RES: 000851-F-S1-2012
SALA PRIMERA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las once horas del diecinueve de
julio de dos mil doce.
Proceso ordinario establecido en el Juzgado Civil de Heredia por L., […]; contra SOCIEDAD
DISTRIBUIDORA TORVA COSTA RICA SOCIEDAD ANÓNIMA, representada por su presidenta
y tesorero, ambos con facultades de apoderados generalísimos sin límite de suma, O., […] y F., […].
Figuran además, como apoderados especiales judiciales de las partes, respectivamente, la
Licda. Gabriela Oviedo Vargas, bínuba; y, el Lic. Carlos José Jacobo Zelaya, […].
RESULTANDO
1. Con base en los hechos que expuso y disposiciones legales que citó, el actor estableció demanda
ordinaria cuya cuantía se fijó en la suma de tres millones quinientos mil colones, a fin de que en
sentencia se declare: “1- Realizar las obras de un muro de retención, según lo establezca un perito
actuario matemático. 2- Pagar por metro cuadrado la pérdida de terreno que he sufrido al día de
hoy lo cual deberá ser establecido por medio de un perito actuario matemático. 3- Volver a colocar
los mojones en sus sitios y que dividen las propiedades los cuales están actualmente
desprendidos. 4- El pago de ambas costas procesales.”
2. La sociedad demandada contestó conforme a folios 58 a 69 e interpuso las excepciones
de falta de derecho y falta de legitimación.
3. El juez David E. Acuña Marín, en sentencia n.° 195 de las 10 horas del 22 de setiembre de
2010, resolvió: “De conformidad con lo expuesto, normas jurídicas citadas, se declara sin lugar en
todos sus extremos la demanda incoada por L. contra SOCIEDAD DISTRIBUIDORA TORVA DE
COSTA RICA S.A., se acogen las excepciones de falta de legitimación activa y pasiva así como la
de falta de derecho. Se condena a la parte actora al pago de las costas del proceso.”
4. El actor apeló y, el Tribunal Civil de Heredia, integrado por los jueces Carmen M. Blanco
Meléndez, Javier Víquez Herrera y Jorge Mario Soto Álvarez, en sentencia n.° 09-3-2011 de las 8
horas 30 minutos del 28 de enero de 2011, dispuso: “SE REVOCA la sentencia apelada. Se
rechazan las excepciones interpuestas de falta de derecho y legitimación. SE DECLARA CON
LUGAR la demanda interpuesta por L. contra DISTRIBUIDORA TORVA DE COSTA RICA
SOCIEDAD ANÓNIMA, representada por F. T. y se le condena a construir un muro de retención
en la colindancia con el inmueble de la parte actora y a restablecer los mojones en su sitio, lo cual
realizará dentro de un mes a partir de la firmeza de la sentencia. En caso de que la parte
demandada no lo realice en el plazo señalado, se le autoriza a la parte actora a realizar esas obras
debiendo asumir la parte demandada el pago de los costos de las mismas. Se condena a la parte
actora (sic) a indemnizar los metros cuadrados que se han desprendido del inmueble de la parte
actora, todo lo cual se fijará en ejecución de sentencia. Se condena en ambas costas a la parte
demandada.”
5. La sociedad demandada formula recurso de casación indicando expresamente las razones en que
se apoya para refutar la tesis del Tribunal de instancia.
6. En los procedimientos ante esta Sala se han observado las prescripciones de ley.
Redacta la magistrada Escoto Fernández
CONSIDERANDO
I. L., en la demanda origen de este proceso contra Sociedad Distribuidora Torva de Costa
Rica S.A. (en adelante Torva), , manifestó ser propietario de la finca de […], matrícula […]. Dijo, la
accionada es la titular de la finca matrícula […] del partido de […], colinda con su inmueble por el
suroeste. Expresó, hace unos tres años se percató de que en ese lindero, se habían realizado
movimientos de tierra, que provocaron un alud de unos 30 metros de largo por cuatro de alto, el
cual socavó los basamentos y postes de concreto de la cerca divisoria entre ambos terrenos. Indicó,
se realizaron nuevos movimientos de tierra para construir una casa. Apuntó, producto de esa
construcción, una de las esquinas del techo quedó pegando en el alud de tierra, por lo que lo
socavaron aún mas, falseando el terreno. Señaló, por esa razón se comunicó con el representante
de la sociedad demandada, F. y un familiar suyo, W., quien vive en ese inmueble, para buscar un
arreglo, pensando que con las lluvias podrían presentarse problemas mayores. No obstante, afirmó,
el representante de la demandada no quiso responsabilizarse de los hechos. Por esa razón, adujo
acudió a diversas instancias administrativas como el Ministerio de Salud y la Municipalidad de San
Isidro de Heredia, quienes a pesar de darle la razón, no podían obligar a la accionada a enmendar
los daños. Enfatizó, a solo dos metros de distancia de su vivienda existe ahora un paredón con un
corte de cinco metros de alto, lo cual implica un peligro de deslizamiento. Agregó, todo el lindero se
encuentra falseado y se está desprendiendo, por lo que su patio trasero podría caer en cualquier
momento sobre la vivienda de la accionada, ocasionando graves consecuencias para quienes habitan
en ese lugar. Adicionalmente, adujo, ha perdido parte de su terreno con los movimientos de tierra,
además de la que se desprende diariamente. Concluyó indicando, que al estar el terreno falseado y
con grietas, se le ha impedido usar el rancho que está construído en la parte posterior de su
propiedad, por el riesgo que ello implica. Solicita en sentencia se ordene a la demandada: a)
construir un muro de retención en ese lindero; b) pagar la pérdida del área de su terreno, suma a
establecer por perito; c) volver a colocar en su sitio los postes que actualmente están desprendidos;
d) pagar ambas costas. La demandada contestó de forma negativa. Opuso las excepciones de falta
de: derecho y legitimación en su doble modalidad. El Juzgado acogió las excepciones
planteadas. Declaró sin lugar la demanda e impuso las costas a la actora. El Tribunal las
rechazó. Declaró con lugar la demanda. Ordenó a Torva construir un muro de retención en la
colindancia de interés y restablecer los postes en su sitio, todo en el plazo de un mes a partir de la
firmeza del fallo, e indemnizar el valor del área que se ha desprendido del inmueble, suma que se
determinará en ejecución de sentencia. Impuso a la demandada el pago de ambas
costas. Inconforme la accionada, acude a casación.
Recurso por razones procesales
II. En el único cargo de esta naturaleza, reclama violación a los artículos 99 y 155 del Código
Procesal Civil (en adelante CPC), por cuanto, indica, se le condenó con base en
una responsabilidad objetiva indirecta, aplicando el precepto 1048 del Código Civil, y no como lo
solicitó el actor, sobre las bases de una responsabilidad subjetiva (art. 1045 del Código Civil), lo cual
quebranta este supuesto. Dice, el Tribunal aprobó los hechos tenidos por demostrados en la
sentencia de primera instancia, pero modificó el hecho cuarto y agregó el cinco, para establecer que
fue W., a quien identifica como personero de esa compañía, quien hizo el movimiento de
tierras. Manifiesta, el eje de la demanda fue que su representada realizó los movimientos de tierra,
hizo el talud y causó los daños, sin que se indicara que fue W. quien directamente los
produjo. Agrega, con fundamento en los hechos, formuló la contestación de la demanda, sin que
pudiera referirse a lo que el Tribunal introduce en su sentencia, por cuanto no fueron comprendidos
en la causa petendi. Expresa, a su representada se le impone una obligación, que de acuerdo a lo
establecido en el cardinal 1048 del Código Civil, tendría su fundamento en una solidaridad, que para
ser declarada, requería que se hubiese demandado en lo personal a quien se le atribuye
directamente la conducta dañosa. Adiciona, lo anterior resultaba indispensable a efecto de declarar
la solidaridad de su representada, sin haber traído al proceso al señor W.. Estima, no se le puede
imponer el cumplimiento de una obligación derivada de la conducta de un tercero, si éste no fue
demandado, pues la presencia de W. en el litigio, era necesaria y obligatoria, no facultativa.
Asimismo, explica, el hecho nuevo que introduce el Tribunal en su sentencia, le dejó en total
indefensión, resultando violados los cardinales 39 y 41 de la Constitución Política. Recalca, si los
hechos de la demanda se hubieran sustentado en una responsabilidad objetiva directa por parte de
un tercero, como lo indica el Tribunal, debía haberse aplicado la figura de la litis consorcio pasiva
necesaria, conforme a los cánones 106 y 305 del CPC, disposiciones que también acusa
quebrantadas por falta de aplicación.
III. Previamente a entrar al análisis del cargo aducido, conviene precisar la naturaleza del
vicio de incongruencia, respecto del cual, esta Cámara ha dispuesto lo siguiente: “… el instituto de
mérito estriba en la falta de relación entre lo pedido por las partes, no a lo largo del proceso, sino
en sus escritos de demanda o contrademanda, así como en sus respectivas contestaciones y lo
resuelto en el fallo; no porque en éste se decida algo diferente a lo querido por los litigantes, sino
porque se omite pronunciamiento sobre algún extremo sometido a debate, o se otorga más de lo
pedido, o la decisión no guarda correspondencia con lo pedido, o contiene disposiciones
contradictorias, pero no porque se deniegue la totalidad de lo pretendido, o se conceda sólo
parcialmente (cánones 99 y 155 del Código Procesal Civil). Se ha de agregar que no hay
incongruencia entre las consideraciones de la sentencia y lo resuelto en la parte dispositiva. Al
respecto, se pueden consultar, entre otras, las sentencias números 408 de las 14 horas 30 minutos
del 28 de junio del 2006; 41 de las 9 horas del 26 de enero, 71 de las 10 horas del 2 de febrero,
534 de las 10 horas 20 minutos del 27 julio, las tres del 2007. ( Voto no. 478- 2008 de las 8 horas
30 minutos del 18 de julio de 2008) De lo anterior se colige que los hechos, las pretensiones y, en
su caso las excepciones invocadas, constituyen el marco inexorable dentro del cual el juez debe
resolver lo pretendido. Ese límite de actuación para el juzgador se origina en el principio dispositivo,
propio del ordenamiento jurídico en esta materia. En otras palabras, no puede ni debe trasponer los
linderos definidos por lo pedido, alegado y probado por las partes. La tesis esgrimida encuentra
sustento en lo preceptuado por los cardinales 99 y 155 ibídem.
IV. En su pretensión, la demandante solicitó, se ordenara a la sociedad accionada, construir
un muro de retención, pagar los daños, consistentes en la pérdida de terreno, y volver a colocar en
su sitio los mojones que dividen la propiedad, además del pago de las costas. El Tribunal tuvo como
hechos demostrados que la sociedad demandada es la propietaria de la finca del partido de […],
matrícula […], la cual colinda con el bien del actor, finca matrícula […], lindero que queda a un nivel
superior respecto a la propiedad de la accionada, el cual ha sido objeto de erosión y
desprendimientos que han provocado grietas en el inmueble del actor (hechos tenidos por
demostrados, numerados del 2 al 4). Los jueces refieren, en el presente caso se está ante
una responsabilidad civil extracontractual, que se centra en una falta al deber de vigilancia y
diligencia de los actos realizados en el inmueble por uno de los personeros de la Junta Directiva de
la sociedad. Aseguran, dichas acciones ocasionaron daños a la parte actora, circunstancia que obliga
a su reparación. Aseveran, se ha logrado establecer la responsabilidad civil de la sociedad
demandada por las acciones que uno de sus personeros realizó en el inmueble propiedad de la
actora, lo cual condujo a desprendimientos y a la pérdida de cohesión del terreno, por lo que debe
en consecuencia la parte accionada reparar el daño causado. De tal forma, en la parte dispositiva
del fallo, los juzgadores ordenan a la demandada, construir un muro de retención en dicha
colindancia y restablecer los mojones en su sitio, lo que deben finiquitar en el plazo de un mes,
autorizándose a la actora a realizar tales obras por su cuenta en el caso de que la sociedad
accionada no lo realice en ese plazo, debiendo en ese caso asumir la demandada, los costos de esas
tareas. En un antecedente similar al de examen, por mayoría esta Sala expresó: “ Ciertamente, en la
demanda entablada por la señora G. A. se cita, como fundamento jurídico, el artículo 1045 del
Código Civil, que contempla los presupuestos de la responsabilidad civil extracontractual de
naturaleza subjetiva. Sin embargo, como luego se ahondará, no puede soslayarse que la pretensión
material de resarcimiento de daños y perjuicios, deviene en función de una base fáctica o causa
petendi, que gira en torno a la responsabilidad objetiva. De esta manera, el
pronunciamiento del Tribunal no puede catalogarse sorpresivo, tampoco, incongruente con las
pretensiones de la demanda y con el objeto del debate. En efecto, en punto al tema de la
incongruencia, la Sala ha puesto de relieve la importancia que reviste el cuadro fáctico expuesto por
la parte actora al demandar, habida cuenta que “... la petitoria junto con los hechos relativos a la
causa, constituyen los límites dentro de los cuales debe dictarse la sentencia... Toda demanda debe
contener una exposición de hechos. No se trata de un mero relato o simple narración. Los hechos,
al igual que las pretensiones materiales, deben expresarse en forma precisa y clara, de manera que
sean susceptibles de fundamentar la declaración del derecho o situación jurídica en la sentencia.
Los hechos en una demanda constituyen el fundamento fáctico de la pretensión argüida... a las
partes les asiste un poder absoluto en torno a la determinación de lo pretendido en juicio y de su
sustento fáctico, lo cual constituye el radio de acción dentro del cual ha de moverse el juez al
resolver sobre la procedencia o improcedencia de los extremos petitorios sometidos a su
consideración. El juez debe resolver con fundamento, únicamente, en los hechos alegados y
probados que resulten pertinentes para su decisión” (sentencia No. 589 de las 14 horas 20 minutos
del 1 de octubre de 1999). En esta tesitura, es claro que el enlace entre los hechos de la demanda y
la petitoria o pretensión material, demarca los límites de lo debatido, precisa los aspectos sobre los
cuales el demandado ejercerá su derecho de defensa, restringe el conocimiento del juez (salvo las
excepciones expresamente establecidas en la ley, v.gr. hechos nuevos) y delimita los contornos de
su decisión final. A ello se orienta el principio de congruencia, plasmado en los artículos 99, 153 y
155 del Código Procesal Civil, cuyos serios resultados, derivados de su inobservancia, conllevan a la
nulidad del fallo, al abrigo de lo estipulado en el artículo 594, inciso 3, del mismo cuerpo de
leyes” ( Voto 575-2003 de las 10 horas del 17 de octubre de 2003). Observa esta Sala, en la
especie, la sentencia no se aparta de lo pretendido por la actora, ni excede el marco inexorable
dentro del cual los jueces debían resolver la controversia (hechos, pretensiones y excepciones
opuestas). En los hechos, el actor relató como en su lindero, su colindante realizó movimientos de
tierra que provocaron un talud de unos 30 metros de largo por cuatro de alto, el cual socavó los
basamentos y postes de concreto de la cerca divisoria entre ambos terrenos. También indicó, que
como consecuencia de los actos señalados, a solo dos metros de distancia de su vivienda existe
ahora un paredón con un corte de cinco metros de alto, el cual involucra un peligro de deslizamiento
para su propiedad, pues todo el lindero se encuentra falseado y en proceso de desprendimiento.
De tal forma, sañaló, su patio está en riesgo de caer sobre la vivienda de la accionada, con las
consecuencias del caso. De lo expuesto, no encuentra esta Cámara que los juzgadores hayan
excedido los linderos definidos por la causa de pedir, esto es, los hechos de la demanda, que
son, como se ha visto, la base del fallo, por lo que no se modificó el cuadro fáctico. Resulta de esa
manera, inobjetable, que en los hechos de la demanda, se hace referencia al riesgo que presenta
ahora la colindancia, como producto de la construcción realizada en el terreno de la demandada. De
tal forma, el fallo al interpretar que se está ante el supuesto de
una responsabilidad civil extracontractual, basada en una falta al deber de vigilancia y diligencia de
los actos realizados en el inmueble por un personero de la sociedad, encuentra sustento en la causa
de pedir, que con claridad exponen los hechos de la demanda. Por consiguiente, sin entrar aún al
análisis del fondo del reclamo, en lo que toca al alegato en el sentido de que se habría violentado el
principio de congruencia, al resolver el Tribunal conforme al supuesto del canon 1048 y no del 1045
del Código Civil, única norma citada por la demandante en sus fundamentos de derecho, es claro
que el Tribunal no modificó el cuadro fáctico, sino que se ajustó a la causa de pedir. Adicionalmente,
de acuerdo al principio de iura novit curia y conforme lo determinó por mayoría esta Sala en el
antecedente de cita, si bien le está impedido al Tribunal modificar el cuadro fáctico, es evidente que
en la especie tal situación no se ha presentado. En razón de lo anterior, procede el
rechazo del cargo.
Recurso por razones sustantivas
V. A pesar de que en el recurso se entremezclan una serie indistinta de agravios, del análisis
de la censura planteada, se puede colegir tratarse en realidad de un único reproche. La casacionista
reclama error de hecho en la apreciación de la prueba. Sostiene, la demanda está fechada 25 de
setiembre de 2008 y ubica los hechos en los años 2005 y 2007. No obstante, aduce, con la
contestación de la demanda, aportó fotografías de los años 2001 y 2005, en las cuales se aprecia el
corte que presentaba ya en ese momento el lindero existente entre ambas propiedades. Aduce, el
Tribunal erróneamente establece que con base en las fotografías visibles a folio 60, se puede
concluir que ni para el año 2001 ni el 2006, existía un corte vertical de 90 grados en la colindancia
referida, agregando que con esos documentos se desacredita lo que al efecto argumenta.
Dicho error, expone, infringe los preceptos 41 de la Carta Magna, 1045 y 1048 del Código Civil, por
aplicación indebida. Dice, el error del Tribunal es evidente, porque, contrario a lo que afirmó, en las
fotografías aportadas se aprecia claramente el corte que desde el 2001, presentaba la
colindancia. Agrega, también se ven los postes que marcan la división entre uno y otro fundo. Así,
expresa, cuando adquirió el inmueble en el 2001, antes de realizar la construcción, ya existía el talud
que presenta el lindero de interés. En ese sentido, justifica, rindieron testimonio L. J. y J.. Asevera,
tales testimoniales no fueron valoradas debidamente, en infracción a los preceptos 351 y
330 del CPC, a pesar de haber establecido que en efecto, el lote ya contaba con un corte “tipo
pared”.
VI. Al respecto el Tribunal indicó, la demandada aportó varias fotografías. En cuanto a la que
denomina figura 1 (folio 60), la cual refiere, fue tomada en el año 2001, a pocos meses
de haber adquirido la finca, a simple vista se observa un desnivel entre los lotes de ambas partes,
mas no se ve ningún corte vertical de 90 grados en la colindancia, además de que existe bastante
vegetación. De esta foto, señalan los jueces, es válido interpretar que a la fecha de compra del bien,
no existía el referido corte “vertical” entre los lotes. Expresan los juzgadores, en cuanto a la figura 2,
(folio 60), de la cual se dice, fue tomada en el año 2005, si bien evidencia un desnivel entre ambas
propiedades, también presenta abundante vegetación, mas no el corte vertical indicado. Por su
parte, continúan, la fotografía denominada figura 5, no aporta elementos al respecto, por cuanto fue
tomada durante la fase constructiva, sin que muestre la colindancia de examen. En cuanto a las
fotografías visibles a folios 31-32, dicen los juzgadores, se observa el desnivel de ambos lotes, más
aún, es notorio el movimiento de tierra, asimismo, un corte vertical de 90 grados que no
corresponde a la geografía natural que se evidencia en las imágenes presentadas por la demandada.
De lo dicho, concluyen los jueces, no se aprecia el corte “vertical” de 90 grados en la colindancia de
los inmuebles, ni en las fotografías del año 2001, ni en las del 2005, lo que desacredita el
argumento de la accionada en cuanto a que ya existía cuando adquirió el inmueble. Lo anterior,
aseguran, demuestra, que fue la demandada quien realizó el movimiento de tierras, generándole
con ello los daños a su inmueble. Estima esta Sala, del análisis de las fotografías aportadas, sí
resulta que al momento cuando fue realizada la compra del bien, existía un talud que dividía ambas
propiedades. Las fotografías reseñadas como propias de los años 2001 y 2005 (folio 60), permiten
observar un marcado desnivel entre los bienes. No obstante, a pesar de que, el talud de interés era
bastante recto o de poca inclinación, no revelan la existencia a ese punto entre los fundos de un
corte a 90 grados, de las proporciones del que se evidencia en las fotografías aportadas con la
demanda (folios 31-32), lo cual refleja con claridad, que un corte posterior fue realizado, dejándolo
a 90 grados. Adicionalmente, en las primeras imágenes (folio 60), es posible apreciar gran cantidad
de vegetación, la cual no se observa ya en las aportadas con la demanda; muestra clara de que esa
capa vegetal, fue erradicada del lugar, mediante el movimiento de tierras que acusa la actora,
circunstancia que en criterio del Tribunal, generó los daños que la demandante ha solicitado
indemnizar. En igualdad de términos, ante la existencia de un riesgo causado por los movimientos
de tierra, que han dejado en peligro ambas construcciones así como personas en los lotes
colindantes, poco interesa quien haya materializado el trabajo, por cuanto basta a ese fin, que la
demanda esté orientada a establecer la responsabilidad de la propietaria del inmueble. Mas aún, el
Tribunal ha indicado en su fallo, con claro sustento en los preceptos 1045 y 1048 del Código Civil,
que los trabajos fueron realizados por el personero de la sociedad demandada, circunstancia que el
recurso extraordinario no combate. Lo anterior, impide a esta Sala acoger el reproche de la
casacionista, en cuanto a la errónea valoración de la prueba documental, específicamente, del juego
de fotografías en mención, puesto que es indudable, fueron apreciadas con minuciosidad y acierto,
lo cual obliga al rechazo del cargo. En cuanto a la testimonial de los señores L. J. y J., aprecia éste
órgano decisor, si bien el señor J. señala que fue contratado por la demandada para limpiar el lote y
colocar una cerca, y que durante esas labores observó que el fundo tenía “ como una pared era un
corte recto como ver una pared”, tal apreciación no se aparta de lo que se visualiza en las
fotografías relacionadas (folio 60), en las cuales se divisa un corte de poca inclinación, bastante
recto, cubierto de vegetación, similar al que describe el testigo. Tal circunstancia se recalca en el
testimonio del señor L. J., al establecer que, el predio de W. tenía una parte plana y a un lado del
lote tenía un corte tipo pared, “talvéz no tan recta”, lo cual evidencia que se trataba del corte visible
en las fotografías aportadas a folio 60, mas no del que muestran las imágenes adjuntas a la
demanda. Por las razones esbozadas, procede el rechazo del agravio.
VII. En mérito de lo expuesto, procederá denegar el recurso, y establecer sus costas a
cargo del recurrente conforme al canon 611 del Código Procesal Civil. Nota de los magistrados Rivas
y León.
POR TANTO
Se declara sin lugar el recurso. Son sus costas a cargo de quien lo interpuso.
Anabelle León Feoli