Está en la página 1de 51

Unidad 5: LA COMUNICACIÓN DEL PROCESO DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

La comunicación científica: sus tipos y pautas. El reporte científico y la redacción del informe
de investigación: su estructura y presentación final. Normas de redacción y publicación de la
Asociación Americana de Psicología (APA): presentación, aplicación y críticas

1. APA (2002): manual de estilo de publicaciones de la apa (1-81)


2. Botta: tesis, monografías e informes. Cap. 1: cómo afrontar el desafío de la escritura
profesional – Cap. 7: la redacción final – Cap. 8: apartado 8 Abreviaturas
3. Carli: la ciencia como herramienta: cap. 6: las hipótesis, apartado: el lenguaje,
elemento y funciones (105 a 107)
4. Carpintero: Información psicológica ¿Cómo y cuánta? (37- 40)
5. Fierro: contra el formato editorial (309 a 316)
6. Penagos Corzo: guía rápida del manual de publicaciones de la APA – 5ta edición
7. Zavala Trías: guía a la redacción en el estilo APA- 6ta edición

1
APA (2002): manual de estilo de publicaciones de la apa (1-81)

APA. Manual de estilo de publicaciones de la APA. Caps. 1 y 2

Cap. 1

El medio tradicional para la comunicación científica de los resultados de una investigación es


la revista científica. Es la depositaria del conocimiento acumulado dentro de un área.

El proceso de escribir requiere inicialmente una revisión y evaluación cabales de la literatura,


lo que ayuda a que el interesado se familiarice con el campo correspondiente como un todo, y
establece si la idea de uno es verdaderamente nueva y significativa.

Calidad del contenido

Por mucha habilidad que se tenga para redactar, no es posible disfrazar una investigación que
se haya planteado o manejado con deficiencia. Antes de presentar un informe configurado
como manuscrito, ud, como aspirante a autor, debe revisar de manera critica la calidad de la
investigación y preguntarse si es lo suficientemente importante y si está libre de
imperfecciones como para justificar su publicación.

La mayoría de los investigadores tienen arrumbados en un cajón uno o más estudios que
fracasaron en superar esta prueba. No importa que tan bien escrito éste, un artículo que
refleje métodos deficientes resulta inaceptable.

♪ Evaluación del contenido

Antes de preparar un manuscrito, se debe evaluar la investigación y juzgar si ésta es una


contribución importante al campo de estudio.

Características de la autoría y los artículos

♪ Autoría

Para evitar una interpretación errónea y preservar el prestigio y las relaciones personales, lo
mejor es establecer, tan pronto como sea posible dentro de un proyecto de investigación,
quien aparecerá como autor, cual Serra el orden de la autoría y quien recibiría una modalidad
alternativa de reconocimiento.

♪ Tipos de artículos

Los informes de estudios metodológicos son informes de investigación originales. Por lo


común, consisten en distintas secciones que reflejan las frases dentro del proceso de
investigación y se presentan en la secuencia de las siguientes etapas:

 Introducción: desarrollo del problema bajo investigación y establecimiento del objetivo


de la misma;
 Método: descripción del método utilizado para llevar a cabo la investigación;
 Resultados: informe de los resultados que se encontraron; y
 Discusión: interpretación y análisis de las implicaciones de los resultados.

2
Los artículos de reseña o recensión, incluso los metaanálisis, son evaluaciones críticas acerca
de material ya publicado. Al organizar, integrar y evaluar material previamente publicado, el
autor de un artículo de recensión considera el avance de la investigación actual para la
clarificación de un problema. En cierto sentido, un artículo de reseña es preceptor en cuanto a
que el autor:

 Define y clarifica el problema


 Sintetiza investigaciones previas, con la finalidad al lector acerca del estado de una
investigación en curso;
 Identifica relaciones, contradicciones, lagunas e inconsistencias en la literatura;
 Propone el o los pasos siguientes en la solución del problema.
Los componentes de los artículos de recensión, a diferencia de las secciones de informes de
estudios empíricos, se ordenan por relación, más que por cronología.

Los artículos teóricos son documentos en los que el autor se apoya en la literatura de
investigación ya existente, para avanzar la teoría en cualquier área de la psicología. Los
artículos de recensión y los artículos teóricos con frecuencia resultan similares en estructura;
sin embargo, estos últimos presentan información empírica sólo cuando afecta aspectos
teóricos. El autor sigue el desarrollo de la teoría con el fin de expandir y depurar constructos
teóricos. Por lo común, el autor presenta una nueva teoría. También puede analizar la teoría
sobre otra. En este tipo de análisis teórico el autor, de manera habitual, examina la
consistencia interna y externa de una teoría, es decir, si ésta se contradice a sí misma, si la
teoría y la observación empírica se contradicen entre sí.

Otros tipos de artículos presentados con menor frecuencia en revistas científicas de la APA
incluyen informes breves, comentarios y contestaciones a artículos publicados previamente,
discusiones acerca de métodos cuantitativos, historias de caso y monografías.

♪ Extensión, encabezado y tono

Extensión. Determine la extensión común de un artículo de la reviste científica para la cual


escribe, y no la exceda, a menos que usted redacte una monografía o algún otro material
excepcional.

Encabezados. Utilícelos para dar a entender la secuencia y los niveles de importancia. Los
encabezados ayudan a que el lector capte las generalidades y la importancia relativa de las
porciones de las partes.

Tono. Aunque la redacción científica difiere en forma de la escritura literaria, no necesita y no


debe carecer de estilo o ser monotema.

Partes de un manuscrito

♪Portadilla

Título. Debe sintetizar la idea principal del escrito de una manera sencilla y, si es posible, con
estilo. Debe ser un enunciado conciso acerca del tema principal y debe identificar las variables
reales o los aspectos teóricos bajo investigación y la relación entre ellos. Un título debe ser
completamente explicativo por sí solo.

Evite las palabras que no sirvan para propósitos útiles; que aumenten la extensión y puedan
confundir a las personas que elaboran los índices. Por ejemplo, las palabras método y
resultados normalmente no aparecen en un título, y no deben hacerlo tampoco redundancias
3
como “Un estudio de” o “Una investigación experimental de”. La extensión recomendada para
un título es de 10 a 12 palabras.

Nombre y afiliación institucional del autor. El nombre del autor y la institución en la cual se
efectúo la investigación (sin las palabras por o de la).

Nombre del autor. La modalidad preferida para el nombre del autor es el nombre de pila y los
apellidos, utilice el mismo prototipo para toda publicación a lo largo de su carrera; es decir, no
emplee iniciales en un manuscrito y el nombre completo en otro posterior. Omita todos los
títulos (Dr., Prof.) y los grados (phd, psyd, edD).

Afiliación institucional. No introduzca más de dos afiliaciones. Cuando un autor no afiliación


institucional, anote la ciudad y la entidad de residencia bajo el nombre del mismo.

♪ Resumen

Es un sumario completo acerca del contenido del artículo, el cual permite que los lectores
reconozcan con rapidez tal contenido. El resumen necesita ser compacto en su información,
pero también legible, bien organizado, de corta extensión y completo.

Un buen resumen es:

 Preciso: refleje de manera correcta el objetivo y contenido del manuscrito. No incluya


en él información que no aparezca en el cuerpo escrito.
 Completo: defina todas abreviaturas (excepto las unidades de medida) y los acrónicos.
Defina los términos poco comunes.
 Conciso y específico: no deben exceder de 960 caracteres y espacios, lo cual implica
alrededor de 120 palabras (no desperdicie espacio con la repetición del título).
Maneras de ahorrar caracteres:

- Utilice dígitos para todas las cifras, excepto para aquellas que comiencen una oración.
- Utilice abreviaturas con abundancia (emplee vs. en lugar de versus), si bien todas las
que necesitan explicarse dentro del texto, también deben escribirse completas cuando
se les utiliza por primera vez en el resumen.
- Utilice la voz activa (pero sin los pronombres personales yo o nosotros).
 No evaluativo: informe más que evalúe; no añada o comente sobre lo que se
encuentra en el cuerpo del manuscrito.
 Coherente y legible: escriba en prosa y vigorosa.
Nota para autores de capítulos de libros: por común, los capítulos de libros no requieren de un
resumen. Sin embargo, la inclusión inicial de un enunciado del objetivo específico beneficiara
al lector, al igual que ayudara a los servicios de síntesis e indización a conformar
representaciones de contenido apropiadas.

♪ Introducción

Planteamiento del problema. El contenido de un artículo inicia con una introducción que
presenta el problema específico bajo estudio y describe la estrategia de investigación. Debido
a que la introducción se identifica claramente por su posición dentro del artículo, no se rotula.
Antes de redactarla considere:

-¿Cuál es el propósito del estudio?

-¿Cómo se relacionan las hipótesis y el diseño experimental con el problema?


4
-¿Cuáles son las implicaciones teóricas del estudio y cómo se relaciona con trabajos previos
en el área?

-¿Cuáles son las proposiciones teóricas sometidas a prueba y cómo se obtuvieron?

Desarrollo de los antecedentes. Analice la literatura, pero no incluya una revisión histórica
exhaustiva. Dé por sentado que el lector tiene conocimientos acerca del área sobre la que
usted escribe y no requiere un compendio completo. Una revisión del trabajo previo
proporciona un historial adecuado y reconoce la prioridad de la labor desempeñada por otros.
Es parte de la responsabilidad científica y de investigación del autor citar y dar crédito
especifico a trabajos previos relevantes. Esto es esencial para el desarrollo de una ciencia
acumulativa. No obstante, cite haga referencia sólo a trabajos pertinentes al tema específico y
no a aquellos que tengan tan sólo una significación tangencial o general. Si usted resume
trabajos anteriores, evite los detalles no esenciales; en vez de ello, enfatice los hallazgos
pertinentes, los aspectos metodológicos relevantes y las principales conclusiones. Refiera al
lector a informes o revisiones generales del tema, si éstos se encuentran disponibles.

Demuestre continuidad lógica entre el trabajo previo y el actual.

♪ Método

Describe en detalle la manera en que se efectúo el estudio. Tal descripción le permite al lector
evaluar la propiedad del método que se empleó, así como la confiabilidad y la validez de los
resultados obtenidos.

Identificación de subsecciones. Es usual y conveniente dividir la sección de método en


subsecciones rotuladas. Éstas incluyen descripciones de los participantes, las herramientas (o
materiales) y el procedimiento.

Herramientas. Esta subsección describe brevemente las herramientas o materiales utilizados


y su función dentro del experimento. En general, el equipo estándar de laboratorio, tal como
mobiliario, cronómetros o pantallas, puede mencionarse sin dar detalles. Identifique los
equipos especializados obtenidos de algún proveedor comercial, a través del número de
modelo del equipo, así como del nombre y ubicación del proveedor.

Procedimiento. Resume cada paso en la ejecución de la investigación. Incluya las


instrucciones para los participantes, la formación de los grupos y las manipulaciones
experimentales específicas. Describa la aleatorización, el contrabalanceo y otras
particularidades de control en el diseño. Resuma o parafrasee las instrucciones, a menos de
que sean poco comunes o constituyan una manipulación experimental, en cuyo caso deben
presentarse al pie de la letra. La mayoría de los lectores están familiarizados con los
procedimientos estándar de experimentación; a menos de que se utilicen procedimientos
nuevos o especiales, no los describa en detalle.

Recuerde que la sección de método debe informarle al lector con suficiente detalle, qué es lo
que usted hizo y cómo lo hizo, de manera que éste tenga la posibilidad de replicar su estudio.

♪ Resultados

Resume los datos recolectados, así como su tratamiento estadístico. 1°, exponga brevemente
los resultados o hallazgos principales. Después presente con suficiente detalle los datos, para
justificar las conclusiones.

5
Tablas y figuras. Puede ser más útil resumir los resultados y el análisis en tablas o figuras
que en texto; por ejemplo, una tabla puede mejorar la legibilidad de conjuntos complejos de
resultados de análisis de varianza. Evite repetir los mismos datos en diversos lugares.

Presentación estadística. Dé por sentado que su lector tiene conocimiento profesional sobre
estadística.

Potencia estadística. Por costumbre debería proporcionar evidencia de que su estudio tiene
suficiente potencia como para detectar los efectos de interés sustancial. De manera similar,
usted debería estar conciente del papel que representa el tamaño de la muestra en los casos
en los que es deseable no rechazar la hipótesis nula, cuando se someten a prueba a varias
suposiciones implícitas al modelo estadístico adoptado.

Significación estadística. Dos tipos de probabilidades asociadas con la significación de las


pruebas estadísticas inferencia les. Una se refiere a la probabilidad a priori que usted haya
seleccionado como nivel aceptable para rechazar de manera errónea una hipótesis nula
dada. Llamada nivel alfa.

El otro tipo se refiere a una probabilidad a posteriori de obtener un resultado que sea más
extremo o más que el valor real de los datos estadísticos obtenidos, suponiendo que la
hipótesis nula sea verdadera.

♪ Discusión

Después de presentar los resultados, se encuentra usted en posición de evaluar e interpretar


sus implicaciones, en especial con respecto a su hipótesis original. Está en libertad para
examinar, interpretar y calificar los resultados, así como también para extraer inferencias de
ellos. Enfatice cualesquiera consecuencias teóricas de los resultados y la validez de sus
conclusiones. (Cuando la discusión es relativamente breve y directa, algunos autores prefieren
combinarla con la sección anterior de Resultados, lo cual produce Resultados y Conclusiones
o Resultados y Discusión).

Dentro de la discusión evite la polémica, la trivialidad y las comparaciones teóricas débiles. La


especulación es adecuada sólo si: a- se le identifica como tal, b- se relaciona de manera
estrecha y lógica con los datos empíricos o con la teoría y c- se expresa de modo conciso.
Puede ser apropiado identificar las implicaciones prácticas y teóricas de su estudio, sugerir
mejorías para su propia investigación o proponer nuevas investigaciones, pero estos
comentarios deben ser breves.

Cap. 2

Presentación ordenada de las ideas

La continuidad reside en las palabras de transición o nexos. Éstos ayudan a mantener el curso
de pensamiento, especialmente cuando la materia es compleja y abstracta. Un pronombre que
remite a un sustantivo en la oración precedente al cual sustituye, no sólo sirve cual transición,
sino que además evite repetirlo. También funcionan como nexos las conjunciones, las
preposiciones y los adverbios temporales, los adverbios que indican causa-efecto, los
afirmativos, los comparativos-modales, los contrastivos, los consecutivos, etc.

♪ Fluidez de la expresión

6
La prosa científica y la creación literaria sirven a los diferentes propósitos. En una escritura
poética constantemente se encuentran artificios que tal vez desconcierten o molesten a los
lectores de documentos científicos. Por consiguiente, usted debe eludir estos artificios y
tender hacia una comunicación clara y racional.

Pedir a un colega la lectura de su texto permitirá el descubrimiento de tales problemas.


Usualmente usted detectara omisiones, irrelevancias y cambios bruscos de tono haciendo a
un lado el escrito y releyéndolo después. Si además revisa su escrito en voz alta, tendrá
mayor oportunidad de captar problemas como los cambios de tono bruscos.

♪ Precisión y claridad

Elección de la palabra. Asegúrese de que todas las palabras signifiquen lo que usted quiere
decir. Tarde o temprano muchos autores descubren una discrepancia entre el sentido que
ellos atribuyen a un término y la definición dada por el diccionario. En el estilo informal, por
ejemplo, sentir comúnmente suplanta a pensar o creer, pero en el estilo científico tal libertad
se considera inaceptable. Evite las expresiones coloquiales.

Manual de Publicaciones de la APA

Capítulo 2: Expresión de ideas

Introducción:

Este capítulo trata sobre la redacción y el estilo que deben seguir los autores de artículos
científicos en psicología. El objetivo general de las secciones siguientes es el manejo del
lenguaje claro y directo, el pertinente a la escritura científica; las notas obedecen a la
necesidad de extender, diferenciar o matizar cómo ocurre tal error y qué debe hacerse al
escribir en español ante los casos señalados en el Manual de estilo, originalmente en inglés.

Este capítulo proporciona algunos principios generales de escritura expositiva, en oposición a


la poética o literaria y demuestra cómo la gramática correcta permite una comunicación clara y
sugiere métodos para evaluar y mejorar estilo de redacción. Un interés serio por el lenguaje
facilita el producir una prosa comprensible y ordenada que agudice y fortalezca su estilo
personal y confiera individualidad a la expresión y el propósito.

Estilo de escritura:

2.01 Presentación ordenada de las ideas:

Las unidades de pensamiento —ya sea una sola palabra, una oración o un párrafo, o una
secuencia mayor— deben organizarse. Para que los lectores comprendan lo que usted les
presenta tiene que haber continuidad en las palabras y los conceptos, y un desarrollo temático
desde la premisa inicial hasta la conclusión.

La continuidad se puede obtener de varias maneras. Por ejemplo, los signos de puntuación
ayudan a la continuidad al mostrar las relaciones existentes entre las ideas. Éstos indican al
lector las pausas, inflexiones, subordinación y ritmo normales en el discurso. Practique el
rango completo de los signos de puntuación disponibles: nunca abuse o prescinda de un signo
como las comas o los guiones.
7
Otro modo de favorecer la continuidad es a través de las palabras de transición o nexos. Éstos
ayudan a mantener el curso del pensamiento, especialmente cuando la materia es completa o
abstracta. También funcionan como nexos las conjunciones, las preposiciones y los adverbios
temporales (entonces, después, antes, mientras, desde), los adverbios que indican causa-
efecto (por tanto, consecuentemente, como resultado de), los afirmativos (además, también,
cierto, verdaderamente, asimismo), los comparativo-modales (similarmente), los contrastivos
(contrariamente), los consecutivos (como sea), etc.

La escritura científica debe ser precisa; por tanto, conviene limitar el uso de estas palabras a
su sentido exacto, en este caso el temporal.

2.02 Fluidez de la expresión:

La prosa científica y la creación literaria sirven a diferentes propósitos. En una escritura


poética constantemente se encuentran artificios —por ejemplo, crear ambigüedad, incluir lo
inesperado, omitir lo esperado y súbitamente desplazar el tema, el tiempo o la persona— que
tal vez desconcierten o molesten a los lectores de documentos científicos. Por consiguiente,
usted debe eludir estos artificios y tender hacia una comunicación clara y racional.

Debido a que usted ha pasado demasiado tiempo cerca de su material y probablemente por
ello haya perdido objetividad, quizás no observe de inmediato ciertos problemas, en especial
contradicciones que otro lector si podría inferir. Pedir a un colega la lectura de su texto
permitirá el descubrimiento de tales problemas.

Siendo consistente en el manejo de los tiempos verbales, usted ayudará a sostener una
expresión fluida. El tiempo pretérito (e.g., "Smith -mostró") o el antepresente (e.g., "los
investigadores han mostrado") resultan apropiados para las reseñas o recensiones literarias y
la descripción del procedimiento si la discusión versa sobre eventos pasados. Mantenga el
tiempo elegido. Escoja el tiempo pretérito (e.g., "la ansiedad disminuyó de manera
significativa") para exponer los resultados. Opte por el presente (e.g., "los resultados del
Experimento 2 indican") para discutir los resultados y exponer las conclusiones.

El hipérbaton o ruptura sintáctica consiste en anteponer muchos adjetivos (los cuales, en este
caso, se denominarían epítetos) al sustantivo que modifican, lo que crea otra manera de
cambio abrupto de tono. Esto en cuanto al inglés; en español los adjetivos generalmente
proceden al sustantivo al que califican, aunque también hay epítetos, y el exceso de ambos
oscurece el sentido. Por ejemplo, en español, un hipérbaton: “una técnica de pregunta control
que es comúnmente utilizada para ampliar los temas en las investigaciones…”.

Una tentativa para ordenar los hipérbaton es localizar al sujeto y luego, mediante verbos y
nexos, intentar descubrir la función que lleva a cabo cada parte del sintagma oracional. Por
ejemplo: “un diagnóstico de trastornos del pensamiento erróneo en la infancia temprana”
puede reorganizarse para leerse “el diagnóstico erróneo de los trastornos del pensamiento en
la infancia temprana”.

Diga únicamente lo que necesita ser dicho. Los editores trabajan con un número limitado de
páginas impresas y, por tanto, muchas veces piden a los autores que reduzcan los
8
manuscritos presentados. Usted puede acortar artículos largos al eliminar la redundancia (los
pleonasmos), la palabrería, los galimatías, la prosa densa. Elimine las descripciones
exhaustivamente detalladas de las herramientas, los participantes o los procedimientos, los
embellecimientos gratuitos, las elaboraciones de lo obvio y las observaciones irrelevantes o
las digresiones.

Las palabras y las oraciones breves se comprenden con mayor facilidad que las extensas. No
obstante, un término técnico largo puede precisar más que varios vocablos cortos, y los
tecnicismos son insoslayables en el informe científico.

Jerga: la jerga y la palabrería constituyen la principal causa de una escritura poco económica.
Jerga significa el recurrente empleo de tecnicismos vinculados a una profesión, aun donde no
es pertinente. La jerga científica irrita al lector, obstruye la comunicación informativa y
desperdicia espacio.

Palabrería: puede impedir la captación inmediata del mensaje. Sustituya “con base en el
hecho de que” con “porque”, “en los tiempos actuales” con “ahora” y “con el propósito de que”
con “para”. La verborrea incontenida incurre en embellecimientos y florituras obviamente
inapropiados en el estilo científico.

Redundancia: muchas veces los autores llegan a ser redundantes en un esfuerzo por ser
enfáticos. No recurra a más palabras de las necesarias al sentido que usted quiere dar.

Extensión de las oraciones: aunque escribir sólo con oraciones simples (con un sujeto y su
predicado) produce una prosa cortante y aburrida, redactar exclusivamente en largas
oraciones complejas (conformadas por varias oraciones) acarrea dificultades, ocasionando
algunas veces un texto ininteligible. Variar la extensión ayuda a mantener la comprensión y el
interés del lector.

Aplique similar cuidado a la extensión del párrafo. Los párrafos integrados sólo por oraciones
simples se tornan cortantes. Aquellos que son demasiado largos ocasionan que se pierda la
atención del lector.

2.04 Precisión y calidad

Elección de la palabra: hay que asegurarse de que todas las palabras significan lo que uno
quiere decir. En el estilo informal, por ejemplo, sentir comúnmente suplanta a pensar o creer,
pero en el estilo científico tal libertad es inaceptable.

Coloquialismo: evite expresiones coloquiales, las cuales diluyen el significado (por ejemplo,
poner por escrito en vez de redactar un informe). Los cuantificadores indefinidos como una
parte bastante grande debilitan los informes que describen observaciones empíricas
particularmente.

Pronombres: Los pronombres confunden al lector a menos que el sustantivo al que aluda cada
pronombre sea obvio; los lectores no deben tener que buscar en el texto previo para
determinar el sentido de un término. Los pronombres demostrativos son los que más

9
problemas implican, especialmente éste, ése, aquél y aquello cuando remiten a una oración
anterior.

Comparaciones: las comparaciones dudosas o absurdas ocurren cuando se elide el verbo


clave o la estructura es asimétrica. Examine, por ejemplo, lo siguiente: "Los niños de diez
años estuvieron más dispuestos a jugar con sus compañeros que los de ocho años" ¿La
oración significa que los niños de diez años, en comparación con los de ocho, estuvieron más
dispuestos a jugar con sus pares? ¿O quiere decir que los niños de ocho años estuvieron
menos dispuestos a jugar con otros niños de diez años? Resulta dudoso. Optar por la
estructura oracional completa y por la palabra exacta disminuye la ambigüedad.

Atribución: atribuir erróneamente una acción, en un esfuerzo por mostrarse objetivo, puede
ocasionar equívocos:

• Tercera persona: escribir "El experimentador instruyó a los participantes", cuando el sujeto
"el experimentador" se refiere a usted mismo es confuso y podría interpretarse como que
usted no tomó parte en su propio estudio.

• Antropomorfismo: no confiera características humanas a los seres vivos no humanos ni


tampoco a los objetos.

• Plural editorial: para claridad, usar el nosotros únicamente para referirse a uno mismo y a
sus coautores, no cuando hay un solo autor. Hay que evitar el plural mayestático y el de
cortesía o modestia.

2.05 Estrategias para mejorar el estilo

Los autores recurren a varias tácticas para expresar sus ideas en el papel. Hay tres maneras
de aproximarse a la escritura profesional y eficaz: a) desarrollar el texto a partir de un borrador
o esquema; b) hacer a un lado el primer borrador para corregirlo después de algún tiempo; y
c) pedir a algún colega que critique el borrador.

Desarrollar el tema a partir de un esquema ayuda a conservar la lógica propia de la


investigación. Este esquema identifica y organiza las ideas principales, define las ideas
subordinadas y sirve para disciplinar su escritura, esquivar las digresiones tangenciales y
tomar nota de las omisiones.

Releer el texto luego de haberlo dejado a un lado durante algún tiempo, permite una
aproximación renovada y encontrar errores que antes no se veían.

Cuando haya corregido estos errores, proporcione una copia ya pulida a algún colega para
una revisión crítica.

Gramática:

La gramática incorrecta y la construcción descuidada de las oraciones distraen al lector,


provoca; ambigüedad y generalmente obstruyen la comunicación. La gramática correcta y una

10
construcción bien pensada simplifican la tarea del lector y evitan la ambigüedad en la
comunicación.

2.06 Verbos:

Los verbos son comunicadores vigorosos y directos. Prefiera la voz activa a la pasiva, y
seleccione cuidadosamente el modo o el tiempo.

Prefiera la voz activa:

 Inadecuado: los participantes fueron sentados en cómodas sillas equipadas con micrófonos
que emitieron los estímulos tonales.

 Adecuado: los participantes se sentaron en cómodas sillas…

La voz pasiva se acepta en la escritura expositiva y cuando se quiere enfocar el objeto directo
o a quien recibe la acción (el paciente) más que al sujeto que la realiza (el agente): "los
oradores fueron colocados a ambos lados del presidente" (el lugar de los oradores, no quienes
los ubicaron, podría ser el punto central en la sección del Método, por ejemplo); "El Presidente
fue atacado" (enfatiza la importancia de la persona atacada).

Usar el tiempo pretérito:

Para expresar una acción o una condición que sucedió en un tiempo específica y
definitivamente pasado, como la discusión sobre el trabajo de otro investigador y como
cuando usted presenta sus propios resultados.

 Incorrecto: Ramírez (1993) presenta los mismos resultados.

 Correcto: Ramírez (1993) presentó los mismos resultados.

Usar el tiempo antepresente:

Para indicar una acción pasada o una condición la cual no sucedió en un tiempo específico, o
una acción comenzada con anterioridad pero que dura hasta el presente.

 Incorrecto: Desde entonces los investigadores de varias disciplinas emplearon este método.

 Correcto: Desde entonces los investigadores de varias disciplinas han empleado este
método.

Emplee el subjuntivo:

Para describir únicamente aquellas condiciones contrarias al hecho verificado o bien


improbables; no lo maneje para referirse a simples condiciones o contingencias. El modo
subjuntivo refiere acciones hipotéticas, en oposición a las presuntamente reales que el
indicativo expresa.

11
 Incorrecto: Si el experimento no fue diseñado de este modo, el desempeño de los sujetos
se deterioraría.

 Correcto: Si el experimento no hubiese sido diseñado de este modo, el desempeño de los


sujetos se deterioraría.

2.07 Concordancia entre el sujeto y el verbo:

Un verbo debe concordar en número (por ejemplo, singular o plural) y persona con su sujeto a
pesar de que intervengan frases que comiencen con palabras tales como junto con, inclusive,
más y así como; en inglés. En español, puede variar según el caso específico, pero lo
preferible es que cuando varios sujetos corresponden a un mismo verbo, éste tienda a
concertar en plural.

Cuando el sujeto está formado por varios sustantivos de la misma persona gramatical debe
concertar con ella, siempre en plural: sus manos, sus ojos, su boca eran tan hermosos.

Cuando dos o más sujetos se hallan unidos por la conjunción y, sea expresa o tácita, en una
enumeración, el verbo debe concertar con ellos en plural: el instante y la eternidad coinciden
en ese momento iluminado; el ensayo, el cuento, el poema, requieren talentos diversos pero la
misma dedicación y entrega.

 Incorrecto: El porcentaje de respuestas correctas así como la velocidad de las respuestas


se incrementé con la práctica.

 Correcto: El porcentaje de respuestas correctas así como la velocidad de las respuestas se


incrementaron con la práctica.

Tanto en español, cuanto en inglés, ciertas palabras como los latinismos se emplean en su
plural inicial -datum, data: en castellano se maneja dato(s)-y, aunque algunas palabras
pueden tener varias formas en uso, la forma castellanizada se considera preferible para la
mayor parte de los casos: memorandos y currículos se prefieren a memoranda y currícula, por
ejemplo, aunque las dos últimas muchas veces son aceptadas.

Los nombres colectivos (por ejemplo serie, equipo, par) pueden referir desde algunos hasta
muchos elementos o bien a uno solo. Si la acción del verbo indica la del grupo como un todo,
considere singular el sustantivo. Si la acción verbal alude a los miembros del grupo en tanto
individuos, trate como plural el sustantivo.

El pronombre indefinido ninguno (-s) puede ser singular o plural. Cuando el sustantivo que le
sigue es singular, use un verbo singular; cuando el sustantivo sea plural, utilice un verbo en
plural. Si usted quiere decir ni uno, sustituya ninguno por esta locución y emplee el verbo en
singular:

 Singular en contexto: Nada de la información resultó correcta

 Plural en contexto: Ninguno de los niños terminaron en el tiempo asignado.

12
 Pero: Ni uno de los niños terminó en el tiempo asignado

2.8 Pronombres

Los pronombres reemplazan a los sustantivos. Cada pronombre debe referirse claramente a
su antecedente y debe concordar con este último en género y número. Un pronombre debe
concordar en número (Le., singular o plural) con el sustantivo al que sustituye. Recuérdese
que al menos en español, el número de los verbos con los sustantivos colectivos dependerá
de lo que quiera enfatizarse. Los siguientes ejemplos se consideran correctos o incorrectos
para el inglés; en español, son cuestionables (ej., ¿se considera al grupo como una unidad o
como un conglomerado de individuos?).

Incorrecto: El grupo mejoró sus puntuaciones 30%.

Correcto: El grupo mejoró su puntuación 30%.

Incorrecto: Ni el más alto calificador ni el más bajo calificador en el grupo tuvo alguna duda
sobre la competencia que ellos mismos poseían.

Correcto: Ni el más alto calificador ni el más bajo calificador en el grupo tuvo alguna duda
sobre la competencia que él (ella) mismo(a) poseía.

Un pronombre debe concordar en género (Le. masculino, femenino o neutro) con el sustantivo
al cual remite. Esta regla se extiende a los pronombres relativos (pronombres que vinculan
oraciones subordinadas a otras principales). Utilice quien para referirse a seres humanos; use
que o cual para indicar seres vivos no humanos o animales y para indicar cosas.

Incorrecto: Las ratas quienes completaron exitosamente la prueba recibieron recompensa.

Correcto: Las ratas que completaron exitosamente la prueba recibieron recompensa.

En inglés, emplee pronombres neutros para aludir a animales "the dog...it" o "el perro...ello") a
menos que los animales hayan sido nombrados con sustantivos propios:

Sin embargo, en español, los seres vivos no humanos se refieren mediante los mismos
pronombres con que se alude a los seres vivos humanos él o ella y no ello.

Los pronombres pueden funcionar como objetos directos u objetos indirectos de los verbos o
de las preposiciones. Use quien como objeto directo y a quien (o antecedido por otra
preposición, así "para quien") como objeto indirecto o suplemento de los verbos que requieren
preposición, v.g. "salir". Usted determinará si un pronombre de relativo funciona como objeto
directo o indirecto de un verbo intercambiando la oración subordinada por un pronombre
personal. Si puede sustituirlo por él o ella, quien o que resulta correcto; si mejora
sustituyéndolo con a él o a ella (o para él o para ella), a quien será el pronombre adecuado.

Incorrecto: Nombre el participante a quien usted encontró con puntuaciones por encima de la
mediana.

13
Correcto: Nombre el participante que usted encontró con puntuaciones por encima de la
mediana.

En español, la confusión entre objeto directo y objeto indirecto resulta más evidente cuando se
utilizan los pronombres lo o le, que dan nombre a lo que se denomina loísmo o laísmo y
leísmo. Un ejemplo de cada uno seda:

Incorrecto: Yo lo traje informes. [Lo traje informes a él: loísmo] Correcto: Yo le traje Informes.
[Le traje Informes a él: aquí el pronombre /e es correcto pues funciona como objeto Indirecto.

• Los verbos que requieren un objeto directo para completar su significado se


denominan transitivos.

• Lo que sigue a la preposición en una frase prepositiva, en este caso un pronombre, se


denomina término de preposición.

Correcto:

Yo le traje Informes. [Le traje Informes a el: es objeto Indirecto] Incorrecto: Yo le traje (a él),
[Le es incorrecto pues aquí sustituye al objeto directo, que debe reemplazarse par lo.
Obsérvese que la confusión puede ocurrir pues le y la

Correcto:

Yo lo traje (a él). [Él fue traído por ml]: si acepta cambiarse a la voz pasiva, entonces es objeto
directo y debe sustituirse por lo

En la frase compuesta por un pronombre o un sustantivo más un participante presente (ej.,


corriente, volante) que funciona como el término de una preposición, el participio de presente
puede ser tanto, sustantivo cuanto modificador de un sustantivo, dependiendo del significado
que se pretenda. Cuando usted utilice el participio de presente, convierta el otro pronombre o
sustantivo en posesivo.

Este primer ejemplo no es útil en español, sino sólo para el inglés, debido a la diferencia entre
ambas lenguas referentes a los pronombres y su empleo; no así el segundo ni el tercero,
trasladables al español:

2.09 Modificadores mal colocados y modificadores sobrantes

Un adjetivo o un adverbio, ya sea una sola palabra o una frase, deben referirse claramente a
la palabra que modifica. Los modificadores mal colocados, debido a su lugar en la oración,
modifican ambigua o ilógicamente una palabra. Usted puede eliminar esto colocando el
adjetivo o el adverbio lo más cercano posible a la palabra que modifica.

Confuso: El investigador evaluó a los participantes siguiendo este procedimiento. [La


sentencia deviene confusa pues tanto el investigador cuanto los participantes pudieron haber
seguido este procedimiento.

14
Claro: Siguiendo este procedimiento, el investigador evaluó a los participantes.

Claro: El investigador, siguiendo este procedimiento, evaluó a los participantes.

Incorrecto: Basados en estos supuestos nosotros desarrollamos un modelo... [Esta


construcción dice "nosotros estamos basados en -un supuesto".]

Incorrecto: Después de separar a los participantes en grupos, el grupo A fue evaluado.

Muchos escritores tienen problemas con. La palabra sólo. Coloque sólo junto a la palabra o
frase que modifica.

Incorrecto: Estos datos sólo proporcionan un resultado parcial. Correcto: Estos datos
proporcionan sólo un resultado parcial.

Incorrecto: nosotros encontramos una media de 7.9 errores en el primer ensayo y sólo una
media de 1.3 errores en el segundo. Correcto: Nosotros encontramos una media de 7.9
errores en el primer ensayo y una media de sólo 1.3 errores en el segundo.

Los modificadores sobrantes no poseen un referente en la oración. Muchos de éstos son el


resultado de la voz pasiva. Al escribir en voz activa, usted puede evitar muchos modificadores
sobrantes.

Los adverbios pueden emplearse como palabras introductoras o de transición. Los adverbios
modifican verbos, adjetivos u otros adverbios y expresan modo (determinativos, v.g.
paseamos mucho) o cualidad (calificativos, v.g. muchos paseos). De cualquier manera,
algunos adverbios --como afortunadamente. similarmente, ciertamente, consecuentemente,
contrariamente y lamentable odesafortunadamente—pueden emplearse también corno
palabras introductora de transición tanto cuanto su sentido lo determine, por ejemplo, resulta
afortunado que o de manera similar, estas dos últimas son locuciones que, al emplearse con
una función adverbial en la oración, se denominan modos adverbiales pues sustituyen a
afortunadamente y a similarmente).Utilice pertinentemente los adverbios en tanto palabras
introductoras o bien de transición. Pregúntese si es necesaria tal introducción o transición y si
el adverbio ha sido manejado de modo correcto.

El modo adverbial que con mayor frecuencia aparece erróneamente escrito es más
importantemente. Importantemente significa de manera importante, no esto es importante.

Incorrecto: Más importantemente, la cantidad total de memoria disponible a largo plazo, y no


el ritmo de actividad extendida, impulsa la tasa y la probabilidad de recuperación.

Correcto: Más importante, la cantidad total disponible de memoria...

Otro adverbio comúnmente mal dicho como palabra introductora o de transición es


esperadamente. Esperadamente quiere decir de manera esperada o lleno de esperanza;
esperadamente no debe ser empleado para referirse a yo espero o se espera que.

15
Incorrecto: Esperadamente, éste no será el caso. Correcto: Yo espero que éste no sea el
caso.

2.10 Pronombres de relativo y nexos subordinantes

Los pronombres de relativo (que, quien, el que/la(s)/lo(s): cuyo) y los nexos subordinantes
adverbiales de tiempo (ej., desde, mientras) o concesivos introducen un elemento subordinado
a la cláusula principal e indican la relación que establece entre ambos, la función que lleva a
cabo el elemento subordinado en la oración principal. Por tanto, seleccione con cuidado estos
pronombres y nexos; intercambiarlos puede restar precisión al significado que usted haya
pretendido dar.

Pronombres de relativo

Que versus cual. Las oraciones introducidas por que (llamadas especificativas) son esenciales
para el sentido de la oración:

Los animales que se desempeñaron bien en el primer experimento fueron incluidos en el


segundo.

Las oraciones subordinadas introducidas por la(s), lo(s) cuales pueden meramente añadir
información (explicativas) o bien ser esenciales (especificativas) para comprender el sentido
de la oración:

Explicativas:

Los animales, los cuales se desempeñaron bien en el primer experimento, no resultaron


competentes en el segundo. [El segundo experimento fue más difícil para todos los animales.]

Especificativas:

Los animales que se desempeñaron bien en el primer experimento no resultaron competentes


en el segundo. [Sólo aquellos animales que se desempeñaron bien en el primer experimento
no resultaron competentes en el segundo; prefiera que.]

El manejo consistente de que para las oraciones especificativas y el (la) cual para las
oraciones explicativas, las cuales generalmente van entre comas, contribuirá a hacer su
escritura clara y precisa.

Se puede decir que lo anterior trata sobre las aposiciones; éstas son sustantivos o frases
sustantivadas cuya función es calificar al sustantivo que preceden. Pueden ser explicativas e ir
entre comas y eliminarse sin que el sentido se modifique (v.g. "Guadalajara, la perla de
occidente"); o ser especificativas, las cuales no pueden quitarse sin que se vea afectado el
sentido del sustantivo que modifican y al cual se yuxtaponen sin signos de puntuación (v.g. "el
profeta rey").

Nexos subordinantes

16
Mientras y desde. Algunas autoridades en el estilo aceptan el uso de mientras y desde aun
cuando no se refieran estrictamente al tiempo; sin embargo, palabras como éstas, con más de
un sentido, pueden causar confusión. Pues precisión y claridad son los parámetros en la
escritura científica, es benéfico restringir el empleo de mientras y desde a sus significados
temporales.

2.11 Construcción paralela

Para que exista precisión, deben coordinarse ideas paralelas. Asegúrese de que todos los
elementos que constituyan las oraciones que expresan estas ideas estén presentes antes y
después de los nexos coordinantes o conjunciones (i.e., y, pero, o, ni). La interrelación entre
oraciones coordinadas debe ser equifuncional: se coordinan frases u oraciones que posean el
mismo valor funcional, v.g. sujetos y sujetos; predicados y predicados; oraciones y oraciones.

Incorrecto: Los resultados muestran que tales cambios pudieron haberse hecho sin afectar la
tasa de errores y las latencias continuaron disminuyendo con el tiempo.

Correcto: Los resultados muestran que tales cambios pudieron haberse hecho sin afectar la
tasa de errores y que las latencias continuaron disminuyendo con el tiempo.

Con nexos coordinados manejados en pares (entre... y, tanto._ como, ambos...y, ni-. ni, no
sólo_ sino también) coloque el primer nexo inmediatamente antes del primer elemento del
paralelismo o coordinación.

2.12 Artificios lingüísticos

Los artificios que atraen la atención a palabras, sonidos u otros en vez de a las ideas son
inapropiados en la escritura científica. Evítense la aliteración pesada, la rima, las expresiones
poéticas y las frases hechas. Úsense moderadamente las metáforas; aunque son capaces de
ayudar a simplificar ideas complicadas, las metáforas pueden causar distracciones. Evítense
las metáforas mezcladas (ej., una teoría representa un brazo de un cuerpo creciente de
evidencia) y las palabras redundantes o con significado no intencionado (ej., poli por oficial de
policía), las cuales pueden distraer si no, en efecto, engañar al lector. Use las expresiones del
lenguaje figurado limitadamente y aquellas pintorescas con cuidado; estas expresiones
pueden sonar tirantes o forzadas.

Pautas para reducir discriminaciones en el lenguaje

Como editor, la APA acepta las palabras elegidas por el autor excepto cuando aquellas
seleccionadas resultan inexactas, confusas o gramaticalmente incorrectas. Como
organización, la APA está comprometida tanto con la ciencia cuanto con el tratamiento justo a
individuos y a grupos, y las políticas requieren que los autores de las publicaciones de la APA
eviten perpetuar en su escritura actitudes de discriminación y menosprecio hacia la gente que
mencionen. Deben evitarse construcciones que puedan implicar prejuicios contra la gente con
base en su género, orientación sexual, grupo racial o étnico, discapacidad o edad. La escritura
científica debe permanecer libre de evaluaciones implícitas o irrelevantes acerca del grupo o
grupos en estudio.
17
Las añejas costumbres culturales pueden ejercer una poderosa influencia aun en el autor más
escrupuloso. Así como usted ha aprendido a revisar su escritura en cuanto a ortografía,
gramática y palabrería, efectúe una lectura para detectar lo prejuicioso. Usted puede examinar
su texto para descubrir juicios de valor implícitos si, mientras lee, a) sustituye su propio grupo
por otro u otros que usted está analizando o b) imagina que usted mismo es un miembro del
grupo que estudia (Maggio, 1991). Si usted se siente excluido u ofendido, su material requiere
una revisión adicional. Otra opción sería pedir a la gente de tal grupo que lea su material y le
dé a usted, con franqueza, una realimentación.

A continuación se expone un conjunto de principios, seguidos a su vez por un análisis sobre


los casos específicos que afectan a determinados grupos en particular. Estas no son reglas
rígidas; usted quizás encuentre que algunas tentativas para ceñirse a tales pautas resultan
palabrería o prosa desatinada. Como siempre, se requiere el buen juicio. Si su escritura
muestra respeto hacia los participantes y los lectores, y si escribe con la especificidad y la
precisión apropiadas, usted contribuirá al objetivo de una comunicación clara y libre de
prejuicios.

Principio 1: Describa con el nivel de especificidad apropiado

La precisión es una necesidad en la escritura científica; cuando usted se refiera a una persona
o a varias, elija palabras concisas, claras y libres de tendenciosidad. El grado apropiado de
especificidad depende del problema de la investigación y del estado actual del conocimiento
en el campo de estudio. Cuando se le presenten dudas, es mejor que sea más específico que
menos, pues resulta más fácil agregar datos publicados que quitarlos. Por ejemplo, escribir
hombre para referirse a todos los seres humanos simplemente no es tan exacto cuanto la
frase hombres y mujeres. Para describir grupos de edad, mejor proporcione el rango
específico de edad ("entre los 65 y los 83 años") en vez de una categoría general (mayores de
65 años; véase Sobaje, 1993). Cuando describa grupos étnicos y raciales, muéstrese lo
apropiadamente específico y sensible a los problemas de etiquetación. Por ejemplo, en lugar
de designar a los participantes como asiáticoamericanos o hispanoamericanos, puede ser
más útil nombrarlos por su nación o región de origen (ej., chinos americanos, mexicanos
americanos). Si se analiza la orientación sexual, tenga en cuenta que alguna gente interpreta
gay corno referente a varones y mujeres, en tanto otros entienden el término como inclusivo
sólo de varones (por claridad, actualmente se prefiere varones gays y lesbianas).

Términos clínicos generales como limítrofe o "personas en riesgo" más que explicar, insinúan.
Especifique el diagnóstico considerado limítrofe (ej., "gente con trastorno de personalidad
limítrofe"). Identifique el riesgo y la gente a la que involucra (ej., "niños con riesgo de deserción
escolar temprana").

El género es cultural y es el término empleado para referirse a varones y mujeres como


grupos sociales. El sexo es biológico; utilícelo cuando predomine la distinción biológica.
Obsérvese que la palabra sexo puede confundirse con- conducta sexual. Género ayuda a
mantener el sentido sin ambigüedades, como en el siguiente ejemplo: "Para explicar las
actitudes hacia la iniciativa de ley, la orientación sexual, más que el género, dio .razón de la
mayoría-de-la varianza. La mayoría de los varones gays y de lesbianas se manifestaron a
18
favor de la propuesta; la mayoría de varones y mujeres heterosexuales estuvieron en contra
de la misma.

Parte de la escritura sin prejuicios reside en reconocer que las diferencias deben
mencionarse sólo cuando sean pertinentes. El estado civil, la orientación sexual, la identidad
étnica y racial, o el hecho de que una persona tenga una discapacidad no deben mencionarse
injustificadamente.

Principio 2: Sea sensible a las etiquetas

Respete las preferencias de la gente; llámelas como ellas prefieran que se les llame (Maggio,
1991). Acepte que las preferencias cambiarán con el tiempo y que los individuos
pertenecientes al grupo suelen estar en desacuerdo sobre las designaciones que prefieren
(véase Raspberry, 1989). Realice un esfuerzo por determinar qué es lo apropiado para su
situación; quizás requiera preguntar entre sus participantes acerca de cuáles denominaciones
prefieren, en particular cuando dichas designaciones han sido causa de conflicto interno en los
grupos.

Evite etiquetar a la gente cuando le sea posible. Un suceso común en la escritura científica es
que los participantes en un estudio tienden a perder su individualidad; por lo general se les
clasifica como objetos (con formas sustantivadas como los gays y los ancianos) o, en
particular en descripciones de gente con discapacidades, se ven equiparados con su
alteración —los amnésicos, los depresivos, los esquizofrénicos, los hiperactivos, por
ejemplo--. Una solución es emplear los adjetivos como tales (ej., varones gays, gente anciana,
pacientes amnésicos). Otra reside en "poner a la persona en primer lugar", seguida por la
frase descriptiva (ej., "gente diagnosticada con esquizofrenia"). Obsérvese que actualmente se
prefiere la última solución para referirse a gente con discapacidades.

Cuando usted necesite mencionar muchos grupos en una 'misma oración o párrafo, como
cuando presenta los resultados obtenidos, haga lo más que pueda por equilibrar sensibilidad,
claridad y parsimonia. Por ejemplo, puede molestar la repetición de frases como "una persona
con." Si usted proporciona definiciones operacionales de los grupos al principio de su informe
(ej., "los participantes que puntuaron un mínimo de X en la escala X constituyen el grupo
verbal alto, y aquellos quienes puntuaron por debajo de X, conforman el grupo verbal bajo"),
esto resultará científicamente informativo y conciso para posteriormente describir a los
participantes en términos de las medidas empleadas para clasificarlos,(ej., "... fue significativo:
el grupo verbal alto, p < .05;"), con tal de que su terminología resultara inofensiva. Una
etiqueta no debe emplearse en forma alguna que pueda percibirse como peyorativa; usted
necesita encontrar términos más neutrales. Por ejemplo, los dementes no se resarce al
sustituirse por el grupo demente, pero el grupo con demencia se considera aceptable. Las
abreviaturas o etiquetas enserie para designar grupos usualmente restan claridad y pueden
ofender: los AA o el grupo alcohólico para indicar al conjunto de personas con alcoholismo
puede resultar ofensivo; CVA pasa "el grupo de capacidad verbal alta" es difícilmente
descifrable. El grupo A no ofende, pero tampoco describe.

19
Reconozca la diferencia existente entre caso, el cual se refiere a la Ocurrencia de un trastorno
o enfermedad, y paciente, que se refiere a la persona afectada por el trastorno o la
enfermedad y que recibe atención médica (Huth, 1987). "Los casos maniacodepresivos fueran
tratados", resulta problemático; corríjalo con "Los pacientes maniacodepresivos recibieron
tratamiento".

Los prejuicios pueden promoverse cuando el autor utiliza un grupo (muchas veces el mismo al
que él pertenece) como parámetro contra el cual mídelos otros. En algunos contextos, el
término privado culturalmente puede implicar que una cultura es universalmente aceptada
como modelo. Los sustantivos imparalelos en la frase hombre y esposa tal vez inciten
inapropiadamente al lectora que evalúe los roles de los individuos (Le., la mujer se define
solamente en términos de su relación con el hombre) y los motivos del autor. Las frases
marido y esposa y hambre y mujer son paralelas y no distraen. El empleo de normal quizás
lleve al lector a compararlo con anormal, estigmatizando a los individuos con diferencias. Por
ejemplo, contrastar lesbianas con "el público en general" o con "mujeres normales" conlleva
una marginación social de las lesbianas. Una comparación más -apropiada entre grupos sería
con "mujeres heterosexuales", "mujeres y varones heterosexuales" o "varones gays".

Principio 3: Reconozca la participación

Escriba sobre la gente en su estudio de manera que se reconozca su participación.


Reemplace el término impersonal sujetos con otro más descriptivo, cuando sea posible —
participantes, individuos, estudiantes universitarios, niños o examinandos, por ejemplo
(sujetas y muestras se consideran apropiados cuando la discusión versa sobre estadística). La
voz pasiva sugiere que los individuos reciben la acción, (son pacientes) en vez de ser actores
(agentes) ("los estudiantes completaron la encuesta" resulta preferible a " "la, encuesta se
administró a los estudiantes"). "Los participantes completaron el ensayo" o "nosotros
recolectamos los datos de los participantes" se prefiere a "se hizo que los participantes".
Aunque gramaticalmente no se encuentre en voz pasiva, "aquejado con síntomas" sugiere
pasividad; se prefiere "los síntomas manifestados" o "los síntomas descritos" (Knatterud,
1991). Igualmente, considere evitar términos como el manejo de los pacientes y la ubicación
de los pacientes cuándo sea apropiado. En la mayoría de los casos, es el tratamiento, y no los
pacientes, lo que se maneja; algunas alternativas son "organización de cuidados", "servicios
de apoyo" y "asistencia". Si los pacientes son capaces de analizar sus planes de vida,
descríbalos como tales. Fallar como en "18 participantes fallaron en completar la prueba
Rorschach y el MMPI", puede connotar más una falta o defecto personal que exponer un
resultado de investigación; no + (núcleo verbal) es una expresión más neutra (Knatterud,
1991).

2.13 Género

Evite la ambigüedad en cuanto a la identidad sexual o al rol sexual mediante la elección de


sustantivos, pronombres y adjetivos que describan específicamente a sus participantes.
Pueden presentarse prejuicios sexistas cuando los pronombres se emplean descuidadamente:
cuando el pronombre masculino ellos se utiliza-para referirse a ambos sexos, o cuando el
pronombre masculino o femenino se emplea exclusivamente para definir roles con base en el
20
sexo (ej., quienes practican la enfermería... ellas). El uso de hombre como sustantivo genérico
o como parte de un título ocupacional (ej., hombre rana) puede ser ambiguo e implicar
incorrectamente que todas las personas en el grupo son varones. Sea claro acerca de si el
sentido que usted quiere dar implica a un sexo o a ambos.

Tenga cuidado al proporcionar ejemplos para evitar los estereotipos:

Para ilustrar esta idea, el potencial de un chico estadounidense para convertirse en jugador de
fútbol puede ser una mezcla de fuerza, velocidad, equilibrio, intrepidez y resistencia a las
heridas. (El manuscrito se corrigió por un niño, eliminando la nacionalidad)

Existen muchas alternativas para reemplazar al genérico él (véase la Tabla 1), incluyendo una
reconstrucción de la frase (ej., de "Cuando un individuo se conduce con tal autoestima, él es
una persona muy fuerte" a "Cuando un individuo procede con ese tipo de valoración de sí
mismo, esa persona es más fuerte" o "Este tipo de valoración de sí mismo hace a una persona
más fuerte"); empleando sustantivos plurales o pronombres plurales (ej., de "un terapeuta muy
semejante a su cliente puede perder la objetividad que él como profesional requiere" a "los
terapeutas muy semejantes a sus clientes pueden perder la objetividad que como
profesionales requieren"; reemplazando el pronombre con un artículo (ej., de "Un investigador
debe solicitar la beca que a él le corresponde él lo. de Septiembre" a "Un investigador debe
solicitar una beta él lo de septiembre"); y suprimiendo el pronombre (ej., de "El investigador
debe evitar los prejuicios y expectativas que él tenga" a "El investigador debe evitar prejuicios
y expectativas"). Sustituir él por el o ella o ella o él debe hacerse moderadamente pues la
repetición puede cansar. Las formas combinadas como él/ella o él(ella) pueden distraer y no
son lo conveniente. Alternar entre él y ella también es posible que distraiga y no resulta lo
ideal; hacerlo implica que en efecto él o ella pueden de hecho ser genéricos, que no es el
caso. Utilizar cualquiera de ambos pronombres sugiere inevitablemente ese género específico
al lector.

2.14 Orientación sexual

Orientación sexual no es lo mismo que preferencia sexual. De acuerdo con el Principio 2,


orientación sexual es el término predilecto en la actualidad y se utiliza a menos que la
implicación de la elección sea intencional.

Se prefieren los términos lesbianas y varones gays al de homosexual cuando se indican


grupos específicos. Lesbiana y varón gay se refieren principalmente a identidades, y a la
cultura moderna y a las comunidades que se han desarrollado entre gente que comparte esas
identidades. Más aún, en el pasado la homosexualidad se ha asociado con estereotipos
negativos. Además, el término homosexual resulta ambiguo pues algunos creen que implica
únicamente varones. Gay puede interpretarse en un sentido amplio, que abarque varones y
mujeres, o más estrictamente, que incluya sólo a varones. Por tanto, si el significado no es
claro en el contexto que usted maneje, especifique el género cuando emplee este vocablo (ej.,
varones gays). La manera más clara para referirse a la gente cuya orientación sexual no es
heterosexual reside en las denominaciones lesbianas, varones gays y varones o mujeres
bisexuales —aunque un poco más larga, la frase es precisa.

21
La conducta sexual debe diferenciarse de la orientación sexual; algunos varones y mujeres se
involucran en actividades sexuales con otros de su mismo sexo sin que por ello se consideren
a sí mismos varones gays o lesbianas. En contraposición, los términos heterosexual y bisexual
se utilizan comúnmente, para describir ambas: identidad y conducta; se prefieren los adjetivos
a los sustantivos. Conducta sexual entre personas del mismo género, entre varón y varón,
entre mujer y mujer o entre varón y mujer son términos apropiados para instancias específicas
de conducta sexual en las cuales la gente se involucra independientemente de su orientación
sexual (ej., un varón heterosexual casado quien alguna vez tuvo un encuentro sexual con
alguien de su mismo género).

2.15 Identidad étnica y racial

Las preferencias acerca, de los sustantivos referentes a grupos étnicos y raciales cambian con
frecuencia. Una de las razones para ello reside simplemente en el gusto personal; los
nombres predilectos son tan variados cuanto la gente a la cual nombran. Otra causa es que
con el tiempo, los nombres pueden volverse anticuados y algunas veces tornarse negativos
(véase Raspberry, 1989). Se recuerda a los autores los dos principias básicos de
especificidad y sensibilidad. De acuerdo con el Principio 2, se exhorta a los autores a que
pregunten a sus participantes sobre las designaciones que prefieren y se espera eviten
términos qué puedan percibirse como negativos. Por ejemplo, alguna gente con antepasados
africanos prefiere persona de raza negra* y otra prefiere africano americano; en la actualidad
se aceptan ambos vocablos. Por otro lado, los conceptos negro y afroamericano se han
tornado anticuados; por tanto, usarlos por lo general resulta inapropiado. Siguiendo el
Principio 1, la precisión es importante al describir a su muestra

Los grupos étnicos y raciales se escriben con mayúscula inicial, esto en caso del idioma
inglés; en el español lo correcto es escribirlos con minúscula inicial ya que, en este idioma, se
consideran sustantivos comunes. Por tanto, escriba Black y White cuando escriba en inglés, y
negro y blanco si escribe en español, (aunque emplear colores para nombrar a otros grupos
humanos actualmente se juzga peyorativo y no debe hacerse). No utilice guiones en las
palabras compuestas por dos o más sustantivos, aun si funcionan como un solo modificador
calificativo (ej., participantes asiáticas, americanos).

A continuación se describirán las denominaciones de algunos grupos étnicos. Éstos con


frecuencia se incluyen en estudios publicados en las revistas científicas de la APA. La lista se
encuentra lejos de ser exhaustiva pero sirve para ilustrar algunas de las complejidades de las
denominaciones.

Dependiendo del lugar de origen que una persona tenga, los individuos tal vez prefieran que
se les llame hispanos, latinos, chicanas o con alguna otra denominación; hispano no
necesariamente es el término general que agrupa a todos los anteriores, y los autores deben
consultarlo con sus participantes. En general, puede ser útil nombrar el país o la región• de
origen (ej., cubano es más específico que hispano).

22
El término asiático a asiático americano es preferible al viejo vocablo oriental. Puede resultar
práctico especificar el nombre del subgrupo asiático: chino, vietnamita, coreano, paquistaní, y
así.

2.16 Discapacidades

El principio de no utilizar un lenguaje que haga aparecer a las personas 'como "incapacitadas".
sirve para mantener la integridad de los individuos como seres humanos. Absténgase del
lenguaje que equipara a las personas con su condición (ej., los neuróticos, los
discapacitados); aquel que sugiera aspectos superfluos y negativos (ej., víctima de un
ataque); y del que se considera ofensivo (ej., tullido).

Terminología. Emplee discapacidad para referirse al atributo de una persona e impedimento


para indicar la fuente de las limitaciones, la cual puede incluir tanto barreras de actitudes,
legales y arquitectónicas, como la discapacidad misma (ej., los escalones y los rebordes de
las aceras son impedimentos para la gente que requiere una rampa). Necesitados y
especiales se consideran siempre eufemismos y deben utilizarse únicamente si la gente de su
estudio así lo prefiere (Boston, 1992).

Como regla general, "persona con ", "persona viviendo con" y "persona que tiene" son
formas neutras y preferibles para su descripción.

2.17 Edad

La edad puede definirse en la descripción de los participantes dentro de la sección de Método


(véase la sección 1.09). Sea especifico al proporcionar los rangos de edad; evite las
definiciones abiertas como "menores de 18" o "mayores de 65" (Schaie, 1993). Muchacho y
muchacha son términos correctos para referirse a gente de preparatoria y menor., El joven y la
joven y adolescente varón y adolescente mujer pueden emplearse como apropiados. Para
personas de 18 años y mayores (o de edad universitaria y mayores) utilice varones y mujeres.
Viejo no es aceptable como sustantivo y como adjetivo algunos lo consideran peyorativo.
Persona de edad avanzada es preferible. Los grupos de edad también pueden describirse
mediante adjetivos; los gerontólogos pueden preferir combinar términos referentes a grupos
de edad avanzada (anciano joven, anciano, muy anciano y el más anciano) los cuates deben
emplearse únicamente como adjetivos. Demencia es preferible a senilidad; demencia senil del
tipo Alzheimer es un término aceptado.

Botta: tesis, monografías e informes. Cap. 1: cómo afrontar el desafío de la


escritura profesional – Cap. 7: la redacción final – Cap. 8: apartado 8
Abreviaturas

Capítulo 1: Cómo afrontar el desafío de la escritura profesional

Los diferentes géneros de investigación y sus características:

23
 La monografía:

Es el tratamiento por escrito de un tema específico estudiado e investigado. Requiere del


previo adiestramiento en las técnicas de lectura, estudio, fichado bibliográfico, escritura de
informes, etc. Se encarga la tarea de la monografía al alumno siendo el primer paso
importante hacia la investigación.

Respecto al tema de la monografía conviene:

a) Sentir interés personal por él


b) Que sea sencillo, no complicado
c) Que esté claramente delimitado, entendido con precisión
d) Que sea pequeño en extensión. Dejar los temas más amplios para tesis
e) No es indispensable que el tema sea totalmente original. Cualquier tema y pequeño
sirve para el aprendizaje de los métodos y es digno de ser estudiado en una
monografía, si sirve para aportar a esclarecer algún aspecto del objeto de estudio
seleccionado
Pasos a seguir:

En el planteamiento inicial:

- Elección del tema


- Adquisición de la información básica
- Elaboración del plan de trabajo
A lo largo del trabajo:

- Recolección de datos
- Ordenación e interpretación de los materiales
En la redacción final:

- Formulación coherente de los argumentos


- Firmeza de las conclusiones
- Precisa distribución final de la exposición
 La tesis:

Es un trabajo científico original, de una mayor extensión o importancia que la monografía. Es


el primer libro que se escribe al graduarse, y de hecho merecerá ser publicado. Resulta muy
dificultosa la elaboración de la tesis, y dudosos sus resultados, si alguien no se ha entrenado y
disciplinado en la realización de monografías.

La tesis debe tener entre 120 y 400 páginas. Lo que la distingue en la monografía es,
cuantitativamente, la extensión y, cualitativamente, la originalidad, que es una exigencia de
este tipo de trabajo.

La metodología es prácticamente la misma y, gracias a la práctica de la elaboración de


monografías se habrán asimilado los modos de la investigación científica. No debe convertirse
una tesis en una monografía ya hecha, son dos cosas distintas.
24
 El informe:

Es el tipo de trabajo escrito adecuado a las tareas de observación directa y, como experiencia
de realización, antecede en la vida universitaria a la monografía.

El informe universitario: es un simple esbozo o ensayo provisional a propósito de un fenómeno


simple y limitado, una exposición sintética diferente del trabajo de investigación en un
laboratorio.

Consiste en describir una situación real de cualquier fenómeno natural o cultural. En el trabajo
de laboratorio, el informe consiste esencialmente en una descripción de los fenómenos
observados y una interpretación de ellos en términos del conocimiento teórico con que cuenta
el alumno.

En la elaboración del informe el alumno aprende a observar con atención, a depurar y recoger
datos de la realidad, a ordenarlos y a aplicar las nociones teóricas adquiridas en la
interpretación sistemática de los hechos.

Cap. 7. La redacción final

LA IMPORTANCIA DEL LENGUAJE INFORMATIVO EN EL TRABAJO PROFESIONAL

En nuestro trabajo profesional, científico o intelectual, utilizaremos un lenguaje


netamente informativo. El lenguaje expresivo es más propio para la literatura: poesía, novela,
cuento, etc. En este tipo de obra se puede mostrar todo un mundo afectivo a través de
expresiones lingüísticas que señalan las emociones del narrador o de los personajes; hecho
inconcebible en el informe de una investigación donde deben aportarse todos los elementos
científicos que apoyen o demuestren las hipótesis planteadas.

Asimismo, el lenguaje apelativo no tiene lugar en el discurso científico debido a que la


intención de persuadir al lector se considera de poca seriedad intelectual. El lector debe
convencerse de la exactitud de nuestras afirmaciones a través de las pruebas que podamos
aportar.

PREDOMINIO DE LA FUNCIÓN REFERENCIAL

Llamamos "función referencial del lenguaje" a la que es característica del texto


informativo, donde se le da importancia al referente: los hechos, las ideas, los datos que
aportamos tomados de una realidad incuestionable. En el trabajo profesional se centrará en el
referente, siendo el emisor y el receptor aspectos secundarios en la elaboración del texto.
Esto no significa que el emisor no sienta emociones frente a su trabajo o no tenga la intención
de persuadir o de influir sobre el receptor. Si es así, no debe notarse en el mensaje, si el
trabajo está bien realizado, porque lo que cuenta son los datos que aportamos con la
objetividad propia del investigador.

EL RECEPTOR COMO CONDICIONANTE DEL ESTILO

25
Cuando se escribe un trabajo científico, un condicionante fundamental del estilo lo
constituye el lector a quien va dirigido. Debemos plantearnos para quién escribimos: ¿al
profesor de una cátedra?, ¿al director del trabajo?, ¿a todos los estudiosos que luego tendrán
la ocasión de consultar nuestro informe, monografía, tesis? o ¿a lectores no especialistas?
Éstas son preguntas fundamentales que debemos hacernos a la hora de elegir eI estilo de
nuestro trabajo. Aquí es preciso eliminar un prejuicio. Aunque estemos escribiendo una
monografía para una cátedra en particular, una tesis o un informe de investigación para una
institución, no deberemos ceder a la tentación de utilizar un lenguaje de especialistas, lleno de
sobreentendidos dado el nivel de esos receptores, porque es preciso tener en cuenta que será
leído por muchas personas y consultado por otras, que a veces no son precisamente
especialistas en la disciplina. Hay que explicar cada cosa con claridad y definir los términos
que se utilizan a no ser que se trate de términos aprobados e indiscutidos dentro del ámbito
de la disciplina en cuestión.

¿CÓMO DEBE EXPRESARSE EL AUTOR DEL TRABAJO? ¿QUE PERSONA


GRAMATICAL CONVIENE ELEGIR PARA REDACTAR?

La cuestión aquí planteada es si debe personalizarse el discurso científico. El autor de


un trabajo ¿dirá «yo" o "nosotros"? Por una cuestión de objetividad del discurso científico, no
se debe utilizar la primera persona singular, yo, al estilo de "yo opino que...".

Por otra parte, el nosotros es tradicionalmente muy usado en este tipo de trabajo,
corno si el autor aun siendo una sola persona representara a varios: Entonces, nos
encontramos con expresiones como «nosotros opinamos que..." o "...el artículo que hemos
citado..,", El uso de este plural, llamado "plural mayestático", es una tradición universitaria y
resulta lícito utilizarlo, pero lo recomendable es la opción que damos a continuación: la del
lenguaje impersonal, más a propósito para el ejercicio de la escritura científica o intelectual, al
estilo de: "Se podría decir al llegar a este punto que..." o "...el artículo citado
precedentemente...".

Aun en un trabajo en equipo donde los autores son varios, debe elegirse este modo de
expresión, sin prejuicio de utilizar modalidades como "el artículo citado precedentemente nos
demuestra...", porque este plural no implica una personalización del discurso sino que ese
"nos" está englobando al lector (o receptor) para que comparta la propuesta del autor (o
emisor); y es aquí donde aparece legitimado, en el lenguaje informativo propio del trabajo, un
matiz apelativo (o de persuasión) que no puede ser condenado.

ALGUNAS NORMAS SENCILLAS PARA TENER EN CUENTA

a) No escriban períodos largos. Utilicen oraciones cortas, con el mínimo de


subordinadas.

b) Empleen un vocabulario preciso y claro, sin palabras rebuscadas o "difíciles".

c) Usen un lenguaje referencial y no un lenguaje figurado. El lenguaje referencial llama


a las cosas por su nombre con términos bien definidos y de un solo sentido. Por ejemplo, debe
decirse: “V periodismo ha tenido un papel preponderante en los recientes acontecimientos
26
políticos..." y no: "El cuarto poder ha tenido un papel preponderante en los recientes
acontecimientos políticos..."

En el primer caso el lenguaje es referencia; en el segundo, figurado. La palabra


'figurado' proviene de las figuras retóricas que se usan en literatura (metáfora, metonimia,
litote, etc.). Dejemos las figuras retóricas para la poesía y la ficción y llamemos a las cosas por
su nombre.

d) No utilicen signos de admiración (propios del lenguaje expresivo) para indicar que
se está diciendo algo importante. La importancia de un pasaje debe surgir del contenido
mismo de lo que se expresa. Los signos de pregunta (también propios del lenguaje expresivo
y que expresan duda o perplejidad) pueden utilizarse como cuestión que se propone para
ventilar o responder en el mismo trabajo. Por ejemplo, en una investigación cuyo título y terna
es "Composición social de los estudiantes de la Universidad de Buenos Aires en la década del
80" puede aparecer la siguiente pregunta:

"¿Por qué en carreras corno Derecho hay pocos estudiantes que trabajan teniendo en
cuenta la baja cantidad de horas cursadas?"

"Se concluye que en el caso de las carreras que exigen un alto nivel de horas
cursadas, es ésta la condición principal (que hay pocos estudiantes que trabajan). Mientras
que en el caso de las carreras con pocas horas de cursada el factor principal que determinaría
la proporción de estudiantes que trabajan es el nivel socioeconómico de los mismos."

Ha sido lo que se llama una pregunta retórica, porque ya se disponía de la respuesta y


se colocó allí para despertar más el interés.

e) Evitar el uso de mayúsculas para destacar una palabra o frase. Si se desea hacerlo,
usar cursivas o subrayado.

f) Evitar el uso de abreviaturas (Prof., Lic., Sr., etcétera).

g) Incluir el nombre de pila de cada autor o personaje histórico la primera vez que se lo
cite. Las veces siguientes, usar sólo el apellido.

h) Cuando se usen siglas, desarrollar la primera vez la denominación completa


correspondiente y consignar entre paréntesis la sigla. Por ejemplo: "Las resoluciones de la
Organización de Estados Americanos (OEA)...".

PRELIMINARES DE LA ESCRITURA

REVISIÓN Y AJUSTE FINAL DEL INDICE

El esquema del plan de trabajo y el índice se habrán ido modificando a medida que
avance la ordenación e interpretación de los materiales acumulados. En algunos casos puede
haberse enriquecido y hasta cambiado en la estructura de los capítulos, subcapítulos y
parágrafos, al punto que resulte sumamente detallado y refleje el orden estricto obtenido al
finalizar las tareas.
27
Podremos, entonces, dar inicio a la composición de la obra escrita y de redacción final
del trabajo siguiendo un verdadero esquema expositivo.

De la comparación crítica entre el esquema original del plan y el esquema final,


obtendremos una clara conciencia de la paulatina clarificación de los problemas y de la
formulación de las respuestas a las hipótesis planteadas.

El ahorro de tiempo que un índice final bien estructurado nos depara, es incalculable
porque constituye la guía imprescindible para organizar la redacción del trabajo hilvanando un
dato a otro hasta llegar a las conclusiones.

ORDENACIÓN DE LAS FICHAS DE LECTURA, DE CITAS Y OTROS MATERIALES


POR CAPITULO

Una vez organizado el índice final en su forma definitiva, pasaremos a la ordenación


de las fichas por capítulo y asimismo de las ilustraciones; y estaremos listos para la consulta
organizada de los materiales que incluiremos en la redacción del trabajo. Ya no es necesario
volver a consultar los libros porque tendremos los datos ordenados en el fichero sobre nuestra
mesa de trabajo.

EL DOMINIO DE LOS MATERIALES Y LA ASIMILACIÓN INTELECTUAL

Esto no quiere decir que la redacción se convierta en una mera articulación de fichas.
El investigador ha conseguido una especie de recopilación de frases, hechos y sucesos,
dividida en capítulos. Nuestra inteligencia no debe someterse exclusivamente a los materiales
fichados sino que debe recomponer con espíritu de síntesis interpretativa un cuadro completo
donde las fichas ocupen su lugar de unidades hilvanadas creativamente en una
argumentación lúcida.

Los datos de las fichas deben aparecer como elementos al servicio de la


reconstrucción intelectual e integrarse en la unidad superior de las hipótesis. Si se consigue
este dominio de los materiales, al servicio de la labor interpretativa, los datos fichados
aparecerán como sólidas pruebas de nuestra argumentación.

El primer borrador

Ante la redacción del primer borrador se produce frecuentemente un fenómeno: el


investigador se siente impotente para empezar a redactar.

Sin embargo, suele ser capaz de hablar con fluidez y agilidad acerca del tema de su
investigación, pero es incapaz de sentarse a escribir un número razonable de páginas. La
causa de este fracaso es creer que en la primera redacción de un trabajo se obtiene la
perfección de una forma definitiva intocable.

Monografías e Informes

Cualquier trabajo, aun el más sencillo, nace con una forma imperfecta y requiere varias
revisiones, muchos retoques, antes de darlo por concluido, Lo importante, si ésta es la
28
situación del investigador frente a la concreción del trabajo por escrito, es comenzar a redactar
sin demasiada autocrítica, poniendo especial cuidado en el orden lógico, dejando la perfección
del estilo para una segunda etapa.

En la primera redacción, debemos resignarnos a emplear provisionalmente algunas


expresiones con las cuales no estamos satisfechos, pero que nos permitirán seguir adelante.
Alcanzaremos así a construir una primera base de redacción donde, si no ejercemos un
control rígido del discurso, habremos dado finalmente con algunos párrafos brillantes o con
soluciones acertadas a ciertos planteos que la soltura adoptada permitirá hacer surgir. De esta
manera, venciendo la inercia inicial, ya no corremos peligro de no hacer nada. Este primer
ensayo ahuyenta el fantasma de renunciar a la escritura definitiva de la obra.

LAS REVISIONES DEL TEXTO Y LA REDACCIÓN FINAL

Contamos con un borrador provisional y un primer ensayo de escritura del trabajo.


Procederemos, entonces, a la revisión del texto. Vamos a encontrar algunos desniveles en la
composición y el estilo, algunos baches en la coherencia de la argumentación; pero existe una
diferencia enorme entre el peor de los borradores y la página en blanco. Es más fácil corregir,
tachar y rehacer, que inventar y crear. El 80 por ciento de la tarea está realizada. Mucho mejor
que corregir aisladamente ciertas partes del trabajo, es empezar a revisar sólo cuando se
cuenta con una primera redacción completa, porque sólo entonces es posible ajustar con
mayor rigor cada una de las partes dentro de una estructura total y corregir en función de ella.

A continuación, debemos revisar a fondo cada capítulo y sus relaciones internas y


luego podemos pasar al siguiente, y así sucesivamente. Quedará para el final la tarea de
revisar la introducción y las conclusiones, que deben recibir nuestras correcciones sólo
cuando hayamos terminado la revisión de todo el cuerpo del trabajo, puesto que constituyen la
primera intención y el resumen total de la obra, respectivamente.

Cap. 8 La Presentación Final

Las notas al pie

La llamada se coloca medio espacio más arriba de la línea del texto o en la misma
línea, con o sin paréntesis (mantener el criterio al repetir el número al pie), antes del signo de
puntuación correspondiente. La nota se coloca sobre el margen inferior; hay que saber
calcular su volumen para reservarle lugar al pie de la página cuando se realiza en forma
manual; la computadora lo hace automáticamente. Puede suceder que la nota rebase hasta la
página siguiente, modalidad aceptada. Las notas existirán como sección si están agrupadas al
final de cada capítulo o al final del trabajo (este último caso debe emplearse en trabajos de
envergadura).

Apéndice

El o los apéndices requieren una portadilla. En las hojas siguientes se colocará el texto
del apéndice. Los apéndices se numeran generalmente con letras (por ejemplo: Apéndice A)

29
Bibliografía

Es la sección final del trabajo y no debe faltar. Bajo el título Bibliografía se colocarán
las obras consultadas en orden alfabético estricto, por autores. Se debe destacar el apellido
del autor de la primera línea gracias al procedimiento de marcar de 2 a 8 espacios de sangría
en la segunda.

Carli: la ciencia como herramienta: cap. 6: las hipótesis, apartado: el lenguaje,


elemento y funciones (105 a 107)

Capítulo 6: Las hipótesis

Apartado: El lenguaje, elementos y funciones

El lenguaje es un instrumento de los seres vivos particularmente desarrollado en los humanos,


con 3 funciones bien definidas:

1) Comunicar información, afirmando o negando proposiciones


2) Expresar ideas y sentimientos, que no son verdaderos ni falsos
3) Una función directiva, ni verdadera ni falsa, pero sí adecuada o inadecuada.
El lenguaje científico en particular, podemos decir, tiene una fuerte función informativa:
afirma o niega algo acerca de la realidad.

La manera en que se expresa un pensamiento completo se llama oración. Esta oración


reconoce 4 tipos diferentes según su forma: declarativas, interrogativas, imperativas y
exclamativas.

No hay que pensar que la forma declarativa de la oración coincide con la función informativa.
Este tema reviste de cierta importancia porque en el camino de una investigación utilizamos
preguntas para caracterizar los problemas de nuestro interés. Es imprescindible evitar la
pregunta retórica, obtenida persuasivamente de manera de obtener la respuesta positiva del
destinatario sin posibilidades de refutar o invalidar algo.

Tener en cuenta estos ciertos aspectos del lenguaje es de vital importancia dada la necesidad
de la ciencia de validar o refutar las respuestas tentativas (las hipótesis) que pone en juego en
un proyecto de investigación.

Cuando se plantee la formulación de hipótesis se deberá tener en cuenta que existen


condiciones a respetar para mantener su condición de científica:

1) Estar apoyada en conocimientos ya validados.


2) Relacionarse en forma precisa y clara con el marco teórico que ha decidido construir
para ese proyecto.
3) Tener una estructura lógica.
4) Mantenerse dentro del cuadro armónico constituido por el problema y los objetivos
buscados.
5) Debe ser factible de corroboración.
30
Para su redacción deberán considerarse condiciones que hacen al lenguaje de la ciencia:

1) Debe ser precisa, sin confusiones.


2) Utilizar términos bien definidos desde el marco teórico.
3) Deberá ser correcta desde el punto de vista gramatical.
4) Deberá ser breve y concisa.
5) Será redactada en indicativo, expresará una idea completa y tendrá la forma de una
respuesta al problema de investigación.
6) No contendrá juicios de valor ni expresará deseos, y podrá ser refutada o corroborada
durante el desarrollo de la investigación.
Las falacias:

Se denominan así a las argumentaciones incorrectas. Cuando las falacias son resultado de
razonamientos incorrectos se las denomina falacias formales; por otro lado están los errores
argumentativos que son producto de la ambigüedad en los términos, la distracción, el
descuido en el uso del lenguaje y que se denominan falacias no formales.

1) Falacias de ambigüedad: por el uso poco claro de los términos, pueden ser:
- El equívoco: uso de una palabra con 2 significados distintos en el mismo
razonamiento.
- La anfibología: cuando una oración o término puede tener 2 interpretaciones según las
circunstancias.
- La composición: cuando las propiedades de un elemento son transferidas al conjunto.
2) Falacias de atinencia: sus premisas carecen de atinencia lógica con respecto a sus
conclusiones, o sea, la conclusión no tiene nada que ver con las premisas que
pretenden justificarla. Pueden ser:
- Argumento ad baculum: se basa en que la verdad de la afirmación se apoya en el uso
de la fuerza.
- Argumento ad hominem: se basa en la descalificación del que argumenta.
- Argumento ad ignoratiam: aceptar que algo es verdadero porque nadie ha podido
probar que es falso, o viceversa.
- Argumento ad populum: aceptar una verdad porque existe consenso para ella.
- Argumento ad verecundiam: aceptar que algo es verdad porque ha sido enunciado por
una autoridad.
- Accidente: pretender aplicar una verdad general a un caso singular.
- Petición de principio: cuando se supone como verdadero lo que se quiere demostrar, o
sea, poner en las premisas lo que debe estar en la conclusión.

Un investigador deberá esforzarse en no cometer falacias de tipo no formales, especialmente


las de ambigüedad.

Carpintero: Información psicológica ¿Cómo y cuánta? (37- 40) (falta)

INFORMACION PSICOLÓGICA: ¿CÓMO Y CUANTA? Carpintero

31
La explosión de la psicología, ocurrida en este siglo, es un hecho con el que tiene que
contar hoy cualquier investigador que se acerque a ella. No hablo de la variedad de teorías y
escuelas. Me refiero, sobre todo, a la explosión de su realidad social, a la multiplicación de
estudios, investigaciones, técnicas, procedimientos, recursos, instrumentos, tests,
cuestionarios, y al consiguiente incremento del número de informes, artículos, revistas,
publicaciones, folletos, capaces de desbordar cualquier biblioteca.

Los expertos calculan hoy la existencia de unas 4000 revistas de psicología, lo que
significaría más de 100.000 artículos por año. Estar al día de ese material, de modo completo
y pormenorizado, supondría, junto a un don universal de lenguas, la lectura de Unos 300
artículos diarios, más de diez por hora sin comer ni dormir. Literalmente, hoy ya nadie sabe
lo que se sabe en psicología. Y esto es así porque, junto a un tronco amplísimo de
conocimientos, de incalculable variedad y pluralismo, que circula por el cauce de las
revistas y publicaciones en inglés, hay todavía una importante fracción de trabajos que
se difunden en las otras grandes lenguas de cultura de occidente, a lo que aún se han
de sumar los logros de las diversas tradiciones nacionales, incluidas las grandes
comunidades asiáticas e. islámicas. Notemos, de paso, que en psicología hay, junto a una
cierta dosis de "ciencia internacional", un considerable volumen de las tradiciones
nacionales, que tienen un valor indiscutible, porque reflejan aquellas diferencias
individuales y sociales que son relevantes para la comprensión de la mentalidad de sus
miembros.

La literatura científica, que en el caso de la psicología tanto ha crecido, refleja y da


existencia a los logros y realizaciones de nuestra ciencia. La publicación se convierte en
documentación. Y comienza un nuevo ciclo, cuando se lo toma como base para la búsqueda
de soluciones a nuevos problemas aún pendientes.

El manejo de documentación ejemplifica de modo máximo el sentido y valor de la


tradición en la ciencia. Al documentarse para su propio trabajo, un investigador, hace acopio
de elementos que otros le han dejado a la mano, le han entregado; al tomarlos se inserta en
una cierta "tradición". Y ésta es una operación sobre la que se reflexiona poco, y tiene sin
embargo una esencial dimensión moral. Nuestro tiempo está encontrando nuevos problemas
con el uso de la documentación. Esta ha crecido con tan enorme rapidez, que ha sido preciso
desarrollar técnicas para su manejo, hoy empleadas con eficacia por los documentalistas. Se
han creado bancos de datos, programas informáticos de análisis de contenidos, sistemas de
clasificación, almacenamiento y recuperación de datos, y redes informáticas de difusión.
Numerosas dificultades antes casi insuperables en su manejo han dejado de serlo. En
general, los problemas técnicos son, antes o después, solubles. Pero hay nuevas cuestiones
sobre las que convendría estar alerta.

Sobre el buen uso de la poca información

La información en tomo a una cuestión representa una suma de elementos y datos


simbólicos, representaciones, cogniciones, que hacen posible a un sujeto eliminar
incertidumbres, ambigüedades, y así construir una interpretación coherente y abarcadora de la

32
situación. De este modo, la información permite a quien la posee tomar una decisión ajustada
a los datos y resolver una situación.

A la hora presente, se puede reunir una masa de datos casi inacabable sobre
cualquier problema Todo es cuestión de tiempo y de dinero, o al menos, uno propendería a
pensar que con ambas cosas en abundancia, se podría disponer de semejante tesoro
documental. Pero, con ello, se propende a perder de vista la necesidad de que la
documentación sirva al problema de que partimos.

En tareas de conocimiento, la formulación del problema es el factor que tiene la última


palabra. La pregunta que el investigador se hace condiciona el tipo de respuestas a que se
puede llegar, dado que éstas han de ser homogéneas con aquella. La pregunta entraña, por
cierto, una idea del tipo de respuesta que se puede lograr. Una pregunta mal hecha conduce a
falsas respuestas. Todo esto requiere pensar en el problema antes de elegir los datos que se
vayan a pedir.

Un primer problema, nacido de la abundancia de documentación es que con


frecuencia se tiende a acumular datos antes de formular siquiera una provisional
hipótesis, esperando que venga la luz de la mera acumulación. En muchos casos, se
termina por cambiar la explicación de hechos por una mera descripción de datos. Ello
representa un gravísimo deterioro de la construcción intelectual así levantada. Es la nueva
versión de la disputa que cundió a principios de siglo, entre ciencia y erudición. La
acumulación de datos, el saber fáctico, en una palabra, no contiene verdadera comprensión
del problema sin poder dar de ello una justificación causal que permita intervenir, favoreciendo
o impidiendo su reaparición, es decir, sin proporcionar predicción ni control.

La documentación, ha de ser siempre "para" una hipótesis con la que abordar un


problema, y ha de ser selectivamente buscada en función de los datos de éste. Para que algo
pueda llegar a aparecer como respuesta o solución previamente hay que tener
conciencia de lo que se busca. Hay que saber dónde se sitúa la pregunta propia, dentro del
mapa de conocimientos que constituyen el contexto. Esto nos lleva a la siguiente cuestión.

Toda investigación ha de procurar hallarse a la altura del tiempo. No puede ser,


ya desde su concepción, una tarea anacrónica. Quiere esto decir que hay que saber por
dónde anda la línea del frente investigador, para situar ahí precisamente los esfuerzos. Se ha
de disponer para ello de un cierto mapa del entorno cognitivo del problema. Un mapa
que permita estar situados, sin que ello entrañe que ya se hayan realizado viajes previos. Hay
varios modos de conseguir semejante mapa. Uno, tratar de delinear, siquiera sea en
esquema, los antecedentes del problema, es decir, su historia y los jalones más relevantes por
los que se ha llegado al presente. La historia no tiene por qué remontarse a Adán, ni tan
siquiera a Wundt. Pero tampoco puede ser unilateral, de modo que deje a conciencia en la
sombra dimensiones esenciales del tema. Ha de ser una historia de la cuestión, no
simplemente de las respuestas dadas. La diferencia es clara: en el primer caso, también se
tienen en cuenta los puntos oscuros, las posibilidades no exploradas, las limitaciones o
posibles sesgos de cada investigación; en el segundo, sólo se tiene ojos para las afirmaciones
hechas, para los logros reunidos, con olvido de todo aquello sobre lo que no se dice nada, y
33
que sin embargo aparece a los ojos del investigador que inicia su abordaje precisamente
porque ve las limitaciones de lo hecho hasta el momento. Ha de ser una historia construida
funcionalmente desde la pregunta inicial, es decir, desde una activa búsqueda de
conocimiento, no desde una pasiva recepción de la tradición. Hay otro interesante camino
para obtener una rápida orientación en un campo dado: Lo hace posible el análisis de la
documentación especializada mediante técnicas bibliométricas hoy ya consolidadas, que
resultan habituales para muchos de los investigadores que se mueven en los más variados
campos del saber. Forzados a manejar grandes volúmenes de documentación bibliográfica,
los documentalistas han diseñado técnicas que permiten su tratamiento computarizado, y que
éste abre múltiples posibilidades para delinear el campo cognitivo que dibuja la
documentación. El mundo de la investigación, como el de la cultura o el de la política, no es un
caos informe sino una realidad estructurada y con figura. Los estudios y análisis de contenido
temático informan sobre los temas dominantes que son estudiados de modo preferente en un
cierto momento; los análisis de las citas que se hacen de los trabajos de otros autores aclaran
en gran medida el mayor o menor impacto de éstos, y permiten sumariamente determinar los
autores, grupos y obras que absorben la atención de los demás investigadores y por ello, se
convierten en jalones de orientación para quien aspira a tener el mapa del "estado de la
cuestión". Ya sólo saber de qué se trata en un campo científico y cuáles son sus autores de
referencia obligada en un momento dado bastaría para tener un esquema orientativo, tal vez
un tosco "mapa de la Isla del Tesoro" con que empezar a trabajar.

El investigador de hoy, por tanto, tiene que estar formado en las particulares técnicas
de estudio de su campo, y en las más generales de la búsqueda, uso y explotación razonada
de las fuentes de documentación.

Aquí surge un tercer tipo de problema Compendios y sesgos. Hoy se suele disponer
de una gran cantidad de documentación, fundamentalmente bajo la forma de resúmenes,
síntesis o compendios, de trabajos antecedentes. Equivalen, aproximadamente, a los
elementos informativos que un buen mapa ofrece sobre una zona de la tierra, tal vez su marco
geológico, sus curvas de nivel, sus líneas de presión, temperatura, incluso su pertenencia a
zonas políticas o culturales definidas datos todos ellos representativos, que no pueden suplir
el contacto real cuando el investigador trata de situar en ese terreno su objetivo de estudio.
Estamos amenazados, en muchos casos, de un uso externo, periférico, manipulador de la
documentación, que toma ésta como materia última de estudio, en lugar de verla como
representación simbólica de los trabajos y productos intelectuales que en ella se sintetiza y
compendia. El manejo de resúmenes y abstracts orienta sobre el terreno que pisamos,
pero no es ni puede ser el suelo sobre el que finalmente se levanten las nuevas
construcciones. El mapa postula la visita al paraje representada; el conjunto de
abreviaturas documentales postula, por su parte, la aproximación a los documentos
originales que se han mostrado como significativos.

La palabra teoría significa, etimológicamente, contemplación; ésta supone presencia,


inmediatez de lo contemplado. Cómo sea esto posible, nos lo van aclarando los
documentalistas. Hoy vamos llegando crecientemente a los documentos originales a través de
las nuevas pistas de la información, gracias a la internacionalización de las redes de

34
comunicación, la multiplicación de bancos de datos, y la flexible interacción entre el
investigador y sus fuentes. Surge entonces un problema esencial añadido: la parcialidad de
nuestras fuentes.

Nuestra documentación básica es primariamente anglosajona. El medio habitual de


donde hasta hace poco se extraía, y en gran medida aún se sigue haciendo, es el
Psychological Abstracts, publicación con la que todo psicólogo está hoy familiarizado. Se trata
de extractos referidos a materiales aparecidos solamente en lengua inglesa. Desde 1988,
esta publicación no incluye referencias a publicaciones en otras lenguas que no sean el
inglés. Nos movemos, pues, dentro de un círculo cultural bien definido, del que están
en principio excluidos amplios sectores de los cinco continentes. Lo que no se publica
en inglés, está hoy forzado a situarse en una pura posición periférica. Los prestigios, las
influencias, que derivan del mayor o menor impacto obtenido por los trabajos realizados
dentro de la comunidad científica, aparecen igualmente sesgados.

Este es un problema ante el que no cabe cruzarse de brazos. El fin de un investigador


es contribuir con su obra al cambio de la imagen científica dominante en su campo de
especialidad, haciendo avanzar el conocimiento. Ello exige que se dé a su obra adecuada
difusión. Ha habido intentos, como el Spanish-Language Psychology que circuló entre 1981 y
1983, que aspiraba a introducir en el mercado anglosajón una representación amplia de los
resultados de la investigación en los países hispanohablantes. La cosa no resultó. Un
esfuerzo en otra dirección es el recientemente inaugurado European Psychologist (1996), que
busca crear un lugar de encuentro en inglés para que en él resuenen los trabajos de los
grupos europeos. En todo caso, es preciso tener presente que la actual situación, con sus
sesgos y desequilibrios regionales tan profundos, afecta hondamente al presente y al futuro de
la psicología como ciencia, privándola de potencialidades, lo que supone una pérdida que es
difícil de evaluar.

Hacer frente a todos estos problemas no es labor de un día, ni de un individuo.


Las sociedades científicas, los grupos profesionales, los colectivos de usuarios, los
departamentos universitarios, la administración, tienen que colaborar en su solución. El
mundo de la ciencia, como se ve tiene pendiente cuestiones que exceden con mucho la mera
técnica de la documentación, que se levantan a los más graves niveles de planificación de una
política científica y de diseño de programas investigadores. La reflexión sobre estas
cuestiones, hoy abierta por esta revista, debe implicar a fondo a cuantos se interesan por el
destino de la psicología en nuestro tiempo.

Fierro: contra el formato editorial (309 a 316) (falta)

Contra el formato editorial - Alfredo Fierro

Resumen: Las normas y usos dominantes en las revistas científicas de Psicología provienen
del Manual de Publicación de la APA que se ha convertido en patrón universal de reglas de
edición. Se consideran algunas de ellas, las relativas al orden de exposición en los informes
de investigación, al estilo de las referencias, a la proscripción de las notas, a la presentación
de los datos y los resultados. Se examinan luego algunas consecuencias derivados de esa

35
preceptiva. La consecuencia más indeseable es la confusión de criterios de canon editorial
con principios y método de ciencia. El formato editorial, además, ha contribuido a prácticas de
investigación centradas sólo en la contrastación de hipótesis y no orientadas al
descubrimiento. De todo el análisis anterior, y en fin, se desprende y analiza la pareja
antitética del científico investigador y el editor o, con generalidad mayor, del administrador de
la ciencia y la investigación.

El titulo despliega a manera de divisa un propósito crítico y polémico. Al decir «contra


el formato» anuncia beligerancia contra la preceptiva y la mafia de un formato editorial bien
conocido. En origen es formato dictado desde el mayor centro de poder de la psicología
científica. Ha sido acatado luego, por inercia y rutina, en la gran mayoría de las revistas y
extendido, en fin, a haremos vigentes en el reconocimiento de méritos científicos hasta el
extremo de reemplazar criterios epistemológicos y de método por instrucciones editoriales.

El formato estándar

En la psicología actual lo que realmente rige e impera no es el método o algún método


en particular. No lo es tampoco algún «programa de investigación» en el sentido de Lakatos.
Lo que realmente domina y ahorma toda la producción o, más bien, publicación científica, con
la fuerza de un canon e inviolable tabú es, ni más ni menos, un formato editorial estándar, el
dictado por el Publication Manual de la American Psychological Association.

La última versión de la APA, la quinta, de ese Manual data de julio de 2001. Como
edición primera cabe considerar un artículo de 7 páginas de 1927, o bien otro posterior de
1944, con 32 páginas, ampliado este último a 60 páginas y publicado como suplemento al
Psychalogieal Bulletin. Las versiones sucesivas han sido no sólo corregidas, sino sobre todo
aumentadas: 136 páginas en la edición de 1974; 208 en la de 1983, y así en progresión hasta
la hoy vigente, que se extiende por un total de 400 páginas.

Desde luego, a una revista científica y a una organización editora de numerosas


revistas, como la APA, al igual que a un diario, le conviene fijar unas normas de publicación.
Algunas, como las relativas a siglas, referencias, nombres propios en otros idiomas, uso de
mayúsculas y de cursivas, sangrado y otras pautas ortográficas y tipográficas, no pasan de
ser normas de imprenta. Otras se refieren a la sustancia, al fondo. Así, en un diario serio la
regla es que «los rumores no son noticia» y que a un imputado se le llama «presunto asesino»
y no «asesino» a secas, mientras sobre él no haya recaído sentencia firme judicial. Igualmente
en ciencia: una publicación o una editorial científica puede tener y necesita tener sus reglas de
imprenta y edición; y, además, no debe aceptar manuscritos carentes de rigor.

Se comprende, pues, que la APA, con su extenso catálogo de revistas y


publicaciones, haya desarrollado el oportuno Manual de Publicación: libro de estilo. Se
comprende menos que haya un solo formato unificado de reglas y que en dicho Manual
—e igualmente en sus usuarios de todo el mundo— apenas se distinga entre distintos
tipos de escrito científico. No se comprende, porque el discurso de ciencia posee
muchos registros y no sólo el de informe de investigación. Constituyen también
discurso científico el tratado, el manual introductorio, la revisión bibliográfica o

36
empírica, el análisis segundo o tercero de datos primeramente analizados por otros, el
escrito de divulgación. Por ello, sorprende la reducción de todas esas variedades a la
uniformidad de unas mismas reglas y formato de edición.

El informe de investigación ha venido a representar en psicología no ya sólo el


prototipo, sino el producto único de revista y de comunicación científica. El resto de los
géneros usuales en las ciencias está no sólo en descenso, sino en trance de desaparición.
Fuera del informe, la única variedad que todavía resiste y se admite como editorialmente
correcta es la revisión bibliográfica. Pero incluso ésta se halla en horas bajas, como
avergonzada de sí misma y no siempre confesada a las claras. Cada vez es más frecuente
que sólo se atreva a comparecer como preámbulo a un informe de investigación. Eso se deja
ver de modo flagrante en informes donde lo realmente valioso es la revisión y donde lo demás
no aporta mucho, aunque se envuelva en elegante celofán de estadística impecable. Con ello
la revisión resulta desnaturalizada en un uso oportunista que la rebaja a mera introducción de
estudios endebles.

Falta, desde luego, en la psicología actual el generó de tratado. Lo que se publica bajo
ese rótulo no son tratados, ni tampoco manuales de estudio. Son en realidad revisiones
bibliográficas extensas para iniciar a estudiantes en una materia o disciplina. Ahora también la
ciencia consiste en tratados y al género de la ciencia pertenecen también textos que no son
informes de investigación, sino que informan o debaten acerca de otros asuntos, como el
estado del saber, el desarrollo de teorías o el de líneas de exploración. Poco de esto se
encontrará en las publicaciones actuales de psicología. Lo que en ellas cuenta y se encuentra
es no ya el estado de los conocimientos o hallazgos en verdad nuevos, sino resultados ya
previstos en las hipótesis previas y, por tanto, no novedosos, resultados obtenidos, además,
mediante unos modos canónicos de estudio y de presentación editorial.

El caso es que, con el informe de investigación en posición estelar, hay un Manual de


Publicación en extremo minucioso, no mera guía de estilo riguroso, sino código estricto.
Como, además, la APA constituye hoy el más ubicuo y poderoso centro de irradiación
editorial, en consecuencia, el formato estándar emanado de su manual se ha hecho
obligatorio en todo escrito de ciencia del comportamiento: informes en revistas,
comunicaciones a congresos y reuniones científicas, tesis doctorales, solicitudes de
financiación de la investigación. Quien aspire no ya a ser reconocido, sino sencillamente a ser
conocido, a que se publiquen y conozcan sus estudios, o su teoría, o sus conclusiones bien
fundadas con solidez de ciencia, ha de ajustarse a tal formato. Todo lo que no encaje en las
medidas de esto quedará cortado, cercenado, condenado no ya a la irrelevancia, sino a la
inexistencia.

No se pone en tela de juicio la legitimidad de reglas editoriales. Éstas, aunque no


dimanen de la propia naturaleza de una ciencia, desempeñan funciones valiosas en la
comunicación, la difusión y la enseñanza de la misma El problema comienza cuando las
reglas de redacción y presentación para la imprenta se mudan en —y se confunden con—
reglas de método y de ciencia; y se agudiza cuando y porque todas las revistas del mundo
utilizan idéntico código de estilo con fuerza de ley supuestamente sancionadora de qué es
científico y qué no lo es, sin justificación epistemológica alguna, de modo subrepticio y por
37
mágica virtud de la globalización editorial, se equipara lo editorialmente correcto a lo
genuinamente científico. La psicología hoy se halla atrapada en un férreo cepo editorial que
puede terminar por hacerla improductiva: el del formato APA y, más peligroso todavía, el de su
interpretación y aplicación habituales, no menos férreas y eficaces.

El lema o aviso «contra el formato» no impugna unas reglas editoriales de innegable


utilidad, sino su abusivo uso. Es contra el monopolio suyo en la circulación y comunicación
científicas, contra su pretensión de encamar el método y la ciencia, contra su aplicación
mecánica e indiscriminada en cualquier tipo de discurso. Lo que se denuncia es haber
favorecido el equívoco de que unas peinas de edición son reglas de ciencia.

Secciones y orden

El primer elemento del formato es el de las obligadas secciones, cada una de las
cuales, a su vez, tiene un patrón y unos contenidos concretos. Además del obligado resumen
inicial y las referencias finales, las secciones son: introducción con revisión de estudios
previos, método, resultados, discusión. Cánones de ese corte, se dan en las preceptivas
literarias y compositivas de cuño clásico.

Las secciones del formato estándar de informe científico se asemejan mucho


precisamente a la forma musical sonata: cuatro tiempos, donde, además, la discusión ha de
volver sobre los mismos temas enunciados en la introducción y también sobre las mismas
referencias bibliográficas. Ahora bien ¿por qué esa preceptiva? ¿No hay más poética que la
del soneto, ni otra música que la sonata? ¿No hay más ciencia que la del formato en cuatro
tiempo? Andante, adagio, allegro, presto: hay arte y ciencia también fuera de cánones así, por
otra parte, bien fecundos. Un formato editorial no puede definir qué es texto de ciencia y qué
no lo es, al igual que la forma sonata o la forma soneto no definen, respectivamente, qué es
música y qué es poesía.

El esquema y orden estándar no es en absoluto arbitrario; sirve a la claridad, a la


comprensión del texto. Pero tampoco es sagrado. Al lector no hay que imaginarle poco
dotado para discutir y contrastar referencias y datos por sí mismo, tan carente de luces como
para tener que recordarle en la discusión todos y cada uno de los antecedentes y de las
hipótesis de la introducción. El formato estándar supone a un lector de pocas luces y de
lectura lineal en una sola dirección, incapaz de volver páginas atrás, y al que es preciso darle
todo bien triturado para que lo asimile. Hay más: a menudo el proceso investigador no ha
procedido en el orden que prescribe el formato y desde luego no ha sido lineal. Rara vez
la revisión bibliográfica ha precedido por entero al estudio empírico e incluso a la formulación
de las principales hipótesis.

El formato oficial no deja apenas resquicios para relatar incidencias acerca del proceso
de realización del estudio. Ahora bien, la ciencia es taller y proceso antes que producto o
resultado. Pero no se da oportunidad para relatar el proceso. El formato APA permite
informar acerca de resultados y método como trabajo hecho, pero no acerca de las
incidencias producidas o las que condujeron a abordar la cuestión con ese diseño,

38
esos instrumentos, ese procedimiento experimental o de observación. Y, sin embargo,
un informe de ciencia podría contener todo eso e incluso consistir sólo en eso.

Hay algunos informes ejemplares donde todo lo que se expone es un relato, informes,
desde luego, que hoy rechazaría cualquier revista de formato ortodoxo.

Al lector, a quien se le repiten los resultados obtenidos con alto grado de redundancia -
entablas, en texto, en la disensión-, en cambio se le ocultan las etapas y vicisitudes
intermedias del taller del investigador. Son estas vicisitudes, sin embargo, las que más
interesan a muchos lectores, que desean conocer cómo se ha llegado a ese punto, al del
marco introductorio y las hipótesis, a la elección de los instrumentos y del modo de operar. En
tales condiciones el informe estándar se limita a resultados, sin contener ni siquiera
hallazgos, puesto que precisamente el formato no da para auténticos hallazgos.

Además, ¿por qué esas secciones y no otras?; ¿por qué justo en ese orden?; y ¿qué
justificación metodológica o epistemológica tiene tal guion? Las normas editoriales no lo
fundamentan. La secuencia de revisión, método, resultados y discusión es clarificadora, pero
también convencional, como la de planteamiento, nudo y desenlace en un drama o narración
dramática, o la de inicio, desarrollo y fin en cualquier texto.

Las reglas relativas a las referencias son útiles: contribuyen a la identificación


exacta de libros y obras que se citan. Ahora bien, su relevancia es sólo editorial, no de
conocimiento, ni tampoco de método. La ciencia no queda en nada afectada por un
formato bibliográfico u otro entre los varios posibles. Está bien utilizar un formato común,
el de la APA, pero sin presumir que su violación constituya transgresión de la ciencia, ni
tampoco -ahí está lo peligroso- que la atildada presentación de las referencias represente
indicio y garantía de fundamentación científica.

El prurito de la exactitud en la bibliografía conduce a algunas contorsiones y extremos


realmente pintorescos. Así, en textos originalmente escritos en castellano se dan referencias
de autores como Descartes, Tomás de Aquino o Marco Aurelio, pero no en francés, ni
respectivamente en latín, o bien, a falta de ello, en una versión castellana, sino en edición
inglesa. Al lector se le supone inculto, o sin nivel de bachillerato, ignorante por
completo de Descartes, de su dualismo filosófico y de su «je pense, done je sois» . Sin
embargo, para que pueda comprobar que en efecto Descartes dijo eso o aquello otro, al lector
se le imagina con acceso a una biblioteca universal, donde podrá encontrar, oportunamente
traducido al inglés, tal o cual fragmento de Descartes. Tampoco es posible citar a ningún
clásico de la psicología, sea Vigotsky o Piaget, acerca de sus respectivas tesis fundamentales,
respectivamente, sobre zona de desarrollo próximo y sobre epistemología genética, sin
ofrecer una referencia bibliográfica, acaso en inglés, no en ruso ni tampoco en francés, y con
edición de tal fecha y número de página. Parece escribirse no para personas inteligentes y
leídas, sino para robots de búsqueda bibliográfica.

En contra del uso dominante, no todo nombre o toda frase necesita llevar la
correspondiente referencia. Entretanto, y por otra parte, no siempre se sabe a qué vienen
algunas menciones de autores y de referencias, que a menudo acaban por equivaler a una

39
ociosa exhibición de erudición o, peor, de pedantería en la exacta acepción de la voz
«pedante» en el Diccionario de la Real Academia: persona que «hace inoportuno y vano
alarde de erudición». Es un alarde propio. Alardear en la actualidad de referencias, cuando
éstas se hallan a disposición de cualquiera en Internet resulta patético.

En esta era actual de la información -como ha sido denominada entre otros nombres-
hay que destacar que la información, ella sola, no es todavía conocimiento. Habría que añadir
que el conocimiento, por sí solo, tampoco es todavía ciencia o sabiduría Ciertos usos
bibliográficos del formato estándar contribuyen a dar gato por liebre: proporcionan mera
información y pseudo-erudición en vez de conocimiento. Algunos sedicentes investigadores de
bibliografía exhaustiva son, en verdad, las personas ignorantes mejor informadas del mundo.

La proscripción de las notas

Las normas y los usos sobre las referencias, de todos modos, son innocuos. Por el
contrario, no es científicamente inocente la prohibición editorial de notas a pie de página o al
término de la unidad de discurso, sea capítulo o libro. Su proscripción y consiguiente usencia
tiene efectos negativos que no deben ser ocultados. En cualquier texto con contenido
declarativo y de conocimiento, las notas han desempeñado hasta el día de hoy -y todavía
desempeñan en otras ciencias- funciones variadas. Una nota puede servir a oficios tan
distintos como una digresión, una fundamentación, el señalamiento de un ramal argumentativo
cuya inserción en el texto resultaría fatigosa, la alusión a una polémica, la aclaración del
porqué de una cita, el recordatorio de una tradición, los nexos de intertextualidad o de
autorreferencias. En sus varias funciones, las notas, largas o breves, contribuyen siempre a
quebrar el discurso monocorde de una sola dimensión; a abrir dimensiones de metadiscurso y
de hipertexto. Tales funciones sólo podrían incorporarse al texto mediante un complejo
sistema de marcadores y artefactos tipográficos, tales como paréntesis, tamaños o tipos de
imprenta, por otro lado tampoco bien acogidos por el canon editorial y al precio, además, de
alargarlo y de mantener una sola dirección de lectura. Un escrito desarrollado sin notas es
texto plano, sin autodistancieaniento crítico ni metadiscurso.

Las notas pueden llegar a ser no menos importantes que el texto principal, aunque en
otro orden. Lo serán así según lectores o, más bien, según lecturas. Sea en primera o en
ulteriores lecturas, alguien podrá incluso interesarse tan sólo por el contenido explícito o
implícito de las notas: el discurso subordinado, el fragmento de difícil ubicación en el texto
principal, las complicidades y afinidades intertextuales, la capacidad autocrítica del autor, la
complejidad hipertextual y metadiscursiva, lo que entre líneas se adivina en las notas con
facilidad mayor que en el texto.

Las notas son el modo mejor, aunque quizá no único, de incrustar en un discurso
piezas tomadas de otro discurso: de un «discurso otro», sea del propio autor o de un autor
diferente. Gracias a ellas se plasma en papel impreso lo que el hipertexto informático puede
hacer visible en un espacio virtual: intersecciones, bifurcaciones, encuentros y desencuentros
de discursos. Todo esto es consustancial a la ciencia y, por eso, las notas forman parte de la
sintaxis de mi texto de ciencia. Sin ellas no hay modo de desarrollar sobre el papel un discurso
no ya científico, sino sencillamente crítico. Sin notas, un texto con contenido de conocimiento
40
queda también sin relieve y sin fisuras, lo cual no es en absoluto acorde con la naturaleza de
la ciencia, aunque si lo sea con una concepción positivista y dogmática de la misma.

No hay motivos conocidos para la proscripción de las notas, una exclusión que resulta
letal para la ciencia; no hay para ello justificación epistemológica o de método. Sólo un
discurso dogmático puede dispensarse de ellas. A falta de justificación racional, cabe una
sospecha: las notas no son cómodas para el impresor, le complican el trabajo. De ser cierta la
sospecha, resultaría que una mera conveniencia de imprenta se ha mudado en regla de
publicación científica. También es cierto, de todos modos, que las notas le complican la vida al
científico positivista.

Los datos

Plano el texto, sin notas, planas las referencias, en el formato estándar también los
datos y los resultados son lisos, sin relieve. Los datos han de ser presentados de manera
neutra, llana, indiferenciada, exacta y exhaustiva, cualidades, se supone, que garantizan una
información objetiva. Las reglas de presentación de datos, al igual que las de referencias,
conducen a veces a extremos pintorescos, Para el formato estándar lo importante es que se
diga exactamente si había 2.011 o 2.012 sujetos, o si la correlación entre dos variables era
de .06 o de .07. El formato exige, por ejemplo, que en una matriz de correlaciones se detallen
todas, aunque sólo unas pocas de ellas sean significativas y la mayoría se acerquen al valor
cero. Ahora bien, una matriz por encima de 15 variables ocupa una página entera de revista y
resulta, además, fatigosa de leer y discernir los árboles no dejan ver el bosque. No se acepta
dejar en blanco las celdas correspondientes a valores que no son significativos, ni mucho
menos contentarse con mencionar en texto, sin tabla alguna entonces, aquellos pocos valores
que lo sean. Hay circunstancias, sin embargo, en las que, en virtud de las propias hipótesis
bajo estudio, carece de sentido desplegar una matriz completa.

Si se ha trabajado en una serie de varios estudios, el formato tampoco permite decir


simplemente que en total se estudiaron en sujetos o que el rango de puntuaciones se extendía
de tal a tal otro valor habrá que detallar uno a uno todos los datos, bien diferenciados, de cada
estudio. Con la acumulación de exactos detalles los artículos de psicología han venido a
parar, en consecuencia, en un fárrago de citas en amplia medida prescindibles más un cúmulo
de cifras yuxtapuestas, indistintas y en buena parte no significativas. La pleitesía a la cifra es
paralela y complementaria de la veneración por la referencia: un doble homenaje positivista al
dato y a la autoridad, a los hechos y a los dichos.

El positivismo del formato estándar es decimonónico en el sentido más literal. En


orden a ganar respetabilidad y rigor científico, ese positivismo burdo se sirve de análisis
estadísticos cada vez más sofisticados, que sólo a duras penas lo enmascaran. El maquillaje
matemático, sin embargo, no ha engañado ni siquiera a los afines, a los más inteligentes de la
familia positivista.

El despliegue plano de datos corresponde a un positivismo primitivo que hoy pocos


defienden. Lo que el formato estándar consagra es una variedad de pensamiento único,
homogéneo, unidimensional en la exacta acepción que Marcase (196411981) atribuyó a este

41
último atributo en su acerada crítica del positivismo. Es pensamiento paleopositivista, carente
de relieve, incapaz de distanciarse de la superficie de «lo dado», de los hechos someros.
Frente al lema positivista de que «el dato es el dato», en la actualidad más bien se destaca
que «los hechos están hechos», es decir, construidos por el observador, por sus instrumentos
de medida y sus modos de análisis.

Editores preceptores

El canon APA consta no sólo de reglas formales, también de exhortaciones o consejos


que, sin embargo, en la práctica operan con no menor eficacia. Para los fragmentos literales
por entresacar ahora del Manual de Publicaciones de la APA permítase citar la versión de
1974. Se hace así porque más adelante se formulará una pregunta y desafío concerniente al
tiempo transcurrido desde entonces. El epígrafe 1.01 (pág. 19) recita en consejo paternal:
«Usted, como autor, debería familiarizarse con los criterios y estándares que los editores y los
revisores utilizan para evaluar los manuscritos. Los editores encuentran en los escritos
sometidos a su consideración los siguientes tipos de defecto». Transcrito a lenguaje familiar,
es lo mismo que decir: si quieres que te publiquemos, hemos caso y no nos vengas con que
no estabas advertido. Lo preocupante de la admonición, sin embargo, está no tanto en la
amenaza de no publicación, cuanto en otro mensaje legible entre líneas: éstos son los criterios
de la ciencia. El editor se autoconstituye en preceptor, las pautas editoriales se elevan a rango
de preceptiva científica: imposición editorial, impostura intelectual.

¿Cuáles son los defectos y, en consecuencia, los consejos o preceptos de los


editores? Todos los que siguen a lo largo de centenares de páginas del Manual. Algunos de
ellos, ya en ese mismo apartado, no se sabe si preceptos o consejos, resultan ser nada
inocentes: así, la formal recomendación de no informar de resultados negativos (algo que
justo otra línea metodológica valoró mucho: cf. Dulces, 1965), ni referirse tampoco a una sola
correlación. Algo más adelante (en 1.11, pág. 28) se sigue aconsejando: «evite las
polémicas». ¿Por qué? Desde luego, es lamentable el espectáculo de políticos o periodistas
enzarzándose en peleas; pero la polémica razonada forma parte de la naturaleza y del
progreso de la ciencia.

Están, además, los prejuicios sobreentendidos. En ocasiones varías, y del modo más
claro en 1.12 (pág. 28), se habla de experimentación («múltiples experimentos»), cuando
debería hablarse de investigación (y decirse, por tanto, «múltiples estudios»). Un poderoso
sesgo experimental impregna el Manual, que considera al experimento como arquetipo de
investigación y somete el formato de cualquier informe a los requisitos que acaso, sí, estarían
bien justificados para informar acerca de un estudio experimental.

Las pautas más eficaces, sin embargo, son las de uso interno de las revistas, las que
no constan por escrito, mejor dicho, sólo llegan a constar en cartas privadas enviadas a los
autores. Aunque también hay usos comunes, no declarados, de aplicación de las normas
APA, el modo en que un consejo editorial, un editor o un lector-asesor las interpreta tiene un
ancho margen de variabilidad e incertidumbre: cada cual las aplica a su modo; y, salvo
familiaridad previa con la respectiva revista, los autores no lo conocen de antemano. No es
que haya ocultación deliberada de las pautas o usos de aplicación.
42
El conocimiento del concreto modo de interpretación y aplicación del formato canónico
sólo lo adquiere el autor con posterioridad a la redacción y envío de su informe: al serle
rechazado, o al serle devuelto con multitud de sugerencias u obligadas correcciones. Éstas
llegan a los autores de manos del editor, pero procedentes de anónimos revisores con los que
tampoco hay oportunidad de debatir o negociar Entre las más comunes se encuentran:
Estudios exploratorios, propuestas sólo heurísticas y bosquejos de modelos o teorías de
amplio rango, no basados en una sola línea de investigación, quedarán excluidos.

Los informes contienen típicamente uno o dos estudios, máximo tres. No se aceptará
un informe acerca de una línea de investigación proseguida a lo largo de años y desarrollada
en numerosos trabajos. Será rechazado por la buena razón de que, en efecto, no es posible
cumplir con todos los requisitos del formato para describir en menos de 30 páginas una serie
extensa de estudios.

Las referencias han de ser recientes y, además, incluir todo lo publicado en la propia
revista con alguna pertinencia al tema. Esta es, en realidad, la primera regla del canon
editorial implícito. Se comprende su porqué: el mejor modo de asegurar el impacto de una
revista es publicar artículos con muchas referencias de números anteriores de la misma. Este
es criterio selectivo insoslayable en la evaluación y la política editorial de todas las revistas,
blindadas en una endogamia sin parangón en el mundo académico.

Las referencias se han convertido en asunto de familia y no ya sólo de escuela. A


partir de la endogamia editorial se crean familias académicas de menciones reciprocas. En un
«hoy por mí, mañana por ti», se engendran redes de parentesco de autores —y de revistas de
una misma organización— que se mencionan unos a otros con disciplinada lealtad.

Las sospechas de herejía metodológica impiden el debate intelectual fructífero entre


los miembros de diferentes facciones y la proliferación de revistas sectarias no hace más que
retrasar la diferenciación de la psicología en un conjunto de disciplinas genuinamente
compactas. No es, pues, un problema de hoy; pero desde las fechas de esos párrafos el
problema no ha hecho sino agudizarse.

En tales condiciones de endogamia resulta irrisorio esforzarse por refinar los índices
de impacto.

El extremo del intervencionismo editorial —y esto ya ajeno al tema del formato— es


cuando al autor, le reprochan haber hecho análisis X en vez del análisis Y, o bien haber citado
al autor M en lugar de a N. Observaciones de esa índole hallan seguramente su lugar propio
en actos de defensa pública de tesis doctorales (y quien esté libre de tal culpa, que arroje la
primera piedra). El editor no es un «súper-autor», ni un director de tesis doctoral; no es
responsable de las opciones y ni siquiera de los errores de método en que incurran los
autores.

Colmo es también que el editor corrija el léxico ordinario y no sólo el científico. Sucede
más de una vez, sobre todo, con expresiones adverbiales, frases hechas y giros de lenguaje,
entre los reconocidos por la Real Academia. El autor, seguramente, no va a enrocarse en una

43
frase: bastará que se lo sugieran para modificarla sin rechistar, aunque le asista la Academia y
sea cuestión de mera preferencia estilística de escritura. Más enojoso es cuando el editor
advierte, sin otra precisión, que la redacción es barroca o, al contrario, demasiado escueta,
que hay palabras ambiguas o que ha de mejorarse la sintaxis. El autor así aconsejado o
reprendido se ve devuelto a su época y pupitre de enseñanza secundaria, pero con un
preceptor que ni siquiera le instruye sobre sus presuntos yerros.

El lado humano de La ciencia

Ejemplo: Seymour Epstein (1997/2002) en la noticia retrospectiva de su historial de


investigador bajo el sugestivo tituló de: «lo que he aprendido tras 40 afros de investigación».

En el censo de lo que ha vivido y aprendido Epstein está el haber pasado de la «edad


de la inocencia» a la «pérdida de la inocencia». Sufrió esta pérdida al tropezar con «el lado
humano de la ciencia» y descubrir que ser científico «no le hace a uno más noble». También
los investigadores —constata Epstein— son «gente», como las demás personas, y «están
motivados por intereses creados», en especial el de «hallarse a la cabeza» cada cual en su
campo. Recuerda Epstein con nostalgia su primer trabajo juvenil, publicado con una facilidad y
prontitud que no volvió a repetirse. A medida precisamente que dejaba de ser un estudioso
novel y se convertía en investigador maduro, cada vez encontraba más rechazos y más
obstáculos editoriales. La historia de dificultades empezó con un artículo donde ponía en
cuestión una curva de aprendizaje descubierta por Hovland y consagrada por Hull. Allí se
terminó el estado de gracia editorial inicialmente concedida al joven Epstein y empezaron sus
desventuras que no hace al caso ya relatar.

Se pregunta uno cómo ha podido suceder que a un investigador experto le haya


resultado crecientemente más difícil publicar. Epstein se concede a si mismo algunas
respuestas. En los sesgos de algunos revisores, no ya humanos, sino demasiado humanos,
llega a sospechar envidia respecto a investigadores más avanzados o afortunados. En
consecuencia, todavía optimista, por no decir cándido, propone algunas sugerencias para
mejorar el trabajo de revisión editorial, como la supresión del anonimato. Pero Epstein peca de
ingenuo y no toca el fondo del asunto, que no es de sesgos o envidias personales, sino de
exigencias de la institución editorial. La explicación no es sólo psicológica, como él pretende;
es sociológica y de poder. Se trata de una nueva clerecía o mandarinato, el de los editores,
los cuales han reemplazado el método científico por un formato estándar de publicación. Con
ese formato y con sus habituales usos de aplicación, no sólo Pavlov o Vigotsky, también
Piaget y Skinner tendrían difícil, no menos que Epstein, ver publicados sus trabajos.

El investigador y el editor

La publicación científica queda sometida al filtro de censores: editores, directores,


asesores de las revistas. No está fuera de lugar hablar aquí de censura. En efecto, el proceso
de filtro obedece al mismo mecanismo de una censura política e ideológica: se decreta qué es
correcto y qué no lo es; y, por no ajustarse a una ortodoxia, en este caso, editorial, se impide
que un escrito llegue al público. O en otra metáfora, de carácter comercial, puesto que revistas
y libros impresos son también productos y bienes económicos, mercancías por decirlo con su

44
palabra propia: la ciencia entra de lleno en un oligopolio de distribución, todavía más fuerte y
determinante que el de la producción.

La implantación del formato APA tiene repercusiones directas respecto a lo que se


publicará y a lo que, en cambio, quedará inédito, sin publicar. Un modelo positivista, no ya
científico o metodológico, sino editorial, discierne lo publicable y lo impublicable, lo que tendrá,
o no, existencia pública. No todo ha sido negativo, desde luego, en la implantación del formato
bajo crítica. Este ha tenido al menos una repercusión positiva: ha contribuido mucho a
consolidar a la psicología como ciencia empírica y positiva; la ha depurado de cualquier
residuo de abstracción filosófica y de conjetura subjetiva, Pero predominan las consecuencias
negativas, que además no se limitan a la publicación.

El formato trae consigo consecuencias personales para los investigadores. La


publicación en revistas representa una parte destacada del currículo en orden al
reconocimiento de méritos académicos. A un profesor de psicología le resulta indispensable
publicar en el formato APA.

La financiación de la investigación constituye una de sus condiciones básicas de la


investigación. Hoy en día, en cualquier dominio de estudio, se requiere instrumental,
equipamiento, medios, personal auxiliar. Reaparece ahí la pareja de Weber del científico y el
político, concretado ahora este último en el que administra la ciencia y asigna los recursos
para ella: por un lado, los investigadores; por otro, los administradores de la investigación,
solidarios, estos últimos, de los editores. Con frecuencia, además, existe disparidad entre los
intereses de unas y otras figuras de la pareja: administradores y científicos no esperan lo
mismo de la actividad y resultados de la ciencia. No pocas veces el equipamiento y
financiación que es posible obtener de los administradores no sirve a fines de interés
científico, al menos, no a los propósitos del investigador. A éste sólo le queda entonces
proponerse estudiar aquello que presume que le financiarán y no lo que a él le interesa. O
bien, en una suave y no patológica esquizofrenia, libremente asumida, el investigador practica
la astuta estrategia de obtener recursos en un ámbito, el definido por los administradores, para
aplicarlos luego al estudio también en otro ámbito, el del interés científico.

No sólo los editores, asimismo los administradores han contribuido a consolidar a la


psicología como ciencia. Gracias a ellos la psicología se ha asentado sólidamente en los
últimos decenios como ciencia positiva y confirmatoria. Pero eso ha sucedido al precio —o ha
ido de la mano— de una visible astenia suya en cuanto ciencia capaz de hallazgos nuevos. Es
conocida la distinción entre contexto de descubrimiento y de verificación, y las lógicas
correspondientes a una y otra (Reichenbach, 1938). Pues bien, tanto el editor como el
administrador piden hipótesis formales y explícitas. Los estudios solamente exploratorios no
serán publicados en una revista obediente al formato APA y tampoco serán financiados por
ninguna administración. Ni editores ni administradores dejan espacio para la investigación
exploratoria o innovadora, sólo para la confirmatoria. Con los criterios hoy imperantes, a
Schliernann no le darían un euro para excavar y descubrir ruinas en Troya, pues le faltaba
currículo y no disponía de otra bibliografía que La Riada. A Darwin tampoco Ie concederían ni
una modesta beca de estudios. Le juzgarían sin perfil adecuado, carente de historial
investigador para embarcarse en el Beagle, puesto que, por todo currículo, contaba con una
45
reciente licenciatura en teología y el libro del Génesis por única bibliografía. Editores y
administradores de la ciencia no podrán reconocer hoy a los Darwin o los Pavlov.

Sin novedad en la ciencia

Con el formato editorial dominante no será posible ningún hallazgo sorprendente, sólo
los previsibles. En realidad no habrá muchos hallazgos propiamente tales, ni grandes, ni
tampoco menores. Esta pesimista previsión deriva de un juicio retrospectivo cuyo fundamento
lo proporcionaría una historia crítica —inexistente— de los hallazgos de la psicología en el
siglo XX. A continuación se formula ese juicio bajo forma de pregunta provocativa: ¿ha habido
en ella verdaderos hallazgos en los últimos treinta arios?; o bien, y rebajando la pregunta, ¿ha
habido nuevos modelos o teorías de veras relevadas posteriores a 1975? Se señala esa
fecha, convencional como cualquier otra, porque justo alrededor de ella se produce la
implantación generalizada del formato APA. Con esa fecha u otra, la provocación no procede
a humo de pajas. La revista Escritos de Psicología hizo una encuesta alrededor del año 2000.
Varios profesores españoles contestaron a preguntas sobre qué libro de psicología del siglo
XX salvarían para el futuro y qué aportación teórica consideraban más importante. Las
respuestas más concretas fueron: Ramón Bayés juzgó que debemos a Pavlov la aportación
más destacable; y, en cuanto a libros, Heliodoro Carpintero citó la obra de William James, y
Amalio Blanco la de Vigotsky y la de Lewin.

Cualquiera que lea tales respuestas se pregunta cuál es el estado de una ciencia en la
que resulta que los hitos decisivos datan de hace sesenta, ochenta o cien años. Compárese
con la extraordinaria vitalidad de ciencias como la arqueología o la genética. El paisaje del
estudio de la conducta aparece monótono, en penuria de hallazgos: apenas nada nuevo bajo
el sol a lo largo de más de medio siglo. Tampoco es única la psicología, entre las ciencias, en
esa travesía del desierto: tal vez sea la forzosa contrapartida de rutina propia de una ciencia
«normalizada» frente a la efervescencia de las revoluciones paradigmáticas (por tomarle en
préstamo el léxico a Kuhn, 1962 / 1971). El hecho es que desde hace tiempo no hay novedad
en el frente, no hay sorpresas de hallazgos.

A falta de sorpresas se pierde el gozo de la investigación, del descubrimiento propio o


ajeno. La impresión que proporcionan las revistas de psicología es la del «déja vu»: ya visto,
ya leído. Al abrir el más reciente número de una revista, nadie la hojea con la mínima
esperanza de encontrarse con algo nuevo y de interés. Realmente, y preguntado de manera
aún más radical: ¿qué porcentaje de investigadores lee a fondo algún artículo de revista, si no
es de su misma línea de investigación y con intención de poderlo utilizar en referencias?

Ahora bien, si al margen de su propia y limitada línea de estudio los investigadores no


leen, tampoco son leídos. También para esto es instructiva la sociología del saber. Moles
(1967 / 1978, pp. 96-97) ha destacado que en buen número de revistas científicas el problema
no es ser publicado, sino ser leído. Por otro lado, la redundancia de lo que se escribe o
escribía por aquellas fechas se estimaba en un 98 por ciento: sólo una parte mínima de lo
publicado no es reiterativo, redundante, ocioso. El mismo autor (Moles, 1967 1978, pág. 201)
añade que las obras científicas prescriben en un tiempo en extremo rápido. Y las revistas, aún
más que los libros, tienen un plazo de caducidad muy breve. En esas condiciones, cuando la
46
comunicación se limita a pocos lectores y con fecha de caducidad no más lejana que la de
productos alimenticios, hay que preguntarse si de verdad tiene sentido publicar en revistas,
excepto para obtener impacto y méritos a la manera convencional.

Los textos enviados a revistas apenas serán leídos, pero hay que enviarlos como si
eso fuera a suceder. Se ajustaría mejor al número de potenciales lectores dirigirse en carta
científica personal, mediante correo electrónico, a unos corresponsales de quienes se sabe,
además, que están interesados en el objeto del estudio.

El fin de una época

Por fortuna, nos hallamos en el fin del imperio y la época de las revistas impresas.
Comenzó esa época en el último tercio del siglo XVII. Suele tomarse a Philosophical
Transactions, publicada en 1665 por la Royal Society de Londres, como la primera revista de
ciencia. ¿Qué hacían antes los estudiosos? Escribían libros y opúsculos; y también se
escribían cartas unos a otros. Todavía en esas fechas, de finales del XVII y comienzos del
XVIII, Leibniz y Newton se carteaban con unos pocos corresponsales; y parte sustanciosa de
su legado consiste en tales cartas, que eran modo habitual de comunicación del conocimiento.

En la era de la imprenta la comunicación epistolar ha sido convenientemente sustituida


por las revistas impresas. Éstas, sin embargo, han alcanzado ahora un pinito crítico de
inflexión, no de desaparición, pero sí de declive. Varios vectores empujan pendiente abajo: la
proliferación de publicaciones con la consiguiente imposibilidad de leerlas; su elevado costo
con la correspondiente imposibilidad de adquirirlas, salvo por bibliotecas de muy holgado
presupuesto; la irrupción de otra era, informática y de Internet, que sucede a la de Gutenberg

El correo electrónico y la colocación en la red van a sustituir en gran medida, aunque


no por completo, a las actuales revistas. Puede que las revistas informáticas, en rutina DO
justificada, mantengan el mismo formato que las impresas. Pero en orden a la comunicación
pública, no al impacto editorial y al pseudo-mérito, cualquier investigador dispone hoy de
medios para hacer llegar sus informes de investigación a centenares de corresponsales, los
cuales podrán juzgar, sin mediación alguna de editores, si su trabajo es científicamente
valioso o no lo es.

La escritura informática no eliminará al papel impreso. Este permanecerá, mas no para


la información o para los datos, sino para la reflexión, para las ideas, esas que al menos
nosotros, quienes aprendimos a leer en libros, todavía necesitamos tener delante de los ojos
en páginas impresas. Del mismo modo que un poema, una novela, o un ensayo lo leemos y
disfrutamos mejor en papel que en la pantalla, también sucederá así con algunos escritos de
ciencia,

Ya ahora cada cual tiene la posibilidad de comunicarse con colegas científicos por
procedimientos no imaginables hace cincuenta años, cuando comenzó a fraguarse el formato
APA. Va a resurgir el género científico epistolar. Éste no será como en el siglo XVII, sino
mucho más cómodo, rápido y eficaz, con centenares de corresponsales a la vez y sin ningún
trabajo añadido por copia. Habrá asimismo revistas electrónicas, a las que será difícil

47
mantener bajo el yugo de un formato editorial. Y habrá fórmulas mixtas: texto sustantivo
impreso, muy conciso, con unos pocos elementos esenciales, junto con complementos (tablas
de datos, referencias, etcétera) colocados en una página web.

Cercana como se halla la caída de las revistas cuyo formato se critica, casi produce
vergüenza hacer leña de árbol que se cae. Pero éste aún no ha caído; y, para seguir con el
mismo verbo en otra metáfora que permite, al menos los investigadores han de caer en la
cuenta de que como principios de ciencia se están vendiendo unos simples criterios de editor.

Notas

1) Con Marino Pérez he dialogado sobre «la conveniencia de los


tratados» (el título es suyo) en la revista Escritos de Psicología (2001, n° 5, pp. 63 a
69). Qué es un tratado lo he expuesto y razonado en prólogo a un tratado propio
(Fierro, 2002).

2) Es superfluo ofrecer de manera formal la referencia bibliográfica de


Faulkner, como se razonará en el epígrafe siguiente.

3) Los ejemplos no son ficticios, son reales: están extraídos de autores


españoles, a quienes por deferente respeto no se les va a mencionar aquí con sus
nombres y apellidos.

4) Editada por la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga bajo


la dirección del autor. Las dos citas que se mencionan a continuación corresponden al
número 4, septiembre de 2000, pp. 34-38.

Penagos Corzo: guía rápida del manual de publicaciones de la APA – 5ta edición

Penagos Corzo: Guía Rápida del Manual de Publicaciones APA

- Título
- Resumen
- Introducción
- Método
- Resultados
- Discusión
- Referencias
- Apéndices
El título: debe resumir la idea principal, identificar las variables y la relación entre ellas. Hay
que evitar usar palabras como “método” o “resultados”, tampoco usar elementos redundantes
como “un estudio de…”. Extensión aproximada de 10 o 12 palabras.

Autor y afiliación institucional: debe incorporarse el autor y la afiliación institucional sin


palabras “por” o “De”. La afiliación institucional es a dónde está adscrito el autor o en dónde
conduce la investigación. Si el autor no pertenece a alguna institución deberá la ciudad en
dónde es localizable.

48
Cabezas de página: se refieren al título abreviado puesto en el margen superior derecho. La
cabeza de página no debe tener más de 50 caracteres.

Resumen o Abstract: deberá ser comprensivo del contenido de todo el artículo. El lector
deberá tener una idea clara de todo el artículo únicamente leyendo el resumen.

 Precisión: refleja exactamente el propósito y contenido del artículo. Si el estudio es


una réplica, cita la fuente para la réplica.
 Explicativo: define abreviaciones, define términos únicos, paráfrasis, más que citas
textuales. Incluye palabras claves para indexar.
 Específico y conciso: cada oración debe contener el máximo de información posible
pero a la vez ser lo más breve. No debe exceder los 960 caracteres. El resumen no
debería exceder las 120 palabras. Comenzar el resumen con lo más importante sin
repetir el título. Incluir 4 o 5 conceptos importantes, resultados e implicaciones.
 Para ser conciso: usar abreviaturas y usar la voz activa sin pronombres personales en
1era persona (yo o nosotros).
 No evaluativo: reportar más que evaluar, no incluir comentarios.
 Legibilidad: usar verbos más sustantivos y voz activa más que pasiva. Usar tiempo
presente para resultados y tiempo pasado para la manipulación de variables. Usar
3era persona.
Un resumen de un estudio empírico debería describir el problema de investigación en
una oración si es posible, los elementos más importantes del método, los resultados
con niveles de confiabilidad estadística y las conclusiones e implicaciones del estudio.
Un resumen de revisión teórica deberá describir el tópico en una oración, propósito,
tesis, organización y alcance, fuentes usadas y conclusiones.
Un resumen de estudio de caso deberá describir al sujeto y sus características
relevantes, la naturaleza de la solución al problema y cuestiones relevantes para
próximas investigaciones.
Introducción: introduce el problema. El cuerpo del trabajo inicia con una introducción que
presenta el problema específico bajo estudio y describe la estrategia de investigación. Antes
de escribirla, hay que responder estas preguntas:

- ¿Por qué es este problema importante?


- ¿Cómo la hipótesis y el diseño experimental se relacionan con el problema?
- ¿Cuáles son las implicaciones teóricas del estudio?
- ¿Cuáles son las proposiciones teóricas evaluadas y cómo ellas fueron derivadas?
Estas interrogantes deberían responderse en 1 o 2 párrafos.

 Desarrollo: se discute la literatura pero no se hace una revisión histórica exhaustiva.


Se asume que el lector conoce el campo de estudio. Aquí se citan referencias
directamente relacionados con el trabajo. Al citar trabajos previos enfatizar principales
hallazgos, procedimientos metodológico y conclusiones relevantes. Mostrar lógica en
la continuidad de trabajos previos al presente trabajo. Desarrollar el problema con
suficiente claridad.

49
 Propósitos: después de plantar el problema se deberá estar en posición de decir que
se hizo (conceptualmente) para resolverlo. Esto debe ser presentado como final de la
introducción, definiendo además las variables y especificando con claridad la hipótesis.
- ¿Qué variables planeo manipular?
- ¿Qué resultados espero y por qué los espero?
Debe existir un desarrollo lógico para cada hipótesis.
Método: describe en detalle cómo el estudio fue conducido. Habilita al lector a evaluar la
propiedad del método, la confiabilidad y la validez de los resultados. La información debe ser
suficiente para replicar el estudio.

Tiene 3 secciones: a) Participantes o sujetos; b) Aparatos y c) Procedimiento. Cada sección


se identifica con el subtítulo que corresponde al nombre de la sección.

 Participantes o sujetos: describe a la muestra la cual debe de ser representativa (si no lo


es, explicar las razones). Cuando los participantes son humanos, reportar los procedimientos
de selección y asignación, así como los acuerdos, contratos o pagos hechos. Si los sujetos
fueron animales, reportar género, especie, marcas o identificaciones específicas, número de
animales, condición fisiológica, sexo, edad y peso, procedimientos.

 Aparatos: describe brevemente los materiales usados, especificando su función. Equipos


de laboratorio estándar se mencionan sin detalle. El equipo especializado comercial es
referenciado indicando el modelo y número del equipo, así como el nombre del distribuidor.
Equipos completos deben ser ilustrados con diagramas o fotos.

 Procedimiento: resume cada paso en la conducción de la investigación, incluye


instrucciones a los participantes, la formación de grupos, la manipulación experimental.
Describe los procedimientos de aleatoriedad, contrabalanceo u otras técnicas de control en el
diseño.

En el método se pone información sobre lo que uno hizo y cómo lo hizo.

Resultados: la sección de resultados presenta los datos recolectados y el tratamiento


estadístico de éstos.

Primero se presentan, de forma breve, los principales resultados. Posteriormente con


suficiente detalle los datos, de tal manera que puedan justificarse las conclusiones. No se
discuten las implicaciones de los resultados aún. No incluir datos individuales y/o crudos a
menos que sea, por ejemplo, un diseño de caso individual o intrasujeto.

En cuanto a tablas y figuras, hay que incluirlas en la medida en que clarifiquen la información,
deben tener además valores exactos. Las figuras (que son las fotos, dibujos o diagramas)
ayudan a comprender relaciones complejas pero que no tienen la precisión de una tabla.

En cuanto a la presentación estadística, si se reportan resultados estadísticos de tipo


inferencial, incluir información sobre la magnitud del valor obtenido, los grados de libertad, el
nivel de probabilidad y la dirección del efecto. Cuando se reportan medias, siempre incluidas

50
las medidas asociadas de variabilidad. Es importante asumir que el lector tiene conocimiento
profesional de estadística.

Discusión: después de presentar los resultados hay que evaluar e interpretar sus
implicaciones, especialmente en relación con la hipótesis de investigación. El examen, la
interpretación y la cualificación de los resultados es con entera libertad. Es importante
enfatizar las consecuencias teóricas de los resultados y la validez de las conclusiones.

La discusión inicia con una oración sobre el soporte o no de la hipótesis original, se deben
incluir similitudes y diferencias entre los resultados del estudio y los de otros trabajos,
clarificando y confirmando las conclusiones.

La información no debe ser una simple reformulación de lo ya dicho sino que debe presentar
una contribución sobre la explicación del problema. Si los resultados son negativos, evitar las
explicaciones forzadas.

Las preguntas claves en la discusión son:

 Problema: ¿por qué es importante y cuál fue la contribución aquí sobre él? ¿Qué
proposiciones fueron confirmadas o rechazadas?
 Niveles de análisis: ¿cómo pueden los hallazgos ser ligados al fenómeno a niveles
de análisis más complejos o menos complejos?
 Aplicación y síntesis: si los resultados son válidos y replicables, ¿qué fenómenos
psicológicos de la vida real pueden ser explicados o modelados por los resultados?

Referencias: todas las citas o referencias están soportadas por la literatura. Todas las citas
deben aparecer en la lista de referencias y todas las referencias deben ser citadas en el texto.
Es importante citar en las referencias la fuente directamente consultada, si lo consultado fue
un abstract hay que reportar éste y no el artículo completo.

Apéndices: es de ayuda si la descripción detallada de algunos materiales distrae de la lectura


del estudio.

Zavala Trías: guía a la redacción en el estilo APA- 6ta edición

51

También podría gustarte