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La Persistencia de La Memoria
La Persistencia de La Memoria
Directora
Silvia Arango Cardinal
Obertura 14
Andante 27
Adagio 49
Prestissimo 135
Orden 136
Escasez 139
Arremetidas 142
Proyectos urbanos 145
Fuego 159
Planes urbanos 165
Polémicas 171
La aceleración final 177
Coda 184
El tema es la memoria,
lo demás son variaciones
= 80 ppm
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
escenario de nuestra ciudad, que van desde hechos urbanos relevantes hasta
construcciones anónimas que recordamos con cierta nostalgia: el convento
de Santo Domingo, el Hotel Granada, el Instituto Pedagógico en la Ave-
nida Chile o el Parque del Centenario son algunos ejemplos, entre otras
innumerables arquitecturas que han configurado, históricamente, diversos
lugares bogotanos.
Sin embargo, dos decididas intervenciones demolicionistas en la his-
toria reciente de la ciudad trataron de transformar radicalmente dos caóticos
y dantescos lugares que albergaron algunos de los horrores más oprobiosos
de la metrópolis contemporánea: el Cartucho y el Bronx. La primera, en
los albores del tercer milenio, se llevó por delante dieciséis manzanas de la
Bogotá histórica, en el barrio Santa Inés, para dar espacio para el parque
homónimo, el “de mostrar”, pues ¿cómo era posible que ese horror estuviera
a pocas cuadras del centro de poder político colombiano? No habían pa-
sado veinte años de esa primera arremetida cuando se intervino de forma
análoga el Bronx, ahora acompañada de renovación urbana en el Voto Na-
cional, a una cuadra del borde occidental del fantasmal parque. Tampoco
habían pasado quince años de la inauguración de ese céntrico vacío urbano
cuando se tuvo que construir nuevamente, ahora circundado por una reja
verde que lo aísla de los peligros que lo acechan, configurando un enclave
más. A su vez, el Proyecto Ministerios, al occidente de la carrera Décima,
consolidará a través de una nueva imagen urbana el centro del gobierno
nacional, mientras, hacia el sur del parque, se hace tabula rasa con el barrio
San Bernardo, con el fin de construir edificios más altos.
La intervención en el barrio no era la primera irrupción ocurrida
en Santa Inés, pues la iglesia y el claustro ya se habían demolido en 1933
y en 1957, en esta última fecha para abrir la Décima, la carrera de la mo-
dernidad. ¿Fueron grandes pérdidas? Para los nostálgicos, quizás. Más la
iglesia y el claustro, pues el barrio ya estaba en un estado verdaderamente
decadente y la prioridad era sanear este tétrico y central lugar de la ciudad.
Luego, contra todos los pronósticos, la misma operación se tuvo que repetir
en el Bronx quince años después. ¿Por qué, pese a todos los esfuerzos ins-
titucionales por transformar esta zona de la ciudad, sigue persistiendo este
carácter marginal, de degradación y miseria? ¿Por qué, pese a las diferentes
intervenciones hechas a lo largo de su historia, persisten las circunstancias
que se quieren sanear y las formas de eliminarlas?
El devenir y el progreso han relegado un sinfín de arquitecturas,
cuya presencia ahora se hace visible solo a través del recuerdo. En Santa
Inés, las huellas físicas sobre el territorio pueden haberse borrado, aunque
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Obertura
1 Jaime Salcedo Salcedo. “Un vestigio del cercado del señor de Bogotá en la traza de Santafé”. Ensayos.
Historia y Teoría del Arte n°20 (2011): 155.
2 Fernand Braudel. “Histoire et Sciences sociales: La longue durée”. En Annales. Economies, sociétés, civilisa-
tions. 13e année, n° 4 (1958): 725-753.
3 Daniel Hiernaux. “Paisajes fugaces y geografías efímeras en la metrópolis contemporánea”. En La construc-
ción social del paisaje, ed. Joan Nogué (Madrid: Biblioteca Nueva, 2007): 243-264.
4 Marina Waisman. El interior de la historia (Bogotá: Escala, 1993): 63.
5 La tesis de David Barbosa, “La ruina efímera como artefacto y posibilidad de construcción de ciudad con
sentido de lugar” (Maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, Universidad Nacional
de Colombia, 2018), es un trabajo que permite comprender el carácter y el sentido de los vacíos urbanos
que relegan las obras de modernización en la ciudad contemporánea.
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Obertura
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6 Margareth da Silva Pereira. “Inocência e reflexividade: ou notas sobre as construçoes narrativas da história
da arquitetura e do urbanismo”. En P. Berenstein y F. Dultra (Ed.). Experiências metodológicas para com-
preensão da complexidade da cidade contemporânea, 17-46. Salvador: EDUFBA, 2015.
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Obertura
7 Richard White. “What is Spatial History?”. Spatial History Lab (2010). Recuperado de https://web.stanford.
edu/group/spatialhistory/media/images/publication/what%20is%20spatial%20history%20pub%20
020110.pdf
8 Laura Vaughan. Mapping Society. The Spatial Dimensions of Social Cartography (London: UCL Press, 2018):
205.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
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Aria
Tonalidad de Sol Mayor. Compás de 3/4. Tipos de ornamentación: mordentes, apoyaturas, notas de
paso y bordaduras.
Bajo
El tema constante del bajo, descrito por la secuencia melódica sol, fa#, mi, re, si, do, re, sol, determina
la secuencia armónica de la composición (I, V, V 7, V, I, II, V7, I).
Primera variación
Cuarta variación
Figura 2. Primeros ocho compases de algunas piezas de las Variaciones Goldberg, BWV 988, de J. S. Bach.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
9 Acerca de la narrativa en música, consultar Fred Everett Maus. “Music as Drama”. Music Theory Spectrum 10:
56-73, 1988; “Music As Narrative”. Indiana Theory Review 12: 1-34, 1991. “Narrative, Drama, and Emotion in
Instrumental Music”. The Journal of Aesthetics and Art Criticism, 55, n°3: 293-303, 1997.
10 Marta Jiménez Garcerán. “La estructura musical en la narrativa de Katherine Mansfield y James Joyce”. Acta
literaria 54, 2007: 199.
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Obertura
11 Fernando Ortiz. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978).
12 Douglas R. Hofstadter. Gödel Escher Bach: un Eterno y Grácil Bucle (Barcelona: Tusquets, 1995): 31.
13 Ibid.: 32.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
death metal. Pues bien, así como en una misa de Réquiem, en una marcha
fúnebre o como Modest Mussorgsky, en Cuadros de una exposición, que
escribió la Promenade en memoria de su amigo desaparecido, la estructura
narrativa propuesta busca ensalzar la memoria dramática de Santa Inés de
forma clara, a través de las tres lecturas recogidas en cada una de las varia-
ciones.
La noción de orden urbano, que permite el soporte espacial de la me-
moria en lugares, se manifiesta en las tres variaciones sobre Santa Inés en
sus diversas facetas. Tanto la vocación como la connotación y las irrupcio-
nes dan cuenta de la pervivencia de larga duración de esos procesos en este
sector de Santa Inés. La estructura de estas tres variaciones, como formas de
conocer la memoria de Santa Inés, es análoga a la que Juan Carlos Pérgolis
plantea en Las otras ciudades14: fantasía (la dimensión literaria que se estudia
en la connotación), utopía (las ideas de ciudad que intentaron llevarse a
cabo en las irrupciones) y realidad (la vocación de los lugares de la ciudad).
Esta tesis es un recorrido por las diferentes permanencias y transformacio-
nes de la historia bogotana manifestadas en un lugar periférico de la ciudad
histórica.
El tema de esta tesis es la memoria. Sus variaciones son la vocación,
entendida como una relación gramática de elementos, la connotación, en-
tendida como la repetición de arquetipos narrativos, y las irrupciones, que
suponen tiempos veloces que irrumpen en una narración. En la Coda se
verán las resonancias del tiempo, tanto de Santa Inés como de la escritura
de la tesis. Esta es una composición a partir de presencias y hechos urbanos,
que configuran paisajes multisensoriales, chillidos, oscuridad y el rítmico
golpe de la piqueta demoledora.
Estimado lector: invitamos a escuchar la persistencia de la memoria de
Santa Inés que, cuidadosamente, se ha compuesto para su lectura.
14 Juan Carlos Pérgolis. Las Otras Ciudades (Bogotá: Editorial Universidad Nacional, 1995).
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Figura 3. Robert Fludd. Ars memoriae. Teatro secundario (fragmento).
ANDANTE
= 76 ppm
La memoria es el espacio donde suceden las cosas por segunda vez. La me-
moria es una estructura temporal. El problema de la memoria es el tiempo.
El problema de la duración es el tiempo. La narratividad de la historia tiene
que ver con el tiempo. La música está definida por una secuencia temporal.
La persistencia va más allá de un tiempo lineal y causal. La temporalidad
inherente a la memoria manifiesta el problema de la presencia y de la dura-
ción. La dimensión temporal, en relación con la permanencia y la duración,
remite necesariamente al problema de la memoria. La memoria, si bien
tiene que ver con el tiempo, se manifiesta en el espacio. La duración de las
cosas se entiende en el espacio. Los cambios que implican la desaparición
recurren a una forma de presencia que no es necesariamente evidente. La
memoria implica una información duradera que se conserva en el espacio.
La memoria es, entonces, un documento en el territorio.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
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Andante
Una de las más recurridas es la referencia a la memoria como una de las siete
lámparas de la arquitectura, los fundamentos de la creación arquitectónica
que definió John Ruskin en el siglo XIX . Al respecto, Ruskin menciona
cómo “[l]a arquitectura es como el hogar y la protección de esta influen-
cia sagrada, y a título de ello debemos consignarle nuestras más graves
meditaciones. Podemos vivir sin ella, pero no podemos sin ella recordar”7.
Esta relación de sentido con la tradición tiene resonancias en el patrimonio
cultural. Por otro lado, la intertextualidad que implica la conservación de
energía mnémica en torno a la producción de objetos arquitectónicos en
tipologías, entendidas como grupos de objetos caracterizados por la misma
estructura formal8, es otro de los ámbitos que tienen relación con la memo-
ria que se conserva a través de la práctica.
Una de las dimensiones que con grande frecuencia se asumen de
la relación entre memoria y la arquitectura es aquella relacionada con la
construcción de monumentos y otro tipo de lugares conmemorativos que,
posteriormente, en muchos casos, habremos de ver sacralizados en ruinas9.
Pierre Nora ha estudiado a profundidad este aspecto en los denominados
lugares de memoria, explorando las complejas relaciones que existen entre
historia y memoria10. En el tiempo presente, son sobresalientes los discursos
en torno a la memoria que reivindican la construcción de un lugar relevan-
te en la historia de diferentes grupos sociales, particularmente en episodios
hegemónicos y violentos, teniendo en cuenta su condición de víctimas11.
Desde esta perspectiva, existe una línea de investigación en torno al papel
del arte y de la arquitectura, como poéticas de la memoria, en la creación
de estos nuevos lugares conmemorativos12 en consonancia con su historia
y sus territorios:
7 John Ruskin. Las siete lámparas de la arquitectura (Buenos Aires, El Ateneo, 1956): 235-236.
8 Rafael Moneo. “On Typology”. Oppositions (13), 1978: 23.
9 Gaston Gordillo, Rubble: the afterlife of destruction (Durham: Duke University Press, 2014): 9.
10 Pierre Nora. Pierre Nora en Les lieux de mémoire (Montevideo: Trilce, 2008).
11 Para profundizar en este aspecto en el caso colombiano, consultar Los “teatros” de la memoria, editado por
Luis Gonzalo Jaramillo y Manuel Salge Ferro (Bogotá: Universidad de los Andes, 2012).
12 En Fragmentos, Doris Salcedo (2018) asumió el carácter del contramonumento para conmemorar la firma
del acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno colombiano a partir de las armas fundidas entregadas por
la antigua guerrilla.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
13 Camilo Isaak. “Sobre la memoria y la arquitectura: construir la ausencia”. Dearq (18), 80-87. El autor men-
ciona seis monumentos contemporáneos a las víctimas del Holocausto: el Memorial de los niños del Yad
Vasehm (Moshe Safdie, 1987), el Museo Judío de Berlín (Daniel Libeskind, 1993-1998), Stolpersteine (Gunter
Demnig, 1997), el Monumento a los judíos asesinados en Europa (Peter Eisenman, 1998-2005), el Memorial
a los romaníes y gitanos asesinados por el nacional-socialismo (Dani Karavan, 2012) y el Memorial a las
víctimas de la masacre de Noruega (Jonas Dahlberg, 2014-2015).
14 Sin embargo, en la Coda, se presentan al lector las diferentes obras que Mapa Teatro llevó a cabo entre
2001 y 2011 tras la demolición del barrio Santa Inés, y los nuevos intentos de construir memoria en este
espacio de la ciudad.
15 Luis Fernádez-Galiano. El fuego y la memoria (Madrid: Alianza, 1991): 24.
16 Sergei Rubinstein, Óp.Cit.: 319.
17 Luis Fernádez-Galiano: Óp. Cit.: 78.
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Andante
18 Ibid.: 78-80.
19 Frances Yates. El arte de la memoria (Madrid: Siruela, 2005): 20.
20 “La palabra «mnemotecnia» recuerda a duras penas lo que pudo haber sido la memoria artificial de Cicerón,
con sus desplazamientos entre los edificios de la antigua Roma, viendo los lugares, viendo las imágenes al-
macenadas en los lugares, con una visión penetrante, que al punto ponía en sus labios los pensamientos y
palabras de su discurso. Por mi parte prefiero emplear la expresión «arte de la memoria» para este proceso.
En Frances Yates, Óp. Cit.: 20.
21 A partir de De Oratore de Cicerón, Yates cuenta cómo Simónides de Ceos fue requerido por dos jóvenes
fuera de la casa de Scopas, donde se celebraba el banquete. Esos dos jóvenes eran Cástor y Pólux, quienes
pagaban el elogio que el poeta les hiciera en el poema lírico en honor al anfitrión, quien, celoso, solo le
pagó la mitad, aduciendo que la otra parte se la podría pedir a los mencionados dioses.
22 Tesalia es una región de los Balcanes, situada en el centro de los límites de la actual Grecia.
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Andante
30 La contradicción que existe entre el lugar de memoria en torno a Santa Inés y su historia, que ya se ha ma-
nifestado en la Obertura, es algo que se quiere exponer a lo largo de esta investigación.
31 Denise Jodelet. “La memoria de los lugares urbanos”. Alteridades 20 (59): 81-89, 2010. En este artículo, la au-
tora presenta un panorama general de los tipos de relaciones que se pueden establecer entre la memoria
y los lugares de la ciudad en las ciencias sociales.
32 David Harvey. Space as a key word. En Spaces of Global Capitalism: Towards a theory of uneven geographical
development (New York: Verso, 2006): 119-148.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
sentido que se les da o por la misma potencia de las cosas. En cualquier caso,
es evidente que los lugares conservan una memoria que les es intrínseca,
sobre todo en Santa Inés, donde la memoria no se ha creado, al menos in-
tencionalmente.
33 Shelley Hornstein. Losing Site: Architecture, Memory and Place (Farnham: Ashgate, 2011): 3.
34 Fernández-Galiano. Óp. Cit.: 83-84.
35 Fernández-Galiano. Óp. Cit.: 159-161. Esta lectura se privilegia a partir de la metáfora biológica, entendien-
do los lugares a partir de poblaciones de edificios. Según el autor, la metáfora biológica y la metáfora meca-
nicista son las dos grandes metáforas de la arquitectura.
36 Shelley Hornstein, Óp. Cit.: 82.
37 Françoise Choay, “De la démolition”, en Métamorphoses parisiennes, ed. Bruno Fortier (París: Pierre
Mardaga, 2006): 17. “(…) demolir et conserver sont ensamble parties intégrants du procès d’edification
dans sa function fondatrice”. La traducción es nuestra.
34
Andante
Vivo en una ciudad nueva, siempre nueva, siempre reciente, que solo puede
conocerse a través de una nueva arqueología […].
38 José Ignacio Cabrujas. “La ciudad escondida”. Caracas (Caracas: Fundación Polar, 1988): 9-10.
39 Jorge Francisco Liernur. “El tiempo en las manos. Pasado, presente y futuro en la arquitectura de las ciuda-
des latinoamericanas” en Escritos de arquitectura del siglo 20 en América Latina (Madrid: Tanais, 2002): 210.
35
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
40 En la tradición clásica, sobre la paradoja del cambio y de la identidad, es destacable la paradoja de Teseo
de Plutarco.
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Andante
41 Rosalind Krauss. “Notas sobre el índice” en La originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos (Madrid:
Alianza, 1996): 212.
42 Es a la luz de este concepto de lo indéxico que María Margarita Malagón (2010) escribe Arte como presencia
indéxica (Bogotá: Uniandes, 2010), un libro en el que analiza la obra de Beatriz González, Óscar Muñoz y
Doris Salcedo. Si bien estos tres artistas continúan la temática de la violencia del arte colombiano que les
precedió en las décadas anteriores, su manifestación es diferente, menos explícita: es a partir de algo pre-
sente en la obra que se hace referencia a una situación violenta que está afuera, es decir, la obra funciona
como un índice.
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Andante
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46 Ibid.: 179-180.
47 Carlos García Vásquez: Teorías e historia de la ciudad contemporánea (Barcelona: Gustavo Gili, 2016): 122.
48 Aldo Rossi. La arquitectura de la ciudad (Barcelona: Gustavo Gili, 1982): 226-227.
49 El problema de las permanencias morfológicas está desarrollado ampliamente en La arquitectura de la
ciudad.
50 Aldo Rossi. Óp. Cit.: 99.
51 Ibid.: 226.
52 Luis Fernández-Galiano. Óp. Cit.: 78.
40
Andante
53 Beatriz García Moreno. Región y lugar en la arquitectura latinoamericana contemporánea (Bogotá: Centro
Editorial Javeriano, 2000): 35.
54 Las cuatro metáforas raíz propuestas por Stephen Pepper son el formismo, el mecanicismo, el organicismo
y el contextualismo.
55 Marc Augé. Los no-lugares (Madrid: Gedisa, 2000).
56 Contemporánea en el sentido de la práctica que se lleva a cabo en cada presente.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
57 Marina Waisman. El interior de la historia. Historiografía arquitectónica para uso de latinoamericanos. (Bogotá:
Escala, 1993): 57.
58 David Harvey. “Mundos urbanos posibles”, en Lo urbano en 20 autores contemporáneos (Barcelona: Edicions
UPC, 2005), 177-198.
42
Andante
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Córdoba refieren a los lugares asociados a las imágenes del poder religioso,
mientras que el caso de Granada representa un lugar de las imágenes aso-
ciadas al poder político.
Al otro lado del Atlántico, una vez cayó Tenochtitlán, en la funda-
ción de México, “el emplazamiento del centro ceremonial fue elegido para
situar la plaza de la ciudad española”61. A su vez, “la catedral fue erigida
sobre el Templo del Sol y que el altar cristiano remplazó el altar pagano,
prácticamente en el mismo lugar”62. Por otro lado, algunos investigadores
señalan que el barrio de Tepito, caracterizado por ser la corte de los mi-
lagros de la Ciudad de México contemporánea, se emplaza en un antiguo
barrio del Tlatelolco prehispánico donde había un antiguo mercado63, que
se configuraría como barrio indígena periférico en la posterior ciudad es-
pañola. En el caso del Cuzco, no solo se emplazó la nueva ciudad teniendo
en cuenta los lugares de la ciudad incaica, sino que “conservó mucho de su
antiguo trazado”64.
Más allá de la perspectiva del conquistador, que arrasa de diferentes
maneras y a diferentes escalas, ¿no será posible que, tanto en los casos de la
España musulmana como en los casos americanos, se construyeron nuevos
edificios y emplazamientos a partir de la potencia de lugares constituidos,
en órdenes urbanos existentes, con imágenes asociadas?
Es particularmente apropiado exponer el caso de la memoria de los
lugares intelectuales en Buenos Aires que Adrián Gorelik estudia en “La
ciudad y la villa. Vida intelectual y representaciones de Buenos Aires en
la larga década del sesenta”65. Desde el siglo XIX hasta la década de 1970,
los focos culturales de la ciudad, la Manzana de las Luces, la zona de Flo-
rida y Viamonte y la zona de Corrientes, permanecieron en un triángulo
equilátero distanciados por no más de un kilómetro, pese al crecimiento
de la ciudad y a sus diferentes transformaciones. Si bien Gorelik no explica
espacialmente este fenómeno, aquí se propone la memoria de la ciudad que
permanece, asociando estos lugares con esas imágenes de la intelectualidad.
Qué tanto afectó el crecimiento de la ciudad al orden que ocupaban estos
61 Jaime Salcedo Salcedo. Urbanismo hispanoamericano. Siglos XVI XVII y XVIII (Bogotá: Pontificia Universidad
Javeriana, 2018): 76.
62 Ibid.: 77.
63 Marco Antonio Escareño Sánchez. Historia del barrio de Tepito: desde la fundación de Tlatelolco en 1337 a
la gran inundación de 1555 (Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Nacional Autónoma de México,
2013): 15.
64 Jaime Salcedo Salcedo. Óp. Cit.: 79.
65 Adrián Gorelik. “La ciudad y la villa. Vida intelectual y representaciones de Buenos Aires en la larga década
del sesenta”. En Ciudades sudamericanas como arenas culturales (Buenos Aires: Siglo XXI, 2016): 324-345.
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Andante
66 Julián Vargas Lesmes. Historia de Bogotá. Conquista y colonia (Bogotá: Villegas Editores, 2007).
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
They are still alive in us, the dark corners, the mysterious alleys, blind
windows, dirty courtyards, noisy taverns and secretive inns. We walk about
the broad streets of the new town, but our steps and looks are uncertain. We
tremble inwardly as we used to do in the old miserable lanes. Our hearts
know nothing yet of any clearance. The unsanitary old ghetto is much more
real to us than our new hygienic surroundings. We walk about as in a
dream, and are ourselves only a ghost of past times.71
46
Andante
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Figura 4. Anónimo. Portada de Santa Inés. En Colombia. País de ciudades (fragmento) 1947.
ADAGIO
= 66 ppm
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
formas muy diversas. Así como hay personas que reciben el llamado de servir a
Dios o de ser grandes artistas, científicos o deportistas, la vocación también es el
llamado que tienen los lugares de la ciudad para ser soporte de usos, actividades y
prácticas particulares.
En la lectura de la memoria de Santa Inés, entendida como la información
acumulada a través de la asociación de lugares e imágenes, la vocación es la prime-
ra variación. Como se mencionó en Andante, la vocación está determinada a partir
de la posición de los lugares en una secuencia ordenada, la estructura que consti-
tuye el sustento espacial para la asociación con imágenes y otros significados. De
esta manera, la relación entre lugares y usos, prácticas y actividades es aquello que
permite comprender la estructura subyacente que constituye el fundamento espa-
cial para la vida urbana. A su vez, la lectura histórica de esas relaciones particulares
entre actividades, usos y prácticas y lugares de la ciudad, que dan cuenta de su
carácter, permite comprender esta dimensión de la memoria. Los límites entre los
diferentes lugares urbanos se definen según las variaciones de su carácter, que los
particulariza y, al mismo tiempo, los sitúa en el conjunto de lugares que define
una secuencia ordenada: la ciudad en su conjunto.
Invitamos a nuestro lector a hacer un recorrido a través de los paisajes so-
noros asociados a los diferentes lugares de la ciudad, y cómo estos dan cuenta de
vocaciones diversas en el transcurso de su historia.
50
Adagio
1 Jaime Salcedo Salcedo. “Un vestigio del cercado del señor de Bogotá en la traza de Santafé”. Ensayos. Historia y Teoría
del Arte n°20 (2011): 187.
2 Jaime Salcedo Salcedo. Urbanismo hispanoamericano siglos XVI, XVII y XVIII (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,
2018): 53.
3 Germán Mejía Pavony. La ciudad de los conquistadores 1536-1604 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2012): 124.
4 Manuel Lucena. A los cuatro vientos: las ciudades de la América hispánica (Madrid: Marcial Pons, 2006): 67.
5 Frances Yates. Óp. Cit.: 121.
6 El duodécimo volumen de esta obra, redactada entre 1379 y 1392, está dedicado al gobierno de las ciudades y las
comunidades en novecientos siete capítulos, entre los que se incluye lo relativo a la forma correcta de la ciudad.
51
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
que esta analogía entre lugares e imágenes hace referencia a lugares encontrados,
producto de la construcción de la ciudad en el tiempo y de la información que ha
guardado.
La parroquia estaba definida por las actividades que se realizaban en los edificios
religiosos. Alrededor de ellos se generó una vida urbana de mucha intensidad, lo cual
producía diversas dinámicas de sociabilidad citadina. Es decir, los edificios religiosos
calificaban el espacio urbano de su entorno. Por ejemplo, un convento era, entre
otras cosas, centro de servicios financieros y de mercado, lo que animaba la vida
urbana de la calle donde estuviera, pues los censos, las capellanías y las hipotecas,
construían una compleja trama que vinculaba a los feligreses con el convento. 8
7 Germán Mejía Pavony y Fabio Zambrano Pantoja. “La parroquia y el barrio en la historia de Bogotá”. En Textos 9.
Escritos de historia y teoría 2 (Bogotá: Maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura. Facultad de Artes.
Universidad Nacional de Colombia, 2003): 56.
8 Ibid.: 48.
52
Adagio
9 Moisés de la Rosa. Calles de Santafé de Bogotá (Bogotá: Ediciones del Concejo, 1938).
53
N
Figura 5. Vocaciones en torno a Santa Inés en tiempos de la colonia, a partir del “Plano geométrico de Santafé de
Bogotá”, elaborado por Vicente Talledo y Rivera (1814).
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
10 Óscar Londoño. “Habitar el claustro. Organización y tránsito social en el interior del monasterio de Santa Inés de
Montepulciano en el Nuevo Reino de Granada durante el siglo XVIII”. Fronteras de la Historia 23, n°1 (2018): 191.
11 Julián Vargas Lesmes. Historia de Bogotá. Conquista y colonia (Bogotá: Villegas Editores, 2007): 103.
12 El adjetivo relativo a la orden de predicadores es “dominico” o “dominicano”, en honor a su fundador Santo Domingo
de Guzmán.
57
Adagio
Por pleitos legales, las monjas fueron evacuadas quince años después de la
fundación del convento, y todo lo que se había construido tuvo que ser demoli-
do17. El arzobispo de Santafé, Juan de Arguinao, quien provenía de Lima, conoció
la situación de las ineses; compró los terrenos y “les ofreció de nuevo edificar la
iglesia y convento con todas sus oficinas”18, propiciando la construcción de una
nueva fábrica de mejores condiciones. A pesar de tener toda una serie de méritos,
el arzobispo era muy humilde y de “corazón generoso”19, pues después de la cons-
trucción del convento, fue su principal benefactor durante mucho tiempo: por
esta razón, se le considera su segundo fundador. El esplendor material y espiritual
del convento se dio en los años en que Arguinao fue arzobispo de la ciudad, entre
1661 y 167820.
58
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
“[…] el dinero de la obra, con que se consiguió ahorro en él y de tiempo y acabar con
toda perfección la capilla mayor y dos tercios del cuerpo de la iglesia, que es de alegre
vista y buena disposición en tamaños y altura, con techos dorados y tabernáculo
de cuatro órdenes en alto y cinco en ancho, de muy buena obra, con bustos de
santos y pinturas; cuatro altares, dos hermosas puertas con clavazón de bronce en dos
suntuosas portadas de primorosa labor de cantería; púlpito dorado con imágenes de
media talla, confesonarios, comulgatorio y dos tribunas que sostituyen como encima
de las sacristías, que son en proporción a los demás y a costa de la piedad y limosnas
magníficas del Arzobispo maestro don fray Juan de Arguinao”21
59
0 2 5 10 N
0 2 5 10
Figura 7. Planta baja. Reconstrucción de la iglesia y del claustro de Santa Inés de Montepulciano.0 Esta2reconstrucción,
5 que
10
se ha llevado a cabo a partir de planimetría, algunas fotografías y del análisis de la arquitectura monástica de la colonia, es
esencialmente imaginaria y pretende mostrar cómo podría haber sido la arquitectura de este conjunto religioso.
60
Figura 8. Fachada sobre la carrera. Reconstrucción de la iglesia y del claustro de Santa Inés de Montepulciano.
0 2 5 10
Figura 9. Fachada sobre la calle. Reconstrucción de la iglesia y del claustro de Santa Inés de Montepulciano.
0 2 5 10
Figura 10. Corte transversal. Reconstrucción de la iglesia y del claustro de Santa Inés de Montepulciano.
0 2 5 10
0 2 5 10
0 2 5 10
Figura 11. Corte longitudinal. Reconstrucción de la iglesia y del claustro de Santa Inés de
Montepulciano.
0 2 5 10
61
Adagio
se narra la erección de una torre para las campanas. Sin embargo, no existen regis-
tros de la mencionada torre: en las noticias del terremoto del 12 de julio 178524, no
se reportan daños en Santa Inés; a su vez, Pedro María Ibáñez señala que no existe
noticia alguna de la construcción de esa torre25.
La celebración de los oficios litúrgicos constituyó un paisaje sonoro caracte-
rístico en el mundo interior del convento, pues Arguinao “[l]as compró Organo, y
otros Instrumentos musicos, teniendo asalareado Maestro de Musica, para que en-
señase à las Religiosas el Canto Llano, y de Organo, para que con más devoción,
y consonancia celebráran los Oficios Divinos, y Horas Canonicas”26. Una vez
Santa Inés se situó en la ciudad, su presencia comenzó a resonar durante siglos. La
configuración de una toponimia a partir de este conjunto conventual no es casual,
pues “[a]unque desde una perspectiva actual resulta difícil imaginarlo, las monjas,
en muchos sentidos, fueron el centro de la vida urbana”27.
Tres de los cuatro conventos de clausura femenina que existieron en Santafé
hasta el siglo XVIII, La Concepción, Santa Clara y Santa Inés, se situaron en la pa-
rroquia de la Catedral, hacia el occidente, a excepción del Monasterio de San José
de las madres carmelitas, que estaba hacia el oriente, en la margen izquierda del río
San Agustín. Los conventos femeninos se ubicaron en lugares menos destacables
que los masculinos Santo Domingo y San Ignacio e, inclusive, San Francisco y
San Agustín, que se construyeron sobre el mencionado eje norte-sur definido por
las calles Real y de la Carrera.
Santa Inés se situó en el límite occidental de la parroquia de la Catedral. La
zona dispuesta más hacia el occidente de ese límite correspondía a la parroquia
de San Victorino, que abarcaba todas las manzanas desde la que fue la carrera 11
hacia abajo. Se ha mencionado ya la presencia destacable de una barrera natural
que separaba dos de sus zonas: las dos riberas del río San Francisco. En la mencio-
nada carrera 11 comenzaba una zona particularmente suburbana de esta parroquia
que, separada por el río San Francisco, estaba únicamente vinculada por el puente
de San Victorino; por lo tanto, se encontraba en una situación de continuidad
más clara con la parroquia de la Catedral. Por otro lado, esta zona configuraba el
borde occidental que recibía las aguas lluvias, los desechos y las emanaciones que
provenían del oriente de la ciudad.
24 “Aviso del terremoto sucedido en la ciudad de Santa Fe de Bogotá el día 12 de julio del año de 1785”. Recuperado de
http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll26/id/2808
25 Pedro María Ibáñez. Crónicas de Bogotá Tomo I (Bogotá: Ediciones ABC, 1945): 113, nota a pie de página número 6.
Recuperado de http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2400
26 Pedro Andrés Calvo de la Riba: Óp. Cit.: 41.
27 Cristina Ratto. “La ciudad dentro de la gran ciudad. Las imágenes del convento de monjas en los virreinatos de Nueva
España y Perú”, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, n° 94 (2009): 92.
62
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
63
N
Figura 12. Calles en torno a Santa Inés. A partir de Calles de Santa Fe de Bogotá de Moisés de la Rosa (1938) sobre
el Plano topográfico de Bogotá y sus alrededores, elaborado por Agustín Codazzi (1849).
64
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
33 Estela Restrepo Zea: Historia del Hospital San Juan de Dios 1635-1895. Una historia de la enfermedad, pobreza y
muerte en Bogotá (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011): 63.
65
Adagio
calles 12 y Ronda del río, quizás tampoco los tenían por ser callejones anónimos y
extramuros”34. De este carácter suburbano da cuenta la presencia de casas de paja
en la calle Honda de San Victorino (Carrera 13 entre calles 11 y 12)35: ni el tejido
ni las manzanas en este borde occidental se hallaban particularmente formados.
¿Por qué esta zona, pese a estar particularmente cerca de la Plaza Mayor, no se
consolidó urbanamente durante estos primeros siglos de existencia de la ciudad?
Porque la memoria de la construcción de un lugar de borde, marginal, pervivió
durante todos esos años.
66
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
construidas y otros como huertas. Los planos de Richard Bache (1822-1823), José
María Lanz (¿1824?), Agustín Codazzi (1849) e Isaac Holton (1853) muestran a
esta como una zona característicamente suburbana, mientras el de Vicente Talle-
do y Rivera (1810) junto con el resto de planos de siglo, particularmente a par-
tir de 1853, representan manzanas construidas39, que siguen el trazado reticular
implantado desde tiempos coloniales. Esta información contrastante demostraría
cómo, a lo largo del siglo, este borde se fue haciendo más denso. Los espacios
monásticos, según el Plano Topográfico de Bogotá y sus alrededores dibujado por
Agustín Codazzi en 1849, manifestaban este doble carácter, pues toda la manzana
de Santa Inés pertenecía al convento, siendo la huerta una parte considerable. De
igual manera sucedía en los espacios de La Concepción y Santa Clara. A su vez,
el espacio entre nuestro borde occidental hacia el sur, hasta Tres Esquinas, estaba
ocupado por huertas.
John Farfán, en su investigación acerca de la transformación de los ejidos
de occidente, señala cómo en el siglo XIX ya había un carácter diferenciado de los
lugares de la ciudad. Aunque menciona que “[…] al contrario de lo que podría-
mos pensar por el artículo de Ospina, los arrabales paupérrimos de la ciudad no
se encontraban propiamente al occidente de la ciudad, próximos a los ejidos, sino
al oriente, norte y sur, es decir en la falda de los cerros orientales y en los sectores
de San Diego y Santa Bárbara”40, es relevante revisar lo que sucedía en nuestro
borde occidental, porque aparte del carácter arrabalero, el potente límite geográ-
fico del río San Francisco configura, además, una alcantarilla, un lugar infecto.
Efectivamente, otra incógnita que aún resuena es la presencia de terrenos ejidales
en este borde entre los dos ríos, pues John Farfán no menciona este lugar en su
tesis.
El artículo “¿Estamos en creciente o en menguante?”, publicado en el pe-
riódico El Símbolo el 31 de mayo de 1865, es producto de la polémica que existía
en ese momento respecto de la concepción sobre el crecimiento de la ciudad, en
términos de población y de área urbanizada. La ciudad, aunque parecía conservar
una imagen estática, veía cómo muchos de los lugares de sus antiguas parroquias
se transformaban profundamente:
Ha de saber, pues, Silvio que los límites de esta ciudad no son hoy los mismos que a
principios de este siglo. Una gran parte del barrio de San Victorino que se extiende
largo trecho en todas direcciones es enteramente nuevo, y a fines del siglo pasado no
pasaba de las casas llamadas de Ugarte y de la iglesia de los capuchinos…
39 Marcela Cuéllar Sánchez y Germán Mejía Pavony. Atlas histórico de Bogotá 1791-2007 (Bogotá: Planeta, 2007).
40 John Farfán. Del ejido a la urbanización. Transformaciones socio-espaciales en Bogotá, 1847-1922: (Tesis de la Maestría
en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, Universidad Nacional de Colombia, 2018): 57.
67
Adagio
Por el norte llegaba la población hasta el convento de San Diego, y no existían hace
treinta años la multitud de casas que hoy se extienden hasta la quinta de Tequenusa,
y diseminadas por las colinas de San Diego. Por el oriente todas las faldas de los
cerros están llenas de casitas que no existían ni en tiempo de la verdadera Colombia;
y el camino que conduce de la ciudad a La Peña está, de diez años a esta parte,
literalmente cubierto de casas, humildes, pero que no por eso dejan de ser casas…
Por el sur la ciudad llegaba el año de 25 hasta la iglesia misma de Las Cruces. Hoy
se ven esparcidas alrededor de ellas en todas direcciones multitud de casas pajizas
que forman un verdadero barrio nuevo; tanto que se ha solicitado ya hace algún
tiempo que esa parte se erija en parroquia, como igualmente ha sucedido con la parte
que se llama Las Aguas, por no poder ya atender los señores curas de la Catedral a
desempeñar con desahogo su ministerio…
Agreguemos a esto que todas las orillas o rondas de los riachuelos de San Francisco
y San Agustín han sido ocupadas en ese tiempo por un inmenso número de casas,
miserables la mayor parte, por en fin, habitadas por racionales como los que habitan
en el corazón de la ciudad. Agreguemos aún, que una gran parte de las manzanas o
cuarteles de la ciudad, aun las centrales, eran hace veinte años solares inútiles y baldíos,
que hoy están convertidos en habitaciones más o menos elegantes y cómodas…41
41 “¿Estamos en creciente o en menguante?”. El símbolo n° 56, mayo 31, 1865. En Germán Mejía Pavony (2000): 317.
68
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
42 Roger Pita Pico. “Los hospitales militares y la atención a combatientes y heridos en las guerras de independencia en
Colombia”. Medicina 41, n°2 (2019): 175.
43 Informe del ajente jeneral de bienes desamortizados e inventario de los mismos (Bogotá: Imprenta de Gaitán, 1872).
44 Sor Ma Angélica de San José, OP. Óp. Cit.: 393.
69
Adagio
nos o el claustro del Rosario de los dominicos. Sin embargo, Santa Inés era el lugar
indicado para establecer la Escuela de Medicina, pues era esencial su cercanía con
el hospital. No se trata, por tanto, de un centro universitario cualquiera: se trata
de un espacio con vocación de hospital.
La relación consonante entre San Juan de Dios y Santa Inés se hizo evidente
y manifiesta a partir de ese momento, pues la nueva Escuela de Medicina tendría
al Hospital San Juan de Dios como escenario fundamental de formación académi-
ca. Los historiadores de la medicina denominan “escuela anatomoclínica” a la en-
señanza de la medicina que se implementó en el país en ese momento, consistente
en el estudio de los cadáveres de los hospitales y sus patologías, aunando ciencia
con práctica clínica. El vínculo institucional entre la Universidad Nacional y el
San Juan de Dios permaneció durante más de cien años, hasta el cierre del hospital
ad-portas del siglo XXI, inclusive en todos los diferentes espacios que tanto escuela
como hospital fueron ocupando, en muchas ocasiones distantes entre sí. En el es-
pacio urbano que nos reúne, este vínculo acentuó la vocación hospitalaria y de la
salud que se había iniciado hacía más de un siglo. A partir de entonces y hasta la
tercera década del siglo XX , el claustro de Santa Inés albergaría los espacios de la
Escuela de Medicina y Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, diferentes
momentos de organización administrativa.
45 La biografía de la Plaza Central de Mercado de Bogotá está ampliamente desarrollada en el libro de William García
Ramírez Plaza Central de Mercado. Las variaciones de un paradigma, 1849-1953 (Bogotá: Pontificia Universidad
Javeriana, 2017).
46 Julián Vargas Lesmes. Óp. Cit.: 107.
70
Tabla 1. Puentes sobre los ríos San Francisco y San Agustín, a partir del Plano Topográfico de Bogotá
de Carlos Clavijo (1894).
Figura 13. Puentes sobre los ríos San Francisco y San Agustín, a partir del Plano Topográfico de Bogotá
de Carlos Clavijo (1894).
71
Adagio
En las últimas décadas de la segunda mitad del siglo XIX , se fue conectando nues-
tro borde occidental con el resto de la parroquia de San Victorino a través de la
construcción de los puentes sobre el insalubre San Francisco. La versión de 1894
del Plano Topográfico de Bogotá de Carlos Clavijo muestra la aparición de tres
nuevas parroquias en las periferias: Las Aguas, Egipto y Las Cruces, mientras la
antigua parroquia de la Catedral se había dividido en las parroquias de San Pedro
y San Pablo, esta última vinculando algunas manzanas hacia el norte, que hasta
entonces habían pertenecido a Las Nieves. Por otro lado, el plano también muestra
cómo el tejido urbano se había cosido con la construcción de esos puentes sobre
todas las calles que conectaban ambas riveras de los dos ríos, que se construyeron
en este período (aparte del Puente de San Victorino). A su vez, la ciudad se ex-
pandía: por ejemplo, las manzanas hacia el occidente de la Plaza de los Mártires
47 Ricardo Moreno. La ciudad de los enchichados (Bogotá: Fundación para el Desarrollo Audiovisual y Cultural El Criollo
Producciones, 2019): Plano 1, Plano 3, Plano 4.
48 Ibid.: 34.
72
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
están dibujadas a partir de calles trazadas con líneas punteadas, es decir, para ese
momento, no se habían urbanizado. El directorio de Cupertino Salgado de 189349
da cuenta de cómo, en torno al Río San Agustín y a la carrera Caldas, la densidad
habitacional era aún bastante baja y en las que no aparecen registrados usos aparte
de habitación. Sin embargo, en el plano de Clavijo se registran algunas fábricas de
velas y de jabones sobre el San Francisco.
Los lugares en torno a Santa Inés y a la plaza de mercado eran ya para este
momento bastante concurridos. El directorio de Cupertino Salgado recoge la pre-
sencia de tiendas en el claustro de Santa Inés, de origen colonial, cuya relación con
la calle, hacia la fachada, no interfería con el desarrollo de la vida de clausura. Si
bien la desamortización supuso un silencio, una pervivencia de la vocación reli-
giosa se manifestó en la apertura del monasterio de las Bethlemitas en la manzana
de Santa Inés, detrás del antiguo claustro, en las últimas décadas del siglo XIX . Las
hermanas bethlemitas llegaron a Colombia a finales del siglo XIX , y en Bogotá es-
tablecieron su colegio en el número 213 de la carrera 10ª 50. La vocación educativa
se potenció con el Colegio de las Bethlemitas y el Colegio Pestalozziano de Eva
de Gooding, ambos señalados en el plano de Carlos Clavijo.
Si bien en la versión del Plano de Clavijo del 94 no se señalan las chicherías,
a diferencia de su primera versión del 91, sí aparece la gallera de Carlos Abondano
en el 214 de la carrera 10ª, en diagonal a Santa Inés. La presencia institucional se
sigue poniendo de manifiesto con la paradójica presencia de la dirección de la Po-
licía Nacional sobre la calle 10 en la manzana de Santa Inés. Mientras la carnicería
de la ciudad permanecía en el lugar que había ocupado desde el siglo XVII, en 1893
se inauguró el moderno pabellón de carnes en la manzana de Santa Inés, sobre la
carrera 11, buscando regular la proliferación de carnicerías por la ciudad con los
problemas de salubridad que este comercio implicaba; por esta razón, se expidió el
Acuerdo 7 de 1895, que definió un cuadrilátero de prohibición de venta de carnes
(entre las carreras 4 y 13 y calles 4 y 22). En el ámbito de la vocación hospitalaria,
se señala también en el plano el Hospital Militar en la cuadra 11 de la calle 5ª, en
el lugar que luego fuera asilo de locas en 1937.
El trasegar del tranvía fue una de las presencias urbanas fundamentales que
definió el carácter de la calle 10 durante la primera mitad del siglo XX . A partir
de 1884, comenzó a funcionar el primer tranvía de la ciudad. La construcción de
la línea del tranvía entre la plaza de Bolívar y la Estación de la Sabana en 1892
aportó a la condición itinerante del lugar, en su paso constante, cotidiano y sonoro
pasando por la Plaza de los Mártires y luego frente a la Plaza Central de Mercado
y al antiguo claustro de Santa Inés y su iglesia.
49 Cupertino Salgado. Directorio General de Bogotá. Año IV-1893 (Bogotá: Imprenta de la Luz, 1893).
50 Información recuperada de https://www.bethlemitaspscj.org.co/quienes-somos/historia-bethlemitas/
73
Figura 14. Presencias en la nebulosa de Santa
Inés en la década de 1890, a partir del “Plano
Topográfico de Bogotá” de Carlos Clavijo
(1894) y del “Directorio General de Bogotá”
de Cupertino Salgado (1893).
74 75
Adagio
Santafé fue una ciudad que no sobrepasó sus límites históricos hasta bien
entrado el siglo XIX , una gran parte del tiempo en el que la iglesia y el claustro
estuvieron construidos. En definitiva, la urbanización del borde occidental entre
los ríos San Francisco y San Agustín es tardía, en el sentido de que está a esca-
sas tres cuadras de la Plaza de Bolívar: esta tardanza da cuenta de un lugar poco
propicio para una vida urbana adecuada, higiénica y salubre, configurado esen-
cialmente como margen no solo de la ciudad como hecho construido, sino de su
centro, la Plaza Mayor. Nuestro borde occidental se estableció como un lugar de
tradición hospitalaria, de plaza de mercado, de matadero, contiguo a una barria-
da que se había acentuado, donde a finales de siglo XIX parecía insoportable. De
esta manera, se fue conformando la definitiva vocación de la zona para tiempos
posteriores.
El siglo XX comenzó con la guerra de los mil días. Durante estos años, en los que
la Universidad Nacional estuvo cerrada, Santa Inés funcionó como cuartel. A
partir de ese momento, se llevó a cabo la definitiva consolidación urbana de este
borde occidental entre los ríos San Francisco y San Agustín, sobre todo tras la
canalización de los ríos. Durante las primeras décadas del siglo XX , se construyó
un gran número de habitaciones en las riberas de los ríos mientras, en el resto de
la ciudad, por la densidad poblacional y las diferentes medidas higienistas, se dejó
de habitar en tiendas. También se construyeron barriadas hacia el oriente, en las
faldas de los cerros orientales, configurando la posterior y problemática presencia
de habitaciones infectas sobre el Paseo Bolívar. El orden urbano, a partir de estos
años, se haría cada vez más complejo y confuso.
La vocación hospitalaria se amplificó en las primeras décadas del siglo XX
con la construcción del Hospital de San José a partir de 1905, en el eje definido
por la calle 10 hacia el occidente, en la antigua Plaza de Maderas (luego Plaza
España). También destacó la presencia del Hospital Barberi en la Calle de las Cu-
nitas, desde 1896 hasta su traslado en 1906 al nuevo Hospital de Maternidad en La
Hortúa 51. A su vez, en 1909, se adaptó la casa n°11 de la carrera 12 para albergar
el hospital de mujeres atacadas de enfermedades venéreas52. Estas presencias dan
cuenta de cómo la primigenia vocación del San Juan de Dios fue haciendo eco en
toda esta zona.
51 Alfonso Vargas Rubiano. “Conferencia «José Ignacio Barberi». Las etapas prenatales del Hospital de La Misericordia”.
Revista de la Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia 44, n°3 (1996): 167-171.
52 Archivo General de la Nación. Fondo Ministerio de Obras Públicas, Negocios Generales Varios, Segundo semestre,
1909. Tomo 3, folio 70.
76
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Figura 15. Bogotá. Fotografía 7 (anónimo, c/a 1880-1890). La zona hacia el occidente de Santa Inés aparece aún
particularmente deshabitada. Fuente: Álbum de fotografías Colombie. Colección Biblioteca Nacional de Francia.
Departamento de Fotografía y grabados.
77
Adagio
53 Memoria del Ministerio de Instrucción Pública al Congreso de 1912 (Bogotá, Imprenta Nacional, 1912): 167.
54 Carlos Arturo Florido Caicedo. “La anatomía en la Facultad de Medicina”. En Facultad de medicina. Su historia. Tomo II,
editado por Juan Carlos Eslava Castañeda et al. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2018), libro electrónico,
capítulo I.
55 Alberto Escovar Wilson-White, Hugo Delgadillo y Marcela Cuéllar Sánchez. Gaston Lelarge- Itinerario de su obra en
Colombia (Bogotá: Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, 2018): 166.
56 Carlos Arturo Florido Caicedo. Óp. Cit.: libro electrónico, capítulo I.
57 Eduardo Posada. “Apostillas: Hospital San Juan de Dios”. Boletín de Historia y Antigüedades 15, n°173 (1926): 312-314.
78
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
58 Ximena Pachón. “La Casa de Corrección de Paiba en Bogotá”, en Historia de la infancia en América Latina, coordinado
por Pablo Rodríguez y María Emma Mannarelli (Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2007): 323-339.
59 Registro Municipal de Higiene, número extraordinario (Bogotá: 20 de julio de 1919): 35.
60 J. B. R. “Crónica del colegio”. Revista del Colegio del Rosario (1917): 575.
61 Carlos Niño Murcia. Arquitectura y Estado (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2019): 138.
62 Juan Carlos Gómez. “La firma Pablo de la Cruz y Cía., 1921-1931”, en Pablo de la Cruz (Bogotá: IDPC, UNAL, 2019): 159.
63 Julio Carvajal León, Luis M. Bautista y Gonzalo Arboleda. Secretaría de Obras Públicas y Municipales. Plano de la ciu-
dad de Bogotá (1929): Plancha No. 8. Museo de Bogotá.
79
Figura 16. Frente del almacén “Ernesto Castellanos R”, en la calle 12. Fuente: Almanaque de los hechos colombianos
o Anuario colombiano ilustrado (Tercer año: 1920-1921): 634.
Figura 17. Frente del almacén “El otro mundo”, en la calle 12. Fuente: Almanaque de los hechos colombianos o
Anuario colombiano ilustrado (Tercer año: 1920-1921): 635.
80
Figura 18. Plaza de Mercado, Bogotá. El claustro de Santa Inés permanece sobre la calle 10, donde, a lo lejos, se ve
la desaparecida torre de La Concepción. Fuente: Index Colombia. Anuario Ilustrado e Informativo de la República.
Figura 19. Claustro colonial – Antiguo Convento de Santa Inés, hoy edificio público. Fuente: Roberto Prada
O.P.: Historia de un convento (Bogotá: Imprenta Salesiana, 1945).
81
Adagio
64 Silvia Arango. Historia de la arquitectura en Colombia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2019): 199.
65 Ibid.: 207.
66 Recuperado de https://www.señordelosmilagros.org/nuestra-parroquia/nuestra-historia/
67 Periódico UN, diciembre de 2019: 20.
82
Figura 20. Secretaría de Obras Públicas y Municipales. “Plano de la ciudad de Bogotá. Plancha No. 8” (1929).
83
ca
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10
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2
3 4
5
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13
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6
7
9 N
1. Hospital San Juan de Dios (1723-1926) | 2. Iglesia de la Concepción | 3. Plaza de San Victorino |
4. Plaza Central de Mercado (1849/64-1953) | 5. Iglesia y convento de Santa Inés | 6. Antiguo cauce
del río San Francisco | 7. Plaza de los Mártires | 8. Escuela de Medicina (1918) | 9. Finca La Estanzuela
Figura 21. Aerofotografía de la zona de Santa Inés (fragmento). Vuelo 46, 1936 (Bogotá. Un vuelo
al pasado. IGAC y Villegas Editores, 2010): 26-27.(1929).
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
68 Luis Carlos Colón Llamas y Germán Mejía Pavony. Atlas histórico de barrios de Bogotá (Bogotá: IDPC-UN): 139.
69 Registro Municipal. Segunda época. Año XLII. Número 1386 (22 de febrero de 1919): 3428.
70 Registro Municipal. Segunda época. Año XLII. Número 1393 (12 de julio de 1919): 3546.
71 Información procedente de una conversación con Luis Carlos Jiménez en marzo de 2020, a partir de un estudio de
urbanismo que se hizo en la década de los ochenta.
72 Luis Carlos Colón Llamas y Germán Mejía Pavony. Óp. Cit.: 21.
85
Figura 22. Asilo de locos en Ningunaparte. Fuente: Archivo José Vicente Ortega Ricaurte, Tomo IX, n° 688a.
86
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
73 María Clara Vejarano. “Bogotá 1940 – 2000. Uma interpretação das raízes e consolidação de um urbanismo antirre-
formista e conservador. Planejamento urbano geral para a cidade e políticas de patrimônio urbano para o centro
tradicional” (Tesis del Doctorado en Urbanismo de la UFRJ, 2016).
87
Adagio
88
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Hospital San Juan de Dios y la Plaza de Mercado- fueron las más resonantes para
la construcción de la memoria particular de este lugar de la ciudad. A su vez, la
configuración de un borde urbano en tanto margen (¿zona marginal?) se entiende
en función de la larga duración de los límites de la ciudad colonial, que se exten-
dieron hasta finales del siglo XIX y, en el caso de Santa Inés, hasta la urbanización
de la finca La Estanzuela, situada inmediatamente al occidente, a partir de la déca-
da de 1930. Las largas duraciones de los siglos de la Santafé colonial dan cuenta de
esa estructura del lugar que ha permitido la permanencia de algunos elementos de
la ciudad colonial en los siglos XX y XXI. De esta manera, la vocación implica una
relación gramática de elementos.
La secuencia de lugares ubicada en la estructura definida por la traza y la
geografía que se ha expuesto en este capítulo constituye el soporte espacial de dife-
rentes imágenes. A partir de esta relación gramática de elementos que configuran
los lugares en torno a Santa Inés, invitamos a nuestro lector a escuchar las imáge-
nes contenidas en ellos en la siguiente variación, Allegro ma non troppo.
89
Figura 23. Anónimo. Sor Gertrudis Teresa de Santa Inés (fragmento). Siglo XVIII.
ALLEGRO MA NON TROPPO
= 120 ppm
91
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
92
Allegro ma non troppo
93
Figura 24. Tímpano de la Iglesia de la Bordadita, del siglo XVII , atribuido a Antonio Pimentel.
En Julián Vargas Lesmes. Historia de Bogotá (Bogotá: Villegas Editores, 2007): 21.
94
Allegro ma non troppo
3 Ángela María Robledo Gómez y Patricia Rodríguez Santana. Emergencia del sujeto excluido. Una
aproximación genealógica a la no-ciudad en Bogotá (Bogotá: Pontifica Universidad Javeriana,
2008): 13.
4 Estela Restrepo Zea describe estos sujetos de manera más cercana a lo que se pretende en esta
tesis en el artículo “Vagos, enfermos y valetudinarios. Bogotá: 1830-1860”. Historia y sociedad n°8
(2002): 83-127.
95
Figura 25. Desheredados de la tierra, a partir de dos ilustraciones de José María Espinoza, “El
bobito Susunaga” y “Solo en el mundo palatín loco” (ca. 1845) y de los diferentes calificativos
que aparecen en el artículo “Vagos, enfermos y valetudinarios. Bogotá: 1830-1860” de Estela
Restrepo Zea.
96
Allegro ma non troppo
5 José Manuel Groot. Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada. Tomo II (Bogotá: Ediciones
ABC, 1953): 531.
6 La traducción de esta ciudad italiana de la Toscana como Monte Policiano es común en algunos
textos.
97
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
98
Allegro ma non troppo
12 Conversación con la profesora María del Pilar López Pérez, del Instituto de Investigaciones
Estéticas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. quien ha estudiado las
herencias de bienes muebles entre las mujeres en tiempos de la colonia.
13 Roberto Prada O.P. Historia de un convento 1645-1945 (Bogotá: Tipología Salesiana, 1945).
14 Olga Isabel Acosta Luna y Laura Liliana Vargas Murcia. “Imágenes sobrevivientes. Reflexiones so-
bre la colección pictórica del monasterio de Santa Inés de Montepulciano de Santafé de Bogotá”.
Boletín de monumentos históricos, tercera época, n°40 (mayo-agosto de 2017): 58-85.
15 Olga Acosta y Laura Vargas. Una vida para contemplar. Serie inédita: vida de Santa Inés de
Montepulciano, O.P. (Bogotá: Ministerio de Cultura, 2012): 43.
16 Para profundizar en la dimensión pictórica de estos retratos, consultar Myriam Ximena Hernández
Daza. “El retrato de Sor María Gertrudis Teresa de Santa Inés, un testimonio de la voluntad de
Dios” (Tesis de Historia del Arte, Universidad de los Andes, 2014).
99
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por las calles principales; que por las noches no se puede caminar sin
tropezar a cada paso con los burros que hacen su alojamiento, o en
los zaguanes o junto a las paredes, que es por donde se camina para
aprovechar mejor el piso. Los perros incomodan de noche, no menos
que de día, habiendo llegado el caso de acometer uno al señor don
Juan Martín, superintendente de la Real Casa de Moneda con grave
peligro de su salud. Los carros y maderas arrastrados por las calles
y las perjudiciales chicherías han arrancado las piedras de las calles,
dejando el piso desigual e incómodo, a lo que también ha contribuido
la frecuencia con que se abren las cañerías y el poco discernimiento
con que esto se ejecuta, causándoles un considerable quebranto a los
vecinos que gastaron su dinero en los empedrados, y a mí el dolor
de ver introducido el desorden, detenido mi trabajo y aún perdidos
muchos pesos que invertí en estas obras por el bien público. Por
último, concluyo manifestando a V[uestra]. E[xcelencia]. que la salud
pública padece mucho con este abandono, pues respirándose un aire
corrompido, no es posible dejar de contraerse muchas enfermedades,
y aún las fiebres que han ocurrido en los días pasados se atribuyen a
otra causa, de que probablemente resultarán peores consecuencias, si la
autoridad de V[uestra]. E[xcelencia]. no pone término a tan grave mal,
haciendo que los cuerpos encargados de la policía salgan del letargo
en que yacen…”. 25
25 Archivo General de la Nación. Sección Colonia. Fondo Milicias y Marina. Tomo 130. Folio 481. En
Vargas Lesmes (2007): 121.
26 Julián Vargas Lesmes. Óp. Cit.: 20.
27 Robert Ojeda Pérez. Ordenar la ciudad. Reforma urbana en Santafé de Bogotá de 1774 a 1801 (Bogotá:
Archivo General de la Nación, 2007): 59.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Una ciudad que debe lidiar con los problemas de higiene y salubridad,
con basuras e inmundicias en las calles y emanaciones que hacen su
aire más densos, no puede recibir otro calificativo que no sea “fea”. Y
esa es la Bogotá del siglo XIX , el siglo de la connotación, de diversos
problemas sociales, políticos y también de higiene. Sin embargo, esta
no es ninguna sorpresa, pues el crecimiento demográfico y la densifi-
cación de la ciudad acarrearon también el aumento de la suciedad y la
densificación de las inmundicias, lo que ocurría en todas las ciudades
decimonónicas. Además, “[c]on el argumento de que las costumbres
de los pobres conspiraban contra la higiene pública, entre los años 60
y 80 del siglo XIX , la administración les delegó -por la fuerza- gran
parte de las tareas de aseo de la capital”29. La presencia de enfermos en
el San Juan de Dios potenciaba enormemente la fealdad. Las enfer-
medades circulaban libremente por sus calles. Soluciones definitivas,
sin embargo, no se harían tangibles sino hasta el siglo XX .
Los desheredados de la tierra caracterizarían los espacios de la
ciudad que medianamente podían habitar, acentuando las diferencias
del carácter entre los lugares más céntricos de la ciudad y sus peri-
ferias. El entorno de Santa Inés no era ajeno a su presencia, puesta
como una imagen característica, pues el San Juan de Dios, ahora
Hospital de Caridad, continuaba como el principal centro de asis-
tencia de la ciudad. Como lugar de margen y desecho, el borde oc-
cidental de la ciudad es preciso para que los desheredados de la tierra
lo ocupen.
Por otro lado, el paisaje sonoro en la carnicería, de bramidos
y chillidos de animales agonizantes, era casi tan aterrador como los
malos olores que producía la carne podrida. Una imagen de cómo
28 Ibid.
29 Estela Restrepo Zea (2011): 260.
104
Figura 26. Matadero público (c/a 1926). Fuente: Fondo fotográfico Luis Alberto Acuña.
Museo de Bogotá.
Figura 27. Expendio de carnes (c/a 1940). Fuente: Fondo fotográfico Daniel Rodríguez.
Museo de Bogotá.
105
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
30 Esteban Echevarría. “El matadero”. Biblioteca Virtual Universal (2003). Recuperado de https://www.
biblioteca.org.ar/libros/70300.pdf
31 Vicente Lombana. Informe del gobernador de Bogotá a la Cámara de Provincia en su reunión ordina-
ria de 1849 (Bogotá: Imprenta del Neo-granadino, 1849).
32 Ibid.: 18.
106
Allegro ma non troppo
33 Ibid.: 11.
34 Ibid.: 28.
35 Ibid.: 13.
107
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Por otro lado, Samper destaca las circunstancias que han lleva-
do al aumento de la mendicidad, como la desamortización de bienes
de manos muertas que expulsó a las hermanas inesitas de su antiguo
recinto:
108
Allegro ma non troppo
En la orilla Sur del río San Agustín, frente al cuartel, había unas
pocilgas miserables, construidas sobre terreno más bajo que el nivel del
río: naturalmente quedaron inundadas. Allí vivía Piñeres, postrado en
el lecho del dolor y en tan lastimosa situación, que ya no podía darse
cuenta de lo que pasaba en la ciudad. La avenida alcanzó a empapar
el colchón en que reposaba: pocas pulgadas más que hubiera subido el
agua, habrían bastado para ahogarlo38.
[…]. Los tufillos eran tan penetrantes que un viajero, ante tanta
hediondez, alguna vez dijo que si le tocara recetar algo al universo
enfermo, empezaría con una medicación para Bogotá. La fetidez
era un “escarnio de la higiene” porque provenía de los “excrementos
públicos, de la descomposición de materias orgánicas, de las letrinas y
38 José María Cordovez Moure. Reminiscencias de Santafé y Bogotá (Bogotá: Imprenta de “El
Telegrama”, 1892): 100.
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
39 Max S. Hering Torres. 1892: un año insignificante. Orden policial y desorden social en la Bogotá de fin
de siglo (Bogotá: Crítica , 2018): 19.
40 Ibid.: 20-21.
41 William García Ramírez. Plaza Central de Mercado de Bogotá.: 70.
42 Antonio María Osorio. Prontuario de las disposiciones de policía que deben conocer los empleados
subalternos de este ramo (Bogotá: Imprenta Nacional, 1895): 297-301.
110
N
Figura 28. Localización de los focos eléctricos, a partir del “Plano Topográfico de Bogotá de
Carlos Clavijo” (1894) y del “Prontuario de las disposiciones de policía que deben conocer los
empleados subalternos de este ramo” de Antonio María Osorio (1895).
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
43 Informe del Ministro de Instrucción Pública de 1898 (Bogotá: Imprenta Nacional, 1898): 21.
44 La tesis “La prostitución en Bogotá a través del Decreto 35 de 1907”, de Juan Felipe Otero Alvarado
112
Figura 29. Río San Francisco con Puente de Caldas. A la izquierda está el Matadero Público.
Fuente: El Gráfico, 18 de agosto de 1917.
113
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
profundiza sobre este asunto (Tesis de Historia, Pontificia Universidad Javeriana, 2018).
45 E.R.T. Estudio sobre la prostitución en Bogotá (Bogotá: Editorial Minerva, 1924).
46 Andrés Olivos Lombana. Prostitución y “mujeres públicas” en Bogotá, 1886-1930 (Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana, 2018): 230.
47 Memoria del Ministerio de Instrucción Pública al Congreso de 1912 (Bogotá: Imprenta Nacional, 1912):
167-168.
114
N
Figura 30. Localización de los lugares infectos sobre el plano “Bogotá”, de Manuel Rincón (1923).
115
Figura 31. Fotografías 1 y 2 con descripciones de lugares infectos cerca de los ríos San Francisco
y San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente: Archivo de Bogotá.
116
Figura 32. Fotografías 3 y 4 con descripciones de lugares infectos cerca de los ríos San Francisco
y San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente: Archivo de Bogotá.
117
Figura 33. Fotografías 5 y 6 con descripciones de lugares infectos cerca de los ríos San Francisco
y San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente: Archivo de Bogotá.
118
Figura 34. Fotografías 7 y 8 con descripciones de lugares infectos cerca de los ríos San Francisco
y San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente: Archivo de Bogotá.
119
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
En Bogotá las aguas de las alcantarillas que entran a los lechos de los
ríos dentro del perímetro de la ciudad van cargadas de innumerables
desperdicios orgánicos de toda clase, arrastran corchos, papeles,
legumbres, cabellos, etc. A veces las aguas de los ríos se detienen o
se estancan, como sucede al presente en Bogotá en la calle 6ª, entre
las carreras 10 y 11, donde desaguan los wáter closets de los cuarteles,
formándose allí una verdadera laguna de aguas infectadas: en
ellas la fermentación es activa; en su superficie se forman burbujas
innumerables producidas por los gases que llegan a su superficie; allí se
ven materias negras infectas que no desaparecen de esa localidad sino
mediante las grandes lluvias, única época en que no se perciben olores
tan nauseabundos.
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Allegro ma non troppo
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
En la calle llamada del “Cartucho”, o sea carrera 12, entre las calles 11
y 12, el desastre fue completo. Todas las casas de esa vía se inundaron
y la mayoría de ellas tuvieron derrumbamientos que hacen precisa una
reconstrucción total. En la calle del “Cartucho” vivía gente muy pobre
y por lo tanto la tragedia es mucho más dolorosa. Más de 20 familias
quedaron en absoluta misera 53.
52 Ibid.
53 Ibid.
122
Allegro ma non troppo
54 Andrés Vergara Aguirre. Historia del arrabal. Los bajos fondos bogotanos en los cronistas Ximénez y
Osorio Lizarazo, 1924-1946 (Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2014): 55.
55 Algo similar sucedía con los escritos de José Joaquín Jiménez y Felipe González Toledo, de este
mismo período.
123
Figura 35. Recorrido de Osorio Lizarazo en La cara de la miseria sobre el plano “Bogotá” de
Manuel Rincón (1923).
124
Allegro ma non troppo
56 José Antonio Osorio Lizarazo. La cara de la miseria (Bogotá: Talleres de Ediciones, 1926): 119.
57 Ibid.: 119.
125
N
Figura 36. Partitura de ciudad a partir de “El subway de Bogotá” de José Antonio Osorio Lizarazo.
126
Figura 37. Fotogramas 1 y 2 de Reel n°4 – Oceania, de Mrs. J. Shipley Dixon en torno a
la Plaza Central de Mercado. En estos fotogramas se captura el trasegar de todo tipo de
personajes urbanos en este lugar, caracterizado por su ajetreo cotidiano.
127
Figura 38. Fotogramas 3 y 4 de Reel n°4 – Oceania, de Mrs. J. Shipley Dixon en torno a la
Plaza Central de Mercado.
128
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58 José Antonio Osorio Lizarazo. Casa de vecindad (Bogotá: Editorial Minerva, 1930): 249.
59 Sandra Reina Mendoza y Lina Esmeralda del Castillo. La Paz y el Sagrado Corazón. Iglesia del Voto
Nacional (Bogotá: Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, 2014): 52.
60 José Antonio Osorio Lizarazo. “El subway de Bogotá”. El Tiempo, 9 de abril de 1947: 4.
61 Manuel Zapata Olivella. La Calle 10 (Bogotá: Casa Editorial El Tiempo, 2003).
129
N
Figura 39. Lugares descritos en La Calle 10 de Manuel Zapata Olivella, sobre el “Plano
aerotopográfico de Bogotá” del Instituto Geográfico Militar (1938).
130
Allegro ma non troppo
62 José Luis Garcés González. Manuel Zapata Olivella, caminante de la literatura y la histo-
ria (Bogotá: Ministerio de Cultura, 2002): 104-105. Citado por Lida Marcela Pedraza Quinche,
“En Bogotá no mataban a nadie, menos a un político como Gaitán”. El Espectador, 12
de octubre de 2016. Recuperado de https://www.elespectador.com/noticias/cultura/
en-bogota-no-mataban-a-nadie-mucho-menos-a-un-politico-como-gaitan/
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
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Allegro ma non troppo
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Figura 40. Daniel Rodríguez. Sin título (Campanas de Santa Inés. Fragmento). 1954.
Fuente: Fondo fotográfico Daniel Rodríguez. Museo de Bogotá.
PRESTISSIMO
= 200 ppm
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Prestissimo
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
de haber dibujado el primer plano que se situación que podría haber implicado tra-
tiene de la ciudad, justamente, para poder bajos de Esquiaqui, sí existe la mención
controlar la ciudad desde una comprensión de una posible intervención que Domin-
cartesiana de su espacio. go de Petrés pudo haber hecho en Santa
Aunque no hay noticia de ninguna Inés12.
intervención de Esquiaqui cerca de Santa La transformación del sentido del
Inés, sí existe la referencia de la polémica orden urbano y de la limpieza daba un
por la apertura de su alcantarillado7, en vuelco a las prácticas de la ciudad. En ese
comunicación hecha el 8 de octubre de momento, también se llevó a cabo la cons-
1789. Este sería el primer vestigio efectivo trucción de los primeros enlosados a partir
que plantearía la necesidad de transformar de 1789, que “traía consigo el inmenso be-
este lugar. A su vez, en otro documento neficio de los desagües, indispensables para
de 1785, la priora del monasterio pone de evacuar toda suerte de aguas sucias y dese-
manifiesto la falta de rentas para cons- chos”13. Robert Ojeda Pérez hace referen-
truir los andenes de las calles8. El viajero cia de un caso en el que la policía urbana,
estadounidense Isaac Holton nos cuenta a que debía matar a todos los animales calle-
través de sus relatos de 1853, décadas des- jeros, asesinó a un hombre e hizo pasar el
pués, que “no hay nada peor que pasar por homicidio como si lo hubieran confundido
el frente de un convento de monjas por- con un perro. En la mencionada declara-
que nunca construyen aceras decentes”9. ción, se hace referencia a asuntos como la
Por otro lado, Fray Domingo de Petrés, recolección de basuras y el alcantarillado
el arquitecto capuchino que trabajó en las como hechos fundamentales para la cons-
obras más importantes de los últimos años titución de un orden particular:
de la colonia, dirigió la construcción de la
cañería nueva de San Victorino10. Aunque Con este tipo de declaración, además de po-
no existe mención en la prensa de daños en der observar un sentido de orden y limpieza
Santa Inés durante el terremoto de 178511, urbano, se puede apreciar también que la ciu-
dad tuvo espacios de basura en varios lugares
Bogotá 1784-1794” (Tesis de la Maestría en Conservación establecidos, pues siempre se acostumbraba
del Patrimonio Cultural Inmueble, Universidad Nacional
de Colombia, 2018). dejar que el agua lluvia se llevara los desper-
7 “Convento de Santa Inés: comunicación sobre el alcantari-
llado de él”. Archivo General de la Nación. Sección Colonia.
Fondo Milicias y Marina. Legajo 133, n° de orden 127. Folio de Bogotá el día 12 de julio del año de 1785”. Recuperado
687 (1789). de http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/
8 “Manuela Nicolasa de Sanmiguel, priora del monasterio de p17054coll26/id/2808. También revisar Gazeta de Santa Fe
Santa Inés de Santa Fe; aduce la crisis fiscal de él, para no de Bogotá Capital del Nuevo Reyno de Granada. N°1. 31 de
construir los andenes del mismo”. Archivo General de la agosto de 1785. Imprenta Real de D. Antonio Espinosa de
Nación. Sección Colonia. Fondo Milicias y Marina, Legajo los Monteros.
136, n° de orden 016. Folios 137-138 (1795). 12 Germán Mejía. “Santafé en el siglo XVIII, aires de transfor-
9 Isaac Holton. En Germán Mejía Pavony (2000): 313-314. mación”, en Fray Domingo de Petrés en el Nuevo Reino de
10 Estela Restrepo Zea. El Hospital San Juan de Dios 1635-1895 Granada (Bogotá: Instituto Distrital de Patrimonio Cultural,
(Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011): 272. 2012): 36.
11 “Aviso del terremoto sucedido en la ciudad de Santa Fe 13 Julián Vargas Lesmes (2007): 99-100.
138
Prestissimo
dicios hacia las fuentes de los ríos, aprove- positiva consiste, sin duda alguna, en las dos
chando la falda de la montaña, lo que explica magníficas hornillas de reverbero que acaban
la presencia referida en la declaración de una de montarse con sus competentes baterías de
canal en medio de la calle.14 cocina, para el servicio de las dos enferme-
rías. Resta ahora proveer de agua permanente
al establecimiento, montando el número de
bombas que fuere suficiente para su servicio.
Escasez
La idea de establecer una sala de maternidad i
El orden urbano que intentó implantarse a de mejorar el tratamiento de los locos, es alta-
finales del siglo XVIII hizo eco durante todo mente filantrópica, i estoi dispuesto a favore-
el siglo XIX , un tiempo en el que, según se cerla hasta donde lo permitan mis facultades.
ha mencionado, se caracterizó por la es- Con tal objeto i con el de salvar este único
casez de recursos que impidieran llevar a asilo de los indijentes, de la segura ruina que
cabo grandes transformaciones. Mientras le amenaza, os ruego que soliciteis del próxi-
tanto, la población de la ciudad crecía, se mo congreso la derogatoria de la lei de 27
hacía cada vez más densa y afloraban todo de mayo de 1846, que contra todo principio
tipo de problemas sociales e higiénicos. Las de equidad i de justicia desapropió a los en-
irrupciones en el siglo XIX hacen referen- fermos pobres de la provincia de la mayor i
cia a la gestación de importantes iniciativas mejor parte del Hospital de Caridad que les
que, si bien no se concretaron, pusieron de pertenece por fundaciones particulares, para
manifiesto la necesidad de hacer cambios convertirla en escuela de medicina sin la pré-
en la ciudad que garantizaran la salubridad via indemnización que presupone el artículo
y la higiene. 102 de la Constitucion.15
En cualquier caso, las mejoras en los
edificios de la ciudad continuaron lleván- Lombana, además, plantea la necesi-
dose a cabo. Vicente Lombana, en su in- dad urgente de sacar los focos de infección
forme de 1849, menciona algunas reformas del espacio de la ciudad:
llevadas a cabo en el San Juan de Dios, el
entonces llamado Hospital de Caridad, po- Finalmente, se necesita para proporcionar
niendo de manifiesto la necesidad de sacar aires puros a los habitantes de esta ciudad,
a los indigentes para convertirlo en escuela situar fuera de ella las cárceles, los hospita-
de medicina. Más allá del mantenimiento, les, las tenerías, las carnicerías, las piaras de
se pretende cambiar la imagen del lugar, cerdos i todos los fócos de infeccion, cuia
de alguna manera. idea podrá llevarse fácilmente a efecto sobre
el plano de la nueva ciudad que bondadosa-
Entre las diversas mejoras introducidas re-
cientemente en el Hospital de Caridad, la más
15 Vicente Lombana. “Informe del gobernador de Bogotá a
la Cámara de Provincia en su reunión ordinaria de 1849”
14 Robert Ojeda Pérez. Óp. Cit.: 153. (Bogotá: Imprenta del Neo-granadino, 1849): 9.
139
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
mente ha ofrecido trazar el Sr. Poncel cuando Para la obtención de rentas, Lomba-
concluya sus trabajos el Señor Codazzi. 16
na sugiere que “[…]los terrenos vacantes
en las orillas de los rios, que pudieran ce-
Además, el gobernador saliente in- derse en propiedad a los que quieran tomar
siste en la necesidad del aseo de las calles y a su cargo la canalizacion, que en mi con-
casas centrales: cepto debe ser una obra correlativa de la de
las esclusas”.19
Una vez determinado que el depósito de las La construcción del Parque de los
basuras se haga sobre los rios, viene a ser im- Mártires fue una de las pocas irrupciones
practicable el aseo de las casas i calles situadas que se llevaron a cabo en la nebulosa de
en el centro i en los extremos de la población. Santa Inés durante la segunda mitad del
Mas no es esta la única dificultad con que hai siglo XIX , desde su creación en 1850, pa-
que batallar. Teniendo aquellos dos riachue- sando por la construcción del monumento
los tan poco caudal de aguas, las basuras no conmemorativo en 1880 hasta la construc-
podrán ser arrastradas por ellas; i siendo esto ción de la Basílica del Voto Nacional20.
así habrá que sacarlas de una de tres maneras: Este parque significó la constitución de
por medio de carros, a mano, o aumentando un espacio republicano para la sociabili-
las aguas de los ríos, sea ocasionalmente rete- dad burguesa en los límites de la ciudad
niéndolas por medio de esclusas colocadas en construida hasta el momento. A lo largo
la parte alta de la ciudad, o sea de una manera de su existencia, hay múltiples referencias
permanente incorporandoles otras vertien- de la necesidad de su transformación, pues
tes.17 se construyó en un entorno ligeramente
hostil: por ejemplo, el antecedente de la
También Lombana da cuenta de la casa que funcionaba a comienzos de siglo
situación de oscuridad de muchas de sus como lazareto no es un buen referente de
calles: un lugar para sacar a pasear a la burguesía
criolla. Esta transformación paisajística del
Ademas de estos inconvenientes, la Ordenan- espacio de la ciudad se vio en Santa Inés,
za no ha satisfecho la necesidad que la capital donde fueron sembrados eucaliptus en el
tiene de un alumbrado sistemático, decente, patio del antiguo claustro a comienzos de
uniforme i bien distribuido, a fin de que las la década de 188021.
calles mas retiradas estén tambien alumbra- En 1855, Juan Manuel Arrubla, re-
das, porque es en ellas donde particularmente cordado como el principal impulsor de
hai mas riesgo de que se cometan crímenes a la construcción de obras civiles duran-
favor de la obscuridad.18
19 Ibid.: 32.
20 Sandra Reina y Lina Esmeralda del Castillo. La Paz y el
Sagrado Corazón. Iglesia del Voto Nacional (Bogotá: Instituto
Distrital de Patrimonio Cultural, 2014).
16 Ibid.: 30. 21 Hugo Delgadillo. El Parque del Centenario. Transformación
17 Ibid.: 29. urbana, itinerario y significado (Bogotá: Instituto Distrital de
18 Ibid.: 31. Patrimonio Cultural, 2019): 194
140
Prestissimo
te el siglo XIX , propuso canalizar el río Paseo Bolívar, que se sanearon después. Es
San Francisco desde más arriba de la ac- posible que la prensa y el gobierno de la
tual carrera 7ª hasta la Plaza de San Vic- ciudad haya prestado más atención a esos
torino, entre otras cosas, para solucionar focos insalubres hacia el oriente porque se
el problema de salubridad que implicaba situaban cerca de las fuentes de agua que
que se hubieran constituido como alcan- iban a abastecer a la ciudad; los focos de
tarillas a cielo abierto en medio de la ciu- infección hacia el occidente, por su ubica-
dad. ción geográfica, no implicaban la transmi-
sión de la infección hacia otras zonas de la
Sabemos que el señor Juan M. Arrubla, que ciudad.
tan incansable i solicito se ha mostrado por En la mencionada conferencia del
mejorar el aspecto i la arquitectura de nues- ministro Insignares a la Academia Nacio-
tra capital, se propone acometer una empresa nal de Medicina de 1898, recogida en el
que será, sin disputa, de la mayor utilidad. El “Informe del ministro de Instrucción Pú-
Sr. Arrubla ha propuesto al Cabildo de Bo- blica al Congreso de la República de 1898”,
gotá lo siguiente: Canalizará el rio San Fran- se pone de manifiesto la necesidad de tras-
cisco, desde mas arriba del puente del mismo ladar el anfiteatro anatómico del San Juan
nombre, hasta cerca del de San Victorino, por de Dios, que crea una atmósfera viciada
medio de altos i sólidos muros: cubrirá l ca- perjudicial para los estudiantes de Medici-
nalizado con una gran bóveda i terraplén al na, “[y]a que no ha sido posible haber esta-
nivel de las calles adyacentes. 22 blecido el Hospital de San Juan de Dios en
otro lugar, á pesar de la amenaza que, por
Aparte de la constitución de los pri- su colocación y malas condiciones higié-
mordios del higienismo, durante el siglo nicas, ese antiguo establecimiento de Be-
XIX se creó la policía de la ciudad en 1877. neficencia hace constante mente á la salud
A su vez, Higinio Cualla propuso la crea- general de esta población”24. Este traslado
ción de un barrio para pobres en 1889 (idea traería, para el ministro Insignares, la me-
que se materializaría con los barrios obre- jora de las condiciones sanitarias del hospi-
ros en las primeras décadas del siglo XX) tal y de la ciudad.
y en 1892 se demolieron barrios insalu- Por otro lado, la predisposición a la
bres en el occidente de la ciudad, por ser transformación y a la amnesia es una pa-
menos numerosos que los que había hacia tología cultural de la sociedad bogotana,
el oriente23, como las barriadas en torno al según Cordovez Moure. Este trastorno
141
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142
Prestissimo
10 y 11, y en él se han hecho las siguientes del Parque de los Mártires, un accidentado
mejoras: proyecto iniciado por Gaston Lelarge, in-
tervenido por Pablo de la Cruz y termina-
Se arregló parte del enmaderado de un do por Casanovas y Mannheim.
salón; se blanquearon seis salones, los corre- Mientras se llevaban a cabo esfuerzos
dores y las columnas; se enlucieron algunas para conservar algunos edificios, la ciudad
paredes; se cementó el piso de dos salones, continuaba con el ímpetu de sanear todo
adaptándolos para clases; se abrieron huecos el espacio urbano, enfocado en transfor-
en otros salones para darles luz y ventilación, mar las imágenes olfativas que lo caracte-
colocándoles sus respectivas puertasventanas; rizaban. Los esfuerzos del higienismo se
se reconstruyó un tabique de ladrillo; se hizo centraron, justamente, en desodorizar el
un techo de chusque, y unas gradas de ladri- espacio urbano. La canalización de los ríos
llo para comunicar dos piezas. Como algunas San Francisco y San Agustín significa-
paredes amenazan ruina, hubo necesidad de ba un esfuerzo prioritario en este sentido.
construir unos machones de ladrillo tolete La idea que Juan Manuel Arrubla hubiera
dentro de ellas, construcción que ascendió á presentado de manera visionaria en 1855
diez y ocho y medio metros cúbicos. Se en- se materializó definitivamente en la déca-
lucieron dos tabiques y el techo, lo mismo da de 1920. Los primeros momentos de la
que los blanqueamientos, en una extensión canalización de los ríos habían iniciado a
de ochenta y dos metros cuadrados; se hizo partir de 1881, cuando se llevó a cabo el
un pavimento en ladrillo tablón (diez y seis amurallamiento del primer tramo del río
metros cuadrados). Todas estas reparaciones San Agustín frente a la iglesia y los cuar-
se hicieron para aprovechar una pieza que no teles29. En 1887 también se amuralló el
prestaba servicio alguno y estaba en comple- primer tramo del río San Francisco entre
to abandono, y para situar allí un laborato- los puentes de Cundinamarca y San Fran-
rio. Por último, se entablaron los corredores cisco30 (entre carreras 7ª y 8ª). En 1911 se
oriental y sur del patio principal, en una ex- tiene la primera noticia de la canalización
tensión de doscientos siete metros cuadrados. del San Agustín desde la Plaza de Ayacu-
cho hasta la carrera 9ª 31, mientras que en
El costo de estas obras asciende á la 1917 se llevó a cabo la canalización del San
suma de $1,005 oro. 28 Francisco en el tramo comprendido entre
calles 11 y 12, a lo largo de la carrera 12.
Pese a los esfuerzos para garantizar En 1924 ya se había completado la canali-
su buen funcionamiento, la Escuela de
Medicina resolvió definitivamente trasla- 29 Hugo Delgadillo. Óp. Cit.: 25.
darse a su nuevo edificio en el costado sur 30 Ibid.: 26.
31 María Clara Torres. “El alcantarillado de Bogotá, 1886-1938:
institucionalización de un problema ambiental” (Tesis de
Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo, Universidad
28 Informe del Ministerio de Obras Públicas (Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, 2009): 41. Citada en Delgadillo
Nacional, 1911): 122-123. (2019): 26.
143
Figura 41. Construcción de alcantarillado. Fuente: El Gráfico. Serie XVII, año IV, n° 161. 29 de noviembre de 1913: 87.
144
Prestissimo
zación del mencionado río entre carreras ría, desligándolo del proyecto que valía la
5ª y 8ª, y el tramo entre calles 7 y 11 se pena hacer visible, de la misma forma en
completó entre 1927 y 1929. El orden en el que Arrubla lo había planteado hacía 70
que se llevó a cabo la canalización no fue años.
coherente con las técnicas de ingeniería,
pues se tendría que haber empezado por la
cuenca alta del río: esta incoherencia pro- Proyectos urbanos
cedimental llevó a que se desbordara el río
en múltiples ocasiones32. Cuando la ciudad se quitó el cinturón
A través del Acuerdo 31 de 1917, se que contenía su crecimiento y empezó a
denominaría Avenida Jiménez de Quesa- expandirse a través de urbanizaciones, un
da a la nueva calle que ocuparía el espacio curioso proceso de adecuación urbana se
en superficie del trazado del río San Fran- llevó a cabo en nuestro borde occidental,
cisco. Esta avenida se constituyó como siempre tan cercano al centro, pero de
un importante centro financiero y de co- ambiguo carácter urbano. En el punto en
mercio de la ciudad hasta la Plaza de San el que confluyen los ríos San Francisco y
Victorino, luego llamada Plaza de Nariño, San Agustín, cerca del matadero, se pro-
donde se conectaría con la Avenida Colón movió una transformación para contri-
(antiguo Camellón de Fontibón, actual buir al mejoramiento estético de la ciudad,
calle 13). Sin embargo, el tramo del río justamente auspiciada por la Sociedad de
hacia el sur de esta plaza, justamente el más Embellecimiento: el barrio Liévano35. Esta
cercano a Santa Inés, “fue reemplazado por irrupción se valió de un lugar horrendo,
una calle demasiado estrecha para cumplir justamente donde estaban los lugares in-
con las condiciones de una avenida monu- fectos que han sido descritos en Allegro
mental; ubicada en una zona cuyas carac- ma non troppo, aprovechando el proceso de
terísticas sociales no eran las de orgullo ni canalización de los ríos para llevar a cabo
las de mostrar […]”33. El contraste entre la una operación de carácter inmobiliario.
nueva avenida y “[el] comercio informal y Las revistas de la época exaltaban la cons-
las actividades “ocultas” que tenían lugar trucción de las nuevas calles con amplios
pocas cuadras al occidente de la gran Ave- perfiles con faroles de alumbrado eléctri-
nida”34 era considerable. La memoria de un co36, el Bulevar Manuel José Mosquera y el
lugar infecto y anodino no se transforma-
35 Aunque no hemos encontrado una cronología exacta, al
igual que con “Barrio Santa Inés”, la denominación “Barrio
32 María Atuesta Ortiz. “La ciudad que pasó por el río. La ca- Liévano” es posterior a la construcción de este conjunto
nalización del río San Francisco y la construcción de la urbano. Sin embargo, para dar cuenta del carácter unitario
Avenida Jiménez de Quesada en Bogotá a principios del de esta irrupción, hemos decidido referirnos a ella, justa-
siglo XX”. Territorios n° 25 (2011): 200. mente, como Barrio Liévano.
33 María Atuesta Ortiz. Óp. Cit.: 205-206. 36 Registro Municipal. Año XLIII. Número 1409 (27 de diciembre
34 Ibid.: 206-207. de 1919): 3809.
145
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
146
Figura 42. Facsimilar de Cromos 6 n°133 (28 de septiembre de 1918): 181.
147
Figura 43. Imágenes del barrio Liévano. Fuente: Cromos.
148
Prestissimo
149
Licencias de construcción
Figura 44. Localización de las licencias de construcción en torno a Santa Inés, entre 1914 y 1926, sobre el plano “Bogotá”
de Manuel Rincón (1923)
150
Tabla 2. Licencias de construcción de la Secretaría de Obras Públicas.
151 152
Tabla 2. Licencias de construcción de la Secretaría de Obras Públicas.
153 154
Figura 45. Plano Nolli de la nebulosa de
Santa Inés, a partir de las planchas 8 y
10 del “Plano de la ciudad de Bogotá”
(1929) y de las plantas de las licencias de
155 156
Casa Lucía Molina Casa Manuel G. González Casa Leopoldo Castaño Casa Ricardo Acevedo Bernal Casa Melquíades Robayo
Casa Germán Penagos Casa Calderón Construcción Carlos García Casa Palou Casa Justo Posada
157 158
Prestissimo
dad: “arquitectos menores o maestros de gotá de 1929 y de los planos de las licencias
obra, armados de un repertorio fácil de de construcción de la Secretaría de Obras
imitar, podían vestir de “lenguaje republi- Públicas.
cano” a la arquitectura”49. En ese sentido,
actividades de borde propias de este sector
de la ciudad se revistieron de ornamento: Fuego
sobre la calle 10, una gallera dentro de una
casa, en el número 292, o un proyecto de Los embates de la municipalidad que bus-
edificación de talleres y vivienda para Co- caban el saneamiento de los sectores más
lombo Ramelli en el número 379 que, pese céntricos de Bogotá consiguieron expulsar
a ostentar una elegante fachada, se compo- la mayoría de las instituciones de benefi-
nía de un gran galpón con pequeñas habi- cencia (el Hospicio, el Hospital San Juan de
taciones para obreros. Varios garajes para Dios, el Asilo de Indigentes de San Diego,
carros sobre la carrera 12 y algunos pasajes el Asilo de Locas del Aserrío) y el matadero
cerca de Los Mártires se construyeron de- público durante la década de 1920. Lo que
corosamente. Aunque la mona se vista de Vicente Lombana había planteado en 1849
seda, mona se queda. se hacía realidad setenta años después. A su
La imagen de esta importante irrup- vez, se remodeló con fugaz éxito la Plaza
ción en nuestro borde occidental, caracte- Central de Mercado, bajo los principios
rizada por la construcción de arquitecturas de higiene, elegancia y comodidad de la
con yeserías, cornisas, rejas ornamentadas arquitectura de este momento, inaugurán-
y estucados sería la que permanecería en dose el 6 de junio de 192750. Por otro lado,
la memoria de la ciudad, manifestada en los habitantes de este lugar solicitaron la
los lugares comunes de barrio de élite y pavimentación de calles y la construcción
otras perogrulladas sin sentido, como que de alcantarillados y canalizaciones51. El
la Calle del Cartucho recibe su nombre de consumo de chicha, el comercio de carne
las flores que se ponían en los balcones de y la prostitución se excluían de los secto-
las casas de esta anodina calle. res más centrales. Mientras el centro estaba
Para dar cuenta de las intervencio- saneado, San Diego, Las Cruces, San Vic-
nes municipales y privadas que se hicieron torino y el Paseo Bolívar eran periferias
en esta zona de la ciudad, hemos elabora- insalubres52.
do un plano Nolli con las primeras inter- Durante esta década, también se ha-
venciones parciales que se llevaron hasta la blaba de lo inadecuado que era el local de
década de 1920, que incluyen proyectos
nuevos, reformas y adecuaciones de facha- 50 William García Ramírez. Óp. Cit.: 207
das, a partir del Plano de la Ciudad de Bo- 51 Lena Império Hamburger. “Entre el concejo y el vecino: co-
rrespondencia y peticiones sobre las condiciones urbanas.
1919-1929” (Tesis de la Maestría en Historia y Teoría del
Arte, la Arquitectura y la Ciudad, Universidad Nacional de
Colombia, 2016).
49 Ibid.: 189. 52 Luis Carlos Colón. Óp. Cit.
159
Figura 47. El Hospicio, desocupado y desolado. Fuente: Archivo particular.
160
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Santa Inés para llevar a cabo las labores de configurando un nuevo acceso54. El nuevo
la Imprenta Nacional, por las inundaciones coro se limitó a una estrecha franja en la
que ocurrían frecuentemente en sus insta- parte posterior de la nave.
laciones y, principalmente, por su cercanía El claustro se demolió inmediata-
a la Plaza Central de Mercado. Sin embar- mente después del incendio, pues este anti-
go, pocos años después, el deseo de irrum- guo edificio colonial ya no era útil para las
pir se manifestó de manera azarosa a través actividades de soporte de una ciudad cada
del fuego, que propició la demolición del vez más moderna. El lote estuvo vacío
claustro que llevaba casi trescientos años mientras Pablo de la Cruz, arquitecto ase-
en pie (con las intervenciones necesarias sor de la sección de Edificios Nacionales
para adaptarlo a los diferentes usos que al- del MOP, estuvo a cargo del proyecto para
bergó y con los correspondientes flujos de el nuevo edificio de la imprenta nacional.
energía de construcción). El incendio que Según Carlos Niño, en este edificio “[el]
ocurrió en la manzana de Santa Inés el 26 lenguaje es moderno, pero más simplifi-
de marzo de 193353 afectó tanto el claus- cado que el de la Biblioteca [Nacional] y
tro como el edificio de la Policía Nacional, de menor interés”55. Sin embargo, el 27 de
el colegio de las Bethlemitas y una parte enero de 1934, el director de Edificios Na-
considerable de la iglesia. cionales, Jorge Quiñones, escribió un in-
A comienzos de la década de 1930, forme de actividades de la sección durante
los padres redentoristas, de la Congrega- el año anterior al Ministro de Obras Pú-
ción del Santísimo Redentor, tras solucio- blicas Alfonso Araújo. La comunicación
nar un conflicto con las inesitas en el que no deja duda de que para Quiñones no era
tuvo que interceder el Vaticano, compra- buena idea reconstruir la imprenta en este
ron la iglesia por $10000. Tras el incen- lugar de la ciudad:
dio, la nave se restauró cuidadosamente,
y hasta 1936 se construyó una desconcer- Imprenta Nacional
tante modificación que consistió en el en-
samblaje de un nuevo cuerpo sobre el área Insisto en mi idea que te expuse en mi
que ocupaba el coro de la iglesia antes del carta de hace varios días. Ayer estuve viendo
incendio, siendo posiblemente ocupado el sitio de Santa Inés donde se va a hacer el
por dependencias curales en varios pisos. edificio, y para pasar por la acera de enfrente
Mientras para el sacerdote Roberto Prada tuve que pasar por entre canastos, montones
era una modernización de muy buen de basura y varias recuas de mulas, con grave
gusto, para Emilia Pardo Umaña parecía peligro para las espinillas.
“un palomar”. Esta intervención modifi-
có la fachada de la iglesia sobre la calle 10, 54 No encontré mucha información sobre esta intervención.
Sin embargo, en la aerofotografía de 1936 se puede ver el
nuevo volumen.
55 Carlos Niño Murcia. Arquitectura y Estado (Bogotá:
53 El Tiempo (26 de marzo de 1933): 1. Universidad Nacional de Colombia, 2019): 203-204.
161
Figura 48. La iglesia de Santa Inés tras el incendio. El Tiempo, 27 de marzo de 1933: 1.
162
0 2 5 10
0 2 5 10 N
0 2 5 10
Figura 49. Planta baja. Planos de Santa Inés con la reforma y el edificio de la Imprenta Nacional.
163
0 2 5 10
0 2 5 10
Figura 50. Fachada sobre la calle. Planos de Santa Inés con la reforma y el edificio de la Imprenta Nacional.
0 2 5 10
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Figura 51. Fachada sobre la carrera. Planos de Santa Inés con la reforma y el edificio de la Imprenta Nacional.
0 2 5 10
0 2 5 10
Figura 52. Corte. Planos de Santa Inés con la reforma y el edificio de la Imprenta Nacional.
164
Prestissimo
Por qué no hacemos este edificio don- dernidad, y esto implicaba continuar con
de están las bodegas del ferrocarril del norte, las políticas de saneamiento que se habían
sobre la carrera 13? Nos quedaría sobrando iniciado desde las últimas décadas del siglo
el lote de Santa Inés, que puede venderse y, anterior. Un caso reseñable ocurrió en
con su producto, aumentar un poco lo que se 1936, cuando el Departamento Municipal
dispone para la imprenta. La ley 50 de 1931 de Urbanismo logró llevar a cabo la solu-
autoriza al gobierno para hacer esta opera- ción para una de las mayores preocupacio-
ción. 56 nes en torno a la salubridad y la higiene de
la ciudad: el saneamiento del Paseo Bolí-
Sin embargo, la construcción del var. La modernidad significaba higiene y
proyecto se llevó a cabo, y el 1 de mayo salubridad.
de 1936 se inauguró el nuevo edificio para Alberto Saldarriaga distingue los
la Imprenta Nacional57. Todo el influjo de planes urbanos del siglo XX en tres ten-
energía de construcción de siglos se perdió dencias: planes de ensanche entre 1925 y
en una gran irrupción convenientemente 1944, como el Bogotá Futuro, planes re-
ocasionada por el fuego. Una irrupción guladores modernos, entre 1938 y 1953,
que nació con mal augurio. y planes de soporte a la acción financiera
e inmobiliaria, desde 195758. Los planes
reguladores modernos que se elaboraron
Planes urbanos desde 1938 fueron los siguientes: el Plan
Vial de Karl Brunner de 1936, el Plan del
Los ritmos de transformación nunca vistos Centenario en 1938, el Plan Vial Soto-Ba-
en la ciudad vinieron con los planes urba- teman de 1944, el Plan Vial de la Socie-
nos, visiones generales sobre la ciudad que dad Colombiana de Arquitectos de 1945,
procuraban su correcto funcionamiento a el Plan Vial de la Revista PROA de 1946, el
través de su transformación. El nacimien- Plan Piloto de 1951 y el Plan Regulador de
to de la disciplina urbanística en la ciudad Wiener y Sert de 1953. A partir de estos
tenía un propósito principal: construir una planes, se gestaron las ideas y los proyec-
ciudad moderna. El significado que tuvo tos que buscaban, de diferentes maneras, la
la modernidad en nuestra ciudad ha sido modernización del centro de la ciudad y su
estudiado a profundidad, por lo tanto, no conexión con el tejido urbano que se había
nos detendremos en este aspecto. Los pla- construido con la expansión de la ciudad
nes urbanos tenían, por tanto, el propósito en las décadas anteriores. En estos planes
de la construcción de una imagen de mo- era explícita la necesidad de construir vías
amplias que atravesaran el congestionado
56 Archivo General de la Nación. Sección República. Fondo
Ministerio de Obras Públicas. Edificios Nacionales. 58 Alberto Saldarriaga. Bogotá siglo XX. Urbanismo, arquitec-
Correspondencia Bogotá. Parque Nacional. Legajo 293. tura y vida urbana (Bogotá: Departamento Administrativo
Folios 212-213. de Planeación Distrital, 2000): 82-159. Citado por Ana
57 El Tiempo. 30 de abril de 1936: 7. Montoya y Esteban Solarte (2017): 94.
165
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
centro Bogotano. Por su carácter totali- 1950 alcanzó Tres Esquinas en la Hortúa60,
zador, muchas veces contrario a las diná- continuando el eje definido por la Avenida
micas de la ciudad, estos planes contadas 7 de Agosto. En esta irrupción, la Plaza de
veces se han llevado a cabo completamen- los Mártires quedó torpemente dividida en
te. dos. Mientras la Avenida Caracas se abría
En 1939 el Departamento Munici- paso por el centro de la ciudad, una nueva
pal de Urbanismo, a cargo del ingeniero avenida se gestaba cuatro cuadras hacia el
Joaquín Martínez, elaboró el proyecto de oriente.
transformación para el sector del merca- Sin duda alguna, la mayor irrupción
do central, que planteaba la eliminación de Santa Inés a mediados de siglo XX fue la
del mercado en esta zona de la ciudad 59. apertura de la carrera Décima. La biogra-
La construcción de un centro cívico im- fía de esta avenida está narrada con detalle
plicaba la apertura de las manzanas entre por Carlos Niño y Sandra Reina en el libro
las calles 10 y 11, desde la Plaza de Bolívar La carrera de la modernidad. La Carrera Dé-
hasta la carrera 11. Además, se proponía cima en Bogotá (1945-1960) 61. El trazado
la apertura de dos calles diagonales, que de esta vía implicó la desaparición de edi-
conectaban el centro cívico con la Plaza ficaciones a lado y lado de la antigua ca-
de Nariño y con la Avenida 7 de Agosto, rrera 10ª, desde la calle 26 hasta la Avenida
respectivamente, rompiendo las manzanas Jiménez. Por otro lado, es interesante que,
que estaban hacia el occidente de la carrera en un principio, el trazado de la avenida,
11. Este proyecto no construido conserva- al sur de la Jiménez, contemplara la demo-
ba la iglesia de Santa Inés. lición tanto de San Juan de Dios como de
Lo que buscaban todos los planes Santa Inés. Sin embargo, al final se decidió
era romper el centro, caracterizado por afectar exclusivamente el costado occiden-
sus estrechas calles de origen colonial que tal. La Iglesia de San Juan de Dios se man-
impedían un tráfico fluido. En los planes a tuvo en pie, no corriendo Santa Inés con la
partir de 1944, principalmente en el Plan misma suerte.
Piloto y en el Plan Regulador, la iglesia de En 1946, el tercer número de la re-
Santa Inés, el último reducto del antiguo vista PROA publicó el proyecto de reno-
conjunto conventual, era un obstáculo vación urbana en la zona de Santa Inés
para la realización de los planes de la ciu- “Bogotá puede ser una ciudad moderna
dad. – reurbanización de la plaza central de
La apertura de la Avenida Caracas
se llevó a cabo a lo largo de la década de
60 Diego Buitrago. “La Caracas Escénica. Una calle bogotana
1940. La Avenida, en 1946, se había exten- para la sátira, la tragedia y la comedia” (Tesis de la Maestría
dido desde la calle 26 hasta la calle 13. En en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad,
Universidad Nacional de Colombia, 2018): 211-214.
61 Carlos Niño Murcia y Sandra Reina Mendoza. La carre-
ra de la modernidad. Construcción de la Carrera Décima.
Bogotá (1945-1960) (Bogotá: Instituto Distrital de Patrimonio
59 William García Ramírez. Óp. Cit: 221-224. Cultural, 2010).
166
Prestissimo
167
Figura 53. Facsimilar de PROA n°3, 1946: 20.
168
Figura 54. Facsimilar de PROA n°3, 1946: 21.
169
Figura 55. La ciudad del empleado en Bogotá. Proyecto de los arquitectos Jorge Gaitán, Álvaro
Ortega, Gabriel Zolano, Augusto Tobito y Alberto Iriarte. PROA n° 7, 1947: 7 y 9.
170
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
171
Figura 56. Angiolo Mazzoni. Dibujo de la plazoleta a lo largo de la Carrera Décima con el conjunto de las iglesias Santa Inés,
San Juan de Dios y la Concepción, 1951. Fuente: Museo MART, Archivo Angiolo Mazzoni (en Montoya y Solarte: 99).
Figura 57. Angiolo Mazzoni. Dibujo de intervención del Centro Histórico sobre un plano de Bogotá, 1948. Fuente: Museo
MART, Archivo Angiolo Mazzoni (en Montoya y Solarte: 101).
172
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
173
Prestissimo
racterísticas raciales, pero que, en todo caso, apartado Portadas y puertas, incluye las de
debe conservarse y cultivarse como la más la Iglesia de Santa Inés, de las que hace un
apropiada para la ciudad futura, y así deben análisis de su forma e incluye dos fotos (fi-
indicarlo los profesores de la materia, en la guras 28 y 30).
Facultad de Ingeniería.72 Guillermo Hernández de Alba, de
la Academia Colombiana de Historia, fue
Si bien Brunner no denomina a la uno de los grandes defensores de la con-
arquitectura bogotana como colonial, en servación de la arquitectura colonial. En
los años posteriores hubo un estudio im- una serie de documentos mecanografia-
portante sobre la arquitectura del período dos, Hernández de Alba describe y valo-
colonial y su defensa, principalmente por ra algunas iglesias coloniales de Bogotá,
académicos, historiadores y antropólogos, junto con sus calles, pues “[n]ada hay tan
que vieron en la arquitectura pasada un amable en una ciudad de ímpetu moderno
signo de identidad importante. Este fue el iconoclasta como sus calles viejas. Las que
caso de Santa Inés, cuyo valor como arqui- parecen ocultarse a la demoledora pica, se
tectura fue reconocido en diferentes docu- refugian en la parte alta y sur de la ciudad
mentos. antigua, silenciosas, errumbrosas, diríase
Alfredo Ortega, en Arquitectura de tendidas, fatigosamente venciendo cuestas
Bogotá, menciona la inconveniente verti- y hondonadas […]”74. Una de las iglesias
calización de la ciudad en los años 20, y que describe es Santa Inés, edificio cuya
añora la ciudad de la colonia. Exalta la ar- conservación defendió en múltiples instan-
quitectura tradicional bogotana -colonial- cias y para lo que escribió varios artículos.
por sus cualidades vinculadas a un pasado Sin embargo, no menciona ni su situación
bucólico, rechazando la arquitectura que ni sus circunstancias en el escenario urba-
tiende a verticalizarse en un trazado obso- no bogotano de mediados de siglo XX . De
leto que, no obstante, presenta varias cua- Santa Inés dice lo siguiente:
lidades: “La arquitectura colonial, al huir
de la pica demoledora que la persigue de Su aspecto exterior, como el de Santa Clara,
continuo, se ha refugiado en la parte alta presume de fortaleza. Son dignas de atención
de la ciudad, donde pueden verse aún ca- las dos portadas de cantería. La arquitectura
lles de estilo pintoresco, estrechas y sinuo- muestra originalidad por estar sostenida toda
sas, sobre las cuales se levantan enormes la fábrica por dos ámbitos que demarcan al
caserones, de estructura tosca y pesada”73. ámbito. La interesante decoración interior es
Desde la perspectiva de los estilos, en el obra de maestros y artesanos conocidos, que
72 “Brunner declara que hay en Bogotá arquitectura propia”. 74 Guillermo Hernández de Alba. “Arquitectura colonial”.
El Tiempo (28 de diciembre de 1932): 1 y 12. Manuscrito. Biblioteca Luis Ángel Arango. Libros Raros y
73 Alfredo Ortega. “Arquitectura de Bogotá”. En Anales de inge- Manuscritos. Fondo Guillermo Hernández de Alba, s.f. (¿c/a
niería n° 373 y 374, 1924: 286. 1950?).
174
Figura 58. Puerta de Santa Inés. En Alfredo Ortega. Arquitectura de Figura 59. Portada de Santa Inés. En Alfredo Ortega. Arquitectura de
Bogotá (Figura 28). Bogotá (Figura 30).
175
Figura 60. Interior de Santa Inés. En Francisco Gil Tovar. Trayecto y signo del arte en Colombia (1957).
176
Prestissimo
labraron en el siglo XVIII el sobrio altar, los había tanta polémica entre su conservación
florones y veneras del atrayente artesonado, y la construcción de la ciudad moderna,
las tallas del revestimiento del arco toral. Un no es casualidad que hayan surgido múl-
clérigo artista hizo los tableros del púlpito y tiples estudios de arte y arquitectura colo-
algunas de las imágenes coloniales. En esta nial, como los de Francisco Gil Tovar, Luis
iglesia fue enterrado –el 11 de septiembre de Duque Gómez, Guillermo Hernández de
1808- el sabio naturalista español José Celes- Alba y, posteriormente, los de Alberto
tino Mutis, de nombre inmortal. 75 Corradine y Jaime Salcedo, coincidiendo
con el nacimiento de la disciplina de la
La descripción de Hernández de restauración en Colombia. La restauración
Alba se enmarca en las corrientes de la his- surgió al ver cómo diferentes irrupciones
toria del arte del momento sobre arte co- promovían la caída de edificios coloniales
lonial, que analizan los elementos formales que, en muchos casos, pretendían cambiar
del arte de forma taxonómica. Francisco las imágenes que contenían.
Gil Tovar es otro autor que se guía por
estos principios estilísticos, quien señala
cómo ciudades como Tunja conservan aún La aceleración f inal
un carácter colonial, y sus templos “no sólo
no están desplazados y aplastados como los La última irrupción que se presenta en esta
de Bogotá, sino que parecen presidir aún la variación es la construcción de la Carrera
tranquila vida local”76. De Santa Inés des- Décima. El edificio de la Imprenta Nacio-
taca estos aspectos: nal, que no alcanzó a cumplir 20 años en
pie, fue demolido junto con muchos otros
Ilustración IX . Interior del templo de Santa para dar paso a la Décima. La presencia
Inés. Segunda mitad del siglo XVII . Demo- de la iglesia de Santa Inés, sin embargo,
lido en 1956-57. Bogotá. Los florones del era un elemento en tensión con la cons-
alfarje, obra de los artesanos Marcos Suárez trucción de esta amplia y moderna vía. La
y Francisco de Ascucha, así como el retablo cronología de esta confrontación la relatan
principal de Pérez del Barco, mantienen, con precisos detalles Carlos Niño y Sandra
dentro de su mudejarismo y barroquismo, el Reina en su libro78. Diversas voces sona-
equilibrio renacentista.77 ron en defensa de esta reliquia colonial79:
se mencionaba que la iglesia se demolería
En este momento, en el que se esta- “porque sí”, pues “los monumentos que tie-
ba destruyendo la arquitectura colonial y nen un valor histórico, mayor o menor, no
75 Ibid.
76 Francisco Gil Tovar. Trayecto y signo del arte en Colombia 78 Carlos Niño Murcia y Sandra Reina Mendoza. Óp. Cit.
(Bogotá: Ministerio de Educación Nacional, División de 79 Guillermo Hernández de Alba. “Cenizas de la patria. La
Extensión Cultural, 1957): 22. Iglesia de Santa Inés”. El Tiempo, 12 de septiembre de 1952:
77 Ibid.: 24. 4.
177
Figura 61. Facsimilar de la revista Semana n°536. 1 a 8 de marzo de 1957: 11.
178
Prestissimo
179
Figura 62. Alfredo Rodríguez Orgaz. Corte transversal. Iglesia de Santa Ynes para los PPRR (1954). Fuente:
Archivo Alfredo Rodríguez Orgaz. Libros raros y manuscritos. Biblioteca Luis Ángel Arango.
Figura 63. Alfredo Rodríguez Orgaz. Corte longitudinal. Iglesia de Santa Ynes para los PPRR (1954). Fuente:
Archivo Alfredo Rodríguez Orgaz. Libros raros y manuscritos. Biblioteca Luis Ángel Arango.
180
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
sia cambió su nombre a San Alfonso María meritoria para la estética”86. Pero en 1956
de Ligorio, en honor del fundador de la todo cambió. No fueron las columnas que
congregación del Santísimo Redentor, y debían demolerse para hacer andenes, sino
se construyó en simetría especular respec- la iglesia entera para dejar pasar una ave-
to de los planos dibujados por Rodríguez nida de 40 metros de ancho, que permi-
Orgaz. Actualmente está en la memoria tiera, por fin, el saneamiento enmascarado
de la ciudad que Santa Inés se trasladó a de modernidad de este lugar de la ciudad.
San Alfonso y, efectivamente, ahí se pue- Lo que no se tuvo en cuenta fue la persis-
den ver los retablos, celosías, dos portadas tencia de una memoria acumulada durante
de piedra, el arco toral y una sutil adap- siglos.
tación de la cubierta del antiguo templo El proyecto que significaba la carre-
colonial. Si rescatar obras de arte (pintu- ra Décima como hecho urbano, configu-
ras, esculturas e, inclusive, retablos) puede rado por altas torres de volúmenes y líneas
ser una tarea relativamente sencilla, resulta puras, no se construyó definitivamente,
bastante particular que se hayan recupe- sobre todo hacia el sur de la Avenida Ji-
rado elementos eminentemente arquitec- ménez. Hoy en día existen arquitecturas
tónicos, que constituían parte de la iglesia previas a las que se pretendía construir con
tanto como sus muros. De esta manera, la la apertura de la avenida, como la iglesia
iglesia de San Alfonso conserva en su espa- de San Juan de Dios o el Pasaje Rivas, en
cio interior la memoria material de Santa el costado oriental. Sin embargo, una vez
Inés, como huellas, rastros o indicios de la se terminó la avenida, ya no estaban ni el
presencia de otra iglesia desaparecida. Cuál Hospital San Juan de Dios, ni la Plaza de
fue la cronología precisa de este tránsito y Mercado, ni las Bethlemitas, ni la Impren-
sus motivaciones particulares es aún una ta Nacional ni la iglesia de Santa Inés. En
incógnita porque, actualmente, los padres todo caso, su presencia ha resonado hasta
redentoristas no parecen muy dispuestos a nuestros días en su memoria contenida en
abrir las puertas de su archivo a investiga- este lugar de la ciudad.
dores. La estructura formal que determinó
La defensa de Santa Inés no pros- la arquitectura del conjunto conventual de
peró. En 1919, la Secretaría de Obras Pú- Santa Inés permaneció sin mayores modi-
blicas Municipales solicitaba a la Sociedad ficaciones hasta su demolición. Las refor-
de Embellecimiento su concepto para la mas para el mantenimiento del claustro
demolición de columnas del frontis de la fueron constantes, si bien se sabe que se
iglesia de Santa Inés para hacer andenes. hicieron adecuaciones importantes para
La Sociedad de Embellecimiento no lo convertirlo en sede de la Escuela de Medi-
emitió, por “tratarse de destruir una obra
antigua, y no creyendo que con la destruc-
ción proyectada fuera a hacerse una labor 86 Archivo Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá. Acta
de la sesión del 19 de agosto de 1919 de la Sociedad de
Embellecimiento. Libro 4. Folio 21.
181
Prestissimo
182
Figura 64. Mapa Teatro. Testigo de las ruinas (fragmento) 2005.
CODA
La persistencia de la memoria
= 80 ppm
184
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
1 Carlos Cabrera Lozano. “San Victorino, una Zona Irredenta”. El Tiempo. 30 de enero de 1958: 9.
2 Agustín Maldonado. “Saneamiento de un Sector”. Correo de El Tiempo, 6 de marzo de 1959: 16.
3 “Zona “Negra” en Pleno Centro”. El Tiempo, 1 de abril de 1967: 10.
4 José Joaquín Jiménez “Ximénez”: “Relato de la Calle del Cartucho”. El Tiempo, 7 de noviembre de 1942: 4
y 6.
185
Coda
a lo largo del documento, las calles cercanas al río San Francisco, hacia el
occidente, eran característicamente suburbanas hasta bien entrado el siglo
XIX .
Algunas voces explican el surgimiento del Cartucho a partir de la
apertura de las avenidas Décima y Caracas en el centro de la ciudad, vías
modernas que se configuraron como fronteras invisibles y habrían frag-
mentado esta zona rompiendo cualquier posibilidad de continuidad con
el tejido urbano contiguo. Otra de las explicaciones que se suelen dar para
explicar el deterioro de Santa Inés es el de ser un punto de afluencia de via-
jeros, promovido por la presencia de una terminal de transportes intermu-
nicipales sobre la Caracas. Por ejemplo, Olga Lucía Pico, antigua habitante
del Santa Inés, entrevistada por Ingrid Morris, “recuerda que su tía tuvo un
motel y que su mamá le contaba cómo entre los años treinta y los cuarenta,
ella, su madre, se crio en el Hotel Doima, que era una residencia de paso a
donde llegaban los conductores de las empresas de transporte”5. La memo-
ria de itinerancia, que se había configurado desde tiempos coloniales por su
relación con el territorio hacia el occidente y por la consecuente presencia
de viajeros, de clase baja, se seguía manifestando durante las décadas cen-
trales del siglo pasado:
5 Ingrid Morris. En un lugar llamado El Cartucho (Bogotá: Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, 2011): 35.
6 María Atuesta Ortiz. “La ciudad que pasó por el río”. Territorios n°25 (2011): 204-205.
186
Coda
7 Por ejemplo, ver Unidad Coordinadora de Programas Especiales “Plan Centro”. Programa para la recupera-
ción urbana del sector de San Victorino – Santa Inés (Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 1993).
8 Aerofotografía del vuelo C-1415 de 1972. Bogotá. Un vuelo al pasado (Bogotá: IGAC y Villegas Editores,
2010): contraportada.
9 Carlos Martín Carbonell Higuera. “El reordenamiento del espacio urbano en el sector de San Victorino y
Santa Inés (Bogotá) en relación con las dinámicas de informalidad y marginalidad (1948-2010)”. Territorios
n°24, 2011: 133.
188
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
189
Coda
12 Sobre el proyecto C’úndua, consultar Natalia Gutiérrez Echeverri. Ciudad espejo (Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia, 2009).
13 Hernando Valencia Villa. “Testigo de las ruinas” (Madrid, febrero de 2008). En Mapa Teatro. Recuperado de
https://www.mapateatro.org/es/cartography/testigo-de-las-ruinas-0
190
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
14 William García Ramírez. Plaza Central de Mercado de Bogotá. Variaciones de un paradigma, 1849-1953
(Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2017): 328.
191
Coda
15 Ver, por ejemplo, “Lo que exigen los desplazados del Parque Tercer Milenio. Semana, 27 de julio de 2009.
Recuperado de https://www.elespectador.com/noticias/bogota/lo-que-exigen-los-desplazados-del-par-
que-tercer-milenio/. Ver también “El drama de 360 indígenas que amanecieron en el parque Tercer
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ma-de-360-indigenas-que-amanecieron-en-el-parque-tercer-milenio/662604/?fbclid=iwar3e1jywlhhb9ov-
gusq0cy2noc1zahifmsgvkcon4onmpdrlcrx7z28g7jw.
192
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
16 Camilo Isaak. “Sobre la memoria y la arquitectura: construir la ausencia”. Dearq 18: 84.
17 Yency Contreras Ortiz. Renovación urbana en Bogotá. Incentivos, reglas y expresión territorial (Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, 2019).
193
Coda
194
Figura 66. Comparación entre la renovación del mercado de PROA en 1946 y la arquitectura propuesta
para el sector de San Bernardo, al sur del Tercer Milenio.
195
Coda
La ruptura del tejido urbano propicia los lugares para los deshere-
dados de la tierra (los que se podrían denominar “espacios residuales” en
la ciudad): el barranco de un río que no se podía cruzar es hoy la reja con
cerca eléctrica o los espacios bajo los viaductos de las grandes avenidas,
que están en el imaginario de la ciudadanía como espacios de habitación
marginales. En la ciudad contemporánea, no solo los caños, debajo de los
puentes vehiculares y viaductos, sino en zonas enteras de la ciudad, como
Santa Inés, los desheredados encuentran los pocos espacios donde se les es
permitido habitar: los únicos de la ciudad en los que los desheredados pue-
den acceder al derecho de permanecer en el espacio urbano.
En términos del arte de la memoria, la secuencia ordenada de lugares
de la ciudad del siglo XXI es bastante diferente a la que existía hasta finales
del siglo XIX: es mucho más grande y compleja. En la ciudad contemporá-
nea, se viven las tensiones a otra escala. La ciudad es gigantesca, y la segre-
gación socioespacial ha llevado a que haya zonas de la ciudad drásticamente
diferenciadas. Con la expansión urbana, se construyeron muchos nuevos
lugares, pero el orden urbano anterior a la expansión urbana de la ciudad
se mantiene como presencia reverberante. La persistencia de la memoria
de la ciudad impide que se vacíe el contenido de sus lugares, pese a que sus
arquitecturas se transformen y se expanda la ciudad. De esta manera, los
desheredados permanecen porque encuentran lugares en los que, histórica-
mente, han podido habitar.
En esencia, lo que ha sucedido con nuestro borde occidental de la
ciudad histórica es que es centro y no es centro. Es decir, durante mucho
tiempo, Santa Inés se configuró como un lugar periférico a partir de las
condiciones espaciales y geográficas que condicionaron la emergencia de
su carácter, como se ha explicado en las tres variaciones de la tesis, pero con
la expansión urbana quedó vinculado a la noción de centro en su totalidad.
¿Por qué no ha cambiado el contenido de sus imágenes asociadas? Porque
la ciudad no ha dado muchos más lugares para los desheredados de la tierra.
Estos lugares de los desheredados son parte esencial de cualquier ciudad,
pues la ciudad es refugio y albergue para todo tipo de subjetividades. La
ciudad no solo puede ser lugares bellos para que se pasee la burguesía del
momento. Esa, más que una utopía, es una gran distopía. Eso ya lo tenía
claro Osorio Lizarazo en 1926.
Las irrupciones en torno al centro de la ciudad se han justificado
en sanear y construir una imagen de ciudad moderna para un modelo de
subjetividad muy particular, específico y hegemónico: no la verdulera, ni el
mendigo, ni el que hoy llamaríamos “habitante de calle”. Las expectativas
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La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
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Coda
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Figura 67. Póster de Architectural Workers (2016), un colectivo de arquitectos británico
que se manifiesta en contra de las políticas demolicionistas. Voces contra las políticas de
transformación de arriba hacia abajo se manifiestan en diferentes ciudades del mundo.
199
Coda
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Coda
202
Figura 68. Planos cartográficos. Plano de La ciudad de Bogotá - 1929. Plancha No. 8 y Plancha N° 10.
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211
LISTA DE FIGUR AS
212
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
1890). La zona hacia el occidente de Santa Julián Vargas Lesmes. Historia de Bogotá (Bo-
Inés aparece aún particularmente deshabitada. gotá: Villegas Editores, 2007): 21.
Fuente: Álbum de fotografías Colombie. Co- Figura 25. Desheredados de la tierra, a partir de dos
lección Biblioteca Nacional de Francia. Depar- ilustraciones de José María Espinoza, “El bo-
tamento de Fotografía y grabados. bito Susunaga” y “Solo en el mundo palatín
Figura 16. Frente del almacén “Ernesto Castellanos loco” (ca. 1845) y de los diferentes calificativos
R”, en la calle 12. Fuente: Almanaque de los he- que aparecen en el artículo “Vagos, enfermos
chos colombianos o Anuario colombiano ilustrado y valetudinarios. Bogotá: 1830-1860” de Estela
(Tercer año: 1920-1921): 634. Restrepo Zea.
Figura 17. Frente del almacén “El otro mundo”, en la Figura 26. Matadero público (c/a 1926). Fuente: Fon-
calle 12. Fuente: Almanaque de los hechos co- do fotográfico Luis Alberto Acuña. Museo de
lombianos o Anuario colombiano ilustrado (Ter- Bogotá.
cer año: 1920-1921): 635. Figura 27. Expendio de carnes (c/a 1940). Fuente:
Figura 18. Plaza de Mercado, Bogotá. El claustro de Fondo fotográfico Daniel Rodríguez. Museo
Santa Inés permanece sobre la calle 10, don- de Bogotá.
de, a lo lejos, se ve la desaparecida torre de La Figura 28. Localización de los focos eléctricos, a par-
Concepción. Fuente: Index Colombia. Anuario tir del “Plano Topográfico de Bogotá de Carlos
Ilustrado e Informativo de la República. Clavijo” (1894) y del “Prontuario de las dispo-
Figura 19. Claustro colonial – Antiguo Convento de siciones de policía que deben conocer los em-
Santa Inés, hoy edificio público. Fuente: Ro- pleados subalternos de este ramo” de Antonio
berto Prada O.P.: Historia de un convento (Bo- María Osorio (1895).
gotá: Imprenta Salesiana, 1945). Figura 29. Río San Francisco con Puente de Caldas. A
Figura 20. Secretaría de Obras Públicas y Municipa- la izquierda está el Matadero Público. Fuente:
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8” (1929) Figura 30. Localización de los lugares infectos sobre
Figura 21. Aerofotografía de la zona de Santa Inés el plano “Bogotá”, de Manuel Rincón (1923).
(fragmento). Vuelo 46, 1936 (Bogotá. Un vue- Figura 31. Fotografías 1 y 2 con descripciones de lu-
lo al pasado. IGAC y Villegas Editores, 2010): gares infectos cerca de los ríos San Francisco y
26-27. San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente:
Figura 22. Asilo de locos en Ningunaparte. Fuente: Archivo de Bogotá.
Archivo José Vicente Ortega Ricaurte, Tomo Figura 32. Fotografías 3 y 4 con descripciones de lu-
IX, n° 688a. gares infectos cerca de los ríos San Francisco y
San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente:
Allegro ma non troppo Archivo de Bogotá.
Figura 33. Fotografías 5 y 6 con descripciones de lu-
Figura 23. Anónimo. Sor Gertrudis Teresa, Santa gares infectos cerca de los ríos San Francisco y
Inés (fragmento). Siglo XVIII San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente:
Figura 24. Tímpano de la Iglesia de la Bordadita, del Archivo de Bogotá.
siglo XVII , atribuido a Antonio Pimentel. En Figura 34. Fotografías 7 y 8 con descripciones de lu-
213
Lista de figuras
gares infectos cerca de los ríos San Francisco y Figura 45. Plano Nolli de la nebulosa de Santa Inés,
San Agustín, antes de ser canalizados. Fuente: a partir de las planchas 8 y 10 del “Plano de la
Archivo de Bogotá. ciudad de Bogotá” (1929) y de las plantas de
Figura 35. Recorrido de Osorio Lizarazo en La cara las licencias de construcción de la Secretaría de
de la miseria sobre el plano “Bogotá” de Ma- Obras Públicas.
nuel Rincón (1923). Figura 46. Fachadas de las licencias de construcción
Figura 36. Partitura de ciudad a partir de “El subway de la Secretaría de Obras Públicas y Munici-
de Bogotá” de José Antonio Osorio Lizarazo. pales.
Figura 37. Fotogramas 1 y 2 de Reel n°4 – Oceania, Figura 47. El Hospicio, desocupado y desolado. Fuen-
de Mrs. J. Shipley Dixon en torno a la Plaza te: Archivo particular.
Central de Mercado. En estos fotogramas se Figura 48. La iglesia de Santa Inés tras el incendio. El
captura el trasegar de todo tipo de personajes Tiempo, 27 de marzo de 1933: 1.
urbanos en este lugar, caracterizado por su aje- Figura 49. Planta baja. Planos de Santa Inés con la
treo cotidiano. reforma y el edificio de la Imprenta Nacional.
Figura 38. Fotogramas 3 y 4 de Reel n°4 – Oceania, Figura 50. Fachada sobre la calle. Planos de Santa Inés
de Mrs. J. Shipley Dixon en torno a la Plaza con la reforma y el edificio de la Imprenta Na-
Central de Mercado. cional.
Figura 39. Lugares descritos en La Calle 10 de Ma- Figura 51. Fachada sobre la carrera. Planos de Santa
nuel Zapata Olivella, sobre el “Plano aeroto- Inés con la reforma y el edificio de la Imprenta
pográfico de Bogotá” del Instituto Geográfico Nacional.
Militar (1938). Figura 52. Corte. Planos de Santa Inés con la reforma
y el edificio de la Imprenta Nacional.
Prestissimo Figura 53. Facsimilar de PROA n°3, 1946: 20.
Figura 54. Facsimilar de PROA n°3, 1946: 21.
Figura 40. Daniel Rodríguez. Sin título (Campanas Figura 55. La ciudad del empleado en Bogotá. Pro-
de Santa Inés. Fragmento). 1954. Fuente: Fon- yecto de los arquitectos Jorge Gaitán, Álvaro
do fotográfico Daniel Rodríguez. Museo de Ortega, Gabriel Zolano, Augusto Tobito y Al-
Bogotá. berto Iriarte. PROA n° 7, 1947: 7 y 9.
Figura 41. Construcción de alcantarillado. Fuente: El Figura 56. Angiolo Mazzoni. Dibujo de la plazoleta a
Gráfico. Serie XVII, año IV, n° 161. 29 de no- lo largo de la Carrera Décima con el conjunto
viembre de 1913: 87. de las iglesias Santa Inés, San Juan de Dios y
Figura 42. Facsimilar de Cromos 6 n°133 (28 de sep- la Concepción, 1951. Fuente: Museo MART,
tiembre de 1918): 181. Archivo Angiolo Mazzoni (en Montoya y So-
Figura 43. Imágenes del barrio Liévano. Fuente: Cro- larte: 99).
mos. Figura 57. Angiolo Mazzoni. Dibujo de intervención
Figura 44. Localización de las licencias de construc- del Centro Histórico sobre un plano de Bogo-
ción en torno a Santa Inés, entre 1914 y 1926, tá, 1948. Fuente: Museo MART, Archivo An-
sobre el plano “Bogotá” de Manuel Rincón giolo Mazzoni (en Montoya y Solarte: 101).
(1923) Figura 58. Puerta de Santa Inés. En Alfredo Ortega.
214
La persistencia de la memoria · Andante con variaciones sobre Santa Inés, un lugar periférico en el centro de Bogotá
Arquitectura de Bogotá (Figura 28). Figura 66. Comparación entre la renovación del mer-
Figura 59. Portada de Santa Inés. En Alfredo Ortega. cado de PROA en 1946 y la arquitectura pro-
Arquitectura de Bogotá (Figura 30). puesta para el sector de San Bernardo, al sur del
Figura 60. Interior de Santa Inés. En Francisco Gil Tercer Milenio.
Tovar. Trayecto y signo del arte en Colombia. Figura 67. Póster de Architectural Workers (2016), un
Figura 61. Facsimilar de la revista Semana n°536. 1 a colectivo de arquitectos británico que se mani-
8 de marzo de 1957: 11. fiesta en contra de las políticas demolicionistas.
Figura 62. Alfredo Rodríguez Orgaz. Corte trans- Voces contra las políticas de transformación de
versal. Iglesia de Santa Ynes para los PPRR arriba hacia abajo se manifiestan en diferentes
(1954). Fuente: Archivo Alfredo Rodríguez ciudades del mundo.
Orgaz. Libros raros y manuscritos. Biblioteca Figura 68. Planos cartográficos. Plano de La ciudad
Luis Ángel Arango. de Bogotá - 1929. Plancha No. 8 y Plancha N°
Figura 63. Alfredo Rodríguez Orgaz. Corte longi- 10. Secretaría de Obras Públicas y Municipales.
tudinal. Iglesia de Santa Ynes para los PPRR 1929. Museo de Bogotá.
(1954). Fuente: Archivo Alfredo Rodríguez
Orgaz. Libros raros y manuscritos. Biblioteca
Luis Ángel Arango.
Coda
215
LISTA DE TABLAS
Adagio
Prestissimo
216