Está en la página 1de 3

CAPITULO SEGUNDO: DOS SUTILES ENEMIGOS DE LA SANTIDAD

El Santo Padre destaca dos falsificaciones de la santidad que desvían del camino: el gnosticismo y
el pelagianismo, heréticas, pero aún actuales. Se advierte sobre un inmanentismo antropocéntrico.

Se describe el gnosticismo actual como una fe subjetiva centrada en la experiencia o conocimiento,


encerrando al sujeto en su razón. Los "gnósticos" muestran una mente sin encarnación, superficial
y vanidosa. Se alerta sobre la tentación de reducir la fe a una lógica fría.

Se resalta la importancia de no buscar un sistema cerrado en la doctrina, reconociendo la


diversidad de interpretaciones. La razón tiene límites, y la humildad es esencial para evitar un
elitismo narcisista.

Se aborda el pelagianismo actual que confía en la voluntad humana y el esfuerzo personal. Se


destaca que la gracia divina precede todo mérito y que la cooperación humana es un regalo de la
gracia.

Se critica la adoración de la voluntad humana en algunos cristianos, enfocándose en normas y


estructuras, perdiendo la sencillez del Evangelio. Se señala la sutil presencia del pelagianismo en
grupos cristianos.

Se destaca la jerarquía de virtudes, con primacía en las teologales y la centralidad de la caridad.


Jesús presenta la esencia en el amor a Dios y al prójimo, distinguiendo dos rostros inseparables.

Se concluye con una exhortación a la Iglesia para liberarse del gnosticismo y pelagianismo,
instando a cada individuo a discernir cómo pueden manifestarse estas desviaciones en su vida.

CAPITULO TERCERO: A LA LUZ DEL MAESTRO

Se destaca la importancia de las bienaventuranzas de Jesús, especialmente las que se encuentran


en el Sermón del Monte (Mateo 5,3-12; Lucas 6,20-23), como el camino para alcanzar la santidad.

La palabra "bienaventurado" o "feliz" se convierte en sinónimo de "santo", expresando que aquel


que vive fiel a Dios y a su Palabra experimenta verdadera dicha.

Las bienaventuranzas van en contra de las costumbres y prácticas habituales del mundo. Vivirlas
requiere la intervención del Espíritu Santo para liberarse del egoísmo, la comodidad y el orgullo

Se analizan algunas bienaventuranzas, como la de los pobres de espíritu, los mansos, los que
lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de corazón limpio, los que
trabajan por la paz, y los perseguidos por causa de la justicia

Se hace referencia al pasaje de Mateo 25,35-36, donde Jesús habla sobre el juicio final basado en
las obras de misericordia, destacando la importancia de reconocer a Cristo en los demás,
especialmente en los necesitados.
La santidad no debe separarse de la relación personal con el Señor. La caridad y la acción social
deben ir de la mano, no ser excluyentes.

Se critican las ideologías que reducen o relativizan la importancia de ciertos temas sociales, como
la situación de los migrantes, en comparación con otras cuestiones consideradas más "serias".

Se insta a los cristianos a aceptar y recibir las exigencias del Evangelio sin excusas ni
elucubraciones, reconociendo la dignidad de toda persona y comprometiéndose en la construcción
de un mundo más justo y solidario.

CAPITULO CUARTO: ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL

En este fragmento, se destaca la importancia de cinco manifestaciones del amor a Dios y al prójimo
dentro del marco de la santidad propuesto por las bienaventuranzas y Mateo 25,31-46. Francisco
se enfoca en aspectos del llamado a la santidad que considera cruciales en la actual cultura. Estas
manifestaciones incluyen: la firmeza interior centrada en Dios, la paciencia y constancia en el bien,
la humildad a través de las humillaciones, la alegría y el sentido del humor, y la audacia y fervor en
la misión evangelizadora.}

Se subraya la importancia de la paciencia y constancia en medio de las dificultades, evitando la


violencia verbal y manteniéndose firme en el Señor. La humildad se presenta como fundamental,
arraigándose a través de las humillaciones, y se destaca que la verdadera santidad requiere
aprender a soportar y ofrecer humillaciones

Además, se resalta la necesidad de vivir con alegría y sentido del humor, en contraposición al mal
humor y la tristeza. Se enfatiza que la alegría cristiana está acompañada del sentido del humor y
que ambas son expresiones de la gratitud hacia Dios.

El llamado a la audacia y fervor en la misión evangelizadora se presenta como un elemento


esencial de la santidad. Se menciona que la falta de fervor es un obstáculo para la evangelización, y
se anima a superar el miedo y la comodidad para ir más allá de lo conocido, alcanzando las
periferias y las fronteras.

Se destaca la importancia de la comunidad en la lucha contra las tentaciones, concupiscencias y


asechanzas del mundo egoísta, subrayando que el aislamiento puede llevar a perder el sentido de
la realidad y sucumbir ante las seducciones del entorno.

El texto habla sobre la santificación como un camino comunitario, resaltando la importancia de


vivir y trabajar juntos para el desarrollo espiritual. Se mencionan comunidades santas y
matrimonios que fueron instrumentos de Cristo para la santificación mutua. Se destaca que la vida
comunitaria está hecha de detalles cotidianos, y se enfatiza la importancia de preservar los
pequeños detalles del amor.

Se aborda la creación de un "espacio teologal" en la comunidad donde se puede experimentar la


presencia del Señor resucitado a través de la Palabra y la Eucaristía. También se mencionan
experiencias místicas vividas en comunidad. Se resalta que la vida comunitaria, ya sea en la familia,
la parroquia o una comunidad religiosa, refleja la belleza de la comunión trinitaria.

Se enfoca en la importancia de prestar atención a los detalles, recordando cómo Jesús invitaba a
sus discípulos a hacerlo en varias ocasiones. Se destaca que la comunidad que preserva los
pequeños detalles del amor se convierte en un lugar de la presencia del Resucitado.

En este capítulo, se la importancia de la oración constante, la adoración y la apertura a la


trascendencia para alcanzar la santidad. Se hace hincapié en la necesidad de momentos de silencio
y soledad con Dios para discernir los caminos de santidad que Él propone.

Se aborda el tema del combate espiritual, señalando que la vida cristiana es un combate
permanente contra las tentaciones y el mal. Se destaca la necesidad de fortaleza y valentía para
resistir las influencias del diablo y proclamar el Evangelio

Finalmente, se enfatiza la importancia del discernimiento en la vida espiritual, instando a pedir el


don del discernimiento al Espíritu Santo. Se destaca que el discernimiento no solo se apoya en la
razón y la prudencia, sino que es también un don sobrenatural que nos lleva a la fuente misma de
la vida, conduce a conocer al Padre y al Hijo, y nos libera de la rigidez.

También podría gustarte