra y del pasto que las cubre, y numerosos
montículos formando calles o avenidas en medio de un
largo llano convertido actualmente en potrero […].

Y planteó que habría estado habitada por totonacos,


aunque él mismo añadiría que en algún momento ha-
bría sido nahua, a juzgar por una escultura de bulto de
una serpiente emplumada recuperada al pie de una de las
estructuras piramidales, de estilo que consideró propio
Fig. 1 Plano de ubicación. Figura de: María Rosa Avilez Moreno.
del Altiplano (Lombardo: 1931: 27) y cuyo paradero en
la actualidad se desconoce.
Las grandes posesiones se fueron fraccionando y, en Efectivamente, en el municipio Espinal se ha regis-
la actualidad, en parte de las tierras de la ex hacienda trado que 44% de su población es indígena y hablante
se asienta el pueblo de San Pedro Miradores, anexo a de totonaco, pero esto no se traduce automáticamen-
la casona, a la capilla y a diversas instalaciones de la te ni este dato se puede extrapolar a todo el pasado,
antigua propiedad (figura 2). atribuyendo la construcción de Santa Emilia a los
Por su parte, los ranchos Santa Isabel y Santa Emilia, hablantes de esta lengua, estableciendo a priori una
de propiedad privada, donde se encuentran los vestigios línea directa, tal y como suele ocurrir popularmente
arqueológicos, están dedicados a la ganadería, al cultivo con El Tajín.
de cítricos y ocasionalmente a la siembra de maíz. La distribución geográfica indígena actual ha va-
El paisaje cubierto alguna vez por una selva me- riado con el tiempo para irse ajustando a los procesos
diana subperennifolia, con el paso del tiempo acabó sociales ocurridos en la zona desde la época prehis-
cediendo ante el predominio actual de extensos pas- pánica, los cuales han sido dinámicos y de naturaleza
tizales y áreas productoras de cítricos, y de ella sólo variable. Se trató de una zona con intenso movimien-
quedan algunos relictos en las partes topográficamen- to poblacional, que registró oleadas de grupos que se
te menos accesibles. fueron asentando o pasaron desde tierras altas hacia

Fig. 2 Casa de la Hacienda de San Pedro


Miradores. Foto de: María Rosa Avilez
Moreno.

31
Arqueología 64 • agosto, 2021

el Golfo. Poco sabemos de la filiación étnica o lingüís- vivían los trabajadores del rancho del mismo patroní-
tica de los primeros pobladores, pero varias fuentes mico, pueblo del que no queda nada.
sugieren que los totonacos habrían llegado tardíamen-
te (Manrique, 1975), acompañando a grupos nahuas Análisis sincrónico
que migraron desde el Altiplano como consecuencia de la estructura espacial
de la caída de Tula, y todo parece indicar que habrían
migrando de manera constante y lenta hacia el Golfo Esta descripción descansa en recorridos de campo y
(García Payón, 1971: 533; García Valencia, 2009: 78). en el plano levantado, y se avoca a la composición ge-
A pesar de que el movimiento poblacional continuó neral y la complejidad de este centro. El abundante y
como resultado de las conquistas acolhuaque y mexi- permanente pastizal de los potreros, al tiempo que
ca, y más tarde como consecuencia de la explotación facilita observar la morfología general de sus edificios
colonial, con su desastrosa disminución de la pobla- mayores, también dificulta el examen más detallado
ción y su política de congregación, la organización de la superficie.
territorial de los pueblos terminó por transformarse Santa Emilia, contemplada en la época actual, está
seriamente, los totonacos parecen haber sido mayoría compuesta por una variedad de estructuras que in-
en esta zona de Veracruz al menos desde el siglo XVI, cluyen desde plataformas bajas y altares hasta mon-
y a la llegada de los españoles estaban organizados tículos con alturas superiores a los 12 metros, que se
en una serie de señoríos locales disgregados (Palerm, acomodan y agrupan formalmente en plazas y patios,
1952-1953: 171), que de acuerdo a Gerhard se trataría todo ello en un espacio claramente delimitado que se
de 18 pequeños estados en la jurisdicción de Papantla segrega notoriamente de los terrenos llanos del exte-
(Gerhard, 1986: 224). rior. Las construcciones se concentran en un área en
En el Atlas arqueológico de la República Mexicana de que en su eje longitudinal registra alrededor de 640
1939, Santa Emilia es señalada sin mucha precisión metros, con una orientación aproximada de 357 grados
debido a la escala utilizada. Asimismo, García Payón azimut, mientras que en el eje transversal este-oeste
la incluyó tanto en su “Relación de zonas arqueoló- alcanza los 320 metros de extensión. La elección de
gicas del estado de Veracruz”, que se encuentra en el esta orientación, a primera vista, poco tiene que ver
Archivo Técnico del Departamento de Monumentos con la configuración llana del terreno o con algún ras-
Prehispánicos, como en el listado de sitios del centro go específico de la topografía, y podría simplemente
de Veracruz que presentó más tarde en el Handbook obedecer a criterios exclusivamente urbanísticos.
of Middle American Indians (García Payón, 1971: 507 y En general, las estructuras se distribuyen en dos
511), donde añade un mapa con su localización aproxi- grandes sectores que se distinguen por encontrarse
mada. En la relación, texto que registra datos de 1934- a niveles diferentes de altura, debido a que los com-
1939, hace referencia a estructuras arquitectónicas a ponentes del Sector Occidental se levantan sobre una
orillas del río Espinal e indica la manera de acceder terraza alargada, al menos parcialmente artificial, que
desde Tenampulco, Puebla, lo que hacía necesario di- se extiende a casi todo lo largo del sitio y cuyo frente
rigirse hacia el noroeste, pasando primero por Arroyo registra una altura de un metro, mientras que los del
Zarco y cruzando después el río Espinal. Por su parte, oriental desplantan directamente sobre el nivel de la
Heredia Barrera (1998) le asigna coordenadas que la planicie. Esta terraza determina el eje principal del
ubican cerca de un punto que en los mapas del INEGI se sitio, que es un elemento ordenador del espacio y le
nombra Santa Emilia. Hasta antes de la inundación de confiere un patrón lineal. Claramente la topografía
1999 hubo aquí un poblado con ese nombre, en el que plana facilitó esta axialidad bien definida (figura 3).

Fig. 3 Santa Emilia Ojite Nuevo. Foto de: María Rosa Avilez Moreno.

32
Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial de un centro prominente...

La orientación del eje norte-sur rige la traza de todo de piedra producto de un saqueo constante, a la que se
el complejo arquitectónico y determina la ubicación suma el efecto del escurrimiento del agua; a pesar de
de los edificios en el plano, imprimiendo al asenta- todo ello, aún se aprecian puntos con el recubrimiento
miento orden y equilibrio visual, lo que no significa de lajas y el acabado de estuco. En todo caso, parece
que la distribución de los basamentos en los espacios que el acceso se haría exclusivamente por el frente.
sea simétrica, ya que algunas estructuras no reprodu- Del menor (2), que pudo haber tenido un anexo en
cen con total exactitud esa orientación, ya que mues- la cara norte, no quedan restos del revestimiento de
tran ligeras variaciones. Para su descripción formal lajas y se observan puntos donde se expone el núcleo
se aprovecha la terraza como eje de la secuencia de conformado de cantos de río y tierra.
edificios, sin considerar su evolución, transformacio- Al frente de cada uno de estos templos se colocaron
nes o remodelaciones temporales, que por el momen- sendos altares o adoratorios de planta cuadrangular (b
to no podemos determinar. Asimismo, las obligadas y f) en la plaza, y lo mismo ocurrió en la parte poste-
disecciones que se hacen para fines descriptivos son rior, aunque ahí, en un corredor más estrecho y alar-
estrictamente pragmáticas y no están necesariamente gado, pero sobre el mismo eje E-W.
relacionadas con el funcionamiento del sitio, dado que El Grupo Norte se subdividió en tres unidades para
éste no ha sido suficientemente explorado (figura 4). fines prácticos. La primera corresponde a la Plaza de
los Altares o Plaza Mayor, delimitada al este por los
Sector oriental dos templos altos,2 cuyas fachadas miran hacia don-
de se pone el sol (1 y 2); al norte por una plataforma
En el nivel bajo, las construcciones se encuentran exclu- alargada con un probable aposento en su parte supe-
sivamente en la parte noreste del sitio. Allí se aprecia rior (3); por el sur está claramente abierta, mientras
una serie de estructuras distribuidas en un área de 120 que al occidente, como ya mencionamos, topa con
x 200 metros, que llamaremos Grupo Norte, en cuyo la terraza, a cuyo frente y paralelo a su talud se co-
centro se ubica la plaza principal, con los dos edificios locaron tres altares más (a, d y e), dos de los cuales
más altos y voluminosos del sitio que serían el foco se alinean también con los centrales (b y f). Si bien
alrededor del cual se define este espacio. Por el norte la terraza cierra la plaza y el acceso físicamente por
y el este lo delimitan seis plataformas rectangulares este lado, visualmente no lo hace dado que no tiene
con alturas de entre 2 y 3 metros, mientras que al occi- más que un metro de alto y podría considerarse, en
dente el espacio estaría cerrado por el frente de la te- una perspectiva más amplia, que dicha plaza se pro-
rraza descrita, con sus propias estructuras. Por el sur, longa dentro de la parte alta del sitio, donde después
el grupo permanece abierto. de una explanada se levanta un basamento alargado
El Grupo Norte ocupa un espacio más bien alargado, que mira hacia los templos (14). No obstante, no pa-
pero de perímetro no completamente regular, debido recen existir escalinatas que faciliten el acceso por
a que los seis volúmenes que lo delimitan cuentan con esta parte (figura 5).
tamaño y morfología diferente, con amplios espacios La Plaza de los Altares fue un espacio amplio y sa-
entre sí, y no están estrictamente alineados. Los dos grado con al menos cinco pequeñas estructuras cere-
basamentos piramidales centrales (núms. 1 y 2 en la moniales de piedra, lo que la hace ideal para funcionar
figura 5)1 son considerados, por su altura y morfología, en rituales y celebraciones e incluso asambleas; por
templos colocados en un eje norte-sur, tienen plantas el sur permanece prácticamente abierta, y la expla-
ligeramente rectangulares (lo que puede ser ocasio- nada con la que colinda se encuentra despejada y sin
nado por el derrumbe de piedras) y están contiguos, construcciones. Por estar abierta en esta parte resulta
de manera que entre ellos sólo queda un corredor complicado determinar su longitud con exactitud, sin
de 4 o 5 metros. No son gemelos, no sólo porque di- embargo, para dar una idea de su amplitud, tendría
fieren en proporciones, ya que el principal registra poco más de una hectárea de superficie, lo que hace
52 x 48 metros y 14 metros de altura, mientras que recordar diversos conjuntos protoclásicos de Veracruz
el segundo cuenta con 38 x 40 metros y 10 metros mencionados por Daneels (2012b: 106). En todo caso,
de alto aproximadamente, sino también porque uno estos espacios resultan adecuados para la reunión de
está desplazado hacia atrás a efecto de dejar cla- grupos numerosos a efecto de llevar a cabo actividades
ramente al frente al templo principal, resaltando políticas o civiles variadas, así como el intercambio
quizá su jerarquía. En el costado oeste del principal comercial que suele realizarse a la par de las celebra-
(1) se presenta una fuerte disección que lo deforma de ciones, de manera similar a lo que ocurre en muchas
arriba abajo y que parece ocasionado por la extracción plazas actuales (figura 6).

1 Desde esta referencia se cita la nomenclatura del plano guía de las princi- 2 La función que se asume que tuvieron algunos de los edificios descansa
pales estructuras, que forma parte de la figura 5. Nota del editor. exclusivamente en su morfología.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 4 Plano topográfico de Santa Emilia. igura de: María Rosa Avilez Moreno.

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Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial de un centro prominente...

La segunda unidad, al norte de la plaza, es un es-


pacio alargado, orientado E-W, que tiene en su flanco
norte dos plataformas más de menor dimensión (6 y 7),
y la tercera unidad está ubicada en la parte posterior
de los templos, donde se encuentran los altares c y g
ya mencionados, cuya forma alargada es un poco más
estrecha y se encuentra flanqueada al oriente por dos
plataformas bajas de diferentes dimensiones que aún
conservan restos de cuartos y probables columnas de
piedra (4 y 5), y por el cabezal de un larguero (3) que
cierra este espacio. El uso de elementos aislados (sean
pilastras o columnas) en varias de las estructuras para
crear pórticos o cuartos, se observa en varios edificios
del sitio y remite a algunos edificios de El Tajín.
En varios puntos del sitio se encuentran conjuntos
menores formados por tres estructuras alrededor de
un patio, que entre sus funciones podría estar la ha-
bitacional. Uno de ellos está conformado con la plata-
forma 4, en la unidad que acabamos de describir, y uno
segundo se observa en este mismo nivel, pero más al
norte de la Plaza de los Altares (9).

Sector occidental

Este sector se extiende sobre la terraza alargada donde


se levantaron varias estructuras próximas al talud y
estrictamente alineadas, que se extienden más allá
de la Plaza de los Altares. Este arreglo ocasiona que la
terraza dé la impresión de tener mayor altura, y verse
imponente en algunas partes, a pesar de que sólo tiene
un metro escaso de altura. En algunas fracciones del
talud todavía se aprecia el paramento de laja que lo
recubría.
Frente a la plaza se distingue un espacio delimita-
Fig. 5 Plano guía con nomenclatura de las principales do por dos montículos piramidales en sus extremos
estructuras. Foto de: María Rosa Avilez Moreno. norte y sur (11 y 15), no completamente alineados, en

Fig. 6 Plaza de los Altares. Foto de: María Rosa Avilez Moreno.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

cuya explanada central se ubica el basamento alargado


(14), de 50 metros de largo y una altura de 4 metros,
que vería hacia la Plaza de los Altares, y al que ya se
hizo referencia en líneas anteriores porque prolonga
visualmente la plaza. Al norte de dicho basamento se
aprecia una explanada amplia, que para efectos des-
criptivos se considera como una plaza secundaria, con
un basamento dispuesto en cada dirección cardinal
(11, 12 y 13), aunque no están alineados, y con un ado-
ratorio (i). El templo al norte (11), de forma piramidal,
muestra una plataforma baja adosada al oriente. En
todo caso, la explanada es muy abierta, con grandes
espacios entre sus componentes, mientras que, en la
plaza contigua al sur, la distancia entre los volúmenes
se reduce y sigue una proyección ortogonal. Efectiva-
mente, a partir de este punto se comienza a observar Fig. 8 Muro perimetral. Foto de: María Rosa Avilez Moreno.
una transición entre espacios muy abiertos a otros
confinados, de acceso claramente restringido.
La Plaza de la Triada debe su nombre a tres estruc- sus características morfológicas podrían ser la sede del
turas piramidales idénticas y contiguas dispuestas en poder político, destinados a servir como residencia de
dirección N-S, que forman parte de una misma uni- élite y para llevar a cabo actividades varias adminis-
dad, ya que comparten un mismo soporte. Se trata de trativas y rituales.
una plataforma rectangular, con 48 metros de largo, El primer elemento lo consideramos de tipo palacie-
colocada en el borde del talud de la terraza (17), cuyos go y se caracteriza por constituir un espacio cerrado y
montículos piramidales alcanzan más de seis metros aislado (19), conformado por una plataforma perime-
de alto. A esta tríada, y en la misma línea N-S, se suma tral de cerca de 120 metros por lado, que circunda un
un montículo más (18), que difiere por un metro más patio interno de casi 48 metros de lado, con un altar
de altura, lo que en conjunto parece haber buscado se- central. Sobre las plataformas alargadas que le dan for-
parar este espacio de la Plaza de los Altares (figura 7). ma al recinto se observan restos de los muros de varios
Por el sur se colocó el templo 15, que estuvo bordea- cuartos, e incluso de hiladas de columnas al interior
do por un muro perimetral de piedra por el oriente y que debieron soportar la techumbre. Estos cuartos en
el sur. De éste se observa todavía una esquina en pie, lo alto aumentarían el efecto de mayor profundidad
con muros de 56 centímetros de ancho construidos con al patio y estaban abiertos hacia él; lo que allí ocurría
piedra y tierra, repellados con varias capas de estuco no era posible verlo desde el exterior. Los terraplenes
y con manchones de pintura roja. Adjunto al larguero tienen formas y anchos variados: en el oriental que está
14, que acaba de delinear esta plaza, se advierte en la cortado en dos segmentos para permitir un acceso es-
esquina noroeste un tercer conjunto menor de tres pla- trecho desde la explanada se aprecia la estancia más
taformas en torno a un patio secundario (16) (figura 8). amplia (20 x 12 metros), que miraría hacia el patio,
Al sur de este conjunto y también sobre la terra- con dos hiladas de columnas o pilastras de piedra en
za se ubican dos elementos arquitectónicos que por el interior, una al frente y una segunda hacia la mitad

Fig. 7 Plaza de la Triada. Foto de: María Rosa Avilez Moreno.

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Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial de un centro prominente...

del aposento, que soportarían un techo de material Dentro de este rancho se prolonga la plataforma
perecedero a juzgar por la ausencia de restos de piedra sureste del recinto, que es el único elemento claro ya
o estuco. que se conserva en mejor estado. La terraza que cons-
Desde el exterior no se aprecia el patio que en reali- tituye el eje del sitio continúa hacia el sur aproxima-
dad queda al mismo nivel que la Plaza de los Altares, damente por 60 metros más, y sobre ella desplantaba,
lo que da la impresión de un patio hundido, sin serlo, de frente a la explanada, al menos otra plataforma
al que se accede por dos pasillos estrechos. El prime- alargada, muy rebajada actualmente, cuyo costado
ro, al que acabamos de hacer referencia, y uno más un austral parece haber coincidido con el final de la te-
poco más amplio en la esquina suroeste del recinto, rraza misma (23).
entre un gran receptáculo de agua y la parte lateral de Más allá se reconocen los restos de una gran pla-
la plataforma occidental, que permitiría el paso desde taforma cuadrangular de un poco más de 2 metros
el patio hacia una plaza secundaria en la parte posterior. de alto que debió sostener construcciones en su parte
En ambos accesos quedan huellas del paramento de la- alta, según lo testimonia un alineamiento de piedras
jas acomodadas en la base que confirman su existencia (24). En su costado oeste se observa un corte o corre-
desde tiempos prehispánicos, y que en la actualidad se dor abierto por ambos extremos, cuya forma corres-
aprovechan para introducir ganado. Lo reducido de las ponde a un pequeño juego de pelota adosado. De ser
dos entradas permitiría limitar la accesibilidad. así tendría planta en forma de I, cuya cancha tendría
Por su parte, el reservorio tiene forma geométrica 48 metros de largo x 5 metros de ancho, con taludes a
y esquinas en ángulo recto, además de paredes recu- ambos lados. Aunque resulta incierto, ya que sólo la
biertas de lajas (20), y contribuiría también a limitar exploración y la liberación de los taludes permitirían
el acceso al patio por esta parte. confirmarlo, la forma de la cancha recuerda la del Jue-
En el lado poniente del recinto se aprecian los a- go de Pelota 5 de El Tajín (A. Daneels, comunicación
rranques de dos cuartos contiguos, cada uno de ellos personal), y se encontraría ubicada en el extremo sur
con dos habitaciones, una en el fondo y la segunda al de Santa Emilia; si bien es un emplazamiento impor-
frente, abierta hacia el patio, a juzgar por la división tante, estuvo alejada de la plaza principal.
interna que todavía se aprecia en ambos. La morfo- En la zona intermedia entre esta plataforma y el re-
logía de este recinto, con sus plataformas coronadas cinto existe un área más baja por la que escurre el agua
con cuartos que aparentemente ven exclusivamente en dirección al aljibe (20) y se ven restos de una vía de
al interior, indican que el espacio estaba reservado drenaje que parece aprovechar la topografía natural del
a actividades privadas o restringidas para muchos, y terreno hacia el río Tecacán, más allá de la zona con edi-
las entradas reducidas permitirían tener control de la ficios. Es muy probable que algunas de las anomalías rec-
accesibilidad. De allí que tentativamente asumimos tilíneas en la topografía sean parte de la infraestructura
funciones palaciegas. azolvada para el manejo y distribución del agua al inte-
El segundo elemento de este sector se encuentra rior del asentamiento, facilitando un desagüe adecuado
al poniente y consiste en un montículo piramidal (21) a través de canales e incluso conduciendo agua hacia los
que se distingue por contar con dos estancias en lo dos estanques artificiales que están integrados al plan
alto a niveles distintos, que adoptan en planta una general del sitio y a los que ya hemos hecho referencia.
forma de L. Esta estructura resulta relevante ya que Independientemente de lo meramente pragmático,
colinda al norte con otro receptáculo de agua, de 40 x además de contribuir a la organización de los espa-
24 metros de extensión, cuyas paredes están recubier- cios o al manejo del agua, no se descartan diferentes
tas con lajas de manera similar al antes mencionado usos para estos aljibes, entre los que pueden estar
(22). Aparentemente a este receptáculo se accedería aquéllos de carácter simbólico y ritual, como lo han
por la esquina sureste mediante una rampa o una es- hecho notar, en su momento, investigadores como
calinata, hoy cubierta por el agua cenagosa y plantas Daneels (2012c: 109) y Stark (1999).
acuáticas. Este arreglo de un templo con aljibe es su- Por otra parte, como resultado de la cercanía de este
gestivo y pudo haber tenido, además del uso práctico, complejo al cauce del río Apulco (unos 900 metros),
un significado particular y un uso ritual. que lleva agua permanentemente, es un área propensa
Al sur de estas estructuras se conforma otra plaza a inundaciones en temporada de lluvia y en años que
secundaria abierta, con dos altares centrales. superan el rango medio de índice pluvial y se haría
A partir de este punto, en dirección sur, y ya dentro indispensable contar con un sistema eficiente para
del rancho Santa Isabel, la destrucción de los edificios desaguarla. En este extremo del sitio, el área urbani-
dificulta mucho la observación. La topografía indica zada queda limitada por el paso de un riachuelo que
que había varias construcciones más, en las que pre- también facilitaría dicho desagüe.
valece la misma orientación y las formas geométricas, En cuanto al sistema constructivo, todos los edificios
que marcan la continuación de plataformas y altares. en este centro, sin importar su tamaño, se erigieron
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Arqueología 64 • agosto, 2021

mediante un núcleo hecho de cantos de río, que se miento de un centro así. La respuesta se presenta en
encuentran a mano dada la cercanía al torrente, pero los alrededores, en lo que sería su zona de soporte y a
sobre todo de tierra compactada, hecho que los hace la que serviría.
susceptibles a sufrir deformaciones. Para revestir
el núcleo se usaron lajas de piedra cortada y cantos Al exterior de Santa Emilia
seleccionados por su forma, acomodados directamen-
te uno sobre otro mediando un poco de tierra, pero A una distancia de 8 kilómetros de promedio se
aparentemente con poco cementante. Por último, se encuentran dos centros con arquitectura monumental,
terminaron con un revestimiento de cal con arena, al con plazas y altares, uno o dos juegos de pelota y
que probablemente se añadiría pintura, como se apre- estructuras piramidales con diversas connotaciones
cia en el muro perimetral de la estructura 15, al sur de funcionales. Por el norte se encuentra Oriente Medio
la Plaza de la Triada. Los sillares de roca sedimentaria Día, y por el occidente Ojital Coxquihui,3 ambos a
pueden provenir de las cercanías, sea de los cortes he- menos de una jornada de camino. Mientras que, en los
chos por los ríos Apulco y Zempoala en su recorrido terrenos circundantes, en un área de tres kilómetros, se
hacia el río Tecolutla, o directamente de los depósitos extienden otros centros con conjuntos arquitectónicos
estratificados de calizas y areniscas que afloran a me- menores, como sería el complejo de El Mirador, a 2.5
nos de 10 kilómetros de distancia en los plegamientos kilómetros al norte, con varias plataformas, de los que
de las estribaciones de la Sierra Madre Oriental. Al- en la actualidad no quedan más que los núcleos de
gunas de las lajas se usaron prácticamente al natural, piedra bola y tierra en los solares del pueblo actual,
pero otras requirieron de trabajo adicional para acabar atestiguando la forma general del asentamiento.
de darles forma. Otro complejo cercano se ubica rumbo al sur, a tan
Por otra parte, cabe mencionar que hacia el sureste sólo un kilómetro sobre el camino que conduce a
se perciben cambios topográficos menores y una agua- Poza Larga, donde se aprovechó la loma natural
da amorfa, que pueden ser resultado del uso actual del para modelar una gran plataforma. La Hacienda de
predio como potrero. San Pedro Miradores se asentó en este mismo lugar
Esta descripción es una primera imagen de la com- en el siglo XIX y para la construcción del casco se
posición y la complejidad que reviste este centro, con- aprovechó el atractivo emplazamiento en lo alto y su
templado con una perspectiva sincrónica. Como puede plataforma, mientras que para la casona y la capilla
apreciarse, se conserva el trazo general y la morfología se reutilizó buena parte de la piedra de los edificios
de algunos de sus componentes arquitectónicos, con prehispánicos. Sin embargo, quedan testimonios de
notorias diferencias entre los vestigios que quedan den- esa amplia terraza con varias estructuras dentro de una
tro de cada rancho. En ambos, la extracción de lajas con propiedad privada. La cercanía al núcleo, por un lado,
las que se recubren los edificios ha sido una práctica y su ubicación al término de la planicie aluvial, por el
común, como se ha podido constatar, pero en el rancho otro, donde dan inicio las lomas bajas y pequeños valles
Santa Isabel se ha quitado incluso la piedra bola de los que anteceden a la sierra, por donde pasa el camino que
núcleos, rebajando casi completamente las estructuras lleva a Yohualichan, permiten sugerir que más que un
en esta área. asentamiento subsidiario, fue un componente de Santa
Pero justamente en este nivel del análisis, basado ex- Emilia y estancia de un grupo estrechamente vinculado
clusivamente en la prospección y el plano, se observa un con la circulación o la vigilancia de esa importante vía,
centro en tierras llanas y fértiles, bien delimitado, con lo que se habría hecho necesario a finales del Clásico
plazas y una serie de estructuras de diferente morfolo- al aumentar el militarismo en la región (figura 9).
gía para las que inferimos una variedad de funciones, Existen, asimismo, asentamientos de un rango me-
mayoritariamente de carácter social, las más altas segu- nor con conjuntos de plataformas bajas, como en el
ramente de naturaleza religiosa y político-administra- rancho El Muñeco, o Potrero Garrido, algunas de las
tiva. Cuenta también con altares, juego de pelota, pla- cuales se ajustan mejor a una función de carácter do-
taformas residenciales, y estanques artificiales. Todas méstico, y que siguen estando en o muy cerca de terre-
estas categorías de edificios, junto con su arreglo bien nos con buenos potenciales agrícolas. Faltan, sin em-
planificado, son indicadores del rango del asentamien- bargo, los recorridos sistemáticos a efecto de obtener
to, probablemente el núcleo de una entidad política en la cobertura suficiente, los planos de cada unidad y de
donde tendría asiento la autoridad que organizó y diri- sus componentes, para ir estableciendo la jerarquía
gió su construcción. Llama la atención, sin embargo, la de sitios, así como determinar cuáles fueron contem-
ausencia de áreas de habitación diferenciadas al interior poráneas y parte de esa misma entidad (figura 10).
o en los extremos, de manera que la población residente
en el núcleo mismo no pareciera ser tan grande, como 3 Explorado en 2006 por el Proyecto Cuenca Media del Río Necaxa (Avilez,
la que se requeriría para la construcción y manteni- 2006-2007).

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Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial de un centro prominente...

En otro nivel, la dispersión de conjuntos habita-


cionales conformados por una plataforma baja o un
conjunto de ellas (algunas incluso con una estructu-
ra mayor y un arreglo en torno a pequeñas placitas)
con áreas de cultivo intermedias, son comunes en la
planicie próxima al río Necaxa y a los lomeríos que
la bordean por el norte, tal y como lo documentara
el trabajo de Gyarmati (1995) y más recientemente el
Proyecto de Salvamento Furbero-Presidente Miguel
Alemán-Remolino 3D (Castillo, 2013).4
Así, Santa Emilia representa un centro prominente
entre todos ellos por su extensión, su complejidad ar-
quitectónica y su arreglo; por la cantidad, el volumen
y la diversidad de sus estructuras, y como empieza a
apreciarse a su alrededor, en un radio de 8 kilómetros,
se observan conjuntos con plazas, estructuras pirami-
Fig. 9 Plataforma en San Pedro Miradores. Foto de: María Rosa dales y uno o dos juegos de pelota, mientras que, en
Avilez Moreno. los espacios intermedios, pequeños asentamientos de
rangos menores. Todo lo cual empieza a dar cuenta
del patrón de asentamiento en esta parte de la pla-
nicie conforme a un modelo de residencia disperso
que se aprecia también al norte, y que caracteriza a
las tierras bajas.

Rango temporal

En cuanto al rango de ocupación temporal de este centro,


los tipos cerámicos identificados y algunos elementos
de la arquitectura sirven como indicadores temporales
relativos. La cerámica corresponde a tipos diagnósticos
del Clásico, con fuertes afinidades con la de sitios del
centro-norte de Veracruz que han sido ampliamente
estudiados, entre ellos Santa Luisa en la desembocadu-
ra del río Tecolutla (Wilkerson, 1972), El Tajín (Krotser
y Krotser, 1973; y Lira, 1989 y 1999), Morgadal y Ce-
rro Grande (Pascual, 2006), con tipos bien conocidos
como Bandas ásperas (Tajín Utility), Terrazas lustroso
(Velenzuela pulido) y pequeños fragmentos de Pas-
ta fina (San Andrés Pasta fina), compartiendo un
mismo sustrato cultural que muestra continuidad a
lo largo del Clásico. Diagnósticas también son dos
fragmentos pertenecientes a figurillas del tipo San
José Acateno que son indicadores del Clásico tardío
(Daneels, 2006: 492-493) (figura 11).
Sin embargo, algunos elementos sugieren que la ocu-
pación pudo iniciarse antes, durante la Fase Tecolutla,
por la presencia de formas compuestas entre las ollas
Bandas ásperas, pero sobre todo por la de cajetes de
un tipo al que hemos nombrado Claro-oscuro, similar
Fig. 10 Localización de sitios cercanos. Foto de: María Rosa al que Wilkerson nombró como Alemán negro y Agua
Avilez Moreno. Dulce (Wilkerson, 1972: 307-314 y 252-262) e incluso

4 Que aportan muchos elementos para abordar aspectos de la organización


espacial y político-territorial entre los ríos Tecolutla y Cazones.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Lilas negro y blanco,5 con vasos cilíndricos, cajetes y Santa Emilia representa un centro complejo y par-
cuencos con bordes evertidos y decorados con líneas cialmente contemporáneo de El Tajín, Morgadal y Ce-
incisas que parecen ser típicos del inicio de esta fase rro Grande, ciudades que distan a menos de 30 kilóme-
(Wilkerson, 1972: 259). Tanto el color, los acabados, las tros, con los que comparte una cultura regional común
formas de vasijas, con su variedad de bordes, algunos que no encuentra obstáculos para su dispersión, y en
decorados, mediante incisiones, se acercan a tradicio- la que participarían incluso centros en la cuenca del
nes que vienen del Formativo, tanto del Pánuco como río Nautla, como Vega de la Peña y Cuajilotes, entre
del complejo Remojadas inferior del centro sur (cfr. los principales, independientemente ello de las formas
Ekholm, 1994; Castañeda, 2005; Medellín, 1960; Da- de organización política y del grado de autonomía de
neels, 2006: 443 respectivamente),6 bajo una variedad cada una en distintos momentos.
de tipos locales y de la cerámica Negra de Trapiche Aquí hemos mostrado los primeros pasos que han
y Chalahuite de García Payón (1966: 39-50). En todo resultado del conocimiento del tamaño y la estructura
caso, en diferentes asentamientos de la región, como de este centro, la morfología de sus edificios, infirien-
Morgadal, Grande, La Lima e incluso en el Tajín, se do algunas de sus probables funciones, que llevan a
han reportado cerámicas diagnósticas del Protoclásico considerarlo como un asentamiento de primer nivel.
y del Clásico temprano7 (figura 12). Y se describieron algunos elementos diagnósticos que
Por otra parte, se recolectaron uno o dos tiestos dan cuenta de su evolución a partir del Protoclásico.
que caracterizan al Posclásico, como serían los tipos En resumen, Santa Emilia, asentada sobre ricos
Texcoco negro sobre rojo, Platos Tuzapan y Café so- suelos aluviales en la planicie del río Necaxa-Teco-
bre crema del Golfo reportados en Tuzapan para el lutla, representa un centro que por su extensión, su
Posclásico temprano (Avilez, 2015: 82-85) (figura 13). complejidad arquitectónica y su arreglo lineal bien
En lo tocante a los edificios, algunos elementos de planificado, con una serie de componentes multifun-
la arquitectura también pueden ser indicadores tem- cionales (que incluyen plazas con templos, adorato-
porales, como serían plataformas con cuartos en los rios, una probable residencia palaciega y sus depósitos
que se utilizaron columnas o pilastras para sostener de agua) puede asociarse al núcleo de una entidad
los techos, que parecen remitirnos, al menos, a la úl- política, donde radicaría un poder que organiza a la
tima etapa constructiva del Tajín, posterior al año 900 población asentada de acuerdo con un patrón de re-
d.C., aunque en Santa Emilia estén ausentes las losas sidencia dispersa y a la que daría servicio. En un ra-
de mortero. Parece, entonces, que este centro estaba dio de 8 kilómetros existen conjuntos menores con
funcionando en el tiempo en que tuvieron lugar los estructuras de dos o tres categorías, con plazas, pla-
cambios culturales que se han detectado en la produc- taformas piramidales y uno o dos juegos de pelota,
ción arquitectónica del Tajín, y que se ha interpretado, mientras que en los espacios intermedios se hacen
junto con diversos indicadores plásticos, como resul- presentes pequeños asentamientos de carácter más
tantes de un cambio político y del surgimiento de un doméstico, que en conjunto contribuyen a resaltar el
nuevo discurso que sustenta el aumento de activida- papel prominente de Santa Emilia, y empiezan a dar
des militares, y no sólo como una ampliación del sitio cuenta del patrón de asentamiento de esta parte de la
o una remodelación de sus espacios (Pascual, 2006: planicie, así como de la composición de esta entidad
37; Daneels, 2012a: 27, entre otros). Y en este sentido, estrechamente vinculada al camino de la planicie a
cabe preguntarse entonces: ¿cuál sería el papel que la sierra. Es factible que Santa Emilia haya adquirido
tendría Santa Emilia en este nuevo escenario? Es po- especial relevancia en momentos en los que El Tajín
sible que su estratégica ubicación en el acceso a rutas llega a su máximo florecimiento, y se expande hacia
hacia la sierra le haya otorgado un papel destacado en la sierra.
la organización regional. Apenas estamos en una etapa inicial, y falta mucho
En conjunto, los elementos aquí mencionados per- trabajo todavía, entre éste, prospecciones sistemá-
miten proponer un rango temporal más amplio, con ticas que completen y detallen la distribución de si-
una posible ocupación inicial en el Protoclásico, tios particularmente hacia al sur, tanto en la planicie
con una ocupación más intensa en el Clásico tardío, como en el pie de monte de la sierra, en Veracruz y
que se pudo prolongar incluso hasta el inicio del Pos- Puebla, a efecto de contar con elementos que lleven
clásico, aunque todavía no se conozcan con precisión a dilucidar, en última instancia, la composición y te-
las características de cada una, tales como su exten- rritorio de esta entidad, su forma de organización,
sión en cada etapa y su continuidad o discontinuidad. así como su papel en el escenario regional en varios
momentos, y su relación con la ciudad de El Tajín du-
5 De su muestrario en la ceramoteca de Ciruelos. rante el Clásico.
6 E incluso fuera de Veracruz.
7 Por no mencionar Santa Luisa y El Pital (Wilkerson, 1972 y 1994) o Serafín
y El Suspiro con cerámicas preclásicas (Jiménez, 1991).

40
Santa Emilia Ojite Nuevo. Expresión espacial de un centro prominente...

Fig. 11 Cerámica diagnóstica del Clásico: a) Bandas ásperas y b) Terrazas lustroso.


Foto de: María Rosa Avilez Moreno.

Fig. 12 Claro-oscuro. Foto de: María


Rosa Avilez Moreno.

Fig. 13 Cerámica del Posclásico: a) Café


sobre crema del Golfo, b) Platos Tuzapan
y c) Texcoco negro sobre rojo. Foto de:
María Rosa Avilez Moreno.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

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43
Los Tuxtlas y su antigua
interacción con
las tierras bajas mayas
Lourdes Budar
Philip J. Arnold III
Gibránn Becerra
Universidad Veracruzana

Resumen: Con base en una revisión histórica y retomando datos de los últimos años, en este artículo se realiza una discusión sobre la interacción
interregional en el sur de Veracruz y las tierras bajas occidentales del área maya. Exploramos la evidencia sobre estas relaciones utilizando tres
conjuntos de datos, cada uno enfatizando un marco temporal particular. En primer lugar, consideramos el desarrollo del complejo escultórico
Estela-Base-Trono, un fenómeno representacional que se originó durante el Formativo y continuó hacia el Clásico. Posteriormente, dirigimos la
atención a la cerámica de pastas finas (sin desgrasante), la cual ha tenido un rol importante en la evaluación de las conexiones entre la costa maya
y otros grupos. Finalmente, presentamos información acerca de las figurillas huecas manufacturadas con molde, cuyo uso abarcó tanto el Clásico
como el Posclásico. Estos datos sobre las figurillas enfatizan especialmente las conexiones costeras, revelando que existió interacción entre sitios
de Campeche, Tabasco y Veracruz.
Palabras clave: interacción, sur de Veracruz, costa maya.

Abstract: Based on a historical review and drawing on data from recent years, this paper discusses interregional interaction in southern Veracruz
and the western lowlands of the Maya area. We explore the evidence for these interactions using three data sets, each emphasizing a particular
time frame. First, we consider the development of the Stela-Base-Throne sculptural complex, a representational phenomenon that originated during
the Formative period and continued into the Classic period. Subsequently, we turn our attention to fine-paste ceramics (untampered). This type of
pottery has played an important role in the evaluation of connections between the Maya coast and other groups. Finally, we present information
on hollow molded figurines, whose use spanned both the Classic and Post classic periods. These figurine data especially emphasize coastal connec-
tions, revealing that there was interaction between sites in Campeche, Tabasco, and Veracruz.
Keywords: Interacti on, southern Veracruz, coastal Maya region.

E
n 1953 J. Eric S. Thompson presentó un resu- tes que posiblemente eran facilitadas por medio de
men de las interacciones entre Veracruz y el área viajes marítimos entre comunidades costeras (Budar,
maya, evaluando los vínculos más relevantes de 2014; 2017). Estos vínculos muestran un fuerte con-
diferentes épocas y enfatizando los posibles inter- traste con las rutas terrestres que comunicaron el área
cambios entre ambas regiones. Las investigaciones de las tierras bajas del Golfo con el centro de México
arqueológicas en estas zonas se encontraban en sus (Santley, 1989; Smith y Berdan, 2003). Por lo tanto, las
etapas más tempranas. Los estudiosos intentaban ubi- características de dicha interacción marítima otorga-
car la nueva cultura de La Venta dentro de un contexto ron oportunidades y restricciones particulares que no
apropiado y los resultados de los primeros trabajos en existieron en diferentes escenarios de contacto cultu-
Uaxactún y Chichén Itzá comenzaban a salir a la luz. ral, especialmente con las culturas mesoamericanas
A pesar de la escasez relativa de datos, era claro que de tierra adentro.
el desarrollo de las tierras bajas del Golfo había sido
rociado, o incluso fertilizado, por “chipechipes [sic]” Antecedentes
(Thompson, 1953: 447) de contacto cultural.
Aquí, ofrecemos una actualización de la sinopsis de La Sierra de Los Tuxtlas es un macizo montañoso de
Thompson (1953). La existencia de cronologías perfec- origen volcánico que emerge sobre la planicie baja
cionadas, de secuencias estilísticas más concretas y de costera del sur de Veracruz, México (figura 1). Es una
nuevos análisis, nos permiten identificar conexiones región que se caracteriza por su suelo fértil, su exu-
que hace más de seis décadas eran desconocidas. Los berante flora tropical y abundante fauna. Algunos de
datos más recientes subrayan conexiones importan- los productos de la región, entre ellos algodón, cacao
Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

y plumas de aves tropicales, eran bastante cotizados Por tanto, gran parte de la atención que se ha
a lo largo de Mesoamérica en la época prehispánica. dado a las ocupaciones humanas en Los Tuxtlas se
Además, el basalto, que constituye gran parte de los ha dirigido a examinar sus conexiones con el centro
recursos pétreos de la sierra, funciona como material de México. Sin embargo, cabe destacar que las so-
de gran calidad y accesibilidad para la producción de ciedades de las tierras bajas mayas eran reconocidas
herramientas de piedra, tales como metates, manos (particularmente en las décadas de los años veinte y
de metate, hachas y, en ocasiones, grandes monu- cuarenta) como las principales impulsoras del desa-
mentos de piedra. rrollo cultural de Los Tuxtlas.
Los Tuxtlas también es una región con característi- A inicios del siglo XX, el descubrimiento de la es-
cas culturales influidas por tradiciones externas. Gran tatuilla de Los Tuxtlas (figura 2) con inscripciones
parte de estos influjos, incluyendo Teotihuacan y la calendáricas de cuenta larga, sugirió que la tradición
Triple Alianza mexica, se han identificado como fac- maya habría alcanzado —o incluso comenzado en— el
tores que incidieron en los asentamientos de la región sur de Veracruz. La figurilla es una escultura por-
e, incluso, se ha exagerado la magnitud de dichas in- tátil en piedra verde que representa a un personaje
fluencias, idea que ha sido debatida por varios estudios portando un atuendo aviar, con máscara bucal de
recientes (Arnold III, 2014; Budar y Arnold III, 2014; ave anátida y una capa figurando alas; incluye va-
Stoner y Pool, 2015; Venter, 2012). Sin embargo, tratar rias columnas de inscripciones con glifos y una fecha
a Los Tuxtlas como una región culturalmente aislada y calendárica de cuenta larga. Cuando la estatuilla se
homogénea sería equívoco, ya que a lo largo de la época reportó en prensa, William H. Holmes (1907: 701)
prehispánica influyeron y fueron influidos por diversas concluyó que ésta podría considerarse una “reliquia”
tradiciones culturales. En consecuencia, una línea de de la antigua ocupación maya en la región de San An-
investigación importante es identificar la oscilación, drés Tuxtla.1 Con base en esto, investigadores como
el flujo y la direccionalidad de las interacciones entre Sylvanus G. Morley sugirieron que los glifos y las
tradiciones culturales en la región (Arnold III y Pool, cuentas calendáricas eran de una fecha más tardía,
2008; Stark, 1990; Stoner y Pool, 2015). pero que fueron ejecutadas a propósito, con un estilo
Algunos investigadores han propuesto que durante más arcaico (Diehl, 2004: 184; Morley, 1946: 41-42).2
el Clásico (300-900 d.C.), la metrópoli de Teotihuacan En ese contexto, no se consideró la posibilidad de que
ejerció una influencia considerable sobre los asenta- las inscripciones de la estatuilla no fueran mayas.
mientos de la sierra (Coe, 1965; Ortiz y Santley, 1998; El descubrimiento de este vestigio, a posterioridad,
Parsons, 1978; Santley, 2007). Ellos han enfatizado dio un impulso importante a la Expedición de la Uni-
la presencia de arquitectura de talud-tablero en Ma- versidad de Tulane de 1925 al sureste mexicano. Frans
tacapan atribuida a la influencia ejercida por Teoti- Blom y Oliver La Farge recorrieron una parte conside-
huacan; obsidiana verde proveniente de Sierra de las rable del sur de Veracruz, incluyendo la Sierra de Los
Navajas en Pachuca, Hidalgo; y el glifo ojo de reptil en Tuxtlas. El viaje se diseñó para obtener información
escultura, así como el Señor de Matacapan y la Este- sobre “historia de los antecesores mayas, de su región,
la 1 de Piedra Labrada. Sin embargo, aunque se han de la vida diaria de sus descendientes, así como los
ofrecido diversas perspectivas sobre estos contactos métodos usados para la investigación arqueológica
(Arnold III y Santley, 2008; Budar y Arnold III, 2014; moderna” (Blom y La Farge, 1986: 20).3 La Sierra de
Pool, 1992; Santley et al., 1987; Sauza, 2015; Stoner Los Tuxtlas tuvo un énfasis especial para Blom por
y Pool, 2015), no existen explicaciones concluyentes
sobre la magnitud y características de la influencia 1 En el original: the inscribed figurine may be regarded as a probable
relic of the former Maya occupancy of the region about San Andres Tuxtla.”
teotihuacana en Los Tuxtlas. (Holmes, 1907: 701).
Por otro lado, las ocupaciones del Posclásico tardío 2 Irónicamente, las afirmaciones de Morley 1946 son exactamente opues-
(1300-1500 d.C.) se consideran influidas por la Triple tas a sus observaciones anteriores publicadas por Holmes (1907). Este último
pidió a varios investigadores que hicieran comentarios sobre la estatuilla de
Alianza. Las reconstrucciones geopolíticas basadas en Los Tuxtlas y Morley, en ese entonces un estudiante de posgrado en Harvard
documentos etnohistóricos ubican la porción occiden- Brunhouse, 1971: 158-159 , observó que finalmente surge la cuestión: si
tal de Los Tuxtlas bajo el dominio de dicha entidad la estatuilla pudiera ser correctamente identificada como una pieza in situ
de la región de San Andrés Tuxtla, y si las cuentas fueran correctas como
política mexica (Barlow, 1949; Gerhard, 1993). En los se demuestra arriba, ¿podría ésta ser la región para buscar las formas más
estudios arqueológicos regionales realizados en To- tempranas, por lo menos, de los glifos mayas, si no es que de sus orígenes?”
togal y Agaltepec se han recuperado evidencias cerá- (S. Morley, citado en Holmes, 1907: 700).
3 Empleamos la traducción al español de Tribus y Templos realizada por el
micas de tipo Texcoco Moldeada, que replica estilos Instituto Nacional Indigenista en 1986; sin embargo, en el original de 1926
aztecas (Arnold III y Venter, 2004; Venter, 2008). Adi- los autores pusieron énfasis en el objetivo de la Expedición de la Universidad
cionalmente, mediante trabajos de prospección se han de Tulane al separar la idea en un párrafo único; en la edición de 1986 la fina-
lidad se diluye al integrarla al texto previo. El original: “the history of the an-
documentado monumentos inscritos que sugieren una cient Maya, the Maya country, the daily life of the Maya descendants, and the
afiliación a la Triple Alianza (Urcid y Killion, 2008). methods used in modern archaeological research” (Blom y La Farge, 1926: 4).

45
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 1 Mapa con ubicación de los sitios arqueológicos mencionados en el texto y sitios con complejo escultórico
Estela-Base-Trono (CEBT) (editado para esta publicación por Becerra y Budar).

46
Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

Fig. 2 Estatuilla de los Tuxtlas. Ilustración editada de Lourdes Budar.

la existencia de la estatuilla citada y por el reporte de exploraciones efectuadas por Matthew Stirling entre
un monumento de piedra esculpido con figuras pare- 1938 y 1946 en la región. Estos trabajos cambiaron
cidas a los glifos mayas, en Piedra Labrada, un sitio el conocimiento sobre el registro arqueológico de las
al oriente de las montañas de Los Tuxtlas (Blom y La tierras bajas del Golfo mexicano (Diehl, 2004; Pool,
Farge, 1986: 39). 2007), sin embargo, inicialmente estas exploraciones
Cuando la expedición Tulane llegó a Tabasco, los estaban orientadas a reconocer las fronteras de la ci-
exploradores identificaron la influencia maya en varias vilización maya (Lyon, 1997: 8-9).
esculturas de La Venta. Cabe destacar que pese a reco- El descubrimiento fortuito de la Estela C duran-
nocer similitudes con los vestigios que observaron en te la primera temporada de Stirling en Tres Zapotes
Los Tuxtlas, anotaron claramente la influencia de la (Stirling, 1939; 1943) causó un interés adicional —así
cultura maya del este sobre algunos de los monumen- como confusión— acerca de la posible conexión con
tos pétreos. De hecho, estos investigadores considera- el área maya. La secuencia de cuenta larga plasmada
ron que las similitudes en la estela 2 y los altares 3 y en el monumento lo colocaba varios siglos antes de
4 de La Venta eran tan pronunciadas que se sintieron cualquier elemento hasta entonces recuperado de las
inclinados a atribuirlas a la cultura maya (Blom y La tierras bajas mayas. Adicionalmente, la Estela C se
Farge, 1986: 131). recuperó recostada horizontal y aparentemente ha-
El interés por establecer la extensión de los ma- bía sido recolocada por un grupo que desconocía su
yas antiguos a través del sureste mexicano, animó las mensaje original. Así, el escenario cultural de los an-

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Arqueología 64 • agosto, 2021

tiguos mayas se expandía para incluir problemáticas en opinión de Coe (1965: 715), “el sur de Veracruz y
cronológicas y cobertura geográfica. “¿Podría el an- Tabasco en el Clásico tardío parece ser un fenómeno
cestro de los mayas y los huastecos, haber vivido antes campestre, sin arte significativo más allá de algunas
en el sur de Vera Cruz [sic]?”, escribió Stirling (1939: divertidas figurillas de arcilla”.
135) después del primer año de trabajo de campo. Un Las investigaciones tempranas en Los Tuxtlas y a
año después, Stirling (1940: 312, 333) abandonó la de- través del sur de Veracruz, estaban directamente liga-
nominación “maya” y comenzó a utilizar el término das a revelar los orígenes de la civilización maya de
recientemente adoptado de “olmeca” para describir la las tierras bajas. La evidencia de fechas tempranas
ocupación arqueológica de Tres Zapotes. de cuenta larga, tanto en escultura portátil como en
Al mismo tiempo que Stirling (1939) comenzaba sus inmóvil, sugerían que el calendario maya pudo haber-
investigaciones, el arqueólogo mexicano Juan Valen- se desarrollado en el sur de Veracruz.
zuela, acompañado de Karl Ruppert del Carnegie Insti-
tute y del topógrafo Agustín García Vega, comenzaron Indicios de contacto cultural
dos temporadas de trabajo de campo en Los Tuxtlas.
Valenzuela (1945a: 83) aclaró que un objetivo impor- A medida que los investigadores continuaban estu-
tante de las exploraciones era establecer potenciales diando la zona, descubrieron varias líneas de eviden-
conexiones entre Los Tuxtlas y las conocidas culturas cia que sugerían contactos culturales a lo largo de las
antiguas de Oaxaca y del centro de México. Además, el tierras bajas del Golfo. A continuación, consideramos
proyecto se enfocaba particularmente en recuperar in- algunos aspectos desde tres conjuntos de datos, resal-
formación relevante sobre “el florecimiento de la gran tando estas relaciones a través del tiempo y espacio.
cultura maya” (Valenzuela, 1945a: 83). El primer conjunto trata sobre el complejo escultórico
El trabajo de Valenzuela (1945a) en el sitio de Mata- Estela-Base-Trono, que es el más antiguo de estos fe-
capan, con evidencia de una posible afiliación con Teo- nómenos y que conecta a Los Tuxtlas con los grupos
tihuacan, creó las bases para investigaciones posterio- de la costa del Pacífico a través del Istmo de Tehuan-
res en el sitio y la región adyacente (Santley, 2007). Sin tepec. El segundo ejemplo incluye cerámicas de pasta
embargo, Valenzuela concluyó el reporte de su prime- fina, cuya distribución durante el Clásico tardío ha
ra temporada de exploraciones con la observación de sido especialmente resaltada entre los investigadores
que ahí también: “Existe una fuerte influencia de la de las tierras bajas mayas. Finalmente, consideramos
cultura maya, que es de varias épocas” (Valenzuela, el caso de las figurillas huecas moldeadas. También
1945a: 107). De hecho, al reportar los resultados de producidas con una pasta sin desgrasantes, estas figu-
su segunda temporada de investigación, Valenzuela rillas portátiles disfrutaron de una popularidad muy
menciona modestamente: “Es indudable, además, que extensa que comenzó en el periodo Clásico y continuó
lo más característico y abundante son elementos de la hacia el Posclásico.
gran cultura maya” (Valenzuela, 1945b: 93). Debe resaltarse que dichos contactos rara vez son
Es necesario abordar una última discusión sobre la unidireccionales o generalizables. En realidad, suge-
región del sur de Veracruz y Tabasco. La influyente sín- rimos que algunos elementos ideológicos y de cultura
tesis de Michael Coe (1965) en el Handbook of Middle material pudieron adoptarse, reconfigurarse y rein-
American Indians cubría la prehistoria completa de la troducirse por diferentes estrategias a través del tiem-
zona, y proveía un panorama que es útil incluso 60 años po. Los elementos culturales comúnmente se mueven
después. Cuando se escribió el manual, Coe se involucró en múltiples direcciones y son manipulados de formas
en las investigaciones de San Lorenzo Tenochtitlan (Coe distintas por participantes activos que son emisores y
y Diehl, 1980) y su síntesis rápidamente desechó cual- también receptores (Budar y Arnold III, 2014; Stoner
quier conexión entre la ocupación olmeca y la presencia y Pool, 2015; Venter y Pool, 2014).
más tardía de los mayas. Coe (1965) identificó dos olas
de influencia externa durante el Clásico en la región: El complejo Estela-Base-Trono
una expresión en el Clásico temprano (300-600 d.C.)
relacionada con Teotihuacan, y un “macro estilo” en El complejo Estela-Base-Trono es un buen ejemplo de
el Clásico tardío (600-900 d.C.) que es “altamente ma- cómo una agrupación consistente de elementos carac-
yoide, bajo la sombra cultural de la cultura maya del terizó y conectó las tierras bajas del Golfo con algunas
Clásico tardío en Yucatán” (Coe 1965: 705). En par- porciones de la región maya. Este complejo es también
ticular, hace notar las diferencias entre los estilos representativo del corpus escultórico que apareció muy
de las figurillas de la Mixtequilla con las de Jaina. tempranamente en la Costa del Golfo, posiblemente
Coe (1965: 707) también muestra similitudes en la antes que en la zona maya. Sin saberlo, Blom y La Farge
cerámica, especialmente entre la Naranja fino Z de (1926) comenzaron el estudio del complejo al registrar
Uxmal y la Naranja fino Y de Uaxactún. No obstante, varias piezas escultóricas individuales a lo largo de su

48
Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

expedición. Estos datos nos permiten reconstruir 34 las estelas, éstas constituyeron una innovación radical
posibles ejemplos del complejo (figura 3), incluyendo dentro del modelo discursivo, combinando, en algunos
elementos desde Piedra Labrada hasta Chiapas; sin em- casos, el alto relieve de la figura central con el bajo re-
bargo, el complejo pudo fácilmente extenderse hasta lieve de las figuras secundarias adyacentes en posición
el centro-sur de Veracruz —Tres Zapotes y Cerro de vertical. A partir del Formativo medio, las estelas se
las Mesas— (cf. Stirling, 1943). incluyeron en los programas de arquitectura públi-
Un complejo escultórico es más que una obra de ca, otorgándoles un acceso visual constante. En Tres
arte, es también un código representacional. Varios Zapotes, la instalación de estos monumentos incluyó
elementos integrados formulan un discurso visual que un componente que sería fundamental en el posterior
puede ser comprendido cuando se instala en un mismo complejo de Estela-Base-Trono: la inserción de fechas
contexto. En este sentido, la estela y su base junto con calendáricas de cuenta larga.
el trono parecen ser uno de estos códigos representa- El patrón de erigir estelas en combinación con di-
cionales que surgieron en el Formativo terminal, posi- versos elementos escultóricos, ya sean bases o tronos,
blemente en la región del Soconusco (Budar y Becerra, parece ser una innovación comúnmente instalada en
2015). Especialistas como Julia Guernsey (2006: 31-32) patios o plazas rodeadas por montículos y plataformas
sugieren que los prototipos del concepto “estela-base” (Budar y Becerra, 2015). Desafortunadamente, cuando
pueden rastrearse hacia tiempos más antiguos, cuan- los elementos individuales de este complejo se separan
do las columnas basálticas fungieron como preforma es difícil establecer cuál era la función discursiva del
de las estelas. Por otro lado, en La Venta, donde la mismo. De esta manera, el caso de Izapa es relevante,
mayoría de los estudios sitúan el comienzo del uso de ya que la mayoría de los monumentos encontrados allí,

Fig. 3 Complejo Estela-Base-Trono in situ en Piedra Labrada, 1960: a) Estela 1 recostada sobre base, al fondo de aprecia el b)
trono zoomorfo, y c) base de estela. Fotografías de Eraclio Zepeda. Archivo de Lourdes Budar.

49
Arqueología 64 • agosto, 2021

especialmente las estelas, sus bases y altares, fueron originalmente estuvo integrada a otros monumentos
encontrados in situ (Norman, 1976). coetáneos en una instalación escultórica unificada que
Las estelas de Izapa se colocaron alrededor de dife- integraba un trono zoomorfo (felino), la base de estela
rentes plazas y se encontraron aproximadamente en el (aún in situ) y diversos elementos escultóricos sobre el
mismo nivel estratigráfico (Lowe et al., 1982: 159). Esta escenario arquitectónico del Sitio 1 de Piedra Labrada.
asociación sugiere que los monumentos fueron escul- En una sección diferente del asentamiento de Pie-
pidos durante la fase Guillén (350-50 a.C.) (Lowe et dra Labrada se encuentran elementos de otro complejo
al., 1982: 23, 133). De forma similar, V. Garth Norman escultórico Estela-Base-Trono. En el Sitio 2 de Piedra
(1976: 324) indica que el grupo monumental de Izapa Labrada se mantienen in situ tres bases de estela y
exhibe una evolución estilística reducida, lo cual su- una estela lisa; a diferencia de la Estela 1 de Piedra
giere que estos monumentos se crearon con el objetivo Labrada, tales monumentos no se encuentran sobre
de verse como un conjunto, mismo que integra el espa- la plaza central, ya que se instalaron sobre un patio
cio para emitir imágenes y mensajes de un programa aledaño a la Plaza 2, que es la plaza central de esta
escultórico y arquitectónico unificado que demarcó el sección. La estela de esta sección es lisa, no tiene ins-
espacio sagrado del sitio (Guernsey, 2006: 30). cripciones o detalles que indiquen que estuvo grabada.
De acuerdo con Kent Reilly III (1994), la instalación No obstante, diferentes investigadores han propuesto
de los elementos en posiciones centrales, en la arqui- que las estelas lisas pudieron haber sido cubiertas con
tectura pública del sitio, sugiere que la élite adoptó, estuco o pudieron estar pintadas, materiales decora-
manipuló e implementó el complejo Estela-Base-Tro- tivos que posiblemente se han perdido por la erosión
no. Este tipo de control es un método efectivo y esen- (Guernsey, 2006: 36; Parsons, 1986: 63). Lo relevante
cial para demarcar la ideología política, la cosmología sobre esta evidencia es que, así como en varios sitios
y las acciones rituales de los líderes de una forma más de la Costa del Golfo, el complejo Estela-Base-Trono
duradera (Budar y Becerra, 2015). Guernsey (2006) ha está integrado a los programas centrales de la arqui-
sugerido que el complejo personificó los rituales de las tectura pública.
autoridades fundamentales, siendo representaciones La Estela 1 de Piedra Labrada (figura 4) contiene
de los especialistas que participaron en dichos festi- una serie de inscripciones que, vistas individualmen-
vales y rituales. te, no presentan un significado claro, pues no existen
Las estelas tuvieron una función conmemorativa, otros monumentos en la región con el mismo patrón
cuya instalación validó y legitimó sucesos importantes iconográfico. La estela, lograda sobre columna basálti-
en tiempo y espacio, integrándolas al devenir histórico ca siguiendo el canon escultórico del Formativo medio
de la sociedad (Budar, 2010). La mayoría de estos mo- del sur de Veracruz, fue grabada por uno de sus lados
numentos aluden a eventos políticos, religiosos o hace con elementos iconográficos relacionados con el estilo
referencia a individuos encumbrados. Sin embargo, no teotihuacano y con registros de puntos y barras. Mues-
puede desecharse la posibilidad de que sirvieran más tra un manojo de caña, el glifo ojo de reptil, el número
como un medio de propaganda política, resaltando la 7 en barras y puntos (aunque al revés, con los puntos
pretensión de un evento más que un acontecimiento bajo la barra),4 cascabeles de serpiente y dos símbolos
en sí. Las estelas fueron una forma efectiva de crear completos de “trama” (petate o parcela), con un tercer
discursos perdurables a través de un sistema de regis- símbolo que representa únicamente la mitad de dicho
tro: nacimientos, alianzas matrimoniales, realeza, ba- elemento (Budar, 2013).
tallas, conquistas, captura de cautivos y el encumbra- De acuerdo con varios investigadores, las inscrip-
miento de líderes; además de observaciones de eventos ciones de la Estela 1 de Piedra Labrada son un marca-
astronómicos y religiosos. Algunos ejemplos tempra- dor irrefutable de influencia teotihuacana en la región
nos de estelas con inscripciones pueden encontrarse (véase Von Winning, 1961). Sin embargo, es notable
en sitios como Tres Zapotes, Los Mangos, Cerro de que la mayoría de los elementos asociados con la
las Mesas e Izapa. Sin embargo, el auge de la erección “escritura” teotihuacana no se originaron en Teoti-
de monumentos ocurrió durante el periodo Clásico y huacan, sino que derivaron de otras regiones (Budar,
la mayor parte de ellos se encuentra en el área maya. 2010; Taube, 2001). Por ejemplo, el glifo de “four-way
En Los Tuxtlas, los sitios de Piedra Labrada y Mata- hatching”,5 el mismo que Blom y La Farge (1926: 40-
canela son casos documentados en los que elementos
del conjunto Estela-Base-Trono se instalaron como 4 Los investigadores generalmente interpretan la notación de “barra y nú-
programas escultóricos agrupados. Piedra Labrada se mero” en la Estela 1 de Piedra Labrada como una forma inversa del número
siete. Sin embargo, nosotros sospechamos que este elemento gráfico repre-
localiza en la zona costera al este de Los Tuxtlas, cuya senta de hecho un trono y no un número. Nuestra propuesta se puede res-
ocupación data del Formativo medio (Budar, 2008; Bu- paldar por la interpretación del glifo #112 de la Estela de la Mojarra (otro
monumento proveniente de las tierras bajas del Golfo), que también se ha
dar y Becerra, 2015). Los trabajos sobre el sitio han leído como “trono” (Kaufman y Justeson, 2001: 2-45).
permitido conocer que la Estela 1 de Piedra Labrada 5 Achurado en cuatro sentidos.

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Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

Fig. 4 Complejo escultórico Estela-Base-Trono de Piedra Labrada: a) Estela 1, con señalamiento de los símbolos y glifos grabados
sobre su cara frontal (actualmente Museo de Antropología de Xalapa de la Universidad Veracruzana); b) base de Estela 1, in situ, en
Piedra Labrada; y c) Trono 1 de Piedra Labrada, que sigue la convención de representar el asiento real como un trono-jaguar; por
ejemplo, en Palenque, Uxmal y Chichen Itzá. Dibujo de Alma Vargas Corona.

41) asociaron con el glifo “pax” de los mayas, aparece en una forma particular que parece ser común en Los
de forma repetitiva en los monumentos que localizó Tuxtlas. Esta misma combinación de tradiciones se
Carlos Navarrete en sus investigaciones en Los Horco- encuentra en el Polícromo de Los Tuxtlas (Arnold III,
nes en Cerro de Bernal, Chiapas (Garcia-Des Lauriers, 2014; Coe, 1965), en la tradición local de figurillas y
2007; Navarrete, 1976). Como la estela de Piedra Labra- en una tablilla de piedra recientemente descubier-
da, los monumentos de Los Horcones se asocian tanto ta cerca de La Perla del Golfo, en la costa de Santa
con glifos del centro de México como con glifos mayas. Marta (figura 5).
El glifo ojo de reptil y el atado de caña se han re- La tablilla de arenisca mide 15 centímetros de ancho
conocido desde hace tiempo como originarios del x 45 centímetros de largo y presenta una combinación
centro de México, mientras que el símbolo “four-way iconográfica que se atribuye a dos tradiciones. Se divide
hatching” se ha atribuido a los mayas (Budar, 2013). en cinco secciones verticales: tres de las cuales inclu-
De tal forma, la Estela 1 de Piedra Labrada presen- yen formas que pueden interpretarse como de jugado-
ta una combinación de dos tradiciones imbricadas res de pelota usando cinturones en forma de yugos, un

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 5 Tablilla de La Perla del Golfo. Fotografía por Lourdes Budar.

tocado de plumas elaborado y expansores en las orejas. tardío y Posclásico temprano (Venter et al., 2017). En
Estas figuras corresponden al estilo del centro-sur de consecuencia, estas esculturas rectangulares podrían
la Costa del Golfo, pero, en la parte inferior de cada no ser “cajas”, y en cambio, sus características se ase-
una de las tres columnas, existen divisiones marca- mejan más a un tipo particular de bases de estela. De
das con dos líneas que encierran una inscripción pe- hecho, Seler-Sachs (1996 [1922]: xi) menciona que es-
queña realizada al estilo maya, la cual se repite en las tas esculturas incluían “incisiones cuadrangulares con
tres secciones. Alejandro Sheseña y Rogelio Valencia una mortaja, como si hubieran sido pedestales para
(comunicación personal, 2016) han identificado dicha figuras”. Estas incisiones son semejantes a las bases de
inscripción como el logograma K’ AY, o “cantante”, el estela de Piedra Labrada. En el Complejo 2 de Piedra
cual se compone de una cabeza humana acompañada Labrada se han registrado monumentos similares a
por una vírgula. Este logograma además se usa para la escultura de Matacanela, pero las estelas tampoco
representar verbos como “promulgar”, “anunciar”, “pu- se han recuperado (figura 7). En términos generales,
blicar” o “pregonar”, y se ha documentado en sitios Matacanela y Piedra Labrada son, hasta el momento,
como Bonampak, Tikal y Ek’Balam. los dos únicos sitios de Los Tuxtlas que se observa el
Por otro lado, el sitio arqueológico de Matacanela conjunto Estela-Base-Trono.
en la zona centro sur de Los Tuxtlas, es el único otro Ninguno de los investigadores del siglo XX docu-
sitio regional que presenta un grupo de monumentos mentó estelas entre las esculturas reportadas para
que puede considerarse representativo del conjunto Matacanela. Existen tres posibles escenarios (que no
Estela-Base-Trono. Siguiendo los reportes de los es- son excluyentes) que podrían explicar esta ausencia: 1)
posos Seler sobre Los Tuxtlas, Blom y La Farge (1926: antes de 1925 las estelas fueron trasladadas, extraídas
23) identificaron en las inmediaciones de Matacanela o destruidas; 2) las estelas pudieron haber sido hechas
tres “cajas” de piedra (figura 6). Desafortunadamente, de madera y se desintegraron antes de que pudieran ser
como no tenemos acceso a la información de Seler y documentadas; o 3) las estelas no estaban decoradas y,
Sachs sobre su trabajo a inicios del siglo XX en Mata- por ende, no llamaron la atención de los investigado-
canela, no sabemos con exactitud cuántas esculturas res. Esta última posibilidad no sería sorprendente dado
formaron parte de este complejo (Hanffstengel y Ter- que varias áreas de la superficie de Matacanela contie-
cero, 2003; Seler-Sachs, 1996 [1922]). No obstante, ni nen bloques prismáticos de basalto de diferentes gro-
Blom y La Farge en 1925 (Blom y La Farge, 1926) sores y tamaños; además, la reciente documentación
ni Juan Valenzuela y Ruppert en 1937 (Valenzuela, de una efigie monumental de cuchillo erigido sobre
1945a) pudieron identificar tapas para estas “cajas”. una plataforma de tierra asemeja bastante el patrón
Cabe mencionar que las cajas de piedra tuvieron su de los conjuntos escultóricos de estelas (Venter et al.,
apogeo durante el Posclásico en el centro de México y, 2017 y Venter et al., 2019).
en cambio, el sitio de Matacanela presenta ocupacio- Tres Zapotes es posiblemente el sitio más cercano
nes desde el Formativo medio hasta el fin del Clásico a Matacanela que presenta monumentos asociados a

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Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

Fig. 6 Una de las tres “cajas” de Matacanela, actualmente en el Museo de Antropología de Xalapa de la Universidad Veracruzana.
Fotografías por Lourdes Budar.

Fig. 7 Bases de estela in situ, Sitio 2 de Piedra Labrada. Fotografías por Lourdes Budar.

este complejo escultural. El famoso Monumento C de inscripciones glíficas. Cabe destacar que la temporali-
Tres Zapotes es una “caja” grabada muy elaborada que dad demarcada en dichos monumentos se restringe al
fue excavada por los Seler al inicio del siglo XX (Se- periodo de entre 300 y 600 d.C.,6 es decir, del Clásico
ler-Sachs, 1996 [1922]: x; véase también Stirling, 1943: temprano al Clásico medio en Los Tuxtlas.
18-21). En este sitio también se recuperó una segunda Cerro de las Mesas fue uno de los sitios regionales
“caja” sin decoraciones (Monumento B) (Stirling, 1943: más influyentes del centro-sur de Veracruz y ha de-
17-18). La Estela C es un monolito de basalto que con- mostrado conexiones con el sitio de Totocapan, ubicado
tiene, por un lado, una máscara de gran tamaño, labra- en la porción noroeste de Los Tuxtlas (Stoner, 2011).
da con rasgos humanos, asociada al estilo olmeca. Por Paradójicamente, en Totocapan no se ha documentado
el lado contrario, sin embargo, el monumento contiene evidencia del complejo Estela-Base-Trono, tampoco la
una fecha calendárica de puntos y barras con el signo parte central de Los Tuxtlas ha producido monumen-
calendárico 7.16.6.16.18 (32 a.C.), lo que la convierte tos que pertenezcan a dicho complejo escultural. De
en una de las fechas de cuenta larga más completa y tal forma, parece que la configuración del complejo
antigua recuperada hasta ahora. Este registro también únicamente fue utilizada en el este de Los Tuxtlas, y
convierte a la Estela C de Tres Zapotes en contemporá- posiblemente se extendió hacia las zonas bajas inunda-
nea de los monumentos de la fase Guillén de Izapa. De bles del centro-sur de Veracruz sobre una ruta costera.
acuerdo con los datos de Stirling, la mayoría de estos
monumentos se recuperaron de áreas planas dentro Cerámica de pasta fina
del Grupo de Montículos 3, en la parte norte de Tres
Zapotes, y por lo menos en el caso de la Estela C, se La cerámica de pasta fina (sin desgrasantes visibles) es
asoció con un “altar” (Stirling, 1943: 14). uno de los grupos cerámicos más diagnósticos en las
Cerro de las Mesas es un sitio relativamente cercano tierras bajas de Mesoamérica. Hasta los años treinta del
a Los Tuxtlas, que contiene características interesan- siglo pasado, los investigadores de las tierras bajas ma-
tes con respecto al complejo Estela-Base-Trono. Entre yas, especialmente en Yucatán, la identificaban como
1939 y 1940, Stirling (1943) registró por lo menos 18 una categoría particularmente útil para establecer
monumentos esculpidos, varios de los cuales se encon-
traron en la llamada Plaza de los Monumentos, junto
6 Las inscripciones de la Estela 6 en Cerro de las Mesas corresponden al 468
con por lo menos 12 estelas. Estas últimas incluyen d.C.; la Estela 8, que tiene características similares, tiene una fecha calendári-
imágenes de individuos acompañados por columnas de ca del 533 d.C. (Miller, 1991: 30).

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Arqueología 64 • agosto, 2021

relaciones entre las tierras bajas y las altas (Brainerd, comienza con el Naranja Fino, pasa al Gris Fino y
1941). Estudios subsecuentes otorgaron clasificaciones después regresa al Naranja Fino. Por lo tanto, la
más específicas, continuando el énfasis en la pasta fina transición de gris a naranja en el área maya captura,
(especialmente en el tipo que se convirtió en “Naranja en realidad, sólo una porción de una secuencia más
Fino”) como una referencia útil para el establecimiento larga y oscilatoria que se encontraba en las tierras
de cronologías y contacto interregional (Berlin, 1956; bajas del sur de la Costa del Golfo.
Bishop, 2003; Bishop y Rands, 1982; Jiménez, 2015; En Matacapan, el inicio del periodo Clásico se ca-
Smith, 1956, 1958). La mayor parte de estos estudios racteriza por la presencia de cerámica Bayo Fino y Na-
sugieren que la cerámica de pasta fina en sus respecti- ranja Fino. El Bayo Fino (Bayo Fino de Matacapan, tipo
vas regiones data principalmente del Clásico tardío al 30) se considera una reproducción de un tipo asociado
Clásico terminal (aprox. 800-900 d.C.) y el Posclásico a Teotihuacan y usualmente se encuentra en forma
(aprox. 900 d.C.). Además, la mayoría de los investiga- de vasijas cilíndricas trípodes (Ortiz y Santley, 1988:
dores parece estar de acuerdo en que la zona con mayor 100-114). Pool (1990: 230-237) excavó un área de pro-
producción y consumo de este tipo cerámico incluyó a ducción de cerámica en Matacapan que data del inicio
la región costera de Campeche, extendiéndose desde el del periodo Clásico (aprox. 300 d.C.). Este contexto de
centro de Veracruz hacia Tabasco y hacia el norte por producción incluía los restos de un horno de tiro as-
la costa de Yucatán (Brainerd, 1941; Jiménez, 2015). cendente, así como una colección de bordes cerámicos
Aunque es aceptada y extendida la idea de la adop- que eran casi 30% de tipo Bayo Fino.
ción de cerámica de pasta fina como un fenómeno del Investigaciones adicionales por parte del Proyecto
“fin del Clásico”, esto puede ser válido para el área Matacapan (Arnold III et al., 1993; Pool, 1990; Santley
maya; sin embargo, no es aplicable para las tierras ba- et al., 1989) demuestran que la cerámica Naranja Fino
jas del sur de Veracruz. De acuerdo con Annick Daneels (tipo 6 de Matacapan) se volvió cada vez más común
(2006: 479), el uso de la arcilla caolinita sin desgra- durante la ocupación del sitio durante el Clásico medio
sante es un distintivo del periodo Clásico en el sur de (aprox. 450-650 d.C.). Áreas de producción en contex-
Veracruz y lo diferencia del resto durante este tiempo. tos excavados, así como análisis físico-químicos, in-
Contextos excavados a través de Los Tuxtlas (Esqui- dican claramente que la cerámica con pasta Naranja
vias, 2002; Ortiz y Santley, 1988; Pool, 1990), así como Fino fue producida en múltiples sitios de Los Tuxtlas
hacia el norte (Stark, 2001) y al sur (Symonds, 1995) (Arnold III, 2014; Pool y Santley, 1992; Stoner y Glas-
de las montañas de Los Tuxtlas, revelan la presencia cock, 2011).
de cerámica sin desgrasante hacia la primera mitad del Investigaciones en el sitio de Teotepec (Arnold III y
Clásico. Investigaciones adicionales en la zona costera VanDerwarker, 2008; Thompson et al., 2009) revelaron
también muestran que esta cerámica se adoptó en el que las imágenes polícromas sobre pastas naranja fi-
Clásico (Loughlin, 2012; Sisson, 1976; Von Nagy, 2003). nas también fueron características de la ocupación de
Pool y Britt (2000) sugieren que la aparición de cerámi- Los Tuxtlas hacia el 550 d.C. Este tipo, conocido como
ca sin desgrasante en Los Tuxtlas se encuentra asociada Polícromo de los Tuxtlas (tipos 11 y 12 de Matacapan)
con la adopción de la tecnología de horno y las carac- (Arnold III, 2014; Coe, 1965; Ortiz y Santley, 1988),
terísticas visuales y táctiles que esta técnica permite. se ha documentado en depósitos desde la cuenca baja
Específicamente, sugieren que la erupción volcánica del oeste del Papaloapan (Pool y Santley, 1992; Stark,
250 d.C. transformó el consumo de cerámica, y junto 2001) hasta la región de Hueyapan, sobre las estriba-
con las características de los nuevos tipos cerámicos ciones de Los Tuxtlas (Esquivias, 2002). Esta cerámica
traídos por influencias externas, fueron un factor en la se asocia frecuentemente con el Clásico tardío (Coe,
selección de los consumidores, que prefirieron las pas- 1965; Daneels, 2006; Pool, 1995), aunque excavaciones
tas finas y de cocción oxidante (Pool y Britt, 2000: 158). en Teotepec ahora indican que el Polícromo de Los
En el sur de la Costa del Golfo y sobre la bahía de Tuxtlas tuvo una aparición más temprana (Arnold III,
Campeche se han identificado patrones temporales 2014; figura 8).
y espaciales en la adopción de estas pastas finas. Por Durante el Clásico tardío (650-900 d.C.), en Los
ejemplo, a través del sur de Veracruz, la cerámica Tuxtlas la cerámica Gris Fino (tipo 1 de Matacapan)
fabricada con pastas Naranja Fina y Bayo Fino alcanzó su mayor popularidad y se extendió a través de
generalmente precede a la de pasta Gris Fina (Daneels, todo el sur de Veracruz. Pool (1990: 324-325) excavó
2006; Pool, 1995). Los patrones en las secuencias de un contexto de producción de cerámica Gris Fino en
las tierras bajas mayas comienzan con el uso de una Matacapan, y sus datos sugieren que la manufactura
versión de Gris Fino, aproximadamente después del de Gris Fino posiblemente fue mayor a la de Naranja
750 d.C. (Bishop, 2003; Bishop et al., 2005; Jiménez, Fino durante ese tiempo. Un tipo de cerámica gris, con
2015). Como se mencionó anteriormente, existe una pasta fina, también se encuentra en la cuenca de Coat-
tendencia en las secuencias del sur de Veracruz que zacoalcos durante este periodo (Naranja a Gris Fino

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Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

Fig. 8 Ejemplos de cerámica Polícromo de Los Tuxtlas: A) Plato policromo del Museo Tuxteco, Santiago Tuxtla y B) Polícromo de Los
Tuxtlas del Clásico medio de Teotepec, con representación de una cabeza decapitada y un posible cuchillo. Fotografías de Philip J.
Arnold III.

Zapote; Coe y Diehl, 1980: 218) (tipo 25; Symonds, otras áreas, una continuación o hasta un énfasis
1995: 299-300). en el uso del tipo. La ocupación de la Isla Agaltepec en
Sin embargo, contextos del Clásico tardío en di- el Posclásico temprano (aprox. 1000 d.C.) se caracterizó
versas partes del sur de Veracruz indican que la ce- por el uso de cerámica Naranja Fina (Arnold III y Ven-
rámica con pasta Naranja Fina continuó gozando de ter, 2004), así como en la cuenca del río Coatzacoalcos
popularidad. Por ejemplo, el fin del periodo Clásico en (Coe y Diehl, 1980; Symonds, 1995: 663-665). El re-
San Lorenzo y en sus alrededores (fase Villa Alta de surgimiento de las pastas finas y naranjas durante el
Coe y Diehl) se caracteriza por el surgimiento del Na- Posclásico es consistente con los patrones reportados
ranja Fino Campamento (Coe y Diehl, 1980: 214-217). en otras partes de las tierras bajas de la costa (Jiménez,
Coe y Diehl (1980: 216) reconocen que el Naranja Fino 2015; Smith, 1958).
Campamento “es algo diferente a todos los tipos de Finalmente, parece haber un patrón general de nor-
Naranja Fino descritos hasta ahora para el área maya te a sur sobre las tierras bajas del Golfo, en cuanto a la
y Tabasco” y señalan que puede tener antecedentes adopción y distribución de cerámica de pastas finas.
en tipos que se han recuperado de Tres Zapotes (Coe y Como se mencionó anteriormente, la pasta fina más
Diehl, 1980: 213). A pesar de estas observaciones, con- temprana en el sur de Veracruz se encuentra en el inicio
cluyeron que el Naranja Fino Campamento “derivaba, del Clásico. Esta asociación se confirma por excavacio-
finalmente, del área maya” (Coe y Diehl, 1980: 216). nes y prospección desde la Mixtequilla (Stark, 2001)
Stacey Symonds (1995) subsecuentemente excavó hasta la región de El Mesón (Loughlin, 2012: 137)
depósitos del Clásico tardío, cerca de San Lorenzo, en y Tres Zapotes (Pool, 2003), y hacia la sierra, como
un intento por clarificar las características de la fase se observa en el valle del río Tepango (Stoner, 2011:
Villa Alta. Conforme con Coe y Diehl (1980), Symonds 261) y las regiones del río y lago Catemaco (Arnold
(1995: 329) concluyó que el Naranja Fino Campamento III y McCormack, 2002; Arnold III y VanDerwarker,
(tipo 1 de Symonds) no era producto de inspiraciones 2008; Ortiz y Santley, 1988; Pool y Santley, 1992; Pool
locales. Sin embargo, de forma opuesta a dichas afir- y Britt, 2000; Santley y Arnold III, 1996).
maciones, Symonds enfatizó las conexiones entre el Desde la cuenca del río Coatzacoalcos, Symonds
Naranja Fino Campamento y el Naranja Fino del Clá- (1995: 329) señala:
sico medio en Los Tuxtlas, así como similitudes con
vasijas de la región Mixtequilla, al noroeste. El patrón de asentamiento regional y la secuencia cerámi-
El patrón del Naranja Fino en el Posclásico en la ca parece indicar que el Naranja Fino apareció primero al
región muestra en Los Tuxtlas una disminución y, en norte y oeste de la cuenca del Coatzacoalcos, movilizán-

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Arqueología 64 • agosto, 2021

dose hacia esta región en las últimas etapas del Clásico naranjas de la cerámica de pasta fina. En ocasiones,
medio y desarrollándose como un diagnóstico certero las figurillas se decoraban con chapopote negro o con
hacia el periodo Clásico terminal, cuando la población una pintura azul distintiva conocida como Azul Maya
creció hasta su máxima densidad. (Arnold, 2005; Coe, 1965: 705). Como la cerámica, estas
distintivas estatuillas se han reconocido desde hace
Cabe recordar que áreas al sureste de Los Tuxtlas, mucho como un posible marcador cronológico y/o
como las cuencas de los ríos San Juan y Coatzacoalcos, cultural. A diferencia de la cerámica, la distribución
se encontraban casi desocupadas hacia mediados del principal de estas figurillas usualmente corresponde
Clásico (Arnold III, 1997; Borstein, 2001, 2005; Sy- al fin del Clásico y el inicio del Posclásico.
monds et al., 2002). No obstante, la zona costera de la Mary Butler (1935) fue una de las primeras investi-
Sierra de Santa Marta permaneció ocupada durante gadoras en realizar una comparación regional y tem-
este tiempo (Becerra, 2012; Budar, 2014). Esta dife- poral a gran escala de las figurillas mayas. Su análisis
rencia sugiere que el movimiento costero, en contraste separó sus formas en una “arcaica” ejecutada a mano
con las interacciones por tierra, tuvo una importante y una más tardía, elaborada con molde. Estos ejemplos
fuerza durante los siglos intermedios del Clásico. más tardíos elaborados con molde, comúnmente iden-
Investigaciones en el área de Champotón, en la cos- tificados como silbatos, se encontraron en coleccio-
ta de Campeche, también son evidencia de esta tran- nes que se extienden desde la costa de Veracruz hacia
sición. Jerald Ek (2012) argumenta que la cerámica de Tabasco, y hasta Campeche y Yucatán (Butler, 1935:
pasta fina apareció hacia el periodo Champotón 5, que 641). Sus primeros resultados colocaban a estos espe-
comenzó aproximadamente en el 400 d.C. De acuerdo címenes de molde hacia los últimos siglos del primer
con su análisis: milenio después de Cristo.
Entre los ejemplos hechos con molde, Butler (1935:
La fase Champotón 5 refleja una reorientación radical 654-657) también identificó tres “Estilos de la Costa
hacia la Costa del Golfo en términos demográficos, en del Golfo”: “Campeche”, “Tabasco”, y “Vera Cruz” [sic].
la dirección de las influencias culturales, las normas de Una figura común entre estos tres subgrupos es un
producción de cerámica, redes de comercio, y organiza- personaje de pie con las manos levantadas al nivel del
ción económica […] Los grupos de pasta fina producidos hombro, o apoyadas sobre los costados. Un aspecto im-
en la región baja del Usumacinta en Tabasco y hasta el sur portante en la presente discusión es que Butler (1935:
de Veracruz se encuentran en altas frecuencias y en un 664) cita como fuentes para su producción el lago de
amplio rango de contextos, lo cual indica un intercambio Catemaco, a San Andrés Tuxtla y Cerro de las Mesas.
de cerámica cada vez a mayores distancias (Ek, 2012: 154). Con base en la información disponible, Butler (1935:
659-663) concluye que Campeche, particularmente la
Esta transición también se asocia con un cambio ge- Isla de Jaina, pudo haber sido el lugar de origen de los
neralizado hacia la ocupación de asentamientos coste- estilos de figurillas que se representaron después en
ros y hacia estrategias de subsistencia que se alejan de Tabasco (especialmente en Jonuta) y Veracruz.
la producción agraria y se enfocan hacia los productos La Isla Jaina en Campeche es probablemente el con-
marinos (Ek, 2012). texto más famoso en cuanto a figurillas del Clásico al
Finalmente, la cerámica de pasta Naranja Fina que Posclásico dentro de las tierras bajas del Golfo (Mc-
parece haber sido producida en la región de Coatza- Vicker, 2012: 215). Corson (1976) presentó un análisis
coalcos se identificó en Cuncuén, en Guatemala (Forné de este material, incluyendo especímenes recuperados
et al., 2010). Este hallazgo proviene de un contexto por proyectos del INAH desde los años de 1940 hasta
sellado que incluía también cerámica del grupo Cha- los de 1960. Entre las figurillas hechas con molde que
blekal, un complejo cerámico datado del 600-800 d.C. identificó, el grupo Campeche (y sus variaciones) so-
Dicha cerámica de pasta Naranja Fina se clasificó ten- bresalió como un fenómeno especialmente esparcido
tativamente como un ejemplo del tipo Naranja Fino a través de las tierras bajas del Golfo. El grupo Cam-
Campamento (Forné et al., 2010: 1157; Forné et al., peche se distingue, en parte, por la presencia de un
2013: 54). quechquemitl (regularmente redondo con bordados re-
presentados), el uso frecuente de engobe, y una pose
Figurillas fabricadas con molde en la que los individuos femeninos están de pie con las
manos alzadas hasta los hombros y las palmas hacia
Como la cerámica de pasta fina, las figurillas produ- afuera, mientras que los hombres se encuentran de pie
cidas con ese tipo de pasta sin desgrasante también con las manos sobre sus costados (Corson, 1976: 130,
son evidencia de las conexiones a través de las tierras 139, tabla 4). Esta pose se exhibe por primera vez en
bajas de la Costa del Golfo. Tales estatuillas usualmente una categoría más temprana, la Jonuta (Corson, 1976:
se manufacturaron con molde, usando el espectro de tabla 1).

56
Los Tuxtlas y su antigua interacción con las tierras bajas mayas

Corson (1976: 157-160) específicamente discute po- madamente aislado dentro del dendrograma generado
sibles conexiones entre Los Tuxtlas/sur de Veracruz (Goldstein, 1979: tabla VI). Goldstein (1979: 70-71) se
y Jaina, reflejadas en las figurillas. Él sugiere que las refiere a este espécimen como “una arcilla naranja sin
figurillas de estilo Campeche reportadas en el sur de desgrasantes de una composición química distintiva,
Veracruz (Drucker, 1943a y 1943b; Valenzuela, 1945a que no se agrupa con ninguna otra muestra”.
y 1945b; Weiant, 1943) probablemente se originaron Las figurillas que corresponden con los sistemas
en la costa norte de Campeche (Corson, 1976: 159). De propuestos por Butler (1935), Corson (1976) y Golds-
forma opuesta, nota que los especímenes femeninos tein (1979) se han recuperado de contextos excava-
que posan con las manos levantadas a nivel del hom- dos a través del sur de Veracruz. De hecho, Weiant
bro pudieron haberse “originado en Veracruz y distri- (1943) utilizó el término “Mayoide” para describir las
buido rápidamente hacia el sur y el oeste, a través de figurillas recuperadas de la primera temporada de
Los Tuxtlas y de las planicies de Tabasco, adoptando excavación en Tres Zapotes. Muchos de sus ejemplos
un número de expresiones locales al irse expandien- ilustrados (Weiant, 1943: 41-42) encajarían muy bien
do” (Corson, 1976: 159). Esta observación resalta la dentro del grupo C1 de Butler (1935), de las series de
multidireccionalidad que posiblemente caracterizó a Jonuta-Campeche y de grupos Campeche A de Corson
las interacciones a través de las tierras bajas del Golfo. (1976), o el grupo estilístico YV de Goldstein (1979).
Marilyn Goldstein (1979: 40) analizó más de 1 300 Coe (1965: 705) también menciona un “macro estilo”
figurillas de sitios a través de las tierras bajas del Golfo a través del sur de Veracruz que incluyó numerosas
y de colecciones privadas, utilizando criterios estilís- características identificadas como “mayoides”, aunque
ticos y tecnológicos. También realizó Análisis por Ac- como se mencionó anteriormente, al final describe a
tivación de Neutrones (AAN) en una muestra pequeña estos objetos únicamente como “divertidas figurillas
de estas figurillas. Este procedimiento identificó ocho de arcilla” (Coe, 1965: 715).
diferentes arcillas utilizadas para la manufactura de Es importante mencionar que las estatuillas hue-
las estatuillas, potencialmente indicando siete áreas cas, hechas con molde, de pasta fina naranja a bayo
de producción distintas (Goldstein, 1979: 52). y decoradas con engobe blanco, aparecen temprana-
Entre los especímenes, Goldstein (1979: 71-73) mente en Los Tuxtlas. Un ejemplo se recuperó en el
identificó un “Estilo YV o ‘Veracruziano’” de figurillas. Proyecto Arqueológico de La Joya (figura 9), y data
Como el nombre señala, se piensa que estas estatuillas del periodo Clásico medio (aprox. 450 d.C.) (Arnold
tienen rasgos estilísticos que las relacionan con el sur III y McCormack, 2002; Vázquez, 2007). Esta figurilla
de Veracruz, entre los cuales pueden citarse el uso de es muy similar a un espécimen excavado por Valen-
moldes, la pasta Naranja Fina y las posturas que inclu- zuela (1945b: fig. 26) en el vecindario de Belén Chico,
yen una pose de “orador” (brazos doblados por el codo, justo al norte de San Andrés Tuxtla. Adicionalmente,
manos a la altura del hombro con las palmas hacia las figurillas San Marcos de Tres Zapotes también se
delante) y huipiles decorativos. Goldstein identificó conforman con el conjunto de elementos caracterís-
120 figurillas de estilo “Veracruziano”. Desafortuna- ticos que se mencionaron anteriormente, y se estima
damente, más de un tercio de la muestra se derivaba que se encontraron durante los periodos Clásico medio
de colecciones privadas sin procedencia. El análisis y Clásico tardío. Por último, los conocidos estilos de
estilístico sugiere que un sitio de manufactura podría Nopiloa y de estatuillas sonrientes del centro sur de
identificarse “sobre la costa de Campeche, entre Jaina Veracruz, también datan principalmente del 400-800
y Champotón”, aunque debido a la fuerte influencia d.C. (véanse Coe, 1965; Medellín, 1960).
de Veracruz, “no se puede descartar la posibilidad de
un sitio de origen ubicado más al oeste” (Goldstein, Resumen y conclusiones
1979: 71). Con base en el hecho de haber sido hechas
a mano, Goldstein (1979: 105, 112) también sugiere Estos tres ejemplos de las conexiones entre el sur de
que estas figurillas “Veracruziano” posiblemente son Veracruz y la región maya datan del periodo Forma-
posteriores al 750 después de Cristo. tivo y se expanden hacia el Posclásico, incorporando
El AAN de Goldstein (1979) no pudo identificar de dos direcciones distintas. La expresión temprana del
forma clara que alguna de las 35 figurillas muestrea- conjunto Estela-Base-Trono en el Formativo parece
das fuera originaria de Veracruz. Este resultado, sin extenderse por el Istmo de Tehuantepec, uniendo las
embargo, no es demasiado sorprendente dado el tama- ocupaciones de las tierras bajas del Golfo con la cos-
ño relativamente pequeño de la muestra para AAN, y ta del Pacífico. Esta ruta sigue la dirección que Lee
por la ausencia de otras figurillas con orígenes en Ve- Parsons ha denominado las “Tierras Bajas Costeras
racruz resultantes del análisis original. Cabe mencio- Periféricas” (Parsons, 1978). Parsons (1978: 25-26) uti-
nar, no obstante, que la única estatuilla estilo YV en lizó esta terminología para resaltar la autonomía de la
la muestra para AAN aparece como un elemento extre- región en relación con el centro de México y las tierras
57
Arqueología 64 • agosto, 2021

cionales claramente demuestran que la cerámica de


pastas finas de las diferentes regiones de las tierras
bajas del Golfo usualmente se manufacturó con arcilla
de depósitos locales. Sin embargo, sí sugerimos que
una parte de la inspiración que influyó la aparición y
popularidad de esta cerámica en particular, pudieron
haber surgido en el sur de Veracruz.
Las figurillas producidas mediante moldes y en una
pasta fina naranja o bayo marcan el fin del periodo
Clásico, y continúan hacia el Posclásico. El origen de
estas figurillas aún no es claro, ya que pudieron haber-
se vuelto populares en el área alrededor de Campeche
para ser distribuidas al oeste hacia el sur de Veracruz,
o pudieron haberse originado en el sur de Veracruz y
movido hacia el este sobre la costa. En las dos áreas
existen reportes de fragmentos de moldes para figu-
rillas, así que la evidencia directa de producción sigue
siendo ambigua (Sanders, 1963; Weiant, 1943: 106,
lám. 43). No obstante, la distribución de este material
claramente demuestra una conexión continua entre
los diferentes grupos étnicos que ocuparon las tierras
bajas del sur de Veracruz.
Debe quedar claro, en consecuencia, que existió un
sinfín de conexiones a través del tiempo y el espacio
que unieron al sur de las tierras bajas del Golfo con la
región costera maya. Mientras que los primeros tra-
bajos en Los Tuxtlas pudieron haber exagerado estas
interacciones, sería igualmente problemático negarlas
completamente. Los grupos a través de Los Tuxtlas
claramente participaron en interacciones a larga dis-
tancia, tanto tierra adentro hacia el Altiplano, como
por mar hacia las tierras bajas mayas. Hace más de 60
años, Thompson identificó una gota de cultura que
ligó a grupos a través de las tierras bajas del Golfo.
Investigaciones recientes no sólo reafirman esta ob-
servación, sino que sugieren que los “chipechipes [sic]
Fig. 9 Figurilla hueca de La Joya. Fotografía de Philip J.
Arnold III. culturales” de Thompson (1953: 447) pudieron haberse
convertido, de vez en cuando, en verdaderos aguaceros
bajas mayas. Sin embargo, la elección desafortunada de culturales.
la terminología ha hecho poco por resaltar los impor-
tantes desarrollos culturales in situ que caracterizaron Bibliografía
el pasado prehispánico de esta región.
El periodo Clásico en el sur de Veracruz se carac-
terizó por la adopción temprana de la cerámica Bayo Arnold, Dean E.
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63
Arqueología 64 • agosto, 2021

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Xalapa, Cuerpo Académico Arqueología de Institution.

64
La Cueva del Palmar.
Secuencia de ocupación
Gianfranco Cassiano e interacciones culturales
Ana María Álvarez
Centro INAH Veracruz, unidad Xalapa
Margarita Meza
Universidad Veracruzana

Resumen: La excavación del sitio Cueva del Palmar, ubicado en el municipio de Huayacocotla, en el noroeste del estado de Veracruz, ha rescatado
múltiples evidencias de ocupaciones precerámicas desde fines del Pleistoceno hasta el Holoceno tardío, que aportan elementos para la reconstruc-
ción del poblamiento temprano de México y de las redes de relaciones que se fueron tejiendo entre el centro-sur de Estados Unidos y la vertiente
oriental del país. En el primer momento, esta área fue habitada por su clima templado y por la abundancia de recursos bióticos y abióticos, aunque en
la última etapa, la del Arcaico tardío, se generaron condiciones adversas de sequía que provocaron conflictos sociales y enfrentamientos violentos.
La secuencia cultural arranca hace unos 12 000 años, con la llegada de grupos que cazaban caballo y utilizaban herramientas de pedernal. Poste-
riormente, ya en Holoceno temprano, llegan nuevas poblaciones portadoras de la tecnología Plainview-Golondrina; durante el Arcaico medio y en
el tardío se dan las ocupaciones más largas e intensas del sitio. A este último periodo pertenecen tres entierros primarios cuyo estudio permite una
visión más precisa de las características físicas y de las condiciones de vida de las últimas poblaciones cazadoras del área.
Palabras clave: Plainview-Golondrina, Arcaico, obsidiana, entierros, interacciones.

Abstract: The excavation of the Cueva del Palmar site, a rock shelter located nearby the town of Huayacocotla, in northeastern Veracruz, has
returned a body of data of pre-ceramic occupations, covering a span of time from the end of the Pleistocene to the late Holocene. These evidences
improve the knowledge of early settlements in Mexico and support the idea of a network of relationships between the center-south of the United
States and the eastern slope of Mexico. Since the first peopling, the study area was preferred because of its cool and rainy weather and the abundan-
ce of biotic and abiotic resources. It’s during the late Archaic when a severe drought caused intergroupal conflicts with violent clashes. The cultural
sequence of the site begins about 12,000 ago, at the end of Pleistocene, with the arrival of groups that hunted horse and utilized flint tools. In the
early Holocene, new populations carrying Plainview-Golondrina technology settled throughout the region. During the middle and late Archaic, the
occupations were longer and more intense; three primary burials, dated to the late Archaic, allow a more precise knowledge of the physical traits
and the life conditions of the last hunter-gatherer populations in this area.
Keywords: Plainview-Golondrina, Archaic, obsidian, burials, Interactions.

E
l presente artículo se desprende de las actividades cada estructura tecnológica y territorial, tratando de
de investigación arqueológica realizadas en el establecer nexos con diversas regiones dentro y fuera
municipio de Huayacocotla, ubicado en la porción de México.
serrana del noroeste del estado de Veracruz. El área de En el área se conformaron entidades territoriales
estudio se ubica sobre la Sierra Madre Oriental entre que persistieron miles de años y que son el resultado
dos divisorias: la de la vertiente de la costa del Golfo del desplazamiento continuo de poblaciones desde el
y la de la Cuenca de México. Esta posición les propor- norte, del sur-sureste de Estados Unidos y del reflujo
ciona acceso a materias primas minerales de origen posterior desde el sur, a lo largo de la Sierra Madre
sedimentario, como el pedernal volcánico, el basalto y Oriental. En el Holoceno medio también empezaron
la obsidiana. Además, los pobladores contaron con gran movilizaciones desde y hacia la costa del Golfo de Mé-
variedad y abundancia de recursos bióticos e hídricos xico (Wilkerson, 1973).
por el mosaico ambiental tan diverso que existe. El análisis tecnológico, desde un principio, estuvo
En esta región, desconocida para la historia del po- dirigido a la determinación de indicadores cronológi-
blamiento temprano en Norteamérica, empezamos por cos y culturales, así como a la observación de aspec-
definir los rasgos generales del patrón de asentamien- tos de formación y transformación de los contextos
to, desde el Pleistoceno terminal hasta el Holoceno tar- arqueológicos, ya que, en el área de estudio, la mayo-
dío y, a partir del reconocimiento de etapas precerá- ría de los sitios, al aire libre y en abrigos, había sufri-
micas, nos dedicamos a profundizar la descripción de do daños a veces irreparables por causas naturales y
Arqueología 64 • agosto, 2021

culturales, actuales y pretéritas, siendo indispensa- con lluvias de verano (Márquez y Márquez, 2009). Este
ble un manejo prudente de los indicadores tecno-ti- régimen es compartido con la porción noreste del estado
pológicos. de Hidalgo, que también cuenta con gran abundancia de
La accesibilidad a materias primas, rocas y mine- sitios precerámicos (figura 1a).
rales aptos para la fabricación de herramientas fue un La secuencia geológica local es compleja: en la base
poderoso imán para grupos humanos diferentes, desde hay formaciones sedimentarias del Mesozoico, lutitas
la época precerámica hasta la Colonia. De hecho, los y calizas basculadas y muy fracturadas en estratos del-
campamentos y talleres están asociados directamente gados, así como espesos depósitos de bentonitas, pro-
con yacimientos primarios y secundarios de materias ducidos por el intemperismo (figura 1b). Superpuestas
primas locales, como el pedernal y el basalto de grano hay tobas y andesitas del Terciario y derrames basál-
fino, y a unos 30 kilómetros de distancia de dos impor- ticos de la misma cronología. Como ya señalábamos,
tantes yacimientos de obsidiana, el de Zacualtipan y también se observan otros eventos volcánicos efusivos
el de Sierra de las Navajas. Durante la etapa Clovis, a más básicos, que generan los afloramientos del basalto
finales del Pleistoceno, se utilizó casi exclusivamente de olivino, que denominamos basalto de grano fino.
el pedernal (Cassiano y Álvarez, 2007), mientras en el Finalmente, el vulcanismo más reciente corresponde
Holoceno temprano tuvo lugar un cambio radical hacia a tobas riolíticas caolinizadas.
la obsidiana que, junto con el basalto, siguió durante el El lado oeste de la ladera donde se encuentra el sitio
Holoceno medio y tardío y, fue a tal punto importante, está sufriendo una fuerte erosión natural, acentuada
que su control se convirtió en una arma política desde por los trabajos de extracción de bentonita con minería
el Arcaico medio hasta el Posclásico tardío, además de a cielo abierto. También la andesita, que aflora en la
inducir cambios en la tecnología y en el diseño de las parte alta, está siendo extraída para engravar los ca-
herramientas (Álvarez y Cassiano 2013). minos. De hecho, toda el área, desde la comunidad de
Por otro lado, la contigüidad a fuentes de agua no Carbonero Jacales a Zacualpan se registra muy alterada
siempre ha sido un atributo determinante en la toma por las actividades extractivas de caolín por parte de
de decisión sobre el establecimiento de campamentos compañías y ejidos mineros que, además, abren nu-
habitacionales. Por la ubicación de los sitios, parece merosas brechas para meter maquinaria de sondeo, de
que pesó más en el Arcaico temprano que en el Arcaico extracción y de transporte del mineral. Así, los terre-
medio, cuando la mayor impredictibilidad y concen- nos con pendientes agudas se erosionan y se disectan
tración de las precipitaciones acentuaba el riesgo de rápidamente, perdiendo la cubierta de suelo que, aún
inundaciones. delgada y de bajo desarrollo, había permitido el creci-
Por último, proponemos que la presencia frecuente miento de una escasa vegetación de retención y una
en los abrigos tuvo diferentes objetivos, dependiendo agricultura de temporal azarosa.
de la etapa de poblamiento. Durante el Arcaico tem- El cauce local principal es un torrente intermiten-
prano y el Arcaico medio, estos resguardos propor- te denominado Arroyo Seco, tributario del río San-
cionaron refugio temporal a partidas de cazadores y tiago, que sólo lleva agua en la temporada de lluvia,
a pequeñas unidades domésticas y, también, ocasio- pero llega a conducir un caudal abundante y de alta
nalmente, sirvieron de áreas rituales. En el Arcaico energía (figura 1c). Por otro lado, toda la ladera está
tardío, la última función referida fue su uso más fre- socavada por pequeñas escorrentías y existen reportes
cuente, para enterramientos y ceremonias que impli- de manantiales pequeños. A pocos cientos de metros
caron la ejecución de pictografías, lo mismo que los hacia el norte se encuentra el área de manantiales más
escarpes, donde también abundan estas manifesta- importantes de donde se origina el río Santiago, que
ciones culturales.1 probablemente desde el primer poblamiento consiste
la fuente principal de agua de la zona.
Ambiente actual La vegetación es de matorral bajo subinerme. El
estrato arbóreo está dominado por el mezquite (Pro-
El municipio de Huayacocotla se caracteriza por re- sopis glandulosa), el huisache (Acacia spp.), el enebro
gistrar una amplia variedad de climas, entre ellos se- en las partes altas (Juniperus deppeana), los órganos
micálido húmedo, templado húmedo y subhúmedo, y (Stenocereus marginatus y S. Dumortieri) y el garambu-
templado semiseco; este último es el propio del área llo (Myrtillocactus geometrizans); también se observan
de trabajo, alcanzando una temperatura media de 18oC ejemplares aislados de yuca (Yucca filifera). La porción
y una precipitación media anual de 600 milímetros, más norteña de la ladera, de geología sedimentaria,
conserva un bosquete de viejitos (Cephalocereus senilis).
1 Por otro lado, ya desde la perspectiva de la investigación arqueológica,
El estrato arbustivo se compone de capulín (Karwinskia
en zonas tan expuestas a la erosión, los abrigos proporcionaron más protec- humboldtiana), zoapatle o cihuapatli (Montanoa tomen-
ción a los depósitos y a los materiales orgánicos resguardados en su interior. tosa), varias especies de nopal (Opuntia spp.) y cardón
66
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

(Opuntia imbricata), entre otros (Ramírez y Palma, a definir los patrones climáticos, la distribución y la
1980) (figura 1b). La práctica del cultivo, que en esta estructura de la vegetación como la conocemos en la
zona es de temporal, actualmente es muy reducida por actualidad.
la sequía y sólo se hacen siembras “aventureras” en pe- El final del Holoceno temprano y todo el Holoceno
queñas parcelas de frijol, maíz y maguey manso en las medio estuvieron marcados por tres oscilaciones se-
orillas (figura 1a). También existe ganadería caprina, la cas. La primera habría acontecido hacia el 8 200 AP,
más frecuente, y en menor grado la ovina y la equina la segunda alrededor del 5 200 AP y la tercera entre el
(Monroy, 1996). 4 200 y el 3 900 AP (Hillesheim et al., 2005: 372). En
esta última, los grupos que habitaron la zona del Pal-
Paleoambiente mar fueron empujados a ejercer mayor presión sobre
las comunidades bióticas para mantener el abasto de
Las condiciones ambientales de finales del Pleistoceno agua y alimento.
se caracterizaron por una cierta variabilidad del clima, Por lo anterior, también necesitamos recabar datos
con oscilaciones más cálidas y húmedas y otras secas puntuales sobre el paleoambiente a escala regional y
y frías, con lluvias de invierno y vegetación más tem- de sitio (Conserva y Byrne, 2002). Actualmente es
plada que la actual (Metcalfe et al., 2000), de bosque nuestra prioridad determinar cuándo sucedieron estos
de encino con enebro y cactáceas entremezcladas. Du- cambios en el área de estudio y cómo modificaron el
rante el Holoceno temprano aparentemente se redujo mosaico ecológico. Esto lo estamos buscando no sólo
la variabilidad climática, tuvo lugar el cambio a un en indicadores del medio natural, sino también a tra-
régimen de precipitación de verano y se estableció uno vés de la reconstrucción del patrón de asentamiento
más cálido y húmedo (Bousman y Vierra, 2012). Estas en cada etapa, partiendo del supuesto de que sus cam-
nuevas condiciones propiciaron la llegada de grupos bios a través del tiempo también reflejan respuestas
cazadores y durante el Holoceno medio se empezaron culturales a estímulos ambientales.

Fig. 1 a) Paisaje de la zona. b) Secuencia geológica general y vegetación xerófita. c) Caudales intermitentes.
Fotografías del proyecto.

67
Arqueología 64 • agosto, 2021

Para lograr una imagen del ambiente pretérito a templado semiseco y con bosque abierto de enebro, co-
nivel de sitio y de su hinterland se debe contar con da- munidad de transición entre el bosque de pino-encino
tos paleobiológicos en los asentamientos, soportados y el matorral xerófito. Por otro lado, las ocupaciones
por amarres cronológicos confiables, con dataciones precerámicas más recientes están relacionadas con am-
absolutas y/o relativas mediante correlaciones de ras- bientes actualmente más áridos, con predominancia de
gos culturales y estratigráficos. Cabe señalar que el matorral espinoso crassicaule.
riesgo inherente al fechamiento relativo por marca- Un marcador del paisaje que se ha mantenido par-
dores culturales es que hayan existido, como parece cialmente es el hidrográfico: existe un solo río perma-
haber sucedido en nuestra área, actividades humanas nente, el Santiago, tributario del río Metztitlan, que
que favorecieron la movilización de artefactos de sus pertenece a la cuenca del río Pánuco-Moctezuma, co-
sitios de origen hacia asentamientos más recientes, rriente que favorece la presencia de abundantes recur-
para ser reutilizados. sos vegetales y animales durante todo el año, aún bajo
Otro momento de cambio hacia las condiciones ac- un régimen climático más caluroso, ya que su cauce se
tuales ocurre en la etapa colonial, con la introducción ubica a una altitud de entre 1 500 y 1 300 metros. Por
de la ganadería caprina y ovina que acentuó la des- otra parte, la fuerte disección en la franja semiárida
trucción de la cubierta arbustiva y herbácea y propició provee de medios de captación de agua en forma de
la erosión. escorrentías intermitentes y de reservorios de agua.
El patrón ambiental más importante, que se ha Algunos contactos litológicos, además de originar gra-
mantenido hasta la actualidad, consiste en la contigüi- dientes vegetales, permiten la presencia de manantia-
dad entre la comunidad de pino-encino y el matorral les, cuya abundancia y caudal depende del régimen
xerófito, con la intrusión de especies de clima seco pluvial y de la densidad de la cubierta boscosa.
en el bosque templado que, por su parte, se extiende
ladera abajo en cañadas protegidas. La fauna local está La etapa cazadora en el
compuesta por conejo, tlacuache, ardilla, zorra, onza, noroeste de Veracruz
coyote, tejón, mapache, zorrillo, armadillo, rata ma-
gueyera, víbora de cascabel, paloma y codorniz. Los La ocupación más antigua en la región se localiza en
restos recuperados en excavación sugieren que había el estado de Hidalgo, en la porción noreste contigua
más abundancia y diversidad durante el Holoceno tem- a Veracruz. Aquí, en los sitios de Oyapa y La Calzada,
prano y el Holoceno medio, ya que incluye también ubicados en la Sierra de Metztitlan, hemos encontrado
restos de venado cola blanca y jabalí (Robles, 2015). evidencias de un campamento habitacional y de talle-
La gran mayoría de los sitios precerámicos más anti- res donde se fabricaban bifaciales con acanaladura en
guos (figura 2) se ha encontrado en localidades de clima pedernal (figura 3). Desgraciadamente no recuperamos

Fig. 2 Mapa con distribución de sitios


tempranos. Procesó S. Rivera V.

68
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

Fig. 3 Conjunto lítico clovis. Cortesía del Proyecto Poblamiento Clovis en la Región de Metztitlan, Hidalgo.

material confiable para datación, pero, por los rasgos rrespondiendo al Paleoarcaico y al Arcaico temprano.
tecno-tipológicos, estimamos su adscripción a la lla- Utilizando sobre todo la obsidiana, se confeccionaban
mada cultura clovis, con una edad aproximada de 13 grandes puntas de lanzas y dardos para la cacería. Los
500 años. El clima en ese momento era templado-hú- abundantes restos faunísticos, la mayoría procedentes
medo, con lluvias abundantes de invierno (Álvarez et de la excavación de la Cueva del Palmar, nos propor-
al., en prensa). Pensamos que se trata de un sitio muy cionan información sobre los recursos que pudieron
grande, de unas 5 hectáreas y nucleado, resultado al consumir los antiguos habitantes de la región, muy
parecer de una estancia muy corta, para reposición de variada, en la que resaltan el venado, el jabalí, la lie-
herramientas, por parte de un grupo numeroso que se bre, el conejo, roedores, reptiles y aves.3 Hemos ex-
desplazaba hacia el sur. Esto podría justificar la au- plorado una decena de campamentos de esta época
sencia de manifestaciones de este tipo en Veracruz. y encontrado numerosas evidencias de trabajo de la
Quizá un milenio después encontramos las prime- piedra para la fabricación de las características puntas,
ras evidencias de frecuentación por parte de grupos cuchillos y de utensilios de uso doméstico para raspar,
que seguían utilizando el pedernal y cazaban caballo. cepillar, perforar y moler.
La carga de información sobre este evento es muy re- En el Arcaico medio, hace unos 8 000 años, se ini-
ducida, pero todo apunta a un momento de finales del cia un periodo de desertificación y una nueva etapa de
Pleistoceno, cuando el proceso de extinción faunístico cambios del patrón de asentamiento, que lleva a la con-
ya se encontraba en una etapa avanzada. formación de grupos recolectores intensivos. En el área
La primera ocupación humana extensa en nuestra de Huayacocotla se han localizado tres sitios de más de
área corresponde a grupos portadores de tecnología una hectárea, en hondonadas protegidas de los vientos
Plainview-Golondrina, que en el estado de Hidalgo fríos y en posición elevada y alejada con respecto de los
hemos fechado entre el 11 000 y el 10 400 cal. AP.,2 co- cauces de los arroyos (figura 4). También se han ubi-
cado localidades de menor tamaño relacionadas con el
2 Estas fechas se obtuvieron en la excavación del sitio de La Calzada, cerca
de Metztitlan, Hidalgo, en un contexto de taller de bifaciales en obsidiana y 3 Ésta tiene similitudes con l a que se repor ta para los valles
un fogón en un campamento (Álvarez et al., en prensa). d e Te h u a c á n ( M a c N e i s h , 19 8 5 ) y d e O a x a c a ( F l a n n e r y , 19 8 6 ) .

69
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 4 Sitio La Angostura. Fotografía del


proyecto.

aprovechamiento de recursos locales específicos, entre


ellos materias primas pétreas. Este modelo de asenta-
miento corresponde a unidades poblacionales grandes y
articuladas espacialmente en conjuntos menores, quizá
segmentos de parentesco. La evidencia de metates y
manos atestigua la creciente importancia de la recolec-
ción de vegetales, aunque se siguen cazando animales
como venado y conejo. La gran abundancia de puntas
de obsidiana con fracturas de impacto también sugiere
la posibilidad de luchas por recursos y territorio entre
grupos de diferentes áreas (Cassiano y Álvarez, 2015).
Además de las áreas de actividad vinculadas direc-
tamente a la subsistencia, registramos 32 localidades
con pintura rupestre, que son el reflejo de los cambios
a través del tiempo de las complejas conductas rituales
y simbólicas de los diferentes pobladores, para apro-
piarse del espacio y expresar su identidad. Existen en
tres colores: rojo, blanco y negro, con representacio-
nes muy variadas: escenas de baile, cacería, guerra,
antropomorfos, zoomorfos, fitomorfos, símbolos as-
tronómicos y geométricos (figura 5).
Las pictografías de color blanco, las más numerosas,
y una parte de las rojas, son probablemente del Epi-
clásico, cuentan con unos 1 300 años de antigüedad
y parecen relacionarse con la etnia otomí. Las negras
también pertenecen a un momento aún no especificado
de la época prehispánica y son las menos comunes.
Se observan conjuntos de representaciones de seres
humanos estilizados en color rojo que, en varios casos,
subyacen a las blancas y que pueden haber sido ejecu-
tadas por alguno de los grupos de cazadores que pobló
la región. De hecho, en tres casos hemos encontrado
una asociación espacial significativa con asentamien-
tos Plainview, pero también se presenta relación con el
Arcaico medio y el Arcaico tardío (Álvarez y Cassiano, Fig. 5 Pedestal con pictografía. El Jirón de don Maurilio.
2019) (figura 6). Fotografía de proyecto.

70
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

En el borde inferior de la terraza más baja empieza


una larga caída hacia un arroyo, y se concentra la ma-
yor parte de los abundantes materiales arqueológicos,
sobre todo líticos, cuya cronología abarca el Paleoindio
y el Arcaico temprano, el medio y el tardío; también
hay componentes prehispánicos, coloniales y recien-
tes muy pobres. La presencia de herramientas de uso
doméstico, como cepillos y metates, hace pensar en un
campamento habitacional, pero también se observa
abundancia de puntas de proyectil, terminada y en
proceso, que nos remiten a actividades de cacería y
bélicas. El que ya no exista un depósito sino sólo ma-
teriales en superficie, fue confirmado por las baterías
de micro-muestreos estratigráficos sistemáticos rea-
lizados en las tres terrazas (figura 9). Por el contrario,
los muestreos revelaron en el abrigo la existencia de
un depósito de más de un metro de profundidad y con
Fig. 6 Antropomorfo de la Cueva de la Monera. muchos materiales.
Fotografía de proyecto. Por lo anterior, decidimos concentrarnos en el
abrigo, realizando un sondeo por medio de un pozo,
Descripción del sitio que posteriormente se amplió y se completó con una
cala. La excavación, que se efectuó en dos tempora-
El sitio denominado Cueva del Palmar se ubica a una das, arrojó resultados importantes y contextos con-
altitud de 1 970 msnm. Tiene dos componentes ha- servados, a pesar de las ya mencionadas alteraciones
bitacionales: la “cueva”, que es en realidad un abrigo que sufrió el depósito. De hecho, la excavación mos-
somero formado por erosión diferencial de la toba vol- tró que la secuencia estratigráfica, afuera de la línea
cánica, y la porción al aire libre abajo del talud, que de goteo, estuvo sujeta a fuerte erosión y acarreo de
funcionó como campamento en la etapa cazadora y los materiales culturales. Asimismo, hubo flujo de
prehispánica, y como área de cultivo en la reciente. agua sub-superficial que afectó el depósito hasta la
Ambos cubren conjuntamente un área aproximada de pared de fondo del abrigo, y destrucciones ligadas a
20 230 metros cuadrados (figura 7). las actividades humanas, pero, a pesar de todo, se
Sector abrigo. Mide 11 metros de longitud por 6.70 conservaron testigos estratigráficos en discretas con-
metros de profundidad máxima a la línea de goteo y diciones.
9.50 metros de altura. La terraza, de 88 metros cua-
drados de extensión total, es plana y regular y termina La secuencia cultural
en un talud abrupto de más de 1 metro de altura. Sigue
una bajada con pendiente media de unos 22 grados. La primera unidad estratigráfica, desde la superficie, es
El abrigo que está orientado hacia el NW-SE recibe la una capa de estiércol de caballo depositada por el uso
mayor insolación en la mañana. En la superficie in- actual del abrigo como establo. Inmediatamente debajo
terior existen pocos materiales arqueológicos, sobre se localizaron los restos de un periodo de habitación
todo líticos, que por el contrario abundan en la baja- de mediados del siglo pasado.
da del talud, indicador esto de una fuerte erosión del La siguiente ocupación, que se remonta a la época
depósito (figura 8). prehispánica, está representada por una fosa somera
Sector campamento. Este espacio es denominado Las forrada de piedras fracturadas y calcinadas, algunas
Huertitas por referencia a su uso agrícola: aquí hace de las cuales son instrumentos de molienda reciclados.
30 años se cultivaba con yunta, pero actualmente se El sedimento es limo con mucha ceniza y carbones, lo
encuentra en el abandono debido principalmente a la que identifica a este elemento como una barbacoa. El
falta de agua. Dista del abrigo unos 100 metros hacia relleno contiene artefactos de probable edad epiclási-
el este, mide 2.1 hectáreas y está conformada por 3 ca, restos faunísticos y algunos tiestos. La excavación
terrazas con muros de contención de piedra para el para hacer este fogón debió afectar por lo menos a un
control de la erosión y el mantenimiento del área de entierro más antiguo, que denominamos entierro 5,
cultivo. A pesar del sostenimiento que se ha dado a las del que sobrevive un maxilar y fragmentos de crá-
contenciones desde hace unos tres años, el abandono neo de un individuo adulto. Además, llegó a remover
reciente de la práctica agrícola ha favorecido el arras- parte del nivel de ocupación precerámico más reciente
tre de sedimento y de materiales culturales. (figuras 10 y 11).
71
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 7 Plano del sitio Cueva del Palmar. Elaboró J. López C.

Fig. 8 El Palmar, sector abrigo. Fotografía del proyecto.

72
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

Fig. 9 El Palmar, sector campamento. Fotografía del proyecto.

Fig. 10 Corte estratigráfico de la excavación. Dibujo del proyecto.

73
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 11 Elemento 1, fogón. Fotografía


del proyecto.

En esta unidad recuperamos un elevado número


de puntas en proceso de manufactura: un percutor y
una gran cantidad de lascas de desecho de obsidiana y
basalto. Por su posición en la secuencia estratigráfica
debe remontar al Arcaico tardío, aunque la única pie-
za terminada e identificable, una punta pedunculada
incompleta de la “familia Gary”, podría asignarse al
Holoceno temprano, por tamaño, morfología y condi-
ciones físicas.4
El entierro 2, de un individuo masculino de 25-30
años, parece contemporáneo a la deposición de la capa
anterior. El cuerpo fue inhumado en decúbito ventral
extendido, con piedras capitales y sin ajuar funerario
(figura 12a). En el relleno recuperamos piezas dentales
y restos de cráneo humano de un entierro más anti-
guo, etiquetado como entierro 1, que fue destruido en
la excavación de la fosa.
En asociación espacial5 también se localizaron dos
conchas de bivalvo marino perforadas en el umbo para
suspensión. Un resto de un organismo marino encon-
trado en la excavación fue el de un diente de tiburón,
con dos perforaciones para su uso como pendiente; se
asocia espacialmente con el entierro 5, pero segura-
mente fue removido en la época del fogón.
De la lítica recuperamos dos puntas cuya tipolo-
gía, Plainview-Golondrina y Hoxie respectivamente
(cfr. Turner et al., 2011), las remite al Pleistoceno tar-
dío-Holoceno temprano (figura 13). Estos dos tipos se
han encontrado en varios sitios cercanos a la Cueva
del Palmar y seguramente están fuera de contexto, al

4 Tiene dimensiones grandes y es espesa; además, la fuerte pátina, las


adherencias de sales y la alteración por fuego la asocian con los materiales
de las unidades inferiores. Esto nos remite a la práctica de reciclaje de piezas
que parece ser una característica del Arcaico medio y del Arcaico tardío.
5 Cabe aclarar que cuando hablamos de asociación espacial, no estamos sugiriendo Fig. 12 Entierros: a) entierro 2, b) entierro 3 y c) entierro 4.
que están asociadas funcionalmente con los entierros, por ejemplo, como ofrenda.
Fotografía del proyecto.

74
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

te conjunto de puntas, una Plainview-Golondrina en


proceso de reciclaje, una Alberta y una de pedúnculo
bifurcado (Waldorf y Waldorf, 1987). Las tres pertene-
cen al Holoceno: las primeras dos al temprano inicial
y la tercera al periodo final (figura 15).
El entierro 4 (figura 12c) corresponde a un infante
que, de acuerdo con la evidencia, también debió haber
sido sepultado en un fardo en posición de decúbito
ventral extendido. Alrededor del cuello llevaba un co-
llar formado por siete placas rectangulares perforadas
de concha de almeja de río (familia Unionidae) (figura
16). En asociación espacial, en el sedimento de relleno
de fosa había una punta de tipología Lerma-Desmuke
(Turner et al., 2011) del Arcaico medio-tardío, lo que
supondría menos antigüedad que el entierro 3.
En la excavación de las fosas se llegó hasta la roca
madre, destruyendo las evidencias de las ocupaciones
previas, pero alrededor de ellas sobreviven testigos de
tres depósitos que pertenecieron a las frecuentaciones
Fig. 13 Puntas de tipología Plainview-Golondrina y Hoxie. más antiguas del abrigo. El superior está relaciona-
Fotografía del proyecto. do con la transición del Arcaico temprano al Arcaico
medio; de hecho, en el contacto inferior recuperamos
igual que un fragmento de metate ápodo de basalto una punta Gary de pequeñas dimensiones en obsidia-
vesicular. El que la fosa corte los depósitos más anti- na verde con una alteración por fuego.
guos está indicando, de todas maneras, su pertenencia Los dos últimos depósitos deben remontar al Pleis-
a un momento del Arcaico tardío. toceno terminal, aunque no contienen herramientas
Debajo, otro nivel de ocupación acerámico6 tam- tipológicamente representativas de este momento, sal-
bién ha restituido evidencias de fabricación y reciclaje vo el segmento medial de la que parece haber sido una
de puntas, y con el anterior, parecen conformar dos punta Edén en obsidiana (Waldorf y Waldorf, 1987).
momentos de frecuentación de una misma etapa. Dos Sobresale la abundancia de pedernal y la escasez de
piezas son particularmente interesantes: una punta obsidiana procedente del yacimiento de Zacualtipan;
de pedúnculo bifurcado en proceso de reavivamien- todos los materiales están fuertemente alterados y con
to y una punta Pedernales con acanaladura en el pe- cuantiosas adherencias de sales. La asociación con res-
dúnculo y las aletas eliminadas intencionalmente tos de caballo en la capa más profunda apunta a una
para modificarle la forma a un tipo conocido como cronología del Pleistoceno terminal, lo que sería el pri-
San Nicolás (Turner et al., 2011). Estas herramientas, mer indicio de poblaciones “post Clovis” en la región.
que comúnmente se asocian con el final del Arcaico Llama la atención la ausencia de un nivel de fre-
temprano, fueron recuperadas por los pobladores del cuentación diferenciado de tipo Plainview-Golondri-
Arcaico tardío y estaban siendo utilizadas como bases na. Existen piezas aisladas y fuera de contexto, lo que
para fabricar otros tipos de puntas (Cassiano y Álva- podría explicarse por la destrucción de un eventual
rez, 2015) (figura 14) piso de ocupación o por la colecta y reciclaje de estas
Abajo de estas unidades empiezan las fosas de los piezas en épocas posteriores. En el sector campamento
entierros 3 y 4. El primero de ellos es el de un niño que, hemos reconocido un ejemplar completo y “agotado”
por la disposición general de los huesos, parece haber y dos fragmentos basales, lo que nos plantea la misma
estado envuelto en un fardo funerario7 y acomodado pregunta. Es significativo que a unos 300 metros de dis-
en decúbito ventral flexionado, sin ofrendas (figura tancia, el cauce del Arroyo Seco divide este sitio de otro,
12b). Un indicio de su mayor antigüedad es que varios conocido como El Infiernillo,8 con una estructura tam-
huesos están totalmente cubiertos por costras de sa- bién de abrigo-campamento, pero, en este caso, con
les y algunos habían sufrido daños pos-deposicionales una sola ocupación precerámica, de tipología Plain-
muy fuertes. La fosa intruye desde un poco más abajo view-Golondrina. Éste sería el lugar más cercano para
que las otras dos y el relleno contenía un interesan- la obtención de piezas de este tipo (figura 17).

6 La ausencia de cerámica es sugestiva pero no concluyente. 8 El abrigo tiene muchas pictografías de diferentes épocas, en negro, blanco
7 Se muestreó el sedimento del fondo de fosa y del interior de la zona ven- y rojo. Al parecer, esta denominación deriva de la abundancia de representaciones
tral y craneal, pero no se obtuvieron restos orgánicos atribuibles a un fardo. zoomorfas con aspecto de cánidos, que fueron asociados con los perros del infierno .

75
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 14 Puntas de pedúnculo bifurcado y pedernales.


Fotografía del proyecto.
Fig. 15 Punta tipo Alberta. Fotografía del proyecto.

Fig. 16 Entierro 4, infante con collar de placas de concha. Fotografía del proyecto.

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La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

Fig. 17 Sitio El Infiernillo, sector


campamento. Fotografía del proyecto.

Los entierros primarios (figura 18b). De acuerdo con los procesos tafonómicos
se observaron precipitaciones de carbonato de calcio
Como ya se señaló, son tres los entierros en buen estado en tibia y peroné. Las manos están ausentes, pero aún
de conservación, pero existen restos de dos más que no hemos podido precisar si este rasgo se debió a agen-
interpretamos también como primarios. A continua- tes posteriores al enterramiento o es previo.
ción se describen las características físicas y biológi- Entierro 4. Fue fechado entre el 3 450-3 340 cal. AP.
cas de los individuos completos y en buen estado de De acuerdo con sus características biológicas, mues-
conservación, que hasta el momento hemos analizado. tran a un individuo de aproximadamente 1-2 años de
Entierro 2. La fecha calculada para este individuo edad, cuyo sexo aún no hemos determinado. El cráneo
fue de 3 060-2 920 años cal. AP. Es un individuo adulto muestra una depresión en los huesos esfenoides, la
de sexo masculino, de entre 25 y 30 años. Tiene cráneo cual continua diagonalmente pasando por los tem-
braquicéfalo, corto y ancho, con una depresión en los porales hasta llegar a los parietales, donde se unen
huesos esfenoides, que continuó diagonalmente pa- provocando una protuberancia circular. Como en el in-
sando por los temporales hasta donde se unen a los dividuo 2, en este caso también se pudo observar una
parietales, provocando una protuberancia circular. plagiocefalia, resultado del cierre prematuro unilateral
Presenta plagiocefalia resultado del cierre prematuro de la sutura coronal-lambdoidea. El cráneo presentó
unilateral de la sutura coronal-lambdoidea, que produ- un traumatismo en el parietal derecho y se observó un
ce una deformación asimétrica del cráneo (figura 18a). segundo traumatismo en la clavícula izquierda (figu-
En el maxilar se observó la pérdida total de los dientes; ra 18c). En cuanto a la dentición, se pueden observar
la mandíbula también presentó la ausencia de molares todas las piezas dentales, sin caries o abscesos. En el
y premolares y las demás piezas dentales mostraron un esmalte de los incisivos y caninos superiores se puede
fuerte desgaste en las coronas. Una raíz proporciona observar una línea de hipoplasia, que ofrece evidencia
evidencia de que la pérdida dental pudo haber esta- de una disrupción fisiológica en los primeros meses de
do relacionada en un inicio con el desgaste, que fue vida. Otra característica relacionada con las disrupcio-
debilitando las piezas, llevando a una microfractura, nes fisiológicas es la curvatura en radios y tibias, que
la cual permitió la filtración de alimentos y bacterias se asocian con raquitismo o deficiencia de vitamina D.
dando como resultado la caries. Una característica adi- El análisis osteológico de los tres individuos reseña
cional relacionadas con la salud y las condiciones de una vida difícil, expuesta a algunas enfermedades y a
vida de estas personas, son los procesos degenerativos accidentes comunes en las sociedades cazadoras, entre
en cadera, rodilla y ostiofitosis en vértebras. ellas traumas o fracturas. También muestra los efectos
Entierro 3. Corresponde a un individuo datado en- de una alimentación deficiente, que se manifiesta en
tre 3 010-2 880 cal. AP, de entre 5-7 años de edad, sin el desgaste dental extremo del adulto y en la presencia
tener elementos que nos permitieran evaluar el sexo. de una línea de hipoplasia en los dientes del infante,
En cuanto a la dentición, presentó piezas deciduales trastorno que se ha asociado con la interrupción del
y permanentes. La parte facial tuvo daños posdepo- crecimiento en las etapas iniciales de vida. El δ13C,
sicionales, así como el parietal y temporal izquierdo que expresa la proporción en los huesos entre dos

77
Arqueología 64 • agosto, 2021

fabricación de herramientas. Esto probablemente cau-


só conflictos que desembocaron en enfrentamientos
violentos y que se reflejan en la proliferación de pun-
tas de proyectil, cuya variedad de formas puede hacer
referencia a un reforzamiento del carácter identitario
de esta herramienta.
Por último, encontramos una aparente contradic-
ción entre la datación absoluta (figura 19) y la relación
cronológica que se desprende de la posición de cada
entierro en la secuencia (figura 10). El entierro 3, que
parecería el más antiguo por estratigrafía, es el más
reciente por radiocarbono, aunque cabe señalar que
las tres fechas concuerdan de manera general. Habrá
que esperar los resultados de los estudios sedimento-
lógicos y de todos los materiales arqueológicos para
empezar a entender la complicada historia deposicio-
nal del abrigo.

Consideraciones finales
Las ocupaciones encontradas en el sitio representan
un lapso de tiempo de más de 12 000 años, al parecer
con largos periodos de abandono y con una continuidad
cultural no directa y más bien de carácter genérico,
marcada por afinidades tecnológicas que atestiguan un
pasado compartido. En áreas tan afectadas por la ero-
Fig. 18 a) entierro 2, cráneo; b) entierro 3, y c) entierro 4. sión como la nuestra, la exploración de los abrigos nos
Fotografía de M. Meza M. puede ofrecer secuencias de ocupación más completas
y mejor conservadas, pero hay que considerar que su
isótopos del carbono, el 13C y el 12C, es de alrededor de frecuentación tuvo lugar por periodos normalmente
-9 y es muy similar en los tres individuos. Este valor cortos y con objetivos específicos y diferentes.
indica una dieta mixta con prevalencia de organismos Durante la etapa Clovis es poco común la ocupación
C4, donde la base de la alimentación fueron alimentos de abrigos rocosos, mientras las nuevas poblaciones
vegetales moderadamente duros y fibrosos, probable- que entran al área en el Holoceno temprano parecen
mente gramíneas y cactáceas, lo que es congruente interesarse más en ellos, especialmente para campa-
con el hábitat semidesértico de la región bajo estudio mentos temporales de partidas de cazadores, aunque
(Rebollo, 2015). tampoco se puede excluir su uso ceremonial si algunas
Pensamos que tuvo lugar un estrechamiento del re- de las pictografías rojas pertenecen a esta época. La
pertorio de recursos debido en parte a las condiciones situación vuelve a cambiar a partir del Arcaico medio
ambientales adversas, pero, sobre todo, a restricciones y en el Arcaico tardío, cuando los abrigos se convier-
territoriales impuestas entre grupos colindantes, que ten en lugares para celebrar ceremonias mortuorias.
limitaron recíprocamente el acceso a recursos bióticos, Durante la etapa prehispánica y colonial, nuevamente
comida animal, fibras y combustibles, entre otros, y los abrigos y los paredones rocosos vuelven a albergar
abióticos como el agua y las materias primas para la una gran cantidad de representaciones pictóricas.

Calendar ages
Sample d13C df 14C age d14C 68% 95%
AA lab # MASS F(d13C)
ID value (d13C) BP age confidence confidence

AA107008 X29578 CP_7 0.84mg -9.6 .7002 .0025 2 862 29 -1083 -980 -1119 -931

AA107009 X29577 CP_9b 1.04mg -9.7 .7010 .0025 2 854 29 -1055 -941 -1113 -929

AA107010 X29579 CP_10b 0.83mg -9.2 .6756 .0026 3 150 30 -1492 -1401 -1500 -1311

Fig. 19 Datos de los fechamientos. Modificado de AMS Laboratory, 2016.

78
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

El interés por las cuevas y los abrigos rocosos puede


deberse a preferencias de tipo cultural y a estructuras
específicas de población, en lo que concierne el tamaño
de las unidades residenciales y el patrón de asentamien-
to, aunque también pudieron contribuir los cambios
en el régimen climático que afectaron los gradientes
de temperatura y precipitación. Esto último todavía
es objeto de estudio a escala local, no obstante, ya se
señaló que, en el Arcaico, la costumbre de utilizar los
campamentos más antiguos como fuentes de materias
primas, nos ha hecho poner en duda el recurso del “tipo
diagnóstico” para plantear relaciones políticas, territo-
rialidad y temporalidad.
En este sentido, lo que sí podemos decir del sitio El
Palmar es que una parte de las interacciones cultura-
les locales durante el Arcaico temprano parece tener Fig. 20 Organismos acuáticos asociados con los entierros.
que ver con el parteaguas de la Cuenca de México, por Fotografía del proyecto.
la presencia importante de obsidiana verde de la Sie-
rra de las Navajas que, como ya se dijo, se localiza a paciones en la porción costera central de Veracruz
unos 30 kilómetros al oeste. Sin embargo, también hay desde hace más de 5 000 años (Wilkerson, 1973) y las
elemento de asociación tecnológica con la región de evidencias encontradas en el abrigo tendrían una an-
Metztitlán y de Metzquititlán, en el noreste del es- tigüedad de 3 000 años o mayor; sin embargo, todavía
tado de Hidalgo y, en menor grado, con los valles de no tenemos elementos para proponer mecanismos a
Tehuacán y Oaxaca, con los que la separación se hace efecto de explicar cómo estos objetos llegaron a la sie-
más fuerte desde el Arcaico medio, a juzgar por los rra de Huayacocotla y confirmar su asociación con los
indicadores tecno-tipológicos. entierros o su pertenencia a una etapa anterior.
En cuanto a las relaciones a larga distancia, la ti- Cabe aclarar que la almeja estaba depositada junto
pología y tecnología de las herramientas bifaciales a la pelvis del lado izquierdo del individuo en el en-
Plainview-Golondrina nos remiten al sur de Estados tierro 2, por lo que podría ser un adorno situado a su
Unidos. Por otro lado, los tipos Hoxie y Edén se relacio- costado, o también podría haber estado asociada a un
nan con los de la porción centro-sur y parecen haber entierro más antiguo, que fue destruido en la excava-
tenido un desarrollo independiente de los primeros9 ción de la fosa y del que encontramos varios restos del
(Turner et al., 2011). En ambos grupos tipológicos la cráneo. Por otro lado, el diente de tiburón se localizó
obsidiana es la materia prima predominante, siendo en el sedimento que cubría los restos del entierro 5,
más abundante la verde; sin embargo, se utilizaron alterados por la preparación del fogón prehispánico,
por lo menos dos variedades más: una negra, posible- por lo que no se cuenta con elementos para asociarlo
mente de Zacualtipán y una segunda, gris. con este entierro, aunque seguramente es anterior al
La presencia de organismos marinos en el abrigo fogón y por lo menos contemporáneo a la ocupación
es particularmente significativa: incluso a pesar de su del Arcaico tardío.
escasez, están ampliando el panorama de interaccio- Lo anterior nos lleva a pensar en las fases de pobla-
nes culturales de los grupos que habitaron la zona. miento precerámico, la temprana y las subsiguientes,
El collar de concha del entierro 3 es congruente con no como el establecimiento de una serie de territorios
la explotación de recursos locales, sin olvidar que la con desarrollos autónomos, sino como la conforma-
familia Unionidae se distribuye en toda la vertiente ción de una red de relaciones intra e interregionales a
noreste y sureste de México y hasta el centro-sur de larga distancia, que permitió compartir información y
Estados Unidos. Por otro lado, la almeja y el diente materiales, incluyendo plantas y animales, abriendo el
de tiburón perforados reflejan interacciones a larga camino para la dispersión de rasgos tecnológicos como
distancia, ya que la costa en línea recta está a más métodos de manufactura de herramientas y prácti-
de 130 kilómetros (figura 20). Hay registro de ocu- cas de cultivo. No cabe duda que, por las fechas, la
ocupación que corresponde a los entierros se ubica
en un momento de presencia de sitios de cultivadores
9 En el Valle de Tehuacán, en componentes de las fases El Riego y Coxcatlan aldeanos en varias partes del país, desde la Cuenca de
existen segmentos mediales que pueden ser parte de puntas Eden (MacNeish México hasta el sureste, pero también es cierto que en
et al.,1967). Este tipo de piezas podría ubicarse entre los 10 000 y los 9 000
años. Otro ejemplar en obsidiana verde, claramente refuncionalizado fue re- muchas localidades en el centro-norte persisten gru-
cuperado en una tumba de El Opeño, Michoacán (Oliveros y Cassiano, 2003). pos recolectores-cazadores que, sin ser sedentarios y

79
Arqueología 64 • agosto, 2021

sin utilizar cerámica, manejaron organismos vegetales Bousman, B., y Vierra, B.


con fines ceremoniales, medicinales y/o alimenticios, 2012 Chronology, Enviromental Setting and Views of
como podría ser el caso de esta región. the Terminal Pleistocene and Early Holocene
Para dilucidar la cuestión sobre la alimentación y Cultural Transitions in North America. En
procedencia se están realizando estudios de isótopos Britte Bousman y Bradley Vierra (eds.), From
estables y análisis de fluorescencia de rayos X, de los que Pleistocene to the Holocene. Human Organization
aún no contamos con las conclusiones, pero los ele- and Cultural Transformations in Prehistoric North
mentos de la cultura material asociados parecen hacer America (pp. 1-15). Texas A&M, University Press.
referencia a grupos recolectores adaptados a condicio-
nes de semi-desierto procedentes del noroeste, quizá Cassiano, G., y Álvarez, A. Ma.
de la región de Querétaro-Guanajuato, que durante la 2007 Poblamiento clovis en la región de Metztitlan,
Colonia fueron denominados chichimecas. Hidalgo, México. Arqueología, 36: 7-23. México,
Por último, la dificultad de integrar la información en Dirección de Arqueología-INAH.
niveles explicativos se debe a que la investigación de la 2015 Proyecto la etapa cazadora-recolectora en
etapa prehistórica en México todavía sigue en una fase Veracruz y en México. Informe técnico-parcial,
de acopio de evidencias, de ordenamiento de datos, tan- temporada 2014-2015. Archivo Técnico del
to local como regional, y de construcción de un discurso Consejo de Arqueología-INAH.
de carácter social, aunque en pocos casos se ha ido más
allá del registro de la distribución y “movilización” de Conserva, Ma. Elena, y Byrne, R.
herramientas líticas. Estas tareas se están realizando 2002 Late Holocene Vegetation Change in the Sierra
a pesar del bajo interés institucional y la ausencia de Madre Oriental of Central Mexico. Quaternary
programas de formación de especialistas, lo que ha Research, 58 (2): 122-129. Cambridge University
provocado en el país un atraso teórico-metodológico Press.
y técnico que va a ser difícil de subsanar en el mediano
plazo. Flannery, K.V.
1986 Guilá Naquitz. Archaic Foraging and Early
Agriculture in Oaxaca, Mexico. Ann Arbor,
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80
La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales

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81
Pipas de barro en el registro
arqueológico de la Sierra
María Teresa Muñoz Espinosa
Gorda al nordeste de México
Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH
José Carlos Castañeda Reyes
Universidad Autónoma Metropolitana,
unidad Iztapalapa

Resumen: El presente estudio tiene como objetivo dar a conocer los testimonios de diferentes pipas de barro recuperadas durante las temporadas
de trabajo de campo del Proyecto Arqueológico del Norte del Estado de Querétaro, México. Estos materiales, desde el punto de vista morfológico,
parece que se correlacionan con los de algunas culturas mesoamericanas, como las de la Huasteca y Río Verde. Además, quizá se relacionan también
con ejemplares elaborados principalmente en el área cultural de los Bosques Orientales. Lo anterior contribuye al antiguo y permanente debate
sobre los posibles contactos a través de la costa del Golfo de México entre estas áreas, durante el Clásico y Posclásico mesoamericano. Nuestra meta
consiste en dar a conocer este aspecto de la arqueología de la Sierra Gorda queretana.
Palabras clave: Sierra Gorda, Huasteca, pipas de codo, intercambio cultural.

Abstract: This article has as a basic objective to make known the testimonies of different pottery pipes recovered during the field work seasons
of the ““Proyecto Arqueológico del Norte del Estado de Querétaro, México” (“Northern Archaeological Project of the State of Querétaro, Mexico”).
The evidence is correlated with those of other Mesoamerican cultures, such as those of the Huasteca and Río Verde. In addition, they seem to relate,
also, with other specimens, elaborated mainly in the cultural area of the Eastern Woodlands. This relate to the contacts between these areas in
Mesoamerican Classic and Post Classic times. Our main objective is to present this archaeological aspect about the Sierra Gorda queretana, Mexico.
Keywords: Sierra Gorda, Huastec, elbow pipes, cultural interconnections.

E
l objetivo básico de estas páginas es dar a conocer Además, nuestros ejemplares parecen relacionarse
los testimonios de diferentes pipas de barro re- también, considerando el mismo tipo de análisis, con
cuperadas durante las temporadas de trabajo de algunos elaborados principalmente en el área cultu-
campo del Proyecto Arqueológico del Norte del Estado ral de los Bosques Orientales. Esta última observación
de Querétaro, México (PANQ). Nuestro interés es presen- puede contribuir al debate sobre las posibles interre-
tar estas evidencias arqueológicas procedentes de la laciones culturales a través de la costa del Golfo de
región serrana que, en conjunto con diversos trabajos México entre Mesoamérica y diferentes áreas cultu-
que hemos desarrollado previamente, permitan tener rales al norte del continente americano en las épocas
una visión de la arqueología del área serranogordense. Clásica (200-900 d.C.) y Posclásica (900-1500 d.C.)
En segundo lugar, argumentamos, a partir de un mesoamericanas.1
análisis morfológico, que nuestros materiales ar- Aquí vale la pena recordar la opinión de Medina
queológicos probablemente se correlacionan con los González Dávila (2015: 82-83), quien considera “difícil
de diferentes regiones mesoamericanas, como las de y arriesgado” identificar la “materia prima”, es decir, el
la Huasteca, Río Verde y Balcón de Montezuma, en
esta última con grupos tal vez coahuiltecos con fuerte 1 Una periodización reciente de la historia mesoamericana presenta las si-
guientes etapas histórico-culturales: Preclásico temprano, 2500-1200 a.C.;
influencia huasteca, a decir de Narez (1992:14-15, 40), Preclásico medio, 1200-400 a.C.; Preclásico tardío, 400 a.C.-200 d.C.; Clásico
quien no descarta la presencia pame en esta región de temprano, 200-650 d.C.; Clásico tardío o Epiclásico, 650-900 d.C., Posclásico
Tamaulipas. Tal referencia es importante por el pobla- temprano, 900-1200 d.C., y Posclásico tardío, 1200-1500 d.C. (López Austin
y López Luján, 1996: cuadro 1.2). Considérense tales fechamientos para la
miento de este grupo étnico en nuestra área de estudio argumentación que se presenta a continuación, salvo que citemos textual-
hasta nuestros días. mente la opinión de algún autor.
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

propio tabaco, en el contexto arqueológico, y también y en la región, el tabaco Nicotiana rustica aparece al
el método empleado para consumirlo. Al respecto, po- menos en el 300 d.C., según MacNeish (Puig, 1976:
demos afirmar que, necesariamente, deben realizarse 100). El autor discute que la Nicotiana tabacum, tam-
inferencias a partir del material arqueológico que se bién presente en la zona, es ejemplo de las especies
recupere, contrastándolas con los testimonios histó- tropicales de plantas que muestran una continuidad
ricos en las fuentes primarias disponibles, así como en relativa desde el norte de los Andes, pasando por las
la investigación etnográfica actual, como hace Groark montañas de América Central hasta las sierras mexi-
(2010) en el caso maya chiapaneco. canas, y que puede denominarse “elemento andino”.
Es por ello que lo ideal sería iniciar este artículo La especie Nicotiana trigonophylla es la tercera regis-
haciendo referencia a los datos conocidos sobre el uso trada en el área Huasteca.
del tabaco2 en la América indígena, que el poco espacio De manera particular, en la región serrana en-
disponible impide. Pero sí es importante mencionar, contramos las especies Nicotiana glauca, Nicotiana
aunque brevemente, ciertas referencias al uso de tal plumbaginifolia, tabacum y Nicotiana trigonophylla
planta en las regiones americanas en épocas antiguas, (INE-Semarnap, 1999: 152). Si bien no tenemos un fe-
lo que no es gratuito para nuestro tema. Muestran la chamiento preciso para las mismas, puede suponerse
extensión del uso de la materia prima vegetal que se que tabacum y tabacum trigonophylla habrían sido co-
utiliza en las pipas que estudiaremos. Cabe mencionar nocidas desde la época prehispánica por su aparición
que en esta temática se presenta una diversidad de en la Huasteca. El uso del tabaco en ella, muy segura-
datos y fechamientos que ameritan su inclusión en el mente también para fines religiosos y medicinales, lo
cuadro cronológico comparativo que presentamos al comprueban también las pipas, bien conocidas en su
final de estas páginas. región, a diferencia de lo que ocurre en diversas áreas
Se sabe que el uso más temprano del tabaco (Car- culturales mesoamericanas, en las que parece que el
mody et al., 2018) se ubica en el 1685 a.C., según el uso de la pipa no fue tan común, a decir de algunos
análisis de una pipa procedente del Complejo Mound- autores (West, 1934: I, 107; y Driver, 1969: 92).
ville, Alabama, en el sureste norteamericano. También
se registra su empleo en el periodo Middle Woodland Presentación del tema: las pipas
(100-400 d.C.), en la fase cultual Georgetown (500-700
d.C.) y ha sido reportado en sitios de la confluencia Sobre el instrumento para fumar el tabaco, la pipa,
de los ríos Illinois y Mississippi y también en Ohio, el “lenguaje que oculta para revelar”, el mito, dice
Arkansas y el río Missouri (Sánchez, 1997: 132). En que el “Gran Espíritu” de los indígenas de Nortea-
el lejano oeste, en la meseta occidental, en la cuen- mérica creó la primera pipa para fumar tabaco de un
ca del río Columbia, el testimonio más temprano del fragmento de la “roca-de-piedra-de-las-pipas-rojas”,
uso del tabaco se fecha para 1200 a.C. entre los Nez ubicada en las Great Plains o praderas norteamericanas,
Percé. Las especies que se fumaban eran las nativas y moldeando la piedra tan sólo con sus manos, fumó
Nicotiana quadrivalvis, Nicotiana attenuata y Nicotiana por vez primera el tabaco, lo que proclamó como un
obtusifolia (Tushingham et al., 2018). Otras varieda- símbolo de paz entre los pueblos. Declaró la piedra de
des de la planta, las formas silvestres del tabaco Nico- las pipas propiedad común de todas las tribus para que
tiana tomentosum y Nicotiana sylvestris proceden del de ella hicieran el calumet, la pipa de la paz ceremonial,
Área Andina Central (Perú y Bolivia), y del norte de y ordenó que en su cercanía no se enfrentasen con el
Argentina respectivamente. Por la cuenca amazónica tomahawk ni se escalpase a los enemigos muertos…
pasarían a la zona Caribe, llegando así a los territorios (West, 1934: I, 353). Los indígenas creek del área cul-
arawakos donde Colón conoció la especie Nicotiana ta- tural de los Eastern Woodlands o Bosques Orientales
bacum, derivada de aquéllas. En cambio, la Nicotiana de Norteamérica (concretamente Carolina del Sur) la
rustica se originó en los Andes y se expandió por toda llamaban hitci (Martínez, 1976: 349).
la costa del Pacífico, desde el extremo sur del conti- Black Elk (1863-1950) de los oglala lakotas sioux,
nente hasta el norte americano (Driver, 1969: 87-88). con las adiciones de Neihardt, presenta una signifi-
Nicotiana tabacum y Nicotiana rustica habrían llegado cativa tradición oral acerca del origen de la pipa en
al suroeste y sureste de Norteamérica circa 2500-3500 Norteamérica:
a.P. (Tushingham et al., 2018: 11742).
Cabe mencionar que, en la Huasteca, de la que el Llegó de visita a nuestra Nación, dice el personaje,
área cultural serranogordense forma parte, sus ha- una hermosa mujer que trajo al Jefe una pipa con un be-
bitantes llamaban al tabaco “may” (Tapia, 1767: 84), cerro de bisonte tallado en un lado, lo cual significaba
la tierra que nos mantiene y alimenta, con doce plumas
2 Según Westheim (1953: 3), el nombre viene del náhuatl tlapakkatl, y de ahí de águila colgando de su cánula, atadas con una hierba
deriva el término tlapakko, es decir, “pipa”. que nunca se rompía, lo cual significaba el cielo y las

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Arqueología 64 • agosto, 2021

doce lunas. Entonces, la mujer dijo: “¡He aquí! Con ésta beek, 1954: 242), sino también cáñamo (Fagan, 2000:
ustedes se multiplicarán y serán una buena Nación. Tan 408). El sitio arqueológico más antiguo con testimonios
sólo lo bueno saldrá de ella. Sólo las manos benéficas del uso de la planta en esta región es Smiling Dan en
la cuidarán y lo malo nunca la verá”. Luego la mujer se Illinois (circa 250 d.C.). Pero las pipas tienen orígenes
fue, convertida en un bisonte blanco. Desde entonces,
anteriores al inicio de nuestra era, como vimos ante-
se enciende la pipa y se ofrece primero al Gran Espíritu,
al Abuelo, y a la Madre Tierra, que muestra misericordia riormente. De las diversas áreas culturales septentrio-
para sus hijos… Nos sentamos juntos a fumar la pipa, nales, fue en las Planicies y en los Bosques Orientales
para que sólo exista el bien entre nosotros (Black Elk, donde el tabaco fue más sobresaliente en su importan-
Neihardt y DeMallie, 2008: 2-5). cia y uso, junto con las pipas (Driver, 1969: 92).
En general se acepta que las pipas de la zona de bos-
Fuera del mito, en Norteamérica se ha registra- ques del sureste son básicamente en forma de trompe-
do una gran variedad de formas de pipas que West ta angular, con cazoletas zoomorfas o representando
(1934: I, 127-129) registra con detalle. Por su forma, vasijas en miniatura, rasgos que comparten con los
menciona las pipas tubulares; las pipas monitor (con iroqueses septentrionales (Wissler, 1922: 265, 267).
base alargada y cazoleta redondeada, con múltiples En la región Adena, las pipas tubulares son un rasgo
variantes); las pipas efigie (antropo o zoomorfas); las muy distintivo de los entierros que se encontraron,
pipas de codo o rectangulares (elbow pipes); la pipa formadas de barro y de piedra de silicato muy fino (Fa-
ovoide; la pipa en forma de lente; la pipa que semeja gan, 2000: 410), y son prueba del temprano uso de la
una quilla; la pipa disco; la pipa vaso; la pipa con asa; Nicotiana rustica en la zona al menos desde 100 a.C.
la pipa con cánula convexa; la pipa doble conoidal; la (Lepper, 2010: 9). Cabe mencionar que Lepper actua-
pipa trapezoidal; la pipa tipo grano de café; las pipas liza las fechas para el desarrollo de la cultura Adena,
de cánula larga. ubicándolas del 1 000 a.C. al 100 d.C. Cita dos fecha-
También las clasifica por su utilidad principal, cere- mientos recientes, con carbono 14, de artefactos loca-
monial básicamente: las circulares de la paz, es decir, lizados en el Adena Mound, que registraron el año 40
el Calumet o “Pipa de la paz” propiamente dicha, que a.C. y el 140 d.C. (Kent, 2014: 2).
es una típica pipa de codo con una cánula muy larga También en el valle superior del río Ohio, entre los
(Driver, 1969: 93). Y también la pipa de boda. Hopewell, son típicas las pipas de plataforma fabrica-
A su vez, las diferencia por el material con que se das de piedra y localizadas desde el oeste del estado de
producen. Así, menciona la pipa de barro, y también Nueva York hasta Wisconsin, Iowa y Hardin County,
las pebble pipes, que el autor considera hechas con gui- Illinois. Un fechamiento reciente para esta cultura la
jarros, tal vez por no haber otro material a la mano. ubica entre los años 1-500 d.C. (Jarus, 2017: 2).
Estas últimas son abundantes en las colecciones nor- De hecho, en los Bosques Orientales el uso de las
teamericanas, si bien se les da poca atención. pipas se asociaba a una jerarquía social elevada, propia
Asimismo, se diferencian por la zona de la que pro- de los jefes clánicos, siendo común que se les enterrase
ceden; por ejemplo, las de la Northwest Coast o Costa con ellas (Fagan, 2000: 415, 420, 436-437; Jennings
Noroeste. O bien, hace referencia al grupo indígena y Norbeek, 1954: 234-235). Driver (1969: 93) señala
que las utilizó. Tales son las pipas iroquesas o la pipa que se empleaba con fines curativos, para sellar todo
Mi’kmaq o Micmac, algonquina, todavía en uso ac- tipo de contratos o tratados entre las tribus, como pa-
tualmente. saporte de los “embajadores” durante sus recorridos,
Driver (1969: 91) simplifica esta clasificación ha- para invocar la lluvia o el buen tiempo durante los
blando tan sólo de pipas tubulares o rectas y pipas de viajes, y lo más importante, en las ceremonias para
codo, las primeras más antiguas que las segundas, al establecer tratados de paz entre las tribus, como ya
menos en las regiones septentrionales. explicábamos. Estos ejemplos nos muestran su valor
A pesar de su fragilidad, las pipas en la arqueología, simbólico, muy notable, entre los indígenas de Nor-
a causa de que los estilos cambiaron frecuentemente, teamérica, sobre todo en el suroeste, las Planicies y
son muy apreciadas por la temporalidad que puede los Bosques Orientales. De hecho, el tabaco ha sido
inferirse de ellas (Griffin, ed., 1964: fig. 191). Las más llamado la “hierba embajadora” (Davis, 2017) por su
antiguas parecen ser las rectas o tubulares de piedra, importancia en las interrelaciones entre los indígenas
como lo comprueba su uso muy extendido y su apa- de Norteamérica, y por consiguiente, la pipa, es fácil
rición en todos los contextos arqueológicos y niveles suponer, compartiría su importancia al respecto.
estratigráficos antiguos y recientes. Es el prototipo Nos parece claro que el binomio tabaco-pipa es fun-
de las pipas de la Costa Noroeste, hechas de madera damental, por consecuencia, para los indígenas del
(West, 1934: I, 134) continente, temática en la que no es posible profun-
En el sureste del hoy Estados Unidos, la pipa servía dizar más en este trabajo. Recordemos tan sólo uno de
para fumar no sólo Nicotiana rusticum (Jennings y Nor- los testimonios más interesantes respecto del uso del

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Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

tabaco, que además ilustra el empleo de la pipa entre soamericana y la región Sureste de Norteamérica. Los
los indígenas de Norteamérica. Es el del explorador de contactos e influencia cultural mutua entre ellas pa-
Canadá, Jacques Cartier (circa 1535), que hablando de los recen indudables, por lo que de ninguna manera acep-
indígenas del río San Lorenzo, dice: tamos que las diversas propuestas que comentamos
discutan tan sólo “rasgos aislados” producto de una
También cultivan cierta clase de planta, de la cual en interpretación propia de un difusionismo trasnochado.
verano hacen gran provisión para todo el año, y la tienen Se habla, en cambio, de contactos económicos, cultu-
en gran estima, y sólo los hombres la usan, y primero la rales o de diferente tipo, perfectamente posible entre
secan al sol, y la ponen en pequeñas bolsas de piel que regiones o áreas vecinas y conectadas por tierra (la
se atan al cuello, y usan una pieza agujerada de madera o Llanura Costera del Golfo), por ríos o por mar, a través
piedra como una pipa, y entonces cuando les place hacen del Golfo de México, en donde la navegación costera
polvo de la hierba y lo ponen en uno de los extremos de la es también factible.
Corneta o pipa, y acercan fuego a ella, y del otro lado in- En estas páginas, sin que sea nuestro objetivo prin-
halan tanto tiempo, que llenan sus cuerpos con el humo, cipal, esperamos contribuir a dicho debate, discusión
hasta que viene a salir por su boca y narices como sale que consideramos todavía abierta. En las páginas si-
el humo del tonel de una chimenea (Cartier, 1986: 276). guientes citaremos más autores y evidencias en torno
a esta temática, que no puede seguirse rechazando sin
Además de su importancia ceremonial, las pipas más, pero en nuestro caso, en relación con las piezas
eran objetos que se intercambiaban hasta en grandes arqueológicas serranogordenses.
distancias en el propio sureste, dentro del marco de
las rutas de intercambio de los Hopewell (Fagan 2000: Origen del uso de las
425, 434, 436). pipas en Mesoamérica
Lo último que comentamos se liga con el problema
de la difusión de rasgos culturales entre las diversas Sobre este aspecto encontramos visiones diversas, y
regiones culturales americanas, posibilidad que es dis- hasta contradictorias, entre los autores que se han ocu-
cutida ampliamente en diversos trabajos de la obra pado del asunto. Veamos algunas de las principales
editada por Jennings y Norbeek (1954). Véase espe- propuestas al respecto, que también incluimos en el
cialmente el artículo sobre el sureste de Norteamérica cuadro cronológico final. Los sitios arqueológicos que
de Sears (1964) que Bernal (1964: 565) resume: “Sears, se mencionan aparecen en la figura 1.
quien nos presenta un panorama muy entendible del
sureste de los Estados Unidos, también piensa que los
grandes desarrollos en cerámicas en esa área pocos
siglos antes del inicio de la era cristiana, al igual que el
montículo-templo, y tal vez el ‘Southern cult’ [‘Com-
plejo Ceremonial del Sureste’] indican influencias me-
soamericanas”.
También Soustelle (1967: 105-106) señala que, en
particular, el área de los Mound-builders de la cuen-
ca del Mississippi parece tener contactos con la zona
Huasteca, lo cual se manifiesta en motivos iconográ-
ficos asociados con la Serpiente Emplumada, como los
que aparecen en los objetos de concha de la cultura
Etowah de Georgia, que además son afines estilísti-
camente a los correspondientes de la Huasteca. Asi-
mismo, observa que armas como un garrote en forma
de cimitarra son representados en los mismos obje-
tos de concha. En suma: “No hay duda que hubo al
menos esporádicos contactos entre los Huaxtecos y
los indígenas del sur de los Estados Unidos, tal vez
sustentados por medio de botes que navegaban a lo
largo de la costa del Golfo de México, y que los motivos
decorativos y simbólicos llegaron aún más lejos, a lo Fig. 1 Distribución de los sitios principales que se mencionan
largo de la costa y los sistemas fluviales”. en esta sección. El número 41, en San Luis Potosí, corresponde
En una obra más reciente (White, ed., 2005) se dis- a la ona Arqueológica de Electra. SG se refiere a nuestra
cute ampliamente la interrelación entre la zona me- región de estudio (Solanes y Vela, 2000: 46-47).

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Las pipas de San Antonio Nogalar, Tamaulipas en el centro de México (Porter, 1948: 227-228). Por su
(Stresser-Péan (1977: 229-232), son más antiguas, to- parte, Wilkerson (2005) defiende la idea de contactos
das son tubulares rectas como las de la cultura Adena, marítimos por la costa del Golfo entre Mesoamérica y
que están entre las primigenias de América del Norte la región de Bosques Orientales, otra posibilidad para
(Jennings y Norbeek, 1954: 236). Ya vimos que la Ade- este intercambio cultural.
na, datada entre el 1000 a.C. hasta aproximadamente Braniff (1992: 12-13) también opina sobre el proba-
el 100 d.C., usó el tabaco en la fecha más temprana en ble origen del uso de las pipas en Mesoamérica:
esta zona, al menos desde el 100 a.C. Sería, entonces,
la época de su llegada a Mesoamérica. Durante el Horizonte Clásico (150 d C.-900 d C.), las re-
Se puede pensar que las pipas en barro son copia de giones de Río Verde, la Sierra de Tamaulipas y la Sierra
modelos norteamericanos arcaicos en piedra. Piezas Gorda de Querétaro, muestran afinidades con culturas
análogas en piedra pómez estaban en uso entre los nó- del Golfo y con Teotihuacan […] Esta región nororiental
madas de la embocadura del río Grande. Las primeras muestra algunas conexiones con las culturas del Sureste
pipas mesoamericanas pudieron haber sido tubulares de los Estados Unidos, de donde se importó la idea de
rectas, pero esta forma habría sido abandonada a fa- hacer pipas de piedra que son únicas en Mesoamérica.
vor de la de codo, como prueba el ejemplar localizado Las pipas de barro aparecen también en esta época en
cerca, pero afuera todavía, de San Antonio Nogalar. Río Verde.4
También es posible que la pipa haya sido introducida
vía costa del Pacifico a partir del suroeste del actual Por otro lado, en el sitio de Balcón de Montezu-
Estados Unidos.3 ma, en Tamaulipas, se localizaron fragmentos y pi-
Considerando lo anterior, una fuerte posibilidad es pas completas en barro en distintos estilos y formas,
que, del área cultural de Bosques Orientales, la pipa entre ellas tubulares simples, de cazoleta con soporte
probablemente llegó a México por difusión, como pro- cónico, circular sencilla y plataforma. Con base en las
ponen Du Solier y colaboradores (1947:15-32), Krie- comparaciones tipológicas, Narez (1992: 32, 82-122)
ger (1944: 271-288), Griffin (1971: IV, 111-130), Por- expresa que el poblamiento del lugar pudo presentarse
ter (1948: 213) y Delgado (1958: 31), y que el propio hacia mediados del Clásico (600 d.C.) y haber conti-
Stresser-Péan acepta (1977: 231-232), señalando que nuado hasta el Posclásico (900-1500 d.C.).
la forma tubular recta más antigua se abandonó luego Para Porter (1948: 219), en cambio, las pipas apa-
por la de codo. recen en Sinaloa alrededor del año 1000 d.C., y en la
Esta hipótesis parece confirmarse por el descubri- Huasteca y Michoacán aproximadamente en el año
miento, en el norte de México y región de Río Verde, de 1200 después de Cristo.
pipas de piedra importadas de la cuenca del Mississippi. Como se ve, el asunto sobre el origen de las pipas
Se trata casi siempre de estilo de codo y parecen ser mesoamericanas se presta a una polémica que aún no
del Posclásico (900-1500 d.C.) o, si acaso, del Clásico se resuelve, sobre todo en el caso del inicio de la tem-
final (650-900 d.C.). De hecho, en la zona de Ohio las poralidad de su uso, que podría ir desde el Preclásico
pipas parecen evolucionar de las del estilo de plata- tardío (400 a.C.-200 d.C.) hasta el Posclásico temprano
forma a las angulares o de codo (Jennings y Norbeek, (900-1200d.C.).
1954: 247). Que las pipas fueron, aparentemente, una influen-
Para Heldman (1971: 169), Río Verde fue la primera cia norte-sur parece claro. Empero, Orr (1964: 254)
localidad mesoamericana a donde llegaron las pipas, establece que, al menos en el área Caddo, y en etapas
“en tiempos muy tardíos del Clásico”, es decir, el Epi- tardías (1200-1500 d.C.), se observan “continuas in-
clásico (650-900 d.C.). fluencias de Mesoamérica que se reflejan en nuevos
MacNeish (1947: 10-11) cree en la posibilidad de una tipos de pipas y vasijas de cerámica”. Es una referencia
ruta de contacto con Tamaulipas, pasando por la par- sobre la que vale la pena reflexionar.
te central de Texas hasta los Bosques del Sureste de
Norteamérica. Basándose en los tepalcates huastecos
encontrados en el área tamaulipeca, piensa que se usó 4 Braniff (1992: 61) menciona que es interesante recalcar que la posición
esta ruta entre los siglos IX y XIV de nuestra era. La pipa estratigráfica de las pipas del sitio de Electra, San Luis Potosí, de la fase San
pudo haber sido traída por dicha ruta hacia principios Luis, permite ubicarlas en el Clásico (200-900 d.C.) y por consiguiente son
más antiguas aquí que en el resto de Mesoamérica. Es una línea de investi-
del periodo que sugiere este autor y ya estar bien di- gación que no podemos retomar aquí por centrar nuestro tema en la región
fundida para el año 1100 d.C., cuando se le encuentra noreste de Mesoamérica. Tampoco abordamos, conscientemente, el empleo
de las pipas en diversas áreas culturales, fundamentalmente la zona maya y
el Occidente de México. Sobre algunos casos de pipas procedentes de Guana-
3 El análisis de esta posibilidad excede los límites de este trabajo. Un es- juato, vid. Nieto Garmiño (1993-1994). Opinamos que sería importante que los
tudio reciente, muy completo sobre su tema, si bien de etapas muy tardías especialistas sobre tales regiones hiciesen un estudio particular que actua-
para nuestro propósito, básicamente del 1450 a 1700, es el de Davis (2017). lizase la información clásica de Porter (1948) sobre este importante tópico.

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Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

Tipos de pipas y sus hallazgos en o zoomorfa. De hecho, de la Huasteca proceden las


sitios del noreste de México únicas piezas con efigie humana y dos soportes. Fi-
nalmente, son ejemplares tardíos que corresponden a
También en este caso concreto encontramos algunas la fase Pánuco V (900-1250 d.C.) de Ekholm.
discrepancias entre los autores que deben citarse. Porter (1948: 191-193) expresa que, con pocas ex-
Porter (1948: 186-189), quizá la principal especialis- cepciones, todas las pipas de la Huasteca son de barro
ta respecto de las pipas en Mesoamérica, las clasifica y presentan un tipo angular, además de que datan del
en tubular modelada, tubular angular intermedia y an- periodo Pánuco V, es decir, son contemporáneas de la
gulares o de codo (elbow pipe), esta última con nueve etapa Tula-Mazapa del Centro de México.5
variantes, entre ellas las llamadas de plataforma. En Para Heldman (1971: 168-169), la típica pieza huas-
el área de Tamaulipas se han localizado piezas de los teca es de codo, de temporalidad posclásica (900-1500
tres tipos: las de forma tubular, las angulares o de codo d. C.), y se asocia con una posible influencia tolteca en
sencillas sin soporte, y las de plataforma. Todas ellas esa área, por lo que no cree que la costumbre de fumar
parece que se relacionan directamente con el noreste tabaco en pipa llegó a la Huasteca de la región de Río
de México. Revisemos brevemente las características Verde, San Luis Potosí, en donde, además, la mayor
de cada tipo, citando ejemplos concretos. parte de los ejemplares descubiertos por el autor son
Stresser-Péan (1977: 229-232) encontró en San An- de plataforma.
tonio Nogalar, Tamaulipas, una pipa recta tubular y En Río Verde, Michelet (1996: 342-345, figs. 122-123
sobre el tubo se observa decoración en relieve en forma y 124a y b) encontró numerosas pipas rectas o tubu-
de “S” aplanada, cuyas curvas sobresalen ligeramente lares y sobre todo acodadas. Los lugares donde se han
del tubo en la parte estrecha. La decoración representa descubierto las tubulares están bastante alejados unos
seguramente una serpiente, como ocurre en ejemplares de otros e hicieron su aparición en varios puntos de
provenientes de la región de Rayón cerca de Río Verde, esta localidad, desde la fase Pasadita (250-500 d.C.)
en San Luis Potosí. Se suponía que el tabaco provocaba y continúan siendo utilizadas en la fase Río Verde A
parálisis en los ofidios, lo cual todavía se cree entre los (500-700 d.C.), para desaparecer posteriormente. Por
indígenas de la Huasteca. Las pipas de San Antonio otra parte, las piezas acodadas con cazoleta cónica pe-
Nogalar son muy antiguas, como ya vimos, y de forma queña aparecen probablemente en la fase Río Verde
tubular recta. Empero, los hallazgos de piezas tubula- A, pero son muy características en la fase Río Verde B
res rectas en México son muy raros. (700-1000 d.C.).
En diversas áreas de la región Noreste se conocen De esta misma área proceden pipas de gran varie-
pipas casi siempre de codo principalmente posclásicas. dad y de clara filiación con el sureste de Norteamérica.
La excepción para la temporalidad la marca, para la Delgado (1958: 11) reporta piezas de Cueva Vetada, en
Sierra de Tamaulipas, MacNeish (1958: 209), quien las el municipio de Río Verde, al noreste de la entidad, y
encontró de codo en la fase Ocampo, correspondiente en clara relación con Tamaulipas, que corresponden a
a la época clásica (200-900 d.C.), pero diversos restos los tipos Monitor, con asa, angulares, de plataforma y
de cánulas se ubicaron en el Posclásico (900-1500 d.C.). tubulares. Para el autor reflejan influencia Hopewell
En la Huasteca, Ekholm (1944: 474-476) describe nu- y Caddo. Los fechamientos relacionadas con estas cul-
merosas piezas (figura 2), todas de codo y posclásicas, turas son: para la primera del 1 al 500 d.C. (Jarus, 2017:
una de ellas antropomorfa, y señala un rasgo común 2) y para Caddo del 100 al 800 d.C. (Orr, 1964: 239).
entre las de la Huasteca y las de Michoacán: una pro-
tuberancia perforada. Sin embargo, Porter (1948: 220) Las pipas como materiales
señala que la característica más llamativa, en ambas
arqueológicos de la Sierra Gorda
regiones, es la presencia de los dos soportes. La autora
(Porter, 1948: 193), retomando básicamente a Ekholm, Cabe mencionar que nuestro proyecto se enfoca al es-
resume los rasgos generales de las pipas huastecas: son tudio del área comprendida aproximadamente entre
básicamente angulares, con pocas excepciones; algu- las coordenadas 21°00’00” a 21°36’25” latitud norte y
nas de piedra tubulares se relacionan con la región Ca- de 99°03’03” a 99°44’09” de longitud oeste al norte
ddo en Norteamérica, en el área del Mississippi. De del estado de Querétaro, en la región conocida como
hecho, el origen de las pipas en Mesoamérica pudo ser, Sierra Gorda (figura 3). El trabajo de investigación ha
como ya decíamos, la última región citada, de donde permitido la localización de 161 asentamientos pre-
llegó su influjo al área de San Luis Potosí-Tamauli- hispánicos, entre los que encontramos desde grandes
pas, según Griffin (1971: 129). La pipa angular presen-
ta diversas variantes: puede tener pequeños soportes o
5 Este periodo lo fecha Noguera (1975: cuadro 16 frente a p. 522) entre el
plataforma, contar con una protuberancia como con- 900 y el 1050 d.C. Correspondería al Complejo Tollan (circa 900-1150/1200
tinuación de la cazoleta, o sugerir una figura antropo d.C.) de Cobean (2007: IV, 61).

87
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 2 Pipas de la Huasteca,


tomadas de Ekholm (1944: 475).

sitios de tipo urbano con elementos de arquitectura xico, con base en el estudio de restos arqueológicos y
religiosa, hasta espacios fortificados, con materiales de las fuentes históricas y etnográficas disponibles.7
arqueológicos diversos, como cerámica, utillaje lítico, Puede citarse como un antecedente de los mate-
artefactos de piedra y concha.6 riales de pipas localizados en nuestra área de inves-
Uno de los objetivos principales del PANQ consiste tigación, los hallazgos de Franco (1970: 31, lám. 37),
en determinar las secuencias culturales que caracte- que encontró cuatro fragmentos de piezas rectas orna-
rizaron la región durante la época prehispánica, con mentadas en cerámica negra, provenientes de las mi-
base en el estudio de los testimonios arqueológicos. nas del Soyatal, municipio de Peñamiller, en el actual
Con ello estableceremos una cronología precisa para Querétaro. El material cerámico de estas minas, según
el desarrollo histórico y cultural del norte quereta- opinión del autor, por las semejanzas de algunos de
no. Además, se busca estudiar las sociedades prehis- sus tipos (Anaranjado soyatal, Rojo teotihuacanoide,
pánicas del área y las relaciones entre los diversos Negro teotihuacanoide) con materiales teotihuacanos,
grupos que tuvieron contacto con ellas, procedentes podría datarse, por tanto, en la época clásica (Franco,
de la Mesoamérica antigua, como ejemplo de un rico 1970: 27-31), idea que se refuerza por el fechamiento
intercambio cultural entre pueblos provenientes de con carbono 14 de algunos textiles, que correspondie-
varias regiones del continente americano, que aparen- ron al final de la misma etapa (Weitlaner, 1970: 38).
temente se relacionaron también con nuestra área de Durante los trabajos de investigación del proyecto,
estudio. En última instancia, nuestro proyecto intenta de 1990 a la fecha, hemos encontrado diversos mo-
hacernos comprender los procesos de cambio social y delos de pipas (48 en total), entre piezas completas y
desarrollo histórico de esta región del noreste de Mé- fragmentos, procedentes de los sitios que se ubican en
la figura 4. Comentaremos a continuación algunos de
estos materiales, analizando sus características mor-
6 En Muñoz y Castañeda (2015: 48-74) presentamos una jerarquización de
los sitios arqueológicos serranogordenses detectados en el proyecto. Ahí de-
fológicas, para poder comparar nuestros materiales
finimos a un centro urbano como las unidades de investigación de mayor con los procedentes de distintas zonas mesoamerica-
relevancia, que podrían definirse a partir de la integración que muestren sus nas y, en algunos casos, de áreas culturales septen-
diversos componentes. Son sitios con más de sesenta estructuras, con arqui-
tectura monumental que se manifiesta en basamentos piramidales, canchas
trionales del continente, considerando la posibilidad
para el juego de pelota, patios hundidos, plazas bien definidas que parecen
constituir espacios urbanos claros, planificación con base en elementos as- 7 Por cuestiones editoriales en cuanto a la extensión permitida para el pre-
tronómicos y jerarquización de las áreas internas del sitio, verificadas a través sente artículo, no es posible profundizar en otros aspectos de la cultura y la
de plataformas y escalinatas para el control de paso, espacios especializados historia de la región serrana. Remitimos a los lectores interesados a los libros
y bien definidos para el intercambio, entre otros aspectos. y artículos de nuestra autoría que se citan más adelante.

88
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

Fig. 3 Mapa del territorio serranogordense. Fuente: INEGI, 1986 (retoque: Omar Sevilla Velázquez, 2020).

de que exista una interrelación cultural a través de la (200-900 d.C.). Se localizó en el conjunto 6, pozo 5,
costa del Golfo de México, como ya hemos dicho. capa 3 (figura 6). Este conjunto parece ser el centro
Procedente del sitio más notable de la porción no- rector y habitacional del sitio, como parece despren-
reste de la Sierra, Lan-Ha’, se localizó en contexto de derse de la prospección de superficie y la excavación
excavación (conjunto 6, pozo 1, capa 2) una pipa de que hemos realizado en este mismo, y de que damos
estilo huasteco muy evidente (figura 5). Corresponde cuenta en Muñoz y Castañeda (2014).
al tipo serrano Conca rojo pulido (Muñoz, 2007: 119- Morfológicamente, este material puede identificarse
124), que está datado en el Clásico (200-900 d.C.). 8 también con un tipo de Handle Pipe muy similar a los
El ejemplo similar es de Ekholm, que lo ubica como ejemplares que explica e ilustra West (1934: I, 216-217;
procedente del sitio Pavón, pero no de contexto de II, lám. 131), confeccionadas de esteatita y procedentes
excavación (figura 1H). Son similares por la forma de Wisconsin (Milwaukee Public Museum) (figuras 7
de los soportes y el ángulo de inclinación de ambos y 8). En nuestro caso, el soporte o asa presenta una
ejemplares, con una coloración equivalente, que en el decoración acanalada.
ejemplo huasteco es Las Flores Red-on-buff (Ekholm, Este ejemplar, tal vez una pipa de tubo-angular,
1944: 475). Puede plantearse que es otro testimonio corresponde al tipo Tancoyol café/negro pulido (Mu-
que ilustra la presencia de la cultura huasteca en ñoz, 2007: 128-133) del Clásico (200-900 d.C.) mesoa-
nuestra área de estudio, temática que ya discutimos mericano (figura 9). Su forma no es muy clara, pero
en Muñoz y Castañeda (2013) y que no es posible re- recuerda una pieza procedente del sitio de Balcón
tomar aquí. de Montezuma, en Tamaulipas, y que ilustra Narez
Se localizó el fragmento de una pieza, probable- (1992). Es muy semejante a los materiales que Porter
mente un soporte cónico del tipo Conca rojo pulido (1948: lám. 11) también ilustra como procedentes de
(Muñoz, 2007: 119-124), que corresponde al Clásico Michoacán (figura 10). Nuestro ejemplo presenta lo
que parece ser el cuerpo de la pipa, faltándole tan sólo
el remate, quizá con la cazoleta. Sería una pieza de
8 El fechamiento relativo de nuestros tipos cerámicos se basa en la com-
paración tipológica con materiales procedentes de distintas áreas culturales tubo, muy rara en el contexto mesoamericano, como
mesoamericanas. ya hemos comentado.

89
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 4 Localización de pipas en diversos asentamientos prehispánicos en la Sierra Gorda queretana: 04, Las Pilas; 18, La Calera; 24,
Rincón del Mezquite; 78, Los Cuisillos; 100, Cuisillo del Barrio; 147, Lan-Ha’; Tilaco (localidad moderna) (elaboró: Muñoz Espinosa,
2019, retoque del dibujo: Omar Sevilla Velázquez, 2020).

Fig. 5 Pipa de claro estilo huasteco procedente del sitio Lan-


Ha’, que es la zona arqueológica más relevante de la porción
noreste de la Sierra Gorda (fotografía de los autores). Los auto-
res agradecen al Mtro. Javier Guzmán Guajardo (Laboratorio de Fig. 6 Aparente soporte cónico de una pipa localizada en el
Historia, UAM -I) por la digitalización y ajuste de las fotografías asentamiento Lan-Ha’. Podría tratarse también de una Handle
de los materiales arqueológicos serranos. Pipe (fotografía de los autores).

90
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

Fig. 7 Ejemplo de Handle Pipe hecha de esteatita. La estudia


Fig. 9 Probable pipa de tubo-angular procedente de Lan-Ha’,
originalmente est 1934: II, lám. 131, fig. 1, sin asignación de
pozo 4, capa 3 del mismo conjunto 6 (fotografía de los autores)
temporalidad). Se reproduce gracias al amable apoyo de la
(dibujo: Pablo Hernández Aparicio).
profesora Dawn Scher Thomae, curadora de antropología de las
colecciones del Milwaukee Public Museum (núm. de catálogo
2410; se publica con la amable autorización del museo).

Fig. 8 Un ejemplo más de Handle Pipe. También de esteatita


est, 1934: II, lám. 131, fig. 6. El autor tampoco le asigna
temporalidad). Se reproduce gracias al amable apoyo de la
profesora Dawn Scher Thomae, curadora de antropología de las Fig. 10 Pipas procedentes de Michoacán en la colección del
colecciones del Milwaukee Public Museum (núm. de catálogo Museo Nacional de Antropología, México. Los especímenes A y
13957; se publica con la amable autorización del museo). B se asemejan a nuestro tipo serrano (Porter, 1948: lám. 11).

91
Arqueología 64 • agosto, 2021

Un fragmento de cánula de una pipa aparentemen- encontramos en excavación en el sitio Las Pilas. Es
te tubular procede de la zona arqueológica Las Pilas, del tipo Conca rojo pulido, que corresponde al periodo
del Municipio de Jalpan de Serra, cerca del poblado de Clásico (200-900 d.C.) (Muñoz, 2007: 119-124) (figura
Tancoyol, del pozo 1, extensión 1, capa 4. Es un tipo 12). Se parece por su forma a un ejemplar que procede
Conca gris alisado doméstico con decoración incisa, de la fase Wilmington y del sitio Deptford de Georgia,
periodo Clásico (Muñoz, 2007: 106-107). Por su forma etapa Middle Woodland, circa 600-950 (Griffin, ed.,
puede relacionarse, también, con las pipas tubulares 1964: fig. 171B). Esta fase está representada por sitios
que estudia Stresser-Péan (1977: 229-232) en San Anto- costeros. El espécimen fue localizado en un entierro
nio Nogalar, Tamaulipas. Pero también se parece, por (figura 13). Caldwell (1964: 316-317) señala que la ce-
su decoración de muescas, a un ejemplar del Hillsboro, rámica del periodo parece haber sido producto de la
Focus, de Carolina del Norte (Griffin, ed., 1964: fig. llegada de rasgos nuevos en la zona, difundidos tal vez
166J) (figura 11). Es una pipa tubular de barro del pe- de zonas septentrionales, lo cual no puede asegurar-
riodo Late Mississippi (1450-1700), con la característica se. Las influencias llegadas por la Llanura Costera del
decoración de muescas de este sitio, lo que constituye Golfo de México no deben pasarse por alto tampoco.
el aspecto básico que nos interesa resaltar aquí. Cabe mencionar que inicialmente presentamos esta
Coe (1964: 311), quien excavó el sitio de referencia, pieza en forma de Armadillo (Dasypus novemcinctus)
dice que se distingue por la fuerte influencia mesoa- como un probable instrumento musical (Muñoz y Cas-
mericana, que se manifiesta en formas de entierros tañeda, 2018) (figura 14). Nuevas consideraciones nos
con pozo y cámara, desconocidos en la zona de Caro- llevaron a concluir que no es un silbato zoomorfo. Con
lina Piedmont, pero que parecen mostrar ascendientes ello se abre la probabilidad de estudiarlo como una
de centro o Sudamérica. Parece que se refiere a las posible pipa de barro.
típicas tumbas de tiro, características del área andina Así, recuerda un ejemplar que ilustra Heldman (1971:
central y del área intermedia sudamericanas, pero pre- 168-169, fig. 124A) de procedencia desconocida pero que
sentes asimismo en el Occidente de México (Hernán- el autor relaciona con materiales del Complejo Ceremo-
dez, 2010). Igualmente dice que se observaron, en un nial de la Media Luna, en San Luis Potosí. Pero también
área de Carolina del Norte, montículos piramidales se parece a las efigies de animales con perforaciones del
asociados al Plaza Complex, que parece ser un claro tipo de las observadas en el Complejo St. John (Griffin,
influjo meridional llegado vía Texas (Griffin, 1964a: ed., 1964: fig. 184N y P) en la península de Florida, del
361). Empero, los indígenas siouxanos que se desarro- periodo Mississippi Late Woodland, circa 1200 d.C., que
llaron en Hillsboro son muy tardíos (siglos XVI-XVII) se asemejan (figura 15 A-B) al ejemplar serrano, que co-
(Coe, 1964: 310-311), pero pudieron reflejar tradiciones rresponde al tipo cerámico Conca rojo pulido del Clásico
más tempranas llegadas a la zona previamente. (200-900 d.C.) (Muñoz, 2007: 119-124).
La validez de estas observaciones, en todo caso, de- A decir de Griffin (1964c: 331), el Complejo St.
pende de la posibilidad de aceptar los contactos entre John refleja influencias de Mississippi y del llamado
áreas culturales, como discutíamos anteriormente. Southern Cult, es decir, de Mesoamérica. El autor
También encontramos lo que parece ser una cánula del hallazgo, Clarence B. Moore (1894: 69-71) señala
con la cazoleta rota de una pipa de plataforma que que las piezas de cerámica en forma de animales con

Fig. 11 Cánula de una pipa aparentemente tubular del sitio Las Pilas. Es un tipo Conca gris alisado doméstico con decoración
incisa, periodo Clásico (Muñoz, 2007: 106-107) (fotografía de los autores) (dibujo: Pablo Hernández Aparicio). A la izquierda, abajo,
ejemplar de Hillsboro, ocus, de Carolina del Norte Griffin, ed., 1964: fig. 166J .

92
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

Fig. 12 Pipa procedente del asentamiento


Las Pilas, pozo 1 capa 4 (fotografía de los
autores).

Fig. 13 Pipa angular localizada en el sitio Deptford de Georgia,


etapa Middle Woodland, circa 600-950 d.C. Griffin, ed., 1964:
fig. 171B , característico tipo costero.

Fig. 14 Pipa zoomorfa. Colección particular procedente del poblado de Tilaco (fotografía de los autores)
(dibujo: Pablo Hernández Aparicio).

93
Arqueología 64 • agosto, 2021

perforaciones, que localizó en el Thursby Mound, no


se reportan para la zona en Estados Unidos, pero sí se
localizan al sur, en México. Su observación nos parece
muy pertinente para el caso que tratamos aquí, que
además permite pensar en una influencia del sur hacia
el norte, por la disparidad de fechas que se consignan.
Cabe mencionar que una de las pipas de barro loca-
lizadas en el sitio Dunn’s Creek Mound, en el mismo
Complejo St. John, muy raras en su localización en el
área, parece mostrar una decoración zoomorfa (cabeza
de pato) (Moore, 1894: 13-15) (figura 15C). Es, por tan-
to, una aparente tradición de elaboración de figurillas
o decoraciones zoomorfas que podría haberse exten-
dido entre las áreas contiguas a la costa del Golfo de
México, entre ellas la Sierra Gorda, en estrecho con-
tacto con las regiones costeras a través de la Huasteca
(Muñoz y Castañeda, 2013).
Al respecto, es importante recordar la opinión de
García Payón (s.f.), quien dice que las pipas huaste-
cas “acodadas”, decoradas con elementos zoomorfos,
parecen ser copias de las halladas en los montículos
de Spiro, al suroeste de Arkansas. En la Huasteca co-
rresponden a la fase Pánuco VI del Posclásico tardío.
Sería un ejemplo de la manera en que pasó la influen-
cia huasteca al sureste norteamericano, como se ve
también en los pectorales de concha localizados en
Georgia y Arkansas.
Esta pieza la identificamos provisionalmente como
un “silbato de la muerte”, ya que luego pudo determi-
narse su naturaleza, una pipa. El ejemplar corresponde
al tipo cerámico Tancoyol café pulido del Clásico (200-
900 d.C.) (Muñoz, 2007: 128-133) (figura 16). Barba
(2004: 8, fig. 3) muestra dos dibujos de “pipas en forma
Fig. 15 (a y b) ejemplos de pipas zoomorfas del Thursby Mound
de L” con una ubicación similar de la efigie antropomor-
del Complejo St. John de la península de Florida, del periodo
fa, viendo hacia el fumador, pero no aporta ningún dato Mississippi Late Woodland, circa 1200 d.C.; c) pipa de codo de
de cultura o ubicación, tan sólo indica que son de una Dunn’s Creek Mound, misma temporalidad. Fuente: Moore,
“colección particular”. Se supondría que son mesoa- 1894: fig. 3, p. 14; fig. 55, p. 72; fig. 70, p. 76 retoque de los
mericanas. De hecho, los mismos especímenes, Porter dibujos: Omar Sevilla Velázquez, 2020).
(1948: 189, cuadro de tipología de pipas, núms. 32 y 33)
los presenta como de “procedencia desconocida”. 456-457). La pizarra es una roca metamórfica de grano
Puede, por tanto, tratarse de una cazoleta antro- fino, con tendencia a coloración rojiza por su conteni-
pomorfa como las que se han encontrado en sitios del do de hematita, con buena estabilidad termal y a prue-
área de Bosques Orientales, que tienen como rasgo ba de fuego (Huang, 1981: 457-458), siendo utilizada
característico la posición de la cabeza, que, como en por esto para la elaboración de las pipas.
nuestro ejemplar, está viendo hacia el fumador. Ejem- También se asemeja a las piezas iroquesas que
plos son diversos, como las pipas-efigie de Oklahoma muestra West (1934: II, lám. 132, 2-4) (U.S. National
y Tennessee hechas en catlinita y pizarra (Museo del Museum, núms. de catálogo 6184, 6833, 31494). Más
Indio Americano de Nueva York, núms. de catálogo próxima a nuestro ejemplo por estar confeccionada en
12-889 y 13-6457) (West, 1934: II, lám. 116, a las que barro, la famosa pipa de cerámica café obscuro, que
no les asigna temporalidad). La catlinita es una cla- cuenta con una canaleta extra que lleva al humo a salir
se de argilita, roca arcillosa muy maleable, de ahí su por la boca del personaje, encontrada en el entierro 3
nombre de pipestone, ya que los indígenas la utiliza- de Gahagan Mound, Red River, Louisiana, Mississi-
ban ampliamente para la elaboración de las pipas. El ppi (periodo Late Mississippi, circa 1450-1700) (Museo
nombre proviene del artista George Catlin, que visitó del Indio Americano de Nueva York, núm. de catálogo
los yacimientos de Minnesota en 1835 (Huang, 1981: 17-479) (figura 17). West (1934: I, 186 y II, lám. 90) la

94
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

Fig. 16 Pipa efigie antropomorfa Tilaco, colección privada fotografía de los autores dibujo: Pablo Hernández Aparicio .

como se ve en ejemplos etnográficos contemporáneos.


De hecho, la forma de algunas pipas implica el nece-
sario uso de un “pisadientes” para poder utilizarlas
como tales (West, 1934: I, 133, 135, 149, 151, 166, 218).
Para Mesoamérica, West mismo (1934: I, 302; II, lám.
228, 3) observa el uso de una cánula en un ejemplar
procedente de Colima (Museo del Indio Americano,
Nueva York, núm. cat. 14-9052). En este caso sería una
boquilla en barro que formaría parte de la misma pipa.
Entre los 48 ejemplares de pipas que hemos loca-
lizado, como ya habíamos comentado, encontramos
también materiales fragmentados. Su hallazgo es muy
común en la región serrana. Presentamos muestras de
tres cánulas, dos localizadas en excavación y la tercera
en superficie. No es posible determinar si correspon-
den a pipas tubulares o de codo, pero es más factible
Figura 17 Pipa proveniente del entierro 3 de Gahagan Mound, la segunda posibilidad.
Red River, Louisiana, Mississippi (periodo Late Mississippi, circa
1450-1700). West (1934: I, 186; y II, lám. 90). Museo del Indio
Americano de Nueva York (núm. de catálogo 17-479) (se
reproduce con la amable autorización del museo).

considera una “pipa ídolo” de gran rareza, como lo


sería también la pieza serrana.
Un elemento para comentar es la figura 18, del tipo
cerámico Tancoyol café pulido, que fechamos tentati-
vamente en el periodo Clásico (200-900 d.C.) (Muñoz,
2007: 128-133), y que a primera vista lo consideramos
inicialmente como un silbato. Fue localizado en con-
texto de excavación en Lan-Ha’. Se encontró en la zona
habitacional del sitio. Está fracturado, se aprecia que
se perdió la mitad de la pieza, lo que implicaría que su
forma parece haber sido semiesférica.
Puede tal vez identificarse como una boquilla. El
uso de boquillas, de madera o de hueso y pegadas con
asfalto u otra substancia tipo goma, son muy comunes Figura 18 Aparente boquilla con decoración al pastillaje,
en toda Norteamérica, lo cual permitía ubicar la cánu- recuperada en el asentamiento Lan-Ha’, conjunto 6, pozo 2,
la entre los labios y no sosteniéndola con los dientes, capa 2 (fotografía de los autores).

95
Arqueología 64 • agosto, 2021

a
b

Figura 19 a) Fragmentos de cánulas de probables pipas de codo. En la foto, proveniente del sitio Las Pilas, pozo 5 capa 7 (fotografía
de los autores). b) tro fragmento de cánula, del sitio Las Pilas, en superficie fotografía de los autores dibujo: Pablo Hernández
Aparicio). c ) Fragmento de cánula, posiblemente de una pipa de codo. Se excavó en el sitio Cuisillo del Barrio, pozo 1 capa 1
(fotografía de los autores).

El primer ejemplar es del sitio Las Pilas, y presenta un fechamiento del Clásico (200-900 d.C.); en tanto,
una boquilla fina, de sección circular y usualmente lisa la pipa de tipo “angular” abunda más en los Bosques
(figura 19a). Pertenece al tipo Conca rojo pulido del del Sureste y son elaboradas en arcilla, con formas y
Clásico (200-900 d.C.) (Muñoz, 2007: 119-124). técnicas decorativas variadas. Se data en el Posclásico
Un fragmento más de cánula fue localizado du- (900-1500 d.C.).
rante la prospección en superficie en el mismo sitio Podemos mencionar que en nuestra región de es-
Las Pilas, cuya forma es de tubo cónico que va engro- tudio las pipas localizadas de este tipo son parecidas
sando. Es del tipo Tilaco arenoso, datado en el Clásico a las encontradas en San Antonio Nogalar. Menciona
(200-900 d.C.) (Muñoz, 2008: 71-92) (figura 19b). Stresser-Péan (1977: 229) que estas pipas son tubu-
El tercer espécimen fue encontrado en el asenta- lares rectas como las pipas de la cultura Adena, que
miento Cuisillo del Barrio. Pertenece al tipo Tilaco están entre las más antiguas de América del Norte.
arenoso del periodo Clásico (200-900 d.C.) (Muñoz, Pero también aparecen las típicas pipas de codo de la
2008: 71-92) (figura 19c). Corresponderían al tipo de región huasteca.
pipa de codo que se muestra, y que usualmente lle- El estudio de los materiales arqueológicos de la
va una prolongación que en su sección distal sirve de Sierra Gorda, en este caso concreto, las pipas, parece
decoración y que se sitúa atrás de la cazoleta cónica. mostrar posibles contactos y tal vez un intercambio
cultural entre las diversas regiones mesoamericanas
Discusión y conclusiones y el área de Bosques Orientales de Norteamérica, re-
lación que se manifiesta a través del corredor cultural
Puede decirse que las pipas localizadas en nuestra zona en que se convirtió el noreste de Mesoamérica, por
de estudio son sobre todo de codo, pero también pue- razones tanto geográficas como culturales. El tema
de haber ejemplares tubulares. Sobre estos últimos, sobre los contactos entre esta última y diversas áreas
Porter (1948: 185) refiere que este tipo es exclusivo del norteamericanas se ha discutido ampliamente y puede
Southwest o suroeste de los actuales Estados Unidos con considerarse un debate todavía abierto, al igual que

96
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

las posibles rutas establecidas por este “corredor” o dad de que la influencia huasteca y/o de los Bosques
“corredores” culturales. En los diversos artículos en Orientales norteamericanos se habría presentado tam-
la obra de White (ed., 2005) se presentan y discuten bién en la Sierra Gorda queretana, estableciéndose una
ampliamente estas posibilidades, ya sea por rutas te- esfera de interacción directa con las áreas Huasteca, de
rrestres, fluviales o marítimas. Nuestras observaciones Balcón de Montezuma, Tamaulipas, y Río Verde, San
tipológicas sobre los materiales descritos no son más Luis Potosí, espacio adonde habría llegado también el
que una contribución a una problemática que está lejos influjo del septentrión a través de la Llanura Costera
de comprobarse plenamente. del Golfo. Lo anterior como producto del intercambio
Considerando lo anterior, podemos pensar que las cultural y económico entre estas distintas áreas del
culturas de los Bosques Orientales (específicamen- norte y del centro del continente americano, temá-
te de grupos Adena y Caddo, entre otros) fueron las tica que ya hemos estudiado en diferentes trabajos,
portadoras de diversos elementos que pudieron haber que ya citamos, y también en Muñoz (2009), sobre los
llegado a Mesoamérica a través de rutas que cruzaban tipos cerámicos serranogordenses que se relacionan
Tamaulipas y la Costa del Golfo en general. Es factible con ejemplares de Norteamérica, y que muestran a la
considerar que los rasgos culturales pudieron manifes- Sierra Gorda como una zona de confluencia cultural
tarse de norte a sur, pero también en sentido inverso, del México prehispánico, quizá por la explotación de
de las regiones mesoamericanas hacia el septentrión sus recursos minerales (Muñoz y Castañeda, 2015). Al
americano. respecto, Braniff (1992: 13), entre otros autores, señala
De hecho, MacNeish (1947: 1-13) ya había señalado que las minas de cinabrio de la Sierra Gorda proveían
la clara influencia huasteca sobre la cultura del cen- la materia prima utilizada para decorar los edificios
tro de Texas y en general de los Bosques del Sureste teotihuacanos en su época de esplendor.
de Norteamérica, por ejemplo, en cuanto a las puntas de En efecto, desde el punto de vista económico y de
proyectil. En nuestro caso, hemos observado posibles explotación de recursos, el área de la Sierra Gorda,
influjos del septentrión en este tipo de utillaje, locali- tal vez desde la misma época olmeca (1200-400 a.C.)
zados en la zona serrana (Muñoz y Castañeda, 2017). (López Austin y López Luján, 1996: 92), según Franco
Además, MacNeish determinó 42 rasgos que probaban (1970: 29) y Langenscheidt (1988: 43-50), parece que
este vínculo entre tales regiones, entre ellas, el uso de atrajo la atención de los diversos grupos mesoameri-
pipas de codo con un reborde en la base del receptá- canos por los yacimientos de rojo cinabrio y de azo-
culo y pipas de plataforma con boquilla de tubo y un gue, entre otros minerales, como el pedernal, que se
receptáculo central. encontraban en ella, y que resaltan su importancia en
También Armillas (1964: 317-318) expresó que el la región del noreste de Mesoamérica.
estilo cerámico “Mixteca-Puebla” en la época tolteca Podría decirse que la Sierra Gorda fue un eje eco-
(900-1200 d.C.) llegó a la Huasteca y a Sinaloa hacia el nómico y cultural relevante para Mesoamérica desde
noreste y el noroeste, y a la América Central por el sur, épocas muy tempranas, lo que se manifiesta en su
y más allá de los límites de Mesoamérica, a los Bosques propio desarrollo histórico-arqueológico, de lo que
del Sureste, concretamente el área “Mississippiana”. son muestra los 161 asentamientos registrados has-
La temática sobre la difusión del estilo “Mixteca-Pue- ta el momento por el PANQ, lo que refuerza la opinión
bla” en la región serrana la discutimos, por nuestra de Langenscheidt (1988: 103) quien escribe: “la es-
parte, en Muñoz y Castañeda (2010). tructura minas-centro ceremonial fue durante varios
Jiménez Moreno (1962: 1-8) observa la existencia periodos arqueológicos el cimiento de la sociedad y
de una subárea constituida básicamente por los es- de la economía de los habitantes de la Sierra Gorda”,
tados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, la por- ello a través de cumplir con su papel de zona de paso
ción oriental de Chihuahua y el norte de Durango, hacia los yacimientos (Langenscheidt, 2006: 46-53).
que forman una unidad cultural. MacNeish (citado en El movimiento de pueblos en la sierra promovió un
Jiménez, 1962: 1) menciona que esta zona sirvió para rico intercambio cultural entre sus habitantes, lo que
el intercambio cultural desde el centro de México ha- se plasmó en las típicas manifestaciones de la cultura
cia el sureste y suroeste de los Estados Unidos. Así, serranogordense.
esta subárea del noreste contendría por lo menos un Desde luego, la conclusión anterior es parte de
corredor muy importante utilizado para los desplaza- los diversos testimonios que muestran una posible
mientos más antiguos de los pueblos que llegaron al interrelación de las culturas mesoamericanas con
centro de México, y luego para el intercambio de diver- las del norte del continente americano, a través
sas materias primas, tanto al interior de Mesoamérica de la costa del Golfo de México. Sea así o no, para
como hacia fuera de ella. nosotros es un ejemplo de la relevancia de la Sierra
Puede suponerse que, en nuestro caso, la presencia Gorda queretana, región todavía poco conocida, en la
de las pipas que hemos descrito mostraría la posibili- historia del México antiguo.

97
Arqueología 64 • agosto, 2021

Etapas histórico-
Pipas y tabaco en Pipas y tabaco en Pipas y tabaco en la Sierra Gorda
culturales
Mesoamérica Norteamérica queretana
de Mesoamérica9

Uso más temprano del tabaco (Carmody


Preclásico
et al., 2018) 1685 a.C. Complejo Mound-
temprano
ville, Alabama, en el Sureste norteame-
(2500-1200 a.C.)
ricano

Meseta occidental, en la cuenca del río


Preclásico medio Columbia, el testimonio más temprano del
(1200-400 a.C.) uso del tabaco (1200 a.C.) entre los Nez
Percé (Carmody et al., 2018)

Las pipas de San Antonio Nogalar, En la región Adena, las pipas tubulares
Tamaulipas (Stresser-Péan (1977: son prueba del temprano uso del tabaco
229-232) son tubulares rectas como las Nicotiana rustica en la zona al menos
de la cultura Adena, que están entre desde el 100 a.C. (Lepper, 2010: 9). Desa-
las primigenias de América del Norte rrollo de la cultura Adena (1000 a.C.-100
(Jennings y Norbeek, 1954: 236). Su d.C.). Según el carbono 14, artefactos de
llegada a Mesoamérica sería en el 100 Adena Mound corresponden a entre 40
antes de Cristo a.C. y 140 d.C. (Kent, 2014: 2)

Nicotiana tabacum y Nicotiana rustica


habrían llegado al Suroeste y Sureste
Preclásico tardío
de Norteamérica (circa 2500-3500 a.P.)
(400 a.C.-200 d.C.)
(Tushingham et al., 2018: 11742)

Delgado (1958: 11) reporta las pipas de En la cultura Hopewell son típicas las
Cueva Vetada, en el municipio de Río pipas de plataforma fabricadas de piedra
Verde, al noreste del estado de S.L.P., y y localizadas desde el oeste del estado
en clara relación con Tamaulipas, que de Nueva York, Wisconsin y Iowa, hasta
corresponden a los tipos Monitor, con Hardin County, Illinois. Un fechamiento
asa, angulares, de plataforma y tubula- reciente para esta cultura la ubica entre
res. Re ejan in uencia Hope ell 1-500 el año 1 y el 500 d C. (Jarus, 2017: 2)
d C.) (Jarus, 2017: 2) y Caddo 100-800 d
C.) (Orr, 1964: 239)

En Río Verde, Michelet (1996: 342-345, Porter 1948: 185 refiere que la pipa Franco (1970: 31, lám. 37) que encontró
figs. 122-123 y 124a y b encontró tipo “tubular” es exclusiva del Southwest cuatro fragmentos de pipas rectas orna-
numerosas pipas rectas o tubulares y o Suroeste del territorio de Estados Uni- mentadas en cerámica negra, provenien-
sobre todo pipas acodadas, desde la fase dos de la actualidad, con un fechamiento tes de las minas del Soyatal, municipio
Pasadita (250-500 d C.) y que continúan del Clásico de Peñamiller, Qro. El material cerámico
siendo utilizadas en la fase Río Verde de estas minas, según opinión del autor,
A (500-700 d C.), para desaparecer se asemeja a materiales teotihuacanos,
posteriormente. Las pipas acodadas que podría fecharse por tanto en la
con cazoleta cónica pequeña aparecen época clásica (Franco, 1970: 27-31)
probablemente en la fase Río Verde A,
pero son muy características en la fase
Río Verde B (700-1000 d.C.)

En la Huasteca, el tabaco Nicotiana En el sureste del hoy territorio de EE.UU., Pipa de estilo huasteco figura 5 .
Clásico temprano rustica aparece al menos en el 300 d.C. el sitio arqueológico más antiguo con Corresponde al tipo serrano Conca rojo
(200-650 d.C.) según MacNeish (Puig, 1976: 100) testimonios del uso del tabaco es Smiling pulido (Muñoz, 2007: 119-124), periodo
Dan en Illinois, circa 250 d C. (Fagan, Clásico (Muñoz y Castañeda, 2014)
2000: 408)

Braniff (1992: 61) ubica las pipas del Uso del tabaco en el periodo Middle Fragmento de pipa, probablemente
sitio de Electra, S.L.P., de la fase San Woodland (100-400 d.C.), fase cultural un soporte cónico del tipo Conca rojo
Luis, en el Clásico (200-900 d C.) Georgetown (500-700 d.C.) en sitios pulido (Muñoz, 2007: 119-124), Clásico
de la con uencia de los ríos Illinois y figura 6 Muñoz y Castañeda, 2014
Mississippi y también en Ohio, Arkansas,
y el río Missouri (Sánchez, 1997: 132)

Pipa de tubo-angular figura 9 del tipo


Tancoyol café/negro pulido (Muñoz,
2007: 128-133) del Clásico (Muñoz y
Castañeda, 2014)

9 López Austin y López Luján (1996, cuadro 1.2).

98
Pipas de barro en el registro arqueológico de la Sierra Gorda al nordeste de México

MacNeish (1947: 10-11) cree en la Fragmento de cánula de una pipa


posibilidad de una ruta de contacto con aparentemente tubular tipo Conca gris
Tamaulipas, pasando por la parte central alisado doméstico con decoración incisa,
de Texas hasta los Bosques del Sureste del Clásico Muñoz, 2007: 106-107, fig.
de Norteamérica, en uso entre los siglos 11; y Muñoz y Castañeda, 2014). Se pare-
ix y xiv. La pipa pudo haber sido traída ce, por su decoración de muescas, a un
por dicha ruta hacia principios de tal ejemplar del Hillsboro Focus de Carolina
periodo, y ya bien difundida para el del Norte Griffin, ed., 1964: fig. 166J
año 1100 d.C. en el centro de México
(Porter, 1948: 227-228)

Cánula con la cazoleta rota de una pipa


de plataforma del tipo Conca rojo pulido
(Muñoz, 2007: 119-124). Del Clásico
figura 12 Muñoz y Castañeda, 2014 .
Se parece a un ejemplar del periodo Wil-
mington y del sitio Deptford de Georgia,
etapa Middle Woodland, circa 600-950
d.C. Griffin, ed., 1964: fig. 171 B

Pipa con personaje que ve hacia el fuma-


dor. Tipo cerámico Tancoyol café pulido
(Muñoz, 2007: 128-133), del Clásico
figura 16 Muñoz y Castañeda, 2014

Pipa del tipo cerámico Tancoyol café


pulido (Muñoz, 2007: 128-133), periodo
Clásico figura 18 . Puede tal vez iden-
tificarse como una boquilla de una pipa
(Muñoz y Castañeda, 2014)

Fragmento de cánula, del sitio Las Pilas,


presenta una boquilla fina, de sección
circular y usualmente lisa figura 19a .
Clásico tardío o
Pertenece al tipo Conca rojo pulido (Mu-
Epiclásico
ñoz, 2007: 119-124) del Clásico (Muñoz y
(650-900 d.C.)
Castañeda, 2014)

Fragmento de cánula cuya forma es de


tubo cónico que va engrosando. Tipo
Tilaco arenoso, Clásico (Muñoz, 2008:
71-92; fig. 19b; y Muñoz y Castañeda,
2014).

Fragmento de cánula cuya forma es de


tubo cónico que va engrosando. Tipo Ti-
laco arenoso, del Clásico (Muñoz, 2008:
71-92, fig. 19b; y Muñoz y Castañeda,
2014).

En el sitio Balcón de Montezuma se lo-


calizaron fragmentos y pipas completas
de barro en distintos estilos y formas.
Narez (1992: 32, 82-122) fecha el sitio
hacia mediados del Clásico (600 d.C.) y
dice haber continuado hasta el Posclási-
co (900-1500 d.C.)

En el norte de México y región de Río


Verde se emplean pipas de piedra impor-
tadas de la cuenca del Mississippi. Son
de codo, se fechan en el Clásico final
(650-900 d.C.) o Posclásico (900-1500
d.C.) (Jennings y Norbeek, 1954: 247)

Heldman (1971: 169) dice que Río Verde


fue la primera localidad mesoamericana
a la que llegaron pipas, “en tiempos muy
tardíos del Clásico” (Epiclásico, 650-900
d.C.)

99
Arqueología 64 • agosto, 2021

Porter (1948: 185) dice que la pipa de


tipo “angular” que abunda en los Bosques
del Sureste son de arcilla. Se datan en el
Posclásico (900-1500 d.C.)

Para Porter (1948: 219), las pipas apa-


recen en Sinaloa (circa 1000 d.C.), y en
1200 d.C. en la Huasteca y Michoacán

Posclásico De la Huasteca proceden las únicas


temprano pipas con efigie humana y dos soportes.
(900-1200 d.C.) Son tardías (fase Pánuco V de Ekholm)
(900-1250 d.C.). Todas las pipas de la
Huasteca son de barro y de tipo angular,
del mismo periodo (Porter, 1948: 193),
coetáneas del periodo Tula-Mazapa del
centro de México. Noguera (1975: cuadro
16 frente a p. 522) lo fecha entre el 900
y el 1050 d.C., similar al Complejo Tollan
(circa 900-1150/1200 d.C.) de Cobean
(2007: IV, 61)

Posclásico tardío
(1200-1500 d.C.)

Fig. 20 Cuadro cronológico-comparativo del uso del tabaco y pipas en América.

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104
El Clásico en la cuenca baja
del Pánuco. Aproximación
a la interacción regional
Ivonne A. Pérez Alcántara
Centro INAH San Luis Potosí a través del estudio de los
Alejandro Jesús Uriarte
Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH materiales cerámicos

Resumen: Los trabajos arqueológicos en la cuenca baja del Pánuco plantean que para el periodo Clásico (200-900 d.C.), la región se caracterizó
por la baja poblacional y el abandono de los asentamientos del Formativo tardío (350 a.C.-200 d.C.). Sin embargo, la reexaminación de los datos
regionales disponibles muestra que para dicho periodo existió una variedad de asentamientos de distinto rango y complejidad, con una cultura ma-
terial diversa cuya importancia en el desarrollo regional no se ha considerado. Hasta ahora, los estudios cerámicos en la Huasteca se centran en dos
problemáticas principales. Por un lado, buscan la construcción de secuencias y fases culturales, y por el otro, se identifican atributos cerámicos como
evidencia de vínculos interregionales que explican los desarrollos locales. En este trabajo se propone que el estudio de los materiales cerámicos y
su distribución durante el Clásico en la cuenca baja del Pánuco aporta información con respecto de las dinámicas de interacción regional entre los
grupos que la habitaron y a su papel como promotoras del cambio sociocultural. Considerando las características del patrón de asentamiento del
Clásico se planteó la existencia de una forma de organización regional en entidades políticas equivalentes (peer polities), cuya interacción se eva-
luó a través de la frecuencia de los atributos cerámicos compartidos. Tomando como base una muestra de materiales diagnósticos procedentes de
58 asentamientos de la cuenca baja del Pánuco, se realizó un análisis modal que dio cuenta de las similitudes y diferencias de los utillajes cerámicos
tanto para el Formativo tardío/Clásico temprano (100 a.C.-650 d.C.) como para el Clásico tardío (650-900 d.C.). La valoración del número de modos
compartidos y su distribución entre zonas evidenció la existencia de una intensificación de las interacciones a nivel regional hacia el Clásico tardío,
relacionados con posibles cambios socioculturales. Ello pone de manifiesto la necesidad de replantear el énfasis puesto en los vínculos interregio-
nales como los promotores del desarrollo en la Huasteca.
Palabras clave: Huasteca, Clásico, interacción regional, organización social, cerámica, análisis modal.

Abstract: Archaeological works in the lower basin of the Panuco suggest that for the Classic period (200-900 AD) the region is characterized by a
low population and the abandonment of the settlements of the Late Formative period (350 BC-200 AD). However, a reexamination of the available
regional data for this period shows the existence of a variety of settlements of different rank and complexity, with a diverse material culture whose
importance in regional development we must consider. At present, ceramic studies in the Huasteca focus on two principal issues: the construction of
cultural sequences and phases, and the identification of ceramic attributes as evidence of interregional relations that explain local developments. In
this article, we propose that the study of ceramic materials and their distribution during the Classic period in the lower basin of the Panuco provides
information about the dynamics of regional interaction between the groups that inhabited and their role as promoters of sociocultural change.
Considering the characteristics of the Classic settlement pattern, we propose the existence of a regional organization in peer polities, where the
frequency of shared ceramic attributes indicates their interaction. On a basis a sample of diagnostic materials from 58 settlements in the lower
basin of the Panuco, we did a modal analysis recognizing the similarities and differences of the ceramic materials for both the Late Formative / Early
Classic (100 BC-650 AD) as for the Late Classic (650-900 AD). The frequency of shared modes and their distribution between areas evidenced the
existence of an intensification of interactions at the regional level related to possible sociocultural changes during the Late Classic period. These
results highlight the need to rethink the emphasis placed on interregional relations as causes of development in the Huasteca area.
Keywords: Huasteca, Classic period, Regional interaction, Social organization, Ceramics, Modal analysis.

L
a Huasteca es una región en el noreste de Méxi- cos entre los que sobresale el Huasteco negro sobre
co que incluye parte de los estados de San Luis blanco (Zaragoza, 2013; Zaragoza y Dávila, 2009), sin
Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, Queré- que existan hasta el momento consensos definitivos.
taro y Puebla. Desde una perspectiva geográfica, está Desde una perspectiva arqueológica, el estudio de la
conformada por el sistema fluvial del río Pánuco y, Huasteca se remonta a los inicios del siglo XX (Richter y
sus afluentes, los ríos Moctezuma, Tampaón y Tamesí Faust, 2015; Zaragoza, 2013), aunque la región continúa
(figura 1) (Dávila, 2009: 36; Kroefges y Schulze, 2013: presentando incógnitas debido, en parte, a la disper-
121). Mucho se ha discutido si para el periodo Posclásico sión de la información generada por los proyectos de
tardío (1200-1550 d.C.), la Huasteca puede ser definida investigación que han tenido lugar.
como un área cultural con un núcleo hablante de teenek En la actualidad, la Huasteca es un crisol en donde
(Gutiérrez y Ochoa, 2009) o una región que compar- interactúan grupos de filiación teenek, nahua, otomí
tió una serie de rasgos como un estilo escultórico y y pame (Richter y Faust, 2015). Si este carácter plu-
arquitectónico común, así como ciertos tipos cerámi- riétnico estuvo presente en la región desde el periodo
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Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 1 Área de estudio que ubica los sitios muestreados y zonas de análisis. Mapa de: Alejandro J. Uriarte Torres.
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

Formativo, como propone Dávila (2009: 37), debió re- Patricio Dávila en Tamtok (Dávila, 2002), a los que se
sultar en una cultura material diversa que, sin em- suma la información aportada por trabajos de salva-
bargo, no se refleja en la forma en que abordan los es- mento (Reza, 2010). En contraste, el periodo Clásico
tudios de sus materiales arqueológicos que, en el caso (200-900 d.C.) en la Huasteca no ha sido estudiado
de la cerámica, se centran en dos problemáticas prin- con la misma amplitud por considerarse como una
cipales. Por una parte, existe un marcado interés en etapa marginal caracterizada por la baja poblacional
el establecimiento de secuencias tipológicas que per- y el presunto abandono de los asentamientos en am-
mitan identificar rasgos comunes, con el objetivo de plias áreas (García Cook y Merino, 1989; Dávila, 2009;
definir una unidad cultural en donde sea posible el Espinosa, 2015).
reconocimiento de lo huasteco y su desarrollo median- No obstante, las investigaciones en la cuenca baja
te la determinación de fases o periodos cronológicos del Pánuco, en la Huasteca septentrional, muestran
(Ekholm, 1944; García Cook y Merino, 1989; García que durante el periodo Clásico (200-900 d.C.) existió
Samper, 1982; MacNeish, 1958; Merino y García Cook, una variedad de asentamientos con distintos rangos
1987, 2002; Sanders, 1978). En segundo lugar se enfa- y complejidad, así como una diversa cultura material
tizan supuestos vínculos interregionales definidos a que evidencian procesos de desarrollo regional que no
partir de ciertos atributos cerámicos arbitrarios, me- se han estudiado suficientemente (Cabrera, 1976; Du-
diante los cuales se pretenden explicar los desarrollos rán, 1996; Ekholm, 1944; García Cook y Merino, 1989;
socioculturales de la Huasteca como resultado de su García Samper, 1982; Martínez, 2009; Reza, 2010).
relación con distintas áreas mediante procesos como Es por ello por lo que en este trabajo se propone una
la migración dentro de un enfoque difusionista (Alar- aproximación al estudio de las interacciones regionales
cón, 2010; Dávila, 2009; Ekholm, 1944; Espinosa, 2015; en el norte de la Huasteca, con base en la revisión de
García Cook y Merino, 1989; García Samper, 1982; los materiales cerámicos diagnósticos procedentes de
Ramírez, 2019).1 Sin embargo, estas perspectivas difi- la cuenca baja del Pánuco para los periodos Formativo
cultan la comprensión de las dinámicas locales al dejar de tardío/Clásico que corresponden a las fases Tantuán
lado el estudio de la diversidad cerámica y su distribución, III (100 a.C.-200 d.C.), Coy (200-650 d.C.) y Tanquil
el cual permitiría evaluar las posibilidades de interacción (650-900 d.C.),2 provenientes de los sitios registrados
regional y cómo éstas resultaron en la construcción de por los proyectos arqueológicos Chicayán (Cabrera,
una cultura material compartida entre grupos quizá 1976; Durán, 1996), Huaxteca (García Samper, 1982) y
de origen heterogéneo, así como su contribución al salvamento línea de transmisión (LT) Champayán-Las
cambio sociocultural a largo plazo (véase Cherry, 1986; Mesas (Reza, 2010). Los materiales cerámicos se ana-
Englehardt y Carrasco, 2019; Marcus, 2019; Renfrew, lizaron modalmente con el objetivo de identificar la
1986; Schortman et al., 2001). variabilidad de su manufactura como punto de partida
A esta problemática se suma el que no todos los pe- para estudiar su distribución a nivel regional. Los re-
riodos reciben la misma atención. Gran parte de las in- sultados obtenidos permitieron evaluar la interacción
vestigaciones se centran en el Posclásico tardío (1200- entre distintas zonas de la cuenca baja del Pánuco a
1550 d.C.) por su mayor representación en superficie, razón de los atributos compartidos y discutir sus im-
la presencia de rasgos que lo vinculan con el centro plicaciones considerando la posible forma de organi-
de México, en especial con los mexicas, y sus referen- zación sociopolítica regional para este periodo, con la
cias en fuentes históricas como, por ejemplo, la obra presencia de entidades políticas equivalentes.
de Sahagún (Gutiérrez y Ochoa, 2009; Ochoa, 1984;
Stresser-Péan y Stresser-Péan, 2005; Stresser-Péan, El Clásico en la cuenca baja
2018; Zaragoza, 2013). De igual manera, el Formativo
(1600 a.C.-200 d.C.) ha sido objeto de proyectos es-
del Pánuco: patrones de asentamiento
pecíficos como los dirigidos por Leonor Merino en la regionales, cerámica diagnóstica
cuenca baja del Pánuco (Castañeda, 1992; Merino y y organización política
Castañeda, 1989; Merino y García Cook, 1989), y por
El periodo Clásico (200-900 d.C.) en la cuenca baja del
1 Por ejemplo, se propone que el tipo Prisco negro está relacionado con la Pánuco ha sido poco estudiado. El trabajo de Ekholm
cerámica Sierra rojo del horizonte Chicanel de las Tierras Bajas mayas, por (1944) describió por primera ocasión los materiales
compartir atributos formales como la presencia de reborde basal y su acaba-
do de superficie ceroso Espinosa, 2015 . De la misma manera, el tipo Pánuco
cerámicos atribuibles a este periodo, aunque fueron
gris se vincula con las cerámicas grises del valle de Tehuacán y Oaxaca por
compartir su color de base y acabado de superficie alisado García Samper, 2 Las cuales corresponden a las fases Pánuco II, III y IV propuestas por
1982). De forma reciente, se ha postulado también que la cerámica del tipo Ekholm (1944) para la región de Tampico, así como a los periodos El Prisco,
Pasta fina constituye una imitación del Anaranjado delgado, y que su presen- Pitahaya y Zaquil establecidos por MacNeish (1958) en el sur de Tamaulipas
cia en la Huasteca se relaciona con el arribo de poblaciones de origen nahua y retomados por el Proyecto Arqueológico Chicayán en el análisis de sus ma-
procedentes del Altiplano central durante el Clásico (Ramírez, 2019: 29). teriales (Duran, 1996).

107
Arqueología 64 • agosto, 2021

las intervenciones del Proyecto Arqueológico Huaxteca


(PAH) las que derivaron en la propuesta de sus fases cro-
nológicas y en la definición de sus rasgos arqueológicos
a nivel regional, con planteamientos principalmente
descriptivos dentro de una perspectiva histórico-cul-
tural (García Cook y Merino, 1989; Merino y García
Cook, 1987) (figura 2). Los trabajos arqueológicos del
PAH en la cuenca baja del Pánuco sugieren que la mayor
ocupación del área ocurrió durante el periodo Forma-
tivo tardío, durante las fases Tantuán II (350-100 a.C.)
y Tantuán III (100 a.C.-200 d.C.), con la presencia de
268 sitios de distintos rangos, encabezados por asen-
tamientos con arquitectura monumental y extensio-
nes de hasta 300 hectáreas, a los que se atribuyó una
función como “centros macrorregionales” (Merino y
García Cook, 1987; García Cook y Merino, 1989), es Fig. 2 Principales secuencias cronológicas propuestas para
decir, probables cabeceras de unidades políticas de el noroeste de México modificado de Merino y García Coo ,
gran alcance. 1987).
Para el periodo Clásico, las investigaciones señalan
dos momentos en el desarrollo regional en la cuenca un incremento en el número de sitios ocupados a ni-
baja del Pánuco. El primero de ellos ocurrió durante vel regional. Asimismo, para esta fase se identificaron
la fase Coy (200-650 d.C.), posterior al decaimiento arreglos y elementos arquitectónicos sin antecedentes
de los asentamientos rectores del Formativo tardío en la región como estructuras y plazas rectangulares,
y lo que se ha propuesto como una reconfiguración el empleo de lajas en la construcción, y la edificación
poblacional hacia el sureste de la cuenca con sitios de de juegos de pelota (Merino y García Cook, 1987: 58).
menor complejidad que en el periodo previo (Merino y Por su parte, la cerámica mantuvo una continuidad
García Cook, 1987; véase Ramírez, 2019: 47-48). Para con el uso del Zaquil rojo IV y los tipos de Pasta fina,
esta fase, el PAH registró 137 asentamientos de distin- apareciendo un nuevo tipo diagnóstico: el Zaquil
tos rangos entre los que destacan por sus dimensio- negro (Durán, 1996; García Samper, 1982; Merino y
nes y arreglo los sitios El Lomerío (HV-28), El Círculo García Cook, 1987; Reza, 2010; Stresser-Péan y Stres-
(HP-114) y Tanleón (HP-110).3 En el área de Chicayán ser-Péan, 2005).
se reportaron asentamientos de este periodo (Durán, Considerando los datos expuestos, es posible que los
1996), aunque no se cuenta con información sobre sus cambios en los patrones de asentamientos acaecidos a
características. Los tipos cerámicos diagnósticos de partir de la fase Coy (200-650 d.C.) fuesen resultado
la fase Coy son Café paredes delgadas, Pánuco gris y de la fragmentación política de los centros rectores del
Pasta fina con ciertas variedades, Prisco negro inclu- Formativo tardío, dando origen a la proliferación de
yendo sus variantes transicionales a tipos más tardíos unidades de carácter autónomo que no fueron capaces
como Zaquil negro, y la aparición del Zaquil rojo IV de consolidarse en entidades de mayor complejidad y
(Durán, 1996; Ekholm, 1944; Espinosa, 2009, 2015; jerarquía. Esta imposibilidad para la conformación de
García Samper, 1982; Reza, 2010; Reza y Pérez, 2009). unidades políticas regionales fue, al parecer, una cons-
El segundo momento tuvo lugar durante la fase tante en el desarrollo histórico de la cuenca baja del Pá-
Tanquil (650-900 d.C.), caracterizándose por la re- nuco y que, para el Posclásico tardío (1200-1550 d.C.),
ocupación del norte y noreste de la cuenca baja del se manifestó en la estructura registrada en los docu-
Pánuco, aparentemente abandonadas durante la fase mentos históricos como bichow (Witte, 1939 [1554]).4
Coy (Merino y García Cook, 1987: 121-122; Ramírez, Estas características de la organización sociopolítica
2019: 48). Este evento, interpretado por el PAH como del periodo Clásico en la cuenca baja del Pánuco pue-
evidencia de una recuperación poblacional no implicó den comprenderse dentro de lo que se ha denominado
como entidades políticas equivalente (peer polities);
es decir, unidades autónomas sin relación jerárquica,
3 Desafortunadamente existe poca información sobre estos asentamientos.
El Lomerío (HV-28), que fue uno de los mayores asentamientos registrados
por el pah (Merino y García Cook, 1987: 119), fue destruido previo a su regis- 4 Los bichow eran unidades político-territoriales autónomas representadas
tro, por lo que las exploraciones arqueológicas fueron limitadas. En el caso por un gobernante asentado en una cabecera, que tenía bajo su jurisdicción
de los sitios El Círculo (HP-114) y Tanleón (HP-110), sólo se cuenta con los un número determinado de grupos residenciales dispersos en el territorio.
croquis, los que dan cuenta de la complejidad de su arreglo y sus dimensio- Estas unidades políticas podían construir alianzas temporales en caso de con-
nes. Dicha información se encuentra en el Archivo del Proyecto Arqueológico ictos y establecer entre sí relaciones de intercambio itte, 1939; rquijo,
Huaxteca resguardado en la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH . 2008).

108
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

que por su ubicación dentro de una misma región sificación de estas relaciones promoviendo el cam-
establecen interacciones entre sí, que resultan en la bio sociocultural (Renfrew, 1986: 7-8; véase Cherry,
conformación de un repertorio cultural e instituciones 1986; Parkinson y Galaty, 2010: 24), ya sea mediante
comunes, dentro de lo que Renfrew (1986: 4-5; véase la competencia como propone Marcus (2019) para los
Cherry, 1986) denomina “homologías estructurales”, valles centrales de Oaxaca o la cuenca de El Mirador
las cuales superan lo contingente de las relaciones y en Guatemala durante el Formativo, o suscitando la
manifiestan los valores compartidos. Debido a que este cohesión política por medio de la construcción de
modelo se enfoca en las interacciones a nivel regional y identidades comunes como sugieren Schortman et
su impacto en las formas de organización sociopolítica al. (2001) para el valle de Naco, en Honduras, para
y procesos de cambio sociocultural (Renfrew, 1986), el Clásico tardío.
su aplicación puede contribuir a la comprensión de las En el caso de la Huasteca, la aplicación de este mo-
dinámicas de desarrollo de la cuenca baja del Pánuco delo permite atemperar el énfasis desmesurado y acrí-
durante el periodo Clásico, sobre todo si se considera tico que se ha puesto en los contactos interregionales y
que la información disponible hasta el momento pro- las migraciones, evidenciados por la identificación ar-
cede de trabajos regionales resultado de salvamentos bitraria de ciertos rasgos compartidos con otras áreas
arqueológicos, con intervenciones a nivel de sitio li- dentro y fuera de Mesoamérica, al considerar el papel
mitadas, por lo que resulta idónea para esta escala de de las interacciones a nivel regional como promotoras
estudio (Parkinson y Galaty, 2010: 17). de las formas específicas de organización social, de la
Las interacciones entre unidades políticas equi- unidad y diversidad de la cultura material y, en última
valentes son resultado de la implementación de cier- instancia, del cambio sociocultural a largo plazo.6 Así,
tos procesos económico-políticos e ideológicos, que en el presente artículo se propone una aproximación
pueden ser de naturaleza competitiva o favorecer la a las interacciones regionales a lo largo del Formativo
cooperación. Entre estos mecanismos de interacción tardío/Clásico (100 a.C.-900 d.C.), asumiendo la exis-
se encuentran la emulación competitiva o despliegue tencia de unidades políticas equivalentes en la cuenca
de elementos de riqueza o poder mediante los cuales baja del Pánuco. Esta exploración se efectúa a partir
una entidad política busca alcanzar un mayor esta- del estudio de la diversidad modal de los materiales
tus; el arrastre simbólico o adopción de un sistema cerámicos diagnósticos y de su distribución regional,
ideológico con la finalidad de obtener prestigio; la bajo la premisa de que las semejanzas manifestadas
transmisión de la innovación, es decir, la aceptación en la frecuencia de rasgos compartidos constituyen
por parte de varias unidades políticas de elementos indicadores de homologías estructurales; es decir, la
de reconocida importancia simbólica o tecnológica; o similitud en los utillajes cerámicos regionales seña-
los conflictos bélicos (Renfrew, 1986: 9). El intercam- la la magnitud de los intercambios de información
bio de bienes locales o foráneos desempeña también entre las distintas unidades de producción cerámica
un papel fundamental en la creación de redes de in- existentes, refiriendo el grado de interacción entre
teracción (Renfrew, 1986: 10). Por ejemplo, Blanton et entidades políticas equivalentes y, de forma indirec-
al. (1996: 5), que consideran a las entidades políticas ta, su posible participación en redes de intercambio
equivalentes como una manifestación de lo que de- de bienes de prestigio en el caso de los materia-
nominan estrategias políticas excluyentes, 5 subra- les de origen foráneo o con cualidades técnicas o
yan la importancia que tiene en la consolidación de decorativas complejas.
facciones políticas competitivas, la participación en
los sistemas de producción y las redes de intercam-
bio de bienes de prestigio, es decir, bienes que por
su valor económico y simbólico otorgan prestigio y
6 Esto no niega que las entidades políticas equivalentes participan en in-
poder (véase DeMarrais et al., 1996; Earle, 1997; Mar- teracciones que ocurren a distintas escalas, tanto aquéllas de carácter local
cus, 2019; Smith, 2004; Wells, 2006). En todo caso, como las de carácter interregional (véanse Parkinson, 2010; Parkinson y Ga-
la relevancia de las interacciones regionales entre laty, 2010: 11-18). Sin embargo, en el caso de la importación de materiales o
símbolos foráneos resulta relevante examinar la forma en que son incorpo-
unidades políticas equivalentes radica en que per- rados dentro de procesos regionales que implicaron su adopción, emulación
mite el intercambio de información que subyace a la y aprovechamiento por parte de las élites locales, para establecer símbolos e
conformación de sistemas culturales comunes, reco- identidades compartidas, apuntalando su poder político mediante la partici-
pación en redes de intercambio interregional (Blanton et al., 1996; Parkinson
nocidos arqueológicamente por los rasgos materiales y Galaty, 2010: 17; Schortman, Urban y Ausec, 2001). Por ejemplo, el empleo
compartidos, y que a largo plazo favorecen la inten- de este modelo por Jiménez (1990) le permitió revalorar la presencia de ras-
gos teotihuacanos en el noroccidente de México, así como la consecuencia de
la inclusión de entidades políticas equivalentes dentro de amplias redes de
5 Es decir, prácticas mediante las cuales ciertos actores políticos buscan la interacción, que les permitieron consolidar sus posiciones a nivel regional, y
preponderancia frente a competidores en la construcción de poder y prestigio no necesariamente como resultado de contactos o injerencia directos de la
(Blanton et al., 1996). urbe del Altiplano central.

109
Arqueología 64 • agosto, 2021

Metodología de análisis: diversidad Análisis modal de la cerámica


modal y la distribución regional de diagnóstica del Formativo tardío/Clásico
los materiales cerámicos en la cuenca Considerando las limitaciones de las tipologías existen-
baja del Pánuco tes se instrumentó un análisis modal para distinguir
la variabilidad expresada por los materiales cerámicos.
Las tipologías cerámicas existentes en la Huasteca Esta clase de análisis multiclasificatorio parte del reco-
toman como base el trabajo de Ekholm (1944) en el nocimiento de un conjunto de modos diagnósticos
Pánuco. Sin embargo, uno de los problemas princi- de los artefactos cerámicos, que permiten la definición
pales derivados de ese estudio pionero radica en la de asociaciones significativas a nivel regional y temporal
falta de consistencia en la selección de los atributos (Borges et al., 2018: 356; Culbert y Rands, 2007; Jimé-
que definen los tipos cerámicos, lo que impactó en nez, 2015: 84-86), permitiendo superar las restricciones
los trabajos posteriores. Por ejemplo, tipos como el que impone la categoría de tipo, cuyo establecimiento
Zaquil negro o Prisco negro se establecieron a razón depende de un número limitado de variables (Canto,
de las cualidades de su acabado de superficie o de 2006; Smith, 1979). El modo cerámico es un atributo
ciertos atributos formales, mientras que otros, como o conjuntos de éste, que constituye la unidad mínima
los tipos de pasta fina (Pánuco pasta fina, Pánuco dentro la producción alfarera al expresar el comporta-
pasta fina corrugado, Pánuco pasta fina engobe blan- miento artesanal, esto es, las decisiones tecnológicas
co, entre otros), tienen como atributo definitorio las que inciden en la elección de materias primas, técni-
características de sus pastas y decoración. De igual cas de manufactura, formas, acabado y decoración, con
forma, cuando se intenta el establecimiento de nue- una profundidad temporal y una distribución espacial
vas variedades tipológicas existe una diversidad de (Ancona, 2012; Canto, 2006; Forsyth, 1983: 139; Rouse,
criterios, como aquellos que emplean atributos de las 1960; Sabloff y Smith, 1969). Por estas cualidades, el
clases formales (García Samper, 1982), de la decora- estudio de los modos y su distribución espacio/tempo-
ción (Durán, 1996; Ekholm, 1944; Reza, 2010), o del ral permite identificar las interacciones regionales al
acabado de superficie (Espinoza, 2015; Reza y Pérez, brindar elementos sobre las tradiciones de manufactura
2009). Esta heterogeneidad de criterios dificulta el y los elementos que son compartidos entre grupos (lo
empleo de la categoría de tipo para efectuar compa- que Rouse [1954] define como co-tradiciones). Es por
raciones a nivel regional, al imposibilitar la distin- ello por lo que se optó por un análisis modal para el
ción entre elementos compartidos y los que son de estudio de los materiales cerámicos de la cuenca baja
carácter particular. Además, el énfasis de los estudios del Pánuco, como punto de partida para reconocer las
cerámicos en la construcción de secuencias y fases similitudes y las diferencias de las manufacturas, así
culturales ocasiona que las variaciones locales de los como su distribución a nivel regional, para explorar
tipos cerámicos no sean consideradas o queden como las interacciones a razón de los rasgos compartidos,
meras referencias marginales sin un peso específico que fueron considerados como indicadores de posibles
en las interpretaciones de la Huasteca, que termina homologías estructurales resultado del intercambio de
asumiéndose como una región homogénea a pesar de información entre unidades políticas equivalentes du-
la diversidad evidente en sus materiales, como señalan rante el periodo Clásico.
pertinentemente Zaragoza y Dávila (2009). Integración de la muestra. Para llevar a cabo el análisis
En vista de la problemática de las tipologías ce- modal se conjuntó una muestra de cerámica diagnóstica
rámicas, y dado el objetivo de evaluar la interacción de la cuenca baja del Pánuco para el Formativo tardío
regional considerando la frecuencia de los atributos (100 a.C.-200 d.C.)/Clásico temprano (200 a.C.-650 d.C.),
compartidos en los utillajes cerámicos, se imple- tomando en cuenta la continuidad tipológica entre am-
mentó una metodología de análisis en dos niveles bos periodos, y Clásico tardío (650-900 d.C.). Para ello,
que partió del reconocimiento de la variabilidad en se revisaron las colecciones cerámicas procedentes de los
la producción cerámica. El primero de ellos consis- proyectos de salvamento arqueológico Chicayán (Du-
tió en un análisis de tipo modal de una muestra de rán, 1996), Huaxteca (García Samper, 1982) y LT Cham-
materiales procedentes de las colecciones existentes payán-Las Mesas (Reza, 2010), debido a que contienen
para la cuenca baja del Pánuco. El segundo, implicó materiales procedentes de asentamientos distribuidos en
el estudio de la distribución de los conjuntos modales toda la región de estudio. Los tipos diagnósticos seleccio-
cerámicos identificados dentro de distintas zonas de nados para el análisis fueron Prisco negro, Pánuco gris,
la región, con la finalidad de reconocer las interac- Pasta fina, Zaquil negro y Zaquil rojo IV, con todas sus
ciones a razón de los atributos compartidos. variantes (figura 3). La selección de materiales se reali-

110
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

zó aleatoriamente de forma estratificada, buscando que 2009; Wright e Yllán, 2014). Debido a su carácter in-
todos los asentamientos con presencia de estos tipos ductivo, su aplicación resultó adecuada para evaluar la
cerámicos tuviesen representación.7 Los tiestos que muestra sin presuponer asociaciones entre los modos
integraron la muestra se revisaron de manera indivi- presentes. Como resultado se identificaron conjuntos
dual, respetándose la nomenclatura y la clasificación modales para cada tipo y categoría, con un grado de
tipológica asignada por cada proyecto. similitud entre observaciones de entre 90% (formas)
La muestra constó de 624 ejemplares procedentes de y 95% (pasta y superficie), empleando un método de
58 asentamientos (figuras 1 y 4). Considerando las ca- vinculación completo y una medida de distancia eu-
tegorías de multiclasificación propuestas por Culbert y clidiana (figuras 6-12).
Rands (2007), para cada tiesto se registraron 19 atribu-
tos relacionados con la pasta (color, compactación, des- Distribución de los conjuntos modales y
grasantes y textura), superficie (acabados, tratamiento evaluación de la interacción regional
y color) y formas (generales y específicas),8 reconocién-
dose 580 variaciones modales en toda la muestra (figura Tomando como base el planteamiento de que la fre-
5), lo que arrojó un total de 10 932 variables individua- cuencia de modos cerámicos compartidos constituye
les que fueron incorporadas dentro de una base de datos un indicador de interacción a nivel regional, fue nece-
para su gestión. En lo específico, la muestra del tipo sario evaluar la distribución de los conjuntos modales
Prisco negro incluyó 191 ejemplares con siete varieda- identificados para cada tipo y la variabilidad expresada
des tipológicas y 202 modos individuales, provenientes en cada categoría (pasta, superficie y formas). Las di-
de 30 asentamientos. El tipo Pánuco gris tuvo la menor ferencias en el tamaño de las muestras procedentes
representación en la muestra con sólo 12 tiestos de una de cada asentamiento dificultaban la identificación de
variedad tipológica y 40 modos individuales, proceden- los elementos compartidos entre sitios, por lo cual se
tes de siete asentamientos. La muestra del tipo Pasta optó metodológicamente por dividir el área de estudio
fina consistió en 137 ejemplares con 24 variedades, en zonas definidas por subcuencas hidrológicas con
identificándose 202 modos individuales provenientes de fines de comparación, sobre el principio de que, por su
16 sitios. Del tipo Zaquil negro se revisaron 202 tiestos cercanía, los sitios ubicados dentro de éstas debieron
con ocho variedades tipológicas y 236 modos individua- tener mayores probabilidades de establecer interac-
les, de 28 asentamientos. Finalmente, del tipo Zaquil ciones entre sí a nivel regional (Peterson y Drennan,
rojo IV se integraron 82 ejemplares con tres variedades 2005). Las zonas definidas fueron las siguientes (véase
tipológicas y 145 modos individuales, procedentes de la figura 1):
22 asentamientos. 1. Zona 1. Corresponde a la subcuenca del río Chica-
Análisis estadístico de los modos cerámicos: identifi- yán, en donde se localizaron 23 sitios intervenidos
cación de conjuntos modales. Debido al alto número de por el PAH y el Proyecto Chicayán.
variables registrado y con la finalidad de identificar 2. Zona 2. Corresponde a la parte media de las sub-
conjuntos modales, es decir, asociaciones significati- cuencas de los ríos Pánuco, Tamuín y parte de los
vas de modos individuales que expresan la variabili- ríos Moctezuma y Tamesí, caracterizada por lla-
dad dentro de las manufacturas regionales, se realizó nuras aluviales inundables con lomeríos. En esta
un análisis estadístico de conglomerados jerárquicos área se localizaron 29 sitios explorados por el PAH
(cluster analysis) para cada tipo con todos los modos y el Proyecto LT Champayán-Las Mesas.
identificados dentro de las tres categorías generales 3. Zona 3. Corresponde a la subcuenca del río Moc-
propuestas: pasta, superficie y formas. Este método tezuma, en un área de valles en donde se ubicaron
exploratorio permite identificar agrupaciones dentro cuatro sitios intervenidos por el Proyecto LT Cham-
de un conjunto de observaciones mediante la deter- payán-Las Mesas.
minación del grado de similitud de sus atributos, em- 4. Zona 4. Corresponde a la subcuenca del río Tame-
pleando un método de vinculación y una medida de sí, un área de llanuras aluviales, algunas de ellas
distancia, presentando los resultados gráficamente inundables, asociadas con el sistema de lagunas
por medio de dendogramas (Baxter, 2015; Drennan, al sur de Tamaulipas. En esta área se registraron
tres asentamientos explorados por el Proyecto Ar-
7 Este muestreo estuvo sujeto a las cualidades, organización y contenido queológica Huaxteca.
de las colecciones revisadas. Es por ello por lo que existieron variaciones en Con la zonificación del área de estudio se calculó la
cuanto a la frecuencia de materiales de cada tipo. De igual forma, las diferen-
cias se observan en la distribución regional, con una mayor representación de frecuencia relativa de los conjuntos modales compar-
los sitios de las subcuencas de los ríos Pánuco y Chicayán. tidos entre zonas para cada tipo y categoría con base
8 Debido a que se trabajaron con fragmentos y no con piezas completas, en tablas de contingencia de presencia/ausencia; los
para el análisis modal de las formas se consideraron aquellos ejemplares
que contenían los atributos que permitieron definir con precisión sus carac- resultados obtenidos arrojaron indicios sobre las po-
terísticas formales, con un total de 547 ejemplares. sibles interacciones entre zonas. Sin embargo, debido

111
Arqueología 64 • agosto, 2021

Periodo Tipo general Variedades tipológicas

Zaquil rojo IV

Zaquil rojo IV Zaquil rojo inciso

Clásico tardío Zaquil rojo pasta prisco


(650-900 d.C.) Liso Inciso subtipo 1 Inciso subtipo 4

Zaquil negro Acanalado Inciso subtipo 2 Inciso subtipo 5

Inciso Inciso subtipo 3

Exterior negativo, interior color


Baño blanco Variedad exterior café, interior rojo
de la pasta

Variedad exterior rojo sobre blanco,


Baño blanco con Pasta fina, variedad acabado
interior blanco con decoración pintada
decoración al negativo madera
o negativo

Exterior rojo inciso, interior Variedad exterior rojo sobre blanco,


Baño rojo
blanco interior rojo o color de pasta

Baño rojo, interior baño Variedad exterior rojo, interior blanco o


Variedad acabado madera
blanco color de pasta

Variedad exterior rojo, interior blanco


Banda roja y blanco ariedad ambas superficies cafés sin decoración o con decoración pintada,
Pasta fina incisa, negativo o mixta

Variedad exterior rojo, color de la pasta


Corrugado Variedad decoración de bandas con decoración incisa, negativo o sin
decoración
Formativo tardío/
Clásico temprano
(100 a.C.-200 d.C.) Engobe blanco Variedad engobe rojo Variedad pintado al negativo

Engobe blanco
Variedad engobe rojo inciso
corrugado

Variedad exterior blanco, interior


Engobe rojo color de la pasta sin decoración
o decoración al negativo

Pánuco gris Pánuco gris

Prisco negro Transición Zaquil negro inciso

Al fresco Transición Zaquil rojo

Transición Zaquil negro,


Prisco negro pasta Prisco

Transición Zaquil negro,


pasta Zaquil

Transición Zaquil negro


acanalado

Fig. 3 Tipos y variedades considerados para el análisis modal. Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara
y Alejandro J. Uriarte Torres.

112
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

TIPO CERÁMICO GENERAL


CLAVE DE
PROYECTO SITIO TOTAL
SITIO Prisco negro Pánuco gris Pasta fina Zaquil negro Zaquil rojo IV

Reforma HP-42 2 2

Los Pájaros HP-44 8 1 9

Las Ruedas HP-45 3 3

La Marland HP-46 1 1 2

El Porvenir HP-49 1 1

Las Culebras HP-50 1 1

Gravera HP-59 1 1

Laguna Soledad HP-88 2 2

La Marland II HP-89 1 1

Tanleón HP-110 1 1

El Círculo HP-114 20 20

Sin Nombre 1 HP-129 1 1

Sin Nombre 2 HP-141 1 1

El Corte HP-145 1 2 3

Ébano I HP-160 1 1

El Pirul HP-171 1 1

El Quemado HP-172 1 1

Sin Nombre 3 HT-272 1 1

Tanzotote HV-2 3 1 2 6

La Garrapata HV-3 1 2 2 5
Huaxteca
El Aguacate HV-5 1 5 1 7

El Venado HV-8 1 1

El Chacuaco HV-10 1 2 2 3 8

El Jaboncillo HV-12 2 1 3

Altos del Ojite HV-14 2 2

Paso Real HV-17 1 1

Altos del Ebanar HV-18 3 3

Las Lajas HV-19 2 2

El Borrado HV-23 1 2 3

Altamirano HV-24 11 5 16

Tierrita Blanca HV-25 1 1 2 4

La Pavita HV-26 2 2

El Lomerío HV-28 1 3 4

El Cañal HV-32 2 2

Las Chacas HV-34 3 3

La Noria HV-35 1 1

Sin Nombre 4 PC-2 1 1

Rancho El Alazán PC-3 1 1

Sin Nombre 5 PC-15 2 2

Sin Nombre 6 PC-18 1 1

113
Arqueología 64 • agosto, 2021

Las Matas CHI-1 1 1

Cañada Rica CHI-2 19 16 23 5 63

San José CHI-3 35 40 23 13 111

La Cortina CHI-4 3 7 1 11

Chachalacas CHI-5 4 35 24 13 76

La Riviera/Las
CHI-10 1 1
Monas
Chicayán
Laguna Mina CHI-12 34 22 15 3 74

As de Oros CHI-13 1 1 5 1 8

Los Aguaceros CHI-15 2 5 1 8

Los Sacrificios CHI-16 1 1

Las Marías CHI-17 8 6 5 1 20

Mata del Pozo CHI-18 1 1

Laguna del Paso CHI-19 1 1

Las Vegas S-1 1 27 28

La Esperanza S-2 1 3 4
Champayán-
Miramar S-4 3 10 3 16
Las Mesas
Los Tarascos S-13 19 2 3 3 4 31

Carrillo Puerto S-14 18 2 2 17 39

Total 191 12 137 202 82 624

Fig. 4 Frecuencia de ejemplares por sitio para cada tipo incorporados en la muestra de estudio. Elaboración
de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

Categoría de Modos individuales


Atributo
análisis identificados

Color 164

Desgrasante 92
Pasta
Textura 7
Compactación 6
Acabado 27

Superficie Tratamiento 33

Color 98
Forma general 11

orma específica 21

Base 6

Fondo 8

Soporte 19

Cuerpo 12
Formal
Paredes 8
Rebordes 6
Cuello 10
Borde 26
Vertedera 1

Labio 25

Total 580
Fig. 6 Ejemplo del resultado del análisis de conglomerados
Fig. 5 Total de modos individuales identificados para cada correspondiente a la categoría de pasta del tipo Zaquil rojo IV.
categoría y atributo de análisis. Elaboración de: Ivonne A. Pérez Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte
Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres. Torres.

114
SITIO

CONJUNTO ZONA ZONA


DESCRIPCIÓN ZONA 1 ZONA 2 TOTAL
MODAL 3 4
CHI- CHI- CHI- CHI- CHI- CHI- CHI- CHI- HV- HV- HV- HP- HP- HP- HV- HV- HV- PC- S- S- S- PC-
2 3 4 5 12 13 15 17 5 10 12 44 49 110 23 24 25 3 13 14 4 15
Pastas café a café
verdoso con desgrasantes
1 1 2 1 3 1 1 2 1 3 15
de arenas calcáreas de muy
finas medias

Pastas naranja a naranja


rojizo con desgrasntes de
2 1 4 3 1 3 1 1 1 1 1 2 4 1 1 25
arenas calcáreas de muy
finas a medias

Pasta naranja a rojizo


crema con desgrasantes de
3 2 5 4 1 1 1 1 1 1 17
arenas grises a negras de
muy finas a medias

Pasta café a café verdoso


con desgrasantes de arenas
4 2 2 2 1 1 1 2 7 18
grises a negras de muy
finas a medias

Pastas naranja a naranja


5 crema sin desgrasantes 1 1 2
aparentes

Pasta naranja crema con


6 desgrsantes de hematitas 1 1
de finas a medias

Pasta naranja crema sin


7 1 1
desgrasantes aparentes

Pasta gris claro con interior


8 café con desgrasantes de 1 1
arenas calcáreas finas

Pasta gris medio a gris


verdoso con desgrsantes
9 1 1 2
de arenas negras de muy
finas a finas

TOTAL 5 13 1 13 3 1 2 1 1 3 1 1 1 1 2 5 2 1 3 17 3 2 82

Fig. 7 Descripción y frecuencia de los conjuntos modales identificados mediante el análisis de conglomerados para la categoría de pastas del tipo
Zaquil rojo IV. Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

115
Arqueología 64 • agosto, 2021

PRISCO NEGRO

CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO ZONA ZONA ZONA ZONA CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO ZONA ZONA ZONA ZONA
GENERAL ESPECÍFICA MODAL 1 2 3 4 GENERAL ESPECÍFICA MODAL 1 2 3 4

2 30 6 1 6 3 1

4 5 3 2 3 3

5 10 6 1 Cuencos 3 1

9 2 4 1
Pastas cafés
11 9 5 3 5 1

17 1 6 21 8 2

20 1 7 6 1

23 1 8 2

Pastas cremas 24 1 9 4 1

1 4 10 10 3 2

3 17 5 11 1 5
Pastas grises
16 1 12 3
PASTA
19 5 13 1

6 24 7 1 14 1

7 7 8 15 13 2

8 2 2 16 1 2

Pastas naranjas 10 1 0 17 5

13 1 1 18 2

18 2 Cajetes 19 1

21 3 20 4 1

14 1 21 4 4
Pastas negras FORMAL
15 1 1 22 5 1 1

12 1 23 1 1
Pastas rojas
22 1 1 24 1

Sin engobe 2 7 25 3

Sin engobe 26 2 2
de alisado a 6 3 3 1
pulido 27 1

Sin engobe 28 1
o con baño
1 34 30 1 2 29 1
de alisado a
pulido 30 1

Con o sin en- 31 1 2


gobe en borde
4 11 32 1
de alisado a
SUPERFICIE Vasos
pulido 33 1

Engobe externo 34 1
de alisado a 5 28 18 3
bruñido 35 1
Ollas
Engobe externo 36 1
de pulido a muy 3 30 18
pulido 37 1

Engobe 38 6
completo de Tecomates
7 1 1 39 1
alisado a casi
pulido Tapas 40 1

Fig. 8 recuencia de ejemplares por conjunto modal y zona para las categorías de pasta, superficie y formal del tipo Prisco negro.
Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

116
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

PÁNUCO GRIS

CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO ZONA ZONA ZONA CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO ZONA ZONA ZONA
GENERAL ESPECÍFICA MODAL 1 2 3 GENERAL ESPECÍFICA MODAL 1 2 3

1 1 1 1
Pastas cafés
5 1 Ollas 2 1

2 1 3 1

3 1 1 1
PASTA
4 1 1 1 Tecomates 4 1 1
Pastas grises
6 1

7 1
FORMAL Cuencos 5 1
8 1

Sin engobe de alisado


1 2 4 3
a pulido
Cajetes 6 1

Sin engobe pulido 3 1


SUPERFICIE
Sin engobe muy
4 1
pulido
Molcajete 7 1
Engobe exterior
2 1
alisado casi pulido

Fig. 9 recuencia de ejemplares por conjunto modal y zona para las categorías de pasta, superficie y formal del tipo Pánuco gris.
Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

117
Arqueología 64 • agosto, 2021

PASTA FINA
CATEGORÍA CONJUNTO CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO
CATEGORÍA ESPECÍFICA ZONA 1 ZONA 2 ZONA 1 ZONA 2
GENERAL MODAL GENERAL ESPECÍFICA MODAL

1 26 1 20 1

5 10 2 14 2
Pastas cafés
9 3 Cuencos 3 1

13 2 4 1

14 2 5 1

Pastas cremas 16 3 6 1

17 1 7 3

Pastas grises 15 2 8 9 1

PASTA 2 6 1 9 5

3 41 4 10 22 1
Cajetes
Pastas naranjas 4 2 1 11 3

8 5 1 12 1

10 6 2 13 2

6 3 14 1

7 9 15 1
Pastas rojas
11 5 16 1
Vasos
12 2 17 2

Baño externo de alisado a FORMAL


6 10 3 18 2
pulido

Baño externo muy pulido 2 1 19 1

Baño externo pulido 9 1 1 20 2

Engobe en borde pulido 8 1 21 2

10 2 22 1
Engobe externo alisado
11 1 23 2

Engobe externo alisado a Ollas 24 1


5 19 3
pulido 25 1

SUPERFICIE 26 1
Engobe externo de alisado a
12 3 27 1
casi pulido
28 1

29 1
Engobe externo muy pulido 4 7
30 1

31 1
Engobe externo pulido 1 56 2
32 5
Tecomates
Sin engobe de alisado a 33 6
7 22
pulido
Ánfora 34 1
Sin engobe pulido 3 5

Fig. 10 recuencia de ejemplares por conjunto modal y zona para las categorías de pasta, superficie y formal del tipo Pasta fina.
Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

118
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

ZAQUIL NEGRO

CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO CATEGORÍA CATEGORÍA CONJUNTO


ZONA 1 ZONA 2 ZONA 3 ZONA 1 ZONA 2 ZONA 3
GENERAL ESPECÍFICA MODAL GENERAL ESPECÍFICA MODAL

Pastas blancas 11 1 1 32 11 14

4 22 12 13 2 7 13 3
Cuencos
7 32 3 3 3 2

Pastas cafés 8 5 1 4 1

10 2 5 2

14 2 6 16 1 5

Pastas cremas 9 1 7 4 1
PASTAS
5 13 1 8 7 3

Pastas grises 6 25 15 3 9 8 5 3

13 2 1 10 1

1 13 1 1 11 1

2 2 12 2
Pastas naranjas
3 8 3 15 13 4 1

12 1 1 Cajetes 14 1

15 4
Engobe com-
pleto alisado a 1 31 15 16 16 2
pulido
FORMAL 17 2

18 2
Engobe comple-
to pulido a muy 2 60 17 9 19 3 1
pulido
20 1

21 1
Engobe externo
4 4 6 22 1
alisado a pulido
23 2
SUPERFICIE 24 1 1 1
Engobe externo
alisado a muy 7 4 1 2 Vaso 25 1
pulido
26 1

27 2
Sin engobe 6 5 1 1
28 1

Sin engobe 29 1
o con baño Ollas
3 21 6 1
alisado a casi 30 1
pulido

31 1
Pulido sin
5 2
engobe Tecomates 32 4

Fig. 11 recuencia de ejemplares por conjunto modal y zona para las categorías de pasta, superficie y formal del tipo aquil negro.
Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

119
Arqueología 64 • agosto, 2021

ZAQUIL ROJO IV

CATEGORÍA CONJUNTO ZONA ZONA ZONA ZONA CATEGORÍA CATEGORÍA ZONA ZONA ZONA ZONA
CATEGORÍA CONJUNTO
ESPECÍFICA MODAL 1 2 3 4 GENERAL ESPECÍFICA 1 2 3 4
GENERAL MODAL

1 8 7 1 3 1 2
Pastas cafés Cuencos
4 7 11 2 2

8 1 3 4 1
Pastas grises
9 1 1 4 1 2

PASTAS 2 12 11 1 1 5 2 1

3 13 3 1 6 2 4

Pastas naranjas 5 1 1 7 1 5 1

6 1 8 1 6

7 1 9 1

10 2 6 1
Engobe o baño en borde
1 8 6 11 1
externo alisado a pulido
Cajetes
12 2
FORMAL
13 1
Engobe externo pulido a
2 25 14 1 14 1
muy pulido
15 1

16 2

SUPERFI- Engobe parcial alisado


3 9 6 1 2 17 1 2
CIE a pulid
18 1

19 1
Sin engobe externo
4 1 5 1 20 1
alisado a pulido
Ollas 21 1

Tecomates 22 10 1

Sin engobe externo Platos 23 1


5 3
alisado a pulido

Cazuelas 24 1

Fig. 12 recuencia de ejemplares por conjunto modal y zona para las categorías de pasta, superficie y formal del tipo aquil rojo I .
Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

a la variación en el número de observaciones dentro manifestadas por la frecuencia de conjuntos modales


de cada zona se aplicó la prueba Análisis de Varianza compartidos;10 así, mientras más similar resultase la
(ANOVA),9 con la cual se obtuvo un índice (p) para comparación de las medias entre zonas, esto se in-
evaluar si existieron diferencias significativas en la terpretó como una mayor intensidad de las interac-
distribución de los conjuntos modales a nivel regio- ciones por tratarse de poblaciones proporcionalmente
nal, a partir de la comparación de la varianza de sus similares. Los resultados, presentados en las figuras
medias poblacionales. Por otro lado, para reconocer 13 y 14, muestran tanto la frecuencia relativa de con-
la significancia de la relación particular entre zonas juntos modales compartidos, así como los niveles de
se complementaron los resultados de ANOVA con la significancia de su distribución a nivel regional y entre
prueba de Tukey, que permitió ponderar las relaciones zonas.

9 Esta prueba permite determinar si las medias entre poblaciones son igua-
les, valorando si las diferencias son de carácter muestral o relevantes con
base en un nivel de significancia p 0.05 . Cualquier valor superior a este 10 Para ello se establecieron intervalos de confianza de 95 con un nivel
nivel indica que las medias poblacionales son iguales. de significancia p 0.05 .

120
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

Fig. 13 Gráfica comparativa de las frecuencias relativas de conjuntos modales compartidos entre zonas por tipo cerámico y
categoría de análisis. Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

ANOVA
Zonas 1-2 Zonas 1-3 Zonas 1-4 Zonas 2-3 Zonas 2-4 Zonas 3-4
(α = 0.05)
Tipo Categoría Tukey Tukey Tukey Tukey Tukey Tukey
p fi fi fi fi fi fi
p p p p p p

Pasta 0.001 50.00% 0.439 4.54% 0.002 13.33% 0.002 10.52% 0.148 10.00% 0.129 0.00% 1.000

Prisco
Superficie 0.009 57.14% 0.571 42.85% 0.021 28.57% 0.018 33.00% 0.276 40.00% 0.251 25.00% 1.000
negro
Forma 0.000 36.11% 0.279 7.69% 0.000 4.54% 0.000 6.66% 0.027 3.70% 0.227 0.00% 1.000

Pasta 0.246 28.57% 0.311 50.00% 1.000 -- -- 28.57% 0.311 -- -- -- --

Pánuco
Superficie 0.421 25.00% 0.427 100.00% 0.963 -- -- 25.00% 0.569 -- -- -- --
gris
Forma 0.075 16.67% 0.209 0.00% 0.828 -- -- 0.00% 0.074 -- -- -- --

Pasta 0.010 29.41% 0.010 -- -- -- -- -- -- -- -- -- --

Pasta
Superficie 0.043 33.33% 0.043 -- -- -- -- -- -- -- -- -- --
fina
Forma 0.001 11.11% 0.001 -- -- -- -- -- -- -- -- -- --

Pasta 0.035 69.23% 0.225 35.71% 0.192 -- -- 55.00% 1.000 -- -- -- --

Zaquil
Superficie 0.152 71.42% 0.225 85.71% 0.192 -- -- 83.33% 0.995 -- -- -- --
negro
Forma 0.035 29.62% 0.073 23.33% 0.056 -- -- 33.33% 0.992 -- --

Pasta 0.017 62.50% 0.931 25.00% 0.055 28.57% 0.048 28.57% 0.186 14.28% 0.165 25.00% 1.000

Zaquil
Superficie 0.102 100.00% 0.906 60.00% 0.204 25.00% 0.140 60.00% 0.517 25.00% 0.394 25.00% 0.996
rojo IV
Forma 0.000 43.47% 0.848 10.00% 0.002 4.76% 0.001 15.38% 0.021 7.14% 0.015 0.00% 1.000

Fig. 14 Frecuencia relativa (f i) de conjuntos modales compartidos entre zonas para cada tipo y categoría, con niveles de
significancia p de su distribución resultado de las pruebas AN A y Tu ey. Elaboración de: Ivonne A. Pérez Alcántara
y Alejandro J. Uriarte Torres.

121
Arqueología 64 • agosto, 2021

Resultados engobe y con superficies de alisadas a pulidas (conjun-


to 1, 75.00%). En la categoría formal se reconocieron
El análisis modal y de la distribución de la muestra de seis conjuntos modales, predominando las ollas con
materiales cerámicos de los periodos Formativo tar- 41.67% de las observaciones, destacando aquéllas con
dío/Clásico en la cuenca baja del Pánuco permitieron cuellos cortos curvo-convergentes o curvo-divergen-
evaluar la diversidad de su manufactura y las probables tes, con labios redondeados u ojivales (figuras 9 y 16).
interacciones entre zonas a partir del reconocimiento En cuanto a su distribución a nivel regional no se
de los atributos compartidos. Los resultados se pre- observaron diferencias significativas, encontrándo-
sentan de forma diacrónica considerando cada tipo se mayor similitud a nivel de superficies (p=0.421) y
diagnóstico. pastas (p=0.246), siendo las formas las que muestran
mayores diferencias (p=0.075). Sin embargo, esta apa-
Formativo tardío/Clásico rente similitud debe considerarse con reserva debido
temprano (100 a.C.-650 d.C.) a lo limitado de la muestra a la que se tuvo acceso
(n=12);11 en la medida en que sea posible contar con
Prisco negro. La muestra analizada mostró una gran un mayor número de ejemplares de este tipo, podrán
variabilidad en la categoría de pasta, identificándose 24 evaluarse de mejor manera los resultados expuestos.
conjuntos modales, en donde las mejor representadas No obstante, la comparación de la distribución entre
fueron las pastas de color café pardo a café verdoso zonas indicó que la mayor interacción ocurrió entre las
con desgrasantes de arenas negras de muy finas a finas zonas 1 y 3 (figuras 13 y 14).
(conjunto 2, 18.84%), y las pastas de color naranja a Pasta fina. En este tipo se identificaron 17 conjuntos
naranja rojizo con desgrasantes de arenas negras de modales en la categoría de pasta, mostrando una gran
muy finas a finas (conjunto 6, 16.75%) (figura 15a-b). En variabilidad, en donde destacan las pastas naranjas a
cuanto a las superficies, se reconocieron siete conjuntos naranja rojizo con desgrasantes de arenas negras de
modales, sobresaliendo las piezas sin engobe o con un muy finas a medias (conjunto 3, 32.85%) y las pastas
baño de alisadas a pulidas (conjunto 1, 35.08%), o con café crema a café verdoso, con desgrasantes de are-
engobe al exterior de pulido a muy pulido (conjunto 3, nas negras de muy finas a finas (conjunto 1, 18.98%)
25.13%) o de alisadas a bruñidas (conjunto 5, 25.65%). (figuras 10 y 15e-f). Las superficies presentaron 12
Las formas presentaron 39 conjuntos modales dentro conjuntos modales, en donde el mayor número de ob-
de seis categorías formales, si bien los cajetes inclu- servaciones correspondió a los ejemplares con engo-
yeron 82.05% de las observaciones; entre los cajetes be externo pulido (conjunto 1, 42.37%) o de alisado a
destacaron los de silueta compuesta y los de paredes cor- pulido (conjunto 5, 16.06%), y aquéllos sin engobe con
tas, en ambos casos con paredes curvo-divergentes o superficies de alisadas a pulidas (conjunto 7, 16.06%).
curvo-convergentes, y labios redondeados o planos En las formas se observaron 36 conjuntos modales; los
(figuras 8 y 16a-b). más comunes fueron los cajetes que constituyeron el
Los resultados del análisis de la distribución 40.87% de la muestra, siendo los mejor representados
regional de los conjuntos modales indicaron que aquéllos de paredes curvo-divergentes o curvo-con-
en todas las categor ías ex istieron diferencias vergentes, con bordes directos y en ocasiones engro-
significativas, las cuales fueron más acusadas en las sados, de labios redondeados o planos. Cuentan con
formas (p=0.000) y pastas (p=0.001). La comparación una presencia importante los cuencos con 35.04% de
entre zonas mostró que las mayores interacciones la muestra, principalmente aquéllos con bordes direc-
ocurrieron entre las zonas 1 y 2, principalmente en tos, a veces engrosados, y labios redondeados o planos
las categorías de superficie y pastas que compartieron (figuras 10 y 16d-f).
más de la mitad de sus conjuntos modales con fuertes En cuanto a su distribución es importante señalar
niveles de significancia, mientras que las relaciones más que la muestra se concentró en las zonas 1 y 2 con di-
débiles fueron entre las zonas 1 y 4, en donde existió ferencias significativas en todas las categorías, que
una menor correspondencia entre conjuntos modales apuntan a un bajo nivel de interacción entre ellas; el
compartidos con niveles bajos de significancia en menor número de conjuntos modales compartidos se
todas las categorías (figuras 13 y 14). presentó en el apartado de formas, y las mayores si-
Pánuco gris. Dentro de este tipo se identificaron militudes en los acabados de superficie (figuras 13 y
ocho conjuntos modales en la categoría de pastas (fi- 14). Si bien las diferencias en la distribución podrían
gura 9), predominando aquéllas de color gris con des- atribuirse a un sesgo en los muestrarios de referen-
grasantes de arenas calcáreas de muy finas a medias
(conjuntos 3 y 4, 50.00%) (figura 15c-d). En cuanto a
11 A esto se suma un sesgo en las colecciones al no encontrarse represen-
la categoría de superficie, se registraron cuatro con-
tación en la zona 4, si bien su presencia en esta área ha sido reportada por
juntos modales donde sobresalen los ejemplares sin Ekholm (1944), Pérez (2012) y Ramírez (2019).

122
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

Fig. 15 Prisco negro: a) pasta del conjunto modal 2 del sitio San José (CHI-3) y b) pasta del conjunto modal 6 del sitio Carrillo
Puerto (S-14). Pánuco gris: c) pasta del conjunto modal 2 y d) pasta del conjunto modal 4, procedentes del sitio La Esperanza (S-2).
Pasta fina: e) pasta del conjunto modal 3 del sitio San José (CHI-3) y f) pasta del conjunto modal 1 del sitio Cañada Rica (CHI-2).
Zaquil negro: g) pasta del conjunto modal 1 del sitio Miramar (S-4) y h) pasta del conjunto modal 2 del sitio Chachalacas
(CHI-5). Zaquil rojo IV: i) pasta del conjunto modal 2 del sitio San José (CHI-3) y j) pasta del conjunto modal 4 del sitio Las Marías
(CHI-17). Fotos de: Ivonne A. Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte Torres.

cia,12 es posible que éstas fuesen al mismo tiempo el Clásico tardío (650-900 d.C.)
resultado de distintos patrones de adquisición de este
tipo cerámico, dado su origen foráneo, indicando una Zaquil negro. El análisis modal de este tipo identificó
probable función como bien de prestigio. Sin embargo, 14 conjuntos de pasta distintos (figura 11); más de la
la contrastación de esta hipótesis requiere contar con mitad de las observaciones correspondió a las pastas
mayores datos acerca del origen, rutas de intercambio de naranja a naranja rojizo, con desgrasantes de arenas
y contextos de consumo de la cerámica de pasta fina. negras de muy finas a medias (conjunto 1, 52.98%), se-
guido de las pastas café a café-crema con desgrasantes
12 Ejemplares de este tipo son reportados en sitios de la zona 3 por Reza de arenas grises o negras de muy finas a gruesas (con-
(2010) y de la zona 4 por Ekholm (1944), Pérez (2012) y Ramírez (2019). junto 7, 14.85%) (figuras 11 y 15g-h). Los atributos de

123
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 16 Prisco negro: a-b) bordes de caje-


tes con superficies del conjunto modal 3
de los sitios Laguna Mina (CHI-12) y Los
Aguaceros (CHI-15). Pánuco gris: c) borde
de olla con superficie del conjunto modal
1 del sitio La Esperanza S-2 . Pasta fina:
d) borde de cajete de la variedad engobe
rojo incisa con superficie del conjunto
modal 1 del sitio Laguna Mina (CHI-12),
e) cuerpo de cajete de la variedad corru-
gada con superficie del conjunto modal 5
del sitio Carrillo Puerto (S-14) y f) borde
de cajete de la variedad exterior color
de la pasta, interior rojo, con superficie
del conjunto modal 7 del sitio San José
(CHI-3). Zaquil negro: g) borde de cuenco
de la variedad incisa subtipo 4 con
superficie del conjunto modal 1 del sitio
San José (CHI-3) y h) cajete de silueta
compuesta de la variedad incisa subtipo
1 con superficie del conjunto modal 2 del
sitio Chachalacas (CHI-5). Zaquil rojo IV:
i) borde de tecomate con superficie del
conjunto modal 3 del sitio Laguna Mina
(CHI-12) y j) borde de cazuela con
superficie del conjunto modal 1 del sitio
San José (CHI-3). Fotos de: Ivonne A.
Pérez Alcántara y Alejandro J. Uriarte
Torres.

las superficies se aglutinaron dentro de siete conjuntos dose diferencias significativas en sus pastas y formas
modales, donde las mayores frecuencias correspon- (p=0.035), y similitudes en las superficies (p=0.152).
dieron a las piezas con engobe completo de alisado a En la comparación entre zonas se observó que la ma-
bruñido (conjunto 1, 30.69%) o de pulido a muy puli- yor interacción ocurrió entre las zonas 2 y 3, seguida
do (conjunto 2, 42.57%), y aquéllas sin engobe o con de las zonas 1 y 2, siendo la superficie la categoría en
baño de alisados a casi pulidos (conjunto 3, 13.86%). donde se presentaron las frecuencias relativas más
En cuanto a las formas, se identificaron 32 conjuntos altas de conjuntos modales compartidos con altos
modales dentro de cinco categorías; si bien los cajetes y valores de significancia. De igual manera, la mayor
cuencos constituyeron 89.10% de la muestra, destacan variación en la distribución entre zonas se observó
los cajetes de silueta compuesta o con paredes curvas, en las formas, con una menor frecuencia de conjuntos
ya fueran divergentes o convergentes, así como a los modales compartidos (figuras 13 y 14).
cuencos con bordes directos (figuras 11 y 16g-h). Zaquil rojo IV. En este tipo cerámico, el análisis
En cuanto a su distribución regional, el tipo Zaquil modal permitió reconocer nueve conjuntos de pasta,
negro se registró en las zonas 1, 2 y 3,13 observán- en donde destacan aquéllas de color naranja a naran-
ja-rojizo con desgrasantes de arenas calcáreas de finas
a medias (conjunto 2, 30.49%), y de color café a café
13 Hay que considerar que, aunque no se contó con una muestra en las verdoso con desgrasantes de arenas grises a negras de
colecciones revisadas, este tipo ha sido reportado en la zona 4 por Ekholm
(1944) para la desembocadura del río Pánuco y por Ramírez (2019), si bien de
muy finas a medias (conjunto 4, 21.95%) (figuras 12
forma escasa, en los sitios de la subcuenca del Tamesí. y 15i-j). En cuanto a las superficies, se distinguieron

124
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

cinco conjuntos modales con una mayor frecuencia obstante, los datos aportados por intervenciones de
de piezas con engobe externo de pulido a muy pulido salvamento arqueológico a nivel regional dan cuen-
(conjunto 2, 48.78%) y aquéllos con engobe o baño en ta de la existencia de una multiplicidad de asenta-
el borde externo, de alisados a pulidos (conjunto 3, mientos de distintos rangos y una cultura material
21.95%) (figura 15i-j). En el nivel formal, se identifi- distintiva, que se manifestó en elementos como la
caron 22 conjuntos modales dentro de seis categorías, cerámica, que tienen que ser revalorados dentro de
siendo los más comunes los cajetes, que constituyeron las interpretaciones del desarrollo de la Huasteca.
72.29% de la muestra; los más frecuentes fueron los de En este contexto, el presente trabajo planteó una
paredes curvo-convergentes o de paredes cortas, con aproximación a la comprensión de las dinámicas in-
labios ojivales o facetados (figura 12). ternas en la cuenca baja del Pánuco durante el perio-
La distribución regional del tipo Zaquil rojo IV mos- do Clásico. Considerando las características de los pa-
tró diferencias significativas particularmente en cuan- trones de asentamiento documentadas para las fases
to a las formas (p=0.000) y pasta (p=0.017); en con- Coy (200-650 d.C.) y Tanquil (650-900 d.C.), de sitios
traste, los acabados de superficie resultaron con una dispersos y sin evidencia de un solo centro rector a
mayor similitud en su distribución (p=0.102). Ahora nivel regional, se propuso la existencia de una forma
bien, la comparación entre zonas arrojó que las mayo- de organización dentro de lo que se denominan entida-
res frecuencias en los conjuntos modales compartidos des políticas equivalentes, las cuales, en su constante
ocurrieron entre las zonas 1 y 2, con altos niveles de interacción, intercambian información que resulta en
significancia. Por otro lado, las interacciones más bajas la generación de homologías estructurales. De esta ma-
tuvieron lugar entre las zonas 1 y 4, con menores fre- nera, un aumento en las interacciones entre entidades
cuencias de conjuntos compartidos y menores niveles políticas equivalentes podría promover la intensifica-
de significancia (figuras 13 y 14). ción de los sistemas políticos y económicos que derivan
en el cambio sociocultural. Abordar la problemática del
Consideraciones finales periodo Clásico en la cuenca baja del Pánuco con base
en esta propuesta, permitió considerar las relaciones
A pesar del prolongado interés en el estudio arqueo- regionales en la explicación de los procesos de desarro-
lógico de la Huasteca desde inicios del siglo XX, las llo, moderando el papel de los factores externos como
investigaciones se han centrado principalmente en la la migración o la difusión.
construcción de fases culturales, con menoscabo en Partiendo del reconocimiento de la diversidad mo-
la comprensión de los procesos socioculturales regio- dal de los tipos cerámicos Prisco negro, Pánuco gris,
nales. Este enfoque impactó la forma en que se abordó Pasta fina, Zaquil negro y Zaquil rojo IV y de su dis-
el análisis de los materiales cerámicos, privilegián- tribución al interior de las distintas zonas en que se
dose la construcción de secuencias sustentadas en dividió la cuenca baja del Pánuco, se evaluó el inter-
la definición de tipos diagnósticos para cada fase. La cambio de información de los procesos de manufactura
búsqueda de elementos comunes que contribuyeran a cerámica como indicador de las interacciones regiona-
delimitar un área cultural Huasteca, opacó el recono- les para las fases Tantuan III/Coy (100 a.C.-650 d.C.)
cimiento de la variabilidad de la producción cerámica y Tanquil (650-900 d.C.), con base en la hipótesis de
y de los datos que ésta puede aportar al estudio de las que la intensidad de las interacciones es proporcional
dinámicas internas de la región. De la misma manera, a la frecuencia de los conjuntos modales compartidos.
se pretendió vincular las fases de la Huasteca con Los resultados obtenidos apuntan a que durante las
las de otras áreas con la finalidad de incorporarla al fases Tantuan III/Coy existió una gran diversidad en
desarrollo histórico de Mesoamérica, a través de la las categorías de pastas y formas, las cuales presen-
búsqueda de rasgos en los materiales cerámicos como taron un importante número de conjuntos modales
evidencia de contactos interregionales que, a su vez, en todos los tipos. En el caso de las pastas es posible
se convirtieron en la principal explicación de los que las variaciones fueran consecuencia del acceso a
cambios socioculturales por medio de la migración. un amplio abanico de materias primas disponibles,
Ahora bien, dentro de estas fases culturales no to- mientras que en las formas respondieron a distintos
dos los periodos recibieron la misma atención. En el requerimientos funcionales. Asimismo, esta variabi-
caso del Clásico (200-900 d.C.), la disminución en lidad sería un indicador de una menor comunicación
el número, dimensiones y complejidad de los asen- entre unidades productoras dentro de las entidades
tamientos con respecto de los periodos anteriores políticas equivalentes, al expresar elecciones indepen-
se interpretó como un momento de decaimiento y dientes para estos aspectos de la manufactura cerámi-
reorganización poblacional, particularmente en la ca. En contraste, las superficies presentaron una me-
Huasteca septentrional, lo que trajo como conse- nor diversidad, considerando que un número reducido
cuencia una falta de interés en su investigación. No de conjuntos modales aglutinó la mayor parte de las

125
Arqueología 64 • agosto, 2021

observaciones; por ejemplo, tres conjuntos modales de A nivel regional, los conjuntos modales de los tipos
Prisco negro correspondieron a 85.86%, un conjunto Zaquil negro y Zaquil rojo IV presentaron diferencias
modal de Pánuco gris incluyó 75% y tres conjuntos de significativas en la distribución de las categorías de
Pasta fina 74.49% del total de las muestras de cada pasta y forma, en contraposición a las superficies. La
tipo. Esto manifiesta que, a nivel regional, el interés frecuencia de modos compartidos entre zonas para el
de los productores radicó en la obtención de piezas con tipo Zaquil rojo IV fue alta en cuanto a la superficie,
acabados y tratamientos similares, aun y cuando otros principalmente entre las zonas 1-2 y 2-3, y fue menor
procesos de manufactura fueran distintos, expresando en relación con las pastas y formas. Por su parte, el tipo
que la comunicación se centró en esta categoría. Zaquil negro mostró las frecuencias de modos compar-
En cuanto a los resultados del análisis de la distribu- tidos más altas entre zonas en las categorías de pasta y
ción de los conjuntos modales de los tipos cerámicos de superficie; de hecho, los valores de este tipo fueron los
las fases Tantuan III/Coy (100 a.C.-650 d.C.), se obser- más altos de toda la muestra estudiada, exceptuando la
vó que, en términos generales, existieron diferencias categoría formal. Estos resultados apuntan a que para
significativas entre zonas. Esto fue particularmente la fase Tanquil hubo una mayor comunicación entre
notable en los tipos Prisco negro, en los que exceptuan- unidades, que incidió en el aumento de las coinciden-
do la relación entre las zonas 1 y 2, existió poca inte- cias en las decisiones tecnológicas a nivel regional y
racción entre áreas, y en Pasta fina. Si bien, en el caso que puede ser interpretado como un incremento en las
de Pánuco gris se manifestaron relaciones con mayor interacciones en la cuenca baja del Pánuco.
significancia, lo limitado de la muestra a la cual se tuvo En conclusión, los análisis realizados permiten pro-
acceso requiere que los resultados se tomen con reser- poner que para el Formativo tardío/Clásico temprano
va. A pesar de la aparente baja interacción entre zonas (100 a.C.-650 d.C.), las interacciones al interior de la
para este periodo, la mayor frecuencia de conjuntos cuenca baja del Pánuco manifestadas por los mate-
modales compartidos en todos los tipos ocurrió para la riales cerámicos fueron de menor intensidad, lo que
categoría de superficie, lo cual refuerza la propuesta de posiblemente se relacionó con una mayor autonomía
que el interés en la obtención de piezas con acabados y competencia entre las entidades políticas resultantes
similares fue lo que motivó la comunicación entre en- de la disolución de los centros rectores durante el For-
tidades políticas a nivel regional. En el caso del Pasta mativo tardío, que fue acompañada de un importante
fina, considerada como un tipo cerámico de carácter reacomodo poblacional. En este contexto, la produc-
foráneo, se podría apuntar a que los atributos de su su- ción de los materiales cerámicos evidenció un menor
perficie y, probablemente de su decoración, incidieron intercambio de información tecnológica, lo que difi-
en su adquisición y distribución en la región, aunque cultó la construcción de homologías estructurales de
es necesario efectuar análisis que contribuyan a esta- alcance regional, aunque las similitudes en acabados
blecer su procedencia, manufactura, mecanismos de y tratamientos de superficie indicaron cierto nivel de
su distribución y contextos de consumo, que permitan comunicación. Este planteamiento podría apuntalarse
dilucidar si se trató de un bien de prestigio aprovecha- con el estudio de la cerámica Pasta fina para evaluar
do por las élites para afianzar su estatus. si la distribución observada en este trabajo responde a
Para la fase Tanquil (650-900 d.C.), los tipos diag- una función como bien de prestigio y si su adquisición
nósticos presentaron comportamientos diferenciados dependió de la participación de las entidades políticas
en sus conjuntos modales. En cuanto a las pastas, en en competencia en redes de intercambio interregional
Zaquil negro, 52.98% de las observaciones se concen- (Blanton et al., 1996).
tró en un solo conjunto modal; mientras que en Zaquil Hacia el Clásico tardío (650-900 d.C.) parece in-
rojo IV, la muestra se distribuyó en nueve conjuntos crementarse el intercambio de información en la
con frecuencias similares. Estas diferencias entre tipos producción cerámica a nivel regional. El tipo Zaquil
manifiestan que mientras en Zaquil rojo IV la elec- negro, diagnóstico de este periodo, evidenció la mayor
ción de materias primas fue diversa, para Zaquil negro frecuencia de modos compartidos entre zonas en sus
existió una mayor comunicación entre unidades, que pastas y acabados de superficie, y quizá, un lenguaje
resultó en el predominio de ciertas decisiones tecno- simbólico compartido en sus variedades decoradas,
lógicas. A semejanza de las fases precedentes, en la por lo que es posible proponerla como una cerámica
categoría de formas se observó una alta frecuencia de que expresó homologías estructurales resultado del
conjuntos modales, indicando una importante variabi- aumento de la relación entre entidades políticas, aun-
lidad para ambos tipos. De igual forma, en las superfi- que es necesario que se estudien sus contextos de dis-
cies se registró la menor variación, con tres conjuntos tribución y consumo para reconocer si fue empleado
modales que incluyeron 87% de las observaciones en como un bien que refiere a la creación de una identi-
ambos tipos, expresando de nueva cuenta la importan- dad compartida a nivel regional en un contexto menos
cia del intercambio de información en esta categoría. competitivo (Schortman et al., 2001). De hecho, resulta

126
El Clásico en la cuenca baja del Pánuco. Aproximación a la interacción regional...

relevante que este incremento en las interacciones a Bibliografía


nivel regional para el Clásico tardío coincide con los
cambios registrados en el patrón de asentamiento y
la arquitectura pública de los sitios de la fase Tanquil,
que podrían indicar el proceso de creación de institu- Alarcón Zamora, Gerardo
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maciones se han explicado por influencias externas
(Dávila, 2009; García Cook y Merino, 1989; Merino y Ancona Aragón, Iliana
García Cook, 1987; Ramírez, 2019), es necesario con- 2012 El estudio de la tecnología cerámica del Preclásico
siderar y analizar el papel que tuvo la intensificación de Cerro de los Muertos y la periferia de El Tigre,
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sido estudiada y que requiere replantear los supues- 2015 Exploratory Multivariate Analysis in Archaeology.
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sentido, la aproximación efectuada en este trabajo of Mesoamerican Civilization. Current
muestra el potencial de investigación de este perio- Anthropology, 37 (1): 1-14.
do y subraya la importancia de discutir el papel de
los procesos regionales en la creación de sus formas Borges Barrientos, Jorge Luis, Jiménez Álvarez, So-
de organización social, en la conformación de una corro, Golden, Charles W., y Scherer, Andrew K.
cultura material compartida, pero a la vez diversa, y 2018 Análisis modal de la policromía de Budsilhá,
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las colecciones de los proyectos Chicayán y LT Cham-
payán-Las Mesas. De la misma manera, a Sara Corona, Cabrera, Rubén
jefe del Departamento de Colecciones Comparativas del Trabajos de rescate arqueológico en la región
INAH, por permitir la revisión de los materiales cerámi-
de Chicayán, Veracruz. Boletín del INAH, época II,
cos del PAH. Finalmente, a Laura Castañeda Cerecero 19: 3-12.
(†), subdirectora de Investigación y Conservación de
la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, por Canto Aguilar, Giselle
facilitar la consulta de la información inédita sobre 2006 La cerámica del periodo Clásico en Morelos:
los sitios del Clásico localizada en los archivos del PAH. semejanzas y diferencias con Teotihuacan. En
A los revisores anónimos por contribuir a este trabajo Beatriz Leonor Merino y Ángel García Cook
con sus observaciones y críticas. A todos ellos, gracias (coords.), La producción alfarera en el México
por sus aportaciones, que fueron de gran valía para antiguo, vol. 2: La alfarería durante el Clásico
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130
Evidencias de un obrador
de locería del siglo XIX
en el Puente de Tecolotes
Georgina Tenango Salgado de la Ciudad de México
María de Jesús Sánchez Vázquez
Dirección de Salvamento Arqueológico, INAH

Resumen: Derivado de la construcción de un complejo habitación en el predio de Avenida Paseo de la Reforma 96, en la colonia Guerrero de la
Ciudad de México, se realizó un salvamento arqueológico en donde se detectaron los restos materiales de una fábrica de mayólicas del siglo xix.
La investigación histórica arrojó datos concretos sobre el fundador y su familia, las fechas de elaboración de las vasijas, las difíciles condiciones
sociales de la época y los cambios físicos del entorno.
Palabras clave: Salvamento arqueológico, colonia Guerrero, Ciudad de México, fábrica de mayólicas, siglo XIX , vasijas.

Abstract: Due to the construction of an apartment building complex on the property in Avenida Paseo de la Reforma No 96, in the Colonia Guerrero
in Mexico City, an archaeological salvage was carried out. Material remains of a majolica (Talavera) factory, dated from the nineteenth century, were
found. Historical investigation of that remains gave concrete data about the founder and his family as well as the dates of elaboration of the vessels,
the hard social conditions of that time and the physical changes of the landscape.
Keywords: Archaeological Salvage, Colonia Guerrero Mexico City, majolica factory, nineteenth century, vessels.

L
a arqueología se centra en el estudio de los res- en viviendas. Así quedaron ocultos, bajo las nuevas
tos materiales de sociedades pretéritas y rara vez fachadas, los restos de esas factorías que vuelven a
puede precisar las fechas puntuales en que fueron ver la luz cuando, debido a modernas edificaciones,
usados los artefactos que se registraron en una exca- quedan expuestos, como es el caso de los vestigios del
vación, mucho más difícil resulta conocer el nombre obrador de locería detectados durante la construcción
de los creadores o usuarios de los objetos recuperados. de un complejo de departamentos.
De ahí el interés por compartir los datos históricos Fue precisamente por uno de esos cambios que, en
asociados a la excavación arqueológica realizada en el predio donde a finales de los años ochenta y prin-
Residencial Reforma 96, ya que la investigación dio la cipios de los noventa se ubicaba el cine Sala Chaplin
oportunidad de conocer a detalle, además de los restos y en fechas más recientes un centro nocturno, ante la
arqueológicos, a personajes, hechos y lugares de esta gran demanda de vivienda se decidió la construcción
interesante y vieja ciudad. de un condominio de departamentos.
Las actividades que antiguamente tenían lugar La presente investigación deriva del salvamento
en la zona periférica de la Ciudad de México fueron arqueológico realizado en el predio denominado Re-
desapareciendo a medida que la mancha urbana fue sidencial Reforma 96,1 ubicado en la esquina noroeste
creciendo. Con el correr del tiempo algunas dejaron del cruce que forman la Avenida Paseo de la Reforma
constancia de su presencia a través de documentos, y la calle Matamoros, en la colonia Guerrero, alcaldía
en los objetos mismos, y las huellas de otras simple- Cuauhtémoc, en la Ciudad de México (figura 1).
mente fueron cubiertas para dar paso a nuevos usos
del suelo. De tal manera, algunas casas-talleres en las 1 Este número oficial se obtuvo entre 2013-2014 después de la fusión de
tres predios que anteriormente correspondían a Matamoros 46 bis, Mata-
que se efectuaban labores en lo que en algún momento moros 52, y una fracción del número 52 perteneciente al Departamento del
fueron las afueras de la ciudad, se convirtieron sólo Distrito Federal.
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 1 A la izquierda, en color blanco, el Conjunto Residencial Reforma 96. Al fondo, el edificio de la nidad Habitacional Nonoalco-
Tlatelolco y a la derecha el monumento a Cuitláhuac. Véase María de Jesús Sánchez Vázquez y Georgina Tenango Salgado, “Informe
técnico de Salvamento Arqueológico Residencial Reforma 96 (Den 2011-169 y 2013-94)”. México, INAH-Archivo de la Dirección de
Salvamento Arqueológico.

La excavación las cuales, asociadas con la abundancia de elementos


El terreno tiene un área de 836.23 metros cuadrados relacionados con el proceso de fabricación de loza, ini-
y ahí se edificó un complejo habitacional de departa- cialmente condujeron a pensar que se trataban de las
mentos en ocho niveles que desplantó a los 3.00 metros evidencias de un taller de alfarería, ya que para esta
de hondura sobre una losa de cimentación apoyada en actividad productiva se requiere de un gran número
pilotes hincados a 25.00 metros de profundidad. de contenedores para los procesos de la mezcla de los
Durante mes y medio de trabajo de campo se barros, primer y segundo tamizado, decantación, ba-
perforaron 11 pozos de 2 metros cuadrados, de los rreal y paseado, entre otros (figura 5).
que derivaron dos excavaciones extensivas: una El análisis de los materiales recuperados reveló
primera de 50.00 metros cuadrados y una segunda de un gran número de objetos: de un total de 35 412,
120.00 metros cuadrados (figura 2), que permitieron destaca una gran cantidad de fragmentos de trícoles
registrar los vestigios de las diversas etapas de (2 975); además de 321 piezas completas registradas
ocupación del terreno y sus áreas de actividad. en catálogo; 12 349 bizcochos de los que 11 240
Debido a las construcciones anteriores, en la ex- corresponden a platos, 563 son tazones, 175 macetas,
ploración arqueológica de las secciones oriente y po- 134 tazas, 92 vasos, 78 azulejos, 23 albarelos, un
niente se detectaron dos losas de concreto armado de tintero y tapas (figuras 6 y 7); también se identificaron
35 centímetros de espesor (losa base y losa tapa), la 51 pedazos de cobijas2 o herramientas separadoras y
separación entre ellas fue de 2.20 metros en prome- 2 piezas semi-completas que se anexaron a catálogo,
dio, y en ese espacio se apreciaron sólidas zapatas y moldes, pedazos de vasijas adheridos, fragmentos de
anchos muros de cimentación, además de un volumi- vasijas vidriadas con huellas de burbujas y cicatrices
noso relleno de cascajo, basura, y en la zona central, de trícoles, trozos de vidrio, aunados a capas de ceniza
tres grandes cisternas que aún contenían agua. Esta y carbón, lo que era un claro indicador de la existencia
eventualidad determinó la estrategia para ubicar los de un obrador de loza en las inmediaciones del terreno
sondeos, que se trazaron entre las zapatas y cisternas, (figura 8).
con el objeto de no tener que demoler la mamposte-
ría; sin embargo, en algunos casos fue necesario el 2 Cobija: caja cilíndrica cerrada en la parte inferior, en cuyo interior se de-
apoyo de equipo mecánico para liberar las evidencias positan las piezas. Las hay sin apertura en sus paredes, y en su interior se
colocan las piezas cerámicas, unas encima de otras, con trípodes que quedan
(figuras 3 y 4). marcados en el frente de la pieza o anverso. En las cobijas con perforaciones
Durante el proceso de excavación se delimitaron en sus paredes se introducen unas cuñas triangulares llamadas espigas, mis-
varias tinas o cubas de tamaño homogéneo, hechas mas que sujetan las piezas por sus “alas” o bordes laterales. A la parte inferior
de la cobija se le conoce como caja y a la superior o tapa como pedaño, al
con tabique, que exhibían un aplanado de cal y arena, conjunto suele llamársele también “herramienta” (Yanes, 2013: 478).

132
Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

Fig. 2 Salvamento Arqueológico


Residencial Reforma 96. Ubicación
de sondeos.

Los materiales
Del total de la cerámica analizada, 50.86% (figura 9) co-
rresponde al siglo XIX: de fabricación local, entre mayóli-
cas y sus elementos asociados, como bizcochos, trícoles y
herramientas separadoras (16 468 fragmentos en total).
Su pasta es de textura fina arcillo limosa, de color na-
ranja rojizo 2.5YR 5/6, 5/8, 6/8; 5YR 6/8, 7/8; 10R 6/8
a café; 5YR 5/6, 5/8, 6/6; 7.5YR 5/8, 6/6, 7/6; 10YR 7/6;
2.5Y 7/4 (Munsell, 1975); compacta, con entre 10 y 20%
de betas cilíndricas y alargadas; de fractura grumosa;
dureza de media a media-alta y buena cocción. La téc-
nica predominante en la manufactura de los bizcochos
fue el torneado.
Los albarelos tuvieron un grosor de paredes de 0.2 a
0.9 centímetros, y diámetros de base de 3.4 a 7.7 centí-
metros. Los azulejos se modelaron con bordes biselados
y labio recto, con dimensiones de 10.0 a 11.5 centímetros
por lado y grosor de paredes de 1.1 a 1.2 centímetros.
Candelero de cuerpo cilíndrico con soporte de pedes-
tal compuesto y grosor de paredes de 0.3 centímetros.
Macetas de cuerpo cilíndrico, borde evertido o ligera-
mente curvo-divergente engrosado con acanaladura
exterior y soporte anular superficial. También se identi-
ficaron macetas de paredes ligeramente curvo-conver-
gentes y borde curvo-divergente. El grosor de paredes
fue de 0.4 a 1.9 centímetros.
Platos de paredes curvo divergentes o cuerpo com-
puesto, con soporte anular superficial. Algunos ejem-
plares presentaron como decoración interior ligeras
incisiones delíneas paralelas divididas por lineas trans-
versales o bandas de hojas lanceoladas. El grosor de las
paredes variaba de 0.2 a 0.8 cm.
Tapas de cuerpo compuesto o cuerpo cóncavo; con
grosor de paredes de 0.3 a 0.4 centímetros.
Tazas de cuerpo cilíndrico o ligeramente curvo-con-
Figs. 3 y 4 Arriba: demolición de zapatas de cimentación vergentes y base anular; grosor de paredes de 0.2 a 0.4
ubicadas bajo la losa tapa. Abajo: excavación extensiva en el centímetros.
espacio libre de losa base. Véase al fondo la losa base de la Tazones con soporte anular y grosor de paredes de
sección oriente del predio. Idem. 0.2 a 0.5 centímetros.

133
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 5 Excavación de siete tinas localizadas entre el pozo 1 y el pozo 2. Idem.

Fig. 6. Abundancia de bizcochos y trícoles del obrador de


locería de Puente de Tecolotes. Idem.

Fig. 8 Cobijas y variedad de trícoles del obrador de locería de


Puente de Tecolotes. Idem.

Fig. 7 Variedad de bizcochos del obrador de locería de Puente


de Tecolotes. Idem.

Fig. 9 Grafico que ilustra la cantidad de materiales fabricados


en la locería de Puente de Tecolotes. Idem.

134
Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

Un tintero torneado de base recta y fondo muy burbujas, huellas de trícoles o adherencias de diferen-
grueso, cuerpo cilíndrico, con grosor de paredes que tes piezas cerámicas. Las vasijas se pintaron a mano
va de 0.4 a 2.0 centímetros. bajo el vidriado en tonos verdes no especificados en
Vasos de base recta, fondo cóncavo, cuerpo cilíndri- la tabla Munsell (1975), sobre blanco verdoso 5Y 6/1,
co y soporte anular superficial o engrosado; su grosor 6/2, 7/1, 7/2, 7/3, 8/1, 8/2, 8/3; 2.5Y 7/2 o 7/4. Como ya
de paredes fue de 0.3 a 0.7 centímetros. se mencionó, aquí sólo se registraron platos soperos
En las mayólicas monocromas (305 fragmentos sin y tazones, decorados con bandas lineales, banda on-
decoración, quizá porque gran parte de las piezas sólo dulada o con picos en los bordes.
presentaba banda en los bordes), la cubierta consistió En los estudios específicos de mayólicas tardías se
en una capa blanco verdosa (en tonos 5Y 6/1, 6/2, 7/1, ha observado que estos nuevos elementos decorativos
7/2, 7/3, 8/1, 8/2, 8/3; 2.5Y 7/2 o 7/4) de espesor medio se iniciaron al final del siglo XVIII y persistieron du-
a ligero y que cubre el total de la pieza, con escurri- rante todo el siglo XIX. Se continuó el uso de motivos
mientos, abundantes cacarizos y/o burbujas, huellas de florales y zoomorfos, pero por primera vez ingresó el
trícoles o adherencias de otras piezas cerámicas (figu- patrón de elementos geométricos en hileras de puntos
ra 10). Las formas detectadas fueron albarelos; platos y líneas ondulantes, o los esquemas abstractos, y es
pequeños de cuerpo compuesto y soporte anular, con notorio el carácter más popular de los diseños (Müller,
diámetro de boca de entre 8.0 y 9.0 centímetros. Platos 1981: 33).
soperos (249), tapas, tazas (9), tazones (29), vasos (11) En las variantes policromas (105) se apreció un
y escasos jarritos y miniaturas. tosco pero grueso barniz estaño plúmbeo con abun-
En cuanto a las piezas decoradas se pudo determi- dantes burbujas y escurrimientos que cubren en su
nar que la forma predominante fue el plato sopero, totalidad a los platos, y la cara superior y borde en
identificándose 249 con diseños variados, 135 con los azulejos; en su mayoría mostraron las huellas de
banda verde lineal, 105 policromos, 61 banda verde los trícoles. Fueron pintados a mano bajo el vidriado
en picos, 55 con líneas paralelas y motivos fitomorfos, en colores verdes no especificados en la tabla Munsell
y 26 con diseño no definido. La otra figura presente, (1975): amarillo 2.5Y 6/6, 8/8 y café 10YR 2/1, 2/2,
aunque en menores proporciones, fue el tazón del que 3/1, 3/2, 3/4, 3/6, 4/4 o 4/6, formando gruesas líneas
se registraron 59 con banda verde en picos y 20 en dobles continuas u onduladas paralelas al borde, al-
banda verde lineal. gunas acompañadas de diseños de hojas. En el fondo
En la variante de banda verde (figura 11) se detec- de los platos fue evidente una flor de gruesos pétalos
taron 279 fragmentos más tres piezas de catálogo; la con centro de doble círculo. Los azulejos en las esqui-
capa de estaño también exhibe coberturas disparejas, nas tuvieron roleos encontrados y al centro diseños
de espeso a escaso vidriado que cubre el total de la florales de múltiples círculos. Platos y azulejos fueron
pieza con escurrimientos, abundantes cacarizos y/o las únicas formas localizadas (figura 12).

Fig. 10 Mayólicas monocromas


procedentes del obrador de locería
de Puente de Tecolotes. Idem.

135
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 11 Mayólicas banda verde fabricadas en el obrador de locería de Puente de Tecolotes. Idem.

Fig. 12 Mayólicas policromas elaboradas en el obrador de locería de Puente de Tecolotes. Idem.

136
Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

Asociados a estas mayólicas se localizaron algunos Policromo Oaxaca estilo Chorreado, Policromo Oaxaca
fragmentos con diseños más elaborados (54 tiestos) estilo geométrico y Policromo con motivos europeos,
que pueden corresponder a una etapa más especia- asignándoles una cronología que comprende de 1850
lizada del mismo obrador. La pasta también es fina, a 1930 (Müller, 1981).
arcillo-limosa color naranja rojizo 2.5YR 6/8, com- Particularmente se ha tomado como base la des-
pacta, con 15% de betas alargadas, fractura granular, cripción que Müller hace de los policromos A y B, ya
dureza media y buena cocción. El espesor del barniz que se ajustan a las muestras que se recuperaron en el
va de medio a fino, con poros de absorción y peque- predio de Reforma 96; en cuanto a la pasta, menciona
ñas craqueladuras al exterior. En general, la capa de que en ambos tipos (Policromo A y B) es de porosa a
esmalte exterior permite ver el color rojizo de la pasta. grumosa, color café claro a rosa y de cocción comple-
Los platos están pintados a mano bajo el vidriado for- ta. El terminado exterior es a base de estaño, de color
mando figuras antropomorfas, fitomorfas o geométri- blanco o amarillento, sobre el que se ornamenta la
cas en colores ocre 10YR 5/8, 4/4, verde y amarillo cerámica en la combinación de tonos verde fuerte a
no registrados en la tabla Munsell, enmarcados en verde azuloso, ocre amarillento, amarillo, rojo y negro
negro 10YR 3/3, 3/1, 4/1, 2/1; 2.5Y N2/0 y N3/0 sobre o café.
blanco, 2.5Y 7/2, 7/4 o 5Y 8/4, 8/3, 8/2 (el blanco es más Estos policromos se diferencian principalmente por
claro en estos fragmentos) (figura 13). el grosor del baño de esmalte: en el Policromo A, la
La particularidad observada tanto en los ejempla- capa de estaño va de mediana a gruesa y a veces se
res monocromos como en los decorados radicó en que escurre; en el Policromo B, la cubierta es muy delgada,
ostentan un acabado de superficie de mala calidad, de mala calidad. Los colores decorativos son llorosos,
consistente en un baño ligero de color crema verdoso especialmente el café oscuro y el amarillo rojizo.
a base de estaño y plomo. Müller (1981) coincide con los diferentes autores
Por estas características se consideró que tenía si- que han estudiado las mayólicas del siglo XIX (Goggin,
militudes con el tipo denominado por la arqueóloga 1968; Seifert, 1977; López Cervantes,1976; Scavizzi,
Florencia Müller como Policromo B, quien en la cate- 1970; Cervantes, 1939) sobre el uso de una gran varie-
goría de mayólicas de fase moderna también agrupó al dad de colores llamativos que abarcan diferentes tonos
Policromo A, Bicromo negro sobre blanco o amarillo, de verde, azul, naranja, amarillo siena, rojo y púrpura,

Fig. 13 Mayólicas de diseños complejos elaboradas en el obrador de locería de Puente de Tecolotes. Idem.

137
Arqueología 64 • agosto, 2021

combinados o delineados con café, negro y guinda. cipalmente llorosa; las Guanajuato polícromo tam-
También concuerda en mencionar que los diseños or- bién se pueden reconocer por su pasta y decorados, sin
namentales son más sencillos y funcionales y resalta embargo, hasta el momento es difícil diferenciar las
el hecho de que por primera vez se observó un bicromo manufacturadas en Aguascalientes, Puebla y San Luis
de café negro combinado con blanco o amarillo. Potosí, por falta de material comparativo.
Es muy probable que gran parte de lo que se ha En general se cree que esta cerámica fue producida
clasificado como mayólicas siglo XIX de la Ciudad de principalmente para mercados locales y regionales; su
México hayan sido elaborados en Puebla, sin embargo, nuevo estilo decorativo utilizó diseños más simples que
al tener conocimiento de que en el Archivo Histórico en el pasado3 y una amplia variedad de colores, como
de Notarias se almacenan protocolos de una fábrica de azul, naranja, guinda, café, negro, amarillo y verde
loza en San Lázaro, en donde se inscribe que “La loza sobre fondos de óxido de estaño blanco y amarillento.
será a imitación de la de Puebla” (AHN, Compañías, Ma-
dariaga, 1845), se podría suponer que para el siglo XIX, Obrador de locería
en la capital del país todavía existían varias fábricas del Puente de los Tecolotes
que elaboraban mayólicas semejantes a las poblanas, y
aunque las arcillas de las cerámicas de Puebla del siglo Con la finalidad de conocer la ubicación del taller de
XIX continuaran con la misma tradición, no se conocen alfarería del que se localizaron evidencias en la calle
las particularidades de las pastas y acabados locales de Matamoros, se inició una investigación documental
para poder clasificarlos de forma diferente. sobre las fábricas de loza común y loza corriente (inicial-
mente así definida por sus atributos) que se establecie-
Antecedentes de la tipología ron en la ciudad a finales del siglo XIX y principios del XX,
cerámica de los policromos del siglo XIX las que se documentaron y hacían este tipo de cerámica
se localizaron en las inmediaciones de Santa María la
A la mayólica mexicana del siglo XIX se le ha dado diver- Ribera, Santa María la Redonda y Eje Central (AHDF, GDF,
sos nombres de acuerdo con los investigadores que han Administración de Rentas Municipales, 1880-1889).
profundizado en el tema: por sus diseños decorativos Sin embargo, las facturas relacionadas con la loza
se les ha llamado zig-zag, amarillo floral, blanco sobre corriente remitieron a abastecedoras de tubos de alba-
azul esmaltado, o fitomorfo, corriente, panel azul claro ñal, cañerías, muebles de baño, tejas, baldosas y todo
y oscuro, clavel en corte, clavel en hoja, entre otros tipo de elementos de barro cocido integrados al diseño
(Corcuera; 1987; Gómez y Fernández, 2007). arquitectónico del siglo XIX, pero no se hacía mención a
Algunos estudiosos sólo las refieren como mayó- la cerámica doméstica; de ésta, las únicas referencias
licas del siglo XIX y ahí engloban a la mayoría de las que se ubicaron correspondían a la loza fina y porce-
cerámicas estaño plumbíferas elaboradas durante ese lana, cuyos talleres se situaban en Niño Perdido y en
momento en todos los posibles centros de producción Tacubaya (AHN, Compañías, 1845-1860).
(Aguirre, Allende y Cedillo, 1998); durante algún tiem- Como esa línea de investigación no aportó los resul-
po también han sido denominadas mayólicas miscelá- tados deseados, para revisar si había algún dato sobre
neas y Complejo Mexicano del siglo XIX (Googin, 1968 y los antecedentes del terreno en que se mencionaran
Deagan, 1987, en Aguirre, Allende y Cedillo, 1998: 38). las actividades antiguamente realizadas, se revisó la
El Dr. Edwin Barber (1908 y 1911) se refiere a estas escritura de compra-venta del año 2012 que formaba
mayólicas como de influencia o estilo “Hispano Mexi- parte del expediente de la obra, en la que el entonces
cano o Poblano”, definición que retoman otros exper- Departamento del Distrito Federal le vendió a la cons-
tos (Castañeda, Fournier y Mondragón, 2002: 107). tructora Vimex una fracción (con una superficie de
Algunas propuestas de nombres muy específicos 72.10 metros cuadrados) de la finca urbana marcada
fueron dadas por la Dra. Donna Seifert (1977) al des- con el número 52 de la segunda calle de Matamoros en
cribir los tipos: Amanclan policromo, Cuatlazingo la colonia Guerrero (Rodríguez y Rodríguez, escritura
policromo, Esquitlan negro sobre amarillo, Esquitlan pública 1152).
verde sobre amarillo, Mayorazgo policromo, Molan- El documento aportó referencias sobre los ante-
go policromo, Otumba policromo, San José policro- riores dueños, por lo que la búsqueda en el Registro
mo y Tetepantla policromo. Por su parte, Ronald May Público de la Propiedad y el Comercio de la Ciudad de
describe el Ventura policromo; Mark Barnes, la Dra. México, sección Histórica (RPP, 1888-1964) se enfocó a
Deagan y Jonh Goggin también refieren el Tumaca- la consulta de varias escrituras, hasta cubrir el periodo
cori policromo y Nopaltepec policromo, entre otros que se estaba buscando con base en la cronología que
(Colección Digital de Tipologías del Florida Museum)
Las Oaxaca policromo se diferencian muy claramen- 3 A excepción de las mayólicas denominadas Guanajuato policromo, que
te por su pasta rojiza muy fina y su decoración, prin- aún conservan diseños más elaborados y llamativos.

138
Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

se había asignado al tipo cerámico. Esta clase de es- habitantes de la Casa N° 18 de la calle Puente de los
critos suelen contener información sobre los nombres Esquiveles (vialidad que posteriormente recibió los
de los distintos propietarios, sus ocupaciones, edades, nombres de Puente de Tecolotes, Puente de Santia-
familiares, así como los nombres de las calles en di- guito, Oriente 29 y 2ª de Matamoros) (figura 14): D.
ferentes épocas, colindancias, entre otras muchas y Vicente Ruiz, de linaje de castas, originario de México,
valiosas referencias. con 31 años de edad, casado y de profesión alfarero;
Así, las consultas en diversos archivos condujeron Petra Pineda, de ascendencia de castas, originaria de
a los testimonios más tempranos que citan un obrador México, con 29 años de edad y casada; Rita María Ruiz,
de locería en la calle Puente de Tecolotes (actual calle española, originaria de México, con 9 años de edad y
Comonfort) y se remiten a los testamentos del Sr. Ma- soltera; José Arcadio Ruiz, español, originario de Mé-
nuel Pineda, fechados el 20 de octubre (AHN, Montes xico, de 7 años de edad y soltero; y Silverio Quesadas,
de Oca) y 14 de noviembre de 1828 (AHN, Pinzón), en español, originario de Capuluac, con 53 años de edad,
donde declara que “a mi hijo político D. Vicente Ruiz viudo y también alfarero.
le supli trescientos pesos en reales en vida de su di- Después de la Casa N° 18 se reporta una casita sin
funta mujer Da. Petra mi hija, con los cuales habilitó la número donde vivieron: José Guadalupe, castizo, ori-
casa locería de mi pertenencia que tiene en calidad de ginario de México, de 39 años de edad, casado y con
arrendamiento […]”. En el mismo documento nombra labor de tratante; Melchora de los Reyes, india origi-
como sus herederos a su hija María de la Luz Pineda naria de México, de 43 años de edad, casada; y María
y a su nieto D. Arcadio Ruiz y Pineda (AHN, Montes de Guillerma, india originaria de México, de 12 años.
Oca, 20 oct 1828). En la Casa N° 20 de Puente de los Esquiveles resi-
Partiendo del nombre de estos personajes se ras- dieron: D. Manuel Pineda, de linaje de castas, nacido
trearon en los acervos históricos todos los documentos en México, de 69 años de edad, casado y con actividad
relacionados con algún Vicente Ruiz, habitante de la de tratante; Victoriana Ximenez, india, nacida en Cua-
Ciudad de México, hasta localizar al locero que habitó calco, de 49 años de edad y casada; Mariano Espinosa,
en el barrio de Tlatelolco durante el siglo XIX. español, nacido en México, de 33 años, casado y con
Esa importante alusión se encontró en el Padrón profesión de carpintero; Paula Antonia Pineda, de cas-
General del Quartel menor número 28, correspondien- tas, nacida en México, de 37 años y casada; Francisco
te al año de 1811 (foja 107), donde se consigna a los Ygnacio, español, nacido en México, de 12 años, soltero

Fig. 14 Plano general de la Ciudad de México, 1886, editores J. Valdés y Cuevas y F. Pérez y Márquez, Lithografía Debray Sucs.
Marcado con un cuadro oscuro la posible ubicación del obrador de locería.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

y con trabajo de aprendiz; María Guadalupe, española, A partir de este punto sólo se vuelven a tener noti-
nacida en México, de 11 años y soltera; Juan Mendez, cias de la locería y del terreno hasta el 19 de septiem-
español, nacido en México, de 18 años, soltero y tam- bre de 1888, año en que el ayuntamiento lo vendió
bién aprendiz; José Antonio Pineda, de castas, nacido al presbítero Ricardo García Jiménez (RPP, 1888), do-
en México, de 39 años, soltero y dedicado a la carpinte- cumento que sirvió de base para inferir la ubicación
ría; Sebastían Pineda, de castas, nacido en México, de aproximada del obrador (figura 15).
50 años, soltero y sirviente; María Margarita, india de
México, de 18 años, soltera, sirvienta; y José Manuel, Conclusiones
indio de México, de 14 años, soltero y sirviente.
Como puede apreciarse, este documento fue esen- El objetivo inicial de esta investigación fue, principal-
cial para la investigación, ya que en él se menciona a mente, el de conocer la ubicación y dimensiones del
los personajes a los que se refiere el testamento citado taller alfarero, cuyas evidencias detectadas durante
y se reconoce a don Vicente Ruiz como alfarero. las excavaciones en Residencial Reforma 96, eran un
En el legado de don Vicente Ruiz, de fecha 23 de claro indicador de que en las cercanías del predio se
mayo de 1843 (AHN, Notario Pablo Sánchez), se hace una había establecido un local dedicado a la fabricación de
reseña de sus antecedentes familiares y de su estado loza; sin embargo, derivado de la consulta de diversos
civil, y se cita que es natural y vecino de esta capital, archivos, la información se fue enriqueciendo al encon-
su padre era de San Juan Tehuacán y su madre de Tex- trar datos sobre sus propietarios y las actividades que
coco, que se casó en primeras nupcias con doña Petra se realizaban en la zona, mismas que dejaron huellas
Pineda, con la que tuvo a su hijo don Arcadio Ruíz, que en el terreno.
ninguno aportó capital al matrimonio y que su suegro,
don Manuel Pineda, le cedió una casita ruinosa que
sirve de obrador de locería.
De sus segundas nupcias, con María Octaviana He-
rrera, le sobrevivieron dos hijos: Victoriana y José de las
Nieves. En terceras nupcias casó con doña Ana Anguia-
no, con la que tuvo a don Gerónimo de 7 años y Juan
Bonifacio Ruíz de un año, y otros tres que murieron en
la infancia. Puntualiza que su tercera esposa aportó
32 pesos y él 14 cuartos hechos en la casa de Puente
de Santa Ana 18, y aquí se vuelve a hacer alusión al
obrador de locería situado adelante del Puente de los
Tecolotes, añadiendo que le debe 8 pesos a la señora
que le vende la leña, que los ha contraído para el fo-
mento de tal locería.
De sus tres matrimonios tuvo 23 hijos, de los que
sólo sobrevivieron cinco, que fueron sus únicos y uni-
versales herederos, pero el único que se tomará en
cuenta para el presente texto es don Arcadio Ruiz Pi-
neda, a quien en el legado del 23 de mayo de 1843 le
cede “la lozería con todo lo que hoy tiene de existen-
cias y la vivienda que ocupa en Santa Ana 18”, aunque
después, en notas al margen de la foja, realizadas el 27
de septiembre de 1848, dispone que la casa en que está
el obrador de locería no se le dé, sino que le suminis-
tren 300 pesos (AHN, Notario Pablo Sánchez).
Posteriormente, en el testamento de don Arcadio
Ruiz Pineda del 10 de julio de 1850 (AHN, Notario Pe-
dro Canel y Retana) se menciona que tiene un pleito
Fig. 15 AHDF, Ayuntamiento Gobierno del Distrito Federal,
contra don José Ruiz sobre la locería de Puente de los Terrenos, vol. 4048, exp. 1410, año 1884. Ricardo Jiménez,
Tecolotes y que este señor se encuentra en posesión Josefa de Carreón, Diego Vargas y Diego V. Lira piden la
de ella desde el año de ochocientos cinco, e instruye a adjudicación de unos terrenos para alinear sus casas en
su albacea a continuar con el litigio; sin embargo, no Santiago Tlatelolco, sección 2ª, terrenos No. 42. Se presume
se encontró la documentación para darle seguimiento que el obrador de locería se ubicaría al sur de los predios
y saber quién y hasta cuándo se quedó con la fábrica. marcados con los números X y XI.

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Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

Fig. 16 Fe de bautismo de Demetrio


Vicente Ruiz Tapia. Imagen recuperada
de: https://www.familysearch.org

De tal manera, aunque no se logró la localización últimas habilidades no las compartió con ninguno sus
exacta de la locería, sí se sabe que se podría encontrar hijos), esos conocimientos le fueron de gran utilidad
muy cerca, quizá en el actual número 46 de la misma para llegar a ser, durante muchos años, representante
calle de Matamoros; además, se descubrió que las tinas de la Parcialidad de Santiago Tlatelolco (cargo que he-
no estaban relacionadas con la producción de cerámica, redó de su hermano don José Ruiz)5 y le dio la facultad
sino que en conjunto con otros vestigios correspondían de manejar los bienes de la comunidad.
al capital inmueble de lo que fue la Curtiduría Mexicana, Para 1841, al solicitar al municipio la remuneración
S.A. (AHN, Notario Ramón E. Ruiz, 26 de septiembre de por sus trabajos como apoderado del barrio de Santia-
1901; Sánchez V. y Tenango, 2019), establecida en las in- go, alegó que cuidaba de la compostura de la cañería
mediaciones del obrador de locería casi un siglo después. que conduce el agua al barrio para que no falte en las
Aunque la idea original del presente texto era dar fuentes, que tenía a su cargo las funciones religiosas,
a conocer la existencia de un taller de cerámica en las y hacía que los niños concurrieran a las escuelas, que
inmediaciones de Tlatelolco a principios del siglo XIX, asistía personalmente a los enfermos proporcionán-
no se podía dejar de lado la información recuperada doles cuantos recursos podía, y dando aviso a la Ad-
en los diferentes archivos, que citan a la persona que ministración de los Bienes de Parcialidades para que
se dedicaba a esta actividad y que al parecer fue el los socorrieran, y que servía de apoderado en todos los
fundador de la locería: don Vicente Ruiz, nacido en litigios; sin embargo, sus vecinos pidieron la remoción
1779, bautizado en la Parroquia de Santa Ana Tlate- de Ruiz por los perjuicios que les causó, sobre todo tra-
lolco, como lo acredita su fe de bautismo de fecha 26 tando de llevar a efecto la venta de la Hacienda de Ara-
de diciembre de ese año,4 en donde se señala que al gón. Entre los testigos que acreditaban la permanen-
momento tenía cinco días de nacido, su padres fueron cia de Vicente en el cargo se incorporaron las firmas
don Marcelo Ruíz y doña Rosalía Tapia y, además, se de Manuel Pineda (suegro) y José de las Nieves Ruiz
hacía referencia a su condición de mestizos (figura 16). (segundo hijo), entre otros, cuando éstos ya habían
Inició el obraje en una casa ruinosa que le alquiló muerto y en vida no supieron firmar, como lo acreditan
su suegro Manuel Pineda, que para 1811 contaba con sus respectivos testamentos (AHN, Notario Montes de
un solo oficial, como lo registra el censo de la época. Oca, 1828; Notario Francisco Villalón, 1850).
Aunque se desconoce dónde aprendió el oficio y tam- Aunque el rastro vinculado directamente con el
poco se sabe dónde le enseñaron a leer y escribir (estas obrador se perdió hacia 1850 con el testamento de
don Arcadio Ruiz Pineda, donde señala el pleito
4 “En veinte y seis de Diciembre del año de setecientos setenta y nueve, Bab- que tiene contra don José Ruiz sobre la locería del
tise solemnemente (v.p.) y puse los Santos Oleos y Chrismas en esta Parro- Puente de los Tecolotes, cabe destacar que en las
quia de Santa Anna, a una criatura de cinco días de nacida, á quien puse por escrituras notariales del predio número 158 del
nombre, Demetrio Vicente, es hijo legitimo de Marcelo Ruiz y de Rosalia Tapia
Mestizos de esta feligrecia; nieto por línea paterna de Juan Ruiz, difunto, y de Puente de Tecolotes, registradas entre 1858 y 1891,
Juliana Delgadillo, y por la materna de Juan Trinidad, y Gertrudis Cavallero: se sigue citando como referencia que el terreno lindaba al
Lo saco de Pilas Dionisio Hilario, casado con Lugarda Manuela Mestizos de poniente con un obrador de locería o antigua locería.
esta dicha feligrecia, a quienes adverti su obligación y parentesco espiritual;
y para que conste lo firmé.- Rubrican Doctor Antonio Benegas Doctor Ig-
nacio María San Hidalgo.” 5 Periódico El Sol, 15 de febrero 1828 p. 4.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

No obstante haber consultado varios grupos docu- Esta alfarería era una copia de las afamadas mayólicas
mentales y ramos de los archivos, no se detectó ningún coloniales, pero debido a que era elaborada por mano de
escrito que se refiriera a la fábrica de loza en concreto, obra indígena o mestiza a la que no se le exigía cumplir
sólo breves menciones relacionadas con su colindan- con los estatutos de los gremios para ejercer los oficios
cia, por lo que no se logró saber su ubicación exacta y artesanales, ni estaba sujeta a medidas de control y fis-
dimensiones. Esa ausencia de información también se cales, el resultado era un producto de baja calidad, que
pudo deber a que, desde etapas tempranas, la política se distinguía por una cubierta de estaño muy delgada,
de la Corona española fue que los indígenas ejercieran en la que se observaron “chorreados” al igual que en
libremente cualquier oficio sin examinarse o hacién- el decorado.
dolo cuando lo desearan y, a pesar de la oposición de Es conveniente destacar que la relevancia de este
los gremios, los naturales ejercieron algunos oficios trabajo estriba, tanto en la ubicación de una fábrica
poco lucrativos como un monopolio familiar heredi- de cerámica de la que no se tenía conocimiento, como
tario, sin tener que registrarlo ante ninguna autoridad en la ampliación cronológica de las piezas que ahí se
(Castro, 1986). producían, conclusión a la que condujo la investigación
A mediados del siglo XIX, aunque las normas de los documental.
gremios ya se habían vuelto más flexibles, eran muy Además de la información vinculada con la posible
pocos los artífices que podían tener su propio taller, ubicación y temporalidad de la locería, los protocolos
por lo que algunos trabajaban en sus propias viviendas consultados aportaron información concerniente a las
y dentro de las vecindades. Esto dio pie al surgimiento costumbres de la época, el alto índice de mortalidad
de numerosas factorías artesanales localizadas en las infantil en el México del siglo XIX, la importancia de los
afueras de la ciudad, que abastecían a los pobladores lazos de parentesco y las ventajas o detrimentos de un
urbanos de una gran cantidad de productos, cuya clien- enlace matrimonial, temas que podrían ser tratados en
tela era local y la más pobre (López Monjardín, 1979). futuras investigaciones.
Lo referido debió ser la situación del obrador del
Puente de los Tecolotes, un taller de artesanía domi- Fuentes
ciliaria, cuyas evidencias se detectaron durante las
excavaciones efectuadas en el inmueble citado, ya que
como se menciona en los expedientes, don Vicente Ruíz
fundó la locería en una casa ruinosa que le alquiló a su Archivo General de la Nación (AGN)
suegro don Manuel Pineda. 1811 Gobierno Virreinal, Padrones, vol. 70, fs. 1-142,
Esta información se corroboró al detectarse una año 1811, Padrón General Quartel Menor
abundancia de trícoles y bizcochos recuperados en un Número 28, formado por el Teniente de Policía
espacio relativamente pequeño, lo que fue un indicador don Joaquín Cortina González en septiembre de
de que el taller debía encontrarse muy cerca (quizá en 1811.
el número 46 de la misma calle), ya que los desechos S.f. Colección Cartográfica CIG, asignatura 200511,
no debieron trasladarse muy lejos de su lugar de ori- Colección “La Ciudad de México dividida en
gen, por lo que se podría ubicar al centro y al oeste de cuarteles y manzanas, 1915”, Cuartel Mayor Nº
la manzana en que se localiza el terreno motivo de la 3, manzanas 62 a 64 (mapa no digitalizado en
intervención. Aunque no se sabe su localización y di- Archidoc).
mensiones exactas, se tiene el dato de que tenía paso
por el callejón de Tecolotes. Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF)
Es muy importante destacar el papel que jugaron 1880 Gobierno del Distrito Federal. Administración de
los documentos consultados, ya que fueron una herra- Rentas Municipales, vol. 4831/10, octubre, 1880.
mienta muy valiosa y complementaria de los datos ob- Pólizas y comprobantes de ingresos y egresos.
tenidos en campo. Los estudios previos habían ubicado acturas: ... ábrica de loza fina Julio Berlon
la cronología de la loza estaño plumbífera del siglo XIX ... .
en la Ciudad de México hacia la segunda mitad de esa 1883 Gobierno del Distrito Federal. Administración de
centuria, pero si se toma en cuenta lo manifestado en Rentas Municipales, vol. 4867/10, octubre, 1883.
los archivos, la loza recuperada en las excavaciones de Pólizas y comprobantes de ingresos y egresos.
Residencial Reforma 96 se remontaría hasta principios Facturas: Gran fábrica de sellos de goma e
de ese periodo, quizás antes, dándole así una tempora- imprenta de Benito Nichols Gran fábrica de
lidad más amplia, de tal manera que las piezas fabrica- loza corriente de Agustín Tagle .
das en el obrador de Puente de los Tecolotes se habrían 1885 Gobierno del Distrito Federal. Administración de
elaborado entre 1800 y 1850, existiendo la posibilidad Rentas Municipales, vol. 4892/10, septiembre,
de que el taller fuera establecido poco antes de 1800. 1885. Pólizas y comprobantes de ingresos y

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Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

egresos. acturas: Gran fábrica de loza 1828b Notario Núm. 531: Manuel Pinzón, 1828, vol.
corriente “La industria “ de Agustín Tagle. 3556, fojas 233v-235v, 14 de noviembre de
1885 Gobierno del Distrito Federal. Administración de 1828. Poder otorgado por don Manuel Pineda
Rentas Municipales, vol. 4885/3, marzo, 1885. al Presbítero D. José María Díaz para que haga
Pólizas y comprobantes de ingresos y egresos. todo lo necesario para recuperar los bienes,
acturas ... ábrica de loza corriente Cosme cuyos títulos de propiedad tiene su hija María
Hernández . de la Luz.
1887 Gobierno del Distrito Federal. Administración 1828c Notario Núm. 531: Manuel Pinzón, 1828, vol.
de Rentas Municipales, vol. 4918/8, julio, 1887. 3556, fojas 236fr-239v, 14 de noviembre de
Pólizas y comprobantes de ingresos y egresos. 1828. Testamento de Manuel Pineda. Herederos
Facturas: Gran fábrica de loza corriente “La José Arcadio Ruiz y Pineda, María de la Luz
industria” de Agustín Tagle. Gran expendio de Pineda. 2 sitios, 9 pedazos de tierra, varias
materiales de construcción de “Albino Delfín casas en Coyoacán, y 6 casas en el barrio de
Vázquez”. Fábrica de ladrillos y expendio de Santiago Tlatelolco.
materiales de “José M. Herrerías”. Mercería 1838 Notario Núm. 486: Manuel Orihuela, vol. 3286,
y ferretería de “Roberto Boker y Compañía”. años 1837-1838, fojas 108v-111fr, 24 de octubre
Gran fábrica de loza corriente “La industria” de de 1838. Poder. La Parcialidad de Santiago
Agustín Tagle. Tlatelolco a Don Vicente Ruíz.
1887 Gobierno del Distrito Federal. Administración 1839 Notario Núm. 486: Manuel Orihuela, vol. 3287,
de Rentas Municipales, vol. 4925/15, diciembre, año 1839, fojas 72fr-75v, 27 de mayo de 1839.
1887. Pólizas y comprobantes de ingresos y Poder generalísimo que la Parcialidad de
egresos. Facturas: Fábrica de loza “La Industria” Santiago Tlatelolco otorga a Don Vicente Ruiz.
de Agustín Tagle Depósito de loza, cristal 1843-1848 Notario Núm. 658: Pablo Sánchez, vol.
y porcelana “La Jalapeña” de Rigal Lubet y Cía. 4461, año 1843, protocolo Nº 11, fojas 28fr-
Antigua casa de “Rigal, Masson y Cía.”. Ferretería 30v, 23 de mayo de 1843, y agregado al
y mercería “Roberto Boker y compañía”. Fábrica margen adenda de 27 de septiembre de 1848.
de loza “San Diego” (Abastecedora de azulejos Testamento Don Vicente Ruíz.
azul y blanco; coral y oro. Ubicada en 2ª de 1850a Notario Núm. 175: Pedro Canel y Retana, vol.
Colon N 1 de Tomás H. ilson y Cía ... ábrica 10, año 1850, fojas 59fr-60v, 10 de julio de
de cañería de plomo de patente y plomería 1850. Testamento de Don Arcadio Ruiz.
Paterson y Henderson ... . 1850b Notario Núm. 550: José Silverio Querejazu, año
1889 Gobierno del Distrito Federal. Administración de 1850, fojas 13v-16v, 18 de enero de 1850. José
Rentas Municipales, vol. 4951/9, octubre, 1889. Arcadio Ruiz vende corral con jacal en la Plazuela
Pólizas y comprobantes de ingresos y egresos. de Santiago Tlatelolco a Don Antonio Gómez.
acturas: ... llivier y Cía. Loza y cristalería. 1850c Notario Núm. 722: Francisco Villalón, año
“al sol”, Esquina de la Diputación y Callejuelas. 1850, fojas 89fr-90fr, 22 de junio de 1850.
Gran surtido de alfombras y telas para muebles. Testamento de don José de las Nieves Ruíz.
Gran surtido de efectos extranjeros y del país. 1851 Notario Núm. 550: José Silverio Querejazu, año
Pertenece a Ollivier y Cía. “ciudad de londres” 1851, fojas 46v-48v, 10 de marzo de 1851. Don
Importación directa de Europa de efectos José Arcadio Ruiz y Pineda vende un terreno
de lujo, medio lujo y corrientes. Primera de eriazo que se halla en el Puente nombrado de
Monterilla nos. 5 y 6 y pertenece a Ollivier y Cía. los Tecolotes en la calle de Santiago a Doña
Mariana Diaz.
Archivo Histórico de Notarías (AHN) 1901 Notario Núm. 3: Ramón E. Ruiz, segundo
1825 Notario Núm. 417: José Ignacio Montes de Oca, semestre de 1901, vol. 32. Instrumento Público
vol. 2775, año 1825, fojas 352v-355v, 5 de agosto 96, fojas 510v-527fr, 26 de septiembre de 1901.
de 1825. Venta de 2 casas y sitio en el barrio de Compra-venta, obligación de pago e hipoteca
Nuestra Señora de Santa Ana, en la calle Real y disolución social en ejercicio, de la sociedad
que va para el Santuario de Nuestra Señora de anónima domiciliada en esta capital: “Curtiduría
Guadalupe, que otorgaron los hijos y herederos Mexicana”.
de D. Miguel Ramírez a favor de Don Vicente Ruíz.
1828a Notario Núm. 417: José Ignacio Montes de Oca, AHN-Compañías, Loza
año 1828, protocolo 151, fojas 368v-373fr, 20 1845 Notario Núm. 426: Francisco de Madariaga, 29
de octubre de 1828. Testamento de Don Manuel de septiembre 1845. Compañía. Fábrica de Loza
Pineda. San Lázaro.

143
Arqueología 64 • agosto, 2021

1849 Notario Núm. 169: Ramón de la Cueva, 20 de 1906 SEC/SERIE 1ª, tomo 36, volumen 4º, foja 58,
enero 1849. Compañía. Fábrica Mexicana de partida 1186, 15 de mayo de 1906. Casa
Losa Inglesa. número dos mil novecientos seis de la calle
1850 Notario Núm. 169: Ramón de la Cueva, 21 de del Puente de Tecolotes. Casa número
junio 1850. Compañía. Fábrica de Losa Inglesa. ciento cuarenta y seis de la segunda calle de
Fabrica Benjamín Laurent y Compañía. Pagó a Matamoros. Casa número ciento cincuenta
una estampadora, 45 pesos mensuales. y ocho de la segunda calle de Matamoros.
1853 Notario Feliciano Rodríguez, 21 de junio de Estas tres fincas están ubicadas en la manzana
1853. Compraventa. Fábrica de loza en calle del sesenta y tres del cuartel tercero. Indalecio
Niño Perdido 7. Sánchez Gabito y Javier Piña y Aguayo venden a
1855 Notario Núm. 658: Pablo Sánchez, 29 de José Benet Galofre.
noviembre de 1855. Compañía. Fábrica de loza 1937 SEC/SERIE 1c, tomo 60, volumen 2º, foja 180,
en calle del Niño Perdido. partida 416, septiembre de 1937. Casa número
1855 Notario Núm.722: Francisco Villalón, 23 de cincuenta y dos de la Segunda Calle de
mayo de 1855. Compañía. Fábrica de loza en Matamoros sita en la manzana setenta y uno
calle del Niño Perdido Carrillo Humphries y en el cuartel tercero. Casa número cincuenta
Compañía. y seis antes ciento cincuenta y ocho, de la
1856 Notario Núm. 722: Francisco Villalón, 25 de Segunda Calle de Matamoros de esta Capital,
febrero de 1856. Declaración. Fábrica de loza, sita en la manzana setenta y uno del cuartel
Calzada del Niño Perdido. Carrillo Humphries y tercero. Adjudicación de bienes de la suscesión
Compañía. testamentaria de José Benet Galofre adquieren
1858 Notario Crescencio Landgrave, 1 de marzo en mancomunía y pro-indiviso Ricardo Benet
de 1858. Convenio. Fábrica de porcelana en Arredondo, Isabel Benet Arredondo de Patiño,
Tacubaya. Fco Castañares, Juan Ochoa, Benito Elvira Benet Arredondo de Cora, María Benet
Vázquez Mellado, Gral. Ignacio Carranza y Arredondo de Olvera (N° 52) y José Roca Benet
Joaquín Vázquez Mellado. (N° 56).
1860 Notario Núm. 486: Manuel Orihuela, 5 de 1940 SEC/SERIE 1ª, tomo 77, volumen 7º, foja 173,
octubre de 1860. Compra-venta. Fábrica de partida 643, 10 de octubre de 1940. Casa,
porcelana en Tacubaya. cincuenta y dos de la calle de Matamoros
manzana setenta y uno cuartel tercero de
Registro Público de la Propiedad (RPP). esta ciudad. Ricardo Benet Arredondo y otros
Antecedentes registrales venden al Sr. Felipe Castro García.
1888 SEC/SERIE
1ª, tomo 18, volumen 2, foja 564, 1964 sec/serie 1ª, tomo 156, volumen 10-a, foja 273,
partida 812, México, octubre 12 de 1888. partida 334, 26 de agosto de 1964. Fracción
Terreno situado en la segunda calle de Avenida del predio ubicado en la calle de Matamoros
Matamoros del barrio de Santiago Tlaltelolco numero cincuenta y dos, en la colonia Guerrero
se compone de cuatrocientos sesenta y nueve de esta Ciudad con superficie de ciento
metros cuadrados sesenta y tres centésimas, cuarenta y dos metros cuadrados ochenta y
está ubicado en el cuartel mayor tres, siete decímetros. El Sr. Felipe Castro García
manzana sesenta y tres. Adjudicación que el vendió al Departamento del Distrito Federal
Ayuntamiento hace, por enajenación perpetua, (acreditado por el Sr. Uruchurtu).
a Ricardo García Jiménez.
1903 SECCION /SERIE 1ª, tomo 33, volumen 4º, foja Rodríguez y Rodríguez, María Teresa (Notaría 114),
367, partida 1666, 20 de julio de 1903. Casas actuando como suplente de la Notaría 243 de la que
antes números dos mil doscientos dos ó es titular el Lic. Guillermo Escamilla Narvaez
dos mil doscientos veinte del Puente de 2012 Escritura Pública 11, 152, de fecha 21 de
Tecolotes y ciento cincuenta y ocho, cuatro septiembre de 2012. Compraventa ad-corpus
y cinco de la segunda calle de Matamoros y a título oneroso que celebran, por una parte,
según la nueva numeración y nomenclatura como comprador Desarrolladora VIMEX, S.A. de
de la Ciudad tienen hoy los números dos mil c.v. y de otra, vendedor, el Distrito Federal a
novecientos seis del Puente de los Tecolotes través del Gobierno del Distrito Federal.
y ciento cincuenta y ocho y ciento cuarenta
y seis de la segunda calle de Matamoros.
Retrovende María Ambrosius, recobra Carlos
B. Zetina.

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Evidencias de un obrador de locería del siglo XIX en el Puente de Tecolotes de la Ciudad de México

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145
El contexto y simbología
de dos petrograbados
prehispánicos hallados in situ
en la estructura 1B del sitio
Apapataro II, Huimilpan,
David Yiro Cisneros
UNAM
Querétaro

Resumen: El territorio que hoy conocemos como Bajío queretano formó parte durante el tiempo mesoamericano de la región cultural que ac-
tualmente se ha denominado como Centro-Norte de México. En ella se asentaron grupos migratorios, en diversos momentos, con características
culturales que en algunos casos son semejantes a los observados en diversas regiones mesoamericanas y otras resultan ser muy particulares. En
este texto nos enfocamos en uno de esos rasgos culturales distintivos del periodo Epiclásico en el Bajío queretano, como lo son las manifestaciones
gráficas rupestres: dos petrograbados hallados in situ al interior de un espacio arquitectónico que a su vez ocupa el lado este de un patio abierto.
Se presentan las características contextuales del hallazgo y una revisión general de las asociaciones hechas a los grabados en piedra en la región
vecina del Tepozan y áreas circunvecinas, con la finalidad de proponer un posible uso de la estructura y la simbología de los diseños.
Palabras clave: petrograbados, contexto, Bajío, manifestaciones gráfico rupestres, región.

Abstract: During Mesoamerican times, the territory that we know today as the bajío queretano was part of the cultural region that is currently
called North Central Mexico. Migratory groups settled in it at various moments of pre-Hispanic time, with cultural characteristics that in some cases
are like those observed in various Mesoamerican regions and others turn out to be very particular. In this text we focus on one of those distinctive
cultural features of the Epiclassic period in the bajío queretano, such as the cave graphic manifestations: two petroglyphs found in situ inside an
architectural space that in turn occupies the east side of an open patio. Contextual characteristics of the find are presented and a general review of
the associations made to the stone engravings in the neighboring region of Tepozán and surrounding areas; in order to propose a possible use of
the structure and symbols of the designs.
Keywords: petroglyphs, Bajío, contextual, cave graphic manifestations, region.

E
l hallazgo de los dos grabados prehispánicos en rio. Ante estos datos, se incluyó al sitio Apapataro
piedra que a continuación se presentan ocurrió II dentro del programa de excavaciones del proyecto
durante el programa de excavación propuesto para (Valdés, 2017: 25-26), para salvaguardar los vestigios
el Proyecto Salvamento Arqueológico del Gasoducto Tu- arqueológicos que pudieran aún conservarse de po-
la-Villa de Reyes, ramal Salamanca (temporada 2019), en sibles afectaciones por la obra a realizarse (figura 1).
el sitio arqueológico Apapataro II (Valdés, 2017). Dicho Fisiográficamente, el municipio de Huimilpan per-
asentamiento prehispánico se localiza en terrenos ejida- tenece a la Provincia del Eje Central Neovolcánico y a
les de la localidad de Apapataro, ubicada en el extremo la Subprovincia de las Llanuras y Sierras de Querétaro
oeste del municipio de Huimilpan, Querétaro, a 10.50 e Hidalgo, cuyo paisaje representativo se caracteriza
kilómetros en dirección sur de la capital del estado. por la presencia de amplias áreas planas que se inter-
Durante la fase de prospección del proyecto (tem- calan con lomeríos bajos, ambos interrumpidos por
porada 2017) en el límite sur del hombro izquierdo fracciones separadas de sierra en los que se observan
del derecho de vía para la obra (de 60.00 metros de algunas elevaciones dominantes que rondan entre los
ancho), se registró en superficie un montículo bajo 1500 y 2500 metros de altura, en su mayoría de origen
(14.50 metros de largo, 12.00 de ancho y 1.00 de alto), volcánico. El tipo de suelo dominante en la región es
que a pesar de estar muy enmontado, se pudo observar el vertisol, que es aprovechado actualmente para acti-
concentraciones de material cerámico, lítico, así como vidades ganaderas y agrícolas intensivas por parte de
presencia abundante de piedras careadas de diversos diversas haciendas, algunas de ellas fundadas desde la
tamaños amontonadas sobre el pequeño promonto- época colonial. El municipio de Huimilpan pertenece
El contexto y simbología de dos petrograbados prehispánicos...

riqueza histórica de esta parte del territorio durante


la época prehispánica (Viramontes y Flores, 2008: 17).
Los habitantes de esta región cultural poblaron y
despoblaron el territorio desde el 350/500 a.C. has-
ta el 1520 d.C. (Castañeda et al., 1989), coincidiendo
dichos vaivenes con diferentes momentos culturales
en Mesoamérica. Así, el territorio queretano se vio
impregnado con la influencia de grupos relacionados
con Chupícuaro y el Altiplano central, con Teotihua-
cán y Tula (Fenoglio et al., 2008). Sin embargo, para
varios autores, todo indica que por el considerable
aumento en la cantidad de sitios y la reocupación de
una vasta parte del territorio, la época de mayor ex-
pansión poblacional fue durante el Epiclásico 600/700
al 900/1000 d.C. (Castañeda et al. 1989; Viramontes
et al., 2006). El Epiclásico se ha definido como un lap-
so del tiempo mesoamericano derivado de la “caída”
de Teotihuacán, que generó incertidumbre política,
económica y social, produciendo movimientos pobla-
cionales de y hacia las regiones periféricas mesoame-
ricanas, ocasionando una reorganización y disputa
territorial, y derivando en el surgimiento de centros
de poder regionales.
Fig. 1 Ubicación del sitio prehispánico Apapataro II. Toma-
da de Salvamento arqueológico del gasoducto Tula Villa Características del Bajío queretano
de Reyes (SAGTVR), ramal a Salamanca. Director de proyecto
arqueólogo Cristóbal Valdés Hernández. durante el Epicásico: valle del río
San Juan y valle del Tepozan
a la región climática seca y semiseca del centro (Mu-
ñoz, 2001), condición ambiental que genera durante En el valle del río San Juan, ubicado en el Bajío quere-
buena parte del año el estiaje de líquido vital en los tano, el incremento en los asentamientos durante el
cuerpos de agua existentes, lo cual ha provocado que Epiclásico es particularmente latente con la creación
las poblaciones actuales construyan bordos y represas de centros rectores que controlaban territorios no muy
para captar el agua de lluvia y/o acumular el líquido extensos (en los que se encontraban sitios de menor
extraído de los pozos profundos. importancia jerárquica dependientes de los primeros)
como La Trinidad, Los Cerritos, Santa Lucía, Santa
Características generales de la región Rita, San Sebastián de las Barrancas, San Ildefonso,
cultural centro-norte de México La Muralla Vieja; otros más del periodo Clásico fueron
durante el Epiclásico mesoamericano reocupados como Cerro de la Cruz y El Rosario (Saint
Charles et al., 2010). En todos esos sitios de primer y
El actual estado de Querétaro se inserta culturalmente segundo orden se observa un patrón de asentamiento
en lo que se ha delimitado como la región Centro Norte característico de los sitios del Epiclásico en el valle de
de México.1 La particularidad principal de dicha región San Juan, que algunos autores han dividido en dos ti-
cultural es la presencia de dos mundos estructural- pos: los que están emplazados en posiciones de difícil
mente diferenciados: los nómadas y seminómadas, así acceso como laderas altas, cimas de cerros y mesetas,
como las sociedades sedentarias de corte mesoamericano destacando en su arquitectura elementos defensivos
y la heterogénea calidad de pueblos, derivando en una como albarradas y accesos controlados (Castañeda et
al., 1989). En el segundo tipo son los sitios ubicados en
1 La delimitación del Centro Norte según Brambila es con las estriba- laderas bajas, lomeríos y valles, lo que les permitiría
ciones internas de las sierras madres Oriental y Occidental, colinda al Norte tener acceso a las zonas de producción primaria (Feno-
con el altiplano potosino, que marca el inicio de los desiertos, y al Sur con
el parteaguas, donde se originan las cuencas de los sistemas Tula-Pánuco y
glio et al., 2008); característica identificada también por
Lerma-Santiago. Esta extensión se localiza al noroeste de la mesa central, Sugiura para el Altiplano central en el Epiclásico: asen-
fuera del valle de México. Abarcando ahora los estados de Jalisco, Zacate- tamientos de carácter rural, principalmente aldeas,
cas, San Luis, Querétaro, la parte meridional de Guanajuato y una sección de
Michoacán, así como el sureste de Hidalgo y Noroeste del estado de México”
localizados en zonas relacionadas con la producción
(Brambila 1997: 11). agrícola (Sugiura, 2001).

147
Arqueología 64 • agosto, 2021

Por su parte, en la región del Tepozan, la ocupa- paralelamente entre sí, separados por un pasillo em-
ción territorial tuvo un patrón de asentamiento de pedrado de 1.35 metros de ancho. Ambas edificacio-
características particulares durante el Epiclásico, ya nes conservaban en su interior una serie de hasta dos
que, aunque los sitios cuentan con arquitectura mo- pisos empedrados y fueron nombradas como E1 y E2.
numental, pareciera que las funciones ceremoniales, Las dos estructuras desplantan paralelamente sobre
cívicas o administrativas se encuentran relativamente lo que pareciera ser una gran plataforma, cuya lon-
dispersas (Saint-Charles, 2012). La región del Tepo- gitud este-oeste mide 80.00 metros, mientras que su
zan o Unidad Arqueológica del Tepozan se localiza a longitud norte-sur registra 45.00 metros de extensión
solo 3.50 kilómetros al este del sitio Apapataro II y y 30.00 centímetros de altura (Valdés, s.f.). Los pozos
fue propuesta, delimitada y definida por Brambila y de sondeo en el extremo oeste de la posible platafor-
Castañeda de la siguiente manera: ma permitieron definir que se trata de una superficie
natural compuesta de caliche (un tipo de piedra caliza
[…] se localiza en los 100°16’ y 20°30’ entre la ladera no- formada a partir de ceniza volcánica que sella los ni-
reste del cerro La Víbora y la ladera suroeste del Cerro veles ocupacionales culturales).
Grande […] dentro de la unidad se localizaron dos sectores La E1 está conformada por cuatro recintos arquitec-
interdependientes, pero con características diferentes. tónicos que están dispuestos en tres puntos cardinales
Un sector se identificó por la cantidad de construcciones de un patio abierto por su lado oeste. Tanto la E1A
monumentales y abundancia de materiales, en el otro sólo como E1B son de planta rectangular, están dispuestas
encontramos concentraciones de cerámica por lo que se paralelamente y de forma continua, ocupando el lado
consideraron como núcleos aledaños de las construccio- este del patio abierto (Valdés, s.f.).
nes (Brambila y Castañeda, 1991: 140). La E1B tiene en su lado oeste un acceso al patio
abierto. Sus muros se desplantan a partir de una capa
Estas concentraciones de cerámica del segundo de arena y tepetate que registra un espesor en la parte
sector extienden los límites de la unidad arqueológica norte de la estructura de 20.00 centímetros, mientras
hasta el rancho El Milagro al norte y las comunidades que hacia la sección sur cuenta con 40.00 centímetros
de Ojo de Agua y Apapataro hacia el noreste y noroeste de espesor, lo que genera un ligero desnivel de 20.00
respectivamente, señalando los autores que esos tres centímetros sur-norte en la edificación (Valdés, s.f.).
asentamientos eran regidos desde la zona central en Dicho dato obtenido a través del registro arqueológico
el sector uno (Brambila y Castañeda, 1991: 158). Sin explica la apariencia visual de que la sección sur de las
embargo, los hallazgos bajo superficie en los terrenos estructuras E1 esté en alto (figura 2).
ejidales al suroeste de la comunidad de Apapataro El análisis cerámico del material colectado durante
podrían ayudar a comprender aún más la dinámica las labores de excavación (Valdés, s.f.) indica que el
cultural en esta zona del Bajío queretano, como a con- periodo de ocupación del asentamiento corresponde al
tinuación se expone. Epiclásico (650-900 d.C.). Asimismo, existen diversos
componentes del sitio prehispánico que corroborarían
El sitio prehispánico Apapataro II dicho fechamiento, como lo son la arquitectura y la
presencia in situ de grabados, los cuales se describen
A 210 metros al suroeste de la comunidad de Apapataro, a continuación.
en los límites entre los municipios de Huimilpan y La
Corregidora, sobre una de las llanuras características El contexto arqueológico de los grabados
de la región, encerrada tanto por lomeríos bajos como hallados en el interior del edificio
elevaciones de altitud menor, y aprovechada para el
E1B del sitio Apapataro II
cultivo de maíz, se ubica el sitio arqueológico Apapa-
taro II. Con el objetivo de constatar que el montículo Durante el proceso de liberación de la sección sur de
registrado dentro del derecho de vía para la obra del la estructura E1B, hacia la esquina sureste del recin-
gasoducto antes mencionado tenía un origen prehis- to, se fue descubriendo un elemento que de primera
pánico y determinar la extensión de los vestigios bajo impresión parecía tratarse de una pequeña cista, una
superficie, se realizaron pozos de excavación exten- cavidad de forma cuadrangular excavada en el suelo
sivos, previo trazo de una cuadrícula con cuadros de del recinto (1.20 metros de largo, 1.15 metros de an-
2.00 x 2.00 metros en toda la estructura. cho y 40.00 centímetros de profundidad) y reforzada
Al ir removiendo la primera capa de 30 centímetros al interior en sus cuatro lados por una serie de bloques
de tierra y escombro del montículo fue descubierta una de basalto (Valdés, s.f.). Estos segmentos de piedra
serie de alineamientos que iban definiendo la presen- no presentan trabajo de careado, por lo que carece de
cia de dos espacios arquitectónicos de forma rectan- una forma geométrica definida. Fueron colocados al
gular y orientados en sentido sur-norte, dispuestos interior de la cavidad con una ligera inclinación hacia

148
El contexto y simbología de dos petrograbados prehispánicos...

Fig. 2 Vista aérea de las estructuras E1 y E2 en el sitio prehispánico Apapataro II. Tomada de SAGTVR, ramal a Salamanca. Director
de proyecto arqueólogo Cristóbal Valdés Hernández.

atrás. Sin embargo, al ir excavando el interior de la El Elemento 2, que se localiza en la parte media
posible cista sólo se encontraron algunos fragmentos superior de la cara anterior del bloque de basalto ubi-
cerámicos dispersos, un par de lascas de obsidiana, cado en el lado este de la cista, está orientado hacia el
fragmentos pequeños de laja y piedras de basalto de oeste. Es un bloque de piedra de forma irregular, no se
mediano y menor tamaño revueltas en una tierra café observa en ella trabajos de careo y tiene las siguien-
suelta (figuras 3 y 4). tes dimensiones: 80.00 centímetros de largo, 60.00 de
Al liberar completamente los bloques de basalto ancho y 9.00 de espesor. El grabado mide 14.00 centí-
que fungen como paredes de la cista se observó que, metros de largo por 8.00 de ancho y consiste en una
tanto en la colocada del lado sur como la que ocupa el línea curva que inicia en espiral y se va extendiendo
lado este, conservan un grabado en su cara expuesta, de forma diagonal descendente; el ancho de la incisión
refiriéndonos a ambos en lo sucesivo como elementos no pasa de 1.00 centímetro (figuras 5 y 6).
1 y 2 respectivamente (Valdés, s.f.). Llama la atención la diferencia en la ubicación entre
El Elemento 1 se encuentra en la parte baja derecha un grabado y otro, ya que mientras el del Elemento 2
de la cara anterior del bloque de basalto que ocupa el ocupa una posición superior en el bloque de piedra,
lado sur, y está orientado hacia el norte. Es un bloque el del Elemento 1 se encuentra en una inferior, casi al
de piedra de forma irregular, no se observa en ella límite con la cara del bloque asentada a la tierra.
trabajos de careo y tiene las siguientes dimensiones: La técnica utilizada para la manufactura de ambos
70.00 centímetros de largo, 50.00 de ancho y 8.00 de grabados fue mediante una técnica mixta, para dar
espesor. El grabado mide 20.00 centímetros de largo la forma general se hizo con picoteado en percusión
por 6.00 de ancho, y consiste en líneas incisas rectas indirecta con una herramienta tipo cincel y posterior-
y curveadas consecutivas que van prolongándose en mente se da un acabado por raspado para regularizar
posición vertical descendente; el ancho de la incisión las paredes (Faugère-Kalfon, 1997: 40). Estos proce-
no pasa de 1.00 centímetro (Valdés, s.f.). dimientos fueron empleados en la mayor parte de los

149
Arqueología 64 • agosto, 2021

Figs. 3 (izq.) y 4 (der) La cista durante su proceso de liberación. Tomadas de SAGTVR, ramal a Salamanca. Director de proyecto
arqueólogo Cristóbal Valdés Hernández.

Figs. 5 (izq.) y 6 (der.) Detalle de los petrograbados (elementos 1 y 2) hallados al interior de la cista. SAGTVR ramal a Salamanca.
Tomadas de sagtvr, ramal a Salamanca. Director de proyecto arqueólogo Cristóbal Valdés Hernández.

sitios prehispánicos con petrograbados, lo cual nos llevan implícito un sentido gráfico que refleja las
indica que el grabado en piedra en todo el Bajío que- características ideológicas del grupo cultural que
retano y guanajuatense fue una labor especializada las creó y diseñó (Pérez, 2014: 179).
(llevada a cabo por un tallista o especialista en la talla Fiorella Fenoglio señala que los asentamientos
de rocas) que requirió la elección adecuada de instru- con ocupación epiclásica en la región del valle de
mental, la técnica de percusión, el material abrasivo San Juan presentan características que los identifi-
para el raspado y pulido, el diseño y planificación del can como contemporáneos de dicho periodo, como
espacio a trabajar y, por supuesto, el tiempo necesario la ubicación, la arquitectura, los tipos cerámicos y la
de quien(es) lo realiza(n). presencia de manifestaciones gráficas (Fenoglio et al.,
2008), ya sea a través de la pintura rupestre, o bien, a
Características de los petrograbados través de la técnica del petrograbado. Para este últi-
en asentamientos del Bajío queretano mo indicador de temporalidad, Fenoglio se basa en la
y regiones circunvecinas durante constante identificada por Viramontes entre los sitios
del Epiclásico: “[…] entre estas sociedades es posible
el Epiclásico observar una preferencia por el grabado en piedra.
En una definición general, un petrograbado es un rasgo Esta inclinación por el petrograbado se observa en
que el hombre plasmó en una superficie de piedra (for- una amplia franja que va poco más o menos desde la
maciones naturales como nódulos, bloques o en abrigos cuenca del río San Juan (entre Querétaro e Hidalgo)
rocosos) mediante la técnica de desgaste; dichos rasgos hasta Pénjamo (Guanajuato), a lo largo de la cuenca

150
El contexto y simbología de dos petrograbados prehispánicos...

del Lerma medio” (Viramontes, 2005: 168). El mismo conjuntos de representaciones graficas en petrogra-
autor puntualiza que para la región del Centro Norte bados, tallados todos en grandes bloques de basalto,
de México, el petrograbado está íntimamente vincu- cuya superficie fue pulimentada previamente. Cuadros
lado con sociedades agricultoras de corte mesoameri- punteados, círculos concéntricos y espirales (sencillas,
cano de los periodos Epiclásico y Posclásico temprano dobles) son los principales diseños (Taladoire, 1999).
(600/700-1200 d.C.), mientras que las sociedades nó- Cabe señalar que los diseños en espiral y específi-
madas y seminómadas apelaron mayoritariamente a la camente el motivo doble espiral sencilla han sido re-
pintura rupestre en cuevas, frentes y abrigos rocosos gistrados en lugares tan distantes como lo es el agru-
(Viramontes y Flores, 2008: 304). pamiento de rocas basálticas del sitio Las Labradas,
Entre los sitios arqueológicos del Bajío queretano ubicado en una playa de la costa sur del pacifico en el
con la misma temporalidad que Apapataro II y con estado de Sinaloa, un asentamiento catalogado como
presencia de petrograbados, se puede citar Cerro de de carácter estacional con un fechamiento tentativo
la Cruz, Los Cerritos, El Pedregoso, La Muralla y La a partir del 750 d.C. (Santos, 2005: 11, 21 y figura 19).
Minita, asociado al sitio El Carmen II, en donde se Como podemos ver, los petrograbados hasta aho-
observan espirales no radiadas, líneas curvas y volutas ra registrados tanto en la zona noreste michoacana
(Fenoglio et al., 2008: 69; Viramontes, 2017: 32, 33); como en el Bajío guanajuatense y queretano para el
diseños que fueron elaborados principalmente durante Epiclásico, fueron manufacturados aprovechando
el Epiclásico y que forman parte de la “tradición Ler- los afloramientos rocosos existentes asociados tanto
ma”,2 definida por Faugère-Kalfon (1997: 68) para el a terrazas de nivelación para cultivo, o bien, en las
norte de Michoacán. Enfocándonos específicamente inmediaciones del área nuclear de los asentamientos
en los diseños en espiral, algunos autores señalan que con arquitectura monumental, así como próximos a
podrían relacionarse con rituales vinculados al agua, contextos híbridos, siendo éstos el caso de las riveras
de ahí su ubicación cercana a manantiales, ríos y de- de arroyos o ríos, en la boca del nacimiento de un ma-
más fuentes de agua (Viramontes, 2005). Esto tendría nantial o donde se forman lagunas estacionales, justo
sentido si tomamos en consideración que las pobla- como lo señala Viramontes (2017: 32, 33).
ciones de esta región mesoamericana basaban su se- Volviendo nuestra atención a las regiones cultura-
dentarismo en la agricultura como principal actividad les más próximas al sitio Apapataro II, como lo es el
socioeconómica, requiriendo para ello líquido vital en valle del Tepozan, en la ladera sur del cerro Capula y
un entorno ambiental caracterizado por el estiaje du- asociados una zona de ojos de agua, un poco distantes
rante buena parte del año. del área de terrazas de nivelación con concentraciones
Dicha asociación de grabados en forma espiral y de material cerámico y lítico, fueron hallados varios
cuerpos de agua es muy claro en el municipio de La petroglifos en grandes bloques de rocas planas, predo-
Piedad, Michoacán, dentro de una poligonal arbitraria minando los diseños geométricos tipo círculos concén-
del Proyecto “Hacia la recuperación del patrimonio tricos, espirales y líneas rectas (Brambila y Castañeda,
cultural piedadense”, la cual está enmarcada por tres 1991: 118). En otros casos como el del sitio Cerro de la
cerros: Cerro Grande, Ecuandureo y Zináparo, en la Cruz, en el valle del río San Juan, se encontró un con-
cual existen abundantes fuentes de agua; se localiza- junto de petrograbados (espirales, sucesión de puntos
ron una serie de asentamientos con gran número de y escalerita) en los afloramientos de piedra en el lado
petrograbados, destacando el diseño en espiral por ser este del cerro, en el “camino de ronda”, una calzada
el que mayor número de registros tiene (Rodríguez, que va circundando el borde del cerro, cuya función
2011: 10-11). posiblemente fuera conducir a las personas hacia una
De igual forma, en varios asentamientos en el norte entrada especial (Saint-Charles, Almendros y Gonzá-
del Bajío guanajuatense, con fechamiento para el Epi- lez, 2001: 251-252).
clásico, como en el Cerro Barajas, se registró un total
de 86 petrograbados, de los cuales 53 corresponden Discusión
a motivos en espirales sencillas, dobles, triples, con
ondulaciones y están asociados a terrazas de cultivo Una característica común de los dos grabados presen-
y estructuras tipo habitación sencilla (Pomedio, 2013: tados en este texto es que, al ser plasmados en bloques
50, 56). En un sitio cercano a la capital de dicho estado, sueltos de basalto, cuyo peso oscila entre los 80.00 y
Cerro del Sombrero, con fechamiento para el Epiclási- 90.00 kilogramos, resultan ser piezas movibles, aspecto
co y Posclásico temprano, se encontró un total de 23 que abre la posibilidad de que hubiesen ocupado otro
espacio y uso ritual, o por el contrario, que ambos gra-
bados fueran realizados sólo para el uso y contexto en
2 Faugère-Kalfon (1997: 68) explica que dicha tradición se desarrolló entre
los periodos Clásico y Posclásico tardío, extendiéndose desde el Lerma medio que fueron hallados aprovechando los afloramientos
hasta el Lago de Chapala, con un posible origen en el Occidente de México. cercanos de piedra basáltica. Para el primer caso, los

151
Arqueología 64 • agosto, 2021

petrograbados más cercanos ubicados en afloramientos Durante su uso en tiempos prehispánicos, los dos
rocosos basálticos asociados a un asentamiento son grabados del sitio Apapataro II estuvieron expuestos,
los del cerro Capula y están a casi 15.00 kilómetros de pero en el espacio interior de una estructura, la E1B,
distancia del sitio Apapataro II. que a su vez forma parte del conjunto arquitectónico
Existen más yacimientos basálticos próximos al va- E1. Dicho recinto es un lugar de dimensiones peque-
lle en que se localiza el sitio Apapataro II, como es el ñas, lo que nos indica que se efectuaban actividades
caso del cerro La Rata, una pequeña elevación natural de carácter privado, no público, en el cual los graba-
de 60.00 metros de alto localizada a 1.60 kilómetros dos eran participes y no simples motivos decorativos
en dirección noreste del sitio Apapataro II, en cuya (figura 7).
ladera baja oeste se ubica el asentamiento Apapata- Queda entonces definir qué tipo de función desem-
ro I, sobre una terraza de nivelación (Valdés, s.f.). El peñaban los dos grabados al formar parte de las activi-
análisis de los materiales ahí colectados sugiere que dades de carácter privado que se llevaban a cabo en el
ambos sitios son contemporáneos. Los afloramientos interior de la estructura E1B. Podemos descartar una
basálticos fueron aprovechados en su momento por los función narrativa de tipo escénica propia de un campo
ocupantes del sitio Apapataro I en sus edificaciones, figurativo; de igual forma se deja de lado una función
como se pudo constatar en un par de pozos de saqueo como motivo decorativo, en este caso de la cista en que
actuales (detalle observado por el autor durante los se localizan. Nos queda la posibilidad de que conten-
trabajos del proyecto de salvamento del gasoducto, en gan un nivel simbólico, pero ¿a qué está referido? La
el derecho de vía a 100.00 metros del sitio). Se tuvo la forma del grabado en el Elemento 2 es semejante al
oportunidad de hacer una prospección en todo el cerro motivo de la categoría llamada espiral paralela sencilla
La Rata sin encontrar algún bloque con diseños graba- de la “tradición Lerma” definida por Faugère-Kalfon
dos en superficie, o bien, que presentara forma geomé- para el norte de Michoacán (Faugère-Kalfon, 1997: 68).
trica por trabajo de careo. El descartar una ubicación Viramontes señala que el diseño en forma de espi-
original de estos grabados en afloramientos próximos ral tiene amplia distribución en el Bajío queretano y
nos deja la opción de que fueran realizados para el uso guanajuatense durante el Epiclásico, asociándolo con
exclusivo del contexto en que fueron hallados. el agua, ya que se trata de grabados que fueron dis-
En el Bajío queretano, una constante en la ubi- puestos próximos a contextos hídricos, como riveras
cación de los petrograbados es que forman parte de de arroyos o ríos, bocas de manantiales o donde se
grupos de varios diseños, no siendo casos aislados forman lagunas estacionales (Viramontes, 2017: 32).
o separados del afloramiento rocoso en que fueron Pero para el caso del sitio Apapataro, dicho patrón no
plasmados y tampoco han sido encontrados formando es factible ya que hay 2.25 kilómetros de distancia en
parte de un contexto arquitectónico monumental en dirección norte hasta el cauce del río Huimilpan, el
el cual sean visibles. Sucede lo contrario en sitios cuerpo de agua más cercano y antiguo de la región,
contemporáneos del Epiclásico de otras regiones, en que se nutre de los escurrimientos de la sierra quere-
donde se ha registrado la presencia de grabados en tana al sureste del municipio.
conjuntos monumentales, empotrados en alguno de ¿Podrían entonces los petrograbados estar vincu-
los lados visibles de los edificios, a modo de formar lados con rituales de petición para lluvias? Desde una
parte de la simbología del entorno ceremonial. Éste perspectiva ambientalista, existen datos históricos
es el caso del montículo 1 del juego de pelota 5 en prehispánicos que sugieren que en los Valles Centra-
Cantona, Puebla (Rodríguez, 2011: 203). En la or- les hubo una época de sequías hacia 1150 y 1200 d.C.
namentación arquitectónica del sitio prehispánico (fin de Tula), acompañadas de migraciones chichimecas
de Tzintzuntzan, Michoacán, en las yácatas fueron (Armillas, 1964, 1969), lo cual generó el desplome pro-
encontrados siete janamus decorados con el motivo gresivo y consiguiente retroceso de la frontera agricul-
de la espiral doble divergente (Hernández, 2006: tora permanente de los sitios ocupados por grupos se-
imagen 6), uno de los diseños con mayor registro dentarios. Lo anterior es respaldado por lo que Braniff
en la zona monumental (siete ocasiones). En el Bajío señala respecto de estudios del medio ambiente, ya que
guanajuatense, el sitio El Cóporo es un ejemplo más se dice que entre 900 y 1200 d.C. existió un cambio en
de grabados integrados a espacios arquitectónicos el régimen de lluvias que consistió en que, durante dos
ceremoniales, en este caso en las baldosas de can- largas épocas, llovió mucho más que antes (las máxi-
tera que constituyen la escalinata de la plataforma mas se alcanzan en 950 d.C. y 1150 d.C.), separadas por
sur de la estructura 2, que presentan grabados en una sola pero muy larga sequía (cuya máxima se ubi-
la huella interior, que consisten en una sucesión de ca hacia 1050 d.C.), que provocó la desertización de la
puntos, líneas incisas paralelas, espirales sencillas y región norte de Mesoamérica. Aunque el fechamiento
dobles, orificios, motivos geométricos, zoomorfos y propuesto para el sitio Apapataro II (Epiclásico 650-
un diseño semejante a un quincunce (Cruces, 2007). 900 d.C.) no coincide con las fechas esgrimidas sobre

152
El contexto y simbología de dos petrograbados prehispánicos...

Fig. 7 Ubicación de los petrograbados 1


y 2 en la estructura 1B. SAGTVR a ramal
Salamanca. Tomada de SAGTVR , ramal
a Salamanca. Director de proyecto
Arqueólogo Cristóbal Valdés Hernández.

el progresivo cambio climático que modificaron los forma de mariposa con cuatro puntos brillantes sobre
patrones pluviométricos de la región Centro Norte de las alas, uno en la cabeza y dos en los extremos de las
México, hacen falta en la región del valle del Tepozan antenas (Avalos, 1960: 106). Ya en la occidentalización
estudios paleoambientales que descarten o constaten la del firmamento, corresponde a la constelación ptole-
posibilidad de que hacia finales del Epiclásico hubiesen maica del hemisferio norte llamada Casiopea o Cas-
acontecido algunos años con disminución de lluvias. siopeia, conformada por cinco estrellas que presentan
Retomando el dato de la orientación de ambos ele- una característica forma de doble V (W), que en fun-
mentos al interior de la cista (al norte el 1 y al este el ción de la época del año y de la latitud se puede ver de-
2), podemos hacer y plantear tanto un análisis como recha, invertida o de lado. ¿Podría tratarse, entonces,
una propuesta hipotética en los terrenos de la astro- el interior del edificio E1B de un observatorio utilizado
nomía prehispánica. El Elemento 2 se asemeja al Xo- sólo por un sacerdote para la contemplación y estu-
necuilli prehispánico; dicho símbolo en la astronomía dio de eventos de los cuerpos celestes asociados a los
indígena está relacionado con las Citlalxonecuilli, las tiempos agrícolas, mientras que los grabados habrían
cuales forman parte de las constelaciones indígenas sido utilizados como marcadores astronómicos? Esto
de Xiuhcoatl y Tezcatlipoca (Ávalos, 1960: 103 y 107). dada la ubicación del asentamiento en un amplio valle
El diseño del grabado en el Elemento 1 presenta mu- y, como señala Viramontes, que el petrograbado en
cha similitud con la constelación que en la astrono- sitios con arquitectura estaría más ligado con socie-
mía náhuatl se le identifica como Itzpapalotl, por tener dades agrícolas (Viramontes, 2017: 19). Tal propuesta

153
Arqueología 64 • agosto, 2021

estaría indicando que el sitio Apapataro II es un cen- Braniff Cornejo, Beatriz


tro ceremonial y confirmaría la hipótesis de que, en 1989 Oscilación de la frontera norte mesoamericana:
el valle de Tepozan, las funciones de culto, cívicas y un nuevo ensayo. Arqueología, (1): 136-154.
administrativas se encuentran relativamente disper-
sas. Pero cabe recalcar que lo anterior sólo puede ser Castañeda, Carlos, Cervantes, Beatriz, Cres-
corroborado en un futuro con un estudio del sitio ba- po, Ana María y Flores, Luz María
sado en la arqueoastronomía prehispánica (figura 8). 1989 Poblamiento prehispánico en el centro-norte
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Fig. 8 Corte norte-sur del pasillo


empedrado B, estructura 1C y estructura
1B con la cista de petrograbados. SAGTVR
ramal a Salamanca. Tomada de SAGTVR,
ramal a Salamanca. Director de proyecto
arqueólogo Cristóbal Valdés Hernández.

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El contexto y simbología de dos petrograbados prehispánicos...

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155
La Estela Ruz Buenfil
del Museo Nacional de
Antropología
Daniel Juárez Cossío
Museo Nacional de Antropología, INAH
Erik Velásquez García
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM

Resumen: Para el mundo maya del periodo Clásico, la erección de estelas tuvo como propósito marcar determinados ciclos calendáricos, ya que
ellas capturaban y encarnaban el paso del tiempo. De igual forma, conmemoraban las actividades rituales que llevaban a cabo los gobernantes y
afirmaban así su autoridad divina. Con esta perspectiva y bajo estos principios canónicos, Alberto Ruz Lhuillier, autor del guion museográfico para
la Sala Maya del Museo Nacional de Antropología, elaboró el diseño de lo que sería la estela inaugural para las nuevas instalaciones. En el presente
artículo recordamos este momento fundacional y los actores que participaron en él, mostrando que la fecha registrada en ella no corresponde a
la inauguración del museo, sino a otro acontecimiento: el nacimiento de Alberto Ruz Buenfil. También analizamos el contenido calendárico de la
llamada Estela Ruz Buenfil para develar su narrativa. Finalmente, penetramos en la naturaleza de las estelas y su significado, para comprender el
contexto en que ésta participó y sigue interactuando con los espectadores de hoy en día.
Palabras clave: Museo Nacional de Antropología, Sala Maya, Alberto Ruz Lhuillier, epigrafía, estelas mayas, Alberto Ruz Buenfil

Abstract: For mayas from the Classical period, one of the purposes of stela’s raising was to track specific calendar cycles, because they were
thought to capture and embody the passage of time. Stelae also commemorated ritual activities carried out by rulers and thus, assert their divine
power. With this perspective and under theses canonical principles, Alberto Ruz Lhuillier, author of the script for the Maya exhibition hall of the
Anthropology Museum, developed the design of what was going to be opening stela for the new Museum. In this paper, we recall this foundational
moment and those actors that participated in it, thus showing that the registered date does not correspond to the one of the Museum’s inauguration,
but to another event: the birth of Alberto Ruz Buenfil. In this paper we will also analyze the calendaric content of the so called “Ruz Buenfil’s Stelae”
to disclose its own narrative. Finally, we delve into the nature and meaning of stelae in order to understand the context in which this specific stela
took part and keeps on interacting with visitors/audience nowadays.
Keywords: National Museum of Anthropology, Maya Hall, Alberto Ruz Lhuillier, epigraphy, maya stelae, Alberto Ruz Buenfil

E El Museo Nacional de Antropología:


n 1964 se inauguró el edificio destinado al Mu-
seo Nacional de Antropología. La apertura de las alegoría del mundo indígena
instalaciones y la presentación de las coleccio-
nes arqueológicas y etnográficas se articularon en el Como todo acto fundacional, para su apertura se eli-
marco de un discurso afanado en construir la idea de gió como marco de referencia la reactualización de nues-
nación. Su narrativa quedó centrada en la evolución tro nacimiento como nación. Habían transcurrido 154
del mundo prehispánico y la incorporación del indí- años del “grito” dado en Dolores Hidalgo, Guanajuato,
gena al México moderno, con lo cual se afirmaba el cuya histórica arenga marcó el inicio de la guerra
progreso como instrumento del desarrollo económico de independencia. Señaló, además, el cierre sexenal
y bienestar social bajo la tutela del Estado. Entre las de Adolfo López Mateos (1958-1964), caracterizado
numerosas actividades que se desarrollaron durante por una política que es calificada como “la época del
la ceremonia tuvo lugar la erección de una estela con- desarrollo estabilizador”.
memorativa para solemnizar el acto inaugural. Dicho Las fiestas patrias de aquel septiembre saturaron
monumento fue colocado en la zona ajardinada de la la agenda presidencial. El domingo 13 al mediodía se
Sala Maya, frente a la réplica del Edificio 1 de Hochob. llevó a cabo la recepción oficial en Palacio Nacional,
Sin embargo, la fecha inscrita no corresponde con el fecha que marcó el inicio de las celebraciones. Asis-
evento que se pretendía encomiar. ¿Por qué se deci- tieron los representantes de las misiones diplomáticas
dió erigir una estela? ¿Cuál es el significado de estos acreditados en nuestro país, acompañados por el se-
monumentos rememorativos? Pero lo más importante cretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, y el
sería preguntarnos, ¿qué se celebra en ella? de Relaciones Exteriores, Manuel Tello Baurrad. Al día
La Estela Ruz Buenfil del Museo Nacional de Antropología

siguiente se trasladaron a Teotihuacán para inaugurar El colorido folklore de las danzas tradicionales y
los basamentos prehispánicos que fueron reconstrui- los mariachis, así como las novedosas propuestas del
dos bajo la guía de Ignacio Bernal. En aquel acto se arte contemporáneo, complementaron la ritualización
escuchó el poema sinfónico Teotihuacán, compuesto del poder, cuya manifestación engalanó el proscenio.
para la ocasión por Carlos Chávez e inspirado en un El artífice de la política cultural fue, sin lugar a du-
tema de Carlos Pellicer.1 El martes 15, la comitiva se das, el poeta Jaime Torres Bodet, quien por segunda
dio cita en la Galería Didáctica “La Lucha del Pueblo ocasión ocupó la cartera de Educación. En 1944 bajo
Mexicano por su Libertad”, también conocida como el gobierno de Manuel Ávila Camacho (1940-1946),
Museo del Caracol; y por la noche se ofreció un coctel creó el Instituto de Capacitación del Magisterio, el
en el Alcázar del Castillo de Chapultepec. El miércoles Programa Federal de Construcción de Escuelas, la
16 se escenificó el tradicional desfile militar, y por la Campaña Nacional Contra el Analfabetismo y la Bi-
tarde, los invitados disfrutaron del ballet folklórico blioteca Enciclopédica Popular. En sus Memorias dejó
de Amalia Hernández en el Palacio de Bellas Artes. en claro el patente abismo entre la retórica oficial
El jueves 17 de septiembre a las 11:30 se inauguró el para llevar educación a las masas, y las prácticamente
Museo Nacional de Antropología. Amenizó la Orques- nulas acciones instrumentadas en materia cultural.
ta Sinfónica Nacional dirigida por Carlos Chávez, con Vinculó su ideario con el rumbo trazado por Justo
el estreno de su poema Resonancia. Los anfitriones del Sierra y José Vasconcelos; es por ello que entre sus
evento fueron Pedro Ramírez Vázquez e Ignacio Mar- inquietudes ocupaba un lugar fundamental la reforma
quina. Al caer la tarde se ofreció una cena para los invi- educativa:
tados, entre los que figuraban John O. Brew del Museo
Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad ¿Cómo educar a pueblo tan ávido y tan austero, tan su-
de Harvard, Henri Lehmann del Museo del Hombre de miso y tan ambicioso, tan exigente y tan tolerante, tan
París, José María Arguedas del Museo Nacional de His- satisfecho de imaginar que ha llegado a ser lo que aún no
toria de Perú y Evon Z. Vogt, entre muchas otras perso- es y tan anheloso de ser lo que no parece, desde muchos
nalidades (Torres Bodet, 1972: 390). El viernes 18, en puntos de vista, dispuesto a ser? […] Inteligente, hace de
un acto no oficial, el patronato del Museo Anahuaca- la ilusión un fantasma de la esperanza, y de la esperanza
lli, presidido por Dolores Olmedo, invitó a la apertura un sucedáneo cómodo del proyecto. ¿Para qué programar,
del recinto.2 Al día siguiente la comitiva se trasladó al si improvisar es tan fácil y, en ocasiones, tan efectivo?
poblado de Tepotzotlán, en el Estado de México, para (Torres Bodet, 1972: 198).
la inauguración del Museo Nacional del Virreinato,
cuyo proyecto curatorial fue dirigido por Carlos Flores Estas palabras que resuenan como eco de nues-
Marini y coordinado por Jorge Gurría Lacroix. Eusebio tra lacerante realidad fueron el aliento que cimentó
Dávalos Hurtado y Francisco de la Maza fueron los uno de sus proyectos más ambiciosos: promover el
oradores. Las celebraciones culminaron el domingo acceso de educación primaria a la niñez mexicana
20 con la apertura del Museo de Arte Moderno, en y distribuir los libros de texto gratuito. Esta volun-
cuya instalación colaboró Celestino Gorostiza (Ga- tad la vio cristalizada con la entrega de los primeros
llegos, 1997: 628). Durante aquella larga semana, el ejemplares en febrero de 1960, pese a las protestas de
ambiente estuvo saturado por un enervante miasma alg unas “asociaciones de padres familia”, que
de nacionalismo que brotaba de su raigambre prehis- consideraron violentados sus derechos respecto del
pánica, se recreaba en el legado del dominio colonial tipo de educación que debería brindarse a sus hijos.3
mediatizado por su aportación artística, reivindicado Otra de sus preocupaciones, según refiere en sus Me-
por la gesta heroica de los mártires emancipadores, y morias, era el abandono en que se encontraba el “teso-
ratificado por el pensamiento de los ilustres liberales ro precolombino”, desperdigado en el vasto territorio
que triunfaron sobre el efímero imperio de Maximi- del país. De tal manera que para 1959 ideó no sólo
liano. Al parecer, la Revolución aún estaba en mar- la construcción de un nuevo museo de antropología,
cha, pues no se visibilizó en los festejos. para sustituir al emblemático edificio en la calle de
Moneda; también consideró la necesidad de restaurar
1 El poema de Carlos Pellicer fue publicado en el núm. 17 del Boletín del
inah, México, septiembre de 1964. Teotihuacán, así como crear el Museo del Virreinato
2 La construcción de este museo fue iniciada por Diego Rivera en 1938 y per- en Tepotzotlán.4
maneció inconcluso hasta su muerte en 1957. Dolores Olmedo fue nombra-
da presidenta vitalicia del Comité Técnico que se haría cargo de terminarlo,
lo cual ocurrió hasta 1964. En el proyecto participaron los arquitectos Juan
O’Gorman, Heriberto Pagelson y Ruth Rivera. La museografía estuvo a cargo 3 Una breve crónica de tal suceso es referida por José Agustín (1990, I: 189).
originalmente de Carlos Pellicer, más tarde sustituido por Fernando Gamboa, 4 Este proyecto data de los tiempos en que Torres Bodet colaboró con
ya que a decir de la Sra. Olmedo (1988: 500), “no se había respetado la mu- Vasconcelos como jefe de Bibliotecas en la Secretaría de Educación Pública
seografía indicada por el maestro Rivera”. asconcelos, 1982 1939 : 84 .

157
Arqueología 64 • agosto, 2021

Los artífices del espacio como consecuencia una pérdida cada vez más acelerada
de rasgos de cultura material y espiritual en nuestros
Para la construcción del nuevo edificio se comisionó el núcleos aborígenes, que es indispensable estudiar y re-
proyecto a Pedro Ramírez Vázquez, quien por aquellos gistrar antes de que desaparezcan del todo.
años construía la Galería Histórica de Chapultepec,
también conocida como Museo del Caracol, la cual se Pedro Ramírez Vázquez integró a su equipo de tra-
contemplaba inaugurar el 21 de noviembre de 1960. A bajo a los arquitectos Jorge Campuzano, Rafael Mija-
Eusebio Dávalos Hurtado, entonces director general res, Ricardo de Robina y Alfonso Soto Soria (Torres
del INAH, correspondió poner en marcha el proyecto Bodet, 1972: 382). La presencia de artistas plásticos
museográfico, al igual que iniciar los trabajos de res- también formó parte integral del concepto arquitec-
tauración en Teotihuacán. Para el primer acuerdo, tónico y museológico, cuya misión era el apoyo grá-
el comité de planeación quedó en manos del Ignacio fico de las colecciones para hacerlas más asequibles,
Marquina, para el segundo, las excavaciones fueron además de brindarle carácter a cada sala. Los artistas
puestas bajo la responsabilidad de Ignacio Bernal (To- desarrollaron su obra de manera paralela a la cons-
rres Bodet, 1972: 379). trucción del museo, y montaron sus talleres en el lugar
En 1960, Dávalos Hurtado (1965) integró el equipo de trabajo (Ramírez Vázquez, 1985: 13).
de investigadores responsables de formular el pro- Esta concepción de integración plástica entre ar-
yecto curatorial. Para 1963, mientras se iniciaba la quitectura y pintura mural no sólo replantea y re-
cimentación del edificio, numerosos arqueólogos y constituye los valores que se estima fueron asignados
etnólogos fueron comisionados para recorrer el país en el mundo prehispánico a los programas iconoló-
y hacer acopio de los objetos destinados a enriquecer gicos dentro de los espacios construidos. Es a su vez,
los acervos. Luis Aveleyra Arroyo de Anda calcula que la idealización del proyecto muralista desarrollado
en poco más de un año se organizaron alrededor de por la Escuela Mexicana de Pintura al inicio de la
setenta expediciones etnográficas. En cuanto a mate- década de los años veinte del siglo pasado, cuando
riales arqueológicos se reunieron cerca de cuatro mil José Vasconcelos fue nombrado titular en la Secreta-
piezas, algunas recuperadas durante las excavaciones ría de Educación Pública durante el régimen de Ál-
realizadas en Jaina, Teotihuacán y la Huasteca (Torres varo Obregón (1920-1924). En 1929, Anita Brenner
Bodet, 1972: 381). Algunas más fueron adquiridas me- (1983 [1929]: 271) escribió que la política educativa
diante “compras o donativos” a coleccionistas como y cultural del nuevo ministro estaba orientada hacia
Miguel Covarrubias, William Spratling, Frederick Field el pueblo. En efecto, hacia finales de 1922 se firma-
y Raúl Kamffer, sólo por mencionar algunos (Aveleyra, ron los primeros contratos con algunos muralistas
1965: 15). De particular atractivo para la población ca- miembros del recién creado “Sindicato de Trabaja-
pitalina fue el traslado del monolito de 168 toneladas dores Técnicos, Pintores y Escultores”, como Diego
llamado Tláloc, que la noche del 16 de abril marchó por Rivera, Carlos Mérida, David Alfaro Siqueiros, Jean
el Zócalo y fue acogido por una inusual tormenta, la Charlot, José Clemente Orozco, Fermín Revueltas y
cual aún flota en el imaginario, como ofrenda de con- Manuel Rodríguez Lozano, entre otros. En su pro-
sagración a la deidad de la lluvia. Felipe Solís (1993) clama “social, política y estética” señalan la ineludi-
recordó la “apoteótica bienvenida [que le ofrecieron] ble necesidad de que su producción contenga valores
los habitantes de la capital”, pero omitió mencionar ideológicos destinado al pueblo, principios que debe-
el conflicto desencadenado con los vecinos de la po- rán estar encaminados, fundamentalmente, hacia su
blación de San Miguel Coatlinchán, quienes se incon- educación y la lucha popular. Para ello se erigieron
formaron por lo que consideraron como un despojo a también las Escuelas de Pintura al Aire Libre, fun-
la comunidad, pese a que se acordó su “donación” a dada por Alfredo Ramos Martínez, y muchos artistas
cambio de obras de infraestructura: una escuela y un asumieron su vocación misional. Bajo esta nueva con-
centro de salud. No podemos dejar de señalar que esta cepción que fue trazada como cruzada cultural, los
visión asistencialista era parte de la retórica oficial talleres fueron trasladados a las oficinas de gobierno,
y, como tal, se filtró en el proyecto curatorial, cuyas incluyendo asistentes, albañiles y aprendices. El so-
obras de beneficio social, en opinión de Aveleyra Arro- brio edificio que antiguamente habitaban las monjas
yo de Anda (1965: 17), traerían: de la Encarnación y que ahora ocupaba la Secretaría
de Educación Pública, se transformó en un pintoresco
[…] como consecuencia una gradual incorporación de los y colorido deambular de obreros culturales, al igual
patrones de vida indígena a los sistemas de la llamada que lo fueron el Mercado “Abelardo L. Rodríguez” así
“cultura occidental”. Esta transformación, deseable y be- como su anexo, el “Teatro del Pueblo”, cuyo propósito
neficiosa desde muchos puntos de vista, trae sin embargo era acercar la cultura a la población:

158
La Estela Ruz Buenfil del Museo Nacional de Antropología

Por definición, los murales en los edificios públicos devol- mera década del XX.5 El acervo fue enriquecido con los
verían al arte el significado social y la función que habían materiales arqueológicos que Ruz Lhuillier recuperó
tenido en sus grandes periodos […] estos modernos mu- durante las excavaciones que llevó a cabo en Campe-
rales con su nueva ideología social empalmarían también che, Yucatán y Chiapas. Otras formas de adquisición
con la tradición mexicana —continuarían o completarían fueron la “colecta”, para describir esta acción de algu-
los muros de los templos prehispánicos, los frescos de las na manera, como sucedió en Yaxchilán, de donde se
iglesias coloniales y las pulquerías. Se trataba de la más extrajeron 19 monumentos para su exhibición en sala
obvia y legítima forma del gran arte nativo (Brenner, (De la Fuente, 1967: 5). Esta labor fue encomendada a
1983 [1929]: 276). personal no especializado, quienes ocasionaron seve-
ros daños en varios edificios del sitio.
La reactualizada visión de Pedro Ramírez Vázquez El concepto museográfico, coordinado por Ricardo
era, por consiguiente, hacer del museo una: “lección de Robina, previó también la incorporación de algunas
permanente para el pueblo; enseñanza y espectáculo reproducciones en fibra de vidrio que fueron elaboradas
que mostrara el pasado, no para regresar a él sino para por Mario Zirett, entre las que recordamos la Estela H y
estimularnos a obtener inspiración y aliento necesario el Altar P de Quiriguá, así como el Altar 5 y la Estela 16
para fincar el futuro” (Ramírez Vázquez, 1965: 20). de Tikal, entre otros monumentos. Sin embargo, lo más
espectacular de la puesta en escena fueron, en primer
término, la recreación de la cripta funeraria de K’ihnich
La Sala Maya
Janaab Pakal en el sótano de la sala, explorada por Ruz
El guion museográfico quedó en manos de Alberto Ruz Lhuillier. En segundo lugar, la réplica del Edificio 1 de
Lhuillier (s.f.), un destacado académico que se inició Bonampak, cuyo descubrimiento se atribuye a Giles
en el estudio de los antiguos mayas en 1943, cuando G. Healy y donde Rina Lazo reprodujo, en poco menos
Alfonso Caso lo nombró director de Investigaciones de dos meses, los espléndidos murales. Finalmente, la
Arqueológicas en Campeche. Poco después, entre 1949 cámara central del Edificio 1 de Hochob, cuyas fauces
y hasta 1958, tuvo bajo su responsabilidad la Jefatura abiertas del monstruo de la tierra reciben al visitante.6
de la Zona Sureste de la Dirección de Monumentos Frente al edificio de Hochob se erigió un monumento
Prehispánicos. La trayectoria de Ruz Lhuillier estaba conmemorativo. Es una estela que, hipotéticamente,
sólidamente afianzada por su amplio trabajo de campo, marca, recuerda y reactualiza ese tiempo fundacional
entre cuyos logros más espectaculares fue el descu- en que el nuevo Museo Nacional de Antropología fue
brimiento, en 1952, de la tumba de K’ihnich Janaab colocado en el centro del universo, de cuyo devenir de-
Pakal en el Templo de las Inscripciones en Palenque, jamos constancia a lo largo de este relato. La hemos
mandatario al que llamó 8 Ajaw debido a su fecha de llamado: “la Estela Ruz Buenfil” (figura 1). Sin embargo,
nacimiento. Así, el discurso curatorial constituyó una la alineación de los astros trazó otro sino y la fecha
síntesis no sólo de su propia experiencia, sino también inscrita no marcó tal evento. ¿Qué acontecimiento es
de la comprensión que en aquel entonces se tenía so- entonces el que se recuerda?
bre los mayas, iluminada, dada su militancia política,
bajo ciertos resplandores del materialismo histórico. Las estelas mayas:
Sin embargo, la construcción narrativa, en lo general, representación del mundo
siguió los cauces trazados por la antropología históri-
co-cultural que caracterizó la puesta en escena de todo Antes de dar respuesta a esta interrogante, debemos
el museo. Su síntesis, La civilización de los antiguos señalar que las estelas son el formato escultórico más
mayas, editada originalmente en 1957 en La Habana y célebre y famoso del antiguo arte maya. Se trata de mo-
reeditada en 1963 en México, sirvió como hilo conduc- nolitos exentos y verticales emplazados generalmente
tor de su propuesta. Fue, además, el soporte medular sobre plazas o espacios públicos, ya sea al exterior o
de su obra póstuma: El pueblo maya, publicada en 1981, en el interior de un santuario, que por lo que general
dos años después de su sensible deceso.
En su estructura museográfica, la Sala Maya ilus- 5 El panel central fue llevado al museo (circa 1885 a 1888) por instrucciones
tró el discurso curatorial con piezas emblemáticas que del Gral. Carlos Pacheco Villalobos, ministro de Fomento durante la presidencia
formaban parte del viejo museo. Podemos mencionar, de Porfirio Díaz. En 1842, el panel derecho fue enviado a ashington y
resguardado en el Instituto Nacional para la Promoción de la Ciencia; años
entre las más conocidas, la escultura de Chac Mool, después, en 1858, fue incorporado al Smithsonian y en 1907 repatriado a
excavada en Chichén Itzá por Augustus Le Plongeon México. El último panel, el izquierdo, fue desmontado y trasladado al Museo
y su esposa Alice Dixon en 1875, o el Tablero del Tem- Nacional por Leopoldo Batres en 1909.
6 El sitio de Hochob fue ampliamente estudiado por Ricardo de Robina (1956),
plo de la Cruz Foliada de Palenque, cuyos tres paneles condiscípulo de Ramírez Vázquez en la escuela de arquitectura, quien además
llegaron al museo entre finales del siglo XIX y la pri- presentó como tema de tesis el estudio de dichos vestigios.

159
Arqueología 64 • agosto, 2021

bilidad de que los mayas pensaran que algunas piedras


estaban vivas, es decir, que tenían una esencia espiri-
tual. Del mismo modo, las estelas conmemoraban los
deberes ceremoniales de los mandatarios, promulgaban
mensajes sobre su autoridad y su papel como encar-
nación tanto del tiempo (Stuart, 2011: 253-260) como
del resto de los valores colectivos (De la Garza, 1975:
19, 34). Por lo tanto, erigir estelas era una actividad
ritual y sagrada que, se cree, sólo era prerrogativa de
los gobernantes.
Las inscripciones jeroglíficas de varios sitios ma-
yas nos hablan de un héroe cultural de los tiempos
legendarios, llamado por los mayistas Ajaw Foliado
(en realidad su nombre era K’ihnich Yajawteˀ Hux Yop
Huˀn), quien supuestamente vivió desde 81 hasta 376
d.C. y fue el fundador de los ritos para erigir estelas
(Grube, 2004: 128-130; Velásquez, 2011: 408-411).
Según la escena esgrafiada en el cráneo de pecarí de
la Tumba 1 de Copán, en esta última fecha, 376 d.C.,
Ajaw Foliado consagró la primera estela junto a un al-
tar de piedra, y el rito consistió en envolver con cintas
o sogas el monolito a efecto de contener o encapsular
el tiempo dentro de él, así como las energías sagradas
(Stuart, 1996: 156-157), que en un principio estaban
fijadas débilmente a la piedra, ceremonia conocida
como k’altuun o ‘atadura de piedra’ (O’Neil, 2012: 55-
56). David Stuart (1996: 154-158; 2011: 264) cree que
la asociación de estos ritos con los finales de periodo
de 7 200 días (winikhaab) dio lugar con el paso de los
Fig. 1 La Estela Ruz Buenfil se localiza en la zona ajardinada siglos al sustantivo k’atuun, que procede por síncope
de la Sala Maya del mna. Tiene como fondo el Edificio 1 de de la antigua palabra k’altuun. Otro verbo muy usado
Hochob, Campeche. Fotografía de Laura del Olmo Frese. en las inscripciones para referirse a la erección de las
estelas era tz’ap ‘clavar, plantar’ o ‘hincar en el suelo’,
muestran una escena y/o texto labrado (Stuart, 2011: acción que generalmente se realizaba sobre un caché
253). Dichas esculturas son por lo general planimé- o cista de ofrendas, que tenía como función alimentar
tricas, aunque las hay también antropomorfas y tri- y activar ritualmente el monumento. Con menos fre-
dimensionales. Durante el apogeo de la cultura maya cuencia, los escribas mayas usaban también el verbo
clásica (circa 600-800 d.C.) se estandarizó la costumbre waˀ, que significa ‘estar de pie’, como dice la inscrip-
de erigir ese tipo de monumentos para marcar finales ción del Monumento 30 de Toniná (727 d.C.): waˀlaj
calendáricos de k’atuun (periodo de 7 200 días), la- ulakamtuunil Ihch’aak Chapaht ‘la estela de Ihch’aak
juntuun (la mitad de un k’atuun) o hoˀtuun (la cuarta Chapaht se puso de pie’.
parte de un k’atuun)7 (véase Morley, 1915), pues dichas Como se aprecia en este último caso, el nombre
esculturas capturaban y encarnaban el paso del tiempo común de las estelas era lakamtuun, que se puede tra-
(Stuart, 1996) para celebrar las coyunturas calendári- ducir como ‘piedra grande’ o ‘piedra estandarte’, pero
cas, ya que se pensaba que la materialidad de que es- aunado a ello, también solían llevar nombres propios,
taban hechas (piedra) era un símbolo de permanencia lo que sugiere que los mayas las consideraban como
(Montolíu,1989: 26; Eliade, 1996: 201-219). Stephen D. objetos animados, que poseían por dentro de su co-
Houston (2014: 88, 91-94) contempla también la posi- bertura pétrea una voluntad inteligente. De hecho, es
posible que los retratos labrados de los gobernantes
7 Respecto del uso de la ortografía con vocal larga que utilizamos para escri- fueran vistos como extensiones de sus almas o cuer-
bir los nombres de estos periodos, consideramos oportuno señalar lo siguien-
te. El sustantivo tuun ‘piedra’, aparece escrito en las inscripciones de forma
pos, hasta el grado de ser considerados sustitutos, do-
disarmónica (TUN-ni), lo que sugiere longitud vocálica (Houston, Stuart y Ro- bles, suplentes o proyecciones de los mandatarios en
bertson. 1998). La palabra k’atuun procede del sustantivo compuesto k’altuun acción ritual, asegurando la renovación perpetua del
‘atadura de piedra’ (Stuart, 1996: 155-156; 2011: 264). Mientras que hoˀtuun
se encuentra ampliamente documentado en las inscripciones de forma disar-
tiempo (Stuart, 2011: 265-266; O’Neil, 2012: 6, 15, 58-
mónica, v. gr. 5-TUN-ni (véase Boot, 2009: 69-70). 62 passim). Houston (2014: 99) piensa que los mayas
160
La Estela Ruz Buenfil del Museo Nacional de Antropología

no sólo creían que las estelas eran extensiones de los dos no fue al parecer una innovación de los mayas.
gobernantes, que a su vez encarnaban al tiempo, sino El Monumento 1 de la Unión, el Monumento 13 de La
que podían escuchar, interactuar socialmente y hablar Venta o la Estela de San Miguel Amuco ya se pueden
en primera y segunda persona a través de sus inscrip- considerar estelas verdaderas de los tiempos olmecas,
ciones; eran duplicados con vitalidad anímica que, por si bien los antecedentes inmediatos de las estelas ma-
estar hechos de piedra, duraban más que sus modelos yas y sus altares son mucho más tardíos, pues datan
de carne y hueso. Un indicio sobre ello consiste en que del siglo I a.C. y se encuentran en Izapa, cuyos temas
algunas estelas fueron mutiladas intencionalmente labrados son de carácter mítico; también en El Portón
o incluso sepultadas en el relleno de antiguos edifi- y en Nakbé, lugares del Valle de Salamá y del Petén,
cios, lo que sugiere que fueron sometidas a ritos de respectivamente, donde ya se retratan mandatarios,
terminación al haber finalizado sus vidas. Es común, por lo cual podemos saber que las leyendas mayas clá-
aunque no necesario, que muchas estelas tengan un sicas sobre el héroe cultural Ajaw Foliado (circa 81-376
altar de piedra asociado y colocado a sus pies, donde d. C.) son relatos etiológicos de carácter mítico. Aun-
interactuaban y se comunicaban con los seres huma- que ya vimos que existen estelas mayas y de culturas
nos al recibir ofrendas. Megan O’Neil (2012: 3-4, 26, anteriores a nuestra era, la práctica regular de erigirlas
30 passim) y Ana Somohano Eres (2020) han estudiado entre los mayas es un elemento distintivo del periodo
este aspecto de las estelas, como entes que establecían Clásico. La estela maya clásica más temprana conocida
distintos tipos de relación con personas de naturaleza de contexto arqueológico es la 29 de Tikal (292 d.C.),
humana, pues poseían agencia y voluntad; las estelas mientras que del lado de la actual frontera mexicana
eran, por tanto, parte de la sociedad maya. la más precoz es la Estela 2 de Caandzibantún, Campe-
Algunas estelas son completamente lisas, lo que che (396 d.C.). En el extremo opuesto, las más tardías
hace suponer que contenían jeroglifos8 o escenas fi- del periodo Clásico son el Monumento 101 de Toniná
gurativas pintadas. No obstante, las que más han (909 d.C.) y la Estela 6 de Itzimté (910 d.C.). La práctica
llamado la atención de los mayistas son aquellas que de erigir estelas se revitalizó durante los siglos XIII y
contienen retratos de los gobernantes labrados en bajo XIV en Mayapán, Yucatán, como también en el siglo XIV
o altorrelieve, frecuentemente acompañados por ins- en Tayasal, Petén (Lacadena y Ciudad Ruiz, 2000), el
cripciones jeroglíficas donde, además de la fecha de último asentamiento maya independiente.
final de periodo asociada con la dedicación del monoli-
to, también hallamos con frecuencia registros lunares Lectura y comentarios
y pasajes de la vida de los mandatarios, que se homo- a la Estela Ruz Buenfil
logaban con las hazañas de los antepasados o dioses.
Conviene decir que, aunque estamos acostumbrados La inscripción tallada (figura 2) en esta estela comienza
a que las estelas mayas se asocien con finales calen- con un gran bloque jeroglífico (posiciones A1-B1) co-
dáricos, al principio no fue así. Las estelas mayas más nocido como Glifo Introductor de la Serie Inicial (GISI),
tempranas no fueron consagradas en fechas redondas mismo que contiene en el centro el signo del dios pa-
o cerradas, sino en algunas que parecen más abiertas o trono de la veintena, que en este caso es el mes Mol.
aleatorias y cuyas razones no siempre comprendemos. Conviene aclarar que Mol es el nombre de la veintena,
En la región istmeña de la costa del Golfo de México pero ignoramos cómo se leía el teónimo de su dios
hallamos también estelas semejantes, aunque no son patrono. Debajo del GISI hallamos ocho bloques jeroglí-
mayas sino epiolmecas o mixe-zoqueanas. Según John ficos de carácter calendárico (A2-B5), que contienen la
Justeson y Terrence Kaufman (2019: 194-195), las es- fecha de cuenta larga 12.16.11.13.9 (A2-A4)9 y la rueda
telas epiolmecas fueron erigidas en momentos astro- calendárica 3 Muluk 7 Mol (B4-B5), además del llama-
nómicos cuidadosos, cuando se esperaba la llegada de do “señor de la noche”, que corresponde a lo que los
un eclipse cerca de la máxima elongación de la estrella mayistas llaman G8 (A5).10 Esta última expresión en
vespertina. El culto a las estelas y sus altares asocia-
9 Esto es: 12 baak’tuunes (cada baak’tuun duraba 144 000 días, aunque el
periodo denominado baak’tuun era conocido como pikhaab durante la época
8 n dictaminador anónimo sugirió el uso de la palabra jeroglífico en vez prehispánica); 16 k’atuunes (cada k’atuun duraba 7 200 días, aunque en la
de “jeroglifo” para referirnos al sustantivo. Aunque el uso nominal de “jeroglí- época precolombina dicho periodo recibía el nombre de winikhaab); 11 tuunes
fico es frecuente en castellano, jeroglifo no es un término incorrecto, pues (cada tuun duraba 360 días, y en la época precortesiana dicho periodo se lla-
incluso se ha usado en publicaciones de prestigio (v. gr. Thompson, 1988). Su maba haab); 13 winales (veintenas), y 9 k’ines días . En la Estela Ruz Buenfil la
utilización toma conciencia de la distinción entre el sustantivo (jeroglifo) y el fecha se encuentra escrita como (A2) 12-PIK (B2) 16-WINIKHAB (A3) 11-HAB
adjetivo jeroglífico , como se ve en otros términos que contienen la misma (B3) 13-WINAL-la (A4) 9-K’IN-ni.
raíz: anaglifo, dermatoglifo, glifo, petroglifo, triglifo vs. anaglífico, dermato- 10 El bloque jeroglífico que se encuentra en la posición A5 se lee T155-TIˀ-
glífico, glífico, petroglífico, triglífico. El contraste entre el sustantivo y el adje- HUN-na, … tiˀ huˀn, ‘“G8” es o está en la orilla de la diadema’. El signo T155
tivo se encuentra también en otras lenguas europeas modernas; por ejemplo, no está cabalmente descifrado, pero corresponde al llamado dios “G8”. T155
hieroglyph vs. hieroglyphic (inglés), hiéroglyphe vs. hiéroglyphique (francés), es su nomenclatura en el famoso catálogo de jeroglifos mayas de J. Eric S.
hieroglyphe vs. hieroglyphischer (alemán), hieróglifo vs. hieroglífico (portugués). Thompson (1962).

161
Arqueología 64 • agosto, 2021

realidad ocupa el penúltimo bloque jeroglífico, pues vertir la fecha que se tenía prevista para inaugurar el
se ubica entre la fecha del tzolk’iin (calendario de 260 museo al calendario maya, con el propósito de tallar
días): 3 Muluk (B4),11 y la fecha del haˀab (calendario de la estela conmemorativa para colocarla al centro del
365 días): 7 Mol (B5).12 El llamado ciclo novenario o jardín, frente al Edificio 1 de Hochob. Don Alberto
de los “señores de la noche” es un periodo recurren- hizo los cálculos y elaboró el diseño con los jeroglifos
te de 9 dioses-días consecutivos, que gobiernan cada correspondientes. Estaba cercano el onomástico de su
uno en la fecha que les corresponde, al decir que son hijo Alberto, y decidió entonces hacer la conversión
o están ‘en la orilla de la banda de poder’ o en la ‘boca para regalarle una hebilla de plata con la fecha de su
de la diadema de amate’ (tiˀ huˀn), antiguo emblema de nacimiento. Esta documentación la remitió a J. Eric.
la autoridad maya que se ataba sobre la frente de los S. Thompson, para que se corroborara la información,
gobernantes (Stuart, 2011: 264). Tal vez se trate de quien la revisó, y a vuelta de correo ratificó los datos.
una serie de tocados usados por los dioses patronos Ruz Lhuillier dejó los dibujos dentro de sobres di-
de cada uno de los nueve días o noches de este ciclo ferentes sobre su escritorio. Al acercarse el evento le
calendárico (Schele, Grube y Fashen, 1992: 2). En este fue requerido el diseño para que los artesanos yuca-
caso se trata del octavo dios de la secuencia (G8), cuya tecos tallaran la estela. Llamó por teléfono a su se-
lectura aún es algo incierta. cretaria para que entregara el sobre a la persona que
Si convertimos la fecha de esta inscripción maya al iría a recogerlo. La secretaria tomó el sobre y verificó
calendario gregoriano, resulta que 12.16.11.13.9 3 Mu- que dentro se encontraba el dibujo de una estela con
luk 7 Mol, G8 corresponde al domingo 16 de septiem- inscripciones jeroglíficas. Nunca se imaginó que en-
bre de 1945, pero ello sólo si aplicamos la fórmula de tregaba el sobre equivocado.
correlación GMT 584286, que fue propuesta por Simon
Martin y Joel Skidmore en 2012, y que constituye la
variante GMT más popular hoy en día. Las iniciales GMT
quieren decir Goodman-Martínez Hernández-Thomp-
son, que son los apellidos de los tres mayistas que pro-
pusieron la fórmula de correlación más aceptada entre
los calendarios maya y cristiano: Joseph T. Goodman
fue el autor de la primera propuesta en 1905; Juan
Martínez Hernández la corrigió por un día en 1926,
basado en un manuscrito maya del siglo XVI llamado
Crónica de Oxkutzcab. En 1927, J. Eric S. Thompson
propuso otro ajuste de dos días, mientras que, en 1978,
Floyd G. Lounsbury añadió uno nuevo, también de dos
días. La propuesta de Martin y Skidmore de 2012 sólo
corrige la de Lounsbury por un día.
Contrario a la opinión general, esta estela del siglo
XX ubicada en los jardines de la Sala Maya del Museo
Nacional de Antropología no corresponde a la fecha
de inauguración del museo, sino a otro suceso: el na-
cimiento de Alberto Ruz Buenfil, “Coyote Alberto”
como él se hace llamar, acaecido el 11 de septiembre
de 1945, hijo de la segunda esposa de Ruz Lhuillier,
Blanca Buenfil Blengio. Conviene decir que la fecha
12.16.11.13.9 3 Muluk 7 Mol, G8, remite al 11 de sep-
tiembre de 1945 solamente si uno aplica la variante de
correlación 584281, que fue propuesta por Martínez
Hernández en 1926 y que actualmente se encuentra
en desuso entre los mayistas.
La tradición oral recuerda que, como parte del pro-
yecto museográfico, se solicitó a Ruz Lhuillier con-
Fig. 2 Detalle de la Estela Ruz Buenfil. En la parte superior el
11 El bloque jeroglífico ubicado en B4 tiene la lectura de 3-T511, toda vez Glifo Introductor de la Serie Inicial (gisi), con la fecha de cuenta
que T511 es un signo aún no descifrado, pero que equivale al día que los larga 12.16.11.13.9 y la rueda calendárica 3 Muluk 7 Mol, el
mayas yucatecos llamaban Muluk.
12 El bloque que se encuentra en la posición B5 tiene le transliteración
llamado “señor de la noche” (ciclo novenario), corresponde a
7-mo[lo] y la transcripción 7 Mol. G8. Fotografía de Laura del Olmo Frese.

162
La Estela Ruz Buenfil del Museo Nacional de Antropología

Agradecimientos Goodman, Joseph T.


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164
Las raíces, el árbol y los frutos.
Historia y arqueología en los
libros de texto gratuitos en la
escuela primaria de México1
Luis Alberto López Wario
Dirección de Salvamento Arqueológico, INAH

Resumen: Este artículo se encamina a presentar la evaluación de los diversos discursos acerca de la historia como disciplina y como proceso, las
narrativas y enfoques que se han transmitido en los libros de texto gratuitos que la Secretaría de Educación Pública reparte a los niños de México
desde hace ya sesenta años, programa que originalmente sólo abarcaba el nivel de educación primaria. Se analiza la información y las formas en
que se han transmitido los datos históricos y, principalmente, las perspectivas con la que se plasman los procesos históricos de la humanidad, en
concreto con México. A manera de ejemplo, en algunos puntos se coloca en un apéndice la relación del Occidente de la supra región denominada
Mesoamérica con Sudamérica.
Palabras clave: educación básica, libros de texto gratuitos, historia, arqueología.

Abstract: This text is intended to present the evaluation of the various discourses about History as a discipline and as a process: the narratives
and approaches that have been transmitted in the free textbooks that the Ministry of Public Education has distributed to the children of Mexico 60
years ago to the present day, a program that in its original plan only covered the elementary school level. The information and the ways in which the
historical data have been transmitted its analyzed mainly by the perspectives in which the historical processes of humanity are shaped, specifically
with Mexico. In addendum, the relationship of the West side of the Mexico with the supra region called Mesoamerica with South America.
Keywords: basic education, free textbooks, history, archaeology.

Niño indio, niño indio,


yo te enseñaré a leer.
Todos los niños de América
tenemos sed de aprender,
pues la ignorancia esclaviza
y se es libre en el saber.

Gastón Figueroa, “Niño indio”


(Mi libro de primer año, 1960)

U
no de los fundamentos para la creación en Mé-
1
rrespondientes a los especialistas, individuos concretos
xico del Instituto Nacional de Antropología e que participan con el uso de sus medios particulares,
Historia (INAH) fue, y por fortuna aún consiste, en tanto sus intereses y capacidades específicas.
en dar a conocer los resultados y avances de las inves- Así, es diferente el alcance de las necesarias Co-
tigaciones que realiza dicha entidad en torno de las lección Científica y la revista Arqueología del INAH,
sociedades humanas pretéritas o actuales. Esta difu- importantes series académicas que se encaminan a
sión, que ojalá siempre alcanzara el nivel de divulgación, difundir los avances y resultados de las investigacio-
indefectiblemente tiene su sustento en varios aspectos nes entre los especialistas, que aquel que se pretende
en los que destacan el nivel del conocimiento alcan- que alcancen las cédulas de las zonas arqueológicas
zado, la definición de los públicos a los que se dirige o en los edificios históricos, las presentaciones de
la información, los objetivos específicos que se busca ponencias o conferencias, incluso el de los textos
lograr con esa comunicación e, incluso, los objetivos co- incorporados en la revista Arqueología Mexicana.
Pero además de los canales formales de difusión del
1 Se agradece el apoyo recibido por el personal de la Comisión Nacional de conocimiento, de los cuales los anteriormente enun-
los Libros de Textos Gratuitos, en particular del señor Noé Martínez, traba- ciados son ejemplo del INAH o de la arqueología en Mé-
jador de la comisión en el área de Difusión, Relaciones Públicas y Patrimo- xico, en cualquier área de la información existen múl-
nio Histórico. Dedico el artículo a los maestros de México, en particular a
mis grandes docentes: Gabriel Augusto López Wario, Froylán Fraga Flores, tiples vías no formales que tienen o no el objetivo de
Manuel Gándara Vázquez, Mauricio Santana Murguía y mi maestro Israel, en dar a conocer algún tema, que, con mayores, menores,
primer grado de primaria. mejores o peores estrategias, transmiten información
Arqueología 64 • agosto, 2021

y, fundamentalmente, perspectivas y principios de de texto gratuitos, se adelante a manera de hipótesis


actuación social. que la educación en México se ha visto transformada,
Sin embargo, no todos los estudios del tema reflexio- e incluso trastocada, a partir de elementos sociales y
nan acerca de esos medios no formales de educación políticos, los que no siempre impulsan objetivos de
como son la familia, las revistas no especializadas o las corte nacional ni son homogéneos.
películas, entre otras muchas posibilidades. Es decir, En esa vía, Lidia Rodríguez afirma que se debe
aquella vía que es de mayor y menos complejo acceso “Mirar hacia atrás para ir hacia adelante” (Rodríguez,
a toda la sociedad, y que en conjunto es denominada 2017: 159), por lo que sin miedo a convertirnos en la
cultura popular.2 maldecida estatua de sal, nos acercarnos y adentramos
En un ámbito específico, especialistas como Weiss en ese añejo árbol, como es el clásico logotipo de la
(2018a y 2018b) analizan una fuente esencial para la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos
formación de conciencias y seres sociales: la educación (Conaliteg),3 cuyas raíces hacen referencia a cada uno
básica, por lo que aborda el caso concreto de México sin de los seis grados de la primaria, árbol cuyos frutos
exentar la perspectiva mundial. son tomados por una niña ubicada a nuestra izquierda
Por su parte, en este articulo nos encaminamos y un niño a nuestra derecha, quienes visten colores de
a presentar la evaluación de los diversos discursos la bandera de México (figura 1).
acerca de la historia, como disciplina y como proceso,
narrativas y enfoques que se han transmitido en los Acerca de los libros de texto gratuitos
libros de texto gratuito que se reparten desde hace
ya sesenta años en México, y que originalmente sólo Un regalo del pueblo para el pueblo
abarcaban el nivel de primaria. Es decir, se analiza Jaime Torres Bodet, en Burillo (2015)
qué y cómo se ha transmitido la información y, prin-
cipalmente, la perspectiva con la que se plasman los En México, la instrucción pública gratuita inicia en 1867,
procesos históricos de la humanidad, en concreto con en pleno periodo presidencial de Benito Pablo Juárez
México y, a manera de ejemplo, en particular de la García, siguiendo al pionero ejemplo chileno (impulsada
relación del Occidente con la supra región denomi- en julio 1842), que fue el primer caso latinoamericano (El
nada Mesoamérica con Sudamérica (principalmente Semanario de Santiago, 1842).4 Con ello se sustituyó la
en notas a pie de página). preminente enseñanza religiosa que tenía marcado én-
Para ello, se sigue la idea de que el discurso histó- fasis en los valores morales del catolicismo e inician los
rico que es presentado en los libros de texto gratuitos intentos de uniformar la instrucción básica en nuestro
se ha nutrido de los avances en los campos discipli- país, en lo que Weiss señala que son actos simultáneos
narios, en particular de la historia y la arqueología, o con raíz política, pues “La escuela pública se desarrolla
que permite presentar con datos fiables las propuestas en el siglo XIX paralelamente a la formación del Estado
del transcurrir de la historia de la humanidad o de los Nación” (Weiss, 2018a: 29). Una perspectiva necesaria de
grupos humanos que se asentaron en lo que hoy es subrayar en un proyecto de construcción de comunidad.
México. Más allá de sus cargas de políticas gubernamenta-
A pesar que se abordan diversos aspectos y componen- les, con la instrucción pública se pretende incorporar
tes cuyo origen es variado, más que a manera de enfoque, en la nación, sea lo que sea que se entienda por ello,
mi posición la entiendo y asumo con menor grado de a las masas populares, para transmitirles destrezas y
alcance a la denominada multidisciplinariedad. Parto desarrollar sus habilidades, lo que permitiría gene-
de la simple atención de múltiples perspectivas y a la in- rar las riquezas que son necesarias para la incipiente
corporación de datos de diversas áreas de estudio, con el nación, con base en el impulso de las capacidades bá-
fin de resolver un conjunto de situaciones que llegan sicas de lecto-escritura y cálculos aritméticos.
a constituirse a la larga en problemas, en particular Es decir, al final se pretende ampliar las capaci-
para el tema de la transmisión del conocimiento ge- dades y desarrollar las habilidades en la búsqueda de
nerado por los arqueólogos. Esa estrategia fue impuesta incrementar la producción, con la creciente mano
por los materiales analizados. Con ello se busca definir de obra liberada de los feudos, en un siglo que se carac-
qué tanto se ha conseguido aplicar ese conocimiento en la terizó por las transformaciones sociales por el influjo
práctica cotidiana de la enseñanza básica en nuestro país. de ese proceso mundial de la revolución industrial, del
Con base en el análisis realizado en ese importante nacimiento de naciones y del imperialismo.
e ingente bagaje que conforma la colección de libros
3 éase la página oficial en: https://historico.conaliteg.gob.mx/>,consul-
tada en 2019-2020.
2 Un ejemplo relevante de estudiosos acerca de este tema es Cornelius Hol- 4 El Semanario de Santiago, 21 de julio de 1842. Recuperado de: <http://www.
torf, quien entre otros textos publicó en 2005 el fundamental From Stone- memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-318071.html>, consultada el 20 de
henge to Las Vegas. Archaeology as Popular Culture. febrero de 2020.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

de los principales problemas de México al comenzar


el siglo XX, lo que provocaba varios problemas, entre
ellos el que se mantuvieran las desigualdades sociales.
Entre otras acciones gubernamentales se crea el
sistema educativo nacional en 1921, con el objetivo
de llevar educación básica a todos los habitantes de
México, a partir de un programa colectivo que no sólo
tiene implicaciones de bienestar en la comunidad,
sino también de producción masificada de bienes y
de construcción de la necesaria comunidad.
Como una forma de intervención económica y so-
cial, durante la década de los años treinta del siglo
XX, el objetivo de las autoridades federales educativas
consistió en integrar a las masas rurales, impulsando
formas de vida acordes con el proyecto nacional, como
es manifiesto durante el periodo cardenista, cuando se
impulsa un plan que se busca sea nacionalista, equita-
tivo, con un enfoque económico y técnico, basado en
una visión socialista a partir de la perspectiva de Nar-
ciso Bassols, redactor en 1934 y defensor de ese enfo-
que cardenista, con el que incluso se modifica la letra
del Himno Nacional Mexicano, de Francisco González
Bocanegra, para que, a manera de ejemplo, su primera
estrofa dijera: “Mexicanos al grito de guerra/aprestad
el viril azadón/ ¡Que no quede ni un pueblo sin tierras,
Fig. 1 Logotipo histórico de la Conaliteg. /sin ejidos y sin instrucción!” (Amador, 2019).
Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx A pesar de que permanece el enfoque cultural civi-
lizador e incluso de espíritu misionero de Vasconcelos,
Sin que signifique un asunto colateral o menor, esta se distingue la perspectiva diferenciada de la educa-
práctica escolarizada representa también la oportu- ción entre niño rural y niño urbano, que se plasma
nidad de formar ciudadanos con una visión social y fortalece al repartir textos con enfoque socialista,
determinada, en lo que Weiss refiere como la posi- basado en la idea hegeliana-marxista de la superación.
bilidad de “Contribuir a la conversión del pueblo en Los valores comunitarios subrayados son justicia so-
ciudadanos leales al nuevo estado nación que se está cial y desarrollo nacional, orientación anticlerical, idea
construyendo, apoyado en la difusión de las ideas ilus- de progreso técnico con organización social, así como
tradas” (Weiss, 2018a: 30), porque “Se intenta, vía la la identidad nacional y la mexicanidad, que se convierte
educación pública, transformar la sociedad desde el en defensa del indígena contra la que se entiende como
Estado; el proyecto es formar sujetos emprendedores lesiva hispanidad.
y calificados, capaces de desarrollar una nación rica y A decir de Amador Tello, al gobierno de Lázaro Cár-
poderosa” (Weiss, 2018b: 91). denas le interesa impulsar el programa que muestre
A pesar de los cambios que implicó el movimien-
to armado revolucionario mexicano de principios del […] al país con enorme riqueza cultural, no como un país
siglo XX, y en medio del reacomodo ideológico, la ins- de salvajes y de expropiadores, sino que posee aporta-
trucción pública es guiada por varios pensadores en los ciones que van desde la época prehispánica, la colonial
que resalta José Vasconcelos, quien propone un plan al mundo decimonónico y, por supuesto, la vanguardia
amplio y multifacético con base en la transmisión de artística que está en ese momento, no sólo en el mundo
la idea de una revolución armada concluida, lo que académico sino en el cine, la música popular, la literatura
permitiría instaurar las ideas de proyecto de cultura (Amador, 2019: 66).
nacional y la articulación del pueblo con el Estado y
su proyecto social. En esa perspectiva coincide la SEP, pues en el libro de
Según los libros de Historia. Quinto grado de la SEP 5|° grado (referido líneas arriba) se afirma que en esa
(generaciones 2008-2010 en adelante), en los que se década se impulsó educación socialista para que los
presenta una apretada síntesis acerca del proceso estudiantes fueran agentes del cambio, trabajadores
educativo en México, se afirma que, con respecto a de La Patria, con educación sin sentido religioso y sí
la educación nacional, la falta de instrucción era uno científico.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Es decir, que el interés radicó en mostrar la riqueza En lo que se puede entender como una continuación
natural y cultural de México, su gran diversidad y con- y búsqueda de la consolidación de sus planes iniciados
trastantes etapas en su proceso histórico, su pujanza, en los años cuarenta, durante su segundo periodo al
para lo cual además se crea propaganda cultural como frente de la SEP7 Torres Bodet impulsa la creación de
respuesta a las campañas negativas impulsadas duran- los nuevos museos nacionales de Antropología y del
te la expropiación petrolera; es decir, que se permitie- Virreinato, el de Arte Moderno y el de Pintura Virrei-
ra conocer a México por su cultura, con respeto a los nal, y de manera central el desarrollo del diagnóstico
valores e idiosincrasias de las comunidades indígenas, para la educación básica en México.
lo que presagiaba un gran futuro nacional. Con esa evaluación encontró que, de 7 663 000 ni-
Resalta que en ese el primer sexenio de la posrevo- ños que habitaban el país, sólo estaban inscritos en
lución se fundan instituciones centrales para lograr primaria 4 436 000, y de ellos sólo 60% cursaba los dos
la incorporación de valores culturales que relacionan primeros grados, con eficiencia terminal de primaria
el mundo académico con el mundo popular, pues son que no rebasaba el 16%, distribuidos en 3 370 planteles
creados los aún vigentes e importantes institutos Poli- en todo el país, por lo que 3 196,000 niños no cursaban
técnico Nacional, Nacional de Antropología e Historia educación alguna (Burillo, 2015).
y el Nacional de Bellas Artes y Literatura. Cabe resaltar que en el libro de 5° grado (2008-2010),
Para entender la instrucción pública en México es la SEP señala que, en la década de 1940, la educación
necesario recordar las labores que desarrolló un per- se asumió con sentido integral al considerar desde la
sonaje central como resultó ser Jaime Torres Bodet,5 básica hasta la universitaria, además que se permitió
quien estuvo al frente de la SEP por dos periodos: 1943- la creación de escuelas privadas, pero se descuidó la
1946 y 1958-1964. En palabras de su biógrafa Burillo formación de profesores y de educación rural, aunque se
Velasco, Torres Bodet: cambiaron planes de estudio y en las décadas siguientes
se crearon diversas universidades públicas.
[…] tenía perfecta consciencia de la importancia estruc- Con base en ese diagnóstico impulsó en 1959 la
tural que tiene la educación pública para la construcción planificación educativa desde el Estado, con el llama-
de un país libre y soberano. La formación de la ciudadanía do Plan Nacional de 11 años, cuyo eje radicó en que la
y la consolidación de los elementos identitarios, plura- educación básica fuera un derecho universal garanti-
les y comunes a la nación, deben descansar en la defensa zado por el Estado y, a decir de Galicia Flores (2012), el
intransigente de principios democráticos de fraternidad, objetivo consistió en formar hombres libres, a partir de
respeto, justicia, libertad y equidad, principios y objetivos incorporar más docentes y más escuelas en el campo y
que se promueven en todo proyecto revolucionario con el la ciudad, con educación bilingüe (castellano y la len-
apoyo inigualable de las artes y la formación de ellas desde gua local), mayor difusión de los conocimientos y, de
la tierna infancia (Burillo, 2015: 51). manera central, con la consolidación de un ambicioso
y afortunado programa de entrega de libros de texto
En su primer periodo al frente de la SEP, Torres Bo- gratuitos. Entre otras mejoras se encuentra que el pre-
det modifica el artículo 3° constitucional al eliminar el supuesto de la SEP pasó en 1958 de 1 345 millones de
enfoque socialista impuesto en el cardenismo y enfa- pesos a un poco más de 4 062 millones en 1964.
tiza el enfoque de solidaridad internacional, necesario Así, el programa editorial fue formalizado el 25 de fe-
o al menos esperado en el mundo de la posguerra, bajo brero de 19598 con la creación de la Conaliteg, instancia
la perspectiva de entender a la instrucción como un pública que encuentra sus antecedentes en la Comisión
derecho humano,6 así como fortalecer la independen- Editorial Popular creada durante el cardenismo.
cia y justicia nacionales. Por otra parte, Torres Bodet
impulsa la creación del Museo Nacional de Historia,
la Biblioteca Enciclopédica Nacional, el Comité Ad-
7 Entre otros, la sep ha sido encabezada por José Vasconcelos, Manuel Puig
ministrador del Programa Federal de Construcción de Casauranc, Narciso Bassols, Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez, Víctor Bravo
Escuelas (CAPFCE) y la Escuela Normal Superior, pero Ahuja, Fernando Solana, Jesús Reyes Heroles, Miguel González Avelar, Manuel
de manera central incentivó la campaña que deno- Bartlett Díaz, Ernesto Zedillo Ponce de León, José Ángel Pescador Osuna, Faus-
to Alzati, Miguel Limón, Reyes Tamez, Josefina ázquez, Emilio Chuayffet, Au-
mina Cruzada nacional de alfabetización, cuyo lema relio Nuño y Esteban Moctezuma.
fue “Enseña a leer a un compatriota”, para abatir el 8 A partir de su fundación, 15 directores han encabezado la Conaliteg: Martín
índice nacional de analfabetismo que era cercano al Luis Guzmán (1959-1977), Agustín Yáñez (1977-1979), Enrique González Pedre-
ro (1979-1982), Miguel Huerta Maldonado (1982-1983), María Lavalle Urbina
48 por ciento. (1983-1984) —única mujer en la lista—, Javier Wimer (1984-1991), Fernando
Elías Calles (1991-1994), Francisco Javier Osornio (1994-1994), Miguel Antonio
5 Don Jaime Torres Bodet nació 17 de abril de 1902 y murió 13 de mayo de Meza Estrada (1994-1999), Humberto Blanco Pedrero (1999-2000, como en-
1974. cargado de despacho), Jorge Velasco y Félix (2000-2006), Miguel Ángel Limón
6 El 26 de junio de 1945 se firmó en la ONU la Declaración Universal de los Macías (2006-2012), Joaquín Díez Canedo (2012-2017), Antonio Ancona García
Derechos Humanos. López (2017-2018) y Miguel Antonio Meza Estrada (2018-2021).

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

Esta comisión nacional se estableció toda vez que A casi cincuenta años de la formulación de los bos-
se producían libros educativos en forma irregular, edi- quejos de un plan que impulsaba una nueva nación
tados por empresarios particulares que vendían los mexicana, ya se contaba con los ejemplares de texto
ejemplares con altos precios, lo que los convirtió en gratuitos el martes 12 de enero de 1960, por lo que el
negocio lucrativo y carente de acceso generalizado a la primer reparto alcanzó la cifra de 16 millones de libros.
niñez. Torres Bodet y su equipo de trabajo entendían El primer ejemplar fue entregado de manera simbólica
que el hecho de que los niños recibieran libros gratui- en esa fecha al entonces presidente Adolfo López Ma-
tos no era una dádiva o un favor, sino el cumplimiento teos por el secretario de Educación Pública, y el sábado
de un derecho. 16 de enero de 1960 Torres Bodet hizo lo propio con
La actuación de Torres Bodet habría seguido así la la niña de 6 años, María Isabel Cárdenas, primera de-
vía de la acción social en la que resulta fundamental positaria alumna, en la escuela rural Cuauhtémoc de
el papel del libro para lograr la transición y fortale- la población El Saucito, San Luis Potosí, junto con su
za de la comunidad, esa comunidad que subsiste a profesora y directora del plantel, maestra Eufrosina Lo-
pesar de la desigualdad y la explotación que puedan reto de Guerrero (Hernández, 1986) (figura 2). Años
encontrase en su interior, pues prevalece el com- después, don Jaime reconoció que sentía que una parte
pañerismo y fraternidad. Esa perspectiva la analiza de él iba en cada libro de texto gratuito (Burillo, 2015).
y desarrolla de manera certera Anderson (2006, en Los libros de texto gratuitos se editaron original-
particular en la introducción), quien entiende a la mente (a partir de 1960) para nivel primaria, en 1982
comunidad política imaginada (nación) como inhe- se incluyó la edición del nivel preescolar y en 1997 se
rentemente limitada y soberana, lo que le permite amplió a los tres grados de secundaria. Estos últimos
soportar la imagen de su comunión. se entregaban en calidad de préstamo durante las pri-
Al igual que en su antecesora cardenista, los im- meras tres ediciones, y a partir de 1966 se publican en
pulsores de los textos se enfrentaron a varios pro- alfabeto Braille, además de los correspondientes a
blemas, entre ellos la creación de contenidos, que la alfabetización de adultos, monografías, materiales
construyeron en la lógica de planes y programas de apoyo y libros para lectura. Ya en 2019 se impulsó
de estudio para sustento del trabajo docente, con el programa de reutilización de los ejemplares, y como
participación al menos nominal de autoridades, prueba piloto se hace de esa manera con los bellos
especialistas y padres de familia, con el objetivo ejemplares de geografía.
que reflejasen la diversidad del país. Ello permitió En el libro de Ana Laura Delgado (1994) se incluyen,
la elaboración de materiales didácticos, así como la a manera de apéndices, importantes datos como los
impresión y distribución de los ejemplares. A pesar de la gráfica 1, “Países productores de libros de texto
de las múltiples limitantes se impulsaron las series gratuitos”, concentrado de información entregada a
editoriales Simiente y Serie SEP, ediciones que en nivel mundial por la petición en noviembre de 1991 de
conjunto hicieron posible que las familias mexi- la UNICEF y UNESCO (organismos mundiales dependien-
canas pudieran conformar lo que en los hechos se tes de la ONU enfocados a la población infantil y a la
convirtió en su biblioteca particular. cultura) con la “Encuesta especial sobre la enseñanza
Es decir, bajo la perspectiva de uno de sus más primaria”. Con ella se solicitó información acerca de
connotados biógrafos, Torres Bodet de manera pri- la entrega de libros de texto gratuitos para educación
mordial renovó los planes de estudio de la educa- básica a los 179 países entonces miembros de la orga-
ción básica en México, con énfasis en la búsqueda de nización mundial; de ellos respondieron 105 y sólo 54
igualdad en la educación entre el campo y la ciudad, (enlistan 52) contaban con el programa de textos para
impulsar la enseñanza temprana de lectura y escritu- educación básica.9
ra para hacer frente a “los grandes retos, las grandes En el mismo texto (Delgado, 1994) se incluyen la
causas de la angustia que la velocidad de la civili- gráfica 2, que plasma los datos acerca de la “Población
zación impone a la humanidad” (Burillo, 2015: 65). escolar en primaria”, con información de número de
Con ello se coincidiría en los hechos con Anderson
al entender el Estado mexicano que “La nacionali-
9 Por orden alfabético, por continentes y países son: a) África (9 países): Ar-
dad (es) el valor más universalmente legítimo en la gelia, Bostwana, Burundi, Chad, Djibuti, Mauricio, Níger, Senegal y Zimbabue;
vida política de nuestros tiempos” (Anderson, 2006: b) América (9 países): Chile, Guatemala, Guyana, Jamaica, México, Saint Kitts
19), con el arraigo a un espacio territorial y social y Nevis, El Salvador, Surinam y Venezuela; c) Asia (12 países): Chipre, Cisjor-
dania, Emiratos Árabes Unidos, Estrecho de Gaza, Filipinas, Kuwait, Malasia,
heredado (Anderson, 2006: 18), pues se tendría la Omán, Qatar, República Árabe Siria, República de Corea, y República Demo-
conciencia de compartir lenguaje, religión, costum- crática Popular Laos; d) Europa (16 países): Austria, Bulgaria, Checoslovaquia,
bres y tradiciones, enfoque que resultó central en los Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Re-
pública Federal de Alemania, Reino Unido, Rumania, San Mauricio, Suiza y
libros de texto gratuitos, principalmente en sus años Unión de República Soviéticas Socialistas; y e) Oceanía (6 países): Kimbati,
fundacionales. Nueva Zelandia, Papúa Nueva Guinea, Samoa Americana, Tuvalí y Vanuatu.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 2 Imágenes del momento y lugar de


entrega del primer ejemplar de los libros
de texto gratuitos, 16 de enero de 1960.
Fuente: https://kripton.mx/estado/libro-
de-texto-gratuito-cumplen-58-anos-en-
slp-se-entregaron-los-primeros/

alumnos por año escolar, de 1959 a 1994, y la gráfica un elemento básico para entender el proceso en la ge-
3, “Producción de libros de texto gratuitos”, con infor- neración de conocimientos, pues refiere que no toda
mación sobre el monto de libros producidos y entre- la educación se imparte en las escuelas.
gados a los alumnos por año escolar, de 1960 a 1994.10
Para la Conaliteg (Hernández, 1986) se pueden La educación tuvo sus vaivenes durante todo el proceso
agrupar las ediciones en series referidas a partir de las de Reforma, durante el Porfiriato y qué decir durante la
portadas, en cuya elaboración han participado grandes Revolución. Lo importante de todo este proceso [sic por
artistas, incluso como ilustradores, como los casos de lo específico de la aseveración] fueron las aportaciones
las denominadas por la SEP Los héroes (1960-1961) y La que se dieron en materia de educación, las que finalmente
Patria (1962-1971), a manera de ejemplo. Bajo ese es- se consolidaron como parte fundamental de la Constitu-
quema se presentan en el siguiente apartado los datos ción mexicana, como un derecho ciudadano y como una
de los temas concretos y formas de abordar la historia responsabilidad del Estado, marcando la dirección en la
en los libros de texto gratuitos. cual debería ser educada su población (Galicia, 2012: 91).

Los temas y formas de la historia Así, si no como axioma, al menos como hipótesis
fundada, se puede señalar que la educación en México
La historiografía sirve predominantemente se ha transformado en función de los objetivos y las
para ilustrar las virtudes y símbolos nacionales presiones sociales y políticas, no siempre a nivel na-
Weiss, (2018a: 38) cional ni de manera homogénea.
En ese ámbito, la Conaliteg ha impulsado el refuerzo
La investigadora Galicia Flores refiere la relevancia de de sus libros de texto gratuitos aplicando modificaciones,
la formación escolar en los ciudadanos, pues considera pero a pesar de las diversas ediciones, estos cambios no
que la idea es fijar de mejor manera el conocimiento han impactado en lo general a la información, enfoques
y resalta en el mismo nivel a los valores, ética e iden- y estructuras de presentación del discurso, al menos en
tidad nacional (Galicia, 2012: 56).11 Empero, subraya el terreno de la materia Historia.
Los libros que fueron revisados para este análisis son
10 Matrícula de alumnos: en 1959 se reportan 4 911 200 y en 1994 alcanza los de Historia y Educación cívica (Civismo), principal-
la cifra de 5 416 800. ¿Cuánto creció la población de México? En 1959 es mente, o de Ciencias sociales, cuando se encontraron
de 31.8% con la población de 1994. Producción editorial: en 1960-1961 se
repartieron 17 632 022 ejemplares, y en 1994-1995 alcanzó el número de 150
esas materias integradas, principalmente con Geogra-
millones En 1960-1961 es 11.7% con relación a 1994-1995. La SEP establece fía.
el tiraje con base en la cantidad de alumnos inscritos y proyección de inscrip- La SEP-Conaliteg reconoce nueve generaciones de li-
ciones, por lo que las escuelas específicas deben referir grados, alumnado y
ubicaciones. Por otra parte, por razones de logística y seguridad se recurre al
bros (Delgado, 1994, y Conaliteg, 2019, 2020),12 las que
apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional para el traslado de los ejem- indican los diferentes momentos y cambios de perspec-
plares a sus destinos.
11 María Judith Galicia lores refiere que hay corrientes de enseñanza en
las escuelas: tradicional, activa, conductismo, cognitivismo, constructivismo,
aprendizaje significativo; pero independientemente de ello, los objetivos de 12 Véase “Bienvenido a la búsqueda histórica de libros de primaria” en la
la educación primaria (Galicia, 2012: 71) consisten en el dominio de lectura página electrónica de la Secretaría de Educación Pública. Recuperada de:
y escritura, la formación matemática y la destreza en seleccionar y usar la https://historico.conaliteg.gob.mx/, consultada en 2019-2020.
información.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

tiva educativa en nuestro país,13 que agrupan e incluso Así, la respuesta a la pregunta general en torno a la
identifican por los diseños de portadas. necesidad de estudiar la materia de Historia se encuen-
En mucho, y quizá sin pretenderlo de manera cons- tra en que los textos de Historia y Civismo permiten
ciente, el Estado mexicano emprendió una campaña “conocer mejor a México, amarlo y servirlo con más
en que la historia era sistemáticamente lanzada sobre entusiasmo”. Para esto, la historia responde a pregun-
todo por medio del sistema educativo estatal, como tas básicas dónde y cuándo (lugares concretos), además
propone Anderson (2006: 279), al retomar al pensador que refiere las aportaciones principales (en mucho de
francés Jules Michelet, quien enfatiza que en esas his- tipo tecnológico) de los grupos humanos, en su mayor
toriografías en gran medida se narran hechos muchas parte vistos como grupos aislados.
veces trágicos que se convierten en historias de familia. Para ello, en los primeros grados se enseña la no-
Con esos elementos se construyeron las nueve edi- ción del tiempo, por lo que se da un primer acerca-
ciones de los libros de texto gratuitos. Sin embargo, miento al conocimiento del pasado común de los mexi-
para este estudio, derivado de sus elementos constan- canos y se enfatiza la celebración de fechas cívicas del
tes, se proponen cinco generaciones mayores que re- calendario escolar, con fomento de símbolos patrios
flejan perspectivas sociales, pedagógicas y de políticas, y costumbres y festejos de México (Galicia, 2012). En
en particular las educativas: 1960-1971, 1972-1981, esos mismos grados se pide al alumno reflexione
1982-1992, 1993-2007 y 2008 a la fecha. Los nombres acerca de la dinámica histórica de la humanidad: ¿por
asignados para cada generación de libros son propues- qué han cambiado las cosas?, ¿cómo se efectuaron
tos por el autor de este texto. los cambios? y ¿cuándo sucedieron?
Así, la formación en primaria en la materia de His-
Generación Los héroes y La Patria (1960-1971)14 toria tiene como objetivo la enseñanza de un proceso
o ¿para qué sirve estudiar historia y civismo? social, en los que se integran algunos aspectos de or-
ganización política, económica y social, incluso de la
De manera genérica, y como parte de un enfoque que Iglesia (no la fe o la religión, sino la institución). Los
resulta característico de esta etapa, la SEP plantea desa- procesos en gran medida se abordan en sentido unili-
rrollar cuatro puntos a lo largo de la primaria: forma- neal, bajo una tendencia progresiva, con personajes y
ción de valores cívicos, conocimiento y comprensión de hechos que se desarrollan en escenarios inamovibles
los derechos y deberes (sociales e individuales), cono- y que no se han transformado, con la idea de resaltar
cimiento de las instituciones y sus rasgos principales valores.
en los tres niveles de gobierno, y fortalecimiento de la En particular, para el 1er grado todas las materias
identidad nacional de un país pluricultural, con diver- se encontraban en dos volúmenes: un libro de texto y
sidad de grupos desde la época prehispánica hasta la un cuaderno de trabajo para que, a partir de la ense-
actualidad e interculturalidad, entendida como rela- ñanza de las primeras letras y la ortografía, con rimas
ción entre las culturas, basada en el respeto y desde y énfasis en valores asociados a México como nación,
planos de igualdad. se subrayen tradiciones y un enfoque de historia de
Se resaltan valores de respeto, fe, derechos, espe- héroes mexicanos (figura 3).
ranza, progreso, y los temas son desarrollados a partir En 2° grado se resaltan los testimonios materiales
de ejemplos tomados de la vida cotidiana, que involu- (artefactos, objetos) del pasado, además de que se fu-
cran aspectos de organización, religión, educación y sionan las asignaturas de Historia, Geografía y Edu-
cultura sociales e individuales. cación cívica con Ciencias naturales.
Para 3er grado se centra el conocimiento en la co-
13 1960-1961; 1962-1971; 1972-1981; 1982-1987; 1988-1992; 1993-2007;
munidad, el municipio y la entidad política, de manera
2008-2010; 2011-2013 y 2014-actualidad. individualizada, con base en un enfoque que conjunta
14 Autores de 1er grado: Carmen Rodríguez Aguirre y Enriqueta León Gonzá- Historia y Civismo con Geografía, en una revisión de
lez; 2º grado: Paula Galicia Ciprés; 3er grado: J. Jesús Cárabes Rodríguez; 4º gra-
do: Concepción Barrón de Morán; 5º grado: Amelia Monroy Gutiérrez; 6º grado:
los procesos a nivel de entidad federativa.
Eduardo Blanquel y Jorge Alberto Manrique. En temas de prehistoria o historia En 4° grado se presenta una introducción a la historia
antigua se cita como asesor al profesor Román Piña Chan. de México, que busca crear esquemas de ordenamiento se-
La generación SEP “Los héroes” muestra en las portadas obras de David
Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Alfredo Zalce, Fernando Leal y Raúl An-
cuencial relacionados con cambios históricos, desde el po-
guiano, con motivos pictóricos que enfatizaban la importancia en 1960 de los blamiento de América, visión de conjunto de Mesoamérica
50 años del inicio de la Revolución y los 150 años del inicio del movimiento de y áreas vecinas, con énfasis en las denominadas “grandes
independencia. Estuvieron vigentes de 1960 a 1962. Por su parte, con la gene-
ración La Patria , se pretendió unificar portadas para identificar la edición de
civilizaciones”, de las que se refieren los elementos que les
los libros, además de que reportaba ahorro y simplificación editorial. En 1962 son comunes, además de su ubicación temporal y espa-
se oficializó la portada con la reconocida alegoría La Patria , de Jorge González cial, características principales e incluso “la herencia
Camarena, quien plasmó a una mujer tlaxcalteca envuelta en el lábaro nacio-
nal, rodeada de los dones de la nación. Esta portada permaneció por varios
prehispánica”, siempre bajo la idea de la continuidad
años y se convirtió en símbolo reconocido de los libros de texto gratuitos. histórica.
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Arqueología 64 • agosto, 2021

mundo, y la influencia del ambiente en el desarrollo


humano, sin olvidar su transformación por parte del
hombre.
En síntesis, para esta generación los temas de his-
toria están relacionados con civismo, y radican en
conjuntar ambas áreas del conocimiento para que
los alumnos comprendan las “normas que regulan la
vida social y la formación de valores y actitudes que
permiten al individuo integrarse a la sociedad y par-
ticipar en su mejoramiento” (Galicia, 2012: 86), y con
ello, “La enseñanza de la historia (patria) y la moral
(cívica) están desde un principio (independientemente
del enfoque específico), íntimamente vinculadas con
el intento de difundir una visión secular y racional del
mundo” (Weiss, 2018a: 43) (figura 4).15
Es decir, en esta generación los objetivos centrales
para ambas áreas del conocimiento residen en enten-
der los procesos que nos han marcado como sociedad
y, de cierta forma, explicar por qué somos la sociedad
que somos en la actualidad, en la búsqueda de cons-
truir nuevos ciudadanos acordes con una expectativa
de nación, de nuestra patria.

Generación de la inclusión (1972-1981),16


o “Tenemos un futuro que vivir” (Libro
de Ciencias sociales, 1er grado, p. 124)
Fig. 3 Portada de los libros de texto gratuitos. Tercer grado,
Historia y Civismo, 1960. Fuente: https://historico.conaliteg. Nace una nueva generación de libros de texto gratuitos
gob.mx
al amparo de la “apertura política” y con la denomi-
En 5° y 6° grados se busca que se articule la historia nada Reforma Educativa impulsada en el sexenio de
de México con la historia universal (entendida Luis Echeverría Álvarez (1970-1976).
ésta como los proceso que ocurrieron en otras Se promueve como resultado del cambio en el sistema
latitudes, principalmente Europa), con enfoque educativo, el que buscaba mayor participación de los
de historia comparada, pues las transformaciones alumnos, disminuir la práctica del memorismo y
se dan de manera simultánea (5° grado abarca de enfocar los temas por áreas, con carácter más científico
la prehistoria a la Independencia de México y 6° (con hechos comprobables), conciencia histórica, visión
grado de la Independencia hasta la actualidad), interpretativa de las transformaciones económicas,
y en historia universal, los temas son a partir del sociales, políticas y culturales, cuyos contenidos
hombre prehistórico, con revisión de los procesos son, a decir de Weiss (2018b:39), “fundamentalmente
evolutivos, y posteriormente de las grandes civilizaciones reformados”.
en el mundo (del Oriente Lejano/chinos, indios; del En la perspectiva del mismo autor (Weis, 2018b) se
Mediterráneo-romanos, egipcios, Mesopotamia; además subraya el impulso a la técnica como motor de desa-
de Mesoamérica y región andina). En todos los casos rrollo y solución a los problemas de México, además
se presentan datos generales, ubicación temporal y
espacial, características generales, ubicación de hechos 15 Victoria Dorenlas es el nombre de la indígena tlaxcalteca que posó para
y personajes sobresalientes. Jorge González Camarena en 1962. Ella era mesera de un bar frecuentado por
En estos grados, los temas mayores son más ela- pintores, donde el artista le solicitó posara para la pintura que la inmortali-
zaría. El marido amenazó con matarla a balazos si lo hacía. Tiempo después,
borados y son abordados con énfasis en nociones del el marido murió asesinado y la entonces viuda de 19 años aceptó participar
tiempo, comprensión de los momentos históricos, co- en la pintura, y quedó plasmada para siempre en la grandiosa obra La Patria
nocimiento del ordenamiento de los procesos históri- Gabriel Adrián rozco, comunicación personal, marzo de 2020 . Las acota-
ciones son obra del autor del presente artículo.
cos, y al final, el manejo de conceptos más complejos, 16 Para todos los grados se refiere a Josefina ázquez de nauth como coor-
entre ellos difusión, diversidad, tipos de civilización, dinadora de la edición, pero participan como asesoras diversas instituciones
por citar algunos. Se centra en la variación de los cono- en la creación de libros, a partir de la invitación de grupos de académicos crí-
ticos con prestigio como los pertenecientes a El Colegio de México y al Centro
cimientos históricos, pues gracias a la historia se puede de Investigación y Estudios Avanzados del IPN . A una parte de esta generación
reconocer la diversidad cultural del país e incluso del (1972-1979), la sep la denomina Serie Los Juguetes.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

Fig. 4 La histórica portada de La Patria, emblemática de los libros de texto gratuitos. Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx

de presentar logros de la Revolución, con énfasis ciales), la Historia se ubica en el bloque de Ciencias
en señalar viejos problemas y nuevos retos. En esa sociales, y en ella se subraya “la lucha del hombre contra
perspectiva, el valor supremo es el desarrollo nacional la naturaleza, mediante el desarrollo de las técnicas
socialmente justo, con base en el progreso técnico, y de la organización social”; es decir, los mecanis-
mientras que la soberanía nacional es vista bajo ame- mos son los mismos, pero tanto objetivos como
nazas colectivas que nacen de la dependencia econó- enfoques son diferentes. Se menciona que los paí-
mica, técnica y social de nuestro país. ses guardan elementos históricos en los museos:
En esta nueva etapa se consolida la idea de que, en “Cuando crezcas, muchas cosas habrán cambiado.
México, la historia está relacionada con la formación Todo lo que tenemos puede mejorar si nos esforzamos”
cívica, y esta fusión en gran medida se desarrolla bajo (p. 125) y se asevera que vivimos “Unidos por la misma
el formato de recuento de hazañas de grandes héroes bandera, igual escudo, los mismos héroes” (p. 126).
relacionado con sus valores cívicos. En esta genera- Así, integran imágenes del último tlatoani Cuauhtémoc
ción, Historia y Civismo se conjuntan en el rubro de (del que se enfatiza que el significado de su nombre
Ciencias sociales. es Águila que desciende, no que cae) con la bandera
Sin que la SEP refiera las razones, se encontraron dos de México, que se encuentra a su lado izquierdo,
versiones del libro de 1er grado: una que integra mientras que en la parte inferior se ubican próceres
Ciencias naturales y Ciencias sociales en el mismo en un rápido recorrido histórico de la Independencia a
volumen (figura 5) y la segunda que aborda a las la Reforma y finaliza en la Revolución, con las figuras
ciencias separadas. En cuanto Historia (en el volumen de Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Francisco I. Madero.
de Ciencias sociales), en el capítulo 5, “Pasado, En la página 69 del libro de Ciencias sociales de 2°
presente y futuro” se incorpora la comparación con grado se incluye el capítulo “Nuestro pasado”, con
base en imágenes de lo que había antes y hoy ya imágenes de zonas arqueológicas, museos y do-
no existe, subrayando que hacia el futuro vendrán cumentos antiguos. Con ello recomiendan que para
múltiples cambios, etapa que se alcanzará con base saber historia se puede preguntar a personas mayo-
en el desarrollo. res, consultar documentos antiguos y visitar edifi-
En la otra versión (que fusiona, pero presenta en cios históricos. Incluyen un mapa con la ubicación de
apartados a las Ciencias naturales y las Ciencias so- zonas arqueológicas (les llaman ruinas) y el signifi-

173
Arqueología 64 • agosto, 2021

con lo que plantean el desarrollo de procesos socia-


les basados en focos de dispersión, sin que se otorgue
mayor vínculo a los procesos ni a las mecánicas para
la diseminación.
Para los ejemplares de 5° y 6° grados se eliminaron
resúmenes, y en Ciencias sociales se plasman valores
cívicos, además de presentar datos en ocasiones aisla-
dos. En estos grados se relacionan grupos de diferentes
ámbitos y momentos que son abordados como proce-
sos paralelos. En ambos casos, más que cronologías
enfatizan hechos y procesos. Resalta que hay presen-
tación de datos, temas, conceptos e ideas de progreso,
los que son abordados como frutos de los esfuerzos
humanos. Para 5° grado se estudian los casos de Egip-
to, Mesopotamia y Mesoamérica, mientras que en 6°
fusionan Historia de México con Historia universal,
pero la revisión empieza en siglo XVIII.
En el análisis de la difusión de la cultura, para el
caso de Mesoamérica, en concreto refieren temas como
la navegación, el contacto y al comercio, pero se afir-
ma que se realizó únicamente en tramos cortos (no se
especifica que se entiende por corto), y en cambio para
Europa se desarrolló en tramos largos, principalmente
en el mar Mediterráneo.
Weiss (2018a) propone que para los libros de texto
repartidos durante la década de los setenta se deja de
lado la concepción de un Estado todopoderoso con
Fig. 5 Portada del libro de Ciencias sociales y Ciencias naturales.
Primer grado, de 1975. Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx
autoridad para dirigir el progreso nacional, y en su
lugar se impulsa la acción gubernamental bajo un
cativo poema “Hay niños que son”, que sintetiza la modelo desarrollista: “La educación se concibe como
perspectiva que se pretendía lograr en ese mundo que educación de ciudadano patriota y como formación
se entendía igualitario.17 de trabajador patriota” (Weiss, 2018a: 38).
En 3er grado de nuevo hay dos versiones, una con En el análisis que desarrollamos se entendería que
Ciencias naturales y Ciencias sociales en un solo vo- más que haber dejado atrás la idea del Estado todo-
lumen, y una segunda con las ciencias presentadas poderoso, lo que se incluye es una lógica discursiva
de manera independiente, aunque con información y de participación colectiva, en la que se involucra a
enfoques semejantes. agentes con visiones políticas diversas [sic] a la que
En la versión que integra Ciencias naturales y Cien- predomina en el poder. Sin embargo, en el proceso de
cias sociales, a partir de la página 39 y hasta la 55 se selección de los participantes no son clarificados los
revisan el origen del maíz, y lo que se denomina gran- criterios para preferir a unos de otros. Esa considerada
des culturas: olmeca, teotihuacana, tolteca, mexica, apertura ideológica del régimen echeverrista le otorgó
zapoteca y mixtecas, las que se abordan de forma ais- garantía de democracia, que en la práctica se convirtió
lada. en un deslinde político del sexenio antecedente, del
Para 4° grado, en el volumen de Ciencias sociales que Echeverría Álvarez, contrastantemente, formó
incluyen Historia, Civismo y Geografía, lo que permite parte como secretario de Gobernación.
conjuntar información y temas de las tres áreas, en En cuanto al señalamiento de la búsqueda del
un esquema interesante. Un aspecto que es novedoso “ciudadano patriota”, tampoco resulta claro, pues
consiste en que esa propuesta de discurso se enseña en ese momento a la educación se le concibe como
a partir de cinco lugares o regiones de nuestro país, vía de superación que posibilita el logro de la justicia
social, en una perspectiva que no involucra a la ya
17 “¡Cuántos niños en Finlandia, / y cuántos en el Ecuador / cuántos viven en
entonces considerada peligrosa organización social
Holanda, / y cuántos alrededor/ en donde quiera que se mire! / ¡Ah! De verdad (recordando los eventos sociales de masas de 1968 y
no sé dónde yo ver sin ver más niños Los países son distintos, más los 1971), e incluso, se registra la disminución si no es
niños, niños son! / Si pudiera algún día, / a los niños reunir/a bailar, cantar, reír,
/ ¡qué hermoso todo sería! / Cruzando tierras y mares / llegarían diligentes: / si
que la eliminación de la idea de patria, tan señalada
por fuera diferentes, / por dentro, todos iguales. //” en los libros de la generación anterior. Se encuentra

174
Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

que las contradicciones de clase social (que se refie- Generación Contenidos SEP (1982-1992)19
ren en los libros anteriores) quedan plasmadas en o “Los problemas de la actualidad”
estos nuevos textos como diferencias regionales y
geográficas. En esta generación, la SEP asume el control directo de
Desde la perspectiva de Weiss, la educación se la creación de los libros de texto gratuito, para lo que
transforma en formación para el trabajo enajenado, crea la Dirección General Adjunta de Contenidos y
y subraya que este énfasis se observa en la formación Métodos Educativo, sin que se refiera expresamente a
histórica y cívica, pues “La historiografía sirve pre- otra instancia o especialista que haya asesorado a los
dominantemente para ilustrar las virtudes y símbolos creadores-coordinadores de los volúmenes. Los agra-
nacionales” (Weiss, 2018a: 38).18 decimientos se limitan a la autorización para incluir
Con ello se busca formar trabajadores con base en imágenes, algunos párrafos o notas tomados de textos
los valores de orden, progreso técnico, desarrollo na- diversos.
cional y democracia, y este énfasis es tan marcado Se busca que esta modernización educativa impulse
que se encuentra incluso en las ilustraciones, las que las capacidades de lectura y escritura de los alumnos,
promueven el enfoque idílico de lo rural contrapuesto además de que ahora se incluyen volúmenes con el
a lo, en gran medida, complejo del medio urbano. tema de Educación artística, y se mantiene el enfo-
Formalmente, se induce a que el alumno busque que de integrar en el volumen de Ciencias sociales a
fuentes de información adicional a la escolar, y a que las asignaturas de Historia, Geografía y Civismo, pero
aprenda a procesarla de manera organizada. Para ello se asevera que las Ciencias sociales permiten abordar
se debe entender que también se selecciona y se orga- y plantear soluciones a los problemas de la actualidad
niza la información a partir de una visión específica (figura 6).
del mundo. En gran medida, con ello se pretende fomentar la
Siguiendo a Weiss, “La discusión de los valores es idea de que “México es el resultado (o producto) de su
parte esencial de las ciencias sociales contemporáneas Historia”.20
y de nuestras sociedades modernas en su conjunto” En 1er y 2° grados se entregó un único libro, que
(Weiss, 2018a: 44), pues la defensa de la soberanía (la compendia todas las materias. Son libros que incorpo-
que en grandes rasgos es vista como equivalente de ran numerosos gráficos, en los que se imparte menos
lo que se entiende es nuestra idiosincrasia nacional, Civismo y se incluyen nuevas lecturas con relación
única e irrepetible) se convierte en una obligación, y a ediciones previas. En primer grado no hubo libros
se debe fomentar la unidad nacional, que se logra al relacionados con Ciencias sociales o Historia, y para
desarrollar el más alto valor cívico mexicano: el sacri- 2° grado, el apartado de “Historia” se encuentra en el
ficio (Weiss, 2018a: 39). módulo final, y se centra en información acerca de la
México, en esa perspectiva, había transcurrido y urbe tenochca, durante el Posclásico mexica.
salido airoso de hechos y procesos sociales peligrosos De manera significativa, en los primeros años de
(impulsados por grupos específicos y por lo general esta generación, para 3er grado no se incluyó el libro
extranjeros) que colocaron en riesgo nuestro de Ciencias sociales. Sin embargo, en la segunda parte de
desarrollo como nación, como los relacionados con esta generación de libros, en Ciencias Sociales se aborda,
los entonces recientes acontecimientos de 1968 y a manera de temas centrales, el origen del hombre en
1971, por lo cual el esfuerzo social se debía construir América, el cultivo del maíz, los olmecas, mixtecos y
con base en actitudes individuales de limpieza, zapotecas, culturas del Altiplano y mexicas, además
puntualidad, orden y ahorro, conductas privadas que se incorpora la llegada de los europeos al continente,
se convierten en virtudes públicas, lo que permitiría proceso que es denominado “Encuentro”; se subraya
que en conjunto se construyese un futuro venturoso también a la Conquista, que significa en sus palabras
de unidad, pleno de progreso y sin conflictos. el “nacimiento de una nueva cultura”.

19 En esta generación de libros de texto gratuitos se refiere a Raúl vila


como coordinador de edición en 1er y 2º grados, mientras que se reporta que
para 3er grado, en la primera fase de esta generación, no se cursaba Historia,
en la segunda se refiere a la Dirección de Contenidos y Métodos Educativos
de la Dirección General de Evaluación Educativa de la SEP, agradeciendo la
18 Sin embargo, no se puede afirmar que sea la totalidad del Estado el que colaboración de varias instituciones, entre ellas el INAH, mientras que de 4º a
impulsa este enfoque ideológico, pues en la práctica, en la vida cotidiana de 6º grados, la coordinación estaba a cargo de un equipo multidisciplinario en-
cada escuela se observan variantes (por ejemplo, los tradicionales honores a cabezado por Josefina oraida ázquez se entiende que es Josefina ázquez
la bandera cada inicio de curso, todos los lunes o durante los festejos cívicos), de Knauth, la coordinadora de las ediciones anteriores), Bernardo García et
las interpretaciones diferenciales de cada docente y la educación no formal al., en ambos casos de la Dirección General Adjunta de Contenidos y Métodos
por parte de la televisión comercial, entre otros elementos, incluso las dis- Educativo de la SEP. Para la secretaría, de 1980 a 1989 la serie es nombrada
tancias entre regiones, o entre escuelas públicas y los colegios particulares, “Las pinturas”.
y al interior de todo esto mismo. 20 Véase el libro de Ciencias sociales, de 6º grado, de 1982, página 166.

175
Arqueología 64 • agosto, 2021

la prehistoria en adelante, con ejemplos de grupos


humanos que, se entiende, han marcado el proceso
histórico de la humanidad: egipcios, mesopotámicos,
fenicios, chinos, mexica, incas, hindúes, hebreos, grie-
gos y romanos, la denominada Edad Media y hasta el
Siglo de las Luces, mientras que para 6° grado inicia
con el Siglo de las Luces y culmina en la actualidad,
lo que resulta un enfoque novedoso, pues en genera-
ciones anteriores se culminaba en periodos previos,
en general, la expropiación petrolera en el caso de
nuestro país.
Respectivamente, inician con una explicación acer-
ca de lo que implica y significa el estudio de la his-
toria, las razones y los procedimientos usuales para
abordarla, para concluir con la explicación sobre las
ciencias sociales y su relación con la comunicación.
El conocimiento histórico se encuentra, así, enca-
minado a entender la situación actual, con base en
acercamiento a lugares y hechos específicos, que se
entendería son ejemplificantes del proceso histórico
nacional y mundial.

Generación Nación, Libertad


y Soberanía (1993-2007),21
o “Unidad en la diversidad”
Fig. 6 Portada del libro de Ciencias sociales. Cuarto grado de
Con esta generación editorial se afirma que la historia se
(1982-1992). Imagen de Francisco I. Madero en su entrada
triunfal en la ciudad de México al final del Porfiriato. uente:
reconstruye [sic] con relatos y objetos, por lo que impul-
https://historico.conaliteg.gob.mx san la creación de museos, y se aborda con enfoque de
diversidad, la que se reconoce, pero a pesar de, e incluso
En la parte final del libro se incluye el desarrollo de con ella, se puede lograr la unidad, por lo que resultan
cuatro comunidades, de las que refieren su geografía, de vital importancia los símbolos patrios. Un mecanismo
actividades y rasgos culturales. Las poblaciones que se enfatiza consiste en fomentar el aprendizaje con
son Ojo de Rana, en Michoacán; Cosamaloapan, en base en escuchar, opinar y proponer. Es decir, se pretende
Veracruz; Nochistlán, en Oaxaca, y Ciudad Obregón, impulsar la participación, en una óptica de escuela activa.
en Sonora. Sin clarificar por qué fueron seleccionadas, En estos volúmenes, a pesar de la mencionada reno-
con ellas intentan ejemplificar la diversidad geográfica, vación de materiales educativos de la SEP, se presenta la
social, de actividades, desarrollo, formas diferentes misma información que en la edición anterior, cambian-
de resolver sus problemas y vivir en nuestro país. Se do el formato, pero se conserva la mayor parte de los
enfatiza la visión parcial con elementos aislados y con contenidos, a excepción del marcado incremento en la
base en una secuencia en parte unilineal. cantidad de datos que integran, en particular acerca de
En los casos de 4°, 5° y 6° grados se privilegia Mesoamérica y Sudamérica, que son incorporados en el
el enfoque de la diversidad en diversos aspectos, 5° grado.
y terminan señalando los problemas por los que Se asevera que la mayor parte de las actividades
transcurre nuestro país o el mundo. En 4° grado, que desarrollamos deja huellas, por lo que “Si alguien
la Historia se centra en México y se mantiene el quiere averiguar qué ocurrió en el pasado, tiene que
enfoque de estudiar la República mexicana a partir seguir todas las pistas y después revisar, comparar y
de cuatro ciudades, que se entiende serían ejemplo de ordenar lo que haya reunido” (p. 8).
la diversidad geográfica, social, económica y cultural
21 En esta generación se encuentran varios participantes. De 1993 a 2007
nacional: Mérida, Yucatán; Guanajuato, Guanajuato; los contenidos son desarrollados por Luz María Chapela Mendoza para 1er
Coatzacoalcos, Veracruz, y la capital del país: Ciudad y 2º grados, Felipe Plascencia Vázquez para 3er grado en la entidad Jalisco,
y Servando Ortoll Estrada, Ángeles Olay Barrientos et al. para el estado de
de México. Significativamente, no se incluye alguna Colima, mientras que Felipe Garrido coordinaba los volúmenes de 4º, 5º y
población del norte. 6º grados. Cabe aclarar que se presenta una variante: en una fase de esta
generación, se repartió hasta 6° grado los ejemplares estatales, siendo José
Para 5° y 6° grados, la Historia se centran en la Lameiras el coordinador para el estado de Colima y Felipe Plascencia Vázquez
Historia universal. Durante el 5° grado se aborda de para el de Jalisco.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

Refieren que la historia corresponde a las etapas estudio del pasado es fundamental entender y recono-
que cuentan con escritura, por lo que, en esa vía de cer los hallazgos, los tipos de evidencias, así como su
pensamiento, la prehistoria corresponde a las etapas ubicación, lo que obliga a la necesidad de su estudio
carentes de escritura; empero, se reconoce que en am- por especialistas.
bos casos se estudian hechos. Así, se afirma que En 1er y 2° grados (en el último con más informa-
ción que en el primero) se abordan temas en torno a
A los mexicanos nos interesa la Historia. Por eso a ve- la niñez, la familia, la casa, la escuela, la localidad,
ces la interpretamos de manera diferente y discutimos. el planeta, los animales y plantas, en un enfoque que
Eso no es malo. Debemos respetar las ideas de los demás transcurre de lo individual a lo global.
y podemos aprender de sus puntos de vista (p. 9), pues En el apartado de “Civismo e Historia” intercalan
Estudiar el pasado fortalece nuestra unidad, nos permi- siete celebraciones acerca de temas patrios, bajo un
te entender por qué somos como somos y conocer mejor esquema que privilegia fechas, nombres e individua-
nuestros problemas (figura 7). lidades de personajes, más que de procesos históri-
cos: los Niños Héroes, la Independencia de México, el
En el capítulo “El tránsito del hombre. Descubrien- descubrimiento de América, la Constitución Política
do el pasado” de los libros específicos a Colima (de 3er mexicana o la Revolución Mexicana, la expropiación
o 6° grados), se asevera que la historia es saber tanto petrolera, el natalicio de Benito Juárez, y la batalla de
lo que se ha logrado como lo que falta, y entender el Puebla, en sentido no cronológico histórico, sino en
progreso humano de casi un millón de años. Por otra efemérides de acuerdo al calendario escolar, y cierra
parte, se hace clara y certera referencia al trabajo de con el tema de la fundación de Tenochtitlan, en gran
historiadores y arqueólogos, pues se afirma que en el medida porque este evento es ubicado para entender
y enaltecer el escudo de la patria.
En 3er grado se reparten libros que en los hechos
consisten en 32 monografías estatales, una por cada
una de las entidades federativas, en las que se enfati-
zan sus características particulares, alcanzando inclu-
so el nivel regional y en ocasiones de localidad, con el
objetivo de que los alumnos conozcan la diversidad de
sus expresiones culturales, geográficas e históricas de
su propio estado, así como sus tradiciones, recursos
y problemas, que en conjunto permitirán generar sen-
timientos de arraigo y aprecio de lo propio, entendido
esto como la comunidad o lugar en que se vive.
En ellos se abordan temas interesantes y cercanos
a los estudiantes, tales como las medidas del tiempo
(“introducción al estudio del pasado”), en el que el
trascurrir se refleja en los cambios de la naturaleza y
en objetos, incluso en la manera en que se mide el
tiempo. Por ejemplo, se enseña que el registro del
tiempo nace con la observación del transcurrir de
estaciones y de movimiento estelares, lo que per-
mitió la creación de las nociones día y noche.
Se afirma que, posteriormente, se crearon instru-
mentos especiales como el reloj o el calendario, a par-
tir de minutos, horas, días y años, con el principio de
todo tiene historia, a través de relatos y objetos, para
comprender y conocer, para unir, saber de aconteci-
mientos importantes (testimonios materiales), para
conocer cómo se ha llegado a ser lo que somos, y a lo
que tenemos, pues la historia de cada entidad forma
parte de la historia nacional (figura 8).
Fig. 7 Portada del libro de Historia. Cuarto grado, 1993. Imagen El objetivo radicó en conocer planes, trabajos y
de Miguel Hidalgo iniciando con fuego la Independencia de “batallas” que fueron necesarias para aprovechar los
México. Fragmento de obra pictórica de José Clemente Orozco. recursos de la tierra y para organizar la sociedad, que
Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx permiten distinguirnos y unirnos. Además, se inserta

177
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 8 Portadas de los ejemplares estatales de Jalisco y Colima, en materias de Historia y Geografía. Tercer grado, 1993.
Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx

una aseveración interesante, ya que se establece que la arena, sustituyeron a Colima. Historia y geografía.
al libro le faltan páginas, las que se irán escribiendo: Tercer grado, y Jalisco. Historia y geografía. Tercer grado.22
la historia es un proceso inacabado, colectivo y por Para 4° grado regresan al esquema de separar las ma-
construir. terias, pues entregan libros independientes de Geogra-
Los índices temáticos son básicamente los mismos, fía, Civismo e Historia. En este último se aborda desde
así como su forma de abordar la información histórica, 40 000 años antes de Cristo hasta el siglo XX, en lo que
geográfica, cívica y de tradiciones que han perdurado refieren visión “del conjunto de las culturas, pueblos,
en cada entidad, pero resaltado de la situación actual. personajes y eventos que han contribuido a forjar la na-
A modo de ejemplo, el Occidente es un área heterogé- ción libre y soberana que somos” (página de la “Pre-
nea, que se caracteriza por la diversidad geográfica, sentación”). Se reconoce que los periodos y procesos
presencia de ríos, caminos de tierra y agua, y subraya que se estudiarán son complejos, y este libro tiene el
formas de organización, de vivir y aprovechar los re- propósito de dar información sobre el pasado, para
cursos. despertar interés por la historia “y amor por la pa-
De tal forma que resulta complementaria esta vi- tria, crear una conciencia de identidad común entre
sión en el libro de Jalisco, en el capítulo 2 “Antiguos todos los mexicanos” (página de la “Presentación”).
caminos del pasado”, en donde se subrayan los as- El índice incluye desde la prehistoria hasta el capítulo
pectos de transformación, de paisaje, de formas de “Vista del futuro”.
vida y de organización, con énfasis en la transición En el libro Histor ia. Quinto g rado (en la
de nomadismo a sedentarismo, con la agricultura y el portada “Juárez, símbolo de la República contra
nacimiento del urbanismo como eje para el desarrollo. la intervención francesa”) se aborda la historia
De manera significativa, en este volumen sí se aborda universal, relacionada con la historia de México, del
la vida durante el Pleistoceno. origen del hombre hasta mitad del siglo XVIII. Para
En los primeros años de esta generación se tomó la ello se centra en la historia política, con desarrollo
decisión de que la información estatal fuera estudiada
en 3er grado, y no ocurriera en 6° grado. Así, Colima. 22 Un resumen de los datos incluidos en estos textos se encuentra en el apén-
Mar y palmeras al pie del volcán y Jalisco. Perla sobre dice 2 que aparece al final del presente artículo.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

de ideas, ciencia, técnicas, y vida diaria en las grandes La experiencia, el trabajo y los conocimientos de mu-
etapas de la historia de la humanidad. chas personas hicieron posible que este libro llegara a ti.
Para la América prehispánica se aborda el aparta- Pero la verdadera vida de estas páginas comienza apenas
do “El esplendor de Mesoamérica” (pp. 89-104), que ahora, contigo. Los libros son los mejores compañeros
abarca de Teotihuacán a Tenochtitlan (pp. 105-122) de viaje que pueden tenerse. ¡Qué tengas éxito, explora-
y en el caso de Sudamérica se centran en las civili- dor!”(Historia, 6° grado, 2014: 3).
zaciones de los Andes (pp. 123-132) por 2 500 años,
subrayando las condiciones geográficas de cada área Parten de entender que en todo hay modificaciones
cultural.23 y continuidad, por ello la situación actual es su resul-
En Historia de México. Sexto grado se estudian siglos tado. “Muchas de las cosas que hacemos o que suceden
XIX y XX, con énfasis en la historia política de México, dejan huella, y se convierten en pistas para investigar
con sus “afanes y hazañas que le fueron dando uni- la historia, en archivos, edificios, fotografías, libros,
dad y lo hicieron soberano” (p. 3). En particular, con periódicos, películas, entre otros” (Historia, 6° grado,
estos libros la SEP busca que se comprenda la historia, 2014: 8).
se desarrolle la curiosidad, imaginación y placer por el Por ello, su propuesta metodológica radica en que:
conocimiento del pasado humano, para generar gusto
por la historia, conciencia y unidad, amor a la patria y Si alguien quiere averiguar qué ocurrió en el pasado, tiene
comprender mejor al país en que vivimos. que seguir todas las pistas y después revisar, comparar y
Con ello, participación, respeto, arraigo y diversidad ordenar lo que haya reunido. Cuando existen pistas escri-
son valores subrayados en esta generación, más allá de tas o habladas estamos en terrenos de la historia. Cuando
que repitan los contenidos de la generación previa. no existen, estamos en terrenos de la prehistoria y enton-
ces habría que obtener la información de cuevas, construc-
Generación La retórica (2008-2020)24
ciones, basureros, objetos, huesos y tumbas (Historia, 6°
o “Entender por qué somos como somos”
grado, 2014: 8)
Para crear estos textos, la SEP afirma que se siguió un conceptos con los que distinguen sin definir al
enfoque colectivo con participación de especialistas en quehacer histórico del arqueológico.
pedagogía, organismos evaluadores, profesores y padres En esta generación se retoma el enfoque de entender
de familia, entre otros muchos equipos editoriales, y que que “Este libro cuenta cómo se ha ido formando México.
este programa implica apoyo de tecnologías, materiales Qué ha cambiado y qué ha permanecido. Estudiar
y equipos audiovisuales, así como de existencia de bi- el pasado de México fortalece nuestra unidad. Nos
bliotecas de aulas. permite entender por qué somos como somos y
Esta perspectiva indica, a su decir, un nuevo enfo- conocer mejor nuestros problemas” (Historia, 6°
que, el que hace énfasis en “el trabajo de los alumnos grado, 2014: 9). Por esto, se deben estudiar los hechos,
para el desarrollo de las competencias básicas para la entenderlos e interpretarlos, entender sus causas y sus
vida y el trabajo” (p. 3). No se debe olvidar que al final consecuencias.
del sexenio de Vicente Fox Quezada (2000-2006) se im- Entre otras actividades que los alumnos tienen que
pulsó la tecnificación de la enseñanza, con el fallido y desarrollar se encuentran esquemas para cada tema,
dispendioso programa de uso de la cibernética en todas que consisten en responder algunas preguntas (cinco
las escuelas de educación básica, incluyendo las rurales. en las primeras y seis en las recientes ediciones): 1)
Por escaso tiempo, a partir de 2014 vuelve la portada ¿Qué hecho histórico se describe?; 2) ¿cuándo y dónde
con “La Patria”, de Jorge González Camarena (1962), en ocurrió?, 3) ¿quiénes participaron?, 4) ¿cómo sucedió?,
un intento más de cambio de enfoque de los libros de texto 5) ¿cuáles fueron su causas y consecuencias? y 6) ¿fue
gratuitos (figura 9). En un hecho poco usual, agradecen a exclusivo de México? Además, se deben completar
Conaculta-INAH la autorización para reproducir imágenes. cuadros. Así, con base en mapas y líneas de tiempo,
A su decir, los libros de texto son para que el alum- los alumnos efectúan comparaciones que les permi-
no conozca más del mundo y de las personas. ten ubicar a los diversos grupos humanos estudiados,
así como en establecer dónde y cuándo ocurrieron los
23 Un resumen de los datos incluidos en estos textos se encuentra en el apén- hechos.
dice 2 al final del presente artículo.
24 Para 2008-2010, la elaboración de los textos fue coordinada por Felipe Ga-
A partir de 2011, de manera novedosa y muy valio-
rrido para 4º grado, Carlos Alberto Reyes Toequi para 5º grado, y David Alatorre sa, los libros incluyen evaluaciones y autoevaluacio-
Reyes para 6º grado. Para los años 2011-2013 fungieron como coordinadores
de un amplio equipo Daniel Alatorre Reyes en 4º grado, mientras que Carlos nes. Así, para cada apartado se solicita que elaboren
Alberto Reyes Toequi lo fue para 5º y 6º grados. Para 2014-2019, el equipo
coordinado por Enrique Mata Vargas publicó el volumen estatal Jalisco y Joa-
un esquema que responda cuatro preguntas: cuándo
quín Jesús Márquez Jiménez coordinó el volumen estatal de Colima, mientras se desarrolló, dónde se desarrolló, qué características
que los volúmenes de 4º, 5º y 6º grados fueron coordinados por Carlos Alber-
to Reyes Toequi. tuvo y cuáles fueron sus aportaciones culturales.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 9 Imágenes de las portadas de los libros de Historia. Cuarto grado, de 2010, 2011 y 2014.
Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx

De 2014 en adelante se subrayan temas de reflexión. ver dudas (por ejemplo: ¿por qué se ubicaron en esos
También se incluyen preguntas acerca de qué tanto sitios para vivir?) y, finalmente, efectuar un repaso y
aprendió el alumno, y subrayan el hecho de que hay autoevaluación, entre otras actividades.
puntos de vista diferente en torno de por qué ocurrió Además, se plantean preguntas en torno a qué
algo, y que esas formas de pensar se deben respetar. es lo que se conserva de los pueblos prehispánicos,
Para 1°, 2° y 3er grados no se impartía Historia, pero y las respuestas inducidas consisten en comida,
de manera significativa se repartían incluso dos danzas, vestido, música, utensilios, tradiciones,
volúmenes de Civismo (uno de ellos era el ejemplar medicina, costumbres y expresiones.25
de la Constitución Política de México). Como novedad En 2008-2010, para 4° grado entregaron, entre
se agregaron ejemplares de Educación física y de otros, dos libros de Civismo, uno de ellos también fue
Educación artística, por primera vez en los anales la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-
de los libros de texto gratuitos. nos. En tanto, el libro Historia. Cuarto grado empieza
Se debe precisar que en las ediciones de 2014 y con un repaso general de conocimientos del 3er grado,
subsecuentes se regresó a la variante de la generación sin considerar que no se impartió Historia en toda la
1993-2007, en los que para 3er grado se repartieron generación. En el libro se afirma que dicha enseñanza
textos que conjuntaban Geografía, Historia y Civismo tuvo perspectiva estatal, pero no se tuvo acceso a los
por cada una de las 32 entidades federativas, en los que libros por entidad para esta generación (para confir-
se presentaba un recorrido histórico y se señalaban las marlo se debe recordar que el acceso que permite la
condiciones geográficas adversas y diversas, sociales, Conaliteg a los libros es sólo en la página virtual de
sus fronteras políticas actuales e históricas y sus cam- la SEP, no en su versión física).
biantes dimensiones, así como las características de Estos textos consistieron en la misma versión que
los habitantes de ese estado, desde los primeros el de la generación anterior, a pesar de que se afi r-
pobladores hasta la actualidad: quiénes son, de dónde ma que ofrece una “Visión de conjunto de culturas,
vienen y hacia dónde van. pueblos, personajes y eventos que han contribuido a
Señalan que muchos datos son recuperados por ar- forjar la nación libre y soberana que somos” (p. 3), al
queólogos y antropólogos, y que existe una gran di- presentar los procesos históricos desde 40 000 años
versidad de espacios en las entidades federativas que antes de Cristo hasta el siglo XX, largo proceso ante
forman al país, por lo cual sus habitantes pudieron y el que recomiendan no simplificar en exceso. Así, se
aún pueden aprovechar los múltiples recursos. Les en- centra en la historia de México en sus etapas prehis-
cargan realizar actividades de teatro e investigación, pánica, virreinal y hasta la Independencia, aunque en
formular preguntas, elaborar cuadros, hacer dibujos una parte de esta generación abarca hasta el capítulo
y periódicos murales, visitar museos, crear líneas del “Vista al futuro”, a diferencia de la generación (1993-
tiempo, recortar imágenes, resolver crucigramas y
laberinto, hacer reportajes, ubicar en mapas, inves- 25 Un resumen de los datos incluidos en estos textos se encuentra en el
tigar en internet, platicar/intercambiar ideas y resol- apéndice 2 al final del presente artículo.

180
Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

2007), en que la revisión termina con la “Expropiación propia cultura, influidos por las tradiciones, costum-
petrolera”.26 bres, hábitos y la historia heredada de generaciones pa-
Los libros de 5° y 6° grados de Historia están organi- sadas”, y por ello se entiende que a lo largo de la histo-
zados en cinco bloques, con tres partes cada uno (pa- ria educativa nacional, “En las escuelas, los proyectos
norama del periodo, temas que comprende el periodo y educativos incluían el estudio de la historia patria con
actividades), y con los apartados “Compara y explica”, el propósito de fomentar el orgullo de ser mexicano”
“Repasa y aprende”, y “Temas para reflexionar”. Cada (Historia. Sexto grado, 2014-2019: 145).
apartado solicita que los estudiantes elaboren un es- Se asevera que la forma de ser de los mexicanos es
quema que responde cuatro preguntas: cuándo y dón- generosa, resignada, rebelde, solidaria, divertida y pa-
de ocurrió, cuáles fueron sus causas, cómo sucedió y triota, entre otras muchas, con identificación de valo-
quiénes participaron. res e inclinación de gustos hacia ciertos productos y
En específico, en el libro Historia. Quinto grado formas de ser.
los temas abarcan desde México independiente has-
ta principios del siglo XXI, es decir, gran parte de los Las raíces. Un balance
periodos se repite con relación al grado anterior. En
las ediciones de los años recientes abordan temas de Con hambre no hay aprendizaje posible
movimientos estudiantiles, conflictos políticos y con- Jaime Torres Bodet, en Hernández (1986: 14)
taminación ambiental.
Incorporan reflexiones acerca de la identificación de Ante esta panorámica, es pertinente preguntarse qué es
valores e inclinación de gustos hacia ciertos productos y lo que cambia y qué es lo que permanece durante los 60
formas de ser, además de revisar la historia y aportacio- años de ediciones de los libros de texto gratuitos de la
nes de la radio, la televisión y el cine, medios de los que primaria en México, a pesar de las múltiples generacio-
afirman que cumplen una función educativa porque los nes editoriales, sean las que reconoce la Conaliteg o las
pueden aprovechar incluso quien no sabe leer, y crean que se pueden entender en la perspectiva aquí seguida
identidad y nuevas formas de expresión cultural, así o en cualquiera otra. Para el tema de interés de este
como modelos de comportamiento. texto se aborda en particular la materia de Historia, que
En específico de las películas, se afirma que en ellas integra información recuperada por varias disciplinas,
se veían reflejadas tanto vidas como aspiraciones, lo entre ellas la historia y la arqueología.
cual contribuyó al “cambio pacífico de las tradiciones Un elemento consiste en que se detectan cambios,
y comportamientos, y a construir una identidad nacio- modificaciones que se plasman en las portadas de los
nal que fue reconocida en el mundo” (Historia. Quinto ejemplares, en la nómina de participantes para inte-
grado, 2014: 146-147). grar información y elaborar los textos, o en aspectos
Uno de los objetivos de la SEP en 6° grado consistía de presentación de información (que puede ser más o
en relacionar la educación básica con la educación me- menos visual, colorida, contener más o menos páginas,
dia. Así, en Historia. Sexto grado buscan que esta área incorporar más información o matizarla), e incluso, en
del conocimiento no sólo permitiera recordar fechas y las propuestas de formas de evaluación.
acontecimientos, sino comprender quiénes somos, de Empero, también de manera constante e indepen-
dónde venimos y hacia dónde vamos, “y cómo ha solu- dientemente del curso político y social de la nación,
cionado la humanidad diferentes problemas” (Historia. se mantiene, en lo fundamental, sin mayores modifi-
Quinto grado, 2014: 4).27 caciones, la misma visión de la historia, en cuanto a
En 6° grado de 2014-2019 se encuentra de nuevo la los contendidos centrales de la materia, en información
portada La Patria, de Jorge González Camarena, su obra y en perspectiva, en gran medida integrada a valores
de 1962. En concreto, en el libro Historia. Sexto grado cívicos o éticos.
se incorporan cinco bloques: I. Prehistoria, II. Civiliza- En todas las generaciones de libros permanece la
ciones del Mediterráneo, III. Mesoamérica y los Andes idea y la forma de presentar la historia, como proceso
(pp. 56-79), IV. La Edad Media y V. La Edad Moderna de estudio, en que se privilegia eventos que marcaron
hasta siglo XVII. o transformaron a la humanidad o al menos al grupo
Se subraya que existe “lo mexicano” a pesar de estudiado, siempre con la visión de resaltar a los
la diversidad, pues se cuenta con unidad cultural e individuos que destacan por sus actos sobresalientes.
histórica en nuestro país: “A través de la convivencia, Cabe señalar que en las más recientes generaciones
del trabajo, el estudio y las experiencias que tenemos, de textos se señalan algunos procesos históricos, en
cambiamos nuestras formas de vida y con ello nuestra los que son distinguibles causas y consecuencias y, sin
embargo, permanece la idea de la historia ejemplar,
26 Idem.
en la forma de camino natural-social que permite
27 Idem. lograr transformaciones en los grupos.

181
Arqueología 64 • agosto, 2021

En esa visión se encuentra la respuesta al por qué


existe íntima y constante relación ¿pedagógica? entre
las materias Historia y Civismo, las que en ocasiones
son presentadas de manera independiente, otras en el
mismo volumen, e incluso, en conjunto con Geografía,
en el marco de Ciencias sociales.
En los libros de texto gratuitos, la historia como
proceso (cuyo conocimiento se nutre de la arqueolo-
gía y la historia como disciplinas) oscila en su centro
en dos posibilidades de formación: es un transcurrir
unilineal o la existencia de simultaneidades y contac-
tos entre grupos sociales, los que en ocasiones son de
larga distancia.
Para que ocurran estos actos humanos siempre hay
un ambiente natural, el que, en la etapa inicial de la
producción de libros de texto gratuitos, se presentaba
como escenario en el que se desarrollan los aconteci-
mientos, mientras que en las generaciones editoriales
más recientes (de los noventas en adelante) se plantea
la imagen de un entorno que es transformado: esta mo-
dificación es resultado del impacto en la sociedad y en
el mundo académico de los fundamentos de la ecología.
En ambas visiones se entiende al entorno como una
amplia diversidad que incide en la vida de los grupos
humanos, conjuntos sociales que, por lo general, son
abordados como agentes en el centro de los hechos,
seres que en su vivir transforman a esa naturaleza para Fig. 10 Página en el libro de Historia y Civismo. Tercer grado,
aprovecharla. 1960, p. 18. Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx
Resulta significativo que en todos los casos perma-
nece la idea de la tecnología y la técnica como motor Sin embargo, dentro de esta discusión no se debe
de cambio que permite avanzar a la sociedad hacia soslayar la importancia del personal docente que, en
¿el progreso? concreto y en específico, imparte cada curso, pues
Los temas que se abordan en cada libro de texto son diversos sus principios académicos y particular
gratuito y en cada generación en su profundidad y am- su bagaje informativo, elementos que en conjunto
plitud están marcados por el grado en el que se impar- señalan lo que instruye en el aula, e incluso el apoyo
ten y por el avance en el conocimiento de la materia que como docente y ser humano recibe. Así, se
que se desarrolla, pero de manera central por la pers- debe reflexionar que, los que imparten clases, están
pectiva académica y social para crear un perfil de los formados en modelos pedagógicos anteriores, lo que
alumnos que cuente con formación de valores cívicos, pone distancia entre el objetivo educativo nacional y
lo que se observa de manera expresa en las ediciones los logros concretos en las aulas.
de la primera mitad de los 60 años y en la última gene- Por otra parte, se debe considerar que es diversa la
ración, en la línea de pensamiento que señala Galicia forma en que los alumnos reciben y asumen la infor-
Flores (2012), quien entiende que la educación escolar mación, en virtud del acceso diferencial a los ejem-
es formadora de valores y principios éticos, los que, a plares de libros de texto gratuitos,28 las condiciones de
su decir, permiten comprender la realidad (figura 10). cada entidad, de cada alumno en cada uno de los 2 457
En este aspecto resalta el análisis de Weiss, quien municipios del país, en sus propias condiciones socia-
afirma que se inculcan lo que en su origen son acti- les, en los que existe una amplia gama de niveles, en
tudes privadas o particulares, entre ellas limpieza, muchos casos que son de pobreza extrema y sin acceso
puntualidad, orden y ahorro, las que se convierten a recursos que se gozan en otras latitudes (figura 11).
en las aulas en virtudes públicas, además de impul- En específico, en los libros de texto gratuitos no im-
sar la defensa de la soberanía, que se transforma en porta qué es la arqueología, pues es un tema que no se
una obligación patriótica, por lo que se debe fomentar aborda, y si acaso en las generaciones de los noventa
la unidad nacional, lo que se logra con el impulso al
más alto valor cívico mexicano: el sacrificio (Weiss, 28 En el apéndice 3, que aparece al final del presente artículo, se inserta una
2018a: 39). nota sobre del tiraje de estas ediciones.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

se hacen menciones en tono a ese quehacer. Para tra-


tar de enmendar esa carencia, un par de arqueólogas
abordan el tema en particular en sus tesis profesiona-
les. Un resumen de las propuestas de las tesis de Gali-
cia Flores (2012) y García Macías (2009) se encuentra
en el apéndice 1 del presente artículo.
Este desapego a las fuentes originarias se vuelve
palpable en el caso de la participación de asesores-espe-
cialistas para la conformación de los contenidos educa-
tivos en los libros de texto gratuitos, pues únicamente
durante la primera generación se agradece al profesor
Román Piña Chan y para los noventa participan María
de los Ángeles Olay Barrientos y José Lameiras en los
textos de Colima.
Con todo ello, al revisar los énfasis de cada una de
las cinco generaciones definidas en este análisis, se
tiene que para la Generación Los héroes y La Patria Fig. 11 Alumnos y maestro en escuela rural, en la actualidad.
Fuente: https://kripton.mx/estado/libro-de-texto-gratuito-cum-
(1961-1971), o “¿Para qué sirve estudiar historia y ci-
plen-58-anos-en-slp-se-entregaron-los-primeros/
vismo?”, durante 11 años se impulsó la formación de
valores cívicos con el objetivo de fortalecer la identi-
dad nacional, por lo que se debe conocer (tener cono- la década de los setenta, al señalar que hay viejos
cimientos) para servir a La Patria. problemas, pero también nuevos retos a los que se
En esta generación resalta la fusión de las materias enfrenta nuestra sociedad, sin dejar de lado que dichos
de Historia y Civismo, en los cuatro grados iniciales, obstáculos sociales provienen del exterior y amenazan
ya que en 5° y 6° años no se impartían. Esta perspecti- nuestras formas de vida. Entre otras, una solución
va de fusión de ambas materias marcó a las siguientes social que destaca en los textos refiere a la tecnología
generaciones editoriales de libros de texto gratuitos, como medio de alcance del progreso nacional.
y en gran medida a los alumnos, egresados que para En esta generación la historia continúa relacionada
estas fechas (2020) rondamos los sesenta años y más. con el civismo, pero ahora se integran con geografía
En estos libros se enfoca a la historia con una visión para crear el área de Ciencias sociales. Empero, la his-
progresiva, unilineal, con actos de gran relevancia toria consiste en un recuento de hazañas, y sus proce-
colectiva realizados por héroes, y en gran medida se sos se evalúan a partir de focos de dispersión de algún
trata de hechos aislados que se desarrollan en espa- desarrollo. Así, queda claro que la historia enseña que
cios naturales que no son transformados. Esta historia la unidad es mayor que la diversidad, y que las fuertes
es revisada en movimiento secuencial, con base en el diferencias se restringen a las observables en lo geo-
ordenamiento de eventos.29 gráfico y lo cultural, pero nunca en el ámbito social.
Para la generación de la inclusión (1972-1981), o La unidad social se refuerza con la adquisición de co-
“Tenemos un futuro que vivir”, se cuenta con una nocimientos acerca de la historia nacional, por lo que
vigencia de 10 años, y son elaborados por equipos se recomienda visitar museos o zonas arqueológicas
de trabajo coordinados por diversos especialistas (llamadas ruinas) y preguntar a las personas mayores,
seleccionados por la SEP. 30 En ellos se aborda la sin olvidar que toda la información debe estar docu-
perspectiva en boga en el momento político y social mentada en diversas fuentes.
de “apertura” que se vivía en México al inicio de La Generación Contenidos SEP (1982-1992), o “Los
problemas de la actualidad”, tuvo vigencia de 11 años
29 Los libros de esta generación editorial y académica fueron elaborados y fue coordinada directamente por la SEP.31 En ella dis-
por especialistas particulares: 1er grado: Carmen Rodríguez Aguirre y Enri-
minuye la impartición de Civismo y se hace énfasis
queta León González; 2º grado: Paula Galicia Ciprés; 3er grado: J. Jesús Cá-
rabes Rodríguez; 4º grado: Concepción Barrón de Morán; 5º grado: Amelia en señalar los problemas que enfrentamos como na-
Monroy Gutiérrez; 6º grado: Eduardo Blanquel y Jorge Alberto Manrique. Para
el desarrollo de los temas de prehistoria o historia antigua se cita como ase- 31 En esta generación se refiere a Raúl vila como coordinador del grupo de
sor al arqueólogo Román Piña Chan, investigador del INAH de amplio recono- especialistas para 1° y 2° grados, y se reporta que para 3er grado en la primera
cimiento. fase de esta generación, no se cursaba Historia, mientras que en la segunda se
30 Para esta segunda generación, en todos los grados se refiere a Josefina refiere a la Dirección de Contenidos y Métodos Educativos de la Dirección Gen-
Vázquez de Knauth como coordinadora de la edición, con la participación de eral de Evaluación Educativa de la sep, agradeciendo la colaboración de varias
diversas instituciones en calidad de asesoras para la creación de libros, resul- instituciones, entre ellas el inah, y de 4° a 6° grados, la coordinación estaba a
tado de la invitación a grupos de académicos críticos con prestigio como los cargo de un equipo multidisciplinario encabezado por Josefina oraida ázquez
pertenecientes a El Colegio de México y al Centro de Investigación y Estudios y Bernardo García, de la Dirección General Adjunta de Contenidos y Métodos
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Educativos de la Secretaría de Educación Pública.

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Arqueología 64 • agosto, 2021

ción, subrayándose entonces que la educación tiene un de una imagen única de los procesos históricos, com-
sentido práctico, pues permite solucionar problemas partiendo ser resultado de la influencia de otros gru-
concretos de México. pos sociales, varios de ellos contemporáneos, libros
Así, además de mantener el enfoque de las Ciencias en los que se resaltan los conocimientos que permiten
sociales integradas, se establece que la historia se pue- reforzar los valores cívicos y éticos forjadores de una
de enseñar y aprender a partir de casos ejemplares, por nación. Por su parte, durante el segundo gran periodo,
tanto, se analizan las trayectorias de algunas ciudades que es de 40 años, el discurso se basa en información
en concreto. inicial que de manera general se ha retomado con am-
La más longeva de las generaciones, hasta la fecha, pliaciones y precisiones, pero en la que se enfatiza la
es la cuarta, aquí llamada Generación, Nación, Liber- aplicación de formas pedagógicas novedosas más que
tad y Soberanía (1993-2007), o “Unidad en la diversi- en buscar actualizar el discurso. Así, los pueblos hu-
dad”, pues su vigencia fue de 15 años.32 manos históricos en varios casos se presentan de ma-
Para esta generación se incorpora vasta informa- nera aislada, con gran diversidad, y a pesar de que sí se
ción histórica, y se entiende que la materia Historia refieren temas de valores cívicos, éstos se encaminan
consiste en crear acervos, por lo que se debe aprender a fomentar el conocimiento (en mucho técnico e infor-
a buscar, integrar, ordenar y comparar la información, mativo) para resolver problemas de la actualidad, más
con base en un enfoque que reconozca y respete la di- que en el sentido de formar valores nacionales.
versidad. Empero, se insiste en que con (no a pesar No encontré evidencias de la eventual participación
de) la diversidad se puede lograr la Unidad (así, con de especialistas del INAH en la conformación de los li-
mayúscula), por lo que el mecanismo social radica bros de texto gratuito, pero la carencia de créditos o
en impulsar la participación de los grupos, pues se agradecimientos inclina a pensar que no fue así. Esa
debe conocer y reconocer los problemas para poder re- escasa o nula participación de especialistas (del INAH, y
solverlos. Así, los valores que se resaltan son respeto, en menor grado del área de arqueología) en la confor-
participación, arraigo y reconocimiento de diversidad. mación de los discursos históricos que se plasman en
La quinta y última generación estudiada, denomi- los textos de educación básica, ha generado la carencia
nada “La retórica” (2008-2020), o “Entender por qué de actualización de conceptos y datos precisos acerca de
somos como somos”, cuenta con vigencia hasta el mo- los procesos humanos. Esa ausencia se detecta y resalta
mento, de 13 años. Fue creada bajo la coordinación aún más por las intensas y constantes discusiones e in-
directa de la SEP. De 2008 en adelante no hay Ciencias tercambios que se presentan en los ámbitos académicos
sociales, pues se vuelve al esquema de asignaturas, y internos de las escuelas de pensamiento disciplinario.
no hay Historia, pero sí Formación cívica y Ética en los Así, la historia es abordada como materia que tiene
tres primeros grados.33 el objetivo de permitir que se conozca más y mejor el
El énfasis docente radica en que el alumno apren- transcurrir, y entender que todo tiene causas y con-
da para transformar su entorno. A pesar de ello, los secuencias. La historia como proceso es vista como
fondos temáticos e incluso la organización de ellos no continuidad y sujeta a modificaciones en todos los
presenta mayores cambios entre esta generación y la ámbitos, para lo que subrayan que todo lo que se hace
anterior. Es decir, son los mismos esquemas, a pesar de deja huellas o evidencias.
la afirmación expresa de las transformaciones. Por ello, tiene sentido que en los textos se haga
De manera global, se tendría que en los primeros 20 énfasis en reconocer que lo que se conserva del pasa-
años de los libros de texto gratuitos se resalta la idea do se puede encontrar en las tradiciones que actual-
mente se viven. Sobresale que los valores resaltados
32 En esta generación se encuentran varios participantes, pues de 1993 en las recientes generaciones editoriales (principal-
a 2007 los contenidos son desarrollados por Luz María Chapela Mendoza, mente en la última) son generosidad, resignación,
para 1° y 2° grados; Felipe Plascencia Vázquez para 3er grado en la entidad
de Jalisco, y Servando Ortoll Estrada y Ángeles Olay Barrientos (investiga- rebeldía, solidaridad, asumir la diversidad social y
dora de amplio reconocimiento del INAH), encabezando un equipo para el el enaltecer el sentido de ser patriotas.
estado de Colima, mientras que Felipe Garrido coordinaba los volúmenes
de 4° a 6° grados. Cabe aclarar que se presenta una variante en que para Así, a lo largo de las generaciones de libros de texto
una fase de esta generación se repartieron hasta 6° grado los ejemplares gratuitos es constante el que se instruyan e impulsen
estatales, siendo José Lameiras el coordinador para el estado de Colima y
Felipe Plascencia Vázquez para Jalisco. en lo general lo que son valores muy semejantes, pero
33 En particular, en 2008-2010 la elaboración de los textos fue coordinada es también notable que son reafirmados para el logro
por Felipe Garrido para 4° grado, mientras que en 5° grado lo fue Carlos Al-
berto Reyes Toequi, y de 6° por David Alatorre Reyes. Para los años 2011-2013 de diferentes objetivos, pues aunque se insiste en el
fungieron como coordinadores de un amplio equipo Daniel Alatorre Reyes en beneficio hacia La Patria, ésta se entiende de forma
4° grado, y Carlos Alberto Reyes Toequi para 5° y 6° grados. Para 2014-2019, el
equipo coordinado por Enrique Mata Vargas publicó el volumen estatal Jalisco diversa, la que en su caso se asume sin cambios por
y Joaquín Jesús Márquez Jiménez coordinó el volumen estatal de Colima, mien- áreas o regiones y sin transformaciones históricas, bajo
tras que los volúmenes de 4°, 5° y 6° grados estuvieron bajo la coordinación de
Carlos Alberto Reyes Toequi. una visión en la que se encuentra a México como si

184
Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

fuera una entidad única, inamovible, con diferencias un segundo momento disciplinario se podrían acordar
sincrónicas y de manera estática, cuyas característi- los enfoques del discurso historiográfico que serían
cas específicas o particulares no pervierten la unidad. plasmados en los libros de texto gratuitos, para dar
En esta vía de pensamiento, Weiss señala que “La paso a una tercera etapa en que se realice la propuesta
enseñanza de la historia (patria) y la moral (cívica) es- institucional, para que los especialistas del INAH par-
tán desde un principio (independientemente del enfo- ticipen con la SEP y la Conaliteg en la conformación de
que específico) íntimamente vinculadas con el intento los temas de discurso historiográfico.
de difundir una visión secular y racional del mundo” Finalmente, se entiende que sí es necesario instruir
(Weiss 2018a: 43), así como Anderson entiende la “Ne- con valores éticos y cívicos, e incluso comprender que
cesidad de una narración de identidad”, con esa narra- la historia como proceso social presenta moralejas,
ción que tiene como “Única alternativa remitirla al cual enorme conjunto de actos cargado de fábulas y
tiempo: hacia el hombre de Pekín, el hombre de Java, conocimientos generales y empíricos, de experiencia
el rey Arturo, por doquiera que la lámpara de la arqueo- y razones sociales e individuales.
logía lanza su caprichoso rayo” (Anderson, 2006: 285). Sin embargo, se debe hacer énfasis en clarificar qué se
En resumen, derivado de la evaluación de los libros entiende por cada uno de los valores cívicos y éticos y, en
de texto gratuitos con relación al discurso histórico, su momento, a qué patria en específico se refiere en cada
planteo las siguientes observaciones: generación particular de los libros, con base en el análi-
1) A pesar de los múltiples, detectables e intensos sis del contexto de los intereses y grupos políticos que
cambios sociales históricos y políticos que se han pre- detentan el poder. Tales grupos políticos cambiantes
sentado en nuestro país, las modificaciones más nota- han aplicado y aplican recursos públicos en la creación de
bles en los discursos historiográficos se han señalado estos materiales indispensables para la formación
en la primera generación editorial (1960-1971), en la escolar, y en múltiples ocasiones buscan el usufructo de
segunda (1972-1982) y en la correspondiente a los años estas obras que son de suma relevancia para formar es-
los noventa del siglo XX, en concreto para esta última tudiantes y construir seres humanos comprometidos con
con las ediciones estatales, y a partir de ahí se ha man- los demás y consigo mismos, y entenderse como parte de
tenido casi sin variaciones. la comunidad humana y terráquea (figura 12).
2) Los cambios se han dado principalmente cuando
hacen énfasis en proponer la insistencia de valores
cívicos, que se han transformado hacia valores enca-
minados a la resolución de problemas prácticos de la
cotidianeidad, dejando atrás valores sociales y éticos
construidos durante las generaciones primeras.
3) Los enfoques en gran medida han priorizado que
se entiendan los procesos históricos y sociales como
suma de eventos aislados, con simultaneidad en varios
aspectos.
4) Los conceptos acerca de las materias Arqueología
e Historia y sus estrategias de trabajo se presentaron
a partir de la década de los noventa, de forma some-
ra y sin énfasis en su diversidad y transformaciones
propias.
5) La participación de especialistas en las materias
de Arqueología e Historia ha sido escasa en la edición
de los libros de texto gratuitos, lo que conduce a plan-
tear que de manera conducente existiría lógica en la
carencia de actualización del discurso historiográfico
en ellos planteado.
A partir de esto se propone que los especialistas de
arqueología e historia, en primer lugar, consideren la
enorme relevancia de intervenir en los temas de trans-
misión del conocimiento hacia la educación básica,
con base en el convencimiento que implique su parti-
cipación, con la esperanza de que dicha colaboración
sea sin ánimos de meritocracia, sino que sea asumida Fig. 12 Página en el libro de 1er grado 1960, p. 213.
como vertiente de un impulso y beneficio social. En Fuente: https://historico.conaliteg.gob.mx

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Ante este panorama, no se encuentra razón para de- La arqueología tiene los elementos necesarios para
jar de lado el impulso y la formación de estudiantes con participar en esa obra social, y resulta necesario y
base en valores fundamentales, en los individuos y en el quizás ya impostergable que lo haga, no sólo para
grupo social, como son a manera de ejemplo: respeto, actualizar la información acerca de los procesos his-
equidad, libertad, solidaridad, diversidad, democracia, tóricos concretos, sino también para discutir la pers-
justicia, dignidad y colectividad. pectiva en torno a las formas en que se han presen-
Al final, y por ello, se concuerda con Burillo en que tado los procesos humanos, más allá de la entelequia
las obras de Torres Bodet (figura 13), pensador mexi- individual de nación.
cano universal (entre las que resalta la creación de los El conocimiento que generan los arqueólogos e his-
libros de texto gratuitos en la enseñanza básica), “sin toriadores de manera tan compleja, en ocasiones tan
duda serán de gran utilidad para orientar los cauces contradictoria y bajo condiciones difíciles y además
futuros de nuestro país y del mundo, pensando a la peligrosas, es necesario que trascienda el campo de
humanidad como una sola, responsable de construir los especialistas, para incidir en la formación de los
colectivamente una tierra justa y un mundo nuevo para
alumnos de educación básica, seguros de la fortale-
vivir” (Burillo, 2015: 71), e incluso remarcar lo que An-
za en la variedad del discurso, y de las que derivan
derson (2006) propone al enfatizar que la esencia del
nacionalismo (añado, y principalmente el humanismo) de las condiciones y procesos históricos concretos de
radica en que todos los individuos tengan causas y ol- la humanidad, que son estudiados por sus evidencias
vidos en común. materiales y escritas.

Fig. 13 Don Jaime Torres Bodet. Fuente: <https://kripton.mx/estado/libro-de-texto-gratuito-cumplen-58-anos-en-slp-se-entregaron-


los-primeros/>

186
Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

Bibliografía Gratuitos en el sexenio del Presidente Adolfo


López Mateos, 1959-1964. México, UMSNH.

Holtorf, Cornelius
Amador Tello, Judith 2005 From Stonehenge to Las Vegas. Archaeology
2019 El legado cultural de Cárdenas. Proceso, 2217: as Popular Culture. Walnut Creek, California,
66-69. 28 de abril. Altamira Press.

Anderson, Benedict Rodríguez Rodríguez, Lidia Iris


2006 Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el 2017 Tiwanaku. Los rostros del Sol. México,
origen y difusión del nacionalismo. México, FCE Ministerio de Culturas y Turismo del
(Colección Popular, 498). Estado Plurinacional de Bolivia-Centro de
Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas
Burillo Velasco, Rosa María y Administración de Tiwanaku-CIAAAT/ENAH -
2015 Jaime Torres Bodet. Una aproximación. INAH, Editorial Montea/ Editorial Arkeopatias.
México, Sedesol/Conaculta/ARTAC/Cámara de
Diputados/Asociación Amigos del Museo. Valdez, Francisco
2013 Arqueología amazónica. Las civilizaciones
Colectivo Ciudadano de Profesiona- ocultas del bosque tropical. Actas del Coloquio
les Arqueólogos del Ecuador Internacional Arqueología Regional en la
2013 Lineamientos para una política arqueológica Amazonia Occidental: temáticas, resultados y
en el Ecuador. En Francisco Valdez, Arqueología políticas. Ecuador, INPC, IRD, IFEA , Abya Yala.
amazónica. Las civilizaciones ocultas del bosque
tropical. Actas del Coloquio Internacional Yépez, Alejandra
Arqueología Regional en la Amazonia Occidental: 2013 Políticas públicas en arqueología. ¿Ilusión
temáticas, resultados y políticas (pp. 375-394). o desidia? En Francisco Valdez (comp.),
Ecuador, INPC/IRD/IFEA /Abya Yala. Arqueología amazónica. Las civilizaciones
ocultas del bosque tropical. Actas del Coloquio
Delgado, Ana Laura (coord. gral.) Internacional Arqueología Regional en la
1994 Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos. Amazonia Occidental: temáticas, resultados y
35 años de Historia. México, SEP-Conaliteg. políticas (pp. 353-374). Ecuador, INPC/IRD/IFEA /
Abya Yala.
Galicia Flores, María Judith
2012 La educación en la protección y conservación del Weiss, Eduardo
patrimonio arqueológico. Tesis de Maestría en 2018a Los valores nacionales en tres generaciones
Arqueología (154 pp.). ENAH-INAH, México. de libros de texto. En Eduardo Weiss y Joaquín
Hernández González, Investigaciones educativas
García Macías, Natzin Itzae (pp. 29-47). México, Bonilla Distribuciones y
2009 Arqueología y educación. Una propuesta didáctica Ediciones.
para la enseñanza de la arqueología en la 2018b La articulación de formas de dominación
educación secundaria. México, INAH (Premios INAH). patrimonial, burocrática y tecnocrática: el
caso de la educación pública en México. En
Hernández Luna, Juan Eduardo Weiss y Joaquín Hernández González,
1986 La Comisión Nacional de los Libros de Texto Investigaciones educativas (pp. 81-113). México,
Bonilla Distribuciones y Ediciones.

187
Arqueología 64 • agosto, 2021

Apéndice 1. Se debe considerar que la propuesta de Galicia Flores


Resúmenes de propuestas está enfocada a la protección del patrimonio arqueoló-
gico e histórico, por lo que no discute la información
para historia y arqueología vertida en los libros de texto. Así, “La historia se vuelve
en los libros de texto gratuitos la encargada de lograr que los estudiantes se perciban
como individuos protagonistas de ella, reconociéndose
Con base en la revisión de libros de texto gratuito, un como sujetos conscientes y responsables del papel que
par de especialistas en arqueología generaron algunas desempeñan en la sociedad y de la construcción de su
propuestas específicas para el conocimiento de estas futuro” (García, 2009: 21).
materias, con enfoques que presentan coincidencias García Macías (2009) refiere que las estrategias para
en sus documentos de tesis. Así, Galicia Flores (2012) difundir conocimiento son básicamente la no formal
y García Macías (2009) proponen de manera específica (fuera sistema educativo) y la formal (dentro del sistema
que en los planes de estudio de la educación básica (Ga- educativo). Por mi parte, insisto en que también se debe
licia afirma que en concreto sea a partir de 3er grado de considerar qué y cómo se divulga, retirando el énfasis
primaria) se imparta la relevancia de la arqueología, la de que la arqueología es igual a excavación.
protección y estudio del patrimonio, con el objetivo de Para la educación no formal, la arqueóloga enlista
educar a los alumnos en el conocimiento de la historia, zonas arqueológicas, museos, internet, organizacio-
arqueología y del patrimonio material nacional, en el área nes, universidades, multimedios, pero no incorpora la
Formación Cívica y Ética, sin que sea optativa, sino que transmisión de conocimientos por cine-películas, re-
implique créditos. vistas y carteles, por ejemplo. En la educación formal
En particular, García Macías (2009) señala que los refiere libros de texto, afirmando de ellos: “Los libros
problemas en arqueología son: 1) la actitud que adopta de texto han sido tradicionalmente el material básico
la población en general ante el patrimonio arqueoló- usado para la enseñanza de la historia. En la mayoría
gico, y 2) la forma en que se concibe el trabajo arqueo- de ellos se muestran imágenes de la cultura material de
lógico (recrear el mito de la aventura, el hallazgo y la civilización [sic] de la que se está hablando, y en mu-
que es labor de anticuario). A ello se une la inadecua- chos casos explica(n) cómo y para qué fueron hechos esos
da difusión (pregunto: ¿difusión o divulgación?; ¿no materiales” (García, 2009: 30).
será también necesario enfatizar el seguimiento de los Menciona que en otros países (refiere como ejemplo
planes?), por lo que señala que una solución radica en a la India) participan arqueólogos en la restructuración
clarificar y hacer conciencia sobre qué es la arqueo- de los contenidos en los libros de texto, mientras que en
logía y su importancia, con adecuaciones necesarias México los textos contienen unidades acerca del mundo
por ser público en general. Propone que sea a través prehispánico y prehistórico sin profundizar qué hace la
de la enseñanza desde niveles básicos, como caminos arqueología, ni sus alcances, objetivos, metodología,
para la construcción del conocimiento y las diferentes importancia ni relación con el patrimonio, relación con
identidades, pues la arqueología permite imprimir al la historia y otras disciplinas, excavaciones y la posibi-
conocimiento un carácter práctico. lidad de participar en ellas.
Entiende que “La preservación del pasado es impor- Culmina García Macías (2009) expresando que “la
tante no sólo para perpetuar la memoria de nuestra enseñanza de la arqueología es necesaria no sólo por-
vida y de la gente que nos rodea, sino también para que promueve los símbolos que representan nuestro
ubicar nuestro lugar dentro de la sociedad y el mun- patrimonio, sino porque, al ahondar en la sustancia
do” (García, 2009: 22), pues subraya que el patrimonio de estos últimos, permite entendernos como seres hu-
histórico es un recurso no renovable, que al alterarse manos” (García,2009: 127).
se pierde información no recuperable. Se debe insistir Por su parte, el Colectivo Ciudadano de Profesio-
en que la sociedad en general comprenda la relevancia nales Arqueólogos del Ecuador (2013) considera que
del patrimonio, cómo cuidarlo y qué se obtiene de ello. se deben construir líneas conceptuales de acción
Galicia Flores (2012) propone, a manera de mecanis- que normen la práctica arqueológica, pues es una
mos concretos, que al ingreso en el curso, cada alumno responsabilidad social, y centrarse en desarrollar
conteste para qué nos sirve la arqueología, y en su de- política de investigación, aunque escasamente ese
sarrollo se incluya la realización de trabajo de campo,
grupo aborda la relación investigación-docencia, y
con salida a algún sitio arqueológico y museo de la
localidad, mientras que García Macías (2009) señala se limitan a señalar que se debe poner atención es-
una propuesta didáctica que considera los aspectos: 1) pecial en educación básica e incentivar en el nivel
desarrollo de conceptos fundamentales, 2) cómo tratar universitario.
cada uno de los conceptos auxiliares, 3) metodología En la misma vía corre el diagnóstico que hace Yépez
de aprendizaje, basada en interacción del grupo y 4) (2013), quien centra su atención en los problemas mayo-
evaluación continua y aplicar un pretest y un postest. res de la investigación arqueológica, en sus diferentes

188
Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

modalidades y, en concreto, propone que se amplíe la ma. Historia y geografía. Tercer grado, y Jalisco. Historia
divulgación a través de la educación básica para ayudar y geografía. Tercer grado, sustituidos por Colima. Mar y
a transformación social. palmeras al pie del volcán y Jalisco. Perla sobre la arena,
se refiere que la población local se desarrolló paula-
Bibliografía tinamente en grupos pequeños en las zonas de lagos,
ríos y cañadas. Mencionan que, en su origen, los pri-
meros pobladores pasaron a América por el estrecho
Colectivo Ciudadano de Profesionales de Bering, pero no se aborda la vida del Pleistoceno y
Arqueólogos del Ecuador de manera escasa la del Precerámico. Refieren al no-
2013 Lineamientos para una política arqueológica madismo y sedentarismo para abordar el área cultural
en el Ecuador. En Francisco Valdez, Arqueología de Mesoamérica y sus divisiones. Mencionan a grupos
amazónica. Las civilizaciones ocultas del bosque sociales que llaman civilizaciones: olmecas, teotihua-
tropical. Actas del Coloquio Internacional canos, zapotecos, mixtecos, mayas, toltecas, aztecas
Arqueología Regional en la Amazonia Occidental: o mexicas, y en concreto para el Occidente prehispá-
temáticas, resultados y políticas (pp. 375-394). nico ubican los territorios de los actuales estados de
Ecuador, INPC/IRD/IFEA /Abya Yala. Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, así como
parte de Guanajuato y de Guerrero. Para Jalisco expre-
Galicia Flores, María Judith san, en concreto, las tumbas de tiro, y a Chupícuaro, y
2012 La educación en la protección y conservación del consideran que grandes partes del estado son lugares
patrimonio arqueológico. Tesis de Maestría en de tránsito hacia el centro y el sur de México, mien-
Arqueología (154 pp.). ENAH-INAH, México. tras que para Colima se hace recuento histórico desde
Capacha hasta la llegada de los españoles.
García Macías, Natzin Itzae 2) Generación Nación, Libertad y Soberanía (1993-
2009 Arqueología y educación. Una propuesta didáctica 2007) o “Unidad en la diversidad”. Con base en los tex-
para la enseñanza de la arqueología en la tos Colima. Historia y geografía. Tercer grado, y Jalisco.
educación secundaria. México, INAH (Premios Historia y geografía. Tercer grado, sustituidos por Coli-
INAH). ma. Mar y palmeras al pie del volcán, y Jalisco. Perla sobre
la arena. En el ámbito de la relación del Occidente me-
Yépez, Alejandra soamericano con Sudamérica, para la América prehis-
2013 Políticas públicas en arqueología. ¿Ilusión pánica se aborda “El esplendor de Mesoamérica” (pp.
o desidia? En Francisco Valdez (comp.), 89-104), que abarca de Teotihuacán a Tenochtitlan (pp.
Arqueología amazónica. Las civilizaciones 105-122) y en el caso de Sudamérica se centran en las
ocultas del bosque tropical. Actas del Coloquio civilizaciones de los Andes (pp. 123-132), en un lapso de
Internacional Arqueología Regional en la 2 500 años, subrayando las condiciones geográficas de
Amazonia Occidental: temáticas, resultados y cada área cultural. En el caso concreto de Mesoaméri-
políticas (pp. 353-374). Ecuador, INPC/IRD/IFEA / ca, ésta se aborda igual que en ediciones anteriores,
Abya-Yala. y en cuanto a los Andes, lo sintetizan a partir de su
caracterización geográfica, que es una cordillera con
Apéndice 2. desiertos, valles, cumbres, selvas tropicales y costas.
Información del Occidente En la parte central se desarrollaron, por 2 500 años,
civilizaciones (así les llaman) basadas en la agricul-
mesoamericano y la tura, y la diversificación con recursos marítimos, en
Sudamérica prehispánica Perú, Ecuador, norte y centro de Chile, oeste de Boli-
En cuanto los datos, resaltan relacionados con la in- via y noroeste de Argentina. Crearon técnicas avan-
formación historiográfica y sobresale lo tardío de su zadas de cerámica, tejidos (hacen énfasis en ello),
inclusión en los libros de texto gratuitos (hasta 1993) metales, construcción (cas as, templos, caminos, te-
y el hecho de que se ha incrementado la precisión de rrazas), pero no logran desarrollar la escritura. Con
elementos históricos y culturales acerca de esta área del la agricultura iniciada 3 000 años a.C., fueron posi-
país. A manera de síntesis, aquí se inserta el conjun- bles las aldeas permanentes cerca del Océano Pací-
to de datos por generación editorial. Ello permitirá al fico, y cultivaron maíz, papa, calabaza, chile, yuca,
lector conocer la información concreta que se impartió cacahuate, y para 2000 a.C., el algodón. En 1800 a.C.
al alumnado de cada generación, y con ella el discurso se construyeron represas, canales y terrazas, se co-
historiográfico que se impulsó. noció el fundido de metales para ornato y herra-
1) Generación Nación, Libertad y Soberanía (1993- mientas, además de practicar el buceo con fines ali-
2007) o “Unidad en la diversidad”. En los textos Coli- menticios y para obtener objetos de ornato. Cultura

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Arqueología 64 • agosto, 2021

Chavín (1000-200 a.C.) y Nazca, Moche/moshica, En cuanto Colima, la entidad donde vivo, el bloque I
Tiahuanaco y Huari (0-1000 d.C.), con agricultura, es la presentación del estado y el bloque II aborda la
tejidos, cerámica, aprovechamiento de recursos mari- historia prehispánica (pp. 40-63). Busca que se identi-
nos y erección de centros ceremoniales de adobe. Tam- fique a los primeros pobladores y lugares que ocuparon
bién se encuentran manifestaciones rupestres (trazos en el estado, las características de esos espacios, la vida
en la tierra) y sistemas constructivos de bloques de pie- cotidiana, su forma de ver el mundo y a la naturaleza,
dra. Refieren que eran poblaciones disciplinadas con para terminar con los rasgos que han pervivido. Tran-
grupos gobernantes con autoridad. Los incas tuvieron sitaron de cazadores-recolectores a agricultores, y los
un gran desarrollo en muy escaso tiempo, y se impu- grupos más antiguos están en Capachas y Los Ortices
so a los demás grupos, establecieron tributos, creando (1500-200 a.C.), que vivieron en aldeas agrícolas; des-
un sistema para contar (nudos o quipus); construyeron pués Comala, Playa del Tesoro y Armería (200 a.C.-100
entre otras obras públicas caminos, terrazas y canales; d.C.), ya con ciudades en que habitaron sociedades to-
tuvieron una religión basada en fusión de creencias de talmente estratificadas y, finalmente, aparecen Chanal,
grupos anteriores, y practicaron los sacrificios, en par- La Campana y Tecomán (100-1523 d.C.), centros cere-
ticular la decapitación. La conquista del territorio inca moniales con juegos de pelota y guerras entre grupos,
se presentó en 1525 después de Cristo. que desaparecen por el dominio español. Acerca de su
3) Generación La retórica (2008-2020) o “Entender vida cotidiana se discute a qué se dedicaban, cómo ves-
por qué somos como somos”. En el libro de Tercer grado, tían y que tipo de ornamentos usaban. De la cerámica
en el volumen estatal Jalisco, la entidad donde vivo (pp. refieren que era utilitaria y con representaciones de
42-59, bloque II) se aborda la historia prehispánica en el sus dioses (Tláloc Huehuetéotl y Quetzalcóatl), de sus
apartado “Los primeros habitantes de mi entidad”, que habitantes y entorno. Eran principalmente agricultores
aborda las características de los habitantes antiguos, las (sembraban maíz, frijol, calabaza, chile, tomate, cacao
formas de vida cotidiana y los lugares en que vivieron. y chan), recolectaban guayabas, ciruelas y cuagoyotes,
Refieren el cruce de Asia a América, hace 40 000 años, además de que pescaban y cazaban con redes, flechas
por un paso de hielo creado por la glaciación. Eran gru- y lanzas. Vivieron en casas sencillas construidas de
pos de cazadores-recolectores, nómadas que buscaban materiales perecederos; practicaban el comercio y te-
los alimentos temporales, pero con la agricultura se vol- nían contacto con grupos del centro y este del país, lo
vieron sedentarios. Los primeros habitantes en Jalisco que les permite avanzar tecnologicamente. Menciona
se ubican hace 15 000 años, con evidencias de restos de que “También tuvieron comunicación con pueblos de
animales encontradas en Chapala, Sayula, Zacoalco, en Sudamérica nave gando por las costas del Océano Pa-
un entorno rico para obtener alimentos con caza, pesca cífico” (p. 50). Los centros ceremoniales eran usados
y recolección. Las culturas prehispánicas que mencionan para realizar peticiones de salud, éxito en guerras y
son Chupícuaro, que afirman se extendió de Durango a obtener alimentos, por lo que colocaban ofrendas; ofi-
Tlaxcala, con sede central en Guanajuato, pero en Jalis- ciaban los ritos los sacerdotes, y se invocaba a dio ses
co se han encontrado evidencias en Bolaños, Totatiche, de la lluvia, el Sol, la Luna y el viento, con base en la
Teocaltiche y Lagos de Moreno. Señalan un rasgo creencia de fuerzas de la naturaleza y en la vida después
único que es la tradición tumbas de tiro. En su ce- de la muerte, con ejemplo señero en las tumbas de tiro.
rámica se encuentran representaciones de vida coti- 4) Generación La retórica (2008-2020) o “Entender por
diana, inmersos en condiciones naturales diversas. qué somos como somos”. En el libro de 4° grado hacen
Vivian en casas pequeñas y de cimientos de piedra, referencia de Mesoamérica, pero a pesar de ello y que
agrupados en aldeas; cultivaban maíz, frijol, chile, ubican al área de Occidente, no incluyen información
calabaza; practicaban pesca, cacería y recolección. alguna de esta última. En el apartado “Comercio” (p. 141)
Las poblaciones eran pequeñas e independientes, mencionan la organización y lugares para distribución
practicaban ritos y ceremonias, así como la elabo- de bienes agrícolas, ganaderos y mineros en el mercado
ración de utensilios en cestería, textiles y cerámi- interno. Para el comercio externo ubican los puertos de
ca. En Jalisco vivieron grupos humanos de bapanes, Veracruz como ruta para el intercambio mercantil con
caxcanes, cocas, tecos, guachichiles, huicholes, Europa, Acapulco para Asia (con comercio de especias,
cuyutecos, otomíes, nahuas, tecuejes, tepehuanes, pólvora y mercancías de lujo) y a través de Huatulco con
pinomes, tzaultecas, xilodanzingas, y tarascos. A Perú (con venta de productos manufacturados como bo-
manera de ejemplo incluyen una leyenda, la de “El tas, mesas, escritorios, guitarras, sillas de montar) y de
diluvio, el leñador y la perra”. Se conservan técnicas Sudamérica ingresaba mercurio al territorio hoy mexica-
para elaborar artesanías, y motivos que se colocan no. Refieren que las Reformas borbónicas implicaron
en las vasijas y textiles, tradiciones, festejos, mú- cambios en administración y organización, los que
sica. La herencia es manifestación permanente de generaron descontentos y disputas, tensiones que de-
las costumbres. rivaron después en luchas por la independencia.

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Las raíces, el árbol y los frutos. Historia y arqueología en los libros de texto gratuitos...

5) Generación La retórica (2008-2020) o “Entender central aseveran que estos grupos se asentaron en lu-
por qué somos como somos”. En los libros de 6° grado gares con condiciones geográficas adversas, a las que
se presenta información acerca de Mesoamérica y los sin embargo lograron “adaptarse y sobrevivir”. Afirman
Andes, en ambos casos del 2 500 a.C. hasta principios que estos grupos compartieron características econó-
del siglo XVI. Refieren que ambas tienen civilizaciones micas, culturales, sociales y políticas, pues su economía
originarias (que se crearon por ellas mismas, sin in- estaba basada en la agricultura (sembraban papa, maíz,
fluencias de otras) como la India, Mesopotamia, Egipto frijol, calabaza, guayaba y algodón) y ganadería (de lla-
y China, con gobiernos y culturas propios, y lograron mas y vicuñas, de las que aprovechaban carne, lana y
construir grandes centros ceremoniales, religiones, como medio de transporte), además de que lograron el
expresiones artísticas y filosóficas, astronomía, entre desarrollo de textiles o cerámicas.
otros aspectos. Se incluyen algunos elementos específicos de los
De Mesoamérica (América media), en particular, ocho grupos mencionados, así como de sus cronolo-
dicen que se caracteriza por climas y paisajes varia- gías y ubicaciones: 1) cultura Chavín (1200-400 a.C.),
dos, con tierras húmedas y fértiles, y que con base en asentada en las tierras centrales de Perú, que eran
su agricultura se cultivó maíz, frijol, chile y calabaza; poco aptas para sembradío, pero creó canales de rie-
se establecieron relaciones comerciales, y se distin- go, y practicó la metalurgia, caza, pesca, ganadería, en
guió por contar con sociedades jerarquizadas, lograr una sociedad estratificada dominada por los que tenían
edificar ciudades, construir pirámides, obras para conocimiento de los ciclos astrales; 2) cultura Paracas
controlar y aprovechar el agua (irrigación), profesar (700 a.C.-200 d.C.), de la que no refieren datos; 3) cul-
religiones con base en creencias politeístas, crear ca- tura Moche (100-700 d.C.), que ocupó parte de Ecuador
lendarios, crear escritura (símbolos que representan y del norte de Perú, y de la que mencionan era una
ideas) y desarrollar un sistema de numeración vigesi- sociedad regida por sacerdotes-astrónomos, con culto
mal. Dividen la etapa prehispánica en Preclásico (2500 a la Tierra y a la fertilidad; grupo al que lo consideraron
a.C.-200 d.C.), que se caracteriza por el nacimiento de guerrero, y logró desarrollar la agricultura, cerámica,
la agricultura, y la presencia de escritura, escultura, escultura en barro, metalurgia y el comercio; 4) cultura
irrigación, comercio, división social, centros ceremo- Nazca (100-800 d.C. o 200-700 d.C. o 100-800 d.C.),
niales. En este horizonte enfatizan a los olmecas, con ubicada al sur de Perú, con actividades de comercio y
sus centros principales como La Venta y San Lorenzo, desarrollo de trabajos artesanales y metalurgia; 5) cul-
entre otros. Para el horizonte Clásico (200-900 d.C.) tura Tiahuanaco (500-1000 d.C., o 100 a.C.-1200 d.C., y
consideran el más alto desarrollo cultural, con ciuda- extrañamente también señalan en una de las ediciones
des que albergan a miles de habitantes, con elabora- 100 a.C.-1200 d.C.) se ubicó al sur de Perú y Bolivia,
ción de utensilios, herramientas, armas y artefactos así como el norte de Chile; su base económica fue la
en cerámica, jade, obsidiana y piedra; existencia del ganadería en primer lugar, seguida de la agricultura,
comercio, red de caminos, alianzas políticas; creencia pero desarrollaron comercio, metalurgia y cerámica;
en dioses de fertilidad y agua. Los lugares ejemplares lograron construir pirámides, canales de irrigación y
son Tikal, Palenque, Calakmul, Copán, para los ma- caminos; 6) cultura Huari (550-900 d.C.), asentada en
yas; Teotihuacán para teotihuacanos, y Monte Albán, el centro de Perú, principalmente en ciudades amura-
Lambityeco, Zaachila para zapotecas. Con la pérdida lladas con una vasta red de caminos; fueron guerre-
de poder y control por el agotamiento de tierras se ge- ros, que desarrollaron cerámica, textiles, agricultura y
neraron conflictos internos y externos, se sostuvieron ganadería; 7) cultura Lambayeque (800-1400 d.C.), de
guerras y se inició una nueva etapa con poder dividido. la que no presentan más datos; 8) incas, distribuidos
Para el horizonte Posclásico (900-1521 d.C.) tienen lu- en un territorio que se extendió por los hoy países de
gar incursiones de grupos nómadas de Aridoamérica, Colombia, Chile, Perú, Argentina, Ecuador y Bolivia;
incremento del militarismo, crecimiento de áreas de su centro principal de poder era Machu Picchu, ubica-
control y de tributación. Los ejemplos son Tula para do a 2490 msnm; precisan que para este grupo existe
los toltecas y Tenochtitlan/Tlatelolco para los mexicas. un origen discutido; se afirma que se asentaron en el
En relación con Sudamérica se incluye un mapa (p. valle de Cuzco, y que son resultado de la fusión de tres
87) donde se ubican a las “Civilizaciones andinas más grupos de antecesores (Tiahuanaco, de la zona del Lago
antiguas”, en concreto Chavín, Paracas, Moche, Naz- Titicaca; La Nazca, que es zona meridional de Perú, y la
ca, Cajamarca (no incluida), Chanchan (no incluida), Mochica, de la costa septentrional) o de una migración
Tiahuanaco, Wario (o Huari), Pachamacaco (no inclui- de grupo llegado del Titicaca en el siglo XIII buscando
da), Ica (no incluida) y Lambayaque, grupos anteriores tierras cultivables. Su capital Cuzco fue fundada des-
a los incas que habitaron en la Cordillera de los Andes de el siglo XV, que tuvo auge entre 1450-1523. Su base
desde 1200 a.C. hasta 1400 d.C., y por supuesto refie- económica fue la ganadería (con llamas y alpaca, por su
ren a los mismos incas. Como principio explicativo carne y su lana e incluso como medio de transporte) y

191
Arqueología 64 • agosto, 2021

la agricultura (principalmente con maíz, papa y coca), mundo y en vida después de la muerte, ceremonias en
con base en sistema de cultivo comunal. A pesar de que honor a la tierra y el agua, y organización social estra-
no desarrollaron la escritura, contaban con un sistema tificada basada en sacerdotes que guiaban y militares
contable para el que utilizaban los quipus (trenzado de que preservaban el orden; con el pueblo en la base.
hilos de colores con nudos). Su religión era politeísta Sus diferencias principales se encuentran en que los
(con centro en los astros) y su educación se impartía en grupos mesoamericanos sí se desarrolló el comercio
cuatro años, de forma exclusiva para los nobles-hom- y escritura, mientras que su sistema de numeración
bres, con el objetivo de prepararlos para erigirse como fue vigesimal, mientras que para los grupos andinos
dirigentes o sacerdotes, por lo que estudiaban mate- era decimal.
máticas, historia, política, astronomía y cuentas con
quipus. Algunas mujeres eran seleccionadas por su be- Apéndice 3.
lleza para aprender a servir a los nobles y sacerdotes. El Tiraje de libros de texto gratuitos
resto de la población común aprendía con sus padres a
cultivar, elaborar objetos en cerámica o textiles, en el En un ángulo más para el análisis, pero no por ello
caso de los hombres, y atender labores domésticas para menor toda vez que se involucran recursos nacionales
las mujeres. Los incas fueron una sociedad teocrática, que son invertidos sin clarificar con precisión, se en-
con base tributaria; jerárquica, encabezada por Sapa cuentran los tirajes reportados para las ya múltiples
inca, Hijo del Sol, máxima autoridad religiosa y políti- ediciones de los libros de texto gratuitos. De manera
ca, seguido al nivel descendente por la realeza, después significativa no se encuentran datos fiables para to-
la nobleza (jefes militares y sacerdotes), y abajo campe- das las generaciones, pues no corresponden, en todo
sinos, servidores públicos y prisioneros de guerra. Se momento, a manera de ejemplo, con la información
menciona a Viracocha como su deidad principal, segui- general reportada por la SEP en cuanto a ingreso y de-
do de Inti (el Sol) y Venus, protector de la humanidad. serción de alumnos por grado.
Practicaron ritos relacionados con la agricultura, para Se parte del supuesto o principio que establece que
ofrendarle al Sol y obtener de él sus bienes. Tierras con se debe imprimir la cantidad necesaria de ejemplares
cultivo comunal, con producción en tres partes: para en función del número de alumnos inscritos, con base
sacerdotes/gobernantes, militares y pueblo. “Aunque en los reportes de cada escuela, grado por grado, ade-
fue una civilización muy desarrollada y extensa, tuvo más de considerar la deserción escolar.
un auge de menos de un siglo: de 1450 a 1532, ya que En los casos concretos de los tirajes de 1972 a 1987
los españoles comandados por Francisco Pizarro lle- sí presentan lógica, al menos numérica, pues pasa la
garon al territorio inca en una época de inestabilidad producción de 4 125 000 en 1972-1981 a 4 700 000 en
política y aprovecharon los conflictos sociales para 1982-1987, en el caso del 1er grado, y de 1 223 000
conquistarla” (p. 84). para 1972-1981 a 2 100 000 ejemplares en 6° grado
Los libros de texto, para finalizar, también refie- en 1982-1987, pues la lógica en la educación básica se
ren los elementos comunes y las diferencias entre las encuentra en que disminuya el tiraje por la infaltable
culturas mesoamericanas y andinas (en concreto los deserción escolar.
grupos mexica e incas). Sus similitudes consisten en Sin embargo, es relevante la carencia de datos acerca
la economía basada en la agricultura y el comercio por del tiro de ejemplares de libros de texto, hecho que ocu-
trueque; la construcción de sistemas de riego y pirámi- rre principalmente a partir de 2008 y que deriva a que en
des; el desarrollo de la escultura, conocimientos astro- las ediciones de 2011 en adelante plasman en las páginas
nómicos, creencias politeístas con dioses creadores del legales “XXXX”, sin precisar el tiraje de la edición.

192
No ticia
Un lote de vasijas
oaxaqueñas
documentadas por la
Dirección de Registro
Arqueológico del INAH
Ángel Iván Rivera Guzmán
Dirección de Registro Público de Monumentos y
Zonas Arqueológicos e Históricos, INAH

E
n abril del año 2006 tuve la oportunidad de ver Las piezas se enumeran a continuación, con sus
un lote de piezas arqueológicas decomisadas características y algunos comentarios.1
por la entonces Procuraduría General de Estas cinco piezas presentan siluetas semejantes a
la República (PGR) y que formaban parte de una objetos recuperados en Monte Albán y diversos sitios
averiguación previa. Los objetos fueron enviados a la del valle de Oaxaca. De un tamaño prominente, es po-
Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas sible que todas ellas provengan de un mismo contex-
Arqueológicos e Históricos, donde se registraron y to, posiblemente funerario, es decir, de una tumba o
marcaron con el número 1581 P.J. (Persona jurídica). un entierro; aunque por sus condiciones de conserva-
Las piezas corresponden al periodo Preclásico tardío y ción es factible que provengan de un contexto sellado.
por el tipo de barro y las formas de las vasijas apunta Durante los primeros años de Monte Albán, los al-
su origen a la región de Oaxaca. Como el lote está fareros zapotecos se distinguieron por la habilidad de
compuesto de piezas completas y en buen estado de crear un sinnúmero de formas cerámicas que previa-
conservación, y como la literatura arqueológica de mente no existían, algunas de ellas verdaderas obras
Oaxaca goza de buenos estudios sobre la cerámica de arte. La fundación de la ciudad pudo motivar una
prehispánica, me pareció importante hacer algunos época de innovación, al ser la primera ciudad de los
dibujos y comentarios; esto servirá para hacer estudios Altos de Oaxaca; la experiencia que sus habitantes
comparativos con otros hallazgos debidamente tuvieron fue única, pues dejaron constancia de su ha-
documentados. Las piezas se encuentran en la bodega bilidad en la alfarería, la arquitectura, los monumen-
de la dirección, aunque está pendiente su destino final. tos grabados, la escritura e iconografía, así como en
Formas semejantes se han encontrado en Monte la innovación de un nuevo sistema de organización
Albán, Oaxaca (Caso, Bernal y Acosta, 1967), siendo social y política. La memoria de esta época se con-
posible que el lote provenga de algún sitio localizado serva en estos objetos cerámicos, elaborados en pasta
en el valle de Oaxaca. Por el tipo de formas el grupo gris fina.
se puede identificar como perteneciente a la época
Monte Albán I tardío del Valle de Oaxaca o, como
ahora se conoce, la fase Pe (Lind 1991; Winter 2001). 1 Los dibujos de las piezas fueron elaborados por el autor del presente artículo.
Arqueología 64 • agosto, 2021

Registro INAH 1581 P.J. 236


Pasta gris fina
Cajete de silueta compuesta con tres soportes
huecos mamiformes
Superficie bruñida
Altura 18.8 cm
Diámetro máximo 31.0 cm
Época: Monte Albán I tardío, o fase Pe

Registro INAH 1581 P.J. 229


Pasta gris fina
Cajete de silueta compuesta con tres soportes
huecos en forma mamiforme
Superficie bruñida
Altura: 17.8 cm
Diámetro: 32.5 cm

Registro INAH 1581 P.J. 40


Pasta gris fina
Cajete de silueta compuesta con tres soportes
huecos en forma mamiforme
Superficie bruñida
Altura: 22.5 cm
Diámetro máximo: 33.6 cm

Registro INAH 1581 P.J. 235


Pasta gris fina
Cajete de silueta compuesta con tres soportes
huecos en forma mamiforme
Superficie bruñida
Decoración en soportes y cuerpo
Altura: 22.5 cm
Diámetro: 25.5 cm

Registro INAH 1581 P.J. 10


Pasta gris fina
Bruñido lineal en soportes alisado interior
Altura: 28.2 cm
Diámetro: 44.5 cm

194
Un lote de vasijas oaxaqueñas documentadas por la Dirección de Registro Arqueológico del inah

Registro INAH 1581 P.J. 230 1/2


Pasta gris fina
Cajete de silueta compuesta
Superficie bruñida
Altura máxima: 9.8 cm
Diámetro máximo: 24.5 cm
Diámetro de la boca: 22.3 cm

Registro INAH 1581 P.J. 230 2/2


Pasta gris fina
Cajete de silueta compuesta
Superficie bruñida
Decoración por medio de grabado
y acanalado
Siete diseños en forma de greca.
Altura: 8.0 cm
Diámetro máximo: 23.5 cm
Diámetro boca: 23.0 cm

Caso, Bernal y Acosta (1967: 174-175) ilustran al- agua y posiblemente con la fertilidad (algunos con-
gunas vasijas de silueta compuesta, con la base plana textos iconográficos lo sugieren). Es llamativo que
o redondeada, con reborde en ángulo basal, decora- durante los primeros años de Monte Albán hubo un
das con líneas incisas en el cuerpo. Son similares al énfasis en la iconografía relacionada con el agua: pe-
caso que nos ocupa, aunque la decoración está he- ces, tortugas, ranas, patos y toda una fauna acuáti-
cha con grecas y líneas acanaladas. Tienen un fon- ca, que incluso se llegó a modelar en la fachada de
do cóncavo con la base hundida. El borde es directo, algunos edificios tempranos de la ciudad, como “El
terminado en sección redondeada. Este par de vasijas Viborón”. Tal énfasis puede estar vinculado con la
son únicas en el registro arqueológico documentado existencia de manantiales (ahora extintos) en el cerro
para el Preclásico de Oaxaca. La decoración de la gre- donde se edificó la ciudad.
ca es de las más antiguas registradas en la cerámica
arqueológica; su forma se conservó durante siglos, Bibliografía
adquiriendo matices dramáticos y monumentales du-
rante el Posclásico, con la decoración de la fachada e
interiores de los edificios palaciegos de Mitla. Caso, Alfonso, Bernal, Ignacio, y Acosta, Jorge R.
Caso, Bernal y Acosta (1967: 61) califican a la cerá- 1967 La cerámica de Monte Albán. México, INAH
mica estucada como uno de los elementos diagnósti- (Memorias, XIII).
cos de la época Monte Albán II. La forma de la copa
también es característica de este periodo. La pieza Lind, Michael
tenía un recubrimiento de estuco, que se ha caído y 1991 Unos problemas con la cronología de Monte
del cual conserva una porción debajo del borde y en Albán y una nueva serie de nombres para las
el cuerpo de la base. Sobre el estuco tenía diseños fases. Notas Mesoamericanas, 13: 177-192.
pintados en color amarillo a naranja y azul. Solo se
conserva parte del diseño original. Winter, Marcus
Vasija en forma de concha. Esta pieza es única en el 2001 Palacios, templos y 1300 años de vida urbana
registro arqueológico conocido de Oaxaca. La forma en Monte Albán. En A. Ciudad Ruiz, M.J. Iglesias
parece emular a una especie de bivalvo, con aristas y M.C. Martínez (eds.), Reconstruyendo la ciudad
y ondulaciones que se proyectan desde el centro de maya: el urbanismo en las sociedades antiguas
la vasija hacia el exterior. Al ser la representación (pp. 277-301). Madrid, Sociedad Española de
de una especie marina debe estar relacionada con el Estudios Mayas.

195
Arqueología 64 • agosto, 2021

Diseño inciso
Registro INAH 1581 P.J. 223
Pasta gris fina
Superficie pulida
Decoración en el cuerpo, por acanaladuras
Altura: 9.8 cm
Diámetro máximo: 24.4 cm
Grosor de paredes: 3.0 mm
Grosor de líneas: 2.5-3.0 mm

Registro INAH 1581 P.J. 74


Pasta gris fina
Cajete con soporte anular alto
Superficie pulida
Engobe negro
Decoración con aplicaciones de pastillaje,
representación de una efigie de rana
Altura: 6.2 cm
Diámetro: 9.6 cm

Registro INAH 1581 P.J. 73


Pasta gris fina
Superficie pulida
Capa de estuco sobre la superficie y pintura
de color anaranjado, azul-verdoso y amarillo
Altura: 9.2 cm
Diámetro: 14.5 cm
Diámetro máximo: 15.8 cm

Registro INAH 1581 P.J. 226


Pasta gris fina
Superficie pulida
Altura máxima: 10.8 cm
Diámetro: 25.5 cm

196
Un acercamiento a las placas Reseña
conmemorativas y a los
escudos de los siglos XVI a XIX
en la Ciudad de México

María de Lourdes López Camacho


México, INAH (Museología), 2019

Lo están gritando siempre que pueden, lo están pintando por


las paredes […]

JOAN M ANUEL SERRAT, Por las paredes


(mil años hace), 1978

E
n los campos del conocimiento, en especial el
histórico, todo empieza por una pregunta, la
que conduce al establecimiento de los límites
o fronteras temáticas, y a las necesarias definiciones
de lo que se desea conocer. En múltiples ocasiones,
con esas preguntas se da paso a un catálogo que com-
prende la información pertinente, cuya construcción
depende de los elementos a considerar, de los avances
en los estudios temáticos y de los intereses específi-
cos del catalogador.
La arqueóloga María de Lourdes López Camacho
plantea diversas preguntas que le permitieron entre-
gar una nueva publicación acerca de un conjunto de
piedras labradas que data para los siglos XVI al XIX, y
en la que con nueve capítulos, en 128 páginas, inte-
gra su catálogo que deviene en un grupo de datos que
analiza a partir de revisar antecedentes de manifes-
taciones históricas que se encuentran tanto en Espa-
ña, para nuestro país obligada fuente de referencia
en el tema, así como algunas de época prehispánica
y otras que resultaron de esa mezcla de ideas, formas
de ser, hacer y pensar que es denominado el México
colonial y decimonónico.
Además, con base en sus conocimientos del dere-
cho y de las leyes patrimoniales, analiza la relevancia
de revisar las normas que envuelven la preservación
Arqueología 64 • agosto, 2021

y custodia de elementos culturales de este tipo, en- Estos materiales plasman los actos de políticas
tendidos como parte del patrimonio nacional, del que conmemorativas, en la búsqueda de reforzar/inducir
subraya el concepto jurídico de propiedad. formas específicas de pensar, procesos en los que se
Así, en los capítulos V al VIII aborda el análisis de aplicaron recursos públicos o personales para elabo-
piedras conmemorativas, lápidas, blasones y escudos rar y colocar esas placas. Se convierten en el reflejo de
de armas, principalmente las que se encuentran bajo la lucha individual o colectiva por inmortalizar, en la
custodia del INAH en sus museos nacionales o zonas que se entendió que la mejor forma era a través de la-
arqueológicas, o que están empotradas en varios brar las perdurables piedras, hechas para perpetuar,
muros de la Ciudad de México. Incluso en el capítulo estrategia que aún permanece en la sociedad huma-
IX se inserta la revisión de algunos elementos arqui- na, y que tiempo después impulsó la creación de las
tectónicos, para culminar su libro con un capítulo de llamadas cajas del tiempo.
“Comentarios” y el indispensable catálogo ilustrado, Las piedras reportadas por Lourdes López Cama-
en el que además incorpora fotografías de su autoría. cho se constituyen en ejemplos de semiología calle-
Por ello resulta grato y agradecible que inclu- jera, en la que también se debe considerar el lugar
ya descripciones puntuales y pasajes históricos que original de colocación, el material específico en que
permitan ubicar a los creadores o impulsores de es- fueron elaboradas, y el momento de su inscripción.
tas piedras, así como del momento de su colocación Resulta central entender que la decisión de plas-
pública. mar en piedra la idea, y transmitirla, parte de la es-
En su análisis resalta que los elementos que ma- peranza o suposición de que siempre habrá un lector,
yormente se encuentran están referidos con el con- aun entendido éste como un ente escaso en aquellos
trol hidráulico, actividad por demás indispensable a años en que no todo mundo tenía acceso a esa forma
lo largo de la historia de la hoy Ciudad de México, ya de conocimiento, en que no todos podían descifrarlos
sea en placas relacionadas con cajas o remodelaciones ni todos sabían leer.
de acueductos, así como en los escudos, emblemas y Es decir, que no sólo es lo que intentan o dicen
blasones, sin dejar de lado las piedras labradas que literalmente las piedras, sino lo que implica su ubi-
señalan la propagación de acciones resultado de la fe cación, en cuanto los espacios concretos y en un in-
en la divinidad o en la autoridad, en actos de prohom- mueble determinado, así como la asimilación por el
bres o en la búsqueda de allegarse de favores divinos. entorno urbano o campirano y en mayor medida por
No se olvide que desde las primeras inscripciones los viandantes, quienes los incluyeron de una u otra
reportadas en la historia humana, referidas como es- manera en su forma de vida.
critura (para contabilidad e impartición de justicia), Con certeza sostiene la autora que: “El mundo
e incluso las pinturas rupestres y todo el denominado cambiaba y los modelos nacionales se ajustaban: la
arte parietal, ponen de manifiesto la idea de transmi- modernización creaba sus puentes para mirar el pa-
tir algún conocimiento o acontecimiento, aun antes sado” (p. 54), puentes que aún se transitan por gru-
del nacimiento formal de la escritura, ya sea la cunei- pos de poder.
forme, jeroglífica, ideográfica o alfabética. Ante estas evidencias se refuerza la afortunada
Ante el conjunto de información que nos presen- propuesta poética que hizo en 1978 el cantante cata-
ta la arqueóloga López Camacho cabe la pregunta: lán Joan Manuel Serrat, quien en Por las paredes (mil
¿qué tipo de memoria social queda plasmada? Es no- años hace”) dice que los pueblos “Lo están gritando
table que a pesar de que el conjunto que estudia se siempre que pueden, lo están pintando por las pare-
componga por bienes muebles aleatorios, su estudio des […]”, pues son historias de un pueblo “empecina-
evidencia que son inscripciones de poder, en las que do, que busca lo sublime en lo cotidiano”; lo que ha
cada placa o lápida presenta una historia, y que están tomado que por “Mil años y unas horas con manos
referidas más a procesos sociales que a algún evento trabajadoras se amase un pueblo de aluvión”.
concreto en sí. Bienvenidas las publicaciones que generan pre-
Las piedras que estudia López Camacho se consti- guntas y añaden otros elementos para comprender y
tuyen en fuentes de relatos históricos de institucio- transmitir el conocimiento social.
nes y normas, con conceptos que se transforman en
virtud de los cambios sociales, y son evidencias his-
tóricas en las que también se encuentran intentos o Luis Alberto López Wario
logros artísticos cargados de símbolos. Dirección de Salvamento Arqueológico, INAH

198
Cat álogo
Materiales arqueológicos
de la Cueva de Puyil:
Proyecto Arqueológico
“Cueva de San Felipe”

Enrique Alcalá Castañeda


Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH

L
a Cueva1 de Puyil en el estado de Tabasco, es un En esta primera etapa se logró explorar y ampliar
contexto prehispánico rico en evidencias fune- nuestro conocimiento respecto del contexto funerario
rarias, con más de 40 depósitos mortuorios dis- al interior de la cueva. Mediante el registro y levanta-
tribuidos en pequeñas oquedades, repisas y espacios miento de la información material expuesta se obtuvo
de la superficie que conforman las cámaras o galerías una cantidad significativa de muestras óseas para su
más profundas, desarrolladas por clastos carbonata- estudio en laboratorio, algunas muestras de carbón,
dos a partir de filtraciones y ríos subterráneos. restos cerámicos de superficie y artefactos asociados
En marzo de 2005, el arqueólogo Luis Alberto a osamentas. Estos últimos elaborados en número y
Martos hizo una inspección al interior de la cueva, de materia prima diversos como: cuentas, hachas y pen-
donde surge el Proyecto Arqueológico “Cueva de San dientes de jade (28); cuentas y pendientes de concha
Felipe”, Puxcatan, Tabasco, con el propósito funda- (184); cuchillos de pedernal (4); navajillas prismáticas
mental de conocer la filiación cultural a la que per- de obsidiana (6); espejos de pirita (2); objetos elabo-
tenecieron los individuos de los depósitos funerarios rados en hueso (3); restos de cerámica diagnósticos
ubicados al interior de las tres últimas cámaras de la (2); cuentas y pendientes de lítica desconocida (22).
oquedad. En total 251 elementos hasta el momento.
Así, en noviembre de 2007 se llevó a cabo la pri- Derivado de esta primera fase de exploración, pre-
mera etapa del proyecto en trabajo de campo, con la sentamos aquí una relación de los materiales arqueo-
participación de los arqueólogos Lidia I. Rodríguez, lógicos de la cueva, con una descripción y una breve
Omar Olivo, Carlos Topete, el antropólogo físico Eu- interpretación de acuerdo con su análisis preliminar, y
sebio Darío Susano y quien este artículo suscribe, a su vez, como un trabajo complementario de los estu-
bajo la dirección de Luis Alberto Martos. dios practicados a muestras óseas, hasta el momento.

1 Puyil es el nombre con el que los pobladores de Puxcatan identifican la cueva que,
en lengua chol, significa “remolino”, lo que alude a la forma interior esta cueva.
Arqueología 64 • agosto, 2021

Ubicación y breve descripción de la cueva largo desarrollo va en dirección sur (cámara 1), oes-
te (cámara 2), oeste-este-sur-norte-sur (cámara 3),
La Cueva de Puyil se localiza en Puxcatan, municipio oeste-norte-oeste (cámara 4), suroeste (cámaras 5 y
de Tlacotalpa, Tabasco, en la montaña de San Felipe, 6), mediante estrechos pasillos que interconectan las
elevación que corresponde a las inmediaciones de la seis galerías. Cabe destacar que, en algunos espacios,
Sierra Nava, como parte de la cordillera Chiapaneca se requiere de la ayuda de cuerdas para hacer los des-
en su extremo norte, pero dentro de la división polí- censos debido a la húmeda concentración de clastos,
tica del estado de Tabasco (figura 1). la cual impide apoyarse con firmeza en el trayecto.
Al pie de la pendiente de la montaña, por donde se Como es el caso para acceder a las cámaras 5 y 6, don-
accede a la entrada de la cueva, se localiza un manan- de se debe bajar desde la cámara 4 por un tiro de 1
tial que arroja un abundante caudal de agua sulfurosa, metro de diámetro aproximadamente y una altura de
entre los meses de septiembre y enero. El resto del año 4 metros, para llegar a una pequeña oquedad lateral
el agua es más clara debido a que es el periodo más de 50 centímetros de ancho por 30 centímetros de alto
abundante de lluvias. Cada año, la población de Pux- que conduce a las cámaras más profundas (figura 4).
catan se reúne en este punto con el propósito de ce- La geomorfología interior se caracteriza por es-
lebrar una ceremonia religiosa con cantos acompaña- tructuras calcáreas, estalactitas y estalagmitas, in-
dos de guitarras, violines, flautas y tambores (figura cluso aún en proceso de formación, con abundantes
2), que culminan al interior de la segunda cámara de sedimentos.
la cueva, donde se encuentra una formación pareci- La cueva se dividió en seis cámaras de acuerdo
da a una mazorca de maíz de aproximadamente siete con la formación de bóveda sobre éstas, y a su vez, se
metros de altura (figura 3). dividió cada cámara en secciones de acuerdo con la
Dicho rito tiene el objetivo de congraciarse con las división natural de muros o estructuras calcáreas, así
divinidades que habitan el interior de la oquedad, a como también al desnivel de piso entre ellas (figuras
quienes se les considera las encargadas de proporcio- 5 y 6).
nar los bienes naturales para las buenas cosechas de A lo largo de su extensión se fueron enumerando
la temporada anual correspondiente. los puntos donde se podían observar restos culturales
El acceso se encuentra en la ladera norte de dicha y que, al mismo tiempo, se fueron registrando en for-
elevación, en los linderos de Puxcatan. Para llegar ma ordenada (figura 5).
a la entrada hay que subir 28 metros, desde el pie Cabe señalar que en el espacio de la cámara 4 se
de la montaña, por un escarpe rocoso, básicamente identificaron esqueletos completos e incompletos, al-
de piedra caliza, con abundante vegetación y con una gunas de ellos en un estado de erosión muy avanzado
inclinación aproximada de 60 grados. debido a la humedad de la cueva. Así, las condiciones
La profundidad aproximada es de 175 metros en de deterioro impidieron identificar su anatomía ósea.
línea, desde la entrada hasta el punto donde se en- No obstante, fue posible registrar la asociación de
cuentran los depósitos de restos óseos humanos de la artefactos de ornato personal como muestra cultural
última cámara (6). En descenso, desde el acceso hasta para su estudio.
ese último punto corren 58 metros en promedio. Acorde con el registro de campo levantado en esta
Es interesante considerar el comportamiento natu- primera etapa de trabajo arqueológico, sabemos que
ral de esta caverna hasta donde conocemos, ya que su fueron depositados, como ya se mencionó, más de 40
individuos tanto de sexo masculino como femenino;
se tomaron muestras de los 29 sujetos mejor conser-
vados a efecto de practicar los estudios pertinentes:
ADN, patologías, edad, entre otros. Dichos individuos
se localizaron entre las tres cámaras más profundas
(4, 5 y 6) y dispuestos, en general, con elementos or-
namentales, probablemente como distintivos socia-
les o, particularmente, para los rituales de su depo-
sición funeraria. Especialmente aquéllos agrupados
en las cámaras 5 y 6, ya que, de acuerdo con las con-
diciones de acceso y situación en lo más profun-
do de la cueva, resultan de sumo interés (figura 7),
Fig. 1 Mapa de ubicación de la Cueva de Puyil, estado de donde los individuos 10, 11 y 12 fueron localizados
Tabasco, México. Fuente: Mapas físicos, en Microsoft Encarta, en la cámara 5, depositados en decúbito dorsal ex-
enciclopedia multimedia. tendido, con orientación sur-norte; los de la cámara

200
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Fig. 2 Ceremonia anual que inicia frente al manantial ubicado al pie de la montaña de San Felipe.
Foto: Enrique Alcalá C.

Fig. 4 Oquedad por donde se accede a las cámaras 5 y 6.


Foto: Lidia I. Rodriguez, PACSF.

Fig. 3 Estalactita en forma de mazorca al interior de la segunda


cámara de la Cueva de Puyil. Foto: Enrique Alcalá C.

201
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 5 Planta de las cámaras 4, 5 y 6 con los puntos de referencia donde se registraron osamentas
con materiales culturales. Dibujo: Enrique Alcalá C.

Fig. 6 Corte de las cámaras 4, 5 y 6 de la Cueva de Puyil. Dibujo: Enrique Alcalá C.

202
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Fig. 7 Distribución de los depósitos funerarios en planta de las


cámaras 5 y 6. Dibujo: Enrique Alcalá C.

6, de 9 individuos, 8 son primarios y 1 secundario


(individuo 7), dispuestos también en decúbito dorsal,
orientados sur-norte, con dos excepciones: el indivi-
duo 9 que fue colocado en posición sedente, orien-
tado sur-norte, del que no se localizó el cráneo; y el
individuo 6, dispuesto en decúbito dorsal extendido,
con las piernas abiertas, pero orientado E-O.2
Estos esqueletos tenían pequeñas ofrendas asocia-
das a ellos. En la cámara 5, en los individuos 10, 11 y
Figs. 8 y 9 Ofrenda 1 de la cámara 6, asociada a los restos
12 se trataba de un hacha de jade, un pendiente de óseos localizados en la mayor profundidad de la cueva,
jade, un cuchillo de pedernal y una bola de cinabrio integrada por 1 punzón de hueso, 1 cuchillo de pedernal,
(ofrenda 3). En la cámara 6, en los individuos 8 y 9 4 placas de concha de tortuga, 3 navajillas prismáticas, 1
se encontró 1 pendiente de jade y 1 espejo de pirita jarrito de cerámica, 5 hachas de jade, 2 valvas de río y algunas
(ofrenda 2). En la misma cámara, los individuos 1-5 semillas sin identificar. Todo ello alrededor de una estalagmita
rodeaban una estalagmita en forma de falo, 1 punzón en forma de falo. Fotos: Lidia I. Rodriguez y Enrique Alcalá C.,
de hueso de animal, 1 cuchillo de pedernal, 3 nava- PACSF.

jillas prismáticas, 4 placas de concha de tortuga, 2


valvas de río, 1 vasija miniatura, 5 hachas de jade y
algunas semillas (ofrenda 1) (figuras 8, 9, 10, 11 y 12).
Entre las tareas de la investigación arqueológica,
la identificación de los materiales es esencial ya que
nos proporciona los fundamentos para llegar a una
correcta interpretación de los contextos en que fue-
ron localizados. Para el logro de esta tarea se presen-
ta como un primer acercamiento, las descripciones de
los artefactos registrados conforme fueron clasifica-
dos de acuerdo con el tipo de material que los iden-
tifica, obteniendo la siguiente relación de materiales
culturales para reforzar o contrastar la información
que, hasta el momento, se tiene avanzada en la inves-
tigación del contexto de la Cueva de Puyil.

2 Para más información acerca de los restos óseos humanos localizados en la cueva, Fig. 10 Contexto gráfico de la ofrenda 1, cámara 6.
consultar a Alcalá Castañeda. Foto: Enrique Alcalá C., PACSF.

203
Arqueología 64 • agosto, 2021

Fig. 11 Ofrenda 2, cámara 6, compuesta por un espejo de pirita Fig. 12 Ofrenda 3, cámara 5, compuesta de cinabrio, un hacha
y un pendiente de jade. Foto: Enrique Alcalá C., pacsf. y un pendiente de jade. Foto: Enrique Alcalá C., pacsf.

Cabe mencionar que aún no se practican los aná- El número de elemento es el que se asignó para el
lisis especializados de técnicas de manufactura, des- control arqueológico, así como los números del punto
gaste, composición exacta de los materiales, entre de referencia y de cámara donde fue localizado cada
otros, debido a que éstos fueron entregados al Centro artefacto en la cueva. Cada uno se analizó de acuerdo
INAH Tabasco para la preparación de un museo comu- con su función conocida. El nombre de estos elementos
nitario en Puxcatan. es como se conocen en lengua náhuatl, considerando
La relación catalogada de los materiales culturales que son los términos mejor manejados en la metodo-
de la Cueva de Puyil consiste en cédulas descripti- logía arqueológica, o en español cuando no se tiene
vas de cada objeto, clasificados por tipo de material y el nombre náhuatl. En la mayoría se pudo identificar,
de acuerdo a su análisis previo, tomando como refe- de manera macroscópica, su materia prima y los atri-
rencia el catálogo de elementos de la ofrenda 98 del butos que los distinguen, independientemente de que
Templo Mayor, elaborado por Laura de Olmo (1998), se practiquen análisis más especializados, como ya se
mismo que se consideró adecuado para los fines mencionó. La forma se interpreta según las observa-
de la presente relación, pues el sistema descriptivo de ciones más claras del elemento. Las dimensiones co-
cédulas aporta la información necesaria de nuestro rrespondientes fueron marcadas en centímetros. De
universo cultural obtenido en este contexto. igual manera, se presentan algunos de los conceptos
Los materiales arqueológicos se dividieron por su culturales que se conocen y que pueden ser relevantes
composición en jade, obsidiana, pirita, concha, hueso para su interpretación dentro del contexto.
y cerámica.

204
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Catálogo Oaxaca y Chiapas, aunque no hay estudios suficien-


tes al respecto, en contraste con lo investigado en el
valle de Motagua, Guatemala. Se han considerando
Jade de esta manera que el origen de la jadeíta principal-
mente proviene de dicha localidad sureña (Olmedo y
Jade es el término con que se conoce, culturalmente González, 1986: 90).
hablando, a los materiales pétreos de tonalidades ver- Entre los materiales de piedra verde registrada
dosas (Wiesheu, 2012: 260). Se han realizado estudios en contextos arqueológicos se han identificado, bajo
petrográficos donde se identifican los componentes análisis mineralógico, materiales similares a la jadeí-
de la piedra verde mesoamericana, denominando a ta, entre ellas la serpentina, el esquisto, la diorita, la
ésta como “jadeita”, la cual es un aluminosilicato de cloratita, la calcita verde y el cuarzo verde, que llegan
la familia de los piroxenos, minerales con una estruc- a confundirse con la jadeíta (Melgar, 2018: 113).
tura cristalina conformada por cadenas de silicio y El pequeño universo de piedras verdes de la Cueva
que concentra grandes cantidades de sodio (Melgar de Puyil aún no se somete a estudios mineralógicos
et al, 2018: 113). Se encuentra en zonas de metamor- para identificar correctamente su composición y su
fismo profundo, asociada con serpentinas y minera- nomenclatura de materia prima. Por ello se utiliza el
les como asbesto y albita. Se presume la existencia nombre genérico para los materiales de piedra verde
de yacimientos en los estados de Guerrero, Puebla, en las siguientes cédulas.

Elemento 014
Localización: punto 46, cámara 4
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Materia prima: jade
Forma: tubular
Largo: 3.7
Ancho: 1.1
Espesor: 0.8
Descripción. Cuenta tubular de jade jaspeado. En los extremos tiene dos
incisiones circundantes para aparentar anillos a manera de cuentas. Comúnmente
este tipo de pieza es la principal de un collar de un conjunto de cuentas de
diversas formas y tamaños. Por la forma y material es probable que haya sido
la más importante del conjunto, ya que se le encontró asociada a una cuenta
globular también de jade, así como a una orejera de concha. El tipo de jade
jaspeado de blanco opaco y no transparente provenía de la región del Anahuac
Xicalanco, en la costa del Golfo de México (Sahagún, 1985: 525).

Elemento 015
Localización: punto 46, cámara 4
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: semiesférica
Materia prima: jade
Diámetro: 1.1
Espesor: 0.8
Descripción. El término “cuenta” viene de la actividad comercial para llevar la
contabilidad de productos en grandes cantidades, utilizando semillas o bolitas
insertadas en un cordón. De acuerdo con las características de estos objetos
pequeños con perforación central a efecto de ensartarlos en grupo, Holmes los
denomina “cuentas” (Holmes, 1880-1881: 225). Éstas pueden conformar objetos
de ornato tales como brazaletes, collares o pulseras básicamente. La materia
prima corresponde al tipo de jade jaspeado descrita anteriormente véase ficha
del elemento 014).

205
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento 029
Localización: esqueleto 2, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: esférica
Materia prima: jade
Diámetro: 1.0
Espesor: 0.6
Descripción. Cuenta de jade jaspeado asociada a un pectoral
de concha con incrustación de jade (elemento 026). Tal
vez conformaba parte de un collar junto con el objeto
mencionado. A éstos se asocian otras dos pequeñas cuentas
de concha, llamando la atención de que, en conjunto con
este contexto, los elementos difieren en cuanto a materia
prima, a pesar de ser objetos del mismo ornamento.

Elemento s.n. 4/4


Localización: punto 47, cámara 4
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: esférica
Materia prima: jade
Diámetro: 0.7, 0.8, 0.7 y 0.9
Descripción. Elementos asociados a cuentas de concha en el
depósito sin nomenclatura del punto 47.

Elemento 041
Localización: en superficie
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: esférica
Materia prima: jade.
Diámetro: 0.6
Espesor: 0.3
Descripción. Con perforación bicónica.

Elemento s.n.
Localización: en superficie.
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: esférica
Materia prima: jade
Diámetro: 0.8
Espesor: 0.5
Descripción. Fragmento de cuenta de jade. El color de
esta materia prima es más oscuro; al parecer, de origen
guatemalteco.

206
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento s.n. 5/5


Localización: punto 47, cámara 4
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: semiesférica
Materia prima: jade
Diámetro: 0.9, 0.8, 0.6, 0.8 y 0.5
Descripción. Cuentas asociadas a cuentas de concha localizadas en el depósito sin nomenclatura del punto 47.

Elemento s.n. 3/3


Localización: esqueleto 9, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: semiesférica
Materia prima: jade
Diámetro: 0.7, 0.9 y 0.7
Descripción. Elementos que fueron localizados sobre el esqueleto 9 de la cámara
6, uno de los individuos con menor elementos de ornato personal.

Elemento 12, 1/3


Localización: punto 56, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Forma: semiesférica
Materia prima: jade
Diámetro: 3.0
Espesor: 1.0
Descripción. Se trata de un pectoral semiesférico, similar a un malacate, con diseños grabados en alto relieve de manera
simétrica en cuatro secciones que forman medios círculos a manera de hojas orales. Al centro tiene un pequeño cilindro y
perforación cónica, con su diámetro máximo por el lado esférico y su diámetro mínimo hacia el lado plano de la pieza. En el
contorno del pectoral se aprecia una acanaladura diametral. Se trata de un objeto excepcional, tanto por su forma y diseño
como por la materia prima en que fue elaborado.

Elemento 12, 2/3


Localización: punto 56, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Forma: semiesférica
Materia prima: jade
Diámetro: 3.0
Espesor: 1.2
Descripción. Este elemento difiere del anterior 12, 1 3 por el diseño semicircular de las cuatro secciones simétricas. Aquí
se aprecian pequeños puntos cilíndricos en lugar de los medios círculos a manera de hojas orales.

207
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento 12, 3/3


Localización: ofrenda 2 cámara 6
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Forma: semiesférica
Materia prima: jade
Diámetro: 2.8
Espesor: 1.1
Descripción. Este elemento junto con un espejo de pirita (elemento 020) es parte de la ofrenda 2, localizada en el talud del
muro sureste de la cámara 6, asociada a los esqueletos 8 y 9. Cabe señalar que ambos objetos se encontraban casi cubiertos
por el sedimento calcáreo debido al proceso natural de la cueva véase la figura 7 .

Elemento 018
Localización: punto 56,
esqueleto 12, cámara 5
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Forma: semiesférico
Materia prima: jade
Diámetro: 2.9
Espesor: 1.1
Descripción. Elemento asociado a un hacha elemento 013 y restos de cinabrio del individuo 12 véase la figura 8 .

Elemento 017
Localización: punto 56, cámara 5
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Forma: semiesférico
Materia prima: jade
Diámetro: 3.4
Espesor: 0.8
Descripción. A diferencia de la semejanza de los cuatro pectorales anteriores, éste tiene en su diseño cinco medios círculos
y es un tanto más delgado, así como de diámetro mayor. Podemos aseverar que fue manufacturado con un simbolismo
particular.

208
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento 013
Localización: individuo 12, cámara 5
Función: percusión
Nombre: hacha
Forma: trapezoidal
Materia prima: jade
Largo: 10.6
Ancho máximo: 5.8
Ancho mínimo: 5.3
Espesor: 2.9
Descripción. Este elemento presenta desgaste en la parte
proximal, manifestando algún uso de percusión, aunque
el contexto es de tipo funerario, ya que esta pieza estaba
asociada a restos de cinabrio, un cuchillo de pedernal y un
pectoral de jade, formando parte de la ofrenda 3 junto a la
osamenta 12 de la cámara 5 véase la figura 8 .

Elemento 02
Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: percusión
Nombre: hacha
Forma: trapezoidal
Materia prima: jade
Largo: 3.9
Ancho máximo: 1.9
Mínimo: 1.7
Espesor: 1.0
Descripción. El contexto de esta hacha, como la de los siguientes cuatro
elementos 3 2 2 , 4 y 5 forma parte de la denominada ofrenda principal,
junto con 1 cuchillo de pedernal, 1 punzón de hueso o desgranador, 2 conchas
valvas de río, una vasija ceremonial miniatura, 1 mango de concha y 3 navajillas
prismáticas, todos ellos alrededor de una estalagmita de 80 cm de alto y 8 cm
de circunferencia aproximada. Dicha ofrenda se ubicaba sobre una especie de
banqueta o talud que se va elevando en la parte suroeste de la cámara 6, al sur
de cinco osamentas 1, 2, 5 , al parecer, los personajes principales de la cámara.
De la carga simbólica que pudiera contener tal ofrenda, en la parte más
profunda de la Cueva de Puyil, es pertinente considerar que es común encontrar
este tipo de hachas en contextos preclásicos, a su vez interpretados como axis
de la cosmovisión cultural antigua, pues se han registrado contextos donde se
han encontrado grupos de cinco hachas colocadas de manera simétrica: una al
centro y las cuatro restantes alrededor de la primera, conforme a los rumbos
cardinales (Taube, 2007: 44). Al respecto, es probable una interpretación
similar para nuestro contexto, ya que se trata de cinco hachas, aunque éstas no
aparecen en posición simétrica, tal vez por la inclinación de la banqueta en que
fueron depositados, además de que no son los únicos elementos de la ofrenda.
Así, podemos considerar un significado importante: el de la fertilidad y el maíz
(Taube, 2007: 45), ya que los elementos asociados acentúan tal simbolismo,
como el punzón de hueso acanalado como parte de esta misma ofrenda, que
se presume era utilizado para desgranar las mazorcas de maíz, el par de valvas
como símbolo de fertilidad de acuerdo con el lugar donde habitan, el agua.
Tenemos también la estalagmita con forma de falo, manifestación simbólica
de la fertilidad desde tiempos remotos entre diversas culturas, incluyendo las
mesoamericanas. La base de este culto se asienta sobre el pensamiento religioso
de los pueblos agrícolas y su concepción cíclica del universo, a fin de mantener el
orden de vida a través de la reproducción. Entendiéndose así el ciclo natural de
vida, muerte y regeneración.

209
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento 03, 2/2


Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: percusión
Nombre: hacha
Forma: trapezoidal
Materia prima: jade
Largo: 4.4
Ancho máximo: 1.5
Ancho mínimo: 1.3
Espesor: 1.2
Descripción. En esta hacha se puede observar, en sus
costados, el vértice bien pronunciado, a diferencia de las
demás muestras. Pareciera que se trata de una pieza que no
tuvo desgaste de uso o se trata de un estilo diferente. Entre
códices mayas se muestra una gran variedad de este tipo de
artefactos, los cuales podían ser enmangadas de diferentes
maneras y utilizadas como hachas propiamente dichas,
azuelas, azadones o zapapicos (Clark, 1998: 42).

Elemento 03, 1/2


Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: percusión
Nombre: hacha
Forma: trapezoidal
Materia prima: jade
Largo: 4.7
Ancho máximo: 1.5
Ancho mínimo: 1.3
Espesor: 0.8

210
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento 04
Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: percusión
Nombre: hacha
Forma: trapezoidal
Materia prima: jade
Largo: 8.1
Ancho máximo: 2.0
Ancho mínimo: 1.2
Espesor: 1.2

Elemento 05
Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: percusión
Nombre: hacha
Forma: trapezoidal
Materia prima: jade
Largo: 9.4
Ancho máximo: 3.6
Ancho mínimo: 3.5
Espesor: 3.6

211
Arqueología 64 • agosto, 2021

Concha

Los artefactos elaborados en material malacológi-


co, coloquialmente concha, son en realidad manu-
facturados en fragmentos de moluscos, tal como el
Strombus, aunque algunos otros son objetos del mo-
lusco completo, como los caracoles de Olivilla y Oliva,
probablemente originarios del Golfo de México y del
Caribe. En nuestro caso también tenemos valvas de
río, clasificadas como Unyiodigitatus.3 No obstante su
origen puede ser diverso.

Elemento 019
Localización: Esqueleto “C”, cámara 4
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Materia prima: concha
Forma: circular
Diámetro: 3.2
Espesor: 0.3
Descripción. Pendiente de concha que, por el tipo de
compactación, parece ser de origen spondylus, cuya
elaboración debió ser sobre las mismas condiciones
de la forma natural de la concha, es decir, sin rebajar
para aplanar la pieza y ejecutar un diseño más fino
o en completa simetría. Cabe resaltar que a pesar de
lo anterior no le resta magnificencia a la pieza. Sobre
el perímetro se observan diseños calados de medias
estrellas, éstos alternados, en sentido opuesto, de
figuras de almenas en el contorno de la pieza. El corte
diametral es simétrico, al igual que el calado que
forma las medias estrellas en el contorno de la pieza,
mismas que tienen un desgaste diagonal biselado en
la punta de las medias estrellas sobre la cara principal.
La estrella calada en la sección central no es perfecta,
aunque debemos resaltar un trabajo muy bien logrado,
donde el cuerpo de las puntas que forman la estrella
son cóncavas, permitiendo resaltar una forma esférica
convexa al centro y creando al mismo tiempo una figura
cóncava en forma de or de seis pétalos, hecha por
las hendiduras entre las extremidades de la estrella y
la media esfera central. En la porción de la superficie
circundante de la estrella se observa incisa una línea
circular asimétrica. Al centro de la pieza se aprecia una
pequeña perforación cónica, obviando con ello que se
trata de un pendiente.1

3 Información comentada personalmente con la bióloga Norma Valentín del


Taller de Concha del Museo del Templo Mayor.

212
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento 026
Localización: esqueleto 2, galería 6
Función: pendiente
Nombre: pectoral
Materia prima: concha y jade
Forma: circular
Diámetro: 2.5
Diámetro interno: 1.8
Espesor: 0.3
Descripción. Aunque el elemento de concha que compone
a este pectoral es el ornamento que más resalta, por su
diseño a veces se interpreta como un pectoral de jade, ya
que el material de concha le está sirviendo de base a la
pieza de jade. Pero cabe señalar que el material de piedra
verde no presenta un diseño que sobresalga ni una forma
estética que la distinga más que la base de concha, por
tanto, definimos que se trata de un pectoral de concha
con incrustación de jade”. La base de concha tiene diseños
calados en la circunferencia en forma de medias ores de
cuatro pétalos, que van biselados en sus puntas o pétalos
sobre la cara anterior de la pieza. En la superficie principal
presenta inciso un círculo asimétrico. El diámetro interno
de la base de concha es diagonal, como si se tratara de una
perforación cónica, que a la vez funcionó para asentar la
incrustación del otro material. La piedra verde es de forma
asimétrica con perforación cónica al centro. Será importante
mencionar que a este pendiente se asocian tres cuentas
localizadas en el mismo contexto: dos de concha, una de
forma cilíndrica y la otra circular, mientras que la tercera
es de jade. Lo que en principio nos lleva a interpretar una
conformación ornamental poco extraña, sin dejar de asumir
la posibilidad de que se trate de un collar conformado de
más elementos aún no localizados.

213
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento 036
Localización: punto 46, cámara 4
Función: pendiente
Nombre: tentetl o bezote
Forma: pipa rectangular
Materia prima: concha
Largo: 4.4
Ancho: 1.2
Espesor: 0.4
Descripción. Cabe señalar que, inferimos, se trata de
un bezote, ya que en el mismo contexto se registraron
dos orejeras de concha acanaladas en su circunferencia
(elemento 035). Y con esta forma (elemento 036) sólo
aparece este ejemplar. Ornamento que se utilizaba como
pendiente con que se adornaban el labio inferior algunos
miembros de élite. Éste es de forma rectangular, en un
extremo tiene un pequeño cilindro de 1.3 cm de diámetro
y un 1 cm de alto, con perforación semicónica al centro y
dirigida hacia la parte lateral con el objeto de introducir
algún objeto tubular para sujetarse al lóbulo del labio
inferior de la boca.
El bezote servía para señalar que su portador ocupaaba
un lugar especial en la jerarquía social. Era un ornamento
reservado a cierta clase de hombres: miembros de la
clase gobernante y aquellos que habían hecho los méritos
suficientes, en especial, para portarlo en la guerra ela,
2016: 30).

Elemento 016
Localización: esqueleto 3, cámara 6
Función: orejera
Nombre: nacochtli
Forma: circular
Materia prima: concha (Strombus)
Diámetro: 2.2
Espesor: 0.6
Descripción. Este elemento debió utilizarse como ornamento del lóbulo del oído, el cual debía perforarse y, al colocar el
objeto, la perforación se agrandaba y amoldaba al objeto. Como puede apreciarse, éste es de forma redonda, con las dos
caras hendidas y con perforación bicónica. El contorno es acanalado a fin de sostenerse en el lóbulo. Cabe resaltar que no es
perfectamente redondo.

214
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento 035, 1/2


Localización: esqueleto C, cámara 4
Función: orejera
Nombre: nacochtli
Forma: circular
Materia prima: concha (Strombus)
Diámetro: 1.8
Espesor: 0.9
A diferencia del elemento 016, los elementos 035 1 y 2,
tienen un lado plano y el otro hendido.

Elemento 035, 2/2


Localización: punto 46, cámara 4
Función: orejera
Nombre: nacochtli
Forma: circular
Materia prima: concha
(Strombus)
Diametro: 1.9
Espesor: 0.9
Descripción. Es muy probable que una vez colocado en el lóbulo del oído, en la
perforación del objeto se colocara otro tipo de adorno complementario, ya sea
pluma u otro pequeño sartal amarrado con una pequeña cuerda o hilo.

215
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elementos 037, 13/13 y 40, 4/4


Localización: esqueleto 11, cámara 4
Función: collar
Nombre: chalchihuitl
orma: circular y or
Materia prima: concha
Diámetro: 0.8 13 cuentas circulares , 1.1 4 cuentas con forma de or
Espesor: 0.3 promedio
Descripción. Es de llamar la atención de que, entre las cuentas de este collar, algunas tienen forma de
or, pero no es una figura para mostrarse durante su uso, ya que, sujetadas con algún tipo de cordón,
sólo se apreciaría el canto de éstas. Entonces nos preguntamos para qué dicha forma. De esta manera
se puede apreciar que se tomaron fragmentos de diferentes tamaños y grosores de concha para la
elaboración de este collar. Las cuentas tienen perforación bicónica.

Elemento 032, 14/14


Localización: esqueleto 1, galería 6
Función: collar
Nombre: chalchihuitl
Forma: circular
Materia prima: concha
Diámetro aproximado: 0.5
Espesor aproximado: 0.2
Descripción. Este conjunto de cuentas circulares se localizó unido por el proceso de sedimentación natural de la cueva,
fenómeno que pudo suceder antes de la desintegración del hilo que las unía, conservando así la conformación de uso, tal
como aún se observa en la imagen de registro.

216
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento 042, 2/2


Localización: esqueleto 3, galería 6
Función: pendientes
Nombre: cuentas o chalchihuitl
Forma: circular
Materia prima: concha
Diámetro: 0.5 y 0.9
Espesor: 0.2 y 0.3

Elemento 024, 2/2


Localización: esqueleto 2, galería 6
Función: pendientes
Nombre: cuentas o chalchihuitl
Forma: circular
Materia prima: concha
Diámetro: 1.3 y 0.8
Espesor: 0.8 y 0.6
Descripción. La cuenta 1/2 del osario 2 tiene perforación bicónica y la 2/2 perforación recta. Son elementos asociados a
pectoral de concha con incrustación de jadeíta (elemento 026) y cuenta cilíndrica (elemento 025), también de concha.

Elemento s.n. 3/3


Localización: punto 47, cámara 4
Función: pendientes
Nombre: cuentas o chalchihuitl
Forma: circular
Materia prima: concha
Diámetro: 0.7, 0.8 y 1.2
Descripción. Cuentas asociadas a otras cuentas de jadeíta del depósito sin nomenclatura del punto 47.

Elemento 025
Localización: esqueleto 2, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: cuenta o chalchihuitl
Forma: cilindro
Materia prima: concha
Diámetro: 0.5
Largo: 0.9
Descripción. Es una cuenta imperfecta ya que los extremos son irregulares.

217
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento s.n.
Localización: punto 47, cámara 4
Función: aplicaciones
Nombre: chalchihuitl
Forma: circular aplanada
Materia prima: concha
Diámetro: desde 0.3 hasta 0.6
Descripción. Conjunto de aplicaciones discoidales
en tamaño diminuto que a simple vista presentan la
apariencia de cuentas. Este conjunto de 130 aplicaciones
se encontraba en un recoveco escalonado. En la parte baja
se encuentra un depósito/osario (sin nomenclatura) ya
muy degradado, al parecer, por la intensa humedad y el
abundante sedimento calcáreo. Sobre la parte superior de la
osamenta se encontraba un grupo de estas aplicaciones y el
resto de ellas en el escalón superior, lo cual nos indica que
pudo formar parte de alguna prenda textil, ya desintegrada,
que ocupó esta área de la deposición. Asociado al individuo
se registró un hacha y un elemento no identificado.

Elemento 028
Localización: material de superficie
Función: indeterminada
Nombre: valva
Forma: oval
Materia prima: concha (Uniodigytatus)4
Diámetro máximo: 10.2
Diámetro mínimo: 7.7
Descripción. alva clasificada como Uniodigytatus,
cuyo origen es de río.5

Elemento 010, 1/2


Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: indeterminada
Nombre: valva
Forma: oval
Materia prima: concha
Diámetro máximo: 9.8
Diámetro mínimo: 7.6
Espesor:

4 Definición proporcionada por la bióloga Norma Valentín (comunicación personal).


5 Idem.

218
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento 010, 2/2


Localización: ofrenda 1, cámara 6.
Función: indeterminada
Nombre: valva
Forma: oval
Materia prima: concha
Diámetro máximo: 9.2
Diámetro mínimo: 7.2
Espesor:

Elemento 033, 3/3


Localización: esqueleto B, punto 43
Función: pendientes
Nombre: oliva
Forma: caracol
Materia prima: concha
Largo: 0.8, 0.9 y 1.8
Diámetro máximo: 0.6, 0.6 y 1.2
Descripción. Estos pequeños caracoles contienen pequeños orificios cónicos, muy probable, para
ensartarlos en algún tipo de collar, o incluso, pender de algún ropaje como se aprecia en algunas
estelas mayas donde se representa a un dignatario ricamente ataviado, como es el caso de Chan Muan
en la Estela 1 de Bonampak.

Elemento 030, 2/2


Localización: esqueleto Elemento 030, 1/2
10, cámara 4 Localización: esqueleto
Función: pendiente 10, cámara 4
Nombre: oliva Función: pendiente
Forma: caracol Nombre: oliva
Materia prima: concha Forma: caracol
Largo: 5.0 Materia prima: concha
Diámetro máximo: 2.3 Largo: 4.8
Descripción. Pareciera que se trata de algún tipo de silbato Diámetro máximo: 3.0
con las ranuras y perforaciones de diferente tamaño hacia Descripción. Elemento que parece un silbato más que un
un extremo de las paredes del caracol. adorno, aunque no se ha puesto a prueba.

219
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento 022, 1/2


Localización: esqueleto 3, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: placa
Forma: rectangular
Materia prima: lítica mineral desconocido
Largo: 4.4
Ancho: 1.8
Espesor: 0.4
Descripción. Su forma alargada y plana podría suponer que se trata de una aplicación, sin embargo,
contiene sólo dos perforaciones para sujetarse, por lo que no se mantendría fija como aplicación. De
ahí que se considere como un pendiente.

Lítica de origen desconocido

Elemento 022, 2/2


Localización: esqueleto 3, cámara 6
Función: aplicación
Nombre: placa
Forma: rectangular
Materia prima: concha
Largo: 4.6
Ancho máximo: 2.0
Ancho mínimo: 1.7
Espesor: 0.3
Descripción. Tiene cuatro perforaciones cónicas que nos sugiere haber formado parte de una
aplicación sobre algún otro elemento, como algún tipo de ropaje.

Elemento 039, 20/20


Localización: esqueleto “A”,
punto 43, cámara 4
Función: collar
Nombre: chalchihuitl
Forma: cilindro
Materia prima: lítica mineral desconocida
Diámetro: variado desde 0.3 hasta 0.6
Espesor: 0.4
Descripción. De acuerdo con la forma, cantidad y tamaño de las cuentas que componen estos materiales registrados en el
mismo contexto espacial, se deduce la conformación de un collar. Debemos considerar que pudieron faltar más cuentas
dado que el lugar donde se encontraba el osario “A”, era una cavidad en el piso, formada por material pétreo y de difícil
acceso para las manos. Este material deberá someterse a examinación geológica por especialistas para determinar el tipo de
material lítico en que fue elaborado.

220
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Pedernal

El pedernal es una roca no clástica, dura, compacta


y quebradiza con fractura astillosa. Debido a que
su componente principal es sílice, los artefactos de
este material se conocen como de sílex. Los hay de
colores blanco, gris, negro, café, verde y amarillo. Es
un material que se encuentra en todos los estados de
la república (Torres, 1991: 16). Arqueológicamente
es común encontrar utensilios elaborados en dicho
material, como cuchillos, puntas de proyectil, raederas
o incluso, lascas para cortar o perforar.

Elemento 021
Localización: esqueleto 11, cámara 4
Función: punta de lanza
Nombre: tecpatl
Forma: triangular lanceolada con pedúnculo
Materia prima: pedernal
Largo: 10.9
Ancho máximo: 3.8
Ancho mínimo: 1.9
Espesor: 0.7
Descripción. A diferencia de otros cuchillos registrados
entre las osamentas de la cueva, se trata de un instrumento
bélico, una punta de lanza, dado que en su forma se
adiciona el pedúnculo respectivo para sujetarse a otro
elemento, seguramente de madera para ser manipulada de
forma lanceolada, con “hombros” y aletas bien marcadas.
Los otros cuchillos descubiertos no contienen pedúnculo.
Tal vez, tenemos un lenguaje importante en el contexto
correspondiente, ya que este proyectil fue descubierto bajo
el hueso sacro del individuo ubicado en el punto 46. Se
encontraba en posición decúbito dorsal extendido dentro de
un gran recoveco, donde, al parecer, los pies quedaban fuera
de dicha cavidad, ya que la tibia y peroné se veían sobre el
filo de esta oquedad. Se trata de un individuo de entre 25 y
30 años de edad (Susano, 2007: 43).
Por otro lado, se plantea en otros estudios la posibilidad
de que el hueso sacro es un símbolo de nacimiento o génesis
en la cosmovisión de algunos grupos culturales (Stross,
2009: 2). Así, con la ubicación de la punta de lanza en esta
área del cuerpo se debe considerar algún significado de suma
importancia, ya que también se registraron dos cuchillos más
en la misma área del cuerpo de otro individuo (esqueleto 3,
cámara 6) y a un lado, a la altura de la cadera (esqueleto 12,
cámara 5).
Ahora bien, el aspecto más relevante para el análisis del
individuo 11 de la cámara 4 es que se trata del personaje
más antiguo (periodo Arcaico) registrado hasta ahora en
la cueva (Muñoz et al., 2019). Es de resaltar que también
se observa la deformación craneal tabular oblicua en este
individuo.

221
Arqueología 64 • agosto, 2021

Elemento 06
Localización: ofrenda principal, cámara 6
Función: cuchillo
Nombre: tecpatl
Forma: lanceolada bifacial
Materia prima: sílex
Largo: 15.6
Ancho: 4.9
Espesor:
Descripción. Hacia la parte proximal del cuchillo se pueden
observar muescas, probablemente producidas con la
colocación del mango de material perecedero.

Elemento 034
Localización: punto 56, cámara 5
Función: cuchillo
Nombre: tecpatl
Forma: lanceolada bifacial
Materia prima: pedernal
Largo: 8.6
Ancho máximo: 3.0
Espesor: 0.6
Descripción. Según la forma y tamaño de este cuchillo, se
piensa que sirvió para sacrificio. ue localizado bajo restos
de cinabrio, junto a un hacha de piedra verde y asociado al
depósito funerario 12. Pudiera resaltar el hecho de que a
pesar de que estos elementos no se encontraban sobre el
cadáver, se localizó a un costado de éste y a la altura del
abdomen, tal vez con algún significado importante como se
ha mencionado antes.

222
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Elemento s.n.
Localización: esqueleto 3, cámara 6
Función: cuchillo
Nombre: tecpatl
Forma: ojival
Materia prima: pedernal
Largo: 10.2
Ancho máximo: 4.0
Espesor: 0.8
Descripción. Asociado a pectoral de concha e incrustación
de jade y cuentas de concha, también localizado en el área
abdominal del individuo 3 de la cámara 6.

Obsidiana

La obsidiana es un vidrio volcánico de composición


riolítica, dacítica y andesítica, que se forma por el
rápido enfriamiento de la lava (Pastrana, 2006: 49).
Aunque se sabe de varios yacimientos, es probable
que el origen de la obsidiana gris de nuestros contex-
tos sea del Pico de Orizaba, ya que las demás vetas
contienen obsidiana de diversos colores: verde, dora-
da y negra, principalmente.

Elemento 023, 3/3


Localización: esqueleto 2, cámara 6
Función: punzocortante
Nombre: navajas prismáticas
Forma: rectangular
Materia prima: obsidiana gris
Largo: 8.1, 7.8 y 4.0
Ancho: 1.0, 1.0 y 1.0
Espesor: 0.15, 0.15 y 0.15
Descripción. Asociadas al pectoral de concha con cuenta
de jade, cuentas de concha y cuchillo de pedernal. Este
tipo de obsidiana gris es común que se relacione con los
yacimientos del Pico de Orizaba, una región muy cercana al
área que nos ocupa. Sin embargo, es evidente que se trata
de un producto que debió obtenerse mediante intercambio
comercial o tributario, por parte del grupo cultural a que
corresponde nuestro contexto de Puyil.

Elemento 07, 3/3


Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: punzocortante
Nombre: navajas prismáticas
Forma: rectangular
Materia prima: obsidiana gris
Largo: 10.2, 7.0 y 5.1
Ancho: 1.5, 1.2 y 1.4
Espesor: 0.3, 0.3 y 0.3

223
Arqueología 64 • agosto, 2021

Pirita

La pirita es un mineral muy extendido y cristalino:


granulado, radiado y a veces se encuentra de formas
cúbicas. Este mineral aparece en los conglomerados
asociado con el oro.6

Elemento 027
Localización: esqueleto 5, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: espejo
Forma: circular
Materia prima: pirita con base lítica
Diámetro: 9.8
Espesor máximo: 1.1
Espesor mínimo: 0.8
Descripción. Se trata de un conjunto de
teselas de pirita que conforma un espejo
circular y pegado sobre una base lítica, no
identificada. Asociado a la osamenta 5.

Elemento 020
Localización: punto 56, cámara 6
Función: pendiente
Nombre: espejo
Forma: circular
Materia prima: pirita con base lítica
Diámetro: 9.2
Espesor máximo: 0.9
Mínimo: 0.7
Descripción. Conjunto de teselas sobre base
lítica circular, desconocida. Se identifica
como espejo a manera de pendiente, ya que
contiene una perforación hacia una orilla
con tal propósito. Asociado en contexto a
pectoral de jadeíta, son parte de la ofrenda
2 asociada a las osamentas 8 y 9.

6 Diccionario Rioduero (1985).

224
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Cerámica

Elemento 01
Localización: ofrenda 1, cámara 6
Función: recipiente
Nombre: xicalli
Forma: redonda con cuello
y labios divergentes y orejas
Materia prima: cerámica obscura
Altura: 5.6
Ancho máximo: 5.7
Ancho mínimo: 5.2
Espesor: 2.8
Descripción. Al parecer se trata de un instrumento ceremonial. Asociado a éste se localizó un pequeño
palo o mango de concha de unos 15 cm de largo, el que suponemos pudo haber sido utilizado para mojar
del interior del jarrito, algún líquido o alucinógeno.

Elemento 031
Localización: esqueleto 10, cámara 6
Función: recipiente
Nombre: cajete
Forma: circular
Materia prima: cerámica oscura
Diámetro: 13.2
Espesor: 0.4
Altura de labio: 2.9

225
Arqueología 64 • agosto, 2021

Hueso

Elemento 08
Localización: ofrenda 1, galería 6
Función: desconocida
Nombre: punzón
Forma: punzón acanalado
Materia prima: ósea
Largo: 22.0
Ancho máximo: 2.2
Ancho mínimo: 1.5
Espesor: 0.3
Descripción. Por su forma se interpreta como un punzón que, se piensa, podría ser un instrumento
para auto sacrifico. Lo extraño es que en éste, en particular, se observa una acanaladura a lo largo del
cuerpo del hueso y la punta no es lo suficiente aguda como para pinchar cualquier parte del cuerpo.
Al parecer, esta acanaladura debió funcionar para conducir y derramar algún líquido, quizá la sangre
producida por el corte con las navajillas prismáticas asociadas en la misma ofrenda.

Elemento 040, 1/2


Localización: osamenta “A”, punto 43,
cámara 4
Función: incisivo
Nombre: frontal superior
Forma: rectangular
Materia prima: dérmico
Largo: 2.1
Ancho: 0.6
Espesor: 0.6
Descripción. Diente incisivo superior con leve incisión
doble. El tipo de incisión no es tan profunda como
lo muestran otros contextos, como es el caso de las
máscaras de cráneo de Templo Mayor, lo que nos lleva
a considerar que las incisiones de nuestra muestra no
fueron realizadas post mortem, ya que al parecer se tuvo
cuidado de no afectar la dentina de éste, a diferencia de
las mencionadas máscaras-cráneo.
Elemento 040, 2/2
Localización: osamenta “A”, punto 43, cámara 4
Función: incisivo
Nombre: frontal inferior
Forma: triangular
Materia prima: dérmico
Largo: 1.7
Ancho: 0.5
Espesor: 0.6:

226
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

Consideraciones cueva. Dichos estudios arrojan información sobre el


origen genético y las posibles relaciones migratorias
El uso de las cuevas por el hombre se remite a las más según la distribución de haplogrupos4 y haplotipos5
antiguas civilizaciones, ya sea para ocupación domés- en el continente americano y Asia.
tica, o bien, para llevar a cabo ceremonias rituales al Con dicho avance, ahora se sabe que, entre los res-
interior de ellas. Se han podido verificar diversas ma- tos de más de 40 osamentas al interior de la cueva,
nifestaciones culturales adentro, donde hay presencia se encontraron individuos que están relacionados
de pintura rupestre en algunas, y en otras, abando- con grupos de México y Guatemala, así como de mi-
no de utensilios de uso cotidiano y hasta la deposición grantes que se movieron de norte a sur y viceversa,
de objetos rituales a manera de ofrenda, con el propó- pasando por Chile, Perú y Cuba (Navarro, 2017: en
sito de satisfacer las necesidades sociales y económi- conferencia).
cas de un grupo, incluso, prácticas de tipo funerario También la datación realizada a seis muestras por
con variados dones acompañando restos humanos. carbono 14 manifiesta el uso de la Cueva de Puyil
Se sabe que la región sur de Tabasco y norte de Chia- desde el periodo Arcaico, Preclásico y Clásico tar-
pas, donde se asienta la Cueva de Puyil, fue ocupada dío (Muñoz, et al), que expresa una ocupación de
por grupos de tradición zoque desde hace unos 3 000 aproximadamente 7 000 años, si consideramos las
años, entremezclándose con grupos chontales ya para ceremonias contemporáneas que se practican hasta
el momento de contacto español (Ochoa, 1997: 27). el interior de la segunda cámara de la cueva por la
Sin embargo, después de este primer acercamiento población local de Puxcatan, a fin de asegurar una
al interior de la Cueva de Puyil a través de la arqueo- buena cosecha, propiciando las lluvias por medio de
logía, aún no podemos afirmar a qué etnia corres- los rituales tradicionales en este espacio sagrado (fi-
ponde la tradición funeraria descubierta al interior gura 13).
de la cueva, aunque existen algunos planteamientos
hipotéticos al respecto, como el sitio de Tortuguero, Conclusiones
por su conexión al afluente del río Puxcatan (Martos,
2014: 413). Aunque existen algunos sitios con cier- De acuerdo con el concepto cosmogónico del mundo
ta relevancia que podrían estar relacionados con la mesoamericano, las cuevas tenían un significado im-
cueva, como Palenque, Malpasito o Comalcalco, de portante entre las culturas antiguas. Es así que eran
acuerdo a su cercanía relativa a esta cueva, será pre- consideradas origen de la vida y de los alimentos, lugar
ciso realizar estudios más especializados con los ma- donde habitaban los dioses creadores y del sustento
teriales culturales obtenidos para conocer técnicas de del hombre (Manzanilla, 1994: 60). Es aquí donde nace
manufactura, composición mineral de los materiales, el agua y donde crece la vegetación; es aquí donde se
entre otros, y hacer la contrastación con objetos lo- veneraba a los dioses encargados de otorgar todo lo
cales de estos sitios prehispánicos, así como revisar que el hombre necesitaba para mantener un equilibrio
qué análisis se han practicado con osamentas locales con el mundo.
para conocer si hay correlación genética (DNA), dieta, Sabemos que, entre los grupos mesoamericanos,
patología, por citar algunos. las cuevas y las montañas eran sagradas y éstas eran
Darío Susano realizó el análisis de las muestras reproducidas mediante los templos en asociación con
óseas obtenidas en campo para conocer sexo, edad los antepasados y sus dioses, los habitantes de Xibal-
aproximada y posibles enfermedades (Susano, 2007). bá, donde se origina la vida (Carrasco, 2004: 233-234).
De acuerdo con los elementos de ornato, y los ob- Es evidente que se trata de un espacio de inhuma-
jetos rituales que acompañan a los individuos de la ción para más de un grupo étnico en un largo periodo
Cueva de Puyil, sabemos que se trata de una práctica de tiempo. De este modo se sugiere que hubo una clara
funeraria de tradición prehispánica en su mayoría, asimilación de la tradición mitológica respecto al Xi-
considerando que, con el estudio de algunas osamen- balbá, tradición practicada en la Cueva de Puyil, desde
tas, se registra una ocupación ritual de la cueva desde el periodo Arcaico hasta tiempos contemporáneos.
el Arcaico (Muñoz et al., 2019) (figura 9).
Con el apoyo de las doctoras Lourdes Muñoz y
Teresa Navarro, especialistas en el área de Bilogía
4 En genética poblacional, los haplogrupos del cromosoma Y humano (ADN -Y),
Molecular del Centro de Investigación y de Estudios que están determinados por las diferencias en el adn, permiten trazar la línea de
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cin- descendencia patrilineal humana (Navarro, 2017: en conferencia).
vestav-IPN), se logró un avance de suma importancia, 5 Se pueden tener estimaciones más o menos soportadas acerca de fenómenos
a partir del análisis molecular practicado a 10 mues- históricos que afectaron la diversidad genética y su distribución geográfica
tras óseas de las tres cámaras más profundas de la (Navarro, 2017: en conferencia).

227
Arqueología 64 • agosto, 2021

Bibliografía

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trado dentro de una oquedad en la cámara 4. 2004 Ritos funerarios en Calakmul: practicas rituales
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(coord.), Culto funerario en la sociedad maya.
Entre los elementos culturales aquí registrados, Memoria de la IV Mesa Redonda de Palenque.
hemos visto que, en general, son artefactos con al- México, INAH.
gún significado que se relaciona con la fertilidad. Y al
decir que se trata de representaciones simbólicas de Clark, John E.
la fertilidad, creemos que no se refiere sólo a la cues- 1998 Obsidiana y pedernal. La fabricación de
tión agrícola, sino a la generación de vida en general, instrumentos de piedra en Mesoamérica.
lo cual se vincula con la interpretación del Xibalbá. Arqueología Mexicana, (27): 42-51.
De esta manera, se puede pensar que podría haber-
se celebrado, en algún momento, el ritual de consagra- Diccionario Rioduero
ción de algún dignatario, quien debía introducirse a la 1985 Geología y mineralogía. Madrid, Ediciones
cueva para ser reconocido como tal, por los dioses y Rioduero.
sus ancestros (Sheele y Freidel, 1990: 294), el cual de-
bió incluir la práctica de algún tipo de rito sacrificial. Duday, Henry
Acorde con las características de los materiales ar- 1997 Antropología biológica “de campo”, tafonomía y
queológicos aquí analizados, sabemos que se trata de arqueología de la muerte. París, CNRS.
individuos que pertenecen en general al Clásico tar-
dío, compartiendo el espacio con depósitos funera- Holmes, William, H
rios más antiguos en menor cantidad. 1880-1881 Art in Shell of the Ancient Americans. The
Algo que sí podemos afirmar es que, desde el pe- Bureau of America Ethnology, 2nd Annual Report.
riodo Arcaico, existe evidencia de la deformación Estados Unidos, Washington.
craneal, una práctica que sólo se remitía a la tradición
maya del Clásico y del Posclásico. Es evidente que los Manzanilla, Linda
depósitos funerarios son de diferentes eventos y di- 1994 Las cuevas en el mundo mesoamericano.
ferentes temporalidades, con lo cual se puede inferir Ciencias, (36): 59-66.
una continuidad de algunas prácticas culturales en
el área maya, desde el período Arcaico por lo menos. Martos López, L. Alberto
Según el contexto de la oquedad que hemos narra- 2014 La cueva de San Felipe o Puyil, Puxcatan,
do en estas líneas, podemos ver que el universo ma- Tacotalpa, Tabasco. En Miguel A. Rubio et al.
terial se convierte en una parte importante que nos (coords.), Tabasco. Una visión antropológica e
lleva a una mejor comprensión de los eventos cultu- histórica. México, Conaculta/UNAM/Instituto
rales que se manifiestan en la Cueva Puyil. Estatal de Cultura de Tabasco.
Aún hay muchas preguntas por responder acerca
de este antecedente prehispánico. Éste es tan sólo, Melgar Tisoc, E.R., Solís Ciriaco, Reyna Beatriz,
un pequeño acercamiento al universo de información y Monterrosa Desruelles, Hervé Victor
que guarda la Cueva de Puyil. 2018 Piedras de fuego y agua. Turquesas y jades entre

228
Catálogo: Materiales arqueológicos de la Cueva de Puyil...

los nahuas. México, INAH-Museo del Templo Stross, Brian


Mayor. 2009 The Mesoamerican Sacrum Bone: Doorway to the
Otherworld. Texas, usa, The University of Texas
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1990 Una selva de reyes. La asombrosa historia de los
antiguos mayas. México, FCE.

229
64
Segunda época
agosto, 2021

• Cuicuilco en la concepción de Piña Chan • Expresión espacial de un centro prominente


en la planicie de Tecolutla, Veracruz • Los Tuxtlas y su antigua relación con las tierras
64 bajas mayas • La Cueva del Palmar. Secuencia de ocupación e interacciones culturales
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