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I . E l p r o b l e m a d e l a “ c i e n c i a ” m o d e h n a d e l d e h e c iio
s Muy, Gastón, La scicnce du droit, París, M. Giard ed., 1932, págs. 56-57.
9 Vid. Kelsen, llans, Teoría pura del derecho, Buenos Aires, EU DEBA ,
1960, págs. 24-53; sobre la concepción Kelteniana de la ciencia normativa vid.:
Kalinowski, Georges, Une mise en (¡uestion de la logique des normes. En ré
ponse aux objectiona de llana Kelsen, en: Archives de Philosophie du Droit,
N9 25, París, Sírey, 1980, págs. 345-365, y Querelle de la science normatie,
París, L.G. DJ., 1969, págs. 86-91, libro este último que ha inspirado el
título deí presente trabajo. Una excelente exposición de la doctrina de Kelsen
se encuentra en el libro de Alhelí Casalmiglia, Kelsen y la crisis de ¡a ciencia
jurídica, Barcelona, Ariel, 1978, pág. 62 y sigtes.
10 Un buen resumen de estas posiciones puede verse en el libro de An
tonio Hernández Gil, Metodología de la ciencia del derecho, Madrid, S. F .
1971, T, I, págs. 73-88; 265-290 y 315-336, como asimismo: Legaz y Lacambra,
Luis, Filosofía del derecho, Barcelona, Bosch, 1961, págs. 94-244.
L A P RU D EN C IA JU R ÍD IC A 95
toda la xopa que sobresalía de ella; del mismo modo, los seguido
res del “Círculo de Viena”, recortan implacablemente todo lo que
por su esencia escapa al punto de mira de las ciencias físicas o, si
no se animan a recortarlo, lo deforman para que entre por la fuerza,
aunque csla entrada signifique una pérdida de su modo de sor
esencial.
Realmente, cuesta creer que no se comprenda, como bien ha
escrito Régis Jolivct, que “eada categoría de ciencia, siendo por
definición irreductible a las otras categorías, exige el empleo de un
método distinto. El método que se ha de emplear en una cieneia
depende, en efecto, de la naturaleza del objeto de esta cien
cia ( . . . ) . El estudio de la vida exige otros métodos que el estudio
de la materia inorgánica o la pura cantidad abstracta” -l , A nuestro
entender, este argumento es decisivo e invalida la pretensión neopo
sitivista de implantar un férreo monismo en la concepción de la
ciencia.
1.2. No reconoce la existencia de ciencias prácticas. Ello es
la consecuencia inevitable de su monismo a machamartillo, que
adopta como modelo único de “ciencia"’ el de una ciencia teórica;
la física matemática. “La ciencia es considerada ■ — escribe Georges
Kalinowski— cada vez más frecuentemente, no sólo un saber obje
tivo, intersubjetivo, comunicable y verifieable por todo hombre,
sino también como un saber teórico ( . . . ) . Es porque se tiene al
carácter teórico del conocimiento como uno de los trazos esenciales
de la ciencia, que la mayoría, si no la totalidad de los estudiosos
contemporáneos de la ciencia, se pronuncian contra la pretendida
ciencia normativa, compuesta de estimaciones y de normas” Pero
aquello que los hombres de derecho reclaman del saber jurídico
son directivas del obrar, criterios a la luz de los cuales evaluar las
conductas jurídicas y juicios normativos acerca del cuál es la con
ducta jurídicamente debida en un cierto tipo de situaciones; en
otras palabras, lo que los juristas realizan en la práctica, a exigen
cia de jueces, abogados, administradores o legisladores, es un estudio
III. L a c o n c e p c ió n a n a ló g ic a de la c ie n c ia
4n Moreau, Joseph, o. c., pág. 36. Conf. a este respecto, Ross, W . D. Aris
ta! ele, Bari, Ed. Gius, Laterza e figli, 1946, pág. 71.
Segundos analíticas, I, 33, 88 b . 30.
4T Segundos analíticos, 1, 31, 88 a. 5.
106 CARLOS IG N A C IO M A S S IN I
4-
s Tomás de Aquino, Santo, In Eth., VI, 3.
411 Tomás de Aquino, Santo, Suma teológica, I, q . 86, a. 3.
511 Conf. Sangunietti, Juan José, La filosofía de la ciencia según Santo
Tomás Aquino, Pnmiílona, KUNSA, 1977, pág. 120 y sigtes.
LA. PHUDENCIA. JUIUIM CA 10 7
IV . L a s c i e n c i a s i ’h á o t ic a .s •
V. L a “ c ik n c ia ju h íd ic a ”
7(1 Vid. entre otros: Husson, León, Nouvelles eludes sur ¡a pemée juri
dique, París, Dalloz, 1974, pág. 128.
71 Casaubón, Juan A., o. c., págs. 262-263.
72 Martínez Doral, José María, La estructura del conocimiento jurídico,
Pamplona, E . U . N . S . A . , 1963, pág. 55 y sigtes.
116 CARLOS IG N A C IO M A S S IN I
ilit/ues ati traite de la prudence, en: Sonmic: Tlieologique tic Saint Tilomas
D ’Atjuin, París, lid. líevue de Jt*mies, 1949; Aubenque, Fierre, La prudence chez
Alistóte, París, F . U . F . , 1976; Fernández Salíate, Edgardo, La Prudencia, Tu-
cumán, U . N . de Tucumán, 1978; Pieper, Josif, rrudencia ij templanza, Madrid,
Rialp, 1969; Ramírez, Santiago M., La prudencia, Madrid, Palabra, 1978; en el
campo estrictamente jurídico, vid. Kalinowski, Georges, Application du droit
et prudence, en: Archiv fiir Rechts nnd Sozíalpliilosophie, L IÍI/2, Wiesbaden,
Franz Sleinev Verlas, 1967.
Tfi Vid. nuestro libro ya citado Sobre el realismo jurídico, págs. 132-137.
77 Vid. nuestro artículo Conocimiento ético y técnica, en: Idearium, N'.1 6,
118 CARLOS IC N A C IO M ASS1NI
VI;- C o n c l u s io n e s