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Traductor: Federico Morganti

Revisor: Sebastian Betti

A lo largo del río Nilo,


en lo que hoy es el norte de Sudán

se hallaba la antigua
civilización de Kush.

Pese a alguna vez haber sido


conquistados por un poderoso vecino,

los reyes y reinas de Kush continuarían


desafiando exitosamente

a dos de los imperios


más dominantes de la historia.

Desde el 1500 al 1100 a.C.,


Egipto controló Kush

introduciendo muchas prácticas egipcias


culturales y religiosas.

La civilización de Kush para ese entonces


tenía más de mil años de antigüedad.

Su ciudad capital temprana en Kerma tenía


impresionantes templos, palacios y casas,

incluyendo un enorme templo de barro


que contenía una capilla en su interior,

a la que se llegaba por una larga


escalera en el centro.

Las minas de oro ayudaron a los kushitas


a construir una próspera red comercial,

haciendo armas y herramientas de bronce


e intercambiando materiales como incienso,

pieles de animales, marfil, y madera de


ébano de la África subsahariana.

La tendencia comenzó a cambiar para Kush


con las guerras civiles en Egipto.

Para 750 a.C., Egipto estaba dividido en


reinos locales con fluctuantes alianzas.

El rey kushita Pianjy


vio una oportunidad.

Dirigió su armada,
flanqueada por caballería y arqueros,

Nilo arriba hacia la


ciudad de entrada de Khemenu.
Mientras la armada de Pianjy construía
rampas de asedio y torres de batalla,

el gobernador de la ciudad envío


a sus esposas e hijas a negociar...

no con Pianjy, sino con


las mujeres de su casa real,

más tarde conocida como Kandake,

quienes eran extremadamente influyentes


en asuntos militares y sucesión política.

Al final de un largo asedio,


Pianjy entró en la ciudad conquistada

y con amargura criticó


las condiciones en sus establos.

A partir de ese momento,


Pianjy y las fuerzas kushitas

conquistaron la capital
egipcia de Menfis.

Pianjy designó a su hermana, Amenardis,


como sacerdotisa del gran dios Amón,

en la ciudad egipcia de Tebas,

y dejó allí a otros oficiales kushitas


antes de regresar a vivir en Kush.

Su sucesores extendieron su control


hasta el delta del Nilo.

Este fue un punto álgido


para el Imperio de Kush:

el comercio prosperó,
y construyeron templos magníficos,

palacios, y tumbas piramidales


a lo largo del Nilo.

Pero el ejército asirio se estaba acercado


a Egipto en sus campañas anuales.

Cuando los asirios empezaron a ocupar las


rutas de comercio próximas a Jerusalén,

el rey kushita Taharqo


se movilizó para detenerlos.

Los asirios lo derrotaron con la ayuda


de algunos príncipes rebeldes egipcios,
y lo condujeron fuera de Egipto
en el siglo VII a.C.

Los kushitas continuaron gobernando


en su patria unos 1000 años

que fueron prósperos e innovadores.

Movieron su capital más al sur


a la ciudad de Meroe,

donde construyeron templos a un


nuevo dios llamado Apedemak.

Construyeron nuevas ciudades en la sabana


al sur del desierto del Sahara,

algunas de las cuales contenían


enormes reservorios de agua.

Cuando el Imperio Romano


conquistó Egipto en el año 31 a.C.,

los ejércitos kushitas viajaron

al norte, liderados
por la reina Amanirena.

Ella los condujo a la victoria


en la batalla contra los romanos,

capturando la cabeza de bronce de una


estatua del emperador romano Augusto,

y devolviéndola a Kush.

La enterraron bajo la entrada


de un templo en la capital,

para que los adoradores se pararan


encima de ella al entrar.

Después de negociar la paz con Roma,


Kush continuó prosperando.

Con el tiempo, sin embargo, grupos


llamados Noba los atacaron por el oeste,

y las rutas de comercio se interrumpieron


por el ascendente reino de Axum.

Alrededor del año 350 d.C.,


el rey axumita saqueó Meroe,

llevando efectivamente
a su fin al gobierno kushita.

Desde entonces, varios han argumentado que


la historia de Kush ha sido desatendida
por generaciones de académicos
europeos y estadounidenses

que promovieron la idea de que


Egipto fue parte

del origen de la civilización occidental,

mientras Kush, como una cultura africana,


fue excluida.

Hoy, todavía hay mucho


por aprender sobre Kush...

incluyendo un sistema de escritura


que no hemos descifrado del todo.

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