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OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

Magistrado ponente

STC1778-2020

Radicación nº 11001-02-03-000-2020-00412-00
(Aprobado en sesión de diecinueve de febrero de dos mil veinte)

Bogotá, D.C., veinte (20) de febrero de dos mil veinte


(2020).

Se resuelve la acción de tutela promovida por Yanet


Astrid Gómez Quiroz contra la Sala Civil del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Medellín y el Juzgado Diecinueve Civil
del Circuito de la misma ciudad; extensiva a los demás
intervinientes en el asunto que provocó esta queja.

ANTECEDENTES

1.- La gestora, en aras de proteger su «debido proceso» y


otros derechos fundamentales, acudió a este mecanismo para
que se ordene «la revocatoria de las sentencias tanto de
primera como de segunda instancia», se declare que adquirió
«por prescripción extraordinaria adquisitiva de dominio» el
inmueble ubicado en la «carrera 51 A #94-31, Barrio Berlín,
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Manzana 33» y, posteriormente, «la inscripción en el folio de


matrícula inmobiliaria n°01N-414241 de la Oficina de IIPP
[zona] [n]orte de Medellín».

Narró que intervino «en calidad de demandante ad


excludendem» en la pertenencia que Darío Enrique Monsalve
Cifuentes le incoó a «la Cruz Roja de Medellín» y «herederos
determinados e indeterminados de Januario Jiménez», ya que
detenta «legalmente la suma de posesiones» sobre el referido
predio, toda vez que se lo adjudicaron en la sucesión de su
tío, Luis Carlos Quiroz, quién la ostentó de «manera quieta,
pacífica y pública [desde] el año 1980 (…) hasta el (…) 24 de
julio de 2005», data de su deceso, trámite en el que intervino
en representación de su madre, María Olga Quiroz de Gómez.

Agregó que después de la muerte de Luis Carlos, «quedó


en el inmueble (…) María Carolina Quiroz», otra hermana, a
quién por la edad se le dejaba residir allí «como mera
beneficiaria (…) del legítimo poseedor» y quién en vida habría
vendido la «posesión» a Monsalve Cifuentes, al que también
«se le permitió vivir» en el lugar, último al que acusa de
haberla despojado, lo que a su vez le ha merecido «denuncias
penales, procesos civiles, quejas ante la inspección de policía y
peticiones de protección».

Su disenso lo basa «en la falta de estudio de las pruebas


que dan cuenta del (…) despojo de [su] posesión».

2.- El Tribunal de Medellín defendió su proceder y remitió


copia de la diligencia que desarrolló.

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CONSIDERACIONES

1.- Conocido es que “(…) el juez de tutela no es el


llamado a intervenir a manera de árbitro para determinar
cuáles de los planteamientos valorativos y hermenéuticos del
juzgador, o de las partes, resultan ser los más acertados…”.
Empero, este camino, de manera excepcional, es idóneo para
garantizar prerrogativas esenciales cuando se advierta una
ilegítima actuación de tales servidores. (Sent. 7 de marzo de
2008, Exp. T. No. 2007-00514-01).

2.- Ahora, no obstante la propuesta de Yanet Astrid es


dejar sin efecto los veredictos que rehusaron sus aspiraciones
en el juicio objeto del resguardo, la Corte circunscribirá su
atención al de 22 de enero de 2020 de la Corporación
denunciada, pues

(…) aunque el quejoso enfila su ataque contra la decisión de


primera instancia, en esta sede constitucional es inane detenerse
en ella, pues, al haber sido apelada y estudiada por el ad quem,
fue sometida a la controversia que legalmente le corresponde ante
el juez natural de tal manera que la valoración sobre si se
lesionaron los derechos fundamentales invocados debe hacerse
frente al pronunciamiento definitivo, so pena de convertir este

escenario en una instancia paralela a la ya superada. (CSJ STC,

2 may, 2014, rad. 00834-00, reiterada en STC2242 y


STC 2272-2017).

3.- Confrontado tal desenlace, se descarta la existencia


de un yerro que deba ser conjurado por este medio.

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Así sucede, porque contrario a lo manifestado por la aquí


solicitante, el Tribunal abordó el tópico sobre el que se
cimentó la intervención orientada a destruir el proveído de
primer grado que le perjudicó, el cual si bien le mereció una
crítica ante la eventual «falta de estudio de las pruebas» que
desplegó aquél, lo cierto es que para esta Sala el mismo no
erró, pues se ciñó al reparo concreto que elevó, sintetizado en
«la inaplicación del inciso segundo del artículo 2521 del Código
Civil» por parte del a quo, lo que derivó en la declaración de la
prescripción adquisitiva en pro de su contraparte.

Al efecto, después de postular el problema jurídico a


dilucidar, recordar los presupuestos generales de la
«prescripción extraordinaria adquisitiva de dominio» y lo
relativo al deber de acreditar las exigencias acumulativas a
fin de aplicar la «suma de posesiones» relievó que

Frente a la demandante interviniente en este proceso se tiene que


existe el título que la acredita como sucesora de la sucesión de la
posesión del antecesor, el título que es el eslabón que une a las
posesiones, la causa adquirente, el negocio que sirve de nexo
legítimo entre las posesiones, al interviniente ad excludendum su
calidad de heredera del señor Luis Carlos como lo señala el
artículo 2521 del Código Civil.

La dificultad que se presente es que se pretende que dicho título


por si constituye posesión, pero ello no es así, pues el ejercicio de la
posesión debe acreditarse tanto en el antecesor como en el sucesor.
Para el caso de la tercera interviniente ad excludendum, se
enrostra un error de interpretación de la norma 2521 del Código
Civil, al considerar que de su inciso segundo se puede extraer que
por el hecho de ser heredera automáticamente se convierte en

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poseedora, cuando lo que allí se establece es que la muerte del


antecesor origina en el sucesor el título idóneo para que este
continúe con la posesión si así lo decide pero no que tal situación
genere la posesión misma, pues para que esta surja debe
ejercitarse cumpliendo con todos los presupuestos exigidos para
ello.

Teniendo la calidad de heredera del antecesor y contando con el


título idóneo que enlazaría las posesiones, debe acreditar que ella
continuó y ejerció la posesión pero en este evento la misma
interviniente en su interrogatorio de parte admite “que es Darío
Enrique quién vive allí desde el año 2007 y que él dice que es el
dueño, agregando que reclama el inmueble porque es la legitima
sobrina y heredera del dueño y que en vida de Luis Carlos vivió en
esa casa un tiempo y después de su fallecimiento, unos meses
junto con la tía Carolina”.

Con tal aceptación de no tener materialmente el inmueble y que lo


reclama por ser la heredera, es claro que no ha ejercido ni ejerce
posesión sobre el inmueble pretendido y mal podría perseguir se
sume una posesión anterior a una inexistente que no se ha
materializado, manifestaciones que son reafirmadas por los
testigos Alexander Vélez Molina, Beatriz Elena Arias Quinchía,
Gladys Stella Viana Beltrán.

Y concluyó

En suma, la recurrente no logró acreditar que el señor juez erró en


su interpretación de la suma de posesiones y los requisitos que
deben reunirse para que esta figura opere, pues si bien la
acompaña un título, no acreditó la calidad de poseedora como
sucesora de la posesión, en consecuencia, no prospera el reparo y
procede la confirmación de la sentencia (…)

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4.- En ese contexto, se tiene que las adveraciones del


«Tribunal» no lucen antojadizas o desdeñables, comoquiera
que Gómez Quiroz no demostró la «continuidad e
ininterrupción» en los actos de dominio que traía su
predecesor. Al respecto en SC3493-2014 se precisó que

[a] propósito de la suma de posesiones, que fue punto toral de su


acusación, recuérdese que, cual ha tenido oportunidad de
explicarlo esta Corporación, tal instituto es una “fórmula benéfica
de proyección del poder de hecho de las personas sobre las cosas”,
cuyo fin es “lograr, entre otros fundamentos, la propiedad mediante
la prescripción adquisitiva”. Dicho de otra manera, esta figura
permite acumular al tiempo posesorio propio, el lapso de uno o
varios poseedores anteriores, bajo las siguientes exigencias, todas
acumulativas: a) título idóneo que sirva de puente o vínculo
sustancial entre antecesor y sucesor, b) posesiones de antecesor
y sucesor continuas e ininterrumpidas, y c) entrega del bien, lo
cual descarta la situación derivada de la usurpación o el despojo.

(…) También ha insistido la Sala en que cuando se trata de sumar


posesiones, la carga probatoria que pesa sobre quien pretende
enervar una acción de dominio “no es tan simple como parece”,
sino que, debe ser “contundente en punto de evidenciar tres cosas,
a saber: Que aquéllos señalados como antecesores tuvieron
efectivamente la posesión en concepto de dueño pública e
ininterrumpida durante cada período; que entre ellos existe el
vínculo de causahabiencia necesario; y por último, que las
posesiones que se suman son sucesivas y también
ininterrumpidas desde el punto de vista cronológico”.
(Negrilla fuera de texto). En consecuencia, la prueba de la posesión
de los antecesores en forma pública e ininterrumpida, debe ser
contundente y fehaciente, para lograr la sumatoria que se
pretende.

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De modo que lo aseverado por el servidor encartado, a


saber que, para la viabilidad de la «suma de
posesiones» debía corroborarse no solo el «título» idóneo que
sirvió de puente o vínculo sustancial entre antecesor y
sucesor sino además que aquéllos «poseyeron» de forma
continua e ininterrumpida, no luce descabellada, por manera
que no puede abrirse paso el ruego tuitivo.

A ello se suma que esa delegatura obró plegada al tema


propuesto y lo desarrolló con contundencia, sustentando las
reflexiones que la llevaron a acoger esa tesis, lo que deja sin
base la intención de la actora.

En tal sentido, la Sala predicó en STC7764-2018 que

(…) el deber de motivar toda providencia que no tenga por única


finalidad impulsar el trámite, reclama, como presupuesto sine qua
non, que la jurisdicción haga públicas las razones que ha tenido en
cuenta al adoptar la respectiva resolución, de tal manera que tras
conocérselas se tenga noticia de su contenido para que no
aparezca arbitraria, caprichosa, antojadiza, sino producto del
análisis objetivo, amén de reflexivo de los diferentes elementos de
juicio incorporados al plenario y dentro del marco trazado por el
objeto y la causa del proceso.

5.- Por cierto, téngase en cuenta que en la valoración del


material suasorio es donde más libertad tiene el juez para
realizar su función de administrar justicia y que al
sentenciador tutelar le «está vedado reexaminar si el juzgador
acusado realizó la más convincente o adecuada de las
interpretaciones, pues tal tarea está por fuera de sus
facultades» (CSJ. 20 sep. 2012, rad. 2012-00245-001), so

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pena de contrariar los «principios de autonomía e


independencia», ni siquiera por insistencia de la parte a quien
no benefició el silogismo que de allí emergió.

6.- Por todo lo referido, no se accederá al auxilio.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la
Constitución, resuelve NEGAR el resguardo de Yanet
Astrid Gómez Quiroz.

Infórmese a las partes e intervinientes, y, de no


impugnarse, oportunamente remítase el expediente a la Corte
Constitucional para su eventual revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Presidente de Sala

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

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AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

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