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EVANGELII GAUDIUM

El Papa francisco nos invita a despertar la alegría del evangelio. Nos comenta que se comienza a ser
cristiano por el encuentro con Cristo, y no por un gran ideal. La vid se madura a medida que se dona
a los demás. Los obispos latinoamericanos afirmaron que uno no se puede quedar tranquilo
encerrado en la Iglesia, sino que debemos salir a predicar el evangelio.
Capítulo I
Transformación misionera de la Iglesia
El Señor nos invita a todos a salir de la comodidad yendo a las periferias. Imitamos a Cristo cuando
predicamos el evangelio a todos los lugares, sin demora y sin miedo. Invita a todo misionero a ser
cercano a la gente, ayudándola y a comparándola. Usa la palabra para todo evangelizador que tiene
que oler a oveja. En cuestión de la administración, dice el Papa que no sirve una simple
administración, sino que estemos en un estado permanente de misión. La alegría de comunicar a
Jesucristo se demuestra en la preocupación de comunicarlo. Hay una insistencia de salir
constantemente a las periferias particulares y generales. La pastoral se tiene que quitar el cómodo
criterio del: siempre se ha hecho así. Invitando a ser audaces y creativos, en repensar los objetivos,
las estructuras, el estilo y los métodos. Referente al sacramento de la confesión les dice a los
sacerdotes que el confesionario no debe ser una sala de tortura, por el contrario, el lugar de la
misericordia. La Iglesia en salida no quiere decir correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido, en
muchos casos es detener el paso, dejar de lado la ansiedad para escuchar y mirar a los ojos, o
renunciar a las urgencias para a acompañar al que se queda; no deben serrarse los sacramentos por
cualquier rezón, prefiriendo el Papa una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle,
que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a la propia seguridad, siendo los
pobres los privilegiados de Cristo.
Capitulo II
En la crisis del compromiso comunitario
Se considera al ser humano como un bien de consumo, que se usa y se tira, conociéndose como la
cultura del descarte, siendo los excluidos no solo explotados sino desechos. Dice la frase de un
sabio antiguo “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarle a vida. No son
nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”. Se necesita una nueva forma de evangelización que
ilumine los nuevos modos de relacionarse con Dios y con los otros, suscitando los valores
fundamentales llegando donde se gestan los nuevos acontecimientos. Hablando de la ciudad que es
un ámbito multicultural nos dice que el vivir profundamente y enfrentarse a los desafíos, esto en
cualquier cultura, ciudad, mejora al cristiano y fecunda a la ciudad. El perder el fervor y la audacia
es una conciencia de derrota convirtiéndose en un pesimista que se queja de todo. En el desierto se
necesitan personas de fe que indiquen el camino hacia Dios y mantengan viva la esperanza Si en la
Iglesia no encontramos una espiritualidad que nos sane, nos libre, nos de paz, convocándonos en la
comunión solidaria y a la acción misionera, seremos engañados por propuestas que deshumanizan,
ni reconocen a Dios. Hablando de la mundanidad espiritual en la liturgia se refiere a lo cuidadoso
ostentoso. Esto también sucede en la doctrina y en el prestigio de la Iglesia, pero sin interés de que
el evangelio llegue al corazón del pueblo.
Amemos a nuestros hermanos, en nuestras relaciones tenemos simpatías y antipatías, ante esto el
Papa nos invita a rezar por con los que estamos irritados, siendo un paso al amor, buscando el amor
fraterno. En la parte de la jerarquía nos dice el santo pontífice que en la Iglesia las diferentes
funciones no entran la superioridad de unos de otros. El orden está más bien de acuerdo a la
santidad de cada miembro. En la situación de los jóvenes ha habido cambios, ya no encuentran
respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. Los grandes grupos juveniles
que crecen, es por la acción del Espíritu Santo que abre caminos nuevos de acuerdo a sus
expectativas; en tales casos, aunque el ministro sea poco entregado y alegre, la comunidad fervorosa
es la que despierta el deseo de consagrarse a Él. Pero a pesar de las pocas vacaciones de hoy en día,
se tiene más cuidado en la selección de los candidatos.
Capitulo III
El anuncio del Evangelio
Dios envía a la Iglesia como sacramento de salvación a todo el mundo. Dios escogió a un pueblo
que es la Iglesia. Respecto a la preparación en la parte intelectual nos comenta el Papa, que quien ha
tenido una verdadera experiencia con Dios, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a
evangelizar. Nuestras imperfecciones no tienen que ser una excusa para no ir a la misión, siendo
que es un estímulo para no quedarse en la mediocridad, sino por el contrario nos ayuda para seguir
creciendo. La autenticidad de un carisma es la integridad armoniosa, su eclesialidad. El preparar la
predicación es muy importante siendo conveniente dedicarle un buen tiempo de estudio, oración,
reflexión y creatividad pastoral. Para la interpretación de un texto se necesita paciencia, no estar
ansioso, estar interesado. Necesitamos amor a la palabra de Dos para dedicarle un tiempo necesario
con una actitud de escucha. Una predicación tediosa e ineficaz es fruto de falta de fuerza de la
Palabra de Dios. El predicador tiene que tener una familiaridad con lo que se anuncia, con un
corazón dócil y orante. Si el mensaje nos interpela también lo hará con los fieles.
El predicador necesita contemplar la Palabra y también al Pueblo para saber lo que necesita; no
solo es saber lo que uno tiene que decir, sino tener un método, ya que no todos comprenden nuestro
lenguaje o como lo transmitimos., siendo necesario escuchar mucho, ser cercano y poner atención a
los demás para conocer su lenguaje. Otra de las cosas importantes es tener unidad temática, orden,
conexión con las frases, lógica y no abordar varios temas a la vez, no siendo claro el mensaje.
Tratando el kerigma en la catequesis no se tiene que abandonar pensando en una formación más
sólida. Nos dice el Papa francisco que no hay más sólido, profundo, seguro, denso y sabio que el
anuncio del kerigma. El anunciar de Cristo, creer en Él y seguirlo no se limita a algo verdadero y
justo, sino también a lo bello, que a pesar de las pruebas colma nuestra vida de gran gozo. La iglesia
nos tiene que enseñar a todos: sacerdotes religiosos y laicos a acompañar al otro. No hay
contraposición entre la Palabra y los Sacramentos. La Palabra de Dios escuchada y celebrada,
especialmente en la eucaristía, alimenta y da fuerza interior a los cristianos.
Capitulo IV
La dimensión social de la evangelización
Evangelizar es hacer presente el Reina de Dios en el mundo, pero nos dice el Papa Francisco que
ninguna definición refleja la realidad rica, compleja y dinámica de la evangelización. La propuesta
de Dios es que reine en nuestros corazones, en la medida que la dejemos reinar en nuestra persona,
habrá fraternidad, justicia, paz y dignidad para todos en la sociedad. La interpelación entre el
evangelio y la sociedad en el trascurso de los tiempos es indispensable para que la evangelización
sea completa. Asumiendo la pobreza con los mas desprotegidos, el Santo Padre aclara que no es
solo darles el pan y ya, sino que tengan prosperidad, por ejemplo: educación atención de salud y
sobretodo trabajo, porque es ahí donde expresa y acrecienta la dignidad de su vida.

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