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Facultad de Ciencias Económicas y de Administración

ECONOMIA DESCRIPTIVA

INDICADORES DEL MERCADO DE TRABAJO

2022

Oficina de Apuntes del CECEA


INDICE

1 Objetivos, usos y fuente de datos de las estadísticas sobre mercado de trabajo......... 3

2 Clasificación de la población ....................................................................................... 6

3 Calidad en el Trabajo ................................................................................................ 10

3.1 Informalidad ........................................................................................................12


3.2 Desprotección social ...........................................................................................13
3.3 Subocupación .....................................................................................................13
4 Indicadores del mercado de trabajo........................................................................... 15

4.1 Indicadores de oferta de mano de obra ...............................................................15


4.2 Indicador de demanda de mano de obra .............................................................16
4.3 Desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo: la desocupación ...................16
4.4 Relación entre las tasas ......................................................................................18
4.5 Restricciones en el trabajo ..................................................................................19
5 Inserción laboral de los profesionales en Uruguay .................................................... 23

6 Estadísticas para Uruguay ........................................................................................ 25

6.1 Indicadores generales .........................................................................................25


6.2 Indicadores de Calidad del trabajo ......................................................................27
6.3 Trabajo infantil ....................................................................................................38
Práctica N° 10 .................................................................................................................. 44

Solución Práctica N° 10 ................................................................................................... 47

Este material fue actualizado, en una primera etapa, por Verónica Amarante y Álvaro
Salazar. En el año 2013, la actualización estuvo a cargo de Mercedes Comas, en el año
2016 por Federico Araya y Gabriela Pedetti y en el año 2018 por Federico Araya y Susana
Ramela.

2
1 Objetivos, usos y fuente de datos de las estadísticas sobre mercado de trabajo

El mercado de trabajo es el lugar de encuentro de quienes ofrecen su fuerza de trabajo (los


trabajadores) y quienes demandan trabajo (las empresas y organizaciones públicas y
privadas). Los sistemas estadísticos de los países realizan diversos esfuerzos por recopilar
información referida al mercado de trabajo, ya que la misma resulta de mucha relevancia
por distintos motivos.

Por un lado, el mercado laboral está estrechamente ligado con la actividad productiva de
la economía; los aspectos coyunturales del mercado laboral se explican por los vaivenes
de la actividad económica, y a su vez ayudan a dimensionar mejor estas fluctuaciones. Por
otro lado, el ingreso proveniente del mercado laboral constituye una parte fundamental del
ingreso de los hogares (alrededor del 70% en Uruguay), por lo que resulta relevante la
consideración de lo que acontece en el mercado laboral para evaluar el bienestar de las
familias, a través de algunos indicadores, como por ejemplo los de pobreza y distribución
del ingreso. En el mismo sentido, el análisis de las variables vinculadas al mercado laboral
es imprescindible para el diseño de políticas económicas, específicamente de políticas de
empleo1 y de capacitación laboral2, y para definir la orientación del sistema educativo.

Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) define a las empresas como “el
motor de la creación de empleo”, ya sea asalariado o por cuenta propia. Tanto las
características del capital humano, como las del mercado de trabajo, hacen parte de los
factores que inciden en la competitividad y atractividad de un país o territorio3. Las
estadísticas de mercado laboral también resultan útiles para una empresa que, por
ejemplo, esté evaluando la instalación o ampliación de sus actividades en determinado país
o zona. A esta empresa le será de gran utilidad contar con información clasificada de la
población, como por ejemplo cual es el nivel educativo de la mano de obra, en qué área
geográfica residen, cual es la proporción de varones y mujeres, qué edad tienen, y otras
variables relevantes. De este modo podrá prever posibles ventajas y desventajas en la
contratación de mano de obra, etc.

El estudio del mercado laboral permite conocer el potencial productivo del país en lo que
refiere a los recursos humanos y su calificación. Para la concreción de la producción de un
país, uno de los factores productivos fundamentales es el capital humano, entendido no
sólo como el número de trabajadores disponibles sino considerando también su

1 Es el caso, por ejemplo, de las llamadas políticas activas de empleo. La Organización Internacional del
Trabajo (OIT) en su Estudio “Soluciones Eficaces: Políticas activas del Mercado de Trabajo en América Latina
y el Caribe” menciona entre sus múltiples objetivos: aumentar el empleo, reducir la desigualdad, mejorar la
movilidad y calidad del empleo y reducir la pobreza. Si bien las políticas activas de empleo más comunes son
las vinculadas a la capacitación, también las hay relativas a: apoyo al trabajo por cuenta propia y al
emprendimiento, servicios públicos de empleo o de mercado de trabajo, programas de empleo público,
subvención al empleo, políticas empresariales (de crédito productivo, por ejemplo), etc.
2 En Uruguay mayoritariamente a cargo del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP).
creado por Ley Nº 18.406 del 24 de octubre de 2008. Éste se integra en forma tripartita (Estado, trabajadores
y empresas) y tiene como principal cometido ejecutar políticas de formación profesional y fortalecimiento del
empleo de los trabajadores y trabajadoras del Uruguay. Se financia con recursos del Fondo de Reconversión
Laboral (FRL).
3 El mercado de trabajo y las características del capital humano de un país se vinculan, por ejemplo, a varios
de los 12 pilares que se tienen en cuenta para la construcción del Indice de Competitividad Global diseñado
y elaborado anualmente por el Foro Económico Mundial.

3
“formación”. El concepto de capital humano surge por analogía al de capital físico. Así como
las empresas invierten en capital físico, los individuos invierten en capital humano,
principalmente educación4, para obtener mayores retornos (salarios) en el futuro. La
acumulación de capital humano de los individuos permite que el país cuente con recursos
humanos calificados para llevar adelante su producción. Se precisa una oferta educativa
adecuada para proporcionar las calificaciones que se demandan, y que varían con el
cambio tecnológico.

Por las razones expuestas, todos los países realizan esfuerzos de recopilación de
información referida al mercado laboral, y lo hacen siguiendo criterios internacionales que
permiten la comparación de las estadísticas laborales de distintos países. En nuestro país,
el organismo encargado de la recolección de esta información es el Instituto Nacional de
Estadística (INE), que recopila esta información atendiendo a las recomendaciones y
definiciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Estas recomendaciones
surgen de la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (CIET), donde se
formulan y revisan criterios internacionales sobre diversos aspectos de las estadísticas de
mercado laboral (trabajo decente, horas de trabajo, medición del empleo informal,
integración del género, seguridad y salud en el trabajo, afiliación sindical y
acuerdos/convenios de negociación colectiva).

En Uruguay, la principal fuente de información para la elaboración de los indicadores del


mercado de trabajo es la Encuesta Continua de Hogares, (ECH), que consiste en una
encuesta que se realiza durante todo el año a los hogares particulares con el cometido de
recolectar datos socioeconómicos de los hogares y sus integrantes5. Es elaborada por la
División Estadísticas Socio-Demográficas del INE. La encuesta se releva desde 1968, pero
recién en 2006 pasó a representar a la totalidad de hogares del país, ya que se incluyen
las áreas rurales y las localidades urbanas menores a 5000 habitantes. Antes de este año,
la ECH era solo representativa del país urbano (localidades de más de 5000 habitantes).
El marco muestral de la ECH proviene de los Censos de Hogares, Población y Viviendas
(CHPV).6

También los Censos de Población y Vivienda, que se realizan aproximadamente cada 10


años, recogen información sobre la condición de actividad de los individuos, aunque no
relevan información sobre sus ingresos. Finalmente, se han realizado en el país encuestas
específicas que aportaron información relevante sobre el mercado de trabajo. A modo de
ejemplo, durante 2005-2006 se realizó la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los
Hogares, que permitió conocer la estructura del consumo privado y su relación con los
ingresos de los hogares. Otro ejemplo de interés son las Encuestas Nacionales de

4 También contribuyen a la acumulación de capital humano la experiencia laboral y la experiencia específica


en el puesto de trabajo.
5 La Encuesta se ocupa solamente de los Hogares Particulares y no incluye los Hogares Colectivos, que se
definen como aquellas “personas que comparten el alojamiento y la alimentación por razones de trabajo,
estudio, disciplina, salud u otras”.
6 En 2006 se realizaron importantes cambios en la encuesta de hogares de Uruguay. Por un lado cambió el
marco muestral, que fue actualizado a partir del Censo de Población, Hogares y Viviendas Fase I del año
2004. Se incluyeron las áreas rurales y las localidades urbanas menores de 5000 habitantes, se ampliaron
los contenidos del cuestionario de relevamiento, se incorporaron módulos temáticos específicos, y se agrandó
considerablemente el tamaño de la muestra.

4
Adolescencia y Juventud, realizadas en 1990, 2008, 2013 y 2018 que contienen un módulo
específico sobre la situación particular de la juventud en el mercado laboral.

El objetivo de este material es presentar los principales indicadores relativos al mercado


laboral. Para ello, en la sección 2 se presenta la clasificación económica de la población
que es el punto de partida para la elaboración de estadísticas económicas. En la sección
3 se discuten las principales categorías analíticas referidas a la calidad del empleo. En la
sección 4 se presentan los principales indicadores del mercado laboral. La sección 5
analiza la situación laboral de los trabajadores con estudios universitarios en Uruguay.
Finalmente, la sección 6 recoge información estadística referida a Uruguay.

5
2 Clasificación de la población

Tanto la clasificación de la población, como la construcción de indicadores y estadísticas


de mercado laboral se basan en una definición estadística precisa del concepto de trabajo.
La 19° Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (CIET) del año 2013 define
que el trabajo “comprende todas las actividades realizadas por personas de cualquier sexo
y edad con el fin de producir bienes o prestar servicios para el consumo de terceros o para
uso final propio. En cambio, excluye las actividades que no entrañan la producción de
bienes o servicios (por ejemplo, la mendicidad y el robo), las actividades de cuidado
personal (por ejemplo, la higiene y el aseo personales) y las actividades que no pueden ser
realizadas por terceros para el beneficio de una persona (por ejemplo, dormir, aprender y
las actividades para el entretenimiento propio)”.

También identifica cinco formas de trabajo “en función del destino previsto para la
producción (para uso final propio o para el consumo de terceros, esto es, de otras unidades
económicas) y de la naturaleza de la transacción (es decir, transacciones monetarias o no
monetarias y transferencias). Ellas son:

a) trabajo de producción para el autoconsumo, que comprende la producción de bienes y


servicios para uso final propio;
b) trabajo en la ocupación, que comprende el trabajo realizado para terceros a cambio de
remuneración o beneficios;
c) trabajo en formación no remunerado, que comprende el trabajo realizado para terceros,
sin remuneración, para adquirir experiencia o competencias en el lugar de trabajo;
d) trabajo voluntario, que comprende el trabajo sin remuneración y no obligatorio realizado
para terceros;
e) otras actividades productivas.”

Estas categorías son excluyentes pero las personas pueden trabajar en más de una de
ellas.

A los efectos de obtener indicadores del mercado de trabajo y según las recomendaciones
de la OIT se clasifica la población a distintos niveles siguiendo diversos criterios.

Cada persona puede ser clasificada en alguno/s de los grupos que se muestran en el
siguiente diagrama:

6
POBLACIÓN TOTAL (PT)

POBLACIÓN EN POBLACIÓN NO EN
EDAD DE EDAD DE TRABAJAR
TRABAJAR (PET) (PET)

POBLACIÓN POBLACIÓN
ECONOMICAMENTE ECONOMICAMENTE
ACTIVA (PEA) INACTIVA (PEI)

TRABAJADORES
INACTIVOS PLENOS
OCUPADOS (O) DESOCUPADOS (D) DESALENTADOS
(IP)
(TD)

OCUPADOS CON DESOCUPADOS


OCUPADOS RESTRICCIONES BUSCAN TRABAJO
PROPIAMENTE
PLENOS (OP) (Informales, Sin protección POR PRIMERA VEZ
social, subempleados)
DICHOS

TIEMPO TIEMPO
PARCIAL COMPLETO

En un primer nivel, la población total (P.T.) del país puede ser clasificada en dos grupos,
de acuerdo con su edad. Por lo tanto, una primera distinción es entre población en edad
de trabajar (P.E.T.) y población no en edad de trabajar (P.N.E.T.).

P.T. = P.E.T. + P. N. E.T.

En Uruguay el INE estableció como límite para la PET los 14 años, es decir que la
Población en Edad de Trabajar en Uruguay son los individuos de 14 años y más7. Sin
embargo, fuera de estas mediciones continuas, el propio instituto ha adoptado criterios
distintos. En los CHPV la edad límite para trabajar es de 12 años en pos de mantener la
comparabilidad con los CHPV realizados por el país décadas anteriores. En ningún caso
el INE ha fijado edad máxima8, de modo que sin importar cuantos años tenga la persona
siempre se la considera en edad de trabajar. Otros países, respondiendo a las
características propias de su población, fijaron distintos topes. Por ejemplo, la edad mínima
para ser considerado en edad de trabajar en Egipto son 6 años, en Brasil 10 años y en
Suecia, Inglaterra y Estados Unidos 16 años.

Puede argumentarse que los distintos límites fijados por las oficinas estadísticas de cada
país introducen heterogeneidad en las mediciones y por ende invalidan las comparaciones
internacionales. Por ejemplo, para un mismo mercado laboral, un indicador que refleje el
cociente entre la población en edad de trabajar y la población total será mayor cuando
menor sea la edad mínima para ser considerado en edad activa. Frente a este argumento
se señala que lo heterogéneo no es la forma de medir el mercado de trabajo sino el
mercado mismo. Si lo habitual en un área rural es que los niños trabajen desde los 10 años
y es igualmente habitual que ellos se incorporen a los 15 años en áreas urbanas, entonces
lo correcto es medir esas realidades tal cual ellas son. Bajo esta óptica debe tenerse en

7 Sin embargo, hay que tener presente que en Uruguay se permite trabajar legalmente a partir de los 15 años.
Además, para los menores de 18 años se debe tramitar un permiso del Instituto del Niño y del Adolescente
(INAU) y no está permitido que estos adolescentes realicen ciertas tareas que puedan atentar contra su salud.
8 Es importante señalar que la OIT tampoco recomienda fijar edad máxima y por lo tanto el INE sigue este
criterio

7
cuenta que la fijación de un límite mínimo a partir del cual se considera a una persona en
edad de trabajar, obedece a un criterio de lo habitual y no de lo "deseado" o "ideal". Si en
un país los niños trabajan, las estadísticas deben reflejar este hecho, tomando como cota
inferior para ser considerado en edad de trabajar la edad en que las personas realmente
se integran al mercado de trabajo.

En un segundo nivel de desagregación, se descompone la población en edad de trabajar


según su condición de actividad. Esta se determina mediante una clasificación general de
la población que permite establecer si una persona es o no económicamente activa. Así,
se distingue entre quienes ejercen o buscan ejercer alguna actividad económica y quienes
no trabajan ni realizan gestiones para obtener un trabajo. El primer grupo constituye la
población económicamente activa (P.E.A.), que se define como el conjunto de todas las
personas en edad de trabajar que trabajan o buscan trabajo activamente. El segundo grupo
se define como la población económicamente inactiva (P.E.I.).

P.E.T. = P.E.A. + P.E.I.

En este nivel, es necesario hacer dos precisiones: una respecto al concepto de actividad
económica y otra respecto al período de referencia. A partir la decimotercera C.I.E.T.
(1982), se define el concepto de actividad económica en términos de la producción de
bienes y servicios tal como han sido establecidos en el Sistema Revisado de Cuentas
Nacionales (SRCN) de Naciones Unidas. Una persona será considerada económicamente
activa si y solo si contribuye o busca contribuir a la producción de bienes y servicios que
están dentro de los límites de producción del SRCN, (este tema es una unidad específica
de estudio en este curso). Por ejemplo, una persona que realiza tareas domésticas para
autoconsumo del hogar al que pertenece será considerada económicamente inactiva,
mientras que una persona que venda sus servicios como trabajadora doméstica a otro
hogar será considerada económicamente activa en las estadísticas laborales.

El período de referencia es el período acerca del cual se interroga al encuestado. Según la


extensión del período de referencia se habla de población habitualmente activa o
población actualmente activa. En el primer caso, se utiliza un período de referencia largo
(un año), mientras en el segundo el período de referencia es corto (una semana, un día).
A nivel internacional, lo más habitual es la utilización de períodos de referencia cortos. En
Uruguay, el INE utiliza un período de referencia corto, de un mes en las preguntas sobre
ingresos y una semana en lo concerniente a la condición de actividad del encuestado.

En el tercer nivel de la clasificación, dentro de la población económicamente inactiva,


se distinguen estudiantes, personas que realizan quehaceres del hogar, pensionistas,
jubilados, rentistas, y otros, siempre que no trabajen en el mercado ni deseen hacerlo. El
INE clasifica la P.E.I. en las siguientes categorías: a) personas que se ocupan del trabajo
doméstico y del cuidado de su hogar, b) estudiantes, c) personas que, sin desarrollar
ninguna actividad económica, perciben ingresos (pensionistas, jubilados, rentistas, etc.).
Un estudiante que además trabaja, aun cuando sea a tiempo parcial, forma parte de la PEA
para las estadísticas laborales; lo mismo sucede con un jubilado que continúa trabajando.
Suele haber personas que desean trabajar y están disponibles para ello, pero han
abandonado la búsqueda de trabajo por creer que no lo encontrarán. Este fenómeno es
especialmente importante en las épocas de crisis económica. A este grupo se le llama

8
trabajadores desalentados (T.D.) o desocupados ocultos (D.O.) en contraposición con
los demás inactivos, inactivos plenos (I.P.), que no tienen vinculación actual ni potencial
con el mercado de trabajo. Estos trabajadores desalentados, al igual que los
desempleados, representan recursos humanos ociosos, pero no son captados como
desocupados, ya que figuran como inactivos. Es por ello que se argumenta que la tasa de
desempleo subestima el verdadero desempleo durante las recesiones económicas. En
Uruguay, la Encuesta Continua de Hogares indaga sobre este fenómeno. A las personas
no ocupadas se les pregunta si buscaron trabajo la semana anterior a la encuesta y en
caso de que la respuesta sea negativa, se les consulta acerca de las razones por las cuales
no lo hicieron. Si la persona contesta que no buscó trabajo la semana anterior, pero buscó
antes, no encontró y dejó de buscar, entonces se la considera como un trabajador
desalentado. Para el año 2017, en Uruguay dentro de las personas no ocupadas que no
habían buscado trabajo la semana anterior a la encuesta, solamente el 1,2% (alrededor de
13.000 personas) respondían la opción mencionada anteriormente.

Es decir que dentro de la PEI se agrupan los trabajadores desalentados o desocupados


ocultos y los inactivos plenos.

P.E.I. = T.D. + I.P. = D.O + I.P.

La población económicamente activa se divide en los ocupados (O) y los desocupados


abiertos (D) (salvo que se indique lo contrario, al referirse al desempleo se hace alusión al
desempleo abierto). Las personas ocupadas son todas aquellas personas en edad de
trabajar, que se encuentran trabajando (ya sea de forma remunerada o no), o que no están
trabajando por situaciones coyunturales (es el caso de quienes no están trabajando por
estar de vacaciones, por enfermedad, accidente, conflicto de trabajo o interrupción del
trabajo a causa del mal tiempo, averías, falta de materiales o materias primas) pero
retornarán a su trabajo a la brevedad. Dada esta definición, quedan incluidos los
trabajadores familiares no remunerados9 y los docentes honorarios.

P.E.A. = O + D

Dentro de los ocupados, el INE distingue diferentes categorías de ocupación. Así, se


clasifica a los ocupados en asalariados privados, asalariados públicos, miembros de
cooperativa de producción, patrón con personal a su cargo, trabajador por cuenta propia
(con o sin local) miembro del hogar no remunerado y trabajador de un programa social de
empleo. Los asalariados son quienes trabajan en relación de dependencia, percibiendo
remuneraciones en dinero o en especie. Los trabajadores por cuenta propia son las
personas que, sin depender de un patrón, explotan su propia empresa sin ocupar a ningún
trabajador remunerado. Se distingue entre los que han realizado inversiones en bienes de
capital (edificios, vehículos, maquinaria o equipo), que se denominan trabajadores por
cuenta propia con local, y los que no (principalmente vendedores ambulantes).

9 Si bien la última Conferencia de la OIT recomienda cambiar este criterio y define a las personas ocupadas
como todas aquellas personas mayores de una edad especificada que, durante un período de referencia corto,
se dedicaban a actividades de producción de bienes y prestación de servicios a cambio de remuneración o
beneficios, el INE hasta el momento no ha incorporado este cambio y, por lo tanto, los trabajadores familiares
no remunerados siguen considerándose ocupados.

9
Al interior de los ocupados se pueden distinguir los trabajadores que no presentan
restricciones (ocupados plenos) y aquellos donde existen algunas restricciones. Estas
restricciones se analizan en detalle en la sección siguiente.

O = sin restricciones (O.P.) + con restricciones

Dentro de los ocupados plenos se incluyen los trabajadores de tiempo completo y quienes
trabajan a tiempo parcial voluntariamente.

O.P. = Tiempo completo + Tiempo parcial

Las personas desocupadas son todas las personas de 14 o más años de edad que durante
el período de referencia no estaban trabajando por no tener un trabajo, pero que buscan
hacerlo, y se encuentran disponibles para comenzar a trabajar. Esta categoría comprende
a las personas que trabajaron antes, pero perdieron su empleo (desocupados propiamente
dichos) y aquellas que buscan su primer trabajo. Dentro de los primeros, se incluyen
quienes reciben un subsidio estatal (Seguro de Paro). El grupo de desocupados que
buscan trabajo por primera vez está compuesto mayoritariamente por jóvenes que ingresan
al mercado laboral.

D = Desocupados propiamente dicho + Busca por 1ª vez

El Cuadro que se presenta a continuación muestra la clasificación de la población uruguaya


en sus principales grupos en el periodo que va del año 2012 al 2017.

Clasificación Población Uruguaya 2012 – 2017 (estimaciones en miles de personas).

Todo el país 2012 2013 2014 2015 2016 2017


Población Total 3427 3441 3454 3467 3480 3494
Población no en edad de trabajar 691 684 677 671 665 653
Población en edad de trabajar 2736 2757 2777 2797 2816 2840
- Población Económicamente Activa 1751 1754 1796 1784 1786 1785
Ocupados 1638 1640 1678 1650 1645 1645
Desocupados 113 113 118 134 141 140
- Inactivos 984 1003 981 1013 1030 1054
Fuente: Elaboración propia a partir de ECH 2012-2017. INE.

La clasificación de la población desarrollada en este capítulo puede combinarse con otras


clasificaciones guiadas por otros criterios. Por ejemplo, puede combinarse la clasificación
económica con una desagregación por sexos, tramos de edad, regiones del país,
actividades económicas específicas, etc. En la sección 6 se presenta información
estadística para Uruguay que ilustra sobre las categorías analizadas en este apartado.

3 Calidad en el Trabajo

Tanto a nivel conceptual como en términos de los indicadores a considerar, el abordaje de


la calidad del trabajo presenta distintas complejidades. Se han realizado diversos intentos

10
de conceptualizar y cuantificar aquellos trabajos que presentan restricciones o carencias
de algún tipo, que suelen denominarse trabajos de menor calidad. Probablemente la noción
más abarcativa y reciente en ese sentido es la de trabajo decente, concepto adoptado por
la OIT desde 1999. En su definición original, se considera trabajo decente al trabajo
productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad, en el cual los
derechos son protegidos y que cuenta con remuneración adecuada y protección social
(OIT, 2008).

Según Anker et al. (2003) “el trabajo productivo es esencial para que los trabajadores
tengan medios de subsistencia aceptables para sí mismos y sus familias, así como
también para que las empresas y los países alcancen un nivel de desarrollo duradero y
sean competitivos”

En lo que refiere al trabajo en condiciones de libertad, la OIT enfatiza que “las personas
deben escoger libremente el trabajo y que en el siglo XXI no son aceptables determinadas
formas laborales, como el trabajo en servidumbre o esclavitud y el trabajo infantil.
Asimismo, este principio implica que los trabajadores deben tener absoluta libertad para
afiliarse a las organizaciones sindicales y que no deben sufrir discriminación” (Anker et
al., 2003).

La noción de equidad apunta a “la necesidad de los trabajadores de gozar de un trato


justo y equitativo y de oportunidades profesionales del mismo signo. Lleva consigo la
ausencia de discriminación tanto en la contratación como en el trabajo, y la posibilidad de
conciliar de modo equilibrado la actividad laboral con la vida familiar” (Anker et al., 2003).

La seguridad laboral refiere a “la necesidad de salvaguardar la salud, las pensiones y los
medios de vida, y de proporcionar la adecuada protección financiera y de otra índole en
caso de enfermedad u otras eventualidades. Además, reconoce la necesidad que tienen
los trabajadores a que se pongan límites a la inseguridad que conlleva la posibilidad de
perder el trabajo y por tanto los medios de subsistencia” (Anker et al., 2003).

Por último, “la dignidad exige que en el ámbito laboral exista un trato respetable a los
trabajadores, que estos puedan expresar sus preocupaciones, así como también participar
en la toma de decisiones que afecten las condiciones en que desempeñan sus tareas. Un
aspecto esencial de ello es la libertad como derecho de los trabajadores para defender
colectivamente sus intereses” (Anker et al., 2003).

El concepto, como puede apreciarse, refiere tanto a la cantidad como a la calidad del
trabajo, es un concepto integrativo en cuya realización es necesario combinar aspectos
relativos a los derechos en el trabajo, la protección y el diálogo social. Se trata de un
concepto relativamente nuevo y en construcción, y uno de los principales desafíos es
construir indicadores o medidas que reflejen los diversos aspectos involucrados. No existe
un único indicador que refleje estas diversas dimensiones integrantes de la noción de
trabajo decente, sino que es necesario considerar conjuntamente los distintos indicadores
asociados a estas dimensiones.

Se pueden realizar distintas aproximaciones a la temática, entre las más difundidas y de


larga data, se cuentan la informalidad, la desprotección social y el subempleo. Cada una

11
de estas problemáticas se operativiza a través de la definición de un indicador, que intenta
cuantificar la incidencia de los distintos fenómenos. Mientras que la conceptualización de
los problemas de calidad del trabajo se refleja en un plano más abstracto y de
controversias, la definición de los indicadores es el intento de recoger, en un número, la
importancia dichos problemas. A continuación, se presentan los conceptos de informalidad,
protección social y subocupación, así como los indicadores que permiten reflejarlos.
Estadísticas sobre algunos de estos aspectos para el Uruguay se presentan en la sección
6.

3.1 Informalidad

La OIT ha impulsado la investigación de cuatro conceptos relevantes en referencia a la


informalidad, que si bien están muy correlacionados entre ellos no tienen porque significar
lo mismo. El primero de ellos es el sector informal, el segundo es el trabajo en el sector
informal, el tercero es el empleo informal y el último es el trabajo en la economía informal.

a) Sector informal: Se define como un grupo de unidades de producción que, según el SCN
de Naciones Unidas, forman parte del sector de los hogares; como, por ejemplo, empresas
que pertenecen a los hogares y que no están constituidas en sociedad, es decir que pueden
ser propiedad de uno o varios miembros del hogar, o miembros de diferentes hogares
siempre y cuando carezcan de sistemas completos de contabilidad.

El sector informal se caracteriza por tener una organización rudimentaria y de pequeña


escala, donde no es posible separar los factores capital y trabajo, ni tampoco los gastos de
la empresa de los gastos del hogar propietario. A la vez, las relaciones de trabajo están
basadas en el parentesco y no en acuerdos formales y los medios de producción no son
de la empresa sino de sus propietarios, los cuales responden personalmente por las
obligaciones contraídas por la empresa. A las personas que trabajan en el servicio
doméstico de forma remunerada, se recomienda excluirlas del sector informal.

b) Trabajo en el sector informal: La población ocupada en el sector informal comprende a


todas las personas que, en el período de referencia, estaban ocupadas en una unidad del
sector informal, independientemente de su situación en el empleo y de si esta actividad en
el sector informal es principal o secundaria. A los trabajadores que realizan su tarea fuera
del establecimiento se recomienda incluirlos dentro de esta categoría.

c) Empleo informal: ¿En qué se diferencian los conceptos de “trabajo en el sector informal”
y el concepto de “empleo informal”?. La diferencia se debe a que existe empleo informal
fuera del sector informal10. Es decir, el empleo informal comprende el total de empleos
informales de cualquier tipo de unidad productiva, ya sean empresas del sector formal,
empresas del sector informal u hogares. El enfoque está basado en las características del
puesto de trabajo y por ello suele abarcar principalmente a los trabajadores que realizan
su actividad laboral en condición de dependencia.

Ingresan en la categoría de empleo informal aquellos trabajadores dependientes que no


cuentan con ciertos derechos en el trabajo como, por ejemplo: sindicalizarse, cobrar

10 También existe (aunque en menor medida) empleo formal dentro del sector informal.

12
aguinaldo, o contar con un día a la semana de descanso, o el reconocimiento de horas
extras, etc. Además, también se considera a aquellos empleados cuya relación de trabajo
no está sujeta a la protección social y a determinadas prestaciones establecidas en la
legislación laboral nacional.

d) Trabajo en la Economía informal: La Economía Informal es definida como “todas las


actividades económicas de los trabajadores y las unidades económicas que están no
cubiertas o insuficientemente contempladas por sistemas formales” OIT (2013). Esta
categoría incluye el empleo en el sector informal más el empleo informal fuera del sector
informal.

3.2 Desprotección social

Una de las características salientes del trabajo en la economía informal es la desprotección


social, entendida como la falta de acceso de los trabajadores a las prestaciones de la
seguridad social. La OIT define a la seguridad social como un sistema orientado a brindar
protección a la población mediante prestaciones económicas, frente a contingencias que
no pueden ser resueltas en forma eficiente de manera individual. Estas prestaciones suelen
cubrir: asistencia médica, accidentes de trabajo, enfermedades, desempleo, maternidad,
vejez, discapacidad, prestación a la niñez y otras prestaciones familiares. Asimismo, la
cotización a la seguridad social es el aporte que el trabajador y el empleador están
obligados a realizar al Sistema, para que el trabajador tenga derecho a las prestaciones
establecidas.

El indicador de trabajadores sin cobertura de la seguridad social, es sin duda relevante


para reflejar la calidad del trabajo. En muchas ocasiones este indicador se denomina
también informalidad, y es lo que comúnmente se utiliza en Uruguay como indicador del
fenómeno. No obstante, a partir de 2014 el INE, siguiendo las recomendaciones de la OIT,
agregó una serie de preguntas a la ECH que pretende contemplar y captar de mejor manera
el fenómeno de la informalidad. Por ejemplo, no sólo se considera el aporte a la seguridad
social, sino también si dicho aporte se hace en base a la totalidad del salario, o si el
trabajador tiene derecho a aguinaldo, o a vacaciones pagas, o reconocimiento de horas
extras o licencias por enfermedad. Asimismo, a los trabajadores independientes se les
pregunta por ejemplo si su negocio lleva contabilidad completa y si está registrado en las
oficinas de seguridad social y de impuestos.

3.3 Subocupación

De acuerdo con la 19na Conferencia Internacional de Estadísticas del Trabajo (CIET) de


2013, la subocupación se define por insuficiencia de tiempo de trabajo (lo que antes se
denomina subempleo visible). Una persona está subocupada si “en el período de referencia
estaba ocupado, deseaba y estaba disponible para trabajar más horas, pero trabajó menos
de un límite de horas determinado”. El límite de horas no es establecido por la OIT, sino
que lo define cada país, en Uruguay suele utilizarse el umbral de 40 horas semanales. El
concepto intenta reflejar la subutilización de la fuerza de trabajo en el mercado laboral. Es
decir, se refiere a la inadecuación entre oferta y demanda.

13
Dentro de las personas ocupadas existe subutilización cuando: trabajan pocas horas y
desearían y están disponibles para trabajar más (subocupación por insuficiencia de tiempo
de trabajo, antes subempleo visible) o bien cuando las competencias del trabajador están
por encima del puesto que desempeña o bien los ingresos que recibe por ese trabajo no
se adecuan a su calificación (antes denominado subempleo invisible).
Este concepto por tanto, es un concepto analítico que refleja una mala distribución de la
mano de obra. A modo de ejemplo, un abogado que trabaje en un estudio jurídico pero
sacando fotocopias, es un OCUPADO
subempleado invisible, aunque a
los efectos de las estadísticas del ¿Cuántas horas trabaja habitualmente por semana?

mercado laboral figura como un


ocupado11. Menos de 40 40 ó más

En la práctica, la medición de la ¿Desea-trabajar más horas?

subutilización se limita a la
subocupación por insuficiencia de
tiempo de trabajo, es decir lo que
SI NO
antes se denominaba subempleo
visible12. En el siguiente diagrama ¿Está disponible en este momento para trabajar más horas?
se presentan, para el caso
uruguayo, las preguntas del
cuestionario que determinan que SI NO
una persona sea considerada o no
subocupada. ¿Y por cual razón no trabaja habitualmente más horas por semana?

- por razones de estudio


- por razones de salud
Como puede observarse la - por razones de familia o personales
secuencia de preguntas que deben - porque no consigue más trabajo SUBEMPLEADO

cumplirse para considerar a una


persona como subocupada respetan las disposiciones de las recomendaciones
internacionales. Sólo se realiza a la población ocupada, determinándose quienes de ellos
trabajan por debajo de lo que se estimó como jornada normal (40 horas semanales). Se
indaga acerca de la voluntad de trabajar más horas y la pregunta siguiente determina la
disponibilidad, considerándose exclusivamente como subocupado aquel cuya respuesta a
esta interrogante se corresponda con el no conseguir más trabajo.

11 En algunos casos los institutos nacionales de estadística hacen operativo el subempleo invisible,
construyendo indicadores que intentan captarlo, pero las recomendaciones internacionales para la medición
del subempleo se limitan al visible.
12 Esta definición no tiene en cuenta las horas trabajadas por los subocupados, que constituiría una información
relevante para evaluar la magnitud del problema. Por ejemplo, si las horas promedio trabajadas por los
subocupados son 25, la magnitud del problema es mayor que si las mismas son 35.

14
4 Indicadores del mercado de trabajo

Con el objetivo de medir las diferentes categorías descritas en los apartados anteriores, en
esta sección se definen y describen una serie de indicadores del mercado laboral.

4.1 Indicadores de oferta de mano de obra

Se denomina oferta de trabajo a las personas que están dispuestas a trabajar al salario
vigente en el mercado. Tanto los individuos que trabajan como los que buscan trabajo
integran la oferta laboral. Una persona que ofrece su fuerza laboral en el mercado está
demandando un puesto de trabajo.

Para medir el tamaño relativo del factor productivo trabajo se utilizan tasas de participación.
Si la comparación se hace entre la población económicamente activa (P.E.A.) y la
población total (P.T.), se obtiene, la tasa bruta de participación (T.B.P.):

PEA
TBP  *100
PT

Este indicador muestra que porcentaje de la población está en capacidad y disposición de


ejercer actividades económicas y, por consiguiente, es una medida del tamaño relativo de
la oferta laboral de la población. Un problema de la T.B.P. como indicador de oferta de
mano de obra, es que no toma en cuenta las características demográficas de la población,
por ejemplo, una sociedad con mayor cantidad de niños, tendrá una PEA menor y por ende
una menor T.B.P.

Más común es establecer la comparación entre la P.E.A. y la población en edad de trabajar


(P.E.T.), obteniendo un indicador que se conoce con el nombre de tasa global de
participación o más comúnmente tasa de actividad (T.A.):

PEA
TA  *100
PET

A nivel más desagregado, también se utilizan las tasas específicas de actividad o tasas
específicas de participación que se definen como el cociente entre la P.E.A. de un grupo
determinado y la población en edad de trabajar de ese grupo.

PEAi
TEAi  *100
PETi

Estas tasas específicas de actividad suelen calcularse para grupos de población de interés:
por ejemplo para hombres y mujeres, para cada departamento del país, para personas con
distintos niveles educativos, para distintos grupos de edad, etc.

15
4.2 Indicador de demanda de mano de obra

La demanda de trabajo es la cantidad de personas que las empresas están dispuestas a


ocupar al salario vigente. Es decir que las empresas al demandar trabajo están ofreciendo
los puestos de trabajo vacantes.

Una medida del tamaño relativo de la demanda laboral, es la tasa de empleo, o mejor
denominada tasa de ocupación (T.O.)13 que se define como el cociente entre el total de
ocupados (O) y la población en edad de trabajar e indica que parte de todos los que podrían
tener trabajo, efectivamente lo tienen.

O
TE  TO  *100
PET

También es posible analizar esta demanda de personas de forma diferencial para diversos
grupos de población.

4.3 Desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo: la


desocupación

Como resultado de la interacción entre la oferta y la demanda de trabajo surge una variable
fundamental del mercado de trabajo: la tasa de desocupación. La tasa de desocupación
(T.D.) o tasa de desocupación abierta (T.D.A.) se define como el cociente entre los
desocupados y la P.E.A.

D
TDA  TD  *100
PEA

Por su parte, la tasa específica de desocupación correspondiente a un grupo i será:

Di
TDi 
PEAi

Si la población total se divide en n grupos, puede formularse la tasa de desocupación como


el promedio ponderado de las tasas de desocupación específicas de los n grupos.

D i n
Di PEAi n
TD  i 1
   TDi * i
PEA i 1 PEAi PEA i 1

13 La OIT recomienda usar la palabra Ocupación para abarcar a las distintas formas de trabajo, dado que la
palabra Empleo da a entender que se trata de un trabajo en condiciones de dependencia y por lo tanto solo
abarcaría a los asalariados. No obstante, el INE en sus publicaciones continúa utilizando la palabra Empleo
de forma de mantener los criterios establecidos con anterioridad .

16
Al hacer referencia a un grupo definido de la población, no se debe confundir su tasa
específica de desocupación con su contribución a la tasa de desocupación. La tasa
específica de desocupación es la proporción de los integrantes de la PEA de ese grupo
que se encuentran desocupados. A vía de ejemplo, la tasa específica de desocupación de
las mujeres será el cociente entre el número de mujeres desocupadas y la Población de
mujeres Económicamente Activas. La tasa específica de desocupación representa
entonces, el peso que tienen los desocupados de un determinado grupo sobre la Población
Económicamente Activa de ese mismo grupo. Dado que se refiere a un grupo de población
determinado se denomina tasa específica.

En cambio, la contribución a la tasa de desocupación es el cociente entre el número de


desocupados de un determinado grupo y la Población Económicamente Activa Total.
Siguiendo con el ejemplo anterior, la contribución a la tasa de desocupación de las mujeres
es el cociente entre las mujeres desocupadas y la Población Económicamente Activa Total.

De esta forma:

Dj
Contj 
PEA
donde j representa al grupo de población particular (mujeres, jóvenes, etc.).

Dada esta definición, puede interpretarse la contribución a la tasa de desocupación de un


grupo de población en particular (jóvenes, hombres, mujeres, jefes de hogar, etc.) como el
impacto que la desocupación en ese grupo tiene sobre la tasa de desocupación global. Al
respecto, como la tasa de desocupación total es la relación entre el número de
desocupados totales y la PEA total, la suma de todas las contribuciones a la tasa de
desocupación, será la tasa de desocupación global:

n
TD   Contri
i 1

De acuerdo a lo anterior, la contribución a la tasa de desocupación de un determinado


grupo j puede obtenerse como la diferencia entre la tasa de desocupación total y la suma
de las contribuciones de los otros grupos distintos de j:

D
i j
i

Cont j  TD 
PEA

Que tan importante sea la contribución a la tasa de desocupación de un grupo depende de


dos elementos: la tasa específica de desocupación (TEDi) y la proporción del total de los
activos que son miembros del grupo en consideración (i).

Dj PEA j
Cont j   TD j * j
PEA j PEA

17
Veamos un ejemplo. Supongamos una población integrada por 1000 individuos de acuerdo
al siguiente cuadro.

Total Hombres Mujeres


P.T. 1.000 400 600
P.E.T. 800 300 500
P.E.A. 600 240 360
O. 500 200 300
D. 100 40 60
T.A. 75,0% 80,0% 72,0%
T.O. 62,5% 66,6% 60,0%
T.D. 16,7% 16,7% 16,7%

A pesar de que las tasas específicas de desocupación de hombres y mujeres son las
mismas, la contribución a la tasa de desocupación de hombres y mujeres es distinta, debido
que el 60% de la PEA son mujeres y el 40% son hombres (en este ejemplo). De acuerdo a
las definiciones anteriores la contribución a la tasa de desocupación de las mujeres es de
10 puntos (60/600) y la de los hombres es de 6,7 (40/600). La suma de las contribuciones
de todos los grupos da la tasa de desocupación, en este caso 16,7%.

Cuando se tienen las contribuciones a las tasas de desocupación de distintos grupos cuya
suma conforma la población activa total, es posible saber qué porcentaje de los
desocupados pertenecen a cada grupo. Siguiendo con este ejemplo, si se tiene que la
contribución a la tasa de desocupación de las mujeres es de 10, el cociente entre 10 y 16,7
(tasa de desocupación total), representa el porcentaje de mujeres desocupadas en el total
de desocupados, en este caso 60%.

Otro indicador relacionado con la desocupación es el tiempo de búsqueda de un trabajo.


Se suele clasificar a los desocupados de acuerdo a la cantidad de semanas que lleven
buscando trabajo y de esta forma, es posible obtener un promedio de semanas de
búsqueda para el conjunto de los desocupados. Cabe aclarar que el mismo no quiere decir
que al cabo de esas semanas el desempleado promedio consigue trabajo, sino que el
desempleado promedio lleva esa cantidad de semanas buscando, sin tener esto ninguna
implicancia de cuando conseguirá. Es decir que se trata de una medida de duración
incompleta del desempleo, que constituye otro indicador ilustrativo de la importancia de
este fenómeno.

4.4 Relación entre las tasas

Como se mencionó, la tasa de desocupación surge de la interacción entre la oferta y la


demanda de trabajo. En efecto, a partir de las definiciones anteriores tenemos que:

18
D PEA  O PEA O PET
TD    
PEA PEA PEA PEA PET
O PET TO
= 1- 1
PET PEA TA

O sea:

T .O.
T .D.  1 
T . A.

Esta ecuación refleja la relación de la tasa de desocupación con la demanda (T.O.) y la


oferta (T.A.) laboral. Una percepción más optimista de las posibilidades laborales por parte
de los inactivos, eleva la tasa de actividad, de modo que, en la última ecuación, el segundo
término es menor y en caso de que no varíe la cantidad de ocupados (la población en edad
de trabajar crece lentamente), la tasa de desocupación aumentará. Este aumento de la
desocupación se debe a un incremento en la oferta laboral. También podría suceder que
la tasa de actividad no cambiara, pero sí disminuyera la tasa de ocupación, esta caída en
la demanda de trabajo tendría un efecto similar, es decir un aumento en la tasa de
desocupación.

Cuando la tasa de actividad está cambiando significativamente, la tasa de ocupación es un


mejor indicador de la situación del mercado de trabajo que la tasa de desocupación. Por
ejemplo, si un vigoroso proceso de creación de trabajo atrae a la PEA a un gran número
de personas que estaban como trabajadores desalentados (inactivos), puede ocurrir que
la tasa de desocupación no caiga mayormente (o aún suba), sugiriendo -equivocadamente-
cierto estancamiento del mercado laboral. En tal caso la tasa de ocupación aumentará
mostrando la evolución real del mercado. Lo mismo ocurre, cuando la situación ocupacional
se deprime y contingentes significativos se retiran de la fuerza laboral. En este caso, puede
suceder que, a pesar de que caiga la demanda de trabajo (por ejemplo, por una crisis
económica) la tasa de desocupación puede no modificarse sustancialmente si la tasa de
actividad también cae debido a que muchas personas dejan de buscar trabajo por
considerar que no les será posible encontrarlo.

4.5 Restricciones en el trabajo

La centralidad de la tasa de desocupación en el análisis de los mercados de trabajo de los


países en vías de desarrollo (como los latinoamericanos), ha despertado fuertes críticas.
Se suele destacar la necesidad de dar prioridad en el análisis a los indicadores referidos a
la calidad del trabajo. Entre los indicadores propuestos, se define la tasa de subocupación
como el cociente entre la subocupación y la PEA:

S
TS  *100
PEA

19
Un error frecuente es considerar el pluriempleo como la contracara de la subocupación. El
I.N.E. define al pluriempleado como la persona que posee más de un puesto de trabajo,
sin hacer referencia a las características del mismo. La cuantificación de los puestos de
trabajo se hace en función del empleador. Un docente de secundaria que dicte clases en
dos liceos públicos, no es un pluriempleado ya que el agente empleador es siempre el
Consejo de Secundaria, mientras que un profesor que trabaje en un liceo público y otro
privado sí lo es. Por lo tanto, es posible que exista simultáneamente un trabajador
pluriempleado y subocupado.

Otro indicador asociado a la calidad del trabajo tiene que ver con el registro a la seguridad
social, en este caso se calcula como una aproximación a la informalidad el cociente entre
los no registrados y el total de ocupados.

Tasa de No aporte a la seguridad social = Número de ocupados que no aportan/ Ocupados


Totales.

En Uruguay se considera que aquellos trabajadores que no son subocupados y que


aportan a la seguridad social, constituyen el total de ocupados sin restricciones. Por
ejemplo, en el año 2017, un 2,6% de la mano de obra ocupada sufría el fenómeno de la
subocupación estando registrada en la seguridad social, un 19,0% de los ocupados no
estaba registrado a la seguridad social, pero no sufría la subocupación y un 5,7% sufría
ambas restricciones simultáneamente, subocupación y no registro a la seguridad social.
Por lo tanto, en total un 27,3% de la población ocupada sufría al menos una restricción en
el trabajo, en tanto que un 72,7% no sufría ninguna de las dos restricciones.

4.6. Algunas consideraciones relativas a los indicadores

Un indicador es siempre una medida “resumen” de determinado aspecto de la realidad;


en este caso, de aspectos vinculados al mercado de trabajo. En función de los objetivos
buscados por la descripción y/o el análisis puede resultar relevante profundizar en distintas
dimensiones vinculadas al indicador.
Se utiliza información relativa al Mercado de Trabajo en Uruguay para ilustrar esta
afirmación.

Los valores de las Tasas de Actividad (62,9%), Ocupación o Empleo (57,9%) y Desempleo
(7,9%) de Uruguay en 2017 representan una aproximación a la situación del mercado de
trabajo de esta economía.
¿Es posible realizar alguna valoración de las mismas a partir de sus valores absolutos en
cierto momento del tiempo? ¿Con qué pueden compararse para saber si son buenas,
malas o aceptables? Parece importante a estos efectos poder comparar estas tasas en
relación -al menos- con las de otros países (de la región, de características semejantes, de
referencia, etc.) y con las del propio país en otros momentos del tiempo.

En el primero de los casos, puede interesar conocer y comparar la realidad del mercado
de trabajo uruguayo en el año 2017 con, por ejemplo, la de sus vecinos.
Puede tomarse la Tasa de Desempleo de los tres países en el año 2017; la de Uruguay
ascendió a 7,9%, mientras que la de Argentina fue del 7,2% y la de Brasil del 12,7%.

20
Si se tomara para la comparación una región más amplia, podría usarse información
proporcionada por OIT para América Latina y el Caribe. La Tasa de Desempleo promedio
para esta región subió de 7,9% en 2016 a 8,4% en 2017, impulsada fundamentalmente por
Brasil, que representa cerca del 40% de la fuerza de trabajo de la región.

En el segundo de los casos, si bien es importante saber el nivel que alcanzan las distintas
tasas de actividad, empleo y desempleo en un cierto momento, es necesario también
conocer cuál es la evolución de las mismas a lo largo del tiempo. La serie de valores que
una tasa experimenta en un lapso más prolongado, le da a la descripción un sentido más
amplio, ya que refleja el comportamiento en un periodo de tiempo más amplio y permiten
identifica tendencias (creciente, decreciente o estable). Como ejemplo se muestra en el
Cuadro y el Gráfico 4.1 la evolución de las Tasas de Actividad, Empleo y Desempleo de
Uruguay en el periodo 2010-2017.

Cuadro 4.1 y Gráfico 4.1. Tasas Actividad, Empleo y Desempleo Uruguay periodo
2010-2017 (total país)

AÑO TA TE=TO TD
2010 62,9 58,4 7,2
2011 64,8 60,7 6,3
2012 64 59,9 6,5
2013 63,6 59,5 6,5
2014 64,7 60,4 6,6
2015 63,8 59 7,5
2016 63,4 58,4 7,8
2017 62,9 57,9 7,9
Fuente: INE

Fuente: INE

21
Si se avanza en estas medidas “resumen” para Uruguay, profundizando en el nivel de
desagregación de cada una de estas tasas, por género, por ejemplo, se tiene la
información que brinda el Cuadro 4.2.

Al “entrar” en el indicador desagregando la información, es posible observar una realidad


muy distinta en lo relativo a la situación laboral de hombres y mujeres, una heterogeneidad
que las medidas “resumen” generales ocultan.

Cuadro 4.2. Tasas Actividad, Empleo y Desempleo Uruguay periodo 2010-2017, total
país por sexo (total país)
TA TE TD
AÑO Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
2010 62,9 73,1 54,0 58,4 69,3 48,9 7,2 5,3 9,4
2011 64,8 74,7 55,8 60,7 71,0 51,3 6,3 4,8 8,1
2012 64,0 73,5 55,6 59,9 69,8 51,1 6,5 4,9 8,3
2013 63,6 73,9 54,4 59,5 70,2 50,0 6,5 5,0 8,2
2014 64,7 74,3 55,9 60,4 70,5 51,3 6,6 5,1 8,3
2015 63,8 73,0 55,4 59,0 68,4 50,5 7,5 6,4 8,9
2016 63,4 72,3 55,3 58,4 67,6 50,1 7,8 6,5 9,4
2017 62,9 71,6 55,0 57,9 66,9 49,8 7,9 6,6 9,5
Fuente: INE

Si se hace foco en la Tasa de Desempleo, por ejemplo, puede avanzarse en su nivel de


desagregación, incorporando a la variable “género” otras variables descriptivas de la
población. Si se toma la edad, por ejemplo, se tiene la información que brinda el Cuadro
4.3.

Cuadro 4.3. Tasas Específicas de Desempleo, por edad y sexo Uruguay periodo
2010-2016 (localidades población mayores de 5.000 habitantes)
MENORES MAYORES
25 AÑOS 25 AÑOS
AÑO TOTAL TOTAL HOMBRES MUJERES TOTAL HOMBRES MUJERES
2010 7,2 20,6 16,6 26,2 4,5 2,8 6,4
2011 6,3 18,1 15,1 22,4 4,0 2,7 5,6
2012 6,5 18,5 14,7 23,6 4,1 2,8 5,6
2013 6,5 19,2 15,8 24 4,0 2,7 5,4
2014 6,9 20,4 17,3 24,3 4,4 3,1 5,8
2015 7,5 22,5 19,9 26,3 4,7 3,7 5,9
2016 7,8 23,8 20,2 28,7 5,0 3,8 6,3
Fuente: INE

No sólo el género es un discriminante importante en lo relativo a las principales tasas que


describen el mercado de trabajo, también lo es la edad de la población y, más aún, la
combinación de ambas variables.

Conocer el alcance y las limitaciones de las distintas mediciones es fundamental no sólo


en aquellas referidas al mercado de trabajo, sino en cualquier dimensión de la descripción
económica.

22
5 Inserción laboral de los profesionales en Uruguay

¿En qué medida los trabajadores con estudios universitarios presentan inserciones
laborales específicas con respecto a los trabajadores con otros niveles educativos? Llevar
a cabo estudios universitarios implica prolongar el período de inversión en capital humano
luego de culminar secundaria, es por ello que una señal del grado de absorción de estas
calificaciones en el mercado sería por ejemplo encontrar un “premio” -en término de
retribuciones- para los trabajadores con estudios universitarios respecto a los egresados
de secundaria. Los resultados del análisis realizado por Bucheli (2000) indican que los
egresados universitarios adquieren calificaciones específicas que resultan rentables en el
mercado laboral.

Asimismo, los logros educativos son importantes para obtener mejores oportunidades
laborales. La correlación negativa que se observa entre desempleo y nivel educativo ha
sido resaltada por varios autores (Heckman y Borjas, 1980; Becker, 1987; Féliz, Panigo y
Pérez, 2001; entre otros). En este sentido se observa para Uruguay un patrón similar en
todos los años. Aquellas personas con educación terciaria completa o posgrados,
presentan tasas de desocupación notoriamente bajas. En cambio, las personas que no han
culminado la enseñanza superior presentan mayores tasas. Algo particular ocurre con
aquellas personas que tienen niveles terciarios incompletos, ya que para este grupo las
tasas de desocupación observadas se encuentran por encima del promedio. No obstante,
es esperable que esto se deba a las exigencias que tenga este grupo a la hora de aceptar
un trabajo, exigencias que probablemente tengan que ver con el hecho de que el trabajo
esté relacionado con el estudio, así como la posibilidad de un horario flexible que permita
continuar y culminar los estudios terciarios.

Cuadro 5-1. Tasa de desocupación por nivel educativo. Años 2011-201714.


Nivel Educativo 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Primaria incompleta 5,3 4,9 5,8 5,7 6,9 7,6 6,1
Primaria completa 5,5 5,6 5,7 6,0 6,3 6,9 7,7
Ed. Media Básica incompleta. 8,9 9,4 9,6 9,6 11,4 11,8 11,5
Ed. Media Básica completa. 5,7 5,6 6,4 7,2 8,3 8,2 8,8
Ed. Media Superior incompleta. 8,2 8,6 7,8 7,5 8,7 9,0 9,0
Ed. Media Superior completa. 5,0 5,3 4,6 4,8 5,9 5,5 7,2
Terciaria incompleta 8,0 8,5 8,4 8,4 8,8 10,3 8,5
Terciaria completa 2,1 2,1 2,1 2,1 2,5 2,3 3,6
Postgrado completo o incompleto 1,5 1,6 1,6 0,9 0,9 1,9 1,4
Total 6,3 6,5 6,5 6,6 7,5 7,8 7,9
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

A su vez, Espino y Salvador (2014) resaltan la importancia de la educación terciaria en


relación a la igualdad de género, dado que el factor relacionado con la discriminación por
sexo, se reduce considerablemente en comparación con lo que ocurre en el conjunto de
la fuerza de trabajo. Esta diferencia, según las autoras, se relaciona con la existencia de
formas objetivas de certificación de habilidades y conocimientos específicos que son un
requisito para la contratación, especialmente en el sector público.

14 Los datos se presentan desde 2011 para homogeneizar las categorías de nivel educativo.

23
Como se aprecia en el siguiente cuadro, las brechas en las tasas de desempleo
descienden a medida que crece el nivel educativo. Entre las mujeres que no culminaron
Primaria, el desempleo ronda el 10% en los últimos años, en cambio entre los hombres
ronda el 5%, existe pues una brecha de alrededor de 5 puntos porcentuales. En cambio,
dicha brecha se vuelve menor a 1 punto porcentual para las personas con estudios
Terciarios Completos y se diluye por completo para aquellas personas que poseen
postgrados.

Cuadro 5-2 Tasa de desempleo por sexo, según nivel educativo, Años 2015-2017
2015 2016 2017
Nivel Educativo/Sexo Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Primaria incompleta 4,9 11,1 5,3 12,6 5,0 8,7
Primaria completa 4,9 8,5 5,5 9,2 5,1 10,0
Ed. Media Básica incompleta. 9,4 15,1 9,4 15,9 8,2 16,9
Ed. Media Básica completa. 5,8 12,3 6,0 11,5 5,7 11,0
Ed. Media Superior incompleta. 7,3 10,3 7,2 11,0 7,9 11,1
Ed. Media Superior completa. 5,6 6,1 5,1 5,9 6,2 6,3
Terciaria incompleta 8,5 9,0 8,7 11,6 10,2 12,0
Terciaria completa 2,1 2,8 2,5 2,8 3,0 2,6
Postgrado completo o incompleto 0,8 1,1 1,8 1,9 1,8 1,7
Total 6,4 8,8 6,5 9,4 6,6 9,5
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

La revisión de la evidencia empírica reciente señala, además, que invertir en educación


luego de culminar secundaria es rentable no sólo en lo que refiere al trabajo sino también
en relación a las remuneraciones. En particular, esta rentabilidad ha sido mayor en los años
90s que en los 80s, ampliándose la pirámide salarial por niveles educativos. En lo que va
del siglo XXI se observa que los niveles de instrucción más elevados presentan retornos
diferenciales crecientes, especialmente hasta 2010 (Domínguez, Rego & Regueira, 2013).
Las personas con Universidad completa son las que presentan mayores retornos
diferenciales en comparación con aquellas personas que tienen primaria o menos.

Estos comentarios generales sugieren que los conocimientos adquiridos por los egresados
universitarios son demandados en el mercado de trabajo.

La información de la ECH permite comparar las remuneraciones según nivel educativo. Si


se realiza ese ejercicio para los años 2015, 2016 y 2017, se constata una correlación
positiva entre las remuneraciones salariales percibidas por los ocupados y el nivel
educativo. En particular, se destaca el salto que dan los ingresos por trabajo, entre los
ocupados con terciaria completa (o más) e incompleta, lo que estaría indicando la
valoración positiva que hace el mercado laboral de completar el nivel terciario.

24
Cuadro 5-3. Promedio y mediana de los ingresos corrientes por trabajo de los ocupados.
15
Años 2015, 2016 y 2017
2015 2016 2017
Nivel Educativo Promedio Mediana Promedio Mediana Promedio Mediana
Primaria incompleta 14.253,3 11.596,0 14.407,4 11.708,0 16.334,3 12.816,0
Primaria completa 17.635,1 15.254,0 18.361,7 16.000,0 20.186,5 17.836,0
Ed.Media Básica inc. 18.575,0 16.104,0 19.758,4 17.630,0 21.313,5 18.835,0
Ed.Media Básica comp. 21.097,0 18.546,0 22.594,2 19.913,5 24.493,3 21.812,0
Ed.Media Superior inc. 23.672,6 20.000,0 25.514,1 21.645,0 27.841,6 23.812,0
Ed.Media Superior comp. 29.078,6 23.612,0 30.757,1 25.748,0 34.214,0 28.049,0
Terciaria incompleta 29.007,0 23.046,0 31.753,0 25.723,0 34.592,0 27.834,0
Terciaria completa 43.536,6 36.276,0 47.474,8 39.645,0 52.456,1 41.956,0
Postgrado completo o incompleto 69.831,3 54.937,3 82.853,6 63.494,0 88.095,1 66.901,0
Total 25.761,0 20.096,0 28.029,7 21.748,0 31.062,9 23.957,0
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

6 Estadísticas para Uruguay

En esta sección se presenta información sobre el mercado laboral uruguayo. El objetivo es


ilustrar sobre la situación de Uruguay utilizando los conceptos, definiciones e indicadores
planteados en las secciones anteriores.

6.1 Indicadores generales

Desde comienzos de los noventa la tasa de actividad, que refleja la oferta laboral, muestra
una leve tendencia creciente, aunque con oscilaciones hasta finales de dicha década. La
crisis económica de principios del 2000 haría caer la tasa que comenzaría a repuntar a partir
del año 2005 hasta el 2011, dónde alcanzó su mayor valor (64,8% para el total del país). En
los últimos años se ha mantenido relativamente estable. La tasa de ocupación en cambio,
se mantiene prácticamente estable en 52% en la mayoría de la década de los 90s para
luego a partir de 1999, sufrir una importante caída, que se profundizaría durante la crisis
económica de 2002-2003, a partir de ese entonces comienza a repuntar y alcanza su
máximo valor en el año 2011 (60,7% para el total del país). En los últimos años se observa
un deterioro de la tasa de ocupación, la cual se sitúa en el 2017 en 58,1%. Finalmente, la
tasa de desocupación permanece relativamente estable hasta mediados de los 90s, en el
entorno del 8,5%. Sin embargo, a partir de allí se observa una tendencia creciente,
especialmente explicado por el crecimiento de la tasa de actividad y la estabilidad de la tasa
de ocupación. Esta situación se agravaría hacia finales de la década y con la llegada de la
crisis del 2002, donde la tasa de desocupación crece hasta el 17% en dicho año. Con la
recuperación económica desde 2004 se observa un descenso sostenido, producto
especialmente del crecimiento del empleo que se dio con mayor fuerza que el crecimiento
de la actividad. Desde 2007 la tasa de desocupación se ubica en niveles de un dígito,

15 El cálculo se realiza sin considerar a aquellas personas que siendo ocupadas no reciben remuneración por
su trabajo.

25
alcanzando su registro más bajo en 2011. En los últimos años se observa un aumento de
la desocupación producto de la desaceleración económica la cual provocó que la caída en
la demanda de trabajo fuera superior a la caída de la oferta.

Gráfico 6-1. Tasa de actividad, ocupación y desocupación. Años 1990-2017


70,0
60,0
50,0
40,0
30,0
20,0
10,0
0,0
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016

Actividad Ocupación Desocupación

Fuente: INE (localidades urbanas de 5000 y más habitantes)

Si se considera la distribución de los ocupados por categoría ocupacional, más de la mitad


de los ocupados son asalariados del sector privado (Cuadro 6-1). Los trabajadores del
sector público representan 15,7% del total de ocupados en 2017. Esta estructura
ocupacional ha sufrido algunas modificaciones durante los últimos 25 años. Así, al
comienzo de la década de los 90s los asalariados del sector público representaban 21%
del total de ocupados. El descenso en el peso de los asalariados públicos es el resultado
de las políticas de reforma del Estado implementadas durante dicha década. Por otro lado,
durante la crisis económica, el peso de los trabajadores por cuenta propia sin local aumentó
considerablemente (llegando a 10,3% en 2002), volviendo a descender en los últimos años,
representando solamente el 2,5% de la población ocupada, producto probablemente del
crecimiento económico y del buen desempeño del mercado de trabajo en los últimos años.

Cuadro 6-1. Distribución porcentual de los ocupados por categoría ocupacional. Años
seleccionados
Asalariado Asalariado Cooperativa Patrón Cuenta Cuenta No Total
privado Público propia propia remunerados
s/local c/local

1991 52,7 20,9 0,2 5,0 6,5 12,8 2,0 100,0


1996 53,0 18,5 0,2 4,3 6,8 15,1 2,1 100,0
2001 54,5 16,6 0,2 3,9 8,8 14,6 1,4 100,0
2006* 54,8 16,5 0,2 4,3 6,8 15,9 1,5 100,0
2015 58,6 15,5 0,2 3,9 2,5 18,5 0,8 100,0
2016 57,9 15,9 0,2 3,8 2,5 19,0 0,6 100,0
2017 57,6 15,7 0,2 3,8 2,4 19,7 0,6 100,0
Fuente: Elaboración propia a partir de ECH-INE.
Nota: Para mantener la comparabilidad de la serie temporales presentan los indicadores correspondientes a localidades
urbanas de 5000 y más habitantes

26
La estructura del empleo por rama de actividad también se modificó a lo largo de la década
de los 90s y continúa en la misma tónica en los últimos años La industria manufacturera
representaba el 22% a comienzos de los 90s, mientras que en 2017 representa 11% del
trabajo total. Simultáneamente con esta caída en el peso de la industria, se evidencia un
incremento en el peso de los servicios (comercio, restaurantes y hoteles, servicios
financieros). A modo de ejemplo, en el año 2017, uno de cada cuatro trabajadores en
Uruguay se empleaba en estos sectores.

Cuadro 6-2. Distribución porcentual de los ocupados por rama de actividad. Total País.
Años 2012-2017
Sector de Actividad 2017 2016 2015 2014 2013 2012
Comercio, alojamiento y serv. de
21,7 21,7 21,8 21,4 21,2 21,8
comida
Ind. Manufacturera 10,7 11,3 11,1 11,6 11,9 11,9

Agro, forest, pesca, minas y canteras 8,9 8,4 9,0 9,4 9,6 8,8

Construcción 7,7 7,5 8,1 8,1 8,1 7,8

Salud 8,2 8,3 7,8 7,7 7,6 7,6

Transporte y comunicaciones 7,0 7,2 7,3 7,1 6,8 6,7


Actividades de los hogares en
6,9 6,9 6,8 7,1 7,3 7,9
calidad de empleadores
Enseñanza 6,3 6,2 6,3 6,3 6,0 6,1

Adm. Pública y defensa 6,4 6,5 6,2 6,2 6,4 6,6


Intermediación financ, seguros, act.
Inmobiliarias, profesionales, 6,1 6,0 5,9 5,8 5,7 5,7
científicas y técnicas
Artes, entreten. y recreación y otros
4,6 4,8 4,6 4,6 4,7 4,7
servicios
Act. administr. y serv apoyo 4,2 4,0 3,9 3,7 3,4 3,0

Electricidad, gas y agua 1,2 1,2 1,1 1,2 1,3 1,3

Org. Extraterritoriales 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0


Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

6.2 Indicadores de Calidad del trabajo

En el punto 3 sobre Calidad del trabajo, se mencionó que pueden realizarse distintas
aproximaciones a la temática y que, entre las más difundidas y de larga data, se cuentan
la informalidad, la desprotección social y el subempleo. En relación a la informalidad, en
Uruguay, suelen tomarse dos fuentes de información. Una elaborada por el BPS que
implica medir la evolución del trabajo formal a partir de la evolución de los puestos
cotizantes en esta institución. Como se aprecia en el siguiente gráfico hay una clara
tendencia creciente en la última década. En el año 2006 los puestos de trabajo que
cotizaban en el BPS ascendían a poco más de 1 millón, mientras que en los últimos años
los puestos cotizantes en el promedio anual se ubican en el entorno de 1.450.000. Por lo
tanto, en los últimos doce años, los puestos cotizantes aumentaron 37,1%, cifra muy
superior al crecimiento del trabajo (9,4%). Se puede concluir entonces que este aumento

27
en los puestos cotizantes se genera por doble vía, una explicada por el hecho de que los
trabajos que se han creado son principalmente de carácter formal (Araya y Lado, 2016) y
otra, que a la vez se han formalizado puestos de trabajo que previamente eran informales.

Gráfico 6-2. Puestos cotizantes al Banco de Previsión Social (Promedio anual).


Años 2006-2017

1.500.000
1.450.000
1.400.000
1.350.000
1.300.000
1.250.000
1.200.000
1.150.000
1.100.000
1.050.000
1.000.000
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Fuente: BPS

La otra fuente de información para estudiar el fenómeno de la informalidad, la constituye


la ECH brindada por el INE. Como se mencionó anteriormente, si bien el concepto de
informalidad es complejo y abarca distintas dimensiones del trabajo, el indicador
tradicional adoptado por Uruguay refiere a aquellas situaciones en las cuales la persona
no está cubierta por la seguridad social.

Si bien hasta 2007 existía la idea de que la informalidad era un fenómeno relativamente
estable en el mercado de trabajo uruguayo, constituyendo un rasgo estructural que no
registraba cambios significativos en los ciclos económicos (Amarante y Arim, 2005;
Amarante y Espino, 2007), en la última década esta situación se ha revertido. Como se
aprecia en el gráfico siguiente la proporción de trabajadores sin cobertura de seguridad
social ha presentado una tendencia decreciente, cayendo 10 puntos porcentuales entre
2006 y 2017, pasando de 35% a 24,7%.

28
Gráfico 6-3. Porcentaje de trabajadores sin cobertura de seguridad social. Años 2006-2015
40

35

30

25

20

15

10

0
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

El corte por sexo de los trabajadores sin cobertura de seguridad social, muestra entre
2006 y 2010 un porcentaje levemente superior en las mujeres respecto a los hombres
(aproximadamente 1 punto porcentual), cerrándose la brecha durante los años 2011 y
2012, cuando la tasa se situó en 26,6% para los hombres y 26,5% para las mujeres. En
los últimos años se verifica la situación inversa a lo ocurrido en el período 2006-2010, es
decir, los hombres registran porcentajes superiores de no cobertura de la seguridad social
superando a las mujeres en casi 3 puntos porcentuales. A la vez, resulta interesante
destacar que mientras en el último año, la proporción de hombres sin cobertura a la
seguridad social se mantiene relativamente estable, la tasa de las mujeres descendió más
de 1 punto porcentual.

Cuadro 6-2. Porcentaje de trabajadores sin cobertura de seguridad social por sexo. Años
2006-2017
Año Hombres Mujeres Total
2006 34,5 35,7 35,0
2007 34,1 35,3 34,7
2008 32,7 34,2 33,4
2009 31,6 33,0 32,2
2010 31,1 32,2 31,7
2011 28,1 28,5 28,3
2012 26,6 26,5 26,6
2013 26,0 25,2 25,6
2014 25,3 24,4 24,9
2015 25,5 23,8 24,7
2016 26,3 24,1 25,3
2017 26,1 23,0 24,7
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

Asimismo, el nivel educativo de las personas también es una variable a tener en cuenta al
momento de analizar la cobertura a la seguridad social. En el gráfico siguiente se observa

29
una clara relación negativa entre no aportar a la seguridad social y el nivel educativo, es
decir cuanto mayor es el nivel educativo decrece la proporción de trabajadores sin
cobertura de seguridad social. Para los trabajadores con nivel terciario (completo o
incompleto), la proporción que no aporta a la seguridad social es menor al 10%. En cambio,
para aquellos trabajadores que cuentan solamente con estudios primarios, la proporción
que no aporta a la seguridad social supera el 40%.

Gráfico 6-4. Porcentaje de trabajadores sin cobertura de seguridad social por nivel
educativo. Año 2017

Postgrado completo o
Terciaria completa
Terciaria incompleta
Ed.Media Superior com
Ed.Media Superior inc
Ed.Media Básica comp.
Ed.Media Básica inc.
Primaria completa
Primaria incompleta

0 10 20 30 40 50 60

Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH 2017, INE

El Gráfico 6-5 ilustra sobre las ramas de actividad donde se concentran los trabajadores
sin protección social, considerando la información para todo el país en el año 2017. En el
extremo superior se encuentran los sectores: “Construcción”; “Actividades administrativas
y servicios de apoyo”; “Artes, entretenimiento y recreación/otros servicios” y “Servicio de
Hogares” con más del 40% de sus trabajadores en situación de no cobertura de seguridad
social.

Una característica relevante a destacar es la clara diferenciación por sexo de estos


sectores. Mientras que el sector “Servicio de hogares” está compuesto netamente por
mujeres16, en el sector “Construcción” ocurre lo contrario17. Sin embargo, más allá de esta
heterogeneidad por sexo, ambas ramas de actividad presentan altos porcentajes de
trabajadores que no aportan a la seguridad social. En el otro extremo, existen sectores
que se destacan por su bajo nivel de trabajadores en condiciones de desprotección social.
Prácticamente todos los trabajadores que realizan sus actividades en el sector
“Administración pública y defensa” tienen cobertura de seguridad social. Asimismo,
sectores como la Enseñanza, la Salud y los vinculados a Intermediación financiera,
seguros, actividades profesionales y científicas-técnicas, presentan un bajo registro de no
aporte a la seguridad social, (menos del 10%). Probablemente el gran peso del sector
público en estas ramas, junto a la gran regulación del sector privado, así como el alto nivel

16 El 90% de los ocupados en este sector son mujeres.


17 El 95% de los ocupados en el sector “Construcción” son hombres.

30
educativo de la mano de obra ocupada en estos sectores, incide en este resultado (Araya
y Lado, 2016).

Gráfico 6-5. Proporción de trabajadores que no aportan a la seguridad social según sector
de actividad. Año 2017

Adm. Pública
Enseñanza
Salud
Intermediación financ
electricidad, gas y
Transporte y comunic.
Org.Extrat
Ind. Manufacturera
Agro, forest, pesca,
Comercio, restaurante
Servicio de hogares
Artes y otros scios
Act.administr. y serv
Construcción
0 10 20 30 40 50

Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH 2017, INE

Como se mencionó anteriormente, la forma tradicional de medir la informalidad es a través


del no aporte a la seguridad social. No obstante, teniendo en cuenta las últimas
18
recomendaciones brindadas por la OIT para medir este fenómeno la ECH a partir del 2014
incorporó preguntas tratando de captar con mayor certeza el problema.

Al analizar las distintas variables que recomienda la OIT para aproximarse al problema de
la informalidad se observa que todas ellas presentaron un descenso entre 2014 y 2017, lo
cual representa un dato positivo, especialmente si se toma en cuenta la desaceleración
económica registrada en los últimos años. En lo que refiere al aporte a la seguridad social,
la proporción de asalariados privados que no lo hace descendió 1 punto porcentual.
Asimismo, dentro de los asalariados privados que aportan, solamente el 4% declara no
hacerlo por la totalidad del salario.

Por otra parte, la proporción de asalariados privados que no cobra aguinaldo es de 12,1%
en 2017, mientras que en 2014 ascendía a 12,7%. También se aprecia un descenso
importante (4 puntos porcentuales) en la proporción de asalariados privados que no tenía
reconocimiento de horas extras.

En lo que refiere a los derechos vinculados con la licencia, la proporción de asalariados


privados que no accede a licencia anual paga es de 13,8% en 2017, mientras que el

18 Ver: Organización Internacional del Trabajo, La medición de la informalidad: Manual estadístico sobre el sector informal
y el empleo informal. 2013. 978-92-2-327388-0 (print) 978-92-2-327389-7 (web pdf).

31
porcentaje de asalariados privados que no tiene derecho a licencia por enfermedad es de
14,7%, lo cual representa una baja de 5,5 puntos porcentuales en comparación con 2014.

Un aspecto relevante a destacar es la gran brecha que se aprecia en todos estos


indicadores, por región, edad y ascendencia étnico racial. Si bien la evolución positiva de
las variables se aprecia para todos los grupos, en la mayoría de los indicadores continúan
registrándose importantes brechas, siendo los asalariados privados del Interior, los jóvenes
y las personas afro, las que se encuentran en situaciones más desventajosas.

Cuadro 6-4. Proporción de asalariados privados que no aporta a la seguridad social, por
sexo, región, edad y ascendencia. Años 2014-2017.
2014 2015 2016 2017
No Aporta a la caja 15,7 15,0 15,4 14,7
Hombres 14,5 13,9 14,6 14,0
Mujeres 17,1 16,2 16,2 15,6
Montevideo 10,0 9,4 9,6 9,0
Interior más de 5000 hab 19,6 19,1 18,8 18,7
Interior menos de 5000 y rural 22,1 21,0 24,0 20,9
15 a 18 años 63,7 63,4 62,7 65,6
19 a 24 años 20,3 19,8 22,6 22,1
25 a 29 años 12,3 12,1 13,4 13,2
30 a 44 años 11,2 10,5 10,7 10,0
45 a 64 años 12,6 12,5 12,1 11,8
Afro 24,3 22,4 22,0 22,7
No Afro 14,6 14,1 14,6 13,8
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

Cuadro 6-5. Proporción de asalariados privados que aportando no lo hace por la totalidad
del salario, por sexo, región, edad y ascendencia. Años 2014-2017.
2014 2015 2016 2017
No Aporta por la totalidad del salario 5,9 5,3 4,5 4,0
Hombres 6,1 5,5 4,5 4,4
Mujeres 5,6 5,1 4,4 3,6
Montevideo 4,1 3,5 2,5 2,1
Interior más de 5000 hab 6,9 6,7 5,9 5,3
Interior menos de 5000 y rural 8,9 8,2 7,4 7,1
15 a 18 años 5,4 7,4 4,8 3,5
19 a 24 años 5,4 5,0 4,1 3,8
25 a 29 años 6,0 4,2 4,1 3,3
30 a 44 años 6,2 5,7 4,7 4,4
45 a 64 años 5,5 5,4 4,2 4,0
Afro 6,6 6,4 5,5 4,4
No Afro 5,8 5,2 4,3 4,0
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

32
Cuadro 6-6. Proporción de asalariados privados que no cobra aguinaldo, por sexo, región,
edad y ascendencia. Años 2014-2017.
2014 2015 2016 2017
No cobra aguinaldo 12,7 12,1 12,3 12,1
Hombres 12,6 12,1 12,6 12,3
Mujeres 12,9 12,0 11,9 11,9
Montevideo 7,8 7,1 7,3 7,3
Interior más de 5000 hab 15,8 15,4 15,0 15,2
Interior menos de 5000 y rural 19,1 18,5 20,9 17,7
15 a 18 años 56,9 55,7 56,6 59,9
19 a 24 años 16,7 17,0 19,1 19,1
25 a 29 años 10,1 10,1 10,6 10,8
30 a 44 años 9,0 8,2 8,4 8,2
45 a 64 años 9,8 9,7 9,2 9,3
Afro 19,7 18,7 17,2 18,1
No Afro 11,9 11,3 11,8 11,4
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

Cuadro 6-7. Proporción de asalariados privados que no les reconocen horas extras, por
sexo, región, edad y ascendencia. Años 2014-2017.
2014 2015 2016 2017
No Reconocimiento Hs Extras 14,9 10,4 10,0 10,9
Hombres 14,5 10,3 10,2 11,1
Mujeres 15,5 10,6 9,7 10,7
Montevideo 12,2 9,4 7,1 7,6
Interior más de 5000 hab 16,0 10,2 11,4 12,0
Interior menos de 5000 y rural 20,0 14,3 15,4 18,2
15 a 18 años 32,9 20,2 16,1 24,4
19 a 24 años 15,5 10,9 10,9 13,2
25 a 29 años 13,6 9,6 9,1 10,6
30 a 44 años 13,4 9,5 9,5 9,5
45 a 64 años 14,3 10,2 9,6 10,3
Afro 15,8 12,3 10,8 13,7
No Afro 14,8 10,2 9,9 10,2
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

Cuadro 6-8. Proporción de asalariados privados que no tienen vacaciones anuales pagas,
por sexo, región, edad y ascendencia. Años 2014-2017.
2014 2015 2016 2017
No vacaciones anuales 15,7 15,0 14,7 13,8
Hombres 15,1 14,6 14,4 13,6
Mujeres 16,5 15,6 15,1 14,0
Montevideo 10,3 9,8 8,9 8,4
Interior más de 5000 hab 19,0 18,5 18,1 17,4
Interior menos de 5000 y rural 23,1 21,6 24,3 20,0
15 a 18 años 62,5 60,7 61,5 63,5
19 a 24 años 20,4 20,8 22,2 20,7
25 a 29 años 12,4 12,6 12,9 12,1
30 a 44 años 11,6 10,5 10,5 9,8
45 a 64 años 12,8 12,6 11,5 11,1
Afro 23,7 22,6 20,6 21,2
No Afro 14,7 14,1 14,0 13,0
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

33
Cuadro 6-9. Proporción de asalariados privados que no tienen licencia por enfermedad, por
sexo, región, edad y ascendencia. Años 2014-2017.

2014 2015 2016 2017


No Licencia por enfermedad 20,2 18,5 17,9 14,7
Hombres 19,5 17,6 17,6 14,5
Mujeres 21,0 19,5 18,3 14,9
Montevideo 14,6 12,8 9,5 7,0
Interior más de 5000 hab 23,3 21,9 22,7 19,3
Interior menos de 5000 y rural 28,2 26,5 31,1 24,6
15 a 18 años 65,1 63,4 63,0 54,6
19 a 24 años 25,1 24,5 25,3 20,9
25 a 29 años 16,8 16,1 16,0 14,0
30 a 44 años 15,8 13,9 13,7 11,1
45 a 64 años 17,6 15,9 14,6 12,1
Afro 27,0 25,5 22,8 20,5
No Afro 19,3 17,7 17,3 14,0
Fuente Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

Otro indicador interesante es la proporción de asalariados privados que obtienen un ingreso


por debajo del Salario Mínimo Nacional.

En el Cuadro 6-10 se observa que la proporción de asalariados privados que ganan en


su ocupación principal menos que el SMN por hora, se mantuvo relativamente constante
hasta 2012, rondando el 10% de los asalariados privados. Sin embargo, a partir de allí se
verifica una disminución casi sostenida, pasando a ubicarse en el 7,6% en el año 2017.
Este descenso puede considerarse un logro importante, dado que este resultado se da en
un contexto de aumento sostenido del SMN. De todos modos, la existencia de casi un 8%
de los asalariados privados que ganan menos que el SMN se considera un problema
relevante que aún permanece en el mercado de trabajo uruguayo.

La política de aumentos sostenidos del salario mínimo, ha jugado un rol importante en la


distribución de los ingresos. Según Maurizio (2014) los resultados sugieren que dicha
política ha tenido un efecto igualador en la distribución salarial, lo cual también se verifica
para otros países de la región como Argentina y Brasil que adoptaron medidas similares.
La reducción de la desigualdad, según la autora, está explicada exclusivamente por
reducciones de la brecha en la parte baja de la distribución. Los cambios en el SMN
explican cerca del 7% de la caída total de la desigualdad (medida a través del índice de
Gini) entre 2004 y 2012 (Maurizio, 2014).

34
Cuadro 6-10. Proporción de asalariados privados que ganan menos que el SMN19.
Años 2006-2017
Año Porcentaje
2006 9,7
2007 9,9
2008 9,7
2009 9,9
2010 9,9
2011 9,7
2012 9,6
2013 9,1
2014 8,0
2015 8,2
2016 7,9
2017 7,6
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

Las horas trabajadas también suelen tomarse en cuenta a la hora de analizar la decencia
en el trabajo. En este sentido, se considera la proporción de ocupados que trabajan más
de 48 horas a la semana. Este indicador es relevante debido a que las horas de trabajo
excesivas constituyen una amenaza para la salud, interfieren en la vida familiar y pueden
estar correlacionados con una remuneración por hora muy baja. Se entiende también que
el exceso de horas de trabajo puede reducir la productividad del trabajador. En el cuadro
siguiente se muestra la evolución de la proporción de ocupados que trabajan más de 48
20.
horas y más de 60 horas semanales

Como se observa, el porcentaje de ocupados que trabajan en exceso ha ido


disminuyendo de forma importante en los últimos doce años. En el 2006, el 27,3% de
los ocupados trabajaba más de 48 horas semanales, mientras que en el 2017 esa
proporción se reduce a 16,6%. Asimismo, uno de cada diez trabajadores en el 2006
dedicaba más de 60 horas semanales al trabajo, mientras que en el 2017 la proporción
es uno de cada veinte.

19 Se tomaron en cuenta en esta estimación la totalidad de los ingresos laborales líquidos en la ocupación
principal.
20 El porcentaje de personas que trabajan más de 48 horas semanales incluye a las que trabajan más
de 60 horas semanales.

35
Cuadro 6-11. Proporción de ocupados que trabajan más de 48 y 60 horas semanales. Años
2006-2017
Trabajan más de 48 horas semanales Trabajan más de 60 horas semanales
2006 27,3 10,8
2007 26,9 10,2
2008 26,6 9,7
2009 25,9 9,3
2010 24,5 9,0
2011 23,6 8,3
2012 21,3 7,5
2013 20,6 6,8
2014 20,1 6,8
2015 19,5 6,3
2016 18,0 5,6
2017 16,6 5,2
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

En el otro extremo, se encuentran aquellos trabajadores que, teniendo trabajo, realizan


menos horas de las que desean. En este caso se presenta a continuación la evolución
del indicador Subocupación.

El Cuadro 6-12 muestra un descenso del fenómeno en el período analizado. La tasa de


subocupación para todo el país desciende de 12,8% en 2006 a 8,3% en 2017. Si bien la
tendencia ha sido decreciente a lo largo del período, se observa una suba de un punto y
medio en los últimos tres años, comparado con el 2014. La tendencia decreciente se da
por igual para hombres y mujeres, aunque resulta relevante destacar que, si bien las
mujeres presentan tasas de subocupación superiores a los hombres, la brecha se ha
reducido en los últimos años, alcanzándose en el 2017 la menor brecha del período.

En el análisis por región se aprecia también un descenso en la subocupación, tanto para


Montevideo como para el Interior del país. Sin embargo, vale la pena señalar que desde
2006 y hasta 2012 la proporción de subocupados era mayor en la capital del país, situación
que se revierte en los últimos cinco años.

Por último, los menores de 25 años presentan tasas de subocupación superiores a la de


los mayores en 6,3 puntos porcentuales, para el año 2017. La brecha entre edades, si
bien se redujo en algunos años, ha tendido a permanecer relativamente estable e incluso
se ha incrementado en los últimos años.

36
Cuadro 6-12. Tasa de Subocupación general y por sexo, región y edad. Años 2006-2017
Menores de
Año Total Hombres Mujeres Montevideo Interior 25 años y
25 años
más
2006 12,8 10,6 15,8 13,5 12,3 16,7 12,2
2007 12,1 10,0 14,7 13,2 11,3 16,9 11,3
2008 10,3 8,6 12,3 10,9 9,8 14,6 9,5
2009 8,7 7,3 10,5 8,8 8,6 12,8 8,1
2010 8,6 7,3 10,3 8,9 8,4 12,1 8,1
2011 7,2 5,9 8,9 7,5 7,0 10,7 6,7
2012 7,2 6,0 8,6 7,4 7,0 10,3 6,6
2013 6,7 5,7 8,0 6,6 6,8 9,7 6,3
2014 6,7 5,8 7,7 6,4 6,8 10,2 6,1
2015 7,2 6,4 8,1 6,4 7,7 11,0 6,6
2016 8,3 7,8 9,0 7,2 9,2 13,5 7,6
2017 8,3 7,9 8,8 7,0 9,3 13,8 7,5
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

En lo que refiere a la seguridad laboral, un indicador que sirve para aproximarse a la


estabilidad y en particular a la satisfacción con el trabajo, refiere a la proporción de
ocupados que se encuentra buscando otro trabajo. Este indicador disminuyó de forma
continua hasta el año 2014 ubicándose en 15% de los ocupados. A partir de dicho año,
se detuvo la tendencia a la baja. Dentro de las razones por las cuales los ocupados se
encontraban buscando otro trabajo en el año 2017, la de obtener mayores ingresos es la
principal con alrededor de un 60%. No obstante, también es necesario destacar que tres
de cada diez de estos trabajadores declaran estar buscando otro empleo pues el actual
no es estable o para mejorar las condiciones de trabajo.

Gráfico 6-6. Proporción de ocupados que busca otro empleo. Total País, 2006-2017

30

25

20

15

10

0
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Proporción de ocupados que busca otro empleo

Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

37
Por otra parte, en lo que refiere a las personas desocupadas se observa la mitad declara
estar buscando trabajo hace menos de un mes, mientras que la proporción que busca
trabajo hace más de un trimestre ronda el 15%. A comienzos del 2006, esas proporciones
eran de 36,9% y 29% respectivamente. Por lo tanto, el tiempo de búsqueda de trabajo se
ha reducido en la última década.

Cuadro 6-13. Tiempo de búsqueda de trabajo de los desocupados. Total País, 2006-2017
Meses de Menos de 1 De 1 a 3 De 3 a 6 Más de 6 Total
búsqueda meses meses meses
2006 36,9 34,1 22,0 7,0 100,0
2007 44,5 32,8 18,2 4,5 100,0
2008 50,1 30,5 16,3 3,1 100,0
2009 49,9 32,3 14,6 3,2 100,0
2010 52,2 33,2 12,5 2,1 100,0
2011 57,2 30,9 10,4 1,5 100,0
2012 56,9 32,2 9,5 1,4 100,0
2013 57,1 32,9 9,0 1,0 100,0
2014 53,8 34,7 10,2 1,3 100,0
2015 51,8 34,4 12,4 1,4 100,0
2016 48,4 36,4 14,1 1,1 100,0
2017 46,2 38,9 13,7 1,2 100,0
Fuente: Unidad Estadística MTSS, en base a ECH, INE

6.3 Trabajo infantil

Existe consenso a nivel internacional de que el trabajo infantil es una práctica que debe
erradicarse. Las diversas justificaciones generalmente hacen referencia al tiempo y la
energía que esta práctica quita al niño para desarrollar actividades propias de su edad,
tales como asistir a un centro educativo o recrearse.

No hay una definición universalmente aceptada del concepto de trabajo infantil, las
posiciones de los investigadores e incluso de los organismos encargados de la temática
(UNICEF, OIT) sobre lo que debe considerarse trabajo infantil, difieren. En Uruguay, la
reglamentación determina los 15 años como la edad mínima permitida para trabajar. A su
vez, se ponen ciertas condicionantes al desarrollo de la actividad laboral por parte de
adolescentes entre 15 y 17 años, quedando prohibido el trabajo nocturno, las jornadas
mayores a 36 horas semanales y toda actividad que atente contra la salud y la educación
de los mismos.

Las estadísticas nacionales no contaban, hasta el año 2012, con información de calidad
sobre este fenómeno. Existieron dos experiencias, en los años 1999 y 2006, que
intentaron arrojar luz sobre el trabajo infantil, aunque por diversos motivos, sus resultados
representan sólo una aproximación.

38
21
Sin embargo, durante los años 2009 y 2010 se llevó a cabo un relevamiento que buscó
cuantificar el fenómeno e identificar algunas causas y consecuencias, a través de una
encuesta a nivel nacional a niños y adolescentes de entre 5 y 17 años. Dentro de sus
principales conclusiones el informe destaca que “A nivel nacional, el 85,3% de los niños
y adolescentes no realiza ninguna actividad económica, ni la realizó en los últimos 12
meses, mientras que el 11,6% de ellos desarrolla alguna actividad económica
actualmente y el 3,1% declara haber realizado actividades de esta naturaleza en los
últimos 12 meses aunque no las realice en la actualidad”.

Al analizar por quintiles de ingreso, el informe señala que más de la mitad de los niños que
realizan actividades económicas pertenecen a los primeros dos quintiles. A la vez, el
trabajo infantil afecta mayormente a los niños que viven en áreas rurales en comparación
a los que viven en áreas urbanas. Al desagregar la información por sexo, se observa que
la proporción de varones que trabaja es prácticamente el doble que la de las mujeres,
alcanzando el 15,2% y 7,7% respectivamente. A la vez, existe una clara diferencia en los
sectores que se ocupan los niños y las niñas. Mientras los varones se ocupan
principalmente en el sector primario y secundario, el sector servicio es el más común entre
las mujeres, resaltando por su peso en el total el sector de Servicios a los Hogares. Si bien
es cierto que una fuerte participación en las actividades domésticas puede tener un impacto
importante sobre el bienestar infantil, no necesariamente implica un efecto nocivo sobre el
desarrollo del niño, las actividades que los niños desarrollan dentro del hogar están
asociadas fundamentalmente al mantenimiento del hogar, así como a la realización de
mandados, tareas que deberían identificarse como una colaboración más que como trabajo
(Arim y Salas, 2007).

Cuadro 6-9. Principales ocupaciones de los niños y adolescentes varones entre 5 y 17 años
de edad
Ocupaciones Porcentaje
Peón albañil 8.1
Peón ganadero 8.0
Vendedor ambulante en puesto de feria o puesto callejero 7.7
Cortador de césped 5.8
Vendedor en mostrador 5.7
Peón carga y descarga 5.5
Cadete a pie 4.0
Peón de huerta 3.7
Peón avícola 3.3
Cadete en bicicleta 2.4
Recolector y/o hurgador y/o clasificador de basura 2.4
Fuente: Tomado de “Magnitud y Características del Trabajo Infantil en Uruguay”, INE - ENTI (2009).

21 Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, realizada por el INE con el apoyo del Programa de información
estadística y de seguimiento en materia de trabajo infantil (SIMPOC) del Programa Internacional para la
Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Para acceder al
Informe completo ingresar a:
http://www.ine.gub.uy/documents/10181/35704/Magnitud+y+Caracter%C3%ADsticas+del+Trabajo+Infantil
+en+Uruguay.pdf/1a2dcbb1-7b26-448f-88e4-bdac6d068c19

39
Cuadro 6-10. Principales ocupaciones de las niñas y adolescentes mujeres entre 5 y 17
años de edad.
Ocupaciones Porcentaje
Niñera 18.1
Vendedora en mostrador 11.6
Vendedora ambulante en puesto de feria o puesto 11.2
callejero
Vendedora a domicilio 6.7
Doméstica en casa de familia 5.4
Peón ganadero 5.3
Empaquetadora manual 3.4
Cadete a pie 3.4
Fuente: Tomado de “Magnitud y Características del Trabajo Infantil en Uruguay”, INE - ENTI (2009).

Otros datos en cuanto a la problemática del trabajo infantil pueden obtenerse de la


Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ) 2013. Allí se observa que, entre
los jóvenes de 12 a 14 años, el 2,4% declara haber trabajado alguna vez más de tres meses
y el 7,5% declara haber trabajado por un período menor al trimestre. Asimismo, más del
10% de los jóvenes que trabajaron más de tres meses, declaran haber comenzado a
trabajar antes de los 15 años, situación que se profundiza al analizar por quintil de ingresos,
siendo los jóvenes pertenecientes a los menores quintiles los que comienzan a desarrollar
tareas laborales más tempranamente (ENAJ, 2013).

40
Bibliografía

 Amarante V. y Arim R. (2005) “El mercado laboral: Cambios estructurales y el impacto


de la crisis, 1986-2002”. En: Uruguay: empleo y protección social; de la crisis al
crecimiento. Santiago de Chile, Oficina Internacional del Trabajo.

 Amarante V. y Espino A. (2007). “Informalidad y protección social en Uruguay:


elementos para una discusión conceptual y metodológica”. Documento de trabajo 1/07,
Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.

 Anker, R., Chernyshev, I., Egger, P., Mehran, F. y Ritter, J. (2003). “La medición del
trabajo decente con indicadores estadísticos”. Revista Internacional del Trabajo, vol.
122, núm. 2

 Araya, F. y L. Lado (2016) “Evolución del Trabajo Decente en Uruguay en la última


década”. Estudios sobre Trabajo y Seguridad Social, Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social.

 Arim R. y Salas G. (2007) “Módulo de trabajo infantil y adolescente. Principales


resultados”. Informe temático de la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada. Instituto
Nacional de Estadística.

 Becker, G (1987). “Tratado sobre la familia”. Madrid: Alianza Editorial, 1987.

 Bucheli M. (2000) “El empleo de los trabajadores con estudios universitarios y su prima
salarial”. Documento de Trabajo N°8/00, Departamento de Economía, Facultad de
Ciencias Sociales, UDELAR.

 Domínguez, M.; Rego, S. y Regueira, P. (2013): “Un motor a diferentes velocidades.


Un análisis del capital humano y su composición en los últimos 20 años”. CINVE- DT.
05/2013 Noviembre 2013 ISSN: 1688-6186

 ENAJ (2013). Informe tercera Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud.


MIDES/MTSS

 Espino, A. & Salvador, S. (2014). “Desigualdades persistentes: mercado de trabajo,


calificación y género”. Uruguay EL FUTURO EN FOCO. Cuadernos sobre Desarrollo
Humano.

 Heckman, J. y G. Borjas (1980) “Does Unemployment Causes Future Unemployment?


Definitions, Questions and Answers from a Continuous Time Model of Heterogeneity
and State Dependence”. Economica. New Series, 47(187) 247-283.

 Maurizio, R., (2014) “El impacto distributivo del Salario Mínimo en la Argentina, el
Brasil, Chile y el Uruguay” Universidad Nacional de General Sarmiento, supervisado
por Amarante, V. Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Serie de
Políticas Sociales. Nº 194.

41
 OIT (2013) “La medición de la Informalidad: Manual Estadístico sobre el sector informal
y el empleo informal”.

 OIT (2008) “Medición del trabajo decente”. Documento de debate para la Reunión
tripartita de expertos sobre la medición del trabajo decente.

42
PRÁCTICA Y SOLUCIÓN

43
Práctica N° 10

Ejercicio 1
1) Elabore un diagrama con la clasificación económica de la población.

2) Señale en que categoría ubicaría cada uno de los siguientes casos. Responda con el
mayor grado de desagregación que la información le permita y fundamente su
respuesta.
a) Joven de 15 años que se encarga de las tareas domésticas y no realiza ni desea
realizar ninguna actividad en el mercado laboral.
b) Mujer de 40 años que trabaja diez horas semanales en un instituto de enseñanza. Se
encarga además de las tareas domésticas en su hogar. Se encuentra satisfecha con
la cantidad de horas trabajadas. El trabajo es acorde a su calificación.
c) Señor de 35 años que se desempeñaba como obrero de la construcción y quedó sin
trabajo. Está en seguro de paro.
d) Estudiante de 8 años que está buscando trabajo por primera vez. ¿Y si tuviese 18
años?
e) Joven de 21 años que trabaja en un quiosco como dependiente pero que no aporta a
la seguridad social.
f) Psiquiatra que no trabaja ni busca hacerlo porque percibe que la remuneración a la
que aspira no es posible de ser alcanzada.
g) Señora de 100 años que no trabaja y está buscando empleo.
h) Jubilado que declara estar trabajando.
i) Joven arquitecto que trabaja como portero de un edificio.
j) Señor que terminó primaria, no realizó ningún tipo de estudios posterior y se
desempeña como gerente de una empresa.

Ejercicio 2

Se dispone de la siguiente información sobre el total del país para el año 2011 (en miles de
personas), basada en estimaciones realizadas a partir de la Encuesta de Hogares realizada
por el Instituto Nacional de Estadística y en proyecciones de población de INE/CELADE.
Total Hombres Mujeres
Población Total 3.286,2 1.577,7 1.708,5
Activos 1.676,4 911,0 765,4
Ocupados 1.562,3 865,4 696,9
Desocupados 114,0 45,5 68,5
D. propiamente dicho22 97,0 38,8 58,2
D. buscan por primera vez 17,0 6,7 10,3
Inactivos 914,9 310 604,9
Menores de 14 años 694,9 356,7 338,2

22 Incluye a los desocupados en Seguro de Paro

44
SE PIDE
Parte A)
1) Defina y calcule la Tasa de Actividad (TA), Tasa de Ocupación (TO) y Tasa de
Desocupación (TD) totales y por género.
2) Señale qué diferencias se aprecian en cada una de las tasas considerando el género.
3) ¿La tasa de empleo es siempre menor a la tasa de actividad? ¿Por qué?
4) Defina y comente la relación existente entre la tasa de actividad, la tasa de ocupación
y la tasa de desocupación.

Parte B)
En el siguiente cuadro se presentan los principales indicadores oficiales que calcula el
Instituto Nacional de Estadística referentes a la calidad de los trabajos en Uruguay.

En base a los datos presentados:

1) ¿Qué ha ocurrido como tendencia con la calidad de los trabajos en nuestro país en los
últimos años?
2) ¿Cuál es el principal problema que afecta a los trabajadores, la subocupación o el no
registro de los trabajos?
3) ¿A cuánto asciende la participación de la población ocupada que no está registrada en la
Seguridad Social en 2017? ¿Cuál es la participación de trabajadores subempleados?

Porcentaje de la población ocupada, por características de la ocupación


Subemple
o y no Trabajo sin
Subemple No
Total registro restriccione
o registro
simultáne s
o
2006 100 3,8 9,0 26,0 61,2
2007 100 3,5 8,6 26,0 61,9
2008 100 3,0 7,3 26,2 63,6
2009 100 2,5 6,2 25,9 65,4
2010 100 2,5 6,1 25,6 65,8
2011 100 2,4 4,8 23,5 69,3
2012 100 2,4 4,7 21,8 71,0
2013 100 2,3 4,4 21,2 72,1
2014 100 2,2 4,4 20,5 72,9
2015 100 2,3 4,8 19,9 73,0
2016 100 2,6 5,7 19,6 72,1
2017 100 2,6 5,7 19,0 72,7
Fuente: INE

45
Ejercicio 3

A partir de las tasas globales de actividad, ocupación y desocupación registradas en los


últimos años en el país, se pide que analice como ha evolucionado la tasa de
desocupación, vinculando su evolución con el comportamiento de la tasa de actividad (TA)
y de ocupación (TE).

Tasa de Tasa de Tasa de


actividad ocupación desocupación
2006 60,7 54,1 10,8
2007 62,5 56,7 9,4
2008 62,7 57,7 8,0
2009 63,4 58,5 7,7
2010 62,9 58,4 7,2
2011 64,8 60,7 6,3
2012 64,0 59,9 6,5
2013 63,6 59,5 6,5
2014 64,7 60,4 6,6
2015 63,8 59,0 7,5
2016 63,4 58,4 7,8
2017 62,9 57,9 7,9
Fuente: INE

46
Solución Práctica N° 10

Ejercicio 1

1) Diagrama de clasificación de población

POBLACIÓN TOTAL (PT)

POBLACIÓN EN POBLACIÓN NO EN
EDAD DE EDAD DE TRABAJAR
TRABAJAR (PET) (PET)

POBLACIÓN POBLACIÓN
ECONOMICAMENTE ECONOMICAMENTE
ACTIVA (PEA) INACTIVA (PEI)

TRABAJADORES
INACTIVOS PLENOS
OCUPADOS (O) DESOCUPADOS (D) DESALENTADOS
(IP)
(TD)

OCUPADOS CON DESOCUPADOS


OCUPADOS RESTRICCIONES BUSCAN TRABAJO
PROPIAMENTE
PLENOS (OP) (Informales, Sin protección POR PRIMERA VEZ
social, subempleados)
DICHOS

TIEMPO TIEMPO
PARCIAL COMPLETO

2) Clasificación de población

a) Joven de 15 años que se encarga de las tareas domésticas y no realiza ni desea realizar
ninguna actividad en el mercado laboral.: PET, PEI.
b) Mujer de 40 años que trabaja diez horas semanales en un instituto de enseñanza. Se
encarga además de las tareas domésticas en su hogar. Se encuentra satisfecha con la
cantidad de horas trabajadas. El trabajo es acorde a su calificación.: PET, PEA, Ocupada
Plena
c) Hombre de 35 años que se desempeñaba como obrero de la construcción y quedó sin
trabajo: PET, PEA, Desocupado propiamente dicho
d) Estudiante de 8 años que está buscando trabajo por primera vez: PNET. Con 18 años
sería: PET, PEA, Desocupado, Busca Trabajo por primera vez
e) Joven que trabaja en quiosco como dependiente pero que no aporta a la seguridad social:
PET, PEA, Ocupado sin protección social
f) Psiquiatra que no trabaja porque percibe que la remuneración a la que aspira no es posible
de ser alcanzada: PET, PEI (conceptualmente es un Trabajador desalentado o
Desempleado Oculto, en las estadísticas no se refleja)
g) Mujer de 100 años que no trabaja y está buscando empleo: PET, PEA, Desocupada
h) Jubilado que declara estar trabajando: PET, PEA, Ocupado
i) Joven arquitecto que trabaja como portero de un edificio: PET, PEA, Ocupado
(conceptualmente es un subempleado invisible, en las estadísticas no se refleja)
j) Hombre que terminó primaria, no realizó ningún tipo de estudios posterior y se desempeña
como gerente de una empresa: PET, PEA, Ocupado

47
Nota: la persona que realiza el trabajo doméstico dentro de su hogar no se considera a los
efectos de las estadísticas del mercado laboral como ocupada.

Ejercicio 2

Parte A)

1)
Total Hombres Mujeres
PET= PEA+PEI o PT- PNET 2.591,3 1.221,0 1.370,3
PEA 1.676,4 911,0 765,4
Ocupados 1.562,3 865,4 696,9
Desocupados 114,0 45,5 68,5
TA = (PEA/ PET)*100 64,7% 74,6% 55,9%
TE = (O / PET)*100 60,3% 70,9% 50,9%
TD = (D / PEA) *100 6,8% 5,0% 8,9%

2) Diferencias que se aprecian en cada una de las tasas considerando el género: para las
mujeres son menores las tasas de actividad y ocupación. Esta es una característica que
se evidencia en los mercados de trabajo de todos los países, y se relaciona con la división
del trabajo tradicional al interior de los hogares. Si consideramos la evolución de estas
variables, las tasas de actividad femenina se han incrementado notoriamente durante las
últimas décadas. A modo de ejemplo, la tasa de actividad de las mujeres en Montevideo
era 28,1 en 1970, 39,5 en 1981 y 47.4 en 1990. En 1990 la tasa de actividad de las mujeres
en todo el país urbano era 43,5 La tasa de desocupación femenina es superior a la de los
hombres, hecho vinculado a su relativa mayor dificultad de insertarse en el mercado de
trabajo y también al significativo incremento de la oferta laboral femenina antes
mencionado.

3) La tasa de ocupación es siempre menor a la tasa de actividad ya que a un mismo


denominador (PET) hay un menor numerador (PEA en un caso y Ocupados en otro caso).
Solamente podrían coincidir si la oferta y la demanda de trabajo fueran iguales, es decir
si no hubiera desocupación, lo que no sucede en las economías reales.

4) La relación que existe entre la tasa de actividad, la tasa de ocupación y la tasa de


desocupación es la siguiente:

TD = 1 - TO/TA

Esta relación muestra como la tasa de desocupación se mueve en función de la oferta y


demanda de trabajadores.

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Parte B)

1) La calidad de los empleos en Uruguay ha evolucionado en forma favorable si se analiza


el período 2006 – 2017. En efecto, la participación de los trabajadores sin restricciones
pasó de representar el 61,2 % a 72,7%.
2) El principal problema es el no registro a la seguridad social.
3) En 2017 la participación de la población ocupada no registrada ascendió a 24,7%. Esto
significa que aproximadamente 25 trabajadores de cada 100 ocupados no tienen
cobertura de seguridad social. La participación de trabajadores subocupados, por su
parte, se ubica en 8,3% en 2017, mostrando un incremento en los últimos tres años.

Ejercicio 3

Analizando el período en el cual hay datos para el total del país, se observa entre 2006 y 2017
una caída en la tasa de desocupación, la cual alcanzó su mínimo en 2011 (6,3% de la
Población Económicamente Activa). La reducción de la desocupación en estos años se
explica por un mayor dinamismo de la demanda laboral (Tasa de Ocupación) respecto a la
oferta laboral (Tasa de Actividad), Entre 2011 y 2014 la desocupación se mantuvo
relativamente estable, y en los últimos tres años se aprecia un incremento de la tasa que pasa
de 6,6% en 2014 a 7,9% en 2017. En los últimos tres años se aprecia un deterioro de los
indicadores de mercado laboral que se reflejan en una caída tanto de la actividad como de la
ocupación, no obstante, como la caída de esta última es mayor, esto explica el incremento de
la desocupación.
Tasa de Tasa de Tasa de
Var (%) Var (%) Var (%)
actividad empleo desempleo
2006 60,7 54,1 10,8
2007 62,5 3,0% 56,7 4,8% 9,4 -13,0%
2008 62,7 0,3% 57,7 1,8% 8,0 -14,9%
2009 63,4 1,1% 58,5 1,4% 7,7 -3,7%
2010 62,9 -0,8% 58,4 -0,2% 7,2 -6,5%
2011 64,8 3,0% 60,7 3,9% 6,3 -12,5%
2012 64,0 -1,2% 59,9 -1,3% 6,5 3,2%
2013 63,6 -0,6% 59,5 -0,7% 6,5 0,0%
2014 64,7 1,7% 60,4 1,5% 6,6 1,5%
2015 63,8 -1,4% 59,0 -2,3% 7,5 13,6%
2016 63,4 -0,6% 58,4 -1,0% 7,8 4,0%
2017 62,9 -0,8% 57,9 -0,9% 7,9 1,3%

Comparando punta a punta los períodos se observa una tendencia creciente de la tasa de
actividad y de la tasa de ocupación, así como una tendencia decreciente en la tasa de
desocupación.

No obstante, el análisis por año muestra algunas diferencias.

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Hasta 2009, la tasa de actividad tiene una variación positiva y la tasa de ocupación también,
en tanto que la tasa de desocupación tiene una variación negativa, lo cual indica que la caída
en la desocupación se dio por un mayor crecimiento del empleo en relación a la oferta laboral.

El 2010 fue un año particular donde se observó una baja en la tasa de desocupación pero
explicada por menos personas activas en el mercado, mientras que la tasa de ocupación se
mantuvo prácticamente incambiada.

En 2011 se retoma la caída en la desocupación por un mayor dinamismo en la creación de


puestos de trabajos, ya que el crecimiento del trabajo fue superior al crecimiento de la tasa de
actividad. La tasa de desocupación en el 2011 alcanzó su mínimo histórico.

En 2012 se quebró la tendencia de mejora de los principales indicadores del mercado laboral,
registrándose un aumento moderado de la desocupación respecto al año anterior. El
incremento está explicado por una menor demanda de trabajo. Nótese que también se registró
una caída en la tasa de actividad.

En el año 2013 volvió a caer la actividad y la tasa de ocupación, sin embargo, la caída fue de
similar magnitud lo que hizo que la desocupación mantuviera registros muy parecidos a los
de 2012.

En 2014 el mercado laboral recuperó su dinamismo, volvió a crecer la tasa de actividad y


también creció la demanda de trabajo. No obstante, el incremento de la oferta fue muy similar
por lo que la tasa de desempleo prácticamente se mantuvo incambiada.

A partir del año 2015 la desaceleración económica tuvo su impacto en el mercado de trabajo,
la tasa de actividad y la tasa de ocupación registran caídas permanentes en los últimos tres
años. Como la caída de la demanda de trabajo fue más fuerte que la caída de la oferta laboral,
el desempleo se incrementó casi un punto porcentual entre 2015 y 2014, y casi medio punto
entre 2017 y 2015.

En síntesis, una misma evolución de la tasa de desocupación, puede explicarse de distintas


maneras, dependiendo de la evolución que hayan tenido la tasa de actividad y la tasa de
ocupación.

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