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En base a la introducción de Juan Carlos Caravaglia 1 podemos establecer que los modos de
producción designan un modelo explicativo entre la relación capitalista-proletariado
principalmente, estos atañen a la resolución de necesidades entre ambas partes. Ahora bien,
Caravaglia nos presenta tres modos de producción principales en la América colonial: el
modo de producción basado en la explotación de los indígenas, el esclavista colonial y el
autónomo de pequeños productores, pues el dominio económico del sistema se encuentra
bajo las riendas de aquellos que controlan los medios de producción. Precisamente,
mediante la acumulación de dicha producción y el otorgamiento de subsidios estatales, no
solo acrecentaría la marginación entre los sectores explotados, sino también va a consolidar
un régimen político y social basado en las relaciones económicas estratificadas.
El autor argumenta que fue el aparato comercial de las mercancías el que otorgó a
los comerciantes el dominio del sistema, por ende, la acumulación de riqueza que se
extendió mucho más allá de la mera orbita económica colonial.
1
Caravaglia, J. C. (1973). Introducción. En: Cuadernos de Pasado y Presente. Córdoba, Argentina.
pp: 7-16
En otras palabras, se instauró un control de las redes de comercio y la institucionalización
de un sistema que dejaba de lado las necesidades de las colectividades e individualizaba al
proletariado colonial con el objetivo de apropiarse en mayor medida de su producción.
Durante el tiempo transcurrido entre los siglos XVI y XVIII, América Latina se insertó
dentro del sistema de la economía mundo cuyo espacio desarrollado, o bien, estructura
dominante, experimentó un periodo de transición. De acuerdo con Carlos Sempat
Assadourian2, es fundamental considerar la estructura social y los específicos modos de
producción de cada espacio particular, por ello, se apoya en Karl Marx para asignar a los
mercados externos un lugar destacado en la creación de la plusvalía. Visto de esta manera,
se puede afirmar que en América Latina los mercados externos son imprescindibles tanto
para la creación como para la realización de la plusvalía o excedente.
Desde los años más frescos a la Conquista, se implantó una estructura monopolista
basada en el comercio exterior (sector minero y agrícola principalmente), estructura que
adquiere una verdadera trascendencia no solo durante los siglos recién mencionados, sino
también un análisis histórico al estudiar la forma en que el capital comercial metropolitano
y el capital comercial colonial controlan y fijan un sistema de producción durante un
periodo de larga duración, así como sus profundas consecuencias para el desarrollo
económico de América Latina. En otras palabras, la originalidad del modo de producción
colonial se deja ver en la relación dominante-dominado, vistos como ambas formas de
estructura capital, por consecuencia, la historia económica latinoamericana comienza a ser
más comprensible y destaca la particularidad histórica de esta parte del mundo.
XVI y XVII, exponente del concepto "mercado interno colonial”. Profesor en el Departamento de
Historia Económica y Social de América Latina, Instituto de Historia, Universidad Católica de
Chile.
Según mi consideración, habrá que partir desde la contradicción de la polarización
metrópoli-satélite, donde se habla de una metrópoli expropiatoria de un excedente
económico, originada por sus satélites para su propio desarrollo, a su vez, los satélites
experimentan desde este momento la problemática del subdesarrollo.
Por ello, el autor pone como ejemplo los casos de Lima y Potosí. Al ser espacios
geográficos dominados por una metrópoli dominante expropiadora se vuelven espacios
subdesarrollados, no obstante, Assadourian plantea lo siguiente: “¿Acaso no sería
conveniente añadir otro nivel de análisis, el del subdesarrollo latinoamericano por el
desarrollo latinoamericano?”.3
Si bien, el subdesarrollo fue llevado a cabo durante toda la década de 1960 mediante
manifestaciones revolucionarias, proyectos partidarios y una especie de modelo guerrillero
con un fin particular: el socialismo, no obstante, dicho sistema experimentaría que las
masas no siguen este rumbo precisamente.
3
Assadourian, C.S. (1971) Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina.
Cuadernos dé la Realidad Nacional, CEREN Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile. En:
En: Cuadernos de Pasado y Presente. Córdoba, Argentina. p. 52
¿Por qué se menciona que no pueden considerar como modelos antagónicos?
Porqué el proceso histórico de expansión capitalista ha generado y sigue generando un
desarrollo económico y un subdesarrollo estructural, es decir, son dos elementos vivos
dentro de una totalidad específica; cualquier modificación en uno supone una modificación
en el otro.
Más adelante, Assadourian fija su atención en la obra de A.G Frank 4, autor que para
su consideración omite los llamados modos de producción dentro del análisis económico de
América Latina durante los siglos XVI-XIX, pues es preferible hablar de tipos de
producción en específico y no de un capitalismo genérico, ya que al aplicar la noción de
“excedente” resulta necesario realizar un examen a fondo sobre sus formas históricas de
apropiación y uso.
Así mismo, menciona que dicha obra carece de una investigación en los casos
particulares e investigaciones originales sobre fuentes primarias y en un conocimiento
relativo de la literatura histórica, dejando pasar por alto el análisis particular de las fuerzas
de producción como estructura de la sociedad, además de presentar de una manera muy
escueta los dos modos de producción principales que abarca su obra: feudalismo y
capitalismo.
4
Frank, A.G (1970). Capitalismo y subdesarrollo en América Latina. Editorial Signos. Buenos
Aires, Argentina.