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Jodido in erno.

TaeHyung suspiró por quinta vez ese minuto, eufemismo del bu do hos l que se dispersaba por
sus fosas nasales, inquietando a los espectadores de aquella tortura satánica a la que los
representantes escolares denominaban «reunión estudian l para el progreso de los solecitos.»

Solecitos mis cojones, pensó. Los monstruos vomi vos a los que se referían como adolescentes en
los libros de texto no eran más que un conglomerado de imbéciles sin labor ni o cio que
dedicaban el empo de sus desdichadas vidas a parlotear como retrasados y derrochar los bienes
ac vos de sus aún más estúpidos progenitores.

Pero... ¿cómo terminó el sr. V, cartel de la jodida ma a coreana, en un colegio de doñas putas
necesitadas de atención elmente abocadas al gran señor y dones no tengo empo para ir a la
reunión de mi hijo el marihuano?

El hijo de puta más etéreo que haya tenido el placer de presenciar en su vida; su sonrisa de
conejito, sus dóciles labios de frambuesa, sus ojitos redondos y su mandíbula recta y hermosa,
aquel culito de infante que no podía tragar su falo sin un cuarto de litro de crema de bebé encima
y esos muslos rellenos que quería morder hasta sacarles la capa de la dermis y luego aprovechar su
ingesta.

Jeon Jeongguk.

El hijo de puta más etéreo que haya tenido el placer de presenciar en su vida; su sonrisa de
conejito, sus dóciles labios de frambuesa, sus ojitos redondos y su mandíbula recta y hermosa,
aquel culito de infante que no podía tragar su falo sin un cuarto de litro de crema de bebé encima
y esos muslos rellenos que quería morder hasta sacarles la capa de la dermis y luego aprovechar su
ingesta.

Figura vamente, en efecto, ya que había algo dentro del señor V que impedía de manera casi
forzosa el arremeter en contra de la salud íntegra de Jeongguk hasta cierto punto y aquello
no era nada bueno para el mayor.

Tan sólo recordarle al gimotear envió un es mulo doloroso a su polla. Quería restregarle un poco
sobre su falo.
ti
ti
fi
ti
fi

ti
fi
ti
fi
ti
ti
fi
Ya cállese puta vieja, me ene los huevos llenos. ¿Por qué no se meten su árbol de navidad por
el culo y se divierten un rato? Todos parecen perros de calle.

S-señor V, por favor... Sólo faltan unos minutos ─ balbuceos incoherentes resbalaban como el
aceite desde los labios de la directora, quien miraba horrorizada al hombre de gafas y largos
cabellos rojizos recogidos en coleta.
─ Unos minutos una puta mierda, llevo aquí más de media hora y no sé dónde está mi bebé. ¿Por
qué no me deja ver a Jeon, vieja de mierda?
─ Los chicos se encuentran en el área de recreación, eso ya lo debería saber, señor Kim.
TaeHyung levantó la mirada con vehemencia para divisar a la arrastrada que tuvo la osadía de
contestar tan inadecuadamente. Podría quebrar su cuello en aquel momento para imponer
respeto hacia su persona, más sin embargo su pequeño conejito no deseaba transferirse de
ins tuto nuevamente, por lo que optó por ignorar su presencia.
Ya le mataría más tarde.
─ Quiero a mi chico, ahora.
Despreocupado, se removió sobre el amplio asiento acolchonado que correspondía
exclusivamente a su persona. Su semblante temerario contrastaba con su ac tud imprudente y sus
anchos muslos fornidos se abrían como escuadras para adoptar una pose aún más dominante. Sus
manos apoyadas en sus rodillas, su mirada ja en la vieja con sus gafas de oro amarillo rozando el
puente de su nariz y sus codos exionados hacia afuera.
Un silencio sepulcral inundaba la habitación. Aquellas ac tudes no eran infrecuentes por parte del
señor V, empero, las mul tudes eran par cipes de aquel po de rabietas con escasa recurrencia.
─ Quiero. A. Jeon.
Los progenitores de Jeon ya no eran admi dos en las reuniones escolares, por lo cual las órdenes
directas del hombre de treinta y dos se acataban inmediatamente sin supervisión alguna, algo que
costó muchas amenazas y sobornos, pero de todas formas terminó funcionando.
La anciana sujetó el micrófono que conectaba con los parlantes escolares y con un leve temblor en
su mbre, exclamó:
─ Jeon Jeongguk, se requiere de su presencia en la sala de conferencias principal. Favor asis r con
máxima pron tud.
─ Mierda, hasta que quisiste servir. ─ rio Kim.
Las miradas de los representantes mostraban temor y desaprobación ante tal conducta, sin el valor
su ciente para comentar.
Por su parte pelinegro, quien jamás había sido un muchachito problemá co ─ a diferencia de otros
mocosos de su calaña ─ se impulsó rápidamente de la banca donde se hallaba ojeando los
poemarios de Poe, a sabiendas de que aquel llamado signi caba una única cosa.
Papi estaba en su escuelita.
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ti
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ti
ti
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ti
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ti
ti
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ti
ti
ti
Atravesó el minúsculo espacio recrea vo tan rápido como su cuerpo juvenil le permi ó, no sin
antes pasar por los tocadores mixtos a veri car su presencia frente al espejo. Quería verse bonito
para TaeHyung.
Golpeteó la puerta durante menos de un segundo y su directora le invitó a pasar con un ademán y
una sonrisa par da, se veía un poco miserable pero seguramente ya sabía la respuesta.
─ ¡Papi! ─ Jeongguk corrió hacia V y enroscó sus delgados brazos en el cuello del mayor,
escondiendo su rostro en su maraña de pelos color frambuesa. Olía muy bien.
TaeHyung presionó algunos besos sobre la piel desnuda de su clavícula, robándole un par de
suspiros al menor que no pasaron desapercibidos por su entorno. Los presentes se hallaban
pasmados ante tal escena indecorosa, sorprendidos por el retorcido contacto entre el adolescente
y su representante legal.
Habían pasado algunos meses desde que aquella dinámica surgía espontáneamente en los
encuentros escolares, manteniendo el contacto sico al límite por pe ciones de Gguk.
El mayor, ensimismado en su libido, aprovechó aquel imprudente desliz para mordisquear con
exquisita suavidad la nívea super cie de su clavícula, rozando con parsimonia el hueso que
sobresalía en su piel para nalmente dirigir su mirada al sonrosado chico.

Nghn~ ah, papi... el chiquillo suspiró avergonzado, bajando la mirada en respuesta a las
acciones de TaeHyung.
Por su parte, V se entretenía acariciando los laterales de la cintura estrecha y curvilínea del
adolescente, delineando con las yemas de sus dígitos el excelso relieve de sus prominentes
cos llas.

¿Te has portado bien, dulzura? otro besó corto se hundió en la mandíbula del menor,
exaltándole.

S-sí TaeTae... He jugado con mi amiguito Yongi y con su hermanito Jin... abrumado por el
cosquilleo en su vientre bajo, intentó distraer al adulto golpeando de forma blanda e infan l su
pecho semi-descubierto.
Un risoteo gutural emanó de los hinchados labios de V, atrayendo al jovencito contra su pecho
mientras le volteaba. Abrazó sus costados en un agarre posesivo y se dedicó a dejar besos
húmedos debajo de su oído izquierdo, impregnando un poco de saliva en su camino hacia su
hombro.
¿Acaso se le había olvidado que estaban en una reunión de representantes?

S-señor V... S-sólo faltan unos minutos... Por favor, reserve sus muestras de afecto. otra vez
la anciana jodiendo.

Mierda, ya sé. vociferó ante la insistente anciana, suavizando su mirada al atraer a Jeongguk
a su cuerpo. Ven aquí, dulzura, siéntate en mi regazo.
El chiquito con dientes de conejo se impulsó sobre sus zapa tos depor vos blancos y,
aprovechando que ves a el corto pantaloncillo de educación sica, se empujó con las manos hacia
el regazo del mayor para que éste acariciara sus tersos muslos.
ti
ti

fi
fi
ti
fi

ti

ti
ti
ti
ti
La sala entera se encontraba pasmada, escandalizada, muda ante tal escena. ¿Qué hacía un po
como él con un pequeño tan dulce como Jeongguk?

B-bien, para estas navidades hemos de pedir una colaboración de $300 USD a propósitos de
organizar un bazar navideño y una recolecta para las personas en situación de abandono.
sonrió la bruja, por supuesto que los iba a estafar a todos, pero no era como que aquello fuese una
tortura para el amplio bolsillo de los representantes.
TaeHyung bajó el reposabrazos de su escritorio preferencial y esbozó una cínica sonrisa contra el
cabello negruzco de Gguk. Su nariz se enterró en su nuca sin endo cómo sus vellos se erizaban con
el cálido aliento de V, su hormigueo creciente despertando sensaciones extrañas mientras que las
grandes e imponentes manos llenas de anillos jugueteaban con el elás co de su pantaloncillo.
Un par de viejas discu an trivialidades en el fondo, captando la atención de los individuos en aquel
espacio, por lo que V aprovechó su oportunidad para dejar un beso fugaz en los labios del más
pequeño, cuyos brillantes ojitos café miraban a los suyos con anhelante deseo.

¿Alguien se está poniendo duro, mhm? un sonido gutural a manera de interrogante fue
acompañado de un casto beso en la esquina de su labio.
TaeHyung jugaba sucio.

...ac vidades recrea vas como la rolina, granjas de contacto, recital de danza... bla, bla,
bla, quería enterrar sus manos en el pantaloncillo de su conejito, y exactamente eso haría ...los
representantes podrán par cipar en el desarrollo de dichas siempre y cuando tomen en
consideración.

¡Mghmm~! un sonoro gemido chillón escapó de los labios de su lindo conejo.


Los orbes redondos de Jeongguk se ampliaron de manera brusca ante el roce de las palmas del
mayor sobre su ropa interior ¿había me do sus manos en su uniforme?

¡Ay! ¡Un calambre!


Vistazos incómodos se posaban disimuladamente en el adolescente, cuyo regazo ahora se hallaba
escondido bajo el abrigo de TaeHyung. Era evidente lo que ocurría, más no había un alma que
sacri cara su cabeza por emi r un comentario al respecto, ya que, al n y al cabo, V podía y
de ni vamente, lo haría perforar sus cráneos con un disparo limpio de su Bere a 92FS 9mm.
Con su caracterís ca sonrisa ladina, TaeHyung abrió las piernas del infante de par en par, haciendo
que colgaran por fuera de las suyas. Acarició el miembro del menor sobre la tela de sus bragas de
algodón, las cuales dejaban salir gran parte de la cabeza y las bolas del chiquito, sorprendiéndose
en el camino al notar que estaba bastante duro.

Te gusta, ¿mhm? masajeó la pequeña erección con desesperante parsimonia, sin endo la
piel suave de su miembro bajo sus yemas. Su aliento cálido reposaba en la esquina de su cuello y
su postura le permi a restregar su gran falo contra las dulces mejillas bajas del jovencito. Jeongguk
gemía suavemente bajo su tacto, retorciéndose en el estremecimiento del acto.
fi
fi
ti
ti
ti


ti
ti
ti
ti
ti
ti
fi
ti
tt
ti
ti
TaeTae... Vámonos... suplicó Jeongguk, bastante afoscado bajo el tacto del pelirrojo. Movía
sus caderas en círculos a la par que intentaba dar cortos sal tos sobre su falo, el cual se hallaba
despierto y contento con la ac tud de su conejito.

Un poco más... Quiero ver qué tanto aguantas


Gguk mordió su labio inferior reprimiendo cualquier sonido que pudiese escapar de su boca,
entretanto su mayor jugueteaba con el piercing en forma de aro que habían hecho en la punta de
su miembrecito hace algunas semanas atrás. Jaloneaba de forma juguetona la argolla e introducía
su meñique en ella.
Ambos fueron perforados en el jet del mayor rumbo a un viaje de negocios en Osaka, Jeon obtuvo
una argolla en la punta de su glande, una barra ver cal en su lengua y dos barras en sus pezones.
TaeHyung optó por traspasar seis piezas horizontales en forma de barras a lo largo de su falo, dos
más en la base de sus tes culos, y una barra cuyas circunferencias salían de la punta de su pene
hacia el borde de su glande, escondiéndose dentro de la piel.
A la mierda la reunión, se lo follaría en el coche.

Bueno, ya me cansé. Ojalá Jesucristo baje y los ayude con sus payasadas, yo me voy a la mierda
y me llevo a mi muñeco conmigo. Enredando a Jeongguk como un koala en su pecho, cargó al
chico para proteger la vista de su erección.
Vamos, eran un hijo de puta, pero uno bueno.
Dos disparos sonaron creando un desmedido alboroto entre la pequeña mul tud, la cabeza de la
maestra que anteriormente había retado a V yacía destrozada en el piso, con sus órganos regados
en el suelo.

Al próximo imbécil que ose mencionar mi verdadero nombre le meto esta cosa por el culo a su
hijo y se la disparo dentro, hijos de perra. risoteos maniá cos resonaban como ecos diabólicos,
más besos húmedos presionaron el descubierto hombro del infante, dado el diseño de cuello
abierto y es rado de su camisa de deporte. Ya nos vamos, mi ternurita.
Otro disparo resonó en la habitación seguido de una hemorragia crónica protagonizada por el
padre de un tal Kim JongIn.

Eso es por llamar a Jeongguk mariquita en la reunión anterior.


Con su chiquito en brazos y dos de sus guardaespaldas tras ellos, se dirigieron hacia el asiento del
piloto de su Range Rover 2020. Jeongguk siempre se sentaba encima del mayor, inclusive al
conducir.
Exacerbado por los acontecimientos previos, entró al vehículo de forma tosca, cerrando tras de sí
la puerta de la camioneta. Sus perros ya se encargarían de limpiar el desastre que dejó en la sala
de reuniones, aunque puede que más tarde torturara a los ahora rehenes de sus empleados.

Menuda mierda de reunión, tengo un hambre que te cagas. Su conejito se limitó a abrazar
su cuello y seguir presionando sus miembros juntos, quizás se estaba volviendo loco, pero aquel
rasgo imper nente de la personalidad de TaeHyung comenzaba a encenderlo. Vaya, vaya, ¿qué
tenemos aquí, mhm?
ti
ti

ti
ti
ti
ti
ti
Sus ojos asomaban un a sbo de diversión en su mirada, las mejillas de Jeongguk estaban calientes
y su nariz había adoptado una tonalidad rosácea, sus ojos entrecerrados del deseo que le
consumía y su boca abierta en forma de "o" dándole un panorama perfecto hacia su lengua.

Me parece que voy a almorzarme un pequeño conejo goloso.


Ansioso, el pelirrojo posó sus manos en sus mejillas traseras, estrujando sus blanquecinas masas
con la tela de por medio. Atrajo de forma abrupta sus bocas y mordió la lengua de Gguk,
peligrosamente cerca de su piercing, haciéndole gritar de dolor.
Pequeñas gotas de sangre bajaban por su sinhueso cuyo recorrido acabó en el paladar del mayor,
quien degustaba el líquido agrio con sus papilas gusta vas.

Mi conejito está ansioso de mimos, ¿no es así, Gukkie?

S-sí... su cabecita baja miraba hacia el asiento de copiloto donde se hallaban sus hermosas
orejitas de conejo, las cuales tomó entre sus manos y acomodó cuan diadema en sus castos
cabellos oscuros.

¿Sí qué? TaeHyung alzó una cena, su niño se portaba muy bien por lo que no debía dejar de
seguir las reglas ni por un minuto,

Sí, papi. movió sus enormes orejas de conejito de un lado a otro, sacudiendo su cabecita
mientras hacía puños con sus labios.

Mi buen chico. TaeHyung sonrió mostrando su rectangular dentadura, a lo que el jovencito


imitó su gesto sacando sus dientes de conejito.
Con cuidado de no mover demasiado a su chiqui n, removió de forma estratégica el pantaloncillo
rosa mientras dejaba besos por toda la extensión del cuello, aprovechando de hacer nuevas
marcas rojizas ya que dudaba mucho que Gukkie volviera a clases esa semana. Bueno, mató a su
profesora, alguien tenía que buscar un reemplazo, ¿no?
Sopló aire caliente en el hueco de su cuello y Jeon pataleo su prenda inferior riendo
inocentemente ante las travesuras de su papi. Sus braguitas blancas estaban un poco
desacomodadas y su glande se asomaba goteante fuera de ellas.
Con la palma abierta, TaeHyung se encargó de con nuar el trabajo del salón de conferencias,
masajeando su erno miembro viendo como Gukkie torcía su espalda y se recostaba en el volante
de la camioneta. Sus orejitas moviéndose ernamente conforma subía y bajaba su pecho.
Otra mano se deslizó hacia uno de sus pezones y empezó a jalar la barra metálica incrustada en
ellos, generando una sensación molesta que armonizaba con el vaivén de las caricias prematuras
de V.
El chico joven empujaba sus caderas hacia adelante intentando que el sr. V terminara de
estrangular su falo en un raudo apretón, cosa que logró luego de unos cuantos minutos de
retorcerse insinuantemente.

Pequeña pu ta ansiosa, apuesto a que extrañas mi lengua en tu culo, zorrita de mierda.


ti
ti
ti
ti

ti
ti
Mghm~ ah... llevó su propia mano a su pezón desatendido y jaloneo al compás del maltrato
del pelirrojo, sosteniéndose del cuello del mayor para tomar fuerzas.
Todo en aquella escena estaba muy mal.

Vamos, voltéate, muñeco. Papi trajo juguetes.


Jeongguk fue azotado de pecho contra el volante sacándole un jadeo de la impresión, V
generalmente no se portaba tosco con él, pero las pocas oportunidades en las que lo hacía se lo
follaba tan bien que le dejaba irritado por dos semanas completas.
Hoy parecía ser ese día.
El pelirrojo ahorcó su miembro impacientemente mientras que con su otra mano buscaba unas
cosas en la guantera. Una soga de bra sinté ca se asomaba por la misma, un enorme envase de
lubricante y lo que parecía ser una bala vibradora. Sacó su Bere a de su funda y colocó el seguro,
introduciendo el arma en la boca de su lindo muñeco.

¿Quién es una linda puta, mhm?

Wo, pwapwi... con la 9mm en su cavidad bucal, intentó ges cular una respuesta inteligible
para V, sabiendo lo hijo de perra que se ponía el mayor.
Una fuerte nalgada azotó su culo y una mueca de dolor pintó su dulce rostro mientras mordía el
metal del arma entre sus dientes, siete azotes del mismo calibre aterrizaron en aquel punto exacto
seguido de ello.
Estaba llorando, sobre-salivando, sudaba y tenía la boca roja. Sus pestañas empapadas de lágrimas
y su culo respingado expuesta hacia la cara del mayor, quien movió el arma hacia su mano
izquierda y apuntó directo en su entrada.

Sé una buena puta y no te muevas, conejo de mierda.


Nudos expertos abrazaron la piel de sus delgados brazos juntándolos detrás de su espalda,
presionando un poco más de lo debido, cosa que quizá de ni vamente dejaría marcas en su
hermosa piel.
Con el extremo de su Bere a empezó a masajear la entrada del pelinegro, es rando su dulce polla
hacia atrás para atraparla entre sus propias piernas. Otro amarre experto se situó en los muslos del
chiquillo y de su portavaso tomó una gargan lla con cadena que terminó amarrando al volante.
Lanzó el arma al suelo y empezó a masturbar la polla roja del menor. El chiquito lloraba pegado al
volante con sus adoloridas manos detrás de su espalda. Más azotes cayeron sobre su culo
haciéndolo sen r ahogado. Se iba a morir si seguían de esa forma.

Lloras como una magdalena y tu polla está tan dura que se te va a reventar, eres un jodido
masoquista, bebé.
La humillación ñendo sus mejillas de carmesí, un sen miento oprimiendo su pecho se abría paso
en medio del abrazador golpe de calor en sus partes bajas. Se sen a sumiso y maltratado, su
orgullo estaba herido, su cuerpo estaba siendo abusado.
¿Entonces por qué le gustaba?
ti
ti
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ti
ti
ti
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ti

ti
ti
M-me due-le~ su vocecita temblaba, su cuerpo se sen a pesado y su interior realmente
necesitaba una polla dentro, más especí camente, la gorda y venosa polla del pelirrojo.

Pues que te duela y te arda, aquí te vas a quedar hasta que yo diga.

¡Ah! un grito desgarrador salió de su garganta luego de sen r un mordisco en su gorda


mejilla trasera.
V parecía un animal, había clavado sus incisivos en aquel suave glúteo y no lo soltaba, haciendo
una presión cada vez más fuerte con su mandíbula, sosteniendo su culo con su mano izquierda.
Con ayuda del lubricante y su hábil mano derecha, ver ó el condenado líquido por toda la
extensión de sus dedos y sin previo aviso introdujo su dedo anular.

¡Para! ¡Me duele! ¡Para, por favor!


TaeHyung hizo caso omiso a las súplicas de Jeongguk, me endo y sacando su dígito a una
velocidad escandalosa. El sonido de su dedo chocando contra su interior creaba chasquidos
húmedos que se extendían en el interior de la camioneta, mientras buscaba el punto dulce de su
bebé.

¡TAEHYUNG, PARA!, POR FAVOR, ¡BASTA!


Enterró sus dientes aún más cerca de su entrada y el grito de Gguk se quebró en el camino, lloraba
y moqueaba sobre el tablero de controles y el mayor aprovechaba para introducir un dígito más.
Ahora su dedo índice y medio se enrosAhora su dedo índice y medio se enroscaban tocando la
próstata del menor, el cual se dejó en evidencia a sí mismo cuando sus piernas comenzaron a
temblar.
Su mano izquierda bajó a sus propios pantalones para desabrocharlos mientras recostaba su
cuerpo sobre el asiento. TaeHyung jadeaba ante la imagen del muchachito frente a él siendo
penetrado por sus dulces dedos, gimiendo como una puta de esquina.

Eso es, gime, hijo de puta. ¿No que te duele?

Mmmm~ más, m-más, quiero mucho, mucho más....


Los dedos de V aumentaron la velocidad a tal punto que parecían un aparato mecánico, golpeando
fuerte contra la próstata del menor quien rebotaba sus nalgas y apretaba los dedos entre ellas. El
pelirrojo escupió su mano y mojó los piercings de su falo, creando una sensación exquisita que le
envió escalofríos a su espina dorsal.
Su lengua empezó a formar círculos en la entrada de Gukkie y con sus nalgas botando de un lado a
otro, clavó sus uñas donde estaba masturbando al chico, el cual ahora sólo formulaba gemidos
incoherentes.

M-me v-veng..
TaeHyung abrió las nalgas del menor de par en par y es ró su boca hasta el rosado miembro del
chico joven, tragando su semilla mientras el otro gritaba mordiendo el volante. Un dulzor
agradable se hacía presente en la venido del chico, por lo que procuró tragar todo antes de
con nuar.
ti
fi
ti
ti
ti

ti
Pequeño conejo tonto, no pensarás que porque te viniste te voy a dejar de follar ¿no, dulzura?
Con un hábil movimiento, desató las sogas de los muslos del más joven para abrirlo entre sus
piernas, derramando el lubricante sobre su pene y sobre sus dedos, para nalmente meter el tubo
por la entrada del menor y exprimirlo dentro.

¡Ahhhhh!
Sus dedos empezaron a golpear nuevamente la entrada y su mano izquierda volvía al trabajo
manual en su polla, la imagen frente a él simplemente era maravillosa; sus muslos golpeados, sus
nalgas amoratadas, mordidas en sus mejillas cuyos bordes parecían sangrar un poco, sus muñecas
las madas y su rostro lleno de lágrimas.

¡AHHHHHHHGH!
El pelirrojo sentó bruscamente al joven sobre su polla, aún con sus tres dígitos dentro. No tenía ni
mierda de idea de cómo había entrado, pero estaba sofocando su grueso falo de vein ocho
cen metros y sus dedos parecían no poder salir. La gargan lla cortó sus palabras ante el repen no
movimiento y Jeongguk lloriqueaba por lo bajo del dolor.
Eran vein ocho cen metros, jodidos vein ocho putos cen metros.
Lo peor de todo es que su miembro se había vuelto a endurecer.

Sác-calo... TaeHyung... Sáca-lo...

Quédate quieto, joder. Ya vas a ver que te va a gustar.

¡Sácal-AH!
Bruscas estocadas empezaron a golpear lo más recóndito de su interior, haciéndole sen r como
que le estaban par endo en dos. TaeHyung estaba perdiendo la paciencia, así que con una mano
ayudó al menor a que rebotara sobre su larga y gruesa polla.
Jeongguk ya no sabía qué sen r, el dolor estaba siendo demasiado intenso, pero comenzaba a
gustarle la sensación de poder expandir aún más su estrecha entrada. Golpes fuertes azotaban su
interior mientras que su culo saltaba y sus orejitas de conejo rebotaban en su cabeza.

Ah... Ah... Ah...


El pelirrojo supo que había empezado a gustarle aquello cuando se percató de que su lindo
conejito empezaba a dar brincos por mérito propio sobre su polla, haciendo ese movimiento con
sus nalgas que tanto amaba. Abría y cerraba sus glúteos mientras que saltaba se clavaba en él,
desprendiendo unas go tas de sangre entre sus níveas piernas.
Las múl ples barras metálicas a gélida temperatura hacían contraste con el desgastante calor en su
interior, solamente sabía que necesitaba saltar sobre el miembro de su novio hasta que sus barras
se fundieran con sus paredes.
El mayor gemía roncamente mientras que Jeongguk agudizaba cada vez más su voz, casi seguro de
que se correría prontamente, por lo que tomó la bala vibradora con su mano libre y la apretó
contra su glande, apresando su polla en su gran mano.
ti

ti
ti
ti

ti
ti
ti

ti
fi
ti
ti
ti
¡AHHHHHH, AHHHHH!
Jeongguk sen a su entrada extremadamente dilatada, los piercings de su novio raspaban
exquisitamente en su mucosidad interior, sus dedos golpeaban al ritmo de sus embes das, el
vibrador en su glande le hacía sen r que iba a estallar en cualquier momento, y él solo brincaba
como un loquito moviendo sus orejas de conejo por todos lados.
Para su novio, el mayor, no había nada más excitante que ver a Jeongguk ensimismado en el dolor
de sus maltratos comedidos, por lo que, al sen rse cerca del orgasmo, subió la velocidad de la bala
en el pene del chiquito, haciendo que se corriera tan fuerte que su semilla llegó hasta la ventana
de la camioneta.
Jeongguk casi se desmaya, duró aproximadamente un minuto rando ras de semen dentro del
auto, con el corazón dándole un vuelto.
TaeHyung se vino justo en el mismo momento, dado el terriblemente agradable apretón de la
estrechez interior del menor. Era como si un agujero negro hubiese succionado su gran polla.
Rápidamente, sacó su diestra del pequeño chico y, una vez saciado de su propio orgasmo, salió de
su interior para limpiar su venida y desamarró las sogas de sus brazos y la gargan lla de su cuello.
El pelirrojo atrajo al más joven hacia su regazo, quien estaba cansado e indefenso, y subió sus
hermosas braguitas blancas y su pantaloncillo rosa por sus piernas, con cuidado de no tocar las
zonas afectadas.
Jeonggukkie, cansado por su reciente encuentro sexual, volteó su posición y abrazó a su novio
tocando sus pechos, tratando de no rozar sus hermosas nalguitas con nada. Besos amorosos
llenaron su carita sonrosada y el chiquito esbozó una sonrisa dormilona, escondiendo su carita en
el cuello del mayor.

Jeonggukkie quiere reclamar su cupón para su semana cariñosa. susurró el chiquito


mientras movía su carita en el hombro del pelirrojo.

¿Así es, mi cielo? el pelirrojo acarició sus hermosos cabellos negruzcos, aspirando el aroma
del más joven.

Sí, Taetae~
V besó su hombro, suspirando como el imbécil enamorado que era.

Pequeño consen do. TaeHyung rio por lo bajo, encantado con su chiquito.

Ah~ Te amo, TaeHyung.

Yo a , conejito.
Jeonggukkie levantó su rostro y mostró una sonrisa completa de dien tos de conejo, la cual
TaeHyung besó cariñosamente, rozando sus narices.
Ya era hora de volver a casita para cuidar de su bebé.
ti

ti
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ti
ti
ti
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