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INDICE
Introducción 8

Historia de la hipnosis 14

La hipnosis en la historia antigua 14

Hipnotismo moderno 16

Escuela de la Salpêtrière 22

Escuela de Nancy 23

Notas históricas durante el siglo XX 28

Definición de hipnosis 34

La mente inconsciente 37

Sobre la sugestibilidad 40

Diferencias entre el sueño fisiológico y el sueño


hipnótico 42

Fenómenos de la hipnosis 45

Control del sistema muscular


voluntario 47

Control de la sensibilidad 51

Control sensorial y perceptivo 53


3
Fenómenos asociados a la memoria 56

Disociación de la conciencia y
despersonalización 60

Ordenes posthipnóticas 62

Modificaciones corporales 68

Consideraciones generales acerca de la


hipnosis 70

Sobre el despertar 70

Reconocimiento y clasificación de
los sujetos 72

Peligros de la hipnosis 75

Ética de la hipnosis 85

Algunos usos de la hipnosis 92

Sugestión y propaganda 92

Hipnosis y el estudio académico 99

Hipnosis y el deporte 101

Hipnosis en animales 103

Autohipnosis 106

4
Pruebas preliminares de sugestibilidad 108

El péndulo de Chevreul 114

Test de la caída hacia atrás 121

Test de elevación y descenso de


los brazos 123

Test de apretón de manos de


E. Coué 129

Test permisivo del apretón de


manos 132

Relajación progresiva 138

Ambientación favorable y desfavorable para


la hipnosis 146

Influencia de la luz 146

Influencia de la temperatura 147

Influencia de los aromas 148

Influencia de la música y el sonido 149

Confort y comodidad 150

Influencia del estado de salud 152

Influencia de las emociones 156


5
Como hipnotizar 158

Técnicas de inducción 158

Procedimiento de inducción hipnótica


en tres etapas 162

Técnicas de despertar 181

Métodos de inducción que utilizan


el conteo numérico 185

Método de conteo continuo 186

Método de conteo intermitente 191

Métodos tradicionales y antiguos de la


inducción hipnótica 196

Métodos Mesméricos 196

Método del Dr. Liébault 198

Método de la bujía de Cook 199

Método del Dr. Eduard Vilk 199

El método del Dr. Luys 200

Técnicas modernas de inducción hipnótica 203

Etapas de la hipnosis 230

6
Métodos instantáneos y profundización de
la hipnosis 238

Métodos instantáneos 238

Profundización de la hipnosis 244

Hipnosis en estado de vigilia y autohipnosis 256

Hipnosis en estado de vigilia 256

Autohipnosis 261

El porvenir de la hipnosis 287

7
Introducción
Inicié la enseñanza de la hipnosis en 1980 con grupos
intermedios de estudiantes de psicología, con el correr
de los años ese mismo curso inicial se fue
transformando en un curso más amplio y compacto
que se fue nutriendo de las más variadas experiencias
académicas y la práctica clínica de la consulta privada y
pública. Mis conocimientos de la hipnosis se remontan
a los años en que era bachiller y me apasionaban los
muy variados temas de la psicología, recuerdo cuando
un hipnotizador que montó su espectáculo en la
localidad, anunció la venta de un curso que nos
capacitaría para ser “expertos hipnotizadores” en tan
solo 3 horas; junte el dinero como pude y estuve listo y
ávido para aprender los secretos de la hipnosis que
parecían, desde la perspectiva del espectáculo,
verdaderos poderes mágicos. No resultó tan
decepcionante, porque algo habría de aprenderse, lo
cierto es que fue el impulso inicial de lo que habría de
convertirse con el correr de los años, estudios y
experiencias, en este material sobre la hipnosis que se
presenta en esta obra. Este curso se ha ido
modificando y adaptando a lo largo del tiempo a las
necesidades de los diferentes interlocutores, tanto
profesionales de la hipnosis como de legos en este
conocimiento.

8
Este curso se ha enriquecido por las aportaciones
importantes de diferentes autores en la materia, y por
supuesto, de los grandes clásicos de la hipnosis.
Contiene prácticamente el material del curso que he
estado impartiendo en la Facultad de Psicología y otros
lugares en los últimos 30 años.

En tiempos pasados el solo hecho de mencionar la


hipnosis era suficiente para despertar el pensamiento
mágico relacionado con ella o la crítica más dura por su
asociación con la charlatanería. Hoy en día, sería difícil
pecar de exceso al reconocer la importancia científica
que el conocimiento de los fenómenos hipnóticos ha
aportado a psicólogos, médicos y público en general.
Sabemos que la hipnosis es una técnica eficaz y útil
para las más diversas disciplinas dentro del ámbito
científico. Fue a fines del siglo XIX cuando se le despojó
de todos sus falsos ropajes que la cubrieron durante
siglos. Reconocemos que la hipnosis aplicada de
acuerdo a reglas y principios investigados ampliamente
se convierte en parte del arsenal de las más variadas
disciplinas científicas y favorece a su éxito y su
aplicabilidad. Sabemos que es algo inherente a la
persona como la existencia de la mente misma, forma
parte de la capacidad de los seres humanos de ser
afectados por la sugestión como un proceso funcional
de la mente normal. Este fenómeno de la sugestión
actúa como el principio primordial del discurso

9
hipnótico y se presenta también en una amplísima
variedad de circunstancias de la vida cotidiana, tales
como: su impacto en los medios sociales, laborales, de
salud y dentro de la misma vida familiar. De tal manera,
que por virtud de la sugestión, la misma hipnosis se
encuentra intrincada en la mayoría de los procesos
humanos. La “obediencia hipnótica” se manifiesta en
una serie de experiencias harto extrañas, que reflejan
una profunda visión del funcionamiento psíquico,
ofreciendo al observador la convicción del poder de lo
mental sobre lo corporal.

Es frecuente escuchar hablar de la hipnosis en las


campañas de propaganda y publicidad; en la
enseñanza, capacitación y el deporte; incluso, en la
medicina veterinaria aplicada en animales. También
podemos tropezar con su influjo adormecedor
anidándose en nuestros pensamientos a través del
“ruido blanco” de los televisores cuando no transmiten
señal alguna; así mismo, la podemos advertir en la
“hipnosis de la carretera” en los largos y monótonos
viajes, sobre todo para el conductor; o, en el triste
caso, de algunos profesores o conferencistas a la hora
de “dormir” a sus interlocutores, etc.

Aunque se ha avanzado mucho en la hipnosis, sobre


todo a partir de los grandes clásicos de fines del siglo
XIX y principios del XX, no es bien comprendida su
esencia del todo, aunque sí muchos de los principios
10
prácticos que la rigen y que permiten sus exitosos
resultados, sus consecuencias y sus efectos prácticos.
Se reconoce como un fenómeno natural que puede ser
provocado artificialmente mediante la manipulación de
ciertos principios y pasos, y ser utilizada, incluso, en
forma apenas perceptible pero práctica dentro del
ámbito terapéutico. La utilización de la hipnosis en la
psicología clínica y la medicina implicó una
considerable ampliación del campo de la actividad
terapéutica, y con ello un avance en el arte de la
sanación.

A lo largo de las páginas de este libro será posible


adiestrarse en las diversas técnicas de la hipnosis, pues
contiene todos los elementos necesarios para lograrlo;
no obstante, será la práctica constante, como en toda
disciplina, la que permitirá su desenvoltura. Por lo
mismo, el énfasis de esta obra se sitúa en la gran
variedad de técnicas paso a paso, para lograr la
inducción hipnótica, su profundización, técnicas de
“despertar”, etc.; empero, no se dejan de lado algunos
conceptos teóricos y formales que son tan importantes
para los profesionales de las diferentes disciplinas
científicas que acuden al auxilio de la hipnosis.

No solo se muestran y enseñan los métodos de


inducción hipnótica más comunes, sino que se
describen a detalle y palabra por palabra; de tal
manera, que el lector tenga una base óptima para ir
11
desarrollando su propio lenguaje y su propio repertorio
de técnicas dentro de los principios generales de la
hipnosis. La hipnosis es presentada tal cual es, sin
charlatanerías ni ropajes mágicos seudocientíficos,
como el “magnetismo” del que no se ha mostrado
evidencia alguna que lo sustente como su mecanismo
fundamental. De hecho, estos puntos de vista sobre el
“magnetismo universal” se han visto reforzados, sin
pretenderlo, por el proceso mismo de la sugestión en la
hipnosis; cuantas veces los espectadores de algún
evento público de hipnosis afirman haber visto salir un
“rayo magnético” o haberlo sentido en su cuerpo ante
los pases del hipnotizador, lo cierto es, que esa es la
idea prevaleciente y se ve reforzada por la misma
sugestión y la propia idea del poder que emite el
hipnotizador.

No es difícil aprender a hipnotizar, ni se requieren


facultades “especiales”, solo basta con tener
conocimiento de las técnicas y métodos correctos y la
práctica frecuente para lograr la destreza, como en
cualquier actividad humana. La perseverancia y la
práctica continuada dan el fruto del éxito para todo
aquel que elige seguir y utilizar está disciplina. No sobra
decir, o recomendar, que no deber ser aplicada para los
fines en los que no se es un profesional; lo menos que
podemos esperar es que cuando se utilice se haga con
el mejor sentido común. Deberá ser utilizada

12
terapéuticamente solo por profesionales de la salud,
tales como médicos y psicólogos, que están entrenados
en estas disciplinas que aplican más allá del ámbito de
la hipnosis. Más aún, nunca estará de más decir, que la
hipnosis no debe ser utilizada para degradar a las
personas, burlarse de ellas, como sucede en los
espectáculos de farándula, o para manipular y
fomentar la dependencia de cualquier ser humano.

La acción de la sugestión hipnótica es, en efecto, un


hecho real que no necesita de exageraciones que la
lleven más allá de su ámbito real. Es comprensible que
los profesionales de la salud no se fatiguen de buscar
otros caminos que permitan actuar sobre la mente de
las personas y su influencia más profunda. Ya sea a
través de la hipnosis o de nuevos senderos que la
psicología se está atreviendo a recorrer. Todos estos
nuevos caminos surgirán de una nueva y clara
comprensión de los procesos de la vida mental, cuyos
primeros vislumbres reposan precisamente en la
hipnosis.

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Historia de la hipnosis

La hipnosis en la historia antigua

Desde la más remota antigüedad podemos encontrar


las huellas de la hipnosis, es poco lo que se sabe, por la
forma como este trance se ha camuflado en los muy
intrincados ritos mágicos. Los sacerdotes egipcios
utilizaban sus báculos y bastones de mando como
objetos de fijación, generalmente incrustados con joyas
que fascinaban por su brillo, el tintineo de címbalos y
campanillas monótonas, acompañados de juegos de
luces elaborados con lámparas y candelas. Para ellos,
no era cuestión de sugestión o magnetismo, sino de
poderes mágicos obtenidos por el sacerdote; poderes
que se expresaban a través de conjuros repetitivos,
amuletos brillantes o de ambos. Manifestaban su poder
por supuesto dominio e influencia que tenían sobre
genios, demonios y fantasmas. Las invocaciones de los
sacerdotes, las realizaban sobre personas firmemente
convencidas de la influencia de algún espíritu maligno
causante de la enfermedad que los aquejaba o del
genio que provocaba su comportamiento extravagante
y que los hacía ser “endemoniados” o “poseídos”. Los
sacerdotes, para lograr la liberación, debían someter al
genio mediante el uso de fórmulas mágicas que
proferían y enseñaban a sus propios pacientes a
repetirlas incansablemente hasta obtener la curación.

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En muchos rituales de la antigüedad, encontramos
signos que nos sugieren el uso de la hipnosis a través
de piedras brillantes, como es el caso de las piedras
sagradas en pectoral de los pontífices hebreos y a la
cintura de los sacerdotes de Cibeles; desde las piedras
en forma de escarabajo o de mano, colgadas al cuello
de los orientales, griegos y romanos. Tenemos también,
la manera en que las mujeres bretonas dormían a sus
hijos suspendiendo de lo alto de la cuna cuentas de
vidrio mágicas, que brillaban delante de ellos.
Recordamos la piedra imán que fue utilizada por
egipcios para la elaboración de amuletos profilácticos y
tratamientos contra la gota y dolores de cabeza,
piedras que se utilizan hasta nuestros días.

No menos llamativo resultan los polvos y substancias


utilizadas en la medicina de los descendientes de
Esculapio o Asclepiades, en los templos de este dios, o
el polvo simpático de Paracelso; Decía Paracelso, uno
de los padres del ocultismo: “Ya sea real o falso el
objeto de vuestra fe, no dejareis de obtener los mismos
resultados. Así es, que sí creo en una estatua de San
Pedro, como hubiera creído en San Pedro mismo,
obtendré iguales efectos. Es la fe, sin embargo, la que
produce estos milagros, y, ya sea verdadera o falsa
producirá siempre los mismos prodigios”

Ciertas prácticas de éxtasis religioso, son debidas a la


sugestión por cansancio visual, tales como la
15
contemplación en algún punto imaginario del espacio
entre las cejas o en la punta de la nariz, al modo de los
yoguis o devotos de la India; allí mismo, en la India,
también fueron famosas las escuelas de faquires en
donde el maestro faquir enseñaba a sus discípulos
mediante incontables sesiones de relajación a llevar al
cuerpo a un trance místico para soportar las más
increíbles torturas corporales, asimismo, en una
ceremonia de iniciación, entregaban al discípulo una
palabra mágica o mantra que debía repetir cada vez
que deseara someterse al trance místico y ejecutar las
hazañas corporales. De igual manera las
contemplaciones meditativas en el ombligo por los
monjes del Monte Athos.

Hipnotismo moderno

El hipnotismo moderno, comienza con Friedrich Franz


Mesmer (1734-1815), fundador de la teoría del
magnetismo animal, que posteriormente habría de ser
llamado “mesmerismo” en homenaje a su creador. Su
sistema curativo, se basó en la creencia de que la
perturbación del “fluido universal” era la causa de las
enfermedades de la mente y el cuerpo, cuyo equilibrio
podía ser restablecido mediante algunas
manipulaciones de dicho fluido con la consecuente
curación del sujeto. La doctrina de un fluido llamado
magnético, fue muy popular en aquella época, se
trataba de un fluido universalmente esparcido,
16
susceptible de recibir, propagar y comunicar las
impresiones del movimiento, que era mutuo entre los
cuerpos celestes y los cuerpos animados en la tierra.
Tal fluido, era considerado verdadero dentro del
ámbito científico y comúnmente se le denominaba:
éter; sin el cual, ni siquiera la luz misma podría
propagarse.

El nombre de magnetismo animal, fue aplicado por


Mesmer para diferenciarlo del “magnetismo celeste”
preconizado por el padre Heller, astrónomo jesuita de
la corte de Viena.
En sus inicios, Mesmer causó furor con sus “milagrosas
curaciones”, y por el curioso y extravagante equipo
que utilizaba, como su campana o gabinete magnético,
varillas y sillones magnetizados, que utilizaba para
realizar las más sorprendentes curaciones, etc., A pesar
del descredito que la charlatanería del mesmerismo
mostró en sus prácticas, la teoría de un magnetismo
extraño que envuelve todas las cosas persistió por
mucho tiempo más. El más renombrado de los
seguidores del mesmerismo, fue el Marqués de
Puységur, que magnetizaba a sus sujetos con
movimientos ejecutados con las manos a modo de
“pases magnéticos” por el tacto, por medio varillas
metálicas, o de vidrio, o incluso, utilizando algún árbol
magnetizado; por medio de estos pases o movimientos
producía un estado de trance que denominó
“sonambulismo artificial”, concepto que habría de
tener una importancia relevante en el hipnotismo
posterior. El Marqués de Puységur pretendía que la
voluntad del operador actuaba sobre el principio vital
17
magnético-eléctrico, lo que para él era la esencia del
denominado magnetismo animal. Dada la relevancia de
este personaje se formaron escuelas y sociedades
magnéticas en las principales ciudades de Francia, tales
como la Sociedad de la Armonía en Estrasburgo, que
durante años publicó sus trabajos.

No obstante, el paréntesis creado por la Revolución


Francesa, las ideas de un fluido magnético persistieron
por largo tiempo a pesar del aura de charlatanería que
las envolvía desde la época de Mesmer. En 1820,
Dupotet ejecutaba experimentos sobre el magnetismo
en el Hotel-Dieu y posteriormente en la Salpêtrière,
hospital que habría de ser clásico en la práctica del
hipnotismo. Esto generó nuevas investigaciones por las
academias y sociedades científicas de la época que por
lo general daban informes proclives a la teoría del
magnetismo, y sobre todo, por su utilidad terapéutica,
pero sin aportar nada concluyente. No obstante,
quedaba claro, casi siempre, que había un fenómeno
de orden natural que podía se provocado
artificialmente y que merecía la atención de la ciencia
para dilucidarlo. ¡Persistía la idea del sonambulismo
artificial!

De cualquier modo, y a pesar de la popularidad del


magnetismo animal, la teoría de un fluido magnético
que se consideraba ya como un fluido universal, dados
los estudios y avances de la electricidad física; no había
podido resistir la observación y la crítica de algunos
notables científicos que habían hecho hincapié en la
manipulación de los sujetos y en la imaginación de los
18
mismos. El primer discípulo de Mesmer, Deslón, había
escrito en 1780: “Si Mr. Mesmer no tuviese otro secreto
que de hacer obrar la imaginación eficazmente para la
salud, ¿no sería siempre un beneficio maravilloso?
Porque la medicina de la imaginación es la mejor, ¿por
qué no hemos de hacer medicina de la imaginación?”
(De la sugestión y sus aplicaciones a la terapéutica, H.
Bernheim, 1887).

Hacia 1815, el Abate Faría, bajo el sello del misticismo,


enseñaba que el sonambulismo dependía de los sujetos
llevados a trance y no del magnetizador. Todo París
observó sus experimentos pero fueron pocas las gentes
que se convencieran y pronto fue tachado de charlatán,
no obstante, algunos fervientes seguidores como el
General Noizet. Como el Abate, Faría por lo común,
utilizaba grupos grandes para hacer sus
demostraciones, siempre había alguien que mostraba
los síntomas del trance de forma evidente y profunda;
estrategia que posteriormente habrían de utilizar los
practicantes de la hipnosis de espectáculo. El sujeto era
sentado en un sillón y el magnetizador le ordenaba con
voz fuerte e imperativa “dormid”; si era necesario se le
ordenaba en varias ocasiones. El sujeto después de una
frecuente y ligera sacudida caía en trance. Faría
denominó a este trance: “sueño lúcido”.

Se intentó desenmascarar al Abate Faría y un grupo de


supuestos sonámbulos pagados, evidenciaron al Abate
como un charlatán haciendo perder todo interés en
Paris sobre sus experimentos. El General Noizet, a
pesar de todo, persistió en sus estudios vivamente
19
impresionado por todo lo observado en los
experimentos del Abate. No admitía fluido alguno,
simplemente reconocía el poder de la imaginación y la
convicción de sujeto que sentía los efectos del trance.
Aunque el poder de la imaginación ya había sido
reconocido desde los experimentos de Mesmer, por
Deslón, la causa principal de tal fenómeno seguía
recayendo sobre el magnetismo. Se debe reconocer al
General Noizet, como una de las primeras personas
que intenta dejar de lado la idea del magnetismo en el
trance del sonambulismo artificial. De cualquier modo,
esta hipótesis permanecería enterrada por largos años.

Bertrand, consumado seguidor del mesmerismo fue


pronto convencido por el General Noizet a la teoría del
poder la imaginación en lugar de un fluido magnético.
Bertrand en 1823, publicó su “Tratado del
sonambulismo y de las diferentes modificaciones que
presenta”, en donde refería las causas del trance a una
exaltación nerviosa, a la cual llamó: “éxtasis”, y a la
que se atribuyó como el origen del famoso caso de las
monjas endemoniadas de Loudun.

Como todo lo que evoluciona tiene caminos de avance


y retroceso para luego dar un nuevo salto de avance, el
General Noizet, a pesar de haber convencido a
Bertrand de abandonar las ideas magnéticas, el mismo
retomó ese camino y publicó una memoria para la Real
Academia de Berlín, titulada: Memoria sobre el
sonambulismo y magnetismo animal. París 1854

20
Si bien, la doctrina de la imaginación y más en concreto
la de la sugestión tuvo precursores, no quedó bien
establecida y demostrada. Fue solo en 1841, en que un
médico de Manchester, el doctor James Braid, creo la
palabra “hipnosis” para tan interesante fenómeno que
comúnmente era denominado sonambulismo artificial;
la palabra hipnosis se deriva del griego “hypnos”, que
significa “sueño”; a él se le deben también, las palabras
de braidismo o sugestión braídica que se utilizaron en
la última parte del siglo XIX y principios del XX. Se
podría decir, que verdaderamente con J. Braid
comienza la etapa científica de la hipnosis, que sin
atribuirle valor alguno a la teoría de magnetismo, se
basó en la teoría de la “fascinación” y “sugestión
verbal”. La nueva doctrina se levantó frente al
mesmerismo y Braid probó que no existe ningún fluido
magnético, ninguna fuerza misteriosa desprendida por
el operador ¡El estado hipnótico y los fenómenos
que se observan tienen un origen puramente subjetivo!

Mediante la fijación de la vista en un objeto brillante,


con cansancio de los párpados superiores y la
concentración en las palabras y las ideas sugeridas por
el operador, se alcanzaba suficientemente el estado de
sueño, sin influencia exterior, por la propia labor de
entrega del hipnotizado. Se volvía activa la imaginación
del sujeto, en la que toda idea desarrollada o sugerida
por otra persona, a la cual se concede un particular
modo de atención y confianza, toman en él la fuerza de
actualidad y de realidad. Cuanto más se provocaba este
sueño artificial, más profundidad se lograba, y más
variedad de fenómenos asociados a dicho sueño. La
21
actitud que se transmitía o inculcaba al hipnotizado, el
estado en cual se colocaban los músculos de la cara,
sus párpados etc., podían desarrollar en él la idea del
sueño; lo mismo que las sugerencias de ciertos
sentimientos crean la actitud o la expresión mímica
correspondiente. Si la voluntad del hipnotizador u
operador no se expresaba por la palabra, si el sujeto
no comprendía sus ademanes, no se lograba ningún
fenómeno.

Hacia 1870 se produjo la famosa controversia entre la


escuela francesa de Paris situada en el Hospital Pitié-
Salpêtrière, dirigida por un neurólogo de nota e
iniciador de la Escuela de Neuropsiquiatría moderna, el
profesor Jean Charcot, y la llamada Escuela de Nancy
encabezada por los doctores Liebault y Bernheim.

Escuela de la Salpêtrière

La escuela de la Salpêtrière insistía que además de la


sugestión, la hipnosis también se fundamentaba en una
serie de alteraciones fisiológicas, es decir,
desplazamientos de la excitabilidad en el sistema
nervioso, sin participación alguna del encéfalo superior,
cuya actividad entraña la conciencia; de modo tal, que
prefería hablar de fenómenos físicos o fisiológicos de
la hipnosis como la causa principal de la misma, por lo
menos, en lo que denominaron “grande hypnotisme”
(gran hipnotismo), que era el que se presentaba en los
cuadros histéricos según la opinión de Charcot.

22
Los estudiosos de la Salpêtrière, aunque suponían una
base fisiológica para el “grande hypnotisme”, no
descartaban la sugestión como la base en algunos
tipos de hipnotismo menor, que se podía inducir en
personas normales. Reprochaban constantemente a la
Escuela de Nancy por haber sometido al dominio de lo
psicológico el trance hipnótico, en lugar de estudiar
primeramente las características somáticas o
fisiológicas de las personas hipnotizadas; los criticaban
de haber confundido los fenómenos orgánicos con
psicológicos, sin distinguirlos.

No podemos dejar de considerar la importancia de los


trabajos de J. Charcot, que habrían de dar un impulso
inusitado al hipnotismo científico. Quedaron
inmortalizadas estas sesiones y clases de hipnosis en
los dibujos de Bourneville y Regnard para la iconografía
de la Salpêtrière.

Escuela de Nancy

En 1866, el Dr. Liébeault, que desde hacía muchos años


se había estado ocupando de la sugestión, publicó un
libro titulado: “Del Sueño y de los estados análogos
considerados sobre todo, del punto de vista de su
acción moral sobre la física”. Esta fue una de las obras
más importantes que se publicaron sobre el braidismo,
siendo totalmente partidaria de la teoría de la
sugestión; llevando a dicha teoría a una comprensión
mucho mayor que la ofrecida por Braid. El Dr.
23
Liébeault la aplicó con éxito a la terapéutica,
despojándola de todo misticismo que siempre se había
relacionado con la hipnosis. Buscó una científica y real
explicación de todos los fenómenos observados a
través de caminos psicofisiológicos. El método del Dr.
Liébeault, trabajaba directamente con la sugestión
verbal para la eliminación de los síntomas. Opinaba el
Dr. H. Berheim, discípulo del Dr. Liébeault: “El método
de Mr. Liébeault consiste en afirmar en alta voz,
estando el sujeto dormido, la desaparición de los
síntomas que sufre”. El Dr. Liébeault fue el primero que
demostró que las curaciones que se obtenían por los
antiguos magnetizadores no son obra de un fluido
magnético misterioso, ni de modificaciones especiales
sobre el organismo como sugería Braid en la frenología,
sino únicamente obra de la sugestión pura. Liébeault,
señaló la importancia de la concentración del
pensamiento sobre una idea única: ¡La de dormir! Esto
se hacía fijando la vista del sujeto en un objeto
brillante, o la simple fijación en mirada del
hipnotizador. Según Liébeault, la concentración sobre
una sola idea fija, da lugar a la inercia de la voluntad;
que constituye el fondo del estado hipnótico. La rigidez
cataléptica, sería un fenómeno concomitante, debido a
la exaltación psicológica lograda en el sujeto y
propagada a los centros motores del encéfalo. Las
primeras investigaciones del médico de Nancy, están
consignadas en un volumen titulado: “Del sueño y de
24
sus estados análogos, considerados, sobre todo, bajo el
punto de vista de la acción de la parte moral sobre la
física” (Paris, 1866).

La obra de este médico de Nancy pasó desapercibida y


el hipnotismo quedó como algo curioso, en el que la
fijación en algún objeto brillante, produce en ciertas
personas, un estado semejante al sueño fisiológico y en
donde se puede producir anestesia.

Sería el Dr. H. Bernheim, discípulo de Liébeault, el que


llevaría a la Escuela de Nancy al conocimiento mundial,
con su interesante obra: “De la Sugestión y sus
Aplicaciones a la Terapéutica”, que habría de ser
prologada en la traducción alemana, por el insigne
padre del psicoanálisis, S. Freud. Berheim, inició sus
estudios en la terapéutica hipnótica desde 1882, al
principio con timidez y poca confianza en este camino,
iniciado por el Dr. Liebeault, pero terminó por volverse
práctica cotidiana en su clínica. Practicó delante de sus
alumnos y no hubo día alguno que no tuviera éxito con
la hipnosis. Berheim, inicialmente empezó sus estudios
que derivarían en la hipnosis, en una serie de trabajos
para averiguar el valor de la magneto-terapia en las
diversas alteraciones nerviosas. Estos estudios, se
publicaron en a “Revista Médica del Este”, 1881; pero
mientras se ocupaba en esos trabajos, llegó a conocer
el método sugestivo del Dr. Liébeault y observó que
muchos de los resultados eran mejores con este
25
método sugestivo. Comentaba Berheim: “Lo que el
imán produce, la simple sugestión lo produce siempre, y
me pregunté si la virtud terapéutica de los metales y los
imanes no sería sencillamente una virtud sugestiva” (H.
Bernheim 1882. De la Sugestión y sus Aplicaciones a la
terapéutica.)

De acuerdo al Dr. Bernheim, el estado hipnótico no es


debido a algún fluido magnético o emanación de los
seres vivos; sino que procede exclusivamente de la
sugestión, es decir, de la influencia provocada por una
idea sugerida y aceptada por el cerebro. Estas última
definición, es la más común y encontrada en los libros
de hipnosis. Mostró lo admirable de los automatismos
en los pacientes, como la catalepsia sugestiva; las
actitudes que se le imprimen sugestivamente, como la
idea misma de sueño; y las sensaciones inculcadas al
cerebro, que son percibidas como reales y que
constituyen verdaderas alucinaciones. Demostró que la
hipnosis se “inculca” realmente en el sujeto.

La Segunda Escuela de Nancy; estaría formada por


grandes médicos y psicólogos que habrían de llevar el
estudio y aplicación de la hipnosis más allá de las
fronteras de Francia. Entre los más importantes
representantes de esta escuela, destaca el Dr. Emile
Coué, discípulo de Liébault y Bernheim, introdujo el
método de “autosugestión consciente”; de tal manera,
que influía en la mente de sus pacientes, repitiendo y
26
enseñándoles a repetir, frases motivadoras hasta lograr
el pleno convencimiento y condicionamiento deseado.
Se repetían palabras clave positivas, y se visualizaban
imágenes, tanto en vigilia como en trance ligero, hasta
que llegaran a un nivel subconsciente; y así, lograr un
condicionamiento positivo autogenerado. Su muy
conocida frase, a modo de mantra: “Día tras día, en
todos los aspectos, me va mejor y mejor”, es conocida,
como ejemplo relevante del método de Coué; su éxito
depende en gran parte de la repetición diaria de la
fórmula. Este método, habría de ser la semilla para
ulteriores métodos o técnicas más elaboradas de
autosugestión; como el método “autógeno” de Schultz.

E. Coué, no fue el primero en utilizar este concepto,


pues lo encontramos a lo largo de la obra de Bernheim;
y también, en el prólogo realizado por S. Freud, sobre
la misma obra. Observamos en todos estos escritos, el
valor que se daba a la autosugestión en el mundo de la
hipnosis y en la explicación de diversas patologías
nerviosas. Asimismo, se reconocía su valor terapéutico,
más allá de toda duda.

Charles Richet, es otro de los seguidores de La Segunda


Escuela de Nancy, creador del concepto:
"metapsíquica", en su obra del mismo nombre.
Concepto, que después habría de ser substituido por el
de “parapsicología”

27
Entre otros personajes sobresalientes de esta segunda
escuela, se encuentran: Pierre Janet, Paul Dubois,
Moebius, Myers, Gurney, Stanley Hall, Forel, etc.
Aunque los hipnotizadores americanos no suelen
incluirse en alguna de estas escuelas, sustentaron en su
mayoría los principios de la Escuela de Nancy.

Notas históricas durante el siglo XX.

Aún a principios del siglo XXI, persiste la teoría de la


hipnosis basada en fluidos magnéticos, en donde un
operador superdotado, los maneja a su gusto, y es la
causa directa de tales variaciones que provocan la
hipnosis en el sujeto; la teoría magnética se ha resistido
a lo largo siglo XX. Resulta interesante la defensa que
hizo el psicoanalista austriaco Wilhelm Reich, que
alcanzó renombre en la escuela freudiana, sobre todo,
por el tema de la sexualidad humana. Reich, construiría
años más tarde, una cabina especial que, según él,
permitía almacenar una clase de energía que
denominó: “orgón”; se trataba de la fuerza vital
cósmica, compuesta por pequeñas partículas que caían
a la tierra, aseguraba que en dosis concentradas podía
curar todos los padecimientos humanos; desde la
depresión hasta el cáncer. Aunque nadie vio el orgón,
Reich afirmaba que era de color azul, y actuaba en el
cuerpo como algo parecido a una descarga eléctrica; de
nuevo se estaba repitiendo el episodio de Mesmer, con
sus aparatos y artilugios. No hubo nada, que no se

28
pudiera lograr por la pura sugestión. De cualquier
manera, las ideas de Reich fueron bien recibidas en los
Estados Unidos y en el verano de 1947 rentaba cerca
de 200 “cajas de orgón”, a razón de 10 dólares
mensuales. En 1954, la Dirección de Alimentos y
Medicinas obtuvo una orden judicial para impedir que
las cajas de orgón cruzaran las fronteras estatales: las
calificaron de artilugios fraudulentos. Reich no acató la
orden, y fue enviado a prisión en donde murió en 1957.
Este triste final, sirvió de pretexto para ridiculizar tanto
a médicos como a psicoanalistas, y más en particular,
aquellos que se relacionaban con la hipnosis. Para la
gente en general, ha sido difícil separar la hipnosis de
las teorías magnéticas o energéticas, dada la gran
cantidad de hipnotizadores de circo que defienden esta
hipótesis.

La sugestión es el fundamento de la hipnosis, según fue


delineado en la Escuela de Nancy; se estudió en
profundidad este fenómeno y no ha habido mucho que
agregarle a partir de entonces. El hipnotismo tomaría
diferentes expresiones o ropajes durante el siglo XX,
según el marco teórico terapéutico en que el que se le
utilizaba o utilizaría en el futuro; pero su fundamento
en relación con la sugestión ya estaba dado. No ha sido
mucho lo que se ha tenido que aportar a la explicación
teórica de la hipnosis, salvo a los aspectos funcionales
de la fisiología y bioquímica; aspectos que eran
incipientes en la Escuela de Nancy, que se
sospechaban pero que eran desconocidos totalmente.
Fue Hans Berger (1873-1941) padre de la
electroencefalografía, que a través de un equipo
29
amplificador de los potenciales eléctrico-cerebrales,
permitía su detección y análisis. Denominó a este
aparato: electroencefalógrafo. Inició la investigación de
las ondas cerebrales en sujetos humanos y su relación
con la vida consciente, dormida e inconsciente; y sobre
todo, como se relacionan estos niveles de actividad
cerebral con las diferentes funciones psicológicas de la
vida del individuo; tales como: la vida afectiva,
imaginativa, intelectual, atención, orientación, sueño-
vigilia, umbrales de percepción, etc.

Johannes Heinrich Schultz, (1912) elaboró los


principios del “entrenamiento autógeno” a partir de
sus observaciones en la hipnosis, en la que había
logrado gran dominio. Retomó el concepto de
“autohipnosis”, mediante la autoaplicación de la
sugestión positiva, es decir, por el sujeto mismo.
Según palabras del propio Schultz: "El principio sobre el
que se fundamenta el método consiste en producir una
transformación general del sujeto de experimentación
mediante determinados ejercicios fisiológicos y
racionales y que, en analogía con las más antiguas
prácticas hipnóticas exógenas, permite obtener
resultados idénticos a los que se logran con los estados
sugestivos auténticos."

Muchas han sido las variaciones del método de


“entrenamiento autógeno” y las variantes en el uso de
la imaginación para lograr sus fines. Casi todas estas
variantes, siguen más o menos los mismos
30
lineamientos. Durante las sesiones del “entrenamiento
autógeno” se repiten las diferentes frases sugestivas
en relación al cuerpo y se visualizan imágenes
vinculadas a las sensaciones que sugieren las frases, no
como algo ajeno, sino como algo que tiene sentido, no
obstante, la forma monótona y rítmica de las frases.
Según Huber (1980): "Estas imágenes se concentran en
fórmulas, según determinados elementos básicos de
eficacia sugestiva, y se aplican a regiones orgánicas
particularmente accesibles subjetiva y
cognoscitivamente: el estómago, la respiración, el
corazón, la sensación de su cuerpo (cabeza)." Se le pide
al sujeto que intente concentrar su pensamiento en las
frases propuestas. Se le aconseja que terminadas la
sesiones no abandone inmediatamente el diván o
sillón y se mantenga por un momento relajado,
asimismo, podrá ser interrogado sobre los resultados
observados. Esta norma también es aplicable cuando
lo practica en su hogar.

Milton Erickson y la hipnosis lúcida: utilizó la hipnosis


superficial o lúcida con bastante éxito dentro de su
concepto terapéutico, y funcionó como modelo para
sistemas similares de características reeducativas, y en
la terapia breve. Entre los métodos similares a la
técnica de Erickson, se podrían incluir los siguientes
enfoques psicoterapéuticos: Programación
Neurolingüística, Terapia Sistémico Estratégica, El
Método Silva De Control Mental de José Silva (este

31
último método no está directamente influenciado por
Erikson pero se podría decir que tiene elementos
bastante comunes y por eso lo incluimos entre los
métodos que utilizan la hipnosis lúcida), etc.

La hipnoterapia lúcida, trabaja como una forma de


comunicación terapéutica en donde el hipnoterapeuta
induce un estado de trance ligero en el paciente,
colocándolo en una situación en donde pueda usar su
propia capacidad creativa para resolver sus problemas.
Los diversos métodos hipnoterapéuticos tienen por
objeto crear y estabilizar la relación interpersonal
entre el paciente y el terapeuta, como reflejo de la vida
cotidiana del paciente; ya sea, controlando los procesos
de transferencia o eludiendo la resistencia
interpersonal. En el marco de esta relación, el psicólogo
es capaz de implantar sugerencias directas a través de
la imaginación y el diálogo que se establece en el curso
reeducativo interpersonal. La hipnosis lúcida, ha ido
conquistando, cada vez más, el interés de los
terapeutas familiares.

La relajación muscular y mental induce los niveles alfa y


theta, asimismo, llegándose a estos niveles de actividad
cerebral, se puede profundizar y discriminar, aún más,
las distintas capacidades o facultades del individuo;
como lo es su capacidad meditativa, mayor capacidad
de relajación, mayor autoobservación, y mayor
penetración de la autosugestión, etc. De igual modo, y
debido a esto, se facilita y coadyuva la labor
terapéutica de acuerdo al entorno teórico que se esté
utilizando.
32
“¡Desarrolla tu propia técnica! ¡No intentes usar la
técnica de otra persona…no intentes imitar mi voz o la
cadencia de ella! ¡Descúbrete tú mismo naturalmente!
¡Es el individuo respondiendo al individuo! ” (Milton
Erickson).

33
Definición de hipnosis
¿Qué es realmente la hipnosis? ¿Cuáles son sus
características? Según la define Boris Sidis, discípulo de
William James: “La hipnosis es un estado anormal o
subnormal, inducido por medios artificiales y
caracterizado fundamentalmente por la presencia de la
sugestibilidad”.

Las definiciones de hipnosis se basan, por lo general, en


las ideas enseñadas en la Escuela de Nancy, en donde
el hipnotismo procede de la sugestión; de una
representación consciente infundida en el cerebro de la
persona hipnotizada por una influencia exterior, y
aceptada por aquella como si hubiese surgido
espontáneamente. De acuerdo a esta idea, todas las
manifestaciones hipnóticas serían fenómenos
psíquicos, provocados principalmente por la sugestión.
Nada tendría que ver con fenómenos
electromagnéticos, energéticos o de otra índole de
naturaleza física.

Si observamos esta definición, no es completamente


satisfactoria, pero permite el intento de atrapar en los
límites de los conceptos algo tan amplio como es la
hipnosis. La sugestión está presente junto con la
sugestibilidad de parte del sujeto, como los elementos
fundamentales que se necesitan para lograr el trance
hipnótico. Esto nos lleva a definir otro concepto
importante para entender la hipnosis: la sugestión

34
¿Qué es la sugestión? Sidis contesta: “Al hablar de
sugestión nos referimos a la intrusión de una idea
dominante en la mente; enfrentada con mayor o menor
resistencia por la persona (sujeto); aceptada finalmente
sin examen crítico y realizada irreflexiva y casi
automáticamente”. En el lenguaje común de los
hipnotizadores, la palabra sugestión es utilizada,
haciendo referencia a las verbalizaciones, que el
operador hace al sujeto o persona que va ser
hipnotizada.

Por otro lado, la sugestión se has definido como una


“forma de influencia psíquica que una persona puede
ejercer sobre otra, al margen o con exclusión del
pensamiento racional crítico del segundo” (Bibring.
1954); se trata de la inducción de diversos procesos
mentales: ideas, emociones, acciones, etc., por parte
de un sujeto situado en una posición de autoridad,
denominado el operador, con otro situado en una
posición de dependencia, denominado el sujeto.
Anteriormente, se mencionó la importancia de la
sugestibilidad junto con la sugestión para lograr el
trance hipnótico; siguiendo la definición de B. Sidis, se
entiende por sugestibilidad: “el estado peculiar de la
mente, accesible a la formulación de sugestiones”.

S. Freud, señaló en el prólogo de la obra de Bernheim:


“Aun el mismo sueño hipnótico sería una consecuencia
de la sugestión, apareciendo merced a la sugestibilidad
normal del ser humano…” (S. Freud. 1888. Prologo a la
edición alemana de la obra «De la Suggestion et de ses
applications à la thérapeutique» de H. Bernheim). El
35
concepto de sugestibilidad fue ganando terreno como
una cualidad variable de las personas normales,
característica, que además, puede ser entrenada y
aumentada.

No solo los fenómenos hipnóticos son producto de la


sugestión, sino el mismo trance en sí; por lo menos,
cuando es provocado y puesto en relación a otra
persona. Sabemos que los estados hipnóticos pueden
ser autoinducidos o provocados naturalmente por la
estimulación monótona y persistente que proviene del
exterior. Dicho de otro modo, la estimulación natural o
artificial repetitiva pone al sujeto “en línea”. En el caso
de la autosugestión, el sujeto se pone en relación
consigo mismo, ya sea, consciente o
inconscientemente. En el caso de ser inconsciente,
puede ser parte de la explicación dinámica de algunas
patologías nerviosas. Pueden darse otras formas de
relación, como las que se establecen a través de la
propaganda y los fenómenos publicitarios,
profundamente estudiados.

Esta capacidad natural de los sujeto de “ponerse a


nivel”, nos habla de las características fisiológicas
necesarias e innegables, en lo que respecta a su
actividad cerebral; producto de la estimulación
repetitiva, que derivaría en sueño normal siguiendo su
curso natural; o, que también puede derivar, en un
trance hipnótico si se logra establecer una “conexión
de relación” con algo o alguien, para que fluya el libre
curso de la sugestión o la autosugestión. El concepto de

36
“relación” también fue estudiado en profundidad en la
Escuela de Nancy.

La mente Inconsciente

Hablando figurativamente, y sin entrar a las


definiciones psicoanalíticas, se puede decir que existen
dos tipos de de mente: consciente e inconsciente.
Cuando estamos despiertos, la mente consciente
controla nuestros actos volitivos, nos permite darnos
cuenta de los sucesos a nuestro alrededor, y nos
movemos y operamos voluntariamente en el medio.
Mientras estamos dormidos, nuestro estado es de
inconsciencia; es decir, la mente consciente esta
inactiva o disminuida. Cualquier movimiento que
ejecutamos cuando estamos dormidos es provocado a
nivel inconsciente e involuntariamente; de igual
manera, muchos de estos movimientos, se ejecutan
aun estando conscientes, de manera automática,
refleja e involuntaria; no requieren de la mente
consciente para que se realicen. Bajo la hipnosis, en los
niveles más profundos, pareciera que la mente
consciente queda inactiva y el inconsciente en su parte
más cercana al consciente (subconsciente) es activado
paralelamente. Cuanto más alejado está el
“consciente” más profundo el trance hipnótico. En el
sueño hipnótico profundo, la mente subconsciente
controla buena parte del organismo, puede influir
mediante la sugestión en el sistema nervioso
autónomo y mantiene desactivado al sistema de
37
volición; pareciera que se puede desactivar o disociar la
idea misma del “yo”. Todo el sistema de percepción se
puede mantener activo, no obstante, el sujeto, puede
no recordar nada de las percepciones sugeridas o
vividas realmente; pero pueden ser excluidas de la
conciencia conforme lo indique la sugestión. Esta es
una de las explicaciones sobre la curación de algunas
enfermedades mentales y nerviosas por medio de la
hipnosis, sobre todo, cuando estas han tenido su origen
en la dinámica subconsciente; esto es posible, a través
de órdenes sugestivas directas contrarias a las ideas
inconscientes creadas por el sujeto en la elaboración de
sus síntomas. Más adelante, se verá también, sobre el
uso de la hipnosis en los trastornos orgánicos, como se
vino aplicando en la Escuela de Nancy por Liébeault y
Bernhgeim.

Una persona hipnotizada acepta la mayoría de las


sugestiones del hipnotizador, incluso aquellas que
afectan su sentido moral de lo aceptable o inaceptable,
pero esto último bajo circunstancias especiales que se
tratarán más adelante; por lo general, el sujeto
despertará y mantendrá intacta su calidad moral.
Asimismo, nadie que no lo desee puede ser llevado por
la fuerza al trance hipnótico. Es importante destacar la
capacidad de la sugestibilidad del individuo, lo que lo
hace más aprensivo sobre las órdenes sugeridas y lo
que refleja la forma tan diferente en los niveles de
profundidad que alcanzan los distintos sujetos. De tal
manera, que hay sujetos que responden muy bien al
trance hipnótico mientras que otros pareciera que no
responden en nada.
38
Se puede llegar mediante la sugestión a un control
insospechado de las percepciones o insensibilidad a
determinados estímulos como se verá en el tema de
los fenómenos hipnóticos; a tal punto, que los sujetos
se pueden hacer totalmente insensibles a
determinados estímulos y ser sometidos a operaciones
quirúrgicas. Se pueden desarrollar en el sujeto las más
variadas fantasías que cobran el valor de la realidad,
incluso, aun estando despiertos, cuando han sido
previamente hipnotizados; mediante la perseverancia
de las sugestiones se llega a estas variaciones
sensoriales.

La hipnosis ha estado revestida del ropaje del sueño


desde su misma definición y se ha asociado más, que
con el simple sueño, con los estados del sonambulismo
natural. Se podría decir, que se trata de un
sonambulismo artificial que se alcanza mediante la
sugestión, en donde el hipnotizador se pone en
relación con el sujeto: introduciéndole ideas,
percepciones, pensamientos, alucinaciones, vivencias,
e incluso, creándole personalidades múltiples; lo
mismo que el enfermo mental es capaz de hacerse a sí
mismo mediante los mecanismos de su patología
psicológica, y muy probablemente, mediante
autosugestiones inconscientes. En el tema de los
fenómenos hipnóticos ampliaremos más sobre este
asunto.

39
Sobre la sugestibilidad

Error sería creer, que el ser impresionable o


sugestionable, implica una menor voluntad en la
persona, menor inteligencia; o que esta sugestibilidad,
es un concepto peyorativo por deficiencias en la
persona. Nada más alejado de la verdad, personas de
recio carácter, voluntariosas, inteligentes, cultas, etc.,
suelen ser sujetos que desde la primera sesión alcanzan
un buen nivel de hipnosis. No se está sugiriendo que
esas sean las características para ser sugestionable,
sino que podemos encontrar personas ampliamente
hipnotizables en una gran diversidad de caracteres. Sin
duda, la sugestibilidad es variable en los distintos
grupos humanos, de cualquier manera, las personas
que están condicionadas a recibir órdenes en forma
pasiva, como los militares, resultan ser bastante aptos
para la sugestión. Habrá personas que opongan
resistencia por sus creencias u opiniones morales, de
manera consciente, y las habrá, las que ofrezcan
resistencia inconscientemente, sin saber los motivos
por los cuales no puede ser hipnotizada. Como ya lo
hemos mencionado antes, es necesario que exista la
voluntad y deseo de la persona para aceptar el trance
hipnótico. Es preciso que el sujeto se deje guiar, sin
resistencia de ningún tipo para lograr más
efectivamente la hipnosis. Hay personas, que por
demostrar que tienen una fuerza poderosa de
voluntad, que están más equilibrados que los demás, y
que poseen un autocontrol pleno, que se vuelven
totalmente refractarios. Hay personas, en cambio, que
batallan o no saben ponerse en el estado psíquico
40
necesario para aceptar la sugestión; un nerviosismo de
origen inconsciente les impide soltarse y dejarse llevar
por el operador. Por todo esto, la necesidad de una
profunda plática previa que el hipnotizador debe tener
con los prospectos a la hipnosis; de tal manera, que se
establezca el “rapport” necesario para eliminar estas
resistencias, tanto conscientes como inconscientes.
Hay también personas que son totalmente refractarias
al trance hipnótico, y francamente, imposibles de
hipnotizar. También existe un grupo de personas, en
las que por principio, no se recomienda este
procedimiento: personas con psicosis, trastornos
demenciales, depresivos, hipocondriacos, etc., más
adelante, se tratará en mayor profundidad este tema.

41
Diferencias entre el sueño fisiológico y el
sueño hipnótico
La hipnosis fue considerada desde la antigüedad como
una forma de sueño y el nombre “hipnosis” impuesto
por Braid terminó por dejar bien sentada esta idea, que
persiste hasta nuestros días en la mayoría de las
personas. La Escuela de Nancy fue defensora de la
opinión sobre la gran semejanza que había respecto al
sueño fisiológico y la hipnosis: “Entre el sueño
espontaneo y el provocado no hay en el fondo ninguna
diferencia; Mr. Liébeault ha establecido este hecho con
gran rectitud de juicio. Solamente que el durmiente
espontaneo, no está en relación más que consigo
mismo” (H. Bernheim. 1887. De la sugestión y sus
aplicaciones a la terapéutica).

La hipnosis, era para estos estudiosos: un “tipo especial


de sueño” En el que interviene la sugestión, como un
elemento concurrente, que determina sus
peculiaridades y características propias, estableciendo
una conexión de relación entre el sujeto y el
hipnotizador; pero en cuanto al funcionamiento
fisiológico, es bastante similar al sueño normal. Sin
embargo, los fundadores de la Escuela de Nancy eran
honrados intelectualmente, y no dejaban de notar
algunas características que se manifestaban más
semejantes a la vigilia que al sueño. Estas semejanzas
con la vigilia suelen presentarse en el sonambulismo
natural; es decir, el sujeto puede interactuar con otras
personas hasta el grado de llegar a tener una
conversación, abrir los ojos sin despertar, responder
42
con facilidad a cualquier sugestión, etc. Se estima que
cientos de millones de personas en el mundo caminan
mientras duermen, estos sonámbulos están
controlados por su inconsciente, y algunos de ellos,
pueden leer libros, escribir cartas y poesía, dedicarse a
actividades ordinarias como manejar el automóvil; y se
han dado casos, en los que han llegado a cometer algún
delito. Se puede salir de ese estado de sonambulismo
natural con un estímulo poderoso e intenso como
también sucede con el trance hipnótico.

Reconocieron los fundadores de la Escuela de Nancy,


que una persona que se encuentra en sueño natural,
podía mediante la paciente labor del operador, pasar al
trance hipnótico; este fenómeno, era bastante similar
en sus características, al observado en el durmiente
normal, que pasa al sonambulismo de forma natural. Se
concluyó, que el sonambulismo natural era una especie
de trance hipnótico, autoinducido, acompañado por
las características principales de la disociación entre los
procesos conscientes e inconscientes, y la amnesia
provocada durante el trance.

La hipnosis, no era para los estudiosos de la Escuela de


Nancy, un fenómeno anormal que implicara alguna
anomalía orgánica que transgrediera el orden natural
de la actividad del cerebro; era un fenómeno normal
que podía presentarse en muchas personas comunes,
dentro de un proceso fisiológico normal. Además, las
personas con sonambulismo natural, frecuente podían
ser llevadas desde ese estado natural al artificial con
bastante facilidad, y eran, por lo general, buenos
43
candidatos para el trance hipnótico cuando estaban
despiertos. Por este hecho, se estableció una relación
de semejanza más profunda entre trance hipnótico y el
sonambulismo natural, que con el sueño normal.

Se ha señalado también como diferencia de la hipnosis


respecto al sueño natural, el hecho de que los
hipnotizados profundos, aunque no recuerdan nada
cuando despiertan, pueden hacerlo mediante la
sugestión directa de recordar; esto no sucede así con el
sueño natural. También se ha investigado sobre la
variación de la respuesta del reflejo rotuliano,
respiración, pulso, etc., obteniéndose resultados que
indican, que el trance hipnótico es diferente del sueño
en cuanto a estas respuestas, y que las variantes
fisiológicas se asemejan más a las de vigilia que a las
del sueño normal. La hipnosis tiene en algunos
aspectos, más semejanza con la vigilia que con el
sueño natural, o por lo menos, tiene más semejanza
con el sonambulismo natural que con otras fases del
sueño.

44
Fenómenos de la hipnosis
Muchos son los fenómenos que se presentan en el
trance hipnótico, son en extremo fascinantes y cautivan
de inmediato la imaginación; son producidos
exclusivamente por la sugestión. Suelen con facilidad
engañar a las personas en manos de gente sin
escrúpulos, que se presentan ante sus clientes en
espectáculos o sesiones de curanderos como
verdaderos magos dotados de gran poder, tal como
sucedía en la prehistoria del hipnotismo. El ilustre
padre del Psicoanálisis, S. Freud, comentaba al
respecto: “La obediencia hipnótica puede asimismo ser
aprovechada para una serie de experiencias harto
extrañas, que ofrecen una profunda convicción del
insospechado poderío de lo psíquico sobre lo corporal.
Tal es posible inducir al hipnotizado a ver lo que no
existe, también se le puede prohibir que vea algo que
existe y que se impone a sus sentidos, como, por
ejemplo, determinada persona (la denominada:
alucinación negativa); en tal caso, a dicha persona le
resultará imposible hacerse notar por el hipnotizado,
cualquiera que sea la estimulación que aplique; aquél la
tratará «como si fuera aire». Se puede impartir al
hipnotizado la sugestión de que realice determinado
acto, pero solamente cierto tiempo después de
despertar de la hipnosis (‘sugestión posthipnótica’), y el
sujeto no sólo se ajusta al plazo, sino que ejecuta la
acción en medio de su estado de vigilia, sin atinar a
explicarla con motivo alguno. Si se le pregunta entonces
por qué acaba de hacer tal cosa, invocará un oscuro
impulso que no logra comprender, o bien inventará un
45
pretexto medianamente adecuado, pero sin recordar
nunca el verdadero motivo, o sea la sugestión que le ha
sido impartida. El despertar se la hipnosis se produce
sin esfuerzo alguno, mediante la simple orden en tal
sentido impartida por el hipnotizador. En las hipnosis
más profundas falta luego el recuerdo de cuanto fue
experimentado durante el sueño hipnótico bajo la
influencia del hipnotizador. Este sector de la vida
psíquica queda, en cierto modo, aislado de todo lo
demás. Otros sujetos hipnotizados conservan un
recuerdo nebuloso, y otros aun, si bien lo recuerdan
todo, manifiestan haberse encontrado bajo el dominio
de un imperio psíquico contra el que no había
resistencia posible” (S. Freud. 1905. Psicoterapia:
Tratamiento por el espíritu).

Muchos de los fenómenos que se verán a continuación


no necesitan de los niveles profundos de hipnosis para
manifestarse ante las órdenes del hipnotizador. Una de
las principales ventajas de la hipnosis desde el punto de
vista terapéutico, es la ampliación de la conciencia
como de la memoria, para el restablecimiento de
hechos pasados, como ya se vio en el método
catártico del Dr. J. Breuer; la mayor parte de los
fenómenos hipnóticos son prescindibles y no tienen
necesariamente aplicación terapéutica. Esto no quiere
decir, por supuesto, que el recordar sea el único
objetivo terapéutico.

Estos fenómenos se han agrupado desde antaño dentro


de varios grupos o categorías generales, en donde se
pueden provocar dichos fenómenos con éxito. Los
46
niveles de trance hipnótico que se relacionan con los
fenómenos que a continuación se mencionan, son los
niveles que generalmente utilizan los operadores del
hipnotismo y que corresponden en buena medida,
salvo algunas diferencias menores, a los ya
mencionados en la Escuela de Nancy por el Dr.
Liébeault.

Control del sistema muscular voluntario

Se refiere básicamente, al control por parte del


operador sobre la musculatura voluntaria del sujeto. La
forma más simple es respecto a los párpados y los ojos,
la denominada catalepsia palpebral; se puede observar
desde el primer nivel de profundidad hipnótica, con
cierto grado de resistencia, por parte del sujeto, a su
ejecución; también se le ha llamado “desafío de
catalepsia ocular”. La catalepsia del brazo, se presenta
como la incapacidad de moverlo, levantarlo, etc., se
presenta ante la sugestión verbal por parte del
operador o su insinuación por algún toque que hace
alusión a la inmovilidad de la extremidad, por ejemplo,
presionarla contra el cuerpo. Se trata de un fenómeno
bastante común, que se presenta inmediatamente
después de que el sujeto cierra los ojos, casi sin
preámbulo, cae inerte en el diván o sillón,
permaneciendo en total inmovilidad. Lo “normal”, es
que el sueño y la manifestación de estos fenómenos
lleguen progresivamente, pero esto no es una regla, ni
significa un problema si no sucede así. Algunos sujetos,
antes de cerrar los ojos, pestañean en forma rápida y
47
repetida, otros lagrimean o cierran o abren
alternativamente los ojos. Estos últimos fenómenos,
generaron algunos mitos sin fundamento alguno, tales
como que el paciente era propenso al ataque histérico,
sufría de parásitos intestinales etc., lo mismo se dice de
algunos estremecimientos que se observan en
determinados sujetos.

Entre otros controles de la musculatura funcional


simple, están la incapacidad de levantarse del asiento,
incapacidad para caminar; giro de los brazos con la
imposibilidad de frenarlos; incapacidad para articular
palabras, ya sea de un nombre o un número. Todos
estos fenómenos corresponden al tercer nivel de
profundidad. Algunos sujetos, muestran reacciones
musculares que no forman parte de los fenómenos de
control de la musculatura funcional, son provocados
por alteraciones nerviosas y suelen presentar sacudidas
musculares en las extremidades y algunos movimientos
fibrilares en la cara. La mayor parte de las personas que
son sometidas al trance hipnótico quedan inertes y no
presentan estas alteraciones musculares. Se dan casos,
de algunas personas que se arañan o se entierran las
uñas, esto se ha relacionado con nerviosismo, angustia
y temor en la persona. Lo correcto es recurrir a la
sugestión para tranquilizarlos. En el caso de ataques de
índole nerviosos, como un ataque histérico o alguna
crisis de angustia, se deberá recurrir a la sugestión para
calmarlo; si el ataque correspondiera a alguna forma
orgánica deberá ser tratado como se trataría
normalmente estando despierto. Podría darse el caso,
de que el sujeto no responda a la sugestión por la
48
intensidad del ataque nervioso y la pérdida de relación
con el hipnotizador, es decir, la pérdida del trance; en
este caso, se deja seguir el curso natural del ataque y se
maneja de la misma manera como se trataría estando
despierto.

Resumiendo, por lo general todos los hipnotizados,


salvo los del primer grado, y en algunos casos hasta
ellos, son capaces de lograr las catalepsias. De hecho,
como se verá en la parte operacional, los test o
pruebas de susceptibilidad hipnótica utilizan algún nivel
de catalepsia para la selección de los sujetos. Estos
fenómenos de catalepsia se presentan en muchas
formas de manifestación como de grado. Se pueden
producir contracturas flácidas, espásticas,
contracciones, catalepsias, catalepsia cérea (adopta la
forma como si se moldeara en cera y mantiene la
posición, también se le ha llamado “posición de
maniquí”); se puede imprimir movimiento a las
extremidades manteniéndolo por tiempo indefinido,
tales como rotación de los brazos, manos, párpados,
flexión y extensión de los dedos, etc.

En ocasiones, al provocar una catalepsia se ha llegado a


producir una verdadera contractura rígida, por el
esfuerzo generado en el músculo, en tal caso, lo
recomendable es mediante sugestión, relajar el
musculo y generar analgesia. En algunos casos, la
rigidez corporal es tan profunda y poderosa que en los
espectáculos de hipnosis se acostumbra a realizar un
número denominado “el puente”; es decir, se colocaba
a un sujeto totalmente rígido entre dos sillas
49
separadas entre sí, con los respaldos encontrados y con
una distancia relativa al tamaño del sujeto; como si
fuera una tabla dura, nada flexible, se colocaba su
cuello en el borde de uno de los respaldos de las sillas y
los talones en el borde del otro respaldo, se hacía
fuerza en el centro del cuerpo sin romper la
contractura. En algunos espectáculos, se le solicitaba al
sujeto que levantara una pierna, de tal manera que
quedaba sostenido entre las dos sillas solo con una
pierna y el cuello; estando así, se le pedía que ejecutara
flexiones de la cintura hacia arriba y hacia abajo. Este
tipo de prácticas no son para nada recomendables y
pueden llegar a provocar alguna lesión tetánica.

Si la contractura obtenida en trance llega tener las


dimensiones de una contractura “real”, la sugestión es
lo más recomendado para liberar al sujeto; se le
recomienda, por ejemplo: “puede bajar su
brazos…afloje y relaje tranquilamente…la rigidez ha ido
desapareciendo ya…” Se utilizarán las sugestiones y
mandatos según sea la necesidad. Más adelante se
tratará el tema de los métodos permisivos y
autoritarios en la inducción del trance y su manejo en
la sugestión verbal.

Hay formas de catalepsias fascinantes, se le puede


sugerir al sujeto que la palma de su mano está pegada
en la mejilla y no la puede separar de allí. Se le puede
sugerir que sus pies se han pegado al piso pero aunque
mantiene la flexibilidad de las piernas no las puede
separar del piso; se le puede sugerir que dos dedos
están pegados, en una misma mano o entre las dos
50
manos y no los puede despegar; que la lengua se le ha
pegado al paladar y no la puede despegar; puede
ejecutar el “palmo de narices” y su dedo pulgar
permanecerá pegado en la nariz y no podrá despegarlo.
Estas experiencias son manejables a partir del tercer
grado de la escala de profundidad de Liébeault y de la
escala de H. Arons (1968), que se verá más adelante en
la parte técnica operativa.

En cuanto a la provocación del movimiento, en


contraste con la inmovilidad, si se le imprime
movimiento a ambos brazos pero se le detiene uno, el
otro seguirá en movimiento, a menos que se le indique
lo contrario. Es frecuente que estos movimientos los
imite el sujeto sin que se le indique, simplemente
porque los observa realizar por el hipnotizador en otros
sujetos; puede ser que los realice ante alguna señal o
indicación no verbal, incluso desapercibida, que sugiera
al sujeto la acción que deseamos ejecute, basta con
una señal, un jalón, un impulso, etc., lo más
significativa posible, para que el sujeto entienda los
deseos del hipnotizador. A veces, estos deseos del
hipnotizador se expresan verbalmente y se asocian a
una señal física, como puede ser el señalarlo con el
dedo índice para que el sujeto ejecute lo que se le
indica, ¡Así lo hará inmediatamente!

Control de la sensibilidad

Por lo común la sensibilidad se ve modificada en algún


grado; por supuesto, en los niveles lúcidos de sueño
51
está bastante bien conservada. Un pinchazo, algún
roce en alguna zona dolorosa serán sensibles en los
niveles ligeros de hipnosis y por lo general sacaran al
sujeto del trance. En los niveles más profundos, la
sensibilidad tiende a irse atenuando hasta eliminarse
totalmente (nivel cuarto); haciendo posible ejecutar
algunos tipos de cirugía odontológica o cirugía corporal
menor. En la Escuela de Nancy, eran de la opinión de
que la insensibilidad iniciaba en las extremidades antes
que en otras partes del cuerpo y que siempre era la
periferia lo más anestesiado y susceptible a la
analgesia. La vista y el gusto son los sentidos que
primeramente parecen responder a la sugestión de
insensibilidad, luego seguidos del olfato, oído y tacto,
en ese orden. Cuando se utilizan objetos de fijación
visual la vista permanece hasta el final del proceso de
inducción sin afectación hasta, la llegada definitiva del
trance hipnótico. En algunos sujetos, la pérdida de
sensibilidad se da espontáneamente sin orden previa y
sin motivo aparente; en otros sujetos, esta debe ser
sugerida mediante órdenes, tales como: “no siente
usted nada en el brazo, está totalmente insensible”,
etc., incluso, se pueden hacer pases con o sin contacto
en el brazo del sujeto para reforzar la sugestión de la
insensibilidad. La mucosa nasal y ocular no responden
a la sugestión y agredirla puede provocar daño en el
sujeto y probablemente lo despertará. Queda claro,
que aunque el hipnotismo, no puede ser utilizado como
un método de anestesia en la medicina regular, es
bastante útil en muchas situaciones para insensibilizar
al sujeto contra el dolor, asimismo, es muy útil para
lograr la analgesia. La pérdida de sensibilidad puede ser
52
señalada como un fenómeno negativo, no de manera
peyorativa, sino en el sentido de que significa la
anulación de alguna función sensorial o perceptiva.

Control sensorial y perceptivo

Las diversas capacidades sensoriales y perceptivas


pueden ser afectadas y controladas en contra de la
voluntad del sujeto, provocándole todo tipo de
alucinaciones que involucren uno o más sentidos
simultáneamente. Las fantasías que se le crean a la
persona, las percibe como si realmente estuvieran
sucediendo, puede ver cosas o personas que no se
encuentran ahí e interactuar con ellas. Este tipo de
fenómenos, como se verá más adelante, pueden ser
producidos aun en estado de vigilia si se le ha ordenado
previamente al sujeto, durante el trance hipnótico
mediante una orden post-hipnótica, que se manifiesten
todavía cuando él permanezca despierto. Si
introducimos sal en la boca del sujeto y le decimos que
es dulce, percibirá el sabor de lo dulce, es decir,
creamos alucinaciones perceptivas; le hacemos oler
amoniaco y sugerimos que es perfume y así lo percibe.
Este tipo de alucinaciones se presentan principalmente
a partir del quinto nivel de profundidad hipnótica, e
incluso, desde el cuarto, esporádicamente.

Se puede provocar la pérdida de las facultades


sensoriales en las llamadas “alucinaciones negativas”,
por ejemplo, sordera; es decir, le ordenamos que a
partir de un determinado momento dejará de percibir
53
por el oído y dejara de escuchar cualquier cosa, trátese
de ruidos o de las conversaciones de las personas del
entorno; solo escuchará la voz del hipnotizador, de tal
manera que no se conmoverá ante los ruidos por
fuertes que sean y no responderá a sonido alguno. Este
es uno de los fenómenos más impresionantes que se
presentan durante el trance hipnótico profundo, ya sea
que se generen durante el mismo trance o posterior a
él, a través de una orden post-hipnótica o bien
mediante órdenes directas cuando el sujeto está
despierto; pero que haya pasado previamente por
hipnosis y se le hubiera entrenado para ponerse en
“línea” de manera inmediata. En la Escuela de Nancy
llamaban a estos fenómenos “alucinaciones en estado
de vigilia”, pero la opinión prevaleciente, es que esto
último tiene una alta significación post-hipnótica pues
la simple verbalización del hipnotizador funciona como
señal para entrar a nivel de trance y al influjo de las
sugestiones.

Podemos ordenarle a una persona que durante el


trance hipnótico manifieste alucinaciones negativas
selectivas, por ejemplo, el no poder percibir a una
persona específica por ninguno de sus sentidos,
incluso, que no pueda verla y percibirla de ninguna
manera aún después de despertar; la persona en
cuestión, por más señas o gestos que ejecute frente al
sujeto hipnotizado o después de despertar, no podrá
ser percibida; o mejor dicho, dichas percepciones serán
disociadas de la conciencia. De tal forma, que si
solicitamos al sujeto que narre los eventos ocurridos
durante la sesión, los narrará tal cual, excepto los que
54
tienen que ver con la persona que se le sugirió no
podría percibir.

El siguiente ejemplo sobre alucinación negativa


selectiva, está extraído de la obra de Bernheim y
resulta bastante esclarecedor: “Un día me encontraba
en la casa del Dr. Liébeault; sugirió él a una mujer
dormida -que no era histérica- que al despertar no me
vería, que me habría marchado, habiendo olvidado mi
sombrero, lo pondría en su cabeza y lo llevaría a mi
casa. Cuando despertó me coloqué delante de ella y se
le pregunto: << ¿Dónde está el Dr. Bernheim?>> y
respondió: << se ha marchado, ahí está su sombrero >>
Le dije entonces: << Estoy aquí señora, no me he
marchado, ¿no me conoce usted? >> No respondió
nada. Al cabo de quince minutos, después de haber
dejado que se borrara la primera impresión, me senté al
lado de ella y le pregunté: << ¿Hace mucho tiempo que
viene usted a la casa de Mr. Liébeault? >> No me
contestó como si no me hubiera visto ni oído. Otra
persona le hizo la misma pregunta. Respondió
inmediatamente: << Hace quince días >> Después le
pregunté: << ¿Y está usted mejor señora, no es verdad,
después del tratamiento? >> El mismo silencio.
Contestación a la otra persona. Le puse las manos
delante de los ojos durante dos minutos; no pestañeó,
yo no existía para ella. En fin cuando se marchó cogió
mi sombrero, se lo puso en la cabeza y salió. Mr.
Liébeault la siguió hasta la calle, le pidió el sombrero,
diciendo que él se encargaría de enviármelo”.

55
La expresión “alucinación negativa” fue desarrollada en
la Escuela de Nancy para el fenómeno de la anulación
de percepciones por medio de la sugestión; fue
criticado en esa misma época por los Señores Binet y
Feré: “este nombre está mal escogido”, dicen estos
autores, “porque no se trata de verdaderas
alucinaciones. No se puede comprender bien la
naturaleza de esta alteración sensitiva, sino
comparándola a las parálisis sistemáticas del
movimiento…Lo mismo para el ojo que para el brazo no
hay más que un fenómeno de inhibición, que produce
una parálisis sistemática” (Revue philosophique, 1885).
Sin embargo, conceptos como este y otros muchos,
aunque erróneos en su construcción, resultan bastante
familiares y “clásicos” a los estudiosos de la psicología,
y de allí, la permanencia de su uso.

Fenómenos asociados a la memoria

En esta categoría se pueden englobar tanto la amnesia


como la hipermnesia del tipo hipnótico. La incapacidad
para recordar un número, nombre, domicilio, sucesos
acaecidos durante el trance etc., son amnesias que se
presenta a partir del nivel cuarto de profundidad
hipnótica. La hipermnesia se refiere a la capacidad del
sujeto para recordar mejor lo sucedido, al detalle, en
cualquiera de las etapas de la vida del sujeto; esto
mediante regresiones realizadas correctamente por
parte del operador, de tal manera, que es posible
recordar estímulos que fueron percibidos
subliminalmente, que estuvieron más allá de umbral de
56
la conciencia, pero cuya información puede ser
recobrada por esta facultad de hipermnesia. Por
ejemplo, un sujeto recuerda que el día anterior tomo
un taxi y recuerda el evento tal cual, el operador le
solicita que se fije en las placas del taxi y si el sujeto
tuvo percepción de ellas, aunque fuera fugazmente, las
recordará. De similar forma, todos los detalles que
pasan “aparentemente desapercibidos” pueden ser
recuperados con la hipermnesia mientras se cuente con
la información o el recuerdo correspondiente.

La regresión en el tiempo es un fenómeno muy


interesante, por el cual el sujeto puede revivir sucesos
del pasado junto con las emociones y sentimientos con
los que se vivieron. A veces, si se remonta a un periodo
de la infancia remota, es posible que el sujeto
manifieste un comportamiento similar al de su niñez, y
no sería extraño que emplee el vocabulario, gestos y
comportamiento de aquella etapa de la vida. De esta
forma, si se desea que el niño recuerde el nombre de
su primera maestra, puede sugerírsele que retorne al
salón de clases de primer grado y que visualice cuando
estaba sentado en su banco escolar; se le puede
solicitar, asimismo, que mencione los nombres y
apellidos de sus compañeros de clase y que describa su
vestimenta al igual que la de la maestra. La regresión
en el tiempo fue el arma primordial del método
catártico del Dr. Breuer y S. Freud, y lo es todavía, en
estado de vigilia o en el sueño ligero, a través de la
asociación libre, que está enlazada a los hechos
pasados, pero sin el poder de la hipermnesia que se
presenta a partir del cuarto nivel de profundidad
57
hipnótica y ocasionalmente desde el tercero. La
regresión en el tiempo no debe emplearse como juego,
entretenimiento público y mucho menos con un
sentido innecesario y fútil.

Algunos sujetos desarrollan durante el trance


hipnótico, en los niveles más profundos, la denominada
“memoria fotográfica”, sin tanto esfuerzo como el
requerido en el estado de vigilia; cabe señalar, que esta
habilidad no es propia del trance hipnótico, sino de
cualidades específicas a determinados sujetos y que
puede ser acelerada o aumentada en el trance. Esto no
quiere decir que cualquier sujeto que cae en trance
profundo pueda desarrollarla o entrenarla al nivel de
repetir tal cual todo lo leído en varias páginas de un
libro, o señalar todos los objetos de una mesa. Pero si
la cualidad está presente en el sujeto, es seguro que la
manifestará plenamente en el trance hipnótico.

Otro fenómeno, no menos interesante, es el de las


“alucinaciones retroactivas”, así definidas en la Escuela
de Nancy; quizá sea más correcto considerarlas como
deformaciones de la memoria a través de la sugestión,
que como un fenómeno de falsas percepciones, en
donde el sujeto recuerda hechos que no han sucedido.
Como ya se mencionó anteriormente, esté fenómeno
pone en la crítica, y con razón, al hipnotismo como
sistema probatorio judicial. Las fantasías cobran con
facilidad el valor de la realidad, han sido muchos los
casos en donde a través de hipnotismo o el mismo
proceso psicoanalítico se fincaron casos de violación,
con acusaciones bastante graves que luego se
58
demostraron falsas ante evidencias reales. Ya S. Freud
había reparado en este fenómeno, en donde supo
entender que muchas de los recuerdos obtenidos
correspondían a las fantasías de sus pacientes,
asimismo, descubrió la relación intrínseca de estos
fenómenos a la sexualidad. Esto mismo, invalida en
buena medida, si no hay un control total experimental,
el uso de la hipnosis para probar fenómenos de
reencarnación, abducción extraterrestre, etc. Sin
embargo, se utiliza esta práctica con mucha frecuencia
para intentar probar estos hechos.

Este tipo de alucinaciones retroactivas, que mejor se


podría denominar: “falsificaciones retrospectivas”,
pueden persistir por bastante tiempo en el sujeto, y
más todavía, si son frecuentemente repetidas. Se han
dado casos en donde el hipnotizado afirma haber sido
testigo de un crimen que de hecho nunca existió, este
es el caso de un famoso experimento del Dr. H.
Bernheim, en donde sugirió a una persona la
falsificación retrospectiva, de haber visto una violación
y asesinato; y luego, se le ordenó que dicho recuerdo
persistiera aun después despertar, de tal manera, que
esta persona insistió en declarar judicialmente ante el
jefe de policía, que se presentó en la clínica de Nancy,
pues se había prestado a colaborar en el experimento.
El sujeto mantuvo su acusación durante varios días,
hasta que fue borrado dicho recuerdo de su memoria
en otra sesión de hipnosis.

Se puede producir ceguera, recordar eventos no vividos


y recordarlos aun estando despierto cuando esta orden
59
se le ha dado. Es por esto, como ya se mencionó
anteriormente, que la hipnosis no es lo más
recomendado para intentar probar situaciones de
abducción extraterrestre, reencarnaciones, etc.,
porque el individuo tiende a darle valor real perceptivo
a las fantasías creadas en él, y estas se estructuran con
total facilidad. En algunos casos, aun sin pretenderlo el
hipnotizador, puede sugerirlas equivocadamente y
crear fantasías que el sujeto vive como si realmente
hubieran sucedido. El sujeto tenderá a crear las más
diversas fantasías, tanto por el mismo o por sugerencia
del operador, sean estas conscientes o inconscientes.

Disociación de la conciencia y despersonalización

Se puede despersonalizar al sujeto y asumir


personalidades distintas a la propia mediante la
disociación del yo y las experiencias vividas, esto se
puede lograr en el sexto nivel o a partir del quinto del
trance hipnótico. Se le puede sugerir que es otra
persona, que se encuentra en otra vida, o que tiene
varias personalidades simultáneas, como sucede en
algunos trastornos de despersonalización. Este
fenómeno es otro de los motivos por los que no es
recomendable intentar probar reencarnaciones
sucesivas o vidas pasadas, por medio de la hipnosis; por
lo menos, si no se tiene el total y rigurosos control del
evento, porque como ya se mencionó antes, la menor
señal funciona como un indicador a las expectativas del
sujeto.

60
El sujeto podrá adoptar personalidades de la historia y
se le puede sugerir que relate sus anécdotas de
batallas, hechos heroicos y eventos vividos; por
supuesto, estas narraciones se harán de acuerdo a las
estructuras cognitivas y desarrollo intelectual del
sujeto; si el sujeto no tiene capacidades de oratoria,
por más que se le personalice como un gran orador no
podrá por ello tener un discurso más allá de sus
capacidades reales, pero adoptará el personaje de
acuerdo a su nivel de comprensión y entendimiento del
mismo. Se puede cambiar, incluso, el sexo de la
personalidad y sugerírsele que es una persona del sexo
opuesto y actuará en conformidad; por otro lado, es
factible hacerle creer que es algún tipo de animal y
actuara de acuerdo a la conocimiento y comprensión
que tiene de ese animal.

Muchas de las llamadas posesiones diabólicas caen en


el rubro de estas sugestiones o autosugestiones,
mediante mecanismos psicodinámicos complejos, que
convencen y hacen creer a la persona que se encuentra
bajo la posesión de espíritus malignos de toda índole.
No es raro ver en estos sujetos muchos de los rasgos
físicos del sonambulismo natural, asimismo, se pueden
observar los mecanismos de identificación y
“contagio”, que son característicos en determinados
grupos religiosos y algunas patologías como la ya
mencionada histeria. Siempre salta a la memoria, el ya
triste y famoso caso de las endemoniadas de Loudum.

Las personas que se han alcanzado los niveles


profundos del sueño, es decir, de sonambulismo,
61
manifiestan nuevos y fascinantes fenómenos. Todos los
fenómenos previamente señalados estarán por
supuesto presentes y funcionaran en el sujeto, que
comportará casi como una máquina dócil ante el
hipnotizador; le decimos: “siéntese”, se sentará;
“párese”, se parará; algunos lo harán rápido, otros con
lentitud pero obedecerán inmediatamente, ya sea que
se les ordene suavemente o con autoridad. Si le
decimos, estando de pie el sujeto: “quédese clavado en
ese lugar”, el sujeto no podrá desplazarse; “sus piernas
no lo sostienen”, el sujeto caerá irremediablemente;
“su pierna derecha está paralizada y la arrastra”, el
sujeto caminará arrastrándola como una verdadera
lesión. El mandato que le demos tenderá a ejecutarlo,
mientras san mandatos en el ámbito de lo posible.

Ordenes Posthipnóticas

Adquieren su mayor eficacia en los niveles del


sonambulismo, aunque pueden provocarse desde los
niveles lúcidos del sueño; sin embargo, en estos niveles
ligeros su eficacia suele ser muy baja y de menor
duración. Se trata de órdenes que el sujeto deberá
realizar después de que haya despertado y que por lo
general se cumplen con una eficiencia y sincronismo
temporal espectacular. Pueden ser órdenes en las que
sujeto deberá ejecutar o hacer algo; ilusiones o
alucinaciones que percibirá en determinado momento
posterior al despertar, estando fuera del sueño
hipnótico. Se ha interpretado desde la época de Nancy,
que al momento de llegar el cumplimiento de la orden,
62
el sujeto cae instantáneamente en trance hipnótico, y
sin saber porque lo hace, cumple la orden
eficientemente. El sujeto tenderá a racionalizar su
comportamiento con cualquier pretexto. Estas órdenes
actúan en forma semejante a los impulsos orgánicos
provenientes de la esfera inconsciente, derivándose y
emergiendo en forma consciente. Si al sujeto se le
impide la ejecución de estas órdenes, tiende a reflejar
signos y características de ansiedad y aprensión
similares a la observada en las personas que luchan
contra los impulsos inaceptables que repentinamente
exigen su manifestación, que han permanecido en
forma controlada e intentan abrirse paso a la
conciencia y no logran por la contra carga represora.
Como ejemplo de de este tipo de órdenes tenemos: a
un sujeto que en trance hipnótico se le ordena que
media hora después de que despierte, irá al escritorio
del hipnotizador y tomar un libro que allí se encuentra;
lo abrirá en la página 100 y leerá en voz alta. Al
despertar y cumplido el tiempo, así lo hace; si se le
pregunta por qué lo hizo contestará: “porque se me
apeteció leerlo en voz alta” y dirá que la página 100 es
la primera que se le ocurrió. Los hipnotizadores de
espectáculo suelen decir a sus durmientes lo siguiente:
“durante el día de hoy cada vez que te señale con el
dedo y simplemente por eso, dormirás profundamente”,
suelen ante los espectadores despertar a sus
durmientes y luego cuando este se dirige hacia su
butaca en el lugar del espectáculo, a la distancia, le
increpan para que voltee, cuando voltea, lo señalan con
el dedo: ¡Instantáneamente quedan dormidos! ¡Como

63
si un rayo magnético y poderoso hubiera salido del
dedo del hipnotizador!

De hecho, hay gente que afirma haber visto salir tal


rayo o relámpago de la mano del operador, la
fascinación cautiva por parejo a la mayoría de los
espectadores. Se pasea el “mago” por toda la sala
haciendo gala de su poder señalando a personas
diversas con su dedo mágico, a las que previamente les
dio la orden post-hipnótica en voz baja durante alguno
de los números previos del espectáculo sin que nadie
del público lo notase. Los hipnotizadores de
espectáculo aprovechando la estadística a su favor, al
tener una cantidad grande de audiencia, pueden
conseguir, al menos, de 15 a 20 sujetos altamente
sugestionables.

Las sugestiones posthipnóticas pueden dividirse,


básicamente en dos tipos: la primera, es aquella que se
proyecta o continúa desde el estado hipnótico y tiene
permanencia durante el estado de vigilia. Por ejemplo,
si se sugiere a una persona que ésta ha olvidado su
propio nombre, todavía después del despertar del
trance continuará en su olvido, hasta que reciba una
señal específica para recuperarlo. Estas órdenes deben
ser explicadas con claridad a sujeto durante el trance
hipnótico. La sugestión continúa y se proyecta al futuro
posthipnótico, mientras el sujeto se halla en trance y
continuará durante el periodo de vigilia al despertar. El
sujeto está despierto y alerta en todo sentido, pero
olvida su propio nombre. Este tipo de fenómenos de
disociación, se presentan en múltiples trastornos
64
psicológicos. En el otro tipo de sugestión posthipnótica,
el síntoma no se presenta sino pasado algún tiempo
después de despertar ante una señal que le ha sido
implantada por el operador, como el chasquido de los
dedos o una palmada. Utilizando el mismo ejemplo, al
momento de despertar el sujeto si conserva su nombre
pero lo olvidará cuando se presente la señal; a partir de
la palmada el sujeto olvidará su nombre aunque lo
hubiera recordado inicialmente. Este segundo camino
de la sugestión posthipnótica es al que se le ha
considerado mayor aplicación terapéutica, porque
puede mantenerse activo y funcionando a través de
tiempo y puede actuar bajo señales condicionadas para
manejarse por terceros o por la misma persona que fue
hipnotizada. A la sugestión posthipnótica se le pueden
adjudicar beneficios si se asocia a algún tratamiento,
de manera planeada y eficaz. Puede utilizarse para el
mejoramiento y control de la ansiedad, de la memoria,
concentración y otras cualidades altamente deseables.
Se podría decir, que las órdenes posthipnóticas son el
poder que le da persistencia a la hipnosis a través del
tiempo, para mantener sus efectos beneficiosos y
favorables.

Se le puede ordenar a un sujeto que pasados algunas


horas, días, semanas o meses ejecute una orden y la
cumplirá; si hay posibilidad de reforzar dicha orden
durante varias sesiones hipnóticas, mucho mejor será
su efecto. El efecto de la sugestión de actos
posthipnóticos no es absolutamente seguro, ciertas
personas se resisten a ello y no necesariamente
siempre se cumple la orden con total eficacia. El deseo
65
de cumplir el acto es más o menos imperioso y se
resisten hasta cierto grado, se entabla una lucha
voluntariosa, como se menciono antes, como la que se
escenifica ante impulsos que se desean controlar o
postergar.

Las órdenes posthipnóticas que no son la realización


del algún acto específico, sino sugestiones sensoriales y
perceptivas, que deberán presentarse posteriormente
al trance hipnótico, también se cumplen a cabalidad en
personas que han alcanzado el nivel de sonambulismo.
Se les dice, por ejemplo: “cuando despierte usted,
sentirá un hormigueo junto con un calambre en su
pantorrilla derecha; sentirá un vivo dolor en un diente;
se le nublará la vista y dejará de ver por algunos
minutos, etc.” Las órdenes se cumplirán en su totalidad
y sentirá lo que se le indicó. Las sensaciones más
diversas se podrán producir con una certeza
sorprendente, la sed con deseo de tomar abundante
agua, hambre, el deseo de orinar, etc. Tales personas,
sienten sin saber por qué, un picor en la nariz y
estornudar cinco o seis veces seguidas; otros entrarán a
una crisis de bostezos; otros verán todos los objetos de
color verde, etc. En una palabra, todas las ilusiones
sensoriales ordenadas durante el sueño profundo se
realizarán al despertar y el sujeto no puede substraerse
a ellas. Lo mismo para las imágenes sensoriales
sugeridas, tales como objetos y personajes imaginarios:
si se le ordena que despierte y coma de algunas fresas
que están en el escritorio, despertará e irá a comer las
fresas aunque estas no existan, pero el sujeto, seguro
que las disfrutará. O platicará con las personas que se
66
le indicó que se encontraban en la sala al despertar;
aunque estas no estén allí, el sujeto conversará con
ellas.

Algunas personas no realizan estas alucinaciones con


tanta precisión, el comportamiento se nota indeciso
como si la orden permaneciera fragmentaria. Otras, en
fin, más sugestionables lo harán a la perfección.
Pueden desarrollarse órdenes que impliquen la
participación alucinada de dos o tres sentidos: que
escuche, vea e interactúe con sujetos u objetos, por
ejemplo, se le puede sugerir que platique y se divierta
con algunos compañeros del trabajo ahí presentes y se
tomen unas copas que están en la mesa y procedan a
embriagarse. ¡Sucederá!

Sujetos dormidos en el sueño natural pueden ser


llevados al trance hipnótico mediante la paciente labor
de verbalizaciones suaves y pueden ser sugestionados
posthipnóticamente. Así, una sugestión puede dormir
inconsciente en el cerebro en donde ha sido depositada
durante el sueño fisiológico y no salir hasta el día
asignado para su ejecución. Se han observado
fenómenos, en donde los sujetos pueden ser
influenciados en grado variable dependiendo del nivel
alcanzado en el trance hipnótico, el delirio sugerido
durante el sueño se cumple en la imaginación del
sujeto y puede imponérsele a la persona al despertar
como una realidad.

Toda sugestión posthipnótica, suministrada con la


intención de que su efecto sea solo temporal, debe
67
formularse acompañada, indefectiblemente de su
propia orden liberadora, de su propia sugestión de
liberación del control posthipnótico. Por ejemplo, se le
puede decir a un sujeto: “¡Durante el día de hoy! (se
especifica el límite de la temporalidad)… usted no
podrá encender ningún cigarrillo, ni manipular las
cerillas” etc., Para liberarlo, también se pueden sugerir
señales liberadoras como la palmada de las manos o
una palabra clave.

Modificaciones corporales

Todavía se debate en la actualidad hasta donde es


posible para la hipnosis modificar las funciones
corporales. La idea prevaleciente es que la hipnosis no
puede ir más allá de lo que se puede lograr en la vigilia
mediante entrenamiento adecuado. La hipnosis nunca
ofrecerá superpoderes a nadie. Se habló y se
argumentó desde la mismísima época de J. Braid y la
Escuela de Nancy, que era posible lograr cambios en
algunas variables corporales por la pura sugestión; de
la posibilidad de alterar el ritmo cardiaco del sujeto,
tanto disminuyendo como apresurando su frecuencia,
sin la necesidad de dar sugestiones que alteren el
estado emocional del sujeto o estimulaciones
especiales, que obviamente alterarían estas variables
fisiológicas. Aunque han habido algunos resultados
positivos que apuntan en esta dirección, no ha habido
nada concluyente, es decir, lograr algo más de lo que se
puede obtener en la simple vigilia mediante
entrenamiento. Lo mismo se ha dicho respecto al
68
sistema respiratorio, intestinal, para mejorar la
capacidad pulmonar o aumentar la efusión del jugo
gástrico. También se ha pretendido utilizar la hipnosis
para controlar hemorragias, aumentar o disminuir la
salivación, sin la necesidad de sugerir estímulos que
fácilmente provocarían estos fenómenos estando
despierto. Dicho sea de paso, no se recomienda
practicar experimentos de este tipo sin la adecuada
supervisión médica.

69
Consideraciones generales acerca de la
hipnosis

Sobre el despertar

Los sujetos que alcanzan niveles ligeros en sus primeras


sesiones suelen despertar con facilidad y rapidez; es
preciso mantenerlos repetidamente en la fascinación
sugestiva solicitándoles que mantengan los ojos
cerrados o repitiendo de tiempo en tiempo: “dormid…
duerman profundamente, etcétera” El organismo no
tardará en adquirir la tendencia al sueño. El despertar
en algunas personas suele ser espontaneo, sobre todo
si se les deja abandonados sin sugestión alguna; en
algunos casos si son abandonados se quedan quietos y
pasan por un momento al sueño fisiológico, se han
reportado casos de personas que se han quedado
durmiendo hasta quince horas, esto en sí mismo no
representa peligro alguno. Para obtener un inmediato
despertar se recomienda proceder con la sugestión
verbal, con frases como las siguientes: “muy bien,
hemos concluido, Despertad…despertarás a la cuenta
de cinco y te sentirás sumamente relajado…despertarás
al escuchar una palmada y se llegue a la cuenta de
cinco, etcétera” Estas palabras pronunciadas, aun en
voz baja, tienen el suficiente efecto. En algunos casos
después del conteo o de la palabra “despertad” es
preciso repetir: “sus ojos se abren está usted
totalmente despierto, relajado y tranquilo”, si esto no
bastase para despertarlo, se puede emitir un soplo una
o varias veces sobre el rostro del sujeto, insistiendo en
70
el acto de despertar. Por lo general, no se tiene que
recurrir a estos procedimientos algo molestos o
drásticos. Por lo común, es bastante fácil el despertar.

Si el sujeto es renuente a despertar, se puede hablar


con él para averiguar por qué no desea despertar, se
dan casos en que el sujeto está tan a gusto que no
desea renunciar a ese estado; si es el caso, se le puede
sugerir en un conteo de uno a diez, por cada número
que se mencione, que será como si hubiera dormido
una hora y tendrá los beneficios reparadores del sueño;
asimismo, se le conmina que al final del conteo se
sentirá muy contento por el hecho de tener que
despertar y se encontrará tranquilo, relajado y con esa
apreciable sensación beneficiosa que tuvo durante el
sueño hipnótico. Si aún así persiste en no querer
despertar, bastará con dejarle descansar. Pueden darse
casos en los que el sujeto dure varias horas en
despertar, esto no es frecuente, pero si sucede el
sujeto pasará en forma natural al sueño “normal” y de
ahí al despertar. ¡No es cierto que alguna persona
pueda quedar atrapada en el sueño hipnótico!

Como se mencionó en otra parte, el concepto de


sonambulismo se aplica a las personas que no
recuerdan nada al despertar; se puede sugerir al sujeto
que no recordará nada cuando despierte e iniciar luego
el conteo para despertar. Si la sugestión tiene efecto y
no recuerda nada podemos asegurar que alcanzó el
nivel de sonambulismo.

71
Reconocimiento y clasificación de los sujetos

En líneas generales, es posible afirmar que todos los


sujetos son hipnotizables. Las excepciones principales
son los niños menores de seis o siete años que por su
corta edad les será difícil seguir las instrucciones del
operador, sin embargo, desde la época de H. Bernheim
se reconocía la alta susceptibilidad de los niños y así lo
menciona él en su obra: como excelentes sujetos para
la hipnosis. Se han constatado casos de niños de cuatro
años de edad, susceptibles de ser hipnotizados y aún
en caso de niños con problemas cognitivos. De
cualquier manera, los niños que acusan algún problema
de índole intelectual son descartados frecuentemente
de la hipnosis. Se descartan también las personas que
presentan cuadros con trastorno mental grave
(psicóticos) y, principalmente, cuando se hallan en el
periodo de perturbación activa; tal es el caso de
trastornos cíclicos afectivos, esquizofrenia, paranoia
etcétera. Esto no quiere decir que no sea posible
someterlos al trance hipnótico, de hecho en las fases
iniciales de los trastornos, suelen ser bastante
susceptibles muchos de ellos; sin embargo, no es lo
recomendado, por las complicaciones que pueden
provocarse en el trastorno mismo.

En cuanto a los porcentajes de susceptibilidad


hipnótica con sus diferentes grados de profundidad, se
puede hablar de alrededor del 80 % de personas aptas
para el trance hipnótico, al cabo de tres o cuatro
sesiones. Otro 10 % puede ser inducido hipnóticamente
por intentos adicionales y técnicas suplementarias, que
72
se verán en la segunda parte de esta obra. El 10 %
restante, no puede ser hipnotizado en absoluto. Las
razones para ello son muchas, tales como las
resistencias inconscientes, falta de confianza del sujeto
en el operador, rechazo personal, temor irreductible al
proceso hipnótico, que muy frecuentemente está
asociado a concepciones religiosas y culturales. H.
Bernheim presenta un caso de una paciente que
estando siendo tratada con la hipnosis, con buen éxito,
abandonó el tratamiento por asuntos de fe religiosa y
oposición del esposo. En algunos sujetos no se puede
encontrar causa aparente para la incapacidad de entrar
al trance hipnótico. Estas cifras son promedios que
corresponden a la práctica clínica profesional y que
pueden variar dependiendo de las circunstancias de la
utilización de la hipnosis. No se han encontrado
diferencias significativas por países, zonas étnicas,
incluso climáticas; sin embargo, en cuanto esto último,
se ha insistido que las personas de climas calurosos
suelen ser más susceptibles, quizá, por el hábito de la
relajación obligada por el mismo calor; también se ha
insistido, que los países que tienen una mayor
influencia de cultura mística presentan sujetos más
aptos para la hipnosis, como puede ser el caso de la
India, China, Japón, etcétera. De cualquier modo, no
hay datos concluyentes al respecto.

Retomando el tema de la edad, se considera que un


niño de siete y ocho años, se encuentra en la edad
óptima de su vida para la susceptibilidad a la sugestión;
siendo esta edad, un periodo de gran influencia de los
adultos sobre los niños y en la cimentación de la
73
cultura. Suelen ser apto para el trance hipnótico en sus
distintos niveles, principalmente los ligeros. Es
importante aclarar aquí, que cuando se hace referencia
a susceptibilidad, se trata de un concepto más asociado
a la capacidad de ser influido por la sugestión y no
necesariamente con el nivel de hipnosis, no obstante,
que la sugestión guarda una relación intrínseca con la
hipnosis; pero se presentan casos, en donde los
sujetos, a pesar de ser aprehensivos y sugestionables
por la edad, no pasan de los niveles ligeros o no
responden al trance hipnótico.

Entre los ocho y los catorce años, la mente desarrolla


rápidamente sus posibilidades y suele ser un periodo
bastante bueno para la hipnosis. Entre los 14 y los 20 es
el más fructífero, sobre todo por los niveles de
profundidad alcanzados. Posterior a estas edades,
suele presentarse una caída de la susceptibilidad en
general. Esto no quiere decir, que una persona de 70-
80 años no pudiera ser hipnotizada, pero suelen ser los
sujetos menos susceptibles y aprensivos.

En cuanto al sexo, parece ser una variable significativa,


pues el sexo femenino sobrepasa en número a los
sujetos masculinos respecto a la capacidad de entrar al
trance hipnótico, y sobre todo, en los niveles más
profundos. No se trata de ninguna debilidad peyorativa
propia del sexo, ni de carencia de voluntad, por el
hecho de responder mejor a la sugestión; ni por lo
contrario, de mayor capacidad mental. Simplemente se
trata, de una variación estadística que responde a las
características propias del sexo y que aún es causa de
74
debate. El trance puede presentarse perfectamente en
sujetos femeninos que acusan una personalidad más
fuerte y sobresaliente, que la del mismo operador. La
hipnosis puede inculcarse, como lo señala el mismo S.
Freud, y puede adquirirse y mejorarse mediante
entrenamiento para cualquier persona.

Peligros de la hipnosis

Antes de iniciar la práctica de la hipnosis, es importante


reconocer las precauciones que corresponde observar
en el ejercicio profesional de tan interesante técnica, y
lo que se debe hacer en caso de presentarse una
emergencia de cualquier tipo. Practicar la hipnosis sin
conocer los riesgos implícitos y sin estar familiarizado
en las técnicas de emergencia es poco inteligente. Si la
hipnosis es bien manejada no ofrece el menor
inconveniente. No altera las funciones orgánicas en su
curso natural, mientras el sujeto sea sometido a la
hipnosis en condiciones habituales y no sea llevado a
representaciones extremas; se ha visto que la
circulación y la respiración no se ven afectadas
significativamente, al igual que otras funciones
fisiológicas mientras se mantenga un ánimo tranquilo
en el sujeto hipnotizado.

Uno de los riesgos implícitos en la hipnosis, es el corre


el operador mismo, y esto sucede porque la hipnosis es
una forma de relación interpersonal sumamente
delicada, y como otras relaciones interpersonales
humanas, puede generar problemas y dificultades. No
75
es frecuente, pero suele ocurrir, que se demande
monetariamente a los operadores acusándolos de
inmoralidad profesional por diversos comportamientos.
La recomendación es: no realizar la sesión de hipnosis
sin la presencia de un tercero, de preferencia
acompañado de un pariente cercano del sujeto, de tal
manera, que se ofrezca seguridad tanto al hipnotizado
como al hipnotizador. No son raros los casos, como ya
se ha mencionado, en los que se ha visto jurídicamente
implicado un hipnotizador acusado de abuso sexual y
no cuenta con la grabación o evidencia de una tercera
persona. De cualquier modo, si no hay un “testigo”,
resulta de suma importancia contar con la grabación
electrónica o digital del evento. Por supuesto, esta
grabación deberá también contar con el
consentimiento del paciente.

¿Qué sucedería si el operador cayera inhabilitado por


un repentino ataque cardiaco o por cualquier otra
causa se viera inhabilitado a continuar con la sesión
hipnótica? En realidad no existe peligro alguno al
respecto, aunque no deja de ser uno de los temores
que frecuentemente señalan los sujetos en la charla
previa a la hipnosis. Dada esta situación, poco
probable, el sujeto podría, en el peor de los casos,
despertar de inmediato y quizá atender al mismo
operador; en otro caso, simplemente permanecería
recostado y pasaría al sueño fisiológico para despertar
a los pocos minutos. Por lo general, los sujetos no
tardan más de media hora en despertar del sueño
hipnótico si se les deja a la deriva; si se alarga este
periodo, es porque así se le ordenó previamente
76
mediante sugestión hipnótica o por algunas
circunstancias especiales que lo llevan a dormir más,
situación que no denotan peligro alguno.

Otra recomendación importante, es la de evitar los


shocks fuertes y abruptos, por ejemplo, noticias
desagradables, no obstante estas sean verdaderas; este
tipo de información estamos obligados éticamente a
ofrecerla en el momento que corresponde, en plena
conciencia del sujeto; asimismo, es recomendable
evitar todo tipo de representaciones o imaginaciones
que impliquen algún shock, tales como terremotos,
incendios, etc. Es importante evitar trasladar las
emociones y excitaciones del sujeto de un extremo a
otro en forma abrupta, pues resulta sumamente
peligroso; por ejemplo, se acostumbra en las
presentaciones circenses sugerir al sujeto que está
viajando en un avión y se le avisa que el avión está
pronto a caer, su respiración y circulación se verán
afectadas de inmediato por el miedo y angustia
provocados ante la escena que se le está creado;
incluso, en algunos espectáculos de hipnotización, se
les hace pasar en forma inmediata, abrupta e
instantánea de estados de terror y angustia a
situaciones de risa y hasta burla, con la concomitante
afectación sobre su sistema fisiológico. El sentido
común auxilia al operador a evitar este tipo de
representaciones con emociones diametralmente
opuestas, por supuesto, que esto es tan dañino como
lo sería en los niveles comunes de vigilia si el sujeto es
engañado y sometido a tan cambiantes estados
emocionales; no es tan peligroso, tanto por el hecho de
77
estar hipnotizado o no, sino por el mal uso de la
relación personal que se finca en la manipulación y el
engaño; ya sea que la persona esté despierta o
hipnotizada.

Cuando por algún motivo se producen catalepsias


artificiales en los sujetos, estas deben sugerirse en
forma gradual y segura para evitar cualquier tipo de
lesión física, tales como desgarres y distensiones
musculares, entumecimiento y contracturas dolorosas,
etcétera. Lo mismo para la eliminación de la
catalepsias, esta deben realizarse en forma gradual y
relajando suavemente a la persona. Es importante
aclarar aquí, que la persona que se encuentra en trance
hipnótico, está sujeta por igual, como cualquier
persona, a la acción de los elementos físicos y
químicos; por ejemplo, si se ordena al sujeto que
coloque su mano sobre el fuego, puede evitarse el
dolor mediante anestesia pero no el efecto destructivo
del mismo; si se le ordena que vea hacia el sol, podrá
hacerlo pero se afectará su retina irremediablemente;
o si se le ordena verter ácido sobre su piel diciéndosele
que es algún ungüento, será dañado y afectado de
cualquier manera; comer vidrio molido etcétera. El
antiguo test cataléptico por el cual una persona
hipnotizada es colocada entre dos sillas como si fuera
un tablón, detenida solamente del cuello en un
respaldo, y por los pies en el respaldo de la otra silla.
Luego se colocan pesos en la parte media de su cuerpo,
solicitándole que realice flexiones; es sumamente
impresionante, pero no está más allá de lo podría
realiza una persona con entrenamiento en condiciones
78
normales. En el caso de abusar de este ejercicio con la
hipnosis y sin la debida precaución se pueden provocar
hernias y lesiones graves en el sujeto.

No es conveniente la inducción hipnótica en personas


que padecen problemas cardíacos o trastornos de
índole epiléptico, a no ser que se realice bajo la
supervisión médica adecuada; esto no significa, que la
hipnosis sea en sí misma peligrosa para las personas
que sufren estos padecimientos, sino que existe el
latente peligro de que el sujeto experimente, mientras
dura el trance, un shock que desencadene alguna
reacción cardiaca o epiléptica y esta requiera de
atención especial. Este mismo shock, podría provocar la
misma reacción aún estando despierto.

Hay sujetos que manifiestan algunos fenómenos


nerviosos, tales como movimientos de manos o
piernas, balanceos del cuerpo o la cabeza,
gesticulaciones, parpadeo intermitente con los ojos casi
cerrados, respiración fatigosa, aceleración de pulso, y
en algunos casos, hasta crisis convulsivas asociadas a
un trastorno psicológico, que antaño se clasificaba
como crisis de histeria. Estas personas ante la menor
provocación tienden a experimentar crisis de risa, de
llanto, agitación, etcétera. Si esto llegara a suceder,
nunca debe interrumpirse en el acto el trance
hipnótico. Es despertar al sujeto en medio de un
ataque de este tipo, sería desaprovechar la posibilidad
de dominarle mediante las sugestiones hipnóticas, y
perdería él mismo, toda posibilidad de autocontrol. El
operador, seguro de sí mismo, debe esforzarse para
79
calmar a sujeto empleando toda su habilidad para
conseguirlo, tratando de mantener el trance y
utilizando un tono suave pero firme; esto reducirá
considerablemente el episodio, aunque quizás resulte
difícil eliminarlo del todo. Al mismo tiempo, se
efectúan masajes suaves y reposados sobre la frente,
sienes o nuca del paciente, acompañando por
verbalizaciones calmantes. Una vez controlados los
movimientos o balanceos del sujetos, se le suelta y se
le deja libremente y se le observa durante cierto
periodo, para ver si continúa con estos movimientos o
reacciones; puede suceder que no desaparezcan del
todo, en tal caso, habrá que renovar el esfuerzo hasta
que se logre el control. El sujeto solo deberá ser
despertado hasta que haya concluido todo el episodio
nervioso y pueda estar nuevamente en posesión de sus
facultades. Es muy importante, mantener la serenidad
ante los espectadores posibles y no permitirles
expresiones de pánico de cualquier tipo. Es en estas
emergencias, cuando las cualidades profesionales y
personales del operador, especialmente su
autodominio, son de gran utilidad y beneficio para los
pacientes.

Otros peligros que se mencionan son respecto al


despertar, independientemente de que se trate de
pacientes nerviosos o no; es común encontrar casos en
donde la persona se despierta con sensación de
embotamiento, fatiga, dolor ocasional de cabeza y
algunos síntomas similares. Se recomienda, en la
medida de lo posible, inducirlo de nuevo al sueño
hipnótico y mediante sugestión eliminar estos síntomas
80
de manera más armoniosa. Todo este tipo de
fenómenos que suelen presentarse, están sometidos a
la sugestión como el correctivo eficaz para eliminarlos.

Algunas personas, apenas despiertan del sueño


hipnótico, se vuelven a dormir por sí mismas pocos
instantes después del despertar, mientras que otras no
desean despertar, esto no representa peligro alguno.
Esta tendencia autosugestiva al sueño puede ser
controlada mediante la misma sugestión del operador;
es recomendable, preguntarle al sujeto: ¿por qué no
desea despertar? o ¿por qué desea volver al sueño?;
acto seguido, puede sugerírsele, por ejemplo: que ha
dormido durante varias horas, una hora por cada
número de un conteo de 0-5, esto lo hará sentirse
descansado como si realmente hubiera dormido ese
tiempo, se puede utilizar cualquier artificio
imaginativo. Frecuentemente basta con afirmar al
sujeto que ha descansado plenamente y que
despertará repuesto y descansado, y que no hace falta
seguir durmiendo. No es extraño que algunos sujetos
deseen volver al apacible estado de relajación del
sueño hipnótico, en estos casos, pueden ser re-
inducidos y vueltos a despertar con la técnica
previamente mencionada. Siempre es bueno adiestrar
a la persona en algún método de rápida de relajación y
autosugestión, para que cuando deseen, puedan
disfrutar de este apacible estado o simplemente para
relajarse y calmarse.

Cuando el sujeto dejara de responder a la sugestión


durante el trance hipnótico, por cualquier motivo,
81
situación que no es común ni frecuente, y presentara
reacciones que no pudieran ser controladas
directamente porque se ha perdido la “relación” con el
hipnotizador, es decir: no responde a las sugestiones
que el operador le ofrece. Se deberá dejar que dichas
reacciones sigan su curso natural; por supuesto, con el
apoyo necesario, como se haría con cualquier sujeto en
estado de vigilia. Se continuará por este camino hasta
que el sujeto despierte en forma gradual o espontanea.
Esto no es frecuente, pero no sería extraño que por
alguna patología nerviosa con un alto grado de
autosugestión, tales como ataques de pánico,
convulsiones, reacciones de tipo histérico o incluso por
cualquier trastorno orgánico, pueda sobrepasar la
relación con el hipnotizador, momentáneamente, y
rompa el vínculo de la eficacia sugestiva. Estos
episodios, como ya se dijo, deberán ser tratados tal
como se tratarían comúnmente fuera del trance
hipnótico.

Un peligro de la hipnosis, verdaderamente grave, se


refiere al hecho de que algunas personas que son
hipnotizables con mucha facilidad; de tal manera, que
basta la simple oclusión de los párpados con la mano o
una simple sugerencia para dormir, para que de
inmediato caigan en el trance hipnótico profundo.
Estas personas pueden ser fácilmente manipuladas por
gente sin escrúpulos, fomentando altos niveles de
dependencia personal. ¡Esto es un peligro real!

82
Las personas no debieran prestarse al sueño hipnótico,
independientemente de lo sugestionables que sean, si
no es para su beneficio personal. Algunas personas, y
principalmente las sugestionables, suelen ser presa
fácil de hipnotizadores de espectáculo o personas no
preparadas para realizar regresiones que “destapan” la
vida anímica de los sujetos, sin ninguna comprensión
de ello. Desde los tiempos de Liebeault, Berheim y S.
Freud ya se utilizaba la regla: “¡Nadie deberá dormirles
más que su médico para curarles!”. En esa época se
acostumbraba a sugestionar a los pacientes con la idea
de que solo su médico podría llevarlos al sueño
hipnótico para su beneficio personal. Queda claro que
solo los terapeutas deben utilizarla con fines
terapéuticos

Al referirnos a sujetos sugestionables, se pretende


eliminar toda característica peyorativa en el concepto,
señalando que no se sufre de un déficit o una menor
capacidad intelectual, sino que simplemente es una
cualidad más marcada en unos individuos que en otros
y porque la capacidad de sugestión es una
característica que puede entrenarse e irse inculcando
en el correr de las sesiones hipnóticas. Pero de
cualquier manera, no debemos olvidar el principio de
que nadie puede ser hipnotizado contra su voluntad, si
no lo desea; este principio permanece por siempre
vigente y lo deben conocer los pacientes.

Uno de los mayores peligros, no ya de la hipnosis, sino


de su uso indiscriminado, radica en el hecho de que
muchas personas recurran a individuos que no cuentan
83
con la preparación profesional adecuada. La hipnosis
para el tratamiento médico y psicológico se considera
una especialidad, que al menos legalmente, está solo
en manos de médicos y psicólogos clínicos, y allí debe
continuar. Hay operadores que por expertos que sean
en el uso de la hipnosis no lo son en el área médica ni
psicológica y por cual debieran abstenerse de aplicarla
dentro del ámbito de la salud. El uso de la regresión es
un fenómeno llamativo e interesante pero debe dejarse
su aplicación en manos profesionales entrenadas para
ello. La regresión a través del tiempo puede fácilmente
provocar perturbaciones psicológicas por el “destape”
catártico de estados afectivos sin el cuidado y análisis
adecuado; pero sobre todo, por el abandono que se
hace de la persona ante esa afectividad liberada.

La sugestión hipnótica, no es cosa de juego ni de


entretenimiento circense, del cual se ha abusado sin
escrúpulos. Debe ser utilizada por personas
entrenadas en el conocimiento de las técnicas y
diversas patologías; y en personas en las que
verdaderamente corresponda. Claro está que algunas
inducciones, independientemente del ámbito,
realizadas en intervalos adecuados, prudencia y con el
sentido común correspondiente son inofensivas,
siempre respetando la dignidad humana. Pero si se
ejecutan estas inducciones hipnóticas sin orden ni
concierto, sobre la misma persona, pueden tornarse
peligrosas. ¿Debe proscribirse una cosa que puede ser
útil porque el abuso de esta cosa pueda ser perjudicial?
Esto equivaldría a proscribir los analgésicos, calmantes
u otras drogas porque el uso inmoderado produce
84
daño o provoca accidentes. Ciertamente la hipnosis
manejada por personas perversas o torpes, es una
práctica peligros. Utilizada la hipnosis con un enfoque
terapéutico y manejada prudentemente y con
inteligencia resulta sumamente valiosa. Al profesional
de la salud le toca evaluar su utilización y aplicación
para ofrecer un beneficio a sus clientes. Si en la
presencia de un paciente podemos reconocer que
puede ser útil, “tonto” sería no utilizarla dado que tiene
variadas probabilidades de éxito.

Por último, se puede afirmar en apoyo de la hipnosis


sobre su eficacia y seguridad, la casi infinita experiencia
de múltiples profesionales de la salud que la utilizan
con éxito cotidianamente, sin querer decir por ello, que
siempre sea aplicable o siempre sea eficaz. Pero lo es
muchas veces, no obstante la crítica morbosa y
maliciosa de algunos detractores. Recordemos que en
el ámbito de las ciencias naturales, solo la experiencia,
y nunca la autoridad sin experiencia, pueden
pronunciar el veredicto final, sea a favor o en contra.

Ética de la hipnosis

La ética en la hipnosis abarca dos áreas muy


importantes, las cuales cada una de ellas corresponden
respectivamente tanto al hipnotizador como al sujeto.
En la primera área ética, que se refiere al hipnotizador;
antes que nada, deberá respetar la dignidad de la
persona humana que es el sujeto. El bienestar de la
persona que se somete a la hipnosis es lo primero que
85
debe considerar el operador, trátese de cualquier
cliente o paciente. No debe hacerse nada que pueda
dañar al sujeto, tanto física como mentalmente. Si la
hipnosis es utilizada por motivos terapéuticos debe
estar encaminada hacia la salud mental de la persona
que se somete al tratamiento hipnótico; el especialista
clínico debe evitar crear expectativas ilusorias sobre el
alcance de la hipnosis, tanto en el sujeto como en sus
familiares. Como en todas las psicoterapias e
intervenciones clínicas, el profesional de la salud
deberá contar con los adecuados protocolos de
evaluación, diagnóstico y tratamiento; asimismo,
mantener la confidencialidad que la ética
psicoterapéutica exige y el máximo de apoyo y entrega
profesional. Es importante que el especialista clínico,
lleve un registro claro y conciso de todas las sesiones
hipnóticas por las que pasa la persona sometida a tal
trance. No se deberá abandonar o suspender el
tratamiento, salvo por motivos de causa mayor y
plenamente concertado con el paciente. En el caso de
que el paciente haya sido referido por algún médico,
deberá mantenerse la comunicación e información con
este último sobre el resultado de las sesiones
hipnóticas. Por otro lado, si se trata de pacientes
terminales, oncológicos y otras situaciones médicas
que conlleven peligro, deberán hacerse las sesiones de
hipnosis con la presencia y supervisión del médico
especialista.

De preferencia, las sesiones se realizaran con la


presencia de una tercera persona. Esto ofrece
seguridad tanto al sujeto como al operador; en el caso
86
de personas menores de edad, está obligado el
hipnotizador a cumplir este último punto, es decir, la
presencia de una tercera persona (padres o tutores). En
el caso de utilizar grabación electrónica durante la
sesión, tanto para audio y video, se deberá contar con
la autorización de la persona que se somete al trance
hipnótico.

¿Ejecutará el sujeto actos que infrinjan la ley y que


vayan contra la misma probidad de la persona y sus
principios morales? Se ha dicho hasta el cansancio, que
los sujetos no harán nada en el trance hipnótico o a
través de órdenes posthipnóticas que no harían en su
vida normal. Quizá esto sea cierto para la mayoría de
los sujetos hipnotizados, y despierten inmediatamente
ante órdenes que se imponen como contrarias a su
esfera moral o seguridad personal, pero no es el caso
de todos los sujetos. Algunos hipnotizadores hicieron la
observación de que ciertos sujetos hipnotizados
trataban de coger una serpiente de cascabel enrollada
cuando se les sugería que era solo un tubo de goma;
algunos sujetos han llegado a disparar un arma contra
otras personas dentro de una fantasía determinada, el
mismo Bernheim ofreció algunos ejemplos de esto.
Algunos investigadores, afirman, que más allá de las
novelas de ficción y películas como “El Enviado de
Manchuria”, en donde el personaje comete un crimen
mediante manipulación hipnótica, es posible inducir
comportamientos nocivos en los sujetos hipnotizados.
El estudio hecho en la Welch Convalescent Hospital en
Daytona Beach, Florida, han demostrado que la
compulsión a la violencia en los soldados puede ser
87
inducida bajo el trance hipnótico. En un experimento
en donde el sujeto era un WAAC que pertenecía a la
Oficina Militar de Inteligencia. Se le informó un secreto
militar y se le puso en estado hipnótico ligero en el cual
el operador se dirigió a él con estas palabras: “Usted
tiene un mensaje que no debe revelar a nadie, pero me
lo revelará a mí, me lo dirá, me lo dirá, me lo dirá”. El
sujeto WAAC se movió en su silla nerviosamente, con el
rostro contraído, pero finalmente cedió y reveló el
mensaje.

En otra prueba, un soldado con un buen expediente


militar, fue hipnotizado y se le dijo que dentro de un
minuto abriría lentamente los ojos y que en frente de él
estaría un soldado enemigo japonés dispuesto a
atacarlo. “Usted lo matará antes, tendrá que
estrangularlo con sus manos”, fue la orden concreta
respecto al falso soldado japonés; en realidad estaría
frente a él un superior militar. El soldado saltó sobre su
superior y trató de estrangularlo. Si el hipnotizador y
oficiales presentes no hubieran intervenido se habría
perpetuado el acto.

Pruebas similares se han repetido numerosas veces, he


aquí un ejemplo de Bernheim: “Le he enseñado junto a
la puerta un personaje imaginario, diciéndole que esta
persona lo había insultado, le doy un falso puñal y le
mando que vaya a matarlo. Se precipita y clava con
resolución el puñal en la puerta, después se queda
estático, con la mirada extraviada y huraña, temblando
de pies a cabeza. << ¿Qué he hecho desgraciado? ¡Vedlo
ahí muerto! ¡Corre la sangre! ¡La policía Viene! >> Se
88
queda como espantado. Se le lleva ante un juez de
instrucción (ficticio) y lo cuestiona: << ¿Por qué lo ha
matado usted? >> << Me ha insultado >> responde.
<<No se mata a un hombre porque te insulte (continuó
el juez), debía usted haberse quejado ante la policía…
¿alguien le ha dicho que lo mates? >> Respondió: << Mr.
Bernheim >> Le digo: << se le va llevar a usted ante el
Procurador General. Solo usted es el que ha matado a
este hombre. Yo no le he dicho nada a usted; usted ha
obrado por cuenta propia >>. Se le lleva ante el jefe de
la clínica que representa el papel del Procurador
General: << ¿Por qué ha matado usted a este hombre?
>> <<Me ha insultado >> responde por segunda vez. Le
increpa el procurador: << Es raro que se conteste un
insulto con una puñalada, ¿está usted bien de sus
facultades mentales? Me han dicho que tiene usted un
poco desarreglada la cabeza>> <<No señor>> responde.
Continua el procurador: << ¿No habrá usted obedecido
a algún impulso extraño, a la influencia de alguna otra
persona que le haya hecho a usted obrar de este
modo?>> <<No señor, yo solo he sido el que ha obrado
por propia iniciativa>>” (continuó el experimento por
bastante tiempo) -La significación de esta experiencia
bajo el punto de vista psicológico y de la medicina legal,
conduce a muchas reflexiones” (H. Bernheim. 1887. De
la sugestión y sus aplicaciones a la terapéutica).

De cualquier modo, sujetos no condicionados a la


violencia y bajo condiciones hipnóticas normales, sin
fantasías especiales, se mantienen en su
comportamiento ético habitual. La mayoría de los
sujetos evitan cometer actos peligrosos o antisociales,
89
por lo general, despiertan en forma automática de la
hipnosis, sintiéndose contrariados cuando se las ha
sugerido alguna orden contraria a sus principios.
Algunas personas propensas al crimen o a cometer
actos violentos pueden ser estimuladas para esos actos
bajo el trance hipnótico, o por lo menos, son más
susceptibles a ser manipulados. Normalmente una
persona actúa en base a sus inclinaciones y sus
antecedentes. Algunos experimentos indican, incluso,
que las normas morales se un sujeto se enaltecen bajo
la hipnosis, resultando más escrupulosos que en la
vigilia normal.

Otro fenómeno, no menos impresionante, es el de la


despersonalización del sujeto en donde puede adoptar
otras personalidades e identidades. Se le puede sugerir
a un adulto que es un niño y se comportará como tal;
incluso se le puede sugerir que es del sexo contrario y
hará lo mismo. Se le puede sugerir, que es un general,
un personaje de la historia y se comportará como tal.
De hecho, se les ha “transformado” en animales y el
sujeto se comporta como tal, en base a la concepción
que tiene del animal. En algunos casos, se genera la
“introducción” de una fantasía y se interrumpe su
continuación, por parte del operador, para que el
sujeto la llene a su gusto con su propia imaginación; ya
se trate, de una personalidad sustituta o cualquier
fantasía.

Sin duda, se pueden encontrar personas que simulen a


propósito o por complacencia con el hipnotizador y
fingir el trance hipnótico; podemos encontrar casos
90
dudosos que no producen la convicción de la hipnosis,
pero no debemos olvidar, que en el nivel ligero es difícil
de precisar el punto en el que se presenta el trance;
recordemos, que es más una capacidad de estar en
sintonía ante las ideas sugestivas provenientes del
exterior; cierta capacidad o predisposición de ponerse
en línea y en relación ante otra personas, o incluso
consigo mismo, como sucede en el caso de la
autohipnosis. En la medida de la profundidad de este
fenómeno, se puede lograr la disociación del yo hasta
el nivel de la despersonalización, para ser remplazada
por otra personalidad o idea sustituta; pero en muchas
ocasiones, el sujeto da la impresión de estar
totalmente despierto, pero encontramos elementos
que nos muestran lo contrario, como la respuesta
inmediata a las sugestiones. A fin de cuentas, será la
experiencia la que nos permita determinar si se ha
dado el trance o no, o si el sujeto está fingiendo.

91
Algunos usos de la hipnosis

Es increíble la gran cantidad de situaciones en las que


se puede emplear la hipnosis, a continuación damos
algunos ejemplos relevantes; de cualquier manera son
escasos en relación al amplísimo abanico de utilidades
que la hipnosis ofrece.

Se han utilizado desde la antigüedad tanto la sugestión


como la hipnosis con diferentes ropajes de control y
manipulación: a través del discurso y la retórica; la
música y la danza; la simbología, las leyendas y mitos.
Y con todos aquellos instrumentos que sirven para
fortalecer las ideas que se sugieren a los individuos y a
los grupos sociales. No fue hasta la hipnosis moderna
que se han investigado en profundidad los distintos
métodos que permitan aplicarla a los diferentes
campos de la actividad humana, con bastante éxito. Se
muestran algunos ejemplos de modo ilustrativo pero su
profundización está más allá de los objetivos de esta
obra.

Sugestión y propaganda

La sugestibilidad aparece en dos formas principales tal


como lo señaló W. James: en primer lugar, el tipo
“ideomotor” que significa que si una idea no es inhibida
tiende a manifestar las respuestas conectadas a ella.
92
Muchas de estas respuestas pueden ser inhibidas y
apartadas de la conciencia, pero sin embargo, pueden
aparecer bajo circunstancias especiales; tales como el
contagio emocional, intoxicación, inestabilidad
emocional, etc. Podemos observar estas respuestas
automáticas cuando la persona sigue el ritmo de la
música ejecutando los movimientos asociados a ella, o
cuando un espectador de una pelea de boxeo sigue en
sus propios movimientos físicos los movimientos que
observa en los boxeadores del ring; estas respuestas
suelen dispararse automáticamente y no necesita la
persona decidir actuar de tal manera. Está también, en
segundo lugar, el tipo de “sugestión moral”, que actúa
a través de los valores de la personas que suelen estar
asociados a determinadas ideas o nombres, por
ejemplo, una idea interpretada como ridícula, si es
expresada por cualquier persona ordinaria, mantiene
su calidad de ridículo, pero deja de mantener esa
calidad solo por el hecho de ser expresada por alguna
persona notable. Basta que esa idea ridícula esté
asociada al nombre de la persona notable para que
deje de verse como ridícula, e incluso sea considerada
como una idea muy importante. Lo mismo es aplicable
en cuanto a la invitación a la acción, basta que la
sugerencia venga de personas de “renombre”, para que
la invitación sea válida, independientemente de las
posibles consecuencias de tal acción. Las sugestiones
ofrecidas por otras personas, por lo general, suelen
93
generar una respuesta negativa simplemente porque
son de otra persona, pero basta que esté asociada a un
nombre o grupo de conformidad ideológica para incitar
la acción. Este negativismo es observable sobre todo
en la niñez, tanto de manera pasiva como activa y suele
vincularse fácilmente al “carácter social” que se va
desarrollando en una determinada cultura, y es
fácilmente manipulable por personas de renombre,
grupos de adherencia y conformidad social, tales como
los grupos políticos y religiosos, etc. Ciertos
experimentos, han demostrado sin lugar a dudas, el
efecto placebo de algunas substancias, sobre todo en
los cuadros clínicos de índole psicosomático; el
conocimiento de esto es utilizado por personas sin
escrúpulos para convencer a sus clientes de la
efectividad de una determinada “medicina milagrosa”,
sobre todo, si el laboratorio que lo promueve tiene
renombre o se ha creado fama por la constante
repetición publicitaria a lo largo de los años. Se
mencionó en la parte histórica, como Emile Coué con
su autosugestión consciente y sus frases repetitivas
promovió la antigua cura por medio de la fe, en una
gran cantidad de trastornos. Se basa en la suposición
de que una idea es aceptada por el inconsciente y
transformada en una realidad por su constante
repetición, y más todavía si esta idea proviene de una
persona o institución notable. Las frases repetitivas

94
como slogans, clichés, etc., suelen tener los mismos
efectos de autosugestión.

Los principios de la sugestión son en cierto modo parte


de los cimientos de nuestra vida normal, esto se
observa en las personas a quienes les pedimos
directamente que hagan algo y en los niños a quienes
se educa para que sigan las órdenes verbales directas.
Se estimula también, de manera indirecta, la
imaginación de las personas, mediante la narrativa de
los cuentos y leyendas de héroes formidables
poseedores de determinados patrones de
comportamiento, los niños se identifican con ellos y
siguen los mismos patrones si estos son nutridos en la
vida cotidiana; qué no decir de los héroes
cinematográficos que son mostrados en la actualidad
con derroche de efectos especiales, juegos de luces y
sonidos impresionantes. Estos patrones de
comportamiento se expresan como competitividad y
reto; pasividad y conformidad; conservadurismo o
liberalidad, etc. Estas asociaciones nos hacen olvidad
frecuentemente la sugestión original, de tal manera
que creemos actuar por nuestra propia voluntad. Las
respuestas a las sugestiones suelen condicionarse por
su repetición y perduran por largo tiempo haciéndose
efectivas tanto para la propaganda como para la
publicidad.

95
El efecto de los cantos fue descrito por Tácito quien
habla en su obra Germania del efecto hipnótico del
discurso rítmico:

“En los germanos abundan las rudas composiciones en


verso; quienes las recitan son considerados bardos en el
lenguaje del país. Con esta poesía bárbara inflaman sus
mentes el día de la batalla y pronostican el resultado según
la impresión que haga en la mente de sus soldados, quienes
se vuelven terribles contra el enemigo o desesperan del éxito
según la canción guerrera produzca un ánimo débil o fuerte.
No puede llamarse humana su manera de cantar, este
salvaje preludio es más bien un furioso griterío, un salvaje
coro de virtud bélica”. (Tácito. Germania)

En cuanto al discurso, decía Mussolini, según cita de E.


Ludwinng:

“Todo discurso a las multitudes tiene dos finalidades, aclarar


la situación y sugerir algo. Estos son los motivos por lo que
los discursos dirigidos al pueblo son esenciales para despertar
el entusiasmo a la guerra” (Emil Ludwing, Little, Brown,
1933).

El uso de repeticiones en la sugestión verbal, de


símbolos en la sugestión visual y gráfica; de ritmos en la
sugestión auditiva, a través de la música y la danza,
juegan un papel importante en la conquista del
inconsciente por el líder político. El atractivo de la
propaganda no va dirigido a la razón ni a los principios
de la persona, sino a la esencia de su “carácter social o
96
de grupo”, en donde puede predominar el tener sobre
el ser; los estereotipos de identidad; cierto grado de
autocorrupción pragmática, en donde pareciera “tonta
y débil” la persona que no los sigue; liberalidad, como
sinónimo de progreso, etc. El delirio verbal del
propagandista se transfiere a las masas. Este delirio,
consiste en repeticiones continuas con propósitos de
condicionamiento. Frecuentemente “hipnotizan” el
poder racional, a través de la repetición en diferentes
medios de comunicación. Todas las palabras y pistas
sonoras cargadas emocionalmente por el
propagandista, despiertan asociaciones con las
necesidades más profundas de la persona, de tal
manera, que las pueda proyectar como realizaciones
personales en las acciones incitadas por el líder. La
propaganda por medio de slogans, gráficos y símbolos
estimulan los anhelos de amor, tranquilidad, poder,
prestigio, sexo, dominación, posesión, compensación
de resentimientos y venganzas, etc. Las emociones dan
a la gente fuerzas que no tiene en estado normal, como
se ha observado durante guerras y revoluciones. Bajo la
influencia de una sugestión violenta, las multitudes
rebasan, por amplio margen, sus niveles usuales de
fuerza muscular y resistencia. En estas circunstancias,
hay generalmente, un grado considerable de anestesia
al dolor, tanto físico como emocional.

97
La sugestión es el primordial principio de la propaganda
en un esfuerzo por controlar y manipular
deliberadamente sobre el pensamiento y emociones de
los grupos sociales; en una forma determinada y con un
propósito definido. La propaganda demagógica crea
ilusiones y hasta alucinaciones que se solapan con los
estados mentales que aumentan la capacidad del
hombre para responder al efecto emocional de los
símbolos, discursos y bandas sonoras. Los nazis dieron
el ejemplo más pragmático del terrible y horrendo uso
de la sugestión en la propaganda, de tal manera que
manipularon la mente de uno de los pueblos más
desarrollados del planeta, que prefirió suprimir su
libertar en aras de entregarse a la locura de su líder. E.
Krieck, filósofo nazi, dijo:

“Las masas pueden ser dirigidas y moldeadas en estado de


excitación psíquica. Aquí intervienen nuevas fuerzas
formativas, nuevos contenidos del inconsciente. Muchos de
los que fueron a los mítines de Hitler por curiosidad y se
quedaron, volvieron convertidos, apresados por fuerzas
elementales que tenían una influencia más persistente en
ellos que la que había sido posible lograr mediante un
aprendizaje…la agitación nacional-socialista trabaja
principalmente a través de los instintos revolucionarios; no
con pruebas y argumentaciones intelectuales sino con la
fuerza primitiva del ritmo, cuyo lugar se encuentra en el
umbral de todo lo racional y lo irracional” (Ernts Krieck.
1934)

98
El hombre es proclive a aceptar los fenómenos
irracionales; esto nace, por un lado, de su curiosidad
por los misterios de la vida y de la muerte y del
significado de la existencia; por otro lado, de los
resentimientos sociales y familiares que ha
experimentado desde la vida temprana que no le
permiten aceptar argumentación alguna y si cualquier
contagio emocional que se sintonice a su
resentimiento. Se puede observar un tercer motivo,
que es el hastío y fastidio de la rutina cotidiana, la
soledad que lleva a la búsqueda de escapes de toda
índole, de acuerdo a sus procesos de identificación. Así
se hace la persona, vulnerable a las ideologías y
contagios emocionales de grupo, que de manera fugaz
satisfacen su narcisismo y anhelos más mediatos,
dejándose moldear por las manos de partidos, iglesias y
grupos de conformidad gregaria. ¡La verdadera libertad
inicia en el interior de sí mismo!

Hipnosis y el estudio académico

Desde los inicios de la hipnosis moderna en el siglo XIX,


ha sido utilizada para mejorar las habilidades de
estudio, ya sea para incrementar la motivación al
estudio o mejorar aptitudes tales como: memoria,
concentración, comprensión y todas aquellas aptitudes
que ven involucradas en el proceso del aprendizaje. La
utilización de la hipnosis en cuanto a la mejora de las
capacidades de estudio, se refiere particularmente al
99
hecho de incrementar estas habilidades, sin que posea
alguna problemática implícita, como es el caso del
estudio que se ve afectado por problemas de conducta.
Se ha utilizado en personas, que por la edad se han
visto mermadas sus capacidades intelectivas y
mediante sugestiones se le ha incrementado la
capacidad retentiva o de captura de la información
académica, para luego, también a través de la
sugestión continuada, profundizar la retención y la
recapitulación de lo estudiado. No se ha requerido más
allá de los niveles ligeros para este tipo de
intervenciones. Las técnicas y métodos empleados
pueden ser muy variados y adaptados a las
circunstancias de cada caso particular.

Se han realizado también estudios comparativos sobre


estudiantes que han asistido a conferencias académicas
en trance hipnótico, en distintos niveles de trance y
comparando los resultados de retención y comprensión
respecto a grupos control que asistieron a la
conferencia sin haber sido sometidos a la hipnosis. Los
resultados en general han sido bastante satisfactorios y
prometen mucho en este campo, sobre todo, en la
implementación de técnicas de autosugestión que
permitan al mismo estudiante, por sí mismo y sin
fomentar la dependencia, ir controlando su propio
ritmo de estudio a través de la sugestión. No es tanto el
hecho de que el estudiante incremente su potencial
intelectual (CI), sino que obtenga el máximo provecho
del potencial que ya posee, mejorando la rapidez del
aprendizaje, retención y comprensión del mismo. Fue
precisamente el deseo del J. Silva en mejorar las
100
calificaciones de sus hijos lo que lo llevó al desarrollo
del Método Silva de Control mental, que además de
mejorar la capacidad de estudio, interviene en
múltiples áreas de la vida humana. No solo se ha
utilizado en el aprendizaje académico, sino también en
el aprendizaje de diversas habilidades, como el andar
en bicicleta y automóvil; operación de equipos y
maquinaria que requiere de alta concentración,
habilidades del vendedor, tanto para la retención sobre
la información de productos como el manejo de
aparatos comerciales; aprendizaje de técnicas
deportivas, etc.

Hipnosis y el deporte

La hipnosis ha sido utilizada ampliamente en el deporte


desde el principio del siglo XX, en la actualidad se
utilizando mucho en los deportes de alto rendimiento,
sobre todo buscando el incremento de la
autoconfianza, mejor estado de ánimo y el control de
la angustia deportiva de los atletas; por otro lado, se ha
buscado mejorar la concentración del deportista y la
relación ante los estímulos provenientes de la actividad
misma y su propio organismo (control propioceptivo);
control de la fatiga y dolor propio del ejercicio (control
del dolor); y el aprendizaje de la técnica deportiva.
Gramaccioni (2004), menciona algunas ventajas de la
utilización de la hipnosis, tales como: relajación
muscular y mental; eliminación de barreras psicológicas
que afectan el desempeño del atleta, por ejemplo, la
ansiedad ante la exigencia de los retos o pérdida de la
101
autoconfianza ante lesiones y el arduo camino de
recuperación; asimismo, Gramaccioni, comenta las
ventajas de la hipnosis en la imaginación polisensorial y
una imagen corporal adecuada, considerando los
componentes cinestésicos y propioceptivos del
organismo del atleta, que lo ubican en relación al
ambiente competitivo.

Se ha utilizado la autohipnosis de múltiples maneras,


desde las simples sugestiones al estilo de E. Coué, hasta
el uso de órdenes posthipnóticas activadoras, mediante
la utilización de una palabra o frase a modo de mantra,
que llevan al atleta en escasos segundos, desde un
estado de relajación profunda que está utilizando para
el control de la ansiedad propia de los instantes previos
a la competición, hasta niveles activación y excitación
cortical adecuados para una excelente claridad mental,
movilidad y motricidad del organismo ante las
exigencias del evento, por ejemplo, en las carreras de
alta velocidad. En el caso de corredores de fondo y de
largas distancias y duración, la repetición de frases
activadoras posthipnóticas que le permitan relajar de
inmediato grupos musculares, controlar el dolor y la
fatiga, mantener claridad mental ante los estímulos de
la competición y la estrategia de la carrera. No
necesariamente deben ser frases conectadas
posthipnóticamente, se ha intentado que las mismas
señales del organismo, tales como el dolor y el
cansancio funcionen como la señal detonante
posthipnótica para ejecución de determinadas
respuestas positivas al evento.

102
Múltiples son las posibilidades de la utilización de la
hipnosis en las diversas actividades y disciplinas del ser
humano para obtener una mayor ventaja y eficiencia
en su desempeño. Se podrían hacer volúmenes enteros
sobre el inmenso potencial de la sugestión mental
aplicada estratégicamente a las diferentes disciplinas,
siguiendo, por supuesto, una conducta profesional y
ética de los hipnotizadores, ya se trate de psicólogos,
médicos u otros profesionales. Es enorme la cantidad
de métodos y técnicas para acceder a los beneficios de
hipnosis. En esta obra se presentan en la segunda parte
los métodos y técnicas más comunes de la hipnosis,
desde la tradicional técnica de Berheim, hasta los
métodos modernos de hipnosis, para que puedan ser
adaptados y manejados de acuerdo a las necesidades
propias del profesional a su propia disciplina humana.

Hipnosis en animales

También se ha aplicado la hipnosis en animales, tanto


en las disciplinas veterinarias como en las competitivas,
para la tranquilidad y relajamiento de los mismos. Se
ha utilizado la estimulación sensorial a través de
sonidos, palpaciones en su cuerpo, luces giratorias,
etc., en donde se induce el trance en los animales de
manera efectiva. Encontramos en la excelente obra de
H. Bernheim referencia a su utilización desde 1646, en
donde Athanasius Kircher, había demostrado que una
gallina colocada con las patas atadas y hacia delante de
una línea trazada en el suelo, queda sin movimiento al
cabo de cierto tiempo, conservando tal actitud aunque
103
se le quite el amarre. Otras personas han obtenido los
mismos resultados aun sin utilizar el atado de las patas
y sin trazar la línea en el suelo, simplemente
manteniendo al animal inmóvil durante un rato; esto lo
conocen perfectamente bien los médicos veterinarios.
Otros animales como pájaros, lagartijas, cangrejos,
pichones, conejos y monos han sido hipnotizados y
hasta cataleptizados por la simple fijación de la vista en
un objeto, ya sea el dedo del hipnotizador, una luz, un
sonido rítmico, etc. Algunos animales ante el miedo
muestran formas catalépticas, contracturas y estupor
que los mantienen en estado inerte como un
mecanismo de defensa ante un predador. En el caso de
los caballos, desde la antigüedad se conocían técnicas
para calmarlos y relajarlos previo al herraje de los
mismos, ya en 1828 el húngaro Balassa (Methode des
Hufbeschlanges ohme Zwing. 1828) mencionaba:
“cuadrándolos, obligándolos a recular, a levantar la
cabeza y a poner rígida la columna vertebral, se les
puede dominar hasta tal punto que no se muevan
aunque se dispare un tiro cerca de ellos. La frotación
suave con la mano, cruzando la frente y los ojos son
también un auxilio precioso para tranquilizar y
adormecer tanto al caballo más noble como al más
resabiado”.

Desde 1839, se utilizó en el Jardín Zoológico de


Londres, los métodos hipnóticos que eran
denominados como “éxtasis” en el manejo de animales
de manera experimental; en 1881, Beard, en Boston,
comparó estos fenómenos de “éxtasis” al del
fenómeno del hipnotismo en seres humanos. Después
104
de extensas investigaciones sobre psicología
comparada, incluyendo las reacciones nerviosas de las
hormigas, August Forel llegó a la conclusión de que:
“gran número de síntomas de los que se presentan en
la hipnosis humana aparecen en los animales, no
debido al temor y la presión, sino a un simple
mecanismo de sugestión automática”. Los animales
parecen tener sistemas de autohipnosis tales como la
simulación de la muerte y estados de inmovilidad como
reacción al miedo.

Muchas son las personas que no gustan del término


hipnosis en los animales y prefieren el de fascinación o
catalepsia; en cuanto a esto, Chertok (1965) ofreció la
siguiente definición:

“Es una conducta caracterizada por la inmovilidad y


entumecimiento, obtenida por diversos procedimientos, es
decir, colocando al animal en una posición o situación poco
habitual en él, y alterando el curso normal de su relación con
el mundo externo” (L. Chertok. 1965.)

La sugestibilidad, más que verbal o imaginativa, parte


de la estimulación sensorial que invita a animal a la
pasividad y relajación; ha quedado claro que los
animales “disfrutan” de esta pasividad y que pueden
ser llevados hasta el sueño fisiológico. Se han
desarrollado disciplinas veterinarias que utilizan
diversas técnicas hipnóticas de manera profesional con
bastante éxito. Los hipnotizadores de feria y
espectáculos han obtenido pingües ganancias

105
conociendo estas técnicas, aprovechando siempre la
fascinación y buena disposición de los espectadores.

Autohipnosis

La autosugestión es conocida y utilizada desde la más


remota antigüedad, ha llevado los más diversos ropajes
y nombres: pensamiento tenaz, oraciones y
jaculatorias, mantras, pensamiento dirigido, pesimismo
y optimismo, núcleo fóbico, núcleo obsesivo, etc., las
personas ante sus creencias y expectativas le han dado
valor a esta forma de dirigir su propia mente y
pensamiento, tanto en forma positiva como negativa.
El Dr. E. Coué, fue de los primeros en utilizarla como
una técnica de intervención psicológica, dirigida y
programada. En la actualidad son innumerables los
métodos y técnicas que siguen los principios de la
autosugestión; en la parte operativa de esta obra se
presenta un ejercicio a modo de ejemplo.

La autosugestión puede seguir dos vías: la consciente y


la inconsciente; en la primera, el sujeto obra por
voluntad propia y aplica las sugestiones en sí mismo
que previamente se le han enseñado y entrenado, o las
que él crea por su propia originalidad,
independientemente de que reconozca este fenómeno.
La vía inconsciente, a través del lenguaje de lo
inconsciente, genera sus propias sugestiones que
tendrán efecto en la persona sin que esta se lo haya
propuesto directamente. Las “representaciones
inconscientes”, como las llamaban desde el inicio del
106
psicoanálisis, pueden ser beneficiosas en algunos casos,
pero perjudicial en los casos en los cuales derivan como
una patología del tipo psicológico. La utilización
práctica de la autohipnosis depende mucho de la
creatividad de las personas, de cualquier manera más
adelante ofrecemos un ejemplo de aplicación
autohipnótica.

107
Pruebas preliminares de sugestibilidad
¿Qué es lo primero que se debe hacer para iniciar la
intervención hipnótica? Siempre que se pretenda
utilizar la hipnosis, es necesario previamente, y antes
que nada, tener una conversación formal con el sujeto
en donde se le deben informar los motivos por los que
pretende utilizar la hipnosis y la manera de hacerlo;
aun también, en los casos en lo que solo se menciona
que se va utilizar alguna técnica de relajación,
asociación, etc., y no se haya utilizado la palabra
hipnosis. Esta plática es de suma importancia por las
siguientes razones: porque no es ético realizar ninguna
intervención sin la aprobación del paciente, y más aun
en el caso de la hipnosis, que tiene tantas implicaciones
morales; porque, la persona debe estar bien informada
sobre la totalidad del procedimiento y como se trabaja
en este tipo de intervenciones, sus beneficios y la
inocuidad de los mismos; asimismo, se le debe
informar la relación que guardan esta intervención con
su situación y como este procedimiento puede
ofrecerle ayuda, sus límites y alcance, sin generar falsas
expectativas. Esto es aplicable para cualquier técnica
de intervención terapéutica, ya sea que estemos
mencionado el tema de la hipnosis directamente,
asociación libre, ensueño dirigido, relajación, ejercicios
de control mental, etc. Otro motivo importante para
esta charla previa es, porque estamos buscamos el

108
rapport adecuado en la relación médico-paciente, es
decir, un estado de confianza, acercamiento y
tranquilidad con la persona, en relación al trabajo
profesional que estamos ofreciendo, y en lo concreto,
por la técnica que estamos sugiriendo realizar; tratando
de lograr así, la suficiente confianza en la persona para
que formule cualquier pregunta que considere
pertinente y evitar cualquier concepción confusa sobre
la intervención. En algunas ocasiones, es conveniente
ofrecer algún ejemplo de cómo se realizan este tipo de
intervenciones. Tratamos de lograr con la persona su
total confianza y el acuerdo y anuencia sobre la
intervención que ofrecemos, en base a la premisa de
los beneficios a alcanzar. Ya logrado el consentimiento
de la persona, es decir, un adecuado “contrato de
intervención”, podemos iniciar el procedimiento.

En el caso de la intervención hipnótica el primer paso a


seguir, habiendo cumplido con el pre-requisito de una
charla previa, son las pruebas preliminares de
sugestibilidad. Estas pruebas o test pretenden evaluar
el nivel de susceptibilidad hipnótica de los sujetos. Se
pueden obviar en determinadas circunstancias, pero no
es lo más recomendado, sobre todo en personas en las
que se desconoce el nivel de susceptibilidad hipnótica.

Una de las principales críticas al uso de la hipnosis


dentro de sus múltiples aplicaciones es la pérdida de
tiempo que lleva lograrla en determinados sujetos. Esta
109
crítica sería válida si el hipnotizador pretendiera inducir
el trance de manera similar a todas las personas en las
que piensa utilizar esta técnica. Algunas personas son
hipnotizables en el acto, otras requieren unos cuantos
minutos, y, finalmente, nos topamos con personas a las
cuales parece imposible hipnotizar, por lo menos, en
las primeras sesiones. Para poder hacer uso de la
hipnosis de una manera eficaz y práctica es necesario
poder evaluar a los sujetos que se pretende hipnotizar
y determinar el grado de susceptibilidad hipnótica. Los
test que se describen a continuación cumplen con esta
finalidad práctica pues permiten, por un lado, una
adecuada evaluación de los sujetos y de los
instrumentos y técnicas utilizables del arsenal
hipnótico, mientras que por otro lado, evitan la pérdida
de tiempo en sesiones sin resultados. Es decir,
permiten el empleo de la hipnosis de acuerdo a cada
caso particular.

Existen gran cantidad de pruebas que son capaces de


medir los grados de susceptibilidad a la sugestión,
entre las más sobresalientes se encuentran:

 HGS (Harvard Group Scale de susceptibilidad


hipnótica)
 SHSS-C (Escala de Susceptibilidad Hipnótica de
Stanford, forma A, 1959; forma C, 1962)
 BSS (Escala de Sugestibilidad de Barber, 1969)

110
La utilización de escalas de susceptibilidad hipnótica,
como todos los instrumentos de medición psicológica,
requieren de preparación profesional para su
aplicación y el apego estricto a los estándares y valores
normativos para cada población; resultan bastante
útiles tanto en aplicaciones individuales como grupales
y se caracterizan por su importancia en la investigación
experimental actual sobre la hipnosis y otros aspectos
de la psicología como las habilidades cognitivas,
personalidad, variables fisiológicas, etc. De acuerdo al
tipo de ítems que manejan estas pruebas, asociados a
los distintos fenómenos hipnóticos dentro de las áreas:
motoras, sensoriales y cognitivas, es posible
determinar los diferentes grados de susceptibilidad y
respuesta del sujeto a la sugestión, así como el nivel
posible de profundidad hipnótica. A modo de ejemplo,
la Escala se Susceptibilidad Hipnótica Stanford, forma C,
utiliza 12 ítems. Seis de ellos están constituidos por
cuatro motores y dos cognitivos; y son similares a la
Escala Harvard, forma A. Los otros seis se refieren a
alteraciones perceptivas. Utiliza un procedimiento de
inducción común para el cierre ocular y utiliza también
textos alternativos de acuerdo a la respuesta de los
sujetos; los ítems se puntúan con valores de 1 ó 0, y la
puntuación total puede variar entre 0 y 12. Los 12
ítems son los siguientes: caída del brazo (se representa
imaginativamente peso en las manos); separación de
las manos (representación de pegamento que adhiere y
pega las manos); alucinación del mosquito (el sujeto
debe oír y separar un mosquito que molesta);
alucinación de sabores (imaginación de dulce-amargo);
rigidez del brazo (incapaz de doblar el brazo); sueño (el
111
sujeto debe mostrar sueño por lo menos durante dos
minutos); regresión (el sujeto debe situarse en etapas
anteriores de la vida); inmovilización de la mano
(catalepsia); anosmia (incapacidad de reconocer
olfativamente); alucinación auditiva (el sujeto debe ser
capaz de oír voces sugeridas); alucinaciones negativas
(la persona no debe poder ver el estímulo que se le
presenta); amnesia ( el sujeto no debe recordar por lo
menos tres ítems que se le presentan).

La Escala de Susceptibilidad Hipnótica de Stanford,


Forma C está considerada por muchos investigadores
como el mejor instrumento para la evaluación de la
susceptibilidad hipnótica (Sheehan y McConkey, 1982)
y se considera, casi obligada, en la utilización para la
selección de sujetos experimentales (Register y
Kihlstrom, 1986).

De cualquier modo, las pruebas preliminares pueden


ejecutarse sin la utilización de las escalas existentes
para ello y se puede prescindir de ellas, si la situación lo
permite. En la parte que sigue se muestran las pruebas
preliminares o test de susceptibilidad hipnótica clásicos
que se vienen utilizándose desde la época de
Bernheim, y que en sí mismo, ya se consideran como
una forma preliminar del trance hipnótico. Se puede
hablar respecto a test preliminares de susceptibilidad
hipnótica de tres propósitos fundamentales:

112
 Clasificación de los sujetos. A través de los test
el operador está en condiciones de clasificar a
los sujetos entre: “aptos”, “regulares” e
“indiferentes” para la tentativa de la hipnosis.

 Condicionamiento previo. A través de las


pruebas se prepara gradualmente a los sujetos
para ser hipnotizados, de hecho, los test o
pruebas funcionan como un entrenamiento
para la hipnosis, una forma de ir inculcando la
hipnosis paso a paso.

 Análisis de los sujetos. Esto permitirá conocer


las características de la persona y llegar a
conclusiones sobre cuáles serán las mejores
técnicas de inducción. Si corresponde utilizar
los métodos autoritarios, permisivos etc. El
entrenamiento y preparación de los futuros
hipnotizadores (operador) debe cubrir las
distintas pruebas de susceptibilidad, así como
los métodos de inducción, pues no todos los
procedimientos funcionan de la misma manera
en los distintos sujetos. Por lo tanto, la
capacidad del operador en la determinación de
los métodos adecuados se considera de
fundamental importancia y disminuirá, hasta
casi desaparecer, las posibilidades de fracaso.

113
A continuación se muestras las principales pruebas de
susceptibilidad hipnótica, que se han vendió
practicando desde la época de la Escuela de Nancy:

El Péndulo de Chevreul

Fue creado por el longevo químico francés Michel


Eugene Chevreul (1833), quién entre otras cosas fue de
los pioneros en el descubrimiento del colesterol y los
ácidos esteárico y oleico. El péndulo fue diseñado para
obtener respuestas inconscientes de parte del sujeto y
fue rápidamente adaptado dentro del ámbito de la
hipnosis, como el primero, o uno de los principales
métodos para detectar la susceptibilidad de los sujetos
a la hipnosis. Se fija al final de un cordel delgado o
cadenilla de reloj de bolsillo, 40 centímetros de largo,
aproximadamente, una llave pulida y brillante, puede
funcionar cualquier objeto similar que cumpla con las
características de brillo y peso semejante al de una
llave de puerta común; en el otro extremo del cordel o
cadenilla se puede sujetar un lápiz que sirva para
sostener o sujetar el péndulo con mayor facilidad. Las
tiendas especializadas en hipnosis venden cadenillas
con una pequeña esfera de cristal brillante en un
extremo. Este elemento, es propiamente dicho el
péndulo que se va colocar verticalmente sobre un
círculo dibujado en un trozo de cartulina blanca de
114
aproximadamente 15-20 centímetros de diámetro. Este
círculo esta trazado con dos líneas que se cruzan en el
centro y lo divide en 4 partes. Una de las líneas está
marcada en un extremo como A y en el otro como B; la
otra línea está marcada con las letras: C-D, y el centro
del círculo está marcado como X.

Este dibujo se coloca en una silla, taburete o mesa de


poca altura; la persona que sostiene el péndulo,
permaneciendo de pie lo coloca en forma vertical con
el objeto brillante hacia el dibujo, de tal manera que
cuelgue el objeto sobre la X a escasos centímetros de la
cartulina; el sujeto sostiene el lápiz en forma horizontal
con el pulgar e índice de ambas manos con los brazos
ligeramente extendidos y sin que los codos toquen sus
costados. Pueden variar las posiciones, en algunos
casos el sujeto puede estar sentado. Se pide al sujeto
que mantenga su cuerpo tan relajado como sea
posible, la respiración pausada, y que sostenga el
péndulo que cae directamente sobre la X del trazado.
Se le solicita al sujeto que fije sus ojos en el punto de la
X. El anillo, llave o que se utilice como peso del péndulo
debe hallarse en una línea con sus ojos y la X. Se le
solicita que concentre su atención todo lo que sea
posible en dicho punto, conservando fija allí la visión, el
péndulo se mantendrá fijo u oscilará ligeramente por el
leve movimiento de los dedos o las manos. En este
punto, se le sugerirá al sujeto que mueva la vista hacia

115
el punto A de la línea A-B, pero sin mover la cabeza,
sólo la mirada; de allí seguirá la vista hacia B, luego
hacia A y así sucesivamente, de ida y de vuelta; siempre
con el mismo ritmo, pausado y sin mover la cabeza; la
concentración en la tarea es lo más importante y hay
que llevarla a un nivel intenso. Se le sugiere a la
persona, que experimentará al poco tiempo que sus
pensamientos se desplazan a lo largo de esa línea y que
el péndulo comenzará a oscilar en la misma dirección.
Cuanto más se concentre el pensamiento en la línea,
más oscilará el péndulo regularmente a lo largo de la
línea. Una vez logrado esto durante varios minutos, se
repetirá el procedimiento, sugiriéndosele sin
intermedio de descanso, para que ahora desplace la
mirada entre los puntos C-D; repitiendo la técnica de
pasear la vista a lo largo de la línea, acompañada del
flujo de pensamientos. Se espera que al cabo de
algunos minutos el movimiento del péndulo siga la
nueva dirección, es importante insistir que el sujeto no
debe mover las manos, dedos y cabeza. El movimiento
del péndulo es de vaivén de arriba hacia abajo, de un
lado hacia el otro según sea la referencia de los puntos
A-B ó C-A; Podemos, a continuación, sugerirle que
desplace la vista a lo largo de todo el círculo,
efectuando con los ojos el movimiento de pasearlos
una y otra vez a lo largo de toda la circunferencia sin
mover la cabeza, el péndulo deberá cambiar su
movimiento y seguirá las indicaciones de la mente del
116
sujeto, girando en un círculo o una elipse. Si el sujeto,
por indicación del operador detiene repentinamente el
fluir de los pensamientos en esa dirección y se
concentra de nuevo en el punto X, el péndulo llegará
eventualmente a detenerse por completo en el centro
del diseño.

Este ejercicio por sencillo que parezca, no lo es en


absoluto y es posible que sujetos poco susceptibles a la
sugestión sean refractarios al éxito de esta prueba.
Cuando el éxito se logra en las primeras sesiones
denota de inmediato una mayor susceptibilidad por
parte del sujeto a la sugestión y se puede proceder a
otro tipo de prueba preliminar a intentar el trance
hipnótico.

Deben tomarse un par de precauciones elementales:


que el cordel o cadenilla sea lo suficientemente grande
como para permitir el desplazamiento por el dibujo y
que el peso del péndulo sea lo suficiente para
mantener la regularidad del movimiento sin llegar a ser
excesivo, de tal modo que lo pueda frenar. Aun más
importante, es cuidar la propia posición del sujeto:
relajada por completo, sin apoyar los codos en los
costados; sin apoyarse en parte alguna, ni en el
respaldo en caso de estar sentado, posición que se
utiliza cuando el dibujo está en el suelo. Debemos
instruir correctamente al sujeto sobre el movimiento
de sus ojos y vista sin mover la cabeza y seguir la misma
117
dirección del flujo de pensamientos respecto a las
órdenes que escucha. En ocasiones se aconseja señalar
con el dedo la colocación del punto A hacia el B o el C
hacia el D como la primera orden de entrada para
remarcar ante el sujeto la posición de tales puntos. La
verbalización es rítmica y monótona, tal como: “ida y
vuelta…siguiendo la línea de A hacia B de B hacia A…”
etc.; esta melopeya continúa repitiéndose una y otra
vez, siempre rítmica y monótona. Pueden emplease
otras verbalizaciones en el mismo tono: “arriba y
abajo…a lo largo de la línea A-B…a un lado y al otro…a
lo largo de C-D…concentré bien su vista a lo largo de la
línea…arriba y abajo…etc.”

Estos ejercicios pueden ser modificados a criterio del


operador y en función de la sensibilidad mostrada por
el sujeto, hay personas a las que ofende la simpleza del
ejercicio y en el peor de los casos, subestiman la
capacidad de operador, con lo cual desaparece el
rapport logrado que es imprescindible. Esta última
consideración ha llevado a muchos hipnotizadores a
prescindir de esta prueba preliminar.

Es importante aclarar al sujeto que no se le pretende


hipnotizar con este ejercicio, sino simplemente verificar
su nivel de susceptibilidad hipnótica, poder de
concentración y su adaptación para seguir las órdenes.
Esta actitud de nuestra parte, logra una mayor

118
aquiescencia de parte del sujeto para participar y llegar
exitosamente al éxito del ejercicio.

Hasta aquí, solamente hemos estado viendo el poder


de la sugestión y autosugestión en un individuo y nos
permite, como base, pasar a otras pruebas
preliminares. Cuando utilice el péndulo de Chevreul
recuerde que es la concentración mental la facultad
que estamos evaluando en el sujeto y su relación con la
sugestión.

Es importante a esta altura, hacer un comentario sobre


las técnicas autoritarias y las técnicas permisivas (tal
como las llamaba E. Coué). Este tipo de técnicas son
aplicables tanto para las pruebas preliminares como
para los métodos de inducción hipnótica. Las técnicas
autoritarias son llamadas a veces como “técnicas
paternalistas”; mientras que las permisivas son
denominadas de “tipo materno”. Esto en relación con
la similitud del comportamiento general paternal o
maternal en el entorno familiar; el mismo H.Bernheim
comenta en su interesante obra:

“Si en algunos se consigue mejor este resultado procediendo


con dulzura, en otros, rebeldes a la sugestión suave, es mejor
emplear la energía; hablar con tono de autoridad para
reprimir la tendencia a la risa o la veleidad de resistencia
involuntaria que esta maniobra puede provocar”
(H.Bernheim. 1887. De la Sugestión y sus aplicaciones a
la terapéutica).

119
Las técnicas paternalistas son de dominio, con
verbalizaciones más autoritarias y algo más impulsivas
en su discurso; lo contrario para las de tipo maternal,
caracterizadas por verbalizaciones suaves, persuasivas,
sin rigor ni exigencia, minimizando en todo momento el
carácter autoritario. De cualquier manera, tanto en la
inducción hipnótica como en los test es recomendable
mantener cierto grado de control y autoridad propio de
cada circunstancia, independientemente del cual
método se está utilizando. Es muy importante desde
los primeros intercambios con el sujeto descubrir su
capacidad de reacción a cualquiera de estas técnicas,
pues será fundamental para su utilización y el éxito de
la inducción misma. Las personas de carácter suave,
dócil y dulce responden mejor a las sugestiones
autoritarias y la técnica que se debe elegir corresponde
al tipo autoritario. Por el contrario, aquellas personas
que están acostumbradas a mandar y dar órdenes a
cuantos los rodean, rechazarán un enfoque autoritario
en las verbalizaciones, comprometiendo el éxito de la
inducción; este rechazo es el producto de resistencias
internas que se enfrentan o chocan con las órdenes
autoritarias. Resultan sumamente útiles todo tipo de
conocimientos psicológicos a este respecto, pues
permitirá evaluar mejor a los sujetos y la técnica que
mejor se aviene a su personalidad. Como ya se

120
mencionó al principio de este tema, los test son
bastante útiles para descubrir a cuál de estas dos
técnicas responde mejor la persona de acuerdo a su
temperamento.

Test de la caída hacia atrás

Otra prueba que también evalúa el nivel de


concentración del sujeto en relación con las
sugestiones que recibe es el de la caída hacia atrás.
Este test puede ser utilizado únicamente en forma
individual, se le instruye al sujeto que permanezca de
pie pero relajado, toda tensión no es solamente
innecesaria sino contraproducente, los pies deben
estar unidos y los brazos colgando, descansando sobre
los costados del cuerpo. El operador se situará atrás del
sujeto y le insinúa que para asegurarse de que está
totalmente relajado lo jalará hacia atrás. El sujeto se
dejará caer hacia atrás cuando sienta el tirón, pero será
sostenido por el operador que evitara una caída real;
pues esta caída será solo de escasos centímetros.
Cuando se hace el tirón al sujeto hacia atrás, se le
indica que no flexione sus rodillas sino solamente la
articulación del pié con los tobillos. La relajación se
comprobará jalando suavemente de los hombros del
sujeto hacia atrás y cuando se observe que sobrepasa
la distancia y puede caer se le detiene apoyando las
121
manos en su espalda. Debe indicársele al sujeto que no
caerá y que no podrá lastimarse, porque se encuentra
en buenas manos y que solo se está haciendo una
evaluación de su concentración. El procedimiento es el
siguiente: se instruye al sujeto que flexione la cabeza
hacia arriba como si observara el techo de la
habitación; se le ordena cerrar los ojos manteniendo la
flexión de la cabeza. Se coloca el operador detrás del
sujeto, en posición firme, un pie por delante y otro
hacia atrás para tener sostén y poder detener bien al
sujeto; coloca el operador sus manos sobre los
hombros del sujeto; luego se le formulan las
sugestiones correspondientes, por ejemplo: “imagínese
a sí mismo de pie parado cerca de una pared, a escasos
centímetros, de espaldas a ella, la pared está
reblandecida por un acolchonado musgo que la cubre
como suave pasto. Imagine que siente que está
cayendo hacia atrás, imagínese a sí mismo de espaldas
contra esa pared cayendo hacia ella…déjese llevar”.
Estas verbalizaciones se hacen como una melopeya,
cadenciosas y tranquilas. En este punto se le sueltan los
hombros y se continua: “al dejar de sostenerlo con mis
manos usted sentirá que caerá hacia atrás. Imagínese
cayendo hacia atrás…cayendo hacia atrás…cayendo
hacia atrás…imagine el muro que lo protege y esté
tranquilo porque me encuentra a tras para protegerlo”.
Se repiten tres o cuatro veces estas frases. Si el sujeto
se concentra adecuadamente y responde a la sugestión
122
tenderá a caer hacia atrás, si es el caso, lo sostenemos
a los pocos centímetros evitando todo peligro, dejarlo
caer más puede resultar en una dificultad mayor para
sostenerlo. Muchos sujetos, al iniciar las
verbalizaciones, se inclinan imperceptiblemente hacia
delante, en sentido contrario a las sugestiones que
estamos ofreciendo y solo después comenzará su
desplazamiento hacia atrás; esta reacción se presume
como normal y no refleja necesariamente algún tipo de
negativismo. Algunas veces la inclinación es exagerada
hacia adelante o incluso puede caer hacia adelante,
esto suele interpretarse como una forma de resistencia
y temor a la caída hacia atrás, pero de cualquier
manera nos ofrece información valiosa de la fuerza de
sugestión en la persona.

Test de elevación y descenso de los brazos

Esta prueba se considera por su sencillez y facilidad de


implementación y carácter permisivo, como una de las
más utilizadas; por lo general suele ser la primera que
se utiliza, requiere de un nivel ligero de susceptibilidad
a la sugestión y en sí misma puede implicar un trance
hipnótico ligero y lúcido, que es el nivel más utilizado
en la intervención psicológica clínica. Nos muestra una
imagen clara de la subordinación futura, proveyendo
diversas señales de cómo responderá el sujeto a los
123
procedimientos de la inducción hipnótica propiamente
dicha. Esta prueba puede ser aplicada tanto en forma
individual como grupal, en caso de ser grupal la
distancia entre los sujetos debe ser la adecuada para
que puedan levantar y extender los brazos hacia
enfrente, sin generar molestias y sin estar apretados
entre sí.

Debemos tomar en cuenta que en esta prueba, se


descartará a los sujetos que si bien pueden ser aptos
para la hipnosis, pues la mayoría de las personas lo son,
no logran la concentración necesaria para el éxito del
ejercicio. Los sujetos descartados, deberán pasar por
otras pruebas preliminares que posiblemente se les
adapten mejor a su personalidad, o por métodos de
inducción avanzados que veremos más adelante en
esta misma obra.

El procedimiento se realiza, más o menos en el


siguiente tenor: “por favor, manténgase de pie,
erguidos pero sin rigidez; el cuerpo debe estar relajado,
los pies unidos y los brazos colgando descansadamente
sobre el costado de su cuerpo. Cierren los ojos (cierre
los ojos si se trata de un solo individuo). Manténgalos
cerrados hasta que se les indique que los pueden abrir”.
Como se trata de un método permisivo es importante
evitar palabras que se perciban como órdenes, ya que
tienen una mayor carga de autoridad; el método
permisivo tiende más a los conceptos sugerentes que a
124
los que indican una orden directa. Las palabras cobran
vital importancia en las personas que están siendo
sometidas a este tipo de ejercicios y durante la
inducción hipnótica, por lo general, adquieren un
carácter superlativo y fuerza emocional en las personas
que las escuchan, y más todavía, por los procesos de
“transferencia positiva inconsciente” que suelen
presentar los sujetos ante los operadores y terapeutas.

Se continua el ejercicio de la siguiente manera: “este


ejercicio demostrará su capacidad para utilizar vuestra
imaginación. En cierta forma es una demostración de la
pasividad de su cuerpo ante el poder de su mente. Sus
ojos continúan cerrados; levante y extienda los brazos
hacia el frente a la altura de los hombros y con las
palmas de las manos extendidas y encontradas una
contra la otra; ahora bien, gire la mano izquierda de tal
manera que la palma de la mano quede hacia arriba,
hacia el cielorraso; la mano derecha déjela como está,
solo extienda el dedo pulgar de su mano derecha
apuntando hacia arriba; su mano izquierda mantiene su
palma hacia arriba y su mano derecha el pulgar hacia
arriba también. Ahora, es el momento de echar andar
su imaginación, imagínese que sobre la palma de su
mano izquierda que esta hacia arriba se ha colocado un
pesado diccionario (libro) y sobre el pulgar de su mano
derecha se ha amarrado un cordel que sujeta un globo
de gas que tira hacia arriba. Su imaginación debe

125
concentrarse en ambas situaciones: la del diccionario
en su palma izquierda y la del globo de gas atado a su
pulgar derecho. Concéntrese bien en estas imágenes,
un pesado diccionario que empuja su brazo izquierdo
hacia abajo y un globo de gas que tira del brazo
derecho hacia arriba…visualice bien las imágenes y
sienta el efecto de cada una de ellas…continúe con este
tren de pensamientos…pesa el brazo izquierdo y sube el
brazo derecho…su brazo derecho se hace más y más
liviano mientras que el izquierdo se vuelve más y más
pesado…baja el brazo izquierdo y sube el derecho…”
puede agregarse algo énfasis en las afirmaciones
(cierto grado de autoridad) pero sin ordenar,
sugiriendo solamente, de acuerdo al método
permisivo: “¡Sube el brazo derecho por la ligereza
del globo! ¡Baja el brazo izquierdo por el pesado
diccionario!...el derecho más liviano y el izquierdo más
pesado”. Se continúa con estas verbalizaciones durante
3-5 minutos, variando ocasionalmente el volumen de la
voz, con una inflexión de ligereza cuando hacemos
referencia al brazo derecho y con una inflexión de
pesadez cuando nos referimos al brazo izquierdo; estas
inflexiones cobran un fuerte estímulo emocional en la
imaginación de sujeto, incuso, más poderoso que el
simple significado del concepto verbal y ejercen gran
valor en el proceso de la sugestión. Se pueden utilizar
las siguientes expresiones o sus similares: “continúe
imaginando el ascenso de brazo derecho y el descenso
126
del brazo izquierdo; el brazo derecho sube…sube más
alto mientras que el izquierdo baja…baja más
todavía…cae su brazo izquierdo…sube el derecho…
¡Cada vez más arriba! … ¡Cada vez más
abajo!...Perfectamente… ¡Muy bien!... el derecho más y
más arriba…el izquierdo más y más abajo”.

A continuación, se sugiere, no se ordena, que puede(n)


abrir los ojos; algunos sujetos se asombran al encontrar
precisamente su brazo izquierdo más abajo y el
derecho más arriba sin siquiera haber notado tal
desplazamiento durante el ejercicio, esto refleja una
mayor susceptibilidad para la hipnosis. El sujeto
promedio, dentro de los aceptables, tendrán conciencia
de que los brazos se han separado entre sí; han sentido
la separación, sin embargo, ha sido una reacción
involuntaria. Por supuesto, habrá sujetos que no
responderán en absoluto al ejercicio, estos individuos
no se consideran como buenos candidatos para la
hipnosis, o por lo menos, mediante esta técnica
permisiva. Como se ha señalado antes, prácticamente
todas las personas son sensibles a la hipnosis, variando
el grado de respuesta y la técnica más adecuada para
esa sensibilidad. Por lo tanto, a los sujetos que no
responden bien a este ejercicio no se les debe rechazar
sin probar otras pruebas o test de susceptibilidad
hipnótica, hasta conseguir una respuesta efectiva.

127
En otras ocasiones, el desplazamiento de los brazos se
realiza con asombrosa rapidez. Esta demostración no es
muy convincente del todo, porque puede denotar a
una persona condescendiente, que puede estar
fingiendo voluntaria o involuntariamente. Por lo
general, las reacciones hipnóticas tienen un ritmo más
lento; no obstante encontremos personas más
sensibles que las reflejan rápidamente. Si fue
asombrosa la rapidez con lo que se realizó el ejercicio
es necesario hacer otras verificaciones con otros test
preliminares. Otras veces, la respuesta del sujeto
puede resultar invertida; esto es, que eleve el brazo
izquierdo y baje el derecho, de modo contrario a lo
sugerido. Estas respuestas suelen indicar una
resistencia espontanea a la sugestión, hay una
tendencia a seguir pero de manera negativa,
frecuentemente no notan esta resistencia y la
comprueban cuando abren los ojos. Esta respuesta
puede ser considerada como una muestra de
susceptibilidad a la sugestión, pero existe una
resistencia interna que contraría las sugerencias
recibidas. A menudo una pequeña conversación con él
bastará para disipar esta resistencia o resistencias,
originadas en temores o malas interpretaciones, y
servirá para ubicarlo en una posición real de individuo
apto para la sugestión.

128
Este test es permisivo o maternal, no se pide ni se
ordena a los sujetos cosa alguna, únicamente se les
sugiere que utilicen su propia imaginación y refleja,
principalmente, a los sujetos aptos para las técnicas
que recurren a la imaginación más que a las órdenes
directas; las técnicas imaginativas son muy utilizadas en
la psicología clínica, foros educativos, convenciones,
etc. Es importante aclarar que las sugerencias se hacen
de acuerdo a un ritmo predeterminado, un trabajo
preparado con anterioridad y en el cual se han cuidado
los detalles para no confundir las sugerencias durante
el ejercicio; por ejemplo, las mismas palabras que
indican ascenso deben ser equivalentes en número a
las que indican descenso. El ritmo y la trama que
conforman las sugestiones son bastante útiles para
lograr ese clima de adormecimiento en el sujeto y
ponerlo en una situación de sumisión y dependencia.

Test de apretón de manos de E. Coué

Como ya vimos, E. Coué fue discípulo de Liébault,


fundador de la Escuela de Nancy; fue de los pioneros
en la utilización de la sugestión y más aun en la
autosugestión. Este test del tipo autoritario fue muy
popular desde el siglo XIX y se sigue utilizando con
bastante frecuencia. Se considera que tiene un mayor
grado de dificultad y que funciona bien con sujetos que
129
tienen mayor sugestibilidad; por esta misma razón, no
se aconseja que sea implementado entre las primeras
pruebas a aplicar, sino en aquellos en quienes se ha
verificado previamente la susceptibilidad hipnótica. La
dificultad de la prueba radica en que se trata realmente
de un verdadero trance hipnótico, si bien en ocasiones,
de fugaz duración. No debe desalentar al operador el
hecho de que no todos los sujetos responden bien a
este test; como ya se dijo, está indicado para
determinar más afondo el nivel de profundidad
hipnótica en sujetos que ya han respondido
positivamente a la sugestión.

El sujeto debe situarse frente al operador, se le indica


que fije su mirada en él, se le pide que extienda los
brazos hacia adelante con los puños cerrados y
entrecruzados los dedos de ambas manos entre sí; se
formula la siguiente verbalización: “Mantenga los
brazos rígidos entre sí, apriete las manos más y más
fuertemente entre sí, entrecruce firmemente los dedos
de ambas manos formando un rígido puño apretado. Al
tiempo que continúa apretando las manos concéntrese
en la idea de que resulta imposible abrir y separar las
manos. Insista con toda la fuerza de su imaginación, en
que no es posible abrir las manos ni separarlas entre sí.
Continúe pensando que no resulta posible separar los
dedos entre sí, que se mantienen unidos como una sola

130
masa, un solo puño; como si un poderoso pegamento
las mantuviera unidas…no puede separar sus manos”.

Se repite durante varios minutos estas verbalizaciones


en el mismo sentido y se continúa: “Cuando escuche
que cuento de uno hasta tres, al llegar al número tres,
usted intentará abrir los dedos y separar las manos,
pero no podrá hacerlo, no tendrá fuerzas para hacerlo.
Usted no podrá separarlos…no podrá separarlos;
apriete más y más las manos y sus dedos… ¡Más fuerte
aún! Ahora, uno, dos, tres, ¡Usted no puede separar las
manos ni abrir los dedos!... ¡Intente separarlas pero no
podrá hacerlo!... ¡Ahora deje de intentarlo!”.

Si el sujeto es bastante sugestionable, hará grandes


esfuerzos para separar sus manos pero no lo va lograr,
puede ser que mantenga la conciencia y esté bastante
sorprendido de ello. Algunos sujetos hacen aspavientos
e intentan forzar la separación con sus rodillas,
¡Seguramente estamos ante un simulador!, consciente
o inconsciente. Cierto porcentaje de sujetos intentan
complacer al operador obedeciendo las órdenes de
este tal cual las presenta; cuanto más consciente es el
interés de condescender con el operador, más se
invalida el ejercicio.

En este test se dan órdenes, no se sugiere, esto tiende


a fallar con determinadas personalidades y a funcionar
muy bien con otras; algunos automáticamente lo

131
consideran un reto y pierden el rapport necesario,
tomándolo más como algo personal, sobre todo,
cuando estas personas no aceptan bien las órdenes y
dejan de lado la cooperación que se le está solicitando.
Por supuesto, no se trata de que finja y sea
condescendiente con el operador, pero siempre será
necesaria la cooperación de la persona y su apertura
mental para el éxito de la hipnosis que se le irá
inculcando paso a paso; sin esta cooperación es
imposible la hipnosis, por lo menos, en la mayoría de
los casos. Cuando se determine que el sujeto no
responde bien a los métodos autoritarios se podrá
optar por una variante permisiva del apretón de manos
de E. Coué.

Test permisivo del apretón de manos

En muchos casos, sujetos cuyo temperamento los hace


reaccionar negativamente ante las técnicas autoritarias
de inducción, como la prueba de E. Coué, responden
eficaz y rápidamente al test de apretón de manos
permisivo. Por supuesto, se tratará de un sujeto que ha
resultado susceptible a la sugestión en pruebas previas.
Se coloca al sujeto sentado cómodamente con los
brazos en su regazo, con los dedos de ambas manos
entrecruzados sin rigidez y las manos apoyadas sobre
las rodillas laxamente. Las verbalizaciones se siguen de
132
la siguiente manera: “ahora que está usted sentado
cómodamente, mire sus manos que se encuentran
entrecruzadas laxamente en su regazo. Imagínelas
representando una prensa de carpintero” (puede
sugerirse cualquier ejemplo apropiado), “…ese
instrumento tiene en uno de sus lados una mariposa la
cual girándola aprieta la prensa, cada vez que usted
gira la mariposa se aprieta más la prensa con más
fuerza, si no le resulta posible visualizar bien la prensa
piense solamente que aprieta cada vez lo escucha en
mis palabras, la prensa aprieta cada vez más y
más…mientras usted se imagina que sus manos son la
prensa y se concentra en ellas y aprieta más podrá
observar pequeños movimientos en ellas por la misma
fuerza de la presión, reacciones ligeras que usted no ha
deseado que se produzcan. Una de estas reacciones
puede ser como un pequeño temblor en los músculos de
la mano por la presión o algún movimiento de los
dedos, los cuales se entrecruzan cada vez más fuerte.
Quizá experimente una pulsación del fluir de la sangre
en sus venas de las manos o los dedos y siente como
palpitan. A medida que esta presión continúa usted
comenzará a sentir estas pequeñas reacciones, pues
aumentará la tensión de las manos, la pulsación de la
sangre en las mismas; si observa las manos podrá
comprobar cómo las yemas de los dedos palidecen en
los sitios en donde se entrecruzan, asimismo, observará
la palidez en los nudillos y a medida que aprieta más las
133
manos en los dorsos de las manos, las yemas se
tornarán cada vez más blanquecinas por la presión de
los dedos sobre la piel. Mientras usted observa sus
manos y sus dedos estos se aprietan más y más…de
tanto en tanto sentirá un movimiento, un espasmo
ligero en las manos…eso significa que se están
apretando más y más…puede observar el
blanquecimiento de los dedos entrecruzados…en el
interior de sus manos siente como se pegan la una con
la otra como si fueran una sola pieza…sus manos están
cada vez más apretadas entre sí…ahora puede verlo y
observarlo mejor…puede sentir como sus dedos se
comprimen entre sí…sus manos están totalmente
pegadas y unidas entre sí… ¡están totalmente pegadas¡
(con mayor énfasis, pero no como si fuera una orden
sino simplemente un señalamiento). ¡Sus manos están
pegadas como si fueran una sola pieza y usted no
puede separarla! Cuando yo cuente y llegue al número
tres usted intentará separarlas pero no podrá hacerlo
porque están totalmente pegadas... ¡Uno! Sus manos
están más y más pegadas entre sí… ¡Dos! Están
trabadas, unidas como con cemento, unidas totalmente
y no puede separarlas… ¡Tres! No puede abrirlas
aunque lo intente, no puede separarlas...trate de
separarlas pero no podrá hacerlo”. Pasados unos
segundos continuamos: “ya no lo intente, están
totalmente pegadas, muy pegadas…deje de intentarlo y
relájese tranquilamente, solo hasta que yo le diga que
134
las relaje podrá hacerlo”. Por lo general, no es
recomendable llevar la propuesta de separar las manos
más allá de algunos segundos, para evitar que por la
misma circunstancia del desafío se rompa el trance; de
cualquier manera, si percibimos que el sujeto ha
alcanzado un nivel más profundo puede prolongarse el
desafío indefinidamente. Continuamos: “puede cerrar
los ojos y respirando tranquilamente sentirá como sus
manos comienzan a relajarse paulatinamente… ¡Bien!...
¡Muy bien!... se relajan totalmente las manos y podrá
separarlas cuando yo lo se indique…”

La manera de formular las sugestiones debe hacerse


con sumo cuidado, frase por frase y sin prisas; debe ser
sensiblemente maternal, como si se estuviera
construyendo algo con sumo cuidado. Se comienza
suave y permisivamente, lentamente. A medida que se
observan las reacciones mencionadas en las
verbalizaciones pueden utilizarse para incrementar la
sugestión, generando más certidumbre en el sujeto,
sobre la fuerza de las palabras; por ejemplo, si el sujeto
manifiesta un movimiento espontaneo de uno de los
dedos, se lo señalamos amablemente: “observa como
se ha sacudido ese dedo por la presión de la prensa…se
pegan totalmente las manos…” La palidez de la yema
de los dedos es un hecho que seguramente se
presentará y se aprovecha de la misma manera. Al
formular las sugestiones en este tono, el sujeto se

135
convencerá más en la certeza de las palabras, pues las
observa por sí mismo como un refuerzo de lo que está
diciendo el operador. No se le han dado órdenes de
ningún tipo. Por supuesto, al momento del desafío para
separar las manos se agrega algo énfasis en el tono de
la voz para incrementar la seguridad de lo que se está
diciendo: “¡Tres! ¡No puede abrirlas aunque lo intente,
no puede separarlas...trate de separarlas pero no podrá
hacerlo!”.

La aplicación tanto autoritaria y permisiva en un mismo


sujeto puedes ser la clave para determinar cuál va ser
el método de inducción hipnótica a utilizar con esta
persona en el futuro. No en todos los casos será
necesario aplicar ambos métodos, solo si después de
las pruebas previas existe la duda. La experiencia y el
tiempo favorecen en buena medida el reconocimiento
de los sujetos para poder determinar el método más
adecuado de inducción.

Ya en la parte teórica de esta obra se mencionó la


importancia de la imaginación en la sugestión hipnótica
para facilitar el éxito. Se puede citar el ejemplo gráfico
ofrecido por E. Coué, que utilizaba la imagen de un
tablón colocado sobre el suelo. Si se coloca al sujeto
para que camine sobre el tablón y se desplace a lo largo
con diferentes velocidades y haga equilibrios hasta con
un solo pie, u otra prueba cualquiera de tipo
locomotor, por lo general las realizará con éxito sin
136
salirse del tablón en ningún momento. Pero suponga
que este mismo tablón se haya colocado entre las
azoteas de dos edificios: ¿Osará el sujeto subirse? Y sí
lo hiciese ¿Cuáles serían sus posibilidades de mantener
el equilibrio por grandes que fueran sus deseos de vivir
o voluntad de caminar correctamente sobre el tablón?
Bastará que el sujeto imagine las consecuencias para
que no pueda desarrollar las facultades que mostró en
el tablón a nivel del piso, independientemente de la
voluntad para ello. Decía el Dr. E. Coué: “Cuando la
voluntad y la imaginación se contraponen, la
imaginación es siempre la vencedora”. Por supuesto,
que algunos individuos como los acróbatas de circo se
encuentran perfectamente cómodos a grandes alturas
y esto debido a que su voluntad e imaginación no se
encuentran en abierto conflicto, sino que se
desempeñan en plena armonía. No se imaginan a sí
mismos cayendo para estrellarse contra el duro suelo,
no manifiestan temor ante tal posibilidad, y, por
consiguiente, el poder de la imaginación se alía con su
voluntad provocando un efecto de confianza y
seguridad. Por ello, tanto en el proceso mismo de la
inducción hipnótica, como en las pruebas preliminares,
se utiliza baste la imaginación y la palabras:
“imaginación…crear una imagen…imagine usted…” etc.
La imaginación es el motor de la sugestión y la
autosugestión, una vez aprendido esto, obtendrá los
mejores resultados en los test preliminares y después
137
en los procedimientos de inducción propiamente
dichos.

Relajación progresiva

La relajación no es condición sine qua non para que


pueda producirse la hipnosis; como ya se ha visto, esta
puede darse instantáneamente si la persona ha sido
condicionada o sugestionada post-hipnóticamente para
ello, o si muestra una susceptibilidad muy alta, con lo
cual bastarían algunas órdenes directas y/o la oclusión
ocular, como lo demostró el mismo Dr. Bernheim. De
cualquier modo, se puede llegar al trance hipnótico a
través de la relajación y la sugestión verbal pura que se
verá más adelante. También puede ser utilizada como
una prueba preliminar de la susceptibilidad hipnótica
del sujeto; un mejor nivel de relajación, aunque no sea
una condición intrínseca, favorece a la hipnosis.
Siguiendo los pasos de Harry Arons (Nuevo Curso
Básico de Hipnotismo, 1968) utilizamos la relajación
progresiva, tanto como una prueba preliminar, así
como de un método de inducción.

Se coloca el sujeto sentado en una silla o recostado


cómodamente en un diván. Si la posición que adopta es
la de sentado, se debe asegurar que la espalda y los
pies tengan sólido y confortable sostén. No debe

138
permitirse cruzar las rodillas, pies o brazos, para no
generar tensión en ninguna articulación. Una vez que
está listo se le sugiere que puede cerrar los ojos y se
continua con la siguiente verbalización: “este ejercicio
es simple como usted mismo lo verá a continuación al
experimentarlo personalmente. Respire tres veces
profundamente por la nariz y exhale cada vez
totalmente el aire por la boca y continúe respirando
pausadamente. Sienta en una mirada global todo su
cuerpo y déjelo caer inerte en la posición en la que se
encuentra”

Algunos operadores recomiendan apretar con fuerza


manos y músculos de todo el cuerpo por unos
segundos, llevándolo a un nivel alto de tensión y lo
relajan de golpe, dejándolo totalmente laxo en la
posición en la que se encuentra.

“Asegúrese que su mandíbulas esté laxas y sin hacer


contacto, y no estén trabadas en tensión, sepárelas un
poquito y manténgalas relajadas. ¡Muy bien!, ahora
verá que los músculos del cuello podrán relajarse mejor.
Procederemos a relajar progresivamente todo su
cuerpo, parte por parte hasta lograr la relajación de
todo su cuerpo. Estará escuchando mi voz a lo largo de
todo el ejercicio y ocasionalmente bajaré el tono de la
voz hasta parecer un susurro. Usted permanecerá
perfectamente consciente en todo momento y se dará
cuenta de todo lo que lo rodea, aunque es posible que
139
su interés por ello disminuya paulatinamente hasta casi
desaparecer. Sentado y tranquilamente como está
ahora, dirija su pensamiento, dirija su mente hacia el
área del cuello y garganta… ¡trate de sentir esas partes
del cuerpo!...imagine como se relajan paulatinamente
conforme escucha mi voz…hágalo gradual y
reposadamente…relaje su cuello y garganta poco a
poco…sin esfuerzos bruscos, esto es
importante…calmado y tranquilo. Concentre ahora su
atención en la parte superior de la cabeza… en el cuero
cabelludo…siéntalo y deje que se vaya cualquier tensión
que pueda haber en su cabeza…deje que se relaje
despacio y tranquilamente…la parte superior de la
cabeza se va relajando por completo…totalmente
relajada. Ahora piense en sus ojos, en los globos
oculares y en los párpados… ¡Siéntalos! Y déjelos que
descansen y se relajen totalmente…sienta su frente y
todos los músculos de esa área de la cara y la
cabeza…Abandónese a la placentera sensación que se
siente al relajar la cabeza, el cuello y la garganta y
mentalmente experimente la relajación de su cabeza,
sienta su lengua como se relaja y como se afloja
interiormente en su boca. Sienta sus mejillas relajarse
totalmente…visualice todo su rostro y verá que ningún
músculo debe estar en tensión. Toda su cabeza está
totalmente relajada. Con pensar solamente en esas
partes de su cuerpo, aunque no pueda visualizarlas o
sentirlas bien, bastará para que se
140
relajen…concentrándose solamente en la idea de
relajación. Considere mantener solo su atención en esas
partes del cuerpo para que la tensión se disipe como se
disipa el humo y con el toda la fatiga e irritación.
Visualice ahora su nuca y sus hombros y deje que los
músculos se relajen. Piense en sus brazos, muñecas y
manos…llévelos a relajarse totalmente…sienta los
músculos de sus brazos y antebrazos…aflójelos
paulatinamente, déjelos descansar
totalmente…totalmente relajados. Ahora piense en el
pecho, todos los músculos y órganos que contiene su
pecho, y deje que se relajen por completo.
¡Siéntalos!...concéntrese ahora en la zona de su
diafragma y relájela…relájela totalmente. Concéntrese
en su abdomen…relájelo suavemente…déjelo que
descanse…todos los órganos y músculos de su
abdomen…todos ellos se tornarán flácidos y
relajados…totalmente relajados. Piense en su cintura y
las caderas…sienta los músculos y observe como se van
relajando...poco a poco se relajan totalmente. Piense
ahora en sus piernas completamente…relaje todos los
músculos de sus piernas…de sus muslos y pantorrillas.
Piense en las rodillas…relájelas suavemente…poco a
poco. Abandónese poco a poco por completo a la
placida relajación de todo su cuerpo…cada fibra de su
cuerpo alcanza profunda relajación…se notará
totalmente descansado…es tan placentero este estado
que le gustaría permanecer en así durante mucho
141
tiempo…completamente, relajado…su cuerpo está
completamente relajado…usted se ha relajado
profundamente…solo escucha mi voz de manera
placentera…la relajación es como un descanso en un
oasis de alegría y felicidad…todo su cuerpo está
descansando”

Por regla general, si el sujeto es inquieto y se mueve


mucho y aclara la garganta constantemente o traga
saliva; mueve las manos o pies, es seguro que no está
siendo influido por las verbalizaciones y el ejercicio no
está funcionando. En estos casos es necesario
mantener una conversación con el sujeto y determinar
qué es lo que lo está inquietando y tratar de disipar sus
dudas y temores.

Una vez que observamos, y en base a la experiencia,


verificamos que la persona se encuentra plenamente
relajada, pues se observa tranquila, inmóvil, con la
respiración serena y sin dificultad; en laxitud clara y
marcada, podemos suponer que hemos logrado el éxito
en el ejercicio y relajado al sujeto(s). Podemos
continuar con las verbalizaciones de la siguiente
manera: “Usted se encuentra totalmente relajado, en
un estado de tranquilidad y serenidad que le será muy
placentero. Su relajación es tan profunda que no
parecerá interesarle nada de lo que sucede a su
alrededor, aunque usted puede escuchar mi voz con
claridad sin ninguna dificultad. Siente como el peso de
142
sus brazos y piernas cae totalmente sobre su asiento
(diván), se sienten pesados porque están totalmente
relajados…profundamente relajados” Al usar este tipo
de frases, es conveniente de manera suave, dar la
inflexión necesaria que representa el tono emocional
del concepto: “Sienta su cuerpo en una total relajación
placentera…como si hubiera descubierto un gran tesoro
en sí mismo. De hecho, todo su cuerpo está pesado,
descansando en el lugar en que se encuentra…trate de
visualizar todo su cuerpo apoyado con su peso en el
lugar de reposo… pesado… laxo totalmente. Sus ojos
están totalmente relajados y en particular sus párpados
se encuentran pesados sobre sus ojos…totalmente
cerrados” Algunos operadores en este momento
intentan la oclusión manual o presión sobre los
párpados para lograr la inducción hipnótica de acuerdo
al modo que mencionaba Bernheim en su obra: “La
musculatura que envuelve sus ojos está totalmente
relajada…sus párpados pesan como el plomo”. Como se
puede observar, en esta parte se está recurriendo más
seguido a la imaginación para acentuar el estado de
relajación: “…tan pesados que parecería imposible
moverlos…como si sus párpados estuvieran pegados
por algún poderoso pegamento. Usted no podría, quizá,
abrir los ojos aunque quisiera hacerlo. Voy a contar
hasta tres y cuando llegue al número tres quiero que
intente abrir los ojos, pero no podrá hacerlo porque
están totalmente pegados sus párpados como si
143
estuvieran pegados por poderosos imanes que impiden
que se separen…pesan sus párpados…están totalmente
relajados y pegados que será incapaz de abrirlos
aunque se lo proponga. Contaré hasta tres y a medida
que cuente pesarán más sus párpados y le será
imposible abrirlos”. Al llegar a este punto las
verbalizaciones deben volverse más firmes y con mayor
grado de autoridad: “… ¡Uno!...sus ojos están cerrados;
sus párpados están pegados con cemento…los músculos
oculares están totalmente relajados…flácidos…sueltos.
¡Dos!... sus párpados están pesados como el
plomo…pegados y no puede separarlos…usted es
completamente incapaz de abrir los ojos, no puede
abrirlos. ¡Tres!... están pegados…intente abrir los ojos
pero no podrá hacerlo…están totalmente pegados”
Damos algunos segundos, observamos las reacciones y
detenemos el desafío: “… ¡Ahora no intente más
hacerlo!...relájese por completo”.

No debe permitirse que el sujeto efectúe muchos


intentos ante el desafío, unos pocos segundos bastan;
esto como ya se dijo antes es un desafío o reto que
puede perder todo lo que se ha logrado. Si tuviéramos
una mejor prueba de que está totalmente en estado de
profunda hipnosis no habría problema en continuar con
el desafío, pero sobre todo, si estamos evaluando los
niveles de profundidad lograda en estos ejercicios se
puede perder lo ganado y sobre todo la confianza de

144
sujeto, y esto es contraproducente para todos los
propósitos. Si estamos utilizando la relajación como un
camino a una futura inducción hipnótica o como una
prueba preliminar, procuramos no utilizar la palabra
hipnosis, en todo caso, utilizaremos la palabra
relajación. Esto lo hacemos para no despertar
resistencias por el momento e ir ganando paso a paso
la confianza del sujeto, aunque sabemos, que he hecho,
ya habrá alcanzado por lo menos los primeros niveles
de hipnosis por sugestión verbal directa y relajación
progresiva.

Si hemos utilizado la relajación progresiva como prueba


preliminar, es importante considerar que si
previamente respondió positivamente al test del
péndulo, a la elevación y descenso de brazos y al test
permisivo de apretón de manos; este ejercicio no tiene
por qué fracasar y nos mostrará un sujeto con aptitud
para ser hipnotizado exitosamente mediante las
técnicas maternales. Si, por el contrario, ha colaborado
mejor en el empleo de apretón de manos autoritario y
ha respondido positivamente al test de caída de
espaldas, ello indicará la utilidad de un método
autoritario de inducción hipnótica. Si todos han
funcionado, se trata de un sujeto altamente
sugestionable y funcionará cualquiera de los métodos
que elijamos. El método de relajación progresiva se
adapta bastante bien como autoritario y permisivo.

145
Ambientación favorable y desfavorable
para la hipnosis
El ambiente es muy importante para la inducción de la
hipnosis, algunas cualidades ambientales facilitan la
hipnosis mientras que otras resultan inconvenientes.
Cuanto mayor es la experiencia del operador y su
pericia, más fácil resulta controlar las cualidades
adversas del ambiente, incluso, a través de las mismas
sugestiones. Un ambiente ruidoso puede inadecuado
para sugerir el trance hipnótico pero también puede
ser anulado mediante órdenes sugestivas directas,
sobre todo en sujetos que logran niveles profundos de
trance o que ya han sido condicionados al mismo.
Independientemente de esto, lo mejor es mantener lo
más posible un ambiente adecuado y conveniente para
la hipnosis.

Influencia de la luz

Las luces tenues suelen ser beneficiosas y favorecen a


la inducción hipnótica. Si se trabaja durante el día es
suficiente con bajar la luz cerrando persianas o
cortinas. Algunos operadores prefieren el uso de velas,
no obstante no todos están de acuerdo con este
aspecto, pues resulta con un toque místico que suele
interferir en determinadas personas; si bien en algunos
146
es altamente motivador, no lo es así con todos en
absoluto. Si se trabaja durante la noche, lo mejor es
mantener una iluminación escasa e indirecta pero no al
grado de la penumbra. Se han hecho estudios sobre la
combinación de luces de colores que a veces resultan
benéficas, sobre todo la luz verde y azul que parecen
ejercer un efecto sedante; al contrario la luz roja,
amarilla y anaranjada tienen un efecto irritante que
resulta inconveniente para la hipnosis, pero esto estará
siempre en relación a la intensidad de la luz y colorido
favorable.

Influencia de la temperatura

La temperatura templada o ligeramente cálida favorece


a la relajación y al trance hipnótico y resulta menos
perturbadora para la comodidad del sujeto como lo
puede ser el frío. Las corrientes de aire naturales o
condicionadas suelen entorpecer la inducción e incluso
provocar irritación de garganta y tos, más aun, en
aquellas técnicas de inducción hipnótica que se asocian
a un proceso de alcalosis respiratoria para provocar el
sueño en la persona junto con las órdenes sugestivas
verbales; está técnica utiliza respiraciones forzadas y
profundas por la boca, de tal manera que cualquier
corriente de aire frio provocará una irritación marcada
en la garganta. Esta técnica de alcalosis respiratoria se
147
llegó a utilizar con bastante frecuencia en la hipnosis
circense incrementando los niveles de oxígeno
cerebral. Una vez puesto el sujeto en trance hipnótico,
si la profundidad es la adecuada, se pueden hacer las
correcciones de temperatura mediante sugestiones.

Influencia de los aromas

Es importante evitar los olores desagradables de


cualquier tipo, incluso de perfume o loción que puede
utilizar el operador en su propia persona, en su aseo
personal, pero que interfiere en la concentración del
sujeto dada su proximidad con el operador. Lo mismo
que se comentó respecto a las velas o veladoras es
aplicable sobre el incienso y aromas que están
asociados al misticismo. Es preferible no utilizarlos,
independientemente, de que hay personalidades que
se avienen muy bien a este tipo de aromas. Algunos
sujetos durante la hipnosis se vuelven marcadamente
intolerantes a determinados estímulos que
normalmente no los afectan, por ejemplo, personas no
fumadoras que en estado normal toleran bastante bien
el olor del tabaco, les resulta marcadamente
insoportable durante la hipnosis. Estas son
características de ambiente que cualquier profesional
de la salud debe tener bien controladas en su despacho
o gabinete de atención clínica. Por otro lado, se han
148
hecho investigaciones sobre aromas que puedan
facilitar y coadyuvar al trance, destacándose los olores
dulces y florales. El incienso favorece la puesta en
escena de estos aromas, pero como ya se mencionó
antes, resulta inconveniente para algunas personas.

Influencia de la música y el sonido

La música ejerce un efecto calmante y sedante en las


personas y lo mismo se ha demostrado con animales,
por lo tanto puede resultar bastante útil en la inducción
hipnótica. Por lo general se emplea como fondo
ambiental en el proceso de inducción, sin embargo, se
ha utilizado el sonido producido por un metrónomo,
cronómetro, reloj, flauta, acordes, etc., como estímulo
de fijación durante la hipnotización. Otra forma de
como se ha utilizado el sonido últimamente, es
reproduciendo melodías a una frecuencia en hertzios
similar a las ondas alfa y theta, suponiéndose que este
tipo de melodías inducen dicha actividad cerebral, afín
al trance hipnótico; por otro lado, se ha hecho
referencia a la utilización de ondas ultrasónicas, que
aunque no pueden ser percibidas, repercuten
similarmente en las ondas cerebrales. Se han utilizado
todo tipo de sonidos rítmicos tales como sonidos de
abanicos, goteo de agua, golpeteo sobre una mesa,
tambores, etc.
149
Los sonidos callejeros, de automotores y de transito en
general, que son sonidos conocidos por la persona y a
los cuales suele estar acostumbrado, mientras estén
atenuados, por lo general no alcanzan a incomodarlo,
a menos que una maniobra inadvertida por el operador
los ponga de manifiesto. Si el operador encuentra
molesta una actividad exterior de cualquier tipo, el
sujeto se volverá partícipe de dicha molestia por la
transferencia directa de sentimientos (adecuación al
operador). Si el operador no presenta atención a los
ruidos comunes y corrientes del ambiente, tampoco lo
hará el sujeto. Es de valor importante la forma de cómo
ha de reaccionar el operador al respecto. Hasta es
posible, como se dijo antes, que se utilicen los mismos
ruidos como coadyuvantes a la inducción o para
reforzarla; o también, para eliminarlos mediante la
sugestión de supresión sensorial. Dicho de otra
manera, no es necesario contar con un consultorio o
gabinete a prueba de ruidos.

Confort y comodidad

La comodidad, no está de más decirlo, es fundamental


para el mejoramiento del trabajo hipnótico. Es
importante tomar en cuenta algunos detalles: si el
sujeto va ser hipnotizado en una silla o sillón, por
cómodo que este sea, deberá apoyarse sobre el
150
respaldo, la planta de los pies apoyada sobre el suelo; si
se cuenda con un dispositivo para descansar los pies
puede ser utilizado para brindar la comodidad del
diván. Las piernas nunca deberán estar cruzadas, así
como tampoco lo tobillos, las manos y los brazos deben
descansar en su regazo o en los muslos, en caso de ser
una silla, o en el descansabrazos en el caso de ser un
sillón; nunca deberán cruzar los brazos o las manos. El
simple peso de los brazos sobre el pecho o el abdomen
suele ser molesto y causa de distracción durante la
inducción, por lo que lo más recomendado es seguir
estas reglas. La cabeza debe estar cómodamente
erguida y perfectamente equilibrada sobre el cuello; si
se cuenta con algún respaldo para reposar la nuca, es
de gran utilidad pero no es indispensable. Con
frecuencia, al entrar en el trance hipnótico las personas
dejan caer su cabeza hacia enfrente o hacia un lado,
debe cuidarse que no caiga hacia atrás. Si se observa
durante la inducción que la cabeza se está desplazando
hacia atrás es recomendable indicarle que la enderece
o suavemente enderezársela con las manos.

Si el sujeto se halla acostado, los brazos estarán


extendidos a lo largo del cuerpo, ya sea que estén
pegadas laxamente sobre sus costados o reposando sin
cruzarse sobre su regazo. La cabeza se recomienda que
esté ligeramente elevada sobre el plano medio del
cuerpo, se puede utilizar una almohada o cojín, de

151
cualquier modo, los divanes cuentan con la forma y
diseño para mantener la cabeza elevada sobre el plano
medio. Es importante recordar que la posición del
sujeto es una importante premisa para una adecuada
relajación completa y una exitosa inducción hipnótica.
Debemos cerciorarnos, asimismo, de la completa
comodidad y soltura de la vestimenta de la persona:
cinturón sin apretar, corbata floja, cuello de la camisa
abierto. Se pueden quitar los zapatos cuando sea
posible o por lo menos evitar que estén muy ajustados.
En el caso del sexo femenino es importante asegurarse
que no cuente con corsés apretados y lo mismo con los
zapatos.

Influencia del estado de salud

Si una persona está enferma o dolorida o padece


alguna incomodidad física, ello suele ser un
inconveniente para la inducción hipnótica. En el caso
del tratamiento del dolor, al inicio de las intervenciones
hipnóticas, suele acompañarse con analgésicos y
utilizándola en los momentos de menor intensidad
hasta lograr el entrenamiento adecuado y el
reconocimiento de los episodios dolorosos, de tal
manera que la persona pueda por sí misma aplicar la
autohipnosis en los momentos en que el dolor empieza
a incrementarse y pueda intervenir para eliminarlo o
152
reducirlo. En el caso de un operador que trata de
reducir los episodios dolorosos en importante atacarlos
desde su inicio pues resulta más difícil hacerlo en las
fases más intensas del dolor. La utilización de órdenes
posthipnóticas suele ser bastante útiles cuando estas
están asociadas a una señal que reactiva el trance
hipnótico; es importante aplicar esta señal en el
momento del inicio del episodio doloroso pues resulta
más efectiva que cuando el dolor se ha instaurado
plenamente, por lo menos, en los inicios del
entrenamiento. Se utilizan palabras, visualizaciones e
ideas que hacen la sugerencia de algún interruptor que
se puede activar o desactivar por el operador o el
mismo sujeto; por ejemplo, con un leve toque en la
frente o pasando los dedos levemente por la frente de
un lado a otro como si se moviera físicamente un
interruptor. Son variadas las visualizaciones y frase que
pueden utilizarse a este respecto; en la medida que
aumenta el condicionamiento hipnótico se puede ir
utilizando más eficazmente en las fases más activas del
dolor. En ocasiones el mismo dolor puede utilizarse
como incentivo y elemento de fijación, sobre todo si
tiene características pulsátiles y rítmicas, pero esto no
constituye una regla, porque no en todas las personas
funciona de la misma manera. Las mismas
recomendaciones son aplicables para las
intervenciones dentales, en donde previamente a la
intervención el mismo profesional odontológico u otra
153
persona induce el trance hipnótico, activa o desactiva
el interruptor que controla el dolor y se procede al
trabajo dental. Desde hace muchos años, se llegó a
utilizar el mismo sonido que emiten los equipos
odontológicos como señal o elemento de fijación,
incluso, en los niños a modo de placebo se llegó a
utilizar la mascarilla de gas para sugerir junto con la
imaginación y visualizaciones la total anestesia de la
boca o parte de ella.

Si el sujeto presenta temperatura alta, respira con


esfuerzo o está transpirando en abundancia no es
aconsejable intentar la inducción hipnótica pues todos
estos signos interfieren para lograr su éxito. Algunos
pacientes sufren de enfriamiento de pies y manos y
suele intensificarse esto si continúan un largo periodo
sin moverlos; esto debe ser corregido antes de la
inducción, en la medida de lo posible mediante
fricciones; si el sujeto accede rápido al trance, pueden
utilizarse las mismas sugestiones para corregirlo. Si la
persona se encuentra física o mentalmente exhausta
tampoco es recomendable intentar la inducción pues
se quedará dormido naturalmente, pues las
condiciones de reposo y relajación son afines a ambos
estados: el sueño natural y el artificial.

Si el sujeto está intoxicado, ya sea con alcohol, drogas u


otra sustancia, es un inconveniente grave para intentar
la hipnosis y cualquier tipo de intervención psicológica.
154
La capacidad de concentración suele estar totalmente
disminuida en estas situaciones. En algunos casos,
puede ser útil la utilización de algún sedante ligero o
alguna pequeña copa de licor, pueden actuar como un
relajante fisiológico, que actúa como auxiliar en apoyo
de la inducción; pero en la media que se pueda
prescindir de tales apoyos es mucho mejor por el
margen de autonomía e independencia. Las drogas
suministradas terapéuticamente pueden favorecer o
entorpecer la inducción dependiendo del tipo de
medicamento y la influencia de los efectos secundarios
de las mismas. Toda condición que afecte física o
mental, que bloquee o entorpezca la mente
disminuyendo la sensibilidad de los centros cerebrales
superiores, es un impedimento casi insalvable para la
inducción del estado hipnótico. Bajo ciertas
condiciones controladas pueden utilizarse las dosis
mínimas de una droga como placebo en el
mejoramiento de la inducción hipnótica. Es estos casos,
es el efecto de la sugestión lo determinante y no las
sustancia en sí. Por lo general, el uso de drogas suele
perturbar el proceso de inducción.

155
Influencia de las emociones

El manejar adecuadamente la emotividad de la persona


para favorecer el trance hipnótico suele ser bastante
útil, ya sea a través de una adecuada ambientación,
visualizaciones y representaciones imaginativas a tono
con emociones agradables y satisfactorias. Una forma
de lograr este clima satisfactorio, aun antes de la
inducción, es haciéndole observar a otras personas
hipnotizadas, cuando esto es posible, con lo cual se
pueden generar expectativas favorables al sujeto. Esta
es una de las técnicas que utilizan con frecuencia los
hipnotizadores teatrales aprovechando
ventajosamente los mecanismos de identificación entre
las personas, cuando observan la placidez y disfrute del
trance hipnótico en otras personas. Comienzan casi
siempre el espectáculo reclutando a los sujeto más
sensibles, despertando expectativas positivas en el
resto de la audiencia; el éxito con este primer o
primeros sujetos genera la confianza de los demás para
ser hipnotizados a continuación; si por el contrario,
fracasan en el primer intento, es posible que el
hipnotizador deba enfrentar una cadena de fracasos
antes de lograr el primer éxito. Muchas personas se
identifican rápidamente con las otras personas de la
audiencia generándose fuertes expectativas sobre sí
mismos.

156
Generalmente la influencia y prestigio del operador son
el suficiente acicate para generar expectativas positivas
sobre los resultados de la inducción, de hecho, este
mismo fenómeno está ofreciendo su dote de
autosugestión. Como ya se mencionó en la primera
parte de esta obra, nos lo hacía notar S. Freud en sus
trabajos, en donde refería que bastaba solamente que
paciente supiera que el médico lo iba a visitar para
comenzar a sentirse mejor. Muchas veces con la sola
presencia del médico se desencadena el bienestar en la
persona, esto es bien conocido por los profesionales de
la salud.

157
Como hipnotizar
Técnicas de inducción

El procedimiento de inducción hipnótica, implica una


serie de técnicas bien diseñadas para alcanzar el trance
hipnótico desde los niveles de sueño ligero a los más
profundos. Es fundamental seguir estas técnicas en
forma precisa.

Ya vimos en la parte histórica las luminosas


aportaciones hechas con seriedad y espíritu científico
de la Escuela de Nancy, en particular de sus más
conspicuos representantes: Liébault y Bernheim, que
encuadraron los cimientos tradicionales de la inducción
hipnótica; el propio S. Freud reconocía:

“…En la clínica de Bernheim parecía casi existir tal arte y ser


posible aprenderlo en su director…” (S. Freud. 1888.
Prologo a la edición alemana de la obra «De la
Suggestion et de ses applications à la thérapeutique»
de H. Bernheim).

Hemos pretendido hacer un reconocimiento a la labor


tan importante de la Escuela de Nancy y en particular al
Dr. H. Bernheim por sus importantes aportaciones a la
hipnosis, a la cual despojó de todo velo misterioso y la
situó en el ámbito científico. De tal manera, que la
mención del procedimiento de inducción hipnótica
utilizada por este doctor y por muchos de sus
seguidores resulta sensiblemente relevante. El Dr.

158
Bernheim comenzaba por convencer al enfermo que le
sería muy útil someterse a este tipo de tratamiento;
que era posible curarle por medio del sueño, que no se
trataba de ninguna técnica perjudicial o extraordinaria,
mágica etc. Asimismo les informaba que se podía
aplicar en todo el mundo para restablecer el equilibrio
nervioso. Recomendaba, que en ocasiones, dentro de
lo posible es bueno hipnotizar a una persona frente a la
persona que se está intentando convencer. En sus
verbalizaciones, que aun no tenían el diseño definido
de hoy en día, y que se encuentran detalladas en su
famosa obra, solía decir:

“Míreme usted fijamente y no piense más que en dormir. Va


usted a sentir una pesadez en los párpados, una fatiga en los
ojos; pestañara usted, se humedecerán los ojos, se pone
confusa la vista; se cierran los párpados”…algunas personas
cierran los ojos y duermen inmediatamente. En otras, lo
repito, lo acentúo más, añado el gesto de dormir. Coloco los
dedos de la mano derecha delante de los ojos de la persona y
le invito a que fije en ellos la mirada o con las dos manos
colocadas cerca de su cara, las paso muchas veces de arriba
abajo, o también le mando que fije su mirada en la mía y
trato al mismo tiempo de concentrar toda su atención sobre
la idea del sueño. Le digo <<los párpados de usted se cierran,
ya no puede abrirlos. Experimenta usted una pesadez en los
brazos, en las piernas, no siente usted nada, sus manos están
inmóviles, no ve usted nada; el sueño viene>> y añado en
tono imperioso <<duerma usted>> Generalmente esta
palabra inclina el fiel de la balanza; los ojos se cierran y el
enfermo se duerme…si el enfermo no cierra los ojos o no los
conserva cerrados, no lo hago prolongar largo tiempo la
fijación de sus miradas sobre la mía o sobre mis dedos.
Porque hay personas que sostienen los ojos indefinidamente

159
abiertos y que en lugar de concebir así la idea del sueño, no
tienen más que fijar los ojos con rigidez; entonces da mejor
resultado la oclusión de los párpados. Al cabo de dos o tres
minutos de fijación de la mirada, le bajo los párpados y los
sostengo cerrados, o bien, los extiendo lenta y suavemente
sobre los globos oculares, cerrándolos más y más,
progresivamente, imitando lo que sucede cuando aparece el
sueño natural; concluyendo por sostenerlos cerrados al
mismo tiempo que continuo la sugestión de este modo: <<Los
párpados de usted están pegados, no puede usted abrirlos; la
necesidad de dormir se hace cada vez más irresistible; no
puede usted dominarla>> Bajo gradualmente la voz y repito
el mandato <<Dormid>> y es raro que transcurran más de
cuatro a cinco minutos sin que se obtenga el sueño. Este es el
sueño por sugestión, es la imagen del sueño que he sugerido,
que introduzco en su cerebro”. (H. Bernheim. 1887. De la
sugestión y sus aplicaciones a la terapéutica).

Lo que S. Freud y los seguidores de la E. de Nancy


llamaban: ¡Inculcando hipnosis!

En alguno casos ocasionales, Bernheim utilizó pases al


modo de los hipnotizadores mesmeristas o la fijación
en objetos, pues era la tradición hipnótica proveniente
de J. Braid y anteriores y formaban parte del imaginario
hipnótico de aquella época. Cuando los sujetos se
resistían más a la hipnosis y requerían de más tiempo
en la oclusión de los párpados, Bernheim imponía
silencio con voz firme, era la época del método
autoritario; sin embargo, lo hacía con un tono de
cordialidad y amabilidad. Les pedía inmovilidad y
quietud, y se mantenía hablándoles continuamente y
repetía las mismas fórmulas:

160
“Siente usted pesadez en brazos y piernas; ya tiene usted
calor en los párpados; los brazos y las piernas están
inmóviles; su ojos quedan cerrados; el sueño viene…etc.” (H.
Bernheim. 1887)

Así como Bernheim lo señaló en su obra, y la


experiencia nos lo demuestra, hay personas más
rebeldes, preocupadas e incapaces de dejarse guiar,
que están permanentemente analizando lo que sienten
y afirman que no pueden dormir. Normalmente se les
debe imponer tranquilidad, dejar de hablar de
adormecimiento o embotamiento para que dejen de
fijar su mente en la idea de sueño que sienten que no
pueden alcanzar. En otras ocasiones, recomendaba el
Dr. Bernheim que se podía invitar a los sujetos a que
adoptaran la idea del sueño aunque sintieran que no
estaban en trance hipnótico; ahí mismo se procedía a
realizar las pruebas de sugestibilidad hipnótica. Más
adelante, en los métodos avanzados veremos una
adaptación de esta misma técnica de adoptar la idea
del sueño.

Como ya se ha mencionado, algunos responden mejor


a la dulzura y sugestión suave, mientras que en otros es
mejor emplear la energía y los métodos paternalistas;
en ocasiones resulta útil hablar con autoridad para
reprimir la tendencia a la risa o a la veleidad
involuntaria que el mismo proceso de inducción suele
ocasionar. Algunas personas desde la primera sesión
son impresionadas, otras solamente a la segunda o
tercera, pero por lo general la hipnosis se presentará
más fácil en sesiones ulteriores. Los hay los que son

161
totalmente refractarios y muy difíciles de dormir, en
ellos, algunos de los métodos indirectos que veremos
más adelante son los indicados para lograr algún nivel
de sueño.

Procedimiento de inducción hipnótica en tres


etapas

El diseño fundamental de la hipnosis,


independientemente de la metodología o técnica,
consta de tres etapas que se deben seguir fielmente
para garantizar el éxito de la hipnosis y evitar algunos
errores que pueden hacer fracasar el procedimiento.

La primera etapa se ha denominado “preparatoria” o


“introductoria”; en esta etapa inicial el operador va a
describir los síntomas y signos que experimentará el
sujeto cuando inicie el trance hipnótico. Se utiliza el
tiempo futuro en las verbalizaciones, es decir, se
mencionan los acontecimientos que se desarrollarán y
posiblemente se le presenten al sujeto; se menciona lo
que el sujeto sentirá a medida que la inducción va
teniendo éxito; cómo la relajación lo irá invadiendo,
cómo sus brazos y piernas se volverán cada vez más
pesados, cómo comenzarán a cerrarse sus párpados
por el cansancio de los ojos, cómo llegará a sentirse
cada vez con más sueño y amodorrado, y cómo
finalmente, sus párpados terminarán por cerrarse y

162
llevarlo a él mismo a caer en un profundo sueño
hipnótico. Todo ello configurado en tiempo futuro con
expresiones tales como: “esto sucederá así”. Esta
primera etapa tiene una duración aproximada de cinco
minutos, en forma general, pero es posible que en
algunos sujetos se requiera más tiempo; el operador
debe estar bien pendiente observando si comienzan a
aparecer los signos que se han mencionado a futuro.
Estas sugestiones son mantenidas y reforzadas hasta
que el sujeto comience a dar señales de su
cumplimiento. Por ejemplo, un signo claro de que todo
está funcionando bien es el hecho que se pueda
observar en el sujeto el acercamiento entre los
párpados superior e inferior, lo que indica que se están
cerrando los ojos y está iniciando el trance. Otro signo
revelador para el operador es que el cuerpo comience
a verse flácido y comience a soltarse, por ejemplo, la
cabeza tiende a irse inclinando hacia un lado. Cuando
estos signos que se han estado mencionando
comienzan hacer su aparición el sujeto está listo para
pasar a la siguiente etapa. Es importante aclarar aquí,
que el sujeto no debe tener conocimiento de estas
etapas que son propias del conocimiento del operador
y que resultan muy útiles para ir examinando el curso
de la inducción. Cuando el operador hace la transición
de una etapa a la otra debe ser hecha en forma
imperceptible, de tal manera, que el sujeto no note

163
diferencia alguna en las verbalizaciones, no obstante,
estas hayan cambiado.

La primera etapa ha relacionado al denominado


“Efecto Pigmalión” en donde se dice: “Trata a un ser
humano como es, y seguirá siendo como es. Trátalo
como puede llegar a ser y se convertirá en lo que puede
ser”. Se trata de una suerte de cumplimiento de
realización personal que será posible en base a las
expectaciones que se han ido creando en torno a la
persona. Si constantemente se le dice a un niño que
será la oveja negra de la familia y se le refuerza
permanentemente a “firmar ese contrato” a través de
múltiples sugerencias y sugestiones, no nos extrañe
que termine cumpliéndose tal “profecía de realización
personal”; lo mismo es aplicable para tantas cosas de la
vida, en donde esta expectación lleva al éxito de la
sugestiones directas de convencimiento. Tantas veces
se repite una mentira como si fuera verdad, que esta
misma mentira termina convenciendo a sus escuchas
de ser una verdad total. Se generan tantas
expectativas sobre tantas cosas, en donde sin saberlo y
sin quererlo se hace práctica concreta de esta primera
etapa del proceso de inducción hipnótica. En la primera
etapa las verbalizaciones expectantes tienen un
carácter de sugestibilidad, que da acceso a las
sugestiones y “contratos” que se le ofrecen a sujeto. Se
podría decir también, de estas expectativas, que son

164
como ojos abiertos, aprensivos y ávidos, esperando que
se cumplan las ideas que se sugieren sobre la persona.
Cuanto más susceptible es la persona más fuerte será
su carácter expectante, y cuanto más se refuerce la
expectativa más será su realización.

La segunda etapa es denominada “sueño parlante o de


sugestión verbal”; aquí propiamente dicho, actúan en
forma más directa las sugestiones que se ofrecen al
sujeto. Ya no se le habla en tiempo futuro, sino que se
le menciona lo que ya le está sucediendo, es decir, el
cumplimiento de las expectativas. ¡Este cumplimiento
en sí tiene el verdadero valor de la cristalización
sugestiva! ¡Se ha inculcado el sueño y por lo tanto se
duerme!

La segunda etapa es la más importante en el proceso


de inducción hipnótica, las verbalizaciones se dan en
tiempo presente, haciéndole ver que sus ojos ya están
cansados y sus párpados ya están cayendo; su cuerpo
está muy relajado y que está relajándose aun más; que
sus músculos se están aflojando más y más; y que todo
en él se haya adormecido, amodorrado, somnoliento,
cansado, le resulta difícil mantener los ojos abiertos,
está cayendo en un sueño reparador y profundo, está
llegando al sueño hipnótico. Ya en la etapa previa se
observó que sus párpados se estaban acercando uno al
otro, ahora es el momento de señalárselo en tiempo
presente y sugerírselo como un hecho real: “tus ojos se
165
están cerrando espontáneamente, estás cayendo en el
sueño más y más…” todas las sugestiones se dan como
“sucediendo ahora” para llevarlas a su más cabal
realización. Cuando el sujeto ya dio muestras del
cumplimiento de estas sugestiones es el momento de
pasar a la tercera etapa; esta segunda etapa por lo
general tiene una duración de 10-15 minutos a lo
sumo.

La tercera etapa, denominada de “asunción”, es


cuando el operador asume que se han cumplido las
sugestiones en la persona y que es el momento de
tomar el control en la “relación hipnótica”; se
abandona la insistencia de verbalizaciones repetitivas y
con un tono de voz más firme se asume el control. El
operador se pone al mando e informa al sujeto que
ahora está en un profundo sueño. El sujeto ya ha
cerrado por si mismo los párpados, ya ha aflojado su
cuerpo por sí mismo, ha adoptado y aceptado las
características que se le habían venido inculcando y
señalando. Aquí en esta tercera etapa, las sugestiones
son totalmente directas, enfáticas, inequívocas y en el
mismo tono firme. El hecho de que operador utilice un
tono firme de control y mando, no implica
necesariamente que se esté trabajando de manera
autoritaria, ya el sujeto, por sí mismo se ha entregado y
acepta el control firme y seguro del operador. ¡Está en
línea!

166
Estas son, para la mayoría de los métodos hipnóticos,
las tres etapas del proceso de inducción. En los
métodos instantáneos y abreviados, que se verán más
adelante, las dos primeras etapas son eliminadas,
recurriéndose de forma directa a la tercera etapa, es
decir, en forma directa y firme desde el primer
momento. Este proceso de tres etapas, se podría decir
que está asociado a tres fases mentales del sujeto. En
el método de Bernheim, desde un principio se
ordenaba al sujeto que se concentrara en la voz del
operador, en su mirada o en un objeto particular de
fijación y eran de inicio más autoritarios, aunque de
trato amable. La concentración implica por lo general
un esfuerzo de parte del sujeto, y si él mismo siente
que no ha logrado hacerlo, este mismo sentimiento se
vuelve contra él y evita que obtenga el éxito deseado,
se fatiga más y la misma fatiga refuerza el fracaso. Si
bien la concentración es necesaria, en ocasiones se
vuelve un obstáculo. Harry Arons, ofreció el concepto
de “contención” en sus obras y charlas sobre la
hipnosis. Se trata de un enfoque más productivo, cuyo
concepto está formado por un neologismo que expresa
una combinación de ideas que pueden compendiarse
en un solo vocablo. Se solicita al sujeto que fije su
mirada en un punto, por ejemplo en la pared o
cualquier objeto de fijación, que fije su audición en un
sonido etc., pero no se le exige que se concentre en
ello, simplemente que no deje de verlo o de
167
escucharlo. En otras palabras, se le pide que mantenga
su atención pero sin esfuerzo, con comodidad, sin
preocuparse en concentrarse o perder la idea;
solamente: “no retires tu mirada o tu atención al
sonido”, no es una tarea difícil lo que se le pide al
sujeto que siga. Esto puede ser definido como:
“concentración sin esfuerzo”, es decir: contención.

Este vocablo no hace referencia al verbo contener sino


a una mezcla de los conceptos atención y concentración
sin esfuerzo. Esta se podría decir es la primera fase
mental por la que atraviesa el sujeto: la fase de
contención, y corresponde a la primera etapa
preparatoria o introductoria del proceso de inducción
hipnótica. Al concentrarse sin esfuerzo en el punto
previamente fijado, el operador aprovecha esta
situación de verdadera atención, más que se
concentración, para describir los síntomas y signos que
experimentará a lo largo de la inducción. El sujeto fija
gradualmente su atención en el punto dado, pero
siempre sin esforzarse mucho y de manera sencilla. Se
encuentra pendiente de las palabras del operador, sin
necesidad de concentrarse en ellas, no es difícil,
simplemente manteniendo la atención en el sonido de
las palabras para no dejar de escucharlas. Mantener la
atención en un objeto dado, sin necesariamente
concentrarse en él, es la característica a la cual se le
denominó desde los primeros tiempos de la hipnosis

168
científica como “fijación” y a veces “monoideismo”. Es
una condición en la cual una idea o sucesión de
pensamientos prevalece en la mente del sujeto, y es
fundamentalmente: caer en el trance hipnótico.

Se trata de una condición espontanea y no requiere de


mucho esfuerzo de concentración para lograr fijar la
atención. Mientras las persona que va ser hipnotizada
se halla en esta fase mental de contención o
monoideismo, el operador está inculcando la hipnosis
mediante expectativas de lo que pronto va suceder;
luego en la medida que se avanza en esta fase y el
sujeto muestra los signos que se le indican, es porque
está entrando en una nueva fase mental que podría
denominarse de “pasividad mental”, en la que la
mente del sujeto da entrada como un hecho a todas
sugestiones que se le están indicando, su yo comienza a
ceder terreno y se va entregando hasta llegar a la más
completa pasividad en su relación con el operador y
ante las sugerencias que este ofrece; esta fase mental
se asocia a la segunda etapa del procedimiento de
inducción; así continúa el proceso de inculcar la
hipnosis ante la ya pasiva actitud del sujeto hasta que
llega a la tercera fase que podría denominarse de
“control mental”, que corresponde a la etapa de
“asunción” dentro de las tres etapas del procedimiento
de inducción hipnótica.

169
Es muy importante conocer estas tres etapas del
proceso de inducción como de las tres fases mentales
por las que atraviesa el sujeto durante todo el proceso
de la hipnosis. Y lo es por la siguiente razón: si usted
dice al sujeto que los ojos de él están cansados, que se
halla amodorrado y somnoliento, pero lo hace
prematuramente y no corresponde a la situación
mental del sujeto, este en su fuero interno pensará:
“Bien, eso no es cierto…porque no me siento en ese
estado, ni mucho menos”. Rechazará entonces toda
sugestión a partir de ese momento. Por lo mismo, no
debe decírsele nada que no esté el operador
observando. Puede argumentarse una serie de
probabilidades de lo que sucederá, pero nunca
debemos insistir en que está sucediendo algo ante lo
cual no tenemos evidencia, la cual se obtiene por los
signos ya mencionados arriba: cerramiento de los
párpados, respiración más profunda, flacidez del
cuerpo, caída de la cabeza etc., cuando señalamos un
acontecimiento que el sujeto ya está experimentando,
deposita consciente o inconscientemente su confianza
en el operador: “es así como realmente me
siento…sabe lo que está diciendo” etc., Esta impresión
ofrece la certeza de que algo está sucediendo, que se
está cumpliendo la realización de la expectativa, esto
viene a reforzar anímicamente el proceso de inducción
hipnótica. Este último comentario trae a colación aquel
desanimado relato de S. Freud en donde comentaba:
170
“me fatigaba ya oír, en los casos de hipnosis poco profunda,
que a mi mandato «Va usted a dormir. Duerma usted»,
contestaba el sujeto: «No me duermo, doctor», y tener
entonces que entrar en un distingo demasiado sutil,
replicando: «No me refiero al sueño corriente, sino a la
hipnosis. Fíjese bien. Está usted hipnotizado” (S. Freud.
1895. Estudios sobre la Histeria: historiales clínicos).

Se ha provocado el trance hipnótico por diversos


métodos, utilizando luces estroboscópicas, melodías,
aromas, representaciones de danza tales como las
ejecutadas por los derviches, etc., para inducir el trance
sin el uso de la palabra. De cualquier manera, es muy
difícil lograr la hipnosis prescindiendo de ella y
debemos considerarla como el principal elemento del
arsenal hipnótico; comentaba S. Freud:

“Un medio semejante es, ante todo, la palabra, y las palabras


son, en efecto, los instrumentos esenciales del tratamiento
anímico… la ciencia ha logrado restituir a la palabra humana
una parte, por lo menos, de su antigua fuerza mágica” (S.
Freud. 1905. Psicoterapia: Tratamiento por el espíritu).

Esto nos lleva a hacer mención de un procedimiento


básico a partir de la “sugestión verbal pura”. A
continuación se presenta este método sin agregado
secundario alguno, el cual no es frecuente que se
utilice solamente así, tal como se va especificar; por lo
general, es el componente verbal entre otros
elementos de fijación e imaginación que tienden a dar
171
más cuerpo y solidez al proceso de inducción. Pero se
muestra para facilitar su comprensión y aprendizaje.
Sin duda la base de todos los métodos de inducción
será la palabra y por ello es aconsejable familiarizarse
con este método. Como ya se comentó antes, la
transición entre las diferentes tres etapas de la
inducción hipnótica debe ser gradual, suave e
imperceptible para el sujeto. Obsérvese también como
se lleva calmadamente y sin presión al sujeto a la fase
de contención mental ya descrita y por las distintas
fases mentales.

Colocamos al sujeto en la posición correcta, ya sea


sentado o recostado en el diván, de manera cómoda y
sin rigidez alguna, con la cabeza apoyada y los brazos
descansando sin esfuerzo. Se le pone ante su vista un
objeto elegido para fijar la atención y lograr la
contención; puede ser un simple punto en la pared. No
se requiere de ningún artilugio secundario más. Se
procede y se verbaliza se la siguiente manera: “Se va
usted a relajar por completo y fijará su atención en el
objeto que está ante su vista. Simplemente fije en él su
mirada, pero no hace falta que extreme su atención o
se concentre. No lo pierda de vista un solo instante;
mantenga en él fija su atención…sin esforzarse…no es
difícil ni complicado hacer esto…solamente fije su
mirada y no deje de verlo…mientras usted hace esto su
cuerpo irá alcanzando gradualmente una mayor

172
relajación…sus brazos y sus piernas se irán relajando
cada vez más y más…gradualmente…una pesadez y
cansancio se irá apoderando de sus brazos y
piernas…su párpados se pondrán más pesados a
medida que pasa el tiempo y sentirá como se van a ir
cerrando…poco a poco…pesarán sus párpados más y
más…se irán poco a poco cerrando más y más…sus
brazos y piernas experimentarán cada vez más modorra
y languidez. Llegarán a ponerse flácidos y pesados. A
medida que hablo y escucha mi voz…sus párpados irán
cayendo más y más…se irán cerrando a medida que
pasa el tiempo y escucha mi voz…todo usted se irá
sintiendo pesado y amodorrados” Comienza a notar los
primeros signos e imperceptiblemente comienza a
ingresar a la siguiente etapa: “usted se sentirá cada vez
más tranquilo y relajado…sentirá como cada vez se le
cierran más los párpados…ve como pesan sus párpados
y se cierran más y más. Sus ojos parece que quieren
cerrarse…pesan más y más…su cabeza se siente
igualmente pesada. Su cabeza parece que quiere caer
hacia adelante, cada vez más hacia adelante. En algún
momento sus ojos llegarán a cerrarse…porque siente
como pesan los párpados y como están cerrándose más
y más…su cabeza caerá hacia adelante…cae cada vez
más y más” El intercalado de frase a futuro y otras
presente permite la transición suave entre la primera y
segunda etapa, pero como se dijo antes, no se puede
hablar en presente si no se observa evidencia de que
173
los signos se están sucediendo. Sugestiones como esta
o similares se pueden ir creando o inventando a
medida que se gana experiencia y habilidad; se repiten
una y otra vez hasta conseguir el efecto deseado. En la
medida en que hemos logrado la transición suave de la
primera a la segunda etapa, continuamos: “ se
encuentra usted completamente relajado, tanto de
mente como de cuerpo, solo es necesario que se
abandone completamente a esta sensación
satisfactoria de sueño…se cierran sus párpados más y
más…están ahora muy pesados…pesan los
párpados…pesan sus ojos y estos se cierran más y
más…pesan profundamente…caen por si solos…caen
cada vez más y más…sus brazos y piernas han
alcanzado una relajación tal que pesan y caen sobre su
reposo…pesan cada vez más…siente como el sueño lo
invade…como se acerca y lo recibe como un amigo con
los brazos abiertos…siente como pesan sus párpados
más y más…pesan sus párpados…su respiración es cada
vez más profunda…cada vez que respira
profundamente el sueño lo invade…usted se siente
totalmente amodorrado y cada vez más cansado a
medida que continúo hablando. Sus brazos y piernas
están pesados…su cabeza se siente pesada como el
plomo…escucha mi voz…solo escucha mi voz…y sus
párpados se cierran totalmente…pesan sus parpados.
Ya no puede fijar la vista en el objeto…siente la
necesidad imperiosa de cerrar los párpados…sus ojos
174
sienten necesidad de cerrarse…más y más…más
pesados” Durante un momento nos hemos
concentrado en los ojos del sujeto, se verifica que se
están cerrando por el acortamiento entre los párpados
y se profundiza la sugestión sobre ellos. “…es tan
agradable cerrar los ojos y dejar de ver el objeto…caer
en un sueño reparador y tranquilo…está usted cada vez
más somnoliento…muy…muy somnoliento…pesan los
párpados…se cierran los ojos totalmente. Su cabeza
pesa más y más…todo su cuerpo se halla pesado por el
sueño…sus párpados están pesados como el plomo, sus
ojos se están cerrando. Sería tan agradable cerrar los
ojos y caer plácidamente en este sueño tan acogedor
que te recibe con los brazos abiertos… ¡Así está muy
bien!...se cierran los ojos… ¡cierre los ojos y caiga desde
ahora en sueño profundo…reparador sueño!...
¡profundo y reparador sueño!”.

Al llegar a este punto, la voz del operador debe


volverse firme y más autoritaria, y continuará diciendo:
“cada vez más profundamente dormido…cierre los
ojos…duerma usted…dormid profundamente…pesan
sus párpados…se cierran los ojos”. Si el sujeto ha
terminado de cerrar los ojos ante estas órdenes o los
había cerrado previamente en forma espontanea, se
halla muy probablemente en estado de hipnosis. No se
puede estar seguro al 100 % pero es muy probable que
así sea. En todo caso es mejor agotar aun más el

175
tiempo y profundizar el estado de trance en el que se
ha sumergido el sujeto. El operador elevará
sensiblemente la voz, sin llegar a gritar, y se formulan
las siguientes sugestiones con énfasis y energía, pero
sin perder el tono de amabilidad que ha caracterizado
toda la sesión: “Está usted completamente dormido,
pero lo pondré aún en un trance más profundo. Contaré
de uno en uno hasta llegar a la cifra de diez. Con cada
número que cuente usted dormirá más
profundamente…más profundamente hasta que
finalmente a la cuenta de diez, usted estará sumido en
un profundo trance hipnótico…profundo y reparador
sueño. Usted obedecerá en el acto y sin cuestionar mis
órdenes. A la cuenta de diez estará profundamente
dormido… ¡Uno! Usted está cayendo en un sueño más y
más profundo… ¡Dos! Duerme más y más
profundamente…el sueño lo invade… ¡Tres! ¡Cuatro!
¡Cinco! Cayendo más y más profundamente todavía…
¡Seis! ¡Siete! Abandónese por completo, cayendo
profundamente dormido… ¡Ocho! Muy profundamente
dormido… ¡Nueve! Más y más profundamente dormido
en sueño hipnótico… ¡Diez! ¡Duerma profundamente!
(una frase serena pero con firmeza)… ¡Usted se halla en
un profundo y reparador sueño hipnótico!”

Así finaliza el proceso de inducción; es en este


momento cuando se pueden efectuar las mediciones o
test para averiguar hasta que nivel de trance hipnótico

176
ha llegado la persona. Estos test pueden incluir desafíos
utilizando la catalepsia de párpados, manos, movilidad
del cuerpo en general, órdenes directas y preguntas
que están relacionadas con los fenómenos de la
hipnosis y el nivel al que corresponden.

Las verbalizaciones que se han utilizado pueden variar


en muchas manaras y se deberán adecuar a las
características del sujeto(s). En cuanto a la posición del
sujeto, baste redundar y recordar que puede estar
sentado o acostado en un diván psicoanalítico o
simplemente sobre una cama. De hecho, es preferible
la posición de sentado, porque el estar acostado induce
en algunos sujetos el sueño natural con mucha
facilidad. Es ideal que se cuente con un respaldo para la
cabeza y que los brazos de la persona descansen
laxamente. No debe cruzar brazos, piernas o manos y
sus pies deben estar totalmente asentados en el piso.
Esto no quiere decir, por supuesto, que los sujetos no
puedan hipnotizarse parados, muchos operadores
hipnotizan a los sujetos permaneciendo de pie; queda
claro, que esta no es la postura más cómoda ni la más
indicada para trabajar terapéuticamente. Debe evitarse
cualquier elemento que pueda perturbar el proceso de
inducción hipnótica.

En cuanto al “objeto de fijación” de la atención del


sujeto puede variar considerablemente y estar
asociado a múltiples estímulos perceptivos de cualquier
177
orden sensorial; así, desde un simple punto en la pared
hasta un artefacto hipnótico. En los inicios de la
investigación hipnótica se utilizaron una gran variedad
de aparatos: desde la campana de Mesmer hasta
hipnodiscos giratorios que utilizaban espejos o una
espiral en el centro. En la actualidad existen diverso
aparatos menos ostentosos, pequeños, que emiten una
suave luz, ya sean estáticos o en movimiento y los
utilizan los psicólogos en la hipnosis clínica. De
cualquier manera, estos aparatos muy bien diseñados
no son imprescindibles y se puede realizar la inducción
hipnótica sin ellos con toda facilidad. En general, se
utiliza un objeto pequeño para lograr la fijación de la
mirada, como puede ser una bolita de cristal, algún
objeto brillante que cuelgue de una cadenilla, o los
simples dedos del operador; el objeto utilizado para
fijar la atención de la vista, se coloca a unas 30
centímetros de los ojos del sujeto y ligeramente más
arriba de ellos. Objetos grandes pueden colocarse a
una distancia mayor respecto de los ojos, tales como el
hipnodisco. Cuando se utilizan este tipo de objetos de
fijación de la mirada, el operador suele colocarse detrás
del sujeto o a uno de sus lados fuera del campo visual
de éste, aunque lo suficientemente cerca como para
poder observar adecuadamente el rostro de la persona
y poder controlar así las respuestas que se van
presentando en las distintas etapas.

178
Cuando el operador considera que el sujeto se halla en
estado de trance hipnótico, lo puede someter al primer
test o desafío de ese trance. El más sencillo de todos
ellos es el de la “catalepsia de los párpados”. Se
procede se la siguiente manera: “Sus ojos están
totalmente cerrados y totalmente flácidos en la cuenca
ocular; laxos y relajados. Sus ojos están tan firmemente
cerrados que usted no podrá abrirlos aunque se lo
proponga; no intente hacerlo hasta que yo se lo indique
a la cuenta de tres. Cuando yo mencione en un conteo
el número tres, usted intentará abrir los ojos, pero no
podrá hacerlo”. Siempre que indicamos un desafío,
como intentar abrir los ojos, se sigue una frase que
indica que fracasará en su intento. “…Sus ojos están
totalmente cerrados como si estuvieran pegados por un
pegamento muy poderoso, y usted no podrá separarlos.
A la cuenta de tres usted intentará abrirlos, pero no lo
va poder lograr. Si hace un gran esfuerzo puede que
apenas logre mover las cejas, pero no podrá abrir los
párpados. Es como si se le hubiese olvidado cómo
hacerlo, simplemente no podrá hacerlo. Bien, ¡Uno!
¡Sus ojos están cerrados y no podrá abrirlos aunque lo
intente!... ¡Dos! ¡No puede abrirlos, están totalmente
pegados!... ¡Tres! ¡No puede abrirlos!...inténtelo pero
no podrá hacerlo…” Pasado un lapso breve “… ¡Deje de
intentarlo!...Ahora caiga en un estado más profundo de
hipnosis”

179
No se debe permitir que el primer desafío se prolongue
demasiado, unos segundos son suficientes para
percatarnos de que ya el sujeto se encuentra con la
aceptación de la hipnosis, si lo prolongamos, lo único
que vamos a demostrar es que la voluntad del sujeto
siempre prevalecerá ante un desafío, por lo menos, en
muchos de los casos. No debe olvidarse que la hipnosis
requiere de la total aceptación del sujeto para esta
forma de “relación personal” que se está intentando
establecer entre sujeto y operador. Tampoco se debe
olvidar que la misma hipnosis, la misma idea del trance
se ha inculcado en un sujeto que acepta disociar su
conciencia en la relación que establece con el
operador. Unos segundos o fracciones de segundo
serán suficientes para demostrarle al mismo sujeto que
está bajo control por su propio consentimiento. El
prolongar el desafío solo acicala al sujeto a vencerlo.
Este primer test en sí mismo es insuficiente, pues no
sabemos qué tan profundo es el trance hipnótico, es
decir, que tan profunda y convencida esta la voluntad
del sujeto a someterse a otra persona. El segundo
desafío recomendado es el de la “catalepsia del brazo”;
se hace que el sujeto levante su brazo y lo extienda
hacia el frente y se le da un ligero tirón como indicando
como se desea que se quede, incluso hay operadores
que ejecutan los pases mesmerizantes. Al mismo
tiempo se le dan las sugestiones de que el brazo está
totalmente rígido y de que no lo va poder mover: “Su
180
brazo se ha puesto rígido como el de una estatua, los
músculos de su brazo están totalmente tensos y rígidos
como un tronco…como una barra de acero…por más
que intente moverlo, no lo va lograr…su brazo está
rígido…está en estado cataléptico…no lo puede mover.
¡Usted no puede mover su brazo!” Se hace la misma
propuesta del conteo y se realiza con sugestiones
intercaladas con ideas e imágenes que denoten su total
rigidez. Si el resultado de la prueba es satisfactorio,
seguramente el sujeto está en el nivel dos o
posiblemente más allá.

Técnicas para despertar

Así como hay una gran diversidad de métodos y formas


para hipnotizar, es lo mismo para despertar al sujeto
del trance hipnótico. Por lo general, las formas más
utilizadas para despertar a las personas indican una
preparación y anticipación de este hecho; casi nunca se
despierta a la persona sin habérselo notificado
previamente. Se le dice al sujeto que será despertado y
a continuación se añade un conteo para que se prepare
para ello. Se insiste de manera firme y confortable, que
cuando despierte sus sensaciones serán favorables,
reconfortantes y agradables: “Se sentirá usted,
tranquilo, relajado y muy…muy a gusto”; se le hace
saber en un tono enfático, firme y cordial que se
181
contará hasta cinco y que cuando la cuenta llegue al
número cinco, estará despierto del todo y se sentirá
muy bien, tanto física como mentalmente. Se le puede
añadir, incluso, que se sentirá mejor de cómo se
encontraba antes del trance. Luego se dice:
“¡Uno…dos…tres…despertará muy
descansado…cuatro…cinco! ¡Despierte! ¡Ahora ya está
completamente despierto!” Todo ello con énfasis.
Algunos operadores suelen agregar algún sonido con
las manos, tales como un pequeño aplauso, un
chasquido de dedos para marcar el énfasis del
despertar. Otros operadores llegan a reforzar el
despertar con un soplo en el rostro del sujeto, o
levantando los párpados dan un ligero soplido en sus
ojos, técnica aunque bastante eficaz para despertar, se
considera antihigiénica y suele ser molesta
desagradable para algunos sujetos; hubo operadores
quienes propinaban una pequeña palmada en la
mejilla, en este último caso, aunque eficaz, ni que decir
de lo inconveniente.

Es importante mencionar lo incomodo y molesto que


resulta a los sujetos que los despierten con brusquedad
o repentinamente sin anticipación previa; es más
adecuado incluir las expectaciones correspondientes al
despertar y luego sacarlo del sueño por el método de
conteo. Ya hemos mencionado lo inapropiado de
despertar repentinamente a los sujetos en medio de

182
una crisis de cualquier tipo. Como se dijo, lo mejor es
aprovechar el trance hipnótico para ayudarle a superar
el episodio. Cuando los sujetos son despertados
repentina y bruscamente suelen estar aquejados de
sensaciones desagradables, presentar malestar
emocional, dolor de cabeza y una profunda necesidad
de volver a dormir. En el caso de despertarlo en medio
de una crisis caracterizada por la angustia, dejará al
sujeto en un estado de “angustia flotante” que tardará
varios días en disiparse.

Independientemente de lo anterior, cabe mencionar


que existen los denominados “métodos de emergencia
para despertar al sujeto”. Si un sujeto cualquiera no
despierta cuando se le ha indicado, siguiendo la técnica
del conteo; situación que es poco frecuente, es porque
generalmente se halla muy a gusto en el trance
hipnótico y no desea salir de él. Otras personas no
despiertan porque previamente se han autoprovocado,
por autosugestión inconsciente, la expectativa y temor
de que no podrán despertar. Cuando este temor es
consciente, por lo común, se disipa en la charla
preparatoria a la inducción hipnótica. En cualquiera de
estos casos, el operador no debe perder la confianza y
mucho menos demostrarlo. Para determinar los
motivos que mantienen a la persona en trance
hipnótico se le interroga cuidadosamente y se explica
que sus temores son infundados en su totalidad y se

183
trata de influir en su ánimo para despertar. En el caso
de querer seguir durmiendo, por lo plácido del trance,
cosa que se verificará al preguntarle los motivos por los
que no quiere despertar, se le puede sugerir que en un
conteo de uno a diez, por cada número que se
mencione será como si hubiera dormido una hora y
tendrá los beneficios reparadores del sueño normal,
asimismo, se le conmina que al final del conteo se
sentirá muy contento por el hecho de tener que
despertar y se encontrará tranquilo, relajado y con esa
apreciable sensación beneficiosa que tuvo durante el
sueño hipnótico. Se agregan verbalizaciones firmes y se
le conmina a despertar.

Si el sujeto despertara y quisiera volver a dormir, se le


puede volver a hipnotizar y sugerírsele que ha dormido
suficientemente con el método anterior de conteo y
sueño. Si despertara y se siente mareado, incómodo y
con sueño, un paseo en una zona despejada y con aire
fresco suele ser reconfortante y beneficioso.

Si todos estos métodos no diesen resultado, lo cual


sería sumamente extraordinario, aunque remotamente
posible, se coloca a la persona sobre un diván o sofá, se
le insta a dormir y descansar hasta que despierte
espontáneamente. Por lo general no duran más allá de
15 minutos a media hora en este estado de sueño, sin
embargo, se han reportado casos de personas que hay
llegado a dormir entre 10-15 horas, sin perjuicio
184
alguno. No se han reportado casos, ni es
fisiológicamente posible, que una persona quede
indefinidamente en sueño hipnótico; en última
instancia, simplemente precederá al sueño natural
fisiológico.

Las técnicas de despertar se pueden variar de manera


interesante para darle mayor atractivo, tanto al sujeto
como para las personas que se encuentran presentes.
Por ejemplo, haciendo el que mismo sujeto cuente en
voz alta y se despierte a sí mismo. También puede
sugerírsele, para matizar este procedimiento, que
efectúe una respiración profunda y suave en cada
número del conteo. La imaginación y la creatividad no
tienen límites tanto para los métodos de inducción
como para los de despertar.

Métodos de inducción que utilizan el conteo


numérico

En los métodos de conteo numérico, las verbalizaciones


necesarias se encuentran básicamente en la primera
etapa o introductoria del procedimiento hipnótico. La
segunda etapa se resume casi en su totalidad en el
conteo numérico por parte del operador; ya sea que
este conteo se verbalice solamente o se asocie con

185
alguna actividad del sujeto que se incluye en el
procedimiento para incrementar la eficacia del mismo.

Método de conteo continuo

El siguiente método es uno de los más fáciles de seguir


y resulta muy adecuado para inducir el trance hipnótico
rápidamente, sin importar tanto el nivel de
profundidad alcanzado. Esta técnica esta
principalmente basada en los métodos de conteo
numérico asociado a una actividad por parte del sujeto,
que incluye abrir y cerrar los ojos en concordancia con
el conteo. Es decir, el sujeto participa activamente.
Coloque al sujeto en la posición de sentado en el sillón
o sofá, pero de frente a una pared desnuda para evitar
todo tipo de estimulación extra. El operador se
colocará detrás del sujeto y ligeramente hacia uno de
sus lados para poder observar sus ojos y controlar así
todas sus reacciones. No es necesario fijar la mirada en
ningún objeto de fijación.

Las verbalizaciones comienzan en el siguiente tenor:


“Totalmente tranquilo y relajado, observe de manera
vaga y distraída la pared que está ante sus ojos, no
hace falta que fije su atención en nada particular. En un
momento iniciaré un conteo y por cada número que
cuente deseo que usted cierre los ojos y los abra en el

186
intervalo que hay entre cada número. Así como el
ejemplo que le voy a dar…” En ese momento el
operador se desplaza ligeramente al frente del sujeto,
mientras ofrece el ejemplo para que no quepa la menor
duda en él; cuanta: “uno” y cierra los ojos durante un
segundo aproximadamente y los abre de nuevo.
Continúa con el “dos”, cierra nuevamente los ojos y los
reabre pasado el segundo. Luego sigue con el “tres” y
repite todo el procedimiento; al llegar al tercer número
el operador finge que tiene algo de dificultad para abrir
los ojos, pero sin exagerar; como si ello requiriese más
esfuerzo, agregándole así mayor efecto sugestivo al
conteo de cierre y apertura de los ojos. El operador
retoma su posición inicial y continúa con las
verbalizaciones: “…Usted hará lo mismo, como lo ha
visto en el ejemplo que le mostrado, cerrará los ojos al
escuchar el número correspondiente y los abrirá antes
del siguiente número, hasta que sienta que sus
párpados están cansados…muy cansados y no deseará
más abrirlos. A cada repetición resultará más difícil
abrir los ojos y a medida que progrese la cuenta se irá
sintiendo más y más cansado y somnoliento. Cada vez
que vuelva a cerrar los ojos le parecerá más y más difícil
abrirlos…”. Como se puede notar, se está, en esta
primera etapa, ofreciendo las verbalizaciones en
tiempo futuro y aún no se ha iniciado el conteo; pero se
están generando las expectativas necesarias para
favorecer el sueño hipnótico. “… En la medida que vaya
187
contando los números y usted cierre y abra los ojos sus
brazos y piernas se le harán más pesados…más y más
pesados…todo su cuerpo comenzará a relajarse más y
más profundamente…Por fin llegará a una sensación de
cansancio y sueño que le será prácticamente imposible
abrir y cerrar los ojos… por cada conteo será más y más
difícil abrir los ojos deseando quedarse con los ojos
cerrados …cuando llegue el momento de ya no querer
abrirlos, simplemente los cerrará…los mantendrá
cerrados para caer en un profundo y reparador sueño
hipnótico”.

Sí observamos que las verbalizaciones han comenzado


hacer su efecto, es el momento de pasar a la segunda
etapa del procedimiento e iniciar el conteo. El conteo
deberá ser monótono sin variar el volumen de la voz; el
conteo tiene un límite hasta veinte; si los ojos no se
han cerrado cuando llegue a veinte, el operador puede
reiniciar una segunda ronda de conteo, pero en esta
ocasión en sentido inverso; es decir, de veinte a uno. Si
de nuevo continuara haciendo falta, porque no ha
cerrado los ojos en forma definitiva, se puede iniciar un
nuevo conteo de uno a veinte. Sí de todas formas
siguiera siendo necesario, se contará una segunda
ronda inversa. Estas rondas se pueden hacer tantas
veces como lo considere adecuado el operador. Un
sujeto bastante apto para la hipnosis, por lo general

188
cierra los ojos en el primer conteo directo, más o
menos al llegar a quince.

Las primeras manifestaciones que ofrece el sujeto, de


que el procedimiento está funcionando bien, es un
esfuerzo visible en abrir los ojos; cada vez se le notan
más pesados los párpados, incluso, puede ser que se
comience a traslapar el conteo y que pierda
coordinación en el cierre y la apertura de los ojos. Hay
sujetos que aun habiendo cerrado los ojos
definitivamente, se observa en sus cejas un ligero
movimiento como si continuara con el cierre y la
apertura de los mismos. Una vez que se produce el
cierre definitivo de los ojos, se procederá a la tercera
etapa del procedimiento de inducción con
verbalizaciones más enfáticas y firmes que denoten el
control del operador; esto puede ser, incluso, si el
sujeto cerró los ojos definitivamente antes de llegar a
la cuenta de veinte en el conteo directo o de uno en el
conteo inverso. Algunos operadores prefieren terminar
la cuenta para no dejar en la mente de sujeto la idea de
algo inconcluso, pero se puede iniciar la tercera etapa
suspendiendo la cuenta al momento del cierre de los
ojos, por parte del sujeto, si el operador así lo
considera conveniente. Si el sujeto cerró los ojos pero
el operador considera continuar con el conteo, lo hará
con una voz, ligeramente más enfática, firme y
aumentando las sugestiones del sueño intercaladas con

189
el conteo, dándole un giro especial de mayor sugestión;
como el sujeto ya cerró los ojos no habrá oportunidad
de confundirlo.

Por otro lado, si el sujeto no logra cerrar los ojos pero


se observa que su coordinación está siendo afectada,
probablemente se encuentre en los niveles iniciales del
trance hipnótico; simplemente le ordenamos, al
finalizar la ronda en la que estamos, que cierre los ojos
y asumimos el control autoritario. Si se diera el caso, de
que el sujeto no cierra los ojos y no muestra signos de
descoordinación y han concluido las rondas, por lo
general, no más de tres, se podrá concluir que ha
fracasado el procedimiento. Si no se ha tenido éxito, no
es conveniente suspender sin haber terminado la
ronda, porque eso sugiere algún rasgo de inseguridad
de parte del operador que está anticipando el fracaso y
se apresura a rendirse. Si no ha tenido éxito el
procedimiento, lo mejor es terminar la ronda,
solicitarle que mantenga los ojos cerrados, que se
relaje tranquilamente, y luego se procede a intentar
otra técnica diferente; o simplemente, iniciar una
charla exploratoria con el sujeto, para tratar de
determinar qué es lo que está sucediendo. Cuando se
pasa de una técnica a otra, por el fracaso de la primera,
es conveniente que los sujetos no adviertan que se ha
cambiado el curso de la inducción hipnótica; pensará
que es parte del procedimiento inicial. Por ello es

190
importante que el operador no refleje inseguridad ante
estos tropiezos y se disponga hacer el cambio de
procedimiento inadvertidamente. Esto es
especialmente cierto, en sujetos que están siendo
inducidos por primera ocasión.

Método de conteo intermitente

Otra técnica de conteo numérico, es la denominada


“conteo intermitente”. Este método es utilizado con un
conteo intercalado con sugestiones verbales, es decir,
el conteo es suspendido durante los lapsos en los que
se agregan las sugestiones verbales; se trata de un
método de conteo que se ha utilizado desde la
mismísima época de la Escuela de Nancy, y quizás,
antes. Es una técnica que se ha considerado bastante
más efectiva que los conteos sin interrupción. En
primer lugar, al iniciar la ya conocida primera etapa, se
le explica al sujeto de manera que no quepa la menor
duda, que se contará hasta veinte y que con cada
número escuchado le hará sentirse más y más cansado
y con sueño, etc. Se desarrolla esta primera etapa
durante algunos minutos, en forma similar al
procedimiento de la sugestión verbal pura, mientras el
sujeto mantiene fija su mirada en algún punto
específico en la pared, o en algún objeto de fijación.
Siguiendo con las reglas del procedimiento de
191
inducción hipnótica, no se procederá a la segunda
etapa, hasta no observar los signos y síntomas que
denotan el momento del cambio; tales como
cerramiento de los párpados, inclinación de la cabeza,
aspecto de relajación generalizada, etc.

Cuando el operador está seguro de iniciar la segunda


etapa, es el momento de iniciar los conteos
intermitentes acompañados de sugestiones verbales de
la siguiente manera: “Uno, dos, tres, cuatro…con cada
uno de los números escuchados usted se relajará más y
más…Sus párpados están pesando más y más…y
comenzando a caer por sí solos…hasta cerrarse…Cinco,
seis…más y más pesados sus párpados en cada
conteo…pesan sus brazos…más y más…el suelo lo
invade y lo recibe como un amigo con los brazos
abiertos…siete…ocho…nueve…todo su cuerpo está más
pesado y somnoliento. Sus brazos y sus piernas están
experimentando una profunda pesadez…cada vez más
profunda…Diez, sus párpados pesan…pesan mucho… se
cierran sus ojos…está usted muy cansado…pero muy
cansado…su respiración se vuelve más profunda y
acentuada…sus brazos y piernas pesan mucho…pesan
demasiado…todo su cuerpo está muy pesado y
relajado…Once, doce, trece, catorce…le cuesta cada vez
más mantener los parpados en sus lugar…se cierran sus
ojos…cae profundamente en un sueño hipnótico
relajante y reparador…Quince… se cierran sus

192
ojos…pesan sus brazos. Cuando llegue al número veinte
le será imposible mantener los ojos abiertos y los
cerrará en forma automática, y usted caerá en un
sueño profundo…muy profundo y reparador sueño
hipnótico. Dieciséis…se encuentra muy cansado…muy
pero muy cansado…se cierran sus ojos…pesan sus
párpados…pesan mucho…Diecisiete…sus ojos se están
cerrando, no puede dejarlos abiertos. Se están
cerrando…Dieciocho… se cierran sus ojos…más y
más…pesa su cuerpo, cada vez más…Diecinueve… ¡así
está muy bien!...deje que sus ojos se cierren.
¡Veinte!...caen sus párpados… se cierran sus ojos…
¡Duerma profundamente!... ¡Muy y muy
profundamente!...en un reparador y profundo sueño”

Ocasionalmente, el operador puede observar que


desde el principio del conteo el sujeto está cerrando los
ojos, si es el caso, se le informa que los puede cerrar
durante cualquier parte del conteo, si eso lo hace
sentirse a gusto; de cualquier manera se continúa el
conteo hasta llegar a veinte para no generar la idea de
que algo está incompleto y defraudar la expectación
del sujeto; porque aun sumido desde el principio en un
profundo sueño, cuenta con la expectativa de alcanzar
el número veinte. No olvidar que la idea principal es
intercalar números con sugestiones verbales.

Si al llegar a la cuenta de quince, no se observan


indicios de que el trance se está verificando, no se han
193
presentado los signos y síntomas del mismo, puede ser
conveniente un cambio en la técnica de inducción, el
cual deberá ser imperceptible y realizarse en forma
inadvertida. Así, en este caso, en lugar de indicar que
los ojos se le cerrarán por sí solos, se le solicitará que
permita cerrarlos al llegar a la cuenta de veinte. Esto,
solo, si se observa que no se está verificando el
cansancio ocular. Esto le permitirá un respiro al sujeto,
que está sintiendo que está defraudando al operador
porque siente que no llega al trance hipnótico. Al llegar
a la cuenta de veinte el mismo sujeto cerrará
voluntariamente los ojos, lo que nos demostrará que la
expectación sigue funcional y que podemos proceder a
otro método de inducción inadvertidamente como si
fuera parte del mismo e inicial camino. Se puede
intentar por ejemplo, el método de la relajación
progresiva, que como ya se dijo, que además de ser un
test hipnótico es también un método de inducción. Se
puede intentar el desafío de la catalepsia ocular o
apretón de manos para determinar hasta qué grado de
sueño se ha llegado.

Cuando el sujeto, cierra los ojos y el ejercicio ha tenido


éxito, se pasa a la tercera etapa de forma enfática y con
frases firmes. Se procede, si así lo considera el
operador, a profundizar la hipnosis. El conteo
intermitente con sugestiones intercaladas corresponde
propiamente a la segunda etapa.

194
Los métodos anteriormente estudiados no son
exclusivamente individuales, pueden manejarse a nivel
grupal, pero requieren de un mayor esfuerzo y
concentración por parte del operador. Lo práctico,
desde el punto de vista clínico, es el trabajo individual
en los procedimientos de inducción hipnótica.

195
Métodos tradicionales y antiguos de
inducción hipnótica
Métodos Mesméricos

Estos métodos utilizan los llamados “pases


mesmerizantes” y “desmesmerizantes”; los
mesmeristas presentan su teoría en función del
magnetismo animal que forma parte del magnetismo
universal, considerando a este como un fluido
magnético con el cual se ponen en contacto. Utilizan
los pases a lo largo de todo el proceso de inducción
hipnótica, acompañados, por supuesto, de las
verbalizaciones correspondientes. Hacen creer al sujeto
que los operadores manipulan estos fluidos en ascenso
y descenso a través del cuerpo, considerándolos la
causa principal del trance. El operador se muestra
como un sujeto que posee el poder de hacer estas
manipulaciones y que tiene el control de este fluido
magnético a través de sus manos o de algún aparato
especial diseñado para ello, conformado con frecuencia
con imanes. La Escuela de Nancy fue el principal
detractor de esta teoría como ya vimos previamente.
Estos pasees, por lo general, se efectúan con lentitud
siempre en línea descendente desde arriba hacia abajo,
comenzando en la cabeza, sobre la cara y pecho, y si el
sujeto está sentado, a lo largo del abdomen, de las
caderas y de las piernas, pero sin llegar a tocarlo. Los

196
pases deben repetirse permanentemente, siempre
hacia abajo, y acompañados de una descarga de
sugestiones verbales de sueño. En la mayor parte de los
casos los pases se hacen estando el sujeto con los ojos
cerrados; esto es, después de que los haya cerrado tras
una primera serie de verbalizaciones (etapa uno).
Logrando esta primera etapa de éxito acompañada
incluso de sueño ligero y cerrando los ojos, proceden a
los pases, sugiriendo además la sensación del fluido
magnético corriendo por el cuerpo. Es frecuente que
los sujetos ya bajo el influjo de la sugestión, refieran
sentir el magnetismo fluir por su cuerpo.

Los pases con contacto solo se usan, por lo general,


solo en la cara del sujeto; se efectúan siempre en forma
descendente: los dedos del operador tocan
ligeramente la cara del sujeto, bajan por la frente hacia
el puente de la nariz, o bien, hacia fuera, comenzando
en el centro de la frente y continuando hacia las sienes.
Se necesita mucha práctica para manejar los pases con
contacto directo; los principiantes de estos métodos
deben limitarse a los pases sin contacto directo y a las
sugestiones verbales. Es importante hacer hincapié en
la nulidad de los pases magnéticos, son solo las
sugestiones la verdadera causa del trance hipnótico, en
todo caso, la idea del magnetismo se utiliza como un
“placebo imaginario”. La mayoría de los hipnotizadores
no emplean los pases de ninguna manera.

197
Método del Dr. Liébault

Más allá de los métodos mesméricos, en la Escuela de


Nancy el Dr. Liébault colocaba los dedos índices y
mayor de la mano derecha a una distancia de 60
centímetros de la cara del sujeto, y manteniendo una
corriente constante de sugestiones los iba
aproximando gradualmente. En el momento en que
estaban a punto de tocar los ojos o la frente del sujeto,
los parpados de este caían y los ojos se cerraban.
Bastaba repetir algunas veces la orden “duérmase”
para que, por lo general, el sujeto estuviera bajo
control del operador. El Dr. Bernheim discípulo de
Liébault y cabeza de la Escuela de Nancy, usaba
también los dos dedos, pero solo con el objeto de fijar
la atención del sujeto; en ocasiones solo les pedía que
se fijaran en su mirada o utilizaba la oclusión manual de
los párpados, como ya se ha mencionado previamente.
Anterior a la Escuela de Nancy el Dr. J. Braid, utilizaba
el reflejo brillante de una luz sobre el metálico de su
bisturí de cirujano, sobre un reloj de bolsillo, etc., como
objeto brillante para la fijación de la atención del
sujeto. Para él, la fijación era el elemento más
importante junto con las sugestiones verbales. De
cualquier manera se seguía el camino de las tres etapas
para la inducción hipnótica.

198
El método de la bujía de Cook

Este método utilizado por el profesor William. W. Cook


es muy distinto de métodos comunes. El sujeto
sostiene un hipnodisco con el brazo extendido por
medio de una manija, el disco gira y permite el paso de
la luz de una vela por diferentes orificios colocados en
el disco estratégicamente. Al cabo de algunos minutos
durante los cuales el sujeto era bombardeado por
sugestiones verbales, se fatigaba bastante de sostener
el hipnodisco, el cual era remplazado por el operador y
se le ordenaba que cerrara los ojos; el cansancio del
brazo, la mirada amodorrada por la constante fijación
del hipnodisco y el torrente de sugestiones verbales
llevaban al sujeto a cerrar los ojos en apacible
descanso.

El método místico del Dr. Eduard. Vilk

Entre los diferentes métodos experimentados por el Dr.


Vilk, destaca el “método místico”, el cual puede ser
utilizado en personas de orientación mística y religiosa.
Como la mayoría de los métodos utilizaba la fijación y
las sugestiones verbales; estas últimas cargadas de
piedad religiosa, en donde las palabras y conceptos
están relacionados con ideas místicas y fervor piadoso.
Es importante recordar aquí que el fervor religioso ha

199
sido manipulado desde la antigüedad para canalizar la
sugestión y lograr el trance y arrobamiento religioso.

El método del Dr. Luys

Utilizaba un mecanismo giratorio de espejos montados


en diversas partes de un círculo de metal atravesado
por una barra horizontal como si fuera el diámetro del
círculo, esta barra a su vez estaba unida a un eje
vertical en el centro del círculo el cual quedaba
horizontal al piso; apoyado en el piso giraba mediante
un mecanismo de relojería y el sujeto sentado se
mantenía a una distancia prudente del aparato
giratorio, manteniendo la mirada ante el juego de luces
generado por los espejos que recibían luz de alguna
fuente indirecta. Este intrincado mecanismo forma
parte de la gran variedad de mecanismos legendarios
que se han utilizado en la inducción hipnótica. Se han
utilizado desde una gran variedad de hipnodiscos hasta
aparatos sonoros, tales como metrónomos, pistas
sonoras, etc., Resulta marcadamente curioso el método
auditivo-táctil que utilizo el Dr. X. Lamotte Sage, en el
que a sujetos de frente amplia y marcada calvicie, los
sentaba frente a él, que se encontraba de pie a
ligeramente a un lado. Los sujetos permanecían con los
ojos cerrados desde el comienzo del experimento; el
Dr. Lamotte Sage, utilizando los tres primero dedos de
200
su mano derecha, golpeteaba con suavidad la frente de
los sujetos justo en donde comenzaría el cabello si no
lo hubieran perdido prematuramente. Este golpeteo o
percusión se sucedía en intervalos de un segundo
mientras el operador mantenía la corriente
ininterrumpida de sugestiones verbales de sueño hasta
llegar al trance hipnótico. Se generaba una suave
sensación sobre el cuero cabelludo y el sonido de
transmisión ósea por la percusión de los dedos del
operador. Este método está basado, de alguna manera,
en el metrónomo musical, aparato que produce una
serie regularmente espaciada de estímulos sonoros,
cuya monótona repetición termina por producir el
cansancio auditivo y el trance hipnótico. Debemos
reconocer la originalidad de estos métodos y su
efectividad probada a lo largo de los años; no obstante,
los métodos de inducción hipnótica han ido variando y
mejorando a lo largo del tiempo, sobre todo
adecuándose al entorno clínico práctico.

En la actualidad proliferan los “métodos indirectos”


que utilizan en mayor grado la fantasía y la imaginación
del sujeto, la cual es estimulada mediante “guiones”
preestablecidos, en donde proliferan las sensaciones
físicas, emocionales y los conteos consecutivos. Buena
parte de las imágenes son tomadas del imaginario
cultural en donde se representan fuertes símbolos
arquetípicos tales como: la cueva, la copa, la espada, el

201
dragón, la bruja, el fermento (el queso y los gusanos),
el árbol caído en el bosque, el árbol gigante y frondoso,
la cabaña, el océano, el río, la nube, la isla, el oasis, el
amigo, escaleras, pizarras, etcétera. Estas imágenes
ligadas a pequeñas historias altamente creativas y a las
sugestiones verbales del operador y a las experiencias
corporales del sujeto, apenas perceptibles, se
amalgaman como técnicas inductivas bastante eficaces,
sobre todo, por el alto rapport y confort que ofrecen a
la persona. Por lo general en estos métodos, no se
buscan o pretenden los niveles altos de hipnosis.
Suficiente resulta el sueño lúcido para las diversas
técnicas terapéuticas.

202
Técnicas modernas de inducción hipnótica
Hemos presentado las diversas técnicas de inducción
hipnótica clásicas y que han perdurado hasta nuestros
días, utilizadas en gran escala y para todo tipo de
individuos. Por lo general, todos estos métodos utilizan
un objeto de fijación de la atención a través de alguno
de los sentidos. Puede ser desde la voz del operador,
sus dedos o algún objeto que sostengan; que esté fijo
en la pared, etc., o que emita un sonido intermitente.
Lo importante, como ya se ha indicado, es que los
sujetos fijen su atención en ese objeto y mediante la
lluvia de sugestiones verbales penetren en el sueño
hipnótico. En la actualidad han variado las técnicas de
inducción hipnótica considerablemente y casi todos
ellos han seguido caminos altamente permisivos y
maternales; la mayoría de los métodos modernos
excluyen de su vocabulario las palabras que indican una
orden o apremio al sujeto para cualquier
comportamiento.

Algunos métodos inducen a los sujetos en el trance


hipnótico, sin dar en apariencia, ninguna orden
sugestiva y en algunos casos, ni siquiera mencionan la
palabra hipnosis; suelen llamar a sus procedimientos
de inducción como: ejercicios de relajación, control
mental, proyección creativa etc., pero no mencionan,
en muchos de estos métodos, palabra alguna que

203
sugiera el trance hipnótico, no obstante pueda existir.
Se practican estos ejercicios dirigiendo la fijación de la
atención del sujeto hacia su propio cuerpo o hacia
alguna función corporal específica, como por ejemplo,
la respiración, el movimiento del pecho durante la
respiración, o cualquier otra reacción orgánica que
pueda ser observada. A estas reacciones orgánicas se
les conoce como: reacciones sensomotoras; Se utilizan
como punto de fijación, pero en este caso en lugar de
dirigir la atención a un objeto externo. De cualquier
manera, el procedimiento de inducción hipnótica viene
siendo el mismo, no obstante, se cambien los objetos
de fijación y el ropaje de toda la técnica. Tienen la
ventaja que permiten liberar al sujeto del temor a
fracasar en la hipnosis, sobre todo, cuando esta es
considerada como algo extraordinario ya que ha sido
matizada considerablemente por el cine y la televisión.
Somos de la opinión de que el sujeto debe conocer que
está siendo llevado al trance hipnótico, en la medida de
lo posible e independientemente del nivel de hipnosis
buscada, o de que el ejercicio, por su lucidez y
simpleza, eluda sus implicaciones con la hipnosis. Es
cierto, que en algunos casos, puede resultar
conveniente liberar al sujeto de la idea de la hipnosis,
por alguna razón práctica y beneficiosa para él mismo;
pero en la medida de lo posible, es importante aclarar
el sentido y significado de los procedimientos que se
están utilizando. Para muchas personas el vocablo
204
hipnosis por sí mismo genera resistencia y desconfianza
por múltiples motivos, de tal manera que tienden a
fracasar los procedimientos. Estas resistencias, como se
dijo antes, deben tratarse en charlas previas con el
sujeto para intentar disiparlas. Ahora bien, también es
cierto, que algunos ejercicios trabajan con tan clara
conciencia de parte del sujeto, que puede resultar útil
eludir de inicio toda idea sobre la hipnosis y eliminar de
tajo las resistencias que puedan estar impidiendo el
éxito de la misma. Estos ejercicios pueden utilizarse en
sujetos que previamente han fracasado en otros
intentos de ser hipnotizados y que se consideran a sí
mismos como totalmente refractarios a la hipnosis; el
puro hecho de sugerirles que se va intentar con ellos la
hipnosis llevaría el ejercicio al fracaso.

Estas técnicas modernas, altamente permisivas e


indirectas han roto con el tradicionalismo de la
hipnosis. Por lo general, utilizan un diván del tipo
psicoanalítico o algún sofá o sillón confortable. El
sujeto se coloca sentado cómodamente frente al
operador, el cual, por lo general, está también sentado
a un lado de aquél. Se trata de evitar la verbosidad
clásica de la hipnosis, y como se explicaba antes, en
algunos casos, toda alusión a la misma. No se utilizan
órdenes ni frase enfáticas tales como: “usted se pondrá
de pie…hará esto…” etc., no hay sugestión directa
alguna, y se procura sobre todo, al inicio del

205
procedimiento, un lenguaje que evite el “tuteo”;
asimismo, permitirá más deferencia por el sujeto. El
operador utilizando un lenguaje suave y calmado se
expresa, más o menos como sigue: “¿está usted
confortablemente sentado?... ¡bien! vamos a
proceder…contemple sus manos que están
descansando sobre su regazo. Si lo desea puede
observar su mano derecha o la izquierda
indistintamente…como usted lo desee…o quizá prefiera
ver entre sus manos al fondo sus muslos…o
directamente el suelo” Esto debe decirse en base a la
condición real del sujeto. “…No es necesario que fije la
mirada en ningún lugar específico, sino simple y
vagamente en sus manos si así lo desea…cualquiera
puede creer que al estar sentado sin moverse, no hay
actividad motora en el organismo…pero en realidad
esto nos es así…como le demostraré en seguida, jamás
ninguna persona deja de tener movimientos y
expresiones motoras que podemos detectar si nos
fijamos atentamente…” De alguna manera se está
intentando captar su atención. “… ¡Siempre hay algo
que se mueve en alguna parte del cuerpo!...” A esta
frase, se le puede agregar mínimamente algún grado de
énfasis propio del conocimiento y preparación del
operador, pero que no implique por ningún motivo
autoridad ejercida sobre el sujeto. “…El corazón late
todo el tiempo y es un movimiento que por lo general
no percibimos…pero si pensamos en ello solemos en
206
ocasiones sentirlo latir o hasta quizás oírlo…si usted se
fija bien puede percibir como se expande su pecho al
llenarse de aire sus pulmones, no obstante son
movimientos que por lo general pasan
inadvertidos…pero si piensa en ello eventualmente
llegará a percibir la expansión y contracción de su
pecho. De manera menos notable pero también
perceptible está la circulación de la sangre…si se fija
bien es algo que también puede llegar a sentir…puede
llegar a tener conciencia de cómo su sangre corre por
todo su cuerpo a través de sus venas y arterias…” El
espacio entre las verbalizaciones que ofrece el
operador puede ser mayor al que se utiliza en los
procedimientos tradicionales, se permite que sujeto
observe sin presión alguna las cosas que se le están
diciendo. “…en forma algo menos sensible se pueden
descubrir algunos micros movimientos en las
extremidades, el cuello, rostro…etc., usted, si se fija
podrá experimentar este tipo de pequeñas reacciones
que le pasarían inadvertidas si no se hubiese fijado en
ello su atención…por ejemplo, usted está mirando en la
dirección de las manos, notará, probablemente, alguna
pequeña reacción en ellas. Una de sus manos, la
derecha…o quizá la izquierda comenzará a reaccionar
con algún pequeñísimo movimiento, pero que usted
podrá percibir claramente…quizás usted sienta algún
cosquilleo o contracción involuntaria en algún lugar de
sus manos…por ejemplo, uno de sus dedos de la mano
207
derecha, puede moverse ligeramente, puede
contraerse…en lugar de una contracción puede ser
cualquier otra cosa o reacción…quizá sienta algún
escozor en alguna parte de la mano o en sus dedos. Tan
pronto usted experimente una sensación cualquiera, un
movimiento, un cosquilleo, comezón etc., en alguna de
sus dos manos fije su atención en esa mano y sobre
todo en el área en donde sintió esa reacción para que
pueda comprobar lo que se está diciendo…olvídese, de
preferencia, de su otra mano. ¡Ahí está! Acabo de
observar un pequeñísimo movimiento en el dedo
meñique de su mano derecha…fijé su atención en esa
mano y olvídese de la otra”.

Es importante aclarar que aunque algunas palabras


dicen: fíjese; olvídese, etc., no deben ser hechas en
tono autoritario. Por otro lado, si observamos bien las
verbalizaciones siguen el camino de las tres etapas del
proceso de inducción hipnótica.

“…Trate de imaginar cuál es la causa del movimiento de


su dedo e intente anticipar el próximo movimiento.
¿Puede usted adivinar cuál es el dedo que se moverá
ahora? ¿Será el índice o el dedo medio, o quizá el
anular o el pulgar? ¿Será otra parte de la mano en
lugar de los dedos? Su mano puede experimentar una
sensación de ingravidez o de ligero enfriamiento del
dedo o dedos. Muchas personas dicen que son estas las
sensaciones que experimentan. Algunos otros dicen que
208
la palma de sus manos, o una de ellas, comienza a
encorvarse y ahuecarse por sí sola, y hay quienes
afirman que son los dedos los que inician extraños
movimientos y temblores, sin que haya intervenido
para ello la voluntad personal. Entre tanto, los
pacientes, o la mayoría de ellos, observan como
palidecen sus manos, como se tornan más livianas y
frescas, y como al cabo de cierto tiempo uno de los
dedos se levanta por sí solo y tiende a separarse de su
muslo o regazo en donde está apoyado; luego otro
dedo, a continuación un tercero, y finalmente toda la
mano parece levantarse del lugar donde estaba en el
muslo o regazo y flota en aire por su propia voluntad.
¿Le sucederá esto mismo a usted? Sí así sucede, ¿Cómo
funcionará este mecanismo? ¿Habrá para comenzar,
una elevación de los dedos, subiendo desde el lugar en
donde estaban apoyados en su muslo? ¿O será la
palma o la muñeca de la mano la primera en elevarse?
Al elevarse, por supuesto, tenderá a elevarse la mano
entera, desplegada hacia arriba…” Todo este tipo
verbalizaciones se hacen totalmente permisivas sin
marcar una dirección definitiva, pues será el sujeto el
que va ir determinando el curso de acción respecto a su
mano o los dedos; el operador prácticamente ofrece
sugerencias y alternativas pero sin imponer una idea
específica.

209
“… ¿está encorvada su mano, ahuecada como una copa
o se ha extendido la palma?...Ahí está: ¡otro
movimiento de sus dedos!... ¡acaban de moverse por sí
solos! Esta vez es su índice el que se ha movido. Sí, así
es, y también su pulgar acaba de levantarse en su sitio
en su muslo. Ahora parece que toda su mano está
aligerándose, puedo ver a través del espacio que se
está formando entre su mano y su cuerpo, mientras su
otra mano, la izquierda, se ve como descansa
plácidamente sobre su regazo, más pesada. Pero su
mano derecha se hace más ligera y liviana…más y más
ascendente, liviana como una pompa de jabón…Usted
puede verla y sentirla más liviana y elevándose por sí
sola. Usted mismo puede ver como se eleva…con sus
propios ojos…elevándose desde el muslo en donde
reposaba tranquilamente”.

“Ahora solo quedan dos de sus dedos apoyados en su


muslo…Ahí están, luchando para elevarse a su
vez…elevándose por sí solos…y usted comienza a
experimentar una sensación extraña, como si su mano y
su brazo tuvieran una mente y voluntad
propias…muchas personas lo experimentan así. Esta
voluntad y mente propias hacen que se levante y flote
en aire…más y más alto en el aire. A medida que su
mano asciende, contémplela y observe los movimientos
que efectúa por sí sola, si que usted le ordene que lo
haga. Mantenga su atención en la mano que asciende y

210
analice por qué lo hace así. Concentre su atención en
tratar de adivinar que hará a continuación. ¿Seguirá su
mano moviéndose directamente hacia arriba o se
moverá lateralmente, hacia afuera o hacia adentro,
dirigiéndose hacia su rostro? ¿Se flexionará su codo, o
su mano continuará moviéndose hacia arriba?...En su
caso parece que sigue moviéndose hacia arriba…” Esto
en función de lo que está observando.

“…Ahora su codo parece elevarse a su vez de su lugar


sobre su cuerpo…su brazo está como extendiéndose, y a
medida que usted lo contempla, quizá se asombre al
observar que todas estas cosas van sucediéndose y
apareciendo como si tuvieran voluntad propia, sin que
usted se lo orden…Y durante todo este tiempo usted
continuará preguntándose: ¿Cuál será el próximo
movimiento que pasará a continuación? ¿Seguirá el
brazo elevándose hasta llegar a la altura del hombro?...
Eso es lo que generalmente sucede…muy a menudo
cuando el brazo alcanza la altura del hombro el codo se
flexiona y la mano se dirige hacia la cara… ¡Sí!... ¡Eso
parece también suceder con usted!...Por supuesto que
otras personas reaccionan de diferente manera. En
usted ahora la mano, aparentemente, se mueve en
dirección a su cara…lenta, pero constantemente, parece
moverse hacia su cara…más y más cerca de ella. Ahora,
a medida que su mano se aproxima más y más a su
cara, surge realmente el deseo de caer en trance

211
hipnótico…” Es importante aquí utilizar conceptos
como: relajación o en sueño, si se ha esta eludiendo la
idea de hipnosis.

“…De hecho usted está cayendo en hipnosis con la


velocidad que determina su propia mente
subconsciente. Cuando usted esté listo para entrar en
ese apacible trance hipnótico, de sueño reparador su
mano llegará a su rostro…así lo determina su propia
mente…El toque de su mano en su rostro será la señal
que le indique con precisión que ha llegado al sueño
hipnótico…Por ahora, en cuanto la mano toque su cara
sus ojos se cerrarán y usted estará en un profundo y
relajador sueño hipnótico…muy profundo y relajador
sueño hipnótico. Su mano continúa moviéndose cada
vez más…más cerca de su cara. Ahora está a solo unos
cinco centímetros de ella. A estas alturas usted puede
comenzar a imaginarse que lugar de su cara será
tocado por su mano y que parte de su mano hará ese
contacto. ¿Será el pulgar el que tocará su nariz? ¿O,
será el dorso de su mano la que toque su barbilla o su
frente? En realidad no interesa en absoluto que parte
de su mano entrará en contacto con su rostro. Tan
pronto como se toquen entre sí, sus ojos se cerrarán por
sí solos, porque usted estará listo para entrar en
hipnosis y caer en un profundo, muy profundo y
reparador sueño hipnótico. Se halla cada vez más cerca;
su mano está casi tocando su cara. Su pulgar está casi

212
llegando a su rostro. ¡Ya está ahí: acaba de tocar su
nariz; sus ojos se han cerrado y usted está cayendo en
un profundo y reparador sueño hipnótico! Abandónese
por completo, y déjese caer
profunda…profundamente…muy profundamente en un
reparador estado hipnótico”

En este punto del proceso hipnótico el operador toma


el control, y si lo desea, puede profundizar la hipnosis
por cualquiera de los procedimientos que hay para ello
y que habitualmente utiliza. Estos métodos se verán
más adelante.

Este es un claro ejemplo permisivo e indirecto de la


inducción hipnótica: no se efectúan afirmaciones que
ordenen algo, sino solo sugerencias entre diversas
posibilidades, y en ocasiones, indicándole lo que
sucedió con otras personas en condiciones semejantes.
El sujeto elige entre estas diversas situaciones y de
alguna manera siente y sabe que el control no se ha
escapado plenamente de él. Al terminar el proceso, o
mejor dicho, al llegar al fin de la dilatada segunda etapa
se procede a ser más enfático y firme, pero sin
abandonar el carácter permisivo, manteniendo así el
rapport necesario para la intervención clínica.

En algunas personas, la mano puede ascender solo nos


cuantos centímetros y detener allí su avance. Si pasan
algunos minutos y la mano no ha vuelto a moverse, es

213
conveniente cambiar la táctica de la manera siguiente:
“Su mano ha subido algunos centímetros, eso es muy
bueno y suficiente; ahora iniciare un conteo inverso
hacia atrás, desde el número diez hasta el uno. A
medida que vaya contando su mano irá regresando por
el camino andado hasta posarse de nuevo sobre su
regazo. Cuando su mano se pode de nuevo sobre su
cuerpo en la cuenta de uno, usted cerrará los ojos por sí
mismo y se dispondrá a caer en un profundo y
reparador sueño hipnótico. ¡Diez!, ahora su mano está
comenzando a bajar lentamente…muy lentamente.
¡Nueve!, está regresando por el camino recorrido…poco
a poco. ¡Ocho!, descendiendo más y más mientras que
usted cae en un sabroso sueño hipnótico… ¡Siete!, a
medida que su mano desciende más y más usted se
está durmiendo…profundamente…más profundamente.
¡Seis!, cuanto más se aproxima su mano a su regazo,
más fuertemente lo invade el sueño…más
profundamente. ¡Cinco!, desciende más y más y usted
está cayendo en un sueño hipnótico que es como un
amigo que lo recibe con los brazos abiertos. ¡Cuatro!,
relájese más y más completamente. ¡Tres!, su mano cae
sobre su regazo. ¡Dos! Casi toca su cuerpo y usted se
duerme totalmente. ¡Uno!, ahora sus ojos se cierran
totalmente y usted cae en un profundo y reparador
sueño hipnótico…descanse totalmente…solo escucha mi
voz”.

214
No es aconsejable en absoluto suspender el ejercicio a
medio camino admitiendo el fracaso, pues destruye,
por lo general, en forma irreparable, la confianza que
se ha ganado el operador con el sujeto. Lo correcto es
cambiar de método lo más inadvertidamente posible
para que el sujeto no se percate, y no sepa jamás, que
se ha sustituido el método original por otro distinto.
Las instrucciones iniciales que se ofrecen a los sujetos
contemplan esta situación, y por lo mismo, nunca se
ofrecen con la totalidad de los detalles; solamente lo
necesario para poder iniciar el ejercicio que se está
realizando en ese momento. Por ejemplo, en el
ejercicio anterior, nunca se les informa que este
ejercicio pretende la elevación de la mano y mucho
menos que esta deberá llegar hasta el rostro.

Otro tipo de verbalizaciones que se pueden adecuar


cuando el sujeto no eleva la mano o solo la eleva muy
poco, es la siguiente: “Algunas personas sienten que su
mano se vuelve ingrávida y ligera…sienten que su mano
se eleva más y más…Sin embargo, otros…sienten que su
mano está más pesada… bastante más pesada…igual
que sus brazos y sus piernas…” Así, de este modo,
estamos dando un giro al ejercicio que sin que el sujeto
se percate de ello. “…Posiblemente esta sea la situación
que usted experimenta ahora…quizá sienta que su
mano pesa sobre su regazo. Quizá siente así mismo el
calor de su mano sobre su cuerpo y este le resulta

215
agradable y tranquilizante. A medida que sigue
experimentado siente más y más el peso de la mano…a
medida que siente el peso de sus manos, nota como
también le pesan los párpados y sus ojos comienzan a
cerrarse…le resulta cada vez más difícil mantenerlos
abiertos…sus brazos y sus manos se hacen cada vez
más pesados al igual que sus párpados, pronto se
cerrarán efectivamente. Ahora contaré de uno a diez y
cuando llegue a diez sus ojos se cerrarán totalmente y
usted dormirá profundamente” Lo que realmente se
está haciendo es fijar la atención del sujeto sobre la
natural pesadez de las manos sobre el regazo o sus
muslos, abandonadas a la ley de gravedad. Luego se
crea una asociación entre la pesadez de las manos y
brazos con los párpados. En realidad se está cambiando
inadvertidamente a un método común o tradicional de
inducción hipnótica. Se sigue con un conteo para el
cerramiento de los ojos, pero en ningún momento se
percibe o se nota que se cambió el método de
inducción. También se puede pasar directamente, en
caso de ser necesario, a un método de conteo
numérico o de relajación progresiva para lograr la
inducción hipnótica.

A continuación se presenta un método que utiliza la


técnica de “distracción” y “confusión” del sujeto. Se
pretende, en lo general, evitar el exceso de atención en
las palabras del operador, sobre todo en sujetos que se

216
consideran bastante críticos de lo que escuchan y
observan. Este método es mucho más avanzado que
aquellos basados en la vieja concepción de mantener al
sujeto fervientemente concentrado en las palabras del
operador y hacer que su mente se vacíe a todo lo que
no sea su voz. Este método, es todo lo contrario, la voz
del operador pasa a un segundo plano, con lo cual se
espera que desde allí penetre a nivel subconsciente.
Suele ser de los más efectivos entre los que utilizan las
técnicas de distracción y confusión, y está basado en el
método anterior de levitación de la mano. Se comienza
de la misma manera que el método que se vio
anteriormente y se mantiene, por lo general, sin
cambios, hasta que el sujeto haya levantado
ligeramente la mano como para perder contacto con su
cuerpo. En ese momento se le solicita que cuente
lentamente en forma regresiva de cien a uno, en voz
alta para que pueda oírse a sí mismo. Se le recuerda
que debe mantener la mirada apaciblemente sobre su
mano; debe mantenerse consciente del conteo o no
podrá seguir la secuencia de los números, además, por
supuesto, deberá seguir escuchando las verbalizaciones
que hace el operador. Esto lo lleva a tres actividades
mentales simultáneamente. Ya que su mano se ha
elevado realmente, esto indica de hecho, que está
iniciando el trance hipnótico y estamos en la segunda
etapa, resultándole más difícil efectuar estas tres
actividades que tenderán a generar un mayor grado de
217
confusión y dificultad para percibir lo que sucede,
sobre todo, en relación con las palabras del operador.
Puede darse el caso que se salte un número o lo repita,
incluso, iniciar un conteo hacia arriba en lugar de
continuar a la inversa. A medida que se observa que la
confusión aumenta, el operador sube el volumen de su
voz y hace el tono más insistente con lo que contribuye
más a la confusión.

En determinado momento, se podrá observar, quizá,


alrededor de los números 60, 50 ó 40; como la
confusión se hace tan grande que su incomodidad es
bien notoria. Se suspenden las sugestiones verbales y
se menciona con insistencia en forma directa y
enfática: “¡Cierre sus ojos!... ¡Deje de contar!... ¡Deje
caer su mano!... ¡Caiga en un profundo sueño
liberador!” Se hace hincapié en la palabra liberador,
porque el sueño es un escape liberador de esta
situación de distracción y confusión que se le ha
creado. Es muy probable que el sujeto responda
inmediatamente porque le resulta grato salir de tan
molesta situación; esta evasión por si misma facilita
profundizar el grado hipnótico que se ya se constatado
cuando se observó la elevación de la mano. Algunas
veces, cuando el sujeto se defiende bastante y no
experimenta confusión extrema, es conveniente que el
operador pase al método de sugestión y conteo
intermitente, de la manera más inadvertida posible. Se

218
le notifica al sujeto el cambio del conteo, ahora por
parte del operador, el conteo puede ser hacia arriba, ya
sea desde el número en donde se quedó o suspendió la
cuenta, o, a partir del número uno. Se suele utilizar el
número en donde se suspendió el conteo, porque se
percibe como parte de la misma técnica de conteo y
pasa más inadvertidamente.

A continuación se detalla otro método de inducción


hipnótica avanzado que utiliza la distracción-confusión
y que va acompañado de visualizaciones engañosas;
además, de que es muy efectivo a nivel grupal. Se
prepara al sujeto con la relajación progresiva y se
ejecutan las verbalizaciones de la siguiente manera:
“Mientras usted está sentado cómodamente, cierre sus
ojos y atienda mis palabras sin esforzarse mucho en
ello; De hecho, usted no necesita realmente escuchar,
es solo una guía de lo que debe hacer en este ejercicio.
Porque me escuche o no, realmente lo que tengo que
decirle llega a su mente subconscientemente y asimila
todo lo que necesita. Tengo para usted un ejercicio que
le permitirá alcanzar el sueño sin dificultad aunque la
tarea pueda parecer difícil. Le indicaré un trabajo que
utilizará de manera total su mente consciente y por lo
mismo no es tan importante escuchar plenamente mis
palabras o que se esfuerce en ello. Quisiera que usted
visualice mentalmente, es decir, que imagine que está
contemplando el firmamento nocturno. Puede

219
imaginarse ese cielo con nubes o sin ellas, como usted
lo desee; se pueden o no observar las estrellas…en
realidad no tiene importancia alguna…” Si se observa
es totalmente permisivo y no generar ninguna tensión
sobre las imágenes a visualizar; es frecuente que
algunos sujetos muestren dificultades en las
visualizaciones. “…Lo que acuda a su mente es lo que
hace falta…Ahora, imagínese a sí mismo contemplando
una rueda en el cielo…una rueda sobre su
cabeza…puede estar muy lejos o próxima a usted…atrás
de la rueda está el cielo nocturno. Es posible que sea
una rueda de automóvil o de bicicleta; quizá hasta una
rueda de una ruleta de casino…cualquiera que sea la
rueda que acuda a su mente, contémplela y continúe
mirándola y a medida que lo hace notará como
comienza gradualmente a retroceder, ascendiendo en
el espacio, alejándose de usted…se aleja más y
más…puede ser rápido o lento, como usted lo
considere. Se alejará hasta desaparecer en el
firmamento…esto lo hará paulatinamente…al irse
alejando la rueda puede comenzar a girar mientras
asciende o puede hacerlo sin girar…lenta, o
rápidamente. Cualquiera que sea la forma como usted
imagine el alejamiento de la rueda es correcto…déjela
rodar o que se mantenga quieta…no la fuerce a hacer
movimiento alguno, si no lo desea. Gradualmente usted
observará que al retroceder y ascender en el espacio se
va haciendo más pequeña porque se está
220
alejando…después de transcurridos unos diez, o más
minutos desaparecerá en el firmamento, quizá se
mezcle con las nubes o las estrellas y desaparecerá así
de su vista”

“Mientras usted continúa visualizando la rueda contra


el fondo del cielo, quiero que realice una tarea
más…Mentalmente, y sin pronunciar los número en voz
alta, cuente desde cien, hasta llegar a uno, para atrás,
con la siguiente velocidad…” Se ofrece un ejemplo por
parte del operador, con un intervalo de dos segundos
entre cada número, por ejemplo, del 100 al 97. “…a
medida que usted cuenta mentalmente y a la inversa; y
continúa mirando la rueda como se eleva hacia el cielo
nocturno, su mente se ocupará de esta tarea y por lo
tanto es muy probable que no me escuche con
atención, pero como le(s) dije en un principio…¡No es
importante!. Mientras su mente consciente está
ocupada en el ejercicio su mente subconsciente recibe
la información que le estoy ofreciendo y podrá llegar
más fácilmente al sueño hipnótico. Siga observando
como la rueda se dirige hacia el fondo del cielo
mientras usted continúa contando a la inversa, notará
que va relajándose más y más profundamente”

Se mantienen durante un rato toda una serie de


sugestiones similares, incluso asociadas al proceso de
relajación progresiva o cualquier otro método que se
practique con los ojos cerrados. Como el sujeto no
221
escucha con demasiada atención, su mente
subconsciente es más accesible, favoreciéndose el
proceso de inducción hipnótica. En varias ocasiones, es
bueno sugerirle al sujeto que cuando llegue a la cuenta
de uno levante el dedo índice de cualquiera de sus
manos, para indicarnos que ha finalizado su conteo. Lo
más probable es que esta sugestión penetrará su
mente subconsciente y el sujeto levante el dedo;
tenderá hacerlo espontáneamente o por deferencia al
operador. En cualquiera de los casos, es muy posible
que el sujeto esté en algún nivel del sueño hipnótico.
Luego se realiza algún test para determinar el nivel del
trance y se continúa con alguna técnica para
profundizar más el sueño.

Los métodos de distracción y confusión han sido


probados como muy eficaces para logra el trance
hipnótico; rompen además el viejo mito de que para
lograr un buen trance se debe estar totalmente
concentrado en las palabras del operador. Muchas
veces el esfuerzo extremo de querer concentrarse y no
poder hacerlo, neutraliza el propósito del sueño
hipnótico. Asimismo, el exceso de ansiedad que esto
provoca tiene el mismo efecto contraproducente.

El siguiente método, que se presenta a continuación, se


utiliza únicamente como último recurso, es el
denominado: “Representación teatral”.

222
Implica un gran consumo de tiempo y por lo mismo
solo se utiliza cuando han fracasado los métodos
anteriores, está basado en una sugerencia de
Bernheim, para representar la idea de la hipnosis en el
sujeto. El sujeto lleva prácticamente la dirección del
método y se le comunica el procedimiento de la
siguiente manera: “Bien, hemos utilizado hasta aquí
varios métodos muy efectivos y no ha logrado
reaccionar a ninguno de ellos. El siguiente método
estoy seguro nos dará los resultados deseados,
particularmente en su caso; por supuesto, siempre que
acepte someterse totalmente a él. Este es un método
bastante largo y requiere por lo menos diez sesiones o
doce; todo lo que deseo es que colabore en forma total
y para ello es necesario que finja caer en el sueño
hipnótico, se trata realmente de una representación,
como si fuera una representación teatral, de lo que
usted supone es el trance hipnótico o como lo
representaría un actor que debe desempeñar el papel
de un sujeto hipnotizado. Usted actuará como si
realmente le estuviera sucediendo todo lo que le estoy
indicando en la sesión de hipnosis; paso a paso y con el
mejor detalle posible. En ningún momento usted
intentará comprobar si realmente está en trace
hipnótico. Solo debe representar el papel”. Si el sujeto
acepta hacer la representación del trance, puede iniciar
con cualquiera de los métodos de inducción ya
conocidos. El sujeto deberá actuar como si realmente
223
estuviera hipnotizado. Es importante aclarar, que esta
técnica de fingimiento funciona mejor en sujetos que
se encuentran en una sesión privada y no ante la
presencia de otras personas, dado que tienden a
cohibirse más.

Terminada la primera representación del proceso de


inducción, se representa también la catalepsia de ojos y
brazos, como si estas hubieran tenido éxito. El sujeto
deberá fingir que no ha podido abrir los ojos ni bajar el
brazo que se ha extendido. Se puede proceder con los
diversos test que se han mencionado respecto a la
musculatura, para probar fingidamente la hipnosis,
pero deben evitarse por completo los desafíos que
tienen que ver anestesias, amnesias y alucinaciones de
cualquier tipo. Alrededor de la tercera o cuarta sesión
el sujeto se comenzará a preguntarse a sí mismo si su
mano podrá bajar o si podrá abrir los ojos ante los
desafíos respectivos; puede ser conveniente sembrar la
duda en las charlas previas a la sesión, pero siempre en
un tono que no signifique un reto a la persona como si
esta fuera engañada, se puede hacer como un
comentario respecto a otras personas. Desde el
momento que no ha debido bajar el brazo en absoluto,
en el fingimiento de la catalepsia del brazo, se siembra
su duda en la mente, y así, sesión tras sesión, con la
repetición de la imposibilidad fingida, su duda va en
aumento. Durante las sesiones se observará

224
cuidadosamente al sujeto, y por las características de
sus respuestas, aunque estas son fingidas, se recogerán
las indicaciones subjetivas respecto a su estado real. Al
terminar la sesión el sujeto podrá manifestar que
experimentó ciertas sensaciones de entorpecimiento y
pesadez o quizá algún tipo de parestesia, tales como
hormigueos. También es posible que informe haber
experimentado sensaciones de ingravidez o pesadez
general; asimismo, es posible que haya desarrollado
alguna distorsión temporal, es decir, una distorsión en
el cálculo del tiempo en la duración de la sesión, fingida
todavía. Este último dato es un signo de gran valor pues
denota por sí mismo el ingreso real al trance hipnótico.
Es por ello que se recomienda un número tan grande
de sesiones en este ejercicio, para dar lugar a la
aparición de signos y al mismo tiempo favorecer el
sueño hipnótico. En cierto modo, es una forma de
entrenamiento para inculcar la hipnosis.

Si se han estado observando signos que sugieran que el


sujeto puede estar cayendo en trance hipnótico, se
puede intentar un test crucial. Se le puede sugerir en
medio de la representación o fingimiento del desafío, la
siguiente fórmula en tono enfático: “¡Bien! ¡Muy bien!
Deseo que ahora intente usted realmente bajar su
brazo, sin la necesidad de fingir; ¡Pero no podrá
hacerlo! ¡Intentará realmente bajarlo! ¡Pero no puede
bajarlo! ¡Su brazo está rígido en estado de catalepsia!”.

225
Se puede intentar el desafío a la cuenta de tres, si el
desafío resulta exitoso se le indica inmediatamente:
“Duerma profundamente…caiga muy profundamente
en hipnosis…etcétera”. Este sistema es frecuentemente
efectivo. La idea central consiste en mantener a una
persona viviendo constantemente una mentira acerca
de un determinado asunto. Al cabo de cierto tiempo es
sujeto generará expectativas que lo pueden llevar, si se
ha sembrado la duda, a la idea de que probablemente
esté cayendo en trance hipnótico y será presa de la
catalepsia cuando se le realice el desafío. Las
expectativas tienden a autocumplirse si son repetidas
insistentemente y sobre todo si el sujeto ha llegado a
experimentar algunas sensaciones que refuerzan la
expectativa, que le indican que algo está cambiando. A
este fenómeno de la realización autocumplida se le
denomina “efecto Pigmalión”; como una profecía de
realización personal.

Por último, para cerrar este tema, se presenta un


excelente método de visualización-distracción; puede
ser practicado tanto individualmente como por grupos.
Se prepara al sujeto como para la relajación progresiva
y cumplimentar la primera etapa del proceso de
inducción hipnótica. Se procede como sigue: “Voy a
pedirle que visualice con los ojos cerrados que se
encuentra en un salón de clases frente al pizarrón. Por
si acaso no le es posible verlo o visualizarlo, basta con

226
que imagine que lo está haciendo y no se presione si las
imágenes no son claras, simplemente imagine que lo
está haciendo. En el centro del pizarrón hay dibujado un
círculo de gran tamaño, posiblemente entre 30 ó 40
centímetros de diámetro. Esta circunferencia está
dibujada con tiza; dentro del círculo, centrada, está
pintada una cruz cuyos lados alcanzan a tocar la
circunferencia. Ahora le voy a pedir que usted tome el
borrador y borre la cruz sin tocar el círculo. Dado que la
cruz toca la circunferencia en cuatro puntos, no es una
tarea fácil. Para lograrlo sin ningún problema, le
aconsejo que utilice alguna de las esquinas del borrador
y lo haga con mucho cuidado, basta con que borre cada
punto en donde la cruz toca la circunferencia para que
la otra parte de la cruz pueda ser borrada fácilmente.
Proceda parte por parte, el primer punto, el segundo, y
así siguiendo. ¡Borre muy cuidadosamente!...Como le
dije, una vez efectuado esto podrá borrar sin dificultad
el resto de la cruz. Ahora pase el borrador a su otra
mano y tome una tiza y dibuje dentro de la
circunferencia la letra A, mayúscula; hágala del tamaño
del círculo pero sin tocarlo ¡Esto es muy importante!
¡No lo toque! Bien, ahora borre la letra y proceda con la
letra B, en mayúsculas no lo olvide, casi del tamaño de
la circunferencia pero sin tocarla… ¡Bórrela también!, y
proceda con la siguiente letra del alfabeto, que es la
letra C y haga lo mismo. Deténgase por un momento y
escuche bien las instrucciones: dentro de un momento
227
voy a dar una señal y usted continuará con las demás
letras del alfabeto, en orden, por supuesto y las irá
borrando alternadamente hasta llegar a la letra Z
mayúscula. Voy a pedirle que mantenga su atención fija
en lo que está haciendo en el pizarrón y no se esfuerce
en atender mis palabras, déjelas que penetren en su
mente a nivel subconsciente, mientras le producen un
profundo y reparador sueño hipnótico. Cuando termine
de dibujar todo el alfabeto, deje el borrador en su lugar,
deje también la tiza y eleve un poco el dedo índice de su
mano derecha para indicarme que ha cumplido con
toda la tarea. En ese momento, de manera definitiva se
encontrará en un profundo sueño hipnótico… ¡Bien!
Inicie la tarea y proceda con la letra D mayúscula,
bórrela con la otra mano, y así continúe dibujando y
borrando alternativamente, sin prestar mucha atención
a mis palabras. ¡Inicie!...” El operador ofrece unos
segundos al sujeto, y se dispone a verificar que se ha
procedido a la realización de la tarea, y continúa con las
verbalizaciones sugestivas de sueño “…Todo su cuerpo
está relajándose muy y muy profundamente. Con cada
una de las letras que usted escribe y luego borra va ir
cayendo en un profundo y reparador sueño
hipnótico…cada vez más y más profundo…” Se continúa
en este tenor hasta que la persona envía su señal con el
dedo índice, indicando que ha terminado de hacer la
tarea. A continuación se toma el control de manera
enfática, elevando ligeramente la voz. Se puede
228
proceder al test de verificación de la profundidad
hipnótica y/o reforzamiento del trance.

229
Etapas de la hipnosis
Existen multitud de sistemas para dividir los diferentes
niveles del trance hipnótico. El sistema de puntajes de
susceptibilidad de Davis y Husband tenía 30
subdivisiones y el de Lecrón-Bordeaux, cincuenta.
Otros, más conservadores y simples solamente tres:
ligero, medio y profundo. Ya en la primera parte de
esta obra si hizo hincapié de manera descriptiva e
informativa las seis etapas hipnóticas según la Escuela
de Nancy, en particular, las del Dr. Liébeault; y, las tres
fases o etapas que se investigaron en el hospital de la
Salpêtrière. En la presente obra y tomando en cuenta
los fenómenos hipnóticos como referencia, se
considera baste práctico y funcional el sistema del Dr.
Liébeault , de la Escuela de Nancy, agregándole algunas
pequeñas variantes aportadas por H. Arons (1968):

1. Hipnoidal o letárgica

2. Sueño liviano

3. Sueño

4. Sueño profundo

5. Sonambulismo

6. Sonambulismo profundo

230
En las tres primeras hay retención de la memoria,
recuerda el sujeto perfectamente bien lo sucedido
durante el trance hipnótico; mientras que en las
últimas tres no hay recuerdo de lo sucedido. Las tres
primeras etapas representan grados variables de
lucidez en la persona (grado de conciencia). Cuando el
sujeto sale del trance, generalmente recuerda todo lo
sucedido. En las primeras dos etapas lúcidas, pueden
darse, o no, las catalepsias parciales (párpados y
brazos); el sujeto puede responder bien al desafío pero
siempre informa que si lo hubiera deseado habría
superado el reto. En estas primeras dos etapas,
resultan casi imposible las sugestiones posthipnóticas,
incluso, es frecuente que el sujeto dude de que ha
estado en trance hipnótico. Es común que los sujetos
refieran: “podría haber abierto los ojos si hubiera
querido…bajar el brazo” etc., En la tercera etapa, que
también es lúcida, se logra un mayor control de la
musculatura voluntaria y se responde mejor a los
desafíos y catalepsias, incluso la imposibilidad de
levantarse de la silla, caminar, emplear sus órganos de
la palabra si se le ha sugestionado para ello, etc., si se
le ordena en un conteo que no pueda repetir un
número, no podrá hacerlo, pero de cualquier modo no
lo habrá olvidado porque mantiene la conciencia y los
recuerdos. También es posible que en esta tercera
etapa, se pueda producir ligera analgesia parcial,
amnesia fragmentaria durante ciertos momentos y
231
algunos flashes alucinatorios visuales con los ojos
cerrados. Si se le ordena que abra los ojos es muy
posible que despierte.

El cuarto nivel señala el comienzo de amnesias más


claramente: el sujeto olvidará un número en un conteo
seguido, su nombre o cualquier cosa que le sea
sugerida. Al despertar le resultará imposible recordar lo
sucedido durante la hipnosis; algunos recuerdos
pueden reaparecer fragmentariamente al pasar los días
o de inmediato si así se le apremia, incluso, estando
despierto, como se lo sugirió el Dr. Bernheim a S.
Freud, cuando este último, narra sobre los orígenes de
la asociación libre. Se logra en este cuarto nivel
analgesia más profunda, incluso ante estímulos fuertes
y dolorosos. Puede ordenársele que abra los ojos sin
temor a que despierte. Se le pueden crear
alucinaciones con mayor facilidad y las sugestiones
posthipnóticas serán cumplidas con un alto grado de
certidumbre; volverá a caer en trance hipnótico en
forma inmediata, por el simple hecho de una
indicación, si así se le sugirió a través de una orden
post-hipnótica. Se puede lograr la hipermnesia que es
buscada y deseada en la hipnosis didáctica y educativa.
El entrenamiento autohipnótico resulta ideal a partir de
esta cuarta etapa.

El quinto y el sexto nivel de profundidad hipnótica,


incluyen las denominadas formas de sonambulismo
232
artificial. En el quito nivel se puede inducir anestesia
completa de manera que el sujeto no experimente
dolor alguno, incluso, se puede lograr insensibilidad
completa de alguna parte del cuerpo, como una forma
de alucinación negativa. Es posible la amnesia selectiva
y completa, tanto del periodo hipnótico e incluso que
se prolongue más allá del mismo, después de
despertar. Es posible en esta quinta etapa iniciar la
incapacidad perceptiva de los diversos sentidos, pero
en menor grado.

El sexto nivel es similar al anterior pero el grado de


profundidad es mucho más notorio; en este nivel es
posible provocar la totalidad de los fenómenos
hipnóticos: las mal llamadas alucinaciones negativas;
disociación completa de la conciencia; falsificaciones
retrospectivas de la memoria; desdoblamiento de la
personalidad; alucinaciones de todo tipo; anestesia
total; hipermnesia en todas sus formas, incluso, el
recuerdo de pequeños detalles, por ejemplo, como el
recuerdo de las placas de un automóvil, que fueron
percibidas subliminalmente en algún momento dado,
etc. El quinto y sexto niveles son especiales para las
regresiones propias del método catártico, incluso
desde el cuarto, en donde la capacidad regresiva
comienza a notarse con mayor exactitud. Sin embargo,
aunque parezca paradójico, es importante aclarar que
la capacidad del recuerdo por medio de regresiones

233
puede trabajarse desde el primer nivel, inclusive, sin
haber pasado por el trance hipnótico, pero es a partir
del cuarto nivel que será más eficaz esta capacidad de
rememoración. De cualquier modo, el libramiento de
las resistencias inconscientes, que están al servicio de
la actividad represora que actúa sobre del material
psíquico doloroso e indeseable, dependerán más de la
técnica terapéutica, de la habilidad de terapeuta y de la
cooperación del sujeto que del mismo trance hipnótico.

Para determinar la profundidad del nivel hipnótico, se


recomienda comenzar con las pruebas más simples,
aumentando gradualmente la complejidad hasta
comprobar que el sujeto ha llegado al nivel más
profundo para él posible, por lo menos en la presente
sesión. Por ejemplo, se le aplica la catalepsia de los
párpados y se le sugiere que le será imposible abrirlos,
si logra hacerlo, aunque con dificultad, es seguro que si
está en el primer nivel. Si no logó abrirlos es muy
posible que esté en el segundo nivel, aunque puede
suceder que no logre la catalepsia del brazo; luego se le
pide que cuente del uno al diez pero que se le olvide el
número entre el 5 y el 7, si al llegar a la cuenta
deseada, titubea por un momento, significa que no lo
verbalizo porque fue impedido a nivel muscular, pero
es muy posible que si lo recuerde, el mismo esfuerzo
nos indica que lo desea mencionar pero que se siente
incapaz de lograrlo (tercer nivel). Se pueden intentar

234
las analgesias para determinar también el grado en que
se encuentra el sujeto, si hay cierto grado de anestesia
pero percibe algunos pinchazos, aunque sean mínimos,
es seguro que estará en el tercer nivel.

Si actuando bajo la sugestión de que ha olvidado un


número determinado, y el sujeto cuenta sin detenerse
y titubear nada en ese número, pero no lo menciona,
es prueba de la eliminación de un recuerdo
automatizado y es evidente la amnesia; igual podría ser
con su nombre, dirección de su domicilio, etc., se podrá
concluir fehacientemente que está, por lo menos, en el
cuarto nivel. Como en este nivel son posibles algunas
alucinaciones positivas, pueden intentarse los desafíos
para determinar si está en ese nivel u otro más
profundo. Igual, respecto al grado de anestesia. Es
seguro, que por lo menos en el cuarto nivel, se podrán
abrir los ojos sin interrumpir el trance, si acaso llegara a
despertar, sería indicativo de que no alcanzó el cuarto
nivel. Si se sospecha que ha alcanzado este cuarto
nivel, se recomienda ofrecer algunas órdenes
posthipnóticas y verificar sus resultados. Se le puede
despertar e inducir el trance a una indicación simple, si
responde a ella, es seguro que se alcanzó el cuarto
nivel y posiblemente más allá.

Para establecer que un individuo se encuentra en los


niveles de sonambulismo, se le puede sugerir que la
insensibilidad táctil de alguna parte de su cuerpo, es
235
decir, no sentirá nada aunque se le toque u aplique un
estímulo. Si no denota sensación alguna, por lo menos
está en el quinto nivel. Para establecer si ha llegado al
sonambulismo profundo o sexto nivel, se pueden
intentar las alucinaciones negativas, como la
incapacidad de ver, es decir, ceguera artificial; o una
ceguera selectiva, en donde sí está intacta la visión,
pero se excluye de ella algún objeto o persona; lo
mismo para los otros sentidos. Se pueden intentar
reproducir los demás fenómenos hipnóticos para
determinar si se encuentra en quinto o sexto nivel.

No está por demás aclarar, que estos niveles son


arbitrarios y convencionales, tal ha sido reconocido
desde los albores de la hipnosis científica. Es imposible
aplicar reglas estrictas e invariables para el trance
hipnótico, por la diversidad y variabilidad de los sujetos
y de los mismos métodos de inducción. En realidad, la
división entre niveles es imperceptible muy
frecuentemente y no es extraño que se presente la
superposición de los mismos. Se debe tener cautela en
cuanto a utilizar un solo fenómeno para determinar el
nivel hipnótico; por lo tanto es preferible utilizar, por lo
menos, dos aspectos para poder determinar el nivel de
trance. Algunos sujetos, son por ejemplo, capaces de
manifestar fenómenos alucinatorios en los primeros
niveles, por ejemplo, del tipo olfativo; sin embargo, no
responden plenamente a las catalepsias. Es necesario

236
que el operador recurra a su experiencia para llegar a
conclusiones sobre los niveles alcanzados por los
sujetos hipnotizados, manteniendo siempre los
sentidos bien atentos y una profunda observación de la
persona. Como habíamos mencionado antes, es
conveniente repasar los fenómenos hipnóticos y su
relación con los diferentes niveles de sueños. Se
pueden utilizar cuadros comparativos para ello.

237
Métodos instantáneos y profundización de
la hipnosis
Métodos instantáneos

No se deben confundir los métodos instantáneos con


los métodos rápidos, pues estos últimos son solamente
métodos simplificados para lograr la hipnosis. Por
métodos instantáneos se entienden aquellos que están
basados en órdenes posthipnóticas que establecen la
base para llegar al trance hipnótico en forma
instantánea. Existen, básicamente varias formas o
técnicas realmente instantáneas, pero la más conocida
es cuando el sujeto es capaz de llegar al tercer nivel del
trance hipnótico influido por sugestiones
posthipnóticas previas que funcionan como una señal
predeterminada que detona instantáneamente la
hipnosis profunda. Si está orden posthipnótica es
repetida continuamente y entrenada en la persona,
esta responderá de manera instantánea cuando se
presente la señal. En el bosquejo histórico se mencionó
como en las “escuelas de faquires”, en la India, se
utiliza esta técnica, a través de una palabra clave o
mantra, capaz de inducir al aprendiz de faquir en un
estado hipnótico que le permite anestesiar su cuerpo y
someterlo a duras disciplinas físicas. Se ha utilizado de
diversas maneras esta técnica instantánea del trance
hipnótico a lo largo de la historia con muchos

238
propósitos específicos; de tal manera, que ha sido
motivo de inspiración para algunas películas en el cine,
en donde la utilización de esta técnica está vinculada al
propósito de cometer el homicidio de algún personaje
relevante; esto, a través de profundos “lavados de
cerebro” en el sujeto hipnotizado, aunado a la
utilización de drogas hipnóticas como el pentotal
sódico, y órdenes posthipnóticas condicionadas a una
señal, por ejemplo, una llamada telefónica.

La señal puede ser cualquier cosa: una palabra; un


conteo que se hace repetir a la persona en estado de
vigilia, debiendo caer en el trance al cumplimiento del
conteo; respiraciones consecutivas que han sido
condicionadas para entrar en el trance hipnótico; una
señal visual o auditiva, etc. El operador siempre ofrece
instrucciones detalladas que se inculcan en sesiones
previas del trance hipnótico. El sujeto deberá seguir
estas instrucciones al pie de la letra estando en estado
de vigilia y caer instantáneamente en el trance
hipnótico que ha sido condicionado plenamente ante
estas señales convenidas. De hecho, el repetir estas
operaciones de condicionamiento hipnótico convence
al sujeto de su capacidad para caer en la hipnosis sin
dificultad y en forma instantánea.

Otra manera de inducir la hipnosis instantáneamente


es con sujetos altamente sugestionables y que ya han
dado muestra de ello, no obstante, no hayan sido
239
condicionados posthipnóticamente con anterioridad.
Este tipo de sujetos son los preferidos por los
hipnotizadores de espectáculos y su porcentaje en la
población ronda alrededor del 10-20%. La técnica
común consiste en crear la idea y convicción en el
sujeto de que posee esta capacidad “inusual” para caer
en el trance hipnótico, tras haber realizado en él con
éxito, el test del apretón de manos; esto suele ser
suficiente para convencerlos de su capacidad para la
hipnosis. El sujeto responderá instantáneamente a la
orden: “¡duerma usted!”, sin haber condicionado
previamente alguna señal posthipnótica. Sobra decir,
que estos sujetos serán personas excelentes para el
condicionamiento posthipnótico.

Los métodos rápidos que son métodos simplificados y


acortados de los métodos que se ha visto hasta ahora,
por supuesto, también se verán beneficiados y
potenciados por el fenómeno de la sugestión
posthipnótica. Una vez asimilado este principio
fundamental, el operador no necesitará utilizar algún
método definido. Puede inventar sus propias variantes
de acuerdo a las circunstancias particulares en las que
se desenvuelve.

Hay otro tipo de técnicas indirectas o disfrazadas que


pueden inducir la hipnosis, incluso cuando el propio
sujeto ignora que está siendo hipnotizado. Estas
últimas técnicas no caen necesariamente dentro del
240
grupo de los métodos instantáneos, pero las incluimos
aquí porque hay personas que casi responden
instantáneamente a estos procedimientos. Es
importante aclarar, que el hecho de que el sujeto no
sepa que está siendo hipnotizado, no implica
necesariamente, que se esté haciendo contra su
voluntad. Si el sujeto se percatará de que se está
intentando inducirlo al trance hipnótico y él no lo
desea, simplemente no podrá ser hipnotizado.

El éxito de estas técnicas indirectas se basa en el hecho


de que la mayoría de las personas creen que para estar
en trance hipnótico se debe estar plenamente dormido
e inconsciente. Desde el momento en que esto no es
así, pero la gente lo cree, se vuelve uno de los
instrumentos más útiles y disfrazados para la hipnosis
propagandista y de control social; de la que ya
hablamos previamente en la primera parte de esta
obra. De cualquier manera, no es este tipo de control el
que interesa de momento, sino aquellas técnicas
disfrazadas que pueden tener alguna utilidad práctica
en la consulta clínica. La más conspicua de todas las
técnicas disfrazadas utiliza la relajación progresiva, sin
hacer mención en el fenómeno de la hipnosis, se le
suele utilizar dentro de los más variados contextos. Se
evitan por supuesto todas las palabras que sugieren el
trance hipnótico, tales como: “amodorrado”, “sueño”,
“somnoliento”; el sujeto simplemente cree que está

241
siendo relajado. Es posible verificar en estas
relajaciones los primeros niveles del trance hipnótico,
esto ya se había constatado en la Escuela de Nancy por
los doctores Bernheim y Liébault.

Otro camino de inducción disfrazada o indirecta es a


través de las reacciones sensomotoras, tales como el
levantamiento de la mano hasta tocar la nariz, u otras
que ya se explicaron anteriormente; que distraen al
sujeto de la idea de la hipnosis en sí, pero lo llevan a
ella desapercibidamente. El mismo péndulo de
Chevreul es una forma disfrazada de alcanzar los
estados ligeros del trance hipnótico, así como
cualquiera de los test de susceptibilidad hipnótica. Por
último, entre las formas disfrazadas de la inculcación
hipnótica, está la utilización de “placebos”, que son
conocidos por su eficacia desde la antigüedad, y qué no
decir, por médicos y psicólogos. Un placebo es una
preparación inocua, sin efectos relevantes en el
organismo asociados a alguna(s) de las sustancias del
producto, si funciona es por su efecto sugestivo en el
sujeto. Pueden fabricarse con azúcar, pan, almidón u
otros compuestos inocuos, incluso, agua. Este último
tipo de placebos se utiliza bajo prescripción médica o
psicológica, en donde se recomienda tomar al sujeto
una píldora que ofrecerá el efecto deseado, incluso, el
de caer en sueño profundo. En los sujetos altamente

242
sugestionables funcionan de maravilla. El mismo S.
Freud comento:

“¿quién no ha tenido la experiencia del paciente que cae en


sueño hipnótico sin que se lo quiera hipnotizar y sin que
poseyera evidentemente, la menor concepción previa de la
hipnosis? Así, una enferma toma asiento para someterse a un
examen oftalmológico o a una laringoscopia, no teniendo el
médico ni la paciente la menor expectación del sueño
hipnótico; no obstante, apenas cae sobre sus ojos el reflejo
de la lámpara, aquélla se duerme y, quizá por vez primera en
su vida, se encuentra hipnotizada. Es evidente que en tal caso
cabe excluir la intervención de todo nexo psíquico consciente.
Nuestro sueño natural, que Bernheim ha comparado tan
acertadamente con la hipnosis, muestra análogas reacciones.
Por lo general, nos provocamos el sueño por medio de la
sugestión, mediante una preparación y expectación psíquica
del mismo pero en ocasiones nos domina sin el menor
esfuerzo por nuestra parte, como consecuencia del estado
fisiológico de la fatiga. Cuando se mece a un niño para
dormirlo o se hipnotiza a un animal manteniéndolo
inmovilizado, tampoco sería lícito invocar una causación
mental” (S. Freud. 1888. Prologo a la edición alemana
de la obra «De la Suggestion et de ses applications à la
thérapeutique» de H. Bernheim).

Siendo las personas altamente sugestionables,


responden fácilmente a ideas preconcebidas, como
puede ser la píldora de placebo o el ruido de la
máquina de oxigeno nitroso en el consultorio dental,

243
acompañado de la colocación de la mascarilla, sin que
realmente se esté suministrando oxígeno o algún
anestésico.

Muchos son los estímulos que tienen un efecto


hipnotizador en la vida cotidiana; luces de escaparates
o vehículos oficiales; ruidos monótonos; el ruido y el
bamboleo motorizado del transporte vehicular, etc.
Todos estos estímulos fomentan en el sujeto
respuestas de adecuación, habituación, aceptación,
etc., ante situaciones que se van transformando en
confortables e inductoras del sueño hipnótico.

Profundización de la hipnosis

Alrededor del 90 % de los sujetos que son sometidos al


procedimiento de inducción hipnótica alcanzan alguno
de los niveles de trance, por ligeros que estos sean; el
10 % restante no son susceptibles de ser hipnotizados
en absoluto. De los sujetos que alcanzan algún nivel de
hipnosis la gran mayoría no llega a los niveles
profundos, solo alrededor del 15-20 % alcanzan los
niveles de sonambulismo o niveles más profundos
desde la primer sesión. De los sujetos hipnotizados,
cerca del 40-50 % son susceptibles de mejorar el nivel
de profundidad en un promedio de 5 sesiones, y de
ellos, alrededor de un 10 % puede alcanzar el nivel

244
profundo tras consecutivas sesiones. Todos estos
valores son relativos y varían poco entre los diversos
análisis estadísticos.

Esto nos lleva a considerar que el problema de


profundizar la hipnosis no es tan sencillo como parece,
pues un porcentaje bastante amplio no puede ser
profundizado en su nivel de trance (20-30 %), aunque
alcanzan alguno de los niveles hipnóticos no pueden
pasar de ahí.

A los hipnotizadores teatrales no les interesa este


problema, porque simplemente descartan a los que no
alcanzan el nivel profundo y trabajan con ese 15-20 %
de los que si lo alcanzan. Es el hipnotizador clínico el
que más se ve afectado por esta desventaja, sin
embargo, ya lo hemos mencionado, no es
imprescindible alcanzar los niveles profundos para
trabajar terapéuticamente, o por lo menos, en la
mayoría de las técnicas terapéuticas. Ciertamente,
mientras mayor sea el nivel de regresión que requiera
la intervención, de mayor utilidad será la profundidad,
pero no debemos olvidar que esto no es un
imprescindible, la misma asociación libre en vigilia,
siempre estuvo bajo la sospecha del trance lúcido, aun
por el mimo S. Freud. La mayoría de los psicólogos han
aceptado este razonamiento, de que los estados ligeros
de trance son aptos para la mayoría de las
intervenciones o al menos suficiente para ello.
245
Algunos psicoterapeutas opinan que la mayoría de los
sujetos alcanzarán los niveles profundos si se tiene
destreza, perseverancia y persistencia en ello por parte
del operador, pero sobre todo, si se cuenta con
paciencia y dinero por parte del sujeto; esto para
efectos prácticos no es conveniente pues se requerirían
al menos de 10-20 sesiones. Respecto a esto último, es
importante considerar que la mayoría de los sujetos
alcanza su máximo nivel posible de profundización en
unas pocas sesiones y en el tiempo inmediato o
medianamente mediato no pasan de allí. En síntesis,
todo paciente, salvo rarísimas excepciones, de
detendrá al cabo de algunas sesiones en su nivel de
profundidad hipnótica alcanzado y no progresará por
mucho esfuerzo que se haga con él.

En la mayoría de las inducciones hipnóticas, el sujeto


desconoce que se halla bajo trance, pues escucha al
operador, está consciente más o menos de lo que
sucede a su alrededor y no se siente distinto de lo que
él considera su estado normal. Definitivamente, no
cree que se encuentre dormido conforme al
estéreotipo que existe respecto a la hipnosis; por tanto,
es necesario hacerle saber y comprender que se
encuentra en algún nivel de trance hipnótico. Este
convencimiento es en sí mismo una forma de inculcar
hipnosis y consecuentemente de profundizarla. Es este
razonamiento y convencimiento una de las primeras

246
técnicas de profundización hipnótica. Después de una
breve charla, incluso sin haberlo despertado, se puede
realizar un desafío de apretón de manos o de catalepsia
ocular. Si el resultado es positivo, los argumentos de
convencimiento tenderán a reforzarse y a convencer
más al sujeto de su susceptibilidad hipnótica; suelen
impresionarse ante el éxito del desafío y comienzan a
convencerse de que no están tan despiertos como
creían. Cualquiera de los experimentos de control
muscular puede ser utilizado para estos fines. Se puede
intentar la rigidez del brazo y dejarlo totalmente
inmóvil o levantado de la siguiente manera: “su brazo
está extendido ante usted, duro, rígido como una barra
de acero y usted se encuentra incapacitado para
bajarlo o flexionarlo. De hecho, cuanto más intente
bajarlo o flexionarlo, menos lo podrá hacer…le resultará
imposible, porque se halla bajo hipnosis y por la tanto
cumple las órdenes que le estoy dando…es posible que
cuanto más intente bajarlo el brazo tienda a
subir…cuanto mayor sea su esfuerzo más subirá…
¡Usted simplemente no puede bajar su brazo a menos
que yo se lo indique!...” Lo que se está haciendo es
reforzar el convencimiento razonado previamente
mediante la confirmación de la expectativa de no bajar
el brazo, de que se encuentra en algún nivel de trance,
y que en su mente se fijará indeleblemente la idea del
trance hipnótico en forma consciente y subconsciente
para su propio provecho. En algunos sujetos que han
247
alcanzado al menos el tercer nivel, las sugestiones tras
el razonamiento y convencimiento de que se encuentra
en trance hipnótico, se pueden formular como órdenes
posthipnóticas; puede indicársele que algunos minutos
después de despertar sentirá alguna comezón en la
espalda o en algún lugar en donde sea difícil rascarse,
de tal manera que se puedan observar los intentos del
sujeto por rascarse. Se procede de la siguiente manera:
“Esa comezón será extremadamente molesta, en el
centro de su espalda…usted intentará rascarse pero no
conseguirá aliviar la sensación molesta…finalmente
solicitará mi auxilio y yo haré desaparecer la comezón
con una simple orden…esta demostración la convencerá
definitivamente de que ha caído en trance
hipnótico…de modo que cuando yo vuelva a intentar
dormirla, usted dormirá más y más profundamente…
esto será así inevitablemente para su provecho…en un
trance mucho…mucho más profundo” El éxito de esta
sugestión posthipnótica convencerá al sujeto
plenamente de haber caído en el trance hipnótico y de
las posibilidades de profundizarlo. A esta primera
técnica de profundización se le podría denominar de
razonamiento y/o convencimiento.

Si bien es cierto, que las órdenes posthipnóticas


pueden ser utilizadas como un refuerzo en el
razonamiento y convencimiento de la persona para
profundizar el trance, también puede ser utilizada

248
como una segunda técnica aparte: simplemente como
órdenes directas para la profundización. Se le formulan
al sujeto órdenes directas antes de despertarlo del
trance, de que la próxima vez que caiga en hipnosis lo
hará más profundamente en forma sencilla y rápida.
Esta sugestión alcanza mayor eficiencia cuando es
repetida a los largo de varias sesiones. Esta es una de
las técnicas más utilizadas para este fin y se aplica
independientemente de que sea necesario profundizar
la hipnosis.

Una tercera técnica es la utilización de sugestiones


repetitivas y acumuladas: esta técnica es una
combinación de la técnica de razonamiento y
convencimiento junto con una ronda de sugestiones
que aprovechan la actitud del sujeto ante el éxito
obtenido. Así cuando el sujeto ha comprendido que no
le es posible bajar el brazo, se le verbaliza de la
siguiente manera: “Ahora, a la cuenta de tres, su brazo
se volverá repentinamente flácido y se desplomará a un
lado de su cuerpo. Y cuando así ocurra usted caerá más
y más profundamente dormido… ¡Uno!... ¡Dos!...
¡Tres!... ¡Cae su brazo! ¡Ahora duerma
profundamente!... más profundamente” Mientras el
sujeto se halla atónito por el funcionamiento de estos
fenómenos, pues nada es tan convincente como el
éxito mismo, iniciamos una serie de sugestiones
complementarias que se deben ir acumulando al

249
entusiasmo del sujeto ante la observación de la
catalepsia del brazo y su flacidez súbita. Es importante
saber hasta donde es posible llegar para poder
detenerse en el ejercicio de profundización justo antes
del fracaso. Las sugestiones acumuladas siempre son
en el tenor de ¡dormir más profundamente!... ¡más
profundamente! Y así hasta acumular bastantes de ellas
durante algunos minutos. Esto puede ser repetido en
las sesiones ulteriores.

Otra técnica muy común y antigua es la de la inducción


reiterada y se ha considerado como el método más
seguro para la profundización hipnótica. Se conocía
desde la época de los inicios del hipnotismo científico,
que el simple procedimiento de reinducción del estado
hipnótico pareciera profundizarlo; probablemente
debido a que a medida que el sujeto se acostumbra y
se atreve al abandono de sí mismo, las resistencias
conscientes e inconscientes son superadas por si solas.
Es frecuente vincular esta técnica de la inducción
reiterada con las órdenes posthipnóticas, ya sea en
sesiones semanales, bisemanales o diarias. De
cualquier manera se puede intentar la reinducción
algunos minutos después de la primera inducción, esto
a menudo resulta bastante convincente; algunas veces
el sujeto es despertado y rehipnotizado cuatro o cinco
veces en la misma sesión de dos o tres horas de
duración, con intervalos de cinco o diez minutos para

250
permitir el descanso tanto del sujeto como del
operador. Esta es una técnica que requiere trabajo
duro y persistencia, pero suelen, con bastante
frecuencia, ser satisfactorios sus resultados.

Algunos operadores prefieren despertar y rehipnotizar


inmediatamente al sujeto, sin darle oportunidad para
que despierte bien y descanse; opinan que el cansancio
y fastidio de las repeticiones continuadas sin intervalos,
llevan al sujeto más fácilmente a la profundización
hipnótica como un mecanismo de evasión del fastidio
que esto representa. Esta técnica aunque discutida, se
maneja de la siguiente manera: “Ahora lo despertaré…a
la cuenta de tres usted despertará y abrirá los ojos. Al
hacerlo sus ojos se encontrarán con los míos mientras
estoy frente a usted…usted mirará intensamente dentro
de mis ojos…luego en ese momento voy a iniciar un
nuevo conteo hasta cinco para volverlo a
dormir…cuando llegue al número cinco usted caerá
profundamente dormido, mucho más profundamente
en el sueño hipnótico…mucho más profundamente…
¡Bien!... ¡Ahora lo voy a despertar!” Se inicia la cuenta
al número tres para despertarlo; cuando el sujeto abre
los ojos se dirigen las sugestiones a que mantenga la
mirada en los ojos del operador e inmediatamente se
procede al conteo de cinco para dormirlo de nuevo. Se
realiza la reinducción con sugestiones en el tenor de
dormir más profundamente por cada número que se

251
recita en el conteo. Frecuentemente el operador puede
añadir un toque en la frente del sujeto, o pasar su
mano por el rostro sin tocarlo, como indicación del
número final y reforzando más marcadamente la idea
del sueño profundo. En el pasado, Ormond McGill,
recomendaba despertar al sujeto, hacerlo pararse y
caminar hacia otro asiento y volverlo a dormir
mediante el conteo o una señal post hipnótica. Este
último procedimiento solía utilizar varios asientos para
varias inducciones.

Otro método de profundización es el conteo simple, y


se ha utilizado desde los albores de la hipnosis, ya sean
conteos directos o inversos, es decir, hacia atrás. El
conteo se hace con sugestiones de profundización
hipnótica en cada número que se cuenta y haciendo
hincapié de que al llegar al final del conteo, habrá
alcanzado un nivel mucho más profundo de hipnosis.
No hace falta despertarlo desde la primera inducción
para la utilización de los conteos, aunque se puede
combinar con la técnica de la reinducción. Es
importante recordar que los conteos son monótonos y
seguidos de las sugestiones de profundización. Algunos
operadores en el intervalo entre cada número, agregan
una frase repetitiva e invariable, tal como: “dormirás
más profundamente”; los conteos suelen ser largos y
pueden iniciar en el número 100 en sentido inverso.
Otra variante es hacer que el sujeto mismo haga el

252
conteo, resulta mucho más efectivo que el sujeto lo
realice en forma mental, mientras el operador se
mantiene inmóvil y mudo. Se le indica que al llegar al
número uno levantará el dedo índice de su mano
derecha para indicar el final del conteo y permitir al
operador reiniciar su labor, que será, indudablemente
con sugestiones de profundización. También puede
darse el caso de que mientras el sujeto hace su conteo
mental el operador lo acompaña con sugestiones
monótonas y persistentes de la profundización del
trance en la medida que se va llegando a número final

El placebo también ha sido utilizado, como ya se ha


comentado, puede ser una píldora, capsula, ampolleta
inyectable con alguna sustancia inocua, que se
suministra al sujeto con la idea de que es un
medicamento que induce fuertemente el trance
hipnótico. Se señala ante el sujeto con cierto aire de
poder que se le va suministrar un medicamento que lo
va relajar y ayudarlo a alcanzar definitivamente en el
trance hipnótico, y sobre todo, para profundizarlo aún
más. El placebo no es más que una forma indirecta de
sugestionar al sujeto con un propósito específico. Su
aplicación no tiene por qué estar restringida a la
medicina o la psicología, no obstante, es el ámbito más
indicado. Su aplicación es por lo general útil cuando las
sugestiones directas se han tropezado con barreras
insuperables.

253
La técnica de reacción sensomotora, más comúnmente
conocida como la levitación del brazo y la mano, se
utiliza por lo general como técnica de profundización
de la hipnosis tras haber llevado al sujeto por algún
otro método; se procede luego a la profundización
utilizando esta técnica sensomotora, tanto si el sujeto
fue despertado o no. Las sugestiones de profundización
se inician cuando el sujeto ofrece muestras de la
levitación de la mano. Este método tiende a ser algo
más largo y cansado que los tradicionales y por lo
común no se utiliza de manera consecutiva, es decir,
dormir y despertar.

Por último, se mencionan las técnicas de imaginación


y/o fantasías que ayudan al reforzamiento del trance
hipnótico, así como de su profundización. Son
prácticamente infinitas las representaciones que se
pueden crear y dependen en buena medida de la
creatividad del operador. Suelen ser caminatas
imaginarias por caminos, bosques, pasillos, túneles o
corredores serpenteantes; tediosos paseos en canoas
por ríos y lagos; escaleras que se suben y se bajan;
nubes que transportan al sujeto, alfombras mágicas,
esferas de luz que funcionan como capsulas
vehiculares, etc., El conteo suele asociarse a esta
fantasías, por ejemplo, en el descenso de una escalera
hacia una cámara más profunda que representa la
profundidad del sueño hipnótico; en cada escalón se

254
cuenta un número, directo o inverso, según el criterio
del operador, hasta llegar al piso de la cámara profunda
en donde habrá profundizado su trance hipnótico.
Durante el paseo por túneles se suele introducir al
sujeto en habitaciones numeradas o no, que se abren a
los costados de él; en estas habitaciones, será sometido
a visiones, asociadas todas ellas a la profundización de
la hipnosis, tales como bolas de cristal en donde se
observa él mismo como es inducido más y más
profundamente en el sueño.

255
Hipnosis en estado de vigilia y
autohipnosis
Hipnosis en estado de vigilia

Antes de iniciar los aspectos prácticos de la hipnosis en


estado de vigilia, conviene repasar algunas ideas que se
desarrollaron en la primera parte de esta obra. Esta
bastante bien demostrado que muchas personas que
han sido hipnotizadas anteriormente, pueden
presentar, estando despiertos, los mismos fenómenos
sugestivos sin ser hipnotizadas de nuevo, aun habiendo
sido adiestrados en un pequeño número de sesiones
hipnóticas. Esto fue muy estudiado con notables
resultados en la Escuela de Nancy, en los albores del
hipnotismo científico. Se lograban los mismos
fenómenos de catalepsia, movimientos e incluso
alucinaciones de todos los tipos; comentaba el Dr.
Bernheim, respecto a los sujetos tratados mediante la
sugestión estando en estado de vigilia:

“Para obtener estos fenómenos de sugestión, no tengo


necesidad de emplear voz de autoridad, ni aterrar a las
personas con la mirada; digo lo que deseo, lo más
sencillamente posible, sonriendo, y obtengo el efecto, no
sobre individuos dóciles, sin voluntad, complacientes, sino
sobre sujetos bien equilibrados, que razonan bien, que tienen
voluntad y, hasta algunos, cierto espíritu de
insubordinación..Todas estas experiencias las he hecho y

256
repetido diariamente durante muchas semanas, delante de
alumnos y profesores colegas que han podido cerciorarse de
su verdad” (S. Freud. 1888. Prologo a la edición alemana
de la obra «De la Suggestion et de ses applications à la
thérapeutique» de H. Bernheim).

El trabajo de Bernheim hacía eco de las investigaciones


de Carlos Richert (1882) en su obra: De la sugestión sin
hipnotismo, donde relató hechos que reivindican la
notoriedad de este descubrimiento y aplicación en la
terapéutica.

El trance hipnótico suele estar mal enmarcado, como si


fuera exactamente lo mismo que el sueño natural, no
obstante las similitudes que pueda haber entre ambos
estados, en lo particular, con el sonambulismo.
Tampoco es un estado de inconsciencia, no obstante el
sujeto no recuerde nada al despertar después de haber
alcanzado niveles profundos de sueño hipnótico; la
información de lo sucedido persiste inconsciente y
puede ser recobrada por la misma hipnosis o por la
técnica de la asociación libre, como cualquier otro
recuerdo reprimido. El trance hipnótico, como lo
observamos habitualmente, parece ser algo que el
sujeto ha aprendido a “representar”. El sujeto en cierta
forma traduce sus expectativas y las expectativas del
operador que se nutren a través de las sugestiones o en
sus expresiones inconscientes. Los sujetos
sugestionables son altamente receptivos y podría
257
decirse, en cierta manera, que representan lo que se
espera de ellos. Esto no es fingimiento o
condescendencia simplemente, es una cualidad propia
de los seres humanos de adaptarse a dichas
expectativas, es una capacidad mental relacionada a un
nivel de actividad cerebral específica que da “realidad”
a dichas expectativas, estableciendo una relación
vinculante, honesta e inequívoca con el operador, o
consigo mismo, como es el caso del autohipnotismo. El
sujeto no está engañando ni se engaña a sí mismo,
como decía H. Arons en su curso de hipnotismo:

“Con esto no quiero insinuar que el sujeto esté engañando.


Sólo adopta la postura que se espera de él en el estado de
hipnosis. Todo lo hace a un nivel subconsciente. Vive su papel
y se reencarna allí; es real para él. Un sujeto factible de
sonambulismo creerá, por tanto, que está dormido o
inconsciente, o cualquiera otra cosa que se le haya hecho
creer que debe experimentar, especialmente si las
sugestiones que recibe coinciden con lo previamente
anticipado acerca de la hipnosis” (H. Arons. 1968. Nuevo
curso básico de hipnotismo).

Las personas que no alcanzan los niveles profundos, a


menudo se sienten defraudadas, porque aseguran que
no han caído en el trance hipnótico; porque no han
dormido o no han estado inconscientes de lo que los
rodea. Nada más alejado de la verdad, si han alcanzado
algún grado de trance hipnótico, y en la mayoría de los

258
casos, suficiente para trabajar clínicamente. Se
sorprenden bastante a sí mismos cuando responden
positivamente a los test hipnóticos o a los desafíos para
determinar el nivel de trance. Habiéndose hecho esta
recapitulación de la hipnosis en general, y en lo
particular, de la eficacia de la sugestión durante la
vigilia, podemos proceder ahora a revisar algunos
aspectos prácticos.

Hay dos maneras prácticas de provocar la hipnosis en


estado de vigilia, y ambas formas producen la mayoría
de los fenómenos hipnóticos. El primero de ellos es a
través de la sugestión posthipnótica, que cumpliendo
su plazo temporal o ante las indicaciones del operador,
activan el estado hipnoidal sin necesidad de ofrecer la
apariencia de estar dormido o inconsciente. A un
sujeto en trance hipnótico se le sugiere que al
despertar, hará exactamente lo habitual, y que en un
determinado momento, ante una señal o la simple
sugestión directa del operador, realizará lo mismo que
cuando se hallaba aún en trance. Luego se le despierta
y en su momento se le formulan sugestiones simples,
de acuerdo con el nivel de hipnosis alcanzada
previamente. Por ejemplo, se le puede sugerir que no
conseguirá levantar los pies del suelo y no podrá
caminar; se cumplirá este fenómeno estando
despierto, siguiendo las órdenes del operador o ante
una señal cualquiera. El haber sido hipnotizado

259
previamente lo ayuda aceptar sugestiones en el estado
de vigilia como si aun se encontrara en trance. De
hecho el trance se podría lograr con mayor facilidad. Si
responde a las sugestiones del operador es porque se
ha colocado de nuevo en relación con él: ¡está en línea!

La segunda manera de provocar la hipnosis en el


estado de vigilia, es prolongar el efecto de la sugestión,
sin interrupción, entre el estado hipnótico y el estado
de vigilia. Por ejemplo, si le ordena que no camine,
aunque lo intente, se quedará literalmente pegado al
piso; asimismo, se le ordena que esta parálisis deberá
continuar aún después de despertar, y es seguro que
esto se producirá y continuará el efecto de la sugestión.
Se mantendrá aún después de despertar, lo que en
efecto, de alguna manera nos indica la persistencia del
tercer nivel de hipnosis aún estando despierto. Todo
esto es aplicable y utilizable en la clínica, considerando
el nivel de profundidad hipnótica alcanzada y su
consecución al estar despierto.

La hipnosis instantánea, indirecta y en estado de vigilia,


participan y forman parte del fenómeno ya descrito con
anterioridad: órdenes posthipnóticas.

Se puede decir que existe de manera tácita, en muchos


casos, de forma posthipnotica el dar poder y autoridad
al operador, mediante la transferencia de afectos, que
favorece el establecimiento de la relación sujeto-

260
operador en cualquier momento; es por ello, que es de
sumas importancia la integridad ética de este último. El
trance, como tal, no es imprescindible, no obstante,
podemos verificar la existencia del mismo cuando se
cumplen las órdenes posthipnóticas o se prolongan los
fenómenos hipnóticos aún después de despertar. La
mente es uno de los fenómenos más maravillosos en
los seres vivos y en ella somos capaces de encontrar
respuesta a muchas de las incógnitas de la vida. La
correcta comprensión de todos estos hechos nos
permite aprender en la vida diaria la importancia de la
sugestión y de las expectativas creadas, que crecen
nutridas con la energía de la sugestión
permanentemente ofrecida, sobre todo, por las
personas significativas. Esto sucede tanto para bien
como para mal.

Autohipnosis

En la primera parte de esta obra se trato el tema de la


autosugestión y su relación con la autohipnosis. Puede
actuar inconscientemente y manifestarse en una gran
variedad de fenómenos psicológicos, pero de igual
modo, puede ser utilizada conscientemente, en forma
dirigida y con un propósito determinado, en las
diversas actividades del ser humano.

261
En la parte que sigue, se procede directamente a
examinar algunos métodos de entrenamiento
autohipnótico, independientemente del marco teórico
en el que estén insertas las diversas técnicas de
intervención. Estos métodos son aplicables y
adaptables, de tal manera, que pueden ser modificados
de acuerdo a las necesidades de cada especialista, en
donde la autosugestión y la autohipnosis sean el apoyo
indicado. Las técnicas y caminos que se pueden seguir,
dependerán, en buena medida, del la creatividad e
imaginación de los operadores y entrenadores que
diseñan estas técnicas para ser autoaplicadas por el
sujeto mismo; y por supuesto, por la eficacia
demostrada.

El primer ejemplo de estas técnicas es tomado de la


obra: “Nuevo Curso Básico de Hipnotismo” de Harry
Arons; por su sencillez y fácil adaptabilidad a las
diversas disciplinas del comportamiento humano. Está
constituido por tres etapas de entrenamiento
autohipnótico, en donde la verificación de la
profundidad hipnótica queda a cargo del operador. En
la primera etapa se induce la hipnosis por medio de
relajación progresiva o cualquier otro método similar,
que no haga alusión de preferencia, a los métodos
tradicionales o clásicos de la hipnosis. Esto, para
mantener la idea de que es un ejercicio simple y que lo
puede practicar cualquiera, en cualquier circunstancia.
De hecho, no se le insinúa nada al sujeto que sugiera el
trance hipnótico. Se busca, simplemente, un buen
estado de ánimo receptivo, se puede instruir al sujeto
como sigue: “Voy a enseñarle una serie de ejercicios de
262
entrenamiento y autocondicionamiento del trance
hipnótico que podrá aplicar usted mismo sobre sí
mismo. Bajo este estado su mente subconsciente estará
al frente y será accesible a las diferentes sugestiones
que voy a ofrecer. La próxima vez que usted se
encuentre acostado en su lecho, listo para dormirse, se
colocará en su posición favorita, acomodándose
confortablemente. Luego deberá repetir mentalmente
la fórmula sugestiva «el pensamiento positivo genera
las ventajas que deseo»; Se repetirá esto a sí mismo,
pero funcionará mejor si formula las palabras con los
labios, pero sin pronunciarlas en voz alta. Para llevar la
cuenta de las frases puede utilizar los dedos de ambas
manos. Flexionará cada dedo cada vez que efectúe la
sugestión que le estoy indicando; como son 20 frases lo
hará en dos rondas. Usted hará todo esto durante una
semana, no permitirá quedarse dormido sin concluir el
ejercicio. Esta repetición es necesaria para generar un
condicionamiento de esta idea en su mente; una
especie de hábito que asocia el movimiento de sus
dedos con la idea tenas y persistente que intenta
introducir en su mente. Buscando establecer un
conducto entre su mente subconsciente y su mente
consciente. Relajado, dispuesto a dormirse mientras
que repite esta frase que le he mencionado: «el
pensamiento positivo genera las ventajas que deseo»;
sin llegar a dormirse, manteniendo ese estado
crepuscular del sueño fisiológico que es bastante similar
al trance hipnótico”. Terminada esta primera etapa, se
le recomienda que practique el ejercicio durante una
semana, podrá mencionarle que aunque se vuelva
tedioso es necesario hacerlo, que forma parte del
263
proceso de reacondicionamiento del trance
autohipnótico.

En la etapa dos, se le rehipnotiza, igual que en la


primera etapa, a través de la relajación progresiva o
cualquiera de los métodos tradicionales. Luego se
procede con las siguientes verbalizaciones: “usted
continuará practicando el ejercicio aprendido, pero ya
no necesita mantenerse despierto si le acomete el
sueño antes de terminar la cuenta. Así, mientras usted
duerme, la sugestión se desliza dentro de su mente. Se
efectúa el trabajo en la esfera subconsciente
produciendo los resultados que usted busca, sin
esfuerzo alguno exagerado. Ahora le enseñaré como
colocarse en ese estado subjetivo autocondicionado”

“Tres veces al día -una en la mañana, otra al mediodía


o temprano en la tarde, y una vez en la noche- usted se
hipnotizará a sí mismo; permanecerá hipnotizado unos
tres minutos y luego se autodespertará. Así es como lo
hará: usted se colocara en algún sillón o cama, fijará la
atención en algún punto en la pared -en el techo si
está acostado- y aspirará profundamente cinco veces
seguidas. Al aspirar la quinta vez, lo hará aun más
profundamente y retendrá la respiración por algunos
cinco segundos. Mientras mantiene la respiración en su
quinta aspiración profunda, contará mentalmente
hacia atrás, de cinco a uno, exhalando el aire mientras
cuenta; cerrará los ojos y caerá en un profundo y
relajante estado hipnótico” Como se puede observar,
se le está ordenando posthipnóticamente la caída
misma en el trance hipnótico a través de un conteo
264
regresivo; esto facilita ampliamente el entrenamiento
autohipnótico.

“Usted permanecerá hipnotizado alrededor de tres


minutos. Para mantener el nivel hipnótico, ahora
contará mentalmente a la inversa, desde cincuenta
hasta uno. Esto lo hará con facilidad, casi
automáticamente; el procedimiento de conteo hacia
atrás lo mantendrá en estado hipnótico, porque, si
simplemente se queda descansando es posible que se
disipe el trance hipnótico rápidamente. Cuando termine
la cuenta no faltará mucho tiempo para que terminen
los tres minutos y usted despertará simplemente
abriendo los ojos transcurrido este tiempo indicado. Si
lo desea puede iniciar un conteo de uno a cinco para
autoordenarse despertar. Usted realizará este ejercicio
tres veces por día durante una semana. Esto también
deberá volverse un hábito condicionado, un proceso
sencillo y automático. Luego usted se verá listo para
comenzar a formularse a sí mismo las sugestiones
convenientes”

Terminadas estas verbalizaciones se procede despertar


al sujeto y a realizar un ensayo de este procedimiento
que se le está enseñando para que lo practique durante
la siguiente semana. Este ensayo puede servir para
aclarar dudas y fijar las órdenes posthipnóticas.

En la tercera etapa, una semana después, se vuelve a


colocar al sujeto en trance hipnótico mediante la
relajación progresiva o cualquier método tradicional. Se
puede, incluso, sugerir al sujeto que el mismo se
265
autohipnotice mediante la técnica que se le ha
enseñado previamente; se le ofrecen las siguientes
sugestiones: “una vez que lo despierte, lo ayudaré a
crear alguna idea sugestiva que se relacione con su
asunto particular y la cual deberá escribir en una
tarjeta y utilizar en el acto. Si usted desea saber, por
ejemplo, cómo llegar a una máxima relajación, nuestra
sugestión podría verbalizarse así: «Estoy
completamente relajado tanto mental como
físicamente» Por supuesto, fabricaremos juntos la idea
sugestiva de acuerdo a sus necesidades y situación
personal, de una manera adecuada. Como le mencioné,
esta idea sugestiva la anotará en una tarjeta que usted
utilizará como sigue: Antes de hipnotizarse, tres veces
al día, usted leerá la tarjeta cinco veces, si lo hace en
forma verbal, hágalo sin elevar mucho la voz, será
mucho mejor. Para realizar esta lectura, se colocará en
la posición que ha venido utilizando en la última
semana para autohipnotizarse; fijará su atención en el
punto de la pared o el techo, que ha utilizado
previamente para fijar la atención; con la tarjeta en la
mano y ante usted procederá a leerla, como le
comenté, cinco veces y de preferencia que pueda
escuchar su propias palabras, no es necesario elevar
bastante la voz. Sea pausado, concéntrese firmemente
en la palabras que lee, ya sea mentalmente o
verbalmente, e inmediatamente, después de la quinta
lectura, dejará caer la mano que mantiene la tarjeta y
simultáneamente fijará la vista en el punto y
comenzará las aspiraciones profundas; una, luego la
segunda, la tercera, la cuarta y la quinta aspiración”
Repetimos estas verbalizaciones de manera
266
cadenciosa, de tal manera que reflejen el estado
hipnótico. …“Durante la quinta aspiración usted
contará de cinco a uno mientras mantiene el aire en sus
pulmones, exhalándolo lentamente en cada conteo y
caerá en estado hipnótico profundo…muy profundo. Al
caer en el trance hipnótico, las palabras que ha leído se
deslizarán a su mente subconsciente en forma
automática y echarán raíces ahí”

De nuevo el entrenamiento lleva el sello de la orden


post hipnótica, facilitando de gran manera el éxito del
ejercicio autohipnótico.

“Ahora, usted solo yace pasivamente. No es necesario


que cuente más, como lo hizo en la semana anterior,
pues ese conteo ya cumplió su misión. Ahora usted
advertirá que aunque esté sentado pasivamente, el
trance persistirá el tiempo deseado y las palabras de su
tarjeta estarán girando y girando en su mente
subconsciente sembrando las semillas del éxito de tales
afirmaciones. Todo esto sin esfuerzo de su parte y sin
siquiera proponérselo, simplemente las palabras se
abrirán camino automáticamente. Todo esto es
subconsciente y sin necesidad de su voluntad”

“Repentinamente, usted tendrá la sensación de que ha


pasado el tiempo indicado para el trance, es decir, el
tiempo que usted se ha marcado para estar hipnotizado
y luego despertar. Si lo desea puede iniciar un conteo
para despertarse a sí mismo o simplemente abrir los
ojos y despertar en el momento oportuno. Puede que
usted experimente una vaga sensación de que es el
267
momento de despertar y reactivarse por sí solo.
Recuerde, que usted no necesita controlar el paso del
tiempo, eso sucede automáticamente en su propia
mente subconsciente y siempre funciona de manera
impecable. Su mente subconsciente lo despertará de
manera descansada y tranquila; puede iniciar la cuenta
regresiva de cincuenta a uno, si lo desea, o
simplemente prescindir de ella. Cuando sienta que el
momento está próximo, si lo desea puede hacer una
cuenta directa de uno a cinco y despertará al repetirse
mentalmente el número cinco”

Por supuesto, el control del tiempo puede variar de un


sujeto a otro, pero por lo general es bastante preciso. A
continuación, para finalizar el entrenamiento de esta
tercera etapa, despierte al sujeto, prepare una tarjeta
con él, con la frase a repetirse de acuerdo a sus
necesidades. Es importante que la frase esté diseñada
de manera positiva, evitando por lo general, las ideas
negativas, tales como: “no”, “no podrá” etc., la
asertividad positiva tiene un efecto más profundo y no
lleva señal alguna de rechazo. Evite frases grandes y
complicadas, utilice, como en el ejemplo precedente,
una frase corta, simple, potente y que se relacione
inequívocamente con la situación del sujeto. Ensaye el
ejercicio de esta etapa y aclare cualquier duda que
pueda tener la persona. Esta etapa puede prolongarse
el tiempo que sea necesario para que el sujeto pueda ir
verificando sus resultados; puede además, ser
modificada en su curso de acuerdo a las necesidades y
contingencias que se presenten. Indudablemente,
como todo método hipnótico, se utilizan como
268
coadyuvantes de un proceso mayor de tratamiento o
entrenamiento.

En estas tres etapas, al hipnotizar al sujeto, se están


sentando las bases hipnóticas, a través de órdenes
posthipnóticas para que funcione efectivamente este
método de autohipnosis y pueda ser adaptado a las
distintas situaciones particulares de cada sujeto. Estas
tres sesiones de hipnosis son imprescindibles y
necesarias a todas luces, además del entrenamiento,
por el carácter sugestivo que llevan implícito y la
clarificación de cualquier duda que pueda tener el
sujeto para su consecución. A partir de este
procedimiento tan sencillo, presentado por Harry
Arons, se pueden crear y diseñar múltiples variantes.
Por supuesto, podemos agregar la tecnología de punta,
por ejemplo, dispositivos de audio con audífonos: mp3,
smartphones, etc., que pueden sustituir las tarjetas de
cartoncillo: Estas grabaciones pueden llevar órdenes
hipnóticas de parte del operador, sesiones
prefabricadas, videos disponibles en tabletas, imágenes
giroscópicas, etc. De más está decir, que se pueden
sugerir mediante estos dispositivos de comunicación
las ideas clásicas del trance hipnótico como el
hormigueo, la sensación pesadez, levitación o
ingravidez de alguna extremidad. También es posible
adecuarla a la utilización de visualizaciones que la
hagan más atractiva y eficaz.

La siguiente técnica está basada, fundamentalmente,


en el Método de Control Mental o Método Silva. Igual
que el anterior, tiene las características clásicas que ya
269
se practicaban en la clínica del Dr. Emile Coué, padre de
la autosugestión hipnótica, que utilizaba su frase
célebre: “Día tras día, en todos los aspectos, me va
mejor y mejor”; fueron notables las curaciones de este
médico, tanto en el área psicológica como física,
utilizaba la autohipnosis combinada con otras técnicas
curativas como la hidroterapia, etc.

Para iniciar el entrenamiento de esta técnica nacida del


Método Silva de Control Mental, se deben seguir
algunos sencillos pasos que se muestran a
continuación. Se pretende llevar al sujeto a un nivel
profundo de relajación al que se denominaba dentro
del Control Mental, como nivel alfa, o incluso más allá,
al nivel theta; correspondientes ambos, a los niveles de
la actividad cerebral registrada en el electro. Este nivel
alfa, que ya se relaciona con un buen nivel de relajación
es todo lo que se necesita para trabajar esta técnica.

Se trata de un ejercicio que en pocos minutos le


permiten llegar al sujeto al nivel alfa, en donde
indicaba el Método Silva, no caben o se admiten
actitudes ni pensamientos negativos; simplemente
desaparecen en forma automática por la relajación y
tranquilidad que proporciona en sí mismo el nivel alfa.
Si estos sentimientos o ideas negativas aparecieran
indicaría que se ha salido del nivel alta y se volvería
imperativo retornar a él; estos pensamientos negativos
nos servirán como faro para indicarnos cuando nos

270
hemos desconectado del control mental. Cuando se
hablaba de pensamientos negativos o sentimientos
negativos, se referían a sentimientos tales como la ira,
la envidia, el fracaso etc., y en cuanto a las ideas, a
todas ellas que son imaginaciones derrotistas y de
índole contrario a los anhelos de la persona, que
tienden a nulificar el efecto positivo del control mental.

En este método de control mental no había jerga


científica, ni palabras del lejano oriente y se le ofrecía a
las personas en lenguaje sencillo. Es bastante similar a
la gran variedad de métodos de control mental que se
encuentran en el mundo de la psicología aplicada,
algunos más complicados que otros, pero por lo
general bastante similares; pero independientemente
de ello, descubrirá que esta técnica es bastante fácil e
incluso operable, incluso, cuando va manejando su
automóvil o se encuentra en las más diversas
actividades comunes. Todo mundo, sin excepción
alguna, es apto para este ejercicio y lo podrá entrenar
con facilidad para ejercitar el control mental bajo
cualquier circunstancia o actividad que realice. Es una
de las técnicas lúcidas del trance hipnótico que
encuentra excelente autoaplicación en la vida
cotidiana.

Se puede llevar al sujeto en una primer sesión al trance


hipnótico mediante la técnica de la relajación
progresiva y se ofrecen las siguientes verbalizaciones ya
271
lograda la relajación y a modo de orden post hipnótica:
“Con esta técnica de control mental, aprenderá a
adquirir un estado de «tranquilidad pasiva», podrá
utilizarla de manera activa a sus propósitos particulares
más adelante cuando se lo indiquemos, como por
ejemplo, bajar de peso, recuperar recuerdos perdidos,
mejorar algunos aspectos de su salud, mejorar la
imagen de sí mismo, etc. Aprenderá a usar el control
de su mente para resolver problemas, incluso
complicados, posicionándose en este nivel alfa desde
donde verá con mayor claridad las alternativas que
tiene para la resolución de su problema”

“A continuación realice tres respiraciones calmadas y


profundas por la nariz y elimine lentamente el aire por
la boca, luego siga respirando comúnmente como
siempre lo hace y sin pensar más en su respiración”

Es importante aclarar que algunas técnicas de control


mental o técnicas meditativas, utilizan el ritmo
respiratorio para ayudar a la concentración, pero en
este caso, no es importante que el sujeto se concentre
en la respiración, porque si no cuenta con la suficiente
práctica puede volverse un obstáculo.

“Ya plácidamente recostado o sentado, cierre los ojos y


diríjalos suavemente sin forzarlos hacia arriba, es decir,
como si estuviera mirando ligeramente arriba del nivel
de los ojos. Este forzar delicado de los ojos se ha visto

272
que favorece la aparición de las ondas Alfa y facilita
aún más el acceso a este nivel, pero tome en cuenta
que esta operación no debe interferir en la comodidad
que estamos buscando, si se le dificulta esto:
¡Deséchelo!”

“Ahora, lentamente y en intervalos de 2 segundos inicie


una cuenta mental regresiva desde el número 100 al 0,
cuando yo se lo indique. Esta va ser su técnica de
concentración o de actividad mental, ¡Únicamente esto!
No necesita hacer más…trate de no pensar en nada. De
cualquier manera, si los pensamientos e imágenes
invaden su mente ¡no se preocupe! Simplemente,
¡Ignórelos! y no peleé por combatirlos, déjelos ser u
ocurrir. Si se esfuerza en reprimirlos lo van a
desconcentrar, déjelos simplemente pasar”

Le ofrecemos a la persona la señal que le indique el


inicio del conteo mental en forma descendente;
algunos operadores acostumbran a ofrecer un ejemplo
de cómo realizar el conteo. Continuamos con las
verbalizaciones: “si le resulta atractivo escuchar su
respiración, puede hacerlo con toda tranquilidad…si se
duerme por la comodidad, no se preocupe, se estará
entrenando más y más en el trance autohipnótico, lo
podrá intentar más adelante”

Algunos operadores recomiendan introducir durante el


conteo mental del sujeto mensajes sugestivos propios

273
para profundizar el trance hipnótico. Lo que se está
haciendo, propiamente dicho, es entrenar al sujeto en
la inducción hipnótica a través del conteo descendente,
asimismo, la introducción de órdenes posthipnóticas.
Posteriormente, en una siguiente sesión, se le
programarán conteos cada vez más cortos y señales
posthipnóticas que lo programaran a entrar en el
trance hipnótico de manera instantánea. Continuando
con las verbalizaciones: “Cuando llegues al cero, has
una indicación con el dedo índice de tu mano derecha y
déjate llevar por el placentero estado del control
mental o nivel alfa” Después de la relajación progresiva
y tan arduo conteo, el sujeto muy probablemente
tendrá un adecuado nivel de trance hipnótico. Se
pueden realizar algunos desafíos para medir el nivel de
profundidad del trance.

Indicamos a la persona que por lo menos una vez al día


en los próximos 15 días deberá practicar este conteo
descendente en su casa, sentado en algún cómodo
sillón o recostado en su cama; se le indica que no es el
momento de entrar a alguna fase activa, sino
simplemente de disfrutar la pasividad del control
mental. El Método Silva, recomendaba hacer estos
conteos descendentes al momento de despertar en la
mañana para aprovechar la inercia de las ondas alfa
previas al despertar, pero esto no es imprescindible, en
absoluto. Es importante que el sujeto ligue, por lo

274
menos tres días seguidos, haciendo los conteos sin caer
en el sueño natural, es decir, que no se duerma; esto
puede ocurrir y atrasa el entrenamiento. Así la persona
llegando al número “cero” deberá permanecer, por lo
menos 15 minutos en ese estado de tranquila
relajación y luego despertarse. Se puede programar a
despertarse como en el ejercicio anterior, pero en este
caso el tiempo de permanencia en la relajación y
pasividad subjetiva es de mayor duración, por ejemplo:
“…contará mental y lentamente del 1 al 5 y saldrá de
este estado de reposo y bienestar que es el nivel
alfa….abrirá los ojos y me sentirá como siempre…estará
muy a gusto…”

Algunas veces las personas dicen que no sienten nada,


otra veces, dicen que fue maravilloso, en realidad esto
no es importante, lo importante es llegar al cero y
quedarse allí pasivamente descansando en el núcleo de
su mente. Es importante hacerle saber, que primero se
debe alcanzar la pasividad; entrenarse en ella por un
tiempo. Más adelante pasará al control mental activo.

En la siguiente sesión, o como segunda etapa, después


de los quince días de ejercicios, se tiene una charla
previa en la que el sujeto narra sus experiencias y sobre
todos sus sensaciones del trance o sus experiencias
alfa. A continuación se procede de nuevo a la inducción
hipnótica mediante la relajación progresiva o algún
método tradicional y se le indica que en esta ocasión el
275
conteo descendente será desde el número 20 al 0.
Esto, por supuesto, si nos ha narrado el éxito en ligar
los conteos de 100 a 0 en sus ejercicios previos, sin
quedarse dormido en forma natural y concluyéndolos
satisfactoriamente. Realizado el conteo reducido, de
manera correcta, el sujeto dará su señal con el dedo
índice de su mano derecha para indicar que lo ha
terminado, se puede proceder a profundizar el trance y
se le indica que deberá hacer este ejercicio por lo
menos los siguientes 15 días, de manera similar a como
realizó el anterior de 100 a 0. Estas dos primeras etapas
están enfocadas a lograr un adecuado entrenamiento
en la habilidad de llegar al nivel alfa; sin prisas pero con
efectividad. Se le indica que lo puede practicar a
cualquier hora del día, en cualquier lugar y cuantas
veces lo desee. Si lo practica en las mañanas después
de despertar, si le es posible, y no se encuentra
amodorrado por el sueño precedente, es decir, ya
despertó totalmente, tendrá resultados aún más
sorprendentes debido a la inercia de la relajación y las
ondas alfa con la que aún cuenta por el descanso del
sueño. Si aún está amodorrado por el sueño nocturno
es posible que se vuelva a quedar dormido. De
cualquier manera, debe quedarle claro que lo puede
hacer a cualquier hora del día que lo desee.

En la siguiente sesión, o tercera etapa, se le inducirá el


trance, o lo realizará el mismo mediante un conteo

276
descendente de 20 a 0 y se procederá a enseñar el
concepto de “pantalla mental” para prepararse a las
visualizaciones. Es en la pantalla mental en donde él, en
forma independiente y a través de visualizaciones irá
trabajando a lo largo de su vida la transformación o
modificación de aquellos aspectos de su persona que
desea cambiar, mejorar o superar. La pantalla mental
es ese “espacio de representación” imaginativo en
donde se escenificarán sus visualizaciones, en donde la
imagen de sí mismo, es decir, la proyección de su “yo”,
se introduce en el espacio de representación, del modo
similar a como sucede en las ensoñaciones cotidianas;
pero en este caso de manera dirigida y con un
propósito. Algunas veces, con la ayuda del operador y
otras independientemente, conforme va ganando
destreza y habilidad en esta técnica.

Al igual que en las inducciones hipnóticas en donde


utilizamos las visualizaciones, es importante que no se
impongan al sujeto, sino que siempre sean sugeridas
amablemente, pero que él elija la manera de
representarlas. Si representa ese espacio o pantalla
mental como una pizarra es asunto de él, se le puede
sugerir, pero si él la elige verde o negra, etc., es cosa
suya. Cuando haya llegado al número cero y se
encuentre pasivamente tranquilo y relajado le
sugerimos: “Imagine una pantalla de cine o cualquier
cosa similar frente a usted, como a dos o tres metros de

277
distancia, visualícela como enfrente de usted, no
adentro de su cabeza; sino en frente de usted y procure
que no ocupe todo el escenario mental, como si fuera
realmente una pantalla de cine, pero si usted desea que
se muestre como una pizarra, está bien. Visualice en
ella un objeto cualquiera, una manzana, un automóvil,
un caballo etc. Lo que usted desee, haga esto por varias
ocasiones para ir logrando cierto grado de
entrenamiento para ver imágenes creadas y dirigidas
por usted. Aumente en lo posible la nitidez y el color de
la imagen, su movimiento si lo tiene, características y
peculiaridades, busque objetos sencillos, nada
complicados y fáciles de manejar, incluso, traté de
lograr la representación a través de todos sus sentidos,
si visualiza una campaña trate de escucharla; aun más,
si logra introducirse usted mismo junto con la campana
imagínese moviendo una cuerda para sonarla. Eso es
todo, al principio. No tenga miedo, y descubra allí
mismo uno de los más importantes poderes de su
mente… ¡El poder de crear! En cierta manera está
dando los primeros pasos para entrar a la etapa activa
del control mental, pero siempre dentro del confort y
relajación que ofrece el nivel alfa”

Este ejercicio se puede llevar a cabo durante algunos


minutos, o incluso dejarlo como tarea, por los
siguientes días. Es importante no correr, sino entrenar
bien al sujeto.

278
Cuando el sujeto ya ha logrado un mayor dominio en la
representación de imágenes en su pantalla mental, sin
presiones y sin importar del todo la nitidez gráfica, sino
la sensación o la idea de que “eso está ahí”, es decir, lo
que quiere representar, es el momento de asociarlo a
las primeras ideas o sentimientos que se desean
modificar y cambiar en su vida. Esto es importante,
porque no todas las personas pueden imaginar muy
gráficamente lo que se proponen; pero de cualquier
manera, a la mayor parte le resulta claro que lo que
quiere representar en esa pantalla mental, está ahí, y
ocupa su espacio aunque la visualización no sea muy
nítida. Es importante, que esto lo comprenda la
persona para no perder el interés y la efectividad.

En esta misma sesión, o en alguna ulterior, según el


caso, continuamos con la inducción como en las
sesiones precedentes, con el conteo de 20 a 0, ya
concluido este, procedemos a lo siguiente: “Bien, ha
llegado el momento de cambiar las cosas y pasar a una
fase activa definitiva: el control mental es aplicable a
todas las situaciones de la vida porque forma parte de
la vida, es un camino de dos vías, por un lado vemos
hacia adelante lo que deseamos cambiar, pero por otro
lado, vemos hacia nosotros mismos, nuestro propio
cuerpo y los procesos vitales y biológicos del organismo,
porque estableces comunicación con él, descubres sus
hábitos, sus fortalezas y aspectos que desconocías

279
hasta el momento. Hablas con tu cuerpo, te haces
amigo de ti mismo y empiezan a comunicarse
mutuamente las múltiples alternativas para estar mejor
y vivir mejor. Muchas veces tu mismo, te ves a ti mismo
en la pantalla mental. Puedes darte cuenta que todo lo
que ha creado el hombre, primero lo creo en su mente,
y desde allí, lo nutrió y lo proyecto al mundo físico; no
con la magia de los cuentos sino con esfuerzo
verdadero y real. El esfuerzo que se llama tenacidad y
voluntad para hacerlo, el que ha creado la civilización y
todos sus logros, la conquista de la luna y la curación de
múltiples enfermedades etc. El que te da el poder de
hacer... ¡Porque hacer, es hacer verdadera magia!”

“¡Es el momento de crear una nueva pantalla mental!


Llegaste al número cero, pasa unos minutos en placida
relajación y crea la pantalla como se te indicó
previamente, pero en esta ocasión introduces aquellos
aspectos indeseables de tu vida, ese sobrepeso, esa
situación difícil, esa persona conflictiva etc. Tratas de
visualizar y sentir el «clima» emocional de esa situación
que deseas cambiar. Luego decides desplazar esa
imagen desagradable hacia la derecha, o hacia
abajo…o a donde lo desees, pero que salga de tu
pantalla mental, que desaparezca lentamente; si
gustas, la puedes borrar como se borra la tiza de una
pizarra, o simplemente déjala esfumarse lentamente.
Debes hacerlo lentamente, sin aprensión, simplemente

280
como algo que se va definitivamente de tu vida y no
volverá a molestarte. Dejas que la imagen se desplace y
se valla para no volver, puedes repetir mentalmente
una palabra, si lo deseas, por ejemplo, «Nunca más»
«te irás de mi vida» «No acepto eso» etc. Se irá el sobre
peso, o lo que estás en ese momento decidido a
cambiar”

Le indicamos al sujeto que cuando esfume o termine de


desplazar la imagen haga una indicación con el dedo
índice de su mano derecha; logrado esto, le dejamos
por un minuto descansando plácidamente; en esta
parte lo podemos acompañar con algunas
verbalizaciones reconfortantes en relación a su
situación personal y pasamos a la siguiente fase de este
mismo ejercicio: “¡Bien! Ahora, va usted a visualizar en
su pantalla mental una imagen opuesta y totalmente
diferente a la que acaba de desplazar, en ella no se
encuentra ninguna traza del elemento desagradable
que ha decidido eliminar de su vida…puede introducirla
por cualquier lado de la pantalla mental, o simplemente
la hace aparecer lentamente hasta consolidarse como
una imagen clara y precisa de eso que realmente
desea…puede visualizarse a sí mismo delgado y
esbelto…puede verse sonriente y próspero en compañía
de las personas que ama…puede verse desenvuelto y
sin la menor traza de ese problema que lo aquejó tanto
tiempo en el pasado…no se preocupe si la imagen no se

281
observa con la total precisión que hubiera
querido…sabe que está ahí esa imagen, esa
presencia…ese logro…con la práctica del ejercicio será
más nítida…con el tiempo y muy pronto se cristalizará
en su vida real”

Le indicamos al sujeto que cuando configure y


establezca la imagen, haga una indicación con el dedo
índice de su mano derecha; logrado esto, le dejamos
por un minuto descansando plácidamente; podemos
indicarle que deberá practicar el ejercicio en los
próximos 15 días, así como lo hizo en la etapas
precedentes. Asimismo, le recordamos que las
sugestiones directas, así programadas, irán cobrando
realidad en su vida de manera posthipnótica. Le
recordamos, también, la importancia del trance alfa
para liberarse del estrés cotidiano y la facilidad de
entrar en él, tras tres respiraciones profundas y con un
reducido conteo descendente.

En el Control Mental, por lo general, se descarta la


palabra hipnosis y la idea del sueño, se enfoca el estado
mental como una capacidad de relajación profunda
pero que puede incidir en la vida cotidiana aun en
medio de la más intensa actividad. En el caso del
ejercicio autohipnótico, se está buscando la
independencia del sujeto y aprovechar su facultad de
autosugestión, es decir, está en relación consigo mismo
y no tiene por qué prescindir de la conciencia; en todo
282
caso, se buscará un estado especial de conciencia en la
que se puedan aprovechar sus facultades
autosugestión, similar a como se practica en todas las
disciplinas de meditación, e incluso, en la oración
profunda.

El director adjunto del Silva Mind Control, comentaba:


“La dimensión alfa cuenta con un conjunto completo de
facultades sensoriales, al igual que beta”. En otras
palabras, se puede trabajar activamente en alfa en
cualquier momento de la vida cotidiana. El mismo José
Silva, partió de la hipnosis, buscó un nivel de trance en
donde no se perdiera la independencia de la persona y
su capacidad de razonar y comprender. En la obra de
Silva se dice, al igual que con S. Freud, que “abandonó
la hipnosis”, y pasó a otra serie de ejercicios de
entrenamiento mental. Es difícil establecer los linderos
de la mente con los conceptos limitados que utilizamos,
en todo caso, somos de la idea que abandonó esa zona
gris, asociada al concepto hipnosis que literalmente
indica sueño y que está relacionada con el control que
ejerce otra persona; pero de alguna manera, el sujeto
sigue conectado con esa zona mental más amplia que
tiene muchas características especiales en relación con
la sugestión, la cual, cuando es dirigida por uno mismo,
no tiene por qué caer fuera de la conciencia y menos
aún en procesos de disociación inconsciente como
sucede en algunas patologías nerviosas. Lo cierto es

283
que el mismo S. Freud en sus inicios, como ya se ha
mencionado anteriormente, no deslindaba
definitivamente a la asociación libre de ese estado
mental relajado y lúcido de la hipnosis ligera.

Los fenómenos de sugestión posthipnótica se siguen


cumpliendo a cabalidad en los diversos métodos y
técnicas autohipnóticas; y por supuesto, cobran
especial relevancia en el Control Mental. El siguiente
ejercicio, puede ligarse perfectamente con la última
etapa del ejercicio precedente, derivado del Método
Silva, permite llegar de forma instantánea al nivel alfa,
y está basado, por supuesto, en órdenes posthipnóticas
que puede incluir el operador en la etapa final, no
obstante, pueden incluirse desde las etapas iniciales.
En la etapa final o desde las primeras sesiones, si así lo
cree pertinente el operador, cuando haya logrado
llegar al número cero, ya sea desde 100 ó 20 se le
puede indicar: “Te repetirás a ti mismos estas palabras
que tendrán el mismo efecto de aquello que los
psicólogos llaman «orden posthipnótica» o los antiguos
faquires de la India llamaban «mantra» para entrar al
trance. Te repetirás a ti mismo, la siguiente frase:
«cada vez que junte el dedo pulgar con el dedo índice
de cualquiera de mis manos o de ambas, caeré
instantáneamente en control mental» «caeré
instantáneamente en nivel alfa» «Estaré en profunda
relajación pero plenamente consciente de todo».

284
Siempre asociándolo a la unión del dedo pulgar con el
dedo índice. Puede ser el pulgar y el dedo índice,
incluso podemos invitar al dedo medio…no importa, son
claves que inventamos y con las cuales le damos poder
a nuestra mente. Siempre que hagas el ejercicio
remátalo con la clave que mejor se ajuste a ti como una
señal de arranque del estado de control mental, como
una indicación de que debes entrar instantáneamente
en nivel alfa… ¡Así será!”

“Te sorprenderás de lo rápido y eficiente que es este


método y comprobarás lo útil que es en las situaciones
de la vida cotidiana que no nos permiten recostarnos o
sentarnos a hacer el ejercicio completo, cuando vamos
manejando el automóvil, cuando estamos en la oficina
o en una junta, cuando necesitamos inmediatamente
calmarnos y entrar en control. Simplemente juntas los
dedos como tantas veces te lo has repetido y verás los
resultados. De hecho, cada vez que hagas el ejercicio
en tu cama o tu sofá favorito veras que
automáticamente tienden los dedos a seguir la orden
que tantas veces has repetido… ¡Repítela siempre que
hagas el ejercicio!”

Será la creatividad de los operadores o los mismos


sujetos lo que facilite nuevas técnicas o nuevos
formatos de estas antiguas técnicas de autosugestión.
Estos dos ejercicios precedentes de autohipnosis, entre

285
muchos que existen, pueden servir de ejemplo para
hacer andar el motor de la creatividad

286
El porvenir de la hipnosis
El hipnotizador circense seguirá entreteniendo al
público y encendiendo su imaginación con sus
increíbles demostraciones de poderío y destreza
mental. Seguirá sugiriendo que es el controlador del
magnetismo universal y que sus poderes fantásticos no
tienen parangón, tal como los magos o chamanes de la
antigüedad. En cuanto a este tipo de hipnotizadores
todo sigue igual y parece ser que será lo mismo en los
próximos años.

El hipnotizador científico, está luchando por escapar de


la estreches del concepto hipnosis y está buscando
entender las diversas fase de la actividad mental de las
personas, que van de los extraños fenómenos
crepusculares de la mente hasta la ampliación de la
conciencia a otras posibles dimensiones de la realidad.
El investigador actual de la hipnosis, no está anclado en
el materialismo científico que hizo de la materia el
origen de todas las cosas; se sumerge y enrola en la
investigación de la mente tal como lo hace el
naturalista ante los fenómenos naturales. Hubo un
tiempo en que parecía que la hipnosis iba a quedar en
el desván de la psicología, lo cierto ha sido lo contrario,
la hipnosis se ha vuelto una potente arma del arsenal
práctico de la psicología en general y
fundamentalmente en la psicología clínica. Los ropajes

287
que ha vestido la hipnosis desde la época clásica de la
Escuela de Nancy, hasta hoy, han sido innumerables y
variadísimos sus métodos conforme se adentran en el
sutil mundo de la mente y del poder de la sugestión
sobre la persona.

Seguiremos con el mismo respeto que mostró H.


Bernheim por los sujetos y podemos decir junto con él:
primero, que no se dormirá a sujeto alguno sin su
consentimiento formal, de él o de las personas que
tengan autoridad sobre él; segundo, no provocar el
trance sino en presencia de una tercera persona
autorizada, pariente, marido, padre, tutor, etc., que
garantice seguridad tanto al sujeto como al operador.
Se evitarán así cualquier suposición desagradable, toda
acusación ulterior o toda sospecha tentativa que solo
complicaría la problemática de la persona; tercero, no
ofrecer al sujeto ninguna sugestión que no sea
necesaria a los fines y propósitos del tratamiento. El
operador no tiene más derecho que el que decide
otorgar el sujeto que acepta someterse al trance
hipnótico.

Se podrá, y se pretende hacerlo, despojar a la hipnosis


del concepto clásico de J. Braid, pero el fenómeno
seguirá siendo utilizado con la misma intensidad que
ayer. Se ha ampliado la conceptualización del
fenómeno y se han determinado las capas mentales
que se entremezclan con todas sus características
288
sutiles y que superan el concepto clásico de hipnosis.
No obstante, nos permite seguir utilizándola, o mejor
dicho, utilizando los diversos mecanismos y
manifestaciones mentales entre cuyas capas se
encuentra ese fenómeno que conceptualizó J. Braid
como trance hipnótico.

Todavía hay detractores de la hipnosis, cada vez son


menos y más inobjetable su aplicación en diversas
disciplinas. La terapéutica hipnótica existe y es real, sin
querer decir con ello que siempre será aplicable, ni
siempre eficaz. Pero lo es muchas veces; no ha
permanecido en el ámbito de la ciencia por vana
curiosidad científica, sino porque ha demostrado su
utilidad práctica en infinidad de circunstancias, y como
dijera el Dr. H. Bernheim en su clásica obra:

“No obstante muchas maliciosas sonrisas”

289
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Freud. S. (1888): Prologo a la edición alemana de la


obra «De la Suggestion et de ses applications à la
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Freud. S. (1904): Sobre psicoterapia. Traducción de


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