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Introducción
Cuando un directivo está frente a un dilema moral y debe tomar una decisión que es
compleja y tiene múltiples repercusiones, la pregunta natural que surge es ¿cómo
aproximarse éticamente a la realidad, es decir, cómo buscar lo que es bueno cuando nos
enfrentamos a los diversos dilemas de empresa y organizaciones. Existen distintos enfoques
metodológicos. Al respecto, Tony Mifsud (2012, 2017) explica que pueden existir varios
caminos por el cual enfrentar el dilema: (1) apegarse a las normas y leyes, (2) analizar las
consecuencias de un hecho, o bien (3) discernir éticamente, inspirado en la pedagogía
ignaciana.
En el primer caso una forma de enfrentar los dilemas es cumplir estrictamente las
leyes morales, es decir, de las pautas que establecen deberes y obligaciones, una vez
definido qué es lo bueno. En esta perspectiva, la elaboración del discurso moral privilegia
la formulación de normas, precisas y claras, para asegurar el cumplimiento de un proceder
justo. La dificultad que puede surgir es que los códigos deontológicos, por más complejos y
completos que intenten ser, no abarcan todos los espacios de la vida en donde es posible
que surjan los dilemas morales.
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Profesor de ética empresarial y económica, y de ética pública. Licenciado en Administración Pública y Magister
en Gerencia Pública, Universidad de Santiago de Chile. Magister en Economía Aplicada a Políticas Pública,
Universidad Alberto Hurtado. MA in International Political Economy and Development, Fordham University (NY).
Contacto: jesuarez@uahurtado.cl
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3. Descubrir los valores implicados en el Hecho, o juicio ético: identificar los valores y
principios implicados en el dilema ético, y su jerarquización.
El método nos deja en claro las primeras tres opciones, es un camino a seguir, pero dicho
camino deja al arbitrio personal el último paso: la decisión ética, pues no nos dice qué
hacer. Esto está relacionado con las etapas del desarrollo moral, es decir, a mayor
desarrollo moral, más autonomía en las decisiones. En este documento se incluye una
sección complementaria al respecto.
I. El Hecho
La pregunta que aquí nos hacemos es: ¿cuál es el hecho?, o bien preguntarnos, ¿de qué
estamos hablando? Implica la delimitación del tema, y nos obliga a presentar el hecho tal
cual es, sin juicios de valor. En esta etapa el ejercicio más difícil es evitar los juicios de
valor. El método no nos dice que los juicios de valor que no tienen un lugar en la
metodología, pero no en esta etapa.
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Esta etapa contempla dos momentos. El primero se refiere distinguir los valores y
principios en juego (al respecto, revisar el Apéndice). Luego, jerarquización entre estos
valores y principios, para saber cuál es o son los más relevantes. Esta jerarquización
permite dejar en claro un horizonte de integridad: ¿cuál es valor que no estoy dispuesto a
transar?
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Referencias
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Valor significa literalmente algo que tiene un precio, que es querido, que es de mucha estima
o que vale la pena, consiguientemente algo por lo que uno está dispuesto a sufrir o
sacrificarse, algo que es una razón para vivir y si es necesario para morir. Así los valores
aportan a la vida la dimensión de “significar algo para alguien”. Son los raíles que mantienen
al tren en su camino y le facilitan el deslizarse suavemente, con rapidez y determinación. Los
valores proporcionan motivos, dan identidad a la persona, le ponen facciones, nombre,
carácter. Sin valores uno flotaría como los troncos en los remolinos del Potomac. Los valores
radican en el centro de la propia vida, definen la calidad de la propia vida y marcan su
extensión y profundidad (Novoa, 199, 2006)
Por otro lado, Concha (2015) nos proporciona una la definición proporcionada por E.
López Azpitarte, sobre los valores, lo siguiente.
Podríamos definir al valor moral como aquella calidad inherente a la conducta que se
manifiesta como auténticamente humana conforme a la dignidad de la persona y de acuerdo
por tanto con el sentido más profundo de su existencia (...) La respuesta específica que
provoca el valor ético es la experiencia de la "obligación". En ella se vivencia este carácter
ineludible, absoluto, que nos viene de una fuerza que se impone al sujeto desde dentro, pero
sin forzar, sin ningún tipo de presión física. Su mensaje penetra hasta el corazón”. (Concha,
2014).
Diversos estudiosos han mencionado que el juicio moral tiene diferentes etapas a lo largo de
la vida de las personas. Hay una etapa premoral, en la que nos guiamos por lo que nos gusta
y lo que podemos hacer. Luego, comienza la etapa moral.
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Kohlberg. En el nivel más básico, el heterónomo, el orden moral está establecido por fuerzas
distintas de la voluntad personal de las personas, es un orden dado. Luego viene una etapa en
que las normas de lo bueno podrían estar definidas, por ejemplo, por las leyes, los preceptos
comúnmente acordados. El tercer nivel remite a aquella conducta humana que se orienta por
principios universales y éticos, y en donde la autonomía personal es mayor. Esta persona
observa las reglas, pero decide en su conciencia.
Cuadro: Resumen de los seis estadios del desarrollo del juicio moral
1. Estadio Premoral
2. Estadio Moral
NIVELES en la fundamentación del juicio ESTADIOS en el desarrollo del juicio moral
moral
Nivel Preconvencional Estadio 1: Moralidad heterónoma
La orientación de castigo y de obediencia
Estadio 2: Moralidad individualista, instrumental
La orientación instrumental y relativista
Estadio 3: Moralidad de la normativa
Nivel Convencional interpersonal
La orientación de la concordancia interpersonal
Estadio 4: Moralidad del sistema social
La orientación de la ley y el orden
Nivel Pos convencional (autónomo o de Estadio 5: Moralidad de Derechos Humanos y
principios): Bienestar Social
La orientación legalista del contrato social
Estadio 6: Moralidad de principios éticos
La orientación de los principios universales y
éticos
Fuente: Mifsud, Ethos 70, 2010, Universidad Alberto Hurtado.
Ahora bien, comenzaremos a desmenuzar este cuadro y sus componentes en dos aspectos, la
“fundamentación” del juicio moral y el “desarrollo” de éste.
Antes del juicio moral está el estadio premoral, que es aquel en donde “no se entienden las
reglas ni se juzga lo bueno y lo malo en términos de reglas y autoridad. Lo bueno es lo que
produce placer, lo malo es lo que produce miedo o daño. No existe la idea de obligación,
tampoco en términos de una autoridad externa, sólo se guía por lo que se puede hacer y por lo
que se quiere hacer”.
Cuando la persona ya desarrolla una fundamentación moral nos encontramos con el nivel
preconvencional, y se podría decir que hablamos de alguien egocéntrico, que vive su propio
mundo. En este caso, la fundamentación del juicio consta de dos grados de desarrollo. En el
primero, el concepto de justicia, por ejemplo, se castiga lo malo en términos de ojo por ojo y
diente por diente, y es el que se conoce como moralidad individualista, instrumental.
En el segundo grado el concepto de justicia prevalece la visión del intercambio de favores y
bienes de una manera igual. Esto se expresa en siguiente cuadro.
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El niño responde a las reglas Las consecuencias físicas de una acción determinan su bondad o
culturales y a lo que se su maldad sin tomar en consideración el valor o el significado
denomina bueno y malo, pero humano de estas consecuencias. Evitar el castigo y la obediencia
los interpreta en términos de las al poder son valores en sí mismos y no se remontan al respeto por
consecuencias físicas o un orden moral apoyado por el castigo y la autoridad.
hedonísticas de una acción
(castigo, premio) o, en términos Estadio 2: Moralidad individualista, instrumental
del poder físico de aquellos que La orientación instrumental y relativista
establecen las reglas.
La acción justa dice relación a aquella que instrumentalmente
El valor moral reside en satisface las necesidades de uno y a veces las necesidades de
acontecimientos externos y casi otros. Las relaciones humanas se consideran en términos de un
físicos, en acciones malas o en mercado. Los elementos de imparcialidad, reciprocidad y el
necesidades casi físicas más compartir por igual están presentes, pero se interpretan siempre de
bien que en las personas y los un modo pragmático y físico. La reciprocidad es un asunto de tú
criterios. me das y yo te devuelvo, y no de lealtad, gratitud y justicia.
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El valor moral reside en la Lo correcto y lo justo se define por la decisión de la conciencia según
conformidad de uno mismo con unos principios éticos auto-escogidos, apelando al entendimiento
los criterios, los derechos y los lógico, a la universalidad y a la consistencia. Estos principios son
deberes que son compartidos o abstractos y éticos (la Regla de Oro, el Imperativo Categórico) y no
que pueden ser compartidos. son reglas morales concretas como los Diez Mandamientos.
Básicamente, son principios universales de justicia, de reciprocidad
y de igualdad de los derechos humanos, y del respeto por la
dignidad humana de cada persona.
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Cuando se discute el discurso ético de las personas, cuando construyen lo que es bueno y lo
que no para tomar decisiones y guiarse, es necesario hacerlo sobre unos valores fundantes.
Kovenbach y López Azpitarte intentan relevar una posición sobre estos valores pensando en
nuestro siglo XXI. Deviene, entonces, el consenso social en la búsqueda de estos valores,
pero el consenso social no es un criterio ético, sino un método moral de búsqueda en común
de aquello que permite realizar lo auténticamente humano.
NOVOA, C. (2006) Educación en Valores y Procesos de Paz. En “Un camino hacia la paz:
Segundo Foro sobre Paz y Salud Mental en Colombia”, G. Sánchez Medina, Compilador.
Bogotá: Academia Nacional de Medicina.
CONCHA, P. (2014) El Intrinsece malum en la discusión teológico-moral del posconcilio.
La Veritatis splendor y la ética de la autonomía teónoma. Anales de la Facultad de
Teología Volumen LXV – N° 102. Pontificia Universidad Católica de Chile.
MIFSUD, T. (2010) El desarrollo del sentido ético. Informe Ethos 70. Universidad Alberto
Hurtado. Disponible en: http://repositorio.uahurtado.cl/handle/11242/4560, última visita 4
de diciembre de 2018.