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Prof: .Estudiante:
Jonaira Vera Josmelit Solorzano
C.I: 31.848.273
Caracas 30 de enero 2024
Pedagogía de el Oprimido (análisis)
Por otra parte, lo opresores acusan a sus antagónicos de ser unos viciosos,
desobligados, irresponsables y culpables de su propia situación, por el
contrario se debe a que se encuentran oprimidos y ello los conduce a tal
situación cuya causa principal es la explotación de que son objeto. La situación
se agudiza más cuando aceptan la realidad y se adaptan a ella sin
cuestionarlo, mejor aún, modificarla; esta circunstancia genera en ellos una
dependencia emocional que parece irrevocable, por ello, es necesario que los
individuos se reconozcan a sí mismos para que emprendan la lucha hacia su
liberación inexorable.
Concepción problematizadora y la superación de la contradicción educador –
educando: nadie educa a nadie – nadie se educa a sí mismo -, los hombre se
educan entre sí con la mediación del mundo.
El hombre como ser inconcluso y consciente de su inconclusión y su
permanente movimiento tras la búsqueda de SER MÁS.
Por otra parte, lo opresores busca evitar la unión dialógica con el mismo
objetivo anteriormente expuesto, en sus discursos implícitos advierten la
peligroso que podría ser para mantener la “paz social” cuando a los oprimidos
se les habla de los conceptos de unión, organización, entre otros. Entre sus
actividades principales está el debilitarlo a través de la alienación con la idea
que se dividan entre ellos y así mantener las cosas estables. Ante sus
antagónicos aparecen como los únicos que pueden crear la armonía necesaria
para vivir, sin embargo ésta es para dividir; si algún individuo decide emprender
una lucha liberadora, es estigmatizado, incluyéndolo en la “lista negra”,
evitando de esta manera la realización, antecedente inexorable para la
liberación.
Algunos líderes de izquierda acuden a las masas populares para exponer sus
ideas, sin embargo la mayoría de las veces su lucha se centra en lograr el
poder; cuando se ha logrado este objetivo, entonces se olvidan de las masas
quienes lo apoyaron; otros individuos denominados líderes, únicamente
“coquetean” con ambas partes, su praxis es ambigua y nefasta la las clases
populares, puesto que sólo es un mediador entre la oligarquía y ellos, sin que
logre realmente la liberación ansiada por los oprimidos.
Cuando hay la invasión cultural, las relaciones padre – hijo se modifican para
beneficio de los opresores quienes suponen que deben educar ala pueblo, por
el contrario éste debe educarse en comunión; lo que parece más cruel aún es
que cuando un individuo oprimido intenta liberarse y lucha porque su iguales lo
hagan simultáneamente se les clasifica negativamente; para lo opresores
parece imposibles escuchar las inquietudes del pueblo como si ellos no fueran
capaces de pensar. Esta característica implica una visión focal de la realidad.
No habría creatividad sin la curiosidad que nos mueve y que nos pone
pacientemente impacientes ante el mundo que no hicimos, al que
acrecentamos con algo que hacemos.
Invita a enseñar con el ejemplo para lo cual dice: El profesor que realmente
enseña, es decir, que trabaja los contenidos en el marco del rigor del pensar
acertado, niega, por falsa, la fórmula farisaica del “haga lo que mando y no lo
que hago”. Quien piensa acertadamente está cansado de saber que las
palabras a las que les falta la corporeidad del ejemplo poco o casi nada valen.
Pensar acertadamente es hacer acertadamente.
El autor defiende que la gran tarea del sujeto que piensa acertada-mente no es
transferir, depositar, ofrecer, dar al otro, tomado como paciente de su pensar, el
entendimiento de las cosas, de los hechos, de los conceptos. La tarea
coherente del educador que piensa acertadamente es, mientras ejerce como
ser humano la práctica irrecusable de entender, desafiar al educando con quien
se comunica y a quien comunica, a producir su comprensión de lo que viene
siendo comunicado. No hay entendimiento que no sea comunicación e
intercomunicación y que no se funda en
No hay entendimiento que no sea comunicación e intercomunicación y que no
se funda en la capacidad de diálogo. Por eso el pensar acertadamente es
dialógico y no polémico.
Co.
Herencia entre el discurso teórico y las propias acciones. Cuando se enseña en
el marco de la rigurosidad metódica, la coherencia entre lo que se enseña y el
modo en cómo se enseña es condición necesaria; quien enseña buscando la
seguridad en la argumentación, no puede caer en la contradicción en la
práctica de los mismos principios que dice defender teóricamente; porque el
alumno no sólo aprende el qué, sino también el modo en cómo lo aprende,
incluida la actuación del profesor.
Apertura y desafío ante los cambios y la novedad: enseñar con apertura implica
al mismo tiempo, rechazo hacia la reproducción de un orden social vigente y
hacia cualquier forma de discriminación, pero simultáneamente la posibilidad
de formar competencias que conlleven a la elaboración de instancias
superadoras de lo que se rechaza.
Este ir y devenir entre Freire y las habitantes de las zonas precarias de Recife
le llevan a pulir su propuesta, que hasta el momento tenia un fuerte
componente teórico, pero que él mismo aseguraba aún tenia bastantes
obstáculos para poder ser alternativa pedagógica. Este giro que buscaba fue
propiciado por varias anécdotas, una de ellas fue una conversación sobre
geografía y clases sociales con un obrero, que al final dio como resultado una
de las primeras tesis concluyentes para comprender no solo el libro sino la
apuesta general de la educación popular para Freire: no es hablarle al pueblo,
sino hablar con el pueblo.
El siguiente giro del texto aparece cuando Freire intenta explorar la relación
entre la división macro política y la pedagogía, y para ello usa el ejemplo del
gobierno de la Unidad Popular en Chile. Para él, el problema de la izquierda
tradicional chilena frente a la educación era su falta de voluntad real para crear
una pedagogía que pretendiera transformar desde las aulas y los barrios y no
solo desde las políticas de arriba. Se detiene en el caso particular del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que a su juicio, se preocupó por hacer
de la educación popular una realidad a pesar de que anota con bastante
é¡”asis’que el MIR estuvo siempre más a la izquierda que los partidos de
“tradición” (socialista y comunista), incluso, del mismo gobierno de Allende
posteriormente. Esta experiencia fue detenida por el golpe de Estado del 11 de
septiembre de 1973 encabezado por el militar Pinochet y apoyado por la
derecha chilena y la embajada norteamericana. Para Freire, el tema le parece
bastante ilustrativo y anota una diferenciación entre el poder y el gobierno: si
bien el gobierno era de la izquierda (es decir, la gestión y administración, entre
otras cosas), el poder -no solo militar, sino también político y mediático- seguía
siendo de la derecha, presentándose un choque, una contradicción, que solo
de manera violenta se podía solucionar. El problema, para Freire, fue que la
izquierda en general no supo ser poder y se limitó a ser gobierno.
Teniendo presente ello, Freire ahora se sumerge en los roles que se dan en la
educación, explicando el papel de la educadora en el descubrimiento colectivo
del conocimiento, dejando claro -al igual que en su extensa literatura- el
objetivo de dinamización frente al autoritarismo, autoritarismo expresado por
ejemplo, en la explicación subjetiva del mundo. Empero, el autor tampoco nos
quiere llevar a un neutralismo ficticio que pretende quitarle una posición al
educador: este debe estar, para Paulo, a favor de “democratización”, tanto en
una perspectiva micro (la elección de los programas de estudio, por ejemplo)
como en niveles superiores (la sociedad en general), sin que uno sea resultado
mecánico de otro.
Lo cierto es que el sistema educativo que nos rige, a pesar de que ha sufrido
unos ligeros cambios en la última década, todavía persisten en él algunas
tendencias pedagógicas reaccionarias y restrictivas que acentúan la sumisión y
la cultura del silencio en los educandos. Por lo que es inaplazable rebatir en la
institución escolar los rezagos de la educación bancaria o tradicionalista para
oponerle una educación en la cual el alumno fundamente su aprendizaje
mediante el uso reflexivo de la pregunta, y sea un constructor, un gestor de sus
propios conocimientos, y ojalá, mediado por las interacciones de sus propios
compañeros de grupo y amigos, que soportan las mismas necesidades de
conocer y de saber, y que de alguna manera son afectados por problemas de la
vida diaria que exigen soluciones.
Así pues, con las limitaciones que pueda tener este artículo sólo se pretende
hacer una pequeña contribución acerca de un tema tan extenso y de tanta
trascendencia para la tarea educativa como es el referido al aprendizaje
teniendo a la pregunta como recurso pedagógico. De otra parte, se vislumbra
que lo más importante y necesario en todo ello, sería que en la práctica
cotidiana maestros y educandos aprendiéramos a valorar el uso de la pregunta
en nuestras relaciones interpersonales, y que llegáramos a considerarla como
fuente de conocimiento tanto en la vida corriente como en el aula escolar. Ésta
es, sin duda, una de las funciones más importante que debe y tiene que
abordar la pedagogía liberadora y humanista del siglo XXI.
Dialéctica: el arte de hacer pregunta
Desde la perspectiva del estudio pedagógico, se dice que la pregunta tiene una
importancia enorme en el aula, y es susceptible de ser aprendida y/o
enseñada. En sintonía con este requerimiento, los docentes en el aula
podemos orientar a los alumnos por medio de talleres en el necesario pero
difícil arte de preguntar. Es significativo que el alumnado aprenda a formular
sus propias preguntas. El educando puede elaborar preguntas a partir de la
lectura de un texto, de la información de la clase, de la observación de una
lámina o de los resultados de una experiencia, de una excursión a la
naturaleza, de una visita a un centro de interés científico, entre otros. El uso de
la pregunta es sustancial porque propicia la reflexión, el planteamiento de
problemas o hipótesis. Favorece, además, la expresión oral y/o escrita, la
comunicación entre estudiantes, su atención y la creación de un ambiente
favorable de aprendizaje. En este mismo sentido, el profesor, refiriéndose a un
capítulo o a una unidad del libro, puede enseñar a l@s alumn@s a proponer un
cuestionario sobre el texto, haciéndose preguntas que exijan no solamente
reflexión sino también deducciones y conjeturas.