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CARLOS VEGA
La F o r m a de la
Cueca Chilena
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COLECCION DE ENSAYOS
N Ú M E R O D O S
1C A R L O S V E G A
LA F O R M A DE LA
CUECA CHILENA
COLECCION DE ENSAYOS
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I N S T I T U T O DE I N V E S T I G A C I O N E S M U S I C A L E S
E N 1932 publiqué en el diario «La Prensa» de Buenos Aires, las
primeras noticias sobre la historia de la Cueca en Chile; en 1936
añadí nuevos datos en mi libro «Danzas y Canciones Argentinas»
(1) y en 1942 di en Santiago dos conferencias sobre su origen. La
historia puede- resumirse en una página.
La cuestión de la forma coreográfica, como totalidad andariega,
me parece suficientemente esclarecida. En 1824 cobra rápida noT
toriedad en Lima un nuevo baile llamado Zamacueca; a fines de
ese mismo año o a principios del 1825 llega a Santiago de Chile y
en sus aristocráticos salones es objeto de cálida recepción; desciende
en seguida a los dominios del pueblo, invade todo el territorio de la
República y el fervor de un par de generaciones le da categoría de
danza nacional; evoluciona, sufre algunas modificaciones de exter-
nación y de forma, y se inicia en el país, ya en la segunda mitad del
siglo, la creación de melodías originales. Hay desde entonces una
Zamacueca chilena; pero como Zamacueca es nombre demasiado
largo, con sólo «Cueca» se remedia la chilena apetencia de breve-
dad. Desde el comienzo ha pasado de Santiago a Mendoza y a
las demás provincias argentinas inmediatas; después, hacia 1865,
a Bolivia y el Perú, de retorno. Estas repúblicas le añaden apellido:
Cueca Chilena y, otra vez por razones de brevedad, Chilena sim-
plemente. En la Argentina queda hasta hoy, perdiéndose, el pri-
mitivo nombre de Zamacueca, muy generalizado el de Cueca y,
limitado a las provincias del noroeste, el de Chilena, que bajó por
Bolivia. En el Perú la danza se llamó Chilena hasta 1879, en que
fué rebautizada con el nombre de Marinera. Lima administró la
danza hasta 1860 más o menos; Santiago de Chile asumió el con-
tralor desde esa fecha y, a partir del último cuarto del siglo pasado,
la autonomía de la Cueca se acentuó en cada país. A pesar de su
dilatada vida de retorcidas andanzas internacionales, la Cueca ha
conservado intactos los principales caracteres de su coreografía;
al extremo de que hasta hoy puede reconocerse en ella el modelo de
danza picaresca que España difundió por Europa y América al
promediar el siglo XVIII.
La cuestión de la música es menos sencilla. Ningún modelo
europeo tiene cosa que ver con la Cueca. Las complicaciones se de-
ben al simple hecho de que cualquier danza, después de trasponer
sus fronteras musicales de origen, cambia sus tópicos y su externa-
ción por los que predominan en el ambiente musical que invade.
Esto ocurre a las pocas décadas de su llegada, y más ampliamente
(1) Cf. Bailes criollos: la zamacueca, en La Prensa, Buenos Aires, Julio 10 de
1932 y Danzas y Canciones Argentinas, Buenos Aires, 1936. Más datos en el libro
Orígenes del Arte musical en Chile, de Eugenio Pereira Salas, Santiago de Chile,
1941, y en Biografía de la Cueca, de Pablo Garrido, Santiago de Chile, 1943.
[i]
2 CARLOS VEGA
I
LA FORMA MUSICAL
El método que explicamos en nuestra obra Fraseología (2), con-
cebido y desarrollado expresamente para el análisis del canto po-
pular, permite una rápida comprensión de los elementos rítmicos
que se han movilizado para la articulación de la Cueca.
En éste, como en todos los casos, nos servimos de la unidad
corchea para la escritura de las melodías. Es sabido que las fór-
mulas se pueden escribir tomando como base cualquiera de las otras
unidades (negra, semicorchea, etc.) excepto las extremas, sin peli-
gro de inexactitud, pero la práctica general de los últimos siglos ha
consagrado el empleo de esa figura con tal sentido, y nosotros la
hemos adoptado en nuestro método como la unidad por excelencia.
La mente aprehende, comprende y externa agrupando; y ante
la serie de unidades, a veces inacentuadas, que le ofrece la rea-
lidad, agrupa de a dos o de a tres, es decir, percibe pies binarios o
pies ternarios. Este fenómeno se produce tanto cuando oímos las
rudimentarias melodías de los más rezagados primitivos, como cuan-
do se nos ejecutan las más encumbradas creaciones modernas (3).
(2) La música popular argentina, t. I, Fraseología, Bs. Aires, 1941.
(3) Los pies, simple fenómeno de percepción, son universales, y las fórmulas
que producen al variar y combinarse se cuentan por centenares. Teóricos de la
antigüedad (indos, griegos, etc.) le pusieron nombre a una docena de esas fór-
LA FORMA DE LA CUECA CHILENA 3
2 . L A S FORMAS DE LA FRASE
CUADRO A
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ANACRUSIS y CAUDAS
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Las seis unidades—en este caso corcheas—de un compás,
pueden formar, en general, dos grupos de tres o tres grupos de dos,
es decir, el contenido del compás de 6X8 ternario o el del 6X8 bi-
nario. Nuestro método esclarece que a este último no le corresponde
el compás de 3X4 en que suele anotarse comúnmente, sino el de
LA FORIIA DE LA CUECA CHILENA 5
CUADRO B.
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LA FORMA DF. LA CUECA CHILENA 9
CUADRO D.
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3. EL PERÍODO
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En los términos primero y tercero tenemos la frase A, y en el
segundo y en el cuarto la frase B, 3 + 6 X 8 , ambas ternarias. Re-
cuérdese que estamos hablando del orden rítmico, de manera que
las fórmulas son iguales aunque las altitudes sean distintas.
2059. Este período, que oí en Ancud, tiene tres frases distintas:
la primera y la tercera son del tipo A (6 X 8 ternario); la segunda
es C (6 X 8 binario; es decir, seis corcheas agrupadas de a dos,
que no hay que confundir con el 3 X 4, pie de negras), y al final
la D (4+8X8, pero con el compás caudal cortado por la línea de
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LA FORIIA DE LA CUECA CHILENA 13
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2041. Aquí tenemos las células, bajo las ligaduras. Toman
todo el campo disponible para una frase, incluso el vacío que queda
al final de la frase anterior, pero forman dos articulaciones más o
menos simétricas con una «cesura» en el centro del compás capital
(primero de cada frase). Son, a la frase, lo que el hemistiquio al
verso. Tienen su lugar casi siempre en las frases pares y pueden
aparecer una o las dos veces en un período.
Ya comprenderá el lector que hay mayor número de combina-
ciones posibles. Teóricamente, las cuatro frases (A, B, C, D) po-
drían integrar períodos por sí mismas, sin combinación; es decir,
cuatro frases A, cuatro B, etc.; sin embargo, sólo la frase A es ca-
paz de formar períodos sin recurrir a las otras, como hemos dicho.
Esto, al menos, resulta del examen de las colecciones; lo cual con-
firma que la frase A es la primordial. En cuanto a las combinacio-
nes de distintas frases en un período, se podrían obtener, teórica-
mente, seis períodos de dos frase diferentes, cuatro períodos de tres
frases distintas y uno en que intervinieran las cuatro frases; pero
14 CARLOS VEGA
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CUADRO E
ABC AED
II
LA FORMA POETICA
1. U N A CUARTETA
2 . U N A SEGUIDILLA DE S I E T E VERSOS
3 . U N PAREADO (5)
Blanca azucena,
si la azucena es blanca
yo soy morena.
Yo soy morena
pero agraciada.
CUADRO F.
D. 2009 A . 2016
E. 2047
CELULAS. 2008
La culebra en el espino
se arrolla y desaparece,
la mujer que engaña a un kcmbre
corona de oro merece (7).
Se tranforma en:
1
La cule-
bra en el espino
se arrolla-a y
(7) Esta estrofa, que me cantó una viejita de Puerto Montt, es la misma, pa-
labra más o menos, que publicó Sarmiento en su célebre artículo de 1842. H a y
exactamente un siglo entre ambas versiones.
22 CARLOS VEGA
desaparece,
la mujer
que engaña a un hombre
corona-a
de oro merece.
La vida, de la flor
de la moleta,
la vida, voy a hace-er
un canastillo,
la vida, para man-
darle a mi amante,
la vida, que se encuen-en
Ir a en el presidio.
Para que
para qué Dios me daría
tanto amor
tanto amor para quererte
Y ahora
ahora para olvidarte
digo que
digo que será mi muerte.
Dame tu
corazoncito,
mi vida, dámelo-o
por la ventana,
mi vida, y ayer me
dijiste que hoy,
mi vida, y hoy me di-
ris que mañana.
Cuando chi-
quita lloraba,
tilín, tilín, tilán,
cuando grande también lloro,
26 CARLOS VEGA
cuando chi-
ca por mi madre,
lilín, tilín, tilán,
y ahora por lo que adoro.
En Santia-
go cantó un gallo / qui qui riquí,
en la Se-
LA FORIIA DE LA CUECA CHILENA 27
4) La forma A-a) con los versos pares duplicados por las células;
la segunda célula se cubre por repetición y además con el ripio ay
cuando es necesario o sin serlo:
13
La vida, Mariqui-
ta se llamaba / ay, se llamaba,
la vida, la que me
lava el pañuelo / lava el pañuelo,
la vida, me lo la-
va con quillay / ay, con quillay,
la vida, los desahu-
ma con romero / ay, con romero.
Pajarilla
picaflor c.y ay ay,
mi vida, que picas,
a la violeta / los picaflores,
mi vida, y a mi no
me picaría, ay ay ay,
mi vida porque
la vida cuesta / los picaflores.
6) Otra vez la fórmula del ejemplo N.° 5, pero con los versos
pares,alargados por las células, y cada segunda célula servida por
los estribillos por la noche, por la mañana, alternando:
15
Hasta el muelle
fui con ella / por la noche,
la vida, y en conver-
sación los dos / por la mañana,
mi vida, grandes fueron
mis tormentos / por la noche,
mi vida, cuando ella
me dijo adiós, / por la mañana.
28 CARLOS VEGA
16
Yo digo al verte,
no sé dónde me nace
tanto el quererte.
17
Facinerosos, si,
yo digo al verte
no sé dónde me nace
tanto el quererte.
Mi marido me quiere
mi vida, como a una reina,
que no deja costilla
mi vida, que no me quiebra.
19
20
21
Valparaíso, sí,
se va elevando
como la mariposa
que va volando / sí, ay ay ay.
22
Un picaflor volando
picó en tu boca, ay ay ay,
creyendo que tus la-bios
eran de rosa / los picaflores.
23
La vida, yo quisiera
servirte de algo / sí, ay ay ay,
pero soy tan inútil
que nada valgo / sí, ay ay ay.
24
Se me mo-
jó, ay sí I co co re có,
vino un hombre ladrón
se lo llevó I co co ro có.
Pareado:
27
Anda, si yo llorara
si tu me amaras.
Anda, y a la verbena
que nunca pierda.
29
Cierto, de la florí'a
bien florecí'a.
30
Cierto, se va elevando
que va volando.
Estrofa anterior:
Yo seré el gato, sí,
la vida, gato romano,
si no cazas ratones,
la vida, te mato a palos.
Pareado:
31
32 (ver 66)
33
34
Al calabozo, sí,
vamo y no vamos.
35
Yo soy morena, sí
ay ay ay, pero agraciada.
36
37
Ya me olvidó, ay si,
ya me olvidó.
El quererle y amarte
no es olvidarle.
42 (ver 64)
No digas Margarita,
la vida, porque es mi hijita.
43
Ya no veremos más,
la vida, y a Arturo Prat.
LA FORIIA DE LA CUECA CHILENA 37
44
Arriba el estandarte,
la vida, Capitán Duarte.
45
Ofrécele de veras
guante y pulsera.
47
48
49
50
51
53 (Ver 24)
54 (ver 10)
55 (Ver 22)
56 (Ver 26)
Dime si no es así,
qui qui ri quí / qui qui ri quí.
A y, Napoleón
Napoleón subió a los cielos
A y, a pedir -
a pedirle a Dios la escuadra;
Ay, responde
responde San Pedro y dice:
[39]
40 CARLOS VEGA
A y, querés que
querés que te raje el alma.
Ay, Napoleón
Napoleón subió a los cielos.
tanto amor
tanto amor para quererte,
tanto amor
tanto amor para quererte
y ahora
y ahora para olvidarte
digo que
digo que será mi muerte,
digo que
digo que será mi muerte.
La vida, y en Santia-
go cantó un gallo,
la vida, y en Santia-
go cantó un gallo,
la vida, y en Sire-t-
ena se oyó
la vida, y en Sire-e-
ena se oyó-o,
la vida, dijeron
los copiapinos,
la vida, dijeron
los copiapinos,
la vida, y el gallo-o
de Copiapó,
la vida, y el gallo-o
de Copiapó.
42 CARLOS VEGA
La Laureana y la Zoila,
la vida, y la Carmen Rosa
con la Estefanía,
la vida, son muy graciosas
con la Estefanía,
la vida, son muy graciosas.
LA FORIIA DE LA CUECA CHILENA 43
65
Los fundidores, sí
fundidorcito / sí sí sí
y en mi pecho te llevo
relratadito / sí señora.
66
Al calabozo, ay sí,
el juez decía:
pásenlo pa la cárcel
por ciento un día
pásenlo pa la cárcel
por ciento un día.
2 . L A S FORMAS DE COMPOSICIÓN
Con todas las armas y bagajes de que nos hemos provisto, po-
demos atacar ahora la cuestión del «pie de Cueca»; es decir, la forma
de composición de esta especie en Chile. En este punto reanudamos
las explicaciones que, al finalizar los parágrafos dedicados al período,
suspendimos para entretenernos con la forma poética.
Quedamos en que el período musical de la Cueca consta de
cuatro frases. Estas cuatro frases se repetirán, con pequeñas va-
riantes, cuatro veces, y al final se añadirán las dos primeras para
el pareado. Por esto, porque se repiten las dos primeras y no las
frases tercera y cuarta, los forasteros reciben la impresión de que
el «pie» no concluye musicalmente, y es verdad desde el punto de
vista técnico.
La poesía, por su parte, aporta dos «octavas» y un pareado,
y la danza, una vuelta y tres medias vueltas. Estos elementos se
relacionan así:
OCTAVA 10 10 12 12 14 14 16 16
SEGUIDILLA 10 12 10 12 10 12 10 12
PAREADO 2 2 2 2 2 2 2 2
TOTAL 22 24 24 26 26 28 28 30
Compases 44 48 48 52 52 56 56 60
3. E L ACOMPAÑAMIENTO
ENSAYOS Y MONOGRAFIAS
N.° 1 N.o 2
E . PEREIRA SALAS C . VEGA
N.o 3 N.° 4
J . ORREGO SALAS VANETT LAWLER
EN PUBLICACION
EN V E N T A EN A G U S T I N A S 620
Y EN LAS PRINCIPALES LIBRERIAS
I M P R E N T A U N I V E R S I T A R I A , E S T A D O 63