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en el origen Su definición
Su historia
del cine
Cómo se elabora
Aprender
a mirarlo
Paidós
Los pequeños
cuadernos de
“Cahiers du Cinéma
Emmanuel Siety
El plano
En el origen
del cine
Colección dirigida por Joël Magny
y Frédéric Strauss
^ || PAIDÓS
I Barcelona • Buenos Aires • México
. - V,-
Capítulo 1
Reconocimiento
Rodaje y m ontaje
Si querem os dar una rápida definición de «plano», diremos sim ple
mente que la realización de una película se com pone de dos grandes
operaciones: el rodaje de los planos y el montaje de los planos.
Para ser más exactos, cuando vemos un filme sabemos que en un m o
mento dado hizo falta colocar película en una cámara, ponerla en
marcha y luego detenerla una vez transcurrido cierto tiempo. Esta
operación simple podía bastar para hacer una película en los prim e
ros años del cine, pero hoy lo más normal es repetirla cierto núm ero
de veces en toda clase de sitios y durante semanas. Se consigue así
cierta cantidad de película impresionada, constituida por el conjunto
de fragmentos filmados día a día. Estos fragmentos individualizables
no necesariamente aparecerán así en la película: el m ontador no se li
mita a modificar su orden, puede suprim ir algunos o subdividirlos en
fragmentos y diseminarlos por todo el metraje.
De lo que estamos seguros, en cualquier caso, es de que todos los
fragmentos que constituyen la película se rodaron antes o después, y
fueron luego seleccionados, recortados y ajustados entre sí. Esos frag
mentos, esos «bloques de espacio y tiem po»,1 son lo que llamaremos
los planos de una película.
n
tirá al equipo técnico localizar-
cinem a: déplacem ents esthétiques» en Frank Beau, 1®^ fácilmente durante el rodaje.
Philippe Dubois. Gérard Leblanc (bajo la dirección Otro documento el «plan de
de), Cinema el derniéres technologies, París/Bruselas, INA
De Boeck université, 1998. rodaje», nos muestra la distri-
9
C o m p l i c a c i o n e s : el p la n o com puesto
El plano percibido corresponde a la unidad de montaje, es decir, al
fragmento de película seleccionado y colocado en su lugar durante el
montaje, pero es evidente que percibim os los «cortes» que lo delim i
tan como otros tantos cambios acaecidos a la propia imagen de un
plano a otro (un cambio de punto de vista, de decorado...). En el caso
más simple, el que hemos considerado hasta ahora, el fragmento de
película corresponde a un m om ento único del rodaje, pero también
puede suceder que el plano percibido, el bloque hom ogéneo de es
pacio y tiem po del plano percibido, resulte de la com binación de va
rios registros distintos.
Es lo que ocurre en tres familias de casos bastante extendidos:
Invención de un lugar híbrido (Los pájaros [The birds, 1963], de A lfred Hitch-
cock). La parte superior del plano rodado ha sido sustituida por una pintura en trom pe-
l'o e il film ada por separado (foto de la izquierda). La yuxtaposición de las dos mitades
de im agen heterogéneas crea un espacio coherente y unitario. El espectador no avisa
do no ve nada: no todos los trucajes se traducen en sensacionalism o.
i
Quizá porque encarna la evidencia del cine (rodar/m ontar), el plano
se desmonta cuando tratamos de incluir en su definición demasiados
casos particulares. Es preferible, en consecuencia, atenerse al caso fun
damental del plano resultante de la fragmentación de un m om ento
único del rodaje. En adelante consideraremos com o parte integrante
del plano a todos los acontecimientos, tanto visuales com o sonoros,
que tengan lugar entre dos cortes.
Capítulo 2
n
el espacio (filmado con focal larga, un personaje avanzando en dirección
a cámara parece no moverse del
1. Si la distancia focal es inferior a 35 m m sitio). El campo de visión de la
hablarem os de focal corta; entre 35 m m y 50 m m ,
nos situam os en las focales norm ales; la distancia
cámara se ensancha conforme
focal de los teleobjetivos puede alcanzar los se acorta la distancia focal. El es
200 m m y más (véase David Bordvvell y Kristin
T hom pson. L’art du film: une introduction. Bruselas. De pacio se abre, gana profundi
Boeck Université. 1999) (trad. cast.: El arte dad; en casos extremos, un ob
cinematográfico, Barcelona. Paidós, 1995). A la focal
norm al se la denom ina así en razón de su jetivo dotado de una focal muy
«neutralidad»; si uno m ira a través del visor de una
cámara dotada de una focal norm al, el tam año de
corta produce una deformación
los objetos observados prácticam ente no cambia. convexa de la imagen.
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Jacques Perrin com o rom ántico m arino en las calles de Rochefort: rodaje de
Las señoritas de Rochefort (Les Demoiselles de Rochefort, 1967), de Jacques Demy. Se
han instalado raíles de tra velling para p e rm itir un desplazam iento flu id o de la cámara.
Por último, desde principios de los años sesenta las cámaras perm iten
efectuar zooms, también llamados «travellincjs ópticos». El zoom permite
modificar en continuo la distancia focal del objetivo a la velocidad de
seada por el cineasta. Durante un zoom de avance (ampliación de la im a
gen) la distancia focal aumenta; y al revés, ésta disminuye con un zoom
de retroceso (efecto de alejamiento). En general, las deformaciones
ópticas derivadas de la variación de focal perm iten al espectador dife
renciar fácilmente un zoom de un travelling de avance o retroceso.
El cineasta todavía puede plantearse otra cuestión: la altura a la que desea
instalar la cámara. El cineasta japonés Yasujiro Ozu, por ejemplo, es céle
bre por la posición, a menudo muy baja, en la que emplaza su cámara
para filmar unos cuerpos que con frecuencia están sentados alrededor de
mesas bajas y, por lo tanto, se encuentran a muy poca distancia del suelo.
24
J
25
Lo visible y su in te rp re ta c ió n
Cuando describim os un plano y hablamos de zoom de retroceso, de tra-
velling de avance o de ligero contrapicado, estamos haciendo algo muy
curioso: describim os la imagen aludiendo a algo que no está en la
imagen, algo que no vemos: la cámara, el aparato «tomavistas».
Para aquel que va a rodar un plano esta elección es perfectamente le
gítima: más que la imagen en sí, quizá le interese describir cóm o
puede obtenerse dicha imagen. En realidad, esta elección no lo es: a
m enudo nos resultaría muy difícil describir la traducción visual com
pleja de un movim iento de cámara si no pudiéramos, simplemente,
nom brar su causa.
Como sea, la descripción de un plano pone de manifiesto la doble re
lación que establecemos con su contenido. Tan pronto describim os lo
que vemos: el decorado, los personajes, sus posiciones relativas y des
plazamientos, el vestuario que llevan, la forma en que están ilum ina
dos, o la distribución entre zonas enfocadas y desenfocadas de la ima-
2. Véase la continuación del texto en la pág. 8S. | S3"33 Y ^ profundidad de
3. S. M. Eisenstein. «H ors cadre» (19 29), Cahicrs du c a m p o ... C O m O , p a ra e x p lic a r
cinema n° 2 1 S. septiem bre de 1969, pág. 25. Véase
tam bién el texto de Alain Bergala, pág. 84. lo que VemOS, hablamos de tfü-
27
Capítulo 3
1
sar su plano en térm inos de distancia, de encuadre o de superficie,
potenciando uno u otro de esos aspectos o tratando de combinarlos.
Del m ism o m odo, nosotros también podem os, a la vista del plano,
juzgar esos tres aspectos.
La distancia
La distancia implica un punto de vista (a cierta distancia del objeto fil
m ado), pero en realidad expresa una idea bastante distinta. Mientras
que el punto de vista constituye la cúspide de una pirám ide visual que
se ensancha a partir de ese punto, la distancia m ide la separación y
tensión entre dos puntos, evocando un hilo más o m enos tenso entre
el cineasta y el objeto de su atención. Alain Bergala evoca en este sen
tido la metáfora del elástico, un elástico que se podría tensar o des
tensar a instancia de uno u otro de los protagonistas.
¿Qué razones nos pueden llevar a interesarnos por la distancia en un
plano? ¿Qué explica una distancia? La distancia puede ser la que un per
sonaje deba franquear para ir a alguna parte, la que le separa de un pun
to. ¿Se sitúa la cámara del lado del personaje? ¿O bien va a esperarle del
otro lado, m anteniéndolo en su campo de visión desde el límite de esa
distancia a franquear? La distancia también puede mostrarse infran
queable, cerrada. Por ejemplo, cuando un personaje es filmado a través
de los barrotes de una prisión, o a través de un cristal, o desde la otra
orilla del río. La distancia mide, por último, la libertad de que goza un
cuerpo filmado: ¿hasta dónde se le perm ite alejarse, hasta dónde pue
de llevar el ejercicio de su libertad dentro del encuadre?
Dentro del encuadre, la distancia se declina en plural. El conjunto del
encuadre queda tensado por las distancias establecidas entre la cámara y
los distintos ocupantes del encuadre, pero también entre los constitu
yentes del encuadre entre sí. De este modo, una relación entre persona
jes puede expresarse en la distancia que los separa y en la forma que la
cámara tiene de m edir esa distancia (¿una panorámica de uno a otro?
32
Som bras (Shadows, 1959), de John Cassavetes. «El p rim e r plano no se lim ita
a aislar el objeto del espacio en el que se encuentra, más bien se diría que lo extrae de
él para tra nsferirlo a un espacio conceptual que obedece a unas leyes distintas.» (Béla
Balázs)
El encuadre
Cuando el cineasta mira por el visor de la cámara, ve una porción de
espacio enmarcado. Rodar un plano es, por lo tanto, definir un marco
(poniendo la cámara en cierto lugar, eligiendo un objetivo de mayor
o m enor distancia focal), es decir, decidir qué va a incluir o qué va a
determ inar su movilidad. Por consiguiente, antes de empezar a rodar,
antes de plantearse, plano a plano, la cuestión del «encuadre», el ci
neasta también deberá elegir el form ato del marco para todos los pla
nos. En efecto, existen varios formatos de encuadre, donde el «for
mato» se define por la relación ancho/alto de la imagen o, para ser
más exactos, por una altura fija frente a una anchura variable de la
imagen proyectada. Esta relación casi puede duplicarse de un filme a
otro (del form ato 1:33 del cine m udo al 2:55 del CinemaScope pa
sando por el form ato estándar europeo actual de 1:65 y el estándar
am ericano de 1:85). De nuevo, decidir el form ato equivale a definir
un espacio de restricciones y libertades en la com posición de la im a
gen. Eisenstein lamentaba la ausencia de un form ato cuadrado, al que
consideraba rico en las máximas potencialidades dinámicas. Por su
parte, Jean Renoir señalaba que la aparición de la pantalla ancha en los
años cincuenta para com petir con la televisión en cierto m odo había
condenado un plano em blem ático de los años veinte: el prim er plano
del rostro (¿cómo aislar un rostro cuando el marco es una gran ban
da horizontal?). Fritz Lang decía que el CinemaScope estaba hecho
para filmar serpientes y entierros. Sin embargo, otros cineastas (Stan
ley Kubrick, Nicholas Ray, Douglas Sirk, Sergio Leone...) se sintieron
de lo más cóm odos con la horizontalidad de la pantalla ancha. Una
vez elegido, el form ato se m antiene de principio a fin de la película.
En cambio, de un plano a otro la naturaleza del encuadre puede variar
considerablemente. Siguiendo a Gilíes Deleuze, podem os distinguir
dos grandes tendencias del encuadre: el encuadre receptáculo y el en
cuadre dinámico.
El encuadre receptáculo
El cineasta puede concebir el encuadre com o una especie de pequeño
recinto cuyo interior debe acondicionarse (Eisenstein lo compara a
una hoja en blanco a rellenar). Este encuadre se puede definir por su
capacidad, por la composición que en él se organiza y por la restricción que
ejerce sobre sus ocupantes.
Para Gilíes Deleuze, el encuadre es inseparable de dos tendencias: la
saturación y la rarefacción1 (sea por el aum ento o reducción del nú
mero de com ponentes del plano, sea por el crecim iento o reducción
de un com ponente principal). Así, durante una escena de mesa en La
sombra de una duda (The Shadow o f a Doubt, 1943), de Alfred Hitchcock,
el encuadre se cierra sobre el rostro de un personaje, de m odo que el
rostro parece invadirlo efectivamente y saturarlo con su odio, hasta el
punto de que el grito de protesta surgido desde fuera de cam po re
suena com o un grito de asfixia. Esa facultad del encuadre es la que de
signan térm inos com o «plano general» y «plano de conjunto», que
precisan lo que el encuadre es capaz de englobar, lo que puede conte
ner en su interior: en este caso, una cantidad razonable de decorado o
de paisaje alrededor de los personajes.
Dado que el encuadre contiene cierta cantidad de elem entos, pode
mos preguntarnos cóm o se organizan todos esos elem entos en el es
pacio encuadrado. Al contem plar ¿Dónde está la casa de mi amigo? (Khane-
ye doust kodjast, 1988), pronto nos damos cuenta de que a Abbas
Kiarostami le gusta utilizar los pilares de los balcones, los hilos tendi
dos para secar la ropa, los quicios de puertas y ventanas, para estruc
turar sus planos, para recortar el encuadre en áreas m enores en cuyo
interior van a alojarse, com o por arte de magia, los personajes. Por
otra parte, en m uchos planos con cámara móvil Kiarostami se las in
genia para que el plano vuele de una com posición estructurada a otra
(hacia el final de la película, las reglas de composición cambian bru
talmente: el espacio ya no está estructurado geom étricam ente, sino
que está constituido por una noche espesa y mágica, ilum inada por
las proyecciones coloreadas de
1. Gilíes Deleuze, L'image mouvemcni. París, M inuit,
1983, pág. 24 (trad. cast.: la iraagen-movimioiio.
los vitrales).
Barcelona, Paidós, 1987). En la medida en que delimita
un espacio, el encuadre puede ser utilizado por el cineasta com o ins
trum ento de restricción para los cuerpos. Entonces será com o si el
cuerpo, en vez de evolucionar en un espacio parcialmente encuadra
do por la cámara, tuviera conciencia de ocupar un encuadre cinem a
tográfico, com o si los límites del encuadre se convirtieran para él en
fronteras físicas. En Sombras (Shadows, 1960), de Cassavetes, es com o si
el encuadre, cerrándose sobre los rostros que casi se tocan en el fragor
de la conversación, ejerciera de algún m odo una presión sobre ellos,
creando una tensión entre la movilidad de los rostros y la fijeza de
unos bordes que a veces traspasan los rostros, aunque sin llegar nun
ca a librarse del todo de ellos. De form a distinta, en el inicio de Pather
Panchali (1955) vemos a Durga, la herm ana mayor de Apu, agazaparse
en el estrecho espacio que el encuadre le cede entre la espesa jungla.
En La huelga (Stacka, 1924), de Eisenstein, el encuadre que va cerrán
dose sobre los obreros parece participar de la represión que padecen,
atenazando sus cuerpos para aplastarlos, aglutinarlos y finalmente
aniquilarlos.
El encuadre dinámico
El encuadre receptáculo se opone al encuadre com o «construcción
dinám ica en acto, que depende íntim am ente de la escena, de la im a
gen, de los personajes y de los objetos que lo llenan».2 En este caso,
el encuadre se percibe com o reactivo, com o elem ento que se pliega a
los gestos, las reacciones, los giros visuales y sonoros que se producen
en el plano (y donde la reacción puede ser no un m ovim iento, sino
una variación del enfoque, un zoom...).
Resulta interesante analizar los planos de Pather Panchali y ¿Dónde está la
casa de mi amigo? fijándonos en cóm o un encuadre reactivo puede trans
formarse en encuadre receptáculo, y viceversa.
Todas estas categorías de encuadres
se podrían matizar todavía más. Exis- I z.ibid.
te, por ejemplo, otra variedad de encuadre, que cabría calificar de in
diferente: un encuadre que, sin esperar que los personajes se plieguen a
sus límites, rechaza sin em bargo regular su propia dinámica en fun
ción del contenido. Se produce entonces un divorcio entre la dinám i
ca del encuadre y la de los personajes. El encuadre corta por la mitad
los cuerpos sin preocuparse por ellos, los abandona en pleno torm en
to o en m itad de una frase, y traza su cam ino con absoluta indepen
dencia. Jean-Luc Godard llevó a cabo una temprana experiencia de
esta situación tan especial, no exenta de violencia tanto para los per
sonajes com o para el espectador.
El corte
El vocabulario francés para designar la escala de un plano3 quizá re-
suite elocuente. Cuando se habla de plan taille (plano cintura), de plan
poitrine (plano pecho) o de plan épaule (plano hom bro), queda claro que
el encuadre se define nom brando el lugar de un corte. Para hacer un
plano, puede que el cineasta no se pregunte qué puede caber en el
cuadro ni a qué distancia quiere ponerse del tema filmado, sino cóm o
recortar un pequeño rectángulo de espacio a partir de un conjunto
más am plio (rectángulo que puede crecer o dism inuir de forma diná
mica, de lo particular a lo general o a la inversa).
¿Dónde está la casa de mi amigo? propone un ejem plo m uy particular de
segmentación del espacio. Es un espacio de dos «plantas» (la calle; un
balcón). El joven protagonista recoge una sábana caída en el suelo y
trata de lanzársela a la m ujer que lo interpela desde el balcón. Para fil
mar la escena, Kiarostami ha decidido tratar la línea de separación h o
rizontal constituida por el suelo del balcón com o una frontera infran
queable. De esta frontera se deducen rigurosam ente dos encuadres y
dos planos: los planos del niño, cuya línea fronteriza está constituida
por el borde vertical superior,
3. Véase el cuadro de la pág. 90. y los planos del balcón, cuyo
zócalo lo form a esa misma línea. Cuando un gesto acabe vinculando
a los dos personajes (el niño tiende la sábana a la mujer, que la tom a),
la cámara se negará a seguir el gesto y a conectar las dos células.
El fuera de campo
Desde el m om ento en que se percibe com o fragmento de un todo
más amplio, el encuadre define un fuera de campo, es decir, un espacio
imaginado por el espectador que prolonga el espacio visible. La ten
dencia del espectador a prolongar imaginariamente el espacio más
allá de las fronteras del encuadre es tan acentuada que André Bazin la
proclamó rasgo distintivo del cine, en oposición al encuadre pictóri
co, según él exclusivamente polarizado hacia dentro.4 Sin embargo,
hemos visto que el encuadre puede ser tratado com o sistema cerrado:
es lo que sucede, en concreto, en num erosos planos de Playtime.
Estas diferencias vienen determ inadas por el lugar de corte, por una
mayor o m enor estanqueidad del encuadre y por su «m ovilidad»,5
por la estabilidad de la composición, por los indicios sonoros inter
pretados por el espectador com o procedentes de un exterior y, por su
puesto, por los planos que se encuentren en las proxim idades (si en
un m om ento anterior de la película se nos ha mostrado la porción de
espacio filmado integrada en un plano más abierto, entonces el fuera
de cam po se instala más nítidam ente en la m ente del espectador).
La superficie
El encuadre no sólo delim ita un cam- 188 (trad, cast.: ¿Qué es el cine?, M adrid,
Rialp, 1991).
po de visión: delim ita una superficie, 5. Hablar de «m ovilidad» del encuadre
equivale ya a adm itir la existencia de
la de la imagen proyectada. Para el un espacio explorado por la cámara. Para
espectador, por lo tanto, el plano es el espectador, naturalm ente, el m arco de la
_( _ pantalla
pantana nunca es.J iiiuru.
móvil: lata imagen es.J lala
visión de un espacio en profundidad
j ' _ uutiva V 1111ag1.11 v
q U e cambia en su interior, y las
El tie m p o de un plano
Vista Lum ière no catalogada, rodada en 1896 (sin duda por Louis Lumière, en
fam ilia), proyectada con el títu lo de Enfants au jo u e ts o Enfants et jouets. La som bra de
un testigo fuera de cam po (quizá el operador) atraviesa el encuadre.