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CONSIDERANDO
“AGRAVIOS
Eso tiene que ver ya que la ley le concede facultades suficientes a los
juzgadores para que sean exhaustivos en la búsqueda de la verdad, sobre la
celeridad de resolver los procesos, esto se puede observar en el Artículo 261 del
Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Sonora, donde indica
que el juzgador puede y debe llegar a la verdad y la comprobación de todos
los elementos que constituyen el ocurso de que se trate para con eso estar
en los mejores condiciones de otorgar a cada quien lo que derecho
corresponde:
ARTICULO 261.- Independientemente de la carga de la prueba impuesta
a las partes conforme a los artículos anteriores, el juez o tribunal tendrán los
siguientes poderes para conocer la verdad sobre los puntos controvertidos:
I.- Examinar a cualquier persona, sea parte o tercero o valerse de
cualesquiera cosas o documentos, ya que sea que pertenezcan a las partes
o a un tercero, sin más limitación que la de que las pruebas no estén
prohibidas; y de que si se trata de tercero se procure armonizar el interés de
la justicia con el respeto que merecen los derechos de éste;
Es por eso que no se puede deducir que la parte actora tiene derecho
a cobrar rentas, sin que haya quedado demostrado que la persona que
arrendó es legítima duela del predio o en su defecto se autorizó por el dueño
para que su nombre realizara esta actividad, La lógica jurídica y los
ordenamiento formales son claros en muchos apartados y preceptos inscritos
en su leyes en este sentido. Por mencionar alguno que tiene aplicación. Como
es el Artículo 39 del Código Civil par el Estado de Sonora que habla de los actos
jurídicos y los requisitos que deben ser considerados para que un acto sea válido.
Y es orden de ideas no se habla de la evidente existencia de la capacidad de la
actora para promulgarse como arrendadora del predio que nos ocupa como la
inexistente capacidad que tiene para demandar a la suscrita en los mismos
términos.
ARTICULO 39.- Para el acto jurídico sea válido, supuesta su existencia,
se requieren:
I.- La capacidad en el autor o autores del acto;
II.- La ausencia de vicios de la voluntad;
III.- La forma, cuando la ley así lo declare.
IV.- La ilicitud en el objeto, motivo, fin o condición del acto.
Toda esta situación no es cosa menor y el juzgador no la puede pasar
por alto a la ahora de invocar legitimaciones casi por ministerio de ley
cuando si bien tiene la facultad para decretar y declarar ser detentor de
derecho y obligaciones a las personas, este ejercicio no es una FACULTAD
DISCRECIONAL del juzgador tiene que valorar no lo actuado sino la
legalidad y los requisitos formales de la ley para tales efectos esto lo
dejan claros los artículos 47, 935, 939 del Código Civil para el Estado de
Sonora, donde es claro que no se puede celebrar actos a nombre de otra
persona sin tener la autorización de quien es el titular del derecho. Para esto
el juzgador no le debe quedar duda de quien es el dueño de los derechos o
verificar las autorizaciones hechas por los mismos a los que actuaran en su
nombre, pero es claro que la parte actora no está cumpliendo un mandato a
nombre del dueño de la parcela, está actuando a título personal en el acto
Primer Tribunal Colegiado Regional
Del Tercer Circuito del Estado de Sonora.
que se celebró lo que constituye una inexistencia tanto del acto jurídico
como la interposición de la demanda.
ARTÍCULO 47 CCES.- Ninguno puede celebrar actos jurídicos a nombre
de otro sin estar autorizado por el o por la ley
ARTÍCULO 935 CCES.- Los bienes de uso común son inalienables e
imprescriptibles. Pueden aprovecharse de ellos todos los habitantes, con las
restricciones establecidas por la ley, pero aprovechamientos especiales se
necesita concesión otorgada con los que prevengan las leyes respectivas.
ARTÍCULO 939 CCES.- Son bienes de propiedad de los particulares
todas las cosas cuyo dominio les pertenece legalmente, y de las que no puede
aprovecharse ninguno sin consentimiento del dueño o autorización de la ley.
Yendo un poco más lejos en el análisis y la probidad que debe tener el
juzgador cuando reciba alguna demanda y decida darle curso, porque para ese
momento se supone que encontró elementos suficientes en las que las partes
intervenientes son susceptibles de algún derecho. Pero no puede dejar de ver en
ningún momento cuando alguna de las partes no está obrando o comprobando de
lo que tiene obligación de demostrar;
En este caso en particular conforme se presentó la demanda y las
pruebas que se ofrecieron, se está ante un evidente caso de simulación por
parte de la actora donde pretende favorecerse de bienes y derechos que no
le corresponden y el juzgador le concedió la posibilidad de disfrutar de estos
momentos sin que haya tenido la necesidad de demostrar la legal pertenencia o
adquisición de las cosas, la parte actora actúo en evidente simulación y el juez
decidió quitarle el legítimo derecho al dueño para dárselo a los simuladores.
Y es absolutamente peligroso que el juzgador le restituya la cosa a
alguien que en ningún momento ha probado ser dueña de esta.
Artículo 2362.- La simulación es absoluta cuando el acto simulado nada
tiene de real; es relativa cuando a un acto jurídico se le da una falsa apariencia
que oculta su verdadero carácter.
Artículo 2363.- La simulación absoluta origina la inexistencia del acto, y,
en consecuencia, lo priva totalmente de efectos jurídicos. De ella puede
prevalecerse todo interesado, no desaparece por la prescripción, ni por la
confirmación del acto. Cuando éste perjudique a la hacienda pública, el ministerio
público podrá también invocar la inexistencia.
Artículo 2365.- Descubierta la simulación absoluta, se restituirá la cosa o
derecho a quien pertenezca, con sus frutos e intereses, si los hubiere; pero si la
cosa o derecho han pasado a título oneroso a un tercero de buena fe, no habrá
lugar a la restitución. También subsistirán los gravámenes impuestos a favor de un
tercero de buena fe.
Artículo 2668.- El que no fuere dueño de la cosa podrá arrendarla si
tiene facultad para celebrar ese contrato, ya en virtud de autorización del
dueño, ya por disposición de la ley.