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Aspectos comportamentales

del dolor crónico


Behavioural aspects of chronic pain
M. A. DÍAZ-SIBAJA, A. MARTÍN y M. I. DÍAZ-GARCÍA
Departamento de Personalidad. Facultad de Psicología, UNED, Madrid.

Key words: Pain behaviour. Conditioning. Reinforcement.


RESUMEN Social support. Behavioural treatment.
La consideraci—n del dolor desde una perspectiva con-
ductual supone centrarse en el an‡lisis espec’fico de las
conductas de dolor emitidas por los pacientes y en el es-
tablecimiento de las relaciones funcionales existentes en- INTRODUCCIÓN
tre dichas conductas y las consecuencias que generan Hasta bien entrados los a–os sesenta el dolor era
sobre el medio en el que operan. Estas relaciones funcio- considerado como una experiencia sensorial, producto
nales son, frecuentemente, uno de los factores m‡s rele-
final de la transmisi—n lineal de un est’mulo nocicepti-
vantes en la cronificaci—n del proceso del dolor, y se ex-
vo (1). Aunque este modelo resulta adecuado para ex-
plican a travŽs de procesos de condicionamiento ope-
rante que suponen el refuerzo sistem‡tico de conductas
plicar el dolor agudo, en ocasiones se presentan ciertas
disfuncionales en el paciente y el castigo o la extinci—n paradojas que han puesto de manifiesto la necesidad
de aquellas otras adaptativas. de examinar otros factores, m‡s all‡ de los meramente
fisiol—gicos, que contribuyan a una aproximaci—n m‡s
El abordaje de los problemas de dolor cr—nico desde una
perspectiva conductual supone la reorganizaci—n de las
global al problema del dolor (2, 3). En las tres œltimas
contingencias ambientales, de tal forma que faciliten la dŽcadas han surgido una serie de modelos integrado-
recuperaci—n e incorporaci—n del paciente a la vida acti- res que explican el dolor atendiendo a factores biopsi-
va. A lo largo de este art’culo se exponen los conceptos cosociales. Desde esta perspectiva son muchas las in-
y datos m‡s relevantes del modelo conductual del dolor, vestigaciones que han mostrado c—mo los factores
as’ como indicaciones para el tratamiento del dolor des- conductuales, cognitivos y afectivos tienen un efecto
de esta perspectiva psicol—gica. directo sobre la experiencia o percepci—n final de do-
lor, sobre la adaptaci—n a Žste y sobre la respuesta final
Palabras clave: Conductas de dolor. Condicionamiento. de los pacientes al tratamiento analgŽsico (4, 5).
Refuerzo. Apoyo social. Tratamiento conductual.
A lo largo de este art’culo se hace una revisi—n de la
influencia de los componentes de car‡cter conductual
SUMMARY sobre el dolor. Para ello se exponen los conceptos
fundamentales que se manejan en este ‡rea concreta,
Consideration of pain from a behavioural standpoint involves as’ como las relaciones funcionales que de forma m‡s
focusing on the specific analysis of pain behaviour patterns
frecuente se establecen entre la conducta de dolor y el
presented by patients and on the establishment of the functio-
entorno. El objetivo es explicar desde los modelos de
nal relations existing between these behaviour patterns and
consequences that are generated on the environment in which
aprendizaje, el desarrollo y mantenimiento de los
they operate. These functional relations are often one of the problemas de dolor cr—nico.
most significant factors in determining the chronicity of the pain Wilbert Fordyce es el representante m‡s relevante
process and are explained through effective conditioning proces- del modelo conductual utilizado en dolor (6). Esen-
ses, which constitute the systematic reinforcement of dysfun- cialmente, como se ya se ha comentado, el dolor es
cional behaviour patterns in the patient and punisment or di- una experiencia influenciada por factores biol—gicos y
sappearence of other adaptive ones. psicosociales. Fordyce recalca que desde la —ptica
Tacking chronic pain problems from a behavioural standpoint conductual lo relevante no es si un dolor tiene un ori-
means reorganizing environmental contingencies, so that they gen org‡nico o no, lo realmente relevante es que el
will assist the patients’s recuperation and return to active life. dolor puede controlarse y mantenerse por reforza-
In the course of this article we outline the most significant con- miento y explicarse a travŽs de los principios de
cepts and facts of the behavioural model of pain, as well as in- aprendizaje (7). Esta visi—n implica que las relaciones
dications for the treatment of pain from this psychological desadaptativas aprendidas pueden extinguirse o mo-
viewpoint. dificarse para aliviar el problema de dolor.

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El enfoque de los problemas de dolor desde una tricciones en el estilo de vida impiden que un pacien-
perspectiva conductual ha dado lugar a programas te pueda recuperarse e incorporarse a la vida activa
de tratamiento altamente eficaces. Dicha eficacia se que tuvo alguna vez. Al mismo tiempo todo aquello
muestra tanto en la disminuci—n de los ’ndices de do- que podr’a aumentar o mantener su funcionalidad
lor propiamente dichos (intensidad, frecuencia y du- tiende a disminuir o desaparecer, hablamos del ejerci-
raci—n) como en el incremento de la funcionalidad del cio f’sico, el fomento de relaciones sociales, la realiza-
paciente y la prevenci—n de la incapacidad por dolor. ci—n de tareas domesticas y/o laborales o de activida-
des lœdicas, etc. (6).
Una vez definida quŽ es una conducta de dolor
CONCEPTOS CONDUCTUALES veamos c—mo las teor’as conductistas basadas en el
an‡lisis experimental del comportamiento explican
Conductas de dolor c—mo el dolor puede generarse y mantenerse a travŽs
de procesos de condicionamiento cl‡sico y operante.
Los pacientes que sufren dolor presentan una am-
plia variedad de conductas relacionadas con Žste: Condicionamiento clásico
quejas, gestos, suspiros, toma de medicaci—n, etc.
Fordyce en 1976 llam— a este tipo de comportamien- C—mo se acaba de indicar el dolor y, por tanto, las
tos Çconductas de dolorÈ (8). De una forma m‡s espe- conductas de dolor que presentan los pacientes no s—lo
c’fica, podemos definir una conducta de dolor como dependen de las caracter’sticas de la lesi—n f’sica, le-
toda forma de conducta observable generada por el si—n que puede no existir, sino que tambiŽn van a de-
individuo para expresar la existencia de dolor, inclu- pender de factores de aprendizaje y condicionamiento.
yendo verbalizaciones, expresiones faciales, posturas De esta forma los est’mulos internos y externos
corporales, bœsqueda de atenci—n mŽdica, toma de que se asocian con el dolor pueden adquirir la habili-
medicaci—n y/o rechazo a las tareas laborales. dad de desencadenar las conductas de dolor (9). As’,
Las conductas de dolor son uno de los componen- un paciente que ha tenido repetidas lesiones en un
tes de la respuesta de dolor como experiencia global, determinado contexto (por ejemplo, un carnicero que
no son el œnico componente del dolor, y las relaciones ha tenido varios cortes graves cuando estaba realizan-
con otros componentes (cognitivos, emocionales o so- do su trabajo) puede sentirse nervioso, agitado y pre-
cioecon—micos) son complejas. Sin embargo, y a pesar sentar conductas de dolor y experiencia de dolor
de ser s—lo uno de los componentes, se considera un cuando estŽ en la habitaci—n donde se produjeron las
factor determinante y fundamental para el control del lesiones. Las conductas de dolor y la experiencia de
dolor y la recuperaci—n del paciente, independiente- dolor como tal se han convertido en respuestas condi-
mente de que el tratamiento global exija de otras tŽc- cionadas ante estímulos condicionados (el medio externo)
nicas no conductuales. que han adquirido por asociaci—n con los estímulos in-
Las conductas de dolor constituyen el eje central condicionados dolorosos (lesiones) el poder para elici-
del modelo conductual del dolor, pues al tratarse de tar dichas respuestas. ƒste es un proceso de condicio-
una perspectiva psicol—gica de corte conductista, el namiento cl‡sico que dar’a cuenta del papel que puede
manejo y tratamiento de ’ndices objetivos y observa- jugar la estimulaci—n ambiental en la generaci—n de
bles es un requisito imprescindible. Las conductas de conductas de dolor.
dolor son conductas abiertas, es decir, son observa- Te—ricamente cualquier est’mulo del ambiente
bles, adem‡s son cuantificables al ser susceptibles de puede convertirse en un est’mulo condicionado (10).
operativizaci—n y poderse describir en tŽrminos muy No obstante, cuanto m‡s destacado sea el est’mulo
concretos (cuantas veces emite una queja, cuantas ho- para la persona, m‡s r‡pido ser‡ el condicionamiento.
ras pasa en la cama, etc.). Estas caracter’sticas permi- De esta forma aquellos est’mulos que se asocian con
ten establecer relaciones funcionales entre ellas y al un incremento en la percepci—n del dolor adquirir‡n
medio externo que rodea al paciente. f‡cilmente la capacidad de desencadenar las respues-
Las conductas de dolor sirven al paciente para in- tas de dolor.
formar a la gente que rodea al paciente que est‡ su- El conocimiento del condicionamiento cl‡sico ha
friendo la experiencia dolorosa. Aunque en un princi- permitido el desarrollo de tŽcnicas psicol—gicas, co-
pio este tipo de conductas pueden resultar œtiles en mo, por ejemplo, las tŽcnicas basadas en la exposi-
procesos de dolor agudo, pues permiten la curaci—n y ci—n, que son œtiles a la hora de romper la asociaci—n
previenen la posibilidad de aumentar el da–o, poste- entre determinados estimulos ambientales y las con-
riormente se tornan ampliamente desadaptadas al ductas de dolor desadaptativas (8, 11).
impedir el funcionamiento diario del paciente y ser,
entre otros factores, responsables de la cronificaci—n Condicionamiento operante y ganancia
del dolor. El uso excesivo de analgŽsicos, la vida se- secundaria al dolor
dentaria, la inactividad casi total (estando en cama
gran parte del d’a), la ausencia de contactos sociales, Las conductas de dolor que presentan los pacientes
la bœsqueda continuada de atenci—n mŽdica o las res- pueden entenderse como conductas operantes, es de-

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cir, como conductas que ejercen una modificaci—n so-
bre el medio al que se dirigen, produciendo determi- Naturaleza de las consecuencias
nadas consecuencias. De esta forma un paciente con
Positiva Negativa
dolor de espalda puede estar todo el d’a en la cama

Consecuencias que la conducta tiene


porque as’ consigue reducir el dolor, o puede evitar
hacer algo de ejercicio porque esta actividad podr’a Reforzamiento
Castigo

Obtención
positivo
incrementar su dolor. Las consecuencias de reducir el Disminuye la
Incrementa la

sobre el estímulo
dolor o evitar su incremento est‡n reforzando las probabilidad de probabilidad de
conductas de estar en la cama, descansar y no hacer que la conducta que la conducta
se repita se repita
ejercicio, pues reducen la experiencia aversiva del do-
lor. Este tipo de reforzamiento es lo que se llama con-
dicionamiento operante, entendido como la relaci—n Reforzamiento

Eliminación
Extinción
existente entre una conducta y sus consecuencias. negativo
Disminuye la Incrementa la
Los principios te—ricos del condicionamiento operante probabilidad de
que la conducta probabilidad de
se basan en la ley del efecto propuesta por Thorn- que la conducta
se repita
dike en 1911. Dicha ley postula que la probabilidad se repita
de ocurrencia de una conducta depende de las conse-
cuencias inmediatas que siguen a la emisi—n de esa
conducta. Si una conducta genera resultados positi- FIGURA 1 Relaciones entre las conductas y las consecuencias
en el acondicionamiento operante.
vos o evita los negativos ser‡ m‡s probable que se
repita en el futuro, mientras que si dicha conducta es
acompa–ada por experiencias o resultados negativos mente est’mulos agradables). Este tipo de condiciona-
ser‡ menos probable la repetici—n de esa acci—n (12). miento se llama extinción. Si un paciente es reforzado
Como ya se–alamos al principio, Fordyce propuso socialmente por su familia, mediante alabanzas, por
que los principios del condicionamiento operante la realizaci—n de ejercicio f’sico diario, puede dejar de
eran œtiles para explicar las conductas de los pacien- hacerlo si la familia deja de preguntarle, atenderle o
tes con dolor cr—nico (11). Este autor describe cuatro reforzar la actividad f’sica.
tipos de condicionamiento operante importantes tanto El œltimo tipo de condicionamiento al que hace re-
para la adquisici—n y mantenimiento del dolor como ferencia Fordyce es aquel en el que mediante la reali-
tambiŽn para el caso de las conductas de salud adap- zaci—n de la conducta se elimina un est’mulo aversi-
tadas. Como vemos en la figura 1 los distintos condi- vo. Este tipo de condicionamiento se llama reforza-
cionamientos se pueden clasificar en base a dos miento negativo. Este tipo de condicionamiento se
dimensiones: llama reforzamiento por incrementar la probabilidad
de que la conducta se repita, y es negativo por no
Ñ Naturaleza de los est’mulos ambientales si son
aportar algo positivo, sino por eliminar algo negativo.
positivos o aversivos.
Si un paciente consigue disminuir su dolor al meterse
Ñ Si la consecuencia de la conducta es la obten-
en la cama, esta conducta quedar‡ reforzada negati-
ci—n o la eliminaci—n de los reforzadores.
vamente, ya que conseguir‡ eliminar o disminuir el
El primer tipo de condicionamiento operante ocurre dolor. ƒsta es la relaci—n que se establece generalmen-
cuando despuŽs de la emisi—n de una respuesta se te entre la ingesti—n de analgŽsicos y dolor; al tomar
permite la obtenci—n de un resultado positivo. A este un analgŽsico se reduce o elimina algo negativo, el
tipo de condicionamiento se le llama reforzamiento po- dolor, de tal manera que la conducta de ingesti—n de
sitivo. Aquellas conductas que son reforzadas positi- f‡rmacos quedar‡ reforzada negativamente y se repe-
vamente tienen mayor probabilidad de ser repetidas. tir‡ en un futuro.
En este sentido aquellos pacientes que reciben aten- Cuando un paciente obtiene privilegios (horario la-
ci—n, simpat’a y cuidados por parte de otras personas boral diferente) o cosas positivas (atenci—n social,
ante las quejas de dolor tender‡n a quejarse de nuevo compensaciones econ—micas) a travŽs de su problema
en el futuro, ya que obtienen una consecuencia positi- de dolor hablamos de que existe una ganancia secun-
va por su conducta, la atenci—n social, uno de los re- daria al dolor. Es necesario matizar que el concepto de
forzadores m‡s potentes para el ser humano. ganancia secundaria no es sin—nimo de simulaci—n
El segundo tipo de relaci—n entre conducta y conse- del dolor, ni indicativo de que el dolor no sea real. La
cuencia es aquella en la que la conducta es seguida de ganancia secundaria es resultado de complejas interac-
una consecuencia aversiva o negativa. Este tipo de ciones entre los factores comportamentales implica-
condicionamiento recibe el nombre de castigo. Si una dos en el dolor. El paciente no es consciente de esas
paciente es criticada por su marido cuando sale a to- relaciones funcionales y sufre su problema de dolor,
mar un cafŽ con las amigas es poco probable que las ganancias no las vive como consecuencias positi-
vuelva a quedar con ellas en el futuro. vas, sino como producto de su incapacidad (incapaci-
La tercera relaci—n es aquella en la que la conducta dad que vive de forma negativa) para funcionar nor-
es seguida de la retirada de un reforzador (general- malmente. Es importante insistir en que la existencia

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de ganancia secundaria en ningœn modo indica que TambiŽn es habitual que los familiares castiguen
no exista dolor. aquellas conductas de actividad que intuitivamente
parecen agravar el problema de dolor. De esta forma
la familia puede criticar cualquier iniciativa del pa-
Comportamiento y dolor ciente para realizar un ejercicio f’sico o determinados
movimientos.
El modelo de aprendizaje de Fordyce distingue dos
Cualquier comportamiento de dolor que sea segui-
grupos de comportamientos implicados en el dolor
do de un reforzamiento positivo es m‡s probable que
cr—nico:
vuelva a aparecer, mostr‡ndose un incremento en su
frecuencia; por el contrario, las conductas que sean
Conductas de dolor respondientes seguidas de una consecuencia desagradable es me-
nos probable que vuelvan a mostrarse en el futuro, es
Son conductas reflejas que se dan como consecuen- decir, disminuir‡ la probabilidad de ocurrencia.
cia de la aparici—n de un est’mulo antecedente que En esta l’nea cabe esperar que un descenso en la
provoca la sensaci—n de dolor. Las conductas respon- experiencia de dolor funcionar‡ siempre como un re-
dientes (por ejemplo, la retirada del miembro dolori- forzador y que cualquier conducta, bien de escape
do, frotar la zona dolorida, inmovilizar un brazo para (abandonar el trabajo) o evitaci—n (no salir de casa),
evitar movimientos etc.) poseen un valor adaptativo que parezca disminuir la experiencia de dolor es muy
en los casos de dolor agudo, ya que alivian el dolor e probable que se repita. De esta forma el paciente
impiden que empeore la lesi—n subyacente. Sin em- aprende que determinadas conductas le ayudan a
bargo, este tipo de conductas pueden condicionarse, afrontar el problema del dolor.
como se explic— anteriormente, a travŽs del condicio- Las estrategias de afrontamiento que el paciente
namiento clásico a cualquier estimulo que haya sido utiliza para hacer frente a su dolor han sido estudia-
asociado con el est’mulo generador de dolor. De esta das por numerosos investigadores (13, 14). Si estas es-
forma est’mulos como la sala de la consulta mŽdica o trategias de afrontamiento se basan en el manteni-
la presencia de la pareja pueden desencadenar con- miento de las conductas de dolor, dichas estrategias
ductas similares, es decir, respuestas condicionadas, pueden provocar una mayor incapacidad del pacien-
aun cuando la lesi—n original ya no exista. Las con- te, un deterioro en sus relaciones sociales y una inacti-
ductas respondientes son conductas abiertas, por lo vidad y aislamiento perjudiciales para la calidad de
que son susceptibles de ser reforzadas o castigadas vida del sujeto (15).
por el entorno social del paciente. Philips y Hunter desarrollaron en 1981 un cuestio-
nario de conductas de dolor, The Pain Behaviour Ques-
tionnarie (PBQ), para determinar el tipo de conductas
Conductas de dolor operantes que usaban los pacientes para hacer frente al dolor. El
interŽs de este cuestionario es haber sido validado re-
Cuando una conducta respondiente es reforzada de cientemente en poblaci—n espa–ola (16). El cuestiona-
forma contingente (un gesto de dolor seguido de rio consta de seis factores, que son: evitación, queja no
atenci—n y ayuda por parte de la familia cada vez que verbal activa, queja no verbal pasiva, queja verbal, descan-
se emite) tiende a perpetuarse y a inducir la cronifica- so y medicación. En la tabla 1 podemos observar los
ci—n del dolor. Las conductas operantes son controla- ’tems que pertenecen a cada uno de los factores y
das por las contingencias ambientales que las siguen, que dan cuenta de las distintas estrategias de afronta-
refuerzos, castigos o extinci—n. Estas conductas se miento que utilizan los pacientes. Segœn dichos auto-
condicionan mediante los procesos de condicionamiento res existen relaciones positivas directas entre los dis-
operante expuestos en el punto anterior. tintos factores del cuestionario y la intensidad y fre-
La diferenciaci—n entre conductas respondientes y cuencia del dolor. Los resultados del an‡lisis estad’stico
operantes tiene sentido para el conocimiento y se presentan en la tabla 2.
tratamiento del dolor cr—nico, pues las conductas de Por otro lado, la relaci—n existente entre las conduc-
dolor surgen como respondientes y se mantienen por tas de dolor y el estado de ‡nimo ha sido otra l’nea de
procesos operantes. investigaci—n en los œltimos a–os. No obstante, hoy
Normalmente las personas que rodean al paciente d’a sigue siendo fuente de controversia el sentido de
son las que refuerzan las conductas respondientes. En dicha relaci—n (17). Hay investigaciones que apun-
algunos casos utilizan el reforzamiento positivo, por tan a que las conductas de dolor aumentan cuando
ejemplo, prestando atenci—n y ayuda cuando hay ver- los pacientes est‡n deprimidos. En este sentido el es-
balizaciones de dolor, proporcionando analgŽsicos al tado de ‡nimo generar’a un incremento de las con-
paciente cuando se queja, mostrando interŽs por la ductas de dolor (18, 19). En un sentido inverso hay
evoluci—n del dolor, etc.; en otros, utilizan el reforza- autores que sugieren que las conductas de dolor, en-
miento negativo, por ejemplo, haciendo los familiares tendidas como estrategias de afrontamiento, ser’an las
el trabajo m‡s pesado o relevando al paciente de obli- causantes de los estados de ‡nimo depresivos (20, 21).
gaciones sociales hasta que el dolor ha remitido, etc. Por otra parte, y adelantando temas de ep’grafes pos-

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do el dolor sea muy intenso», lo que en tŽrminos con-
TABLA 1 Ítem del Cuestionario de Conductas del ductuales se denomina prescripci—n contingente al
Dolor
dolor. La consecuencia normal de ese tipo de indica-
Factores Ítems ciones es que el paciente intenta tolerar el dolor, como
consecuencia de sentir dolor suelen emitirse conduc-
Evitaci—n Evitar la actividad f“sica tas de dolor, de tal forma que dichas conductas son
Evitar el contacto con otras personas sistem‡ticamente seguidas de la ingesti—n de analgŽ-
Faltar a la escuela o al trabajo sicos; si la ingesti—n tiene efecto reductor del dolor el
Evitar ciertas comidas o bebidas
Evitar luces brillantes condicionamiento est‡ en marcha. Por otra parte, la
familia suele considerar que tomar la medicaci—n es
Queja no Reducir el dolor con masajes
verbal activa Cerrar los ojos una estrategia eficaz para resolver el problema y re-
Evitar ruidos y sonidos fuertes fuerza positivamente con atenci—n y alabanzas toda
Tocarse, presionarse la zona donde duele conducta del paciente en este sentido.
Queja no Gemir, llorar, suspirar Adem‡s al hacer contingente la toma de medicaci—n
verbal pasiva Agarrotarse, encogerse con los momentos de m‡ximo dolor, el f‡rmaco (la pas-
Hacer gestos de dolor, entrecerrar los ojos tilla o p’ldora) se convierte en un potente reforzador
Queja verbal Hablarle a una persona varias veces condicionado de altos niveles de dolor, pues la pastilla
del dolor se asocia con la reducci—n del dolor y con la atenci—n
Hablarle a una persona de dolor social, es decir, est‡ presente en el proceso de reforza-
Hablar a varias personas del dolor miento negativo y de reforzamiento positivo, por lo
Descanso Dormir que adquiere propiedades reforzantes en s’ misma.
Echarse y descansar Sin embargo, la pregunta que suele surgir en este
Medicaci—n Tomar medicamentos elegidos por uno punto es: Àpor quŽ se siguen tomando analgŽsicos
mismo cuando Žstos no parecen ser eficaces, es decir, no re-
Tomar medicamentos mandados
por el mŽdico ducen el dolor? La respuesta ser’a la siguiente: si
bien es cierto que en los primeros momentos, gene-
ralmente cuando hablamos de dolor agudo, hay un
reforzamiento negativo y el dolor tiende a desapare-
teriores parece significativo destacar en este punto cer con la ingesti—n del f‡rmaco, en un proceso cr—ni-
c—mo el reforzamiento de las conductas de dolor, a co los f‡rmacos ya han perdido la mayor parte de su
pesar de interferir claramente en el proceso de recu- utilidad, si es que siguen teniendo alguna. La conduc-
peraci—n parece funcionar como una defensa del pa- ta, a pesar de esto, se mantiene porque lo que se esta-
ciente ante la depresi—n, pues el paciente reforzado blece con el tiempo es un programa de reforzamiento
suele percibir un alto grado de apoyo social, uno de intermitente por intervalo variable, es decir, s—lo algunas
los factores que modula los impactos afectivos del do- de las veces que se tome el analgŽsico, Žste ser‡ efecti-
lor (22, 23). vo. Se sabe que este tipo de programas de reforza-
Queremos cerrar este apartado haciendo alusi—n a miento dan lugar a conductas de alta frecuencia y
una conducta de dolor, especialmente relevante, la in- muy dif’ciles de extinguir, lo cual explicar’a la persis-
gesta de analgŽsicos. En general las tomas de medi- tencia de dichos patrones de conducta.
caci—n coinciden con los momentos en los que la per- El manejo farmacol—gico inadecuado del dolor
sona siente m‡ximo dolor; este hecho es debido a que agudo que todav’a se suele realizar tiene mucho que
en la mayor parte de los casos la prescripci—n de ver con la instauraci—n de procesos de cronificaci—n.
analgŽsicos no es pautada, sino en funci—n de la nece- Las razones son diversas, desde el punto de vista con-
sidad del paciente: Çsólo si siente mucho dolor» o Çcuan- ductual por los procesos de condicionamiento que se
ponen en marcha, desde un punto de vista fisiol—gi-
co, por la generaci—n de circuitos centrales del dolor
TABLA 2 Patrón de correlaciones entre el PBQ permanentemente activados (neuromatrices), que se
y algunos parámetros del dolor mantienen independientemente de que la aferencia
Intensidad Frecuencia perifŽrica nociceptiva exista o no (24). La prescripci—n
de dolor de dolor de analgŽsicos de forma pautada, sin hacerlos contin-
gentes con altos niveles de dolor, puede evitar tanto
Evitaci—n 0,44** Ð0,25* el condicionamiento como el sufrimiento innecesario
Queja no verbal activa 0,48** Ð0,26* y la posible cronificaci—n de un problema de dolor.
Queja no verbal pasiva 0,45** NS
Queja verbal NS NS
Descanso 0,38** NS Conductas de dolor y apoyo social
Medicaci—n NS NS
Como estamos indicando, en muchos pacientes el
* p < 0,05. ** p < 0,01. NS: no significativa. mantenimiento del dolor cr—nico se debe a la atenci—n
y beneficios de su entorno familiar y social que de

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otra forma no parecen conseguir; sus conductas de
dolor les son beneficiosas y por ello su ocurrencia est‡
garantizada. Se indic— anteriormente que la atenci—n
del entorno social es vivida por el paciente como una
fuente de apoyo social.
La experiencia de dolor se encuentra afectada por
el medio social y cultural en el cual est‡ inmerso el
paciente. Al igual que el resto del comportamiento,
las conductas de dolor pueden instaurarse o modifi-
carse por aprendizaje observacional y son modeladas
en funci—n de ciertas reglas sociales impl’citas que de-
terminan c—mo debe ser la expresi—n externa del do-
lor (25).

El papel de la pareja y de los allegados

Uno de los aspectos del modelo operante que m‡s


se ha estudiado es la influencia de la pareja en el re-
FIGURA 2 Probabilidad de volver al trabajo en función
fuerzo de las conductas de dolor. Una pareja sol’cita del tiempo de baja (Waddell, 1992).
mantiene de forma inconsciente las conductas de do-
lor del paciente mediante reforzamiento positivo al
darle atenci—n y expresiones de afecto y por reforza- El papel de la familia y la pareja en el aumento y
miento negativo al fomentarle la evitaci—n de tareas y mantenimiento de la actividad es fundamental. Dicha
responsabilidades indeseadas (22, 26). Se ha podido actividad puede verse incrementada por el feedback y
constatar que en aquellos casos en los que las parejas el refuerzo contingente como se demostr— en un dise-
son atentas y se preocupan m‡s por los pacientes, Žs- –o experimental en el que se aument— la conducta de
tos informan de mayores niveles de dolor al creerse andar en pacientes con dolor de espalda, a la vez que
observados (27) y realizan menos actividades (28). se logr— una disminuci—n de los niveles de dolor in-
Cuando una persona sufre de dolor cr—nico, el do- formados (31) .
lor suele conviertirse en el œnico tema de conversa-
ci—n y de preocupaci—n. La vida del paciente y la de Pérdida del apoyo familiar
sus familiares gira en torno al dolor y esta situaci—n
afecta a sus relaciones. Los comentarios y quejas so- Hemos hablado anteriormente de c—mo las quejas y
bre el dolor est‡n presentes de tal forma que pueden conductas no verbales de dolor suelen ser atendidas
llegar a sustituir la expresi—n directa de los deseos y por las personas que rodean al paciente, proporcio-
necesidades del paciente, impidiendo que las personas n‡ndole atenci—n y cuidados; no obstante, pueden lle-
que le rodean sepan realmente quŽ es lo que quieren. gar a resultar aversivas al hacerse persistentes, pues
la familia con su actitud de atenci—n pretende dar so-
luciones efectivas al problema del paciente sin lograr-
Niveles de actividad y apoyo familiar lo y sin saber que realmente su actuaci—n produce el
efecto contrario.
Los sujetos con dolor cr—nico ven afectadas todas El proceso que frecuentemente se sigue en la fami-
las actividades que realizan en su vida diaria. Muchos lia de un paciente de dolor cr—nico es el siguiente: la
pacientes tienden a reducir actividades y movimien- familia empieza a eximir con mayor frecuencia al pa-
tos para evitar que el dolor aumente. Sus familiares ciente de las tareas m‡s ingratas, con el consecuente
les animan a no moverse, pues creen que Žsta es la descenso temporal de las quejas y de la actividad del
mejor forma de ayudarles. Pero, como vimos anterior- paciente. Esta actitud refuerza de forma negativa la
mente, esta medida puede afectar al funcionamiento inactividad que tiende a mantenerse e incrementarse
general de la persona y producir efectos negativos en en el tiempo (32). A su vez, el paciente al dejar de
muchas ‡reas de su vida. emitir quejas siendo relevado de actividades la re-
En un interesante trabajo de Waddell se comprob— fuerza negativamente la conducta de relevo de sus fa-
c—mo la probabilidad de volver al trabajo en pa- miliares, estableciŽndose un c’rculo vicioso de refuer-
cientes con dolor de espalda, era inversamente pro- zos disfuncionales que resulta dif’cil romper. La falta
porcional al tiempo que llevaban inactivos (29); de efectividad de estas relaciones funcionales que se
este resultado ha sido replicado por otras investiga- establecen en el sistema familiar conlleva la frustra-
ciones en otros s’ndromes (30). En la figura 2 se mues- ci—n de pacientes y familiares y al abandono de la
tran los resultados que se obtuvieron la investigaci—n atenci—n antes concedida, lo cual incide de forma ne-
de Waddell. gativa en el paciente.

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El manejo de este ‡rea debe hacerse con cautela, reforzamiento que est‡n manteniendo el comporta-
pues muchas veces Žsta es la œnica fuente de refuerzo miento desadaptado. Este objetivo es dif’cil conse-
que posee el sujeto y perder lo que Žl considera el guirlo si el sujeto permanece en su ambiente habitual,
apoyo familiar puede llevarle a la depresi—n. No olvi- donde sus allegados prestan atenci—n de forma siste-
demos que durante un tiempo, m‡s o menos largo, el m‡tica a sus quejas y dem‡s conductas de dolor. Por
refuerzo de las conductas de dolor puede haber sido este motivo ser’a apropiado el ingreso de los pacien-
una fuente de apoyo social percibido significativa. tes durante el per’odo de tiempo que dura la inter-
venci—n. Durante Žste, el personal sanitario refuerza
Tratamiento de los aspectos conductuales adecuadamente comportamientos adaptativos, mien-
en pacientes de dolor tras que deja de prestar atenci—n a los interfirientes
para conseguir su extinci—n. Es adecuado en todos los
De forma general los objetivos prioritarios de un casos, e imprescindible en aquellos en los que no es-
programa de tratamiento conductual son: la extinci—n posible el ingreso, entrenar a los familiares en los
de conductas de queja y evitaci—n, el incremento gra- principios del aprendizaje para que aprendan las pau-
dual y mantenimiento de actividades adecuadas, la tas de reforzamiento a seguir.
progresiva reducci—n del uso de analgŽsicos y la re- Otro de los procedimientos conductuales utilizados
ducci—n de las conductas de uso excesivo de cuidados es la reorganizaci—n de las contingencias de medica-
mŽdicos (33). ci—n. Su objetivo es la disminuci—n gradual de la can-
Para la descripci—n de los pasos de un programa tidad de analgŽsicos que los pacientes de dolor cr—ni-
conductual para el dolor cr—nico seguiremos las pau- co consumen. Este m—dulo debe ser llevado a cabo y
tas del programa desarrollado por Fordyce por ser el controlado por el mŽdico que es el encargado de la
punto de referencia para los que se han desarrollado parte farmacol—gica del tratamiento. No se puede co-
posteriormente. Los requisitos de admisi—n propues- menzar el descondicionamiento sin la supervisi—n ni
tos son: cronicidad m’nima de 4 meses, ausencia de conformidad del especialista correspondiente. Con
patolog’a org‡nica, que no haya un tratamiento mŽdi- mucha frecuencia los pacientes de dolor cr—nico no
co espec’fico que pueda funcionar y no se haya pro- toman ningœn analgŽsico hasta que lo consideran ab-
bado, que las conductas adaptativas estŽn en el reper- solutamente necesario, lo que supone que utilizan la
torio conductual del paciente o que puedan ser ins- medicaci—n cuando ya no pueden soportar el dolor.
tauradas, y que exista la posibilidad de modificar las Ya hemos comentado c—mo al hacer contingente la to-
contingencias de reforzamiento, para lo cual ser‡ ne- ma de medicaci—n con los momentos de m‡ximo do-
cesario poder controlar los reforzadores actuales y lor el f‡rmaco se convierte en un potente reforzador
potenciales, as’ como contar con la colaboraci—n de condicionado de altos niveles de dolor y las conduc-
las personas allegadas (34). tas de dolor quedan reforzadas.
El conjunto de tŽcnicas conductuales que en la ac- La intervenci—n debe comenzar por establecer la l’-
tualidad se aplican en los diferentes programas de nea base de medicamentos y sustituir la pauta de me-
tratamiento del dolor cr—nico pueden englobarse en dicaci—n contingente con el dolor por otra basada en
los cuatro procedimientos siguientes (35): la divisi—n de la dosis total en intervalos temporales
La primera de estas estrategias es la programaci—n fjos. Posteriormente, y de forma muy gradual, se re-
de actividades. Tiene como objetivo revertir la inacti- duce la cantidad de medicaci—n en cada toma. En la
vidad caracter’stica de la mayor’a de estos pacientes. mayor’a de los programas la medicaci—n se disuelve
Al combatir este sedentarismo se pretende eliminar en algœn tipo de l’quido, generalmente zumo, de for-
las consecuencias que Žste origina: disminuci—n de las ma que este cóctel del dolor permanecer‡ constante
actividades gratificantes y distractoras, disminuci—n mientras que se disminuir‡ la cantidad de principio
de la tolerancia al ejercicio, aumento de la tensi—n, debi- activo disuelto.
litamiento y pŽrdida de la flexibilidad, sentimientos La cuarta de las estrategias es el aprendizaje de es-
depresivos, miedo a realizar cualquier actividad, etc. trategias de autocontrol. El primer componente a en-
Para llevar a cabo este procedimiento en primer lu- trenar ser‡ la autoobservaci—n. Para ello se ense–a al
gar se establece el nivel basal de actividad y toleran- paciente a cumplimentar los autorregistros diarios en
cia al ejercicio de cada sujeto en funci—n de los dia- los que ir‡ anotando sus conductas para que tome
rios que ellos mismos cumplimentan. A continuaci—n conciencia de los comportamientos a modificar. Asi-
se contrasta con el paciente la informaci—n aportada mismo tambiŽn le ayudar‡n a reconocer las se–ales
por los autoinformes y se le da una informaci—n de- de peligro para poner en marcha alguna de las estra-
tallada sobre los perjuicios de seguir manteniendo la tegias aprendidas e ir identificando los progresos.
inactividad y los beneficios de someterse al progra- Mediante el autorrefuerzo el paciente aprende a re-
ma. Finalmente se comienza planteando siempre las forzarse cada vez que emita una conducta adecuada.
metas por debajo del nivel de tolerancia del paciente, in- Estas habilidades de autocontrol suelen complemen-
crementando gradualmente los ejercicios y actividades. tarse con otras estrategias de afrontamiento (34).
El objetivo de la segunda estrategia, el reforzamien- La eficacia de estos programas conductuales ha si-
to social, es la reorganizaci—n de las contingencias de do documentada ampliamente (36-38), aunque la con-

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tribuci—n de cada una de estas tŽcnicas conductuales pacientes que pueden embarcarse en un gran
a la mejor’a global observada es dif’cil de valorar, ya nœmero de actividades a pesar del dolor. Las
que habitualmente se aplican todas ellas combinadas, personas que son muy activas s—lo se permiten
formando, a su vez, parte de programas multidiscipli- descansar cuando el dolor es muy intenso. El
nares. A este respecto es preciso se–alar que aunque problema es que pueden llegar a asociar el des-
la disminuci—n del dolor no es uno de los objetivos canso con los niveles m‡s altos de dolor, con lo
prioritarios de las intervenciones conductuales, lo ha- que, a la larga, tanto la relajaci—n como el des-
bitual es observar reducciones iniciales de dolor que a canso llegar’an a ser dos actividades que les se-
largo plazo se mantienen entre el 20 y el 30% (34). –alar’an el m‡ximo malestar, por lo que tende-
r’an a evitarlas. Ambas estrategias, el cese de ac-
Precauciones cuando se diseña una tividades como el aumento excesivo de ellas, son
intervención conductual para dolor crónico desadaptativas, por tanto el objetivo a alcanzar se-
r’a un equilibrio entre descanso y actividad.
Ñ La primera y fundamental es descartar causa Ñ La reducci—n de la medicaci—n es otro aspecto en
org‡nica. Antes del comienzo de cualquier tra- el que debemos tener un enorme cuidado. Como
tamiento del dolor se deben realizar ex‡menes se indic— en el apartado correspondiente al trata-
f’sicos, exploraciones y consultas de la mano de miento, debe llevarse a cabo bajo la supervisi—n
un mŽdico (31). de un mŽdico. Adem‡s, en la preparaci—n del cóc-
Ñ TambiŽn es importante tener en cuenta que, tel del dolor ser’a interesante la colaboraci—n de
adem‡s del dolor cr—nico, estos pacientes pue- un farmacŽutico, quien podr’a realizar el perfil de
den presentar patolog’as asociadas que debe- droga de cada individuo, haciendo recomendacio-
r’an ser tratadas de manera independiente. En nes para un rŽgimen de reducci—n gradual indivi-
ocasiones, debido a la historia de quejas del pa- dualizado. El farmacŽutico a su vez deber’a coor-
ciente, el mŽdico puede no prestar demasiada dinarse con el mŽdico para poder llevar a cabo las
atenci—n a un determinado s’ntoma por creer reducciones progresivas de la droga. Se aconseja
que se trata de una somatizaci—n o que forma que no se emprenda el tratamiento de pacientes
parte del cuadro cr—nico de dolor. con problemas complejos de dependencia si no se
Ñ Otro aspecto a tener en cuenta es el de tomar cuenta con la ayuda de un farmacŽutico. El pro-
las precauciones necesarias al intentar la extin- grama de reducci—n de la medicaci—n debe reali-
ci—n de las conductas de dolor. Antes de dejar zarse de forma lenta y gradual para evitar los
de prestar atenci—n a las conductas de dolor se- efectos rebote y los s’ntomas de retirada (31).
r’a recomendable aumentar el refuerzo positivo
de aquellos comportamientos que son m‡s
Correspondencia:
adaptativos. La mayor’a de las veces la aten-
ci—n y ayuda recibida es el œnico refuerzo M. I. D’az-Garc’a.
Departamento de Personalidad.
positivo que tienen estos pacientes, por lo que si
Facultad de Psicolog’a.
les quitamos el œnico apoyo que reciben podr’a- UNED.
mos estar incrementando la posibilidad de de- Ciudad Universitaria, s/n.
sencadenar una depresi—n. Los estudios de do- 28040 Madrid.
lor y depresi—n parecen respaldar esta idea.
Hay autores que se–alan que la satisfacci—n ma-
rital y el apoyo social son una protecci—n frente a
la depresi—n, las parejas m‡s sol’citas aumen- BIBLIOGRAFÍA
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