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La Iglesia en El Mundo
La Iglesia en El Mundo
EL MUNDO
LA SEGREGACION DE LA
IGLESIA
En primer lugar, se destaca la importancia de que la "iglesia" se considere como un grupo de
personas llamadas por Dios para apartarse del mundo y formar una congregación santa. Se
enfatiza la necesidad de vivir una vida en santidad, alejándose de los deseos mundanos y
comportándose como "extranjeros y peregrinos". Se menciona que los Apóstoles tomaron esta
calidad de la iglesia como una "santa comunidad de Dios" con seriedad.
En segundo lugar, se explora el concepto de "mundo" en la Biblia. Se señala que este término
se usa en diferentes acepciones, incluyendo el universo en su totalidad, el planeta que
habitamos, la humanidad en general y el mundo corrompido por el pecado, gobernado por el
demonio. Se describe este último sentido del "mundo" como una atmósfera de pecado
contagioso que todos experimentamos, y se instala a la iglesia a apartarse de la "corrupción del
mundo" en un sentido moral.
LA SEGREGACION DE LA
IGLESIA
El texto enfatiza la necesidad de que la Iglesia se aparte de la mundanidad y busque la pureza en su
relación con Jesús. A lo largo de la historia, se ha mantenido una tensión entre la mundanidad y la pureza
en la Iglesia, y se mencionan movimientos y figuras históricas que surgieron en respuesta a desviaciones
y corrupciones en la Iglesia oficial.
Se discute la historia de la Iglesia y su relación con el poder secular a lo largo de los siglos, desde las
persecuciones iniciales hasta la influencia del Cristianismo como religión oficial del Estado durante el
Sacro Imperio Romano. Se menciona cómo el Papado llegó a ejercer un control significativo sobre
asuntos temporales, citando ejemplos de los papas Inocencio III y Bonifacio VIII. Además, se señala que
los Estados totalitarios han intentado controlar las actividades de la Iglesia a lo largo del tiempo.
Se subraya que las iglesias jerárquicamente centralizadas han sufrido más por la intervención del poder
secular. Se destaca una evolución en la Iglesia de Roma, que ha pasado de defender la soberanía indirecta
sobre el Estado a promover una cooperación e incluso una separación total entre la Iglesia y el Estado en
la actualidad.
LA INDEPENDECIA DE LA
IGLESIA
La importancia de la independencia de la Iglesia en relación con otras instituciones como la
familia y el gobierno estatal. Se argumenta que cada una de estas instituciones tiene un papel
específico en la sociedad y debe funcionar de manera independiente en sus esferas respectivas.
La familia, el Estado y la Iglesia tienen sus propios roles y áreas de competencia, y no deben
interferir en las responsabilidades de los demás.
Se advierte sobre los peligros de que la Iglesia busque apoyo en el poder secular, obtenga
privilegios temporales o participe en luchas políticas y sociales, ya que esto suele resultar en
desastres y en una renuncia a su principio fundamental. Se citan a autores como El de Pressensé y
Emil Brunner para respaldar la idea de que una iglesia que se convierte en una religión estatal
tiende a alejarse de su verdadera esencia y de la Nueva Alianza en la que se basa.
la condena de Pío IX sobre la libertad de conciencia, considerada como "libertad de perdición".
Se destaca la importancia de aclarar un malentendido en torno a la defensa de la libertad de
conciencia y religiosa. Se afirma que esta postura no niega la obligación de obedecer la ley divina
y creer en el Evangelio, sino que defiende la ausencia de coacción externa en el ejercicio de los
deberes religiosos.
Se subraya que la libertad de conciencia se basa en la voluntariedad y la responsabilidad en el
acto de fe, junto con los derechos inherentes a la persona humana.
EL COMPROMISO DEL
CRISTIANO
Existen dos aspectos clave:
El cristiano y la verdad: Tanto la Iglesia en su conjunto como cada creyente individual tienen la
responsabilidad de proclamar y comunicar la verdad, incluso cuando resulta incómodo. Este
compromiso se ilustra en ejemplos bíblicos como Samuel con Saúl, Natán con David, Elías con Acab,
Jeremías, Pedro frente al Sanedrín y Lutero ante la Dieta de Worms. Los cristianos deben ser "sal de la
tierra" y "luz del mundo", presentando el poder del Evangelio a través de su conducta y testimonio,
ofreciendo una explicación de la vida en Jesucristo y actuando como un freno contra la corrupción y la
ira de Dios en el mundo.
El cristiano y la justicia: Los creyentes, tanto como cristianos como ciudadanos, tienen el derecho y la
obligación de buscar la justicia, oponiéndose a la opresión, la explotación, la violencia y luchando
contra el hambre, la miseria y la ignorancia. También deben cooperar con un orden justo y obedecer las
leyes justas. Esto se basa en las enseñanzas bíblicas que instan a orar por las autoridades y cumplir con
el gobierno legítimo. La Iglesia debe ser enemiga de la anarquía y defensora del gobierno constitucional.
EL COMPROMISO DEL
CRISTIANO
El compromiso temporal del cristiano en la sociedad se basa en dos principios generales:
A) El cristiano debe identificarse con los pobres y oprimidos, siguiendo la "teología de la Cruz" que
se enfoca en la predicación del Evangelio como arma contra la opresión. La Iglesia debe estar a
favor de los desfavorecidos, no aburguesarse ni favorecer a los ricos. El Evangelio promueve la
verdadera redención y capacita a las personas para abordar los problemas temporales con amor, paz
y justicia.