Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Su mario:
Por otro lado, la sociedad, tanto en sus planos interno como externo, expresa,
en fin, el ejercicio de un derecho constitucionalmente reconocido, a saber, el
de asociación entre los socios, quienes se asocian trabando relación para los
fines económicos de una actividad común. En efecto, la sociedad es también
una modalidad de asociación, peculiar en cuanto que el fin asociativo y
comunitario legalmente consagrado como causa contractual –según el
artículo 1665 CC, los socios se obligan en común, esto es, formando
comunidad de propósito, de bienes, de actividades y, también, de resultados–
no es otro que obtener riqueza repartible, aunando una inversión inicial a una
posterior actividad empresarial que afronta y desarrolla el ente moral –
societas atque persona– creado.
Para actuar como sujeto del tráfico mercantil, el empresario puede acogerse
a formas jurídicas alternativas, a la vista de lo dispuesto en el nuestro Código
de 1885: la del empresario individual, modalidad históricamente originaria, y
aun predominante antes de la expansión del capitalismo en el XIX; y la del
empresario societario o social, nacida en los albores de la Edad Moderna con
el advenimiento de las Compañías de Indias, y sustancialmente transformada
en la época de la Codificación hasta lograr su configuración actual, la
sociedad mercantil. Esta institución jurídica, en el contexto del derecho
privado de corte continental, ha convivido en muchas legislaciones –Francia,
España, Bélgica, Portugal...– con la sociedad civil regulada en el derecho
privado común.
En estos ámbitos, la tarea del derecho de sociedades no puede ser otra que
contribuir al desarrollo sostenible y permitir que los gestores comprometan a
la sociedad siguiendo estrategias socialmente responsables, estableciendo
libremente la forma de determinación y documentación de los
correspondientes acuerdos, con aquiescencia de los socios –vid. Temas 7 y
8, donde se exponen las relaciones entre órgano de administración y junta
general de socios–.
Por otra parte, nada obsta para que una sociedad extranjera domine o sea
matriz en un grupo de sociedades controlando o dominando otras filiales o
subsidiarias españolas; ni para que una matriz española domine otras
sociedades extranjeras, todas con personalidad –y, por tanto, nacionalidad–
independiente.
Debe tenerse presente que, por mandato legal –artículo 9 LSC– la sociedad
capitalista se ha de domiciliar en España donde radique su administración y
dirección efectiva o de hecho; o bien, a libre elección de los socios, donde
radique su principal establecimiento o explotación; en todo caso, la sociedad
española ha de tener un domicilio español si dicho establecimiento o sede de
los negocios se halla en España –artículo 9.2 LSC–. Para facilitar la
depuración de responsabilidades y la práctica de notificaciones, los terceros
pueden considerar como domicilio tanto el registral como el real o de hecho
–artículo 10 LSC–.
Si, en general, debe presumirse que las sociedades se constituyen con una
finalidad lícita, lo cierto es que la práctica enseña la conveniencia de poner
coto a los abusos cometidos por socios o administradores sobre personas
que contratan con la sociedad, o sobre otros socios. La sociedad puede, así,
manipularse empleándose como testaferro o ente interpuesto, con propósito
torcido o fraudulento. Más allá del mecanismo de limitación de
responsabilidad que les confiere su personalidad jurídica, las sociedades
deben siempre crearse y conducirse, como los propios pactos internos o
reservados, con fines conformes al ordenamiento, ya que la ley no ampara el
abuso del derecho o su ejercicio antisocial –cf. artículo 7 CC–.
Sociedades personalistas
Su mario:
1. LA SOCIEDAD COLECTIVA
1.2. CONSTITUCIÓN
Por lo que se refiere a las prohibiciones que recaen sobre los socios en
cuanto gestores, especifica el código las de: uso por cuenta propia de firma
o activos sociales –sancionada con la imputación de pérdidas eventuales,
indemnización a la sociedad en ambos casos, y eventual exclusión de
ella; vid. artículo 135–; competencia con la sociedad, con perjuicio acreditado
para esta –con sanción de imputación de pérdidas, ex artículos 136 y 137–.
2. LA SOCIEDAD COMANDITARIA
En la sociedad comanditaria simple, bajo una razón social, uno o más socios
colectivos se encargan de la administración social, y responden con todos
sus bienes de las deudas sociales, del mismo modo que los socios de una
sociedad colectiva; en tanto que otros socios, llamados comanditarios, no
administran la sociedad, y responden del pasivo social solo hasta donde
alcance su aportación, al modo de los socios de una sociedad anónima o de
responsabilidad limitada. Por tanto, desde el punto de vista del nivel de
responsabilidad asumido existe una segmentación esencial entre los socios
colectivos y comanditarios; sin embargo, globalmente la sociedad conserva
su carácter personalista, pues existe al menos un socio que responde
personal e ilimitadamente con su patrimonio, rasgo que es consustancial a
las sociedades de personas. De no ser por los incentivos fiscales que otros
ordenamientos establecen a favor de estas sociedades, apenas se
constituirían pocas en el ámbito europeo; se dan excepcionales casos de
comanditarias cuyos socios colectivos son a su turno sociedades de capital,
con lo que el problema de limitación de responsabilidad queda salvado a
través del mecanismo de superposición de sociedades.
Otro rasgo configurador del tipo, que consolida a la comanditaria simple como
sociedad personalista, es el predominante papel que desempeñan en ella
como administradores en exclusiva y por mandato legal los socios colectivos,
cuya entrada y salida, además, viene sujeta a las mismas limitaciones que
padecerían estos en una sociedad colectiva –cf. artículos 145 a 150 CCom,
y 209 a 212 RRM, donde además se observa la remisión del régimen de la
comanditaria al de la sociedad colectiva para el caso de los socios colectivos,
remisión que opera también en el régimen de constitución de la sociedad por
escritura e inscripción registral, y en el de modificación del contrato de
sociedad; cf. artículos 125 y 145 CCom–. En resumidas cuentas, los socios
colectivos responden personal, ilimitada, solidaria y subsidiariamente
respecto a la sociedad, de las deudas contraídas por la sociedad con
terceros.
En cuanto a la disolución, rigen las causas genéricas del 221 CCom: término,
pérdida de todo el capital o apertura de la liquidación concursal –
ex disposición final 2.ª 2 de la Ley 22/2003, Concursal, que reformó el Código
en este punto–, y también las específicas del 222, compartidas con las
sociedades colectivas: muerte o inhabilitación del socio colectivo salvo pacto
de continuación con el resto –el fallecimiento o incapacidad del comanditario
es irrelevante–, o liquidación concursal del patrimonio de los socios
colectivos.
1. Concepto y naturaleza
Entre los distintos tipos societarios, una clasificación fundamental, como se vio
en el Tema 1, es la que distingue a las sociedades de personas de las sociedades de
estructura corporativa. A su vez, entre estas últimas, puede diferenciarse a las
sociedades de base mutualista de las sociedades capitalistas en sentido estricto, que
son las que constituyen el objeto de este Tema.
Son sociedades capitalistas o de capital la sociedad anónima (incluyendo la
sociedad anónima europea), la sociedad de responsabilidad limitada (incluyendo la
sociedad limitada nueva empresa) y la sociedad comanditaria por acciones (artículo 1
del Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital, aprobado por el Real Decreto
Legislativo 1/2010, de 2 de julio, el «TRLSC»). En la sociedad anónima y en la limitada
el capital se integra por las aportaciones de los socios, que no responderán de las
deudas sociales. En la anónima el capital está dividido en acciones y en la limitada en
participaciones sociales. En la sociedad comanditaria por acciones, el capital, que
estará dividido en acciones, también se integra por las aportaciones de los socios, pero
al menos uno de ellos responderá personalmente de las deudas sociales como socio
colectivo.
Las sociedades de capital, cualquiera que sea su objeto, tendrán carácter
mercantil (artículo 2 TRLSC).
5. Página web
El artículo 11 bis del TRLSC establece que, por acuerdo de la Junta General, las
sociedades de capital podrán tener una página web corporativa. En cambio, para las
sociedades cotizadas la creación de dicha página web será obligatoria. El acuerdo de
creación de la página web se hará constar en la hoja abierta a la sociedad en el
Registro Mercantil competente y será publicado, de manera gratuita, en el BORME.
Hasta que esa publicación tenga lugar, las inserciones que realice la sociedad en la
página web no tendrán efectos jurídicos.
El órgano de administración de la sociedad será el órgano competente para la
modificación, traslado o supresión de la página web, salvo disposición estatutaria en
contrario. En estos casos, el acuerdo de modificación, de traslado o de supresión de la
página web se hará constar en la hoja abierta a la sociedad en el Registro Mercantil
competente y será publicado en el BORME, así como en (ii) la propia página web que
se ha acordado modificar, trasladar o suprimir, durante los treinta días siguientes a
contar desde la inserción del acuerdo. En caso de supresión de la página web deberá
convocarse una Junta General para que esta acuerde la creación de una nueva página
web.
El artículo 11 ter del TRLSC configura los deberes de los administra- dores y de
la sociedad respecto de las publicaciones en la página web. A estos efectos, se
establece el deber de los administradores de mantener lo insertado en la página web
durante el término exigido en cada caso. Si la interrupción de acceso a la página web
fuera superior a dos días consecutivos o cuatro alternos, no podrá celebrarse la Junta
General que hubiera sido convocada para acordar sobre el asunto a que se refiera el
documento inserto en esa página, salvo que el total de días de publicación efectiva
fuera igual o superior al término exigido por la ley. Cuando la ley exija el
mantenimiento de la inserción después de celebrada la Junta General, si se produce
interrupción, debe prolongarse la inserción por un número de días igual al que el
acceso hubiera estado interrumpido. Por otra parte, se prevé un régimen de
responsabilidad solidaria entre los administradores y la sociedad frente a los socios,
acreedores, trabajadores y terceros por los perjuicios causados por la interrupción
temporal de acceso a esa página, salvo que la interrupción se deba a caso fortuito o a
fuerza mayor. Para acreditar el mantenimiento de lo insertado durante el término
exigido por la ley, será suficiente la simple declaración de los administradores en ese
sentido, si bien cabe prueba en contrario.
Las comunicaciones entre la sociedad y los socios, incluida la remisión de
documentos, solicitudes e información, podrán realizarse por medios electrónicos
siempre que dichas comunicaciones hubieran sido aceptadas por el socio (artículo 11
quáter del TRLSC).
5.1. Las sociedades unipersonales y los grupos de sociedades
Las sociedades unipersonales, aquéllas donde las acciones o participaciones son
titularidad de un único socio, son un fenómeno singular que supone una cierta
contradicción con el propio concepto de sociedad que, en principio, implica la
asociación de dos o más personas. De ahí la polémica sobre si deben reconocerse las
sociedades unipersonales o regularse soluciones alternativas, como podría ser la
limitación de la responsabilidad del empresario individual.
Por otra parte, también es frecuente la existencia de grupos de sociedades en
los que una sociedad domina o controla, directa o indirectamente, a otras.
Unipersonalidad y grupos de sociedades son, por tanto, situaciones especiales
que no pueden desconocerse y cuyo régimen jurídico exige un análisis específico.
5.2. Las sociedades unipersonales
La Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 21 de
junio de 1990 constituyó un hito en el reconocimiento de las sociedades unipersonales
en España. Según argumenta la resolución, en las sociedades capitalistas, el contrato
tiene un carácter meramente organizativo e independiente de la personalidad de sus
socios, por lo que la situación de unipersonalidad no es contradictoria con la esencia
de la personalidad jurídica ni con el principio de limitación de la responsabilidad.
Estos principios están consagrados hoy día a nivel legislativo y la sociedad
unipersonal se encuentra regulada en los artículos 12 a 17 del TRLSC. Dichos preceptos
traen causa de la Ley 2/1995, de 23 de marzo, de Sociedades de Responsabilidad
Limitada, que reguló por primera vez este tipo de sociedades para estimular la
creación de empresas, procurar la estabilidad del empleo y conseguir mayor vitalidad
económica. Con ello, se trató de propiciar la aparición de pequeñas y medianas
empresas y de evitar la intervención de testaferros en la constitución de sociedades de
capital.
La situación de unipersonalidad puede ser originaria o sobrevenida (artículo 12
TRLSC). Es originaria cuando la sociedad es constituida por un solo socio, sea persona
natural o jurídica. Es sobrevenida cuando una sociedad participada por dos o más
socios pasa a estar participada por un único socio, debiendo considerarse propiedad
de este las acciones o participaciones que la sociedad tenga en autocartera.
Esta situación, ya sea originaria o sobrevenida, debe hacerse constar en
escritura pública e inscribirse en el Registro Mercantil, donde se expresará
necesariamente la identidad del socio único. Dicha escritura deberá otorgarse por
quien tenga facultades para elevar a público los acuerdos sociales, según lo dispuesto
por los artículos 108 y 109 del RRM. A tal efecto, se deberá exhibir al Notario
interviniente el libro-registro de socios o de acciones nominativas, según el caso,
testimonio notarial del mismo o certificación de su contenido. Si las acciones
estuvieran representadas por anotaciones en cuenta, se incorporará a la escritura
certificación expedida por la entidad encargada de la llevanza del registro contable,
mientras que si fueran acciones al portador, se exhibirán al Notario los títulos
representativos de las mismas o los resguardos provisionales. Si no se hubiesen
emitido títulos, se hará constar expresamente bajo responsabilidad del otorgante, con
exhibición del título de adquisición o transmisión.
La misma publicidad es exigible al cambio de socio único o a la pérdida de la
situación de unipersonalidad como consecuencia de haberse transmitido alguna o
todas las participaciones o acciones. En la escritura de declaración de la pérdida de
unipersonalidad se hará constar quiénes son los socios de la sociedad y el acto o
negocio por el cual se ha adquirido la pluripersonalidad, así como su fecha y
naturaleza.
En tanto subsista la situación de unipersonalidad, la sociedad debe hacer
constar expresamente tal condición en toda su documentación, correspondencia,
notas de pedido y facturas, así como en todos los anuncios que haya que publicar por
disposición legal o estatutaria.
Por lo que se refiere a la responsabilidad del socio único, a priori se mantiene
el principio de limitación de la responsabilidad. No obstante, si transcurren seis meses
desde la adquisición por la sociedad del carácter unipersonal sin que esta circunstancia
se haya inscrito en el Registro Mercantil, el socio único responderá personal, ilimitada
y solidariamente de las dudas sociales contraídas durante el período de
unipersonalidad. Inscrita la unipersonalidad, el socio único no responderá de las
deudas con- traídas con posterioridad.
En cuanto al régimen de funcionamiento de la sociedad unipersonal, el socio
único ejercerá las competencias de la junta general y sus decisiones se consignarán en
acta, bajo su firma o la de su representante, pudiendo ser ejecutadas y formalizadas
por el propio socio o por los administradores de la sociedad.
La ley también establece un régimen de transparencia para la contratación de
la sociedad con su único socio. Por ello, los contratos celebrados entre el socio único y
la sociedad deberán constar por escrito o en la forma documental que exija la ley de
acuerdo con su naturaleza y se transcribirán a un libro-registro que habrá de ser
legalizado conforme a lo dispuesto para los libros de actas de las sociedades. En la
memoria anual debe hacerse referencia expresa e individualizada a estos contratos
con indicación de su naturaleza y condiciones.
De acuerdo con el artículo 16 TRLSC, en caso de concurso del socio único o de la
sociedad, no serán oponibles a la masa los contratos entre ellos que no hayan sido
transcritos en el libro-registro y referenciados en la memoria o lo hayan sido en
memoria no depositada con arreglo a la ley. Asimismo, durante el plazo de dos años, el
socio único responderá frente a la sociedad de las ventajas que directa o
indirectamente haya obtenido en perjuicio de terceros como consecuencia de dichos
contratos. Según el artículo 17 TRLSC, estas disposiciones (y las previstas en los
artículos 13.2 y 14 del TRLSC) no son, sin embargo, de aplicación a las sociedades
unipersonales públicas (cuyo capital sea propiedad del Estado, Comunidades
Autónomas, Corporaciones Locales u organismos o entidades de ellos dependientes).
5.3. Los grupos de sociedades
La regulación de los grupos de sociedades en el TRLSC es cierta- mente
insuficiente. El artículo 18 TRLSC establece que se considerará que existe grupo de
sociedades cuando concurra alguno de los casos establecidos en el artículo 42 del
Código de Comercio, y será sociedad dominante la que tenga o pueda tener, directa o
indirectamente, el control de otra u otras.
Por su parte, el citado artículo 42 del Código de Comercio establece que se
presumirá que existe control cuando una sociedad (dominante) se encuentre en
relación con otra (que se calificará como dependiente) en alguna de las siguientes
situaciones:
a. Posea la mayoría de los derechos de voto.
b. Tenga la facultad de nombrar o destituir a la mayoría de los miembros del
órgano de administración.
c. Pueda disponer, en virtud de acuerdos celebrados con terceros, de la mayoría
de los derechos de voto. En particular, se presumirá esta circunstancia cuando
la mayoría de los miembros del órgano de administración de la sociedad
dominada sean miembros del órgano de administración o altos directivos de la
sociedad dominante o de otra dominada por esta. Este supuesto no dará lugar
a la consolidación si la sociedad cuyos administradores han sido nombrados
está vinculada a otra en alguno de los casos previstos en las letras (a) o (b)
anteriores.
d. Haya designado con sus votos a la mayoría de los miembros del órgano de
administración.
Excepto por las excepciones previstas en el artículo 43 del Código de Comercio,
la sociedad dominante de un grupo de sociedades está obligada a formular las cuentas
anuales y el informe de gestión consolidados.
Conviene tener en cuenta asimismo que la propia Exposición de Motivos del
TRLSC reconoce que el legislador debe afrontar en el inmediato futuro la creación de
un Derecho sustantivo de los grupos de sociedades, cuya regulación en materia
mercantil ha quedado confinada hasta la fecha al régimen de las cuentas consolidadas
y a ciertos aspectos de Derecho concursal relativos a la tramitación coordinada de los
concursos de sociedades que pertenezcan al mismo grupo, sin que por otra parte
exista un concepto unívoco de grupo en Derecho español.
6. La sociedad cotizada
No cabe duda de que las sociedades cotizadas constituyen el subtipo más
relevante de las sociedades de capital. Son sociedades cotizadas las sociedades
anónimas cuyas acciones están admitidas a negociación en un mercado secundario de
valores (las participaciones de las sociedades limitadas no son valores negociables y no
pueden, por tanto, ser admitidas a negociación).
La cotización en bolsa convierte a estas sociedades en «públicas», siguiendo la
terminología anglosajona, entendida no en el sentido de propiedad del Estado, sino en
el de una sociedad abierta a cualquier inversor, en la que no caben restricciones a la
libre transmisibilidad de las acciones y cuyo capital social está distribuido, por regla
general, entre un gran número de accionistas que no participan en la administración
de la sociedad. Como consecuencia de ello, están sujetas a un estatuto jurídico singular
en el que la transparencia y la protección de los derechos de los inversores adquieren
una relevancia fundamental.
La regulación de las sociedades anónimas cotizadas se contiene en el Título XIV
del TRLSC. No obstante, no es una regulación completa, por lo que debe integrarse por
otras disposiciones de carácter general aplicables a las sociedades anónimas (además
de por las normas sectoriales que por el objeto de su actividad les pudieran resultar de
aplicación). Además, en su condición de sociedades cotizadas y de emisoras de valores,
se rigen por las normas del mercado de valores. Por tanto, en la regulación de las
sociedades cotizadas conviven normas de marcado carácter mercantil con otras de
Derecho público, consecuencia del carácter «privado» de la sociedad cotizada como
sociedad anónima y de su vocación «pública», que atrae capitales de los inversores,
propia de su cotización en Bolsa. Esta doble normativa hace que resulte complejo para
los no iniciados tener una visión completa del régimen jurídico de la sociedad cotizada
(vid. en el Tema 15, con más detalle, las cuestiones objeto de la regulación de las
sociedades cotizadas).
Casos prácticos
Se propone resolverlos con ayuda del TRLSC y del RRM y consultando la
jurisprudencia o las resoluciones de la Dirección General de los Registros y del
Notariado que pudieran resultar necesarias.
Supuesto 1
Teniendo en cuenta la existencia de una sociedad cuya denominación social es
Comercial Metabos, S.A., ¿es posible constituir una sociedad, cuyo objeto social es la
comercialización y distribución de herramientas, empleando alguna de las siguientes
denominaciones sociales: Suministros Metavos, S.L. o Comercial Metabos
Herramientas, S.L.?
Supuesto 2
María y sus hermanos constituyeron en 2008 la sociedad Latouchet, SL
distribuyéndose el capital social de la misma a partes iguales entre los 3 hermanos. 2
años más tarde, María adquiere las participaciones de sus hermanos en Lautochet. En
2011, María vende el 30% de las participaciones que tenía en Lautochet a su novio. En
la actualidad, Lautochet va a solicitar concurso voluntario y María querría saber si (i)
podría perder su patrimonio personal teniendo en cuenta que no inscribió la
unipersonalidad sobrevenida de la sociedad hasta pasado 1 año y durante ese período
se devengaron deudas impagadas por importe de 100.000 euros y (ii) si podría inscribir
en el Registro Mercantil un acuerdo de la Junta General relativo a la modificación del
órgano de administración de la sociedad.
Supuesto 3
Un matrimonio alemán constituyó en 2009 una sociedad en Francia fijando el
domicilio de la misma en Burdeos. 3 años más tarde, el matrimonio está sopesando
trasladar el domicilio de la sociedad a España. ¿Es posible hacer esto? ¿Cuál sería la
nacionalidad de la sociedad? ¿Qué requisitos son necesarios?
Bibliografía
ALONSO UREBA, Alberto y otros, Derecho de Sociedades Anónimas Cotizadas,
1.ª edición, Thomson-Aranzadi, Cizur-Menor (Navarra), 2006.
ANSÓN PEIRONCELY, Rafael y GUTIÉRREZ DORRONSORO, Carmen, La Sociedad Anónima
Europea, Bosch, Barcelona, 2004.
DE ARRIBA FERNÁNDEZ, M.ª Luisa, Derecho de grupos de sociedades, 2.ª edición,
Thomson-Civitas, Pamplona, 2009.
BOQUERA MATARREDONA, Josefina, La Sociedad Limitada Nueva Empresa. Comentario a
los artículos 130 a 144 y Disposiciones adicionales 8.ª y 13.ª de la LSRL,
Thomson-Aranzadi, Cizur-Menor (Navarra), 2003.
BENAVIDES VELASCO, Patricia, El domicilio de las Sociedades Mercantiles de Capital, 1.ª
edición, Ed. Marcial Pons, Madrid, 2004.
GARCÍA RUIZ, Encarnación, La nueva sociedad anónima pública, Marcial Pons, Madrid,
2006.
EMBID IRUJO, José Miguel, La Sociedad Limitada Nueva Empresa en el marco del derecho
español de sociedades, Revista Jurídica del Notariado, fascículo: 2003 046,
págs., 107 a 139, Madrid, 2003.
MARCO ASENCIO, Álvaro, «Principales aspectos mercantiles y regulatorios de la Socimi»
en Tratado de la socimi. Un análisis multidisciplinar del REIT español, Calzada
Criado, David, Lucas Chinchilla, José Luis y otros, págs. 63 a 92, Thomson
Reuters - Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2018.
MARTÍ SÁNCHEZ, Nicolás, «El individuo sociedad (reflexiones sobre las sociedades
unipersonales)», en Derecho de Sociedades Libro Homenaje a Fernando Sánchez
Calero, vol. IV, McGraw-Hill, Madrid, 2002.
MENÉNDEZ, Aurelio; VAQUERIZO ALONSO, Alberto; OLIVENCIA, Manuel y NÚÑEZ, Pablo Luis,
Comentario a los artículos 1 a 6 de la Ley de Sociedades Anónimas, Thomson
Civitas, Navarra 2007.
NAVARRO LÉRIDA, María Sagrario, «La reforma de las entidades de capital riesgo. La
entidad de capital riesgo-pyme» en Hacia un sistema financiero de nuevo cuño:
reformas pendientes y andantes, Fernández Torres, Isabel, Navarro Lérida,
María Sagrario, Palá Laguna, Reyes (coord.), Alonso Ledesma, Carmen (dir.),
Tirant lo Blanch, Valencia, 2016.
PAZ-ARES RODRÍGUEZ, Cándido, ¿Derecho común o derecho especial de grupos? Esa es la
cuestión, Civitas - Thomson Reuters, Cizur Menor (Navarra), 2019.
PÉREZ DE MADRID CARRERAS, Valerio, La nueva regulación de las SOCIMIS, El Notario del
Siglo XXI, fascículo 2013 048, págs. 154-156.
POLO, Antonio; FERNÁNDEZ DE LA GÁNDARA, Luis y otros, ¿Sociedad Anónima o Sociedad de
Responsabilidad Limitada?, 1.ª edición, Thomson-Civitas, Madrid, 1992.
SERRA MALLOL, Antonio Jorge, Las Sociedades Unipersonales en Derecho Español,
Editorial Práctica de Derecho, Valencia, 2003.
URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y GARCÍA DE ENTERRÍA, Javier, «La sociedad anónima:
principios fundamentales», en Curso de Derecho Mercantil I, Rodrigo URÍA,
Aurelio MENÉNDEZ y otros, págs. 805-823, 2.ª edición, Thomson-Civitas, Cizur-
Menor (Navarra), 2006.
URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio e IGLESIAS DE PRADA, Juan Luis, «La sociedad de
responsabilidad limitada: principios fundamentales. Disposiciones generales.
Fundación», en Curso de Derecho Mercantil I, Rodrigo URÍA, Aurelio MENÉNDEZ y
otros, págs. 1131-1168, 2.ª edición, Thomson-Civitas, Cizur Menor (Navarra),
2006.
Rev. RSQ 21.09.20
I.17.- LA FUNDACIÓN
I INTRODUCCIÓN
2 Dos son las clases de fundación reguladas por la LSC [art. 19 verlo]:
(ii) Sucesiva: para el caso de que se lleve a cabo una promoción pública de
suscripción de acciones emitidas por la sociedad a constituir (“… o en
forma sucesiva por suscripción pública de las acciones.”).
Las personas que llevan la iniciativa del proyecto son los promotores. Su
condición viene determinada por la firma del programa fundacional. De ellos
parte el impulso y a ellos corresponde la responsabilidad del correcto
desarrollo del proyecto.
Las ventajas sólo pueden ser de carácter económico (no cabe p.e. atribuir a los
fundadores un derecho de veto en las JGA) y pueden alcanzar hasta un
máximo del 10% de los beneficios netos de la Sociedad, después de deducida
la cuota para la reserva legal, durante un plazo máximo de 10 años. En la
práctica no se utilizan nunca: es más práctico que los fundadores constituyan
la sociedad, y que después amplíen capital, exigiendo a los nuevos socios el
desembolso de una prima (es decir, los nuevos socios tienen que suscribir las
acciones y además pagar un plus).
-2-
Rev. 01.12
-3-
Rev. 01.12
-4-
Rev. 01.12
2 La LSA establece una relación tasada de causas en base a las cuales podrá
instarse la nulidad de una sociedad ya inscrita [art. 56 LSC ¡verlo!].
-5-
Rev.RSQ 22.09.20
I CONCEPTO Y CLASES
Nótese que a estos efectos la fecha del depósito no podrá ser anterior en más de dos meses a la de la
escritura de constitución o a la del acuerdo de aumento de capital (art. 132 RRM).
Por ello, como sistema de control de las aportaciones no dinerarias, la LSC prevé
que el Registrador Mercantil designará, a solicitud de la sociedad, uno o varios
expertos independientes que habrán de emitir un informe pericial que (i) describirá la
aportación no dineraria a efectuar, (ii) expresará los criterios de valoración en que se
funda (iii) dictaminará si el valor de lo aportado se corresponde con el capital que se
quiere desembolsar y (iv) declarará, en su caso, que no han aparecido circunstancias
nuevas que puedan afectar a la valoración inicial [art. 67 LSC].
-2-
Rev. RSQ 22.09.20
7 Además del régimen y control de la valoración, el art.77 LSC establece también unas
reglas de responsabilidad derivadas de la aportación: el aportante responde de la
entrega y del saneamiento por evicción y por vicios conforme a lo previsto en el
Código Civil para la compraventa [arts. 1.461 y ss. C.c.; p.e. si la cosa aportada tiene
un vicio oculto, el aportante responde como un vendedor en una compraventa civil].
En cuanto a la transmisión del riesgo, esto es, la determinación del momento a partir
del cual la sociedad soporta el riesgo de que la cosa se dañe o desaparezca por caso
fortuito o fuerza mayor, se estará a lo previsto en el C.Com. para el contrato de
compraventa mercantil [arts. 331 y ss. C.Com.].
9 Las adquisiciones onerosas en los dos primeros años: de nada valdrían las garantías
respecto del valor de las aportaciones no dinerarias si la sociedad pudiera recibir
aportaciones dinerarias e, inmediatamente a continuación, invertirlas en la
adquisición onerosa de bienes (p.e. a uno de los fundadores). Por ello, el art. 72 LSC
establece unas cautelas encaminadas a evitar aportaciones no dinerarias de manera
encubierta: las adquisiciones onerosas efectuadas por la sociedad durante los dos
primeros años desde el otorgamiento de la escritura de constitución o desde su
transformación en este tipo social han de ser previamente aprobadas por la Junta
-3-
Rev. RSQ 22.09.20
10 Las prestaciones accesorias: el trabajo y los servicios no son admitidos como capital,
no pueden servir para desembolsar el capital. Pero en las sociedades pequeñas es
frecuente que los socios trabajen para la sociedad. La LSC permite que esta
obligación (u otras obligaciones similares) se incorporen a los Estatutos (cfr. art. 86
LSC;
1 La LSC [art. 79] exige que toda suscripción de acciones (ya sea en la fundación o en
un aumento de capital) vaya necesariamente acompañada del desembolso de al
-4-
Rev. RSQ 22.09.20
menos el 25% de su valor nominal. Pero el resto puede quedar aplazado, quedando
el accionista obligado a aportarlo [art. 81 LSC]. Esta obligación se denomina “pago
del dividendo pasivo” y es la principal obligación del accionista. Así, en general, por
“dividendos pasivos” se entiende la parte del capital social que no es desembolsada
por el accionista en el momento de la suscripción de las acciones, y que el accionista
queda obligado a desembolsar, constituyendo pues un derecho de crédito de la
sociedad.
3 Los dividendos pasivos deben ser aportados por el accionista en la forma y dentro
del plazo previstos por los estatutos [art. 81 LSC]. La exigencia del pago de los
dividendos pasivos se notificará a los afectados o se anunciará en el “Boletín Oficial
del Registro Mercantil” debiendo mediar, al menos, un mes entre la fecha de envío
de la comunicación o la del anuncio y la fecha efectiva de pago.
(i) Sanciones: [art. 83 LSC] (verlo): el accionista que no desembolsa cuando debe
los dividendos pasivos: a) pierde el derecho de voto en las Juntas de
Accionistas y el importe de sus acciones se deduce del capital social para el
cálculo de los quórum; y b) no tiene derecho a percibir dividendos ni a la
suscripción preferente de nuevas acciones y obligaciones convertibles mientras
no realice la aportación debida.
Nótese que el art. 83.2.II señala sin embargo que el accionista moroso, una vez abonados los
dividendos pasivos junto a los intereses devengados, podrá reclamar el pago de los dividendos
no prescritos, aunque no la suscripción preferente si el plazo para su ejercicio ya hubiere
transcurrido.
-5-
Rev. RSQ 22.09.20
-6-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
I INTRODUCCIÓN
2 La acción como parte alícuota del capital: el valor nominal de la acción: dividido
necesariamente en acciones el capital social, cada acción representa una parte
alícuota del mismo [art. 90 LSC] (verlo).
Este valor nominal es libremente fijado en los estatutos [art. 23 d) LSC], y debe estar
mencionado en la propia acción (o, en su caso, en los resguardos provisionales) [arts.
114 y 115 LSC] o, en el supuesto de acciones representadas mediante anotaciones en
cuenta, en la escritura de emisión. Vale que se exprese como una cuota del capital
social, y no como una cifra, aunque en la práctica esta solución no es usual ya que
habría que adaptar el título a cada cambio que haya en el número total de acciones
(p.e. si hay 20 acciones, su valor nominal se puede expresar como un veinteavo del
capital social).
Nótese que valor nominal de la acción no equivale (y frecuentemente no coincide) con (i) el valor real
de la acción, obteniéndose este último de dividir el valor de la sociedad en el mercado en caso de venta
de la misma, entre el número de acciones en que se divide su capital social, (ii) ni con el valor contable
o teórico de la acción (valor neto patrimonial), ni (iii) con el valor de Bolsa (según precio de
cotización).
Las acciones pueden agruparse en distintas clases (p.e. obligaciones con derecho a
un dividendo privilegiado y acciones ordinarias) y dentro de las clases, en una o
varias series. Todas las acciones pertenecientes a una misma serie deben tener un
mismo valor nominal [art. 94.1 LSC], pero es lícito emitir varias series de acciones
con distintos valores nominales. (P.e. puede existir una sociedad con dos series de
acciones de 5 Euros y de 10 Euros, respectivamente; los accionistas que posean las
segundas tendrán el doble de votos y de derechos económicos que los primeros).
Las acciones deben en todo caso numerarse [art. 122 RRM].
Ej.:
Activo Pasivo
(3) Emisión de 1.000 acciones de 1.000 euros con prima de 5.000 euros
-2-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
4 La prima de emisión no forma parte del capital social; constituye una reserva de libre
disposición que se refleja en una cuenta separada del patrimonio neto y que se puede
distribuir en cualquier momento entre todos los accionistas (no sólo los que la
aportaron) o utilizar para ampliar capital [art. 303 LSC]. Nótese pues la diferencia:
el capital mínimo es indisponible y su reducción exige, entre otros requisitos, la
modificación estatutaria. La prima puede ser en cambio distribuida en cualquier
momento a los socios, y por lo tanto no constituye un elemento de garantía frente a
terceros.
(i) económicos:
(ii) políticos:
- información;
-3-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
3 Principio de igualdad de trato: los derechos del socio deben ser interpretados
conforme al principio de igualdad de trato (trato igual a aquellos que se encuentren
en condiciones idénticas), [art. 97 LSC] (verlo).
-4-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
8 Ratio: es doble, pues toda ampliación de capital produce un doble efecto de dilución:
Nótese que para evitar la dilución del valor caben en principio dos soluciones legales:
(i) obligar a que en cada aumento de capital las nuevas acciones se emitan con una prima
equivalente al valor real de las acciones; (solución que dificulta la colocación de nuevas
acciones en el mercado);
(ii) o alternativamente permitir que en las ampliaciones la prima se fije libremente por la JGA (o
incluso que no haya prima), pero en este caso es imprescindible que los accionistas antiguos
disfruten de un derecho de suscripción preferente, para no resultar expoliados; en este supuesto,
existe relación inversa entre prima y derecho de suscripción preferente, cuanto mayor la prima,
menor será el valor del derecho.
-5-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
11 Plazo: El derecho de suscripción preferente debe ejercitarse dentro del plazo fijado,
que, como mínimo, será de quince días para las sociedades cotizadas y de un mes
para las sociedades no cotizadas, desde la publicación del anuncio de la oferta de
suscripción de la nueva emisión en el BORME [art. 305 LSC].
(i) fusión por absorción o absorción del patrimonio escindido de otra sociedad: se
trata de supuestos en los que la sociedad absorbente amplía capital con la única
finalidad de entregar acciones a los accionistas de la absorbida en
contraprestación;
-6-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
15 El art. 133.1 LMV establece que cuando la contraprestación ofrecida en una OPA
consiste en valores a emitir por la sociedad obligada a formular se entenderá que no
existe el derecho de suscripción preferente contemplado en el art. 304.1 LSC, para
los antiguos accionistas. Precepto también innecesario con la actual regulación.
No obstante lo anterior, en las sociedades cotizadas, los arts. 504 y 505 LSC (verlos)
permiten que la JGA acuerde la emisión de nuevas acciones en principio a cualquier
precio, (siempre que se sea superior al valor neto patrimonial de éstas). Las razones
que impulsaron al legislador son comprensibles: el mercado no acepta que las
sociedades cotizadas emitan acciones nuevas con una nominal más prima igual al
valor del mercado (¿por qué?), y el accionista que quiera participar en la ampliación
de capital siempre podrá hacerlo, puesto que se hace en oferta pública.
-7-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
-8-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
2 Las acciones ordinarias son las que atribuyen a sus titulares el régimen normal de
derechos y obligaciones integrantes de la condición de socio.
4 Dentro de las acciones privilegiadas, la LSC regula con cierto detalle el régimen de
las acciones que otorgan al tenedor el derecho a recibir un dividendo preestablecido
con carácter previo al pago de los dividendos generales. La ley establece dos reglas
básicas, para proteger a los accionistas preferentes [art. 95 LSC]:
(i) la sociedad, salvo que sus estatutos establezcan otra cosa, estará obligada a
acordar el reparto del dividendo si existieran beneficios distribuibles
(recuérdese que no existe obligación de distribuir un dividendo ordinario
aunque haya beneficios. En sociedades cotizadas la distribución es obligatoria
sin que quepa pacto estatutario en contrario [art. 498 LSC]); y
(ii) en ningún caso podrán las acciones ordinarias recibir dividendos con cargo a
los beneficios de un ejercicio mientras no haya sido satisfecho el dividendo
privilegiado correspondiente a ese ejercicio.
(i) los pactos leoninos están prohibidos: es decir, aquellos que privan a los
accionistas de todos sus derechos económicos. Ratio: art. 93 LSC y,
supletoriamente, 1691 C.c., que declara nulo el pacto que excluye a uno o más
socios de toda parte en las ganancias o pérdidas;
-9-
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
- Los estatutos pueden limitar el número máximo de votos de los que cada
accionista disponga. Ratio: facilitar la defensa de las minorías. La STS 1.2.57
llegó a aceptar incluso el pacto estatutario de limitar el número de votos por
accionista a uno, cualquiera que sea el número de acciones que posea. Este
régimen, previsto para sociedades no cotizadas en el art. 188.3 LSC, no es -sin
embargo- aplicable a sociedades cotizadas (art. 527 LSC)
7 La LSA también prevé la posibilidad de emitir acciones sin voto [art. 98 LSC]
(verlo). Los rasgos más característicos de las acciones sin voto son los siguientes:
(i) sólo se pueden emitir por importe no superior a la mitad del capital
desembolsado (incluyendo dentro de él las acciones sin voto) [art. 98 LSC];
(ii) las acciones sin voto no pueden votar en la JGA, pero por lo demás atribuyen
todos los derechos que la LSA otorga a las acciones [art. 99.1 LSC] (incluidos,
por tanto, los derechos políticos distintos al de voto: el de información, el de
- 10 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(iv) en caso de reducción del capital social por pérdidas, las acciones sin voto no se
verán perjudicadas sino cuando la reducción supere el valor nominal de las
acciones con voto [art. 100 LSC];
(v) en caso de liquidación, los accionistas sin voto tienen un derecho preferente
sobre el resto de los accionistas a cobrar la cuota de liquidación que les
corresponda [art. 101 LSC].
Como su nombre indica, lo que caracteriza a este tipo de acciones es que nacen con
vocación de ser rescatadas o amortizadas por la SA en unas condiciones
predeterminadas, que se establecerán en el propio acuerdo de su emisión. Deben
emitirse por un importe nominal no superior a la cuarta parte del capital social y
estar íntegramente desembolsadas en el momento de la suscripción.
(i) el acuerdo de emisión de acciones rescatables debe fijar las condiciones para
su ejercicio (incluyendo el precio a satisfacer por las acciones rescatadas);
- 11 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(i) La forma tradicional es mediante títulos, individuales o múltiples (es decir que
engloben varias acciones - art. 122 RRM), con el contenido señalado en el
artículo 114 LSC al portador o nominativos, firmados por uno o varios
administradores (la firma se puede imprimir mecánicamente). El mismo
artículo exige que las acciones estén numeradas, y que se extiendan en libro
talonario (es decir, la SA se queda el “talón” con los datos, y entrega el título
al accionista).
(ii) En las grandes sociedades los títulos físicos se han sustituido por anotaciones
en cuenta [art. 118 LSC], que se rigen por la normativa sobre el mercado de
valores (art. 118.3 LSC: al emitir las acciones se crea un registro informático
nominativo, en el que se anotan todos los valores y los respectivos
suscriptores; adicionalmente, toda transmisión se anota igualmente en el
registro informático, de forma que existe siempre una constancia informática
de quiénes son los titulares de los valores. Las sociedades cotizadas
necesariamente tienen que usar anotaciones en cuenta [art. 496 LSC].
- 12 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
3 Las acciones representadas mediante títulos a su vez pueden ser de dos clases [art.
113.1 LSC]:
Por regla general, las SA pueden asimismo elegir libremente si sus acciones representadas mediante
títulos lo serán en forma nominativa o al portador. No obstante, existen determinados casos en los que
las acciones deben representarse obligatoriamente en forma nominativa [art. 113.1 LSC]:
- mientras los accionistas que las hayan suscrito no hayan desembolsado enteramente el 75% de
importe cuyo pago (como máximo) se puede posponer. Ratio: facilitar a la SA el cobro de los
dividendos pasivos;
- cuando las acciones lleven aparejadas prestaciones accesorias a cargo de los socios;
- también deben ser nominativas si lo exigen leyes especiales (p.ej. Bancos, Soc. de financiación,
farmacéuticas, navieras, publicitarias, etc.).
4 Menciones necesarias del título-acción: Tanto los títulos nominativos como los
títulos al portador deben incluir una serie de menciones específicas mínimas:
- 13 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(ii) Firma de uno o varios administradores [arts. 136 y 137 RRM] (verlos).
(i) la persona que aparezca legitimada en los asientos del registro contable
se presumirá titular legítimo de la acción a los efectos del ejercicio de los
derechos de socio, y las prestaciones que la sociedad emisora haga a su
favor, de buena fe y sin culpa grave, la liberan de responsabilidad
aunque aquél no sea el titular de la acción [art. 13 LMV]; y
- 14 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(i) Acciones al portador: según el art. 120 LSC rige el art. 545 C.Com.; por lo
tanto se transmiten por simple tradición, sin que quede rastro alguno de la
operación en el título.
(iv) Acciones cuyos títulos aún no se hayan entregado (supuesto muy frecuente en
las sociedades no cotizadas): la entrega se deberá realizar de acuerdo con los
normas de cesión de créditos [arts. 1526 y ss. Del C.c. y 347 y 348 del
C.Com.] y por lo tanto tal transmisión debe comunicarse a la SA: en caso
contrario la SA puede desconocer al nuevo accionista.
5 Forma: desde la Guerra Civil (D. 19.10.36) la transmisión de toda clase de valores
públicos (incluyendo acciones) exigía la intervención de agente, corredor o notario.
Esta exigencia sigue vigente en la LMV para las acciones, pero moderada en un
doble sentido: la intervención también la puede realizar una entidad de valores o de
crédito, y ésta solo se exige para las acciones al portador (Art. 11.5 LMV). La razón
de ser de esta norma está íntimamente unida a motivos de control fiscal de las
- 15 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
8 Requisitos:
- 16 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(b) Las acciones tienen necesariamente que ser nominativas [art. 123.1 LSC]. No
cabe imponer restricciones a la libre transmisibilidad de acciones
representadas por títulos al portador por cuanto ello supondría alterar su
régimen natural de transmisión (i.e. por simple traditio).
No obstante, el art. 123.4. RRM modera la prohibición legal, ya que permite la inscripción de
cláusulas estatutarias que incluso prohíban la transmisión de las acciones, pero únicamente
durante un período de tiempo no superior a dos años a contar desde la fecha de constitución de
la sociedad. (Ratio: permitir al comienzo de la empresa un periodo mínimo de estabilidad
accionarial).
Por último, el RRM también prohíbe [art. 123.5.] que el beneficiario del derecho de
adquisición preferente pueda ejercitarlo parcialmente (es decir que si se le ofrece un
paquete de acciones, sólo lo ejercite con respecto a una parte del mismo).
- 17 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
12 (ii) Limitaciones pactadas entre los socios, en contrato aparte al margen de los
estatutos: estas limitaciones tienen indudablemente validez entre ellos, pero no frente
a la SA, según se desprende del art. 29 LSC (aunque algún autor entiende que si la
sociedad es parte de un acuerdo suscrito por el 100% del capital, sí que está
vinculada). En consecuencia, la sociedad reconocerá como accionista a quien resulte
ser legítimo titular de las acciones, con independencia de que dicha adquisición
hubiese respetado o no los pactos que pudiesen existir entre los accionistas relativos
a la transmisión de acciones (que para la SA son “res inter alios acta”). La misma
regla debe aplicarse a los pactos parasociales en las SA cotizadas, aunque en este
caso la sociedad tenga conocimiento de los pactos (tal como exige el art. 530 LSC).
- 18 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
En la práctica, este tipo de prendas se otorga ante Notario, dado que en virtud del art.
1.865 C.c. la prenda no surte efectos frente a terceros si no consta por instrumento
público la certeza de su fecha (y, en el supuesto de anotaciones en cuenta, si no se
encuentra inscrita en el registro contable correspondiente).
Esto dio lugar a una serie de abusos, ya que las sociedades españolas se
acostumbraron a mantener una amplia “autocartera”, a través del simple subterfugio
de que una filial adquiriera acciones de su sociedad matriz.
La nueva LSA y su reflejo en el texto refundido de la LSC han querido poner coto a
este abuso, instaurando un régimen jurídico muy estricto en esta materia, que se
encuentra desarrollado en los arts.134 a 139 y 144 a 148. La ratio legis es muy
sencilla: cuando una SA adquiere directa o indirectamente sus propias acciones, está
de facto reduciendo su capital (“aguamiento de los recursos propios”) e induciendo a
- 19 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
los terceros a creer que tiene unos recursos superiores a los reales y, por lo tanto,
debe prohibirse esta posibilidad, salvo en supuestos y con requisitos muy especiales.
A los efectos de explicar el régimen de las acciones propias hay que distinguir (A) lo
que la sociedad puede hacer con sus propias acciones, (B) lo que puede hacer con las
acciones de su sociedad dominante y (C) lo que puede hacer con las acciones de
cualquier otra sociedad.
(ii) que el valor nominal del total de acciones propias no exceda del 20%
del capital social (10% para SA cotizadas en Bolsa -art. 509 LSC-);
3 No obstante; no serán de aplicación los anteriores requisitos a las adquisiciones siguientes (que podrán
por tanto realizarse libremente), pues la SA no paga dinero por adquirir los títulos [arts. 144 LSC]:
(ii) cuando las acciones propias formen parte de un patrimonio adquirido a título universal
(ej. la SA absorbe a otra sociedad, que tenía acciones de la primera); o
(iii) cuando las acciones estén íntegramente liberadas y se adquieran a título gratuito (p.e.
donación – inaudito en la práctica); o
- 20 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(iv) cuando las acciones estén íntegramente liberadas y se adquieran como consecuencia
de una adjudicación judicial para satisfacer un crédito de la sociedad frente al titular de
dichas acciones.
5 Durante el período de tiempo que una sociedad, directamente o a través de una filial,
disponga de acciones propias o de su sociedad dominante, éstas están sometidas a un
régimen jurídico muy severo [art. 148 LSC].
(iii) Las acciones propias, a pesar de no tener derechos políticos, cuentan a efectos
de calcular el quórum de la JGA.
6 La LSC, además, da dos normas adicionales para evitar que a través de subterfugios
se pueda burlar el régimen relativo a los negocios de la SA con sus propias acciones
o con las acciones de su sociedad dominante:
- 21 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(ii) Los artículos 149 y 150 LSC a su vez prohíbe la asistencia financiera para la
adquisición de acciones propias, es decir, que la SA, en vez de adquirir sus
propias acciones, dé a un tercero un préstamo, un crédito o una garantía para
que este tercero a su vez adquiera las acciones de la SA o de su sociedad
dominante. Excepción: la asistencia financiera en favor de los propios
empleados para que éstos adquieran acciones de su empresa, y la otorgada por
entidades de crédito con respecto a las acciones de la propia entidad. En este
último caso, no obstante, la asistencia financiera deberá hacerse con cargo a
reservas disponibles de la entidad de crédito.
7 Una SA puede en principio comprar libremente acciones de otra SA. Pero cuando
esa participación excede (directamente o a través de una filial) del 10% del capital de
otra sociedad, surgen una serie de limitaciones [art. 151 en relación con el 154 LSC]:
- 22 -
Icade (I) I.6
Rev.: RSQ 09.20
(D) Sanciones
8 Las sanciones por infringir las prohibiciones legales expuestas en los subapartados
anteriores son de carácter administrativo y de carácter sustantivo.
- 23 -
Icade (I.).I.7
Rev: RSQ 09.20
Junto a estos dos órganos aparecen los auditores de cuentas, que, sin constituir en sentido
jurídico un órgano, realizan la función de revisión de las cuentas anuales y que son
nombrados también por la Junta General. Su nombramiento no es obligatorio en el caso de
pequeñas y medianas empresas que pueden presentar balance abreviado por aplicación del
artículo 257 de la Ley de Sociedades de Capital.
Sus decisiones obligan tanto a los administradores como a los accionistas que votaron en
contra o estuvieron ausentes (ver artículo 159.2 de la Ley de Sociedades de Capital). Se
puede hablar por tanto de la existencia de una voluntad social diferente de la voluntad de
cada uno de los socios.
1.2. COMPETENCIAS
La Ley de Sociedades de Capital atribuye a la Junta General competencia exclusiva sobre
los siguientes asuntos, lo que implica que el acuerdo tiene que ser adoptado por la propia
junta, sin que quepa, en los aspectos esenciales, delegación de facultades en los
administradores (ver el artículo 160 de la Ley de Sociedades de Capital:
a) Elección, revocación y exigencia de responsabilidad a los administradores);
b) Aprobación de las cuentas anuales, aplicación del resultado y del informe de gestión;
c) Nombramiento de auditores;
d) Modificación de los estatutos sociales;
e) Grandes operaciones societarias, como la fusión, escisión o cesión global de activo y
pasivo, transformación, disolución, supresión o limitación del derecho de adquisición
preferente de nuevas acciones o el traslado del domicilio social al extranjero;
f) Adquisición, enajenación o aportación a otra sociedad de activos esenciales,
presumiéndose este carácter cuando el importe de la operación supere el 25% del valor
de los activos que figuren en el último balance aprobado.
g) Ciertas operaciones en las que la ley presume que los administradores se ven afectados
por un conflicto de interés, y por lo tanto exige que sean los accionistas los que
autoricen la operación.
Por ejemplo en la adquisición por la sociedad anónima de sus propias acciones y las
adquisiciones de bienes durante los dos primeros ejercicios de la sociedad anónima o desde
su transformación en dicho tipo social, (siempre que su importe sea al menos la décima parte
del capital social), exige el correspondiente acuerdo de la Junta General por entender que
existe conflicto de interés con los administradores sociales (ver los artículos 72 y 146 de la
Ley de Sociedades de Capital).
La enumeración que recoge el artículo 160 de la Ley de Sociedades de Capital resulta, como
se ve, incompleta ya que hay otras competencias dispersas por otros artículos de la Ley de
Sociedades de Capital (como por ejemplo el artículo 146 antes mencionado).
Es importante resaltar cuáles son las funciones que la Ley de Sociedades de Capital no
atribuye expresamente a la Junta General: ni la labor de vigilar y supervisar a los
La lógica del funcionamiento de los órganos de la sociedad tampoco permite que sea la Junta
General la que realice las funciones de gestión y representación de la sociedad. Estas
funciones están encomendadas por la Ley de Sociedades de Capital, con carácter exclusivo,
a los administradores, que es el órgano que por sus características (permanencia,
profesionalidad, etc.) es el indicado para llevar el «día a día» de la sociedad (ver el artículo
209 de la Ley de Sociedades de Capital). Sin embargo, el artículo 161 de la Ley de
Sociedades de Capital permite a la Junta General impartir instrucciones al órgano de
administración sobre determinados asuntos de gestión.
El artículo 161 de la Ley de Sociedades de Capital permite que la Junta General se inmiscuya
en determinados asuntos de gestión: (i) impartiendo instrucciones al órgano de
administración, que es quien, en realidad, tendría la competencia natural, o (ii) sometiendo
a autorización la adopción por dicho órgano de decisiones o acuerdos sobre determinados
asuntos de gestión (por ejemplo, autorización para enajenar el principal centro productivo
de la empresa, el inmueble donde se encuentre la sede social o la participación en otras
sociedades).
El precepto anterior, sin embargo, no autoriza a entender que la gestión ordinaria pueda ser
atribuida a la Junta General, ni que esa autorización reservada a la Junta General tenga efecto
frente a terceros.
Los acuerdos de la Junta General también están sujetos a una serie de limitaciones
inmanentes pues no pueden violar: (i) los derechos de los accionistas, (ii) la ley, (iii) los
estatutos, y (iv) el interés social.
En primer lugar, los acuerdos de la junta no pueden violar los derechos de los accionistas,
ya que el accionista, aunque integrado en la junta y sometido a sus decisiones, no pierde
totalmente su identidad personal.
Por ejemplo, la Junta General no puede imponer nuevas obligaciones a los accionistas sin
su consentimiento (ver el artículo 291 de la Ley de Sociedades de Capital).
Tampoco se puede vulnerar las exigencias impuestas por la ley, ya que a pesar de ser la Junta
General soberana, está limitada por la legalidad vigente, en el sentido de que no puede
válidamente tomar acuerdos contrarios a las leyes (ver el artículo 204 de la Ley de
Sociedades de Capital). Lo mismo se puede decir respecto de los estatutos sociales, que
constituyen otro límite insalvable para la Junta General (ver el artículo 204 de la Ley de
Sociedades de Capital).
Por último, la Junta General no puede ir en contra del interés social: aunque hay una
discusión doctrinal a este respecto, en general se puede entender que el interés social se
conforma por la mayoría legítima de los socios. Por tanto, únicamente cuando esa mayoría
resulta ilegítima (por ejemplo, por existir un conflicto de interés o porque no se ha respetado
el procedimiento establecido de conformación de la voluntad) se podrá reputar en contra del
interés social un acuerdo de Junta General.
Asimismo, lse reputa contrario al interés social las decisiones en las que la mayoría impone
su criterio en su propio beneficio y en perjuicio injustificado de la minoría, a pesar de que
no se cause un daño al patrimonio social (ver el artículo 204 de la Ley de Sociedades de
Capital).
La Junta General podrá dar instrucciones a los administradores que pueden llegar incluso a
exigir la autorización de aquélla para llevar a cabo determinadas actuaciones.
Sin embargo, desde el punto de vista interno, la contravención de las limitaciones puede dar
lugar, en su caso, a la impugnación del correspondiente acuerdo del órgano de
administración o al ejercicio de la acción social de responsabilidad.
Además hay que tener en cuenta que la defensa del interés personal por encima del interés
social, puede legitimar una posible impugnación del acuerdo por infracción del 204 de la
Ley de Sociedades de Capital, si bien es preciso tener en cuenta lo ya indicado sobre la
conformación del interés social.
Es ordinaria la Junta General que obligatoriamente debe reunirse en los seis primeros meses
de cada ejercicio para censurar la gestión social, aprobar las cuentas del ejercicio anterior y
decidir sobre la aplicación del resultado. ¿Quid si la Junta General no se llega a celebrar en
el plazo señalado, pero sí con posterioridad? Los acuerdos adoptados por esta Junta General
extemporánea serán válidos, aunque los administradores podrán incurrir en responsabilidad
por haber incumplido el mandato legal (ver el artículo 164 de la Ley de Sociedades de
Capital).
De lo anterior se infiere que tanto las ordinarias como las extraordinarias podrán decidir
sobre cualquier asunto de su competencia, ya que a estos efectos no existe distinción entre
i.i.7 los órganos de la sociedad.docx 5/20
Icade (I.).I.7
Rev: RSQ 09.20
junta ordinaria y extraordinaria. Por tanto no tiene sentido indicar que una Junta es ordinaria
y extraordinaria a la vez.
Ese acuerdo de los accionistas afectados debe adoptarse, con los mismos requisitos que el
acuerdo de la Junta General, en una junta especial convocada a tal efecto, o alternativamente
a través de votación separada en la propia Junta General, siempre y cuando se haya previsto
en la convocatoria.
Para que pueda celebrarse una Junta General universal es necesario que esté presente o
representado todo el capital social y que los asistentes decidan por unanimidad constituirse
en Junta General universal. En tal caso la Junta General puede tratar cualquier asunto, sin
que sea por tanto necesaria la previa convocatoria (ver el artículo 178 de la Ley de
Sociedades de Capital).
En la práctica, las sociedades con pocos accionistas preferentemente celebran este tipo de
Junta General. En este caso, en el acta de la Junta General se harán constar los puntos
aceptados como orden del día, se indicará el número de socios concurrentes con derecho a
voto y tras el nombre de cada uno deberá aparecer su firma (ver el artículo 97.3º y 4º del
Reglamento del Registro Mercantil).
Las Juntas Generales universales tienen las mismas competencias que el resto de las juntas,
y pueden ser ordinarias o extraordinarias.
Aparte de la Junta General ordinaria, toda sociedad anónima puede celebrar juntas
extraordinarias, siempre que los administradores lo estimen apropiado. En estos casos son
los administradores los que fijan el orden del día, y a través de él, los asuntos sobre los que
los accionistas deben decidir (por ejemplo: los accionistas pueden desear aprobar una
reducción de capital, pero si los administradores no la incluyen en el orden del día, no hay
posibilidad de que la Junta General decida sobre ello).
Dado que los intereses de accionistas y administradores pueden entrar en conflicto, la Ley
de Sociedades de Capital permite que socios que sean titulares de al menos un 5% del capital
social, exijan a los administradores la convocatoria, señalando el orden del día (ver el
artículo 168 de la Ley de Sociedades de Capital). De mediar esta solicitud, los
administradores están legalmente obligados a convocar la Junta General y si no lo hacen en
un plazo de 2 meses, esta podrá ser convocada por el secretario judicial o el registrador
mercantil (ver el artículo 169 de la Ley de Sociedades de Capital). Se puede solicitar a
cualquiera de los dos. Los accionistas con ese mismo porcentaje podrán añadir más puntos
del orden del día de las juntas ya convocadas (ver el artículo 172 de la Ley de Sociedades de
Capital).
Finalmente, la Ley de Sociedades de Capital ha previsto que en caso de muerte o cese de los
administradores en número tal que impida la operatividad normal del órgano, cualquier socio
podrá solicitar al secretario judicial o al registrador mercantil la convocatoria, e igualmente
podrá también convocarla cualquier administrador que permanezca en el ejercicio del cargo,
aunque no pueda adoptar otras decisiones por el cese acaecido, debiendo tener la Junta
General como único punto del orden del día el nombramiento de administradores (ver el
artículo 171 in fine de la Ley de Sociedades de Capital).
hacerlo, hay que volver a repetir todas las formalidades (ver el artículo 177 de la
Ley de Sociedades de Capital);
⎻ Orden del día, que sirve para delimitar los asuntos sobre los que puede deliberar
y tomar acuerdos. Por regla general, no se pueden adoptar acuerdos respecto de
asuntos que no se hubiesen incluido previamente en el orden del día.
Precisamente, para paliar un posible abuso de poder de los administradores, el
artículo 172 de la Ley de Sociedades de Capital permite que accionistas que
representen un 5% del capital les exijan que incluyan asuntos adicionales. Si los
administradores no lo hacen, la sanción es draconiana: la Junta General en su
totalidad es nula de conformidad con el artículo 172.2 de la Ley de Sociedades de
Capital.
⎻ Cargo de la persona que realiza la convocatoria (ver artículo 174 de la Ley de
Sociedades de Capital).
⎻ Si hay modificaciones estatutarias, deberán expresarse con la debida
claridad los extremos que hayan de modificarse y hacer constar el derecho que
corresponde a todos los socios de examinar en el domicilio social el texto íntegro
de la modificación propuesta y del informe sobre la misma, así como pedir la
entrega o el envío gratuito de dichos documentos (artículo 287 de la Ley de
Sociedades de Capital). Si la modificación consiste en una ampliación de capital
no dineraria o por compensación de créditos, también habrá que mencionar esos
mismos derechos en relación con el informe del experto o del auditor de cuentas,
respectivamente (ver artículos 300.2 y 301.4 de la Ley de Sociedades de Capital).
⎻ Cuando se trate de una junta ordinaria (en la que se aprueban las cuentas),
se tendrá que mencionar también que cualquier socio podrá obtener de la sociedad,
de forma inmediata y gratuita, las cuentas anuales, así como en su caso, el informe
de gestión y el informe del auditor de cuentas (ver artículo 272.2 de la Ley de
Sociedades de Capital).
d) En un alarde de formalismo, la Ley 3/2009, de 3 de abril, sobre Modificaciones
Estructurales de las Sociedades Mercantiles, exige además que para poder adoptar
los acuerdos de fusión, escisión o cesión global de activos y pasivos, el anuncio de
la convocatoria contenga determinadas menciones.
Así, por ejemplo, deberá hacerse mención al derecho que asiste a los accionistas y
acreedores a obtener el texto íntegro del acuerdo y del balance de fusión o escisión,
el derecho de oposición de los acreedores a la fusión o escisión (ver el artículo 43.1
de la Ley de Modificaciones Estructurales), la obligación de poner a disposición de
los accionistas la sociedad: (i) el proyecto común de fusión o escisión, (ii) el balance
i.i.7 los órganos de la sociedad.docx 9/20
Icade (I.).I.7
Rev: RSQ 09.20
de fusión o escisión de cada una de las sociedades, (iv) las cuentas anuales y los
informes de gestión de los tres últimos ejercicios, así como los correspondientes
informes de los auditores de cuentas, (v) el texto de las modificaciones estatutarias
propuestas o el proyecto de escritura de constitución de la nueva sociedad, (vi) los
informes correspondientes, (vii) el informe de los expertos independientes cuando la
sociedad resultante de la fusión o escisión sea anónima o comanditaria por acciones,
y (viii) la identidad de los administradores de las sociedades que participen en la
fusión o escisión y la fecha desde la cual representan sus cargos (ver los artículos
39.2 y 73.1 de la Ley de Modificaciones Estructurales).
e) En las grandes sociedades cotizadas cada día es más frecuente que, por razones
prácticas (las menciones son mucho mayores) y en aras de la transparencia, el
anuncio de convocatoria de la Junta General incluya únicamente el contenido mínimo
previsto en la Ley de Sociedades de Capital y se remita a una «guía del accionista»
donde se desarrolle el modo de ejercitar sus derechos, el procedimiento de la junta,
etc. Para el análisis de estas especialidades nos remitimos al tema de las sociedades
cotizadas.
En caso de junta universal, la junta puede tener lugar en cualquier lugar donde se reúnan los
accionistas (ver el artículo 178 de la Ley de Sociedades de Capital) tanto de España como
del extranjero.
La junta puede prorrogar sus sesiones durante uno o más días consecutivos, sin que ello
afecte a la unidad de la misma. La prórroga puede ser acordada por los administradores o
por un número de socios que representa al menos la cuarta parte del capital presente en la
junta (ver el artículo 195 de la Ley de Sociedades de Capital).
La Ley de Sociedades de Capital quiere evitar que asuntos importantes para la vida social
sean adoptados por un número muy pequeño de accionistas. Por eso exige un quórum de
asistencia para determinados acuerdos. Pero el sistema está muy mal pensado, pues está
basado en una doble convocatoria, lo que constituye un absurdo formalismo: las sociedades
suelen celebrar la junta en la segunda convocatoria, y en los propios anuncios advierten a
los accionistas de que no comparezcan a la primera convocatoria.
i.i.7 los órganos de la sociedad.docx 10/20
Icade (I.).I.7
Rev: RSQ 09.20
La ley además distingue entre asuntos menos importantes y asuntos importantes (definidos
en el artículo 194 de la Ley de Sociedades de Capital: modificación de los estatutos,
ampliación o reducción de capital, transformación, fusión, escisión o la cesión global de
activo y pasivos, la supresión o la limitación del derecho de adquisición preferente de nuevas
acciones o el traslado del domicilio al extranjero).
Con estos mimbres, la Ley de Sociedades de Capital dibuja el siguiente esquema de quórums
mínimos:
La junta será presidida por la persona que determinen los estatutos. Si estos no lo
establecieran, será presidida por el presidente del consejo de administración y a falta de este
por el designado por los socios concurrentes. El presidente estará asistido por un secretario,
que normalmente es el secretario del consejo(ver el artículo 191 de la Ley de Sociedades de
Capital).
i.i.7 los órganos de la sociedad.docx 11/20
Icade (I.).I.7
Rev: RSQ 09.20
La asistencia a la Junta General puede ser física o telemática (si los estatutos de la sociedad
lo permiten), siempre que el sistema garantice debidamente la identidad del sujeto. El
artículo 182 de la Ley de Sociedades de Capital recoge este supuesto y algunas sociedades
cotizadas empiezan a permitir este tipo de presencia. A raíz de la pandemia del COVID 19,
el Real Decreto-Ley 8/2020 permitió excepcionalmente a todas las sociedades, cotizadas o
no, celebrar juntas telemáticas durante todo el ejercicio 2020 incluso si no estaba previsto en
los estatutos.
Los estatutos de la sociedad pueden exigir un número mínimo de acciones para poder asistir
a la junta, que nunca podrá ser superior al 1 por mil del capital social y cuya explicación es
evitar la masificación de la Junta General. En las cotizadas este límite es de 1.000 acciones
(ver artículo 521 bis de la Ley de Sociedades de Capital).
En cualquier caso conviene tener presente que las limitaciones legales al derecho de
representación no son de aplicación cuando el representante es el cónyuge, ascendiente,
descendiente del accionista o cuando se ostente un poder general de administración. En estos
casos las limitaciones que pudieran haberse previsto en los estatutos sociales (por ejemplo
que solo es válida la representación conferida a otro socio) no producirían ningún efecto.
El legislador desconfía de estas prácticas y las ha rodeado de una serie de cautelas (ver el
artículo 186 de la Ley de Sociedades de Capital): el documento de apoderamiento firmado
por el accionista debe reproducir el orden del día de la Junta General y contener indicaciones
precisas de cómo debe votar el representante.
Estas cautelas se acrecientan en las sociedades cotizadas (ver artículos 522 a 524 de la Ley
de Sociedades de Capital).
La solicitud se puede hacer antes de la Junta General hasta siete días antes de su celebración
(en cuyo caso la sociedad debe contestar por escrito) o verbalmente durante su celebración,
en cuyo caso los administradores pueden contestar en la propia junta o, si no tuvieran la
información en ese momento, la Ley de Sociedades de Capital permite contestar en los siete
días siguientes.
Finalmente no se puede olvidar que en este ámbito, como en tantos otros, los administradores
se pueden enfrentar a problemas muy serios si no atienden al derecho de información de
forma correcta, ya que se les puede acusar y en su caso condenar por un delito societario
(ver artículo 293 del Código Penal).
Los accionistas pueden solicitar que sus intervenciones sean reflejadas en el acta de la Junta
General (ver el artículo 97.1.5ª del Reglamento del Registro Mercantil).
Las facultades de la junta son esencialmente decisorias. La junta decide o acuerda por
mayoría de votos, y sus decisiones expresan la voluntad social.
El voto es una declaración unilateral de voluntad emitida por cada uno de los accionistas que
ostentan tal derecho, que da lugar a una declaración de voluntad colectiva que es imputada
a la sociedad y que como ya se ha explicado conforme el interés social (salvo los casos
patológicos de conflicto de intereses).
Como toda declaración de voluntad que pretenda tener efectos jurídicos, no debe estar
viciada (dolo, error, violencia, etc.). Debe ser claro: afirmativo o negativo.
Puede ejercitarse de tres formas: (i) asistiendo el accionista personalmente a la Junta General
físicamente o a través de un sistema telemático, (ii) otorgando su representación a un tercero
que asista personalmente: en la práctica es frecuente que los accionistas otorguen su
representación al presidente o algún consejero de la sociedad anónima (ver el artículo 184
de la Ley de Sociedades de Capital), y (iii) mediante correspondencia postal o electrónica,
siempre que los estatutos lo autoricen y se garantice debidamente la identidad del accionista.
Uno de los principios básicos de la sociedad anónima es el de proporcionalidad entre capital
y voto, que significa que a cada unidad de nominal, le corresponde la misma capacidad de
voto: si por ejemplo una acción de cinco euros de nominal tiene un voto, otra con diez euros
de nominal tendrá dos.
Esta regla ha podido ser excepcionada por los estatutos fijando con carácter general (esto es,
respecto de todas las acciones de la sociedad) el número máximo de votos que puede emitir
un mismo accionista o sociedades pertenecientes a un mismo grupo, lo cual ha constituido
una práctica de blindaje societario destinada a evitar tomas de control no deseadas (ver
artículo 188.3 de la Ley de Sociedades de Capital).
El artículo 159 de la Ley de Sociedades de Capital establece que los accionistas en la junta
decidirán por mayoría. En general, la mayoría será simple, entendiéndose un acuerdo
adoptado cuando obtenga más votos a favor que en contra del capital presente o
representado.
Los acuerdos reseñados en el artículo 194 de la Ley de Sociedades de Capital exigen mayoría
absoluta siempre que el capital presente o representado supere el 50%. La mayoría absoluta
significa que los votos a favor tienen que ser superiores a la suma de los votos en contra,
abstenciones y votos en blanco. Si el quorum fuera inferior al 50%, la junta tendrá que
celebrarse para estos acuerdos en segunda convocatoria con al menos un 25% de quorum y
la mayoría exigida será de dos tercios del capital presente o representado.
Por ejemplo: en una sociedad anónima concurre a la junta el 70% del capital; el acuerdo se
aprueba si es de los de menor importancia, si vota a favor el 15% del capital y en contra el
14%, con independencia de los votos en blanco o abstenciones (en nuestro caso el 41%). Por
el contrario si el acuerdo es de los reflejados en el artículo 194, el acuerdo solo se puede
aprobar si vota a favor el 36% a favor. Si votase a favor el 30%, en contra el 15% y se
abstiene el 25%, el acuerdo se rechaza.
Existe, no obstante, una excepción al principio de mayoría: los estatutos pueden incrementar
las mayorías necesarias para adoptar determinados acuerdos siempre y cuando dicho
incremento no implique la unanimidad.
Los acuerdos sociales son, por su naturaleza, negocios jurídicos unilaterales, que surgen de
una declaración de voluntad unilateral de la sociedad, aunque formada por la coincidencia
de distintas voluntades individuales.
Los acuerdos de la junta deben ser documentados en un acta, que es redactada por el
secretario de la Junta General con el visto bueno del presidente. Debe ser aprobada por la
propia junta a continuación de la reunión o en el plazo de 15 días por el presidente y dos
interventores, uno en representación de la mayoría y otro en representación de la minoría
(ver el artículo 202 de la Ley de Sociedades de Capital).
El contenido del acta está regulado con mucho detalle en los artículos 97 y 98 del
Reglamento del Registro Mercantil. Las actas deben ser transcritas a un libro de actas
(artículo 26 del Código de Comercio y artículo 106 del Reglamento del Registro Mercantil).
Para acreditar la existencia de un acuerdo de la Junta General y en especial para su
inscripción en el Registro Mercantil, se debe expedir una certificación del acta. Esta
certificación debe ser emitida por el secretario del consejo de administración, con el visto
bueno del presidente o, si no hay consejo, por el o los administradores de la sociedad (ver el
artículo 109 del Reglamento del Registro Mercantil).
Hay dos tipos esenciales de pactos: (i) aquellos en los que los accionistas conservan sus
acciones y se obligan a votar en el sentido pactado, y (ii) aquellos en los que se entregan las
acciones a un tercero para que este vote en el sentido acordado.
Cada pacto tiene sus ventajas e inconvenientes. El primer tipo de pacto no garantiza que el
accionista vaya a cumplir el acuerdo y votar en el sentido convenido, ya que al conservar
sus acciones no se puede controlar a priori cuál va a ser el sentido del voto. Para evitar este
problema, se suelen pactar cláusulas penales que impongan al accionista incumplidor el pago
de una sanción económica. Sin embargo, el incumplimiento del accionista no afectará a la
validez del voto emitido, que será eficaz frente a la propia sociedad que no se verá afectada
por dicho incumplimiento.
El segundo tipo de pacto tropieza con la dicción del artículo 185 de la Ley de Sociedades de
Capital, que determina que la representación es siempre revocable. En este caso, la mera
presencia del accionista representado determina la revocación del mandato.
La Ley 31/2014 eliminó la tradicional distinción entre acuerdos nulos (los contrarios a la
ley) y anulables (los contrarios a los estatutos e interés social), para crear una sola categoría:
los acuerdos impugnables. Únicamente se consideran radicalmente nulos (y por tanto la
acción para exigirla es imprescriptible) aquellos acuerdos contrarios al orden público.
El concepto de «interés social» ha sido muy debatido, ya que constituye la cláusula que
rellena las lagunas del contrato social, la cláusula de cierre o integradora de ese contrato. La
doctrina se alinea en torno a dos teorías: tesis institucionalista (o en terminología
anglosajona, «stakeholder value», que equipara interés social a la idea de un interés
(autónomo y objetivo) de la sociedad, entendido como una suerte de intereses convergentes
i.i.7 los órganos de la sociedad.docx 16/20
Icade (I.).I.7
Rev: RSQ 09.20
de los distintos sujetos o grupos de interés que intervienen en la empresa y que no siempre
coinciden (de hecho, a menudo resultan opuestos y generan lo que desde la doctrina del
análisis económico del derecho se conoce como «costes de agencia»); y tesis contractualista,
que identifica interés social con el común de todos los socios (o en terminología anglosajona,
el «stockholder value»).
Esta polémica ha quedado zanjada en nuestro derecho por el Código Civil, el Código de
Comercio y la jurisprudencia, que consideran sin lugar a vacilaciones que la sociedad es un
contrato y, por tanto, el interés social es el interés de sus socios. Por su parte, esto se ha
plasmado en el artículo 204.1 de la Ley de Sociedades de Capital que dispone que se lesiona
el interés social cuando el acuerdo (i) se impone de forma abusiva por la mayoría, o (ii) no
responde a una necesidad de la sociedad, o (iii) se adopta en interés de un socio y en perjuicio
de los demás. Y esto es independiente de si el acuerdo en cuestión ha causado o no un daño
al patrimonio social.
La Ley de Sociedades de Capital ha venido a eliminar una práctica que se daba con cierta
frecuencia en la vida de las sociedades. Se impugnaba la Junta General por errores formales
o por falta de información con lo que se obligaba a celebrar una nueva junta. Por el ello el
artículo 204.3 de la Ley de Sociedades de Capital determina que no procede la impugnación
de la Junta General en los siguientes casos: (i) por la infracción de requisitos
procedimentales, (ii) por incorreción de la información facilitada a los accionistas en
contestación a requerimientos formulados en la propia junta o anteriores siempre que la
información no fuese esencial, (iii) por la participación de personas no legitimadas (por
ejemplo, accionistas sin derecho a voto), salvo que su voto fuese determinante, (iv) por
errores en el cómputo de los votos, salvo que dicho computo hubiera sido determinante para
la adopción del acuerdo.
4.2. LEGITIMACIÓN
Los acuerdos sociales pueden ser impugnados por accionistas que representen el 1% del
capital social (hayan hecho constar o no su oposición en la junta y siempre que lo fueran
antes de adoptar el acuerdo), por los administradores y por cualquier tercero que acredite
interés legítimo (ver el artículo 206 de la Ley de Sociedades de Capital).
Los acuerdos contrarios al orden público pueden ser impugnados por cualquier accionista
(aunque hubiera adquirido las acciones después de adoptado el acuerdo), los administradores
y los terceros.
Las restricciones que impone la ley a la legitimación activa (salvo los contrarios al orden
público) para impugnar los acuerdos sociales se justifican para evitar impugnaciones
infundadas por quien no tuviera interés en el acuerdo. Hay que tener en cuenta que estatutos
sociales pueden rebajar el porcentaje de capital exigido y que en cualquier caso los
accionistas afectados, tendrán derecho al resarcimiento del daño causado.
Sin embargo para los acuerdos contrarios al orden público las restricciones son menores y
se amplía el número de legitimados, por entenderse que la impugnación redunda en beneficio
de la propia sociedad que ha adoptado un acuerdo contra legem.
Por último, la Ley de Sociedades de Capital aclara que no podrán impugnarse por los
accionistas los acuerdos adoptados por defectos formales si quien tuviera ocasión de
denunciarlo no lo hubiera hecho en el momento oportuno.
4.3. EFECTOS
La caducidad de la acción de impugnación de los acuerdos sociales tiene el efecto
extraordinario de convalidar dichos acuerdos, salvo que sean contrarios al orden público.
La sentencia producirá efectos para todos los accionistas pero no para los terceros de buena
fe que hubieran adquirido derechos a consecuencia del acuerdo impugnado. La sentencia
firme que declare la nulidad habrá de inscribirse en el Registro Mercantil (el BORME
publicará un extracto). Si el acuerdo impugnado estuviere inscrito, la sentencia determinará
la cancelación del asiento registral y de los posteriores contradictorios con él (ver el artículo
208 de la Ley de Sociedades de Capital).
Los acuerdos de la Junta General se adoptan por una mayoría de los votos concurrentes a la
Junta General con el requisito añadido de que esa mayoría debe suponer más de un
determinado porcentaje del total de votos existentes atribuido a todo el capital social. Se
diferencia así de las sociedades anónimas, que requieren un quórum de asistencia para dar
por constituida la Junta General y luego se tienen por aprobados los acuerdos que obtengan
el respaldo de votos que representen la mayoría absoluta de los concurrentes a la Junta
General.
En cuanto a los límites para el ejercicio del derecho de voto, no cabe imponer el número
máximo de votos que un socio o su grupo pueden emitir, supuesto que está admitido para
las sociedades anónimas. Las participaciones sin voto son admitidas de modo expreso por la
ley, habiéndose puesto así fin a las dudas habidas.
Los directivos, en virtud de los poderes que ostentan por habérselos otorgado el órgano de
administración, representan a la sociedad en todos sus actos y contratos con terceros.
A la Junta General le corresponde la facultad de adoptar las grandes decisiones que afectan
a la sociedad (fusión, cambio de estatutos, etc.) y al órgano de administración el día a día.
Este modelo de funciona- miento es aceptable para la mayor parte de las sociedades
(anónimas y limitadas) aunque las cotizadas tienen una serie de especialidades que derivan
de la distribución de su capital y de la mayor importancia de los consejos de administración.
La Ley de Sociedades de Capital dedica los artículos 212 a 241 a los administradores en
general y los artículos 242 a 251 al consejo de administración. El Reglamento del Registro
Mercantil por su parte regula en el artículo 124 las formas que puede adoptar el órgano de
administración y en los artículos 138 a 152 establece diferentes reglas para la inscripción
en el Registro Mercantil de los acuerdos sociales relativos a los administradores.
El artículo 124 del Reglamento del Registro Mercantil tiene el carácter de norma
imperativa y constituye un numerus clausus. El órgano de administración de la sociedad
anónima debe configurarse necesariamente bajo alguna de las fórmulas contenidas en
dicho artículo.
Sea cual sea la estructura elegida, el órgano de administración debe asumir las funciones
de gobierno, gestión y representación. La ley española no menciona explícitamente las
funciones de gobierno, centrándose únicamente en las de gestión y representación. Eso no
quiere decir que los administradores no deban desempeñar funciones de gobierno: estas
surgen implícitamente del deber de diligencia y de lealtad que establecen los artículos 225
y 227 de la Ley de Sociedades de Capital.
Y es de origen legal porque viene concedida por la Ley de Sociedades de Capital, y no por
los estatutos o cualquier otro acto voluntario o contractual (como, por ejemplo un
apoderamiento), que puede ser modificada por acuerdo de la junta.
En segundo lugar, decimos que es una atribución exclusiva, porque solo al órgano de
administración le corresponde la representación de la sociedad anónima. La Junta General
de accionistas no tiene facultades de representación ni siquiera en el ámbito propio de sus
competencias (de ahí que, por ejemplo, la Junta General de accionistas no puede nombrar
apoderados).
Este sistema es muy poco operativo y por eso la Ley de Sociedades de Capital permite que,
por acuerdo del consejo, se pueda atribuir permanentemente el poder de representación a
una comisión ejecutiva o a uno o varios consejeros delegados (en la práctica es muy
frecuente la figura del presidente ejecutivo, o del consejero delegado, ambos con poderes
atribuidos por el consejo –ver el artículo 249 de la Ley de Sociedades de Capital–).
Los estatutos pueden prever distintas modalidades de órganos de administración
alternativos, dejando a la junta general la decisión de pasar de uno a otro sistema sin
necesidad de modificar los estatutos. Bastará un acuerdo de la Junta General, con la
mayoría ordinaria (salvo que los propios estatutos hayan fijado otra) que deberá ser inscrito
en el Registro Mercantil (ver artículo 23.e) de la Ley de Sociedades de Capital).
El objeto social comprende no solo aquellas materias expresamente incluidas en él, sino
que también se extiende a aquellos actos considera- dos neutros, auxiliares o necesarios
(esto es, aquéllos que indirectamente coadyuvan a la consecución del objeto social, por
ejemplo la concesión de préstamos para financiar las actividades de la sociedad anónima).
Los actos no incluidos dentro del objeto social o respecto de los cuales no pueda predicarse
su carácter neutral, no podrán llevarse a cabo por los administradores sin el previo acuerdo
de la junta o una expresa atribución estatutaria.
Los administradores fundacionales son elegidos por los fundadores en el acto constitutivo
o por la junta constituyente en caso de fundación sucesiva (ver los artículos 22 y 47 de la
Ley de Sociedades de Capital).
Los administradores posteriores deben ser elegidos por la Junta General de Accionistas
(ver el artículo 214 de la Ley de Sociedades de Capital), siendo esta facultad no delegable
aunque, en el caso del consejo de administración, las vacantes que se produzcan se pueden
cooptar provisionalmente (ver infra).
Para que el nombramiento sea válido es imprescindible que el administrador lo acepte (ver
los artículos 214.3 y 215 de la Ley de Sociedades de Capital) bien en la propia junta, bien
en un momento posterior. La fecha de aceptación no puede, por tanto, ser anterior a la del
nombramiento (ver el artículo 141.2 del Reglamento del Registro Mercantil).
No obstante, los efectos frente a terceros del nombramiento y aceptación del administrador
quedan, como es lógico, supeditados a la inscripción en el Registro Mercantil en virtud del
principio de publicidad material del Registro Mercantil.
Salvo que los estatutos establezcan lo contrario, no es necesario ser accionista para poder
ser administrador de una sociedad anónima (ver el artículo 212.2 de la Ley de Sociedades
de Capital).
Transcurrido el período para el que fueron elegidos sin que hayan sido renovados, caduca
su designación. A estos efectos, el artículo 145 del Reglamento del Registro Mercantil
establece que cuando los períodos para el ejercicio del cargo de administrador se fijen en
años, estos se computarán de Junta General de accionistas a Junta General de accionistas
i.i.8 el órgano de administración.docx 7/20
Icade I.(I).8
Rev.: RSQ 09.20
(no por años naturales), evitando así que por desviaciones en las fechas de celebración de
la junta, la sociedad anónima se encuentre sin administradores por haber caducado su
nombramiento.
Del principio de libre revocabilidad y del artículo 223 de la Ley de Sociedades de Capital
se derivan las siguientes consecuencias:
a) El cese del administrador no tiene por qué responder a una justa causa
(revocación ad nutum) ni devengar indemnización alguna en favor del
administrador cesado.
b) El cese del administrador puede ser acordado en cualquier momento por la
junta sin que deba constar por tanto en el orden del día.
c) Los estatutos de la sociedad anónima no pueden someter a ninguna condición
el cese de los administradores (por ejemplo estableciendo que solo se puede
cesar a los administradores que lleven un período mínimo de tiempo en el
cargo).
d) Los estatutos de la sociedad anónima tampoco pueden exigir quórum de
asistencia o mayorías reforzadas a la junta para que pueda válidamente
acordar el cese de los administradores (en este sentido des- taca la RDGRN
23 julio 1992).
Además de su revocación por la junta, los administradores pueden cesar por: (i) renuncia
voluntaria; (ii) caducidad del plazo de su mandato (ver el artículo 221 Ley de Sociedades
de Capital y 145 Reglamento del Registro Mercantil); (iii) muerte (en cuyo caso el artículo
147 Reglamento del Registro Mercantil exige que se presente certificación del Registro
Civil); (iv) acuerdo de la junta de exigir acción social de responsabilidad contra los
administradores, en cuyo caso la Ley de Sociedades de Capital prevé el cese automático
de los administradores (ver el artículo 238 de la Ley de Sociedades de Capital); y (v) por
resolución judicial firme (ver el artículo 148.b) del Reglamento del Registro Mercantil).
1.5. RETRIBUCIÓN
La retribución de los administradores deberá ser fijada en los estatutos (ver el artículo 217
de la Ley de Sociedades de Capital) y salvo que se indique lo contrario, el cargo es gratuito.
Por el contrario, en las sociedades cotizadas, el cargo de administrador es remunerado.
La retribución prevista en los estatutos puede ser de cualquier tipo (sueldo, dieta por cada
reunión, participación en beneficios, etc.) y por regla general no está sujeta a limitación.
La Ley de Sociedades de Capital únicamente establece restricciones para: (i) el supuesto
de que la retribución de los administradores consista en una participación en beneficios, y
(ii) el supuesto de que la retribución consista en la entrega de acciones, o de derechos de
opción sobre las mismas o que esté referenciada al valor de las acciones.
Bajo este nuevo régimen, los administradores deben actuar con: (i) diligencia, (ii)
discrecionalidad empresarial, y (iii) lealtad.
Por último, la Ley obliga a que los administradores actúen de forma leal en el mejor interés
de la sociedad. Este deber se concreta en:
i. guardar secreto sobre las informaciones que no sean públicas y que hayan
recibido en razón de su cargo. El deber se exige tanto durante la vigencia del
cargo, como incluso después del cese;
ii. abstenerse de participar en la deliberación y votación de acuerdos en los que
tenga conflicto de interés, evitando incurrir en situaciones en las que haya
una contraposición de intereses con los de la sociedad. Esto exigirá que
comuniquen cualquier situación de conflicto entre su propio interés y el de la
sociedad (por ejemplo que el administrador es socio de una sociedad que
vende bienes a la sociedad anónima). La sociedad tiene que informar de la
existencia de este conflicto (en el Informe de Gobierno Corporativo, si la
sociedad cotiza, y en la memoria en todo caso).
La ley también prohíbe que el administrador utilice su condición de tal para
realizar operaciones por cuenta propia o que se aproveche de oportunidades de
negocio de las que haya tenido conocimiento a través de la sociedad, competir
con la sociedad, o recibir regalos de terceros, salvo los de mera cortesía
(artículos 228 y 229 de la Ley de Sociedades de Capital).
iii. Desempeñar su labor con libertad de criterio e independencia respecto de
instrucciones vinculantes de terceros. El administrador deberá actuar siempre
en interés de la propia sociedad, no en interés de los accionistas que les hayan
designado.
autorizado o ratificado su actuación (ya que la junta es siempre irresponsable y por lo tanto
su autorización o ratificación es irrelevante).
La responsabilidad de los miembros del consejo es solidaria según establece el artículo 236
de la Ley de Sociedades de Capital. Sin embargo este régimen encierra en el fondo una
mera presunción, de tal forma que el demandante no tiene que probar la culpa de ningún
consejero, ya que todos ellos se presumen culpables salvo que logren demostrar su ausencia
de responsabilidad. Será preciso que el administrador en cuestión demuestre su no
intervención en el acto para que quede exonerado y para ello deberá probar que no conocía
el acuerdo en cuestión o que conociéndolo hizo lo posible para evitar el daño producido.
la junta que puede tomarse en cualquier momento sin necesidad de que conste
en el orden del día.
Los accionistas que representen al menos un 5% del capital social podrán iniciar la acción
de responsabilidad cuando los administradores no hubiesen convocado la junta a tal fin,
cuando la sociedad no la iniciase dentro del mes siguiente a la fecha en la que se adoptó el
correspondiente acuerdo por la junta o bien cuando este hubiese sido contrario a exigir la
responsabilidad. Excepcionalmente se permite a estos socios entablar una acción social de
responsabilidad sin necesidad de tener que someter la decisión a la Junta General en el caso
de infracción del deber de lealtad, con lo que se refuerza el poder de la minoría y la
obligación de lealtad antes analizado.
Finalmente, los acreedores sociales podrán iniciar la acción social de responsabilidad
cuando no haya sido ejercitada por la sociedad o sus accionistas y siempre que el
patrimonio social resulte insuficiente para la satisfacción de sus créditos (nótese las
similitudes entre los presupuestos para el ejercicio de la acción social de responsabilidad
por los acreedores y los de la acción subrogatoria contemplada en el artículo 1111 del
Código Civil).
La acción social o individual de responsabilidad prescribirá a los cuatro años desde que
pudo iniciarse.
Pero esta designación está sometida a una regla básica: es necesario que haya
vacantes en el consejo o que caduque el nombramiento de algún consejero. Si
no, a pesar de haber ejercido el derecho de representación proporcional, no
habrá lugar al nombramiento de un consejero.
documental y puedan, por ejemplo, tener acceso al Registro Mercantil los acuerdos de
consejo. El procedimiento para expedir certificaciones y elevar a público los acuerdos es
idéntico al previsto para las juntas (ver los artículos 107 y siguientes del Reglamento del
Registro Mercantil).
Los acuerdos del consejo de administración que sean nulos o anulables pueden ser
impugnados por los restantes administradores o por accionistas que representen más del
1% del capital social. Las causas de impugnación y la tramitación son idénticas a las
establecidas para la impugnación de acuerdos de la Junta General de accionistas.
Nótese que solo los acuerdos del consejo de administración, no los de los administradores
solidarios o mancomunados, pueden ser impugnados, lo que tiene difícil explicación.
a) el voto favorable de las 2/3 partes de los componentes del consejo cuando la
delegación tenga carácter permanente, y
b) la inscripción del acuerdo de delegación en el Registro Mercantil (nótese que
en este caso, y excepcionalmente, la inscripción es constitutiva).
La delegación se suele hacer utilizando la fórmula por la cual se delegan a todos las
facultades «salvo las indelegables». Entre estas se encuentran, entre otras: (i) la
formulación de las cuentas anuales y la censura de la gestión social, y (ii) las facultades
conferidas por la Junta General de Accionistas al consejo (por ejemplo la ejecución de un
acuerdo de ampliación de capital), salvo que expresamente se hubiese autorizado la
delegación, (iii) la supervisión de las comisiones que se hubieran constituido, (iv) la
autorización o dispensa de las obligaciones del deber de lealtad, (v) la convocatoria y
i.i.8 el órgano de administración.docx 17/20
Icade I.(I).8
Rev.: RSQ 09.20
elaboración del orden del día de la Junta General, (vi) el nombramiento y destitución de
consejeros delegados o directivos con dependencia directa del consejo o alguno de sus
miembros (ver artículo 249 bis de la Ley de Sociedades de Capital). Asimismo se establece
en el artículo 529 ter de la Ley de Sociedades de Capital un catálogo específico de
facultades indelegables para las sociedades cotizadas.
En el ámbito de las sociedades cotizadas es donde estas comisiones han tenido mayor
desarrollo, constituyéndose la comisión de auditoría y cumplimiento y la de
nombramientos y retribuciones, cuya regulación y análisis se trata en la lección de las
sociedades cotizadas.
Distinto a la delegación y a las comisiones antes analizadas, son los apoderamientos que
puede conceder el consejo de administración. Las principales diferencias entre ambas
figuras son:
a) El apoderamiento puede recaer sobre cualquier persona, mientras que la
delegación debe recaer sobre uno o varios consejeros.
b) Los apoderados no tienen carácter de órgano que sustituye al consejo ni
tampoco son los representantes legales de la sociedad, mientras que los
delegados sí lo son.
c) Los apoderados tienen sus facultades limitadas por el ámbito de su poder. Los
delegados poseen frente a terceros las mismas facultades que el Consejo de
Administración.
d) El régimen de responsabilidad es diferente, ya que los delegados, al ser
consejeros, están sujetos a la responsabilidad del artículo 236 de la Ley de
Sociedades de Capital, artículo que no es aplicable a los apoderados.
A veces se suele encontrar en las sociedades la figura del Director Gerente, además del
consejo de administración y el consejero delegado. Esta figura, aunque tenga amparo
estatutario, no es sin embargo un órgano social, aunque realice funciones gerenciales en
la sociedad. El único órgano de gestión que se contempla en la Ley de Sociedades de
Capital es el consejo de administración y las comisiones delegadas, sin que la figura del
Director Gerente tenga tal naturaleza, aunque sus funciones le permitan desarrollar, en todo
o en parte, el objeto social. En cualquier caso, para el cumplimiento de sus funciones
necesitará del correspondiente poder de representación y su ámbito de actuación queda
circunscrito por la mayor o menor amplitud del poder otorgado.
El letrado debe asesorar en Derecho sobre la legalidad de los acuerdos. La intervención del
letrado asesor debe hacerse constar en los acuerdos adoptados y en las certificaciones,
aunque es una práctica que no se suele utilizar.
Además de esta revisión anual de la gestión, cualquier accionista puede solicitar en la junta
–sin que dicha petición conste en el orden del día– la censura de un administrador o del
consejo de administración y exigir sin necesidad de que haya justa causa la revocación del
consejero nombrado. Téngase en cuenta que el consejo de administración no está
legitimado para revocar a un consejero, siendo los accionistas en Junta General los únicos
que pueden ejercer esta facultad.
A diferencia de lo que sucede con la sociedad anónima, en la sociedad limitada puede haber
más de dos administradores mancomunados, sin que se tenga que formar un consejo de
administración.
Se pueden nombrar administradores suplentes, salvo que los estatutos excluyan esta
posibilidad (ver el artículo 216 de la Ley de Sociedades de Capital). Con esa fórmula se
palia de alguna manera el efecto perturbador de las vacantes que puedan producirse y que
para las sociedades anónimas se soluciona a través de la cooptación. Si se ha nombrado un
suplente, puede aceptar el cargo y pasar a desempeñarlo sin tener que convocar una junta
de socios para cubrir el hueco.
Al igual que en la sociedad anónima el cargo es gratuito, salvo previsión contraria de los
estatutos. De ser así, puede consistir en un porcentaje de participación en beneficios (nunca
superior al 10% de los beneficios repartibles), o en una cantidad fijada para cada ejercicio
por la Junta General de Socios.
1 Las sociedades se ven obligadas con mucha frecuencia a adaptar sus estatutos a las
exigencias de carácter económico, financiero y jurídico que van surgiendo a lo
largo de su existencia.
3 Requisitos generales de forma: el art. 285 y siguientes LSC establece los siguientes
requisitos de carácter formal que habrán de concurrir en toda modificación
estatutaria:
(i) Cambio de denominación social (art. 285 LSC): la LSC establecía un requisito adicional de
publicidad para este tipo de modificación estatutaria sin el cual no se podrá inscribir la
misma. Esta debe anunciarse en un periódico de gran circulación en la provincia donde
tenga su domicilio social la SA. El anuncio debía acreditarse en la escritura pública en que
conste el acuerdo de modificación de la denominación social [art. 163 RRM].
(ii) Cambio de domicilio social (art. 285 LSC): hay que distinguir los siguientes supuestos:
(a) Traslado del domicilio social dentro del mismo término municipal: en este caso
no se exige acuerdo de JGA, pudiendo ser acordado por los administradores de la
SA. (art. 285 LSC).
(b) Traslado del domicilio social a distinto término municipal: en este caso habrán de
observarse los requisitos generales relativos a las modificaciones estatutarias.
(c) Traslado del domicilio social al extranjero: sólo podrá acordarse cuando exista un
Convenio internacional vigente en España que lo permita con mantenimiento de la
personalidad jurídica de la SA. En caso contrario, deberá extinguirse y crearse, en
su caso, en el extranjero. En este supuesto, será preciso que los administradores de
la sociedad que pretenda trasladar el domicilio al extranjero elaboren un proyecto
de traslado que deberá ser aprobado por la Junta General de Accionistas de
conformidad con los dispuesto en el Título V de la Ley 3/2009, de 3 de abril,
sobre Modificaciones Estructurales de las Sociedades Mercantiles.
6 Modificación del objeto social (art. 346 LSC): cualquier modificación del
objeto social está sujeta a los requisitos generales.
2
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
3
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(c) Modificación perjudicial para una clase de acciones [art. 293 LSC]:
cuando una modificación estatutaria lesione directa o
indirectamente los derechos de una clase de acciones, se requerirá
no sólo el acuerdo de la JGA en pleno, sino también el acuerdo
adoptado por la mayoría de las acciones pertenecientes a la clase
afectada en la propia JGA o en una Junta especial a la que sólo
asistan los accionistas afectados. (Ej.: la SA tiene una clase de
acciones privilegiadas, y se propone reducir el dividendo
privilegiado del 8% al 4% - hace falta el doble acuerdo). En relación
con las modificaciones que lesione, directa o indirectamente, los
titulares de las acciones sin voto [art. 103 LSC]
La LSC no dice nada al respecto. Por tanto, y a falta de regla especial, debemos
entender que la JGA puede suprimir el pacto, sin perjuicio de la posibilidad de
impugnación del acuerdo en base al art. 204 LSC.
4
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(A) MODALIDADES
1 Las modalidades de aumento del capital social pueden clasificarse según distintos
criterios. Estas clasificaciones no son excluyentes pudiendo combinarse entre sí:
2 (a) Según el contravalor del aumento de capital: [arts. 299 y siguientes LSC y
168 RRM]:
______________________ x ______________________
caja a capital social
______________________ x ______________________
5
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(i) Aumento de capital por emisión de nuevas acciones que pueden ser
de la misma clase o de una clase distinta (p. ej. emisión de acciones
privilegiadas) o inclusive de series distintas (por ej. el valor nominal
de las acciones era de 1.000€ y se emiten nuevas acciones de 10.000€
de valor nominal).
(ii) Aumento de capital por elevación del valor nominal de las acciones
existentes. Supone la imposición de nuevas obligaciones a los
accionistas (i.e., realizar nuevas aportaciones a la SA), por lo que para
que un aumento de capital de estas características pueda ser
válidamente acordado se requerirá el consentimiento de todos los
accionistas (conforme a lo dispuesto en el art. 291 LSC), salvo que la
ampliación se haga íntegramente con cargo a reservas o beneficios de
la sociedad [art. 296.2 LSC]. El asiento contable en este último caso
sería
___________________ __________________
reservas a capital social
___________________ __________________
6
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
______________________ x ______________________
acreedores sociales a capital social
______________________ x ______________________
5 (d) Aumento de capital social con cargo a reservas [art. 303 LSC]: esta
modalidad es relativamente frecuente. A las acciones así emitidas se les
denomina “liberadas”, por cuanto no exigen desembolso alguno por parte
del suscriptor. Es, pues, un aumento de capital “contable”, que no supone
entrada de nuevos fondos en la sociedad.
El aumento de capital con cargo a reservas está sujeto a los siguientes requisitos especiales
[art. 303 LSC verlo]:
7
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(i) Las reservas que pueden utilizarse para realizar esta modalidad de aumento de
capital son: (a) las reservas disponibles; (b) la prima de emisión (que, en realidad,
es una reserva disponible más); y (c) la reserva legal en la parte que exceda del
10% del capital social ya aumentado.
(ii) Deberá servir de base al aumento de capital un balance aprobado por la JGA
necesariamente referido a una fecha comprendida dentro de los seis meses
inmediatamente anteriores al acuerdo de aumento de capital. Este período de seis
meses se computa desde la fecha de cierre del balance en cuestión (RDGRN
16/03/93).
______________________ x ______________________
Reservas disponibles a Capital social
ó
Prima de emisión
ó
Reserva legal
______________________ x ______________________
(B) PROCEDIMIENTO
1 Los requisitos que la LSC exige para la ampliación de capital son los siguientes:
La razón estriba en que la LSC desea que antes de captar nuevos fondos se
haya exigido a los accionistas que desembolsen íntegramente su
compromiso.
8
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
del previo desembolso del capital; al no aportar dinero el nuevo socio, no existe causa para
exigir el total desembolso de las acciones preexistentes (art. 300 LSC).
- En las ampliaciones de capital con aportaciones dinerarias existe una cierta tolerancia, ya
que se puede ampliar capital siempre que exista una cantidad pendiente de desembolso que
no exceda del tres por ciento del capital social preexistente [art. 299.2 LSC].
La ratio de esta excepción radica en que la existencia de algún accionista antiguo moroso
que no haya desembolsado sus dividendos pasivos no debe impedir a la sociedad que
aumente su capital.
3 Una vez aumentado el capital social, el valor de cada una de las acciones deberá
estar desembolsado en un 25% como mínimo [art. 296.3 LSC].
El art. 297 LSC (verlo) rompe con esa regla, al permitir que sean los
administradores los que, dentro de determinados límites, puedan acordar el
aumento del capital social. La razón es fácil de entender: el aumento de
capital social tiene una naturaleza marcadamente financiera, y por ello es
necesario que exista cierta flexibilidad.
(i) Primer sistema [art. 297.1 a) LSC]: la JGA adopta el acuerdo de aumentar el capital social
y fija la cifra acordada (por ejemplo se adopta el acuerdo de aumentar el capital social en
100 millones de Euros) delegando en los administradores la fijación de la fecha en la cual
dicho aumento deba llevarse a cabo y la facultad de establecer las condiciones accesorias
del mismo.
El plazo para el ejercicio de este tipo de delegación no puede exceder de un año excepto en
el caso de conversión de obligaciones en acciones en el que no existe limitación temporal
alguna.
(ii) Segundo sistema [art. 297.1 b) LSC]: el llamado “capital autorizado” consiste en delegar en
los administradores la facultad de acordar el aumento del capital en una o varias veces
hasta una cifra fijada por la JGA. En este caso los administradores tienen absoluta
discreción para, dentro del límite máximo marcado, decidir si acuerdan o no el aumento de
capital y, en caso de que lo acuerden, en qué fecha, en qué cuantía y en qué forma se
producirá ese aumento de capital social.
9
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
La LSC sin embargo somete a una serie de restricciones esta delegación (art. 297.1 b) LSC
verlo):
- La suma total de estos aumentos no puede ser superior en ningún caso a la mitad
del capital social suscrito de la SA en el momento de otorgarse la autorización.
Sin embargo, cuando las acciones sean nominativas los administradores pueden sustituir la
publicación en el BORME del aumento de capital social por una comunicación escrita
10
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
5 (d) Exclusión del derecho de suscripción preferente [art. 308 LSC verlo]: la
posibilidad de excluir el derecho de suscripción preferente mediante
acuerdo de la JGA es una innovación de la última reforma de la LSC. La
exclusión supone que, con los requisitos que veremos, y siempre que lo
exija el interés de la sociedad, la mayoría de los socios puede privar a todos
los accionistas, incluyendo a eventuales accionistas minoritarios disidentes,
de su derecho de suscripción preferente.
11
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
a los socios el ejercicio de este derecho (p. ej.: para permitir la salida a
Bolsa de la sociedad).
12
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
La reducción del capital social puede tener varias finalidades [art. 317 LSC]:
13
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
2 Procedimiento:
Los requisitos de la reducción de capital son similares a los del aumento de capital,
salvo algunas especialidades [arts. 318 y 319 LSC verlos].
La reducción de capital social no tiene por qué afectar por igual a todas las
acciones. Por esta razón la LSC establece una triple precaución a la hora de
adoptar el acuerdo de reducción:
14
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(d) Inscripción en el Registro Mercantil [arts. 170 al 173 del RRM]: una vez
garantizados debidamente los acreedores que hayan ejercitado su derecho
de oposición y pagada en su caso la restitución, se elevará a escritura
pública el acuerdo de reducción.
(a) Reducción en caso de pérdidas (Art. 327 LSC): la reducción tiene carácter
obligatorio cuando (i) las pérdidas hayan disminuido el haber (i.e.
patrimonio neto) de la SA por debajo de las dos terceras partes del capital y
(ii) hubiera transcurrido un ejercicio social sin haberse recuperado el
patrimonio social.
15
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
Esta reducción de capital social para compensar pérdidas está no obstante sujeta a
determinadas condiciones (art. 322 LSC):
- Para que la SA pueda repartir dividendos, una vez reducido el capital social para
compensar pérdidas, será preciso que la reserva legal alcance al menos el 10% del
nuevo capital social.
______________________ x ______________________
capital social a caja
u
otros activos
16
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(b) Reducción de capital con la finalidad de condonar dividendos pasivos a los accionistas:
idem (a).
______________________ x ___________________________
capital social a accionistas por
desembolsos pendientes
______________________ x ___________________________
(c) Reducción de capital para la constitución e incremento de la reserva legal: además de los
requisitos generales aplicables a toda reducción de capital, esta modalidad de reducción
está sometida a las siguientes especialidades:
______________________ x ______________________
capital social a reserva legal
______________________ x ______________________
______________________ x _________________________
capital social a reservas voluntarias
______________________ x _________________________
17
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
(i) el crédito haya nacido antes de la fecha del último anuncio del acuerdo
de reducción de capital; y
(ii) no haya vencido en ese momento.
9 Existen sin embargo tres casos en los cuales la LSC excluye el derecho de
oposición a los acreedores por no producirse una disminución de la solvencia de la
SA [art. 335 LSC verlo]:
______________________ x ________________________
100 Capital Social Caja 100
100 Reservas voluntarias a Reserva indisponible [art. 335 c)
LSC] 100
______________________ x ________________________
18
Icade I.9
Rev. RSQ 10.2020
10 Reducción y aumento de capital social: el art. 343 LSC regula lo que en la práctica
se conoce como “operación acordeón”. Una sociedad que ha sufrido pérdidas por
valor igual o superior a su capital social, reduce su capital a cero y aumenta
simultáneamente su capital hasta una cantidad de 60.000 € (cifra mínima de capital
para la SA).
La LSC autoriza que se realice este tipo de operación, siempre que (i) aumento y
reducción sean simultáneos [art. 343 LSC] y se condiciona la eficacia del acuerdo
de ampliación; (ii) que se respete el derecho de suscripción preferente de los
accionistas preexistentes y (iii) que en el momento de inscripción en el Registro
Mercantil se presente el acuerdo de reducción de capital y el de aumento de capital
así como su ejecución (art. 345 LSC).
19
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
I PRINCIPIOS INFORMADORES
2 Normativa complementaria:
- Arts. 153 y 154 y arts. 338 a 378 RRM relativos al nombramiento de expertos
independientes y auditores y al depósito y publicidad de las cuentas anuales.
3 Las cuentas anuales son un conjunto unitario de documentos contables que los
administradores de las sociedades están obligados a preparar de forma que reflejen la
imagen fiel del patrimonio (activo del balance), la situación financiera (pasivo del
balance) y los resultados de la sociedad (cuenta de pérdidas y ganancias) [art. 254,
reproduciendo el art. 34 del C.Com]:
- Balance.
- Cuenta de Pérdidas y Ganancias.
- Estado que refleje los cambios en el patrimonio neto del ejercicio.
- Estado de flujos de efectivo.
- Memoria.
proveedores, clientes actuales y potenciales, socios o accionistas, etc...). Por ello, la LSC
regula minuciosamente su formulación y ordena su depósito en el Registro Mercantil
para que puedan ser de público conocimiento.
4 Los administradores están obligados a formular las cuentas anuales en el plazo máximo
de tres meses desde el cierre del ejercicio social [art. 253.1 LSC]. Además deben
formular una propuesta a la Junta sobre la aplicación del resultado en caso de que la
sociedad hubiese obtenido beneficios en ese ejercicio [art. 273.1 LSC].
La LSC exige que todos los administradores (en el caso de Consejo, todos sus
miembros) firmen las cuentas anuales [art. 253.2 LSC] y responderán, en los términos
del art. 236, de su exactitud y veracidad.
5 Los arts. 257, 258 y 261 LSC regulan, también, la posibilidad de que, por su tamaño,
determinadas sociedades puedan presentar algunos de los documentos que forman parte
de las cuentas anuales de forma abreviada:
(a) Podrán presentar balance y memoria abreviados y no les serán exigibles el estado
de cambios en el patrimonio neto y el estado de flujos de efectivo las sociedades
que, durante dos ejercicios consecutivos, reúnan, a la fecha de cierre de cada uno
de ellos, al menos dos de las circunstancias siguientes: (i) que el total de las
partidas del activo no supere los cuatro millones de euros; (ii) que el importe neto
de su cifra anual de negocios no supere los ocho millones de euros; y (iii) que el
número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio no sea superior a
cincuenta.
(b) Podrán formular la cuenta de pérdidas y ganancias abreviada las sociedades que,
durante dos ejercicios consecutivos, reúnan, a la fecha de cierre de cada uno de
ellos, al menos dos de las circunstancias siguientes: (i) que el total de las partidas
de activo no supere los once millones cuatrocientos mil euros; (ii) que el importe
neto de su cifra anual de negocios no supere los veintidós millones ochocientos
mil euros; y (iii) que el número medio de trabajadores empleados durante el
ejercicio no sea superior a doscientos cincuenta.
6 Además de las cuentas anuales, los grupos de sociedades que deban seguir el régimen
legal establecido en la sección tercera del título III del C.Com, y en el Real Decreto
1159/2010, de 17 de septiembre, por el que se aprueban las Normas para la
Formulación de Cuentas Anuales Consolidadas están obligados a formular unas
cuentas consolidadas, que incluyen el balance, la cuenta de pérdidas y ganancias, un
estado que refleje los cambios en el patrimonio neto del ejercicio, un estado de flujos de
efectivo y la memoria, consolidados, que reflejen la imagen fiel del patrimonio de la
situación financiera y de los resultados del grupo en su conjunto [art. 44 C.Com.]. Estas
cuentas consolidadas son elaboradas por la sociedad dominante del grupo, y formuladas
por su órgano de administración (o si no se puede identificar la sociedad dominante, por
la sociedad de mayor activo del grupo) [art. 42 C.Com.].
-2-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
- todas las sociedades españolas que formen parte de grupos de sociedades en los
que alguna de las sociedades haya emitido valores cotizados, deberán aplicar,
tanto a nivel individual como de grupo, las Normas Internacionales de
Contabilidad (contenidas en el Regl. 707/2004);
- las sociedades españolas que formen parte de grupos de sociedades, en los que
no exista ninguna sociedad cotizada, pueden optar entre PGC y NIC, tanto para
sus cuentas individuales como para las consolidadas (pero si eligen NIC, la
decisión ya no tiene vuelta atrás).
9 El informe de gestión: Aparte de las cuentas anuales, las sociedades tienen que formular
y aprobar en cada ejercicio un informe de gestión [art. 253 LSC], definido en el art. 262
LSC; el informe de gestión consolidado, exigido a los grupos de sociedades, se halla
regulado en el art. 49 C.Com. Sólo están exentas de esta obligación las sociedades que
formulen balance y estado de cambios en el patrimonio neto abreviados.
-3-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
II LA AUDITORÍA DE CUENTAS
2 Sólo podrán realizar la actividad de auditoría las personas o entidades que figuren
inscritas en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas del Instituto de Contabilidad y
Auditoría de Cuentas [art. 8 LAC] y cumplan los demás requisitos exigidos en el art. 9
LAC (verlo). Para ser inscrito, la LAC exige acreditar una aptitud profesional
determinada. Con ello se garantiza, en principio, que las cuentas de las sociedades serán
revisadas por auditores cualificados técnicamente para ello.
(a) Regla general: Toda sociedad debe someter a auditoría sus cuentas anuales [art.
263.1 LSC].
-4-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
(i) que el total de las partidas del activo no superen los dos millones
ochocientos cincuenta mil euros (2.850.000 €);
(ii) que el importe neto de su cifra anual de negocios no supere los cinco
millones setecientos mil euros (5.700.000 €); y
(a) Nombramiento por la Junta General: Los auditores deben ser nombrados por la
Junta General antes de que finalice el ejercicio por auditar. Para preservar la
independencia del auditor y evitar, en lo posible, la contratación de auditores
“acomodaticios”, la LSC ha establecido cuatro reglas [art. 264 LSC]:
-5-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
(ii) La Junta puede designar a una o varias personas físicas o jurídicas que
actuarán conjuntamente. Cuando los designados sean personas físicas, la
Junta deberá nombrar tantos suplentes como auditores titulares.
(iv) Inicialmente, la LSA preveía que una vez terminado ese período, la
sociedad no podía contratar al mismo auditor hasta pasados tres años.
Esta regla, de sana intención anti-apoltronamiento, fue modificada, ante
la presión de las auditoras, y ahora la LSC permite una reelección
indefinida año por año.
(i) Toda sociedad está obligada a someter a auditoría sus cuentas anuales
cuando así lo acuerde el juzgado competente, si el juez acoge la petición
fundada de quien acredite un interés legítimo [art. 40 C.Com.].
-6-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
(ii) Además, cuando concurra justa causa, las personas que pueden solicitar
al Registrador el nombramiento de auditor, podrán solicitar al Juez de
Primera Instancia del domicilio social la revocación del designado por la
Junta o por el Registrador y el nombramiento de otro.
(a) Favorable: el auditor considera que las cuentas reflejan adecuadamente la imagen
fiel de la sociedad. Es lo que en el argot de los auditores se llama un informe
“limpio”.
(b) Con reservas o salvedades: las cuentas anuales en su conjunto reflejan la imagen
fiel, excepto por una o varias circunstancias relevantes que se detallan y
cuantifican en la opinión.
(c) Desfavorable: las cuentas anuales no presentan la imagen fiel del patrimonio, de
la situación financiera y del resultado de la sociedad, de conformidad con los
principios y normas generalmente aceptados.
(d) Denegada: el auditor entiende que no le es posible expresar su opinión sobre las
cuentas anuales (p. ej.: por no haber recibido de los administradores información
suficiente).
6 Los auditores disponen, como mínimo, de un mes para elaborar su informe. Como regla
general, los auditores tienen que entregar el informe a los administradores de la sociedad,
no a los socios o accionistas, ni a los acreedores ni a ningún organismo público. Es
responsabilidad de los administradores someter las cuentas anuales junto con el informe
de auditoría a la Junta General y remitir esas cuentas e informe a las autoridades que en
cada caso proceda.
-7-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
Como excepción a esa regla general para auditorías de (i) entidades de crédito, (ii) entidades de seguro y
(iii) sociedades y agencias de valores, si el auditor “conociera y comprobara la existencia de presuntas
irregularidades o situaciones que puedan afectar gravemente a la estabilidad, solvencia o continuidad de la
entidad auditada”, deberá:
(b) si en una semana el auditor no tuviese constancia fehaciente de que la entidad auditada ha
remitido el informe al Banco de España, Dirección General de Seguros o Comisión Nacional del
Mercado de Valores, según sea el caso, deberá el auditor remitir una copia del informe a esos
organismos [DA 4, Ley 13/1992].
7 ¿Están los administradores obligados a modificar las cuentas anuales a la vista del
informe del auditor? No. Pese al equívoco tenor del art. 270 LSC (verlo), el informe de
auditoría ni es vinculante para los administradores ni les obliga a modificar las cuentas.
8 Otras funciones de los auditores en las sociedades: La Ley concibe a los auditores como
una garantía de control de la actuación de los administradores y por ello requiere su
intervención en los siguientes supuestos:
(a) Aumentos de capital por compensación de créditos en S.A. y aumentos con cargo a reservas [arts.
301 y 303 LSC].
(c) Reducción de capital para compensar pérdidas y para dotar la reserva legal [arts. 323 y 328 LSC].
(e) Separación de socios en caso de sustitución del objeto social y de transformación de la Sociedad
[art. 346 LSC].
(f) Transmisiones voluntarias por actos inter vivos [art. 107 LSC]
(h) Liquidación del usufructo sobre acciones de la sociedad [art. 128 LSC].
Los supuestos (a) y (c) son los únicos en los que la LSC expresamente permite que -si la Sociedad no tiene
ya auditores- sean los Administradores quienes los nombren.
Una serie de escándalos financieros (p. ej. Bank of Credit and Commerce, Maxwell)
originaron en USA y Reino Unido un aumento de reclamaciones de gran cuantía contra
-8-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
- la valoración de las participaciones o de las acciones del socio [art. 353 LSC];
- del proyecto de fusión [art. 34 LME] y de escisión [art. 74 LME, que hace
referencia al art. 34 LME].
El Registrador podrá designar como experto a un auditor (p. ej.: para informar sobre un
proyecto de fusión) o a otros profesionales (p. ej.: a un joyero para valorar una
aportación no dineraria que consista en piedras preciosas).
A los socios de una sociedad de responsabilidad limitada se les reconocen las siguientes
facultades:
-9-
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
(b) Derecho de información general en relación con cualquier punto del orden del
día de una Junta General y, por tanto, también respecto de la aprobación de las
cuentas anuales [art. 196 LSC]. Los socios pueden solicitar por escrito, con
anterioridad a la reunión de la Junta, o verbalmente durante la misma, los
informes o aclaraciones que estimen precisos acerca de los asuntos
comprendidos en el orden del día.
Por lo que se refiere a los accionistas de una sociedad anónima [art. 197 de la LSC],
podrán solicitar de los administradores las informaciones o aclaraciones que estimen
precisas durante la Junta, o formular por escrito preguntas sobre los puntos
comprendidos en el orden del día hasta el séptimo día anterior al previsto para la
celebración de la Junta.
3 Aplicación del resultado: La Junta decidirá las partidas a las que se destinará el beneficio
del ejercicio [arts. 160.a) y 273.1 LSC]. La alternativa es:
- o bien permanece en la sociedad como reserva;
4 Reserva legal: La Junta no puede aplicar libremente todo el resultado del ejercicio. Está
en todo caso obligada a constituir una reserva legal. En concreto, se debe destinar a la
reserva legal como mínimo el 10% del beneficio hasta que ésta alcance el 20% del
capital social [art. 274 LSC].
La reserva legal funciona como una cifra de garantía para los acreedores de la sociedad
complementaria del capital social. Sólo puede destinarse a compensar las eventuales
pérdidas de la sociedad en años desfavorables cuando no existan otras reservas
- 10 -
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
disponibles para este fin. Cuando la reserva legal se aplique a estos fines, habrá que
reponerla a la quinta parte del capital social tan pronto como sea posible.
Una vez dotada la reserva legal y, en su caso, la estatutaria, la Junta podrá destinar el
resto del beneficio o a reservas de libre disposición (reservas voluntarias) o a dividendos.
7 Reserva por participaciones propias: Con respecto a las sociedades limitadas, el art.
142.2 LSC establece que en el patrimonio neto del balance de la sociedad se debe
mantener una reserva equivalente al importe igual al precio de adquisición de las
participaciones propias adquiridas.
En atención a las sociedades anónimas, no procede dotar una reserva indisponible dado
que, según el Plan General de Contabilidad, las acciones propias minoran el
patrimonio neto de la sociedad en un importe igual a su coste de adquisición. En
consecuencia, si se dotase una reserva por el mismo importe se estaría reduciendo el
patrimonio neto distribuible en una cuantía igual al doble del coste de adquisición de
las acciones.
8 Reserva por prima de emisión o asunción: En los aumentos del capital social es lícita
la creación de participaciones sociales y la emisión de acciones con prima [art. 298
LSC] y el importe de la prima constituye una reserva de libre disposición de la
sociedad.
- 11 -
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
(b) Que el patrimonio neto contable (activo real menos pasivo exigible) no sea
inferior al capital social o no devenga inferior como consecuencia del reparto. En
caso contrario, el beneficio deberá destinarse a reservas voluntarias, salvo que el
desbalance estuviese causado por pérdidas de ejercicios anteriores, en cuyo caso
el beneficio se destinará a compensar esas pérdidas [art. 273.2 LSC].
(c) Que los gastos de investigación y desarrollo estén totalmente amortizados, salvo
que la sociedad tenga reservas disponibles por importe, como mínimo, igual a los
gastos no amortizados [art. 273.3 LSC].
(d) Que la sociedad tenga reservas disponibles por importe de las participaciones
propias o por acciones o participaciones de su sociedad dominante (arts. 142.2
y 148.c) LSC).
Nótese que, cumplidos los anteriores requisitos, los dividendos se pueden repartir, no
sólo con cargo a los beneficios del ejercicio, sino también con cargo a cualquier reserva
de libre disposición (incluyendo primas de emisión). No se podrán repartir dividendos
con cargo a reserva legal ni reserva por capital amortizado.
- 12 -
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
10 Derecho abstracto al dividendo: No existe una obligación legal por la que la sociedad
tenga forzosamente que repartir entre sus socios o accionistas, en cada ejercicio, los
beneficios obtenidos, es decir, no existe un derecho abstracto al dividendo. Lo que
tienen los titulares de participaciones o acciones ordinarias de una sociedad es un
derecho fundamental de participar en el reparto de las ganancias sociales, es decir, un
derecho a participar en los dividendos acordados.
(i) que se hayan obtenido beneficios en los tres ejercicios anteriores a aquel en el
que la Junta debió decidir la distribución; y
(ii) que el total de dividendos distribuidos durante los últimos cinco años no
equivalga, por lo menos, al 25% de los beneficios legalmente distribuibles
registrados en dicho período.
Los Estatutos podrán eliminar o modificar el ejercicio de este derecho de separación con
el consentimiento de todos los socios, salvo que se reconozca el derecho a separarse de la
sociedad al socio que no hubiera votado a favor del acuerdo.
11 Dividendos a cuenta: La LSC admite, sujeto a determinadas condiciones [ver art. 277
LSC], que la Junta General o los Administradores distribuyan entre los socios o
- 13 -
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
- un ejemplar de cada uno de los documentos que forman las cuentas anuales;
Además, el art. 283 LSC establece que dicho incumplimiento dará lugar a la imposición
de una multa a la sociedad por importe de 1.200 a 60.000 euros por el Instituto de
Contabilidad y Auditoría de Cuentas. Cuando la sociedad o, en su caso, el grupo de
sociedades tengan un volumen de facturación anual superior a 6.000.000 euros, el límite
de la multa por cada año de retraso se elevará a 300.000 euros. En todo caso, la sanción a
imponer se determinará atendiendo a la dimensión de la sociedad, en función del importe
total de las partidas del activo y de su cifra de ventas, referidos ambos datos al último
ejercicio declarado a la Administración tributaria. Igualmente, el precepto prevé que en
el caso de que las cuentas anuales y la documentación complementaria mencionada
anteriormente fueran depositadas con anterioridad a la iniciación del procedimiento
sancionador, la sanción se impondrá en su grado mínimo y reducido en un cincuenta por
ciento.
- 14 -
Icade (I) I.10
Autor.: RSQ
Rev.: RSQ.10.20
2 El Boletín Oficial del Registro Mercantil publicará la relación de sociedades que hayan
cumplido la obligación de depósito.
- 15 -
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
(A) Concepto
1 La fusión es una operación jurídica que afecta a dos o más sociedades, y que desemboca en
su unión, mediante
La fusión es una de las operaciones jurídicas más complejas, ya que une aspectos
contractuales (pues dos sociedades se ponen de acuerdo en la forma en la que se han de
unir), aspectos societarios (como son la extinción de una sociedad y la ampliación de
capital o creación de otra) y aspectos patrimoniales (como es la transmisión de patrimonios
hacia la sociedad resultante).
La fusión forma parte del género de operaciones que desembocan en una concentración de
empresas, con la finalidad unas veces de reforzar la capacidad de competir en el mercado
al incrementar el volumen de negocios y otras veces simplemente sirven para reorganizar
la estructura de un grupo preexistente. Otras formas de concentración son la adquisición de
la mayoría del capital de una sociedad mediante la compra de acciones o participaciones, o
la adquisición de los activos y pasivos que conforman un establecimiento o empresa. Por
ello es muy frecuente hablar, para referirse a la actividad relacionada con la concentración
empresarial, como de “fusiones y adquisiciones” (traducción mimética del “mergers &
acquisitions” anglosajón).
Sin embargo, si la fusión se produce entre empresas del mismo grupo, no se puede hablar
propiamente de una concentración empresarial, de una combinación de negocios, pues el
control último sobre la actividad empresarial no cambia. Estos casos no estarían sujetos a
notificación y aprobación delas autoridades de defensa de la competencia
1
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
2 Clases: el artículo 23 LME establece con claridad que existen dos clases de fusiones,
atendiendo al medio para llevar a cabo la fusión: la fusión por creación y la fusión por
absorción.
Nueva Sociedad
(Constitución)
Accionistas Accionistas
2
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
Sociedad C Absorbente
(ya existente,
aumenta el capital)
Accionistas Accionistas
(En el ejemplo se extinguen dos sociedades, A y B; también cabe que sólo se extinga una
única sociedad, y que ésta sea absorbida por C).
5 La elección entre una u otra forma de fusión depende de múltiples factores: fiscalidad,
carácter cotizado de alguna de las sociedades, estructura accionarial, convenios colectivos,
autorizaciones regulatorias, etc. No obstante, con carácter general cabe indicar que la
fusión por creación tiene sentido en situaciones en las cuales se unen dos empresas de igual
poderío económico y que la fusión por absorción, por el contrario, denota que la
absorbente tiene un tamaño más importante que la absorbida, puesto que es la sociedad
absorbente la que sobrevive, pasando los accionistas de la absorbida a incorporarse a la
absorbente. Nótese que en la fusión por creación se tiene que elegir un nuevo órgano de
administración, mientras que en la absorción es el órgano de la absorbente el que pasa a
administrar el patrimonio que perteneció a la absorbida, salvo que se pacte otra cosa. Esta
idoneidad de las estructuras no implica que no puedan utilizarse para situaciones diversas:
por ejemplo, se puede hacer una fusión por absorción de sociedades de igual tamaño o,
incluso, que la sociedad de menor tamaño sea la absorbente –y por tanto, superviviente– de
la fusión.
6 La finalidad económica que subyace en toda fusión –distinta de las que se realizan dentro
de un grupo de sociedades– es la concentración empresarial. Como tal está sujeta a las
normas de la Ley de Defensa de la Com petencia o, si la concentración tiene “dimensión
comunitaria” al Reglamento sobre concentraciones de la UE. Igualmente, si las sociedades
tienen actividades en otros mercados distintos del español o europeo, podría requerir la
notificación o autorización de otras jurisdicciones distintas.
3
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
concentración empresarial, sin que se realice propiamente una fusión. En los ejemplos
utilizaremos dos SA’s, A y B, con la siguiente estructura de balance:
A B
Aa Na Ab Nb
Pa Pb
A una hipotética posterior fusión entre A y B podría aplicársele el procedimiento que regula el artículo
35 LME, y que más adelante se describe.
(ii) Aportación no dineraria (canje) por los accionistas de B, que aportan sus acciones de
B y reciben a cambio acciones de A, que amplía capital.
Estructura resultante:
A B
Aa Na Ab Nb
Acciones B NK Pb
Pa
Estructura resultante:
A B
Aa Na Caja Nb
Ab Pa
Pb
NF
4
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
A obtiene nueva financiación (NF) y con ella compra a B todos sus activos y
pasivos; la operación se formaliza en un contrato de compraventa de los activos y
subrogación en los pasivos.
Como veremos más adelante esta operación sería susceptible de acogerse al régimen de cesión global
de activo y pasivo.
(iv) Aportación no dineraria por B (¡no por sus socios!) de todos sus activos y pasivos en
una ampliación de capital de A.
Estructura resultante:
A B
Aa Na Acciones A Nb
Ab NK
Pa
Pb
Esta operación podría instrumentarse bien como una aportación no dineraria, permitida por el art. 39.3
LSA (sin sucesión universal), o como una segregación (con sucesión universal), una nueva modalidad
de escisión introducida por la LME y que veremos más adelante, en este Tema.
8 Todas estas fórmulas presentan una diferencia fundamental con la fusión: en todas ellas la
sociedad B pervive, aunque cede todos sus activos y pasivos. En la fusión –ya sea por
creación o por absorción– desaparece una de las sociedades:
A B
Aa Na Desaparece; sus accionistas
Ab NK reciben acciones de A (NK)
Pa
Pb
(C) Legislación
9 La legislación mercantil básica aplicable a las fusiones se halla recogida en los arts. 22 a
53 LME (régimen común a todas las fusiones entre sociedades mercantiles españolas), que
recepciona las previsiones en materias de fusiones previstas en el capítulo I del Título II de
la Directiva (UE) 2017/1132, así como en los arts. 226 a 234 RRM.
El mismo régimen se aplica tanto a SA como a SL, con las dos siguientes salvedades: (i) si
ninguna de las sociedades es SA, no es necesario cumplir con el trámite del informe de
experto independiente; y (ii) aunque haya SAs involucradas, si la sociedad resultante de la
5
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
fusión no es una SA, los socios de todas las sociedades involucradas pueden acordar –por
unanimidad– que no haya informe de experto independiente.
(D) Presupuestos
10 Son tres: (i) la disolución sin liquidación de una o varias sociedades; (ii) la transmisión en
bloque de los patrimonios de las sociedades que se extinguen a una sociedad ya existente
(fusión por absorción) o a una sociedad de nueva creación (fusión por creación); y (iii) la
unificación de accionistas.
11 (i) Disolución sin liquidación de una o varias sociedades: Las sociedades que se
extinguen pueden ser sociedades anónimas, sociedades de responsabilidad limitada o
cualquier otro tipo de sociedad mercantil o incluso sociedades civiles. Además, el art. 67
de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas se ha introducido la figura de la “fusión
especial”, permitiéndose expresamente que las sociedades cooperativas puedan fusionarse
con sociedades civiles o mercantiles de cualquier clase, siempre que no exista una norma
legal que lo prohíba.
Esto implica que se transmiten todos los pasivos y activos, incluyendo contratos, garantías,
situaciones jurídicas, bienes, concesiones, pleitos, procedimientos y cualesquiera otros
derechos y obligaciones. La transmisión no exige ninguna formalidad especial –ni
contrato de cesión de créditos, ni endoso de títulos, ni “traditio” de valores al portador–.
La sociedad que reciba el patrimonio de las que se extingan debe cumplir y puede exigir
los mismos derechos y obligaciones que la extinguida.
Como fecha de la transmisión en bloque del patrimonio debe tomarse la del asiento de
presentación de la escritura de fusión en el Registro Mercantil, ya que la inscripción
(excepcionalmente) es constitutiva [ver art. 46 LME y art. 55.1 RRM].
6
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
sociedades que lo aportan (como, p. ej. en la aportación de activos y pasivos) sino a sus
accionistas. Además, los accionistas de las sociedades que se extinguen no reciben dinero,
sino acciones de la sociedad absorbente o de nueva creación (salvo la posibilidad de recibir
en dinero hasta un 10% del nominal de las acciones entregadas que prevé el artículo 25.2
LME para cuadrar la relación de canje). Así se deduce del art. 24 LME que establece que
los socios de las sociedades extinguidas se integrarán en la sociedad resultante de la fusión,
recibiendo un número de acciones o participaciones, o una cuota, en proporción a su
respectiva participación en aquellas sociedades. Este artículo establece pues la regla de la
proporcionalidad ordenando que las acciones nuevas se repartan en los mismos porcentajes
en los que se participaba en las sociedades extinguidas.
- Acciones privilegiadas: las acciones privilegiadas de las sociedades que se extinguen tienen derecho a
los mismos privilegios en la absorbente o en la nueva sociedad (Ej: si en la absorbida existe una clase de
acciones que da derecho a un dividendo mínimo, deberá crearse, en las acciones nuevas, una nueva clase
de acciones que otorgue el mismo privilegio, acciones que corresponderán a los tenedores de las
acciones privilegiadas en la absorbida).
- Acciones en autocartera: Las acciones de las sociedades que se extinguen que estuvieran en poder de
cualesquiera de las sociedades que participan en la fusión, directa o indirectamente (a través de personas
interpuestas), no podrán canjearse por acciones de la sociedad absorbente o de la nueva sociedad que
resulte de la fusión y, en su caso, deberán ser amortizadas [art. 26 LME]. La ratio de esta excepción es
evitar que como consecuencia de la fusión surjan acciones en autocartera en la sociedad absorbente o de
nueva creación y garantizar que los socios de ambas compañías se integren en la sociedad resultante de
forma proporcional.
14 Nótese que en la fusión por absorción la entrega de acciones a los accionistas de las
absorbidas exige, con carácter general, un aumento de capital.
De acuerdo con lo establecido en el artículo 304.2 LSC, en este aumento los antiguos accionistas de la
absorbente no tienen derecho de suscripción preferente de las nuevas acciones. Tampoco lo tendrían aunque
el artículo 304.2 LSC no lo excluyese: recuérdese que tras la reforma de la LSA (incluida en los mismos
términos en la LSC) por la LME sólo las aportaciones dinerarias confieren a los accionistas el derecho de
adquisición preferente.
No habrá sin embargo aumento de capital en el supuesto de fusión por absorción en el que
la entidad absorbente sea titular (directamente) de la totalidad del capital social de la
entidad absorbida. En este caso, conocido como fusión impropia o simplificada, la
sociedad absorbente procede a la absorción de la sociedad absorbida mediante la
integración del patrimonio y la disolución sin liquidación de ésta, aunque sin dar lugar a un
aumento de capital, al no ser posible la atribución de acciones de la sociedad absorbente a
favor de los accionistas de la sociedad absorbida (en este caso, la propia sociedad
absorbente) (art. 49 LME).
7
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
15 Por tipo o relación de canje se entiende el número de acciones de las sociedades absorbidas
que hay que entregar para recibir una acción de la sociedad absorbente o de la nueva
sociedad. Si el tipo de canje, por ejemplo, es de 3 a 1, esto indica que por cada tres
acciones de la sociedad absorbida se tiene derecho a recibir una acción de la absorbente o
de la nueva sociedad.
El tipo de canje es, desde un punto de vista económico, el elemento más importante de una
fusión, porque indica cuál es la contraprestación que reciben los accionistas de las
sociedades absorbidas por el patrimonio que estas sociedades aportan (equivale mutatis
mutandis al precio en una compraventa). También tiene gran importancia para los
accionistas de la sociedad absorbente, porque si no está correctamente calculado puede
llevar a una dilución del valor de sus acciones (el razonamiento es idéntico que en las
ampliaciones de capital). La correcta determinación del tipo de canje es por lo tanto un
elemento esencial para garantizar el trato equitativo tanto de los accionistas de la sociedad
absorbida como de la sociedad absorbente.
El cálculo del tipo de canje plantea un problema fundamental: los balances de las
sociedades no indican el valor real de las acciones (a pesar de una reciente y desafortunada
resolución de la DGSJ y FPde 9 de octubre de 2020). Esto se debe por un lado a que los
balances recogen el patrimonio a valores históricos, que no siempre coinciden con los
valores de mercado de los bienes. Por otro lado, los balances no recogen las expectativas
de beneficio de una sociedad, que son fundamentales para calcular el valor de sus acciones.
Es decir: aunque se modifiquen los valores de los activos para hacerlos coincidir con los de
mercado, ese valor no tiene que coincidir con el valor real de la empresa y con ello de las
acciones, valor que está relacionado con otros factores (capacidad de generación de
beneficios, cuota de mercado...) y que puede ser superior o inferior al valor de mercado.
16 Ej:
La empresa A tiene el siguiente balance
Sociedad A
1.000 Edificio Capital 100
Reservas 400
_____ Pasivos 500
1.000 1.000
El edificio fue comprado hace 20 años, su valor de mercado es 2.000. Si modificamos el balance para reflejar
este valor tendremos:
Sociedad A
2.000 Edificio revalorizado Capital 100
Reservas 400
Reserva por revalorización 1.000
Pasivos 500
8
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
El edificio está alquilado a 25 años en condiciones muy favorables. Aplicando el criterio de valoración del
valor presente de los flujos de caja, se determina que el valor de la empresa es de 2.500. Si queremos reflejar
este valor en balance tendremos:
Sociedad A
2.000 Edificio revalorizado Capital 100
500 Fondo de comercio Reservas 400
Reserva por revalorización 1.000
Reserva por fondo de
comercio 500
Pasivos 500
(Nota: según el PGC no es lícito ni revalorizar ni dotar el fondo de comercio - los balances se ponen a efectos
ilustrativos).
Si A se fusiona, ¿cuál es el valor de la acción que debe tenerse en cuenta para fijar el tipo de canje? Deberá
ser el valor real, pues es el precio que los accionistas podrían obtener si vendieran la sociedad.
17 Para paliar el problema del cálculo del tipo de canje, la LME da una regla de carácter
excepcional: el art. 36.2 LME permite (pero no obliga) a que se modifiquen (al alza o a la
baja) las valoraciones contenidas en el último balance de la sociedad hasta alcanzar el valor
razonable de los bienes en él contenido. Para efectuar esta modificación se utiliza el
último balance anual aprobado, siempre que hubiera sido cerrado dentro de los seis meses
anteriores a la fecha de formulación del proyecto común de fusión. En el caso de que el
balance no cumpliera con este requisito es preciso elaborar un balance cerrado con
posterioridad al primer día del tercer mes precedente a la fecha del proyecto común de
fusión.
Las modificaciones del valor de los activos contenidos en los balances de fusión y la
fijación del tipo de canje no son operaciones sencillas pues están sujetas a una serie de
problemas:
- en primer lugar los balances de fusión, con las revalorizaciones en su caso, deben ser
verificados por los auditores de cuentas de la sociedad, cuando exista obligación de
auditar, y una vez cumplido este trámite deben ser sometidos a la aprobación de las
Juntas que deliberen sobre la fusión; en la práctica los auditores -siguiendo
instrucciones del ICAC- suelen ser muy reacios a aceptar revalorizaciones excepto
en fusiones de adquisición;
9
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
18 Esto explica que en la práctica apenas se utilice la posibilidad arbitrada por el art. 36.2
LME. En realidad el tipo de canje se fija en buena medida a través de una negociación
entre los administradores de las sociedades que participan en la fusión. En esto hay un
paralelismo con el precio en la compraventa: en teoría coincide con el valor real de la cosa,
en la realidad se determina a través de la negociación. Nótese, sin embargo, que la
negociación del tipo de canje tiene una notable especialidad: ¡quienes negocian son los
administradores, pero los afectados no son ellos, sino los accionistas! Toda negociación en
interés de tercero es un caldo de cultivo para conflictos de intereses. La experiencia
muestra que con frecuencia los tipos de canje pactados no valoraban adecuadamente los
intereses de los socios, sobre todo de las sociedades absorbidas.
Para introducir transparencia en este proceso, la LME obliga a que, en toda fusión en la
que participe una S.A. (en la que exista canje, que como veremos no son todas), el tipo de
canje sea revisado por uno o más expertos independientes nombrados por el Registro
Mercantil [ver art. 34 LME].
La Ley establece que el informe del experto o expertos independientes tenga dos partes: (i)
la primera, que determine el tipo de canje está o no justificado, debiéndose pronunciar
además sobre los métodos de valoración utilizados y sobre las dificultades especiales de
valoración que se han presentado y (ii) la segunda —la cual solo será necesaria si la
sociedad resultante es una S.A.—, que compruebe si el patrimonio aportado por las
sociedades que se extinguen es igual, por lo menos, al capital de la nueva sociedad o al
aumento de capital de la absorbente.
La primera parte se puede obviar en los siguientes casos: (i) si lo han acordado por
unanimidad todos los socios de las sociedades que participan en la fusión [art. 34.4 LME]
y (ii) cuando la sociedad absorbente tenga 90 % o más del capital social de la sociedad
absorbida y se ofrezca a los minoritarios adquirir su participación en la sociedad absorbida
(art. 50 LME, ¡verlo!).
Esta primera parte del informe pretende garantizar que los socios de todas las sociedades
que se extinguen reciban acciones de la sociedad resultante en proporción a su
participación en cada sociedad extinguida. De la misma manera, procura proteger a los
accionistas de la sociedad absorbente pues evita que se sobre-pondere a los accionistas de
las sociedades extinguidas; es, en consecuencia, un mecanismo anti-dilución, parecido al
objetivo de una prima de emisión en un aumento de capital..
La segunda parte del informe pretende garantizar que el nuevo capital creado se halle
respaldado por una aportación suficiente (principio de realidad del capital social). Es muy
discutible que sea legal la previsión del art. 133.2 RRM [¡verlo!], por la cual el Registrador
podrá inscribir la fusión si la diferencia entre el valor determinado por el experto y el
aumento de capital más la prima de emisión es inferior a un 20 %. La opinión más
10
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
razonable es que este art. 133.2 RRM sea ilegal –los arts. 67.3 LSC y 34.3 LME parecen
categóricos– y, por tanto, que el valor de la aportación determinado por el experto tenga
que ser igual o superior al valor del nominal más la prima del aumento de capital.
19 El siguiente ejemplo numérico puede servir para explicar cómo se calcula el tipo de canje:
La sociedad absorbente tiene un valor de 70.000.000 y la sociedad absorbida de 30.000.000. El capital social
de la sociedad absorbente está dividido en 10.000.000 acciones (1 euro de valor nominal), mientras que el de
la sociedad absorbida en 1.500.000 acciones.
Pues bien. El valor real por acción de la sociedad absorbente es de 7 euros mientras que el de la sociedad
absorbida, de 20 euros.
En consecuencia, el tipo de canje será de 20/7 o, lo que es lo mismo, 2,85714286 acciones de la sociedad
absorbente por cada acción de la sociedad absorbida. Teniendo en cuenta que hay 1.500.000 acciones en
circulación de la sociedad absorbida, la sociedad absorbente tendría que emitir 4.285.714,286 acciones.
Como las acciones son indivisibles, se aumentará el capital únicamente en 4.285.714 acciones que, sumadas a
las 10.000.000 ya existentes, resultarán en 14.285.714 acciones que tendrá la sociedad resultante. Si se atiende
bien, las 4.285.714 acciones representan aproximadamente –y no es exacto debido al redondeo– un 30% del
capital de la sociedad resultante, equivalente a la aportación de valor de la sociedad extinguida (30.000.000
vs. 70.000.000+30.000.000).
Contablemente, se reflejaría la fusión en la forma que sigue (la norma aplicable es la 19ª del Plan General de
Contabilidad).
Sociedad absorbente
Cuentas varias de activo: 15.000.000 Capital: 10.000.000
Reservas: 5.000.000
15.000.000 15.000.000
Sociedad absorbida
Cuentas varias de activo: 10.000.000 Capital: 6.000.000
Reservas: 4.000.000
10.000.000 10.000.000
11
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
20 El ejemplo de fusión transcrito resalta dos aspectos importantes del tipo de canje:
(i) Por un lado, la existencia de una prima de fusión, que es un concepto puramente
contable y que surge por la diferencia entre el valor nominal de las acciones
entregadas y, en su caso, la prima de emisión, y el valor de los activos reconocidos.
A pesar de lo que pudiera parecer, no sirve para evitar que se diluyan los accionistas
preexistentes en la absorbente. El mecanismo antidilución por antonomasia en las
fusiones es la ecuación de canje. La existencia de prima de emisión en el aumento de
capital de la fusión no garantiza nada, para lo único que sirve es para que la prima de
fusión sea menor.
(ii) Por otro lado, el tipo de canje que resulta es muy poco práctico, pues crea unos
“picos” enormes (¿cuántas acciones recibe un accionista de la absorbida que tenga
50 acciones?).
Se han arbitrado diversos sistemas para evitar los picos. Uno consiste en entregar dinero a
los accionistas que no reúnan la cuantía mínima. El art. 25 LME permite que para ajustar
el tipo de canje se pague una compensación en dinero que no exceda del 10% del valor
nominal (no del real) de las acciones atribuidas. También cabe como solución realizar
previamente una ampliación de capital de la absorbente o de la absorbida (aunque puede
no resultar práctico, especialmente en sociedades medianas o grandes). Finalmente,
también puede ocurrir, y quizás sea esto lo más frecuente, que el tipo de canje se redondee
mediante negociación y acuerdo entre las partes (lo mismo pasa por cierto en las
compraventas: el precio se pacta por múltiplos de unidades, decenas o centenas de
millones).
12
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
Veamos con un ejemplo en qué consistiría este mecanismo. Un accionista de la sociedad absorbida es titular
de 526 acciones. Conforme a la ecuación de canje (2,85714286), tendría derecho a recibir 1.502,857144
acciones (526 x 2,85714286). Pero como las acciones son indivisibles, el pico (0,857144) no lo puede recibir
y es necesario calcular el número de acciones de la sociedad absorbida que ese pico representa. Para ello se
utiliza la ecuación de canje (0,857144/2,85714286= 0,3000004 acciones de la sociedad absorbida).
Pues bien, el agente de picos le adquiere al accionista 0,3000004 acciones de la sociedad absorbida. De este
modo, el accionista se quedaría con 525,6999996 acciones (526 - 0,3000004) que, multiplicado por el tipo de
canje, da lugar a 1.502 acciones, un número redondo. Ese pico de 0,3000004 se le compraría al valor real de
cada acción de la sociedad absorbida (20 euros) (esto es, 20x0,3000004= 6 euros). En resumen, recibiría 1502
acciones en especie y 6 euros en metálico.
13
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
II FASES DE LA FUSIÓN
En las fusiones impropias, inversas o gemelares directas (¿en qué consiste?) los requisitos
formales son algo menos exigentes. Los arts. 49.1 y 52.2 LME establecen que cuando (i) la
sociedad absorbente fuera titular directa de todas las acciones o participaciones sociales en
que se dividiera el capital de la sociedad absorbida (fusión impropia), (ii) la sociedad
absorbida fuera titular directa de todas las acciones o participaciones sociales en que se
dividiera el capital de la sociedad absorbente (fusión inversa), y (iii) en fusiones de
sociedades íntegramente participadas de forma directa por el mismo socio (fusión
gemelar), el proyecto común de fusión no tendrá que incluir referencia alguna al tipo y al
procedimiento de canje de las acciones o participaciones. Tampoco tendrá que consignar la
fecha a partir de la cual las nuevas acciones darán derecho a participar en las ganancias
sociales, y no será necesario el aumento de capital de la sociedad absorbente, ni los
informes de administradores y de expertos sobre el proyecto común de fusión, ni la
celebración de la junta aprobando la fusión por parte de las sociedades absorbidas (o
absorbente, en el caso de la fusión inversa).
Las fusiones impropias, inversas o gemelares indirectas están reguladas por los artículos 49.2 y 52.2 LME,
cuya redacción es confusa y su sentido poco claro: en las fusiones impropias, inversas y gemelares indirectas,
parece que será necesario que la sociedad absorbente compense a las sociedades “intermedias” (i.e. los socios
de las sociedades absorbidas) por el valor razonable de la sociedad absorbida. El artículo parece aludir
también a la necesidad de que la sociedad absorbente aumente su capital y de que se obtenga un informe de
un experto independiente. El problema reside en que en la mayoría de supuestos (salvo en el caso de las
gemelares) el aumento de capital carecerá de sentido o será sencillamente imposible, y por lo tanto, el experto
no tendrá sobre qué informar, al no haber canje ni aumento de capital (salvo que sencillamente informe sobre
si la compensación es correcta).
Asimismo, cuando la sociedad absorbente fuera titular directa del 90% o más del capital
social de la sociedad absorbida (pero no del 100%, en cuyo caso se aplicaría el régimen
que hemos visto para fusiones impropias), el art. 50 LME permite evitar emitir el informe
de administradores sobre el proyecto común de fusión y obtener un informe de expertos
sobre el mismo si se ofrece a los socios minoritarios de la sociedad absorbida la compra de
su participación, por su valor razonable.
Por último, cuando la sociedad absorbente fuera titular directa del 90% o más del capital
social de la sociedad absorbida (incluyendo el 100%), el art. 51 LME permite evitar
celebrar la junta de la sociedad absorbente, salvo que al menos el 1% de los socios de la
sociedad absorbente lo solicitan expresamente.
14
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
Obsérvese que, si la sociedad absorbente es titular del 100% del capital de la sociedad absorbida, aplicando
conjuntamente los arts. 49.1 y 51 LME, podría acordarse una fusión sin la participación de ninguna junta de
socios, bastando para ello el acuerdo de los administradores.
En cuanto a las sociedades en liquidación, podrán participar en una fusión siempre que no
haya comenzado el reparto de su patrimonio entre los accionistas (art. 28 LME).
El contenido del proyecto común de fusión (definido con precisión en el art. 31 LME -
verlo), incluye una descripción pormenorizada de la operación que se pretende realizar y,
como elemento económico más importante, una propuesta de tipo de canje. El proyecto
común de fusión tiene un período de vigencia limitado, quedando sin efecto si no hubiera
sido aprobado por las Juntas de todas las sociedades participantes en la fusión dentro de los
seis meses siguientes a su fecha [art. 30.3 LME].
El proyecto común de fusión debe ser publicado en la página web de cada una de las
sociedades, publicándose el hecho de la inserción en el BORME, y si alguna de ellas no
tuviese, tendrá que depositarlo en su registro mercantil, con al menos un mes de antelación
a la celebración de la junta. Una vez suscrito, obliga a los administradores de todas las
sociedades participantes a no realizar ningún acto o contrato que pudiera comprometer la
aprobación del proyecto o modificar sustancialmente la relación de canje de las acciones
(p. e.: enajenando los principales activos de la S.A.). Quedan pues sensiblemente limitadas
las facultades de los administradores, para no entorpecer el proyecto común de fusión [art.
30.2 LME].
3 Informes sobre el proyecto común de fusión: una vez aprobado el proyecto de fusión por
los órganos de administración de las sociedades participantes, se tienen que preparar dos
informes diferentes:
(ii) El anterior informe se complementa por otro preparado por los administradores de
cada una de las sociedades participantes, en el que se tienen que justificar
detalladamente el proyecto de fusión en sus aspectos jurídicos y económicos y, en
especial, el tipo de canje de las acciones que se propone [art. 33 LME].
15
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
más del capital de la absorbida, y se ofrece a los minoritarios adquirir su participación por
el valor razonable.
4 Junta General de Accionistas: la fusión tiene que ser aprobada por la Junta General de
Accionistas de cada una de las sociedades que participan (salvo los supuestos ya vistos de
(i) fusiones impropias, inversas o gemelares, (ii) cuando la sociedad absorbente tenga más
del 90% de la sociedad absorbente y ningún minoritario solicite la celebración de la junta,
y lógicamente, en el caso de fusión por creación: la nueva sociedad anónima creada para
absorber los patrimonios de los que se extinguen resulta constituida como consecuencia del
proceso de fusión sin necesidad de Junta).
5 En cuanto al contenido del acuerdo de fusión, debe cubrir al menos los siguientes aspectos:
- en todo caso, se debe aprobar el proyecto común de fusión (la junta no puede
apartarse del contenido del proyecto) [art. 49.1 LME];
Es habitual que el acuerdo de fusión incluya también una delegación en favor de los
administradores para que otorguen la escritura de fusión y obtengan su inscripción en el
Registro Mercantil.
16
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
participantes tengan sus domicilios. No se entiende muy bien por qué en este caso no basta
con la publicación del acuerdo en las páginas web de las sociedades si la tuvieran.
Este anuncio debe hacer constar el derecho que asiste a los accionistas y acreedores de
obtener el texto íntegro del acuerdo de fusión adoptado, el balance de la fusión y el
derecho de oposición de los acreedores [art. 43 LME].
7 Oposición de acreedores: una vez publicado o comunicado el acuerdo de fusión, cada uno
de los acreedores de las sociedades que se fusionan (tanto las absorbidas como las
absorbentes) pueden –durante un plazo de un mes– “oponerse” a la fusión en los términos
previstos en el artículo 44 LME. Nótese que la fusión impone a los acreedores de las
sociedades absorbidas una suerte de cambio de deudor (la entidad absorbida se extingue y
la supérstite asume por sucesión universal la deuda). De acuerdo con el art. 1205 C.c., tal
novación subjetiva exigiría el consentimiento individual de cada acreedor. Este requisito
haría en la práctica imposible toda fusión. Por ello la LME ha suprimido la exigencia de
consentimiento individual y lo ha sustituido por un derecho de oposición.
Ahora sin embargo, parece que se puede seguir con el proceso de fusión (inscripción), aún
a pesar de no haber satisfecho las garantías a los acreedores opositores siempre que la
sociedad considere que el acreedor opuesto no tenía derecho a ello (ver artículo 44.4
LME).
8 Escritura de fusión: transcurrido el plazo de oposición que la LSC otorga a los acreedores,
se puede otorgar la escritura de fusión, documento fundamental para obtener la inscripción
del proceso en el Registro Mercantil.
17
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
Su contenido [art. 45 LME y art. 227 RRM] incluye no sólo el acuerdo de fusión
propiamente dicho, la disolución de las sociedades absorbidas, la ampliación de capital y
demás modificaciones estatutarias o en su caso la creación de la nueva sociedad, sino
también el balance de fusión y una serie de documentos accesorios.
10 Impugnación: una vez producida la fusión, puede ésta ser impugnada por los accionistas
disidentes.
El art. 47 LME resalta que tal impugnación sólo puede prosperar si la fusión no se ha
realizado “de conformidad con las revisiones de esta Ley”. Además, la LME prevé un
plazo especialmente breve de tres meses para la interposición de estas acciones.
Dichos requisitos son: (i) el proyecto de fusión debe explicar cómo se reembolsa la deuda,
(ii) el informe de los administradores debe indicar las razones de la adquisición y la fusión
y (iii) el informe de expertos debe contener un juicio sobre la razonabilidad de estas
menciones específicas, y determinar además si existe asistencia financiera.
18
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
1 Concepto: se trata de una operación jurídica opuesta a la de fusión mediante la cual una o
más sociedades aportan una o varias partes de su patrimonio en bloque a una o varias
sociedades diferentes (sociedades beneficiarias), recibiendo los socios de las sociedades
aportantes o las propias sociedades aportantes (dependiendo de la modalidad de escisión),
acciones de las sociedades beneficiarias.
2 La finalidad económica que subyace a una escisión puede ser muy variada. En general, se
trata de reestructuraciones empresariales con la finalidad de independizar unidades
productivas. La escisión es sobre todo frecuente cuando una sociedad anónima que
desarrolla varias empresas desea separar alguna de éstas, para constituir con ella una
sociedad independiente o para unirla a una sociedad ya constituida que se dedique a la
misma actividad. También es un instrumento muy eficiente para dividir el patrimonio de
una sociedad entre varios socios.
3 Clases: según establece el art. 68 de la LME la escisión puede ser de tres tipos:
- Escisión total: una S.A. divide todo su patrimonio en dos o más partes traspasando
cada una de ellas a una sociedad de nueva creación o a una sociedad ya existente. A
continuación, la S.A. escindida se extingue.
transmisión en bloque de
Sociedad todo activo y pasivo Sociedad
beneficiaria beneficiaria
A B
Sociedad
escindida
acciones de A acciones de B
(se extingue)
Accionistas
19
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
En ambos casos es de destacar que los socios de la sociedad escindida reciben, como
contraprestación por la aportación en bloque de la totalidad o parte del patrimonio de
la escindida, acciones de la o las sociedades beneficiarias: son los accionistas de la
sociedad escindida, y no la propia sociedad
Sociedad escindida, quienes reciben la
contraprestación. Beneficiaria A
Accionistas
Sociedad Beneficiaria A
Sociedad
aportante
20
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
La LME alude en su art. 72 (verlo) a una modalidad de segregación específica, la filialización: cuando
una sociedad segrega todo su patrimonio a favor de otra sociedad de nueva creación, recibiendo a
cambio todas las acciones o participaciones de la nueva sociedad. Obsérvese que en estos supuestos la
sociedad que se segrega pasa a ser una mera sociedad holding o tenedora de participaciones sociales.
En los tres tipos de escisión, la sociedad beneficiaria puede ser una sociedad ya existente,
que en este caso absorbe el patrimonio escindido generalmente ampliando capital
(“escisión por absorción”), o una sociedad de nueva creación (“escisión por creación”).
4 Legislación: la escisión es una figura regulada en los arts. 68 a 80 LME, y en los arts. 235 a
237 RRM.
Además, le son aplicables con carácter supletorio las normas establecidas para la fusión
[art. 73 LME].
La normativa también es aplicable a las sociedades limitadas, con las matizaciones que se
indicarán en su momento.
5 Notas características: las notas características de la escisión son muy similares a las de la
fusión:
6 (i) Transmisión en bloque del patrimonio: el efecto primordial de la escisión es que uno
o varios bloques de bienes y derechos y obligaciones se transmiten a título universal a las
sociedades beneficiarias.
La LSA da determinadas reglas especiales para las escisiones totales, las escisiones
parciales y las segregaciones:
- Escisión total: en esta clase de escisiones, los bienes y (en su caso) obligaciones que
se transmiten a cada una de las sociedades beneficiarias no tienen que constituir
ningún tipo de unidad [art. 69 LME a sensu contrario].
El art. 75 LME interpreta las posibles dudas con respecto a quién corresponde un
activo o pasivo, cuando en los acuerdos de escisión la cuestión no se aclara. La regla
básicamente implica que:
21
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
- Escisión parcial y segregación: en este caso, los arts. 70 y 71 LME exigen que la
parte del patrimonio social que se segregue debe necesariamente formar una unidad
económica. La ley no se preocupa de definir qué entiende por “unidad económica”.
Dado que el art. 70.2 LME se refiere a “empresa” o “establecimiento” podría parecer
que “unidad económica” es un concepto diferente, más amplio, que permite la
segregación de unidades que no llegan a constituir un establecimiento (p.e. sería una
unidad económica un paquete de acciones). El tema es vidrioso (sobre todo en el
aspecto fiscal) que utiliza el concepto de “rama de actividad”.
Por el contrario, si la escisión es parcial, no se produce una disolución, sino una simple
reducción de capital o de reservas de la sociedad anónima escindida. El siguiente ejemplo
clarifica esta aseveración.
Supongamos que la sociedad A quiere realizar una escisión parcial de una de sus dos fábricas.
Sociedad A
500.000 Fábrica I Capital 300.000 (300 acciones)
1.000.000 Fábrica II Reserva legal 60.000
300.000 Otros activos Reservas libres 240.000
Préstamo hipotecario Fábrica I 300.000
Pasivos circulantes Fábrica I 100.000
_________ Otros pasivos 800.000
1.800.000 1.800.000
La sociedad A desea segregar su Fábrica I, que pasará a constituir una empresa independiente. En la
escisión se ceden junto con el activo los dos pasivos que corresponden a la Fábrica I. El balance de la
nueva sociedad será el siguiente:
Las acciones nuevas serán entregadas a los socios de A. A, a su vez, puede hacer dos cosas: realizar la
operación con cargo a reservas libres, o (lo que en general será más del agrado de sus accionistas) con
cargo a Capital. En el primer caso el balance será este:
Sociedad A
1.000.000 Fábrica II Capital 300.000
300.000 Otros activos Reserva Legal 60.000
Reserva libre 140.000
________ Otros pasivos 800.000
1.300.000 1.300.000
22
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
Sociedad A
1.000.000 Fábrica II Capital 200.000
300.000 Otros activos Reserva Legal 60.000
Reserva libre 240.000
________ Otros pasivos 800.000
1.300.000 1.300.000
Recordemos el ejemplo que hemos visto al iniciar este tema, en el que B (no sus socios) aporta todos sus
activos y pasivos en una ampliación de capital de A. B no reduce su capital: donde antes en el balance había
activos y pasivos, ahora hay acciones, que valen la diferencia entre ambos, es decir, su valor neto (Nb). Lo
relevante es que los activos y pasivos constituyan una unidad económica.
8 Dado que en la escisión se pueden traspasar no solamente bienes sino también deudas a la
sociedad beneficiaria, es importante garantizar que no se perjudique a los acreedores.
23
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
9 (iii) Continuidad de accionistas: las nuevas acciones que emitan las sociedades
beneficiarias de la escisión total y parcial al recibir el patrimonio de las escindidas deben
ser entregadas a los accionistas de la sociedad que se escinde, recibiendo éstos un número
de acciones proporcional a sus respectivas participaciones [art. 76 LME]. En un sentido
parecido, las nuevas acciones que emitan las sociedades beneficiarias de la segregación al
recibir el patrimonio segregado, que se atribuyen a la sociedad que se segrega, deben tener
un valor equivalente al del patrimonio segregado. Esto plantea, en el caso de una escisión
por absorción, los mismos problemas de valoración de activos y de definición de tipo de
canje que ya se han visto al hablar de la fusión.
Volvamos al ejemplo del punto 8 supra y supongamos que la sociedad A quiere escindir la Fábrica I con sus
pasivos y aportarla a la sociedad C cuyo balance es el siguiente:
Sociedad C
1.000.000.000 Fábricas Capital 2.000.000.000
5.000.000.000 Otros activos (2.000.000 acciones)
Reservas 3.000.000.000
___________ Pasivos 1.000.000.000
6.000.000.000 6.000.000.000
El valor en libros de cada acción de C es de 2.500. C, sin embargo, está sobrevalorada en libros y el
valor real de la acción es de 2.000. El valor de la Fábrica I - que es magnífica y tiene gran clientela -
se fija en 200.000 (es decir el doble de su valor neto contable descontados los pasivos). Los
accionistas de A deben por lo tanto recibir 100 acciones de C. Dado que existen 300 acciones de A,
esto quiere decir que el accionista de A que sea titular de 3 acciones tendrá derecho a recibir una
acción de nueva emisión de C.
Sociedad C
1.000.000.000 Fábricas Capital 2.000.000.000
5.000.000.000 Otros activos (2.000.000 acciones)
500.000 Fábrica I Nuevo capital 100.000
100.000 Fondo Prima de emisión 100.000
Comercio
Fábrica I Reservas 3.000.000.000
Pasivos 1.000.000.000
Préstamo hipotecario Fábrica I 300.000
___________ Pasivos circulantes Fábrica I 100.000
6.000.600.000 6.000.600.000
Para garantizar que las valoraciones y el tipo de canje sean objetivos, la LSA exige
en la escisión, al igual que en la fusión, el correspondiente informe de uno o varios
expertos independientes, nombrados por el RM y además informes de los propios
administradores.
10 En caso de escisión total y parcial (no en segregaciones, donde, recordemos, las acciones
se atribuyen siempre a la sociedad que se segrega), de haber varias sociedades
24
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
beneficiarias, las acciones de cada una de éstas deben repartirse proporcionalmente entre
todos los socios de la sociedad escindida (si la sociedad A se escinde en las sociedades A',
A'' y A''', un socio que tenga el 5% de A, debe recibir el 5% de A', de A'' y de A''').
Sin embargo, cabe que, con el consentimiento individual de todos los accionistas de las
sociedades escindidas, las acciones se distribuyan desigualmente entre ellos [art. 76 LME.
Así, sería posible que un accionista recibiera lo que le corresponde totalmente con las
acciones de una de las sociedades beneficiarias, mientras que otro lo recibiera parcialmente
con acciones de otra beneficiaria (en nuestro caso, siempre que medie consentimiento de
los socios, sería posible que el socio recibiera p.e. el 25% de A', el 2% de A'' y ninguna
acción de A'''). Esta alternativa, que exige consentimiento individual de todos los
accionistas, puede ser muy eficaz para trocear una empresa entre distintos socios, que
quieran separarse.
Conviene resaltar finalmente que la LME permite expresamente que las sociedades
beneficiarias de la escisión puedan ser de un tipo mercantil diferente a la de la sociedad
que se escinde [art. 68.2 LME].
11 Fases de la escisión: el art. 73 LME prevé que la escisión se regirá, con las salvedades
contenidas en los arts. 68 a 80 LME, por las normas establecidas para la fusión en la LME.
Un nuevo tipo de escisión, que fue introducido por la ley 1/2012, es la llamada escisión
hipersimplificada del artículo 78bis LME. Así, en el caso de que se realice una escisión por
constitución de nuevas sociedades y se atribuyan a los socios de la sociedad extinguida las
participaciones en las nuevas sociedades de forma proporcional, no serán necesarios ni los
informes de expertos, ni el de administradores, ni el balance de escisión. Esto también es
aplicable a las segregaciones según ha sostenido parte de la doctrina.
En su antigua regulación, la cesión global de activo y pasivo era una suerte de proceso
abreviado y en un solo acto de liquidación. La nueva LME ha alterado esta característica
[Art. 81.2], ya que la sociedad cedente sólo se extingue cuando la contraprestación la
25
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
La contraprestación que reciba cada socio (cuando sean éstos quienes reciban,
directamente, la contraprestación) deberá respetar las normas aplicables a la cuota de
liquidación (tanto aquellas que regulan cuánto debe recibir cada socio, como aquellas que
regulan qué puede recibir cada socio).
2 El patrimonio cedido debe ser todo el patrimonio de la sociedad, si bien puede cederse a un
solo cesionario, o a varios. En este último caso, cada parte deberá constituir una unidad
económica [Art. 82 LME] (es el mismo concepto de unidad económica que el exigido en la
escisión parcial y la segregación – Arts. 70 y 71 LME-).
3 Pueden llevar a cabo la cesión global de activo y pasivo todas las sociedades inscritas en el
Registro Mercantil [Art. 81.1], incluso las que estén en liquidación, siempre que no hayan
comenzado la distribución de su patrimonio entre los socios [Art. 83].
La junta de accionistas debe adoptar el acuerdo con las mismas mayorías exigidas para el
acuerdo de fusión, sin poder apartarse del contenido del proyecto de cesión global. El
acuerdo debe publicarse en el BORME y en un periódico. Los acreedores de la sociedad
cedente y del cesionario tienen derecho de oposición en los mismos términos que en la
fusión. La inscripción en el Registro Mercantil de la escritura que eleva a público el
acuerdo de cesión tiene también carácter constitutivo.
(i) los demás cesionarios, hasta el límite del activo neto atribuido a cada uno de ellos
en la cesión (cuando sean varios), y
(ii) los socios de la sociedad cedente, hasta el límite de lo que hubieran recibido como
contraprestación por la cesión (cuando la reciban directamente), o
26
Icade I.11
Rev. RSQ 11.20
27
Tema 12
Su mario:
• 1.Introducción
• 2.La disolución. Concepto y causas. Forma y efectos. Publicidad
o 2.1.Concepto de disolución
o 2.2.Causas de disolución de las sociedades mercantiles
§ 2.2.1.Causas de disolución de pleno derecho
§ 2.2.2.Causas legales o estatutarias de disolución que
requieren de constatación por la Junta General
§ 2.2.3.Disolución por mero acuerdo de la Junta
General
o 2.3.Publicidad de la disolución de sociedades de capital
• 3.La liquidación. Apertura y publicidad periódica. Efectos. Nombramiento,
funciones y responsabilidad de los liquidadores. Intervención en la
liquidación. Ejecución de la liquidación: Balance final y reglas de reparto.
Insolvencia y concurso de la sociedad en liquidación. Modificaciones
estructurales de las sociedades en liquidación
o 3.1.Liquidación societaria. Apertura y publicidad periódica
o 3.2.Efectos de la apertura de la fase de liquidación
o 3.3.Nombramiento, funciones y responsabilidad de los
liquidadores
§ 3.3.1.Nombramiento de los liquidadores, duración del
cargo, cobertura de vacantes y separación
§ 3.3.2.Funciones de los liquidadores
§ 3.3.3.Responsabilidad de los liquidadores
o 3.4.Intervención y fiscalización en la liquidación de sociedades
anónimas
o 3.5.Ejecución de la liquidación: balance final y reglas de reparto
o 3.6.Insolvencia y concurso de acreedores de la sociedad en
liquidación
o 3.7.Modificaciones estructurales de las sociedades en
liquidación
• 4.La reactivación. Continuación forzosa de la sociedad. Publicidad de la
reactivación
o 4.1.Reactivación de la sociedad disuelta
o 4.2.Continuación forzosa de la actividad de la sociedad anónima
disuelta por intervención del gobierno (expropiación)
o 4.3.Publicidad de la reactivación societaria
• 5.Extinción. Cancelación registral. Impugnación de la liquidación y
reapertura del registro
• 6.La liquidación de sociedades de capital en supuestos especiales.
Liquidación en el marco de un procedimiento concursal. Liquidación
acordada por el juez penal
o 6.1.Liquidación en el marco de un procedimiento concursal
o 6.2.Liquidación de la sociedad disuelta por sentencia penal
o Bibliografía
1 . I N T R O DU C C I Ó N
De otra parte, y con carácter general, el artículo 360.1 LSC establece dos
causas de disolución de pleno derecho de las sociedades de capital:
f) Por reducción del capital social por debajo del mínimo legal, que no
sea consecuencia del cumplimiento de una ley. En este caso, y a
diferencia de lo previsto en la causa de disolución de pleno derecho del
artículo 360.1.b) LSC, no se otorga ningún plazo de gracia para el
restablecimiento de la cifra de capital. Por tanto, salvo en casos de
operación acordeón en que la reducción de capital por debajo del
mínimo legal va simultáneamente acompañada de un aumento de
capital por encima de ese mínimo, la reducción por debajo del mínimo
legal requiere que la Junta General acuerde la disolución de la sociedad
(o su transformación en un tipo social sin, o con menores requisitos de
capital). En caso contrario, el mismo acuerdo de reducción estaría
afectado de nulidad (por vulnerar uno de los elementos esenciales del
tipo societario correspondiente) y, en consecuencia, difícilmente pasaría
el doble filtro de control de legalidad impuesto a Notarios (en la elevación
a escritura pública del acuerdo) y Registradores (en la calificación previa
a la inscripción del mismo).
3 . L A L I Q U I D A C I Ó N . A P E R T U R A Y P U B L I CIDAD PERIÓDICA.
E F E CTOS . N OMB R A MIE NTO , FUNCIO NES Y
RESPONSABILIDAD DE LOS LIQUIDADORES. INTERVENCIÓN
E N L A LIQU ID A C IÓN . E JECUC IÓN DE LA LI QUIDA CIÓN:
BALANCE FINAL Y REGLAS DE REPARTO. INSOLVENCIA Y
CONCURSO DE LA SOCIEDAD EN LIQUIDACIÓN.
M O D I FI CA C ION E S E S TR U C T U R A L E S D E L A S S O C I E D A D E S E N
LIQUIDACIÓN
3.1. LIQUIDACIÓN SOCIETARIA. APERTURA Y PUBLICIDAD PERIÓDICA
Como hemos indicado, una de las funciones fundamentales (la única que
justifica esta fase, de hecho) es la conversión de todo el patrimonio societario
en dinero, la extinción de las obligaciones sociales mediante el pago de las
correspondientes deudas y el reparto del patrimonio social remanente, en su
caso, a los socios. Esta ejecución de la liquidación en sí es competencia de
los liquidadores, que deben cobrar los créditos, pagar las deudas y enajenar
los bienes sociales (artículos 385 y 387 LSC). Las reglas de cobro de créditos
y de enajenación de bienes son bastante simples (supra 3.3.2), pero las de
pago de deudas merecen alguna mayor atención. En primer lugar, se debe
tener en cuenta que la apertura de la liquidación social no altera las deudas
de la sociedad frente a terceros, a diferencia de la apertura de la fase de
liquidación en el concurso, que provoca el vencimiento anticipado de los
créditos concursales y, por tanto, permite su pago inmediato (artículo 414
TRLC). Por tanto, los liquidadores no pueden proceder al pago inmediato de
las deudas no vencidas (salvo con acuerdo de los acreedores), pero sí
podrán consignarlo en una entidad de crédito del término municipal en que
radique el domicilio social (artículo 391.2 LSC), a efectos de poder avanzar
en el proceso de liquidación y concluir la extinción de la sociedad disuelta.
En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que el previo pago íntegro (o la
previa consignación) de las deudas sociales es un requisito ineludible para
iniciar el reparto de la cuota de liquidación de los socios, de modo que se
garantice plenamente que los acreedores quedan íntegramente satisfechos
antes de que los socios perciban su cuota del patrimonio social. En caso de
que el patrimonio social fuera insuficiente para la satisfacción de todos los
acreedores sociales, nos encontraríamos en una situación de insolvencia de
la sociedad en liquidación, que requeriría acudir al procedimiento concursal
(infra 3.6).
Una vez satisfechos todos los acreedores sociales, el reparto del patrimonio
remanente debe realizarse sobre la base del balance final de liquidación
(artículo 390 LSC) y con arreglo a las normas que se hubiesen establecido
en los estatutos sociales o, en su defecto, a las fijadas por la Junta General
(artículo 391.1 LSC). En todo caso, debe tenerse en cuenta que la LSC
establece algunas normas imperativas reguladoras del derecho a la cuota de
liquidación. En primer lugar, y salvo disposición contraria de los estatutos
sociales, la cuota de liquidación correspondiente a cada socio será
proporcional a su participación en el capital social (artículo 392.1 LSC).
Adicionalmente, se establece una regla especial para las SA y SCpA en las
que existan dividendos pasivos pendientes. Así, cuando no todas las
acciones se hubiesen liberado en la misma proporción, se restituirá en primer
término a los accionistas que hubiesen desembolsado mayores cantidades
el exceso sobre la aportación del que hubiese desembolsado menos y el
resto se distribuirá entre los accionistas en proporción al importe nominal de
sus acciones (artículo 392.2 LSC). Esta norma pretende evitar que los
diferentes desembolsos realizados por los accionistas generen un trato
discriminatorio en el reparto de la cuota de liquidación que resultaría contrario
al principio de igualdad de trato expresamente establecido en el artículo 97
LSC.
Desembolso Cuota
Serie Saldo Neto
Efectivo Liquidación
Por último, en relación con el momento en que debe realizarse el pago por
parte de los liquidadores, debe tenerse en cuenta que la posible impugnación
del balance final de liquidación (que cabe en los 2 meses siguientes a su
aprobación, artículo 390.2 LSC) paralizaría el reparto de la cuota de
liquidación. Esto es así porque el artículo 394.1 LSC establece que se
procederá al pago de la cuota de liquidación a los socios una vez transcurrido
el término para impugnar el balance final de liquidación sin que contra él se
hayan formulado reclamaciones, o una vez devenga firme la sentencia que
las hubiese resuelto. Por tanto, la litigiosidad asociada a la aprobación de la
cuota de liquidación impide el pago (aunque no parece que quepa oponer
reservas a la posibilidad de adoptar medidas cautelares consistentes en el
pago parcial de la cuota de liquidación cuando la impugnación se refiera
exclusivamente al reparto entre socios y exista una cuantía cierta e
indiscutida que corresponda a cada uno de ellos). Por último, y para impedir
que la fase de pago efectivo de la cuota de liquidación se prolongue en
exceso y demore la efectiva extinción de la sociedad (infra 5), se prevé que
las cuotas de liquidación no reclamadas en el término de los 90 días
siguientes al acuerdo de pago se consignarán en la Caja General de
Depósitos, a disposición de sus legítimos dueños (artículo 394.2 LSC).
Una vez completada la liquidación en sí (esto es, una vez satisfecha la cuota
de liquidación a los socios en los términos ya vistos, supra 3.5), la extinción
de la sociedad de capital deberá completarse mediante la elevación a público
de la escritura de extinción, su inscripción en el Registro Mercantil (conforme
al artículo 247 RRM) y, definitivamente, la cancelación de los asientos
registrales relativos a la sociedad extinguida. En este sentido, la LSC impone
específicamente a los liquidadores el deber de otorgar escritura pública de
extinción de la sociedad (artículo 395 LSC), que contendrá las siguientes
manifestaciones orientadas a comprobar efectivamente que se ha
completado el proceso de liquidación en los términos y con las exigencias
previstas en la ley: a) que ha transcurrido el plazo para la impugnación del
acuerdo de aprobación del balance final sin que se hayan formulado
impugnaciones o que ha alcanzado firmeza la sentencia que las hubiera
resuelto; b) que se ha procedido al pago de los acreedores o a la
consignación de sus créditos y c) que se ha satisfecho a los socios la cuota
de liquidación o consignado su importe. A la escritura pública se incorporarán
el balance final de liquidación y la relación de los socios, en la que conste su
identidad y el valor de la cuota de liquidación que les hubiere correspondido
a cada uno (como veremos, esta relación de socios será especialmente
importante en caso de aparición de pasivos sobrevenidos).
El recurso a la financiación ajena suele ser más costoso que las ampliaciones de
capital, pues para obtener el crédito, la sociedad da en garantía su propio
patrimonio y, además, debe remunerar mediante intereses el capital recibido. En
contrapartida, la financiación ajena libera al accionista de nuevos desembolsos
patrimoniales y suele ser más flexible que la emisión de nuevo capital. La
actividad y mayor desarrollo del mercado financiero en la última década han
favorecido que, cada vez más, las sociedades busquen financiación mediante
aumentos de capital en bolsa y emisiones de obligaciones colocadas en los
mercados.
Como veremos en este tema, entre otras cuestiones se permite emitir a las
sociedades de responsabilidad limitada, las cuales hasta ahora lo tenían prohibido.
4 En cuanto a los caracteres de las obligaciones debe destacarse que (i) las
obligaciones son valores emitidos en serie numerada, (ii) son valores negociables,
que circulan y se transmiten libremente en el mercado financiero, y que (iii) tienen
fuerza ejecutiva.
5 Al igual que las acciones, las obligaciones constituyen valores mobiliarios, que
tradicionalmente se representaban como títulos al portador o nominativos y que
hoy se representan generalmente como anotaciones en cuenta.
6 Clases de obligaciones: son variados los criterios con arreglo a los cuales pueden
clasificarse las obligaciones. A continuación se señalan algunas de las
clasificaciones más relevantes.
-2-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
(ii) Con prima o sin ella: en ocasiones, los términos de las obligaciones
implican que las obligaciones se emiten con un descuento sobre su valor
nominal (prima en la emisión) o se restituye al obligacionista una cantidad
superior al nominal del titulo (prima a la amortización). Estas previsiones
tienden a hacer más atractivos los valores y procuran, en cierta medida,
paliar el efecto perjudicial de la devaluación monetaria a lo largo de la vida
de la emisión.
II LA EMISIÓN DE OBLIGACIONES
-3-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
También es muy habitual que las grandes sociedades emitan obligaciones bien (i)
a través de sociedades extranjeras participadas íntegramente por ellas y con su
garantía, o que (ii) emitan sujetando la emisión a una legislación distinta de la
española. Este último supuesto viene recogido en la LSC que establece que (i) la
ley española determinará la capacidad, el órgano competente y las condiciones de
emisión de acuerdo, y que (ii) los derechos de los obligacionistas, la organización
de estos y el régimen de reembolso se regirá por la ley extranjera [art. 405 LSC].
Por ejemplo, una sociedad española puede emitir en el estado de Nueva York, en
cuyo caso el acuerdo de emisión de la sociedad española se regiría por la LSC y
sin embargo sería un “trustee” quien representaría a los obligacionistas, y los
derechos de estos se regirían por la ley del estado de Nueva York.
No obstante lo anterior, serán muchos los casos en los que no será necesario el
sindicato de obligacionistas y el comisario.
-4-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
El nuevo art. 403 de la LSC, con gran acierto técnico, y en línea con la tesis
ampliamente mayoritaria de la doctrina y con la práctica registral, contempla
expresamente que esto solo es necesario cuando la “legislación especial aplicable”
lo exija y, a su vez, el art. 42 LMV tras la reforma solo exige el nombramiento del
comisario y la constitución de un sindicato de obligacionistas en las emisiones de
obligaciones que cumplan con los siguientes requisitos (conjuntamente):
(ii) que sus términos y condiciones estén regidos por la ley española o por la ley
de un Estado que no sea miembro de la Unión Europea o de la OCDE; y
-5-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
7 Una vez otorgado el contrato emisión y antes de que las obligaciones se suscriban
o se introduzcan en el mercado, la sociedad deberá preparar y someter a la CNMV
para su verificación un folleto, que sirva para informar a los futuros suscriptores
sobre las características de la emisión y la solvencia del emisor.
8 Una vez otorgada la escritura y/o el contrato de emisión, y verificado el folleto por
la CNMV (si fuera necesario), se abre normalmente el período de suscripción de
las obligaciones, durante el que los inversores cursan sus peticiones de suscripción
-6-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
-7-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
Se plantea la duda de si ese límite aplica también a las garantías que otorgue una
SL en relación con una emisión de obligaciones realizada por un tercero,
inclinándome a pensar porque no aplica en las garantías personales.
-8-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
5 Con carácter general, los acuerdos se adoptarán por mayoría absoluta de votos
emitidos, sin que el precepto exija quórum mínimo. Solo los acuerdos relativos a
la modificación del plazo o a las condiciones del reembolso del valor nominal
exigen una mayoría cualificada: dos terceras partes de las obligaciones en
circulación. Un mayor desarrollo de las mayorías necesarias para la adopción de
acuerdos hubiera sido deseable, en especial la determinación de aquellos acuerdos
de modificación de los términos de las obligaciones que, en su caso, exigen el
voto unánime de los obligacionistas.
6 El comisario [art. 421 LSC], que puede o no ser obligacionista, es nombrado por
la sociedad emisora en el acuerdo de emisión y comparece en nombre e interés de
los futuros obligacionistas al otorgamiento del contrato de emisión. En el
-9-
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
Las funciones y facultades principales del Comisario son las fijadas en el art. 421
de la LSC (ver).
(i) la Junta General debe fijar las bases y modalidades de la conversión [art.
414.1 LSC];
(ii) debe acordarse por la propia Junta General el aumento de capital necesario
para atender la conversión de las obligaciones [art. 414.1 LSC];
- 10 -
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
3 Plazo para la conversión: la Junta General deberá señalar un plazo máximo para
que pueda llevarse a efecto la conversión [art. 418 LSC].
P2 = P1(N1/N2)
- 11 -
Icade I.II.13
Rev. RSQ 11.20
Los titulares de obligaciones convertibles, desde la modificación del art. 293 LSA
por la LME, carecían de derecho de suscripción preferente, tanto respecto de
acciones como de obligaciones convertibles que emita la sociedad emisora. Hoy
se mantiene la misma regla en el art. 304 LSC.
- 12 -
2. LA SOCIEDAD UNIPERSONAL. SINGULARIDADES EN
M A T E RIA D E P U B L IC ID A D Y A DOPC IÓN DE DECI SIO NES
S O C I ET A R IA S . C ON TR A T ACIÓ N CON EL SO CIO ÚNICO Y
S E P A R A C IÓN D E P A TR IM ONI OS
De una parte, como regla general, se establece que de las deudas sociales
responderá la sociedad con todo su patrimonio y que la responsabilidad de
los socios (profesionales y no profesionales) se determinará de conformidad
con las reglas de la forma social adoptada. No obstante, y de otra parte, de
las deudas sociales que se deriven de los actos profesionales propiamente
dichos responderán solidariamente la sociedad y los profesionales, socios o
no, que hayan intervenido en el acto profesional generador de la
responsabilidad, siéndoles de aplicación las reglas generales sobre la
responsabilidad contractual o extracontractual que correspondan. Por tanto,
en la medida en que surja cualquier responsabilidad civil derivada de la
(incorrecta o defectuosa) actuación profesional (generalmente, por daño, ya
sea contractual o extracontractual), se establece una regla de
responsabilidad solidaria que alcanza a todos los profesionales que hayan
intervenido en la actuación profesional (con independencia de que sean
socios o no) y a la propia sociedad, en tanto que profesional y titular del
contrato de servicios profesionales. La gran especialidad, por tanto, es el
tratamiento asimétrico entre los socios profesionales que han intervenido en
la actuación (que responden) y el resto de socios (profesionales o no, que no
responderán salvo que se lo imponga el tipo social) y la solidaridad entre los
profesionales no socios, los socios profesionales y la sociedad profesional
(que, en defecto de esta norma expresa, podría considerarse mancomunada
en virtud del artículo 1137 CC). En principio, aunque la LSP no indique nada
al respecto, no parece haber ningún inconveniente en que la atribución de
responsabilidades en el ámbito interno se someta a pactos entre las partes
y, en defecto de los mismos, serán de aplicación las normas generales
(principalmente, artículo 1145 CC). Esquemáticamente, el sistema de
responsabilidad solidaria previsto en el artículo 11 LSP se puede resumir de
la siguiente manera:
1.1. CONCEPTO
No cabe duda de que las sociedades cotizadas en las bolsas de valores, que
suponen un pilar crucial dentro del mercado financiero, constituyen el subtipo más
relevante de las sociedades anónimas. La cotización en Bolsa convierte a estas
sociedades en «públicas», siguiendo la terminología anglosajona, entendido no
en el sentido de propiedad del Estado, sino en el de una sociedad abierta a
cualquier inversor. Ello determina que estas sociedades anónimas estén sujetas
a un estatuto jurídico singular en el que la transparencia y la protección de los
derechos de los inversores adquieren una relevancia fundamental.
por el Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio («TRLSC») nos dice que
«son sociedades cotizadas las sociedades anónimas cuyas acciones estén
admitidas a negociación en un mercado secundario oficial de valores», siendo
mercados secundarios oficiales (o mercados regulados) los «sistemas
multilaterales que permiten reunir los diversos intereses de compra y venta sobre
instrumentos financieros para dar lugar a contratos con respecto a los
instrumentos financieros admitidos a negociación, y que están autorizados y
funcionan de forma regular», con sujeción en todo caso, a condiciones de acceso,
admisión a negociación, procedimientos operativos, información y publicidad
(artículo 43 del Texto Refundido de la Ley del Mercado de Valores, aprobado por
el Real Decreto Legislativo 4/2015, de 23 de octubre–«TRLMV»–).
Con todo, esta distinción cambiará en los próximos meses como consecuencia de
la transposición de la Directiva (UE) 2017/828 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 17 de mayo de 2017, por la que se modifica la Directiva 2007/36/CE
en lo que respecta al fomento de la implicación a largo plazo de los accionistas en
las sociedades cotizadas (actualmente en fase de proyecto de ley) (el «Proyecto»)
que adopta la terminología europea y habla de: “en un mercado regulado español”.
Además, el Proyecto prevé de manera expresa la aplicación de las normas
societarias a las sociedades españolas cotizadas en un mercado regulado de otro
Estado Miembro del Espacio Económico Europeo o en un mercado equivalente
de un tercer Estado (con ciertas especialidades).
En relación con los requisitos de idoneidad del emisor para poder cotizar en
Bolsa, este debe ser una sociedad anónima (o de características similares
para el caso de emisores extranjeros), válidamente constituida y operando
de conformidad con su escritura pública de constitución y sus estatutos
sociales (o documentos equivalentes en el extranjero). Asimismo, sus
acciones no pueden establecer diferencias en los derechos que
correspondan a los accionistas que se encuentren en condiciones idénticas.
También se requiere que, con carácter previo o, como más tarde, en la fecha
de admisión a negociación, exista una difusión o distribución mínima de las
acciones. Este precepto entiende que existe distribución suficiente si, al
menos, el 25% de las acciones respecto de las cuales se solicita la admisión
están repartidas entre el público, aunque se abre la posibilidad de que este
porcentaje sea menor «si el mercado puede operar adecuadamente con un
porcentaje menor debido al gran número de acciones de la misma clase y a
su grado de distribución entre el público», susceptible de dispensa por la
Comisión Nacional del Mercado de Valores («CNMV»), si bien en estos
momentos es una posibilidad más teórica que real.
Este requisito es el que motiva que la mayor parte de los procesos de
admisión a negociación en Bolsa de las acciones de una sociedad (conocidos
como «salidas a Bolsa») vengan precedidas de una oferta de venta (venta
acciones existentes por parte de los accionistas de la sociedad) o de
suscripción (acciones nuevas emitidas por la sociedad) por un número de
acciones que representen el 25%, o más, del capital social de dicha sociedad.
A pesar de que la norma contiene ninguna previsión al respecto habrá que
prestar especial atención también al número de inversores finales para dar
por cumplido el requisito de distribución suficiente referido anteriormente, en
especial en colocaciones a inversores cualificados (tal como estos se definen
en el artículo 39 del RDOPV por remisión al artículo 205 del TRLMV3).
Por otro lado, las cantidades que se hayan de pagar en caso de extinción del
usufructo o por no haber ejercitado el nudo propietario el derecho de
suscripción preferente en caso de aumento de capital, se calcularán de
acuerdo con el valor de cotización media del trimestre anterior a la producción
de los hechos anteriormente mencionados.
Por un lado, el régimen general remite a su vez al artículo 308 del TRLSC y
se refiere a la emisión de las nuevas acciones a valor razonable,
entendiéndose por tal, en el caso de las sociedades cotizadas, el valor de
mercado, siendo este el que se establezca por referencia a la cotización
bursátil (salvo que se justifique lo contrario).
Por su parte el artículo 505 del TRLSC establece un régimen especial para
excluir el derecho de suscripción preferente, que permitiría a la junta general
de accionistas acordar la emisión de nuevas acciones a «cualquier precio»
(distinto, por tanto, del valor razonable) siempre que sea superior al valor
neto patrimonial. Después de cierto debate doctrinal, actualmente es pacífico
que este régimen especial solo resulta de aplicación en los supuestos en que
el valor de cotización sea superior al valor neto patrimonial. Lo contrario
imposibilitaría a las sociedades que coticen en Bolsa por debajo de su valor
neto patrimonial para acordar ampliaciones de capital con exclusión del
derecho de suscripción preferente.
Por último, en el caso de que la junta general delegue en el consejo de
administración la facultad de aumentar el capital social, podrá atribuirle
también la facultad de excluir el derecho de suscripción en los términos
previstos en el artículo 506 del TRLSC.
3.9. AUTOCARTERA
En España este movimiento fue impulsado a finales de los años noventa por
el entonces presidente de la CNMV, Juan Fernández-Armesto, y tuvo su
primer reflejo en el llamado Informe Olivencia de 1998 emitido por una
comisión especial presidida por este ilustre catedrático.
c) asuntos que han adquirido una especial relevancia y que han sido
objeto de especial consideración a partir de la crisis financiera (p.ej., la
determinación de la política de control y gestión de riesgos, y la
supervisión de los sistemas internos de información y control); o
d) la aprobación, previo informe de la comisión de auditoría, de las
operaciones vinculadas, con ciertas excepciones derivadas de su
naturaleza (régimen al que el Proyecto le dedica un nuevo Capítulo—el
VII bis— en el Título XIV del TRLSC, dotándole de una mayor claridad y
sistematicidad).
Por último, el comité de auditoría debe emitir, con carácter anual y previo a
la emisión del informe de auditoría, un informe de sus actividades en el que
debe expresar una opinión sobre la independencia de los auditores y debe
informar a la junta general sobre las materias de su competencia.
Por último, las sociedades cotizadas están obligadas a hacer pública con
carácter trimestral durante el primer y el segundo semestre una declaración
intermedia de gestión, dentro de los cuarenta y cinco días siguientes a la
fecha de finalización del primer y el tercer trimestre. Debe incluir una
explicación de los hechos y operaciones significativas que hayan tenido lugar
durante el período correspondiente y su incidencia en la situación financiera
del emisor y una descripción general de esta y de los resultados de la
sociedad cotizada y sus empresas controladas durante el período
correspondiente. No se exige la declaración intermedia de gestión a los
emisores que publiquen informes financieros trimestrales. En el caso de que
el Proyecto se apruebe en su redacción actual, esta información trimestral
pasará a ser voluntaria, si bien dota a la CNMV de la facultad de exigir su
publicación en el ejercicio de su función de comprobación de la información
periódica.
Tal como señala el artículo 17.4 del RAM, la sociedad cotizada, bajo su propia
responsabilidad, puede retrasar la difusión pública de la información
privilegiada siempre que la sociedad considere que la difusión inmediata
pueda perjudicar sus intereses legítimos, el retraso no induzca al público a
confusión o engaño, y la sociedad esté en condiciones de garantizar la
confidencialidad de la información. En el caso de que tal confidencialidad deje
de estar garantizada, incluyendo los casos en que un rumor se refiera de
modo expreso a información privilegiada, la sociedad cotizada deberá hacer
pública esa información lo antes posible.
Por último, el artículo 227 del TRLMV dispone que las sociedades cotizadas
deberán comunicar también a la CNMV las restantes informaciones de
carácter financiero o corporativo relativas al propio emisor o a sus valores o
instrumentos financieros que cualquier disposición legal o reglamentaria les
obligue a hacer públicas en España o que consideren necesario, por su
especial interés, difundir entre los inversores. Al igual que las
comunicaciones de información privilegiada, estas comunicaciones de otra
información relevante deberán hacerse públicas en las páginas web de la
CNMV y de la sociedad en cuestión.
Las sociedades anónimas cotizadas deben hacer público con carácter anual
un informe de gobierno corporativo, que deberá publicarse como otra
información relevante (artículo 540.3 del TRLSC), incluirse en el informe de
gestión (artículo 538 del TRLSC) y deberá seguir el contenido y la estructura
ii) pactos entre accionistas en virtud de los cuales los accionistas que
suscriben el pacto alcanzan conjuntamente los porcentajes anteriores; o
9 . L A S U P E R V I S I Ó N D E L A S SOCIEDADES COTIZADAS
En relación con las referidas facultades, cabe destacar que la CNMV tiene la
facultad de comprobar que la información periódica se ha elaborado de
conformidad con la normativa aplicable así como la de proceder, en caso
contrario, a requerir su cumplimiento (artículo 122.2 del TRLMV).
Con este fin, la CNMV podrá recabar de los auditores de cuentas de los
emisores, mediante requerimiento escrito, cuantas informaciones o
documentos sean necesarios, de conformidad con lo establecido en la Ley
de Auditoría de Cuentas (lo que no constituirá incumplimiento del deber de
secreto), y exigir a los emisores la publicación de informaciones adicionales,
conciliaciones, correcciones o, en su caso, reformulaciones de la información
periódica [artículo 234.2.t) del TRLMV].
2. COOPERATIVAS: EVOLUCIÓN LEGAL Y RÉGIMEN
AUTONÓMICO. CONCEPTO, CARACTERES Y CLASES. TIPOS
DE SOCIOS Y SUS OBLIGACIONES. ÓRGANOS DE LA
COOPERATIVA. MODIFICACIONES ESTRUCTURALES:
P E C U LIA R ID A D E S . D IS OLU CIÓN Y LIQ UIDACIÓ N
Hay que tener en cuenta que cualquier actividad económica lícita podrá ser
organizada y desarrollada mediante una cooperativa (artículo 1.2 LCoop) y
que, dependiendo de su actividad, estaremos ante una clase concreta de
cooperativa. Así, conforme al artículo 6 LCoop, las cooperativas pueden
clasificarse en: cooperativas de trabajo asociado, de consumidores y
usuarios, de viviendas, agroalimentarias o agrarias (de alto impacto social y
volumen agregado de negocio en España; v. 93 LCoop redactado por Ley
13/2013 de fomento de la integración de cooperativas agroalimentarias), de
explotación comunitaria de la tierra, de servicios, del mar, de transportistas,
de seguros, sanitarias, de enseñanza y de crédito. Cada una de estas clases
de cooperativas es objeto de normas especiales en los artículos 80 a 107
LCoop, que prevén distintos requisitos complementarios en función del tipo
de actividad y de la función principal a que se dedique la cooperativa.
Por otra parte, conviene destacar que las cooperativas presentan un régimen
especial en materia de capital (artículos 45 y ss. LCoop), dado que 1) tienen
capital variable (se establece una cifra mínima de capital desembolsado por
encima de la cual puede fluctuar libremente sin necesidad de modificación
estatutaria), y 2) las aportaciones de los cooperativistas al capital social
pueden o no ser reembolsables en caso de baja (puesto que la pérdida de
las aportaciones realizadas puede imponerse por decisión del Consejo
Rector de la cooperativa, a diferencia del derecho al reembolso del valor de
las participaciones o acciones en casos de separación o exclusión de
sociedades de capital).
d) Aceptar los cargos para los que fueren elegidos, salvo justa causa de
excusa.
En cuanto a los derechos de los socios usuarios, la LCoop establece que los
socios pueden ejercitar todos los derechos reconocidos legal o
estatutariamente, sin más restricciones que las derivadas de un
procedimiento sancionador, o de medidas cautelares estatutarias. En
concreto, los socios tienen derecho a:
Con carácter general, estos socios se regirán por lo establecido para los
socios trabajadores de las cooperativas de trabajo asociado (artículos 80 y
ss. LCoop). De todas formas, los estatutos de las cooperativas que prevean
la admisión de socios de trabajo deberán fijar los criterios que aseguren la
equitativa y ponderada participación de estos socios en las obligaciones y
derechos de naturaleza social y económica (es decir, que deberá
establecerse específicamente su régimen de participación en el resultado
cooperativo y en los eventuales excedentes). Y, en todo caso, las pérdidas
determinadas en función de la actividad cooperativizada de prestación de
trabajo desarrollada por los socios de trabajo se imputarán al fondo de
reserva (es decir, que los socios de trabajo no serán responsables
personalmente mientras haya fondo de reserva) y, en su defecto, a los socios
usuarios, en la cuantía necesaria para garantizar a los socios de trabajo una
compensación mínima igual al 70% de las retribuciones satisfechas en la
zona por igual trabajo y, en todo caso, no inferior al importe del salario mínimo
interprofesional. Por tanto, los socios de trabajo deberán, en el peor de los
casos, de acuerdo al artículo 13.4 LCoop, percibir una remuneración
equivalente al SMI por su aportación a la actividad cooperativizada (como
medida probablemente orientada a evitar el fraude de no contratar
trabajadores, sino limitarse a su admisión como socios de trabajo).
Con carácter general, la Asamblea General adoptará los acuerdos por más
de la mitad de los votos válidamente expresados, sin computar los votos en
blanco ni las abstenciones. No obstante, será necesaria la mayoría de dos
tercios de los votos presentes y representados para adoptar acuerdos de
modificación de Estatutos, adhesión o baja en un grupo cooperativo,
transformación, fusión, escisión, disolución y reactivación de la sociedad, de
conformidad con el artículo 28.2 LCoop. De todos modos, cabrá exigir en
estatutos mayorías superiores a las anteriores, sin que, en ningún caso,
rebasen las cuatro quintas partes de los votos válidamente emitidos.
2.3.3. Intervención
-La reducción del número de socios por debajo de los mínimos establecidos
en la Ley o del capital social por debajo del mínimo establecido
estatutariamente, sin que se restablezcan en el plazo de un año.
Una vez designados los liquidadores, el Consejo Rector suscribirá con ellos
el inventario y balance de la sociedad, referidos al día en que se inicie la
liquidación y antes de que los liquidadores comiencen sus operaciones.
Conglomerados societarios
Su mario:
Para poder ser considerada UTE en los términos de la ley (en otro caso,
estaremos simplemente ante acuerdos de colaboración entre empresarios,
en su caso, atípicos), el sistema de colaboración entre empresarios debe
cumplir con los siguientes requisitos (artículo 8 LUTE):
Por último, conviene tener en cuenta que el artículo 18 LAIE establece reglas
especiales en relación con su disolución. Así, La agrupación se disolverá:
1. Por acuerdo unánime de los socios (sin que quepa alterar la regla de
unanimidad en los estatutos sociales, pese a no mencionarse
expresamente esta materia en el elenco de decisiones que en todo caso
requieren acuerdo unánime, artículo 10.2 LAIE, al no ser propiamente
un acuerdo de modificación estatutaria).
Para poder optar al régimen comunitario, una AEIE debe contar con, al
menos, dos miembros de Estados miembros diferentes. Siempre que cumpla
esta condición de «relevancia comunitaria» o de actividad transfronteriza, la
AEIE puede estar integrada por sociedades y otras entidades jurídicas de
Derecho público o privado, constituidas de conformidad con la legislación de
un Estado miembro y con domicilio en la UE. También puede estar integrada
por personas físicas que desempeñen en la UE actividades industriales,
comerciales, artesanales o agrarias, o que realicen prestaciones propias de
las profesiones liberales u otros servicios.
Por tanto, a grandes rasgos, parece que las medidas que requiere la
existencia de grupos de sociedades giran en torno a una mayor transparencia
(a efectos de control y prevención de los conflictos de interés y posibles
abusos de la personalidad jurídica), a la tutela de los socios minoritarios
«externos», y al establecimiento de reglas claras en cuanto a los límites
tolerables en la separación patrimonial dentro del grupo.
La abusiva utilización de la persona jurídica para fines que no son los suyos
propios y, en especial, cuando su utilización reviste un claro matiz fraudulento
por perjudicar a los derechos de terceros, ha sido condenada por abundante
jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre la base de los artículos 6.4 y 7 del
Código Civil que proscriben el fraude de ley y el abuso del derecho. En este
sentido se han pronunciado, entre otras muchas, las sentencias del Tribunal
Supremo de 29 de junio de 2006, 22 de febrero de 2007 y 11 de marzo de
2015, destacando esta última que “la defensa del principio de buena fe que
debe presidir las relaciones mercantiles en orden a evitar que el abuso de la
personalidad jurídica, como instrumento defraudatorio, sirva para burlar los
derechos de los demás. En este sentido, y de acuerdo con los antecedentes
del presente caso, no cabe duda de que la regla o concreción normativa que
nos revela la doctrina del levantamiento del velo queda referenciada en la
protección del derecho de crédito y su necesario entronque con el plano de
la responsabilidad patrimonial del deudor, pues se trata de evitar que el
abuso de la personalidad jurídica pueda perjudicar el legítimo pago de la
deuda existente”.