Está en la página 1de 4

Imperio Asirio

El Imperio Asirio fue uno de los más grandes imperios de Oriente Próximo en la
antigüedad, que logró mantener su hegemonía durante más de un milenio hasta que su
última capital, Nínive, fuera arrasada en el año 612 a.C.

La dureza con que los asirios trataban a los pueblos conquistados fue la causa de que tanto
babilonios como caldeos formasen una alianza para terminar con la opresión. Los asirios
eran grandes enamorados del arte y de la guerra, siendo una de las culturas más crueles de
la antigüedad.

El nacimiento de este imperio vino con el asentamiento de diferentes pueblos nómadas


semitas a orillas del río Tigris aproximadamente en el 1.250 a.C, donde fundaron la ciudad
de Assur (en honor a su dios) y la convirtieron en su primera capital, para poco después
comenzar su expansión por Mesopotamia.

Su primer gran monarca fue Samsi-Adad I, quien en plena campaña expansionista daría de
bruces con Babilonia y su entonces gobernante Hammurabi, quien pronto cortaría las ansias
conquistadoras de los asirios. Más tarde, durante el periodo conocido como Mesoasirio el
imperio volverá a tratar de conquistar nuevos territorios mediante la guerra.

Durante la campaña llevada a cabo por el rey Tukulti-Ninurta I, la misma Babilonia fue
conquistada y convertida en una provincia asiria, siendo su rey (Kashtiliash IV) encadenado
a la imagen de Marduk, una de sus principales divinidades. La ferocidad de los asirios y su
afán destructivo quedaron patentes tras cada una de sus victorias, quemando y arrasando
cada ciudad que conquistaban y asesinando a todos los supervivientes, con la intención de
sembrar el terror entre sus enemigos.

Esta política de conquista y terror fue utilizada por la mayoría de monarcas asirios, incluso
en épocas de paz dejaban patente su gusto por la crueldad. Buena prueba de ello es el relato
del rey Asurnasirpal II, quien gobernó entre los años 883 y 859 a.C., una época próspera
en la que la arquitectura y la escultura tuvieron un gran desarrollo, y que narraba como
había hecho levantar un gran pilar del que colgar las pieles de sus enemigos. Durante su
reinado se fundó la ciudad de Calach, y sería la capital del imperio sustituyendo
temporalmente a Assur.
Por el contrario, los asirios también supieron crear belleza, como se hace patente durante el
reinado de Senaquerib (hijo de Sargon II) en el siglo VII a.C., quien hizo de la ciudad de
Nínive una de las más hermosas urbes del mundo antiguo, y tanto sus murallas como
sus impresionantes jardines eran admirados por propios y extraños. Dentro del palacio de
Senaquerib se pueden ver bajorrelieves que muestran la toma de la ciudad de Lakhish, y en
los que se muestra el sufrimiento al que fueron sometidos los hebreos. Nínive es un
resumen muy concreto de la cultura asiria, hermosa por fuera y con una realidad muy cruel
en el interior.

Senaquerib volvió a cambiar la capitalidad del imperio, esta vez desde Dur Sharrukin hasta
Nínive, consiguiendo mantener las conquistas efectuadas por su padre. Su hijo Asaradón
logró avanzar con sus ejércitos hasta Menfis, entonces capital egipcia, y conquistarla, y su
descendiente Assurbanipal siguió avanzando hasta Tebas y Susa. A Assurbanipal también
se le atribuye el haber construido una colosal biblioteca en su palacio de Nínive. Tras el
fallecimiento de Assurbanipal en el año 627 a.C. llegó un periodo del que apenas sabemos
nada, salvo que los medas entraron en Assur en el 614a .C. y comenzó así la caída de su
imperio.

Como ocurre con los regímenes opresivos, el Imperio Asirio estaba condenado a
desaparecer, y esto ocurrió en el año 612 a.C. durante el reinado de Assur-Uballit II,
cuando babilonios y medos formaron una coalición para marchar sobre la ciudad de Nínive
y destruirla hasta los cimientos. Curiosamente, y aunque babilonios y asirios eran enemigos
acérrimos, poseían culturas muy similares aunque las leyes asirias eran considerablemente
más duras.
Imperio babilónico

El Imperio babilónico fue uno de las más importantes del mundo antiguo. El babilonio
era un pueblo muy sofisticado, que construyó grandes ciudades e invento la astronomía, el
calendario lunar y el zodiaco.

También fueron grandes maestros del álgebra y las matemáticas avanzadas.La capital del
Imperio babilónico era Babilonia, situada en la llanura mesopotámica que rodea al río
Éufrates. La primera dinastía babilónica fue fundada en torno a 1890 a.C, cuando un
rey de la dinastía amorrita creó un reino en torno a su capital, Bab-ilu, situada cerca
del Éufrates. Fue el comienzo del Imperio Antiguo babilónico, que duró hasta cerca de
1600 a.C.
Imperio persa
El Imperio persa (también conocido como imperio aqueménida) fue un imperio de Asia
Central que existió entre 550 y 331 a. C.
Los persas construyeron el imperio más grande y poderoso de la época, conquistaron a los
diferentes reinos de la Mesopotamia asiática, el Levante, Siria, los pueblos de Anatolia y
parte de las ciudades griegas.
Este imperio es reconocido por haber mantenido unido un territorio enorme y heterogéneo,
gracias a la combinación estratégica de centralización y flexibilización. Además, las
conquistas persas hacia los otros pueblos se caracterizaron por su tolerancia religiosa e
incorporación de rasgos culturales de los pueblos conquistados.
Hacia el 1400 a. C., la meseta de Irán comenzó a ser habitada por dos grupos nómades de
lengua indoeuropea: los medos, en el norte, y los persas, en el sur. Estos pueblos hablaban
la misma lengua y compartían creencias y costumbres.
Sin embargo, no se reconocían como una identidad común. Durante siglos, el imperio
asirio dominó la región y obligó a medos y persas a pagar tributos. Hacia el siglo VII a. C.,
los medos se independizaron y fundaron una fortaleza llamada Ecbatana, que se convirtió
en su capital. En 612 a. C., el rey medo derrotó a los asirios e impuso su dominio a los
persas.
Hacia 550 a. C., el rey persa Ciro II organizó una rebelión y logró tomar la capital de los
medos. Luego, comenzó una serie de campañas militares para extender su dominio y
conquistó los reinos de Lidia, Babilonia y otras ciudades de la Mesopotamia asiática. Las
regiones de Fenicia y Jerusalén fueron dominadas pacíficamente.
Luego de la muerte de Ciro II el poder persa quedó en manos de su hijo, Cambises II, quien
estuvo al mando de la conquista de Egipto en el 525 a. C. La máxima consolidación del
imperio se dio en el reinado de Darío I, quien se encargó de realizar muchas de las obras
que permitieron la interconexión y organización de los territorios y el desarrollo
de ciudades y palacios

También podría gustarte