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institutoeducaccion.org /la-mediacion-pedagogica-leida-desde-la-psicologia/
Más aún, ¿qué pasa si es el propio docente quien cree que el estudiante ha llegado a su
techo académico?
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Existe pues un lado B de la mediación pedagógica2, ligado a lo intersubjetivo, la
interacción y la calidad de los vínculos entre docente y estudiantes que pocas veces nos
detenemos a analizar; tanto así que, en la formación docente, existen pocas o ninguna
oportunidad para desarrollarlas, pero que podría marcar un punto de inflexión en la
práctica profesional.
En una situación como la descrita hay una zona intermedia en la que se le brinda una
ayuda al niño, pero no es una ayuda invasiva. Esa ayuda no abruma y no reemplaza. Si
esa madre/padre/tío le dijese: “déjame a mi, mejor yo manejo y tú súbete atrás para que
observes” eso no le ayudaría al niño a desarrollar sus fortalezas, por el contrario, en vez
de retrasarlo a avanzar, lo sustituiría y lo volvería dependiente e inseguro. Es por ello que
la verdadera mediación le crea una exigencia y desafío nuevo al docente que supone un
cambio en su rol: conectarse con sus estudiantes mostrando vínculos con ellos.
“Hablar de mediación supone un cambio del rol docente a quien se le crea una exigencia
y desafío nuevo, que es conectar con sus estudiantes mostrando vínculos con ellos”
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Por ello, la mediación supone un cambio en la ubicación del docente, ya no una
ubicación frontal dictando cátedra (como en tiempos pasados), sino una ubicación lateral,
acompañando al estudiante. Eso implica aceptar que los reflectores ya no estarán en él y
que ya no va a ser él el actor principal, sino sus estudiantes, quienes serán los
protagonistas. El docente va a dejar que el estudiante actúe y él se va a situar al costado
(y un poco más atrás) observando con detenimiento, atento al momento en que necesite
orientaciones, retroalimentándolo continuamente durante la experiencia de aprendizaje e
invitándolo a reflexionar sobre lo que está haciendo para que el estudiante le saque el
máximo provecho a esa oportunidad. Y eso supone crear vínculos de confianza que les
genere seguridad.
Fuente: Freepik
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Un segundo aspecto de este lado B de la mediación, son las propias habilidades sociales
que los docentes deben demostrar durante la mediación, las cuales necesitan ser
desarrolladas desde la formación inicial y reforzadas durante la formación continua de los
docentes. Estas son las que motivan el interés de los estudiantes por aprender e
involucrarse en su proceso de aprendizaje, sin miedo a equivocarse y con autorización
para tomar sus propias decisiones.
Por último, se requiere desacondicionar el error en el aula. Es decir, que este deje de
ser percibido como motivo de sanción o censura. El estudiante debe saber que tiene la
libertad para ensayar con libertad una y más maneras de hacer las cosas y equivocarse
en el proceso o en el resultado. Esa mirada ante los retos parte por la propia mirada del
docente: si este es capaz de entender el error como una oportunidad de aprendizaje.
Sólo en estos términos el error será motivo de reflexión y análisis individual o colectivo, y
la mediación del docente no será percibida como amenazante, ni motivo de crítica.
Para que esto último se dé, se requiere de una premisa básica: un ambiente de respeto
en el aula. El estudiante necesita la seguridad de que nada de lo que diga va a ser
motivo de burla, ni usado en su contra, ni por su docente, ni por sus compañeros, ya que
de lo contrario difícilmente hará escuchar su voz, sus ideas y soluciones , no se atreverá
a interactuar con sus compañeros o intercambiar ideas, por temor a quedar expuesto. De
ser así difícilmente se podrán construir aprendizajes.
Un último aspecto a destacar es el poder que cumple las expectativas de los docentes en
el fracaso o éxito académico de sus estudiantes, un suceso que ha sido ampliamente
documentado y demostrado por la psicología.
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cuando un docente infiere que uno o más de sus estudiantes ya han llegado a su techo
académico. Les resta esfuerzos y dirige su atención a aquellos en quienes tienen
mayores expectativas.
Porque el profesor que cumple una función mediadora, que acepta ese cambio en su rol
(señalado al inicio de este artículo) tiene que creer en sus estudiantes, porque de lo
contrario la mediación va a ser correctiva. Mientras los lazos emocionales sean más
intensos y la confianza sea más fuerte será tanto más probable que el Efecto Pigmalión
(positivo) se cumpla. Todos respondemos positivamente al reconocimiento. Si el
estudiante se da cuenta que su docente está interesado en su progreso académico, que
le presta ayuda, que cree en él, entonces se esforzará más.
Mario Alonso Puig (2018) 5 señala que en todo ser humano hay potencial y grandeza, y
tenemos que tener esta disposición para crear espacios de oportunidad para que puedan
demostrarlas. Somos fuegos que hay que encender dice. Ahora que los resultados del
estudio EVA (20121) de la UMC nos dejan grandes retos, pensemos cómo esta mirada
del lado B de la mediación puede ser útil en nuestra práctica pedagógica para remontar
los aprendizajes.
NOTAS
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Organización de Estados Iberoamericanos OEI. (9 de octubre de 2018). Entrevista
a Pedro Ravela: La evaluación en el proceso. [Archivo de Vídeo]. Youtube.
https://youtu.be/PVSEZ083PDs
Es una metáfora.
[Aprendemos Juntos 2030]. (25 de abril de 2018). En todo ser humano hay
grandeza, Mario Alonso Puig. [Archivo de Vídeo]. Youtube.
https://youtu.be/f69n5VQLIQw
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