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Aspectos psicolofisiológicos implicados

en el dolor crónico
Psychological aspects involved
in chronic pain
B. MAS HESSE y M.a I. COMECHE MORENO
Facultad de Psicología UNED. Madrid.

In this study we review the psychophysiological aspects invol-


RESUMEN ved in some chronic pain syndromes (headaches, back pain and
temporomandibular pain). In the studies reviewed, either the
Los aspectos fisiol—gicos implicados en la percepci—n del patterns of physiological activation of chronic pain patients are
dolor siguen siendo aœn hoy los primeros en ser consi- compared with those of people who do not have pain, or else the
derados como objetivos de tratamiento, habiendo estado activation patterns of each patient at different times. Physiolo-
sometidos a un estudio meticuloso. El objetivo de estas gical activation is studied in different conditions: at rest, in
investigaciones es conocer los mecanismos psicofisio- stress situations, or after a stressing stimulation, in the retum-
l—gicos responsable de cada trastorno de dolor cr—nico to-baseline period.
bajo la suposici—n de que una vez desentra–ados los pa- We also review the studies that examine the relations between
r‡metros psicol—gicos alterados f‡cilmente se podr’an the intensity of the physiological response and the perception of
llegar a su regulaci—n. pain, as well as the sensitivity to pressure of chronic pain pa-
En este trabajo se revisan los aspectos psicofisiol—gicos tients.
implicados en algunos s’ndromes de dolor cr—nico (cefa- Lastly, we review the use of the main physiological deactiva-
leas, dolor de espalda y dolor temporomandibular). En tion techniques (relaxation and biofeedback) in the manage-
los trabajos revisados se compara bien los patrones de ment of chronic pain, we supply details of their effectiveness
activaci—n fisiol—gica de los pacientes de dolor cr—nico and we review the factors involved in the improvement achie-
con los de las personas que no tienen dolor o bien los ved with these two types of treatment.
patrones de activaci—n de cada paciente en distintos mo-
mentos. La activaci—n fisiol—gica se estudia en diferentes Key words: Chronic pain. Psychophysiological variables. Bio-
condiciones: en reposo, ante situaciones de estrŽs o tras feedback. Relaxation.
una estimulaci—n estresante en el per’odo de retorno a la
l’nea base.
Se revisan asimismo los trabajos que estudian las relacio-
nes entre la intensidad de la respuesta fisiol—gica y la INTRODUCCIÓN
percepci—n del dolor, as’ como la sensibilidad a la pre-
si—n de los pacientes de dolor cr—nico. El estudio sobre la importancia de la activaci—n fi-
Finalmente se revisa la utilizaci—n de las principales tŽc- siol—gica en los problemas de dolor se asienta sobre la
nicas de desactivaci—n fisiol—gica (relajaci—n y biofeedback) primera teor’a cient’fica del dolor: la teor’a de la espe-
en el tratamiento del dolor cr—nico, se aportan datos de cificidad o teor’a sensorial. Esta teor’a, fruto de la
su efectividad y se revisan los factores implicados en la doctrina de las energ’as espec’ficas de MŸller, fue
mejor’a producida con estos dos tipos de tratamiento. formulada en el a–o 1842 e influenciada, sin duda,
por la concepci—n mecanicista de Descartes del cuer-
Palabras clave: Dolor cr—nico. Variables psicofisiol—gi-
cas. Biofeedback. Relajaci—n. po humano separado del conocimiento del alma in-
mortal. En esta concepci—n mecanicista del dolor se
segrega el sustrato f’sico de los aspectos psicosocia-
SUMMARY les y en ella el dolor es el producto final de la trans-
The physiological aspects involved in the perception of pain misi—n lineal de est’mulo nociceptivo. Los postulados
continue to be, even today, the first to be considered as objecti- b‡sicos de la teor’a de la especificidad (la existencia
ves of treatment, after being subjected to thorough study. de una alta correlaci—n entre la percepci—n de dolor y
The aim of this research is to learn the psychophysiological la magnitud de la respuesta fisiol—gica supuestamen-
mechanisms responsible for every chronic pain disorder, on te implicada) est‡n en la base del modelo mŽdico tra-
the assumption that, once the altered psychological parameters dicional bajo el que se han estado realizando, y toda-
have been unravelled, regulating them could be a simple v’a se realizan, muchas de las intervenciones en dolor
matter. cr—nico.

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As’, los aspectos fisiol—gicos implicados en la per- grupo, intragrupo). Asimismo citaremos los trabajos
cepci—n del dolor siguen siendo aœn hoy los primeros en los que se revisa la sensibilidad a la presi—n de los
en ser considerados como objetivos de un tratamiento pacientes de dolor. En el apartado final se revisa la
y han sido sometidos a un estudio meticuloso. La es- utilizaci—n de las principales tŽcnicas de desactiva-
peranza de estas investigaciones se cifraba en llegar a ci—n fisiol—gica (relajaci—n y biofeedback) en el trata-
conocer los mecanismos psicofisiol—gicos responsable miento del dolor cr—nico.
de cada trastorno, bajo la suposici—n de que una vez
desentra–ados los par‡metros psicol—gicos alterados,
VARIABLES PSICOFISIOLÓGICAS EN LOS
f‡cilmente se podr’an llegar a su regulaci—n.
TRASTORNOS DE DOLOR CRÓNICO
El supuesto importante que subyace a los primeros
trabajos parte del modelo general de activaci—n auto- Patrones psicofisiológicos de los pacienfes
n—mica propuesto por Selye (1) para el estrŽs. Ante de dolor en situaciones de reposo
ciertas demandas ambientales se produce una acti-
vaci—n auton—mica elevada que provoca la respuesta Una de las primeras hip—tesis planteadas en el es-
fisiol—gica (tensi—n muscular, vasodilataci—n perifŽri- tudio del dolor cr—nico fue la existencia en estos
ca, etc.) y el consecuente surgimiento del dolor. Si la acti- pacientes de un nivel de activaci—n fisiol—gica per-
vaci—n auton—mica y los altos niveles de respuesta se manentemente alterado, nivel que l—gicamente se
mantienen, el trastorno se cronificar’a. Este modelo manifestar’a en situaciones de reposo. Los primeros
deja, sin embargo, sin explicar por quŽ se genera un estudios realizados mostraron una tendencia a confir-
problema de dolor y no otro tipo de problema psicofi- mar esta hip—tesis, pero los trabajos m‡s recientes se
siol—gico y quŽ determina el sistema que va a quedar caracterizan por hallar resultados contradictorios. Por
afectado. ejemplo, Hovanitz y Wander (5) encontraron que en
La teor’a de la especificidad individual (2) de la res- un grupo de pacientes de cefalea tensional los niveles
puesta o estereotipo de respuesta intenta contestar es- basales de EMG frontal eran significativamente m‡s
tos interrogantes y explica la forma idiosincr‡sica que elevados que los de los sujetos del grupo control. Sin
muestran las respuestas psicofisiol—gicas de las perso- embargo, en otros dos estudios (6, 7) no se han encon-
nas. Aœn continuamos sin tener datos que nos permi- trado diferencias significativas en el nivel basal de
tan conocer si realmente cada s’ndrome de dolor cr—- respuesta EMG frontal de los pacientes de cefalea ten-
nico tiene (3) un patr—n de psicofisiol—gico de res- sional y migra–a, ni comparado entre ellos, ni respec-
puesta o, por el contrario, existe un œnico patr—n to a un grupo de sujetos control sin dolor de cabeza.
compartido por todos los pacientes de dolor cr—nico, Aunque las respuestas vasculares han sido objeto
que ser’a el responsable de su mantenimiento. de un menor nœmero de investigaciones, los resulta-
No faltan, asimismo, los autores (4) que afirman dos obtenidos han sido m‡s consistentes. No se han
que el dilema planteado por las hip—tesis de la gene- encontrado diferencias significativas en medidas de
ralidad y la especificidad es artificial e inœtil, puesto amplitud de pulso o temperatura perifŽrica entre las
que ambos supuestos pueden ser aplicados al funcio- personas con o sin cefaleas (8-11) ni entre los pacien-
namiento real de los organismos, d‡ndose en ellos la tes con migra–a y cefalea de tensi—n. (7, 12). A pesar
posibilidad de un funcionamiento de activaci—n fisio- de ello hay que resaltar la existencia de trabajos en
l—gica tanto integrado como especifico. El ser vivo es los que se han encontrado diferencias entre grupos
visto como un todo integrado, pero jerarquizado en en los niveles b‡sales de alguna respuesta vascular.
su funcionamiento, e incluyendo por ello al mismo La temperatura perifŽrica en algunos estudios (13, 14)
tiempo tanto la posibilidad de un patr—n general inte- se mostr— m‡s baja en los pacientes de migra–a que
grado de funcionamiento fisiol—gico como la produc- en los sujetos control, mientras que en otros trabajos
ci—n de patrones o grupos determinados de respues- los resultados aparecen invertidos (15, 16).
tas fisiol—gicas, e incluso en algunos casos la manifes- El estudio de las respuestas fisiol—gicas implicadas
taci—n de respuestas individualizadas o espec’ficas. en el dolor de espalda cr—nico ha recibido una menor
A continuaci—n se van a revisar los aspectos psicofi- atenci—n que el de las cefaleas, aunque los resultados
ciol—gicos implicados en algunos s’ndromes de dolor son similares a los encontrados en ese trastorno. Sola-
cr—nico (cefaleas, dolor de espalda y dolor temporo- mente en un escaso nœmero de investigaciones se ha
mandibular). En los trabajos revisados se compara encontrado que en comparaci—n con los sujetos con-
bien los patrones de activaci—n fisiol—gica de los pa- trol (pacientes de otros s’ndromes de dolor o sujetos
cientes de dolor cr—nico con los de las personas que sanos) los pacientes de dolor de espalda mostraron
no tienen dolor o bien los patrones de activaci—n de un mayor nivel EMG basal en los mœsculos paraver-
cada paciente en distintos momentos. La activaci—n fi- tebrales cuando estaban de pie (17, 18) o mientras per-
siol—gica se ha estudiado en momentos de reposo an- manec’an sentados (19). En un nœmero superior de es-
te situaciones de estrŽs o en el per’odo de retorno a la tudios no se han encontrado diferencias significativas
l’nea base. Se ha intentado encontrar, asimismo, rela- entre grupos durante el per’odo de l’nea base (20-23).
ciones sostenidas entre la intensidad de la respuesta Una importancia especial tienen los trabajos sobre
fisiol—gica y la percepci—n del dolor (dise–os inter- la exactitud de la discriminaci—n de la tensi—n muscu-

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lar de los pacientes de dolor. En uno de los œltimos Aunque existe un nœmero superior de trabajos en
trabajos realizados (24), cuando se compararon 40 pa- los que se encuentra una mayor respuesta EMG en los
cientes de dolor de espalda y cefalea cr—nicos con 20 sujetos con dolor de cabeza que en los sujetos control,
personas sanas, en una prueba en la que se requer’a la evidencia aportada por los trabajos en los que no
producir tensi—n en los mœsculos frontales y en el hay diferencias significativas es tambiŽn amplia, por
erector spinnae, se encontr— que los pacientes de do- lo que no puede concluirse que exista un apoyo uni-
lor, y en especial los de dolor de espalda, mostraban forme a la hip—tesis de una mayor reactividad al es-
una sobrestimaci—n de los grados bajos de tensi—n, as’ trŽs de los pacientes de cefalea. No obstante, cabe
como una infraestimaci—n de los grados altos. Todas destacar que los estudios que utilizan un dise–o ade-
las personas tuvieron deficiencias en la discrimina- cuado y unos est’mulos estresantes relevantes y de
ci—n en las tasas bajas de tensi—n muscular. Adem‡s larga duraci—n son los que muestran m‡s diferencias
tanto las tasas de tensi—n muscular percibida como la en las respuestas al estrŽs (28).
aversividad de la prueba y el dolor durante la tarea fue- En esta l’nea, por ejemplo, Bansevicius et al (29)
ron mayores para los pacientes de dolor. Flor et al (25) sometieron a pacientes con cefalea tensional cr—nica y
en un trabajo previo pasaron a pacientes de dolor a personas sin dolor a una prueba compleja de tiem-
cr—nico (dolor de espalda y dolor temporomandibu- po de reacci—n de una hora de duraci—n. La evalua-
lar) y sujetos control sin dolor, una tarea de discrimi- ci—n se realiz— durante el pretest, la tarea y el postest
naci—n de la tensi—n muscular en los mœsculos para- (20 minutos). Se midieron tanto las respuestas subjeti-
vertebrales y los maseteros. Ambos tipos de pacientes vas de dolor, fatiga y tensi—n como los registros de
infravaloraron sus niveles reales de tensi—n en los EMG (mœsculos frontales, temporal, nuca y trapecio.
mœsculos citados. Sin embargo, no aparecieron dife- Las diferencias entre los pacientes de dolor y las per-
rencias respecto a los controles en la cantidad de ten- sonas de control en las puntuaciones de dolor y fati-
si—n que ellos mostraron durante la prueba en el resto ga en los tres per’odos registrados y en las medidas
de mœsculos no implicados en la tarea. de tensi—n del postest fueron significativas. A su
Como puede apreciarse tambiŽn en el estudio, du- vez, la fatiga correlacionaba con dolor mientras que la
rante el per’odo de reposo, de las respuestas psicofi- tensi—n s—lo se asoci— con el dolor de nuca.
siol—gicas implicadas en el dolor de espalda cr—nico Trapanotto et al (30) compararon durante la espe-
se presentan resultados contradictorios. Merece la pe- ra y durante la aplicaci—n de un est’mulo doloroso a
na destacar que dentro del grupo de pacientes con un grupo de personas con dolor de cabeza cr—nico
dolor de espalda la respuesta de conductancia de la con un grupo similar sin dolor en distintas variables
piel, posible indicador de la activaci—n som‡tica, tam- (ansiedad, intensidad del dolor, umbral del dolor, to-
poco se encuentra elevada en todo los pacientes, por lerancia al dolor y tasa card’aca). No hubieron dife-
lo que cabe pensar que en las personas que muestran rencias entre el grupo de dolor y el control durante la
una baja activaci—n la percepci—n del dolor podr’a espera del est’mulo doloroso, pero la estimulaci—n
estar m‡s relacionada con factores cognitivos (26). dolorosa s’ estuvo asociada con una mayor reactivi-
Asimismo en los œltimos trabajos sobre el dolor tem- dad muscular y card’aca en los pacientes de dolor,
poromandibular cr—nico tampoco se han encontrado aunque tampoco se encontraron diferencias en la per-
diferencias sostenidas en la respuesta basal de los cepci—n de la intensidad del dolor, en el umbral del
mœsculos maseteros de los pacientes en comparaci—n dolor o en la tolerancia.
a los sujetos de control (27). La investigaci—n ante los estresores se pormenori-
z—, hasta llegar a investigar la influencia de la espe-
Patrones psicofisiológicos de los pacienfes cializaci—n hemisfŽrica cerebral en el procesamiento
de la emoci—n en la experiencia de dolor, esper‡ndose
de dolor en situaciones de estrés
que las personas diestras respondieran m‡s negativa-
La hip—tesis directriz de estos trabajos mantiene mente al dolor en el lado izquierdo del cuerpo debi-
que los pacientes de dolor cr—nico muestran ante si- do a las conexiones contralaterales en el hemisferio
tuaciones de estrŽs una mayor reactividad que los derecho del cerebro. Pero esta relaci—n no se ha en-
controles sanos en aquellas respuestas fisiol—gicas contrado y los sujetos diestros y los zurdos no respon-
te—ricamente relacionadas con su dolor. den de forma diferencial en funci—n de la mano sobre
Muchos han sido los estresores utilizados en estas la que se aplique el est’mulo doloroso (31).
investigaciones, lo que dificulta la comprensi—n de los Aproximadamente en la mitad de los trabajos sobre
resultados encontrados. Se han utilizado est’mulos el dolor de espalda en situaciones de estrŽs aparecen
neutros (ruido blanco), tareas t’picas de estrŽs mental los resultados hipotetizados, aunque de nuevo en al-
(tareas aritmŽticas), tŽcnicas de inducci—n de dolor gunos trabajos se encuentran resultados opuestos a
(inmersi—n de la mano en agua helada, producir con- los esperados (18) y en otros no se han encontrado di-
tracci—n muscular o el empleo del manguito de pre- ferencias significativas entre grupos (22, 23).
si—n), im‡genes estresoras (est‡ndar, como un acci- Si nos fijamos ahora en el dolor temporomandibu-
dente de tr‡fico o personalizadas). En otros casos ha lar encontramos unos resultados m‡s consistentes.
sido el propio dolor de cabeza el est’mulo estresante. Tan s—lo en un estudio (32) no se encontraron diferen-

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cias entre los grupos ante las situaciones estresantes. tados encontrados no son homogŽneos, el per’odo de
Durante el per’odo de reactividad al estrŽs la mayor retorno a la l’nea base promete ser una variable fisio-
parte de los trabajos muestran que la respuesta EMG l—gica importante (39).
de los mœsculos maseteros es significativamente su-
perior en los pacientes de dolor temporomandibular
que en los sujetos sanos (33-37). Sorprendentemente Estudios correlaciónales entre grupos
en los dos œltimos trabajos s—lo resultaron significati- y estudios correlacionales intragrupo
vas las diferencias en el mœsculo masetero derecho.
En el mœsculo izquierdo, aunque existen mayores ni- Los estudios en los que se compara las respuestas
veles en los pacientes de dolor temporomandibular personales de dolor en relaci—n con alguna respuesta
que en los sujetos control, las diferencias no son signi- fisi—loga introducen inmediatamente una mayor
ficativas. complejidad debido a las dificultades de comparar
Con el f’n de intentar identificar variables fisiol—gi- los informes del dolor percibido por distintas perso-
cas y psicol—gicas que diferenciaran a las personas nas. Las respuestas de dolor, como todas aquellas
con quejas de dolor mandibular cr—nico, Carlson conductas que corresponden al mundo privado, se
et al (38) pasaron a 35 pacientes aquejados de este do- caracterizan por carecer de referentes externos y pre-
lor y 35 personas sanas una bater’a de pruebas psico- cisamente por ello son tan dif’ciles de moldear por la
l—gicas antes de someterse a una serie de estresores comunidad verbal. La idiosincrasia que acompa–a a
psicol—gicos y a una prueba de dolor inducido por estas respuestas las hace poco estables (pueden ir va-
presi—n en varios mœsculos del cuerpo. Se evaluaron riando en funci—n de las experiencias personales) y
tanto respuestas emocionales como fisiol—gicas (tasa especialmente poco comunicables (los referentes in-
card’aca, tensi—n arterial, respiraci—n, temperatura y ternos en los que se sustentan var’an de una persona
actividad muscular). En el grupo de personas con do- a otra, por lo que su significado es subjetivo).
lor temporomandibular los umbrales de dolor ante la Por el momento no se han encontrado las correla-
presi—n fueron m‡s bajos, pero de nuevo s—lo en el ciones esperadas entre la intensidad del dolor y va-
mœsculo masetero derecho/izquierdo y en el tempo- rias respuestas fisiol—gicas, ni en los estudios de gru-
ral derecho. No aparecieron diferencias en el resto de po ni en los dise–os intrasujeto (40).
los mœsculos estudiados ni mostraron disparidades As’, por ejemplo, estos resultados se encontraron
en respuesta a los estresores empleados, aunque s’ se en el trabajo de Gannon et al (41) en el que se so-
encontr— que los pacientes de dolor exhib’an una ma- metieron a tres grupos de sujetos (cefalea tensional,
yor fatiga, problemas de sue–o, depresi—n, ansiedad y migra–a y sujetos control) a una prueba de estrŽs cog-
s’ntomas menstruales que los controles. nitivo de una hora de duraci—n. En nueve momentos
Como ya se ha se–alado, en el trabajo de discrimi- a lo largo de la prueba deb’an valorar el dolor percibi-
naci—n de tensi—n muscular llevado a cabo por Flor et do en una escala 0-10. Entre las personas que desarro-
al (24, 25) los pacientes de dolor temporomandibu- llaron dolor de cabeza (el 69% de los pacientes de ce-
lar infravaloraron sus niveles reales de tensi—n en los falea y el 25% de los sujetos control) se estudiaron las
mœsculos maseteros respecto a los sujetos control. correlaciones de estas puntuaciones de dolor con las
En resumen, los resultados de estos trabajos apoya- respuestas fisiol—gicas medidas. En casi todos los su-
r’an, en general, la hip—tesis de la existencia de un jetos se encontraron correlaciones positivas entre do-
elevado nivel de tensi—n en los mœsculos maseteros lor y EMG frontal, aunque no llegaron a ser significa-
de los pacientes de dolor temporomandibular en res- tivas en ninguno de ellos. Las correlaciones entre la
puesta al estrŽs, conclusi—n que no ha sido tan am- respuesta EMG del cuello y del brazo no mostraron
pliamente constatada con otros s’ndromes de dolor, una tendencia clara de resultados. La amplitud de
aunque hay un mayor nœmero de estudios que mues- pulso sangu’neo cef‡lico correlacion— negativamente
tran un nivel de respuesta m‡s elevado en los pacien- con la severidad de la cefalea en casi todos los sujetos,
tes de cefalea o los pacientes de dolor de espalda que aunque tan s—lo en uno del grupo de cefalea tensional
en los sujetos control durante el per’odo de reactivi- y otro del grupo control resultaron significativas las
dad al estrŽs y al dolor. correlaciones.
En resumen, la evidencia aportada por este tipo de
trabajos tampoco parece confirmar, en general, la hi-
Patrones psicofisiológicos durante p—tesis de que la percepci—n de dolor de cabeza estŽ
el período de retorno a la línea base directamente determinada por la alteraci—n de las res-
Los trabajos que estudian la importancia de este pe- puestas fisiol—gicas supuestamente implicadas.
r’odo para los pacientes de dolor son m‡s recientes
comenzaron a principio de la dŽcada de los a–os Relaciones entre la respuesta muscular,
ochenta, cuando se hizo necesario conocer si las per- el umbral de dolor y la sensibilidad a la presión
sonas que sufren dolor cr—nico una vez activadas
muestran una mayor lentitud para recuperar los nive- Existe un grupo de trabajos que se han ocupado de
les previos de respuesta. Aunque de nuevo los resul- estudiar los umbrales de dolor a la presi—n y la sensi-

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bilidad muscular en pacientes de cefalea. Schoenen et das, tanto fisiol—gicas como psicol—gicas, y no se en-
al (42) valoraron los umbrales de dolor a la presi—n contraron variaciones diurnas en los umbrales de do-
en varios mœsculos pericraneales y en el tend—n de lor ni en los hombres ni en las mujeres. Los hombres,
Aquiles de un grupo de 32 pacientes de cefalea ten- de nuevo, mostraban unos umbrales de dolor m‡s al-
sional, comparados con 10 pacientes de migra–a y tos que las mujeres. Esta diferencia de sensibilidad al
20 controles sanos. Los umbrales de los pacientes de dolor entre hombres y mujeres se ha intentado expli-
cefalea tensional fueron significativamente m‡s bajos car por variables psicol—gicas de afrontamiento o por
en todas las ‡reas valoradas que los de los otros dos la mediaci—n parcial de variables biol—gicas como la
grupos. tensi—n arterial (diast—lica y sist—lica).
Jensen et al (43, 44) realizaron dos trabajos con En resumen, los resultados encontrados hasta el
una amplia muestra de poblacion general (n = 740) momento no son un‡nimes en sus conclusiones, pero
con el objetivo de estudiar los umbrales de dolor a la esta disparidad de datos ha resultado ser fecunda en
presi—n y la sensibilidad muscular en los pacientes de cuanto a las nuevas posibilidades de conceptualiza-
cefalea y en la poblaci—n general. En el primero de ci—n y desarrollos te—ricos que ha posibilitado. As’, la
ellos (43) se informa que las mujeres tienen menor inconsistencia creada por los modelos unidimensio-
umbral de dolor a la presi—n en los mœsculos tempo- nales ha conllevado que las hip—tesis iniciales, basa-
rales que los hombres y que los umbrales de la po- das en la teor’a de la especificada o teor’a sensorial,
blaci—n general aumentan con la edad. TambiŽn en la hayan perdido cada vez m‡s fuerza y desde la propia
sensibilidad a la palpaci—n manual las mujeres fueron investigaci—n cient’fica se abra el camino a modelos
m‡s sensibles que los hombres en todos los mœsculos cada vez m‡s complejos y depurados, modelos inte-
examinados y el grupo m‡s joven se mostr— m‡s sen- grativos que aœnan factores biol—gicos, psicol—gicos y
sible que el de edad m‡s avanzada. sociales.
En el segundo estudio (44) no encontraron relaci—n
entre el umbral de dolor a la presi—n y la frecuencia
de la cefalea padecida durante los œltimos a–os por LAS TÉCNICAS DE REGULACIÓN
el subgrupo de pacientes de cefalea tensional y mi- FISIOLÓGICA EN EL TRATAMIENTO
gra–a. Tampoco en este subgrupo aparecen diferen- DEL DOLOR CRÓNICO
cias en relaci—n al sexo o la edad, aunque en el estu-
dio previo se hab’an encontrado tales diferencias en Las tŽcnicas de desactivaci—n fisiol—gica fueron las
la poblaci—n general. La media del umbral disminuy— primeras en ser abordadas en el tratamiento conduc-
un 6,4% en los pacientes que ten’an cefalea compara- tual del dolor cr—nico. El interŽs por este tipo de pro-
da con un grupo similar sin cefalea, pero estas dife- cedimientos est‡ basado, l—gicamente, en la concep-
rencias no fueron significativas. ci—n lineal, tradicional en el abordaje del dolor. Desde
Por el contrario, la sensibilidad muscular a la pal- esta perspectiva, como ya se ha comentado, se conci-
paci—n en los pacientes de cefalea tensional epis—dica be el dolor como el resultado de alguna alteraci—n fi-
y las mujeres con cefalea tensional cr—nica fue mayor siol—gica, por lo que la regulaci—n de dicha respuesta
que en el resto de la poblaci—n. En el mismo sentido solucionar’a el problema del dolor.
se encontr— una alta correlaci—n positiva entre sensi- A disposici—n de los pacientes de dolor cr—nico se
bilidad y frecuencia de la cefalea tensional durante han puesto diversas tŽcnicas de desactivaci—n fisiol—-
los a–os previos en ambos sexos. Los pacientes de mi- gica con el doble objetivo de reducir su dolor (en in-
gra–a, sin embargo, no mostraron esta relaci—n. En tensidad, duraci—n y frecuencia) y que Žste no entor-
los pacientes de cefalea tensional que ten’an dolor de pezca el desarrollo de una vida normal, de forma que
cabeza en el momento de la evaluaci—n se encontr— puedan volver a disfrutar de todas aquellas activida-
un 32% de incremento en la sensibilidad a la palpa- des (ocio, familia, trabajo) de las que el dolor les ten’a
ci—n comparados con un grupo de frecuencia similar, apartado. Las dos tŽcnicas de regulaci—n fisiol—gica
pero sin dolor durante la evaluaci—n. Este incremento con m‡s amplia tradici—n en el tratamiento del dolor
fue estad’sticamente significativo. cr—nico han sido el entrenamiento en biofeedback y el
Parece, pues, a la vista de estos trabajos, que existe entrenamiento en relajaci—n.
bastante evidencia que apoya la presencia de un ma-
yor nivel de sensibilidad en los mœsculos pericranea- El entrenamiento en biofeedback
les en los pacientes de cefalea tensional y que esta y la relajación
sensibilidad se incrementa durante el episodio de do-
lor de cabeza. La primera de estas tŽcnicas, el entrenamiento en
Persiguiendo la hip—tesis de que es posible que la biofeedback, consiste en presentar al paciente una se–al
percepci—n del dolor muestre variaciones diurnas, sensorial, normalmente visual o auditiva, que cambia
Koltyn et al (45) sometieron a un grupo de sujetos a con relaci—n a un proceso biol—gico. Su objetivo es fa-
est’mulos dolorosos (tensi—n en el dedo) en dos mo- cilitar los medios para adquirir el control voluntario
mentos diferentes, entre las 6 y las 8 de la ma–ana y de la respuesta fisiol—gica supuestamente alterada, de
entre las 18 y las 20 horas. Se tomaron diversas medi- la forma m‡s r‡pida y adecuada y que adem‡s se ge-

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neralice a las condiciones habituales de la vida del pa- Ñ El entrenamiento en relajación pasiva en el que se
ciente. Las formas de biofeedback m‡s empleadas para aœnan diversas tŽcnicas de respiraci—n profun-
el tratamiento del dolor de cabeza han sido e! biofeed- da, relajaci—n muscular sin tensi—n, imaginaci—n
back electromigr‡fico (EMG) de los mœsculos fronta- y frases de profundizaci—n (50).
les, del cuello y algunas veces de la parte superior de Ñ Por œltimo, las técnicas de meditación, en las que
la espalda para las cefaleas tensionales. Para las mi- se combina los ejercicios de respiraci—n con la
gra–as se ha utilizado el biofeedback termal, obteniŽn- concentraci—n en un mantra, palabra o sonido,
dose la informaci—n de la temperatura perifŽrica, repetido interiormente para conseguir una ex-
generalmente de un dedo de la mano. Para otros s’n- periencia de calma (46).
dromes de dolor, como el dolor de espalda, se ha En el tratamiento de dolor de cabeza tensional la
utilizado la informaci—n de los mœsculos paraverte- tŽcnica de relajaci—n normalmente elegida es el entre-
brales; para el dolor temporomandibular los registros namiento muscular progresivo; su superioridad para
de los mœsculos maseteros (con los electrodos situa- este tipo de dolencia vienen determinada por poseer
dos unilateralmente o bilateralmente) y tambiŽn en ejercicios espec’ficos para reducir la tensi—n de la
algunas ocasiones de los mœsculos temporales. musculatura facial, supuesta inductora del dolor. En
La relajaci—n ha sido frecuentemente estudiada por el tratamiento de las migra–as la relajaci—n m‡s utili-
oposici—n al constructo del estrŽs de Selye (1). Al zada es el entrenamiento aut—geno, dirigido a bloquear
igual que en los trabajos sobre estrŽs antes comenta- la vasoconstricci—n previa al dolor. Algunos autores
dos, tambiŽn en la relajaci—n se ha debatido si consis- afirman que el entrenamiento aut—geno tiene un pa-
te en un œnico estado hipometab—lico inespec’fico, pel crucial en el tratamiento de las migra–as (26).
denominado por Benson (46) respuesta de relajaci—n
y caracterizado por un predominio de la activaci—n
parasimp‡tica y un descenso en la activaci—n simp‡ti- Efectividad de los entrenamientos
ca, o si como Davidson y Schwartz (47) han planteado en biofeedback y en relajación para
existe una especificidad psicofisiol—gica (patr—n de el tratamiento el dolor crónico
cambios espec’ficos suscitados por cada tŽcnica). Las tŽcnicas de biofeedback y de relajaci—n han sido
En la actualidad se utilizan distintos tipos de entre- tan ampliamente estudiadas que a pesar de los pro-
namiento en relajaci—n en el tratamiento del dolor blemas metodol—gicos de algunas investigaciones es
cr—nico: hoy posible realizar una valoraci—n de su eficacia. En
Ñ El entrenamiento autógeno fue concebido por una revisi—n metaanal’tica de los datos encontrados,
Schultz (48) no como un entrenamiento en relaja- Holroyd, Lipchik y Penzien (51) llegan a las conclu-
ci—n, sino como una terapia de autorregulaci—n siones que se presentan resumidas en la tabla 1.
auton—mica en la que se balancean las necesida- Como puede apreciarse en la tabla 1, en el tratamien-
des de relajaci—n y las expresiones de tensi—n cor- to de la cefalea tensional los entrenamientos en relaja-
poral, consiguiŽndose una mayor homeostasis.
Sus autoinstrucciones est‡n encaminadas a pro-
ducir efectos fisiol—gicos espec’ficos. As’, por TABLA 1 Mejoría media por tipo de cefalea y
tratamiento (Holroyd et al, 1998)
ejemplo, el entrenamiento en peso reduce el tono
muscular, el entrenamiento en calor aumenta la Mejoría
vasodilataci—n y el frescor en la frente est‡ enca- Tratamiento
media (%)
minado a un control de la actividad cerebral regu-
lando el flujo sangu’neo. Permite adem‡s a–adir Cefalea tensional
frases especiales para disfunciones personales. El Ñ Entrenamiento en biofeedback EMG
entrenamiento aut—geno que se emplea en el tra- combinado con entrenamiento en
tamiento del dolor no suele ser un entrenamiento relajaci—n 57
Ñ Entrenamiento en biofeedback EMG 46
completo y normalmente se reduce a las primeras Ñ Entrenamiento en relajaci—n 45
instrucciones de peso y calor, ya que los benefi- Ñ Placebo (biofeedback no contingente) 15
cios obtenidos con el entrenamiento completo so- Ñ Control del dolor monitorizado Ð4
brepasar’an al esfuerzo que requiere la realizaci—n Migraña
de todo el ciclo b‡sico (peso, calor, coraz—n respi- Ñ Entrenamiento en biofeedback termal
raci—n, plexo solar y frescor en la frente). combinado con entrenamiento en
Ñ El entrenamiento muscular progresivo proviene de relajaci—n 56
los trabajos de Jacobson (49). Est‡ basado en la Ñ Entrenamiento en relajaci—n 37
discriminaci—n interoceptiva de las sensaciones Ñ Entrenamiento en biofeedback termal 35
Ñ Entrenamiento en biofeedback
musculares de tensi—n y relajaci—n. Es un entre- vasomotor cef‡lico 34
namiento que rechaza en bloque la sugesti—n y Ñ Placebo (medicaci—n) 12
promueve alcanzar la relajaci—n a travŽs de ejer- Ñ Control del dolor monitorizado 3
cicios pautados de tensi—n y distensi—n muscular.

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ci—n y biofeedback EMG obtienen alrededor de un 50% Cuando se realizan comparaciones entre las tŽcni-
de mejor’a terapŽutica. Adem‡s tanto el entrenamien- cas de relajaci—n, el biofeedback y un tratamiento far-
to en relajaci—n como el biofeedback de la respuesta macol—gico preventivo, como es el propanolol, se en-
EMG o bien la combinaci—n de ambas estrategias son cuentran unos porcentajes iguales de mejor’a (51) co-
intervenciones con una efectividad equivalente. mo puede apreciarse en la tabla 2. Y aunque las
En el tratamiento de la migra–a el entrenamiento tŽcnicas conductuales requieren un per’odo de apren-
en relajaci—n combinado con el biofeedback termal dizaje, hay que resaltar que poseen, sin embargo, la
produce una mejor’a similar, pero cada una de estas gran ventaja de carecer de efectos secundarios y ofre-
tŽcnicas por separado se muestran menos efectivas. cen al paciente adem‡s la posibilidad controlar su
Aun as’ en los estudios dise–ados para comparar di- dolor con sus propios recursos sin depender de la in-
rectamente la combinaci—n de estas tŽcnicas y su efec- gesta pasiva de un f‡rmaco. Esta nueva percepci—n de
tividad individual no han mostrado hasta el momen- autoeficacia, de maestr’a sobre un dolor que podr’a
to de forma consistente la superioridad del trata- venirse padeciendo durante mucho tiempo, es valora-
miento conjunto (52). Es importante comentar que la da por los pacientes como uno de los logros de la in-
mejor’a constatada con estas tŽcnicas es tres veces su- tervenci—n.
perior a la encontrada con un tratamiento placebo. Cuando en el dolor de cabeza migra–oso se aplican
Los beneficios de estas tŽcnicas parecieron un princi- simult‡neamente los entrenamientos en relajaci—n, el
pio (53) estar ligados a la edad del paciente, siendo la biofeedback termal y un f‡rmaco (propanolol), el por-
mejor’a m‡s patente en personas j—venes (menos de centaje de mejor’a asciende al 70% (56), el porcentaje
35 a–os). Recientemente, el mismo grupo de investiga- m‡s alto, sin duda, de los encontrados hasta este mo-
dores (51) ha constatado que con las modificaciones per- mento. Con otros f‡rmacos los datos no son tan espe-
tinentes el tratamiento se hace adecuado para los pa- ranzadores, as’ en unos trabajos se obtiene que a largo
cientes de m‡s de 50 a–os, siendo las mujeres las que plazo la amitriptylina aumenta el efecto del entrena-
suelen mostrar un mayor alivio con estas intervencio- miento en biofeedback (57) mientras que en otros no se
nes. Asimismo, resaltar que el resultado final puede constata este progreso (51).
verse afectado si la derivaci—n a la terapia proviene del No s—lo los f‡rmacos potencian los beneficios del
mŽdico o si la iniciativa ha sido tomada por el mismo entrenamiento en biofeedback o relajaci—n, la aplica-
paciente, siendo en este œltimo caso el resultado mejor. ci—n conjunta de otras tŽcnicas psicol—gicas, como
Un dato altamente optimista radica en que la efecti- las tŽcnicas de inoculaci—n del estrŽs, aumentan
vidad de estos entrenamientos se mantiene en segui- tambiŽn esta efectividad, en especial para los pa-
mientos de un a–o (54). Adem‡s se puede afirmar cientes de dolor tensional con un alto grado de es-
que los beneficios obtenidos no pueden achacarse a trŽs en su vida.
una remision espont‡nea, a la regresi—n a la media, Los trabajos realizados con lumbalgias son menos
a la maduraci—n, al paso del tiempo o al contacto con numerosos que los llevados a cabo con dolor de cabe-
el terapeuta. Estos resultados permiten afirmar que za. Adem‡s como la etiolog’a de estos dolores es tan
la relajaci—n y el biofeedback son el tratamiento de elec- variada se dificulta enormemente la sistematizaci—n
ci—n para el dolor de cabeza cr—nico. de los resultados encontrados.
Aunque los resultados encontrados con tŽcnicas de Aun as’, la evidencia tiende a se–alar la efectivi-
relajaci—n y biofeedback sean similares, no podemos dad del entrenamiento en relajaci—n (58), efectivi-
concluir que estas dos intervenciones sean intercam- dad que se ha intentado explicar a travŽs del ciclo
biables. Sabemos que pacientes que no mejoran con dolor-espasmo-dolor, es decir, la tensi—n sostenida
un entrenamiento en relajaci—n se benefician de un del mœsculo se constituye en la causa y el efecto del
entrenamiento posterior de biofeedback (55). Queda dolor. Aunque esta informaci—n no ha podido ser
abierta, sin embargo, la cuesti—n sobre si los efectos de validada, el potencial de esta tŽcnica junto con el
tŽcnicas que se llevan a cabo de forma secuencial son del entrenamiento en biofeedback debe continuar
o no sumativos. Quedan tambiŽn por establecer unas siendo examinado.
l’neas protocolizadas claras que nos permitan de an-
temano elegir la tŽcnica m‡s adecuada para cada pa-
ciente. Durante mucho tiempo la relajaci—n parec’a TABLA 2 Mejoría terapéutica media en pacientes
ser la tŽcnica id—nea para el tratamiento del dolor de migraña para tratamiento y grupo
porque a su efectividad se un’a un bajo requerimiento de control (Holroyd et al, 1998)
de infraestructura. Los avances tecnol—gicos, sin em-
bargo, han posibilitado que en la actualidad los apa- Tratamiento
ratos necesarios para el entrenamiento en biofeedback Relajación-
sean mucho m‡s baratos y asequibles tanto para el Propanolol Placebo
biofeedback
cl’nico como para el paciente, por lo que la elecci—n
de la tŽcnica tendr‡ que venir determinada por otros Mejor’a terapŽutica
criterios como son las propias necesidades y habilida- media (%) 55 55 12
des del paciente y del terapeuta.

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Factores implicados en la mejoría es posible argŸir que sea el propio control alcanzado
producida con biofeedback o relajación sobre la vasoconstricci—n, a travŽs del entrenamiento
de las manos, el que se generalice para el manejo m‡s
A pesar de que, como hemos dicho, tanto el entre- efectivo del dolor de cabeza. Y por œltimo, el entrena-
namiento en biofeedback como en relajaci—n producen miento en biofeedback termal o frontal del trabajo reali-
una clara mejor’a en los pacientes de dolor, desde el zado por Chapman (65) mostr— unos ’ndices similares
punto de vista te—rico existen, sin embargo, muchos de mejor’a. Lo que llev— a este autor a afirmar que los
interrogantes. Uno de los resultados m‡s llamativos cambios en los par‡metros de dolor no estaban corre-
de las terapias realizadas mediante biofeedback radica lacionados con los cambios fisiol—gicos postulados co-
en que la reducci—n del EMG frontal no es un requisi- mo mediadores del dolor migra–oso, y que el control
to necesario para mejorar los dolores de cabeza ten- de la respuesta diana no es un factor ni suficiente ni
sionales. As’, en algunos estudios se ha encontrado necesario en el tratamiento del dolor de cabeza, resal-
que no hay relaci—n entre la mejor’a y los registros tando la gran importancia de la concentraci—n tran-
EMG (54); o bien que cuando se entrena a los sujetos a quila y la pasividad f’sica y mental que requieren los
modificar la respuesta en el sentido contrario a lo hi- entrenamientos con biofeedback y relajaci—n.
potetizado tambiŽn se produce mejor’a (59-63); o que Esta l’nea de pensamiento engarza con el importante
el uso de una se–al falsa como procedimiento de con- cambio al que recientemente hemos asistido con el mo-
trol en el biofeedback EMG conduce a menudo a una delo cognitivo conductual de la relajaci—n (66, 67). En
mejor’a de un 15%. A la vista de estos datos surgen este modelo se integran f‡cilmente los cambios en la ac-
preguntas como: ÀquŽ factores est‡n implicados en la- tivaci—n fisiol—gica con una transformaci—n mucho m‡s
reducci—n del dolor encontrada con estos entrena- global de la persona. El proceso de cambio viene deter-
mientos?, o ÀquŽ peso le corresponde al control de la minado por el desarrollo de tres habilidades cognitivas:
respuesta EMG en la mejor’a encontrada? Algunos 1) el enfoque representa un nuevo control sobre la aten-
autores (59) le otorgan s—lo un papel menor; la activi- ci—n; 2) la pasividad ense–a a estar m‡s all‡ de nuestro
dad de los mœsculos perifŽricos puede ser no la causa cuerpo, deseos, emociones, pensamientos y, en suma,
de los dolores de cabeza, sino uno de los cambios aso- libera al paciente de la obligaci—n de hacer algo para
ciados al dolor. Otros (9) han se–alado que el entrena- reducir su dolor, y 3) la receptividad desarrolla la tole-
miento de la respuesta EMG frontal va m‡s all‡ de la rancia de un gran nœmero de sensaciones corporales, lo
del entrenamiento espec’fico de un mœsculo, pues se que reducir’a la hiperactividad a las sensaciones corpo-
observa tambiŽn de forma pareja una reducci—n ge- rales, y no s—lo el dolor ser’a ahora m‡s f‡cil de tolerar,
neralizada de la activaci—n cortical y auton—mica sino que el c’rculo del dolor quedar’a cortado. Estas ha-
(cambios en la tasa card’aca, conductancia, actividad bilidades, aunque no son el objetivo de la sesi—n de re-
EEG, etc.) que coincide con el patr—n de baja activi- lajaci—n, se desarrollan y fortalecen en ella. La constan-
dad que, como hemos comentado, Benson (46) deno- cia en el entrenamiento tendr’a como resultado un cam-
min— respuesta de relajaci—n. Este patr—n no tiene por bio de pensamiento y de las estructuras cognitivas.
quŽ ser necesariamente sincr—nico entre los distintos Valores, creencias y compromisos se modifican en los
sistemas musculares. El biofeedback ser’a efectivo por entrenamientos, se generalizan a la conducta diaria y se
actuar como una forma de conseguir relajaci—n y co- fortalecen y continœan transform‡ndose en las sucesi-
mo la relajaci—n reducir’a la hiperactividad al estrŽs vas sesiones a base de constantes procesos convergen-
propia de los pacientes de dolor cr—nico. La cuesti—n tes y divergentes. El cambio es personal y emp’rico,
radica en saber cual de las dos tŽcnicas es m‡s efecti- pues est‡ basado en las propias experiencias.
va para lograr este objetivo. Pero, como hemos visto, No existen aœn estudios sistem‡ticos en los que se
otros autores opinan que estas tŽcnicas no tienen las hayan evaluado las posibles relaciones entre el desa-
mismas v’as de actuaci—n. Un problema similar ha si- rrollo de estas habilidades y la reducci—n del malestar
do resaltado en los propios entrenamientos en relaja- producido por el dolor, pero s’ que podemos afirmar
ci—n, en los que se ha observado que no todas las per- que las v’as de actuaci—n de la relajaci—n sobre el do-
sonas se benefician en el mismo grado de todas las lor son mucho m‡s complejas que las postuladas des-
tŽcnicas, y adem‡s se ha resaltado en los casos en los de los modelos org‡nicos.
que el entrenamiento en relajaci—n produce ansiedad Una vez que la comunidad cient’fica comenz— a en-
(ansiedad inducida por relajaci—n), que Žsta desapare- trever que las v’as de actuaci—n de los entrenamientos
ce al cambiar de tŽcnica de relajaci—n. en biofeedback y relajaci—n pod’an incluir otros facto-
Resultados igual de parad—jicos se obtuvieron en res, adem‡s de la desactivaci—n fisiol—gica, empeza-
otro grupo de estudios en los que un entrenamiento ron a prosperar los trabajos sobre los posibles media-
en enfriar la mano (vasoconstricci—n) produc’a una dores psicol—gicos. Se estudi— la interacci—n entre el
mejor’a equivalente al entrenamiento m‡s tradicional tratamiento y variables de personalidad, como ansie-
en calor o vasodilataci—n (64), lo que ha llevado a la dad rasgo, locus de control, imaginaci—n, cambios
conclusi—n de que la clave del Žxito en el tratamiento cognitivos y conductuales, as’ como el constructo de
de las migra–as radica en la estabilizaci—n y no en el personalidad con tendencia a la enfermedad que in-
control direccional de la respuesta. Aunque tambiŽn cluye depresi—n, rabia, hostilidad y ansiedad (9).

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De entre los estudios realizados cabe destacar la Desde la intervenci—n psicol—gica se ha intentado
importancia en el entrenamiento en biofeedback de las potenciar el papel activo de la persona en la soluci—n
variables cognitivo atribucionales. As’ (68) cuatro de su dolor. Una pr‡ctica habitual en los estudios so-
grupos de estudiantes con cefalea tensional recibieron bre entrenamiento en biofeedback consiste en comen-
un entrenamiento en biofeedback EMG. Dos grupos zar los entrenamientos con una amplia explicaci—n
fueron entrenados en aumentar los niveles de EMG sobre las caracter’sticas del trastorno, los diferentes
frontal y los otros dos en reducir dichos niveles. To- par‡metros fisiol—gicos implicados en Žl, el tipo de
dos las personas cre’an que estaban siendo entrena- alteraci—n que sufre la respuesta fisiol—gica objeto de
das en disminuir la tensi—n muscular frontal. Ade- entrenamiento y sobre todo la forma en que a travŽs
m‡s, con objeto de estudiar la influencia de las atribu- del biofeedback se puede conseguir el control volunta-
ciones de Žxito, un grupo de sujetos de cada una de rio de dicha respuesta. Junto a ello el paciente suele
las condiciones de biofeedback recib’a informaci—n al fi- recibir instrucciones sobre quŽ hacer o no hacer a lo
nal de la sesi—n, de que su ejecuci—n en la tarea hab’a largo de las sesiones de entrenamiento para conse-
sido muy buena, mientras que a los otros dos grupos guir el control deseado. En suma, se potencia el pa-
se les hac’a creer que no hab’an realizado demasiado pel del paciente como elemento activo de su recupe-
bien el entrenamiento. Todos los sujetos experimen- raci—n.
taron una reducci—n en la actividad de sus cefaleas, La actividad del paciente frente a su pasividad co-
pero la mejor’a de aquellos que cre’an haber reali- mo componentes importantes del entrenamiento en
zado bien el entrenamiento (53%) fue significativa- biofeedback son defendida por grupos distintos de in-
mente superior a la de los que pensaban que s—lo vestigaci—n. Autores como Green y Schellenger (71) o
hab’an tenido un Žxito moderado en la tarea (26%), entre nosotros, Carrobles y Godoy (4), defiende que
con independencia del nivel EMG real que tuvie- un requisito b‡sico del biofeedback es proporcionar la
ran. Ante estos resultados concluyeron los autores informaci—n adecuada sobre el estado ideal al que se
que el aumento en autoeficacia tiene un papel cen- quiere llegar. Entienden que en el biofeedback el proce-
tral en la mejor’a encontrada. Pero cabe preguntar- so se inicia con una respuesta relacionada con alguna
se: Àc—mo se traduce un cambio cognitivo en una funci—n org‡nica de sujeto, la cual refleja el estado real
reducci—n en la percepci—n del dolor?, y Àc—mo una del sistema o del organismo en un momento determi-
forma de afrontar los acontecimientos se convierte nado. La informaci—n derivada de esta respuesta que
en una disminuci—n real del dolor percibido? Es po- se acaba de realizar es transmitida al sujeto en forma
sible (26) que el nuevo control percibido sobre la de feedback para ser procesada. Una vez recibida esa
musculatura, que a su vez conlleva al aumento en informaci—n es comparada por el sujeto con las ins-
la percepci—n de autocompetencia y en la creencia trucciones de funcionamiento previamente facilita-
de que los dolores pueden reducirse produzca a su das o simplemente con el estado ideal de funciona-
vez una mayor relajaci—n y una disminuci—n de la miento del sistema. Finalmente, y como resultado de
actividad fisiol—gica, incluida la tensi—n de la cabe- esa comparacion, el organismo intenta controlar la
za y del cuello. La hip—tesis auton—mica ha llevado funci—n o respuesta segœn las instrucciones o metas es-
al estudio de los factores cognitivos y Žstos de nue- tablecidas realizando, emitiendo a su vez las instruc-
vo conducen a una explicaci—n org‡nica. El ser hu- ciones apropiadas bajo la forma de control o feedback.
mano es una unidad que se resiste a ser explicado El foco de atenci—n se concentra pues, en el feedback
parcelado. o la utilizaci—n del feedback para lograr el control de la
Los resultados de Holroy y et al (68) no han sido respuesta o funci—n biol—gica.
verificados por otro grupo de trabajos en los que se Por el contrario otros autores como Furedy (72) opi-
ha manipulado la veracidad de la informaci—n pro- nan que el feedback es b‡sicamente el proceso de re-
porcionada como feedback. As’, Villamarin y BayŽs (69) troinformaci—n, feedback, mediante el cual el sujeto ad-
tambiŽn manipularon mediante falsa informaci—n de quiere control de la respuesta fisiol—gica diana.
la ejecuci—n la habilidad percibida para reducir la ten- Aunque no existe aœn una explicaci—n definitiva
si—n frontal de un grupo de pacientes de cefalea ten- sobre los motivos de la eficacia de las tŽcnicas de bio-
sional. La habilidad real para disminuir la respuesta feedback o de la relajaci—n, lo cual permitir’a deslindar
EMG fue el factor que m‡s contribuy— a la mejor’a ob- de antemano los pacientes para los que estas tŽcnicas
servada y que solamente cuando dicha habilidad era resultan id—neas y ayudar’a sin duda a perfeccionar
baja aquellos que pose’an mayor autoeficacia mejora- el dise–o de los tratamientos, lo que s’ que es conclu-
ban m‡s que los de baja autoeficacia. yente de la revisi—n realizada es que tanto los estu-
Las tŽcnicas de biofeedback son asimismo suscepti- dios sobre actividad fisiol—gica en pacientes de dolor
bles de reflejar el efecto de factores inespec’ficos que, cr—nico como los estudios sobre su tratamiento en-
aunque deseables para el tratamiento, dificultan el co- cuentran resultados paralelos que resaltan la enorme
nocimiento de la tŽcnica. Frank (70) se–al— que el bio- complejidad del problema y que nos empujan a supe-
feedback no s—lo inspira esperanza, sino que, adem‡s, rar los vestigios de la concepci—n dualista del ser hu-
aumenta la percepci—n de autoeficacia y fortalece la mano, tan arraigada en la psicolog’a, y abrirnos a un
autoestima. estudio integrado y unificado de la persona.

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Actualizaciones en Dolor 2001;2(4):241-251 29

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