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SENTENCIA CONSTITUCIONAL

PLURINACIONAL 0017/2015
Sucre, 4 de marzo de 2015
SALA PLENA
Magistrado Relator: Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
Conflicto de competencias jurisdiccionales
Expediente: 07184-2014-15-CCJ
Departamento: Cochabamba
En el conflicto de competencias jurisdiccionales suscitado entre Nicanor Prieto
Saavedra, Vicepresidente y Nancy Rojas Olivera de Sandoval, Secretaria General,
ambos del Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu de la provincia Chapare del
departamento de Cochabamba; y, Nelson Cesar Pereira Antezana y David Gamón
Nicolás, Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba del mismo
departamento, remitido al Tribunal Constitucional Plurinacional por los primeros
nombrados.
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Alegaciones de la Secretaria General y del Vicepresidente del Sindicato Agrario
Lloquemayu
Por memorial presentado el 3 de junio de 2014, cursante de fs. 85 a 89 vta., Nicanor Prieto
Saavedra y Nancy Rojas Olivera de Sandoval y ambas autoridades del Sindicato Agrario
Comunal Lloquemayu, suscitaron el conflicto de competencias jurisdiccionales alegando lo
siguiente:
Los habitantes de la comunidad de Lloquemayu trabajan unos terrenos conocidos como
“Hacienda Quiroga”, que fue de propiedad de Alfredo Quiroga Barrero; sin embargo, como
consecuencia de la Reforma Agraria, dichos predios quedaron en poder de Armando
Taborga Bazoberry (dependiente del hacendado); empero el mismo, fue abandonado por
mucho tiempo, razón por la que no fueron trabajados ni cumplieron con la función
económica social; por consiguiente, en Asamblea General y mediante resolución sindical se
decidió que “…los hermanos campesinos…” (sic), se hagan cargo del fundo agrario
trabajando en forma alterna durante las temporadas de producción agraria.
El 25 de julio de 2011, por primera vez se apersonaron María del Carmen y Marisol Ana
Taborga García, aduciendo ser hijas y herederas de Armando Taborga Bazoberry, con
quienes firmaron documento de compromiso de compraventa sobre el bien inmueble ya
referido; sin embargo, transcurrido un periodo de tiempo, las supuestas herederas también
suscribieron otro compromiso de compraventa con la organización de los regantes, hecho
que tuvo como desenlace un enfrentamiento con los habitantes de la comunidad de
Lloquemayu, que derivó en una querella de acción privada contra los trabajadores
campesinos, por la presunta comisión de los delitos de despojo, perturbación de posesión,
usurpación agravada y daño simple.
El 10 de diciembre de 2012, María del Carmen y Marisol Ana Taborga García, ampliaron
querella contra Constantino y Valentín Sánchez Revollo, Mario Hinojosa Cadima, Paulina
Mamani, Martha Sánchez, Lucía Rojas de Calicho y Prudencio Calicho, por la presunta
comisión de los delitos de daño calificado, coacción y amenazas, responsabilizándoles de la
tala de árboles de eucalipto; posteriormente, las querellantes formularon desistimiento en
favor de las mujeres; sin embargo, la investigación continuó contra Valentín y Constantino
Sánchez Revollo y Mario Hinojosa Cadima, no obstante que la tala de árboles fue realizada
por la Transportadora de Electricidad (TDE).
El 20 de febrero de 2013, el Ministerio Público presentó acusación formal por los delitos de
amenazas, coacción y daño calificado, por lo que el Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba
del departamento de Cochabamba, mediante Auto de apertura de juicio señaló audiencia
pública de juicio oral para el 8 de septiembre de 2014.
Al haberse tomado conocimiento de la radicatoria y el Auto de apertura de juicio oral, el
Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu, en reunión ordinaria realizada el 29 de marzo de
2014, decidió enviar una nota a los referidos Jueces Técnicos, solicitando la suspensión del
juicio oral, se aparten del conocimiento de la causa y se remita los antecedentes del proceso
a las autoridades del mencionado Sindicato, petición que no fue respondida por las
autoridades judiciales de la jurisdicción ordinaria.
La Ley Fundamental en su art. 1, garantiza la libre determinación de las naciones y pueblos
indígena originario campesinos (NPIOC); y en su art. 30, reconoce los derechos a la
autonomía, autogobierno, a la cultura, a la libre determinación y territorialidad; asimismo,
el art. 11 de la Constitución Política del Estado (CPE), reconoce la democracia comunitaria;
por lo tanto, en virtud a los preceptos constitucionales referidos, la jurisdicción indígena
originaria campesina (IOC) y la ordinaria, gozan de igual jerarquía.
En el presente caso, María del Carmen y Marisol Ana Taborga García, al asistir a la reunión
realizada el 7 de agosto de 2011 y suscrito el documento de compromiso de compraventa,
se sometieron a la jurisdicción IOC; asimismo, el terreno objeto de controversia también se
encuentra situado al interior de la comunidad de Lloquemayu; por lo tanto, se debe aplicar
la norma IOC, a efectos de resolver cualquier controversia suscitada sobre la propiedad
agraria referida.
I.2. Admisión
El Tribunal Constitucional Plurinacional, mediante AC 0190/2014-CA de 16 de junio,
admitió el conflicto de competencias suscitado entre las autoridades del Sindicato Agrario
Comunal Lloquemayu y el Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba ambos del departamento
de Cochabamba, disponiendo la suspensión de la tramitación del proceso penal en la
jurisdicción ordinaria y la IOC, hasta que el Tribunal Constitucional Plurinacional,
pronuncie el respectivo fallo, concediendo el plazo de quince días para que las autoridades
judiciales de la jurisdicción ordinaria formulen sus alegatos y fundamentos.
I.3. Alegaciones de los Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba
Por escrito presentado el 19 de septiembre de 2014, cursante de fs. 102 a 103 vta., Nelson
Cesar Pereira Antezana y David Gamón Nicolás, Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia
Penal de Sacaba del departamento de Cochabamba, formularon los siguientes alegatos: a)
La nota de 9 de mayo de 2014, presentada por las autoridades del Sindicato Agrario
Comunal Lloquemayu, fue entendida por el citado Tribunal, como una solicitud de
suspensión de audiencia de juicio oral por terceras personas que no eran parte del proceso
penal y no así como una petición de declinatoria de competencia; a ello se suma que, los
solicitantes, no acompañaron prueba alguna a dicho escrito; b) En sujeción a los arts.
“30.I.2, y 191.I” de la CPE; y, 7, 8, 9, 10. de la Ley de Deslinde Jurisdiccional (LDJ), el
referido Tribunal, es competente para conocer y resolver el proceso penal mencionado, ya
que el Ministerio Público, presentó acusación formal por los delitos de amenazas, daño
calificado y coacción, tipificados en los arts. 293, 294 y 358 incs. 2) y 3) del Código Penal
(CP), ilícitos de acción penal pública; c) Las autoridades del Sindicato Agrario Comunal
Lloquemayu no presentaron ninguna prueba que demuestre la concurrencia de los ámbitos
de vigencia personal, material y territorial; asimismo, no obstante de estar organizados en
sindicatos agrarios, no se tiene certeza y convicción acerca si es un pueblo indígena
originario campesino (PIOC) con estructura organizada que responda a razones de orden
sociohistórico, más aún, si del escrito presentado por las mismas autoridades sindicales se
constata que la aludida Comunidad se encuentra situada a 10 km de la localidad de Sacaba,
al igual que otros sindicatos agrarios circundantes; en efecto, existen varias personas
procesadas ante la jurisdicción ordinaria, aun siendo miembros de sindicatos agrarios y
Organizaciones Territoriales de Base (OTB) que se encuentran dentro de la jurisdicción de
Sacaba; y, d) El Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu pertenece a la Sub Central
Tutimayu, por lo que se desconoce si es un territorio ancestral.
I.4. Trámite procesal en el Tribunal constitucional Plurinacional
La Comisión de Admisión del Tribunal Constitucional Plurinacional, mediante decreto
constitucional de 15 de octubre de 2014 y 19 de enero de 2015, cursante a fs. 107 y 161,
previa solicitud del Magistrado Relator, dispuso la suspensión de plazo a efecto de requerir
informe técnico a las Unidades de Descolonización y de Jurisprudencia de este Tribunal,
reanudándose el mismo el 3 de marzo de 2015, de acuerdo a lo dispuesto a través de
proveído de 12 de febrero de igual año, por lo que la presente Resolución es pronunciada
dentro del plazo establecido por ley.
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen las
siguientes conclusiones:
II.1. Cursa certificación de 2 de junio de 2014, por la que el Secretario General de la Sub
Central Agraria Tutimayu certificó que el Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu, se
encuentra afiliado a la referida Central Agraria, cumpliendo disciplinadamente las
decisiones orgánicas (fs. 1).
II.2. El representante del Ministerio Público, por requerimiento de 14 de junio de 2012,
imputó formalmente a Valentín y Constantino Sánchez Revollo y Mario Hinojosa Cadima,
por la presunta comisión de los delitos de asociación delictuosa, amenazas, robo agravado y
daño calificado (fs. 28 a 29 vta.).
II.3. Por memorial presentado el 20 de febrero de 2013, el representante del Ministerio
Público, acusó formalmente a Valentín y Constantino Sánchez Revollo; y, Mario Hinojosa
Cadima, por la presunta comisión de los delitos de amenazas, daño calificado y coacción
(fs. 61 a 64).
II.4. Cursa oficio de 9 de mayo de 2014, por el que las autoridades del Sindicato Agrario
Comunal Lloquemayu, entre ellos, los acusados Constantino y Valentín Sánchez Revollo,
solicitaron al Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba del departamento de Cochabamba,
suspender la audiencia de juicio oral programada para el 8 de septiembre de igual año y se
traslade el asunto al referido Sindicato, a fin que sus autoridades resuelvan la problemática
(fs. 83 a 84 vta.).
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
Las autoridades del Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu consideran que el Tribunal de
Sentencia Penal de Sacaba del departamento de Cochabamba, es incompetente para conocer
y resolver el proceso penal instaurado contra Valentín y Constantino Sánchez Revollo; y,
Mario Hinojosa Cadima, por la presunta comisión de los delitos de amenazas, daño
calificado y coacción, al considerar que, la problemática sometida a la jurisdicción
ordinaria atinge a una cuestión de tierras y también concurren los ámbitos de vigencia
personal, territorial y material. En base a dichos argumentos, corresponde a este Tribunal
Constitucional Plurinacional, en mérito al control competencial de constitucionalidad,
establecer la competencia de la autoridad para conocer y resolver el proceso penal por la
presunta comisión de los delitos de daño calificado, coacción y amenazas.
III.1 El pluralismo jurídico y el control competencial
La voluntad del constituyente expresada en el texto de la Ley Fundamental, resalta el
carácter diverso y plural como bases fundamentales del Estado. En ese contexto, a partir del
Preámbulo y pasando por el contenido íntegro de la Norma Suprema, se presenta a la
pluralidad y la diversidad expresada en diferentes ámbitos, como esencia de la existencia
del Estado boliviano; así, el art. 1 de la CPE, refiere que: “Bolivia se constituye en un
Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente,
soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda
en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico,
dentro del proceso integrador del país” (las negrillas son nuestras).
El precepto constitucional glosado precedentemente demuestra el establecimiento del
pluralismo jurídico como base esencial y elemento fundante del Estado boliviano; por
consiguiente, el ejercicio de la jurisdicción IOC debe ser entendido por este Tribunal
Constitucional Plurinacional, como un derecho fundamental de las NPIOC, por la que las
colectividades IOC tienen la potestad de dirimir controversias usando inclusive la fuerza
pública para garantizar la ejecución de sus decisiones, de acuerdo con las reglas de cada
comunidad, más aún, si el reconocimiento constitucional aludido anteriormente, es el
resultado de la incansable lucha siendo que, a lo largo de la historia, los indígenas
originarios campesinos procuraron conseguir una afirmación expresa en el ejercicio de sus
derechos. Entonces, el hecho que la Ley Fundamental y los preceptos de orden
internacional reconozcan los derechos de las NPIOC, entre ellos, el derecho a la libre
determinación y, por lógica consecuencia, el derecho a ejercer jurisdicción, significa una
reparación o resarcimiento de la histórica exclusión y marginación a las que fueron
sometidos; en efecto, la afirmación constitucional del pluralismo jurídico, hace eco de la
voluntad del constituyente en lo que respecta a la construcción de una sociedad con
inclusión, ya que a partir de ello, los diferentes sistemas jurídicos e instituciones de las
NPIOC, ya no son ajenas a la estructura jurídica oficial del Estado, sino que, configuran un
componente propio de la impartición de justicia reconocido oficialmente por el Estado.
En el marco de las consideraciones precedentemente referidas, es menester realizar un
somero bosquejo de las normas que reconocen el ejercicio de la jurisdicción IOC. En ese
sentido, el art. 2 de la CPE, señala que: “Dada la existencia precolonial de las naciones y
pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se
garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su
derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus
instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales, conforme a esta
Constitución y la ley”.
En el mismo contexto, el art. 30.II de la Norma Suprema, refiere que: “En el marco de la
unidad del Estado y de acuerdo con esta Constitución las naciones y pueblos indígena
originario campesinos gozan de los siguientes derechos:
(…)
4. A la libre determinación y territorialidad
(…)
14. Al ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y económicos acorde a su cosmovisión”.
A su vez el art. 190.I de la CPE, dispone que: “Las naciones y pueblos indígena originario
campesinos ejercerán sus funciones jurisdiccionales y de competencia a través de sus
autoridades, y aplicarán sus principios, valores culturales, normas y procedimientos
propios”.
Los preceptos constitucionales citados anteriormente, armonizan con el espíritu de las
disposiciones normativas de carácter internacional referido al reconocimiento de los
derechos de las naciones y pueblos indígenas. En ese contexto, es preciso referir que el art.
3 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas,
dispone lo siguiente: “Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En
virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente
su desarrollo económico, social y cultural”; así, también en su art. 5, refiere que: “Los
pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas,
jurídicas, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar
plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado”; por
su parte, el art. 34 de la referida Declaración, precisa que: “Los pueblos indígenas tienen
derecho a promover, desarrollar y mantener sus estructuras institucionales y sus propias
costumbres, espiritualidad, tradiciones, procedimientos, prácticas y, cuando existan,
costumbres o sistemas jurídicos, de conformidad con las normas internacionales de
derechos humanos”; en el mismo contexto, su art. 35 ordena que: “Los pueblos indígenas
tienen derecho a determinar las responsabilidades de los individuos para con sus
comunidades” y, el art. 40 de la citada Declaración, establece que: “Los pueblos indígenas
tienen derecho a procedimientos equitativos y justos para el arreglo de conflictos y
controversias con los Estados u otras partes, y a una pronta decisión sobre esas
controversias, así como a una reparación efectiva de toda lesión de sus derechos
individuales y colectivos. En esas decisiones se tendrán debidamente en consideración las
costumbres, las tradiciones, las normas y los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas
interesados y las normas internacionales de derechos humanos”.
En el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (IOT), también se
reconocen los derechos de las naciones y pueblos indígenas; así, en su art. 9.1, señala que:
“En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los
derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos a los
que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los delitos
cometidos por sus miembros”.
En virtud a los derechos a la autonomía y libre determinación reconocidos en los arts. 2 y
30.II.4 de la CPE, las NPIOC tienen la libertad de desarrollar y determinar su condición
política, su desarrollo económico, social y cultural, pero fundamentalmente de conservar y
reforzar sus instituciones jurídicas, políticas, económicas, culturales y sociales. Entonces,
del establecimiento del derecho a la libre determinación y autonomía se desprende el
reconocimiento de los sistemas normativos, las instituciones jurídicas y el ejercicio de la
jurisdicción de estas.
A partir de la existencia del pluralismo jurídico en Bolivia, se hacen inminentes los
conflictos de competencias jurisdiccionales, ya sea entre las jurisdicciones IOC, ordinaria,
agroambiental y especiales. En ese sentido, la SCP 0874/2014 de 12 de mayo, sostuvo lo
siguiente: “Como podrá advertirse, en el plano del ámbito jurisdiccional, la competencia
de las autoridades resulta ser determinante para un debido procesamiento, de manera que,
si una determinada controversia fuere resuelta o sometida a una autoridad que no tiene
competencia, la consecuencia inmediata sería la franca vulneración del debido proceso y
también, en el caso de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, su derecho
a ejercer sus sistemas jurídicos; por lo tanto, a partir de la interpretación plural de las
normas constitucionales glosadas anteriormente y en virtud a que el aspecto competencial
tiene directa incidencia en los derechos fundamentales, el Tribunal Constitucional
Plurinacional, tiene la obligación de asumir con celo el control competencial de
constitucionalidad, en especial, respecto al conflicto de competencias entre la jurisdicción
indígena originaria campesina, la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción agroambiental.
Entonces, el Tribunal Constitucional Plurinacional es el órgano encargado para dirimir
dichos conflictos, teniendo presente que, en mérito al principio de igualdad jerárquica de
las jurisdicciones, ninguna de ellas tiene la potestad de sobreponerse ni subordinar a la
otra. Entonces, es este Tribunal quien definirá, a partir de la interpretación de las normas
que regulan el ejercicio de las diferentes competencias desde y conforme a la Constitución
Política del Estado y las normas del bloque de constitucionalidad, qué jurisdicción es
competente”.
III.2 De los ámbitos de aplicación de la jurisdicción IOC
El constituyente boliviano y el legislador, determinaron de manera precisa los ámbitos en el
que se realiza la jurisdicción IOC, a cuyo propósito corresponde realizar a continuación un
bosquejo de las normas contenidas en la Constitución Política del Estado y en la Ley de
Deslinde Jurisdiccional.
El art. 191 de la Ley Fundamental, señala lo siguiente:
“I. La jurisdicción indígena originario campesina se fundamenta en un vínculo particular de
las personas que son miembros de la respectiva nación o pueblo indígena originario
campesino.
II. La jurisdicción indígena originario campesina se ejerce en los siguientes ámbitos de
vigencia personal, material y territorial:
1. Están sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o pueblo indígena originario
campesino, sea que actúen como actores o demandado, denunciantes o querellantes,
denunciados o imputados, recurrentes o recurridos.
2. Esta jurisdicción conoce los asuntos indígena originario campesinos de conformidad a lo
establecido en una Ley de Deslinde Jurisdiccional.
3. Esta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos
efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino”.
El desarrollo del precepto constitucional glosado anteriormente, se encuentra en la Ley de
Deslinde Jurisdiccional, cuyo texto determina que:
“Artículo 9. (ÁMBITO DE VIGENCIA PERSONAL). Están sujetos a la jurisdicción
indígena originaria campesina los miembros de la respectiva nación o pueblo indígena
originario campesino.
Artículo 10. (ÁMBITO DE VIGENCIA MATERIAL).
I. La jurisdicción indígena originaria campesina conoce los asuntos o conflictos que
histórica y tradicionalmente conocieron bajo sus normas, procedimientos propios vigentes y
saberes, de acuerdo a su libre determinación.
II. El ámbito de vigencia material de la jurisdicción indígena originaria campesina no
alcanza a las siguientes materias:
a) En materia penal, los delitos contra el Derecho Internacional, los delitos por crímenes de
lesa humanidad, los delitos contra la seguridad interna y externa del Estado, los delitos de
terrorismo, los delitos tributarios y aduaneros, los delitos por corrupción o cualquier otro
delito cuya víctima sea el Estado, trata y tráfico de personas, tráfico de armas y delitos de
narcotráfico. Los delitos cometidos en contra de la integridad corporal de niños, niñas y
adolescentes, los delitos de violación, asesinato u homicidio;
b) En materia civil, cualquier proceso en el cual sea parte o tercero interesado el Estado, a
través de su administración central, descentralizada, desconcentrada, autonómica y lo
relacionado al derecho propietario;
c) Derecho Laboral, Derecho de la Seguridad Social, Derecho Tributario, Derecho
Administrativo, Derecho Minero, Derecho de Hidrocarburos, Derecho Forestal, Derecho
Informático, Derecho Internacional público y privado, y Derecho Agrario, excepto la
distribución interna de tierras en las comunidades que tengan posesión legal o derecho
propietario colectivo sobre las mismas;
d) Otras que estén reservadas por la Constitución Política del Estado y la Ley a las
jurisdicciones ordinaria, agroambiental y otras reconocidas legalmente.
III. Los asuntos de conocimiento de la jurisdicción indígena originaria campesina, no
podrán ser de conocimiento de la jurisdicción ordinaria, la agroambiental y las demás
jurisdicciones legalmente reconocidas.
Artículo 11. (ÁMBITO DE VIGENCIA TERRITORIAL). El ámbito de vigencia
territorial se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos efectos se
producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino, siempre y
cuando concurran los otros ámbitos de vigencia establecidos en la Constitución Política del
Estado y en la presente Ley”.
Al respecto, la jurisprudencia constitucional contenida en la SCP 0037/2013 de 4 de enero,
concluyó lo siguiente: “Tomando en cuenta que el orden constitucional reconoce varias
jurisdicciones, la articulación de las mismas es fundamental. En este orden, la Ley
Fundamental establece en el art. 191, los ámbitos de vigencia de la jurisdicción indígena
originaria campesina: ámbitos de vigencia personal, material y territorial.
En efecto, en cuanto al ámbito de vigencia personal, la norma fundamental establece que
están sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o pueblo indígena originario
campesino, sea que actúen como actores o demandados, denunciantes o querellantes,
denunciados o imputados, recurrentes o recurridos.
Asimismo, en cuanto a la vigencia material, la Norma Suprema hace una derivación a la
Ley de Deslinde Jurisdiccional. Sin embargo, es importante señalar que esta distinción
material como ámbito competencial en la mayoría de los casos no opera en los pueblos
indígena originario campesinos. El conocimiento y resolución de los asuntos parte de una
comprensión integral, desde un sentido de totalidad, atendiendo el conflicto como una
unidad en la que ingresa lo espiritual y religioso, no existe una diferenciación en materia
penal, civil, social, familiar, etc.
De otro lado, en correspondencia con una interpretación sistémica y teleológica de la Ley
Fundamental, es importante recordar que en virtud de la libre determinación de los
pueblos indígena originario campesinos (art. 2 de la CPE), cada uno de ellos tiene su
sistema jurídico acorde con su cosmovisión, con su cultura, tradiciones, valores, principios
y normas, en virtud de ello determinan qué hechos o asuntos resuelven, deciden o
sancionan, adquiriendo la competencia para conocer los hechos y asuntos que siempre han
conocido y resuelto, así como para decidir en cuáles deciden intervenir y cuáles derivarlos
a otra jurisdicción.
En este contexto, la jurisdicción indígena originaria campesina en confluencia con el
ámbito personal y territorial tiene competencia para conocer y resolver los hechos y
asuntos que siempre han resuelto y que considere atinentes, independientemente sean
considerados leves o graves, penales o civiles por el derecho estatal. De tal forma, es
importante evitar una reducción externa de los asuntos que pueden conocer porque se
ingresa en un quiebre de los postulados constitucionales y los previstos en el bloque de
constitucionalidad.
En este orden, debe tenerse en cuenta que ni el Convenio 169 de la OIT, ni la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas establecen un límite
en cuanto a las materias o la gravedad de los hechos para el ejercicio de la jurisdicción
indígena.
Con esta línea de razonamiento, es importante dejar como pauta interpretativa que en
virtud del derecho a la libre determinación de los pueblos indígena originario campesino y
su autonomía, el contenido de lo previsto en el art. 10.II de la Ley de Deslinde
Jurisdiccional debe encontrar compatibilidad con la Constitución Política del Estado
entendida en su unidad, vale decir, bajo sus principios fundantes de plurinacionalidad,
pluralismo, interculturalidad, descolonización entre otros y el bloque de
constitucionalidad, cuya compatibilidad de cada una de las materias asignadas, no
corresponde ser analizada en la causa presente por no vincularse con la problemática en
análisis.
Finalmente, cabe hacer referencia al ámbito territorial, respecto del cual la Norma
Suprema determina que ésta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que
se realizan o cuyos efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena
originario campesino, esto importa tener competencia sobre los hechos que ocurren dentro
de dicho territorio.
En virtud de los ámbitos señalados, la jurisdicción indígena tiene competencia respecto de
los hechos, situaciones o relaciones jurídicas que se dan dentro del ámbito territorial de
los pueblos indígena originario campesinos, lo que supone que la jurisdicción indígena y
su derecho son los que rigen dentro del espacio territorial del pueblo indígena originario
que se trate; por tanto, la eficacia de dichas decisiones es de alcance nacional.
Consiguientemente, cuando confluyan estos tres ámbitos: personal, material y territorial
corresponde a la jurisdicción indígena resolver el conflicto o controversia, bajos sus
normas y procedimientos propios, al mismo tiempo corresponde el deber de abstenerse o
de realizar actos de intromisión en su ejercicio, así como el deber de respetar sus
decisiones y resoluciones, y en todo caso realizar actos de coordinación y colaboración
para que la misma sea ejecutada y cumplida.
En este contexto no son aplicables las reglas que rigen a la jurisdicción ordinaria, como
las de haber prevenido primero la causa, para que se otorgue competencia a la
jurisdicción ordinaria ante hechos en los que se ven involucrados miembros de los pueblos
indígena originario campesinos, sino los ámbitos de vigencia personal, material y
territorial que rige a esta jurisdicción”.
III.3. De la oportunidad para promover el conflicto de competencias jurisdiccionales
Los arts. 100 y ss. del Código Procesal Constitucional (CPCo), regulan el procedimiento
para suscitar el conflicto de competencias jurisdiccionales, concediendo dicha facultad a las
autoridades indígena originario campesinas (AIOC) y sus similares de la jurisdicción
ordinaria y agroambiental, cuando entiendan que una determinada autoridad materializó
actos invasivos en el ejercicio de la función jurisdiccional; sin embargo, la norma citada no
establece ni determina el momento procesal en el cual debe ser suscitada la controversia
competencial; de ahí que, de un tiempo a esta parte, generalmente las AIOC generaron los
conflictos de competencias jurisdiccionales en distintas etapas del proceso penal, inclusive
en la del juicio.
El ejercicio de la jurisdicción IOC, constituye un derecho fundamental de las colectividades
IOC cuya base es la vigencia de los derechos a la libre determinación y a la autonomía; en
efecto, esto no significa que sea un derecho absoluto que no tenga limitaciones. En este
sentido, el Tribunal Constitucional Plurinacional, como garante de la vigencia de los
derechos fundamentales, en la labor del control competencial encomendado por el
constituyente boliviano, tiene el deber primordial de garantizar la materialización del valor
de justicia en virtud a los principios orientadores de la administración de justicia; asimismo,
cabe recordar que el ejercicio de la jurisdicción en sus diferentes facetas (IOC, ordinaria,
agroambiental y especiales), se encuentra limitado por el respeto y la vigencia de los
derechos fundamentales reconocidos y garantizados en el texto constitucional y las normas
que integran el bloque de constitucionalidad; consiguientemente, este Tribunal, tiene el
deber de garantizar la prevalencia de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales.
Ahora bien, desde la perspectiva de la jurisdicción ordinaria, el desarrollo del proceso se
encuentra integrado por diferentes etapas procesales; así, el proceso penal comprende la
etapa preliminar, preparatoria, intermedia -en el régimen de la Ley de Modificación al
Sistema Normativo Penal-, juicio, recursiva y de ejecución; consiguientemente y en virtud
al principio de preclusión, la conclusión de una etapa procesal impide una nueva apertura
de la misma, imposibilitando que los actos propios de una fase procesal se realicen en otra
distinta, por lo que, una verdadera sujeción al diseño procesal dividido en fases y etapas
distintas, conlleva a la materialización del principio de seguridad jurídica, ya que a partir de
ello, tanto los juzgadores y los justiciables adquieren certeza y predictibilidad de los actos
procesales a realizarse, máxime si el principio citado, sustenta la potestad de impartir
justicia, en virtud a lo establecido por el art. 179 de la CPE.
Entonces, es conveniente que la jurisdicción constitucional identifique el momento
oportuno para generar la controversia competencial, puesto que, permitir dicha posibilidad
sin ningún límite jurídico implicaría que los conflictos jurisdiccionales sean suscitados en
casación e inclusive en ejecución de sentencia, cuando el Estado ya puso en movimiento
todos los Órganos creados para ese fin; en efecto, ante la posibilidad que la jurisdicción
constitucional dirima la controversia competencial en favor de la autoridad que reclamó
competencia en ejecución de sentencia, se estará ante un inminente daño económico al
Estado, ya que al tratarse de la jurisdicción ordinaria y agroambiental, la realización del
proceso hasta la emisión de la sentencia, -aunque sea una sola etapa procesal- implica
erogación de diversos recursos; además, el Estado tiene el deber de materializar el derecho
de la víctima que no es parte de la comunidad IOC, resultando contrario al principio de
seguridad jurídica y el valor “equilibrio”, que después de varios meses y años la acción
promovida por la querellante se vaya a otra jurisdicción; de ahí que surge la necesidad de
regular el momento oportuno para suscitar el conflicto de competencias jurisdiccionales.
En ese sentido, acuerdo al diseño procesal establecido en el Código Procesal
Constitucional, la legitimación activa para suscitar el conflicto de competencias
jurisdiccionales se encuentra reservada únicamente para la AIOC y sus similares de la
jurisdicción ordinaria y agroambiental, más no así para los sujetos procesales que actúan en
calidad de demandantes, demandados, denunciantes, denunciados, querellantes,
querellados, acusadores y acusados; sin embargo, el régimen normativo no prohíbe que las
autoridades soliciten a sus similares de otra jurisdicción que realizó actos invasivos
apartarse del conocimiento de la causa para ejercer jurisdicción, sea a instancia o a petición
de una de las partes; es decir, tanto la AIOC y los jueces de la jurisdicción ordinaria y
agroambiental, tienen la potestad de generar el conflicto de competencias, jurisdiccionales a
instancia de una de las partes intervinientes en el proceso, lo que no significa extender la
legitimación activa a los justiciables.
Por lo tanto, en el marco del entendimiento referido precedentemente, es importante
generar el siguiente razonamiento: si el proceso
-indistintamente de su naturaleza- fuese iniciado en una determinada jurisdicción;
empero, que las autoridades de otra análoga aún teniendo conocimiento de la
sustanciación del proceso por autoridad a la que consideran incompetente, no
generaron el conflicto de competencias jurisdiccionales dentro de un plazo razonable
tan pronto como tuvieron noticia del mismo, sino que, en lugar de activar el
mecanismo de la controversia competencial permitieron y consintieron pasivamente
que el proceso se desarrolle inclusive superando diferentes fases y etapas procesales, la
jurisdicción constitucional entenderá ésto como tácita aceptación de la competencia de
la autoridad que en principio asumió conocimiento de la problemática; en efecto, no
se podrá suscitar el conflicto de competencias jurisdiccionales ante la evidente
conducta pasiva de las autoridades que bien pudieron haber reclamado el ejercicio de
la jurisdicción oportunamente; consiguientemente, las AIOC y los jueces de la
jurisdicción ordinaria y agroambiental, al considerar invadida su jurisdicción
deberán reclamar el ejercicio de la misma, ya sea de oficio o a petición de una de las
partes, tan pronto como asumieron conocimiento del inicio del proceso; asimismo, los
justiciables, en virtud al principio de lealtad procesal, cuando entiendan que el
proceso en el que se encuentran involucrados es sustanciado por autoridad
incompetente, deben instar a las autoridades a quienes consideran competentes, a
generar el conflicto de competencias jurisdiccionales y no esperar pasivamente la
realización de las diferentes etapas procesales. No obstante, nada le impide a esta
jurisdicción constitucional examinar minuciosamente cada caso concreto para definir
la controversia competencial, lo que no significa de ninguna manera que se esté
desconociendo la materialización de la jurisdicción IOC, más aún si la voluntad del
constituyente reflejada en la Ley Fundamental, busca la construcción de una sociedad
fundada en el pluralismo y la pluralidad.
III.4. Contextualización del Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu
De la revisión del informe técnico TCP/ST/UJIOC/ 014/2014 de 18 de diciembre (fs. 111 a
129), se extraen los siguientes datos:
El Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu se encuentra situado en el municipio de
Sacaba, provincia Chapare del departamento de Cochabamba.
En la época precolonial, lo que actualmente es el municipio de Sacaba, se encontraba
poblado por pueblos aimaras que formaron el ayllu Kolla de Sarkjapa; posteriormente,
durante el dominio de los quechuas del Kollasuyo, el inca Khapaj Yupanqui fundó el
pueblo quechua de Sacaba.
Posteriormente, para proteger a los viajeros expedicionarios del Virreinato de Lima que
viajaban a las tierras orientales en busca del oro del Gran Paitití, quienes habían sido objeto
de constantes ataques por los Chuwis y Poconas, Diego Alemán fundó el tambo de Kjuru
Pamapa
-actualmente Curubamba-, como asiento de expediciones o centro de descanso durante esa
época.
Finalmente, por encargo de la Real Audiencia de Charcas, el capitán Joseph Nicolás
Sotomayor, fundó el 29 de junio de 1761, la “Villa de San Pedro de Sacaba”.
En el periodo republicano, se profundizó la existencia de haciendas en el campo,
especialmente en los valles del departamento de Cochabamba. La comunidad de
Lloquemayu fue parte de la hacienda denominada Choquechampi, cuyo “patrón” se
llamaba Alfredo Quiroga.
Con la reforma agraria de 1953, se produjo la decadencia de la hacienda, consolidándose
así el sistema del Sindicato Agrario Comunal. Éstas fueron distribuidas en parcelas en favor
de los excolonos o comunarios, lo que dio lugar al surgimiento de pequeñas propiedades,
solares campesinos y la tierra comunal o comunitaria en áreas no productivas.
El Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu se auto identifica como comunidad IOC de
preexistencia colonial. En ese sentido, tiene la siguiente estructura organizacional:
· Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
· Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Cochabamba (FSUTC-
Cochabamba).
· Central Provincial Única de Trabajadores Campesinos El Morro (CPUTC “EM”).
· Sub Central Única de Trabajadores Campesinos Tutimayu.
· Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu.
La estructura organizacional interna del Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu, tiene la
siguiente estructura:
· Secretario General
· Secretario de Relaciones
· Secretario de Actas
· Secretario de Justicia
· Secretario de Economía
· Secretario de Deportes
· Comisión Revisora
· Vocales
Cabe resaltar que la administración de justicia es atribución del Directorio del Sindicato
Agrario Comunal Lloquemayu bajo la dirección del Secretario de Justicia, cuya resolución
de controversias se rige en los principios y valores del ama qhilla (…), ama llulla (…) y
ama suwa (…); asimismo, las normas y procedimientos propios de la comunidad no se
encuentran escritas, pues se basan principalmente en procedimientos propios, usos,
costumbres, cosmovisiones, creencias religiosas y sistemas jurídicos ancestrales que fueron
transmitidos de generación en generación. De la misma forma, las normas que regulan el
comportamiento de las personas que habitan en la comunidad de Lloquemayu se reflejan en
la rotación de cargo, armonía, solidaridad y consenso.
Para la solución de conflictos y controversias se observa el siguiente procedimiento:
“El afectado presenta su denuncia ante el secretario de Justicia y este inmediatamente hace
conocer al Secretario General y al directorio del sindicato agrario.
Se realiza la citación personal ante la autoridad mediante un vocal, para una audiencia.
Se instala la reunión o audiencia en la que se concede el uso de la palabra a las partes en
conflicto, pueden estar acompañadas de testigos, al final la autoridad exhorta a las partes en
solucionar su problema mediante la conciliación, luego aconseja a las partes portarse bien,
además emite una sanción de cumplimiento obligatorio” (sic).
Las infracciones cometidas por los habitantes de la comunidad de Lloquemayu se
sancionan principalmente con llamadas de atención, sanciones económicas y trabajos
comunales, cuyo cumplimiento debe ser controlado por las mismas autoridades sindicales.
III.5. Análisis del caso concreto
De la compulsa de los antecedentes cursantes en el legajo procesal se concluye que, del
enfrentamiento suscitado en el Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu, derivó el inicio del
proceso penal seguido por el Ministerio Público contra Valentín y Constantino Sánchez
Revollo; y, Mario Hinojosa Cadima, por la presunta comisión de los delitos de amenazas,
daño calificado y coacción, mismo que radicó en el Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba
del departamento de Cochabamba, para la respectiva sustanciación del juicio oral.
El Vicepresidente y la Secretaria General del ya mencionado Sindicato, mediante memorial
presentado el 3 de junio de 2014 (fs. 85 a 89 vta.), suscitaron conflicto de competencias
jurisdiccionales ante este Tribunal aduciendo tener competencia y atribución para procesar
a los prenombrados imputados en el sistema de la jurisdicción IOC, sosteniendo que la
problemática que pretende conocer el citado Tribunal, tuvo origen dentro de la comunidad
de Lloquemayu, razón por la que correspondería aplicar su propio sistema normativo.
De acuerdo a los entendimientos desarrollados en los Fundamentos Jurídicos que
anteceden, la nueva ingeniería estatal se fundamenta básicamente en la pluralidad y la
diversidad en sus diferentes facetas, de ahí que, el pluralismo jurídico, constituye una de las
bases que sustenta el Estado Plurinacional de Bolivia. Entonces, a partir del reconocimiento
del pluralismo jurídico, la impartición de justicia no se reduce a las actividades propias del
Órgano Judicial sobre la base de las leyes que conforman la estructura jurídica, y menos a
las labores de los jueces de la jurisdicción ordinaria o agroambiental; sino que, las
autoridades de la jurisdicción IOC, con sus propios sistemas normativos, configuran la
estructura jurídica del Estado.
En el caso particular, las autoridades del Sindicato Agrario Comunal Lloquemayu reclaman
el ejercicio de la jurisdicción IOC, sobre hechos que fueron suscitados al interior de la
referida Comunidad, en el que se encuentran involucrados Valentín y Constantino Sánchez
Revollo; y, Mario Hinojosa Cadima. Al respecto, de la revisión de los antecedentes del
cuaderno procesal se evidencia que el proceso penal fue iniciado el 2011; así, Marisol Ana
y María del Carmen Taborga García, por memorial de 16 de diciembre de ese año,
formularon querella contra los prenombrados acusados, acto que a criterio de este Tribunal,
constituye el inicio de la activación de la jurisdicción ordinaria; posteriormente, los
querellados fueron convocados a prestar las respectivas declaraciones informativas, de
manera que el proceso penal siguió regularmente su curso, hasta la presentación de la
acusación formal y la consiguiente emisión del Auto de apertura de juicio por las
autoridades de la jurisdicción ordinaria.
El oficio de 9 de mayo de 2014 (fs. 83 a 84 vta.), presentado al Tribunal de Sentencia Penal
de Sacaba del departamento de Cochabamba, por el que las autoridades sindicales iniciaron
el trámite del conflicto de competencias jurisdiccionales, demuestra que Constantino y
Valentín Sánchez Revollo, fueron miembros del Directorio del Sindicato Agrario Comunal
Lloquemayu, en el Comité y Comisiones, respectivamente, extremo que fue corroborado
por la misma declaración de uno de los miembros de la referida Comunidad, según se tiene
del informe técnico TCP/ST/UJIOC/ 014/2014, elaborado por Secretaría Técnica de este
Tribunal Constitucional Plurinacional; por consiguiente, las autoridad sindicales que ahora
reclaman el ejercicio de la jurisdicción tenían pleno conocimiento del inicio del proceso
penal contra los miembros e inclusive autoridades del referido Sindicato, desde el momento
que tuvo origen el proceso penal; sin embargo, pasivamente permitieron el desarrollo del
referido proceso hasta la fase del juicio oral; es decir, consistieron que transcurran
aproximadamente dos años para reclamar el ejercicio de la jurisdicción.
En virtud al entendimiento desarrollado en el Fundamento Jurídico III.3 de la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional, las autoridades legitimadas para suscitar el
conflicto de competencias jurisdiccionales deben reclamar el ejercicio de la jurisdicción
desde el primer momento que tuvieron conocimiento del inicio del proceso contra los
miembros de la comunidad que se considere deben someterse a su jurisdicción; es decir, la
conducta pasiva y el consentimiento sobre el desarrollo del proceso ante la jurisdicción que
se considera incompetente, implica aceptación tácita de ésta. En ese contexto, en la
problemática que se examina se advierte que, las autoridades del Sindicato Agrario
Comunal Lloquemayu, no obstante de tener pleno conocimiento del proceso penal iniciado
en la jurisdicción ordinaria contra los miembros de su Comunidad, demostraron una
conducta pasiva, inclusive permitieron llanamente que el trámite procesal prospere hasta la
etapa del juicio oral, cuando fácilmente pudieron haber reclamado el ejercicio de la
jurisdicción desde el primer momento en que tuvieron conocimiento de la apertura del
citado proceso penal; consiguientemente, este Tribunal Constitucional Plurinacional,
entiende que las autoridades sindicales consintieron la competencia de la jurisdicción
ordinaria, para conocer y resolver el proceso penal seguido en contra de Valentín y
Constantino Sánchez Revollo; y, Mario Hinojosa Cadima.
Ahora bien, es imperioso aclarar que, la conducta pasiva y el consentimiento de una
determinada jurisdicción por autoridades que, posteriormente, se consideren competentes
para conocer y resolver una determinada problemática, no constituye el único elemento
determinante para definir la controversia competencial, sino que, la jurisdicción
constitucional tiene el deber de examinar otros aspectos que permitan dirimir el conflicto de
competencias jurisdiccionales conforme al régimen constitucional vigente. En ese sentido,
en la problemática que se analiza, se constata que las autoridades sindicales de la
comunidad de Lloquemayu, en el memorial presentado el 3 de junio de 2014, adelantaron
su criterio en relación al proceso penal sustanciado en la jurisdicción ordinaria; así, en el
referido escrito sostuvieron que: “…las denunciantes están sorprendiendo a las autoridades
judiciales con las calumnias y falsas sindicaciones ya que la raíz del problema trata sobre
un terreno…” (sic); asimismo, el texto íntegro del aludido memorial y el contenido del
oficio de 9 de mayo de igual año, denotan una clara posición con la problemática que se
pretende resolver en la jurisdicción IOC.
Entonces, a partir del interés demostrado por las autoridades que pretenden ejercer
jurisdicción, para este Tribunal, no concurren los presupuestos para dirimir la controversia
competencial a favor de la jurisdicción IOC. Al respecto, cabe recordar que por imperio del
art. 190.II de la CPE, “…el derecho a la vida, el derecho a la defensa y demás derechos y
garantías…” reconocidos por la Norma Suprema, constituyen límites del ejercicio de la
jurisdicción IOC; consiguientemente, ésta tiene el deber de cuidar que los derechos y
garantías, tanto en favor de los acusados como de las víctimas, se encuentren plenamente
garantizados.
En virtud a los argumentos expuestos precedentemente y, al no estar garantizada la vigencia
de los derechos fundamentales y garantías constitucionales reconocidos en favor de los
justiciables, corresponde declarar competente al Tribunal de Sentencia Penal de Sacaba del
departamento de Cochabamba para conocer y resolver la problemática que involucra a
Marisol Ana y María del Carmen Taborga García, en calidad de querellantes; y a Valentín y
Constantino Sánchez Revollo; así como a Mario Hinojosa Cadima, en condición de
acusados.
POR TANTO
La Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional; en virtud de la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Estado y el art. 28.I.10 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional, resuelve: Declarar COMPETENTE al Tribunal de Sentencia
Penal de Sacaba del departamento de Cochabamba, para conocer y resolver la acusación
planteada por el Ministerio Público a instancia de María del Carmen y Marisol Ana
Taborga García contra Valentín y Constantino Sánchez Revollo; y, Mario Hinojosa
Cadima.
CORRESPONDE A LA SCP 0017/2015 (viene de la pág. 18).
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.
No intervienen el Presidente, Zenón Hugo Bacarreza Morales, ni los Magistrados, Dr. Efren
Choque Capuma y Dr. Macario Lahor Cortez Chávez, por ser todos de voto disidente.
Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
MAGISTRADO
Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga
MAGISTRADA
Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey
MAGISTRADO
Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
MAGISTRADA

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