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Programa de Estudios/Programa Formación humanística Sesión N°5
Experiencia Curricular: Filosofía y ética Semestre 2022-2
Contenido temático: La ciencia y su problemática
Docente:

INFORMACIÓN TEÓRICA
1.- DEFINICIÓN DE CIENCIA
CIENCIA
La ciencia es el conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados (En latín scientia, de scire,
obtenidos mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de “conocer”), término que
experimentación en ámbitos específicos, de los cuales se generan preguntas, se en su sentido más amplio
construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y se emplea para referirse al
esquemas metódicamente organizados. conocimiento
sistematizado en cualquier
La ciencia moderna surgió en el siglo XVII – durante el periodo de la Ilustración – y campo, pero que suele
se basa en los hechos observables. La ciencia coteja hechos contra la realidad aplicarse sobre todo a la
mediante experimentos. Es por esto que la ciencia necesita laboratorios y organización de la
herramientas para estudiarlo todo, desde la partícula más minúscula hasta el experiencia sensorial
universo entero. La ciencia establece rigurosos métodos con instrumentos objetivamente verificable.
confiables para acumular evidencia con la cual puede demostrar o refutar una
hipótesis. La ciencia evalúa sus propios métodos y reexamina sus propias
pruebas.

Idealmente, la ciencia experimental es independiente de la persona que hace la observación o realiza el


experimento. Es objetiva e impersonal, y acorde con la realidad observada y otro conocimiento confirmado.

La ciencia da resultados claros, lógicos, exentos de ambigüedad. Su validez puede ser verificada o
refutada usando argumento y razón. Los resultados científicos tienen que sobrevivir a pruebas duras y
escrupulosas. Esto es racionalidad científica.

La ciencia moderna deduce la verdad a partir de los hechos, verificados por experimentación metódica.
Los experimentos dicen cuánto miden las cosas y fenómenos, cuánto pesan, cuánto duran, en qué
dirección van, etc. Los experimentos ofrecen datos matemáticos.

Mientras que la ciencia antigua trataba de explicar el “por qué” de las cosas, la ciencia moderna aspira a
contestar el “cómo” de las cosas.

2.- CARACTERÍSTICAS DE LA CIENCIA


Bunge (1972) propone las siguientes características de la ciencia:

● El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, las respuestas hasta cierto punto, y
siempre vuelve a ellos. La ciencia intenta describir los hechos tales como son,
independientemente de su valor emocional o comercial: la ciencia no poetiza los hechos ni los
vende, si bien sus hazañas son una fuente de poesía y de negocios. En todos los campos, la
ciencia comienza estableciendo los hechos; esto requiere curiosidad impersonal, desconfianza por
la opinión prevaleciente, y sensibilidad a la novedad (…).
● El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta los hechos, produce nuevos
hechos, y los explica. El sentido común parte de los hechos y se atiene a ellos: a menudo se imita
al hecho aislado, sin ir muy lejos en el trabajo de correlacionarlo con otros o de explicarlo. En
cambio, la investigación científica no se limita a los hechos observados: los científicos exprimen la
realidad a fin de ir más allá de las apariencias; rechazan el grueso de los hechos percibidos, por
ser un montón de accidentes, seleccionan los que consideran que son relevantes, controlan
hechos y, en lo posible, los reproducen. Incluso producen cosas nuevas desde instrumentos hasta
partículas elementales; obtienen nuevos compuestos químicos, nuevas variedades vegetales y
animales, y al menos en principio, crean nuevas pautas de conducta individual y social (…).
● La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas circunscriptos, uno a uno, y
trata de descomponerlo todo en elementos (no necesariamente últimos o siquiera reales). La
investigación científica no se planta cuestiones tales como “¿Cómo es el universo en su
conjunto?”, o “¿Cómo es posible el conocimiento?” Trata, en cambio, de entender toda situación
total en términos de sus componentes; intenta descubrir los elementos que explican su integración
(…).
La investigación comienza descomponiendo sus objetos a fin de descubrir el “mecanismo” interno
responsable de los fenómenos observados. Pero el desmontaje del mecanismo no se detiene
cuando se ha investigado la naturaleza de sus partes; el próximo paso es el examen de la
interdependencia de las partes, y la etapa final es la tentativa de reconstruir el todo en términos de
sus partes inter-conectadas. El análisis no acarrea el descuido de la totalidad; lejos de disolver la
integración, el análisis es la única manera conocida de descubrir cómo emergen, subsisten y se
desintegran los todos. La ciencia no ignora la síntesis: lo que sí rechaza es la pretensión
irracionalista de que las síntesis pueden ser aprehendidas por una intuición especial, sin previo
análisis (…).
● La investigación científica es especializada: una consecuencia del enfoque analítico de los
problemas es la especialización. No obstante, la unidad del método científico, su aplicación
depende, en gran medida, del asunto; esto explica la multiplicidad de técnicas y la relativa
independencia de los diversos sectores de la ciencia (…).
● El conocimiento científico es claro y preciso: sus problemas son distintos, sus resultados son
claros. El conocimiento ordinario, en cambio, usualmente es vago e inexacto; en la vida diaria nos
preocupamos poco por definiciones precisas, descripciones exactas, o mediciones afinadas: si
éstas nos preocuparan demasiado, no lograríamos marchar al paso de la vida. La ciencia torna
impreciso lo que el sentido común conoce de manera nebulosa; pero, desde luego la ciencia es
mucho más que sentido común organizado: aunque proviene del sentido común, la ciencia
constituye una rebelión contra su vaguedad y superficialidad. El conocimiento científico procura la
precisión; nunca está enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la
exactitud; nunca está del todo libre de error, pero posee una técnica única para encontrar errores
y para sacar provecho de ellos (…).
● El conocimiento científico es comunicable: no es inefable sino expresable, no es privado sino
público. El lenguaje científico comunica información a quienquiera haya sido adiestrado para
entenderlo. Hay, ciertamente, sentimientos oscuros y nociones difusas, incluso en el desarrollo de
la ciencia (aunque no en la presentación final del trabajo científico); pero es preciso aclararlos
antes de poder estimar su adecuación. Lo que es inefable puede ser propio de la poesía o de la
música, no de la ciencia, cuyo lenguaje es informativo y no expresivo o imperativo La inefabilidad
misma es, en cambio, tema de investigación científica, sea psicológica o lingüística (…).
● El conocimiento científico es verificable: debe aprobar el examen de la experiencia. A fin de
explicar un conjunto de fenómenos, el científico inventa conjeturas fundadas de alguna manera en
el saber adquirido. Sus suposiciones pueden ser cautas o audaces simples o complejas; en todo
caso deben ser puestas a prueba. El test de las hipótesis fácticas es empírico, esto es,
observacional o experimental. El haberse dado cuenta de esta verdad hoy tan trillada es la
contribución inmortal de la ciencia helenística. En ese sentido, las ideas científicas (incluidos los
enunciados de leyes) no son superiores a las herramientas o a los vestidos: si fracasan en la
práctica, fracasan por entero (…).
● La investigación científica es metódica: no es errática sino planeada. Los investigadores no
tantean en la oscuridad: saben lo que buscan y cómo encontrarlo. El planeamiento de la
investigación no excluye el azar; sólo que, a hacer un lugar a los acontecimientos imprevistos es
posible aprovechar la interferencia del azar y la novedad inesperada. Más aún a veces el
investigador produce el azar deliberadamente. Por ejemplo, para asegurar la uniformidad de una
muestra, y para impedir una preferencia inconsciente en la elección de sus miembros, a menudo
se emplea la técnica de la casualización, en que la decisión acerca de los individuos que han de
formar parte de ciertos grupos se deja librada una moneda o a algún otro dispositivo.
● El conocimiento científico es sistemático: una ciencia no es un agregado de informaciones
inconexas, sino un sistema de ideas conectadas lógicamente entre sí. Todo sistema de ideas
caracterizado por cierto conjunto básico (pero refutable) de hipótesis peculiares, y que procura
adecuarse a una clase de hechos, es una teoría. Todo capítulo de una ciencia especial contiene
teorías o sistemas de ideas que están relacionadas lógicamente entre sí, esto es, que están
ordenadas mediante la relación “implica”. Esta conexión entre las ideas puede calificarse de
orgánica, en el sentido de que la sustitución de cualquiera de las hipótesis básicas produce un
cambio radical en la teoría o grupo de teorías (…).
● El conocimiento científico es general: ubica los hechos singulares en pautas generales, los
enunciados particulares en esquemas amplios. El científico se ocupa del hecho singular en la
medida en que éste es miembro de una clase o caso de una ley; más aún, presupone que todo
hecho es clasificable y legal. No es que la ciencia ignore la cosa individual o el hecho irrepetible; lo
que ignora es el hecho aislado. Por esto la ciencia no se sirve de los datos empíricos —que
siempre son singulares— como tales; éstos son mudos mientras no se los manipula y convierte en
piezas de estructuras teóricas (…).
● El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la cultura) y las aplica. El
conocimiento científico inserta los hechos singulares en pautas generales llamadas “leyes
naturales” o “leyes sociales”. Tras el desorden y la fluidez de las apariencias, la ciencia fáctica
descubre las pautas regulares de la estructura y del proceso del ser y del devenir. En la medida en
que la ciencia es legal, es esencialista: intenta legar a la raíz de las cosas (…).
● La ciencia es explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y las leyes en
términos de principios. Los científicos no se conforman con descripciones detalladas; además de
inquirir cómo son las cosas, procuran responder al por qué: por qué ocurren los hechos como
ocurren y no de otra manera. La ciencia deduce proposiciones relativas a hechos singulares a
partir de leyes generales, y deduce las leyes a partir de enunciados nomológicos aún más
generales (principios) (…).
● El conocimiento científico es predictivo: trasciende la masa de los hechos de experiencia,
imaginando cómo puede haber sido el pasado y cómo podrá ser el futuro. La predicción es, en
primer lugar, una manera eficaz de poner a prueba las hipótesis; pero también es la clave del
control y aún de la modificación del curso de los acontecimientos.
La predicción científica en contraste con la profecía se funda sobre leyes y sobre informaciones
específicas fidedignas, relativas al estado de cosas actual o pasado (…).
● La ciencia es abierta: no reconoce barreras a priori que limiten el conocimiento. Si un
conocimiento fáctico no es refutable en principio, entonces no pertenece a la ciencia sino a algún
otro campo. Las nociones acerca de nuestro medio, natural o social, o acerca del yo, no son
finales: están todas en movimiento, todas son falibles. Siempre es concebible que pueda surgir
una nueva situación (nuevas informaciones o nuevos trabajos teóricos) en que nuestras ideas, por
firmemente establecidas que parezcan, resulten inadecuadas en algún sentido. La ciencia carece
de axiomas evidentes: incluso los principios más generales y seguros son postulados que pueden
ser corregidos o reemplazados (…).
● La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión de herramientas
para el bien y para el mal. El conocimiento ordinario se ocupa usualmente de lograr resultados
capaces de ser aplicados en forma inmediata; con ello no es suficientemente verdadero, con lo
cual no puede ser suficientemente eficaz. Cuando se dispone de un conocimiento adecuado de
las cosas es posible manipularlas con éxito. La utilidad de la ciencia es una consecuencia de su
objetividad; sin proponerse necesariamente alcanzar resultados aplicables, la investigación los
provee a la corta o a la larga. La sociedad moderna paga la investigación porque ha aprendido
que la investigación rinde. Por este motivo, es redundante exhortar a los científicos a que
produzcan conocimientos aplicables: no pueden dejar de hacerlo (…). (p.11-23).

3.- OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA

Aunque el objeto de estudio varía de una disciplina a la otra, el método científico es común a
todas las ciencias en cuanto que establece un orden básico sobre cómo implementar una
investigación. El método científico se caracteriza por cinco pasos generales:

● Observación directa de lo que se quiere estudiar.


● Definición de interrogantes a partir de la observación.
● Hipótesis o premisa que podría responder a esas preguntas.
● Experimentación que consiste en hacer pruebas para confirmar o refutar la hipótesis.
● Conclusiones que surgen tras analizar los resultados de las pruebas.

Fuente: https://www.caracteristicas.co/ciencia/#ixzz7JiEeJjIg

4.- FUNCIONES DE LA CIENCIA


La ciencia es, ante todo, una manera de ver el mundo, una determinada manera de intentar comprender
qué somos, entender lo que nos rodea y relacionarnos con ello. Aunque la visión científica es parcial y el
desarrollo de las sociedades modernas necesita de otras aproximaciones a la realidad, a la ciencia le
debemos muchos de los logros sociales que ahora nos parecen irrenunciables, y de las ideas que
conforman la mentalidad contemporánea.
La ciencia nos da, además, herramientas preciosas para pensar y modelos conceptuales valiosísimos para
desenvolvernos en nuestras vidas. Y deberíamos pedir a los científicos que cultivasen la ciencia y la
transmitiesen a la sociedad para que estos beneficios fueran compartidos. Ésta tendría que ser la primera
función de la ciencia y de los científicos: generar y compartir cultura científica.
Por otra parte, nuestra sociedad, e incluso nuestra vida, está cada vez más tecnificada y, aunque no sea
necesario tener conocimientos de física cuántica para utilizar un teléfono móvil, es conveniente saber hasta
qué punto una prueba genética puede ser predictiva del desarrollo de una determinada enfermedad. El
avance continuo de la técnica nos propone cada día nuevas aplicaciones de las que debemos ser capaces
de valorar los riesgos y los beneficios que nos pueden aportar. Para ello es necesario que la sociedad en
general y nuestros políticos en particular tengan un conocimiento científico suficiente para poder participar
en el debate y tomar las decisiones adecuadas. Transmitir a la sociedad el conocimiento necesario para
entender la técnica sería, pues, la segunda función de la ciencia en una sociedad avanzada.
Por último, efectivamente, la ciencia puede generar aplicaciones que en algunos casos permitirán una
mayor competitividad a las empresas del país y que pueden redundar también en una mejora del nivel de
vida de la sociedad. Sin embargo, la priorización de las investigaciones atiende cada vez más a razones de
mercado, por lo que no es extraño que empiecen a oírse voces que reclaman un cierto control de estos
desarrollos técnicos y piden contención a los científicos en sus investigaciones. Los científicos solemos
invocar la libertad de cátedra y nos escudamos en la distinción entre los descubrimientos científicos y sus
aplicaciones, pero la relación entre ciencia y técnica, entre el desarrollo científico y sus aplicaciones, es
cada vez más estrecha y empieza a ser difícil trazar una línea clara que los separe. Por otra parte, aunque
sería tan absurdo poner cortapisas a una ciencia contemplativa como limitar la expresión de cualquier
forma de pensamiento, podría ser razonable, e incluso conveniente, limitar ciertos desarrollos tecnológicos
cuyo objetivo principal es el de generar productos de mercado de gran valor añadido, máxime cuando su
generalización puede alterar sustancialmente la organización social y afectar a valores hasta ahora
comúnmente aceptados.
El enorme éxito del método científico para generar tecnología nos está haciendo olvidar las otras funciones
de la ciencia. Para mantener una ciencia capaz de crear cultura, de transmitir nuevos conceptos que nos
ayuden a pensar, es necesario desligarla en parte de objetivos finalistas. Si seguimos empeñados en ver a
la ciencia únicamente como una productora potencial de aplicaciones técnicas, perderemos la influencia de
la ciencia en la cultura y crearemos un divorcio entre una tecnociencia mercantil y una sociedad acientífica
que comprará algunos productos científicos y sufrirá pasivamente, a veces horrorizada, otras de sus
aplicaciones.

5.- ROL DE LA CIENCIA COMO PRODUCTOR Y DIFUSOR DE CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

La importancia de diseminar el conocimiento científico y tecnológico se hace cada vez mayor. La


apropiación de ese conocimiento por parte de la sociedad es una necesidad obvia para la población en
general, pero resulta mucho más obvia y natural para quienes se dedican de forma profesional a la
investigación, la enseñanza y la comunicación en las diversas áreas de la ciencia y la tecnología.

Son cada vez más numerosos los aspectos en los cuales la sociedad acciona con base en las nociones
que tiene en ese momento acerca de un determinado fenómeno, producto o hecho. Las opiniones sobre la
conveniencia o no de adoptar una conducta, de aceptar o no un cierto tipo de pautas o reglas, de
procedimientos y hasta de ropas o alimentos, influyen poderosamente en muy numerosas y variadas
materias de interés común, determinando la orientación de la participación ciudadana. Tales opiniones
modulan de manera decisiva tanto la estrategia de legisladores y grupos de interés que buscan la sanción
de medidas legislativas como la estrategia de los productores y comercializadores de bienes. Los políticos
en busca de apoyo las estudian y hacen uso de ellas.

El concepto actual de ciudadanía implica, además de la participación, la capacitación para la toma de


decisiones. La capacidad para arribar de manera racional a decisiones acerca de asuntos personales o
comunitarios requiere manejar toda la información disponible en el momento adecuado.

Es responsabilidad de toda la sociedad, pero más aun de los comunicadores sociales como difusores del
conocimiento, de los docentes como formadores de conocedores, y de los investigadores, como creadores
del conocimiento, asegurar que la información necesaria, suficiente y correcta llegue a la mayor cantidad
posible de ciudadanos. Se trata de una responsabilidad compartida, consciente de que los saberes no
habrán llegado a su destino último mientras no sean apropiados por la sociedad, y las sociedades que a lo
largo del tiempo han generado y acumulado saberes han de hacerlos conocer de todos, sin distinciones.

Llamar la atención acerca de este último aspecto, la difusión de los saberes tradicionales, es de particular
importancia en los momentos actuales, dada la marginalidad en la cual han estado sumidos por largo
tiempo sectores menos favorecidos o culturalmente diferentes del grueso de la sociedad. Tal es el caso de
muchos de los pobladores indígenas de nuestro continente, quienes por siglos han vivido en armonía con
la naturaleza y aprendido de ella.

Cierto es que la educación adquirida, la formación y la capacidad de cada persona determina sus
posibilidades de comprensión y manejo de información. Tales posibilidades pueden cubrir una gama
extensa, pero la disponibilidad de la información ha de estar al alcance de todos, sobre todo en los tiempos
actuales, cuando la información y los contenidos en medios electrónicos ya predominan sobre los de
medios impresos. Para alcanzar una cobertura suficiente es necesario, pero no suficiente, alfabetizar y
educar. También hay que hacer fácilmente accesible el conocimiento.
(Parte tomada de: Laufer, Miguel. (2008). La difusión del conocimiento. Interciencia, 33(11), 786. Recuperado en 02 de febrero de
2022, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378-18442008001100002&lng=es&tlng=es.)
6.- LÍMITES DE LA CIENCIA
Un límite para la ciencia sería “una explicación o respuesta a algún problema, que reside fuera de las
fronteras de la científica y es de naturaleza cognitiva, esto es, se trata en principio de un asunto racional
cuya solución puede ser cierto o aproximadamente cierto” (p.105. Traducción libre). O si no, en las
palabras de van Woudenberg, la ciencia se ve limitada por el conocimiento irreduciblemente extra
científico, aquellas creencias verdaderas que están bien fundamentadas pero cuya condición de
fundamento no puede provenir de la ciencia.
…la ciencia tiene un alcance limitado debido a que existe conocimiento racional que no es científico. Otra
perspectiva sobre este punto es conforme al tipo de preguntas que deben contestar: la ciencia plantea una
amplia gama de preguntas e intenta contestarlas, pero como se mencionó anteriormente de manera
breve, sencillamente no le es posible contestar las últimas preguntas, tales como ¿por qué
existimos?, ¿cómo fue que todo empezó?, ¿son acaso libres los seres humanos? Algunos han propuesto
que estas preguntas son irrelevantes, pero si eso es cierto, ¿por qué surge una y otra vez? Como declara
van Woudenberg, “dado que las últimas preguntas parecen pareciéndonos significativas e importantes, y
que la ciencia no parece tener cómo abordarlas, parece que todo lo que se deduce es que sería incorrecto
e irrazonable recurrir a la ciencia en busca de las 'respuestas últimas'” (2016, p. 14).
Ahora bien, no solamente no es posible para la ciencia contestar las últimas preguntas, sino que tampoco
le es posible contestar preguntas sobre hechos crudos. Esto se refiere a finales o últimas fundamentadas
en las leyes universales, las cuales no explican por qué se aplican dichas leyes en vez de otras. Un
ejemplo de esta categoría de hechos crudos es la constante gravitacional: sabemos cómo aplicarla y nos
resulta sumamente útil cuando calculamos el movimiento humano o los viajes espaciales, pero la ciencia
no puede explicar qué es la gravedad. Los hechos crudos que constituyen un límite para las ciencias
naturales (van Woudenberg, 2016).
Existe otra amplia categoría de límites de la ciencia que él insinuó ya dos veces en este editorial, pero que
ahora quisiera describir con un poco más de detalles: la existencia de presuposiciones de la ciencia. La
ciencia no puede existir, no se puede ejercer, a menos que se parta de ciertas presuposiciones básicas a
las cuales no se puede llegar científicamente. Esto se ha discutido entre filósofos de la ciencia con gran
profundidad; por eso invité al Dr. René van Woudenberg a compartir con nuestra revista un manuscrito
sobre el tema, el cual se encuentra en este número tanto en inglés como en español. En ese manuscrito se
puede encontrar una presentación más profunda y detallada del tema.
Quizás el mejor ejemplo de las presuposiciones de la ciencia es el principio de uniformidad, al cual David
Hume llamó originalmente “el problema de la inducción”: en vista de que los procedimientos A y B, bajo las
circunstancias C y D, han producido el resultado S un número considerable de veces, seguirá siendo
así. Este principio, como ya mencioné en mi editorial anterior, no puede ser probado por medio alguno que
esté a disposición de los seres humanos. Las enormes debilidades de esta presuposición fueron captadas
con claridad por Dell Ratzsch:sí que la uniformidad no puede predecir, no se puede someter a prueba, no
posee riesgo empírico, puede tergiversarse para amoldarse casi a cualquier cosa, recibe una protección
preferencial y descansa en última instancia sobre consideraciones filosóficas. Y sin embargo el principio de
uniformidad no solamente es legítimamente científico, sino que es absolutamente esencial para la ciencia
( Methodological Naturalism, párrafo 10. Traducción libre).

Aparentemente, se tiende a juzgar más rigurosamente a otras disciplinas... Otra presuposición clave
consiste en que podemos confiar en nuestras habilidades cognitivas como la percepción, la razón y la
memoria, pero para poner a prueba su confiabilidad primero tenemos que confiar en ellas. William Alston le
llamó a esto “circularidad epistémica” (van Woudenberg, 2016, p. 11). Entonces, resulta que no es posible
respaldar científicamente la confiabilidad de aquellas habilidades cognitivas esenciales para el quehacer
científico.

La última categoría de límites a la cual quisiera referirme tiene que ver con las normas para la elección de
teoría. Existe una gran variedad de normas que nos ayudan a elegir entre dos o más teorías que compiten
entre sí, pero no hay un acuerdo sobre su importancia relativa; más aún, no existe consenso sobre los
requisitos incluyense y los requisitos no. La ciencia misma no puede indicarnos cómo elegir entre las
teorías sin recurrir a la filosofía y toda suerte de convicciones y creencias extracientíficas.

(Extractos tomados de: Aragón-Vargas, Luis Fernando. (2017). ¿Qué es la ciencia y hasta dónde puede llegar?. Pensar en
Movimiento: Revista de ciencias del ejercicio y la salud , 15 (1), 1-14. https://dx.doi.org/10.15517/pensarmov.v15i1.29637 )

7.- IMPLICANCIAS SOCIALES DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA


El impacto social de la ciencia y la tecnología ha sido definido como los efectos positivos o negativos en la
población, de la incorporación de conocimiento científico y tecnológico en prácticas sociales, hábitos e
instituciones. Para ello, necesariamente, el análisis se dirige a la sociedad y los cambios que en ella
operan, y los diversos aspectos relacionados a la ciencia y la tecnología pasan a constituirse en factores
explicativos de estos cambios. Como ha sido señalado al comienzo de este artículo, la dificultad básica
que se plantea en un análisis de esta naturaleza es la factibilidad de identificar y ponderar la intervención
de la ciencia y la tecnología en la sociedad, la cultura y la economía y, en particular, en la calidad de vida
de la población, ante la existencia de muchos otros factores que operan en la producción de los cambios
sociales.
Una de las vías más firmes para realizar un estudio del impacto efectivo son los estudios retrospectivos
que limitan el análisis a la reconstrucción histórica de la secuencia o cadena de procesos de conocimiento
y sus efectos sociales en un tema particular. Aun así, seguirá presente la dificultad de decidir qué variables
serán seleccionadas como más relevantes para explicar el desarrollo de dicha secuencia, y cómo serán
ponderados factores tan difusos como los patrones culturales que gobiernan las conductas cotidianas. Otra
modalidad existente que también incorpora la dimensión temporal son los estudios de tipo prospectivo
basados en la posibilidad de establecer a futuro los efectos del conocimiento producidos en determinado
campo o las consecuencias de la difusión y uso de ciertas tecnologías. La prospectiva tecnológica es el
enfoque que provee una diversidad de herramientas de análisis, ya sea basadas en modelos matemáticos
o en apreciaciones y evaluaciones subjetivas, por parte de expertos o de otros actores sociales “no
expertos” interesados o afectados por determinadas tecnologías o resultados de la ciencia. En cualquiera
de las dos vías una cuestión preliminar que deberá ser considerada y especificada es la desagregación del
“campo social” en dimensiones más específicas que permitan identificar áreas de efectos o cambios
sociales.
(Extractos tomados de: María Elina Estébanez en: http://www.ricyt.org/wp-content/uploads/2019/09/Estado_2002_14.pdf )

8.- LA CIENCIA Y LA PSEUDOCIENCIA


Existen múltiples intentos para establecer la diferencia entre ciencia y pseudociencia. Mario Bunge en su
libro Pseudociencia e Ideología (1985), propone una serie de interrogantes que promueven un análisis
reflexivo sobre la naturaleza de las pseudociencias. Entre estas se destaca la siguiente: ¿Las
pseudociencias son disciplinas en vías de desarrollo que los científicos se niegan a reconocer como
ciencias porque contradicen lo establecido? ¿Qué valor tienen dentro de una sociedad? ¿Qué representan
para quienes la promueven? ¿Por qué una gran parte de la población las acepta o las practica dentro de
su rutina de vida?

Considero que cada pregunta nos llevara a explayarnos en demasía respecto a la temática que estamos
abordando, en consecuencia, propongo que cada uno indague de manera personal para de fomentar su
bagaje cultural, a fin de suscribirnos a establecer las marcadas diferencias entre estos dos conceptos en
cuestión.

Diversos autores, como Aasseng, Bauer, Bunge entre otros, han establecido ciertas diferencias entre las
ciencias y las pseudociencias. Una de las más desarrolladas es la Decatupla propuestas por Mario Bunge
(1985), en la cual enfatiza que el dominio de la ciencia consiste en entes reales, mientras que las
Psedociencias lo componen entes imaginarios, no sujetos a comprobación, tales como las influencias
astrales y los OVNIs. Además, Bunge, considera como pseudociencias, a la Astrología, Piramidología,
Grafología, Ovnilogía, Creacionismo “científico”, Parapsicología y Psicoanálisis.
Por su parte Gonzáles (2002), propone las siguientes diferencias fundamentales entre estos dos
conceptos:

A. Mientras que la ciencia es escéptica y duda de sus propios logros, la pseudociencia es crédula y no
exige demostraciones.

B. La ciencia busca la reproducibilidad de sus resultados; por el contrario, la pseudociencia se


satisface a sí misma con ejemplos aislados.

C. La ciencia utiliza conceptos y magnitudes bien definidos para describir y analizar los fenómenos; la
Pseudociencia, emplea sus propios conceptos y lo mezcla inadecuadamente con conocimientos
científicos.

D. En la ciencia, resulta de fundamental importancia el uso de textos y artículos científicos; en la


pseudociencia se acostumbra a citar opiniones aisladas o casos anecdóticos. Pero según Shermer
(2002) Las anécdotas y el uso indiscriminado del lenguaje científico no constituyen una ciencia.

Finalmente, Ruben Ardilla, propone las siguientes diferencias:

● Las pseudociencias hacen afirmaciones que pretenden ser científicas, pero no cumplen con los
requerimientos del método científico.

● Dichos campos de conocimiento no utilizan los métodos de la ciencia, hacen afirmaciones que
están mucho más allá de los hechos y en muchos casos no creen que exista una realidad objetiva.

● Poseen gran influencia en los medios masivos de comunicación. En realidad, se leen más libros de
astrología que de astronomía, de “terapia floral” que, de terapia del comportamiento, y de
numerología que de matemáticas.

● Además, en muchos casos las pseudociencias se refieren a la conducta humana.

El siguiente esquema establece una clara diferencia entre ciencia y pseudociencia.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

● Ardila, R. Ciencia y pseudo-ciencia.[pdf]. Colombia. Universidad Nacional de Colombia.

2007. 38 pdf.

● Bunge M. La ciencia, su método y su filosofía. Argentina: Siglo XX; 1972.

● Bunge M. Seudociencia e ideología. Madrid: Alianza; 1985.

● González A, Ciencia. pseudociencia y bioenergía. Revista cubana de Física (Cuba). 2008;

(25): 17- 21.

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