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"El rol de la escuela media en la motivación vocacional en vistas de la

inclusión social" (2006) - Lic. Luciana Antonetti

El proyecto como categoría fundamental del siglo XX. Nociones centrales de


este concepto en la obra de Martín Heidegger y Jean Paul Sartre.

Un proyecto es la “anticipación de las posibilidades hacia las que se tiende, y


equivale a un plan u ordenación que dirige la acción futura”. Entonces, el
proyecto puede definirse como la relación de pasado, presente y futuro,
quedando privilegiada esta última dimensión. “El proyecto remite, pues,
primordialmente a la acción. Designa la acción que uno se propone realizar y,
por tanto, no se refiere a la actividad presente o pasada más que en la medida
en que se articula con ese futuro hacia el que apunta”. Para que pueda
determinarse un proyecto es necesaria una relectura tanto del pasado como
del presente. No se reduce simplemente a un deseo. Implica reflexionar sobre la
situación presente, sobre el futuro anhelado y sobre los medios con los que se
cuenta para lograrlo.
Es precisamente esta noción de proyecto una de las categorías fundamentales
en el pensamiento del siglo XX; ya que fue tratada como concepto central de la
obra de dos filósofos muy importantes de nuestra época: Martín Heidegger y
Jean Paul Sastre.
Es con Heidegger como este concepto adquiere su importancia en la filosofía
existencialista. En alemán, Ent-wurf, “proyecto”, quiere decir, “…echado o
lanzado previamente hacia fuera, hacia delante”. Pero, según el existencialismo,
el proyecto no es meramente un plan, no se reduce a ser aquello hacia lo que el
hombre tiende, sino que es aquello que constituye su verdadero ser. Así, la
noción de hombre entendido como proyecto se opone a la que lo concibe
como mero objeto o como simple medio para el cumplimiento de los designios
de Dios o de la Historia.
El proyecto aparece, según Heidegger, como el constituyente ontológico-
existencial del Dasein. El Dasein es para este autor, “‟existencia ‟, „realidad
humana‟ o, más comúnmente, en castellano „ser ahí‟”. El hombre es el único
que propiamente existe, o el único cuya esencia consiste en preguntarse por su
existencia. No es sino sólo proyecto, o posibilidad que se cumple a lo largo del
tiempo, no sin la angustia que proviene del desamparo en el que se siente el
hombre para lograr hacerlo. “El „ser ahí‟ es abierto propia o impropiamente
para sí mismo bajo el punto de vista de su existencia. Existiendo, se comprende
a sí mismo, pero de tal suerte, que este comprender no representa un puro
aprehender, sino que constituye el ser existencial del „poder-ser‟ fáctico”.
En la proyección se proyecta la posibilidad misma en tanto que posibilidad.
Justamente porque el ser del Dasein es su carácter de proyecto, es decir,
justamente porque es lo que llega a ser, adquiere sentido la sentencia: ¡Llega a
ser lo que eres! Por lo tanto, el proyecto es una proyección del Dasein mismo,
una anticipación siempre abierta en la que el Dasein no elige otra cosa más
que a sí mismo. El carácter abierto del proyecto, su permanente
inacabamiento, sólo tiene un límite, siempre anticipado: la muerte. “…resulta
que la muerte toma aspecto de necesidad ontológica y la finitud, al contrario,
toma en préstamo a la muerte su carácter de contingencia. (…) La finitud es
una estructura ontológica del para-sí que determina la libertad y que no existe
sino en y por el libre proyecto del fin que me anuncia lo que soy. En otros
términos, la realidad humana seguiría siendo finita, aunque fuese inmortal,
porque se hace finita al elegirse humana. Ser finito, en efecto, es elegirse, es
decir, hacerse anunciar lo que se es proyectándose hacia un posible con
exclusión de otros”. Sartre, coincide con Heidegger en este aspecto, y recalca al
proyecto fundamental constitutivo de la existencia. Este proyecto inicial o
fundamental siempre está haciéndose, nunca está dado, ya que si así fuera no
sería proyecto. Lo que mueve a las personas son sus proyectos, su
preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales
involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no
están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de
valores objetivos.
En este sentido el proyecto aparece como la conciencia de la libertad absoluta,
y esta radical libertad del ser humano, es posible, en cuanto que permanente
posibilidad de modificar nuestro proyecto inicial, y en cuanto que en cada
elección se forja la existencia. “La puesta en obra de una cierta libertad
humana supone, de este modo, tanto la representación de lo que es, aquí y
ahora, como de lo que se desea hacer que ocurra”.
La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y
desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de
sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad,
no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos
indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación
porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del
proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la
posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.
Entonces, Sartre explica que la angustia es la esencia de la vida humana, ya
que el hombre está condenado a ser libre porque no es otra cosa que lo que él
mismo se hace, que no hay valores escritos en el cielo, que sólo el
existencialismo hace humana la vida. El existencialismo ha utilizado el término
angustia para expresar con él la condición fundamental del hombre, que se
caracteriza, en general, como ausencia total de sentido y, en particular, como
temor ante la libertad, o la nada, de la existencia (Sartre), o no ser más que un
“ser-para-la-muerte” (Heidegger). “Si verdaderamente la existencia precede a
la esencia, el hombre es responsable de lo que es. Así el primer paso del
existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar
sobre él la responsabilidad total de su existencia”.
Como se puede apreciar a partir de lo expuesto anteriormente, para el
existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en
que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene
dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que
son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden
engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su
auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o
disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo
lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues
declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos
predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado
nuestra miseria y realizar nuestro proyecto.

El proyecto personal apuntado hacia un futuro determinado. La crisis de la


adolescencia y la vocación.

“Ser joven es tener ideales y luchar hasta lograrlo,


es soñar en el futuro por el que se trabaja en el presente,
es tener siempre algo que hacer, algo que crear, algo que dar”.

Anónimo

Cuando un proyecto remite a una persona se transforma en personal. “El


proyecto personal se basa en una interrogación de la persona ante lo que hoy
le importa… (…). Esas dudas sobre la intención actual remiten a un segundo
conjunto de interrogantes: lo que hoy deseo como característico de mi futuro,
¿lo querré mañana como característico de mi presente?”. Esta serie de
interrogantes tendría como momento privilegiado la adolescencia.
Adolescencia proviene de un término latino que significa “crecer”, “padecer”,
“sufrir”, “ir creciendo para convertirse en adulto”. Pensar la adolescencia nos
conduce a observar una etapa de la vida signada por fuertes
transformaciones. Momento de transición entre la infancia y la adultez. Es así
como la subjetividad adolescente se manifiesta mediante un torbellino de
afectos y pulsiones, sentimientos de nostalgia por la pérdida de la niñez,
angustias por lo nuevo, ambivalencias por crecer. Implica un período de crisis
entendido como proceso de cambio a través del cual el joven alcanza la
autonomía psicológica y se inserta en el medio social, sin la mediatización de la
familia. El adolescente enfrenta, de esta manera, el desafío de incorporarse al
mundo adulto.
Como menciona Tenti Fanfani: “En la lucha por moldear su personalidad
definitiva, el joven se expone a la angustia que le causa obtener su
independencia y definir sus aspiraciones a desarrollarse como persona adulta,
provocada por tener que desenvolverse en un medio que no conoce ni domina,
y el que muchas veces considera como amenazador. A su vez el medio social,
de los adultos, condiciona este proceso de formación de la personalidad,
imponiendo reglas o normas sobre la conducta esperada: “modelo de éxito”.
Estos códigos difieren de los aprendidos durante la niñez, donde se enfatizaba
la cooperación, el respeto por los derechos del otro y el compartir con los
demás”; es decir, el adolescente debe de abandonar la protección que le
ofrece el entorno familiar y social para abordar, las tareas de una vida adulta, a
la que desconoce.
En esta etapa hay dos tareas fundamentales a realizar:
1) El logro de la propia identidad, el alcanzar una definición de sí mismo, una
valoración y una seguridad personal, partiendo de la reorganización de la
personalidad con la revisión de los procesos de identificación con las figuras
primarias y de la integración con otras nuevas identificaciones con personas y
con grupos.
2) La apertura al mundo socio-cultural con una búsqueda del sentido de la vida
y en el desarrollo de un proyecto personal.
Siguiendo a Piera Aulagnier, la tarea que le compete al adolescente, es la de un
“historiador”, un “biógrafo”, en busca de testimonios recolectados del
anecdotario infantil. Puede entonces, descubrirse en la intimidad de sus
secretos no compartidos con los grandes, hallazgo que favorece la posibilidad
de un pensar propio, aquel que le permitirá reconocerse y diferenciarse en la
enunciación. Esto lo potenciará a encontrarse, con sus deseos y anhelos en
relación y diferencia a los otros. Así, algunas problemáticas existenciales como:
¿quién soy? y ¿quién llegaré a ser?, se plasman en su autobiografía, quien
podrá hacer posible un proyecto futuro que se acerque a los ideales y que
conjugue el deseo del cambio, junto a la preservación de lo propio. “El
adolescente necesita resolver quién es, para luego pasar a que ser”.
A la hora de terminar el colegio secundario el adolescente tiene la difícil tarea
de decidir ¿qué hacer?, ¿qué carrera elegir? Hacerle caso a la vocación, a la voz
interior que nos inclina en una dirección determinada, parece ser la mejor
opción, pero sucede que muchas veces tropieza con presiones que lo llevan a
pensar y construir proyectos que sólo responden a exigencias sociales,
llevándolo a una posición de adaptación pasiva que dificulta el acceso al
propio deseo. Así, la problemática vocacional constituye un campo atravesado
por dimensiones subjetivas y sociales. Son muchos los interrogantes que el
concepto vocación despierta entre los adolescentes a punto de realizar una
elección. Todos tenemos una vocación, o ¿sólo unos pocos? Los que
cambiamos de actividad o hacemos un recorrido por distintas profesiones u
ocupaciones ¿No tenemos vocación? ¿Debemos considerar como más
autentica la última actividad que realizamos? ¿Los que hicimos una carrera y
luego nos dedicamos a otra cosa, nos equivocamos de camino? ¿Descubrimos
tardíamente nuestra vocación? ¿Habrá algo en común entre estas distintas
actividades? ¿Podemos tener distintas vocaciones?
El término vocación viene del latín "vocatio", que indica la acción de llamar y por
extensión el hecho de ser llamado.
Según lo expuesto por Rascovan, es a partir de la condición creativa del jugar,
que resulta interesante pensar el papel en la vida de un sujeto
(independientemente de su edad) y más precisamente en el proceso de
elección vocacional, es decir, en la elección y realización de un hacer,
básicamente en el área de trabajo y estudio. “El jugar surge como una
posibilidad para no quedar atrapados y presos de un discurso amo que nos
iguala, nos homogeiniza. Sin negar una realidad social marcada por la
incertidumbre, la desigualdad, se trata de abrir espacios donde haya lugar
para jugar, un espacio donde la palabra tenga nombre propio y el sujeto se
singularice. Un tiempo y un espacio donde poder soñar, pensar, jugar. La idea
es abrir horizontes para no arrancar el camino desde el ajuste, al que tan
acostumbrados estamos los argentinos, recordando que no se juega la vida en
la elección vocacional, aunque para elegir haya que jugarse”.
Los problemas vocacionales, asociados con el qué hacer en términos de
itinerario vital en el área laboral y educativa, están hoy, fuertemente
atravesados por la incertidumbre con relación al futuro, la fragmentación y
marginación social, la desocupación y la precarización laborales, la
desesperanza y desesperación. Estos fenómenos sociales inciden en la
producción de subjetividad. El adolescente se encuentra entre una
contrariedad, por sentir por un lado que quiere seguir determinada carrera, que
además de gustarle, considera que tiene aptitudes para hacerlo; pero por el
otro, esta choca con un mundo social que condiciona y priva en su autonomía.
De esta manera, las posibilidades de desarrollo individual, las propuestas y
limitaciones que brinda la Argentina de hoy, son las dos grandes áreas por las
que se mueve el adolescente, quien está por tomar una de las decisiones más
importantes de su vida. Por eso en estos momentos de transición es de vital
importancia, el acompañamiento del joven, escuchar qué es lo que realmente
quiere y qué es lo que considera que tiene aptitudes para hacer; teniendo en
cuenta tanto sus características personales, como de su entorno familiar y
social, con el objetivo de que pueda lograr aproximarse a su verdadera
vocación, a la que él intuye como correcta.

Panorama de la orientación vocacional en el siglo XX. Desde los primeros


enfoques hasta la actualidad.

En este apartado haremos una breve reseña sobre tres períodos


paradigmáticos en relación con la orientación vocacional. Dentro de estos
destacaremos los aportes teóricos más relevantes:
• Los primeros enfoques: teoría de los rasgos y factores.
A comienzos del siglo XX, en el contexto de la sociedad industrial, surge la
orientación vocacional como área de estudios de la psicología científica, que
con los aportes de la psicología diferencial se extiende al campo vocacional.
Un punto de referencia serían los trabajos de Binet. Este autor no separaba los
problemas sociales de los individuales. “…lo que constituía la razón de ser las
prácticas en orientación era la realización de una organización social justa”. En
1904 el Ministerio de Educación Pública francés constituye una comisión para
elaborar un proyecto de educación especial. Binet, que forma parte de esta
comisión, recibe el encargo de elaborar un instrumento que permita distinguir,
con el mínimo grado posible de error, los retrasos escolares atribuibles a un
déficit intelectual de los que puedan ser debidos a factores ambientales o a
una deficiente escolarización previa. El año siguiente en un artículo publicado
en la Année Psychologique, con el título "Méthodes nouvelles pour le
diagnostique du niveau intellectuel des anormaux", Binet y Simon dan a
conocer una primera versión del instrumento elaborado. Por lo tanto, su trabajo
más importante se centró en la medida de la inteligencia, diseñando, junto a su
colega Théodore Simon, un test para la medida de la capacidad mental en los
niños, la escala Binet-Simon, aparecida en 1905. Esta escala consistía en una
serie de problemas destinados a medir la inteligencia general, donde los
diferentes ítems estaban graduados según el nivel de edad al que la media de
los niños podían resolverlo. La puntuación de un niño, basada en el número de
respuestas correctas, marcaba la llamada “edad mental” del niño, que, dividida
entre la edad cronológica, permitía obtener un índice (el “cociente” intelectual)
que, multiplicado por cien, sigue siendo la medida típica de los tests de
inteligencia general.
Otro referente de este enfoque es Parsons, quien considera que es el individuo
el que se encuentra en el centro, mientras que las necesidades sociales
quedan en un segundo plano. Este autor, en su libro “Choosing a vocation” de
1909, define a la elección vocacional como “…una comparación de los „rasgos y
factores‟ de la persona con los requisitos y características de la ocupación”. Es
en esta obra, donde aparece por primera vez el término orientación vocacional;
planteando un método con tres pasos: primero, el auto análisis; segundo, la
información profesional del mundo del trabajo, y tercero, el ajuste del sujeto a
la tarea más adecuada.
Parsons, tomando en cuenta la organización del trabajo propuesta por Taylor,
propone un servicio de ayuda que permite conocer las potencialidades
individuales para ubicar al “hombre adecuado en el puesto adecuado”.
Mediante esa distribución se esperaba distribuir la oferta de la fuerza laboral en
el proceso de industrialización de la economía.
“Para estos autores, la cuestión del proyecto personal y profesional no se
planea: el asunto está en indicar a los escolares qué ocupaciones son
apropiadas para ellos, cosa que es obra de un especialista que utiliza una
metodología y unos instrumentos pertinentes: ante todo, la medición de las
aptitudes y, luego, la de los intereses”.
Se utilizan para medir los rasgos relevantes para el desempeño profesional y
para contrastar las características individuales con el puesto de trabajo a
ocupar, tests e inventarios de validez reconocida. El objetivo principal de este
enfoque consiste en correlacionar las aptitudes personales con las exigencias
establecidas para el desempeño de determinadas ocupaciones. Sin embargo,
progresivamente este enfoque demostró tener ciertas limitaciones.
• Desde la década del 50 hasta las del 80: enfoque dinámico.
A partir de la década del 50 la orientación como proceso se expande, ya que se
produce un cambio en la perspectiva de las prácticas en orientación
vocacional. Esto se debe a los aportes del psicoanálisis, la fenomenología y las
teorías psicodinámicas de la personalidad. En esta década son importantes los
aportes de Ginsberg y Super, quienes le dieron un notable avance al
movimiento "Revolución de la Carrera".
Es de suma relevancia para este enfoque la publicación, en el año 1951, del libro
“Ocupational Choice” de Ginsberg, Ginsburg, Axerald y Herma. Para estos
autores “…la elección vocacional se desarrolla a través de una serie de estadios,
y no se realiza en un único momento de la vida. El desarrollo vocacional es un
compromiso entre las necesidades individuales y las posibilidades de la
realidad”. Ginsberg y sus colaboradores, basados en la psicología evolutiva y el
modelo freudiano de la personalidad, consideraron la existencia de tres
períodos en el desarrollo de la conducta vocacional: período de fantasía (0-11
años), período tentativo (12-18 años) y período realista (18-25 años). Como se
puede apreciar estos autores tienen una concepción dinámica del desarrollo
vocacional o de la carrera. Desde el primer momento, Super insistió en la
necesidad de distinguir dos nociones que por aquel entonces se confundían, la
de profesión y la de carrera.
Es precisamente el término carrera el que utiliza Super “…para referirse a la
dimensión ocupacional desde que las personas empiezan a prepararse para
una profesión hasta que se retiran de la vida productiva”. Por lo tanto, la carrera
no abarca solamente el trabajo, sino que engloba el estudio, el tiempo libre, la
familia y la comunidad. La concepción de carrera corresponde a una
perspectiva desarrollista aplicada al proceso de la elección profesional, basada
en la idea de continuidad en la vida de cada persona. Para este autor la
vocación es un aspecto más del desarrollo personal.
Para Super, las personas hacen un esfuerzo para mejorar su concepto de sí
mismas, esto lo lleva a escoger la ocupación que cree le permitirá la mejor auto
expresión. Los comportamientos que la persona emplea para mejorar el
concepto de sí mismo están en función de su nivel de desarrollo. A medida que
se madura, este concepto se estabiliza; sin embargo, la forma como éste
mejora a través de la vocación depende de condiciones que son externas al
individuo. Sostiene también el autor, que los comportamientos vocacionales
pueden también comprenderse mejor si se tiene en cuenta el papel que
desempeñan las demandas y presiones que cada ciclo vital impone en el
individuo y que están dirigidas a mejorar el concepto de sí mismo. “El sujeto
toma decisiones vocacionales en función de cómo se percibe a sí mismo;
procura encontrar la profesión que mejor encaja con su propio autoconcepto”.
Super define la idea del desarrollo de carrera como un ciclo vital de la persona,
ampliando de esta manera el ámbito de una visión estática a una visión
evolutiva. Este autor en 1957 entendía a la orientación vocacional como “un
proceso de ayuda a una persona para que desarrolle y acepte una descripción
integrada y adecuada de sí misma y de su papel en el mundo del trabajo, para
que ponga a prueba este concepto y lo convierta en realidad, con satisfacción
de sí misma y en beneficio de la sociedad”. Las metas del proceso de
asesoramiento son: favorecer el desarrollo vocacional, a través de actividades
e información para incrementar el dominio de las destrezas correspondientes a
la etapa de la vida en la que se encuentre el sujeto y, como meta a largo plazo,
la planificación de su carrera y la adaptación vocacional. No se pasa por alto
para lograr estas metas las posibilidades del medio.
Los contenidos desarrollados en el programa de orientación vocacional
propuesto, derivados de este modelo son: planificación de vida y de carrera,
exploración personal y de carrera, información de sí mismo y de carrera, toma
de decisiones y orientación realista, entendida esta como la congruencia entre
las características personales del estudiante y las características de la
profesión decidida.
Super considera que el profesional de la orientación que trabaje bajo el
amparo de su modelo debe interesarse por apreciar los periodos de la vida del
sujeto, a fin de definir las metas principales de la asesoría. También debe
ayudar al sujeto en la clarificación del concepto de sí mismo y dentro del
contexto de periodo de vida en que se encuentra. Lo expondrá a ciertos
acontecimientos tanto dentro como fuera de la situación de orientación.
Sugiere el autor que debe hacerse hincapié en la apreciación del concepto
vocacional, el estímulo hacia la obtención de experiencias fuera del servicio de
orientación, el empleo de recursos de la comunidad y de las universidades para
ayudar a los estudiantes a reconocer los pasos apropiados cuando va a tomar
decisiones.
Es así como la orientación vocacional pasa de un concepto estático a un
concepto dinámico y se entiende como un proceso continuo y educativo,
dirigido a las personas como un todo global, donde se debe incluir todos los
aspectos de la vida y los roles en la sociedad. Se trata de crear conciencia en
las personas sobre la responsabilidad frente al desarrollo de la carrera y el
desarrollo personal.
• Desde los 80 hasta la actualidad: enfoque del desarrollo de la carrera.
Se produce un cambio en la manera de comprender el proceso de ayuda
vocacional, ya que lo vocacional se plantea como una dimensión educativa
relevante en el desarrollo individual. Así, se pasa de la consulta clínica a la
consideración de la situación de aprendizaje.
Es en la década del 70, cuando surge en varios países el movimiento de
desarrollo de la carrera. Este tiene como objetivos posibilitar la integración de sí
mismo y del contexto, para aplicarla en la vida y en la planificación profesional
y así, acceder a decisiones más adecuadas.
Un modelo teórico propio de este enfoque, es expuesto por Pelletier. Para este
autor la educación para la carrera es el esfuerzo total del sistema educativo y
de la comunidad con el objeto de ayudar a todos los sujetos a familiarizarse
con los valores de la sociedad orientada al trabajo, a integrar dichos valores en
su sistema personal de valores y llevar a la práctica esos valores en su vida de
forma tal que el trabajo se convierta en algo posible, significativo y satisfactorio
para cada uno. “La activación se produce a partir de un proceso de toma de
conciencia de sus valores y capacidades, que requiere la participación activa
en un proceso de búsqueda, análisis y construcción de un conocimiento de sí
mismo y de la realidad que lo rodea, para desarrollar los conocimientos,
destrezas y actitudes necesarias para su inserción socio-profesional-personal”.
El autor sostiene que el modelo de activación del desarrollo vocacional y
personal (ADVP) se inicia con el planteamiento de un problema que exige una
solución y las tareas por acometer para solucionar dicho problema. El tomar
conciencia de la problemática vocacional, motiva la búsqueda de información
del medio, de uno mismo y la asunción de tareas que generan soluciones al
problema de la toma de decisiones profesionales, por lo demás de difícil
solución.
El modelo de activación del desarrollo vocacional y personal (ADVP) se
fundamenta en tres principios:
1) Las experiencias deben ser vividas.
2) Las experiencias deben ser tratadas cognitivamente, procediendo
procesualmente como se procedería a resolver un problema, o sea: exploración
(reconocer la existencia de un problema), cristalización (sintetizar, extraer lo
esencial, vislumbrar posibilidades), especificar (comparar, identificar
características), y realizar (materialización y puesta en práctica de la
alternativa elegida).
3) Las experiencias deben poder integrarse lógica y psicológicamente.
En este modelo se concibe al desarrollo vocacional como evolutivo y
operatorio. Intervienen los procesos cognitivos, tales como: el pensamiento
creativo, que permite generar información nueva; el pensamiento conceptual,
que habilita para el manejo de la información; el pensamiento evaluativo, que
hace posible la comparación y la selección; y el pensamiento implicativo, que
posibilita la anticipación y la planificación. Se hace indispensable la adquisición
de habilidades y destrezas a través de la realización de tareas del desarrollo
vocacional. Y se utilizan técnicas no estandarizadas para ayudar a los sujetos
en los procesos de identificación educativos y vocacionales.
Pelletier, junto con otros autores, han planteado el surgimiento de la atención
deliberada mediante programas escolares que atiendan la elección de una
profesión. Lo que proponen es trascender de una orientación vocacional
individual a una atención socializada que aceleradamente emerja desde la
escuela. La educación de la carrera “…busca identificar y utilizar recursos, en la
escuela y en la comunidad, para ampliar el desarrollo profesional: brindar
información acerca de las oportunidades educacionales y ocupacionales
disponibles; proveer una progresión planificada de experiencias para capacitar
en la adquisición de competencias personales relacionadas con la toma de
decisiones y transiciones; explorar alternativas profesionales”.
En la actualidad la orientación vocacional se concibe en tres áreas, que fueron
definidas a través de un estudio realizado por Watts y colaboradores:
1) Orientación personal y social que abarca las problemáticas personales del
desarrollo personal.
2) Orientación educativa que trata sobre problemas de aprendizaje y
elecciones en relación a la educación.
3) Orientación vocacional/profesional que brinda ayuda a las personas en sus
decisiones y las ubica con respecto a sus ocupaciones, profesiones y trabajos.
En esta investigación llevada a cabo en doce países de la Comunidad Europea,
sobre la diversidad de servicios de orientación para la población entre 14 y 25
años y más recientemente en un estudio que abarca los servicios para adultos;
se identifican tres tendencias:
1) La orientación es considerada accesible durante toda la vida, que comienza
en la escuela y continúa en el proceso de transición a la vida adulta y
profesional.
2) La orientación es abordada por diversas intervenciones, ya que las personas
consultan a amigos, familiares, profesores para saber cuáles deberían ser las
elecciones a tomar para lograr sus metas en un futuro próximo.
3) El individuo no es considerado un receptor pasivo, sino un elemento activo en
el proceso de orientación.
Por lo tanto, es necesario un cambio en el perfil del orientador para poder
abordar las complejidades que implica la actual sociedad post-industrial. El
enfoque a desarrollar debe ser multidisciplinario porque son las intervenciones
las que ayudan a incrementar los recursos personales.
“En la actualidad, la orientación y la consulta vocacional se refiere al proceso
de ayuda a las personas para que, a través de esclarecer un proyecto más
amplio de vida, puedan establecer metas, planificar y elaborar estrategias,
tomar decisiones. Esto se logra conociendo aspectos de su historia, las posibles
repercusiones futuras y encarando una preparación adecuada, para lograr el
desarrollo de su carrera y su inserción laboral y social. (…) El proceso de elegir
una ocupación, prepararse para desempeñarla, adquirir experiencia y aprender
en los diferentes momentos de la vida, forma parte del desarrollo personal. La
secuencia de los diversos estudios y actividades ocupacionales va definiendo
las trayectorias profesionales, en cuya construcción intervienen diversos
factores, tanto psicológicos y socioculturales como económicos, históricos y del
azar. La orientación puede ayudar al desarrollo profesional, social, educacional
y profesional. (Declaración de la Asociación Internacional de Orientación
Escolar y Profesional, 1994)”.

La organización escolar como dispositivo social de las representaciones de


estructuración de futuro. Inclusión de la orientación vocacional en el contexto
educativo. ¿Aporte positivo o negativo?
“La escuela, desde luego, no es la única experiencia de socialización que
conocen los jóvenes; pero sí es una de las principales…”. La familia y la escuela
son el núcleo central que permiten a los jóvenes integrarse con confianza en la
época que les toca vivir. “La escuela tiene como objetivos la formación
personal, posibilitar un crecimiento y desarrollo saludables, capacitar para la
futura inserción social y laboral, y prepararlos [a los adolescentes] para esa
transición”. Educar implica realizar un proceso de enseñanza–aprendizaje cuya
función principal es la integración al mundo de la cultura. Si la escuela tiene, en
parte, como misión la transmisión de la cultura, resulta evidente que la
estructura sobre la que se asienta su organización es débil, debido a su
incapacidad de dar respuestas a las demandas sociales, su tarea de construir
el futuro queda relegada. Más aún si permanece anclada en el pasado cuando
sus miembros exigen vivir el presente.
La escuela debe hacer conocer el pasado, pero no puede perder en el presente
la perspectiva de crear un futuro diferenciado. Parece que la escuela tal como
está planteada es una institución inconciliable con la propuesta social actual.
Se vive en constante cambio, mientras los valores y conocimientos transmitidos
desde la escuela no pueden modificarse con igual prontitud.
“Para adquirir recursos personales es necesario aprender en la escuela a
conocerse a sí mismo y a su entorno. El conocimiento de los propios intereses,
valores, capacidades, permite una percepción positiva de sí mismo, aprender a
decidir con autonomía, después de informarse y reflexionar, y responsabilizarse
de sus elecciones”. Pero, ¿verdaderamente la escuela brinda este espacio para
el auto conocimiento?
El sistema educativo debe transformarse profundamente desde sus raíces para
responder a las demandas de los jóvenes, sin renunciar al deber ser de la
escuela. Significa, “acercarme a él y demostrarle que me interesa su realidad”.
Muchos chicos sostienen que la escuela les aburre sobremanera y que, si se lo
permitieran, la abandonarían.
Rescatan como positivo el vínculo que establecen con los compañeros, el
conocer a algún profesor que “les hace pensar” y “los escucha”, y algunas
charlas informales sobre temas de actualidad. “Sin duda la escuela constituye
hoy uno de los escasos ámbitos sociales que continúa ofreciendo un lugar de
pertenencia, de encuentro, de proyecto y de sostenimiento del lazo social para
muchos adolescentes”. Pero los jóvenes, al mismo tiempo, rechazan el excesivo
formalismo escolar y el hecho de estar muchas horas por día escuchando
contenidos que hasta los mismos profesores creen perimidos y donde se
alienta la repetición y la memoria sobre la información. “La escuela media
como institución tampoco acierta en su función de facilitadora del pasaje al
nivel superior. Las encuestas de opinión y las investigaciones de los
especialistas en el área reiteran la imagen de una escuela que se ha ido
vaciando de contenidos, que no estimula el pensamiento crítico ni la asunción
de responsabilidades en sus alumnos”. Una buena escuela para los jóvenes
como plantea Tenti Fanfani debe ser “una institución que no se limita a enseñar
sino que se propone motivar, interesar, movilizar y desarrollar conocimientos
significativos en la vida de las personas”
“Los jóvenes necesitan completar su educación básica para poder enfrentar los
requerimientos de la sociedad y del mundo del trabajo. La lectura, la escritura,
el cálculo, y las habilidades de comunicación, son las capacidades
cognoscitivas básicas requeridas para participar en el contexto social, y
herramientas para futuros aprendizajes (Declaración de Jomtien sobre
Educación Básica para Todos, 1990)”.
El adolescente permanece varios años en la escuela construyendo saberes que
se mantienen dentro de la lógica escolar, pero que en ocasiones se contrapone
con la lógica del ámbito laboral. Es indispensable que el joven tome conciencia
de la vinculación que existe entre esos conocimientos adquiridos en la escuela
con el mundo del trabajo. Debería sentir que posee un saber que lo va a ayudar
a la hora de buscar un empleo (Ver Anexo: “¿Qué inserción social tienen los
egresados?”). Las preguntas que cabría realizarse en base a lo visto hasta este
momento son: ¿Los adolescentes que egresan del colegio secundario, sienten
que lo aprendido les va a posibilitar la inserción en el ámbito laboral? ¿Pueden
tomar una decisión sobre su futuro y construir un proyecto personal sin una
guía?
La inclusión de la Orientación Vocacional Ocupacional en la escuela “excede el
paradigma simplificador de la elección de carrera y/o trabajo, para convertirse
en el espacio de reflexión y de apropiación de la propia realidad. (…)…el diseño
de las estrategias debe dirigirse a posibilitar la reflexión sobre el sí mismo. (…)
En este sentido, el espacio de O.V.O. no es un lugar de provisión de información,
sino de construcción grupal de estrategias para los adolescentes obtengan por
sí mismos la información que les permita decidir acerca de su futuro. ” Para que
esto sea posible se necesita de la participación de los docentes y de los padres.
Es preciso tener en cuenta las posibilidades de participación de los docentes en
relación con los contenidos, procedimientos y actitudes que se llevan a cabo
dentro del aula y su vinculación con el futuro de los adolescentes.
Existen distintas situaciones posibles de presentarse en referencia con el
proyecto de la Orientación Vocacional Ocupacional, dentro de la escuela, que
requieren diversos modos de intervención. A continuación se exponen algunas
de ellas:

Situaciones
Situación 1
"No pasa nada", "nadie demanda". O bien, aparecen otras problemáticas en las
que subyace la pregunta quién soy, qué quiero ser. En general, si esto se
transforma en pensar acerca de qué hacer el año próximo, los adolescentes
alegan que hay tiempo para decidirlo: Intervenciones dirigidas a instalar la
problemática.
Situación 2
La ansiedad es muy alta, requieren respuestas inmediatas. Solicitan "el test
vocacional" que mágicamente dé la respuesta a una pregunta que se hace
insoportable: Intervenciones dirigidas a lograr el rol activo del adolescente en el
proceso.
Situación 3
Las dificultades para elegir son verbalizadas. El adolescente se muestra menos
confuso y suele considerar el dolor por la pérdida como un obstáculo. Puede
decirse que es el momento ideal para la O.V.O.: Intervenciones dirigidas a la
reflexión acerca de sí mismo y del mundo.
Situación 4
No manifiesta mayor conflicto ni dudas en relación con su futuro.
Generalmente, la demanda se centra en la información: Intervenciones
dirigidas a la obtención de información a partir del autoconcepto.
“La inclusión de Programas de Orientación en la currícula puede reducir los
índices de fracaso y deserción escolar. Puede ayudar a mejorar la formación de
los jóvenes, quienes necesitan completar su educación formal con dispositivos
que incluyan estímulo y apoyo a su identidad, que les permitan comenzar a
construir proyectos personales de vida e itinerarios futuros de estudio y de
trabajo, disponer de información correcta y actualizada acerca de las
ocupaciones de la sociedad y construir representaciones más realistas acerca
de ellas. (…) Para ello es menester respetar las diferencias, la diversidad de
valores y manejarse con enfoques multiculturales”. Pero en la realidad esto no
se realiza, ya que el acercamiento institucional entre la escuela media y la
universidad se ha limitado. Ya casi no se realizan las tradicionales visitas de
alumnos de escuelas medias públicas al Departamento de Orientación
Vocacional en todas las sedes del CBC, acordadas desde hace años con las
autoridades de varias escuelas. Estas ausencias podrían explicarse por las
dificultades económicas y los problemas de seguridad. Pero no justifican el
abandono del papel orientador de directivos y docentes que, sin necesidad de
contar con especialistas pueden realizar múltiples acciones de orientación
desde sus propios roles docentes. “Son los propios jóvenes los que reconocen
estas falencias, las de la escuela media en su conjunto. El temor a enfrentar las
exigencias de continuar estudios superiores y de buscar insertarse en el mundo
del trabajo implica también el darse cuenta de su formación deficitaria: saben
que no saben, de eso sí están seguros”.
Un ejemplo del valor que tiene la inclusión de la Orientación Vocacional
Ocupacional dentro del ámbito escolar, lo demuestra la experiencia realizada
por los docentes de la Escuela Enseñanza Media N º 2 D. E. 19, Prof. Stella Maris
Pérez y Prof. Ernesto Javier Iriarte, quienes propusieron integrar la Orientación
Vocacional Ocupacional a un proyecto más amplio a partir de la
interrogación: ..Y DESPUES DEL SECUNDARIO, ¿QUÉ? Contaron para llevar adelante
su proyecto con la coordinación de la Lic. Sauaya. Se destinó un aula a tal fin y
los alumnos que voluntariamente lo demandaran podían acercarse en horario
extraescolar. Mediante este proceso los estudiantes lograron: “Identificar la
vocación. Diferenciar el gusto de la necesidad. Remover el caldero de
emociones, expectativas, deseos, imaginación, fantasías, en aras de elegir y
apropiarse del Proyecto de Vida. Interpretar los mensajes discriminatorios
propios de las ofertas de trabajo. Despertar el deseo de desarrollar las
facultades intelectuales. Reconocer habilidades, destrezas, intereses. Acceder a
programas de diferentes carreras de nivel superior”.
Por lo tanto, los adolescentes necesitan una escuela:
- Que brinde una mirada diferente frente al desaliento y descreimiento de una
sociedad que supone un futuro desdibujado.
- Que forme para la cultura del proyecto por sobre la del suceso, donde la
esperanza y el progreso aún son posibles.
- Que estimule el compromiso con la vocación personal de sus alumnos y
contribuya a la construcción del proyecto de vida de cada uno.
“Quizás una de las claves del éxito sea comprender que una escuela para los
adolescentes deberá ser también y al mismo tiempo, una escuela de los
adolescentes, es decir, una institución donde las nuevas generaciones no son
simples poblaciones objetivo, sino protagonistas activos y “con derechos”.
Así, consideramos como positiva la inclusión de la orientación vocacional en el
contexto educativo. La escuela tiene una ubicación privilegiada como
articuladora entre la educación básica y la universidad. La orientación
vocacional es una práctica psico-educativa que se desarrolla y toma fuerza en
un momento histórico-político-económico con determinado. Es por ello que
debe respetar acompañando y orientando al adolescente en función de sus
expectativas, capacidades, y preferencias, teniendo en cuenta, además, las
restricciones sobrevinientes de un marco socio-económico que determina
fuertes limitaciones al acceso a un desarrollo de carrera profesional y de
inserción laboral. De lo que se trata en orientación, es precisamente que el otro
tenga un destino del que pueda decidir, permitiendo el despliegue de los
deseos y motivaciones, para que pueda allanar “su” camino, respetando la
dirección de su autonomía y libertad de decisión, ya que: “La vocación no es
sólo elegir entre una u otra carrera, sino optar por un estilo de vida y por una
forma de estar en el mundo “.

Análisis de la película "La sociedad de los poetas muertos" como


ejemplificación de la temática abordada.

Esta película se sitúa en Nueva Inglaterra, en el año 1959. La acción transcurre


en la Academia Welton, un colegio secundario privado, muy exclusivo y
tradicional, donde el alumnado solo está compuesto por varones. Es una
institución de gran prestigio social, donde generaciones completas de familias,
de alto nivel económico y severos en su educación, pasaron por allí.
En el año en que se desarrolla la acción el colegio cumple 100 años de
existencia como institución preparatoria para los estudios universitarios. La
mayoría de sus graduados, se espera, lograrán un lugar en alguna de las más
prestigiosas y exclusivas universidades norteamericanas.
El colegio se basa en cuatro pilares: Tradición, Honor, Disciplina y Excelencia. La
educación que se brinda a los alumnos es rígida, memorística y muy exigente.
El gran ausente desde el punto de vista institucional es tal vez la posibilidad de
autodefinirse construyendo un proyecto propio de vida. El proyecto de vida en
el caso de los jóvenes de Welton viene dado desde lo externo, como imposición
familiar, social o de clase.
La institución actúa como custodio de esa expectativa asegurándose que los
alumnos se conviertan en dóciles intérpretes y ejecutores de la voluntad que se
les impone. Su propio objetivo institucional es ser una institución preparatoria
cuyos logros serán medidos de acuerdo con la cantidad de alumnos que
logren su inserción en el ámbito académico para el que han sido
predeterminados (El propio Rector lo destaca en la ceremonia de apertura del
semestre).
Para dar una bienvenida formal a los estudiantes, Welton ofrece una ceremonia
en dónde se hace entrega de unas velas, que simbolizan el traspaso de los
cuatro pilares de la academia, además de connotar una entrega de luz de
esperanza e ilustración. Es luego de esto que las autoridades presentan al
nuevo profesor de Literatura.
Debido al retiro del antiguo profesor de Lengua y Literatura, el Sr. Portius, se
incorpora al staff como profesor el Sr. John Keating, quien ha sido graduado
con honores en esa misma escuela y viene de desempeñarse como profesor
de un colegio londinense de excelente reputación, el Chester School.
Luego, ya en las aulas, deberían comenzar las clases de Keating, pero éste con
un movimiento vanguardista pasa silbando, cruzando el salón, saliendo y
diciendo que lo sigan. Afuera, cerca de una vitrina con fotos, Keating se
presenta; repentinamente les empieza a recitar un poema, cuya frase es “Oh
Capitán, Mí capitán” (de Walt Whitman dedicado al fallecido presidente Lincon).
Keating innovadoramente, les dice que si son osados podrán llamarlo así.
Les muestra un cuadro en donde aparece la primera generación egresada de
Welton. Todos los estudiantes deben concentrarse y escuchar; de pronto una
voz de carácter lúgubre y del más allá se escucha diciendo “Carpe Diem”. Es
Keating, que les explica el sentido de la vida, haciendo una analogía con los
alumnos antiguos, quienes no supieron aprovechar el tiempo, y ahora, desde el
otro mundo claman por los estudiantes nuevos, para que no pierdan lo que no
podrán volver a recuperar, “el tiempo”.
Es aquí donde el tópico más famoso de la historia entra en acción, donde cada
adolescente comienza a aprehender el sentido de aprovechar el día, logrando
romper los esquemas del pensamiento formal y preso de un sistema
educacional autoritario, represivo y conservador. Posteriormente al descubrir el
anuario de su promoción, los alumnos se enteran, que el profesor ha sido
capitán del equipo de fútbol, director del anuario, que su intención era estudiar
en Cambridge, que había sido votado por sus compañeros como "el hombre
con más condiciones para hacer cualquier cosa", que era muy amigo de las
fiestas y probablemente el principal animador de una sociedad escolar secreta
denominada “La sociedad de los poetas muertos". Al preguntarle qué era eso,
Keating les responde que eran reuniones realizadas en la Cueva India en pro de
fabricar poesía, en pro de pensar libremente y expresar sus emociones. Los
jóvenes se interesan y quieren participar en ella, reanimarla para poder salir de
lo común.
Tras largos intentos por reunirse, los jóvenes encabezados por Neil, una noche
escapan a la cueva y comienzan un ritual, se liberan de los prejuicios de la
sociedad. Tal es el gusto a la libertad que declaran la guerra a los cuatro pilares
de Welton, reemplazándolos por los siguientes: “Travesura, Horror, Decadencia,
Excremento”. Tras la primera vez de reunirse, los jóvenes toman el gusto a la
poesía por lo que siguen con las juntas.
El Sr. Keating tiene una particular visión de su propio rol y emplea una
metodología de enseñanza que el Rector Nolan no duda en calificar como
"poco ortodoxa". Rompe con las tradiciones y las ataduras de una educación
pre-programada e inculca en sus alumnos la idea de la libertad. Abre caminos
a la enseñanza significativa estimulando y respetando los intereses de los
alumnos, independiza a estos de una estructura impuesta por el sistema, para
poder expresar sus sentimientos e inhibiciones.
Desde su primera clase da evidencias de su "peculiar" comportamiento
académico al frente de su curso. Su personalidad y su acción docente, que tal
vez se destaque más en contraposición con la del resto de sus colegas en
Welton, hace que vaya ganando sostenidamente la adhesión de la mayoría de
los alumnos, especialmente del núcleo que constituye una sociedad similar a la
que Keating pertenecía en sus años escolares. Este grupo formado por Neil
Perry, Todd Anderson, Knox Overstreet, Charlie Dalton, Richard Cameron, Steven
Meeks y Gerard Pitts pasan a convertirse en los personajes centrales sobre los
que girará el relato del film.
Una de las frases que cita el profesor es: “Vive la vida ahora, no sea que cuando
mueras, te des cuenta que nunca has vivido”. Es claro en la película, que el
concepto de disfrutar de una vida plena y la libertad de escoger el propio
camino, van unidos íntimamente. Lo anterior implica que la persona pueda
darle forma voluntariamente a su mundo (oficio, pareja, amigos, entre otros),
sin presiones externas.
Estas ideas sobre la vida, inspirarán a los alumnos para emprender la
búsqueda de sus pasiones individuales, para explorar nuevos horizontes y
descubrir un mundo más allá del estricto plan de estudios de Welton.
Desde su segunda clase con este grupo de alumnos, en la que los anima con
frases como: "En mi clase aprenderán a pensar por sí mismos de nuevo",
Keating da claras muestras de rechazar todo lo que identifique al proceso
educativo como un mero proceso de ajuste o adaptación social.
El modelo prevalente de aprendizaje en la academia se caracteriza como aquel
en que tanto alumnos como profesores son componentes pasivos, los alumnos
por ser considerados receptores pasivos del conocimiento, recipientes vacíos
que deben ser llenados y los profesores que pasivamente reciben el
"conocimiento" (aquello que deben transmitir) y cuya misión consiste
simplemente en trasladar ese conocimiento . Este modelo de transmisión de los
saberes queda reflejado en los primeros minutos de la película cuando el
Rector Nolan toma en sus manos la antorcha del saber y entona
solemnemente: "La Luz del Conocimiento" y con su vela enciende las velas de
los jóvenes ingresantes.
El hecho de que los profesores se vean inhibidos de elaborar su propio
programa y escoger libremente sus estrategias de trabajo es claramente
demostrado. Los libros de texto son seleccionados por la Dirección y entregados
a los alumnos y a los profesores para su estudio; de allí la escena en la que
Keating decide librarse de la tiranía del Dr. J. Evans Pritchard, destruyendo su
ensayo " Entendiendo la Poesía".
En una escena muy posterior de la película tenemos otra evidencia de lo que
venimos señalando; se trata del diálogo entre Nolan y Keating acerca de los
métodos de enseñanza de este último:
Nolan: "Los muchachos marchando, las palmas al unísono...".
Keating: "Oh, eso. Eso era un ejercicio para demostrar un punto. Sobre los males
del conformismo. Yo...".
Nolan: "John, aquí el curriculum está establecido. Está probado. Funciona. Si
usted lo cuestiona, ¿cómo puede evitar que ellos hagan lo mismo?".
Keating: "Siempre pensé‚ que la educación era aprender a pensar por uno
mismo".
Nolan: "¿A la edad de estos muchachos? Tradición, John! Disciplina. Prepárelos
para la universidad que el resto vendrá sólo".
Muy poco conocemos acerca de los métodos de Keating. Desconocemos su
modelo teórico y la estructura didáctica de su plan de trabajo a largo y
mediano plazo. En el día a día metodológico, desconocemos, por ejemplo, si
Keating incentivaba en sus alumnos la búsqueda de bibliografía o el estudio
independiente como estrategia didáctica sistemática, pero lo cierto es que "La
sociedad de los poetas muertos" había despertado un cierto interés por las
letras que los llevaba a hacer justamente eso. Si nos arriesgásemos a juzgar,
podríamos concluir que Keating no era un "conductista" aunque tampoco
resultaría fácil catalogarlo como "constructivista". Es cierto que se manejaba
con la experiencia directa y apelaba a un aprendizaje integral en el que
abarcaba la persona toda y no sólo el intelecto (actividades de respuesta física
concreta: caminar para descubrir su paso-identidad, pararse sobre los pupitres
para vivenciar la necesidad de contar con un nuevo punto de vista, gritar
"salvajemente" para vencer la inhibición, etc.). Es también cierto que hay en
todo su accionar docente un innegable intento deliberado por desarrollar la
creatividad de sus alumnos, aunque esto a veces convive con otras técnicas de
neto corte tradicional.
Al fin de la memorable clase en que hace subir a los alumnos a su pupitre, al
despedirse, el profesor les encomienda: "Aparte de sus ensayos quiero que
cada uno escriba un poema, algo propio, para ser leído en clase". Una vez más
coexisten lo tradicional (el ensayo como típico método de producción) y lo
renovador del desafío de expresarse estéticamente desde lo propio.
Es indudable que el Sr. Keating logra desarrollar un alto grado de empatía con
sus alumnos y ese vínculo afectivo que se crea, transciende las paredes del
aula y la mera relación docente- discente. Deliberadamente o no, el Sr. Keating
logra una fuerte identificación de sus alumnos con él. Esto tal vez pueda ser
atribuible a las características propias de su personalidad que lo establecen
como contrafigura del orden establecido en la Academia Welton.
Con su discurso, el Sr. Keating va logrando que muchos de los estudiantes
vuelvan sobre sí mismos y sus acciones, para producir una nueva valoración de
sus personas, de lo que hacen a diario, de sus aspiraciones y sus planes para el
futuro.
Esta "toma de conciencia" impulsa a varios de los alumnos a enfrentar
condicionamientos internos y externos de diversa índole para la consecución
de sus propias metas personales; por ejemplo Knox Overstreet lucha por su
amor por Chris contra viento y marea dando lugar a varias situaciones risueñas
y Todd Anderson vence su timidez al descubrir sus verdaderas fuerzas y ganar
en autoestima.
Pero el entorno social de los jóvenes no es precisamente el más propicio para
seguir los consejos del profesor Keating. De ahí que, en el intento por conseguir
la libertad sobrevenga la tragedia.
El caso extremo (por sus desgraciadas derivaciones) está posiblemente
simbolizado por Neil Perry quien desafiando una hasta entonces incuestionada
autoridad paterna, decide abrazar con pasión su vocación por el teatro y
concretarla en su actuación en "Sueño de una Noche de Verano" con un grupo
vocacional. Su participación en esta obra motiva una violenta reacción de su
padre, quien decide retirarlo de Welton y matricularlo en una academia militar.
Neil se siente triste porque su padre le dice que abandone el papel principal de
la obra y éste le hace caso. Para encontrarle una solución a esta problemática
decide ir a hablar con Keating., el que le recomienda hablar, atreverse, mirar a
los ojos a su padre y decirle lo que a él realmente le gusta en la vida, carpe
diem, nade se pierde con intentarlo. Neil le hace caso y decide hablar con su
padre, el que le brinda la oportunidad de actuar por única vez.
Mientras se está presentando la obra, la que simboliza la única oportunidad
que Neil tendrá para poder cumplir su sueño, aparece el padre del mismo, que
al concluir la actuación se lo lleva a casa sin felicitarlo. En la noche en un acto
ritual, luego de una discusión sobre su vocación, Neil saca la corona que había
utilizado en la obra y la coloca con mucha impotencia y tristeza en la ventana,
representando así que sus sueños se le iban por la borda, todo quedaba en el
aire, y la única solución era matarse porque piensa que no es capaz de
enfrentarse a su padre y que no tiene las agallas para contrariarlo. Su padre así
entenderá que lo que importa es lo que se quiere ser y no la arbitrariedad de su
decisión de imponerle un futuro no deseado.
Tras el suicidio de Neil, los jóvenes acongojados de “La sociedad de los poetas
muertos” sienten que el padre del fallecido fue el culpable y le endosan toda
esta responsabilidad a él. Al contrario, el Señor Perry dice a las autoridades de
Welton, que Keating está rebelando a sus hijos y los está tratando de hacer libre
pensadores a los 17 años. Por lo que el profesor de literatura es, a los ojos de
Nolan y su séquito de la dirección, el culpable de dicho acto tan terrible.
El suicidio de Neil Perry da lugar a una investigación interna dentro de Welton
con el claro propósito de encontrar en el Sr. Keating al chivo expiatorio y sus
más fieles seguidores se ven obligados a declarar en su contra para preservar
su lugar en la prestigiosa academia. Sin más remedio que irse, Keating recoge
sus pertenencias durante una clase, para luego cruzar el salón por última vez,
esta vez con el pupitre de Neil Perry vacío. Es aquí cuando Todd Anderson se
levanta repentinamente y dice: “Nos obligaron a firmar señor Keating”.
En la última escena del film, ante el inminente alejamiento del Sr. Keating, varios
de sus ya ex alumnos que se encuentran tomando una clase con el Sr. Nolan, el
rector, se paran sobre sus bancos en señal de rebelión, brindándole un último
tributo a ese profesor que se había ganado sus corazones como su “capitán”.
Los jóvenes, uno a uno comienzan a pararse sobre sus bancos diciendo: “OH
Capitán, mi Capitán”, a lo que Keating responde con una breve y simple frase,
pero que deja caer toda la gratitud, ya que no desecharon lo que él les enseñó
y hicieron del Carpe Diem una de las armas más letales contra la sociedad
opresora: “Gracias muchachos, gracias”.
Para finalizar, podemos decir, que “La sociedad de los poetas muertos” trata los
conflictos del adolescente, la búsqueda de su identidad, el despertar de su
verdadera vocación y el placer de la lectura por sí misma.

Comentarios finales

A partir de lo anteriormente expuesto, podemos concluir, que la escuela es una


de las instituciones que interviene en la formación de ciudadanos. Es un sitio de
encuentro de necesidades, contradicciones y proyecciones sociales imposibles
de evitar o evadir.
Es indispensable corregir los errores del sistema educativo, para poder ayudar
a los adolescentes a construir aprendizajes significativos para su identidad
futura. Los docentes y los psicólogos dedicados al ámbito educativo, deben
ayudarlos a construir pensamientos, ideas, contenidos sobre los cuales operar
y elaborar conceptos, poniendo en juego sus herramientas cognitivas, pero,
fundamentalmente, escuchándolos y atendiendo sus demandas, respetando
sus inquietudes y sus reclamos.
Definir el futuro no es solo definir qué hacer, sino quién ser. Como en toda
situación que presenta dudas, la mayor claridad aparece sobre lo que
rechazamos, sobre lo que no queremos. Sin embargo, no alcanza saber lo que
no se desea ser para decidir, es preciso ordenar todos los problemas que se
van presentando en la reflexión. Las posibilidades de desarrollo individual, las
propuestas y limitaciones que brinda la Argentina de hoy, son dos grandes
áreas en las que se mueve quién está por tomar una determinación crucial
para su vida. Es lógico entonces, que aparezcan emociones de ansiedad,
angustia, desesperanza. El peligro de estos sentimientos es que interfieren en la
reflexión, por eso es importante aprender a controlarlos para estar convencidos
de que la decisión, cual sea, es el resultado del convencimiento. Aprender a
decidir es también una tarea del proceso de orientación vocacional y
ocupacional, porque para el adolescente es la primera gran decisión sobre la
propia vida.

VIVIR
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin
haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes aportar
una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio
espantoso.
No te resignes. Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar
en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos
precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas....
Vive con intensidad tu vida y no dejes nunca de soñar...

Walt Whitman
La Sociedad de los Poetas Muertos
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